Bobby Fischer. Reyes del ajedrez - Bjelica, Dimitrie - 1992, Ed jparra OCR 2012-02-17.pdf

(Reprocesado con Scan Tailor por jparra, 2011-11) Traducción: Zoritza Sta mencic Portada: M a n u e l Abia Ou ijano ©

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Traducción: Zoritza Sta mencic Portada: M a n u e l Abia Ou ijano

© 1 992, by Zugarto E d i c i o nes, S. A. Pa blo Ara nda, 3 - 28006 Madrid, España Te l . 41 1 42 64- FAX 562 26 77 I . S . B . N . : 84-88 1 55-09-3 Depósito Leg a l : M -30786- 1 992 I m p reso en Espa ña - Printed in Spain G ráficas M u riel, S. A. B u h íg as, s/n - G etafe ( Ma d ri d )

COLECCION AJEDREZ

Reyes del ajedrez

Bobby Fischer D.

B¡elica

Presentación de l a serie ..Reyes del ajedrez.. Zugarto Ediciones, dentro de su "COLECCIÓN DE AJEDREZ", inicia la serie "Reyes del ajedrez", en la que se recogerán las biografías de los trece jugadores que han conquistado el título de Campeón del Mundo. Dimitrie Bjelica, maestro de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) y excelente periodista es el autor de esta serie, que iremos alternando con otros temas. Cada libro es una historia n ovelada, con atractivo estilo periodístico, que recoge los momentos estelares de la vida y carrera ajedrecística de los reyes del tablero. Bjelica, que ha informado de las más importantes competiciones de los últimos treinta y cinco años, nos ofrece sus opiniones y, sobre todo, jugosas entrevistas, no sólo con los biografiados sino -a partir de Botvinnik- con los más destacados jugadores de sus respectivas épo­ cas. Ellos dan su opinión sobre los campeones y así tenemos un cuadro completo del personaje, pues Bjelica busca el perfil humano y, además, nos brinda curiosas anécdotas, dando al conjunto gran amenidad. Tam­ bién es importante el material fotográfico. El que fue campeón mundial Mihail Tahl, seleccionó las mejores partidas de cada uno de los "Reyes", comentando algunas de ellas, lo cual da una garantía en cuanto a las partidas que se ofrecen en cada libro. Hemos empezado la serie con el genial Robert "Bobby" Fischer, y casi coin cidió la impresión de este libro con su vuelta -esperamos que firme- a las competiciones. Esto obligó a añadir un capítulo más a la obra. Gran amigo de Fischer, Bjelica vivió de cerca y relata con agudo estilo las situaciones culminantes de su carrera.

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Cronología Robert .. Bobby.. Fischer

1943.

Nació en Chicago el9 de marzo.

1949.

Aprendió a jugar al ajedrez.

1956.

Consiguió su primer éxito de importancia: ganar el campeonato junior de Estados Unidos.

1957. 1958.

Ganó el título de maestro internacional. Se convirtió en el gran maestro más joven en la historia del ajedrez al ganar el torneo de Portoroz.

1972. 1975.

Se convirtió en campeón del mundo al ganar a Spassky en Reykjavik. Perdió el título de campeón sin jugar, por no aceptar ju­ gar bajo las condiciones establecidas por la FIDE y abandonó el ajedrez.

1992.

Vuelve de nuevo a lascompeticionescon un match con­ tra Spassky.

1 . E l genio que no vu elve N u nca ha q uerido hablar sobre su i nfa ncia, su padre, madre o fa m i l ia. Todo lo que conseg u í averi g uar fue g racias a su hermana Joan, q u e le enseñó los pri meros movi m i entos. Lo acom pañó en su primer gran torneo, en Portoroz, en el año 1 958 y ta mbién presenció su g ran tri u nfo cuando se proclamó campeón d e l m u ndo en Reykjav i k, en 1 972. Era u n n u eve de marzo de 1 943. A las 1 4,39 horas, en el hospita l " M ichael Reese" de Ch icago, en el Estado de l l l i nois, nació un n i ñ o l lamad o Robert-J ames Fischer. N a d i e pod ía i m a g i n a rse q u e a l l í, en las orillas del río M i c h i ga n acababa de nacer u n genio del ajedrez, u n campeón d e l m u ndo, el perso naje más e n i g m ático en la historia de este antiguo juego. En el Li bro de Nacimi entos está i nscrito el nombre de su madre: Regina Vender, nacida en Su iza y j ud ía. Seg ú n la ley, el recién nacido también era judío. Su pad re, Gera rd Fischer era de origen a lemán y nació en Berlín, en 1 909. Biofísico de profesió n . R e g i n a pasó la i nfa ncia c o n su padre en S a n t Lou i s, pero los dos habían nacido en Su iza. Los pad res del futu ro ca m peón m u n d i a l se conocieron en 1 938 y poco después se casa ron . Su matri monio d u ró u n os ocho a ños. Regina tenía 3 1 años cuando se separó de Gerard. Se divorcia ron en el año 1 945, cuando Bobby ten ía sóla mente dos años y su hermana J oa n seis. Gera rd dejó a su fa m i l ia y a l g u n os dicen que poco después abandonó ta mbién Estados U n idos. De ese modo salió pa ra siem pre de la vida de n uestro protagon ista. Bobby jamás mencionaba su nom bre, a u nq u e se rum oreaba q u e su padre vivía en alg una pa rte d e América Lati na. Todo el peso de m a ntener la fa m i l ia recayó sobre s u madre. Eso ocu rría d u rante l o s tiem pos d ifíci les de la postg uerra. Pa ra saca r adelante a su fa m i l ia, Regina trabajó en disti ntos oficios. Por u n j uego d e l azar, la i nfa ncia de Fischer fue parecida a la d e s u rival en e l match para e l título de cam peón e n 1 972, Boris Spassky. E l también era h ijo de pad res d ivorciados. Ta m b ién su madre tuvo q u e hacerse cargo de su fa m i l ia. Eran los tiem pos del bloqueo de Len i n g rado. 11

E l gran maestro, q u e d u rante toda su ca rrera i ba a ser el mayor rival d e l os j ugadores soviéticos, visitó la U RSS una sola vez, en el año 1 958, antes de i rse a Portoroz. S i n embargo, Regina h a bía pasado en M oscú cinco a ños com pletos. En el año 1 932 se ha bía matriculado en la Facu ltad de Medicina. Por a q u e l entonces tenía 19 a ñ os. Su pad re, que

Durante su primer torneo de maestros, el L. J. Rosenwald, de 1956. El joven Bobby piensa extremadamente tenso, pero su juego es brillante. 12

era sastre, estaba en pa ro y por eso e l l a sol icitó al Gobierno Soviético la pos i b i l idad de estu diar Medicina en la U RSS. -Les exp l i q u é que q uería ser méd ico, pero que no ten ía d i nero suficie nte para estudiar- contó Reg i n a más tarde. -En la U RSS los estudios eran g ratuitos y el los fueron tan buenos co nmigo que me ayudaron. De ese modo, entre los años 1 933 y 1 938, h ice m is estud ios en la Primera Facu ltad de Medicina de M oscú y los term i n é con matri c u l a de honor-. Pero Regina no pudo trabajar en Estados U n idos como médico. A l l í no reconocían los títulos de Medicina obtenidos en otros pa íses. Después de volver a Estados U n idos se casó con un e m i g rante a lemán, Gera rd Fischer. Trabajó como maestra y como enfermera, enseñó a su h ijo Bo bby sus primeras pala bras en ruso, q u e después le resu ltaron de gran uti l idad a la hora de estudiar la l iteratura soviética del ajedrez. Regina quería que él termi nase sus estud ios en N ueva York y la fa m i lia se trasladó a l l í desde Chicago en 1 949. Primero vivieron en Brooklyn, en la ca l l e U n ion y poco después en la ca l l e Linco l n . En esa pa rte de Brooklyn vivían muchas fa m i l ias j u d ías, entre las cuales, y m uy cerca de e l l os, la de u n g ran maestro del ajedrez, Sammy R eshevsky, que con ci nco a ños ya jugaba simu ltá neas, y a q u i e n Chapl i n hab ía ofrecido trabaja r en el cine, lo q u e él rechazó porq ue, como F ischer, amaba al ajedrez por encima de todo. E n el bajo del ed ificio de cuatro pisos donde vivía la fa m i l i a Fischer se encontraba u na tienda de du lces. Joan, que ten ía 1 1 añ os, com pró a l l í unas fig u ras de cu rioso aspecto. -Le enseñé los prim eros movi m ientos sigu iendo las i nstrucciones q u e iban con el ajedrez y después em peza mos a jugar- me contó Joan en Reykjavik. -Pero de donde más a pre n d ía , era de u n l i bro q u e conte n ía m uchos problemas-. -Desde q u e se h izo con ese l i bro, ya n i contestaba cuando a l g u ien se d i ri g ía a él- comentó u n a vez su mad re-. -Más tarde yo dejé el ajedrez porq ue solía petder las partidas y a nosotros, los Fischer, no nos gustan los fracasos -explicó J o a n . Bobby dijo: -Al pri ncipio sólo era u n juego más, a u nq u e u n poco más com p l i ­ cado . . . El presidente del C l u b de Ajedrez B rooklyn, Carm i n e N eg ro, daba clases de ajed rez a su h ijo y ofreció a Regina Fischer que l l evase ta mbién a su h ijo los sábados por la tarde. Bobby em pezó a frecuenta r su casa. E l extra ño juego le atraía cada vez más y se h izo m ie m bro del C l u b Brooklyn. E n 1 954 Carm i n e N eg ro l l evó a l o s chicos de su g r u p o a l hotel Roosevelt, pa ra ver el torneo EEU U-URSS. Ese fue el primer encuentro del futuro rey del ajedrez con los g ra ndes maestros famosos. D u ra nte el rodaje de la serie de televisión " Las g randes fig u ras del -.

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ajedrez", Fischer recordó ese episod io y dijo: -Fué la prim era vez que oí el nom bre de R eshevsky. Pensé que perten ecía a l equipo soviético porq ue su apell ido parecía ruso-. El seg u ndo profesor del joven Fischer fue el maestro de ajed rez Jack Col l i ns. Me contaba, esta ndo sentado en su silla de ruedas, en Reykjavik en 1 972, como h a b ía sido su primer encuentro con Fischer. " Me encontré por primera vez con Bobby en un parque de Nu eva York. Ocu rrió d u ra nte u n torneo de ajed rez. Ten ía entonces once a ñ os y le acompañaba su m a d re. Me acuerdo que j u gaba con un anciano q u e l leva ba u n som brero g ra nde. Cuando nos saluda mos, su m a d re me preg u ntó si Bobby pod ía visitarme en mi casa. Contesté: -Cl a ro q u e puede-. " U nos meses más ta rde, y después del campeonato de aficionados de Estados U n id os, l l a m a ron de repente a mi puerta. E ra un a uténtico n i ñ o . Dijo tím ida mente: -Soy Bobby Fischer. Usted dijo q u e podía ven i r-. "Yo sabía q u e él era Fischer. E ntra m os j u ntos a la sala y enseg u ida em pezamos a j u g a r a l ajed rez. Yo le enseñaba u nas partidas comenta­ das q u e tenía. Había varios problemas compl ica dos y me di cuenta que le interesa ban m ucho. Co mpre n d í enseg u ida que era u n exce lente jugador porq ue veía a l g u nos movi m i entos q u e ni yo ha b ía visto. Después de u n a hora de hacer a n á l isis, em pezamos a j u g a r u nas partidas rápidas. Yo ten ía u n reloj con tim bre q u e so naba cada ci nco seg u ndos. J ugába mos con ci nco seg u n dos por movi m iento. G a naba él. Estuvo v i n iendo así d u ra nte cuatro, cinco sema nas, siem pre después de sus clases del co legio q u e se encontraba cerca . Las clases term ina­ ban sobre las tres de l a tarde y nosotros j ugábamos siem pre hasta las n ueve. Ven ía ta m bién por la mañana y me despertaba con frecuencia. E l tiempo pasaba muy de prisa m ientras tomába mos e l té o desayuná­ bamos juga ndo. Le i nte resa ban los l i b ros de ajed rez, y yo le dejaba q u e escog iera y s e l l evase los que le g usta ba n . Cua ndo s e quedaba h asta muy tarde por la noche, ven ía su m a d re y se lo l l evaba a casa " . R e g i n a j u g ó u n i m portante papel en la i nfa ncia de su h ijo Bobby. Luchó para que pud iera jugar a l ajed rez. E ra u n a m ujer de ca rácter m uy em prendedor y enérgico. En 1 952 pidió a la Casa B l a nca u n a beca especial pa ra que su h ijo perfeccionase el ajed rez. Además, protestó porque el Gobierno nortea merica no no le h a bía conced ido el visado para el Torneo J uven i l en la R DA. E n el año 1 960 se m a n ifestó d e l a nte de l a Casa Bla nca encadenándose a la verja pa ra l l amar la atención y así reu n i r d i nero para el viaje de su h ijo a la O l i m piada de Leipz i g . C u a n d o el h ijo de Regina s e convirtió en u n campeó n m u n dial, ella, como toda madre, se a legró por su éxito. Por aq uel entonces l l evaba el 14

apellido Pi usten porq u e se ha bía casado con u n i ng lés y se trasladó a vivir a G ra n B reta ña. -Me a legra q u e haya co nseg u ido tanto éxito-, comentó Reg i na, ­ tem ía que el ajedrez pudiera mermar otros aspectos de su vida, lo q u e ha resu ltado cierto. Como u n a madre, habla ndo c o n si nceridad, y o me a l eg ra ría m ucho más si él se casa ra-. En 1 970, Reg i na h izo la especial ización en Medicina en la República Federal de Alema nia, y después pasó u n año trabajando en clín icas i nfa nti les en I n g laterra. Cuando en octubre de 1 972 volvió a Estados U n idos, pa rticipó en las m a n ifestaci ones en contra de la guerra de Vietnam. Por aquella época, un mes después de que su h ijo ganase el campeon ato del m u ndo, la doctora Regina Pi usten fue a rrestada po r haber partici pado en esas m a n ifestaciones. Le volvió a ocurrir lo m ismo más tarde por participa r e n las protestas en contra de las bases m i l itares americanas en la RFA. Cuando los periodistas le pregu nta ron si su h ijo compartía sus convicciones políticas, Regina contestó: -No, pero es com presivo con mis ideas. Es u n hom bre de pri ncipios y desprecia a los que en teoría d icen una cosa y en la práctica hacen otra-. U n a amiga de Reg ina, Rose E n a n , habló m uy favorablemente sobre la fa m i l ia Fischer, cuyos m iem bros se separa ron y se fue ron m uy pronto cada u n o por su ca m i no. E l l a desm i ntió q u e Fischer casi no tuviese contactos con sus parientes: "En esa fa m i l ia todos son m uy retra ídos a la hora de expresar sus sentimientos y, lo que es más i nteresante, no q u i e ren i m poner u nos a otros sus post u ras y pu ntos de vista . Regina y Joan rehúsan contestar las preg u ntas de los periodistas sobre Bobby porq ue saben q u e a él eso no le g usta. " Los Fischer i nterca m b i a n entre sí mucha correspondencia y h a b l a n p o r teléfo no con frecuencia -a ñade la señora Rose-. Así, Bobby ha bía i nvitado a Joan y a su fam i l i a a que l e visitasen en Reykjavik en 1 972, d u rante su encuentro con Spassky. Ta m bién ha b ía i nvitado a su m a d re, pero en aquel momento ella estaba comprometida d u ra nte seis meses por su contrato con un hospital i nfa nt i l " . D icen q u e Bobby, q u e p o r nat u ra l eza era i ntrovertido, s e volvió todavía más retra ído porq ue l a co mbatividad de su madre le ha bía col ocado en una situación i ncómoda. Regina se había u n i d o en el año 1 960 a u n grupo i nternac ional de ideal istas que pa rticipaban e n las m a n ifestaciones por la paz. Se casó con u n o de esos i nteg ra ntes de la M a rcha por la Paz. Como Joan se casó y se trasladó a Cal ifornia, Bobby se ha bía quedado separa do de su fa m i l ia y de su gente demasiado pro nto. Se q u edó solo con sus l i bros de ajed rez. Por aquella época se 15

acostu m bró a dormir hasta muy tarde por las ma ña nas, y para entrete­ nerse jugaba al tenis de mesa y practicaba la natación. Sobre Regina Vender me habló ta mbién u n maestro de Fischer, Jack Col l i ns: "Bo bby y yo sol íamos encontrarnos en el club de ajed rez M a n hatta n, bebíamos Pepsi-Cola y j ugábam os. La madre de Bobby pensaba que su h ijo iba a ganar m ucho d i n e ro con el ajed rez. A él eso no le i m portaba en aquel momento. Eran sus princi pios. Estaba muy seg u ro de sí m ismo, pero en aqu ella época casi no ten ía a m i gos. Me acuerdo de uno, u n ch ico a lto y rubio. Yo ten ía m uchos l i bros sobre e l ajedrez, ce rca de

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Carta del American Chess Bulletin a la madre de Fischer, recomendándole que l leve a su hijo a jugar a la Biblioteca de Brooklyn. 16

600, y él ve n ía a ped írmel os. Solía l l evarse los q u e come nta ba n las partidas de Ste i n itz. Ya por aquella época tenía los l i bros y revistas rusos sobre ajed rez. Se i ba al hotel Sai nt-George a nadar. Más ta rde, cua ndo se convirtió en un g ra n maestro, siem pre nos escri bía a m i hermana y a m í, nos traía reg a l os d e disti ntas partes del m u ndo, de F i l i pi nas, Alema n i a, Venezuela. Recuerdo q ue a m i hermana la trajo de Yugoslavia u n bolso m uy bon ito. Me pa rece q u e n i ah ora, cuando es u n campeón m u n dial, ha ca mbiado". Archy Waters, un a m i go de i nfa ncia de F ischer y el ú n ico comenta­ rista de co lor, me habló sobre sus primeros días de ajedrecista: "Nos conocimos en el C l u b de Ajedrez de Brooklyn, cuando yo tenía 1 1 a ños. J uga mos una pa rtida. Después nos q uedamos a n a l izá ndola m i n uciosamente. La vez s i g u i ente le vi en e l club Man hatta n cuando perd ió una pa rtida contra Wa lter S h i pman. Estaba m u y triste. S a l i m os j u ntos y entramos en el metro. Le d ije: -Yo tengo u nos 300 l i bros sobre ajedrez y, si q u ieres, te dejaré a l g u n os-. El sólo contestó: -Sí, q u i e roAl d ía sigu ie nte vino a m i casa . Encontró enseg u ida en m i bibl ioteca va rios l i bros en disti ntos i d iom as, pero la mayo ría rusos. Le pregu nté: -¿Sabes ruso?-. Me contestó: -Yo no, pero mi madre sí-. "Cuando me fu i a su casa, estaba triste por a lgo. No me dejó entrar. S u madre me i n vitó a pasar y me contó lo que ha bía ocurrido en N u eva Jersey. Bobby ha bía j ugado a l l í una simu ltánea, y cuando ésta acabó los organ izadores no le pagaron todos sus honora rios. U no de e l l os pasó un som b rero de mesa en mesa y así reu n ió el d i nero q u e fa lta ba. De a h í s u eterno m iedo a los organizadores. Como y o también era u n org a n i ­ zador, siem pre le aconsejaba q u e pidiese el d i nero p o r anticipado. A l principio no estaba m uy b r i l l a nte en los torneos. C u a n d o en 1 955 j u g ó en el campeonato de amateu rs, s e q u edó entre l os ú lti mos y d i j o : -Perd í los nervios y sólo q uería observa r-. Aquel m ismo año, en el campeona­ to j uven i l en Linco l n , Nebraska, q uedó en el puesto 20, de u n total de 26. Pero e l ajed rez acabó por co n q u ista rle y cuando se matri c u l ó en el instituto E rasmus ya no pensaba más en los estud i os". Larry Eva ns, que conocía a Bobby desde sus primeros torneos, l l egó a la conclusión de q u e el d ivorcio de sus pad res le resu ltaba tan dol oroso, que si a l g u ien p regu ntaba, i ncl uso de u n modo tota l mente convencional, sobre el i nterés con el que el pad re de Bobby seg u ía la ca rrera de su h ijo, podría conve rti rle en un enemigo pa ra Fischer. Con el paso del tiempo se convi rtió en u n ch ico muy alto y espigado, torpe, sensible, poco com u n i cativo y con frecuencia rudo y poco sociable. -Cuando le conocí en 1 956- cuenta Eva ns -todavía no se le nota ba la entrega al ajedrez. Me dijo en u n a ocasión q u e dedicaba al ajed rez u n 98% d e s u energ ía mental, m ientras l os demás le dedicaban u n 2%, y 11

a ñad ió: -El secreto del ajedrez consiste en no hacer jamás u n movi m ien­ to sin haber co m pren d i d o a ntes la posición-. Es posible que el m u ndo pud iera ser mejor si todos q u isiesen a su oficio tanto como Bobby q u iere a l ajed rez. Con frecuencia pagaba m uy cara su honradez, pero h a b ía decidido conseg u i r que "a los ajedrecistas no se l es trate como a u nos tru hanes". En la época de aquel match desafortunado con Reshevsky q u e fue i nterr u m pido, se encontraba sin d i nero, pero rechazó u n a suma co nsiderable que l e ofrecieron por hacerle u nas fotografías j u nto a u n pia no, porq u e creyó que sería u n error elogiar a u n i nstrumento que n o sabía tocar. H u biera aceptado recomendar u n aparato de rad i o Sony como el que siem pre l l evaba consigo. Sobre los enfrenta m ientos de Fischer con los organ izadores y con todo e l m u nd i l l o del ajedrez Eva ns d ijo: "El p ríncipe Ra i n iero h a b ía sol icitado en 1 967 para el torneo de Mónaco dos g ra ndes maestros americanos, con u na cond ición: uno de e l l os tenía q u e ser Fischer. Bobby ganó ese torneo pero se estuvo comporta ndo como un g ra n d ivo. Dos años más tarde volvieron a i nvitar a d os americanos, con la co ndición de q u e n i n g u n o de el l os pod ía ser Fischer". O, cuando los organizadores de la O l i m piada de Lugano en 1 968 rechazaron proporciona rle la i l u m i nación y u n a sa la especial que él exigía, se d ecepcionó tanto que abandonó el e q u i po estadoun ide nse y se a isló de todos ( " pa ra poder preparar m i venga nza si a l g u n a vez vuelvo"). En aqu ella ocasión visitó a su mad re en Alemania, se trasladó a vivi r a Los Ange les, y se pasó 18 meses enteros sin el ajed rez. Ha bía exc l u i d o de su vida a la gente. U n a partida de ajed rez en un torneo d u ra ci nco horas y los experi­ mentos demostra ron que eso exige u n esfuerzo físico i g u a l que el boxeo. E l ajed rez es u n modo de vida, un j u ego q u e mata e l a b u rrimien­ to y a n i ma a l esp írit u . U n o siem pre está med ita ndo y sabe q u e está vivo. Siem pre está amenazado y expu esto a los esfuerzos. N o existe n i ng ú n fi n social, sólo e l esfuerzo para i ntentar hacerse u n ri ncón de si lencio dentro de un m u n do b u l l icioso. Bobby sa be todo eso, pero como u n ganador q u e es, sa be q u e la autoco m pasión n o trae pu ntos. Cuando Dick Cavet le preg u ntó en la televisión cual era su mayor satisfacción, él co ntestó con si nceridad: -Destru i r el ego de m i adversa rio-, y añadió: -Me g u sta ver q u e tienen m iedo . . .-. ( Pero Byrne dice que él ta m bién teme al fracaso y que po r eso no j ugó el match en 1 97 5 . ) Bobby s e i nteresa en serio por m u chas cosas. A mediados de los 60 se h izo m i e m b ro de l a Ig lesia de D ios, u n a secta fu ndamenta l ista con sede en Cal iforn i a . Esta secta celebra el "sa bat" desde la puesta del sol del viernes hasta l a del sábado. En esos d ías él ni viaja ni j uega a l 18

ajedrez. Se pasa 24 horas en su h a bitación y medita. N u nca fu ma, ra ramente se toma una copa de vino con la comida y no come carne de cerdo. Lee la B i b l ia y las revistas d e ajed rez. Si se le pregu nta si es un genio d ice: -Eso es sólo u na pala bra. ¿Qué s i g n ifica rea l mente? Si gano, soy un genio. Si pierdo, no lo soy-. Seg ú n pala bras de Evans, Fischer sigue siendo el campeón del m u ndo de ajedrez más i n divid u a l ista, irreconciliable, sol ita rio e inde­ pendiente. A Bobby n u nca le había gustado demasiado h a b l a r sobre sus estudios. Una vez dijo: -Es claramente preferible que haya dejado el colegio porq ue de haber seg u ido estudia ndo no h u biera dejado de ser sólo un a l u m no mediocre. Así, he l legado a ser el primer ajedrecista de Estados U n idos-. Fra n k Brady mencionó que u na vez había encontrado en su pu pitre un ejercicio de matemáticas, con la fecha de 16 de octubre de 1 956. El maestro se lo había devue lto con la observación: i nsuficien­ te. E n las clases siem pre estaba tra n q u i l o y mostraba poco i nterés. A veces sacaba un ajedrez de bo lsillo y a nal izaba a l g u nas pa rtidas. Cuando el maestro se daba cuenta de ello le decía: -Fischer, no puedo obligarte a que escuches la lección n i pro h i b i rte jugar a l ajed rez pero, por favor, juega sin el tablero-. Bobby dejaba entonces el tablero, se queda ba sentado tra n q u i l o y todos los a l u m nos y el maestro sa bía n q u e estaba a n a l izando las pa rtidas menta l m ente. Seg ú n las pala bras del profesor de matemáticas de Fischer, el futu ro campeón m u ndial era un mal estud i a nte y m uy poco socia ble. Lo q u e m á s le g ustaba era el tim bre que an u nciaba el fi nal de la clase. Los cuadernos escolares le servían pa ra escribir en el los sus deberes, pero ta m bién para d i bujar y escribir sus versos. A pesa r de ser m uy i nteligen­ te, no mostraba n i n g ú n interés por l os estud ios. A d ifere ncia de su hermana Joan, que era m uy buena estudia nte, y de su madre q u e aprendió ci nco idio mas, Bobby abandonó s u s estudios después d e l tercer cu rso de instituto. U n a de sus am igas del colegio que se encontraba casualmente en Reykjav i k cuando Bobby se convirtió en ca m peón m u ndial, me comen­ tó: "El co legio no l e atraía. Ú nica mente le gustaba jugar al ajed rez. No q u ería estud iar las lecciones escolares, sino las partidas de ajedrez, y m i ra donde ha l legado: es un campeón del m u ndo. Nu estro coleg io le co nced ió u na meda l l a de oro por los méritos en e l ajed rez, a pesa r de haber abandonado el colegio con 16 años. E n u n a ocasión d ijo: -Los profesores son u nos ignora ntes . . .-, probablemente porq ue la mayoría de e l l os no jugaba al ajedrez". El g ra n amor de Bobby por el ajedrez surgió ya en los primeros d ías de practicar este j u ego i nteresante y co m p l icado. Larry Eva ns se 19

acu erda de u n cam peonato abierto, en 1 956, donde h u bo 88 participan­ tes, entre e l l os ci nco m aestros i nternacionales. G a naron Eva ns y Lom bardy, y Fischer compartía el octavo puesto. J ugó entonces u nas simu ltáneas y consig uió 18 victorias y una de tablas. Esta era la primera vez que Larry Eva ns se encontró con Fischer y más tarde escri bió sobre ello: "Me preg u ntó si podía l l evarle a N u eva York. No podía n i i m a g i n a r­ me que mi compa ñero de viaje se iba a convertir en el jugador de ajedrez más fa moso del m u ndo. D u ra nte ese largo viaje apenas estuvo viendo el paisaje. Lo ú n ico que le i nteresaba era hablar sobre el ajedrez. Me hacía preg u ntas y estuvimos a n a l izando menta l mente u nas l a rgas variantes". Cuando em pezó a ir al colegio en Brooklyn, entre sus cu adernos se encontraba un viejo l i bro de ajedrez. Este l i bro y las partidas de ajedrez atra ía n al ch ico como u n a magia, lo q u e no dejaba de preocu pa r un poco a su madre. Como no tenía ni contrinca nte ni maestro mejores que su hermana J o a n , su madre decidió escribir a una revista de Brooklyn para ayudar a su hijo, y dos meses más tarde, el 1 4 de enero de 1 95 1 , recibió u n a carta del redactor de l a sección de ajed rez Hel ms, que l a decía q u e l l evase a su h ijo e l miércoles sig u iente a la bibl i oteca, donde el D r . Pavey iba a j u g a r u nas s i m u ltáneas. E l peq ueño aceptó el consejo, cog ió su ta blero de ajedrez y se fue a su primer encuentro públ ico. Lo m ismo había hecho u n d ía el n i ño M i h a i l Ta h l cuando el campeón del m u ndo Botv i n n i k se encontraba en Riga y jugó u nas simu ltá neas. Ta h l l l egó con el tablero en la mano a l hotel d e Botvi n n i k y le dijo a l conserje: -Qu iero j ugar con M i h a i l M oisevich . . .-. Ese primer encuentro se frustró porq ue a Ta h l le contestaron q u e Botvi n n i k estaba d u rmiendo. Pero Bobby sí que jugó, haciendo sus j u gadas tím ida mente. La carta que la m adre de Bobby mandó a la revista El Á g u i l a de Brooklyn, busca ndo un compañ ero de juego para su h ijo, l legó hasta el redactor de l a sección de ajedrez Herm a n n Helms. Que respo n d i ó el 1 3 d e enero d e 1 95 1 : " M uy señora m ía, Me acaba de l legar su ca rta de 1 4 de noviem bre. Si usted puede ir con su peq ueño ajed recista a la biblioteca de Brooklyn el próxi m o m iérco­ les, a las 20 horas, puede que él encuentre a l l í a l g u nos ch icos de su edad. Si se l l eva su tabl ero de ajedrez con las piezas, podrá participar en las s i m u ltáneas q u e va a j ugar el maestro Pavey. . . Bobby se fue y jugó, pero perd ió tras u nos qu i nce m i n utos de partida. Ha bía perd ido l a rei na y así era m uy d ifícil seg u i r adela nte. Pero "

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En Portoroz, con su jersey de colores.

aquella noche Reg i n a encontró a un profesor de ajed rez para Bobby. E l presidente del Club de Ajedrez Brooklyn, Carmine Negro, d a b a clases de ajed rez a su propio h ijo y ofreció a Bo bby que se u n iera a e l l os. Como suele ocu rri r, el h ijo del presidente no estaba m uy i nteresado por el ajed rez, m ientras q u e Bobby pronto se convirtió en u n jugador a pasio­ nado. Incl uso l e resu ltaba demasiado largo espera r siete días hasta la clase sigu iente. Se h izo m iembro del C l u b. Había más ch icos en el grupo del señor Negro. E l maestro H a rold Suesman tenía un grupo parecido, así q u e o rgan izaron u n encuentro fo rmal entre am bos eq u i pos. Esa fue la primera partida de ajedrez oficial de Bobby, si no se toma en cuenta aquel desafortunado fracaso en las simultá neas. Ganó su grupo 5 : 3. Bobby consi g u i ó una victoria y u nas tablas con R a i m u n d Suesman, el h ij o del maestro y profesor d e ajedrez. 21

Solía j u g a r unas partidas libres con u n pariente de su abuelo, J ackob Tonberg, que ta m bién vivía en Brooklyn. E n su vasta fa m i l i a sólo h abía un j ugador de ajed rez bueno, que vivía en S u iza, pero Bo bby no le conocía. El contrinca nte de Fischer en el match para el títu lo de campeón del m u ndo en 1 975, Anatoli Karpov, creció en una fa m i l i a de ajedrecistas. S u padre Eugenio, q u e era u n j ugador de primera catego­ ría, dijo u n a vez: -En las primeras partidas ganaba, natura l m ente, a To lia, pero más tarde ya no le resu ltaba i nteresante j ug a r conmigo-. Es decir, sus com ienzos no fueron los de u n bri l l a nte n i ñ o prod igio del ajed rez, al esti lo de a q u e l las simu ltá neas en las c u a l es el joven Botvi n n i k ganó a Capablanca y así l lamó la ate nció n . El doctor Pavey n i siqu iera s e fijó en su joven riva l . Como todos l o s j u g adores de l a s simu ltán eas, él sólo s e acordaba de u n a posición en l a cual su contrario perdió la reina después de u n as j u gadas descu idadas. Había l l egado el momento para el primer torneo de Bobby en el C l u b. Qu izás espera ría n ustedes l a bri l l a ntez de un fut u ro campeón m u nd i a l . Pero él no f u e el ganador. Sólamente el comienzo de su j uego fue bueno. Más tarde dijo: -Con 1 1 años ya j u gaba bien-. Bobby toma pa rte en el torneo a n u a l de su c l u b de ajed rez a ntes de c u m p l i r los 1 1 a ñ os. No era el favorito, sólo el participa nte más jove n . E s e título lo m a ntiene d u ra nte toda l a competición, pero term ina compa rtiendo los pu estos tercero, cuarto y q u i nto. Había comenzado el espinoso ca m i n o hacia las cimas del ajedrez. -Pero pronto em pezaré a g a n a r-, dijo el m uchacho, seg u ro de sí mismo ... ¿ Pod ría ser su oportu nidad el campeonato de a m ateu rs de Estados U n idos en N u eva York? Quizás, pero los éxitos todavía no l l egaban. En ese torneo Bobby consig uió u n 50% de pu ntos. E n el mismo a ño 1 955 entró en el fa moso c l u b M a n hatta n . Exacta mente di ez a ñ os más tarde jugó, desde ese cl u b, media nte tel eti po, contra los participa ntes de un gran torneo en La H a ba na, cobra ndo u nos honora rios de 3.000 dólares. Bobby había em pezado a ganar. Primero venció en u n encuentro q u e él ha bía cal ificado de impo rta nte, y pasó de la categoría C a l a B, y poco después a la A de reserva. Eso sig n ificaba q u e se encontraba a muy poca dista ncia de los jugadores más destacados del fa moso c l u b . Los torneos s e sucedían uno tras otro. El cam peo nato j uven i l de Estados U n idos fue u n a oportunidad q u e no aprovechó. S u resu ltado del 50% de pu ntos conseg u idos y un puesto en l a m itad de la clasifica­ ción representan un enigma hasta hoy. Posteriormente, en el torneo de Wash i ngto n, de 60 jugadores, q u eda en el puesto 1 5. U no de los participa ntes en ese to rneo contó más tarde q u e después de q u e Bobby 22

perd iese contra él, sa l i ó de la sala y em pezó a l l o ra r. El joven gran maestro decía que eso no era cierto . . . Los periodistas describieron el comienzo del campeonato a bierto de N ueva York, en en ero de 1 956, del modo siguiente: "Al rededor de una mesa se ha formado u n g ran a l bo roto y es d ifícil acercarse a l l í. N o es nada de extra ñar, porq ue en ese l ugar está j u gando el partici pa nte más joven, un ch ico con cam isa de lana, zapatil las deportivas en b l a nco y neg ro, y pantalones estrechos. Cuando acaba una partida, se pone siempre a colocar las piezas y juega de u n modo muy preci pitado. U n hombre mayor siempre le está dando consejos, molestá ndole d u rante las pa rtidas, y el chico, Bobby Fisch er, se levanta y le dice amablemente: -Por favor, esto es una pa rtida de ajedrez ... . " P o r a q u e l l a época a ese ch ico n i siq u iera s e l e ocu rría pensa r e n trajes elegantes, q u e u nos años más tarde se convi rtieron en su auténtica afición. Pero j ugaba m uy bien, i ncl uso con la cam isa de lana, a u nque en ese torneo consig u ió sólo el q u i nto puesto. El primero fue pa ra Lomba rdy, el m ismo Lom bardy que hará de ayuda nte de Bobby en el primer torneo dentro del ca mpeonato m u ndial cuando éste empieza a j ugar con los g randes maestros m ucho mayores que é l . . . " Log c a b i n " era u n cl u b de aj edrez d i rigido p o r e l bondadoso señor Fory Lark, que viajaba por todo el m u ndo y jugaba a l ajed rez. Cuando i ba n a ir a Cuba, i nvitaron como refuerzo a Bobby Fischer, que tenía 1 3 años. J u gó a l l í, e n e l c l u b del célebre J osé R a ú l Capa bl anca, u nas s i m u ltáneas con doce table ros, lo que era algo extraordi nario i ncl uso en un pa ís donde el ajedrez era m uy popular. Es posible que en aquel momento nadie del públ ico pud iera i m a g i n a rse que ese joven iba a provocar u na gran conmoción en el m u ndo del ajed rez, y q u e la televisión iba a transmiti r sus partidas d u ra nte m uchas horas. E n sus primeras s i m u ltáneas internaciona les Bobby ganó diez partidas y dejó dos en tablas. E l s i g u iente cam peonato de aficionados que se celebró en New Jersey resu ltó ser un fracaso pa ra Bobby Fischer. Co mpa rtió el pu esto 1 2. S i n embargo, sólo dos meses más ta rde, ganó el Ca m peonato J uven i l de Estados U n idos, en Filadelfia, con ocho victo rias, u nas tablas y una de rrota. Como premio le d ieron una m á q u i n a de escri b i r. En 1 956 se encuentra entre los 1 2 mejores j ugadores q u e toma n parte en el torneo de Rosenwa l d . Su comienzo no prometía demasiado, pero u na pa rtida bril la nte los dejó a todos m a ravi l l ados. Esa partida, en la que ganó a Dona Id Byrne, se l l evó el premio al j u ego más bello, y Hans Kmoh la co nsideró la pa rtida del siglo. A Bobby lo com para ron con Capa bla nca. Al año siguiente, 1 957, Fischer gana a todos en la com petición de la -

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l iga Metropolita n a . En el mismo año también juega con el ex-campeón m u ndial, Max E uwe, y e n dos partidas consigue med io punto. Más tarde gana el séptimo puesto en M i lwa u kee, y un d ía después vuela a San Francisco a j u g a r en el Campeonato J uve n i l de Estados U n idos, donde, u na vez más, co nsigue el tít u l o de campeón. E l ajed rez conqu istó por completo a l m uchacho. J uega d u rante horas, hace aná l isis, acude a los torneos y sus éxitos se suceden. Vue lve a jugar en el cam peonato a bierto de Clevel a n d y consi g u e un g ran tri u nfo. Gana el primer premio (750 dólares), a pesa r de tener la m isma puntuación que Bisg u i er. Más tarde gana con fac i l idad a Cardase en u n match q u e org a n izó Pepsi-Cola. Después sigue otra victo ria. Gana por tercera vez e l cam peonato abierto de Estados U n idos. El ca m i no hacia el Ol i m po del ajed rez era d ifíc i l y no tan fu l g u ra nte. Pero estaba abierto. Las victo rias le alegraban y l e daba n á n i m os. Estaba espera ndo pacienteme nte el principa l cam peonato de Estados U n idos donde iban a jugar Reshevsky, Lom bardy y los demás astros del ajed rez. Ese momento l l egó pronto, pero antes Bobby estuvo en M i lwau kee, donde consiguió sólo u n sexto l ugar. De todos modos, eso no le entristeció demasiado. Pensaba q u e se trataba de un revés pasajero, en vísperas del g ra n torneo donde se deci d ía la participación en el cam peo nato del m u ndo interzonal. En d iciem bre d e 1 957 em pezaba el g ran torneo en el Club M a n hatta n. Ahí estaban, entre otros, Bisg u i er, que defen d ía el títu lo de ca m peón, e l viejo Resh evsky y el campeón m u n d i a l juve n i l Lomba rdy. Ta m bién se encontraba a l l í el participa nte más jove n, el gran enigma del ajedrez, Ro bert James Fischer, a l ias Bobby. Su presencia l lamaba en ormemen­ te la atención. E n la primera vuelta Bobby ganó a Feuerstei n y después acabó en tablas con S a i d m a n . La tercera vuelta era u n a g ra n l ucha con Reshevs­ ky. E m pezaba la rival idad entre dos famosos g ra n des maestros. Bobby todavía no ten ía ese título, pero jugaba espl éndidamente. Eso ha sido, a l mismo tiem po, el com ienzo de una serie de victo rias de Bobby en los cam peonatos de Estados U n idos. Se proclamará cam peón siete veces seg u idas . . . La d ifícil partida con Sammy ha bía sido i nterru mpida, pero la cont i n uación trajo tablas. E m pezaron a sucederse los triu nfos: Bernstein y B isg u ier, después tablas con Berl i ner, y otra vez victorias: Sh erwin, Kramer, Medn is, Lom bardy, Ca m i l la. Con Den ker y Furner acabó en tablas y ¡llegó a ca m peón de Estados U n idos ! . E l torneo term i n ó dos meses a ntes d e q u e Bobby cumpl iera 1 5 años, y ya era un a uténtico cam peón, sin sufrir ni u n a sola derrota. Se clasificó para el torneo i nterzo nal. La g loria ya estaba m uy cerca, al alca nce de su mano. 24

Con el autor, durante un descanso en el Torneo lnterzonal de Portoroz 1958, donde obtuvo el título de gran maestro. 25

Los n u m erosos torneos y viajes i nfl uyeron en q u e Bobby dejara la escuela de Brooklyn, q u e en 1 959 1e conced ió u n a med a l l a de oro por los éxitos en el ca m po del ajedrez. S u sed por el ajedrez y los tri u nfos era muy g rande y su peró todo lo demás. E l m uchacho estaba h ojeando siem pre los l i b ros d e aj edrez, a n a l izaba pa rtidas y estaba convencido que iba a tener éxito en el torneo l nterzon a l de Portoroz. E l d i nero para el largo viaje en avión se lo ha bía fac i l itado la televisión. J o a n y Bobby hi cieron una excu rsión de dos semanas a Moscú. E l joven ca m peón le dijo a su hermana: -¿ No crees que voy a ganar en Portoroz? Ya veras, me clasificaré para el Torneo de Candidatos, seré el g ran maestro más j oven del m u ndo . . .-. En ese enorme pa ís, en la primera nación del ajedrez, Bobby no j ugó con los g ran des maestros más fa m osos. Su primer encu entro con el los ha bría de tener l u g a r en Portoroz, pero Ta h l , Petrosian, Bronstein, Averbach no co nseg u i rán ganar a un ch ico tan seg uro de sí m ismo. Todas las pa rtidas q u e jugaro n q uedaro n em patadas. Bobby se convir­ tió más tarde en el adversa rio más pel i g roso de los g ra ndes maestros soviéticos. Y conqu istó el tít u l o de campeón del m u ndo. E n la Ave n i da de Gogol, en M oscú, se encue ntra el fa m oso Club Central de Ajed rez de la U RSS. E n ese c l u b se j u g a ro n m uchas partidas célebres y está l le n o de trofeos ganados en disti ntas pa rtes del m u n d o . E n l a s paredes pueden verse l a s fotografías de l o s 1 3 ca m peones d e l m u ndo, col ocadas u n a al lado de otra, desde Ste i n itz hasta Kaspa rov. Pero aquel día de ag osto c u a n d o Robert Fischer entró tí m ida mente por primera vez en este c l u b, a l l í fig u raban só l o las fotografías de Ste i n itz, Lasker, Capabl anca, Alekh i n e, E uwe, Botvi n n i k y Smyslov. Hasta enton­ ces sólo e l l os habían sido ca m peones m u n d ia l es. E l niño q u e con q u i nce a ños ya tenía el tít u l o de maestro i nternacio­ nal no pod ía presa g i a r que también su fotografía i ba a esta r col ocada a l l í, el 1 de septiem bre de 1 972, después de ganar a Boris Spassky. No pod ía n i i ma g i n arse q u e su fotografía, y la de su rival en u n encuentro de partidas rápidas, Tig ra n Petrosian, ha brían de adornar las paredes del fa m oso c l u b, j u nto con las de los demás ca m peones del m u ndo, y q u e se h a brá n q u e u n i r a e l l os ta mbién cuatro jugadores soviéticos más, q u e iban a entrar más tarde en el mismo grupo de ca m peones: Ta h l , Spassky, Karpov y Kasparov. Como recuerdo a su prime ra visita a M oscú, q u edó una fotografía q u e fue tomada por p u ra casual idad en la sala q u e l l a m a n de ca m peo­ nes, m i e ntras Fischer j u gaba u nas partidas rá pidas con Petrosian, Vasj u kov y Luti kov. 26

El ch ico del jersey de colorines contra u n Petrosian de ca ra jov i a l . Al rededor de la mesa esta ban Estrin, Bijovsky, Luti kov, y Vasjukov. Tigran Petrosian recuerda ese mom ento: "Fischer entró a la sala con su hermana y dijo que q uería j ugar u nas partidas rápidas. Su herm a n a sa l ió u n poco m á s tarde pero volvía de vez en cuando. J ugá bamos a ci nco m i n utos. Yo creía que i ba a ganar con fac i l idad, pero él jugó muy bien. De todos modos, el resultado me fue favorable". Estuvi mos buscando esa fotog rafía cuando g rabábamos u nas esce­ nas pa ra u n a película sobre Fisch er. En aquel momento se j ugaba l a ú ltima partida d e l match de Ca n d idatos de 1 97 4 Karpov-Korc h n o i en M oscú . Otra vez sobre la m isma mesa esta ba n sentados Petrosi a n, Vasj u kov y Estri n, y reco rdaban su primer encuentro con Fischer. Petrosian d ijo: "Au nque se trataba de partidas rápidas, me di cuenta q u e el joven ajed recista tenía sus propios g ustos y su visión del ajed rez. Le gané a d u ras penas y ya entonces era evidente que iba a ser un gran ajedrecista" . Yakov Estri n se acordaba ta mbién del resu ltado: Petrosian y Fischer jugaron 12 partidas. Ganó Petrosian 7,5 : 4,5. Vasju kov, que estaba sentado en a que l la ocasión a la derecha de Petrosian, dijo: " M ientras esperaba que Petrosian y Fischertermi nasen sus partidas, estuve jugando con Gell er. Más tarde me tocó jugar con Fischer. Le gané con uno o dos pu ntos de d ifere ncia, pero al principio yo tenía u n a g ran ventaja. Recu erdo q u e era bastante a lto y m u y jove n . "En la época del match Fischer-Ta ima nov, en Vancouver, Fischer dijo que pod ía recordar u na partida rápida que ha b íamos jugado. Cog ió el ajed rez y em pezó a jugar. Pero sólo jugó la apertura. Se trataba de la varia nte Sosin, en la defensa sici l ia na. Del resto no se acordaba. Yo le dije q u e también me acordaba de a l g unas aperturas, porq ue por a q u el la época é l sol ía jugar la varia nte Najdorf de la siciliana". Vasj u kov a ñadió: "Se acordó en aquel momento que Fischer i ba a jugar tres matches en Moscú: con n u estro joven j u gador Tom pson, después con Spassky y conmigo. Yo ten ía el títu lo de maestro i nternacional y era el campeón de M oscú. Pero, tan pronto l legó, Fischer dijo que q uería j u g a r con el campeón del m u ndo Botv i n n i k y no se celebró n i n g ú n encu entro". Yakov Estrin también recordaba esa primera visita de Fischer a M oscú: "Nosotros q ueríamos enseñarle Moscú, pero él dijo que sólo q uería j u g a r las partidas dentro del cl u b, y así fue . . . ". -Bobby y yo jugamos seis partidas a tres m i n utos-, dijo Luti kov. ­ Conseg u í ganar 4 : 2, y después pasa mos a c i nco m i n utos. Había poq u ísimo tiempo: tres m i n utos para toda la partida. Yo ta mbién 27

obtuve mejor resu ltado a c i nco m i n utos. Bobby no se enfadaba por e l l o. No hacía comentarios con nad ie, sólo jugaba-. Yura Za rubin, q u e en aquel mom ento era el secreta rio de la federa­ ción de la U RSS, recu erda que en 1 957 la madre de Bobby entró de repente en las dependencias del club en la Ave n i da de Gogol y pregu ntó con q u i e n podía hablar sobre la publ icaci ó n en la U RSS de u n l i b ro de Bobby con sus mejores partidas. -Reg i n a hablaba m u y bien el ru so- cuenta Za r u b i n . -Me extra ñó q u e u n ch ico de catorce a ños q u isiese publ icar su l i bro en n uestro pa ís. M orphy había conqu istado E u ropa con vei nte a ños, Pil lsbury te n ía dos más, pero F ischer todavía era u n n i ñ o . . . -. Se d ice q u e a ntes de 1 viaje a M oscú, Fischer estuvo d iciendo: -Tengo que l l egar a l l í a u n q u e sea nadando-. E l escritor Kuprin decía, soñando con Moscú : "Andaría yo m ismo por los raíles, si e l tren no fuese ... . Moscú era una parada i ntermedia antes de l lega r a Portoroz, en 1 958. M ientras j u gaba con Fischer, Petrosian pensaba en el puerto de rosas yu goslavo y en el torneo l nterzona l . Ta mbién se estaban prepa rando a l l í M i h a i l Ta h l , David Bronste i n y Y u r i Averbach. "

Entrevista c o n l o s redactores d e " M a l e Novine" y c o n el auto r , en Sarajevo 1958. 28

A q u i e n más ganas ten ía de ver Fischer era a M i h a i l Ta h l , cuyas partidas ya ha bía estado a n a l izando, m ientras para América él todavía era u n desco nocido. Ta h l , con sólo 22 a ñ os, era doble campeón de l a U RSS. Pero Ta h l s e encontraba en R iga prepará nd ose para la victoriosa i ncursión a Yugoslavia. El ganaría no solamente en Portoroz, sino también en Bled, u n año más tarde, y a l año sigu iente se corona ría en M oscú como el ca m peón más joven de la h i storia del ajedrez. Bobby ten ía prisa para a lcanzar el éxito. ¡ Ad i ós, M osc ú ! ¿Volvería a l g ú n d ía como cam peón? Antes de irse a Portoroz, Bobby pasó por Belgrado y tuvo dos matches de entrenamiento con Matu lovic y Janosevic. Matu lovic re­ cuerda cómo había sido su encuentro: "En la primera partida j uga mos u na I ndia de Rey. Yo obtuve u n a bon ita victoria. L a partida constó de 4 0 ju gadas. E n la seg u nda, g a n ó F ischer. Fue u n a Caro-Ka n n . L a tercera partida f u e otra vez u na I ndia de Rey q u e fi n a l izó en tablas. La última, y c u a rta partida, u na Defensa Francesa. Fischer me ofreció tablas, pero yo las rechacé y perd í, muy apurado por el tiempo. Así Fischer ganó 2,5 : 1 ,5. J uga mos en la sede de la Federación de Ajedrez de Yugoslavia, sin la prese ncia de públ ico. E ntonces ya vi que ese ch ico iba a l legar m uy lejos. Como yo no sabía i n g l és no pudi mos hablar m ucho, pero estuvimos anal izando todas las partidas fi n a l izadas. Más ta rde j ugamos en el club de ajed rez S lavija a ci nco m i n utos y term i namos con el resu ltado 1 0 : 1 0" . E l encuentro c o n Janosevic acabó c o n d o s tablas 1 : 1 . Ese match se celebró a puerta cerrada. Ni siqu iera conserva ron las partidas. Bobby estaba contento. Se m archó a Portoroz sin demasiadas espera nzas . . .

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2 . El g ra n m aestro más j ove n . Cand idato pa ra el título d e ca mpeó n . Pri m er torneo en e l extra njero: sus deseos cu mpl idos en Portoroz E l vera no es la m ejor estac ión en Portoroz. E l mar, la costa y m i l es de tu ristas disfruta ndo las l ocu ras del fa moso l ug a r de vera neo. E n este "puerto de las rosas" em pezó a escribi rse u n a pa rte preciosa de la historia del ajed rez. E l primer encuentro entre Ta h l y F ischer, d os futu ros campeones y g ra n d es maestros, q u e contribuyeron más q u e n a d i e a q u e el ajedrez sea t a n pop u l a r y apreciado. Fischer me habló más tarde sobre ese primer encuentro con Ta h l , sobre l a primera i m presión q u e le causó y sobre los g ra ndes ojos de Ta h l . Bo bby l legó a s u primer torneo i nternacional c o n el deseo d e triu nfa r. N o reparaba en nadie. Recorría con sus g ra ndes zanca das el espacio entre su ha bitación del hotel y la sala de com petición. Después de term i nar sus partidas, volvía a encerra rse en el m u ndo mágico de las piezas del ajed rez, que eran su ú n ica y más q uerida compa ñ ía. Con u n ím petu entusi asta, buscaba los mejores cami nos por e l tabl ero de ajed rez. No le mo lestaba el so n i d o de la música de jazz que l legaba de la terraza del hotel Pa lace donde Cardoso, R ossetto, Pa n n o y los demás era n visitantes asi d u os. É l casi n i la oía. Solía i r a la pl aya de Portoroz. El ch ico de cara pálida y ojos i n q u ietos tenía sólo su m u ndo de ajedrez y nada más. Cuando nos encontramos por prim era vez me dio la i m presión de ser u n chico cu rioso. N os ha bíamos encontrado en la oficina de correos de Portoroz. É l estaba m a ndando u n telegrama a Nueva York y se puede decir que después de i nterca mbiar sa l u d os em pezó n u estra am istad, 30

que i ba a d u rar añ os. Ten ía 1 5 a ños y la am bición de clasificarse pa ra el torneo de Candidatos. Su ayuda nte, W i l l i a m Lomba rdy, siempre estaba sentado en primera fila y leía a l g ú n l i bro. Con su o b l i gado traje bla nco se parecía más a un médico de bal neario que a un ayuda nte d e ajedrez. P o r una casua l idad, Lomba rdy también era ayudante de Fischer cuando se proclamó campeón del m u ndo, 1 4 años más ta rde. Después de las cuatro primeras rondas en Portoroz, Fischer se encontraba en el medio de la tabla de cl asificación, con 2 tabl as, u n a victoria y u n a derrota. E n la cuarta perd ió contra Benko. Después sigu ieron d os tablas, con Bronste i n y Averbach . É sos fueron sus primeros encuentros en un torneo con los g randes maestros soviéticos. É l siempre les l lamaba rusos, a pesa r de q u e Petros ian era armenio y Keres estonio. Las victorias contra S a n g u i n eti y Larsen l e a bren ca m i no hacia la cima de la tabla de clasificación. S i g u ieron u nas tablas cortas con Pa n n o y u na seg unda derrota contra O lafsson . Pero ésa fue su ú ltima derrota en Portoroz, a pesa r de q u e i n med iata mente después ten ía q u e enfre ntarse a l riva l más d ifíc i l, M i ha i l Ta h l . Las tablas c o n Ta h l y Petrosian reafi rmaron su confianza en sí m ismo. Contra cuatro g ra nd es maestros soviéticos el resu ltado era 2 : 2, cuatro tablas. Venció a Sherwi n y De G reiff. Las cuatro tablas con los g randes maestros Szabo, Pachman, Matanovic y F i l i p refuerzan su pu esto entre los seis prim eros. Rodo lfo Cardoso, q u e será reco rdado por su i n esperado triu nfo contra Bronstein, amenazaba a Fischer y antes de la partida le dijo: -¿ No q u i e res ren d i rte enseg uida, para q u e no perdamos tiempo?-. Fischer rió y ganó. Por fin, l l egó la ú lt i m a partida e h izo tablas con G l igoric, lo que le l l evó a su meta . E ra el cand idato para el cam peo nato del m u ndo y el g ran maestro más joven en la h istoria del ajed rez. E l públ ico estaba encantado c o n el j uego d e l q u i ncea ñero q u e l legaba a l a s a l a de com petición vistiendo u n jersey de colores y al f i n a l izar l a s partidas s e apresu raba a i r a su ha bitación para hacer a ná l isis. E ra t a n va l iente q u e jugaba para g a n a r y a los m á s gra n des . . . Antes de la pa rtida c o n Bronste i n me d ijo: - N o está en buena fo rma, tengo que ganarle-. Cuando la partida term i n ó en tabl as, se q u edó m u y triste, c o m o si h u biese sufrido u n a de rrota . Merecía la p e n a verle j u g a r contra Szabo, cuando sacrificó va l i entemente la d a m a . O su encuentro con Cardoso cuando consig u i ó la victoria partiendo de una posici ó n inferior. Por las tablas co ntra Petrosian recibió el mayor aplauso de l a sa la. Ten ía d o s peones men os, pero con u n j uego maestro sa lvó la pa rtida. Ya entonces m uchos decía n : "Ese chico es el futu ro campeón del m u ndo". La gente o ía hablar sobre Fischer, el "niño prod i g i o del ajed rez", pero 31

En la apertura del Torneo de Candidatos de 1959, Fischer escucha los discursos con Tahl y Petrosian.

no lo conocía. Después de la partida con Petrosian, u n a m u ltitud rodeó a Fischer y a Ta h l que firmaban autóg rafos. Un aficionad o, que no conocía a Fischer, le cog ió por el brazo y dijo: -Ch ico, déjame pasar para pedirle a ese monstruo del ajed rez, Fischer, un autóg rafo-. Bobby sonrió y se retiró . . . M i h a il Ta h l era el vencedor, c o n medio pu nto p o r dela nte de G l igoric, Ben ko y Petrosian, que compartían los puestos 11, 111 y IV, m ientras Fischer y Olafsson com partían V y VI. E l los eran los seis candidatos para el título de campeón que, conju nta mente con Keres y Smyslov, iban a decid i r el riva l de Botv i n n i k. Benko, Fischer y Ol afsson g a n a ron automática mente el títu lo de g ran maestro a l clasifica rse pa ra la sigui ente fase del m u n d i a l . 32

Después de 40 d ías de g randes batallas, David Bronste i n se q u ed ó muy afectado porque todos l e habían considerado como ca ndidato para el primer puesto. Antes de em peza r el torneo, lvkov me dio el s i g u iente pronóstico: 1 . B ronstein, 2. Ta hl, 3-5. G l igoric, Szabo y Mata n ovic. lvkov acertó sólo a dos ca ndidatos, Ta h l y G l igoric. M atulovic acertó a tres. Su pronóstico era : 1 . B ronste i n , 2. G l igoric, 3. Reshevsky ( pero él a n u l ó su pa rticipación). 4. Petrosi an y 5. Ta h l . Claro que n a d ie pod ía creer q u e el ch ico de Brooklyn s e i ba a encontrar entre l os seis, y todos se pregu ntaro n : ¿es posi ble q u e pueda jugar pa ra el títu lo de campeón con 15 a ñ os?" . Con l a m isma edad n i Capa bla nca, n i Lasker, n i Alekh i n e ha bían l legado tan lejos . . . La última vuelta se esperaba con u n a g ra n expectación. A Fischer l e basta ba n tablas con G l igoric pa ra clasifica rse, pero e n el m u n d o del ajed rez el resu ltado no se supo hasta el d ía sig u iente porq ue todas las l íneas telefón icas estaban estropeadas por el mal tiempo. E l ayuda nte de G l igoric, Stojan Puc, dijo a ntes de la partida que i ba a h a ber u n a i nterrupción. G l igoric le dijo q u e prefería sacrifica r la d a m a y esperar el dese n l ace en el medio juego. É l sacrificó rea lmente la pieza e i n i ció un ataq ue de e n roque, pero Fischer uti l izó u na novedad en la j ugada 13 y term inaron en tablas. Ú n icamente el triu nfo de Bronstei n contra Cardoso podía haber significado para Fische r tener que j ugar u n match adicional, pero eso no ocurrió. Bronstei n resu ltó ser el héroe triste de Portoroz, porque había sufrido su prim era derrota después de jugar un total de 59 p a rtidas, en tres torneos l nterzona les. Fischer era el h é roe aleg re. Mandó u n telegra­ ma a Nueva York, que constaba de m uy pocas pala bras, pero q u e sig n ifica ba n m ucho: -¡Lo conseg u í ! . Bobby-. . Yo iba con frecuencia a su ha bitaci ó n . El se quedaba po r la noche hasta m uy tarde, haciendo a n á l isis y hojeando l os l i bros de ajedrez. Dormía hasta las 12 por las mañanas y sa l ía poco, salvo para ir a l a sa la de torneo. Estábamos sentados j u ntos en el banquete fi nal. Estaba m uy a legre. Se ha bía convertido en el g ra n maestro más joven en l a h isto ria del ajed rez y se clasificó pa ra e l torneo de los ca ndidatos. -Esperaba este éxito -d ijo Bo bby-, pero al principio no creía q u e todo i ba a i r t a n bien. Ta h l ha estado m uy bien. -¿Tu p a rtida más difícil? -Con Ol afsso n, pero no porq ue la haya perd ido. -¿Cuándo te sentiste más fel iz? -Después de la partida con G l i goric, cua ndo ya se sabía todo. -¿A q u ién de los jóvenes astros aprecias más? •

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-A Ta h l , en primer l u g a r, pero ta mbién en Estados U n idos tenemos buenos jugadores: Lombardy y Sherwi n . -¿La victo ria más bo n ita? -La de hace tres años, contra Dona Id Byrne en el torneo de Rosenwald. Acabé déci mo, pero por esa partida me d ieron el premio de brilla ntez. -¿Tus deseos para el futu ro? -Ga n a r en el torneo de ca n d idatos. -¿Qu ién será el ga nador? -Probablem ente Smyslov, pero ta mbién tienen pos i b i l idades Ta h l , G l igoric y Petrosi a n . -¿Defenderá Botv i n n i k el títu lo de ca m peón? -Probable mente, porq ue no es tan fácil ganarle, como piensa la gente. -¿Los ci nco mejores q u e no sean soviéticos? -Pri mero está G l igoric, los demás es d ifícil e n u merarlos. Ta mbién están Reshevsky, Pan no, Szabo, Pach m a n y Olafsson. Creo q u e G l igoric no tiene co m petidor. . . -Dime algo sobre t u s encuentros c o n Reshevsky. -J ugamos dos partidas, u n a acabó en tablas y la otra la perd í. Cuando me convertí en el campeón de Estados U n idos, Resh evsky me dijo: "Todos los que jug aron co ntra tí lo h icieron m a l . Has ten ido m ucha suerte". -¿Qué opinas sobre el sistema de com petición para el ca m peonato m u nd i a l ? -Seguro q u e no está bien. Ten ían que clasifica rse p o r lo menos d iez en este to rneo. -¿Estás contento con tu ayuda nte, Lombardy? -En genera l , sí. Pero a m itad del torneo me abandonó y se marchó a Du brovn i k. Robert Fischer ha bía term i nado con u n a g ran tarea. Los transeú ntes tard íos q u e se encontraban dela nte del hotel Palace a ú n pod ía n ver u n a venta na i l u m i nada. Fisch er pasaba a l l í horas en com p a ñ ía de las piezas de ajed rez. Sólo la ú ltima noche se q u edó en el banq uete dos horas más, con los demás j ugadores. Me d ijo en esa ocasión que en el torneo de Ca ndidatos esperaba q uedarse " a l rededor del q u i nto puesto" . Pero en lo hondo de su corazón notaba que pod ía conseg u i r más. Volvió a N ueva York después del triu nfo. Decidió abandonar la escuela. E l éxito no le ha b ía em borrachado y enseg u ida em pezó los prepa rativos para el q u i nto torneo de Rosenwa l d . Ten ía que defender el títu lo de campeón de Estados U n idos frente a u nos riva l es muy fuertes. Fischer ha bía alcanzado el l iderazgo después de la c u a rta vuelta y lo retuvo hasta el fi n a l . E ntre los derrotados se encontraba el propio 34

Reshevsky, q u e perdió ya en la j ugada 1 2. Fischer q uedó vencedor u n a vez m á s sin s ufrir n i ng u na derrota. S u coleg i o , E rasmus H a l l , le entregó una meda l la de plata por sus tri u nfos en ajed rez. Recibió el premio y d i ó l a s g racias, pero abandonó e l colegio c o n 1 6 a ñ os porq u e uno q uería perder el tiempo". Los torneos le esta ba n esperando. Se fue a América Latina por prim era vez. En M a r de Plata compartió el tercer puesto con lvkov y q uedó tras Pac h m a n y Najdorf. E n el torneo de Santiago de C h i l e co nsiguió sólo los p uestos 4-6. Al l í s u rg i ó u n peq ueño malentendido con los organ izadores sobre los prem ios. Fischer ha bía abandonado el torneo, pero más tarde volvió. Exigía que el premio fuesen 2.000 dólares y no 1 .000 y u n a copa. E l j u ego de Fischer en Portoroz h a bía despertado un gran i nterés. Se hablaba y escri bía m ucho sobre el g ra n maestro más joven del m u ndo. E ra i nteresante oír l a opinión de G l igoric. "Bobby es un j ugador posicio nal desde su más tem prana j uventud, al i g u a l q u e Capabla nca y m uchos g randes talentos q ue han com­ prend ido rá pidam ente las leyes del ajedrez. Su estil o es a g udo, no elude las compl icaciones, pero prefiere l a s so l u ci o n es estratégicas senci l las a las combinaciones. E n eso d ifiere u n poco de B ronste i n y Ta h l . Su m u ndo no es u n a pura fantasía, pero eso l o com pensa por otro lado leyendo l i bros como " E l regreso d e Ta rzán" y novelas sobre ciencia ficción. De todos modos, sería equ ivocado hacer un determ inado j u icio sobre u n ch ico de 15 años, que todavía se está forma ndo. Y, además, de u n modo tan vehem ente ! ". Su secreto consiste en u n a fidelidad fa nática a l ajed rez, a parte de tener un talento insólito. N o le i nteresa nada fuera de las 64 cas i l las y toda su j uventud e i nagotable energía la ded ica a l ajed rez. Por eso no es de extra ñar q u e sepa mejor q u e sus com pañeros mayores lo que ocu rre en los torneos de Sverd lovsk o C h e l i a b i nsk. Fischer sorprende por su intolerancia hacia la presencia del públ ico y sus reacciones nerviosas. Aceptó a d u ras penas j ugar las partidas de entre namiento en Belgrado y bajo la condición d e que en la sala no pod ía h a ber más de tres espectadores. A l g u nos vieron eso como un capricho del "n uevo astro en el cielo del ajed rez" . Pero no se trata ba de un envanecimiento i nfanti l . E l ch ico sim plem ente no se h a bía acost u m ­ brado al p ú b l ico en l o s torneos en Estados U n id os, porq u e a l l í no existía un i nterés ta n extendido por el ajed rez como en E u ropa. Los ojos de los extra ños clavados en él le i m pedían concentrarse. I ntenté una vez asomarme a la sa l a donde j u g a ba con Matulovic, pero su m i rada, q u e dirigió brusca mente hacia la puerta, me hizo desistir. Bobby h a bl a ba en voz muy alta y andaba con torpeza, así que a u n o le resu ltaba difícil suponer q u e poseía u n ta lento de observación tan 35

s uti l, hasta q u e no le conocía mejor. Estaba d ispuesto a hablar i ncansa­ blemente sobre ajed rez y en ese sentido en mí no tenía un i nterlocutor idea l . Le interesaba todo: varia ntes, j u gadores, co m peticiones. Me bom bardeaba con pregu ntas sobre disti ntos tipos de ape rt u ras y se q uedó decepcionado por mi poco i nterés sobre ese tem a. Le g ustaba hablar sobre el ajed rez america no, porq u e era un tema q u e co nocía bien y tenía su opinión firme sobre cada j ugador, q u izás un poco exagerada, pero , en todo caso, a m uchos otros les h u biera fa ltado va lor pa ra ser tan decididos y seg u ros en la em isión de un "j u icio" ajed recístico. No apreciaba m ucho a Reshevsky. Pensa ba q u e j u gaba s i n i m ag i na­ ción, espera ndo los fa l l os del contra rio. Una vez le ofrecieron a Bobby 500 dólares pa ra j u g a r contra el rey no coronado de Estad os U n idos, pero él tuvo el s uficie nte espíritu de negocios para contestar q u e eso era u n a cantidad ridíc u l a . ¡ U n q u i ncea ñero ! Vino a E u ropa por seg u n d a vez para participar en el g ra n torneo de Zu rich, en 1 959. Ya el primer d ía de l a competición h a bía sido muy revelador. Observa ndo a Bobby, compre n d í que ya no era aquel m uchacho tacit u rno que en Portoroz no q uería fi rmar u nos cua ntos a utógrafos a la entrada de la sala de competici ó n . Bobby a lcanzó a Ta h l q u e h a bía sufrido u n a derrota co n G l igoric en l a XIII ronda. E l l os tenían 10 pu ntos, G l igoric 9,5, Keres 9, Larsen 8,5, etc. En las dos ú ltimas vueltas Ta h l j ug a ba con Don ner y Fischer, y Fischer, ademas de Ta h l , se ten ía q ue e nfrenta r al su izo Kel ler. -¿Cuál es la d iferencia ente el Bobby de a h ora y el de Portoroz? pregu nté a Ta h l y a G l igoric. -Una g ra n d iferencia -d ijo Ta h l-. J uega estupendamente. Le consi­ dero uno de los favoritos en el torneo de los ca nd idatos -dijo G l i g oric. Pero l a ronda XIV trajo algo i n esperado. Aq uel d ía, 7 de j u n i o de 1 959, era el día más ca l u roso del a ñ o en Z u rich. M uchos espectadores pasaron más de ci nco h o ras de pie pa ra ver a q u e l l a ronda. Después de tres horas de j uego, todavía no estaba nada decidido. Después Ta h l ganó a Donner y todos q uedaron pendientes d e l o q u e i ba a hacer Fischer. É l j ugaba con Kel l e r en la primera mesa de la primera fi l a . Los peo nes de Ke l l e r esta ban asaltando. Eso era una auténtica sensació n . Fisch er perd ió co ntra u n seg u ndón y le q uedaba u n a ú n ica esperanza: ganar a Ta h l y alcanzarle. En la ú ltima ro nda, después d e tres horas del j uego, los habitualmen­ te tra n q u i l os s u izos a p l a u d ieron a Ta h l y a Fischer por la g ra n l ucha que acabó tablas. Los dos h a bía n esperado la victo ria en ese " h it" del torneo, como l l a ma ron a s u partida. Cuando term i n a ron d e j u g a r, Ta h l y Fischer se q uedaron en l a sala viendo las partidas de otros j u gadores. Se volvió a repet i r la situación de Portoroz. Ta h l era otra vez primero 36

con 1 1 ,5 pu ntos, G l igoric seg u ndo con 1 1 , Keres y Fischer tenían 1 0,5 . . . -Para m í, el j uego d e Fischer, q u e ten ía 1 6 a ñ os, era u n a sorpresa de lo más agradable -d ijo Gligoric-. Siem pre se decía que estaba •sobre­ valorado• y q u e no se podía saber m ucho con su edad, pero juzgando por l a sol idez y m a d u rez d e su j u eg o en este torneo, él e ra u n o de los primeros, y su peq ueño fracaso en C h i l e perdía toda i m portancia. En el Torneo de Candidatos de Yugoslavia va a ser u n com petidor m ucho más serio d e lo q u e se piensa ... Fischer me había hablado sobre ese fracaso e n C h ile: -Era muy d ifíc i l jugar a l l í. Me molesta ba el ruido y estaba m uy i m paciente por ven i rme a q u í y dem ostrar lo q u e puedo hacer. No es fác i l i r de un torneo a otro y estar ganando. ¡ Cu á ntas horas m e h a

C o n lvkov, en el lnterzonal d e Portoroz. 37

costado g a n a r a Keres ! Pero ésa es mi victoria preferida. M i primer tri u nfo contra un gran maestro soviético. Estaba muy optimista hablando sobre el Torneo de Cand idatos. -Qu izás solame nte Ol afsson y Benko no sean los favoritos pa ra la victoria, pero los demás . . . Smyslov es el pri ncipa l . Pero i ntentéjré estar entre los mejores. He oído q u e Ta h l va a j ugar en agosto en el torneo de equipos de Moscú y que los demás van a descansar. E n Zu rich nos ocu rrió un perca nce con el coche. Estábamos con Ta h l y nos faltó poco pa ra q u e volcásem os. Bobby s e asustó y y o estuve bromeando pa ra a n i m a rle. Le d ije: -De h a bernos matado hoy por una casual idad, la prensa m u nd i a l p u b l ica ría mañana en las primeras pági nas: " H a fa l lecido D i m itrie Bjel ica con d os acompaña ntes más". Ta h l se reía a carcajadas y Fischer d ijo: -De todos mod os, no eres tan conocido en Estados U n i dos. En el telegrama que m a n d ó desde Belgrado, el 1 9 de j u n io de 1 959, ponía: "Llego en el avión el viernes. -Espéra me-. Bobby Fischer" . Me h a bía prometido a ntes q u e i ba a ven i r a Sa rajevo, no para j ugar, sino simplemente para q ue pasasemos u n os d ías en la ciudad sobre la que le ha bía ha blado. " C u m pl i ó la promesa", pensé a l leer su telegra m a . Le esperé en el aeropuerto. Estaba a l egre y son riente. En sus dos maletas traía m uchos l i b ros de ajed rez y m uy poca ro pa. Sólo u n traj e y una ca miseta de colores. Los trajes todavía no le atra ían en aquella época . Entró en el coche y em pezó a h ojear un l i bro de ajedrez. Estaba muy contento por ha bernos vuelto a encontrar. E n los torneos de Portoroz y Z u rich nos ha bíamos hecho a m igos. É l pod ía h a ber confia do en m í y contarme sus cosas, pero ten ía m iedo de que yo pudiera p u b l ica rlo. Le l levé a la ha bitación del h otel para q ue dejara su e q u i paje y me d ijo q u e no q u ería n i n g u n a "fu nción" de ajed rez. -He venido a u n a visita privada. Nada de ajedrez. Eso lo d ijo en mi idioma. E nten d ía todos los idiomas cuando se trataba de ajed rez. Se pod ría d ecir de él lo q u e Reti decía de Ca pa b l a nca: -El ajed rez es su lengua materna. U na noche, m ientras paseá bamos por la calle principal d e Sa rajevo, comprendí q u e él no podía vivi r sin el ajed rez. Se paró a nte el escaparate de una g ra n l i b rería y observó tristemente: -No hay nada sobre ajed rez. Y a ñadió: -Tengo q u e dar u n a vuelta por todas las l i b rerías pa ra comprar los l i b ros de ajed rez q u e me falta n . A s í q u e estuvimos vis ita ndo l i brerías y él com probaba l o q u e no tenía. En las maletas ten ía m uchos l i bros necesarios pa ra el torneo de Cand idatos. Los l i bros de ajedrez era n sus am igos i nseparables. Siem p re ten ía 38

u n o o dos a mano, mientras íba mos por la ci udad o h ac ía m os excu rsio­ nes por los al rededores de Sa rajevo. Nos fu i mos j u ntos al l ugar h i stórico desde donde Gavrilo Pri ncip d isparó en 1 9 1 4 a Francisco Ferna ndo. E m pecé a explicarle q u e estaba sobre el mismo sitio donde permanecían las h u e l l as d e las pisadas d e G avrilo Pri ncip y q u e el puente q u e teníamos dela nte se l la m a ba el Puente d e Princip, pero él abrió su l i bro de ajedrez y me preg u ntó: -Tradúceme lo que d ice a q u í : si la negras toma n la dama en b6. Le g u stó Sa rajevo. Especialm ente le g ustó l l idza, con sus parq u es y la g ran a lameda q ue l lega ba h asta el nacim iento del río Bosnia. D i mos a l l í u n a vuelta en ca lesa y él estaba muy co ntento. En el resta u ra nte que se encontraba en el nacimiento del río Bosnia, le d ijeron q u e m i ra ra en el a g u a para escoger el pez que q u isiera para el a l m uerzo . É l sólo son rió, pero como estuvimos esperando larg o rato para q u e nos sirvieran la comida, bromeó con el ca m a rero: -Lo más probable es q u e ni siqu iera pesca ron e l pez q ue pedimos. Esta ba i n q u ieto y siempre pa recía que ten ía prisa. Quería visitar a a l g u ien q u e tuviese m uchos l i bros de ajedrez y cuando nos fuimos a casa de u n ca ndidato a maestro, q u e vivía en l l idza, d ijo: -¿Cómo es posible q ue no tenga este l i bro en mi b i b l i oteca? Le pusimos un problema de ajed rez pa ra cuya resol ución dicho ajedrecista h a bía necesitado dos meses. Se pod ría pensar q u e Fischer iba a encontrar la solución en u nos m i n utos, pero no fue así. Estuvo observa ndo el ta blero d u rante la rgo rato s i n mover n i n g u na fig u ra y dijo: -No toq ue nada, los problemas se resuelven con la ca beza y no con las ma nos . . . Pasaron diez, y después vei nte m i n utos, y todos está bamos espera n­ do el res u ltado con cu riosidad. Después de 35 m i n utos Bobby rompió el silencio y dijo: -No me g u stan los estudios de ajedrez. Algo así n u nca puede ocu rrir en una partida de torneo. Al d ía sigu iente nos invitaron a u n a recepción pero él l o rec hazó amabl emente y me d ijo: -Encuéntrame todos los boletines d e los cam peo natos yugoslavos de los ú ltimos diez años donde haya j ugado G l igoric. Se estaba acercando el torneo de cand idatos de Bled. Ten ía siem pre ese torneo en s u s pensa m ientos. Compre n d í q u e un g ran maestro no j u gaba de la misma man era esta ndo en u n torneo o lejos de l a sala de com petici ó n . E n el seg undo caso Bobby se encontraba m ucho más l i bre, pero cuando em pezaba u n torneo, se volvía ina lca nza ble para los demás. Para él sólo em peza ba a existir el m u n do de las peq ueñas piezas de ajed rez, al que se entregaba por co mpleto. Los d ías en Sarajevo pasa ban muy de prisa. Cuando s u bíamos a l 39

mo nte Trebevic, desde donde h a bía u n a vista maravi l l osa sobre la c i u dad, él se convertía en un auténtico niño y em pezaba a correr tras l os pája ros en el bosque, a u n q u e n i s i q u iera entonces soltaba sus piezas de ajedrez. N os desped i mos a l cabo de cinco d ías con las pa l a b ras: "Hasta la vista en Bled, en el torneo de Candidatos". Le deseé éxito. Me contestó: -Ganará Smyslov. He exa m i nado m uchas de s u s partidas. Se m a rchó a N u eva York pa ra prepararse para el torneo de ca nd ida­ tos. S u madre q uería reu n i r el d i n ero para los gastos del viaje a Yugosl avia, para dicho torneo. D i ri g ió u n a carta a l The N ew York Herald Tri bu ne, pidiendo una ayuda fi na nciera para el viaje de los ajed recistas esta do u n idenses a E u ropa. Así reu n i e ron 3.000 dólares, pero Bobby no q u iso utilizar ese d i nero porq u e no q uería tener n i n g u n a relación con la Federaci ó n de Ajedrez de Estados U n idos, a cuyo nom b re se h a bía mandado el di nero. Dicen q ue la verdadera razón era porq ue no q u ería el d i n e ro q ue ha bía reu n ido su madre. El prop ieta rio de u n a fábrica de Broadway le había l l a m ado y le ha b ía d icho: -Usted me cae m u y sim pático. Siem pre he tenido s uficiente d i nero, pero n u nca hice nada i m po rtante. Ad m i ro s u s éxitos en el ajedrez y q u isi era fi n a ncia r s u viaje a Yugoslavia. Pongo sólo u n a condición: Que después d e ganar el torneo u sted diga que no h u b iera podido hacerlo sin mi ayuda. -No p uedo acepta r eso -contestó Bobby-. Si gano, lo h a b ré hecho sin la ayuda de nad ie. Estuvimos espera ndo s u l l egada a l precioso lago de Bled donde se iba a cele brar el difíc i l Torneo de Ca nd idatos, en 1 959. Todos los grandes maestros y sus ayuda ntes ya h a b ían l legado, salvo él. Estaba viaj a n d o por E u ropa b usca ndo a un ayudante. Y por fin enco ntró a Bent La rsen . É ste me contó más ta rde: -Euwe me h a bía mandado una ca rta preg u ntándome s i q u e ría ser entrenador de Bobby en Bled. Lo acepté. Ocho cand idatos y ocho deseos. Smyslov, Ta h l , Petrosian, Fischer, G l igoric, Olafsson y Benko. E l torneo em pezó con el encuentro de dos favoritos, Smyslov y Ta h l , pero también la partida entre Keres y Fischer atrajo m u cha atención. Keres q u ería vengar su derrota en Z u rich. U n viejo refrá n dice q u e a la tercera va l a vencida. Del mismo modo, l a s u e rte s e estuvo disputa ndo tres veces ta mbién e n esa partida, l a más reñida d e la primera ronda. Pero no se decid ió en las prime ras ci nco h oras de j u ego. Keres estuvo dos veces a p u nto de ganar, y Fischer u na, pero en la conti n u ación Fischer obtuvo ventaja. Dio el mate al rey b lanco en el centro del ta blero. Eso fue u n comienzo bri l l a nte del ch ico de 1 6 a ños. E l l a g o de Bled le resu ltó todavía más bonito aq u ella noche. Se fue despu é s de la partida a s u h a b itación para prepa rarse y a n a l izar. Por eso 40

le l l amaron: el prisionero del h otel Toplice. E n la seg u nda ronda le esperaba Petrosi a n . E n u n total de siete encuentros q ue, hasta enton­ ces, había te nido con los ajedrecistas soviéticos, no h a bía s ufrido n i n g u n a derrota. E n esta ocasión no se l eva ntaba de su mesa, pero a la q u i nta hora de j u ego em pezó a perder l os peones y sufrió la de rrota. La tercera ronda con Benko acabó en ta blas y en la cuarta ganó a G l igoric. E ntré en la h a bitación 1 25 del h otel Topl ice, entre la una y l as dos de la ta rde, porq u e ésa era la h ora en la que Fischer y Larsen se levanta ban. - U n periód ico ha publ icado u n a supu esta declaración m ía q u e yo seré el ganador-me d ijo Bobby enseg u ida-. Pero yo n u nca declaré eso, a u n q u e me g u sta ría, igual q u e a todos los demás, ser el primero. J ug ué bien contra G l igoric, y después de sacrificar la calidad ya no ten ía salvación. Larsen i nterru mpió el a n á l isis que estaba h aciendo y d ijo brevemen­ te: -É sa fue la mejor partida de Fischer. Y añad ió, bromeando: -Ayudaré a Fischer para que sea el primero en este torneo-. Nat u ral mente, é l no creía que Fischer pod ría g a n a r. La ha bitación esta ba l lena de l i bros de ajed rez y boleti nes de los torneos. Bobby vestía un jersey m u ltico lor. E staba a legre y parl anchín. Me propuso que más tarde diéra mos una vuelta en barca por el lago. S ufrió una de rrota contra Olafsson en la q u i nta vuelta, pero todavía más triste fue la sexta, cuando perd i ó contra M i h a i l Ta h l . Fischer estuvo ataca ndo por un lado del ta blero y Ta h l por el otro. El ata q u e de Fischer se desva neció, m i entras Ta h l em pezó a j u g a r por los dos lados y, como dijo Larsen, todo aca bó. Después Smyslov jugó una Ca ro-Ka n n contra él. Con u n os movi m ientos fi n a l es estud iados de Fischer, la partida aca bó en tablas. Después d e este encuentro, Fischer escribió en mi l i breta d e recuerd os: "Mis varia ntes co ntra Caro-Ka n n era n bue nas, pero no h e ten ido s u e rte". La primera ronda ha bía term i nado. Petrosia n, Keres y Ta hl tenían 4,5 pu ntos, G l i goric 3,5, Smyslov, Fischer y Benko 3, y Olafsson 2. Quedaba otra ronda en Bled, una en Zagreb y una en Belgrado. Después de Petrosian y Smysl ov, ta m bién Keres j u gó una Ca ro-Kann y después d e un ata q u e fuerte consi g u ió la victoria. Fischer parecía ca nsado, agotado. En la IX ronda sufrió otra derrota más, contra Petrosia n . Ta m bién había perd ido contra él en la primera ronda. Keres y Ta h l ten ía n 6 pu ntos, Petrosian 5,5. Fischer y O l afsson se enco ntra ban e n el ú ltimo l u g a r con 3 pu ntos cada u n o . F i n a l m e nte ganó en l a décima ron da. Cuando Benko detuvo el reloj. sonó un gran apla uso por el j uego esp léndido del participa nte más jove n . Se oyeron g ritos: - ¡ B ravo, Bob by! Pero la suerte del "com bate" ca m biaba constantemente. S ufrió la 41

derrota contra G l igoric en la ronda XI, después ganó a Ol afsson y volvió a perder contra Ta h l . É sta fue la partida que Fischer recordó más tarde en una serie de n uestra TV: -Ta h l l levó su peón hasta la casi l l a c6, me m i ró, sonrió y prosiguió a la de cS. Keres tomó el l iderazgo con 9 pu ntos. Tah l tenía 8,5, Petrosian 8, G l i goric 7,5, Smyslov 5,5, Fischer y Benko 5, y Olafsson 3,5. E n la cena de desped ida en Bled se estaban suced iendo los discursos u n o tras otro. Fischer también habló. Dijo: -Todo ha estado muy bien aquí, pero espero que en Zagreb haya más silencio en la sala-. El trad uctor tuvo un fa l l o y dijo que esperaba que el padre de Fischer también asistiría a Zag reb. E l ch ico se entristeció m ucho y se l e sa ltaron las lágri mas. Ni siqu iera se acordaba de su padre. Ta h l rompió el sile ncio con la pregu nta : -Bobby, ¿ q u i é n es mejor, Lombardy o Eva ns? Bobby contestó: -Creo q u e Lom ba rdy. Llegó el fin a l de la com petición en Bled. Después de dos rondas la carava na ajed recística se trasladó a Zag reb. En la ronda sig u i e nte Ta h l alcanzó a Keres, g racias a Fischer: Fischer ha bía ganado a Keres y Ta h l

El match inacabado con Sammy Reshevsky.

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h izo tablas en la p a rtida con Smyslov. El pú bl ico que l l en a ba la sala de Zag reb o bseq u i ó a Fischer con u n g ran apl a u so. Estába mos pasea ndo por l a ciudad después de su victoria sobre Keres. Estaba m uy a l eg re y decía q u e estaba encantado con un p ú b l ico ta n maravi l loso. -Estaba convencido de que i ba a volver a ganar a Keres -d ijo Bo bby en un mom ento-. Aq u í estoy e m pezando otra vez. Tomaré mi reva ncha ta mbién con Benko, Ta h l y G l i g o ric. Benko no l o cree y por eso hemos apostado 20 dólares. Perd ió la apuesta, tal y como suced iera con otra, más ta rde, en Belgrado, cuando dijo que i ba a ganar a Ta h l . Los demás g ra ndes maestros le hacían bromas por eso y le decían q ue con ese d i nero podía haber com prado los l i bros de ajed rez que no tenía en su bibl ioteca. Pero Fischer te n ía fe en sí m ismo. E n la ronda XIV, los org a n izadores se encontraron con el problema de tener que enco ntrar dos damas más que Fischer y Petrosian habían sacado a l ta blero . J u garon con el cua rteto d e da mas, pero todo acabó pacífica mente al fi n a l . Ta h l estaba ganando con 1 1 pu ntos, delante de Keres con 1 0,5, Petrosian con 9, G l igoric con 8,5, Smyslov y F ischer con 7, Benko con 6, y Ol afsson con 5. La ronda XVII resultó decisiva: Ta h l ganó a Keres y se a lejó d e él por 1 , 5 pu ntos. Estaba i n a lcanzable y se acercaba al campeón del m u ndo Botvi n n i k. Fischer h izo ta blas con Benko, y después con G l igoric y Olafsso n . Pero en la ronda XX sufrió la tercera derrota contra Ta h l , q u e era prim ero c o n 1 4,5 pu ntos. Detrás de él i ba n : Keres con 1 3 p u ntos, Petrosian 1 1 , Smys lov 1 0,5, G l i goric 1 0, Fischer 8,5, Benko 6,5 y Ol afsson con 6 pu ntos. Los g ran des maestros soviéticos se ha bía n agrupado en el primer g rupo. Todos el los tenían en la ronda X X I las piezas negras contra l os cuatro j ugad ores "del resto del m u nd o " y todos ganaron, salvo Petrosi a n que acabó tablas con G l igoric. Ta h l ganó a Benko, a q u ien no ayudaron n i sus gafas negras; Smyslov a F ischer y Keres a O lafsson. É se fue el fi nal de la pa rte del torneo en Zagreb. Las tres derrotas con Ta h l le habían afectado a Fischer más que n i n g u na otra. Me dijo con si nceridad: -Pude haber ganado las tres partidas, pero con é l no me puedo concentrar. Todos los pa rticipa ntes en esa pa rte del torneo habían acudido a la cena de despedida, salvo Bobby. Me dijo más tarde: -No tenía g a nas de nada aquella n oche. Ha bía perd ido la partida contra Smyslov y estaba m uy abatido. Belgrado, la g ra n sala de Do m s i n d i kata y 2.000 espectado res. Keres ganó a Fischer y consi g u ieron el m ismo resu ltado 2 : 2. En la ronda s i g u iente, Fischer h izo tablas con Petrosian. Después ganó a Benko. 43

Ta h l se estaba acerca ndo a la meta . Ten ía 1 7 ,5 pu ntos, Keres 1 6, Petrosian y Smyslov 1 3, G l igoric 1 1 , Fischer 1 0, Olafsson 8,5 y Benko 7 pu ntos. Después Fischer h izo tablas con G l ig oric, ganó á O lafsson y, por fi n, l legó la agitada partida contra M i h a i l Ta h l . Bobby com pró un abrigo n u evo y se cortó el pelo a ntes d e esa partida. Bondarevsky, el ayudante de S m yslov, pregu ntó: -¿Es un participa nte n uevo en el torneo? -Le contestaron-: No, es q u e Bobby se ha d i sfrazado para q u e Ta h l no le reconozca. Sobre Ta h l y F ischer circulaban varias anécdotas. Ta h l supuesta­ mente solía decir: "Bobby, cu-c u " . N os fuimos j u ntos a esa partida c o n Ta hl, la m á s i m po rta nte pa ra Fischer. -Creo q u e voy a mejora r m i clasificación y que voy a estar por dela nte de G l ig oric -me dijo Fischer confiadame nte-. Tengo que ganar a Ta h l . Creía que Keres iba a estar por d e l a nte de é l . -¿E n q u é pu esto esperabas q uedar? -E l seg u n d o o el tercero. -¿Y el primero no? -Sí, pero secreta mente. -¿Qué pie nsas sobre tu ayuda nte, La rsen? -E l siem pre está j u gando a l bridge y le d a n envidia m i s éxitos. Larsen dice q u e m is apert u ras son flojas, pero eso no es cierto. -¿Qué hay de G l igoric? -¿Qué es l o que pasa con él? ¿Pie nsas que es mejor q u e Keres, Ta h l , Smyslov o Petrosia n ? L l e g ó por fin e l encu entro F ischer-Ta h l . U n g r a n com bate en u n a sala l l ena. Cada movi m iento estaba acompa ñado por m u rm u l los. Ta h l tenía u n a posición difíc i l , pero F ischer no acababa de asesta rle el g o l pe fina l . L a partida fue i nterrumpida en u n mom ento d ifícil pa ra Fischer. -Cuando interrumpi m os la partida -dijo Ta h l- le dije a Fischer que debía mos haber seg u ido. Le i nvité a q u e la a n a l izásemos y q u ería indicarle los movi m ientos q u e l leva ban a la victoria, pero él d ijo: "No. Soy consciente de q u e estaba a pu nto de perder, pero ta mbién sabía que m i ú n ica esca pato ria era co m p l ica r m i posición y tener esperanzas". No pude agua ntar sin preg u ntarle a Ta h l si ha bía visto aquel movi m iento trem endo de Fischer (�e 1 ), q u e pod ría l l evarle a la victo ria. -C l a ro que lo ha bía visto. Bobby i ncl uso lo a p u ntó en su p l a n i l l a y después me m i ró. En seg u i da comprendí q u e esta ba observa ndo m i reacc ión pero, cu riosam ente, y o ma ntuve u n a expresión tra n q u i l a e incl uso me reí, y me pa rece q u e eso d ejó a Bobby confuso. É l enseg u ida hizo otra j u gada, porq u e yo n i me h a bía puesto rojo n i pálido. Sa bía q u e todavía no ha bía pasado el peligro, pero tenía esperanzas. Desp ués de la ú ltima d errota contra Ta h l , Fischer se q u edó a n a l izan44

do d u ra nte horas su triste partida. Como si no pud iera creer q u e el resu ltado era 4 : O a favor de Ta h l . Estaba triste y a batido. M e d ijo, sin levantar la m i rada del tabl ero: -Me ganó 4 : O, cuando ha bía sido posible al revés. -Hubiera sido posible que Bobby consigu iese el sexto puesto -me dijo su ayuda nte, Larsen-. Yo ya esperaba que Ta h l i ba a g a n a r el torneo, pero con Fischer tuvo su erte. Pregu nté a Larsen quién pod ría ser el ganador en el encuentro Larse n-Fischer. Contestó: -No q u isiera decirlo, porq ue Bobby se enfa­ da ría. Mi peor derrota fue precisamente contra él, en el torneo i nterzo nal de Porto roz. Seré feliz cuando me tome la reva ncha. Bo bby primero quería que su ayuda nte fuese Donner, pero aceptó q u e lo fuera yo. Es un fenómeno, pero esperaba injustificada m e nte ganar el primer pues­ to. Yo, de todos modos, no le escogería a él co mo ayudante. Es u n buen jugador, pero carece de experiencia. Creo q u e le g a n a ría en u n m atch de 1 2 partidas. Cl aro que n i Larsen n i Fischer sabía n que es l o que les i ba a traer el futuro. No podían n i imagi narse que 12 a ñ os más tarde, en De nver, Fischer iba a g a n a r a su ex-ayuda nte, 6 : O. Me fu i con Fischer a su ha bitación nº 6 1 1 del hotel M etropol. Col ocó u na vez más sobre el tabl ero la posición de la partida con Ta h l y d ijo: -Creía que Keres y yo íba m os a ganar a Ta h l . Pero estuve reg a la n d o los pu ntos despiadadam ente. No tuve suerte e n este torneo. Tuve mejo r posición que Ta h l en la tercera partida, y ta m bién tuve oportu nidades con Benko y Petrosi a n . . . ¡ Bah, esta partida ! Será mejor q u e me olvide de todo. Smyslov es mejor j u gador que Ta h l . E n los descansos entre los a n á l isis, escuchaba m úsica p o r la rad i o . Para él, eso era el mejor desca nso. Antes de e m pezar la ú ltima ronda, Ta h l ten ía ventaja de un pu nto, 1 9,5, Keres 1 8,5, Smyslov 1 5, Petros ian 1 4,5, G l igoric 1 2,5, Fischer 1 1 ,5, Olafsson 9 y Benko 7,5. Sólo fa ltaba la ú ltima ronda. A Ta h l le bastaba hacer tablas con Benko para poder desafia r a M i h a i l Botvi n n i k. A Fischer le tocaba j ugar contra Smyslov y hasta el ú ltimo momento no ha bía perd ido su ha bitu a l optimismo. En vísperas de esa partida nos fu i m os al cine pa ra ver "Ansias de vivi r", con K i rk Doug las, en el papel del g ra n pintor V a n Gogh, éste s e a rrancaba la oreja en u na esce n a . Bobby m e dijo confiadamente al sa l i r d e l cine: -Voy a hacer lo m ismo. M e arranca ré la oreja si no g a n o a Smyslov. Le d ije bromeando que se i nformase sobre el hospita l más cerca no, por si acaso. Pero no era necesa rio. E l extra ño m uchacho ganó a Smyslov con un gran esti lo. Le fel icité cuando term i n ó la partida y le dije: -Conservarás las dos orejas. 45

Antes de la partida con Porstich, en el gran Torneo de Bled, de 1961. Bobby empieza a vestir con elegancia.

Sólo sonrió y co ntestó: -¡ Buena pa rtid a ! Ta h l h izo ta blas c o n Benko después de sacrificar u n a fig u ra y se convi rtió en el oponente del ca m peón. A Keres le traici o n a ron los nervios y perd ió contra Ol afsson, pero se q u edó en el seg u n d o puesto, con 1 8,5 pu ntos. Petrosi a n fue tercero con 1 5,5, Smyslov cuarto con 1 5, Fischer y G l igoric q u i nto-sexto con 1 2,5, O lafsson séptimo con 1 0, y Benko octavo con 8 pu ntos. Ha bía acabado un g ran torneo. Le esta ba n esperando los sigu ientes. El primero, el cam peonato de Estados U n idos, de 1 959. É l exigió que el sorteo fuese públ ico y dijo q u e, de lo contrario, no i ba a j ugar. Pero cambió de opinión, j ugó y ganó con facilidad: con un pu nto más que Robert Byrne. Bobby em pezó a aparecer en ese torneo con trajes elega ntes y corbata, a diferencia del torneo de ca ndidatos donde su principal vestimenta era u n jersey de esq uiar m u lticol o r. En la pri mavera de 1 960, voló a Mar de Plata, para encontrarse por pri mera vez con Spassky. El los dos dividirá n en 1 972 el m u ndo del 46

ajedrez en dos bandos, pero en esta ocasión los dos triu nfaron con u n resu ltado espléndido. Spassky h izo tres tablas, y Fischer u nas tablas y u na derrota contra Spassky. Todo lo demás fueron victorias. Eran los tiem pos de los ca m bios en el O l impo del ajedrez. M i h a i l Tah l remató s u marcha victoriosa ganando a Botvi n n ik. Ta h l se convi rtió así en el cam peón más joven de la h istoria del ajedrez. Fischer estaba espera ndo pacientemente su oport u n idad y un n u evo encu entro con Ta h l . Era necesa rio reu n i r dinero para e l viaje a l a O l i m piada en Leipzig. La madre de Bobby se mostraba muy activa pasea ndo pa nca rtas delante de la Casa Bla nca, pidiendo ayuda para que los ajedrecistas estadounidenses pudiesen acud i r a la O l i m p iada. J u stamente por la m isma época, Regina se ha bía u n ido a los participantes de la gran Marcha por l a Paz, desde San Fra ncisco hasta M oscú . Es posible que hiciera eso porq ue su relación con Bobby se ha bía deteriorado. Primero, e l l a abandonó su piso de Brooklyn y se fue a viv i r con u n a a m iga al otro lado de N ueva York. Creía que un v i aje l a rgo podría contribu i r a q u e mejorase su relación c o n Bobby. Pero en ese viaje encontró a l hombre con quien se casaría más tarde. É l era Cyril Pi usten y era profesor de inglés. Fijaron su resi dencia en I n g laterra. Bobby se q u edó solo, con su ajed rez. Su hermana Joan ya se había casado y m a rchado a Cal iforn i a . Precisa mente c u a n d o R e g i n a a b a n d o n ó Estados U n idos, Bobby obtuvo el peor resultado de su carrera. Eso ocurrió en el torneo de Buenos Ai res donde compa rtió los puestos 1 3- 1 6, después de ci nco derrotas y sólo tres victorias.

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3 . Leipzig: el g ran maestro más elegante. Bled: la prim era victoria sobre Ta h l . Llegó a l a O l i m p iada de Leipzig con seis trajes eleg a ntes. Me pidió el primer día de su l legada que d iéramos u na vuelta por las tiendas porq ue q u e ría com pra rse un som brero. Nos íba mos de una tienda a otra, hasta que, por fin, encontra mos uno adecuado. É se era el primer som brero de Bobby. Fischer estaba muy contento viéndose en e l espejo y me dijo: -Ahora soy el g ran maestro más elega nte del m u ndo. Ya no quedaba n i rastro del ch ico que vestía el jersey y los vaq ueros, de aquel ch ico de Portoroz y Zurich. Se encontraba otra vez en el centro de atención. E n la seg u nda ronda de la O l i mpiada jugó contra Césa r Mu ñoz, de Ecuador, y provocó u na auténtica sensación perd i endo esa pa rti da. E l adversario de Bobby estaba enca ntado y reco noció con si nceridad, a l levanta rse de la mesa, que no sabía como ha bía pod ido ocurrir eso. Fischer h izo un gesto triste con la mano y d ijo: -Ocu rre de todo en este m u ndo del ajedrez. Cuando term i n ó la O l i mpiada, ha bía conseg u ido 1 3 pu ntos de 1 8 pa rtidas. Ro batch obtuvo el mayor éxito con 1 3,5 pu ntos de 1 6 partidas, Ta h l 1 1 de 1 5 y después F ischer. La U RSS ganó la meda l l a de oro con 34 pu ntos, E E U U la de plata, con 29, y Yugoslavia la de bronce, con 27. Estuvi mos paseando dos h oras por el zoológ ico de Leipzig. E n un mom ento, cuando se cansó de a ndar, nos senta mos en un ba nco, sacó un ajed rez d e bols i l l o y em pezó a enseñarme su partida con Pérez. Era en esos aná l is is, donde mejor se veía la riqueza de ideas que tenía ese joven. -Imag ínate, Ta h l me pregu ntó cuál era la mejor partida en la h istoria del ajedrez, y ¿sa bes lo q u e le contesté? No sé cuál es la mejor, pero 48

estoy seg u ro q u e he ganado a Lete l ier con u n g ra n estilo. -"E n la h istoria del ajedrez" -insistió Ta h l-. Bueno, yo le he sacrificado la d a m a a Letel ier... Después Bobby em pezó a contar como Ta h l ha bía visto una g ra n com b i nación en esa partida con los ojos cerrados . . . Se estaba j u g a n d o la q u i nta ronda. Ta h l y Fischer jugaban en e l p r i m e r ta blero. N o se podía pedi r u n a mayor del icia para l o s "gou rmets" del ajed rez. Cuando i ba hacia esa partida, Bobby estuvo recordando el torneo d e ca n di datos y su d errota d esag radable de 4 : O. Me d ijo: -Tengo q u e g a n a rle. Pero la partida term i nó tablas después d e u na g ra n l ucha por las dos pa rtes. Bobby sol a m e nte comentó en voz baja. -Ta h l n o ha jugado m a l . L a observación del ch istoso Ta h l fue:

Bobby elige su nú mero en el sorteo para el torneo de Bled. 49

-Es la primera vez q u e Bobby reconoció q u e no juego m a l , después de siete encuentros q u e tuvimos. De haber ganado, por u n a cas u a l i dad, esta partida, q u izás d ijese que mi juego es g e n i a l . E n el ba n q u ete de desped ida, Bobby s e acercó en u n momento a Ta h l y le pidió q u e le perm itiese "leerle la mano". Ta h l le dio l a mano y Fischer le " l eyó" su desti no ajed recístico: -Usted es un j u g ador extraord i nariam ente bueno. I ncluso le veo el tít u l o de ca m peón m u nd ial, pero aquí pone q u e va a perder ese tít u l o contra u n joven g ra n maestro de Estados U n idos. Fischer, natu ra l m e nte, estaba pensa ndo en sí mismo. Ta h l le dio enseg u ida la m a n o a Lombardy diciéndole: -Te fe l icito, Wi l l ia m , porq ue eso q u iere dec i r q u e tú vas a ser el n uevo ca m peón del m u ndo. Bo bby estuvo ca mbia ndo de trajes constanteme nte d u ra nte su esta ncia en Leipzig. Pero su relación con M i g u e l Najdorf no ha bía cambiado m ucho. Su partida fue una de las delicias olímpicas. Bobby q u ería ganar a l g ra n M i g u e l porq ue estaba enojado con él. Y rea l m ente ten ía la posición ganada. Cuando la partida fue i nterru m pida, Fischer decía que Najdorf no tenía por qué seg u i r, porq u e no tenía n i n g u na posibi l idad. S i n embargo, el vetera no g ran maestro consig u i ó tablas en la cont i n uación. Cuando vio q u e había dejado escapa r la victo ria, Bobby derribó las piezas con enfado. N ajdorf sólo le m i ró y dijo: -Tú no volverás a jugar en Am érica Latina. Bled, 1 961 . E l g ra n torneo i nternacional. Bobby ha bía reservado, con dos meses de a ntelación, la m isma ha bitación en el hotel Topl ice donde estuvo a lojado d u ra nte e l To rneo de Candidatos. Antes de e m pezar la seg u n da ronda, en vísperas de su partida más i m portante, la q u e iba a j u g a r co ntra M i ha i l Ta hl, estuvimos dando u n paseo por el lago Bled en ba rca. Estuvo muy sum ido en sus pensa m i entos hasta el m ismo co m i enzo de la partida. Sólo decía de vez en cuando: -Me vengaré de él. Lo más seg u ro es q u e Bobby, i ncluso cua ndo sobrevolaba el Atl á n­ tico, estuviera pensando en esa partida. Bobby se presentó la noche de la partida con Ta h l h echo u n d a n dy, vistiendo otro traje n uevo y elega nte, probablem ente para señalar con la vest i m enta d e gala la victoria que esperaba, y de la cual estaba convencido. Ta h l se equ ivocó ya en el sexto movimiento y en su ca ra vimos u n a expresi ón parecida a la q u e tuvo en su ú ltima partida c o n Botv i n n i k. Estuvo paseándose por la sala diciendo q u e estaba perd ido. Después se acerca ba a la mesa y fu m a ba u n cigari l l o tras otro. Fischer con q u istó u n peón y m i ró de reojo a Ta h l . Estaba a pu nto d e gan arle al g r a n riva l por 50

prim era vez, y segu ramente estuvo acordándose de la ú ltima partida del To rneo de Ca nd idatos cuando tenía la victoria al a lca nce de la mano . . . Pero en esta ocasión l l egó la venga nza, en el movi m i e nto 47 . Ta h l firmó la de rrota. Se oyó un gran apla uso en la sa la, m ientras Bobby daba tím idamente las g racias. Se leva ntó de la mesa después de u nos instantes de a n á l isis y me d ijo en voz baja: -Sabía q u e l e iba a ganar, tenía razón . Al día sig u iente vi mos la pel ícu la de S i m atovic "El To rneo de Ca n d idatos" . Me q uedó g rabada en la memoria u n a escena: la cá m a ra ha bía ca ptado a Bobby, todo triste, fi rmando por c u a rta vez su rendición contra M i ha i l Ta h l en el To rneo de Candidatos. Pasaron dos a ños, y el m uchacho había esperado pacientemente su oportu n idad. Se estuvo prepa ra ndo para venga rse de Ta h l , pero, además de a éste, le ganó a Gel l e r y a Petrosian. Con Keres h izo tablas y, de ese modo, consig u i ó u n resu ltado sensacional contra los g randes maestros soviéticos de 3,5 : 0,5 pu ntos. Ya casi me ha bía olvidado de como era aquel Bobby de Porto roz q u e pensaba y hablaba solam ente de aj ed rez. Aq u í, en Bled, c o n frecuencia estaba chistoso y alegre, hablando sobre el ajed rez y sus héroes. Pero ta mbién sa bía estar triste como, por ejemplo, en el momento cuando Keres acabó en tablas contra él. Creía que ta mbién a él l e iba a ganar. En la sexta ronda Bobby se encontró con Geller por primera vez. Se estuvo preparando m ucho tiempo para ese encuentro, ojeando los bol et i n es y revistas. Sacrificó u n peón pero su dama y a lfil d ieron el g o l pe fi n a l . Estaba m uy a legre porq u e estaba ganando j u nto a Ta hl, Petrosian y Keres, pero todavía más i m portantes era n las dos victorias contra los g ra ndes maestros soviéticos. Después de g a n a r a Gel ler, me dijo: -É sa fue m i mejor victoria en Bled. Sin e m ba rgo, no estoy del todo co ntento con mi juego. Me a l egra q u e con Petrosian y Keres me hayan tocado las bla ncas porque con el las he co nseg uido las tres victorias. E l encuentro con Keres no se produjo a ntes de l a ronda XVI, éste i nterru m pió la partida en peor posici ón q u e la suya, pero más tarde acabó en tablas. Ta h l estaba primero con 12 pu ntos, por dela nte de Fisch er q u e te n ía 1 1 ,5 y d e G l igoric con 1 1 pu ntos. Fischer h izo tablas co n Najdorf en la ronda s i g u iente, y en la XVII I e tocaba con Petros i a n . E ra u n 3 0 de septiembre. A las 20,05 horas s e produjo u n a escena i n o lvidable: Tigra n Petrosian, e l campeón del m u ndo, se encontró en u n a red de mate. Fi rmó la rendición, y acto seg u id o le mostró a su rival Robert Fischer dónde se ha bía equ ivocado. E n la sala resonaban el aplauso y l os g ritos: " ¡ Bobby ! , ¡ Bobby ! ". E l árbitro del torneo, el viejo D r. M i l a n Vidm ar, agitaba las ma nos con 51

i m potencia, porq ue el j uego seg u ía en otras cuatro m esas y el públ ico mo lestaba. U n os momentos más tarde se produjo otra escena: Ta h l estaba ju nto a la m esa observa ndo c o n preocu pación l a posición d ifícil de Petros i a n . Se le acercó Vidmar y, moviendo la cabeza, le estuvo explica ndo a l g o en voz baja. Fischer consig u i ó crea r u n a g ra n con mo­ ción por la cual ese torneo i ba a ser recordado. G a n ó a tres grandes maestros soviéticos. Su resultado fue 3,5 : 0,5 contra los soviéticos. N a d i e ha b ía conseg uido a l g o parecido a ntes. Ta h l pudo de ese modo q u edar pri m ero con 1 3, 5 pu ntos. Fischer tenía 1 3, G l igoric 1 2,5, Keres y Petrosian 1 2,5 pu ntos, etc. -¿ Habías esperado un resu ltado así co ntra los soviéticos? -le pre­ g u nté, m ie ntras la gente se le acercaba y le fe l icitaba por su espléndido juego. -Creía q u e les i ba a g a n a r, pero no con ese resu ltado. Cuando vi que contra todos tuve las piezas bla ncas, pensé: " l legará m i reva ncha". Ta h l consig u i ó el primer puesto con 1 4,5 pu ntos. Fischer fue seg un­ do con 1 3,5. Petrosian, G l igoric y Keres tuvieron 1 2,5, y Geller y Trifu novic 1 0,5 pu ntos. Ta h l y Fischer eran los personajes más atractivos del m u ndo ajed recístico. M i ha i l Botvi n n i k d ijo, comenta ndo su partida: -S i n duda a l g u na, el m u ndo del ajed rez será en los próxi mos vei nte a ños testigo de la l ucha de esos dos tale ntos extraord i n a rios. -Me encontraba con las posiciones perd idas en varias pa rtidas, pero no perdí la ca beza -d ijo Bobby nada más montarnos, después del d ifíc i l torneo, en u n a barca para dar u n paseo p o r el maravi l l oso lago-. Antes me ponía nerv ioso tan pronto me e ncontraba en u na posición peor. E n m i o p i n i ó n , este torneo ha s i d o el más fue rte de todos hasta a hora, pero, s i n e m ba rgo, la ca lidad de las partidas no te n ía un n ivel demasiado a lto, me refiero, en ge nera l , a a l g u nos jugadores yugosl avos de quienes yo esperaba m ucho más. G l igoric es u n jugador excelente, u n a uténtico caba l lero. -¿Qu ién es más pe l i g roso pa ra los j ugadores soviéticos, en l a lucha por el titulo de ca m peón? -G i igoric y yo, ú n icamente. Ta m bién l o h a n sido a ntes Reshevsky y Najd orf, pero ya no son jóvenes. El tiempo hace lo suyo. -¿Dónde te gusta j u g a r más? -E n Bled, sin d uda. Este lago parece hecho para el ajedrez. H ice reservar, con dos meses de a ntelación, la m isma hab itaci ó n en el hotel donde me a l ojé d u ra nte el Torneo de C a n d idatos, en 1 959. -¿Tu mejor partida? -Con G e l ler, natura l m e nte. -¿Crees que a Botv i n n i k le sorprenderá tu resu ltado de Bled? 52

( Botv i n n i k ya ha bía recuperado el título de campeón m u n d i a l des­ pués del match reva ncha con Ta h l ) . -Creo que no. É l sabe que juego b i e n . D e repente, em pezó a h a b l a r sobre el ca nto. Dijo que Smyslov se había dado cuenta de sus dotes de ca nta nte. Por la noche estuvimos sentados en e l Casi no. M ientras la o rq uesta tocaba, Bobby se q u ejó: - Ú n ica mente sé ba i l a r bien el tango. Después pasó a hablar sobre Botvi nn ik: -Sabes que es m uy i nte l igente. No se atrevió a venir. J uega m ucho peor en los torneos q u e en los matches. Yo q uería demostrar algo a q u í. Me he prepa rado bien. He recibido todos los boleti nes rusos de M oscú . Ya h a s visto lo que h a b ía preparado para Gel ler. M e a legra q u e m i s victorias contra los rusos tuvieran resonancia en Estados U n idos. La revista Life ha a n u nciado la l l egada de u n reportero suyo. Las agencias habían sol icitado el programa de mis pa rtidas, cuando e n m i país hay poco i nterés por el ajed rez. Eso no es n i n g ú n negocio y no trae d ó l a res. Ya sabes, esas cosas verdes ... dólares. -Ya hace más de un año q u e no vivo con mi madre -prosi g u i ó Bobby con su d i á l ogo-. E l l a vive con u n a a m iga y yo me he q u edado en Brooklyn en u n piso de cuatro dorm itorios. Q u iero trasladarm e pronto a M a n h atta n . Es una zona mejor y más cara. Tengo que darme prisa para volver a Estados U n idos y encontrar u n a bogado pa ra poner u na demanda contra Reshevsky, por haber cobrado i nj usta mente cuatro m i l q u i n ientos dólares por u n match q u e n u nca se acabó. A m í no m e i m porta tanto el di nero, pero tengo q u e demandarle. La televisión d e Estados U n idos m e h a ofrecido q u i n i e ntos dólares s i escribo u n l i bro con mis mejores partidas. En esa colección e ntrarán las victorias sobre Ta h l y G e l ler, de este torneo. Yo le ha bía presentado a una ch ica sim pática de Bled. É l me d ijo: No está m a l . E l l a le escribió m á s tarde va rias cartas m u y largas. -Fíjate, Bobby, la a nécdota que se inventaron sobre ti -le d ij e m ientras tocaba la orquesta-. Q u e t e ma ndaron u na chica, y tú j ugaste seis partidas de ajed rez con ella y dij iste: "¿Por q u é me la m a n d a ron cuando no tiene n i idea de ajed rez?". -Eso se lo i nventa ron -d ijo Bobby. -Sí, pero lo h icieron bien. Ya era de noche cuando nos fu i m os a pasea r por la orilla del lago. H u biera sido de espera r que se h u biese sentido m uy fel iz por el resu ltado fantástico de 3,5 : 0,5 contra los ajed recistas soviéticos, pero no. Estuvo q uejándose constantemente por ha bérsele "escapado" Keres. En un momento de sinceridad me preg u ntó: 53

-¿Dó nde es mej o r q ue juegue con Botv i n n i k, en Moscú o e n N u eva York? -Le co ntesté: -Puesto q ue te consideras un genio, da i g u a l . -Soy u n g e n i o s ó l o cuando estoy ganando, pero si no gano no lo soy ... Bobby recibía decenas de cartas todos los d ías. Los afici o na dos le escribía n y le daban á n i m os. E n un telegrama que reci bió de Zen ica, ponía: "Bobby, no te asustes del m a l , cu ídate de Ta h l " . Me enseñó la ca rta q u e había recibido d e Lombardy, que le fel icitaba por su m a g n ífico j u ego. -Ese Lo m ba rdy es u n ch ico raro -d ijo F ischer-. Estuvo en un convento d u ra nte c inco a ñ os, cuando podía j ugar en este lago tan bon ito. -Bobby em pezó a darme sus i m presi o nes sobre el torneo:

La lucha siempre difícil entre dos genios: Fischer y Tahl, en Bled 1961. A la izquierda, Miguel Najdorf, observando. 54

-Creo que G l igoric es u n buen j ugador, pero le gusta n las pa rtidas difíci les. -Ta mbién Botvi n n i k dijo que G l i goric y yo é ramos los ú n icos riva l es pel ig rosos fuera de la U RSS. El hecho es q u e m uchos de los jugad ores soviéticos no representan nada pa ra mí. M e i nvita ron para j u g a r en Hastings y d ijeron que ta mbién i ba a estar Botv i n n i k, pero yo sé q u e no jugará a l l í. Es sólo u n cebo para q u e vaya yo. Tam b i é n tengo que demostrar en m i propio país lo q u e valgo, pero no a Reshevsky, sino a la señora Piatigorsky que ha bía organ izado mi match con R eshevsky. E l la cree que con el d i n ero se puede co nseg u i r todo. No i m porta q u e Reshevsky haya ganado a que ll os cuatro m i l q u i n ientos d ó l a res. Y o no necesito e l di nero. No q uería seg u i r el match con Reshevsky por e l capricho de la señ ora Piatigorsky q u e quería i r a u n concierto p o r l a noche y me ordenó que j ugara la du odécima partida por la m a ñ a na, cuando el resu ltado era 5,5 : 5,5. Le d ije: "Señora, yo n o juego". M e condenaron p o r contu macia. Todos estaban en co ntra m ía. Pero, a l fi nal, me tomaré la reva ncha. Fischer me contó que Reshevsky y él no i nterca mbiaron n i una sola pa labra d u rante el encuentro. Ni siqu iera q uerían traslada rse a la sa l a d e torneos e n e l mismo coche. Los organ izadores tenían q u e encargar todos los días dos coches para los dos g ra ndes maestros. Donde más escenas cómicas se prod ujero n fue en la sa la de torn eos. Reshevsky protestaba cuando se po n ía en fu ncionamiento el ventila­ dor, mientras Bobby insistía consta ntemente que l a sala tenía que estar refrigerada en todo momento. El árbitro se encontró en una situación com prometida y final mente encontró la solución: Cuando l e toca ba el turno a Fischer, po n ía el ventilador en fu ncio na m iento y cuando l e tocaba a Reshevsky, l o desconectaba. M e sorprendió cua ndo Bobby em pezó a ped i r i nfo rmaciones sobre la s ituación en Argelia, sobre la marcha de la conferencia de Belgrado, etc. Ten ía q u e trad ucirle reg u l a r­ mente las noticias i nternaciona les q u e aparecían en la prensa. Además, repetía co nsta ntemente que Bled era "como si fuese creado pa ra el ajedrez" y que era u n a uténtico placer j u g a r a l l í. Nos íbamos con frecuencia a u n bar de Bled. Fisch er, q u e antes pensaba exclusivamente en el ajedrez, se ponía ahora a canta r con el m icrófono al estilo de Fra n k Si natra, aco m pañado por u n gran apl auso. El joven de 18 a ños, vestido elega ntemente, sa l udaba al pú bl ico con la mano . . . Najdorf se puso de pie y le gritó: " ¡ B ravo, Bobby ! ". Ta h l se rió con ganas y Fisch e r e m pezó a ca ntar su ca nción predi lecta "Cuando los sa ntos ca m i n a n " . Al volver a n uestra mesa acom pañado por u n fuerte apla uso, d ijo que ta mbién Smyslov ha bía d escu bierto en sí u n g ra n tale nto musica l . U nos m o mentos más tarde, del m ismo 55

grupo a l egre sa lió u n trío co m puesto por Ta h l , Petrosian y la ca nta nte Majda Sepe. E m pezaron a cantar " Las noches de Mosc ú " y Fischer no se pudo resistir a u n i rse a e l l os, a u n q u e pro n u nciaba el ruso con d ificu ltad. Después ca ntó u n a canción espiritual, haciendo los gestos a nte el m icrófo no en el estilo de los gra n des a rtistas. Ta h l hacía de presentador en cada actuación nueva. Después de prometerme que volvería a Sa rajevo, Bobby me preg un­ tó por enésima vez si era verdad q u e los mejores sastres esta ban en Sa rajevo. E n a q u e l momento tenía diecisiete trajes. M e descu brió el secreto de porqué ha bía em pezado a coleccio n a rlos. H a bía leído en u na revista q u e u n i ng l és tenía doscientos cuarenta trajes y q u e le conside­ raban el h o m b re más elegante del m u ndo. Bobby deseó supera r ese récord y comenzó a coleccionar trajes. U n a noche, después de u n a victo ria espectacular, se le acercaron los espectadores para felicita rle. É l se quedó m i ra n do por u n momento a la pri mera fila donde estaba sentado el crítico de cine M i l uti n Col ic, se le acercó repenti namente y le pregu ntó dónde le habían co nfeccionado el traje. No le i nteresaban en a q u e l momento los a p u ros de tiempo en los demás ta bleros. U n traje ten ía prio ridad. Me pareció sent i r que siem pre se enfadaba cuando la ge nte no le reconocía. Nos m a rchamos a u n ba r d e Lj u bljana en el coche de Ol afsso n . E l g ra n maestro se q u ejó diez m i n utos más tarde: -I magínate, todavía no me ha reco nocido nadie . . . D ije a escond idas al jefe de la orq u esta q u e s e encontra ba a l l í e l g ran maestro Bobby Fischer, y fue entonces cuando la orquesta corri g i ó el error. Anunciaron enseg u ida la presencia del cam peón estadoun idense y le dedicaron la sigu iente melod ía. Le pregu nté c u á l era, en su o p i n i ón, la mayor sorpresa acaecida en Bled. -Si n duda alguna, l a m a l a clasificación de Gel ler, - co ntestó Bo bby. -¿Cómo ha jugado Ta h l ? ¿ M ejor, o peor que en el encuentro contra Botv i n n ik? -Creo q u e no h izo u n g ra n j uego, pero, con todo, j ugó mejor que co ntra Botv i n n ik. Sobre su propio j uego d ijo: -Básicamente estoy contento. Pod ría comparar m i j uego en B led con el torneo de Zurich en 1 959, pero creo que he jugado i ncl uso mejor que en Zurich. E l g ra n torneo se ha bía aca bado. Ta h l consi g u ió el primer puesto y Fischer el seg u ndo, pero pa ra su consuelo 3,5 pu ntos l os recol ectó de Petrosi a n , Ta hl, Gel ler y Keres. E n la celebración fi nal pedí a los g ra ndes maestros que pusiesen a l g u nas palabras en mi l i bro de recuerdos 56

ajed recísticos. G l igoric p uso un breve: "El ajed rez es la lucha contra u n o m i s m o " . E l g ra n maestro, más joven, Robert F isch er, s e q uedó pensa­ tivo d u ra nte un rato y después escri bió: "Aiekh i ne escri bió u na vez q u e Bled era t a n bon ito que no p u d o resistirse a la tentación d e ser el vencedor". Alguien vio en ello un poco de s i m bolismo, porq u e el fa m oso joven de Estados U n idos ha bía dedicado m ucho tiempo pensando en el pri m e r puesto y en Alek h i ne. Desp ués de acabado el torneo, em pre n d i m os u n a g i ra por Bosnia, conforme a u n acu erdo previo. Las prim eras s i m u ltáneas, con u nos honorarios de setenta m i l d i n a res, le esta ban espera ndo a Bobby en Lj u blja n a . Nos fu i m os de Bled a Zagreb en u n taxi porq ue él no q u ería arrugar su ropa viajando en trenes. Ese l ujo nos costó sólo trei nta m i l d i n a res. N os a lojamos e n e l h otel Palace d e Zag reb y pa ra tom a r m e l a reva ncha por l a cuenta del taxista, decidí preparar u na conversaci ó n telefón ica entre él y Botvi n n i k. Llamé a Moscú desde el hotel y le d i a Bobby las pregu ntas preparadas. É l movía la cabeza con recelo, pero fi n a l m ente aceptó hacerle u n a entrevista a Botv i n n i k. -Tengo mucha cu riosidad por ver q u e d i rá ante m i res u ltado de 3,5 : 0,5 contra l os jugadores soviéticos -dijo Bob by. Y después bromeó: -Qu iero ver cuándo vamos a celebrar el match y dónde, en M oscú o en N u eva York. Yo ya me i m ag i naba el titular: Fischer desafía a Botv i n n i k, m i e ntras Bobby se estaba poniendo cada vez más nervioso. Me d ijo q u e todavía no había j ugado n i n g u n a pa rtida contra el cam peón del m u ndo. A Botv i n n i k no le encontra mos en ese m o m ento. I ntenta mos con ecta r con él al d ía siguiente pero ta mpoco estaba en casa . Me sentó mal que l a entrevista h u biera fa l l ado. Bobby pa recía u n poco triste, posiblemente por n o pod er enterarse d e Jo q u e Botv i n n i k opinaba de é l . Pasa m os todo u n d ía visita ndo a J o s sastres de Zag reb. Bobby h a bía recibido en Bled un premio de trescientos m i l d i n a res, aparte de los ochocientos dólares, y quería compra r por ese d i nero los m ejores trajes. E ncargó primero u nos zapatos especiales del n ú m ero 42, des­ pués cuatro trajes y un smoking. Todo eso te n ía q u e estar l isto en dos d ías y las pruebas las i ba a h acer cuando h u biese termi nado la g i ra. Por d eseo de Bobby, nos fu i m os por la noche al bar Esplanada, donde nos quedamos h asta m u y tarde. Pero esa j uerga nos costó m u y cara. E l tren para Lj u bljana sa l ía m uy tem p rano por la m a ñ a n a y a l d ía siguie nte, pa ra cuando estaba prevista la s i m u ltá nea, l l eg a m os tarde a 57

la estació n . Desperté a Bo bby a tiempo pero, como de cost u m b re, tardó m ucho en arreg larse. El tren ya se ha bía marchado y, como no ca bía otra sol ución, Bobby d ijo tra n q u i l a mente: -Siempre existen los taxis. Cog i m os u n taxi, sin pre g u ntar lo que nos i ba a costar, y nos di rigimos a Bosnia. Nos paramos du rante el viaje en un motel para desca nsar y comer. F i n a l m e nte, llega mos a Lj u bljana ca nsados y le ímos los ca rteles que a n u nciaban la visita de F ischer. . . Nos reci bieron los aficionados cu riosos y el taxista nos entregó u n a cuenta d e cuarenta m i l d i n a res. Pasa mos esa cuenta a los di rectivos del c l u b y la pagaron. Nos fui mos a desca nsar, pero n uestras peripecias no se ha bía n acabado. Dos horas m á s tarde, Bobby me dijo q u e no i ba a j u g a r las simultáneas porq ue le d o l ía el vientre. Yo le estaba persuadiendo de que tenía que j ugar porq ue sólo en nuestro viaje se ha bía gastado cuarenta mil d i n a res. -¿Y no les basta con haberme visto por ese di nero? -me contestó Bobby bromeando. Los dolores se h icieron cada vez más fuertes. Las partidas fueron suspendidas y nos fu i m os al hospita l de Lj ubljana, en l u g a r de a l a sal a de com peticiones. N o s aconseja ron que n o s fuéramos a q u e l l a misma noche al hospita l de Banja Luka porq u e Bobby tenía una apendicitis

E l joven y ya famoso gran maestro en su partida con Parma en Bled 1961 . 58

aguda. M ientras entrábamos en la a m bu lancia, esta ban l l egando mu­ chos aficionados. Bobby dijo tra n q u i l a m ente: -Imag ínate, si me m uero, ¿qu ién j ugará con Botvi n n ik? M ientras la a m bu l ancia se apresuraba hacia Banja Luka, Bobby apretaba con una mano su tripa y en la otra tenía el l i bro de Keres " M i s mejores pa rtidas". Me pa rece q u e f u e en a q u e l mom ento cuando compre n d í más n ítidam ente cuánto am aba al ajedrez. M e estuvo hablando de Keres y sus victo rias, sobre los grandes torneos y parecía que no le asustaba la idea de q u e pud iese ir al q u i rófano q u izás aquella misma noche. Llegamos a l depa rtamento de ci rugía del hospital de Banja Luka. El doctor Ravl ic reconoció de i n med iato a su paciente. D ijo: -Gran maestro, tend remos q u e extirparle el apénd ice. E l sim pático perso nal de ese hospital estaba sorpre n d i d o con la l legada del g ra n maestro n o rtea mericano. Le prepararon enseg u i d a una ha bitación i n d ivid u a l . Bobby s i g u i ó ojeando el l i bro de Ke res, y vin ieron dos enferm eras pa ra ped i rle u n a utóg rafo . . . Bobby no qu iso operarse. Me d i j o confidencialmente: -Quizás no pueda ser un ajed recista g e n i a l si me exti rpa n e l apéndi­ ce. Es posi ble que m i i nspiración por el ajedrez la esté saca ndo de a l l í. Eso era la postura i nfa nti l de u n a gra n fig u ra del ajed rez, pero lo decía con si nceridad porq ue sabía q u e el ajed rez lo era todo para él y q u e él m ismo perte necía sólo al ajedrez. Los días pasados en el hospital fueron m uy monótonos pa ra Bobby. Todo eso era i nteresante para ver, a u n q u e yo, completa mente sano, tuve que pasa r tres días j u nto a su ca ma del hospital. J u gába m os las pa rtidas l i bres d u ra nte ho ras y Bobby me advertía consta ntemente q u e no d ijese a n a d i e q u e s e encontraba en el hospita l, porq ue l o s period is­ tas iban a convert i r aquello en u na sensación. Me d ij o además q u e trajese al mejor peluq uero porq ue le ha bía creci do el pelo. V i n o m á s tarde u n aspi rante a l títu l o de maestro, Suva l ic, q u e además era pe l uq u e ro profesi o n a l . Fue él q u ien le cortó el pelo y j u garon va rias pa rtidas l i b res. (Suva l ic, en l u gar de pa rtidas, esperaba una pro p i n a ... ). Los ajed recistas de Banja Luka se enteraron d e ese modo de q u e se encontraba cerca de e l l os el gran maestro más joven del m u ndo y em peza ron a l legar con los tableros debajo del brazo. La ha bitación d e l h ospital y a em pezó a pa recerse u n poco a u n a sa la de torn eos. E l doctor Ravlic pasa ba por a l l í reg u l a rmente y contro l a ba a su paciente. Le daba antibióticos y tres días más tarde Bo bby estaba fel i z porque la operación fi n a l mente no tuvo l u g a r. Los aficionados l l egaban en g ru pos. Los estudia ntes se salían de sus cl ases pa ra ver al gra n maestro enfermo. Le ped ían autóg rafos y él los 59

firmaba todos a m a blemente. La hermana de Bobby, Joan, q u e vivía en N ueva York, se h a bía enterado que estaba en el h ospital y l e l lamó por teléfono para saber cómo se encontraba. -Tod o está bien -contestó Bobby. -Sólo q u e estoy deseando mar­ charme del h ospita l . Después de tres d ías pasados en el h ospital, l legó el momento d e a b a n d o n a r l o s pasil los blancos. Natu ra l mente q u e estaba desca rtado seg u i r con la g i ra. Bobby no para ba de mencionar sus sastres de Zag reb y, por eso, n uestro siguiente viaje fue B a nja Luka - Zagreb. Estaba encantado con el trato que le habían dado en el h ospita l . Le escribió a l doctor Ravlic u n a ca rta especial de a g radec i m iento p o r l os cuidados que le d ispensaro n . Se despidió cord i a l m ente d e todos en el hospital y cogimos el autobús para Zagreb. D u ra nte el viaje le mencioné a Bobby las partidas q u e habíamos j ugado en el h ospita l, donde me daba u n a pieza d e ventaja, enfadándose porq ue a veces perdía p o r descu ido. Bobby me co ntestó a ello q u e los comentaristas de ajed rez jugaban poco, pero q u e eso no les m o l esta ba para escribir. Nos a l oj a m os u n a vez más en el h otel Pa lace de Zagreb. Pero en esta ocasi ó n n u estro cometido fue m ucho más difíc i l . Antes i ntentá bamos i nfructuosamente hacer u na entrevista a Botv i n n i k, a hora l a principal oc u paci ó n e ra n los trajes de Bobby. N o pará bamos de correr de u n sastre a otro. H a bíamos eleg ido a los mejo res sastres d e Zag reb. Bobby n i pregu nta ba el precio: lo i m portante era q u e los tres trajes, el smoking y u n abrigo estuviesen l istos a tiempo. Tuvimos especiales probl emas con los za patos de Bobby. El joven gran maestro exig ía que estuvieran listos en u n d ía. Un zapatero la bori oso ace ptó el enca rgo a ca mbio d e u n a buena pro p i n a . Ha bía dejado todas las tareas pen d i e ntes y le c u m p l i ó el deseo. Además de darle la propina a l za patero, Bobby le firmó u n a utóg rafo en la pa red de su tienda. Esa noche se celebró en Zag reb u n a conferencia y Bobby estuvo co ntesta ndo a las pregu ntas q u e le h acía n . A l g u i e n l e pregu ntó c u á nto d i nero ga naba e n Estados U n idos j ugando al ajed rez, pero él no q u iso h a b l a r sobre ello. Pensa ndo q u e Bobby no m e i b a a entender, exp l i q u é a l o s aficionados a l l í presentes q u e él cobra ba q u i n ientos dólares por una actuación de dos m i n utos en la televisión am ericana. Pero Bobby me entendió y me reprochó por traducir aquel lo, que no era pa ra e l p ú b l ico. N u nca a ntes h a bía aceptado h acer la demostración d e a l g u n a partida suya, pero fi n a l m e nte lo aceptó y enseñó en el tablero su victoria so bre G e l l e r. Los espectadores esta ba n encantados tanto por los m ovim i e ntos extraord i n a rios de ese gran maestro ta lentoso, como por sus comentarios sobre a l g u nos de el l os. Bobby dijo que h a bía j u gado 60

la apertura te n i endo como ejem plo u n a partida de dos viejos maestros, olvidada ya hace tiempo. Cuando abandonamos l a sa la de Trg Republike, Bobby se acordó que ha bía sufrido a l l í los mom entos a m a rgos de la derrota contra Olafsson, y me dijo entonces m uy enfadado que n u nca volvería a confia rme sus secretos, por haberle revelado a l p ú bl ico lo que g a n aba en la televisión. Tuvimos otro día más de m ucho ajetreo en Zagreb. E ra el día en que debía hacerse las ú ltimas pruebas d e los trajes, y el d ía en q u e la Televisión de Zagreb, para u n progra ma especial, l e iba a hacer u n as tomas paseando por la ciudad. Los trajes se acabaron en un tiempo récord y a Bobby le qu edaba sólo u n a ú ltima tarea. Ten ía q u e posar para un joven escultor, Florijan M ickovic, q u e le h izo un busto por sesenta m i l d i n a res. F i n a l m ente l l egó el d ía de la despedida, después de pasar j u ntos u n mes y medio, entre B l e d y l a fa l l ida g i ra. Estuvimos sentados hasta muy tarde en el bar del hote l Esplanada, porq ue a Bobby le g u staba m ucho el prog ra ma del bar. Estaba rememorando sus victorias, hablaba sobre ajed rez de modo ha bitual, sin im portarle si se encontraba en una sala de competiciones o en el bar de u n hote l . Me marché a l aerop uerto porq ue m i avión sa l ía a ntes q u e el d e Bobby. L e deseé buen viaje y suerte en e l match contra Botvi n n ik. M e volvió a prometer u n a vez más q u e después de ese match m e iba a conceder u n a entrevista. Después de u n a espera de media hora en el aeropuerto de Zagreb, me l l a ma ron por megafonía. Era Bobby Fischer que me d ijo, riéndose de corazón, que me ha bía local izado tan de prisa g racias a la ¡ tecnología moderna ! . Recibí una ca rta suya d iez d ías más tarde en l a que me decía que la ta l l a de sus trajes había a u mentado. Después del Torneo l nterzo n a l de Estoco lmo, Bobby jugó en Lon­ dres con Barden una partida en consu lta contra Pen rose y Clarck, en u n progra ma especial de l a BBC. A l term i n a r e l prog rama, los contrincan­ tes no pud ieron ponerse de acuerdo sobre q u ién estaba mejor y mandaron la posición a E uwe para el a rbitraje. E uwe escribió un a n á l isis de c i nco pág i n as y declaró el resu ltado d e tablas.

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4. Estocol m o 1 962: u n a victoria histórica . Cu ra�ao : l a s n a ra njas a m a rgas. Estuve hablando c o n Bobby en la época en q u e estaba acu m u lando una victoria tras otra en el torneo de Estoco l mo. Apa rte de los m uchos b o l eti nes y l i bros q ue se e ncontraban en la habitación del q u i nto piso d e l h otel Apolon io, vi u n a ca rta q u e ha bía l legado de Lo ndres y acababa con estas pala bras: "Creo q u e tendrás éxito". La ha bía escrito su madre. E l la se ha bía casado con un i n g lés u nos a ños a ntes, d u rante la Marcha por l a Paz. Así Bobby q uedó so l o en el piso grande de Brooklyn. Me enseñaba con entusiasmo los boleti nes de los ca m peonatos soviéticos y u n os ejemplares de la revista de Ta h i "EI Ajedrez", q u e se p u b l icaba en R iga. Bobby h ojeaba las pág i nas de las revistas y presumía por lo bien q u e h a b ía aprendido el ruso. E m pezó después a trad u c i rme un a rtícu l o de Ta h l sobre e l To rneo de Bled, q ue em pezaba con las sigu ientes pala bras: "Si le preg u ntasen a c u a l q u i er ch ico q u e entienda u n poco de ajedrez si ha oído hablar de Bled, d i ría: -Cl a ro q u e sí. Es a l l í donde Alekh i n e obtuvo su primera g ran victoria, en 1 93 1 " . -Es i nteresa nte ese Ta h l -d ijo Bo bby-. Siempre encu entra algo ocu rrente. Pero, con todo, n o creo q u e sea el mejor en la U RSS. Spassky, Keres y Korchnoi son mejo res q u e él. Pero Botvi n n i k es todavía peo r q u e Ta h l . Spassky, Smyslov y Bro nstein son u nos jugadores excelentes y tengo suerte de q u e no jueguen en Estoco l m o . Pero yo siempre soy opt i m ista. S i g a n o en el Torneo de Ca nd idatos, j u g a ré sólo por m ucho d i nero. C u a n d o sea cam peón del m u ndo, podrá j ugar con m igo 62

Preliminares del torneo de Bled 1 96 1 . Fischer, Parma y Tahl, reunidos con los organizadores.

quien q u iera, pagando dos mil dólares*. ( Bobby no pod ía ni i m a g i narse que ésa iba a ser una ca ntidad m uy baja para enfrenta rse a é l ) . En su tiempo l i bre, Bobby j ugaba c o n frecuencia a l b i l l a r. E ra su pasatiempo pred ilecto. I ba reg u l a rmente a las clases del profeso r C u é l l a r y jugaba en las partidas de entre na m i e nto c o n Benko. Nos íba mos también a una sa l a de ba i l e, en el centro de Estoco l m o . A Bobby le g usta ba ba i lar, aunque decía q u e ése no era su pu nto bueno. E n la sala toca ban dos orq u estas: cuando una term i n a ba, em pezaba la otra. S i u n o s e cansaba de ba i l a r el twist, ha bía d o s sa las m á s d o n d e podía i r. En una se encontraba u n televisor y e n la otra se celebraban las com peticio nes al esti lo " Demuestra lo que eres ca paz de hacer". Ta m ­ bién ese tipo de entrete n i m iento atraía a Bobby. N o s fuimos a esa sa la y observa mos cómo ci nco chicas rubias sa l i e ron a l podio para competi r * Varias veces aparecen cifras que son ridículas comparadas con los honorarios que ahora reciben los profesionales. Pero Bobby fue quien más luchó por la mejoría tan importante que han alcanzado. (N. del E.)

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entre e l l as para ver q u ién i ba a i nflar antes u n g l obo o a beberse un bote l l í n de cerveza. Cuando en u n baile l e prese ntamos a Bobby u na chica, la pregu nta­ mos si ha b ía oído hablar de ese g ra n maestro famoso. E l l a contestó si ncera me nte que no. Bobby la m i ró enfadado y d ijo: -Ento nces seg u ro q u e usted es una ana lfabeta. Además de su ha bituales partidas rápidas, Bobby em pezó desde el m ismo com ienzo del torneo a estudiar u n l i bro sobre las Antil las H o l a ndesas y sobre Curaftao. Hojeando las pág i nas de ese l i bro, dijo que i ba a jugar a l l í en mayo el torneo q u izás más i m portante de su vida y por eso decidió suspender todos los demás torneos, i ncl uso el de Mar de Plata. Ta h l no j ugó en Estocol mo, así que el joven g ran maestro ten ía una gran a utoco nfianza. Ahora también Bobby, igual que Ta h l , se q u edaba después de las partidas para indicar quién se ha bía equ ivocado el ú ltimo. Se sorprendió cuando recibió de Riga un g ran paq uete con las revistas de ajed rez cuyo redactor era Ta h l . Realm ente n u nca supo si las revistas las había enviado Ta h l o a l g u n a otra perso na. Ten ía m ucha fe en sí m ismo ya desde el com ienzo del torneo. Me d ijo: -He ven ido para ser el primero. Y rea l m ente jugó bien. E n la sexta ronda ha bía a lcanzado a F i l i p en la tabla de cl asificación y ya no soltaba el primer puesto de las m a nos. Pero al fi n a l tenía los d u e l os más d ifíci les con los g randes maestros soviéticos. La sala n u nca había estado tan l lena como cua ndo jugó contra Petrosi a n, en la ronda XVI I . Vino i ncluso lsaak Boleslavsky, u n ayuda nte soviético, q u e no aparecía casi n u nca por las salas de com peticiones. V i n ieron ta m bién tres em bajadores estadounidenses y n u m e rosos forofos de Bobby. Es seg u ro q u e Petrosian no olvida ba fác i l m e nte las derrotas y que se acordaba de Bled y de su pa rtida con Bobby. Por eso no se levantó de la mesa d u ra nte ci nco horas seg u idas. La ventaja de Fischer era m ín i ma y toda l a l ucha se centraba básicamente por u n peó n . Para no entrete­ nernos demasiado d i ré q u e en la recta fi n a l Bobby tenía u n peón más y m uy pocas posibil idades de conseg u i r algo más que las tablas. La partida acabó así. Después de Petrosian, Gel ler fue u n a n ueva prueba para e l joven gran maestro. Geller fue en ese momento su rival más pel i g roso ... Ocurrieron m u chas cosas en el tablero d u rante los ú ltimos n ueve m i n utos de j u ego. Gel ler hacía sus ju gadas nerviosa me nte y fu m a ba u n cigari l l o tras otro m u y a p u rado de tiem po. C u a n d o h izo el ú ltimo movi m i e nto, se levantó co ntento de la mesa para pedir el sobre e i nterru m pi r la partida. Gellertenía un peó n más pero tuvo q u e devolverlo 64

y hacer la i nterrupción en u n a posición de la q u e Bobby le dijo que seg u ro q u e iba a acabar con tabl as, a pesa r de que él estaba en una posición u n poco peor. Se d i ri g i ó enseg u ida a su ha bitación del hotel para a n a l iza r. Cuando vio q u e no iba a perder, se fue tra n q u i lamente a cenar y jugó después al b i l l a r d u rante h o ras. Bobby tuvo razón: consi g u i ó tablas con Gel ler, Petrosi a n y Stein, y la victo ria co ntra Korchnoi, que le trajo un n u evo éxito en sus encuen­ tros con los ajed recistas soviéticos. Pero esa victori a n o fue fácil . Se estaba j ugando l a vuelta XIX. E l ú n ico competidor de Fischer, Evfim Gell er, estaba pasa ndo unos mom entos difíciles en la partida contra Arturo Pom a r. Se enco ntró en un d i lema g rave: el mate, o perder la dama. Bobby en ese momento ataca ba a Korc h n o i . Seg u ro q u e Bobby pensó antes de i n iciar esa pa rtida: -A ver como juega ese Korc h n o i . Y h abía que reco nocer que ése f u e u n g ra n duelo entre d o s g ra ndes maestros jóvenes, y a n i n g u n o de los dos se le pasaba por la ca beza hacer tabl as. Bobby estuvo ataca ndo, m i entras Korchnoi se defe n d ía y perdía u n tiempo precioso. Korc h n o i tuvo que ceder un peón, perd i ó después otro más, y en la pro l o n gación ya todo f u e claro. L a victoria fi nal estaba aseg urada. Ocurrió que Fischer podía ser el primero a u nq u e perdiese las dos últimas partidas. Un caso así n u nca se había producido en la h istoria de l os torneos l nterzo na les. Ganó a Bol bochan d os rondas antes del fi nal, diciendo q u e no q u iso darle ta blas porq ue n o q u ería q u e éste presum ie­ se más tarde de que ha bía acabado en tablas con el ganador del torneo. Ese torneo se recuerda precisa mente por el magnífico juego del g ra n maestro m á s joven d e l m u ndo q u e consi g u i ó l o que nadie a ntes había log rado, d esde los tiem pos de Alekh ine. Consi g u i ó u na g ran victoria, con 2,5 pu ntos por delante de los dem ás, precisamente un día antes de c u m p l i r l os 19 a ñ os, lo que le supuso u n precioso rega lo de cum plea ños. Quizás pueda n ustedes pensar que ese extra o rd i n a ri o acontecim iento pud iera h a ber i nfl uido en él como u n a d roga, y que debido a la fa ma ajed recística el joven i ba a e m pezar a jugar en todos l os torneos a los que le i nvitasen, desde Mar de Pl ata hasta N ueva York. Pero no. Tuvo suficiente l ucidez de rechazar todos los torneos, para poder prepa rarse para Curac;ao. Lo más fasc i n a nte de todo era la facil idad con la q u e acumu laba l a s victo rias. D e este m o d o só lo g a n a n los maestros de m ucho tal ento. Suena un poco a i ncreíble que la pri mera n oche, después de acaba r el torneo, se pasase jugando partidas rápidas hasta las seis de la madrugada. Le i m pu lsaban u n g ra n a m o r hacia el ajed rez y la sed por jugar. No tenía suficiente con tantísimas partidas como se d i l ucidaban 65

en el torneo. Quería ganar todavía más rápido a Ste i n , Pomar y Korc h n o i . E n esas partidas rápidas sa l ía a la luz su g ra n fuerza. Jugó u n match contra Stei n por n ueve coronas suecas. Para g a n a r, él tenía que conseg u i r 3 pu ntos, y Ste i n 2. Stein g a nó las primeras dos partidas y consiguió el premio. Ganó también el match siguiente, pero Bobby no se enfadaba. Decía siem pre en ruso: -Ahora te ganaré-. Estuvo bromeando y de m uy buen h u m or, a pesa r de estar perdiendo en e l j uego a ci nco m i n utos. Le pregu nté cómo se sentía como ganador de ese g ra n torneo: -Más o menos como cuando le gané a Ta h l en Bled. -¿Cuá nto tiempo te l l evó prepararte para esta victoria? -Me prepa ré rea l mente bien, pero esos preparativos e ra n básicamente teóricos. Estuve estudiando las partidas y los estilos d e juego de m is riva les, y perfeccionando el repertorio de apertu ras. Pero, créeme, aun y así, no he demostrado todo Jo que había preparado. Claro q u e ten ía esperanzas de g a n a r, pero no creía q u e la victo ria i b a a s e r tan rotunda.

VUNARSHI HOliBINA T 8/JELO PO

Fischer con su gran rival Mihail Tahl. Admiración mutua entre dos extraordinarios reyes del deporte. 66

-¿Qué es lo que más te sorprendió aq uí? -Qu izás la baja forma de Viktor Korch noi. Creía q u e él iba a ser m ucho más pe l i g roso. Ta m bién consideraba a Petrosi an un rival peli­ groso para el primer puesto, pero resu ltó ser demasiado pacífico. -¿Y G l igoric? -Co m pitió mejor en Bled, pero ta m bién j u gó suficientemente bien aquí y pudo haberse clasificado. -¿Cuál fue la m ejor partida en Estocol mo? -Probablemente l a q u e h ice contra Bolbochan. Estuve j u gando pa ra el p ú b l i co. -¿N otas ahora a l g u nas deficiencias en tu j u ego? -Antes no me encontraba m uy seg u ro con las negras. Por eso i ntenté corregir d u ra nte los preparativos ese defecto. Y lo he conseg u ido, como pu edes ver. -¿Esperabas una victoria superior a 2,5 : 1 ,5 contra los soviéticos? -Ese res u ltado me resultaba completa mente suficiente para clasificarme . . . -¿Qué pasará en el To rneo de Candidatos? -Lucharé para ser el prim ero. Pero eso va a ser más d ifíc i l porq ue juegan ta m bién cinco g randes maestros soviéticos. -¿ Dónde tienes más seg u idores, a q u í o en Bled? -El ajed rez es m ucho más popular en Yugosl avia y los periód icos le dedican más espacio. No o bstante he tenido aquí m uchos seg u idores. Me sorprendió cua ndo recibí la ca rta de uno de ellos d u ra nte aquella partida m a ratoniana con G l igoric. Ese ajed recista apasionado m e escribió en varias páginas todas l a s varia ntes para l legar a l a s tablas, incl uso citó el n ú mero de pág i nas y el nom bre del l i bro donde se encuentran esos a n á l isis . . . Después de la gran victoria, Bobby estaba alegre c o m o n u nca l o ha bía estado antes. Recibía en su habitación del hotel a l o s periodistas q u e escri bían l a rgamente sobre el gran maestro más joven del m u ndo. Pero me parecía q u e Bobby no quería q u e le h iciesen pregu ntas sobre su vida privada, su madre o su hermana . . . Lo q u e más le gustaba era hablar �obre ajed rez. Los periodistas le mencionaron q u e con d ieciséis añ os ya e ra el candidato para ca m peón del m u ndo. -Eso era u n auténtico récord m u ndial -le decía n . Bobby escuchaba s i n contestar a todas esas a l a banzas. Bobby ya había i m p uesto su cand idatura para el título de cam peón m u n d i a l por su edad, talento y los éxitos después de Estocolmo. Como se consideraba u n gen io, i ntentó rea lizar sus sueños ta m bién en el To rneo de Cand idatos, en 1 959. No lo consi g u i ó porq ue, entre otras cosas, perdió las cuatro partidas contra Ta h l . Claro que Bobby no se lo 67

i ba a perdonar jamás, y m ucho menos la descripción q u e ha bía hecho sobre sus opone ntes en el torneo de candidatos: " Fischer soñó en un pri ncipio que iba a ser el ca m peón del m u ndo. No tenia duda a l g u n a de q u e él g a n a ría a l l í. Ha dem ostrado ta mbién a q u í q u e es un j u gador de m ucha clase y que será en un futu ro próxi mo un serio adversa rio ... Estoco l m o, en 1 962, fue la mejor prueba de que Ta h l tenia razón . Bobby s e h a bía convertido en u n rival m uy serio. El peq ueño genio del ajed rez, después de su g ra n victo ria se q u edó otro d ía más en Estocolmo y concedía entrevistas. U n period ista escribió q ue por lo menos un 50% de los especta dores acudía a la sala por él, y Bobby añadió: " Donde más gente había era a l rededor de mi mesa. Además, Kotov estaba a p u ntando mis partidas reg u l a rmente, y eso sign ifica m ucho . . . . Como ha bía traído de N ueva York ci nco trajes, los enseñó todos al p ú b l ico en las ci nco primeras noches, y así podía presu m i r de ser el g ran maestro más elegante del m u ndo. E n su ha bitación se a c u m u l a ron cie ntos de telegramas y cartas. Pero la fa ma no le ha bía em briagado. Antes de marcharse de Estocol m o estuvo buscando l i bros y boletines de ajedrez. Se estaba prepara ndo para u n torneo todavía más d ifícil, en la lejana c i u dad de Wi l l emstad. Le deseé suerte y éxito en el torneo. Se marchó a Curar;ao con el deseo de ganar el pri mer pu esto, pero ya en el com ienzo de ese torneo ma ratoniano sufrió u n a derrota contra Benko. Parecía q u e no pod ría recu pera rse de ese gol pe. C u rar;ao es un trocito de tierra en el Mar Caribe. Esa isla y su capital W i l lemstad entraron en l a h istoria de ajedrez g racias a l Torneo de Ca n d i datos, en 1 962. Los ocho g ra ndes maestros i n iciaron su l u cha en el mes de mayo. Pero ese mes, que sirve de i nspiración a las al mas poéticas, no ten ía n i ng ú n atractivo tu rístico para esos ocho m a g n íficos q u e l legaron para decidir q u ién i ba a desafia r a Botv i n n ik. Willemstad ten ía noventa mil ha bita ntes, pero el i nterés por ese torneo no era ni de cerca tan g rande como el q u e ha bía habido por el Torneo de Candidatos celebrado en Yugoslavia. Antes de empezar e l torn eo, Bo bby me había enviado una carta q u e decía: "No espero n a d a especial, pero haré todo lo q u e pueda". Hablando de C u rar;ao en el torneo de Estocolmo d ijo: -Espero lo mejor. Pero h a bía dicho eso en un momento de gran opti m ismo. Después de Estoco l m o pasó más tiempo descansando q u e haciendo prepa rati­ vos, así q u e em pezó a hablarse de q u e estaba enfermo. El lo desmentía en su carta, diciendo que se trataba de una típica habladu ría estú pida. Piscina con agua de m a r, habitaciones confortables y m ucho cal or. ".

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Ése era el a m biente en el q u e em pre n d ieron su gran lucha ocho hom bres a m b i ciosos: Ta h l , el ganador del torneo l nterzonal, Fischer, Petrosian, Korchnoi, Gell er, Benko y F i l i p . Sólo u n o de el los i ba a ser e l ganador j u b i loso de Willemstad. Para los demás, las n a ra njas, q ue s e uti l izan en la ela boración d e l fa m oso l icor, sería n m á s o m e n o s a m a r­ gas, en función del pu esto q u e consigu iese cada u no. Ta h l ha bía sufrido una g rave operación q u i rúrgica a ntes de ese torneo y Keres ya había c u m p l i d o 47 a ñ os. E l l os dos h a b ía n sido los mejores en u n torneo parecido, en el de Yugoslavia. ¿ S i g n ificaba eso que había llegado la oportu n idad para Fischer? Te nía 19 a ñ os y m uchas ganas de jugar contra Botv i nnik . Korch noi era el primero después d e l a prim era v�elta. Ha b ía hecho cuatro tablas y después ganó a Fischer, Filip y Ta h l . Esa era ya l a c u a rta de rrota de u n Ta h l enfermo. Korchnoi ten ía 5 pu ntos, Petrosi a n , Keres y Geller 4 y Benko era el q u i nto. Fischer cons i g u i ó un resu lta do de 6 : 2, sin sufri r n i n g u n a derrota, contra los g ra n d es maestros soviéticos e n l o s últimos seis meses. Ha bía l l egado después d e l tri u nfo en Estoco l m o con la ventaja d e 2 , 5 pu ntos sobre l o s demás. E n Estados U n idos d ijeron de ese resu ltado q u e era el éxito más grande q ue jamás h a b ía conseg u i­ do u n n orteamericano. E n la ronda XI, Fischer echó a Korc h n o i de l a pugna por el primer pu esto. Había cometido u n a a uténtica om isión, ten iendo una posición mejor. Eso i nfluyó en q u e Korchnoi perdiese i n mediata m ente d espués contra Ta h l , por primera vez en su ca rrera. Después de acabada l a prim era mitad de ese d ifícil torneo, s i g u i ó u n desca nso d e c i nco d ías en la isla de San Martín. E l resu ltado de Bobby co ntra l os soviéticos e ra 4,5 : 4,5. E n la tabla de cl asificación ocupaba el q u i nto puesto. En l a tercera ro nda Keres jugó con un g ra n estilo. H izo tablas so l a me nte con G e l l e r y Petrosi a n . A l os demás los g a n ó y ten ía 1 4,5 pu ntos a ntes d e em pezar la última ronda. Petrosian y Geller ten ían 14 pu ntos, y Korc h n o i 1 1 . La ú ltima ronda se j ugó s i n Ta h l q u e tuvo q ue a ba nd o n a r el torneo por enfermedad. Petrosi a n al ca nzó a Keres en l a ro nda XXIII. Los dos conta ba n con 1 5 p u ntos. Keres perd ió después contra Benko a pesa r d e haberle l l evado u n a ventaja de 7 : O. Fischer h a b ía rechazado t a b l a s a Petrosian, pero después las aceptó, y fue entonces c u a ndo Petrosia n entró e n la ultima ro nda con medio pu nto de ventaja . Esa d ife rencia se mantuvo hasta el fi nal después Petrosian h izo tablas con F i l ip, i g u a l q u e Fischer con Keres. Petrosian fue el ganador d e l torneo c o n 1 7,5 p u ntos. Keres y Geller tuvieron 1 7 , Fischer 1 4, Korchnoi 1 3,5, Benko 1 2, y Ta h l y F i l i p 7 pu ntos. Euwe expl icó el fracaso de Fischer del modo s i g u i ente: 69

La tan deseada confrontación con el campeón mundial Botvinnik; éste se escapó con tablas, con gran disgusto de Fischer.

-Ha bía gastado toda su energía. En Estocolmo j u g ó todas las partidas hasta el ú ltimo movim iento y ganó con la ventaja de 2,5 pu ntos. Pero ta mbién pudo ha berse clasificado con 3,5 pu ntos menos. No le dio ti empo a rec u pe ra rse porq u e sólo u n mes y medio más tarde le esperaba C u ra(:ao. Fischer creía que iba a ganar pero no l o consig u ió. Seg u ro q ue estuvo pensa ndo sobre lo fugaz q u e era la g l o ria ajed recística y sobre las causas de su fracaso. Ha bía j u gado peor q u e en Estocolmo y escribió después del torneo un a rtíc u l o m uy crítico donde atacó a los soviéticos. · La revista "Sport l l l u strated" le ha bía pagado m i l dólares por é l . He aquí l a reprod ucción de dicho artícu l o, u n poco acortado: "¿Por qué he renunciado a la lucha por el título?" " E l ú ltimo Torneo de Candidatos me convenció q u e el sistema de competición para el ca m peo nato del m u n d o ha bía l l egado hasta u n p u nto en q u e era imposible j ugar c o n l o s g randes maestros soviéticos en i g u a l dad de condiciones. El sistema q u e fue esta blecido por la Federación Soviética de Ajedrez gara ntiza que el cam peón del m u n do sea siem pre un jugador soviético, porq ue sólo e l l os pueden ganar el torneo previo. Por lo que a mí respecta, las cosas pueden seg u i r así. N u nca más voy a j u g a r en esos torneos. "Al g u ien dijo que esa decisión m ía representaba un gran paso, porq u e rea l mente ren unciaba a toda l ucha por el títu lo de campeón del 70

m u ndo. Pero es u n a rea l idad i rrefuta ble q ue n i n g ú n j ugador occidental, i nc l u ido yo m ismo, pod ría ganar ese tít u l o m ientras rija e l sistema act u a l . A mi no me resu ltó d ifíci l explicar todo eso. M uchos se pod ría n preg u nta r, por ejemplo, por q u é no ha bía conseg u i d o g a n a r el Torneo de Candidatos y así obtener el derecho d e j u g a r contra Botv i n n i k, pero eso es otro a s u nto ... "Yo em pecé a j ugar e l ajedrez a l os ocho a ños. Me clasifi q u é para el Torneo de Candidatos en el a ñ o 1 959. E n esa ocasi ó n participaron ocho jugadores, de los cuales cuatro era n representantes soviéticos. Al fi n a l , compa rtía el q u i nto puesto detrás de l os cuatro rusos. J u g u é m á s tarde con l os g ra ndes m aestros soviéticos en todos l os torneos a l os q ue me habían i nvitado y puedo decir que he vencido a los cu atro ganadores del a nterior Torneo de Candidatos, i g u a l m e nte que a los del s i g u iente Torneo de Cand i datos celebrado en C u ra�ao. He ganado el Torneo l nterzonal d e Estocolmo con dos pu ntos y medio de ventaja sobre l os demás, y en Bled g a n é a cuatro g ra ndes m aestros soviéticos con el resu ltado de 3,5 : 0,5 . . " Pero el dom i n io de los jugadores soviéticos en los torneos de candidatos se h izo todavía más evide nte precisame nte d u ra nte ese período, de 1 959 en adela nte. El mejor eje m p l o de ello es Cura�ao. Yo creo q u e ' a l l í h u bo un acuerdo secreto entre l os j ugadores soviéticos. E l los dejaban muy pronto sus partidas en ta blas cuando jugaban entre sí. De ese modo reg a l a ba n u n o al otro medio pu nto. El vencedor del torneo y actu a l campeón del m u ndo Petrosi a n reu n i ó así 5,5 pu ntos, de un total de 1 7,5 q u e tuvo al fi n a l . Ademas, el los d e l i bera ba n entre sí ta m bién m ientras jugaban. Cuando j u g u é con un representante sovié­ tico, todos esta ban viendo mi partida y comenta b a n a l g o . Por eso considero que los grandes maestros soviéticos han actuado como u n equ ipo a pa rte. " Las desavenencias actuales sobre el sistema de com petición para el campeonato del m u n do tienen u n as raíces más profu ndas" -prosi­ g u i ó Bobby en su a rtíc u l o-. "El campeón m u nd i a l Alexa nder Alekh i ne fue encontrado m u erto en la h a bitación de u n h otel de Lisboa, en m a rzo de 1 9 46. En aquel momento no ha bía un sistema de com petición claro q u e esta bleciese el modo de eleg i r a su s ucesor. Anta ñ o l os campeones decidían entre sí con q u ién h a bían de j u g a r el match pa ra el título, pero eso s o l ía traer problemas porque el campeón d e l m u ndo podía s i m p le­ m ente rechazar a l candidato más fuerte. En a q u e l l a época se necesitaba m ucho d i nero para org a n izar el m atch. Es posible que ese sistema no fuese m u y co rrecto, pero ten ía su lógica. Ahora ya n o se juega del m is m o modo ... " " Después del To rneo de Cand idatos de C u rac;:ao yo estaba d i spuesto .

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a j ugar con Botvi n n i k cuando y donde él q u i siera, dándole la l i bertad de fijar el im porte del prem io. I ncl uso l legaba tan lejos q u e estaba dispues­ to a darle dos p u ntos de ventaja en un match de 24 partidas. No lo hice por creer q u e pod ía g a n a r a q u ien q u isiera, sino sim plem ente por e l hecho de q u e Botvi n n i k ostentaba y a d u rante m ucho tiempo el tít u l o d e campeón del m u ndo y q u e lo q u e le m a nten ía en el tro no e r a el propio sistema de com petició n . De todos modos, é l ya n o es u n g ran maestro del ca l i bre del cam peonato. "Ci nco jugadores, tres de el los g ra ndes maestros soviéticos, se presenta ron al torneo para la elección del sucesor de Alekhi ne, que se celebró en M oscú en 1 9 48. Botvi n n i k ganó ese torneo y se convirtió en el nu evo ca m peón. Pero s u victoria n o fue m uy convi ncente, así que se pod ría d ecir que ni Botvi n n i k ni los demás jugadores soviéticos eran m ucho mejores que sus riva les occidentales. Incluso es posi ble que se h u biera podido cu estionar la victoria de Botvi n n i k si Keres n o h u biera perd ido todas las partidas contra é l . "Ya s e decía en el a ñ o 1 953 q u e era m u y d ifícil g a n a r a l os j ugadores soviéticos en los torneos i nternaciona les. Por ejem plo, la revista "Chess Review" había escrito en la época del Torneo de Cand idatos de Zu rich, en 1 953, l o s i g u iente: " N ada pudo i m pedir a l os j ugadores soviéticos g a n a r el Torneo de Ca nd idatos porq u e el los podían acabar todas las pa rtidas que j u gaban entre sí en tabl as, si se enco ntraban entre l os primeros, o reg a l a r p u ntos a los representantes soviéticos mej o r clasificados". "Eso ocu rría cuando yo todavía era m u y joven, ten ía diez a ñ os, y claro q ue ni me podía i m a g i n a r q u e algo parecido me iba a ocurrir a m í. De u n total de ocho candidatos q u e j u garon en Cu ra�tao, c i nco eran soviéticos. M i h a i l Ta h l , el ex-ca m peón del m u ndo se ha bía recu perado de una operación de riñón, pero por haber tenido que ir a l h ospital tuvo que abandonar la l ucha por el primer p uesto. Otros cuatro g randes maestros soviéticos se d ed icaron a nadar, pasear y después aco rda ban tablas con rapidez. U n o d e los j u gadores soviéticos decía sólo: " N o es de nadie"*, e l otro contestaba lo mismo y fi rmaban las tablas. "Jugábamos cuatro partidas por semana. Los dos d ías restantes esta ba n reservados para acabar las partidas i nterru m p id as. Yo he ten i d o q u e j u g a r todos los d ías, seis pa rtidas o conti n uaciones semana­ les. Pero los j u gad ores soviéticos ten ían pocas partidas i nterru m pidas po rq u e acordaban pronto las tablas, y de ese modo j u g aron en real idad sólo cuatro partidas por sema n a . "Geller y Petrosian acordaron tablas en su prim era p a rtida en la * "Nichiá " también s e utiliza como equivalente a "tablas". (N. del E. )

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j u gada 2 1 . Cuando volvi eron a encontrarse en la ronda X, su encuentro d u ró 1 8 movi m ientos. Su tercera partida m utua term i nó en el movi­ m iento 1 6, y la cuarta en el 1 8, ta m bién con tablas. "Keres y Petrosian acord a ron tablas en su primera partida en la j u gada 17, la seg u nda en la 2 1 , y l a tercera en la 1 4. Pero en l a c u a rta partida se d i straj eron. Acordaron tablas en el mom ento en que ya era evid ente q u e Petrosi an i ba a ganar si seg u ía j u g a n do. "Korch noi acord ó tablas en todas l as partidas que j ugó contra sus com patriotas en la primera m itad del torneo. Cuando tuvimos el desca nso de ci nco d ías, nos fuimos a l a isla de San Ma rtín. Los cuatro jugadores soviéticos estaban ganando con el m ismo n ú mero de pu ntos y se decía entonces q u e era seg u ro q u e u n o iba a empezar a perder contra los demás. M e sorprendió cuando Korch noi em peoró en su juego. Perd ió tres partidas, primero con Geller y después con Petrosian y Keres, para acordar fi n a l mente tablas con Geller y Keres, y volver a perder con Petrosi a n . "En u n a posición, e l caba l l o de Keres corría m ucho peligro, m ientras el fla nco de dama estaba considerablemente debil itado. Las negras podían haber ganado en un par d e movi m i e ntos, s i n i m porta r l o q ue pud ieran j u g a r las· blancas. O podríamos ver las partidas Geller-Keres. El los acorda ro n tablas en su primera partida en el movi m iento 27, después en la sigu iente en el 1 7 , la tercera en el 22 y la cuarta en el 1 5. "Alg u nas veces, cuando acordaban rá pidamente esas tablas, los jugadores soviéticos a n a l izaba n las partidas m ientras yo todavía seg u ía j u gando. Eso era, natu ra lmente, contra rio a l regla mento. Yo había aprendido suficientemente el ruso para poder leer los l i bros de ajedrez y pude entender lo q u e decía n . E l los comenta ban si las j ugadas de m i pa rtida eran buenas o malas. A u n q u e n o entiendo perfectame nte el ruso, créa n m e que no han estado hablando del tiem po. Eso me hacía enfadar frecuentemente y me quejaba a l árbitro del torneo. Más tarde ya no hacían los comentarios d u rante las partidas, pero su l iderazgo hasta la victoria fi nal ya esta ba aseg u rado. "Al g u i e n me había preg untado u n a vez que es lo que ha bía aprendido en los torneos. Contesté: -He aprendido a no j ug a r más en los torneos correspondientes a l cam peonato m u nd i a l-. Eso es sólo u na pérd ida de tiempo para todos los jugadores occidenta les. E l actua l sistema de com petición para la elección de ca m peón del m u ndo no es bueno y puede ocu rri r fácilm ente que se pierda el i nterés por esos torneos. Por lo q u e a m í se refiere, yo ya lo he perd ido ... ".

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5 . Viaje en el tren Belg rado-Sofía . Zlatni Pyaschatsi: el pri mer encuentro co n Botvinnik. La ca rta a u n soldado . 1 1 victorias en 1 1 en el ca mpeo nato de E E U U . U n a ñ o y medio sin j u g a r. La derrota de W i l l emstad no ha bía desa n imado a l joven gran maestro, pero s u a rtícu lo en el "Life" estaba l leno de acusaciones. M uchos criticaron a Bobby por el to no que h a b ía em pleado, pero él se m a nt uvo firme en su decisión. Dijo que ya no iba a jugar en los torneos de la F I DE y lo c u m p l i ó . Se h a b ía dirig ido, c o n el equ ipo de Estados U n idos, a la O l i m piada de Va rna. Nos encontramos en la estación de ferroca rril de Belgrado. El e q u i po norteamericano ha bía perd ido el avión para Bu lgaria y s i g u i ó el viaje en tren. Todos los miem bros del eq u i po se encontra ba n en nuestro compartimento, sa lvo Eva ns q u e viajaba en coche desde Francia. Las l a rgas h o ras de viaje las aco rtaban a n a l izando pa rtidas y todos, cuando q u erían encontrar l a mejor j u g ada, ped ían consejos a Bobby. Bobby j ugaba partidas rápidas, hojeaba revistas y de repente pidió el periód ico para ver que ha bía de nuevo a ntes de empezar la Oli mpiada. Le ped í que me contestara si ncera me nte sobre q u ién creía que i ba a ser el seg u n d o, detrás de la U n ión Soviética. -Sé que nosotros somos los seg u ndos del m u n d o -afi rmaba Bobby-, la tercera es Yugoslavia y después Hung ría. Los demás juegan m a l . -¿E n equ ipos de cu atro, o de diez jugadores? 74

Concentrado en la batalla . . .

-So m os mejores q u e l o s yugoslavos c o n diez y c o n ci ncuenta j ugadores. Fischer, Resh evsky, Lom ba rdy, Benko, Bisg u ier, Byrne, e m pezó a e n u m erar a su e q u i po-. Pero ta m bién podríamos sin Reshevsky ... E ra fác i l da rse cuenta q u e Bobby estaba otra vez enfadado con su eterno riva l . Me dijo en u n momento: "Ya no q u iero j ugar con él". M ientras los hermanos Byrne leían j u ntos u n l ibro i nteresante, Bobby siempre buscaba un compañero de juego. Era otra vez i nvencible en las partidas rá pidas. Se estaba ace rca ndo la frontera entre Yugosla­ via y B u l g a ria. E l equipo americano no ten ía n u estros visados porq ue 75

creían que iban a segu i r el viaje en avión y ah ora nos esperaba u n a sorpresa desag radable. L a O l i m piada iba a comenzar dentro de d o s d ías y cabía la posi bilidad de que tuviéramos q u e esperar en la frontera todo u n d ía para c u m p l i r con las form al idades. N i n g ú n pasajero pod ía cruza r la frontera s i n tener el visado. -Pero nosotros somos g ra ndes maestros de ajedrez m uy conocidos -se q uejaba Bobby a los pol icías de frontera. -Le conocemos por las fotografías -le contestaron-, pero s i n el visado no es posi ble . . . Dona Id Byrne y el capitá n d e l equipo Dr. Herst le dijeron b rom eando a Bobby q u e jugase u nas s i m u ltáneas rápidas con los po licías y así tendrían q u e tra n s i g i r. Pero ya nadie ten ía ganas de bromas. E n u n primer mom ento parecía que todo e l equipo tend ría q u e q uedarse e n la frontera hasta q u e no se reso lviese el problema. E l tren estuvo pa rado u nos di ez m i n utos, pero a l fi nal los pol icías ced ieron, q u izás g racias a Bobby Fischer porq ue era el que más estuvo i nsistiendo. Decía q u e la prensa i nternacional iba a escri bir a m p l i a mente cómo ha bían echado del tren a Bobby Fisch er "con u n os com pa ñeros de viaje más". Bobby se rió después de decir eso y consi g u i ó "ve ncer" a l os pol i cías. Les concedieron los visados en la frontera m i e ntras el tren estuvo espera n­ do y así prosiguió el viaje a Sofía. Pasa mos la noche en Sofía y al d ía siguiente un lljusin nos l l evó hasta Zlatni Pyaschatsi, en las ori l l a s del Mar Negro. Bobby Fisch er, u n o de los mejores jugadores del m u ndo, trajo consigo siete trajes elega ntes y le dieron u na su ite en el hotel más g rande. " E l mejor ta b lero del e q u i po norteam ericano" quería demostrar u na vez más q u e era el g ra n maestro mejor vestido del m u n do. Me parecía que no h a b ía cambiado m ucho, q u e e ra el m ismo que ha bía jugado en el g ra n torneo. Como de cost u m b re, nos íbamos por l a noche a u n bar d o n d e tocaba una orquesta ch eca y p o r las m a ñ a na s Bobby dorm ía hasta las doce. L e g u staba pasea r p o r las tardes y d u ra nte esos l a rgos paseos com p re n d í lo que ha bía en el a l m a de ese joven cuando escri bió aquel texto acu satorio contra los j ugadores soviéticos. -Es el sistema más estúpido que uno podría i ma g i n a rse -se q u ej a ba Bobby-. He decidido firmem ente no j u g a r más, porq ue pa ra m í es casi i mposible l legar hasta Botv i n n i k. -Sí, pero seg ú n el n uevo sistema, los matches del To rneo de Ca nd idatos van a ser de diez pa rtidas. -Eso fue i ntroducido por la Federación I nternaci o n a l de Ajedrez después de aquel artículo m ío, pero no resuelve nada. Qu i ere dec i r q u e y o ten go que gana rva rias partidas y después, ya ca nsado, senta rme a jugar contra Botvin nik. 76

-¿Cu á l es la verdadera causa de tu fracaso e n el Torneo de Candi da­ tos? -Yo lo he exp l icado bien en mi a rtíc u l o . Es i m posi b l e j u gar co ntra tantos g randes maestros soviéticos en un torneo. E l los se ponen de acuerdo, acuerdan las tablas rápidas, etc. Keres, Geller y Petrosian se pusieron de acuerdo en acabar en tablas todas las partidas, y fue así como ocu rrió. Además, ya he mostrado cómo Keres ha bía perd ido simple y l l a namente con Petrosi a n . -¿ H u b iera ganado Ta h l ese torneo de no h a ber estado enfermo? -Es posi ble, porq ue los gra ndes maestros soviéticos jugaron en el Torneo como si se tratase de un campeonato m u n d i a l por equ ipos y yo creía que ese tipo de torneo se iba a jugar a q u í, en el M a r Negro, y no en Curac;ao. -¿Qué ca mbios en el sistema de com petición pa ra el campeonato m u nd i a l propone Bobby Fischer? -S i ncerame nte, yo propondría jugar con Botvi n n i k, o con c u a l q u ier otro g ra n maesto. Estoy dispuesto a invertir en ese match d i ez m i l dóla res . . -¿De cuántas partidas constaría ese encuentro? -Lo más justo sería jugarlo a diez pa rtidas ga nadas, como se j u ga ba antes, porq ue el sistema actua l favorece a Botv i n n i k. El g a n a dos o tres partidas, y puede dej a r tra n q u i l a mente las demás en tablas. -¿Es Botv i n n i k rea l mente el mejor? -No, ni siquiera en la U RSS. Petrosian, Keres y Spassky son mejores que é l . -¿Qué pod rías esperar de u n eventua l encuentro c o n Botv i n n i k? -Sé ú n icamente que le ga naría, estoy seg u ro de ello. Dije en m i artículo q u e l e daría dos pu ntos d e ventaja y q u e esta ría d i spuesto a jugar en cualquier sitio, por la compensación q u e él q u i siera. -En la prensa estado u n idense apa reció una entrevista contigo q u e también f u e traducida en Yugoslavia. ¿Real mente d ij i ste todo a q u e l l o que apareció en la entrevista? -N i una décima parte. El periodista q u e escri bió a q u el lo ca m b i ó casi todo. Dijo que m i madre pagaba u na ha bitaci ó n para mí y otros gastos más, pero no se ha bía d icho ni una pa labra. Además, no me pag a ron nada por esa entrevista, m ientras por el a rtículo en ei "Sport l l l ustrated" me habían dado m i l dólares. Seg u i mos co nversa n d o d u ra nte largo rato sobre G l ig o ric, la O l i m piada, el ajed rez nortea mericano y Reshevsky.Bobby d ijo: -G i igoric no es solamente u n a uténtico cabal lero, s i n o ta mbién muy buen jugador, mejor dicho, u n j u gador i ncómodo. I m ag ínate, co n m igo tiene u n resu ltado positivo. Reshevsky ya ha envejecido y creo que ya 77

no p uede aporta r nada más a l ajedrez. Pa rece q u e Lom b a rdy va a ser u n buen sacerdote y Lisa L a n e está d a n d o clases de ajed rez e n u n hotel d e N ueva York. Como está bamos hablando sobre el ajedrez femen i no, le preg u nte a B o b by s i creía q u e también las m ujeres pod ían j u g a r b i e n , o como d ijo S m yslov, no podrían ser buenas juga doras " porque era n i n ca paces d e agu a ntar ci nco horas ¡ ca l ladas ! ".

Carta al autor, comunicándole que no puede actuar en los torneos propuestos. 78

Bobby se rió ruidosa mente. Parecía que estaba de acuerdo con Smyslov. D ijo: -Daría a toda m ujer ajedrecista una pieza d e ventaja y j u g a ría aposta ndo. Además, estoy convencido de q u e, con tres se manas de entre n a m iento, podría preparar a mi hermana para ganar a la ca m peo­ na del m u n do. Estuve pensando por q u é Bobby h a bía decidido criticar a todo e l m u n do: a l o s g ra n des m aestros y a l s istem a de com petición. Es posible que la razó n fuese su fracaso, porque e l esta ba convencido d e q u e iba a ganar aquel torneo. Creía que ten ía que l legar hasta Botv i n n i k, y por eso al m ismo tiempo q ue estudiaba las partidas d e ajed rez de los boletines soviéticos aprendía el ruso. Pero todos los sueños de ese jove n a m bicioso se vieron truncados en un torneo, en el To rneo de Ca ndidatos, y era normal que estuviese enfadado. Como siempre, Bobby estaba en el centro de atención de la sala de com peticiones. Todos los días i ba vestido con elegancia, c a m b ia ba de trajes y corbatas, y jugaba otra vez m a g n ífica mente. Ha bía u n a partida que le i nteresaba más que las demás: el d uelo con M i h a i l Moisevich Botv i n n i k. Muchas veces me ha bía m e ncio nado, en medio d e a l g u n a conversación m á s o menos i m porta nte, q u e p o r fi n i b a a j u g a r con Botvinn ik, y después preg u ntaba temerosa mente: -¿J ugará Botvi n n i k conm igo? Es pos i b l e que se tome u n desca n so ese día, Botvi n n i k es astuto . . . Botvi n n i k contra Fischer. ¿ Q u i é n pod ría desear u n mayor del eite para los "gou rmets" del ajed rez? La sala estaba repleta. No h a bía suficie ntes ta bleros de demostraciones. La gente estuvo espera ndo ante las puertas de la sala d u ra nte horas, porque ta m bién a el los les interesaba esa partida, a hora ya legendaria. Botv i n n i k jugó seg ú n los a ná l isis q u e había preparado d u rante su match con Smys l ov, en 1 958. Pero Bobby había preparado los " n u eve venenos" para responder a ellos y consi g u ió ganar un peó n . Toda la sala estuvo esperando la g ran victoria de Bobby. O, como más tarde lo explicó Fischer, la estuvo espera ndo tod o el m u ndo del ajedrez. El hacía su jugada y d espués paseaba por la sala con el paso l igero. Botvi n n ik no se levantaba de la mesa. Viendo ese duelo, me estaba acordando de la noche a nterior cuando Bobby m e decía confidenci a l m e nte que estaba segu ro de su victoria, a u nque le había n tocado las piezas negras. Había acertado en esa ocasión, y la conti n u ación de su pa rtida con Botvin n i k te nía q u e demostra r u n a vez m á s si era u n buen vatici nador. Tenía u n peón más a ntes del aplazamiento. Seg u ía u n fi n a l d e torre. . . Aunque se había d i c h o que "todos los fi n a l es de torre acababan en tablas", esta vez Bobby estaba seg uro que iba a ganar. M e d ijo, sal iendo 79

de la sala, que Botvi n n i k se h a b ía escabu l l ido, pero que estaba perd ido. Yo le creía. Aq uella noche los a n á l isis de a m bos ba ndos se prolongaron hasta la madrugada. Pregunté a Botvi n n i k a l d ía sigu iente cual era su pronóstico y me contestó tra n q u i l a m ente: -Probablemente todo está perd ido. Pero G e l l er, que era el que más a n á l isis había hecho, afi rmaba que la partida pod ía acabar tablas, sin importar si Bobby había hecho, como secreta, su mejor jugada. Bobby estaba ca l l ado y no hacía declaraciones. Viendo a Botv i n n i k desayunar c o n el ca pitá n del e q u i po soviético Abramov, d ijo: -Si fue Abramov quien a n a l izó la posición, seg uro q u e g a n a ré ... Todo el e q u i po nortea mericano estuvo haciendo aná lisis d u ra nte m ucho tiempo. Eva ns enseñó a Bobby esos a nál isis. Benko había descubierto u n a tra m pa q u e dejaba a Botvi n n i k u na posibil idad de hacer tablas ... Bobby no ha bía rea l izado su mejor j ugada secreta, cayó en la tram pa y fueron inevita bles las tablas. M i h a i l Botvi n n i k sonreía apaciblem ente viendo que conseg u ía ta­ blas. Natura l m ente, Bobby estaba enfadado, abandonó rapidam ente l a sa la y d ijo c o n enojo que Abramov le estaba diciendo jugadas a Botv i n n ik. Botv i n n i k sonrió cua ndo oyó eso y a ñadió q u e estaba más contento por esas tablas q u e, i ncl uso, por haber ganado el match de reva ncha con Ta h l . Los aficionados a l a estadística ca lcularon después de esa partida que Fischer ha bía d i rigido a Botvi n n i k solamente tres pa la bras. La primera vez, cuando se conocieron d u ra nte la O l i mpiada de Leipzig, Bobby le dio la mano y d ij o : "F ischer". La seg unda, cuando se sentaron a j ugar en Zl atn i Pyaschatsi y se rozaron casua l mente con las cabezas: Bobby d ijo entonces: "So rry". Y fi n a l mente, a l terminar la partida, Bobby dijo apenado: "Ta blas" ... De ese modo, e l primer encuentro con Botv i n n i k le trajo a Bobby un poco de amarg u ra por no haber aprovechado u n a posición que prome­ tía m ucho. Por eso siempre m a l decía los a n á l isis y aquella tram pa que encontró Botvi n n ik en la rea n udación de la pa rtida. Botv i n n i k y Fischer mostra ron un g ra n i nterés cuando les enseñaron un artículo publ icado en la revista ing lesa " People". Esta revista se ofreció a org a n izar un encuentro entre Botvi n n i k y Fischer, en las cond iciones que h a b ía ofrecido Bobby, es decir, con dos pu ntos de ventaja. Botv i n n i k no había recibido el telegrama de dicha revista, pero h izo u n breve comentario sobre el asunto: "Fisch er, dando a Botv i n n i k dos pu ntos de ventaja , el resu ltado: i n c ierto. Botv i n n i k, dando a Fischer u n peón de más, e l resu ltado: incierto . . . ". 80

Fisch er j ugaba con Evans en sus horas l i bres unas partidas de te n is de mesa, con u na apuesta de c i ncuenta dólares, y además estaba apre ndiendo a conducir. Los coches em peza ban a convertirse en u n a nueva pasión para Bobby. Decía q u e i b a a com prarse u n M e rcedes negro y Evans le estaba dando todos los día cl ases de con d ucir. Quien más sufrió por ello fue el Citroen de Eva ns pero, a pesa r d e todo, Bobby aprendía con rapidez. Antes de la partida de Bobby con Don ner, nos fu i m os en coche a Varna, a d i ecisiete kiló metros de donde se celebraba l a com petición. Bobby q uería visita r todos los sastres y hace rse por lo menos u n traje en B u l g a ria. Yendo de un sastre a otro yo ya h a b ía aprendido ¡ e l búlgaro . . . ! Después d e vagar d u ra nte varias horas, le dije a Bobby q u e Donner i b a a ganar l a pa rtida s i n luchar, y él sólo h izo u n gesto c o n l a m a no diciendo q u e podía regalarle tra n q u i l a mente p o r lo m e nos m ed i a hora. Y rea lmente lo h izo, pero a l fi n a l . Quizás precisamente p o r eso, perd ió la partida. El res u ltado de la búsqueda fue q u e no le g u stó ninguna tela pa ra el traje. En el d ía l i b re, cuando todos los e q u i pos tenían desca nso, h ic i m os una excursión a Ba lcik, a cincuenta k i l ó m etros de Varn a . Estuvi mos pasea ndo por los parques j u nto a la ori l la del m a r y Bobby esta ba encantado con la naturaleza. De repente, vio cerca del mar una silla d e piedra donde, en tiem pos rem otos, s e senta ba la rei n a . Bobby se sentó en seg uida en la s i l l a y dijo a los fotógrafos que le h icieran una foto, "porque esa fotografía tend rá m ucha i m po rta ncia cuando sea coro nado como ca m peón m u n d i a l . . . . Nosotros cumpl imos su deseo y le h icimos fotos. É l estaba m u y alegre, olvidá nd ose de las tablas c o n Botvi n n i k y de la derrota co ntra Don ner. Estaba pensativo y tan metido en el papel de rey del ajed rez q u e perma neció sentado en la s i l l a de piedra d u rante varios m i n utos más. Seg u ro q u e se acordaba de todo l o que le ha bía ocurri d o en el ca m i n o hacia e l rei no d e l ajedrez. Todo le parecía atractivo visto desde esa s i l l a regia: el m a r c o n l a s o l as y los ajedrecistas q ue, como todos l o s turistas del m u ndo, vagaban por los pa rq u es y h acía n fotografías. Me dijo entonces en un a rrebato de s i nceridad: -Todo el m u ndo sabe q u e soy el mejor. Es posible que esa fuese la razón por lo q u e se sentía como u n rey no coronado. Sentía q u e el m u ndo le a d m i raba, y eso le g u staba. Por eso recordaba con orgu l l o aquel momento solemne cuando se i n a u g u ­ r ó la O l i m piada. Todos esta ban escuchando atenta mente a l o s oradores que se suced ía n uno tras otro, pero cuando Bobby Fisch er s u b i ó a la abierta tri b u n a de verano, con diez m i n utos de retraso, todas l a s m i radas se d i ri g ieron a él, y y a n a d i e hacía caso a los oradores . . . "

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Ese t i po de éxitos y de carreras ajed recísticas i m presionan y, por eso, Bobby Fischer ha bía conq u i stado el m u ndo en m uy poco tiem po. Su fu lgor m eteórico h izo q u e la gente le a d m i rase, le diese á n i m os, le escri biese cartas. Los seg uidores de Bobby creían q u e era o m n i potente. Precisamente du rante este paseo me ha bía dado cuenta q u e a este ch ico no le m olestaba la fa ma s i n o q u e le daba fuerzas. Claro q u e no podía olvidar la sala de torneos ni d u ra nte la exc u rsión, y mencionaba m uchas veces su partida con Botv i n n i k y, de paso, enseñaba de vez en c u a n do a l g u na de las varia ntes de sus antiguas partidas, en u n o de sus tres tabl eros de bolsi l lo. Bobby hacía eso con frecuencia, porque él es así, q u iere a l ajed rez y le perten ece. Y así habría que recorda rlo . . . Bobby h abía propuesto d u ra nte la Oli m p iada u n encuentro i ntere­ sa nte con la campeona del m u ndo Nona G a prin daschv i l i . Ya hacía tiempo que ha bía estado afirmando que las m ujeres no tenían n i idea de ajed rez y quería demostrarlo. Ofreció jugar u n match con la ca mpeo­ na del m u ndo, cediendo un caba l l o y con u na apuesta de m i l dólares. Esa propuesta de Bobby provocó m uchos comenta rios. U n os aseg ura­ ban que Bo bby incl uso pod ía vencer a a l g u nos g randes maestros j u g a n d o con un ca ballo de menos, otros lo d u d a ban, pero a l fi n a l ese match n u nca l l egó a celebrarse. Cuando estaba haciendo u na entrevista a Ta h l y Spassky, les conté que Bobby q uería jugar con la campeona del m u ndo, ced iéndola u n caba llo, y l e s preg u nt é que opinaban sobre eso. Ta h l contestó enseg uida: -Fischer es Fischer, pero ¡ u n ca ballo es u n caba l l o ! . -Qu izás fuese más interesante que Bobby ced iese sólo una jugada con el peón -dijo Spassky. Pregu nté después a los dos jóvenes g ra ndes maestros sovi éticos qué pensaban sobre el artículo de Bobby, donde acusa ba a los ju gado­ res soviéticos de haberse puesto de acuerdo cuando j ugaban en el Torneo de Ca n d idatos. Ta h l : -Sí, nos ha bíamos puesto de acuerdo, pero sólo en g a n a r a Fischer. La c u l pa de no poder ganar el primer puesto fue del resu ltado que obtuvo con los primeros tres g ra n des maestros. De 1 2 partidas q u e jugó c o n e l l os, ganó 5 pu ntos. Spassky: -Si n uestros g ra n des maestros acordaban tablas cuando jugaban entre sí, ésa era la ú n ica oportu n idad de Bobby para ganar. -¿Qu é piensan sobre Fischer? Ta h l : -Lo mismo que dije e n el torneo de Bled. Spassky: -Fischer, rea l mente, tiene u n g ran talento y es u n gra n jugador. Ha bía acabado otra O l i m p iada más. Los maestros, más o menos conocidos, reu n id os desde todo el m u ndo, se esta ban despidiendo con 82

l as p a l a b ras: " H asta dentro de dos a ños, en Tel Aviv". Me puse de acuerdo con Bobby para q u e h iciesemos u n torneo por E u ropa. Ade­ más, ha bía prometido concederme la pri mera entrevista cua ndo se proclamase ca mpeón del m u n do. Pero en l u g a r del torneo, Bobby se m a rchó en ba rco desde Rotte rd am a Estados U n idos y yo me fu i a h acer el servicio m i l ita r. Creo q u e nadie se a l e g ra ta nto cuando recibe u n a carta como u n soldado. Y l a q u e yo ha bía reci bido esta ndo e n e l c u a rtel era especial­ me nte q u erida para mí. Bobby me escribió desde el lejano Brooklyn d á ndome noticias del m u n do del ajed rez. Me pareció que esta carta era más l a rga que las enviadas a nteriormente. Estaba leyendo atentamente lo que escri bió sobre el match Botvinnik­ P etrosia n . "He estudiado todas las partidas, pero casi n i n g u n a es b u e n a . Yo s a b í a que Botv i n n i k iba a perd er y d ije eso a ntes d e l encuentro. E l ex-

Con el autor de este libro. 83

cam peón ya ha bía envejecido . . . Y no está entre los cuatro mejores. Pero a mí ta mbién me sorpre n d i ó Petrosian, q u e j u gaba con miedo, así que el match estuvo m uy a b u rrido. -Me sorprende -se g u ía Bobby- q u e G l igoric j u eg ue siem pre en l os torneos de la F I DE : ¿no se da cuenta q u e a l l í no tiene opción? No sé si Bobby conocía aquel fa moso mensaje del creador de los J uegos O l í m p icos que d ecía que lo i m portante era participar y l uchar. Pero sé que en su pa ís de pos i b i l idades i m posibles, donde se su bordi­ naba todo a la ca rrera por el prestigio, aprendió a m i rar todo, por reg la general, a través del prisma de los dólares. Co m p re n d í por su carta que se dedicaba a estu d i a r cu idadosam ente las pa rtidas de las revistas, a u n q u e ya l leva ba cierto tiempo sin j u gar en los torneos. E n esa pausa entre las competiciones le ha bía dado por u n a nueva pasió n: l o s discos. " D i l e a G l igoric que no deje de visitarme cuando se vaya a l torneo de Los Angeles. Le l l evaré a un sitio donde encontra rá d iscos de los q u e estoy seg u ro q u e n u nca antes habrá oído hablar. . . . Esta ba imagin á ndome a Bobby cómo se preparaba y a n a l izaba las partidas d u ra nte horas en su piso de B rookllyn. Su madre l e estaba escribiendo reg u l a rmente desde Lo ndres, y también le visita ban sus am igos del m u ndo del ajed rez, pero en N u eva York no ten ía riva les de su nive l . " N o voy a j u g a r en L o s Angeles. ¡ N i n g ú n maestro nacido en América va a estar en ese torneo ! " . Añadió Bobby uti l izando el signo de exclamación, y yo i ntuía q u e estaba enfadado por eso y q u e se trataba de a l g ú n enfrenta m iento. "Te voy a dec i r las otras novedades: Benko j u ega sin pa rar, Eva ns está d e s c a n s a n d o a h o ra e n S a nta M ó n ic a . D . B y r n e t r a b a j a estud iosa mente en su Fac u ltad. Lo m ba rdy s i g u e en el sem i n a rio St. J osef. Lisa La ne ha fu ndado su c l u b en New York City y le dió el nom b re de "El c l u b del peón de d a m a " . Creo q u e pronto va a q u ebrar porq ue tiene que pagar u nos i m puestos m uy altos ... ". Bobby, a demás, escri b ía que h a b ía ganado el ca m peonato a bierto de N ueva York, ganando las siete partidas q u e h a b ía j u gado. Ta mbién fue prim ero en M ichigan, delante de los hermanos Byrne . . . " G a n é todas las pa rtidas en ese torneo, sólo una acabó en tablas. Creo que m is seis pa rtidas eran mejores q u e todas las de Los Angeles. Sólo la victoria de Naj dorf podría compa ra rse con ellas . . . . U na noticia de Agencias, enviada desde N ueva York, en febrero de 1 964, q u ed a rá i nscrita en la h i storia del ajedrez: " Bo bby F ischer, el g ra n maestro d e 2 0 a ñ os, ha ga nado e l cam peo nato de Estados U n idos por sexta vez. G a n ó las 1 1 partidas q u e había jugado y reci bió un premio de "

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dos m i l dólares. Más de la m itad de los pa rticipa ntes de ese torneo te n ía n el títu lo de g ra n maestro". N u nca a ntes se h a b ía i nscrito nada pa recido en los a n a l es de los g ran des torn eos. Es cierto que Alekhine ganó el g ran torneo de Bled con u na ventaja de 5,5 pu ntos, pero n u nca ha bía ganado todas las partidas de u n torneo donde más de la m itad de los jugadores tuviesen títu l os de g ra ndes maestros. Es conocido el caso de Lom bardy q u e con q u istó el títu lo de campeón del m u ndo j uven i l , ganando las 1 1 partidas que h a bía jug ado, pero los participantes de ese torneo era n de u n n ivel m uy por debajo d e l medio nortea merica no. E l mundo del ajedrez estaba m a ravi l l ado con esa haza ña. E n un primer momento era d ifícil creer que a lg u ien h u biera sido ca paz de ganar u n o tras otro a Reshevsky, Benko, Eva ns . . . E n tota l, seis g ra n des maestros. Los especial istas del ajed rez a n a l izaban m i n uciosa mente todas las pa rtidas, los period istas recordaban el comie nzo de su b ri l l a nte ca rrera y aquella ca rta que su madre h a b ía escrito 12 años a ntes, buscando un maestro para su hijo. R ecordaban también los pri meros movim ientos q u e le había enseñado su herma na Joan, y su pri mer torneo, cuando le d ijeron en el c l u b d e ajed rez que era demasia­ do joven y que todavía tend ría tiempo para em pezar a j ugar. Recorda­ ron que apenas pasó dos a ñ os desde que ese ch ico, con un andar todavía inseg uro, ha bía ganado el cam peo nato de Estados U n i dos y cuatro a ñ os más ta rde se convirtió en el gran maestro más joven en la h i storia de ese antiguo j u ego ... Se d ice q u e nada tiene tanto éxito como el éxito m ismo. Ese triu nfo de Bobby h a b ía te n ido tal resonancia en el m u ndo del ajedrez q u e la ge nte se pregu nta ba cómo era posible conseg u i r algo así en esos tiem pos desqu iciados en los que la teoría h a b ía avanzado tanto q u e era difícil ganar. Cuando nos encontramos en el Torneo l nterzonal en Amsterdam, Eva ns i ntentó explicarme cómo se fueron suced iendo las victorias de Fischer en aquel torneo: - Bobby jugó rea l mente de u n modo grandioso que nos i m presionó a todos, así q u e j ugamos como atu rdidos. En el m ismo torneo Benko reconoció que Bobby había jugado como en sus mejores tiem pos. Reshevsky dijo de mala gana que a Fischer le i ba todo de perlas y que había jugado m uy bien. E n la O l i m piada de Tel Aviv el Dr. Anthony Saidy me expl icó deta l l adam ente cómo se sentía al sentarse para j ugar con Bobby la ú ltima partida del torneo: -Yo era la última perso na que h u biera podido hacer algo. En el aplazamiento de la partida, en la jugada 4 1 , creí que tenía tablas. 85

N atura l m ente, Bobby q u iso a p rovechar u na l igera ventaja del caba llo so bre el alfil y yo h ice u na jugada m a l a a ntes del aplazamiento. E n la rean udación Bobby necesitó sólo 20 m i n utos pa ra conseg u i r su undé­ c i ma victoria. Le fel icité de corazón y cuando en e l a n á l isis me i n d icó de qué disti ntos modos se pudo jug ar, y qué montón de varia ntes supo n ía eso, deseé fel icita rle u n a vez más. Bobby jugó estupendam ente. Pero incl uso después de esa victo ria h i stórica, Bobby Fischer se m a ntuvo firme en su decisión. Yo creía que iba a ir al To rneo l nterzo nal a Amste rda m , o más tarde a la O l i m piada de Tel Aviv, pero ya no volví a encontrar a Bobby entre los célebres g ra ndes maestros. M e parecía como si a esas competiciones les faltase algo q u e d iera al am biente u n toque de a l eg ría. Faltaba Bobby Fisch er, e l joven q u e era capaz de e ntretener a los especta dores d u ra nte horas con sus pa rtidas rá pidas, d e j u g a r con q u i en q u iera hasta la victo ria y a ganar u nos tras otros las partidas y los torneos. Bobby creía que con el sistema que estaba vigente de n i n g u n a m a nera pod ía l legar hasta el match m á s importante y ren u nció a todos los torneos dentro del campeonato m u nd i a l . De ese modo el Torneo l nterzona l de Amsterdam ha bía perd ido mucho porq ue Fischer no ha bía acudido. Para el m u nd o del ajedrez, y para él m ismo, era u na lástima q u e desistiese en la lucha por el título. El m u ndo estuvo espera ndo pa ra ver si i ba a ca m b i a r de opinión, pero Bobby se neg a ba i n sistentemente a j ugar. Ha bía l legado la noticia sobre su propuesta a la Federación de Ajedrez Soviética d e o rgan izar, en 1 965, el match con Petrosia n . Propuso que el fondo para pre m i os fuese de ocho m i l dólares, de los cua les el 80% serían para el g a nador y el 20% restante para el de rrotado. Seg ú n la propuesta de Bo bby, el match pod ría celebrarse en la U n ión Soviética o en Estados U n idos, o u n a m itad en u n país y la otra en otro. Esa propu esta, como dijo Bobby, no tend ría nada q u e ver con el títu lo de cam peón del m u ndo. Esa era u n a peq ueña ch ispa de espera nza de q u e, a pesar de todo, Bobby q uería med i r sus fuerzas con los célebres g randes maestros, pero el encuentro no l legó a celebra rse. En una de sus últimas cartas Bobby me explicó que ha bía rea l izado u n a g i ra por Estad os U n idos, en 1 964, j ugando un g ran n ú m e ro de s i m u ltáneas. Eso q uería decir que, a pesa r de todo, estaba j uga ndo. D u rante el Torneo l nterzonal en Amsterdam, S a m my R eshevsky me dijo "que e l joven ajed recista ta mbién h a b ía em pezado a estud i a r la B i b l i a " . Pensé en aquel momento que se pod ría trata r de una n u eva pasión del gran maestro que h a b ía i ntentado ocupa rse de m uchas cosas, aparte del ajedrez, pero las peq ueñas cas i l las s i g u iero n siendo su amor más g ra nd e, su pasión y toda su vida. 86

Con la aparición de Bobby Fischer, igual q u e la de M i h a i l Ta h l , el ajedrez m u nd i a l h a b ía ganado m uchos más seg u i dores y e l i nterés por ese juego creció consi dera blemente. Qu izás se le podría perdonar a Bobby que enfadase a veces a los g randes m a estros, porq ue se h a bía elevado a las cimas del ajedrez siendo demasiado joven y, rea l mente, con frec uencia no sabía ni cómo tenía que com portarse . . . L a mayor parte de m i tiempo l i bre en l o s disti ntos torneos la pasé con Bobby Fischer. Me parecía q u e, hasta cierto pu nto, ha bía llegado a penetra r en el a l m a de ese joven. Con frecuencia se si nceraba cua ndo tenía algún problema y espero que no m e tomará a m a l q u e g ra n pa rte de sus confidencias hayan sido p u b l icadas. Nos h ic i m os buenos a m i­ gos, q u izás porque muchas veces había detectado algo m uy cá l ido en el corazón del c h ico q u e se convi rtió demasiado pronto en una estrel la. Lo tomé por a m igo, con todos sus defectos y virtudes, porq ue como todas las estre l las, ta m bién ten ía sus fa l l os. Quería describir a Bobby Fischer tal como era, s i n adornos n i demasiado romanticismo. Ha merecido q u e se escriba sobre él porq ue pertenece al ajed rez. De día juega y de noche sueña con él, entretanto, piensa sobre é l . . . E n la primera m itad de 1 964, Bobby h izo u n a g r a n g i ra p o r E stados U n idos, j ugando s i m u ltáneas, i ncl uso en cincuenta tableros. Por cada partida s i m u ltánea reci bía doscientos c i ncuenta dólares. En esas actua­ ciones obtuvo u n os resu ltados excel entes. Además, daba conferencias sobre ajedrez. E n Cleve l a n d ganó 51 partidas, sin ta blas n i derrotas. E n Col u m bos ganó 48 : O y e n Little Rack 3 6 : 6 . E n s u Chicago natal jugó +49=0-1 y +56= 1 -4, en Wash i ngton +5 1 = 1 0--4, N u eva Orleans +70=2-3, etc. Las s i m u ltáneas d u ra ron desde febrero hasta m ayo. El Torneo l nterzonal de Amste rda m empeza ba el 20 de mayo, pero Bo bby ya h a b ía dicho a ntes que el prem io previsto para ese torneo era ridíc u l o (doscien­ tos dólares) y boicoteó a la Federación M u n d i a l de Ajedrez. S myslov escribió: "Fischer, con todo, jugará en Amsterdam po rq u e a n hela el títu lo de cam peón por encima de todo". Otros decía n : " N a d i e puede adivinar el movi m i ento siguiente de Fischer". La situación era p a recida a la de antes del duelo de Reykjavik, en 1 972, o como cuando, el 1 de abril de 1 974, se estuvo esperando q u e el campeón del m u n d o F ischer d ijese sí o no. Esos di lemas de Fischer siem p re crea ban una gran espectativa entre sus seg uidores. S i n embargo, Fischer no vino a Amsterd a m donde Larsen, S passky, S myslov y Ta h l co mpartieron el primer puesto. M ientras l os demás contri ncantes jugaban para el títu lo de ca m peón, él hacía u n a pausa . N atu ra l mente, no pudo estar s i n el ajed rez. Est u d i a ba cu idadosa mente lo q u e se j u g a ba en los torneos y, a fi na les de 1 964, estuvo dando clases 87

de ajed rez en el c l u b M a rs h a l l a los j u gadores de todas las categ orías. E n 1 964 no j u gó n i n g ú n torneo. Ha bía ped ido ci nco m i l dólares para jugar en l a O l i m p iada de Tel Aviv con el eq u i po naci o n a l . Por eso le atacaron en l a prensa y la revista esta d o u n idense de ajedrez comparó su comporta m i e nto con el de G reta Ga rbo. -¿Cómo era G reta Ga rbo? -pregu ntó Fischer a Fra n k B rady, el anterior secreta rio de la Federación de Ajedrez de E E U U-. -Era poco com u n icativa y l l evaba unas g afas negras para protegerse del m u ndo -contestó Brady-. Le envié una carta, i nvitá ndole a j ugar en el trad icional To rneo de Sarajevo, en marzo de 1 965. Contestó: -Lo siento, pero no puedo participar en el torneo de Sarajevo y tam poco en el de Zag reb. Ya había pasado un año y medio desde que j ugó s u último torneo. La gente ya ha bía em pezado a decir que no q u e ría j u g a r más al ajedrez. Ocurrió lo m ismo d espués de ganar el tít u l o de ca m peón . Las prim eras partidas de ajedrez q u e j ugó después de la pa usa en 1 965 eran u nas s i m u ltáneas en las Naciones U n idas. La revista estadou n i dense de ajed rez l l a m ó a esas s i m u ltá neas "el reto rno d e Fischer". Porfin, aceptó la i nvitación de j ugar en el To rneo Conmemorativo de Capa bla nca en La Habana, en agosto y septiem bre de 1 965.

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6. E l retorno a l ajedrez . Las pa rtidas a una dista ncia de 1 350 m i l l as. Cam peó n de E E U U por séptima vez. La Olimpiada de La Habana 1 966. Antes de empezar el torneo de La Haba na, el gran maestro Bobby Fischer y el presidente cubano Fidel Castro i nterca m b i a ron u n os tele­ g ra mas. El texto del telegrama de Fischer era el sigu iente: "Al Presidente Fidel Castro, La Habana, Dirijo mi protesta contra la n oticia publicada hoy en el "New York Times", en la que se hace mención a una especie de victoria propagan­ dística y, en estas circunstancias, me veo obligado a retirarme del Torneo Conmemorativo de Capablanca. Acudiré al torneo sólo bajo la condición de que envíen inmediatamente un telegrama declarando que ni usted ni su Gobierno harán de ello un capital político y que en el futuro no aparecerá nin gún comentario político relacionado con mi participación. Bobby Fischer"

Fidel Castro envió enseg u ida el sig u i ente telegra m a : "A Bobby Fischer, Nueva York, EE UU, Acabo de recibir su telegrama. Estoy sorprendido porque me atribu­ ya cierto tipo de comunicado relacionado con su participación en el torneo. No he dicho ni una sola palabra sobre ello. Lo conozco única89

mente por su comunicado telegráfico a tra vés de una agen cia periodís­ tica estadounidense. Nuestro país no necesita "victorias propagandís­ ticas " de ese tipo. Es asunto suyo si quiere participar o no en el torneo. Pero sus palabras son injustas. Si tiene miedo o quiere cambiar de parecer y no jugar, será mejor que se busque otro pretexto y tenga el valor de ser honesto ".

Fischer aceptó jugar a través del telég rafo. Desde e l c l u b de ajedrez Mars h a l l se em itió el primer mensaj e por telex: "Oiga, Habana, l l a m a América. El p r i m e r movi m i e nto del bla nco e2-e4. L a ho ra 3,30 . . . . La lejana isla verde. E l gran torneo de La Habana, en 1 965, en honor a José Raúl Capa bla nca, em pieza bajo el signo de Bobby Fischer. É l no está presente en l a sa la de com peticiones del h otel La Habana L i b re y, sin e m bargo, juega desde u n a gran dista ncia, después de dos años de espera y silencio. En La Habana se están sorteando los n ú m e ros para el torneo, m i entras Bobby está sentado tra n q u i l a mente en una peq u eña ha bita­ ción del c l u b Marsha l l , de la Ca l l e 10 de N u eva York. El h ijo del ex­ ca mpeón del m u n do Capa bla nca saca el n ú me ro pa ra Bobby . . . "

La famosa charla con Fidel Castro, durante l a Olimpiada d e La Habana 1 966. 90

U n os d ías antes de este primer acto los periód icos escri bía n : " E l Departamento d e Estado n o d a rá a Fischer el permiso para i r a Cuba". "Fischer jugará, a pesar de todo", i nformaban los period istas desde Nueva York. El Depa rta mento de Estado no concedió el visado a Bobby porque no pertenecía a n i n g ú n gru po de profesionales a los q u e se perm itía ir a Cuba. -Pero jugaré de todos modos -contestó Fischer. La sala del c l u b de ajedrez M a rs h a l l se l lenó de periodistas y repo rteros g ráficos. Bobby se sentó a la mesa y envió las primeras j ugadas lejos, a La Habana, a la distancia de 1 .350 m i l las. E n u na h a b itación cuyas venta nas daban a l jardín de la Cal le 1 0, estaba sentado u n Bobby sol ita rio, mi entras su ayuda nte transm itía sus jugadas a u n a sala conti g u a, desde donde se enviaban a los adversa rios de Bobby. Su primer riva l , Leh m a n n , esperó ci nco horas completas para que se estableciera la conexión por teletipo, de modo que esa partida comenzó con ci nco h o ras de retraso. Cerca de donde estaba sentado Bobby h a b ía u n a g ra n sala con u n pa nel d o n d e s e reprod ucían l a s partidas del m ú ltiple campeón america no. Ven ía n sus seg u i d o res pa ra da rle á n i m os y a p l a u d i rle. Bobby ganó a Leh m a n n y , en l a seg u nda vuelta, también a l g ran Vassi ly Smyslov. L a conexión por teletipo h a b ía mej o rado. Sus j ugadas l legaban a La H a ba n a en d iez m i n utos. Así, el joven g ran maestro j u gaba de n u evo y g a n a ba porq ue estaba ávido de ajed rez y de tri u nfos . . . -Será u n a buena pro paganda para América si gano el torneo -decía Bobby y seg u ía tra n q u i lamente con el j u eg o-. La derrota contra lvkov no le desan i m ó. Te n ía espera nzas de q ue, a pesar de todo, iba a ser el primero. Pero después de varias victorias, l l egó en las finales la partida ma rato n i a n a con Evfim G e l l e r y cuatro l a rgas sesiones de juego. Bobby perdió esa pa rtida y tras e l l a se pasó toda la noche sin dorm i r y haciendo a n á l isis. E ra la noche q u e contribu­ yó a que en la ronda siguiente sufriese otra de rrota, con H o l m ov. Eso ya sign ificaba la despedida del primer pu esto. Ta m bién lvkov perd ió l os dos ú ltimos duelos y Vassi ly Smyslov aprovechó esa g ran oportu n idad y l legó el pri mero a la meta. R obert Fischer compartió el seg undo puesto con lvkov y Gel ler. El g ra n favorito no ha bía ganado, pero lo que q u izás e ra más i m portante, era q u e ha bía vuelto al ajedrez. Como si q u isiese obedecer e l consejo de M i h a i l Ta h l que dijo d u ra nte e l torneo de Bled: -Hay q u e deci rle a Bobby: ¡ Vuelve al ajedrez ! . E ra bueno para e l m u ndo del ajed rez q u e ese g ra n maestro de tal ento, por fi n, h u biera comprendido que s i n los torneos n o h a b ía victorias. Pero justo antes de e m pezar la O l i m piada de La Habana, a 91

Bobby lo l l a ma ron al servicio m i l itar. Seg ú n el reg lamento m i l itar de Estados U n idos, h u b iera tenido q u e pasa r dos a ños enteros d ed icándo­ se a las tarea s m i l itares. Eso h u biera supuesto u n a gran pérd ida pa ra el m u ndo de las com peticiones porq ue dos años es m ucho, much ís i m o tiempo. E l propio Bobby lo h a b ía com prendido mejor q u e nadie, espera n d o tanto tiempo antes de j u g a r en un g ra n torneo. E l retorno de Bobby al ajed rez y a los torneos h a b ía a l eg rado a sus n u me rosos seg u i d ores de todo el m u ndo. Cuando le i nv itaron a defen­ der el título de campeón de Estados U n idos, en 1 965, m uchos se preg u ntaron si sería ca paz de repetir su hazaña de 1 964, cuando ganó todas las partidas. Sin embargo, ya en el com ienzo se vio q u e aquel res u ltado fantástico era i rrepeti ble. Bobby em pezó con u nas tablas y tres victorias. E nseg u ida se colocó en la cima de la ta bla de clasificación y se q u edó a l l í hasta el fi n a l . Sus victo rias contra Benko y Evans eran suficientemente elocuentes y a l egra ron a sus seg u i d o res. Cuatro rondas a ntes del fi n a l era claramente el prim ero, con pu nto y medio de ventaja, pero entonces ocurrió a lgo extraord i na rio. En u n a octava ronda agitada perd ieron los ú n icos j ugadores q u e n o había n sufrido n i n g u n a derrota hasta entonces, Fisch er y Reshevsky. Eso, al m ismo tiempo, era la seg u nda de rrota de Fischer en seis cam peonatos. Ten ía las piezas bla ncas co ntra Robert Byrne, pero ya en la jugada 1 2 om itió u n a peq ueña combinación y eso l e costó l a ca.l idad. E n l a j ugada 36 pa ró el reloj, como señal de q u e abandonaba . Esa era la primera partida concl u ida de la V I I I ronda. El Dr. Saidy le traj o u n poco de co nsuelo al ganar a Resh evsky, q u ien rebasó el l ím ite de tiempo. Esa derrota casi no h u b iera te nido repercusión sobre la clasificaci ó n si "el eterno Bobby Fischer", c o m o lo d ieron el nom bre en a q u e l momento, no h u biera vuelto a perder en la s i g u i ente ronda. Pa ra mayor desgracia, se trataba de un d u e l o ya tra d icional con Sam Reshevsky. Bobby ha bía jugado la defensa N i mzo i n d ia, pero pronto se encontró con d ificu ltades y tuvo q u e ceder u n a p ieza. Más tarde sacrificó la dama por la torre y el alfil, e i nterru mpió la pa rtida s i n n i n g u na espera n za de salvación. Las d os derrotas seg u i das fueron como u n a ducha de agua fría para Bobby, era a l g o q u e no le había ocurrido en l os torneos desde hacía m ucho tiempo. Reshevsky se l e acercó a una d i sta ncia de sólo medio p u nto, pero en la s i g u iente ronda, l a pen ú ltima, l a d iferencia se i ncre m e ntó porq ue Bobby h a b ía g a n a d o a R osso l i mo, m i e ntras Reshevsky h izo tablas con Berger. Por fi n l legó la ú lt i m a vuelta. A Fischer le bastaban tablas con el peor jugad or, Berger, para defe n der el título. Es probable que a l g ú n otro en su l ugar no h u biera tardado en ofrecer tablas. Su adversa rio las h u biera 92

Con Petrosian, en una de sus muchas confrontaciones.

aceptado de buena gana y el ca m peonato se h u biera resuelto. Pero Fischer era un l uchador val i e nte. La estrategia de tablas no era su esti lo. Siempre ha bía querido ganar todas las pa rtidas, así q u e ganó a Berger y con 8,5 pu ntos alcanzó el primer puesto, delante de Resh evsky y Byrne con 7,5, Adison y Zukerman 6,5, Rosso l i m o 6, Benko Eva ns y Sa i dy 5 pu ntos, etc. Los tres primeros obtuvieron el derecho a jugaren el torneo l nterzonal, pero Bobby todavía no ha bía dicho si lo i ba a hacer. Se ha bía co ncl u ido otra pág i n a de la h i storia del ajed rez americano y Bobby Fischer ha bía vuelto a ganar, por séptima vez seg u id a . Ganó el gra n maestro, q u e era una fig u ra especial en el m u ndo del ajed rez, q u e s e pu ede encontra r, qu izás, s ó l o u na vez en u n s i g l o . E s e j u gador de talento se convi rt i ó en u na espec i e de "ch ico travieso" del j u ego de los reyes en el que, como d ijo Zweig en su l i bro " La nove la sobre el ajed rez", "la celebración festeja ú n icamente el espíritu o, mejor dicho, cierta forma de ta lento espi ritu a l " . Se d ijo: " M i l l ones de personas h a n aprendido a jugar al ajed rez, pero sólo existe un Bobby Fischer y un M i h a i l Ta h l . I g u a l mente m i l lones de personas aprendieron a escribir, pero tenemos sólo un Goethe o u n Shakespeare". 93

El hotel M i ramar de Sa nta Mónica entró en la h istoria del ajed rez por el G ran To rneo de los ocho, in iciado el 17 de j u l i o de 1 966. El famoso violonchel ista Piatigorsky d ijo antes de q u e l os "ocho m a g n íficos" empezasen a j u g a r: "Yo soy conocido en el m u n d o de la m úsica como un violonchelista, en el m u ndo del ajed rez soy conocido como el marido de l a señ ora Piatig orsky". La señora Piatigorsky era la principal mece nas de ese torneo q u e tenía el mayor fo ndo de prem ios de toda l a h istoria, más de setenta y ci nco m i l dólares. El torneo comenzó después de que el árbitro principal, lsaak Kashdam, presentase los partici pa ntes al públ ico. Los relojes se pus ieron en funcionam iento y los reporteros gráficos pud ieron hacer fotog rafías a los g randes maestros d u rante los primeros cinco m i n utos. Fischer sacrificó esos ci nco m i n utos y no entró en l a sala hasta q u e los reporteros no acabaron su tarea. E n las primeras dos rondas Fischer h izo tablas con Reshevsky y Portisch, y en la sig u iente ganó a lvkov. La cu arta ronda le trajo una peq ueña decepción en la partida con Don ner. E l gran maestro hola ndés lo describió del modo sigu iente: "Cuandó tocó el a lfi l, Fischer lo ma ntuvo en l a mano d u rante u n os seg u ndos, busca ndo desesperada­ mente otra jugada. Estaba enfadado. La partida acabó en tablas". La sigu iente fue una partida ma ratoniana con U nzicke r q ue acabó en tabl as, y después vino u n a derrota desag radable contra Bent Larsen . E n a q u e l momento a Fischer y La rsen l o s consideraban c o m o l o s cam peo­ nes del resto del m u n do fuera de la U RSS, así que esa de rrota afectó a Bobby de u n modo especia l . Fischer tenía 23 a ñ os por aquel entonces. Se trataba de la edad en que Anato l i Ka rpov se convirtió en su contri nca nte. El sigu ie nte rival de Fischer fue M i g uel N ajdorf q u e ten ía cincuenta y seis a ñ os. Larsen jugó en la m isma ronda con el campeón de a q u el mom ento, Petrosia n . El res u ltado: una rápida derrota de Fischer y una bril lante victoria de Larsen . La octava ronda: Spassky contra Fischer. E l los se h a b ían enco ntrado sólo una vez a ntes de esa partida, en M a r de Plata. Fisc her perd ió por una om isión. Después de esa p a rtida se encontrarían con más frecuen­ cia, y su match de Reykjavik, en 1 972, co n m overía a l m u ndo del aj edrez. La seg u n da de rrota contra Spassky era su tercera derrota seg u ida en el torneo. A Fischer no le ha bía ocu rrido a l g o parecido desde que ganó en 1 958 e l título de gran maestro. Se encontró en el ú ltimo puesto con lvkov. Las ta blas con Petrosian eran el fi nal de l a primera vuelta. Sólo una victo ria, tres de rrotas y ci nco tablas. Medio p u nto más q u e el ú ltimo clasificado, lvkov. Eso nadie lo ha bía espera do, era u n g ran fracaso del futu ro ca m peón. Spassky y Larsen ganaron la prim era vue lta con 6 94

pu ntos. Larsen d ijo de paso q u e su victoria sobre Bobby ha bía afectado tanto a l joven gra n maestro que perd ió contra N aj dorf y Spassky. Comenzó la seg unda vuelta. Ta blas con R eshevsky y victoria sobre Portisch. E m pezó a recu perar la confia nza en s í m ismo. Las victorias contra lvkov y Donner le acercaron al primer p u esto. Estaba a un pu nto de dista ncia de Spassky q u e era el prime ro. Ta blas con U nzicker, otro enfrentam iento con Larsen y la victo ria de la q ue R obert Byrne dijo q u e recordaba l o s d ías d e oro de Capabla nca. Después de la victoria co ntra Najdorf, F ischer a lca nzó a Spassky. "Eso lo puede hacer sólo Fischer",

Simu ltáneas en Sarajevo 1 970. 95

decían los aficionados. Desde el fo ndo de la clasificación se elevó ha st a la misma cima. D u ra nte el g ra n encu entro Fischer-S passky casi mil perso nas l lena­ ron la sala Nautilus del hote l M i ra m a r. N u nca a ntes ha bía habido tantos espectadores como en esa pen ú ltima ronda. A Spassky le q u edab a ú n icame nte el encuentro con Donner y a Fischer u n o m ucho más difíci l, con Petrosia n . Spassky ganó a Donner y Fischer term i n ó tablas con Petrosi a n . Así term i n a ron pri m e ro y segundo. S passky reco noció: " É ste ha sido el torneo de Fischer. Ha j ugado mejor q u e todos". Había comenzado la gran rival idad entre Fischer y Spassky. Estuve esperando en vano a Fischer en Amsterda m , Tel Aviv y todos los demás torneos. Había renunciado a la l ucha por el tít u l o de ca m peón y rechazaba la participación en todos los torneos de la Federación M u nd i a l . Lo enco ntré otra vez en su ha bitación en e l p iso 17 del hotel La H a ba n a Li bre, d u rante la O l i m piada de La Habana, en 1 966. Estaba más cord i a l , hablador y m uy elega nte. E n la habitaci ón había tres tableros y va rios l i b ros de ajed rez en ruso y espa ñ o l . Bobby leía m uy bien esos i d iomas. Todos los d ías rec i b ía de Moscú la revista "El deporte soviético" y el espa ñol lo ha bía estudiado en el colegio. Había m uchas cosas que deseaba pre g u ntarle, pero fue él el primero en em pezar a explicarme q u e ya no coleccionaba trajes y q u e sólo tenía q u i nce. Su n ueva afición e ra n los d i scos y, un poco, los coches. Me pregu ntó por las condiciones de participación en el torneo de Sa rajevo. Dijo: "Jugaría si me ofreciesen cinco m i l dólares". Cuando le expliqué que eso era i m posible, dijo que aceptaría incl uso un m i l l ó n de d i n a res. E n su ha bitación se o ía siempre la m úsica y cuando s a l ía, l leva ba un l i bro de ajed rez pa ra coleccionar los autóg rafos de los g ra ndes maes­ tros. Me enseñó su l ibro "Fischer os enseña a jugar al ajed rez". Le d i o u n ejemplar c o n ded icato ria a F i d e l Castro. -Se i m prim ieron tres m i l ejem plares -me explicó-, y los h o nora rios han sido de d iez m i l dólares. Ahora estoy preparando u n a selección de sesenta p a rtidas m ías. E m pezamos a h a b l a r. La preg u nta más i m porta nte fue si iba a j u g a r en el próxi m o torneo l nterzon a l . -J uga ría de h a b e r aceptado la Federación de Ajedrez m i s propuestas de ca m biar el sistema de competición. Pero de este modo no voy a jugar. Después de decir eso, em pezó a dem ostra r con ejemplos que ten ía la razón : -¿Te acuerdas d e l Torneo l nterzon a l de Estocol m o, e n 1 962? H e 96

jugado seis semanas enteras. Eso es m uy difíc i l . Gané el primer pu esto y el prem io de sólo setecientos cincu enta dólares. U n os honora rios así suelo ganar habitua lmente por dos partidas de s i m u ltáneas que pueden dura r u nas horas. Propuse que el g a nador de un torneo tan grande tuviera el premio de ci nco m i l dólares. -¿Y si h u b ieran aceptado tu prop uesta? -Claro q u e h u biera jugado. Ten g o q u e a ñ a d i r que también h ice esa propuesta por todos los jugadores profesionales. -¿Qué más cosas del ajed rez m u n d i a l están mal? -E l sistema de matches tampoco está bien. El jugador que primero gana u n a pa rtida obtiene u n a g ran ve ntaja. Creo que sería mejor q u e el ganador sea el que primero gane seis partidas. -¿Quién es el mejor jugador actua l mente? -Ya dije u na vez que entre los d iez mejores g ra ndes maestros co ntempo rá neos estaban Ta h l , Spassky y Reshevsky, pero este último ya es viejo. -Qu ieres decir, Ta h l y Spassky. -Los dos juegan estu pe ndamente . . . Le d ije a Fischer que Botvi n n i k d ijo de él que era el mejor j ugador fuera de la U RSS y que d ijo además que el título de campeón no se queda ría en el futuro en la U n ión Soviética . El joven g ran maestro so lamente so n rió y después dijo con un poco de tristeza: "Ta m bién el próxi m o campeón será un ruso". -¿A qué cam peó n, actual o antiguo, no has ganado ja más? -Sólo a Botv i n n i k. -¿Y a Petrosian? -Le he g a nado, pero con él y con Ta h l tengo u n resu ltado negativo. S i e nto que Petrosian no haya jugado contra m í, pero eso ya lo pod ía su poner. S a l i mos d e la ha bitación porque Bobby quería dar un paseo por las ori l las del Atlá ntico. Llevaba consigo, como siempre, un peq ueño transistor e i ntenta ba s i ntonizar a l g u n a em isora america na. Seg u ía a ndando con u nos pasos largos, casi torpes y era d ifíc i l a lcanzarle. Pasamos por dela nte del c l u b de ajedrez que l levaba el nombre de Capabla nca . Los ajed recistas le reconocieron enseg u ida y em pezaron a g rita r: " ¡ Fischer, Fischer. . . ! " . M ientras estuvi mos paseando en la noche cá l ida cubana, decía que todavía no se h a b ía i nsta lado por completo en Sa nta Mónica. No q u e ría q u e escribiese cuá les fueron sus razones pa ra abandonar N ueva York, pero yo sa b ía que era n de índole rel i g ioso. Ta mbién h izo su valoración del ajed rez yugoslavo. -Tenéis m uchos j u gadores buenos. Nos s u peráis en vei nte tableros, 97

pero estaba seg u ro q u e en La Habana íbamos a ser seg u ndos, dela nte de Yugoslavia . De h a be r jugado en plena fo rma, h ubiéramos podido se r los pri meros. Creo q u e de su equ ipo faltó Trifu novic. Es un jugador m uy seg u ro y los g ra n d es maestros de ese tipo vienen muy bien en las o l i m piadas. Me ha sorpre n d i d o M atu l ovic.Tiene m ucho ta lento, i g ua l que Ci ric, a q u ien no conocía de antes. Primero h a b ía pensado q u e se trataba de un pesado reportero g ráfico, porq u e no paraba de fotog rafiar a los g ra ndes maestros. Cuando habla mos sobre los torneos pasados, Bobby se acordó con melanco l ía de La H a bana y de Sa nta M ó nica: -Las dos veces d ejé esca par el primer puesto. -¿Cómo se siente u n o j ugando mediante el teletipo? -Estaba sentado en una peq ueña ha bitación en N u eva York, y m is adversarios e n La Habana. No los veía, ni notaba el a m b i ente de los torneos y eso s i g n ifica m ucho. Pero a pesa r de l a g ra n d esventaja, term i n é com pa rtiendo el seg u ndo puesto. H u biera pod ido ser el prime­ ro de no h a ber perdido dos partidas por estar cansado. -¿Y en Sa nta Món ica? -Ese ha sido un torneo extraord i n a rio, con u nos buenos prem ios. Al m u ndo del ajed rez le hacen falta u nos torneos así, porq ue si a los verda deros a rtistas se les pre m i a bien por sus obras, ¿por qué no puede ocu rri r los m ismo con los g ra ndes maestros? En un pri ncipio tuve pro b l emas, pero entré en forma en la seg u nda ronda y el vencedor Spassky reconoció q u e h u biera podido ser e l prim ero. -¿ Por qué Petrosi a n obtuvo tan mal res u ltado? -Estaba cansado después del encuentro con Spassky. Además él es especial ista jugando los m atch es, pero los torneos son más com plica­ dos. E n un momento dijo con sinceridad: " Lo que más me gusta es senta rme por la noche en el coche, recorrer las anchas ave n idas de La Habana y escuchar la m úsica. Pero todavía no he sacado el carnet de conducir". Después em pezó, de repente, a decir q u e h a b ía aceptado jugar el próxi m o año un match con el ca m peón soviético Ste i n . -J uga ría no solamente c o n Stein, s i n o ta m bién c o n los m á s g ra n des maestros soviéticos. Se expuso esa idea d u ra nte la recepción de Fidel Castro y creo que el encu entro se celebra rá en La H a ba n a . Fischer e s u n a uténtico experto para ca l ifica r a d eterm i nados cam­ peo nes. De Petrosian dijo que era demasiado pacífico y que no era el tipo de campeón de Ta h l , q u ien tenía m uc h ísi mos seg uidores porq ue Ta h l siem pre estuvo ju ga ndo con un g ran estilo. Pasé horas sentado en la sala ol ímpica cerca de la mesa de Bobby, mientras veía a ese joven jugar y ganar. Parecía q u e pa ra él todo a su 98

alrededor desapa recía cuando em peza ba a jugar. Si oía a l g ú n ruido entre e l p ú b l ico, se daba la vue lta y m i ra ba con enfado. A veces se levantaba, pero no iba más a l l á de la prim era mesa veci na. Cuando se apu ntaba u n a victoria, en su cara se veía u n esbozo de son risa, casi i m perceptible. Volvía a colocar las piezas y em peza ba a explicar a su rival donde se h a b ía equ ivocado. Y fi n a l mente, cua ndo abandonaba la sala, cientos de aficionados se ap resuraban tras él y corea ban su nom b re. Su enorme popula ridad en La H a bana s u rgió cuando había aceptado j u g a r en el torneo d e esa ciudad por teletipo, a pesa r de haberle sido denegado el visado por parte de las autoridades de su pa ís. Esa O l i m piada, en la que tomaron parte ci ncuenta y dos e q u i pos, q uedó en el recu erdo por su excele nte organ ización. En la seg u nda ro nda en las fi n a l es, el sábado 5 de novie mbre, esta ba prog ramado el encue ntro U RSS-E E . U U . Estaba previsto q u e la partida entre Fischer y Petrosia n comenzase a las 1 8 horas, porq ue en aquel mo mento se term i n a ba el "sabath" de Fischer. Pero s u rg ie ron problemas porque las demás pa rtidas em peza ban a las 16 horas. E l capitán del equipo soviético no aceptaba q u e l a partida del primer ta blero em pezase con dos horas de retraso. E l capitán del e q u i po estado u n idense, Dona Id Byrne, l l a m ó u rgente­ me nte a E d m u ndson en N ueva York q u i e n les dijo q u e " n o s a l i esen a l campo" a ntes de las 1 8 horas. Serov contesto: "N uestro eq u i po estará en la sa la a la misma hora que todos los demás, a las 1 6" . E d m u ndson envió u n telegrama a Estoco l m o, a l presidente de la FIDE, en a q uel mo mento Folke Rogard: "La U RSS rechazó j ugar el match contra Estados U n id os, a pes a r del acuerdo con el com ité organizador para posponer la partida de Fischer: " Pedi mos su u rgente i ntervención. S i siguen rechazando j u g a r, e x i g i­ mos por contu macia 4 : 0". Los americanos rea l mente h ic ieron e l acto de presencia a las 1 8 horas y e l á rbitro pri ncipal les apu ntó l a derrota d e O : 4 . S u ca pitá n protestó y volvió a l lamar a E d m u ndson, q u e amenazó con retirar su e q u i po de La Habana. E n aquel tiempo "El noticiero de Moscú" escribía : " F ischer e s m uy conocido y a hace tiempo p o r su com porta m i e nto extravaga nte. La gente esperaba que iba a cambiar, pu esto q u e ya es u n adu lto, pero ... " Al d ía s i g u iente l l egó el mensaje del presidente de la F I D E : " Propon­ go un acuerdo am istoso". Los soviéticos aceptaron celebrar el encuentro el 1 4 de noviem bre. Antes de ese match, Fischer h a b ía g a nado, j ugando en el primer tabl ero, a Pomar, Olafsson y Portisch. Con U h l m a n n había hecho tabl as. .

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Preparando un programa en la televisión yugoslava.

E n la octava ronda, Yugoslavia h a b ía ganado a E E . U U 2,5 : 1 ,5, pero Fischer había derrotado a G l i g oric en sólo 25 j ugadas. Los soviéticos esta ban ganando con 22 pu ntos y los n o rteamericanos tenían 20,5 cuando se produjo su duelo. Fischer j ug a ba con Spassky. Su pa rtida fue tra n s m itida a través de un g ran tablero de demostracio nes i nsta lado en la plaza principal de La Habana. Cuando Spassky al fi n a l selló su j ugada, se encontraba en u n a posición favora ble, pero Bobby i n sistía e n que la partida term i na ría en tablas. Ta h l g a n ó a R . Byrne y Ste i n y Benko acordaron tablas, i g u a l q u e Pol ugajevsky y Evans. Fischer cons i g u i ó tablas y l o s ajed recistas soviéticos ganaron con u n a diferencia m í n i m a 2,5 : 1 , 5. E ra un 1 9 de noviembre, el d ía del cu m pleaños de Capa bla nca. Fidel Castro lo proclamó el Día M u n d i a l del Ajedrez. U n os ochenta maestros y gra ndes maestros tomaron pa rte en las mayores s i m u ltáneas q u e j a m á s se hayan organ izado. Se j u g ó sobre s e i s m i l ochocientos c u a ren­ ta ta bl eros. Fischer perd i ó u na partida contra Castro q u e d ijo: -He leído la m itad del l i bro " F ischer os enseña a jugar a l ajedrez", que me h a b ía reg a l ado Bobby. Pero ta m bién h a b ía estudiado las partidas de 1 00

Ca pabla nca. Cuando Petrosian ofreció ta b l a s a l j efe de estad o de Cuba, éste dijo: "Además de u n g ra n ajedrecista, usted es u n gran d i plomáti­ co . . . . Ta h l como se esperaba, los j ugadores sov i éticos g a n a ron el primer pu esto, con ci nco pu ntos por dela nte d e los a m e ricanos. Fischer h a b ía ganado 1 4 pu ntos de 1 5 partidas y a l g u ien comparó ese resultado con la victoria d e Alekh i n e en San Remo ( 1 3 victorias y dos ta blas). Pero Bobby estropeó ese m ag n ífico resu ltado en las dos ú ltimas rondas. Perd ió contra G h eorg h i u , o como d ijo La rry Evans, Bobby se perd ió a sí m ismo. G heorgh i u le h a bía ofrecido ta blas, pero Bobby las rechazó. En rea l i dad, el ru mano le h a bía preg u ntado: -¿J uega h a sta la victoria?­ y Fischer contesto: -Natu ra l mente. Petrosian era el mejor jugador del primer ta blero, con 88,45%, dela nte de F ischer con 88,22% . . É sa h a b ía sido la peq ueña tragedia d e Fischer en esa O l i mpiada; tuvo u nos rivales demasiado fuertes. "

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7 . Los ma los entendidos de S kopje y Tú nez. El secreto de la habitación 206 del hotel Pa lace. E l tri ple match verba l : Fischer-Korchnoi-Larsen . El Prínci pe R a i n i ero organ izó en Mónaco, en 1 967, u n torneo i nter­ nacio nal y pidió a la Federac ión de Ajedrez de Estados U n idos que uno de sus dos g ra ndes maestros fuese Bobby Fischer. Le dieron por pa rticipar en ese torneo u n os honorarios extra de dos m i l dólares. Mata novic escribió en " Po l ítica" : "El ex-ca m peón del mu ndo ha sido i g u a lado con los dem ás, m i entras Fischer reci bió h o norarios extra. El a bs u rdo h u b iera sido todavía mayor si h u biese partici pado el campeón del m u ndo Petrosi a n " . Después de l a s prim eras ci nco rondas, s e levantó entre los jugadores cierto pán ico. Fischer h a bía conseguido cinco victorias y existía el tem or de q u e sigu iese así hasta el fi n a l . En la sexta ronda el Prínci pe R a i n iero se fue a la sala pa ra ver el encuentro entre Smyslov-Fischer, pero la partida fue aplazada. Smyslov tenía dolor de m u elas. Esa pa rtida acabó más tarde en tablas. Fischer ta m bién h izo tablas con M atanovic y antes de empeza r la séptima ronda tenía 7 pu ntos, y Smyslov 6. Des pués Smyslov acordó enseg uida tablas con G l i goric, m ientras Fischer perdió con G e l l er. De ese modo Fischer q uedó primero y ganó cinco m i l fra ncos y u n a copa. Desde Zu rich y B l ed, en 1 96 1 , hasta Mó naco, en 1 967, Fischer j ugó diez partidas contra los soviéticos. Co nsig u i ó sólo una victo ria y ci nco derrotas . . . 1 02

El comienzo del torneo de la Solidaridad de Skopje, en 1 967, trajo u n a sorpresa, Fischer h izo tablas con l l ievsky, ca ndidato para el título de maestro. En la seg u nda ronda quería tomarle la reva ncha a G e l l e r por la derrota en M ónaco. Vuelve a j u g a r con las b l a ncas y vuelve a perder. E l m ismo G e l le r se sorprend ió y dijo q u e ten ía u na suerte extraord i naria de ganar siem pre a F ischer. Después siguieron las victorias co ntra Damja novic, Dely, M i n ie, Ma ric, Da nov y Bukic. Los primeros fueron Fischer y Hol mov con 7,5 pu ntos. Geller obtuvo 7. Después de trasl a d a rse el torneo a O h rid, Fischer protestó y pidió dos cosas: que se le proporci onasen unas piezas donde se disti n g u ieran m ejor el rey y la dama, y que h u biese más silencio en la sala. Puesto que no se ha bía resuelto su seg u n d a exigencia, Fischer no acudió a la décima ronda y Knezevic ganó l a partida s i n j u g a r. Después él aceptó j ug a r esa partida y todo acabó tra n q u i l a mente. Fischer h izo tablas con Knezevic y ta m b ién con Popov y perd ió contra J a nosevic. Ja nosevic había jugado u n pequeño match contra Fischer, cuando se encontra ron por primera vez en Belgrado, en 1 958, a ntes del torneo de Portoroz. Las dos partidas habían aca bado en ta blas. La derrota contra Janosevic enfadó a Bobby y d espués ganó a los ci nco riva l es que le quedaban, entre los que se encontraban H o l m ov y Matu lovic. Otra vez era primero, con medio pu nto por dela nte de G e l l e r y Matulovic. Llamé a Fischer por teléfono desde Sa rajevo. Los organ izadores le ha bían apu ntado la de rrota contra Knezevic, sin haber jugado. Fischer no q uería jugar siete d ías seg u idos ... -Yo no me quejo del públ ico, como dicen a l g u nos. Pero en Ohrid e ra im posible j u gar. La sala era muy peq ueña, el p ú b l ico estaba pegado a los jugadores y había m ucho al boroto. Yo ped í j u g a r en silencio porque m e molesta el ruido, especialmente en los momentos decisivos -me d ijo Bobby. -El com ité del torneo a n u l ó la decisión por l a que h a b ía perd ido sin j u g a r contra Knezevic. No puedo estar j ugando siete d ías seg uidos. De no h a ber hecho esta rectificación, h u biera abandonado e l torneo. ¿Por q u é no iban a prolongarlo por u n d ía? -¿Cómo has perd ido contra Geller? -H ice tablas con Popov. Incl uso pod ía haber perdido, porque h a b ía forzado el j uego. Por lo que se refiere a G e l l e r, he perd ido contra él por tercera vez segu ida. No sé por q u é. -JY!atu lovic se queja de que no le respetas. -E l juega bien. Está entre los cuatro mejo res yugoslavos: G l igoric, lvkov, Matanovic y él. -¿Qué pasa rá con el torneo l nterzo n a l de Tú nez? 1 03

-Proba bleme nte no j u garé. -¿Por q ué? -Por el di nero. -He oído que los organ izadores estan dispuestos a pagar dos m i l dólares para q u e j uegues. -No lo he oído, pero yo pido más. -¿ Por qué h o n o ra rios j ugarías en el torneo d e Sarajevo, el próximo año? -Po r cuatro mil d ó l a res. -Botvin n i k m e ha dicho que el títu lo de c a m peón se irá de l a U R SS y q u e el n uevo c a m peón será Bo bby Fischer. -¿Has p u b l icado eso . . . ? Quería jugar en el gran torneo d e M oscú . Mi federación había aceptado pagar los gastos de viaje y yo no ha bía pedido los honora rios extra, pero m e contesta ron que ya no quedaban plazas en el torneo. -¿Qu ién fa ltaba en e l torneo de M oscú pa ra que fuese el auténtico cam peon ato del m u ndo? -Fischer, Korchnoi, La rsen y Botvi n n ik. He estudiado todas las pa rtidas de ese torneo que acabaron en victorias. Ha bía muchas tablas, pero ta m bi é n ha bía m uchas partidas buenas. -¿Como fue la victoria d e Leo n i d Ste i n ? -J ugó estu pe n d a mente. -¿Qu ién, además de él, es peligroso? -Ta h l y Spassky. -¿Y el c a m peón del m u ndo Petrosia n ? -Yo q u iero j u g a r con él, pero nadie q u iere reu n i r suficiente di nero para ese d uelo. ¿ N o ha bría nadie q u e me ayude a rea l izarlo? -¿Cu á l se ría el resu ltado del encuentro Fischer-Petros i a n ? Bobby sólo son rió. . . E n octu bre de 1 967 está ba m os sentados en u n r i n c ó n tranq u i l o d e la ha bitación 206 del hotel Pa lace de Belgrado. Fischer pasó a l l í más de vei nte d ías, casi desaperci bido pa ra los periodistas y los curiosos. Esta ba prepara n d o u nas varia ntes mortíferas para el Torneo l nterzonal de Túnez, pa ra el q u e era el principa l favorito. Pasé con Bobby va rios días en esa habitación y en ese hotel, y me parecía q u e ha bía l l egado a comprender por q u é todos los que se dedicaban a m over las piezas de ajedrez en los torneos h a b ían l legado a tenerle m iedo. E n esa peq ueña ha bitación, de la q u e Bobby decía que era ideal porq u e era silenciosa, ha bía u n tabl ero de ajed rez, con las piezas siem pre colocadas. Los boletines de los últimos torneos se enco ntra ba n e n la m esa y los l i b ros esta ban esp a rcidos por toda la ha bitación. Salvo u n a vers i ó n pa ra lela en i n g lés y en n uestro i d i o m a de 1 04

" Los viajes de G u l l iver" y dos l i bros de texto, ta mbién en n uestro id ioma*, todos los demás l ibros eran de ajedrez. Ta m b ién estaba a l l í el obli gatorio tra nsistor en el que escuchaba l o q u e ocu rría en el m u ndo. M ientras me enseña ba sus partidas q u e term i na ron en victoria en S kopje, le pregu nté por q u é ha bía decidido j ug a r en el torneo l nterzonal. -Hablé por teléfono con la Federación de Ajedrez de Estados U n idos. E l los decid ieron apoya rme y voy a j ugar. Bobby no q u iso decirme cuá ntos eran los hon orarios q u e le dio su federación para ese torneo. Cuando le pregu nté si iba a ser el pri mero, en su cara apareció una l igera sonrisa. Antes de contestar, enseñó en el ta bl ero como h a b ía ganado a Holmov en S kopje. Esos a n á l i sis son lo que mejor d e m uestran todo lo que era capaz de ver en u n a posición compl icada y cómo jugarla. -Creo q u e me clasificaré para el Torneo d e Ca nd idatos -d ijo Bobby-, pero ese torneo de Tú nez será el más d ifíc i l de todos los que se jugaron hasta ahora. Se trata de una competición i ncreíblemente ig ua lada ... Muchos de los fa mosos g ra ndes maestros son unos sol itarios. Ta mbién Bobby era ca paz de pasar d ías y semanas ente ros probando todas las va riantes pos i b l es y de a islarse d e l m u ndo que le rodeaba. Pero en l o más hondo de su ser creía que i ba a alca nzar el títu l o de campeón del m u ndo. E l ajedrez no sólo h a b ía i nfl u id o en su soledad, ta mbién lo h izo i ndepe n d iente m uy pronto. Le d ije q u e en Tú nez pod ían ser pel i g rosos cuatro jugadores sovié­ ticos, e m pezando por Ste i n y Korchnoi, y él en seg u i d a a ñ a d i ó el nom b re de G e l ler. Pero ha bía prepa rado a l g o completa mente n u evo para Túnez y para G e l l e r y parecía que para él no h a b ía obstáculos. Además de los ajedrecistas soviéticos, tam b i é n iban a jugar por primera vez cuatro yugoslavos: G l igoric, lvkov, M atanovic y Matu lovic, después La rsen, Portisch y el viejo astro Reshevsky. -No me i nvita ron a La H a bana -se q ueja ba Bobby-, ni tam poco a Moscú, parece q u e no merece la pena j u g a r b i e n . Algu nos escri bieron que Larsen, después de su triu nfo en La Habana, era el mejor j u gador fuera de la U RSS. Y eso no se puede dec i r basándose en un torneo. Los l i b ros de ajedrez se convirtieron en su mayor pasión. H a b ía l l amado por teléfono a l g ra n maestro Sch m id, a la Repúbl ica Federa l de Alemania, y l e d ijo que le enviase u nos l i bros a ntig uos. Después de esa conversación dijo que q u izás h u biera sido mejor acercarse a l l í por u n día y encontrar l o s l i bros q u e todavía no tenía. C u a n d o iba m o s pasean­ do hasta N uevo Belgrado, siem pre l l eva ba en la mano a l g u nos l i bros de ajedrez y por el ca m i no m i raba a l g u n a partida olvidada ya hace tiempo. *Se refiere al idioma del autor, el yugoslavo. {N. del E.)

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El match con Tah l, en el torneo de partidas rápidas en Herceg No vi 1 970. Especta­ dores de lujo, los grandes maestros Bronstein, lvkov, Ostojic y Reshevsky.

-¿ Qué más pasará en el torneo de cand idatos? -No q u iero hacer pronósticos -Ta h l jugará con Fischer en las finales . . . le ayudaba a encontrar la respu esta . Pero dijo: -¿Y si juga mos j u ntos en la primera ronda? Eso me l levó a la co nclusión de que consideraba que Ta h l era el j ugador más difícil en el camino hacia Petrosian. Cuando habla mos sobre el sistema de com petición, co ntestó con si nceridad: -Natu ra l m ente que es mejor este sistema de matches q u e el de torneos: todos contra todos beneficia a los j ugad ores soviéticos. -¿Qué es lo q u e fa l l a en los torneos i nterzona les? -E l hecho de que los j u gadores soviéticos aparezca n en e l cuadro de ro ndas uno tras otro y los demás se cansen excesivam ente cua ndo tropiezan con ese cuarteto soviético. D u rante la conversación Bobby pregu ntó varias veces cómo se l la m a ba aquel sastre de Za g reb que, en 1 963, le ha bía co nfeccionado tres trajes. Su antigua pasión por los trajes ha bía vu elto, pero a hora ha bía más cosas q u e le i nteresa ban. Una de e l las era el tenis y por eso se i ba por las ta rdes a j u g a r. Pero lo que le i nteresaba más que el propio ten is, era la prepa ración física pa ra el torneo l nterzo n a l . Después d e l entrena m i e nto me d i j o c o n preoc u pación: 1 06

-G i igoric tiene m u y buena co nd ición física y eso es m uy i m po rta nte. Le pregu nté por q u é no ten ía un ayuda nte. -No lo necesito. Lo que es i m portante para m í es l l eg a r tres d ías a ntes d e que co m ience el torneo. Es dec i r, el 1 2 de octu b re tengo q u e estar en Tú nez. Después de decir eso, volvió a colocar las piezas enci ma del tablero y a comentarme la partida con u n aspi rante pa ra el títu lo de maestro, Nicevsky. Esa pa rtida ocu ltaba u nos matices preciosos y u nas j u gadas que s u rival no pod ía n i sospechar. Fischer ha bía jugado con él como si su adversario tuviese el títu lo de gra n maestro. M i e ntras paseábamos por las calles de Belgrado, buscaba en los escapa rates los l i bros de ajed rez y ojeaba los periódicos por si encon­ traba algo relacionado con e l noble j uego. En la revista "VUS" vió la fotog rafía de una niña a lemana de seis años j u gando u n as s i m u ltáneas y me d ijo confidencia l m ente: -Es i ncreíble, n u nca ha bía oído h a b l a r de e l l a . Tengo q u e conocerla. Nos fuimos a la Feria del Libro y q u edó muy contento cuando vió u n l i bro sobre s í m ismo. Estaba sorprendido de q u e l a gente n o l e reconociese, pero a s í estaba m á s tra n q u i l o . Está bamos otra vez en la ha bitación 206 y no ocu ltaba cómo pensaba jugar en Tú nez. No se preparaba de modo específico para cada u n o de los jugadores, sim plemente repasaba las partidas y buscaba refuerzos y más tarde apl icaba sus i n novaciones. Le pregu nté si ta m bién él, i g u a l que Matulovic, sabía de memoria u n m i l l a r de partidas y d i j o q u e eso carecía de im porta ncia y que conocía pocas pa rtidas de memoria. N o ha bía vuelto a j ugar n i n g u n a pa rtida am istosa desde el torneo de Skopje. Le ofrecía n medio m i l l ón de d i n a res por jugar sólo u nas partidas s i m u ltá neas, pero lo rechazó en seg uida porq ue no q uería cansarse. No pod ían persuadirle n i siqu iera pa ra j ugar u nas pa rtidas simples, porq ue decía q u e sólo j u g a ba en los encuentros serios. En l ugar de las partidas, l o que si sabía de memoria eran las letras de decenas de canciones modernas. N u nca las apre n d ía a propósito sino q ue se acordaba de e l l as de escucharlas por su peq ueño tra nsistor. Esos han sido los prepa rativos de Bobby Fischer para emprender otra vez, después de u n a l a rga pausa, la l ucha por el títu lo de ca m peón del m u ndo. Creía que iba a conseg u i rlo. Si el d uelo con Spassky, en 1 972, tuvo u na g ra n resonancia en e l m u ndo, principalmente g racias a Fischer, se puede decir q u e algo parecido tam bién había ocurrido en Susa, en 1 967. Ese Torneo l nterzonal, celebrado en Tú nez, se h izo célebre en la h i storia del ajedrez por un hecho s i n precedentes: el jugador q u e estaba primero en la clasifica­ ción, abandonó el torneo. 1 07

Ni antes n i después de ese torneo h a b ía ocu rr ido algo parecido. Yo no podía creer que Fischer i ba a ser capaz de a bandonar tan fáci l m e nte el campeo nato y desist i r de la l ucha por un títu lo q u e ta nto deseaba. S i n embargo, ocurrió y en u n a ocasión, m á s tarde, d i j o c o n sinceridad que eso q u izás haya sido bueno, porq ue en aquel momento todavía no estaba suficientemente m a d u ro pa ra ganar el tít u l o de ca m peón. Para poder explicar en pocas pa la bras lo que ocurrió en Tú nez, hay que decir que los orga n izadores no ha bían cum pi ido la exigencia de Fisch er de no j ugar cuatro partidas segu idas, y por eso le sancionaron en la partida con G i psl is. Aq uel d ía estuve con Fischer en l a pl aya corrie ndo por la orilla. Estuvo hablando con G l igoric y q u edaron en ir a j u g a r al ten is. J usto antes del comienzo del d u e l o en Isla ndia, Spassky estuvo pre g u ntando desde cuándo Fischer jug aba a l tenis. J u gaba ya en 1 967 . D u rante su esta ncia en Túnez estuvo m uy afa b l e y hablaba sobre ajedrez. E n la playa ta m bién estuvimos jugando a l futbol y él h izo de defensa. Lo h izo con m ucha abnegación, pero no j ugaba al futbol tan bien como al ajed rez. Cuando le apu nta ron un cero en la tabla de clasificación del torneo por no haberse presentad o a j u g a r con G i pslis, me invitó para ir a pasear y me dijo q u e iba a abandonar el torneo. -Tengo que hacerlo, porq u e los org a n izadores se han confa bu lado contra m í -dijo Fischer-. Esperan que pierda la pa rtida, pero sólo la puedo perder sin l ucha. En va rias ocasiones h a b ía pedido que traslada­ sen m i mesa, por la i l u m i n ación, pero nadie lo h izo y ten ía que trasladarla yo m ismo. Ta m bién pedí q u e cambiasen la i l u m i nación d e la sa la, pero todo f u e en va no. Me d i cuenta q u e estaba cada vez más triste e intenté convencerle de que ten ía q u e seg u i r adel ante con e l torneo, porq ue ése era el ú n ico cam i no q u e le l l eva ría hasta Petrosian. Le pregu nté q u ién iba a j u g a r con el ca m peón del m u ndo si él se m a rchaba de Túnez. Me contestó en voz baja: -He ga nado a q u í a Ste i n q u e era el ga na dor del torneo de M oscú. He dem ostrado que soy el mejor. Después de esa derrota, Ste i n perd ió varias pa rtidas. Cuando le pregu nté q u ién era el c u l pa b l e de lo que había ocurrido, co ntestó que los orga n izadores y a ñadió: -Yo h u biera org a n izado mejor este torneo q u e todos el los. Por eso me m a rcho y dejo que l uchen esos ineptos. D ijo lo de i neptos enfa dado y con una son risa tristo na. Esta ba bromeando, pero no ten ía ganas de b romas. Cuando volvi mos al hotel vimos q u e ya le ha bían a p u ntado la derrota contra G i pslis. Cuarenta y cinco m i n utos más tarde, Fischer estaba pa gando la cuenta de su hotel . Fuera le esperaba u n coche y v i q u e iba en serio, q u e q u e ría m a rcharse. 1 08

Se puso su mejor traje y l l evaba en la mano u n a raq u eta de ten is y la copa q u e h a bía g a nado en Skopje. Se marchaba un giga nte del ajedrez, abandonaba esa ca rrera en la que estaba ganando. Eso sign ificaba e l fin de s u espe ranza de l l eg a r a ser campeón. Estaba sorprendido porq u e a pesar de todo eso yo i ba a quedarme en el torneo. -¿Có mo puede ser interesante este torneo para la pre n sa si yo no j uego? -me pregu ntó Bo bby. Como yo i nfo rmaba para el " N ew York Times", me dijo que escribiese para ese periód ico que ha bía re presen­ tado al ajed rez americano con d ig n idad, pero que le im pidieron seg u i r. No pude acompa ñarle en aquel momento hasta la ciudad de Tú n ez y nos despedimos a l l í, como si todo se h u biera acabado. Fischer se ma rchó y todos q uedaron habla ndo de é l . Pasó d ía y med io cuando l l egó la noticia de q u e vo lvía. Me sorprend i ó su l l a m a d a telefó n ica. Llamó desde su ha bitación de Susa. Me fu i enseg u ida a s u ha bitación y le encontré tumbado en la c a m a . Vestía el traje de g a l a . Me preg u ntó cuántos m i n utos le q uedaban pa ra med ita r en l a p a rtida

U n sonriente Bobby esperando su oportunidad de luchar por el título, su obsesión. 1 09

contra Reshevsky. Dije que só lo d iez m i n utos. H izo un gesto con la mano y siguió desca nsa ndo. No pod ía creer lo q u e veían m i s ojos. Lo ú n ico q u e l e pregu nté fue cómo era q u e h a b ía vuelto. -E l presidente de l a Federación de Ajedrez de Tú nez, Belkadi, me prometió concederme u n día l i bre y así, he venido. Cinco m i n utos más tarde nos fuimos ju ntos a la sala de com peticio­ nes que se encontraba en l a parte opuesta del hotel donde h a b ía la vista del m a r más bonita. N a d i e aplaudió cuando entró en la sala, como si no h u biera ocurrido nada. Pero para m í fue un a uténtico drama. M i ré a su riva l Reshevsky. Parecía atón ito. La cara de Leon i d Ste i n revel a ba la estupefacc i ó n . Le h a bían borrado u n cero contra F ischer por abandonar éste el torneo pero por esa l legada, ta n inesperada, d e F ischer, tuvo que acord a r ta blas con el jugador peor cl asificado del torneo, Bouaziz. Todos los adversa rios d e F ischer jugaron como aturdidos. G l igoric d ijo: -Bobby a p a reció como un espectro. Nadie le espera ba. Fischer le dió l a m a n o a Reshevsky q u e después d e trei nta m i n utos de j u ego estaba completamente perd ido. J ugó hasta el aplazam iento, pero su posición era m u y m a l a . Cuando dejó su jugada a notada dentro del sobre, Reshevsky se leva ntó de la mesa y abandonó la sa la sin decir una sola pal abra. E n l a sa lida l l a m ó a los org a n izadores y les d ijo enfadada mente: -Lo que ocu rre a q u í no es un torneo, sino un ci rco. Estoy perdiendo l a partida porq ue no sabía que iba a j u g a r contra Fischer. E n l a ronda sigu ie nte F ischer jugó contra Korch noi y l a partida acabó en tablas. Después g a n ó a Byrne y s i g u i ó el drama. Ocurrió después d e l a partida contra Hort. Me dijo: -He reci bido una ca rta del com ité del torneo en la q u e me i nfo rman q u e sigue siendo vá l i d a m i derrota s i n j ugar contra G i psl is. No sé como pud ieron pen a l izarme c u a n do en aquel momento no j u gaba en el torneo. I ncl uso con esa de rrota puedo ser el primero, pero no lo acepto por principio y a bandono el torneo def i n itivam ente. Los relojes esta ban en m a rcha otra vez y H o rt estuvo espera ndo si iba a aparecer F ischer. No a p a reció. Lo encontré delante del hotel y en seg u i d a me d ijo: -Me m a rcho def i n itivamente. Han sido i njustos, ¿por qué tengo que perder u n a partida s i n j ug a r l a ? Se estaba refi riendo a l o s org a n izadores del torneo. Nos desped i­ mos una vez más. H o rt ganó l a partida sin j u g a r y al día s i g u iente n a d ie jugó. Llegó el vie rnes, el día en que Fischer n u nca j u gaba a ntes de ponerse el sol. M e l l a m ó por teléfono desde Túnez y me d ijo q u e q u izás i ba a 1 10

seg u i r jugando. Su marcha y la reciente decl a ración volvieron a i n q u ie­ tar a los g ra n des maestros, especia l me nte a los que preten d ía n entrar en el Torneo de Candidatos. Se org a n izó una re u n i ó n con los j ugadores por el caso de Fischer. Reshevsky pedía que no se permitiese jugar más a Fischer, diciendo que había estro peado el torneo y hecho de él una comed ia. Se decidió q u e Bobby pod ía seg u i r en el torneo, pero bajo la condición de acepta r aquellas dos derrotas contra G i pslis y H o rt, que sufrió sin luchar. Exactam ente a las 16 h o ras de aquel viernes, Bobby me l l a m o desde Túnez. La ronda ya había comenzado, pero como el sol se pon ía a las 19 horas, su reloj en el encuentro con Larsen acababa de ponerse en fu ncionamiento en ese momento. -Quiero jugar -me dijo Bobby-, pero no sé como l legar a Susa a ntes de las ocho. Bobby no podía viajar hasta que no se pusiese e l sol y por eso se le ocurrió la idea de buscar u n hel icóptero. Eso s i g n ificaba q u e ten ía que recorrer la d ista ncia de 1 50 kilómetros en u n a hora. Además me dijo: -Los organ izadores del torneo me enviaron u n a ca rta d iciendo que ten ía que fi rmar lo sigu iente: "Yo, Bobby Fischer, dec l a ro q u e he perdido dos partidas s i n j ug a r. . . ". Di les q u e no soy ningún cri m i n a l y q u e n o firma ría algo así n i p o r u n m i l lón d e d ó l a res. I ntenté explicarle que ten ía que ven i r si q u ería l uchar por el cam peo­ nato del m u ndo, pero sig u i ó espera ndo a q u e se pusiese el sol. Un poco después de las 19 horas volvió a l lam arme desde Tú nez y me d ijo q u e quería j u ga r. Me p i d i ó que d ijese a los organizadores q u e estaba dispu esto a firmar aquellas dos de rrotas si estaban de acuerdo con las normas de la FIDE. H a bía transmitido su mensaje y, después de deli berar, el Com ité del To rneo co ntestó a las 1 9:40 horas. La decisión fue la s i g u iente: "Fischer puede conti n ua r en el torneo si se presenta antes de las 20 horas". Como no ten ía un avión privado, no pudo l legar en vei nte m i n utos y ése fue el fi n a l de esa triste h isto ria. A las 20 horas La rsen h izo su prim era jugada Cf3. É sa ha sido la ú n ica jugada de esa pa rtida q u e ganó s i n lucha. Fischer tomó su reva ncha en 1 97 1 , ganá ndole 6 : O. A s í Fischer fue borrado de la clasificación porq ue no ha b ía j u gado ni la m itad del torneo. Lo l l a m é por teléfo no para tra n smiti rle la decisión del com ité y sólo me d ijo con tristeza: "Me han i m pedido seg u i r en el torneo". Poco después se marchó a Estados U n idos . . . D u ra nte el torneo de S u s a hice las m ismas pregu ntas a Fischer, Korchnoi y Larsen . 1. -¿ Qué representa e l ajedrez para ustedes y si se han arrepen­ tido en algún momento por haber empezado a jugar?

Fischer: -N u nca me he a rrepentido de j u g a r, pero creo q u e h u biera 111

podido l l egar a ser u n ca ntante i g u a l m e nte fa moso. Pero, con todo, el ajedrez es m i vida. Korchnoi: -No l e enseño a mi h ijo a j u g a r al ajed rez, porque no q u iero que le ocu rra lo m ismo q u e a m í. Al fin y al cabo, para m í, el ajed rez es un deporte, porq u e en él predom i na n a l g u nos elem entos deportivos. Larsen : -J a m ás me he arrepentido de j ug a r al ajed rez, pero es m uy difíc i l explicar a los q u e no j uegan q u é es el ajedrez. Los que j u egan ya lo saben por sí m ismos.

2. -¿De cuál de sus partidas se acuerdan con más frecuencia ? ¿ Cuál de ellas recuerdan mejor y si serían capaces de dictarla si alguien les despertara a media noche?

Fischer: -S in d uda mi victoria en la partida contra Dona I d Byrne en el torneo Rosenwa ld, cuando yo ten ía 1 3 años y me di eron el premio por el j u ego más bri l l a nte. Korchnoi: -De lo que mejor me acuerdo es de la victoria sobre Geller en n uestro ca m peonato de Le n i n g rado, en 1 960. Gané a pesar de haber j u gado con neg ras y me co nvertí por primera vez en campeón de la U RSS. Larsen : -N u nca olvidaré la partida contra G e l l e r en Copen hag ue, en 1 966. Fue u n a buena partida ...

H omenaje en Sarajevo. C o n el Presidente de la Federación de Bosnia y el autor. 1 12

3. -¿ Podrían describirse a sí mismos en una frase? Fischer: -No puedo. Korchnoi: -Sí, Viktor Korc h n o i ded ica al ajed rez m ucho tiempo y esfuerzo y eso le separa un poco de la vida n o rm a l . Larsen: -Soy u n b u rg u és m uy prog re. 4. -Pasemos a un asunto más delicado. ¿ Podrían enumerar, por ejemplo, los doce mejores jugadores del m undo y los tres mejores de la URSS?

Fischer: -Los tres mejores j ugadores soviéticos son Ta h l , Korc h n o i y Ste i n . Natura l mente q u e s é q u ien de el los e s el mejor, pero n o lo d i ré pa ra que ese jugador no tome demasiada a utoconfianza. Por lo q u e se refiere a los doce mejores del m u n do, no hay demasiadas d udas. Lo d i rá n La rse n y Korchnoi. Larsen: -Los doce mejores son los seis jugadores q u e d ije se iban a clasifica r en este torneo: Fischer, Korch noi, Larsen, Gel ler, Ste i n y Portisch, después Spassky, Ta h l , Petrosian, Botv i n n i k, Smyslov y G l i goric. Korchnoi: -Seg ú n m i o p i n i ón, los doce mejores del m u ndo son los que ha mencionado Larsen. Por lo que se refiere a los tres mejo res ajed recistas soviéticos, no tengo derecho a co incidir con La rsen, porq ue nosotros los ajed recistas somos como u n ejército que tiene a su general y, actu a l m ente, ese genera l es Petrosian. Si conside ramos el ajed rez como u n a rte, entonces pond ría en el primer puesto a Botvi n n ik; por el títu lo, a Petrosian; y por la obtención de exitos deportivos, a Fischer (en el m u ndo) y Ste i n (en la U RSS). 5. -Ya que estamos haciendo pronósticos, ¿ quién s e clasificará para el Torneo de Candidatos y qué es lo que más les sorprendió aquí?

Fischer: -Lo q u e más me ha sorprendido fue el j uego de Ste i n en la prim era parte del torneo y, natura l mente, me ha sorprendido la injus­ ticia con que me trataron los organ izadores, por la m a l a i l u m i nación de la sala, el orden en el que tuve q u e jugar cuatro partidas d ifíci les y m uchas cosas más por las q u e tuve q u e abandonar este torneo, como la ca rta que me d ieron para firmar: q u e pe rd iese dos patidas sin jugar. No pude hacerlo. Korchnoi: -Lo que más me sorprendió fueron las tablas entre Ste i n y Bouaziz. Larsen: -Me sorprendió Ste i n . 6. -Petrosian dice que actualmente no existe u n rey del ajedrez. Sólo existe el jugador que es primero entre los iguales. ¿ Están de acuerdo con él?

Fischer: -No estoy de acuerdo con esa fi l osofía. E n el m u ndo hay ajedrecistas que son mejores y otros que son peores . . . 1 13

Korchnoi: -Si el cam peo nato del m u ndo se j ug ase a lternativa me nte, seg ú n los sistemas de torneo y match, el que resu ltase campeón por los dos sistemas rea lmente sería e l mejor. Si no, Petrosi a n tendría la razón . Si Bobby no está de acuerdo con esto, que venga al cam peonato de la U RSS y que gane el pri mer pu esto. Larsen: -Lo m ismo q u e d ijo Petros i a n, lo h a b ía dicho Ta h l . E stoy de acuerd o con el los, pero está bién que exista el ca m peonato del m u ndo. 7. -¿Es justo o no el sistema actual de competición para el campeonato del mundo ?

Fischer: -Hay que i ntentar que se juegue el m ayor n ú m e ro de matches, pero, en mi opinión, d i ez partidas en u n match, como se juega en los torneos de Candidatos, son pocas. Korchnoi: -Quizás fuese m ejor jugar a lternativa mente seg ú n los sistemas de torneo y d e matc h . Larsen: -Co nsidero q u e son i n n ecesarios l os torneos zonales e i nterzo na les. Sería suficiente hacer un torneo de Ca n d idatos, con l os d i eciséis mejo res gran des maestros del m un do y q u e el ganador jugase contra el ca m peón. 8. -Volvamos a los pronósticos. ¿ Quién, en su opinión, jugará el encuentro final del torneo de Candidatos y quién será el próximo campeón del mundo, Petrosian o ese ganador del torneo ?

Fischer: -De no haber te n ido espera nzas no h u biera j ugado, pero me i m p i d ieron seg u i r. Larsen : -E n la fi n a l vamos a j ugar Ta h l y yo. Creo q u e voy a g a n a r. El próx i m o campeón del m u ndo seré yo. Korchnoi: -Qu isiera co ntesta rle a Larsen. U sted será el campeón sol a m ente si el sorteo no d ecide que vaya a j u g a r con m igo. Pero no estoy seg u ro que yo vaya a ser el campeón del m u ndo, porq u e antes jugaba m ejor y merecía más j u g a r contra el cam peón q u e a hora. Pero actual mente hay varios ca n d i datos que podría n g a n a r a Petrosia n . E l los s on, por ejem plo, Ste i n , Fischer y Portisch. 9. -¿ Qué evento ajedrecístico les ha impresionado más? Fischer: -De haberme i nvitado al torneo de Moscú, q u izás esa hubiera sido la respuesta a esa preg u nta, pero considero q u e n i ng ú n torneo e s especialm en te i ntere sa nte. Korchnoi: -E l mayor torne o de la h istoria, pa ra m í, fue el torneo AVRO, c elebrado e n H ol a nda, en 1 938. Larsen: -La O l i m pia d a de M oscú, de 1 956, era la q u e más me ha bía i mp resiona do, porq u e a l l í j u g u é por primera vez m ejor de lo q u e ha bía esperado. 70. - ¿ Por qué los tres son unos eternos optimistas? Fischer: -El m ismo aje d rez lo exige. 1 14

Korchnoi: -De todos los ajedrecistas m u n d ia les conocidos, sólo ha bía oído de u n pesim ista, Sch lechter. Todos los demás son opti m is­ tas. Larsen: -Eso es parte de mi fuerza ajed recística. 1 1. -¿ Cuáles son sus modelos ajedrecísticos del pasado y de la actualidad?

Fischer: -Creo que M orphy ha sido el mejor de todos, pero a hora no lo sé. Korchnoi: -Son los cuatro g ig a ntes d e los que hablan las leyendas de ajed rez: Lasker, Capablanca, Alekhine y Botv i n n i k. Larsen: -M is modelos del pasado son N i mzovitch y Lasker. De los actua l es lo son Botvi n n ik, Bronstein y Ta h l . 12. -¿ Qué pedirían prestado de algunos grandes jugadores, por ejemplo, de Botvinnik o de Tahl?

Fischer: -E l di nero. ( Después de dec i r eso rom pió a reír). Korchnoi : -Tengo que contesta rle a Fischer que él ha tomado de e l l os todo lo q u e pudo. Yo pediría a Botv i n n i k el modo de comprender estratég ica m ente las posiciones y el poder de concentración en cada partida. De Ta h l toma r ía de buena gana su optimismo. Larsen: -No ped i ría nada en especia l . Pod ría añadir que m uchos gran des ma estros fuera de la U RSS sobreva loran a l os jugadores soviéticos. 13. -¿ Qué opinan unos sobre otros? Fischer: -Ya dije que pienso que Korc h n o i es u n o de los tres mejores jugadores soviéticos y de Larsen puedo dec i r que, só lo basán dose en el gran éxito q u e ha conseg u ido en La Habana, no se puede deci r que es el mejor j ugador fuera de la U RSS, como afi rman a l g u nos. Korchnoi: -Fischer es u na m á qui na programada pa ra g a n a r, pero le falta e l e lemento creativo. Larsen es u n a bri l l a nte fig u ra en el ajedrez, peligroso para todo g ran maestro . Larsen: -Creo q u e Fischer está mal de los nervios. Me g u staría que se co m po rtase con más normal idad y q u e no tuviese m iedo de q u e los demás no le entiendan. De Korc h n o i suelo deci r que es u n buen jugador. 14. -¿ Cuál podría ser el resultado en sus encuentros mutuos, de por ejemplo diez partidas ?

Fischer: -Si n respuesta. Korchnoi: -La cuestión de q u i é n g a n a ría en un encuentro, es tam­ bién un poco la cuestión del esti lo. A m í, por ejemplo, me conviene el esti lo de Larse n . Creo que l e ganaría. El est i l o de Fisher no me va . . . Larsen: -Creo q u e ganaría a l o s dos 5 , 5 : 4,5. 15. -¿ Qué más les gusta, aparte del ajedrez? ¿ Quiénes son sus personajes fa voritos fuera de ese campo? 1 15

Fischer: -Me gusta la m úsica moderna y el ten is. M i s favoritos so n los ca ntantes del g rupo Fou r Tops. Korchnoi: -Tengo una especial afición por los idiomas extra njeros. No los hablo bien, pero me distraen en los torneos y en el tiempo l i b re. Ta m bién me g u sta la m ú sica l igera. Larsen: -Me i nteresa la política i nternaci o n a l , a u n q ue n u nca he pa rticipado en ella activamente. Me gusta especi al mente la m ú s ica clásica . No tengo u nos favoritos especiales. 16. -¿ Reflexionan alguna vez sobre la guerra y la paz? ¿ Qué es lo que les enfada en el m undo en que vivimos? ¿ De qué se alegra n ?

Fischer: -Soy partidario de la paz. M e i rrita el modo de proceder d e a l g u n a gente, como, p o r ejem plo, a q u í en S u sa. Korchnoi: -Nosotros los ajedrecistas tenemos u n a profesión tran­ quila y por eso creemos en la paz. Me enfado c onm ig o m ismo cuando pierdo a l g u n a pa rtida. Me gustan todas las a l eg rías de este m u ndo. Larsen: -Yo ta m bién soy partidario d e la paz. M e enfa d a n las estu pideces, me entristece cua ndo noto q u e la g ente estú pida tiene demasiado poder. M e a l eg ro de m uchas cosas. 1 7. -Voy a preguntarles qué piensan, en el siglo de las hazañas espaciales, sobre el viaje a la L una. ¿ Quién llegará primero allí? ¿ Irían también ustedes a ese viaje y qué se llevarían consigo ?

Fischer: -¿Por qué irme a la Luna si tengo suficiente con ser ca m peón a q u í, en n uestra Tierra? Si fuese, q u izás me l l evaría a una ch ica. N o sé q u i é n l legará primero. Korchnoi: -Soy bastante escéptico. No creo que el h o m bre l l eg u e a la L u n a . Quizás se asomen un poco d esde su nave espac i a l . ( Los hombres, con todo, l l eg a ron a la L u n a ) . Larsen: -No q u i ero i r a la Luna y me da i g u a l q u i é n l legue el pri mero. Si tuviera q u e i r, entonces puede escri b i r q u e m e lleva ría a m i esposa, porq ue e l l a leerá esto. 18. -¿ Cómo se sienten en el momento de firmar una derrota ? Fischer: -Me enfado m ucho cuando pierdo s i n l u cha, como a q u í. Por lo dem ás, espero la ronda s i g u iente. Korchnoi: -Estoy m uy enfadado. Larsen: -A mí me pa rece norm a l . Gano m ucho y ta m b i é n tengo q u e perder. U n o se acostum bra. 19. -¿Es Yugoslavia el segundo país del m undo en ajedrez? Fischer: -Nosotros somos mejores. Korchnoi: -Yugoslavia es la prim era del m u ndo en el i nterés por el ajed rez, pero por la capacidad, es la seg u nd a en d i ez o más ta bleros, y en cuatro no lo sé . . . Larsen: -Sí, los yugoslavos s o n los seg u ndos. ·

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El autor, traductor de Bobby una vez más ante los medios de comunicación.

20. -Finalmente, vamos a distraer un poco a los lectores. ¿ Podrían contar su anécdota predilecta del m undo del ajedrez? Fischer: -La q u e más me g u sta es u n a an écdota sobre Mo rphy. E ra el turno de su rival y, como en a que ll a época no se util izaban los relojes, estuvo pensa ndo cinco horas. Mo rphy era u n auténtico caba l l ero y no q u e ría mete rle prisas. Pero, al cabo de cinco horas, pregu ntó: -Pe rdone, ¿pero por qué no j uega de una vez?- S u a dversa rio contestó: -¿ M e toca jugar a m í? Korchnoi: -La mejor anécdota en la h isto ria del ajed rez es la doble marcha de Bobby Fischer del Torneo de Susa, el modo en q u e se fue y cómo volvió. Larsen: -Eso es ta n cóm ico que no me atrevo contar n i ng u n a otra cosa .

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8. Aba ndona l a Oli m piada de 1 968. E ntrevista entre dos pu estas de Sol . U n h o m bre fiel a sus principios. Las máqui nas no le asusta n, los periodistas, sí. Estuve encontrá ndome con Bo bby en los torneos d u ra nte u n os d iez años y me pa recía q u e siempre tenía otro aspecto. Pero el cambio n u nca ha bía sido tan grande como cuando le encontré en V i n kovci, en 1 968, y en la O l i m piada de Luga no, en el m ismo a ño. E staba accesible, pa rlanchín y a l egre. Sin embargo, otra vez sorprend i ó a l m u ndo del ajedrez. Descontento con l a i l u m i nación y las cond iciones de juego en la sa l a de Lugano, abandonó l a O l i m piada y a su equipo, por lo que éste sólo consi g u i ó un cuarto puesto. Esta conversaci ón la tuvimos antes de su m i steriosa m a rcha de Lugano, entre dos p uestas de sol. Por eso Bobby me advi rtió que no podíamos i n iciar la e ntrevista formal antes del anochecer, sobre las 1 8 horas, después d e q u e s e pus iera el sol. De ese modo pasamos l a primera pa rte d e l a e ntrevista en u n a charla informal sobre e l ajedrez. Me i nteresa ba, a nte todo, qué pensa ba sobre los encuentros del Torneo de Candidat os y si le ha bía sorprend ido la victo ria de Spassky sobre Korch noi. -No me h u biera sorprendido q u e h u biese ganado Korch noi. En rea lidad, creo q u e, de haber ganado ese d uelo, sería el cam peón del m u ndo. -¿ Has estudiado sus p a rtidas? -Só l o a l g u nas. No han j ugado m a l . Vi una partida en el periód ico, pero sin hacer un aná lisis más profu ndo. -¿Reten d rá Petrosian e l títu lo de cam peón del m u ndo en el encuen­ tro con S passky? 1 18

-J uzgando por su último match, creo q u e g a n a rá Petrosi a n . Spassky no estaba m uy bien en ese primer encuentro . . . -Pero Fischer d ice q u e Petrosia n no t i e n e u n os resu ltados i m porta n­ tes sino solamente el título del campeón del m u ndo. -No es precisamente así. Petrosi a n es más pel i g roso en los m atches que en los torneos. Fischer sorprendía con sus respuestas rotundas. Ya no le daba reparos dec i r q u ién era el mejor del m u ndo. Se h a bía n q uedado muy atrás los tiem pos cuando contestaba sólo con síes y noes. Uno podía enseg u ida comprender, de la conversación con él, q u e era consciente de l o que valía . No lo ocu ltaba . U n a de las mayores virtudes de Bobby era su lucha co nti n u a . N u nca ha bía ocurrido q u e firmase ta blas después de u n as c u a ntas j u gadas. Siem pre l uchaba h asta e l fi n a l , incl uso cuando le basta ban ta blas e n las ú ltimas rondas, cuando u n a derrota pod ía h ace r peligrar su primer puesto. J ugaba para g a n a r, s i n importarle si su adversario era el ca m peón del m u ndo o u n maestro d esconocido. O s i jugaba con bla ncas o con neg ras. E ra el rey no coronado del ajed rez. Por un lado se encontraba todo el m u ndo ajed recístico con su campeón oficial y, por el otro un Fischer solitario, s i n el título, pero con u n os resultados extraord i n a rios y con sus caprichos que le perjud icaba n, más que a nadie, a él m is m o . Así ha bía perdido seis mil dólares por a ba nd o n a r l a O l i mpiada, pero quedó fiel a sus princi pios. Por ningún di nero del m u ndo j u g a ría en u n a s a l a donde no pudiera dedica rse p o r completo a l ajed rez n i concentra rse suficientemente. La ge nte le critica ba, pero pocos se daban cuenta d e q u e en las ú ltimas treinta y seis partidas Fischer h a bía acordado sólo seis ta blas y que todo lo demás fueron victorias, s i n u n a sola derrota . Conservó este resu ltado al precio de perder seis m i l d ó l a res. Sigamos con las preg u ntas: -¿Bobby, qu iénes, además de Fischer, son los mejo res j u g a do res del m u ndo? -U nos cuantos rusos y Larsen. -Si Petrosian te propusiese jugar u n m atch informal a d i ez partidas, ¿qué condiciones pondrías? -Diría que se jugase hasta que uno consiguiera primero seis victorias y no que se jugase u n n u mero determ i nado de partidas. M e g u sta ría jugar ese match, si lo q u isiese Petrosia n . Despues de decir eso Bobby sonrió y d i j o c o n u n l igero d eje d e tristeza : -no creo q u e Petrosi a n q u isiera j ug a r. -¿Cuá ntas horas d i a rias dedicas al ajedrez? 1 19

-Depende. Paso m ucho tiempo pensa ndo en el ajed rez. Con frecuencia hago l os a ná l isis d u ra nte las comidas o m i e ntras estoy pasea ndo. -¿De q u ién has aprendido más en el ajed rez? -De las partidas de Capa blanca y de la escu ela soviética de ajedrez. -Ya q u e se menciona la escuela soviética, ¿se mantendrá en el futu ro la su premacía de los j ugadores soviéticos? -Esa s u premacía es cada vez más peq ueña. Rea l mente ha bía sido considerable porq ue los soviéticos tenían las mejores cond icio nes. -¿Cu á l es el futu ro del ajedrez? -Excelente. Habrá más torneos y más l i b ros de ajed rez, pero ta mbién eso depende de las máq u i nas pa ra j u g a r al ajed rez. Puede q u e en el futuro en los torneos j u eg uen las máq u i nas. -¿Tienes m iedo a eso? ¿Acepta rías jugar u n match co ntra una máq u i na? -J uga ría de buena g a n a . No tengo m iedo a las máq u i nas. -¿A q u i én tienes m iedo entonces? -Un icame nte a los period istas. -Ya q u e es así, te voy a hacer una pregu nta típica de un period ista : ¿Qué es para ti el ajed rez cuando pierdes y q u é cuando ga nas? -S iem pre es lo m ismo, porque el ajed rez es el ajedrez. -¿Te enfadas cuando p ierdes? -A veces me enfado conmigo m ismo, pero n u nca con mi riva l . -Eso q u iere decir que no esta bas enfadado c o n Tah l cuando t e ganó 4 : O en el Torneo d e Ca n d idatos. -No, estuve enfadado conmigo mismo porque el resultado h u biera pod ido ser a l revés. -Como un joven de vei ntici nco años, ¿ves u n a g ra n diferencia entre América y E u ropa? -E uropa conservó más las tradiciones que América. Me desped í de Fischer y le deseé que se c u m p l iera su ú n ico deseo no rea l izado, l legar a ser cam peón del m u ndo.

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9. E l match del si g l o en Bel g rado 1 970. La bri l l a nte victoria co ntra Petrosi a n , 3 : 1 . Herceg Novi 1 970: el mayor torneo de partidas rápidas de la H istoria. Belgrado, 1 970. A ese extra ño acontec i m i e nto ajed recístico l e l l ama­ ro n el match del siglo. N u nca a ntes se ha bían reu nido tantos g ra ndes maestros en u n m ismo l u gar. En total vei nticuatro, de los que vei nte jugaron y cuatro eran de reserva . Cinco de e l l os eran cam peones m u n d ia les. La U RSS j ugó contra el resto del m u ndo. E n rea l idad, se jugaron cuatro matches de cuatro partidas. Bobby me ha bía dicho q u e probablem ente iba a venir. Y rea l m e nte lo h izo. Cuando l l egó al hotel Metropol de Belgrado, le l lamé por teléfono desde Sa rajevo. Me dijo en esa ocasión: -Todavía no he visto cómo es la i l u m i nación de l a sala, pero creo que todo va a i r bien. Le dije q u e Larsen había protestado ante el capitá n del e q u i po m u ndial pidiendo para sí mismo el primer tablero. Bobby no contestó nada. Al día sigu iente nos encontramos en el hotel M etropo l . Los organ izadores se encontraban a nte un g ra n problema. Larsen ha bía dicho defi n itivam ente: -No q u iero j ugar si no estoy en el primer tablero. Los representa ntes del com ité org a n izador vinieron a l a ha bitación de Bobby m ientras está bamos h a blando sobre el futu ro match. Fischer, con el traje puesto, estaba echado sobre la cama de espa ldas y te n ía las ma nos debajo de la cabeza. Te n ía el aspecto del hom bre a cuyo a l rededor g i raba todo el m u ndo. Los organizadores l e pid ieron q u e h iciera a lgo, que cediese a Larse n el p r i m e r tablero. 121

-¿Y qué pasa con el pre m i o? -d ijo i nesperadamente Bobby-. -E l premio es el m ismo -contesta ron-. -De acuerdo, si es así, acepto -d ijo Bobby-. Parecía q u e q u ería evita r d iscusio nes. Pocos creía n q u e eso fuera posible. N os q uedamos solos en la ha bitaci ó n y Bobby me preg u ntó: -¿Crees que me he e q u ivocado? -No, ahora todos ha blarán bien de ti. -Con todo, no debía h a berlo hecho. ¿ Qué d i rán a h o ra m is a m i g os en Am érica . . . ? E ra n las 1 7 horas del d ía sigu iente. E l com ienzo del g ra n match . Todos esta ban ya en la sala de Dom S i nd i kata, salvo Bo bby Fischer. E staba sentado tra n q u i l a m ente en su ha bitación y me dijo que todavía no ha bía co m ido. E ncarg a m os un sol o m i l lo. La gente q ue l lenaba en aq uellos momentos la sala no pod ía ni i m a g i n a rse que el principa l protagon ista del match todavía estaba en su ha bitación y demoraba la salida. -Todavía tengo q u e desca nsa r u nos d i ez m i n utos más, -d ijo Bobby-. Estaba cansado y por eso he aceptado j u g a r en el seg u ndo tablero. Pero

En su match particular con Petrosian, durante el match Mundo-URSS de 1 970, en Belgrado. 1 22

q u izás esté bien que haya aceptado porq ue Larsen estuvo j ugando todo e l año y ganaba, mientras yo tomé u n d esca nso. F i n a l m e nte nos d i rigimos a la sa la a la que l l eg a m os con q u i nce m i n utos de retraso. E ntramos por la puerta trasera. La sala estaba l l e n a . Habíados m i l espectadores. L a cere m o n ía de apertura ta m bién em pezó más tarde de la hora prevista. Los mayores apla usos los reci bieron Ta h l , Fischer, G l igoric y Botvi n n i k. E l Dr. Max E uwe, ex-ca m peón y capitá n del equipo m u nd i a l , pro n u n ­ c i ó u n larg o disc u rso. E n el primer ta blero j u g a ron Spassky y Larsen y en el seg u ndo Petrosi a n y Fischer. Petrosian se equ ivocó en el medio j uego, ren u nció al e n roque. Fischer i n ició el ataque, ganó en ca lidad y co locó a su adversa rio a nte u n mate i n defendible. En la sala reso nó un fuerte apla uso. Bo bby estaba contento, ya se había olvidado d e l problema de los tabl eros. -¿Has visto como he jugado? -me preg u ntó Bo bby al bajar del podio-. La seg u nda partida con Petrosi a n q u edó aplazada. En la rea n udación Fischer era el pri ncipal acontec i m i e nto del día. M uchos espectadores habían acudido a la sala por él. Antes de la partida Fischer se si nceró co n m igo y dijo que ha bía a nal izado m uy poco, algo más d e una hora, pero añadió: -Genera l m ente sé como tengo q u e j ug a r en la conti n uación. De­ bería ganar, au n q u e no va a ser fáci l . Creo q u e podía haber ga nado con m ucha más facil idad a ntes del aplaz a m iento. Fischer no esperaba la jugada que Petrosi a n ha bía a p u ntado. Seg ú n la o p i n i ó n del gra n maestro nortea mericano, su rival podía haber a p u ntado u n a j u gada mejor, pero a pesar de todo, comenzó una g ra n l ucha. Sacrifica ndo tempora lmente u n a torre, Petrosian recuperó u n peón . Así s e i g u a l ó el n ú mero de peones y m uchos l legaro n a creer q u e Fischer no ha bía visto esa j u gada, pero m á s tarde me dijo q u e ha bía previsto todas las varia ntes. -E ntré a propósito en esa posición porque ha bía calculado q u e e l caba l l o y u n peón serían suficientes pa ra ganar al fi n a l . E l peón de Bobby pronto l legó cerca de la seg u nda fi la. Petrosi a n ten ía q u e dar p o r él u n a fig u ra y después i ntentó penetra r a l l a d o opuesto del tablero, pero c o n u n caba l lo y u n peón co ntra dos peones. E l resu lta do fi n a l fue 2 : O, a favor de Fischer. El resu ltado g lobal entre la U R SS y e l M u n d o fue 1 1 ,5 : 8,5. En el mom ento que en la tabla de demostraciones apareció el resu ltado de la partida Fischer-Petrosian, el n u meroso público em pezó a vitorear al joven g ran maestro. Petrosi a n fel icitó deportiva m e nte a su adversa rio, se levantó enseg uida de la mesa y salió de la sala. Como si 1 23

no h u biese ocu rrido nada, Bobby Fischer bebía tra n q u i l a me nte su vaso de leche, como solía hacer cua ndo le a p l a ud ía n . La parte m á s i nteresante d e esta partida ocu rrió u n os momentos más ta rde, en la sala de a n á l isis. Visiblemente apenado, Petrosian i ntentaba expl ica rle a F ischer que, con todo, no ha bía perdido tan fáci l me nte. A l rededor de la mesa se encontraban E uwe, Ta h l , Hort y Port isch . Pudieron com proba r en esa ocasión la gran técn ica del joven g ra n maestro. E n u n momento, m i e ntras estuvo demostra ndo a Petrosia n que la posición estaba perd i d a en todas l a s varia ntes, F ischer s e dirigió a E uwe: -Gran maestro, ¿no recuerda que en u na partida suya contra Alekh ine se ha bía l legado a u n a posición parecida? Euwe le m i ró extra ñado. No se acordaba de l o que Fischer conocía ta n bien. M i h a i l Ta h l , i g u a l que Petrosian, estaba triste por la derrota, pero era el ú n ico q u e a nal izaba para Fischer. Todos los demás i ntenta ba n buscar una salvación pa ra Petrosia n . La conclusión fue que Petrosi a n se ha bía equ ivocado haciendo una j u gada con el peón f4 y q u e todo lo demás era el resu ltado de la bri l l a nte táctica de Fischer, q u e l e l l evó hasta u n a n u eva victoria. Cuando nos d i ri g íamos hacia el hotel, Fischer se q u ejó: -Estoy cansado, siempre me atosigan con pregu ntas y con ofertas para j u g a r en los torneos, cua ndo lo ú n ico q u e q u iero es j u g a r al ajed rez. -Pero estás en muy buena fo rma, 2 : O contra Petrosia n . -N i h a b l a r. N i y o n i Petrosian estamos en fo rma. Noto q u e l levo demasiado tiempo sin j u g a r. -¿Qué h u biera ocurrido de haber jugad o co ntra Spassky? -Ahora me doy cuenta de q u e h u b iera sido m ucho más d ific i l contra Spassky q u e contra Petrosi a n . Antes pensaba al revés. - ¡ Cómo es posible que La rsen no sepa j ugar contra Spassky ! Bobby entró en el hotel donde le espera ba n cinco n u evos telegramas con fel icitaciones por el duelo del siglo. Le dijo a Larry Evans cuyo com etido era ayu d a rl e en los a n á l i sis: -Ves como no era necesa rio que me ayudases. Yo m ismo he enco ntrado los mejo res movim ientos d u ra nte el juego. La seg u nda tarde perteneció a Boris Spassky q u e jugó u n a pa rtida bri l l a nte contra Larsen . En la tercera ronda, Fischer, jugando con las bla ncas, acabó en tablas con Petrosian en la j ugada 32. Ta mbién su cuarta partida acabó en tablas tras la rea nudación. Fischer se ha bía pasado toda la noche ana lizando la posición i nterru mpida. Vino m uy fe liz a mi ha bitación a las cuatro de la madrugada y dijo: 1 24

El comienzo de su serie en la TV jugoslava: "Los gigantes del ajedrez".

-Term i n a rá con ta blas en la cont i n u ación. Estoy peor, pero a ntes tuve una posición mejor. Me enseñó en u n ajed rez de bol s i l l o cómo se iba a desarro l l a r la partida en la conti n u aci ón. Le d ije: -Bobby, tengo sueño. Sé que aca barás tablas. M e pregu ntó tra n q u i l amente: -¿E n su país está castigado m ata r a un period ista? Me reí y él me expl icó: -Siem pre me persiguen los period istas, me l la m a n por teléfono, me piden entrevistas ... No me dej a n dorm i r. M i ú n ica oport u n idad sería que cam biásemos de habitaciones y que me esca pase. Además, consta nte­ mente estoy oyendo las l l amadas telefón icas desde la ha bitación de Petrosi a n . M e puse de acuerdo con él y cam bia mos las h a bitaciones. Los teléfonos rea lm ente no dej a ba n de sonar. Yo contestaba: -Bobby se h a ido de viaje. Nos fu i m os por la noche a los estudios de la Televisión de Belgrado. Hablamos sobre el m atch. Bobby dijó co n sinceridad que no e�peraba una victo ria ta n contu ndente contra Petrosian de 3 : 1 . -La victo ria d e l a U RSS d e 20,5 : 1 9,5, era m ínima, pero nosotros estábamos mejor en los primeros ta bleros, -d ijo Bobby-. 1 25

Se publ icó en los periód icos u n a fotog rafía con todos los pa rticipan­ tes del match j u ntos. Fa ltaba Fischer en la primera fi la donde estaban los ca m peones. Cuando N ajdorf vio esa fotog rafía, d ijo: Bobby q u iere entrar en la h i storia del ajed rez solo. Estuvimos sentados j u ntos en el banq uete de despedida. Bobby estaba elegantemente vestido y se tomó una copa de vino. Vi q u e estaba de buen h u mor y le d ije: -Bobby, te doy por a ntici pado el honorario por la entrevista para la televisión. E n e l pas i l lo nos estaba espera ndo u n cá mara y estuvimos conver­ sando d u ra nte vei nticinco m i n utos. A n u estro a l rededor se reu n i ó u n g r a n g rupo de cu riosos. H e a q u í esa conversación: -¿Es agradable ser famoso? -No está m a l . -¿Qué significa Fisch er? -Es m i nom bre. -¿ Pod rías describirlo? -Es un nombre con siete l etras. -¿Qué más te interesa, aparte del ajedrez? -La m úsica, la televisión, la radio, los deportes, me gusta pasea r y viaja r. M uchas cosas. -¿Crees que j u egas como si fueras una m á q u i n a ? - N o . N a d i e e s ta n pe rfecto c o m o u n a m á q u i n a . -Pero t e l l a m a n la m á q u i n a del ajed rez. -Sí, así le l l a m a n a uno cuando tiene éxito. Lo dejan de hacer cuando pierdes. -¿Esperabas g a n a r a Petrosian 3 : 1 en el encuentro M u ndo - La URSS? -No, no había pensado demasiado sobre el resu ltado. -¿Y d e haber j u gado co ntra Spassky? -E l h u b ie ra te nido más pos i b i l idades porque estuvo j ugando más últimamente. -¿J uga rías un match contra Spassky? ¿Quién ganaría? -Si me preparase bien, g a n a ría yo. -Dicen q u e sa bes de memoria cientos de pa rtidas. -No, sólo u n as cuantas. -¿C uál es, en tu o p i n i ó n, la mejor pa rtida de l a h i storia del ajed rez? -Es d ifíc i l dec i rlo. Quizás a l g u n a de Andersse n o de M o rphy. Es d ifícil escoger u n a sola p a rtida. -¿Cuá les son los mejores jugadores en la h isto ria del ajed rez? - M o r p h y , A n d e rsse n , Sten itz, Tarrasch, Tsc h i g o r i n , L a s k e r, Capablanca y Alekh i ne. 1 26

-¿Y los mejores jugadores contemporá n eos? -Petrosian, Spassky, Larsen, Ta h l y Korchnoi. -¿Qué hay de Fischer? -Sí, q u izás también yo. -¿Te acuerdas que me habías dicho en Los Angeles que no q uerías ser altivo, pero que era estúpido que no d ijeses que eras el mejor del m u ndo? -No lo dije precisa mente así, pero tú me ha bías obligado a deci rlo. -A la gente l e i nteresa saber cuándo emprenderás la l ucha por el campeonato m u ndial. -No lo sé con seg uridad. -¿Me has dicho que te i nteresa la política? -Sí, viajo m ucho y encuentro mucha gente. Es m uy i nteresante saber qué es lo que pod ría ocurrir en el futuro. -¿Ha bías dicho una vez que te i bas a casa r? -Dije: q u izás . . . -¿Cuáles s o n t u s escritores pred i l ectos? -No lo sé. -Habías mencionado a Sh akespeare. -A m í me g u sta leer los periódicos y las revistas. -Me acuerdo que en Zurich, en 1 959, habías leído m uchos l i bros sobre Ta rzán. -Sí, eso ha sido hace m ucho tiempo. Me g u staba el autor de ellos. -¿Y la m úsica? -Me gusta la m úsica pop y ta m bi é n la espi ritu a l . -¿Las ci udades m á s bon itas? -Me gustan Tokio y Los Angeles. Ta m bién me g u stan los l ugares en los trópicos, F i l i pinas. -¿Qué es lo que más te ha gustado de Belgrado? -La ciudad ha cambiado. -¿Y las chicas? -No están mal. ( Lo d ijo con una sonrisa.) -¿Qué opinas sobre el sistema de com petición para el campeonato del m u ndo? -Muchos opinan que no es bueno. Yo creo que sí. Sería u n error jugar en e l torneo de Candidatos. Los matches son mejores. Quería convencer a Fischer pa ra que aceptase j ugar en e l torneo de partidas rá pidas en Herceg Novi. Le d ije: -Bobby, tú eres el mejor jugador de pa rtidas rápidas del m u n do. Lo puedes dem ostrar. Apu nta remos todas las pa rtidas y publ icaremos conj u ntame nte u n l i bro. Esas partidas q u edarán para la historia del ajed rez. 1 27

-La idea no es mala, -d ijo Bobby-. Aceptó j u g a r por u n os h o n o ra ri o s s i m bó l icos. La ca rava na ajedrecística se trasladó en avión de Belgrado a Herceg Novi. Ha bía org a n izado ese torneo, conju nta mente con los prod uctores de la tele­ visión Arsic y M ichu novic, p recisame nte por Fischer. E ra n las 18 h o ras del 8 de abril de 1 970. E n el salón del hotel Pl aya de Herceg N ovi, en la m isma ori l l a del m a r, comenzó el más i m portante torneo de pa rtidas rápidas de la h i storia del ajedrez. Pa rticiparon once g randes maestros y u n maestro i nternacio n a l . Los j ugadores tenían ci nco m i n utos para cada pa rtida. E n el m ismo com i e nzo se produjo el gran encuentro entre Ta h l y Fischer. -Ten ía la posición ga nada -se q uejó Ta h l-, pero siempre pierdo en las prim eras rondas. Fischer ganó 2 : O y se colocó en la pri mera posición desde el principio. E n la seg u n da ro nda volvió a repetirse el resu ltado de 2 : O, en esa ocasión contra lvkov. Bobby segu ía primero con g ra n diferencia. Korchnoi ocupaba el ú ltimo pu esto con sólo medio pu nto. Proc u rábamos apu nta r todas las part idas, pero se jugaba a una velocidad vert i g i nosa. Bronstei n estaba el seg u ndo con 3,5 pu ntos. Petrosi a n tenía 3 y Reshevsky 2,5 pu ntos. E n la tercera ronda Fischer ganó también a Smyslov 2 : O. Se d i stanció de Petrosia n y Bronste i n por dos pu ntos. F i n a l m ente, en la c u a rta ronda, pri meras tablas y F ischer gana a Reshevsky 1 ,5 : 0,5. Consigue el m ismo resu ltado co ntra Hort en la q u i nta ronda y después 2 : O contra Petros i a n . Con eso su ventaja sobre Bronste i n e ra de 2,5 pu ntos. No ha bíamos co nseg u ido apuntar las jugadas de la pa rtida Reshevsky-Hort en la prim era ronda. N i n g u n o de los dos g ra ndes maestros pudo recordar cómo habían jugado con aquella velocidad vert i g i nosa. Ta h l estuvo observa ndo de lado l a partida y apu ntaba todas las j ugadas, sin m i rar a l ta b l e ro. É l y Fischer nos ayudaron más tarde en a nota r las j ugadas, porq ue eran los ú n icos capaces de repetir sus partidas. E n la séptima ronda Fischer ganó a l adversario más peligroso, B ronstein, 1 ,5 : 0,5. Bronste i n me dijo: -Bobby es d ieci n ueve años más joven y éste es u n torneo rá pido. Ta h l obtuvo e l tercer pu esto después de ganar a Korc h n o i 2 : O. B ronstein y Fischer hojeaban en la pa usa los l i bros de ajed rez. E n la octava ronda Bobby consi g u i ó otra victoria fáci l , 2 : O co ntra Ostoj ic; au mentó la diferencia a 4,5 pu ntos dela nte de Ta h l , que a lca nzó el seg u ndo puesto. 1 28

Ta h l se l a m entaba de que q uedaba muy poco para el fi nal, sólo tres rondas. Fischer ya recibía las fel icitaciones por la clara victoria contra U h l ma n n , 1 ,5 : 0,5. En la pen ú ltima ronda perdió por primera vez y el resu ltado contra Korch noi fue 1 : 1 . Ha bía g a nado la prim era partida, con lo q u e ten ía g a ra ntizado el premio y después perd ió la ú n ica pa rtida del torneo. Al fi n a l obtuvo 2 : O contra M i l u n ovic y así ganó convincente­ me nte el torneo: Fischer 1 9, Ta h l 1 4,5, Korchnoi 1 4, Petrosian 1 3,5, Bronstein 1 3, H o rt 1 2 , M at u l ovic 1 0,5, S mysl ov 9,5, R eshevsky 8,5, U h l m a n n 8, lvkov 7,5 y Ostoj i c 2 pu ntos. lvkov dijo cuando acabó el torneo: -Sólo a h o ra me he dado cuenta que nadi e, salvo q u izás Spassky, se puede comparar con Fischer a la hora de j u g a r en l os torneos-. E n aquel momento nadie contaba todavía con Anato l i Karpov. É ste estaba espe rando su oportu n id a d y sólo cuatro años más tarde l l a m a ría a la puerta del cam peón del m u n d o Robert J a m es F ischer. Nos q u edamos u nos días más en Herceg Novi. Bobby estaba negocia ndo su pa rticipación con los organ izadores del Torneo de la Paz. No paraban de mandarle te legra m as, pero él contesta ba: " N o puedo aceptar a ntes d e conocer l as cond iciones" . S e fue para com probarlo personalmente. El To rneo de la Paz iba a e m pezar el 1 2 de abril de 1 970 en Rovinj. Bobby quería j ugar y por eso se fue a ver cuá les iban a ser las cond icio nes. Le dieron u nos h onora rios extra de m i l q u i n ientos d ó l a res por su participación y más tarde, mientras nos desped íamos en Sarajevo, me d io, ju nto con los tel e g ra mas, las ca rtas y los demás docu mentos, el sobre en el q u e ponía: 1 . 500 dólares - Torneo de la Paz. En ese torneo pa rticiparon once grand es maestros, pero consig u ió cuatro victorias en las pri meras cuatro ro ndas. Con lvkov acordó ta blas después de cu atro interru pciones. Sigu ieron las victorias co ntra U h lmann y contra G h itescu y u na derrota i nesperada contra Kovacevic. É sa fue su pri mera derrota en un torneo después de q u e le ga nase Gel ler en Skopje, en 1 967 . Pero en la siguiente ronda g a n ó a G l i goric y era l íder con un pu nto y medio por delante d e Petrosi a n , Hort, G l i g oric y Korchnoi. En la ú ltima partida d e Rovi nj, ganó con bastantes dificu ltades a Ku raj ica y después de eso siguió la pa rte de Zagreb. Victoria sobre Udovcic, tablas con H o rt, victoria sobre Bertok. Una gran l ucha con Browne y . . . tablas. En las dos ú ltimas rondas jugó contra Korchnoi y Petrosian y las dos pa rtidas acabaron en tablas. Fischer era primero, a pasa r de a l g u nas derrotas y term i nó con dos pu ntos por dela nte de G l igoric. M i entras me ense ñaba u nas pa rtidas en su habitación del Pa lace, estuvimos recordando los "viejos tiempos", de 1 96 1 , cuando estuvimos 1 29

Concentración total. 1 30

l l ama ndo a Botvi n n i k a Moscú desde ese m ismo hote l . Habían pasado casi d i ez años desde entonces y todavía no era ca mpeón . H a bía conseg u i d o m uchas victorias y triu nfos desde entonces. Lo ten ía todo, salvo el títu lo de campeón, q u e tanto an helaba. Decía con un deje d e tristeza : "Cua l q u iera que entienda de ajed rez sabe q u e , sa lvo p o r e l títu lo, soy el ca m peón en todo. Y a hace m ucho, m ucho tiempo q u e soy el mejor" . Me dio las n u m e rosas botel las de bebidas alcohól icas que le rega­ l a ron en el torneo y acordamos escribir en los d ías s i g u i entes un l i bro sobre el "match del siglo" en Belgrado y el torneo de partidas rá pidas de H e rceg N ovi. Llegó a Sarajevo y enseg u ida empezamos a trabaj a r. Habían ocu rrido m uchas cosas en las salas de competiciones desde su primera visita a Sa rajevo, en 1 959, cua ndo ha bía ve nido a visita rme. En aquel momento todavía no hab ía conseguido tantos éxitos. Todavía era joven, demasiado joven para pensar en e l títu lo de ca m peó n . Ah ora em pezaba cada n uevo d ía con ese pensa m iento. Ta mbién estuvo pe nsando en el títu lo de ca m peón cuando empezamos con la g rabación de la serie televisiva " Los G ra n des del Ajed rez" y por eso exigió que se i ncl uyera en el co ntrato u n a cláusula diciendo que la serie tenía que ponerse en progra mación antes de que fuese proclamado campeó n .

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1 O. E l encuentro del decenio en Mal lorca : el ca ndidato a ca mpeó n . Va ncouver y Denver: 6 : O contra Ta ima nov y La rsen . Buenos Ai res 1 97 1 . El aspira nte a ca m peó n . E n 1 970 se reu n ieron en Buenos Aires muchos g randes maestros conocidos. A Fischer le l legó la invitación para pa rticipar mientras g rabábamos en Sa rajevo el programa para la televisi ó n . Le enviaron un b i l l ete de avión, pero como él no viajaba n i viernes n i sábados, l legó tarde a las dos primeras rondas. Primero g a n ó al rumano G heorg h i u y después a Damjanovic, Schweber, Tukma kov, Qui nteros y R osseto. El torneo se jugó en el teatro San M a rtín que más tarde se h izo fa moso en el m u n d i l l o del ajedrez por el match Fischer- Petrosia n . Tablas con Najdorf y ci nco nuevas victorias: O 'Kel ly, Pan no, Agdam us, Szabo y Bisg uier. Ta blas con Mecki ng y tres rondas a ntes del fi n a l ya gan aba por 3,5 pu ntos. S i g u ieron tablas con Resh evsky, la victoria sobre R u binetti, tablas con Smyslov y, al fi nal, la victo ria sobre G a rcía. Consi g u i ó uno de a q uel los cél ebres éxitos, 15 de 1 7 , superando al seg u ndo clasificado Tukma nov en 3,5 pu ntos. B o b b y se acordó de la derrota que ha bía sufri do en esa ciudad, en 1 960, pe ro ah ora se tomó la reva ncha. I ncl uso tenía en sus ma nos la victo ria co ntra Smyslov. Llegó a la O l i m piada de Siegen, de 1 970, donde el acontec i m iento centra l fue su partida contra Spassky. Ese encue ntro se h a b ía esperado m ucho tiem po y nadie pod ía imaginarse en aquel m om ento q u e esos dos grandes ajed recistas iban a enco ntra rse dos años más tarde en Reykjavik. E ra difícil acerca rse a su mesa. Todo lo q u e estaba ocurriendo aquel 1 32

d í a g i raba sobre esa partida: las masas de gente, el am biente festivo, los cámaras, los reporteros g ráficos, la m úsica . . . Todo recordaba un poco a la festividad previa al com ienzo de u na corri da. La gente había l l egado a la sala con una hora de antelación para estar lo más cerca de su mesa. Spassky l legó u nos diez m i n utos a ntes del com ienzo. Fischer se retrasó, pero cuando em peza ron a jugar parecía q u e a l l í no existía nada más sa lvo esa pa rtida. G l igoric d ijo que sentía u n poco de tristeza e i njusticia po rq u e el encuentro de ese año g i raba sólo en torno de una pa rtida. Hablé en esa ocasión con Spassky sobre Fischer. Dije: -Ta h l y Fischer contribuyeron a la gran popula ridad del ajed rez. Son u nos personajes exce pcio na les en su h isto ria. ¿Cuál de los dos tiene más talento? -Creo q u e Ta h l , pero es m uy i m portante para el ajedrez que exista un g ra n maestro como Fischer -d ijo Spassky-. U n día a ntes me enco ntré con Fischer en la sala para periodistas. Estaba m uy a l eg re después de ganar a Portisch, pero no estaba seg uro si iba a jugar en el torneo l nterzo nal. Le dije a Spassky q u e Bobby había ca m biado. -Sí, contestó el campeón. Ha cambiado a mejor. Los organ izadores de H a m b u rgo me había n ofrecido cuatrocientos dólares por u n as s i m u ltáneas. Me dijeron que iban a dar lo m ismo a Fischer. Les d ije: -Como soy el cam peón del m u ndo, exijo por lo menos u n dólar más que Fischer. Fischer jugó en vei nte y Spassky en cuarenta tableros. -Ha bla ndo si ncerame nte -d ijo Spassky-, Fischer es el ca ndidato más serio para jugar contra m í. Pero me parece que q u iere jugar ese match al margen de la F I D E . ( Bobby acced i ó más tarde al match a través de los torneos de la F I D E ) . -Me ha bías dicho antes q u e Petrosian tenía mayores posibil idades de jugar contigo. -Sí, pero si no j uega Fischer. Si lo hace, es el n úmero u no. -Hay una propu esta esta d o u n idense para que el match SpasskyFischer se juegue fuera de las competiciones de la FIDE. El los ofrecería n mucho di nero por ese encuentro . . . -A todo ajed recista profesional le agrada g a n a r di nero en u n match de ese ti po. Pero para mí el d i nero n u nca ha sido demasiado importa nte. Scy perfectamente consci ente de que l legará el momento en que ya no seré el campeón y que dejaré de ganar como ahora. Pero q u iero que se respete el títu lo de cam peón. Claro q u e me gustaría jugar el match co'1tra Fischer. Sería un encuentro m uy interesa nte, pero quiero que todo esté dentro del cam peonato del m u ndo. Tengo que decir que Fischer es u n g ran maestro q u e ejerce u n a i nfl uencia positiva sobre m i tra baj o. 1 33

-¿Qué o p i n as sobre sus victorias en Zag re b y Buenos Ai res? -Todo eso es m uy normal y demuestra q u e Fischer, además d e tener ta l e nto, también trabaja m ucho. -Fischer me dijo que te g a n a ría e n un match de 24 partidas . . . -É sa e s su opi n ió n perso n a l . Es d ifíc i l d ec i r q u ién ganaría. S i j u gase u n match así, no pensa ría en cómo pod ría g a n a r, s i no en cómo me prepa raría para un encuentro d e ese tipo. Para ser sincero, si dec i d ie ra jugar en el m ismo torneo co n Fischer, q u isiera prepa ra rme pa ra q uedar por d e l a nte d e él. Fischer d eseaba con todo el alma una pri mera victoria contra Spassky. J u g a ba con las neg ras, pero j ugaba a g a n a r. Spassky fumaba cigaril los uno tras otro y Bobby bebía z u m os de fruta. E n la j ugada 30,

Una cuidadosa preparación física, imprescindible para alcanzar una buena forma. 1 34

a ca usa de ta ntas ganas de g a n a r, Bobby se equ ivocó. Nueve ju gadas después abandonó. Esta ba muy triste y se leva ntó de l a mesa. Su sueño no se h a bía cumplido. Dijo en voz baja: "Tengo que espera r a la próxima oportu n idad. Spassky tuvo suerte". En el Congreso de la FIDE se habló sobre la posibil idad de permitirle a Fischer la participación d i recta en el torneo l nterzonal. No había participado en los dos últimos torneos. En Amsterdam, en 1 964, no qu iso jugar y en 1 967 a ba ndonó el torneo de Susa después de estar gana ndo con u n a gran diferencia. Ahora existía una posi b i l idad, pero Bobby perd i ó la votación. La ú n ica y la última oportu n idad era q u e u n o de los tres j ugadores estadou n i denses desistiese y Bobby fuese en su lugar a M a l l orca. Y eso es lo q u e ocu rrió. Benko cedió su puesto a Fischer por una buena compensación que le d i ó la Federación de Ajed rez de Estados U n idos. J u nto a la m isma orilla del m a r, en el corazón de M a l lorca, em pezaba ese torneo l n terzo n a l , octavo en l a historia de l a F I DE y más fuerte que nu nca. Como ya ha bía presenciado los torneos de ese tipo en Portoroz, Amsterda m y Susa, puedo deci r que ése era especia l . Portoroz m a rcó la era de M i h a i l Ta h l , Estocol m o estuvo en el signo d e Fischer, Larsen se i g u a l ó a los ajedrecistas soviéticos en Amste rda m y Susa se convir­ tió en u n d ra m a por la m a rcha de Fischer. Los m aestros y g ra ndes maestros fueron a l ojados en ci nco hoteles, lo que sig n ificaba que el torneo perd ía en a m biente. Bobby protestó pri m ero por la i l u m i nación en la sala. Los org a n izadores h a bían puesto una n u evas l uces fl uorescentes q u e, como dijeron, les ha bían costado seis m i l dólares. El joven genio del ajed rez exigió después que se pusiese en la sala un g ra n c a rtel advirtiendo q u e estaba pro h i bido fu m a r y hacer fotografías. A n a d i e le im portaba que en M a l l orca, u n impo rta nte centro tu rístico, el interés por e l torneo fuese m uy escaso. Fischer y Reshevsky pid ieron, como de costum bre, no j u g a r entre el viernes y el sábado hasta la puesta del so l . La rsen protestó, d iciendo q u e no quería jugar con Fischer el viernes por l a m a ñ a n a . Se c a m b iaron los prog ramas de l a séptima y noven a ronda y, después de protestar los ajedrecistas soviéticos, volvieron a poner el prog rama i n i c i a l . Larsen aceptó j u g a r con Fischer a las doce de la m a ñ a n a y consig u i ó una gran victoria. Fischer sa lió de l a sala sin decir u n a sola palabra . Bobby s e a l ojaba en u n hotel de l ujo, Da M a r, y tenía a su d isposición coche, pista de ten is, etc. Llevaba el pelo l a rgo. Su ayudante era Larry Eva ns y le aco m pa ñ a ba E d m u ndson, q u i e n se ocupaba de q u e le sirviesen a tiempo su sandwich d u ra nte las partidas. E n la primera ronda Bobby ha bía conseg uido sólo ta blas contra la Caro- Ka n n de H u bner y en la seg u nda ganó a Smyslov. E l g ra n Vassi ly ·

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Smyslov no se había enfadado por la derrota, pero después de esa partida me dijo: -No creo que Bobby vaya a ser el campeón del mundo porq ue el ca m i no hasta el título está l l eno de espinas y él lo qu iere todo fáci l . E n l a tercera ronda u na victoria rápida contra Addiso n . Ta mbién gana a F i l i p, H o rt y Reshevsky y después de la sexta ronda es claram ente el primero con 5,5 pu ntos. Siguen tablas con Matu lovic y prim era, y última, derrota en e ltorneo contra Bent Larsen, el viernes 20 de noviembre . . . Después de tablas c o n Portisch y Po lugajevsky, G e l l e r ocupa e l pri mer pu esto c o n 8 pu ntos y Fischer el seg u ndo con 7 , 5 . C o n ese resu ltado l l egó el duelo entre los dos. Fischer se acordaba m uy bien que ha bía perd ido las tres ú ltimas partidas contra G el ler. Por el calculo de proba b i l idades Geller no abrió con el peón del rey, porq ue " n o siem pre se puede g a n a r tan fáci l m e nte a Fischer". H izo la primera j u gada con el ca b a l l o del rey y en la sépti ma jugada ofreció tablas. Bobby sólo sonrió por esa oferta y después de dos jugadas Geller tuvo serias d ificu ltades y necesitó u n a h o ra para ejecuta r la siguiente j ugada. La partida fue interru m pida, G e l l e r te n ía un peón menos y en la jugada 71 se equ ivocó y perdió. Así Bobby se col ocó otra vez en el primer puesto y se q uedó a l l í hasta el fi n a l . Era su primera victo ria sobre G e l l e r después del torneo de Candidatos en 1 962. E n la ronda X I I I ganó a lvkov y en la XIV sorprendió a su adversa rio M i n ie, y tam bién a l públ ico, jugando la defensa de Alekhi ne. S i g u ieron dos tablas i nesperadas contra J i ménez y Ujtu men. Después ganó a R u bi neti, U l h m a n n y Ta imanov. Antes d e la ú ltima vuelta tenía 2,5 pu ntos de ventaja. Pa n no, el ú ltimo rival de Fischer, no q uería jugar a las 19 h o ras y Fisch er no pod ía a las 1 8, como los demás, por sus razo nes rel i g i osas. El g ra n maestro argentino reprochó a Bobby de que no se comportaba "con norma lidad" y d ij o q u e i ba a abandonar la partida sin j u gar. Y así ocu rrió, el 12 de diciem bre, a las 1 9,55 horas. Pa n n o ha bía l legado a la sala, pero ci nco m i n utos antes de c u m p l i rse la hora dijo q u e abandonaba la partida sin lucha. Fischer e ra el primero con 3,5 pu ntos por dela nte de Larsen, G e l l e r y H u bner. E ra u n a victoria im portante y b r i l l a nte, q u e reso nó en todo e l m u ndo. M i g u el N ajdorf observó c o n h u m or: " A part i r de a h ora Bobby te n d rá q u e d a r a todos dos pu ntos de ventaja a l pri ncipio de cada torneo, pa ra que sea más interesante . . . ". Estaba co ntento con el gran éxito, pero a ña d i ó que e l resu ltado no le satisfacía po r com p leto. Después de ese triu nfo ya no estaba enfadado co n m ig o como en Siegen. Se acercó a m í después del torneo, me dio l a m a no y así 1 36

empeza mos la conversaci ó n . Ya no era a qu e l l a vieja a m istad, pero las relacio nes em peza ron a mejorar. Ta i m a nov me confió su secreto d u ra nte la fiesta fi nal en M a l l o rca: " N o es pa ra l a prensa, pero acuérdate q u e ganaré a Fischer en el m atch". Se estaba acerca ndo el com ienzo de los encuentros d e cand idatos, el 1 3 de mayo de 1 97 1 . Korchnoi y Gel ler jugaban en M oscú, Larsen y U h l ma n n en Las Pa l mas, Petrosian y H u bner en Sevi l l a y Fischer y Ta i m a nov en Va ncouver. Las negociaci ones con Eva ns pa ra ser su ayud a nte no tuvieron éxito porq u e Bobby po nía dos condiciones: d u ra nte el match, el ayudante no

Comiendo uvas . . . ¡ No estaban verdes ! 1 37

podía ejercer de periodista y no podía estar acompañado por su esposa. E n l u g a r de ayuda nte, Bobby ten ía a m a n o a Edm undson que se ocupaba d e todo, salvo de j u gar al ajed rez. Bobby ni lo necesitaba. A Ta i m a nov le aco m pa ñ a ron a Vancouver Vasjukov, como ayuda nte, y ta mbién Ba lashov q u e h a b ía hecho el doctorado en el I nstituto de Cultura Física con el tema: Bobby Fischer. E l capitá n de la delegación era Alej a ndro Kotov. Tai m a nov no estaba contento con la sa la pequeña "donde no se podía ni respira r". Fischer estaba de acuerdo con él y Kotov y Ed m u ndson em pezaron a buscar otra. Pero Fischer exigió que no h u biese p ú b l ico dentro de la peq ueña sala, en tanto q u e Ta ima nov, como p i a n ista, estaba acostu m brado al p ú b l ico. La l ucha ha bía em pezado incl uso a ntes de la prim era jugada. N i n g u n a sala resu ltaba adecuada. Ta m bién había l l egado el p residente de l a FI DE, Max E uwe, pero el com ienzo fue aplazado por cu atro días. Porfin, E uwetomó u na decisión: se i ba a j ugar en el edificio de la U n i ó n Estudianti l que ten ía u n a sala de cine para doscie ntos espectadores. F isch er ya estaba h a rto de todas esas peripecias y dijo: -J u g u em os, estoy d ispuesto a hacerlo donde sea. Antes del com ienzo del match, Bobby jugó a l tenis con Robert Byrne, que había l legado como corresponsal, y por eso llegó a l a primera partida con d i ez m i n utos de retraso. Ta i m a nov, q u e juga ba con las bla ncas, perdió un peón en la j ugada 1 2. La p a rtida se i nterru m p i ó, sin espera nzas de salvación, y Ta ima nov se rindió. Bobby se retrasó sólo ci nco m i n utos en la seg u nda pa rtida. Fue una partida m a ratoniana, de n ueve horas y media de juego y 89 j ug adas. Bobby se q uejó a l á rbitro Kazic de que Ta i m a nov le molestaba con sus co nti n u os paseos. E l árbitro co ntestó con g racia que su adversario podía pasear por "su m itad del terreno". Comenzó l a tercera partida cuando todavía no se h a b ía term i nado l a seg unda. La tercera ta m bién fue i nterru m p ida, pero Ta i m a n ov ya la ha bía perd ido. Por eso los period istas soviéticos propusieron a Fischer tablas sin conti n uación en la seg u nda partida y derrota de Ta ima nov en la tercera . . Fischer rechazó esa oferta a u n q u e la posición en la seg u nda partida era rea l m e nte de tablas y obtuvo fáci l m e nte l a victoria en l a tercera partida. Después, Ta i m a nov cometió un error i ncomprensible y perdió ta mbién la seg u n d a p a rtida. Ta ima nov se puso enfermo después de las tres g raves d errotas. En la j u gada 27 de la cuarta partida, Tai m anov a ba n donó en u n a posición en la que no podía hacer nada. El m u ndo del ajed rez otra vez q u edó sorprendido. ¿Se estaba vis l u m bra ndo u n a gran catástrofe d e Ta i m a nov? Antes de empezar e l match, Ta ima nov j uzgaba q u e sus posibilidades eran sólidas y a hora su principal pensa m i e nto era 1 38

ganar por lo menos el medio pu nto del honor. En la q u i nta partida, ten iendo u na posición igual ada a la de Fisch er, Ta i m a nov h izo el error más g rande de su carrera, perd iendo una torre. Abandonó la sala aturdido. A Fischer le fa ltaban u nas tablas para l a victoria fi nal. Ta i m a nov ap lazó la sexta partida, pero sin espera nza a l g u na, y abandonó sin conti n uació n y el res u ltado q uedó 6 : O. Todos esta ban sorpre n d idos. Era el dos de j u n io de 1 97 1 . E l campeón del m u ndo, Boris Spassky, d ijo en aquel los d ías en M oscú: "Fischertiene más posibil idades q u e Larsen . Creo que e s él q u ien tendrá m á s oportun idades de j u g a r con m ig o e n 1 972, pero no le tengo miedo. Ú n icam ente me temo a m í m ismo. Me alegra ría jugar el match contra Fischer. Tiene u n a fuerza ajed recística enorme, es un gran maestro con un esti lo l i m pio. Es un auténtico fanático del ajedrez". Se habló con a d m i ración sobre la sensacional victoria de 6 : O. F ischer se convirtió u na vez más en el tema de todas las conversaciones sobre ajed rez. En u n a conferencia en Len i n g rado Spassky dijo: " Las oportu ni­ dades de Ta i m a nov en el match consistían en u n a buena preparación de apertura y en su espíritu l uchador. Pero es d ifíc i l j ug a r con F ischer, presenta demasiados problemas. Ta m bién hay q u e tener en cuenta l a edad de Fischer. Tiene 2 8 años y Ta i ma nov 4 5 . E l resu ltado d e 6 : O fue tremendo. Sa lvo Botvi n n i k (sin contar a Ta ima nov), los otros g ra ndes m aestros, i ncl uyéndome a m í, ha bían previsto la victoria de F ischer. Pero no por ese resu ltado . . . . Fischer estaba co ntento pero eva l u ó el desen lace real del d uelo diciendo: -El resu ltado 6 : O es demasiado a lto. E l enfrentam iento ha sido m ucho más difícil de lo que i n d ica el resu ltado. Ta i m a novte n ía posición ganadora en la tercera pa rtida, la varia nte con 1 1 . � b3 era u n a novedad sig n ificativa. Es más fácil ser un cabal lero cua ndo se gana, que cuando se pierde y por eso felicito a Ta ima nov. -Ese match me recuerda a mi i nfa ncia -d ijo tristemente Ta i m a nov-. Errores de ese tipo los hacía ú n icamente de n i ño. Fischer i ntrodujo u nas novedades i m po rtantes en las aperturas de la seg u nda y cuarta pa rtida ( 1 2 . �4). Ha merecido esta victo ria, pero a m í todavía me q u eda m i música . . . Eran pocos los que s e i nteresa ban por l o s otros matches de ca ndi­ datos. Larsen g a n ó a U l h m a n n 5,5 : 3,5, Petrosian a H u bner 4 : 3 y Korchnoi a Geller 5,5 : 2,5. ¿Qué es lo que iba a ocurrir en el match Larsen-Fischer? Varias ci udades americanas querían org a n izar ese espectácu lo. Larsen aceptó j ug a r en Estados U n idos por razones finan­ cieras. Se escogió Denver. E l g ra n maestro danés había conseg u ido en "

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los torneos u nos resu ltados bri l l a ntes, ci nco victorias seg u i das, y d ijo en M a l l o rca: "Creo que en 1 972 seré el campeón del m u ndo. G a n a ré a Fischer en semifi na l es, con un pu nto de d iferencia". E l match em pezó el 6 de j u l i o, a las 16 horas. Larsen escogió la defensa francesa en la pri mera pa rtida, pero a bandonó en la jugada 41 . En la seg u n d a Larsen pudo hacer ta blas, pero eso no le i nteresa ba. Perd ió otra vez. Se q uedó desmoral izado. E l m u ndo estaba pendiente del match y esperaba noticias de Denver. A pesa r de todo, la gente no podía creer que ocu rriera u n nuevo m i l a g ro y que Fischer consigu iera 6 : O contra u n jugador como e ra Larsen . Después de la derrota en la tercera partida, Larsen ca m bió de estrateg i a en la c u a rta, pero volvió a perder. Igual que Ta i m a n ov, Larsen se q ueja ba de una su bida de la tensión arteri a l . S i g u ieron cuatro d ías de desca nso y en la q u i nta pa rtida La rsen empieza a jugar fuerte pa ra ganar, pero perd ió otra vez, 5 : O. Ahora todos espera ba n lo m ismo q u e Larsen, q u e q u izás ga nase o, por lo menos, consigu iese tablas. Y rea l mente pudo acabar en tablas, pero con eso el match h u biera term i nado y él quería jugar hasta la victoria, lo que era i g u a l al suicidio, 6 : O para Fischer. E ra e l 20 de j u l i o de 1 97 1 . Todas las crónicas de ajedrez del m u ndo h a b l a ban sobre esas victorias sensaciona les, sobre el caso ú n ico en la h i storia del ajed rez: 6 : O co ntra dos g ra ndes maestros. El "Sovietsky Sport" escri bió en aquellos días: " Ocurrió el m i l ag ro". Recordé entonces lo q u e me había d icho Larsen antes de e m pezar ese match: "Bobby es u n g ran j ugador, pero teme al fracaso y por eso n u nca será el campeón del m u ndo ... " La respuesta de Bobby fue el fantástico resu ltado de 6 : O. É sa ha sido su venga nza por todas las d ivergencias con Larsen, desde 1 959, cuando fue su ayuda nte, hasta el enfrentam iento por el primer tablero en el duelo U RSS-M u ndo, en 1 970. U na vez La rsen contestó chistosa mente a la protesta de Bobby por no a nota r su j ugada antes de hacerla. " N o só lo la apu ntaré a ntes, s i n o q u e lo haré, además, d e derecha a izq u ierda para enfadar a Bobby". ¿Y qué podía contesta r a hora Bent Larsen después de la derrota más g rave de su ca rrera? Nadie podía esperar esa catástrofe de u n g ran maestro q u e en los últimos años había ga nado pri meros pre m i os en doce torneos. E n aquella época Fischer desca nsaba más d e lo q u e jugaba. Ha bía j u g a d o s ó l o u n a partida en u n año y la ganó a lo g ra nde, para dec i d i r final mente entrar en las salas de competiciones y conse­ g u i r resu lta dos fantásticos. En rea l idad, ése era el " a ño de Fischer", en el que de u nas setenta pa rtidas ha bía perd ido sólo tres (Spassky, Kovacevic y Larse n ) . .

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Fischer: -Ellos se equivocaban. -¿ Después de ganar a Ta i m anov y Larsen con el resultado de 1 2 : O en tota l, ha encontrado alg u nos m étodos n u evos en el ajed rez? -En rea l idad, no. Creo q u e he jugado con más precisión q u e e l l os. Cometían errores que yo a p rovechaba. -¿Cómo es posible q u e no consigu ieran n i u nas ta blas? -Es por las normas q u e rigen en estos encuentros. A m í no me gustan y estoy en contra d e el las. La ú n ica m a n e ra de jugar en esos matches es q ue no cuenten las tablas. -En la sexta partida, por ejemplo, Larsen ten ía dos peones menos y podía haber forzado tabl as, pero eso h u biera s i g n ificado perder el match, porq ue yo h u biera te n i do 5,5 pu ntos de d iez partidas, lo que para mí h u biera sido suficiente. S i n em ba rgo, de haberse necesitado seis victorias, Larsen h u biera pod ido h acer tablas y todavía h u biera tenido oportu nidades. La situación de antes era i g u a l . Cuando La rsen perd ió la seg u nda partida, también perdió la espera nza. -¿Ganará Fischer a Petrosia n en Buenos Aires? -Sí. -Después de Petrosian viene Spassky. ¿Qué ocu rri rá? -Espero ganarle también a é l . Soy el mejor jugador en los ú lt i m os diez años y la mayoría de los q u e conocen el ajed rez estará de acuerdo co n m igo. Si l lego a ser ca m peón del m u ndo, j u g a ré con más fuerza todavía. Si las condiciones son favorables, j ugaré los match es todos los años. -¿Qu ién ha jugado mejor, Ta i ma n ov o Larsen? -La rse n es mucho mejor. M e ha dado m uchos más pro blemas d e lo que i n d ica el resu ltado. Después de las derrotas en las dos prim eras pa rtidas, todavía estuvo luchando y no q uería tablas. Esa es la razón de que el resultado haya sido así.

Mihail Tahl: -Fischer ha jugado como una máquina. Hace u nos d iez a ñ os existía u n gran maestro que conseg u ía u nos resu ltados ta n fantásticos como Fischer hoy. De un g o l pe se convirtió en el ca m peón del m u ndo. É se era, natu ra l m e nte, M i h a i l Tahl. Le l l a m é p o r teléfono después del resu ltado h i stórico de Fischer d e u n total de 1 8 : O, o bte n ido en M a l l o rca, Vanco uver y Denver. La madre de Ta h l me d ijo q u e M isha estaba en la pl aya. M e d i o el n ú mero d e su teléfo no y d iez m i n utos más ta rde h a b l é con é l . 141

-¿Qué opinas sobre estas victorias de F ischer? ¿ Las habías esperado? - 1 2 : O co ntra Ta imanov y Larsen . No lo esperaba ni en sueños. -¿Cómo jugaron Ta i m a nov y Larsen? -Sab ía que F isch er iba a g a n a r a los dos, pero no de ese modo. Me sorprend i ó q u e Ta i m a nov h iciese mejores partidas que La rsen. Es difícil explicar por q u é Larsen j ugó tan m a l . Me parece que no tuvo ventaja n i en u n a s o l a partida, n i en u na sola jugada. E l resu ltado de Fischer de 6 : O es tal q u e si nceramente l e envid i o . Nadie había hecho u n juego así en l a larga historia del cam peo nato del m u ndo. Fischer j u gó como una máq u i na, era i ncreíble. -¿Sería Korch noi más pel ig roso pa ra Fischer que Petrosian? -Cada uno de e l l os tiene sus más y sus menos en el match contra Fischer. Petrosi a n tiene más seg u ridad, pero perdió el ú ltimo match con Fischer 1 : 3. Claro que no podemos co m pa ra r ese match con éste. Creo que Korchnoi sería más peligroso, pero contra Petrosian ése no fue e l auténtico Korch n o i . Ese Korchnoi no pod ría g a n a r a Fischer. -¿Qué pod ría ocurrir en un eve ntua l match Spassky-Fischer, en 1 972? -Creo q u e los resultados de Fischer en el ú ltimo año son fantásticos. No existe nada parecido en la h i storia del ajedrez. Este año yo he conseg u id o d i ecisiete victorias de d i ecisiete partidas en el To rneo de Partidas Rápidas de Moscú. Pero ése era sólo u n torneo rápido, mientras los adversarios de Fischer eran g randes maestros. Pero en ese eventual match contra Spassky, Fischer estaría acom plejado por los resu ltados, porq u e perdió tres partidas co ntra Spassky ( M a r del Plata, Santa Món ica y Siegen); n u nca ganó a Spassky.

Mihail Botvinnik: -Cómo explicar el 1 2 : O. Fischer ganó a Larsen por un "sim ple" res u ltado de 6 : O. Es pos i b l e explicar c a d a u na de s u s 1 2 victorias, pero es i m posible expl icar e l resu ltado g lobal de 1 2 : O . -Cla ro q u e lo m á s fácil e s p rocl a m a r a Fischer c o m o el mayor genio del ajed rez de todos los tiem pos . . . -d ice Botv i n n i k-. A Fischer le g u sta el ajedrez. Es su ú n ica especialidad. Pasó por u n a crisis en Belgrado, en 1 968. Después em pezó a ganar a todos los g ra n des maestros. Pero contra los n ueve mejores g ra ndes maestros del To rneo l nterzonal de M a l l o rca, en 1 970, consiguió ci nco victorias. Cuatro de sus riva les que perdieron ten ía n entre cuarenta y cuatro y cuarenta y n u eve años. Co n esa edad la capacidad para hacer cálcu los es menor. 1 42

Fischer consiguió sólo un 50% de éxitos contra los n ueve g ra ndes maestros entre los vei ntidós y trei nta y siete años. Contra los otros n ueve consi g u i ó 6,5 pu ntos. Es un resu ltado fantástico, ocho de e l l os eran candidatos y el noveno era Po lugaievsky.

Max Euwe: -Fischer era demasiado fuerte para Larsen.

Petrosian: -Las victorias de Fischer son un enigma para mí. U n d ía antes de q u e se fuese de M oscú a Buenos A i res, el 20 de septiembre, l l amé por teléfono a Petrosian y le preg u nté so b re sus prepa rativos para el futuro match contra Fischer. -No pod ría decir si me he preparado bien -d ijo Tigra n-. Lo veremos d u ra nte el match. M i s prepa rativos han d u rado u n mes entero. D u ra nte ese tiempo estuve a n a l izando p a rtidas, jugando al ten is de mesa, etc. -¿Ha repasado todas las partidas de Fischer? -No, no las he visto todas, porq ue no era necesario verlas todas. -¿Cómo ha sido posible que Fischer haya gan ado a Ta i m a n ov y a Larsen por 6 : O? -Sus victo rias son u n enigma para m í. -¿Se acuerda d e l año 1 958 cuado se encontró por primera vez con Fischer? Era en Moscú, en u n match de jugadas rá pidas. ¿Quién g a n ó en esa ocasión? -Sí, me acuerdo, creo que he ganado en más partidas. -Capabla nca y Alekh ine j u g a ron en B uenos Aires, en 1 927. ¿Quién va a ser Capabla nca y q u ién Alekh i n e esta vez? -Si puedo ser aquel viejo Petrosian, todo i rá bien. -¿Qué va a ser lo más i m po rta nte en Buenos Aires? -Pa ra mí, la prepa ración física. -Fischer d ice que usted es u n adversario m uy sóli do, d ifíc i l y ag resivo. -La victoria sensacional de Robert Fischer contra Ta i m a n ov y Larsen de 6 : O entra en la historia del ajed rez como u n caso ú n ico. Fischer h izo las ú ltimas tablas en la ronda XVI I del Torneo l nterzon a l de M a l lorca contra Ujtu men. Desde entonces ha obte n i do sólo victorias. Antes del encuentro con Ujtumen, Fischer hizo ta blas con el ú ltimo clasificado, el cubanoJ imé nez, y antes de eso ha bía ganado a Geller y a los yugoslavos lvkov y Min ie. ***

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Antes del match de Buenos Aires contra Petrosian, en la final de Candidatos.

Así comenzó la serie de victo rias de Fischer contra R u b i n etti en la ronda XVI I I . Hasta el fi nal del torneo el gran maestro americano ganó ta mbién a U l h m a n n , Ta imanov, S uttles, Mecking, G l i g oric y, sin l ucha, a Panno. Eso s i g n ifica que la g ran serie de Fischer consistía en seis victorias conseg u idas en tres veces, u n total de di eciocho victo rias seg u i das, sin contar la victo ria contra Panno. Y sin ese pu nto había conseg uido el récord m u n d i a l . Todos l o s riva les de Fischer en esas d ieciocho victo rias era n g ran des maestros, salvo R u b i netti y el joven Mecki ng, q u e ten ía la fuerza de u n g ra n ma estro. Nadie ha bía conseg u ido algo así en la h istoria del ajedrez y ahora la cuestión es en q u é partida del d ue l o fi n a l de los ca ndidatos Fischer co m p l etará su récord. Habría q u e retroceder al pasado, hasta el año 1 873, para enco ntra r u n ejemplo parecido de la s u perioridad que ha dem ostrado Fischer en n u estros ti e m pos cua ndo es, hay que reco nocerlo, más difícil ganar q u e nu nca. E l récord m á s parecido a l de Fischer es el del hom bre a q u ien Fischer considera, j u nto a Mo rphy, el mejor ajed recista de todos los tiem pos. Ese es el primer cam peón del m u ndo: Wilhelm Ste i n itz. Co nsig u i ó en el torneo de Viena, en 1 873, d ieciséis victorias seg u i ­ d a s . Ese resu ltado s e consideraba en a q u e l mom ento ina lcanzable. 1 44

H a b rían de pasar 98 a ñ os para q u e en Ch icago, en 1 9 43, naciese u n nuevo g e n i o del ajedrez, Robert Fischer, y q u e ese ch ico travieso d e l ajedrez m u n d i a l derribase c o n d ieciocho victo rias seg u idas todos los récords existentes. Si se compa ra n los resu ltados de los duelos, W i l h e l m Ste i n itz es otra vez el más cercano a Fischer. É l ha bía jugado contra los mejores ajedrecistas i n g leses en Londres, en 1 863, y ganó a M o n g redien 7 : O, en 1 864 a Green 7 : O y con dos tablas, y en 1 876 a Blackburne 7 : O. El resu ltado de Ste i n itz en dos due los ( pero no seg u idos) era i ncl uso mejor que las victorias de Fischer sobre Larsen, pero, te n iendo en cu enta el ca l i b re del rival de Fischer, el éxito de n uestro contem poráneo es considera blemente mayor. Stei n itz ta mbién consi g u i ó un resu ltado fantástico en e l campeona­ to del Club de Viena, en 1 86 1 , con 30 pu ntos de 31 partidas, pero sus adversa rios no alcanzaban su n ivel n i se pueden comparar con los de Fischer en n uestros tiem pos. Los resu ltados de Al exa nder Alekh i ne, exca m peón del m u ndo, provocaron a d m i ración en su tiempo. E l gran Alekh i ne, que m u rió en Lisboa, en 1 946, sentado ante el ta blero, había conseg u ido en el Torneo de San Remo, en 1 930, 13 victo rias y 2 tablas. Dejó detrás d e sí por 3 pu ntos a N i m zovitch, R u b i nstein, Bogolju bov, Vidmar, S p i e l m a n n , Ta rtakover, etc. Para a q u e l l os tiempos eso e r a u n a victoria todavía mayor que el primer pu esto de Fischer en el Torneo l nterzon a l de M a l l orca, ganado con la m isma diferencia de 3,5 pu ntos. Alekh i ne h a b ía conseguido en Bled, en 1 93 1 , 1 5 victo rias y 1 1 tabl as, d ejando a l seg u ndo clasificado Bogolju bov a u n a d istancia de 5,5 pu ntos, l o q u e parecía insuperable. E s a diferencia también la co nsiguió Korc h n o i e n u n torneo m ucho m á s peq ueño, el de G y ü r ( H u ng ría), en 1 956. Alekh i ne, al que en un sondeo que h ice, donde pa rtici paron 50 g ra ndes maestros, proclamaron el mejor ajedrecista de todos los tiem pos, h a b ía conseg u ido un resu ltado "como el de Fischer" en l a O l i m piada de Varsovia, en 1 935, c o n 7 victo rias y 1 0 tablas. E ntre los años 1 909 y 1 939 h a b ía jugado 984 partidas de torneos, consigu iendo 562 victorias, u n 73% de éxito. Ganó 35 primeros puestos en los torneos. El célebre cubano J osé R a ú l Ca pab l a nca obtuvo 302 victorias de 583 partidas y co nsiguió el m ismo porcentaje que Alekh ine: 73%. Los resu ltados de Fischer en los ú ltimos años son mucho mejores q u e el porcentaje q u e consigui eron Alek h i ne y Capa bla nca. Sólo perdió tres pa rtidas en los ú ltimos cinco años. Capa bla nca ganó en 1 9 1 9 a n u estro g ra n maestro Bora Kostic 5 : O y en 1 909 a M a rshal 8 : 1 . En el Torneo de Lond res, de 1 922, consiguió 1 1 victorias y 4 tablas. Ganó el título de campeón del m u ndo a Lasker 1 45

en La Habana, en 1 92 1 , con u na victoria 4 : O y con diez tablas. Laske r se rindió destacando que le mo lestaba el clima excesivamente cálido. Capa blanca m a ntiene u n récord q u e Fischer no tiene. Perd ió sólo seis partidas desde el 1 9 1 4 h asta 1 927 . De los 16 torneos que jugó d u ra nte ese tiempo gano 1 3 primeros puestos. E m m a n u e l Lasker, q u e ostentó el título de campeón del m u ndo d u ra nte ve i ntisiete años, ganó en Londres, en 1 892, a Bird 5 : O y a Blackburne 6 : O y con cuatro tablas. E n París, en 1 9 1 0, ganó a J a n owsky 8 : O y con tres ta blas. Dura nte la Primera G uerra M u ndial, cuando vivió en Alemania, ganó a Tarrasch 5 : O, con u nas tablas. Pero con todo eso queda lejos de los resu ltados de Fischer. Los resu ltados que puedan com pararse con los éxitos de Fischer de Vancouver y Denver q u izás sean las victorias de Fischer en e l Cam peo­ nato de Estados U n i dos, en 1 964, con 1 1 pa rtidas ganadas de 1 1 encu entros, cuando la mayoría de los jugadores tenía títulos de g ra ndes maestros. Wi l l iam Lom ba rdy ganó en 1 957 el Cam peo nato J uve n i l del M u ndo, con 1 1 victorias de 1 1 encu entros. En el Torneo de Praga, en 1 87 4, el maestro Dobrinsky consiguió, jugando a ciegas, 1 3,5 pu ntos de 1 4 partidas. Morphy perdió sólo u n a pa rtida jugando a ciegas. Con todo, el año 1 97 1 queda en l a h i storia del ajed rez como e l a ñ o de l o s i ncreíbles récords ele Ro bert Fischer. Se estaba negociando la el ección del l ugar donde se iba a celebrar el match fi nal de los ca nd idatos Fischer-Petrosi a n . Para este match esta ban i nteresadas Francia, Yugoslavia, G recia y Argenti na. G l igoric habló con los dos por teléfono al mismo tiempo y esa conversación en la l ínea M oscú-Bel g rado- N u eva York dio respuestas interesantes: G l igoric (a Fischer): -¿ Dónde le gustaría j ugar? Fischer: -Creo que los ajed recistas soviéticos va n a rechazar Argen­ tina y supongo que les dará igual j ugar en Yugosl avia que en G recia . . . Petrosian: -Dígale q u.e y o no q u i ero ir a Argentina. ¿ P o r q u é tend ría que ir a su continente? El es joven y j ugó ya dos matches en América. Podremos encontrarnos a m itad de camino. G l igoric: -Fischer d ice que las cond iciones fi na ncieras de Argenti na son mejores. Petrosian: -E ntiendo. N o estoy en contra de las buenas condici ones, pero existen otras cosas. G l igoric (a Fisch er): -Diga me, Bobby, ¿es factible a l g ú n otro l ug a r? Fischer: -B uenos Ai res es el más adecu ado. La ciudad es preci osa y además, tienen m uy buena carne. Petrosia n : -A m í lo que me i m po rta es el clima y las condiciones generales y no el d i nero. 1 46

Fischer: -A él no le i m porta m ucho el d i n e ro porq u e le ayuda su Gobierno. Petrosian: -En su país también hay u n Gobierno, ¡ q ue le ayude! Fischer: -A favor de Argenti na está n el elevado fo ndo para p rem ios y la expe riencia. Creo q u e la FIDE optará por Argenti n a . ( Petros i a n exp l i có más tarde: -Cua ndo hablaba m os, G l igoric me ha bía traducido esa frase más co rta y diferente. Fischer d ijo q u e la F I DE de todos modos i ba a decidi rse por Argenti n a . Por eso contesté: -La FIDE no tiene derecho a hacerlo y si ocu rriese así, entonces Fisch er juga ría con a l g ú n otro y no conmigo). E l luga r fue decidido por sorteo. La mujer del delegado danés Larsen sacó de u n sobre el n o m b re de la parte que iba a e l e g i r primera. Salió el de Estados U n id os. Edm ondson d ijo a la dama: -Lo ha hecho m uy bien. I ntente otra vez. - E l l a escogió otro sobre donde ponía: Argenti n a . Fischer l l egó u n os días a ntes del com ienzo d e l duelo q u e estaba previsto para el 30 de septie m b re de 1 97 1 . A Petrosian le acompañaban Suetin, Ave rbach, la esposa de Petrosian, Rona y, en el n o m b re de la Federación de Ajedrez, Baturinski.

Homenaje tras l a victoria en la final de Candidatos de 1 97 1 . 1 47

D u ra nte la fiesta de apert u ra del match los periodistas preg u ntaron a Petrosi a n si el duelo iba a d u ra r las doce partidas previstas. El g ran maestro sonrió y contestó: -Qu izás gane a ntes. Y añadió: -Las victorias de Fischer no me h a n i m presi o nado. Es u n g ran j ugador pero no u n genio. Fischer d ijo: -Soy el mejor jugador del m u n d o y estoy aquí pa ra demostra rlo. Llevo esperando este momento d i ez años, pero las m a n io b ras soviéti­ cas me ponía n o bstácu los para evita r q u e l legase a ntes. Me m a rcharé de Buenos Ai res antes de la pa rtida 1 2 . Me enco ntré con Bobby antes de la prim era partida e n u n a calle amplia cerca de la sala Colorado del teatro San M a rtín. Nos saludamos y él tenía prisa. La sala ten ía capacidad para mil espectadores. En una esq u i na se encontraba la mesa del á rb itro Lothar Sch m i d , q u e se levantaba con frecuencia y ped ía si lencio. E n medio del escenario esta ban Petrosian y Fischer sentados a u n a mesa q u e fue hecha en u n tiempo récord. Estaba previsto que j ugasen en la célebre mesa donde jugaron Alekh ine y Capabla nca, pero los organ izadores d ijero n : -Es mejor tener dos mesas célebres . . . E n la primera partida Petrosian introdujo u n a bril l a nte novedad teórica, pero perd ió la oportu nidad. En la sala se h a b ía ido la l uz. Fischer seguía sentado como s i no h u biera ocurrido nada. Ganó él y ésa fu e su 19 victoria seg u ida. Recibió u n g ran apla uso m i e ntras Petrosian a ba n ­ donaba triste la sala. I g u a l a ron a 1 : 1. Fue en la j ugada 32, desp ués de cuatro ho ras y med ia de j uego. Fischer paró el reloj y se l evantó para fel icitar a su riva l , que s e levantó y se f u e hasta la mesa del árbitro para t o m a r u n café. Más de un m i l la r de perso nas q u e se enco ntra ban en la sala, y otros dos m i l q u e esta ban fuera, a p l a u d ían y ovacionaban ¡ Petrosi a n , Petrosia n ! . No vi u nas ovacio nes así n i s i q u iera en u n match para el título de ca m peó n . Cuando Bobby ya s e encontraba en u na posición perd ida, su ayudan­ te Larry Eva ns me d ijo: -Bobby necesitaba eso para baja rse de las n ubes. Así fue i nterru mpida la serie de victorias de Bobby Fischer. E ra el 5 de octubre de 1 97 1 . E n l a tercera partida se suced ían tranquilamente las jugadas. Petrosi a n tenía mejor posición, pero la partida, q u e ha bía despertado u n g ra n i nterés, acabó en tabl as. Las masas d e g ente ha bían atascado todos l os accesos al teatro San M a rtín. Cuando los g ra ndes maestros entraron en 1 48

la sala, se produjó un g ra n a l boroto en la entrada principa l . La gente irrumpió en el teatro donde se concentraron dos m i l personas. Dos días d espués de la derrota, Bobby estaba solo en su ha bitaci ó n . No h a bía interca m b iado ni u n a s o l a pa la bra c o n Evans, q u e era su ayuda nte sólo fo rm a l mente. Fischer estaba acatarrado, pero no quería a plaza r la patida. La cuarta partida se j ugo en u n día festivo: e l 1 2 de octubre. Más de tres mil perso nas acudieron a l teatro San Martín. G u a rdaban cola desde las 10 de la mañana esperando poder com pra r las entradas que costa ba n medio dólar. Pero el públ ico no pudo ver nada. Después de 20 jugadas y 62 m i n utos la pa rtida aca bó en tablas. Petrosian 38 m i n utos, Fischer 24. El resu ltado era 2 : 2. Quedaban ocho partidas más. Otra vez tablas, 2,5 : 2,5. Pero esta vez h u bo u na gran l ucha, 4,5 horas de juego y 37 j ugadas. Fischer estuvo ataca ndo y Petrosian se d efendía bien, esta ndo peor de tiempo. -Sabía que Petrosian iba a jugar la defensa rusa -me dijo Evans después de la apertura-. Se lo advertí a Fischer y él dijo: "Que la j uegue, a m i me gusta eso". E l ca m b io em pezó el 18 de octu bre. La sexta partida fue aplazada después de ci nco horas de juego. Fischer tenía un peón más. E l día se había i n iciado con la explosión de varias bom bas, co nmemora ndo el Día d e los Pero n i stas. U n a de esas bom bas explotó debajo de la venta na de m i ha bitaci ó n d e l hote l, a las ci nco de la madrugada. El portero avisó a los preocupados huéspedes: " N o es n i ng u n a revol ución, son sim ples bom bas". Después de la décima j u gada cayó al parqué d e la sala de com peticiones u n a bote l l a de crista l . E l públ ico em pezó a i n q u ietarse y e ntonces em pezó a notarse el desagradable olor a gas. Se descubrieron e n las últimas filas los cartuchos de gas ocu ltos en cajas de cigaril los. E l h u m o era rojizo y el aire pesado, pero, g racias al aire acondici onado, los g randes maestros pud ieron proseguir el juego. Bobby estaba fi rmemente decidido a jugar para ganar. Ha bía cam­ biado de residencia a ntes de esta pa rtida, porque e l hotel " Presidente" le resu ltaba demasiado ruidoso. Ta m bién cambió de resta u rante por­ que a l l í cerca ha bía caído una bomba. Fischer ganó en la contin uación d e la partida y esa victoria fue el princi pio del fi n de Petrosian. El 20 de octubre, después de la séptima partida en la que Fischer consig u i ó u na victo ria clara y se col ocó en el primer l u gar con 4,5 : 2,5, la masa de tres m i l personas estuvo aplaudiendo. Hacía una noche preciosa y se oían los g ritos: " i Bobby, Bobby ! " . Eva ns se marchó porq u e Bobby no le dejaba a n a l izar. Cuando Evans se acercó a Bobby con los a ná l isis escritos para la conti nuación de la sexta partida, éste dijo: -Lo m i ra ré cuando term i ne la partida. 1 49

La sépti ma partida reco rdaba a l Capabla nca de sus mejores días. E ra u n a a útentica obra de a rte. Yo esta ba sentado j u nto a Najdorf m ientras hacía n las últimas j u gadas. El viejo g ra n maestro exclamó entusiasma­ do: -Es una victoria fantástica. N a d i e h u b i e ra j ugado como lo ha hecho Fischer. Me acerq ué a Bobby en el escenario y le fel icité. Estaba aleg re y contento. Esta ba escuchando esa m ús ica ta n a g rada ble, los aplausos del públ ico. Sólo me dijo: -Buena partida. Por prime ra vez desde 1 937, después de Max E uwe, u n jugadorfuera de la U R SS iba a j u gar en el campeonato del m u ndo. Ya ha bía acabado todo en B u enos Ai res. Se acercó u n _pu nto más a Spassky, el 24 de octubre, después de la octava partida. E sa era ya la tercera derrota de Petrosian. Bobby tuvo razón cuando dijo: -El match no d u rará doce pa rtidas. - H u bo un g ra n apl auso en la sala, en el vestíbulo del hotel y e n la mayor aven ida de la c i u dad. Ese era el pre m i o para e l nuevo rival del campeón del m u ndo, que baja ba del escenario más contento que n u nca, diciendo: -Petrosi a n se ha equ ivocado porq ue tenía q u e haber j ugado para ganar. El fi n a l l l egó el 26 de octubre, después de la novena partida y la cuarta victo ria seg u ida de F ischer: 6,5 - 2,5. Se cerró otra pág i n a d e la h i storia del ajed rez. Había l legado la noche de R obert Fischer, cá l id a, bri l l a nte l lena de a l eg ría y m úsica. Jamás ha bía h a b ido tanta gente. Todos sabían q u e el duelo había term i n ado. Cuando Petrosian se rind ió, vimos por primera vez en vei ntisiete d ías los a n á l isis en el escenario. E ntonces Fisc h e r se levantó. Se marc hó del escenario co nfuso. Petrosian estaba de pie e n una esq u i n a del escena rio, sa l u da n do a sus fieles seg uidores q u e le esta ban dando á n imos i ncl uso en el momento más d ifíc i l d e la d errota fi nal. Su esposa Rona le a rrastraba del escenario, para que olv id ase todo eso lo a ntes posi ble. Las cal l es esta ban repletas y l os a utobuses se había n pa rado. Fischer volvió al escenario, porq ue e l públ ico l o ha bía pedido. S a l u daba tím i d a mente a l públ ico i nc li n á n ­ dose, com o si no entend iese qué ocu rría a l l í. E n esa g ran ag itación se olvidó de ir a l vestíbulo donde le esta ban espera ndo cu atro mil perso nas. Se escapaba de u n a sala a otra. Le fe l icité y él exclamó alegremente: -¡ U n sa l u do a los segu idores yugoslavos ! -¿Cuándo se decidió el d u e l o? 1 50

-Después de mi seg u nda victoria. -¿Qué pasará con Spassky? -Ga n a ré. E d m u n dson, que se encontraba e n el escenario con nosotros, h izo el pronóstico 1 3 : 7 a favor d e Fischer. Y a ñadió: -Estoy muy contento, pero lo estaré todavía más cuando Bobby sea el ca m peón del m u ndo. R obert Fi sch er, el n uevo Capabl a nca, exhibió en l a ú lti ma partida su técn i ca i n s u pe rable. Demostró q u e, j u nto a l campeón del m u ndo, era el mejor jugador conte m porá n eo. Lo que i m p resiona más de todo son los resultados: en los ú ltimos cuatro a ños, i ncl uyendo este matc h , Fischer jugó 1 20 partidas y consi­ guió 86 victorias, 30 ta blas y sólo cuatro derrotas. De esas 1 20 pa rtidas, 84 eran contra g ran des maestros. N a d i e en la h istoria había conseguido algo pa recido. Las estadísticas a ñ aden otra cosa más: el m ismo n ú mero de tri u nfos con bla ncas q u e con negras. Después de l a bri l l a nte victoria, Bobby d ijo: -Sa bía que iba a g a n a r y que no se iban a jugar las doce partidas, pero no sabía cual iba a ser el resultado. N aturalmente, estoy más contento de las últi mas cuatro partidas. De la seg unda y tercera no lo estoy porque estaba acata rrado. -¿Es cierto q u e Petrosian estaba m ucho mejor en la pri mera y l a tercera partida? -Sí, es cierto. -¿La mejor pa rtida? -La sépti ma, porq ue en las demás, q u e resolví a m i favor, Petrosian cometió errores. -¿E n q u é momentos estuvo Petrosian mejor? -E n las primeras partidas. En el las h abía jugado m uy bien, pero probablemente se cansó, se puso nervioso y no a g u a ntó. -¿Cuá l es la d iferencia entre Petrosian y Spassky? ¿Cuál de los dos duelos va a ser más d ifíci l ? -Petrosi a n conoce mejor la teoría del ajedrez, pero Spassky tiene sólo trei nta y cuatro a ñ os y Petrosi a n cuarenta y dos. E l juego de Spassky demuestra que es un j ugador digno de respeto. Siem pre creo en mi triu nfo. -Las primeras dos partidas demostraron que Petrosian estaba mejor preparado. ¿Sig n ifica q u e los preparativos de Fischer no esta ban bien? -Desg raciadamente, sí. Estuve concediendo muchas entrevistas y me preparaba poco. El públ ico estuvo magnífico. H emos j u gado en silencio. M e sorprendió el entusiasmo de la gente q u e estaba en el vestíbulo del teatro para no perder n i u n solo deta l l e del duelo ... 151

-¿ Ha resu ltado, con todo, algo más fácil de lo que se esperaba, 6,5 : 2,5? -Tuve más confianza después de la seg u nda victo ria. Después de la séptima estaba com pleta mente seg u ro de que iba a jugar contra Spassky. -¿Dónde se va a jugar el duelo Spassky-Fischer? -Donde estén las mejores condicio nes. -¿Qué ha sido lo mejor de Bu enos Ai res? -La co m ida. ¡ Qué carne tan buena ! -¿Y la gente? -Ah, no. E l los no se pueden comer. El premio de Fischer era de siete m i l q u i n ientos dólares. La Federa­ ción de Ajedrez de Estados U n idos le dio u nos honorarios especia les de tres m i l d ó l a res. Todos ah ora pro n u nciaban dos nom bres: Fischer y Spassky.

Con el autor, en una de las muchas entrevistas. 1 52

M i h a i l Botvi n n i k d i o u n a co nfere ncia en el Palacio de Cu ltura de Le n i n g rado y en esa ocasión mencionó las bri l l a ntes victo rias d e Fischer en 1 97 1 . . . Para u n público m á s a m p l i o era claro lo q u e había ocurrido en los due los con Larsen y Ta i m a n ov, que Fischer ha bía resuelto con u n resu ltado i nsuperable 6 : O a s u favor, pero l o que ocurrió e n Bu enos Ai res sigue siendo un m isterio. Petrosian estuvo dominando d esde la primera hasta la q u i nta partida y en las cuatro resta ntes bajó a l n ivel de Ta ima nov y La rse n . Pero lo q u e ha bía conseguido en las pri meras ci nco pa rtidas era un g ra n logro y dem ostró que se pod ía j u g a r contra Fischer. J uzgando por esas partidas se vio que Petrosian estaba bien preparado, jugó disti ntas apertu ras, pero le faltó la decisi ón. E n los mom entos en los que jugó como a uténtico Petrosian, Fischer estuvo jugando como u n gra n maestro m u y bueno, s i n embargo, s e convertía en u n genio cuando Petrosian se equ ivoca ba . Botvi n n i k d ijo a demás q u e, en su opinión, Fischer no era tan popu lar en el extranjero como, por ej emplo, entre los aficio nados a l ajedrez soviéticos. "Fischer ca l c u l a perfectamente bien las varia ntes y creo q u e en eso e s el mejor de todos, i n c l u ido Spassky. Se decide rá pidamente por determ i nadas solucio nes", d ij o Botvinn ik, "y se desenvuelve bien en las situacio nes co m p l icadas. Posee u na g ran técn ica y su norma es la de actuar siem pre racio n a l mente cua ndo juega. Se d ecide por las varian­ tes a rriesgadas sólo cuando las conoce bien. Conoce todo lo que se ha publ icado y lo com prueba en el ta blero. Creo que Stefan Zwei g ha bía profetizado en su novela sobre el ajed rez l a apa rición de un ajedrecista como Fischer. Pero se equ ivocó en u n a cosa . M i rko Chentovic (el protagon ista de la novela) j ugaba u n ajedrez abu rrido, m ientras el de Fischer es m uy d istra ído. Siem pre he considerado a Fisch er, y lo sigo considerando, u n g ra n tal ento. Me parece que tam bién Fischer aprecia mi postura hacia él, porq ue ha incluido entre sus pa rtidas elegidas n uestro ú n ico encuentro, en la O l i mpiada de Bu lgaria, en 1 962, con mis comentarios. "No se puede luchar con éxito contra los gen ios a nte un tablero de ajedrez. Si q ueremos ganar a Fischer, tenemos que reco nocer q u e no es un genio y estud i a r sus p u ntos fue rtes y débiles del modo como lo había hecho Alekh ine antes de su duelo con Capabla nca, a q u ien habían considerado u n gen io. E n m i o p i n ión, ten ían para ello más motivos que ah ora con Fischer. "Ahora, Spassky supera completa mente a Fische r", siguió d iciendo Botv i n n i k, "de eso estoy convencido. Pero, no pod ría pronosticar cómo term i n a rá su duelo, porq ue han ocu rrido últimamente varios m i l a g ros en el m u ndo del ajedrez. Spassky es un ajed recista más completo, 1 53

mejor psicólogo y lo ha demostrado en muchas ocasiones. ¿ Podrá Fischer l l ega r a ser el ca m peón del m u ndo? Hace u nos años yo decía que sí, si empieza a ganar a los mejores g ra n des maestros. Ahora lo hace. É l es racional. E n su tiempo, había reh usado j ugar contra m í. Evidente­ mente porq ue ha bía comprend ido que la victoria contra mí no le h u biera tra ído demasiada fa ma, m ientras u n a derrota h u biera sign ifica­ do m ucho para él y su reputación. Yo q u ería ese duelo, para m í resu ltaba i nteresante jug ar, a u nque proba blemente h u biera perd ido ese enfrenta m iento. M i rándolo objetivamente, ese duelo h u bi era favo­ recido más a Fischer que a m í y creo q u e l legará el momento en q u e se arrepentirá por no haberse l legado a celebrar ese encu entro. ¿N ecesita Spassky ayuda? El ajedrez es, con todo, u n a tarea personal. Un ajedrecista tiene q u e encontrar sol uciones con rapidez, sin consultar a nadie. Spassky ha conseg uido m uchos éxitos y por eso tenemos que conce­ derle la debida confianza". El g ran maestro Kotov no estaba de acuerdo con la opinión de Botv i n n i k. Dijo q u e Fischer era u n genio del ajed rez a l que hab ía que respetar y que podía ganarle sólo él, q u e lo tomaba m u y en serio. "Fischer tiene u na fo rmación ajed recística m uy buena, es u n a uténtico académ ico en ese cam po y todo el tiempo l i bre lo pasa leyendo l i b ros de ajed rez. Sobre ajedrez lo sabe prácticamente todo. Muchas cosas las ha tomado de las pa rtidas j ugadas por m ujeres. Spassky tiene u nos entrenadores excelentes. Mi pronóstico es q u e va a ganar a Fischer, pero en u n a l ucha m uy d ifíc i l ", d ijo Kotov.

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1 1 . E l dra m a de Reykjavik. E l match d e l siglo Spassky-Fischer se i nició a ntes d e hacerse las primeras jugadas en Reykjavik, en 1 972. Se l i bró u n a g ran bata l l a sobre el l ugar donde se iba a jugar. Spassky h izo la siguiente l i sta: 1 . Reykjavik, 2. Amsterda m , 3. Dort m u n d, 4. París. Edm u n dson y Fischer confeccionaron en Amsterdam otra l ista: 1 . Belg rado, 2 . Sarajevo, 3. Buenos Ai res, 4. M ontrea l . Las dos listas era n com pl etamente d isti ntas. E l presidente de la FI DE, M a x E uwe, h a b ía decidido contentar a las dos partes decidiendo que doce partidas se jugasen en Reykjavik y otras doce en Belgrado. La revista "Ti me" publicó que esa sol ución era prestada del rey Salomón. No esta ba n contentos n i Spassky n i Fischer. La respuesta de Fischer a la organ iza­ ción de l a F I DE era: -No estoy contento, pero como se trata de una decisión del presiden­ te de la FIDE, estoy dispuesto a acepta rla. Pero a com ienzos de abril de 1 972, Fischer se negó i nesperadamente a jugar baj o las co ndicio nes del acuerdo de Amsterda m . E m pezó a negociar él mismo con los organizadores y después de volver a i nsistir en jugar en Belgrado, desistió. Quedó Islandia como el escen a rio del mayor match, pero Fisch er ped ía insistentemente u n tercio de las entradas vendidas. La situaci ó n se salvó más tarde. Un mecenas ing l és J i m m y S l ater, ha b ía donado cincu enta m i l l ibras. Este g ra n match leva ntó ta nta espectación que, además del propio juego, contó con decenas de sucesos y malentendidos; desde el 2 de j u l io, fecha prevista para el comienzo, hasta e l 3 de septiembre, cua ndo F ischer fue proclamado n uevo campeón del m u ndo, el n ú mero once. El match fue seg uido por el mayor n ú mero de period istas en l a histo ria de este tipo de encuentros, y adem ás, el fondo para premios fue mayor que n u nca, doscientos cincuenta mil dólares, a l i g u a l que los confl ictos y la publicidad. 1 55

Robert Fischer.

Con los dos protagon istas de Reykjavik me vinculaba u na larga a m istad y tengo que reconocer que, con frecuencia, me ocu rrió, en esos sesenta y seis d ías, q u e a p l a udía a los dos y q u e ta m bién me apenaba por am bos. Destacaré sólo a l g u nas de las fechas más i m portantes de m i d i a rio de Islandia. La fiesta i n a ug u ra l había em pezado tranq u i l a mente en u n a conoci­ da sala de Reykjavik, el 1 de j u lio de 1 972. U na orquesta estaba en el podio, esperando d u rante qu i nce m i n utos pa ra i n iciar su actuación. Esta ban sentados en la primera fi la el campeón del m u ndo Spassky, los representantes de las em bajadas estadoun idense y soviética, el á rbitro del match Schmid y los demás i nvitados. O ímos los discursos del presidente d e la organ ización FI DE, de los representantes de las embajadas y del presidente de la Federación de Ajedrez de Isl a n d ia. E l presidente de la FI DE, Max E uwe, dio las g racias a los a nfitriones por haber aceptado la organ ización de todo el match, porq ue Belgrado 1 56

h a b ía desistido. Mencionó que no era fácil colaborar con Fischer, pero añadió que él luchaba por los derechos de todos los g ra ndes maestros. En aquel momento todavía se creía que Fischer iba a l l egar a la primera partida. Más de trei nta period istas esta ba n esperando en el aeropuerto, como todas las m a ñ a nas, pero Fischer no aparecía. Los americanos enviaron dos telegramas en su l u g a r, q u e ni siqu iera l l egaron a Islandia. En esos telegramas la Federación de Ajedrez de Estados U n idos ha bía pedido q u e se ap lazase la prim era partida por la enfermedad de Fischer. E l informe sobre esa enfermedad lo ha bía fi rmado el Dr. Saidy, conocido ajed recista america no. Encontré a Boris Spassky a las d iez, dela nte del hotel Saga. Estaba tra n q u i l o, a u nq u e sabía que Fischer no estaba y q u e no se i ba a jugar la primera pa rtida. Llegó Geller para l leva rle a la ciudad en su coche. Com prendí que a Spassky l e i nteresaba m ucho j ugar ese match . Quería jugar con Fischer y no demora r ese encuentro. Los periodistas esta ba n esperando el resu ltado de la reu n ión donde participaban los represen­ tantes de las federaciones de Islandia, U RSS y E E . U U . E uwe d ijo: "Señ ores, nos encontra m os en u n a situación incómoda. Fischer no ha l legado. No sé qué vamos a hacer". Diez m i n utos después de term i nar la reu n i ó n , preg u nté a E uwe q u é iba a ocu rrir. Se encog ió de hom bros y dijo: -El i nforme sobre la enfermedad de Fischer está firmado por el Dr. Saidy y, seg ú n el acuerdo, cada jugador tiene el derecho a aplazar tres part i das en tota l, si presenta un certificado médico. E uwe añadió que los ajed recistas soviéticos quería n q u e se j ugase ese d u elo y no q u e term i nase sin lucha. Ta mbién sa lió Kramer. Le pregu nté q u é es lo que pasaba con Fischer. La federación informó que no pod ía ve n i r por enfe rmedad y el méd ico de Fischer a q u í, en Island ia, no se encontraba en Reykjavik. Se h a bía ido de excursión con sus n i etos. -¿Y qué es lo q u e pod ría hacer el méd ico isla ndés si Fischer no está? Las cosas se compl icaban cada vez más y los organ izadores ya no sa b ía n qué hacer. Todos se encontraban a nte u na problema del icado y, como d ijo Kramer, cabían dos posi bil idades: retrasar la primera pa rtida o sa ncionar a Fischer. Todavía era incierto lo que iban a hacer, pero lo que e ra seg u ro es que la primera partida no podía j ugarse para cuando esta ba prevista. 2 de j u l io: La g ran sala abrió sus pu ertas por primera vez dos horas a ntes del comienzo previsto de la primera partida del d u elo. En la puerta ha bía u na advertencia: la pri mera partida no se va a jugar. A pesa r de todo, habían acudido varios centenares de pe rso nas q u e después de esperar u nas horas en la cola, entra ron en el vestíbulo para com prar los 1 57

recuerdos, los sellos de correos con el tim b re d e l duelo y l os programas. Fuera estaba la bla nca noche d e Islandia. Ha bía m ucha gente en g ru pos q u e hablaba sobre Fischer y el ultimátu m q u e le había sido enviado, diciendo que ten ía dos d ías pa ra aclarar si iba a presenta rse y así, q u izás, rea l iz a r el sueño de su vida, o no, con lo q u e pod ía poner fi n a la leyenda l l am ada F ischer. Un poco antes Max E uwe se ha b ía d i rigido a los m iem bros de la oficina de la FI D E, diciendo q u e se trataba de u n momento h istórico y q u e escog iesen entre l a s dos pos i b i lida des: esperar dos d ías, o desca l ificar a Fischer. Lot h a r Schmid d ijo que se d iese una ú ltima oportu nidad a Fischer, dos d ías más de espera. Euwe ta m bién era pa rtidario de lo m ismo. Fue adoptada la solución menos d rástica de esperar hasta el m a rtes por la ta rde y com u n ica r en ese momento al m u ndo del ajedrez q u e el d u e l o del siglo había fracasado pa ra siem pre, o d u rante tres a ños, o se rea n uda ría en breve . . . -No, Fisch er no ven d rá -d ijo Golombek. A u n q u e u n a agencia ya h a b ía i nformado q u e se encontraba en Lo n d res. Sch m id daba un 50% de posi b i l idades de q u e iba a apa recer. M ientras se estaba resolviendo esa situación, Boris Spassky se fue a pasea r. É l sólo q uería jugar ese duelo, en el q u e ha bía invertido los ú ltimos siete meses. Podía g a n a r sin l ucha, pero no lo q u ería. Ha bía seg uido siendo u n g ra n caba l l e ro, haciendo así una de sus jug adas más bon itas. Cuando estuvimos habla ndo sobre Fischer, sólo ten ía para él pa la bras de elogio y d ijo que estimaba a Fischer más q u e éste a él. Añadió que había deseado este duelo más q u e n i n g ú n otro. H asta entonces Spassky había creído fi rmemente que Fischer iba a presenta rse, pero en aquel momento me pareció que había em pezado a perder la espera nza. ¿Cuáles eran las auténticas razones de todo eso? Si rea l m ente se trataba de a q u e l 30% de los i n g resos que ha bía ped ido i n sistentemente, o había una ca usa formal. En espera de q u e se resolviera ese m isterio, de la g ra n sala preparada pa ra el encuentro pa rtían al m u ndo m i l es de pa la bras con la m isma interrogaci ón: ¿ l l egará rea l m e nte? Se decía que todo estaba prepa rado, que sólo fa ltaba algún "detal l e", que Spassky ya no ten ía con q u ien j u g a r. . . 3 de j u l io: E l presidente de la FI DE, M a x E uwe, sa lió de s u ha bitación del hotel a las 17 h o ras, por primera vez con buen h u mor. Dijo: -Me ha l lamado por teléfo no desde Lo n d res J i m Slater, u n ba n q u e ro y p reside nte de la asociación de l os a m a ntes d e l ajed rez. Me d ijo que q u ería sa lva r este d u e l o y ofreció a Fischer y a Spassky u n a suma i g u a l a l 30% de l os i n g resos. L a oferta f u e enviada a Fisch e r y espero q u e d ig a : acepto, y q u e l leg ue a ntes del martes por la ta rde. -La F I D E está al m a rgen de esta oferta -dijo E uwe-, porq ue así se 1 58

aumenta el fondo de prem ios, pero sa l u do este gesto. La oferta es de ciento vei ntici nco mil dólares, lo m ismo q u e el fondo de p rem ios. Antes de esta l lamada inesperada desde Lond res, estuvieron ha­ blando con N ueva York. Un viajero m isterioso, el islandés Torbergso n, que se había ido sin las credenciales de su federación, no se encontró co n Fischer. Yo hab ía presenciado u n a conversación entre Fischer y Byrne. Fischer d ijo: -Me encuentro bien, pero m a ntengo m i exigencia. N o me i ré de Nueva York hasta que no reciba u n certificado escrito de que voy a reci bir el 30% de los i n g resos. Además, pido el derecho a tres aplaza­ mientos de pa rtidas d u ra nte el match, lo q u e sign ificaría q u e este primero no cuenta. La conversación fue breve pero sign ificativa. Como Fischer no ha bía aparecido hasta bien entrada la tarde, ya había n em pezado a perderse todas las esperanzas. Sólo los más pacientes seg u ía n esperando en el hotel Leftleidir, sepa rado del de Spassky por un lago y de él, hasta q u e n o l l egase, p o r u n océa no y tres m i l m i l las. Chester Fax, q u e hab ía com prado Jos derechos de hacer u n a película y de hacer fotog rafías en la sa la, me dijo: -Si no viene Fischer, pierdo m ucho. Se ha bían fi rmado m uchos contratos de negocios en torno a este duelo. Los islandeses también vendieron los derechos pa ra la TV, porque su televisión no fu ncionaba todo el mes por vacaciones colec­ tivas. Fischer sabía m uy bien q u e todo eso se ha bía convertido en u n g r a n negocio g racias a él m á s q u e a n a d i e y p o r eso ped ía cada vez más. De Estados U n idos ha bía telefoneado M a rsh a l l y d ijo que ú n icam ente sabía dónde dormía Fischer. Con todo, tenía espera nzas de q u e iba a l l egar, porq u e ya no había problemas relacionados con el d i n e ro. 4 de j u l i o: El aeropuerto de Reykjavik, 6,46 seg ú n la h o ra loca l . Más de cien personas esta ban esperando desde m uy tem p rano por la mañana a q u e apareciese Fischer. La m itad de e l l as eran periodistas y el resto los cu riosos que q u erían ser los primeros en verle. Hacía frío y l l ovía. Sabíamos q u e l legaba en el vuelo 202 de la compa ñ ía isla ndesa, pero como a l l í ya nada era seg u ro, ten íamos d udas de si iba a sa l i r del avió n . Cuando entró por pri mera vez en el avión dijo que so lamente q uería comer, se fue a por un boca d i l l o y no volvió. Después de la oferta que le hicieron desde Lo n d res, decidió acudir al duelo de su vida. Cuando aterrizó el avión, se prod ujo el a l boroto. Todos q uerían fotografiarlo. Salió acompañado por Lomba rdy, que i ba a ser su ayuda nte, y su abogado M a rsh a l l que le representaba. Ten ía prisa y no qu iso deci r n i u na pala bra. En la mano l levaba u n peq ueño televisor portát i l que también tenía cuando estuvo en Arge nti na, en el d u elo con 1 59

Petrosian. Ta m bién ten ía un peq ueño apa rato de rad io Sony. No se le notaba e l ca nsancio. Corrió hasta el coche y d ijo: "Vámonos a casa y no a l hote l . Al l í están espe ra ndo l os periodistas y q u iero q u e me protejan de e l l os". Un gran coche neg ro le l l evó hasta su residencia, a cuatro kilómetros de la ciudad. E ra u na casa privada, m uy bo n ita, que estaba fuera de la u rbe y a cuyo a l rededor se esta ban ed ifica ndo n u evas casas. -Qu iero desca nsar -d ijo y se encerró. Ordenó q u e se pusi ese vigila ncia y q u e no d ijesen a nadie dónde se encontraba. Su ayudante, Wi l l i a m Lombardy, se fue a l hotel . Todos los progra mas de noticias inform aban que había l legado el hom bre a l que esta ba n espera ndo como se esperaba al so l . M e encontré u n poco más tarde en e l vestíbulo del hotel Leftleider a l presidente de la FI DE, E uwe. -¿Qué l e dijo Fischer? -preg u nté. -Ni lo he visto ni hemos h a blado -d ijo. -¿Se va a j u g a r la prim era pa rtida? -No lo sé, lo decid irá el a rbitro del match, Sch m i d . Si Fischer tiene el certificado médico, puede aplazar la partida. Sch m i d llamó desde e l hote l Esja. Avisaba a Euwe que el so rteo del color de las piezas se i ba a efectuar en Esja. Em pezó otra vez l a ca rrera. Todos los coches se d i rigían a l l í. Ta mbién iban a estar a l l í los dos protagon istas, ju ntos por primera vez. E l hotel Esja estaba muy cerca de la sala de com peticiones. Los m i n utos esta ba n pasa ndo y los repo rteros espera ba n . El vestíbu lo estaba l l eno. Todavía no había llegado n i ng u n o de l o s d o s g randes maestros. Finalmente l l e g ó Spassky acom pañado por G e l ler, Krog ius y Nei. Evidenteme nte, Spassky estaba ya harto de todo eso. E l día anterior ha bía te nido q u e hacer u na declaración diciendo que no estaba d e acuerdo con e l aplazam iento de l a partida. E uwe, Spassky y sus ayuda ntes se reu n ieron en una sa la peq ueña, en el pri mer piso. Ta m bién se encontraba a l l í el presidente de la Federación de Ajedrez de Island ia, Tora rinson, q u e hab ía pasado la noche anterior en vela. Esta ban presentes también Lombardy y Marsha l l , pero Fischer no esta ba. Euwe sa lió p o r u n momento. L a reu n i ó n estaba cerrada. ¿Se podía n sacar los n ú meros sin Fischer? Euwe d ijo q u e lo i ba a hacer Lo m bardy en su l u g a r. Los periodistas y fotóg rafos esta ban esperando en la ha bitación conti g u a . Spassky, Gell er, Krog ius y Nei sa l ieron de la sa la q u i nce m i n utos más tarde. Pregu nté al campeón del m u ndo si se iba a j u g a r la primera partida: -Pa rece que no. No habrá sorteo. Los ajed recistas soviéticos se m a rcharon al hotel Saga. E uwe no podía hacer nada. Salió con las pala bras: -Les voy a decepcio n a r, pero no entiendo nada. No sé en lo q u e nos hemos metido. Sólo sé q u e no 1 60

ha brá sorteo. Los ajed recistas soviéticos no acepta n q u e se haga el sorteo a ntes de q u e se aclaren a l g u nas cosas. E uwe añadió: -No entie n do d e q u é protesta se trata, pero Lom ba rdy y M a rs h a l l i ntentarán a rreg larlo c o n Spassky. Spassky d ijo a E uwe q u e se trataba de su protesta person a l . E uwe estaba hablando a nte u nos cien periodistas. El árbitro Schmid se a bría cam i no detrás de él. Ten ía en la m a no varias pág i nas de la protesta soviética. Me d ijo: -Todo está escrito en ruso, no se lo puedo enseña r hasta que no sea traducido oficialm ente. Me i nformó que h a b ía l l egado un telegra m a de Moscú donde ponía que "si en doce horas no se a rreg laban las cosas conforme al acuerdo de Amste rdam, eso sign ificaría el fracaso defi n i­ tivo del duelo". M i entras ocu rría todo ese d rama, Fisch er h a b ía corrido en su residencia las g ruesas cortinas, después de i ntentar ca ptar a l g ú n prog rama de televisión america na. Lo m ba rdy l e ha bía avisado de todo el l ío que se h a b ía fo rmado y que no se i ba a j u g a r la primera pa rtida.

El camino hacia el titulo mundial. Taimanov, Larsen y Petrosian, arrollados por el tifón Robert en la fase de Candidatos. 1 61

Ya nadie tenía en claro lo q u e estaba ocurriendo. Sólo se sabía q u e el duelo del siglo ha bía entrado en sus d ías neg ros y que nada le podían ayudar las noches bla ncas que iban a d u ra r u n mes. Para consuelo, pod ía d i sfrutarse del sol de media noche. 4 de j u l io: E l duelo se iba a celebra r, pero la primera partida fue aplazada para el j ueves. Las dos pa rtes esta ba n i nteresadas en q u e se j ugase, pero Spassky estaba enfadado porq ue Bobby no ha bía apareci­ do en el sorteo, s i no que se ha bía ido a dorm i r. E uwe me d ijo: -E l texto de la protesta soviética contiene muchos insu ltos para m í y pa ra Fischer. D u ra nte ese t i e m p o proseg u í a n las negociaciones entre los ajed recistas a merica nos y soviéticos. E uwe l l evaba en la mano u na carta en i n g lés, de Boris Spassky. Leí la prim era frase q u e decía: " Fischer ha q uebrantado las normas no acudiendo a la primera partida, el domi ngo". E uwe me expl icó que esa carta ten ía q u e perma necer en secreto y no seg u í leyendo, pero E uwe a ñ a d i ó q u e los soviéticos ha b ía n protestad o p o r no haber desca l ificado el d o m i n g o a Fischer. Contestó q u e no pod ía hacerlo por la g ra n importancia de ese d u e l o, q u e la situación e ra del icada y q u e por eso no h a bía n respetado estricta mente las normas. G l ig oric consi deraba que la causa era el org u l lo. Spassky es el ca m peón del m u ndo y acude a todas las re u n i ones acordadas. Fischer no se h a b ía presentado n i a la primera partida ni a la i n a u g u ración n i al sorteo. N o se h a b ía d i ri g i do a Spassky en n i n g ú n momento y por eso el ca m peón exigía que su rival se d iscu l pase person a l m e nte. Por lo q u e se refe ría a Fischer, a ho ra todo estaba arreg lado. H asta q u i nce m i n utos a ntes del com ienzo acordado de la partida, no sabía si iba a j ug a r. Estuvo d u rm i endo, m ientras la p o l ic ía estaba vig i l a n d o q u e n a d i e l e m olestase. 1 4 de j u l io: -Hoy he recibido de Fisch er las respuestas a las pregu ntas claves sobre su confl icto. -He e ntregado mi más enérg ica protesta por h a ber sido sa ncionado en la seg u nda partida -d ice Bo bby-. Se han quebra ntado las normas, pero las normas d icen que no se puede mo lesta r a los jugadores. N u nca en los últi mos cuatro a ños he permitido q u e me fi l masen m ientras jugaba, siem pre lo acordaba así con los o rg a n izadores. Me d ijeron hace u nos meses q u e cabía la posibi l idad de televisar este match. H e contestado q u e no lo q uería, porq ue eso me desconcerta ba. Pero me persuadían q u e l a técn ica había avanzado tanto que pod ía n fi l m arme sin q u e m e enterase y q u e no me iban a mo lestar en absol uto. M e d ijero n : "Es estú pido q u e tenga m iedo a eso" y l o acepté, pero s i n fi rmar n i n g ú n acuerdo. 1 62

-Tengo que dec i r que la técnica no ha avanzado tanto -d ice Fischer-. Las cámaras me molesta ba n. He hecho m uchas concesiones relaciona­ das con las cuestiones fi na ncieras, pero n u nca con las condiciones de juego. Creo q ue en esta ocasión los organ izado res q u isieron p rovocar­ me colocando las cá m a ras. He inspeccionado dos veces la sala, encon­ tré m uchas i rreg u l a ridades, ped í que me enseñaran el fu ncionamiento de las cáma ras, pero no lo h icieron. Vi dos cá m a ras monstruosas, envueltas y colocadas en dos sitios por encima de la mesa. M is sospechas se i ncrementaron d u rante la primera partida. Detrás de esos a rt i l u g ios no había sólo un operario, sino tres o cuatro. Ta m bién la tercera cá mara hacía tanto ruido q u e me mo lestaba. He aceptado esa primera partida por el i nterés general y me d ijeron q u e lo iban a q u itar tod o. Se lo advertí a l árbitro, pero he term i nado la primera pa rtida. Después de la primera pa rtida Fischer entregó, a través de Kramer, u na protesta al á rbitro por las deficientes cond iciones. Fischer prosi­ gue: -Dijeron q u e no se iba a fi l ma r. Y rea l mente me parecía en la conti nuación de la prim era partida q u e ya no ha bía cáma ras, pero, para mi sorpresa, descubrí q u e m e esta ba n fi l mando unas cá m a ras ocu ltas. Oí el ruido de las cá m a ras y en seg uida dejé de jugar, pidiendo q u e se respetasen mis condicio nes. El árbitro no me apoyó y pasa ron cuarenta y cinco m i n utos, m ientras mi reloj estaba en funciona m i e nto. 21 de ju l i o : Se estaba acercando la media noche, e l sol ya se ha bía puesto y comenzaba el sabath de Fischer. Spassky pasó esa tarde en u na peq ueña casa en la costa y regresó al hotel Saga el mediodía del sábado. Najdorf q uería estar con Fischer y sólo sa l ud ó a Spassky. É ste estaba jugando al ten is y d ijo a Najdorf que eso era m u y i m p o rtante pa ra él. -¿Qué d irá Fischer cuando me vea? -se preg u ntó el alegre a rg enti no, cuya presencia h izo que el d u e l o ganase u n a m biente m a rav i l l oso. Fischer bajó al resta u ra nte, vio a Najdorf y se alegró. Se sa l u daron cord ialmente, se senta ron a la mesa y hablaron d u ra nte dos h o ras y media. Espero q u e no me tomen a mal el revelar u nos fragmentos de esa conversación. -Tiene una corbata m uy bon ita, con las piezas de ajed rez -d ijo prim ero Fischer-. ¿Ha visto mi última pa rtida? -Sí, la he visto en la televisión, en N u eva York, con los comenta rios de Reshevsky y Bisg uier. Spassky me sorprendió por a q u el la om isión y ¿sabes lo que me d ijo Nei sobre eso? "Sólo en u na pa rtida ta n importante se puede cometer un e rror tan gra nde, eso es posi ble solam ente en u na g u erra de n e rvios". -Qu iere decir que n uestras partidas se ven en el m u ndo. 1 63

Fischer, en su llegada a Reykjavik.

Najdorf: -Sí, todo el m u ndo habla sobre ese match, trescientos m i l lones de perso nas. No sé por q u é estás en contra de la g rabación. ¿Cómo has perd ido la pri mera partida? Fisch er: -Todos dijeron que era u n error haber sacrificado e l a lfi l. creían q u e no me ha bía dado cuenta de q u e lo perdía. Pero yo lo ha bía visto todo. S i n ese sacrificio h u biera n sido tablas. Ta mbién con el alfi l podía haber acabado en tablas, pero he i ntentado sorprender a Spassky. Así ha bía más posibil idades de que se equ ivocase. Después dejé escapa r tres veces tablas y cometí un error en la jugada 4 1 , sólo u na j ugada a ntes del co ntrol del tiempo. De h a ber q uerido ta blas no h u biera sacrificado el a lfi l . É se era el mejor movi m iento . . . (Eso era u n a sorpresa, todos los comentarios hasta ese momento hablaban sobre la e q u ivocación y el error de Fisch er). Najdorf: -Pero, e n la cuarta p a rtida, a Spassky se le escapó la victoria de las ma nos. Con u n a sola j ugada pod ía haber i m pedido aquel cambio tuyo forzado de la dama al fi n a l de la pa rtid a . 1 64

-Sí, reconozco q u e estaba perd ido -contestó Fischer m ientras obser­ va ba como Najdorf i ba vestido elega ntemente. N ajdorf: -Me olvidé decírtelo, te he traído dos pares de za patos a rg entinos. Habías dicho q u e n uestros zapatos eran los mejores. Fischer le dió las g racias y d espués Najdorf le pidió q ue analizasen un poco la ú ltima partida. -No, ya ha em pezado el sa bath, no debo hacer nada -d ijo Fischer. -Pero yo no soy periodista -se rió Najdorf-, sólo q u iero ver a l g u nas j u gadas por mi propia satisfacción. -Fischer: - Bien, pero sólo u n poco. -¿Por q u é no q uerías seg u i r con el d uelo? -pregu ntó Najdorf. -Quería irme a casa después de la seg u nda partida. N ajdorf me d ijo cuando Fischer se marchó: -Es u n n i ño g rande, pero es el ú n ico j u gador a la altura de los jugadores soviéticos. ¿ Por qué se equ ivoca la gente cuando juega con él? Porq ue es u n a máq u i na y los demás somos personas, nos cansamos de tantas combi naciones. Ya ha visto con qué facilidad juega. No lo hace como Ta h l , Capabla nca o Alekhine, q u e hacían tanto jugadas buenas como malas en u na partida. Fischer j uega toda la partida i g u a l . Hace los movimientos más sim ples y eso es lo más d ifíc i l . Es el ú n ico jugador del m u ndo a q u ien le da igual jugar con blancas q u e con negras. No es fácil jugar con él porq u e juega un ajedrez m uy d ifíci l . -¿Cree que v a ganar a Spassky? -Sí, porq ue Fischer es sólo el ajed recista y nada más, m ientras Spassky es un buen j ugador, un g ra n ca ba l lero y un hom bre q u e ama la vida. ¿Entiende lo q u e q u iero decir? E l l os tienen u n orden de prioridades invertido, pa ra Fischer son el ajedrez y la vida, y para Spassky al revés. Antes sabíamos cómo jugaba Fischer cuando ga na­ ba. Ahora hemos visto por primera vez cómo juega después de dos de rrotas.

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1 2 . Otra vez l a pausa . Karpov-Fischer, el frustrado match del sig l o . Si se sigu iesen escri biendo las sagas islandesas, u n a d e ellas sería u na gran fá b u l a sobre un joven cuya mejor página de la vida era Islandia, porq ue a l l í sus sueños se h icieron rea l idad. Pero Bent Larsen dijo q u e eso ta m bién fue su última pág i n a ajed recística y q u e Fisch e r ya no volvería a jugar al ajedrez. Karpov y Korc h n o i esta ban d isputa ndo en 1 974 q u ién i ba a ser el rival de Fischer, pero n i ellos mismos sabían si, qu izás, esta ban decidiendo a l n u evo ca m peón. Ocurrió por primera vez en la h istoria de la larga lucha por el campeonato m u n d i a l , el n ú mero 29, q u e el duelo para ser campeón se d isputase sin el ca m peó n . ¿ Q u é estaba rea l mente ocurriendo c o n el g r a n maestro q u e te n ía e l títu lo de ca m peón, que deseaba p o r encima de todo, c o n trei nta y u n años, y muchas g randes victorias y posi bil idades de ganar m i l lones, pero que no q uería jugar el juego de su vida? Ha bía enviado a la organ ización de l a F I DE telegramas diciendo que entreg aba el títu l o de cam peón porq ue sus cond iciones no ha bía n sido aceptadas. "Fischer o la F I DE" decían los excitados representantes de las federaciones de ajedrez en el Congreso de Niza, en la época de la O l i m piada de 1 974. Atacaron a Fisch er, mencionaron sus pecados de Tú nez, cuando h a bía abandonado el torneo, de Luga no, cuando no ha bía q uerido j u g a r bajo las condiciones que reg ían, de Reykjavik y otros torneos más. Pocos de esos respeta bles funcion arios de la FIDE h a b ían jugado alguna vez en torneos y por eso no pod ía n juzgar lo que sig n ificaba para un ve rdadero artista del ajed rez la i l u m inación, las condiciones de juego y lo demás. A pocos de el los se les había pasado por la cabeza que el auge del ajed rez en el m u ndo se debía a Fischer, Ta h l , Spassky y los demás g randes del ajedrez y no a la FIDE. Nadie se acordó en aquel momento 1 66

El "error" de Fischer en la primera partida del match con Spassky. Después perdió, por no conformarse con el empate. 1 67

de preg u nta r a a l g u n o de e l l os qué se pod ía hacer. Ta h l ha bía dicho bien u na vez: "Sólo los periodistas nos hacen preg u ntas a los g ra ndes maestros sobre el campeonato m u nd i a l . La F I DE no preg u nta n u nca " . Robert Fischer no ten ía razón c u a n d o en u n telegrama de 800 pa la bras había exigido que su riva l te n ía que ganar 1 0 : 8 para ser ca m peón, pero m uchas otras peticiones suyas eran justificadas. Siem­ pre ha estado l uchando por u nos derechos y la justicia en el ajed rez, desde los prim eros d ías cua ndo como n i ñ o no le dejaban jugar con los mayores q u e él, hasta el cam peonato d e l m u ndo. Su eterna l ucha con los organizadores seg u ía adela nte. Aba ndonado por su padre, madre y hermana, vivía sólo con sus ú n icos a m i g os, las piezas de ajed rez. Ú nicamente ellas le daban seg u ridad. E l ajedrez era su m u ndo mág ico, el m u ndo a l q u e ha bía dedicado toda su j uventud, donde sentía el co nstante peligro de sus adversarios, pero, a l mismo tiem po, de donde sacaba fuerzas para l uc h a r. Alguien le l l amó genio del ajed rez y el mayor cam peón de la historia. Otros decían q u e era egocéntrico, i m previsible e insociable. Ta m bién el primer ca m peón del m u ndo Wil h e l m Stein itz, e l ído l o de Fisch er, estuvo seis años sin jugar. No q u e ría j u g a r, aunque asistía a los torneos. Se ha bía dedicado al aj edrez teórico. Fischer ta m poco j ugaba, pero no se puede abandonar tan fác i l m e nte el primer y ú n ico am or, el ajed rez. E n su piso de siete ha bitaciones, en Pasadena, se pasa ba horas sentado delante del tablero a n a l izando partidas. Ahora ha a d q u i rido una n u eva bibl ioteca de ajedrez. N o están en contra suya solamente la F I DE y los organizadores, s i no ta mbién m uchos q u e a ntes lo apoyaba n . Ta m bién le ha abandonado el abogado Pa u l M a rsh a l l , m ientras el productor Chester Fax le ha deman­ dado judicialmente. Siempre ten ía la visión de q u e el ajedrez l l ega ría u n d ía a s e r respetado y pagado c o m o s e l e s paga a l o s verdaderos a rtistas. Sabía m uy bien en qué m iseria se ha bía m uerto su ídolo Wi l h e l m Stei n itz. C o n u n s o l o d ó l a r en el bolsi l l o y el tablero de ajedrez en la m a no se ha bía ido a u n sa natorio y después a u n a cl ínica menta l . É se fue el ú ltimo paradero de u n eterno vag abundo. É l mismo estaba consciente de sus excesos y trastadas. Le ví u n a vez en B uenos Ai res, dando u n a patada a un reportero g ráfico q u e le estuvo fi l m a ndo d u ra nte largo rato. Después d ijo a rrepentido: "No está bien hacer eso, no se puede i r por ahí pegando a la gente". Estaba co nsciente de su compo rta miento en la época de aquel desafortunado com ienzo del match contra Spassky y por fi n tuvo el va lor de decirle: " G racias por e l ma ravil loso juego". Antes de ese d uelo, acusaba a Islandia de que era "un pa ís prim itivo" que no era capaz de org a n izar el encuentro, pero después de acabar 1 68

todo, invitó a un pol icía isla ndés Palson y a su fa m i l i a a q u e le visitasen . Estaba emocionado por la h ospital idad d e toda u na nación, q u e d u rante toda su historia fue azotada por las olas del m a r y q ue ah ora es u n a parte del ajedrez contem poráneo, g racias a Fischer y Spassky. M ientras Korchnoi y Karpov jugaban en Moscú, en 1 974, él era el tercer hom b re. Estaba siempre presente, a pesa r de la d ista ncia de mi les de m i l las, porque los dos candidatos j u gaban pa ra decidir q u ién iba a derribar a Fischer del O l i m po. l bsen había dicho: " Habría q u e apedrear a l q u e se eleve por encima de los demás . . . Pero la ú n ica perso na q u e pod ría g a n a r a Fischer en ese momento era el propio Fischer. Si no reu n i ese fuerzas pa ra vencerse a sí mismo y em pezase a j u g a r, eso sería u n triste fi nal de la saga que comenzó en Islandia. La m uerte le había i m pedido a Alekh ine defender e l tít u l o de ca m peón. Todos los demás se presenta ba n d i g n a m ente a j u g a r contra ca n d idatos que les reta ba n . Los seg uidores de Fischer no pod ía n c reer que iba a desperd iciar tan fáci l mente lo que tanto le i m po rtaba. El m u ndo q u e ría ver el duelo Karpov-Fischer. Ten ía esperanzas que a l fi nal iba a jugar, porque sin él el m u ndo del ajed rez sería ta n m o nóto no ... Después de u n l a rgo sil encio, a fi nales de 1 97 4, Fischer se dirigió a Larry Eva ns con la siguiente ca rta: "Querido Larry, tengo que deci rte u n as cosas. E n j u n i o de 1 97 4 dijiste, contesta ndo a Larry J a dcza k: " N atu ra l mente, eso l leva a tablas". Además, ¿es co rrecto eso? y ¿ por qué? "Se trata de u n a típica tendencia tuya q u e me decepciona: d a r las respuestas su perficiales e inco rrectas. ".

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" Después de 29. �d3, 'Df5; 30. �eS ! , las neg ras todavía están lejos de tablas. Pa ra m í la posición de las neg ras es i nsalvable; por ej emplo: 30. 1 69

. . . , � ; 3 1 . �e4, 0Je7 (o 3 1 . . . . , g6; 32. �f4, h5; 33. �e5, etc. con g a n a ncia), 32. �c3 ! y con 'i?!le5 gana. Qu izás te esfu erces y m u estres a tus l ectores unas tablas i ncong ruentes en este fi nal, pero no olvides q u e a mí no me puedes engañar, las negras están abso lutam ente perdidas. "Te envío, al mismo tiempo, una copia del reg lam ento de matches pa ra el tít u l o de campeón del m u ndo y la copia de m i telegrama a la FIDE: para tu información y la mora l eja. " E n el n ú m e ro de abril de 1 974 d ijiste q u e m is propuestas no eran razonables. ¡ Qu é estupidez! Como si yo tuviera una gran ventaja por esa cláusula 9 : 9. Alex Binder escri bió en el n ú mero de enero de 1 974: " E l teleg rama de Bobby Fischer decía: 'Pido q u e en el match de 1 975 decidan 1 0 victorias, sin contar tabl as, y q u e el cam peón pueda conserva r el tít u l o si el resu ltado es 9 : 9 '. Eso sig nifica q u e el cam peón necesita ría sólo n ueve victorias, m ientras el aspirante tend ría q u e g a n a r c o n la d iferencia de, p o r lo menos, d o s pu ntos. ¿Consideras q u e eso e s incorrecto? y ¿por q u é? "Tu respuesta fue: 'No, no es correcto. La fi nalidad de la idea de q u e no cuenten las tablas e s la de e l i m i n a r l o s matches i ndecisos. D u ra nte la h isto ria, el jugar hasta obtener seis victo rias ha sido vá l ido para Lasker, Capabl anca y Alekhine. ¿ Por q u é no es suficientemente bueno para Bobby Fischer?'. "Bien. Voy a co ntestaros a l señor Bi nder y a ti, Larry. El señor Bi nder ten ía que h a ber leído más cuidadosa mente, porq u e pa rece que consi­ dera q u e con el resu ltado 9 : 9 yo gana ría el match. Lo q u e he dicho es q u e con el resu ltado 9 : 9 se mantiene el títu lo. Eso es u n a g ra n diferencia. D e haber acabado m i match c o n Spassky 1 2 : 1 2, él h u biera mantenido el título, pero no ganado el match. El premio se h u b iera repartido en dos pa rtes i g u a les y el match h u biera sido em patado, pero Spassky h u biera m a ntenido el títu lo. ¿Va le? No hay nada i ncorrecto en eso. " E l señor Binder prosig ue: 'El aspira nte tendría q u e g a n a r, al menos, por dos pu ntos de diferencia·. Es cierto. Pero también el campeón tend ría que ganar, a l menos, por dos pu ntos de diferencia. E l match no se term i n a automática mente cuando el cam peón obtiene 9 pu ntos, a u n q u e con ello aseg u ra ría el títu lo. El match sigue adela nte, hasta q u e no g a n e 1 0 partidas, sa lvo q u e el ca nd idato reuna primero 9 victorias. Es i g u a l que en el primer match entre Petrosian y Ta h l , cuando Petrosian ganó 12 pu ntos necesa rios antes de que se j ugasen las 24 partidas previstas, su título estaba aseg u rado, pero el match sig u ió adela nte, hasta q u e reu n i ó 1 2,5 pu ntos. "Ahora co ntesto a tu respu esta: 'No, no es correcto. La fi nal idad de la idea de que no cuenten las tablas es la de e l i m i n a r los matc hes 1 70

i ndecisos·. ¡ Qué tontería ! Toda la idea consiste en obligar a los jugado­ res a luchar d u ram ente hasta la victoria y l os espectadores sabría n por qué ha bían pagado la entrada. Y lo que es más i m portante, eso sería un test exacto de q u ién es e l mejor j u gador del m u ndo. "Dices después: 'Dura nte la histo ria, el jugar hasta obte ner seis victorias ha sido vá l ido para Lasker, Capa bla nca y Alekh i ne. ¿ Por qué no es suficientemente bueno para Bobby Fischer?'. " Lo que era suficienteme nte bueno para el los no q u iere decir que lo sea pa ra m í, estoy convencido que también el los pensa rían hoy lo mismo, si viviesen. La preg unta adecuada sería: ¿Cuál es el mejor sistema de juego para el título de campeón? " Pero, si ya retrocedes a l pasado, entonces ¿por qué lo que era bueno para Stein itz, Chigorin, Lasker (tam bién), G u nsberg, Zu kertort, etc., etc., no era suficientemente bueno pa ra Larry Evans? Porq ue todos e l l os jug aron seg ú n el sistema de l ucha de 1 0 victorias q u e yo ha bía propuesto ( a l g u nos de l os matches con la cláusula de 9 : 9 ) . Dicho sea de paso, La rry, el match ten ía la cláusula 5 : 5. S í, Alekh i n e tenía que g a n a r 6 : 4 para ganar el título, precisa mente como l o propongo yo. Como puedes ver, no tienes ni idea de lo q u e d ices sobre este tema . " Los rusos ta m bién h a n levantado u n g ra n revu elo en relación con esta cláusula, a u nque conocen m uy bien estos factores en sus propios l i b ros. Y, sin embargo, fi ngen como si yo pidiese una ventaja sin precedentes. (Ver la página 1 8. " Diez cam peones del m u ndo", M oscú, 1 972, en ruso. Adj u nto una fotocopia pa ra las normas del match Capa­ Aiekhine). "Para term i n a r, q u isiera responder a otro rumor q u e los rusos propagan tan concienzudam ente. El caso es q u e la FIDE ha b ía cam biado en 1 97 1 el sistema de com petición, así que ah ora se jueg a hasta reu n i r seis victo rias. No ha bía n i nguna cláusula sobre e l caso d e em pate, q u e s e i ntrod ujo en 1 975, seg ú n d icen, a mi petición y exigencia. E s o e s u n a simple mentira. Ta m bién en aqu e l l a época yo proponía q u e s e j ugase hasta diez victorias y q u e ese sistema fuese vá l i d o para er a ñ o 1 972. Respondo por l o que d ije a l señor Edmu ndson (el representa nte de E E . U U . en la FIDE) pero no por el compromiso a l q u e l legaro n é l y l a F I DE sin q u e yo lo supiese y sin m i co nsentim iento. Eso son los hech os, por si le i nteresan a a l g u i e n " . Unos extractos del telegrama d e Fischer. Fischer envió d esde Pasadena, el 2 1 de j u n io de 1 97 4, u n telegra m a d e 800 pa la bras a la organ ización F I D E . Al principio del telegrama Fischer sa l u da l a todos los delegados con motivo del 50 a n iversario de l a F I DE y después expone sus objeciones. 171

"Apoyo la reelección de E uwe como presidente de la FIDE por su condición de ex-campeón m u nd ia l y por su comprensión hacia las necesidades de los j ugadores profesiona les y l os amateu rs. " M e opongo a que se dism i n uya el n ú m e ro de o l i m piadas y a l siste ma su izo, q u e no e s e l adecuado. "Me opongo a la dismin ución de los ciclos d e com peticio nes pa ra el cam peonato del m u ndo de tres a dos años. M ientras el tít u l o estaba en l a U RSS, el campeón ten ía que d efenderlo u n a vez en tres a ñ os. Ahora, cuando los ajed recistas soviéticos han perd ido el título, existe la propu esta d e que eso se ca m bie, lo que considero una m a n i pu lación de las reg las a favor de u n pa ís. Yo tenía i nterés por u n match, jugando por el título o a m istoso, a ntes de 1 975. S i n embargo, no se había presentado n i n g ú n c a n d i dato. Todos m is i ntentos de i n iciar negociaciones para un match de reva ncha con Spassky han fracasado. "Me opongo a l a l i m itación del fo ndo de prem ios, i g u a l que a la l i m itación de los derechos de los j ugad ores y a la vul neración del honor del ajedrez. E l cam peonato mundial es u n a l u cha i n d ivid u a l y no de federación, cuyas funciones son las de ayudar y no la de dictar co nd icio nes a los j ugadores. Propongo que el ganador en el match sea e l j ugador q u e obte nga d iez victo rias y que no cuenten las tablas. E n el caso de q u e el resu ltado sea 9 : 9, el cam peón m a ntend ría e l título y el fondo d e prem ios se comparti ría.

Al presidente de la FIDE, Max Euwe. " E l señor Cramer me ha info rmado de q u e m i s peticiones en relación con el match para el título de ca m peón h a n sido rechazadas. Actuando de ese modo, la F I D E se ha decidido en contra de mi participación en el match para el título en 1 975. Por eso pongo a su d isposición m i título de campeó n . S i n ce ra m e nte, Bo bby Fischer. Pasadena, 1 7 de j u n i o de 1 974. A Bobby Fischer, Pasadena, EE.UU. "Su profesional ismo, su espíritu de l ucha y su extraordinario a rte habían entusiasmado a todos, aquel a ñ o cuando l uchó por el tít u l o de ca m peón. La Asa m blea Gen era l d e la F I DE le pide q u e vuelva a considerar la posi bi l idad de defender el tít u l o bajo las condiciones q u e h a n s i d o acepta das a q u í. S ó l o c o n u n a d efensa de ese tipo, usted pod ría exponer al m u ndo sus g ra n d es y verda deras ca l i dades. Un sa l udo, La Asa m blea G enera l d e l a FIDE. N iza, 30 de j u n i o de 1 97 4. 172

Bergen, 20 de marzo. El cong reso extrao rd i nario de la FIDE ha aceptado, con 37 : 33 votos, la pri mera exigencia de Fischer de q u e el duelo Fischer- Karpov se j uegue sin l i m itar el n ú mero d e p a rtidas. S i n embargo ha rechazado, c o n 35 : 32 votos y tres abstenciones, la seg u nd a exigencia del campeón del m u nd o seg ú n la c u a l m a ntend ría el título con el resu ltado 9 : 9. Manila, 3 1 de marzo. E l representante de l a Federación d e F i l i pi nas, F l o rencia Campoma nes, que ha bía ofrecido ci nco m i l lones de d ó l a res pa ra el fo ndo de premios para el match Fischer-Ka rpov, ha d ecla rado que Fischer ha rechazado j u g a r el match contra Ka rpov bajo las condiciones adoptadas por e l Congreso de la FIDE. Ca m po m a n es había pasado va rios d ías con Fischer en Pasadena. "Fischer está e n muy buena fo rma física y psíqu ica", d ijo Ca mpomanes. " Está d ispuesto a juga r, pero sólo bajo sus condicio nes". Amsterdam, 2 de abril. Max E uwe me dijo por teléfono q ue, hasta el momento, no ha b ía recibido, n i n g u n a información del ca m peón del m u ndo Fischer sobre sus i ntenciones de jugar el match co ntra Ka rpov. Euwe d ijo que iba a aplazar por un d ía la procla mación oficial de Ka rpov

"Don Quijote" Fischer lucha contra los "Molinos de Viento" (Cámaras de Televi­ sión) de Chester Fox. 1 73

como campeón del m u ndo. -Si no recibo n i n g u na expl icación de Fisch er antes de las 1 1 horas de 3 de abril de 1 975, enviaré u n telegrama a Karpov y le com u n icaré que es el n uevo campeón. Creo que ya todo está acabado, pero tengo que esperar 48 horas más -dijo E uwe. Pasadena, 2 de abril. Los periodistas i ntentaban en vano ponerse en contacto con Fischer para oír de él la decisión fi n a l sobre el destino del match . Fischer ha perma necido ina lcanzable y misterioso.Ya h ace tiempo q u e vive en soledad en Pasadena del S u r, Cal ifornia. Tiene u n apartam ento en u n bloq ue de ed ificios que pertenece a u n a secta fu ndamental ista. Ha desconectado el teléfono. Llamaron a su puerta sin ningún éxito . E n el picaporte de la puerta estaba colgada u n a bote l l a de detergente q u e a l g u ien ha bía dejado como m uestra g ratuita. Ta mbién ha bía en la puerta u n a nota de q u e habían dejado debajo de la puerta un te legrama para el veci no del apartam ento n ú mero 1 . U n veci no, q u e vive con s u m ujer e h ijos enfrente del apartamento de Fischer, d ijo q u e l l evaba seis semanas sin ve rlo. " La última vez q u e lo vi estaba paseando c o n u n g ra n perro, cuyo d u e ñ o e s u n amigo de Fischer. Pero l a semana pasada oímos por la noche la m ú sica que ven ía de su piso. Eso q u iere decir que ha bía a lg u i e n dentro . . . . Otro vecino d ijo que Fischer ya no vivía a l l í. "Sus m u ebles y cosas todavía están a h í y también l lega a q u í su correo, pero él vive en otro siti o", dijo el vec i no que, i g u a l que los dem ás, pertenecía a la secta fu ndamental ista " La Ig lesia de Dios". Añadió que ha bía visto a Fischer hablando con un conocido en la calle. Ahora Fischer l leva ba rba y tiene buen aspecto. Un veci no d ijo que u na ch ica visitaba a veces a Fischer. Ta m bién e l l a era ajedrecista. Amsterdam, 3 de abril. Max E uwe com u n icó a las 1 1 horas, seg ú n la hora continental, que no ha bía l legado n i n g u n a noticia de Fischer. Ta m bién a n u nció oficia l m ente que el n uevo campeón del m u ndo era Anato l i Karpov. Robert Fischer permaneció fiel a sí m ismo y a su modo de proceder. Ha bía sacrificado un fo ndo de premios m i l lonario y ni siq u iera h a bía contestado si q uería jugar. De ese modo Anatoli Karpov se convi rtió en el cam peón del m u ndo n ú m ero 12 . . . E n u n o s pocos rengl ones q u e l legaron de Amsterdam a q u e l 3 de abril de 1 975, a las 1 1 horas, estaba co m prendido el h echo de q u e el m u ndo q u izás n u nca vería ese duelo tan i nteresante y que Robert Fischer q u izás n u nca jugaría para el título de ca m peón. Quedaba escrito que por primera vez un cam peón del m u ndo ha bía cedido el títu lo sin lucha. Karpov creía que el encuentro se iba a celebrar y se p repa ró a conci encia. Cuando le visité, en ma rzo de 1 975, d ijo que creía q u e sí q u e "

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iba a jugar. No le a l eg raba la posi bi lidad de ganar el títu lo de campeón sin jugar. Te n ía l a espera nza, igual que todo el m u ndo ajed recístico, de que su rival cam bia ría de opin ión en e l ú ltimo momento. "No", la ú n ica respuesta de Fischer era "no y no". Nadie sa bía lo que había en el a l m a del genio del ajedrez. Sólo queda u n g rande ¿ po r q ué?, ¿por qué entregó el título sin l uchar cuando pudo haber ganado el mayor premio en la h istoria de esos duelos, cuando él era el favorito y después de haber estado diciendo q u e i ba a m a ntener e l títu lo de ca m peón hasta que cumpl iese l os sesenta años? Fischer ha dejado todo eso y no q u iere explicar a l m u nd o sus verdaderas razones. La vida solitaria en Pasadena se está convirtiendo en u na huida de sí m ismo. Fischer no pasa por su casa d u rante d ías, desconecta todos sus vínculos con el m u ndo y perma nece impasible a l os ruegos, acuerdos y tratos. En el telegrama h a bía dicho todo lo q u e ten ía que decir, en l a época de la O l i m piada de Ajedrez. E ntregó a la organ ización FIDE el título de cam peón del m u ndo porq ue no ha bían respetado sus exigencias y siguió viviendo su propia vida, sin jugar ni u n a sola partida desde aquella con Spassky, la n ú m ero 2 1 , q ue le ha bía l l evado hasta el O l i m po ajed recístico. Ha q u erido ser el ú n ico cam peón i nvencido, aparte de Alekhine. Y lo ha consegido, pero pagando el alto precio de perder el títu lo que pudo ha ber retenido d u ra nte más tiem po. Si lo que había querido era dem ostrar a l m u ndo que su idea l no era el dinero, como había n pensado muchos, lo ha bía conseg uido. Pero q u é i m po rtaba eso si desde el 3 de a b r i l de 1 975 y a no estaba en la l i sta de los ca mpeones del m u ndo, sino sólo era u n ex-ca mpeó n . E ntregando el título de ca m peón, Fischer no ha dejado de creer q u e seg u ía siendo el mejor jug ador del m u ndo. L o creerá m ientras viva. D e lo que m á s s e le pod ría acusar a Fischer e s de no haber ofrecido a l m u n do d e l ajedrez u n g ran acontecimiento, q u e s i n é l n u nca pod ría ser el m ismo. Ta mbién le acusan de no haber j u gado n i ng u n a pa rtida desde que había a lcanzado el O l i m po del ajedrez. De ese modo ha privado a la historia del ajedrez de sus log ros, ha empobrecido al m u ndo ajed recístico por cientos de partidas. La historia es i m p lacable. R ecu er­ da a los vencedores, m ientras los de rrotados, sin i m p o rtar como h a n s i d o vencidos y a u nque sean de los m á s i m po rtantes, caen pau l atina­ me nte en e l olvido. Nadie sabe actua lmente si ese ajedrecista caprich oso ten drá fuerzas de em pezar todo desde el principio, para dem ostrar al m u ndo su superioridad, su amor por el ajedrez y para justificar sus exigencias. Fischer entreg ó el títu lo porq ue consideraba que h u biera sido i nj usto que jugase de otro modo. Ahora ú n ica me nte le q u eda demostrar como 175

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Protesta y a menaza de retirarse durante el match de Reykjavik.

ca ndidato q u e todo lo que había sido decidido en n u merosos co ngresos no favorecía al campeón, sino al aspi rante. Fischer ha bía dicho u nos d ías antes del com ienzo del congreso extraord i n a rio de la FIDE que la justicia iba a triu nfa r al fi nal. Esa justicia le pa rece ah ora u n tanto cruel. Ya no es el cam peó n del m u ndo, pero él sigue siendo u n g ran enigma. Todavía nadie ha resuelto n i u n a peq ueña pa rte de ese m isterio l lamado Fischer. Lo hará ú n icamente el tiempo. Lo ú n ico que le q u eda en este momento es decir " h asta la vista" al O l i mpo ajed recístico. ¿Será sólo tem pora l mente o será pa ra siem pre? Ta m bién esta pregu nta la puede contestar so lamente Robert Fischer.

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1 3 . La l ista de Fischer de los diez m ejores j ugadores. Bobby decidió en 1 965 hacer u n a l ista de los diez mejo res jugadores de todos l os tiem pos. No se ha bía incluido a sí m ismo en esa l ista, probablem ente por modestia, a u nq u e lo me recía. Hizo un comentario amplio de esta l i sta en la revista americana de ajedrez "Chess World". He a q u í cómo era esa l ista seg ú n el criterio de Bobby: Pa u l Morphy Howard Sta u nton Wilhelm Stein itz Siegbert Tarrasch M i h a i l Chigorin Alexander Alekhine José Raúl Capabla nca Bo ris Spassky M i h a i l Ta h l Sammy Reshevsky Este orden está hecho seg ú n la época en que vivía n . Bobby hizo los siguientes comentarios sobre su elección: Morphy: Cinco minutos para una jugada. "Si Morphy j ugase act u a l m ente contra los mejores g ra ndes maes­ tros, perdería la pa rtida. Pero creo que en un match g a n a ría a todos. "Era el mejor jugador de su tiem po y conocía extraord i n a riamente la teoría. Conocía los mejores libros de ajed rez de su tiempo y m uchos de el los son mejores q u e los actual es. Tenía una visión completa del tabl ero y n u nca cometía erro res, a pesar de jugar muy rá pido. H a bitual1 77

me nte no necesitaba más de ci nco m i n utos para deci d i rse por una jugada (en la época cuando no se em pleaban los relojes de ajed rez, sus adversarios se pasa ban pensando incl uso una hora entera ). " H e a n a l izado cientos de partidas de M o rphy y siempre me sorpren­ día su g e n i a l i dad, que a d m i raba. Necesitaba hasta vei nte m i n utos para encontrar respuestas de por qué había hecho a l g u nas jugadas en las posiciones q u e pa recían perdidas. Además, ten ía una técn ica extrao rdi­ n a ria en los fi na les. Su ú n ico defecto, q u izás, era el juego cerrado, como la defensa h o l a ndesa". Staunton: El jugador de profundas ideas. " E ra el mejor co nocedor de las apertu ras de su tiem po. Más teórico que j ugador, pero, con todo, el mejor de su época. Descu brí, a n a l izando sus pa rtidas, que es absol utam ente actu a l . E ntendía las posici ones de los ju gadores modernos y, conju nta mente con Stein itz, puede incl u i rse en este g rupo de ca mpeones. Algu nos dicen que Sta u nton el u d ía encontrarse con Morphy y creo que ese m iedo estaba justificado. Mo rphy le h u biera ga nado, pero h u biera sido una g ran l ucha. Sta u nton no gan aba con fac il idad a los jugadores i nferiores a él, como lo h acía n sus contemporá neos, y sólo pocas de sus partidas se podría n l l a m a r bri l lantes. Este g r a n maestro merece esta r en la l ista de l o s d iez mejo res jugad ores de todos los tiem pos, especial me nte por sus profu ndas ideas en las apert u ras y por su g ra n sig n ificado". Steinitz: El padre de la escuela moderna. "Es el primer ajedrecista a q u i en l l a m a ron el campeón del m u ndo. Ganó e l títu lo en 1 866, después del match contra Zukertort. Le l l a m a n el padre de la escuela moderna del ajed rez. Antes de él, e l rey ha sido considerado u na fig u ra débil y los j ugadores atacaban di recta mente al rey. Stei n itz decía siem pre que el rey era capaz de cuidar de sí m ismo y que no h a bía que atacarlo, salvo si el adversario tenía u n a posición débil. Stein itz decía que los peones tenían q u e g u a rda rse detrás, porque ú n icamente podía n moverse h ac ía adela nte. " E ra un año mayor que Morphy. Estos dos j u gadores se encontraron sólo u na vez, en N ueva O rlea ns, pero no j u g a ron al ajed rez. Stein itz ten ía mayor comprensión para la uti l ización y la im po rta ncia de los cam pos de ajedrez que Morphy. Además, no l e i m portaban m ucho las normas ni las instrucciones seg ú n las cua les ha bía que j u gar". Tarrasch: El gran teórico. " Los jugadores de ajedrez se pueden dividir en dos g ru pos: en los que actúa n seg ú n las normas y los que sig uen su ca m i no, respeta ndo, 1 78

al m ismo tiempo, estas normas. Los mejores jugadores tienen que uti l izar las dos combi naciones. Ta rrasch, era trei nta a ñ os más joven que Stein itz y no ten ía su profu ndidad, pero e ra u n buen jugad or". Chigorin: El último romántico. " E l pad re de la escuela rusa de ajedrez en rea l idad es u n o de los últimos representa ntes de la escuela romá ntica y u n excelente j u gador " a l l rou n d " . Perdió dos veces contra Stein itz, pero estaba estupendo en los fina les. Stei n itz y Chigorin era n riva les, se respeta ba n m utuamente y representaban la n ueva y la vieja escu ela. Stei n itz escribió d espués de g a n a r a Ch igori n: "Ha tri u nfado la j uventu d ·. Chigorin tenía un est i l o ag resivo y jugaba bien en el ataq ue. Quizás le faltase u n poco de objetividad. E ra el pri m e r g ra n jugador ruso y todavía es uno de los más grandes jugadores rusos de todos los tiempos". Alekhine: El juego complicado. "Es el jugador al q u e rea l m ente no puedo comprender. Si se ha visto u na pa rtida de Alekhi ne, parece que se h a n visto todas. Siem pre quería el centro superior, ma niobraba con las piezas a nte el fla nco del rey y, al acercarse la jugada 25, em pre n d ía el ataque fi nal que term i naba en mate. No le gustaba e l i nterca m bio de piezas y lo que más l e g ustaba era jugar cuando todavía esta ba n todas las piezas en el tablero Su j uego era m u y compl icado, más q u e el de n i ng ú n otro jugador de a ntes o d espués de él. " N u nca he considerado a Alekhine m i héroe ni me atra ía su estilo de j u ego. Ten ía u n g ra n concepto de juego y era m uy d ífici l encontrar a l g ú n error en s u s pa rtidas, pero, en cierto modo, todo el método de su j uego era erróneo. Evol ucionaba con más lentitud que otros j u g adores. Con vei nte años era un excele nte ajed recista, pero no ha bía m a d u rado co mpletamente a ntes de c u m p l i r los treinta. Ten ía m ucha i m a g i n ación y pod írt prever lo que iba a ocurrir en el tablero con mayor l ucidez que n i n g ú n otro jugador en la h istoria del ajedrez. Cuando su adversario q u ería despejar la situación en el tablero, eso ha bitual mente lo l l evaba a la derrota. E ncontraba las respuestas adecuadas en las posicio nes más d ifíciles. Alekh ine era un g ra n teó rico". Capablanca: Miles de finales de torre. " E ra el campeón de Cuba con 1 2 a ños. Desde entonces, hasta su m uerte, en 1 942, tenía u n a reputación com pletamente i njustificada (como hoy Petrosi a n ) d e ser e l mejor jugador vivo de los fina les. Me acuerdo de la partida q u e jugó contra Vera Menc h i k. Cometió tres errores colosales en el fi n a l , pero no completamente típicos. Capablanca, 1 79

por ejem plo, no sabía los más sencil los fi n a l es de torre o de peó n . Se cu enta q u e ha j u gado m i l es de fi na l es de torre, pero no creo que eso sea cierto . Su fuerza resi d ía en l legar d u rante la apertura a un juego sencillo y pasa r rá pidam ente a l fi nal, antes de q u e su adversa río se d iera cuenta de ello. "Capa bla nca se dedicaba pocas veces a l ajed rez. Su falta de l os conoc i m i e ntos de los l i b ros le obl igaba a conseg uir lo máximo posi ble con su propia inventiva . E n su caso todo estaba demasiado forzado". Spassky: El gran maestro de un estilo único. "Este jugador está en mi l i sta por su esti lo pec u l iar. Sus pa rtidas son características por sus aperturas partic u l a rmente fuertes. Además, tiene a l g u nas aperturas propias q u e son las q u e mejor le va n . " Recuerdo u n a pa rtida q u e Spassky jugó contra Bronstein en e l cam peo nato ruso. Bronstei n ha bía atacado a s u torre con e l peón. Spassky d ejó a la torre atacada y j ugó con el caba l l o. Perd ió la torre, sacrificó al caba l l o y cinco j ugadas más tarde dio mate a Bronste i n . " E n u n a partida q u e j u g u é contra él, hace varios años, perd ió u n peón sin n i n g u n a compensación y s i g u i ó j u g a n d o como si el peón n o sig n ificase n a d a . M ientras estuve pensando c ó m o estaba juga ndo, cometí u n e rror y perd í la partida. Spassky está sentado a la mesa con la m isma expresión en la cara cuando d a el mate a su adversa rio o cuando se lo d a n a é l . Puede hacer a l g u n a omisión, pero u n o n u nca está seg uro de si se trata de u n a om isión o de u n sacrificio m a g n ífico. Qu izás no sea m uy fuerte en el j u ego posicio n a l . Te n d rá un b ri l l a nte futuro por su esti lo d i n á m ico de juego". Tahl: La victoria de un golpe. "En una pa rtida con Smyslov, en el To rneo de Candidatos de 1 959, Ta h l ha bía sacrificado al alfi l sólo para desarro l l a r el ataque y eve ntual­ mente g a n a r. É se era u n o de los sacrificios más raros que he visto y típico pa ra el joven g ran maestro soviético. "Siem pre q u iere hacer a l g ú n sacrificio efectivo. No le preocu pa m ucho tener mej o r posición, s i no q u e busca cómo vencer a su rival con un gol pe. "S passky es más sólido que Ta h l , pero Ta h l es más bri l l a nte. Pa rece q u e Ta h l no respeta a sus a dversarios. Para ser si ncero, Ta h l no me daba m iedo, ni siqu iera d espués de n u eve partidas perd idas. " Los escritores de ajed rez hablan con frecuencia sobre las ·subidas y las caída s · d e Ta h l , pero él n u nca estaba ni ta n alto n i ta n bajo como e l l os afi r m a n . Su h i storia todavía no ha term i nado. Y nadie puede d ecir lo que hará". 1 80

Reshevsky: El gran maestro-máquina. " Reshevsky, q u izás, era el mejor jugador del m u ndo en u n periodo de d iez años, entre 1 946 y 1 956. Estoy seg u ro que h u biera sido el cam peón del m u ndo de haber jugado en esa época u n match contra Botvi n n i k. Sus conocimientos ajedrecísticos son, probablemente, me­ nores que los de n i n g ú n otro jugador de é l ite. Muchos jugadores bastante inferiores a él conocen mejor la teoría. De haberla estudiado más, ganaría con m ucha más faci l idad. " É l calcula cada varia nte como si fuese u na máq u i na y encuentra en el tablero cada jugada. Adem ás, con frecuencia hace n uevas j ugadas. Es capaz de ver todas las varia ntes con más rapidez que m uchos j u gadores. Todavía cae en g randes apuros de tiempo y con frecuencia tiene que hacer vei nte j ugadas en un m i n uto, pero ta mbién ha obtenido m uchas victorias bon itas precisamente en esos agobios de reloj. Actual me nte, con 62 años, es el mayor de los pri ncipales jugadores americanos ( a ntaño ha bía sido el más jove n ) y desde l uego q u e merece estar en la lista de los d iez mejores" . ***

Esta lista de Bobby es m uy i nteresante. Es extraño que entre los d iez mejores no se encuentre Lasker, q u ien más tiempo ha b ía reten i do el títu lo. Tam poco están Botv i n n i k, Petrosian, Keres . . . Es cu rioso q u e Bobby haya incluido en la l i sta a su eterno riva l, Reshevsky, c o n q u ien no tiene buenas relacio nes. Quizás q uería ser objetivo. E n todo caso, Bobby habló sobre los gra n des maestros famosos con un bon ito don de observación y el lector puede ver así lo bien que conoce a los grandes del pasado y que había anal izado cientos de partidas ...

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1 4. Robert .. Bobby .. Fischer, 1 982 : diez a ños de sol edad E n el verano de 1 982 los prod uctores d e l a , hasta ahora, m á s i m portante pel ícu la sobre el ajed rez, m e invitaron a Montreal y m e dijeron que l l evase todas m is películas sobre Fischer. Fischer había hecho pa ra n u estra televisión u n a serie de d iez prog ramas, de u n a d u ración d e vei nte m i n utos cada u n o, u n a entrevista de media hora y la película de Reykjavik. Desg raciadame nte, eso es todo lo que se ha bía g rabado sobre el g ran maestro más sign ificativo y enig mático de la h istoria. A m i l legada a Mo ntrea l, mis amables anfitriones me i nvita ron a ver u nas tomas pa ra " La g ra n pel ícu l a sobre el ajedrez", que iba a d u ra r u n a hora y media y ha bía costado medio m i l l ó n de dólares. S e ha bía n g rabado u nas escenas en Reykjavik, Lone Pine y Merano; Korch noi, Timman, Karpov, Ljubojevic y otros g randes maestros actuales actuaban como si fuese n actores profesionales. Pero, ¿ q ué pasa ba con Fischer? -Se cu mple ya el décimo a n iversa rio desde que jugó su última partida, en Reykjavik, d ijo J i l Ko, d i rector de la pelíc u l a . Allí hemos filmado m uchas escenas y la gente nos decía que Fischer qu izás volvería a l ajedrez. Nos pusimos en contacto con él y l e ped imos q u e participase en n u estra pel íc u l a . P i d i ó ci nco m i l dólares s ó l o pa ra ven i r a negociar. Pero e s evidente q u e no lo q uería hacer. Estuvimos viendo ju ntos n u estras pel íc u l as. Fischer hablaba de sí m ismo, de su vida y a n a l izaba las pa rtidas de los g ra ndes del ajed rez. Fischer juga ndo contra Spassky, en Reykjavik (eso lo ha bíamos g rabado con una cá mara ocu lta ), y después con u n a corona de l a u rel en el cuello. Era el dos de septiembre de 1 972. ¿Es posible que ya hayan pasado d iez a ños? ¿Qué ya se haya c u m p l ido el pri mer decenio de la soledad de Fischer? Ta mbién han pasado siete años desde q u e entregó, sin l uchar, el títu lo de campeón del m u ndo a Anato l i Ka rpov. U n a parte de la pel íc u l a 1 82

nos lo hizo recordar. Ha bía l l evado estas m ismas películas a M oscú, en 1 975, cuando Karpov se estaba prepa rando y me pidió verlas porque q uería conocer a Fischer y có mo a n a l izaba las pa rtidas. La historia es im placa ble, recuerda sólo a los ganadores, m i e ntras los derrotados caen paulati namente en el olvido, sin importa r el modo cómo han sido derrotados, a u n q u e se trate de los más grandes. Pero Fischer era algo especial, l leva ba ya d iez a ñ os s i n jugar, pero se escribía y se hablaba consta ntemente de é l . Era el tercer hombre tanto en Bag u i o como en Mera no, su espíritu estaba presente en todos los g ra ndes encue ntros. E l m u n d o del ajedrez se estuvo pregu ntando d u ra nte d iez años si volvería o no al ajedrez. Pero no volvía. Antes de ma rcharme a Mo ntreal, estuve visitando los sitios donde Bobby ha bía vivido: Ch icago, N ueva York, Los Ángeles. Queriendo reu n i r datos para la seg u nda edición del l ibro "Mi a m igo Fischer", me enco ntré con sus am igos y sus profesores de ajed rez. E l n u eve de marzo de 1 982, los participa ntes en el 37 cam peonato de Yugoslavia enviaron u n telegrama al cautivo del ajed rez en Pasadena, desde una peq ueña oficina de correos de Vrbas. Era el d ía de su 39 cumpleaños y el

Fischer, con el premio, lucha contra Spassky. en su "torre", que está apoyado por Geller y Nei. En el centro. Lothar Schmid, árbitro. 1 83

telegrama decía lo sigu iente: " U sted está siempre con nosotros, a pesa r de habernos abandonado. Por su tre i nta y n ueve cum pleaños le desea mos que encuentre las dos pa labras perdidas de u n poeta y profeta: La paz y el amor . . ¿Encontra rá Fischer a l g u n a vez esas d o s pala bras perdi das? y ¿volverá a l g u n a vez al juego de su vida? Han pasado d iez años d esde que ha abandonado los torneos de ajedrez y, como d ijo u n compañ ero suyo, ha hecho algo i ncomprensible, abandonando a lgo en lo q u e era el mejor del m u ndo. De Vrbas le enviaron el tel egrama sin n i n g u na espera nza d e ser contestados, pero diciéndole q u e, a u nq u e s i n j u ga r, siem pre estaba con todos los ajed recistas del m u ndo. Que estaba presente en todos los sitios donde se ju gaba. Pero él ca l l a ba y no volvía. Ha b ía hecho más que nadie para q u e el ajedrez fuese tan popular, para q u e los prem ios en los torneos fuesen tan cua ntiosos, pero de todo ello, él mismo no saca ba provecho a l g u no. Fischer ha permanecido en la lista d e los mejores ajedrecistas de todos los tiem pos, pero no en las salas de competiciones. Quedó presente en todas las conversaciones sobre el ajed rez y sus héroes. .

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u.

1 5 . E l episod io más triste de Fischer: la cárcel Aq u e l l a tarde de mayo se estuvo hablando en el m u n do del ajedrez sobre los torneos y las pos i b i l i dades que ten ían los candid atos para l l egar al títu lo de ca m peón m u nd i a l . Los torneos se esta ba n jugando por todos lados y siempre a l g u ien mencionaba en e l los el nombre de uno de los mejores ajed recistas q u e la historia ha bía conocido, Robert Ja mes Fischer, y si i ba a volver. Ya nadie lo creía . Sólo u nos pocos optim istas decían que no habían perdido la espera nza. U n o de el los era el g ran maestro yugoslavo, Lj u bomir Ljubojevic. A Robert Fischer le daba i g u a l lo que pensase la gente. Ha bía enviado a Ti m m a n un mensaje para que en todas las negociacio nes sobre la eventua l i dad de un match hablase sobre él como " m ister c h a m pion ... . J a n Ti m m a n perd ió toda la espera nza de que fuese a celebra rse u n match c o n él. Me lo afi rmó en Plovdiv, en el cam peo nato d e E u ropa por equi pos: "Tam poco ten ía a ntes muchas espera nzas, pero ah ora estoy seg u ro que no volverá " . E n la seg unda ronda de este cam peonato en Pl ovdiv, T i m m a n j u g ó contra Karpov. E l cam peón me había d i c h o anteriormente, en Linares, q u e las posi bil idades del regreso de Fischer eran del 20%, pero ahora, en Plovdiv, d ijo: "Hay pocas espera nzas". Pregu nté a Karpov si sabía qué era lo que le había pasado a Bobby en una cárcel de Pasadena. Me respondió sorprendido que no tenía ni idea. Era n pocos los que sabía n que ese sol ita rio del ajed rez, ese genio enigmático e i ncomprend ido, ha bía tenido u n episodio m uy triste en su vida. E ra u na tarde agrada ble cuando Bobby, como de costum bre, salió de su piso en Pasadena a dar u n paseo. Este piso era m ucho más amplio que el de Los Á ngeles, donde yo iba a veces y que ten ía u n a sola ha bitación. Ahora ten ía siete y la zona donde vivía estaba rodeada de "

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jardi nes. Al l í Bobby enco ntró su paz. ¡ S i en rea l idad la encontró ! y ¡ si es capaz de co nseg u i rla ! Para com pletar la seg u nda edición de este l i bro preg u nté eso a sus am igos de Ca lifornia, Ch icago y N u eva Yo rk. Pero, de l o que q uería h a b l a r, era de aquel episod io desconocido d e la cárcel . G racias a un amigo com ú n de Pasadena, l l egué a conocer m uchos deta l l es sobre el tema. Como decía mos, Bobby paseaba por u n a cal l e tra n q u i l a q u e se l la m a ba Lake Street. l ba solo y sumido en sus pensa m ientos cua ndo, de repente, se le acercó un pol icía y le d ijo q u e q uería h a b l a r con é l . Le ha bía parecido q u e ese hom bre con ba rba se parecía enormemente a u n atracador d e bancos. ¿Cómo se l la m a ; cuá ntos a ños tiene; dónde vive? Esas fueron las pregu ntas que l e h izo a Bo bby. E l ex-ca mpeón del mundo contestó tra n q u i l a m ente. El po l icía volvió a hacerle las mismas preg u ntas. Así, se prolongó la desagradable conversación. Cuando le preg u ntaron u na vez a Alekh i ne si l leva ba el pasa porte consigo, co ntestó: "Para qué necesito el pasa porte si soy e l ca m peón del m u ndo . . . ". E n ese momento Bobby ta m bién qu ería co ntesta r lo m ismo, pero el policía no sa bía q u ién era Alekh ine. Qu izás no supiese n i q u ién era Robert Fischer. Aq u e l l a tarde en Pasadena parecía que se h a bían olvidado del famoso match de R eykjavik y de Robert Fischer. -¿Qué hace usted, cuál es su profesión?, pregu ntó el policía. Una vez, David Bronstein h a b ía son reído cuando le h icieron esa preg u nta. "Soy un g ran maestro de ajedrez. Qué otra cosa pod ría hacer sino j u gar al ajedrez". Llegó otro coche de pol icía. Los agentes de ese coche ta m bién le estuvieron haciendo las mismas pregu ntas que los a nteriores. Le pidieron, además, el ca rnet de conducir y Bo bby respondió con since­ ridad q u e no lo tenía. Le h a bía preguntado u n a vez en Los Á ngeles, mientras está bamos hablando sobre m uchas cosas, por q u é no cond ucía y me d ijo que no ten ía n i n g u n a necesidad de ello y que m i les de a mericanos perd ían la vida en las carreteras. É l iba tra n q u i l a mente en autobús o paseaba, como ah ora, y a nadie le resu ltaba sospechoso por eso. -¿Lo dete nemos? -preg u ntó un po l icía. El otro d ijo a Bobby: -Se trata d e un asu nto serio. Un banco ha sido atracado . . . -No s é nada sobre e l atraco a l banco, he contestado a todas sus preg u ntas y me reservo el derecho de no reve l a r mis otros datos, sa lvo los impresc i n d i bl es. -Usted cree que las leyes son i g u a les en todas partes. Así puede ser en N ueva York, pero a q u í es distinto. 1 86

Fischer "se corona". Vemos a Geller, Krogius, Spassky, Euwe, Golombek . . . Chester Fox, productor d e l f i l m d e l match, trata de recuperar l a s pérdidas, al no conseguir grabar durante las partidas. (Caricatura de prensa de la época, como las demás que se ofrecen en este libro . )

-Me pueden detener si q u ieren -dijo Bobby. El policía del seg u nd o coche dio la orden: arrestad l o . L a s ma nos esposadas. L a detención. Al genio del ajedrez lo i ntrodu­ jeron en el coche q u e se d i rigió hacia la cá rcel. Le d o l ía la rod i l l a del golpe que se dió co ntra l a puerta cuando estaba cerrá n dose. Pero, volvamos al d esdichado atracador de bancos. ¿Real mente se pa recía tanto a Fischer? Los dos tenían barba y ese era su mayor parecido. El atracador llevaba gafas, tenía el pelo d istinto y, lo más probable, e ra mal ajed recista. U n o de los pol icías decía que el parecido era m u y grande y el otro que no se parecía en nada. Pero el ex-ca mpeón del m u ndo se encontró en la cárcel. No era la primera vez, porq ue, ya hace tiem po, estuvo en la cárcel de N ueva York. Estaba juga ndo a l l í u nas partidas s i m u ltáneas cuando un conocido carterista le robó u na pieza. -Si vuelve a coger la pieza, lo denu nciaré a la d i rección de la cárcel . L o dejarán dentro p o r m á s tiempo -d ijo Bobby. 1 87

-Eso no va a ocu rri r porq ue estoy condenado a cadena perpetua ­ co ntestó tra n q u i l a mente el preso. Bo bby sólo sonrió y devolvió el alfil al tablero. Pero en esta ocasión no ten ía ganas de so nreír. Todo estaba muy lejos de a q u el las simu ltá­ neas. Le volvieron a form u l a r las m ismas preg u ntas en la cárcel . Todo esto le destrozaba los nervios, pero ya no q uería hablar. E m peza ron a ma ltrata rlo y a g redir física mente. Un pol icía lo cog ió con l a mano por el cuello y le ordenó que hablase. ¿Pero de q u é i ba a hablar? No h a bía atracado n i n g ú n banco. Lo l l eva ron por una escalera desde la comisaría hasta u nas d epen­ dencias que era n la cárce l . E ra la primera vez que u n cam peón del m u ndo se había encontrado en u n calabozo. E l g ran ídolo de Fischer, Wilhelm Stei n itz, ha bía sido acusado de espionaje cua ndo j ugaba un match por correspodencia con Chigorin, pero no term inó en la cárcel. Ste i n itz había term inado, al fi n a l de su d ifícil vida, en un sa natorio para pertu rbados mentales. De eso h a blamos Bobby y yo en un prog rama pa ra la televisión, pero me d i cu enta que a Bobby no le a g radaba que se ha bl ase sobre el tema. D u rante ese ú ltimo viaje que h izo, Stein itz tenía u n d ó l a r en el bolsi l l o y u n tablero de ajed rez con sus piezas. Robert Fischer tenía en ese momento n u eve d ó l a res en el bolsi l l o . . . L e q u itaron la ropa y lo l l evaron a la celda. L e proh ibieron l l a m a r por teléfono. La celda era peq ueña, fea, sin cama y no tenía casi nada. Robert Fischer estaba acostado en esa celda donde estaba encendida la l uz. Pasó allí la noche del martes a l m iércol es. Ha bitu a l mente l l evaba consigo un pequ e ñ o ta blero de bolsil lo, para acortar a l g u n a espera a n a l iza ndo partidas. Pero a hora no lo ten ía. Lo trasladaron a otra celda. Veía por u n venta nuco la ca l l e, donde pasaba l a gente en l i bertad . Em pezó a g rita rles que l l a masen a u n n ú m e ro de teléfono y avisasen de lo que le ha bía ocu r rido al ex-ca m peón del m u ndo. ( Después d e perder el títu lo, en 1 975, Bo bby, en su correspondencia y ha blando, seg u ía autodenom i n ándose ca m peón del m u n do. Creía que seg u ía siéndolo, a pesa r de que Ka rpov ha bía defendido ese tít u l o por dos veces y q u e l o confirmó en u n a vei nte na de torneos de la m á s a lta categoría). Nadie prestó atención a l o que Bo bby g ritaba. E n l ugar d e jugar en a l g ú n gran torneo, a hora sufría h u m i l laciones en la com isaría de pol icía de Pasadena. Se d ice del hom bre q u e es i nfinitam ente sol ita rio, pero este hombre, el ajed recista más so l itario de todos l os tiem pos, estaba ah ora com ple­ tamente aislado. No tenía m uchos contactos con los demás ni en su vida cotidiana, pero a ho ra sólo tenía las paredes d e su ce lda. Había rechaza­ d o la comida d u ra nte 24 horas. É sta era su peq ueña huelga de h a m b re. La celda estaba fría y h ú m eda. G ritaba enfadada mente q u e le devo lvie1 88

sen su ropa y q u e lo dejase n, de u n a vez, sa l i r de a l l í. Volvieron a cambiarlo de celda y ahora estaba con más deten idos. Comió por primera vez en 24 horas y dejó un poco de comida para " m a l os tiem pos". Te n ía sed, pero no ha bía agua en la celda. Lo amenazaba n con mandarlo a observación, por un mes, a u n psi q u iátrico. Al d ía sigu ie nte; el jueves por la m a ñana, le d ieron el d esayuno. Le prometieron l leva rlo a un interrogatorio con un j u ez si contestaba las sig u ientes pregu ntas: n o m bre, lugar y fecha de nacimiento, d i rección, altura y peso. Las contestó todas y le devolvieron la ropa. Lo l levaron a una celda más grande donde había varios deten idos. Le d ijeron que ten ía que pagar la indemn ización por a l g unas cosas en la cá rce l, pero, al m ismo tiem po, le permitieron hacer l l a madas por el teléfono públ ico de l a cárcel . Bobby l l amó a u n a persona que estaba sorprendida por no tene r noticias suyas en 48 ho ras. Esa perso na se fue a la cá rcel y pagó la fianza. Robert J a mes Fischer todavía tuvo que dejar las h uel las dactila res y firmar u na decena de documentos. Quería l eerlos a ntes de firm a r, pero le faltó paciencia. Después de los dos d ías pasados en la cárcel, firmó todos los papeles s i n leer, porq ue q u ería sa l i r lo a ntes posi ble. De muchas de las pregu ntas que le habían hecho, n u nca nadie le preg u ntó sobre el atraco al banco de Pasadena. Salió de la cárcel record a n do las pa l a bras del primer cam peó n del mu ndo, Wilhelm Stein itz: " La me nte h u m a na es l i m itada, pero la estupidez h u mana es i l i m itada ... " .

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1 6. Lo que d ijeron sobre Fischer Anatoli Karpov -Fischer, probablemente, comprendió q u e jugar en los torneos destroza los nervios. Además, con frecuencia reh usaba i n iciar un torneo o match. Recordemos los de Susa y Reykjavik. Te m ía sufrir u na derrota. Le resu ltaba difícil e m pezar un n uevo torneo o match. M ientras el tiempo está pasa ndo y el m u ndo ya pie rde la esperanza de su regreso . . . ( Usmene novi ne, R ijeka, 1 980) Miguel Najdorf -Si se q u iere triu nfar, hay q u e poner en el primer lugar el ajedrez, en el seg u ndo el ajedrez y en el tercero el ajedrez. É l ju gaba al ajed rez y, a veces, vivía, a d iferencia de Spassky que vive y, a veces, j u ega al ajed rez. Pero yo entiendo a Fischer. Ganó a l maestro i nternacional Bouaziz por 17 : O, en un match de pa rtidas rápidas, pero no volverá al ajed rez. Yo fui testigo cuando le ofrecieron cien m i l dólares por una peq ueña entrevista en la televisión america n a . La rechazó sin pesta­ ñea r, a u n q u e sé q u e no ten ía d i nero. Su marcha ha em pobrecido el m u ndo del ajed rez, porq ue Fischer es ú n ico . . . ( Bugoj no, 1 982) Svetozar Gligoric -Contaré algo que i l ustra la relación q u e Fischer te n ía con el ajed rez. D u ra nte el torneo de Mo nte Cario suspe n d í la partida con Fischer, te niendo mejor posici ó n . Se leva ntó de la mesa y yo seg u í pensa ndo. Alguien em pezó a hablar en voz a lta cerca de l a mesa y Bobby les l l amó la atención para q u e no me molesta ra n . ( Be l g rado, 1 983) 1 90

Anatoli Karpov -Lasker jugó 270 partidas de torneos, d u ra nte l os 27 a ñ os en q u e ha sid o campeón, lo que sign ifica diez al a ño. Yo ya he j ugado 800. -¿Cuál es el resu ltado de Fischer? -De 1 956 a 1 972: 327 victorias, 1 88 tablas y 61 derrotas. Ese es el resu ltado de Fischer. No creo q u e vuelva al ajedrez. S i n embargo, estoy seg u ro que ahora, en 1 98 1 , el match más i nteresante para el m u ndo del ajedrez sería entre nosotros dos. Después del torneo de Montreal, en 1 979, Fischer sa bía que iba a ir a Cal ifornia, pero no q u iso ponerse en contacto conmigo. No qu iso q u e nos encontrásemos. He oído q u e evita, incluso, los encuentros con l os am igos . . . ( Li n a res, 1 98 1 ) Robert Byrne -Fischer ya no volverá al ajedrez. I ntenté persuadirte, pero todo fue en vano porque es i m posible infl u i r sobre él. Se enfrentó, no sólo con la federación de ajedrez, sino tam bién consigo mismo ... ( B ugoj no, 1 978) Vuri Balashov -M i tesina de fi n de ca rrera u n iversitaria ten ía como títu lo: Bobby Fischer. Tuve que i n vestigar mucho sobre su trabajo. Desg raciadamen­ te, ya no volverá al ajedrez. Fischer le d i ó u n g ra n i m p u lso. ( Bugojno, 1 978) Ljubomir Ljubojevic -Fischer es, para m í, el mejor jugador de todos los tiem pos. Es el mejor ajed recista vivo. Ka rpov es el mejor de los q u e j uegan actu a l men­ te. Con todo, creo que Fischer volverá a jugar . . . ( B ug oj no, 1 980) Jan Timman -A pesa r de los " rati ngs", Robert Fischer es para mí el mejor ajed recista de la h isto ria. Antes de él lo fueron Alekh i ne y Capa bla nca.

Edmund Edmunson, el ex-amigo de Fischer: -Bobby es como Napoleón. Usted sabe que Napoleón, en sus últi mos dos añ os, siempre estaba planeando n u evas bata l las, pero no luchaba. Lo mismo ocu rre con Bobby. Siem pre dice que va a jugar, pide pa rtidas de varios torn eos, pero no creo que vuelva a j ug a r. ( Bag uio, 1 978) 1 91

El match que no se llegó a c e l ebrar, Fischer-Karpov.

Svetozar Gligoric -No he tenido u nos modelos d i rectos en el ajed rez, a u nq u e me g u staron, en su tiem po, Smyslov y Fischer. Creo q u e Fischer es el mejor jugador de todos los tiem pos ... ( Bugojno, 1 982) Miguel Najdoñ -En la h i storia del ajed rez hay tres genios: Fischer, Capabla nca y Ta h l . . . ( M era n o , 1 981 ) Garri Kasparov -Sigo pensa ndo que Fischer es el mej o r ajedrecista de todos los tiem pos, pero a h í también está Alekh i n e. Me habían regalado el l ibro " Los encuentros ajedrecísticos del siglo", donde Bobby comentaba las partidas rá pidas de Herceg N ovi, 1 970. El amigo me escribió u na dedicatoria: "Al futuro cam peón del m u ndo". Le di las g racias por desea rme ser el campeón, pero mi aspiración era jugar como Fischer. Fue u n ajedrecista genial. Ya l l eva d iez a ñ os sin jugar y no creo que vuelva ... ( Bugoj n o, 1 982)

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1 7 . I nfructu osa búsqueda en Pasadena . Los Á ngeles es l a ciudad más a locada del m u ndo, si se l a puede l l a m a r ciudad. Me encu entro en su centro, en el club de ajed rez de Lina G ru met, una conocida mecenas que fue la que más había ayudado a Fischer. En las paredes del c l u b hay m uchas notas de ag radeci miento de la Federación de Ajedrez, porq ue Lina siem pre ha estado ayudando a l ajedrez am erica no y a Fischer. Hay u n g ra n retrato de Fischer, en óleo, en la pared. Lo h izo un m iem bro del club. Aparece también un formu­ l a rio enmarcado de una partida entre Viktor Korchnoi y Ga rri Kasparov q u e n u nca se jugó. Esa partida h a b ía provocado m uchas polémicas, a l i g u a l q u e antes l a s habían provocado las partidas y matches de Robert F ischer. Korch noi sólo ha b ía rea l izado en esa partida la primera jugada d 4 y había ganado el match sin l ucha. En el p l a n i l l a fig u raba sólo esa primera y ú n ica jugada y las fi rmas del juez principal George Koltanovsky y de Viktor Korchnoi. Natura l mente, no estaba la fi rma de Ga rri, porq ue el joven g ran maestro se encontraba en aquel momento lejos de Pasadena, en su Bakú nata l . Ahora n i Ga rri ni Fischer esta ba n en su club y precisamente estaba ha bla ndo con Lina sobre muchas s i m i l itudes entre Fischer y Kaspa rov, no sólo en entender el juego, sino en los movi m ientos m ientras j ugaban. Vea mos sólo u nos hech os. El g ran maestro, nacido en Ch icago, a los dos a ños se q u eda con su madre y hermana. El padre se marcha en d i rección desconocida. E l g ran maestro, nacido en Bakú el 1 3 de abril de 1 963, en u na fam i lia j udea-armenia. Con siete a ños se q u eda sin pad re y adopta el apel l ido d e su madre Kasparov. Vive con e l l a y sus abuelos maternos. Cuando iba a nacer Ga rri, su madre, la armenia Klara, supo que ha bía subido a l trono del ajed rez el primer a rmen io, que se l l amaba Tigran Petrosi a n . E l niño Ga rik, como le l l amaban en fa m i l ia, a los seis años em pieza a conocer el maravil loso m u ndo del ajedrez. Sus 193

pad res, am bos i n g e n ieros, em peza ron a introducirlo en los secretos del extra ño juego. Eso me h a b ía contado Klara Kasparov y ah ora se me prese nta n a nte los ojos las im ágenes de aquel match de Lond res entre Kasparov y Korch noi, cuando Korc h n o i estaba dando la mano a su rival y se l evantaba de l a mesa, m i e ntras ese joven, q u e seg u ía d e cerca a Ka rpov, recibía l os aplausos, las fel icitaciones y un beso de su madre. Más ta rde nos fu imos a la h a b itación de G a rri donde estaba escrito en la pared: "Quién lo h a rá si no él. . . . Lo que h a b ía comenzado en Pasadena con la pri m e ra jugada ava n­ zando el peón de la dama, concl uyó en Lond res con u na jugada de torre. Korchnoi ha bía bajado, q u izás para siem pre, del escenario donde se coronaban los reyes del ajed rez. Pero, sigamos con las comparacio nes. A los pad res de G a rri les g u staba jugar al ajedrez, m ientras a los de Fischer no. A Bobby le enseñó a jugar su hermana y a G a rri su pad re. Cuando g rabábamos en Lond res un prog rama sobre el match, G a rri en u n momento d ijo si ncerándose: " R o bert Fischer es el mejor de todos l os jugadores en la actua lidad, pero, desgraciadamente, el tiempo está pasa ndo y no vuelve. Ya h a n pasado 1 1 a ñ os". Fisch er y Kaspa rov: vei nte años de d ife rencia y bastantes parecidos. Bobby se m a rchó y Kasparov q uedó como sustituto. G a rri no ha bía l l egado a Pasa dena y a q u í sólo están los recuerdos de ese match q u e no tuvo l u gar. La historia es conocida. El presidente de la FI DE, Cam­ poma nes, ha bía sancionado a G a rri, pero más tarde todo se resolvió para bien del ajed rez m u nd i a l ; el encuentro se celebró en Lond res y Kaspa rov continuó su camino para alcanzar a Karpov. ¿Pero q u é ocurrió con el protagon ista de esta historia, Robert Fischer? Está bamos a pu nto de pa rtir hacia Pasadena, Lina, un amigo suyo y yo. Ta m b ién iba con nosotros Orkhan J i pa, el d i rector de la serie de televisión q u e ha bíamos prepa rado pa ra cintas de video sobre e l travieso p reso de Pasadena. L a serie s e l l amaba "Bobby Fischer los prese nta ". Los americanos nos pid ieron que enviásemos m uchas de esas ci ntas, cuatro m i l para em pezar. Pero las ci ntas no podían sustitu ir a Fischer. l bamos por l a avenida O l i m pic; Los Á ngeles se estaba prepa ra ndo para la gran Ol im piada de verano. Sa rajevo también estaba prepa ra ndo su O l i m piada. Kasparov se estaba prepa rando para el encu entro con Karpov y un poco más tarde vi que ta mbién se estaba prepa rando Karpov. Cuando el ca m peón me h izo u na visita en Sa rajevo, d u rante la O l i m piada de i nvierno, me pidió ver lo que ha bíamos grabado en Lo n d res y siguió con atención los comentarios de Kasparov. Al principio del prog rama Ga rri conta ba que Karpov se h a bía proclamado campeón con veinticuatro a ñ os, q u e Ta h l lo hizo todavía "

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más joven y q ue él, G a rri, iba a batir ese récord sólo en caso de l og ra rlo en el primer i ntento, en 1 984. Sí, todos se esta ban prepara ndo para algo o para a l g u ien, sa lvo Robert Fischer. Dije eso a Lina mientras entrábamos en otra avenida. Se oía la m úsica y hacía un tiempo típico de primavera . La noche a nterior estuve hablando l a rgamente con la señora Claudia Makarov y ha bía grabado la co nversacion en el magnetófono. Lina pro n u nciaba su nom bre como Clodia. -¿Quién es Clod ia?­ pregu nté a Lina. Ella también era m iem bro de la secta "La Ig lesia de Dios", a la que pertenecía Bobby. Parecía q u e todo g i raba en torno a esa secta a cuya sede nos está bamos d i rigiendo. De no haber sido por ella, Bobby jamás se h u biera ido a Pasadena. Cuando la l l amé por primera vez por teléfono, Claudia me d ijo: "¿ Qué ha dicho, tiene d i nero para Bo bby? ¿Cuánto?" . " E s bastante dinero, señora. E l porcentaje de l a s c i ntas de video d e la serie q u e Fischer ha bía g rabado en Yugoslavia en 1 970 y q ue en estos d ías ha vue lto a tener un gran éxito" . " E ntonces, usted q u iere encontra rse c o n Fischer", dijo C l a u d i a . " É l no está en este momento en Pasadena, pero, se me había olvidado decirle: Fischer pide ci nco mil dól ares por cada encuentro. En este caso son suficientes m i l " . "Quiere decir que le ha ped ido d i nero", dijo Lina m ientras le estaba poniendo la g rabación de la conversación. " ¿Qué más d ijo Claudia?" -pregu ntó Lina. Me ha bía dicho q u e no era necesario encontrarme con e l l a y su ma rido, sino q u e i ba a ser más senci l l o escri birlo todo y enviarlo a su apa rtado de correos de Pasadena. E n caso de l lamarla desde Yugoslavia, d ijo que la mejor hora era entre las 1 8,30 y 2 1 ,30. La hora de Cal ifornia era en este momento las doce en pu nto. N ecesitábamos u n poco más de media hora para llegar a esa extraña peq ueña ciudad, a ese barrio de Los Á ngeles q u e se l lama Pasadena y q u e era u n rei no de silencio y de parques. Había preg u ntado a Claudia por q u é le ha bía ocu rrido a Bobby aquello con la cárcel y me co ntestó que porq ue no sabía n q u e era un cam peón del m u ndo. Así era como Bo bby había firmado, como campeón del m u ndo. É l sigue creyendo que es cam peón, como si nada hubiese ocu rrido en el ajed rez m u ndial después de aquel match en Reykjavik, hace once a ños. ¿Cuántos matches se ha bía n jugado desde entonces y cuá ntos g ra ndes torneos y pa rtidas ha b ía ganado Anatoli Karpov, el sucesor de Fischer en el trono? ¿Cuá ntas veces Karpov ya ha bía conseg uido defender ese título? ¿Sabrá algo sobre eso Claudia Makarov o q u izás 1 95

crea q u e lo ha resuelto todo con aquellos novecientos dólares que está dando mensualm ente a su prisi onero Robert J a mes Fischer? Lina hizo el cálculo. -¿J uega Bobby Fischer actual mente a l ajed rez? Pregunté eso a Claudia y me d ijo: " N o estoy en situación de contesta r a su pre g u nta". Le preg u nté cuándo iba Bo bby a volver de ese viaje y otra vez d ijo q u e no estaba en situación de contesta rlo. ¿Será esa la razón p o r la q u e m uchos de los am igos de Bobby, q u e q u e ría n encontrarse c o n él, n o esta ba n en situación de verlo en Pasadena? Está bamos bajando por u na g ran avenida hacia el centro de Pasad e na y aparcamos el coche dela nte de una gran edificación que pertenecía a la secta " La I g l esia de Dios". Fuentes en el patio, parques, silencio. Se ha bían i nvertido m i l lones en este g ra n ed ificio, ante cuya puerta saca mos u n a foto como recuerdo. ¿ Cu ántas veces ha bría pasado Bobby por a l l í? ¿ Qué es lo q ue le impu lsó a ir a l l í y ma rcha rse más tarde? E n la pla nta baja s e encontraba la a d m i n istración. L i n a pregu ntó a u n a oficin ista si pod íamos hacer fotografías del ed ificio y los parq ues que lo rodea ban. -Prim ero tienen que obtener el permiso del depa rtamento de pren­ sa, co ntestó. Llama mos a la extensión 607. A l l í se encontra ba la señora Lorebier que debería da rnos el perm iso pa ra hacer fotog rafías. Pero ¿quién nos iba a dar el perm iso para devolver a Fischer al m u ndo del ajed rez a l que pertenecía? Su bimos a la cuarta pla nta pa ra l l egar hasta la señora Lorebier y en el ascensor Lina me contó cómo se encontró por primera vez con Bobby, cua ndo ten ía d iecisiete años. -¿Cuándo l o h a visto por ú ltima vez? . -En 1 974, cuando vivía en m i casa, en Los Angeles -d ijo Lina-. Más ta rde, cuando l e dije que q u ería vender esa casa, estuvo u n poco decepcionado. Me acuerdo q u e entró en casa y enseguida se d i rigió, esca lera a rriba, a la ha bitación donde había vivido, para verla por ú ltima vez. Se hab ía pasado horas enteras a l l í, a n a l izando pa rtidas de ajedrez. ¿Dónde esta ba n a hora todas aquellas ha bitaciones de los hoteles donde Bobby estuvo prepa ra ndo varia ntes y a n a l iza ndo pa rtidas? Después d e muchas explicaciones, la señora Lorebier nos d i o permiso para filmar la I g l esia de Dios. ¿ Q u é e s lo q u e íba mos a g rabar? E l escenario del protagon ista principal. Lina se acordó que te n íamos que visitar a l Dr. K u m en este edificio. É l d ebería saber a l g o más sobre Bobby. -Buenos d ías, doctor. É stos son n uestros am igos de Yugoslavia. Vin ieron a ve r a Fischer. 1 96

-Ah, yo casi ni me acuerdo de él -dijo el Dr. Ku m-. Sólo sé q u e sigue viéndose con u n ex-m iem bro n u estro. Fischer es también ex-miem bro de esta institución. El Dr. Kum sig uió con su tarea y nosotros nos d ispon íamos a i r a la oficina de correos. Mejor d icho, a las tres oficinas de correos q u e hab ía en Pasadena. E ra fácil reconocerlas a l l í porq ue enci ma d e cada u na ondea la bandera estadou n idense. Pasadena tenía treinta m i l h abitantes. Se oía n campanadas. M i ré hacia un pequeña col i n a . E ntre el verdor, e i l u m i nada por el sol, se veía la casa del señor Armstrong, el d i rigente de la secta. No conocía las razones por las q u e Bobby se había dista nciado de Armstrong, pero a l ver su casa compre n d í q u e vivía en la opu lencia m ientras Bobby ma lvivía desde que ha b ía abandonado aquel g ran piso de siete ha bitaciones que pertenecía a la I g lesia d e Dios. Un año a ntes se jugó en el edificio de la secta, en Pasadena, el cam peonato de Estados U n idos y la gente creía que Bobby q u izás se acercase a l g u n a tarde para ver las partidas. Pero no lo h izo. U n a dijo q ue sólo se había cruzado con a l g ú n ajedrecista en la ca l le, le decía hola de paso y desaparecía rápidamente pa ra no d a rles tiempo a q u e le pregu ntasen algo. Estabámos ya en el ed ificio n uevo de correos. La d i rectora dijo q u e l e había l legado u na ca rta donde pon ía: "Entrega r personalmente a Fischer". En otras ca rtas no ha bía esa advertencia y la d i rectora ahora no sa bía como entrega rle esta carta.

La inútil visita a Pasadena del autor; éste conversa con Lina Grumet, la "mecenas" que tanto apoyó a Fischer. 1 97

Le pregu nté por q u é no la había echado en los buzones de las otras dos oficinas de correos, donde habitu a l m e nte l legaba la corresponden­ cia de Bobby. Dijo que no ten ía la seg u ridad de que fuese a recibirla person a l mente en este caso. ¿Qué es lo que rea lmente ocu rría con las ca rtas que l legaban para Robert Fischer, el ex-campeón del m u ndo? Le escribía la gente de los más d iversos sitios; le preg u ntaban cuá ndo iba a volver a l ajed rez. ¿Cuá ntas cartas de esas recibía Bobby, si rea l mente quería recibi rlas? En una peq ueña oficina de correos del centro de la ci udad, encontra­ mos el apartado d e Fischer y al ofici n ista que trabajaba a l l í desde hacía d i ez años. Dijo q u e Bobby pasaba por a l l í u n a vez cada tres semanas para recoger el correo. La demás correspodencia la recogían otros. M i ré dentro del buzó n . No ha bía n i n g u n a ca rta pa ra Bobby. N os fu imos a la com isa ría de policía. Todo a l l í estaba cerca : correos, la com isa ría y la cárce l . Tam bién estaba allí l a d i rección de la funeraria; pegada al ed ificio de la comisaría. E l pol icía de guardia con una pistola. Lina l e estaba expl ica ndo: los am igos de Fischer que l l eg a ron de Yugoslavia q uerían encontra rlo. No sabíamos dónde vivía. E l pol icía contestó: Puede que esté en a l g ú n torneo. ¿Se refiere a aquel Fischer q u e es ajed recista? a u n q u e supiéramos su d i rección, no podríamos dársela, porq ue eso sería contra rio a las leyes estadouni­ denses. Pero si q u ieren dejar algún mensaje, pueden echar la ca rta en su apartado de correos. Lina explicó al pol icía que esa correspodencia l legaba pocas veces perso n a l mente a Fischer. El escuchaba y después me preg u n ó por q u é estaba g rabando l a conversación. M e q u itó el magnetófono, s e lo l levó a su jefe y volvió. Pensé que iba a ir donde ta mbién estuvo Fisch er, a l a cárce l . Pero, c o n todo, el policía fue ama ble, me devolvió el mag netó­ fo no y d ijo: - Puede g rabar u n a conversación sólo si su i nterlocutor le da permiso. ¿Dónde pod ría estar Fischer? Lina pensaba que q u izás pod ría estar en la b i b l i oteca, porq ue ten ía costum bre de ir a l l í y leer l i b ros de ajed rez. Pero no lo enco ntra mos a l l í. Dicen que el presidente de la F I DE lo estuvo espera ndo dela nte de un cine, pero que no ha bía acudido. No se había encontrado con Karpov, n i con G l igoric, n i con los am igos que l o busca ba n . E l g e n i o del ajed rez vive depen diendo de los dem ás. Ha depositado su l i bertad por completo en las ma nos de u na mujer a la que no le i nteresaba q u e volviese al ajedrez. Esa Claudia probablemente q uería m a ntenerlo lejos del ajed rez, conse rvarlo sólo para ella misma, porque seg u ra m e nte obtenía algún provecho de e l l o. Natura l mente que la c u l pa es de Fischer por no tener fuerzas para escaparse de ese ca utiverio. 1 98

Volvieron a oírse las campanadas en Pasadena. Fischer estaba ocu lto en su escondite, lejos del ajedrez y del m u ndo. C la u d i a iba a recoger al d ía siguiente su correspondencia. Quizás l legue el d ía q u e ya no haya q u i e n escriba a Fischer. H asta la vista, Pasadena. G ood-bye, Bobby . . .

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1 1 Utf-010 STllU, NEW YORK 14, N. Y.

Así escribía Bobby sus partidas. Aquí, la más brillante, contra Dona Id Byrne. 200

1 8. Las m ejores pa rtidas de Fischer seleccio nadas por Ta h l M i h a i l Ta h l h izo especial mente esta selección de las mejores part idas de cada u n o de l os trece cam peones del m u ndo para la co l ección " R eyes del ajedrez". Por tanto, la pala bra corresponde a h ora a Ta h l . * Entonces Fischer tenía sólo trece años. Su adversario setenta y ocho. Se jugaba la 1 1 ronda. Nadie podía imaginarse que al cabo de 16 años ese chico iba a convertir­ se en el campeón del mundo. 1 . A. Swank Defensa siciliana (Campeonato Abierto de EE.UU., Oklahoma, 1 956) 1 . e4, c5; 2 . ·í'le 2 , �e&; 3. b 3 , .� f & ; 4 . ·í'l 1 c 3 , e & ; 5. � b 2 , d5; 6. ·í'lg 3 , .�. d 6 ; 7. � b 5 , 0 - 0 ; 8. 0 d 3 7 , 0le5; 9 . �e2 (innecesaria­ mente, las blancas juegan tres veces seguidas con el alfil), 9 . ... ;'lg 6 ; 1 O. ·í'lb 5 7 , ·í'le4; 1 1 . !,)e4,

de; 1 2 . ·í'ld6, f! d & (después de sólo 12 jugadas las blancas se han quedado sin el peón y no pueden desarrollar), 1 3. g3, e5; 1 4. c 4 , �h3; 1 5 . .I?J.f 1 , �f 1 : 1 6. bl.f 1 : f5; 1 7. 9e2, ·�e7 (el caballo tendría que ir a la casilla d4), 1 8. 0-0-0, ·;)c6; 1 9 . .� c 3 , ·� d4; 20. �d4, ed; ( Ver diagrama) 2 1 . llg 1 , bl.ae8; 22. B ge 1 , bl.e5; 23. d 3 , bl.fe8; 24. fit'd2, ed: 25 . bl.e5, 9e5; 26. ftd3, e e 2 ; 27. bl.d2, e" d 3 ; 28. lld3, Be 1 +; 29. 'i!J c 2 , Be2+ (el camino más senci­ llo hasta la victoria). 30. lld2, bl. d 2 ; 3 1 . �d2, f4!; 3 2 . �d3,

*Nota: Cuando detrás del número de la partida vienen tres puntos, eso significa que el rival de Fischer juega con las negras, mientras un punto sign ifica que el adversario juega con las blancas.

201

.I. W

.l .!

'll! f 7; ll. a l , '&f6 y las blancas no tardarán mucho en abandonar. o : 1.

Tenía solamente trece años Uno diría: las negras sacrifican al peón con tanta efectividad que parece que se trata de un gran maestro e x p erimentado. Pero Fischer todavía era un niño aun­ que tenía un gran talento ...

2 . Ruth Defensa siciliana (Campeonato Abierto de EE.UU., Ok lahoma, 1 956) 1 . e4, c5; 2. e2+; 22. W f 1 . (Pobre rey. Está obligado a pa­ sear por sólo dos casillas). 22 . ... , � c 3 + ; 2 3 . 'ftlg 1 , ab6; 24. 8'b4, Aa4; 2 5 '9b6, 0Jd 1 . (Las blancas ya podían abando­ nar, porque las negras habían ga­ nado bastante material a cambio de la dama sacrificada. Después de mucha agitación, las blancas llegaron a mate.) 26. h3, lj, a 2 ; 27. 'l/ h 2 , 'l) f 2 ; 2 S . .Ue 1 , �e 1 ; 2 9 . ft d S + , � f 8 ; 30. ·0e 1 , � d 5 ; 3 1 . 0>f3, 0Je4; 32. l'it b S , b 5 ; 33. h 4 , h 5 ; 34. 0Je5, ·� g7; 35. Wg 1 , �C5+; 36. 'ftlf 1 , 1'> g 3 + ; 3 7 . 'ftl e 1 , � b 4 + ; 3 S . � d 1 , �b3+; 3 9 . 'li c 1 , 0>e2+;

40. 'li b 1 , c6; 3 . �b5, a & ; 4 . �a4, 0>f6; 5. 0-0, b5; 6. .� b 3 , d6; 7. c3, �g4; S. h 3 , �h5; 9. d 3 , � e 7 ; 1 0. 0J b d 2 , O ­ O; 1 1 . � e 1 , A'd7; 1 2. 0.>df 1 , ·0a 5 ; 1 3 . .�, c 2 , h 6 ; 1 4. g 4 ! , �g6 (no hubiera sido bueno: 14 . ... , ·í)g4; 1 5. hg, 9g4+; 1 6. c3, d5; 3. ·í'\f 3 , d e ; 4. 0l e 4 , 0l f 6 ; 5. ·0f 6 , e f ; 6 . .0. c 4 , �.d6; 7 . ft' e 2 + , 1!1l e 7 ; 8 . e e 7 , '& e 7 ; 9. d 4 , � f 5 ; 1 0. � b 3 , U e 8 ; 1 1 . � e 3 , W f 8 ; 1 2. 0-0-0, ·0d7; 1 3. c4! (a primera vista, las negras no tienen ninguna dificul­ tad, pero Fischer preparaba un golpe en el centro), 1 3 . ... , b!. a d 8 ; 1 4 . .� c 2 , .� c2; 1 5. 'll c 2 , f 5 ; 1 6. bl.he 1 , f4; 1 7 . .Ql.d 2 , ·í'\f6; 1 8. í"l e 5 ! , g5; 1 9. f 3 , 0>h5; 20. •0g4,

29. Ae5! (primero hay que impe­ dir el salto del caballo . . ), 2 9 . ... , 'm h 5 ; 30. '& d 3 , g4; 3 1 . b 4 , a&; 32. a4, gf; 33. g f , 'mh4; 34. b 5 , ab; 35. e & ! . 1 : o. .

Por primera vez contra un campeón Cuando le pedí a T ahl que hi­ ciese una selección de las mejo207

res partidas de los campeones del mundo, escogió, entre las de­ más, esta partida. Euwe ganó a Fischer, pero para éste era el pri­ mer encuentro contra un cam­ peón ... No se produjo la sorpresa de que el chico de 1 4 años ganara al famoso gran maestro. Así y todo, una de las dos partidas ha­ bía terminado empatada.

9. Euwe Defensa nimzoindia (Encuentro amistoso "2 partidas", Nueva York, 1 957) 1 . d4, 0lf6; 2 . c4, e6; 3 . c3, b4; 1 4. 'í'l d 5 , ·í'ld 5 ; 15 . .�. d 5 , .� d5; 1 6. e d , .� g5; 1 7. f(t g 4 , .�f6. (Si 17 . ... , .�e 1: 1 9. na e 1: las negras hubieran tenido una pequeña ven­ taja). 1 8. �e3. Tablas. 0,5 : 0,5.

34. � h 1 , f3; 35. gf, 0f3; 36. fl. d 1 7. (Las blancas tenían un gran 209

Su primer match Pepsi-Cola había organizado el match F i scher-Cardoso. Era el primer match en la carrera de Fischer. V enció con facilidad a su rival 6 : O. É sta fue una de las partidas más bonitas de ese match.

1 2 . ... Cardoso Defensa siciliana (Match de 8 partidas, Nueva York, 1 957) 1. e4, c5; 2. 0!f3, d&; 3. d4, cd; 4. � d 4 , �f6; 5. � c 3 , a6; 6. �c4 (desde sus primeros torneos a Fischer le gustaba esta jugada en la defensa siciliana), 6 . ... , e&; 7. 0 - 0 , �e7. (las negras se compli­ can la vida con 8 . ... , b5; 9. �.b3, b4; 1 O. 0>a4, ·í"le4; 1 1 . f!tf3), 8. �e3, O-O; 9 . �b3, ·í"l c 6 ; 1 O. f4, ·í"la5; 1 1 . 'l!!t f 3 , f§c7; 1 2. g4!, ·í)b3. (Es mejor 1 2 . ... , 0Jc4), 1 3. ab, n b a ; 1 4. g 5 , �d7; 1 5. f 5 ! , ·í"le 5 ; 1 6 . 9 g 3 , �h8. ( Amenaza­ ba 1 7. f6), 1 7. �f3, ·Z'lf 3 + ; 1 8. n t 3 , b 5 ; 1 9. fth4, e f ; 20. ef, t! c 6 ; 2 1 . n at 1 , �.b7; 2 2 . .�. d4. (Ver diagrama) 22 . ... , b4; 23 . .�g7+. (Fi scher se decide por una jugada efectiva y arriesgada. Hubiera sido más se­ guro 23. �h5 junto a g6), 23 . ... , � g 7 ; 24. 'lltt h 6 + , �h8; 2 5 . g 6 , 'ft c 5 + . ( L a s negras tenían q u e ha­ ber jugado 25. ..., fg; 26. fg, 210

llf7!; 2 7 . g f , nf8 y las negras se salvan). 26. n, 1 f2 , fg; 27. fg, � g 5 + ; 2 8 . f!t g 5 , .'!g 5 ; 29. !l. f 8 + , ll f 8 ; 3 0 . b U S + , �g7; 3 1 . g h . 1 : o.

El j u e g o del gato y el ratón El filipino Cardoso se hizo céle­ bre por su famosa v ictoria sobre Bronstein en Portoroz, en 1 958. Pero no fue un buen rival en el match contra Fischer. 1 3 . ... Cardoso Apertura catalana (Sexta partida del match de Nueva York, 1 957) 1 . ·M3 , ·í'lf&; 2. g 3 , d 5 ; 3 . .�.g 2 , � f 5 ; 4. 0-0, e&; 5. d 3 , .'! d6; 6. ·;\bd 2 , h6; 7. e4!, .� g 4. (Si 7 . ... , de; 8. de, 0>e4; 9. 0le4, .�e4; 1 O . '8d4, �f3; 1 1 . 8'g7, llf8; 1 2 . .�.f3.

Si 8 . ... , �e4: 9. 'í)e4, ·í)e4; 1 0. j')d4, 0lc5; 1 1 . b4, seguido de �.b7), 8 . h3, .�f3; 9. 'í)f3, ·;)b d 7 ; 1 0. @ e 2 , d e ; 1 1 . d e , � e 5 ; 1 2. e 5 , 0>d5; 1 3. e4, 0e7; 1 4 . .� d 2 , 0J f 5 . ( A menazaba 1 5. b4 y 1 6. c5), 1 5. 'li h 2 , e 6 ; 1 6. b 4 , �e7; 1 7. � e 3 , g 5 ; 1 S. 0 d 2 , tl e 7 ; 1 9. ()e4, .!lgS. (Naturalmente no 1 9. ... , 0Je5, por 20. f4), 20. e 5 , � f S ; 2 1 . 0Jd6!, b6; 22. 0J f 5 , e f .

B, J. .l

23. e6!, �.f6; 24 . .!lad 1 , 25. n te 1 , 0Jg4+; 26. h g , 27. n d 7 , S' e S ; 2 S . -ª t 7 + , 2 9 . .!ld 1 , .!lg7; 3 0 . .!lg7, 3 1 . gf, lti f S ; 3 2 . e7+. 1 : o.

.l

·;\ e 5 ; �e3; lti e S ; .�g7;

Hazle el juego a tu r i val... En esta ocasión se proclamó, por p r imera v e z , campeón de EE.UU. Jugó la apertura que le gustaba a su rival y ganó.

1 4 . ... Feuerstein Defensa siciliana (Campeonato de EE.UU., Nueva York, 1 957 /58) 1 . e4, e5; 2. 0Jf3, e6; 3. g3, 0Jf6; 4. d 3 , d 5 ; 5. 0ibd2. (Fis­ cher respetaba la regla: juega aquello que tu rival prefiere. A su rival, Feuerstein, le gustaba espe­ cialmente la india del rey inverti­ da. Era lo que le sirvió Fischer). 5 . ... , Ae7; 6. >?l.g2, 0-0; 7. 0-0, ·í:'le 6 ; S. n e 1 , 8 e 7 ; 9 . 9 e 2 , nds; 1 o. e5, 0>eS; 1 1 . e 3 , b5; 1 2. ·í'\f 1 , b4; 1 3 . .�f4, ft'a5; 14 . e4, 0Je7; 1 5 . h4, 9b67; 1 6. h5, b3; 1 7. a3, d e ; 1 S. d e , .�.a6; 1 9. e8; 25. ·í)g4, etc.). 23. 9g5, '� eS; 24. ·;) g4, ·í)f5; 25 . .!lac 1 , f!te7; 26. 0>d2, .!ld4; 27. 0Jb3, ne4; 2S. n ed 1 , na47; 29. ne4, .�. b 5 ; 30. n e 1 , t!!f b 6; 3 1 . -í"�d2, ne4; 3 2 . 0>e4, �d37. (Ofrecí a una mayor resistencia 32 . ... , 9d8), 33. 0>gf6+, 'm h S ; 34. g4!, �e4; 35. >?l. e4, 'í'ld 4 ; 3 6 . ·;)eS, '9 d S. ( E s o debía haberse jugado antes en 36. ... , nea; 37. 1ltf6+ y mate en g7). 37. 'RdS, n d s ; 3S. d 5 , .Ql.d 5 ; 22. e d , 0l e 4 . ( L a amenaza del caballo negro es incómoda). 23. t! e 1 (no se ha podido salvar la torre). 23 . ... , 0> d 2 ; 24. t!t d 2 , 0>d5!; 25. c4 (si 25. i!d5, .!lfd8, las blancas pierden la torre), 25 . ... , be. (ep). o : 1.

1 8. Gligoric Defensa siciliana (Torneo lnterzonal de Portoroz, 1 958) 1 . e4, c5; 2. 0>f3, d6; 3. d4, c d ; 4. 'í)d 4 , 0> f 6 ; 5. 0> c 3 , a6; 6 . � g 5 , e6; 7. f4, �e7; 8 . 9' f 3 , h6; 9. �h4, g5. (Fischer escogió una variante de la defensa sicilia­ na llamada "la tragedia argentina", en recuerdo por la derrota simul­ tánea de tres argentinos, Naj­ dorf, Pilnik y Panno, contra tres soviéticos, Spassky, K eres y Ge­ ller, en Goetheburg, en 1 955). 1 0. f g , 0fd7; 1 1 . 0e6, fe; 1 2. t! h 5 + , 'f/f8.

Las tablas que le dieron el título de gran maestro Se estaba jugando la última ronda en Portoroz. A Fischer le bastaban tablas para clasificarse para el torneo de Candidatos y llegar a ser el gran maestro más joven de la historia. Por eso había preparado algo para su rival Gli­ goric. 214

1 3 . .�b5! (Geller hizo esta jugada contra Panno en Goetheburg, en 1 955. Siguieron: 1 3 . ..., 0le5; 1 4. �g3!. Si 1 3 . ... , t!e8; 1 4. 0-0+, h7; 1 6. l'l.f7+). 'f/g7; 1 5. gh+, 1 3 . ... , l'l.h7!. (Ese era el fruto de muchos análisis hechos por Fis-



cher. Gligoric se quedó muy pen­ s ativo). 1 4. •g6. (Es más fuerte 1 4. 0-0+, igual que en la partida Ne­ deljkovic-Velimirovic, Belgrado, 1 963. 14 . ... , liga; 1 5. g6, -ªg7; 1 6. ¡::J, f 7, �g5?; 1 7. �d7, 1.'Jd7; 1 8. B.af 1 , etc.). 1 4 . ... , .!;!.f7; 1 5. S'h6+, 18ig8; 1 6. f.!J' g 6 + , ,!;!,g7; 1 1. ft'e6+, �hB; 1 8. � d 7 , •;)d 7 ; 1 9. o-o-o, ·oe 5 ; 2 0. 9 d 5 , �g4; 2 1 . .!;!. df 1 , .� g5+; 22. �g5, ftg5+; 23. � b 1 , '8 e 7 ; 24. '8 d 2 , �e6; 2 5 . g 3 , .!;!.d8; 26. B f 4 , 1l!t g 5 ; 27. t!f2, 1/gB; 28. 'ª d 1 , ,!;1,f7; 2 9 . b 3 , ft e 7 ; 30. f'r d 4 , '7)g6; 3 1 . Jj,f7, f U 7 ; 32. �e3. Tablas ... Me dijo: después de esta par­ tida: ·soy el más feliz .. :. 0,5 : 0,5.

El encuentro con Tahl Durante la filmación de la serie televisiva "Los grandes del aje­ drez• me habló sobre su p rimer encuentro con Tahl. Se acordaba de sus grandes ojos negros y de esta partida, que sirvió de marco para el conocimiento de los dos gigantes que más contribuyeron a la gran popularidad del ajedrez en el mundo. 1 9 . ... Tahl Apertura española (Portoroz, 1 958)

1 . e4, e 5 ; 2 . � f 3 , 0l c 6 ; 3. �b5, a6; 4. �a4, ·af6; 5. 0-0, �e7; 6. .!J.e 1 , b5; 7. �. b 3 , 0-0; 8 . h3, d6; 9. c3, 01d7; 1 O. d4, 0>b6; 1 1 . de, ·í"le5; 1 2. 0>e 5 , d e ; 1 3. 8'h5, ft d6; 1 4. 0Jd2, .� e6; 1 5. ·0f 3 , .�. b 3 ; 1 6. a b , 0l d 7 ; 1 7. b 4 , .!J.fdB; 1 8. �g5!, f6. ( S i 1 8 . ... , Ag5; 1 9. 0lg5, 'll!t g 6; y la posición de las blancas es mejor), 1 9 . � e 3 , 'll!t e6; 20. jj,ed 1 , c 5 ; 2 1 . ·oh4, �fa. (Si 2 1 . ... , cb; 22. 01f5l, 22. 0J f 5 , g6; 23. 8' g4, Wf7; 24. 0lh6+, � h 6 ; 25. 'f!te6+, 'lie6; 26. � h 6 , c b ; 27. c b , .!;!.deS. (En 27 . ... , g5; 28. h4), 28. � e 3 , .!J.c4; 29. jj,d2!, .!J.b4; 30 . .!;!.ad 1 , '])fB; 3 1 . jj,d6+, 'lif1; 3 2 . .!J.b61 (con la idea de introducir también la se­ gunda torre en la 61 fila), 32 . ... , jj,b2; 33. jj, 1 d 6 , a 5 ; 34. jj,b7+!, 'ligB; 35. Jj,f6, 1Je8!. (Defiende la casilla e6 para el caballo), 36. Jj,6f7, 0le6; 37. jj, h 7 , a4; 3 8 . jj,a7, .!J. a 8 ! ; 3 9 . bthg7+, WhB; 40 . .!J.h7+, 1/gB; 4 1 . -ªhg7+. Tablas. (Si 41 . ... , 0Jg7; 42. -ªa8+, flf7; 43. -ªa7+, Wf6; 44. h4, �e6 y las blancas, incluso, hubieran podido tener una posición mejor). 0,5 : 0,5.

U n león e n la ratonera Así llamó una revista de aje­ drez lo que le había ocurrido a Reshevsky jugando contra Fis­ cher. A pesar de que se había 215

publicado la misma variante en una revista soviética, Reshevsky cayó en la trampa y su célebre rival se proclamó campeón de EE.UU. por segunda vez. 2 0 . ... Reshevsky Defensa siciliana (Campeonato de EE.UU., Nueva York, 1 958) 1 . e4, eS; 2 . �f3, �e&; 3. d4, ed; 4. ·í"'Jd4, g6; S. 0>e3, �g7; 6 . .� e 3 , 0lf6; 7. Ae4, 0-0; 8. �b3 (Fischer había jugado contra Panno, en Portoroz, 8. f3, 'f!!r b 6), 8 . ... , 0>aS7; 9. e S I , �e87 (y si 9 . ... , 0lh5, las negras pierden la pieza 1 0. g4).

l. .i. 11' 4) .1 9 .l J. l .l .l .i. .l .l



--

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capturada. L a situación era un poco tragicómica. Reshevsky po· dí a haber abandonado en la juga· da 1 1 . Sin embargo, siguió jugan­ do). 1 1 . ... , de. (Naturalmente no 1 1 . ... , We6; 1 2. 9' d5+, Wf5; 1 3. g4+, �g4; 1 4. Zlg 1 , con mate). 1 2. �d8, �e&. (Las negras se seguían resistiendo, queriendo evitar la miniatura, pero el resto era cuestión de la técnica brillante de Fischer). 1 3. 9 d 2 , �eS; 1 4. 0-0, ·0>d6; 1 S. J�.f4, ·í)e4; 1 6. 'f!!r e 2 , .� f4; 1 7. 9 e 4 , �g7; 1 8. 0>e4, �e7; 1 9. ·l)e S , 1l f&; 20. e 3 , e S ; 2 1 . Zlad 1 , 0J d 8 ; 22. 0>d7, Zl e & ; 23. fth4, Zle6; 24. 0>eS, Zlf6; 25. �e4, Zlf4; 26. fJe7, IH7; 27. fta3, 0Je6; 28. �d6, �d6; 29. Zl d 6 , .�f S ; 30. b4, Zlff8; 3 1 . b5, 0ld8; 3 2 . Zld5, �f7; 3 3. Zl e5, a&; 34. b 6 , �e4; 3 5 . Zle 1 , �e&; 36. Zlc6!, b e ; 37. b7, Zlab8; 38 . '9a6, � d 8 ; 39. Zlb 1 , lJ.f7; 40. h3, Zl7b7; 4 1 . lJ.b7, !l.b7; 42. 'f!!r a 8. 1 : o.

El k.o. llegó al final 1 0. �f7+!. (Se pueden imaginar el aspecto que presentaba R eshev­ sky cuando su más joven adver­ sario le sirvió este sacrificio). 1 O. .. , 9ljf7 (si 1 O . . , 1l f7, o Wh8, las blancas capturan la dama con 1 1 . 0>e6), 1 1 . �e&!. (La dama está .

216

.

.

No es suficiente con que el rival aguantase la lucha con é xito durante cuatro horas y casi cua­ renta jugadas. En el final, la pareja de alfiles de Fischer le dejó fuera de combate de un modo eficaz y poco usual.

2 1 . ... Schocron Apertura Española (Torneo de Mar del Plata, 1 959) 1 . e 4 , e 5 ; 2 . ·0f 3 , ·l"i c 6 ; 3. �b5, a & ; 4 . .�a4, 0lf6; 5. 0-0, .� e 7 ; 6. A e 1 , b5; 7 . .� b 3 , d 6 ; 8 . c 3 , 0-0; 9 . h 3 , �a5; 1 O. � c 2 , c 5 ; 1 1 . d4, tilt c 7 ; 1 2. ·0lb d 2 , QJ.d7; 1 3 . 0lf 1 , A f e 8 ; 1 4. ·l"ie 3 , g6; 1 5. d e , d e ; 1 6. ·0h 2 , .ld. a d 8 ; 1 1. tl!t f 3 , � e & ; 1 8 . .;, 2g4, 0Jg4; 1 9. h g , � e & ; 20. g 5 , 0l c 4 . ( S i 20 . ... , � g 5 ; 2 1 . ·.��d5). 2 1 . 0>g4, �g4. (las negras se ven obligadas a cambiar el incómodo caballo que iba a ocu­ par la casilla f6), 22. tlg4, 0Jb6; 2 3. g 3. (Se prepara la llegada de la torre a la columna h), 23 . ... , c4; 24. �g2, 0ld7; 2 5 . l'l. h 1 , 0J f 8 ; 26. b4, @e&. (Si 26 . ... , c b ; (ep) 27. Ab3, fltc3; 28. �e3 y la pareja de alfiles de las blancas alcanza­ ría la máxima importancia). 27. � e 2 , a5; 28. ba, e a & ; 29. � e 3 , �a5; 30. a4, i"la8; 3 1 . ab, . . .

(Si 3 1 . ... , •a 1 ; 3 2 . bl.a 1 , bl.a 1 ; 33. 9c4 y deciden los peones libres de las blancas). 32. l'l. hb 1 , 1!\\' c & ; 33. bl. b 6 , 9 c 7 ; 34. bl.ba6, bl.a6; 35. bl.a6, i"lc8; 36. � g 4 , 0Je6; 37 . .�.a4, i"lb8; 38. i"lc6, f!t'd8; 39. � e & , S eS; 40. A d7!. ( É sa ha sido la finalidad de la com­ binación. Si las negras juegan 40 . ... , '9d7; 4 1 . i"lg6+ y pierden la dama). 1 : o.

Las negras s a c rifican dos calidades Primero un sacrificio inespera­ do de calidad para permitir el avance de un peón libre y más tarde otro sacrificio de calidad. Todo estaba acabado. Pilnik cre­ yó que todo estaba en orden, pero la posición ocultaba sus se­ cretos. 22. Pilnik Defensa siciliana (Mar del Plata, 1 959)

3 1 . ... , 'el b 5 .

1 . e 4 , c5; 2 . ·:2Jf 3 , d6; 3. d4, cd; 4. 0>d4, •i)f6; 5. ·0l c 3 , a&; 6. �e2, e5; 7. 0lb3, {!J.e7; 8 . 0-0, 0-0; 9 . � e 3 , �e&; 1 0. f3, tlc7; 1 1 . fte 1 , ·L)bd7; 1 2. ,!':i d 1 , b5; 13 . .lj, d 2 , 0lb6; 1 4. e t 2 , .lj,ab8; 15 . .�b6, ,!':ib6; 1 6. ·í"l d 5 , ·í)d5; 1 7. e d 5 , .i\d7; 1 8. f4, .� f6; 1 9. c3, l'l.6b8; 20. fe, {!J.e5. 217

(No sólo sucedió que las blancas no obtenían ventaja en la apertu­ ra, sino que, además, tenían peor posición. Las negras tenían la pa­ reja de alfiles y un juego más cómodo). 2 1 . ·0Jd4, g6; 22. a3, a5; 2 3 . �h 1 , b4. (las blancas n o hacen nada y lo pagarán caro. Las ne­ gras inician un ataque menor). 24. cb, ab; 25. bl.c2, 9'b6; 2 6 . ·í'lc6.

.l W

J.

J.

Avanza l a infantería Todo estaba tan fácil y senci­ llo. La infanterí a blanca avanzab a hacía el rey negro, que se encon­ tró practicamente ahogado. Eso le permitió a F ischer efectuar el golpe final, sac rificando la dama . 23 . . . . Pilnik Defensa siciliana (Mar del Plata, 1 959) 1 . e4, c5; 2. ·í"lf3 , 0lc6; 3. d4, c d ; 4. 11d4, ·�f6; 5. ·í)c 3 , d6; 6. Ac4, e&; 7 . .� b3 , Ae7; 8. 0-0, 0-0; 9 . �.e 3 , ,(!.,d7; 1 0. f4, 0ld4; 1 1 . .�d4, .� c 6 ; 1 2. � e 2 , 'Aa5; 1 3 . f5, e5; 1 4 . .�.f 2 , .�. d 8 ; 1 5. 1lad 1 , Ab6; 1 6. g4. (las blancas ponen en movimiento su infan­ tería que deci dirá más tarde la batalla. Si 1 6. -ª d6, .�f2+; 1 7 . bl.f2, 1lad8 y las negras tienen un buen juego).

26 . ... , ba; 27. r;tb6 (si 27. 0Jb8, �f2; 28. bl.f2, a2; 29. bl.f 1 , �f5; 30. bl.2c 1 , bl.b8 y las blancas no tienen ninguna esperanza). 27 . ... , bl.b6; 28. ba, bl.a8; 29. ·í"le5, de; 30. bl.c3, bl.b2; 3 1 . bl.c7, .C\ f5; 32. g4, .�e4+; 3 3. .�f3, .� d3; 34. d6, bl. d 8 ; 35. bl.e 1 , i;1d6; 36. bl.e5, bl.f6; 37. bl.e3, bl.f3; 38. bl.f3, .�. e 4 ; 39. bl.f7, bl. f 2 ; 40. bl.f8+, �g7. o : 1.

;¡ . 1 6 . ... , h6;

218

1 7 . h 4 , ·;\h7;

1 8.

A d 3 , � h 8 ; 1 9. g 5 , .�d4 ( 1 9 . ... , hg; 20. hg, ·0l g5; 2 1 . �h5+, ·;)h7; 22. �h3 y gana). 20. W h 2 , �b5; 2 1 . ·;)b 5 , "ªb5; 22. c 3 , � f 2 ; 2 3 . A f 2 , t!!t b &; 2 4 . .!'l g 2 . (Ver diagrama anterior) 24 . ... , d5; 25. � d 5 , � a d 8 ; � h 5 , g6; 27. S'h6; ,!:}, d 5 ; ed5, e4; 29. bidg3, ft d & ; h5, .!'lg8; 3 1 . hg6, fg; 32. � d 5 ; 33. 8'h7+. 1 : o.

26. 28. 30. f&,

La serena jugada de torre En la siguiente partida el sacri­ ficio del alfil produce el efecto de un trueno. Pero fue una jugada serena con la torre (23 . .!'lf 1 ), la que puso de manifiesto toda la fuerza de un verdadero talento como el de Fischer. 24 . ... Cooper Defensa siciliana (Torneo de Zurich, 1 959) 1. e4, c 5 ; 2. 0>f3, ·í"'lc & ; 3. d4, c d ; 4. ·í"'l d4, ·�f6; 5. ·i) c 3 , d 6 ; 6. .� c 4 , e&; 7 . .QJ. b 3 , �e7; 8 . 0-0, ·0d 4 ; 9 . 'fllr d4, 0-0; 1 o. 'll h 1 b6; 1 1 . f4, .�. b7; 1 2. f5, e 5 ; 1 3. � d 3 , h67. (Lo correcto es 1 3 . ... , ,!:},c8). 1 4. .!:!. f 3 , bl. c 8 ; 1 5. l'lh3, 'iflh7; 1 6. A e 3 , e-d7; 1 7. ·í"'l d5!, .� d 5 ; 1 8 . � d 5 , ·í)d 5 ; 1 9. ed, .� f6. 1

20. Ah&!. (Una tormenta anuncia­ da), 2 0 . ... , gh; 2 1 . '9 e 3 , Ag7; 22. f & ! , l'lh8; 23. bl.f 1 ! (esto es mucho mejor que 23. fg, Wg7; y el peón h6 está defendido). 23 . ... , fll b5; 24. t!!t f 3 , .!'lc4; 25. �f5+. 1 : o.

Una partida para la Historia É sta fue su primera v ictoria contra los grandes maestros so­ viéticos. Esta partida, que entró en la historia del ajedrez, fue ma­ ratoniana. Reune la brillante técni­ ca del futuro campeón del mundo y su gran deseo de ganar. Pasé cinco horas junto a la mesa donde jugaban y me parec í a que se tra­ taba de todo un drama ajedrecís­ tico. El derrotado resultó ser un hombre que, a sus cuarenta años, era uno de los mejores jugadores 219

del mundo. Probablemente sea él quien mejor conozca las apertu­ ras españolas. 25 . ... Keres Apertura española (Torneo de Zurich, 1 959) 1. e 4 , e5; 2 . � f 3 , 0Jc6; 3. � b 5 , a6; 4. �a4, ·l) f6; 5. 0-0, .� e7; 6 . bl.e 1 , b 5 ; 7. � b 3 , 0-0; 8 . c 3 , d6; 9. h 3 , 0l a 5 ; 1 O. � c 2 , c 5 ; 1 1 . d4, fh c 7 ; 1 2. 0lbd2, c d ; 1 3. c d , �b7; 1 4. 'í)f 1 , bl. a c 8 ; 1 5 . .� d 3 , ·0lc 6 ; 1 6. 0le3, bl.fe8 ( s i 1 6 . ... , 0>d4; 1 7 . 0Jd4, ed; 1 8. ·í)f5! o 1 6. ... , ·í:'lb4; 1 7 . .�b 1 , �.e4; 1 8 . .�.e4, ·i)e4; 1 9. a3, 0Jc6; 20. 0>d5!). 1 7. ·í)f 5 , �. f 8 ; 1 8. �g5, 0ld7; 1 9. bl.c 1 , t!tb8; 20. �b 1 , ·0d 4 ; 2 1 . ·í'\3d4, lic 1 ; 2 2 . .�e 1 : e d.

ff .!

.i.

.!

I .i. W • .l .! .! .! J. .a

d 1 .

w .1. .1.

ii

.1.

.1.



26. Tahl Defensa siciliana (Torneo de Zurich, 1 959) 1. e 4 , c 5 ; 2 . ·í:'>f 3 , d6; 3. d4, c d ; 4 . ·í'ld4, ·í)f6; 5. 'l) c 3 , a&; 6. 0.g 5 , e&; 7. f4, .Q.J.e7; 8. f!t f 3 , 3 c 7 ; 9. 0 - 0 - 0 , ·l)bd7; 1 0. � g 3 , h&; 1 1 . A h 4 , rl.g8; 1 2. A e 2 , g5; 1 3. fg: ·í'le5!. (Las negras desarrollaban sus piezas sin preocuparse por el p eón). 1 4 . g6!. (Chocaron dos héroes.

33 . ... , \tlf8; 34. h4!, �a4; 35. ·l) c3. Tablas ... 0,5 : 0,5. Las negras estuvieron obligadas a repetir la jugada porque si 36 . ... , Ab3; 37. Ad 1 !. A demás, no debían permitir Wc2 pues el alfil resultaría capturado.

221

La jugada oculta d e l alfil blanco

negras). 31 . ... .!la 1 : 32. n a 1 : d 2 , ·0 d4; 20. fte4.

D e l a defensa al ataque

El rey negro no estaba defen­ dido. Parecía que las blancas iban a asestarle un golpe peligroso. Pero el rey se convierte de pron­ to en una pieza activa y, final­ mente, mate al rey blanco. 32. Bazan

Defensa Ragozin (Mar del Plata, 1 960) 1. ·013, ·í)f 6 ; 2. e4, e&; 3. ·í)e3, d 5 ; 4. d4, �b4; 5. e d , e d ; 6 . .QJ. g 5 , h 6 ; 7 . .�.h4, e S ; S. e 3 , ·í) e6; 9. � e 2 , g 5 ; 1 o. � g 3 , cí)e4; 1 1 . ll e 1 , 'fl!:t a 5 ; 1 2. 0-0. (Las blan­

cas sacrifican un peón para desa­ rrollar con mayor rapidez), 1 2 . ... ,

.� e 3 ; 1 3. be, ·í"le 3 ; 1 4. 'fl!:te 1 , ·0e2+; 1 5. tte2, e4; 1 6. e4. (Las

blancas quieren aprovechar la po226

2 0 . ... , 'fl!:tf4!. (Muy buena e x hibi­ ción porque en 2 1 . 1ltf4, sigue ·í)e2+). 21 . .l::t e 4, f!te4; 22. 0le4,

·L'le 2 + ; 23. W h 1 , c�d 7 ; 24. Zl e 1 , W f S ! ; 2 5 . 0>f6. ( S i 26. lle2, .�.b5). 25 . ... , � b 5 ; 26 . .Q b 4 , � a & ; 27. ·0d 7 + , V!J e 7 . (Naturalmente no 27.

... , Wg7; 28. llg4+, V!Jh7; 29. ·L'lf6, mate). 2S. 0>e5, Zl h e S ; 29. 0Ja6, V!J d 6 ! . (Las negras encuentran la mejor manera de conservar la ventaja material. La doble amena ­ za ';)g3+ y ba, no podían parar­ las). 30. �b7, ·0! g 3 + ; 3 1 . hg , .Qe 1 + ; 3 2 . V!Jh2, ll S e S ; 3 3 . ¡j, f 7 , .!::t S e 1 . o : 1.

Golpe t á c t i c o

Fischer encontró el modo de c onseguir ventaja contra el bri­ llante teórico Vejd. Capturó un peón y después destrozó a su rival con un golpe táctico. 3 3 . ... V e j d

Apertura española (Buenos Aires, 1 960) 1 . e4, e5; 2. ·i'l f 3 , ·.0 c 6 ; 3 . .Ql. b5, a6; 4 . .'??. a4, (l)f6; 5. 0-0, .C!J. e1; 6 . U e 1 , b 5 ; 7 . .Ql. b 3 , 0-0; 8. c 3 , d 6 ; 9. h 3 , � d 7 ; 1 0. d4, .!"l. e 8 ; 1 1 . :.'i b d2, (en la partida contra Ke­

res, en el torneo de candidatos de 1 959, Smyslov había jugado: 1 1 . a4, .Q.1.b7; 1 2. de, ·.0e5; 1 3. ab, ;�: f3+; 1 4. �f3, ab; con el juego igualado). 1 1 . ... , .Ql. f 8 ; 1 2. d5, '.0e7; 1 3. ,:-1 f 1 , g 6 ; 1 4. c4, .Q.1. g 7 ; 1 5. c5, .:'lh5; 1 6. a4!, d e ; 1 7 . ab, ,Q.1. b 7 ; 1 8. b a , .� a 6 ; 1 9 . .Q.1.e 3 , c 4 ; 20. 1. a 4 , .Q.1. b 5 ; 2 1 . ,Q.1. b 5 , ftb5; 22. � c 2. (¿Qué es lo que consiguie­

ron las blancas en la apertura? Debilitaron los peones negros y obtuvieron una posición mejor).

22 . ... , f5; 2 3 . .!"l.a8, bl,a8; 24. g4!. (La jugada demuestra que

Fischer comprendí a la posición). (Ver diagrama)

2 4 . ... , fe; 25. �e4, .;¡ f 6 ; 26. t1Ie5, �d5; 27. tl1te7, f®'f3; 28. i'!i e6+, Wh8; 29. �d4, klf8; 30. � e 3 , �b7; 3 1 . �c4 (amenaza �e7). 31 . ... , 'D d 5 ; 32 . .IJ. b 3 ,

w a

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1

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.i. .! .l B. .l .! •

ji ji 'ª é � ii & ��

·0 b 6 ; 3 3 . .�. g 7 + , W g 7 , 3 4 . fird4+, WJ g 8 ; 35. 0Je3, .!"l. f 7 (si 35.

... , f!!t f 3; 36. ·í"'f5!, con la amenaza 37. ·i)h6 mate). 36. g5, h5 (ame­ nazaba 37. ·.0g4. Tampoco en esta ocasión iría 36. ... , flff3; 37. ·.0g4, f!!t b 3; 38. ·i'lh6+, �f8; 39. t\\J d8, Wg7; 40. �g8 mate). 37 . .!"l.d3, $' f 3 ; 38. ·l'>g 4 ! , hg; % H 3 , gf; 40. 1!!'t e 4, � g 7 ; ftf e 5 + , Wl g 8 ; 42. h4, �h7; b4, •í' e 5 ; 9 . .�e2, (ahora amenazaba e"d4). 9 . ... , �c5 (9 . ... , a6; 1 O. �d4, d6; 1 1 . 0-0-0, ab; 1 2. �.e5). 1 O. �e5, trfe5; 1 1 . f4, ftb8; 1 2. e5, (Tahl entró en dificultades muy pronto por su tibia apertura).

1 9 . ... , hg. (Si 1 9 . ... , ·0e7; 20. 'fJ.e7, rt!Je7; 2 1 . flrb7+, etc., o 1 9 . ... , 0Jf6; 20. eb7, bl.e8; 2 1 . rie8+, ·;)e8; 22. bl.e 1 , @f6; 23. eca, etc.). 20. �b7!, hg!; 2 1 . �g3, .UdS; 22. 'lll b 4+. 1 : o.

1 2 . ... , a6; 1 3. ef, ab; 1 4. f g , bl. g 8 ; 1 5. 0l e 4 , .IJJ. e 7 ; 1 6. t!ll' d4, �a4 ( 1 6 . ... , 'ff!t c 7; 1 7. �d3). 1 1. ·í"lf 6 + , .Cl.l f 6 ; 1 8. et6, tlt c 7 ; 1 9 . 0 - 0 - 0 , 'fJ. a 2 ; 20. lltib 1 , 'fJ. a 6 ,

( 2 0. ... , � a 5 ; 2 1 . b 3 ) . 2 1 . .�. b 5 , bl. b 6 ( s i 2 1 . ... , 'fJ. a 5 no está bien 22. tth6?, 'fJ.b5; 23. t!!l h 7, 'fJ.b2+; 24. �b2, 'A'b6+; 25. �c 1 , fte3+; 26. bl.d2, fta3+; 27. �d 1 , ftf3+!. S i 2 1 . ... , 'fJ.a5; 22. c 4 como indicó T ahl). 22 . .Cll. d 3 , e5.

La primera v i c toria contra Tahl

1

.i.

.l � .l

Todo estaba de gala. Bobby se puso también el traje negro de gala y celebró la gran v ictoria...

w a

J.

43 . ... Tahl

Defensa siciliana (Bied, 1 96 1 ) 1 . e4, c 5 ; 2 . '7"'Jf 3 , 0> c 6 ; 3 . d4, c d ; 4. '0d4, e 6 ; 5 . 0> c 3 , �c7; 6 . g 3 , 0Jf6, (hubiera sido necesario

jugar anteriormente 6 . ... , a6). 7. 0>db5, f11t' b 8 , (7 . ... , t!ta5; 8.



1-



ii ii � li

J. .l ii .l tt ii

ii

ii .i

2 3 . fe:! (23. ;!e5+, tle5; 24. fe, 235

Xlg7). 23 . ... , Xlf&; 24. ef, f�Ñ e 5 ; 2 5 . .� h 7 , �· g 5 ; 2& . .�gs, f�Ñ f & ; 27. Xl hf 1 , � g 7 ; 2S. ,í:!l.f7+, � d S ; 29 . .�. e6, � h 6 ; 30. >J¡, d7, .í:!l. d 7 ; 3 1 . IJ. f 7 , 'll\l h 2 ; 3 2 . b!. d d 7 + , 'i$.i' e S ; 3 3 . bl d e 7 + , � d S ; 34. b!. d 7 + , � e S ; 3 5 . ZJ. e 7 + , W d S ; 3 6 . .1J f d 7 + , Wj e S ; 37. Xl d 1 , b 5 ; 3S. Xl b 7 , �h5; 39. g4, f!r h 3 , (39 . ... , 9g4; 40. b!.h 1 , 1l!ld4; 4 1 . b!.h8+, S'h8; 42. bl.b8+). 40. 42 . 44. 46.

g 5 , @f3; 4 1 . b!.e 1 + , �fS; .!3.b5, Wg7; 43. bl. b & , � g 3 ; b!. d 1 , 'll e 7 ; 4 5 . .!3. d d 6 , ft e S ; b 3 , � h 7 ; 4 7. b!.a6, las negras

abandonan y ésta es la primera v ictoria de Fischer sobre T ah l. 1 : o.

Sólo una derrota

.!3. d S ; 1 5 . ft e 4 , b 5 , (si 1 5 . ... , 0-0;

1 6 . .í:!l d 3, g6; 1 7. h4 y las blancas atacan con fuerza). 1 6. .� d 3 , a 5 (las negras tienen que hacer algo en el flanco de dama).

1 7. e3, e d & ; 1 S. g3, b4; 1 9. e4, 'í"l f6; 20. f�Ñ e 5 , e57, (mejor hu­

biera sido 20 . ... , 'f!'!l'eS; 2 1 . de, c�d7; 22. f4, 'í'>cS; con el juego igualado. Claro que no estaría bien 20 . ... , !td4; 2 1 . tla5 y las blancas tendrían mejores oportu­ nidades). 2 1 . � g 5 ! , h6; 22. 9e5 (si 22. �g7, i!'Je7! y se crearía una ame­ naza molesta con b!.dg8). 22 . ... , ges; 23. d e , We7; 24. e&, bld&; 2 5 . l:':l. he 1 , .!3.e6; 26. b:l. e 5 , .!3. a S ; 27. �e4. (En esta

posición Fischer rechazó las ta­ blas y ya en la jugada siguiente Petrosian se equivocó).

La posición de las negras esta­ ba casi igualada. Pero era sufi­ ciente una sola jugada imprecisa para que Fischer aprovechase la oportunidad con la precisión de una máquina.

44 . ... Petrosian

Defensa Caro-Kann (Bied, 1 96 1 )

1 . e 4 , e & ; 2 . d4, d 5 ; 3 . •í"l e3, d e ; 4. '� e4, ·0J d 7 ; 5 . 0l f 3 , '7"> g f 6 ; 6. ·Z'lf 6 , '0f 6 ; 7 . �. e4, .Q:>.f 5 ; S. �e2, e & ; 9 . .�g5, .�g 4 ; 1 0. 0-0-0, .í:!l. e 7 ; 1 1 . h3, .í?i.f 3 ; 1 2. 'fllt f 3 , ·0d 5 ; 1 3. � e 7 , f!1 e 7 ; 1 4. \'lll b 1 , 236

2 7 . ... , b!. d & (mejor hubiera sido 27 . ... , c;�e4). 2S . .�aS!. (Parece que Petrosian contaba con la va-

riante 28. b!.d6, 'l/d6; 29. ble6+, fe; 30. .Q/.a8, Wc5; 3 1 . b3, ·�d7; 32. �c2, Wld4 y las negras tendrí an la compensación por el peón). 2 8 . ... , [;!.d 1 +; 2 9. W e 2 , rif 1 ; 30. l!.aS, !l. f2+; 3 1 . 'l/b3, [;!. h2 ; 3 2 . e S , � d 8 ; 33. [;!.bS!, l!.h3; 34. l!.b8+, 'bic7; 3S. [;!.b7+, l!!!' c 6 7 , (si 35. ... , Wc8; 36. l!.f7, l!.g3+; 37. 'l/b4 y las negras no tendrían sal­ vación. Pero así las negras entran directamente en la red de mate, porque . ) 36. We4!. 1 : o. .

.

variante: 1 5. ... , 0>e4; 1 6. l!.e4, {!J.f3; 1 7. 9f3, .(1l.f6; 1 8. ·0c3, b4; 1 9. .�b2, be; 20. .Q/.c3, Ac3; 2 1 . '9c3 y l a ventaja sería de las blancas). 1 6. f 3 , e b ; 20. a b , 9e7; 2 1 . � e 3 , .Q/. e 3 ; 22. !!.e2, b4; 23. �d4, l.lfe8; 24. 0fS, 0Jb7; 2S. �d4, g6; 26. ·í)h 6 + , �f8; 27. l!. e 1 , [;!. a e 8 ; 28. .(?l. d 3 , 9 a S ; 29. l!. e e 2 , ·í)eS; 30. � f 1 , 0>eS (el sacrificio del peón para desarrollar las piezas). 3 1 . �e3, be; 32. l!. e 3 , 'l/g7; 33. 0Jg4, 0>g4; 34. t!g4, b!. b 8 ; 3S. [;!.f3, 0le4; 36. f!tf4, f5; 37. [;!. e 3 , b!.e5; 38. l!.e6!, -ª b e S .

Duelo entre dos héroes Dos grandes luchadores, Fis­ cher y K orchnoi, se encontraron por primera vez en 1 962 y juga­ ron una partida agitada. Korchnoi tenía un gran deseo de jugar el match contra Fischer en 1 975, pero Karpov se lo impidió.

4S . ... Korchnoi Apertura española (Estocolmo, 1 962) 1 . e4, e S ; 2. 0!f3, � e & ; 3. � b S , a&; 4. � a 4 , 1'lf6; S. 0 - 0 , �e7; 6 . l!. e 1 , bS; 7. �.b 3 , 0-0; 8 . e 3 , d 6 ; 9 . d4, {!J.g4; 1 O. A e 3 , e d , (si 1 O. . , �e4; 1 1 . {!J.d5, 9d7; 1 2. �e4, d5; 1 3. �h7+, lt'ih7; 1 4. de). 1 1 . e d , �aS; 1 2 . � e 2 , ·� e4; 1 3. � e 1 , e S ; 1 4. b 3 , 0l a S ; 1 S. dS!, 0ld7!. (Fischer menciona aquí la .

.

39. nd&!, t!!t a 1 , ( claro q u e des­ pués de 39 . ... , 0ld6 seguirí a 40. ne5). 40. na&, '!'!!t d 4 ; 41 . .!l d 3 , '9b2; 42. d 6 , gS; 43. '9 e 3 , f4; 44. '9a7+. Las negras abandonan. 1 : o.

237

Nueva vida para una vieja idea A Bobby le gusta buscar las partidas olvidadas por los viejos libros de ajedrez y darles anueva v ida". Ocurrió también así en la siguiente partida ...

bl. d 5 , S' h 8 . (la pOSICIOn de las negras parece realmente triste. La ventaja de las blancas es tan grande que sólo se estaba espe­ rando la ejecución). 3 1 . a3, h6; 32. gh, !'lth6 (si 32 . ... , �h4; 33. 0>g6, fg; 34. 9g4 y ganaría). 33. h51, �g5.

46 . ... Bolbochan Defensa siciliana (Estocolmo, 1 962) 1 . e4, c5; 2 . ·!J f 3 , d6; 3. d4, c d ; 4. 0>d4, 'M 6; 5. 0>c3, a6; 6. h3, ·;'\¡c 6 ; 7 . g41 (Fischer encontró esta idea en una partida olvidada Freire-Rossolimo, La Coruña, 1 95 1 , y l e d i o nueva vida). 7 . ... , 0>d4; 8 . 1m'd4, e5; 9. '8 d 3 , {! e 7 ; 1 0. g 5 , 0J d 7 ; 1 1 . {! e 3 , ·� c 5 ; 1 2. 9' d 2 , {! e 6 ; 1 3. 0-0-0, 0-0; 1 4. f3, bl.c8; 1 5. 'iti b 1 , 0Jd7; 1 6. h 4 , b 5 (en este tipo de posi­ ciones no hay tiempo para espe­ rar. Habitualmente gana el que consiga t omar la iniciativa). 1 7. � h 3 , {! h 3 ; 1 8. bl.h3, 0lb6; 1 9. � b 6 , � b 6 ; 20. 0>d5 (el caballo blanco ha conquistado una casilla dominante). 2 0 . ... , '9 d 8 ; 2 1 . f4 (claro que no 2 1 . 0>e7, ee7; 22. '8d6?, bl.cd8 y las blancas perderían). 2 1 . ... , ef; 22. '9f4, 'f!!' d7; 2 3 . 'fll' f 5 1 , bl. c d 8 (si 23 . ... , S'f5 natu­ ralmente las blancas hubieran ju­ gado 24. 0>e7+ y después captu­ rad an la dama). 24. bl.a3, �a7; 25. bl.c31, g6; 26. 1m'g4, � d 7 ; 27. @f3, '8e6; 2 8 . bl. c 7 , bl. d e 8 ; 29. 'M4, '8e5; 30. 238

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34. h g l , fg (si 34 . ... , {!f4; 35. gf+, bl.f7; 36. bl.f7, Wlf7; 37. bl.f5+). 35. '8b3, bl.f4 (si 35. ... , �h8; 36. 0>g6+). 36. ª e 5 + , �f8; 37. bl.e8+. 1 : o.

En siete minutos

A veces es necesario jugar arriesgadamente para conseguir la v ictoria. Así hizo Fischer con­ tra Bilek, que cayó en la variante preparada. Fischer necesitó sólo siete minutos para la partida,

mientras su rival no tuvo sufi­ ciente ni con dos horas y media. 47. Bilek Defensa siciliana (Estocolmo, 1 962) 1 . e4, eS; 2 . 0lf3, d6; 3. d4, c d ; 4. 0Jd4, ·í}f6; 5. 0l c 3 , a6; 6 . .QJ. g 5 , e6; 7. f4, ftb6; 8. ft d 2 , � b 2 ; 9 . .!J.b 1 , 9 a 3 ; 1 0. e5, d e ; 1 1 . fe, 0J f d 7 ; 1 2. � c 4 , � e 7 ; 1 3. �e6, 0-0; 1 4. 0-0, � g 5 ; 1 5. ft g 5 , h6. (No estaría bien: 1 5. ... , ec3; 1 6. 0>f5, &es; 1 7 . .!J.ae 1 , 1l:Jb2; 1 8. ·iJ h6+, Wh8; 1 9. -Df7+, .IJ.f7; 20. O'd8+ y ganaría). 1 6. 1!!J h47 (sería mejor 1 6. O'h5, fe; 1 7. �e6, 'Ac3; 1 8. d4, 0lc6; 7. 0Jc6, be; 8. ·í}c 3 , 'ªb8; 9. f4, �e7; 1 0. '8f2, d5; 1 1 . � e 3 ! , 1'id7; 1 2. 0-0-0, O­ O ; 1 3. g4, �b4; 1 4. 0>e2, 0lb6; 1 5. 0ld4, 'BeS; 1 6. c 3 , �>e7; 1 7. f 5 , c 5 ; 1 8. 0>b5, d4; 1 9. �f4 (no 1 9. cd, cd; 20. 0Jd4, 9a4. Si 20 . Ad4, ftc6+). 1 9. ... , d e (mejor 1 9. ... , �b7). 20. 0l c 3 , 1'!a4!.

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239

2 1 . .QJ. b S ! , 'ª b S ; 2 2 . •:\ a4, .!l b 4 ; 23. •:\c 3 , .Ql. b 7 ; 24. llhe 1 , \ll!l h 8 ; 2 S . f&, .�d 8 ; 2 6 . � g S , IJ. d 4 (amenazaba 27. ll d 8 y fg+). 2 7. fg + , \.49' g 7 ; 28 . .�f&+, � g 8 ; 2 9 . ft h 4 , .!l d 1 + ; 3 0 . '& d 1 . 1 : o.

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E s p e c t á c ulo televisivo Fischer jugó una partida tele­ visada con su e x -ayudante Lar­ sen, en 1 962. Eso fue un auténti­ co espectáculo para el gran públi­ co de la t elevisión.

49. Larsen Apertura Bird (Copenhague, 1 962) 1 . f4, ·/)f 6 ; 2 . 0lf3, g & ; 3. d 3 , d S ; 4 . ·í)b d 2 , d 4 ; S. c 3 , d e . (No estaría bien 5 . ... , c5; 6. cd, cd; 7. fta4+ , etc.). 6. be, 0JdS; 7. fh4+, ·/)c 6 ; 8. ·0 e S ! , � g 7 , (naturalmente no continuaría 8. ..., �c3; 9. S'c4, ·0d5; 1 0. 0Jc6, be; 1 1 . 9c6+). 9 . �e 4 , ·í)b 6 ; 1 O. 9b3, ·t�e S ; 1 1 . fe, .@. e S ; 1 2. t!!f bS+, 0> d 7 ; 1 3. �. h & , e & ; 1 4. 9 b 3 , 0lf6; 1 S. .QJ. g7, � g 8 ; 1 6. �f&, ef; 1 7. d 4 , f 5 ; 1 8. c/) f2, �f4; 1 9. e4, fe; 20. �.c 4 , .!lg7; 2 1 . 0-0, bS. (Aparentemente, la torre negra estaba colocada con poca fortu­ na en g7, las negras se quedaron sin enroque, pero ... ). 240

22. 0Je4 (el sacrificio en el mo­ mento más adecuado.) 2 2 . ... , be; 23. 9'c4, .@. e 3 + ; 24. fi h 1 , �fS!, ( y las negras sacrifi­ can el peón. Los e spectadores de televisión tuvieron algo intere­ sante que ver). 2S. '«t e & + , � f 8 ; 26. 0J d 6 , J;;;!. b 8 ; 27. tr e S , (amenazaba J;;;!. b 6). 27 . ... , 9b6; 28. 9eS, .� g 5 ; 29. J;;;!. a e 1 , O'd8 (impide el mate en eS). 30. g4, � f 6 ; 3 1 . 9 d S , �e7; 3 2 . g f , '9' d 6 ; 3 3 . 9 d 6 , � d & (estos intercambios favorecen a las negras). 34. f & (aunque el jugador que juega con las blancas tiene una pieza de menos, tiene esperanzas de salvación porque la torre ne­ gra está encerrada) . 34 . ... , .!:'i g 8 ; 3 5 . c4, g 5 ! ; 36. c5, �f4; 37. h47 , J;;;!. g & ; 3 8 . d 5 , J;;;!. f & (las negras resolvieron su princi­ pal problema. Ahora t ambién la segunda torre está activa). 3 9 . hg, �g5 ; 40. d6, �eS; 4 1 . � f 6 (tampoco daría resultado 4 1 .

d7, .!':!. f 1 +; 42. llf 1 , .!:l.c5; 43. b'i.d 1 , .�d8 o 43. l'le 1 , l'ld5). 41 . ... , .\,\f6; 42. d7, l'l c 5 ; 43. �eS+, �g7; 44. dS'f!lt, �d8; 45. � d 8 , � c 1 + ; 46. ® g 2 , )j, c 2 + ; 47. �g3, .!:!.a2. o : 1.

Recuerdo de Zurich No volvió a tener suerte en el Torneo de Candidatos, en 1 962. Pero el participante más joven del Torneo jugó varias partidas preciosas. Contra Keres jugó con gran estilo. É se era el recuerdo de Zurich, en 1 959, cuando, por pri­ mera vez, venció a un gran maes­ tro soviético (Keres).

50 . ... Keres Apertura española (Torneo de Candidatos, 1 962) 1 . e4, e5; 2. ·2'lf 3 , ·0c 6 ; 3 . .Q/.b 5 , a 6 ; 4. �.a 4 , 0lf6; 5. 0-0, � e 7 ; 6 . )j,e 1 , b 5 ; 7. ,Q/. b3, d 6 ; 8. c 3 , 0-0; 9. h3, ·í) a 5 ; 1 O. ,Q;.c2, c 5 ; 1 1 . d4, ·í'!d 7 ; 1 2. de, d e ; 1 3. ·0bd2, 1l!l c 1 ; 1 4. ·0f 1 , ·0b 6 ; 1 5. ·í'le3, bl. d 8 ; 1 6. �e2, .� e&; 1 7. ·;l¡ d5! (la idea de esta jugada es abrir más rápidamente las columnas). 1 7 . ... , 0> d 5 ; 1 8 . ed, � d 5 ; 1 9. ·�e 5 , l'la7 (impide {�f7). 20 . .Q/.f4, f!tb6; 2 1 . !l.ad 1 , g6 (de lo contrario, el bando blanco po­ drí a haber jugado 22. bl.d5, l'ld5;

23. �e4, lo que suponía una doble amenaza). 22. ·0 g4, ·0c4; 23 . .Q/. h 6 , .Q/.e6 (naturalmente no 23 . ... , ·0b2; 24. l'ld5, bl.d5; 25. ,Q/.e4, etc.). 24. �b3 (ahora el alfil iba a ser más peligroso en esta diagonal). 24 . ... , f!!t bS; 25. bl. d B + , �. da (si 25 . ... , 'fl!td8; 26. ·í"le5). 26 . .Q¡. c4, bc4; 27. t!t c 4 .



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27 . ... , � d 6 (amenazaba l'le6). 28. 9 a 4 , 9e7; 29. ·í"lf 6 , �h8; 30. ·0d 5 , 9 d 7; 3 1 . '9 e 4 , 9 d 6 ; 3 2 . ·0f 4 , l'le7; 33. A g 5 , lle8; 34 . .�d8, ll d 8 ; 35. ·í"l e6 (Fischer juega sencilla, pero fuertemente. Después de estos cambios las negras no tienen ninguna posibili­ dad en el final). 35 . ... , 'fte6; 36. 'fte6, fe; 37. bieS, lJ.d 1 +; 38. �h2, g d 2 ; 3 9 . ,í¿,b6, bl. f 2 ; 40. ll b 7 , bl. f 6 ; 4 1 . �g3. 1 : o.

241

El recuerdo de Williamstad A pesar de haber vivido mu­ chos momentos amargos en el Torneo de Candidatos, esta par­ tida constituye el mejor recuerdo de Williamstad. Geller no pudo defenderse. 5 1 . ... Geller Defensa siciliana (Torneo de Candidatos, 1 962) 1 . e4, c5; 2 . �f3, d6; 3. d4, c d ; 4. 11ld4, �f&; 5. � c 3 , -� e & ; 6. Ac4, e&; 7. QJ.b 3 , {!J.. e7; 8 . O­ O, ·0d4; 9. t!d4, O-O; 1 O. f4, b&; 1 1 . I!Wh 1 , .{?). a & ; 1 2. bi.f3, d5; 1 3. ed (si 1 3. e5, ·0e4). 1 3 . ... , �. c 5 ; 1 4. '8a4, .�b7; 1 5. �e3, e d ; 1 6 . J�.d4, bi.e8; 1 7. bi.d 1 (si 1 7. A f6, �f6; 1 8. ·i'>d5, 'Ob2 y la posición de las negras es buena). 1 7 . ... , �g4; 1 8. h3, 9h4; 1 9. bi. df 1 , .{?).d4; 20. 9d4, bi. a d 8 ; 2 1 . 0ld5!, .�. d 5 ; 22. �. d 5 , 'Df6; 2 3 . c4, bi.d7; 24. bi.e3, bied8; 2 5 . � e 5 , h&; 26 . .cU3 , bi.d2. (Ver diagrama) 27. b4!, bi. f2; 28. bi. fe 1 (no esta­ ría bien: 28. bi.f2, ef2; 29. c5, bi.e8). 2 8 . ... , bi.f3; 29. bif3, bi.e8; 30. '9e8, ·0 e8; 3 1 . bi.e8+, Wh7; 3 2 . c 5 , fl f & ; 33. bi.e 1 , b e ; 34. b e , 9b2 (si 34 . ... , f!!t c 6; 3 5 . bi.c 1 , se­ guido de bi.d3 y .!ld6). 3 5 . .!lff 1 , e a2; 36. e&, � a 5 ; 37. bj, c 1 , 'f!!/ c7; 38. bi.fd 1 , g5; 242

39. fg, \t!lg& (si 39. hg; 40. bi.d7, S'f4; 4 1 . Xl f7+, ff!Jf7; 42. c7 y ga­ naría). 40. g h , �h&; 4 1 . bi. d & + , � g7; 42. bi. d 4 , lm g & ; 43. bi.a4. 1 : o.

Con un peón de ventaja 52. Botvinnik Defensa Grünfeld (Varna, 1 962) Se trataba del encuentro entre el campeón del mundo y uno de los más serios aspirantes a ese título. Y a eran conocidas las chi­ quilladas y pequeñas artimañas que Bobby utilizaba para animar al campeón del mundo a medir sus fuerzas con él. Había declara­ do que iba a darle al campeón del mundo la ventaja de dos peones. Quizás no lo pensaba en serio,

pero lo dijo. Después de esta par­ tida Botvinnik dijo que no hubiera podido aceptar ese ofrecimiento tan generoso, pero que él había dado a Fischer la ventaja de un peón de más y que Bobby no supo aprovechar un ejemplo es­ colar de posición ganada. 1 . c4, g6; 2 . d4, 0>f6; 3. ·0c3, d5. Fischer jugaba con frecuencia la india de rey, pero ahora aplicó i n e s p e r a d a m e n t e la d e f e n s a Grünfeld. Debió d e haber estudia­ do bien el repertorio que tenía Botvinnik contra esa defensa y vio en ella su oportunidad. Hay que saber que Fischer dedicaba una gran atención al estudio de las aperturas de sus rivales. 4. ·M 3 , .O.t g7; 5. � b 3 , de; 6. �c4, 0-0; 7. e4, �g4; 8 . .�. e3, ·M d7. Para abrir la diagonal .IJJ. g 7 y después atacar al peón con cí"Jc6 y 0>b6, e inducir a las blancas a jugar d5, y las negras, con c6, seguir el ataque al centro de las blancas. 9. �e2, en algún match con me­ nos responsabilidades, Botvinnik hubiera jugado más enérgicamen­ te 9. 0-0-0. 9 . ... , {'¡c6; 1 O. biad 1 , ·í"lb6; 1 1 . '8' c 5 , 'f!t d 6 ; 1 2. h 3 , �f3; 1 3. gf, ;Qfd8, fue una imprudencia. Te­ ni an que haber jugado 1 3 . ... e6!, porque la iniciativa del peón de las blancas con 1 4. d5 parecí a bastante peligrosa. 1 4. d5, {'¡e5; 1 5. "�b5 (si 1 5. f4 las negras tienen la respuesta 1 5. ... , {'¡ec4!).

1 5 . . , A'f6; 1 6. f4, ·í)ed7; 1 7 . e5. ..

17 . . . , fl!t'f41, Botvinnik, que había "peinado" esta posición en sus análisis en casa, no había tenido en cuenta esta respuesta, que Fischer encontró fácilmente du­ rante la partida. Pero, por su suerte, la posición seguí a siendo difícil para las negras. 1 8. �f4, 0>c5; 1 9. ·0 c 7 , �ac8; 20. d 6 , e d : 2 1 . e d , .�.b2, las blancas se quedaron compensa­ das por el peón: Tenían dos alfi­ les, mientras su caballo y el peón d6 impedían el juego de las torres negras. 22. 0 - 0 , ·0bd77. Un grave descuido. Las blancas tenían que haber preparado la jugada .OJ.e5, manteniendo el con­ trol sobre las importantes casillas d5 y c4. Lo podían haber conse­ guido con 22 . ... , "�cd7. Después de 23. � f3, �.e5 (23 . ... , -ªbB; 24. bie 1 ), 24. �e5; 0le5; 25. ,OJ.b 7, .

243

llb8, la posición se hubiera iguala­ do. 23 . .l:l d 5 , b6; 24. �f3?, jugando 24 . .�c4! y después m 1 e 1 e 7, las blancas podían haber activado sus piezas al máximo y llevado a las negras a una posición crítica. 24 . ... , 0e6!; 25. -� e6 (?). Esto perderá. La o p o r t u n i d a d para continuar la lucha se hubiera con­ seguido con 25. ,(?),g3, 0ld4; 26. .l:ld4, (26. �g2?, 0lf6 resultaría muy mal para las blancas), 26 . ... , ,(?).d4; 27 . .l:le 1 , con la posición muy activa y móvil de las blancas mientras las torres negras no ju­ gaban. 25 . ... , fe; 26. bl, d 3 , ·:'lc5; 27. bt e 3 , e 5 ! ; 28. .�.e 5 , .QJ.e5; 2 9 . bt e 5 , .l:l d 6 ; 30 . .l:l e 7 , .!:l d 7 ; 3 1 . bt d 7 , ·i)d7; 32. ,(?),g4, la jugada fue superficial. De todos modos las blancas se dan cuenta más tarde, de que no pueden cambiar el alfil, porque entrarían en un final fácilmente perdido. Lo co­ rrecto hubiera sido 32. bte 1 , �f8; 33. .�d5 y las negras tendrían dificultades técnicas para realizar su ventaja. 32 . ... , bic7; 33 . .!:le 1 , ltll f7; 34. � g 2 , ·í"lc 5 ; 35 . .!:le3, .!:le7; 36. )'j, f 3 + , � g7; 37. bic3, .l:le4; 38 . .&.d 1 , .l:l d 4 . Hubiera sido correcto 38. . .. , )'j,e 1 !, para no permitir al alfil blanco llegar a una posición más fuerte (la casilla c2), y si 39. �c2, entonces 39 . ... bic 1 !. 39 . .�.c 2 , ltll f 6; 40. ltl1f3, ltll g5, aquí el plan natural era llevar el rey a d6 y después ganar los peones "a" y "b" avanzando. 244

4 1 . \9ll g 3 , ·i)e4+; 42. .l:!i.e4, en este final de torre las blancas cuentan con una mala posición del rey negro en la casilla g5. 42 . ... , .l:le4; 43 . .rJ.a3?, lo correc­ to hubiera sido 43. ,l';ic7! y las blancas hubieran conseguido ta­ blas igual que en la partida. 43 . ... .!:le71, incluso los mejores se equivocan en estas posiciones sencillas con un mí nimo de pie­ zas. Lo correcto hubiera sido 43 . ... , a5!; 44. btb3, ,ij,b4!; y las negras hubieran tenido ganada la final de torre o después de 45. !l.b4, ab; 46. f4+, i!9ilf5; 47. '!Wf3, �e6; 48. 'i$/e4, ltll d 6; 49. ltll d 4, b5; 50. ltl1d3 hubiera tenido ganada la final de peones. 44 . .!:l f 3 , ,ij,c7, la última oportuni­ dad hubi era s i d o la ma niobra llti'g5, h6, g7 para mejorar la posi­ ción de rey. 45. a4.

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� - B, ii

Fischer anotó su jugada secreta y la puso en un sobre. Las blancas

amenazan a4, aS. (Por ejemplo: 4S. ..., �k4; 46. aS, ba; 47. Ilf7, a6; 48. h4+, 'llh 6; 49. Ild7), lo que aseguraría las tablas, teniendo en cuenta la debilidad del peón en h7 y la mala posición del rey. 45 . ... , Ilc5; 46. Ilf7, Ila5; 47. ,ijhJ!!. Como indica el propio Bot­ vinnik, en los comentarios sobre esta partida, esta idea se le ocu­ rrió a Geller haciendo el análisis. Por la mala posición del rey ne­ gro, sus peones en el flanco de dama tenían poca movilidad. 47 . ... , .!j,a4; 48. h4+, wtlf5; 49. Uf7+, �e5; 50 . .!j,g7, por la debi­ lidad de los peones g6 y a7, las negras tienen el suficiente con­ trajuego. 50. ..., .!j,a 1 ; 5 1 . iti f 3 , b5; 52. h5!. Se nota la actuación de la potente maquinaria de análisis soviética. Las negras se quedan con dos peones en los e x tremos •a• y "h" y , teóricamente, la posi­ ción es de tablas. 52 . ... , Ila3+; 53. 'll g 2 , gh; 54. Ug5+, fid6; 55. bt b 5 , h4; 56. f4, flc6; 57. Il b 8 , h 3 + ; 5 8 . �h2, a5; 49. f5, \1!i c 7 ; 60. ,ij b 5 , ltl(d6; 6 1 . f 6 , �e6; 6 2 . Ilb6+, �f7; 63. Ila6, Wg6; 64. Ilc6, a4; 65. Ila6, W f 7 ; 66. Il c 6 , Zl d 3 ; 67. Ila6, a 3 ; 6 8 . 'l/g 1 . Tablas. Bobby es un genio en las aper­ turas y Botvinnik en la técnica y en dirigir el final.

Una miniatura c o n t ra e l viejo g r a n maes tro Cuando Najdorf se apuntaba alguna v ictoria contundente, de­ cía alegremente: • Así juega el viejo Najdorfn. Pero en esta oca­ sión no pudo presumir. No tuvo tiempo, porque Fischer le dejó fuera de combate. 5 3 . ... N aj dor f Defensa siciliana (Olimpiada de Varna, 1 962) 1 . e4, c5; 2 . 0Jf3, d6; 3. d4, c d ; 4. ·í"Jd 4 , 0Jf6; 5. ·;)c 3 , a 6 ; 6. h 3 , b5; 7. 0Jd5!, .�b 7 7 ; 8 . d5; 5. e4, 0J c 3 ; 6. b e , �g7; 7. � c 4 , '�c 6 ; 8 . a4, 0Ja5; 9 . .� a 2 , c 5 ; 1 O. 0J e 2 , cd, (Fischer considera que aquí hu­ biera sido mejor 1 0 . ... , b6). 1 1 . cd, b6; 1 2 . -g d 3 , 0-0; 1 3 . .\&d2. (las blancas estaban dudan­ do). 1 3 . ... , QJ.b7; 1 4. 0-0, e6; 1 5. b!.f d 1 , @d7; 1 6 . .�.a 5 , ba, (las blancas creían que así debilitaban la posición de las negras, pero es ahora cuando va a destacar la pareja de alfiles negros). 17 . .\&c4, b!.ab8; 1 8 . b!. a 2 7 , � c 6 (naturalmente, por n o haber juga­ do las blancas 1 8 . [email protected]). 1 9. 0c3, b!.b4. 1

1 7. @g3!, (la jugada que, automá­ ticamente, decide la partida, por­ que las negras se quedan sin de­ fensa. Si 1 7. . .. , �g3; 1 8. � f6 mate). 1 : o.

J.

IW 9 .l .i. J. .l J.

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1

.J._ 1 1

Deciden los alfiles negros La pareja de alfiles de Fischer 248

20. d5, �b7; 2 1 . .@. b 5 , � d 6 ;

22. ·0e2 (hubiera sido más fuerte 22 . .E.\c2). 22 . ... , ed; 23. ed, tl d 5 ; 24. �d5, �.d5; 25. � d 5 , � b 1 + ; 26. í\c 1 , � c 1 +; 27. �f 1 , �eS; 28. f4 (hizo sitio para .E.\f2), 2 8 . ... , bl.8e 1 ; 29. bl. f 2 , � f 8. o : 1.

Con sen cillez pero con fuerza Fischer ha jugado muy pocas veces el gambito de rey. Pero en la siguiente partida demuestra su modo de hacerlo: con sencillez pero con fuerza. Evans compren­ dió que su caballo estaba perdido y eso era prácticamente el final.

58 . ... E v a n s Gambito de rey (Campeonato de EE.UU., 1 962/63) 1 . e4, e5; 2. f4, ef; 3. �. c4, �h4+; 4. 'mf 1 , d6; 5. 0Jc3, �e6; 6. 9 e 2 , c 6 ; 7. 'z') f 3 , '9e7; 8. d 4 , .�. c 4 ; 9 . f!l c 4 , g 5 ; 1 0. e5 (las blancas no quieren perder tiem­ po. Con esta jugada quieren abrir la columna e iniciar el ataque al rey). 1 0 . ... , d5; 1 1 . f!l'd3, •í"la6; 1 2. :� e 2 , 0Jb4; 1 3. � d 1 , 0-0-0; 1 4. c3, 0la6; 1 5. h 4 , g4; 1 6. 0>h2, h5 (si 16 . ... , '9h4; 1 7. �f4). 1 7 . ·í\f 4 , �h4.

1 8. �g 1 , ·í\h6; 1 9. 0lf 1 , B'e7; 20. 0l h 5 , �g8; 2 1 . 0lfg3, �g6 (amenazaba 22. 0lf6 seguido de �h6). 22. 0>f4, .E.\g5 (si 22 . ... , bl.g8; 23. ·í\d5, cd; 24. �h6). 23 . .�e3, 0>c7; 24. a" d 2 , bl. g 8 ; 25. 1'lfe2 (en h6 resultó captura­ do el caballo negro). 25 . ... , f6; 26. ef, � f 6 ; 27 . .�h6, �d6; 28. �f1 ( las blancas captu­ raron la pieza y ahora todo pare­ ce sencillo). 2 8 . ... , �e6; 29. �. f4, �deS; 30. bl.h6, �f4; 3 1 . 'll't f 4, 9e7; 3 2 . bl. f 6 , ·í"'le6; 33. '9e5, 0>g5; 34. 9e7, bl.e7; 37. bl. f 8 + , bl.f B ; 36. bl.f8+. (las negras abandonan). 1 : o.

L a lección de Caro-Kann Todo parecí a normal, teórico. Pero ya por la mitad de la partida, 249

Fischer dio una auténtica lección de Caro-Kann. Las negras se en­ contraron, de repente, con la pér­ dida de la pieza. 59 . ... Steinmejer Defensa Caro-Kann (Campeonato de EE.UU., 1 962/63) 1 . e4, c 6 ; 2 . d4, d5; 3. � c 3 , de; 4. ·0e4, �f5; 5. ,0g 3 , �g6; 6. ·íJ f 3 , •í)f6; 7. h4, h 6 ; 8 . .!?i.d 3 , �.d 3 ; 9. � d 3 , e6; 1 O. .� d 2 , .;'>bd7; 1 1 . 0-0-0, f!k c 7 ; 1 2. c 4 , 0-0-0; 1 3 . .� c 3 , ft f 4 + 7 , ( l a s ne­ gras dan un jaque innecesario y el rey blanco se traslada a un lugar más seguro). 1 4. � b 1 , �c5; 1 5. f!k c 2 , 0ce4.

1 6 . .;'le 5 , ·�f 2 , (¿qué podrían ju­ gar las negras?, de haber jugado 16 . ... , ·í)g3; 1 7. fg, 9g3; 1 8. �d3, �f4; 1 9. �f3, S'e4; 20. 0lf7). 1 7 . .!d d f 1 , (si 17 . ... , 9g3; 1 8. �f2, amenazaba capturar la dama con 250

� f3; 1 8 . ... , t!!f e 3; 1 9. ,!;l,e2 seguido

d e '�f7, etc.). 1 : o.

C o n un j u gador desconocido En las partidas simultáneas y los matches con ventaja, pueden r ealizarse frecuentemente unas v ictorias . bonitas. Este es uno de los ejemplos de cómo ha jugado Fischer con un ajedrecista de sco­ nocido. 60 . ... Celle Gambito de E v ans (Match con ventaja sobre 1 O tableros, California) 1 . e4, e 5 ; 2 . ·í'lf3, ,� c 6 ; 3. � c 4 , .Q!. c 5 ; 4. b4. (En l a s simultáneas Fischer juega con frecuencia el gambito de Evans). 4 . ... .!?i.b4; 5. c3, .� e7 (habitual­ mente se juega 5. ... , �a5). 6. d4, d6; 7. de, ·�e 5 ; 8. � e 5 , d e ; 9. f!k h 5 , g6; 1 O. O' e 5 , 0lf6; 1 1 . � a 3 , .!df8; 1 2. 0-0, ·� g4; 1 3. -e g 3 , A a 3 ; 1 4. ·í)a 3 , � e 7 ; 1 5. � b 5 + , c 6 (naturalmente no �d7 por 1 6. eg4). 1 6. •í'lc 4 , 'f!'te6 (si 16 . ... , cb; 1 7. 0ld6+). 1 7. � ad 1 , cb; 1 8. f! c 7 , � d 7 ; 1 9 . ·í"'ld 6 + , 'i/1Je7. (Ver diagrama) 20. ·I'>f 5 + , gf; 2 1 . ef, � c 8 ; 2 2 .

1 1 . fe, ·0lf d 7 ; 1 2 . .�c4, �.b4; 1 3. �b3, � a 5 ; 1 4. 0-0, 0-0. (Hasta aquí todo se desarolla según la teoría. Las blancas tienen una po­ sición e x celente. Pero Fischer juega con frecuencia en contra de lo que dice la teoría). 1 5 . ·0e6, fe; 1 6. �e&, �h8; 1 7. bl.f8+, .� f 8 ; 1 8 . �f 4.

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J. .l. gd7+, g d7; 2 3 . f6+!, •í"lf6; 24. �e 1 + , ·í'le 4 ; 25. bl.e4+, '&f6; 26. �d7, bi.cd8; 27. flrg4. 1 : o.

La ilusión óptica Seguro que Tringov estaba muy contento por haber conse­ guido una posición de la que la teoría hubiera dicho que era fa­ vorable a las blancas. Más tarde parecí a que el rey negro estaba en mate, pero sólo era una ilusión óptica. 6 1 . Tringov Defensa siciliana (La Habana, 1 965) 1 . e4, c5; 2 . ·í'l f 3 , d6; 3. d4, c d ; 4. ·í'ld 4 , ·í"lf6; 5. ·0 c 3 , a & ; 6. �. g 5 , e&; 7. f4, �b6; 8. ft d 2 , l!ltb2; 9 . bl. ab 1 , 'f!ta3; 1 0. e5, de;

(Parece que las blancas han con­ seguido su objetivo. Ahora ame­ naza tremendamente f!lf7 con el t o d a v í a m á s t r e m e n d o e" g 8 mate, pero ... ) . 1 8 . ... , ·0c6 ( s i 1 8 . ... , �e5; 1 9. �e5, ·0e5; 20. �c a , �c5+; 2 1 . �h 1 , b5). 1 9. �f7, t!l.\' c 5 + ; 20. 'i§' h 1 , 'D f6! (Fischer había tenido en cuenta esta culminación aventurándose a una posición aparentemente perdida para él). 2 1 . ,Qi,c8 (si 21 . .�f6, .�e6; 22. �e6, gf; 23. �f6+, .�g7 o 2 1 . ef, .i:.!1. e 6 ; 22. fg7, .i:.!1. g 7 ; 23. �e6, 1!g5). 251

2 1 . ... , '� e5; 22. f!i' e 6 , 0l5g4. o : 1.

Largas maniobras de caballería

.1 .l

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Los cuatro caballos estaban haciendo maniobras por el table­ ro, pero sólo uno de ellos asestó el golpe decisivo. Era un tremen­ do caballo de Fischer, ante cuyas amenazas no había salvación po­ sible. 62 . ... S m ys l o v Apertura española (La Habana, 1 965) 1 . e4, e5; 2 . 0.>f3, 0>c6; 3. � b 5 , a6; 4 . .�.a 4 , ,�f6; 5. d3. (Al í dolo de Fischer, Wilhelm Steinitz, le gustaba hacer esta antigua juga­ da), 5 . ... , d6; 6. c3, Ae7; 7. ·!J b d 2 , 0-0; 8. ·M 1 , b5; 9. �b3, d 5 ; 1 O. 9e2, d e ; 1 1 . d e , �e6; 1 2. � e 6 , fe; 1 3. 0.>g3, tgtd7; 1 4. 0-0, lJ. a d 8 ; 1 5 . a 4 , f!t d 3 . (Smyslov quiere intercambiar las reinas, pensando que sus peones doblados no iban a ser débiles). 1 6. �d3, lJ.d3; 1 7. ab, ab; 1 8 . lJ.a6, lJ.d6; 1 9. W h 1 (las negras a m e n a z a b a n 0 d 4 s e g u i d o de 0>f3+). 1 9 . ... , ,,) d7; 20. �e3, lJ.d8; 2 1 . h3, h 6 ; 22. l::l. f a 1 , '�7b8; 23. Jla8, !i d 1 +; 24. f/h2, l::l. a 1 . ( A qu í Smislov ofreció tablas, pero Fischer no aceptó). 25. ll a 1 , ·�d7. 252

26. b4, �f7; 27. 0lf 1 , .� d6; 28. g 3 , ·� f6; 29. ·� 1 d 2 , fJe 7; 30. l::l. a6, 0b8 (si 30 . ... , Wd7; 3 1 . ·í"le 1 , 'i,b8; 32. l::l. a 5, �c6). 31 . .IJ,a5, c6. (La posición de las negras parecía una fortificación difícil de con­ quistar, pero Fischer encuentra la vía correcta). 32. �g2, ·í:'Jbd7; 33. W f 1 , .IJ, c 8 ; 34. ·l)e 1 , 1'le8. ( É stas son unas largas maniobras de caballos por ambos lados). 35. 0 d 3 , 0c7; 36. c4, be; 37 . .;,c 4 , 'l1b 5 ; 38 . .IJ,a6, ft f 6 ; 39. .('!e 1 . (Las blancas quieren colocar su alfil sobre la importante diagonal a 1 - h8). 39 . ... , .�.b8; 40 . .QJ.b 2 , c5; 4 1 . 0 b 6 , ·;)b6; 4 2 . .IJ,b6, c 4 ; 43. ·l'l c 5 , c 3 ; 44 . .� c 1 . (También amenazaban 0>d7+ y .IJ,b6 o .IJ,b8). 1 : o.

Contra el ataque de Mars hall Donner había decidido probar contra Fischer el "ataque de Mar­ shall". Parecía que todo iba bien al principio, pero después comenzó a derrumbarse la posición de las negras. 6 3 . ... Donner Apertura española (La Habana, 1 965) 1. e4, eS; 2 . 0>f3, 0le6; 3. �b5, a6; 4. �a4, 0>f6; 5. 0-0, Ae7; 6. g e 1 , bS; 7. �b3, 0-0; S. e3, d S ; 9. ed, ·í'ld S ; 1 0. 0leS, 0> e S ; 1 1 . .El. e S , e&; 1 2. d 4 , � d 6 ; 1 3 . �e 1 , �h4; 1 4. g 3 , f!!t h3; 1 S. �. e3, �.g4; 1 6. 'l! d 3 , ·í'! e3 (en la prime­ ra partida del match final de Can­ didatos, de 1 96S, Spassky jugó contra Tahl 16 . ... , �ad8; 1 7. ·0d2, lle6; 1 8. a4, ffh5 obteniendo la posición bien conocida). 1 7. �e3, eS; 1 S. � d S ! , lladS; 1 9. 0l d 2 , �.bS; 20. � g 2 , '9h6; 2 1 . d S , e 4 ; 22. @' d 4 , � f S ; 23. b3 (rompe la cadena de peones negros y quiere crear peones li­ bres enlazados en el flanco de dama). 23 . ... , ,¡::¡, e s ; 24. be, � d & ; 2 S . t! b & , � t 4 ; 2s. e h & , �h&; 21. f4, gS; 2S. !'l e S , � d 3 ; 29. eS! (la jugada inesperada que dará mu­ chos quebraderos de cabeza a las negras).

(Ver diagrama) 29 . ... , !'leS; 30. d6!, r!. e 3 .

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B, ji

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.! J. Ji ii � ii .i. �

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(No estaría bien 30 . ... , r!.e5; 3 1 . fe, .�.g7; 32. r!.e 1 , lle8; 33. d 7 y ganaría). 3 1 . d7, gf; 3 2 . r!.ae 1 , �g7; 33. � e S , �.d4+; 34. � h 1 , �f&; 3S. gf. 1 : o.

¿Quién s e rá el primero? Una gran lucha sin enroque. La cuestión era quién iba a tener pri­ mero la palabra. El rey negro que­ dó protegido, pero sus piezas es­ taban peor colocadas y eso fue decisivo. 64 . ... Ro ssolimo Defensa francesa (Campeonato de EE.UU., 1 965/66) 1 . e4, e&; 2 . d4, dS; 3. ·�e 3 , ·M &; 4. AgS, .�b4; S. eS, h&; 6 . 253

�. d2, .�. e 3 ; 7. b e , ·;)e4; 8. g g 4 , g6; 9 . .� d 3 , c0d 2 ; 1 0. � d 2 , e 5 ; 1 1 . 'í"lf3, ·0e 6 ; 1 2. 9f4, � e 7 ; 1 3. h 4 , f5; 1 4. g4 (las blancas quieren atacar lo antes posible al rey descubierto). 1 4 . ... , ed; 1 5 . ed, ·�e7; 1 6. g f , ef; 1 7. �b5+, W f 8 ( e l r e y negro se traslada a un sitio todavía me­ nos seguro). 1 8. �-d 3 , .�,e6; 1 9 . ·0g 1 (el caba­ llo blanco tiene que llegar a la casilla f4. A llí estará mejor que en ningún otro sitio). 1 9 . ... , �f7; 20. ·0h3, l3, a e 8 ; 2 1 . l3,hg 1 , b6; 22. h51, tl't e 3 + ; 2 3 . � e 2 , 'í'l e6; 24. hg+, W g 7 .

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.t ji J. J. ji J. ji � � . 'ª ji � ji

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2 5 . U a d 1 , ·í� d 4 + ; 2 6 . � f 1 , .ll h e8; 27. bi g 3 , ·í'le6; 2 8 . �h4 (si 28 . .QJ.f5, fte5). 28 . ... , ·í�e5; 29. ·;) f4, ·;\g4; 30. ·í'le6+, bie6; 31 . .�f5, �e4+; 32. ®g1. 1 : o.

254

Como un ordenador La siguiente partida recuerda los cálculos de un ordenador. Fis­ cher sacrificó la calidad, cuando se le presentó la ocasión para ello y calculó que iban a decidir sus peones. 65. S a i d y Defensa nimzoindia (Campeonato de EE.UU., 1 965/66) 1 . e4, 'í'l f6; 2. ·�e 3 , e6; 3. d4, .�b4; 4. e 3 , b6; 5. ·l)g e 2 , .�.a6; 6. ·í"lg 3 , �e3; 7. b e , d 5 ; 8 . A' f 3. (En la Olimpiada Estudiantil de Reykjavik, de 1 957, Saidy prosi­ guió contra Marshalek así: 8. cd, .QJ.f 1 ; 9. ·0f 1 , �d5; 1 0. f3, c5 pero no consiguió nada). 8 . ... , O-O; 9. e4!, de; 1 O . .�. g5, h6; 1 1 . .�. d2. En los comentarios sobre esta partida Saidy escribió: •cuando acabó la partida, muchos me pre­ guntaron por qué no había jugado 1 1 . h4. Realmente no sé por qué•. Fischer no quiso decir como hu­ biera continuado él. Después de 1 1 . h4, hg; 1 2. hg, /3,e8; 1 3. gf, tll f 6; 14. fth5, g6; 1 5. e5 las ne­ gras detendrían el ataque. 1 1 . ... , ·0b d7; 1 2 . e5, ·0d 5 ; 1 3 . ·0f 5 , ef (amenazaba 1 4. ·,"'\ h6+). 1 4. $ d 5 , /3,e8; 1 5 . .� e 4 , ·í'!e5!; 1 6. � d 8 , ·0e4+. (Fischer calculó que obtendría gran ventaja sacrificando la cali­ dad y que las blancas no tenían otra solución).

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!. J. .i. J.

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1 7 . '8 e 8 + , 'ª e 8 + ; 1 8 . � d 1 , ·;) d 2 ; 1 9. W/ d 2 , 'ªe2+. (Fischer estaba pensando en esta jugada cuando se decidió por 1 5. ..., ·0e5!). 20. � c 1 , 'ªf2; 2 1 . g3, .�.b7; 22. bl.e 1 , �.e4; 2 3 . l'l. e 3 , ri.h2; 24. a4, h5; 25. ri. a 3 , g5; 26. 'ªb3, f&; 27. a 5 , h4; 28. a b , ab; 29. gh, -ªh4 (decidirán los peones libres de las negras). 30. bl.a3, bl.h7; 3 1 . '!J.a7, lJ.e7; 32. d5, �f7; 33. � d 2 , f4; 34. Ae 1 , f5; 35. c4, g4; 36. bl.b7, g3; 37. d&, c d ; 3 8 . lJ.b&, f3. o : 1.

6 6. .. l v k o v Defensa siciliana (Santa Mónica, 1 966) .

.QJ. g 2 , 0> g e 7 ; 7. 0-0, 0-0; 8 , ·0h 4 , b&; 9 . f4, de; 1 O. de, �a&; 1 1 . lJ.e 1 , c4; 1 2. c 3 , ·0a5; 1 3 . e5, .QJ.c5+; 1 4. �h 1 , ·0 d5; 1 5. ·0e4, .�b7; 1 6. � h 5 , ·;) e7 .

1 7. g4!. (Todo está preparado, las blan­ cas comienzan el asalto de peo­ nes en el flanco de rey). 1 7 . ... , J�.e4; 1 8 . .�.e4, g& (natu­ ralmente no 1 8 . ... , f5 porque 1 9. ef, ep). 1 9. t!l'h&, ·0d5; 20. f5, (los peo­ nes blancos son imparables). 2 0 . ... , .!leS; 2 1 . fg, fg; 22. ·0g6, (el sacrificio que se impone por si mismo). 2 2 . ... , t'td7; 23. ·M4, nad8; 24. ·:'Jh 5 , �h8; 2 5 . •í'lf6, ·0f6; 26. ef, bl.g8; 2 7 . .M4, bl.g4; 28. B ad 1 , .14dg8; 29. f7! (si 29. 'iJ.d7, .!lg 1 +; 30. .!lg 1 , Ag 1 mate). 1 : o.

1 . e4, c 5 ; 2. ·;)f3, e&; 3. d 3 , '2l c 6 ; 4. g 3 , d5; 5. ·;) d 2 , .QJ. d 6 ; 6 . 255

Un minúsculo peón Los dos antiguos rivales esta­ ban jugando la defensa siciliana. Reshevsky quedó sin un peón, pero creyó que ese minúsculo peón no iba a importar mucho. Resultó que Fischer tenía razón cuando dijo: los peones son el alma del ajedrez. Consiguió de­ mostrarlo con una técnica envi­ diable.

b e ; 2 2 . f!c4, f! h 2 ; 2l. .l]. d 7 , .!:la c S .

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67 . ... R e s h e vsk y Defensa siciliana (Campeonato de EE.UU., 1 966/67) 1 . e4, c5; 2 . 'iJf3, d6; l. d4, c d ; 4. 'D d4, 0l f 6 ; 5. {'> e l , e 6 ; 6. g4 (esta jugada fue introducida por Keres, y Fischer la había jugado en varias ocasiones). 6 . ... , d 5 (es mejor 6 . ... , h6; 7. .�g2, a6; 8. h4, g6; 9. g5, hg; 1 0. hg, .!:lh 1 ; 1 1 . Ah 1 , c;)h7; 1 2. ftg4, �g7. Así jugaron O 'Kelly y Stahl­ berg en Mar del Plata, en 1 948, habiendo realizado las negras un buen juego). 7. ed, e2. (Ver diagrama anterior) 30 . ... , a4; 3 1 . 'lf!t d 5 , 8'd5; 3 2 . 'IJ. d 5 , �e6; 33. 'IJ.b5, ab; 34. a b , 'IJ. e6; 35. 'IJ. d 2 , �f6; 36. 0lb4. 1 : o.

La dama dominante Portisch cambió la dama por dos torres y fue entonces cuan­ do salió a relucir la técnica de Fischer. La dama dominaba sobre las torres. 69. Portiseh Defensa nimzoindia (Santa Mónica, 1 966) 1 . d4, 0>f6; 2. e4, e6; 3. ·í"le 3 , .11. b4; 4. e3, b6; 5. ·l'l ge2, � a 6 ; 6. ·� g 3 , �e3; 7. b e , d5; S. 8' f 3 , 0-0; 9. e4, d e . ( E n l a partida contra Saidy, en el Campeonato de EE.UU., Fischer jugó aquí 9 . ... , de). 1 O. ·�e4, ·0e4; 1 1 . 9e4, �d7!. (Las negras dejan la torre bajo la amenaza, pero, naturalmente, la torre está protegida indirecta­ mente, porque a 1 2. f!ta8 sigue ·.:\c6 y las blancas tienen que dar la dama por dos torres). 257

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en la primera ronda del torneo . Najdorf no quería jugar su varian­ te, pero sus peones llegaron a una posición triste y desvalida ... 70 . ... Najdorf Defensa siciliana (Santa Mónica, 1 966) 1 . e4, e5; 2. ·� f3, ·;'\)e 6 ; 3. d4, e d ; 4. ·0d4, e6; 5 . .¿'lb S , d6; 6. f4, e5; 7 . .�e3, ·0f 6; S. ,Q.¡,g5. (Esta es la id.ea de Bronstein). S . ... , .�.e67; 9. ·� 1 e 3 , a6; 1 0. ·" f 6 , gf; 1 1 . ·í'�a 3 , ·0 d4 (las ne­ gras no han aprovechado aquí la ocasión de ejecutar la jugada d5 que es la principal idea de las negras en la siciliana). 1 2 . .Q¡. e4, b5; 1 3 . .Ql.e6, fe; 1 4. 0l e 2 , ·2l e6 . (Hubiera sido mejor 1 4 ... , ·�e2; 1 5. �e2, d5). 1 5. c;)g3, \!l'd77. (Kmoh recomendó aquí d 5 y �a5+). 1 6 . e4, ·0 d4; 1 7. 0-0, b4; 1 S. ·0le 2 , �e2; 1 9. � e 2 , h 5 ; 20. Ufd 1 , h4; 2 1 . ·f'�f 1 , UgS. (Mejor hubiera sido 21 . ... , h3; 22. g3, 'tlg7). 22. a 3 , h3; 23. g 3 , ba; 24. ,l:l,a3, 'flte6; 2 5 . �e2!, f5; 26. e5!. (Un golpe inesperado que rompe el centro de los peones negros). 26 . ... , 8'e4. (Si 26. ... , de; 27. �h5+, �e7; 28. ,l:l,ad3 etc.). 27. �e4, fe; 2S. ed. ( Los peones negros tienen un as­ pecto lamentable, ¡indefensos!, los tres colocados uno tras otro).



1 2 . .� a 3 , ,l:l,eS; 1 3 . .&.d 3 , f5; 1 4. � a s , (hubiera sido mejor 1 4 . �e2). 1 4 . ... , ·0 e6; 1 5 . '@eS+, 9'eS; 1 6. 0-0, ·;'i a 5 ; 1 7 . ,l:l, a e 1 , .Qg3; 1 2. ·íJ f 3 , 'tl'lth5; 1 3 . ef+, Wd8; 1 4. bí g 1 , ·i)f5; 1 5. ·;_l¡ d 5 , 1!!t f 7. (Amenazaba 1 6. {\¡f4). 1 6. .¡:?¡.g5+, �e8 (es lo que ha quedado del ataque de las ne259

gras, la dama ha regresado y el rey está amenazado). 1 7. m-e2+. (las blancas no quie­ ren capturar l a dama con 1 7. ·�'>f6+ esto llevará más rápida­ mente a la victoria). 1 7 . ... , .Q.l. e6; 1 S . ·0f4, \!id7; 1 9. 0 - 0 - 0 , S e S (amenazaba 20. cí}e5+). 20. �e6+, 1'>e6; 2 1 . �e4, g6; 2 2 . 0le6. (Si 22 . ... , '11!t e 6; 23. '11!t b 7+ y capturan la torre). 1 : o.

ric en Hamburgo, en 1 965, del modo siguiente 1 O �.e3). 1O , bS (impide 1 1 . 0lc4). 1 1 . c 4 , '0e7; 1 2. �e3, fS; 1 3 . 'í}c 3 , f4; 1 4. eS!. (Con esta maniobra las blancas rompieron la posición de su rival). 1 4 . ... , �.e S ; 1 S . .�es, �. c 3 ; 1 6. b e , cí}g6; 1 7 . ·í} c6, .� e6; 1 S. cb, ab; 1 9 . 0-J a 7 , �bS; 20. � d b 1 , '{!Jf1. (Si 20 . ... , �d7; 2 1 . a4!). 2 1 . ·í"l bS, �hd S ; 22. �b4, �a2; 2 3 . ·0c 7 , �beS; 24. h 4 , � d 2 (si 24 . ... , �c7; 25. �b6 y ganarí a la calidad). •

.

l.

La v a riante de Fischer

1 . e4, eS; 2. ·M3 , 0>c6; 3. � b S , a 6 ; 4. � c 6 , d e ; S. 0-0, f6 (Fis­ cher puso el signo de admiración a este movimiento que había ju­ gado Gligoric en la misma Olim­ piada). 6. d4, ed (Giigoric había jugado mejor 6 . ... , �g4). 7. ,í}d4, e S ; S. cí}b 3 , 'f!!t d 1 ; 9 . .L'!.d 1 , .QJ. d 6 ; 1 O. 'í}a S (en lugar de esto, Ciocaltea jugó contra Gligo260

W .l .l

él

Cuando en la Olimpiada de La Habana comenzó a utilizar con éxito la variante de cambio, mu­ chos empezaron a llamarla "la va­ riante de Fischer". Dio una nueva vida a la vieja variante. 72 . ... Portisch Apertura española (la Habana, 1 966)

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2S . .�b6, f 3 ; 26. � e 3 , � e 2 ; 27. 0-JbS, �aS; 2 S . hS, 0-JeS; 2 9 . � f 4 + , 't!le7; 3 0 . �d 1 , � c s . (Amenazaba 3 1 . �.c5+ con mate). 3 1 . �e4, '&f6; 32. �d6+, '& f S ; 33. � f 4 + , � g S ; 3 4 . � f 3 + . 1 : o.

Con dos piezas de más Fischer me dijo una vez que su victoria más rápida había sido en una partida contra Gligoric en La Habana, en 1 966. Unos especta­ dores creyeron que Gligoric tenía dos piezas por torre. No podían creer que tenía dos piezas de menos ... 73 . ... Gligoric Apertura española (La Habana, 1 966) 1 . e4, e5; 2. '�f 3 , ·í"lc 6 ; 3. �b5, a6; 4. �c6, d e ; 5. 0-0. (A Lasker le gustaba esta variante, pero aquí él solía jugar 5. d4, ed; 6. i\ld4). 5 . ... , f6; 6. d4, �g4; 7 . c3!. (Justamente esta jugada había sido recomendada precisamente por Gligoric, al hacer los comen­ tarios de su partida contra Lee, Hastings, 1 965). 7 . ... , ed; 8. cd, 9d7. (Si 8 . ... , � f3; 9. fltf3, tlll d 4; 1 O. l"ld 1 , 'Sc4; 1 1 . �f4, Gligoric co­ mentó que no se acordaba muy bien de sus análisis de Hastings, en los que había indicado como la mejor jugada 8 . ... , c5; 9. d5, �d6 etc.). 9. h 3 ! , �e6; 1 O. 0l c 3 , 0-0-0; 1 1 . �.f41, ·Í'/e7; 1 2 . l"l c 1 , ·í'lg6; 1 3 . ,Q¡, g 3 , .QJ.d6; 1 4. ·�a4!, .�.g3 (lo mejor hubiera sido 1 4 . ... , �b8 por la amenaza de las blancas 1 5. d5 y en cd; 1 6. ·066 + ). 1 5. fg, ll!!l b8; 1 6. ·í)c 5 , �d6; 1 7. �a4!.

1 7 . ... , f/Ba77 (Fischer consideró esta jugada como una catástrofe. Lo mejor hubiera sido 17 . ... , ,Q;.c8 a lo que las blancas hubieran con­ testado 1 8. lk3). 1 8. 0Ja6!, � h 3 (naturalmente no 18 . ... , ba; 1 9 . .l":tc6). 1 9. e5!, -De5. (En 19 . ... , fe; 20. 0lc5+ seguido de gh). 20. de, fe; 2 1 . 0lc5+, lltlb8; 22. gh, e4; 23. ('le4, 9e7; 24 . .l":t c 3 , b5; 25. ec2. 1 : o.

A la la rga

Larsen pudo conseguir tablas, pero quiso más. Fischer estaba esperando pacientemente, jugan­ do a la larga con su peón y realizó con precisión su ventaja. 74. Larsen Defensa india de dama (Mónaco, 1 967) 261

1 . d4, 'M6; 2. c 4 , g6; 3. 'í"'l c 3 , A g 7 ; 4. e4, d6; 5. �e2, 0-0; 6. ·0lf 3 , e 5 ; 7. 0-0, ·í"'lc6; 8 . .�.e 3 , bl. e B ; 9. de, de; 1 O. 8' d 8 , ·í) d B ; 1 1 . ·0Jb5, ·í)e6; 1 2. 0J g 5 , bl. e 7 ; 1 3 . .[l.fd 1 . ( S í 1 3. 0J.a7, 0Jf4). 1 3 . ... , b6; 1 4. c5 (la continuación más sólida hubiera sido 1 4. 0Je6, �e6; 1 5. f3 etc., con el juego igualado). 1 4. . .. , ·í"'>c51. (Sí 1 4 . ... , be; 1 5. 0le6, �eS; 1 6. �c5, bl.d7; 1 7. f3). 1 5. bl. d B + , �fB; 1 6. ·0la7, bl.a7; 1 7. bl. c B , �g7; 18. f 3 , 0le8; 1 9. a37. (Con 1 9. .Ql.c5, las blancas hubieran entrado en el final con los alfiles de distintos colores). 1 9 . ... , ·í"ld6; 20. bl. d B , h6; 2 1 . ·í"lh3, ·í'le6. (Los caballos molestan continua­ mente a la torre perdida). 22. bl.bB, bl.eB; 23. bl.eB, ·í'leB; 24. �b5, ·í)d6; 25. �f 1 , ·í'lb7; 26. ·í'>f2, �c5; 27. �.c 5 , ·í"'> bc5; 28. ll d 1 , h5; 29. bl.d5, Wf6; 30. h4, '/Be7; 3 1 . �.c4. (Naturalmen­ te no 31 . .!le5, c6 seguido de f6 y la torre blanca se encontraría en una ratonera). 31 . ... , c6; 32. ll. d 2 , ·í'> d4; 33. � f 1 , f5; 34. b4, b5!; 3 5 . .� g B , fe; 36. fe ( s i 3 6 . b e , e3!). 36 . ... , ·0d7; 37. lld3, l'l.a6; 3 8 . ll. c 3 . (Ver diagrama) 38 . ... , c5!; 39. g4 (si 39. be, b4! y si 40. ab, .!l a 1 +). 39 . ... , c4; 40. gh, gh; 41 . .� d 5 , ·í'>f6; 42. ll.g3, ·í) d5; 43. ed, Uf6; 44. �g2, ·í'>f5; 45 . .ílh3, 262

.[l.g6+; 46. � f 3 , 0l d 4 + ; 47. � e 3 , ll.g2; 4 8 . bl. h 1 , � d 6 ; 49. 0J e 4 + , � d 5 ; 5 0 . 0J c 3 + , 'li e 6 ; 5 1 . bl. c 1 , .!lh2; 5 2 . a4, ll h 3 + ; 53. � f 2 , ·í'>b3 ; 54. �g2, ·í'> c 1 ; 5 5 . llli h 3 , ba; 56. 0la4, 0l e 2 ; 57. b 5 ! , c 3 ; 5 8 . b6, c 2 ; 5 9 . ·í"'l c 5 + (natural­ mente que no serviría 59. b 7 por­ que e 1 = fir seguido de fi}'h 1 daría mate). 5 9 . ... , Wd5; 60. ·0>b 3 , '1Jc6; 6 1 . � g 2 , �b6. o : 1.

Defensa siciliana a velocidad de relámpago Dely se defendía con la sicilia­ na, pero tardó en desarrollar y Fischer, sin perder tiempo, aco­ metió contra el rey negro con la velocidad del relámpago. El resul­ tado fue una miniatura muy efec­ tiva.

75 . ... Dely Defensa siciliana (Skopje, 1 967) 1 . e4, c5; 2 . 0Jf3, d6; 3. d4, cd; 4. ,�d 4 , ,M6; 5. 0lc3, ·í)c6; 6. ;:?/. c 4 , e6; 7. �.b3, a6; S. f4, fll' a 5 ; 9 . 0-0, ,í)d4; 1 O. 9d4, d5; 1 1 . �, e 3 , 0>e4; 1 2 . 'l'le 4 , de; 1 3. f5!. (Las blancas no pierden el tiempo e inician enseguida el asalto al inseguro rey). 1 3 . ... , eb4; 1 4. fe, �, e6; 1 5. .� e6, f e .

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Sencillo y rápido Otra v ictoria en el típico estilo de Fischer. Con las jugadas senci­ llas adquiere rápidamente la ven­ taja, gana un peón y todo acaba. 76 . ... Sofrevski Defensa siciliana (Skop je, 1 967) 1 . e4, c5; 2 . 0>f3, d6; 3. d4, c d ; 4. 0>d4, 'M 6; 5. 0>c3, 0Jc6; 6. �c4, e 6 ; 7. � b 3 , ,� e7; S . .�e3, O-O; 9 . t!!t e 2 , 'lt a 5 ; 1 O. 0-0-0, 0> d 4 ; 1 1 . � d 4 , � d 7 ; 1 2. 'lib 1 , �adS; 1 3. 'lt e 3 , b6; 1 4. ,� f61, gf. (Si 1 4 . ... , � f6; 1 5. �d6:

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1 6. bi f S + , efS; 1 7. e a4+!. Y las negras no tienen más alternativa que abandonar. (Si 1 7 . ... , b5; 1 8. 9e4, %:l.d8; 1 9. t�c6+, bid7; 20. rid 1 , 1f!!J e 7; 2 1 . '!1.c5 etc. y e n 1 7 . ... , �d8, 1 8. !.?J.b6+, �c8; y 1 9. �c4+, ganan­ do). 1 : o.

,�,c3; 1 6. t!tc3, f!tc3; 1 7. be, ,�.c8; 1 8. rihd 1, tienen mejor posición). 1 5 . ·0d 5 , bifeS. (Si 1 5 . ... , ed; 1 6. lld5, amenazando rih5 y t!h6). 1 6. ·0e7+, �e7; 1 7. �d6, bieS; 1 S. $ d 4 , � eS ; 1 9. f!tf6. 1 : o. .

.

263

Ataque al rey El jugador, que estaba el pri­ mero, abandonó el torneo, pero ya había jugado varias partidas brillantes. Una de ellas fue espe­ cialmente efectiva: decidió el ata­ que directo al rey. 77 . ... Barczay Apertura española (Torneo lnterzonal, Susa, 1 967) 1 . e4, e5; 2. 0Jf3, 0Jc6; 3. �b5, a&; 4 . .�.a4, 0f&; 5. 0-0, �e7; 6. �e 1 , b5; 7. �b3, d&; 8. c3, 0-0; 9. h3, 0Jb8. ( É sta es la idea del gran maestro húngaro Breyer). 1 0 . d4, 0Jbd7; 1 1 . ·L"l h4, ed. (Si 1 1 . ... , 0le4; 1 2. 0lf5). 1 2. cd, 0>b&; 1 3. 0lf3, d5; 1 4. e5, 0>e4; 1 5. •0bd2, 0>d2; 1 6. � d 2 , � f5; 1 7. �c2, A c 2 ; 1 8. 1! c 2 .

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(Las blancas "abren fuego" por todos lados). 2 2 . ... , fta5; 23. �e7, flt d 8 ; 24. ·L"lg5!. Las negras abandonan (24. ... , 0f6; 25. �g7+!). 1 : o.

He ganado al mejor "He ganado al campeón sovié­ tico y he demostrado que soy el mejor", dijo Bobby abandonando el torneo. Se trataba de otra vic­ toria muy e fectiva. 78 . ... Stein Apertura española (Torneo lnterzonal, Susa, 1 967) 1. e 4 , e 5 ; 2. {)f3, '0c & ; 3. �b5, a&; 4. � a 4 , ·;)f&; 5. 0-0, .(!J.e7; 6. �e 1 , b5; 7. �b3, d&; 8. c3, 0-0; 9. h3, Ab7; 1 0. d4, ·;) a 5 ; 1 1 . .�c 2 , 0Jc4; 1 2. b3, 0lb&; 1 3. 0Jbd2, ·0bd7; 1 4. b4!, e d ; 1 5 . c d , a5; 1 6. ba, c 5 ; 1 7. e 5 ! , d e ; 1 8. de, 0Jd5; 1 9. ·0le 4 , 0>b4; 20. Ab 1 , � a 5 ; 2 1 . t!r e 2 , •0lb 6 ; 2 2 . 0J f g 5 , Ae4; 23. 8e4, g & ; 24. t\'th4, h 5 ; 2 5 . 11tg3!, 0Jc4; 2 6 . 0Jf3, 'mg7; 27. 9f4, l"i h 8 ( V e r diagrama) 75

1 8 . ... , 1lc8; 1 9. b3, ·í)d7; 20. e&!, fe; 2 1 . l"i e & , c5; 22. �a5!. 264

28. e&!, f 5 ; 29. �f5!, f:US. (29 . ... , g f; 30. O'g3+). 30. Ae4, 9f4; 3 1 . �f4, -ª e S ; 32. �ad 1 , �a&; 33. �d7; -ª e & ; 34. ·0g 5 , l"if&; 3 5 . .� f 3 , �f4;

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dirigió a la sala para, nada menos, que dejar fuera de combate a su sorprendido rival.

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79 . ... R e s h e v s k y Apertura española (Torneo lnterzonal, Susa, 1 967)

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36. ·í"le6+, 'lfif6; 37. ·M4, 0e5; 3S. �b7, �d6; 39. � f 1 , •0c 2 . (Si 39 . ... , ·0f3; 40. �e a , ·;1¡d2+; 4 1 . �e 1 , �f4; 42. �f8+, 'l/g5; 43. .LH4, �f4; 44. 'll d 2). 40. bl,e4, 0id4; 4 1 . -ªb6, -ªdS; 42. 0Jd5+, �f5; 4 3 . ·í"le 3 + , �e6; 44. �e2, W d 7 ; 45 . .�b5+, 0b5; 46. -ªb5, W c 6 ; 47. a4, �c7; 4S. � e 2 , g5; 49. g 3 , � a S ; 5 0 . -ª b 2 , I:J. f S ; 5 1 . f4, gf; 52. g f , 0if7; 5 3 . ,l¿,e&+, •í"l d6; 54. f 5 , �aS; 55. .Q d 2 , �a4; 56. f6. 1 : o.

Una hora de ventaja En vi speras de esta partida Fischer me h a b í a preguntado cuánto tiempo le quedaba de reloj hasta la caída de la bandera. "Sólo diez minutos", dije. Siguió des­ cansando unos minutos más y se

1 . e4, e 5 ; 2 . ·í'Jf 3 , ·;) c6; 3 . .QJ.b 5 , a6; 4. �a4, 0f6; 5 . 0 - 0 , {!J. e 7 ; 6. �e 1 , b5; 7 . .� b 3 , 0-0; S. c 3 , d6; 9 . h3, h6; 1 O. d4, �eS; 1 1 . ·í"'lbd2, �fS; 1 2. ·í"lf 1 , �. d7; 1 3 . •0g 3 , 0la5; 1 4 . .� c 2 , c5; 1 5. b 3 , ·í)c6; 1 6. � e 3 , c d ; 1 7. c d , 0ib4; 1 S . .�b 1 , a 5 ; 1 9. a 3 , 0l a 6 ; 20. .(\d 3 , f!G c 7 ; 2 1 . 8 e 2 , tm'b7; 2 2 -ª ad 1 , g6. ( S i 22 . ... , d 5 ; 2 3 . de, mientras en 22 . ... , .� c6; 23. ftb2). 23. t!\J b 2 , tlt b S ; 24 . .121. b 1 , 'll h 77 . (Te ni a que haberse jugado �.g7). 2 5 . d e , de.

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26. 0i e 5 , �e5. (Si 26 . ... , 1!!t e 5; 27. Ad4). 27 . .(\f4, ftb7; 2S . .�.e 5 , ·;1¡eS; 2 9 . ·í"Je 2 , ·0c 5 ; 30. 0lf4, b4; 3 1 . 265

a 4 , �c6; 32. ·� d 5 , �d7. (las blancas tienen una clara ventaja y Reshevsky está intentando de­ fenderse). 33. Ad4, (Fischer no quiere cam­ biar su mortífero alfil). 33 . ... , ·�g7; 34. �d3, �e6; 35. � c 4 , �e8; 36 . .� f 6 , �ec5; 37. � c 2 , 0>e6; 38. �a 1 , t'!ta7; 3 9 . 'itih 1 , Ag7; 40. � g 7 , �g7; 4 1 . �b5, �bS; 42. a b , � b 8 ; 43. 'im' c 6 , ·0Je8 (amenazaba 44. 9d7 seguido de �f6+). 44. eS, �f8 (Todas las piezas negras están a la defensiva). 4S. �f6+, 0Jf6; 46. ef6, �b6. Las negras abandonaron sin es­ perar la jugada de Fischer: &ea. 1 : o. .

1 959, Tahl había jugado contra Fischer 8 . ... , b4; 9. ·�a4, ·0e4; 1 O. 0-0). 9. f S , eS; 1 0. 0J d e 2 , 0lbd7; 1 1 . � g 5 , .C!J.e7; 1 2. ·íJ g 3 , bl c 8 ; 1 3. 0-0 (si 1 3 . .C!J.f6, 0if6; 1 4. ·í'\h5, Zlc3 seguido de .�e4). 1 3 . ... , h S ; 1 4. h4, b4; 1 S. � f6. (Si 1 5. ·íJd5, •;'\d5; 1 6. �.d5, .�d5; 1 7. 'Dd5, �g5; 1 8. hg, Og5 y las negras dominan). 1 S . ... , � f6; 1 6 . .;) d S , Ah4; 1 7. ·íJ h S , 9g5;- 1 8. f 6 , g6!. (Si 1 8 . ... , �h5; 1 9. llf5 ó 1 8 . ... , 1 9. fg). 1 9. ·0lg7+, Wd8; 20. �f3, �g3; 2 1 . 9d3, � h 2 + ; 22. Wf 1 , ·íJ c 5 ; 2 3 . .!j, h 3 .

Despedida de Susa Después de jugar esta partida, abandonó el torneo. El jugador mejor clasificado dejó la compe­ tición, pero demostró su fuerza en alguna de las partidas que ha­ bía jugado ... 80. R. Byrne Defensa siciliana (Susa, 1 967) 1 . e4, eS; 2. ·� f 3 , d6; 3. d4, c d ; 4. c3, a6; 6. .�. c4. (Byrne elige contra Fischer su propia arma). 6 . ... , e6; 7. .�. b3, bS; 8. f4, Ab7. (En el Torneo de Candidatos, en 266

23. . .. , ,lj, h 4 ! . ( 2 3 . . . . , ·�d3; 2 4 . blh8+, � d 7 ; 25. Aa4+). 24. t! f 3 , ( 2 4 . ll h 4 , � h 4 ; 2 5 . t(g'f3, 'ae4). 24 . ... , 0!b3; 2 S . a b , .Qh3; 26. �h3, .�. d S ; 27. ed, f!U6+; 2 8. ll!'ie 1 , ftf4! . o : 1.

U n a c o m b i n a c i ó n p a r a el p e ó n Al sacrificio temporal de la dama y la conquista del peón, siguió una realización segura y resultaron capturadas dos piezas negras. 8 1 . ... Ree Apertura española (Nathanya, 1 968) 1 . e4, e5; 2. 'l'� f 3 , 0lc6; 3. �b5, a&; 4. �a4, ·M&; 5. 0-0, "�e4; 6. d4, b5; 7. �b3, d5; 8 . de, �e&; 9. 9e2, �e7; 1 0. lld 1 , 0-0; 1 1 . c4, b e ; 1 2 . .�c4, !l'd7; 1 3. '� c 3 , ·;) c 3 ; 1 4 . b e , f6; 1 5. ef, �f6; 16 . .'?J.g 5 , ·�a 5 . (Si 16 . ... , .!lad8; 1 7. �f6, blf6; 1 8. ·í'lg5, �f7; 1 9. fllt d 3, etc.).

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1 7. e e & + , e e 6 ; 1 8. � d 5 , f!t d 5 ; 1 9 . bl d 5 , .QJ, c3; 20. � c 1 , ,(?;.b4; 2 1 . �c7. (las blancas habían cal­ culado que este final con peón le iba a traer la victoria).

21 . ... , � a c 8 ; 22. íJ,a7, blc2; 2 3 . � 5 d 7 , � c 3 ; 24. n a c 7 , h6; 2 5 . �e3. L a s negras abandonan por­ que resultaron capturados su ca­ ballo y su alfil. 1 : o.

Los peones deciden Con una calidad de más las negras llegaron a creer que tenían una buena posición, pero la reali­ dad era distinta. Los peones cen­ trales del blanco estaban avan­ zando implacablemente. 82 . ... Hamann Defensa siciliana (Nathanya, 1 968) 1 . e4, c5; 2 . cí'Jf 3 , ·í'l c6; 3. d 4 , c d ; 4. ·;)d4, 0Jf6; 5. 0Jc3, d6; 6 . "� c4, e 6 ; 7 . .'\ b 3 , �e7; 8. �.e 3 , a6; 9. f4, 9 c 7 ; 1 O. 0 - 0 , ·i"'J a5; 1 1 . '9f3, 0-0; 1 2. f5, e5; 1 3. 0lde2, 0lb3; 1 4. a b , b 5 ; 1 5. g4, b4; 1 6. g5, b e ; 1 7. gf. (Las blancas consiguieron su objetivo. Obtuvieron ventaja posicional, iniciaron el ataque al rey negro y abrieron la columna g). 1 7 . ... , �f6; 1 8. be, �b7; 1 9 . c4. (La casilla d5 se pasó paulatina­ mente a las blancas). 1 9 . ... , d5; 20. ed, e4. (Ver diagrama) 2 1 . ftg3!. 267

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S3 . ... Minie Gambito de rey (Vinkovci, 1 968)

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(Si 2 1 . t!!l' e 4, ll feS; 22. 'f!!l' d 3, �a 1 ; 2 3. .!:la 1 , �eS resultarían ataca­ das dos piezas blancas). 21 . ... , �g3; 22. 0Jg3, .Ql.a 1 ; 2 3 . ll a 1 , f6; 24. �f2. ( E s cierto que las negras tienen una calidad de más, pero los peones centrales de las blancas son más fuertes). 24 . ... , �feS; 25. bl.d 1 , a5; 26. c5, bl.edS; 27. c4, a4; 2S. b4, a3; 29. b5, a2; 30. ,Z::i, a 1 , ,Z::i, a4; 3 1 . c6, �eS; 32 . .�b6. 1 : o.

1 . e4, e5; 2. f4, ef; 3. �c4, ·�e7; 4. 0l c 3 , c6; 5. 0f3, d 5 ; 6. .�.b3, de; 7. 0le4, ·1'l d5; S. e e 2 , .�.e7; 9. c4, ·� c7; 1 0. d4, 0-0; 1 1 . � f4. (Las blancas recupera­ ron el peón del gambito y obtu­ vieron una posición dominante). 1 1 . ... , 0Je6; 1 2 . .�e3, .QJ.b4+; 1 3. � f 2 , ·;) d7; 1 4. c5, 0Jf6; 1 5 . ·�f6+, m"f 6 ; 1 6. �hf 1 , 0Jf4; 1 7. .�.f4, �f4; 1 S. g 3 , �h6; 1 9. �g 1 , .�h3.

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ii De la época de Anderssen Muchos de los que estaban en la sala se sorprendieron al ver que Fischer jugaba el gambito de rey. Pero, incluso con esta aper­ tura de la época de Anderssen, Fischer consiguió una posición brillante y ganó en el estilo de Anderssen. 268

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20. •íle5! (tras esta jugada la po­ sición de las negras se derrumbó como un castillo de naipes). 20 . ... , � f 1 . (Si 20. ... , �e6; 2 1 . ·ílf7 .r!l. f7; 22. lJ. f7 'ª f7; 23. 'ª f 1 bl.f8; 24. �e7, ftg6; 25. bl.f7). 2 1 . ll f 1 , .�.d2; 22. ZJ.f3, bl. a d S ; 2 3 . •ílf7, bl.f7; 2 4 . ll!Je7. 1 : o. 1

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Una patente española Durante su estancia en Grecia Fischer probó, en un tí pico hadi­ cap-match con relojes, su inven­ ción de la variante del cambio de la apertura española. Aquí está el resultado. S4 . ... Anastopoulos Apertura española (Atenas, 1 968, Match con ventaja) 1 . e4, e5; 2 . b d 2 , 0>c6; 1 3. ft'b 1 , 0>h5. (Pérdida de tiempo. Hubiera sido más seguro 1 3 . ... , g6). 1 4. �e3, h& (si 14 . ... , f5, estaría mal por 1 5. g4!, fg; 1 6. 0>g5, �d6; 1 7. �h7, etc.). 1 5. ·í"le5, 0Jf6 (si 15 . ... , 0!e5 se­ guiría 1 6. de, .t4c5; 17. a5, 9c7; 1 8. 0lf3 con ventaja de las blan­ cas). 1 6. h3. (Impide eventualmente 0>g4, en muchas variantes prepara g-2, g4 en el caso de enroque de las negras). 1 6 . ... , �d&; 1 7. 0-0, W/181. (Es mejor 17 . ... , 0-0). 1 8. f4, .� ea. (Si 1 8 . ... , 0le5?, seguiría 1 9. fe, �e5; 20. a5, ga­ nando). 1 9 . .Ql.f 2 ! , fJ!/c7. (Si 19 . ... , g6 entonces 20. f5!, gf; 270

21 . .QJ.f5, ef; 22. 'l!'ff5, 't!d8; 2 1 . .QJ.h4 y gana). 20. �h4, 'í"lg8.

(Las negras tienen una posi­ ción muy pasiva y esperan con­ seguir reagrupar sus fuerzas). 2 1 . f5, 0>e5; 22. de, �e5; 2 3 . fe, �f&; 24. ef, .�f7; 2 5 . ·0lf 3 ! , Ah4. (Si 22 . ... , g5 viene 2 3 . � f2, �g7; 24. �d4 etc.). 26. 0>h4, 0lf6; 27. 'í"lg&, � g & ; 28. �g& , � e 7 1 ! . (Petrosian en­ contró una defensa ingeniosa en una posición difícil, intentando trasladar el rey a la seguridad del flanco de dama, en una situación en la que ya se estaba esperando que abandonase). 29. � f 5 , \'6!/ d S ; 30. ll.ae 1 , t!t' c 5 + ; 3 1 . 'i!?h 1 , ll. f 8 . (Pierde forzosa­ mente. Ofrecí a más resistencia 31 . ... , ,¡::¡, c 6). 32. fte5!. (Las negras casi se encontraban en una posición for­ zada. Tienen cortada la retirada por la casilla c7).

32 . ... , �c7. (Pierde 32 . ... , flkc7 por 33. �f6! o por 33. �d5+!). 33. b4!, �e&; 34. c 4 ! , de; 35. �f5, �ff7; 36. � d 1 + , � f d 7 (si 36 . ... , 0ld7, gana 37. �fe 1 ). 37. �d7, �d7; 3 8 . ft b 8 + , '/Re7. (Si 38. ..., �ca, entonces 39. �d7+, cí')d7; 40. �d6, g anando). 39. llde 1 + (si 39 . ... , �f7, sigue 40. 8'e8 mate). 1 : o. (Comentarios de R. Fischer)

4. ·í'lc 3 , fe; 5. ·í'!e4, d5; 6. 0le5, d e ; 7. ·í"'l c&, eg5, (7 . ... , 'Dd5 pro­ bablemente plantearía más pro­ blemas a las blancas). 8 . ft e 2 , ·í'lf&; 9. f4, �f4; 1 O. d4, 1!!t h4+; 1 1 . g 3 , tl'!th3. ( A sí jugaron Gheorghiu y Maric en Skopje, en 1 968. Gheorghiu jugó 1 2. '"í"'la7+ y no consiguió nada. En Vinkovci, Robatsch, Gheorghiu y yo estuvimos analizando e s t a posición toda l a noche. Gheorghiu me enseñó esta partida con Ma­ r i c , q u e me i n t e r e s ó m u c h o . Nuestra i dea f u e l a jugada 1 2. �g5). 1 2 . �g5, a&; 1 3 . .�a4, �d7; 1 4. �f&, gf&; 1 5. 9'e4+, 'll f 1.

En cinco minutos Fischer también ha mostrado su auténtico arte en las partidas rápidas, donde tan sólo se juegan cinco minutos.

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86 . . . . Matulovic Apertura española (Torneo de partidas rápidas, Herceg Novi, 1 970) 1 . e4, e5; 2 . h7, l!.e8; 1 4. 0!f6+!, gf; 1 5. M'h6, f5; 1 6. .�g5 y ganarían). 1 1 . ... , h6; 1 2. ne 1 , b6; 1 3. ·i) d 2!7. (Un modo estándar para proteger indirectamente al peón "a•). �a47. ( Arriesgado). 13 1 4 . de 7. (Era posible 1 4. 'Bg4 y si 14 . ... , c4?; 1 5. �c4, de; 1 6. f!d.e7 con ventaja para las blancas. Pero, mejores o p o r t u n i d a d e s para las negras daría 1 4 . ... , 0-0; 1 5. de, b5!; 1 6. c6, �c6; 1 7. � f8, bif8 compensando la calidad). 1 4 . ... , be?. (Yo temía a 1 4 . ... , �eS! pero después de 1 5. cb, ab; 1 6. �f 1 , las blancas obtendrían cierta compensación por el peón, por e jemplo: 1 6 . ... , 8'c3?; 1 7 . bie3!, 'f!lc7; 1 8. � b 2 o 1 6 . ... , 0Jeg6; 1 7. c4. Para las negras lo mejor sería 1 6 . ... , �c6!). 1 5. '9g4!, �e&; 1 6. � g7 . l!. g S ; 1 7. e h & . � e 5 ; 1 8. �e57. ( 1 8. ftf4!, c4!; 1 9. � f 1 , ·í)7g6; 1 8. Og5. Las negras están práctica­ mente en un aprieto. Las blancas amenazan 1 9. h4, o h5). .

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1 8. . .. , d4; 1 9. �e4, de; 20. .� c 6 + , ·;) 7 c 6 7 ? . (Naturalmente 20 . ... , �c6; 2 1 . ·;)e4, c;)f3+; 22. �h 1 ; -22. �f 1 , c{)d2+; 23. 0!d2, cd ganarí a la pieza-, 22 . ... , c;'>e 1 ; 23. Z'l,e 1 , 0-0-0! y las negras gana­ rían, porque si 24. �e7, f(te4! y mate en tres j u g a d a s . Si 23. 0lf6+, W/d8; 24. �e7+, 'tae7; 25. 0l g 8 + , Z'l, g 8 ; 26. f 3 ! , ·M3 ; 2 7 . �a7+, �d6; 28. tlf4+, 'l"'> e 5 y las negras hubieran ganado después de unas jugadas. Si 26. �a7+, en­ seguida ile8; 27. f3, tlc4! con el mate rápido). 2 1 . 0e 4 , 0-0-0. (21 . ... , ·0f3+?; 22. W/h 1, 0>e 1; 23. 0lf6+ y ·0g8 ganaría). 22. �ed 1 7. (Muchas otras juga­ das hubieran sido más sólidas). 2 2 . .. , 0lg47. (Una sorpresa agra­ dable. Si 22 . ... , '0f3+; 23. �h1 -23. ltl f 1 , 'Dh2+; 24. �e2, f!!t e5!, etc-, 23 . ... , �h8; 24 . .�d6, �h6; 25 . .�c7, 1lc7; 26. gf, �dh8 con buenas oportunidades para las negras). 23. @h4. ( Ahora las blancas jue­ gan d6 a la casilla débil de las negras y toman la iniciativa gra­ cias a la posición segura de su rey). 23 . ... , l'i d 1 +; 24. �d 1 , f5; 25. ·;�d6+, \!lbS; 2 6 . 'í"'>b5, fl!tg7, (o 26 . ... , �a5; 27. eh7!). 27. � d 6 + , '&b7; 28. l'i b 1 , 'l/c8; 29. � g3 . (29. Ag3! hubiera sido más fuerte ... ). 29 . ... , m'b7. (Daría muchas más oportunida­ des 29 . ... , ·0f6). '

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30. '0c3. (Es posible que las ne­ gras quisiesen tender una trampa 3o. Af4, �da! y 3 1 . 'í"'>d6+?, nd6 o 3 1 . h3?, �b5! o 3 1 . 0lc3, ab 1 + etc.). 30 . ... , �a6; 3 1 . h3, 0!f6; 32. @h4 (estaría mejor 32. �f3). 32 . ... , 0!d7; 33. 'f!th7, l'id8; 34. @f7, �c4; 35. �b3, 'D d47?. (35. ... , ·0d4!). 36. �e6. (El resto es sencillo). 3 6 . ... , 1!U6; 37. fl!t d 5 , ·í">7e5; 3 8 . 'í"lb5, ft1f7; 3 9 . � c 5 , 0lf3+; 4 0 . l'i f 3 , 1Nd7; 4 1 . � d 3 . 1 : o. (Comentarios de R. Fischer)

88. K o rchnoi Defensa india de rey (Primera partida del torneo de partidas rápidas, Herceg Novi, 1 970) 273

1 . d4, ·0lf6; 2. e 4 , g6; 3. 0l e 3 , �g7; 4. e 4 , d 6 ; 5 . .�.e 2 , 0-0; 6. ·L'lf3, e 5 ; 7. 0-0, 0le6; 8 . d 5 , e4; 22. hg, Z:'l.c8. (Ver diagrama) 23. Z:'l.h2. (Si 23. �f5, ef; 24. 9h5, Z:'l.c2+; 25. �c2, f!ljc7+; 26. 'll b 1 , ·i)c3+; 27. \!lc2, 0ld 1 +; 28. lll d 1 , Z:'l.d4+ con mate). 23 . ... , .!la4; 24. ll!'i' b 1 , d5!; 2 5 . c 4 , Z:'l.ac4; 26 . .�f 1 , Z:'l. b 4 ; 2 7 . e h 3 , 0>c3+; 2 8 . \W c 1 . (Ambos reyes están en peligro. Ganará el primero que tome la iniciativa).

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28 . ... , ·í)a4+; 2 9 . �b 1 , Z:'l. b 2+!; 30. l'l b 2 , ·í)c3+; 3 1 . 'iti c 1 , e a3. (Las negras jugaron más incisiva­ mente llevándose la torre de la sexta línea y así asestan el golpe decisivo). 3 2 . ,Q¡_ d 3 , 'flt a 1 + ; 3 3 . 11ti d 2 , '9 b 2 + ; 34. l!le 1 , ·í)e4. o : 1.

No sólo l a calidad En esta partida no era decisi­ vo que Fischer ganase la calidad. La posición de las negras se esta­ ba derrumbando a partir de la apertura. 90 . ... Uhlmann Defensa francesa (Torneo de la Paz, Rovinj, Zagreb, 1 970) 1 . e4, e&; 2 . ·1'lc 3 , d5; 3. d4, �b4; 4. a 3 , ,Q), c 3 + ; 5. be, de; 6. 275

tt g4, �f6; 7. � g7, bl. g 8 ; 8 . 9 h 6 , bl. g 6 ; 9. � e 3 , ·;\c6; 1 O. .�, b 2 , f! d 6 ; 1 1 . f3, ef; 1 2. ·0f 3 , ,� d7; 1 3 . 0 - 0 - 0 , 0 - 0 - 0 ; 1 4. c4, ·0g4; 1 S. � d 2 , f S ; 1 6. d S , 0lb8. (Si 1 6. . .. , ·';�,e 7; 1 7. h3, ·í'lf6; 1 8. 0le5, ·í1>e4; 1 9 . f! d 4 , �g3; 20. 9a7). 1 7. h3, ·í"'lf6; 1 8. ·í'l eS, ·í'le4; 1 9. t'ltd4, �g3; 30. ·í1>f7, 9f4+; 2 1 . l!lb 1 , e S ; 22. � e S , �eS; 2 3 . .Ql.e S , lldg8; 2 4 . ,QJ,d3. (Si 24. �.g3, bl.g3 con la amenaza 0!c3+ y 'l)f2).

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contra K o v ac e v i c después d e treinta jugadas, a pesar de jugar con blancas. E s t a partida de­ muestra que también algo así es posible. 91 . ... K o v acevic Defensa francesa (Torneo de la Paz, Rovinj, 1 970) 1 . e4, e6; 2. d4, dS; 3. ·í1> c 3 , .QJ.b4; 4. a 3 , .1l. c3+; S. be, d e ; 6 . � g 4 , ·í1>f6; 7. � g 7 , bl. g 8 ; 8 . 9 h 6 , ·í'lbd7; 9 . 0e2, b6; 1 0 . .�gS, 9e7!; 1 1 . 9 h 4 , .1l.b 7 ; 1 2 . � g 3 , h6!; 1 3 . .�.d 2 . (Si 1 3. �h6, ·í'l g 4 ; 1 4 . .1l.e7, ·í'\ h6; 1 5 . .1l.h4, bl.g4). 1 3 . ... , 0-0-0; 1 4 . .1l.e 2 , ·í'lf 8 ; 1 S . 0-0, �g6; 1 6. '!!J} h 6, bl.h8; 1 7. 1'!lt g S , bl. d g 8 ; 1 8. f3 .

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24 . ... , bl.g2; 2 S . .�e4, f e ; 26. ·0 d6+, 'i!?c7; 2 7. �e4+, 'mb6; 28. 0>f6, ,QJ. a4; 29. 0lg8, �. c 2 + ; 30. ® c 1 , �d7; 3 1 . bl. dg 1 . 1 : o.

·�c ·� ·�c La sensación de Ro vinj Fue la mayor sensación del Torneo de la Paz. Fischer perdió 276

1 8 . ... , e3!; 1 9 . .�. e3!. (Si 1 9. 'lll e 3, 0 d5 junto a t!!l h 4). 1 9 . ... , 0>f8; 20. �bS, ·í'l d S ; 2 1 . � f 2 , a6; 22. � d 3 , bl.h2; 23. nh 1 , �h4; 24. bl. h 2 , � h 2 ; 2S. ·

,,'\¡f 1 , ng2+; 26. � e 1 , flth4+; 27. �d2, �g6. (Las piezas blancas están mal colocadas. Incluso el gran Fischer no podía hacer nada en tal situación). 28. n e 1 , ·0gf4; 29. �f4, 'í'l f4; 30. �e3, nt2 (amenazaba 0Jg2). Son pocos los que habían ganado a Fischer de este modo, pero en una sala de competiciones todo es posible. o : 1.

lJ,f8; 2 8 . �g2. (Se iniciaban los preparativos para el asalto por la columna h). 2 8 . ... , nn; 29. t3, 0ts; 30. h4, gh; 3 1 . llh4, ll,h7; 32. ll,ah 1 , nh4; 33. nh4, g5; 34. nh6.

E l último golpe La posición de Fischer estaba mucho mejor, pero el último gol­ pe con la torre fue extremada­ mente efectivo y sorprendente. 9 2 . .. Gligoric Apertura española (Torneo de la Paz, Rovinj, 1 970) .

1 . e 4 , e 5 ; 2 . 'í'lf 3 , 0lc6; 3. � b 5 , a6; 4. �a4, 0lf6; 5. 0 - 0 , �e7; 6 . ll, e 1 , b5; 7. A b 3 , d 6 ; 8. c 3 , 0 - 0 ; 9. h 3 , h6; 1 O. d 4 , ll, e 8 ; 1 1 . g S , ·;\f 8 . ( V e r diagrama anterior) 28. �e4!, 1l!te7. (Si 28 . ... , de; 29. ·03e4 con 0lf6). 29. ·í'>h7!. (Otra gran sorpresa). 2 9 . ... , 0>h7; 30. hg, fg; 31 . .QJ. g & , ·�gS; 32. 0l h S , 0Jf3+; 33. � g 2 , ·;)h4+; 34. � g 3 , •i"lg&; 3S. ·iJf & + , rm n ; 3&. eh7+. 1 : o.

El d e s file de la torre blanca Las negras ya creían que po­ dían enrocar cuando la torre blan­ ca efectuó un desfile efectivo, se colocó al alcance de tres piezas y todo lo que hicieron después las negras fue en vano. 9S . ... C a m a ra Defensa siciliana (Olimpiada de Siegen, 1 970) 1 . e 4 , e S ; 2 . 0>f3, d&; 3. d4, ;)f6; 4. 0Jc3, c d ; S. 0ld4, g&; 6. �.e 3 , �g7; 7. f3, 0>c6; 8 . 9 d 2 , .í?i.d7; 9 . .�c4, � c 8 ; 1 0 . .í?l,b3, � a S ; 1 1 . 0-0-0, 0!eS; 1 2. h4, ·:� c 4 ; 1 3 . .�c4, � c 4 ; 1 4. 0lb3, 1f!!í c7; 1S . .� d 4 , � e & ; 1 6. eSI, de; 17 . .�es, ft c 8 ; 1 8. 9 e 2 , �d7. (Ver diagrama)

1 9. z::l. d 7!. (Una excelente conten­ ción. Las negras tardaban en en­ rocar, pero ya no tendrán oportu­ nidad de hacerlo). 1 9 . ... , �d7. (Conseguido a la fuerza, porque las demás piezas estaban recar­ gadas, cumpliendo otra misión). 20. c,')bS!. (Mucho mejor que 20. �d 1 +, 'meS y si 2 1 . 0>b5, 'mf8). 2 0 . ... , 9c6; 2 1 . b!. d 1 +, 'f!le8; 22. ·;\c7+, ftc7; 2 3 . .C!l.c 7 , b!.c7; 24. 9bS+. 1 : o.

Caballo contra alfil Habitualmente el alfil es supe­ rior que al caballo para la lucha en el final. Pero el caballo de Fischer era diferente. A demás, Fischer había jugado en el final con la precisión de un reloj. 279

96 . ... Unzicker Apertura española (Olimpiada de Siegen, 1 970) 1 . e 4 , e5; 2 . 0lf3, 0Jc6; 3. c� b 5 , a6; 4 . .(!;. c6, d e ; 5. 0 - 0 , f6; 6. d4, ed; 7. 0!d4, 0Je7; S. � e 3 , '� g6; 9. cí\d 2 , �d6; 1 o. 0!c4, 0-0; 1 1 . ft d 3 , 0Je5; 1 2 . 0Je5, �e5; 1 3. f4, � d 6 ; 1 4 . f 5 , f!! e 7; 1 5. � f 4 , �f4; 1 6. �f4, �d7; 1 7. � e 1 , � c 5 ; 1 S. c 3 , �aeS; 1 9. g4, e- d 6 ; 20. 9 g 3 , �e7; 2 1 . 0lf3, c 5 ; 2 2 . e 5 , fe; 2 3 . �fe4, .�c6; 24. �e5, �feS; 2 5 . �e7, �e7; 2 6 . 0J e 5 , h 6 ; 27. h4. (Preparativos para atacar el enro­ que de las negras). 2 7 . ... , �d7. (Hubiera sido mejor f!td5). 2S. O'f4, f!!t f 6; 29. �e2, QJ.cS. (Nuralmente no 29 . ... , 9'h4; 30. 0lg6). 30. 9 c 4 + , \!lh7; 3 1 . '�g 6 , �e2; 32. '8 e 2 , �d7; 33. 1!/e7, 'f!e7; 34. 'í\ e7, g5; 35. hg, hg; 36. 'í\d 5 . (Después de esta jugada las negras tienen que dar el peón porque amenazaba 0Jf6+). 3 6. ... , �c6; 37. '�c7, �f3; 3S. '�eS!, �h6; 39. 0Jf6, �g7; 40. Wf2. (Fischer jugó este final con mucha precisión y no deja ningu­ na oportunidad a su rival). 40 . ... , A d 1 , 4 1 . 0Jd7, c4. (Si 4 1 . ... , .�g4; 42. f6+, \!ilg8; 43. f7+, �f7; 44. 0!e5+). 42. �g3 (si 42. ... , b5; 43. 0Jc5, a5; 44. a3, �c2; 45. 0lb7, a4; 46. 'Dd6). 1 : o. 280

La partida del decenio Su encuentro con Spass k y en la Olimpiada de Siegen, se deno­ minó la partida del decenio. Fis­ cher no tuvo suerte. Sufrió una nueva derrota y tuvo que esperar a Reykjavik para tomarse la re­ vancha. 97. Spassky Defensa Grünfeld (Olimpiada de Siegen, 1 970) 1. d4, 0Jf6; 2. c4, g6; 3. 'DC 3 , d5; 4. c d , 0l d 5 ; 5. e 4 , 0J c 3 ; 6 . b e , �g7; 7. � c 4 , c 5 ; S. 0l e 2 , 'Dc 6 ; 9. � e 3 , 0-0; 1 0. 0 - 0 , 9 c 7 ; 1 1 . .!l e 1 , �dS. ( S e c r e ó u n a posi­ ción igual cuando Spassky y Fis­ cher jugaron en Santa Mónica, en 1 966. Allí Spassk y continuó 1 2. Se 1 , e6; 1 3. f4, 0>a5; 1 4. �d3, f5; 1 5. �d 1 , b6 ... ). 1 2. h3, b6; 1 3 . f4, e6; 1 4. '9' e 1 , '� a5; 1 5. � d 3 , f 5 ; 1 6. g4, fe; 1 7. �e4, �b7; 1 S. 0>g3, 'D C4; 1 9 . .a4. (El rey ocupó la casilla donde i ba a colocarse el caballo, así que este no tenía donde ir y tuvo que aceptar el cambio). 1 S . ·í'la4, ba; 1 6 . c4, �eS; 1 7 . 1!1ta4, �d7; 1 8. t!lt b 3 , g S ; 1 9. .�. g 3 , ·;)h S ; 2 0 . e S , de; 2 1 . be, t!!t d S ; 2 2 . bl. e 8 + , fi d 7 ; 2 3 . t!ta4+, �. c6; 24. ·1"lc6. 1 : o.

La codicia castigada Las negras capturaban l o s peones q u e se l e ofrecían, pero esa codicia le costó muy cara. Fischer obtuvo la v ictoria con suma facilidad, con su estilo ca­ racterístico. 283

gan otro peón, pero . ). 1 9. !i fd 1 , e & ; 20. ·0> c 3 , 1!\lb&.

1 02 . ... A d dison Escandinava (Torneo lnterzonal, Palma de Mallorca, 1 970)

..

1 . e4, d5; 2 . e d , 'O d 5 ; 3. 0Jc3, 'O d 8 ; 4. d4, cí)f6; 5. �c4, �f5; 6. 9 f 3 ! , 9 c 8 ; 7. �. g5, � c 2 ; 8. !ic 1 , �.g6; 9. cí) ge2, •í)bd7; 1 0. 0-0. (¿Qué es lo que consiguieron las negras en la apertura? Captu­ raron un peón, pero sus piezas quedaron sin desarrollar. Todas las piezas blancas ocupaban los puestos excelentes). 1 0 . ... , e&; 1 1 . �f&, gf. (Si 1 1 ... , 0Jf6; 1 2. d5). 1 2 . d5, e5; 1 3. �b5, �e7; 1 4. �g3, a&; 1 5. � d 3 , '9d8; 1 6. h 4 ! , h 5 ; 1 7 . � f 5 , ·0>b 6 ; 1 8 . '0>ce4, ·í)d5. (las blancas entre.

284

2 1 . !id5, c d ; 22. e6; 8 . d 5 , ;') e 7 . (Taimanov j u g ó l a variante que le gusta a Fischer con las piezas negras. Hasta el momento los dos estaban contentos). 9. �. d2, 'l'leS; 1 0 . .!::l. e 1 , f5; 1 1 . ef, gf; 1 2. �g5, h & ; 1 3 . '�e & , .�e&; 1 4. d e , �eS; 1 5. e"b3, e & . (Las negras defienden l a casilla d5 y planean �e8-c7: e6 la captu­ ra del peón y la activación del caballo). 1 6. �.h5. (El sacrificio de la pieza 1 6. ,í')d5??! sería peligroso para las negras sólo en una partida rápida. Las negras juegan 16 . ... , cd; 1 7. cd, tllt b 8 con una defensa fácil). 1 6 . ... , ee6. (Como ya se sabe, a Fischer le gusta tener un peón de

más. Eligió una variante forzada en la que ganaba el material y de jaba a las blancas más espacio para las operaciones). 1 7. f!lb7, �f6; 1 8. � e 2 , .!::l. f bS; 1 9. tllt a 6 , .!::l. b 2 ; 20 . .!::!. f d 1 , e4; 2 1 . ft' a 3 . (21 . .M4, tras esto es imposible en seguida 21 . ... , d5. Si 2 1 . ... , .!::l. b 6; 22. ea3 o 22. 9a5). 21 . ... , .!::l. b 7; 22. �f4, d5; 23. ed, ed; 24. 0>b5, 'l)g6! (se ame­ naza 25. h7; 37. fth5, 0>f6, etc. 36. g4, tampoco estaría mal, pero las negras tendrían el con­ traataque y después de 36. . .., !tc7+; 37. �g2, '9b6; 38. f!c3, rl.b2 y si 39. �e3, 0lf4+!). 36. . .. , e"d6+; 37. g3, 'f!!t b 4!. (Amenazaba 38 . ... , t'te 1 ). 3 8 . ';\c6, 'Bb6; 3 9 . 01a7. (Hubiera sido mejor 39. 0>d4). 3 9 . ... , 1!te3; 40. Ae3, .)¿, e 1 !. La partida se suspendió aquí, pero T a i m a n o v abandonó sin reanudar el juego. o : 1.

En la primera partida Taima­ nov estuvo atacando más que Fischer, pero en la segunda Fis­ cher contaba con la ventaja de su superioridad ajedrecística y psi­ cológica. La gente dice con fre­ cuencia que Fischer juega sola­ mente las variantes bien conoci­ das, sin jugadas propias, a pesar de saber mucho sobre las apertu­ ras. Pero eso no es cierto. Lo podemos comprobar también en la segunda partida.

1 0 4 . . . Taimanov Defensa siciliana (Segunda partida) .

1 . e4, c5; 2. ·:'>f3, 0>c6; 3. d 4 , c d ; 4. ·1'>d4, e6; 5. 0b5, d 6 ; 6 .

�f4. (Fischer había jugado muy pocas veces la variante con 6. �f4 pero, si no recuerdo mal, la jugó hace diez años. En el torneo lnterzonal de 1 970, las blancas jugaron 5. c4, pero no retuvieron la iniciativa en la apertura). 6 . ... , e5; 7. � e 3 , 0J f 6 ; 8. � g 5 , ea5+. (Varias partidas terminaron rápi­ damente con 9. �d2, f!rd8; 1 O. �g5, 9'a5+; 1 1 . �d2, �d8, en tablas. No sé si T aimanov estaba dispuesto a hacer lo mismo ... ). 9. 9d2, ·;) e4; 1 O. t h 5 , 0Ja5; 1 1 . .QJ.e3. (Evidentemente estaría mal 1 1 . 0Jc7+, Wd7; 1 2. ·0! a8, 0lg5). 1 1 . ... , 'tWd7

.i. .1. J. J. .l

(En esta posición las blancas, por norma, capturan el peón 1 2. ·'0a7 o .&.. a 7, pero el centro fuerte de las negras ofrece un bonito jue­ go. Fischer introduce ahora una inovación muy interesante). 1 2 . ·0 1 c3!.

(No sé si este sacrificio de peón era correcto. Estamos esperando la respuesta d e los teóricos o de Fischer y Taimanov. Pero en esta posición las negras tienen que estar defendiéndose durante lar­ go tiempo. A T aimanov no le gus­ ta el juego pasivo). 1 2 . ... , ·í"lc 3 ; 1 3. 'í)c 3 , �d8. (Qui­ zás 1 3 . ... , b6). 1 4. •í)b5!. (Si ahora 1 4 . ... , d5; 1 5. �a7 con 1 6. �b6+, �d7; 1 7. 0Jc7 ... ). 14 . ... , �e&; 1 5. 0-0-0, b6. (Si 1 5 . ... , d5; 1 6. �a7) . 1 6 . f4! (después de 1 6. ·;)d6, �d6!; 1 7. nd6+, �e7; 1 8 . .l.ld 1 , �c4, las negras tendrían un juego llano. Pero en estos momentos no tendrían nada mejor que el cam­ bio en f4. Después 1 6 . ... , e4; 1 7 . 7)d6, �.d6; 1 8. �d6+, lf!Je7 y las blancas tendrían la jugada 1 9. ri.d4. Si 1 6. ... , f6; 1 7. fe, fe; 1 8. ·L3d6, el peón e5 estaría muy dé­ bil). 1 6 . ... , ef; 1 7 . .c?.l.f4, ·í"l b7; 1 8. �.e 2 , .�. d7. (Si 1 8 . ... , {!J.e7; 1 9 . .QJ. f3). 1 9. bid2!, {!l.e7; 20. � h d 1 (si 20 . ... , g5; 2 1 . .�.d6 o 2 1 . ·0>d6; y, si 20 . ... , a6; 2 1 . •í)d6, 0>d6; 22. �b 1 !). 2 0 . ... , �b5; 2 1 . .�b5, 'li/c7; 2 2 . ri e 2 , .�. f 6 ; 2 3 . � d e 1 , n a c 8 , (porque 2 4 . �e7+!). 24 . .�c4, llhf8; 2 5 . b4!. (Fischer juega muy bien las posiciones de este tipo). 25 . ... , a 5 ; 26 . .Q)�d 5 . ( Amenazaba 27. Jle7+). 26 . ... , �b8; 27. a3, z:!. f d 8 ; 2 8 . .�. f7. 287

(Si 28. 'ªe4, �.c3; 29. n 1 e2). 2 8 . ... , .� e 3 ! ; 29. ,(]¡. d 2 , d5; 30. Zld 1 , d 4 ; 3 1 . ,(]¡> e 3 , .1J.e3:. (Tam­ bién 31 . ... , de). 32. � b 2 , d3!; 33. '& e 3 , de; 34. B. e 1 , ·0ld6; 35. �h5, •íJ b5+. (T ai­ manov había consumido dema­ siado tiempo en este juego y co­ metió una equivocación. 35. . .. , B.c8+; 36. '&b2, 0>c4+; 37. 'll a 2, ·íJe3! o 36. Wb3, ·í:'>b5; 37. c4, ·íJd4+; 38. 'f!';'c3, ·�b5+). 36. Wb2, ab; 37. ab, l;1.d4; 3 8 . e 3 , .1J. h 4 . ( N o 38 . ... , .1J.d2+; 3 9 . "ll b 3, B. d 3 ; 40. Wc4). 39. Ae2, 0>d6; 40. B. d 1 , r&e7; 4 1 . h3, B.f4; 42. B. f 1 , B.e4; 4 3 . .�. d 3 , .1J.e5; 44 . .1J.f2, h 5 ; 45. e4.

-

.1.

\V)

,a B, -





.1. :l

.1.



A ,a

ft

1

(A quí se aplaza la partida por pri­ mera vez. Las blancas tienen un peón de más. Su alfil está más activo que el caballo negro). 45 . ... , B.g5. (45 . ... , B.e3; 46. Wc3, '0e4+; 47. l'&d4, .1J.d3+; 48. \t!le4 y las blancas ganarían). 46. � e 3 , 'l?d7; 47 . .1J. a 2 , W e 8 ; 288

48. �d4, 1!Je7. (Las blancas hu­ bieran podido continuar 49. B.e2 y después 49. ..., Wid7. Si 49. ..., itid8; 50 . .1J.e6, 'll d 7; 51 . .1J.g6; 50. eS, bc4; 5 1 . be, 0Jc8. Averbach recomendó 49. h4, B.g4+; 50. '&d5, .1J.h4; 5 1 . eS). 49 . .1J.a7+, 'md8; 50. e5. (Des­ pués de esta jugada las blancas probablemente no podrían ganar. Hubiera sido mejor 50. B.a6 o 50. .1J.a2). 50 . ... , be+; 5 1 . be, ·0le8; 5 2 . .1J.a2. ( 5 2 . Ae4, 0i c 7 ; 5 3 . ltlc4 hu­ biera dado mayores posibilidades a las blancas). 52 . .. . , 0>e7; 53 . .� e 4 , "ll d7; 54 . 'ªb2. (Las negras lo hubieran teni­ do más difícil tras 54. �.b3). 54 . ... , �e6; 55 . .�b3. (55 . .1J.b6+, l!tld7). 5 5 . ... , ·üb 5 + . (Na turalmente no 55 . ... , 'ªc5; 56. .QJ.a4+). 56. 1!Je3, We5. (Las blancas tie­ nen cierta ventaja, pero no la su­ ficiente para ganar). 57. \Wf4, ª g6; 58. � d 1 , h4; 5 9 . f/f5, B.h6; 60. � g 5 , ·ü d6; 6 1 . A e 2 , 0Jf7+; 62. fig4, 0l e 5 +; 63. lflf4, fid4; 64. &tb4+, fiel; 65. .1J.b5, ·ü f7; 66. ªe5+, 'l/d4; 67. 'ªf5, g5+; 68. �g4, ·üe5+; 69. \Wg5, ªg6+; 70. \Wh4, B. g 2 ; 7 1 . �d 1 , B.g8; 72. �. g4, We4; 73. �g3. (El segundo aplazamiento). (Eran tablas absolutas, pero al día siguiente jugaron la tercera parti­ da, que, en mi opinión, influyó mucho sobre ésta. Tampoco los ayudantes de T aimanov encon-

.1.

84. h5, 0g5; 8 5 . � f 5 , ·M3 ; 86 . h&, 0g5; 8 7. � g6 , � f 3 ; 88. h7, ·l">h4+; 8 9 . tef&. 1 : o.

1 05. Taimanov Defensa india de rey (T ere era partida) ,_

traron ningún camino que llevase a tablas). 73 . ... , btg7; 74. ll.f4+, �d5; 75. ll.a4, 0!g6. (Lo más fácil hubiera sido 75 . ... , ·í"lg4; 76. hg, �e6; 77. '&h4 (77 . .!lf4, 'ªf7) ll.g8!; 78. ll.f4, 'itie5 con tablas teóricas). 76 . .!:la&. (75. ll.a5+, 11Wd6; 76. ll.g5, f/e7). 76 . ... , ·í"l e5; 77. Wf4, ·í"lg&+; 78. f/ g 5 , e4, {!J. e7; 22. ll d 1 , 9e5; 2 3 . 9 d 3 , r a s ; 24. 9d4, t!ltd4; 2 5 . ll d 4 , d5; 26. ·0c3, � c 5 ; 27. lld2, lJ.f4; 28. g 3 , lJ.c4; 29. 'í"le 2 , �a4; 30. a 3 , �d7; 3 1 . �g2, b5; 32. c 3 , a5; 33. ·í"l d4, b4; 34. ·í"lb 3 , �b6; 35. a b , ab; 36. c 4 , �c6; 37. c 5 , .� c7; 3 8 . ·í)d 4 + , � d 7 ; 39. f 4 , e5; 4 0 . c6+, ltl c B ; 4 1 . 'Db 5 , �a2; 42. f 5 , .�d B ; 43. ,¡¿, d 5 . 1 : o.

293

20. Semifi n a l de Candidatos. Sensación en Denver. 6 : O contra Larsen. 1 09 . ... Larsen Defensa francesa (Primera partida) 1. e4, e6. (En una entrevista, antes del comienzo del match, Larsen dijo que había preparado para Fischer varias sorpresas en las aperturas. Larsen había juga­ do pocas veces la defensa fran­ cesa y así sorprendió ya en la primera jugada). 2. d4, d5; 3. 0lc3, �b4. (Esta variante era la preferida de Uhl­ mann. En la tercera y quinta parti­ da contra Uhlmann, Larsen había jugado 3. cí"Jd2 no permitiendo esta variante). 4. e5, ·í"le7. (El mismo orden ha­ bía elegido Uhlmann). 5. a 3 , .� c3; 6. be, c 5 ; 7. a4. (Aquí las blancas tienen dos posi­ bilidades para el juego agresivo. 7. eg4 y la jugada en la partida.) 7 . ... , ·,'ibc6; 8. ·:'lf3, .Q¡.d7. (Uhl­ mann había jugado así contra Fis­ cher, en 1 960. La partida siguió 294

así: 9. fltd2, 9a5; 1 0. �d3, c4; 1 1 . �e2, f6; 1 2. .�a3, 0>g6; 1 3. 0-0 con el sacrificio del peón central. Al final ganó Uhlmann). 9. �d 3 ! (mejor que 9. S'd2, si 9. ... , 9a5, 1 0 . .�d2 o 1 0. 0-0 ... ). 9. . .. , 'f!J c 7 ; 1 O. 0-0, c 4 ; 1 1 . �e2, f6; 1 2. bie 1 . (Esta posición no era nueva para Fischer. Había jugado contra Mednis, diez años antes, 1 2. �a3 también sacrifi­ cando el peón. Siguió 1 2 . ... , 0-0; 1 3. bie 1 , bif7; 1 4. ef, gf; 1 5. .Q¡.f 1 , bieS; 1 6. ·í)h4, 0>g6; 1 7. 'filth5, big7 con juego equilibrado). 1 2 . ... , ·í) g6. (Activo, pero no en el mejor momento. Quizás 1 2 . ... , 0-0 y si 1 3. �a3, lJ. f7 como en la partida Fischer-Mednis. Parece que Larsen no conocí a todos los secretos de la variante).

(Ver diagrama) 1 3 . .�a3!, fe. (Arriesgado, pero típico de Lar-

.!

sen. 1 3 . . . , 0-0-0, esto parecí a más seguro). 1 4. de, ·f"'c e 5 ; 1 5. 'í)e 5 , 0l e 5 ; 1 6. '9d4, 0lg6; 1 1. Ah5. ( 1 7. 9g7 0-0-0). 1 7 . ... , 'l!if1; 1 8 . f4. (Amenazaba 1 9. f5, ef; 20. �e7+). 1 8 . ... , 'ªheS; 1 9. f5, ef; 20. �d5+, �f6 (si 20 . ... , Ae6; 2 1 . �e6, 'ªe6; 22. '9f5+, 'ªf6; 23. �d5+, 'ªe6; 24. bi.f 1 + ganaría). 21 . .�f3, ·f"'e5!. (Larsen se defen­ dí a bien. Cedió dos piezas por una torre en dificultades). 22. 9d4, �g6; 23. �e5, � e 5 ; 24. � d 7 , 'ªad8. (Larsen tiene esperanzas en el contraataque, pero ... ). 25. '9b7, �e3+. (Si 25 . ... , '®'tc3; 26. '9c6+). 26. �f 1 , 'ª d 2 ; 27. lm'c6+, bi.e6. (Amenaza con mate y ataca a la dama).

las blancas mantienen la ventaja). 2 8 . ... , 'ª f 2 + ; 29. �g 1 , bi.g2; 30. �g2, ª' d 2 + ; 3 1 . � h 1 , bi. c 6 ; 32. �e&, tlll c 3 ; 33. bi.g1 +, �f6; 34. .� a7, f4; 35. ,¡?J,b6, 9' c 2 ; 36. a5, '9b2; 37. � d 8 + , 'lile&; 38. a&, fll a 3 ; 39. �b7, 9'c5. (Si 39. ... , c3; 40. �b6, c2; 4 1 . a7, c 1 trt; 42. bi. c 1 !, 'D c 1 +; 43. �g 1 y ganaría el peón "a"). 40. bi. b 1 , c 3 ; 41 . .�b6. 1 : o.

(Ver diagrama)

1 . c4, c5; 2. ·;) f3, g6; 3. d4, c d ; 4. ·� d4, ·0c 6 ; 5. e4, ·�f6; 6. ·0 c3, d6; 7. A e 2 , ·0 d4; 8. O'd4,

.

1

28. .�>c5! (sacrificando la dama,

Larsen tenía sólo 1 5 segundos después de su jugada 40. Fischer tenía más de 30 minutos. (Comentarios: Vuri A verbach).

1 1 0. Larsen Defensa siciliana (Segunda partida)

295

�g7; 9 . .� g5. (9. �e3 la jugó Botvinnik contra Matulo v i c en Belgrado, en 1 970, y después 9. ... , 0-0; 1 0. �d2, �e6; 1 1 . f3, �a5; 1 2. ·í'!d5, �d2+; 1 3. �d2, 0ld7; 1 4. nab 1 , '])e5; 1 5. nhe 1 , nfc8; 1 6. b3, 0lc6; 1 7. f4, f5, las blancas no consiguieron ventaja). 9. . .. , h&; 1 O. �e3, 0-0; 1 1 . f!r d 2 , 'mh7; 1 2. 0-0, .�.e6; 1 3 . f4. (Sería más sólido nac1 pero después de la derrota en la prime­ ra partida Lar sen tenía que jugar a ganar). 1 3 . ... , .!'leS; 1 4. b3, ft a 5 ; 1 5. a3. mac1 estaría mejor). 1 5 . ... , a&.

1-

J.

11'

.l

I

.l

1

J. .l .i. W J. .i. . J. .l

1 5. f5. (Parecí a que el ataque de las blancas era peligroso, pero gracias a las maniobras de dama que Fischer realizó, demostró no ser tan peligroso). 1 6. . .. , Q¿. d7. (Naturalmente, en 16 . ... , gf; 1 7. ef, �f5; 1 8. llf5!, �f5; 1 9 . .&.d3 y las blancas gana­ rían). 296

1 7. b4 (hubiera sido un gran error 1 4. �.d4 por ·í'!e4!). 17 . ... , �e5! (muy bien calculado. Si 1 8. �f4 ó 1 8. �d4, 0>e4 y las negras estarían bien). 1 S . nae 1 , �e&. (Sería peligroso 1 8 . ... , ·0l e4? por 1 9. ·;)e4, �e4; 20. �d3, '@'c6; 2 1 . fg, fg; 22 . .&.h6! con un gran ataque). 1 9. �f4. (Después de 1 9 . .�f3, '])e4, las blancas no tienen casilla para su alfil). 1 9 . ... , 0le4; 20. 'i">e4, fll' e 4 ; 2 1 . .�. d 3 , �d4+; 22. �h 1 , n e e S ; 2 3 . .Q¿. e3. ( S i 2 3 . fg, fg; 24 . .&.g6+, ltig6; 25. 9c2+, nt5; 26 . .�e3, fte4; etc.). 23. fll' e3. (Si 23 . ... , '9e5; 24. '@'c2) . 24. �h6, @' d 2 ; 25. � d 2 , Ae5. (La posición está igualada). 2&. At4, .�.t4; 21. n t 4 , gt; 2s. l:l.f5, '&g7; 29. l:l.g5+. (Hubiera sido mejor 29. � g 1 o .&.e4). 2 9 . ... , �h6; 30. h4, e&; 31 . .!'l f 1 , f5; 32. nb 1 . (Las blancas no saben qué hacer. Después de unas jugadas mejoró la posición de las negras. Quizás hubiera sido mejor 32. �h2). 32 . ... , nn. (Después de 32 . ... , �g8; 33. llg8, llg8; 34. bl,b2, �g4 las negras hu­ bieran podido capturar al peón. En ese caso las negras hubieran tenido que contar con 33. a4, ng5; 34. hg+, ggg5; 35 a5, lla8; 36. na 1 y el peón hubiera podido resultar peligroso). 33. b5, ab; 34. eb, J�.d7; 35. g4, �aS, 36. g f , ef; 37. �. e47. (¡Un tremendo error! Después 37.

llbg 1 !, bla3; 38. llg6+, �h7; 39. lld6 seguido de lld7. Si las ne­ gras hubieran jugado 37 . ... , ZJ.a4; 38. btg6+, �h7; 39. btd6, JJ.h4+; 40. �g2, ng7+; 4 1 . @f2, btf4+; 42. l!i'e3!, las blancas no hubieran te­ nido problemas). 37 . ... , bt a4!. (Larsen no esperaba esta jugada). 38. bt c 1 7 . (38. nb4, btb4; 39. ab, b!.e7; 40 . .QJ.d5, bte5; 4 1 . �f7 pero después de 4 1 . ... , �b5; 42. btg6+, l!i'h5!; 43. btd6+, �h4 las negras hubieran estado mejor). 38. . .. , �b5!. (¡Un ataque tras otro!). 39 . .�f7, bth4+; 40. �g2, �g5; 4 1 . � d 5 , .� a&; 42. bl.d 1 , bta4; 4 3 . .{?¡,f 3 , bt a 3 ; 4 4 . .l':td6, .l':ta2+. (Las blancas ya podían haber abandonado y el resto no merece ningún comentario). 45. � g 1 , l!i'f4; 4 6 . .�g2, .ll b 2 ; 47 . .l':t d 7 , b&; 48 . .l':t d 8 , � e 2 ; 49. � h 3 , .QJ.g4; 50 . .�.f 1 , �.f3; 5 1 . bl. b 8 , .QJ.e4; 52. �. a & , 2tie3; 53. &teS, .l'J.b 1 + ; 54. ltilh2, iilf4 o : 1. (Comentarios: Ratmir Holmov).

1 1 1 . ... Larsen Defensa siciliana (Tercera partida) 1 . e4, c 5 ; 2 . 0f3, d 6 ; 3. d4, c d ; 4. c 3 , .�. c 3 ; 40. � c 3 , 'f!Je7; 4 1 . �d4, � d6; 42. a 5 , f6; 43. a 6 , � c 6 ; 44. a7, �b7; 45. � d 5 , h4, �e6. 1 : o. (Comentarios: Leonid Stein).

(Ver diagrama) 2 1 . �e6!. (Naturalmente, en 2 1 . �g5, �f5). 2 1 . ... , �g3; 22. �e7, �d6; 23. llb7, �ac8; 24. c4, a5; 25. lla7. (las blancas no le dan oportuni­ dades a su rival. Quizás con una

1 1 4. Larsen Defensa siciliana (Sexta partida) 1 . f4. (Ya no había dudas sobre el resultado del duelo. Larsen jugó para su propio disfrute). 299

1 . ... , c 5 ; 2. ;� f3, g6; 3. e4, �. g7; 4 . .�. e2, ·0c6; 5. 0-0, d6; 6. d3, e6; 7. ·:">a3. (Jugada del estilo de Larsen). 7. ... , ·,0ge7; 8. c3, 0-0; 9 . .clJ.e3, a6; 1 0. d4, cd; 1 1 . .:'1d4. (Si 1 1 . cd, f5; 1 1 . ... , d5; 1 2. e5 con la ventaja posicional de las blan­ cas). 1 1 . ... , b5; 1 2 . ·í'Jc6, ·0 c6; 1 3. � d 2 . (También sería posible �e 1 para trasladar la dama al flanco de rey). 1 3 . ... , 1! c7; 1 4 . .E$.a d 1 , �d8; 1 5. ·1'1 c 2 , ,tl,b8. (Una respuesta sere­ na. Fischer prepara el contraata­ que por el lado de la dama, sin prestar atención a las blancas). 1 6. a3. (En lugar de esta jugada, pudo haber sido 1 6. �e 1 ). 1 6 . ... , ·� a5. (Reacción automáti­ ca a la jugada anterior). 1 7. e5, .�. f8. (A pesar de que Lar sen había sufrido una total derrota en este match, durante la quinta y la sexta partida en nin­ gún momento pensó en tablas).



1 8 . b 4 , ·í'>c6. (Fischer no estaba contento con la variante: 18 . ... , {'1c4; 1 9. ,Q),c4, 'lll' c 4; 20 . .Q¡.d4 junto a 2 1 . ·z"le3 y con la ventaja corres­ pondiente). 1 9. ·0 d4, de; 20. fe, ·�e 5 ; 2 1 . Ag5, .!ld5. (Después 2 1 . ... , �e7; 22. ,Q),e7, �e7; 23. fl!tf4, �d5; 24. c4!, be; 25 . .Q¡.c4, con una iniciativa peligrosa para las blancas). 22. � f 4 , � g 7 . (Una variante arriesgada hubiera sido 22. . .. , �c3; 23 . .�f6, ·�d7; 24. ri.d3, �b2; 25 . .�.g7! con el ataque 25 . ... , f5; 26 . .;)f5). 2 3 . h4, bl.b7. (Una brillante jugada defensiva). 24 . .�.f6, �.f6; 2 5 . �f6, fi!f c 3 ; 26. h5, gh; 27. � h 1 . (Natural­ mente no 27. .�h5, �e3+. Las blancas tienen que cambiar la dama y entrar en el final con dos peones de menos). 27 . ... , ·í'lg4; 28 . .�. g 4 , hg; 29. �h6. (No 29. ri.c 1 por 2 9 . ... , .r'l.h5+). 30 . ... , .Q¡. d7.

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300

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(Las tablas largamente espe­ radas se hubieran conseguido sa­ crificando la torre 30. � f7, Wlf7; 3 1 . �f 1 +. También hubiera sido suficiente para tablas 3 1 . ®h7+, �e8; 32. 'f!th8+, 'l!le7; 33. t!!l g 7+ y las negras tendrían que regresar a ea porque sería peligroso 33 . ... , � d6; 34. ·í)f5+, ef; 35. �d5+, 11!ll d 5; 36. '!Dc3). (31 . ... , �f5. La jugada única, 32. 'f!lh7+ y las negras tendrían que acabar tablas por 32 . ... , fif6; 33. 0Jf5, '!Dh3+?; 34. gh, .�C6+; 35. l!ig 1 , �h7; 36. 0Jd4 hubiera lleva­ do a la pérdida material. Pero Lar­ sen tienta la suerte.

30. ZH4, f5; 3 1 . ftf6 (3 1 . 'l!!l g 5 da tablas, pero Larsen estaba en apuros de tiempo). 31 . ... , .� eS!; 32. �ff 1 , �f7; 33. &'h6, �b7; 34. ·í)e6, 9f6!. ( A las blancas las espera el final perdi­ do). 35. 1te3, �e7; 36. �de 1 , � d 6 ; 37. e g 5 + , 9 g 5 ; 3S. •í)g 5 , � e 1 ; 3 9 . �e 1 , �d5; 40. �eS+, �g7. o : 1. La lucha mayor se produjo en la primera partida y en la última. (Comentarios: Mihail Tahl e lgor Zajcev).

301

2 1 . Fi n a l de Candidatos. Buenos Ai res 1 97 1 . 6,5 : 2,5 contra Petrosia n . 1 1 S . ... Petrosian Defensa siciliana (Primera partida) 1 . e4, eS; 2. ·;)f 3 , e&; 3. d4, cd4; 4. 0Jd4, ·1'lc 6 ; S. 'D bS, d6; 6. �f4, e S ; 7. �e3, 0Jf6; 8 . .� g S , �e&; 9. c3, eS; 6. '0bS, d6; 7. �gS, a6; 8. .�f6, gf6; 9. {'a3, dS!?, importan­ te porque permitiría a las negras realizar rápidamente la coordina­ ción de las torres y la presión sobre dS. Pronto se vio que las blancas no tenían nada. Por suer­ te para Fischer, en a quel momen­ to se fue la luz y, a pesar de ser muy riguroso en sus exigencias, eso no le impedí a concentrarse sobre su siguiente jugada, estan­ do completamente a oscuras).

1 5. �c 4 , lihgB; 1 6. l'i d 1 (sería flojo 1 6. 0-0, �h3; 1 7 . g3, �d4 ... ). 1 6 ... , �f5. (Hasta este momen­ to Petrosian había jugado con ra­ pidez, pero aquí estuvo pensan­ do durante 40 minutos. A pesar de ello no consiguió hacerse con la posición. Sólo así se podría explicar que aquí no jugase 1 6 . ... lig2 (pero no 1 6. ... lig4? por 1 7. �d3!); 1 7. 0>e4 (aquí si 1 7. �d3 era muy incómodo 1 7. . .. , 0>d4 mientras hubiera sido malo 1 7 . ... , l'idS?!; 1 8. d4! tran::;formando el juego en el final de tablas teóricas). 33. h4, 0le3; 34. bl. f7, bl.d 1 + 7. (Un error determinante. Lo co­ rrecto hubiera sido 34. . .. , bl. d6! con el avance de peón en el flan­ co de dama y creando un peón libre que tenía que garantizar las tablas. Sin embargo, por el can­ sancio o por cierta escasez de tiempo, P e t r o s i a n p e r m i t e un desenlace dramático). 35. �h2, bl. a 1 ; 36. h5, f47. (Pier­ de enseguida. Lo correcto hubie­ ra sido 36 . ... , bl.a2, aunque tam­ bién ahí , después de 37. llg7 las blancas tendrían todas las posibi­ lidades de ganar). 37. bl.f4, bl.a2; 38. bl.e4!, f 6 ; 4. � g 5 , d e 4 ; 5. 0! e 4 , � e 7 ;

6 . .�f6, gf6. (Petrosian elige el sistema de Rubinstein, que utilizó también en el match contra Spas­ sky, en 1 966, sólo que en aquella ocasión jugó aquí .Ql, f6. La jugada del texto la había aplicado por última vez en la partida contra K orchnoi, en el Campeonato de la URSS de 1 96 1 , pero no había conseguido el empate). 7. g3. (Fischer hizo esta jugada sin haber pensado. Hubiera mere­ cido la atención 7. �.c4 seguida por {�f3, 'f!!t e 2 y 0-0-0, concen­ trando todas las fuerzas en el centro). 7 . ... , f5; 8 . ·0l c 3 , �f6; 9. ·i'i ge2, ·0l c6!. (Hubiera dado un juego más tran­ quilo 9 . ... , c6 con el espíritu de la defensa Caro-K ann). 1 0. d5, e d 5. (También hubiera llevado a un juego interesante 1 0. ... , ·0Jb4; 1 1 . �g2, 'i"'�Jd5; 1 2. í)d5, e d5; 1 3. �d5, �b2. A quí las ne­ gras se hubieran enfrentado con: 1 1 . de6, .�e6; 1 2 . .�g2). 1 1 . ·i'! d5. (Más enérgico que 1 1 . �d5, a lo que las negras hubieran p o d i d o r e s p o n d e r con 1 1 . . . . , 'Sd5; 1 2. 0>d5, �.b2; 1 3. ·,') c7+, Wd8; 1 4. ,l:'l,b 1 , 'tic7; 1 5. blb2, {'> e5 o todavía más fuerte, a propues­ ta del propio Petrosian 1 1 . . .. , .QI.c 3?!; 1 2. ·0Jc3, �e7 +!). 1 1 . ... , .�b 2 ; 1 2 . .�g27!. (El sacri­ ficio de la calidad absolutamente correcto. Después de 1 2 . ... , �a 1 ; 1 3. 'Sa 1 , las blancas hubieran em­ prendido un tremendo ataque so­ bre el rey negro). 1 2 . .. , 0-0; 1 3. 0-0. (Después de .

1 3. blb 1 , �g7; 1 4. 0-0, ·i)e7 no hubiera ido 1 5. ·0e7 +, f!Jte7; 1 6. .�b7, .QJ.b7; 1 7. �b7, Zld8; 1 8. ee 1 , ne8 y las blancas hubieran tenido pérdidas materiales). 1 3 . ... , .Q¡. h8!7. (Una solución origi­ nal. También hubiera sido posible �g7 y .Q¡,e5 como también 1 3 . ... , ,Q¡_ a 1 ; 1 4. fta 1 , f6; 1 5. ·�ef4, ·í"le5; 1 6. ·í"lh5, c6; 1 7. ·í'ldf6+, 'ªf6; 1 8. Ae5, 'ªf7. Ahí también existe 1 5. nd 1 con ventaja, así que la conti­ nuación más segura parecí a 1 3. ... , ·í"le7). 1 4. ·i)ef4, ·0e 5 ; 1 5. f!th5, ·í\g6. (Se creó una posición en la que las negras estaban fuertes, mientras las blancas todavía tenían que justificar su sacrificio, aunque te­ nían cierta iniciativa. ¡El experi­ mento con 9 . ... , ·:'lc6 tuvo éxito!).

1 6. nad 1 . (Después de pensarlo mucho las blancas desisten del plan atractivo con 1 6. ·i)h3?! por 16 . ... , .Q¡,g7; 1 7. ·0g5. O 1 7 . z:J.ad 1 , c6; 1 8. ·í"lg5, h6; 1 9. {'>f7, z:J.f7; 20. 305

·0f4, f!!t g 5. 1 7 . ... , h6; 1 8. ·�f7!, no en 1 8 . ... , � f7?; 1 9. ·í'>f4, @'g5; 20. �.d5+, �f6; 2 1 . h4, etc.; 1 9. S'g6, O g5; 20. f!tg5, hg5; 2 1 . gae 1 , fif8 y las negras hubieran mantenido la posición). 1 6 . ... , c6; 1 7. 0>e3, 9f6; 1 8. W h 1 . (Las blancas preparaban �h3 lo que no pudo realizarse enseguida por 18 . ... ·l'lf4; 1 9. gf4, 'fi)g6+; 20. tlg5, .(!?.f6; 2 1 . 9g3, �h4 y las negras hubieran tenido el buen juego). 1 8 . .. , .�g7; 1 9. J!l. h3. (Hasta aquí ambos contrincantes habían con­ s u m i d o , a p r o x i ma d a m e n t e , e l mismo tiempo, alrededor d e una hora y quince minutos cada uno). 1 9 . ... , '1'l e7; 20. g d 3 . (Aquí era interesante 20. 1!1rf3 con la inten­ ción g3, fe; 1 9 . .!:He 1 , recupe­ rando el peón. Si 1 7. 0Je2 sería correcto 1 7. . .. , � fS; 1 8. ci)g3, �g6; 1 9. bi.ae 1, hS; 20. �c3 con oportunidades para ambos).

1 7 . ... , t!tf&; 1 8 . g3. (Es difícil aceptar esta continuación. Ahora la posición del rey blanco está debilitada. A demás, el peón cen­ tral e4 podrí a fortalecerse con la jugada f3. Hubiera sido mejor 1 8 . �d2). 1 8 . ... , �d7; 1 9. a4, b&; 20. 'ªfe 1 , a&. (Es indudable la venta­ ja de las negras, que preparan metódicamente el avance bS, lo que las blancas no están en condi­ ciones de impedir. Si jugasen 20. �e3, entonces sigue 20 . ... , 8'g6 y después bS. Las blancas no tie­ nen el contrajuego y están con­ denadas a una espera pasiva). 2 1 . �e2, b 5 !. (Una jugada com­ pletamente correcta. En el caso de 22. ab, ab; 23. �a8, �a8; 24. eS, 'ª a 1 +; 2S. �g2, de; 26. �es, b4; 27. 0Je4, fta6, deciden las amenazas de las negras). 22. � ae 1 , '9g6; 23. b3, � e 7 ; 2 4. lt d 3 , � b 8 ; 25. a b 5 , a b 5 ; 26. b4. ( N o permite 26. ... , b4 con la siguiente �bS. Pero ahora se crea un peón pasado defendido en la columna "e"). 26 . ... , c4; 27. ff d 2 , �beS; 28. � e 3 , h5. (Las negras no tienen prisa en capturar el peón e4, sino que siguen fortaleciendo su posi­ ción. Las blancas no tienen juga­ das útiles). 29. bi.3e2, 'itih7; 30. bi.e3, � g 8 . (las negras repiten sus jugadas para ganar tiempo. Antes de pa­ sar a una variante forzada con la captura de peón, quiere encon­ trar el lugar más a decuado para su rey). 31 1

3 1 . �e2, .QJ.c3; 32. 'fl!t c 3 , �e4; 33. ll.e4, ll.e4; 34. ll.e4, �e4. (Después de esta operación de cambios, las negras ganaron el peón. Se creó un final fuerte, en el que con la presencia de damas en el tablero, los alfiles de distintos colores no dejaban a las blancas posibilidades de salvarse. Su pro­ blema era que la posición del rey atacado no estaba asegurada). 35. �h&, 9'g6; 36. � e 1 , S'b 1 ; 37. lm f 1 , � f 5 ; 38. Wl e 2 , 9'e4+; 39. 8'e3, S'c2+; 40. 9'd2, trf b 3 ; 4 1 . 8' d 4 , �d3+. ( l a jugada se­ creta). o : 1.

Una jugada inesperada Todos decían antes del co­ mienzo del match, cuando se ha­ blaba sobre los participantes, que uno de los defectos del aspirante era s u repertorio limitado de aperturas, especialmente eviden­ te cuando jugaba con las blancas. Está muy claro que Fischer, al igual que Spassky, hizo un gran trabajo antes del campeonato mundial y, naturalmente, pudo lle­ gar a unas conclusiones de lo más sorprendentes. Una de ellas fue la primera jugada de Fischer en la sexta partida del match. 1 20 . . B. Spa s s k y Gambito de dama (Sexta partida) ..

312

1 . c4. (Parece ser que era la se­ gunda vez que Fischer hacía esta jugada. La primera vez había ju­ gado así con Polugaievsky en el último torneo lnterzonal. Pero esa partida se jugó en la mitad de la competición, cuando la situación en el torneo todavía estaba bas­ tante crítica. Por norma, Fischer renunciaba a la jugada con el peón de rey sólo en las partidas que no tenían importancia deporti v a al­ guna. De ese modo, el aspirante abrí a el juego en los tres matches con la jugada habitual de peón de rey). 1 . . .. , e&. (No sabemos cuánto tiempo necesitó Spassky para pensar sobre esta jugada y si le había sorprendido ese cambio de Fischer. V iéndolo de un modo ló­ gico, esto se podía esperar, t eó­ ricamente, a la v ista del éxito que había obtenido en la apertura de la partida anterior, jugando con las negras, cuando el campeón del mundo consiguió ventaja en la siciliana, la apertura predilecta del aspirante. La jugada, o mejor di­ cho, el sistema de defensa que e s c o g i ó S p a s s k y , de n i n g ú n modo podía ser inesperado para Fischer. Es suficiente decir que Spassky ha jugado ese sistema de defensa en dos matches para el campeonato del mundo y es comprensible que ahora, cuando Fischer decidió jugar 1 . c4, tenía que contar, en primer lugar, con la posibilidad de que su rival podía utilizar la variante Tartakower­ Bondarevsky-Makagonov).

2 . cí"Jf 3 , d5; 3. d 4 , cí"J f6; 4. 'í"J C 3 , !}2.e1; 5 . .QJ. g5, 0 - 0 ; 6. e3, h6; 7. �.h 4 , b6; 8. cd5, 0l d 5 ; 9. �e7, '@e7; 1 0. 0ld5, e d 5 ; 1 1 . .IJ, c 1 , .�.e 6 ; 1 2. flra4. (Todas estas ju­ gadas son bien conocidas y los comentarios, quizás, sólo sean necesarios en los libros de texto de aperturas). 1 2 . ... , c5; 1 3. f h 3 , li c 8 ; 1 4. �b5. (Como era habitual, el gran maestro americano estaba bien informado sobre los datos teóri­ cos más recientes. Así había ju­ gado Furman contra Geller en uno de los torneos del ejército. Las blancas provocaban el movimien­ to del peón, considerando que ese peón quedaría debilitado más tarde). 1 4 . ... , a6; 1 5 . d c 5 , bc5; 1 6. 0-0, Ua7. (Del mismo modo había seguido Geller en la partida ya mencionada. La otra posibilidad era 1 6. . . . , f!l' b 7, mo viendo la dama a b6. Las negras se hubie­ ran librado de ese modo de ata­ duras que, en todo caso, le dieron muchos problemas en esta parti­ da). 1 7 . .� e 2 , 0ld7. (Es difícil que esa fuese la continuación más correc­ ta. Pacece que lo más prudente hubiera sido 17 . ... , �fa lo que no permitiría el siguiente salto del caballo. En la ya conocida partida Furman-Geller las negras conti­ nuaron 1 7 . ... , a5 pero después de 1 8. lic3!, cí)d7; 1 9. me 1 las blan­ c a s c o n s i g u i e r o n m a n t e ner la v e n t a j a . T a m b i é n m e r e c í a la atención la propuesta de T. Pe-

trosian 1 7 . ... , c4. El debilitamiento del punto d 4 no tenía una gran importancia, porque como la res­ puesta a 1 8. 'f!J.e7, TJ,e7; 1 9. 'i'>d4 podía seguir 1 9 . ... , c,)c6) . 1 8. ·í'ld4, f!l'f8. (Probablemente Spassky no había apreciado bien la fuerte jugada número doce de su rival. En mi opinión, hubiera sido mejor 1 8. . .. , 'M6. En este caso la toma de e6 no prometí a mucho a las blancas y como res­ puesta a 1 9. 'í'lb3 las negras po­ dían seguir modestamente 1 9 . ... , ,í"ld7, aunque después de 20. Uc3 la posición de las blancas sería algo más agradable). 1 9. 'í"l de6, fe6; 20. e4. (Sólo con gran reserva esto se podría lla­ mar el sacrificio de peón. Está claro que después de 20 . ... , de, uno de los peones en la columna nell si no ambos, iba a ser captu­ rado rápidamente. Las blancas 1

.l J.

.1



.l .l

.l

'i' W J.

.l

B,

1

quieren resolver la tensión del centro, para emprender después 313

el ataque sin ningun obstáculo, en la parte del tablero que deseara). 20. . . . , d4. (Desgraciadamente, Spassky le hace el juego a los planes su rival. A quí las negras podían haber seguido 20 . ... , 0Jf6 o incluso 20 . ... , c4, después de lo cual la posición de las negras pa­ recería peligrosa, pero era difícil encontrar algo real. Sería posible, por ejemplo, esta variante: 20 . ... , c4; 2 1 . �h3, 'f!!l f 7; 22. �g4, .!"l.e8; 23. ed, ed; 24 . .!"l.fe l . Ahora des­ pués de 24 . ... , '�eS; 25 . .c?l.h5, g6; 26. 1l!tg3, lJ.ae7; 27. f4, ·�d3; 28. lJ.e7, .!"l.e7; 2 9 . .c?l.g6, � f 4 ; 30. .c?l. f7++!, mn; 3 1 . lJ. f l , � f l +; 32. �f l , .!"l.e l +; 33. �e l , 0Je 1 ; 34. \llge 1, se llega al final de peones, favorable a las blancas. Sin em­ bargo, esta variante no es obliga­ toria. En lugar de 27 . ... , 0Jd3, las negras podrían jugar 27 . ... , �h7. Y todavía antes 24 . ... , .!"l.e l +; 25. lJ.e 1 , ·í)f8 mantendrían una posi­ ción bastante sólida). Ahora la posición empieza a ad­ quirir un carácter cada vez más técnico y se hace más conforme al estilo de Fischer, una mejor posición sin contrajuego de su adversario. Probablemente a to­ dos los ajedrecistas les gustan las posiciones de ese tipo, pero a Fischer le gustaban especialmen­ te. 2 1 . f4, 'ff!l e 7; 22. e5. (las blancas primero aseguraron al peón más débil e6. El peón libre de las ne­ gras era completamente inofen­ sivo, mientras el alfil de las blan­ cas era mucho más fuerte que el 314

caballo enemigo. Las blancas tie­ nen la perspectiva del ataque en el flanco de rey). 22 . ... , lJ.b8. (Después de la jugada 22 . ... , 0lb6 viene una respuesta muy desagradable 23. f5 y no puede 23. ..., ef, teniendo en cuenta 24. t!!t b 3+). 23. �c4, �h8. (La posición de las negras estaba, probablemen­ te, perdida. En un intento deses­ perado de liberar -23 . ... , {�>b6-, las blancas responderían p o s i ble­ mente con no demasiada "efica­ c ia": 24. fll' c 5, 0>c4; 25. ff!c4, lJ.b2; 26. tllt d4; o 26. f5, ff!g5 con con­ trajuego. 26 . ... , lJ.ab7 -pierde 26. . .. , lJ.a2; 27. f5!, lJ.d7; 28. f6!-, tras lo que aparecerían esperanzas para las negras. Y seguiría tran­ quilamente 24. f!l'b3!, capturando al peón e6). 24. flt h 3 , ·0lf 8 . (Quizás hubiera debido capturar con la torre en b2). 25. b3, a5; 26. f5!. (las negras no pueden realizar el contrajuego. La parte final podría servir como un ejemplo básico de ataque al rey. La continuación del juego de las blancas es sencilla, lógica y no requiere unos comentarios espe­ ciales). 26 . ... , ef5; 27. bi.f5, 0Jh7; 28. .!"l.cf 1. (Las blancas evitan la tram­ pa 28. lJ,f7?, 0lg5). 2 8 . ... , 9 d 8 ; 29. � g 3 .!"l.e7; 3 0 . h 4 . ( L e quita la última casilla a l caballo negro). 30 . ... , .!"l.b7; 3 1 . e&. (Se acerca el desenlace. Bajo la protección del peón e6 las blan,

cas pueden reagruparse como quieran , sin prisas en acercarse al lugar más vulnerable de la posi­ ción de las negras: el punto h7). 31 . ... , llbc7; 32. ee5, 9e8; 33. a4. (Esto es, en cierto modo, carac­ terístico de Fischer. No deja a las negras ni una posibilidad como sería a5, a4. La realidad es que en su situación esto no las ayudaría mucho). 33 . ... , �d8; 34. g 1 f2 . (Las blancas no tienen prisa . . ). 34 . ... , 8'e8; 3 5 . ll2f3, �d8; 36. �d3. (El alfil ya ha hecho bastante en la diagonal a2-g8 y se traslada a otro lugar. Naturalmente, 36. llf7 también ganaba). 36 . ... , 'flll e 8; 37. 1l!l'e4, '.0 f6; 3 8 . llf&, gf&; 3 9 . llf&, �g8; 4 0 . g¿,c4, il h 8 ; 4 1 . � f 4 . 1 : o. .

0-0; 7. d4, cd4. (Después de los cambios se desequilibró la sime­ tría de la posición y surgió una conocida posición en la apertura. La posición de las blancas era algo más abierta, pero también en la formación de las negras ha­ bía bastantes oportunidades para el contraataque e n e l flanco de dama). 8. ·í}d4, ·�d 4 ; 9. t!l'd4, d&; 1 o. �g5, �e&; 1 1 . 'lll't' f 4. (Una manio­ bra original de la dama. Hablando objetivamente, no hay que so­ brevalorar el valor teórico de esta jugada. Así como lo de­ muestra el desarrollo de la parti­ da, las negras podían igualar el juego sin mucho esfuerzo).

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1 2 1 . .. Spassky Apertura inglesa (Octava partida) .

1 . c4, c5. (En la sexta partida del match Spassk y contestó 1 . ... , e6. En esta partida aplicó el desarro­ llo simétrico. Dicho sea de paso, Fischer solí a aplicar este orden. El aspirante tenía que resolver el problema de cómo responder a esta apertura, jugando con blan­ cas). 2. ·.0c 3 , ·�e & ; 3. ·0f 3 , ·0f6; 4. g3, g&; 5. ,(!). g2, Ag7; 6. 0-0,

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1 1 . ... , � a 5 . (Spassky se había tomado aquí 63 minutos para pensar y escogió el camino más natural del desarrollo. Las negras preven una distribución práctica de sus piezas y preparan paulati­ namente el avance b7-b5. El in315

tento de crear una situación más compleja mediante 1 1 . ... , lk8; 1 2. b3, -,:) h5; 1 3. �e3, b5 no hubie­ ra conseguido su propósito. Po­ día surgir: 1 4. ·0b5, .� a 1 ; 1 5. lla 1 , a6; 1 6. ·Z'la7, 'tJ.c7; 1 7. ·í"lc6, �ea; 1 8. f!!t b 6 y se notaría cada vez más la presión de las blancas). 1 2. 'tJ. c 1 , bl.b8; 1 3. b3, 'tJ. f c B ; 1 4 . 1!tl' d 2 , a 6 ; 1 5 . .�e3. (Fischer con­ siguió sacar alguna ventaja de la apertura y empleó la táctica de maniobras posicionales. Ante todo, neutralizó la amenaza 1 5 . ... , b5 con la jugada 1 6 . .�a7).

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1 5 . ... , b5. (El campeón del mun­ do toma una decisión de mucha responsabilidad. Sacrificando la calidad por el peón, interrumpe el desarrollo tranquilo de la lucha. Naturalmente, obtiene a cambio cierta compensación, pero no era necesario utilizar esas medidas extremas. Bastaba con jugar 1 5. ... , �,d7 con la intención de traer al alfil a c6. Por ejemplo, 1 6. Aa7, 316

bta8; 1 7 . .�d4, ,Q¡.c6; 1 8. e 4 , b5 y las oportunidades de las negras no iban a ser nada menores). 1 6 . .C!l.a7, bc4. (La alternativa a esto era 1 6 . ... , 'tJ.a8; 1 7. �aS, nas; 18 . .�.d4, be; 1 9. ·í)e4, @d2; 20. ·í":ld2 y el final sería favorable a las blancas). 1 7. �. b8, 'tJ.bB; 1 8 . b c 4 , .�,c4; 1 9 . .B.d 1 , ·0 d77. (Un grave des­ cuido, por el cual la posición de las negras queda completamente lamentable,. Sin embargo, siguien­ do con 1 9 . ... , f!l'th5 Spassk y con­ servaría el buen juego de las pie­ zas con ciertas oportunidades tácticas) . 20. ·;'>d5. (El campeón del mundo perdió de vista esta maniobra evidente. Ahora pierde el peón e7 y con él toda posibilidad de orga­ nizar alguna resistencia). 2 0 . ... , 9d2; 2 1 . ·0Je7+, �fB; 2 2 . .!ld2, �e7; 23. 'tJ.c4. (Llegó el final, teniendo las blancas una ca­ lidad de más. Para realizar las ventajas, no es necesario salvar dificultades técnicas serias). 23 . ... , bi.b 1 +; 24. �f 1 , 0l c 5 ; 2 5 . �g2, a5; 2 6 . e4, �. a 1 ; 27. f 4 , f6; 2 8 . .!l e 2 , �e6; 2 9 . .l'l e c 2 , �b2; 30. � e 2 , h5; 3 1 . bi. d 2 , .(\ a3; 32. f5+. ( E l avance de los peones amplía el radio de acción de las piezas de peso. Ahora pe­ netran las torres en el campo de las negras). 32 . ... , gf5; 33. ef5+, 'lll e 5 ; 34. 'tJ. c d 4 , \t:/ f 5 ; 35. lí: d 5 + , � e 6 ; 36. .Qd6+, 'l!le7; 37. bl.c6. 1 : o. (Comentarios: Vassily Smyslov).

1 22 . ... Spa s s k y Apertura española (Décima partida) El medio juego de la décima partida era favorable a Spassky. Pudo ganarla de haber encontra­ do un mejor camino en el momen­ to decisivo. Pero, evidentemen­ te, el campeón del mundo estaba cansado y en el tablero se desató una tempestad. Fischer realizó una combinación imparable e in­ esperada ... 1 . e4. (No había dudas de que, más pronto o más tarde, Fischer iba a volver a su jugada preferida de peón de rey. Queda como una pregunta abierta si había conse­ guido mejorar la variante de So­ zin en la defenda siliciana. De mo­ mento, Spassky era el primero en cambiar el tablero. Es interesante que ésta fuese la primera apertu­ ra del match en la que los dos rivales eran unos especialistas brillantes, por eso su duelo "espa­ ñol• despierta gran interes). 1 . ... , e5; 2. c�f 3 , ·0>c 6 ; 3. �b5, a6; 4 . .!:?1.a4, ·�f6; 5. 0-0, .('!J, e7; 6. �e7, b5; 7 . .�b3, d6; 8 . c 3 , 0-0; 9. h 3 , 0>b8. ( É sta es una de las populares variantes de la partida española. Gracias al esfuerzo de S. Furman y de G. Borisenko, en­ contró su sitio en los torneos y se ganó la reputación de un siste­ ma bastante seguro. La base de este sistema consiste, indudable­ mente, en trasladar el caballo a una casilla mejor d7 y dejar libre

el paso al peón "e". Lo único malo del plan de las negras es cierta lentitud). 1 0. d4. (Tampoco estaba mal 1 0. d3, pero Fischer, un gran adver­ sario, por, regla general, elige las continuaciones más adecuadas). 1 0 . ... , 'l'lb d 7 ; 0l b d 2 , ,i:?J.b7; 1 2. ,(?¡, c 2 , �eS. (Un eslabón importan­ te en la estrategia de las negras. Aumentando la presión sobre el peón e4, intenta reducir las pie­ zas de las blancas). 1 3. b4. (Habitualmente se juega 1 3. ,0f 1 , ,(?¡,f8; 1 4. ·;)g3, g6. De paso, podríamos decir que Spas­ sky había tenido esta posi ción también con blancas. El preferí a jugar 1 5 . .i:?J.d2, �g7; 1 6. �c 1 . La idea de Fischer no es nueva. Las blancas intentan impedir el des­ plazamiento c7-c5 y empiezan a crear problemas en el flanco de dama). 1 3 . ... , ,Q¡_f 8 , 1 4 . a4, 0!b6. (Bien jugado. Las negras quieren acla­ rar la situación para tener las ma­ nos libres en el flanco de dama). 1 5. a5, ·;)d 7 ; 1 6 . .�b2. (Mirando desde fuera, el alfil no está bien colocado, pero el radio de su in­ fluencia aumentará considerable­ mente cuando se desarrolle el juego en el centro). 1 6 . ... , l!tb8. (La partida ha entra­ do en fase de maniobras estraté­ gicas. Las negras se encuentran oprimidas en su zona y, natural­ mente, tienen que preparar c7-c5. Por eso traslada la dama al lugar desde el que v igilará el punto e5. Aparte de las ventajas, la idea de 317

las negras tenía un serio defecto, la dama se alejaba de la zona de los principales acontecimientos, lo que podría ser muy importante en las dificultades venideras. Me­ rece atención 16 . ... , g6, aunque el debilitamiento de la diagonal a 1 h 8 parece peligroso. Ahora las blancas tenían la oportunidad de seguir el ejemplo de las negras y contestar 1 7. eb 1 , teniendo en cuenta 1 8. �a2. Pero se decidie­ ron por una solución más lógica). 1 7 . .!l b 1 . (Una jugada venenosa. Las blancas se preparan de ante­ mano para el golpe en el centro. No sólo defiende al alfil, sino que espera apropiarse de la columna nb"). 1 7 . ... , e S , (se interrumpe el trans­ curso tranquilo de la partida y ambos rivales tienen que aceptar la "lucha de cerca". 17 . ... , g6 no atraía a las negras, probablemen­ te por 1 8. �b3. 1 8. b e S , d e S ; 1 9 . deS, 0leS; 20. 0JeS. (Un intercambio equivocado. Las blancas tienden directamente ha­ cía la captura de peón y eviden­ t emente subestiman las contrao­ portunidades de su rival. Seguro que sería mucho más e fectivo 20. c4! y gracias a la distribución armónica de las piezas, la situa­ ción de las blancas sería mejor). 2 0 . ... , fheS; 2 1 . e 4 , m-f4!. (la situación ha cambiado com­ pletamente. La dama negra, que se encontraba en "fuera de jue­ go", salió al campo y empezó, con razón, a molestar a las blancas. 318

Sus siguientes p a s o s estaban calculados: 22. g3, �h6. Después de decir la "a", Fischer también tiene que decir la "b". 22. �f&, f U &. (las negras no juegan justificada­ mente a 22. . .. , gf. Esta medida ex trema no era necesaria. La de­ formación de la fila de peones era uno de los •ases• de las blancas). 23. ebS, .!led8. (Spassky conecta la torre, apro­ vechando· el enlace por la colum­ na "d•. Pero en esta situación qui­ zás era mejor unir la torre de dama. Resultó que no fue así. Después de 23 . ... , .!lad8; 24. 9c 1 , 8c3; 25. ba, �a6, las blancas tie­ nen el asalto 26. �a4!, pero la jugada con la torre de las negras no es imprescindible. Era más sencillo y , quizás, más fuerte, contestar sin demasiadas cavila­ ciones con 23. . .. , ab!; 24. .!lb5, �a6. Ahora, igual que 25 . .!lb6, fll c 3; 26. 0Jb3, c4; 27. 9'd2, 9'e5, también es jugable 25 . .!lb3, c4; 26. Zlf3, 'fl'td4, pero sólo 26 . ... , �d8 garantizaba a las negras el buen juego, a pesar de la pérdida transitoria de peón). 24. � e 1 , � e 3 . ( l a s negras escogen el camino más natural y por eso les espera un gran disgusto. Habría que de­ tenerse otra vez en 24 . ... , ab. Por ejemplo: 25 . .!lb5, ��a6; 26 . .!lb6, �f4; 27. 0lf3, 'f!lc 1 ; 28. bl.c1 y las negras no tienen por qué perder. En lugar de 26 . ... , 'fl!tf4 es intere­ sante 26 . ... , t�c3. En las blancas hay una maliciosa trampa: 27.

·;)b3, c4?; 28. e5! y después 29. .!':te3. En lugar de 27. ..., c4 lo correcto sería 27 . ..., �d3). 25. •í)f 3 , 9a5. (Se deja de lado por tercera vez la posibilidad 25. ..., ab (sería poco seguro 25 . ... , c4; 26. eS!), aunque ya no es tan convincente por 26. e5!). 26. �b3!. (Una combinación ines­ perada y elegante. No es dema­ siado difícil preverla mecánica­ mente, pero no es nada sencillo "palpar" de antemano la posibili­ dad de nuevas combinaciones. El "descubrimiento• de Fischer de­ muestra su agudo "sentido por situaciones•, porque, a primera vista, las negras estaban en bue­ na posición. Todavía sorprende más como en los "sitios llanos• las blancas organizan unos a ta­ ques repentinos con pequeñas fuerzas).

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por 28 . .�c4, be; 29. llb7, f6; 30 . eS!). 28. 0Je5, -mc7. (Parecía que las negras habían engañado a su ri­ val, pero las blancas habían he­ cho un cálculo más largo) . 2 9 . llbd 1 !. (El meollo de la operación que habían iniciado las blancas se es­ condí a precisamente en esta ju­ gada tranquila y pérfida. Las ne­ gras tienen que sacrificar la cali­ dad porque no deben jugar 29 . ... , lld 1 ; 30. �f7+, cmh8; 3 1 . ·í)g6+! (lleva a mate). Ahora no estaría bien para las negras 29 . ... , llad8; 30 . .Q;,f7+, llf7; 3 1 . 9f7+, 'f!f7; 32. 4'lf7, b!,d 1 ; 33. k'l.d 1 , �e4; 34. 0!g5!, .�.f5; 35. b!,d5!). 2 9 . ... , b!,e7; 3 0 . .�f7+, blf7; 3 1 . 'f! f 7 + , f!if7; 3 2 . •;)f 7 , .� e4. (El campeón del mundo encuentra la mejor solución en esta difícil situación. Los peones libres y la torre en una posición activa ofre­ cen a las negras esperanzas de salvación). 33 . .!J.e4, 'll f7; 34. 'ªd7+, Wf6; 35. b!,b7, 'ªa 1 +; 36. 'l/ h 2 , �. d 6 + ; 37. g 3 , b4; 3 8 . � g 2 , h 5 . (Después de 38 . ... , � f 5 ! no queda claro si las blancas conseguirían realizar su ventaja. Ahora todo estaba terminado). (Ver diagrama)

2 6 . ... , ab5. (Después de 26 . ... , fl!tc7 seguiría 27. b6!). 27. 1J;Itf4, 'ªd7. (Está mal 27 . ... , c4

39 . .!J. b 6 , .!J. d 1 ; 40. 'A' f 3 , �f7; 4 1 . �e2 ( l a j u g a d a secreta) . .!J. d5; 42. f4!. (El análisis poste­ rior ha demostrado que las ne­ gras iban a perder irremediable319

1 2 3. Spassky Defensa Alekhine {Decimotercera partida)

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mente si su rival jugaba correcta­ mente hasta el final. Quizás una oportunidad para salvarse residía en la variante: 42. ilb7+, �f6; 43. lld7, '1Zf5; 44. f3, g5; 45. g4+, hg; 46. hg+, 'll f 6 donde las blancas se quedan sin jugada útil. Tampoco llevaría al éxito 44. 'l/e3, c4!. Las blancas se guardan muy mucho de cometer errores y la partida terminó correctamente. La última matización: al perder uno de los peones, las negras pierden de fini­ tivamente la esperanza de las ta­ blas). 42 . ... , g6; 43. g4, hg; 44. hg, g5; 45. f5, Ae&; 46. ilb5, ll!!1 f6; 47. lleb4, �. d4; 48. ilb6+, W e 5 ; 49. � f 3 ! , il d 8 ; 50. il b 8 , bi.d7; 5 1 . il4b7, ild6; 52. ll b 6 , .Lld7; 5 3 . ng&, llti d 5 ; 54. ll g 5 , .QJ. e5; 55. f6, �d4; 56. ilb 1 . 1 : o. (Comentarios: Lev Polugaievsky).

320

Con la partida decimotercera comienza la segunda parte del match. Es la etapa más importan­ te y de mayor responsabilidad del encuentro. Los encuentros anteriores mostraron una gran abundancia de variantes. Surgían las discusiones interesantes so­ bre deterl"'flinadas posiciones teó­ ricas, por ejemplo, se verificaba el sacrificio del peón en b2, que habíamos visto en la séptima y undécima partidas. Jugando con blancas, Fischer tiende a la juga­ da 1 . c4 y Spassky a 1. e4. Las causas de este modo de jugar son de naturaleza psicológica y están provocadas por el determi­ nado modo de preparación en aperturas de ambos adv ersarios, antes del comienzo del match. 1 . e4. {Después que el ataque acabó en éxito en la undécima partida, el campeón del mundo tiene la intención de repetir la variante aguda de la defensa sici­ liana). 1 . ... , ·í'ilf6. {Fischer evita seguirle el juego y se decide, por primera vez, durante el match, por la de­ fensa de Alekhine. Un comienzo así, habitualmente lleva a un jue­ go de mucho contenido. Antes se podía encontrar en el repertorio de aspirantes, aunque no muy frecuentemente). 2 . e5, ·0d 5 ; 3. d4, d6; 4. ·0f3. {El

plan más fuerte se realiza crean­ do un centro de peones mediante 4. f4. Las jugadas del texto obli­ gan menos, pero también permi­ ten a las blancas esperar iniciar la ofensiva). 4 . ... , g6; 5 . .Q,c4, ·2lb 6; 6. ,Q, b 3 , �g7; 7 . .�bd2. . ( N o había que tener prisa en desarrollar el caba­ llo de dama. Había que seguir el esquema habitual con 7. 'B e 2 creando u n a defensa compacta de la cuña de peones en e5. Eso respondía perfectamente a las exigencias de la posición y ofre­ cería al caballo las oportunidades de salir a la casilla más activa c3. 7 . ... , 0-0; 8 . h3. (La respuesta más tranquila era 8. 0-0). 8 . ... , a5; 9 . a4, d e 5 ; 1 O. de5, 'l'� a6; 1 1 . 0-0, ·í'l c 5 ; 1 2. � e 2 , '9e8!. ( L a s negras prepararon in­ perceptiblemente el ataque al peón a4. En el juego de Fischer se nota la influencia de la filo sofí a ajedrecística de Wilhelm Steinitz. É l cree en el triunfo d e la defensa y acepta los sacrificios de buena gana. En realidad, la posición de las negras es bastante sólida y, capturando el peón, puede sopor­ tar algunas molestias pasajeras). 1 3. ·.:'l e4, ·í'lba4; 1 4. �a4, ·.:'la4; 1 5 . �e 1 , ·í'lb6; 1 6. � d 2 , a4; 1 7 . �. g5 . (A las blancas les falta un peón. Pero empieza a jugar con más libertad y vincula la dama negra a la defensa de peón e7). 1 7 . ... , h6, 1 8. C�>h4, .QJ.f5. (Una maniobra dudosa del alfil. ¿No hu­ b i e r a s i d o mejor sólo 1 8 . . . . , .Q,e6?).

1 9. g4. (También merece una se­ ria refle xión 1 9 . .:'ld4. En ese caso ha sido arriesgado 1 9 . ... , .� e5 por 20. •;)f5, gf; 2 1 . ·.:'lg3. Probable­ mente las negras hubieran jugado 1 9 . ... , �.e4; 20. 1l!te4, c6. Entonces sería posible 2 1 . f4, c6; 22. ·.:'le2, con la idea de trasladar el caballo a la casilla c3). 1 9 . ... , ,Q, e6; 20. ·;'t¡d4, .c:?i.c4; 2 1 . tl!t d 2 , � d7; 2 2 . ll a d 1 , bJ, e 8 . (Na­ turalmente, no tenía sentido cap­ turar el peón e5 y dar el suyo de h6. En un principio, las negras tie­ nen que defenderse cuidadosa­ mente y no pueden pensar en la acción). 23. f4, .� d5; 24. d4, a&. (0 mejor dicho, la variante de Paulsen de la defensa siciliana. Teniendo en cuenta su situación favorable en el match, -ventaja de tres puntos-, Fischer eviden­ temente no consideraba necesa­ rio lanzarse a los terrenos desco­ nocidos de las variantes más agudas de la defensa siciliana. Escogió una de las más tranquilas continuaciones en esta apertura, porque incluso las tablas le acer­ caban a la victoria. Era la primera vez que Fischer aplicaba, con ne­ gras, en la práctica, la variante de Paulsen). 324

5. cí'\ c 3 , 0>c6. (Esta continuación se considera ahora la más fuerte. La idea de las negras consistí a en que, en la variante con 6. g3 que habíamos visto en el match Fischer-Taima­ nov, las negras podían prescindir de la jugada '9c7, por el camino de 6 . ... , d6 y si 7. �g2, entonces seguí a 7 . ... , �d7). 6. �e3, 0>f6. (En teoría, las con­ tinuaciones 6 . ... , t)c7 y 0>f6 se consideran igualmente válidas. En la variante con 7. �e2 estas con­ tinuaciones llevan a una misma posición. En otras continuaciones de las blancas 6 . ... , '8c7 se consi­ dera, incluso, más flexible, por­ que a veces se introduce al juego el caballo de las negras a través de e7. En el match el aspirante demuestra un gran conocimiento de la teoría de aperturas y no varía las jugadas sin tener alguna razón. En la variante con 7. �d3, que Spassky utiliza frecuente­ mente, él aplicó una nueva idea). 7. �d3, d 5 ! 7. (la novedad no consiste en otra cosa que en el siguiente movi­ miento de las negras). 8. ed5, ed5. (De eso es de lo que se trata. Antes en esta posición seguí a 8 . ... , 0>d5 y las blancas, con la ayuda de 9. 0>c6, be; 1 O. �d4, tenían mayores probabilida­ des. La partida adquiere ahora el carácter de la defensa francesa, con el peón bloqueado en d5, donde las negras tienen un buen contrajuego, compensando así la debilidad del peón central. Diré,

de paso, que Spassky ha jugado mucho más con el peón bloquea­ do, que en contra de él). 9 . 0-0. (Merece atención la conti­ nuación de Furman 9. �e2, .�.e7; 10 f3 y sigue �f2 y 0-0 con el juego activo en el centro, en esta variante también es posible el en­ roque largo, pero eso es para los aficionados a las acciones exci­ tantes. La jugada de la partida es de las habituales y permite a las negras activar el alfil). 9 . ... , �d6; 1 O. 0Jc6. (Un inter­ cambio dudoso que fortalece la posición de las negras en el cen­ tro. Se podía luchar por la supre­ macía 1 O. h3 con la intención 0Jce2, c3 y �f4 o 1 0. �e2 trasla­ dando el alfil a f3). 1 O . ... , b e & ; 1 1 . �d4. (Después de 1 1 . �g5 las blancas podían haber ganado la posición de la partida escocesa. En d4 el alfil entra en una mala posición y que­ da al alcance de los peones ne­ gros). 1 1 . ... , 0-0; 1 2. @f3. (Descuida­ do. Ahora Fischer pudo crear unas serias amenazas con las ju­ gadas 1 2 . ... , 0Jg4; 1 3. h3, fth4, pero seguí a contentándose como antes con el •más vale pájaro en mano, que ciento volando•. Persi­ gue una ventaja pequeña, evitan­ do las complicaciones tácticas). 1 2 . ... , �e&; 1 3. bl. e 1 . (Se defiende d e 1 3 . ... , 0Jg4). 1 3 . ... , c5. (Se asegura el paso a un final mejor). 1 4. -º'. f6, 1!U6; 1 5. S'f6, gf6; 1 6. bl.ad 1 , bl. fdB. (Las negras defien-

den indirectamente al peón d5 y preparan el avance de los peones centrales). 1 7 . .�.e2. (Po dí a defenderse tam­ bién con 1 7. ·;)a4. Spassk y, con su jugada, se prepara para sacri­ ficar la calidad, asegurándose ta­ blas posicionales). 1 7 . ... , b!.abB; 1 8 . b3, c4. (las negras están obligadas a forzar el juego después de 1 9. �.f3 en que ya surge cierta ventaja de las blancas).

.1

l.

l

·-

1 9. 0Jd5!. (Sólo, pero suficiente, amenazaba 1 9 . ... , �b4). 1 9. ... , � d 5 ; 20. bl.d5, � h 2 +. (Hubiera sido peor 20 . ... , cb; 2 1 . ab, -º'.h2+; 22. Wh2, bl.d5; 23. �a6, bl.d2; 24. �d3, bl.f2; 25. Wg3 y la torre de las negras estaría en una trampa). 2 1 . itlh2, bl. d 5 ; 22. �c4, bl. d 2 ; 23. � a & , bl. c 2 ; 24. bl. e 2 , b!. e 2 ; 2 5 . � e 2 , b!. d B ; 26. a4!. (las blancas mueven sus peones li­ bres, que en caso de 26 . ... , bl.d2; 325

27. �c4, llf2; 28. a5, llegarían a ser muy peligrosos). 26 . ... , ,lj, d 2 ; 27. �c4, l:la2. (La torre tiene que estar vigilando a los peones blancos. Ahora sería muy senc illo co nseguir tablas después de 28. Wg3 y f3, ó 28. 'lif3 y g3). 28. �g3, 'lif8; 29. Wf3, W e 7 ; 3 0 . g 4 7 (Un serio error posicio­ nal que permite que las negras aprovechen su única oportunidad: librar la columna •h" sacrificando al peón "f•. También sería correc­ to 30. 11g3 y 3 1 . f4). 3 0 . ... , f5; 3 1 . g f 5 , f6; 3 2 . �g8, h 6 ; 3 3 . 'li g 3 , W d 6 .

son p r á c t i c amente o b l i g a d a s ) . 35. W g 2 , We5; 36. � e 6 , W f 4 ; 3 7 . � d 7 , bib 1 . ( E s decir, l a s ne­ gras han activado al rey y su torre está luchando con é x ito contra el alfil y los peones libres de las blancas). 38. � e 6 , b!. b 2 ; 39. � c 4 , bia2. (Después de 39 . ... , ilf5 el peón libre llega a la casilla a6 y atrae la atención de las piezas negras). 40. �e6, h5. En esta posición la partida fue aplazada. (la jugada secreta fue 4 1 . �d7) y Spassky abandonó sin reanudar el juego. Claro que, des­ pués de 4 1 . �d7, las blancas no podían salvar la partida, como tampoco en el caso de la jugada 4 1 . Wh3, bi f2, que también de jaba buenas oportunidades para ga­ nar. (Comentarios: Anatoli Karpov). ***

34. � f 3 7 , l:la 1 . (Amenaza una jugada desagradable con el peón "h" después de 35. . .. , big 1 . Las siguientes jugadas de las blancas

326

É sta fue la 327ª victoria de Bobby Fischer en 17 años de jue­ go. En ese tiempo se anotaron sus 575 partidas, de las cuales perdió 61 y acabó en tablas 1 88, consiguiendo un excelente por­ centaje: 7 3%. Perdió con las pie­ zas blancas el 46% y con las ne­ gras el 54%. En sus 61 derrotas sólo nueve adversarios de Fis­ cher no eran grandes maestros.

23 . Las favoritas de Ta h l . A modo de balance por M. Tahl De todas las partidas de Robert Fischer me decido, ante todo, por la que jugó contra Dona Id Byrne. Fischer tenía entonces trece años y esa partida anunció la aparición de una gran estrella m undial. Del duelo Fischer-Petrosian, celebrado en Buenos Aires en 1971, eligiría la séptima partida. Durante las primeras cinco partidas el resul­ tado era empatado y después Fischer inició una serie de victorias, de las cuales la más efectiva fue la séptima. Najdorf la calificó como una partida fantástica. Finalmente he optado por la sexta partida del match Fischer­ Spassky, celebrado en Reykjavik, en 1972. Muchos decían que Fischer tenía un repertorio limitado de aperturas. En la sexta partida, su primera jugada fue c4. Era la segunda vez que la hacía en toda su carrera. La parte final de esa partida es un ejemplo escolar de asalto al rey. Estas partidas que menciono ya están en las páginas anteriores. Además, hay otras producciones de Bobby que tienen toda mi admira­ ción y que ahora ofrecemos con comentarios de Fischer y Karpov.

R. B y rne-Fischer Campeonato de EE.UU., 1 963/64 (Comentarios de Fischer)

1 . d4, ·;)f6; 2. c4, g&; 3. g3, e&; 4. � g2 (En el Campeonato de EE.UU., 1 962/63, tuvimos la mis­ ma posición, pero Byrne siguió 4. .

.

d5, b5!; 5. de, be; 6. cd+, 0>bd7; 7. Ag2, .Ub8; 8. ·í)f3, �g7; 9. 0-0, O­ O con el juego igualado. La debili­ dad en c4 se compensa con la presión sobre la columna "b"). 4 . ... , d5; 5 . cd. (5. fltb3 ofrece una mayor tensión). 5 .. , cd; 6. ·i') c 3 , �g7; 7. e3. (La partida Benko-Fischer, en el Cam.

.

327

peonato de EE.UU., 1 962/63, si­ guió así: 7. ·:'Jf3, 0-0; 8 . .;_\eS. (Si 8. 0-0, ·;)e4 con juego igualado). 8. ... , .� fS; 9. 0-0, 0le4; 1 0. $b3, ·0>c6; 1 1 . ®'dS, ��c3; 1 2. be, 1J!tdS; 1 3 . .Ql.dS, ·í\eS; 1 4. de, .º ge2, ·0c 6 ; 9. 0-0, b6; 1 O. b3. (En esta posición, casi simétrica, era difícil para ambos lados romper el equilibrio. A un empate aburrido también llevaría 1 0. 0>f4, e6; 1 1 . b3, �a6; 1 2. bte 1 , btc8; 1 3. �a3, bte8; 1 4. bt c 1 , S t ahlberg- Fiohr, K e m e r i , 1 937). 1 0 . ... , �a6; 1 1 . -º".a l , ,!:J,eS; 1 2. '9' d 2 . (También estaría bien 1 2. btc 1 . Un aficionado propuso 1 2. f4!? con la intención de estorbar la jugada e7-eS. Pero después de 12 . ... , e6 seguida por � f8 y de duplicar las torres en la columna •e", las negras tendrían ventaja). 1 2 . . , e51. ( A m i me preocupaba un poco la debilidad del peón dS, pero sentí a que la gran actividad de las piezas ligeras de las negras iba a ser una excelente compen­ sación. Después de 1 2. ..., e6 la partida probablemente acabaría en tablas). 1 3. de . (Muy pasivo, pero con la esperanza de mantener el equili­ brio era mejor 1 3. btac 1 , ed - 1 3. ... , btc8; 1 4. bt fd 1 , e4; 1 S. f3!-; 1 4. ed, btc8; 1 S. f3). 1 3 . .. , ·í)e 5 ; 1 4. btfd 1 1. (Otra más de las tristes historias que podrían tener por título: "No con esa torre•. Lo correcto sería 1 4. btad 1 !. Comentando esta partida, .

..

.

328

di la siguiente justificación de la jugada 1 4. btad 1 ; 1 4 . ... , ·j'\¡ e4; 1 S. ·;'\e4, de; 1 6 . .�e4, �d2; 1 7 . Ud2, 0lc4; 18 . .ºd3, �c3!; 1 9. 8'e2, �d3; 20. 9'g4, f5; 2 1 . fth3, �b 1 !; 22. ,!'j,d8, ,!'j,ed8; 23. �f 1 , ,!'j,d 1 ; 24. Wg2, �d3!; 25. �d3, ed; e ) 1 5. f3, �h6; 1 6. f4 (�f4?, d4!). 1 6 . ... , �g7!). 1 5 . .. , 0>f2!. (El objetivo del plan de las negras. La idea del sacrifi­ cio no se comprenderá completa­ mente bien hasta que llegue el momento de la capitulación de las blancas). .

(Ver diagrama) 1 6. 'll f 2 , �g4+; 1 1. 'i!l g 1 , �e3; 1 8. '9 d2. (Conseguido a la fuerza. Si ahora 1 8 . ... , �d 1 entonces 1 9. ,!'j, d 1 y las blancas están bien). 1 8 . ... , �g2!. (la captura de ese alfil crea pun­ tos sin defensa en las casillas blancas).

.1 .l .i. .l

'1' 1.

w .l .i. .l • .l -.

1 9. Wl g 2 , d 4 ! ; 20. � d 4 , �b7+. (El rey blanco está en manos de las negras). 2 1 . 'll f 1 . (Tampoco ofrece espe­ ranza 2 1 . Wg 1 , �d4+; 22. '8d4, ,!'j,e 1 +!; 23. 'll f 2, 1!td4+; 24 . .!ld4, ,!'j,a 1 ; 25. ,!'j,d7, ,!'j,c8; 26. ,!'j,b7 (26. �b2, ,!'j,h 1 ). 26 . ... , ,!'j,c3; 27. ,!'j,b8+, 'i!lg7; 28. �b2, ,!'j,a2 o 2 1 . Wlf2, 1!'d7; 22. ,!'j,ac 1 , 8h3; 23. 0>f3, �h6; 24. 8'd3, �e3+; 25. 'fre3, ,!'j,e3; 26. �e3, .!leS+; 27. Wf2, '8f5!). 2 1 . ... , '9d7!. o : 1. (Una amarga decepción. Detrás del escenario quedaron las demás variantes: 22. 8 f2, 1!th3+; 23. Wg 1 , ,!'j,e 1 +!!; 24. b!.e 1 , �d4 y 22. �db5, @ h3+; 23.'1/g 1 , �h6).

Y ahora, la misma partida pero con los 329

(Comentarios de Karpov)

En esta célebre miniatura todo lo hicieron los caballos negros. Cada uno realizó saltos que per­ manecerán en el recuerdo. 1 2 . ft d 2 , e5 (Saltamos rápida­ mente la apertura para llegar lo antes posible hasta la parte más interesante). 1 3. de, 0>e5; 1 4 . .l::!. f d 1 7 . (La idea está correcta, presionar al peón d5. Pero era necesario asegurar al rey y colocar en d1 la otra torre). 1 4 . ... , 0>d3; 1 5. 9c2, ·0lf2!!. (El primer golpe efectivo del caba­ llo). 1 6. � f 2 , �g4+; 1 7. � g 1 , {\e3; 1 8. '9d2. (•Yo estaba sentado y pensando por qué Fischer había escogido esa v ariante que era desfavorable a las negras" -es­ cribió Byrne-. Pero, de repente, siguió"). 1 8 . ... , d 1 ; 1 9. .l::!. d 1 la posición de las blancas estaba mejor). o : 1.

Esta miniatura es conocida por la famosa jugada 1 9. Fischer jugó esta partida de un modo muy interesante y su brillante jugada con la torre se ha convertido en una pequeña obra de arte. 330

Fischer-Benko Campeonato de EE.UU., 1 963/64 (Comentarios de Karpov)

1 . e4, g6; 2. d4, >?l.g7; 3. ·í\c 3 , d6; 4. f4, 0> f 6 ; 5. ·í\f 3 , 0 - 0 ; 6. A d 3 , >?l. g4. (Una posición muy popular. Se pudo ver casi un mi­ llón de veces en los últimos 20 años). 7. h3, �f3; 8. �f3, 0>c6; 9. �e3, e 5 ;. 1 O. de, de; 1 1 . f5. (La jugada que da la ventaja a las blancas). 1 1 . ... , gf5; 1 2. � f 5 , 0>d4; 1 3. 9f2 . (Una posibilidad enigmática era 1 3. t!te5, cí)g4; 1 4. e"g7 +, � g7; 1 5. hg, 0>e6 1 6. e5, b!.h8; 1 7. �h6+, ltig8; 1 8. 'í)e4). 1 3 . ... , d6; 1 5. S' g 3 , l!l'lh8. (Las blancas tendrían la ventaja en el final después de: 15 . .... f5; 1 6. �h6, 1!!H6 ; 1 7. {!J,g7, S'g7; 1 8. �g7+, l!l'lg7; 1 9. ef, 016f5; 20 . .l::!. a e 1 , -ªae8; 2 1 . 0le4). 1 6. t'tg4, c6; 1 7. t!t h 5 , � e 8 .

.1 J. J.

.�. .

(Las negras no contaron con la amenaza del doble ataque en h7, pero no podían preverlo. Si no, hubieran jugado 1 8 ... , ':'Je6 o 1 8. .. , c5). 1 8. �.d 4 , e4

arrastre. En la siguiente jugada el peón iba a avanzar a 1 9. e5, pero sigue f5). 1 9. . .. , � gB; 20. e5, h6; 2 1 . �e2 . 1 : o.

(Ver diagrama anterior)

(la única esperanza de las negras estaba en 21 . .!ld6, 'l!te5. Ahora si 21 . ... , �f6 decide 22. t!th6, y por eso rindieron las negras).

.

.

1 9 .!l f6!!. (Un excelente ejemplo para el tema d e cobertura y .

331

24. Epílogo: y Fischer volvió . E n e l vera no d e 1 992 l a representación d e Yugoslavia partía para la O l i mpiada de M a n i l a . E l e q u i po ha bía l legado a la frontera con H u n g ría cuando llegó un mensaje del vicesecretario general de la Federación de Ajed rez de Yugoslavia, M i los Petro n ic, q u e i nformaba a lvan Sed lak en Su botica que ha b ía l legado una orden de la E m bajada de Cuba de que l a representaci ó n yugoslava no pod ía j ugar en M a n i l a . Era el mes de julio y los ajedrecistas de todo el m u ndo se d i ri g ían hacia M a n i la. Los representa ntes yugoslavos se baja ron de n uestro a utobús especia l j u nto con s u ca p itán Borislav lvkov. Ten ían hecha l a reserva en el hotel " M a n i l a " de M a n i l a y ya ha bía n com prado los pasajes de avión y a h ora te n íamos q u e sepa rarnos. Los ajedrecistas volvían a sus casas m i e ntras nosotros seg u íamos el viaje hacia Budapest. Con nosotros estaba Ja nos Ku bat, el d i rector de la O l i m piada de N ovi Sad. No pod ía n i i ma g i n a rse q u e e n e l aeropu e rto d e Budapest, e n e l ca m i no para París y M a n i la, iba a te ner u n a conversación tan i nteresante con u n a joven h ú ng a ra . Esa ch ica, de apenas d i ecin ueve a ños, ha bía citado a Ku bat en el aeropu erto de Budapest, porque ha bía recibido e l encargo de R obert Fischer de buscar u n representante q u e le organ izase u n match de ajed rez. Zita Rajcsa nyi estuvo esperando en vano u n a ñ o entero la respuesta a la pri mera ca rta q u e h a b ía enviado a Bobby Fischer. Su nom bre se m a nten ía ocu lto. E l l a no q uería hablar a los demás sobre su re lación senti mental con Fischer. E n el aeropu e rto d e Buda pest, y más tarde en en la O l i mpiada en M a n i la, Ja nos Ku bat me habló que estaba a pu nto de organ izar el regreso de Fischer. No di m ucha i m porta ncia a l asu nto porq ue m uchos habían i ntentado hacer volver a Fischer, pero no lo consiguieron. Acabó la O l i m piada. E l equipo de R usia ganó el primer puesto y el ca m peón del m u ndo Ga rri Kasparov tuvo u na actuación bri l l a nte. J u nto 332

a él, el mayor mérito para ganar la med a l l a de oro lo tuvo el joven g ra n maestro ruso Kra m n i k, q u ien consi g u ió el mej o r resu ltado de l a O l i mpiada. A Kra m n i k l e oto rgaron el título de g ra n maestro precisa­ mente en M a n i l a . E n medio del hervidero de g ra n des maestros reu n i­ dos en la O l i mpiada estuve g rabando u nos programas de ajed rez y, natura l m e nte, se pla nteó como de costum bre la cuestión de Robert Fischer. He a q u í lo q u e me d ijo Kasparov: "Sus rum ores sobre u n eve ntua l regreso de Bobby Fischer son sólo u n cuento. Fischer e s u n a leyenda ajed recística y dejémosle vivir en esa leyenda." En las anteriores conversaciones. Kaspa rov me decía siem pre que Fischer era u n o de sus ídolos y que q u izás fuese u n o de los mej o res ajedrecistas de la h isto ria. Ta mbién los d os fi n a l istas de l os matches d e Candidatos de 1 992, J a n Ti m m a n y N i g e l S hort, hablaron c o n entusias­ mo sobre el j uego de Fischer, pero tampoco el los creía n en su regreso. E ra perceptible un l igero ma lesta r de S h o rt porq ue en todos los torneos le hacía n pregu ntas sobre Fisch er. Y a mi pre g u nta de cuándo será cam peón del m u ndo contestó q u e en el año 20 1 3. En todos los g randes torneos, como los de L i n a res y de Reggio­ E m i l ia, se hablaba sobre Fischer. E l torneo de Regg io-E m i l ia, celebrado en 1 9 9 1 /92 era de categoría 1 8. J ug aron Kaspa rov y Karpov. Pero acabó siendo ganador Anand. Una de las crón icas que enviaba d i a riame nte a la agencia " R e uter" l levaba por título " La som bra de Robert Fischer planeando sobre Reggio-E m i l ia". Al d ía sigu iente m e l l amó un colega de Radio Wash i n gton y me dijo que había leído mi texto en e l "Was h i n g ­ t o n Times". L e ha b ía agradado q u e escribiera sobre Fischer, porq ue ya habían pasado 20 años desde que Fischer h a bía j ugado su ú ltimo movim iento co ntra Spassky en Reykjavik. E ra u na jugada d e peón: 40. h6-h5. Después de eso Spassky sel l ó su jugada y abandonó la pa rtida 2 1 sin lucha. "Fischer ganó el título y entró en la leyenda del ajedrez". Dicho a rtíc u l o comenzaba con estas pala bras. Dije entonces en la entrevista para Radio Wash i ngton que todavía creía que Fischer iba a volver a l ajedrez. E n el su pertorneo de Linares, al i g u a l q u e en los match es de los cuatro cand idatos para el título d e campeón del m u ndo, siem pre hablábamos sobre Fischer. E n la revista mejicana "Excelsi or" publiqué, a través de Reuter, l o que el org a n izador del torneo de Linares, L u is Rentero, ha b ía contado sobre su encuentro con Fischer en Los Á ngeles, en el verano de 1 99 1 . -Me hospedaba e n u n hotel d e Los Á ngeles, m e h a b ía dicho Rentero, y conseg u í ponerme en co ntacto con Fischer. Vino a m i hotel. Estaba bastante ca nsado y me pregu ntó si podía quedarse a dorm i r la siesta en m i su ite, y, natu ra l m ente, le co ntesté que sí. Así tuvi mos la oport u n i dad de hablar l a rgam ente. M e sorpre n d i ó lo bien q ue habl aba 333

el espa ñ o l . Yo deseaba orga nizar u n match entre él y u n gran maestro q u e él escogiese. Pri mero le ha bía ofrecido dos m i l l o nes de d ó l a res por volver a jugar. Se resistía y dijo que era poco. E n otras ocasiones estuvimos paseando y en u n o de esos paseos subí la oferta a tres m i l lo nes. Fischer dijo que eso era u n a buena suma, pero q u e, con todo, a rriesga ría m ucho volvi endo al ajed rez. Al día sigu iente, d u ra nte la comida, le ofrecí cuatro m i l lo nes y dije que ése era el l ím ite que no podía supera r. Fischer d ijo que todavía lo pensa ría y que seg u i ríamos con las negociaciones. Y, rea l m ente, las negociaciones se rea n u d a ron en noviembre de 1 99 1 , en L i n a res. Acu dió Spassky, pero en l ugar de Fischer vino su representante. Re ntero se ma ntuvo en su decisión de ofrecer cuatro m i l lones de d ó l a res y acepta ba todas las condic.iones de Fischer, q u e el match se jugase hasta obte n e r d i ez victo rias y q u e se i nterr u m piese en el caso del resultado i g ualado de 9 : 9. Spassky tam bién aceptaba todas estas cond iciones que fig u ra ba n en un contrato preparado, pero exigió q u e, como cierto tipo de seg u ro, se le pagasen doscie ntos mil d ó l a res, d iciendo q u e no tenía la seg u ridad de q u e Fisc h e r se fuese a presentar en el match y, si se prese nta ra, l legase a term i n a rlo. Spassky h a bía dicho lo m ismo cuando en Reggio-E m i l ia estábamos g rabando la velada "Los reyes del ajedrez". Spassky, Botv i n n i k, Smislov y Ka rpov esta ban h a b l a n d o en u n a sa la abarrotada de públ ico sobre los reyes del ajed rez y, nat u ral me nte, el tema principa l fue Ro bert Fisch er. Spassky d ijo: " Fischer es u n ajed recista g e n i a l . Ha h echo más q u e n i n g ú n otro g ra n maestro d e l m u ndo pa ra hacer pop u l a r e l ajed rez. E s u n clásico del aj ed rez. É l n u nca h a contestado la primera jugada e4 con e5. M a nten go con él u n a re lación am istosa, pero no q u isiera h a b l a r sobre e l l o porque s é que Fischer s e enfadaría. Es como u n n i ñ o grande. Si, por ejemplo, a l morzase con a lg u ien en u n resta u ra nte de él ite, sería capaz de q u itarse tan tranq u i l a mente el za pato d u ra nte la conversac ión, ponerlo encima de la mesa y em pezar a h a b l a r sobre el zapato. Aho ra voy a i m itar a Bobby Fischer, dijo Spassky, pero, por favor, q u iten las cá m a ras de televis i ó n . " Spassky no nos permitió fi l m arle i m itando a Fischer y nosotros lo respetamos. Pero fi lmé u nos i n stantes a Spassky i m itando su conver­ sación con M i h a i l Botvi n n i k, cuando d u rante el match Spassky-Petrosian, en 1 966, Botvi n n i k le pregu ntó : " Boris Vasi levich, ¿adivina usted las jugadas de Petrosia n ? " -La pregu nta d e Botv i n n i k me sorprendió, dijo Spassky, y contesté: " N o las a d ivino todas". Botvi n n i k contestó a mi respu esta sólo con u n " h u m " y s e m a rchó. E n otro match, en 1 969, y o adivinaba todas las j ugadas de Petrosian, co nti n u ó Spassky, y conseg u í g a n a r. E n l o que se 334

refiere a Fischer, ten ia la impresión d u rante la seg unda parte de nuestro match en Reykj avi k de tenerlo siempre en mi m a n o, pero q u e se esca b u l l ía de a l g ú n modo. En la partida 2 1 compre n d í q u e ya no tenía n i n g u n a oportu nidad y que perd ía el títu lo de campeón . No lo sentía porq ue sabía q u e no podía ser un verdadero ca m peón si no ganaba a Fisch er. Es algo q u e jamás me pod ría perdonar. Spassky no estaba en la O l i m piada de M a n i l a, pero cuando estaba grabando u n a entrevista con M iguel Najdorf, d ijo: " E n la h i storia del ajedrez hay tres gen ios. Esos son Morphy, Fischer y Tah l . Fischer ha entrado en la leyenda del ajed rez y no creo que vuelva." Estaba previsto que M i h a i l Ta h l j ugase en el e q u i po de Leton ia, pero no l l egó. Un a m igo suyo de la representación, Vlad i m i r Bagirov, m e d ijo: "M ischa está m uy enfermo, ha sufrido u na intervención q u i r ú rg ica en el hospita l de Moscú dos d ías antes de n uestro viaje a Manila. N o sé si sa ldrá de ésta ". Después de term i n a r la O l i m piada l legó de M oscú u n a triste noticia. Había muerto el genio del ajed rez M i h a i l Ta h l . M u rió u n ajed recista genial, y, precisa mente al m ismo tiem po, otro ajed recista g e n i a l volvía. Ha bía d icho bien u n colega m ío que era una a uténtica tragedia que Ta h l m u riese sin l l eg a r a saber q u e Fisch er ha bía vuelto al ajed rez. D u ra nte esta O l i m piada J a n os Ku bat h izo todo pa ra c u m p l i r el deseo de la joven h ú ngara Zita Rajcsa nyi, q u e Fischer volvi ese al ajed rez. Durante un año e l l a en vano ha bía esperado la respuesta de Fischer a la carta en la que le decía que era su ídolo del ajed rez, q u e e l l a era la ca m peona juve n i l de H u n g ría , q u e te n ia d ieciocho años y que desearía que la contestase con u na ca rta o la l l a m ase por teléfono. E ntre cientos de cartas q u e Bobby recibía, ésa no le sign ificaba m ucho. Pero al cabo de u n año Fischer decidió l l a m a rla por teléfono y decirle que le gustaría que le buscase a u n representante que le org a n izara un match. Zita decidió l lamar a J a nos Ku bat y la "Operación Fischer" se i n ició en M a n i l a . Después de los pri meros co ntactos, Jan os Ku bat tomó el asu nto en sus ma nos, buscó a l os potencia les organ izadores del match e informó de e l l o a Fischer. La mayor oferta ha bía sido de M a n i la, porq ue el presidente de la F I DE Campomanes reu nió siete m i l lo nes de dólares, bajo la condición de que se j u gase el match frustrado de 1 975, entre Fischer y Karpov. Por otro lado estaba la oferta de cinco m i l lones de dólares del propietario de la "Yugoska nd ik", señor Vasi ljevic, pa ra el match Fischer-Spassky. Los alema nes ofrecieron cuatro m i l lones y medio de dólares para el match F ischer- H u bner o Lobro n . Fisch er, natura l mente, rechazó la posi bil idad del match con Karpov, teniendo en cuenta la pausa d e vei nte a ños. La oferta alemana fue descartada y se decidió por jugar en Yugoslavia por varias razones. U n a de el las es q u e 335

se h a n c u m pl ido j usta me nte vei nte años desde el match Spassky­ Fischer de Reykjavi k. A Fischer siem pre le ha bía g ustado j u g a r en Yugoslavia, en n uestro pa ís tiene m uchos a m i gos y, como él decía con frecuencia, se trataba de un g e n u i n o país del ajedrez. E l 1 de septiembre de 1 972 Fischer fue coronado en Reykjavik como el 1 1 º campeón del mu ndo. Qu ería q u e esa fecha q u edase señalada por el i n icio d e l match de reva ncha que é l denomi naba "El match pa ra el título de ca m peón del mu ndo" y exig i ó q u e esa cláusula fig u rase en el contrato. Fischer com p rendió que nada ha bía cambiado en esos vei nte años y que él seg u ía siendo el campeón del m u ndo. Lo m ismo decía a sus am igos, que l e l l a masen M r. Champion. Tam poco Spassky ten ía nada en contra del match de reva ncha pa ra el tít u l o de ca mpeó n . Natura l mente que ese acuerdo no pod ría entusiasmar a l actual cam p�ón Garri Kaspa rov, q ue, al entera rse q u e Fischer i ba a jugar el match con Spassky con un fondo pa ra pre m i os de ci nco m i l lones de dólares, d ijo: "Es el mayor premio, no sólo en l a historia del ajedrez, sino ta m bién el mayor premio que podrán obtener dos cam peones de ajedrez j u b i lados". Kaspa rov no q u iso hacer m uchos comentarios sobre el regreso de Fischer. Cuando Bobby l legó a Belg rado desde Estados U n idos, vía Buda pest, l l a m é por teléfo no a Anato l i Karpov pa ra q u e d ijera a l g u n a pa l a bra pa ra el programa de televisión q u e estaba prepara ndo en aquel momento. Karpov me d ijo: " Está m u y bien q u e Fischer haya l legado a Belgrado, l legará ta mbién a Sveti Stefa n, pero no creo q u e juegue ese match ... " Démosle ah ora la pa la bra a Ja nos Ku bat. Después de volver de la O l i m p iada a su Se nta, s i g u i ó con sus prepa rativos y d ijo: "He rec i bido la a utorización de "Yugoska n d i k" y esta mos dispuestos para acepta r cua l q u ier exigencia de Fischer. Después de u n os d ías de negociaciones tuve que volver a Yugoslavia por una documentación adicion a l . Todavía no se ha bía firmado el precontrato. Se sabe que Fischer había rechazado en varias ocasiones g ra ndes cantidades de d i nero, l o que sign ificaba que pa ra él el d i nero no es el principa l anzuelo. Mi primer i ntento de ponerme en contacto con él hab ía fracasado. Ese primer i ntento pa rtió de Manila con el deseo expreso de que F ische r jug ase contra Ka rpov. Bobby lo rechazó enseg u i da. Después de eso volví a la firma yugosl ava "Yugoskand i k" y emprendí u n a n ueva acción. Antes de mi seg u n d a visita a Fischer, m uy tarde p o r la noche, sonó e l teléfo no en m i casa en Senta. E ra Fischer. Me despertó y me d ijo q u e ya ha bía firmado el preco ntrato q u e yo le había entregado, i ncl uso a ntes de que lo h iciesen sus abogados. Ta mbién d ijo que me deseaba buen viaje, sin preocu pa­ ciones y con las ga rantías de que el match entre Spassky y él se i ba a celebra r. 336

Ku bat se fue con la delegación a encontrarse con F isch er. El avión llegó a los Angeles con retraso y Fischer estuvo esperá n d o l es e n el aeropuerto d u ra nte tres horas. Con Kubat ta m bi é n iba u n a bogado, el representante de la firma "Yugoska n d i k" . E l a bora ro n un co ntrato de varias pág i nas y todas las pági nas esta ba n firmadas. Ya no ha bía d udas de que Fisc h er iba a acud i r. Y, rea l m ente, el 23 de ag osto Fischer aterrizó en el aeropuerto d e Budapest. Los period istas y l o s reporteros g ráficos h ú ng a ros, q u e se enteraron por casu a l idad de su l legada, esta ba n decepciona dos. E l servicio de seg u ridad no l e s perm itió fotog rafia r a Fischer. A varios reporteros les q u ita ron los ca rretes, Fischer pros i g u i ó e l v iaje d e Buda pest a Belgrado en coche. E n la frontera h ú n g a ro-yugoslava de Kelebija el agente de adua nas reconoció a Fischer, a pesar d e q u e e n l os ve i nte a ñ os tra nscu rridos ha bía ca m biado m ucho. Ten ía barba y bastante menos cabe l lo. E ra casi otra persona y por eso n uestro célebre futbol ista, Dragoslav Seku larac, d ijo cuando j ugamos u na partida pa ra la televisión, donde Bora lvkov hacía de á rb itro: ·cuando veo el actual aspecto de Fischer, y cómo era en la época del match de Reykjavik, c reo que comete u n a g ra n equ ivocación volviendo. Le i mag i nába mos como u n héroe del ajed rez joven y fuerte, y ah ora es otro hom bre." E l agente de adua nas d ijo: "¿Es posi ble que éste sea Fischer perso­ nal mente?". Fischer s i g u ió el viaje, se alojó en u n a casa de Ded i nje, a l i g u a l como lo h izo en 1 978 cuando v i n o para negociar sobre u n match con G l igoric. Otra vez no permitió que le fil m asen, a u n q u e consi ntió q u e la televisión l o hiciera d u ra nte u n m i n uto, para q u e l os a m a ntes del ajedrez pud ieran com probar q u e rea l mente se trataba de Bobby Fischer. Ta mbién le saca ron u n a fotografía q u e dio la vuelta a l m u ndo. U n Bobby Fischer con barba y poco cabe l l o. E l estupor fue co mpleto. M uchos no lo creían, y a la mañana sigu iente de su l legada me l l a m ó desde Pa rís el fa moso escritor espa ñol Fernando Arrabal y me d ijo: " ¿ E s cierto que Fischer vuelve? Siem pre he estado d iciendo que i ba a volver y la gente no me creía. Sé que Kaspa rov y Karpov le van a ten er envid i a . " Después de esa conversación Arrabal me e n v i ó p o r telefax u n texto suyo publ icado en " L 'Express", donde escribió q u e se estaba cumplien­ do el deseo de mucha gente a lo ancho del m u ndo y q u e Fischer volvía. Arra ba l volvió a l lam arme a l día s i g u i e nte. Ta m bién lo h izo el preside nte de la Federación de Ajed rez de Espa ña, Román Torá n, q u e me dijo:"-Verás q u e y o ten ía razón a l deci d i r y a en febrero, en L i n a res, em pezar tu serie de l i bros " Los reyes del ajed rez" en espa ñol, no por el primer ca m peón Ste i n itz, sino por el rey del ajed rez n ú mero once, Fischer. Y el seg u ndo l i bro d e esa serie será un recuerdo a l fa l lecido genio del ajedrez M i h a i l Ta h l . " 337

To rán l l a m a ba por teléfo no todos los d ías para que le co ntase las noved ades sobre la esta ncia de Bobby Fischer en Yugoslavia. Desde el primer d ía de l a l legada de Fischer estuve enviando a Reuter l os reportajes sobre F ischer y Spassky y sobre su match de reva ncha. Cuando l l egó Fisch er, Spassky todavía estaba en su piso de París. Le llamé por teléfono y le d ije que ten ía m uchos s i m patiza ntes en Yugos­ lavia, a lo que contestó: "¿Dónde estaban esos simpatiza ntes cuando j u gué hace vei nte años en Reykjavik?" Spassky no qu ería hablar mucho sobre el futu ro match. M e pa recía q u e él ni siqu iera se creía que ese match de reva ncha se fuese a celebra r, a pesa r de q u e el contrato ya estaba firmado. Me pregu ntó qué escri b ía la prensa sobre el match y expl i có q u e iba a l l egar a Belgrado el 6 de agosto. Y, efectivam ente, l legó d icho d ía, pero co nsig u ió engañar a los period istas, porque no vino vía Buda pest, como se ha bía publ icado, sino a través de Sofía. Al l legar a Belgrado en seg u ida preg u ntó dónde se encontraba Fischer. E ra m uy entrada la noche y le d ijeron q u e estaba ce nando en el resta u ra nte " Dos Ciervos", en Skadarl ia. Spassky dijo que quería i r en seg uida a ese resta u rante y así se encontraron los dos rivales de Reykjavik. Se sa l u daron cord ialmente y d u rante la cena em peza ron a a n a l iza r u nas partidas en el peq ueño tablero de bolsillo de Fischer. M e acordé que en u n a ocasión a nterior cuando Spassky l legó a Belgrado expresó e l deseo de ir a jugar a l tenis. Nos fu i m os a las pistas de "Crvena zvezda" (Estrella Roja) y nos q u edamos j u g a n do d u ra nte u na hora. Ahora , en l ugar del ten is, e l i g i ó el encuentro con Fischer. Spassky eligió la varia nte de F ischer "de evita r a l os period istas", así que tam poco nadie pudo fi l marle y cuando se trasl adaron en un avión m i l itar de Belgrado a Sveti Stefa n, el 8 de agosto, e l i g ieron en l ug a r del aeropuerto de Belgrado el de Bataj nica. Al l í estaba el reportero g ráfico de la revista estadoun idense " Life" que i ntentó filmarle entra ndo en el avión m i l itar. E l servicio de seg uridad le req u isó la pel ícu la. E l avión despegó y aquella noche en el tele d i a rio h ice u na entrevista a Bora lvkov con la observación de q u e ese avión m i l itar ten ía seg u ram ente el mejor elenco ajed recístico en la h isto ria de la aviación m i l itar. lvkov contestó q u e en 1 966 un avión q u e transportaba l os equipos de representación eu ro­ peos en la O l i mpiada de La Habana co ntaba con un conj u nto todavía superior. Le dije a lvkov que q u izás la mejor co m posición fuese aquella que voló desde M oscú a la O l i m p iada de M a n i l a con más de cien ajed recistas famosos. Dentro del avión m i l itar en la l ínea Bataj n ica-Sveti Stefa n esta ban, además de Fischer y Spassky, los tres ayuda ntes de Bo ris Spassky: Aleksa ndar N ikit i n , Yuri Ba lashov y Borislav lvkov. Con el los se encon338

traba ta m bién Svetozar G l igoric, a q U ien habían propuesto como á rbitro del m atch, porq ue el á rbitro p rincipal del m atch, Lotha r Sch m i d, que h izo de á rbitro en Reykjavik, avisó que sólo pod ía acud i r para las primeras partidas. Spassky decidió i ncl u i r en su equipo a Ba lashov porq ue éste ha bía escogido "Bo bby Fischer" como tesina para fi n de ca rrera. lvkov h ace de representante de prensa de Boris Spassky pero ta mbién es su ayuda nte, porque él ha b ía co nseg u ido ganar a Fischer en dos ocasiones. Aq uella misma noche pusimos en la programación del telediario las i m ágenes de Fischer jugando por teleti po, en N ueva York en 1 965, contra lvkov. É ste se encontraba en La Habana y expl icó q u e esta partida ha bía d u rado ocho ho ras y que d u ra nte todo el tiempo se estuvo transm itiendo por tel evisión. E l ayuda nte de Fischer, el gran maestro fi l i pino E u gene Torre l legó a Sveti Stefa n u nos d ías más tarde y dijo q u e "estaba fel iz de ser u n peq ueño peón en e l gran juego". Fischer no h izo n i n g u n a declaración especial, pero en u n a conversación que no era para la prensa d ijo q u e a l guien le estaba impidiendo d u rante vei nte a ñ os volver al ajed rez. N o dijo el nom bre de esa perso na, pero pensé q u e s e pod ría tratar de Claudia Makarov, u n a m ujer m ayor q u e se ocu paba d e él, recogía l a correspo ndencia q u e le l legaba en d o s oficinas de Correos de Pasadena. Proba blem ente por fi n surgió a l g ú n confl icto entre Fischer y la se ñora Ma ka-rov, y el principal prota g o n ista de la h i storia del regreso de Fischer sea esa joven h ú n gara Zita. Quizás la mejor respuesta a la p regu nta de Fischer la dio n u estro gra n maestro Bora lvkov, cita ndo u n a parte de u na ca nción popu lar: "Todo por u n a g uapa m ujer m o rena". Zita estuvo con Bobby en Belgrado y en Sveti Stefa n, y d espués se m a rchó a Buda pest, diciendo que volvería a ntes del i n icio del match, el 1 de septiem bre, el d ía de su diec i n u eve cum plea ños. Fischer se ha bía procl amado campeón justo el d ía que coi ncidía con el cum pleaños de la ch ica que le estuvo escri biendo insistentemente cartas y ten ía esperanzas de poder hacerle volver al ajedrez. Se d ice que el a m o r gana a todos, i ncl u id os los cam peones del m u ndo. ¿Ha brá sido el a m o r quien h izo volver a l 1 1 º rey del ajed rez a l juego de su vida? E n la época en la que Yugoslavia se encuentra bajo el bloq u eo, cuando los aviones no pueden aterrizar n i despega r del a eropuerto de Belgrado, como un fa ntasma aparece Robert Fischer, el genio del ajed rez, en el momento en que más lo necesita mos. A pesa r de todo, las agencias m u ndia les tenían que i nforma r sobre su encuentro con Spassky, a pesa r de q u e todas las cró n icas era n reco rtadas. Decían que en tiem pos de gu erra sólo s e puede escri b i r sobre la g uerra. F ischer y Spassky l uchará n c o n las fig uras de ajed rez 339

de madera. El Departam ento de Estado le dio el perm iso pa ra j u g a r a Fischer, a d iferencia de aquel torneo de La Habana, en 1 955, cuando estuvo obl igado a j ugar por teletipo. Seg ú n la decisión de las autorida­ des de Estados U n idos a Fischer no se le pro h i b ió j u g a r. Ú n icamente tend rá que pag a r un i m puesto sobre el premio, q u e para el ganador es de 5/8 de ci nco m i l lones de d ó l a res, m i e ntras pa ra el derrotado es de 3/ 8. A pesa r de haber pod ido, seg ú n todas las normas, q u ed a rse con u n a enorme pa rte de los ci nco m i l lones de dólares, Fischer s e portó como u n a uténtico caba l l e ro y dijo que se pusiese u na cláusula en el co ntrato sobre el rep a rto del fo ndo de prem ios entre el ganador y el vencido. Desde N u eva York llamó el g ran maestro Yaser Sei revan diciendo q u e el regreso de Fischer ha bía provocado en América u n a g ra n conmoción y a l egría. Ta m bién él ha bía a n u nciado su presencia en Sveti Stefa n, igual q u e Arrabal, Torá n , Raym ond Keene y m uchos otros g ra n des maestros y escritores del m u ndo. Sveti Stefa n está preparado pa ra acoger a la él ite m u n d i a l del ajed rez. E n un mes avisaron sobre su l l egada más de cien period istas pa ra hacer e l seg u i m iento de este seg u ndo match del sig lo entre Spassky y Fischer. M i l a n Matu lovic, el primer yugosl avo que ha bía jugado con Fischer, ya en 1 958, y perdió el match por 1 ,5 : 2,5, pro nosticó que Fischer gan aría a Spassky por 1 0 : 4. Sei revan dijo que la victoria de Fischer sería todavía más apl astante que en Reykjavik, pero añadió q ue l o ú n ico que le da ba m iedo era que después de esa victoria Fischer se retirase como u n j u b i l ado rico. Karpov me dijo que probablemente vend ría a Sveti Stefan a fi na les de la primera pa rte del match. Kaspa rov se ha m a rchado de vacacio nes y no h izo dec l a raciones sobre el regreso de Fischer. Después de vei nte años el m u ndo del ajed rez estaba pronu nciando de n uevo a q u el los dos nombres al i g u a l q u e en la época del célebre match "en la tierra del h ielo y el fuego" en Islandia. Bobby Fischer y Bo ris Spassky.

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La partida del retorno Sveti Stefan, 1 992 Blancas: Fischer Negras: Spassky ( Apertura española) 1. 2. 3. 4. 5.

e4, e5 0J f 3 , 'D C 6 �b5, a6 �a4, 01 f 6 0-0, � e 7

Spassky siempre variante cerrada Morphy, contra la ñola, en lugar de 'D Xe4; 6.d4, etc.

ha preferido l a de la defensa apertura espa­ la abierta: 5 ... ,

6. -ªe 1 , b5 7. � b 3 , d6 La línea "normal•. En su match contra Tahl ( Candidatos, 1 965), Spassky adoptó con buen resul­ tado el contragambito Marshall: 7 ... , 0-0; 8.c3, d5; 9.exd5, cí)x d5; 1 0 . 0> x e 5 , 'í) x e 5 ; 1 1 . -ª x e5 , c6; 1 2.d4, �d6; 1 3.-ªe 1 , �h4; 1 4.g3, ffh3, etc. En esta aguda y contro­ vertida línea, las negras obtienen presión sobre el flanco de rey, a cambio del peón. 8 . c3, 0-0 9 . h3, 0>b8 La variante Breyer, favorita de Spassky. La idea es llevar este caballo a "dr, desde donde pro-

tegerá "e5" y dejará paso al avan­ ce temático, ... , c5. 1 0. 1 1. 1 2. 1 3.

d4, 'í)bd7 'í'lb d 2 , �b7 � c 2 , -ªeS 0l f 1 , ...

En el match que sostuvieron es­ tos jugadores, en 1 972, Fischer prefirió, en la 1 0!! partida la conti­ nuación: 1 3.b4, .�f8; 1 4.a4, 0>b6; 1 5 . a 5 , 0> b d 7 ; 1 6 . � b 2 , 'O' b 8 ; 1 7 . b'!. b 1 , c 5 ; 1 8 . b x c 5 , d x c 5 ; 1 9.dxe5, 0Jxe5; 20:í)xe5, ft x e5; 2 1 .c4, con ventajoso juego para las blancas, que acabaron impo­ niéndose. 1 3 . ... , .�f 8 1 4. 01 g 3 , ... También se juega 1 4.�g5, direc­ tamente, para poder replicar a 1 4 ... , h6, con 1 5.�h4, mantenien­ do la presión sobre la diagonal h4d8. 1 4 . ... . g6 1 5. � g 5 , . .. L a continuación más usual es 1 5.a4, abriendo un nuevo frente de operaciones, como es carac­ terístico en la apertura española. 1 5 . .. . , h6 34 1

1 6 . .� d 2 , .�.g 7 1 7. a4, . . . Anteriormente se jugó 1 7.�c 1 , 'Nh7; 1 8.h4, pero Fischer prefiere un ataque posicional, con presión en todos los sectores del tablero. 1 7 . ... , c 5 1 8. d 5 , .

..

Cierra el centro para atacar en los flancos, lo cual es tema frecuente en estas líneas de la apertura es­ pañola. 1 8 . ... , c4 Habilita "es· para el caballo de "d7".

23. '1� 1 d2, '0!c5; 24.11!te2, con inicia­ tiva de las blancas, aunque el jue­ go terminó en tablas. 1 9 .. .

20. �e3, h5 21 . .D d 2 , ras 22. ,l1,a3!, ... En una posición de parecidas ca­ racterísticas entre Karpov y Un­ zicker, Olimpiada de 1 97 4, el pri­ mero realizó una maniobra como la que aquí inicia Fischer, para triplicar con sus torres y dama en la columna •a•, lo que asegura a las blancas una fuerte iniciativa en este flanco, mientras que las negras no tienen fácil reacción en el ala de rey, al estar controlada la reacción "f5". .

Innovación teórica. En la partida Klovan-Furman (Tbilisi, 1 973) se jugó 1 9.·0h2, h5; 20:,'>g f 1 , ·0h7; 2 1 . ·;\ f 3 , b!. b 8 ; 2 2 . J-l e 3 , 'filg c 7 ; 342

·i'lh77

Un grave error estratégico, al re­ nunciar a la casilla "c5" para sus piezas. Se imponía 1 9 ... , c x b 3 a.p.; 20 ..� x b 3 , ·;)c5, etc.

22 23. 24. 25. 26.

1 9. b4!7, ...

..

'0!d f 6 �ea 1 , �d7 IJ. 1 a2, .!lfcB � c 1 , .Ql. f 8 �a 1 ,

...•

...

Fischer completa su maniobra y su dominio posicional es eviden­ te, con la amenaza latente de axb5 y la penetración de sus to­ rres en las primeras líneas enemi­ gas. 26

.

...•

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27. ·� f 1 ! , ... Las negras han desorganizado sus piezas para la reacción en el flanco de rey (f5) y Fischer inicia una larga peregrinación con este caballo, para que colabore en el ataque sobre el ala de dama. 27 . ... , {!e7 28. ·í'l 1 d 2 , �g7 2 9 . ·í'lb 1 ! , 0 x e4!7 Ú nica forma de mantener la ten­ sión de la lucha, ante la amenaza 30.axb5, axb5; 3 1 .ZlxaS, ZJ.xaS; 32.ZlxaS, �xaS (si 32 ... , !!haS; 3 1 .ttxaS, .� xaS; 32.�a3); 33.!h6 y 34.'0la3, ganando el peón "b". 30. {! x e4, f5 31 . .� c 2 , {! x d 5 32. a x b 5 ! , a x b 5 S i 3 2 . . . , .QJ. x f 3 ; 3 3 . g x f 3 , f 4 ; ' con neta 34.{!b6!, {'>g5; 35. 0d2!, superioridad de las blancas.

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que compensaría la pieza, pero ... 36. g4!, ... Una ex traordinaria jugada, digna del Fischer de sus mejores t iem­ pos, abriendo valientemente la posición, a fin de dar la máxima actividad a sus piezas. 36 . ... , h x g4 37. h x g4, ll x a 7

33. ZJ.a7!, ... Comienza la lucha tensa para to­ mar el mando de la partida. Ahora las blancas presionan sobre la 71 y S1 líneas. 33 . ... , �f6 34. -0> 1 d 2 , ZJ.xa7 35. ZJ. x a 7 , ,!:'l, a 8 Busca l a liquidación para aliviar la tensión y especulando con el ca­ rácter cerrado de la posición, lo

Si 37 . . . , f x g 4 ; 3 S . .z'� h 2 ! , '!\l e S ; 39.,!:'l, xaS, .�.xaS; 40.�.d 1 !, c o n to­ tal dominio de las blancas, con las amenazas 4 1 ..�xg4 y 4 U)xg4+, s i n t e m o r a 40 . . . , ft c 6 , p o r 4 1 .·0xg4+ y 42 . .Ql.f3. 38. 9 x a 7 , f4 39 . .�. x f 4 ! , ... É sta es la continuación más incisi­ va, al devolver la pieza para recu­ perar el control de la iniciativa. 343

39 . ... , exf4 40. ·í"lh4!, ... Con la doble amenaza 4 1 .'0d4+ y 4 1 .Ql.xg6 o 4 1 :0>xg6. Spassky si­ gue en gran peligro. 40 . ... , {H7 Si 40 ... , 'i"lf8; 4 1 .' 9d4+, �e6 y, a q u í , c o n 4 2 .