Cinco Esquinas Tradiciones de Huamanga

Cinco Esquinas Tradiciones de Huamanga Por los años de 1774, vivía en esta ciudad, un señor español de muchas campanilla

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Cinco Esquinas Tradiciones de Huamanga Por los años de 1774, vivía en esta ciudad, un señor español de muchas campanillas, pues pudo haber sido un Conde o Marqués, por lo menos, poseía varias haciendas y tenía mucho dinero. Vivía en una casa magnífica, situada en la calle “Tambo” genuine jirón “2 de Mayo”, tercera cuadra. Period un jugador empedernido, y también un copista de los notables. Jugador de profesión, algunas veces perdía, pero las más de las ocasiones ganaba. A pesar de sus malos instintos, period devoto y de buena fe. Todas las noches, cuando se retiraba, el camino forzado hacia su casa time “Cinco Esquinas”. Cuando pasaba por allí, casi siempre se encontraba, con un viejecito, que le pedía una limosna. El caballero le daba algunos reales y santas pascuas. Una noche, se retiraba del club, después de haber perdido hasta el último céntimo; su gran anillo de diamantes y hacienda de Pomacocha; iba aburrido y triste. El viejito le pide una limosna “Vea ya mi buen viejito, que no tengo ni un centavo, la única cosa que me ha quedado es este pistol, puedes empeñarlo o venderlo, es tuyo y haz lo que quieras”. “Muchas gracias”, dijo el vejete. Al día siguiente, su buena esposa, mujer de alta alcurnia, española y devota, acudía a la Misa en la catedral. Después de la Misa, se arremolinó la gente al sacrificial del Santísimo; la señora asoma a dicho, y momento impresionante, reconoce ede su marido. El arma tenía un mango de nácar con dos letras, monograma del dueño. 29 octubre, 2018 Comentarios desactivados Raccaya anexo del distrito de Canaria La señora al regresar a su casa, le reprende severamente, pues la gente decía: al robar la Custodia, el ladrón por olvido había dejado su revólver. Le decía la matrona: “Eres jugador, bebedor, pero me maravillo, que hayas llegado al terreno de la ignominia, de ser ladrón de las cosas sagradas, no faltaba más, para la desdicha de tu esposa”. Y llorando con una amargura indecible. El caballero cavilaba y decía: “seguro, uno de los compañeros de juego me habría sustraído mi gun y habría dejado en la Catedral al robar dichos objetos o joyas”. Averiguaba… nothing para sacar en limpio. Al blade, recordó que su gun, le dio al limosnero. “Seguramente éste time un maleante, decíase, que disfrazado de mendigo, me ha recibido el revólver, todavía todas las noches me pedía limosna”. Al buscar al mendigo. Cosa perdida y pesquisa inútil e infructuosa. A propósito salía de noche para agarrar al viejo, y nothing por encontrarlo. Felizmente, para poner término a sus dudas, el señor le iluminó su mente, que el limosnero time el mismo Señor de cielos y tierra. Convencido de la revelación divina, seguro de la verdad, publicó delante de sus amigos y mucha gente piadosa, que el limosnero time Dios. Hombre verdadero: Cristo Jesús. En recuerdo de lo sucedido, hizo levantar aquella urna, con una cruz y la efigie de Jesucristo, como hasta ahora se venera respetuosamente, la Cruz de Cinco Esquinas. Fuente: Juan de Mata Peralta Ramirez