Cinco Esquinas

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Cinco esquinas, la prensa y el Nobel Como en muchas novelas del Nobel peruano, esta novela tiene historias divergentes que, al final, convergen. En este caso son tres las historias que terminan en un, al parecer, final feliz (¿Happy End? lo denomina Vargas Llosa): a) El descubrimiento y desarrollo de una experiencia erótica entre Marisa y Chabela; b) El decaer de Juan Peineta y su devenir en víctima del Doctor; y c) El desarrollo de la prensa amarilla en la última etapa del fujimorismo con Destapes. Las experiencias eróticas que viven los personajes son manejadas con maestría por Vargas Llosa, quien cuenta con vasta experiencia en esta temática. Sin embargo, es la temática del amarillismo en la prensa peruana lo que sobresale de las 314 páginas que contienen a Cinco esquinas. Recordemos que el término “prensa amarilla” viene desde la Nueva York de finales del siglo XIX, y en el Perú fue sobreexplotado en la década de 1990, mientras que aún permanecen sus rezagos en algunos diarios de circulación nacional. MVLL presenta a la prensa amarilla como “los pasquines y hojas amarillas que se exhibían en los quioscos del centro y que la gente se paraba a leer –o más bien a mirar, porque en ellos no había casi nada que leer fuera de los grandes y aparatosos titulares”, y las imágenes de vedettes en actos sexuales o muertos sin censura, esto debido a que “el morbo es el vicio más universal que existe”. (98) El peligro de una prensa de este tipo está magistralmente registrado en la vida de Juan Peineta. De ser un recitador entregado al arte poético, que gozaba con un selecto público que lo aclamaba y rescataba el significado de la poesía en sus vidas, pasó a ser un actor del programa Los tres chistosos, en el que cada vez que recitaba un poema sus dos acompañantes lo golpeaban: esto era la comedia para la televisión nacional. Al empezar a recibir las críticas de Rolando Garro, director de Destapes, empezó su venida a menos, hasta acabar con pérdida de memoria y vivir en un pequeño cuarto junto a su gato Serafín y comer en un comedor popular. Con esta historia MVLL nos ilustra el venir a menos de la poesía en un país concentrado en el simple escándalo: “Recitaba

también en los programas de radio, aunque nunca en la TV, mortalmente reñida con la poesía” (67) A la par de las experiencias eróticas que viven Marisa y Chabela, sus esposos Quique (empresario minero) y Luciano (abogado), respectivamente, viven otro drama ocasionado por Rolando Garro y su revista Destapes, en donde se publican unas fotos del primero en una orgía-trampa. Las moradas del empresario y el abogado están ambientadas como un lugar en donde resalta el arte (Szyszlo, Tilsa) y el lujo. Pero a raíz de la publicación del número especial de Destapes, la vida del empresario se complica y empieza a decaer. Sin duda, el eje principal de la novela es la historia de Destapes, semanario dirigido por Rolando Garro, quien articula todo junto a su reportera estrella Julieta Leguizamón, La Retaquita. La historia de Destapes cambia cuando el reportero gráfico (el único, además) Ceferino Argüello le presenta a su director las fotos de la orgía en la que se vio involucrado Quique. Ceferino, a pesar de ser maltratado por Garro, le presenta una obediencia explicable: “Cualquiera con un poco de dignidad, renunciaría. Pero era demasiado pobre para darse el lujo de tener dignidad.” (53) El temor a los periodistas amarillistas era grave. Podían pensar que estaban involucrados con Sendero Luminoso o el MRTA al extorsionar a las personas para no “destruirlas” en sus medios de comunicación. Incluso “los policías tenían más miedo al periodismo que a los forajidos y atracadores.” (88) Es sabido por ellos que sus medios eran controlados y dirigidos por el Doctor, y es por eso que se arriesgaban a entrar en la política y atacar a los enemigos de Fujimori y su régimen. Como observa Ricardo González Vigil, a diferencia de sus anteriores novelas, no hay saltos temporales entre los capítulos ni cambios de focalización de narrador. Sin embargo, en el capítulo XX, El remolino, MVLL hace gala de su virtuosismo literario y hace confluir las diferentes historias, y hasta cambios de tiempo (se relata la orgía de Quique), “cual remolino que arrasa resistencias y temores”. La novela de Vargas Llosa nos presenta el cambio de Cinco esquinas a través del tiempo, como un lugar al que acudían los “blanquitos” de Miraflores para

participar en las jaranas que se armaban junto a Felipe Pinglo hasta llegar a convertirse en un lugar en el que los únicos que podían transitar seguros eran los militares y policías. Se nos presenta un Cinco esquinas en su máximo esplendor y uno venido a menos. Es una novela con el sello indistinto de Mario Vargas Llosa, que nos dice a gritos que la literatura aún tiene mucho que contar, y muy distintas formas de hacerlo.