Aprende a corregir tu novela

BLOQUE 1: CÓMO ENFRENTARSE A LA FASE DE CORRECCIÓN 3 TEN EN MENTE TU OBJETIVO 4 PRIMERA LECTURA 5 SEGUNDA LECTURA

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BLOQUE 1: CÓMO ENFRENTARSE A LA FASE DE CORRECCIÓN

3

TEN EN MENTE TU OBJETIVO

4

PRIMERA LECTURA

5

SEGUNDA LECTURA

7

LECTORES CERO

7

TERCERA LECTURA

9

CUARTA LECTURA

10

BLOQUE 2: CÓMO ELIMINAR ERRORES FRECUENTES I

11

DIÁLOGOS

12

NARRADOR

15

INCONGRUENCIAS

17

PRINCPIO

17

FINAL

18

LAS TIJERAS

19

BLOQUE 3: CÓMO ELIMINAR ERRORES FRECUENTES II

21

PUNTUACIÓN

22

REPETICIONES

24

RIMAS Y CACOFONÍAS

26

ADVERBIOS TERMINADOS EN –MENTE

27

BLOQUE 4: CÓMO ELIMINAR ERRORES FRECUENTES III

29

ADJETIVOS

30

TIEMPO VERBAL

31

GERUNDIO DE POSTERIORIDAD

31

CONECTORES Y COLETILLAS

32

BLOQUE 5: ASPECTO FINAL DE LA NOVELA

36

RAYA DE DIÁLOGO

37

DISTRIBUCIÓN DEL ESPACIO

39

TIPOGRAFÍAS

40

EXTRAS DE TU LIBRO

41

SOBRE MÍ

42

2 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo enfrentarse a la fase de corrección Así que has escrito una novela o un relato… ¡Enhorabuena! Te has quitado un peso de encima, ¿verdad? Pero lamento decirte que, cuando terminas de escribir y pones el punto final, la historia no está acabada. Ahora te toca la fase de la corrección. Para aventurarte con más seguridad en este mundo de la escritura, lo más importante es que conozcas bien las normas. Cuanto más sepas, más sencillo será corregir y escribir. Todo lo que aprendas te servirá para futuros escritos, porque ya no cometerás los mismos errores una y otra vez. Eso es lo que vas a aprender en este pequeño curso. En la primera lección te mostraré qué pasos debes de seguir para afrontar una corrección y, en las sucesivas, errores concretos y cómo evitarlos. Voy a enseñarte a corregir tu novela, a detectar fallos y a sacarle todo el partido para que quede decente y puedas enseñársela al mundo cuanto antes. Antes de nada, quiero aclararte que no existe un método exacto para corregir y depende un poco de las preferencias de cada escritor, pero quiero mostrarte un modelo que podría funcionarte y que yo uso como escritora. Siguiendo estos pasos, es menos probable que te dejes algo atrás y así no tendrás que hacer trabajo doble.

1. Ten en mente tu objetivo Nunca debes perder de vista que tu principal objetivo debe ser que tu historia quede lo mejor posible. No sirve de nada soltar todo lo que tenías en la cabeza y luego olvidarse de si está bien estructurado o si hay fallos. Entiendo esa sensación de haber terminado. Sueltas un suspiro de alivio y piensas: «por fin acabé. Ahora a publicar». Lamento decirte que ahora toca trabajar duro para que a los lectores les llegue algo que merezca la pena leer. Puede que la idea de tu historia sea estupenda, pero si ofreces algo de mala calidad, no te lo van a perdonar. Pondrán comentarios en las redes sociales o en las plataformas de venta. No te haces ni una idea del poder que tienen. Si te persiguen valoraciones de una estrella, será complicado que vuelvan a confiar en tu próximo libro. Merece la pena el tiempo y el esfuerzo dedicado a tu primer objetivo de dejar la novela decente. Con esa idea en mente, te pondrás a revisar con muchas más ganas y no lo verás como un proceso tedioso. Una vez que eres consciente de lo que supone haber escrito una novela y cuál es tu objetivo, es cuando empiezas a revisarla. 4 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo enfrentarse a la fase de corrección

2. Primera lectura Al terminar el primer borrador, debes dejarlo reposar un tiempo. Un error común es ponerse a revisar nada más terminar de escribirlo. Aprovecha ese tiempo para hacer otras actividades y retírate de él al menos un par de semanas. Has estado tanto tiempo metido en el libro, que no puedes ser objetivo con él. Cuando vayas a retomarlo, lo harás con más ganas y verás errores que a lo mejor se te habrían pasado. Antes de leerlo tienes que tomar conciencia de que no va a ser una lectura de placer. Vas a ir a la caza y captura de errores. Tienes que concentrarte, ponerte en un momento en que no estés muy cansado (y si ocurre, es mejor dejarlo para después), leerlo como si fuera la primera vez que ves ese texto y que no haya interrupciones. Si puedes, imprime la novela para poder trabajar sobre ella y resaltar lo más destacado. Si es muy larga o te resulta más sencillo trabajar en el ordenador, haz anotaciones en el mismo documento, en otro o en papel. Si usas Word, una opción puede ser el Control de Cambios o los comentarios al margen. Si usas Scrivener, puedes dejarlo en las notas del documento. Otra forma puede ser elegir otro color. En fin, depende un poco de tus preferencias y tu manera de entender mejor los cambios previstos. Con actitud objetiva, lee tu manuscrito para detectar fallos fundamentales en el argumento: en escenas vacías, diálogos que no aportan nada, desarrollo inadecuado o nulo de los personajes, incoherencias, capítulos cortados de repente, etc. Todo lo que tenga que ver con la trama de tu novela. Olvídate ahora mismo de otro tipo de errores, como por ejemplo los ortotipográficos. Si te dedicas a capturar estos fallos, perderás de vista otros aspectos. Es muy importante que lo hagas en este orden, ya que no tiene sentido dedicarse a cazar las tildes cuando el protagonista de tu historia es plano y no aporta nada. Cuando estudies bien el argumento, es el momento de usar las tijeras, reescribir escenas, modificarlas o cambiarlas de lugar. Tienes que leer la novela todas las veces que sean necesarias hasta que quede como te gustaría. Revisa que los cambios que has hecho sean coherentes con el resto de la historia: tal vez al eliminar una escena has borrado la aparición de un personaje secundario importante; si has cambiado el orden en que ocurren los hechos, asegúrate de que no has metido la pata mencionando antes información que todavía no se sabe, etc. 5 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo enfrentarse a la fase de corrección Tu argumento tiene que estar bien desarrollado y tiene que ser atractivo. Para ello, debes cuidar el principio y el final, ver si la novela ha cumplido los objetivos que tenías previstos. Algunas preguntas que puedes hacerte al terminar de leer y que te pueden ayudar a ver si has ido por buen camino son:

- ¿He contado lo quería contar? ¿He dosificado bien la información? - ¿Se entiende bien la historia? ¿La he desarrollado de manera coherente? - ¿Es un libro que engancha? - ¿La lectura es fluida? - ¿Los giros que he dado sorprenden lo suficiente o son predecibles? - ¿He cerrado bien la historia? - ¿He resuelto los conflictos que tenía abiertos? ¿Quedan algunas lagunas? - ¿La trama está bien construida? - ¿Se ha transmitido emoción en escenas concretas? - ¿Los personajes han evolucionado como tenía pensado?

Hasta que ese borrador no tenga el aspecto propio de una novela bien construida, no deberías ir al siguiente paso, que es el de la corrección gramatical, de estilo, sintáctica, etc.

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Cómo enfrentarse a la fase de corrección

3. Segunda lectura Una vez tienes el argumento de tu novela desarrollado como te gustaría, es el momento de buscar el resto de errores. Con mucha calma, tendrás que ir a la caza y captura de los fallos que te mostraré en las siguientes entregas del curso (abuso de adverbios terminados en -mente, manejo de tiempos verbales, repeticiones, conectores, etc.). Tienes varias formas de hacerlo Si los conoces todos, puedes ir buscándolos a la vez en una lectura muy atenta. Si te resulta más complicado, puedes hacer varias lecturas por bloques y así intentar detectar errores concretos cada vez. No vayas a por muchos a la vez, porque podrías perder de vista tu objetivo. Ya sé que será algo tedioso, pero tiene que quedar bien. Repasa a conciencia también cada cambio que hagas para ver si es coherente con el resto del texto y que no se te escape ninguna falta. Tu novela estará más o menos decente en este paso y es el momento de enviársela a los lectores cero que tengas. Si tu historia tiene muchos fallos y es casi un borrador, puede que los lectores no disfruten la novela tanto como se merece, lo que traerá comentarios negativos que se podrían haber evitado. No te preocupes si se te escapa algo o te lo mencionan, ya que harás lecturas más detalladas al final.

4. Lectores cero Si has conseguido un buen número de lectores cero de tu género, es el momento de ponerte en contacto con ellos. Ojo, por mucho que confíes en esta gente, nunca, nunca, nunca les mandes tu novela sin registrar. ¿Te he dicho ya que nunca? Una vez que salga de tu ordenador, la historia debe estar registrada. No importa si luego haces cambios. A no ser que modifiques toda la estructura, si solo corriges o quitas algún detalle, pero a grandes rasgos sigue siendo la misma historia y puedes demostrarlo, te vale con este primer registro. No es por desconfiar de tus amigos o de ese lector cero profesional que va a tratar genial tu novela, pero no sabes qué puede pasar en ordenadores ajenos a los que pueden acceder otras personas.

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Cómo enfrentarse a la fase de corrección

¿Por qué es mejor que sean lectores de tu género? Está bien que otras personas de confianza lean la novela y te den su opinión, pero un lector de tu género sabrá detectar los fallos más importantes relacionados con clichés, sabrá si el tema que has tratado está muy visto, si has ido por un camino muy enrevesado o si ha descubierto quién es el asesino en el capítulo dos, por ejemplo. Sé que al principio es difícil conseguir lectores cero y lo más sencillo es pedírselo a amigos o a la familia. Si haces bien los deberes y has entrado previamente en grupos de Facebook de tu género, o te relacionas en las otras redes sociales con estas personas, no será tan complicado intercambiar lecturas o pedir ayuda. Lo recomendable es que sea alguien con quien tengas una relación previa y que sea más o menos de confianza, aunque depende de ti y tus opciones, claro. Una de ellas podría ser pedir voluntarios si tienes seguidores de tu blog en una lista de email marketing. Junto con el libro, entrega una lista de preguntas. Para ayudarte a crearla, piensa en los aspectos más importantes de tu historia o los que te generarían más dudas. Yo he preguntado muchas cosas a mis lectores, pero una de las primeras era siempre: ¿te habías dado cuenta de que Fulanito iba a hacer tal cosa? Era para confirmar un hecho concreto que yo consideraba de importancia en la historia y que no quería que se descubriera hasta un momento puntual. Entrega esas preguntas en un documento que puedan imprimir para tenerlo al lado o que puedan rellenar con facilidad, como puede ser un archivo de Word. De nada sirve darles tu novela y a los dos meses preguntarles aspectos concretos, porque lo más seguro es que se hayan olvidado de muchas cosas. Así pueden rellenar el cuestionario en cuanto terminen o apuntar lo que vean relevante conforme van leyendo. Si no sabes qué preguntar, este artículo de Gabriella Literaria puede que te ayude. Para que tu lector cero esté cómodo, pregúntale cómo prefiere recibir el libro. Si tienes la posibilidad de hacer una maquetación rápida en ebook, hazla. Puedes usar el programa Calibre para crear un epub o un mobi que, aunque no tenga un aspecto muy profesional, le resultaría muy útil si usa libro electrónico. Si le das un Word y tiene que leer trescientas páginas, puede que tarde mucho más o se lo piense antes de sentarse en un ordenador a leer. O a lo mejor lo prefiere para hacer anotaciones… En definitiva, habla con tus lectores a ver qué preferencias tienen. Ah, y no te olvides de ponerles una fecha límite con la que tienen que comprometerse.

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Cómo enfrentarse a la fase de corrección

5. Tercera lectura Cuando ya tienes las valoraciones de tus lectores cero, revisa cuáles son las que coinciden o las más llamativas. Si a una persona le cayó mal un personaje, no vayas a cambiarlo solo porque te lo ha dicho. Siempre habrá valoraciones personales y preferencias. En cambio, si casi todos coinciden en que descubrieron quién era el asesino de la novela al principio, me temo que tienes un problema y tendrás que retocar esa parte o modificar cómo se presenta la información. Ahora es cuando te toca hacer de nuevo cambios importantes, siguiendo las valoraciones y comentarios de tus lectores. Insisto: solo las más relevantes que tú quieras cambiar. No modifiques toda la estructura o el argumento por una sola valoración personal, porque tendrías que empezar de cero. Intenta utilizar las críticas más constructivas y las que te aporten de verdad cambios para mejorar.

Una vez hechos los cambios, revisa que sean coherentes con el resto de la novela y que no tengan muchos errores ni faltas de ortografía, etc. Si vas a enviar tu manuscrito a un corrector profesional, este es el mejor momento. Se supone que la novela está lista, pero aún necesitará retoques. Recuerda que tú estás contaminado por tu propio estilo y lo más probable es que te cueste encontrar errores que otra persona vería con rapidez. Un corrector es fundamental, ya que va a ver cosas que tú no. Es tu forma de escribir, así que muchos fallos no te sonarán raros. Alguien ajeno a ese estilo los detectará como un radar y seguro que te quedarás más tranquilo recibiendo ayuda.

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Cómo enfrentarse a la fase de corrección

6. Cuarta lectura La última corrección debería de hacerse en voz alta. Cuando lo haces en silencio, tu mente suele leer rápido, por lo que es normal que se te pasen palabras que tal vez estén mal escritas o muy repetidas, o incluso faltas de ortografía graves. Al hacer la lectura en voz alta, tienes que ir más despacio y si hay algo que no va bien, lo notarás de inmediato. Una vez vi un artículo que decía que leíamos el principio y el final de la palabra, y nuestra mente construía el resto. Por eso es normal que se nos pasen palabras sin tilde o una letra cambiada por otra, sobre todo si hacemos una lectura rápida. Y cuando conoces el texto, más aún. Si has terminado todas estas fases de corrección y crees que el libro está preparado, es el momento de probar suerte y enviarlo a editoriales, o tal vez autopublicarlo.

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Cómo eliminar errores frecuentes I

Antes de ponerte de lleno con la corrección ortotipográfica o de estilo de la novela, es importante que conozcas cuáles son los errores más frecuentes que se cometen al escribir. Los fallos que te presento aquí habría que tenerlos en cuenta en las primeras lecturas de tu novela y tienen relación con su estructura y el argumento.

Diálogos El diálogo en la novela no es obligatorio, pero sí recomendable, sobre todo en algunos géneros. Podrías crear una novela solo con narración, tal vez con los pensamientos o las impresiones de un personaje, pero el lector acabaría extenuado o leería la novela mucho más despacio. El diálogo aporta dinamismo, hace que conozcamos mejor a los personajes, facilita la relación entre ellos o hace que se avance la trama, entre otros aspectos. Pero no sirve de nada escribir un diálogo solo por rellenar, sin que aporte información interesante. Ahora es el momento de revisar bien los diálogos para ver si están escritos con cabeza. Si un diálogo no está bien construido y no aporta nada, es mejor eliminarlo. Y no tengas reparos en hacerlo, los lectores te lo agradecerán con valoraciones de muchas estrellas del tipo: «la novela me ha encantado y los diálogos estaban tan bien construidos…». Un buen diálogo podrá decir mucho sobre tus personajes: cómo se expresan según su edad, género o condición social; qué movimientos hacen cuando hablan, según lo que se explica en las acotaciones; o cómo se comportan según el estado de ánimo en que se encuentren o con quién hablen. También puedes aportar información sobre el mundo de la novela, sobre hechos ocurridos o desvelar secretos, y así formar poco a poco la trama de tu historia por boca de tus personajes. Es mucho más ameno que cuando todo es narrado. Tal vez te resulta un poco complicado decidir cuándo eliminar o no un diálogo, así que te voy a dar unos consejos que te pueden guiar a la hora de decidirte. Bórralo sin ninguna compasión cuando:

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Cómo eliminar errores frecuentes I

Es simple No aporta nada de información. Se ve en saludos simples o confirmaciones de algo que ya se ha dicho en la narración o que se explica después. Si una conversación se puede suplantar con un par de frases o eliminar sin que se pierda información valiosa, es el momento de que lo hagas. Mira este ejemplo:

Aunque llegué temprano al bar, María ya me estaba esperando: —Hola, María —la saludé y me senté a su lado. —Hola, Juan. —¿Cómo estás?

—Bien. ¿Y tú?

Este diálogo se podría eliminar con facilidad, ya que no aporta ninguna información. Se puede suprimir por una narración del tipo: aunque llegué temprano al bar, María ya me estaba esperando. Nos saludamos y me preguntó cómo me iba todo antes de pedir nuestras bebidas. Si el diálogo hubiera supuesto una discusión, tal vez porque María lleva rato esperándolo y él siempre llega tarde, se habría podido dejar. Eso habría aportado información más allá de un simple saludo o

habría dado pie a una escena posterior de una pelea, por ejemplo.

Divaga Usar eternas parrafadas o diálogos que vuelven sobre la misma idea sin llegar a ninguna conclusión y sin que aporte nada nuevo. Todo esto puede provocar que el lector se despiste, se aburra y pierda el hilo de lo que estaba leyendo, incluso puede llegar a molestarse. Dar vueltas y vueltas y repetir siempre

lo mismo cansa mucho (también en la narración, ojo). 13 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo eliminar errores frecuentes I

Es lioso Si lo que se quiere transmitir no está bien explicado y los personajes no se expresan de manera coherente o se contradicen, el lector se hará un lío con lo que se está contando y no entenderá nada de nada. También si no queda claro cuándo interviene cada uno y hay que releer para entenderlo. Si eso sucede muchas veces, el lector cerrará la novela. Un fallo bastante frecuente en el diálogo y que genera confusión es cuando en la narración se habla de un personaje y a continuación hay un diálogo donde interviene otro, pero no se explica quién es. El lector va a dar por hecho que se trata de la persona mencionada y, si no es así, puede que tenga que releer o pararse a darle un sentido:

María esperaba en la cafetería a que llegara Juan. Estaba tardando demasiado. Cuando lo vio aparecer, pensó en que no se libraría de la bronca. —Buenos días —saludó, sentándose.

¿Quién es el que saluda y se sienta? Por norma debería ser María, ya que es la última persona de la que se estaba hablando en la narración. Si quien lo hace es Juan, o bien se debe hablar de él en último lugar o mencionar «saludó Juan». Mira este otro ejemplo más claro:

María esperaba en la cafetería a que llegara Juan. Miraba el reloj a cada momento, pensando en que de esta no iba a librarse. Cuando estaba mordiéndose las uñas, Juan entró y se acercó a ella. —Buenos días —saludó, sentándose. ← Es Juan y no hace falta mencionarlo, ya que la última acción de la narración le pertenece y se entiende por el contexto.

—¿Cómo que buenos días? ¡Llevo esperándote una eternidad!

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Cómo eliminar errores frecuentes I

Antes de lanzarte a escribir un diálogo que podría ser complicado o con muchos personajes, piensa qué quieres contar, quién va a hacerlo o apunta la información que hay que dar para darle coherencia. Puedes usar incluso un esquema o mapa conceptual si es una información importante para la historia y temes dejarte algo atrás.

Abruma El lector se puede molestar si en una intervención, o varias, se intenta que los personajes lo convenzan de algo: ya sea aleccionando a otro personaje sobre ideas o valores, o haciéndole ver de manera indirecta pero descarada que debe tener algún tipo de preferencia. También ocurre cuando un diálogo da demasiada información seguida, porque abruma. Una avalancha informativa, ya sea de algo de la propia novela o de datos conocidos por el autor (por ejemplo, información tras documentación de una época concreta), puede agobiar mucho al lector. La información hay que ir dándola en dosis pequeñas, ya que se digiere mucho mejor y deja más intriga. En definitiva, los diálogos son tus aliados, pero también pueden volverse en tu contra. Además de estar bien construidos y puntuados (algo que veremos en el último capítulo de este curso), deben estar creados con una intención. Si tus diálogos no aportan nada, no te sientas culpable por lanzarlos por el acantilado. Nadie los va a echar de menos. Si quieres ampliar información sobre los diálogos, te recomiendo leer este manual de Iria López Teijeiro.

El narrador Es una de las piezas clave de tu novela. Lo primero en lo que debes de fijarte es si el narrador con el que empiezas siempre se mantiene. Es decir, si has escrito en primera persona, no cambiar a la tercera. O si tienes un narrador avec (es el que solo conoce lo que sabe el personaje, muy cercano a la primera persona, pero en tercera), cambiar al omnisciente.

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Cómo eliminar errores frecuentes I

Si no controlas a tu narrador, puede que te hagas un lío tremendo. Piensa en cuál es el que más te conviene para tu tipo de novela y el que te hace sentir mejor al escribir. Si usas un narrador omnisciente, que todo lo sabe y todo lo ve, no hace falta que digas lo que piensan todos los personajes que están en una escena. Céntrate en uno de ellos (o dos a lo sumo), en lo que te interesa contar y en qué información es la que se necesita. Si al cambiar de capítulo quieres centrarte en otro, puedes hacerlo sin problemas. Eso sí, tienes que dejarlo muy claro en todo momento para que el lector no se pierda. Como ves, depende de tu tipo de novela. En caso de que hayas decidido utilizar la primera persona, el narrador debe meterse en la piel de ese personaje y valorar las cosas como las haría él. No puede explicar las situaciones como si estuviera hablando de otra persona o presentando un informativo. Del mismo modo, no puede saber qué piensan o sienten otros. No hace falta que incluyas todo el tiempo verbos como «vio», «notó», «percibió»... porque hay situaciones que se dan por hecho. El uso continuo de esos verbos hace que el texto sea mucho más lento en algunos contextos.

Mira estos ejemplos y sus alternativas:

> María estaba sentada en el jardín, tomándose un té. Vio que su hermano la saludó y entró en la casa como un torbellino → María estaba sentada en el jardín, tomándose un té. Su hermano la saludó y entró en la casa como un torbellino.

> Estuve un buen rato sentada en el jardín, tomando mi té preferido. Advertí

que mi hermano pasó a mi lado y me saludó antes de entrar en la casa como un torbellino → Estuve un buen rato sentada en el jardín, tomando mi té preferido. Mi hermano pasó a mi lado y me saludó antes de entrar en la casa como un torbellino.

El narrador también debe ser coherente con lo que se está contando. No tendría mucho sentido contar una declaración de amor como si se estuviera narrando un discurso político. De igual modo hay que intentar transmitir cómo se sienten los personajes: tienen miedo por algo, sienten alegría, están

nerviosos… Asegúrate de que tu narrador cumple bien su función en todo momento. 16 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo eliminar errores frecuentes I

Incongruencias Revisa bien tu novela para que no haya incongruencias y que una cosa dicha antes no contradiga a otra de después. Imagina que presentas a un personaje en el primer capítulo con el pelo negro y en el

diez dices que lo tiene castaño. Parece algo mínimo, pero habrá lectores que se acuerden y piensen que no has trabajado en tu novela en serio. No solo tiene que ver con las descripciones, sino también con los comportamientos como los cambios bruscos de personalidad y que un personaje actúe de una manera que no es la que se espera, sin justificación alguna. Tienes que ser coherente con la ficha de tu personaje, hacer que evolucione, pero sin provocar cambios que no vienen a cuento solo por darle un giro a la historia. Esa evolución tiene que ser natural y se debe notar en el transcurso de la trama de la novela. Por ejemplo, quedaría fatal que dijeras casi al final de la historia y como conclusión: «María había madurado». Es mejor demostrar que ha madu-

rado con un acto, un comentario o un pensamiento. No solo debes tener cuidado con los personajes, sino con otros muchos factores como el paso del tiempo, las vestimentas, la estación del año, el uso de la magia, nombres de personajes o lugares, estructuras y ubicación de viviendas… Para que no haya incoherencias y tú mismo no te pilles las manos, lo mejor es haber creado previamente fichas de personajes y del mundo donde se mueven (ya sea un mundo inventado, una ciudad, una época histórica…). Puedes revisarlas si en algún momento dudas sobre cómo crear ciertas escenas. Ah, y no te olvides de escribir bien los nombres propios para que haya concordancia entre ellos durante toda la novela.

Principio El principio debe resultar impactante para el lector, de una manera que lo meta en la historia y le haga querer seguir leyendo. Intenta empezar con el planteamiento del conflicto principal. Tu lector deseará saber qué le va a pasar al personaje y qué adversidades se le presentan. Por cierto, nunca te olvides de presentar a tu personaje principal desde el comienzo, para que quede claro a quién le están pasando todas esas desdichas. O sino el lector se puede perder en un mar de secundarios o no tenerlo claro, lo que puede llegar a confundirlo. 17 Celia Arias — celiaariasfernandez.com

Cómo eliminar errores frecuentes I

Un principio con descripciones largas, explicaciones de hechos irrelevantes (por ejemplo, el pasado largo de un personaje a pesar de que no va a aportar nada a la historia, la descripción detallada de una casa o la descripción de un personaje que no va a aparecer nunca más) o un exceso de información y planteamientos hará que el lector se aburra o se agobie. Haz la prueba. Mira si lo que cuentas antes del planteamiento principal merece la pena y aporta al-

go interesante. Si el planteamiento del conflicto, que hará que el lector se enganche, empieza en el capítulo cinco, más te vale trasladar ese al primero. O si no tu libro acabará en esa estantería de «libros olvidados que nadie tuvo el valor de empezar».

Final Puedes elegir si tu final es abierto o cerrado. En el primer caso, tanto para un libro único como para el que está formado por otras partes, tienes que plantearlo de forma que el lector lo viva de manera emocionante y se permita elucubrar sobre posibles finales. Al dejarlo abierto, estás planteando que la historia sigue y que puede haber diferentes posibilidades de continuación, aunque nunca escribas una segunda parte. Eso sí, sé consciente de que a lo mejor tienes que enfrentarte a preguntas del tipo: «¿Cuándo sale la segunda parte de tu novela?», «¿la vas a continuar?», etc. Si el final es cerrado, el conflicto principal debe quedarse zanjado y es mejor que no haya muchos cabos sueltos. El lector puede sentirse confundido y estafado porque no entiende si el personaje ha logra-

do o no superar el obstáculo y objetivo principales. Elegir un tipo de final u otro depende de ti y de tus gustos. Sea como sea, el final debe ser consecuencia de todo lo que se ha visto a lo largo de la historia y estar equilibrado. Como escritor, tienes que ir dando pistas que lleven a ese lugar. Por eso, este tipo de finales no son correctos: - Precipitados: ocurre de repente y sin coherencia con todo lo que se ha contado antes. Sucede cuando se desea terminar de escribir la novela y se nota. - Fortuitos: cuando todo es producto de un sueño, se resuelve con la muerte repentina o con la ayuda mágica de un dios, por ejemplo.

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Cómo eliminar errores frecuentes I

- Forzados: buscar alguna forma de acabar de manera sorprendente, pero con algo que no encaja en el resto de la historia y parece sacado de la manga. - Inseguros: cuando el final plantea muchas situaciones de manera que no queda claro si es un final o no.

También es importante fijarse en el final de cada capítulo. Terminar con un buen cliffhanger (es un recurso narrativo que consiste en generar una tensión psicológica en el espectador que aumenta su deseo de avanzar en la misma) que haga que el lector se muerda las uñas, necesite leer más y no pueda parar de leer es imprescindible. La idea es crear un cebo argumental para que tu lector siga leyendo. Por ejemplo, no saber si un personaje muere cuando le clavan un cuchillo y detener la escena antes de aclararlo. La mejor opción es dejar en el aire lo que estás planteando, un giro argumental o alguna incógnita, de manera que no todo se resuelva en ese mismo capítulo. Una forma de hacerlo si ya has creado un ca-

pítulo cerrado, es dividiéndolo. Muestra solo hasta la parte más emocionante de una escena importante (por ejemplo, máxima tensión o mucho peligro). En el siguiente puedes continuar con la resolución o puedes añadir más misterio, para seguir manteniendo la intriga. Este recurso es el mismo que utilizan en series de televisión, dejando todo a la incertidumbre para la siguiente entrega. Estás deseando que llegue la semana que viene para saber más, ¿verdad?

Las tijeras Las tijeras son tus amigas. Pueden hacer verdaderos destrozos en tu novela, pero si las usas con buena mano, te quedarás muy a gusto (y los lectores te lo agradecerán). Cuando te toque revisar, no dudes en recortar aquello que no es necesario. Casi todas las novelas tienen relleno. Sí, la tuya también. No te encariñes tanto con tu texto y recorta sin piedad.

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Cómo eliminar errores frecuentes I

Algunos aspectos que podrías recortar:

- Diálogos que no aportan nada - Escenas de relleno o de transición que no son relevantes para la historia - Escenas iniciales que no van a añadir valor a la trama - Descripciones insulsas, largas o que no amplían la información - Narraciones o parrafadas eternas - Repeticiones de palabras o ideas - Explicación excesiva de situaciones que se entienden sin necesidad de extenderse - Uso del mismo recurso una y otra vez - Exceso de información condensada en una escena

No temas recortar. Por mucho que te de pena eliminar alguna escena, si ves que no aporta nada y la dejas, la novela perderá mucha calidad. Si te hace sentir mejor, no tires nada, guárdalo para una posible recopilación de escenas eliminadas. Si no es algo complicado de digerir, a lo mejor los lectores quieren echarle un vistazo en el futuro

como parte de las curiosidades de tu novela.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

En este capítulo y en el siguiente voy a entrar en los errores más llamativos de cualquier novela o relato. Hay muchos más, pero considero que estos no deben pasarse por alto. En algunos de ellos he agregado enlaces para ampliar contenidos que te ayuden a mejorar tu libro. No he mencionado nada sobre algunos aspectos que se dan por hecho, como las faltas de ortografía, el uso de tildes, palabras mal empleadas, etc. Es lo primero que tienes que tener en cuenta, aunque hoy día cualquier programa de edición de texto te ayuda bastante a evitarlo. De todos modos, revisa bien tus palabras para que no se te haya pasado ninguna o el mismo editor de texto no te haya cambiado por otra que no querías. La mejor forma de localizar estos errores es hacer una lectura final en voz alta.

Puntuación Es muy importante que el texto esté bien puntuado, es decir, que las comas, puntos, punto y coma, etc. aparezcan cuando sea oportuno. Este tema es muy amplio, sobre todo cuando tiene que ver con la subordinación y el uso de las comas. Escribir una larga parrafada que pierde al lector no va a servirte de nada, ni siquiera si incluyes comas entre subordinadas. La solución no es escribir muchas frases cortas, aunque pueden ser de utilidad en escenas de acción o de ritmo más rápido. Si ves que una frase se pierde mucho, prueba a decir la información de otra manera o córtala. Interrumpe la acción en el momento preciso y separa por puntos.

Los errores más frecuentes en el uso de las comas:

> Ausencia de coma en el vocativo: Luis cierra la puerta → Luis, cierra la puerta

> Insertar coma entre sujeto y predicado: Mi vecina del cuarto, me ha dicho lo que ha pasado → Mi vecina del cuarto me ha dicho lo que ha pasado

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Cómo eliminar errores frecuentes II

> Coma después del conector de ciertas subordinadas, cuando lo correcto es incluirla antes: pero, aunque, porque…

> No añadir comas para separar condicionales. La suposición, que suele ir encabezada por un «si», irá separada de la consecuencia o resultado por un coma: Si vienes a verme, te contaré la verdad

En este artículo tienes más ejemplos sobre errores en el uso de las comas y soluciones para evitarlos.

Además de las comas, es importante que tengas en cuenta cuándo y cómo usar los puntos. Seguro que piensas que el punto es el más sencillo de utilizar, pero hay casos en que puede escaparse, como, por

ejemplo, añadirlo después del cierre de una interrogativa o exclamativa. Para ampliar información o ver errores muy frecuentes, recomiendo leer este artículo sobre el uso del punto. En ocasiones, es difícil elegir cuándo hay que introducir un punto y aparte que te lleve a otro párrafo. Revisa que las ideas o situaciones que separas no estén enlazadas con subordinadas o conectores que hagan referencia a ellas. Se notará un corte muy extraño, como una especie de salto. Si hablas de otra idea, no se notará tanto, incluso cuando se esté tratando el mismo tema. Intenta que los párrafos no sean demasiado largos. Un recurso puede ser entremezclar diálogo con narración. También a la inversa: evita que el diálogo sea muy largo e introduce algún párrafo.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

Repeticiones En este punto voy a señalar varios tipos de repeticiones que pueden surgir y que deberías de revisar a conciencia en tu lectura:

De palabras Es un error repetir la misma palabra varias veces en un párrafo, incluso en una página. Algunas pasan desapercibidas con facilidad, como pueden ser las palabras comodín o verbos a los que estamos acostumbrados, porque no nos suenan extraños (con estas debes de tener un ojo muy crítico). Si alguna de tus

palabras es de uso poco común, la cosa se complica mucho, aunque es más llamativo. La mejor solución es buscar sinónimos. Ojo, si no encuentras un sinónimo que sea acorde con el estilo de tu novela o relato, mejor cambia la manera de decir las cosas sin tener que pronunciar esa palabra. Si introduces un término que no encaja, va a quedar muy muy raro y el lector lo va a notar. También afecta al abuso de los adverbios en -mente, los gerundios, abuso de adjetivos u otras construcciones que pueden hacer que tu texto se vea muy recargado y pesado, aunque esos casos vamos a verlos con más detalle en este curso. Esto no solo influye en las palabras de la narración en sí, sino también en nombres de personajes,

de lugares, etc. No hace falta que repitas todo el rato el nombre de la persona a la que le ocurre la acción o que habla. Si un párrafo tiene el mismo sujeto siempre, por ejemplo, María, no escribas su nombre cada dos frases, porque ya sabemos que es ella. Sí que tienes que hacerlo si se cambia el sujeto en algún momento.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

De ideas A veces se comete el error de repetir las mismas ideas, incluso insistir en algo, aunque sea con diferentes palabras. Cuando estés a la caza y captura de este tipo de errores, te darás cuenta de que muchas veces estás contando lo mismo, que das vueltas una y otra vez. Eso refleja inseguridad en la escritura y

hace que el lector crea que lo estás considerando un tonto que no se entera. Si has hecho bien tu trabajo, con que lo digas una vez bastará.

María pensó que estaba de acuerdo con todo lo que estaban diciendo sus amigos, pero le parecía que algo fallaba en el plan. —Estoy de acuerdo con todo lo que decís, pero creo que falla algo en vuestro plan —dijo María

¿Has visto lo absurdo que es escribir algo como esto?

De escenas y estructura

A veces hay escenas que se parecen a otras, no por la idea en sí, sino porque la situación es muy pa-

recida. No solo me refiero a situaciones parecidas a otros libros, sino también dentro del tuyo. Intenta ser original y crear escenas únicas, que el lector al leer tu libro no evoque: esto me recuerda a tal otra cosa que pasó en el capítulo dos. A veces es inevitable que unos libros tengan similitudes con otros. Por desgracia, casi todo está inventado. Si no es una situación copiada y calcada tal cual, tampoco te agobies porque te lo digan, pero intenta que no sea muy descarado. Es peor que se repitan las mismas escenas una y otra vez dentro de la misma historia, porque al lector no le sorprenderá y no aportarás nada nuevo. Creerá que resuelves todo de la misma manera.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

Por ejemplo, un enfrentamiento entre el héroe y el villano, siempre en una situación similar, con un diálogo parecido y con un resultado similar; dos encuentros amorosos entre una pareja casi calcados, pero con diferentes escenarios de fondo y besos muy parecidos. A veces, las repeticiones se suceden en la estructura, donde se plantean situaciones y se resuelven siempre de la misma manera o parecida. Intenta sorprender al lector y tener varios giros argumentales diferentes. Y que esos giros tengan sentido, claro, no que estén incluidos así porque sí.

Rimas y cacofonías No hay nada más estupendo que escribir un poema que tenga rima, no digamos ya la letra de una canción muy pegadiza con rima consonante. Sin embargo, utilizar esto en la narración, hará que el lector crea que el texto tiene soniquete y no le agradará mucho. Tal vez tu historia tenga la intención en un momento determinado, porque quiere ser poética, pero no abuses. Ten cuidado en estos casos, ya que puede volverse en tu contra.

Estaba muy cansado por haber caminado apoyado en su bastón recién tallado ← esta frase no está mal escrita, pero tanta terminación en -ado me ha hartado, nunca mejor dicho.

María llegó cantando y saltando como loca. Me estaba cansando de verla.

Incluso debes de tener cuidado con algunos nombres propios en los que a veces se pueden producir rimas muy extrañas. En mi novela «Lumen» tengo un personaje llamado Dago, por lo que siempre evité escribir: dijo Dago. Creaba un soniquete de lo más raro, así que cambiaba por otro verbo.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

Por otro lado, tienes que tener en cuenta las cacofonías, que resultan de la repetición de sonidos:

Solo se escuchaba el silencioso susurro de los pasos de la señora ← parece que se han colado unas cuantas moscas a hacer de las suyas mientras lees esta frase.

Para identificar este tipo de errores, lo mejor es leer el texto en voz alta, porque mentalmente no se aprecia tanto.

Adverbios terminados en –mente En sí, el uso de estos adverbios no es un error. El problema es su abuso. Hay textos que están cargados de estas palabras y resultan pesados de leer. Además de que son largas, pueden dejar en el lector la sensación de que intentas ahorrarte la explicación detallada de una situación. Revisa en tu texto las veces que aparecen estos adverbios. Solo tienes que poner en el buscador la palabra «mente» y te saldrán solos. Una vez los localices, decide si borrarlos o no en función de:

¿Aporta información necesaria? Si es el caso, déjalos. A veces el adverbio da matices que son imprescindibles para entender lo que se está contando. Por ejemplo, en «lo mataron accidentalmente» el adverbio aporta un matiz importante, ya que no es lo mismo matar a alguien a conciencia que por accidente.

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Cómo eliminar errores frecuentes II

¿Hay muchos o pocos? Si en cada página o capítulo apenas aparecen, puedes dejarlo. Uno o dos no llaman mucho la atención. De todos modos, mira el conjunto del libro y valora si hay demasiados. Puedes buscar alternativas o probar a eliminarlos. En muchos casos seguro que ni se nota.

¿Reduce la narración? En ocasiones, estos adverbios sirven para evitar describir con más detalle una escena. Tal vez deberías de plantearte darle una vuelta y describir qué ocurre con calma en situaciones que así lo necesitan. Además, tu novela tendrá más calidad.

Puedes encontrar información ampliada y alternativas de uso de estos adverbios en este artículo.

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Adjetivos Hay algunos escritores que piensan que solo por usar adjetivos el texto va a tener más calidad y un resultado impecable. Ya te digo yo que no es el caso. Hace poco estuve leyendo un texto donde cada palabra (y no te exagero) llevaba un adjetivo, incluso uno delante y otro detrás. Para colmo, se repetían una y otra vez las mismas ideas. Si quieres matar al lector de aburrimiento y que sienta que no avanza en la historia, adelante, sigue dándole de comer adjetivos por doquier. Un adjetivo tiene su función determinada. No es lo mismo decir que un personaje tiene pelo a que lo tiene negro, rubio o pelirrojo. En este caso, el adjetivo aporta algo de interés. Lo mismo pasa en otros aspectos de las descripciones de lugares o de personajes, sobre todo cuando es la primera vez que los vemos. En cambio, usar adjetivos sin venir a cuento hará que te tiren al foso de los leones. Esas criaturas hambrientas están esperando para devorarte. Y en este punto, el adjetivo «hambrientas» ya aporta un matiz de gran importancia. Mira este ejemplo:

La chica era de estatura pequeña, más bien baja para su edad. Entró en la frutería y se acercó al mostrador arañado de la dependienta oronda. —Buenos días, ¿me podría dar un kilo de manzanas verdes? —preguntó la chica bajita. —Por supuesto. Aquí tienes —dijo la dependienta entrada en carnes, pasándole la bolsa blanca.

¿Crees que es necesario incluir tanto adjetivo y volver a describir a los personajes en el diálogo? Ya has dicho cómo son y, aunque uses palabras diferentes, la idea es la misma. No hace falta repetir algo que has dicho. Controla a los adjetivos. Haz una criba y piensa en si es necesario usarlos tantas veces. No te harán un escritor más culto, pero uno cargante sí.

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El tiempo verbal Aunque no lo creas, uno de los errores más comunes de muchos escritores es cambiar el tiempo

verbal en que transcurre la historia. Dan saltos de uno a otro porque así les parece. Lo más normal es que uses el pasado, aunque hay muchas novelas escritas en presente. Te recomiendo leer este artículo de Diana P. Morales sobre la diferencia entre ambos. Si has optado por uno, no lo cambies y escribe toda la novela en el mismo tiempo. Dar saltos sin sentido entre tiempos verbales hará que el lector se confunda. Si en algún momento optas por hacer un cambio, debe estar justificado y tener sentido, y aun así puede que haya algún lector al que no le convenza. Si cambias las reglas y te la juegas, estarás más expuesto que si sigues las normas. Si tienes dudas

sobre el uso de los verbos, deberías de echarle un vistazo a este artículo. Te ayudará a evitar muchos errores.

Gerundio de posterioridad El uso excesivo del gerundio, algo muy habitual, ya es de por si peligroso. Vuelve lenta le lectura y

la acción, por lo que es poco recomendable en escenas en que el ritmo es más rápido. Revisa si hay muchos gerundios en tu texto y si es necesario utilizarlos en los momentos en que lo haces. Tal vez esa idea que intentas expresar se pueda explicar con otras palabras. Por otro lado, está el gerundio de posterioridad que tiene un matiz que resulta a veces difícil de detectar. Por eso, es un error que se comete muy a menudo. El gerundio en sí expresa que algo sucede de manera simultánea al verbo (llegó cantando) o que es inmediatamente anterior a la acción del verbo (pensando que estaba cometiendo un error, marcó su número).

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Cómo eliminar errores frecuentes III

Por eso, usar el gerundio como una acción que es consecuencia del verbo es un error importante. Mira este ejemplo:

El coche se salió en la curva, chocando con el muro

Según las normas del gerundio, el choque contra el muro tendría que haber sido anterior o simultáneo, cosa imposible en este caso. El choque es posterior a la salida del coche en la curva, ¿verdad? Una forma de evitarlo es revisar los gerundios de tu novela y ver si la acción sucede antes o después. En los casos como este del coche, sustituye por una oración coordinada, por ejemplo:

El coche se salió en la curva y chocó con el muro

Puedes ampliar información en este artículo, donde además encontrarás excepciones por si te surgen dudas sobre si usarlo o no.

Conectores y coletillas Un error frecuente que es fácil de detectar es el uso de los conectores que sirven para enlazar dos ideas dentro de un texto. No me refiero a un simple «pero» que va a introducir una oración subordinada, sino a otro tipo de conectores que se convierten en coletillas y hacen tu texto cargante. Aquí te dejo una lista de los que deberías de evitar o usar con moderación a partir de ahora, si quieres que tu texto quede más limpio y fácil de leer. Los he ordenado por categorías:

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Cómo eliminar errores frecuentes III

Cronología en primer lugar, ante todo, fundamentalmente, lo más importante, después, por fin, primero, para empezar, finalmente, mientras, por último, sobre todo, antes, ahora mismo, anteriormente, poco antes, al mismo tiempo, simultáneamente, en el mismo momento, entonces, más tarde, más adelante, a continuación, acto seguido.

Enlace de ideas de modo accesorio, sobre todo, y, de todos modos, de cualquier forma (manera), cabe destacar, de modo idéntico, de nuevo al mismo tiempo, así mismo, se puede señalar, inclusive, además, de la misma forma, también, algo semejante ocurre con…, otra vez.

Oposición no obstante, por otra parte, como contrapartida, sin embargo, a pesar de, a diferencia de, en otro orden de ideas, al otro extremo, ahora bien, por lo contrario, mientras que, antagónicamente, en contraposición a, al revés que.

Ejemplificación por ejemplo, tal es el caso, si apelamos a un ejemplo, así como, tal como, si usamos una imagen, un ejemplo de, tal vez así, si apelamos a un símil, similarmente.

Explicación es decir, al principio, en otras palabras, de todos modos, de hecho, sea que, en un inicio, en todo caso, lo que es lo mismo, de cualquier manera, modo, forma, eso quiere decir.

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Cambio de tema con respecto a, en cuanto a, en relación con, acerca de, otro punto es, por lo que se refiere a, el siguiente punto es.

Organización por un lado, por una parte, en cambio, sin embargo, ahora bien, no obstante, por el contrario, además, luego, después, así mismo, a continuación, así pues

Aclaración es decir, en otras palabras, dicho de otra manera, como se ha dicho, vale la pena decir, hay que hacer notar, lo más importante, la idea central es, vale destacar, hay que tener en cuenta, esta es, en efecto.

Resumen en resumen, recapitulando, brevemente, en pocas palabras, globalmente, recogiendo lo más importante, en conjunto.

Conclusión en conclusión, para concluir, para finalizar, así pues, en definitiva.

Causalidad visto que, a causa de, por razón de, con motivo de, ya que, puesto que, gracias a, gracias que, por culpa de, pues, como, a fuerza de, dado que, considerando que, teniendo en cuenta.

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Cómo eliminar errores frecuentes III

Intenta que tus oraciones queden fluidas y se enlacen de manera natural. Aunque lo parezca, en muchas ocasiones no hace falta enlazar con conectores y el texto puede entenderse con facilidad con la presencia simultánea de frases. En estos casos es mejor usar la subordinación que la presencia de conectores, ya que muchos de ellos también pueden provocar la sensación de que son textos informativos o periodísticos que hacen perder la esencia de tu estilo.

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Aspecto final de la novela El resultado final de tu novela debe estar tan cuidado como si fuera a salir de una imprenta, sobre todo si vas a autopublicar. En la mayoría de las plataformas de autopublicación se puede leer una previsualización de los primeros capítulos (más o menos el 10% del total de la novela). Si un lector se encuentra con guiones mal colocados, muchos espacios o tipografías extrañas, lo más seguro es que se sienta incómodo y se piense si leer tu novela o no. No solo deben de tenerlo en cuenta los autopublicados. Imagina que envías tu novela a una editorial para su posible publicación. ¿Crees que le harían mucho caso a un texto con faltas, mal ordenado y con tamaños de letras distintos? Por eso, vamos a ver qué aspectos fundamentales hay que dejar bien atados para que tu novela vaya a su puesta de largo decente:

Raya de diálogo El diálogo no solo debe tener una función en tu novela, sino que debe estar bien representado, con su guion correcto y en el sitio que le corresponde. Aunque es algo amplio y detallado, voy a resumirte los errores más comunes. Si quieres ampliar información, aquí te dejo este artículo que seguro que te ayuda.

Repasa si estás cumpliendo los siguientes requisitos:

> El símbolo que se usa en el diálogo no es un guion simple (-) sino la raya, uno más largo (—). En Word se consigue con el atajo Alt0151

> Los guiones deben ir pegados al texto al principio de cada intervención:

—Hola, María — Hola, María ←incorrecto

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Aspecto final de la novela

> Los guiones deben ir pegados a las acotaciones del narrador: —Hola, María —dijo Juan. —Hola, María —dijo Juan—. ¿Te vienes al cine?

> Con verbos de habla o de lengua (decir, añadir, preguntar, asegurar, contestar, exclamar, etc.) el verbo va en minúscula: —Hola, María —dijo Juan.

> Con otros verbos se pone un punto al final de la intervención del personaje y se empieza en mayúscula la siguiente palabra: —Hola, María. —Se sentó en la silla.

> Los guiones tienen un sistema de puntuación concreto que hay que cumplir, cuando se trata del uso de coma, puntos suspensivos, dos puntos, etc.

Ten en cuenta que una novela con los guiones de diálogo mal representados demuestra poca profesionalidad (al margen de lo que diga el texto en sí).

Mira este ejemplo de diálogo mal representado:

Aunque llegué temprano al bar, María ya me estaba esperando: — Hola, María— me senté a su lado. — Hola, Juan. — ¿Cómo estás?— pregunté —Hace mucho tiempo que no nos vemos — Bien. ¿Y tú?— me lanzó una sonrisa —Es verdad, hace mucho.

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Aspecto final de la novela

Y ese mismo ejemplo representado de manera correcta:

Aunque llegué temprano al bar, María ya me estaba esperando: —Hola, María. —Me senté a su lado.

—Hola, Juan. —¿Cómo estás? —pregunté—. Hace mucho tiempo que no nos vemos —Bien. ¿Y tú? —Me lanzó una sonrisa—. Es verdad, hace mucho.

Supongo que ves la diferencia entre ambos textos, ¿verdad? Por supuesto que el primero se puede leer y se entiende, pero no es correcto. Por eso es muy importante aprenderse las reglas. Aunque parezca lioso al principio, con el tiempo te irá saliendo solo y lo escribirás mientras trabajas en tu borrador, así que no tendrás que cambiarlo después. Merece la pena el esfuerzo.

Distribución del espacio Revisa bien tu novela para que el acabado final no tenga espacios entre palabras, márgenes extraños o sangrías donde no corresponde. También es importante dejar todo el texto seguido y no hacer una separación en blanco entre la narración y los diálogos. Algunos escritores hacen un salto en esta parte y crean un espacio que puede confundir al lector con un cambio de escena. El interlineado debe ser siempre el mismo. Todo el texto debe ir seguido y con una pequeña sangría al principio de párrafo o de cada intervención de diálogo, a no ser que haya una justificación: inclusión de una carta, aparición de una imagen, etc. Si hay cambio de escenas y no de capítulos, como cuando se menciona que ha pasado un tiempo o interviene otro personaje distinto, y se quiere recalcar, es recomendable dejar un par de espacios en blanco para que el lector entienda que ha habido un cambio. También se puede añadir un separador o

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algún adorno, aunque es opcional. Si se hace todo seguido, el lector puede perderse y no entender a qué se debe el cambio brusco en la historia. En definitiva, el texto debe mostrar una buena estructura de un simple vistazo. Si no te queda claro cómo debería ser su aspecto final, no tienes nada más que ir a tu estantería y revisar cualquier libro que tengas.

Tipografías Es muy importante elegir una fuente que sea adecuada para el texto en papel o en digital, según sea su caso. Y un tamaño adecuado. Una letra demasiado pequeña puede agobiar a lector, aunque en los ebooks se puede cambiar el tamaño según se desee. Si tienes dudas sobre qué fuente debes usar, este artículo de Mariana Eguaras puede ayudarte. Como excepción, puedes utilizar alguna fuente diferente en el inicio de un capítulo o tal vez un adorno, y que sea acorde con tu género. Pero el resto del documento tiene que ser uniforme. No utilices negritas para resaltar el texto, evita el uso de mayúsculas en toda una oración para recalcar un grito (cosa que puede representarse con signos de exclamación. Si el grito es muy importante, se puede mencionar en las acotaciones del narrador) y no incluyas la cursiva nada más que en los casos necesarios y con cuentagotas, ya que cansa mucho la vista. Si tienes dudas sobre el uso de la cursiva, aquí te dejo un artículo imprescindible. Si vas a usar comillas, por ejemplo, para representar pensamientos, lo más recomendable es la latina «» (se escriben con los atajos de Word: Alt174 para comillas de apertura y Alt175 para comillas de cierre). Si prefieres las inglesas, puedes usarlas, pero tienes que mantener las mismas en toda la novela. Saltar de unas a otras sin sentido no quedará uniforme.

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Extras de tu libro Supongo que no hace falta que mencione que un libro no debe estar escrito todo seguido y que tie-

ne que haber un salto de página cuando se pasa de un capítulo a otro. Además de lo que es la historia en sí, estaría bien que tu novela llevara algunos añadidos. Muchos de ellos son opcionales, pero aquí te los dejo por si quieres tenerlos en cuenta. - Página legal con el ISBN, copyright, aviso legal, tu página web, etc. - Índice. No es necesario si es una novela de ficción, pero es muy recomendable para libros de no ficción. - Dedicatoria inicial (opcional) - Agradecimientos (mejor al final)

- Pequeña biografía sobre el autor/a (opcional). Es mejor ponerla al final y muy recomendable si tienes otras novelas para darlas a conocer. Puedes añadir una foto tuya. Menciona tu página y tus redes sociales. - Solicitud de comentarios y llamadas a la acción: esta parte es fundamental para los autopublicados. A veces se nos olvida que hay que recordarle a la gente lo que te gustaría que hicieran. Si tienes una página donde regales algo o que pueda ser especial para tus lectores, aquí es donde hay que mencionarlo (lo puedes hacer también en las primeras páginas si lo que quieres es conseguir suscriptores de tu blog, por ejemplo). También solicitarles que te dejen un comentario en alguna plataforma o compartan en las

redes sociales, con un hashtag ya incluido.

Eso es todo. Espero que este pequeño curso te haya ayudado a pulir tu novela y a dejarla lista para publicar. ¡Te deseo mucho éxito en esta aventura!

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¡Hola! Me llamo Celia Arias. ¡Me alegra mucho verte por aquí!

Te cuento un poco quién soy yo y así me vas conociendo. Soy correctora, filóloga y escritora de fantasía juvenil. Uno de mis mayores deseos es poder ayudar con mi experiencia y mis conocimientos a otros escritores. Por eso, decidí crear mi página. En ella comparto artículos sobre corrección, escritura, autopublicación, entrevistas a escritores, experiencias, etc. y también recursos descargables. Si te interesa ampliar conocimientos sobre estos temas, no dudes en visitar mi blog o seguirme en las redes sociales. Además, me gustaría poder ayudarte a mejorar tu novela o relato con mi experiencia como correctora. Puedes tener más información sobre los servicios de corrección personalizados en este enlace. Y, si te apetece, puedes mandarme un email a [email protected] para contarme tus impresiones sobre este curso o solo para saludarme. ¡Estaré encantada de conocerte!

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