CARTAS A UNA AMANTE

1 Luis María Murillo Sarmiento Cartas a una amante A los que aman, a los damnificados del amor, a los puritanos... a

Views 189 Downloads 5 File size 1MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

1

Luis María Murillo Sarmiento

Cartas a una amante A los que aman, a los damnificados del amor, a los puritanos... a sus víctimas.

PRÓLOGO

No es común encontrar en la profesión médica la sensibilidad propia del artista. El hecho, quizá, de estar en permanente contacto con la vida y la muerte, pero no en el sentido sublime y hermoso que la poesía conlleva, sino en su presentación más animal y biológica, hace que entre los hijos de Asclepios y Galeno nazca, por razones inherentes a tan noble oficio, una visión técnica, racional y, si se quiere, fría, de lo que es el hombre y su ciclo vital. Sin embargo, cuando en algún médico brota la vena artística, y en particular la poética, sucede lo que sucede con la flor del cactus: nace en medio de la aridez y las carencias pero es bella, con esa belleza natural y arrogante que brinda el contraste y la rareza. El doctor Luis María Murillo se atreve a desnudar su alma por medio de las cartas a una amante. A medida que se leen estas epístolas cargadas de sentimientos y ternuras, de pasiones y mezclas de amores y desamores, se adentra el lector, sin proponérselo, en un océano de vivencias enmarcadas por la sinceridad y la soberbia de un corazón que ama. También se experimenta la sensación de ser un espectador silente de un drama que es común a muchos seres humanos de este mundo moderno y urbano en que nos tocó vivir. Aunque el amor es eterno, sus manifestaciones cambian con el entorno, y es allí donde Luis María Murillo encuentra el escenario perfecto para llevarnos de la mano, con ingenuidad y sin prisa, a un paseo por el sendero del amor y sus esguinces. 3

Se leen las cartas a una amante con la perplejidad del niño, con la seriedad del adulto y con la sensación de inventario del anciano. Desfilan en las cartas los sentimientos del autor, matizados con la belleza secuencial de una relación marcada por la espontaneidad y los difíciles recodos del amor en proceso de creación. Es tajante el autor en su sentimiento y es dubitativo en sus decisiones. Tal cual el amor: se sabe que existe, pero se ignora su destino. Como una borrasca en alta mar: se sienten sus coletazos pero se desconocen sus consecuencias. Así, sencillamente, Luis María Murillo nos lleva de la mano a mostrarnos sus sentimientos y nos deja solos para que tomemos con libertad, sin juicios ni veleidades inquisidoras, la posición que ante su amor profundo queramos, en razón de nuestras propias vivencias y nuestras ocultas vicisitudes. DAVID VÁSQUEZ AWAD.

4

CARTA I

Las primeras impresiones* Mayo 20 Paolita: Hoy ha vuelto a encontrarse mi mirada con el motivo de mis últimos desvelos. Confinado a la única mesa libre que encontré en la fonda, calmé contigo mi impaciencia, entretenido en tu ir y venir, en el ágil desplazamiento de tu cuerpo, de la mesa al mostrador, en cadencioso movimiento. ¡Qué delicioso y lúbrico ejercicio! Gracias a ti la aborrecida espera, se ha vuelto deseada. Fueron mis ojos de tu negra cabellera al bermellón de tus labios; de tu nariz de suaves líneas, a tu sonrisa tierna; de la delicada eminencia de tus senos a tu ceñido talle; de tus caderas insinuantes a tus torneados muslos. Y repetí mil veces, sin cansancio ni sonrojo, esa excursión tan placentera. Sé que tu mirada por timidez me esquiva, pero curiosa me persigue cuando no teme encontrarse con mis ojos. ¡Despójate de tu pudor y tus temores! ¡No finjas ignorar que me fascinas! ¡Palpita mi corazón de ansiedad por conocerte! _________ * Fue este el primer impulso epistolar que me inspiró Paola, no sin embargo el primero que sus manos conocieran. Varias cartas llegaron a ellas antes. Ésta sólo cuando al pudor lo venció la picardía. Suelen ser los gajes del decoro.

5

CARTA II

Esta nota si me atrevo a enviarla Junio 1 Paolita: Me fascina sorprenderte cuando me estás mirando, porque ya tus ojos no huyen de los míos. Cautivadoramente parpadean invitando a que te atrape. Mas no sólo invita tu mirada, hay una sonrisa entre tímida y coqueta que advierte que te encanta el juego. Todo es subliminal, discreto, para los demás por completo imperceptible. No es mi imaginación, estoy seguro. Algo hay que me atrae, algo en esas miradas me emociona: el presentimiento de que únicamente a mí me las regalas. He resuelto deslizar a tus manos esta nota, pidiendo que me des la opción de conocerte. Si mis apreciaciones se equivocan, al leerla muéstrame el ceño fruncido para que toda ilusión se desvanezca.

6

CARTA III

Nuestra primera cita Junio 3 Querida Paola: Estoy feliz de haberte conocido. Temí que no llegaras a la cita. Te ves tan diferente sin el uniforme elegante que exige tu trabajo, pero tan hermosa y tierna como siempre. ¡Qué agradable eres! Tu sencillez y la bondad con la que hablas me tienen conmovido. Nunca creí que nos hermanaran las mismas desventuras. Gracias por revelarme cosas tan privadas de tu vida. Gracias por abrir tu corazón a mis desdichas. Tus facciones tan suaves y tranquilas me habían hecho pensar que todo en tu vida era armonía. ¡Qué iba a imaginar tu pecho desgarrado y tus penurias! Mas no hay mal que dure eternamente. Tengo la certeza de que tu vida tendrá un cambio favorable. En tus virtudes puedo adivinarlo. Me regocijó oírte hablar del amor tan animadamente, sin cohibiciones, sin prejuicios, con libertad y convicción rotunda. Parecía que mi pensamiento rondaba por tu boca. ¡Qué comunión tan exquisita! En busca del amor somos audaces. Lo dices tú y yo lo ratifico, el matrimonio nos entregó del amor sólo migajas. Ha de encontrase en otros manantiales, y olvidando prejuicios nos tocará buscarlo. 7

Llegué al encuentro ayer como un desconocido; cuando tomé tu mano al partir, no me sentía un extraño; cuando tus labios, como en una posdata de la despedida, volvieron para estampar en mi mejilla un beso, tuve la sensación de que no era la primera vez que te tenía tan cerca. Siento que de siempre te conozco. Sé que el nuevo día me dará el placer de salir contigo nuevamente. Sólo dime la hora, paso a recogerte.

8

CARTA IV

¡Ignoras cuánto vales! Junio 6 Querida amiga: No imagines más que por tus hijos dejarán los hombres de interesarse en ti honradamente. Quien por ti se apasione, abrazará tu mundo con todo cuanto entraña. No eres un producto que para ser aceptado debe salir intacto de su empaque. Yo que sueño aún con ideales, no me dejo seducir por los prejuicios. Sé más que nadie, que la perfección en la realidad no existe. Sólo nos resultan perfectas las personas cuando nuestra percepción por el filtro del amor se distorsiona. Amiga mía, a pesar de tu infortunado origen, de tus desventuras, de tu pobreza, de tus frustradas relaciones, de tu separación y de tus hijos, me sigues atrayendo. Tus problemas difícilmente impedirán que me aproxime. Los tiempos en que soñé con mujeres vírgenes y sin pasado, años ha, los sepulté, hastiado de creencias obsoletas. La dicha que las mujeres más dignas y encumbradas me dejaron fue paradójicamente tasada en proporción inversa a sus virtudes. Tal vez la castidad y la bondad son antagónicas. Las que se proclamaron intachables poca 9

bondad me demostraron. Tanta pureza no garantiza los buenos sentimientos. Es propio del hombre ser presa de la forma, interesarse demasiado por lo externo, ostentar, no ser; vivir subyugado a la apariencia. Quien más proclama su virtud, menos la tiene. Los años me dieron perspicacia, y en la castidad lo primero que encuentro es apariencia. No hay cuerpo humano por perfecto que parezca en que la virtud pueda habitar intacta.

10

CARTA V

Contra el matrimonio, una diatriba llena de razones Junio 10 Paolita: No fue el matrimonio para ti ni para mí la fuente de la felicidad que ambicionamos. Mi interés en él no existe, existió sí, y me dejó decepcionado. Por eso será siempre el blanco de mi pensamiento. Concibo el hogar como la cuna ideal para los hijos, el matrimonio, apenas como una formalidad, una forma más de dar vida a los hogares. Veo el modelo hogar y matrimonio como un ideal inalcanzable. Ni a la fuerza se mantiene unido. Poco funciona hoy. Armónicamente tal vez nunca ha funcionado. Qué ironía que pueda el hogar marchar mejor cuando no existe matrimonio que lo aflija. El matrimonio es probablemente el último error de los enamorados, una decisión que no se funda en el conocimiento pleno de sus consecuencias. Debería ser una elección lúcida y tranquila, producto de la cordura, cordura de que no gozan los que aman. Si con el matrimonio el enamoramiento caduca, ¿para qué tomar en cuenta el amor a la hora de casarse? ¡Que primen las garantías económicas y sociales sobre los sentimientos! 11

¡Que se piense en detalles que aseguren la supervivencia, el bienestar, un futuro sin aprietos! Que se desarrolle, pensando en la estabilidad, un proceso de selección, como el que tan eficaz resulta a las empresas, estableciendo el perfil ideal de la pareja. Al fin y al cabo el matrimonio es un contrato. ¿Exclusivamente para el amor quién vive? Los amantes. Objetivamente creo, en contra de todo parecer social y religioso, que el matrimonio no es más que una forma de organización social, independiente del amor, incapaz de mantenerlo vivo, que lo usa apenas de carnada para atraer a su red a la pareja. Que cuando se mantiene, lo hace más por ataduras religiosas o legales, por la costumbre, y muchas veces por un amor sublime, aquél que nos deslumbra cuando somos padres. Ese sin parangón en toda nuestra vida. No creo justo que en aras de la convivencia se renuncie al don preciado de la libertad. Ni que la exigente vida en común con un extraño ocasione mayores cohibiciones que cuando estuvimos subordinados al hogar paterno, más generoso en abrigo y en cuidados. Nada justifica la pérdida de la libertad que se da cuando se formalizan las uniones. Es en gran medida por su culpa que el amor se acaba. Para que el matrimonio y uniones parecidas se conserven, la afinidad, la solidaridad, la comprensión, la tolerancia y la libertad deben primar sobre la atadura esclavizante y egoísta. Todo está perdido cuando no acepta el uno al otro tal cual es, cuando uno se obstina en cambiarle al otro su forma de ser y sus defectos.

12

Los celos y la infidelidad, que socavan el amor, no debieran aquí tener cabida. Pero hay que aceptarlos: son irremediables. La fidelidad no existe, es un valor apenas relativo, un deseo, una virtud que por egoísmo se exige a quien amamos. Una cualidad para predicar en el desierto, un atributo que se lleva el viento. Lo sabe quien intenta dominar sus tentaciones: sólo las posterga. Al final no sobreviven ni las buenas intenciones. Menos en el ambiente hostil al amor del matrimonio. ¿Y los celos? Los celos te aseguro, no son menos letales. Quien presta sus oídos a las intrigas de los celos, acaba con el amor en forma prematura. No son sus suspicacias más que otra manifestación del egoísmo ocioso. Al igual que todos soy culpable, he sido infiel y he celado. He sido del matrimonio víctima y verdugo. ¡Cuántas cosas buenas derivarían de la vida estable de pareja! Otra sería la historia de la humanidad si el enamoramiento durara para siempre. Otra es la realidad. Defraudado del matrimonio, me declaro de él en retirada. Deseo el amor libre y perdurable, buscaré por ello el amor en una institución vilipendiada: he vuelto a soñar con una amante.

13

CARTA VI

Comienzo a creer que encajas en mis sueños Junio 13 Querida amiga: En la adolescencia conocí el amor y forjé con él las fantasías más bellas. Tuve amores platónicos, idealizados, que imaginaron a la mujer perfecta, poema puro, exquisita en sus formas y virtudes. ¡Vana ilusión! La realidad es otra. Pero terco mi espíritu, persistió en sus anhelos juveniles. En un extravío que no se agota porque revive tras cada desengaño. Todo por una visión inigualable, tan espectral, que conozco de sobra sus virtudes, pero nada sé de sus facciones. Ella es bella, estoy seguro, también es tierna, dulce, comprensible, amante y tolerante. Pero no me preguntes si es alta o si es delgada, si es un trigal su pelo, si hay carmesí en sus labios, si está cautivo en sus ojos el negro profundo de la noche. No idealizo su aspecto, apenas sus virtudes. No sé de su semblante, desconozco las líneas de su cuerpo, ignoro hasta su nombre. Anhelo una imagen real y un nombre verdadero. Un cuerpo cierto para el formidable espíritu que busco. En cada silueta de mujer una ilusión florece. En aquellos pasos que se acercan, en la suave voz que me contesta, en un dorso cubierto de cabello hasta los hombros, en una figura estilizada, deposita mi ensueño una esperanza. Casi 14

siempre sufro la frustración de no encontrarla. Y cuando creo que es ella, me resulta esquiva. Tal vez soy un quijote irredimible, soñador empedernido de imposibles. Procuro actuar como hombre libre, mas no puedo negar mis ataduras. ¿Si con el matrimonio sueña la mujer, con unos hijos y una relación sin sobresaltos, podrá existir aquélla que apenas en mi afecto se interese? Hasta conocerte, del no rotundo estaba convencido. Desde entonces creo que yo encajo en tus proyectos como tú en los míos Hoy dice mi corazón que un alto en mi búsqueda resulta conveniente. Que en ti pueden hacerse realidad mis sueños, que tus virtudes son las que mi alma anhela, y si hay defectos, ellas los ocultan. Tu temperamento afín al mío, puede ser el anuncio de una vida plena, de un lazo indestructible. De un vínculo que desborde las ataduras de papel con que la sociedad conforma las parejas.

15

CARTA VII

El libre albedrío en el amor no existe. A mi vida te doy la bienvenida Junio 15 Mi muy querida Paola: Si dueños fuéramos de nuestros sentimientos no nos impondría el destino amores agobiantes. Amores condenados al fracaso, que acaban cuando más los ponderamos o que a pesar del daño que causan no se extinguen, y en la razón fundáramos la elección de la pareja eterna. Pero es el corazón, para bien o para mal, la cuna de todos los afectos: tormentosos, plácidos, intemperantes, tiernos, agresivos, esclavizantes, libres, quiméricos, reales. Había conocido mi vida el desamor y amores imposibles, cuando la luz de tu mirada encendió en mi alma nuevas ilusiones. No pude mantenerme incólume a ese sentimiento cuando más voluntad me sobraba para resistirlo. La bondad de tus ojos transmutó la libidinosidad que me acercó a tu cuerpo. Del deseo de un esparcimiento pasajero, pasé a la añoranza de un sentimiento duradero. Tras deleitarme con tus formas he empezado a disfrutar tu alma. Todo se ha vuelto dulzura, una auténtica caricia, la añorada en mi desesperanza. Hoy intuyo que eres una hermosa realidad, idéntica al paradigma que ronda mis ensueños. 16

CARTA VIII

Más allá de las formas Junio 19 Paolita: Sin las formas perfectas de tu cuerpo me hubiera perdido la oportunidad de conocer tu alma. Porque sin la aproximación de los sentidos pocos pasos al encuentro con la mujer damos los hombres. Tras de tu sensualidad hallé ternura. Y el cielo que observa mis pecados, sabe que si débil a la carne es mi materia, no lo es menos a la ternura mi alma. La dulzura y la belleza que tu ser a raudales proporciona, constituyen la combinación de atributos en que siempre mi corazón y mi razón se pierden. No hay atenuante a tus encantos, tus líneas son perfectas, equilibrio supremo de tu genio y de tu aspecto. Tan bellos como profundos son tus ojos, mirada abismal en la que deseo precipitarme sin temores; mirada perturbadora y compasiva; ruego enternecedor que me domina. Tu tersa piel es más que un ingrediente suave de tu cuerpo, es una esencia, un efluvio sereno y delicado que emerge de tu entraña. Todo lo externo en ti tan armonioso apenas es destello de un interior que más bello se adivina. Gracias hermosa mujer por revelarme las bellas cualidades de tu espíritu, presiento que ante ellas estaré rendido.

17

CARTA IX

¿Cómo no he de ser infiel? Junio 22 Princesita: He llegado a ti luego de una penosa travesía por las sendas espinosas del amor. Más maltrecho que victorioso, pero más experto. Éste que vez luciendo, casi cínico, el diploma de su infidelidad, un día fue un cándido marido que creía en el amor y en la perennidad del matrimonio. Que fiel a ese pensamiento soportó con resignación maltratos, suplicó mil veces, perdonó otras tantas y pidió perdón sin ser culpable. Todo por prolongar un sentimiento absurdo: un amor hilado a punta de ofensas y desprecios. A punta de suspicacias y recelos. Me acogí a los santos, a Dios, al firmamento entero. Rogaba por la transformación de aquel temperamento inicuo. Y debió escuchar el Cielo mi llamado, porque aunque los ultrajes no cesaron, ni nunca brotó de sus labios una palabra amable, el amor por ese ser por quien yo daba la vida se evanesció definitivamente, me sentí intempestivamente libre, nuestras diferencias dejaron de importarme, de nuevo me dejé tentar por las mujeres. Se acabó la lealtad con quien me había fallado.

18

Sufrí mientras amé sin entender la razón de las actitudes agresivas. Con el tiempo me forjé un espacio para el romance fructífero y furtivo. Y no llegué a sentir contrición por mis deslices, por el contrario, cada aventura fue la compensación a cada instante amargo. Así, tan descarnado como lees, me volví infiel sin remordimiento alguno. Ya ves, no es gratuita mi actitud ante el amor, ni mi infidelidad está libre de motivo.

19

CARTA X

Un complicado paradigma Junio 25 Querida Paola: Me dice la experiencia que tratar de reunir en un solo ser todas las virtudes que el hombre anhela en su pareja no es posible. ¿Cuántas veces es una misma mujer la mejor amiga, la mejor confidente, la mejor compañera, la mejor madre, la mejor ama de casa y la mejor amante? Casi nunca. No son más que esperanzas que se frustran y energías que se pierden en pos de un modelo que con dificultad se logra. Hace tiempos pensé en un novedoso paradigma ¿Qué pasaría, me preguntaba, si cada necesidad fuera satisfecha por una persona diferente? Porque una buena madre puede ser muy mala amante, pero otra habrá apasionada y amorosa, otra que se destaque como amiga, otra como ama de casa insuperable. Y conocí buenas amigas, buenas amantes y buenas confidentes, cual si el modelo sin duda funcionara. De hecho guardo el recuerdo de provechosas experiencias. Pero aunque encontré mujeres maternales, reemplazar a una madre, es imposible. El hijo la amará siempre a pesar de sus errores. Me olvidé del complejo paradigma. El de la madre de los hijos y una amante sigue siendo a mi modo de ver el que mejor funciona. 20

CARTA XI

Éste soy, debes conocerme Junio 28

Paolita: Éste que conoces, consentidor y tierno, también tiene en sus venas sangre en ebullición, savia indomable. Por eso me proclamo libre de amar y profesar afectos, amo de mi libertad y señor de la voluntad que Dios y la naturaleza me entregaron. Por ella lucho hasta la muerte. No me someto a las hipócritas reglas de los hombres, sólo atiendo a mi razón y a mi conciencia. Actúo siempre con la frente en alto; expongo mi pecho a los agravios. Por mis convicciones todo sacrificio es vivificador y lícito, ni siquiera la parca me detiene. Soy hombre de ideas y de ideales, desmitificador e iconoclasta, propenso al peligro, con la injusticia, intolerante; flexible con las debilidades de la carne, acérrimo enemigo del comportamiento santurrón y solapado. En lo laboral de las jerarquías me mofo, en lo social me burlo de las clases: meros accidentes del destino. Quien hoy más bajo, puede ser mañana poderoso. Sólo miro el corazón y la bondad humana. A los humildes sirvo con agrado, con más gusto que a los poderosos que llegan a 21

creer que me han comprado. No admito esclavitud o servidumbre, ni acepto que la mujer le pertenezca al hombre, o que por artimaña de un ridículo contrato, dueño se vuelva un cónyuge del otro. Sólo concibo uniones que duren por afecto, por el consentimiento pleno y deseado, aquéllas en que el ser sea libre, y toda expresión del instinto tolerada. Lo que recibo ofrezco, y tantos derechos y libertad concedo, como los que la consecución de mi felicidad exige. En la infidelidad no creo como pecado, es instinto natural por todos cometido. ¡Los que de amor son, no son pecados! Me repugnan los celos aunque sean normales, tampoco concibo el destino de las almas atado a la cohibición y al sacrificio. Hedonista soy confeso y practicante. Únicamente la bondad tiene por norte mis acciones. Nunca esperes de mí un ataque por la espalda.

22

CARTA XII

Antes de ser derrotado por Cupido Julio 1

Querida Paola: Mi razón está naufragando por tu causa en las ilusorias aguas del afecto. ¿Por qué no compartir contigo las atrevidas reflexiones del último acto cuerdo antes de que el arquero del amor me hiera irremediablemente? Tal vez porque conozco el éxtasis del amor desmedido, como la gélida indiferencia en que termina, he hecho presa de mis pensamientos los acontecimientos descarnados de la relación amorosa, constantemente contrapuestos al ideal ansiado. Una simple atracción es la semilla del más descomunal afecto, de un amor que no conoce límite, de un vínculo que ingenuamente creemos para siempre. Con la conquista el interés decrece, con la convivencia los defectos ocultan las virtudes y un mundo de obligaciones y labores convierte en mísero recuerdo la llama ardiente que flameó al comienzo. Y se podrá convivir por otros intereses, mas no por el motivo primordial: el amor. Es la triste evolución de la relación de la pareja humana, y no hay maquillaje moral ni religioso que cambie esa realidad indefectible. No hay censura ni excomunión que la transforme. Quiera el Cielo si 23

nos acerca tanto como yo pretendo, que ese no llegue a ser nuestro destino. Hermoso es poder albergar una esperanza. Una esperanza que borre las oscuras sombras que rondan por mi mente. He visto prolongarse relaciones bajo el influjo de cánones sociales, religiosos o morales, pero a cambio de una desazón profunda. Porque es imposible avenirse a una norma que no toma en cuenta una realidad que le es enteramente opuesta. ¿Quién puede admitir serenamente que el día es resplandeciente, cuando la razón y los sentidos revelan una noche fría y tormentosa? ¿Quién puede aceptar que vive un sentimiento eterno, cuando hace tiempo que se extinguió su llama? Hoy mi corazón se debate entre la incertidumbre y el deseo de entregarme de lleno a la conquista. Veo en ti y en mí almas bondadosas, que aman y anhelan ser amadas, que le tienen preparada al amor una morada inmejorable. No hay duda, están haciendo efecto las flechas de Cupido. Así tanta racionalidad no sirve para nada.

24

CARTA XIII

¿Encarnas acaso mi utopía? Julio 2 Paolita: Siempre en la mujer imaginé la sublimación de los más delicados sentimientos. ¡Qué pocas veces he confirmado que puede ser realidad esa utopía! Confiado en la imagen maternal de la mujer, que sólo despide amor en su regazo, concebí la ternura como el don característico de la feminidad, pero ahora sé que esa virtud escasamente al hijo pertenece. ¡Qué pocas mujeres he encontrado en esencia dulces y sensibles! Hoy que tu ser parece materializar mi fantasía, se asoman mis sentidos a una realidad que parecía imposible. Admiro y adoro tu temperamento sensible, suave como tu piel, que trasmite la ternura de un infante. Gozo con tu figura de mujer menuda y frágil, que proyecta un espíritu bello que rebosa de bondad. Los trazos de tu cuerpo me obsesionan, y sin embargo no son más hermosos que tu alma. Ésta es el objeto de mis anhelos más sentidos, aquél, objeto de mis gozos terrenales. Tu esencia frágil condensa la naturaleza femenina, que para proteger, mis brazos reclamaban. Que el destino no endurezca tus facciones, ni el tiempo me vuelva refractario a tus virtudes. 25

CARTA XIV

Las promesas de amor. Una pizca de razón antes de volvernos insensatos Julio 3

Querida mía: Provengo de una relación que me atormenta, tengo una ilusión personificada en tu existencia, no soy novato en el amor y tengo un sentido demasiado crítico. No quiero engañarme ni engañarte, sé que el amor no dura eternamente, mas quiero que se vuelva duradero. No quiero llenarte de promesas, pero tampoco quiero negarte mis buenas intenciones. Te escribo esta carta con la razón, porque seguramente el corazón será el autor de las próximas que escriba. Las promesas de amor suelen ser para nuestro pesar sólo promesas. No las obliga la vehemencia con que se pronuncian, la realidad no tiene relación con ellas. Y no se quebrantan por mala voluntad ni infames intenciones, sino por el efecto impredecible de los sentimientos, ajenos al deseo de quien pretende controlarlos. ¡Qué poco sentido tienen en el amor los juramentos! En el amor sólo se podría jurar a posteriori: sobre hechos consumados. Como quien da solemne testimonio de que una determinada circunstancia existe o ya ha pasado. Pero comprometer el futuro en juramento, el futuro incierto y 26

lleno de avatares, no es más que arriesgarse a no cumplir con lo pactado. Jurar para la posteridad es apenas un deseo, es abrigar la esperanza de poder cumplir una promesa. ¿Si se incumple en lo racional y calculado, que se podrá decir sobre los pactos impensados que ofrecen los amantes? Siempre y jamás, palabras del exquisito lenguaje del amor, no tienen en la realidad cabida. Se expresan sin certeza, apenas con candor, con la efervescencia del momento. Otras serán probablemente mis palabras cuando sucumba del todo mi razón al influjo de este nuevo sentimiento. A cada instante siento que tú y yo actuamos con menos objetividad y menos calma. No quiero arrebatar tu libertad, tampoco comprometer la mía. Pero también anhelo amar y ser amado.

27

CARTA XV

Me haces soñar despierto. Es hora de que sepas que te amo Julio 4

Paolita: He ahuyentado esta noche de mi mente todo pensamiento. No ansío razones, tan sólo el placer que tu ser me proporcione. Tal vez no conozco de ti lo suficiente, pero ya por ti mi corazón palpita. Eres un descubrimiento tan reciente, pero en mi vida tienes más raíces que lo añejo. Me he perdido en tu rostro angelical porque refleja la ternura con que sueño... Entre versos pareces concebida. No quiero hoy ruido ni luz que me distraiga, sólo silencio... un espacio y un tiempo infinitos para que tú lo llenes. Quiero soñar contigo, quiero extasiarme con cada palmo de cuerpo, quiero imaginarme frente a frente, inmóviles mis ojos en tus ojos, subyugados ambos, los tuyos y los míos, en un lenguaje explícito y silente; recorriendo tu frente, tu nariz, tus labios, con la tímida y trémula yema de mis dedos. Aproximando mis labios a tu boca, escasamente con candor rozándolos. Besando sin malicia, sin violencia, ni pasión, apenas con ternura, tu frente, tus ojos, tu nariz, tu boca... Adivinarme cerca de ti, inhalando el aire que respiras; junto a ti sintiendo la tibieza de tu cuerpo, a ti abrazado, ciñendo tu cintura, descansando en tu pecho, al arrullo de tus 28

rítmicos latidos. Entrelazando tus manos, sintiendo sobre mi piel tu suave tacto. Durmiendo a tu lado y despertando contigo entre mis brazos. Irrumpiendo en tus sueños y guiando tus quimeras, haciéndome imperceptiblemente a tu cuerpo y a tu alma, con la suavidad del más dulce sentimiento.

29

CARTA XVI

Que mis palabras no las borre el viento Julio 5 Mi amor: Nada que quiera el hombre repudiar lo pone por escrito. El compromiso fugaz se deja a las palabras con el ánimo de que las borre el viento. Han perdido las palabras su majestad y su decoro, salvo cuando atrapadas por la pluma sirven para rubricar el pensamiento. La palabra escrita es historia, es juramento, es prueba. Es la manifestación de quien con seguridad se expresa, de quien honra un compromiso. Así querida princesita habrás de soportar mis cartas cuantos días seas dueña de mi afecto. Cada epístola será el testimonio de que con amor terminó el día y será a la vez indicio de que a la mañana siguiente la llama del amor sigue presente. Muchas cosas tienen los amantes por decirse, siempre habrá un sentimiento, un tema, un recuerdo que llene los renglones. Seré como un articulista que publica con religiosa puntualidad su columna en el diario de tu vida. ¡Y que nunca comience a claudicar mi pluma!, porque en ese momento sabrás que el amor se está agotando.

30

CARTA XVII

¿El enamorado ama? Julio 7

Cielo mío: No conoce, quien ama, el egoísmo, y es generoso en comprensión, perdón y tolerancia. El objeto de su afecto lo protege y no piensa jamás en destruirlo. El enamoramiento, en cambio, es egoísta, busca siempre retribución a su cariño, anhela poseer, nunca compartir al ser amado. En el enamoramiento odio y destrucción están latentes, el sentimiento es fugaz, exclusivo y excluyente. El verdadero amor es perdurable, es generoso; todas las pruebas las resiste. Aquél tan inestable, es una llamarada que un simple soplo acaba en un instante. El enamoramiento es una conspiración de la naturaleza para perpetuar la especie, un brote sicótico, una chifladura, una deliciosa dolencia que nos vuelve ciegos: bajo su efecto el ser amado carece de defectos y es dueño de las más grandes virtudes. Anhelo, que nuestra relación progrese y tenga del amor sus atributos. Que tanto como él perdure, y con el ímpetu del enamoramiento.

31

CARTA XVIII

Confío en ti: No imagino daño que de ti provenga Julio 8

Mi amor: Me basto verte para intuir tu esencia noble. Tus suaves ademanes con otra naturaleza no armonizan. Algo hay en la voz y en el semblante de todo ser humano que delata el verdadero ser y las reales intenciones. He visto, por ejemplo, en ocasiones, la belleza plasmada en los trazos perfectos de rostros femeninos, que sin embargo no encubren con su fascinación su ánimo perverso. Presumo que la bondad perfila la belleza hasta convertir en angelical un rostro simplemente hermoso. Tú, dulce ensoñación, tienes ese halo, esas alas blancas y esa aureola que me hacen abandonarme en ti sin desconfianza. No imagino daño que de ti provenga, no al menos intencional o voluntario. Tus manos fueron hechas para sanar, nunca provocarán heridas. Creo en ti, y no soy hombre crédulo. Soy receloso y olfateo los malos corazones. Los presiento en los rostros adustos negados a la más leve sonrisa, en los semblantes impasibles, que reflejan un alma inconmovible, en quienes 32

intoxican con la amargura que destilan, en los prepotentes que exageran sus virtudes, en los intolerantes con los niños, en los que abominan a los animales, en todo aquél que no tiene humor ni lo permite. Todos ellos algo sórdido esconden en su entraña. La auténtica bondad traduce agrado, ternura, suavidad, jovialidad y mansedumbre.

33

CARTA XIX

Para ti, mi primer poema Julio 9 Amor mío: El dolor y el amor son un surtidor inagotable de palabras, un manantial en el que abrevan los poetas y todos lo que escriben. Yo, que resurjo de la tristeza con las tímidas caricias de un amor que nace, siento pletórico mi pecho de una inclinación lírica que apenas conocía. Siento bajo el influjo del amor almíbar en mi boca y palabras que brotan en mágicos acordes. No tiene el hechizo más nombre que tu nombre, ni mis versos diferente razón ni otro destino. Acoge con todo mi amor mi balbuceo poético. “He sido” nació la noche memorable de la tercera cita, en que por primera vez mis brazos te rodearon y las barreras de la discreción saltaron en pedazos. Desde ese momento mis tristezas se escriben en pasado.

34

HE SIDO Un hombre he sido, sin ilusión y sin futuro; un hombre que anticipó con su tristeza el pago de una dicha duradera. Un hombre receloso, ante el destino incrédulo, que espera de la providencia un desagravio, que se pague con gozo y con ternura. Un hombre confundido por la realidad y la quimera, sediento de una voz amable y esclavo de una imagen tierna. Un hombre que anhelando un destino generoso, construyó en sus sueños la mujer perfecta. Un hombre que da cita en la noche a sus delirios para soñar con ella. Un hombre en pos de una utopía, de una esperanza que ronde el infinito, de una ilusión inédita, que presumo alcanzar cuando cruzo mi brazo por tu talle. 35

CARTA XX

Cuenta conmigo en tus apuros Julio 11

Mi amor: Conozco tus graves aprietos económicos, sé que son más serios de lo que tú escasamente cuentas. Tu mamá no ha podido ocultármelos más tiempo. Sé que son tres los arriendos que debes; que Alfredo dejó de cumplir sus obligaciones con los niños; que el colegio los expulsará si no pagan la pensión que viene y que en la tienda ya no tienes crédito expedito. Tu mamá me explicó que no rechazas mi oferta por orgullo sino por temor a que la deuda quede sin pagarse. Si así fuera, tampoco me preocupa. Presiento que no tienes más opción que consentir mi ayuda. ¡Indiferente no puedo ser a tus angustias! ¿Cómo puedo ser insensible a tus aprietos? Aunque los recursos sean escasos, mi firme decisión es apoyarte. A tu servicio pongo mis medios para solucionar tu crisis. ¿Si hemos de compartir intimidad y afectos, que impedimento habría en compartir dinero? Así que he dejado con tu mamá algunos pesos que aliviarán las cargas. Reclámaselos y dales el destino más propicio. 36

CARTA XXI

La infidelidad sí es mi tema predilecto Julio 13

Mi vida: Has encontrado a alguien que no teme hablar de la infidelidad con desparpajo y que además la practica sin sonrojo. No rehuyo el tema, gozo cuando por los cuernos tomo al toro. De la infidelidad me gusta hablar con franqueza, con naturalidad y sin temores. Sin el repudio social que la condena... en público. Pues a la humanidad la subyuga la apariencia, se interesa más por lo visible, más que por lo que es, por lo que ostenta. Descubrir su doblez es mi deleite. Prefiero la verdad amarga al halagador engaño, el anonimato al prestigio mal habido. Para suplicio de los hombres imprimió el Creador en la condición humana dos impulsos poderosos y contradictorios en extremo. Los celos y la infidelidad, presentes simultáneamente. Cuida el uno con intransigencia su dominio, codicia el otro las conquistas que prohíbe. Un instinto establece para sí las ventajas que el otro convierte en impedimentos para la pareja. Si de justicia supiera el corazón humano, el infiel silenciaría sus celos y el celoso exhibiría una fidelidad acrisolada. 37

Controlar las tentaciones puede ser tan difícil como controlar los celos. El destino ha sido conmigo compasivo. No soy un amante posesivo, soy por desgracia, en cambio, dependiente. Tan dependiente como para tolerar la infidelidad de mi pareja, mientras no deje su afecto de irradiarme. No podemos exigir fidelidad a nuestra especie, escrita está la infidelidad en sus genes. También la mujer es proclive a lo prohibido. Más reprimida, más discreta. Producto seguramente de los siglos de sometimiento por el hombre La fidelidad hace caso omiso a los dictados de la razón, de la moral y la justicia, y en toda relación está latente. Tiene sus reglas, para ocultarse, para adaptarse, para existir sin que se note. Mas no por ella debe mantenerse la pareja en tormentosa incertidumbre. Quien sabe disfrutar el amor vive el momento, no se arropa con la duda del engaño, vive y deja vivir en libertad: la mejor medicina para que el amor perviva. Y mide no en términos de fidelidad, sino de afecto y solidaridad la magnitud del compromiso. No he sido el amante usual que a la vez disfruta dos manjares. No amo a dos mujeres, no amo a una mientras deseo a la otra. He sido infiel porque mantengo un matrimonio necesario en la práctica pero afectivamente inútil, mientras busco el amor en la distancia. Que no juzguen mi infidelidad con ligereza. Y a quienes por otros motivos son infieles, los absuelvo; al fin y al cabo no inventaron ellos el amor, los genes, las hormonas, el instinto, ni la atracción entre los sexos, son apenas esclavos de su influjo. 38

CARTA XXII

Que las sombras de la infidelidad no nos perturben Julio 15

Mi amor: Donde haya luz siempre habrá sombras, y donde asome la felicidad, temores. No podemos ignorar que los sentimientos son más efímeros que nuestra vida a pesar de nuestras buenas e infructuosas intenciones. Muchas veces he afirmado que la monogamia no está escrita en los genes de la especie humana; que instituirla ha sido probablemente un disparate. Más con matrimonios que se fraguan para siempre. La poligamia o la monogamia cambiando de pareja son soluciones sociales a la infidelidad del hombre. Practicar la fidelidad es un tormento cuando el amor se ha ido. Que la traición acecha, he pensado en medio de la soledad y del despecho. Hoy que me vuelvo a ilusionar con el amor quisiera no pensar en ello. ¡Es imposible! Cuando se inicia una relación hermosa quisiera que fuera para siempre, mas el amor a la voluntad no se doblega. ¡Mísero destino! Nadie ama porque la voluntad lo mande. La voluntad puede perpetuar una relación pero nunca un sentimiento. Y contra lo que dictan los cánones sociales, me 39

opongo a que por la fuerza se mantenga una unión sin la chispa del afecto. Víctimas somos del mandato natural que rige los sentidos, por ello no condeno a quien sucumbe a esa ley natural que involuntariamente lleva a la apatía por el ser que un día se quiso, más aún, que aviva simultáneamente el interés por otro. Una vez saturados los sentidos, pierden interés por el estímulo que los excita, por eso una criatura inédita embelesa. Habré de dosificar el placer que me prodigas para que siempre algo nuevo perciban mis sentidos. “¿Qué seguridad puedo ofrecerte?”, preguntas con el sobresalto de quien vacila en emprender una aventura. Y solamente atino a contestarte que tantas como tú a mí puedas brindarme. No somos nosotros quienes guiamos al amor, sino él, el que a su antojo nos gobierna. Sólo actuemos con honestidad, sin el deseo de hacer o hacernos daño, así nunca habremos de sentir reproche. Las promesas del enamorado son auténticas, pero no eternas como su juramento las proclama. No tienen más existencia que el amor que las inspira. ¿Pero no debemos, por ello, albergar siquiera una esperanza? ¿Por qué no disfrutar la dicha del presente si el futuro se nos presenta incierto? Razón tienes al dudar del sentimiento que te atrae a mis brazos. Al fin y al cabo renuncio para amarte a otra relación, que en algún momento creí maravillosa. Hoy eres favorecida por mi infidelidad, no pensemos que mañana puedas por ella ser sacrificada. Mis palabras son sinceras, 40

mi motivación honrada y mi corazón tan sólo alberga buenos sentimientos. El temor a ser herido impide afectos más profundos, genera desconfianza. Podría ser mejor para mí una relación superficial que nada arriesga. No lo anhelo así, por ti corro el peligro. En materia de infidelidad puede por igual ser uno víctima o verdugo. No presientas que es menos mi cariño porque mis palabras rehuyen al amor eterno que juran los amantes. Con la mitad de mis años sería con ingenuidad perjuro, pues a ti me hubiera ofrecido para siempre. Con los que hoy me colman, por experiencia, únicamente te ofrezco con honestidad mi presente, y mi deseo porque la dicha pueda indefinidamente prolongarse.

41

CARTA XXIII

Mis motivos Julio 18 Mi amor: Hace mucho que mi infidelidad ha sido proclamada. Así que no te sientas culpable de acabar con una relación que había muerto cuando tú llegaste. Antes que se sorprendiera contigo mi mirada, ya le había anunciado a ella que me volvería infiel, hastiado de su enojo. Su mal humor constante me lanza a los brazos de una amante. Y en mi desilusión comprendo a todos aquellos hombres frustrados por mujeres con corazón de piedra, y consiento no sólo sus amantes sino sus picardías galantes. Claro que aquellas cortesanas que acarician por dinero pueden ser más amorosas que las fieras que acechan en la intimidad de los hogares. Conozco mis debilidades y el influjo seductor de las mujeres, pero creo que brazos más amorosos de mi debilidad me hubieran apartado. No fue así, y por el contrario, me abocaron a la determinación que estoy tomando. Son los ambientes propicios los que el amante aprovecha como el delincuente. Son las circunstancias favorables las que hacen aflorar comportamientos que de otra forma permanecerían latentes. 42

Presiento que tu comprensión y tus caricias alejarán de mí la necesidad de continuar buscando las virtudes que en aquélla mujer jamás hallé y llenarán el vacío que me precipitó complacido al mundo de la infidelidad.

43

CARTA XXIV

De hoy en adelante te llamaré copito Julio 21

Amor mío: Todo cuanto de ti percibo tiene la virtud del terciopelo. Tu pelo, tu piel, tus labios, tu voz, tus sentimientos, tus gestos y maneras estimulan mis sentidos de forma suave, profunda y permanente. Eres al tacto delicada, al gusto dulce, al oído armónica y serena; al olfato apacible y perfumada y a la vista sosegada y refulgente. Todo en ti es sedoso, manso, benévolo y sumiso, como de felpa, como de algodón. Como la bolita nívea que frota la herida sin provocar martirio, como el copito blanco que acaricia cuando frota. Cuando te estrecho tu suavidad me calma, cuando te oigo me sereno, cuando me duermo entre tus mimos, siento que floto entre nubes de singular blancura, siento de plumas el colchón y de algodón las mantas. En tu regazo siento que eres un copito delicado, ese copito de algodón que no lastima nunca, por eso desde hoy te llamaré Copito. 44

CARTA XXV

Otro poema Julio 22

MI NÍVEA REALIDAD Eres como un sueño transportado en una nube nívea, invención de mi pensamiento peregrino, abstracción que se pierde en los confines de ese cielo de poetas y de amantes. Tienes la esencia de mis sueños, y todas sus virtudes. En mi ilusión onírica palpitas con la fuerza de una realidad irrefrenable. No he más de imaginarte: Eres realidad, la realidad que parecía imposible.

45

CARTA XXVI

Nuestra distancia Julio 23

Dulce Copito: Tal vez sea mi estatura menor que la que estimas y la tuya mayor de lo que piensas, porque no siento inconmensurable como dices, la barrera social que nos separa. Desheredada no estás de la fortuna, tu existencia es tu real tesoro. Cerca de ti los aromas de bondad abundan. Fácil se hace un profesional, bueno o mediocre: en un lustro de su vida se ha formado. Un ser bueno demanda mucho tiempo. Comienza a forjarse de la nada. Debe desde el nacimiento cultivarse. Un ser torcido puede inclusive maquillarse para aparentar las virtudes que no tiene. ¿En cuántos profesionales tocados por el éxito no hay más que espíritus sucios, malintencionados, que sacan provecho de sus semejantes? Dulce Copito, prefiero tu substrato, ese filón, esa alma noble y generosa. Profesionalmente eres una piedra por pulir. A mi amparo serás la Nightingale prodigiosa que has soñado. Creo que mientras mi sombra te proteja deberías dejar de trabajar. ¡Inicia tus estudios! Dedica tu tiempo a tus hijos, a tu carrera y a nuestro tierno sentimiento. Descansa del sacrificio, del trato indolente y de las arduas jornadas laborales. 46

Ten confianza. De mi mano conquistarás mi mundo. Convertiré tus sueños en mis sueños, y mis sueños nuestros sueños- se volverán reales.

47

CARTA XXVII

Vuelve a las aulas Julio 25

Copito: Basta ver el brillo de tus ojos cuando hablas de volver a los estudios, para comprender lo importante que es para ti ese anhelo. Me atormenta ver el dolor con que le das la espalda. Laudable es el empeño, no te rindas. Alcánzalo gradualmente, como alguna vez lo propusiste. Has primero el curso de auxiliar de enfermería, y cuando esa meta, más económica y menos exigente alcances, inicia tus estudios superiores con los rendimientos que aquélla profesión te deje. No vaciles. Diligencia ya mismo el formulario y decídete a estudiar. No pienses más en el dinero. No es ese un gasto más, es el primero, el primordial, la inversión que remediará tus males. Si aceptas el reto, cuenta desde ya con un mecenas. Pon tú la dedicación y el tiempo, yo me encargaré de que no falten los recursos. La matrícula, los textos, todos los equipos y elementos por lo pronto corren por mi cuenta.

48

CARTA XXVIII

Indiscutiblemente te amo Julio 31

Mi amor: Que fácil la sensualidad nos vence. De su cosecha tengo en mi mente imágenes fantásticas, sin embargo tan fugaces que quedan a la deriva en mi memoria frágil. Evoco exquisitas sensaciones de un placer intenso y momentáneo, cuyas artífices merecerían un mejor lugar en mi recuerdo. Pero no ocurre así con esas efímeras conquistas, hoy se me olvidan hasta los nombres de esas adorables mujeres que poseí o que me amaron. Que placer tan impersonal. La simple sensualidad es un gozo pasajero. Nada como el placer que depara un gran afecto. No busco en ti la simple sensación, voy en pos de un sentimiento que quede en mí grabado eternamente. Mi corazón que ha sido receloso, sabe que la mujer comparte con el sol peligrosos y extremos atributos. Su calidez atrae, inocua se percibe, se advierte que sin ella no tiene posibilidad la vida. Pero también abandonado a su rayo abrasador todo se arruina. Una y otra vez me he debatido entre las bellas emociones del amor y el temor a sus heridas. Pero no postergaré más mi decisión. Me ratifico, quiero repetirte sin vacilación que se hicieron para ti mis sentimientos, mi alma, mi cuerpo y todas mis virtudes. 49

Has devuelto a mis ojos el brillo de la felicidad, borrado de mis labios el gesto de la frustración y la amargura, y encendido en mi corazón la llama del amor. He vuelto a tener la maravillosa sensación de sentir que hay alguien que se angustia por mi ausencia, que me extraña, que guarda con ilusión mi nombre en sus suspiros. Hermosa visión angelical, mi amor por ti no alberga duda.

50

CARTA XXIX

Después de nuestro encuentro Agosto 4

Enternecedor copito: Arde aún en mi piel el fuego de nuestro primer encuentro, y palpita mi corazón con la misma intensidad de cuando fuiste mía. Mi tacto trémulo guarda todavía el maravilloso recuerdo de tus íntimos secretos. Que hermosa comunión de dos seres que se aman, arrebato sublime en que se funden los cuerpos y las almas. La maternidad que tan duras cuentas de cobro pasa a la belleza, fue indulgente con tu cuerpo y por ti pasó sin alterarte. No hay estría que delate la existencia de tus hijos, suave es tu piel, firmes tus senos, duros tus muslos, exquisito tu sexo como la fruta fresca. Guardo el recuerdo de tus manos y tus labios aventurándose en mi cuerpo con temor, contenidos por un pudor no deseado. Guiados por el instinto y la pasión. Ansían mas no se atreven, esperan un guiño de mi parte. Pausadamente entro en tu piel, avanzo firme, exploro con ternura y con deseo. Voy en pos de tus zonas más ardientes, dejando en ellas el sello de mis labios. Tembloroso, siento tu ser bullir. El fuego abrasa, siento que gimes en éxtasis supremo. 51

CARTA XXX

Estoy enamorado Agosto 6

Copito mío: La atracción entre los sexos, el enamoramiento y el amor no pueden evitarse, la naturaleza los decreta. El instinto, más que las inhibiciones, la cultura, la familia y la sociedad deja su huella. El enamoramiento es una expresión suprema del afecto. Desequilibrado, extremo, el enamoramiento no conoce racionalidad ni límite, y tiene tanto de fugaz como profundo. Bajo su influjo yerra la razón y los sentidos alucinan. La realidad se distorsiona y las sensaciones placenteras no saben de fronteras. Es el imperio de la dicha inagotable, pero igual que el fuego, abrasa y se consume, y se extingue inexplicablemente, sembrando en su agonía el peor de todos los tormentos. Me has llevado al clímax del amor, y quiero volver este momento eterno, pero conozco el abismo que ronda sus costados. ¿Cómo podría conseguir la seguridad de que este placer es para siempre? Copito, la estabilidad de mi vida está en tus manos.

52

CARTA XXXI

Los que otros desean, yo a mis anchas lo disfruto Agosto 10

Dulce copito: Qué hermosamente ciñen tu cuerpo los encajes, cuánto esa ropa íntima resalta con tus formas. Esas diminutas prendas que guardan tus secretos, que no cubren nada, pero lo ocultan todo, son el objeto del más apasionante juego. Blancas, negras o amarillas, igual destacan las líneas jugosas de tu cuerpo, igual desencadenan la cascada de un gozo inevitable. Desde que mis ojos se apropiaron de tus íntimos espacios, no dejo de evocar los momentos en que fuiste mía. Y cuando veo las miradas inquietas con que los hombres te devoran, lejos de disgustarme, inflo mi ego. Cuanto ellos desean, yo en abundancia lo poseo. Abrevo en tu cuerpo y no me sacio nunca. Le conozco su fragancia y todos sus humores, lo exploro con frecuencia por todos sus resquicios. Nunca termino. Tu piel es infinita. Siempre comienzo cuando el recorrido acaba. Soy catador empedernido de tu cuerpo, en él libo y me deleito hasta el cansancio. Cansancio del que no advertiré nunca su llegada. Contigo cada nueva ocasión es la primera. 53

CARTA XXXII

Tu sentido de justicia Agosto 12

Copito encantador: Debo confesar que aún me sorprende tu defensa del comerciante de la calle. Y no por el convencimiento con que actuaste, sino por esa actitud valerosa y enérgica que no te conocía. Apenas alcanzaba a imaginar tu cuerpo frágil, dueño de tanta fortaleza. Tu humanidad menuda, propicia a los cuidados, actuando como escudo. Ya ves como opera la fortaleza del Estado. Débil con los fuertes y fuerte con los desvalidos. Al pobre diablo le decomisaron toda su mercancía. De nada valieron tus argumentos ni tu enojo. Sencillamente no tenía aquél derecho al uso del espacio público. Queda sólo el pesar por el hambre y las necesidades que ya estará pasando con toda su familia. No me atrevo sin embargo, a culpar como tú, a los pobres policías. ¿Obligados al cumplimiento estricto y ciego de las órdenes, que más opción tenían? Antes toleraron con estoicismo tus reclamos. Ahí tienes la cotidiana ruptura entre la ley y el deber ser, entre lo moral y lo jurídico. ¿Qué vale más, un espacio despejado o el derecho de un hombre a alimentarse? Acaso hubo con su vecino mejor motivo para el decomiso. 54

Sorprendido con copias de discos ilegales, a él también se lo llevaron. ¿Pero habrá justicia en ese proceder? Porque en ese delito hay más culpables: el que abusivamente copia, el que indebidamente compra y sobre todo los que codiciosamente fijan el precio del producto auténtico. Éstos, en procura de ambiciosos rendimientos marginan de su mercado al pobre, olvidan la función social del arte y favorecen las copias ilegales. Pienso que el Estado habitualmente confabulado con quien tiene el poder y la riqueza no tiene interés en poner límites a la ganancia codiciosa. Y pensar que a un precio justo los discos originales estarían al alcance de todos los bolsillos y la rebaja se vería seguramente compensada con la mayor demanda. En fin, no da para más el incidente. En conclusión eres una mujer justa y sensible. Y a nuestros ojos, que son más objetivos, pesa más la humanidad y el poder de la razón que cualquier medida intransigente.

55

CARTA XXXIII

Que tu ex marido no te embauque. Agosto 14 Copito de algodón: Sólo eso nos faltaba, que quiera volver tu ex marido a la conquista. No habrás creído que es un hombre diferente y que te quiere. Con suficiencia conoces sus defectos como para que te repliegues al pasado. La personalidad no cambia así de fácil. Aquellas promesas apenas son argucias, malas artes con que intenta persuadirte aquel infame. En pos de un interés apetecido todo hombre es capaz de ocultar sus más intolerables rasgos. El cambio milagroso ocurre en apariencia, pero tras la seguridad de la conquista se advierte que la personalidad nada ha cambiado. ¡No deja de ser quien siempre ha sido! El arte de la convivencia radica en las afinidades, cielo mío. Disparate es pensar que se atraen los temperamentos opuestos, cuando por el contrario siempre se repelen. Cuanto más distantes sean las inclinaciones, los proyectos, las creencias, las motivaciones y los hábitos, más difícil será la convivencia. Tras la embestida de Cupido, llega el halago, el deseo de complacer al otro, aun sacrificando todos nuestros gustos. Hay felicidad en la renuncia. Pero ¡Ay del momento en que regresa la cordura! Resulta imposible mantener las concesiones. Resultan odiosas las renuncias. 56

Alfredo nunca fue un ser afín a tu carácter. Si un espíritu próximo buscabas, en mí lo has encontrado. Cuanto menos deba dejar para seguirte, cuanto menos debas ceder para seguir mi paso, más fácil perdurará el amor, pues más fácil coincidirá la realidad con nuestra fantasía. Cuanta ventaja lleva el amor signado por la afinidad de la pareja. El resto son reglas elementales que deben hacer la vida en común confiable y transparente. Pautas viables, que pueda cumplir el individuo. No las inalcanzables que la sociedad estila, sino aquéllas que pacten los amantes. Entre nosotros son bien claras: los derechos que no tienes no me los concedas, lo que no te ofrezco tampoco te lo exijo, y las obligaciones deben ser para los dos las mismos.

57

CARTA XXXIV

Las virtudes de la amante Agosto 16

Mi amor: Amante puede ser la compañera desconocida y fugaz de un encuentro no pensado, la mujer galante que nos trata con bondad y finge afecto, la confidente que compensa nuestra soledad, la querida que semanalmente comparte nuestro lecho, pero ninguna tan sublime como aquella enamorada que llena todo nuestro espacio, aquel ser que equilibra la vida del hombre atropellado y sin aliento. Aquélla que tiene siempre a flor de piel un atributo que calma nuestro enojo. La amante es un oasis que aplaca la aridez de un vínculo que hastía. El ser dispuesto a la comprensión y a la palabra tierna. A su lado no hay gritos, no hay ultrajes, no hay rutinas ni trabajos extenuantes. No hay reclamos. Sabe de otra mujer y lo tolera. Al fin y al cabo siempre intuye que contrario a lo que se diga con encono, ella no es la otra, es la primera. Ese ser socialmente incomprendido tiene la capacidad de transformar en lo más íntimo la vida y el corazón del hombre. Amor y lealtad son virtudes para ganarse el cielo. Resignada a la relación oculta y clandestina, renuncia la 58

amante a la honra y los honores, al bienestar y a los derechos que solamente con el vínculo legal se brindan. ¡Qué justo premio serían a su nobleza!

59

CARTA XXXV

Otro poema Agosto 18 SOÑAR DE NUEVO Que exquisita nostalgia revive en mi corazón con tu presencia. Resignados anhelos de una añeja aflicción, retornan al presente. No son ya lúgubres, ni inalcanzables, simplemente felices, como toda dicha que viene de tu mano. Con tu vida se alejan de mi vida las sombras de la muerte, mi existencia por tanto, a ti te pertenece.

60

CARTA XXXVI

Soy hedonista, pero para mí el placer no es desenfreno Agosto 22

Copito: Cuando me declaro proclive a los placeres puede pensar la gente que vivo en un mundo superficial y depravado. Aún recuerdo tus hermosos ojos salidos de sus órbitas por una confesión tan precoz como inocente. Apenas me estabas conociendo cuando solté una frase que provocó tu asombro. Debiste pensar en un maniático dispuesto al atropello. Hoy sabes que no es así, que nuestro placer está dosificado, que es un equilibrio sano entre los goces del cuerpo y del espíritu, que abreva en el amor y puede ser incluso paradigma. Existir para el placer no es necesariamente cultivar bajas pasiones, ni vivir sometido por los vicios, no es libertinaje. Es no negarse todas las satisfacciones permitidas. Todas aquéllas que no buscan la autodestrucción ni la desgracia ajena. La libertad supera a mi hedonismo. No aceptaría nunca placeres que me pongan bajo su dependencia. Adicciones 61

por ejemplo de las que sea su esclavo. El gozo no debe someternos, debe estar por nosotros sometido, debe servir al hombre, no de él servirse. Al éxtasis me llevan la naturaleza, al arte, la poesía, la música, la buena mesa y las mujeres bellas. Enamorado vivo del amor, pero lo anhelo libre. Sin ataduras de papel y sin contratos. Así te quiero a ti, no como la mujer sometida que aún el macho añora. Te deseo libre, dueña de tu cuerpo, de tu alma y tus acciones. Sin amo ni señor. Cerca de mí, respetada y protegida, nunca bajo mi dependencia. Seré de tus decisiones respetuoso, de tus razones convencido; de tus proyectos, apoyo permanente.

62

CARTA XXXVII

La felicidad no es imposible Agosto 26

Copito:

Me asombra la diversidad de formas con que el ser humano reacciona ante una misma causa y su extraordinaria capacidad para resurgir de las cenizas. Ante un mismo hecho veo personas pasivas que lo sufren y lo aceptan, otras encuentro indiferentes, y otras más, por el contrario, me impresionan con su disposición para someter la adversidad. Igual hay personas maltrechas que les cobran a los demás su sufrimiento, mientras otras como tú, transmutan en bondad sus aflicciones. Igual existe el que al primer revés se rinde y el eterno derrotado que continúa luchando. El que se deleita sin motivo y el que a pesar de las dichas vive en la amargura. Todos anhelamos la ventura y en diversa magnitud la conseguimos. ¿Por qué unos más? ¿Por qué otros menos? La medida no la da definitivamente nuestro entorno, es algo interno. La felicidad es personal, es subjetiva, lo que cada individuo determine, no lo que los demás supongan. La felicidad es la satisfacción consigo mismo. No hay otra manera de entender la felicidad bajo un criterio práctico. 63

Si se tratase de la armonía perfecta y del placer imperturbable en nuestro interior y en nuestro entorno, tendríamos que afirmar que la más mínima expresión de felicidad es imposible. La felicidad es un don en exceso subjetivo que nosotros mismos construimos. Quien la aguarda de fuera la posterga hasta la muerte. Aunque he padecido muchas veces la tristeza y no ha perdido oportunidad mi pluma para registrarla, he tenido la fortuna de adaptar con sabiduría mi vida a las vicisitudes y gratificaciones que me depara el mundo. Por este motivo puedo decirte que hoy en medio de la adversidad estoy feliz, más cuando hay una nueva causa para serlo: tú, una experiencia grata y novedosa.

64

CARTA XXXVIII

Del amor y los amantes Agosto 30

Enternecedor Copito: Dispuestos al amor estamos todos. Los que buscan lo tradicional y socialmente conveniente, como los dispuestos al escándalo y a romper barreras arbitrarias. Amor llamamos a muchos sentimientos. Desde el paterno, el más perfecto, hasta el que buscan los amantes ligeros que apenas anhelan los placeres de la carne. El amor de pareja sin embargo, por más interior y profundo que parezca, es un amor distinto, un seudoamor marcado por la posesión y el egoísmo. Un sentimiento que halaga al objeto amado sometido, pero que busca su destrucción si se rebela. Es una manifestación de bondad condicionada: se proporciona en la medida en que se goza de la exclusividad del ser que amamos. Para ser amor genuino le faltan cualidades, pero para no contradecir la tradición, amor sigámoslo llamando. Su poder, de todas maneras, resulta incontenible. Hay amantes que buscan la relación fácil y el entretenimiento pasajero, que buscan la aventura recóndita y fugaz, sin perturbar la relación sólida del hogar reconocido. En la otra orilla, hay quienes desengañados de 65

la pareja lícita buscamos afanosamente el ideal amoroso en brazos más amables. No perdemos la esperanza en el amor eterno y estamos dispuestos a vivir con otra un amor hasta la muerte. Para unos ese amor ha de permanecer oculto, para otros debe proclamarse. En particular creo que todo amor trascendental merece revelarse, aunque por conveniencia, el de los amantes con frecuencia se camufla. El nuestro tendrá que ser trascendental y nada anónimo; por eso no me cohíbo al recorrer las calles asido de tu brazo, de tomar tu mano ante la muchedumbre y de acariciarte a los ojos de la gente. Sin temor y sin vergüenza le comunico al mundo que te amo. La otra no eres tú, sino aquélla que a pesar del contrato matrimonial se quedó sin mi cariño. Así que en pro de mi reputación no sigas ocultándote cuando un conocido pase a nuestro lado. Tu existencia no pone en peligro un matrimonio que en la práctica no existe. Déjales ese ejercicio a las amantes enfrascadas en idilios pasajeros.

66

CARTA XXXIX

No eres la otra, siempre la primera Septiembre 3

Embriagador Copito: El romanticismo y la sensualidad son el mar en que navegan los amantes, libres de los deberes de una unión formal, proyectando su afecto al infinito. La amante encarna el amor fresco pero también representa la ruptura con un orden que no se reconoce, simboliza un grito de libertad y de protesta. No todas las amantes son iguales, no a todas las animan las mismas intenciones, no todas sufren de la misma forma. A ti te quiero de cara al sol y con la frente en alto. Te quiero a mi lado erguida y sin vergüenza, altiva, capaz de proclamar tu amor, reclamando el derecho que tienes a mi afecto. No una más, no la otra; siempre la primera. Puede saber el mundo que te quiero. Que no jugamos su moral plagada de dobleces. Uno soy ante el mundo y fiel... fiel, claro, a mis principios. Actúo como pienso y con valor para afrontar el peso de mis actos.

67

CARTA XL

Tu piel Septiembre 7

Mi amor: Que sensación más tierna la de tu piel, hermoso regalo de tu ser a mis sentidos. No parece haber conocido tu piel el rayo abrasador del mediodía que eclipsa la belleza, marchitando los años juveniles. Tal vez la han cultivado los delicados destellos de la luna, tal vez en ella tu corazón ha prolongado la ternura y la bondad con que palpita. Transpira tanto amor tu piel como tu alma, y como ésta, aquélla es generosa. De dolor sabe y de amargura y a cambio, sin embargo, entrega una plácida caricia. Adulta es por sus años, ingenua e infantil por su tersura. Por tu piel sé que eres dulce, por tu piel que eres buena, por tu piel que eres pura. Me enamoró tu piel y mis manos jamás renunciarán a ese angelical contacto.

68

CARTA XLI

Tu voz Septiembre 10

Mi Copito: Amo el tono de tu voz que no arrasa los silencios, la expresión suave de tu espíritu tranquilo y sin rencores. Adoro la mansa cascada de tus palabras que me sumerge en un mundo de terciopelo cuando mi naturaleza es apacible y me vuelve dócil cuando brota mi temperamento tempestuoso. En mis noches, selladas con tu llamada cotidiana, las frases amorosas creadas con la sedosa entonación de tus palabras, se convierten en el grato susurro que me va dejando adormecido. Pero también tu acento sutil es la transición exquisita que me transporta de los sueños a la hermosa realidad del día.

69

CARTA XLII

¿Qué tan lejos de Dios nos encontramos? Septiembre 14

Mi amor: No imaginas cuánto gozo con las plácidas horas en tu compañía, tanto que termino en mi sueño prolongándolas. Y has de saber que cuando físicamente dejas de estar presente, vuelves a mi mente arropada en mi memoria en una rutina inevitable que reproduce nuestros momentos cotidianos. Son impresiones sensoriales, pero también reflexiones. Pensamientos como los que nos ocuparon esta tarde, consideraciones que bien valen unos renglones de este interminable epistolario, que más parece un diario. Razonamientos que demuestran que tanto como nuestros cuerpos están nuestros pensamientos en perfecta consonancia. Dices que alguna relación tiene con Dios el hombre, aun para negarlo. No deja de ser cierto. Para mí, la maravillosa complejidad del mundo y de la vida es suficiente demostración de su existencia. No soy como lo has visto un creyente practicante. Pero en Dios creo. Rechazo el dogma y no practico el rito, y siento que estoy con Dios cuando albergo en mi corazón buenos sentimientos, cuando soy sensible al dolor de mis semejantes, cuando soy solidario 70

con ellos, por ejemplo. Tengo la certeza de que sin bondad hacia la humanidad cualquier amor a Dios sólo es mentira. No me gusta hablar a Dios con palabras prestadas, no disfruto las oraciones prefabricadas que sin digerir, de memoria se recitan. Me molestan las manifestaciones exageradas de religiosidad, que imagino fruto de enfermedad mental o expresión de adulación inútil. Creo que la manifestación religiosa sana es mesurada. Henos aquí, en medio de una relación pecaminosa, tú y yo hablando de bondad, de Dios, y acercándonos al Creador, para agradecerle este hermoso sentimiento. No es ironía, tampoco paradoja. ¿Pero quién realmente diferencia el bien del mal cuando de amor se trata? ¿Quién hay que pueda reprochar en nombre de Dios la expresión de un sentimiento de ascendencia tan divina? El ambiente religioso seudomoralista que rodea al amor no pasa de ser un sainete impuesto por conveniencia social y dudosas tradiciones culturales. Sí, amor. Disentimos de las costumbres de nuestra sociedad, pero a diferencia de quienes en la oscuridad esconden sus vergüenzas, nosotros a la luz del día exhibimos nuestro afecto. Un amor que se encubre, no es auténtico. Una verdad que no se proclama no convence. No es genuino un principio por el que no se lucha hasta la muerte.

71

CARTA XLIII

Esa forma de ser tan exquisita Septiembre 18

Copito: Me asombra tu ser tan juvenil, lleno de sorpresas, colmado a la vez de experiencia y de virtudes, de cualidades que únicamente se forjan con los años y sólo se dan en corazones nobles. Eres el ser exquisito que buscaba, la hermosa imagen que anhelaba mi corazón para inspirarse, el espíritu comprensivo y amoroso para llenar de placidez mi vida. Inconmensurable es tu dulzura, un mar inmenso en que se ahogan todas mis desdichas. Tu corazón es bondadoso, libre de resentimiento a pesar de tantas amarguras. Sabes ser madre, sembrando amor en el corazón de tus pequeños. Tu mano no sabe de castigos, porque tu sabio instinto maternal conoce la expresión de las caricias. Tus reproches son alentadores y efectivos porque inculcas el amor e induces el respeto. ¡Ay de aquéllos que forman sin ingenio, que someten por temor, sembrando en los hijos el germen de la rebeldía! 72

No todo el que recibe amor puede tornarlo, pero quien nunca lo ha tenido con dificultad podrá expresarlo. Fomentar el amor es una obligación ineludible de los padres con la sociedad y con los hijos. No hay ingrediente más efectivo que el amor para la convivencia. Me fascina ver que concedes a tus hijos toda su importancia, que no le demeritas, por pequeños, sus razones. Que escapas a la torpeza de quienes consideran que la mente y la afectividad del niño corren a la par que su pequeño cuerpo. Que consideran que sus derechos, sus emociones y deseos son frente a los de los adultos menos importantes. Que sus aspiraciones y sus sueños pueden postergarse. Que su pequeño mundo tiene escasa trascendencia. Creo que tu forma de ser me ha rendido para siempre: Eres en todo cuanto haces, todo lo que busco.

73

CARTA XLIV

Tu ausencia Septiembre 22

Tierno Copito: Tanto más escasos, más apreciados se vuelven los momentos que juntos disfrutamos. ¡Ah! Si las obligaciones supieran cuanta irritación producen. ¡El deber repugna cuando el placer aguarda! En esta forzada ausencia no imaginas cuantas veces te he estrechado desde el último abrazo que nos dimos. Contigo estoy aunque me sientas lejos. En la soledad comprendo que quiero ser la causa de los más hermosos momentos que recuerdes, el instrumento con que Dios repare las heridas abiertas por el destino esquivo y poco generoso. Cuando estas ausente hurgo la realidad para convencerme de que existes y me perteneces. Estoy deslumbrado por esta verdad maravillosa. Apenas puedo creer que estés hecha a mi medida.

74

CARTA XLV

El poder carece de nobleza Septiembre 26

Copito: La forma déspota en que te han tratado en la comisaría, me hace hervir la sangre. No hay duda, ha corrompido el hombre el poder y el poder ha corrompido al hombre. Ese instrumento sin par para servir a los semejantes es aprovechado por él para su propio y tantas veces mezquino beneficio. Los cargos públicos se buscan no solamente sin vocación de servir, sino con voracidad por los bienes del Estado. El poder convive con el sometimiento, con la persecución y la ganancia mal habida. Pocas veces con la utilidad pública y el beneficio colectivo. El poder compra y se deja comprar, la justicia se agiliza con las dádivas, los trámites desaparecen con una propina generosa. Tu desgracia mujer, ha sido la pobreza. Por ella te cierran las puertas cuando no te conminan a interminables antesalas. El amor que opera con reglas tan opuestas, que antes que pedir, ofrece, te entrega a cambio, abiertas, las puertas de todos mis afectos. 75

CARTAS XLVI

La infidelidad, esa adversidad que te atormenta Septiembre 30

Cielo mío: No sufras por hechos que no son por nosotros controlables. Los celos y la infidelidad, son expresiones del hombre primitivo, pero son tan vigorosamente instintivos que ni el más lúcido intelecto los domina. Más aún, la infidelidad ha sido la marca de los hombres más geniales. Escritores, políticos, pintores, escultores, científicos, monarcas, dieron fama a sus amantes, y a las esposas que lo toleraron -por interés seguramente- supremacía y privilegios. Breve no es la lista, por ejemplo, de primeras damas premeditadamente ciegas a las andanzas de sus lúbricos maridos a cambio de los honores del Estado. Sé que no es de tu agrado el tema de la infidelidad y los amantes, acaso porque no has resuelto la pugna que hay entre tu comportamiento y tu conciencia. Yo en cambio he encontrado la luz en esa horrible gruta y anhelo que mis reflexiones ayuden a resolver tus confusos sentimientos.

76

Ni los celos ni la infidelidad son ideales, como tampoco lo son el envejecimiento, la enfermedad… la muerte. Pero existen y son inevitables. Con prontitud o con retraso llegan por más que resistamos. Tal vez cuando los genes de la especie sean modificados, se perderán de vista todos sus estragos. La infidelidad se puede dar por un impulso necio, ¿pero cuantas veces por causa valedera? ¿Cuántas veces por maltrato y desamor? ¿Cuántas por una rutina destructiva? No debe la infidelidad atormentarte, fuiste infiel y con motivo, hoy no lo eres. Aquel vínculo, aunque no legalmente, sí de hecho está disuelto. Amante si lo eres, pero por culpa mía. Soy yo quien hace técnicamente ilícita la relación -por ser casado-. Si no lo fuera, no más dirían que soy tu novio. Tecnicismos necios que en nada alteran la realidad ni nuestro gozo, apenas le ponen otro nombre. Me siento feliz contigo y sé que soy correspondido. No enturbiemos nuestra felicidad por ese qué dirán que en la primera cita me diste a entender que no te perturbaba. No pretendo que nuestra condición se glorifique, ni que para disculparla busques argumentos. Sólo mira en la superficie trasparente de nuestros destinos para encontrar en nuestra condición de amantes motivos evidentes.

77

CARTA XLVII

Ojalá no existieran infidelidad ni celos Octubre 3

Copito: Para hacer caso omiso de los celos y dar muestras de fidelidad sólo requiere el hombre, tan evolucionado y lúcido, controlar lo más primitivo e irracional de su conducta. ¡Qué paradoja! Es lo que más le cuesta. De todas sus proezas, es la que parece menos realizable. Tal vez se puedan dominar los celos; hablo por mí. Experimento por ti la confianza de quien lo ha logrado. No sé si una fidelidad inagotable se consiga, pero constancia si doy de que mientras el amor subsiste hay a la infidelidad muy poca tolerancia. El absolutamente enamorado es refractario a los todos los deslices. La capacidad para dominar estos instintos depende sin embargo más de características innatas que de perseverancia. Quien carece de ese don, diría la humanidad entera, sólo convertirá su obstinación en permanente, insostenible e infructuoso sufrimiento. No todo el que se propone ser fiel, ni todo el que evita ser celoso lo consigue. Contra los instintos la voluntad no basta.

78

Soñamos con la fidelidad y nos martirizamos con los celos, que son la antítesis del amor y el peor de los instintos. Otra sería la historia de la humanidad si el enamoramiento durara para siempre. Hoy mi pecho palpita de fidelidad y amor, y mi corazón no abriga desconfianza. ¿Habrá escrito el destino para siempre serenidad semejante en nuestras vidas? Así, de todo corazón, lo aguardo.

79

CARTA XLVIII

La libertad Octubre 6 Amor: Tú sabes que cuando hablo de libertad hierve mi sangre y deja de caber mi corazón entre mi pecho. Lástima que me hayan pedido un manuscrito sobre el tema cuando más precario era mi tiempo. Era para los alumnos de un colegio, y como todo lo nuestro: para ya y a elaborarse en un instante. Pero les cumplí gracias a que escribí rápido, medité poco, fui parco en correcciones y tal vez dejé las mejores ideas en el tintero. Juzga la improvisada nota, máximas sobre la libertad a cambio de un extenso escrito: “No debe carecer de libertad una especie favorecida con la voluntad y la razón. Sin poder elegir el discernimiento sobra” “La naturaleza le entregó libertad con generosidad al hombre, al punto que se convirtió en la fuente de su crueldad y de su infamia. ¡Qué desgracia! La libertad que Dios dio al hombre, sirvió a éste para pervertir la creación divina” “No gozan de la misma libertad todos los hombres. La riqueza y el poder la determinan. Ilícitamente arrasan unos 80

con la libertad de otros y legalmente se crean sistemas que vulneran la libertad del individuo” “Sin libertad la dignidad humana es utopía. ¡Que nunca el hombre la ceda o la hipoteque! ¡Que sea siempre altivo, y no permita nunca el sometimiento por sus semejantes! ¡Que nunca tenga dueño, que nunca el patrón o el Estado lo posea. Pero también que apropiadamente siempre la utilice! ¡Que sólo el sentido de justicia le imponga a la libertad fronteras!” “Por la libertad toda empresa está justificada, por ella todo precio es razonable, incluido el valor supremo de la vida” “El apego por la libertad calibra la dignidad del hombre. El hidalgo por ella combate hasta la muerte, el andrajo la deshonra y sin dolor la entrega” “Ofende a la libertad el hombre que permite que le encaucen sus pasos a la fuerza, el que se resigna a la norma sin razón, al dogma y a las imposiciones arbitrarias. ¡Vergonzosa es la docilidad del hombre!” Hubiera valido la pena referirme a la relatividad de la libertad, pero no existía ni el tiempo ni el espacio. Explicar por ejemplo que la libertad absoluta solamente existe en nuestro pensamiento. Que solamente en nuestra mente la libertad carece de fronteras. Que en la realidad está constantemente reprimida. Bien porque la conciencia la limita, bien porque la condicionan la ley y la justicia, o sencillamente porque la aniquilan la barbarie y el poder despótico.

81

Mi libertad por ejemplo en ti la ejerzo, pero en ti termina. Tan libre soy, que llego a ti rechazando otras ataduras, pero enamorado –esclavo del amor- feliz abandono mi independencia en tu regazo. ¿Y sabes frente a la libertad como te siento? Como los sabores agridulces. Tan sumisa y tierna como indomable y liberada. Mas soy afortunado, como te trato con afecto sólo siento tu lado almibarado.

82

CARTA XLIX

Tu amigo Roberto Octubre 9

Copito: No he podido comunicarme contigo, pero esta nota es para manifestarte que no pongo objeción para que asistas a la fiesta de Roberto. No iré como me lo has propuesto porque me siento extraño. Ni a él ni a su familia los conozco. Sé que es un hombre bueno, porque pocos amigos tienden tan generosamente la mano a quien la necesita. Esos mercados que él te deja y los juguetes que les envía a tus niños hablan por sí solos de sus buenos sentimientos. Creo que nuestra relación no debe perturbar una amistad que es tan valiosa. Muchos años antes de que yo fuera parte de tu vida, Roberto ya compartía contigo sus momentos, te apoyaba, te aconsejaba, contenía tu abatimiento, participaba de tus alegrías, te auxiliaba económicamente y sin esperar retribución a cambio. Alguien así pocas veces se consigue, bien dices que ha de ser un ángel de la guarda. No siento celos si esa es tu pregunta, sería desconfiar de tu palabra de que es un buen amigo con el que jamás germinaría un interés romántico.

83

Disfruta pues tu velada sin prevención alguna, pero llámame en tanto tengas tiempo. Si quieres paso a recogerte, o si prefieres pasa la noche con su familia, así evitamos los riesgos de la calle y de la noche.

84

CARTA L

Se volvieron mis cartas numerosas Octubre 11

Dulce Copito: Dices que has optado por comprar un archivador para mis cartas. Nunca creí que fueran tantas. Ese es mi estilo, la forma en que las palabras y las promesas no se esfuman con el viento. Mi oficio es escribir. No me concibo sin papel ni pluma, sin pensamientos, sin sentimientos ni opiniones. La injusticia me inflama y únicamente escribiendo mi exaltación se calma, el amor me conmueve hasta transformar las palabras en delicados mimos, la tristeza me arrebata el aliento pero no le quita energía a mis palabras. Así, querida mía, que si la luna resplandece o si está ausente, si brilla el sol o se esconde tras las nubes, si me das pruebas de tu amor o si me esquivas, tendrás que resignarte, y por siempre, a mis esquelas.

85

CARTA LI

¿Dónde te encuentras? Octubre 14

Mi amor: Nadie da razón de ti. Los vecinos dicen que saliste en carrera con tus niños, que cargabas afán, pero no angustia, que lucías apresurada pero saludable. ¿Adónde condujo tanta prisa que no permitió ni un mísero mensaje? Aunque no siento el asedio de los celos, ni temo que tu salud esté en peligro, el germen de la soledad ya horadó toda mi calma. Cuánto siento tu ausencia. Es un silencio inexplicable que me desgarra el alma, un vacío insondable colmado de tristezas, una oscuridad aterradora en que infructuosamente mi corazón te busca. Se acostumbró mi vida a tu presencia, se acostumbró mi piel a tus caricias, a tu compañía mi soledad, a tus besos mis labios y a tu ternura mi alma. ¿Cómo no extrañarte, cómo no sufrir por ti, si tanto te amo?

86

CARTA LII

Una tarde gris Octubre 16

Paolita:

No es ésta una tarde corriente, así esté sentado, como siempre, frente al computador, tratando de escribirte. No es la alegría, sino la soledad y el desconcierto, los motivos que animan este escrito. Sé al menos, por una vecina, que viajaste. Un vacío estremece mis sentidos. Mi mirada vuela al infinito. Ni siquiera el cielo me brinda su azul reconfortante, las nubes tras su espesura lo refunden. Sus caprichosas formas tiñen de un gris de ausencia la tarde y se anuncia una noche prematura. Adivino el viento por la forma en que desplaza y compacta los densos nubarrones. El ambiente es hostil y de nostalgia. Esos acariciantes copos que tanto me alegran cuando levitan en el cielo iluminado, están ausentes. Hoy son cúmulos negros, presagio de tormenta. Mi mirada termina en el infinito, absorta, ausente. Escasamente repara en la realidad que tras el cristal asoma. Ya no está pendiente de los árboles, ni de las nubes, ni de las calles, ni de los transeúntes. Cuanto más ensimismada 87

parece mi atención en ese mundo externo, más sumida está en realidad en el universo de mis sobresaltos. El vidrio de la ventana, martillado por la lluvia, opaco y sudoroso ofrece tan poca nitidez del mundo, que toda mi atención naufraga irremediablemente en mis presentimientos. Que hermosa es la certeza de saber que me piensas aunque te encuentres lejos, que alegre es saber serenamente que tu cariño es mío. Qué desesperante, en cambio, esta incertidumbre; este dolor -acaso apresurado- que te presiente perdida sin remedio, que teme que tus sentimientos estén en retirada. Creo que escribo más para mí que para ti. ¿Será que llega a tus manos esta carta?

88

CARTA LIII

La explicación y tu regreso Octubre 18

Copito: Sólo quiero contarte que tanta dicha como por tu regreso adviertes, fue la aflicción que me hizo padecer tu ausencia. Que decidiste un viaje de forma sorpresiva, que de afán recogiste a tu mamá, que corriendo llegaste a la estación de buses, y aun así el autobús casi te deja. Todo lo comprendo, pero me niego a aceptar que en ese maratónico periplo no hubieses conseguido el medio para darme parte. Al menos un pensamiento me hubieras dedicado. Acepto cuanto afirmas y no insistiré en conocer el motivo por el que no crucé ni un instante por tu mente. Si la excursión no se hubiera organizado con urgencia, hubiéramos planeado todos un viaje placentero. No es cierto como tú piensas que me hubiera molestado viajar con tu mamá y los niños. La limitación es más de tiempo y coartada. La próxima vez no habrá disculpa que me margine del paseo. Un supuesto viaje de negocios puede ser la coartada perfecta que permita que tú y yo viajemos juntos. Y si has de viajar sin mí, recuerda para no tener remordímientos, que sólo basta que me anuncies tu partida.

89

CARTA LIV

La estudiante resultó aplicada Octubre 20

Mi amor: No alcanzo a imaginar en que puesto te tendría el destino si el matrimonio no hubiese cruzado por tu vida. Por él abandonaste lo que más querías, por su culpa tus estudios se quedaron truncos. Tantos años después vuelves al dominio de los libros. Y te encuentro con más gusto y constancia que una aplicada adolescente. Que buen ejemplo tienen tus niños al tener una madre que anhela cultivarse. Te siento grandiosa, interpretando términos que son del dominio de los médicos. Te veo hermosa vistiendo ese uniforme blanco que te hace lucir tan diferente. Te veo importante maniobrando tu tensiómetro, practicando con sondas y jeringas o cargando libros de título llamativo bajo el brazo. Y he de amarte mucho para disfrutar tanto como tú todas esas actividades que a la hora de la verdad le roban tiempo a nuestros arrumacos. Ese es un buen síntoma, porque el verdadero amor se mide en términos de desprendimiento.

90

CARTA LV

Definitivamente somos objetos hombres y mujeres Octubre 25

Primoroso Copito: Que no se diga que no eres un fascinante objeto de deseo. Lo disfrutas. Lo leo en la picardía que detecto en tu mirada. Objetos somos tú y yo, sencilla y llanamente. Tú, objeto de pasión para los hombres, yo, objeto que apasiona a las mujeres. ¿De dónde, habrás de preguntarte, surge afirmación tan imprevista? Ocurre amor, que acabo de encontrar a cierta dama, que feminista se proclama, y se niega a ser objeto sexual de los varones. ¡Qué fatalidad! Las reglas de la naturaleza no cambiarán con su disgusto. Detesto la tonta rivalidad entre los sexos. Cuán diferentes somos, pero no para actuar como bandos que anhelan doblegarse; para hacer, por el contrario, de esa diferencia un motivo exquisito que lleve a la mujer y al hombre a poseerse. Cambiar la manera de ser de cada sexo es un intento vano. No hay poder humano que le quite al macho su lujuria o a la mujer su propensión a los detalles. El re91

sentimiento contra el comportamiento natural de cada sexo es un trastorno serio. Considerar al otro objeto sexual, no es un insulto. Estoy seguro: es un halago. Un anhelo íntimo que algunos no confiesan. Ser deseado vivifica. La propensión a despertar deseo es característica primordial de la autoestima de toda persona saludable. ¿No tendrá la mujer que lo rechaza conflictos con su feminidad y una sexualidad muy mal resuelta? La naturaleza impone su mandato: que un género inspire en el otro la pasión, en juego encantador y delicioso, que compensa en buena parte los disgustos de la vida. Afortunados objetos del placer somos nosotros, y no por ello menos intelectuales, ni menos espirituales, ni menos afectuosos.

92

CARTA LVI

Lo que esconden las miradas de los hombres Octubre 30

Copito: Lo íntimo y mundano que hay en el instinto femenino probablemente nunca lo sepa de tu boca, pero como macho atrevido no siento sonrojo al confesarte las características volcánicas de la naturaleza masculina. Hoy he sentido el impulso de contarte lo que esconden las miradas de los hombres. Toda mirada lasciva, furtiva, prudente, descarada o tímida, esconde un mismo antojo. Aunque todos tengamos una apariencia diferente, por igual nos consumimos de pasión al ver una mujer que atrae. El deseo es idéntico, siempre gozamos los hombres lo carnal. La posibilidad de poseer nos arrebata. Unos glúteos que atraen, una pelvis que fascina, unos muslos bien torneados, unos senos hermosos, se llevan tras de sí nuestra mirada, como arrastra un imán la limadura. El interés en el resto vendrá luego, llegará el momento en que nos demos cuenta de la inteligencia, de los sentimientos nobles y de otras cualidades de la mujer que no lucen con la 93

misma intensidad que los atributos que la hacen sexualmente apetecible. Eso somos en la intimidad los machos. Expertos en desnudar a la mujer con la mirada. Pocos congéneres tendrán el valor de confesarlo: puro temor a poner en riesgo la conquista; a veces por prudencia o por recato. Ese comportamiento infame a los ojos de la mujer inexperta y candorosa, es ni más ni menos que la expresión irremediable de nuestra naturaleza masculina Y no ha de ser motivo para que no surjan relaciones hermosas de pareja que en aras del amor transforman nuestro descaro en tímidas miradas. Me gusta la franqueza y ofrecí mostrarme a ti con trasparencia. Por eso descubro ante ti los secretos de la especie. Enigmas que para las damnificadas del amor confirman apenas sus severas conjeturas. Además tiene para mi no sé que recóndito deleite esta insolencia. Gozo desenmascarando al mundo, revelando lo que finge, mostrando lo que oculta, haciendo públicos sus reales sentimientos: esas debilidades que a todos nos hermanan. ¡Que nadie se proclame de mejor sustancia!

94

CARTA LVII

Feliz cumpleaños Noviembre 3

Mi amor: Feliz cumpleaños puedo decir en este día, pero nunca expresaría con ello la multitud de sentimientos que me asaltan. Claro que ruego al Cielo por tu felicidad y pido que lluevan bendiciones, pero también doy gracias a Dios por tu existencia, por haber tenido la felicidad de conocerte y la dicha inmensa de hacerme a tus afectos. Esta fecha queda desde ya impresa en mi memoria, como todos los hitos memorables de mi vida. El regocijo de este día es la alegría de un mundo que se siente feliz con tu existencia. Yo, el que más, quiero celebrarlo intensamente. A las cuatro paso a recogerte. El mejor hotel de la ciudad te aguarda. Di que tienes una práctica nocturna, para que del crepúsculo al amanecer el amor de cuenta de nosotros. Prometo amarte con ternura desmedida y cubrir tu cuerpo con mis besos sobre un lecho de tus flores favoritas. El vestido que te envío es el que siempre quise regalarte, desde aquella vez que lo viste exhibido en la vitrina y creíste que por su precio jamás lo lucirías. El baby doll y esos adminículos íntimos preciosos son un velado mensaje para una celebración inolvidable. Copito, feliz cumpleaños. Te amo más que nunca. 95

CARTA LVIII

Un libro a los amantes Noviembre 4

Enternecedor Copito: Lo de ayer desborda toda palabra que pretenda describirlo. Fui feliz y sentí tu felicidad a flor de piel, en íntimo contacto con la mía. Mi memoria no admite en este instante evocación distinta a la hermosa celebración de tu cumpleaños. Y siento un arrebato, un impulso enorme de perpetuar los maravillosos momentos en tu compañía. Ya no tengo duda, mi próximo libro, a ti, mujer adorable habré de dedicarlo. No serán las “Cartas a mi amante”, ni las “Cartas de un amante”, porque lo que menos quiero es sonrojarte. Como por esos títulos nunca hubo simpatía, lo llamaré “Las cartas a mi amada”. Considero que quedas satisfecha. Variará su título mas no su esencia. Exaltaré en sus páginas a aquella mujer que reúne las virtudes con que el hombre sueña. La mujer que ama y que es amada, la mujer que no necesita un documento legal para sentirse segura de su hombre. La mujer que hace de la pasión una aventura, la amante perfecta y la perfecta amada. Sin amantes el amor no existe. En ellos aparte del afecto y la pasión todo es superfluo. Amor y amante, son términos 96

que se confunden en una misma razón, en un mismo sentimiento. Hablaré de ti y de mí, y a través nuestro de todos los amantes. Descubriré sus motivos, mostraré la condición humana que incita sus acciones, descubriré que en sus actos la bondad impera, expondré sus derechos, defenderé su causa. Por ello, lleva amante mía la frente en alto. Sin aflicción y sin estigma. Que son otras, las que no aman, las que amargan, se amargan y atormentan, las que deben mirarse con desprecio.

97

CARTA LIX

Este sentimiento indoblegable Noviembre 8

Paolita: No existe cielo mío obstáculo que al amor detenga. Y si lo dudas, pregunta dónde quedaron mi prudencia y todos mis temores. Ese caprichoso sentimiento doblega toda voluntad y de la razón da buena cuenta. Ese es sin remedio el sentimiento que nos une. Ubicuo, absorbente, insaciable, inatajable. Discurre como el agua, como el aire, colándose por el menor resquicio, expresándose sin rubores, burlando las normas y las conveniencias. Pero tanto como embriaga, puede ahogar en la tristeza. ¡No importa! Asumo el precio. ¡Que el destino me cobre lo que quiera! Estoy dispuesto a disfrutar tu almíbar, a navegar tu cuerpo, a anclar en tu vientre, y a retozar en el lecho terso de tu piel tras mi aventura. Que eres la más maravillosa esencia que satisface mis placeres, lo proclamo. Obvio es el motivo para quienes tienen la suerte de admirarte. Como este amor es verdadero, la satisfacción no va a ser tan sólo disfrutarte. Cuando de amor se trata en el sacrificio también hay alborozo. El bocado que más nos complace es justamente aquél que no probamos, aquél que rechazamos anhelando que lo deguste el ser que amamos. 98

Por efecto del amor los motivos de satisfacción son paradójicos. Recorren el camino del dolor al gozo y del gozo al dolor con ímpetu y agrado. Participaré tanto de tus dichas como de tus sufrimientos. Me exaltaré en tus alegrías y me estremeceré en tus aflicciones, sé que éstas también me depararán un goce: la felicidad de ser contigo inmensamente tierno y solidario.

99

CARTA LX Noviembre 12

Paolita:

TUS LÁGRIMAS Un brillo enternecedor hay en tus ojos, un emotivo resplandor que se deshace por tus mejillas en gotas de rocío. Perlas límpidas, extracto de nobles sentimientos, destilación exquisita de un alma generosa. Inmaculadas gotas que delatan un corazón piadoso, una entraña estremecida por la afectividad de un verso, por la ternura, por el amor, por el dolor, por la vida, por el niño o el anciano. 100

Llanto auténtico que embriaga mi existencia, néctar que con mis besos se confunde... Es la esencia exquisita de mi amada.

101

CARTA LXI

No pienso renunciar al placer ni a mis sentidos Noviembre 16

Copito: Cuando te abordó aquella mujer extravagante, creí que era tu amiga. Pocas veces he visto tanta familiaridad en un extraño. ¡A qué grado de atrevimiento llegan estos alborotadores! Hay que ver la temeridad con que pretendía cambiar tus convicciones. Si ella es el ejemplo de un miembro de su iglesia, suficientes razones tengo para repudiar su credo. Evité cruzar palabra porque su discurso era apenas una retahíla sin sentido. Un remiendo de pensamientos mal cosidos. Personas como ésta se obsesionan con ideas fijas que no resisten prueba, en dogma las convierten y niegan toda razón a quien las interpela. ¡Qué disparate! Dizque exhortaba el amor al prójimo y la tolerancia, pero su prédica era una condena constante a la humanidad por todas sus acciones. Que tal llamar a los sentidos “las malditas ventanas al pecado”. Por despreciarlas casi se va de bruces cuando el bus frenó en le paradero. Te cuento que ganas de reír no me faltaron. 102

Pero volviendo al tema, ¿quién no anhela sensaciones placenteras? ¡Qué absurda interpretación pecaminosa del placer! ¿Serán honestos quienes la predican? ¿O más bien esconden tras de estas posturas sus excesos? Los sentidos son en este aspecto indiferentes, por igual perciben el dolor y el placer. Su función escapa a cualquier juicio moral, sencillamente no es en ella en la que el bien o el mal tienen su asiento. Si los sentidos fuesen malos, Dios y la naturaleza, no el hombre, serían los encausados. ¡Qué despropósito! ¿Por qué negar que el Creador le dio al hombre la posibilidad de recrear su vista, de degustar sabores y de percibir olores exquisitos? ¿De deleitarse con el tacto y de extasiarse con sonidos bellos? ¿Que a cada sentido le proporcionó infinidad de estímulos que vivifican? ¿Y que no es renunciando a ellos como habrá el ser humano de ganarse el Cielo? No con la privación, no con el sacrificio inútil, sin motivo. No se renuncia al placer por simple gusto, apenas por razones poderosas. Sólo cuando mi placer causa a otros un dolor tangible estoy en la obligación de restringirlo. Porque no es ético soportar sobre el mal de los demás mi gozo. Tengo muy claro que el objetivo del hombre es ser feliz, y que la felicidad es un torrente de satisfacciones y placeres.

103

CARTA LXII

El asunto de los instintos me entretiene Noviembre 18 Mi amor: Aunque la obligada despedida nos cortó el diálogo sobre los instintos, en mi mente continuó un monólogo en el largo camino hasta la casa. Al menos así, el tiempo del aburrido viaje se fue sin darme cuenta. ¿Por qué habría de renunciar el hombre a sus instintos? ¿Debe reducirse a la lucha contra los instintos la confrontación dialéctica entre el bien y el mal? ¡Qué tontería! En ninguna especie cuestionamos el impulso genésico natural que la preserva, pero en el hombre la existencia de voluntad y de conciencia terminó por anteponer exigencias éticas al apareamiento. Aceptemos que en el hombre existe un escrúpulo natural que impone límites, que existe un impulso moderador de las tendencias instintivas, pero también comprendamos que éstas tienen una razón de ser y ante todo, que son incontenibles. Son fuerzas impetuosas que sobrepasan la voluntad, son parcialmente gobernables pero inextinguibles. 104

El grado en que ese impulso innato pueda moderarse es más consecuencia de una disposición natural, que resultado de la santidad de una persona. En quien no está exacerbado un determinado instinto, fácil resulta controlarlo. En lo moral, pienso que el bien no reside en arrasar con los instintos y que no tienen tanto que ver éstos con aquélla. Así no han de creerlo, sin embargo, quienes bajo tendencias religiosas y moralizadoras extremistas hacen conductas pecaminosas del sexo, de la gula y de toda inclinación natural que lleve al goce. Sin embargo lo que antaño conducía a la hoguera hoy es inocuo... y hasta divertido. Y quienes en el fuego - fuego de la ridiculez- hoy se consumen, son los timoratos de todos los pelambres. La conducta pecaminosa no ha de ser un simple pálpito, una corazonada. Su calificación debe provenir del raciocinio. Pero el fanático religioso tiende a descubrir inexplicablemente en la frustración y en el martirio el camino al Cielo y trata de convencer sin argumentos. El instinto será a sus ojos, más impuro cuanto más goce proporcione. De ahí que el sexo por ellos sea satanizado. ¿Quién los comprende? Qué paradoja que tan sumisos a Dios como se muestran, se atrevan a cuestionar el designio que infundió ese instinto. ¿Sin sopesar el libre albedrío, el origen y la intención de la conducta, las circunstancias que la atenúan o que la agravan, quién puede emitir un juicio acertado del comportamiento humano? Querida mía, después de tantos pensamientos, no hay poder que me convenza de que el sexo o la gula son pecado.

105

CARTA LXIII

Tus estudios y mis celos Noviembre 23

Paolita: Estaba ayer tan cerca de la escuela, que no dudé que unos minutos compartiría contigo. Dijiste que no, y tuve que aceptarlo; pero aún no entiendo porque evitabas que te recogiera. Aunque insististe en que se haría tarde para mi compromiso, la verdad es que el tiempo me sobraba. Resulta inevitable acordarme de aquellos primeros días en que pasaba por ti, y tu oronda te subías al carro, con ínfulas de gente adinerada, envidiada por tus compañeras que debían aguantar el frío en una esquina oscura, hasta que un bus repleto las llevara. ¿Es que hoy prefieres soportar con tus amigas la tortura del transporte público? Está bien que te reúnas con ellas a estudiar, aun hasta altas horas de la noche, pero me preocupa que con la inseguridad de esta ciudad llegues tan tarde a casa. Ayer por ejemplo llamé hasta la media noche y lo más atento que conseguí fue un perverso comentario. Molesta tu vecina, con el timbre del teléfono me dijo: ”No es la primera vez que llega tarde, hay noches que ni viene, además no se preocupe que siempre vuelve bien acompañada” 106

No suelo ser hombre celoso, pero no puedo negar que al escuchar esa respuesta mi corazón dio un vuelco. No indagué más porque mientras medité si preguntar valía la pena la señora me tiró el teléfono. ¿Qué tienes tú para contarme?

107

CARTA LXIV

Tu explicación me basta Noviembre 24

Mi amor: No te esfuerces en reunir pruebas que no te estoy pidiendo. Lo justo es confiar en tus palabras. Una noche te quedaste con Amalia y otra con Eunice. Esa explicación me basta. También acepto que la buena compañía que mencionó la inquilina es la patota de compañeras de estudios que viven en tu barrio. Conozco el valor de la libertad y le rindo culto como nadie. No permitiría que me controlen, ni osaría jamás arrebatar su independencia a alguien. Estarás a mi lado sin presiones, mientras ese sea tu anhelo, mientras mi compañía recibas con agrado, mientras sea fuente de placer y de momentos gratos. Eres libre para volar, para actuar sin permiso, para soltar a tu voluntad las riendas, a la luz del día, sin ocultarte, sin disimulos ni mentiras. Creo haber encontrado en tu corazón el mejor de los rincones. Allí quiero permanecer por siempre. No pretendo que tu amor con mi rigor se espante. Ese convencimiento me distingue de los hombres corrientes que llegan a tu vida.

108

CARTA LV

No demando juramentos ni testigos. a disfrutar la vida Noviembre 26

Copito: No seas tan perspicaz, deja de leer entre las líneas. Yo nunca sugerí en mi carta que tus explicaciones pudieran ser embuste. Sólo quise enfatizar que mi respeto por la libertad de mi pareja es tal, que nada tiene que hacerse a mis espaldas. Ni siquiera un desliz, afirmaría, para recalcar gráficamente mi carácter. Pero olvidemos ese tema trasnochado, tan rápido avanza nuestra vida que lo de ayer ya es rancio. En cambio te propongo que alistes tus mejores galas. He conseguido entradas para un espectáculo que hasta donde sé no ha pasado por tu vida. Me refiero al mundo de la zarzuela y de la ópera, el que por tus penurias te has negado. El que por tu sensibilidad habrás de disfrutarlo. Cuando de placer se trata, tiene la música la capacidad de propiciarme los mejores gozos, no preciso de una gota de alcohol para exaltarme, apenas unas notas que pongan a vibrar mi cuerpo. Si de elixir preciso es de amor, y está en tu compañía. Por eso anhelo reunir en un solo momento esos dos placeres exquisitos. 109

CARTA LXVI

Después de la zarzuela Noviembre 30

Copito:

Creo que me equivoque al reservar las sillas en platea: te vi escrutando con gusto todos los balcones. Pero como ya sé que el espectáculo te agrada, la próxima vez te invitaré a los palcos. Me emocioné oyéndote entonar la Mazurca de las Sombrillas. En ese instante no me quedó duda de que puedo compartir contigo mis gustos musicales. Tu vestido estuvo esplendoroso, fue buena decisión que lo alquilaras. Estuvo a la altura de las circunstancias. Veo que la solemnidad lejos de mortificarte, la disfrutas. Temí que la obra fuera para ti pesada, si bien busqué una pieza vivaz para presentarte un género que me agrada tanto: unos acordes que jamás saldrán de los equipos de sonido de los buses de trasporte público. La zarzuela y la ópera son como tú dices más que los alaridos con que la gente inculta identifica el género. Aunque en mi cerebro no dejen de resonar las notas de mi zarzuela favorita, debo ponerle punto final a esta epístola so pena de llegar tarde a la junta directiva. Allí, donde las apariencias reinan, donde las palabras sobran, donde de todo se habla sin decirse nada. Tú sabes que cuando de 110

recreo se trata me gustan las palabras frívolas, pero me fastidian y en exceso cuando las circunstancias son formales y no aparece sustancia en cuanto se discute.

111

CARTA LXVII

Qué curiosos extravíos Diciembre 4

Copito: Los efectos del amor son sorprendentes. No he hecho para muchos nada excepcional. Esperar. Pero para mí no es cotidiano. Es una tortura para un hombre como yo: impaciente. Y no te esperé cinco, ni diez, ni veinte minutos. Fueron sagradamente tres horas, lo aseguro. Parado, cual centinela, al frente del número acordado. No sabía en que consistía tu nuevo empleo, ni el lugar exacto de la nueva empresa. Así que cuanta persona en esa calle salía de su trabajo me hacía presentir que tus pasos tras de esos pasos se acercaban. Miraba las ventanas esperando en alguna descubrirte, imaginé verte en cientos de cabelleras, espaldas o perfiles, pero bastaba un giro o un leve movimiento para saber que tú no eras. Tal vez ningún trabajador quedó en aquella calle, cuando desencantado, con piernas y pies adoloridos resolví marcharme. Sin esperanzas ya de verte, desilusionado y sin aliento, he venido a tu casa a dejar este recado. Como nadie abre, lo entrego a tu vecina.

112

CARTA LVIII

Vivamos esta navidad sin sobresaltos Diciembre 5

Copito: Nos está jugando malas pasadas el destino. ¡Qué caramba! Lo que importa es que por fin apareciste. Pero no justifico tu extenuante trabajo. Lo detesto. Tres días enteros le ha robado a nuestras vidas. Tres días llevo sin verte. Comenzar a trabajar cuando aún el alba no se asoma y terminar cuando el sol ya se ha ocultado, sin percibir la luz del día, me parece una esclavitud abominable, que no te obliga mientras mi sombra te cobije. En todo momento y sin la posibilidad de hablarte ni de verte, recuerdo con rencor las horas en que te aguarde infructuosamente. Nunca imaginé que aguardaba tan lejos de la cita. Que pena que tu mamá me hubiera dado el número de la calle por el de la carrera. Me dijo que me encontrara contigo en el número trece cuarenta de la calle veinticuatro. Que coincidencia que también existiera ese número en la carrera veinticuatro. No deseo que este mísero trabajo nos aparte en la época en que más debiéramos estar unidos. Tú dices que la paga es mala y el enclaustramiento resulta insoportable. 113

¡Si ese trabajo al menos fuera digno! Pero no es más que un atropello a la condición humana. El auténtico secuestro laboral con que concibo los trabajos en que el patrón a cambio de un salario se adueña de la libertad del empleado. Lo somete a horarios exigentes, a producir sin tregua, le niega permisos y descansos y se olvida por completo de sus necesidades, su bienestar, sus emociones y su afecto. ¡Déjalo ya! No hay aprietos que te obliguen a tales sacrificios No saliste a vacaciones de la escuela para emprender una actividad más extenuante. Es Navidad, es tiempo de alegría. ¿Qué te parece, a cambio, salir en las noches cogidos de la mano a ver la ciudad iluminada, y en el día sin aglomeraciones, mientras la gente trabaja, irnos de compras a los centros comerciales? Dijiste que harías de ésta la mejor Navidad de tu existencia. No permitiré que tu deseo se frustre.

114

CARTA LXIX

Navidad en un poema Diciembre 14

Mi amor: En esta Navidad estos versos te regalo: POEMA NAVIDEÑO En Navidad se fueron los recuerdos que de gris mi ser estremecieron. En Navidad llegó la dicha que me hizo ver más fulgentes los luceros. En Navidad el niño de María, oyó mis rogativas, y mi rebeldía al destino le ofreció una tregua. En Navidad más verde brilló el color de la esperanza. En Navidad llegó el amor como un presente traído de los cielos. 115

En Navidad llegó ese ser tantas veces en mis ruegos reclamado. En Navidad un ángel mis manos atraparon, y por mi afecto retenido, no volverá jamás a su morada. En Navidad una mujer angelical llegó a mi vida, entre música celeste, trompetas y clarines. Una Navidad eterna, con ella, viviré por siempre.

116

CARTA LXX

Preparando los regalos Diciembre 16

Amor: En esta Navidad tu diario extrañará mis cartas. Se acerca el veinticuatro y apenas reparo lo poco que te he escrito. Si alguien rondara de cerca mis esquelas, pensaría que en este mes nos distanciamos. ¡Qué error cometería! Es todo lo contrario, tanto nos absorbe el amor que para escribir no queda tiempo. Nunca nuestra unión fue más estrecha, nunca absorbí yo más tu tiempo ni fuiste tu más dueña de mis días. En el Paraíso estoy viviendo. Estoy pletórico. Siento deseo de participar mi felicidad a todo el mundo. Quiero ser generoso y demostrar mi dicha a través de los regalos. No se quedarán tus sobrinos sin la Navidad que anhelas; aunque no sé si alcance el presupuesto para tantos juguetes y vestidos. Como de costumbre, para ti no pides nada; sin embargo te quiero de primera en la lista de regalos. Los gustos de mis hijos los conozco, habrán de gozar con los juguetes que pidieron. ¿Podrá existir dicha mayor que darle gusto a mis pequeños dictadores?

117

Para tus niños tengo listo, un poco tarde, el arbolito y el pesebre. Pienso por la nostalgia con que hablan de él, que disfrutarán el pesebre tanto como yo lo gocé cuando fui niño. Hoy lo vestiremos. Le pondremos casitas de la época, fuentes, muchas palmeras, ríos, puentes, camellos, ovejas y muchos animales. Aunque insistas en que no deseas nada, no te creo. ¡Puro recato! Todos albergamos la esperanza de un presente. Recibir un aguinaldo es agradable. Sé que mis sentidos atentos a tus gustos descubrirán pronto algún deseo escondido. El veinticuatro espero pasar el día contigo. En lo posible cenaremos antes de las diez y luego entregaremos los regalos. Para evitar las suspicacias de mi esposa, a mi casa llegaré temprano. Puedes ir preparando el pavo y la natilla. Me comprometo a que la Navidad vuelva a ser para ti un momento inolvidable

118

CARTA LXXI

Nochebuena hermosa, para recordar Diciembre 25

Mi amor: En medio de la resaca estoy contento. El maratón inesperado del día terminó en una verdadera noche buena. Nunca pensé conocer tantos sobrinos y tantos familiares tuyos. Aún me sorprende que haya alcanzado el día para tantos ires y venires. La Navidad es de los niños, y esos rostros llenos de felicidad por sus regalos me afirman en mi certidumbre. Retumba en mi cerebro su algarabía destrozando envolturas, haciendo trizas el papel y los adornos, desenvolviendo con impaciencia todos los regalos. Y luego esa alegría sin límite, ese gozo enternecedor que hace en los ojos agua. Momento sublime en que nos damos cuenta cuán fácil se construye la felicidad de un niño. Y que decir de la comida. ¡Qué ajiaco más sabroso! Mejor que el pavo que propuse. Por poco nos quedamos cortos, no pensaba en tantos comensales. La segunda Nochebuena, en mi casa, fue una tregua. Sin reclamos, sin disgustos. Primero, con ella, un saludo seco y breve. Luego un tropel de pasos infantiles y un estrujón de 119

bracitos amorosos. Besos, abrazos, regalos y juego hasta el cansancio. En una cómoda silla y a la tenue luz de una bombilla me sorprendió la madrugada, con su olor a pólvora y el inesperado tronar de voladores despistados. Fue una noche amable que transcurrió velando el sueño de mis hijos y entre música, whiskies y recuerdos.

120

CARTA LXXII

Te siento tan distante Enero 2

Paolita: Tres días sin verte, incluido un 31 de diciembre me hicieron suponer que sería más expresivo nuestro encuentro. Ayer estuve a punto de viajar al pueblo, luego de esperar infructuosamente tu llamada, pero temí que podía pasar por desconfianza. Ahora sé que no tenías teléfono a la mano. De todas maneras siento una corazonada incomprensible que me obliga a confesarte mi confuso sobresalto. Encontraste un ser sin ilusiones que construyó sus sueños con tus sueños, que hizo de tu futuro su futuro, que volvió a amar y a sonreír, y vio renacer sus esperanzas. Has sido la mujer ideal, la de mis sueños, la relación perfecta que satisface mi corazón, mi mente, mi cuerpo y mis sentidos; el ser delicado y sensible, el espíritu selecto que con mi ser se compenetra. Eres juventud atiborrada de anhelos aplazados, la hoja blanca en que quisiera escribir los sucesos más tiernos y felices. Pero hoy veo vacilar tu pie para seguirme, hoy presiento que la senda que sigues se aleja de la mía. Adivino en la distancia las quimeras que se pierden. Te 121

veo marchando con tus anhelos y deseos, que aunque tuyos, son también los míos. Son los sueños que con amor he querido construirte. Con los que quisiera abrirte las puertas a mi mundo para que por siempre dejes con ellos de sentir distancia. Hoy creo que me he vuelto a tropezar con la triste realidad que fue mi compañera. El destino está alejando las nubes en que mis ilusiones se remontan. Demasiado perfecto parecía mi sueño para ser posible. No nací para el amor, hoy de nuevo triste está mi vida. A todo el mundo quiero contarle que te extraño y que te amo. Me olvidé de vivir sin tu presencia.

122

CARTA LXXIII

Has desvirtuado mis temores Enero 3

Adorable Copito: Es tan amorosa la dulce esquela que me enviaste, que borra toda duda y llena de luz hasta el más recóndito espacio de mi vida. Ella emana calor y refulgencia cual sol que con sus rayos me cubriera. Que bien administras el afecto y las palabras. Si eres capaz de escribir con tanto sentimiento y de convertir las frases en caricias, has de tener una causa formidable que te inspira; un hálito que convierte el ambiente en poesía; una fuerza poderosa y única: el amor. Ese mismo sentimiento que hace de ti la musa que me inspira. Hay en cada doblez de tu carta, que hasta en los pliegues del papel guarda detalles, una sorpresa, un mensaje tierno, una promesa, el dibujo de una flor, un corazón flechado, un monito que simboliza la dulzura, una exaltación de las cualidades de éste que te ama. Nada tengo que imaginar, nada que deducir, todo es patente, existe entre tú y yo la comunión perfecta. Sencillamente me amas. ¡Qué bien estoy correspondido!

123

CARTA LXXIV

Tu bondad Enero 6

Copito: Cuando por tu mirada me siento iluminado, no escapo a la comparación inevitable con aquella otra que siempre me increpaba. Me acostumbré a la tortura de un rostro que no tenía otra marca que el enfado, que se veía cansado y rendido por su propio enojo. Que guardaba en sus facciones ira contra el mundo y que atrapaba en sus líneas la amargura. Tu imagen, que mundo tan distinto muestra. Tú que sufres y has sufrido tanto, sólo tienes dulzura en la mirada. Debe ser la bondad una cualidad innata, ajena a los tropiezos de la vida. Quien con ella llega al mundo, sólo tiene corazón para el olvido, para el perdón, para verter bendiciones entre sus semejantes. Quien sin ella nace no tiene más aliento que para causar dolor sin importar el bien que le prodiguen. Por tu bondad tu rostro es más joven que tus años, por tu bondad son tus ojos trasparentes a la mirada que quiera escudriñarte, por tu bondad tu voz es suave, por tu bondad es tu instinto maternal y tu piel de terciopelo. Por tu bondad ha sido cautivada mi alma. 124

Tu espíritu vibra con las cosas tiernas y es el mejor receptor a las expresiones sensibles de mi alma. Contigo puedo compartir el éxtasis de la música que llamamos culta, el colorido de un cuadro, la emoción de una obra de teatro y la fuerza y el sentimiento de un poema. Tu gesto aprueba mis sentencias y tus ojos brillan con los mismos motivos que me exaltan. Eres el alma gemela que al Cielo reclamaba.

125

CARTA LXXV

Esto es felicidad Enero 7

Mi copito: Esta carta es un poema. SOY FELIZ Soy feliz porque tus manos se aferran a las mías, feliz porque tus brazos me rodean. Feliz soy porque mis labios de los tuyos degustan la dulzura. Feliz porque en tu ser mi cuerpo se prolonga. Feliz porque en mi pensamiento habitas y consentido soy de tu corazón y de tu mente, Feliz soy, por conocerte,. por amarte y por sentirme amado.

126

CARTA LXXVI

Del matrimonio estoy hastiado, al hogar sólo los hijos lo rescatan Enero 9 Mi amor: Apenas me estoy quitando los guantes de boxeo para tomar la pluma. Acabo de terminar otro fuerte altercado con mi esposa. ¿El motivo? No importa. Siempre es baladí: una palabra de más, una de menos, una llamada, un producto olvidado en el mercado, una marca que no era, la falta de un jabón, un teléfono ocupado, un ronquido, un estornudo, un ruido, un movimiento inesperado. ¡El matrimonio hastía! Y no es sólo porque tú y yo seamos infelices por su causa. No, es que millones de parejas sepultaron en él sus ilusiones. Proclamo mi infidelidad, que es tan grande como mi disgusto. No sé si con otra persona a mi lado hubiese sido tan infiel como ya he sido, probablemente no; pero si de algo estoy seguro es de que con una persona más amable me afligiría el remordimiento que hoy no siento. Mis aventuras escasamente compensan las afrentas. Mas no quiero ser injusto, sobre todo cuando el arranque de mi ira se va desvaneciendo. En medio del 127

desencanto encuentro en el matrimonio un ingrediente amable: ¡Qué maravillosos son los hijos! Cuánta alegría y cuántas ilusiones hay en esos pequeñines. Por ellos vivir vale la pena, por ellos ningún esfuerzo cuesta. Sólo por ellos esta doble vida me incomoda. Por ellos quisiera la familia ideal, un hogar perfecto.... Pero soy un hombre aplomado, práctico; no sueño en imposibles. ¿Cómo percibirán los niños mi infidelidad?, me has preguntado. Al fin estoy dispuesto a contestarte. No voy a esquivar más esa respuesta odiosa. Comenzaré por decirte que aceptamos cuando niños la realidad que los adultos nos presentan, y la interpretamos durante toda la vida a la luz de nuestras experiencias. En este caso saben los niños que tienen un padre que los quiere, que les ofrece afecto y satisface sus necesidades. Su madre, y eso reconozco, no ha intentado nunca destruir la buena imagen que de mí han formado. Por ahora, su pequeño mundo no sabe de amores, de parejas y de amantes. Pero si vieran en esta edad destruido su hogar por la conducta osada de su padre, se esfumaría probablemente aquél aprecio. Albergaría seguramente su corazón un gran resentimiento. Su mente a esta edad es por completo ajena a las dificultades de la convivencia. Cuando esas personitas crezcan y sepan de razones habrán de juzgar con indulgencia Su memoria saturada del encolerizado trato que me da su madre, habrá de hacerlos comprender que no ha sido una ligereza mi conducta, 128

sino la forma de compensar la frustración que me causaron. Y quiera Dios que no vivan en carne propia mi desdicha, pero si por desgracia a ellos les llegara, creo que terminarían comprendiendo mi conducta más que nadie. Pero tanto como el juicio que hagan de mi proceder, me preocupa la influencia que él ejerza en su comportamiento. No deseo que tengan una vida paralela, tampoco para mí la hubiera deseado. Pero otra es la fuerza de la realidad; adaptarse a lo que existe es una actitud inteligente. Soy analítico, critico y pragmático, todo cuanto afirmo es mi manera de comprender y de enfrentar el mundo. No soy un predicador que quiere que sus semejantes actúen bajo esos lineamientos, tampoco ignoro que en muchos mis palabras harán eco. Por eso no he encontrado proceder más acertado que silenciar mis opiniones cuando hay en mi audiencia personas que se están formando. A ellas sólo les deseo el mundo ideal con que soñé de niño. Pienso que quien sueña y es feliz con su mundo de ilusiones no tiene que ponerle atención a mis escritos.

129

CARTA LXXVII

Entre lo ideal y lo pragmático Enero 11 Mi vida: Los valores del idealista sólo en su corazón perviven. Son la antítesis de la realidad, del mundo signado por el interés y los frutos materiales. Pero soñar con un ideal también es negarse a disfrutar lo poco que nos da la vida. No se puede vivir solamente en pos de una utopía. La perfección no existe. Ideal es la fidelidad, ese valor tan abstracto como ambiguo. ¿Acaso existe? Pienso que no y por eso mi razón no la considera imprescindible. La desea mi corazón que no entiende de razones.... pero a la larga por ella será subordinado. Inevitable es también la muerte, y como la infidelidad he terminado por aceptarla sin reproches. Negarse a aceptar la realidad arruina la existencia, porque la realidad no es por nuestro sufrimiento perturbada. La realidad es impasible. En lo que a mí concierne no intento cambiar el mundo más que en aquello en que humanamente pueda transformarlo. No pretendo la inmortalidad porque no hay humano que la haya conseguido. No reclamo la fidelidad que es una condición tan poco humana, pero espero el amor como un sueño que pueda realizarse. Y tú estás en el centro de ese ansiado sueño. 130

CARTA LXXVIII

Me haces feliz cuando me escribes Enero 14

Copito: De nuevo tengo una esquela tuya entre mis manos. Son tus palabras el mejor alimento que puede recibir mi espíritu. Sedienta mi alma de un afecto sublime, ha encontrado en tu ser un oasis verdadero. Exquisito y límpido. De dulces y profundos sentimientos, que en mi haber no parecían posibles. Soy dueño de tu amor y no doy crédito a la enorme dicha que ello significa. Sólo cuando padecemos la oscuridad anhelamos el fulgor, sólo cuando sentimos la ausencia comprendemos el valor del afecto. Yo que soñé tus virtudes aún sin conocerte, y que por años extrañé las cualidades bellas que tu ser me proporciona, puedo más que nadie valorar tus atributos. Ese sentimiento tierno que hoy llena mi vida, no tendría de mi parte suficiente pago sin el inconmensurable amor que anima todas las acciones en que él se hace presente. De tu ternura soy feliz prisionero hasta la muerte. 131

CARTA LXXIX

Una tarde hablando de mujeres Enero 17

Paolita: Dicen mis amigos que soy experto en amor y que sé mucho de mujeres. Creo que de tus congéneres he aprendido demasiado a fuerza de experiencia: de recibir golpes, de disfrutar caricias, de analizar gestos y de escrutar miradas, de poner atención a todas sus rutinas, de contemplar sus reacciones sin desdeñar ninguna. Pero si como ayer me preguntaran ¿De qué hablan en privado las mujeres? Te cuento que no haría más que imaginarlo, porque de ese picante intimo y sensual que ponen mis amigos en boca femenina no me consta nada. Unos dijeron que hablaban de sexo con crudeza, que describían sin pudor los detalles de todas sus faenas, que iban mas allá del éxtasis revelando sus íntimas pasiones, que ideaban el comportamiento amatorio de los hombres, peor aún, que eran perversas, deshojando la honra de los machos. Nada opiné. Me deleité pensando que nada es imposible. En cambio me enfrasqué en una entretenida discusión sobre mujeres fáciles. Se dijo por ejemplo que si tan fácil es 132

su vida ¿por qué las damas más dignas no suelen practicarla? Alguien con doble intención se preguntó ¿qué es una prostituta? Y dirigió nuestras respuestas hasta demostrar en su sofisma que otras son las que se comportan como tales. Te cuento que con nuestras conclusiones terminaron las señoras en la calle y las trabajadoras sexuales en el altar de los hogares. Lo confieso, soy culpable de erigir en verdad tal esperpento. Dije que identificaba la prostitución como una actividad en que pesa más que el dinero y el servicio que se transa, la consumación de un acto -por parte de ellas- sin pasión y sin afecto. Si de cobrar se trata, dijimos que el médico cobra su receta, el eticista sus conferencias y consejos, y el cura hasta las misas. Cobrar, terminamos diciendo no es problema. Lo que molesta -entristece es la palabra- es tener que entregarse sin deseo. Fue entonces cuando salieron a relucir las esposas que hastiadas de prestar “servicios conyugales” lo siguen haciendo porque el esposo “es el dueño de su cuerpo”, porque deben cumplir una obligación que impone el matrimonio o deben cuidar en últimas el seco y la sopita. “¡Más putas pa´dónde!“, dijo alguien. ¿Y si las damiselas disfrutan no son putas? Pregunté con ironía. Claro que no, respondieron todos por consenso. Si lo son, no lo son tanto, fue la conclusión de todos los presentes. Como nadie pidió que las opiniones se guardaran con reserva, diviértete con estas ocurrencias, mas no pienses que la mujer y el sexo son la única fijación de la mente masculina.

133

CARTA LXXX

El hogar ideal, una quimera Enero 21

Mi cielo:

El modelo de familia que adoptamos es un fracaso rotundo. La pareja se hastía hasta aborrecerse y los hijos cuando no padecen con la separación, lo hacen con el enfrentamiento de los padres que deciden convivir en medio del encono. El tiempo le demuestra al hombre que el amor menos volcánico, el de los lazos fraternales y filiales, es el que resiste el tiempo. No aquél que se esfuma más rápido cuanto más intenso. Por ello vemos a los damnificados de una relación volver adoloridos o contritos una vez más a los brazos de los padres. Es abominable que los hijos vean esfumarse con la separación el hogar que se merecen, pero también que a falta de un divorcio sean testigos de la agresividad de dos seres que un día se prometieron un amor perpetuo. ¿Será mejor entonces que el hogar nunca se instaure? ¿Que se acaben los hogares que siempre conocimos? ¿Que los niños desde el nacimiento vivan alternativamente con cada uno de sus progenitores? Al fin y al cabo sufrimos por lo que perdemos, no por aquéllo cuya existencia nunca conocimos. Si nunca supieron lo que era vivir bajo un mismo techo con 134

sus padres, no llevarán los hijos en su recuerdo el dolor de la convivencia malograda. Dejaría el hombre de abandonar a sus padres para formar pareja ilusionado con un hogar y con una felicidad apenas transitoria. La pareja humana es pasajera y para vivir en familia en forma duradera debe comenzar por comprenderse que el matrimonio no es capaz de mantener la naturaleza almibarada del noviazgo. No hay que empeñarse en exprimir los despojos de un amor que no brinda sus jugosos frutos. El enamoramiento, a nuestro pesar, usualmente se marchita. El noviazgo existe para recreo de la pareja; todo en él no tiene otro objeto que el idilio. El matrimonio cambia el centro de atención e impone obligaciones a raudales. Desenmascara la personalidad de los amantes que comienzan a reaccionar tal cual son ante responsabilidades antipáticas. Deja de ser el amor la pasión arrolladora y sólo entre los cónyuges de bien subsiste la convivencia serena como expresión de amor al prójimo. Las necesidades eróticas o se sosiegan o se satisfacen en la clandestinidad, libres de las obligaciones que las menguan. La obligación mata el placer. Obligación y placer no conviven bajo el mismo cielo. Así, querida, para que este vigoroso amor nos dure hasta la muerte, tendremos que hacer de nuestra relación un noviazgo interminable, escapando siempre a todo llamado que lleve a la obligación y el formalismo.

135

CARTA LXXXI

Más que por amor sobrevive el matrimonio Enero 25

Copito: Cuando de pareja se habla, el entendimiento instintivamente aglutina en torno a ella amor, hogar, sexo y familia, como un todo único y armónico. ¡Qué percepción más engañosa! Sólo en apariencia tal unidad existe. Ese ideal, que expresa una perfección tan añorada, apenas cabe en la mente de quien desconoce el mundo. Quienes hacen caso omiso a sueños imposibles, terminan por olvidarse del romanticismo y la pasión, y lejos de estallar el hogar en mil pedazos, optan por la coexistencia funcional y estable, aceptando las imperfecciones de la convivencia. Sentido práctico y tolerancia son la esencia que los mantiene unidos. Hay que aceptar que existen intereses más valiosos que la fidelidad en la vida conyugal. Bien lo saben las esposas de los grandes hombres -tan grandes como infieles-, expertas en lidiar las aventuras de sus cónyuges. Esa especie de complicidad interesada, ese intencional desconocimiento de la vida secreta del marido y hasta la justificación de sus deslices, al estilo de la talentosa esposa de Bill Clinton, ha 136

mantenido hogares, demostrando que la convivencia es posible cuando la mujer con cordura preserva de la relación otros valores. Actitud sensata y calculada que tardarán los hombres en copiar de estas mujeres. Pero más que crudos intereses, pueden existir motivos confesables, elevados inclusive, como el bienestar de los hijos, la seguridad, la estabilidad, la sana compañía. Y muchos individuos hay dispuestos a prolongar por gratitud, por solidaridad o por costumbre la saludable convivencia, mientras no la arruine como en tu caso el maltrato y el ultraje. Tal vez tú y yo sin la carga de un hogar, sin una relación formal, con la puerta de la libertad de par en par abierta, encontremos la felicidad perpetua que no encuentran los esposos, y sólo vivamos como espectadores la situación que como protagonistas ya sorteamos. Una enorme ventaja ya tenemos: para los amantes prima el amor, entre esposos otros intereses lo aventajan.

137

CARTA LXXXII

¿Imposiciones sociales al amor? ¡Qué tontería! Enero 28

Adorable Copito: Lo que escapa al dominio de la voluntad no puede legalizarse como compromiso. Y lo escribo pensando en los afectos. Desconocemos, como cualquier mortal, el rumbo de nuestros sentimientos; sabemos que sobre el amor nadie legisla, porque apenas las leyes de la naturaleza lo gobiernan. Por una fuerza incomprensible nos amamos. No somos tú ni yo seres que aceptemos las intransigentes normas de una sociedad caduca y farisea. No nos empeñaríamos de por vida en un contrato. Te amo y me amas y esperamos que ese afecto no se agote nunca, que sea siempre leal, sincero y transparente, pero amor eterno no juramos. Nuestros vínculos con seres que no nos comprendieron nada importan. Son un mísero papel, un absurdo y simple documento. Te amo libremente, proyectando mi amor al infinito, más allá de lo que cualquier atadura social conseguiría. Te ofrezco, sin suscribir contrato, más afecto del que pueda implicar una partida con firmas de jueces y notarios. Te amo así, 138

sencilla y llanamente, con la responsabilidad que dicta mi conciencia, con la bondad que imponen mis principios, con la ternura que domina todos mis afectos. No invoco la libertad para quererte menos, la demando para amarte más... perenne, intensamente.

139

CARTA LXXXIII

De nuevo te perdiste Enero 31

Mi amor: Me quedé esperando tu llamada. Dijiste que una vez te instalaras en el nuevo apartamento me avisabas. Se acabó el día y no tengo la menor noticia. ¿Buscarte? ¿Dónde? De tu dirección no tengo la menor idea. Hasta estas líneas sobran. ¿En dónde he de dejarlas? Pero escribirlas se volvió rutina. Me siento incómodo. ¿Triste? Acaso. No he de afligirme como la primera vez que te perdiste. ¿Tanto tus cosas te entretienen, que de mí te olvidas por completo? ¿Será que no son idénticos nuestros sentimientos? Porque para mí no hay ocupación que te desplace. En realidad no disfruto tus intempestivas decisiones. Cuando todo parece reposado y alcanzo a pensar que tengo las riendas del destino, irrumpe el sobresalto inesperado y mi mundo se estremece. ¿Por qué tanta urgencia en trasladarse? Nunca me comentaste que querías hacerlo. El tiempo, que cuando estoy contigo se esfuma sin sentirlo, esta noche resulta interminable. Todo está en silencio, la 140

calma espera ansiosa el repique que no llega. Ese teléfono mudo es un tormento. Cada segundo en cambio se descuelga del reloj un tictac inexorable, eterno. Los contaré por miles antes de que llegue la mañana.

141

CARTA LXXXIV

Te invito a refrendar los sentimientos Febrero 2

Paolita: Si no es porque en la vía nos encontramos, sería tal vez éste el momento en que seguiría sin conocer tu paradero. Dices que estabas a punto de llamarme, estás tan cariñosa como siempre y sin embargo no sé que sombrío presentimiento aguijonea mi suspicacia. ¿Por qué trasteaste tan repentinamente si todo contrato concede un plazo para hacerlo? Así la hija de la dueña de la casa fuera a ocupar tu apartamento has debido exigirle para marcharte un tiempo razonable. Conseguir nueva morada y mudarse con la rapidez con que lo hiciste no es sencillo. Me alegra que tan fácil lo hayas conseguido. Olvidemos el pasado. Sigamos construyendo el porvenir con optimismo. Que mañana en la noche tu mamá cuide los niños y tu disponte a una cena en que el plato fuerte sea el amor, a la media luz de unas velas de rojo apasionado. Una velada que inaugure el nuevo apartamento, que deje nuestro espíritu en todos los rincones y reafirme la sinceridad de nuestros sentimientos.

142

CARTA LXXXV

No soy apologista de la infidelidad, te advierto Febrero 4

Copito: Al menos aprendí al argumentar sobre la infidelidad, que te disgusta que hable del tema a los demás en tu presencia; como quien dice que nombre la soga en la casa del ahorcado. ¿Pero cómo he de hacer para ponerle freno a mi franqueza? Tampoco creo haber hecho apología de la traición amorosa, ni revelado aspectos de nuestra intimidad, tan sólo acepté mi condición sin titubeos. Una vez que tú saliste manifesté mi convencimiento de que la infidelidad es un instinto que hace pocas excepciones con los seres humanos, y que no concebía su contradictoria coexistencia con los celos. O la una o los otros, pero no ambos simultáneamente. ¿Cómo demandar la fidelidad, que resta autonomía a la pareja, mientras reclamamos nuestra libertad y nos sublevamos contra la posesión y el control desmedido? Les decía que la flama del enamoramiento indefectiblemente rebaja su temperatura con el tiempo y que a medida que se extingue menos tolerables se hacen los defectos de quien en nuestra ilusión creíamos perfecto, que más pesada 143

se hace la carga de las inhibiciones con que buscamos complacer al ser amado y que en un comienzo soportamos sin esfuerzo. Expliqué que tanto más semejante sean la realidad y nuestros sueños, más satisfactoria y duradera será la vida de pareja.

Entonces mi pensamiento más que incitar a la infidelidad, -y no pienses que es mi intención por la propiedad con que me expreso- giró en torno a la búsqueda de elementos para prolongar la convivencia, algo que seguramente hubieras disfrutado. Dije por ejemplo que únicamente mostrando nuestra verdadera personalidad, auténtica y sin maquillaje, y aceptando al otro sin pretensiones de cambiarlo, con todos sus defectos y todas sus virtudes, podríamos esperar una relación más duradera. Que hay que ser inmune a los celos y a la infidelidad, para que la relación monogámica no termine por ser insoportable. También afirmé que por siglos ha pregonado el hombre el valor de la fidelidad sin que en la práctica haya sido capaz de conseguirla. Y que la monogamia no es seguramente un mandato natural, al puntos que hay religiones y culturas que practican la poligamia sin molestia. Evidencia de que el control de los celos es posible y de que el modelo ideal de convivencia entre los sexos está por alcanzarse. En lo personal les conté que más que ser el dueño absoluto del amor de mi pareja me importaba contar constantemente con su afecto. Sin que sea esa una licencia para

144

ponerme cuernos. De paso te cuento que hizo reír el comentario. Pero como estos temas no los decide la razón, el planteamiento intelectual fácilmente es arrasado por el egoísmo innato, embudo con el que el individuo toma para sí el ancho extremo de la libertad y deja a su pareja el estrecho de las obligaciones. Como ves, mi intervención hizo referencia a la generalidad, nunca a nosotros. Si soy o no infiel, pocos lo saben, todos en cambio se dan cuenta de que nuestro amor es saludable y tiene larga vida.

145

CARTA LXXXVI

¿El hombre hace perverso al hombre? Febrero 8

Mi vida: Una hoja sin mancha es la existencia del recién nacido. Una página fresca, inerme y pura. Pero a medida que se transforma su cuerpo diminuto, se transfigura la virtud de esa criatura inocua. Va anidando la maldad en ese ser inofensivo. Su conciencia moral, en un principio innecesaria, ausente, surge para guiarlo a medida que crece, entre la vorágine de sus tentaciones. Pero de poco sirve si su voluntad elige la maldad. ¿Será acaso que en ese ser apenas brotado por la vida, la semilla del mal está latente? Es posible, pero también es cierto que la perversidad del hombre esculpe con su mal ejemplo los peores rasgos de la especie en ese libro en blanco que todo trazo admite. La sociedad, en grande o en pequeño, desde la familia hasta el Estado, es responsable de que aquel libro impecable se malogre. Más bueno sería el hombre sin la influencia de sus semejantes. ¡Un imposible! Sin ellos no nace, tampoco sobrevive. En otras palabras necesita a quienes lo depravan. 146

Un lobo es el hombre para el hombre. Capaz de causar daño por el solo placer de ocasionarlo. Así interpreto la transformación del niño al asesino, así la formación de aquellas bestias que nos pusieron a pensar con sus acciones. El horror de las imágenes que mostró la TV no se borran cambiando la mirada. Esos crímenes son la cima de la maldad del hombre, el daño más vil, inexcusable. Aquél que no puede quedarse sin castigo. Ante esos crímenes horrendos, otras faltas se vuelven tolerables. Después de lo que vimos estoy por exculpar a los que ultrajan, a los que roban, a los que mienten y calumnian, a todo aquél que al menos sienta respeto por la vida. ¿Será que no cabe un gesto de bondad en el proceder de esos atroces criminales? No hay nada absoluto en este mundo. Luego debemos pensar que ha de haber en todo hombre siquiera un acto bondadoso. No está exenta de actuar mal la mejor de las criaturas como probablemente no esté libre de una buena acción el peor de los mortales. Y entre los extremos, una escala de gris del bien y el mal construyen con su comportamiento todos los humanos.

147

CARTA LXXXVII

Repartiendo pobreza y sufrimiento Febrero 11

Copito: Los chocolates que te ofrecí los quedaré debiendo. Tuvieron un final inesperado. Otra boca tuvo ya que haberlos degustado. Estarás preguntando: ¿Cómo es ella? Pues hermosa y tierna, de cachetes rojos, de pelo negro que llega hasta los hombros, de manos, no, manitas delicadas, cargadas de suciedad y de pobreza. Es esa niña extrovertida y primorosa que el otro día te conmovió con su gracia y con su media lengua. Hoy la he vuelto a encontrar. Me contó de las necesidades de sus padres. A sus cuatro o cinco años, quien lo creyera, es ella la que ayuda a sostenerlos. Me dijo: “Tengo hambre, ¿me regalas algo?”. No resistí el impulso. Le di tus chocolates.

Duele la infancia pidiendo limosna por las calles, deambulando sin rumbo, buscando alimento entre los desperdicios, añorando sin esperanza el juguete que exhibe una vitrina. Hijos que no pidieron nunca tantas privaciones. Simiente maldita la del ser humano, que tanto más pobre más se multiplica. Paradoja absurda de la reproducción humana que hace a los necesitados más fecundos. En su 148

legado los pobres reparten más pobreza, entre más herederos reparten su miseria. Cada hijo que engendra el pordiosero es un huérfano más de la felicidad, un retoño más de la violencia, un espíritu triste y resentido, un campo fértil para el crimen. Vergonzosa es la paternidad en tales condiciones. ¿No exageraremos elogios a la maternidad? Con frecuencia es un crimen verdadero. Un crimen pavoroso, cuando sin responsabilidad entrega su criatura a la infelicidad y a la pobreza.

149

CARTA LXXXVIII

Amores, tantos, tan distintos Febrero 14

Adorable Paolita: Esa sensación que llamamos amor, tiene expresiones tan diversas, que resulta a veces imposible saber si nos referimos al mismo sentimiento. Hay un amor que ni nos ata ni nos esclaviza, tejido de bondad, buenas acciones y buenas intenciones; cuyo objetivo es nuestro semejante, el ser que sufre, el niño que sonríe; amor al prójimo lo llaman. Otro hay que nos liga hasta la muerte, nos enaltece, nos colma; es ejemplo de entrega y sacrificio; júbilo, tristeza o sobresalto en resonancia perfecta con el ánimo de quien nuestro amor motiva, es el amor filial y fraternal, un lazo familiar que sobrevive incólume al tiempo y la distancia. Es el verdadero amor que no reclama un pago. Otro hay ardiente, que nos quema, nos abrasa; de todos es el menos racional, el más intenso. Afecto desbordante de propósitos sublimes, pero en extremo posesivo y egoísta, temporal y tiránico, que termino por dudar si es un amor auténtico. Sin embargo lo anhelo y lo disfruto. Suele ser efímero, como suele ser el destino de todo afecto intenso. 150

Es el que a los enamorados tocó en suerte. No trascienda fácilmente al verdadero amor, al que perdura. Se extinguió la pasión de un amor imposible, el de mi “Dama de las rosas amarillas”, pero hoy es la amistad más bella y trasparente. Que no lo tenga el Cielo en sus designios, pero si el día llegara en que nuestro enamoramiento claudicara, sólo esperaría recibirte entre mis brazos, pletórico de otro amor quizá más límpido.

151

CARTA LXXXIX

Añorando los encantos de la infancia Febrero 18

Mi amor: Reflexionando sobre los errores que los hombres cometemos, pienso que cuanto más tiempo permanezcamos en el mundo, más tiempo tendremos para perder el Cielo. Más para actuar sin amor y con resentimiento, más para cobrar a quien nos deba, ofensa por ofensa. Ida la infancia veo que el corazón comienza a pervertirse. La razón se hace consciente de la hostilidad del mundo, del hombre que utiliza al hombre, del ambiente adverso tan lejano al amor de la familia. Las responsabilidades crecen en la medida en que las satisfacciones menguan. La subsistencia otrora asegurada es ahora la lucha más importante de la vida. Tarde nos damos cuenta de que la infancia es el mejor tiempo de la vida. Esos maravillosos años vuelven en el recuerdo de unos padres amorosos, de una existencia plácida, de deberes escolares que se esfuman entre obligaciones lúdicas, entre amigos que viven para la diversión y el juego.

152

No sé porque hoy revivo aquel tiempo feliz de niño consentido. Me veo cargando de nuevo mi maleta y mi lonchera, dejando que el paso de papá me guíe. Vuelvo a sentir el amoroso despertar, precedido por un sueño placentero. Disfruto de nuevo el baño plácido con agua casi hirviente. ¡Ah cuerpo propicio a los placeres! Visto mi uniforme, listo y cuidado hasta el último detalle. Y el desayuno... exquisito. Con un ingrediente imponderable: amor y sacrificio. ¿Cuándo una esposa haría lo mismo? No son ni pálido reflejo de una madre. Y nunca faltó en la despedida el beso cariñoso de papá, frente a todas las miradas escolares. Ayer me sonrojaba, hoy -también padre- no sólo lo comprendo, lo extraño... lo agradezco.

153

CARTA XC

La intimidad, un goce estético Febrero 20

Cautivador Copito: La vida íntima es un disfrute estético. Para mí es comunión con lo bello, un equilibrio de la forma. Una exaltación que no se alcanza con mujeres sin belleza, grotescas, agresivas o vulgares. La concibo como la armonía suprema de los cuerpos y las almas. Dejé por ello de compartir el lecho con aquélla que se dice ante la sociedad mi esposa. Mi espíritu ultrajado no anhela ser poseído ni poseer a quien lo agravia. Sin gentileza no existe para mi hermosura ni anzuelo carnal que me subyugue. Soy hostil a las bellas de carácter agrio, pero también esquivo, y con arrepentimiento lo declaro, a la intimidad con las mujeres que aunque dulces, no albergan en su cuerpo encanto que sacie mis sentidos ávidos del placer que prodiga la belleza. Soy esclavo de las formas perfectas de la carne y de las expresiones más tiernas del espíritu. Mas cuando amo, el afecto transfigura cuanto del ser querido se revela, a los ojos enamorados todo es bello, todo es bueno.

Cuando tu ser se une con mi ser en éxtasis sublime, hay consonancia, equilibrio perfecto, absoluta complacencia, dicha plena que destierra cualquier remordimiento. ¿Adivinas por qué, querida mía? Porque tu cuerpo es un placer 154

estético grandioso, una obra de arte esplendorosa, un estímulo infinito que aviva mis sentidos. Y tu alma... ¿Preguntas por tu alma? No lo hagas. Bien sabes que más maravillosa es que tu cuerpo.

155

CARTA XCI

Nuestro pecado Febrero 24

Copito: Que nuestra relación es vergonzosa y un pecado acaba de decirme una insoportable amiga de mi esposa. Que el problema no es de su incumbencia fue cuanto le dije con desgano. Es tan tediosa, que ni la confrontación vale la pena. No por ello evado el tema y en las líneas que vienen te expongo lo que pienso. ¿Que hace a una conducta pecaminosa sino el deseo de causar daño? Más que los preceptos religiosos y las leyes, es la conciencia la que discierne el carácter de sus propios actos. Permisivas u opresivas, las normas son tan sólo un marco de referencia, a veces cuerdo, a veces insensato. En lo que a nosotros atañe, nuestra relación será siempre, para la sociedad que vive de la forma una insolencia, una conducta pecaminosa digna de reproche. No lo es para mí, que la pregono casi desafiante, con la frente en alto. No para mí, irredimible explorador de la relación perfecta, espíritu que libre se proclama y a la luz del día realiza sus acciones. Espíritu que defiende con su vida profundas convicciones. 156

Qué mundo tan patético éste que estigmatiza los “pecados de la carne”, mientras ve pasar la maldad sin inmutarse. Que se muestra en cambio tolerante con el maltrato, el odio, el robo, la estafa, las torturas y la muerte.

157

CARTA XCII

El amor y los pecados Febrero 25

Dulce Copito: Los pecados de amor no los concibo, el amor lleva la bondad implícita en su nombre, solamente la mala intención es censurable. No se ama a quien la sociedad dispone, ni siquiera a quien la razón ordena, simplemente a quien la casualidad impone. La maldad es la expresión suprema del acto volitivo, de la decisión libre y conciente. No encuentro entonces culpa en quien se enamora de alguien diferente a quien ordena un simple documento. Nunca habrá norma que someta al amor, ni que legisle sobre el sentimiento. El enamoramiento es tornadizo, bajo su yugo toma rumbos inciertos el afecto, entran y salen del corazón amores. Sin pretenderlo los nuevos desplazan a los que tan sólidos creímos. No es maldad, apenas un rasgo inevitable de la naturaleza humana. Ajena a sus deseos, incontrolable. Así mi amor, comprendo que por causas diferentes a la hostilidad, como la que tú y yo hemos vivido, puede terminar por amarse a un ser diferente al que “ordena” un simple documento. 158

Quien ama está expuesto al desamor y a la infidelidad cada momento. Hay que estar a ellos preparados. Son irremediables. Aceptar que aparezcan debe ser la primera cláusula que cumplan los amantes. Sobreponerse a ellos la siguiente.

159

CARTA XCIII

Entender el amor Febrero 28

Mi amor: No sé si soy un insensato cuando me dejo asaltar por estos pensamientos. Te amo y pienso en ti como la amante éterna, pienso que nuestro afecto se burlará del tiempo y la distancia, porque fenecerá primero lo infinito. Sin embargo cuando mi razón pone al amor bajo la lupa, tal vez por el influjo de pasadas experiencias o porque lo reflejan las parejas que conozco, surgen consideraciones como ésta: El amor es más lo que soñamos, más que lo que en realidad depara. Su dominio son los sueños, el mundo de la fantasía. Inextinguible nace, efímero se extingue. ¿Pero es el amor la respuesta a un ser que nos atrae? ¿O es la causa que nos hace ver maravilloso un ser corriente? ¿No será que vivimos enamorados del amor proyectando todas sus virtudes? ¿Materializando en alguien nuestro desmedido afecto? Creo que vivimos fabricando quimeras que aplicamos cual ropaje a quien nos arrebata. ¿Pero cuántas veces coincide la realidad con la utopía? ¿Cuántas es idéntico el ser que amamos y el que anida en nuestra fantasía? Tal vez ninguna, de ahí el asombro cuando la cordura nos sorprende y 160

descubrimos la distancia abismal entre el ser real y aquél al que profesamos todo nuestro afecto. El amor es una ilusión que buscamos materializar los hombres en todas las mujeres, que se alimenta de la novedad y que a veces persiste, que ironía, en la medida en que la seducción es imposible. “Siempre te voy a amar porque siempre serás inalcanzable” le escribí a un amor que fue rebelde a mi conquista. Aún hoy mi corazón le pertenece, convertido en una amistad que se ha de prolongar hasta la muerte. Otro sería -tal vez cenizas- si a mi amor se hubiese sometido. Subsiste el amor mientras hay esperanza en la conquista, perdura mientras el ser amado es un cautivador misterio. El amor es un descubrimiento permanente que se alimenta de la novedad real o figurada. Pasados los momentos más sublimes del enamoramiento, en que es el corazón a toda tentación inmune, nadie puede predecir su subsistencia. La apatía y la infidelidad acechan. Cuando otros seres nos atraen el amor nos está avisando que declina. El amor es el imperio de todos los sentidos. Estímulo mayor no existe. Pero a los sentidos todo cuanto los incita, al final los satura fatalmente. Somos proclives al estímulo inédito. Lo nuevo nos doblega. Nos hastía la sensación permanente y rutinaria. Consientan el amor, le digo a los amantes, para que no decline, al menos, para que lentamente se evapore, y al final, si es que les toca, acepten sin rencores que tras el néctar fresco, el amor en una nueva flor se pose. 161

CARTA XCIV

Respondo tu reclamo: no he pretendido sembrar de espinas el camino Marzo 2 Vida mía: Tan frecuente como yo no escribes, pero vaya si es importante lo que dices. Estoy acostumbrado a que tus esquelas reiteren lo que tus labios ya me han dicho, pero esta vez hay párrafos que me sorprenden. Afirmas por ejemplo: “Unas veces te siento tan decidido a dar la batalla por mi causa, otras siento que te faltan fuerzas para mostrarme ante el mundo con orgullo. Cuando te siento con valor me asusto, dudo si daré la talla, cuando descubro tu pobre resolución, me apeno, pero pienso que así es más fácil: ser apenas y para siempre tu querida” “Cuando hablas del amor y de la infidelidad me quedo sin saber si cuanto afirmas también a nosotros nos concierne, o si únicamente a terceros te refieres. Sabes que a tus determinaciones me doblego. Pero me estremezco si me estas ofreciendo una libertad que no te pido. Me desconcierta no saber si es producto de tu actitud liberal y generosa o síntoma de una despreocupación que no conozco” Tienen plena justificación tus dudas. Y me siento culpable de ser tan poco explícito. 162

No debo desconocer los riesgos que a toda hora nos acechan, y sin embargo no quiero otra cosa que ignorarlos. No me siento capaz de aplicar a nuestras vidas los riesgos que atribuyo a la pareja. Tú y yo debemos ser la excepción a todo cuanto percibe mi pensamiento pesimista. Piensa amor mío que todo lo bueno que mi análisis descubre nos concierne. ¡Lo negativo sólo a los demás afecta! Al fin y al cabo si conocemos los riesgos del camino, te aseguro que llegaremos a salvo a nuestro puerto. No dudes, ni pienses que vacilo. ¡La felicidad la conmino a nuestro lado! Unidos seguiremos bajo algún modelo, prohibido o lícito, pero siempre unidos.

163

CARTA XCV

La tierra fue de todos, la desigualdad la forjó el hombre Marzo 6

Copito: Evitaré referirme a la caducidad del amor y a la infidelidad para no sembrar en tu corazón temores. Así que abordaré en las cartas por venir otras cuestiones. Me inquietan por ejemplo la injusticia, la desigualdad, la paternidad, los niños, el sentido de la vida. Escritos con borrones por efectos del sueño y del cansancio he encontrado en mi desorden estos temas. Hoy he resuelto corregir y terminar éste, que estará mañana entre tus manos. La Tierra fue de todos antes de que la ambición de la humanidad la repartiera. El hombre llegó a un mundo que no tenía escrituras. Todo o nada perteneció por igual a todos los humanos. ¿Cómo pueden existir hoy tan hondas diferencias? Heredó Dios al hombre toda su creación, sin discriminación ni privilegios. Y lo hizo libre. Pero la libertad desbordó su ambición y arruinó su sentido de justicia. 164

La igualdad del hombre, será siempre un ideal inalcanzable. Siempre la arrasa el poder, la fuerza o la violencia. Las mismas instituciones que crea el hombre bajo el pretexto de una razonable convivencia. No más, mira al Estado, con el débil autoritario y déspota. Ajeno a sus necesidades. Insensible a su pobreza. Estado que pierde su razón de ser cuando olvida su función social, cuando es incapaz de velar por todos los derechos. O mira el trabajo y sus iniquidades. Desigual por la remuneración, las cargas o los privilegios. Una esclavitud a la que se somete el hombre so pena de vivir en la indigencia.

165

CARTA XCVI

El sexo: lo instintivo, lo moral y lo fisiológico Marzo 9

Mi amor: No sé como pudiste leer esa diatriba que encontraste entre las cartas que mandan al periódico. Por si acaso, a ese que escribe le respondo: No es el sexo el instrumento de las iniquidades del demonio. Admirable que existan quienes se proclaman al sexo indiferentes. Reprobable que por ello estigmaticen a quienes expresan con naturalidad todo su instinto. ¿Cómo juzgar bajo la perspectiva del bien y del mal las manifestaciones fisiológicas? ¿Cómo establecerle marco moral a las expresiones irracionales instintivas que con el mundo animal comparte el hombre? ¿Cómo prohibir o permitir las funciones orgánicas? ¿Cómo llamarlas buenas o pecaminosas? Aunque timoratos y seudomoralistas se hagan cruces ante las expresiones genitales, no han de ser la religión ni la moral las que entrometan en lo instintivo sus preceptos. Es la higiene la que con sus luces nos orienta. Y no obliga, sólo recomienda. Aconseja una dieta balanceada, recomienda el 166

descanso reparador, promueve el uso del condón, sin hacer mención de los caricaturescos y anacrónicos pecados de la gula, de la pereza y de la carne. Estos gustos o excesos, si así quieren llamarse, no comprometen en nada la conciencia si no causan a terceros daños. Claro que puede obrarse mal en desarrollo de los actos instintivos, cuando hay una extralimitación malintencionada, absolutamente razonada y voluntaria. Cuando se roba la comida de otro, cuando se abusa sexualmente, cuando con conocimiento se contagia una venérea, cuando se da la espalda a una paternidad reconocida. Que los puritanos vivan como quieran, pero que no entrometan sus narices en estilos de vida lícitos así sean diferentes.

167

CARTA XCVII

El sentido de la vida Marzo 13

Copito: Tanto más profundas son mis disquisiciones en torno a la existencia, menos evidencias tengo para atribuirle a la vida trascendencia. Percibo fácil la perfección fisiológica, la maravillosa estructura de la vida, pero más allá, en lo metafísico, la encuentro sin sentido. No encuentro un fin, apenas un vacío que cada cual llena a su antojo. Unas metas para matar el tiempo, para poder olvidarse de la muerte. Acaso unos propósitos que los más místicos imponen como dogma. Pero la finalidad que busco no existe. Posiblemente es poco comprensible. Hubiese querido venir a este mundo por mi gusto, a desarrollar un plan por mí preconcebido. No fue así. A nadie se consulta su voluntad respecto a su existencia. Nadie nace por su propio agrado y pocos se marchan de este mundo por su gusto. Por reacción soy rebelde, irreverente. Vacilo al momento de agradecer la vida. Es cierto, no siento gratitud por esa dádiva. En compensación guardo gratitud por la crianza y los desvelos, por toda la devoción con que mis padres me cuidaron. A veces me parece la vida un hilván de retazos sin sentido. Un plan improvisado. Una aventura que fenece en una 168

esquina. Un proyecto contradictorio, siempre a nuestra voluntad adverso. Que nos cambia la felicidad por dichas pasajeras, que es generoso en trabajo y sufrimiento y culmina de pronto en el instante fugaz en que nos esfumamos. Un proyecto sin sentido convierte al hombre en un espíritu inconforme, que no encuentra en sus conquistas más que satisfacciones incompletas. Tal vez debamos, si existe, en otra vida concentrar las esperanzas de una dicha que está por alcanzarse. Un más allá probablemente mitigaría mis dudas sobre este mundo que no resuelve nada.

169

CARTA XCVIII

¿Por qué debe sufrir el hombre? Marzo 16 Amor: Dices que esta vida ha sido para ti el infierno. Nadie en todo caso piensa que es el Cielo. Más dicha tienen unos, más aflicciones otros. Todos en últimas sufrimos. ¿Por qué? Es poco, nada, lo que comprendemos. El mal está agazapado en cualquier parte. Nos ocasionan dolor la enfermedad, la muerte, las fuerzas naturales, todos los desastres, pero ante todo el hombre, nuestro igual, aquél que como nosotros conoce en carne propia la aflicción que causa el sufrimiento y sin embargo es capaz de ocasionarlo. Impensado y fortuito como el que de la naturaleza viene, deliberado como el que causa el hombre, ¿qué sentido tiene el sufrimiento? ¿Le quedarán debiendo a quien padece? ¿Cómo y donde los daños se reparan? ¿Quién lesiona adrede, cómo paga? ¿La justicia del hombre, tan precaria, acaso es suficiente? Ha de existir un sistema de justicia universal que englobe la creación entera. Que sea infalible y dé satisfacción a todos. De otro modo no resulta la creación perfecta. Pero si la equidad no existe en este mundo. ¿Otra vida, habrá que nos la proporcione? No debe anteceder a la acción el premio o la condena: una justicia a priori. Si los padecimientos de hoy son un castigo, 170

entonces la Tierra es un infierno para las culpas de una vida que nunca recordamos. Pero si libres de culpa llegamos a este mundo, más vida luego de esta vida es necesaria, que compense tanto sufrimiento. Una justicia divina demandan las infamias de los hombres. Entre tanto y más allá del infierno metafísico, percibo uno palpable, el que se proporciona a sí mismo, en esta vida, el hombre con la cosecha de su mala siembra.

171

CARTA XCIX

La formación del niño poco garantiza Marzo 19

Copito adorable: Tu amiga Stella vino a visitarme, está desecha con las penurias de su hijo. Jamás imaginó sus malos pasos. Se siente frustrada como madre, dice estar convencida de su culpa, y sin embargo no encuentra el desacierto. Y es que si uno se atiene a cuanto cuenta ella y al testimonio que dan sus conocidos, la crianza de Leonardo fue impecable. No fue Stella una madre descuidada. Ella y su esposo construyeron lo mejor para sus hijos. De hecho son un dechado de virtudes los hermanos. Eso le resalté en mi afán por mitigar su angustia. Le hice un símil entre el recién nacido y la semilla. Le expliqué que un niño sin los cuidados de los padres se malogra igual que la semilla que no cuida el hortelano. Pero aunque el esmero y los cuidados llevan al pleno desarrollo de la planta, no cambian los frutos del arbusto. Una semilla de manzana no dará naranjas así le entregue el cultivador su vida. La dedicación de los padres no garantiza por desgracia el fruto que darán los hijos. Será un niño pintor, escritor o músico reconocido -le decía- por su vocación, por ese don innato, no porque sus padres lo formen a la fuerza. Y al igual que virtudes -le expliqué- en ese pequeño ser que asoma al mundo puede estar presente el germen de la debilidad y de los vicios. 172

Alguna vez creí que los niños, cual plastilina, podían moldearse al antojo de los padres. Hoy sé que no. Todo ser humano nace con unos rasgos que a duras penas pueden encauzarse. Ahora comprendo que la formación de un ser humano implica la detección de sus inclinaciones negativas para crear un ambiente desfavorable a ellas, porque siempre se mantendrán latentes. Entraña la búsqueda de argumentos y herramientas que lo alejen y protejan de los peligros que sus tendencias menos sanas ocasionan y que fortalezcan todos los atributos que los padres encuentren apreciables. La formación no cambia lo esencial y lo particular que tiene cada ser humano. No pudo Stella controvertir mis argumentos, sé que los acepta, seguramente así los concebía. Quería tan sólo que alguien neutral, con objetividad los expusiera para dar tranquilidad a su conciencia. La vi marcharse más serena, sin el peso de una culpa que no existe, pero triste, inmensamente triste. No ser culpable no exime del dolor que todo padre enfrenta con las desdichas de los hijos. Llámala si puedes, agradecerá tu apoyo.

173

CARTA C

La paternidad nada tiene de proeza Marzo 22

Copito de algodón: ¿Te has imaginado cuántos humanos hay en este mundo? Tantos, ¿verdad? Pero sin su capacidad para multiplicarse, el hombre sería hoy apenas un vestigio. Hoy somos más de seis mil millones amenazando la existencia de La Tierra. Ayer la frágil y minúscula especie hubiera perecido, hoy pone en riesgo la creación entera. Más valiera que el ritmo de su proliferación se hubiera detenido. Pero no, la vida del hombre se propaga fácil, aun en forma accidental e irresponsable. Transferir la vida conlleva obligaciones morales con el individuo y con la especie. ¿Pero quien las recuerda al aparearse? Un hijo se concibe para darle amor, para estar atento a sus necesidades, para hacerlo feliz a toda costa, para preservarlo del maltrato, para velar su sueño, para edificarlo, para sembrarle bondad, para hacerlo libre y no cortarle sus alas cuando crezca. Nunca para hacerlo objeto que mitigue las limitaciones de los padres, que los sostenga, que les alivie su soledad o en la vejez les dé socorro. En otras palabras ser padre es un fin sin otros fines. Engendrar es fácil, no es nada por lo que el hombre merezca un homenaje. Procrear es un milagro de Dios, no una 174

proeza de los hombres. ¿Con qué descaro celebran entonces hombres y mujeres el día del padre y de la madre? Trasmitir una vida atiborrada de necesidades es mas bien un crimen que merece castigarse. Es verdadero padre quien concibe responsablemente y cría con devoción y esmero. ¿De dónde tanta exaltación de la condición de padre, cuando hay hombres miserables que niegan a sus hijos? ¿Hombres que prefieren satisfacer un vicio antes que dar alimento a sus niños desnutridos? ¿Cuando hay madres -que dizque simbolizan la ternura- que torturan física o mentalmente a sus crías? ¿O seres adinerados que creen haberles compensado en abundancia, con bienes y dinero, la presencia y el amor que les negaron? Ese enaltecimiento no es para cualquiera, se gana día a día durante toda la existencia, no en un momento fugaz y apasionado, el de la concepción, que sólo con su momentáneo placer queda pagado. Aclamados como padres son los míos, y gracias a su ejemplo es que espero también serlo. Ese propósito si me quita el sueño. Tan importante como ser buen padre, es para mi despreciable ser esposo, y si ostento ésta precaria condición, no es por mi gusto, es por evitar que se desmorone el hogar que mis pequeños quieren. Para ser padre, tengo la certeza, no hay que trasmitir la vida. Hay que amarla. Amarla por ejemplo en la ternura de un niño que por arte de una adopción se convierte en el hijo deseado. El más querido. No el intruso accidental que por la mala planificación visita los hogares. El dolor y las limitaciones de tu infancia te han hecho buena madre, porque procuras evitar a tus hijos los sufrimientos 175

que viviste, porque aún recuerdas tus sueños infantiles y quieres que se vuelvan realidad para tus niños. En tu condición otras mujeres estarían multiplicando con sus hijos la violencia de que fueron víctimas. Por falta de imaginación unas reproducen el maltrato, otras, buscando un desagravio, como en un ajuste de cuentas con la vida. Sigue con tus hijos igual de dedicada, que compensen con tu amor y con tus sacrificios, el afecto que no recibieron de su padre. El alma vive de satisfacciones intangibles, y ésta es de las mejores.

176

CARTA CI

El matrimonio y el arte de la doble vida Marzo 25 Mi amor:

Creo que todos fácilmente percibimos que cuando mejor les va a los cónyuges, es cuando terminan viviendo como hermanos. Imperceptiblemente el enamoramiento y la pasión se escapan. Otra cosa pretenden los apologistas de la fidelidad y el matrimonio. Pero aunque ese amor termine, el instinto del hombre se mantiene intacto. Nada atenúa la desmedida inclinación del macho por el placer que la mujer depara. Cuando un amor se va otro germina. Se adentra el hombre en la aventura de la doble vida: la de apariencia que evita la pugna con las normas, y la oculta, que es la que le proporciona verdadero gozo. Del hombre apenas la punta del iceberg se conoce. Cuando de amor se trata es probable que lo ignoremos todo. La mujer crédula suele ver la paja en el ojo del marido ajeno e ignora la viga del ojo de su propio esposo. A de ser por ello que molesta a muchas mi declaración rotunda de que salvo mutaciones, infieles los hombres somos todos. Digo mal, más que molestarlas las inquietas. Cuando ellas lo afirman, y lo hacen con frecuencia, no pasa de ser mera 177

sospecha, cuando un hombre lo confiesa ya es certeza. Que ironía, estoy compartiendo con ellas su sentencia: “Todos los hombre son iguales”. Razón tienen, al fin y al cabo somos todos los hombres miembros de la misma especie. Nuestra conducta está escrita en nuestros genes, nuestro comportamiento lo establecen las hormonas, nuestra conciencia es un freno ineficiente. Si querida, bajo el efecto de las hormonas masculinas también las mujeres son traviesas. Si su naturaleza las pusiera tanto como al hombre a disfrutar del sexo, serían sin duda igual o más adúlteras. Definitivamente nuestro comportamiento instintivo sólo será otro cuando la ingeniería genética nos cambie. Y no está lejos, será una conquista del siglo que comienza. ¡Qué se alegren entonces las mujeres! P.D: Cuando releo lo que te escribo, pienso si habrás de estremecerte. Aún tengo en mi memoria el recuerdo de tu enérgico reclamo. Lo que describo es real y es descarnado. Pero creo que a nosotros poco nos concierne: somos producto de la infidelidad, luego somos el desenlace, no la causa. Somos el final feliz, no el principio incierto de un proceso. Encarnamos el amor, nunca el resentimiento. Somos amantes, en absoluto esposos.

178

CARTA CII

El juego interesado entre los sexos Marzo 30

Copito: Estaba esta noche meditando sobre la relación de hombres y mujeres, y el tránsito de la ilusión al desengaño. El ser humano llega al encuentro con el sexo opuesto con una afectividad fresca, generosa, a la vez desamparada e inocente. Con ella fabrica sueños increíbles cargados de esperanza. Pronto el candoroso aprendiz sabrá que el amor hiere... y muy profundo. Acaso procure relacionarse con bondad, a pesar de las heridas, pero tal vez aprenda el arte de la seducción y la habilidad para utilizar al otro sexo en exclusivo beneficio. Cuando el hombre tima a la mujer y la utiliza apenas como instrumento de satisfacción carnal, y cuando ésta aprende a seducirlo en aras de la consecución de un beneficio, lejos de la construcción de un sentimiento noble, se ha pervertido por completo la relación entre los sexos. Mujeres y hombres en el amor curtidos forjan con dificultad profundas relaciones, porque la experiencia invita a la mutua desconfianza. 179

Cuando la mujer aprende a ser mantenida por el hombre, ejerciendo a cambio y con desgano una intolerante actividad doméstica, ha desaparecido todo rezago de romanticismo que pueda mantener un matrimonio. ¿Qué fascinación puede tener la vida de pareja si no es el amor el verdadero interés que la mantiene unida? Hombre y mujer, uno al otro, se han explotado siempre. Los matrimonios, no de hoy, perennemente, se han fraguado en pos de conveniencias, del estrato social y del dinero. La unión de quien tiene y un desheredado siempre causa alarma. El vínculo entre iguales parece más sensato. No basta amar, deben sopesarse otras virtudes; mejor el acaudalado que el humilde, mejor el que ambiciona que el ocioso. No termina siendo el amor el verdadero el motivo por el que los seres humanos conviven en pareja. Hombre y mujer no anhelan comprenderse, aquél olvida, por ejemplo, que ella disfruta las palabras, la ternura y las caricias. Ésta no acepta que no esté hecho el hombre para minucias y detalles. Uno y otra proclaman con desprecio: ¡Todos (todas) son iguales! Salvo la atracción inicial y el enamoramiento pasajero, la de la pareja es una relación colmada de agravantes. Con frecuencia más que complementarse, rivalizan. Por siglos ha mantenido el hombre a la mujer bajo su dependencia. Tantos como ella se ha valido de las debilidades del hombre para dominarlo. Las mujeres curtidas en el arte de controlar al macho saben la importancia de administrar su cuerpo. Una especie de prostitución disimulada. Prefiero 180

la otra, más sincera, en que todos saben lo que quieren, pactan un precio y no quedan debiendo. ¿Y qué decir de la violencia física? ¿Cómo puede la mujer entregarse a un hombre que la ultraja? Acrecentando la repulsión y su resentimiento. Y cuando es ella la que afrenta... tiene el hombre a mano la infidelidad para cobrarse. Realmente pienso que el temperamento indulgente y comprensivo que a los hombres nos fascina, no es cualidad de la esposa, es atributo de la amante. Como ves, es pobre el inventario que deja la vida en común de la pareja. Rivalidad, egoísmo, intereses y maltratos. Poco amor en cambio. Pienso por tanto que más suerte tenemos los amantes, cuando sólo los frutos del amor y la pasión son nuestro norte.

181

CARTA CIII

El inaudito pecado original Abril 4

Adorable Copito: Te cuento que me topé con Yamile cuando salía de los oficios religiosos de Semana Santa. Aprovechó el encuentro para pedirme que fuéramos padrinos de su niño. Fue muy querida. Se deshizo en elogios de nosotros y al final de tanto ensalzamiento se atrevió a exponerme su deseo. En un mes será el bautizo. Me hizo un recuento de todas las enfermedades del pequeño y del temor de que no fuera bautizado a tiempo. Si muere, me explicaba, su alma no llegará al Cielo. Me llamó mucho la atención ese pensamiento inverosímil. La devoción extrema, era un rasgo que no le conocía. Siempre fue para mí una negociante consumada. Ya ves, jamás se conoce a las personas. Estoy sorprendido con su misticismo. Ahora sé que para ella no todo es el dinero. Lo que no entiendo es como nos escogió como padrinos pasando por alto nuestra condición de amantes. ¿Será que no la sabe? ¿Será que advierte la bondad que nos anima? Pienso que ha tomado alguna catequesis, pues me habló del pecado original como quien recita una lección recién asimilada. Me dio pesar interrumpirla. Tu sabes cuan crítico soy de estas ideas, así que cuando terminó le manifesté 182

que no creía que un niño pudiera nacer cargado de pecados. Le dije que tan sólo percibía en la niñez la ingenuidad y la ternura. No dije más, no hubiese sido amable responder a su gentileza censurando sus creencias. Disfruto la controversia, pero aquél no era el momento. Otras oportunidades habrá tal vez para tratar el tema. A ti te cuento que el pecado original no me convence y que de original -insólito- apenas encuentro su absurdo fundamento. ¿Qué justicia habría en que alguien herede los pecados del primer hombre que pisó la Tierra? ¿En que pague por faltas que otros cometieron? Es la parte mitológica de nuestra religión que no merece carácter de dogma ni de revelación divina. No existe principio moral que nos permita desligar el castigo de la culpa. Expía quien falta: las culpas son de quienes las cometen. Aún si en una existencia anterior hubiéramos pecado, nada habría por cobrar en una vida que no tiene recuerdo de existencias ya pasadas. Porque la imputabilidad y el castigo sólo tienen fundamento cuando tienen asiento en la conciencia. Quien ignora lo que ha hecho o no le permiten ejercer su voluntad frente a sus actos, no creo que merezca pena por su falta. ¿Estás de acuerdo?

183

CARTA CIV

Hablar de Dios sin amor es un engaño Abril 6 Mi amor: Esta época invita siempre a ciertas reflexiones. Desde niño aprendí a verla con recogimiento, más que con la euforia de unas vacaciones. Cuando veo el arrume de cosas que te escribo, pienso cuán atrevido puede ser su contenido. Pero no creo que a Dios le disguste mi sentido crítico. Es más un problema de tolerancia de los hombres. De ciertos humanos que se creen intérpretes de un designio divino que probablemente ignoran por completo. Porque de Dios el hombre poco sabe, y del propósito de su obra solamente elabora conjeturas. A la auténtica palabra de Dios mi espíritu sería sumiso, mas no a las ciegas imposiciones de los hombres. Y nadie puede darme la certeza de que en boca de los mortales vengan los mensajes de los Cielos. En su defecto sigo el discernimiento moral de mi conciencia, tal vez el mejor vínculo con el Ser Supremo. Eterno manipulador, el hombre a su conveniencia afirma, niega, tergiversa y acomoda. Por eso la historia profana o sagrada que sale de su mano tiene la transparencia de la intención con que la escribe. Tanto de humano como de divino pueden tener las páginas que a Dios atribuimos. 184

Y en materia de pecado dices bien, el carácter reprochable y prohibido de los actos es invención humana. La moral religiosa no ha escapado nunca a las maquinaciones de los hombres, por eso cambia, por eso se avergüenza hoy de sus errores del pasado. Como auténtico designio de Dios nada tendría que corregir, sería infalible. A los ojos de Dios, no tengo duda, muchas faltas no son pecaminosas. Amor y perdón presiento en su naturaleza. Por eso a Dios lo amo como un padre. Que tristeza que tantos seres condicionen su conducta al miedo. No dicen amo a Dios, sino le temo. ¡Ay de los predicadores implacables! Una cosa es hablar de Dios con amor y con respeto, otra sembrar terror y repartir maldiciones en su nombre. Esa lambonería sólo entre los humanos rinde fruto. Las manifestaciones de amor a Dios no tienen validez en ausencia de bondad y consideración hacia los semejantes. No imagino a un padre que reciba con agrado la adulación de un hijo que aflige a sus hermanos. Planteo que el hombre se ha de salvar o condenar no por la adopción de un determinado credo, ni por la observancia de ritos y preceptos sin lógico asidero, sino por la bondad o maldad que su corazón albergue. Ni siquiera por el daño que ocasione, porque sin pretenderlo puede provocarlo. Y es que la bondad es el elemento que a todas las religiones aglutina, el polo en que convergen, el eje que soporta su doctrina. La bondad y un ser supremo son elementos ineludibles de toda creencia religiosa. Los únicos con carácter de verdad, los hitos que deben aceptarse como 185

ciertos. Las diferencias, aquéllas que hacen a unos protestantes, a otros católicos, a unos judíos y a otros musulmanes, son discrepancias que no han de alterar el resultado. Uno es Dios, el mismo para todos. No han sido más que la tradición y la cultura las que nos lo presentan bajo tantas formas.

186

CARTA CV

Un atardecer sombrío y prematuro Abril 9

Mi vida: Imperceptiblemente se ha marchitado tu sonrisa y no parece que tu cuerpo requiera mis caricias. La fatiga física en que se escuda tu desgano es la expresión de un alma que no puede estar tranquila. ¿Tu corazón que esconde? ¿Acaso una nueva relación propensa a encender de nuevo el brillo de tus ojos? ¿De esos luceros que hoy ante mi no resplandecen? Aunque digas que nada te trastorna, soy el instrumento más sensible que mide las variaciones de tu afecto. Una sonrisa más breve o menos cálida; una palabra más, una palabra menos; una inflexión en tono diferente; unos ojos que esquivan la mirada o brillan menos; un gesto imperceptible, todo, absolutamente todo, mientras te ame, jamás escapará de mi escrutinio. Contigo, bajo el cielo azul, bajo la lluvia, en noches frías o calurosos días, en la alborada, en el crepúsculo o con el sol en su cenit, todo es igual de amable. Sin embargo esta tarde las sombras de la noche se anticipan con tu humor sombrío y siento mi ser sobrecogido. Nada nefasto ocurre, pero tampoco se advierte la armonía. ¡Ya sé que la incertidumbre rondará mis sueños¡ 187

CARTA CVI

Tus palabras la vida me devuelven Abril 10

Paolita: Que hermosas brotaron de tu boca las palabras, alentadoras como las frases fabricadas por tu pluma: “La matica que sembramos juntos ya es un roble poderoso” dices para darme la certeza que me impida vacilar ante tu afecto. Si así lo percibes, no temo entonces que siga mi vida a tu cuidado. Tantas frases de amor zurcidas con motivos poderosos, me hacen sentir que vano fue mi insomnio y necia mi conducta. No hubieras podido responder con más acierto a la incertidumbre que tu mutismo de ayer me producía. Respetuoso soy de tus silencios y no indagaré de nuevo por su causa. ¡Mujer al fin y al cabo! Supondré que tus hormonas juegan con mi fantasía. Si grande es tu amor, no es menor el mío, ni menos perdurable.

188

CARTA CVII

Otro poema Abril 14

MI PENSAMIENTO Tengo un pensamiento trashumante, que recorre el tiempo y la distancia, que perfecciona el presente, que idea el futuro, que vive sin haber vivido, que vuelve a vivir un ayer que ya no existe. Que imagina vidas aún sin concebirse y en dominios de Tánatos dialoga con los muertos. Tengo un pensamiento sin prisa y sin afanes, que navega a la eternidad y al infinito, que traza el mundo como lo ha querido: a su capricho -jirones de realidad y fantasía-.

189

CARTA CVIII

Un poema más Abril 17 LAS SOMBRAS Muere la tarde perfilando enormes sombras en todos los rincones: bosquejos grises -inspiración crepuscular y agonizanteque reptan por el asfalto tibio, que trepan las paredes, que se arriman, se amontonan y se esfuman al entregarse a los brazos oscuros de la noche. También el pincel de la noche juega con las sombras avivado por el brillo de la luna, y plasma siluetas que descansan hasta el alba difuminadas en todos los rincones.

190

CARTA CIX

Presiento algo terrible Abril 24

Copito: Nadie da razón de tu destino. Dicen que hace tres días saliste con tus niños, aparentemente tranquila y sin afanes. No cumpliste sin embargo nuestra cita, y hoy encuentro extrañamente sin llave la puerta de tu alcoba. Varias veces he vuelto, cada vez con más incertidumbre y menos esperanza. Me he atrevido a hurgar entre tus cosas, buscando una explicación que aclare este abandono. He encontrado números telefónicos, los he marcado, sin saber siquiera a quien estoy llamando, ni una sola persona sabe de tu suerte. Intenté aguardar hasta verte entrar a salvo, pero la soledad y la angustia -mis aciagas compañeras- en eternas horas convirtieron los minutos. Tampoco sé qué hacer cuando parta de estas paredes que me asfixian. Esta nota será lo primero que al volver encuentres; que una llamada al menos a quien más te quiere sea lo primero que hagas tras leerla.

191

CARTA CX

Estoy desconcertado y sin consuelo Abril 26 1 p.m.

Paola: Me he quedado sin palabras cuando más quisiera expresar mis sentimientos. ¡Que estás embarazada! No salgo de mi asombro. ¡Que Roberto es el padre! Jamás lo hubiera imaginado. ¿Cómo desconfiar de ese amigo perfecto que dizque no manifestaba por ti interés carnal alguno? Al menos has tenido el valor de confesarlo. Me has librado de una paternidad... que con seguridad no hubiera repudiado. Que ironía tiene la vida, tanto buscarte para que en desdicha se transmutara la felicidad por el reencuentro Pensar que apareciste pero para distanciarte para siempre de mi vida. Te sigo viendo en la penumbra de la alcoba, aferrada al silencio. Tus labios inertes, a mis besos no responden; tu talle se deja ceñir pero no se estremece entre mis manos… como antes; de tus ojos sólo arranco lágrimas, tu mirada me esquiva, no me explicas nada. ¿Qué desdicha te ha paralizado? ¿Alguien murió? ¿Estás enferma? No hay un sí ni un no que me saque de la angustia. Nunca tuve un muñeco de trapo entre mis brazos, pero al abrazarte presiento que la sensación sería la misma. En mi 192

abrazo siento apenas el vacío de un cuerpo inexistente. “Déjame, quiero estar sola” - Insensata, nunca me iría sin resolver tamaña incertidumbre - Más silencios, más angustia, y de pronto la confesión desgarradora: “Estoy embarazada, no tengo coraje para verte” ¿Cómo? ¿Volviste con tu esposo? “No es de Alfredo, el papá es Roberto. […] No quise hacerte daño. Esas cosas pasan. No pidas que te explique nada”. ¿Sabes cuánta infelicidad me acompaña desde entonces? Vagué sin rumbo, bajo un sol calcinante y nunca sus rayos me tocaron: todo en mi alma persiste gélido y oscuro. He pensado en morir, pero me aterra que el dolor me siga, que mi pena traspase las fronteras de la muerte. Nada ni nadie me consuela, solamente tú, la causa a la vez de mi desdicha.

193

CARTA CXI

Cuando en el rostro no refleja el alma Abril 26 5 p.m.

Paola: Estoy dolido, clamo contra ti y le pido cuentas al destino. Ya no puedo creer en tu mirada. Tu rostro no es espejo de tu alma. Acabaste con mi ilusión, con tu futuro y con mis sueños, con la confianza que anhela todo ser humano. Tanto me entregué a tu vida, tantas satisfacciones di a tus necesidades, que no sabría hoy decir por cual de ellas estabas a mi lado. ¿Sería acaso por mi amor y mis caricias? ¿Tal vez por mi solidaridad y por mi apoyo? ¿Quizá por mi comprensión? ¿O sería por los momentos de pasión intensa? Que pena si sólo hubiera sido por el efecto de unos míseros billetes.

194

CARTA CXII

La miseria del comportamiento humano Abril 26 11 p.m.

Paola: ¿Qué es el mundo construido por el hombre sino el teatro de la farsa humana? El escenario en que los verdaderos intereses se ocultan, los sentimientos se maquillan, por utilidad al poder se rinde pleitesía, se predica el bien sin convicción, por simple conveniencia; por temor los anhelos se reprimen. Mundo de las sonrisas postizas, de la amistad traicionada, del amor fingido, de la pureza que esconde las más bajas pasiones, de la conducta que rinde culto al demonio en sus acciones, mientras a Dios bendice en sus palabras. Reino del desamor, de la doble moral y la mentira. El ser humano es un enigma. Difícilmente se conocen sus verdaderas intenciones. Sólo cada cual sabe qué esconde el fondo de su alma. Sólo cada cual sabe lo que a los demás oculta. Cada hombre es celoso guardián de sus pecados. Necesitamos los hombres de los hombres. ¿Pero necesitará el mundo de la criatura humana? Pienso que no. Si de la faz de la tierra se eclipsara el hombre nada por lamentar ocurriría. Por el contrario, recuperaría la naturaleza su armonía.

195

CARTA CXIII

¿Quién eres? Abril 27 4 a.m.

Paola: Creí que en nombre de Dios venía alguien desarrapado que buscaba abrigo, alguien sufrido para consolar, alguien desventurado para hacer feliz. Creí en tu bondad, baje la guardia y permití que te hicieras al dominio de mi vida. Temía por ti más que por mí, al verte tan sensible y delicada. Te convertiste en mala hora en mi mundo, en el eje de mi vida y en el centro de mis pensamientos. Nunca temí de ti una estocada, hoy sé que estaba equivocado. Del bien y del mal es capaz -en todo su espectro- el ser humano. No debe sorprenderse mi razón con tu comportamiento. Pero mi corazón aunque advertido, sufre. En estas horas de pesar intenso ni mi corazón ni mi razón pueden evitar un juicio despiadado a tu conducta. No sé si algún día vuelva a evocarte con dulzura.

196

CARTA CXIV

Más que la infidelidad me duele el desamor Abril 27 9 p.m.

Paola: ¡Con cuánto sacrificio se edifica! ¡Con qué facilidad en cambio, se destruye! Aprecia con tu engaño mi alma derrumbada, como aquéllas moles que se pulverizan con las técnicas de demolición moderna. Atomizaste todo de mí, mi devoción, mi amor y hasta mi estima. Al final no fuiste el sueño hermoso que anhelaba, pero mis palabras, el afecto y los escritos que por ti brotaron no dejan de ser ciertos. Fueron el reconocimiento al ángel que creí encontrar tras de tu rostro tierno, aquél que con pocas esperanzas seguiré aguardando. Tu comportamiento ha sido para mí en exceso doloroso, y sin embargo, la mejor escuela para entender los intereses y asechanzas que tras del afecto se agazapan en toda relación humana. Me hiciste comprender en carne propia que los hombres se sirven de los hombres, que las palabras dulces no encierran siempre un sentimiento tierno, que detrás de un gran cariño puede mantenerse oculta la mentira. Que el amor es escaso y el desamor abunda. 197

Ese “no sé”, como el silencio reiterado a mis preguntas que anhelan saber si me has amado, son para mí la traducción de un no rotundo que lacera. ¿Cómo sobrevivirán en mi memoria tus gestos de amor y tus palabras bellas si tengo también que recordar que nunca fueron ciertas? Soy un hombre liberal, y no me duele tanto tu infidelidad como tu farsa. No tanto tu traición como tu falta de confianza, no tanto tu adulterio como tu desamor. Si otro existía, conmigo no tenías que mantenerlo oculto. Los amantes sabemos tolerar la presencia de un tercero cuya existencia no se nos mantenga oculta. ¡Cuántas injusticias se cometen en nombre del amor, cuántas frustraciones se originan por su causa!

198

CARTA CXV

¿Qué crees que pienso del amor ahora? Abril 28

Paola: El enamoramiento es un perverso sentimiento, una trampa de la naturaleza que acerca a los sexos para perpetuar la especie. Es poco razonable que dos absolutos extraños desarrollen afectos tan profundos. Apasionados y abismales, que distorsionan la realidad de qué manera. Y para colmo efímeros, porque fácil se transforma su dulce elixir en amarga pócima. Estos amores no tienen la trascendencia del amor filial que sobrevive al tiempo y la distancia. He aprendido que deben tomarse con cautela, con menos seriedad y más mesura. Inconscientemente proyectamos en los demás algo de nuestro propio ser, pensamos que los demás actúan como nosotros. Creí que jamás me causarías dolor porque yo estaba seguro de nunca ocasionártelo. ¡Qué equivocado! Era a mí, no a ti, a quien yo debía poner a salvo. ¡Ya es tarde! Buscando tu mundo, se refundió mi mundo. Hoy ni al uno ni al otro pertenezco. Sólo siento soledad en mi profundo abismo. 199

La pareja debería ser fuente recíproca de felicidad, pero puesta a servir causas diferentes al afecto, degrada el sexo y el amor, haciéndolos carnada de otros, y a veces malsanos, intereses. Un amor fraudulento inspiró mis mejores sentimientos, pero me condenó después a la desesperanza. ¿Cuántos como yo no han sido en la misma medida traicionados? Damnificados a raudales deja el amor en su camino. “Quien ama está expuesto al desamor y a la infidelidad cada momento. Como son irremediables, hay que estarlos aguardando. Aceptarlos debe ser la primera cláusula que cumplan los amantes. Sobreponerse a ellos la siguiente”. Quien lo creyera, son mis propias palabras en una vieja esquela que te enviara. Y sin embargo, en esta hora, podrían ser el reproche de un extraño. ¿De qué sirvió tanta erudición? ¿De qué tanta experiencia? Premonitorias y ciertas, fueron definitivamente escritas para otros, a su propio autor no le sirvieron. ¡Qué ironía, sucumbir al mal contra el que más experto me creía! ¡Qué vergüenza mostrar a otros un camino que ni yo seguía¡ ¡Qué tristeza padecer el mal que a otros quise evitar con mi advertencia!

200

CARTA CXVI

Por fin he resuelto tus enigmas Abril 29

Paola: Hoy cuando se ha perdido el encanto de un amor que nunca –de tu parte- fue sincero, encuentro para mi pesar y ya muy tarde, la explicación de tantas actitudes que en algún momento me parecieron raras. Hoy puedo interpretar tus silencios y arrancarles las respuestas que siempre evitaste confesarme. Hoy entiendo esos cambios de humor tan repentinos, de la dicha a la aflicción sin aparente causa; tu mutismo sin explicación, tus repentinas pérdidas, tu afán por dar por terminada una llamada, el tono imperceptible de tu voz por el temor de estar siendo escuchada, los daños repentinos del teléfono, tus ausencias de casa, sorpresivas, sin explicación y sin motivo.

201

CARTA CXVII

Versos de un alma desgarrada Mayo 1º.

Paola: Cuanto más duele la herida de un corazón despedazado, con más ardor se inspira.

TE ENTREGO MIS DESPOJOS Quiero cerrar prematuramente el libro de mi vida. No ansío llenar más página en blanco. Hubiera querido usufructuar mi cuerpo, agotarlo. Negarle el suculento despojo a los gusanos, no alimentarlos con sobras de mi vida. ¡Estoy exhausto! Una traición tan sólo y se esfumó mi aliento. No soy más que materia, sin fuerza que la anime. No hay ánimo que incite mi mordacidad ni mi insolencia. Las ganas de vivir contigo se marcharon. Intacto está mi cuerpo, saludable, pero inerte. Cual cadáver rozagante que pone en ridículo a la muerte. 202

Imaginé que tu existencia prolongaría mi vida más allá de las tinieblas de ultratumba. Me equivoqué, más generosa fue la parca que no tuvo apuro en mi partida. En cambio tú, me negaste el tiempo para convertirme en escuálido despojo. Si fui tuyo, que mis restos exánimes también te pertenezcan. Te entrego el desecho que dejas de mi vida.

203

CARTA CXVIII

Después del dolor viene la calma Mayo 5

Paola: Hay quienes merecen el Cielo por el dolor que padecen en la tierra. Otros lo alcanzarán, seguramente, por la bondad de sus acciones. Una compensación a unos por su destino miserable, un premio a otros por su humanidad y sus buenas intenciones. Creí tu corazón animado exclusivamente por el bien, que no haya sido así, no importa. Que no sea yo el motivo por el que se te niegue el paraíso que con tu dolor tienes ganado. No esperes de mí resentimiento, tristeza apenas, y abismal, porque además arrasa la confianza que en el futuro pueda albergar por otro ser humano. Pero no hay dolor que no cure con el tiempo. Cuando a mis reflexiones regrese la racionalidad y la cordura, sabrás que estoy curado.

204

CARTA CXIX

Como siempre, el amor falló Mayo 10

Paola: Tantas esquelas, pienso hoy, cuantas te envié con mis reflexiones sobre la fatalidad de la vida de pareja, terminaron por ser cátedra para que tú, buena alumna, conmigo la probaras. No fui la excepción, por el contrario, confirmé la regla tantas veces enunciada: el amor de la pareja es breve, que languidezca sólo es cuestión de tiempo. Jamás, sin embargo, escribí pensando que tú o yo fuéramos parte del mundo que con pena describía. No disculpé la infidelidad para engañarte, sino para buscar tu vientre, tu afecto... tus caricias. La disculpé para amarte sin inhibiciones. No mencione la traición para justificar desliz alguno, lo hice bajo el temor de no ser tu más devoto amante. El erudito del amor y las traiciones, para serte fiel, se estaba llenando de razones. Como en las enfermedades graves e incurables, en la infidelidad lo último que uno espera es padecerla. Nunca sabe uno quien lo espera a la vuelta de la esquina: tal vez si no hubieras sido tú, hubiera sido yo quien claudicara. Tenemos al fin y al cabo la misma sustancia de la especie humana. Fallaste tú primero para fortuna mía, pues más fácil me cicatriza el corazón que la conciencia. 205

CARTA CXX

No volveré amar como te quise Mayo 16

Paola: Desde que descubrí que la cohabitación estrecha termina en el desgano, comencé a idear una relación que estuviera a salvo del hastío. Mi ilusión era que se saturara lentamente, que nunca un motivo pudiera terminarla. La lápida se la cuelga al amor la convivencia. Es la muerte natural del sentimiento. Pero el nuestro desapareció con el engaño, se vio truncado con una muerte prematura, trágica, de todas, la más dolorosa y menos comprendida. Únicamente en carne propia se aprenden las lecciones. Aunque siento que la pareja es necesaria, y que es fuente de felicidad inmensa, el dolor que deja su partida agota todo aliento. El ser en torno al cual gira la vida, es demasíado libre y puede darnos la espalda en un instante. Hoy más que nunca sé que no hay amor por grande, que nos haga dueños de aquélla a quien queremos. Así que prometo no permitir nunca que mujer alguna vuelva a ser el centro de mi mundo, para que al marcharse lo deje a la deriva. Serán en el futuro mis amores un evento más en mi existencia. Prefiero no estar triste y si por causa del amor he de vivir entristecido, me quedo con mi soledad y mi neurosis, para seguir en pugna constante con la vida. 206

CARTA CXXI

Tu amante he conocido Mayo 18

Paola: No he temido conocer tu amante, y lo he buscado deseoso de dividir con él tu tiempo, de parcelar tu cuerpo, de repartir tus goces y placeres. He de confesar que no supo ninguno de los dos cual era el verdadero amante, en fin, ¿acaso importa? Me encontré con él pretendiendo un acuerdo, para que sin sobresalto a los dos pertenecieras. Para que con permiso del uno pudieras brindarle al otro tu amor y tus favores, sin el horror de verte sorprendida. ¡Que amor más insensato! Nada repartimos. Tú, mujer, a nadie perteneces. Libre eres de elegir y de cambiar de compañía. Unidos en la solidaridad de una pena semejante, amigablemente departimos y tejimos los retazos para reconstruir, sin recriminaciones, el diario de tus inexplicables extravíos. Y supo cada cual en que brazos te abrigabas cuando dejaban los otros de abrazarte. Y al reconocer que te haces amar y perdonar por tu ternura, de tu infidelidad terminamos absolviéndote; libre quedaste de todos los reproches. 207

Que a ti es adicto me confesó Roberto y yo que a las adicciones no puedo someterme, comprendí, aunque no sin dolor, que podía de tu desamor recuperarme. Sin revelarle que reconocía como suyos los laureles, me aleje dejándote en sus manos.

208

CARTA CXXII

Más sobre mi encuentro con tu amante Mayo 20

Paola: No hay como salir de los secretos que nos martirizan para dejar atrás el desasosiego que ocasionan. Si ayer me reprochaste el encuentro con Roberto, hoy debes estar agradecida. Ya no está sobre tus hombros la carga de todo lo furtivo. Tu lastre he vuelto más ligero. El peso de tus andanzas escondidas ya sólo a nosotros, tus amantes, nos agobia. El temor por una reacción violenta, ya ves, jamás tuvo sustento. Si insistes en calmar tu curiosidad sobre el “diario de tus inexplicables extravíos”, te contaré que Roberto fue tan sincero que me confesó que él era “la buena compañía” que te llevaba a casa. Me enteré que el día del coctel en que te negaste a que te recogiera, fue Roberto quien pasó por ti al instituto. Y no volviste a casa, porque la noche la pasaron juntos. Supe también que el hostal disimulado que una vez me mostraste como un descubrimiento fortuito cerca de la escuela, era en realidad refugio en tus momentos de pasión... pero con otro amante.

209

Lo dice él y yo lo creo posible, que tu religiosa propensión a llamarnos en él último descanso, más que el telefonazo de una enamorada, era la averiguación que confirmaba si él o yo, según el caso, estábamos lejos y ocupados, para poder concertar la cita con el otro. Descubrí también el motivo de aquel trasteo inesperado. Lo propició la dueña de la casa cuando amenazó con descubrir el juego con tus dos amores. Conseguiste dos alcobas en una casa de una hermana de Roberto. Nunca hubo inquilina por la que debieras mudarte de repente. Bajo ese nuevo techo, ser sorprendida conmigo comenzó a inquietarte. La razón tocó tu mente. Hubo temor de continuar la relación. Por eso no me llamaste esperando que todo concluyera. El cuanto a mí, él ya lo sospechaba; pero ahora tiene la certeza. Sabe a cabalidad quién te envió el ramo de orquídeas el día de tu cumpleaños, quién te regaló el traje carmelito de gamuza y como llegó a tus manos el body trasparente. Si tu curiosidad aún no se sacia, resuelve tus dudas con Roberto. Tanto como conozco yo conoce él el enigmático diario de tus extravíos.

210

CARTA CXXIII

Qué difícil es descifrar los sentimientos, a dos hombres amabas simultáneamente Mayo 26

Paola: Decías estar felizmente comprometida cuando preguntaban por tu estado. ¿Cuándo lo afirmabas pensabas en Roberto? Así ha de ser, porque conmigo esa especial condición la has arruinado. En momentos de suprema abstracción nadie es capaz de vivir un romance paralelo. Nuestra pasión fue, al menos de mi parte, intensa y mi afecto desmedido. Entre el dolor de mi congoja mi vista de nuevo se detiene en tus esquelas, cargadas de amor y juramentos. Nadie que vea esos trazos colmados de dulzura, de promesas inmortales y de dibujos tiernos, imaginaría el fin abrupto que les dio el destino. Aún hoy dices que eran ciertas, que me amabas... tanto como a él. Que con la misma dedicación y el mismo afecto nos escribías las cartas. Dices ahora que cuando estas con él mi ausencia te entristece. Y cuando estás conmigo, me consta que lo extrañas. 211

En el esplendor del enamoramiento la fidelidad se da espontánea y en exceso; es sólo cuando ese sentimiento mengua o no se alcanza cuando somos sensibles a nuevas seducciones. La cúspide del amor no lo conoces, su plenitud no la has vivido. Por eso no puedes ser mujer de un solo hombre. No más ayer lo eras de dos que no amabas tan intensamente.

212

CARTA CXXIV

El adiós es necesario Junio 1º.

Paolita: Me siento raro al estrechar tus manos, me siento extraño al degustar tus labios. Me deleitan... pero no son míos. Lo fueron acaso fugazmente. Tal vez no tiene razón esta parodia. Más no soy capaz de despedirme. Sé que los días están contados, que pronto Roberto hará valer sus títulos. Tengo apenas el tiempo para que mis sentimientos se sosieguen.

No imaginas cuán negros son mis días y cuán interminables son mis noches. La semana que dejé de verte ha sido la peor tortura. Quise de mi memoria exterminarte, pero te encontré entrelazada a todos mis recuerdos. No encontré sitio sin tu imagen, no encontré libro, ni verso, ni nota musical sin tu recuerdo. No encontré ambiente sin tu aroma, ni visión sin tu presencia. Cuanto más fuerte era tu huella más lacerante era el suplicio por tu ausencia. Aluciné y soñé. ¡Horror! Siempre visiones terroríficas. Nunca experimenté soledad tan inclemente. A cada instante claudiqué. No debía buscarte, y sin embargo fueron tantas las llamadas. Sí, las mismas que tú contestaste a un interlocutor que al oír tu voz ni siquiera respi213

raba. Llamé y colgué mil veces. Me contenté apenas con ese “aló” salido de tus labios: ¡Ah bálsamo maravilloso! Gracias, sé que no dejaste de contestar al necio que marcaba porque sabías que era yo quien te llamaba. Qué confortante ha sido verte, gracias por tanta comprensión y complacencia. Ambos sin decirlo lo sabemos, estamos asistiendo a la agonía de un amor sometido a una condena inapelable. Te amo, pero debo decirte adiós porque entiendo que me has alejado de tu vida. Porque hay un hombre cuyo hijo llevas en tu entraña. No se justifica que sólo por interés en tus estudios, mantengas una relación que perdió toda su esencia: el goce del uno con el otro. Roberto puede hacer realidad tus sueños en pago a su ventura, pero intuyo que al hacerlo no se sentirá tranquilo. Una instrucción mayor te dará alas para escapar de todo compromiso, para volar al encuentro de otros brazos. Así piensa él, estoy seguro. Aprecio la compañía que me brindas en horas tan terribles. Eras el eje de mis pensamientos, de mis sentimientos y todas mis rutinas. No me siento capaz de sobrevivir a una separación abrupta. Acepto el trato, nos seguiremos viendo cuando esté Roberto en su trabajo, y solamente el tiempo que gaste mi alma para tomar aliento y mi cuerpo para iniciar la retirada. Tu ausencia me privará de la experiencia de un hermoso idilio. ¿Cómo podría afirmar que no te quiero?

214

CARTA CXXV

Tan sólo un pensamiento Junio 2

Amor: Hace un año fue nuestra primera cita. Y todo es tan distinto y tan distante. Los sentimientos hacen estragos en el hombre. Por su causa la felicidad es una ilusión. Contigo escasamente la rocé cuando creí alcanzarla. La inteligencia poco vale ante el afecto. Que ironía que la mente humana que se ufana de dominar el mundo, tenga menos control de sí misma que de la naturaleza ajena. El hombre, sin poder sobre sus sentimientos, es una brizna en el antojadizo vendaval de las pasiones, un inepto para alcanzar la relación armoniosa entre los sexos.

215

CARTA CXXVI

¡Qué bueno es volver a escribirte sin resentimiento! Junio 15 Amor: Aunque aún falta por sanar mi herida, siento mi enojo a cada instante menos perceptible, extinguiéndose con más celeridad que mi dolor, al punto que puedo finalmente escribirte sin sombra de disgusto. Tu falta amiga mía no cambió la imagen de esa amante ideal que yo soñaba, te pareciste a ella e inmejorablemente representaste todas sus virtudes. La felicidad no consiste solamente en convertir en realidad nuestros proyectos, sino en saber adaptarse a las circunstancias, particularmente a las incómodas, de las que el destino suele ser tan generoso. Para ser feliz debe tenerse un umbral alto al dolor y uno bajo al estímulo agradable y placentero. Creo que en ese juego con el dolor y el placer ha de encontrarse el camino recóndito a la felicidad. Quienes son sensibles a su propio dolor y al goce refractarios, tienen el sufrimiento asegurado. No niego que he sufrido, pero no soy un hombre derrotado. Solemos buscar en el ambiente la felicidad cuando realmente habita en nuestro fuero interno. Tengo suficientes 216

motivos para ser feliz a pesar de la desdicha. Fui en tu compañía dueño de momentos exquisitos. Pronto he de marchar, pero no celebro que la relación se acabe. Siento gratitud porque aunque breve, hiciste del idilio algo posible.

217

CARTA CXXVII

La despedida Junio 25

Mi copito: Estoy impregnado del dolor de la nunca deseada despedida. Te veo a mí abrazada, con los ojos húmedos, acariciando mi rostro y dando a mis labios con tus labios el adiós definitivo. “Vengo a decirte adiós, nuestra relación ha terminado”. Una vez más estremecen mi conciencia esas palabras. Sin el impulso de la razón no hubiese sido capaz de pronunciarlas. Mi corazón no quería terminar unión tan deliciosa. Cada paso que he dado desde entonces, poniendo distancia con tu mundo es un remordimiento nuevo. ¿Acaso mi despedida te hizo daño? Tan auténtico parecía tu sentimiento. Tan genuinos tu llanto y tu tristeza. Hasta en la separación hemos roto paradigmas. Hemos sido reflexivos y humanos hasta el último momento. Actitud tan diferente a la carnicería que practican las parejas cuando rompen. Hago caso omiso al motivo de nuestro rompimiento y recuerdo que en medio de mi dolor actuaste con nobleza, prolongaste la relación y el afecto hasta que el tiempo debilitara el lazo que nos mantuvo unidos.

218

Una vez más te digo adiós, con todo el sentimiento. En un rincón de mi corazón te llevaré por siempre. De nada te culpo, luego nada debo perdonarte.

219

CARTA CXXVIII

Dice tu mami Junio 27

Paolita: Me sorprendió doña Alexandra con una llamada inesperada. Creo que sufre más que tú con nuestra despedida, percibo dolor, vergüenza y cargos de conciencia. No me pidió nunca reconsiderar la decisión, tampoco pretendía que nuestra conversación fuera un secreto, me dijo que tú sabías de esta llamada. Sentí que manifestarme su solidaridad era importante, tanto como seguirme contando como amigo. Se declaró cómplice de tus juegos amorosos, me confesó que te encubría cuando salías conmigo o me mentía para que pudieras reunirte con Roberto. Nunca existió aquél paseo intempestivo con tus hijos a tierra de tu mami, tan sólo fue el pretexto para un viaje de placer que organizó Roberto. En carrera saliste con tus niños para dejarlos al cuidado de su abuela. Deplora doña Alexandra que por su pasividad lo nuestro no hubiera prosperado, nos llegó a imaginar con un hogar estable. Por él también siente cariño, pero su instinto maternal le hizo pensar que yo te convenía.

220

Recuerda diciembre como un mes lleno de zozobra y de contrates. Tu viajando con él y ella inventando un trabajo inexistente, al que tuvo que colgarle una dirección imaginaria ante mi desesperación por encontrarte, luego tu remordimiento compensado con un apego a mí desconocido, que dejó a Roberto en plena Navidad en el olvido. Pero un fin de año en su casa y en sus brazos y un ultimátum que te llenó de angustia. Fueron los días después de Nochebuena en que te escribí que te sentía distante. Otra vez en mis brazos, otra vez vacilante, una veces más amorosa conmigo, otras con Roberto. Hasta que él terminó por imponerse, por hacerte tomar una decisión que hubieras postergado eternamente. No descubras en estas revelaciones un tono de reclamo. Ya hasta veo con ojos bondadosos estas picardías. Son propias de los hombres y cualquiera está en disposición de practicarlas. Te reitero, fui feliz contigo. Tal vez igual dirá Roberto.

221

CARTA CXXIX

Realidad, ¿o sólo fantasía? Julio 2

Paolita: Pueden ser mis sueños pesadillas, pero se han convertido también en la ocasión que compensa esta realidad tan lacerante; en la instancia en que me perteneces sin temores, sin riesgo de perderte; en la instancia en que resuelvo mis dudas, en la instancia en que tú me hablas con franqueza, en la instancia en que conozco de tu comportamiento todas las verdades. Una y otra vez repaso las líneas de esta carta. Tanto pienso y tanto fantaseo que llego a confundir la realidad con el fruto de mis sueños. Pueden ser ellas verdad o apenas un delirio, en todo caso, apaciguan el irresistible afán que tengo de arrancar a tus labios la confesión de todos tus motivos. “Ya sé que tu mente, que todo lo analiza y lo deduce, ha esclarecido el ovillo de mis sentimientos y conoce tanto mis razones que sobra cualquier explicación a mi partida. Pero dame la posibilidad, amor, de que mis palabras certifiquen lo que con seguridad conoces o rectifiquen lo que erradamente por tu dolor supones”

222

“Era la novia de Roberto, no su amiga, cuando me asaltó el deseo de hacerte mío. Suyo era mi amor pero sucumbí al impulso de atraerte” “Nunca fue más honda la crisis de mi vida que en aquellos días en que me conociste. Roberto era un buen hombre, cargaba en sus espaldas el peso inclemente de mis necesidades. Pero hubo un día en que no pudo por más tiempo mantenerme. No pudo resistir más las exigencias de su madre, empeñada en desbaratar la que a sus ojos era una relación “pecaminosa”. Y como casi todos los males llegan juntos, también mi empleo entró en peligro. A las puertas de la calle y sin su protección, se esfumó toda ilusión de una vida feliz al lado de Roberto” “Vecino de muchos años, Roberto fue mi primer novio hasta que en mala hora llegó Alfredo, el hombre que torció el rumbo de mi vida para siempre. El príncipe azul que se transformó en monstruoso carcelero. Tenía quince años y estaba a punto de culminar mi secundaria, pero por Alfredo abandoné mi casa y el colegio.” “¡Qué rápido terminó mi sueño, cuán pronto comenzó el maltrato! De pronto reconocí en mí una persona sometida y triste, una adolescente envejecida, sin ilusión en el futuro, fracasada, con dos bebés a cuestas. Furtivamente regresé al abrigo de Roberto, pero el bárbaro se enteró del adulterio. Hubo amenazas de muerte. Huí lejos. Me llevé a los niños. Roberto me mantuvo. Pero dejé de ser para su madre la niña angelical. Me volví impura, “indigna de un hogar cristiano”

223

“Perro que ladra no muerde. Y Alfredo no fue la excepción al aforismo. Sus incesantes desafíos, terminaron, quien lo creyera, en el olvido. Olvidó a sus hijos y se olvidó de arrancarme, gracias a Dios, de los brazos de Roberto. Recién conoció mi paradero, aseguró que iba a matarlo, afirmó que me quitaría los niños, que me regresaría a la casa por la fuerza. Por último fue absolutamente indiferente. ¡Qué rápido me consiguió reemplazo! Lo tenía en realidad desde antes de que el matrimonio se acabara. A los dos años de casados le conocí una amante. Fui infiel y nunca lo he negado, pero no fui yo quien ocasionó la ruina de ese matrimonio”

“Aunque Roberto y yo vivíamos bajo techos diferentes, nuestra verdadera relación era de esposos, veía de mí y de mis hijos a escondidas de su madre, amaba a mis niños y ellos lo veían como su padre. Se hizo cargo de sus matrículas, de sus uniformes y sus libros. Cuando quise terminar mi bachillerato, él asumió los gastos. La vida parecía tan feliz y tan estable. Realmente muy feliz para ser cierta. El negocio que Roberto administraba entró en bancarrota y su madre se entero de que nuestra relación seguía vigente. Volvieron las necesidades, y tuve a la fuerza que conseguir trabajo”

“¡Los ojos hablan más que la boca sin haber sido enseñados a musitar palabra! Y tu mirada delató los deseos con que mi cuerpo fue sometido al escrutinio de tus ojos. Cuán fácil adiviné que mi coquetería no era para ti indiferente. Pensando en un futuro más seguro me acerqué a ti, un hombre bueno y con dinero. Anhelaba una relación sin 224

exigencias, sin las imposiciones que suelen reclamar los hombres libres y con las prerrogativas que suelen dar los hombres casados a su amante”

“Nada en mi vida ha funcionado, todo cuanto parece funcionar termina, siempre se tuerce el rumbo de todo cuanto anhelo. Ha debido ser por eso que cuando vivía su clímax la relación contigo, todo comenzó inesperadamente a solucionarse con Roberto. Doña Rebeca, nos levantó su excomunión y a regañadientes aceptó nuestra unión sin formalismos. Más aún, se ofreció a resolver nuestros apuros y nos dio posada. Mi ex marido admitió la separación y formalmente me entregó los niños”

“En ese instante me brindaba el destino una oportunidad no despreciable. Nunca esperé ser para ti más que el pasatiempo en que hombres de tu poder y condición hacen de las mujeres. Para Roberto en cambio era su igual, ante sus amigos no pasaba con vergüenza. Todo tu amor, del que hoy no dudo, no me hubiera brindado sosiego semejante. No he sido indiferente a tu afecto, no niego tu comprensión, no ignoro tu bondad, doy testimonio de tu amor, pero esta existencia sufrida, acostumbrada a las privaciones y al dolor, pondera la utilidad, no sólo el sentimiento. ¿Cómo no hacerlo con un hogar a cuestas? ¿Cómo ignorar las barreras sociales que de ti me separaban? ¿Cómo sentir seguridad con tu discurso persistente sobre la infidelidad y el destino fatal de las parejas? Al final supe que te quería tanto como tú me amabas. Pero un amor con tantas amenazas no perdura y no es de personas razonables luchar por conservarlo” 225

“Llegué a quererlos por igual a ti como a Roberto. Llegué a extrañarlos, al uno tanto como al otro. Llegué a sentir en sus brazos la nostalgia de tu ausencia y a sentir en los tuyos la tristeza de no tenerlo cerca. ¿Quién dice que dos hombres no caben en el corazón de una mujer al mismo tiempo? Lo que no cabe en la cabeza del hombre es una mujer con dos amores” “El Cielo sabe que te quise. No lo presentí en un comienzo, acostumbrada al provecho que buscan de la mujer todos los hombres. Cuando advertí la bondad de tus sentimientos, reconocí la excepción y no tuve más remedio que quererte. ¿Pero los desvelos de Roberto no merecían un pago semejante? Deseé al final no perderte y vivir contigo un romance clandestino, ¿Pero cómo hacerlo bajo la mirada, ahora desconfiada, de Roberto? La verdad a veces hiere más que la mentira, y confesarte mi decisión y los motivos reales para terminar lo nuestro era pagar con dolor deliberado toda tu nobleza. No mostrarte un motivo irrefutable hubiera prolongado tu insistencia. Un hijo de Roberto, era el motivo insalvable que debía distanciarnos para siempre. ¿Cómo no aprovechar que por tu propia decisión me habían retirado el implante con que planificaba?” “Sufrí al decirte que estaba embarazada y más por la mentira de un embarazo inexistente. Hoy que ese hijo está en camino, menos culpable me hace: resultó cierto el embuste. Pero no hagas cuentas, este embarazo durará 10 meses desde el día en que lo inventé para que pareciera que era el destino y no yo quien te apartaba”

226

“Tu generosidad, tu bondad, tu disposición inigualable a la comprensión y al perdón merecen una retribución que yo no pude darte, pero que ha de ser mejor que si de mi mano proviniera, pues es a Dios a quien le pido que te recompense”

227

CARTA CXXX

De nuestro amor quedan las cartas Julio 10

Paolita: Nunca voté las cartas que te enviaba. Revueltas están en una caja que guardo bajo llave. Están frescas; como recién brotadas de mi pluma. Podrían ser de hoy todas sus líneas. Mas no es así, es sólo que en ellas permanecen incólumes los sentimientos. En esas páginas hay un amor profundo, en ellas te extraño o te hago falta, en ellas te disfruto y me disfrutas, en ellas hay felicidad, hay esperanza, hay planes... que no tenían mañana. ¡Qué nostalgia! Una tras otra se enredan en mis manos. El simple trabajo de ordenarlas se prolonga. Mirar su fecha y ponerle un número a las páginas bastaba. No es así. Cada línea incita. La lectura obliga. En cada frase hay un recuerdo. En cada recuerdo, una parte importante de mi vida. Las leo al ritmo que mi imaginación impone. Conozco en su intimidad cada palabra, sé su motivo, el ánimo con que fue gestada. De nuevo arde la caldera de mis sentimientos. Termino viviendo dichas condenadas por el porvenir siniestro. Reviviendo el gozo y la pasión de entonces, en un agridulce sentimiento que se frustra con el conocimiento de su ocaso.

228

A pesar de tantas cuanto escribí, muchas faltaron. Están ausentes, que tristeza, aquéllas que hubieran testificado los momentos más intensos y felices. Los días en que faltó una esquela tan plenamente fueron disfrutados que no existió el instante para dejar registro. No puedo pedir que me consueles, no puedo reclamarte una caricia. No debo necesitar de ti, me digo, y me convenzo. Leo las últimas cartas, las más duras. Navego en sus aguas tenebrosas, me entristezco, pero no perezco. Buena señal, brilla una luz en el final del túnel. Parece que mi duelo se resuelve. De pronto hay más que afán sentimental en ellas. Hay un interés intelectual que me obliga a revisarlas, a condensarlas en un título, a darles un orden cronológico. Siento imperiosa necesidad de publicarlas. Tal vez amantes hay que las aguardan.

229

CARTA CXXXI

Dos años después: A la hora de la verdad nada ha cambiado Junio 30

Amor: Acaso te sorprenda esta carta que furtivamente hago llegar hasta tus manos. Soy un hombre nuevo, sin heridas, sin dolores, sin rencores. Al que el peso de sus recuerdos no doblega. Y como parte eres de esa historia, quiero que sepas que el final sombrío no pesó más que tantas cosas buenas. De amor se sufre pero no se muere. Y el dolor de ayer un día será a mi vista el relato de un extraño. No así todo el gozo que me diste. Cuanto viví lo sentí auténtico y lo disfruté con la misma plenitud de un sentimiento correspondido y transparente. Mi dolor no fue porque fingieras –si tal hiciste- un sentimiento, fue porque no hubieras continuado haciéndolo. Auténtico o fingido, fue tu amor igual de placentero. Nunca será menos un placer ya disfrutado. He tenido de ti malas noticias. He sabido que dejaste tus estudios, que tuviste que someterte a trabajos arduos y mal pagos, que actualmente no te falta techo ni alimento, pero te arrebataron la libertad y vives vigilada por obra de los celos. Que al afecto lo arruinó la convivencia y que Rober230

to dejó de ser el hombre que admirabas y evita toda posibilidad de traición manteniéndote encerrada. También me dicen que a veces añoras mi presencia y en ocasiones mi recuerdo te atormenta. Las lecciones que vivimos en carne propia son insuperables, jamás se borran; las que se reflejan del espejo ajeno nunca dejan huella tan profunda. Nuestra experiencia me ha dejado en su legado la apatía. Ha desaparecido el ánimo alquimista que torne en realidad todos mis sueños. Y cuando vuelva a encontrarte tras de otros labios que besen con dulzura, tras de otro rostro angelical y con mirada triste, tras de ojos soñadores, que se suponen buenos, no intentaré perturbar la paz de quienes a mi lado viven persiguiendo una nueva convivencia. Otro enlace sólo me proporcionaría la misma frustración que nos llevó a encontrarnos. Hoy mis relaciones son sentimentalmente menos ardorosas, más temporales, más fugaces, menos comprometidas, apenas viven el instante. Me volví pragmático, dejé de soñar con imposibles. En cuanto a ti, nunca temas ni mi reproche ni mi enojo. Creo en tu bondad y pienso que era natural que la sojuzgaran las necesidades y el instinto. Guardo de ti, no el recuerdo triste de la despedida, sino los momentos más emotivos de pasión, de gozo y de ternura. Nuestra relación no pudo cambiar la imagen tan racional que tenía de la vida de pareja, nuestro fracaso y ahora tu infortunio, no hacen más que fortalecer mis argumentos.

231

Dulce Copito, traduce las líneas de esta despedida en un abrazo que te estrecha con toda la fuerza de la solidaridad y la nostalgia.

232

ÍNDICE Pág Prólogo ……………………………………………………………………….. Las primeras impresiones ……………………………………………. Esta nota si me atrevo a enviarla …………………………………. Nuestra primera cita …………………………………………………… ¡Ignoras cuánto vales! ………………………………………………... Contra el matrimonio, una diatriba llena de razones ….… Comienzo a creer que encajas en mis sueños ………….…… El libre albedrío en el amor no existe. A mi vida te doy la bienvenida ………………………………………………………… Más allá de las formas ……………………………………………….. ¿Cómo no he de ser infiel? ……………………………………….… Un complicado paradigma …………………………………………. Éste soy, debes conocerme ……………………………………..…. Antes de ser derrotado por Cupido …………………………..… ¿Encarnas acaso mi utopía? …………………………………….…. Las promesas de amor. Una pizca de razón antes de volvernos insensatos …………………………………………..… Me haces soñar despierto. Es hora de que sepas que te amo …………………………………………………………………..… Que mis palabras no las borre el viento ……………………… ¿El enamorado ama? ……………………………………………….… Confío en ti: no imagino daño que de ti provenga …….… Para ti, mi primer poema: He sido ……………………………... Cuenta conmigo en tus apuros ………………………………….. La infidelidad sí es mi tema predilecto ………………………. Que las sombras de la infidelidad no nos perturben ..… Mis motivos ................................................................ De hoy en adelante te llamaré Copito …….................... Otro poema: Mi nívea realidad ……………………………….…

3 5 6 7 9 11 14 16 17 18 20 21 23 25 26 28 30 31 32 34 36 37 39 42 44 45

233

Nuestra distancia …………………………………………….......... Vuelve a las aulas ……………………………………………………... Indiscutiblemente te amo …………………………………………. Después de nuestro encuentro …………………………..…….. Estoy enamorado …………………………………………………...… Los que otros desean, yo a mis anchas lo disfruto ..…… Tu sentido de justicia ……………………………………………..… Que tu ex marido no te embauque …………………..…….… Las virtudes de la amante …………………………………..…….. Otro poema: Soñar de nuevo ………………………………….... Soy hedonista, pero para mí el placer no es desenfreno. La felicidad no es imposible ……………………………………….. Del amor y los amantes ……………………………………………… No eres la otra, siempre la primera ……………………………. Tu piel ……………………………………………………………………….. Tu voz ………………………………………………………………………... ¿Qué tan lejos de Dios nos encontramos? ………………….. Esa forma de ser tan exquisita ………………………………….... Tu ausencia ………………………………………………………………... El poder carece de nobleza ……………………………………….... La infidelidad, esa adversidad que te atormenta …………. Ojalá no existieran infidelidad ni celos ………………………… La libertad …………………………………………………………………… Tu amigo Roberto ……………………………………………………….. Se volvieron mis cartas numerosas ……………………………… ¿Dónde te encuentras? ………………………………………………. Una tarde gris …………………………………………………………….. La explicación y tu regreso …………………………………………. La estudiante resultó aplicada ……………………………………. Definitivamente somos objetos hombres y mujeres ..…. Lo que esconden las miradas de los hombres …………..... Feliz cumpleaños …………………………………………………………

46 48 49 51 52 53 54 56 58 60 61 63 65 67 68 69 70 72 74 75 76 78 80 83 85 86 87 89 90 91 93 95

234

Un libro a los amantes ………………………………………………... Este sentimiento indoblegable ……………………………………. Tus lágrimas (poema) ……………………………………………….…. No pienso renunciar al placer ni a mis sentidos …………... El asunto de los instintos me entretiene ……………………... Tus estudios y mis celos ……………….……………..……………... Tu explicación me basta ………………………………….………….. No demando juramentos ni testigos. A disfrutar la vida. Después de la zarzuela …………………………………,……………. Qué curiosos extravíos ………………………………………..…….. Vivamos esta navidad sin sobresaltos …………………….….. Navidad en un poema ………………………………………..……... Preparando los regalos …………………………………….….…….. Nochebuena hermosa, para recordar ……………………..…. Te siento tan distante ……………………………………….……….. Has desvirtuado mis temores …………………………………….. Tu bondad ……………………………………………………………….... Esto es felicidad: Soy feliz (poema) …………………………... Del matrimonio estoy hastiado, al hogar sólo los hijos lo rescatan ……………………………………………………………….. Entre lo ideal y lo pragmático ………………………………..…… Me haces feliz cuando me escribes ………………………..…… Una tarde hablando de mujeres ……………………………...…. El hogar ideal, una quimera ……………………………………...… Más que por amor sobrevive el matrimonio …………….…. ¿Imposiciones sociales al amor? ¡Qué tontería! ………….. De nuevo te perdiste ………………………………………….………. Te invito a refrendar los sentimientos ………………………... No soy apologista de la infidelidad, te advierto …………… ¿El hombre hace perverso al hombre? …………………..…… Repartiendo pobreza y sufrimiento ………………………….... Amores, tantos, tan distintos …………………………………..….

96 98 100 102 104 106 108 109 110 112 113 115 117 119 121 123 124 126 127 130 131 132 134 136 138 140 142 143 146 148 150

235

Añorando los encantos de la infancia ……………………….... La intimidad, un goce estético ……………………………………. Nuestro pecado ………………………………………………………….. El amor y los pecados ……………………………………………….… Entender el amor ……………………………………………………….. Respondo tu reclamo: No he pretendido sembrar de espinas el camino ………………………………………………..… La tierra fue de todos, la desigualdad la forjó el hombre. El sexo: lo instintivo, lo moral y lo fisiológico …………….…. El sentido de la vida ………………………………………………….…. ¿Por qué debe sufrir el hombre? …………………………….…… La formación del niño poco garantiza …………………….……. La paternidad nada tiene de proeza …………………….……... El matrimonio y el arte de la doble vida ……………….……… El juego interesado entre los sexos …………………………..… El inaudito pecado original …………………………………….…… Hablar de Dios sin amor es un engaño ……………….……….. Un atardecer sombrío y prematuro ………………….……….… Tus palabras la vida me devuelven ………………….………….. Mi pensamiento (poema) ………………………..…….…………... Las sombras (poema) …………………………………….……………. Presiento algo terrible ………………………….…………………….. Estoy desconcertado y sin consuelo …………..……………….. Cuando en el rostro no refleja el alma ………………………... La miseria del comportamiento humano ………..…………... ¿Quién eres? ……………………………………………………..……….. Más que la infidelidad me duele el desamor ……….…….… ¿Qué crees que pienso del amor ahora? ………………..….… Por fin he resuelto tus enigmas ……………………………….….. Versos de un alma desgarrada: Te entrego mis despojos. Después del dolor viene la calma ………………….………….…. Como siempre, el amor falló ………………………….……….…...

152 154 156 158 160 162 164 166 168 170 172 174 177 179 182 184 187 188 189 190 191 192 194 195 196 197 199 201 202 204 205

236

No volveré amar como te quise ……………………….………….. Tu amante he conocido ………………………………………..…….. Más sobre mi encuentro con tu amante …………………..…. Qué difícil es descifrar los sentimientos, a dos hombres.. amabas simultáneamente ……………………………………... El adiós es necesario ……………………………………………….…… Tan sólo un pensamiento ……………………………………………. ¡Qué bueno es volver a escribirte sin resentimiento! ..… La despedida ………………………………………………………….…… Dice tu mami ……………………………………..………….…………... Realidad, ¿o sólo fantasía? …………………………………………. De nuestro amor quedan las cartas ……………………………. Dos años después: A la hora de la verdad nada ha cambiado ……………………………………………………………….

206 207 209 211 213 215 216 218 220 222 228 230

237

ISBN: 958-96366-3-2

Primera edición: 2004

© Luis María Murillo Sarmiento [email protected]

Diagramación e impresión EDITORIAL CÓDICE LTDA Carrera 15 No. 53-86 Int. 1 Tel: 2494992 Bogotá, D.C., 2004

238