Cencillo, Luis - Los mitos, sus mundos y su verdad Cap. 1.pdf

LOS MITOS, SUS MUNDOS Y SU VERDAD BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID • MCMXCVIII Hay que comenzar por clarificar

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LOS MITOS, SUS MUNDOS Y SU VERDAD

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID • MCMXCVIII

Hay que comenzar por clarificar aquello de 10 que se va a tratar antes de cualquier otro planteamiento, sobre todo en una materia tan oscura, 0 tan tratada por toda clase de intrusos y de profanos, como ha venido siendo la del mito. La mayorfa de los discursos acerca del mito han adolecido (como tantos otros discursos hoy) de no determinar de antemano la noci6n fundamental que se va a manejar, y asf se esta a 10 largo de toda una obra (y tal vez de toda una vida) moviendose entre ambiguedades, 0 refiriendose a la vez ados 0 mas significados, sin advertirlo. Y esto causa inc6modas confusiones. El primer requisito del rigor no es comprobar que se da materialmente un tipo de objetos determinado: basta con que haya discursos humanos _ ue se re/iera!!.-_y-habJ~nd~sJlos, sinQ.... definir el area y la noci6n de la que se trata, y a l2.artir de ahf sera osible hacer ~irma~iones y e~tal?l~cer reIaciopes en re conceptos ien efinidos y tratar de cOQQ.Ccrsi se dan o no en la realidad de los referentes. Antes no. -Por no hacerlo, se ha venido tergiversando la noci6n de «mito» hasta 10 inverosfmil, y tratandose de ellos en sentido coloquial -aun en algunos textos socio16gicos- ha llegado a significar patrana, fantasfa y resultado de una propaganda enganosa (1os mal llamados «mitos actuales», que no son llifos, por supuesto, sino montajes propagandfstico-comergales). Los mitos polfticos tampoco son tales mitos, sino simbolizaciones concretas 0 en forma de programa y de metas, 0 prop6sitos de una utopfa (de un estado de cosas todavfa no existente) I. Y es este componente ut6pico 10 que lleva a antrop6logos, soci6logos y fil6sofos a confundir esas formaciones ideol6gicas con los mitos. I Es digno de tenerse en cuenta que todos los partidos y movimientos politicos de la actuaJidad presentan un cieno coeficiente ut6pico. Nunca son plenamente reaJistas, y si 10 fueran no tendrfan demasiada garra a arractivo. En todo 10 que se refiera ala movilizaci6n de publicos ha de entrar un componente ut6pico, par leve que sea, y ello para conectar can el des eo incalmable que emerge de la vida inconsciente humana (VIeS), segun acertada observaci6n de Lacan.

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La comprension de los mitos ha sido la prueba, por supuesto fallida, a que se vio sometido el pensamiento ilustrado que en ello fracaso, precisamente cuando creia haber llegado etnocentricamente a la cumbre. Y en este punto han resultado los cientfficos occidentales mas ingenuos que los entonces despectivamente llamados «salvajes» y «primitivos». Toda una paradoja historica. Y una paradoja que debe hacer reflexionar acerca de nuestra epistemologia. Las formaciones iconicas 0 signzjicantes concretos, que constituyen un recurso de primera magnitud para concienciar (una forma de expresion socializadora apta para comunidades tribales 0 cultuales), fueron interpretados por los antropologos des de el siglo XVIII hasta mediados del XX como ') pretendidas re resentaciones de realidades, hasta el punto e ue las autoridades eclesiasticas de -nmer cuarto e este Slg 0 insistieron en os ocaslOpes~cerca ckla