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Esquilo (en griego antiguo: Αισχύλος, Aisjílos) (Eleusis, 525 a. C. – Gela, 456 a. C.), dramaturgo griego. Predecesor de

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Esquilo (en griego antiguo: Αισχύλος, Aisjílos) (Eleusis, 525 a. C. – Gela, 456 a. C.), dramaturgo griego. Predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.1 Nació en Eleusis, Ática, lugar en el que se celebraban los misterios de Eleusis. Pertenecía a una noble y rica familia de terratenientes. En su juventud fue testigo del fin de la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas.

Sófocles (en griego Σοφοκλής, Sophoklés, pronunciación griega clásica: [sop ʰokl ɛɛːs]) (Colono, hoy parte de Atenas, (Grecia), 496 a. C. – Atenas, 406 a. C.) fue un poeta trágico de la Antigua Grecia. Autor de obras como Antígona y Edipo rey, se sitúa, junto con Esquilo y Eurípides, entre las figuras más destacadas de la tragedia griega. De toda su producción literaria sólo se conservan siete tragedias completas que son de importancia capital para el género.

Eurípides (en griego, Εὐριπίδης) (Salamina, 480 a. C. - Pella, 406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Su madre se llamaba Klitonis o Cleito y su padre Mnesarco o Mnesárquides, formas alternantes del mismo nombre, mercader. Nació en Salamina, aldea del Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar, a causa de la Segunda Guerra Médica, decisiva para los griegos y el mundo occidental, siendo él aún un niño, rumbo a Atenas. Se sabe que fue alumno de Anaxágoras de Clazómene, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. En 466 a. C. cumplió dos años de servicio militar. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Durante un tiempo estuvo interesado por la pintura, coincidiendo con el apogeo del pintor Polignoto en Atenas. Tuvo dos esposas, llamadas Melito y Quérile o Quérine. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pella, donde murió dos años después. Prometeo encadenado La obra está basada en el mito del titán Prometeo (del griego antiguo Προμηθεύς: «Previsión»), que había engañado a los dioses haciendo que recibieran la peor parte de cualquier animal sacrificado y los seres humanos la mejor. Además, había robado el fuego para entregárselo a los mortales y por eso fue castigado por el dios Zeus. Además, Prometeo poseía el conocimiento profético de la persona que un día derrocaría a Zeus, pero rechazaba divulgar esta información. Encadenamiento Fuerza y Violencia, junto con Hefesto, llevan preso a Prometeo para que este sea encadenado en una roca, en la región de Escitia.

Fuerza apremia a Hefesto para que cumpla la orden de Zeus y encadene al titán. Hefesto tiene sus dudas, porque Prometeo es pariente suyo, pero sabe que no puede desobedecer a Zeus, así que cumple la orden. Una vez encadenado, Prometeo se lamenta por su destino Argumento de la obra de Sófocles Áyax, guerrero griego, sentía un profundo odio hacia sus compañeros guerreros, producto de la resolución que habían tomado los jueces en la adjudicación de las armas de Aquiles. Éstas habían sido entregadas a Ulises, y Áyax entendía que se había llegado a esa resolución gracias a los ardides típicos de éste. Esta furia es la que lo llevó a tomar la determinación de matar a los Atridas y a Ulises. Cuando se dispuso a hacerlo, la diosa Atenea lo apartó con falsas imágenes y lo lanzó entre los rebaños. Áyax, poseído por esa locura, comenzó a matar a diestro y siniestro, creyendo que daba muerte con su propia mano a los Atridas. Una vez cometida la matanza, llevó a su tienda a una de las bestias: estaba convencido de que era Ulises, y antes de darle muerte, quería castigarlo con azotes.

Antígona Argumento: Muertos los dos hermanos de Antígona e hijos de Edipo, Etéocles y Polinices, el rey Creonte, tío de ambos hermanos, publica un decreto por el cual se prohíbe dar honras fúnebres a Polinices por haber muerto luchando contra su patria. Antígona no puede permitir que su hermano sea abandonado como pasto para los buitres y decide enterrar a su hermano siendo consciente del castigo que por ello le espera. Da honras fúnebres a su hermano y Creonte la condena a ser encerrada en una tumba hasta que muera, pero ella se ahorca y más tarde y junto a ella, se suicida Hemón, amante de Antígona e hijo de Creonte. La obra termina con el parlamento de arrepentimiento de Creonte. Antígona es un enfrentamiento de gran dramatismo constante entre dos personajes: Antígona y Creonte. Una es defensora de la ley natural, amante de su hermano al que debe dar honras fúnebres; el otro es defensor de las leyes de la ciudad que, desobedecidas, debe suponer el castigo al que las ha desobedecido. Antígona sufre un gran conflicto consigo misma, pues es consciente de lo que le acarreará desobedecer las leyes de los hombres, sin embargo, la ley natural y el amor fraternal, será más fuerte, siendo Antígona un personaje verdaderamente noble y dramático. Cuando Antígona se ahorca y con ella el hijo de Creonte, Hemón, Creonte se arrepiente de haber sido tan inflexible y comprende la diferencia entre unas leyes y otras.

Hecuba El autor nos narra el trágico destino de las troyanas que acompañan al ejército griego vencedor tras la caída de Troya. Los dos hijos de la reina han sido asesinados: Polixena sobre la tumba de Aquiles cuando la ciudad aún resistía; Polidoro por el rey de Tracia Poliméstor, a quien lo había enviado su madre con tesoros para salvarlo.

Al descubrir las esclavas su cadáver en la orilla del mar, Hécuba hundida de dolor, jura una terrible venganza que lleva a cabo con el consentimiento de Agamenón: el rey Poliméstor es atraído a la tienda de la reina y allí las mujeres asesinan a sus hijos y lo ciegan a él. La obra acaba con las profecías de Poliméstor: Hécuba se metamorfoseará en perra, se arrojará al mar y morirá ahogada; a Casandra y Agamenón los matará Clitemnestra en el palacio real de Micenas. Electra Al regresar de la Guerra de Troya, Agamenón es recibido en Micenas por su esposa Clitemnestra quien lo asesina de forma ignominiosa. Castiga de este modo a su marido por haberse atrevido a sacrificar a la hija de ambos Ifigenia, a fin de que la flota griega pudiera partir rumbo a Troya. Los otros hijos, Orestes, Electra y Crisótemis han sufrido mientras tanto suertes muy diversas. Las dos hermanas siguen viviendo en Micenas- aunque de un modo bien distinto-. Mientras Crisótemis permanece en el palacio, sin expectativas de futuro y sin disfrutar de la vida, Electra vive una existencia lamentable en una choza apartada de la mansión real. La versión de Eurípides la presenta casada con un labrador de Micenas. Orestes llega a Micenas, acompañado por Pílades y un anciano, sirviente de Orestes en su niñez (pedagogo), para vengarse del asesino de su padre Agamenón, obedeciendo el oráculo délfico. Envían al anciano a contar a la madre de Orestes, Clitemnestra, que Orestes ha muerto en una carrera de carros, y ellos se preparan para continuar el engaño, llevando supuestamente una urna que lleva sus cenizas. Entre tanto, Clitemnestra, que ha tenido un sueño de mal agüero, envía a su hija Crisótemis a verter libaciones sobre la tumba de Agamenón, el esposo que ella había asesinado. Aparece Clitemnestra e insulta a Electra, que le contesta secamente, pero se ven interrumpidas por la llegada del anciano, que relata, con alegría apenas disimulada, la forma de la muerte de Orestes. Electra cae en profundo abatimiento. El anuncio de Crisótemis de que ha encontrado en la tumba de Agamenón un mechón de pelo que es claramente de Orestes le parece solo una manera de burlarse de su pena. Decide, ahora que la esperada ayuda de Orestes está definitivamente descartada, matar a Clitemnestra y a Egisto ella misma. Crisótemis, más prudente, rehúsa participar en el asesinato. Orestes y Pílades se acercan. Orestes insinúa a Electra quién es. Él y Pílades entran en palacio, y se oye el llanto de Clitemnestra cuando la matan. Egisto se acerca. A punta de espada lo obligan a ir a la habitación en donde Agamenón murió.