Arquitectura Colonial en Trujillo

ARQUITECTURA COLONIAL EN TRUJILLO Las manifestaciones arquitectónicas coloniales surgieron en América Latina a partir de

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ARQUITECTURA COLONIAL EN TRUJILLO Las manifestaciones arquitectónicas coloniales surgieron en América Latina a partir de 1492, hasta principios del siglo XIX con la emancipación. La época colonial expresa formas urbanas y arquitectónicas, que pueden verse como una creación local que utiliza insumos, tecnología y elementos de aportes prehispánicos y europeos, como el caso de la quincha y el adobe en el sistema constructivo y en las fachadas decoradas con quincha y recubiertos con yeso, dando una textura de almohadillado. En cuanto a la arquitectura civil ésta fue modesta, sencilla y sobria en el empleo de elementos decorativos costosos y en perfecta armonía con los recursos materiales del medio. Si bien la arquitectura colonial peruana nació a partir de modelos peninsulares y europeos, con el devenir de los años logró afirmarse como una arquitectura con personalidad propia. Ello se puede leer en la superposición de estilos arquitectónicos (Neoclásico, Barroco, Rococó, etc.) efectuadas sobre los primeros modelos y adecuándose a nuevos estilos de vida y funciones contemporáneas. El siglo XVII estuvo marcado por la llegada del estilo Barroco (utilización de líneas curvas y figuras complejas). Este estilo arribó al Perú en un momento de gran madurez artística de los constructores afincados en el Perú. La vivienda colonial trujillana tuvo una fuerte influencia de la región andaluza, con una arquitectura sobria y elegante por fuera, y amplia en el interior. Una de las características plásticas más sobresalientes de ésta arquitectura son las ventanas tanto de las fachadas como de los patios que tienen rejas de hierro forjado con diseños de arabescos y rombos.

Las casas contaban con un zaguán que permitía el ingreso, usualmente éste permanecía abierto todo el día pues a él llegaban los vendedores ambulantes o las visitas. El ingreso estaba dominado por un bello patio con paredes labradas y decoraciones murales policromas, arquerías y galerías de columnas con techos artesonados. Este patio estaba rodeado de los dormitorios y habitaciones principales. El patio estaba visto como eje de la vida familiar y servía como medio de comunicación entre los demás ambientes, fuente de iluminación y ventilación y reducía la necesidad de tener vanos hacia el exterior. Usualmente estas casas estaban dotadas de salones a los que se accedía mediante un único vano con portada decorada de yeso y celosía encima. En el primer piso se encontraba la sala que conectaba a otro patio (traspatio) y finalmente a la cocina. Muchas casas en Trujillo, Lima y Arequipa tuvieron huertos en las que cultivaban productos de pan llevar.