Carolina Devell - Y Todo Por Una Mirada

¡Y TODO POR UNA MIRADA! Carolina Devell Jason Smith había tenido una desastrosa relación con su ex compañero cuando a

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¡Y TODO POR UNA MIRADA!

Carolina Devell

Jason Smith había tenido una desastrosa relación con su ex compañero cuando aún era policía. Pero todo había terminado muy mal para él. Había entregado su corazón y se lo habían devuelto en pedazos. Así que se prometió nunca volver a enamorarse. Con lo que Jason no contaba era que iba a romper esa promesa al quedar atrapado por los más increíbles ojos verdes que hubiera visto en su vida. Esos ojos color esmeralda lo habían hecho caer en una lucha constante contra los sentimientos que el dueño de esa verde mirada lo hacía sentir. No quería enamorarse de Zac y lucharía contra eso, así como contra el enemigo que los acechaba. Zac Stuart había tenido una vida difícil. Sus padres murieron cuando era un niño y fue criado por su hermana mayor. Había luchado mucho para entrar a la universidad y trabajado aún más para pagar sus estudios. Nunca se había enamorado. Siempre creyó que el amor no era para él. No había encontrado aún esa persona especial que llenará su alma. Pero cuando sus ojos de toparon con unos sexys ojos café. Supo que quizás el amor si existía para él, pero no sólo descubrió el amor sino también el dolor del rechazo. A pesar del peligro que corría, su principal objetivo era conseguir el amor de Jason. Nunca imaginó que el peligro estaba más cerca de lo que creía. ¿Logrará Jason al fin rendirse a sus sentimientos y en el camino proteger a Zac del peligro? ¿Conseguirá Zac el amor que tanto anhela y sanar las heridas de Jason?

Hola otra vez, aquí les traigo la continuación de “Y todo por un beso”. Espero sinceramente les guste la historia de Zac y Jason. Bueno, quiero contarles que estuve un poco ocupada y por eso no pude terminar un poco antes la historia. Pero aún así, aquí la tienen. Me encantó escribir sobre Zac y Jason. Ambos son hombres que tienen un pasado doloroso pero con su mutuo amor, logran sanar las heridas que tenían. Debo confesarles que nunca creí que terminaría escribiendo este tipo de historias. Lo digo porque es un poco difícil para algunas personas vivir este tipo de amores. Aún hay mucha gente intolerante que no puede aceptar que el amor no tiene sexo, ni edad, ni religión. Es sólo amor. Puro y simple. Y a nadie debe importarle de quién uno se enamora. Y es por eso que quise escribir sobre todo acerca del amor que vence temores, dudas y conflictos y al final los personajes llegan a complementarse y a tener una sólida relación. En estos momentos estoy pensando en una nueva historia. Estoy afinando detalles, pero espero también les guste. Quiero dedicar este libro a Pervy, chica eres lo máximo y estoy muy feliz de haberte encontrado en este gran mundo que es la red. Sin ti creo que hubiera temido publicar lo que escribo. Gracias. Y a Gaby, muchísimas gracias por lo hermoso que quedan los libros al subirlos al blog. Estoy muy contenta de contar con tu apoyo. Y por último pero no menos importarte, al staff de The Dream of Desire (www.thedreamofdesire.com) Son lo máximo y gracias por todo. Gracias a todas las personas que leen lo que escribo. Me animan a seguir haciéndolo. Y a las personas que traducen los libros a nuestro idioma. Gracias. Es un duro trabajo, y les felicito por el esfuerzo que hacen. ¡Sigan así! Bien, volviendo al libro. No se calienten demasiado ¿ok?. ¡Disfruten la historia! Carolina Devell ADVERTENCIA: Este libro tiene contenido homoerótico. No apto para cardíacos.

H

abían pasado dos días desde que Jason recibió un disparo protegiendo a Zac. Le habían sacado la bala del hombro izquierdo y ahora estaba en recuperación. Estaba adolorido y exhausto, y a pesar de que se mostraba huraño con Zac, le gustaba que ese chico lo cuidara. No se le había despegado ni un segundo. Parecía una mamá gallina, cuidando a Jason y mimándolo mucho. Cuando escuchó unos golpes en la puerta de su habitación de hospital, sonrió al ver a su mejor amigo Nick acercándose a saludarlo. ─ ¿Cómo andas amigo? ─ preguntó Nick apretando la mano de Jason como saludo. El día después de lo sucedido en el club, Jason le había contado a Nick lo que les pasó a Zac y a él en el baño de hombres. Habían estado distraídos, pero no había especificado en qué, y no se habían percatado que alguien más había entrado detrás de ellos. Cuando Jason había oído el sonido del martilleo de un arma, había girado y disparado a uno de los hombres de Black. No se había dado cuenta de la presencia de alguien más en uno de los cubículos hasta que había recibido el disparo en el hombro. Gracias a sus habilidades adquiridas en la marina, había podido apuntar su arma hacia Black y disparar unos segundos después de él.

Le había dado en la pierna, pero había sido sólo un rasguño. Black se había abalanzado sobre él y habían empezado a pelear. Cuando Black había sacado su cuchillo, Jason había creído que eso era todo, que su final estaba cerca. Lo que no se había imaginado era que Zac cogiera el arma que había perdido en la pelea y disparara a Black en la espalda, el impulso del disparo había empujado a Black hacía adelante, cortándose la mejilla con su propio cuchillo. Reuniendo la energía necesaria y gruñendo por el dolor de su hombro, Jason había podido empujar a Black lejos de él. Cuando había mirado a Zac, había visto que aún tenía el arma en sus manos y había estado pálido y con el rostro desencajado por la conmoción de haber disparado a una persona. El ruido de la puerta había hecho que girara su rostro y notara que Black había desaparecido. Jason hizo una mueca de dolor al tratar de sentarse erguido. ─ Mucho mejor. Nick sonrió ─ Eso se nota ¿y dónde está Zac? A Nick le parecía extraño que Zac no estuviera en la habitación de hospital, siempre estaba alrededor desde que Jason había sido llevado allí. ─ Nate se lo llevó a la cafetería hace una media hora. ─ Oh, cierto. Me dijo que vendría a verte ─ dijo sentándose en una silla junto a la cama de Jason. ─ ¿Qué noticias me traes? Jason miró a Nick con curiosidad y preocupación en los ojos. ─ Bueno, Carlos Rodríguez fue capturado en el campamento que tenía en Colombia cerca de la frontera peruana. ─ Esa sí es una buena noticia ─ dijo sonriendo. Cuando vio el rostro serio de Nick, la sonrisa se le borró de la cara ─ Pasa algo malo ¿verdad?

─ Aún no han localizado a Black. Rodríguez le ha puesto precio a su cabeza. Lo culpa de su captura y lo quiere muerto. ─ Eso ya me lo esperaba ─ El Comandante Wilson cree que Black podría regresar a vengarse. Le arruinamos las cosas, así que es muy probable que pronto lo tengamos tras nosotros de nuevo. Jason torció la boca. ─ Yo le arruiné las cosas. Si quiere venganza, vendrá tras de mí. ─ Y de mí ─ dijo Zac desde la puerta. Se acercó a Jason y lo miró a los ojos ─ Yo le disparé. ─ Ese hijo de perra no se acercará a ti nunca más ─ gruñó Jason, apretando sus mano derecha en un puño, ya que no podía mover el otro brazo por su hombro herido. Zac le sonrió con ternura, acariciando su mano hasta que éste la relajó. Nate seguía de pie junto a la puerta con una mirada de preocupación en su rostro. Nick se acercó a él y le sonrió. ─ No te preocupes. Todo estará bien ─ Pasó su brazo por los hombros de Nate y miró a Zac. ─ También quería invitarte a venir con nosotros. Nate se mudará conmigo a Chicago pronto. Mi casa es bastante segura y tiene una habitación extra. Zac miró sorprendido a Nate y Nick. Les iba agradecer la invitación ya que desde hace algún tiempo quería cambiar el rumbo de su aburrida vida cuando escuchó el gruñido de Jason. Se volvió a mirarlo y se sorprendió mucho al ver la ferocidad con que éste miraba a Nick. Luego Jason cerró sus ojos y suspiró.

─ Tienes razón Nick, en Chicago podemos protegerlos mejor ─ miró a Zac y luego se recostó en la cama ignorándolo por completo ─ Estoy cansado, creo que dormiré un rato. Zac trató de ocultar el dolor en sus ojos al ser ignorado por Jason otra vez. Siempre lo hacía y eso le dolía. Se volvió para mirar a Nate y a Nick con una sonrisa en el rostro que no le llegaba a los ojos. ─ Gracias por querer llevarme con ustedes. Y sí, acepto la invitación. Creo que debo ir a mi departamento a empacar y a arreglar lo referente a mi trabajo ─ sonrió a Nate y lo abrazó ─ ¡Será fantástico! ¡Comenzaremos una nueva vida! Jason observó a Zac un momento. Sí, una nueva vida. Y cómo deseaba poder estar en ella. Desde que había visto los increíbles ojos verdes de Zac, había luchado con el intenso deseo que crecía y ardía en su pecho. Él no quería amar de nuevo. El dolor que dejaba eso casi lo había destruido una vez. Y sabía que lo que estaba sintiendo por Zac era más profundo. Estaba destinado a luchar contra los sentimientos que habían comenzado a crecer en su corazón. Todo esto por querer mucho más de lo que los ojos de Zac prometían con su mirada.

Z

ac estaba de pie en el balcón de su departamento viendo brillar las luces de la ciudad. Había pasado un mes desde que se mudó a Chicago con Nate. Hasta hoy en la mañana había vivido con Nick y Nate en su casa, pero no se sentía cómodo viviendo con ellos. Verlos disfrutando de su mutuo amor le dolía mucho, ya que él sufría un profundo dolor cuando Jason lo ignoraba, y eso él lo hacía muy seguido. Así que se había esforzado mucho para conseguir un empleo. Gracias a las buenas recomendaciones que tenía, había obtenido un puesto en una conocida empresa publicitaria. En ese momento se encontraba desempacando las pocas pertenencias que se había traído a Chicago. ¡Maldición! ¿Quién dijo que el amor era maravilloso? Él se sentía miserable y solo. Sabía que Jason sentía algo por él. Se lo había demostrado esa noche en el club antes de recibir el disparo. Se apoyó en el barandal del balcón y recordó cada segundo de esa noche.

“Zac entró al baño de hombres muy nervioso. ¡Joder! Quería tanto saltar sobre Jason y probar su boca. Tenerlo esos días en su casa había sido una completa tortura. Aún recordaba cuando lo vio salir de la ducha con una toalla en la cintura y el agua recorriendo sus definidos músculos. Había deseado muchísimo secar cada gota con su lengua. Gimió. ─ ¿Te sientes bien? ─ preguntó Jason detrás de él.

El rostro de Zac se puso rojo temiendo que Jason supiera lo que había estado pensando. Jason lo miró y se acercó para poner su mano sobre la frente de Zac y comprobar su temperatura. ─ Estás caliente. ─ No sabes cuánto ─ jadeó Zac. Cuando sus miradas se conectaron, el ambiente se cargó de tensión sexual. Jason bajó la mirada a la boca de Zac y vio el camino húmedo que la lengua de Zac hacía cuando lamía muy lentamente sus rojos y llenos labios. En el instante en que Zac vio las pupilas dilatadas de Jason por la lujuria contenida, gimió alto y se apretó junto a Jason. Sus alientos se mezclaban, ambos agitados se miraban mutuamente a los ojos hasta que Jason se rindió y se apoderó de la boca de Zac. Puso sus manos en el cabello de Zac y lo jaló más. La boca de Jason presionó la suya, empujando con su lengua para entrar. Zac sólo se dejo llevar y abrió su boca. Saboreó el excitante gusto de Jason. Lo había deseado tanto desde que lo conoció. Sus lenguas se entrelazaban con hambre y deseo. Zac se perdió en el beso. Jason saboreaba, mordía, lamía y disfrutaba la boca de Zac como si no existiera un mañana. Sus respiraciones agitadas se escuchaban muy fuerte en la habitación. Sus cuerpos se apretaron más. Las manos de Zac se deslizaron bajo la chaqueta de Jason y levantaron su camiseta acariciando su piel. ¡Dios! Deseaba tanto tenerlo desnudo y poder probar cada parte del cuerpo de Jason. Estaba disfrutando demasiado de ese beso mientras deslizaba sus manos sobre la espalda musculosa de Jason, dibujando con sus dedos cada contorno. Zac levantó una pierna y rodeó la cadera de Jason, logrando que sus pollas se rozaran. Ambos gimieron y Jason empezó a frotarse más rápido contra la polla de Zac. Las manos de Jason se deslizaron por la espalda de Zac hasta apretar su trasero. Zac estaba tan perdido en el éxtasis que estaba sintiendo, que sabía con absoluta certeza que pronto se correría si continuaban así. Al escuchar un sonido extraño cerca de la puerta, Jason lo alejó y giró rápidamente disparando en esa dirección.”

Aún recordaba el miedo que había sentido cuando Jason recibió el disparo. Pensó que iba a perderlo, así que cuando el arma de Jason rodó a sus pies mientras él luchaba contra Black. No había dudado ni un solo momento en proteger al hombre que amaba. En ese mismo instante había descubierto que amaba a Jason. Se había colado en su corazón sin ni siquiera notarlo. Pero ahora ese mismo hombre que amaba lo hacía sufrir demasiado. Desde esa noche no había vuelto a tocarlo. Evitaba mirarlo a los ojos y eso le dolía en el alma. El sonido de su teléfono celular lo alejó de sus pensamientos. Sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta. ─ ¿Aló? ─ ¡¿Por qué demonios nadie me dijo que te mudarías de la casa de Nick?! ─ dijo Jason furioso ─ ¿Acaso estás loco? Sabes muy bien el peligro que corres. ¿Por qué diablos lo hiciste? ─ Como querías que te lo dijera si ni siquiera me diriges la palabra ─ respondió Zac tratando de calmarse. ─ ¿De qué rayos hablas? Claro que hablamos. ─ ¿Sí? Solo me dices hola y adiós. Eso no es hablar. Tú me has ignorado desde que llegué a esta ciudad. Así que si quieres enfadarte, hazlo con otra persona. ─ Cortó la llamada. Respiró profundamente, le dio un último vistazo a la ciudad y entró a su habitación. Miró las cajas esparcidas junto a la cama y gimió. Le esperaba un largo trabajo. Estaba agradecido que tenía todo el fin de semana para ordenar el departamento. También tendría que ordenar los muebles que había comprado. Nick le había prestado dinero para comprar lo que le hacía falta. Estaba decidido a trabajar duro para devolverle el dinero.

El teléfono volvió a sonar. Miró la pantalla y lo dejó sonar un poco más antes de contestar. ─ ¿Y ahora que quieres? ─ ¿Por qué cortaste la llamada? ─ preguntó Jason. ─ Porque tus gritos me estaban fastidiando. Y ahora dime qué quieres. ─ ¿Qué te motivó a dejar la casa de Nick? Allá estabas seguro. Zac soltó un profundo suspiro. ─ Porque estaba incómodo y quería mi propio espacio. Eso lo habrías sabido si hablaras conmigo, además Nick ha instalado un sistema de seguridad en todo el departamento. Creo que estoy más seguro que en el Fuerte Knox1. ─ Voy para allá. Quiero verificar si la seguridad es tan óptima como dices. Te veo en veinte minutos. ─ Está bien. ─ después de unos segundos murmuró ─ ¿Puedes traer algo de comer? La risa de Jason se oyó a través de la línea telefónica. ─ Ok. Pasaré por una pizza en el camino. ─ ¿Podrías…? ─ Sí. Te traeré una hawaiana y una de pepperoni para mí. ─ Bien. Gracias. Te espero.

1 Fort Knox es una base militar de el Ejército de los Estados Unidos ubicada en el estado de Kentucky

Jason cortó la llamada. Miró a su alrededor. Su casa lucía lúgubre y solitaria tal como se sentía él mismo. Era deprimente que fuera viernes y él no hubiera salido a ningún sitio. Había sido así desde que llegó a Chicago. Cada vez que veía a un tipo que le gustaba, pensaba en Zac. Eso lo estaba volviendo loco. No había tenido sexo desde que conoció al chico y eso le parecía una tremenda estupidez. Y sólo aumentaba las ganas que le tenía a Zac. Miró el teléfono que tenía en la mano y pensó en Zac. Aún no entendía porqué nadie le había dicho que se mudaría a otro lugar. Es cierto que había evitado tener algún contacto con Zac, pero eso no era como para que lo apartaran de las decisiones que ese chico tomaba. Tenía miedo de que Black estuviera vigilándolos y fuera por Zac ahora que estaba solo. Se paso las manos por el cabello. ¡Rayos!. No había sido buena idea decirle a Zac que iría a verlo. A pesar de la distancia que había puesto entre ellos, lo deseaba. Lo deseaba demasiado. Ese chico lo hacía sentir cosas que nunca había sentido, ni siquiera con Tom. Se pasó las manos por el rostro y trató de olvidar esa parte de su vida. Jason se levantó del sillón y subió a su habitación. Se cambió la camiseta y se puso su chaqueta negra de cuero. Se miró en el espejo y pudo ver el ansia que difícilmente ocultaban sus ojos. Sonrío medio divertido porque no podía satisfacer el fuego que ardía en su interior y el deseo que tenía de follar a Zac. Salió de la habitación aún pensando en lo adorable que lucía Zac cuando lo vio por primera vez, sus ojos habían estado brillantes, ese intenso brillo había sido lo que había tocado su alma. El chico era una luz en su oscuridad. Sus labios rojos parecían suaves y él había querido tanto probarlos sin detenerse un solo instante. Su cabello negro largo y desordenado, con mechones cayendo sobre sus

ojos lo hacían lucir caliente y sexy como el infierno. Verlo vistiendo unos holgados pantalones de chándal y una apretada camiseta gris, y usando sólo sandalias lo habían excitado muchísimo. ¡Dios! Había estado desesperado por averiguar que había bajo esa ropa. Su blanca y tersa piel lo llamaba a probarla y recorrerla muy lentamente con su lengua. Gimió mientras bajaba por las escaleras. Tomó las llaves de la mesa de la cocina y salió de su casa. El aire fresco de la noche le golpeó en el rostro. Subió a su auto y arrancó. Esperaba tener la fuerza suficiente para no terminar lo que ellos habían comenzado en ese baño el día en que lo hirieron. Ese beso había despertado deseos que creía muertos. A pesar de lo que se había prometido, sospechaba con absoluto temor que si seguía viendo a Zac terminaría enamorado, y eso era lo último que quería. No deseaba por ningún motivo volver a experimentar el maldito infierno por el que pasó cuando Tom terminó la relación. Había sido demasiado doloroso. Pensó en Zac y en el beso, y suspiró con pesar. Esa noche casi había hecho que los maten por no poder controlarse. Pero había deseado tanto al chico desde que lo conoció en el departamento de Nate. Mirar esos increíbles ojos verdes rodeados de unas tupidas pestañas y esa roja boca lo habían hipnotizado. Desde que lo vio había tenido fantasías con ese chico. Gimió y acomodó su erección apretada contra sus jeans. ¡Joder! No podía quitarse a ese chico de la cabeza ni un segundo. Se despertaba cada mañana ardiendo de deseo y duro como una roca. No podía dormir. Cada vez que lo hacía soñaba que follaba al chico sin control. Esa deliciosa boca que tenía Zac la quería alrededor de su polla. Se estacionó frente a su pizzería favorita. Apoyó su cabeza sobre el volante y suspiró. ¿Qué rayos voy a hacer contigo Zac? ¿Cómo demonios voy a poder soportar mantenerme alejado de ti?

Levantó el rostro ─ ¡JODER! ─ gritó mientras se pasaba las manos por el cabello ─ Estoy en problemas.

Z

ac no podía dejar de caminar de un lado a otro. Estaba nervioso. Al fin iba a tener a Jason a solas. Pero aún no sabía cómo actuar cuando llegara. Se había dado una ducha rápida y subido la temperatura de la calefacción para poder usar sólo sus pantalones de pijama y una camiseta de algodón blanca. Caminando sólo en pantuflas, no dejaba de dar vueltas. Quería tanto que Jason le diera una oportunidad. A pesar de que lo amaba, no podía seguir con la incertidumbre si tenían o no un futuro juntos. Jason había esquivado la conversación cada vez que la planteaba. Pero hoy estaba decidido a hablar sobre ello. No quería seguir sufriendo por alguien que tal vez nunca le correspondería. Ya era hora de tomar al toro por los cuernos. Tenía que saber en qué situación estaban. Si al final, Jason decidía dar la espalda a lo que tenían, él estaba dispuesto a aceptar su decisión. Sería doloroso, pero lo sería aún más si continuaba sin saberlo. Se sentó en el sillón, subió sus pies y rodeando sus brazos por sus piernas apoyó la cabeza en sus rodillas. Aún le parecía increíble que se hubiera enamorado en tan sólo unos días. Desde el momento en que Nick le había dicho que Jason sería como su guardaespaldas, había estado encantado de tener a ese duro y fuerte hombre en su departamento. Cuando había llegado para hablar con Nate y Nick, no había imaginado que estuviera en peligro y que le pusieran a alguien para protegerlo. Sólo con mirar esos hermosos ojos cafés se había quedado sin habla. Cuando había deslizado su mirada por el rostro y el cuerpo de Jason no se había podido mover. Jason era

demasiado sexy, justo la clase de hombre que le gustaba. Mandíbula fuerte, pómulos altos y mirada penetrante. Lo había cautivado. El aura de poder y fuerza que lo rodeaba habían hecho que un escalofrío de deseo recorriera su columna y causara que casi se le doblaran las rodillas. Y su cuerpo, ¡Dios!, su cuerpo era duro como una roca y con músculos definidos que se delineaban a través de su ajustada camiseta negra. Sus jeans desteñidos habían marcado cada contorno, incluso el de su gruesa y larga polla que se había endurecido cuando él había puesto sus ojos en ella. Cuando había regresado su mirada a esos ojos cafés, se habían vuelto negros con el deseo. Un segundo después Jason había cortado el contacto de sus ojos. Esos días que habían pasado en su departamento, Zac había podido ver a través de la máscara de arrogancia de Jason y vislumbrar el dolor y la tristeza que ocultaban sus ojos. Había sido en el tercer día, Zac no había podido dormir y había estado dando vueltas en la cama sin conciliar el sueño. A pesar de la mutua atracción que sentían ellos, no había pasado nada y eso lo había estado carcomiendo. Había querido saber porqué Jason no se había acercado aún a él, así que se había levantado de la cama y salido de la habitación. Cuando había entrado a la sala y visto la angustia y el dolor que reflejaban el rostro de Jason con la poca luz de la lámpara, lo había sorprendido. Mirando fijamente a Jason se había dado cuenta de lo poco que conocía a ese hombre. ¿Qué le había sucedido a Jason en su pasado? ¿Acaso alguien lo había lastimado? A partir de ese día, había disfrutado descubrir cada pequeña parte de la personalidad de Jason. Había amado su sonrisa, el brillo de sus ojos cuando algo lo divertía de verdad, su facilidad para seguirle la conversación. A pesar de que no habían hablado de sus pasados, Zac había descubierto que se había enamorado del verdadero hombre que en realidad era Jason.

Pasando su mano por su mentón se percató que había olvidado afeitarse. Una incipiente barba sombreaba su barbilla. Sonrió. Tal vez a Jason le gustara. El timbre de la puerta le comunicó que Jason ya había llegado. Se levantó lentamente tratando de calmar el temblor de su cuerpo. Se dirigió a la puerta y abrió. ─ Hola Jason.

Ver a Zac después de unos días fue una gran impresión. Se veía más sexy que nunca. Lo miró de pies a cabeza y se preguntó porqué rayos tenía que contenerse cuando podía tener a este chico bajo él tomando su polla en ese precioso culo que tenía. ─ ¿Jason? ¿Vas a entrar o no? ─ ¡Oh!, mmm…sí, sólo me distraje un segundo. El brillo de diversión en los ojos de Zac le dijo que era una mala respuesta. Carraspeó. ─ Te traje la pizza que te gusta ─ dijo Jason mostrando las dos cajas de pizza que traía en una mano. ─ Ya lo noté ─ respondió sonriendo Zac. Jason dio unos pasos dentro del departamento y vio el desorden que había. Cajas sin desempacar estaban arrimadas en un montón en una de las paredes de la sala. Los muebles no estaban organizados aún y parecían nuevos. Zac cerró la puerta y se acercó a Jason.

─ Creo que la cocina es un mejor lugar para comer que éste. Nate y yo pudimos arreglarlo un poco antes de que él y Nick se fueran. ─ Me parece bien. Zac asintió y se dirigió a la cocina. Jason se detuvo a observar ese apretado trasero que quería tanto joder. Cuando Zac se detuvo, él levantó la mirada y se dio cuenta que Zac lo había atrapado comiéndoselo con los ojos. La sonrisa que Zac le dedicó envió una descarga de excitación a su ya dura erección. Se aclaró la garganta y siguió a Zac a la cocina. Se sentó alrededor de la mesa mientras Zac empezaba a sacar platos y cubiertos de las gavetas. Cuando Zac tuvo todo en la mesa se sentó y miró a Jason con interrogación como si tratara de adivinar cual sería un tema seguro de conversación. ─ ¿En verdad crees que seguimos en peligro? ─ ¿Ah? Zac levantó una ceja. Luego su mirada se volvió seria. ─ Crees que a pesar de que Black está siendo buscado no sólo por el gobierno sino también por Rodríguez ¿intentará vengarse de nosotros? ─ preguntó Zac. Era una pregunta que él también se hacía. Sería muy peligroso intentar algo así pero hombres como Black sólo vivían para el dinero, el poder y la venganza. Y sí, él creía que Black estaba vigilándolos, buscando el momento exacto para actuar. ─ Creo que es bastante probable que él venga por nosotros. Es por eso que no entiendo porqué tuviste que dejar la casa de Nick. Es más segura para ti que este departamento. Zac bajó la mirada mientras cogía una porción de pizza y le daba una pequeña mordida. Masticó y tragó antes de contestar.

─ No estaba muy cómodo allí, sentía que era un estorbo para ellos ahora que recién han comenzado su nueva vida aquí en Chicago ─ murmuró. ─ ¿Eso es todo? ¿O hay algo más? ─ No podía seguir allí siendo testigo de su amor cuando… ─ ¿Cuándo…? ─ Cuando…nunca he disfrutado de una relación así. Jason lo miró fijamente unos segundos y luego tomó una porción de pizza también, dándole una mordida. Era bastante inesperado que Zac también envidiara la relación que tenían Nick y Nate. Quería decirle que él encontraría a un hombre que pudiera darle todo lo que quería, pero no soportaba la idea de que alguien más tocara a Zac. No creía tener la fuerza suficiente como para dejar que otro hombre tomara lo que era suyo. ¿Suyo? ¿En qué diablos estaba pensando? Volvió a mirar a Zac y lo atrapó desnudándolo con la mirada. Su erección que se había marchitado con la conversación volvió a engrosarse de nuevo. Bajó una mano para acomodar su erección olvidando que Zac seguía observando cada cosa que hacía. El gemido de Zac lo calentó aún más. Miró nuevamente a Zac y descubrió que el verde de sus ojos se había oscurecido con la excitación. ¡Joder! Era una lucha inútil. Se levantó rápidamente y se acercó a Zac, jalándolo junto a su pecho. Miró esa boca que extrañaba tanto probar. Es sólo sexo, es sólo sexo. Se repetía como un mantra cuando se inclinó hacia esa jugosa boca con hambre y una fuerte urgencia. Ambos se devoraron. Unos momentos después, cortó el beso y quedó fascinado al observar en cómo Zac había correspondido al beso. Había tardado sólo unos segundos pero parecía que había pasado más tiempo. La respiración agitada de Zac lo hacía desear escuchar sus gemidos cuando lo

tomara. Sin preámbulos le quitó la camiseta a Zac y chupó un pezón dentro de su boca. Mmmm…delicioso. Escuchar los ruiditos de excitación de Zac lo encendieron al máximo. Jason perdió el control. ─ Mmm…sí ─ gimió Zac. Jason se quitó la chaqueta y la camiseta, y ambas fueron tiradas al suelo. Puso su mano tras el cuello de Zac y lo jaló para otro beso. No se cansaba de probar esa dulce boca. Sus manos se deslizaron por la suave espalda logrando que Zac se estremeciera de placer y luego apretó su trasero. La erección de Zac pulsaba contra la suya, causando que dejara de pensar y sólo sintiera. Sus caderas comenzaron a moverse instintivamente, presionando sus pollas, rozándose, aumentando el ritmo de los empujes. ─ Ahora…te quiero ahora… Zac se alejó un poco y lo miró con los ojos brillantes de pasión, se quitó las pantuflas y el pantalón de pijama rápidamente. Desnudo frente a Jason se veía hermoso. No era musculoso como Jason, pero era fibroso y con una polla deliciosamente depilada. ─ Eres perfecto ─ susurró Jason maravillado. Zac sonrió y se acercó a desabotonar y bajar el cierre de los pantalones de Jason. Besó su pecho y su cuello, dando una pequeña lamida a uno de sus pezones. ─ Tú también. De un solo jalón le quitó los pantalones. Zac lo miró sorprendido. Jason no llevaba ropa interior. ─ No lo soporto más ─ jadeó Jason, tirando con un movimiento de su brazo las cosas y la pizza que estaban sobre la mesa al suelo. Le dio a Zac un hambriento beso y lo volteó de cara contra la mesa. Con una mano sobre su espalda empujó a Zac hasta tenerlo con la mejilla presionada en la madera lisa de la mesa.

Jason se inclinó y empezó a lamer y morder el cuello y espalda de Zac en su camino hacia su agujero. Separó las mejillas y observó la linda roseta. Cuando le dio una pequeña pasada con su húmeda lengua, Zac saltó al primer contacto gimiendo de necesidad. ─ Dios…he querido tanto joderte aquí ─ dijo lamiendo de nuevo. ─ Por favor…por favor ─ jadeaba Zac sin parar. ─ ¿Tienes lubricante? Zac se quedó quieto y gimió. ─ Debe estar en una de las cajas…no importa, sólo jódeme. Jason se inclinó sobre la espalda de Zac ─ No, no quiero hacerte daño ─ susurró junto a su oído. Después de unos segundos Jason preguntó ─ Dijiste que tú y Nate habían desempacado todas las cosas de la cocina ¿verdad? ─ Sí, ¿Por qué? ─ No te muevas, ya regreso. ─ No me dejes. ─ No lo haré ─ se acercó a una de las gavetas y pudo encontrar la botella de aceite de oliva. Volvió junto a Zac y abrió la botella, vertiendo un poco de aceite directo en su agujero. Zac se sobresaltó pero luego gimió al sentir el grueso dedo de Jason rozando su agujero. Poco a poco pasó el apretado anillo y entró más. Cuando fueron tres dedos los que entraban y salían del apretado pasaje de Zac, estirándolo, Jason ya no podía resistirse más. Sacó sus dedos, se aplicó aceite a su ya dolorosa erección y lentamente su gruesa polla entró en el interior de Zac. Los gemidos que Zac hacía lo estaban volviendo loco. Cuando Jason golpeó sus bolas contra el trasero de Zac, tomó sus caderas y empezó a

embestirlo a un fuerte y duro ritmo. Levantó un poco más el trasero de Zac y se empujó más rápido en ese caliente agujero. ─ ¡Sí! ¡Sí! Justo ahí ─ gemía Zac. Jason se inclinó y pasando una mano entre la mesa y el cuerpo de Zac empezó a masturbarlo al mismo ritmo que sus estocadas. Le faltaba poco. No podía soportarlo. Todo su cuerpo temblaba con la necesidad de liberación. ─ Córrete para mí ─ susurró al oído de Zac antes de morderlo en el cuello. ─ ¡Jason! ─ gritó Zac con la fuerza de su clímax, cubriendo la mesa y la mano de Jason con su caliente esperma. Jason dio dos estocadas más y también se perdió en su propia liberación. Era la primera vez que se corría tan fuerte. Apoyó su cabeza en la espalda de Zac y suspiró. Sus fuertes respiraciones eran lo único que se escuchaba en la habitación. ─ Te amo ─ susurró Zac debajo de él. Jason se tensó y salió de Zac. ─ Debo irme ─ respondió unos segundos después mientras se vestía.

C

uando oyó que Jason se levantó rápidamente y empezó a buscar su ropa, se sintió estúpido por decirle a Jason que lo amaba. Se incorporó y trató de ocultar el profundo dolor que había sentido cuando Jason ignoró su confesión. Nunca creyó que el hombre que amaba lo lastimaría tanto con su silencio. Debió intentar hablar primero, pero había deseado tanto entregarse a Jason y al fin ser uno con él, que olvidó todo lo demás. Cuando se volvió a mirar a Jason, él se estaba poniendo la chaqueta. Su cuerpo temblaba por el frío que sentía en su interior. Dolía demasiado tener al hombre que amaba frente a él y sentir que un inmenso espacio los separaba. Cuando vio los ojos cafés de Jason, trató de ocultar su desnudez con sus manos. Se sentía usado. ─ Yo…─ murmuró Jason, pasó sus manos por su cabello y cerró los ojos. ─ Yo no soy bueno para ti ─ suspiró con pesar y abrió los ojos ─ Yo…nunca podría amarte. Esto fue sólo sexo. ¡Oh joder! Zac dio un paso atrás y chocó contra la mesa. Puso una mano sobre la superficie y trató de estabilizarse. No podía soportarlo más. Dolía demasiado. Cerró los ojos intentando controlar las lágrimas. Unos segundos después los abrió y miró a Jason. ¡Dios! Había pensado que podía soportar su rechazo, pero no podía. No podía hacerlo. ─ Vete ─ logró susurrar antes de caminar hacia la puerta y dirigirse a su habitación sin mirar atrás.

Unos momentos después escuchó cerrarse la puerta del departamento. Jason se había ido. Entró a su dormitorio y caminó directo hacia el cuarto de baño. Necesitaba una ducha. Abrió el grifo y se metió bajo el chorro de agua. ¿Por qué rayos tuvo que decirle que lo amaba? Zac había creído que Jason correspondía a sus sentimientos, pero había estado equivocado. Y ahora lo estaba pagando muy caro. Pasó una mano por su pecho. Cuando escuchó las palabras de Jason casi creyó escuchar a su corazón rompiéndose en mil pedazos. Apoyó su espalda a la pared y se deslizó hasta el suelo. Las lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas mezcladas con las gotas de agua de la regadera. Pasó sus manos por sus ojos y un gemido profundo de dolor escapó de sus labios. Estaba llorando. Él había prometido nunca más volver a llorar. Ya había derramado demasiadas lágrimas en el pasado. Había llorado cuando tenía siete años y sus padres murieron en un accidente. Había llorado cuando al entrar a la universidad, su hermana mayor fue asesinada por un ladrón que intentaba robarle el bolso. Había perdido a las personas que más amaba y se había quedado solo. Es por eso que se había prometido no volver a llorar nunca más. Pero ahora no podía evitarlo. Dolía demasiado que Jason sólo lo hubiera usado para calmar su deseo y luego lo hubiera descartado. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando se levantó y cerró el grifo de la ducha. Salió como un autómata a su habitación. Se sentó en la cama y se quedó quieto allí con la mirada perdida. Ya no sentía dolor. Sólo había un vacío profundo en su interior.

Se metió bajo las sabanas y cerró los ojos. Si el amor se sentía igual a lo que había sentido hace un rato, no quería volver a sentirlo nunca más. Ya no quería sentir dolor. A los pocos minutos sólo el sonido pausado de su respiración se oía en el dormitorio.

Cuando el hombre oculto en las sombras del balcón del dormitorio de Zac estuvo seguro que la figura en la cama dormía, se deslizó al interior y se acercó a mirarlo de cerca. Lentamente deslizó su dedo índice por la rosada cicatriz en su mejilla derecha. Pronto cobraría su venganza. Pero antes pensaba disfrutar atormentando a sus enemigos. Volvió a pasar su mirada por el cuerpo de Zac. El chico era lindo, pero el prefería un coño en vez de una polla. Sin hacer ni un solo ruido, dejó sobre la mesa de noche el paquete que traía consigo. Sonrió. Le hubiera encantado ver el rostro del chico cuando encontrara el regalito que le había dejado. Se alejó en silencio y volvió a sonreír. Estos idiotas no sabían con quién se habían metido. Pero pronto lo iban a descubrir y pagarían caro por haberse cruzado en su camino. Salió al balcón y subió por el cable que había usado para llegar allí. Cuando estuvo otra vez seguro, miró hacia la ciudad ansioso por comenzar con sus preparativos. El juego acababa de comenzar.

Cuando Jason llegó a su casa, no sabía qué rayos hacer consigo mismo. Cada vez que cerraba los ojos podía ver el dolor en los ojos de Zac cuando le dijo que lo que pasó entre ellos sólo había sido sexo. Eso lo estaba atormentando. ¡Joder! Caminó de un lado a otro. Había cometido la peor estupidez del mundo y se había dejado llevar por la necesidad. No había podido seguir resistiéndose más y se había abalanzado sobre Zac como un jodido salvaje. Pero no había podido evitarlo. El chico se le había metido bajo la piel. Soñaba con el chico. Fantaseaba con el chico. Y no había una maldita jodida forma de sacarlo de sus pensamientos. Lo había saboreado. Había sentido cada milímetro de su caliente y apretado agujero. ¡Dios! Había sido el mejor sexo que había tenido en su vida. Algo en su interior se había sentido completo. Como si se hubieran unido al fin todas las piezas. Había disfrutado cada segundo del sexo con Zac. Suspiró. No sexo. Él había hecho el amor con Zac. Porque era eso lo que había sido. Amor. Pero demonios, el no quería amarlo. Pasó sus manos a través de su cabello. Despeinándolo. Volvió a recordar lo frágil y lastimado que había estado Zac cuando lo dejó. Era un miserable patán. Había lastimado al chico del mismo modo en que lo habían lastimado a él. Era un maldito imbécil por eso. Se sentó en el sofá y puso su cabeza sobre sus manos. ¿Y ahora qué hacía?

Todo esto era culpa de su maldito miedo. No quería seguir temiendo a sus sentimientos por Zac. Pero joder, aún no podía superar lo devastado que quedó cuando Tom terminó con él.

“Jason aún trataba de calmar su respiración cuando vio a Tom salir de la cama y dirigirse al baño. Miró hacía el reloj de la mesa de noche. 2:00 a.m. ¡Diablos! Tomas no tardaba en irse y él quería un round más. ─ Está es la última vez que vengo a tu casa ─ dijo Tom recogiendo su ropa esparcida sobre el piso de la habitación. Jason se incorporó de inmediato ─ ¿De qué diablos hablas? ─ No voy a volver a acostarme contigo. Pasamos un buen rato juntos, pero se acabó. ─ dijo poniéndose los pantalones. Jason lo miró desconcertado por la forma en qué actuaba. ─ ¿Por qué? ─ ¿Por qué? Voy a casarme en un mes y no quiero tener problemas con Cindy. ─ ¿Cómo qué te vas a casar? Creí que habías terminado con ella hace seis meses. ─ Claro que no. Estuvo lejos de la ciudad porque fue a su pueblo a cuidar a su madre enferma. Por eso tuve que buscar diversión en tu cama. La mirada de horror de Jason pasó desapercibida para Tomas que ahora estaba poniéndose los zapatos. Jason trató de calmarse y no mostrar el dolor que estaba sintiendo. Dios, el amor lo había vuelto ciego. Tomas Mathews, su compañero, era un maldito hijo de perra. ─ Fue estimulante tener sexo contigo, pero yo no soy gay. Me ofreciste tu culo y lo acepté. Espero no trates de chantajearme con esto porque serías el más perjudicado en todo esto ─ dijo poniéndose la camisa y luego la pistolera y la placa en la correa del pantalón.

─ ¿De qué jodidos hablas? ─ gritó Jason saliendo de la cama. ─ No actúes como una mujer ofendida. Acaso creíste que teníamos algo serio. ─ miró a Jason ─ ¡Joder! Somos detectives de homicidios. Creíste que caminaríamos de la mano por ahí como dos florecitas ─ soltó una carcajada. Jason no podía articular ni una palabra. Este hombre parado frente a él era un completo desconocido. ¿Cómo no se había dado cuenta de la clase de hombre que era? ¿Tan ciego había estado? ─ Bueno, me voy ─ dijo saliendo del dormitorio ─ Oh, olvidé decirte. Hoy le pedí al Jefe un nuevo compañero. El sonido del portazo en la entrada principal resonó en toda la casa.”

Apoyó su cabeza en el respaldar del sofá y cerró sus puños con fuerza por el recuerdo. ¡Joder!. El bastardo de Tom no sólo lo había botado de la manera más cruel, sino que le había destruido la confianza en el amor. Sonrió con amargura. Hace dos años, cuando conoció a su nuevo compañero, pensó que Tom era el hombre más sexy que hubiera conocido. Había cometido el error de haberse acostado con él a la semana de haberlo conocido. La primera vez tuvo la excusa de que ambos estaban ebrios, pero la segunda y las siguientes lo hizo porque empezó a tener sentimientos por su compañero. Pero era un amor unilateral. Y lo había descubierto muy tarde. Tom se había casado y había conseguido un nuevo compañero. Cada vez que lo veía le había restregado su matrimonio por las narices, y lo había tratado como si no existiera. Dolía saber que había sido un objeto para el otro hombre. Dejó de sentir. Dejó de buscar el amor. Sólo se encerró en sí mismo. Era más seguro para su corazón.

Dos meses después dejó la policía. Había estado arriesgándose demasiado por alguien que no lo merecía. Cuando había oído del accidente de Nick, había apartado su dolor y se había enfocado en ayudar a su amigo. Después de Tom no se había vuelto a enamorar. Hasta ahora. Levantó su mano y acarició con un dedo sus labios. Con Zac se sentía vivo después de muchos años. La risa y el caliente brillo de sus ojos habían descongelado su corazón. Pero no había querido sentir nada y había lastimado cruelmente a Zac por eso. Se levantó y se dirigió hacia la ventana mirando la oscuridad que rodeaba el vecindario. Él se sentía igual. El recuerdo del brillo apagándose en los ojos verdes de Zac, lo estaba carcomiendo por dentro. Era su culpa. Y tenía que hacer algo para remediarlo.

L

os sonidos apremiantes del timbre de la puerta despertaron a Zac. Abrió los párpados y el brillo del sol entrando por la ventana del balcón hirió sus ojos. Los cerró y unos segundos después los volvió a abrir y se percató que el sol brillaba en lo alto del cielo. Debía ser cerca de medio día. Había dormido demasiado. El insistente sonido del timbre lo sobresaltó y salió de la cama. Cogió unos pantalones de chándal de uno de los cajones de la cómoda y salió de la habitación. Dirigiéndose a la puerta del departamento se detuvo y miró el suelo de la cocina. Su ropa aún seguía esparcida en el piso, se agachó, la recogió y la guardó en una caja vacía. Miró otra vez la cocina. La pizza y los platos estaban tirados en el suelo. El sonido de golpes en la puerta lo hizo dirigirse hacía allí de nuevo. Cuando abrió la puerta se encontró con la mirada sorprendida de Nate. ─ ¿Qué te pasó? ¿Por qué tardaste tanto? ─ dijo Nate pasando al lado de Zac y dirigiéndose a la cocina a dejar las bolsas que traía. ─ Traje algunas cosas para el almuerzo. Nick tuvo que trabajar y decidí venir a ayudarte a arreglar el departamento. Zac cerró la puerta y se apoyó en ella. Pronto Nate vería el desastre de la cocina y él no quería explicarlo. No quería recordarlo. ─ ¿Qué demonios pasó aquí? ─ preguntó Nate. Un momento después salió de la cocina. Volvió a repasar su mirada por el rostro y

cuerpo de Zac, y la preocupación reemplazó a la sorpresa en sus ojos. ─ ¿Zac? Zac no podía hablar. Se deslizó hasta el suelo y apoyó su cabeza sobre sus rodillas. Una traicionera lágrima recorrió una de sus mejillas. ─ ¿Zac? Me estás asustando ¿Qué pasó? ─ dijo Nate arrodillándose frente a él. Zac levantó el rostro y ya no pudo ocultar el dolor que sentía ─ Jason… ─ logró susurrar. Nate se sentó a su lado y pasó un brazo por sus hombros. ─ ¿Qué es lo que sucedió con Jason? Zac limpió la lágrima de su mejilla y suspiró con pesar. ─ Dijo que nunca podría enamorarse de mí. ─ ¡¿Qué?! ¿y cuándo dijo eso? ─ Ayer. Él vino a saber por qué dejé la casa de ustedes. ─ ¿Vino a verte? ¿y qué pasó? Zac apoyó su cabeza sobre sus rodillas nuevamente. ─ ¿Zac? ─ Tuvimos sexo. Nate empezó a acariciar su cabello. ─ ¿Y no fue como lo esperabas? ─ Sí. No. El sexo fue maravilloso, pero cuando terminamos le dije que lo amaba y él se alejó de mí y empezó a vestirse. Luego dijo que nunca podría amarme y se fue.

─ ¡Es un imbécil! ─ Nate se levantó de un salto y empezó a caminar de un lado a otro ─ Llamaré a Nick para que le dé una paliza a ese maldito estúpido. Zac se levantó rápidamente ─ ¡No lo hagas! ─ ¿Por qué no? Eso es lo que se merece ─ dijo Nate mirando a Zac por varios segundos ─ ¿lo amas mucho? ─ Sí ─ susurró. ─ Entonces por qué estás así. No eres el Zac que conozco. El que lucha contra todo por conseguir lo que quiere. ¿Acaso no vale la pena luchar por Jason? ─ Por supuesto que sí. Pero él no me quiere. Nate se acercó a él y puso sus manos sobre sus hombros. ─ ¿En verdad crees eso? Dime qué sentiste de él ayer mientras ustedes… ─ Zac lo miró interrogativamente ─ Ya sabes. Zac estuvo pensativo unos segundos ─ Me trató con ternura e hizo todo lo posible porque no sintiera ninguna molestia cuando… ─ Ok lo entendí, no tienes que seguir ─ se alejó de Zac y empezó a caminar nuevamente. ─ Creo que Jason tuvo miedo de lo que sentía, es por eso que prefirió salir huyendo que quedarse a afrontar sus sentimientos. ─ volvió a mirar a Zac a los ojos y suspiró ─ Tengo algo que contarte ─ tomó la mano de Zac y lo jaló para que sentaran en el sofá. ─ ¿Qué cosa? ─ Primero prométeme que no le dirás a Nick que yo te lo dije. ─ dijo Nate mientras se sentaban en el sofá. ─ ¿Por qué? ─ Es que me hizo prometer que no interfiriera en lo de uds. Pero no puedo seguir cruzado de brazos viendo cómo sufres.

─ Ok. Lo prometo. ─ Nick me contó algo sobre el pasado de Jason. Él no sabe lo que pasó con exactitud, pero tiene sus sospechas. ─ ¿Y son…? ─ Nick piensa que cuando Jason era detective se enamoró de su compañero. ─ ¿de su compañero? Nate miró a Zac con el entrecejo fruncido. ─ Me dejarás que te lo cuente o no. Zac arrugó la nariz y suspiró. ─ Lo siento. Continúa. ─ Algo malo le hizo ese tipo que dejó destrozado a Jason y renunció a la policía. No sé todos los detalles, pero creo que ellos fueron pareja y el tipo lo botó. Zac se quedó en silencio asimilando las noticias. ¿Qué pudo haberle pasado a Jason que lo lastimó tanto? Se levantó y caminó hasta la ventana. ─ ¿Zac? ─ dijo Nate detrás de él. ─ ¿Crees que Jason me ame? ─ Estoy seguro. Se le nota en los ojos, pero tal vez sólo necesite tiempo para aceptar sus sentimientos. Zac se volvió y miró a Nate con una gran sonrisa que le iluminaba los ojos. ─ Tal vez necesite más de mi presencia para tomar la decisión correcta. Tomaré una ducha e iré a verlo. Nate sonrió ─ Ahora eres el Zac de siempre. ─ Sí. ─ abrazó a Nate y lo miró con ojitos de cachorro ─ ¿Podrías prepararme un café? ¿Por favor?

Nate volvió a sonreír. ─ Está bien. ─ Gracias ─ dijo caminando hacía su habitación. Cuando cruzó la puerta y vio su cama recordó la desolación que había sentido ayer antes de dormir. Pero ahora entendía un poco los temores de Jason. Iba a hacer lo imposible por conseguir que Jason curara sus heridas y lo amara sin temor. Se dispuso a arreglar las sábanas cuando vio una caja no muy pequeña forrada de negro sobre su mesa de noche. No recordaba haber dejado algo allí anoche, y menos esa caja. Se acercó y quitó la tapa. Había un sobre con su nombre en el interior. Ni siquiera oyó el timbre de la puerta. Abrió lentamente el sobre y sacó una fotografía. Mirar la imagen en ella hizo que un escalofrío de terror recorriera su columna. La foto se deslizó de sus dedos y cayó al piso junto con el sobre. No escuchó los pasos acercándose a su dormitorio, estaba demasiado aturdido para eso. ─ ¿Zac? ─ la voz de Jason traspasó la neblina de miedo que llenaba su mente.

Ver a Zac de espaldas a él con el cuerpo tembloroso, lo sorprendió. Se acercó lentamente tratando de no asustarlo. Algo extraño estaba pasando. Mirando su espalda desnuda, recordó la noche anterior. La mordida en su cuello estaba apenas cubierta por los largos cabellos negros de Zac. ¡Dios! Se estaba excitando con los recuerdos. Miró nuevamente a Zac y lo vio temblar aún más. No pudo evitarlo, se acercó rápidamente y lo hizo volverse para tenerlo

frente a él. El terror en los ojos de Zac lo asustó. Algo muy malo estaba pasando. ─ Zac, bebé ¿qué pasa? ─ dijo tomando el rostro de Zac entre sus manos. Zac sólo se limitó en señalar con su mano hacia el suelo. Jason frunció el seño, miró al suelo y vio un sobre con el nombre de Zac en él. Se agachó a recogerlo y pudo ver a los pies de Zac una fotografía. Levantó ambos y examinó la fotografía. Volvió a mirar a Zac y lo jaló contra su pecho. La maldita fotografía era de un cementerio. Las lápidas de los padres de Zac y de su hermana se mostraban claramente en la foto, pero junto a ellas algún maldito bastardo había puesto una nueva lápida con el nombre de Zac en ella. Volvió a mirar la fotografía. Zac Stuart (1985 - 2011). Era una maldita amenaza. Black los había encontrado. Estaba bastante seguro que esto era obra del maldito bastardo. ─ No dejaré que nada te pase bebé. Lo prometo. ─ dijo poniendo la fotografía y el sobre en la mesa de noche. Zac se aferró a Jason y un doloroso gemido escapó de sus labios cuando empezó a llorar. Jason sintió un profundo dolor en su corazón por las lágrimas de Zac. ¡Joder! Él no quería verlo así. Acarició la espalda de Zac amorosamente. Había sido un estúpido al pensar que podía apartarse de Zac y seguir con su vida. Había estado ciego. Zac era su vida. No podía alejarlo más. ─ Lo siento bebé. Lo siento. Zac se alejó del abrazo de Jason y lo miró a los ojos. ─ ¿Por qué? Jason levantó una mano y acarició lentamente la mejilla de Zac y su mentón. La sexy barba que tenía Zac lo hacían lucir súper caliente. Con su pulgar limpió las lágrimas de su rostro y luego rozó sus gruesos y rojos labios. ¡Dios! Zac era muy hermoso. Y sus ojos, a

pesar del temor en ellos, habían recuperado el intenso brillo que tenían. ─ Por el dolor que te causé ayer. Lo siento. Yo no sentía lo que dije. La sonrisa de Zac le provocó un nudo en la garganta. Se veía aún más hermoso. ¿Cómo era posible que este sexy y vivaz chico lo amara? No lo entendía pero pensaba disfrutar cada segundo de su tiempo con Zac. ─ Te amo y no me daré por vencido contigo. Lograré que me ames. ─ dijo Zac jalando a Jason de su chaqueta y apoderándose de su boca. Mmmm. Delicioso. Excitante. Jason no opuso resistencia y se abrió a la caliente lengua de Zac que saqueaba el interior de su boca. Agarró la cabeza de Zac entre sus manos y profundizó el beso. Con pasión. Con hambre. Aún no entendía como había podido mantenerse alejado del néctar de los labios de Zac. Sus lenguas se movían ansiosamente, seductoramente. Saboreando. Explorando. Ambos gemían cada vez que sus lenguas hacían contacto. ¡Maldición! Estaba ardiendo. Quería follarlo con desesperación. Lo ansiaba. Su control se estaba desmoronando. Pero primero debía decirle a Zac lo que sentía. Que lo amaba. Y Dios, no quería perderlo. Iba a protegerlo del bastardo de Black. Cuando sintió las calientes manos de Zac deslizarse bajo su camiseta gimió. Necesitaba unos segundos. Tenía que decirle, pero aún no quería dejar de probar su boca. Zac rozó sus pezones con sus uñas arrancándole un profundo gemido. Jason comenzó a deslizar sus manos por la suave espalda de Zac. Ayer no había podido disfrutar del cuerpo de Zac con detenimiento, pero hoy quería hacerlo. Quería lamer, morder y saborear cada pequeña parte del cuerpo de Zac.

Ambos se alejaron jadeando, intentando respirar. Zac lo miró con sus ojos cargados de lujuria y Jason volvió a gemir. Cuando Zac intentó acercársele de nuevo, Jason lo detuvo. ─ Espera. Necesito que hablemos. ─ ¿De qué? ─ jadeó Zac. ─ Yo…te quiero. No, es más que eso. Yo…yo… ¡Diablos! Zac se acercó y le puso un dedo sobre los labios ─ Shh. Lo sé y esperaré hasta que estés listo para decirlo. ─ le dio un tierno y breve beso ─ Te amo. A Jason le dolía el pecho por la maraña de emociones acumuladas en su interior. ¿Por qué diablos no podía decirlo? Lo amaba. Cuando vio la fotografía nuevamente jaló a Zac cerca de él y lo miró a los ojos. ─ No puedes seguir aquí. Prepara algo de ropa, vienes a casa conmigo. Allí puedo protegerte mejor de Black.

A

pesar de que había logrado que Zac se quedara en su casa, aún así no se sentía seguro. Había algo extraño con el modo en que Black estaba actuando. Nick también lo pensaba así. Pero aún no podía saber qué estaba tramando ese tipo. Después de dejar a Zac desempacando en su habitación, regresó a la sala para hablar con Nick. Tenían que instalar un nuevo sistema de seguridad en la casa. No podía permitir que Zac corriera algún peligro. ─ ¡Hey! ¿Cómo está Zac? ─ preguntó Nick. ─ Bien. ¿y a dónde fue Nate? ─ Fue a la cocina a prepararnos algo de comer. No le gusta quedarse quieto cuando está muy nervioso. Prefiere estar ocupado. Jason se sentó en el sillón frente a Nick y lo miró con preocupación. ─ ¿Llamaste al Comandante Wilson? ─ Sí. Él y su equipo llegarán en dos días. ─ ¿Dos días? Pero eso es demasiado tiempo. ─ No están en el país, J. Por eso tardaran en volver. Debes calmarte un poco. Jason se levantó del sillón, pasándose las manos por su cabello. Caminó de un lado a otro. ¿Cómo podía calmarse? ¡Joder!

Acaso nadie comprendía que Zac estaba en peligro. Black había amenazado la vida del hombre que amaba. ─ No puedo perderlo, Nick. No puedo. Nick se levantó y puso una mano en su hombro. ─ No vas a hacerlo. Me tienes a mí. Te ayudaré a protegerlo. Jason se volvió y asintió a Nick. ─ Gracias amigo. ─ miró hacia las cajas y bolsas que había junto a la entrada ─ Ahora debemos instalar el equipo. Hay mucho que hacer.

Mirando a través de la ventana, Zac se preguntaba cómo iban a poder enfrentarse a Black. El tipo era un hombre muy bien entrenado. ¡Dios! Él no quería que nada malo le pasase a Jason. No tenía la fuerza suficiente para soportar una perdida así. Se alejó de la ventana y se sentó en la cama. Aún no podía quitarse la imagen de la fotografía de la cabeza. Ver su nombre en una lápida había sido escalofriante. Lo que más lo asustaba era imaginarse cómo rayos había entrado Black a su habitación y por qué no le había hecho nada. ¿Qué estaría tramando ese tipo? ─ ¿Zac? ¿Estás bien? ─ preguntó Nate acercándose a él. ─ Sí, tan bien como se podría estar en mi situación. ─ dijo Zac mientras levantaba la mirada. ─ Hice sándwiches de pavo. Tus favoritos. ─ dijo sentándose a lado de Zac.

Zac lo miró sonriendo. Había tenido mucha suerte al encontrar un amigo como Nate. Era su hermano del alma. ─ Gracias Nate. Sabes, eres el mejor amigo que se pueda tener. Nate se ruborizó y sonrió ─ Tú también Zac ─ dijo pasando su brazo por los hombros de Zac. ─ No te preocupes, Nick y Jason harán hasta lo imposible por detener a ese sujeto. No se acercará a ti ni un milímetro. ─ Se levantó y se encaminó a la puerta ─ Ahora, vamos a comer. Zac se levantó y siguió a Nate. Con sólo unas cuantas palabras, Nate había logrado hacerlo sentir mejor. Llegando a la puerta de la cocina, vio a Jason esperándolo apoyado contra el marco de la puerta. Se detuvo y se maravilló con lo sexy que se veía Jason en su postura de chico malo. Su polla se endureció y latió de deseo. Jason esperó a que Nate entrara en la cocina para abalanzarse sobre Zac. Lo tomó de la muñeca y lo metió en la habitación al lado de la cocina. Abrió la puerta y la cerró de un golpe, apoyó a Zac contra la pared y se adueñó de su boca. Delineó con la lengua sus labios y luego azotó su interior. Zac gimió. No pudo evitarlo, lo deseaba. Puso sus manos tras el cuello de Jason y lo jaló más cerca. Sus lenguas se entrelazaban, jugaban, probaban. Jason puso sus manos sobre el trasero de Zac y lo apretó, moliendo sus pollas, empujándose, disfrutando de la caliente fricción. Se alejó unos centímetros de la boca de Zac. ─ ¡Dios! He deseado hacer esto desde el momento en que pasaste la puerta principal. Estás en mi casa y no pienso dejarte salir de aquí nunca. ─ mordió su labio inferior y luego le dio una caliente lamida ─ Eres mío ─ susurró junto a la boca de Zac. ─ Sólo mío ─ y volvió a apoderarse de su boca.

Zac no podía aguantar más. Quería que lo tomara de nuevo. Quería sentir su dura longitud moviéndose en su interior. ¡Dios! Jason besaba increíble. No se cansaba de su boca. Unos segundos después, Jason se alejó de Zac y acarició sus hinchados labios con su pulgar. ─ Ahora vamos. No podemos dejar esperando a Nate y a sus sándwiches. ─ Sonrió. ─ ¿Qué? ¿Y qué pasa con esto? ─ dijo acariciando su erección sobre la tela de sus jeans. Jason vio el movimiento de la mano de Zac, y sus pupilas se dilataron con hambre. Volvió la mirada a los ojos de Zac y sonrió. ─ Esto ─ dijo acercándose y apartando la mano de Zac para acariciar su erección. ─ lo dejaremos para cuando estemos solos y desnudos en mi cama ─ le dio un último apretón arrancándole un gemido a Zac. Se alejó y abrió la puerta. ─ Eres un provocador ─ jadeó Zac, sacando la camiseta de sus jeans para cubrir su palpitante erección. Jason se volvió y lo miró de pies a cabeza ─ Sólo contigo bebé. Y no te preocupes, le daré un trato muy especial a tu polla luego. ─ riendo salió de la habitación. Zac se apoyó contra la pared intentando controlar su lujuria. Sonrió. Le gustaba el nuevo Jason. Nunca imaginó que tenía un lado juguetón, pero lo que Jason no sabía era que él podía jugar el mismo juego con él. Se dio una última mirada para saber si su camiseta cubría su erección y se dirigió a la cocina. Esta noche iba a ser una noche muy divertida.

Tan pronto cerró la puerta tras la salida de Nick y Nate. Jason se dirigió a su dormitorio quitándose la ropa en el camino. Toda la tarde Zac lo había estado atormentando. Sentado frente a él mientras comían, Zac había estado acariciando bajo la mesa su erección con uno de sus pies, llevándolo a la locura. Casi había echado a Nick y Nate de su casa tan sólo por estar a solas con Zac y consumirlo con el deseo voraz que recorría su cuerpo. Después de la comida, Zac se había estado rozando con él, y lamiendo sus dulces y llenos labios, provocándolo cuando sacaba su lengua rosada. Cuando abrió la puerta de su dormitorio su corazón se saltó un latido. ¡Mierda! Era lo más caliente que había visto en su jodida vida. Zac estaba recostado sobre la cama, desnudo, acariciando su polla lentamente, con las piernas abiertas y con dos dedos en su agujero entrando y saliendo rápidamente. Con los ojos cerrados y gimiendo, Zac era el sueño húmedo de todo hombre gay. Se acercó lentamente a la cama, y bajó la cabeza para absorber los dulces gemidos que salían de esos suaves labios. Lo besó con hambre y pasión. Cuando se alejó unos centímetros, Zac lo miraba con esos hermosos ojos verdes, vidriosos y llenos de lujuria. Volvió a bajar la cabeza y lamió uno de sus pezones rosas que se alzaban duros mientras Zac seguía jodiéndose con sus dedos. Dio una pequeña mordida al pezón y se trasladó hacia el otro que también clamaba atención. Se deslizó hacia abajo, dejando un camino húmedo en la piel sensible de Zac. Alejó la mano de Zac de esa linda y depilada polla y bajó la cabeza para probar su textura suave. Sacó la lengua y lamió desde la base hasta la punta. Zac

arqueó la espalda y gimió más alto. Jason abrió más las piernas de Zac y tomó su mano, alejándola de su agujero. Volvió a lamer su erección. ¡Joder! Era deliciosa. Tomó una de sus bolas en su mano y acarició una y luego la otra mientras se tragaba la polla de Zac. Sintió la mano de Zac tomar su cabeza y empujarla contra su erección. Nunca había deseado tanto probar una polla como lo había hecho la noche anterior cuando vio a Zac desnudo. Y ahora la estaba disfrutando muchísimo. Cogió el lubricante que estaba sobre las sábanas y echó un poco sobre sus dedos. Lamió la punta de esa dura erección y empujó tres dedos en el agujero de Zac. ─ ¡Dios!...no…no te detengas ─ gimió Zac arqueando la espalda e impulsándose más rápido dentro de la boca de Jason. Jason movió los dedos en el interior de Zac, rozando su próstata en cada empuje. ─ Oh…Dios…oh…Dios… Jason chupó duro la polla de Zac y luego la dejó con un ‘pop’─ ¿Te gusta? ─ susurro mirándolo a los ojos. ─ Sí…sí…pero quiero… ─ ¿Qué quieres? ─ preguntó Jason mientras tomaba la erección de Zac con la otra mano. Apretando de arriba abajo. Zac abrió la boca y sólo profundo gemido salió de sus labios. Volvió a intentarlo. ─ A ti…te quiero a ti…dentro…de mí. Ahora. Por favor ─ dijo Zac con voz entrecortada. Jason cubrió su erección con una buena cantidad de lubricante y luego posicionó su polla en la entrada de Zac. Se inclinó y beso a Zac. Tomó sus caderas en un fuerte agarre y de una sola estocada se metió profundo en el agujero de Zac. Se tragó los

gemidos de Zac y devoró su boca al ritmo de sus estocadas. Dentro y fuera a un duro ritmo. No podía controlarse. Quería joder duro ese agujero. Mostrarle a Zac que era suyo en cuerpo y alma. ─ ¡Oh joder! Estás apretado y caliente como el infierno. Levantó las caderas de Zac y empezó a joderlo a un rápido ritmo. Zac rodeó la cintura de Jason con sus piernas. Levantó una mano y rodeó su propia polla al mismo ritmo que lo follaba Jason. ─ Sí. Tócate. Córrete para mí. Zac no necesitó más incentivos. Se corrió con un gemido, esparciendo su esperma por su pecho y abdomen. Sentir como el agujero de Zac apretaba su erección con el orgasmo, hizo correrse a Jason también. Exhausto y sudoroso salió de Zac y cayó al lado de él en la cama. Deslizó un dedo sobre la sexy barba de Zac. ─ Eres mío bebé. Zac sonrió ─ Tuyo. Siempre. Se acercó, se apretó junto al cuerpo de Jason y lo besó. ─ Te amo. ─ susurró Zac muy junto a él. Jason se perdió en el intenso brillo de los ojos verdes de Zac. ¿Por qué temía tanto decirle que lo amaba?. Zac era su vida ahora. Y ya no quería seguir haciéndolo sufrir. Lo amaba. ─ Te amo Zac ─ susurró. Sellando su confesión con un tierno beso.

Observando desde una camioneta negra, Black vigilaba la casa. Todo iba de acuerdo al plan. Ahora ambos estaban juntos. Y pronto cobraría su venganza y desaparecería para siempre. Pero primero, iba a disfrutar atormentando al chico. Él era el más débil de los dos. Está vez los deltas no arruinarían sus planes. Se había asegurado que estuvieran demasiado lejos para intervenir. Volvió a mirar la casa. Hace unos días había descubierto las entradas más accesibles. Ningún sistema de seguridad captaría su presencia. Era muy bueno ocultándose. Al día siguiente empezaría el juego. Sólo les iba a dejar dos días. Esperaba que disfrutaran ese tiempo lo máximo posible, porque pronto ambos tendrían un agujero en sus cabezas. Dándole una última mirada a la casa, arrancó el motor y se fue.

J

ason despertó sintiéndose increíble. Había sido la mejor noche de su vida. Habían hecho el amor tres veces, y cada vez había sido excitante y fantástico. ¡Joder! Zac había respondido a su toque con el mismo deseo que él sentía. Ambos se complementaban muy bien, y no sólo en el sexo. Levantó un brazo para acercar a Zac junto a él y encontró su lado vacío. El miedo lo hizo levantarse rápidamente y tomar su arma del cajón de la mesa de noche. Lentamente recorrió las habitaciones de la casa. El ruido de platos en la cocina lo hizo dirigirse allí. Cuando vio la espalda desnuda de Zac junto a la mesa de la cocina, suspiró aliviado. Dejó el arma a lado del horno microondas y se acercó muy despacio a Zac. Zac se volvió y lo miró de pies a cabeza. Jason estaba desnudo a sólo unos cuantos pasos de él. ─ ¡Dios! Eres aún más hermoso por la mañana. ─ dijo Zac lamiéndose los labios mientras miraba su erección. ─ Tú también bebé ─ dijo Jason jalando a Zac de su muñeca y abrazándolo junto a su pecho. Había temido que algo malo le hubiera pasado a Zac. Pero su bebé estaba bien y ahora su piel se estaba calentando donde sus cuerpos se tocaban. Tomó el rostro de Zac entre sus manos y lo levantó para un beso. Sus labios tocaron los de Zac con urgencia. Se adueñó de su boca devorándola por varios minutos.

Sintió la caliente mano de Zac tomar su erección y gimió. ¡Joder! Nunca se cansaría de esto. Cada vez lo deseaba más. Quería tomarlo de nuevo. ─ Joder, bebé. Te necesito ─ jadeó Jason. ─ Y yo a ti ─ cuando Zac estaba bajándose los calzoncillos que tenía puestos, sonó el teléfono. Jason ignoró el timbre del teléfono y levantó a Zac para sentarlo al borde de la mesa. ─ Está vez no huiré. Saqueó su boca con sus dientes y lengua. El timbre del teléfono volvió a sonar. ─ Creo que deberías contestar, talvez es algo importante. ─ Sólo un minuto más ─ gimió Jason mientras besaba y chupaba el cuello de Zac. ¡Maldición! Lo quería. Lo quería ahora. ─ Jason…teléfono…─ gimió Zac. ─ ¡Maldición! Espero que sea algo importante ─ gruñó mientras se alejaba de Zac y contestaba el teléfono. ─ ¿Aló? ─ Aunque lo mantengas bajo tu sombra no podrás protegerlo de mí. Morirá y lo sabes. La llamada se cortó. ─ ¡MIERDA! ─ gritó Jason mientras se volvía a mirar a Zac. No iba permitir que ese maldito bastardo de Black se acercara ni un centímetro. Dejó el auricular y volvió junto a Zac. Lo apretó fuerte en un abrazo. Besó su cabeza y acarició su espalda. Necesitaba hacer algo. ─ ¿Quién era?

Desde el momento en que vio la espalda de Jason tensarse, sabía que algo malo estaba pasando. Lo sentía. Pero al mirar la mezcla de emociones como el miedo, la rabia y la preocupación en los ojos de Jason lo supo con certeza. Jackson Black estaba cerca. Abrazó a Jason con fuerza. No quería que nada estropeara la felicidad que sentía en estos momentos. ─ ¿Qué vamos a hacer? ─ Primero, te enseñaré a defenderte. Luego… Zac se apartó y miró a Jason. ─ Creo que hay algo que deberías saber antes. Yo… Jasón se sentó en una silla y puso a Zac sobre su regazo. ─ ¿Qué es? Puedes decírmelo, bebé. ─ Cuando ingresé a la universidad, mi hermana murió tratando de que no le robaran el bolso. Así que unos meses después decidí aprender a defenderme por si algo pasaba. ─ ¿Y? Zac acarició el pecho de Jason muy lentamente. ─ ¿Zac? ─ Entré en una academia de karate. ─ ¿Sabes karate? ─ Es más que eso. Soy cinturón negro. Aunque desde que llegué a Chicago no he vuelto a entrenar.

Jason lo miró en silencio varios minutos. ─ Entonces dime qué pasó esa noche cuando Black y yo estábamos luchando. ─ Es algo vergonzoso, pero me quedé paralizado por el temor. La sangre causa ese efecto en mí. Cuando vi la herida en tu hombro, estuve en shock unos instantes. ─ ¿La sangre? ─ Estuve en el accidente en que murieron mis padres cuando tenía siete años. Vi a mi madre desangrarse hasta morir y a mi padre muerto en un charco de sangre. Me salvé sólo porque iba en el asiento trasero. Sólo tuve algunas contusiones. Jason lo apretó más fuerte y besó su frente. ─ Desde entonces me paralizo cuando veo sangre. Pero ese día que nos enfrentamos con Black, vencí mi temor y pude salvarte. ─ Sí. Tú salvaste mi vida esa noche, pero ya habías salvado mi alma el día que te conocí. ─ besó tiernamente su boca. ─ Nunca creí que vería este lado tuyo. ─ ¿De qué lado hablas? ─ Del lado romántico. ─ Zac deslizó sus manos por el pelo de Jason y lo miró a los ojos. ─ Aunque te advierto que puedo patearte el trasero si vuelves a dejarme. Tu lado romántico no te salvará de eso. ─ ¡Wow! No sucederá, bebé. No te dejaré. ─ volvió a besarlo con hambre. ─ Nunca hubiera imaginado que este hermoso cuerpo fuera un arma mortal. ─ dijo Jason deslizando sus manos por el fibroso y delicioso cuerpo de Zac. Acarició sus abdominales y regresó sus manos a rozar sus pezones. ─ Bueno entonces te enseñaré a disparar.

─ También sé hacerlo. Por eso le di a Black y no saliste herido cuando disparé. Jason deslizó sus manos por la espalda de Zac hasta apretar su trasero. ─ Si me das un arma, voy a saber defenderme y defenderte a ti. ─ gimió Zac al sentir a Jason separar las mejillas de su culo y acariciar su roseta. ─ Ahora que sé que sabes usar un arma, luces más sexy para mí ─ dijo Jason bajando la cabeza y lamiendo un pezón. ─ No puedo soportarlo más. ─ dijo frotando su erección contra el trasero de Zac ─ Te quiero justo ahora. Zac tomó una mano de Jason y metió dos dedos en su boca, mojándolos. ─ Estírame ─ jadeó Zac levantándose para sentarse a horcajadas sobre las piernas de Jason. Jason sólo gimió como respuesta, poniéndose más duro. Rozó sus dedos húmedos en el agujero de Zac y poco a poco empezó a introducir un dedo. Pasó el anillo de músculos y luego espero a que el cuerpo de Zac se relajara. Empezó a follarlo con su dedo dentro y fuera, una y otra vez. Los gemidos de Zac subieron de tono. ─ ¿Se siente bien? ─ Mmm… Unos segundos después metió el segundo dedo, moviéndolos en tijeras para estirarlo. Quería entrar. Meter su polla de un solo empuje. ─ Ahora ─ gimió Zac poniendo sus manos en los hombros de Jason para levantarse. Jason sacó sus dedos. Escupió su mano y lubricó su polla con su saliva. Levantó a Zac hasta que su polla estuvo en la entrada de

su caliente agujero. Sintió cuando su erección pasó el anillo de músculos. Ambos se miraron a los ojos y Zac bajó de golpe, empalándose él mismo. Zac cerró los ojos y gimió alto. Volvió a mirar a Jason y empezó a joderlo a un duro ritmo. Zac estaba en la gloria. Podía sentir la polla de Jason profundo en su interior. Lo cabalgó más rápido. Sintió la poderosas manos de Jason tomar sus caderas para joderlo más duro. ─ Sí…sí Jason se inclinó y se llevó el pezón de Zac a su boca, lo chupó duro y luego le dio una pequeña mordida. ─ ¡JASON! ─ gritó Zac mientras se corría. No dejó de moverse hasta que sintió a Jason tensarse y luego llenarlo en su interior con su fuerte corrida. Zac se apretó junto al cuerpo sudoroso de Jason. Cada vez que hacían el amor, era alucinante. Jason puso su mano en su mejilla y levantó su rostro. ─ Te amo Zac. ─ Y yo a ti.

Zac estaba terminando de lavar los platos de la cena. El día había sido increíble. Jason y él habían hecho el amor un par de veces más, una en la ducha y otra en la sala mientras miraban televisión. Luego se habían puesto a conversar. Zac estaba feliz. Ahora sabía más cosas de Jason de las que hubiera imaginado. Jason le había contado acerca de la dura infancia que vivió. Su padre abandonó a su madre cuando supo que estaba embarazada, y su madre lo había criado sola. Ella había trabajado hasta el cansancio para que

terminara sus estudios. Había sido mesera de un restaurante italiano, es por eso que a él le encantaba la comida italiana. Sonrió. Había cocinado espaguetis con albóndigas sólo por que a Jason le gustaban. Luego Jason le contó sobre su vida en los marines y en la policía. Conocer la horrible relación que tuvo con Tom y lo cruel que había sido con la ruptura, lo habían puesto en modo protector. Si alguna vez se cruzaba en el camino con ese tal Tom, le daría una paliza. Saber del dolor que sintió. De su angustia. De su sufrimiento por el rechazo le oprimía el corazón. Dios, amaba demasiado a Jason, su hombre. Y haría lo que fuera por él. Suspiró. Terminó de secar los platos. El sonido de algo rompiéndose, lo paralizó unos segundos. Se volvió y no oyó nada. Sólo un silencio sepulcral rodeaba la casa. Eso era extraño. Se acercó al microondas y tomó el arma que Jason había dejado en la mañana. Le quitó el seguro y arma en mano salió de la cocina. Algo sumamente extraño estaba pasando. Pero si era Black, por qué las alarmas no se habían encendido. ¡Joder! Seguramente las había desconectado. Lentamente recorrió la sala, la oficina de Jason y el baño. Nada. Siguió caminando y se dirigió a las escaleras. El ruido había provenido de arriba. ─ ¿Jason? ─ susurró mientras subía las escaleras.

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ac recorrió lentamente por el pasillo. Sabía moverse en silencio. Caminó directo al dormitorio, se quedó quieto unos minutos intentando escuchar algo. ─ ¿Creíste que unas cuantas alarmas me detendrían? ¡Por Dios! Eres más estúpido de lo que creí. ─ la voz de Black se filtró por la rendija de la puerta. Un escalofrío de temor recorrió su columna. ¡Mierda! ¿Y ahora que hacía?. Necesitaba ayuda. Se alejó unos cuantos pasos y sacó el teléfono celular del bolsillo. Jason le había dicho que siempre lo llevara con él. Marcó el número de Nick y sostuvo el teléfono con su hombro mientras apuntaba a la puerta del dormitorio. ─ ¿Aló? ─ oyó la voz de Nick al otro lado de la línea. Zac no podía hablar. Black lo descubriría, pero tenía que pedir ayuda. ─ Black ─ susurró Zac apenas en un murmullo. Esperaba que Nick hubiera escuchado. ─ ¿Zac? ─ Cuando Zac iba a volver a hablar, el sonido de pasos acercándose a la puerta del dormitorio lo detuvo. ─ Entendí. Mantente a salvo. Llegaré lo más rápido que pueda. ─ dijo Nick. Zac colgó y guardo el teléfono de nuevo en su bolsillo. ─ Se que estás allí chico. Si no vienes aquí rápido, mataré a tu amante ─ la voz burlona de Black se oyó tras la puerta.

Zac no lo pensó mucho, escondió el arma en la espalda baja de sus jeans. Sacó la camiseta de dentro de los pantalones intentando ocultarla. Dio una oración al cielo en silencio y abrió la puerta del dormitorio dando un paso dentro. Se quedó conmocionado al ver a Jason boca abajo en el suelo del dormitorio, con sus manos atadas tras su espalda. Lo que lo asustó más fue la sangre que recorría su frente. Sangre. Respiró hondo tratando de calmarse. Si se quedaba paralizado otra vez, no podría ayudar a Jason. ─ Hola chico. Siéntate allí. ─ dijo Black, señalando la silla junto a la ventana. Zac levantó la mirada y la clavó en Black. Parecía fuera de control. Alto y musculoso, vestía ropa negra y llevaba un arma en la mano derecha. Se había teñido de negro su cabello rubio. Y sus ojos brillaban con odio como si quisiera matarlo tan sólo con la mirada. La rosada cicatriz que cruzaba su mejilla lo hacía lucir feroz. Black se dio cuenta que Zac miraba su rostro, levantó una mano y acarició la cicatriz con su dedo índice. ─ Esto ─ dijo mostrando más la cicatriz de su mejilla ─ es algo que tú y tu novio me pagarán. Ahora siéntate. Quiero que observes como la vida se apaga de los ojos de tu amante. Será divertido. Zac se sentó y su mirada volvió a Jason. Estaba inconciente. Al parecer Black lo había atrapado con la guardia baja, miró alrededor de la habitación. Había habido una lucha. Las cosas fuera de su sitio revelaban ese hecho. Una lámpara descansaba destrozada sobre el piso. Era eso lo que había oído romperse. Black se acercó a Jason. De cuclillas miró a Zac con diversión en sus ojos. ─ Sabes, pensé darles un día más. Pero no había contado con el regreso de los Deltas tan pronto. ─ sonrió cuando vio la sorpresa

en los ojos de Zac ─ Tengo oídos en todos lados y sabía que ellos estaban lejos de aquí. Esos idiotas arruinaron mis planes, pero no importa. Cuando lleguen sólo encontrarán sus cadáveres. ─ ¿No temes que te atrapen? ─ ¿Temer? ¿Estás loco? Soy bueno en lo que hago y ocultarme es una de mis mejores habilidades. Zac volvió a mirar a Jason, la posición de su cabeza había cambiado. Había despertado.

Con la visión borrosa, Jason intentó entender qué diablos estaba pasando. ¡Joder! Black lo había sorprendido cuando había entrado al dormitorio. Se había confiado demasiado. Cerró los ojos. ─ ¿No temes que te atrapen? ─ escuchó a Zac preguntar. ─ ¿Temer? ¿Estás loco? Soy bueno en lo que hago y ocultarme es una de mis mejores habilidades. Jason fingió seguir inconciente. ¡Maldición! Tenía que hacer algo. No podía dejar que este loco bastardo siguiera con sus planes. Tenía que pensar. Intentó liberar sus manos pero la cuerda estaba muy apretada. ¡Joder! Esto se ponía cada vez peor. ¿Pero cómo diablos iba a salvar a Zac si estaba atado como un pavo para navidad? ─ Y dime, ¿te gustó el regalito que dejé en tu departamento? Zac se quedó en silencio. ─ Sabes, fue fácil entrar. Estaba a lado de tu cama y si lo hubiera querido te habría matado en ese momento. Pero yo quería

tenerlos a los dos. Así sería más divertido y mataría dos pájaros de un tiro ─ rió a carcajadas. ─ Estás jodidamente loco ─ susurró Zac ─ Pues sí, chico. Te confesaré algo más. Fue fácil poner esa lápida junto a la de tus padres ─ susurró Black ─ Te ahorré el gasto. Una intensa furia llenó a Jason. ¡Dios! Iba a matar al desgraciado. Abrió un poco los ojos y miró a la ventana. Le pareció ver que algo se movía en el árbol frente a la ventana. Estaba alucinando. Piensa Jason. Necesitas una sola oportunidad para derribar a Black. ─ Ahora volviendo a lo nuestro. ¿Quieres que despierte a tu novio para que se despida de ti? Jason volvió a cerrar los ojos. Esperando un descuido de Black. Escuchó a Zac moviéndose en la silla y luego quedarse quieto. Te sacaré de esto Zac. Aguanta un poco más. ─ Ahora, despertemos a este tipo de su siesta. ─ dijo Black dándole un golpe en la mejilla a Jason.

En el momento en que Black golpeó la mejilla de Jason, Zac se abalanzó contra él. Le dio una patada en las costillas. Black cayó a un lado de Jason y el arma rodó en el suelo a unos centímetros de distancia. ─ ¡Pequeño bastardo! ¡Te mataré! ─ gruñó Black mientras se levantaba e intentaba alcanzar su arma.

Zac no le dio mucha oportunidad, levantó la pierna para asestarle otro golpe pero Black estaba preparado esta vez, bloqueó el golpe y jaló el tobillo de Zac. Zac cayó de espaldas y se golpeó la cabeza contra el suelo. Un agudo dolor lo recorrió y su visión se nubló por unos instantes. Sintió el bulto del arma en su espalda y se recordó que en su afán de alejar a Black de Jason, había olvidado que tenía la pistola de Jason oculta en su espalda. Dirigió su mirada al sonido de un golpe a su lado. Jason se había incorporado con las manos aún en su espalda, pero aún así, había tirado a Black otra vez al piso. Zac se levantó rápidamente. Sacó el arma de su espalda y apuntó a Black. ─ No te muevas. Black se quedó paralizado y levantó la mirada. Luego lentamente empezó a incorporarse. ─ Te dije que no te muevas idiota. Zac observó a Black quedarse quieto, así que muy despacio se acercó a Jason que estaba de rodillas en el suelo mirándolo sorprendido. Con una mano apuntaba a Black y con la otra intentaba desatar a Jason, pero era un trabajo imposible con una sola mano. Se distrajo sólo unos segundos, pero fue suficiente para que Black sacara la pistola oculta en su tobillo. Jason se movió tratando de bloquear a Zac del disparo. Black apuntó hacia Zac y apretó el gatillo. El sonido de disparos llenó el dormitorio.

El cuerpo de Jason empujó a Zac al suelo. Zac hizo a un lado a Jason y buscó a Black en el dormitorio. Sólo había un rastro de sangre que salía por la puerta. Zac se volvió y miró por fin a Jason. Tenía una herida en su hombro y sangraba. Le desató las manos lo más rápido que pudo. De espaldas sobre el piso, Jason siguió sangrando. Zac levantó una mano e hizo presión en la herida causando que Jason gimiera de dolor. Cuando Zac puso su otra mano sobre la mejilla de Jason, él abrió los ojos y trató de sonreírle. ─ ¡Joder! Mi suerte nunca cambia. ─ dijo mirando su herida ─ Es el mismo hombro. El ruido en la ventana hizo girar a Zac y tomar el arma para apuntar a un Nick que lucía preocupado. ─ Baja eso Zac. Soy yo. ─ se acercó a Jason y se arrodilló junto a él. ─ ¿Cómo estás amigo? ─ Cabreado. Black escapó. ─ No lo creo ─ sonrió Nick ─ el equipo Delta tiene la casa rodeada. Además el tipo tiene una herida en el hombro por mi disparo y también debe tener un maldito jodido dolor en el pecho debido al disparo que le dio Zac. Aunque lleve chaleco antibalas, eso debe doler como el infierno. No podrá escabullirse. El ruido de disparos en la planta baja y luego en la calle sobresaltó a Zac. Nick puso su mano en el intercomunicador del oído. ─ ¿Objetivo detenido? Zac lo vio asentir y ponerse de pie. ─ Ok. Voy para allá. ─ ¿Qué pasó? ─ dijeron Zac y Jason al mismo tiempo.

─ Black está muerto, pero hirió a Takeshi al tratar de salir de la casa. Iré a verlo. ─ miró a Jason ─ Pronto llegará la ambulancia amigo. Resiste. Jason asintió y volvió su mirada a Zac. ─ Te amo. ─ Y yo a ti ─ dijo Zac inclinándose a besarlo. Ninguno se percató cuando Nick salió. ─ Gracias por salvarme otra vez ─ dijo Jason sonriendo. ─ Siempre. No dejaré que nadie vuelva a lastimarte. Y por fin podremos vivir nuestras vidas sin temor. ─ Creo que pronto conocerás a mi madre. No vive muy lejos de aquí y cuando sepa que estoy herido llegará corriendo a verme. ─ ¿Crees que le agrade? ─ dijo Zac acariciando la mejilla de Jason. ─ Por supuesto. Ella te amará.

Nick bajó las escaleras rápidamente y se dirigió a la cocina. Se paró abruptamente junto a la puerta al ver la escena frente a él. James O’Neill estaba de rodillas, presionando la herida que Tenchi Takeshi tenía en su pecho. ─ Estarás bien. La bala no ha tocado ningún órgano importante. Me oyes Tenchi. Estarás bien ─ dijo limpiándose una lágrima de su mejilla.

Takeshi gimió de dolor, pero aún así levantó una mano y limpió otra lágrima de la mejilla de O’Neill. ─ No te preocupes Jim. Estaré bien. Lo sé. Soy médico ¿recuerdas? ─ dijo Takeshi con la voz entrecortada. O’Neill sonrió y se inclinó a darle un suave beso en los labios a Takeshi. El ruido de pasos acercándose por la puerta de la cocina que daba a la cochera lo sobresaltó. Acarició la mejilla de Takeshi un segundo más. La puerta se abrió y él dejó de acariciarlo. Puso su mano junto a la otra y continuó presionando la herida. Cuando levantó el rostro y vio a Nick observándolo, sus ojos devolvieron la mirada sorprendidos. Nick se acercó y se arrodilló junto a Takeshi. ─ Hey compañero. ¿Cómo estás? ─ Bien ─ gimió Takeshi. ─ Todo estará bien amigo ─ dijo Nick mirando a O’Neill ─ Sólo aguanta un poco más ─ volvió su mirada a Takeshi. ─ Pronto llegará la ambulancia ─ dijo el Comandante Wilson mientras se acercaba al herido, seguido por Rivera y Moore. ─ ¿Cómo está Smith? ─ preguntó mirando a Nick. ─ Herido, pero bien. Si Stevens no hubiera sido herido en su anterior misión, le habría dado a Black antes de disparar a Jason. Yo fallé el tiro. ─ Las cosas son como son, de nada sirve lamentarse ahora. ─ Tienes razón. El sonido de la ambulancia acercándose interrumpió la conversación. Pronto la policía y los paramédicos invadieron la casa. Nick suspiró aliviado. Por fin todo había terminado. Nadie lastimaría a las personas que amaba.

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ac estaba conduciendo hacia su casa. Se había hecho tarde en el trabajo. Miró la entrada de la casa y aparcó.

Habían pasado tres meses desde el tiroteo en la casa. Zac ya había superado completamente su terror a la sangre y Jason se había recuperado satisfactoriamente de la herida en el hombro. Todo iba viento en popa. Tenía un trabajo increíble, su vida era gratificante, tenía sexo todos los días, su novio ya no temía decirle que lo amaba y su suegra lo adoraba. La había conocido cuando Jason estuvo en el hospital recuperándose. Al principio temía no caerle bien a la Sra. Smith, pero había sido una sorpresa increíble que ambos se llevaran bien desde el primer momento. Salió del auto y entró a la casa. Sabía que Jason lo estaba esperando. Subió las escaleras y se dirigió a su habitación. El ruido del agua de la ducha le dijo que Jason estaba ahí. Se desnudó rápidamente y entró al baño. Podía ver la silueta del cuerpo de Jason a través del vidrio de la ducha. Abrió la puerta corrediza y se quedó maravillado. Las gotas de agua recorrían los contornos de la espalda, el culo y las piernas de Jason. Quería lamer cada camino que hacían esas gotas, darle una mordida a ese apretado y duro culo.

Cuando Jason se volvió, sus ojos brillaron de amor y deseo. Su mirada recorrió su cuerpo de pies a cabeza causando que su piel se le erizara. ─ Ven aquí ─ dijo Jason en voz baja y grave. Zac cerró la puerta y se acercó lentamente. El agua tibia golpeó su piel. Gimió cuando las gotas de agua recorrieron su caliente erección. Jason lo jaló y lo besó con urgencia. Sus manos se deslizaron por su espalda hasta acariciar su trasero. Ambos gimieron cuando sus pollas entraron en contacto. Piel caliente contra piel caliente. Zac puso sus manos tras el cuello de Jason y respondió al beso con hambre. Le gustaba el sabor único de Jason. Tenía un sabor adictivo. Lamió, chupó y recorrió su boca, lengua y dientes con desesperación. ─ Te necesito ─ gimió Zac junto a la boca de Jason. Jason volvió a apoderarse de su boca nuevamente, empujándose con su lengua, explorando, saboreando profundamente. Zac se apretó más junto a Jason, sabía que desde la primera vez que sus miradas se cruzaron, le pertenecía a Jason. Siempre. Jason se alejó y tomó el jabón de la repisa. Empezó a recorrerlo por la suave piel de Zac, su pecho, su abdomen, brazos, piernas pero sin tocar sus tetillas, sus bolas, ni su polla. Zac no dejaba de gemir. Jason giró a Zac contra la pared de la ducha. Dejó el jabón en la repisa y tomó el tubo de gel que nunca faltaba en la ducha. Deslizó sus manos por el culo de Zac y empezó a rozar su agujero. Cubrió sus dedos con gel y deslizó lentamente un dedo en el agujero de Zac, arrancándole un profundo gemido. Zac abrió más sus piernas. ─ ¿Te gusta, bebé?

─ Sí…─ jadeó Zac Sus músculos interiores se relajaron, y el dedo empezó a estirarlo a medida que se deslizaba en su interior. ─ Ahora toma otro más ─ dijo mientras metía otro dedo. Los empujó dentro y fuera por unos segundos más, pero su control tenía un límite. Sacó sus dedos y embadurnó su eje guiándolo a la caliente abertura. Jason entró profundamente en Zac de una sola estocada. Ambos gimieron fuerte. ─ Muévete ─ gimió Zac. Jason puso sus manos en las caderas de Zac y empezó a moverse a un duro ritmo. Deslizó una mano sobre su cadera, abdomen hasta acariciar las duras y suaves bolas de Zac y tomar su polla en un caliente ritmo. ─ ¡Joder! Tu culo está tan caliente. Y me chupa queriendo más de mi polla ─ gruñó Jason al oído de Zac. ─ Jason ─ gritó Zac en un ronco gemido ─ Más…─ arqueó la espalda ─ más…duro…por favor… Jasón bajó la cabeza y lamió el cuello de Zac. Masajeó más rápido la polla de Zac, disfrutando. ─ ¡Dios…Jason! ─ dijo Zac empujándose contra Jason. ─ ¡Joder! Cada vez eres más caliente ─ dijo Zac en voz gruesa. Jason empezó a embestir a Zac más rápido, empujándose duro en el caliente agujero de Zac. Apretando la polla de Zac al mismo tiempo. ─ Jason…Jason…─ gritaba Zac, mientras su cuerpo temblaba por la tensión sexual que lo recorría.

Zac se estremecía de placer con cada fuerte empuje de Jason. Cuando sintió el pulgar de Jason acariciar la ranura de su polla. Se perdió. Gritó cuando su orgasmo llegó, bañando la mano de Jason con su semen. Jason liberó su pene y tomó sus caderas en un duro agarre, empujándose mas duro y rápido en el apretado pasaje de Zac. Con un gemido ronco se corrió. Ambos jadeaban en busca de aire. Jason apoyó su mentón en el hombro de Zac y suspiró. ─ Te amo Zac. Nunca creí que volvería a la vida tan solo con mirar tus preciosos ojos verdes. Te amo. ─ dijo deslizando sus manos por el abdomen de Zac, apretándolo junto a su pecho ─ Has salvado mi vida dos veces, pero con tu verde mirada llena de amor salvaste mi alma. ─ besó el cuello de Zac. ─ Y tú salvaste la mía, Jason. Me salvaste de la soledad. Y ahora soy por siempre tuyo. ─ Siempre.