Arquitecto Luis Barragan

Arquitecto Luis Barragan Luis Ramiro Barragán Morfín. Nacio en Guadalajara, Jalisco, México el 9 de marzo de 1902 y mur

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Arquitecto Luis Barragan

Luis Ramiro Barragán Morfín. Nacio en Guadalajara, Jalisco, México el 9 de marzo de 1902 y murió en la Ciudad de México, el 22 de noviembre de 1988, fue uno de los arquitectos mexicanos más importantes del siglo XX y único de su nacionalidad en obtener el Premio Pritzker, en 1980. Es uno de los arquitectos más influyentes de la modernidad mexicana, su obra es un referente importante para los arquitectos actuales tanto en aspectos visuales como conceptuales. Su trayectoria muestra la influencia de ideas provenientes de viajes, encuentros y lecturas. Una obra que está íntimamente ligada a lo mexicano por la vivencia de las tradiciones vernáculas de Jalisco, el legado del período precolombino, y la influencia de la arquitectura mediterránea producto de la conquista española. Simultáneamente, Barragán fue influido por tendencias europeas de la época: el llamado Estilo Internacional, en especial la arquitectura de Le Corbusier. De la interacción, o mestizaje, de diferentes tradiciones resultó una obra que ha sido calificada como emblemática de la arquitectura de América Latina. Barragán no dibujaba mucho, ya que generalmente sólo realizaba bocetos concisos con unos pocos trazos de color. La mayoría de las casas particulares que construyó en Ciudad de México fueron concebidas a partir de la personalidad y la profesión de los futuros dueños. No solía dibujar en la mesa de trabajo, sino que ante un encargo contemplaba largamente el lugar elegido, y luego tomaba algunos apuntes. Sus allegados coinciden en indicar que usaba un método de trabajo basado en la intuición. El escultor Mathias Goeritz utilizó el término “emocional” para describir la arquitectura de Barragán. La actividad profesional de Barragán se extendió por más de cinco décadas, de la reforma de la casa de Robles León en Guadalajara en 1927, a la construcción de la casa de Barbara Meyer en Ciudad de México en 1981. La obra del arquitecto

muestra tres períodos claramente definidos, caracterizados por lenguajes arquitectónicos específicos, la interacción de la luz, la sombra y el color tiene un papel muy importante, así como la presencia del agua, la vegetación, las rocas volcánicas y el suelo mexicano.

Periodos de la Arquitectura de Luis Barragan

Primer periodo:

Un denominador común de esas construcciones es la articulación del área construida con los jardines adyacentes por medio de logias, pabellones abiertos, arcadas, patios, terrazas y pérgolas.

Segundo Periodo:

Algunas de las características principales de los edificios de Barragán de esa época son volúmenes perpendiculares, paredes blancas, techos planos, superficies vidriadas y ventanas sin marcos, elementos similares a los de la arquitectura modernista europea que permitían un tipo de producción industrial. La distribución de los ambientes y los detalles de los interiores son producto de una visión racionalista, con ambientes despojados y muy iluminados.

Tercer Periodo: La característica principal de las construcciones de este periodo en el que abandonó la producción en serie y se dedicó a crear de acuerdo a los deseos y personalidades de los clientes, es la importancia dada a la interacción de la luz y el color con los volúmenes arquitectónicos.

Sello Caracteristico: Luis Barragán fue un maestro en el arte de utilizar la luz y de hacerla la protagonista en un espacio, su Arquitectura es una Arquitectura llena de misticismo y reflexión por lo que elementos como la luz y el agua son indispensables para ello. Podemos decir que su estilo Arquitectónico en concepto podría asemejarse a la Arquitectura oriental que es una Arquitectura que busca resaltar los elementos naturales para causar sensaciones de reflexión en el ser humano, sin embargo desde luego en los elementos estéticos no tienen nada que ver.

Este estilo arquitectónico personal que el desarrolló fue uno de formas ortogonales y limpias siguiendo la corriente minimalista pero con colores que están muy presentes en el folklore Mexicano como es el color “rosa Mexicano” y los colores en tonalidades muy vivas pero que supo combinar muy bien. La exaltación de la Mexicanidad en su Arquitectura también vino de la mano de los materiales utilizados en sus obras, ademas de que siempre buscaba la colaboración de algún pintor, escultor o muralista amigo que le añadiera ese plus artesanal y vernáculo a su obra. Sin embargo la Arquitectura de Luis Barragán no saltó a la fama sino hasta al año de 1976 cuando el museo de arte moderno de Nueva York lo lanzó al estrellato con la exposición titulada “The Architecture of Luis Barragán” con lo cual consiguió un enorme reconocimiento en el Mundo entero, ese mismo año comenzaron a llegar los primeros reconocimientos y entre ellos se destaca el Premio Nacional de Arquitectura, sin embargo su logro más grande fue cuando recibió el Premio Pritzker de Arquitectura que lo sitúo en la élite de la Arquitectura Mundial.

Mathias Goerits Nació el 4 de abril de 1915 en la ciudad de Danzig, Alemania. Formado en la vanguardia europea, Mathias Goeritz ofrece en México la aportación más abundante de su genio creador. Desde su llegada al país en 1949 se significa por una creatividad arrolladora. Su obra es admirable por su rigor y los novedosos cauces que propone.

El Eco

El Museo Experimental el Eco es una de sus obras más significativas, considerada una obra crucial en la historia del arte moderno mexicano, el edificio fue inaugurado en 1953 a petición del empresario mexicano Daniel Mont.

En 1957 Goeritz colaboró con el arquitecto Luis Barragán y el pintor Jesús Reyes Ferreira, y realizó su obra más conocida: las Torres de Satélite, inaugurada en marzo de 1958, como emblema de la nueva Ciudad Satélite, que en ese entonces se erigía como uno de los símbolos del proyecto de modernización nacional más relevante; paralelo a esta obra realizó las Torres de Temixco en el Estado de Morelos y los vitrales de la Capilla de San Lorenzo Mártir en la Ciudad de México, renovando en la escena lo que hasta ese momento se reconocía como arte sacro.

Estos proyectos lo influyeron para que en 1959, después de la muerte de su esposa Marianne Gast, comenzara la serie de obras bidimensionales conocidas como Mensajes dorados, obra monocromática que incluye a la hoja de oro como material espiritual. Goeritz definió a su proceso de producción artística como una oración plástica, dicha serie culmina con la exposición del mismo nombre en la Galería Carstairs de Nueva York en 1962. Los Mensajes dorados fueron los precursores de su colaboración con Luis Barragán en el proyecto del altar de la Capilla de las Capuchinas en la Ciudad de México en 1963. En 1964 realizó la escultura de la Estrella de David, las torres y los vitrales de la sinagoga Maguen David, y en 1967 la celosía del Hotel Camino Real, en la Ciudad de México. Un año después con motivo de los Juegos Olímpicos de 1968, Mathias Goeritz promovió la creación de un circuito escultórico urbano conocido como La ruta de la amistad en el anillo periférico de la Ciudad de México, proyecto que incluyó el trabajo de más de una decena de escultores extranjeros que representaron a varios países. De 1978 a 1980 realizó una pieza colectiva en el Espacio escultórico en colaboración con los artistas Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Hersúa, Sebastián y Federico Silva, dentro de uno de los terrenos de Ciudad Universitaria. En este periodo realizó también el Laberinto de Jerusalén en Israel, mientras que en 1988 construyó la torre de la Fundación Miguel Alemán de la Ciudad de México. Para 1990 se terminó su obra Monograma AMT en Jerusalén, después de su fallecimiento el 4 de agosto del mismo año. Tanto la obra de Luis Barragán como la de Mathias Goeritz giran en torno a un profundo sentido de la espiritualidad. Las convicciones religiosas de estos dos hombres de excepcional talento fueron sin duda el núcleo esencial sobre el que se fundó la estrecha y fructífera relación que dio como resultado algunas de las obras emblemáticas del arte mexicano del siglo XX. Para ambos, la creación artística carecía de sentido si no manifestaba un claro reconocimiento de la dimensión mística de la existencia. En palabras de Goeritz, más elocuente en la expresión escrita y verbal que el arquitecto tapatío, el arte debía de ser como una plegaria. Las posiciones ideológicas que Barragán y Goeritz profesaron los colocaron en un trayecto inverso a las vanguardias del siglo XX. Pero, la firmeza con que creyeron en los poderes redentores del arte los impulsó a construir uno de los capítulos indispensables en la historia del arte moderno. Barragán y Goeritz fueron a contracorriente hombres de su tiempo. La gran coherencia y calidad de sus obras ya sea en colaboración o por separado dieron como resultado espacios, esculturas y pinturas de gran originalidad y belleza. La Casa ITESO Clavigero, fue construida por Luis Barragán cuando Goeritz tenia 13 años y vivía en Berlín, los destinos de

estos dos hombres, aún antes de conocerse, estaban hermanados espiritualmente.