Análisis Un Mundo Feliz.docx

Universidad Nacional de Costa Rica Facultad de Ciencias Sociales Escuela de Psicología Introducción a la Psicopatología

Views 34 Downloads 1 File size 215KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Universidad Nacional de Costa Rica

Facultad de Ciencias Sociales Escuela de Psicología Introducción a la Psicopatología

Análisis del texto literario

Isabel Herrera Rodríguez

Profesora: Mayela Rodríguez Escalante

Campus Omar Dengo 2012

UN MUNDO FELIZ Aldous Huxley “Lo querían matar los iguales, porque era distinto. Si veis un pájaro distinto, tiradlo; si veis un monte distinto, caedlo; si veis un camino distinto, cortadlo; si veis una rosa distinta, deshojadla; si veis un río distinto, cegadlo. Si veis a un hombre distinto, matadlo…” Juan Ramón Jiménez

I PARTE Resumen de la obra. “Un mundo feliz” de Aldous Huxley es un novela de ficción publicada en 1932, donde se desarrolla toda una sociedad a nivel mundial centrada y enfocada a la producción consumista. Un mundo imaginario que se despliega 632 años después de la existencia de Henry Ford (el padre de la producción en masa). La novela comienza con la explicación de cuáles son las bases de esta sociedad y cómo se ejerce el control sobre las personas: no existen familias, sino que las personas se producen en serie, clonadas en grupos a partir de un mismo óvulo dependiendo de la función que vayan a realizar, ya sean Alfas Doble-Más, Alfas Más, Alfas Menos, Betas Más, Betas Menos, Gammas Más, Gammas Menos, Deltas Más, Deltas Menos o Epsilones Más o Epsilones Menos; previo a su nacimiento y a lo largo del desarrollo las personas pasan por hipnopedia (educación a través del sueño) y condicionamientos neopavlovianos, que les harán aceptar las condiciones en su vida a futuro, dentro de esta sociedad. Asimismo, se han eliminado todas las costumbres y tradiciones, entre ellas la religión (aunque hay una gran devoción hacia Ford, hasta existe un mundo antes de Ford y toda una nueva era después de él en el pensamiento de esta sociedad), el arte y la ciencia, e

incluso la pobreza y la guerra también han sido erradicadas. Las personas no leen y no practican deporte. Están condicionadas al consumo y son perfectamente felices, y si por alguna razón viene un mal pensamiento o emoción, está el soma, droga utilizada para calmar cualquier malestar y mantenerlos felices. Paralela a esta sociedad “fordiana”, existen reservas de salvajes, donde ya sea por cuestiones climáticas o de escasos recursos, las personas que las habitan aún no han sido “socializadas”. En estas pequeñas reservas, ubicadas en varios lugares del mundo como: partes de Nuevo México, América del Sur y algunas islas de Nueva Guinea…, aún se desarrollan costumbres, rituales y tradiciones indígenas y religiosas de carácter cristiano. Además, las personas aún se reproducen de manera natural. Por otra parte, Huxley destaca varios personajes, entre ellos: Lenina Crowne, quien es la típica ciudadana de la sociedad fordiana: perfecta, feliz, consumista y sale con todo hombre que le sea posible, ha estado interesada en Bernard hasta que se “enamora” de John; Bernard Marx, es uno de los personajes principales de la novela, es un Alfa Más, sin embargo su estatura no es la de uno, se cree que fue por algún error a la hora de su creación, es uno de los personajes con alguna conciencia de poseer una identidad, debido quizás a su constante rechazo por la apariencia física; John el Salvaje, es el personaje principal de la novela, es hijo por accidente de una ciudadana del “mundo civilizado” y del director del centro de incubación, su madre se extravía en una de las reservas de Nuevo México y es allí donde se cría, cuando Bernard y Lenina van de paseo a dicha reserva lo encuentran y lo llevan a la civilización. Por último, otro de los múltiples personajes de la obra es Mustafá Mond (un Alfa Doble Más), el único personaje que se analizará de manera general en este trabajo, dadas sus características particulares. Él es uno de los diez interventores mundiales, poseedor de una gran inteligencia, comprende la belleza de la antigua civilización, no obstante, prefiere rechazarla con el fin de mantener la tranquilidad y el control de la actual sociedad.

II PARTE Contenidos teóricos importantes. Con el fin de hacer un breve análisis de “Un Mundo Feliz”, se tomarán ciertos contenidos propios del curso de Introducción a la Psicopatología, detallados a continuación: 

A partir del significado de estar loco que se construye históricamente dentro de nuestra sociedad (“Historia social de la locura”), se homologará al sentido de locura propio de la sociedad presentada en la novela.



Se mirará el carácter represivo y jerárquico de la familia como institución (“La muerte de la familia”) frente a esta nueva sociedad de “Un mundo feliz”, donde la familia ya no es necesaria para socializar a las personas.



El modelo estructural freudiano (“Psicopatología. Sus fundamentos dinámicos”) presente en las y los habitantes de la sociedad fordiana, específicamente el superyó.



Se analizará a grandes rasgos el factor traumático (“Aspectos básicos del psicoanálisis freudiano”) dentro de una sociedad donde pareciera que las personas son capaces de soportar todo “felizmente”.



La categoría psicopatológica “normópata” presente en la sociedad que se expone en la novela de Huxley.

III PARTE Análisis Analizar la novela de “Un mundo feliz” podría realizarse desde diversas perspectivas, como el analizar a cada uno de los personajes principales, figuras sumamente complejas, dotados de numerosas características, que los convierten en individuos particulares con su propia identidad… Algo en definitiva contradictorio al hecho de haber sido producidos en serie. Sin embargo, pese a que es realmente tentador introducirse en el comportamiento de cada uno de estos sujetos, dejar pasar la sociedad utópica creada por Huxley sería un crimen, máxime que es en esta donde estos personajes viven y se interrelacionan, y es esta misma sociedad la que los creó y la que los mantiene en un estado de felicidad, porque no se podría pedir nada más a esta colectividad que mantener ese estado, la felicidad perpetua en un mundo feliz. Es así que este análisis estará enfocado a la sociedad que tiene sus bases en el gran Henry Ford, tomando como ejemplos a sus personajes, con el fin de no dejarlos de lado del todo. Comenzando con lo planteado por Porter (1989) en torno al sentido de la locura, el autor explica que: “De modo bastante parecido a los niños que juegan a ser adultos, los locos subrayan las hipocresías, el doble rasero y la pura e insensible falta de memoria de la sociedad cuerda.” (p. 14). Deteniéndose en este sentido, se mira a la sociedad como la “cuerda” y al loco como aquella persona que habla en torno al doble discurso o a las faltas de sentido que tenga la sociedad. En relación a la novela, existen algunas personas que comienzan a salirse del esquema del condicionamiento impuesto, dado que comienzan a tomar sentido de su propia identidad e individualidad, que los diferencia del resto. Este darse cuenta, se da por diversos motivos, comenzando por sus capacidades intelectuales o diferencias físicas. Esto es claramente visible en el personaje de Bernard Marx y en el de su mejor amigo, Helmholtz Watson: “Su inferioridad ósea y muscular había aislado a Bernard de sus semejantes (…). Lo que hacía a Helmholtz tan incómodamente consciente de su propio yo y de su soledad era su

desmedida capacidad. Lo que los dos hombres tenían en común era el conocimiento de que eran individuos.” (Huxley, 1999, p. 94-95)

A raíz de esta diferenciación con las demás personas, es que estos personajes comienzan a criticar al sistema. Como en el caso de Bernard, ya que es quien comienza a criticar ciertas cosas del sistema en el que vive, como el hecho del tener que consumir el soma: “- Prefiero ser yo mismo- dijo Bernard-. Yo y desdichado, antes que cualquier otro y jocundo.” (Huxley, 1999, p. 115) Otro sentido de la locura que plantea Porter (1989) es el de la extrañeza y cómo esta ha jugado un papel importante en la dicotomía de lo loco y lo cuerdo, alegando que “la locura es un país extranjero” (p. 21) Rescatando esta metáfora de “un país extranjero”, se puede contemplar desde esa perspectiva la noción que se tiene de las reservas de los salvajes y del mundo civilizado, ambos lugares como países diferentes que se miran con extrañeza, catalogando de loco el mundo del otro. Cuando Lenina y Bernard visitan la reserva de los salvajes, la primera no puede evitar mirar como una locura el sólo hecho de vivir de aquel modo. Asimismo, cuando John viaja al mundo civilizado, expresa algo muy similar a lo sentido por Lenina: “Aquí todo es diferente, es como vivir entre locos. Esta vida es una auténtica locura.” (Huxley, 1999, p. 162) Otro punto importantísimo en torno al sentido de la locura, es cuando se comienzan a construir, en la Europa de los siglos XVIII y XIX, prisiones, casas de corrección, escuelas, hospicios, manicomios y talleres penitenciarios para enfrentarse a la amenazante locura. (Porter, 1989) Quizás el ejemplo que más se anuda a esta cuestión de la exclusión y confinamiento a ciertos lugares de las personas “locas” se da casi al final de la obra, cuando Watson, Marx y John son llevados ante Mustafá Mond y este les dice que deben elegir entre algunos lugares donde hay gente como ellos (en este caso se refiere a personas con conciencia de identidad e individualidad, pero que en esa sociedad fordiana son personas que están de más, atentando contra la estabilidad del sistema) y a los que deberán marcharse sin oportunidad de regreso.

Por otro lado, analizando la sociedad de Un Mundo Feliz, en esta se puede encontrar una gran particularidad: el no tener familias. Si se mira en términos de Cooper (1981), la familia cumple una función social de mediación, la cual destruye la capacidad de sus miembros de poder dudar acerca de la efectividad de esta como educadora de las actitudes correctas dentro de una sociedad. Es la que da las herramientas para poder sobrevivir a la sociedad, en vez de dar las herramientas para generar autonomía y autoidentidad reales. Si bien esta sociedad futurista no tiene familias, el condicionamiento neopavloviano y la hipnopedia funcionan como mediadores de las conductas que se deben aprender para un adecuado desarrollo. Y la sociedad, al ser un Estado Mundial, funge como la familia, donde todos se pertenecen a todos, asegurando un adecuado comportamiento de sus miembros. Asimismo, el carácter jerárquico de la institución familiar que plantea Cooper (1981) es notorio, ya que toda la sociedad se encuentra dividida por grupos, dependiendo de las funciones de producción que vayan a desempeñar, unos tienen más jerarquía que otros. Además, el condicionamiento neopavloviano y la hopnopedia refuerzan que estas personas acepten las funciones que le corresponden: “Secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento se dirige a lograr que la gente ame su inevitable destino social.” (Huxley, 1999, p. 37) Y es que si las personas no están conscientes de que pueden hacer algo más, difícilmente van a pedirlo, por eso nadie se revela. Además, es una sociedad que aprende a satisfacer lo necesario en las personas y si por algún momento no están conformes: está el soma, la mejor arma que tiene la sociedad para callar y doblegar. Sólo un gramo de soma es suficiente para sacar de la realidad y hacer olvidar lo que se desea realmente. En este punto es necesario introducir la normativa particular de la sociedad fordiana, ese Superyó que se aleja mucho de las características que comúnmente se le atribuyen a esta instancia. De acuerdo con Paz (1999), el Superyó “en la medida en que representa la normatividad parental- y por su mediación, la vigente- es presente y socialización” (p. 59)

Ya se ha dicho que pese a que en esta sociedad no existan padres ni madres de familia, la sociedad hace el papel muy fielmente de estos. Es así como, la normativa de esta sociedad está enfocada al consumo, a aprovechar el tiempo de manera que las cosas se tengan que hacer ya, a no sentir amor (para eso está el soma) y que todos pertenecen a todos: por lo que deben tener varias parejas sexuales en sus vidas. En lo planteado a lo último, se puede contemplar una gran diferencia con un Superyó de una sociedad real, esta diferencia radica en que en la moral de esta utopía, es el amor la instancia que no funciona y que no tiene lugar en este mundo. Y aún así, hay personas que no desean andar teniendo relaciones sexuales con todas las personas que se encuentre, por lo menos ese es el caso de Bernard en la primera parte del libro. Por otro lado, de acuerdo con Jensen (1987) “el factor traumático fue concebido como cualquier tipo de acontecimiento externo que representara una exigencia de superación afectiva para las funciones psíquicas. Si estas funciones eran excedidas en sus posibilidades de elaboración de los estímulos externos, entonces se provocaría un funcionamiento inadecuado de los mecanismos reguladores y surgiría un estado de desamparo psíquico” (p. 7)

En relación con lo anterior surge una gran interrogante: ¿Son capaces los habitantes de Un Mundo Feliz experimentar un evento ligado al orden de lo traumático? Quizás sí, no obstante la sociedad no lo permite. El mundo está diseñado para que muchas cosas no se den: el hambre, las guerras, las enfermedades... Incluso se podría hipotetizar que el yo de estas personas es realmente pobre, por lo que cualquier evento diferente por mínimo que fuera, sería traumático. Lo anterior debido a que, su identidad está totalmente construida, son como esponjas: absorben todo lo que les den y no hay posibilidad de una elaboración madura de los acontecimientos del entorno. Pero se vuelve a lo mismo: la sociedad está tan bien construida que es una garantía que nada extraordinario para la psique de estas personas va a ocurrir y si por alguna razón hay algo sumamente difícil de llevar (como en el caso de Linda, la madre de John, cuando se pierde en la reserva): está el soma. Por último, para analizar un mundo utópico como este es preciso introducir uno de los pocos personajes que conoce la realidad de vida, que se conoce a sí mismo como un individuo, es consciente de sus capacidades, conoce mucho del “mundo antiguo”, de su literatura, costumbres, tradiciones y arte y que aún así, decide abandonarse y continuar

dentro de esta idea de mundo perfecto y feliz, con el fin de que no se vea modificado, este personaje es Mustafá Mond, uno de los diez interventores del Estado Mundial que presenta la novela. Relacionado con lo anterior y de acuerdo con Guinsberg (2001), existe una categoría psicopatológica llamada “normópata”, la cual, según este autor, se refiere a: “el individuo que se adapta a las normas impuestas por la clase dominante de su sociedad y que jamás adopta posturas independientes o rebeldes cuando llega el caso (…) aquel que acepta pasivamente por principio todo lo que su cultura (…) le señala como bueno, justo y correcto, no animándose a cuestionar nada y muchas veces ni siquiera a pensar algo diferente pero, eso sí, a juzgar críticamente a quienes lo hacen e incluso condenarlos o aceptar que los condenen” (p. 49-50)

Si bien alguien que cabría perfectamente en esta definición de psicopatología sería Lenina y el resto de los habitantes de Un Mundo Feliz, es Mustafá Mond alguien de mucho más interés en este momento. Surge la interrogante de ¿Cómo alguien, siendo consciente de las cosas que se dan dentro de ese Estado y de las cosas bellas que se están perdiendo, es capaz de renunciar a sus propios deseos de realización para ser uno más dentro de la sociedad y además, ser quien condena a otros por pensar diferente? Quizás es algún momento lo cuestionó, pero ya no más, siente que la tranquilidad y la estabilidad de la sociedad fordiana es la ideal. En un diálogo que este personaje sostiene con John se puede apreciar su concepción de mundo: “- Porque nuestro mundo no es el mundo de Otelo. No se pueden fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto, a salvo; nunca está enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas ni hijos ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma. El soma que usted arroja por la ventana en nombre de la libertad, M. Salvaje. ¡La libertad!- El inventor soltó una carcajada-. ¡Suponer que los Deltas pueden saber lo que es la libertad! ¡Y que puedan entender Otelo! Pero ¡muchacho!

(…) Pero éste es el precio que debemos pagar por la estabilidad. Hay que elegir entre la felicidad y lo que la gente llamaba arte puro.” (Huxley, 1999, p. 246)

¿Un mundo perfecto y feliz a costa de cuánto o de “cuántos”? Lamentablemente en la actualidad se vislumbra en la sociedad real cómo las personas son capaces de sacrificar muchísimas cosas a cambio de “estabilidad” y “felicidad”. Quizás Huxley en 1932 no creía que su utopía se convertiría en la realidad y es que en el siglo XXI, esta es la verdad: un mundo que sacrifica el arte, la religión, la misma ciencia, hasta la familia a cambio de poder consumir más. Las drogas antidepresivas se recetan como dulces, las personas viven en un estado de enajenación porque la droga las vuelve insensibles. Las personas son vistas no como tales, sino como medios de producción. Y lo más preocupante del caso: la sociedad mata a aquellas personas que no se acomodan al estándar de normalidad, se apartan, se silencian, se atan. No viendo que probablemente, estas personas son las que pueden aportar un poco de razón y sentido a un mundo que se pensaba cuerdo, pero que dejó de serlo hace mucho (¿acaso alguna vez lo fue?), en el momento que se dejó de ver que para encontrar felicidad, basta con mirar al lado y encontrar a otra persona, para dar cuenta que no se está sólo en el mundo.

Bibliografía Cooper, D. (1981) La muerte de la familia. Barcelona, España: Editorial Ariel. Guinsberg, E. (2001) La salud mental en el neoliberalismo. México: Plaza y Valdéz. Huxley, A. (1999) Un Mundo Feliz. Madrid, España: El Mundo. Jensen, H. (1987). Aspectos básicos del psicoanálisis freudiano. Actualidades en Psicología, 3(24). Paz, J. (1999) Psicopatología. Sus fundamentos dinámicos. Buenos Aires: Nueva visión. Porter, R. (1989) Historia social de la locura. Barcelona: Editorial Grijalbo.