Reyes Del Ajedrez Mihail Tahl - D Bjelica

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COLECCION AJEDREZ

Reyes del ajedrez

Mihail Tahl D. Bielica

Traducción: Zoritza Stamencic Portada: Manuel Abia Quijano © 1992, by Zugarto Ediciones, S. A. Pablo Aranda, 3- 28006 Madrid, España Tel. 411 42 64- FAX 562 26 77

I.S.B.N.: 84-88155-13-1 Depósito Legal: M-39737-1992 Impreso en España- Printed in Spain Gráficas Muriel, S. A. Buhígas, s/n- Getafe (Madrid)

Presentación al segundo libro de la serie .. Reyes del ajedrez .. El segundo libro de la serie "Reyes del Ajedrez" tiene como protagonista al que fue campeón mundial en 1960, Mihail Tahl. El autor, Dimitrie Bjelica, maestro de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) y destacado periodista, tuvo una estrecha amistad con Tahl, desde el espectacular comienzo de su carrera internacional, en 1958, hasta su muerte, en 1992. Por esto, al igual que en el libro sobre "Bobby" Fischer, Bjelica puede ofrecer una biografía, redactada con un estilo muy periodístico, en la cual se recogen los momentos más importantes de la carrera de Mihail Tahl. Uno de los principales atractivos de la serie de "Reyes" que Zugarto Ediciones ha incorporado a su "COLECCIÓN DE AJEDREZ", estriba en que fue Tahl quien se encargó de seleccionar las mejores partidas de cada campeón mundial, así como del comentario de algunas de ellas. Esto garantiza la calidad de las partidas que se ofrecen en cada libro y, con mayor motivo, cuando se trata de las suyas propias. Si Tahl fascinó con su mágico juego, con la audacia de sus combinaciones de ataque, el lector verá que su calidad humana, su fino humor y su simpatía brillaron también en él a gran altura.

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Cronología y acontecimientos Mihail Nehemievich Tahl

1936. 1941. 1954. 1954. 1955. 1957. 1957. 1958. 1958. 1959. 1960. 1961.

Nace en Riga, el 9 de septiembre. Aprende a jugar al ajedrez. Gana el título de maestro. Gana a Saigin (+4 -2 =8) en el match para el título de maestro. Campeón de Letonia. Se proclama campeón de la URSS en Moscú. Obtiene el título de maestro internacional y, por decisión de la FIDE, también el de gran maestro. Otra vez campeón de la URSS. El campeonato se celebró en Riga. Gana el torneo internacional de Portoroz. Gana el torneo de candidatos de Yugoslavia. Se proclama campeón del mundo, después de ganar el match contra Botvinnik (+6 -2 =13). Pierde el título de campeón en el match de revancha contra Botvinnik (+5 -10 = 6).

1. Los com ienzos de un genio. "Si prohibiesen el ajedrez por ley, probablemente me haría contrabandista". M. Tah/

Era la hora del recreo en el XXII Instituto de Riga. Un muchacho de cabello negro, el guardameta del equipo escolar, estaba sudoroso después de un partido difícil. Su actuación había sido espléndida . Muchos pensaron que un día llegaría a convertirse en una estrella del fútbol . Hace unos años se había estado diciendo lo mismo de Svetozar Gligoric. El chico se dirigió hacia un grupo reunido alrededor un tablero del ajedrez y se sentó a jugar. Mihail, a quien llamaban Mischa, solía jugar a veces alguna partida de ajedrez en los recreos, entre dos clases. Era el campeón del colegio en el juego de shashka. Le gustaban mucho Tchaikovski y Chapín. Sacaba tiempo para ir a los conciertos, jugar el fútbol y acudir a la Villa de los Pioneros a jugar al ajedrez. Era, también, muy buen estudiante, aunque su profesor de matemáticas se enfadara a veces con él. No porque a Mischa no le gustasen las ecuaciones o los problemas complicados, sino porque los resolvía estas y aquéllos de cabeza y no en los cuadernos. Empezó a jugar también en torneos. Tomó parte en el campeonato de Letonia sólo tres años después de haber empezado a jugar en la Vill a de los Pioneros. Eso ocurrió en 1953 (con 17 años Mihail Tahl ganó con facilidad el primer puesto) . Su profesor de ajedrez Alejandro Koblentz era un magn ífico pedagogo . Fue el encargado de la inst rucción del muchacho que más tarde maravillaría al mundo. El padre de Mischa, un médico de Riga, era una persona muy popular. El teléfono de su casa sonaba con frecuencia y éste acudía para ayud ar a la gente que le necesitaba . La madre, Ida Grigorievna, era un a 11

amante de la música y más tarde transmitió esa afición a su hijo. El chico progresaba con rapidez en todos los campos. Con tres años ya había empezado a leer. Leía una página y después intentaba repetirla. Muchos años más tarde, después del torneo de Zurich de 1957, sorprendió a todos con su magnífica memoria. Había jugado en aquella ocasión 38 partidas simultáneas. Después de ganar el torneo, se le acercó el ajedrecista Mayer, que había ganado su partida, y le hizo un comentario. -Pero he podido hacerlo mejor en la jugada 17 -contestó Tahl .. . -No dirá que recuerda toda la partida -se extrañó Mayer. -Recuerdo todas las partidas -respondió tranquilamente Tahl. Naturalmente que nadie le creyó. Se hizo una apuesta. Tahl cogió un lápiz y escribió todas las jugadas de las 38 partidas, sin mirar siquiera al tablero. Cuando Alemania invadió a la URSS, Mischa, que tenía cinco años jugaba plácidamente. Su familia se refugió en Yurla, en los Urales. Cuando empezó a ir al colegio, ya multiplicaba con facilidad números de tres cifras. Pasó sólo tres días en el primer curso, y enseguida le trasladaron al tercero. Lo mismo iba a ocurrir con los cursos de ajedrez ... A f inales de 19441os Tahl estaban otra vez en Riga. Mischa volvió a sus pasiones: la música, el fútbol y el ajedrez. Con 16 años acabó el colegio y, por ser tan joven, necesitó un permiso especial del Ministerio de Educación para matricularse en la universidad. Era un estudiante excelente. Una vez, en un examen muy importante, respondió las dos primeras preguntas con rapidez y exactitud. El profesor le dijo: -Ahora presta mucha atención. Esta pregunta va a ser la más importante y la más d ifícil. Tahl esperaba atentamente la pregunta que el profesor le iba a formular. -Si en aquella partida con Spassky él hubiera jugado dama a h8, ¿cómo hubiera contestado usted? Tahl se quedó pensando y contestó tambien esta tercera pregunta ... El camino hacia las estrellas pronto iba a quedar abierto. Ese joven de gran talento se dirigió un día con el tablero de ajedrez bajo el brazo a jugar contra Botvinnik. Había oído que el campeón iba a jugar unas partidas simultáneas en Riga y no podía esperar. Se fue a su hotel y dijo: -Quiero jugar con el campeón. Me llamo Tahl. Le dijeron que Botvinnik estaba durmiendo y así se frustró su primer encuentro. Este no se iba a producir antes del match de más alto nivel para el título de campeón del mundo ... 12

La primera vez que llamó la atención fue en la Olimpiada Estudiantil de Upsala, en 1956. En aquella ocasión un joven casi desconocido había ganado a lvkov en sólo unas treinta jugadas.¿ Quién es ese Mihail Tahl? se preguntaban muchos. lvkov decía: "Un excelente jugador, sólo que se comporta de un modo un tanto raro. No se queda quieto ni por un momento. El ajedrez representa todo para él. En eso es infatigable . Parece tremendamente nervioso, pero juega muy bien". Tahl me habló en una ocasión sobre su primera partida de ajedrez: -Mi padre no jugaba al ajedrez, pero un primo mío había alcanzado la cuarta categoría y en casa se solía decir que yo jugaba mejor al fútbol y él al ajedrez. Así fue hasta 1945, cuando jugué la primera partida con mi primo. Esa partida , que representaba mis primeros pasos en el tablero de ajedrez, constó de sólo cuatro jugadas, después de las cuales salí derrotado. Ocurrió así: 1. e4, e5; 2. ~ c4, ~ c5; 3. ~ h5, ~ a6; 4. ~ f7, mate . -Miré al tablero -dijo Tahl- y vi que no tenía nada que hacer. Pedí a mi primo la revancha, pero no aquel mismo día. Sabía que también en los campeonatos del mundo había revanchasydecídívengarme. Me fui aquella misma tarde a la Villa de los Pioneros de Ríga. Allí había muchos jugadores sentados a las mesas de ajedrez. Me acerqué al encargado del club y le dije: "Por favor, enséñeme a jugar. Quiero ganar a mí primo". Y empezaron a enseñarme. Aprendí lo suficiente para tomar mí revancha, pero al mismo tiempo me aficioné al ajedrez y ya no lo soltaba de mis manos. Pasaba días enteros en el club y por las noches leía libros de ajedrez hasta muy tarde. Y analizaba las partidas a ciegas. No tenía ningún sentido de la medida y con frecuencia se pasaba las noches enteras haciendo los análisis. Por eso el doctor Tahlllamó un día al profesor de ajedrez Koblentz y le dijo que no sabía que hacer. -Koblíntz me dijo -contaba Tahl-que seguro que me iba a convertir en un maestro, pero que no olvidase que para tener éxito en el ajedrez era muy importante gozar de buena salud. Míscha no hizo caso a su profesor. El ajedrez era su gran amor. Por las noches, después de jugar las partidas libres, se paseaba por las calles de Ríga con sus amigos ajedrecistas y jugaba a ciegas ... Tahl se convirtió en jugador de primera categoría en 1956, saltándo se varios escalones. En 1953, durante el campeonato por equipos en Leníngrado, se encontró por primera vez con las figuras importantes del ajedrez soviético. Observaba con respeto y un poco asustado a los jugadores famosos, sobre los cuales, hasta aquel momento, sólo sabía de ellos por los periódicos. Ganó al maestro ínternacionalllívíckí con un estilo brillante. De siete partidas consiguió cuatro puntos y medio. 13

Después de este éxito se ganó el derecho de jugar el match para el título de maestro. Precisamente fue el maestro Saigin, a quien ganó en ese match por 8:6, éste sería recordado como el hombre que promocionó al nuevo maestro Mischa Tahl, que conquistaría el mundo del ajedrez en una tremenda acometida ... Tahl midió por primera vez sus fuerzas con los mejores maestros de la nación ajedrecística más importante del mundo en el XXIII campeonato de la URSS, celebrado en Leningrado.

Upsala, 1956

Después, en 1956, vino Upsala, cuando los periodistas escribieron: "Tahl, recuerden ese nombre". En los últimos días de noviembre de ese mismo año empezaron en Tbilisi las semifinales del XXIV campeonato de la URSS. El comienzo de Tahl no fue bueno: una derrota y seis tablas. Pero no perdía la esperanza y al final entró en las finales compartiendo el quinto puesto ... Petrosian me dijo recordando esas semifinales: -Quizás la historia del ajedrez hubiera sido distinta de no haber entrado Tahl en las finales. Era muy fácil que eso ocurriese ... Pero no fue así. Tahl no sólo ganó ese torneo, sino también el siguiente. Igualmente resultó ganador en 1958, en Portoroz, en el torneo de candidatos y en todos los torneos donde jugó, incluido el match para el título de campeón contra Botvinnik. Se elevó a la cumbre a velocidad de vértigo. "Tahl, recuerden ese nombre ... ". Con 11 años Tahl había alcanzado la cuarta categoría y, dos años más tarde, la segunda. Fue en aquel momento cuando entró a formar parte de la representación juvenil de Letonia. Jugaba en el último tablero. En 1950 consiguió la primera categoría. Eso significa que fue el único jugador del mundo que en sólo diez años había recorrido el difícil camino desde la primera categoría, hasta el título de campeón mundial.

Rostov, 1952

Campeonato juvenil por equipos. Última ronda. Letonia jugaba contra Ucrania. El resultado 3:2 a favor de los ucranianos. A Tahl le bastaban tablas para que su equipo consiguiese el primer puesto. Pero él jugaba a ganar, sin pensar en compromisos. Perdió la partida y su equipo el primer puesto. En 1950 se había matriculado en la universidad, pero de repente le 14

rechazaron porque todavía no había cumplido 16años. Sólo después de obtener un permiso especial consiguió convertirse en estudiante de Literatura. Acabó sus estudios en un plazo récord.

Riga, 1954

En el club del ajedrez de Riga Tahl comenzó su gran match con Saigin, múltiple campeón de Bielorusia. Ganó por 8:6 y obtuvo el título de maestro. Estaba más feliz que nunca. El camino hacia el Olimpo del ajedrez quedaba abierto .. . Pero ese camino estaría lleno de dificultades.

Leningrado, 1956

XXIII campeonato de la URSS. Tahl acudió allí para medir sus fuerzas con los mejores grandes maestros de la primera nación en el mundo del ajedrez. Los periódicos escribían: "Un muchacho de 19 años llega de

Tahl, con el autor, durante el Torneo de Candidatos de 1959.

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Riga para ganar el primer puesto". Sí, él pensaba así. Estaba firmemente convencido de su victoria. Y después de la cuarta vuelta era el primero. Gracias a unos sacrificios brillantes ganó a Sasin y a Simagin. Siguió así hasta la sexta ronda en la que se encontró con Spassky que era uno de los mejores jugadores. El público estaba apoyando a su conciudadano. Ganó Spassky, mientras Tahl compartió el quinto puesto con Polugayevsky y Holmov, lo que para un principiante era un gran éxito ...

Tbilisi, 1956 Tbilisi había sido anteriormente el escenario de muchos combates. Tahl jugó allí uno de los torneos más difíciles de semifinales de la URSS. Era el mes de noviembre de 1956. En esa ocasión pudo haber cambiado la historia del ajedrez, como dijo Petrosian. Al principio Tahl contaba con una derrota y seis tablas. Pero él no hubiera sido el verdadero Tahl, si hubiese perdido la esperanza. Acabó compartiendo el quinto puesto y se clasificó para las finales ...

Moscú, 1957 Tahl conquistó Moscú al ganar el XXIV campeonato de la URSS. El nuevo campeón fue saludado con un gran aplauso. Después de muchos años, se proclamó vencedor un jugador que sólo tenía el título de maestro, dejando atrás a los célebres grandes maestros. Según el reglamento del torneo, el ganador de un campeonato mundial también ganaba el derecho al título de gran maestro. Mischa Tahl, nuevo gran maestro, seguía su camino hacia el Olimpo del ajedrez ...

Portoroz, 1958 -Me preguntaron una vez cuál era la competición que mejor recordaba -contaba Mischa-. Contesté sin necesidad de pensarlo: Portoroz, 1958. Ese fue mi primer torneo internacional y ha tenido una especial importancia en mi vida. Me acuerdo de mi madre poniéndome en el equipaje las camisas mientras yo empaquetaba unos cuadernos gruesos con los apuntes de las partidas. -Nunca he sufrido de complejo de inferioridad, ni siquiera cuando me iba mal en los torneos, pero tampoco he alimentado planes 16

napoleónicos. Pensé en aquel momento que podría ser el primero, o el séptimo. En aquella ocasión me encontré por primera vez con Svetozar Glígoríc. A él ya le consideraban un veterano, aunque sólo tenía 36 años. Ese era su tercer torneo ínterzonal. Cuando le vi, vestido con un elegante traje gris, en el hotel donde vino a esperarnos a Koblentz y a mí, pensé que precisamente ese debería de ser el aspecto de Chentovích, protagonista de los "Cuentos sobre el ajedrez" de Zweig. También recuerdo lo que me dijo : "Esta es la primera vez que está usted en Yugoslavia . Estoy seguro que no va a ser la última". Añadió que teníamos medía hora para cambiarnos, para acudir a un baile ... En los carteles ponía: "En la sala del hotel "Adriático" habrá hoy un ba ile al que asistirán los grandes maestros más famosos del mundo". -Después de ganar a Rosetto y a Benko en Portoroz, pensé: "¿qué pasaría sí ... ?" y no me atreví a seguir, pero después de ganar a Larsen, el "sí" se convirtió en realidad . Una vez, cuando tuvimos el día libre, los organizadores nos llevaron a ver los finales de las carreras de burros de Prímorje y nos so rprendimos al ver que en la salida había justo 21 burros. Es decir, el mismo número que los participantes en el torneo. El primer burro que llegó a la meta llevaba el número siete y entonces nosotros felicitamos al jugador que era el séptimo de nuestra clasificación . Más tarde participamos en la elección de la "miss" de un festival. -En la sala de competiciones se libraron grandes batallas y m e acuerdo que me aseguré el primer puesto después de hacer tablas con Schervín, al final de l torneo. El segundo fue Glígoríc, y después iban Petrosían, Benko, Olafsson y Fischer. Esos fueron los afortunados que se clasificaron, mientras el gran favorito Bronstein había perdido contra Cardoso, un jugador de segunda fila. David casi no podía creerlo; se levantó de la mesa de ajedrez, me tiró de la manga y me preguntó en voz baja : "Mischa, ¿de verdad he perdido contra Cardoso ...?" . Exactamente 21 años después de Portoroz, en el torneo interzonal d e Riga, Larsen se acercó a Tahl y le dijo: "¿Sabe usted que nosotros dos somos aquí los únicos de los " últimos mohícanos" del célebre torneo de Portoroz?, ¡Qué torneo tan bonito! Tres jugadores de ese torneo serían campeones del mundo (Tahl, Petrosían, Fischer). Éste es mí séptimo intento en la lucha por el campeonato del mundo y para usted es el quinto interzonal ... ".

El Torneo de Candidatos, 1959 Como hab ía dicho Mischa Tahl "la vida de un ajedrecista es como correr escaleras arriba". Se había terminado Portoroz, pero le esperaba 17

un escalón aún más difícil, el torneo de candidatos: Bled, Zagreb, Belgrado. A los seis grandes maestros de Portoroz se les unieron Smyslov y Keres, para jugar cuatro vueltas de una competición maratoniana y agotadora, para decidir el ganador que iba a sentarse frente al campeón del mundo Botvinnik. Unos veintitantos años después de ese famoso torneo le pregunté a Mischa si se acordaba de esa nuestra juventud ajedrecística ... -Claro que sí -dijo Tal-. Antes de empezar el torneo estuvimos rellenando unas encuestas y hacíamos pronósticos sobre la clasificación. Yo me había asignado un modesto quinto lugar, creyendo que los demás participantes de la encuesta corregirían ese error. Pero para mi gran sorpresa, nadie, salvo mi entrenador Averbach, me había colocado en alguno de los primeros puestos de la clasificación. Y, ¿sabes por qué ocurrió eso? Ya todos estaban hartos de mis victorias: dos campeonatos de la URSS, Portoroz, Zurich. Recuerdo que Taimanov había dicho que iba a abandonar el ajedrez si yo ganaba el campeonato de la URSS por tercera vez consecutiva. Además, no me daban unos buenos pronósticos, porque todos sabían que había sufrido una intervención quirúrgica diez días antes del torneo ... Y, efectivamente, cuando en la tercera ronda perdí contra Keres, me encontré en el fondo de la lista de clasificación. Pero Keres, Petrosian y yo pasamos a la segunda vuelta con el mismo número de puntos: 4,5 de siete partidas. Después de ganar a Smyslov me llamaron don "Afortunado". Smyslov había aceptado el alfil sacrificado. A Keres le había ofrecido el caballo y perdí. Pensé que había que incrementar la dosis y en la siguiente partida con Keres puse encima del altar de los sacrificios dos caballos. Me había dejado llevar por la idea de que estaba creando una obra de arte, no vi la sencilla jugada de mi adversario y sufrí la derrota. -En la tercera vuelta estuve a punto de perder contra Smyslov, pero como estaba cansado no se dio cuenta de que yo había sacrificado la torre, así que conseguí tablas. Aquella misma noche Smyslosv cantó el prólogo de la ópera "Los payasos de Leoncavallo". Keres también jugó mal, perdió de vista el alfil de Fischer y quedamos igualados. -En las dos rondas siguientes gané a Gligoric y a Keres, y me escapé de los demás jugadores. Keres había jugado en cinco torneos de candidatos, pero no tuvo suerte. Cuando estuvo en Bled tenía 46 años, luchaba contra los jugadores más jóvenes y contra la injusticia ajedrecística. En las últimas partidas había reunido 4,5 puntos, pero para su desgracia, yo también. -Petrosian me dijo en vísperas de la cuarta partida contra Fischer en Belgrado: "Ten mucho cuidado hoy. Juegas contra el "Sheriff"". En ese torneo todos teníamos algún sobrenombre. Yo era "el Pirata de Riga", 18

Candidatos, 1959. Tahl se enfrenta a Portisch en su carrera hacia el título.

Petrosian "el Águila del Cáucaso" y Fischer "el Sheriff de Brooklyn". Le estaba ganando a Fischer 3:0 en ese torneo, pero él prometió que iba a ganarme en la cuarta partida. Faltaba poco para que eso se cumpliera. Cuando fue a Moscú, antes de Portoroz, ni siquiera visitó la galería Tretiakov, sino que se fue al club del ajedrez de la Avenida de Gogol, en las horas cuando allí no solía haber nadie más que el guardia. Ganó a todos, desde el director hasta los funcionarios, y después al maestro Alatortzev, que se encontraba allí de casualidad. Cuando el honor ajedrecístico de la nación se vio amenazado, la dirección del club cogió la guía de teléfonos y empezó a llamar a los jugadores. Más tarde Flohr contó que le habían despe rtado y le habían dicho: "Levántese, Saloman Mihailovich, la patria le llama ... ". -En nuestra cuarta partida de Belgrado Fischersacrificó una pieza en la jugada 18. Pero no continuó bien y perdió. También ganaba a Benko 2:0, que se presentó en la tercera partida con gafas negras. Antes decía que yo hipnotizaba a mis adversarios. Pero yo también me puse unas gafas negras que pedí a Petrosian y toda la sala se estaba desternillando 19

de risa. Estábamos 3:0 ... En la cuarta partida ofrecí a Benko la dama en sacrificio y eso me aseguró el encuentro con Botvinnik ... -Sí, Botvinnik me estaba esperando. Recuerdo, por ejemplo, el año 1948 cuando se proclamó campeón del mundo. En aquel momento yo tenía la cuarta categoría del ajedrez .. . Y cuando nos encontramos en la sala de grandes maestros del club de ajedrez, para acordar los términos del match, me parece que me daban igual las condiciones. Mi entrenador me decía: "¿Te das cuenta con quién vas a jugar? No se trata ni de Fischer ni de Smyslov. Botvinnik ha conseguido en su vida más victorias que las partidas que tú has jugado, incluidas las "rápidas". Como parte de mis preparativos tomé parte en un torneo de los países bálticos. Los espectadores estaban decepcionados, porque esperaban que yo iba a jugar atacando, cuando realmente me defendía. Los periódicos decían que yo sabía atacar, pero en aquel momento aprendía a defenderme. Pero, ¡cómo explicar eso a un espectador! Acabé en el cuarto puesto, y, entretanto, llegó el match con Botvinnik. Antes de jugar la primera partida, dije a Koblentz que no podía recordar cuando había ganado la primera ronda en alguna competición. Por regla general, siempre perdía la primera partida, y mis rivales venían a jugar conmigo como si fuesen al banco para sacar el dinero de su cartilla ... Pero empezó el match y con ello mis momentos estelares. Ese primer match con Botvinnik es para mí lo más importante y lo más significativo de mi carrera. El haber ganado la primera partida para mí tenía el valor de dos victorias. No había perdido al principio y eso influyó psicológicamente en mí. Desde la segunda partida Botvinnik cambió de curso, rechazó el juego fuerte y jugaba posicionalmente. Pero en la partida 11 le gané a su estilo. La partida 17 decidió la suerte del match y aquella noche el entrenador de Botvinnik, Goldberg, le dijo al mío, Koblenc: "No importa, volveremos a encontrarnos en el match de revancha". Pero estuve a punto de perder la partida 18, que duro 76 jugadas. Sorprendentemente, Botvinnik llegó a la última partida sin su termo. Después de 17 jugadas ofreció tablas y medió la mano. Eso significaba que el match había terminado. Yo había conseguido seis victorias y Botvinnik dos. El resultado era 12,5: 8,5. Al día siguiente, el presidente de la FIDE puso en la solapa de mi abrigo la medalla de oro de campeón del mundo. En aquel momento ni en sueños se me podía ocurrir que iba a mantener el título tan poco tiempo: un año. Tenía 24 años. Entrevista

Después de terminar la lucha de Portoroz, le pedí que hiciese algún comentario sobre lo que allí ocurrió. 20

-Lo siento por Bronstein, -dijo Tahl-. Pero la Federación de Ajedrez debería reconsiderar el sistema de competición . -¿La partida más difícil? -Con Rossetto y con Pan no. Con ellos no jugué bien en las aperturas, y más tarde tuve que apañarme. -¿La partida más bella de su carrera, hasta ahora? -Todavía no la he jugado. Me propongo jugarla cada vez que me siento ante un tablero de ajedrez, pero aún no ha llegado. -¿Cúando será campeón del mundo? Tahl sonrió y dijo: -Lo diré en la Olimpiada de Munich. Primero tengo que "acordarlo" con los demás grandes maestros. -¿Cree que Botvinnik es el mejor jugador del mundo? -No lo creo, no sé. -¿Contra quien preferiría jugar el match para el título de campeón: contra Smyslov, Botvinnik o Keres? -Preferiría jugar simultáneas con los tres. -¿Qué jugadores, excluyendo a los soviéticos, incluiría en la representación del mundo? -1. Gligoric, 2. Reshevsky, 3. Olafsson, 4. Szabo, 5. Larsen, 6. Pan no, 7. lvkov, 8. Najdorf, 9. Fischer, 10. Pachman. -¿Y de los soviéticos? -Eso ya es más fácil. 1. Botvinnik, 2. Smyslov, 3. Keres, 4. Bronstein, 5. Tahl, 6. Petrosian, 7. Spassky, 8. Geller, 9. Averbach, 10. Ta imanov (o Korchnoi). -Muchos le han comparado con Lasker. -Pues no . Hay una gran diferencia. De Lasker dicen que estaba perdido en una partida sí y en otra no, y de mí dicen que estoy perdido en todas ...

Zurich, 1559. Es curioso, pero siempre había presenciado sus triunfos. Me han quedado profundamente grabadas en la memoria su cordialidad y su carácter abierto, su afán por el ajedrez y su valor en los momentos más difíciles. Siempre tengo ante mis ojos su imagen sonriente con los ojos oscuros y penetrantes. En Zurich parecía que no había cambiado mucho. Pocas veces se le podía ver sentado ante el tablero. Paseaba entre las mesas y en cualquier momento era capaz de decir dónde, por ejemplo, tenía que iniciar la combinación Bobby Fischer, o cuándo Keres tenía 21

que sacrificar alguna pieza, o algo parecido. En la sala de competiciones de Zurich siempre llegaba el primero. Cuando se reanudaban las partidas interrumpidas, llegaba temprano por la mañana, con independencia de si jugaba o no. Y si los maestros se estancaban largo rato en sus posiciones, sin interrumpir el juego y le dejaban sin nada que hacer, miraba con ansia a su alrededer en búsqueda de alguien con quien poder jugar un match de partidas rápidas. Le bastaba un solo minuto para una partida "blitz", y solía otorgar a sus adversarios la fantástica ventaja de cuatro minutos, y casi siempre ganaba. Cuando en la celebrac ión oficial en Zurich le proclamaron ganador, le hice el comentario de que después de tantos triunfos correspondía que ganase también en Bled y se sentase a jugar con Botvinnik. El siempre bienhumorado muchacho sonrió: -Todavía no he jugado con Botvinnik, pero Smyslov no tiene suficiente ni con cien partidas, lo que desearía es un nuevo match. -Pero, mire-prosiguió Tahl con un poco de preocupación-, Smyslov es quien realmente tiene mayores posibilidades en Bled. De algún modo ese torneo se ajusta mejor a su temperamento que al de nadie. Y no se olvide de algo más: el juego de Smyslov es el que más le va a Botvinnik. Así que ... Cuando Tahl todavía no había terminado de decir que lo más probable era que Botvinnik iba a seguir siendo el campeón, le hice una nueva pregunta sobre los demás candidatos. -Bien mirado, Olafsson y Benko no tienen posibilidades, y los otros ... Después de Zurich he cambiado mi opinión sobre Bobby Fischer. Aquí ha jugado estupendamente.

Bled, 1959. Todo estaba preparado para la gran función: el torneo de Candidatos. Mihail Tahlllegó a ese precioso lago y lo primero que hizo fue ver la sala de competiciones donde hacía unos 30 años Alekhine había conseguido su gran victoria . Le dijimos que la actual sala era más moderna, a lo que en seguida contestó que también ahora se jugaba un ajedrez más moderno. En ello había un poco de simbolismo, porque a Tahl le habían llamado "el Alekhine actual". Y también él vino, como antaño Alekhine, para ganar el primer puesto. Empezó a jugar en el torneo en ese estilo. Se estaba jugando la segunda ronda. Tahl contra Gligoric. Mientras Averbach desde la cabina telefónica dictaba las jugadas a Moscú, Tahl

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paseaba como de costumbre, o mejor dicho, recorría la sala como un tigre en espera de atrapar una gran presa. Después se acercaba a la mesa donde estaba sentado Gligoric y enseguida contestaba a la jugada. Esa era otra de las victorias al estilo propio de Tahl. La primera partida de Tahl contra Fischer fue digna de ver. Dos jóvenes grandes maestros estaban atacando por los dos frentes, pero Tahl otra vez estaba paseando y haciendo jugadas fuertes. En un momento su ataque empezaba a avanzar y a Bobby sólo le quedaba observar de mala gana lo que estaba ocurriendo. De ese modo Mischa Tahl enfilaba las victorias. Cuando llegaba a una posición ganada, empezaba a dar vueltas alrededor de la mesa, a efectuar un auténtico baile ritual alrededor de su víctima. Con ese juego tan agresivo Tahl impuso un ritmo endiablado en el gran torneo. Quizás fue eso lo que despertó tan gran interés por este acontecimiento. También por eso llamaban de Riga cada media hora pidiendo partidas. A ll í estaban esperando si Tahl le iba a tomar la revancha a Keres por las dos derrotas en Bled. Y la revancha llegó en Zagreb, donde se siguió jugando el torneo. Tahl había ganado la partida y más tarde la estuvo analizando durante horas en su habitación del hotel. Le pregunté en qué momento se había equivocado Keres, y me contestó bromeando: -A las nueve y media. Añadió que Keres se había equivocado al haber hecho la primera jugada con el peón de rey. Tahl estaba ganando. A veces se encontraba al borde de la derrota, como, por ejemplo, contra Smyslov en Belgrado, pero ... Tahl había sacrificado la pieza. Todos los ojos estaban observando ese encuentro . Smyslov aceptó el sacrificio. Parecía que Tahl estaba perdido. Pero, a pesar de todo, estaba atacando. Pasaron cinco minutos, y, con gran sorpresa, Tahl dejó toda una torre al alcance de su rival. Smyslov se quedó pensativo. La sala se puso en pie. Vasia se dio cuenta que no tenía escapatoria. El público empezó a aplaudir y gritar: "¡Mischa, Mischa!". Alguien dijo en voz baja: "Sólo Tahl es capaz de hacer eso". El mismo aplauso se volvió a oirtambién en la última ronda cuando, al obtener tablas con Benko, Mihail Tahl se aseguró el primer puesto y el derecho a jugar contra Botvinnik. Después de casi dos meses de lucha, ese joven consiguió una victoria brillante en el torneo. Era una victoria merecida, porque la había conseguido en su estilo. Estaba acostumbrado a jugar así y ganar. Alguien hizo la observación de que Tahl era consciente de que se encontraba al borde de la derrota, pero que incluso en los momentos más difíciles tenía fuerzas para conservar la sangre fría, como si no ocurriese nada.

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Tahl y Bjelica en la ceremonia de clausura del Candidatos, 1959.

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El mejor ejemplo de ello es una partida suya con Fischer, cuando al joven americano le bastaba un solo movimiento para terminar. Tahl había visto esa jugada anotada en la plantilla de su rival. También vio aquella mirada inquisidora de Bobby, la que hacía que uno se enrojeciese o se quedase pálido . Pero Tahl permaneció inmutable, como si se tratase de una jugada normal, y Fischer "comprendió" que tenía que buscar algo mejor ... -No lo oculto, he tenido suerte -me dijo Tahl después del triunfo-. Qu izás Keres mereciese ser el primero. Pero ocurrió lo que yo esperaba. -¿Qué pasará en el match con Botvinnik? Dijo sonriendo: -Sé que no se jugarán las 24 partidas. Botvinnik me ganará antes ... Tahl, naturalmente, no pensaba así. Confiaba en su victoria. Una noche, en una charla para los estudiantes de Belgrado, yo le estaba haciendo preguntas a Tahl. Cuando contestaba, se oían aplausos, porque como siempre Tahl lo hacía con sentido del humor. También era sincero, decía lo que sentía. En una velada amistosa que se organizó después del torneo, podía verse que Tahl había esperado con alegría ese momento: el de poder divertirse despreocupadamente después de dos meses de duras lu chas. Hasta muy entrada la noche estuvo bailando el "kazatchok" con Petrosian y Averbach y nos parecía que en aquellos momentos estaba más alegre que nunca . En aquella ocasión hablé durante mucho rato con Yuri Averbach sobre Mihail Tahl. -Volvíamos a Moscú en un "TU-104" del XXIV campeonato de la URSS, celebrado en Tbilisi -contaba Averbach-. A mi lado estaba sentado Mischa Tahl. Cuando estábamos a mitad de camino me preguntó, de repente, si quería ser su entrenador en el torneo de candidatos. Le miré sorprendido pensando que estaba bromeando . Pero él seguía insistiendo. Dijo que tenía confianza en mí. Naturalmente que acepté la oferta, porque Mischa me caía bien ya desde hacía tiempo. -Creo en Tahl, es capaz de ganar a todos. ¿Tahl o Botvinnik? ¿Quién recibirá los laureles de ganador? ¿Lo haría el joven que con 13 años había alcanzado la cima, el gran maestro que acabó su carrera universitaria en un tiempo record, que llegó a ser la persona más importante de su Riga natal y que ganó varios torneos, el diputado del parlamento de Riga ... o el campeón que había perdido su trono y que lo volvió a recuperar? Petrosian dijo: -Yo también creo que Tahl puede destronar a Botvinnik, porque tiene valor. Es capaz de hacer milagros. 25

Smyslov: -Creo que ganará Botvinnik ... Fischer: -Botvinnik le hará pedazos ... Benko: - Tahl será el nuevo campeón ...

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2. El rey ha muerto ... ¡Viva el rey! Reinado breve. Moscú, 1960. Mischa Tahl hizo realidad su gran sueño, ganó a Botvinni k y el 7 de mayo de 1960 fue proclamado el octavo campeón del m undo. No podía ni imaginarme que Tahl me iba a conceder su p rimera entrevista después de ganar el título de campeón. Me había enviado recuerdos a través del linotipista de "Vjesnik" y su número de teléfono. Se dice que la modestia es la virtud de los grandes. El nuevo campeón del mundo no estaba en absoluto enfadado por haber esperado durante 20 minutos delante de una cabina de teléfono en un hotel de Moscú. En esa ocasión recordamos nuestra conversación en el torneo de Zurich, cuando le había dado un librito sobre el ajedrez donde salió publicada nuestra entrevista de Portoroz, y en el que yo había escrito medio en broma: "Al futuro campeón del mundo de un amigo". Le llamé por teléfono desde Sarajevo, pero no pude hablar con él, porque ya había salido con sus seguidores. Le dejé el mensaje de que le volvería a llamar a las 23 horas. Y Tahl estuvo esperando ... -Mischenca, llaman desde Sarajevo -se oyó primero la voz del recepcionista del hotel @"Moscú", y entonces, después de felicitaciones e intercambios de saludos con el nuevo campeón, Tahl me recordó aquella conversación de Zurich. Él empezó a preguntar primero: -¿Quién es el líder en el torneo zonal de Budapest? ¿Se ha marchado Gligoric a Madrid? -Bertok es el primero en Budapest. "Giiga" se ha marchado hace unos diez días a Suiza y después va a ir a España, pero, M ischa, yo necesito la entrevista con el campeón del mundo ... - Pregunta lo que quieras. 27

-¿Cómo te sientes en el papel de campeón? -Estoy muy feliz, pero mi mujer todavía más. -¿Has pensado en algún momento del match que no serías campeón? -Durante el match estuve buscando respuestas a alguna pregunta mejor. -¿Y antes del match? -De haberme preguntado eso, en seguida hubiera vuelto a Riga. -¿Cuándo estabas seguro de que ibas a ganar el título de campeón? -Ayer. -¿La mejor partida del match? -Probablemente la última, porque conseguí ser el campeón. -No, Mischa, la mejor fue la partida 17 -oí la voz de Sacha Koblentz, entrenador de Tahl. -Si Koblentz lo dice, será entonces la mejor -asintió Tahl. -¿Qué dijo Koblentz cuando acabó la partida 21 del match? -Dijo: "Mischenka, por fin podemos estar tranquilos". -¿El momento más difícil del match? -Después de la octava partida, porque comprendí que había perdido una posición fácil de conseguir.

Olimpiada de 1960.

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-¿Pensaste en aquel momento que no llegarías a ser el campeón del mundo? -No tenía tiempo para pensar en eso. Estaba pensando en cómo había perdido. -¿Has empezado a pensar ya sobre la revancha en Riga? -Sí, ya hay que pensar en ello . -¿Quién ganará allí? -Te lo diré cuando vengas a Riga. -Bobby Fischer había dicho antes del match que "Botvinnik te haría pedazos". ¿Qué mensaje tienes ahora para Bobby? -Mis sinceros saludos y también los de mi mujer para Bobby. Le felicito por el éxito en el torneo de Mar del Plata. -¿Ha jugado Botvinnik tal como esperabas, o quizás peor? -Botvinnik ha jugado muy bien, pero se equivocaba en las fases finales de las partidas. -Y si en lugar de Botvinnik hubiera jugado, por ejemplo, Korchnoi, ¿qué hubiera ocurrido? -He tenido suerte, porque el médico me había dicho ya hace tiempo que sufría de "korchnoititis". -¿Qué opinas sobre la Caro-Kann de Botvinnik? -Todo lo mejor. Sí, creo que yo también jugaré esa apertura en el match contra Yugoslavia. -Como redactor de la rúbrica cultural de la revista, seguramente que ahora escribirás algún comentario sobre alguna obra de teatro o película que estén en cartel en Moscú. -No, tendré que escribir algo sobre ajedrez, porque en la redacción me aguantan sólo por el ajedrez. -Sólo una pregunta más. ¿Cuál fue el comentario de tu amigo Petrosian después del match? -Só lo me dijo: "Ciao, ciao, bambina ... ". Con este saludo se terminó también nuestra conversación. Estaba pensando sobre el joven que había conservado la modestia incluso en el momento de subir al Olimpo del ajedrez. Pensaba sobre lo que Smyslov y Keres me habían dicho antes del match: que era seguro que lo iba a ganar Botvinnik. Es posible que los expertos dieran la ventaja a Botvinnik guiados por aquella verdad de la vida que dice que "todos desean derrotar al favorito". También pensaba sobre lo que Tahl ya me había dicho antes: "Siempre veo una única salida: la victoria. Si resulta que me ganan, no me entristezco por ello. Si pierdo hoy, ganaré mañana". Cuando apareció, con varios días de retraso, en la Olimpiada de Leipzig, le recibieron con ramos de flores y me contó que tuvo compli -

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caciones con el av1on. Por culpa del mal tiempo tuvo que esperar durante tres horas en el aeropuerto y muy cansado prosiguió el viaje en el coche de la embajada soviética en Berlin. Eso no le impidió jugar hasta muy tarde las partidas rápidas en los salones del hotei"Astoria". Primero irritó a Bobby Fischer ganándole 4 : 1 y después le ocurrió lo mismo a Najdorf, que sustituyó a Bobby. En Leipzig le vi fumando por primera vez. También parecía que ya no paseaba tanto durante las partidas. Un día le pedí que grabásemos una entrevista telefónica para Radio-Sarajevo y, sin un ápice de nerviosismo, se quedó conmigo en la cabina telefónica más de media hora. Ni siquiera se enfadaba cuando por problemas en la línea telefónica tenía que repetir varias veces algunas respuestas. Un día se fue a un campo de fútbol. Durante el partido dijeron por los altavoces: "Presten atención, en la tribuna se encuentra Michail Tahl". -Usted se parece mucho a Tahl -le dijo un hombre. -Sí, ya me lo habían dicho varias veces.

Moscú, 1961. Cuando el "exprés" estaba saliendo de Belgrado hacia Moscú, Radio Belgrado dió una breve noticia: "La primera partida del match de revancha Tahi-Botvinnik fue aplazada con grandes posibilidades de ganar para Botvinnik". En algún sitio entre Budapesty la frontera soviética dijeron que Tahl había abandonado esa partida sin jugar la continuación. Todos los programas de noticias terminaban con el informe sobre la derrota de Tahl. Se decía que dos meses antes de empezar el match, Botvinnik y la Federación del Ajedrez estaban dispuestos a aplazarlo, por la enfermedad de Tahl. Tahl le quitó importancia: -¿Esperar un encuentro tan interesante durante varios meses? De ninguna manera. Juguemos, y que sea lo que Dios quiera. Las melodías rusas amenizaban el largo viaje en los cómodos compartimentos de nuestro tren. Los viajeros que estaban divididos en dos bandos, igual que todo el mundo ajedrecístico, estaban pendientes de las noticias de Moscú. Ya muy entrada la noche oímos que la segunda partida fue interrumpida en una posición complicada ... Moscú, 18 de marzo de 1961 . En la fría mañana de invierno se asomaron las siluetas de la capital. No muy lejos de nosotros salía a la superficie el ferrocarril metropolitano, para volver a perderse un poco

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más adelante. Me dirigí al hotel "Moscú" donde se encontraba Tahl. Encontré al campeón del mundo en la habitación 427. Su entrenador Sacha Koblentz estaba sentado delante de una mesa, profundamente pensativo ante una posición interrumpida. En el otro extremo de la habitación Tahl estaba hojeando los telegramas de sus seguidores. El piano probablemente estaba instalado por el deseo del maestro Koblentz, porque había que animar a Mischa cuando las cosas no iban muy bien. Un aparato de radio con el gramófono y los discos, un pequeño televisor y la mesa de Tahl con las fotografías familiares. Todo eso estaba distribuido en el amplio apartamento y por todas partes había libros y hojas extraídas del fichero de ajedrez. Después de una larga meditación sobre el tablero Koblentz llamó a Tahl y empezaron a analizar. -Este peón adelantado se convertirá en un peligro -dijo Koblentz. Después Tahl hizo una decena de movimientos rápidos y anunció: -Tengo posibilidades de ganar. Conmigo se encontraba también un compañero de la revista "Literaturnaja gazeta". Él leía los telegramas dirigidos al campeón del mundo. Un aficionado de Estocolmo reseñaba en qué se había equivocado Tahl en la primera partida. Los futbolistas de Riga escribían: "Cada triunfo de nuestro paisano nos dará mucha alegría. Tenemos esperanza y te apoyamos ... ". El teléfono interrumpió los análisis. Un grupo de aficionados, que había analizado pacientemente la segunda partida informaba: "Segu ro que la siguiente jugada de Botvinnik será con el caballo en d3". Pregunté a Tahl como había perdido la primera partida. -Jugué mal. -¿Qué dijo Botvinnik después del aplazamiento de anoche? -Nos deseamos las buenas noches el uno al otro. Prosiguieron con los análisis durante una hora más. Los curiosos hinchas telefoneaban cada rato y preguntaban que posibilidades había. Delante del edificio donde se iban a reanudar las partidas, en la Avenida de Gogol, se había reunido mucha gente. Todos estaban esperando las jugadas que se hacían en la sala. La fiebre del ajedrez se había adueñado de Moscú. Mihail Botvinnik hizo un par de movimientos más y firmó la rendición 1: 1. ¿Que pasará ... ? En la misma orilla del río Moscú se encuentra el teatro "Estrada". Delante de la entrada había dos grandes carteles. En uno ponía que allí se jugaba el match entre Botvinnik y Tahl y el otro anunciaba la gira del trío "Los Paraguayos". Era allí donde se estaba jugando ese gran "Match de revancha". Todas las entradas para esta competición 31

ajedrecística estaban vendidas ya desde hacía tiempo y por eso era habitual ver a la gente que esperaba horas ante las puertas e intentaba encontrar alguna entrada en la reventa. En los amplios pasillos del teatro uno se encontraba con cientos de aficionados que discutían si hubiera sido mejor que Tahl hubiese capturado con la torre en f6, o hubiese jugado con la dama en d7. En la segunda planta se encontraba la sala de competiciones, que siempre ofrecía la misma imagen: El escenario con los dos protagonistas, Botvinnik y Tahl. En una esquina se encontraba la mesa del arbitro, y de las paredes colgaban tableros y relojes electrónicos, en los que los espectadores de anfiteatro podían comprobar cuánto tiempo le quedaba a cada uno. Así fue el comienzo del gran encuentro. Después del primer tercio del match Tahl empezó a hablarme, como en un monólogo, sobre sus problemas. -Estamos en el primer tercio y Botvinnik gana 4,5: 3,5 ... He fallado en la salida . Lo reconozco, pienso demasiado. La familia, mi hijo, las preocupaciones-Tahl sonrió-. No hay más remedio que pensar. Pero, dejemos las bromas aparte. Creo que no se puede hablar de apuros de tiempo cuando todavía me quedan tres minutos en el reloj. No estoy de acuerdo con los comentaristas que dicen que Botvinnik no había tenido agobios de reloj. Por ejemplo, en la segunda y en la octava partida. Sin embargo, he de reconocer, que no es el mismo Botvinnik que el del año pasado. En mi opinión, sus mejores partidas han sido la tercera y la séptima. -Mi madre dice que, en relación con el match del año pasado, Botvinnikjuega como si tuviese diez años menos, y yo diez más. Puede que esto sea cierto, pero todavía tengo tiempo para "rejuvenecerme". Mi madre dice, además, que no había descansado lo suficiente antes de las partidas. Probablemente piensa que hacer los análisis en el tablero es cansado. Para mí eso es un descanso. -Cuando gané la octava partida, muchos dijeron: "Por fin Tahl ha jugado como Tahl". Pero no, todavía no. A mí se me ha olvidado cómo juega Tahl. Me parece que antes nunca había jugado la nimzoindia, y ahora siempre la juego. La gente me pregunta hasta cuando voy a jugarla, porque con esa apertura no he conseguido más que un triste empate. De todos modos, pienso que no la jugaré en la totalidad de las 12 partidas con las negras. Pero tampoco me puedo quejar de la CaroKann de Botvinnik y de por qué no la deja cuando no le ha proporcionado más que dos tablas. -Mi mujer me dijo cuando llegó de Riga que "todos mis paisanos me apoyaban". Eso me alegra y siempre intento contentar a mis seguido-

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Con el gran maestro Vid mar en el torneo de Bled, 1961 .

res, pero es natural que no se pueda ganar continuamente. Los aficionados lo saben, porque el que juega al ajedrez tiene que estar preparado para la aleg ría y para la tristeza. -¿Qué es laque más alegría me ha dado de este match? Naturalmen te, la octava partida, cuando me di cuenta que podía ganar. Una curiosa coincidencia: en el match del año pasado estaba más triste precisamen33

te después de la octava partida, porque había perdido en una posición ganada. Pero, olvidémonos del año pasado. Esta vez el momento más difícil fue después del séptimo encuentro. En aquel momento pensé: "Tengo que ganar la octava partida". Tenía que hacerlo, pero de haber perdido, entonces hubiera jugado la novena a ganar, después la décima, y así, sin parar, hasta que el árbitro dijese: "Es suficiente, ya no es necesario jugar". La décima partida del match ... Botvinnik estaba solo en el escenario. Ninguno de los espectadores abandonaba la sala, aunque ya habían pasado las cinco. Todos estaban esperando que el viejo guerrero se levantase para saludarle con un aplauso. Oí un leve suspiro: "El ocaso de un campeón" y un comentario: "Tahl vuelve al torneo de candidatos". El final se estaba acercando inexorablemente. Terminó la partida 18. En un extremo de la sala Mischa Tahl estaba solo y encendía un cigarillo. Era difícil pedirle alguna declaración y hablar sobre ajedrez en esos momentos, porque Botvinnik acababa de ganar una partida más y ahora iba por delante con cinco puntos de diferencia. -Mischa, la URSS ha ganado a Polonia en baloncesto-le dije sólo por decir algo. -Bravo, juegan bien -contestó Tahl. Pero no podía pensar en el baloncesto. Fue él mismo quien empezó a hablar sobre esa triste noche: -En la jugada 37 he dejado escapar unas tablas seguras. Había que jugar con el peón en a4. Era una oportunidad. Partida veinte ... Este encuentro saldrá siempre a relucir cuando se analicen los más importantes matches y se busquen las partidas más disputadas. Se ha jugado en tres partes, ha durado 14 horas y 20 minutos y se han hecho 121 jugadas. En ese tiempo no se han contado las horas que se han pasado haciendo los fatigosos análisis, pero en la cara del gran maestro se veía el cansancio de la partida más difícil. Tahl tenía una hora entera más que Botvinnik en el reloj y estaba mejor. Pero los finales de esa célebre partida fueron así: Botvinnik estaba paseando por la sala. Tahllevantó la mirada del tablero y llamó a su rival. En la jugada 121 firmó sus tablas más difíciles. Esos eran los últimos días del reinado de Tahl, porque a Botvinnik le separaba del título sólo un empate. La lucha terminó tres partidas antes del final previsto. Mihail Botvinnik había ganado la partida 21 del match de revancha en la jugada 33 y recuperó así el título de campeón, al ganar el match por 13: 8. Habían empezado el match en un día frío de marzo y terminaron en primavera, que parecía como si quisiera engrandecer el triunfo de 34

Botvinnik. Me acordé en aquel momento de una escena de la películ a "El octavo campeón", que vi en la sala del teatro "Estrada" , en los días cuando ya estaban preparando una nueva película y cuando se preparaban para coronar a un nuevo campeón. La cámara había captado el momento cuando Tahl se estaba bajando del tren en la estación de ferrocarril de su Riga natal. Alrededor del cuello llevaba la corona de laureles de campeón del mundo. En el andén había miles de personas gritando de júbilo. Viendo al campeón destronado, con la mirada perdida a lo lejos, mientras en la sala aclamaban a Botvinnik, me preguntaba cómo sería el regreso de Tahl a Riga, donde todos habían creído firmemente en su victoria. Un poco más tarde le hice esa pregunta. Tahl no estaba triste. Contestó tranquilamente: -En todo caso, el recibimiento será d istinto que el del año pasado. En los momentos del triunfo de Botvinnik todos querían hablar con el ganador y pocos se acordaban del derrotado. No pude evitar preguntarle a Tahl como se sentía, qué pensaba ... -¿Cuál es la diferencia entre Tahl y Botvinnik en este momento? -Ante todo la diferencia estriba en el título y en que las cosas para Botvinnik ahora son más difíciles. Ha vuelto a ser el rey y tiene que defenderse, mientras yo soy el revolucionario. Me siento como Napoleón cuando le enviaron a la isla de Elba, pero espero no encontrarme en Santa Elena. -¿En qué momento del match había pensado que podría perder y cuándo aceptó la derrota? -Durante todo el match estuve pensando que podía perder, y cuando vi alrededor de nuestra mesa las cámaras de televisión comprendí que había acabado todo. - ¿Qué momento fue el más difícil para usted, cuál fue el más fácil y cuál el más cómico? -El peor momento fue antes de la partida 21, el más fácil cuando ésta acabó y el más cómico será cuando esté revisando las partidas del match. -De haber sido Tahl el corresponsal del match, ¿cómo describiría aquel momento cuando tocaron el himno y le colocaron a Botvinnik la corona de laurel alrededor del cuello? -Viéndolo de lado era bonito. A Botvinnik le envidiaba un poco, y también le compadecía un poco. -¿Y en aquel momento cuando acabó la última partida y todos los periodistas y los reporteros gráficos entraron corriendo en el escenario?

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-"¡El rey ha muerto, viva el rey!" -Fischer y Tahl ya están pensando en el próximo torneo de Candidatos, pero ¿qué piensan? -Fischer probablemente esté pensando en quién ganará el segundo y el tercer puesto, y yo digo: "Si el mundo ha podido ver tres match es Botvinnik-Smyslov, por qué no podría ver también tres matches Botvinnik-Tahl". -Botvinnik dijo: "Tahl no se ha preparado bien". ¿Cuál es el comentario de Tahl? -Hubiera estado bien si Botvinnik sólo lo hubiera dicho, pero, desgraciadamente, también lo ha demostrado. -¿Qué es lo que piensa sobre la Caro-Kann? -Si jugase contra Caro o contra Kann, quizás pensase bien , pero contra Botvinnik ... -¿Cómo comentaría su hijo pequeño, si supiese hablar, el juego de su padre en la revancha? -Afortunadamente, todavía no conoce palabras feas. -Cuando Bobby Fischer se enteró del resultado del match, dijo algo. ¿Qué fue? -Mi mujer dice que Bobby probablemente dijo: "Mischa, cu-cu". Pero yo creo que dijo: "Los dos son unos patzeres". -La partida veinte ha sido probablemente la más difícil. ¿Qué dijo Koblentz cuando acabó? -Só.lo dijo: "Está bien todo lo que acaba bien". -¿Qué dijeron Tahl y su mujer? -Yo dije: "Me lo he merecido, por no haber hecho caso a mi mujer", (ella fue la única que en el análisis encontró, naturalmente de casualidad, la jugada de la torre en b5, que ganaba, pero yo he jugado otra cosa). Y, finalmente, mi esposa dijo después de esa partida: "No estaría mal que me fuera con Mischa a esas islas lejanas, a Curagao, donde se juega el torneo de Candidatos". -¿Cómo se siente Tahl como el ex-campeón del mundo? -Hasta ahora he sido el ex-campeón de la URSS y de Letonia, y en este breve espacio de tiempo desde que soy el ex-campeón del mundo, todavía no me he hecho del todo con el papel. Pero, si ya me había hartado de ser durante un año el campeón del mundo, espero que también me "harte" de llevar "este" título durante dos años. -¿Con cuál de los torneos anteriores se podría comparar este match? -Nunca antes había jugado contra 21 rivales tan buenos. No habría que esperar mucho tiempo para que el soberano destronado demostrase a sus seguidores que era capaz de ganar con el estilo de Tahl. En realidad, estaba deseando ese momento. Probablemente

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por eso, cuando nos despedíamos en Moscú, me contestó a la pregunta: "¿Qué les digo a los aficionados de Yugos lavia?". -Procuraré decirles algo yo mismo cuando en septiembre me vaya al torneo de Bled ...

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3. Caídas y resurgimientos de un campeón . Bled, 1961 Y lo ha demostrado, aunque ya en la segunda ronda había sufrido la primera derrota contra Fischer. Le dio la mano a Bobby en señal de rendición y parece que lo hizo con la sonrisa en la cara. Pareció tranquilo, como si nada hubiera ocurrido, colocó las piezas y empezó a explicar a Bobby dónde se había equivocado. Mihail Tahl estuvo esperando impacientemente la próxima ronda para desquitarse . Después de Fischer le tocó el turno a Olafsson. El inocente islandés pagó los platos rotos en la partida que Tahl consideró como su mejor obra en Bled. Tah l seguía jugando con su estilo y ganaba. La última ronda en Bled. Los reporteros gráficos y los cámaras de televisión estaban pendientes de la partida Tahi-Najdorf. Estaban esperando el momento en el que Mischa Tahl iba a ganar otro gran torneo más. Bobby Fischer, que había terminado su encue ntro unos momentos antes, estaba observando con cierto aire de tristeza . La sala resonó de aplausos dirigidos al joven a quien Botvinnik había destronado, pero que había demostrado que se trataba de un bache pasajero y había ganado uno de los torneos más importantes del mundo. Se oían las aclamaciones: "iMischa, Mischa!". Tahl deseaba agradecerselo a todos. Las primeras felicitaciones las recibió de Najdor( y después se le acercaron todos los demás . Se escribió una nueva página en la historia del ajedrez. Me apresuré para hacerle la entrevista al ganador y por un momento estuve pensando como se repetía todo: Portoroz 1958, Munich, Zurich, Bled , los encuentros con Botvinnik. Tahl había sido siempre complaciente, siempre contestaba de buena gana . Si se recopilasen todas sus entrevistas en un mismo sitio, esa sería la histo ria de uno de los mejores jugadores de todos los t iempos . 38

-¿Has pensado en algún momento que ibas a ganar el primer puesto? -Aún no me había hecho a la idea de que iba a ser el primero, así que no tuve tiempo para pensarlo detenidamente. -¿Qué piensas sobre el res u Ita do de Bobby de 3,5 : 0,5 contra los grandes maestros soviéticos? -Está bien que nos haya ganado otro americano. Así se ha suavizado el asunto con Bisguier. -¿Y qué dirán en la URSS después de ese resu ltado? -Quizás le den un premio a Keres. -¿Has cambiado ahora de opinión sobre Fischer? -No. Siempre dije que era un gran jugador. -¿Si comparásemos este torneo con el de candidatos ... ? -El torneo de candidatos fue más agotador, pero en aquella época se jugó peor. -¿Por qué los grandes maestros soviéticos no apuntaron ninguna victoria jugando entre sí? -Ya, pero no perdieron ninguna partida. - ¿Cómo ves ahora el torneo de Candidatos? -Con los mismos ojos, sin las gafas oscuras. - ¿Y de haber compartido el primer puesto con Fischer? -Eso de ningún modo. De haber compartido el primer puesto, hubiéramos tenido que cantar a dúo en el banquete final ... Mischa Tahl sigu ió ganando. Confirmaba al mundo que podía volver. Y estaba contento por haber demostrado, junto con Smyslov, que los campeones de verdad siempre vuelven. Él quizás no haya descendido de lo más alto, porque sus rivales fueran mejores que él, sino porque estaba escrito que el azote del destino golpease al jugador que había maravillado al mundo y que la enfermedad le impidiese realizar lo que más deseaba. Tahl siempre maldecirá aquel consejo médico que le obligó abandonar el torneo de candidados en 1962, por razones de salud. Lo que más sentía no era no seguir ganando, porque él no era así, sino no poder jugar. ¿Sería consciente, en aquel momento, Mischa Tahl de que quizás ya nunca llegaría al Olimpo del ajedrez? O tal vez hab ía jurado que tenía que recuperar lo que había perdido y se acordaba de aquellas palabras cuando perdió el título: "¡El rey ha muerto, viva el rey!". Siempre emprendía las aventuras de los torneos a modo de los antiguos espa rtanos, para volver "con el escudo o encima del escudo". Jugaba, al igual que Vasia Smyslov, para demostrar al mundo que era capaz de volver. ¿No son los mejores ejemplos para ello Budapest, La 39

Torbellino Tahl.

Habana, Moscú, Amsterdam y Bled? Los· torneos y los match es donde había jugado como sólo él lo sabía hacer. Me había contado muchas anécdotas de los torneos anteriores, pero todavía quedaban bastantes sin contar. Tahl sabe contarlas de una manera muy bella y se acuerda de todos los detalles. -Se estaba jugando el campeonato de la URSS en Moscú, en 1957. Crucé la calle por un lugar prohibido y un policía me llevó a la comisaría, porque no llevaba conmigo el carnet de identidad. Aquel día había interrumpido la partida con Boleslavsky en una posición perdida. Me llevaron ante un inspector que estaba analizando precisamente esa partida. Me preguntó como me llamaba y contesté: "Tahl". El inspector me echó una mirada extrañado, diciendo: "Como si no tuviera suficientes problemas con este ajedrecista Tahl". Me presté para ayudarle, pero no encontramos la salida hasta el amanecer. Al final le dije que yo era ese ajedrecista Tahl. .. -Era fácil en aquella época cuando todos teníamos piezas de ajedrez. He jugado una vez en el hospital unas partidas simultáneas a ciegas contra otros cuatro pacientes. -Gané dos partidas y la tercera resultó tablas. 40

-¿Y la cuarta? -En la cuarta estuve un poco peor, aunque al final gané. Mi rival abandonó, porque tenía que ir urgentemente ... ¡al quirófano!. Durante el match Petrosian-Spassky, celebrado en Moscú, el más ocupado fue Tahl. Cuando estuvo analizando una partida en el vestíbulo del teatro "Estrada", casi todo el público salió de la sala de torneos para verle. En la sala para los periodistas Tahl hacía análisis incansablemente, dictaba los comentarios y hablaba ante las cámaras de televisión. Le conté que Spassky se había quejado de que los grandes maestros se estaban riendo de él cuando hacía algunas jugadas. -Un poeta dijo: "Todos piensan que son héroes, observando la batalla desde lejos" -contestó Tahl. -Petrosian, Spassky y Botvinnik me dijeron que Fischer era el mejor jugador fuera de la URSS. ¿Es realmente así? -Ninguno de los tres ha jugado todavía contra Larsen ... Por las noches nos íbamos con frecuencia al aeropuerto de Moscú. Era muy agradable quedarse allí sentado hasta muy tarde y observar el espacio que nos rodeaba. Comprendí allí lo popular que era ese joven. La gente se nos acercaba y preguntaban a Tahl qué opinaba sobre el match, si dentro de tres años pensaba volver a jugar algún match importante. Me pareció que Tahl creía en eso y que tenía esperanzas de poder hacerlo. El siempre era cordial, incluso con cientos de aficionados que encontrábamos portadas partes. Con cada uno de ellos podía discutir durante horas sobre ajedrez. En uno de los muchos paseos por las avenidas de Moscú le conté a Tahl que Botvinnik había dicho que el título de campeón iba a abandonar la URSS, porque únicamente Tahl y Spassky eran capaces de retenerlo. -Ni hablar -contestó Tahl en seguida. -El título no se irá tan fácilmente. Spassky y yo cambiaremos de profesión, nos haremos aduaneros y así no permitiremos a nadie que se lo lleve. Mientras tanto encontraremos sustitutos para las salas de competiciones. Cuando nos despedíamos, después de haber pasado juntos dos meses en Moscú, los agentes del control del aeropuerto Sermetievo me dejaron pasar sin problemas, aunque había llegado con 15 minutos de retraso y el avión ya debía haber despegado. Naturalmente, habían reconocido a Tahl. Eran sus seguidores. Siempre cuando íbamos a los partidos de fútbol, a las excursiones y a los restaurantes, me parecía que era la persona que más seguidores tenía en el mundo. Sin importar quién sea el campeón del mundo, Tahl siempre quedará como el 41

campeón de las masas, el gran favorito del público y el hombre y amigo más maravilloso del mundo.

Belgrado, 1968

El ex-campeón del mundo Mihail Tahl vino a Belgrado en mayo de 1968, para intentar en el duelo con Svetozar Gligoric recorrer una vez más el difícil camino hacia el título más importante. Cuando llegó al hotel "Siavia" con su entrenador Koblentz, le llamé por teléfono y hablamos largamente sobre el futuro match, sobre otros candidatos para el trono del ajedrez y sobre las cosas que habían ocurrido en las salas de torneos. -Me siento muy bien. El duelo puede empezar ... Era evidente que estaba de buen humor. Contestaba rápidamente a todas las preguntas. Le pregunté cómo se había preparado para el match con Gligoric y cuántas de sus partidas había estudiado. -No llevo ese tipo de estadísticas, pero empecé con los preparativos después del torneo de Beverwijk. -¿Si me había preparado también para Korchnoi? -(El ganador del duelo Gligoric-Tahl iba a jugar con el ganador del match ReshevskyKorchnoi)-. Gligoric es un rival tan peligroso que he tenido suficiente con prepararme para él. -Korchnoi ha sido hasta ahora un adversario incómodo para Tahl. ¿Ocurrirá lo mismo ahora en las semifinales? -No lo sé. En primer lugar eso depende de Gligoric y de mí, después de Korchnoi y Reshevsky, y al final ... , si tengo suerte ... -Giigoric seguramente no hubiera jugado contra Tahl en Riga, y, sin embargo, Tahl había aceptado en seguida jugar "en el terreno de Gligoric" en Belgrado. ¿Por qué? -Ante todo, nadie le había preguntado a Gligoric si quería jugar en Riga, mientras que yo he jugado en Yugoslavia con frecuencia y estoy acostumbrado. Aquí tengo muchos amigos y les perdonaré por querer que gane Gligoric, bromeó Tahl. -¿Sinceramente, qué espera Tahl de este match a 10 partidas? -Para decirlo con sinceridad, espero muchos problemas. -¿Quién es el principal candidato para enfrentarse a Petrosian? -Lo único que sé es que de los ocho candidatos para el título, sólamente Geller no es peligroso, porque ya ha perdido el match contra Spassky. En la habitación 51 del hotel "Siavia" se encontraba con Tahl su profesor de ajedrez y entrenador Alexander Koblentz. 42

Nuestra conversación había acabado. Tahl y Koblentz siguieron con los últimos preparativos antes de empezar la primera partida con Gligoric ... Esa partida acabó inesperadamente con la victoria de Gligoric, pero posteriormente Tahl encontró fuerzas para empatar y ganar. El camino hacía Petrosian estaba abierto. Tahl tenía esperanzas, pero perdió contra Korchnoi. Se despidió de los deseos de ganar el título. Después vino también la derrota contra Larsen (2,5: 5,5) en el match para la participación directa en el torneo interzonal. Eso significaba que tenía que comenzar desde el principio, desde el campeonato de la URSS. Mijail Tahl estaba acostumbrado a lucha r y a empezar desde el principio. Decía: "el ajedrez ocupa en mi vida un ciento por cien, más diez."

Montreal, 1979

¡Cómo cambia todo! Exactamente veinte años después estaba viendo unas anotaciones de Tahl de 1964 en Amsterdam y empecé a "pasar lista". Botvinnik ya no jugaba desde hacía tiempo y Petrosian no había participado, por enfermedad, en el match URSS-Resto del Mun do, celebrado en Londres. Murió en 1984. También murieron Keres y Leonid Stein. Los tres grandes artistas por los que Tahl tenía una gran estima ya no estaban entre los vivos. Geller jugaba de vez en cuando , Bronstein muy poco, Spassky fijó su residencia en Francia, Fischer abandonó las salas de competiciones. Permanecían los Vasia y Tahl de siempre, que en aquella época, en 1964, se clasificaron como candidatos para el título de campeón del mundo, junto con Spassky y Larsen. Mischa siguió luchando en cada cic lo para volver a subir a la cúspide, pero el tiempo transcurría implacablemente; M ischa no con seguía volver. Pa ra su consuelo, ganaba en los grandes torneos y recordaba a aquel Tahl de los dorados años sesenta. "El sol nace y se pone y vuelve apresuradamente al lugar donde nace ... " El sol ajedrecístico había conquistado el mundo en un destello, después se ocultó por un momento, para volver a aparecer. Y Tah l volvía con su buen estilo. Ahora quisiera destacar uno de los éxitos qu e consiguió en un torneo, probablemente el más importante desde qu e perdió el título . Todos los expertos dijeron que Mihail Tahl había exhibido su mejo r juego en el super-torneo de Montreal, en 1979. Fue el único que no había sufrido ninguna derrota y compartió el primer premio y la cop a 43

de ganador con Karpov. Tahl recibió el mayor aplauso en la fiesta final, porque recordaba a aque l Tahl de los días de gloria. Recibió también el premio al juego más bello, por su victoria sobre Boris Spassky. También esta conversación que tuvimos después de terminar la ceremonia de Montreal se desarrolló en el estilo de Tahl, ingenioso, locuaz y siempre dispuesto para los periodistas. Le pregunté si era aquel mismo Tahl de los años sesenta, cuando era el terror de todos los grandes torneos. Ahora volvía a ser el ganador de uno de los principales torneos de la historia. -Sin embargo, no es el mismo Tahl-dijo el ex-campeón del mundoporque en la época en que ganaba en esos grandes torneos, la mayoría de mis rivales del torneo de Montrealllevaban los pantalones cortos. -Spassky dice que el Tahl de ahora es completamente distinto, que es más práctico, y que es un claro representante de la llamada generación media. -¿Qué quiere decir nuestra generación media? -contestó Tahl-. Yo también quisiera considerarme jóven, pero los demás no se lo creen. -Tahl ha ganado aquí el premio al juego más bello de l torneo y, al mismo tiempo, ha sido galardonado como el único participante que no sufrió derrota alguna ¿Cuál de los dos premios es más gratificante? -El primero, puesto que siempre es peligroso quedarse sin una sola derrota, porque en esos casos existe la posibilidad de perder en el siguiente torneo. -Cuando el año pasado Tahl quedó invicto en el torneo de Bugojno, le llamaron "el Pirata Pacífico" . ¿Se ha merecido el mismo calificativo aquí en Montreal? -Existe una gran diferencia entre los dos casos. En Bugojno había jugado muy mal, pero terminé sin ser derrotado. Mi deseo era no perder ninguna partida hasta el final. Aquí he jugado mucho mejor y mi propósito no fue quedarme invicto, sino conseguir lo máximo posible. -¿La partida más difícil? -No es fácil decirlo, en algunas partidas perdía la ventaja, pero lo más difícil resultó el encuentro contra Timman. Sin embargo, conseguí enturbiar su posición y llevar al joven Timman al camino equivocado. - Tahl estuvo enviando habitualmente los informes para RadioMoscú también desde este torneo. Siguió siendo aquel conocido periodista inigual¡;¡ble, capaz de describir a todos sus colegas grandes maestros al instante. ¿Cómo los describiría ahora/ al final del torneo? -Empezaré por Karpov. Éste no fue su mejor torneo, pero existe una explicación: estas cosas suelen ocurrir después de un duelo difíci l. Korchnoi había jugado peor en Lone Pine, por arrastrar todavía el cansancio del duelo de Baguio. Con Karpov ocurrió algo parecido, 44

porque el anterior encuentro debía haber influido en él. Aquí consiguió el mayor número de victorias, hasta siete. Pudo haber ganado en, por lo menos, dos partidas más. La única posición ganada que perdió fue contra Ljubojevic. Tengo que decir que Karpov ha justificado el título de campeón, que juega siempre y gana siempre. Cuando empezó este torneo, dijo que +5 puntos le garantizarían la misma clasificación, pero consiguió un punto más. -¿Cuál ha sido tu mejor partida en Montreal? -Prefiero la partida en la que gané a Hübner, a la que le gané a Spassky, por la que me dieron el premio de la partida más bella. No todos los días un ex-campeón del mundo sacrifica en h2. -Supongamos que te llame ahora Bobby Fischer y te diga lo que dicen los demás: "Tahl ha jugado mejor que nadie. Tahl es otra vez el gran Tahl y un peligroso rival para Karpov". ¿Aceptarías el encuentro contra Fischer? -Si Fischer me telefonease, preguntaría primero quién estaba al habla, porque no creería que llamase el mismo Fischer. Ya estamos todos cansados de esa creencia de que volverá a jugar. Yo ya no lo creo. -Los expertos dicen que Tahl es el adversario más peligroso para Karpov. Ya se están haciendo los pronósticos para el duelo por la corona del ajedrez Tahi-Karpov. ¿Dónde vais a jugar? Tahl se rió y dijo: -Primero habría que ver cómo es el ruedo ajedrecístico de Pula, pero antes tengo que jugar contra lvkov. Y por lo que se refiere a si soy peligroso para Karpov, no lo sé. -Karpov no te ha ganado nunca. -Es cierto, pero tampoco le he ganado yo a él. -¿Es justo que el duelo para el título de campeón se juegue hasta conseguir seis victorias? -A mí me parece que ese sistema no es bueno, pero no soy yo quien decide sobre ello, ni tampoco los grandes maestros, sino la Federación de Ajedrez. -Recientemente el joven Kasparov dijo: "No me gusta el juego de Tahl, porque Botvinnikconsidera que no se puede ganar jugando como lo hace él, porque el ajedrez tiene sus leyes". ¿Qué piensas sobre ello? -En todo caso, la culpa no es de Kasparov, sino de Botvinnik o de Tahl. -¿Qué opinas sobre el juego de Kasparov? ¿Puede ser éste peligroso para Karpov? -Había jugado muy bien en Tbilisi, y por lo que se refiere al torneo de Banja Luka, todavía no puedo decir nada, porque no he visto sus partidas. 45

-Pues ha ganado el primer puesto. -Pero no puedo poner el signo de admiración en las partidas que no he visto. Si se encontrasen en un duelo el Tahl de aquellos días dorados de los años sesenta, y el Tahl actual, ganador de Montreal, ¿cual de los dos ganaría? -Tengo que apostar por el Tahl actual. Muchos ya no cuentan con nuestra generación, pero los "viejos" no se marchan voluntariamente. Esto es todavía nuestra oportunidad, para muchos quizás la última, pero, con todo, la oportunidad.

Malta, 1980 En el camino hacia Karpov para el match de 1981, Tahl sufrió una derrota contra Lav Polugajevsky en Alma Ata. Por eso, en Malta, en 1980, nuestra entrevista para la televisión empezó con la pregunta: "Mischa, ¿que hora es en Alma Ata ... ?". -No me gusta acordarme de Alma Ata, pero sé que recordaré durante mucho tiempo ese match contra Polugajevsky y mi derrota de 1,5: 5,5. Nuestro resultado antes de este match era de 5,5afavorde Polugajevsky ... -¿Creías que ibas a llegar hasta el match para el título de campeón con Karpov? -El corazón lo creía, pero la cabeza no ... -¿Qué quieres decir? -El comentarista de ajedrez Tahl no pensaba lo mismo que el gran maestro Tahl. Tú sabes que me gustan más los torneos que los matches. Y precisamente en vísperas del match de Alma Ata tuve grandes problemas familiares. Se murió mi hermano, médico, que era diez años mayor que yo. Durante los preparativos volví a mi casa de Riga, me puse enfermo y aplacé el comienzo del match por diez días. Hace dos años jugué como un "chocolatero" ... -¿Por qué no vuelve Fischer? -El siempre ha sido un enigma. Sobre el tablero todo estaba claro como el agua, pero no a su alrededor. Sobre Fischer se contaban muchas cosas e historias, pero los años pasan ... El niño prodigio de antes se convirtióen un joven travieso. Tenía 29 años cuando ganó el título y ahora está a punto de cumplir 40. Actualmente resulta más difícil jugar, especialmente sin tener práctica. En realidad, lo más difícil es dar el primer paso ... -En una serie de televisión Fischer me dijo que desde el primer encuentro vuestro recordaba tus ojos grandes y negros.

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-Todos pensaban en aquella época que les hipnotizaba. Con Bobby siempre había sido divertido. Intenté hacerle una entrevista en Varna, durante la Olimpiada. En aquella ocasión me preguntó si sería preferible que se casase o se comprase un coche. Añadió que lo mejor era casarse con una extranjera, porque uno podía importar las cosas sin pagar aduana ... -Hablemos un poco sobre los reyes del ajedrez, salvo del número ocho (Tahl). -Sí, a él le vamos a saltar. Creo que en estos tiempos los mejores son el segundo y el cuarto: Lasker y Alekhine ... -¿Y el campeón número 12, Karpov? ¿No es extraño que a.lguien pueda ganar en todos los torneos con tanta facilidad como él? ¿Dónde está el secreto? -No debo revelarlo, porque sé que el futuro desafiador de Karpov también leerá esto. Pero puedo decir que sus resultados son fantásticos, y precisamente en los tiempos en que abundan jugadores brillantes y cuando es difícil ganar ... Alguien dijo: "Tahl es el ajedrez de ayer, hoy y mañana. Es el fuego que arde eternamente". Mischa Tahl ha enriquecido el mundo del ajedrez con su aparición y Fischer lo ha empobrecido con su marcha.

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4. Entrevistas en televisión. La opinión de Tahl sobre los grandes del tablero. En la serie de televisión "Reyes del ajedrez" le hice muchas preguntas a MihaiiTahl. -Hablemos antes que nada sobre tus primeros pasos en el ajedrez. ¿Cuándo v iste por primera vez un tablero de ajedrez y cuándo jugaste la primera partida? -Fue hace tanto tiempo que ahora me resulta difícil reco rdarlo. Pero lo intentaré. ¿Cuántos años tenía entonces: cinco, seis, ... ? Empecé a jugar en la época en que a los chicos les interesaba más el fútbol, subir a los árboles y hacer cosas por el estilo. Mi padre era médico y le gustaba mucho jugar al ajedrez, que en nuestra casa gozaba de una gran popularidad. -¿Eso ocurría en Riga? -No en Riga, sino en los Urales, porque en la época de la evacuación toda mi familia se había trasladado allí. A nuestra casa venían con · frecuencia los pacientes de mi padre y jugaban al ajedrez mientras esperaban. Eso me había sorprendido mucho y me preguntaba: "¿Cómo es posible que los adultos jueguen, muevan unas piezas de madera y se rían a menudo, divirtiéndose?". Uno se enfadó con su rival y empezaron a discutir, y yo no llegaba a comprender de qué tipo de juguete se trataba. Pedí ami padre que me enseñase los secretos de ese juego, y tengo que decir que cuando aprendí a jugar, no me impresionó mucho. Decidí dejar que los mayores se divirtiesen como les apeteciese. Cuando tenía diez años, y para entonces mi familia ya había vuelto a Riga, nos vis itó un primo mío que era mayor que yo. Empezamos a presumir el uno ante el otro. Uno decía que colecc ionaba sellos y el otro hablaba de sus aficiones . También mencionamos el ajedrez. Jugamos

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nuestra primera partida y, para mi gran sorpresa, me dio mate en cuatro jugadas. Y para mayor indignación se trataba del mate llamado infantil. Aquí es necesario comprender la psicología de un niño de diez años. Yo no podía pensar en ninguna otra cosa y así me encontré de repente en El Palacio de los Pioneros de Riga. En la puerta de una habitación pequeña vi un letrero: "Sección de ajedrez". Se trataba del club de ajedrez. Decidí entrar y pedir a un señor que me enseñase cómo jugar contra mi primo. Entré, y, probablemente, ese fuera el mayor error de mi vida. Entré y todavía no he salido de allí. -Naturalmente, te acordarás de tu match con Saigin, cuando conseguiste la categoría de maestro. -Ese encuentro se produjo más tarde. Ya tenía 18 años. Pero, ¡qué match fue ese ... ! Se había presentado allí un hombre simpático que inspiraba profundo respeto y yo tenía que jugar con él un match de 14 partidas. Tenía que ganarle para poder convertirme en maestro. Y lo hice . En aquella época iba también a los partidos del fútbol. Y seguí adelante con mi carrera ajedrecística. Cuando mi generación estaba aprendiendo a jugar al ajedrez, no pensábamos en laureles en el deporte, ni en honores, ni en premios. Jugábamos simplemente porque nos divertía. Para ser sincero, yo creía que jugaba muy bien, y tuve esa convicción desde la infancia. Ahora posiblemente juegue algo mejor que cuando tenía 11 ó 12 años. Sin embargo, de niño tenía muchas menos dudas que ahora y mucha más confianza en mí mismo. Me acuerdo de algo que ocurrió cuando Botvinnik se proclamó campeón del mundo. Fue el primer ajedrecista soviético que había ganado ese título. En verano, después de ganar el título, vino a la playa a descansar. Naturalmente que todos nosotros eramos sus seguidores y nos desvivíamos con cada partida suya. Yo tenía entonces 11 años y no comprendía que significaba eso de ser campeón del mundo. Además, ¿qué campeón era ése si todavía no había jugado conmigo? Botvinnik llegó así a Letonia y yo empezé a pedir a mis amigos que arreglasen el que pudiera jugar con tío Botvinnik. Esa partida no pudo celebrarse por algunas razones técnicas. Cuando, finalmente, supimos la dirección de Botvinnik, cogí un tablero de ajedrez bajo el brazo, creyendo que tío Botvinnik ni siquiera tenía uno, y me dirigí a jugar con él. Pero resultó que Mihail Moisevich estaba durmiendo y nuestra primera partida fue aplazada. Ese aplazamiento duró 12 años, hasta 1960, cuando nos encontramos por primera vez en el match para el título de campeón. -Cuéntanos también aquel caso que te ocurrió en la clase cuando trabajabas como profesor. -Sucedió cuando terminé mis estudios y me dieron el título de profesor de lengua y literatura rusa. En aquella época ya era campeón 49

de la URSS. Entré en el aula para dar mi primera clase. Vi que se trataba de una clase nueva y que no conocía a ningún alumno, pero lo que me sorprendió fue ver de repente en un pupitre un tab lero de ajedrez y encima de él las piezas. Observé desde lejos la posición y vi que las blancas podían conseguir un bonito mate en unas pocas jugadas. Pero pensé para mis adentros: me portaré bien en la clase y después les enseñaré cómo conseguir ese mate, desvié la mirada del tablero sólo por unos segundos mientras una chica estaba escribiendo algo en la pi zarra . Pero, para mi gran sorpresa, la posición en el tablero había cambiado. Cuando miré por tercera vez, había vuelto a cambiar por completo. Las blancas habían sacrificado el caballo y se encontraban en una posición perdida. Llamé a los dos "ajedrecistas" para que salieran a la piza rra y uno de ellos me pidió el autógrafo. Hasta aquel momento me encontraba en situación de firmarlos en entradas de teatro y en programas de conciertos, en las cartas de los restaurantes o en cual quier otra cosa, pero que un alumno pidiese al profesor que le firmase un autógrafo en su libro escolar, eso no era frecuente . Y le escribí una nota: "No encontró el mate en cuat ro jugadas en la clase de ruso" . -Eso es lo que ocurrió en tu primera clase de lengua rusa. ¿Qué pasó después en los torneos de ajedrez? -Yo era por aquel entonces un profesor novato, pero ya había ganado dos veces el campeonato de la URSS. Tengo que reconocer que tenía más miedo antes de empezar esa clase, que en vísperas de las partidas más importantes de mi carrera . Había llegado el momento para que conociese a mis alumnos. Aquélla era mi única clase y todos mis pensamientos se iban a los torneos de ajedrez. Me acuerdo así con orgullo de mi primer torneo interzonal para el campeonato del mundo en Portoroz. En aquella época se iniciaba una nueva corriente en el ajedrez. Allí jugaban Fischery Larsen, aunque este último no conseguió éxito importante alguno. También jugaba Bronstein, uno de los héroes de ese torneo. Éste hubiera continuado en aquel momento la lucha para el campeonato del mundo de no haber sufrido en la última ronda en Portoroz aquella derrota inesperada . Los torneos de entonces eran muy interesantes. Yo tuve la suerte de ganar el primer puesto, y más ta rde también gané el torneo de candidatos de Bled. -¿Cómo se podía ganar en torneos tan duros? -Alguien tenía que ganar y por el cálculo de probabilidades ... lo conseguí yo. -En aquellos días se decía que habías "prometido" ganar a Fischer, Olafsson y Ben ko por 4 : O. - No lo sé. Yo no lo había dicho. Algunas veces los periodistas hab lan en nombre de su protagonista.

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-Pero resultó que los pronósticos se cumplieron. -Sí, tenía que dejar en buen lugar a los periodistas y por eso gané a los tres con el máximo resultado, con la excepción del empate en la última ronda con Benko, sacrificando una pieza. Me bastaban las tablas para ser el primero. -Así llegamos al famoso match contra Botvinnik, que se ha jugado en Moscú y que ha quedado señalado como el match en el que Tahl se proclamó como el campeón del mundo más jóven de la historia. -Empecé a tomarme ese match un poco más en serio sólo en la última ronda del torneo de candidatos, cuando ya tenía asegurado el primer puesto. Hasta ese momento ni pensaba seriamente en el encuentro con Botvinnik. Me excitaba cada vez más sólo de pensar en que iba a jugar con mi ídolo, que también fue el ídolo de mi generación. Se trataba de una perspectiva muy interesante. Tuve la suerte de jugar con Botvinnik dos matches en lugar de uno sólo, y ambos me dejaron unos recuerdos muy gratos.

Caricatura de prensa de la época.

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-Pero, naturalmente, existe una gran diferencia entre esos dos encuentros. -Sí, porque si el primero hubiera terminado de otro modo, probablemente no se hubiera llegado al segundo. -Cuando recuerdas esos match y tu carrera ajedrecística en general, ¿recuerdas también inevitablemente los momentos más difíciles? -Cada partida es difícil a su manera y cada jugada requiere un gran esfuerzo, pero cuando me acuerdo de nuestros encuentros, entonces pienso que los momentos más difíciles fueron cuando Botvinnik obtuvo el resultado de 5 : 2. No entendía lo que me había ocurrido ni cómo estaba jugando Botvinnik, y de repente comprendí: todo había acabado. Pero cada torneo tiene recuerdos agradables y, naturalmente, momentos difíciles, porque se podría decir que cada partida de ajedrez recuerda un poco a las historias de las mil y una noches. -El momento en que un gran maestro se convierte en campeón del mundo, cuando le ponen los laureles del ganador, es inolvidable. -Petrosian dijo una vez que en esos momento uno comprendía que ganaba el título sólo temporalmente, y cuando lo perdía, se daba cuenta de que lo había perdido para siempre. ¿Cómo te sentías tú? -Estoy de acuerdo. Eso fue lo primero que sentí, porque nunca antes había sido campeón del mundo. Cuando me estaban pon iendo la corona de laureles, me parecía que pesaba bastante, pero no en el sentido estricto de la palabra, sino que se trataba de un gran peso simbólico. Eso suele ocurrir a todos los que alcanzan alguna gran meta, se produce un relax y se crea un gran vacío, todo se vuelve aburrido; se ha conseguido algo importante y ya no queda nada por lo que luchar. Es un sentimiento un tanto desagradable. -¿Quieres decir que por culpa de esos sentimientos al año siguiente perdiste el título y así ya no tenías problemas de aburrimiento e incomodidad? -Esos sentimientos habían desaparecido, pero después de la derrota en el match de revancha surgieron otros distintos . -No envidiaba a Botvinnik. Creo que incluso le compadecía un poco en aquellos momentos, porque otra vez era el rey al que todos iban a querer derrotar, mientras yo volvía a formar parte del ejército terrorista, como se nos llamaba a los que atacábamos al monarca para destronarlo. Y cada tres años el ejército de los ex-campeones incrementaba sus filas. -¿Cómo podrías definir el estilo de Mischa Tahl? ¿Cómo es? -Eso sería muy difícil, por la sencilla razón de que todavía no he jugado con ese hombre. - Bueno, entonces, ¿cómo es Tahl? ¿Es cierto que alguien dijo que él es el fuego inextinguible?

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-Me resulta difícil emitir juicio sobre el hombre con quien nunca me he encontrado ante un tablero de ajedrez. Pero no creo que exista un estilo de juego de Tahl. Pienso que todo ajedrecista tiene su carácter y creencias propios y todo eso se plasma en el ajedrez. · -La gente dice: juega como Tahl, sacrifica como Tahl ... ¿Porqué Tahl siempre sacrifica y no hace el recuento ni de las piezas ni de los peones? -No lo sé ... sacrificar por sacrificar probablemente no sea interesante. En eso hay muchas posibilidades, variantes, cálculos. Los sacrificios algunas veces pueden ser favorables y otras desfavorables. Yo conseguía, con frecuencia, sacar partido de estas situaciones, más que otros. -¿Lo hacías del mismo modo cuando eras campeón del mundo y también cuando perdiste el título? -Aquí rogaría una matización: no he perdido el título de campeón, sino simplemente he ganado el título de ex-campeón. Se trata de cosas distintas. Pero puedo decir que si en un solo año me había cansado del título de campeón, todavía me he cansado más del título de excampeón, que llevo ya más de 20 años y siempre estoy intentando cambiar. Pero mis rivales no me lo permiten.

Skopje, 1972 Estábamos hablando sobre los campeones del mundo ya desaparecidos. Se trata de los grandes ajedrecistas de los que Tahl hablaba de un modo interesante: -Cada uno de esos grandes hombres ha enriquecido la historia del ajedrez. Steinitz fue el primero que llamó la atención sobre algunos aspectos estáticos del ajedrez, sobre la comprensión de los defectos posicionales. A su nombre están vinculadas muchas partidas que no se distinguen de las partidas del ajedrez contemporáneo. Podría decirse que desde la época de Steinitz hasta hoy ha pasado mucho tiempo, todo un siglo, pero que a pesar de ello, Steinitz siempre permanece actual. También Lasker es un ajedrecista que alcanzó todos los secretos del arte e introdujo muchas innovaciones. Había llamado la atención sobre el hecho de que en el ajedrez no jugaban sólo las blancas y las negras, sino también el hombre que guiaba las piezas blancas y el hombre que guiaba las negras. -Lasker decía que en el ajedrez se desarrollaba, ante todo, la lucha de las mentes y los temperamentos. Se trata de un modo psicológico de ver el ajedrez, lo que Lasker podía permitirse a sí mismo y que no había conseguido ningún otro gran ajedrecista. Gracias a poder adentrarse en los secretos del ajedrez y en los pensamientos secretos de sus rivales,

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Siempre cordial con los aficionados, Tah l firma un autógrafo.

Lasker pudo mantenerse en la cima durante tanto tiempo. Capa blanca, cronológicamente el tercer campeón, tenía otra visión del ajedrez. Su técnica era una perfección. Se podría decir textualmente que todo parecía automatizado. No dedicaba mucho tiempo al ajedrez; era hombre de un talento extraordinario. Los finales de sus partidas se distinguían por una gran maestría. En lo que se refiere a Alekhine, puede decirse que se había entregado por completo al ajedrez, que era un genio de las combinaciones. Es como si en la obra de Alekhine estuviesen entremezclados Capablanca, Lasker y Steinitz, y que además había algo enteramente propio, como su táctica que iluminaba el tablero como un rayo y que dejaba una estela de luz en la historia del arte del ajedrez. A cada uno de ellos se les puede denominar gigantes del ajedrez y es difícil destacar a uno sobre los demás. Cada uno representó la historia a su manera y creo que los cuatro son igualmente importantes. -Y, finalmente, ¿cómo son, a los ojos de Tahl, algunos campeones contemporáneos, como, por ejemplo, Spassky, Fischer y Karpov? 54

-Los tres son personas muy simpáticas. Me resulta difícil hablar objetivamente sobre ellos y deseo encontrármelos ante un tablero de ajedrez. -Se podría decir, por ejemplo, que en la época del match de Reykjavik, Spassky había jugado peor que lo habitual, que no estaba en su mejor forma. Eso era evidente, pero en 1969 había demostrado que era un ajedrecista extraordinario, un excelente gran maestro. Lo mismo se puede decir de Fischer, que en los años setenta había conseguido unos resultados fantásticos . En aquella época Karpov había demostrado lo mismo, jugaba siempre en los torneos y conseguía grandes victorias. -Mischa, por último, ¿Qué harías si prohibiesen el ajedrez? -Si prohibiesen el ajedrez por ley, probablemente me haría contrabandista, pero gracias a Dios, el ajedrez es tan popular que es imposible que se prohíba ese juego mágico.

Tahl sobre sí mismo Durante el tiempo que pasamos juntos en numerosos encuentros ajedrecísticos, Mischa con frecuencia recordaba el pasado: -Cuando me apunté para jugar una partida simultánea con Paul Keres que iba a jugar en diez tableros, ya era un jugador de primera categoría y el finalista del campeonato de Letanía . En esa ocasión Keres había sido derrotado por dos futuros grandes maestros, Aivan Gipslis y yo. Yo estaba muy contento por esa partida. Pasaron años y jugué con Keres en muchos torneos. Una vez le pregunté si recordaba nuestro primer encuentro y él mencionó otra partida. Había olvidado por completo aquella partida simultánea. Y yo que había pensado que iba a recordar para siempre la derrota en la variante de Botvinnik ... -Terminé el colegio con quince años y medio. Me habían admitido en seguida en el tercer curso. Entregué todos los documentos para matricularme en la Facultad de Derecho. Me explicaron que terminaría los estudios con 20 años cuando, según la ley, eso era posible sólo con 21. Eso significaba que un año después de terminar los estudios iba a estar sin poder ejercer. Pidieron instrucciones a Moscú. Me enviaron un permiso especial para poder matricularme en Filología. Como siempre me había gustado la literatura, no tenía nada en contra de esa carrera. -Por aquel entonces ya había empezado a jugar con los mayores en el equipo "Daugave", que participaba en el segundo grupo en el campeonato de la URSS. Estando con ellos se produjo un caso curioso. Había jugado una partida cuyo resultado todavía desconozco. Eso 55

ocurrió en la última ronda . Me encontré en una posición difícil, pero en la continuación conseguí "remover las aguas" y mi adversario, presionado por el tiempo, empezó a repetir las jugadas. Cuando estábamos sobre la jugada 55, llamé al árbitro y le dije que la posición se había repetido tres veces y que recia m aba tablas. Mi rival contestó que yo era todavía un novato y que no tenía ni idea del reglamento. El árbitro le dio la razón y dijo que sigu iésemos con el juego . Mi rival superó el prob lema de tiempo y adquirió ventaja. -Después de la partida me dirigí al árbitro suplente. Miramos la posición yconstatamosqueyotenía razón . ¿Qué hacer? Cuando estaba pensando protestar formalmente se acercó el árbitro principal y empezó a convencerme de que esa partida carecía de importancia , que nuestro equipo en todo caso iba a ganar el tercer puesto y que no había porqué montar un escándalo. Éste se fue y vinieron otros árbitros que opinaban lo contrario y me decían que protestara. Escribí una reclamación, pero nuestro tren ya se marchaba y no llegué a conocer la decisión del consejo de los árbitros. Pero pronto dejé de pensar en ello, porque me proclamé campeón de Letonia. -Únicamente había perdido contra Alexander Koblentz en una partida de la que también él se acuerda. -El año 1954 empezó para mí con mi primera partida de torneo contra un gran maestro. Ese fue precisamente Paul Keres. Nos íbamos a Tallin a un match donde en los tableros masculinos habitualmente había grandes luchas y en los dos femeninos siempre ganaban las estonias. El primer tablero me lo asignaron a m í y no a Koblentz, pero cuando se supo que iba a jugar contra Keres, mis amigos me hacían bromas diciendo: Ahora tenemos tres tableros femeninos: noveno, décimo y el primero . En la estación de Tallin nos estaba esperando Keres y nos llevó, a los jovenzuelos, en su coch e al hotel y tuvo para cada uno una agradable sonrisa . -En la primera partida no quise jugar a tablas. Keres se había dejado unos segundos para el último movimiento y capturó mi pieza sin tener miedo a jaques. Perdí esa partida y en la segunda , que jugaba con las negras, teniendo la peor posición conseguí tablas gracias a un truco. En aquel momento yo era el candidato para el t ítulo de maestro, mientras Keres era el segundo o el tercer jugador del mundo . Pero no fue tan terrible jugar con él, sólo muy divertido. -Me encontré por primera vez con Spassky en la competición por equipos en 1954. El tenía 7,5 puntos de nueve partidas, y yo medio punto menos. El año 1957 me había traído éxito en los to rneos, pero también la tristeza porque había muerto mi padre. -En el campeonato del mundo de Rey kjavik jugué con el equipo 56

estudiantil. Teníamos un equipo brillante, por lo que conseguimos el primer puesto. -Aquel año nuestro equipo hizo una gira por Italia. Ganamos los cinco matches que jugamos. Antes de empezar un encuentro, se me acercó mi futuro rival Eugenio Sabadosh. Ese hombre simpático, que ya había entrado en años, me dijo que había conseguido en su carrera tablas con Alekhine, Lasker y Euwe. En aquel momento no había entendido que eso, en realidad, era un ofrecimiento encubierto de tablas. Como estaba acatarrado le pedí disculpas porqué intentaría pasar el menor tiempo posible sentado a la mesa de ajedrez, para no contagiarle. Y realmente en toda la partida necesité sólo siete minutos para la reflexión, lo que me resultó suficiente para ganar. El señor Sabadosh no estaba enfadado. Cuando renuncié al banquete y me quedé en la cama, me envió vino, frutas y, como recuerdo, una corbata. Al volver de la gira, los médicos constataron que en Italia había tenido una neumonía. Aquel mismo año, al mismo tiempo que el campeonato de Europa por equipos, se celebró también el congreso de la FIDE y nuestra federación me propuso para el título de gran maestro. Pero no existía una base formal para esa propuesta . -Primero, porque todavía no era ni maestro internacional y, segundo, porque no había conseguido el título de gran maestro en un torneo internacional. El congreso de la FIDE adoptó una resolución salomónica: en el mismo paquete, con los americanos Evans y Bisguier, a quienes les faltaba medio punto, nos reconocieron a todos el título. -Al año siguiente, 1958, se celebró en Riga, en mi terreno, el campeonato de la URSS. Es bueno jugar en casa cuando en el torneo las cosas van bien. Se trataba de un campeonato zonal y ese fue mi debut para la corona ajedrecística. Planeé con mi entrenador Koblentz quedarme entre los cuatro primeros que iban a jugar en el torneo interzonal. Al torneo venían también mis alumnos. En aquel tiempo estaba en prácticas y en mi clase de literatura había muchos aficionados al ajedrez. -En la primera ronda jugué con Tolush y en la tercera perdí contra Boleslavsky. En la partida con Averbach conseguí la victoria después de sacrificar una figura, lo que los expertos evaluaron de modo distinto. Fue especialmente interesante la partida con Petrosian. Yo tenía mejor posición, pero precisamente ahí comprendí que tenía que seguir aprendiendo. El sacrificio de calidad que hizo Petrosian fue la mejor jugada, pero también la única. Ahora rechazaría ese sacrificio, pero en aquel momento lo había aceptado y la partida se interrumpió en una posición peligrosa para mí. En la continuacion salvé las tablas gracias a la ayuda de mi adversario. Yo carezco de sentido del peligro y me

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sorprende que haya terminado algunos torneos sin sufrir la derrota. -Perdí contra Anatoli Banik con quien había tenido un resultado espléndido. Estaba con fiebre y debía ponerme una inyección de antibióticos, pero la enfermera se confundió y me dio un calmante. El resultado de todo eso fue que estuve sentado a la mesa, miraba el tablero con melancolía y jugaba mal. -Cuando estábamos por la mitad del torneo sólo había conseguido un cincuenta por ciento de puntos y tenía pocas esperanzas para llegar al torneo interzonal. Puede que, precisamente por eso, empezase a jugar con calma y libremente. -Los líderes del torneo habían bajado de ritmo y después de la penúltima ronda Petrosian y yo nos encontrábamos en cabeza; Bronstein tenía medio punto menos, y Spassky y Averbach uno menos. Uno de nosotros sobraba. Petrosian iba a jugar con Averbach y yo con Spassky. -Todo lo decidía una partida, porque Petrosian y Averbach pronto empataron. Spassky y yo jugábamos a vida o muerte. -A mí me era suficiente hacer tablas; así compartiría el primer y el segundo puesto. Jugaba con las negras. Pero Spassky no tenía ganas de jugar con Averbach el match de desempate para el cuarto puesto. Llegamos a una posición desigual, pero Spassky rechazó las tablas. En aquel momento me aventajaba con dos victorias y dos tablas. Aplazamos la partida en un momento en que mi rey se encontraba en peligro. Los análisis se prolongaron hasta las cinco de la madrugada. No se veía una inminente victoria de Spassky, pero mi posición era incómoda. A las seis el entrenador me dijo que me fuera a dormir; la partida se reanudaba a las nueve. -Era difícil entrar en la sala del torneo. En la puerta había muchos seguidores. Mis alumnos se escaparon de las clases para ver la continuación. -Se reanudó el juego. Con el rabillo del ojo veía a Petrosian, vestido elegantemente y preparado para las entrevistas. Spassky estaba bebiendo kéfir en un pequeño bar detrás del escenario. Parecía que también él había dormido poco. -En los primeros seis movimientos se jugó una variante forzada. Luego Spassky jugó bien. (Seis meses más tarde se encontró cómo hubiera podido ganar Spassky). Pero a esa solución no se podía haber llegado durante la partida, después de una noche sin dormir. Además, él no se encontraba de buen humor. En la penúltima vuelta había sufrido la derrota. Después de 15 jugadas el dilema fue o la victoria de Spassky o tablas. Su posición había mejorado por un milímetro y ya había llegado el momento: las tablas o una posición fuerte con las tres posibilidades. 58

-Spassky no quería las tablas. Pero al cabo de unas jugadas, cuando los dos reyes se encontraban en medio del fuego, me ofreció tablas con una voz extraña. Yo estaba dudando. Quería jugartambién en el torneo de partidas rápidas que estaba a punto de empezar. Pero la segunda parte de esta partida nos había embriagado a todos, inclusive a mí. De repente pensé: sería estúpido empatar ahora cuando por primera vez desde que empezó la partida se me presenta la ocasión de ganar. Rechacé las tablas. Enseguida vi como Spassky, que siempre jugaba con tranquilidad, empezaba a excitarse. Y en cinco jugadas todo había acabado. -Es curioso que tras esa trágica derrota que le había cerrado el camino al torneo interzonal, Spassky se hiciese amigo mío. -Se oían aplausos por todas partes.

En la Olimpiada de La Habana, 1966.

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-Petrosian y yo debutamos en 1958 en la Olimpiada de Munich. Jugábamos de reservas. Algunos expertos decían que eso era un descrédito para el doble campeón de la URSS. Pero yo entendía perfectamente que Botvinnik, Smyslov, Keres y Bronstein habían dado al ajedrez mucho más que yo. Una partida me quedó especialmente grabada en la memoria. Los yugoslavos habían elegido como mi oponente a un "viejo zorro", Petar Trifunovic, que era muy persistente en la defensa y no demasiado agresivo. Sabía que era difícil ganar a Trifunovic. Al terminar la partida se acercaron los compañeros de Trifunovic para felicitarle por el éxito, porque después de una dura lucha había conseguido tablas a pesar de una posición delicada. Pasaron 17 años desde entonces. Yo estaba jugando en el torneo internacional de Las Palmas con el gran maestro yugoslavo Ljubomir Ljubojevic, que en el año 1975 tenía la misma edad que yo en 1958. Mi posición era difícil, pero después de muchas peripecias la partida acabó en tablas. Empezaron a acercarse los otros jugadores del torneo para felicitarme por la excelente defensa y en aquel momento repetí lo que Trifunovic había dicho en Munich: "Gracias, pero no ha sido tan fácil."

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5. Tahl visto por Fischer. En la serie de televisión "Reyes del ajedrez" Fischer me habló sobre su primer encuentro con Tahl, en Portoroz, en 1958. Fischer: -Recuerdo que estuve enseñando a mis amigos unas partidas de Tahl antes de que ninguno de nosotros le conociese. Oí hablar de él por primera vez cuando jugó con Saidy en Reykjavik. Saidy había perdido esa partida y dijo: Tahl ha sido fantástico. Eso ocurrió tres años antes de nuestro encuentro en Portoroz. -¿Cuál fue la primera impresión del encuentro con Tahl? Fischer: -Sus ojos: grandes, extraños y negros. -¿Estabas asustado? Fischer:-No. Sólo le estuve mirando. No hablamos nada. Nos dimos la mano y dijimos: Hola. -¿Y su primera partida? Fischer: -Empatamos en Portoroz, pero probablemente yo tenía la posición ganada . -En aquel tiempo Tahl estaba ganando en todos los torneos. Se hizo campeón de una acometida. ¿Recuerdas que en el torneo de candidatos de 1959 dijo que iba a ganar 4: O a Benko, Fischer y Olafsson? Fischer: -¿Nos ganó a todos? -Le bastaban las tablas en la última partida con Benko para asegurar el primer puesto. Fischer: -Había dicho que iba a ganarnos 4: O, pero pienso que no lo creía en serio. Estaba en una forma excelente. La gente le tenía miedo. Yo iba bien en todas las partidas, pero pe rdí las cuatro. -¿Cuál es vuestro resultado? Fischer:-Tahl tiene dos victorias más. Me ganó 4: O en el torneo de candidatos, en 1959; más tarde le gané dos veces. Hubo varios empates. 61

-¿Qué le gusta a Fischer especialmente de Tahl? Fischer:-Me gusta su estilo de juego. En él no hay tablas de grandes maestros. -¿Te gustaría jugar un match con él? Fischer: -Sí, no temo a nadie. -En la época del torneo de Portoroz, en 1958, Tahl había puesto en el primer lugar del ranking de jugadores no soviéticos a Gligoric, después a Reshevsky y Fischer aparecía en el noveno lugar. Cómo cambian los tiempos. Fischer: -Los grandes maestros soviéticos siempre me colocan al fondo de las listas de clasificación. -Actualmente no. Ahora te estas cotizando muy alto. Has ganado a Petrosia n 3 : 1. Fischer: -¿Aquella lista de Tahl fue hecha después del interzonal de Portoroz? -No, durante el torneo. Pero, sigamos hablando de Tahl. Sabe atraerse a todo el mundo, por eso es el favorito de la gente. Recuerdo nuestros paseos por Moscú, en 1961. Cuando estaba perdiendo contra Botvinnik, ya sabía que iba a perder el match. Justo antes del final jugamos en su habitación del hotel "Moscú" un match de 10 partidas rápidas. Me dejaba cuatro minutos de ventaja y conseguí 5: 5. Le dije: "Mischa, he empatado con el campeón del mundo. Me contestó: No, con el ex-campeón". -Poco después perdió el título. -¿Podrá volver a ser aquel antiguo Tahl? Fischer: -A nadie le resulta fácil volver. Más tarde siguió jugando estupendamente, pero su salud no era buena. Si mejora en eso, tendrá posibilidades. -¿Cuál es la partida de Tahl que has elegido? Fischer: -Es la partida contra Smyslov en el torneo de Candidatos, de 1959. Tahl - Smyslov Caro-Kann Bled, 1959

1. e4, c6. (Recuerdo cuando Tahl jugó contra mí. Cogió el peón "e" y lo movió por una casilla a c6, pero no lo soltó. Muchos jugaron CaroKann contra mí, porque yo elegía una variante que creían no era buena, pero Tahl sólo sonrió y prosiguió con el peón a c5. Jugaba la siciliana). 2. d3, d5; 3. 0ld2, e5, (Smyslov había jugado así contra Botvinnik en 1958. En el "Torneo de la Paz", Marovic jugó contra mí 0ld7. Es una jugada muy arriesgada). 62

4.