Caso Practico Teoria de Objeto

Maestría en Desarrollo de Proyectos e Innovación del Producto Fundación Universitaria Iberoamericana FUNIBER AU014 –Teor

Views 112 Downloads 1 File size 826KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Maestría en Desarrollo de Proyectos e Innovación del Producto Fundación Universitaria Iberoamericana FUNIBER AU014 –Teoría del objeto Melisa Magalí Vignola Julio 2020 Caso Práctico. Lectura de los objetos

Análisis crítico de un producto: Sillon BKF

Consigna: A partir de la lectura del material teórico del módulo y el audiovisual sugerido en la bibliografía, se deberá selecciona un producto de diseño industrial y hacer un análisis crítico que incluya las siguientes variables: contextuales sincrónicas y diacrónicas, relacionales, funcionales, morfológicas, plásticas o de lenguaje, fenomenológicas, tecnológicas, estructurales y tipológicas. El diseñador debe ser conocido. Introducción: El material audiovisual ayudó a que el diseño elegido sea el sillón BKF (19381939), ícono del diseño industrial de mi país. El nombre original dado a la silla era "Sur", pero luego se desarrolló un nuevo nombre utilizando las primeras letras del nombre de sus creadores, BFK, aunque también fue y es conocida como Butterfly, mariposa, bautizada así por los americanos, “For the Siesta Sitting”, Silla de la siesta, llamada así por algunos estadounidenses de la costa del Pacífico, “AA”, llamada así alguna vez los franceses continentales y hasta “Austral”, que era el nombre del grupo de arquitectos que la diseñó. Tras los múltiples bautismos, se esconde la condición de diseño de un objeto periférico, convertido en popular; en este diseño se esconde la difusión mundial a través de la indiscriminada proliferación de sus reproducciones no autorizadas. Gracias a todo esto, sillón BKF, como lo llamaremos de aquí en adelante, se ha alejado de las fechas, de sus autores, hasta de su lugar de origen. Variables contextuales sincrónicas: Argentina, país considerado periferia de este universo del diseño, se permitió pensar como centro. En el momento en el que se desarrolló la silla BKF, la Argentina atravesaba el periodo de la década infame de los años 30, más precisamente entre las presidencias de Agustín Pedro Justo y Roberto Marcelino Ortiz. El país se encontraba inserto en el sistema económico mundial en la posición de agroexportador. La dependencia económica estaba determinada especialmente por las relaciones que mantenía con Gran Bretaña. La inversión de capitales extranjeros permitió el desarrollo de una incipiente industria nacional, alimentos, caucho, eléctricas, textiles, electrodomésticos y automóviles, entre otros. En el ámbito del arte y del diseño se desarrollaba el movimiento del arte concreto, de la mano de Tomás Maldonado en la Asociación del Arte Concreto-

Invención quien trajo la influencia de las escuelas europeas del buen diseño, como la Bauhaus y la Ulm. Este movimiento propuso desarrollar un sistema objetivo de composición abstracto que se valga de la simplificación y síntesis de la forma. En Paris, en el estudio de Le Corbusier, se conocieron Antoni Bonet, Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan, los tres mosqueteros de formación europea, de lo que sería Grupo Austral durante la década de 1930. En junio de 1939, publicaron el manifiesto del Grupo bajo el título Voluntad y Acción, en el que defendían la superposición de algunos valores del surrealismo a la formación racionalista de los arquitectos, e incorporaban las necesidades psicológicas del individuo al funcionalismo estricto del movimiento moderno. Este manifiesto expone la postura de Bonet frente a la arquitectura y su esfuerzo por establecer una continuidad con el paisaje, las técnicas y los materiales de cada zona. La oportunidad del Grupo Austral se dio en un contexto histórico único dado que la relación entre la Argentina y los Estados Unidos pasaba por un momento particular: en efecto, neutralidad bélica de Argentina durante la guerra y su inclinación por el Eje ha beneficiado la reproducción y fama del diseño BKF. En la Argentina, estas condiciones dieron vida al Grupo Austral, que resignificaron los conocimientos aprendidos sobre Arquitectura Moderna y su posible aplicación en América del Sur, tomando en cuenta las necesidades de los habitantes, los materiales y el contexto económico-político de la Argentina en esos años. Su visión innovadora permitió la creación el sillón BKF, pensado desde los cánones europeos pero con materiales y tecnologías nacionales. En la actualidad, se lo reconoce como un ícono más famoso del diseño industrial argentino. En 1943, el BKF fue expuesto en las tiendas Harrods de Florida durante el primer Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires y ganó el Primer Premio.  Ese año, el estadounidense Edgard Kaufman Jr. compró dos sillones por 25 dólares cada uno. Uno fue a parar a la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York ,MoMA, y otro, a una de las casas de su padre, coleccionista de arquitectura, a la Casa de la Cascada. En 1944, el MoMA le otorga al BKF el Premio Adquisición. En 1945, Bonet, Kurchan y Ferrari presentan su sillón en el Pabellón "Jeu de Pomme" de París. En 1945, la empresa norteamericana Knoll comenzó su fabricación sin respetar la licencia de propiedad intelectual de los argentinos. Y en 1948, Knoll Internacional la comercializó como “Butterfly”. Hasta ese momento, las empresas giraron a Buenos Aires las regalías correspondientes por la fabricación. El problema fue que el trámite de patente de invención, iniciado en julio de 1940, y su registro en los Estados Unidos nunca concluyeron. Este fue uno de los motivos principales de las dificultades de comercialización y reconocimiento que sufrirían, a la distancia, los diseñadores. Para entender el avance desenfrenado de las reproducciones no autorizadas basta con saber que, sólo en la ciudad de Los Angeles, cuatro empresas realizaban versiones de la llamada Butterfly, y es sabido que, a mediados de los 50, se fabricaban tres mil sillas por semana. En 1958, el Instituto de Diseño del Illinois Institute of Technology (IIT) la incluyó en la lista de los 100 mejores diseños industriales de los tiempos modernos. Ya famosa, empezó su viaje por Europa, donde comienza a producirse bajo el

auspicio de la revista “L’Architecture d’Aujourd’hui”, donde el director de la revista al enamorarse de la pieza, comienza a producirla para los lectores de su revista con el nombre Sillón AA. Variables contextuales diacrónicas: Además, la obra del Grupo Austral, cuya corta existencia coincidió con el período caracterizado por una simultaneidad de preocupaciones estéticas con el organicismo norteamericano de fines de la década del 30, en coincidencia con el surgimiento del Mueble Orgánico y el Surrealismo. El hecho de que tal coincidencia adquirió un rol decisivo. En 1938, Bonet vuelve de París, contando con fuertes influencias de varios pintores y escultores surrealistas. Por lo que su experiencia internacional y sus relaciones con la vanguardia europea le conferían un lugar central en el grupo Austral. En el trabajo con la curva sinuosa, como alternativa orgánica o creativa en relación a la recta, aplicados a la creación del sillón BKF resuenan los debates introducidos por el surrealismo, que parece que ampliaran los grados de libertad creativa en el diseño, destrabando la potencialidad inconsciente, lo que ya había logrado el surrealismo en la pintura. La creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociación y en la omnipotencia de los sueños, la reivindicación del movimiento de la mano creadora, de la improvisación y lo no pensado está presente en las diversas descripciones de los autores que, aún diez años más tarde, se jactaban de no tener planos del sillón y atribuir a su creación un carácter casual.  La reivindicación de este modo de diseñar no era ajena a la cercanía del grupo respecto del desarrollo del psicoanálisis en la Argentina: a mediados de 1940 se realizó en Buenos Aires una reunión para fundar una asociación psicoanalítica local. Entre los escasos participantes se encontraba Guillermo Ferrari Hardoy, hermano del arquitecto, en cuya casa, finalmente, comenzó a funcionar la Asociación Psicoanalítica Argentina a partir de su institucionalización en 1943. El mismo Ferrari practicaba una suerte de autoanálisis y en sus apuntes pueden encontrase frases tales como: «Hacer intervenir el sueño en la arquitectura» o «Dimensión, espacio, sueño, color: poesía en la arquitectura». Variables Funcionales: BKF Suponía lo opuesto, lo atípico, una moderna forma de sentarse, más liviana y asimilada a una postura floja en la que el enroscar y colgar las piernas eran característicos. La posición que adquiere el usuario es muy similar a aquella sugerida por los autores en un croquis que acompaño la primera publicación de la silla. La silla BKF permite al cuerpo adoptar posiciones informales, desprejuiciadas, buscar en la forma del cuero la comodidad. Como un niño, el nuevo usuario desestructurado y de postura cambiante, gira, tuerce, cae, hasta encontrar una posición cómoda y se

duerme. La apertura de la forma de la silla permite ensayar otras posturas, extender los brazos sobre lo alto de la estructura, atravesar transversalmente la silla, dejarse caer. La silla presenta un espacio lúdico donde al cuerpo le es permitido experimentar consigo mismo, conocerse. Un juego de placer individual, un disfrute en sí mismo. Donde antes la postura era prefigurada, ahora con BKF, es abierta y posible. Su uso y posición de sentado, fueron comparados varias veces a los de una antigua hamaca brasileña, en donde mecerse lleva irremediablemente al sueño, a la siesta, a la posición fetal. La hamaca y la siesta dan cuenta de una experiencia del habitar fundada en el individuo, un individuo que disfruta del cuerpo y el placer del descanso en su hogar, tumbado en su sillón BFK.

Se describe el acto de sentarse en una BKF como una considerable dosis de confort psicológico, fundada en la libertad, versatilidad e informalidad de posturas que habilita. El confort psicológico que da la silla BKF está directamente relacionado con el acto de tomar una siesta, como uno de sus bautismos lo indica, es por esto que la silla también es considerada un sillón debido a esta doble funcionalidad, la de dormir y sentarse. La BKF es el símbolo del mobiliario descontracturado, sale de la rigidez de las cuatro patas y pasa a ser un espacio para relajarse sin necesidad de encasillar al cuerpo en una sola posición, ya que se conocen más de 20 formas de sentarse en ella. Es un objeto autónomo, incluso de sus pares, cualidad que se apoya, y amplifica, en el habitar en ella implícito.

Precisamente, en mi opinión el uso es el punto neurálgico de este diseño y su punto de quiebre con las consideraciones previas de sillas, característica que la llevó a ser reconocida mundialmente. Sirvió para diferentes comerciales, campañas y publicidades alrededor del mundo; marcas como Lucky Strike y Fernet Branca, que la han usado como objeto publicitario para sus productos.

Variables Morfológicas: Para fines de los años 40, el Geometrismo-Abstracto y a la Representación Geométricamente Estilizada se opondrán definitivamente la forma Orgánicamente Estilizada, pero sobre todo a la forma Orgánico Abstracta del BKF como ejemplo de una formalización que, aunque abstracta, sugeriría vida a través de su irregular y fluido contorno, de su forma única e indivisible y de su carácter celular y orgánico. El sillón BKF se transforma en un pequeño monumento a la tracción pura, fuerza moderna por excelencia: la liviandad y transparencia así obtenidas resultan conceptualmente la contracara de las sillas neoplásticas concebidas a partir de la disección de sus elementos, mayormente intersecciones de planos. La forma de este sillón trasciende las representaciones habituales, en BKF no hay asiento ni respaldo ni apoyabrazos: es una pieza continua la que resuelve el apoyo del cuerpo, copiándolo a la estructura de acero. Su forma se recorre en el espacio, presenta continuidades en todos los sentidos. Su contorno no presenta regularidades asociables a otros elementos de geometría doméstica. Por los mismos motivos, no se puede apilar, siendo imposible superponer silla con silla para su transporte o depósito. Por estos motivos, se lo considera como un objeto aislado en el espacio, en el cual esta autonomía formal la toma como centro espacial. Por un lado, e presenta

como un espacio abierto en su superficie desplegada hacia afuera. Por otro, cóncavo rincón donde hundirse y apartarse. Con gran economía de medios e integrando en una síntesis productiva dos elementos provenientes de mundos opuestos, la industria y la artesanía, su diseño responde a una estrategia basada en el uso de contrastes. Es posible anotar a partir de la silla una serie de pares opuestos, la línea y el plano, la horizontal con la vertical, la curva con la recta, y las alusiones a técnicas de dibujo automático de los surrealistas en su búsqueda del inconsciente, con alusiones al mundo onírico en la forma insólita del cuero colgado en el acero delgado y leve, suspendido como una hamaca, en la forma y la textura del ganado vacuno pampeano. Además, la morfología estructural entrega un dinamismo constante, que se contrapone a la acción de descanso.

Variables del lenguaje: BKF surge en el mejor momento del diseño industrial en el país para coronarse como la reina del diseño argentino, considerada un objeto de culto por su historia, por sus materiales, por la época en que se erigió y hasta por su forma de uso. Dentro de las variables del lenguaje, esta silla logró un estado de ícono, ya que resumía el espíritu de una época, convirtiéndose en símbolo del pensamiento moderno. Este producto no solo fue un ícono de museo, sino que también alcanzó la masificación gracias a los nuevos pensadores y teóricos del movimiento moderno, que relacionaban el sentido transgresor de la silla con sus producciones publicitarias, resumiendo el espíritu de la época. Los preceptos sociales que se encontraban en boga en el momento a nivel internacional, con cambios tan determinantes como la emancipación de la mujer y la liberación de los cuerpos, sirvieron de marco para este producto con características tan innovadoras. Su particular morfología se transformó en ícono de estos nuevos paradigmas. La BKF fue un producto de tendencia y de moda para la publicidad, buscado por la élite como producto transgresor y como símbolo de representación para la lucha de las sociedades modernas. Su carácter icónico se determinó tras la masificación del producto sin distinción social. La repercusión a nivel internacional, la utilización de la silla como referente de ciertas marcas y su exposición en el MoMA como portador de legitimación en el área del diseño, produjo que en Argentina la silla fuera recepcionada en los círculos académicos como un ícono del buen diseño

dando lugar a la identificación nacional. Grandes pensadores y teóricos, hasta la apertura en la libertad sexual a partir de mitad de siglo, fueron acompañadas de la imagen de este sillón, que fue considerado como una silla fetiche, constantemente vinculada con la imagen mujeres sensuales y bellas. Fotógrafos, ilustradores y publicistas norteamericanos utilizaron su imagen, siendo varias veces retratada por el destacado ilustrador de Pin up americano Gil Elvgren, y apareciendo aparece repetidamente en la revista Playboy.  La idea de confort psicológico que trasmite el sillón a través de la mayor superficie de apoyo ofrecida y de la informalidad de las posturas sugeridas se suma a su carácter escultórico en que se diluyen los conceptos tradicionales de planta y alzado: como objeto espacial recorrible, sin frente espalda ni lados, materializando el modernismo. La desmaterialización, dinamismo, construcción espacial, relación estructuramateriales pueden aplicarse estrictamente al BKF. No se trata entonces de fundamentar el acierto del diseño exclusivamente en el apoyo en W, común a una serie de diseños de la época, ni en la forma del cuero cuyas reminiscencias biomórficas, que le conferían un status modernista, ni siquiera en la mera idea del cuero tensado sobre una estructura metálica que garantizaba aquella concavidad tan buscada. Por el contrario, creo que el BKF, ajeno al mundo de la standardización y de la expresión funcional característica, de la tradición del mueble moderno, ocupó un lugar privilegiado en la difusión del mueble orgánico, no sólo por lo oportuno de su aparición sino también, por su capacidad de trasmitir, en sus aspectos técnicos y expresivos, un mensaje que funcionó como anuncio de una nueva modernidad. Variables fenomenológicas: La adaptación del BKF a los cánones de continuidad y transparencia en el momento de revalorización de la línea curva, son condiciones suficientes para justificar una rápida instalación de aquellos objetos que tienden a una supuesta nueva humanización del diseño: aunque ni los materiales que lo constituyen, ni su forma general, ni la técnica de su producción son nuevas (o precisamente por todo ello) el sillón será considerado como un caso paradigmático, un fenómeno, de la aplicación de modernas técnicas de transformación creativa de los elementos tradicionales en un elemento tan expresivo de las conductas y rasgos culturales de una época, relajarse entre guerras. El grupo Austral, trató de demostrar que el diseño moderno podía ser realizado con los materiales de construcción locales y con un método tradicional. La particularidad, lo fenomenológico de la BKF radica en que en ella conviven dos elementos opuestos. En primer lugar, la clara influencia en su morfología del diseño europeo, que se

inclinaba hacia el funcionalismo, con formas limpias y sintéticas, despojadas de toda ornamentación. Lo que se contraponía a la estética argentina neoclásica que revalorizaba las formas del pasado, con un estilo romántico, decorado y simétrico, que consideraba que a mayor ornamentación mayor belleza. En segundo, lugar la utilización de materiales que abundaban en el suelo argentino, pero que se encontraban desvalorizados en ese momento. Esto se debía a la creciente importación, producto del período de entreguerras, que paralizó la incipiente industria del cuero que había comenzado a desarrollarse en la Primera Guerra Mundial). Para esta época el cuero se convertía en un ícono de lo nacional. Se generó un código social que aportó a éste un valor agregado cuyas características lo posicionaron como un material de lujo, caro y ostentoso. Por otro lado, el hierro era un material pujante que respondía a una demanda local creciente, propia del desarrollo armamentístico del período de entreguerras y a la Ley 12.987 (1947) que impulsó el desarrollo de semielaborados en base a la reactivación de la industria nacional argentina. La BKF surgió para el mundo como un símbolo del diseño industrial argentino, como un ícono del modernismo, como un claro ejemplo de la geometrización de las formas y del uso de materiales de la época como lo fueron el acero y el cuero, siendo este último el plus de identidad para la silla BKF al ser un material regional y de fabricación artesanal el cual expuso al mundo una de las materias primas del país: el cuero. Como fue dicho anteriormente, el hecho de que el diseño de la BKF haya surgido desde Europa, de la mano de una figura influyente como Le Corbusier, permite desde un primer momento que se vea en un ámbito favorable para posicionarse como ícono del diseño industrial. Sin embargo, no basta con un nombre conocido para llegar a donde se encuentra hoy en día. En el contexto nacional de ese momento, Europa era el referente cultural y social, por lo que se importaban la mayoría de los productos manufacturados y los diseños propios eran desvalorizados. Era necesario el reconocimiento extranjero de los productos de arte y diseño para lograr un posicionamiento válido a nivel nacional. Más que un sillón, BKF fue considerado todo un teorema del proyecto modernista; un inspirador modelo histórico, una síntesis formal de claridad y de lo apropiado. Con el correr del tiempo, se la ha visto aparecer y desaparecer en las casas, acopiadas oxidadas en rincones. Esta abundancia se debe en gran parte a una materialidad sencilla, liviana y, por lo tanto, económica. Una técnica de reducción de elementos, de depuración de lo accesorio, donde sobrevive aquello necesario y suficiente.

Variables tecnológicas productivas: Si bien su difusión era el objetivo inicial, la forma de producción original estaba dirigida a los sectores de élite y jamás fue pensada una estrategia para su producción en serie, aunque el sillón BKF había entrado en la historia oficial del ‘Modern Design’. Con la aceptación por parte de un público masivo y la simultánea consagración por instituciones culturales, este suceso, esta doble suerte corrida en los Estados Unidos por el BKF, constituye el éxito y la consagración de este diseño. La inclusión en la colección del MOMA y la simultánea difusión popular del BKF, se anticipó en algunos años a la línea de montaje de las sillas que Eames y Saarinen que impusieron competencia en 1940. BKF fue, originalmente producido artesanalmente en numerosos pequeños talleres, aunque luego, debido a los inconvenientes de patentamiento previamente explicados, el diseño de los argentinos se reproducía por millares para el uso hogareño en Estados Unidos como sello de adscripción a una modernidad americana. Sin embargo, BKF nunca fue pensada para reproducirse industrialmente en masa. No adopta criterios de reproducibilidad técnica en una línea de montaje. Su producción, de origen artesanal, es fácil y de muy bajo costo. Variables estructurales:

El sillón BKF es sostenido por una estructura que consta de dos piezas tubulares simétricas soldadas de barras de hierro esmaltado de sección redonda 12 mm., fabricado con dobladoras hidráulicas semiautomáticas de precisión en el curvado, con dos puntos de soldadura mediante máquinas automáticas y pulido a mano, que era luego tratado con pintura y recibía un tratamiento superficial de protección. Esta estructura esqueleto de lectura continua se encuentra cubierta por una funda colgante de cuero natural cosido, a modo de asiento y respaldo, que se apoya mediante cuatro bolsillos al acero. Se trataba de un sillón simple y práctico, fácil de producir y apilable. El acople entre ambos elementos se realizaba mediante cuatro bolsillos ubicados en los ángulos del cuero, en los cuales iban insertados los codos de la estructura metálica. La pintura es del tipo epoxi de cocción a alta temperatura. El tratamiento laminar envuelve plásticamente a la estructura. La eficiencia estructural se logra doblando las varillas en triángulos, entrecruzados,

indeformables. Estas varillas en triángulo dibujan en el espacio una estrella de

ocho puntas, una mariposa abierta, una escultura de alambre. Parece un sueño que tan poca materia logre tal inercia, tal plástica. El BKF, es contrario a las sillas tradicionalistas, debido a su aparente falta de estabilidad y su postura descontracturada, consiste en un diseño simple y lineal orgánico. Un objeto que adquiere un valor casi escultórico sin dejar de cumplir su principal función, la del asiento.

Variables tipográficas: BKF fue una variable tipográfica de la silla Tripolina, silla plegable patentada en Inglaterra por Joseph Fenby en 1877 utilizada por el ejército italiano en las campañas del norte de Africa, específicamente en Trípoli. La Tripolina constaba de una estructura plegable construida en madera en forma de cruces sobre cuyos ángulos colgaba el lienzo, que conforman el asiento y el respaldo, destinado a sostener al cuerpo. Pero, esta función plegabilidad de la Tripolina, que la hacía compacta, popular y fácil de transportar, fue descartada en el BKF, el cual se presenta fijo. Se pasa de una estructura transformable a una estática. Al mismo tiempo el pasar de la madera al hierro obliga a resolver los ángulos en curvas dando continuidad y organicidad a la forma. Los diseñadores del Grupo Austral

reinterpretan con un lenguaje y materiales contemporáneos una afortuna adaptación de la Tripolina Chair. La BKF desecha la máxima función de la tripolina: su doble plegabilidad, lo que en mi opinión creo que no fue una opción acertada, porque pasa de una estructura transformable a una estática. Al mismo tiempo pasa de la madera al hierro, lo cual obliga a resolver los ángulos en curvas dando continuidad y organicidad a la forma. La varilla de acero es material común en la construcción; el cuero no es indispensable, ha sido variado con telas o lonas de elasticidad similar en distintas versiones.

Más aún, BKF permite el intercalado de vestidos para una misma estructura: el cambio del material, del cuero a la lona o mimbre, o del color según las ocasiones. Se anticipa, de alguna manera, al concepto de personalización del diseño, desarrollada décadas más tarde. Otras variables tipográficas del diseño del BKF, hoy en día la podemos encontraren las reproducciones de distinta tecnología, en este caso el hormigón moldeado.

Bibliografía BERNHARD, E. (2007). Diseño. Historia, teoría práctica del diseño industrial. España: Gustavo Gili.

BONSIEPE, G. (1978). Teoría y práctica del diseño industrial. Elementos para una manualística crítica. Espanha: Gustavo Gili.

GIBBSON, J. (1974). La percepción del mundo visual. Argentina: Infinito.

HESKETT, J. (2008). El diseño de la vida cotidiana. España: Gustavo Gili.

ALVAREZ SAAVEDRA, E. (2008). El cuero como material constructor de la Identidad Argentina (Tesis de grado).

Azpiazu, D., Basualdo, E. y Kulfas, M. (2005). La Industria Siderúrgica en Argentina y Brasil durante las últimas décadas.

Azpazu, D., Basualdo, E. y Kulfas, M. (2005). Producción siderúrgica

A., Ferrari Hardoy, J. y Kurchan, J. (junio de 1939). Manifiesto del Grupo Austral. TECNNE.

Otero Fernández, D. (27 de agosto de 2013). Aniversario a 75 años de la creación del sillón BKF. Clarín ARQ. Recuperado de www.clarin.com/diseno/anos-creacion-si llonbkf_0_ByrmOaVoPmg.html

http://asnnoise.com.ar/bkf-anuncio-de-una-nueva-modernidad/

permitan restablecer los tiempos establecidos y así dar cumplimiento con el cronograma inicial. Si este retraso afecta de alguna manera los entregables intermedios o finales es prudente realizar un proceso de replanificación que permita dar cumplimiento y no afectar la ejecucion de lo que resta por ejecutar y terminar incumpliendo con los terminos establecidos. El resultaado de eficiencia en el desempeño es de 0,88, esto nos indica que no se esta dando el mayor rendiemiento por lo que se recomienda revisar las causas por las cuales se estan presentando estos retrasos. Respecto al costo es importante verificar si el presupuesto inicial esta bien planteado y adicionalmente supervisar lo trabajos faltantes para evitar mayores retrasos lo que aumentaria aún mas el costo del proyecto. Como análisis final podemos decir que aunque la ejeución del proyecto presenta retrasos tanto en costos como en tiempo, estos no son tan amplios lo que da oportunidad de reencausar el cronograma realizando verificaciones de las lineas base, del presupuesto planeado, realizar supervisiones a las actividades y a desempeño del personal y controles a los riesgos identificados en la planeación. De esta manera el proyecto puede lograr culminar con los costos y tiempos establecidos o en tal