Bobby Fischer La Leyenda

Carlos llardo Fernando Braga, Claudio Minzer BOBBY FISCHER, LA LEYENDA Vida y partidas del mayor genio del Ajedrez Í

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Carlos llardo Fernando Braga, Claudio Minzer

BOBBY FISCHER, LA LEYENDA

Vida y partidas del mayor genio del Ajedrez

Índice

Prólogo de Osear Panno

7

Prólogo de Fernando Braga

9

Todo un misterio

11

Selección de partidas

65

Selección de finales

199

Selección de combinaciones

229

Apéndice gráfico

25 1

rndice de jugadores

269

PRÓLOGO DE ÓSCAR PANNO

Saludamos la aparición de u n nuevo libro, porq u e como decía Don Jorge Luis Borges, un libro es ante todo un amigo, paciente e i nsobornable que se nos brinda desde el mismo momento que a brimos sus pági­ nas. Y, en este caso en particular la alegría

''No, no ... para q ué voy a ir al colegio; hay que levantarse temprano y se gana muy poca plata con eso" repetía constante­ mente.

de este l anzamiento es doble, porque se trata de una obra de ajedrez en la que los autores se refieren a los avatares de l a vida y al anál isis de algunas partidas de uno de l os más g ran des ajed recistas de todos los tiempos, el norteamericano Bobby Fis­ cher.

respuesta lo traté como a un niño, como real mente era, y le dije de manera casi pa­ ternal: "Pero no, Bobby, tú debes estar in­ formado de todo lo que sucede en el mun­

A Bobby lo conocí cuando él era un ado­ lescente; fue en Portoroz en 1 958 y un año después nos encontramos en la Argentina. Desde entonces nuestras vidas se cruza­ ron en varias ocasiones, en la disputa de diferentes torneos. A d iferencia de lo q u e d ice y cree m ucha gente yo puedo afirmar que Bobby era u n a persona muy agradable, lo que suce­ d ía era que a él le i nteresa ba el ajedrez y nada más. Por eso Bobby era muy ed uca­ do con sus pa res y como jugador era ex­ q uisito; n u nca le conocí va lerse de algún arti lugio para ganar u na partida. No hacía a bsol utamente nada que pudiera moles­ tar a su riva l d u rante el desa rrollo de u n juego. En cam bio, se enfadaba ante l a s pe­ ticiones de autóg rafos o de fotos que le hacía n los aficionados. No le g usta ba ese otro mu ndo.

Recuerdo que cuando le escuché esa

d o. No puede ser que no sepas quién fue Napoleón': Recuerdo que esa vez se quedó mirándome un rato y me respondió: "Na­ poleón, Napoleón ... la verdad q ue no lo conozco, ¿qué torneo ganó? ... ': J ugar y analizar ajedrez con Fischer era realmente un verdadero placer. Recuerdo q ue en 1 970, cuando estuvo en la Argenti­ na, participó en un Magistral y en nuestra partida, en el apuro de tiem po, sacó un as de su manga con una jugada digna de su talento. Efectuó un �e4 magistral. Si toma­ ba el alfil perdía y si no lo tomaba ..., tam­ bién perdía.

Tenía u na forma muy especial de deci r las cosas, con u n prag matismo muy particular. 7

Prólogo de óscar Pan n o

Algunos meses después estuvimos en Pal­ ma de Mallorca y por una incompetencia de la organización --una anécdota que está contada en este libro-- no nos en­ frentamos en la última rueda. Yo firmé la planilla y me retiré a mi cuarto. Más tarde vino él a buscarme y me decía. "Óscar, no le hagas caso a los organizadores, ellos no saben nada de esto ... Olvídate de todo y vayamos a jugar al ajedrez, si no ¿qué hacemos?, ¿qué hacemos si no juga mos ajedrez?': Así era Fischer, auténtico. De sus palabras y pensamiento uno podía advertir que todo su mu ndo giraba -sólo- en torno al aje­ drez. Creo que Fischer y Kasparov han sido las grandes figuras de la historia de este jue­ go. Particularmente siento un a precio m uy alto por las prod ucciones frente al table­ ro de Garry Kasparov; lo considero como el jugador de ajedrez más completo, pero por otra parte no puedo negar a Robert Ja­ mes Fischer que a través de su trabajo, per­ severancia y estudio en soledad alcanzó el grado de genio. No h ubo mortal alguno en los más de veinte siglos de historia de este juego que consigu iera ig ualar los méritos de Fischer en el ajedrez. El se destacó del resto; marcó la diferencia. No obstante, tanto uno como otro conta­ ron con muy distintas posibilidades en su formación ajedrecística. M ientras Bobby recorría los clubes de Nueva York y recha­ zaba a sus maestros con frases ingenuas propias de un niño de 13 años, del esti lo "No, usted no me va a enseñar bien por­ que no llegó a campeón mundial'; el otro recibía la asistencia técn ica de uno de los mejores formadores de la U nión Soviética, Mikhail Botvinnik, que además le diseña­ ba los planes y horarios de estudios con los avezados grandes maestros rusos, que le desvelaban los secretos para dominar cada apertura o defensa. 8

Obviamente Kasparov sacó provecho de todo ese entorno y de hecho se puede res­ catar el perfeccionismo en el estilo de Ga­ rry, pero hay que reconocer que a renglón seguido está Bobby Fischer, sin la ayuda de un ejército de analistas n i de profesores como tuvo Kasparov. Por eso creo q u e los méritos de Fischer fueron su periores a los de cualquier otro colega. Su consagración l legó en el Match del Siglo, en 1 972. Por todo esto celebro la a parición de este l i bro y mis fel icitaciones a la editorial Che­ ssy por haber apostado por estos jóvenes autores argentinos; con este trabajo sobre la vida y carrera de Bobby Fischer uno po­ drá, tal vez, com prender algunas de las ac­ titudes del excam peón mu ndial. Del otro Fischer, el hombre que actuó fue­ ra de los tableros, el que se fabricó su pro­ pio ostracismo, el que retornó para jugar el Match de la Nostalgia, prefiero no hablar. Porque más allá de algunas de sus actitu­ des creo que muchos se han comportado de manera muy cruel con él. Todavía me parece una gran locura pensar q u e una persona termine preso por u n tema de pa­ saporte vencido, y encima 9 meses, m ien­ tras que muchos narcotraficantes salen de las cárceles al día siguiente. Por ello guardaré en mi memoria las i má­ genes de Fischer frente al tablero, cuando él era feliz y nos hacía felices a la mayoría de nosotros; con relatos novelescos q u e se entremezclan con un m u ndo de fantasía y su realidad en el dominio de los trebejos. Quiero recordar a Fischer como héroe, no como vi l lano.

óscarPanno Gran Maestro Internacional

PRÓLOGO DE FERNANDO BRAGA

Para alguien que se in icia en el ajedrez de la mano de Bobby Fischer, la Guerra Fría y todo el sim bolismo que representaba un joven luchando contra todos fue algo in­ olvidable, igual que contemplarse a uno mismo reviviendo partidas vistas con tantas jugadas maestras o extravagantes. Todo era emoción, todo era pasión ... Esta vez fue distinto al repasar su historia, el camino recorrido, los ca mbios, las evo­ l uciones, el arte y la l ucha de un personaje fu ndamental en la Historia del Ajedrez. Mucho podemos conjeturar y lo hacemos en una biografía novelada: el periodista argentino Carlos l lardo trató de crear u na historia, con muchos espacios en blan­ co, i ncomprensibles para la mayoría de la gente; un relato con u na lógica y una rela­ ción que pueda a proximarnos a su perso­ na, más allá de la etiqueta fácil de simple "loco'� Las personas son sus actos y los suyos fue­ ron las partidas: allí todo era orden, crea­ ción, bel leza, trabajo y tesón, y encontraba la d i námica en donde otros ofrecían las ta­ blas, mientras el espectador vibra ba con el espíritu de lucha que siempre ponía sobre el ta blero. Pero como en el epígrafe de un li bro de Pau l Auster: "El hom bre no tiene una sola y ú n ica vida, sino muchas, enlazadas u nas con otras, y ésa es la causa de su desgracia" (Chateaubriand).

Este tal vez fue Bobby Fischer... un ser con muchas vidas enlazadas que le impedían com pletarse, y creaba a su alrededor esas m u ra l las q ue impedían alcanzar al niño o al hombre. El sí nos llegó a todos en lo más profun­ do, porque tal vez fue el primero que supo mostrarnos la diferencia entre la expresión del juego y la comunicación, las partidas las vivíamos con él y él encontraba para nosotros ese camino de la belleza, la técni­ ca, el trabajo; y toda esa energía que surgía a su alrededor la sentíamos como propia. Este li bro está escrito para caminantes pa­ cientes, que q uieran saber por qué Bobby Fischer fue tal vez el genio más g rande de la historia del ajedrez y que deseen leer estas páginas con u na taza de café al iado del tablero, disfruta ndo de su personali­ dad, de su evol ución, comprendiendo la bel leza de su creación y valorando en su justa medida cómo aquel niño l uchó con­ tra un imperio sólido y bien construido como el ruso, y cómo fue víctima ta l vez de su propia soledad. Hemos escrito pa ra todos, para aficiona­ dos, maestros, y hemos primado la didác­ tica y la comprensión sobre lo concreto en muchas ocasiones, ayudándonos de programas de anál isis como Fritz, ya que en las situaciones aparentemente sin so­ lución, en donde la idea de la lucha era ya un cuerpo a cuerpo brutal y en donde no parecía existir cla ridad, necesitá bamos saber si había respuestas objetivamente 9

Prólogo de Fernando Braga

mejores. Veíamos a Fischer encontrando maniobras y jugadas excepcionales, y la ayuda informática que incl u ía d ías y d ías de análisis ten ía por fin premio: la respues­ ta llegaba, y nos conducía, nos acercaba, a su verdad. Hemos emprendido u n viaje a sus apertu­ ras, a la evolución de las mismas a través del tiempo, a sus obras de arte, a sus com­ binaciones, a su maestría en los finales y a su historia. En resumen, hemos disfrutado con este trabajo, porque cada d ía fuimos descu­ briendo nuevo aspectos de la enorme humanidad y genialidad de Fischer. Es­ peramos que con n uestro a porte puedan disfrutar tanto como lo hici mos nosotros ...

Fernando Braga Enero de 2009

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TODO UN MISTERIO

Un rumor, ese viejo e invicto enemigo de la fel icidad, se había instalado sigilosamente desde hacía algu nos años en los oscuros senderos del m u ndo del ajedrez. Un secre­ to a voces circu laba con los detal les de u n p l a n maquiavélico, creado bajo l a s som­ bras y com plicidad del poder, para acabar con la vida del nota ble ajedrecista. Fischer, omnipotente como un rey, actuó con el mismo desenfado con el que ha­ bitualmente se movía frente al tablero; se burló del desafío, su bestimó las fuerzas y, acaso, ta mbién el odio de sus rivales. Con su habitual verborragia lanzó las críticas y buscó abrigo en nuevas am istades, cam­ bió de hábitos y creyó que esta vez no lo­ grarían detenerlo. Sin embargo, la maniobra lenta y eficaz fue llevada a cabo con puntil losa prolijidad y extrema precisión profesional; como si aquel jaq ue morta l h ubiera sido perge­ ñado por la siniestra mente de un astuto gran maestro y asistido con la log ística de algún servicio de inteligencia. Cuando Bobby descubrió el plan, tal vez ya era tarde; abrazado a soledades compren­ dió que lo habían traicionado. Acorralado y enfermo ni siquiera atinó a defenderse. A Bobby Fischer le mata ron sin dejar prue­ bas ni testigos. El in mediato paso era eli­ minar el fantasma de su figura. Por ello, cuando esa mañana de enero los ava nces de la tecnología y las comunica-

dones dispararon como un rayo hacia los cinco Continentes la noticia de la muerte de Robert James Fischer, de 64 años, entre los mi llones de aficionados al milenario juego sobrevoló un temor, esa cruel ins­ tancia de la memoria. Es que en cada una de esas mentes reflotó el recuerdo del vie­ jo ru mor, que ahora descifrado amenaza­ ba su cumplimiento con rigor profético o de manera sobrenatu ra l. Había muerto el rey. Había muerto el ma­ yor icono y tal vez había muerto la men­ te más bri l lante de la historia del ajedrez. El hombre que desafió al "establish ment" y a los avatares de la Guerra Fría. El que derrotó a los soviéticos. El que atacó a di­ rigentes, políticos y gobernantes. El que padeció torturas, persecuciones y cárceles. El que fruto de su ingenio causó una revo­ l ución en el juego. Había muerto Robert James Fischer y era la principal noticia en todos los medios de com u n icación del mundo. Su imagen, ca m biante con las disti ntas transformacio­ nes de su traji nada vida, podía observarse en los principales sitios de I nternet y en las portadas de los más im portantes periódi­ cos y revistas del mu ndo. Las cadenas de televisión tam bién reproducían diferentes momentos de la carrera de Bobby Fischer. Del joven ajedrecista hasta el hombre vie­ jo y obeso que se refugió en Islandia. Ese hom bre que eligió com partir los úl­ timos años de su vida ju nto a su esposa, la japonesa M iyoko Watai. Con f:lla Bobby 11

Todo un misterio

aprendió a hablar menos y a perdonar más; descubrió el camino de la espirituali­ dad. El arrepentimiento y el perdón de los pecados. Con la muerte de Robert James Fischer va­ rios secretos quedaron sepu ltados bajo su tumba. Y si bien la historia oficial se encar­ gará de narrar los hechos a su manera, el poder de su leyenda es, aún, capaz de dar luz al nacimiento de alguna historia nove­ lesca, para desentrañar el vía crucis de su calvario. Murió Robert James Fischer, el niño, el joven y el hom bre que emprendió u na vida desafiando a ángeles y fantasmas. El ajedrecista que en 1 992 regresó al juego después de veinte años de ausencia, ais­ lamiento y misterios. Ese d ía Fischer había decidido saltar otra vez a la escena para iniciar, acaso, su mayor y último desafío. Su lucha contra los demonios.

da mientras que con el dedo a n ular de la diestra se masajeaba de manera circu lar la sien sin soltar el enésimo cigarrillo rubio que llevaba encendido hasta su boca y consumía lentamente; con cada bocana­ da, ese humo de aroma rancio se esparcía dibujando volutas a contraluz sobre u no de los venta nales del edificio desde donde se visual iza ba, el turbio y maltrecho, Río de la Plata, el río más ancho del mundo con sus 220 km. en el pu nto de mayor anchu­ ra en el que se separan las márgenes de la costa u ruguaya (Punta del Este) de la costa argentina (Cabo San Antonio), tramo de la unión de sus aguas con el Atlántico. El océano que el español Juan Díaz de Solís, hace ci nco siglos, llamó Mar Dulce tras su descu brimiento en 1 5 1 6.

"En estos instantes, nos alcanzan un cable de ú ltimo momento de la agencia de noti­ cias EFE, en el que se informa que uno de los más destacados ajedrecistas..':,

La noticia En un punto de la Tierra Viernes, 24 de julio de 1992 Invierno, 14 horas •••

"Ojo, ¿eh? ... parece que vuelve; creo que esta vez va en serio': Dijo, con tono de advertencia sin ocultar una son risa que le cruzó el rostro como un garabato, Al berto Laya, conocido bajo el seudónimo de su firma "Olímpico'; uno de los antiguos jefes de la sección depor­ tes del diario La Nación, mientras sujetaba con u na de sus manos los distintos cables de las agencias de noticias que llegaban a raudales a la redacción esa tarde de tenue sol y severo frío. Ca minaba lentamente y leía aquella sá ba­ na de papel, angosta y de casi un metro de largo, que le envolvía la mano izq uier12

A las 1 4 en pu nto, la voz del locutor Fer­ nando Nú ñez, uno de los integ rantes de la planti lla del i nformativo de Radio Con­ tinenta l, en Argentina, salió a l aire con el a n u ncio de la primicia deportiva d u rante uno de los f/ashes de noticias de la tarde. M i nutos después, oyentes de disti ntos pu ntos del país llamaban a las diferentes prod ucciones periodísticas de las radios de Buenos Aires solicitando la confi rma­ ción y ampl iación de la noticia.

¿¿·�� Algunas fotos e imágenes en bla nco y negro del encuentro que el mítico perso­ naje disputó en el Teatro General San Mar­ tín, en Buenos Aires, en octu bre de 1 97 1 , cuando superó d e manera brillante a l ar­ menio Tig ran Petrosian, por 6,5 a 2,5, en el match semifi nal del Ca mpeonato Mundial comenzaban a exh ibirse, una y otra vez,

Todo un misterio

en los distintos noticieros de la televisión argenti na. El period ista Carlos De Sábato, en uno de los i nformativos de un canal de noticias de Zona Norte, leía un cable de la agencia AP:"Después de 20 años regresa a los tableros el genial ajedrecista ... ': La i magen del jugador era acompañada por u n sobreimpreso con letras bla ncas que sólo dejaba leer una pa labra: ¡ Vuelve!

¿¿·ó� A comienzo de los años noventa, tiem pos en los que el manejo, el uso y la pala bra I nternet era a penas un sinónimo de uto­ pía, los sa lones de las redacciones perio­ d ísticas estaban atiborrados de ca bles, metros de angostas sábanas blancas, de las distintas agencias de noticias, naciona­ les e internacionales, que min uto a min uto informaban los hechos más destacados desde cualquier lugar del mu ndo; pri me­ ro, mediante un escueto cable, a modo de aju stado copete y l uego otro, más detal la­ do con el tratamiento de una crónica y un relato pormenorizado de la noticia. No era extraño, por entonces, que perio­ distas con escasa experiencia hicieran sus primeros palotes en la profesión en algu­ nas redacciones ordenando, encabeza ndo y separando los cables por agencia y por asunto. Acaso yo era uno de el los; por eso sólo recuerdo que ese 24 de julio de 1 992, u na noticia conmovió a propios y extra­ ños, aficionados y entendidos, el anu ncio del regreso de Bobby Fischer sacudió el tablero de la i nformación. Los incesantes cables de las principa les agencias internacionales que llegaban fechados en Belgrado (Yugoslavia) coi n­ cidían en la i nformación de que una com­ pañía serbia, Yugoskandik, propiedad de Jezdimir Vasiljevic, había acordado la rea li­ zación de u n match (a 1 O pa rtidas ganadas, sin lím ite de juegos), entre el excam peón

mundial de ajedrez, el norteamericano Ro­ bert James Fischer y el francés, de origen ruso, Boris Vassilievich Spassky, con u na bolsa en premios de 5 mil lones de dólares, de los cuales correspondería n, aproxima­ damente, 3.350.000 dólares para el gana­ dor y 1 .650.000 dólares, para el perdedor. El enfrentamiento se llevaría a cabo a par­ tir del 2 de septiembre en la isla Sveti Ste­ fan, en la costa montenegrina sobre el mar Adriático. Mis colegas, mayores en edad y expe­ riencia, ensegu ida se conmovieron con la novedad. Se escuchaban comentarios y se festejaban anécdotas; la noticia del regreso de Fischer se esparcía por cada rincón de la redacción, por los pasil los de las radios y los estudios de la TV. Tal vez, la sede del juego encendió las pri meras con­ jeturas entre los entendidos en política in­ ternacional; por eso sigu iendo los conse­ jos de mi a buelo paterno Basi lio l lardo, un italiano que l legó a la Argentina a comien­ zos del siglo XX desde Leonforte (Catania), que acostumbra ba a decir "La naturaleza

es sabia,'m 'ijo'; nos dio dos orejas y una sola boca. Eso quiere decir que es más importan­ te lo que tenemos para escuchar que para decir". Así que sin más vueltas me dispuse a seg uir atenta mente los comentarios de los expertos sin efectuar introm isiones. Quería informa rme de todo. "Yugoslavia es una reg ión sometida a un embargo político y económico decretado por la Organización de las Naciones Uni­ das (ON U); esta es la excusa perfecta para atrapar la atención de la prensa mundial y llevarla de na rices hasta el pu nto más conflictivo del continente europeo'; le es­ cuché decir a uno de los colegas más ve­ teranos de esa improvisada reu nión. Otro, enseguida se sumó: "¡Esa es la jugada!; sí señor. Esa es la clave de toda esta movida': Señaló con énfasis y convencido del des­ cu brimiento.

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Todo un misterio

Hoy, con la visión retrospectiva de los años, creo que todos, acaso, tuvieron algo de razón. Volviendo a esos días, Robert Fischer llegó a Belg rado la noche del 23 de julio a bordo de un automóvil proveniente de Buda pest, ya que como consecuencia del bloqueo no existían vuelos hasta la capital yugos­ lava. En la mañana siguiente el maestro norteamericano se reunió con la alcaldesa de Belgrado Slobodanka Gruden y tras la charla la fu nciona ria brindó algunos co­ mentarios del encuentro al periód ico loca l "Política': Días más tarde, Fischer llegó a Sveti Stefan y se alojó en una residencia denominada La Villa 1 1 8, cuyo costo diario de atención rondaba los 1 .500 dólares. Algu nos rumores señalaron a Janos Ku bat como principa l responsable del regreso de Fischer al ajedrez. La cuestión es que Kubat tuvo u n destacadísimo papel como organ izador de la Olimpiada de ajedrez realizada en 1 990 en la ciudad yugoslava de Novi Sad, capital de Vojvodina, situada sobre las márgenes del río Danubio, de la que según señala n los expertos y entendi­ dos, se trató de uno de los mejores espec­ táculos de ajedrez del siglo XX. Enterado de estos entretelones, Fischer aceptó con agrado que Ku bat se encar­ gara de la orga nización de su match de regreso. Por ello, tras una charla entre am­ bos, el 2 de junio esta blecieron la fi rma del contrato para el 1 1 del mes siguiente en la ciudad de Los Á ngeles, hasta allí viajaron Kubat y Vasiljevic; esta vez, Fischer no puso rodeos y el 23 de ju lio ya pisaba el suelo de Belg rado.

¿¿·�� La llegada de Bobby Fischer a Yugoslavia pon ía fi n a los años de presunciones y de conjeturas; Ahora sí regresaba Fischer para sentarse frente a un tablero, como lo había 14

señalado "Olímpico'; con su particular olfa­ to period ístico. É l lo había resumido con una frase, de sólo ci nco palabras ..."Esta vez va en serio... : '

El pri ncipio del fin ... El 1 de septiembre de 1 992, el nortea me­ rica no Robert James Fischer, de 49 años, acaso el más fantástico jugador de la his­ toria del juego de ajed rez, tras casi 20 años de soledades, misterios y ocu ltamientos, se decidió a dar el salto. Como un espectro salió a escena y permitió que los ojos del mundo se posara n sobre él. A las 1 2.20 horas de ese mediodía de l l u­ via en el verano eu ropeo, Bobby Fischer, con idéntico ingenio con el que ejecuta­ ba sus movimientos sobre el cuadriculado ta blero ingresó como u n turbión, ante la sorpresa del públ ico e invitados, acompa­ ñado por Jezdimir Vasiljevic en la coq ueta sala de conferencia del Hotel Maestra l, ubi­ cado en la parad isíaca isla de Sveti Stefan, u n lugar para el cel u loide y descanso ca ro, en Monteneg ro De mirada torva, llevaba un traje de color g ris y de corte moderno, planchado como pa ra publicidad "marquetinera; cam isa co­ lor crema, corbata azul y en su mano de­ recha sujetaba u n portafol ios de cuero de color marrón . Sin necesidad de mayores presentaciones, el primer cam peón m u n­ dial de ajedrez al que le fue arrebatado el títu lo máximo por desavenencias con la Federación I nternacional de Ajedrez (FI DE), sal udó brevemente y se prestó, in­ cól u me, para las fotos y las distintas lentes de las cá maras de las televisiones que de diversas partes del m u ndo se esforzaban por congelar aquella imagen. Bobby Fischer pon ía fi n a las casi dos dé­ cadas de autoexclusión y silencio; sentado

Todo un misterio

frente a los flashes y reflectores elegía la mejor manera de mostrarse ante los mil lo­ nes de aficionados de este juego, para los que aún conservaba la aureola de ídolo y aq uel los a los que todavía le j u ra ban fideli­ dades, a pesa r de los años de ausencia.

si mas de el los sólo conocen sus reglas por haberlo jugado en los años de infancia, a u nque aún conservan en �lgún rincón del hogar un juego completo con tablero, piezas y reloj. Y en el arcón de la memoria una partida ga nada o em patada frente a un experto maestro.

Es que ... Durante los años sesenta y setenta, el nom bre Fischer gozaba de g ran popula­ ridad en cualquier pu nto del planeta; su paso por las principales ciudades del mun­ do despertaba el interés de las gentes que pugnaba por conocer y descubrir la más mínima historia del excéntrico personaje.

Sin embargo una muestra del avance y popula ridad de este juego podría deter­ minarse en el incremento de sus federa­ ciones, alrededor de 1 66, afi liadas bajo la órbita de la FIDE, que la ubican tercera de u n rá nking cua ntitativo, su perada sólo por la F I FA (fútbol) y FAAI (atletismo). Acaso, otro índice estadístico de popula­ ridad resu lten los más de 3 millones de personas q ue, desde sus ordenadores per­ sonales, enviaron sus respuestas al portal de M icrosoft, el 21 de junio de 1 999, en la jornada inaugural del match por Internet, entre Kasparov versus El Mu ndo.

El fenómeno Fischer era capaz de asaltar una ciudad como Buenos Aires y en me­ nos de una semana arrasar con todos los libros, revistas y juegos de ajedrez que es­ tuvieran en venta en las más importantes librerías del país; que los fans agota ran las local idades de un teatro para presenciar sus partidas a nte Ti gran Petrosian; o que el desordenado ingreso de la mu ltitud pro­ vocara cierto caos en el tránsito de la ciu­ dad, interru mpiendo el paso de los vehícu­ los por una de las principales avenidas; o, incluso, que fuera perseguido 200 metros a la carrera por las ca lles de la ci udad, a la caza de un autóg rafo.

El d uelo se extendió 1 23 días o 2952 horas para completar las 62 jugadas con las que Kaspa rov se impuso a sus virtuales rivales; d u rante los cuatro meses en la web (zone. msn.com) se registraron más de 300 mil lo­ nes de entradas y alrededor de 7 mil lones de internautas de 75 países enviaron sus jugadas por la red.

A poco más de tres décadas de estas histo­ rias biza rras, el reino del ajedrez encontró en el azerbaiyano Garry Kasparov el único maestro capaz de emular el carisma de su par norteamerica no; el ogro de Bakú tomó la posta que dejó el niño de Chicago y dotó al juego de una popularidad sorprenden­ te, a poyado en el poder de los medios aud iovisuales, tales como la Televisión e I nternet.

En idéntico sentido, el 6 de noviembre de 2000, Brain Games Network (BGN), la em­ presa que organ izó el match por el título m u ndial oficioso entre Garry Kasparov y Vladi m ir Kramnik, anu nciaba en Londres que d u rante el mes en que se disputó el encuentro entre ambos maestros, se regis­ traron 1 00 millones de entradas en la pá­ gina web de la mu ltinacional, con picos de 250 a 500 mil visitantes, por d ía.

Determinar la cantidad de aficionados al ajedrez que existen en el m u ndo acaso re­ su lte una tarea inescruta ble, no todos los amantes del juego son federados y muchí-

Por todo ello, una duda flotará eternamen­ te sobre el tablero de los misterios: ¿cuál h u biera sido el grado de popu laridad de Robert James Fischer de haber sido con15

Todo un misterio

temporáneo de la informática e I nternet?. Presiento que el acertijo n u nca será re­ suelto.

sin soltar ningún mohín, sin dejar es­ capar n i nguna palabra? ¿Qué estaría por elucidar?

Mientras tanto ese hom bre de persona­ lidad huraña conti nuaba in móvi l, mudo, con la mirada perdida sobre un pu nto del salón de conferencias del hotel Maestral, en la que el público y la prensa aguarda­ ban im pacientes alguna declaración. Esa imagen descafeinada era u n remedo del conocido y omnipotente Robert James Fischer, campeón mundial de ajedrez vein­ te años atrás. Aunque la rebosada ba rba, prolijamente recortada, la incipiente calvicie y algo más de 20 kilos distri buidos armón icamente en su extensa talla de casi doscientos cen­ tímetros resulta ban, acaso, las señales más sobresalientes del cambio de i magen des­ de su última aparición pública, en Reikia­ vik (en 1 972), el nuevo look no consegu ía ocultar ciertos estig mas. A ese hom bre la sal del tiempo le oxidó la cara y le guardó arrugas y cicatrices hasta en el alma. Como una radiografía, esas l uces y deste­ llos que partían de las manos de intrépidos reporteros, desnudaron cada centímetro de la piel del personaje; hasta un recóndi­ to acné fue captado por la lente más pers­ picaz. Su figura se advertía devaluada y su rostro era una sombra de entonces y refle­ jaba años de decepciones. Sólo conserva­ ba el filo de su mirada de ayer; tiempos de desafíos juveniles. Bobby Fischer, el que alcanzó la cima en el reino de los escaq ues y los trebejos y que luego lo perdió todo, o lo que es peor a ú n, lo dejó ir, arrastraba el cansancio de u n hombre incompleto. ¿En qué pensaba Bobby Fischer mientras permanecía sentado frente al público en la sala de conferencias

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¿Cómo habían transcu rridos sus años de ausencia frente al tablero? ¿Por qué y dónde permaneció ocu lto para que nadie pudiera reconocer su rostro? ¿Cuándo retorna ría a las com peticio­ nes oficiales? ¿Por qué reg resaba? ¿Qué quería demostra r o demostrar­ se? Esas y otras preg u ntas aguardaban una respuesta; sin embargo jamás la h ubo. La prensa fue obligada a presentar el cues­ tionario por escrito, hasta con dos horas de anticipación al comienzo de la confe­ rencia; por ello, tras un rig u roso análisis de cada una de las pregu ntas por parte del propio Fischer, sólo u n pu ñado de cues­ tiones eludieron la censura del maestro americano. Eran más de 20 años los que el excam peón m u ndial llevaba sin bri ndar reportajes a medio period ístico alguno y en esta ocasión no sería la excepción. A su izq u ierda, silencioso y observador, se u bica ba el francés de origen ruso Boris Spassky, de SS años, su riva l y a migo de los tableros, con todo lo que ello con lleva tratándose de Robert Fischer. La verdadera am istad entre am bos gladiadores del de­ porte menta l había nacido justamente con la fi rma del acuerdo del histórico primer match celebrado en I sla nd ia; anteriormen­ te, se ha bían tratado con respeto y fueron protagonistas de interesantes d u elos aje­ d recísticos. Los u n ía una curiosidad.

Todo un misterio

Hasta 1 972, Bobby Fischer había dispu­ tado 96 partidas ante ajedrecistas rusos, cosechando 53,5 puntos de esos enfren­ tamientos; sin embargo n u nca había lo­ grado vencer al oso ruso Boris Spassky, con q uien manten ía un score desfavora ble de 4 a 1 , tras cin co juegos. El primero en Mar del Plata ( 1 960), luego dos en Santa Mónica y otro en La Habana ( 1 966); y el restante en Siegen ( 1 970), con tres victorias para el ruso y dos empates como pa rciales previos al conocido Match del Siglo protagon izado en 1 972. Veinte años después, con la senectud y el inevitable paso de los años se habían re­ afirmado aquel los lazos de am istad; y es que Spassky siem pre disfrutó y gozó con cada una de las exigencias im puestas por Fischer: los beneficios logrados no eran sólo pa ra él, sino que ta m bién alcanzaba a sus riva les y colegas. Desde las mejoras de los cachés, los mín imos deta lles de iluminación de la sala y de los ta bleros, la elección del tipo de piezas y hasta el color de los escaques se transformaban en una obsesión para el maestro nortea mericano; sus pedidos fueron general mente acepta­ dos y compa rtidos por la cofrad ía de g ran­ des maestros. Es que más allá de los caprichos juveniles de Bobby, todos los ajedrecistas aproba­ ban o expresaban frente a tantos recla­ mos, sim plemente: "Fischer tiene razón': Tal vez por ello existe unani midad entre los maestros del m u ndo de los trebejos; la sentencia es fi rme y no deja lugar a dudas: "con Fischer se dignificó la profesión de los ajedrecistas': Es necesario recordar que en 1 972, antes del denominado Match del Siglo, en Is­ land ia, Bobby Fischer se ocupó de discu­ tir con los organizadores hasta el ú ltimo centavo de la bolsa de premios, que trepó hasta rozar los doscientos mil dólares; una

suma jamás pagada hasta ese momento en la historia de este juego, en un match por el título m u ndial. Fischer apostó a fon­ do y puso al l ímite de la cancelación del encuentro si no eran aceptadas sus de­ mandas. La aparición de un mecenas, el in­ g lés James Slater, permitió arri bar a buen puerto las negociaciones y las diferencias económicas dejaron de ser u n obstáculo para la realización del duelo. Por aquel tiempo el tenista rumano l l ie Nastase era el indiscutido no1 del depor­ te "blanco': Por adjudicarse el torneo de Maestros organ izado en Barcelona en noviembre de ese año percibía como premio 1 5.000 dólares estadoun idenses. La com paración es contu ndente. Casi 40 años después de aquellos hechos el creci­ m iento y retroceso de uno y otro deporte resu lta evidente. Sin embargo, u na duda persiste: ¿qué hu biera sucedido con la po­ pularidad del ajedrez si Bobby Fischer no se h ubiera retirado? Las cosas se cuentan solas, sólo hay que saber mirar. En el mundo del tenis, en 1 992, el no1 se lo disputaba n el sueco Stefan Ed berg y el norteamericano Jim Cou rier; no obstante el tenista que acumuló mayores ganancias a lo largo de ese año fue el alemán Michael Stich, con u n ingreso de 2.750.000 dólares. Sin embargo, y a pesar del rebosado aco­ pio de dólares estadounidenses que hicie­ ra el tenista alemán en su cuenta bancaria, el ajedrez volvió a ser noticia, de la mano de Fischer y su promocionado regreso. El nuevo acuerdo comercial por ei "Match reva ncha" en Monteneg ro, a 20 años de aquél en Islandia, fue pactado con un montante en premios de 5.000.000 dóla­ res, y aproximadamente el 66% sería para el vencedor. Sin embargo, previo al co­ mienzo del match y a petición de Fischer se acordó u n nuevo contrato: la división 17

Todo un misterio

salomónica del prem io en partes iguales de 2.500.000 dólares. Simplemente, un gesto o una jugada solidaria, fiel con el es­ tilo del maestro norteamericano. Por eso no fue extraño que en petit comité, Spassky no dudara en seña lar el agradeci­ miento hacia la figura de Fischer,"es la per­ sona que más dinero me ha hecho ganar en la vida'; repetía hasta el cansancio. Boris, ese hombre de conducta asceta y movi­ mientos austeros dentro y fuera del ta­ blero, poseedor de un carisma especial, es muy querido y respetado por los colegas, por el celo y reserva con el que se maneja en sus cuestiones personales, incluidas las desventuras. NDurante ocho meses no pude salir a jugar ningún torneo internacional tras la pérdi­ da del título mundial en 1 972 frente a Bo­ bby Fischer. Cuando uno pierde un match de esa natu raleza cree estar en deuda consigo mismo y la afición, por eso aspira a demostrar que lo ocu rrido fue sólo un accidente; pero la federación rusa no me dejó demostrar nada. Eso fue frustrante y deprimente'; contó alguna vez ante un selecto grupo de maestros de confia nza. Sin embargo, ese relato de Spassky era algo subjetivo; la federación rusa trató de cumplir con g ran esfuerzo cada una de las exigencias del entonces cam peón del mundo. "Las trompetas de Moscú lla ma­ ron a la movi lización general" señaló Ga­ rry Kasparov recordando cómo la U nión Soviética puso a un ejército a disposición de Spassky para su duelo con Fischer en 1 972. Pero el ruso actuó con a ltanería y no aceptó intromisiones. Con la derrota a cuestas y ya sin la corona mundial, le pa­ saron factu ra. Veinte años después la llegada de Boris Spassky al sa lón de actos se produjo con sigi lo, sin estridencias, como si no qu isiera entorpecer la atención que arrastraba el carismático Bobby: la verdadera estrella 18

que brillaba pese a esa tarde de leve sol y copiosa l l uvia en Sveti Stefan y que en­ señaba su rostro en públ ico tras dos déca­ das de reclusiones. Vestido para la ocasión, Spassky, sobrio y elegante se l ucía con una americana g ris, pantalón azul, camisa blan­ ca y corbata roja. Había l legado al salón de conferencias acompañado de su tercera esposa, Mariva, su hijo Boris Alexander George y los anal istas rusos Yu ri Ba lashov y Alexander Nikiti n. M ientras en el salón de conferencias todo q uedaba en orden para el anu ncio de la reg lamentación y condiciones del match por el Campeonato Mundial de Ajedrez, a sólo 80 kilómetros de ese lugar paradisía­ co en la m isma Yugoslavia, un infierno de atrocidades, con balas y muertes, enfren­ taba a decenas de personas por ideales como la purificación de la raza. Fischer y Spassky volvían a esta r frente a frente en medio de un conflicto, como veinte años atrás; antes, en época de los tiempos álgidos y de espionaje conocidos como los de la Guerra Fría. Ahora, en me­ dio del horror y del espanto de una ma­ sacre. Un escena rio con bombas y balas que lastimaban y mata ban a gentes de to­ das las edades; ancianos, jóvenes y niños; todos moría n por igual frente a la barbarie de una nueva guerra.

El conflicto Montenegro. Repúbl ica federal del sur de Serbia y Montenegro (ex Yugoslavia), cuya costa se baña en el mar Ad riático (SO). Li­ mita con Albania (SE), Bosnia-Herzegovi na (NO) y Serbia (N E); y tiene 1 38 1 2 Km2 y 676.600 habitantes. Su capital es Pogdo­ rica.

Todo un misterio

A poco más de una década de los hechos suced idos en esa región, a principios de los años noventa, en medio de una at­ mósfera bélica, acaso el paso del tiempo ali mentó el barrunto; Sveti Stefa n (Mon­ teneg ro), una isla que supo uti l izar para el descanso el dictador Marisca l Tito, fue elegida y convertida en sede de la disputa simultá nea de dos partidas con disti ntos matices. Mientras una se jugó con candor en el cam po deportivo y resu ltó u n atra­ yente espectáculo publicitario, la otra, con movi mientos su brepticios, se desarrolló sobre el enig mático y oscuro ta blero de la política. Una vez más Deporte y Política ali­ menta ron esa particular relación sim bióti­ ca que se n utre frente a los actos de poder y popularidad, de uno y otro bando. "Al traer a Bobby Fischer a Yugoslavia he­ mos roto el bloq ueo de manera especta­ cular. Prácticamente lo escondimos en el aeropuerto de Buda pest porque ten ía mos miedo de que al ver su pasaporte le prohi­ bieran salir hacia n uestro país'; se jactaba sonriente el banq uero Jezdimir Vasiljevic ante incréd u los cronistas. La apuesta mi­ llonaria había comenzado a dar sus frutos. Fischer aceptó el desafío de patearle el tablero al establishment jugando en Mon­ tenegro, lo que sign ificaba violar todas las sa nciones impuestas por las Naciones Unidas. Además, d u ra nte la conferencia de prensa jugó para la propaganda pol ítica del gobierno de M i losevic y tomó parte del asu nto con amenazas y denuncias; Fischer se i n miscuyó en un conflicto que arrastraba más de dos mil años de historia y desencuentros. La raíz del conflicto

En el siglo IV a. C. la región estaba pobla­ da por tri bus de I l i ria, Tracia y Panonia y a parti r del siglo 11 a.C. comenzó la coloni­ zación romana. Tras la ca ída de Roma las tierras fueron i nvad idas sucesivamente

por visigodos, h u nos, ostrogodos, avaros, búlgaros y eslavos, esta bleciéndose estos ú ltimos a pa rtir del siglo VIl. A principios del 1 600 el país estuvo repar­ tido entre los i m perios turco y austro-hún­ garo, y en el siglo XIX, mientras en los te­ rritorios depend ientes de Austria-Hung ría, crecía un senti miento autonomista, Mon­ teneg ro y una parte de Serbia conseg uían independizarse de Tu rq u ía. La revol ución democrática entronizó en 1 903 a los líde­ res Karadjordjevic en Serbia, y sus victorias en las guerras de los Balcanes (1 9 1 2- 1 9 1 3) dieron prestigio al reino de Serbia. Al cabo de las negociaciones realizadas entre ambas partes tras la Primera Guerra Mundial, se creó el reino de los serbios, croatas y eslovenos en 1 9 1 8. Una década después se denominó reino de Yugosla­ via. Los distu rbios entre serbios y croatas fue­ ron el pretexto de la monarquía para con­ vertirse en una dictadura. El rey Alejandro Karadjordjevic fue asesinado en 1 934 por los croatas y el Consejo de Regencia no pudo evitar el ascenso del fascismo. En 1 939, tras el in icio de la Segu nda Guerra Mundial, los patriotas serbios derrocaron la monarq u ía, busca ndo el apoyo de la URSS; en respuesta a esos hechos, la Alema nia de Hitler invadió Yugoslavia en 1 941 . Desde ese momento la resistencia se divi­ dió en dos movimientos rivales: monárqu i­ cos nacionalistas serbios (chetn iks) prona­ zis, y pa rtisanos antifascistas, dirigidos por Josip Broz Tito. La l iberación, en 1 944, llevó a Tito al poder y Yugoslavia pasó a estar integ rada por seis repúblicas federadas (Serbia, Monteneg ro, Bosnia-Herzegovina, Croada, Eslovenia y Macedonia). Con la muerte del Mariscal Tito, en los años ochenta estalló una crisis económica que provocó conflictos socia les y enfrenta19

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mientas étnicos como el de Kosovo, donde los albaneses reclamaban su autonom ía. En 1 99 1 Eslovenia, Bosn ia-Herzegovi na, Croada y Macedonia declararon su sepa­ ración de Yugoslavia; el gobierno federal intentó evitarlo militarmente, pero tuvo que abandonar Eslovenia y la mayor parte de Croada.

secuencias por eludir el bloq ueo im puesto por la ONU a ese país. De esta forma Robert James Fischer, el que jugó para la memoria ejecutaría un movi­ m iento para el olvido ...

Jugadas de la vergüenza En 1 992 comenzó el conflicto europeo más sang riento desde la Seg unda Guerra Mu ndial, cuando la república yugoslava de Serbia, presidida por Slobodan M ilosevic y presionada por los serbios bosnios, inició una campaña para incorpora r zonas de la repúbl ica de Bosn ia-Herzegovi na. Yu­ goslavia, étnicamente dividida, ya había empezado a desi ntegrarse: las repúblicas de Eslovenia y Croada habían declarado su independencia (la última tras la g uerra contra Serbia), y la república de Macedo­ nia había anu nciado su secesión. Previo al comienzo del match entre Fischer y Spassky, la Com u nidad Europea, Estados Unidos y la ONU impusieron sanciones a Serbia y organiza ron misiones de socorro (bloq ueadas sistemáticamente por lo ser­ bias). Sin embargo ni los negociadores ni las fuerzas pacificadoras, que esta ban en la zona desde ma rzo, lograron detener la lucha.

1 de septiembre de 1992, Sveti Stefan (Montenegro) 10horas

Algunas horas antes de la presentación del match entre el excam peón m u ndial de ajedrez Bobby Fischer y su desafiador Boris Spassky, el Departamento de Estado Norteamericano envió vía fax --corría n tiem pos en los que no se conocía los al­ cances del e-mail-- un documento advir­ tiendo al ciudadano americano de las con-

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Si bien los g ritos del espanto y los olores de la muerte no invad ían la isla de Sveti Stefan (centro turístico por antonomasia, al sur de la región de Montenegro, sobre el mar Adriático, u bicado a 9 Km por la es­ carpada ribera de Budva, atravesando el popular bal neario de Mi lócer y separada a 30 Km del aeropuerto de Tivat), ya a estas alturas nadie consegu ía disimular los pri­ meros efectos del bloqueo que golpea ban a la vista. Ya era una realidad que el conflicto bélico entre Serbia y Bosnia provocaba desabas­ teci mientos de com bustible en ciudades como Belgrado y Budva; en la isla, los co­ merciantes e industriales fueron los pri­ meros en advertir la escasez de algunos ali mentos y medicamentos. Por primera vez en 30 años no fue pu bl icada la edición del diario Vecernje Novosti, en Belgrado, la sede progra mada pa ra la seg u nda par­ te del match entre Fischer y Spassky; la histórica capital yugoslava estaba, ahora, jaq ueada por u na incontrolable ola de asaltos. Como distraído del entorno de la sala de conferencia del hotel Maestral, min utos previos a la presentación del match, Boris Spassky se exhibía ju nto al afecto de sus seres más q ueridos con la imagen de un hombre feliz, desprovisto de a mbiciones, acaso deseoso de disfrutar de algún l ujo que le regalaría la vida a partir del premio obtenido por ese match. Algunas horas más tarde, ante un g ru po de periodistas, simplemente d i rá:"Por momentos, no pue-

Todo un misterio

do creer que estoy aquí a punto de volver a jugar ajedrez con mi am igo Bobby Fis­ cher': Por eso Spassky está en si lencio y consi­ gue evadirse de esa atmósfera de tensión y nervios; segu ramente decenas de re­ cuerdos giraron en esos instantes sobre su mente. Desde los d ías de a prendizaje del juego en su Leningrado natal hasta el de la consagración como décimo campeón mundial de ajed rez, en 1 969; tal vez su me­ moria estará evoca ndo la histórica partida frente a David Bronstein en el Campeona­ to Soviético de 1 960, que fuera in mortali­ zada en el cine bajo el título "Desde Rusia con amor" (un film de espionaje de James Bond, protagonizado por Sean Connery, en el que dos personajes ficticios creados por lan Flem ing, "Kronstein y Mac Adams" disputan un juego por el título m u ndial de ajedrez), o el recuerdo del match ante Korchnoi en Belgrado, en 1 978, cuando se sintió que era hipnotizado mediante u n dispositivo electromag nético que se ocul­ taba cerca de la mesa de juego -lo que le im pedía concentrarse- por lo que term inó jugando la partida de pie frente al tablero mural. Pero no va le la pena retrotraerse a esa amarga experiencia; ahora Spassky se siente como un observador de la escena. A diferencia de Robert Fischer, con el rostro tenso y mirada con desdén, y del millona­ rio Vasiljevic, rubicundo y de rictus cons­ tante para la foto, se ma ntendrá con perfil bajo, no encenderá polém icas, ni hará de­ claraciones incendiarias. Guardará sus se­ cretos que sólo conocen sus más íntimos amigos. No reconocerá en público que el adversario más duro en su carrera fue su compatriota Anatoly Karpov, ni tam poco d i rá que seg ú n su visión Tolia era el favo­ rito para adjudica rse el frustrado match ante Fischer, en 1 975."Para mí fue más po­ deroso el Karpov de 1 973 que el Fischer de 1 972'; se le oyó decir al maestro que se

enfrentó a ambos rivales en la cúspide de sus carreras. Pero Spassky es fiel a su amigo america­ no y más allá del dinero en danza, está a l l í sentado porque lo respeta y lo admi­ ra. "Fischer hizo mucho por el ajed rez, por combatir la corrupción imperante dentro y fuera de la FI DE. Creo que la lucha de Bo­ bby no es sólo contra los rusos, sino con­ tra todo lo podrido y corrupto del mundo del ajed rez, g ran parte de lo cual ema naba de la federación rusa. Fischer no ha sido comprendido por algu nos colegas, pero él fue siempre un hombre de pri ncipios que l uchó por elevar el ajedrez por enci­ ma del mundillo de corru pción de la FIDE y la federación rusa. Fischer es la antítesis de Kasparov, que sólo ha pensado en sí mismo y ha exacerbado la corrupción en el ajedrez mund ial, con su actitud egoísta y carente de pri ncipios'; pregonará sin disi­ mu los cuando sea interrogado acerca de su afecto y com prensión por la figura de Bobby. Pero ahora Spassky permanecerá en silen­ cio, puesto que entre risas y festejos había comenzado la conferencia de presenta­ ción del match y todo se desarrol laba con normalidad hasta que un colega extranje­ ro tomó el micrófono y pregu ntó: "Sr. Fis­ cher, ¿considera usted que presentá ndose a jugar en esa región está violando la san­ ción impuesta por la ONU a Yugoslavia?': Como si h u biera estado aguardando ese instante Robert James Fischer, no trepidó; a penas se soltó un botón de su americana de color g ris, y descargó toda la líbido con una respuesta procaz. Insultó al mayor im­ perio del mundo, su país, y a la Organ iza­ ción de las Naciones Unidas (ONU). En me­ dio de un ambiente de zozobras, Bobby ejecutó, además, un movi miento im previs­ to; abrió su portafol ios de cuero marrón, tomó una hoja de su interior, la exh ibió en lo alto -se trataba del fax enviado por el 21

Todo un misterio

Departamento de Estado nortea merica­ no-y dijo:

arrebató el título en 1 975, los rusos han hecho y deshecho a vol u ntad':

"Escupo sobre este docu mento (pasa ndo a los hechos de manera litera l); ésta es mi respuesta a la orden de no defender mi titu lo aquí. Por ello, debo ad mitir que es­ toy violando las sanciones. El gobierno de los Estados U n idos apesta, me traicionó; en cambio, por el pueblo nortea mericano siento aún una gran sim patía; ahora que la Guerra Fría terminó ya no les soy útil a sus gobernantes':

"Kasparov y Karpov han manejado fra udu­ lentamente sus matches por el título del m u n do. Ninguno de los dos es mejor que yo, por algo no se atrevieron a retarme en todo este tiem po':

Cuando todavía, entre los más de 300 pe­ riodistas e invitados atiborrados en la sala del hotel, nadie conseg uía reponerse y sa­ lir de aquel estu por, Robert James Fischer volvió a la carga tra nsformando aquella ceremonia en un esperpento. Sin metáfo­ ras ni eufemismos, el gran maestro norte­ america no lanzó estos improperios:

Trató a Kaspa rov de "mentiroso patológi­ co" y cerró su discu rso con otra frase ines­ crutable: "La gente tiene que comprender m uchas cosas acerca de la situación m u ndial y so­ bre qué grupo controla a los Estados U ni­ dos; qu iénes son, qué clase de gente y qué religión practican . Considero que tengo u n buen n ivel pa ra jugar al ajedrez pese a haber estado en la lista negra del m u ndo judío en los últimos veinte años':

"No apoyo las sanciones contra Yugosla­ via porque, antes que nada, no apoyo las Naciones Unidas, que siempre operan por connivencia. Miren lo que sucede con Is­ rael: muchas veces les han pedido que li­ beren Cisjordania y los israelitas han ig no­ rado siempre las advertencias sin reci bir ninguna sanción':

Con cierto aire señorial, Boris Spassky parecía alejado de aquel entuerto. Ape­ nas soltó un gesto de extrañeza con el comentario realizado por Fischer sobre la resolución de una partida, la no 1 9, que disputaron por el Campeonato del Mun­ do Kasparov y Karpov en Lyon (Francia}, en 1 990: el pri mero, q ue estaba con clara ventaja en el juego, ofreció un inexplicable em pate.

"Las Naciones Un idas, además, son las cul­ pables de que el sionismo no sea eq uipa­ rado con el racismo, como en el pasado. El sionismo es una forma de racismo, no ten­ go ninguna duda. El Comunismo, tam bién, es básicamente una máscara del bolchevi­ quismo, el cual a su vez es una máscara del judaísmo':

Después de semeja nte verborragia l legó el punto final para este sai nete q ue, acaso, había conseguido su objetivo, la trascen­ dencia periodística sobre u n match en una región en la que pesaba u n embargo polí­ tico y económ ico.

"No soy antisemita, los judíos y los árabes son semitas por igual. Y nadie puede pen­ sar que soy antiárabe ¿no es cierto?': "El mundo del ajedrez está manipu lado desde que la Federación I nternacional me

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Alg unos m i n utos más tarde, las principa­ les cadenas de la televisión del m u ndo exhi bieron aquel las imágenes que habían traspasado los lím ites del tablero deporti­ vo. Hasta u n portavoz de la cancil lería fran­ cesa, Daniel Bernard, insinuó incluso que las sanciones podrían alcanzar a Spassky (ciudadano de ese país)."No se pueden ig-

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norar las leyes internacionales y haremos todo lo necesa rio para garantiza r que las normas sean acatadas'; sostuvo amena­ zante. La historia no terminaría allí.

Un jaque y un ad iós 2 de septiembre de 1992 Verano en Montenegro 15.25horas

El ajed rez, un juego con trad ición milena­ ria, arrastra 500 años desde su última mo­ dificación al reg lamento: la ejecución del enroque. En 1 492, el español Lu is Ramírez de Lucen a, dispuso que la jugada uti lizada como parapeto o refugio de los monarcas se efectuara con u n solo movimiento de traslación de rey y torre, en lugar de los dos con los que habitual mente se lleva­ ba a cabo. El resto del juego conservó sus reg las u n iversales recopiladas en el siglo XVI I I por el genial ajedrecista francés Fran­ cois Andre Dan ican (Phi lidor), bajo el escri­ to de "El análisis" y que la FIDE oficializó, 2J partir de 1 929. Por el lo, en Sveti Stefan se iba a producir, junto al regreso del personaje más excén­ trico del m u ndo de los trebejos del siglo XX, u n movi miento histórico: el desembar­ co de la tecnología digital con la invención de u n reloj que ad iciona tiempo por cada jugada real izada; la ú ltima creación del ge­ nial Bobby Fischer. A las 1 5.25 estaba todo listo para el co­ mienzo del match reva ncha por el título mundial de ajedrez entre Robert James Fischer y el retador, ruso-fra ncés, Boris Spassky. Un fuerte dispositivo de segu ridad estaba montado en el i nterior y los al rededores del hotel Maestra l. Una docena de jóvenes

m usculosos, acompañados de una creden­ cia l que sólo deja leer "Security" husmea­ ba n por la sala del público, con ca pacidad para 1 00 personas cómodamente senta­ das; otros tres miem bros de seguridad se dejaban observar en un puesto montado sobre la entrada del hotel, y además, alre­ dedor de media docena de efectivos poli­ ciales ocu paban pu ntos estratégicos en la terraza del hotel, provistos de armamento pesado y ametral ladoras. En un coq ueto salón en la planta baja se j ugaban las pa rtidas; se pod ían observar los sil lones, el tablero, las piezas - el modelo olím pico utilizado en Dubrovn ik ( 1 950), la ciudad yugoslava ubicada a 1 50 Km al nor­ te de Sveti Stefan, sede del primer Torneo de las Naciones que conquistó Yugoslavia, tras la 11 Guerra Mundial; u na mampara de vidrio sepa raba aquella escenografía de los ojos de las lentes de dos cámaras de TV de circuito cerrado. En el otro extremo del salón, el público, aficionados, invitados y cu riosos seg uían cada uno de los movimientos a través de los seis mon itores provistos por la organi­ zación. Dos se ocupaban de la vista gene­ ra l del lugar de juego, otros dos, median­ te el prog rama i nformático Chessmaster hacía n un seg uimiento instantáneo de las jugadas, al igual que u n grupo de jóvenes montenegrinos que pa rticipaban de la re­ producción de las partidas a través de un tablero m u ral gigante. Por ú lti mo, los otros monitores tomaban imágenes más cerca­ nas y n ítidas de los rostros de los maestros, e incluso perm itían visualiza r el desplaza­ miento de las piezas y el tiempo remanen­ te de j uego en cada reloj ... Acaso pueda considerarse desde mediados del siglo XIX como fecha cierta de la i ncor­ poración del tiempo al juego de ajed rez; si bien en 1 86 1 , en el d uelo que disputaron Anderssen y Kolisch se pactó un plazo de dos horas para completa r las primeras 24 23

Todo un misterio jugadas, previamente, en 1 84 1 , durante el enfrentamiento del i nglés Stau nton y el francés Saint Amant, se util izó por prime­ ra vez un cronómetro para determinar los minutos de reflexión de cada rival. Igual mente, con ayuda de relojes de are­ na, se organizó el torneo Lond res 1 862 (allí triunfó el alemán Adolf Anderssen), y en esa competencia cada jugador dispuso del control de 1 20 min utos para realizar 20 movimientos; en 1 866 hizo su debut el reloj mecánico en u n match de ajedrez durante el histórico encuentro entre Adolf Anderssen y Wilhelm Steinitz. En 1 880, el ing lés Thomas Bright Wilson se convirtió en el creador del primer re­ loj "mecánico doble" diseñado exclusiva­ mente para jugar ajedrez; la máquina era impulsada bajo un sistema de péndulo. A partir del siglo XX al invento se le ad icionó un dispositivo, que colocado en la parte su perior del artefacto, permitía detener el avance de las propias agujas del reloj y pon ía en marcha el tiempo de su rival, con lo que se reemplazó al péndu lo. Recién en 1 980 se conocieron los pri meros relojes digita les que con titila ntes nú meros llega­ ron al mundo del ajedrez para desplazar el uso de las antiguas y endiabladas agujas. Ahora, en Monteneg ro, Fischer traía una novedad, cargada con su fuerte sello ima­ ginativo; la invención de u n prog rama que perm itía la acu mu lación de tiempo en el reloj con cada movimiento ejecutado so­ bre el tablero de juego. Es deci r, ante cada jugada rea lizada el reloj le "regalaba" (adi­ cionaba) seg u ndos (tiempo) al plazo res­ tante que ten ía el maestro para cumplir con el control de tiempo. Esto evitaba los clásicos apuros de tiempo que sufren los ajedrecistas al final de las partidas. El sis­ tema Fischer, así patentado por su creador, tuvo fuerte aceptación entre los jugadores y rá pida mente fue bautizado por los aficio­ nados y expertos como El reloj del futuro.

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Sin duda que la pala bra de "El viejo" Mi­ guel Najdorf, fa llecido en el Hospital Clíni­ co U niversitario (en Málaga), el 4 de j u l io de 1 997, aún guarda peso a la hora del recuerdo sobre este tema. Reflotemos una anécdota. Ese 2 de septiembre, a miles de kilómetros de la sala de juego -en el hotel Maes­ tral-, Don Miguel estaba reu n ido ju nto a un grupo de maestros y jóvenes aficiona­ dos en uno de los salones del Club Argen­ tino de Ajedrez, la histórica sede del match por el Campeonato Mundial que disputa­ ron en Buenos Aires, en 1 927, el cubano José Ra úl Capablanca y el francés, de ori­ gen eslavo, Alexander Alekhine. En una de sus salas aún se conserva n la mesa, el jue­ go modelo Stau nton, el reloj, los sillones y las planillas com pletadas de puño y letra por los propios protagonistas. Esa tarde,"el viejo" estaba visiblemente entusiasmado con la invención del Reloj Fischer. Por eso dijo lo sigu iente: "La i m portancia del tiempo en el ajedrez es mucha. Seg u ra mente Fischer no estuvo ajeno a esta preocupación pese a los vein­ te años que lleva sin jugar en público y diseñó este reloj especia l que le da al j uga­ dor mayor tolerancia y evita las frecuentes derrotas por tiem po. Me parece u n g ran avance, unido a la eliminación de las pa rti­ das suspendidas. Nos encaminamos hacia el Ajedrez del futuro': Como era habitual en Najdorf, una historia no podía terminar sin una anécdota y con una son risa pícara comenzaba a recordar... "Antiguamente se jugaba sin reloj y una partida se prolongaba hasta el infin ito... Más ta rde apareció como solución el reloj que conocemos todos, que llevado al nivel magistral eq u iva le a una maqui nita que perm ite hacer 40 jugadas en dos horas ... Pero el ajedrez tiene otras moda lidades, como el ping-pong, que se juega a S o 7

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min utos. Al que se le cae la aguja pierde por tiempo ... Como ven, el tiempo es otro de los protagonistas en el juego. Hay m u­ chos g ra ndes maestros que pensaban mucho y después perdían partidas que te­ nían prácticamente ga nadas, como Viktor Korch noi, Sam uel Reshevsky, y entre n ues­ tros jugadores Osea r Pa n no. Recuerdo que el excam peón m u ndial e incom parable docente del ajedrez ruso, Mi kail Botvi n n i k decía: "Para hacer la jugada 4 0 h a y que disponer no menos de tres min utos en el reloj; es la más im porta nte de la pa rtida'; señaló Najdorf, que con una espontá nea son risa marcaba el final de la anécdota. Luego, como para no olvida r de sublimar su ego, mientras caminaba buscando la sa lida del club, "El Viejo" com pletaba: "J u­ gadores como Kasparov, Anand, Fischer o yo nos hemos caracterizado por jugar muy rá pido ... y sin tener demasiado en cuenta el reloj ... " y otra vez la estridente carcajada retumbaba en los pasillos tras sus ten ues pasos. En tanto, en Sveti Stefan a las 1 S.34 horas en pu nto, Robert James Fischer, cond uc­ tor de las piezas blancas, y Boris Spassky estrechaban sus manos a modo de santo y seña del comienzo del juego. Aq uella escena marcaba el regreso de Fischer al ajedrez, era el fin de una época de miste­ rios, tras veinte años de ausencias de es­ tar alejado del juego que mejor juega y que más le gusta. El árbitro del match, el alemán Lothar Sch mid, el mismo que di ri­ giera aquella final en Reikiavik vei nte años atrás, se acercó hasta los riva les y puso en marcha el Reloj Fischer. Tras la ll uvia de flashes, ansiosos por cap­ ta r el movi miento inicial del juego, el nor­ teamerica no se inclinó hacia adela nte, y sobre el tablero le susurró de manera cómplice al viejo Oso ruso:"Boris, aguarda­ ré los tres min utos reglamentarios que tie­ nen los fotógrafos y después ejecutaré mi

jugada': Spassky respondió con una media sonrisa. Apenas u n leve movi miento de su labio fue el gesto de conformidad. A las 1 S.34 horas. Fischer ejecutó "The best move" (la mejor jugada) como él mismo defi ne el movi miento e4 o Peón Cuatro Rey, segú n se trate del sistema a lgebrai­ co o descriptivo. Este ú ltimo fuera de uso, pero que algunos nostálgicos uti lizan aún para transcri bir los desplaza mientos de los trebejos. Después de SO jugadas y seis horas con 49 minutos de partida, de una Apertura Ruy López, Fischer se imponía a Spassky y des­ pertaba admiración entre sus segu idores. Volvían los fantasmas de su leyenda. Fis­ cher había resurgido desde el fondo de los misterios. Pero acaso fue sólo una il usión, un sueño efímero de corto aliento, porque diez días más tarde, Spassky se adelanta­ ría en el score y el juego de Fischer da ría muestras de vu lnerabilidad. Aunque l uego el norteamericano tomó las riendas y dio vuelta el marcador pasando cómodamente al frente, muchos maestros señalaron que sus victorias l legaron como consecuencia de los errores de su rival, más que producto de sus propias virtudes. Si bien Fischer no pasó sobresaltos con el manejo del tiempo d u rante el match en Sveti Stefa n, no fue menos cierto que ex­ hibió un ajedrez inqu ietante; su juego fue un remedo de las ideas utilizadas hacía ya veinte años. En defi n itiva, Robert James Fischer necesi­ tó de 63 días -entre el 2 de septiembre y el S de noviembre de 1 992-, y de 30 pa rtidas, para completar las diez victorias frente a un debilitado rival, y ta l vez enfer­ mizo, Boris Spassky, no 1 03 del mu ndo. A modo de resumen los primeros once juegos (hasta a lcanzar la quinta victoria) 25

Todo un misterio se desarrollaron en la isla Sveti Stefan; en tanto, a partir de la d uodécima partida el duelo se trasladó al Centro de Sava, en Bel­ grado, hasta com pletar la décima victoria que llegó con el trigési mo juego. El resu lta­ do final del match fue de 1 O victorias para Fischer, S para Spassky, con 1 S empates. El desenlace del encuentro dejó dos sen­ tencias: el fin de veinte años de soledades y misterios de Bobby Fischer y la confir­ mación de que éste ya no era el mismo de antes. El sábado 28 de noviembre de 1 992, con más dolor que tinta, M iguel Najdorf es­ cribió en su columna semanal del diario Clarín: "Quizá no debería escribir esta nota. Como en todas las com petencias también el aje­ drez tiene sus fans y debo hablar sobre lo que significó el match Fischer vs. Spassky. No hay duda de que Fischer, debido a sus rarezas fuera del tablero, despertó enorme entusiasmo y logró una suma de incon­ dicionales, probablemente la más grande del mundo del ajedrez. Por razones per­ sona les (o desconocidas) Bobby se retiró 20 años de los tableros. No compitió en ningún certamen oficial. La prensa uti lizó su ausencia dando a veces noticias falsas para acrecentar su mito. Veinte años es mucho tiem po. Mis hijas, psiquiatras, me decían:"Papi, un d ía Bobby volverá a jugar, su vanidad no le permite q uedarse en el ostracismo" y tenían razón. Veinte años después, a los 49, volvió. Por cifras fa bu­ losas y ante qu ien fuera su ú ltimo rival en la cima de sus éxitos: Boris Spassky. É ste también, después de veinte años, mira al ajedrez con cierto escepticismo. Los más al legados a Fischer hicieron de todo en esos 20 años para que regresara. Debo confesar que yo era pesimista con respec­ to a su retorno. Pero... en fin ... volvió ... y no es el mismo de antes. El avance y el em­ puje q ue tuvo el ajed rez en estos 20 años

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lo cam bió casi radica lmente. La l legada de las com putadoras, del profesionalismo en ajed rez, las exorbitantes cifras que se pa­ gan en prem ios, etc. Al period ismo y a los d i rigentes les interesa mantener el "mito de Bobby Fischer'; eso les da mucho d i ne­ ro, pero como ajedrecista debo deci r que Bobby fue genial, pero ahora juega como muchos otros maestros. Le pregu nté a Kaspa rov qué opinaba y me dijo: "No me fijo en su persona sino en sus partidas, y ahora, éstas son muy pobres': Hace un mes Fischer y Spassky jugaron 30 partidas en la ex Yugoslavia y sólo algunas tuvieron destel los. Debo reconocer que a todos nos conviene este tipo de encuen­ tros, hay más movim iento y aparecerá n nuevos mecenas. Ahora se habla de u n match Fischer vs. Kasparov. Garry me dijo: "Por m ucho d i nero me conviene. No sería un match, sino un juguete para mí': Opino distinto, creo que ganaría Kasparov, pero no le resu ltaría tan fácil': Así opinaba el viejo M iguel Najdorf, con suficiente autoridad para deci r aquel las cosas, aunque le causaran dolor escribi rlas y hacerlas públ icas. Es que Najdorf siem­ pre admiró al excéntrico Bobby Fischer, un joven con el que com partió muchas anéc­ dotas ... Un l u m inoso d ía de verano la ciudad bal­ nea ria de Mar del Plata, en 1 9S9, resplan­ decía con todos sus colores. U n joven de 1 6 años, enjuto, delgado, con una camisa con esta mpados di bujos de pal meras se d irigía a g randes pasos hacia el restau ran­ te del Hotel Provincial . El maitre le cortó el ca mino y le indicó que con esa indumen­ taria no podía perma necer en el recinto. Se q uedó perplejo. Trepidó por u nos i n stan­ tes, pero pronto reci bió ayuda. "Tuvimos que sa lir a comprarle un traje -contó Najdorf una noche d u rante una cena con maestros y periodistas-, porque

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nos dijo que no ten ía otra ropa. Recuerdo que íbamos caminando por la calle cuan­ do de pronto Bobby se detuvo y me pre­ gu ntó cuá ntos trajes tenía; en ese momen­ to le contesté cualq uier cosa:"No sé ... u nos setenta'; y segui mos caminando en busca de una tienda para com prarle un pantalón y un "saco': Habían pasado como seis o siete años de esta historia cuando nos volvimos a ver en Yugoslavia. Vino corriendo a verme y en­ seg uida me dijo,"Najdorf, usted es el ú n ico maestro en el mundo que me gana'; y an­ tes de que reaccionara agregó, "ya tengo sesenta trajes" y se fue feliz con u na sonri­ sa y tan veloz como ha bía llegado. Najdorf, mirando a su entorno, preg u ntó: ¿Saben lo que hacía? ... el silencio general no interru m pió el final de la anécdota. Cuando jugaba en los países socialistas, que por aquel los años no daban premio en dinero, entre sus peticiones Fischer exi­ gía a los organ izadores que para participar le debían rega lar algunos trajes ... (risas).

¿¿·�� El juego de las escondidas Tras la finalización del match en el Centro de Sava, en Belgrado, Fischer decidió ex­ tender su estancia en esa ciudad pese a la crisis social y económ ica que avanzaba por los disti ntos centros del país. Durante varios meses se alojó en el hotel l nterconti­ nental y allí com pa rtió varias horas con su pareja, la joven h ú ngara Zita Racsa nyi, casi 30 años menor que él; acaso, poniéndole toda la líbido a la planificación de nuevas aventuras; historias con final de a dos. Zita y Bobby soñaron con la formación de una fa milia y la construcción de una vi­ vienda con forma de torre de ajedrez, en algún pu nto de Hungría. El amor una vez

más daba muestras de su poder omnipo­ tente con el que se baña todo aquel que alguna vez lo haya gozado. Aunque Bobby se paseaba muy poco ante los ojos de extraños, se supo que estaba algo fastidiado con los organizadores de su último match ante Boris Spassky, ya que tras los descuentos, gastos, comisio­ nes y honorarios, a sus bolsil los llegaron mucho menos de dos mil lones de dólares estadounidenses, de los 2.500.000 dólares originariamente pactados a comienzos del encuentro. Tal vez Fischer, por entonces, especulaba con recu perar parte de los agravios su­ fridos mediante las nuevas ofertas que a diario le hacían. Desde los siete millones de dólares para jugar u n match ante Judit Polgar, o los casi diez por enfrentarse con Anatoly Karpov y hasta cerca de veinte mi llones para disputar un match con Ga­ rry Kasparov. Fischer desconocía que su entorno mafioso lo embaucaba con fa lsas promesas valiéndose del ca ndor de sus sueños. A mediados del año siguiente, junio de 1 993, Bobby abandonó el hotel y se fue en busca de un nuevo destino, alejado de los periodistas y de las gafas negras de los agentes del FBI que ya, sigilosamente, lo vig i laban. Su entorno le comu nicó que existía una orden de detención expedida por el gobierno nortea mericano por haber violado el em bargo comercial decretado por la ONU sobre Serbia y Montenegro. El hotel Ag uamarin de Kanjazi n, en Voivodi­ na, fue el nuevo lugar escogido para vivir en la semiclandesti nidad. Un semana rio alemán "Stern'; fue uno de los pocos me­ d ios internacionales que logró fotografiar por ú ltima vez a Fischer en su estancia en tierras yugoslavas. Entre 1 994 y 1 996, la figura de Robert Ja­ mes Fischer, con una calvicie cada d ía más 27

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pronu nciada, cubierta generalmente con una gorra y un abdomen cada vez más turgente, comenzó a desplazarse como u n espectro por las disti ntas ciudades del mundo. En los cenáculos del ajedrez exis­ tían comentarios que había sido visto pa­ seándose por Alemania, Hungría, España, Japón, Filipinas, Brasil y la Argentina ...

¿¿j·ó� Buenos Aires Lunes, 17 de junio de 1996 Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini (Ezeiza}

El vuelo 1 1 65 de Aerolíneas Argentinas, con escalas previas en las ciudades de Francfurt y Mad rid, fue el elegido por Ro­ bert James Fischer para rea liza r su q u inta visita a la Argentina; un país que lo sed ujo desde su pri mera estancia, hacía ya más de 35 años. Fue en 1 959 cuando Bobby hizo su debut ajedrecístico por las tierras del gaucho y el tango; a los 1 5 años participó en el Magistral internacional Ciudad de Mar de Plata, en el que alcanzó una destacadísima actuación (compartió el tercer y cuarto puestos), y, un año más tarde, l legó a la vanguardia, aunque no le favoreció el sis­ tema de desempate, ju nto a un g ran maes­ tro ruso, llamado ... Boris Spassky. Habían transcurrido treinta y seis años del recuerdo, cuando a las 8.48 horas de ese lu­ nes de junio, con más de noventa min utos de retraso, la aeronave que traía a Bobby Fischer se posó sobre el Aeropuerto de Ezeiza, en la provi ncia de Buenos Aires, el bastión pol ítico más importa nte del país. El escenario se com pletaba con un entor­ no de vientos que volvían más cruda la fría mañana de otoño, con 4° C de temperatu­ ra y con algu nos centígrados por debajo de cero de sensación térmica.

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Por extra ño que pa rezca, m uy pocos pe­ riodistas monta ba n guardia en el hall del aeropuerto ag uardando la llegada del ex­ cam peón mundial de ajedrez. ¿Qué estaría ocu rriendo?, ¿Sería, acaso, u na maniobra del poder político de la Argentina para tra­ tar de ocultar a Robert James Fischer, de la búsq ueda de la l nterpol? Fue infructuosa la tarea de q uerer llegar hasta Bobby; to­ das las puertas de acceso fueron cerradas con una respuesta ú n ica: "Area Restri ngi­ da': Rodeado de protocolo, comitiva y seg u ri­ dad, Bobby Fischer, de 53 años, invitado a este país por el Instituto del Deporte Bo­ naerense, fue entubado en u n auto con patente oficial y vid rios pola rizados, que lo aguardaba en la misma pista de aterrizaje de Ezeiza; la escena causó algún escozor. Esas imágenes, con hom bres de negro u niformados y armados, se asemejaban a la historia más oscura vivida en ese país, veinte años atrás, cuando un mal llamado Proceso de Reorganización Nacional l legó al poder en 1 976 y se fue siete años des­ pués, dejando 30.000 desaparecidos, casi 700 m uertos en una g uerra en el Atlánti­ co Sur, en las Islas Malvinas, y u n país des­ vastado en lo económico, social y cultural con una deuda externa septu pl icada; u n siniestro corolario para resumir el legado de la ú ltima dictadura mi litar que azotó a la Argenti na. Sin cruzarse con ningún pasajero, sin ver ningún flash fotog ráfico, Fischer fue literal­ mente sacado del aeropuerto; m uy pocos fueron los kilómetros que me perm itieron seg uir de cerca a esa fila de autos, cuyos acompaña ntes, con amables señas, me i n­ vitaron a cambiar de ruta; por razones de segu ridad que se mezclaban con el miedo vi como poco a poco aquel auto de color oscuro cada vez se alejaba más de m i .

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Bobby eludió todo contacto con el públi­ co, la prensa y se marchó. Fue l levado hasta una casa en la local idad de General Pache­ co, propiedad de un conocido prod uctor de TV, cuyas in iciales son M. E. Al lí almorzó carne (asado) con ensalada y, sin q uitarse el jean, la cam isa clara ni el camperón de cuero ma rrón dio u n paseo por el verde pred io. El exca mpeón mun­ dial aguardaba una señal de la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para reunirse con el gobernador Eduardo Duhalde, conocido aficionado al ajedrez. La lla mada l legó esa misma noche y a la mañana sigu iente Fischer posaba para las fotos, jugando una partida en el despacho del Dr. Duhalde.

no del ajedrez, eludiendo toda la teoría del juego que acumu laba más de cinco sig los de historia docu mentada y cuya volumi­ nosa información, ahora, puede al mace­ nar un ínfi mo chip. Con un reducido match de exhi bición entre los maestros Eugenio Torre, de Filipinas, y Pa blo Ricardi, de la Ar­ gentina, se descubrirían los primeros se­ cretos del inéd ito juego. Sin embargo, Bobby Fischer, que había sido tentado por un g ran maestro argen­ tino con una oferta de aproximadamente 1 00.000 dólares por la presentación de su flamante creación, jugaba ahora sobre la mesa de la negociación el juego que más le gustaba; presentaba por escrito sus exi­ gencias para formalizar el lanza miento del

Fischerandom. Al lí nos encontramos todos, la prensa ge­ nuina y el a parato de la Gobernación. Po­ díamos acceder a uno de los despachos en grupos, pero sin emitir pregu nta algu na; sólo los fotóg rafos hacía n libremente su tarea. Poco pareció im portarle al ca udillo pol íti­ co que aquella mañana, en vísperas del co­ mienzo del invierno, su figura se mostrara en público ante un prófugo de la justicia norteamerica na y que en la principal foto apaisada en la tapa del diario El Día, del 1 9 de ju nio d e 1 996, se le viera ju nto a Fischer, son riente entre torres y corceles g ra bando el recuerdo para la historia. Al nortea mericano se le notaba a nsioso por realizar en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el lanza­ miento m u ndial de su ú ltima invención, el Fischerandom. Una nueva manera de jugar ajedrez respetando todos sus elementos, tablero, piezas y reloj, pero modificando desde el comienzo la posición original de los trebejos mediante u n artefacto que sorteaba el escaque seleccionado para cada pieza. De esta ma nera se evitaba la intromisión de las computadoras en el rei-

Acaso muchos d irigentes d udaron que Fischer, sobre qu ien pesaba una orden de captura de la l nterpol, se atreviese a mos­ trarse en público. Se equivocaron, Bobby se exh ibía desafiante ante la prensa y sólo esperaba el pago prometido. Por eso con in mediatez h ubo que seducir a los auspi­ ciantes e interesa rlos en apoya r el match del Fischerandom; una vez más la improvi­ sación le ganaba u na batalla a la desorga­ nización e idiosincrasia argentinas. Para el miércoles 1 9, por la tarde, fue anun­ ciada la conferencia de prensa de la pre­ sentación del match en el Museo Arturo Jauretche del Banco de la Provincia de Buenos Aires, la entidad financiera condu­ cida políticamente por Eduardo Duhalde; una especie de "caja chica" para cubrir los gastos del Partido Justicialista de la pro­ vincia bonaerense. La convocatoria resultaría una nueva ma­ nera de descubrir y medir el carisma de Robert Fischer, tras 25 años de ausencia en el país, desde su ú ltima visita para disputa r el match de Ca nd idatos con el armenio Ti­ g ran Petrosian, en 1 97 1 . 29

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Sin embargo esta vez, y de manera extra­ ña, gran parte de la prensa local e interna­ cional faltó a la cita; sólo algunos nostálgi­ cos ajedrecistas devenidos en periodistas se acercaron hasta el local ubicado en el centro de la ci udad, a escasos trescientos metros de la Casa de Gobierno. N i ng u no de los grandes maestros argentinos se mostraron en esa ocasión. ¿Celos?, ¿Ind i­ ferencia? Ta l vez, lo cierto es que la princi­ pal sala del museo, con capacidad a penas para 90 personas sentadas, mostraba visi­ bles claros y u na d uda, ¿sobraron butaca� o faltó pú blico?.

"Esto es para ti, qu iero ser yo el que ahora te haga un regalo': Qui nteros desenvolvió cu idadosamente el obseq uio y descubrió en u n peq ueño estuche u n reloj Rolex Pre­ sident, va lorado alrededor de 1 O mil dóla­ res. Era u n tributo al gesto de la compra del sombrero. Una jugada más, típica del sello y el ca ndor de Robert James Fischer. Este era el lado de sencil lez e ingenuidad de la personalidad de u n genio, con cora­ zón de ch ico; una actitud que sólo advir­ tieron y compartieron los que i ntegra ron su círculo de íntimos amigos. Una más, y va n ...

Fischer entró en la sa la vestido con u n

jean negro, camisa clara con rayas m uy delgadas azules y blancas, corbata a tono y el camperón de cuero marrón; camina­ ba y llevaba un portafolios aferrado con su puño derecho. Tam bién l ucía sobre su cabeza un chamberro, u n sombrero que le había regalado su am igo, el g ran maestro Miguel Quinteros. Justamente Quinteros había sido el en­ cargado de organizar el operativo retorno de Fischer a la Argentina. Con una hábil jugada sobre el tablero de las sutilezas, El Negro, como lo llaman sus colegas, partió en la búsqueda de Fischer llevá ndole u n regalo autóctono del país, un sombrero d e cuero por e l q u e pagó 7 0 dólares. Cuando Bobby tuvo en sus manos el presente se emocionó tanto que nunca más mostró su calvicie a la luz del d ía; de pronto, el som­ brero se convirtió en u n fiel acompaña nte de todos sus viajes. Fischer lucía el regalo con la felicidad radiante de u n niño y un corazón cargado de agradecimientos. En Hamburgo, previo a la escala en Ma­ drid, y con destino final a Buenos Aires, de forma imprevista Fischer le dijo a Qui nte­ ros: "Miguel, espérame, enseg uida vuelvo': Cuando la demora se transformaba en pre­ ocupación la enorme figura de Fischer se dejó ver con un envoltorio en sus manos. 30

En la noche previa a la conferencia de prensa en el museo Jauretche, u n g ru po de maestros y d i rigentes invitaron a Fis­ cher al restau ra nte "Pizza banana'; en uno de los barrios más l ujosos de la capital de Buenos Aires. Durante la cena Fischer sólo había hablado de temas relacionados con el ajedrez y su mayor preocupación pare­ cía ser cómo demostrarle a los aficionados del mi lenario juego que las 1 70 partidas disputadas por Anatoly Karpov y Ga rry Kasparov, entre 1 984 y 1 990, habían sido amañadas; induda blemente, el recuerdo lo atormentaba y estaba dispuesto a es­ cribir un libro, con anál isis min uciosos de cada una de las partidas. Esa noche, al final de la cena, una porción de pizza --de jamón y mozzarella-- se enfriaba a la vista de todos, pero nadie parecía esta r dispuesto a dar el zarpazo para cogerla. Después de u na larga me­ ditación Fischer, que evidentemente a ú n conservaba el b u e n apetito, pergeñó u n p l a n de pregu ntas y de respuestas con cada uno de los comensales, ofreciéndoles que se sirvieran la ú ltima y ú n ica porción de pizza. Nadie dudó; todos rápidamente advirtieron que Bobby quería servi rse esa porción, por eso uno a uno rechazaron la invitación; con el ú ltimo no, en el rostro de Fischer se di bujó una son risa igual que la

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de un niño con juguete nuevo. Su boca se abrió hasta lo posible y en dos mordisco­ nes tritu ró aquella porción. Qu izás, muchos no lo com prendan o no les parezca algo releva nte, pero esa era otra acción que pi ntaba de cuerpo entero el comportamiento y actuación casi infa nti l de Fischer, pese a sus 53 años; exhibiendo sus dudas y sus temores para evitar hacer el ridículo ante los demás. Sin embargo, ese mismo personaje acostumbrado a mostra rnos gestos altruistas, inocentes e infantiles era el mismo, capaz de mostrar su lado más oscuro cuando algo conse­ guía pertu rbarlo. Acaso algo de ello sucedió cuando desde lo más profu ndo de sus ojos azules cla­ ros partió una mirada i ntimidante y de aversión dirigida hacia la platea semide­ sierta del museo Arturo Jau retche, mien­ tras avanzaba hacia el escritorio; el lugar elegido para la conferencia de prensa y anuncio del la nza miento mundial del Fis­ cherandom. Bobby Fischer captó rá pidamente que la convocatoria de su figura había perd ido popularidad desde su última visita al pa ís, veinticinco años atrás. Por eso, ju nto con cada paso en su ca minata hacia el esce­ nario, tal vez fue descubriendo que la falta de interés del público y de la prensa eran un claro síntoma del fracaso de u n proyec­ to antes de su nacimiento. I ncluso en ese mismo momento debió advertir que el pago por la presentación oficial de su in­ vención tam poco se haría rea lidad; y él no estaba dispuesto a donar sus derechos de autor por el nuevo juego. A las 1 9 horas en pu nto, con algo más de media hora de retraso, Bobby se sentó frente a la sala y dejó que los fotógrafos y aficionados descargaran los flashes de sus cá maras sobre su rostro pál ido y ne­ cesitado de sol. Algu nos minutos después,

ya como si se tratara de una nueva manía cada vez que tenía un micrófono frente a su boca, comenzó con una serie de insul­ tos, u n ataque por viejas historias. A pesar de su buen manejo del idioma castellano, Fischer comenzó la charla en ing lés, al acompañarle una intérprete fe­ menina; una mujer que jamás olvidará los momentos de tensión que padecería esa tarde frente a una aud iencia absorta. Bobby el igió el discurso de la agresión, con ciertos rasgos de pa ranoia, para la presentación de su show. Porque cuando todos aguardaban los comenta rios sobre el Fischerandom, el excampeón mundial a brió su portafolios, tomó un libro y se despachó hablando de su clásica obra 1/Mis 60 mejores partidas'; editado en 1 969, manifestando que había sido re-editado sin su consentimiento y con intenciones de hacerlo pasar por un tonto. 11Me cambiaron la palabra lldefendersell por ��replegarse': Si uso la palabra defenderse no voy a repetirla en la misma página por­ que eso es mal uso del lenguaje. Ni a Hitler, que yo sepa, le cambiaron las palabras de Main Kempf ': Fischer se refería a la obra 11Mi Lucha'; el libro capital del genocida nazi, que por un valor de S dólares acababa de convertirse en el libro más vendido en las librerías de Turquía y amenazaba con ser u n best seller. Fischer también se mostró enojado con una editoria l ing lesa a la que acusa ba de haberle cambiado el color de las cubiertas de uno de sus libros. ��uste­ des lo pueden ver, aquí ellos cambiaron el color blanco por el negro; la intención es hacerme aparecer como un personaje oscuro y tenebroso': Poco a poco las sonrisas se fueron apagan­ do y aquel g ru po, decenas de personas para los que alguna vez ese personaje ha­ bía sido su ídolo deportivo, comenzaron a mirarse de manera patética. Fischer, histé31

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rico e indoma ble, se convirtió en el actor principal de ese sainete. Continuó queján­ dose por no haber cobrado ningún peso en derechos por aquel libro en ing lés, ni por un CD con sus partidas, ni por la pelí­ cula En busca de Bobby Fischer.

" i Miguel!... i Oui nteros!...':, a los g ritos des­ pertó la atención de su colega argenti no exigiéndole que le llamara u n automóvil para huir de ese lugar que ya lo hartaba. Intenté calmarlo, lo miré a los ojos y le dije.

"El gobierno de Estados Unidos no hace nada por proteger mi propiedad intelec­ tua l pero tiene hi pocresía para critica r a la China comunista por hacer lo mismo. El secretario de comercio nortea mericano, Mickey Cantor, no hace nada, todos cono­ cemos su origen; debe estar bailando en una sinagoga':

"Bobby, hay un auto con chófer aguardán­ dolo afuera': Creo que n i me escuchó. No se detuvo para las fotos ni para los autó­ g rafos. Esta vez tampoco le rogaron de­ masiado, algo se había roto en el romance con su público. Historias de amores y de odios con más de trei nta y ci nco años de inacaba ble paciencia.

Evidentemente, a estas alturas, la trad uc­ tora no podía creer lo que escuchaba y hacia denodados esfuerzos por reproducir las frases bajándole el tono a los dichos de Fischer, pero éste, que domina perfec­ tamente el español, cargaba con mayor tensión aquel espectáculo remarcándole las correcciones consta ntemente para que la trad ucción fuera exacta, incluso con sus insu ltos.

Fischer comenza ba a perder otra partida, acaso, silenciosa y dolorosa; la de u n juego que nace natural y espontáneo. La partida de los afectos. Esta vez el público que tan­ tas veces lo vitoreó y aclamó se marchó en silencio. Abru mado, confundido. Fischer cruzó la cal le, sin saludos y sin aplausos. Noté que la gente ya se había cansado de persegu i rlo...

La conferencia terminó de manera abrup­ ta, previo anu ncio de que el 1 2 de j u lio, en el Pasaje Dardo Rocha, en la ciudad de La Plata, se realiza ría el la nzamiento oficial del Fischerandom, con la disputa de u n match entre los maestros Eugenio Torre (Filipinas) y Pablo Ricardi (Argentina), los dos ajedrecistas seleccionados para la ex­ hibición.

El fugitivo

Tras la clausura de la ceremonia, Fischer se levantó apresuradamente y amagó con salir corriendo de aquella sala. Tal vez em­ pujado por los fantasmas de sus años de juventud, recuerdos de su época de desa­ fiante al poder soviético. Pronto advirtió que ya no era necesario. Por u nos instantes intenté detenerlo, averig uar o descubrir alguna punta periodística para mi cróni­ ca, pero fue imposible. Bobby estaba fatal aquella tarde. 32

Final mente el a n unciado match de lanza­ miento del Fischera ndom jamás se concre­ tó. Fue postergado una y otra vez, con ar­ gumentos falaces, burlándose de la prensa y la paciencia de los aficionados. Los rumores de va rios frentes de informa­ ción coincidían en un pu nto en com ú n, alguien había percibido un adelanto del pago (treinta mil dólares) y ese dinero ja­ más l legó a las manos de Fischer; Bobby montó en cólera, rom pió alguna a mistad de más de 20 a ños y se marchó insu ltando a los cuatro vientos. El excam peón m u ndial sólo confió en el g ran maestro ítalo-argen­ tino Carlos García Palermo, al que le pidió que lo acompañara hasta el aeropuerto de Ezeiza; Fischer q uería h u i r de la Argentina.

Todo un misterio

Se sentía estafado y defra udado por sus amigos. Bobby regresó a Europa, y muy poco se co­ noció de él. Rumores, comentarios, n u nca más una foto de su rostro volvió a verse en algún medio period ístico; a partir de en­ tonces comenzó a vivi r como u n fugitivo... Tal vez la semejanza con la exitosa serie televisiva, u n thril ler de los años sesenta, protagon izado por David Janssen, en el rol del Dr. Richard Kimble, q ue era perseg ui­ do por el inspector de policía Barry Mor­ se, en el papel del sargento Philip Gerard, y cuya historia con diferente guión fuera llevada al cine trei nta años más tarde, con las actuaciones de Harrison Ford (Kimble) y Tommy Lee (Gerard), pueda encontrar al­ gún pu nto de coi ncidencia con las tribu la­ ciones que acompañaron a Fischer d u ran­ te casi una década. Es que hasta el d ía de su detención, en el aeropuerto de Narita (Japón), el 1 3 de julio de 2004, la figura de Robert James Fischer se desplazó como un espectro por los distintos aeropuertos del mu ndo. Parte de la cofrad ía de g randes maestros de ajedrez decían conocer o saber en qué país o ciudad del m u ndo se encontraba Bobby Fischer; sin embargo, su cuerpo se torna ba invisible para los ojos de cual­ quier extraño que se acerca ba a sus ocul­ tas guaridas. Se dijo que d u rante u n tiempo convivió en Hung ría, con la fa milia Polgar; hasta la joven J udit confirmó los hechos y aseg u ró que todavía a los cincuenta y tantos años, Fischer conservaba algo más que la respe­ table fuerza de juego de un g ran maestro. Sin embargo se negó a comenta r el resul­ tado de sus juegos con Fischer. El misterio aún perdu ra. Otros, en tanto, ali menta ron la leyenda que nació con el encuentro de Bobby Fis-

cher con el prodigio h ú ngaro Peter Leko; dicen los más atrevidos que el america­ no lo aconsejó y ayudó a perfeccionar el estilo del joven maestro, de sólo 20 años. Casualidad o avatares del desti no, poco tiempo después, un Leko fi rme y seguro comenzó a observarse a cada paso por los principales certá menes del ca lendario de la F I DE. Un lustro después, Peter Leko se u bicó entre los ci nco mejores ajedrecistas de la el ite; entre sus logros más destaca­ dos figuraron la conquista de los torneos de Linares y Dortm u nd, y el em pate en la fi nal por el Cam peonato Mundial oficioso (ante Kramnik, en Suiza); sin duda, una cla­ ra señal de los avances del joven magiar. Leko ha hablado poco desde entonces sobre sus encuentros con Fischer; ape­ nas se refirió a sus cha rlas, a sus ganas de conocerle, pero no dijo absolutamente nada sobre los análisis compartidos de las partidas. Por el contrario no hu biese sido nada extra ño que Fischer le transmitiera algunas enseña nzas, ya que en otro paso por Hungría, Fischer se reu nió con el gran maestro argentino Gerardo Barbero y am­ bos compartieron largas horas de charlas, estud ios y análisis. ¿Por qué razón Fischer no habría hecho lo mismo en los hogares de Leko y Polgar?. El fantasma Fischer revolotea entre los es­ caques ... Fue en los años noventa cuando el avance de Internet se convirtió en un boom para el mundo del ajedrez. Es que ningún otro deporte logró adaptarse ta n fa ntástica­ mente a la sofisticada tecnología ciber­ nética como sucedió con este juego que, a través de la red le permitía, por ejemplo, a Garry Kasparov disputar en tiempo real u na partida frente a más de siete mil lones de aficionados, que pod ían rea liza r sus movi mientos cómodamente desde un ciber, el escritorio de la oficina o desde el l iving de sus casas. 33

Todo un misterio

I nternet les brindaba a los mi llones de aje­ drecistas la posibilidad de jugar partidas en vivo ante sus ídolos o seguir al insta nte los movimientos de un juego que se dis­ putaba en cualquier punto distante del planeta. ¿Se imag inan a un amante del automovi lis­ mo disputando u na carrera o com pa rtien­ do el habitácu lo con el m ú ltiple cam peón mundial, el alemán Michael Schu macher o con el español Fernando Alonso?, ¿Cuá nto pagaría un aficionado al golf por jugar u n hoyo con e l norteamericano Tiger Woods, o disputar un rebote con Ti m Du ncan o Michael Jordan, o patear/e un penal a Olí­ ver Kah n o l ker Casil las ? El ajedrez, como ningún otro deporte, sacó máximo provecho de la gran aldea global, como la definió Bill Gates, a la interco­ nexión de ordenadores. Eran tiempos en los que comenzaron a prol iferar los disti n­ tos clubes de ajedrez virtual. Hasta el chat, una herramienta de I nternet, se adaptó a l reino de l o s trebejos, para que l o s maes­ tros ofreciera n conferencias o enseña nzas a través de la red. Pero retornemos a los cl ubes. Algunos permitían a los aficionados y expertos con costes g ratuitos- disputar partidas con otros pares sin importa r en qué punto de la Tierra se ubicaran, con la ún ica con­ dición de contar con un PC y un módem para ingresar en la sala vi rtual de juego. Con muy pocos req uisitos los ajedrecis­ tas conseguían asociarse a las entidades virtuales con una condición insoslaya ble, la invención de un nick (apodo). Esta cláu­ sula que da cierta privacidad al jugador, para q ue ocu lte su identidad y así evitar el constante flujo de invitaciones para ju­ gar partidas ante entusiastas aficionados, también permite que en otros casos al­ gún desprevenido aficionado se trenzara en una disputa con un fuerte profesional. Algo que pod ría ser fácil mente advertido 34

si su rival tam bién fuera otro experto. Por el lo, los maestros de la elite intercambian sus n icks y juegan sólo partidas entre el los, a u nque h u bo una excepción ... Un d ía u n desconocido nick l legó hasta lo más alto del pu ntaje del I nternet Che­ ss Club (ICC), uno de los clubes de ajedrez en I nternet; parecía invencible hasta para los más expertos. Ten ía una curiosidad, sus partidas con piezas blancas siempre comenzaba n con el movimiento 1 f3 se­ g u ido de 2 @f2. ¿Quién sería semejante genio del ajed rez, ca paz de desafiar a los mejores jugadores del mu ndo, con movi­ mientos novedosos y con un profu ndo co­ nocimiento de la historia del juego?. En septiembre de 200 1 , el g ran maestro britán ico N igel Short, por entonces de 36 años, llegó a la Argentina para pa rticipar en el Magistra l Najdorf. Después de com­ partir una cena regada de u n exq uisito vino Mal bec, el ing lés comenzó diciéndo­ me: "Creo que l legó el momento de rom per el silencio. Es u n secreto a voces en el am­ biente de los ajedrecistas que Bobby Fis­ cher está en la red jugando pa rtidas rá pi­ das, y yo puedo aseg urarte, con la certeza de un 99% de posibil idades, que fue mi ri­ va l d u ra nte casi doce meses'; el ex su bcam­ peón mu ndial de ajedrez (PCA) me revela­ ba por primera vez la pecu liar experiencia de ha berse enfrentado, monitor media nte, con uno de los más g randes ajedrecistas de la historia, el norteamericano Robert James Fischer. Seg ú n Short la posibil idad del chat (intercambiar mensajes escritos por la Red) le permitió conocer cada vez más al invisible rival y, así poco a poco fue eliminando las sospechas. ¿En verdad, es­ taré jugando ajedrez con Bobby Fischer?, me preg u ntaba Ni gel m ientras me clava ba la mirada de sus ojos claros; y sin pausas, el joven nacido en Lancashire e hincha del Manchester U n ited, se respondía:

Todo u n misterio

"En primer lugar esa persona que juega con va rios seudónimos tiene un conoci­ miento enciclopédico de cada acción del pasado de Fischer, tiene un excelente nivel de juego, me gana con facilidad (risas), he perd ido matches de 8 partidas por scores escandalosos de 8 a O ': Sin dar el nombre propio (com prendo que se refiere a otro jugador de la elite, el es­ pañol de origen letón, Alexei Shirov), Ni gel dice que tam bién cayó en las garras del enigmático riva l y que lleva u n score des­ favorable de 7 a O en partidas a tres m i n u­ tos. Short, que por entonces ten ía 25 años, ca­ sado con Rhea, una m ujer g riega, y padre de Kyveli ( 1 4 años) y N icholas (6) disfru­ taba de las partidas bl itz a 3 min utos en Internet, que le permitían mantener los reflejos vivos e intactos y guardar los sue­ ños adolescentes de pelilargo y guitarrista de rock. De aquello todavía conservaba el amor por la música y The Beatles. Las sos­ pechas de haber sido engañado parecen ser mínimas para el maestro ing lés que cada noche espera a su riva l sentado fren­ te a la com putadora. "Si alguien q u isiera plagiar a Fischer ya se hu biera dado a conocer, porq u e esas per­ sonas lo que buscan es trascender con sus mañas'; me dice convencido. Por el lo, Short eligió el diario inglés Sun­ day Telegraph, donde es col umnista, para anu nciar ta maña revelación. Qu izá no haya previsto que en las próximas 48 ho­ ras, tras la publicación de esta noticia en el diario La Nación de la Argenti na, el teléfo­ no de su ha bitación del hotel en el barrio Balvanera de la ciudad de Buenos Ai res no cesará de llamar. Los pri ncipales columnis­ tas del mundo querrá n confi rmar la noti­ cia. ¿Es cierto que Bobby Fischer volvió a jugar al ajedrez?.

Sobre el final de la charla, Nigel me rega­ ló una ú ltima anécdota. "Yo acostumbro a escri birle (se refiere a su adversario enig­ mático y virtual) nombres de rivales que él tuvo en su pasado y de manera instan­ tánea me responde el nom bre del torneo donde se enfrentaron. Una vez le escribí la palabra Argentina. ¿Sabes lo que me con­ testó?, que mantenía buenos recuerdos de ese lugar porq ue había disputado varios certámenes':

Algunas horas después 1 1 de septiembre de 2001 A media mañana

Las i mágenes que l legan a través de la TV desde la ciudad de Nueva York, muestran el im pacto, el incendio y desmoronam ien­ to de una y otra col umna de acero y vidrio. Las emblemáticas Torres Gemelas, símbolo del poder norteamericano, se hacen añico y se vuelven polvo a la vista de mil lones de personas ... Asistimos al acto, incrédu los y con horror. Estamos, acaso, frente al mayor espectáculo dantesco de comienzos del siglo XXI. Si bien algu nos años después Michael Moore, con su film Fah ren heit 9 1 1 nos despertó la d uda de lo realmente ocurri­ do y de los verdaderos víncu los existentes entre la Casa Bla nca y Osama Bin Laden, la sociedad m u ndial pudo en aquel mo­ mento advertir el dolor del pueblo norte­ america no y tam bién su sed de venganza. Si hasta su presidente, Georg e W. Bush, se mostró dispuesto a todo, incl uso iniciar una guerra en u n desierto y matar a ino­ centes si fuera necesa rio... Esa noticia de espa ntos, referida a los pa­ decimientos del pueblo norteamericano, logró sepu lta r momentáneamente las declaraciones de Nigel Short referidas al regreso de Fischer a los tableros, con lnter35

Todo un misterio

net mediante. Sin embargo, en los cenácu­ los del mundo de los trebejos y en cada rinxg721 fxg4 lDf6 22 Wfh6++ ) 20 fxg4 y ahora:

a) Eliminar las piezas que lo defienden, en este caso el alfil g 7 y el caballo f6.

a)

20 ... ltJ xe4 2 1 Wf d3 dS 22 .ixg7 i>xg7 23 gxhS, con posición indefendible para las negras.

b) Abrir col u m nas con el avance de los peones, genera l mente con el avance del peón torre.

b)

20 ... hxg4 2 1 � dg 1 eS 22 .ie3 � d8 23 .i h6+-.

e)

20 ... ltJ xg4 21 .ixg7 (21 gdg1 .ixd4 22 fug4+ hxg4 23 Wfh6+-) 2 1 ... i>xg7 22 � dg 1 � h8 23 Wlf4 e6 24 � xg4+ ga­

En la partida esta col umna ya fue abierta y ahora queda eliminar las piezas que lo defienden. Es malo 20 .ixf6? .ixf6 21 Wf h6 e6!= y el alfil de f6 permanece en el table­ ro, dificultando el ataque del blanco.

-

nando.

1 8 h5!

Cuando queremos destruir un fiancheto los objetivos a seg u i r son:

20

•••

as

No hay tiempo que perder.

Bobby no dará la m ínima posibilidad de contrajuego. Las piezas negras son sim­ ples espectadoras de la l ucha.

18

21 gS tiJ hS

•..

gfc8

En caso de 1 8 ... gxhS 1 9 g4! hxg4 20 gd g 1

No hay buenas alternativas:

(20 fxg4 tDxe4 2 1 Wfh2 ltJgS 2 2 hgl i>xgl 23 �ds � es 24 Wfh6+ i>gB 25 gxg5+ fugs 26 Wfxhl#) 20 ... � es 2 1 .ixf6 exf6 22 Wf h 2

a)

21 ... ltJ e8 22 .ixg7 ltJ xg7 (22 ...i>xgl? 23 Wfh2+-) 23 g h6! e6 (23 ... a4 24 Wfh2 ltJhS 25 �xg6++-) 24 Wf h 2 ltJ hS 2S .ixe6! fxe6 (25 ... Wlxg5 26 fug6+! Wlxg6 27 hcB+-) 26 � xg6+ ltJ g 7 27 � h 1 +-.

b)

21 ... a4? 22 gxf6 axb3 23 fxg7! bxc2+ 24 Wfxc2! eS 2S Wf h2+-.

h6 2 3 � xg4 � gS 2 4 � gg 1 con la idea d e jugar f4 y .id S. 2 4 . . . � xg 1 + 2S � xg 1 fS 2 6 f4 (evitando . . .WfeS) 2 6 . . . i> h8 27 Wlg3 .id4 28 � h 1 .ig7 29 WfgS Wff1 + 30 � xf1 hxgS 3 1 fxgS fxe4 3 2 � h 1 + i>g8 3 3 g 6 con ventaja blanca.

19 hxg6 hxg6 20 g4

72

Partidas

22 gxhS! gxhS

24

Si 22 ... i.xd4 23 \Wxd4 gxhS 24 g6 'IW eS (24 ... e6 25 \Wxd6) 2S gxf7+ i> h7 (25 ... i>f8 26

Es curioso ver el comportamiento ciclo­ tímico de Larsen; de la anterior ansiedad en pos de la victoria pasa a no buscar la mejor defensa de la posición. Era mejor 24 ... � xf7 2S !e3 a4 26 ixf7+ i>xf7 27 \Wxd6 if6 o 27 ... \Wc6, invitando a entrar en un fi­ nal que debe ganarse, aunque todavía po­ drían existir algunas dificultades técnicas.

Wixe5 dxe5 27�g1 e6 28 i.xe6i>e729 i.xc8 &c8 30 � g5+-) 26 'IW d3+- con idea de f3-f4, como comenta el propio Fischer. En caso de 22 ... eS 23 i.e3 a4 (23 ... gxh5 24 g6 a4 25 gxfl+ &fl 26 i.xfl+ i>xfl 27\Wxd6) 24 i.xf7+ � xf7 2S � h 3 b3 26 cxb3 axb3 27 a3 y no se ve justificación al peón de menos de las negras: su alfil es u n espectador pa­ sivo, el rey blanco en al no sufre ninguna amenaza y los peones de b3 y d6 son ob­ jetivos de ataque.

•••

�f8

2S ie3 dS En caso de 2S ... a4 26 \Wxd6+ !! e7 27 '1Wd8+! !! xd8 28 � xd8+ � e8 29 icS+ +-; o bien 2S ... � d8 26 i h6+-.

23 g6 eS 26 exdS Tampoco resiste 23 ... e6 24 gxf7+ i>xf7 (24 ... &fl 25 i.xe6) 2S i.xg7 i>xg7 26 � g 1 + i> h7 27 i.xe6!+- [27 \Wg2 \We8! (27 ... \We5?

26 ixdS � xc2!

28 Wig6+ i>h8 29 �g5 �g7 30 &h5+ i>g8 31 Le6+ i>f8 32 �f5+ i>e733 �f7+ +- Fis­ cherJ 28 Wgs a4 29 i.c4! (29 La4 Wfl 30 i.b3 �es y no se ve cómo conti nuar el

26

ataque) 29 ... '1Wf7 30 � h 1 � xc4 3 1 � xhS+ WixhS 32 WxhS+ i>g7 y aquí nada es cla­ ro]. Por ejemplo: 27 ... !! f8 28 i.dS !! g7 29 !!xg7+ i>xg7 30 W gS+ i> h 7 31 \WxhS+ i> g7 32 'IWgS+ i> h 7 33 c4 '1Wd7 34 eS! (con idea de 3S i.e4) 34 ... W g7 3S W h4+ W h6 36 !e4+ i>g7 37 Wxh6+ i>xh6 38 exd6 La

21 d6 gf6 28 igs V;Yb7

posición está completamente ganada.

Si bien gana, lo exacto era 3 1 '1W h6+! i>e7 (3 1 ... ig 7 32 Wd6#) 32 W h7+ i>f8 33 Wf7#.

24 gxf7+

••.

gxf7

26 ... a4 27 d6! axb3 28 dxc7+-.

28 ... W d7 29 WdS! Wf7 (29 ... �fl 30 ie7+!J 30 ixf6+-.

29 i.xf6 i.xf6 30 d7 gds 31 V;Yd6+

1 -0

73

Partidas

AFÁN ANALÍTICO. LA BÚSQUEDA DE LA V ERDAD DE LA POSICIÓN Esta partida tiene importancia desde distintos puntos de vista. Por un lado es la partida que permitió a Fischer consegu i r el título de g ra n maestro a la edad de 1 S años, nada menos que contra uno de los mejores j ugadores de la época y jugando con las piezas neg ras, pero la seg unda y más importante, porq ue a partir de aquí se marcan alguna de las características de este genial jugador. Fischer investiga recursos defensivos en una posición que se considera ba refutada: tres años antes, en la decimocuarta jornada del l nterzonal de Gotemburgo de 1 955, tres jugadores rusos, Geller, Spassky y Keres, vencieron a los argentinos Panno, Najdorf y Pilnik con una fuerte novedad teórica del laboratorio soviético. Fischer fue el único, a pesar de su corta edad, que fue capaz de discutir los análisis de los jugadores rusos, poniéndolos en entredicho de forma constante, y además con la dificultad añadida de que Fischer fue u n autodidacta y normalmente es­ tudiaba solo.

Sonó el teléfono. Era el gran maestro yugoslavo Svetozar Gligoric, llamando desde Venecia. La sonrisa de Fischer resplandeció. Gligoric era uno de sus más calurosos admiradores. "iGiigo! Gracias. ¿Qué? Estaba un poco preocupado tras la segunda partida. Sí, bueno, en la quinta él tenía una buena posición pero no intentó ganar. Es cierto, estos matches son de algún modo fáciles para mí. pero siento que he estado en mi mejor momento desde hace muchos años. ¿Spassky?Es muy sólido pero bueno, ya sabes. ¿Felicitaciones de Spassky?No, nada. Adiós, Gligo': Colgó el teléfono sonriendo. 'Wo he recibido felicitaciones de Spassky todavía. Creo que le mandaré un telegrama: 'FELICIDADES POR GANARTE EL DERECHO A ENFREN­ TARTE A M[ POR EL CAMPEONATO DEL MUNDO'� Brad Darrach, Revista LIFE (12 de noviembre de 1 97 1)

Partida no 3 Svetozar Gligoric - Robert Fischer Defensa Sicilia na 898

lnterzonal de Portoroz (21), 1958

1 e4 eS 2 tlJf3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJxd4 tlJf6 S tlJc3 a6 La Defensa Siciliana fue siempre el arma preferida de Fischer por su tremenda complejidad, lo que le perm itía mostrar todo su potencial y poner rápidamente en dificu ltades a su riva l. Pero para ver mejor este aspecto trataremos de explicar los conceptos estratég icos de los dos bandos. Las blancas cam biaron su peón "d" por el

74

peón "e " de las negras y con esto lograron u bicar a su caballo en una im portante ca­ silla central, y facilitar el desarrollo de los a lfiles.

Partidas

Pero el negro tam bién ha logrado ven­ tajas estratégicas, y éstas se basan en el control de la col u m na "e " y una mayoría de peones centrales que tendrán una gran importancia en la partida. Por ejem­ plo, la colu m n a semiabierta permitirá a las negras desarrollar su contraj uego y la presión será apoyada por la elasticidad de sus peones del fla nco de da ma; por otra parte su mayoría de peones centrales (d6e6) limita la acción de las piezas menores blancas. Esto hará que este bando dirija su ataque sobre el fla nco de rey. Pero aquí se encontrarán normalmente con una es­ tructura sa na de peones neg ros, lo que implica que para destru i r esa formación necesitarán del avance de peones. Recor­ demos que los peones son capaces de romper una determ inada confi g u ración de peones, para que a la postre las piezas puedan entra r por las debil idades crea­ das. Si n embargo, el avance de peones comporta va rios tiem pos, y esos tiempos podrán ser aprovechados por las negras gracias a su rá pido j uego de piezas en el flanco de dama. Como ven las posibilida­ des son muy ricas y complejas.

9 1h4 g5

6 1gS

1 1 ttlxe6!

Esta es una jugada activa y provocativa, pues busca que las negras tengan que uti­ lizar ... h7-h6 para expulsar el alfil, y de esta manera, crear un punto de contacto más rápido sobre el flanco de rey. Por otra parte, el blanco intenta jugar f2-f4 y e4-e5, crean­ do problemas sobre la diagonal h4-d8, y si las negras i ntentaran jugar ...e7-e5 enton­ ces los peones centrales perderían elastici­ dad, creando casillas de ataque o i nvasión en dS y fS, sumado a que el alfil blanco de gS quedaría muy bien u bicado, presionan­ do sobre el caballo que defiende dS.

6

000

e6 7 f4 1e7 8 %Vf3 h6

En principio, primer objetivo cumplido: aho­ ra el blanco intentará la ruptura g2-g4-g5.

Esto da pie a la variante Gotemburgo, que hemos comentado en el encabezado de la partida.

1 0 fxgS tilfd7 El plan es tan simple como brillante para las negras, en caso de que sea realizable; colocar un caballo en eS, defender el pun­ to f7, crear una consistente masa de peo­ nes centrales y favorecer un desarrollo rá­ pido, permitiendo a las negras hacerse con el control de la partida. Pero ...

Debe de ser la jugada correcta. No da tre­ gua a las negras, al atacar rá pidamente el rey en el centro, y las piezas blancas, en principio torpemente ubicadas, pueden coordinarse en ataque.

75

Partidas

11

•.•

fxe6 1 2 �hS+ �f8 1 3 AbS! Tenemos pocas partidas posteriores con 1 4 Wfg6 ya que el resu ltado y las posicio­ nes resultantes, como veremos más tarde, no ofrecen un buen juego a las blancas, pero en casi todas la respuesta neg ra ha sido la textual. Vea mos un ejemplo bastan­ te claro de cómo podrían desarrollarse los acontecimientos si las negras i ntentaran: 14 ... !! g7 1 5 0-0+ � g8 1 6 Wfxe6+ r:Jl h a 1 7 gxh6 !! h7 1 8 ixd7 y aqu í:

Rápidamente el blanco crea complejos problemas, amenazando por la col um na "f" la integ ridad del rey neg ro. Se ha i n­ tentado también 1 3 ic4 pero las neg ras pueden utilizar dos ideas defensivas: uno la amenaza sobre el alfil con ttJ es, y otro la casilla ea para su dama.

(!?!). Esta es la novedad preparada por Fis­ cher, y veremos el recorrido que tuvo ·en la historia.

Diagrama de análisis a)

Veamos las tres partidas de Gotemburgo: a)

b)

de victoria) 23 !! af1 ttJ xh6 24 !!f8+ r:Jl g7 25 ttJ ds Aquí también las blan­ cas entrarían en una posición gana­ dora] 20 'Wxd6 Wf b6+ 21 Wfxb6 lü xb6 22 ltJ dS ltJ xdS 23 exdS r:Jl h7 24 d6 !! e2 25 !! a e 1 !!xe 1 26 !! xe 1 Con excelen­ tes posibilidades de victoria para las blancas.

13 ... r:Jl g7 14 o-o ttJ es 1 5 ig3 lü g6 1 6 gxh6+ !! xh6 1 7 !!f7 + �xf7 1 8 'Wxh6 axbS 1 9 !! f1 + r:Jl eB 20 'Wxg6+ � d7 21 !! f7 lü c6 22 ttJ ds !! xa2 23 h4 (23 h3 'Wh8 24 tbxel tü xel 25 WfgS

nik, Gotem burgo, 1 955) 23 ... Wf h8 24 lü xe7 lü xe7 25 Wf gS 1 -0 P. Keres - M. Najdorf, Gotembu rgo, 1 955. 76

ih3 25 !!f2 !!fl 26 fuf7 fug2+ 27 r:Jlh 7 tbxfl 28 !!d3 fuc2 29 fuh3 fub2 30 !!g3 lüxh6 3 7 r:Jl g 7 tbfl 32 tbdS!± r:Jlhl 33 !! g2 con muy buenas posibilidades

1 3 ... ttJ es 1 4 ig3 ixgS 1 5 0-0+ r:Jl e7 1 6 ixe5 'W b6+ 1 7 r:Jl h 1 dxeS 1 8 'Wf7+ r:Jl d6 1 9 !! ad 1 + '1M!d4 20 !!xd4+ exd4 2 1 eS+ r:Jl cs 22 'Wc7+ lü c6 23 ixc6 1 -0 E. Geller - O. Panno, Gotembur­ go, 1 955.

!!a7+ 26 �h2 Wfd8 27 Wfxb5+ r:Jlcl 28 Wfc5+ r:Jlb8 29 ixd6+ r:Jla8 30 ixel !!aS 3 7 'Wb4 1 -0 B. Spassky - H. Pil­

1 8 ... ttJ xd7 1 9 ixe7 !! xe7 [1 9 ... Wfxe7 20 Wfg6 ttJ es 21 Wff6+ Wfxf6 22 !! xf6 tb f7 (22 ... idl 23 !!af7 !!g8 24 fud6

b)

1 8 ... ixh4 1 9 ixc8 lü c6 20 ixb7! !! xb7 21 !! ad 1 !! d7 22 ltJ dS y la victo­ ria no parece escaparse a las blancas.

e)

1 8 ... ixd7 1 9 ixe7 Wf b6+ 20 r:Jl h 1 ixe6 2 1 !!f8+ igB 2 2 if6+ !! g7 23

Partidas ltJ dS W!cs 24 hxg7+ � h7 25 �xg8 Con posición completamente ganada.

1 S %Vxh6+ �g8

crear algún plan activo; su caballo eS con­ trola todo el centro y las amenazas hipoté­ ticas sobre la diagonal a 1 -h8, su alfil el pe­ ligroso sa lto de caba llo, y la torre protege al peón d6, liberando a la da ma, una pieza mucho mas im portante para este pobre cometido.

16 %Vg6+ Otra posibilidad, que en principio parecía útil era 1 6 �c4 � h 7! 1 7 W!xe6+ � h8 1 8 �f2 ltJ f6! 1 9 W!xe7 W!xe7 20 �d4 ltJ bd7 2 1 gxf6 VMf8 22 f7+ ttJ es y no se ve com pensación por el material entregado.

26 gf4 Wgs 21 Wf2 �gs 2s gd1 gn 29 b3 We7 30 %Vd4 �g6 31 gxt7 Wxf7 32 We3

16 gg7 17 %Vxe6+ �h8 18 .ixd7 �xd7 19 0-0-0 000

Otra partida siguió 1 9 0-0 ttJ es 20 Wfds ixgS 21 �g 3 �e3+ 22 � h 1 � xg3 23 hxg3 VMgs 24 �f8+ � h7 25 �f7+ � g6 26 W!xd6+ @xf7 27 �f1 + � g 7 28 Wff8+ � h 7 29 �f7+ ltJ xf7 30 W!xf7+ Wf g7 0-1 R. Szmetan - G. Cativelli, Buenos Aires, 1 973.

19

000

�es 20 %Vds .ig4

También es posible jugar 20 ... �xgS+ 2 1 ixgS W!xgS+ 2 2 � b 1 �g4 2 3 � df1 Wf e7, como en la partida.

21 gdf1 .ixgS+ 22 .ixgS %VxgS+ 23 �b1 %Ve7 24 Wd2 .ie6 2S g3 gds

Ya no existen piezas para crear amenazas al negro, y por otra parte, los tres peones son u na compensación suficiente por la pieza. Un empate que, como expl icamos a ntes, significaba mucho más que medio pu nto: el título de g ran maestro con 1 5 años, y la clasificación para el Torneo de Candidatos.

En este momento, sin d uda, las negras dis­ ponen de otras j ugadas, pero la idea de las negras es la de coordinar sus piezas en la defensa y reag ru parlas para l uego intenta r

77

Partidas

La Variante Gotemburgo en la Defensa Siciliana/Najdorf 13 �h7 !?! Fischer

Partida complementaria no 7 Dale Kirton - Kevin Gentes

•••

Defensa Siciliana B98

Canadá (2), 1999

Después de:

1 e4 eS 2 tlJf3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJ xd4 tlJf6 S tlJ c3 a6 6 J,gs e6 7 f4 J.e7 8 �f3 h6 9 !h4 gS 10 fxgS tlJfd7 11 tlJe6 Queda planteada la compleja variante Go­ temburgo.

1 e4 eS 2 tlJf3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJ xd4 tlJ f6 S tlJ c3 a6 6 ,igs e6 7 f4 1J.e7 8 �f3 h6 9 !h4 gS 1 0 fxgS tlJfd7 1 1 tlJxe6 fxe6 1 2 �hS+ i>f8 1 3 IJ.bs gh7 1 4 o-o+ i>g8 1s g 6 gg7 1 6 gn !xh4

11 ... fxe6 12 �hS i>f8 1 3 J.bS! Fischer se atrevió, con apenas quince años, a discutir los anál isis del laboratorio sovié­ tico con ...

13 .:!�� h 7 .•

Lóg icamente citamos aquí va rias juga­ das que pueden parecer interesantes; por ejem plo: a)

... en una pa rtida muy relevante para su fu­ turo, en la que se jugaba el título de g ran maestro y la clasificación para el torneo de Candidatos. Recién cuarenta años des­ pués se ha encontrado un antídoto para las bla ncas, seg uramente gracias a los pro­ cesadores informáticos y a las decenas de partidas que se han jugado en este perio­ do. La pa rtida D. Kirton - K. Gentes es la pri­ mera que permite ver un camino para que las blancas puedan sacar ventaja.

78

1 6 ... i.gS 1 7 i.xd7 ttJ xd7 (7 7 ... i.xd7

7 8 'il.af1 ltJc6 19 'il.xg7+ rtlxg720 i.xg5 Vfffxg5 21 'il.f7+ rtlg8 22 Vfffxg5 hxg5 23 'il.xd7 con posición ganadora) 1 8 'il. af1 rtl h8 ( 7 8 ... b5 7 9 e5 d5 20 rtlh 7 'il.a721 ttJxd5 exd5 22 e6 ltJf8 23 i.xg5 hxg5 24 Vfffxg5 'il.e7 25 &f8+ Vfffxf8 26 &f8+ rtlxf8 27Vffff6+ 1 -0 l. Romanov - A. G u lbrandsen, corr, 1 964. A la con­ tinuación normal segui ría 27 ... rtle8 28 h4 i.xe6 29 h5 y las torres son i núti­ les ante el avance del peón) 1 9 rtl h 1 'il. xf7 2 0 gxf7 rtl g7 2 1 ixgS hxgS 22 f8Vfff + ttJ xf8 23 Vffff7 + rtl h8 24 Vfffxf8+ Vfffxf8 25 'il.xf8 + rtl g7 26 'il. d8 rtlf7 27 ltJ a4 rtl e7 28 'il. h8 i.d7 29 'il. h7+ 1 -0 A. Nedeljkovic - D. Velimirovic, Bel­ g rado, 1 963.

Partidas

b)

1 6 .. J � xf7 1 l gxf7+ h l (17 ... g7 18

� g4 f! a4+ 3l � hS Con clara ventaja blanca.

f8W! + tDxf8 19 !e8! tDc6 20 'iJ,f7 tDe5 21 'EI,f7+ g8 22 'EI,xe7 Wlb6+ 23 h 1 1 -0 G. Georgiev - S. Spassov, corr., 1 99 1 ; 17 ... f8 18 W!xh6+ xf7 19

b)

La alternativa es 20 ... �f8

Wfh7+ f8 20 'iJ,f7+ tDf6 21 !xf6 !xf6 22 Wih8+ f7 23 !e8+ W!xe8 24 Wih7+ f8 25 'EI,xf6+ y mate a la siguiente) 1 8 f8Wi ! W!xf8 1 9 'iJ, f1 tD f6 20 !xf6 !xf6 2 1 eS dxeS 22 tD e4 axbS 23 tD xf6+ h8 24 Wfg6 1 -0 A. Van der Tak - F. Hilda ma, corr., 1 996.

17 Y*fxh6 Y*ff6 No fue éste el primer método de defensa empleado por las negras. Se consideraba que la jugada 1 l ... 'EI, xfl llevaba a las ta­ blas. Hoy día está refutada, como veremos a continuación: 1l ... 'EI, xf7 1 8 gxf7 + xf7 1 9 'iJ,f1 + !f6 (19 ... f7 1 9 tt:Jxc4; pero si miramos deten idamen­ te la posición veremos la suti leza de esta idea, que trata de presionar sobre bS.

22 a4!? parece la opción más clara para materia lizar la ventaja; por ejem plo: 22 ... i.d7 23 i.a7 :gas 24 i.d4 :gas 2S c4 i.fs (25 ... .ixb5 2 6 axb5 :gxa 7 27 ha 7 seguido de c4-cS y bS-b6) 26 :g b4 ttJf8 (2 6 ... ttJe7 27 i.e5 eS 28 i.c7 con clara ventaja blanca) 27 eS ttJ e6 28 i.c3 Ta m bién a q u í la ventaja blanca es clara.

17

22 ... .ixa2 23 tüxc7 gbc8

1 S .ixcS .ixc3 16 bxc3 tüg6 17 tüc6

.•.

.ie6

Es cu rioso cómo el negro se aparta de las defensas naturales, buscando d i námica en su posición. La rea l idad es que cuando uno tiene tantas posibil idades i nferiores don­ de elegir termina desorientándose, y está claro que Portisch no q u iere quedar con una posición estática, sino que busca con­ trajuego sobre el flanco de dama. Lo natu­ ra l hubiera sido 1 7 ... i.d7 1 8 cxbS axbS 1 9 ttJa7! (con la idea de :gd4) 1 9 ... :gba 20 :gd4 ie6 21 :gb4 y el peón bS cae.

23 ... :gxb4 24 cxb4 :gd2 2S bS tt:J es 26 h4 ttJd7 27 i.b4 :gb2 28 i.d6 i.c4 29 :ga7 cj;>g6 30 f3 Con fi nal muy favorable.

24 h4! gd2 25 .ib6

18 cxbS axbS

25

•••

f3?

No era necesa rio. El problema está en el peón f4, pero se pod ía solucionar con la respuesta 2S ... hS!? Y si bien la posición sigue siendo claramente favora ble a las blancas, ofrece más resistencia.

19 tüa7 1 16

26 .ie3! ge2 27 tü bS

Partidas

Ya no hay escapatoria.

27 �a8 28 hS tlJ es 29 �f4+ ®e7 30 �d1 �c8 31 �e4 ®t6 32 �d6+ ®ts 33 �f4+ ®gs 34 �xf3+ 1 -0 •..

Apertura Ruy López Variante del Cambio

1 e4 eS 2 tlJ f3 tlJ c6 3 .ibS a6 4 .ixc6 dxc6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 tlJ xd4 En real idad la idea estratég ica de la posi­ ción es más bien sencilla. Las bla ncas con la captura en c6 y el posterior avance del peón "d" consiguen una favorable simpli­ ficación de los peones centrales, dejando una mayoría de peones para las blancas en el centro y flanco de rey, contra u na "mayoría" negra en el flanco de dama, que no pasa ría de h ipotética, ya que esos cuatro peones están frenados por los tres blancos, por lo que el fi nal resulta nte será claramente favora ble a las bla ncas.

7

•..

las columnas centra les, que h icieron que las blancas fueran a bandonando la varian­ te. A principio de los años 60 un maestro holandés, Johan Teunis Berend regt, en­ contró nuevas ideas pero no obtuvo los resu ltados adecuados, lo que sumado a su escaso prestigio hace que los maestros más fuertes no presten la atención ade­ cuada, salvo Bobby Fischer, al que la avi­ dez por el conocimiento y su percepción hacen que todo tome un nuevo impulso, convi rtiéndola en los años 70 en un arma muy pel igrosa. Como d ijimos antes, Las­ ker sol ía jugar el orden 1 e4 eS 2 ltJf3 ltJc6 3 �bS a6 4 �xc6 dxc6 S d4 exd4 6 W!xd4 W!xd4 7 ltJxd4

eS 8 tlJ b3 �xd1 9 �xd1 Haciendo referencia a la partida E. Lasker - J. R. Capablanca, se puede observar un concepto que Watson expl ica en su li bro "Los secretos de la estrategia moderna en ajedrez': Dos estilos contrapuestos,

A pri ncipios del siglo XX el Cam peón Mun­ dial Emanuel Lasker apostó varias veces por esta va ria nte, tomando i ncluso rápida­ mente con la dama en d4 (va riante S d4) para comenzar la simplificación. Las ne­ gras pa ulati namente fueron encontra ndo métodos defensivos aprovechando la acti­ vidad de su pareja de alfiles y el control de

Lasker -la l ucha y la dinámica-, Capa­ blanca -la ortodoxia y la claridad está­ tica de las posiciones-. "La oposición entre la estrategia estática y la di námica. La opin ión moderna es que normal men­ te es mejor quedar con estas debilidades 'permanentes' lo antes posible, de manera que tengamos todas las oportun idades de tra nsformarlas en algo favora ble median­ te u n juego d i námico. En otras palabras: cuá nto más tarde se adquiere una debi li­ dad menor es la probabilidad de que uno pueda repararla o trabajar en torno a el la':

117

Partidas

La teoría moderna considera que las ne­ gras debería n jugar 7 ... J.d7. U n plan muy interesante util izado a ños después por Capabla nca en la partida W. Bienstock - J . R . Capa blanca, que sin embargo no es l a jugada m á s utilizada p o r l a s negras. A dife­ rencia de la partida con Lasker, el negro se enroca largo, no intenta frenar los peones centra les y busca un juego más dinámico aprovechando la pareja de alfiles. Si com para mos la va riante de Lasker (S d4) con la favorita de Fischer (S 0-0) veremos que conserva el plan de jugar d2-d4, pero en mejores condiciones, ya que las negras realiza n tras el ca mbio de damas dos ju­ gadas que no son de g ra n util idad como ...c6-cS y .. .f7-f6, mientras las bla ncas ter­ minan colocando la torre en d 1 y su rey ya está enrocado. Veamos algunas partidas modernas de la línea de S 0-0 donde destacamos los pla­ nes estratégicos de apertu ra: En la partida A. Shirov - G. Kamsky, las blancas log ra ron q uebrar la posición con el avance del peón "a'; mientras que en R. Dj urhuus - E. Kristiansen, el negro frenó el avance con ... a6-aS, pero su fla nco de dama perdió elasticidad y su contraj uego se vio para lizado. En ca m bio, en Ribli - Medina las negras no controlaron el salto 'Llc3-dS dando a las blancas un juego táctico m uy poderoso.

Partida complemen taria no 1

Emanuel Lasker- José R. Capablanca Apertura Española C68

San Petersburgo, 1914 1 e4 eS 2ll:Jf3 lb c6 3 .Abs a6 4 .Axc6 dxc6 S d4 exd4 6 VMxd4 VMxd4

6 ... J.g4 7 'Llc3 Wixd4 8 'Llxd4 0-0-0 9 J.e3 J.b4 1 O 'Llde2 J.xe2 1 1 @xe2 J.xc3 1 2 bxc3 'Llf6 1 3 f3 éLJd7 1 4 �ad 1 liJ es 1 S �d4! b6? (7S ... bS) 1 6 f4 éLJd7?! (76 ... �xd4 7 7 cxd4 'Llc4) 1 7 �hd 1 eS 1 8 �4d3 'Llb8 1 9 @f3 �de8 20 fS! f6 (20 ... 'Llc6 2 1 J.f4 �el 22 g4 �heB 23 �e3 liJ eS+) 2 1 g4! �e7 22 J.f4 �he8 23 �e3 'Llc6 24 gS liJaS? (24 ... liJ eS+; 24 ... fxgS) 2S h4 'Llc4 26 �e2 �f7 27 �g1 @d7 28 hS ctJ d6 29 h6 fxgS 30 �xgS g6 (30 ... gxh6 3 1 �hS) 3 1 fxg6 hxg6 32 �xg6 �ef8 33 �g7 �xg7 34 hxg7 �g8 3S �g2 'Lle8 36 J.es @e6 37 �f4 �f7 38 �fs 1 -O E. Lasker - Janowski, París, 1 909.

7 lb xd4 .id6 Actual mente se considera mejor para el negro 7 ... J.d7 8 J.e3 0-0-0 9 'Lld2 (9 'Llc3 �eB 7 O 0-0-0 J. b4 1 1 'Llde2 fS 72 exfS J.xfS= Smyslov- Keres, Cto. de la URSS, 1 940) 9 ... 'Lle7 1 O 0-0-0 f6 1 1 f3 'Llg6 1 2 h4 hS 1 3 éLJc4 es 1 4 'Llfs J.e6 1 S �xd8+ @xd8 1 6 'Lld2 b6 1 7 b3 �c8= Miles - Ka rpov, Biel, 1 992.

Por últi mo, la pa rtida Spiridonov - B. Spas­ sky derivó en un típico final de Ruy López Variante del Ca m bio, pero en donde las blancas ced ieron espacio fácilmente y lo­ graron una posición de resistencia temáti­ ca (a3-b2-c3) con el handicap de que el se­ gundo jugador disponía del alfil de casillas neg ras, con lo que la presión del flanco de dama se hizo notar y pudo haber decidido la partida en favor del negro.

Sll:Jc3ll:Je7 9 O-O O-O 10 f4 ges 118

Partidas

1 O . . !eS 1 1 !e3 �d8 1 2 ttJ ce2 con idea de c2-c3,f4-fS seguido de !e3-f4. .

1 1 ltJ b3 f6

"Una vez más ca mbiando mi plan, y esta vez sin una buena razón. De haber jugado 21 ... El:xe6 22 fxe6+ �xe6 como ten ía in­ tención cuando llevé el caballo a c8, dudo m ucho que las blancas sean capaces de ganar la pa rtida. Al menos, les habría resul­ tado extremadamente difícil" (Capablan­ ca).

22 ®f2 �a7 23 g4 h6 24 �d3 aS 2S h4 axb4 26 axb4 �ae7?! 27 ci>f3 �g8 28 f4 g6 29 gg3 gS+ 30 ci>f3 ltJ b6 31 hxgS hxgS 32 �h3+­ �d7 33 ci>g3 es 34 �dh1 .ib7 3S eS dxeS 36 ltJe4 ltJdS 37 ltJ6cS .icB 38 ltJxd7 .ixd7 39 �h7 �fs 40 �al ds 41 �aS+ .ics 42 ltJcs 1 -0 1 2 fS Las blancas vol u ntaria mente q uitan elasti­ cidad a la cadena de peones a cam bio de limitar las piezas negras, especialmente el caballo y el alfil de casi l las blancas, al igual que hiciera con Janowski.

Partida complemen taria n° 2 W. Bienstock- José R. Capablanca

Apertura Española C68

París, 1919

1 2 ... b6 1 3 .if4 .ib7?! Seg ú n Ca pablanca había que jugar 1 3 ... !xf4 14 �xf4 eS 1 S �d 1 !b 7 1 6 �f2 �ac8! donde opina que "las blancas tend rían grandes d ificultades para hacer ta blas, puesto que no hay forma satisfactoria de impedir que las negras jueg uen ...ctJ c6, se­ guido de ... ttJ es amenazando ... ctJ c4. Si las blancas tratan de oponerse a esta man io­ bra retirando el caballo de b3 entonces el caballo negro se situa rá en d4, y el peón de e4 será objeto de ataq ue': Desde u n pun­ to estático de la posición, el concepto de Capablanca es correcto, pero las bla ncas impiden esta fuerte idea jugando 1 7 ctJ c 1 ctJc6 1 8 ttJ 1 e 2 ttJes 1 9 ctJf4, con lo que e l blanco mantiene su peq ueña ventaja.

14 .ixd6 cxd6 1 S ltJd4 �ad8 1 6 ltJe6 �d7 1 7 gad1 ltJ cs 1 8 �f2 b S 1 9 �fd2 �de7 2 0 b4 ®f7 21 a3 .iaS?!

1 2 f3 Una partida más actual entre R. Slobod­ jan - A. J ussu pov, Altenkirchen, 200 1 si­ guió con 1 2 !d4 f6 1 3 b 1 b6 1 4 f3 cS 1 S !f2 !e6 1 6 �xd8+ �xd8 1 7 �d 1 �xd 1 + 1 8 ttJxd 1 d 7 1 9 ctJ e3 fS 20 exfS ctJxfS 2 1 ctJxfS !xfS y J ussupov dem uestra s u téc­ n ica con la posesión de la pareja de alfi les: 119

Partidas

22 ie l ie6 23 tt::l g 3 hS 24 h4 ies 2S tt::l f l bS 26 tt:Je3 :i>d6 27 c3 c4 28 @c2 eS 29 a3 @c6 30 if2 aS 3 1 iel if4 32 tt::l f l ifS+ 33 @dl id3 34 tt:Jd2 @ds 3S if2 b4 36 @el ies 37 tt:Je4 ixe4 38 fxe4+ @xe4 39 @d2 bxa3 40 bxa3 a4 41 ie l @f4 42 @e2 @g4 43 @e3 ig3 44 ixg3 @xg3 4S @e4 @xg2 y las neg ras abandonaron.

1 2 ghe8 1 3 .if2 b6 14 ghel eS 1 5 �dS �xdS 16 gxdS .ie6 17 gxd8+ gxd8 18 a3 .ih6+ 19 f4 .ig4 20 g3 Ag7 21 �e3 Axc3 22 bxc3 ®b7 ..•

Un final con torres y alfiles de d istinto co­ lor donde Ca pablanca q u iebra la posición entrando con el rey por el flanco de dama contrario.

23 .ie3 ®e6 24 .id2 ®bs 25 ge3 e4 26 gel ®a4 27 h3 .ixh3 28 ghl .ie6 29 gxh7 ®xa3 30 g4 .ixg4 31 gxt7 ®a2 32 gxe7 ghs 33 !el ghl 34 ®d2 ®b2 35 if2 gdl+ 36 ®e3 ®xe2 37 .ig3 gd3+ 38 ®f2 gd2+ 39 ®e3 bS 40 fS gS 41 .Aes ge2+ 42 ®d4 .if3 43 ®es gxe4 44 .id4 g4 45 f6 g3 46 gg7 g2 47 f7 gf4 48 ®b6 b4 49 cxb4 ®d3 so !es c3 51 gxg2 gxf7 0-1 Partida complemen taria no 3

Alexei Shirov- Gata Kamsky Apertura Española C68

Sochi, 1986

1 e4 eS 2 llJ f3 llJ e6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 �xd4 eS 8 �b3 �xdl 9 gxdl .id7 En R. Fischer - B. Spassky, Belgrado (9), 1 992 las bla ncas ta mbién ava nzaron su peón "a" hasta a4. Veamos: 9 ... ig4 1 O f3 ie6 1 1 tt:Jc3 id6 1 2 ie3 b6 1 3 a4 0-0-0 1 4 aS @b7 1 S eS! ie7 1 6 �xd8 ixd8 1 7 ttJ e4 @c6 1 8 axb6 cxb6 1 9 ttJ bxcS ic8 20 tt::l xa6 fxeS 21 ttJ b4+ 1 -0.

1 o .ie3 b6 11 llJ c3 0-0-0 12 a4 ges 13 aS 120

13

•••

e4 14 axb6!

Un sacrificio justificado a nte la d iferencia en desarrollo en favor de las blancas.

14 cxb3 1 S b7+ ®xb7 1 6 gxd7 ®e8 1 7 gd3 bxa 1 8 gxa6 •••

Se recupera el material con mejor juego.

18 .id6 1 9 �bS gxe4 20 �xd6+ cxd6 21 gc3+ ®d7 22 ga7+ ®e6 23 gas± •..

Hay tiempo de sobra para capturar el peón c2; con su ú ltima j ugada las blancas evitan el desarrollo del flanco de rey contrario.

23 dS 24 gxe2 ge4 25 gxe4 dxe4 26 ®fl hS 27 ®e2 h4 28 ®d2 ®f7 29 ®c3 ghs 30 ®xe4 llJ e7 31 b4 �fs 32 !es ®e6 33 gds g6 34 bS gh7 35 b6 �h6 36 ge8+ ®d7 37 b7 �xe8 38 b8�+ ®f7 39 �e7 + 1""'0 .••

Partida complemen taria no 4

Rune Djurhuus - Erling Kristiansen Apertura Española C69

Campeonato de Noruega (4), 1990

1 e4 eS 2 llJ f3 llJ e6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 �xd4 eS 8 �b3 �xdl 9 gxdl .id7 10 a4 b6 1 1 .ie3 aS 12 .if4 0 -0 -0 1 3liJe3 llJe7 14 .ig3 .ie6 1 S gxd8+ ®xd8 1 6 �d2liJg6 1 7liJe4 h S 18 h 3 h4 19 .ih2 ghs 20 gdl + ®e8 21 �dSliJes 22 .ixeS fxeS 23 gd3 gh6 24 b3 .ixdS 25 gxdS .id6 26liJxeS ge6

Partidas

24 gS! 2S eS gxf4 26 .ixf4 cll e6 27 exf6 .ixf6 28 .ie1 ..•

Las bla ncas deben ya i ntenta r jugar a ta­ blas; en ese caso b3 parecía el camino ade­ cuado.

28 ... cll dS 29 cllf3 b4 30 gS .ies 31 h4 b3!

27 tlJ e4 gxe4 28 tlJxd6+ cxd6 29 gxd6 cll e7 30 gg6 gel+ 31 cll h2 ge2 32 gxg7+ cll e6 33 gg6+ cll e7 34 e4 gb2 3S gg4 gxb3 36 gxh4 ga3 37 g4 gxa4 38 gS ga2 39 gf4 ge2 40 g6 ge6 1 -0 Partida complemen taria no 5

Nikola Spiridonov- Boris Spassky Apertura Española C69

Sochi, 1973

1 e4 eS 2 tlJf3 tlJe6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 tlJxd4 eS 8 tlJ b3 �xd1 9 gxd1 .ie6 1 0 .if4 e4 1 1 tlJ d4 0-0-0 1 2 tlJ e3 if7 1 3 tlJts ge8 14 gd2 tlJ e7 1 S tlJxe7+ ixe7 1 6 gad1 gd8 1 7 tlJ dS .ixdS 1 8 gxdS bS 19 gxd8+ gxd8 20 gxd8+ cllxd8 21 .ie3 aS 22 f4 a4 23 cllf2 cll d 7 24 g4?

32 axb3 cxb3 33 cxb3 axb3 34 hS .ig7 3S g6? Esto no hace más que facilita r las cosas. 3S �f4 �d4 36 �fS �d3 37 g6 hxg6+ 38 hxg6 eS 39 if4 ixb2 40 !eS ixeS 41 �xeS b2 42 g7 b 1 W! 43 g8W/ Wb2+ 44 �d6 W/d4+ 45 �c6 c4 con final ganador.

3S

.•.

h6??

3S ... hxg6 36 hxg6 eS 37 �e2 c4 38 �f3 �d4 39 �e2 �e4 40 �d2 �f3 (o 40 .. �f5) 41 �el �g4 42 �e2 �fS 43 �e3 ih8 44 �f3 id4 4S �g3 �e4 Con posición ga na­ dora. Es real mente curioso que a Spassky se le haya esca pado u na victoria tan sen­ cilla. .

36 cll e2 eS 37 .id2 e4 38 .ic3 .ixe3 39 bxc3 cll e6 40 cll d2 Y se acordó el em pate. Lo correcto es primero la centralización del rey.

Y2-Y2

121

Partidas Partida complemen taria no 6

Jaan Timman - Michael Adams Apertura Española C69

�d 1 lt:J cS 22 �dS gS 23 �xbS !g6 24 !g3 hS 2S a4 h4 26 !f2 !xf2 27 c¡f;;xf2 ctJ d6 2S �b6 fS 29 ctJ d4+ 1 -0.

Belgrado lnvestbank (5), 1995

1 0 f3 .id7 1 1 .if4 0-0-0 1 2 ¿¿jc3 c4 1 3 lbaS!?

1 e4 eS 2 ¿¿jf3 ¿¿jc6 3 .ibS a6 4 .ixc6 dxc6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 ¿¿jxd4 eS 8 ¿¿jb3 �xd1 9 �xd1 .ig4

1 3 lt:J d4 lt:J e7= V. Kotron ias - M. Adams, Chalkidiki, 1 993.

Similar a la pa rtida principal fue el cu rso de la pa rtida Ribli - Med i na, Wijk aan Zee 11, 1 972, sólo que las negras no provocaron antes la jugada f3 1o que es preferible. Aho­ ra siguió 9 ... ..id7 1 O !f4 0-0-0 1 1 lt:Jc3 c4 (en la partida J. Barend regt - B. Sliwa, Ma­ rianske Lazne, 1 961 las bla ncas tam bién lograron ventaja con el salto de su caballo a dS, veamos 7 7 ... �e8 7 2 ltJd5 !c6 7 3 ltJxcl fue4 74 f3 �e2 75 ltJa8! b5 7 6 ltJb6+ c¡f;;b l 77 ctJdl !xdl 78 fudl+ c¡f;;c6 79 �el+ c¡j;;b6 20 �c8 ltJh6 2 7 �b8+ y las negras abando­ naron) 1 2 tt:Jas bS 1 3 tt:Jds !g4 1 4 f3 !eS+ 1 S c¡f;;f 1 !hS 1 6 lt:Jc6 (o bien 76 !xcl +-) 1 6 ... �dl

1 3 ... .icS+ 14 �f1 U n a ntecedente de la idea de la posterior combi nación de Jan Ti mman podemos encontra rlo en la conti n uación 1 4 c¡f;; h 1 bS 1 S tt:J ds c6?! (15 ... ltJel!) 1 6 b4 !a7 1 7 lt:Jc7 !bS 1 S lt:J e6 !xf4 1 9 lt:Jxc6 pero el rey está peor situado, en h 1 . 1 9 ... !xe6 20 lt:J xdS !d7 21 tt:Jf7 lt:Je7 22 lt:JxhS !e6 23 a4 !es 24 axbS !xa 1 2S bxa6 !es 26 �dS+ Z. Ribli - C. Zuidema, Wij k aan Zee, 1 973.

14 ... bS

Diagrama de análisis 1 7 lt:Jxc7 lt:Je7 (o 7 7 ... fucl 7 8 �d8+ c¡j;;b l 7 9 lt:Ja5+ c¡j;;b6 2 0 �b8+ c¡f;;xa5 2 7 !xcl+ c¡f;;a4 22 a3 y las blancas ganan con facilidad se­ gún a ná lisis de Florian; la a menaza �aS y la torpe posición de las piezas negra s sin ningún tipo de reacción hacen impa ra ble la amenaza bla nca) 1 S lt:Jxa6+- Las blancas se quedan con dos peones de ventaja. 1 S ... !b6 1 9 �xd7 c¡f;;xd7 20 lt:J a bS+ c¡f;;e6 2 1 122

14 ... !b4 1 S !xc7! c¡f;;x c7 1 6 lt:J dS+ c¡f;; b s 1 7 tt:Jxb4 lt:Je7 1 S �d6 c3 1 9 �b6 !es 20 lt:J d 3 e¡!; a l 2 1 � b4 b 6 22 �c4 ! d 7 23 �el+ e¡!; as 24 bxc3 bxaS 2S � b 1 lt:Jg6 26 c4 !es 27 tt:J cs l. Rausis - A. Zude, Bundesliga, 1 99 1 .

1 S lb ds c6 Posiblemente es superior 1 S ... lt:Je7 1 6 !xc7 lt:J xdS 1 7 �xdS c¡f;;x c7 1 S �xcS+ c¡f;; b6 1 9 b4 (7 9 �d5 !e6! 20 �xd8 �d8 2 7 b4 cxb3 22 ltJxb3 !xb3 23 cxb3 �d2) 1 9 ... cxb3 20 lt:Jxb3 !e6 21 �c3 y las neg ras tienen

Partidas

16 b4 �a7

1 9 ... !xe6 20 ttJxd8 !d7 (20 ... !ds 27 'i!,xd5 ctJel 22 ctJe6 ttJxd5 23 exd5 hh2 24 rtif2 !es 25 'i!,d7±) 2 1 ctJf7±; 1 9 ... !c7 20 ttJ a7+ rtib8 21 ttJxd8+-.

1 6 ... cxb3? 1 7 cxb3 cxd5 1 8 'i!,ac1 +-.

20 llJ a7+ �b8 21 llJxf4 ge7

1 7 llJ c7!?

El ctJa7 no tiene escapatoria.

cierta com pensación por el peón, J. Benjam ín - A. lva nov, Cto. de EEUU, 1 993.

No si rve 22 ... 'gf7 23 ctJ b6 !e6 24 ctJ c6+ rtlc7 25 ttJ d4+- (25 ttJdB+-J; 22 ... 'i!,e6 23 ctJ b6 !e8 24 ctJ bc8! ctJe7 25 'i!,d8+-.

25 ctJf4=.

25 ... �e6 26 llJc6+ �c7 1 7 !e3 !xe3 1 8 ttJxe3 ctJ e7= Sei rawan - Ka rpov, Mónaco, 1 993.

26 ... rtlb7 27 'i!,d6 rtlxb6 28 ctJ d4+ �c7 29 'i!,xe6+-.

17 ... �b8 1 7 ... !b6 1 8 lt:J xa6±.

18 llJe6 �xf4 En caso de 1 8 ... !xe6 1 9 'i!,xd8+ �xd8 20 ttJxc6+±.

19 llJxc6! 27 llJd4 �xb6 27 ... !f7 28 ctJ d5+ !xd5 29 exd5±.

Desen lace bri llante de una espectacu­ lar combinación. Las piezas negras están a prisionadas y las blancas tienen mucha com pensación por la pieza.

19 ... ges

29 ... h5 123

Partidas

Las neg ras debieron reaccionar rápida­ mente con 29 ... g6! (Korch noi) 30 !!ad 1 fS 3 1 exfS gxfS 32 !!bS+ cJlc7 33 !!ddS !!g6CD.

30 gad1 fS? Un error increíble. Más resistencia ofrecía 30 ... gS y si 3 1 !! bS+ cJlc7 32 !!ddS !!d6! 33 !!xgS !!xgS 34 !!xgS !!d2, pero es me­ jor 31 !! 1 d7 (con idea de !!g7) 31 ... aS 32 a3 axb4 33 axb4 cJlc6 34 !!aS!; otra opción es 30 ... !!e7 31 !!bS+ (3 7 !!fB!) 31 ... !!b7 32 !!aS !!a7 33 !!d6+ cJlc7 34 !!xa7+ cJlxd6 3S !!xa6+ @es 36 c3 (36 !!aB cJld4!) 36 ... éi:J e7 37 !!b6 !!aSt.

31 exfS geh6 32 gb8+ rtJc7 33 gdd8 gd6 34 gbc8+ rtJb7 35 gxg8 gxg8 36 gxg8 1-0

124

Partidas

ESTILO UNIVERSAL En esta partida a algunos les será d ifícil reconocer el estilo de Fischer. No busca la i niciativa (algo característico del juego de Fischer), sino que intenta bloquear todo contrajuego y aprovecha en u n rá pido contraataque todas las posibil idades de su posición, con u n remate claro. Las razones de la elección de determi nadas líneas de apertu ra vienen motivadas a veces por no mostra r las mejores armas con jugadores que pueden ser de seg u ndo orden, y en este caso a pesa r de que Kagan era u n fuerte maestro, Fischer podía volar a otra a ltura y debatir l íneas secundarias. Tal vez por esto revivió una línea que tenía ya apa rcada desde algún tiem po a l más a lto n ivel, después de sus d u ros reveses con Keres y Petrosian en el año 1 959.

Tanto en la apertura como en el medio juego la principal fuerza de Fischer es que resuelve, rápida y magníficamente, cuestiones sencillas. Se diría que 'lo lleva en la sangre: No concibe planes profundos, sino que va pasando de posición a posición. Esto es lo que caracteriza el estilo de Fischer. Su juego es claro y transparente. No es difícil adivinar sus intenciones, pero es más difícil contrarrestarlas puesto que sus decisiones son apropiadas y prácticas. Efim Geller

Partida n ° 9

Robert Fischer- Shimon Kagan Defensa Caro-Kann B 11

Netanya-A (5), 1968

1 e4 c6 2 llJ c3 dS 3 llJf3 Una de las a rmas preferidas de Fischer para jugar contra la sólida Defensa Caro­ Kann. Las blancas suelen pla ntear esq ue­ mas ind ios en esta varia nte.

3

•••

U na varia nte que finalmente se puede adaptar a l estilo de Fischer: esquemas in­ d ios y posesión de la pareja de alfi les. Ac­ tualmente se considera que esta posición semi-cerrada no ocasiona g ra ndes proble­ mas a las negras, pese a haber ced ido la pareja de a lfi les.

5

•••

llJf6 6 d3 e6

Ag4

Intenta ndo ca mbiar el alfil para luego u bi­ car los peones en casillas blancas con ... e6.

4 h3 Axt3 La opción es 4 ... !hS 5 exdS cxdS 6 !bS+ tt:Jc6 7 g4 !g6 8 ttJes.

S�xf3

7 a3

125

Partidas

Anteriormente Fischer había permitido la clavada del cabal lo: 7 g3 ib4 8 id2 d4 9 ttJ b 1 Wlb6 [para no facilitar un fácil de­ sarrollo del fla nco de dama blanco. 9 ... ixd2+ 1 O ttJxd2 eS 1 1 ig2 eS 1 2 0-0 ttJ c6 1 3 1We2 1We7 1 4 f4 0-0-0 1 S a3 ttJe8 1 6 b4!? (R. Fischer T Petrosian, Yugoslavia, 1 9S9) 1 6 ... f6 1 7 bS ttJaS 1 8 b6! a6 (18 ... axb6 7 9 'i3.ab 7 con compensación) 1 9 fxeS fxeS (7 9 ... WfxeS 20 Wlg4+ 'iÍfbB 2 7 'i3.fS Wfel 22 Wff4+ 'iÍfaB 23 eS! abriendo la diagonal del alfil contra el rey negro y, por otra parte, evi­ tando el bloq ueo centra l en eS) 20 'i3.ac 1 ;1;] 1 O b3 aS 1 1 a3 ixd2+ 1 2 ttJxd2 ttJ bd7 (12 ... Wfcs 73 Wfd 7 gS! 74 ig2 ttJbdl 7S O-O 'iÍfel! con buena partida para las negras) 1 3 ig2 iWcS 1 4 iWd 1 hS (14 ... gS!?) 1 S h4 ttJ g4 1 6 0-0 con juego poco claro: R. Fischer P. Benko, Yugoslavia, 1 9S9. -

.

-

7 ... �bd7 La a lternativa es 7 ... ie7. El problema de 7 ... ttJ bd7 es que no deja li bre la casilla d7 para el otro cabal lo, a nte el avance del peón "g" blanco.

8 g4 .id6 Vea mos otras posibilidades:

a)

b)

Las neg ras pueden frenar el avance de los peones blancos con 8 ... h6 9 1Wg3 (evita ndo ...id6 y con idea de f2-f4) 9 ... Wlb6 1 O ig2 d4 1 1 ttJe2 iWcS 1 2 f4!? (12 c3 dxc3 73 bxc3;1; con la posesión de la pa reja de a lfi les y un centro móvil) 1 2 ... 1Wxc2 1 3 ttJxd4 1Wa4 14 ie3 y las blancas ma ntienen su ventaja, Hort - Zita, Cto. CSSR, Pra­ ga, 1 963. Otra opción es 8 ... g6 9 1Wg3 Wlb6 (9 ... ics 7 O eS d4 7 7 ttJe2 ttJdS 7 2 c4!? des­ alojando el caballo dSJ 1 O eS d4 1 1 ttJe2 ttJdS 1 2 c4!?

9 gS �g8 10 h4 �e7 1 1 hS VMb6 1 2 .ih3 126

Con idea de presionar e6, y poder prose­ g u i r con el ava nce 1 3 gS-g6.

12

..•

0-0-0

Tres décadas más ta rde las neg ras en­ contraron una mejor forma de defender el flanco de rey con 1 2 ... g6! Frenando el avance blanco. 1 3 0-0 (7 3 h6 0-0! y las ne­ g ras está n bien. Se pod ía probar 7 3 ttJ e2!? Wfcs J ugada temática tocando el peón c2. La idea es provocar c2-c3 para posterior­ mente tomar ...dxe4 y explotar la debili­ dad de la casilla d3 pri ncipal mente con los saltos del ca ballo d7. 74 d4 Wfxc2 7 S eS icl 7 6 ig4 cS 7 7 Wfc3 Wfxc3+ 7 B bxc3y las ne­ gras tienen una buena partida) 1 3 ... gxhS! Ahora la casilla g6 es para el ca ballo de e7, y las negras tienen una buena posición, V. Ragovski - S. Ata lik, Alushta, 1 999.

1 3 a4 U na vez que las negras se han enrocado largo, se justifica el avance del peón. Las negras deben decidir ahora si permitir a4-aS o para r dicho avance con su propio peón torre. Un g rave error sería 1 3 1Wxf7?? 'i3.hf8 14 1Wxe6 1Wxf2+ 1 S 'iÍfd 1 iWf3+ ganan­ do.

13 ... as Las negras deciden la seg unda opción;a corto plazo han para lizado la i n iciativa blanca en el fla nco de dama, pero a la larga

Partidas

puede facilita r la creación de una ruptura a base de b2-b4.

14 0-0 ghf8 1 S �h1 fS Es mejor 1 S ... d4 1 6 ctJ e2, con chances pa ra ambos.

16 Wfg2 Saliendo de la amenaza de la �f8 y a la vez planeando el completo cierre del centro.

16

•..

g6 1 7 h6 �b8 1 8 f4 gfe8?

U n error, puesto que permite cerrar el cen­ tro con e4-eS, y subestima las posi bilida­ des de las blanca s en el fla nco de dama. Mejor era 1 8 ... dxe4 y las negras encuen­ tran juego en la col u m na "d'; ten iendo posibil idades para u bicar sus ca bal los en casi llas i m porta ntes.

20

..•

ttJcs 21 .ig2 �c7

Las negras piensan escapa r con su rey ha­ cia el centro del tablero, pero los aconteci­ mientos se suceden rápidamente.

22 ttJe2 Fischer crea las condiciones para abrir el fla nco de dama con c2-c3 seg uido de b2b4.

22 ... ltlb8 23 c3 ci>d7 24 .id2! ltla6 Un cu rioso jaque mate podría producirse en caso de 24 ... Wxb2?? 2S �fb 1 Wxd2 26 �xb7#. Seguir con la escapatoria del rey con 24 ... ctJe7 deja en "prise" el !cs. 2S d4 (25 b4 axb4 26 d4+-) 2S ... Wxb2 26 '&d3!+­ Ahora al problema del alfil eS se le suma el de la dama debido a la a menaza �fb 1 .

Si las negras buscan bloquea r la ru ptura blanca con 2S ... '&b3 su dama q ueda en problemas después de 26 't:Jc 1 Wc2 27 !e 1 ! Donde el plan !g2-f1 -e2-d 1 ! asegu­ ra a las blancas la ca ptu ra de la dama. 27 ... !a7 28 !f1 ! tt:J cs 29 !e2 't:Jb3 30 !d 1 tt:Jxa 1 3 1 !xc2 tt:Jxc2 32 !f2! y ahora es el caballo la pieza en "prise':

19 eS! Fischer cierra por completo el centro, man­ ten iendo la posibilidad de rom per con b2b4, m ientras que las negras tienen d ificul­ tades para u bicar sus piezas y consegu i r contrajuego.

19

..•

.ics 20 Wff3

La dama cede la casi lla g2 al alfil para que ayude en el ataque sobre el fla nco de dama.

26 b4!

127

Partidas

Ya no hay motivos para postergar este avance.

26

•••

axb4 27 cxb4 �xb4

En caso de 27 ... tL\xb4 28 aS �bS 29 i.xb4 i.xb4 30 tlJd4 �eS 3 1 EJ:a4. Nueva mente el tema del rey en el centro, que sufre un pin­ toresco jaque mate en caso de que las ne­ gras permita n capturar el peón de b7. 3 1 ... i.xaS (3 7 ... �xd4 32 E!axb4+-) 3 2 EJ:xaS! Desviación. 32 ... �xaS 33 EJ:xb7+ �c7 34 EJ:xc7+ �xc7 3S �f2 ganando. Otra op­ ción es 27 ... �el 28 bS tlJ b8 (28 ... cxb5 29 axb5 Amenazando tam bién i.aS.28 ... tL\cs 29 bxc6�xc6 30 E!c 7 �b6 3 7 E!ab 7 �al 32 &eS!) 29 aS �c7 30 a6 y las defensas ne­ gras se rompen.

28 aS \Wcs Si 28 ... �bs 29 i.xb4 tL\xb4 30 tL\d4! �es 31 EJ:a4! y nuevamente seguirá EJ:xb7++.

29 d4 \Wf8 29 ... �c4 30 i.xb4 tL\xb4 3 1 EJ:a4+-; 29 ... 'Wbs 30 i.xb4'Llxb4 31 'Llc3 �c4 32 EJ:a4+-.

30 �xb4 tlJxb4 31 \Wc3 tlJa6 32 gxb7+ Y la posición negra se derru mba.

32

•••

tlJc7 33 tlJc1

Ta mbién era fuerte 33 Ei:c 1 !? 'Lle7 34 �eS !

33

•••

ge7 34 a6

Las negras abandonan.

1 -0

1 28

Partidas

MAESTRO DE LA DINÁMICA Esta partida es im porta nte porq ue Bobby fue uno de los primeros rea lmente en darse cuenta de que los pilares mas sólidos escritos por Ni mzowich em pezaban a quedar obsoletos, a nte el ava nce de la di námica. Por ejem plo, sus teorías sobre el Peón Aislado, considerado una debilidad a la que primero había que restri ngir su avance, seg u ndo, ocupar la casi lla dela nte del peón, tercero, simplificar y cua rto, ataca r y destru i r, esta ban tratadas de forma muy superficial. Fischer util iza la debil idad dS como man iobra de distracción, pero ta mbién como gana ncia de espacio para iniciar primero el ataque; mientras su riva l juega de manera ortodoxa, con energ ía aprovecha el desorden de las defensas, haciendo de su problema el pu nto de a poyo de su estrateg ia. Sin duda cambiará conceptos ajedrecísticos que ta rdaríamos todavía m uchos años en comprender.

Botvinnik dice que el estilo de Fischer le recuerda el estilo deljoven Smyslov. La misma claridad, el mismo enfoque clásico al elaborar la posición. Por esta razón, cuandojue­ gas contra Fischer no tienes un gran sentido del peligro. Puedes adivinar cada una de sus jugadas, pero otra cosa es que cada jugada suya parece ser más fuerte de lo que parece, como solía suceder con Smyslov. Mark Taimanov

Partida no 1 O

Mario Bertok- Robert Fischer Apertura Inglesa A32

Vinkovci (13), 1968

1 d4 �f6 2 � f3 eS 3 c4 cxd4 4 � xd4 e6 5 e3

5

...

� c6 6 i.e2 i.b4+!

U n i mporta nte jaque para desa rticular el normal desarrollo de las piezas blancas. Un cambio con respecto a una pa rtida a n­ terior donde Fischer también había salido sin problemas de la apertura: 6 ... dS 7 lt:Jc3 �eS! Presionando la casilla de bloqueo del potencial Peón centra l Aislado de las negras. 8 0-0 �xd4 9 exd4 dxc4 (9 ... 0-0?! 70 eS) 1 O �e3 lt:Jas 1 1 �xc4?! [las blancas pod rían com pl ica r el juego con 7 7 Wla4+!? �dl 72 Wfa3 Sacrifica ndo un peón a cam­ bio de evitar el enroque corto del rey ne­ g ro. 1 2 ... b6 (72 .. b5 7 3 �f3 'iibB 74 Wld6 con com pensación) 1 3 b4 cxb3 1 4 lt:J bs con una buena iniciativa para las blancas] 1 1 ... lt:Jxc4 1 2 Wla4+ �d 7 1 3 Wlxc4 �c6=i= Las ne­ g ras bloquean correcta mente el peón d4 con sus dos piezas menores, mientras que las blancas no tienen suficiente actividad a cam bio de esta debilidad, pri ncipal mente por lo sim plificado del juego, L. Pachman - R. Fischer, La Habana, 1 966. .

Saliendo de los caminos conocidos las bla ncas juegan u na l ínea poco am biciosa. Se suele jugar S g3 o S lt:J c3. Por lo genera l desemboca en posiciones de Peón centra l Aislado por pa rte de las negras.

129

Partidas

7 �d2

fuerte casilla e4. Mejor es 1 1 0-0.

En caso de 7 'Dc3 'De4=i= y las negras logra n estropear la estructura bla nca c o n la cap­ tura ... 'Dxc3.

1 1 ... 0-0 12 0-0 tlJ e4

7

.•.

�es

Ahora el !d2 estorba en el control de la casilla d4 por parte de la dama blanca.

El enroque corto de las blancas no posee su natura l defensor, el ca ballo en f3. Las negras u bican su caba llo en la q u i nta ho­ rizontal, y al mismo tiempo, perm iten el traslado de la dama a l fla nco de rey.

1 3 E:c1 Wfgs 14 �c3 E:e8

8 tlJb3 Contra 8 !c3 las negras pueden respon­ der 8 ... 'De4 (o sim plemente 8 . . 0-0 y el 'Db1 no se desarrollará agresivamente) con buen juego para las negras. .

8 ... �b6 El alfil se retira "mirando" hacia el flanco de rey; la retirada natural 8 ... !e7 es poco ambiciosa. Por otro lado, con 8 ... !b6 las negras luchan por la i mportante casilla d4, futura casilla de bloqueo del Peón Aislado después de ...d7-d5.

9 tlJ c3 dS 1 O cxdS exdS

La torre ocupa su lugar natural. Las piezas negras apunta n hacia e3 amenazando u n sacrificio c o n ... 'Dxf2, seg u ido de la captu­ ra en e3, destruyendo la posición del rey blanco. Como es típico en estas posiciones el alfil de c8 espera el momento oportuno para desarrollarse en forma activa.

1 S �d4 Después de 1 5 CD 3d4 !h3 1 6 !f3 'Des las nPgras tienen una peligrosa in iciativa .

1 5 ... tlJxd4 1 6 tlJSxd4?! Mejor era 1 6 CD 3xd4 !h3 1 7 !f3 �ac8 y la posición negra es preferible. La pa rtida entra en los esq uemas del Peón central Aislado. 1 1 tlJbS Busca ndo el bloqueo del peón, pero faci­ lita al neg ro la ubicación del caballo en la 130

16 ... aS! La preferencia de los a lfi les sobre los ca­ ballos es permanente en el juego de Fis­ cher. En esta partida d icha preferencia se adapta completa mente a la posición. Las

Partidas

negras desean desarticular el bloq ueo en d4 que ejercen los dos cabal los: y es el mo­ mento de desubicar uno de el los.

ixe3+ ganando) 2 1 ... liJxd l 22 liJxh3 (22 tDcs i.g4 23 h3 lDxb2 24 hxg4 �cB 25 �c2 a3! 26 �ec 7 �ecl 27 i.d7 liJd3! 2B ixcB éi:Jxc 7 las negras recuperan la pieza y se quedan con ventaja material) 22 ... axb3 23 �cxd l �xe3 24 �xe3 i.xe3+ 25 @fl bxa2 26 �a 1 i.d4 y las bla ncas no tienen defensa.

18

•••

�g4 1 9 h4

Ú nica. Las bla ncas entrega n un peón para evitar pérdidas mayores. Si 1 9 Wlf4 Wlxf4 20 exf4 a4 2 1 i.xe8 axb3 ganando material.

19

..•

\Wxh4 20 \Wf4 gS! 21 1!'h2

17 �bS?

Ú n ica .

El alfil se a pa rta de la defensa del flanco de rey. Si las blancas i ntentan frenar este avance con 1 7 a4 sigue 1 7 ... i.h3 (con idea de desviar al alfil de e2) 1 8 i.f3 i.d7=i= y el peón a4 es un objetivo de ataque, aunque parece ser el mal menor pa ra las blancas.

21

Por otro lado, s i 1 7 lLlf3 las negras pueden concreta r su idea táctica con el golpe 1 7 ... tt:Jxf2!! 1 8 �xf2 (78 tLlxgS liJxd 7 7 9 �cxd 7 �xe3 y la posición blanca se cae; 78 @xf2 ixe3+ 7 9 @e 7 W!xg2 con ataque ganador) 1 8 ... W!xe3 1 9 liJ bd4 �e4! con idea de 20 �c3 �xd4 2 1 liJxd4 Wxd4 22 Wxd4 i.xd4 23 �c7 i.e6 24 @fl (24 �xbl �cB!) 24 ... i.xf2 25 @xf2 � b8 y las neg ras tienen dos peones de ventaja.

•••

\Wxh2+ 22 ®xh2 ged8

Después del cambio de damas las blancas q uedan con peón de menos. El ataque do­ ble 23 f3 es respondido por Fischer con el ataque sobre las piezas menores bla ncas, em pezando con 23 ... a4.

23 f3?! Era mejor 23 i.a4 liJd6 24 éi:Jd2, con más resistencia.

17 ... �h3+ Ahora Bertok no puede evita r pérdidas materia les.

18 1!'f3 Si 1 8 g3 �e7 1 9 �el a4 20 liJf3 (20 lD a 7 Wff6!+ tocando e n f2 y con idea de 2 1 . .. ltJg5; 20 liJd2? liJxd2 2 7 W!xd2 i.aS) 20 .. . ltJxf2!! Un golpe que se presenta conti n ua­ mente en la posición. 21 liJxg5 (2 7 @xf2

23

•••

a4!

Adecuado contrajuego, por supuesto ya previsto por Fischer.

1 31

Partidas

24 fxe4

32 ... �db4

En caso de 24 � a l �d6 2S fxg4 (25 � ac2 �xb5 26 �xb5 ifS con ventaja) 2S ... ixd4 26 exd4 �xbS y las bla ncas no tienen com­ pensación por el material. O bien 24 ixa4 !!xa4 2S fxe4 !!xa2 con clara ventaja.

Con buen concepto Fischer busca la pasi­ vidad de las piezas bla ncas en la defensa del peón b2.

33 .i.a6 �b6 34 !es g7 35 .lfs

24

Era mejor 3S !!c7.

.•.

axb3 25 axb3 �aS?!

Devolviendo el peón para m antener la i n i­ ciativa. Segu ra mente es más fuerte 2S .. dxe4; por ejemplo: 26 ic4 ixd4 27 exd4 !!xd4 28 ixf7+ @g7 29 !!eS h6 30 !!eS (30 idS !!cB clara ventaja) 30 ... !!d 1 3 1 !!xd 1 ixd 1 32 ic4 (32 ids !!aS ganando) 32 ... ic2 y las negras tienen un fi na l mejor que en la partida.

35 ... �f6 36 ®g1 ie6-+

.

26 .i.d3 N. E.: Era i nteresante 26 b4 y en caso de 26 ... !!xbS 27 �xbS ixe3 28 !!c7 dxe4 29 �c3 if4+ 30 !!xf4 gxf4 31 �xe4 ifs con ventaja negra, pero d ifíci l de real iza r. Más complicado sería 29 ... fS!? 30 !!xb7 id4.

26 dxe4 27 .i.xe4 .i.xd4 28 exd4 �xd4 29 .i.xb7 ie6 30 ics .i.xb3+

Con el cambio de piezas la partida se gana fácil mente.

.•.

O bien 37 ixe6 !!xf2 38 @xf2 !!xb2+ ga­ nando.

37 :¡;xfs 38 :gxts .ixts 39 :¡;xfs g6 40 :¡;f2 hS 41 :gc2 ...

Las bla ncas no tienen espera nzas de sal­ vación.

0-1

Las neg ras ma ntienen el peón de ventaja.

31 �c3 �bS 32 �f2 Si 32 !!fS !!xfS 33 ixfS ie6 con ventaja en el final. 132

Partidas

MAESTRO DE LA PSICOLOGÍA EN LAS APERTU RAS Aq u í se ve a un Fischer com pletamente maduro desde el pu nto de vista ajedrecís­ tico, en donde confunde -y lleva a su terreno- a uno de los mejores grandes maes­ tros de la época: saca a su riva l de su favorita Defensa Siciliana Abierta llevá ndolo al Ataque Indio de Rey, donde logra posiciones parecidas a las Defensas Indias que él jugaba habitualmente con negras. Fischer va red uciendo el contrajuego negro tras jugar con m ucha energ ía, para pasa r luego a destru i r su enroque con una serie de golpes y maniobras magistrales sobre el rey neg ro, transformando el juego en un modelo de ataque.

No me hable a mí de perder. ¡No resisto pensarlo! Bobby Fischer

Partida no l l

Robert Fischer - Osear Pan no Defensa S i c i l iana A04

g3 4Jf6 4 d3 dS S tt.J bd2 �e7 6 �g2 0-0 7 0-0 tt.J c6 8 �el

Buenos Aires (8), 1970

1 e4 eS 2 tüf3 e6 3 d3

El Ataque I ndio, poco habitual en su prác­ tica de torneos, pero que se adaptaba a su estilo. En pocas ocasiones Fischer pla nteó el Ata­ que Indio contra la Defensa Caro-Kann, pues él era pa rtidario del Ataque Panov o de la variante 1 e4 c6 2 4Jf3 dS 3 4Jc3 etc. Vea mos una de ellas: 1 e4 c6 2 d 3 dS 3 4J d 2 g6 4 4J gf3 �g7 S g3 4Jf6 6 �g2 0-0 7 0-0 �g4 (7 ... dxe4 8 dxe4 4J bd7 9 �el eS 1 O tt.J c4 Wff. e 7 1 1 b3 bS 1 2 �a3 b4 1 3 �b2 �a6?! (7 3 .. �dB'!) 1 4 tt.J cxeS tt.JxeS l S �xeS± R. Fischer - A. Feuerstein, Nueva York, 1 97 1 ) 8 h3 �xf3 9 Wffxf3 4J bd 7 1 O Wff e 2 dxe4 1 1 dxe4 Wff. c 7 1 2 a4 �ad8 1 3 lt:J b3 b6 1 4 �e3 eS l S aS eS 1 6 4Jd2 4J e8 1 7 axb6 axb6 1 8 tt.J b l !± Con idea de aprovechar las debi l itadas casillas blancas con ttJ b 1 -c3. R. Fischer - l . l brah i mog lu, Siegen, 1 970. .

Veamos otras partidas donde Bobby plan­ teó el Ataque Indio contra una Siciliana: 3

Diagrama de análisis [Otra opción es 8 eS 4Jd7 9 �el bS 1 O tt.Jfl b4 1 1 h4 aS 1 2 �f4 a4 1 3 a3 (por entonces una nueva jugada, las blancas i ntentan no debilitar sus casillas negras, al evitar ...a4a3. Si 7 3 ttJ 7 h2 a3 74 b3 �a6 o 74 ... tt.Jal, con idea de ... l S ... 4J bS xc3) 1 3 ... bxa3 1 4 bxa3 tt.JaS?! (era mejor 7 4 ... �a6 con idea de ... lt:J d4 y ... �b8) l S tt.Je3 �a6 1 6 �h3 d4 1 7 tt.Jfl 4J b6 1 8 tt.Jgs tt.Jds 1 9 �d2! �xgs 20 �xgS Wff.d 7 21 WihS �fc8 22 4Jd2 tt.Jc3 23 �f6! Wff. e8 (23 ... gxf6 24 exf6 c;l;hB Ún ica. 25 lt:J f3 tt.Jds 26 Wih6 �gB 21 lt:Jes Wicl 28 �g2 con ventaja) 24 tt.J e4 g6 2S Wff.g S tt.Jxe4 26 �xe4 c4 27 hS cxd3 28 �h4 �a7 29 �g2 dxc2 30 Wff h 6 Wf8 3 1 Wxh 7 +! 1 -0 R. Fischer - L. Miag marsuren, l nterzonal Sousse, 1 967. 133

Partidas

Si 3 1 ... �xh 7 32 hxg6+ �xg6 (32 ... �g8 33 '8.h8#) 33 ie4#] 8 ... Wfc7 9 eS lt:J d 7 1 O Wfe2 bS 1 1 h4 aS 1 2 lt:Jf1 lt:J d4 1 3 lt:J xd4 cxd4 1 4 if4 '8.a6 1 S lt:J h2 '8.c6 1 6 '8.ac1 ia6 1 7 ixdS exdS 1 8 e6 Wid8 1 9 exd7 '8.e6 20 Wig4! Obli­ gando a crear debilidades en la col u m na "e': 20 ... fS (por eS) (20 ... Wixd7 2 1 !eS! f6 22 ixd4 con peón de ventaja) 2 1 WihS Wfxd7 22 lt:Jf3 g6 23 Wih6 if6 24 '8.xe6 Wfxe6

1 1 eS! lt:J d s (1 1 ... dxe5 12 dxe5 lt:Jd7 13 Wie2 ib7 1 4 h4 con clara ventaja para las blancas (Fischer)J 1 2 exd6 ixd6 1 3 lt:J e4! c4 1 4 lt:Jxd6 Wixd6 1 S lt:J gS! y las blancas logra ron u n fuerte ata­ que sobre el flanco de rey. R. Fischer - J . Sherwi n, East Orange, 1 9S7.

S !g2 !g7 6 0-0 tD ge7 7 �el Las negras permitieron el avance blanco e4-eS después de 7 ltJ bd2 0-0 8 'B. e 1 b6 9 eS dS 1 O lt:Jf1 Wfc7 1 1 if4 d4 1 2 Wid2 '8.e8 1 3 ih6 ih8 1 4 h4 ib7 1 S lt:J 1 h2 lt:J xe5 1 6 lt:JxeS ixg2 1 7 lt:J xf7 Wfc6 ( 1 7 ... �xf7 1 8 �xg2 lt:J f5 1 9 lt:J f3±) 1 8 lt:J xh8 i h 3 1 9 f3 �xh8 20 g4 y las negras tienen g raves pro­ blemas con su ih3. R. Fischer - E. Mednis, Open de EEUU, 1 9S7.

Diagrama de análisis 2S !eS! ixeS 26 '8.e 1 f4 27 'B.xeS Wfd7 28 h S Ventaja decisiva. 2 8 ... fxg3 2 9 hxg6 gxf2+ (29 ... '8.xf3 30 '8.e8+! Wixe8 3 1 Wixh7+ �f8 32 g7+ gana ndo) 30 �xf2 hxg6 3 1 Wfxg6+ Wfg7 32 'B.gS '8.f7 33 Wih6 1 -0 R. Fischer - U. Geller, Netanya, 1 968.

3 ... tDc6 4 g3 g6 a)

b)

134

A Fischer tam bién le han jugado sin fianchetar el a lfi l de rey: 4 ... dS S lt:J bd2 id6 6 ig2 lt:J ge7 7 0-0 0-0 8 lt:J h4!? b6? (mejor 8 ... dxe4) 9 f4 dxe4 1 O dxe4 ia6 1 1 '8.e 1 c4 1 2 c3 lt:Jas 1 3 es icS+ 1 4 � h 1 lt:Jds 1 S lt:J e4 ib7 1 6 WihS! lt:Je7 1 7 g4! con gra n i n icia­ tiva en el Flanco de rey. R. Fischer -B. lvkov, Santa Món ica, 1 966. 4 ... lt:Jf6 S ig2 ie7 6 0-0 0-0 (mejor primero 6 ... d5) 7 lt:J bd2 (7 e5 lt:Jd5 8 lt:Jbd2 f6 9 exf6 lt:Jxf6 10 '8.e 1 con pe­ queña ventaja) 7 ... '8.b8 8 '8.e 1 d6 9 c3 b6 1 O d4 Wfc7? (10 ... cxd4 1 1 cxd4 d5 12 e5 lt:Jd7 con contrajuego (Fischer)J

Ta m bién es posible 7 c3, reservá ndose el movimiento de la torre. Pero hay que te­ ner en cuenta que si se cierra el centro con la secuencia ... d7-dS del negro y e4-eS del blanco, éste podría rom per el centro con c2-c4 (seguido de lt:J c3) con lo que perde­ ría mos un tiempo. Ta m bién debemos con­ sidera r que una vez las negras han en ro­ cado corto es bueno cerra r el centro (tras d7-dS), con e4-eS. Si las negras se enrocan largo no es recomendable, porque presio­ na rían el peón eS y prepa ra rían ... h6 y ...gS, con lo que la situación no sería muy cómo­ da para las blancas.

7

.•.

d6 8 c3

Partidas

8

•.•

0-0

Es preferible perder u n tiem po j ugando 8 ... eS, y a cam bio las neg ras evita n la ex­ pansión d2-d4. Por ejem plo: 9 a3 Las blan­ cas buscan juego por el flanco de dama. 9 ... 0-0 (peor es 9 ... aS 1 O a4! con idea de ctJ b 1 -a3 y el ca ballo puede l lega r a las ca­ sillas bS o c4) 1 O b4Q) como veremos en las pa rtidas com plementarias.

no permitan ningún contrajuego por ese sector. El problema de las negras radica en q ue no poseen rupturas que puedan libe­ rar su juego de la opresión que les ocasiona el peón eS.

9 d4 La a lternativa es 9 a3 "ta nteando" el flanco de dama.

9

..•

cxd4 1 0 cxd4 dS

Las bla ncas son d ueñas del centro, y a cam­ bio, el seg u ndo j ugador no posee g ra ndes debi lidades. Tras 1 1 eS las blancas i ntenta­ rá n jugar por el flanco de rey, i ntenta ndo cambiar el �g7 (a base de �h6), y en ese caso se pod ría l leva r a cabo u n pel igroso ataque blanco sobre el flanco de rey. Por lo tanto, las neg ras deben a nticipar­ se a este plan y jugar más agresiva mente con 1 O ... Wb6!. Presionando el centro y el peón b2 las negras pueden logra r u n aceptable contrajuego: 1 1 dS ctJ d4 (1 1 ... hb2 12 hb2 Wxb2 13 dxc6 Wxa 1 1 4 Wb3 lt:Jxc6 1 5 ctJc3 ctJd4 1 6 &a 1 lt:Jxb3 17 axb3� Lj ubojevic - Hübner, Buenos Aires, 1 978) 1 2 lt:Jc3 exdS 1 3 exdS lt:J xf3+ 1 4 �xf3= (14 Wxf3 ctJ f5) Chikova n i - Sideif Sade, Cto. de la U RSS, 1 976.

Es necesario rea l izar b2-b3 para red ucir la actividad del lt:J aS; para ello hay que de­ fender previamente el lt:Jc3.

14

•••

bS 1 5 b3 b4 16 � e2 Abs

Las negras se apresu ran a activar el "alfil malo':

1 7 Wfd2 �ac6

11 eS Ha quedado conformada una estructura típica de la Defensa Francesa, con la parti­ cularidad de que el avance ...g6 ha debili­ tado las casillas negras del fla nco de rey. El plan de Fischer es simple: por el flanco de rey buscará la eliminación del �g7, mien­ tras q ue por el flanco de dama realizará movimientos poco com prometedores que

Después de 1 7 ... �xe2 es cierto que las ne­ g ras se deshacen de su peor alfil, pero el dominio de la columna abierta "e " y la su­ premacía de espacio otorgan a las blancas una posición preferible. 1 8 :gxc8 (peor es 135

Partidas

78 �xe2 fuc 7 + 7 9 V!1xc 7 V!ib6 20 �c2 éD ac6 2 7 �eS f6 con contraj u ego) 1 8 ... V!1xc8 1 9 W/xe2 con ventaja blanca.

18 g4! Evita ... éiJe7-f5 y perm ite el traslado del éiJe2 al flanco de rey vía g3.

18

•••

22 WfgS gxc1 23 gxc1 .ixh6 El cam bio de las torres no ha resuelto el problema de las negras. Si el negro jugara a hora 23 ... f6 la estructu ra negra em peo­ raría con la debil idad del peón e6, pero se eliminaría el molesto peón eS que oprime las piezas menores. Seg u i ría 24 exf6 !xh6 25 V!ixh6 éiJxf6 26 !h3 con clara ventaja.

as

La última oportunidad de ca m biar su !bS era ahora: 18 ... !xe2 1 9 �xe2, si bien la po­ sición blanca es preferi ble.

Todavía había tiempo de rom per con 24 ... f6, traspon iendo a 23 ... f6.

19 llJ g3 Wfb6 20 h4

25 gxc8+ llJ xc8 26 hS

Ante la ausencia de a menazas en el flanco de dama, Fischer conti núa con su ataque al rey negro.

20

•.•

llJbS

Con idea de cubrir el debil ita miento de la casi lla f6 con ... éiJd7.

21 .ih6 La ventaja bla nca es aprecia ble. El negro no ha logrado nada en el flanco de dama y el ataque bla nco prospera; una vez do­ m inadas las casillas neg ras se procede a la destrucción de los peones que protegen al rey.

26

21 ... llJd7 Después del cam bio de piezas pesadas con 21 ... �xc 1 22 �xc 1 �c8 23 �xc8+ éiJxc8 24 ixg7 �xg 7 25 hS las blancas tienen una peligrosa iniciativa en el fla nco de rey tras 25 ... W/d8 26 Vlif4.

000

Wfd8

Después de 26 ... Vfic7 las negras ta m po­ co consiguen nada, por ejem plo: 27 éiJ g S Vli c 1 + (27 . . . éiJ f8 2 8 éDxhl! éDxhl 2 9 hxg6 fxg6 30 V!1xg6+±) 28 if1 ! (peor es 28 �h2 CD f8 29 éDxfl V!1xh6 30 éDxh6+ �gl 3 7 g5 CDel y el final no es claro) 28 ... éiJf8 29 éiJxf7! Wixh6 30 éiJxh6+ � g i 31 !xbS y las negras tienen un penoso fi nal.

27 tLlgS lLlfB 136

Partidas

El Ataq ue Indio de Rey en la Defensa Siciliana 1 e4 eS 2 ltJf3 e6 3 d3 ltJc6 4 g3 g6 5 �g2 �g7 6 0-0 ltJ ge7 7 �el d6 8 c3

28 �e4! Tam bién se destru ía la estructu ra ne­ gra con 28 ltJxh7! ltJxh7 29 hxg6 fxg6 30 'IM!xg6+ @h8 (30 . . @fB 31 'IM!xhl) 31 'IM!xe6 con tres poderosos peones a ca mbio de la pieza. .

28

•••

'\We7

Mejor defensa era 28 ... �e8 29 ttJ xh 7 ttJxh 7 30 hxg6 fxg6 3 1 �xg6 �xg6 32 'IM!xg6+ @h8 33 'IM!xe6 N uevamente con los tres peones u n idos por la pieza y la pobre po­ sición del rey neg ro Fischer d ispondría de una clara ventaja.

29 t!Jxh7!+-

8

•••

e5

Como d ijimos en los comentarios de la partida Fischer - Panno, es preferible per­ der un tiempo a ca mbio de no ceder el do­ m i n io del centro a las blancas con d3-d4.

9 a3 La jugada más flexible, las blancas buscan expandirse en el fla nco de dama. Otras ju­ gadas no causan problemas a las negras; ver pa rtida D. Moldova n - A. lstratescu.

Finalmente el enroque neg ro se derrumba.

29

..•

ltJxh7 30 hxg6 fxg6 31 �xg6 ltJ g5

No hay defensa . Si 3 1 ... 'IM!g7 32 �xh7+ 'IM!xh7 33 'IM!xe6++-; 31 ... ttJf8 32 ttJ h5 (con idea de 33 ttJf6) 32 ... ttJ d7 33 gS+-

32 ltJ h5 Con idea de 33 ttJf6.

32 �fl+ 33 �g2 � h4+ 34 �g3 �xg6 35 lDf6+ �f7 36 '\Wh7+ ..•

Las negras a bandonan a nte 36 'IM!h7+ @f8 37 '1M!g8# 1 -0

9

•••

0-0

Las negras pueden i m ped ir la expansión en el fla nco de dama con 9 ... aS, pero esta jugada está razonablemente considerada como dudosa. Con 1 O a4 las blancas se adueñan de las casillas bS y c4, que serán aprovechadas por sus ca ballos: ttJ b 1 -a3-b5 y ltJf3-d2-c4. 1 o ... O-O 1 1 ltJa3 h6 1 2 ét:J bs. Ver partida A. Kovalev Z. Varga. -

10 b4 Las blancas cu mplen con su objetivo, la expansión del fla nco de dama. Es el mo­ mento en que las negras deben decidir 137

Partidas

cómo reaccionar a nte este plan. Por u n lado, pueden j u g a r p o r el flanco de dama prepa ra ndo el avance ... b7-b5, jugando 1 O ... a6 o incl uso 1 O .. axb4. Pero el típico plan de las negras pasa por la ruptura .. .f7-f5, y para ello lo más comú n es jugar 1 O . . h6; sin embargo, hay una opción m uy intere­ sante: .

.

b)

Es erróneo 1 O d4?! exd4 1 1 cxd4 iWb6 con presión en d4 y b2.

e)

Si 1 O a4 b6 con idea de ... d6-d5.

10

000

b6 1 1 d4 Contra 1 1 iWd2 lo mejor parece ser 1 1 ... fS (7 7 d5 7 2 exd5 CiJxd5 7 3 �h6 hh6 14 iWxh6 f6 15 'il.ad 7 �g4 (K. Hu­ lak - J. Ada mski, Lublin, 1 976) 7 6 h3�) 1 2 �h6 f4 1 3 �xg7 x g7 1 4 CiJc2 �g4 1 5 'il.f1 iWd7 1 6 d4 'il.ad8= Y. Vis­ ser - M. G u revich, Gent, 1 995.

a)

•••

Es pasiva 1 1 CiJc2 dS 1 2 �gS f6 1 3 �d2 d4 1 4 cxd4 cxd4 1 5 ttJ b4 �e6 1 6 iWa4 (S. Schweber - T. Petrosian, Buenos Ai res, 1 964) 1 6 ... CiJxb4 1 7 �xb4 (7 7 '!Wxb4 iWdl) 1 7 ... aS 1 8 �a3 iWe8! 1 9 iWxe8 'il.fxe8 20 'il.ec1 @f7 21 'il.c7 bS con idea de 22 ... b4, y las negras tienen g ra n ventaja.

b)

10

ooo

®h8!?

Ver partida R. Soffer - l. Sm i rin.

11 Partida complemen taria n° l

Daniel Moldovan - Andrei lstratescu Defensa S i ciliana A04

Cto. de Rumanía por equipos, 1998

1 e4 eS 2 ttJf3 e6 3 d3 ttJe6 4 g3 g6 S .ig2 .ig7 6 0-0 ttJge7 7 E:e1 d6 8 e3 eS 9 .ie3 0-0 1 0 ttJa3 a)

1 0 iWd2 fS 1 1 CiJa3 f4!? (7 7 ... r4ihB 72 exf5 CiJxf5 13 �g5 '!Wd7 14 g4 l:iJ fel 1 5 h 3 CiJd5 7 6 d4 cxd4 7 7 cxd4 CiJ f4 78 hf4 'il.xf4 1 9 dxe5 dxe5 Y2-Y2 E. Torre - F. Gheorgh iu, Torremolinos, Má laga, 1 974) 1 2 gxf4 �g4 con compensa­ ción, E. Torre K. La ngeweg, Torre­ molinos, Málaga, 1 974. Las blancas debieron jugar aquí 1 3 CiJ h4 CiJ c8 1 4 h 3 iWxh4 ( 7 4 ... �h5? 7 5 f5! 1Wxh4?? 7 6 �g5+-) 1 5 hxg4 iWxg4. -

138

000

exd4 1 2 cxd4 .ig4 1 3 ttJa

1 3 dxcS dxcS= J . Banas - V. Hort, Lu haco­ vice, 1 973.

1 3 Wfd7 14 dS ttJeS 1 S llJxeS .ixeS 1 6 f3 .ih3 1 7 E:b1 .ixg2 1 8 ®xg2 Y2-Y2 000

Partida complemen taria n° 2

Andrei Kovalev- Zoltan Varga Defensa Sicili a na A04

Halle (2), 1987

1 e4 eS 2 llJ f3 e6 3 d3 llJ e6 4 g3 g6 S .ig2 .ig7 6 0-0 ttJge7 7 E:e1 d6 8 c3 eS 9 a3 aS 10 a4 0-0 En L. Psakhis - T. Erdelyi, Len k, 1 99 1 las ne­ g ras intenta ron jugar sin el enroque corto. Con 1 O ... h6 in iciaron una estrateg ia du­ dosa que fue perfectamente aprovechada por Lev Psajis. Vea mos: 1 1 CiJa3 gS?! No se ve com pensación suficiente como para

Partidas

seg uir crea ndo debil idades en las casillas blancas. 1 2 l2J bS l2J g6 (7 2 ... 0-0 7 3 ltJd2 con idea de l2J d2-c4) 1 3 l2J d2 �a6 (73 ... ltJ a7 74 ltJ a3 Evitando las simplificaciones; los ca­ ballos blancos tienen"un futuro mejor" que los cabal los contra rios. 74 ... 0-0 7 5 ltJdc4 con ventaja) 1 4 l2Jc4 éiJ ce7 1 S b4 (tam bién era fuerte 7 5 d4) 1 S ... axb4 1 6 cxb4 cxb4 1 7 �d2± Ahora el alfi l d2 tam bién pod rá "vislumbrar" el débil peón d6. 1 7 ... �e6 1 8 �xb4 l2J c8 1 9 l2Je3 0-0 20 ltJfs l2J ge7 2 1 l2J xg7! �xg7 2 2 d 4 '1Wb6 2 3 �f1 f6 2 4 iWd2 ttJc6 2S aS '1Wd8 26 �c3 �g4 27 �ec1 iWe7 28 �b2 exd4 29 l2J xd4+- ltJ es 30 �a3 �a8 3 1 f4 l2Jf7 32 fS ltJes 33 ttJ e6+ �g8 34 iWds �f7 3S �c7 iWe8 36 �xeS dxeS 37 �bS ttJe7 38 �xe8 1 -0.

2 1 �ad 1 l2J b6 22 l2Jxb6 �xb6 23 �e3 �b3 24 �xcS �xd 1 2S �xb6 �xa4 26 l2Jc7 �e7 27 ltJ dS+- V. Bologan - N. Firman, Moscú, 2002.

12

000

Las negras eligen la ruptura lateral por el flanco de rey, pero los caba llos blancos controlan ta mbién la casilla dS. a)

La a lternativa es 1 2 ... �h7. Postergan­ do las ru ptu ras, las blancas podrían continuar con el plan ttJf3-d2-c4 o a brir el centro con 1 3 d4 (7 3 ltJd2!?) 1 3 ... cxd4 1 4 cxd4 exd4 (mejor es in­ tentar 74 ... f5) 1 S ttJfxd4 dS 16 !e3 dxe4 1 7 �xe4 l2Jxd4 (7 7 ... l2Je5 78 iW e2 l2J gB 7 9 � a e 7 l2J f6 20 �g2 l2J eB 2 7 �f4 ltJd7 22 h4 ± K. Gudmundsson - R. Winsnes, Reikiavik, 1 990) 1 8 �xd4 �xd4 1 9 iWxd4 iWxd4 20 l2Jxd4± Las negras entra ron en un pre-fi nal muy inferior donde tienen problemas en la defensa del peón b 7. G. Sax - l. Ma­ nolov, Elen ite, 1 992.

b)

Otra opción es 1 2 ... dS. A d iferencia de la partida a nterior de Bologan, aquí las blancas todavía tienen el caballo en f3 cuando las neg ras rea­ l izan la ru ptu ra central, y esto posi­ bilita a brir com pletamente el centro con d2-d4. Sin embargo, las bla ncas no sacaron ventaja en la a pertura: 1 3 exdS ltJxdS 14 d4 (o 74 ltJd2) 1 4 ... exd4 1 S cxd4 cxd4 1 6 l2Jfxd4 l2Jxd4 1 7 l2Jxd4 l2J b4 1 8 �e3= L. Sza bo - K. La ngeweg, Beverwijk, 1 967.

11 tlJa3 h6

Una jugada necesa ria, ya sea para ubicar el alfil en e6 con idea de ...d6-dS o para .. .f7fS, siem pre evitando el sa lto l2Jf3-gS. Si, por ejemplo 1 1 ... dS 1 2 exdS ltJxdS 1 3 l2J c4 �e8 las blancas tienen a su d isposición la fuerte réplica 1 4 l2JgS!

12 tiJ bS 1 2 l2J d 2 �e6 (7 2 ... d5 7 3 exd5 ltJxd5 7 4 '1Wb3 ltJde7 7 5 '1Wb5 �e6 (B. Belotti - M. Tira bas­ si, Marostica Vim-Reggio, 1 996) 76 ltJ dc4 W!xd3 7 7 �e3 y las blancas tienen más que compensación por el peón) 1 3 l2J bS dS 1 4 exdS ltJxdS 1 S l2J c4 �a6 1 6 iWe2 �e8 1 7 !e3 �f8 1 8 �d2 f6 1 9 f4! �f7 20 iWf2 '1Wd7

fS

13 tiJ d2 Malo es 1 3 exfS �xfS 1 4 d4 cxd4 1 S cxd4 e4 y las negras están mejor, J. Hall - S. lva­ nov, Suecia, 2003.

13

ooo

�e6

139

Partidas

Las negras no resuelven los problemas con 1 3 ... CiJa? 14 exfS gxfS 1 S l:iJ c4 l:iJ xbS 1 6 axbS ie6 (16 ... @ h 7 17 f4!; 1 6 ... l:iJ g6 17 idS+ @h7 18 WfhS con iniciativa) 1 7 ixb7 :gb8 1 8 ig2 :gxbS 1 9 Wfa4 Wfb8 20 l:iJxd6!+- :gb3 21 l:iJ c4 f4 22 ixf4 ids 23 ixdS+ l:iJxdS 24 ixeS ixeS 2S l:iJ xeS l:iJf6 26 Wfc4+ @g7 1 -0 J. Littlewood - S. Willia­ ms, lng laterra, 1 997.

14 tlJc4 ttJcs 1S tlJe3 tlJSa7 16 exfS gxfS 1 7 tlJdS tlJxbS 1 8 axbS tlJe7 1 9 tlJf4!± Af7 20 tlJhS! gbs 21 tlJxg7 ®xg7 22 d4 Pri mero se elimina el alfil g7 y luego se abre la posición "tocando" las casil las ne­ gras.

22 cxd4 23 cxd4 e4 24 f3 dS 2S Af4 gas 26 VMd2 VMb6 27 g4 fxg4 28 fxe4 ttJ g8 29 exdS .ig6 30 gac1 gac8 31 d6 .ifS 32 gc7+ gxc7 33 dxc7 Ad7 34 .teS+ tlJf6 3S gf1 VMxbS 36 gxf6 gxf6 37 VMf4 1-0 •••

Partida complemen taria no 3

Ram Soffer- l lia Smirin Defensa Sicil iana A04

Israel (5), 1998

Polaczek - V. Lazarev, Biel, 1 992) 13 ... aS!? con buen juego para las negras) 1 3 ... :gac8 1 4 ia 1 b6 1 S d4 cxd4 1 6 cxd4 (A. Fedorov E. Mochalov, M i nsk, 1 993) 1 6 ... ig4 con posición equ i li brada] 1 3 :g b 1 Wfd7 1 4 d4 exd4 1 S cxd4 cxd4 1 6 1:iJ b3 1:iJ es 1 7 1:iJ bxd4 ic4?! ( 1 7 ... ig4) 1 8 1:iJxeS dxeS 1 9 1:iJfs Wfe6 20 l:iJxg7 @xg7 2 1 Wfc1 (2 1 f4�) 2 1 ... f6 22 Wfe3 :gad8 23 :ged 1 l:iJ c6 24 :g bc 1 :gxd 1 + 2S :gxd 1 :gd8 Y2-Y2 M. Oratovsky - M. Tseit­ lin, Israel, 1 992.

-

Con 1 O ... @h8 se reserva la casilla g8 para el a lfi l e6 en caso de que las blancas jue­ guen l:iJf3-gS.

11 tlJ bd2 fS 1 2 bS Se podría probar 1 2 Wfe2!? A 1 2 1:iJ b3, sigue 1 2 ... aS!? 1 3 bS (13 bxcS a4 14 cxd6 Wfxd6 7 S I:iJ bd2 Wfxd3 y las negras está n bien) 1 3 ... l:iJ b8 1 4 a4 11J d 7 1 S d4?! exd4 1 6 cxd4 c4 1 7 1:iJ bd2 1:iJ b6 1 8 ib2 fxe4 1 9 1:iJxe4 11J edS 20 l:iJfd2 1:iJ b4 21 ic3 1:iJd3+ 22 1:iJxc4 11J xe1 23 l:iJxb6 l:iJ xg2 24 l:iJxa8 ifs 2S Wff3 ih3 26 Wfe2 dS 27 11Jcs Wfxa8 0-1 M. Pisku r - O. Roma nishin, Pula, 1 998.

12

•.•

ttJ aS 13 Ab2 fxe4 14 dxe4 Ae6 1 S VMe2

1 e4 eS 2 ttJ f3 e6 3 d3 ttJ c6 4 g3 g6 S .ig2 Ag7 6 0-0 tlJge7 7 gel d6 8 c3 eS 9 a3 0-0 10 b4 ®h8!? Una idea relativamente nueva; las negras busca n la ruptu ra ...f7-fS evitando el ava n­ ce de su peón "h': La jugada 1 O . . h6 pue­ de tener inconven ientes en la secuencia e4xfS - g6xfS y a hora las blancas pueden molestar en el flanco de rey con la idea l:iJf3-h4. 7 ... eS 8 c3 0-0 9 1:iJ bd2 d6 1 0 a3 h6 1 1 b4 ie6 1 2 ib2 [después de 1 2 :gb 1 las negras pueden proseg uir con 1 2 ... cxb4 1 3 axb4 (13 cxb4 bS) 1 3 ... a6 1 4 bS axbS 1 S :gxbS Wfc7 quedando en buena posición en ambas va ria ntes] 1 2 ... b6 [una buena alternativa es 1 2 ... Wfd7 1 3 :gb1 (13 1:iJ b3 (R. .

140

1S

•••

tlJ cS!

Con idea de proseg uir 1 6 ... l:iJ b6. Las pie­ zas menores "trabajan" sobre la casilla c4.

1 6 c4 tlJ b6 1 7 gac1 a6!

Partidas

Las negras ya tienen mejor juego.

18 V;Vd3 V;Ve7 1 9 �al axb5 20 cxb5 c4 Ta m bién era buena 20 ... !h6!

21 V;Ve3 l2J a4 22 �fl l2J b3 23 E:c2 ltJxal 24 E:xal c3 25 l2Jc4?! 25 ét:J b l d5+.

25

•••

E:ac8

25 ... !=í:fc8 26 ét:J b6 ét:J xb6 27 iWxb6 !b3-+.

26 l2J a5 d5-+ 27 exd5 �xd5 28 l2Jg5 V;Vc7 29 E:dl �g8 30 b6 l2Jxb6 31 E:bl l2J d5 32 V;Va7 E:a8 0-1

141

Partidas

¡FISCHER J U EGA LA APERTURA LARSEN! En el tra nscurso de 1 970 Fischer puso en práctica la jugada 1 b3 en lugar de su preferida jugada 1 e4. Ello ocu rrió en cuatro partidas a n ivel magistral, y su pu ntuación fue inmejora ble: cuatro victorias. En estas partidas puede a preciarse cómo Fischer relacionaba las estructu ras de la Defensa Siciliana y la Defensa N i m­ zoi ndia al llega r a estos esq uemas con los colores cam biados. Como es sabido, 1 b3 fue experi mentada por Bent Larsen en reiteradas ocasiones, así que es lógico sospechar que Bobby investigó en profu nd idad esta jugada, ya que el g ra n maes­ tro danés era uno de sus pri ncipales adversarios.

El Ajedrez es mi vida, pero mi vida no es sólo el Ajedrez. Anatoly Karpov

El Ajedrez es la vida. Bobby Fischer Partida no 1 2

Robert Fischer- U lf Andersson Apertura Larsen AO l

01. de Siegen, 1970

1 b3 eS En Pa lma de Mal lorca, 1 970, Mecki ng res­ pondió con: 1 ... dS 2 !b2 eS 3 ctJf3 ctJ c6 4 e3 ctJf6 s ibs !d 7 6 O-O e6 7 d3 ie7 8 ixc6 Típico bloqueo de la casilla eS rela­ cionado con la Defensa N i mzoi ndia. 8 ... ixc6 9 ttJes �es 1 o ctJd2 O-O 1 1 f4 ctJd7 1 2 Wfg4! La lucha por mantener el juego blo­ queado es prioridad para las blancas. Con 1 2 Wfg4 se crea n amenazas sobre g7, a la vez que se evita la expa nsión centra l negra con .. .f6 debido a la ca ída del peón e6. 1 2 ... ctJxeS 1 3 !xeS if6 14 �f3 Wfe7 l S �afl aS 16 �g3 Amenazando 17 Wfg7. 16 ... ixeS Las negras se ven obligadas a ceder su pa­ reja de alfi les. 1 7 fxeS fS 1 8 exf6 �xf6 1 9 Wfxg7+! Wfxg7 20 �xf6 Wxg3 2 1 hxg3 �eS 22 g4 a4 23 ctJf3 axb3 24 axb3 @g7 2S gS eS 26 ctJ h4± R. Fischer - H. Mecking, Pa lma de Mallorca, 1 970.

2 �b2 �c6 3 c4 �f6 4 e3 �e7 S a3 142

El blanco rea l iza j ugadas útiles esperando la a pertu ra centra l ...d7-dS de las neg ras, que llevaría la l ucha a la Defensa Siciliana invertida.

S

•••

0-0 6 Wfc2

Parece conven iente mantener la flexi bili­ dad centra l. Otra posi bilidad es 6 d3 dS 7 cxdS WxdS (mejor 7 ... ctJxdS) 8 ctJc3 Wd6 9 ctJf3 ifs 1 o Wc2 �fd8 1 1 �d l h6 1 2 h3 We6 1 3 ctJd2 ctJ d 7 1 4 ie2 @ha l S o-o ig6 1 6 b4 a6 1 7 �el �ac8 1 8 �fd l fS 1 9 ctJ a4 ctJ a7 20 ctJ b3 Típico contraj uego siciliano sobre el fla nco de dama. 20 ... b6 2 1 d4 f4 22 e4 ctJ bS? (22 ... he4) 23 ig4+- Wf6 24 dxeS

Partidas

ltJxeS 2S .ixc8 �xc8 26 �dS 1 -0 R. Fischer V Tu kmakov, Buenos Ai res, 1 970.

negras- conju nta mente con el otro plan está ndar (�ac8-Wb8-.id8-.ic7).

6 �es 7 d3 �fs s ltJf3 as 9 �e2 d5 1 0 cxdS ltJ xdS 1 1 ltJ bd2 f6 1 2 O-O �e6

La maniobra de Fischer pasó a ser un proce­ dimiento rutinario dentro de dicha apertura. Yo mismo la he empleado alguna vez. Pero el crear, el inventar, eso ya es otra cosa. ¿Las ideas no tienen valor? El Rey h 7 de Fischer cambió la forma de entender el ajedrez. Ulf

-

.

•••

Andersson.

1 3 VMd7 14 �g1 �adS 15 ltJe4 V;\ff7 16 g4 g6 1 7 �g3 •••

1 3 @h1! Las blancas real iza n u n plan de expansión en el flanco de rey, basado en la original idea �g 1 seguido de g2-g4. Pero cu riosa­ mente Fischer ya ha bía apl icado esta idea cuatro a ños a ntes: 1 e4 eS 2 ltJf3 d6 3 d4 cxd4 4 ltJxd4 ctJf6 S ltJ c3 a6 6 .ic4 e6 7 ib3 bS 8 a3 .ie7 9 ie3 0-0 1 O 0-0 !b7 1 1 f3 ltJ bd 7 1 2 Wd2 ttJes 1 3 Wf2 Wc7 1 4 �ac1 ci> h8! 1 S ctJ ce2 �g8 1 6 ci> h 1 g S 1 7 h3 �g6 1 8 ctJg3 �ag8 1 9 ctJxe6? fxe6 20 !xe6 ét:Jxe4 2 1 ltJxe4 �xe6 0- 1 J. García Soruco R. Fischer, 01. de La Habana, 1 966.

Las blancas prepa ra n los acontecimientos en el fla nco de rey, a sabiendas que para tener éxito deben llevar la mayor cantidad de piezas hacia ese sector. Con 1 7 �g3 se permite 1 8 �ag 1 .

17

•••

�g7 1 S �ag1 ltJ b6 1 9 ltJcS �eS

-

N. E.: U n a jugada impresionante. El genial

Fischer juega u n esq uema tipo erizo con colores ca m biados (a unque el negro no ha avanzado su peón a eS) y trata la posición de forma m uy a m biciosa, consiguiendo deseq u i l i bra r la lucha. La clave de ésta y las siguientes jugadas de las blancas es presionar sobre la base f6,eS y dar j uego al alfil de fiancheto. U na idea completa­ mente n ueva y revol ucionaria en este tipo de posiciones. Posteriormente esta misma idea fue adoptada en la Siciliana por algu­ nos adeptos del erizo, entre ellos el propio Ulf Andersson, que em pezaron a a plicar en determinadas posiciones -con las piezas

20 ltJ h4! La llave para abrir el flanco de rey es a base de ctJ h4-fS, debido a la presión de las pie­ zas pesadas blancas sobre el !g7.

20

•••

ltJd7

Después de 20 ... !f8 seg ui ría 2 1 ctJe4 (!:J. g4-gS, x f6) 21 ... !e6 22 gS ctJd7 23 gxf6 !xb3 24 Wc3t y las blancas logran una buena i n iciativa en el flanco de rey.

21 ltJ e4 ltJfS? 143

Partidas

Ig nora ndo la a menaza blanca. 2 1 ... a4 bri ndaba mejores chances de logra r con­ trajuego.

2S

..•

�fS

O bien 25 ... fxg5 26 E1:f3 Con ventaja decisi­ va. 26 ... id5 (26 ... Vfffg B 27 ixe5+; 26 ... liJ fs 27 e4) 27 ixe5+ ci>g8 28 liJ e4!

26 �f3 b6 21 gxf6+ i>hs 27 ... Vfffxf6 28 liJ e4.

28 �xe6 �xe6 29 d4!+-

22 �fS! Las negras no sólo no pueden ca ptu ra r el cabal lo, sino ta m poco pueden evitar la eli­ mi nación de su ig7, con el consiguiente debilitam iento de las casillas negras, que serán aprovechadas por el ib2 con la ayu­ da de la ru ptu ra g4-g5 .

22

...

.Ae6

En caso de 22 ... ixf5 23 gxf5 liJe7 (23 ... g5 24 liJxg5! fxg5 25 fug5 ganando) 24 fxg6 hxg6 25 d4!± (con idea de ic4).

Abriendo el centro se crea la amenaza ic4, com plemento del ib2 en las a mena­ zas hacia el rey negro.

29

•..

exd4

Si 29 ... e4 30 E1:f4; o bien29 ... E1:ed6 30 ic4.

23 �es �e7 24 �xg7 i>xg7 2S gS!

30 .ic4 d3 31 .ixd3 �xd3 Ante la im potencia de no encontra r con­ trajuego, las negras deciden entregar ca­ lidad. De cualquier ma nera su posición ya no ten ía solución.

32 �xd3 �d6 33 � c4! Buscando la eliminación del bloqueo del peón f6.

El debilitam iento de las casillas negras de­ cide la pa rtida.

144

33

...

� e6 34 .Aes �d8 3S h4

La ruptura h4-h5 desmantelará com pleta­ mente la posición del rey negro.

Partidas

35 ltJd6 36 �g4 ltJf8 37 hS ltJ es 38 e4 �d2 39 �h3 ®g8 40 hxg6 ltJxg6 41 f4 f842 �gS ltJ d6 43 i.xd6+ •••

Y las negras abandonaron a nte 43 !xd6+ �xd6 (43 ... cxd6 44 f5) 44 f5. 1 -0 "Es cierto, jugué una partida con el gran Bobby Fischer"

No tuve la oportunidad de conocerle mu­ cho. Él y yo sólo jugamos u na pa rtida después de la Olim piada de Siegen 1 970. La partida fue jugada uno o dos d ías des­ pués de la Olim piada (ya no recuerdo), en secreto, en una habitación de un hotel en Siegen. Posteriormente, la partida fue mostrada por el periód ico Expressen (pe­ riód ico m uy i m porta nte en Suecia): una jugada cada día . Kristian Skold, exca m­ peon de Suecia, de Estocolmo, vino a Siegen especialmente para prepara r la organización de este encuentro. Sólo por eso tuve la oportu n idad de jugar y hablar un poco con Fischer. Cuando se jugó la partida había sólo cinco personas en la habitación. Está bamos allí el gra n Bobby, yo, el señor Skold, el entonces a m igo de Bobby, M iguel Qui nteros y otro sueco que se llama Berglu nd. Bobby me ganó bien la partida y después analizamos solamente un rato, nada más.

No sé exactamente las condiciones que Fischer recibió por jugar esta partida para el periód ico sueco pero me i magino que le paga ron bien. A mí no me pagaron mu­ cho, pero para m í fue u n g ran placer jugar contra él. Yo ten ía sólo 1 9 a ños y acababa de jugar mi primera Oli mpiada, allí en Si e­ gen. Evidentemente era un contrario muy fácil para Bobby. Después de esa pa rtida sólo volví a ver a Fischer d u rante el gran lnterzonal de Pa l­ ma de Mallorca, que ganó cómodamente. Yo estuve allí en Mallorca como tu rista, una sema na, y vi las ú ltimas rondas. Él estaba allí ju nto al coronel Ed monsson, y recuer­ do que hablé con La rsen y su esposa. Lar­ sen ganó a Bobby allí en una Siciliana con negras y después de esa pa rtida Larsen y su m ujer sa lieron de la sala y dieron un paseo conmigo. A la mujer de Larsen le gusta ba hablar conm igo. ¡Recuerdo lo feliz que esta ba Bent! ¡Tras ganar a Bobby cualquiera podía ser feliz! No fue posible encontra rme con Bobby nu nca más, pero debo decir que fui un admirador más de Fischer y siempre lo seré. UlfAndersson

El siem pre ha sido uno de mis jugadores favoritos. Tengo otros jugadores favori­ tos tam bién, pero no es el momento de mencionarlos ahora mismo. Lo que deseo subrayar especialemente para este l i bro es que el gra n Bobby (mi im presión) ¡¡siem­ pre ha sido u na persona m uy correcta!! No hace falta decir nada más. Siempre voy a tener m ucha estima por el g ra n Bobby. Respecto a sus partidas, ¡simplemente hay que verlas! Las pa rtidas hablan por ellas mismas. Solamente es necesario disfru­ tar de ellas ...

145

Partidas

ATAQU E Y DEFENSA El coloso Vi ktor, que se ha mantenido entre los mejores dura nte SO a ños, batien­ do a casi todos los ca mpeones, l uchador i nfatigable, siempre joven y vita l, tal vez mereciera esa corona de Ca m peón Mund ial, pero guarda una i magen mucho más importante, la de u n l uchador i nfatigable y el reconocim iento a su g ran la­ bor. Aqu í lamenta blemente se encuentra con u n Fischer en su mejor forma, que no perdona la mas mínima pérdida de u n tiem po. El plan de las negras a parti r de la jugada 24 ... étJ hB! m uestra todo el potencial del ataque negro y es una prueba más de lo d ifícil que era mantener el eq uilibrio con Bobby. Él siempre encontraba algo dinámico, algo imprevisto, algo terrible. Korch noi, sin em bargo, fue el ú n ico que log ró vencer a Fischer en este torneo, ¡y con negras!

El punto fuerte de Fischer es su versatilidad. En su estilo se aprecia una constante búsqueda de la iniciativa y 'respeto por el material; armoniosamente combinados. Puede sacrificar material por ataque, pero también puede aceptar un sacrificio y asu­ mir una defensa difícil... Fischer ha dominado el método psicológico de preparación, eligiendo de antemano la modalidad de combate. Viktor Korchnoi

Partida no 1 3

Victor Korchnoi- Robert Fischer Defensa India de Rey E97

Herceg Novi (blitz), 1970 1 d4 �f6 2 c4 g6 3 �c3 ig7 4 e4 d6 S Ae2 0-0 6 �f3 eS 7 0-0 �c6 8 dS

Después de este ava nce queda defi n ida la estructura y, por consiguiente, los planes de la posición. Las blancas tienen su peón más avanzado en dS, por lo que normal­ mente ataca rá en el fla nco de dama (su intento de ruptura es eS), mientras que las 146

negras tienen su peón más ava nzado en eS, con lo que busca rá n contrajuego por el fla nco contra rio.

8

..•

� e7 9 � d2

Las blancas tienen que elegir entre varias opciones, 9 étJ e l , 9 b4 (la más com ú n en n uestros d ías) y 9 étJd2, que son las pri nci­ pa les. Si analizamos cuidadosamente vere­ mos que todas buscan lo mismo, la ruptu ra con c4-cS, la a pertu ra de la columna "c"y el rápido traslado de las piezas hacia el flan­ co de dama. Con 9 étJ d2 el blanco i m pide la man iobra ... étJf6-hS, que es i m porta nte puesto que el caballo negro puede ocupar una vital casi lla de ataque (f4), acelera ndo la ruptura .. .f7-fS y dándole vida y energ ía a la posición. Pero tam bién el blanco pre­ para b2-b4,c4-cS y ctJ d2-c4 apunta ndo ha­ cía el flanco de dama. Apa rentemente esta jugada es conside­ rada la mejor a lternativa por los rusos (Fischer, en el libro ''Los encuentros del Siglo").

Partidas

9

•••

es

Actualmente se ha dejado un poco de lado, ta l vez porque crea una rigidez en la estructu ra negra que condiciona des­ favorablemente los fi na les que se puedan prod ucir con la apertura de la col u m na "b'� La a lternativa 9 ... aS ha ga nado m uchos adeptos ú ltimamente; en defi nitiva, lo que busca es li mita r el avance de los peones blancos en el ala de dama y darle vida a su torre a8 a ntes de i n iciar sus intentos sobre el fla nco de rey.

1 2 ... fS 1 3 aS CLJf6 1 4 V9a4 !d7 1 S V9a3 !h6 1 6 !d3 V9c7 1 7 bxcS bxcS 1 8 exfS gxfS 1 9 !c2 a6 20 tt:Jde4 !xc 1 2 1 tt:Jxf6+ !!xf6 22 !!fxc 1 !!af8 23 !!b6 !c8 24 CLJe2 f4 2S !e4 CLJfS 26 !!c6 V9g7 27 !! b 1 CLJ h4 28 V9d3 !fS 29 ª- h 1 We8 1 6 �xf5 �xfS 1 7 �d2 Wg6 1 8 Wb3 �f7 1 9 ttJe4 �b8 20 �c3 ttJeS 2 1 aS �bf8 22 �xeS!? �xeS 23 �ae1 Con u na pe­ queña ventaja para el blanco, C. Ward - l. Glek, Alemania, 1 997.

Esta es la idea q ue tenía reservada Glek cuando postergó el avance 9 ... a6. Desa­ rrol lando el caballo por a6 se permite la salida del alfil cS.

13 a3 .id7 14Wfa Wff6 15 ®h1 gac8 1 6 .ie3 c4 17 .ie2 b5 18 .ixa7 Glek ha sacrificado el peón a7 y ahora el alfil blanco q uedará fuera de juego.

18 ... tlJc5 19 gad1 ®h8 Era mejor 1 9 ... f4 con un fuerte control en las casillas negras.

20 AxcS gxcS 21 f4 h4 22 .if3 gcc8 23 exfS Axts 24 .ie4 .id7 25 Axh7 Wfh6 26 Ag6 gxf4 27 tlJe2 gff8 28 tlJg1 Las negras tienen compensación por el peón de menos.

28 h3 29 tlJxh3 .ixh3 30 gxh3 gxf1 + 31 gxf1 gf8 32 gxf8+ .ixt8 .••

Entrando en una posición con alfi les de distinto color, la partida finalmente termi­ nó en tablas: 1 65

Partidas

33 'i1Yf2 i.g7 34 .Ats Y1Ye1 + 3S cbg2 'l1Yxb2 36 'l1Yxb2 i.xb2 37 .id7 c3 38 .tts cbg7 39 cbf3 cbt6 40 i.a cbes 41 a4 bxa4 42 i.xa4 cbxdS 43 cbe2 cbe4 44 cbd1 cbd3 4S i.bS+ cbe3 46 �a dS 47 h4 �f41f2-Y2 Partida complementaria no 3

Alexei Dreev - Peng Xiaomin Defensa lndobenoni E81

Pekín, 2000

1 d4 ltlf6 2 e4 g6 3 ltle3 i.g7 4 e4 d6 S f3 0-0 6 ltlge2 eS 7 dS e6 8 ltlg3 exdS 9 cxdS ltl hS 10 ltlxhS gxhS 1 1 i.d3 fS 12 0-0 ltld7 En M. Narciso Du blán - H. Herráiz, España, 2000 se jugó 1 2 ... f4 13 tt:Je2 ies 1 4 g3 fxg3 15 hxg3 ih3 16 �f2 h4 17 �h2 �c8 1 8 ctJf4 y ahora las negras debieron jugar 1 8 ... hxg3 1 9 �xh3 ixf4 20 �h4 con leve ventaja blanca.

13 .Aa ltles 14 ltle2 'i1Yh4 1S f4! ltle4 16 ltlg3 ltlxb2 17 'l1Ye2 'l1Yg4 Si 1 7 ... ctJd3 1 8 eS lt:Jxc 1 1 9 E!:axc 1 y las blancas tienen unos peligrosos peones centrales.

ixd4 exf3 2 1 W/e7 (a considerar es 2 7 gxf3 Wlxf4 22 ixb2 Wlxf3 23 Wlxf3 fuf3 24 ltJxhS con mejor posición para el blanco) 2 1 ... ifs 22 gxf3 W! g6 23 ixfS E!:xfS 24 ixb2 E!:xf4 25 W/e6+ W/xe6 26 dxe6 con posición com pleja.

1 9 eS dxeS 20 h3 'l1Yg6 21 fxeS ltle4 22 Y1Yxe4 i.xeS 23 gb1 i.xg3 24 if4 b6? Un descuido que permite a las blancas crear un peligroso ataque. Se debió jugar 24 ... ixf4 25 E!:xf4 �d6 y las blancas tienen compensación por el material.

2S gxg3! hxg3 26 gb3 'i1Yf6 27 gxg3+ �f7 28 �e2 �h4 29 �eS Las negras abandonan ante la imposibi­ lidad de defender su rey; por ejemplo: 29 ... �f6 (o 29 . . �gB 30 �xgB �xgB 31 �eB + �gl 32 ieS+ �h6 33 � fB+ �h5 34 idl+ ganando) 30 �c7+ �e8 3 1 ia4+ termina en mate. .

1-0 Partida complementaria no 4

D. Svetushkin - A. Romero Holmes Defensa lndobenoni A65

18 gf3

01. de Bled { 13), 2002

1 d4 ltlf6 2 e4 g6 3 ltlc3 i.g7 4 e4 d6 S f3 0-0 6 ltl ge2 eS 7 dS e6 8 ltl g3 exdS 9 cxdS ltl hS 1 O tlJxhS gxhS 11 .Ad3 ltl d7 Las negras emplean otra idea para reac­ cionar contra el centro blanco.

12 f4 Si 1 2 o-o tt:J es 1 3 ic2 fS!

18

...

h4

Según los análisis de Dreev las neg ras de­ bieron jugar 1 8 ... id4+! 1 9 ie3 fxe4 20 166

12

.••

fS! 13 �xhS bS

Si 1 3 ... lt:Jf6 1 4 �f3!

Partidas

14 exfS c4 1 5 .ic2

19

En caso de 1 5 ie2 ltJf6 1 6 Wf3 ixf5.

ixc3 está justificada estratégicamente: los alfi les blancos no trabajan bien.

15

••.

ge8+ 16 ®f2

.••

®f7

20 g4 VNcS! 21 gg1 VNxdS 22 Wl'h3 La dama blanca debe proteger la casilla f3. Si 22 g5 ixf5!

22

.•.

h5!

Desa rticulando la masa de peones blanca y logrando ventaja.

16

•..

1xc3!

¡Una buena decisión! 1 6 ... ltJf6 1 7 Wf3 �b6+ 1 8 @g3 es complejo.

17 bxc3 Wl'b6+ 18 ®f1 Ahora el rey blanco no puede ir a la colum­ na "g" porque tras �xc3 se abre para las ne­ gras una autopista por esta colum na.

23 .ia3 23 g5 ixf5! 24 ixf5 Wd 1 + 25 \t>g2 :ge2+ etc.

23 ... hxg4 24 gxg4 gh8 25 Wfg2 Wfxg2+ 26 gxg2 1b7 27 ge2 gae8 28 gae1 gxe2 29 gxe2 1f3 30 gf2 tlJg4 31 gd2 3 1 !!xf3 ltJxh2+ 32 \t>f2 ltJxf3 33 @xf3 :gh3+ seguido de :gxc3.

31 !ilxh2+ 32 ®f2 dS 33 .icS a6 34 .id1 .ie4 35 .ie2 �g8 36 .id4.ixfS 37 .ihS+ ®e6 38.ieS.ie4 39.ie2 �g2+ 40 ®e3 .id3! -+41 .ib8 .ixe2 42 �xe2 !ilg4+ 43 ®f3+ gxe2 44 ®xe2 ®ts 45 ®f3 d4! 46 cxd4 !ilf6 47 a4 b4 48 dS !ilxdS 49 J.es b3 so ®e2 Eilxf4+ 0-1 •••

19WI'h4 No es posible 1 9 Wh6 @f7 20 g4 Wf2+!! Con ventaja negra.

167

Partidas

EL AMOR Y LA PASIÓN POR EL AJEDREZ Detenerse en las partidas de Fischer es apreciar el gen io, lo mejor de la creación humana, sin la ayuda de ordenadores y en la lucha tradicional hom bre contra hom bre. No son cálcu los y variantes memorizadas, es la comprensión universal, de la dinámica y la estática, la aplicación de los principios; una mente que como el mar es implacable, y va entrando por todos los orificios de la posición, sin con­ cesiones, sin respiro, golpeando sistemáticamente, asfixiándolo todo. ¿Quién fue el mejor Campeón del Mundo? La gente tiende a apreciar sólo lo con­ temporáneo. Por ejemplo, Capa blanca componía con claridad meridiana, pero el ajedrez era una de tantas cosas que conformaban su vida y tal vez no le dedicaba mucho tiempo. No es criticable, en la vida hay muchas cosas hermosas. En Fischer era todo armonía, como la buena música; el ajedrez era todo para él, y tal vez dejó de competir porque ya la l ucha no era importante para él y la crea­ ción ajed recística sig nificaba mucho más que un simple resu ltado. Kasparov sin duda es uno de los mejores, pero en su época ya había ordenadores, y se ayudó de programas y ana listas que trabajaban invariablemente para él. Sin duda ama­ ba el ajedrez, pero nadie puede negar que era más resultadista. Bobby Fischer amaba el ajedrez sobre todas las cosas, por lo que pensamos que am bos no son compara bies.

Fischer siempre me impresionó de manera especial por la integridad de su carácter. Tanto en el ajedrez como en la vida, no aceptaba pactos.

Boris Spassky Partida no 15

Robert Fischer - Boris Spassky Defe n sa Si ciliana 8 3 1

St. Stefan/ Belgrado m { 1 1 ), 1992

1 e4 eS 2 tüf3 tüc6 3 AbS Esta es la segunda vez que Fischer plantea la variante Rossolimo en su carrera.

3

•••

g6 4 .ixc6 bxc6?!

Es mejor 4 ... dxc6.

S 0-0 �g7 6 gel eS En la siguiente partida que Spassky jugó con negras prefirió 6 ...f6 7 c3 ltJ h6 S d4 cxd4 9 cxd4 0-0 1 O ltJc3 d6 1 1 'Wa4 'Wb6 1 2 ltJd2 168

ltJf7 1 3 ltJc4 'Wa6 1 4 i.e3 'Wxa4 1 5 ltJxa4 f5 1 6 exf5 i.xf5 1 7 �ac l �feS 1 S ltJa5 i.d7 1 9 b3 �abS 20lDc3 fs 2 1 a3 ltJ h6 22 b4lDf5 23 �ed l es 24 ltJe4 �b5 25 h3 h5 26 �d2 a6 27 fl �d5 2S �cd l �b5 29 e2 i.e6 30 �el d7 31 ltJc3 �bbS 32 fl h4 33 e2 i.f6 34 ltJe4 i.d5 35 d3 i.g7 36 �dc2 �c7 37 �el �fS 3S f3 �bS 39 ltJc3 i.gS 40 ltJe2 i.f7 41 i.d2 i.f6 42 �ec1 �beS 43 ltJc4 �b7 44 ltJa5 �bc7 45 ltJc4 �b7 Y2-Y2 R. Fischer - B. Spassky, St Stefan/Belgrado (m/ 1 3).

7 b4!? Las bla ncas entregan peón a cam bio de abrir rápida mente la posición para apro­ vechar la falta de desarrollo de las negras, sumado a las debilidades creadas en la po­ sición. 7 c3 la podemos ver en las partidas suplementarias.

Partidas

Hay otras alternativas:

7

•••

...

1 O .. d6 1 1 c3 bxc3 1 2 lt:Jxc3 lt:Je7 (7 2 ... lt:J f6 13 dxeS dxeS 14 Wfa4+ �dl 1S Wfa3 con buen juego a cambio del peón) 1 3 dxeS dxeS 1 4 Wffxd8+ xf2 dxe5 17 gac1 gad8 18 � d5 Ae6 1 9 ghd1 f5 2 0 exf5 gxf5 2 1 gd2 i>f7 2 2 gcd1 gd7 23 tl)c3 gfd8 24 gxd7+ gxd7 25 gxd7+ .ixd7 26 b4 b6 27 a4 .ie6 28 c5 bxc5 29 bxc5 e7 30 g3 d7 31 i>h4 c6 32 gs e4 33 g4 fxg4 34 tLlxe4

rapidez q ue el caballo. 37 �xh7 �xcS 38 �g6 �b4 El peón aS gana. 39 �gS �xa4 40 ltJxg4 Lg4-+ Ganando el final de peo­ nes.

35 ... Ab3 36 e3 36 �xg4Axa4 37 �gS ic2-+.

36

•••

.ixa4

El peón aS es la carta ganado ra de las ne­ g ras .

37 i>d2 h6 38 tl)f6 xcS 39 tl)xg4 hS 40 tl)e3 Después de 40 'Df6 h4 41 'De4+ �d4! 42 'Dd6 (42lLlg5 ic6) 42 ... id?!-+ el caballo no puede participar en el flanco de dama.

40 ... d4 41 tLlfl ?

La presencia de peones pasados en ambos bandos favorece al alfil.

34

•••

a5!

Si 41 'DfS+ �es 42 'De3 (42 'Del idl) 42 ... ibS seguido de ... �f4 las neg ras ganan. La única defensa era 41 h4 intentando el sacrificio del caballo po r el peón hS, segui­ do de �c2/c 1 -b2 con un final de tablas. 41 ... id7 42 lLlf1 ! ifS 43 'Dg3 ih7 (43 ... ig6 44 lLlxh5 ixhS 45 �c2 con igualdad) 44 'DxhS a4 45 lLlf4 a3 46 'De2+ �c4 47 lLl c l j,g6, y ahora:

Fijando el débil peón a4.

35 i>f4 En caso de ir a por el peón " h" con 35 �h6 j,ds las neg ras capturan rápidamente los peones del flanco de dama con el rey, mientras que el alfil defiende el peón g4, haciendo m uy lento el progreso del blan­ co en el flanco de rey: 36 lLlf6 if3 Aquí puede verse la g ran diferencia del alfil so­ bre el caballo en esta clase de posiciones: el alfil puede pasar de la defensa {el peón g4) a atacar {el peón a4) con m ucha más

206

Diagrama de anólisis a)

Si 48 hS ixh S 49 lLla2 (49 �c2 ig6+ 50 �d2 ib7) 49 ... ig6 50 'Del ibl !

Dieciséis finales de Bobby Fischer 5 1 �d l �c3 52 lLl e2+ � b2 53 lLl c l ic2+ 5 4 � d 2 ig6 5 5 �d 1 ihS+ 5 6 �d2

Final n° 6

Robert Fischer- Radolfo Cardoso

Defensa Caro-Kann B 1 O lnterzonal de Portoroz, 1 958

Diagrama de análisis 56 ... ie2! y las negras ganan. Zugzwang.

b)

48 lLla2! Nuevamente la única po­ sibilidad de resistencia; las blancas deben mantener el peón h4 evi­ tando las posiciones de zugzwang. 48 ... �b3 49 ltJ c3 if7 5 0 �el! ig6 51 �d2 �b4 52 lLla2+ �c4 53 ltJ c3 �b3 54 lLle2 �b2 55 ltJ c3 y no se ve forma de fo rzar la posición .

e)

O 48 �d l �c3 49 lLla2+ � b2 50 lLl c l ihS+ 5 1 � d 2 ie2! nuevamente. 5 2 hS ixhS 53 ltJ d3+ � b 3 5 4 lLl c l + �c4 55 lLla2 ig6 56 ltJ c3 (56 ltJc7 ib7) 56 ... �b3 57 lLl e2 ihs ss ltJ c3 (5BlLlc7+ �b2 59 ltJd3+ �b7 60 ltJc7 ifl ganando) 58 ... ig6 59 lLle2 �b2 60 ltJc3 ic2 61 lLla2 igual que en la variante anterior.

41

•••

es 42 e3 .ib3 43 ttlg3 0-1

Uhlmann abandonó sin esperar la res­ puesta. Podría haber seguido 43 ... a4 44 �dJ (44 ltJxhS a3) 44 . a3 45 �c3 a2 46 �b2 h4 47 lLl e2 �e4-+ y las blancas pier­ den ya que no sirve la captura del peón a2, por ejemplo: 48 lLl c l ic4 49 ltJ xa2 ixa2 50 �xa2 �f3 5 1 � b2 �g2 52 �c2 �xh2 53 �d2 �g2 ganando. ..

1 e4 c6 2 ttlc3 dS 3 �f3 dxe4 4 �xe4 .ig4 S h3 .ixf3 6 YlYxf3 ttld7 1 ttlgs �gf6 8 YlYb3 e6 9 YlYxb7 �dS 10 �e4 � b4 1 1 d1 fS 12 c3 :Sb8 13 YlYxa7 fxe4 14 cxb4 .ixb4 1 S YlYd4 0-0 16 .ic4 tLl eS 17 YlYxd8 :abxd8 18 :an :ad4 19 b3 .ixd2 20 e2 bc1 21 :aaxc1 :atd8 22 :atd1 f8 23 :axd4 gxd4 24 :Sd1 :axd1 2S xd1 e7 26 d2 d6 27 c3 ttld7 28 d4 �f6 29 a4 eS+ 30 e3 gS 31 .ie2 c6 32 .ic4 eS 33 aS h6 34 d2 hS 3S e3 h4 36 .ie2 b7 37 .ic4 c6 38 e2 b7 39 d2 c6 40 e3 b7 41 d2 c7

El peón aS es una gran ventaja para las blan­ cas, pero ahora Fischer debe buscar la forma de progresar con su hasta ahora pasivo rey.

42 g4!+U na fuerte jugada. El rey blanco no puede activarse sin antes controlar la amenaza ... lLl h5-f4 atacando los peones del flanco de rey, o incluso el avance ... g5-g4.

42

•••

c6

En caso de tomar al paso con 42 ... hxg3 43 fxg3 lLl h5 44 h4 Las blancas crean otro pe­ ligroso peón pasado, esta vez en el flanco de rey. 45 ... g4 4 ie6+-

207

Dieciséis finales de Bobby Fischer

43 �c3

so Axe4 tlbs 51 Ag2 �a7

El rey blanco puede buscar tranquilamen­ te otros horizontes. Las negras n unca ame­ nazan ... lüxg4 debido a q ue el peón h4 de las negras se controla con ifl.

43

•••

tlea 44 b4 tld6 45 .lf1!

El alfil puede "trabajar" desde lejos, ya sea en esta diagonal o en la gran diagonal h 1 -a8.

45 ... cxb4+ 46 ®xb4 Las piezas blancas se complementan co­ rrectamente. Ahora el alfil p uede ir a g2 debido a que el rey defiende el peón aS.

46

•••

Pese al peón de menos las negras han crea­ do u na especie de fortaleza que las blancas deben quebrar. La amenaza de entrar con el rey ha dado como fruto la caída del peón e4 de las negras, y ahora el peón a6 actuará de d istracción para esclavizar a u na de las dos piezas neg ras, mientras las blancas se dedicarán al otro sector del tablero.

52 ®a4 � bS 53 ®b3 El rey simplemente se dirige hacia los peo­ nes negros.

53

•••

®b6 54 �c4 �xa6

�ca 47 .ig2 ®ds

Si 47 ... lüd6 48 .ih 1 ! y las negras se en­ cuentran en zugzwang.

48a6 No sólo se crea la amenaza de coronación, sino tam bién se libera la casilla aS para la entrada del rey.

48 tüa7 49 �as �eS •••

Obligado; las neg ras deben entregar el peón e4 debido a la amenaza ®a5-b6. Si 49 . liJeS 50 ®bs y otra vez en proble­ mas. . .

208

Pese a su captu ra el peón a6 "ganó" la par­ tida.

55 �dS ®b6 56 ®xeS �c7 57 �f6 �c3 58 �xgS tld1 59 f4 �d6 60 �xh4 ®e6 61 �gS ®f7 62 f5 1 -0

Dieciséis finales de Bobby Fischer .tf7 47 .tc6 .tg6 48 a4+- similar a la par­ tida.

Final no 7

Robert Fischer- Ronald Finegold Defensa Francesa

ClS

47 1e8!

Western Open Ch. Bay City, 1 963

1 e4 e6 2 d4 dS 3 ti) c3 i.b4 4 a3 i.xc3+ S bxc3 dxe4 6 Wg4 ti:)f6 7 Wxg7 gg8 8 Wh6 gg6 9 We3 b6 10 i.b2 i.b7 1 1 0-0-0 ti:)bd7 12 h3 We7 13 ti:)e2 0-0-0 14 c4 eS 15 dxeS ti:)xeS 16 gxd8+ ®xd8 17 ti:)f4 gg8 18 i.e2 ®c8 19 gd1 gd8 20 gxd8+ ®xd8 21 Wg3 ti:)g6 22 h4 ti:)xf4 23 Wxf4 ti:)e8 24 hS Ac8 25 h6 Wd6 26 WgS+ We7 27 WdS+ Wd6 28 WgS+ We7 29 Wg3 Ats 30 Wt4 We6 31 g4 Ag6 32 WgS+ We7 33 WdS+ Wd6 34 .i.es WxdS 35 cxdS f6 36 Ag3 ®e7 37 ®d2 ti:)d6 38 ®e3 bS 39 1xd6+ ®xd6 40 ®d4 a6 41 c4 bxc4 42 1xc4 aS 43 b2 fS 44 gxfS ixfS

Ahora el alfil fS está limitado en sus accio­ nes.

47

..•

®e7 48®es

Justo a tiempo. Si 48 .th5? rlff6 y el rey ne­ g ro cumple mejor sus fu nciones defensi­ vas.

48 1g4 ...

Este alfil negro debe retirarse de esta dia­ gonal y ahora vemos la segunda idea de la jugada 47 .teS!

4S ib3 Obviamente sería un grave error 45 .t b l ?? por 45 ... e3!-+. En este final de alfiles que corren por casillas de ig ual color, las blan­ cas poseen alg u nas ventajas considera­ bles: un rey bien centralizado, la debilidad de los peones e4 y h 7 y, sobre todo, la deci­ siva u bicación del peón h6.

45

••.

El final de peones es indefendible después de 48 ... rlixeB 49 rlfxf5 rlff7 50 a4! (para que el rey negro deba alejarse del peón h6). 50 ... rlfe7 51 rlixe4 rlff6 52 rlfd4+-.

49 i.g6! i.d7 SO i.xh7 c6 51 dxc6 ixc6 52 1xe4 1xe4 53 ®xe4 ®f6 54 f4 1-0 Final n°8

Robert Fischer- Radolfo Cardoso

1g6 46 1a4 1fS

Defensa Siciliana B86

Si 46 ... rlfe7 el rey blanco entra de forma decisiva. 47 rlies rlff7 48 .td7! rlfe7 (48 .. .ths 49 .tfs) 49 .te6 rlifB 50 rlff6+-; o 46 .. .

Nueva York (m/4}, 1 957

.

1 e4 eS 2 ti) f3 d6 3 d4 cxd4 4 ti) xd4 ti) f6 S ti) c3 a6 6 i.c4 e6 7 0-0 1d7 8 .Ab3 ti) c6 9 i.e3 .Ae7 209

Dieciséis finales de Bobby Fischer

10 f4 YNc7 11 fS �xd4 12 bd4 bS 13 a3 eS 14 .Ae3 .Ac6 1 S �dS .Axds 16 .AxdS �xdS 1 7 YNxdS gca 1s c3 YNc4 1 9 Wb7 Wc6 2 0 Wxc6+ �bc6 21 a4 ®d7 22 axbS axbS 23 �a7+ gc7 24 gfa1 �b8 2S ®f2 �bb7 26 gxb7 �xb7 27 ®e2 .Ada 28 ®d3 h6 29 gas hS 30 b4 .Ae7 31 ggs .Af6 32 �f8 ®c6 33 c4 gd7 34 �as bxc4+ 3S ®xc4 gc7 36 �a7 �xa7 37 .Axa7 .Ada 38 .Ae3 f6 39 bS+ ®d7 40 ®ds .las

tuno id6-f8), pero si les tocara jugar esta­ rían en problemas. Por lo tanto:

43 g3 ! Zugzwang, las negras no tienen buenas jugadas.

43 . ®e7 ..

En esta ocasión Fischer posee u n claro do­ mi nio de la posición. Su rey está u bicado inmejorablemente, mientras que los peo­ nes del segundo jugador u bicados en ca­ sillas negras so n un gran objetivo para el alfil de las blancas.

Mover el alfil tampoco salva a las negras: 43 ... ig 1 44 ixd6 ixh2 45 b6+-; 43 ... ib4 44 b6 ia3 45 b7 ic5 46 h3+- Nuevamente zugzwang.

41 .Aa7!

Las negras quieren crear contrajuego des­ esperadamente , pero un golpe definitivo de Fischer termina d rásticamente con sus aspiraciones.

Creando u na doble amenaza: por u n lado el avance del peón b6 y por otro i.a7-b8 apuntando al peón d6. La natural 41 b6 también debe ganar, y si 41 ... ic3 42 c4 seguido de 43 b5.

41 ...ib4 42ib8! Un error sería ahora 42 b6? debido a 42 ... ic5 y es imposible el avance del peón b6.

42

•••

.leS

Ahora las negras tienen todo en orden, controlan el avance del peligroso peón b6 y defienden su débil peón d6 (después de éste caería tam bién el de g7 con u n opor-

21 0

44 ®c6 g6 4S fxg6 fS

46 .ixd6+ ! 1-0 Los peones blancos son decisivos. Veamos: 46 ixd6+! ixd6 47 g7 f7 48 xd6 fxe4 49

b6 e3 50 b7 e2 5 1 gB'IW+! la sutileza final. Final no 9

Robert Fischer- Samuel Reshevsky Defensa Siciliana B90

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 962

1 e4 eS 2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 S �c3 a6 6 h3 g6 7 g4 .ig7 8 gS �hS 9 .ie2 eS 10

Dieciséis finales de Bobby Fischer

�b3 �f4 11 �dS �xdS 12 \WxdS �c6 13 .ig4 .ixg4 14 hxg4 \Wc8 1 5 Wfd1 �d4 16 c3 �xb3 17 axb3 \We6 18 gas f6 1 9 WfdS WxdS 20 gxdS ®d7 21 gxf6 .ixf6 22 gS .ie7 23 ®e2 gafa 24 .ie3 gcs

'il,ah 1 el peón hl cae; podría seguir 30 ... �c4 31 'il,xhl 'il,xhl 32 'il,xhl 'il,e6 33 'il,h8! con idea de 33 ... �b3 34 'il,eB con la ame­ naza .ics.

El blanco siempre debe estar atento a la ruptura central, única forma en que las negras puedan lograr contrajuego. Si lo intentan ahora no encuentran compensa­ ción por el peón hl, por ejemplo 29 ... dS 30 exdS+ �xdS 31 'il,xhl 'il,xhl 32 'il,xhl c4 33 'if,f7! El alfil es un problema para las negras. 33 ... 'il,cB 34 'if,f6 ganando.

30 gh4! La posición pertenece a una partida con­ tra su "eterno" rival Sam u el Reshevsky. Sin duda las blancas tiene u na notoria ventaja debido a los débiles peones d6 y hl y por sobre todo, a la falta de contrajuego por parte del segundo jugador.

25 b4 Se podía 25 f4 exf4 (25 ... �e6 26 f5+! gxf5 27 'il,h6+ y exf5) 26 .ixf4 au mentando la presión sobre el peón d6.

25 ... bS La amenaza b4-b5 era molesta.

Nuevamente 26 f4 era u na buena opción.

26

..•

®e6 27 ga1

Fischer se dedica a las debilidades del flanco de dama.

27

•••

gc6 28 gh3 .lts·

Si las negras se desp renden de su débil peón d6 con 28 ... dS 29 exdS+ xdS 30

Fuerte jugada. Desde h4 la torre s�antici­ pa a un posible ... 'il,c4, pero lo mas impor­ tante es saber cual será el próximo movi­ miento negro debido aque cada u no de ellos tiene su inconveniente.

30

..•

d5

Reshevsky se decide por el avance central. La torre el tiene el problema de que debe defender el peón hl y reservarse además ... 'il,c6 en caso de 'il,a 1 de las blancas. Si 30 ... �c4 31 f3 �el 32 i>f2 es parecido a la partida; o 30 ... 'if,f7 31 'il,a 1 y cae el peón a6.

31 ga1 !

21 1

Dieciséis finales de Bobby Fischer Malo es 3 1 exdS+ @xdS 32 !!d 1 + @e6 33 �d8 ig7! 34 �xh8 ixh8 y las negras tie­ nen menos debilidades. Las blancas de­ ben desviar primero la torre c7.

Ganando u n peón y dejando al alfil h 8 sin casillas, las blancas mantienen la iniciativa.

31 �c6 32 exdS+ mxdS 33 �d1 + me6 34 �da

Si el rey se d irige al centro la p recaria ubi­ cación del alfil h8 priva a las negras de cualquie r actividad: 39 ... i>e4 40 f3+ i>ds 41 i>d3! �d8 (si 41 .. �aB (con idea de ... a6a5) 42 !!hl! esclavizando a la torre negra) 42 !!a7 ganando.

•••

La entrada de la torre en la octava horizon­ tal permite la ganancia de material.

34

••.

mts

Si 34 ... !!c7 35 !!aS !!c6 36 �es ganando; o 34 ... �g7 35 !!xh8 �xh8 36 !!xh 7 y con la torre negra en c6 cae el peón h7.

38

•••

�ea 39 �f7+ mg4

.

40 f3+ mg3

35 gas Bobby mejora constantemente la u bica­ ción de las piezas.

35 ... ge6

41 md3?! Fischer pierde la oportunidad de finalizar la partida "cazando" al rey de Reshevsky con 41 @f1 ! dominando g2 y amenazando �f2 seg uido de !!h7. Las negras podrían abandonar tranquilamente.

41

••.

e4+

36 gh3

De otro modo seguiría @d3-e4.

Amenazando !!f3.

42 txe4 gds+ 43 .Ad4 mg4 44 gfl .Aes

36

Si 44 ... i>xgS 45 !!g 1 + y las negras deben entregar el peón g6.

••.

.Ag7

Después de 36 ... @g4 37 !!g3+ @hs 38 !!f3 �g7 39 !!xh8 ixh8 40 !!f8! ig7 41 !!f7 el alfil se pierde. Tampoco sirve 36 ... @e4 3 7 ics o 37 !!f3 ganando en ambos casos.

212

45 me3 .Ac7 46 gg1 + mh4 47 mf3 gd7 48 eS

Dieciséis finales de Bobby Fischer Ahora el rey negro es la pieza fuera de j ue­ go. Con dos peones menos Reshevsky ya podría haber abandonado.

48 :8:f7+ 49 g¡,e4 �us 50 e6 ida 51 if6! ixf6 52 gxf6 gxf6 53 g¡,dS gf2 54 gel

El rey comienza a mejorar m ientras que el alfil f3 defiende el flanco de rey.

30

•••

a6

...

Una demostración de la técnica de Bobby.

1-0

El avance b4-b5 puede ser molesto, por ejemplo: 30 ... :gd7 31 b5 d6 (31 ... :gdB? 32 b6+) 32 :gas b6 33 ic6 :ge7 34 axb6 axb6 35 d4 con una posición dominante.

31 g¡,d4 !es 32 gf8 id7 33 h4! Final no 10

Robert Fischer- Jacobo Bolbochán Defensa Siciliana B45

Mar del Plata (1 4), 1 959

1 e4 eS 2 �f3 �e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 e6 6 �dbS ib4 7 a3 !xc3+ 8 �xc3 dS 9 id3 dxe4 10 �xe4 �xe4 11 ixe4 Wxdl+ 12 g¡,xdl id7 1 3 !e3 fS 14 if3 eS 15 b4 0-0-0 16 g¡,el �d4 17 ixd4 exd4 18 :8:e1 ghe8 19 g¡,d2 .lbS 20 gxeB gxeB 21 a4 ie4 22 gel �b8 23 c3 dxc3+ 24 gxc3 .if7 25 aS ge7 26 ge3 gd7+ 27 gd3 ge7

33 ... !es Si las negras avanzan su flanco de rey con 33 ... g5 también caen en inferioridad debi­ do a la mayor actividad de las piezas blan­ cas. 34 �f6 g4 35 id5 :ge2 (35 ... h5 36 :gf7 �e2 37d3con idea de.bb7 o ie6 según el caso) 36 �xh6 :gxf2 37 �h7 con ventaja. Si 33 ... ie6 34 c5 con ventaja.

34 ids id7 35 f4

La posición tiene como característica la presencia de alfiles que corren por casillas de ig ual color y la simetría en la estructura de peones. Fischer saca diferencias en la actividad que cobrará la torre y en el cons­ tante progreso de su rey.

Alg u nos comentaristas otorgan a esta ju­ gada un signo de admiración; sin embargo creemos que el peón f4 le quita al rey una impo rtante casilla en el caso que las ne­ gras jueguen ... �e1 y empiecen a jaq uear por la primera horizontal. Mejor era 35 h5 y en caso de 35 ... :ge 1 (35 ... b6 36 axb6+ xb6 37 �bB+ etc; 35 ... �e2 36 :gf7; 35 ... icB 36 ic4! con idea de id3) 36 �f7 :gd 1 + 37 e5 :ge1 + 38 f4 d6 39 ixb7 :gb1 40 ixa6 �xb4+ 41 e3 ganando.

213

Dieciséis finales de Bobby Fischer

3S

000

g6?

Un grave error; no sólo ubica otro peón en casillas blancas, sino también permite al rey blanco tener u na posibilidad de entrar en el flanco de rey.

43 ci>f6 gh7 44 .ids ci>cs 4S ge6 O bien 45 i.gS.

45 ci>ds 46 gd6+ rt/c7 47 gb6 ci>ca 48 .lg8! 000

En caso de 35 ... ics 36 �f7! y el final de alfiles es definitivo. 36 ... �xf7 (36 ... r:iJd6 37 �xe7 r:iJxe7 38 r:JJes ganando) 37 .ixf7 ·@d6 38 .idS y las negras no tienen j ugadas. La mejor defensa era activarse con 35 ... �e l ! 36 �f7 (36 @c3 �d 1 ! 37 .if3 �c 7 + 38 @d3

�b 7 39 �fl �xb4 40 &gl &f4 4 7 hb7 @xbl 42 �xd7+ @c6=) 36 ... �d l + 37 @c4 Las blancas deben entrar en el sacrificio de la calidad si quieren forzar la posición. 37 ... @d6 (37 ... �c 7 + 38 @b3) 38 �xd 7+ @xd7 39 .ixb7 y si bien la posición blanca es pre­ feri ble, el triunfo es más complicado.

El golpe final.

36 gf6 �es 3 7 �e6

48 ooo gc7 048 ... �h8 49 .ie6+ .id7 (49 ... @c750 @gl! y la torre está cazada) 50 .ixd7+ @xd7 5 1

�xb7+ ganando.

49 �e6+ ci>bs so gd6! La amenaza �d6-d8 da a las blancas ven­ taja materia le. Bolbochán abandonó. 1-0 Final no 7 7

Svetozar Gligoric - Robert F ischer A Bobby le gusta "achicar" las piezas riva­ les. Se podía jugar 37 h5 pero Bobby se "guarda" los peones negros para su rey.

37 .ic6 38 g3 gg7 39 ci>es .ieB 40 .idS hS 41 gb6 000

Ahora el rey pod rá entrar por f6.

41

000

ci>cs 42 .ie6+ ci>c7

Si 42 ... @bs 43 @f6 �c7 44 �d6 como en la partida.

214

Defensa India de Rey E94

Olo de Siegen, 1 970

1 d4 tl)f6 2 c4 g6 3 tl)c3 .lg7 4 e4 d6 S tl)f3 0-0 6 Ae2 es 7 d5 tl)bd7 8 0-0 tl)cs 9 VMc2 aS 10 .igS h6 1 1 .ie3 tl)g4 12 .ixc5 dxcS 13 h3 tl)f6 14 tl)xeS tl)xdS l S cxd5 .ixeS 16 f4 .id4+ 17 hl fMh4 18 YMd3 c6 1 9 VMf3 hS 20 fS .id7 21 .ic4 g5 22 gadl gae8 23 dxc6 .ixc6 24 .ids ges 2S .ixc6 bxc6 26 gd3 gfe8 27 YMg3 YMxg3 28 gxg3 f6 29 gd3 h4 30 b3 gbs 31 g3 hxg3 32 g2 gb4 33 gel f7 34 xg3 ci>e7 3S gel �d6 36 ghl ge7 37 h4 gh7 38 h5 gh6

Dieciséis finales de Bobby Fischer

39 �f3 �es 40 �e2 a4 41 � g3 c4 42 bxc4 gb2 43 �n

47 E:a3 eS 48 E:xa4 E:d3+ 49 ctt g2 E:d4 50 gel ! gxhS 51 E:as .J?xe4 52 E:xcS gd2+ 53 ctt g 3 E:d3+ 54 ctt g2 (54 cttg4?? gh4#) 54 ... ghh3 con g ran ventaja.

44 gxh5 gf2+ 45 �g3 gxn A cam bio de la calidad Fischer posee u n peón gS pasado y tres piezas u bicadas e n forma agresiva, y sobre todo, bien coordi­ nadas entre sí, un aspecto al que Fischer da g ra n importancia como puede apre­ ciarse en sus partidas.

En esta ocasión Fischer posee un buen rey centralizado q ue apoya al alfil d4 y u na torre en séptima dominante. Mientras tan­ to las blancas tienen un peón hS pasado apoyado por la torre h 1 q ue obligan a la pasividad de la torre h6 neg ra. La última jugada blanca, 43 ltJ g3-f1, prepara la i nge­ niosa idea ltJ h2!

43

...

gxh5!

Bobby elige el camino más drástico para hacerse con la ventaja, sacrifica la calidad a cam bio del peligroso peón blanco y, al mis­ mo tiempo, se deshace de u na pieza pasiva como su torre h6. Otros caminos no son tan claros como el sacrificio de calidad.

Tampoco servía 46 gh6 cttxe4 47 ga3 (47

&d4+ cttxd4 48 'Sxf6 eS 49 ga6 cttxe4 50 &a4+ cttbS-+ MatanovicJ 47 ... gg l + Es i m portante llevar el rey al rincón. 48 ctt h2 �k l 49 gxa4 cttf3! Las piezas blancas están completamente descoordinadas. 50 E:a3+ cttf2 con idea de ... !eS, las negras ganan.

46

...

�xe4 47 ga3 ggl +

Como en el análisis anterior es importante llevar el rey blanco al rincón.

48 �h2 gb1

Las blancas logran contrajuego después de 43 ... E:xa2 44 ltJ h2! E:f2+ 45 ctt g 3 E:xh2 única 46 E:xh2 (46 cttxh2 &h5+ 47 cttg2 &h 7 48 cttxh 7 �b2! seg uido de ... a4-a3J 46 ... ctt xe4 se amenaza la torre d3 y la torre h2 con ... �es. 47 E:hd2 �e3 48 ctt g 4! (peor 48 E:d 7 &h5) 48 ... �xd2 49 E:xd2 a3 50 E:a2 ctt d 4 5 1 E:xa3 ctt xc4 y las negras no pue­ den ganar con su torre h6 esclavizada. Pero sí era una alternativa seria 43 ... E:f2+ para q ue el peón e4 q uede indefenso: 44 ctt g 3 E:xa2 45 ltJ d2 (peor es 45 ltJ h2 cttxe4) 45 ... ie3 (no hay tiempo para 45 ... eS? por 46 E:e 7 con idea de liJd2-f3J 46 gxe3 gxd2

49 gxa4 gb2+ 50 �hl E n caso de 50 ctt h 3? ieS 51 ctt g 4 (5 7 eS+ cttxfS-+ seguido de ... gh2J 51 ... E:g2+ y las blancas pierden la torre h8.

21 5

Dieciséis finales de Bobby Fischer

SO

••.

eS

Hay tiempo para comer el peón f5. Fischer afirma la defensa del alfil.

51 ga3 ®xts Ahora los peones negros del flanco de rey son decisivos.

Las blancas abandonan. Una g ran demos­ tración de Fischer sobre la coordinación de piezas.

0-1 Final n° 72

Robert Fischer - Mikhail Tal Defensa Siciliana B32

Candidatos, Curazao (1 1 ), 1 962 No hay que cambiar esta torre activa. Malo es 52 ... �xh2+? 53 x h2 e4 54 �b3 y las blancas tienen la posibilidad de lograr contrajuego con el avance del peón a2.

53 �g2 g4 54 �hl �b2+ SS �fl Si 55 g 3 g 5 y el rey blanco está en pro­ blemas.

SS

•••

1 e4 eS 2 ttlf3 ttle6 3 d4 cxd4 4 ttlxd4 eS S ttlbS a6 6 tLl d6+ .ixd6 7 Wfxd6 Wff6 8 Wfdl Wfg6 9 ttlc3 ttlge7 10 h4 hS 1 1 i.gS dS 1 2.Axe7 d4 13 ,Ags dxc3 14 bxc3 Wfxe4+ 15 .ie2 f6 16 .ie3 .ig4 1 7 Wfd3 Wfxd3 18 cxd3 i.xe2 1 9 i>xe2 0-0-0 20 �adl ttle7 21 d4 ttldS 22 �el �heS 23 �hdl fS 24 .igS �d7 25 dxeS �xeS+ 26 ci>f3 �e4 27 �d3 �e4

®gS 56 �h8 fS 57 �g8+ i>h4 58 i>el

58 �a6 f4 59 �ag6 (59 �h6+ g 3 60 �hg6 f 3-+ Mata novic) 59 ... g 3 60 �xg4+ f3 ganando.

58

•••

f4 59 ci>dl �g2

En esta posición con ig ualdad material las blancas están en p ro blemas: su peón c3 es muy débil y obliga a las torres a quedarse en posición pasiva. Con g ra n concepto Fis­ cher realiza la siguiente jugada liberadora .

28 gedl ! 60 �a6 f3 61 �h6+ ci>g3 62 �hg6 i>f4 63 a4 63 �f8+ e 3 y las negras pueden seguir con ... d 3.

63

•••

216

�gl + 64 ci>d2 f2 65 �U8+ ci>g3

Entregando el peón c3 a cambio de ganar en actividad. Se descubre u na ventaja para las blancas, su rey es una pieza más en el ataque.

Dieciséis finales de Bobby Fischer Permite mejorar la u bicación del alfil y, a la vez, dejar libre el camino para el rey blanco por la casilla gS (coord inación de piezas}. Las negras debieron j ugar 30 ... !!d3+ 3 1 i>f4 'tt> d 7 32 i>xfS Teniendo alfil contra caballo el blanco debe buscar desequilibrios en los flancos. No hay tiempo para j ugadas pasivas como 32 !!c2? h6 (con idea de gl) 41 i.d6 !!f7 42 f4 seguido de !!d3,i.xf8 y g2 La pieza que falta mejora r.

Mark Taimanov

1 e4 c5 2 tilf3 ttlc6 3 d4 cxd4 4 ttlxd4 Y!lc7 S ttlc3 e6 6 g3 a6 7 .Ag2 tilf6 8 0-0 ttlxd4 9 Y!lxd4 .ic5 10 .Af4 d6 1 1 Y!ld2 h6 12 gad1 eS 13 1e3 ,Ag4 14 .AxcS dxcS 1S f3 1e6 16 f4 gd8 17 tildS .AxdS 18 exdS e4 1 9 gfe1 gxdS 20 gxe4+ 'it>d8 21 Y!le2 gxd1 + 22 Y!lxd1 + Y!ld7 23 Y!lxd7+ 'it>xd7 24 ges

27

224

'it>d6 28 'it>f3 tild7 29 ge3 ttlb8

No hay buenas casillas para el caballo.

Asegurando las casillas blancas el rey blanco siempre tendrá la oportunidad de llegar a bS.

33

Si bien el alfil es superior al caballo debi­ do a que se encuentran peones en a mbos flancos y a que el caballo negro no tiene puntos fuertes de importancia donde u bi­ ca rse, las blancas tienen dificultades en crear un peón pasado debido a la simetría existente.

•••

•••

ttle7 34 h3 ttlc6 3S h4

Buscando más debilidades ante la pasivi­ dad de las negras.

3S

•••

hS

Dieciséis finales de Bobby Fischer No permite el ava nce h4-h5, pero fijar u n peón en una casilla blanca asegu ra s e r u n objetivo para el alfil e n cualquier momen­ to.

36 gd3+ q;;c7 37 �d5

El caballo debe defender el peón g6. Des­ pués de 45 ... d7 46 ixc6+! xc6 47 c4 las blancas ganan el final de peones con la entrada del rey: 47 ... c7 48 cj{b5 cj{b7 49 c4 cj{c7 50 cj{a6 cj{c6 51 cj{a7 cj{c7 52 b3 cj{c6 53 cj{b8+- y las negras pierden mate­ rial.

Obligando a u bicar más peones en casillas blancas.

37

•••

f5 38 �d2

Con idea de E:e2-e6.

38

•••

�f6 39 �e2

Impidiendo la entrada del rey blanco, pero sólo por una j ugada.

47 .if7+ q;;d6 48q;;c4 q;;c6 49 .leS+ q;; b7 50 q¡;b5 � eS

Ahora se amenaza E:e8.

39

•••

q;;d 7 40 ge3 g6

Las blancas ya tienen asegu radas las debi­ lidades del flanco de rey; ahora hace falta ver de q ué forma pasa el rey blanco al flan­ co de dama.

51 .ic6+ Desu bicando el rey negro se evita la opo­ sición. Un g ravísimo error sería 51 ixg6?? por 51 ... ltJ d6 jaque mate.

51

•••

q;;c7 52 .id5

Ahora el rey blanco puede entrar por a6.

52 Con el cambio de torres el rey blanco po­ drá llegar a b5, demostrando su su periori­ dad sobre el rey contrario.

••.

�e7

Tampoco era fácil para las blancas des­ pués de 52 ... ltJ d6+ 53 cj{a6 c4 (53 ...ltJe4

54 if7ltJxg3 55 ixg6 ltJe2 56 ixh5ltJxf4 57 if3 con ventaja decisiva) 54 igB! (con idea de ih7) 54 ... c6 (no sirve 54 ...ltJe4 55 ixc4ltJxg3 56 b4 y las blancas crean un peón pasado en el fla nco de dama, por ejemplo 56 ...ltJe4 57 bxa5 bxa5 58 cj{xa5

225

Dieciséis finales de Bobby Fischer

lL!xc3 59 r:;t¡b4 y el caballo no puede "to­ car" los peones blancos del flanco de rey) 55 ih7lt:Je4 56 ixg6lt:Jxg3 57 ie8+ r:;t¡c5 58 if7 Zugzwang. Ahora las negras están obligadas a entrar en los desequilibrios de peones pasados donde el alfil demuestra la supremacía sobre el caballo. 58 ...lt:Je2 59 ixh5 lt:Jxf4 60 if3 El peón h4 es deci­ sivo. 60 ...lt:Je6 61 h5lt:Jg5 62 h6 f4 63 ih 1 (63 ie4) 63 ...lt:Jf7 (63 ... lL!hl 64 ie4 lt:Jg5 65 hllL!xhl 66 ixhl f3 67 ie4 f2 68 ig 2+-) 64 h7lt:Jh8 65 r:;t¡b7+- forzando la posición con la marcha del rey al otro flanco.

53j.f7 � b7 54 i.b3

O 58 ...lt:Jf6 59/if7lt:Je4 60 ixg6lt:Jxg3 61 c4 r:;t¡c6 (6 1 ... lD e2 62 ixh5lL!xf4 63 /if3) 62 ie8+ r:;t¡c7 63 r:;1;¡a7 r:;t¡d8 64 ic6! r:;t¡c7 65 if3 Zugzwang nuevamente.

59j.c4lLlc6 59 ... r:;t¡c6 60 ib5+ r:;t¡c7 61 ie8 es igual a la partida.

60j.f7lLle7 61j.es �d8 Las negras parecen tener todo controlado, pero...

Las blancas buscan el momento adecuado para pasar a la g ran diagonal, donde des­ ubicarían al rey negro de la oposición que está ejerciendo en este momento.

54

.••

� a7

Si 54 ...lt:Jc8 55 i.d5+ r:;t¡c7 56 r:;t¡a6lt:Jd6 57 b3lt:Je4 (57 ...lL!c8 58 ifl) 58 if7lt:Jxg3 59 ixg6 con ventaja.

55 i.dl � b7 56j.f3+

62 Axg6!!

Después de esto las negras caerán en un continuo zugszwang.

A cam bio del alfil caen las dos bases de las cadenas negras de peones, y el caballo parece in útil ante la presencia de tantos peones neg ros débiles.

56

.•.

�c7

56 ... r:;t¡a7 57 c4! Zugzwang 57 ...lt:Jg8 (57 ... lL!c8 58 r:;t¡c6lL!e7+ 59 r:;t¡d7lL!g8 60 r:;t¡e6) 58

62 lLlxg6 63 �xb6 � d7

r:;t¡c6lt:Jf6 59 r:;t¡d6lt:Je4+ 60 r:;t¡e5lt:Jxg3 61 r:;J;¡f6+- ganando.

Si 63 ...lt:Jf8 64 r:;t¡xc5 lt:Jd7+ 65 r:;!¡d6 y las negras no pueden defender el flanco de rey. O bien 63 ... c4 64 r:;t¡xa5lt:Je7 65 r:;t¡b5.

57 �a6lLlg8 El final de peones se gana después de 57 ...lt:Jc6 58 ixc6! r:;t¡xc6 59 c4+-; 57 ...lt:Jc8 58 id5lt:Jd6 59 ig8 con idea de ih7.

5Sj.d5lLle7

226

..•

64 � xc5lLle7 65 b4 axb4 66 cxb4 Ahora las neg ras deben estar pendientes de los dos peones blancos del flanco de dama, que actuarán de "distracción" para las piezas neg ras.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

66 ttlc8 67 as ttld6 68 bS ttle4+ 69'i!;>b6 'i!;>c8 •••

69 ... ltJd6 70 a6 ltJ c8+ 71 c;t>cs c;t>c7 72 c;t>ds y nuevamente cae el fla nco de rey.

70'i!;>c6 También se podía j ugar 70 a6 c;t>b8 7 1 c;t>c6 con idea de responder a 71 ... c;t>a7 con 72 b6+! c;t>xa6 73 b7 @a7 74 @c7.

70 'i!;>b8

ti da. El rey blanco no puede progresar, y el Gran Maestro inglés aplica el mismo pro­ cedim iento que Fischer:

37 .ixe6! Sacrificio de pieza aprovechando que el caballo está limitado y no podrá hacer nada contra la entrada del rey blanco.

37 fxe6 38'i!;>xe6'i!;>d8 39'i!;>d6 ttle7 40 e3 'i!;>e8 41'i!;>c7 c;!;>n 42'i!;>d7'i!;>t8 43 f3! •••

•••

70 ... lDf6 71 a6 ltJd 7 (71 ... @bB 72 b6) 72 a7.

Las blancas van a crear un peón pasado para abortar la defensa pasiva de las neg ras.

71 b6 1 -0 Las negras prefieren abandonar a nte el avance de los peones blancos. Taimanov se ha quedado con un caballo q ue ha deambulado torpemente d u rante toda la partida. Por último veamos una partida donde las blancas aplicaron los mismos conceptos: Final complementario

A. Miles - G. Gonda

Ell 01. de Buenos Aires, 1 978

43

•••

ttlfS

Si 43 ... @f7 44 e4 dxe4 45 fxe4 c;t>t8 46 h3 @f7 47 eS cj;>f8 48 e6 (Zugzwang) ltJdS 49 @xc6 ltJ xb4+ 50 c;t>xbS+-. Variante indica­ da por Miles.

44'i!;>xc6 ttlxe3 45'i!;>d7 ttlc4 46 c6 ttlb6+ 47 'i!;>d8 Si 47 ... cj;>f7 48 c7 c;t>e6 49 c8\W+ ltJxc8 50 c;t>xc8 c;t>ts S 1 c;t>d7 y se gana el final de peones.

1-0

Las negras presentan debilidades en a m­ bos flancos al ig ual que en la última par-

227

TREINTA Y DOS COMBINACIONES DE BOBBY FISCHER

En el ajedrez hay dos tipos de jugado­ res: los buenos y los duros. Yo soy de los duros. Bobby Fischer A través de sus partidas Bobby Fischer ha dejado innumerables obras de arte, gra ndes combinaciones que han pasado a formar parte de la Historia del Ajedrez. Aquí queremos hacer un aporte comple­ mentando el trabajo que hemos realizado cuando hemos desarrollado sus partidas:

1 2 3 4

5 6 7 8 9 1O 11 12 13

Combi naciones básicas Ataques al rey enrocado Demolición Sacrificio de pieza Sacrificio de calidad Sacrificio de dama A la caza de la dama La Octava línea Ataque doble Ataques al rey en el centro Ataques de mate Extracción Desviación

1 Combi naciones básicas Combinación no 7

Robert Fischer- Pal Benko Cto. de EEUU, Nueva York, 1 965

1 e4 es 2 lilB lilc6 3 .tbs a6 4.ta4 lilf6 S o-o .te7 6 gel bS 7 .tb3 d6 8 c3 0-0 9 h3 lilb8 1 O d4 lil bd7 1 1 lLl h4 lil b6 12 lLld2 eS 13 dxcS dxcS 14 lil fS .txts 1 s exfS V!Jc7 16 g4 h6 17 h4 c4 18 .ta lilh7 19 lilB f6 20 lild2 gad8 21 V!JB hS 22 gxhS lildS 23 lile4 lilf4 24 .txf4 exf4 2S mhl h8 26 ggl gf7 27 gg6 .td6 28 gagl .tf8 29 h6 V!J eS 30 V!Jg4 gdd7 31 B .teS 32 lilxcS V!JxcS 33 gxg7 gxg7 34 hxg7+ ®g8 3S V!Jg6 gd8 36 .Ae4 V!Jc8

Juegan las blancas. Bonita jugada de desviación que define rdpidamente la partida.

229

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer Combinación no 2

Combinación no 3

Robert Fischer- Joaquim Durao

Robert Fischer- Borislav lvkov

01. de La Habana (3), 1 966

Santa Mónica ( 1 2), 1 966

1 e4 e6 2 d3 eS 3 lüf3 lüc6 4 g3 g6 S Ag2 Ag7 6 0-0 lüge7 7 c3 0-0 8 d4 d6 9 dxcS dxcS 1 0 �e2 b6 1 1 eS aS 12 gel Aa6 13 �e4 ga7 14 lübd2 Ad3 lS �h4 lüdS 16 �xd8 gxd8 1 7 a 4 gad7 18Af1 Axf1 19 xfl lüde7 2 0 lüc4 llJeS 21 i.gSllJ 6e7 22 lü fd2 h6 23 i.xe7 gxe 7 24 ga3 gc7 25 gb3 ge6 26 étJe4 i.fS 27 ®e2 i.e7 2s f4 ®ts 29 g4 ®es 30 E:fl E:d5 31 E:O E:dS 32 E:h3 i.fS 33 étJxa5 E:e7 34 étJe4 E:a7 35 étJxb6 étJxb6 36 E:xb6 E:daS 37llJf6+ ®ds 3S E:e6 E:e7 39 E:d3+ ®es 40 E:xe7+ ®xe7 41 E:d7+ ®e6 42 E:xf7 e4 43 étJd7 i.e5 44 étJxe5 ®xe5 45 E:e7+ ®ds

1 e4c5 2lüf3 e6 3 d3lüc6 4 g3 dS Slübd2 Ad6 6 Ag2lüge7 1 o-o o-o slü h4 b6 9 f4 dxe4 1 o dxe4 Aa6 1 1 gel c4 1 2 c3 lüas 1 3 eS Ac5+ 14 hl lüds 1 S lüe4 .ib7 16 �hs lüe7 17 g4 .ixe4 18 Axe4 g6 1 9 �h6 étJds 20 fS ges 21 fxg6 fxg6 22 étJxg6 �d7 23 étJf4 �adS 24 étJh5 ®hS 25 lüf6 étJxf6 26 exf6 E:gS 27 i.f4 E:xg4 2S E:adl E:dgS

Juegan las blancas. ¿Cómo coordinar el ataque de mate sobre el rey negro?

Juegan las blancas. Excelente jugada que quita todas las posibilidades de contrajuego de las negras.

230

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer Combinación no 4

Combinación no 5

Robert Fischer- García Bachiller

Robert Fischer- William Hook

Madrid, simultáneas, 1 970

01. de Siegen (S), 1 970

1 e4 eS 2 �f3 e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 a6 S �c3 V!le7 6 .ld3 �f6 7 0-0 bS 8 gel .lb7 9 eS �dS 10 �xdS .lxdS 11 a4 b4 12 .le4 .lxe4 13 gxe4 �e6 14 .lf4 gc8 1 S gel V!la7 16 c3 bxc3 1 7 gxe3 .les 18 .le3 0-0 19 gxcS V!JxeS 20 �xe6 V!Jas 21 b4 �xb4 22 �xf8 �dS 23 �xd7 �e3 24 V!lg4 ge6 2S �f6+ � h8

1 e4 e6 2 d4 dS 3 �c3 .lb4 4 eS eS S a3 .lxc3+ 6 bxc3 V!Jas 7 .ld2 V!la4 8 V!lg4 �f8 9 V!ldl b6 10 h4 �e7 1 1 hS h6 12 gh4 .la6 13 .lxa6 �xa6 14 gf4 V!ld7 1S V!Jf3 �e6 16 �h3 gca 1 7 g4 V!le8 18 jS �e7 19 gxh6 gxh6 20 gf6 �fS 21 �f4 q;e7 22 �xdS+ �d8 23 �e3 �xe3 24 .lxe3 ge7 2S dxeS �xeS 26 gdl + � e7

Juegan las blancas. Secuencia forzada de jaque mate

Juegan las blancas. Eliminación de la defensa y aprovechamiento del rey contrario en el centro.

23 1

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

2 Ataques al rey enrocado

Combinación no 6

Combinación no 7

Robert Fischer- Pal Benko

Robert Fischer- Pal Benko

Candidatos, Curazao (22), 1 962

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 963

1 e4 e62 d4 dS 3 �c3 �f6 4 eS �fd7 S f4 c5 6 dxcS .ixcS 7 �g4 0-0 8 .id3 fS 9 �h3 ixg1 10 gxg1 �es 1 1 i.d2 �c6 12 � bs �b6 13 0-0-0 id7 14 �d6 �a4 1 S .ibS �d4 16 ie3 liJe2+ 1 7 ixe2 �xb2+ 18 d2 �b4+ 19 c1 �c3 20 gde1 �xa2+ 21 d1 �c3+ 22 c1 d4 23 .Af2 gfc8 24 .id3 �a2+ 2S d1 �c3+ 26 c1 gcs 27 �h4 gas 28 d2 h6 29 g4 fxg4 30 gxg4 h8

Sólo veintiún movimientos necesitó Fischer para pulverizar a Benko, un Gran Maestro que había derrotado al genio americano en el Internacional de Portoroz, 1 958. La jugada diecinue­ ve es como una bomba que estalla con toda su fuerza sobre el tablero. Pablo Morán

1 e4 g6 2 d4.ig7 3 �c3 d6 4 f4 �f6 S �f3 0-0 6 id3 .ig4 7 h3 ixf3 8 �xf3 �c6 9 .ie3 eS 10 dxeS dxeS 1 1 fS gxfS 1 2 �xfS �d4 1 3 �f2 �e8 14 0-0 �d6 1S �g3 h8 16 �g4 c6 17 �hS �e8

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Juegan las blancas. Ataque directo sobre el rey.

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Juegan las blancas. Excelente maniobra de obstrucción con ataque directo.

232

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer Combinación no 8

Combinación no 9

Robert Fischer- Svetozar Gligoric

Robert Fischer- Josef Kupper

Candidatos, Bled (4), 1 959

Zúrich, 1 959

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 � c3 d6 6 .ic4 .id7 7 .ib3 g6 8 f3 �as 9 .igs .ig7 1 0ftd2 h6 1 1 Ae3 gc8 1 2 0-0-0 �c4 13 We2 �xe3 14 Wxe3 0-0 1 5 g4 Wa5 16 h4 e6 17 �de2 gc6 18 gS hxg5 1 9 hxgS �hS 20 f4 gfc8 21 � b1 Wb6 22 ftf3 gc5 23 ftd3 .ixc3 24 �xc3 �xf4 25ftf3 � hS 26 gxhS gxhS 27 Wxh5 .ie8

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 d6 6 .ic4 e6 7 .ib3 .ie7 8 0-0 �xd4 9 Wxd4 0-0 10 � h1 b6 1 1 f4 .ib7 12 fS e5 13 ftd3 h6 14 gt3 gc8 1 5 gh3 � h7 16.ie3ftd7 1 7 �d5 .ixd5 18 hd5 �xd5 19 exd5 .if6

Juegan las blancas. Destrucción de la defensa con un ataque práctico sobre el rey. Juegan las blancas. Sutil maniobra para eliminar las defensas aprovechando la debilitada posición del rey negro.

233

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

3 Demolición

Combinación

no 7 O

Combinación

no 7 7

Robert Byrne- Robert Fischer

Armando Acevedo- Robert Fischer

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 963

01. de Siegen (4), 1 970

La combinación culminante es de tal profundidad que, incluso en el mo­

1 d4 tilf6 2 lilB eS 3 c3 g6 4 g3 b6 S Ag2 Ab7 6 o-o Ag7 7 tilbd2 o-o S gel dS 9 tiles tilc6 10 tlJdB gcS 1 1 tlJxc6 .ixc6 1 2 .ih3 .id7 13 i.f1 .ic6 14 ttJ es i.b7 1 S a4 tlJe4 16 f3 tlJ d6 17 e3 VHc7 1 S aS f6 1 9 axb6 axb6 20 tlJ d3 eS 21 tlJf2 e4 22 f4 gas 23 1d2 gxa1 24 VHxa1 gas 2S VHb1 VHc6 26 b3 i.a6 27 VHb2 1xf1 2S gxf1 c4 29 b4 VHa4 30 :gb1 .ifS 31 �f1 tlJbS 32 �e2 fS 33 tlJd1 �f7 34 tlJf2 VHa2 3S tild1 � e6 36 VHxa2 gxa2 37 :gb2 ga1 3S ie1 � d7 39 id2 �c6 40 1e1 tlJ a3 41 � d2 � bS 42 1f2 � a4 43 i.e1 ie7 44 .if2 tlJbS 4S �c2 � a3 46 :gb1 :ga2+ 47 gb2

mento mismo en que me rendí, los dos grandes maestros que estaban co­ mentando la partida para los espec­ tadores en otra sala ;creían que yo la tenía ganada! Robert Byrne

1 d4 ttJ f6 2 c4 g6 3 g3 c6 4 .ig2 dS S cxdS cxdS 6 tlJc3 J.g7 7 e3 0-0 S tlJ ge2 tlJc6 9 0-0 b6 1 0 b3 ia6 1 1 1a3 :ges 1 2 VHd2 eS 1 3 dxeS ttJ xeS 14 gfd1 tlJd3 1S VHc2

Juegan las negras. Demolición de la defensa.

234

Juegan las negras. Jugada instructiva para destruir la fortaleza blanca.

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

4 Sacrificio de pieza

Combinación no 7 2

Combinación no 7 3

Robert Fischer - Jovan Sofrevski

Robert Fischer- Jorge Rubinetti

Skopje ( 1 7), 1 967

Palma de Mallorca ( 1 7), 1 970

1 e4 eS 2 tü f3 d6 3 d4 cxd4 4 tü xd4 tü f6 S tü el tü e6 6 .ie4 e6 7 .ib3 /ie7 8 .ie3 0-0 9 We2 Was 1 0 o-o-o tüxd4 1 1 .ixd4 Ad7 1 2 � b1 gad8 13 We3 b6 14 ixf6 gxf6

1 e4 eS 2 tü f3 d6 3 d4 cxd4 4 tü xd4 tü f6 S tü c3 e6 6 !e4 a6 7 /ib3 bS 8 0-0 ib7 9 ge1 tübd7 10 .igs h6 1 1 ih4 tües



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