Arquetipo Carl Gustav Jung

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Arquetipo: Remite a un constructo propuesto por Carl Gustav Jung para explicar las «imágenes arquetípicas», es decir, todas aquellas imágenes oníricas y fantasías que correlacionan con especial similitud motivos universales pertenecientes a religiones, Los arquetipos Artículo principal: Arquetipo junguiano.Las ideas de Jung sobre los remanentes arcaicos, a los que él llamaba arquetipos o imágenes primordiales, fueron malinterpretadas en muchas ocasiones. El término arquetipo fue entendido como si se refiriera a motivos o imágenes mitológicos determinados. Jung se encargó de aclarar que si fueran "determinados" serían conscientes. Y que los arquetipos son en realidad una tendencia a formar representaciones sobre un modelo básico que puede variar constantemente y que produce asombro y desconcierto cuando aparece en la consciencia. Los arquetipos que él mismo señalaba como principales eran el ánima, o principio femenino, y el ánimus, principio masculino. La sombra era para Jung un arquetipo básico, que designaba justamente lo desconocido e inexpresable, es decir, el propio inconsciente colectivo. La necesaria y requerida reacción de lo inconsciente colectivo se expresa en representaciones formadas arquetípicamente. El encuentro con uno mismo significa en un principio el encontrarse con la propia sombra. Por otra parte, esa sombra es un paso angosto, una puerta estrecha cuya precaria angostura no puede eludir nadie que descienda a lo hondo del pozo. Pero hay que conocerse a sí mismo para saber quién se es, puesto que lo que viene después de la muerte es, inesperadamente, una ilimitada extensión llena de inconcebible imprecisión, en la que al parecer no hay ni fuera ni dentro, ni arriba ni abajo, ni aquí ni allá, ni mío ni tuyo, ni bueno ni malo. Es el mundo del agua, en el que flota, suspenso, todo lo vivo, donde comienza el reino del «simpático», del alma de todo lo vivo, donde yo soy inseparable y soy éste y aquél, donde experimento en mí al otro y el otro me experimenta a mí como al yo. C. G. Jung. Sobre los arquetipos de lo inconsciente colectivo.[2] La tendencia a las representaciones arquetípicas es, en la teoría junguiana, tan evidente en los humanos "como el impulso de las aves a formar nidos". No se adquiere con la educación ni en contacto con la cultura, sino que es "innata y hereditaria". Este punto fue motivo de las mayores controversias, porque era indemostrable. La teoría no parece explicar de qué manera los arquetipos pasan de padres a hijos a través de las generaciones. No obstante, en las formulaciones de Jung se encuentra la defensa de este punto: si están ligados a los instintos, de cuya existencia no se duda, se transmiten de una generación a otra en forma de fantasías que necesariamente esos instintos generan, así como la sombra acompaña al cuerpo. En El hombre y sus símbolos, Jung escribió: A semejanza de los instintos, los modelos de pensamiento colectivo de la mente humana son innatos y hereditarios. Funcionan, cuando surge la ocasión, con la misma forma aproximada en todos nosotros. Para otros usos de este término, véase Inconsciente colectivo (desambiguación). Lo inconsciente colectivo es un concepto básico de la teoría desarrollada por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung. La teoría de Jung establece que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón. La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se esconde en el rizoma. Lo que es visible sobre la tierra dura sólo un verano. Luego se marchita. Es un fenómeno efímero. Si se medita el infinito devenir y perecer de la vida y de las culturas se recibe la impresión de la nada absoluta; pero yo no he perdido nunca el sentimiento de algo que vive y permanece bajo el eterno cambio. Lo que se ve es la flor, y ésta perece. El rizoma permanece.

mitos, leyendas, etc. Se tratarían de aquellas imágenes ancestrales autónomas constituyentes básicos de lo inconsciente colectivo.1

Contenido 1 Concepto 

2 Véase también



3 Referencias



4 Bibliografía

Concepto: A fin de diferenciar y no confundir qué es y no es un arquetipo, Jung deja claro que «No se trata, pues, de representaciones heredadas, sino de posibilidades heredadas de representaciones. Tampoco son herencias individuales, sino, en lo esencial, generales, como se puede comprobar por ser los arquetipos un fenómeno universal».2 De la amplia gama de arquetipos existentes, como pueden ser el nacimiento, la muerte, el puer aeternus, dios, el viejo sabio, cuaternidad, mándala, trickster, padre, madre, héroe, etc., así como otras imágenes presentes en sueños y fantasías con un fuerte significado emocional: grupos numéricos, una montaña, un reloj, un padre dominante, un amigo traicionero, etc., cinco son los que han alcanzado un desarrollo superior al de cualquier otro:1 ánima, ánimus, sombra, persona, sí-mismo. Los arquetipos se manifiestan a nivel personal (a través de los complejos) y a nivel colectivo (como características de todas las culturas). Jung pensaba que la tarea de cada generación es comprender en forma diferente su contenido y efectos.3 Como última elaboración del concepto Jung habla de «una tendencia innata a generar imágenes con intensa carga emocional que expresan la primacía relacional de la vida humana». Véase también 

Archive for Research in Archetypal Symbolism

Referencias 1.

↑ a b Polly Young-Eisendrath y Terence Dawson. Introducción a Jung, 444.

2.

↑ Carl Gustav Jung. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Páginas 65-66, § 136.

3.

↑ Daryl Sharp, Lexicón Jungiano, 30.

Bibliografía 

Jung, Carl Gustav (2002). Obra Completa volumen 9/I: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-525-5.

Bibliografía general .Robertson, Robin (1998). Arquetipos junguianos. Una historia de los arquetipos. Traducción: Montse Ribas Casella. Colección Junguiana. Barcelona: Editorial Paidós. ISBN 84-4930562-4. ¡Young-Eisendrath & Dawson, Terence (1999). Introducción a Jung. Madrid: Akal Cambridge  Fundamentación Lo inconsciente colectivo ha sido definido muy esquemáticamente como el sustrato que se ubica por debajo de lo inconsciente personal que a su vez estudió Sigmund Freud, con el que estuvo relacionado Jung en los primeros años del siglo XX, hasta que rompió con él a causa de sus divergencias sobre éste y otros aspectos.] Simbolismo Jung escribió numerosas obras sobre la idea de los arquetipos inconscientes y ancestrales, entre ellas Formaciones de lo inconsciente, Psicología y simbología del arquetipo, Arquetipos e inconsciente colectivo y Psicología y alquimia. Poco antes de su muerte, aceptó realizar un trabajo de divulgación de sus ideas que se publicó con el título de El hombre y sus símbolos. En esta obra comienza por diferenciar el signo del símbolo en el lenguaje humano. Sostiene que el símbolo es una palabra o una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En este último caso, es sólo un signo. El aspecto inconsciente del símbolo nunca está definido con precisión ni puede esperarse que lo esté. Sin embargo, los símbolos constituyen una gramática que a menudo nos expresa inconscientemente. El hecho de que tal lenguaje refiera a cosas más allá de la razón explica que las religiones usen un lenguaje simbólico y que Jung se haya interesado por las religiones y la mitología, al punto de que muchos autores lo consideraran un misticista. Jung no se interesó demasiado por explicar si lo inconsciente colectivo está por debajo o por encima del inconsciente individual. Sin embargo, sus divulgadores le dieron la categoría de "profundo" con la que habitualmente se lo relaciona. Lo que sí precisó Jung es que lo inconsciente colectivo está vinculado con los instintos. Éstos son necesidades fisiológicas, pero al mismo tiempo también se manifiestan en fantasías y con frecuencia revelan su presencia sólo por medio de imágenes simbólicas. Para Jung, el contenido de los sueños es siempre simbólico. C. G. Jung. Sobre los arquetipos de lo inconsciente colectivo.[2]

INTELIGENCIA EMOCIONAL (Daniel Goleman) La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. En un lenguaje claro y accesible, Goleman presenta una teoría revolucionaria que ha hecho tambalear los conceptos clásicos de la psicología, que daban prioridad al intelecto. INDICE DE CONTENIDO



El cerebro emocional



Coeficiente intelectual e inteligencia emocional



Conócete a ti mismo



Esclavos de la pasión



La aptitud magistral



Las raíces de la empatía



Las artes sociales



Inteligencia emocional aplicada



Oportunidades



Alfabetismo emocional

El cerebro emocional

Durante la década de los 80, numerosas investigaciones se centraron en la biología de la personalidad y de las emociones del ser humano. Entre las conclusiones, encontraron que al menos una porción de la inteligencia y personalidad están determinados por los genes.

Coeficiente intelectual e inteligencia emocional El coeficiente intelectual (CI) contribuye con apenas un 20% de nuestro éxito en la vida el 80% restante es el resultado de la inteligencia emocional, que incluye factores como la habilidad de auto motivación, la persistencia, el control de los impulsos, la regulación del humor, la empatía Conócete a ti mismo A primera vista, podría parecer que nuestros sentimientos son evidentes. Sin embargo, a menudo ellos se esconden de nosotros. La autoconciencia emocional es un estado neutral que le sigue a la autoevaluación, incluso durante las emociones intensas. Esclavo de Pasión Un sentido de auto dominio y la habilidad de soportar las tormentas emocionales han sido elogiadas como virtudes desde los tiempos de Platón. Una vida sin pasión sería aburrida; la meta es tener las emociones apropiadas, sentir de manera apropiada a las circunstancias. ACTITUD magistral La motivación positiva es una clave para el logro de cualquier objetivo. Los atletas, músicos, y grandes maestros del ajedrez exitosos se distinguen por la capacidad de motivarse ellos mismos para llevar a cabo una rutina de entrenamiento implacable.

Inteligencia Emocional Amor y matrimonio: cada vez más aumentan los índices de divorcios, en recién casados o no. En una pareja existen dos realidades emocionales, la de él y la de ella. Las raíces de estas diferencias emocionales, aunque puedan ser en parte biológicas, también provienen de la infancia

Teoría de la personalidad Gordon ALLPORT(1897 1967) Gordon Allport nació en Montezuma, Indiana en 1897 y era el menor de cuatro hermanos. Era un chico tímido y estudioso, aunque algo guasón. Vivió una infancia solitaria. Su padre era un médico rural y como era de esperar Gordon creció entre pacientes y enfermeras y toda la parafernalia de un hospital en miniatura. Está claro que todo el mundo trabajaba duro para salir adelante. Por otra parte, su vida fue tranquila y poco sorprendente. Una de las historias de Allport siempre se menciona en sus biografías: a los 22 años de edad, viajó a Viena. ¡Se las había arreglado para conocer al gran Sigmund Freud! Cuando llegó al despacho de él, Freud simplemente se acomodó en un sillón y esperó a que Gordon empezara. Después de un rato, Gordon no pudo soportar más el silencio y espetó una observación que había hecho mientras iba de camino a conocer a Freud. Mencionó que había visto a un niño pequeño en el autobús que estaba muy enfadado porque no se había sentado donde previamente lo había hecho una señora mayor. Gordon pensó que esta actitud era algo que de alguna forma el niño había aprendido de su madre, una mujer con tipo muy elegante y de esas que parecen dominantes. Freud, en vez de tomar el comentario como una simple observación, lo tomó como una expresión de un proceso más profundo, inconsciente, en la mente de Gordon y le dijo: “¿y ese niño eras tú?”.

Rasgos o Disposiciones Ahora bien, como el Proprium se desarrolla de esta forma, entonces también desarrollaremos rasgos personales o disposiciones personales. Al principio, Allport usó el término rasgos, pero se dio cuenta que las personas entendían el concepto como cuando alguien describe a otra persona o cuando concluimos la personalidad en virtud de unos tests de personalidad, en vez de considerarlo aquellas características únicas, individuales de la persona. Finalmente, cambió el concepto por disposiciones. Una disposición personal se define como “una estructura neuropsicológica generalizada (peculiar del individuo), con la capacidad de interpretar y manejar muchos estímulos funcionalmente equivalentes, y de iniciar y guiar formas consistentes (equivalentes) con un comportamiento adaptativo y estilístico”. Una disposición personal produce equivalencias en función y significado entre varias percepciones, creencias, sentimientos y acciones que no son necesariamente equivalentes al mundo natural o a la mente de cualquier otro. Una persona con la disposición personal “miedo al comunismo” puede incluir rusos, liberales, profesores, huelguistas, activistas sociales, ecologistas, feministas y así sucesivamente. Esta persona “metería a todos dentro del mismo saco” y respondería a cualquiera de ellos con un grupo de comportamientos que expresen su miedo: haciendo discursos, escribiendo cartas de denuncia, votando, armándose, volviéndose rabioso, etc. Otra forma de decirlo sería que las disposiciones son concretas, fácilmente reconocibles y consistentes en nuestro comportamiento. Allport defiende que los rasgos son esencialmente únicos de cada persona. El “miedo al comunismo” de una persona no es igual al de otro. Y verdaderamente no podemos esperar creer que el conocimiento de

otras personas nos van a ayudar a comprender a la primera. Por esta razón, Allport defiende con fortaleza lo que él llama métodos ideográficos (métodos que se focalizan en el estudio de un solo individuo a través de entrevistas, análisis de las cartas o diarios, y demás. Actualmente conocemos este método como cualitativo. Aún así, Allport reconoce que dentro de cualquier cultura particular, existen rasgos comunes o disposiciones; unas que son parte de esa cultura y que cualquiera reconocería y nombraría. En nuestra cultura, diferenciamos con frecuencia a los introvertidos de los extravertidos o entre los liberales y los conservadores, y todos sabemos (burdamente) a qué nos referimos. Pero otra cultura podría no reconocerlo. Por ejemplo, ¿qué significaría liberal y conservador en la Edad Media? El autor defiende también que algunos rasgos están mucho más atados al proprium (el propio yo de cada uno) que otros. Los rasgos centrales son la piedra angular de tu personalidad. Cuando describimos a alguien, con frecuencia usaremos palabras que se referirán a los siguientes rasgos centrales: listo, tonto, salvaje, tímido, chismoso…Gordon ha observado que la mayoría de las personas tienen entre cinco y diez de estos rasgos. También existen los llamados rasgos secundarios, aquellos que no son tan obvios o tan generales, o tan consistentes. Las preferencias, las actitudes, los rasgos situacionales, son todos secundarios. Por ejemplo, “él se pone rabioso cuando intentas hacerle cosquillas”; “aquella tiene unas preferencias sexuales muy inusuales”; o “a este no se le puede llevar a restaurantes”. Pero además están también los rasgos cardinales. Estos son aquellos rasgos que tienen algunas personas que prácticamente definen sus vidas. Aquel que, por ejemplo, pasa toda su vida buscando fama o fortuna, o sexo, es una de esas. Con frecuencia, usamos personajes históricos específicos para nombrar estos rasgos cardinales: Scrooge (el avariento típico -- personaje del libro de Dickens de “Una Historia de Navidad” N.T.); Juana de Arco (heroica y sacrificada); Madre Teresa (servicio religioso); Marqués de Sade (sadismo); Maquiavelo (maquiavélico, crueldad política) y demás. Relativamente pocas personas desarrollan un rasgo cardinal y si lo hacen, es en un período bastante tardío en la vida.

Autonomía funcional Allport no creía en mirar al pasado como forma de entender el presente de una persona. Esta creencia tiene su mayor evidencia en el concepto de autonomía funcional: tus motivos actuales son independientes (autónomos) de sus orígenes. No importa, por ejemplo, por qué quisiste convertirte en médico o por qué desarrollaste esa predilección por las aceitunas o por el sexo picante; la cuestión es que ¡ésa es la manera de ser que tienes ahora! ¿Amigos con derecho?

La intimidad emocional, que es la capacidad de revelar tus secretos más profundos, con todas sus imperfecciones, a la otra persona. La amistad entre hombres y mujeres tienen algo en común con las relaciones amorosas: Para que funcione, necesita la comunicación. El amor es un sentimiento íntimamente unido a la amistad. Puede haber amistad sin amor sexual pero, no amor sin amistad. Dentro de una relación amorosa, la amistad es uno de los elementos necesarios para que la pareja funcione de la mejor manera. Sin embargo, al amigo no se le ama. Se le aprecia, se le quiere, el vínculo afectivo es totalmente distinto. Como señala la psicóloga Hara Estroff

Marano: "Independientemente de nuestra edad, el amor es siempre un sentimiento que puede nacer y crecer". La amistad no nace y crece con tanta facilidad. Otra diferencia entre el amor y la amistad es que el primero exige continuidad. Los amigos y amigas siempre son amigos a pesar de la distancia o los pocos encuentros, mientras que el amor es como una planta que se debe regar todos los días para que pueda existir. La amistad, resiste al tiempo, no requiere de un cuidado diario.

Los amigos y amigas se miden en las buenas y en las malas y, cuando se logran compartir ambas situaciones, entonces sabemos que tenemos amistad. "Los amores pasan, los amigos y amigas quedan", dice un refrán popular.

Resulta imposible imaginarse aislado, sin familiares ni personas que nos acompañen. Por ello, uno de los vínculos más significativos que todas las personas establecen, a lo largo de sus vidas, es la amistad. Esta, a diferencia de los lazos sanguíneos, comienza con un acto de voluntad. Tenemos amigos y amigas porque deseamos tenerlos.

En toda buena relación amistosa existen al menos dos de los tres componentes que el especialista Robert Stenberg propone en toda relación amorosa: Intimidad y compromiso. En el amor se necesitan el tercero, la pasión y un cuarto: La atracción. La intimidad no se refiere a intimidad sexual, sino más bien a la intimidad emocional, que es la capacidad de revelar tus secretos más profundos, con todas sus imperfecciones, a la otra persona. Este tipo de intimidad no es la del amor. El problema es que en la amistad entre sexos opuestos muchas veces lo primero que sucede es la atracción, aunque a la larga se logre sublimar este sentimiento o manejarlo a través de la comunicación, lo cual permitiría disminuir la tensión sexual entre ambos.

No obstante, es fácil comprender que muchas amistades le agregen los últimos componentes y surjan entonces los denominados "amigos con derecho" que se hacen amantes y a la vez son los mejores amigos. Todo porque ambos sentimientos se pueden dar simultáneamente con la misma persona.

UNIVERSIDAD LAYCA ELOY ALFARO CONSULTAS DE:

GEMA MARIA MENDOZA GARCIA MODULO: DESARROLLO EVOLUTIVO DEL ADULTO y ADULTO MAYOR DOCTORA: MONICA PALAU SEGUNDO AÑO ´´B´´