Ciencia y Virtud.

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CIENCIA Y VIRTUD Se dice que la Ciencia indica el conocimiento de las cosas por medio de sus causas susceptibles de demostración. En otras palabras podríamos decir que Ciencia es el conocimiento de Aquello1 que ilustra al hombre; es el conjunto de principios ciertos y positivos de una facultad metódicamente ordenados, que facilitan el estudio de ésta; es una serie de conocimientos que forman la teoría de una facultad; es en una palabra, el producto de la razón y la experiencia. Virtud es el ejercicio más amplio de la razón y su perfeccionamiento; es la salud, fuerza y belleza del alma; es el esfuerzo que domina las pasiones. Es el hábito, inclinación y disposición del alma para las acciones buenas. En este sentido los actos emanados de la virtud son muy superiores a los que proceden únicamente de la sana moral; porque si la moralidad consiste en no hacer el mal y retribuir el bien que se nos haga, la virtud tiene por objeto hacer el bien aún a costa de nosotros mismos y lo que es más a aquellos que nos han hecho mal. Podría decirse que la moral es una inclinación egoísta; mientras que la virtud es altruista. Ciencia y virtud representadas en nuestro Templo-Cuerpo por la razón y el corazón dos Grandes Columnas Torales; esa Ciencia intelectual que debemos practicar y Virtud que debemos perfeccionar. Si la Ciencia es el producto de la razón y la experiencia ¿Que es la razón? Es el poder de elevarse de lo concreto a lo abstracto, comprender la naturaleza de las cosas, someterse a la causa que las produce, estudiarse así mismo contemplando lo creado, hallar la verdad que destruye los errores de la intuición y los sofismas de la inteligencia y crear las Ciencias y las Artes, arrancando a la naturaleza sus arcanos; es decir, sus Misterios. Es el Patrimonio del hombre y gracias a él ve en todas las cosas lo real y lo ideal, esto es el hecho en sí y la causa que lo produce. Podría decirse que es la mas elevada facultad del hombre la que más le distingue del bruto y de todos lo seres irracionales. Esotéricamente está representada bajo la figura de una mujer armada y con el casco adornado con una diadema. Ésta mujer pone bajo el yugo y tiene encadenado un león, símbolo de las pasiones que debe ella dominar. Detrás de la figura crece un olivo que indica que la paz del alma es el fruto de tal victoria. Ahí, encontramos a Aquello que ilustra al hombre; ahí esta la Ciencia, la Ciencia y la Virtud. Ciencia y Virtud fusionándose en todo momento para alcanzar y mantener el equilibrio. Si la virtud es el ejercicio más amplio de la razón y su perfeccionamiento es la salud, fuerza y belleza del alma. La perfección de la virtud consiste entonces en dar a la razón toda su 1

Aquello.- El Todo absoluto, lo Eterno absoluto, fuera de lo cual nada existe, de lo cual todo procede y en lo cual todo se resuelve; la causa instrumental y material, a la vez del universo; la substancia y la esencia de que el universo está formado. Es la Existencia una, incognoscible, cuya primera manifestación es el Espíritu. El Espacio y el Tiempo son simplemente formas de AQUELLO es No-Ser, en el sentido de que es la única Seidad; porque en éste Todo está oculta su coeterna y coeval emanación o radiación inherente, que convirtiéndose periódicamente en Brhama (la potencia masculino-femenina), se despliega formando el Universo manifestado. (Doctrina Secreta).

amplitud para que obedezca los dictados de la conciencia, ejerciendo los talentos defensivos con fortaleza; es decir, en una palabra, La Fuerza de Voluntad; que es la Universal Tendencia Armónica que actúa por medio del Manas Superior2. La Voluntad como un principio eterno no es espíritu ni substancia, sino ideación eterna. La Acción de nuestra Voluntad o deseo sobre los objetos y las personas que nos rodean trae la reacción de aproximación o alejamiento; es preciso que dicha fuerza sea sostenida y enérgica para que obre debidamente y obre con seguridad. Es el reflejo de la Voluntad Divina en nosotros que dice; Sé, y he aquí que es. (Corán II, 117). Un ejemplo más como hablaba Dante Alighieri de la Divinidad, para la cual, la Voluntad y el Acto es una misma cosa. La Voluntad se ha dicho, es la Fuerza de las fuerzas; la Voluntad se convierte en fuerza activa y creadora que produce efectos de acuerdo con nuestros deseos. El poder de la voluntad se convierte en un poder viviente. Solo en los fuertes se alberga la Virtud, cuya grandeza aumenta en proporción con el ímpetu de la pasión que domina. La costumbre, el hábito de subyugar nuestras pasiones enaltece el alma. Ninguna pasión material satisfecha nos puede procurar placeres tan elevados, puros y duraderos como el gusto inefable de vencerse así mismo; de renunciar a un bien que se ansiaba para hacer feliz a un desdichado; defender al débil contra el fuerte, salvándole. Cada paso en ésta senda nos acerca más y más a la perfección y a la felicidad; cada paso en sentido contrario nos conduce a la miseria y al vicio. Recordad que la Ciencia es un puerto para refugiarse de las tempestades de la duda y el error y la Virtud es una poderosa ayuda para romper las cadenas que nos aprisionan y el trabajo es el medio para salvar los obstáculos. Trabajo que desempeñamos día a día; en nuestra continua búsqueda de la Verdad, que modela y transforma a la materia convirtiéndola en objetos útiles y Obras de Arte. Ciencia y Virtud unidas en el Crisol de nuestro Templo-Cuerpo para beneficio y mejora de la condición humana.

FRATERNALMENTE MARTÍN CHÁVEZ ÁLVAREZ

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Manas Superior.- Sólo muy raras veces se manifiesta en el presente período de la evolución humana. Es el aspecto más noble y sublime de la mente, el principio inmortal de la Egoidad, el Ego permanente e imperecedero, que, en su marcha evolutiva, va recogiendo todas las experiencias más elevadas y tiende sin cesar a remontarse hacia el Alma espiritual (Buddhi), a lo eterno, a lo divino. Tras repetidos nacimientos, el Manas entero adquiere una condición sublime, se reconcentra en la individualidad, y el hombre, purificado ya, lleno de altruísmo absoluto, iluminado por la luz del Manas superior, goza de la visión del “ojo interno”, de la intuición pura, y se convierte en un verdadero genio, en un Mahâtmâ. Entonces el hombre adquiere plenamente el libre albedrío, y su voluntad obra siempre de acuerdo con la Ley divina.