Analisis Del Decreto Legislativo

“Año del Dialogo y la Reconciliación Nacional” Aladino Y La Lámpara Maravillosa DOCENTE: VICTOR MANUEL ALUMNO: EDU LOPE

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“Año del Dialogo y la Reconciliación Nacional”

Aladino Y La Lámpara Maravillosa DOCENTE: VICTOR MANUEL ALUMNO: EDU LOPEZ TASAYCO GRADO: 5TO PRIMARIA

2018

1

Dedicatoria: Este trabajo está dedicado a nuestros padres

por

el

estudio,

a

nuestros

docentes por los nuevos conocimientos que nos dan día a día y a Dios por la vida.

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CONTENIDO CARATULA” ...................................................................................................... 1 Dedicatoria:....................................................................................................... 2 INTRODUCCION ............................................................................................... 4 CAPITULO I ....................................................................................................... 5 1.1.

LAS CHALINAS Y LAS GORRAS ....................................................... 5

1.2.

LA DANZA DE TIJERAS ...................................................................... 6

1.3.

DANZA DE TIJERAS: PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD7

1.4.

PAGO A LA TIERRA ............................................................................ 9

1.5.

CULTO AL APU WAMANRASU .......................................................... 9

1.6.

RITUAL DE LA CUCHUSCHA: AMOR A CODAZOS EN HUANCAVELICA 10

CONCLUSION ................................................................................................. 13 BIBLIOGRAFIA ............................................................................................... 14

3

INTRODUCCION

En la historia de los pueblos amerindios, la memoria colectiva es el repositorio último de las artes y tradiciones, de la asociación de estas con su entorno y las divinidades. No obstante, la sola memoria responsable de preservar los conocimientos de un pueblo resulta insuficiente; entonces, surge la angustia que genera toda pérdida inevitable. Las culturas andinas desde sus orígenes hasta el presente fueron yson culturas chacareras. La producción de la diversidad (diversas especies) y variabilidad (diversas variedades dentro de cada especie) de plantas y animales, mediante la crianza de mesclas de plantas (policultivo) en cada una de sus chacras y con sus propios saberes de crianza (señas, secretos, prácticas de cultivo, trabajo en comunidad y rituales) siempre fue y es su principal actividad y preocupación. Todas las manifestaciones culturales andinas, incluidas las lenguas que hablaron y las que se siguen hablando, fueron y son idiomas cuyas palabras están relacionadas a estas crianzas; en este sentido el quechua, el aimara, el jakaru y el kawki son idiomas chacareros. Además, posibilitan una relación / comunicación de ser a ser o de persona a persona entre humanos, la naturaleza y las deidades, que las lenguas modernas perdieron hace mucho tiempo con el surgimiento del pensamiento moderno y el desencantamiento del mundo.

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CAPITULO I COMPILACIONES PRACTICAS RITUALES INTERCULTURALES

1.1.

LAS CHALINAS Y LAS GORRAS Regalar chalinas y sombreros es una costumbre muy arraigada en este pueblo de los andes, pero donde nadie le da ninguna importancia. A cada visita de los presidentes, ministros o altos funcionarios de la función pública a la capital de Huancavelica el ritual es el mismo para estos invitados. Los pobladores reciben a u visitantes distinguidos con el ritual de la entrega

de

la

sombrero

chalina

y

el

chopcca. Es

prácticamente, el símbolo de bienvenida a este departamento andino. ¿Quiénes son los Chopccas? Es una etnia quechua hablante con costumbres bien arraigadas que respetan sus orígenes ancestrales. Esta población vive en las comunidades de los distritos de Yauli y Paucará de las provincias de Acobamba y Huancavelica.

Las comunidades chopccas son también capital del arte textil huancavelicano. Sus tejidos, bordados y teñidos son inmejorables y de calidad excepcional. Producen chullos, guantes, medias y chompas tejidos a mano, así como mantas, centros de mesa, bolsas de lana de carnero, adornos y otras obras de arte hechos en telares artesanales siguiendo técnicas y formulas legados por sus antepasados. Pero la comunidad chopcca es también el primer abastecedor de niños trabajadores en el cercado de Lima. Su población infantil tiene las tasas más elevadas

de

desnutrición

y

anemia

a

nivel

nacional.

Las comunidades chopccas están entre los más pobres de Huancavelica.

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1.2.

LA DANZA DE TIJERAS Durante más de 500 años, el estruendoso sonido de la Danza de Tijeras ha resonado en las montañas de los Andes. Este baile tradicional quechua, tanto una actuación artística como una celebración religiosa, representa una danza de los espíritus de las divinidades andinas de la época incaica. Aunque sus orígenes son inciertos, la danza evolucionó en los departamentos actuales de Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Arequipa. En esta ocasión, redBus te trae un artículo para que descubras todo sobre este ancestral arte. Danza de Tijeras: ritual y espiritual Llamada así por el par de varillas de hierro que cada danzante blande en su mano derecha, la danza de las tijeras es realizada tradicionalmente por

hombres

de

pueblos

quechuas en el centro sur del Perú. Este baile se lleva a cabo durante

los meses

de

temporada seca, que coinciden con las fases principales del calendario agrícola. Así, representa una forma ritual de celebrar las divinidades andinas ligadas a la naturaleza, como el Sol (Inti) y la Luna (Quilla). La coreografía es extremadamente difícil de dominar, y requiere de una intensa preparación física. Así, la mayoría de danzantes son entrenados desde niños. Como un rito de iniciación, los jóvenes quechuas, que pretenden ser los hijos de Wamani, el espíritu de la montaña, reciben un nombre asociado con uno de los espíritus para que puedan bailar bajo su protección. Este conocimiento físico y espiritual se transmite de maestro a alumno en cada comunidad andina para garantizar el sustento de la extraordinaria danza generación tras generación.

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Un pacto con el diablo: la danza diabólica de las tijeras El origen de la danza es incierto; sin embargo, algunos creen que fue creada en reacción contra el colonialismo y la represión de los ideales indígenas. Durante el año 1500, los bailarines fueron perseguidos por los cristianos porque se creía que la danza

era

una

manifestación de la magia oscura. Los artistas fueron considerados supaypa guagua –hijos del diablo– que se negaron a disipar sus antiguas prácticas e hicieron un pacto con el demonio para obtener tales habilidades. Aunque el baile ahora se acepta y se practica en las celebraciones cristianas, hasta el día de hoy a los bailarines se les prohíbe entrar en una iglesia mientras estén disfrazados. Canto y baile de la enfermedad Varios antropólogos vinculan la danza de tijeras con el Taki Onqoy que en quechua significa “enfermedad del canto”. Este fue un movimiento religioso andino que apareció en 1564 en el área de Chanka (Ayacucho, Huancavelica y Abancay) en rebelión contra el dominio colonial español. El Taki Onqoy abogó por un rechazo total de la imposición violenta de la fe católica y la extirpación de las creencias espirituales nativas. Según las crónicas españolas, las huacas (deidades prehispánicas) “poseían” los cuerpos de los indígenas, lo que les permitiría retorcerse en la danza febril durante horas o días, señalando una profecía e impulsando el regreso de los dioses antiguos a la derrota del Dios cristiano de los españoles. 1.3.

DANZA DE TIJERAS: PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD

7

Después de que la Iglesia católica fracasara en erradicar las creencias indígenas andinas, esta aceptó la integración de estas prácticas en la sociedad colonial con la condición de que los bailarines participen en el calendario católico. De esta manera, los ritos cristianos en las comunidades andinas se fusionaron

con

las

prácticas

indígenas

tradicionales. Los nuevos instrumentos de cuerda se agregaron al ritual, así como algunos pasos de baile y trajes tradicionales españoles. A finales de la década de 1960, la danza se convirtió en uno de los símbolos artísticos más significativos y representativos de la herencia cultural de los Andes peruanos. En 2010, la UNESCO la agregó a la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad debido al conocimiento físico y espiritual que se transmite oralmente de generación en generación a través de los danzantes. En el 2017, el 16 de noviembre se declaró como Día Nacional de la Danza de Tijeras. Dicha iniciativa busca ser un merecido homenaje a la herencia andina y a los bailarines que practican esta danza ancestral. Actualmente, este festejo se asocia con el niño Jesús y generalmente se realiza al comienzo de las fiestas de Navidad, durante el Año Nuevo y en la Epifanía (6 de enero). Esto coincide con la celebración indígena del solsticio de verano y el gran festival inca del Inti (el Sol). Además de presentarse en fiestas patronales, y durante las vacaciones, el baile es una característica de los festivales tradicionales vinculados a las prácticas agrícolas indígenas andinas, como el riego, la siembra, la cosecha y el esquileo de las llamas.

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1.4.

PAGO A LA TIERRA Es una ceremonia andina en la que se rinde tributo a la Pachamama o Madre Tierra y a los Apus o espíritus de las montañas. Muy enraizada en la región Huancavelica, esta tradición es un homenaje a los antiguos peruanos

que

dependían

exclusivamente

de

que

producía

la

tierra

aquello y

proveía, razón por la que expresaban su veneración a la Tierra como fuente de vida. El pago a la tierra se realiza el primer día de agosto y continúa durante todo el mes porque los campesinos afirman que en esta época la Pachamama está sedienta y hambrienta; es necesario satisfacerla y nutrirla para darle fuerza y energía. Otra forma de ofrenda son las apachetas o montículos de piedra que dejan los caminantes cerca de los Apus como símbolo de respeto.

1.5.

CULTO AL APU WAMANRASU Hablar del apu Wamanrasu es hacerlo de la región Huancavelica (wankawillkas), así como Rasuwi-llka y Qarwarasu se identifican con la región norte y sur de Ayacucho (pokras), el apu Waytapallana con los wankas de Huancayo o el apu Pariaqaqa (Pariacaca), de Huarochirí, con Lima. Cuatro deidades de rangos mayores y homólogas que se enseñorean en las regiones de la sierra centro-sur andina y se caracterizan por ocupar y llevar la misma raíz nominal de los nevados o montañas mayores en sus respectivas jurisdicciones, como símbolos sagrados e íconos representativos in-cólumes al paso del tiempo y testigos, actores o entes operadores del drama histórico cultural de los pueblos andinos, en los tiempos de modernidad y globalización.Lo que indica que la noción de los apus no solo simboliza el poder omnipotente y omnipresente de los dioses andinos para con los ganados, tierras productivas y hombres, sino, primordialmente, es la expresión implícita que encierra la demarcación territorial y denota el centro de origen o la gran Paqarina para sustentar y fijar las identi-dades de los pueblos ubicados alrededor, dentro de las diversas rela-ciones particulares e integrales.De este

9

modo, el modelo de organización espacial de los apus wa-manis o los dioses andinos reviste la estructura étnica actual de los pueblos andinos de la sierra centro-sur del país. Este esquema subya-ce en la representación, la reconfiguración jerárquica y las redes de poder de los apus, como formas de subsistencia y continuidad de las tradiciones milenarias remanentes del mundo andino en el mundo moderno actual. Los apus funcionan como sistemas clasificatorios de las fronteras ét-nicas y los sistemas de integración en cuanto muestran sus jerarquías y expresan la estructura social organizativa local y regional. Desde esta perspectiva, los símbolos rituales explicitan la organización social andina y reactualizan la memoria colectiva sin negar el pasado, por-que creen en el futuro y deben moralizar o transformar el presente contaminado, trastocado y ensamblado para que no perturbe el nue-vo ciclo renovador o transformador. En esa dimensión, los ciclos ri-tuales de la fiesta del ganado cumplen el papel de resguardo cultural renovado y la permanente pretensión alternativa de cuándo se debe y cómo se debe. Si no hay conocimiento del pasado, no hay sueño por el futuro y el presente se torna absurdo y sin perspectiva, aunque es contingente por la dinámica del pensamiento y acción social.En este sentido, la disposición de los apus Wamanrasu, Qarwarasu y Antarasu es el drama de los comuneros lugareños y la población de la región huancavelicana en el escenario cósmico más amplio e interregional por los apus Waytapallana, Wamanrasu, Qarwarasu y Rasuwillka de los departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Junín, como las divinidades mayores y representativas de la sierra central andina, intercomunicados por ríos, montañas, caminos de los llame-ros y carretera de los negociantes modernos que acopian la fibra de las alpacas y nos integran a la economía nacional e internacional, con todas sus dificultades, limitaciones y posibilidades. Lo que, a su vez, viene fortaleciendo no solo la economía tradicional lanera de alpaca, sino también va promoviendo la recuperación de la actividad festiva, de origen precolombino, del chaqo de las vicuñas montaraces para el turismo internacional, como símbolo de identidad nacional presente y prestigio regional.

1.6.

RITUAL DE LA CUCHUSCHA: AMOR A CODAZOS EN HUANCAVELICA

10

Más que una danza, la cuchuscha es un desafío entre dos jóvenes solteros que se disputan el amor de una mujer. Colocados espalda contra espalda, el duelo empieza a punta de codazos hasta que el más fuerte queda solo en pie. Huancavelica alberga a la nación Chopcca, poderoso grupo étnico que habla un quechua derivado del chanka

y

tradiciones

mantiene ancestrales.

Como la cuchuscha (“medir la fuerza”),

proverbial

costumbre que enfrenta a dos jóvenes solteros de diferentes comunidades

en

exigente prueba de físico

para

obtener

una vigor los

favores de una mujer soltera conocida como pasña. Es una competencia que impone fortaleza en el Champaticray, el círculo que encierra a ambos luchadores. Este pundonoroso ritual de lucha también está vinculado con la fertilidad y el vigor agrícola. El ganador es adulado con aplausos y silbidos, la muchedumbre le gritan que será jefe de familia y que debe asegurar la alimentación de la esposa y los hijos. En pocas palabras, el vencedor se convierte en un símbolo de la comunidad, una especie de trofeo. Con ocasión de la Semana Santa, la municipalidad provincial de Huancavelica, en su afán de conservar la identidad de su región, promueve esta ceremonia prehispánica que practican los descendientes de los antiguos Chopccas, jóvenes huancavelicanos que salen en busca de una pasña, demostrando resistencia, fuerza y habilidad. Para la ocasión, la competencia se desarrolla al compás de harawis (canto o gritos agudos al borde del llanto) que entonan un grupo de mujeres jóvenes acompañados de un rondín y charango. El competidor viste las prendas típicas que identifican a su comunidad. Es importante presentar buen estado físico:

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la salud puede resquebrajarse por los golpes en la espalda que va a recibir del contrincante. Todo sea por amor.

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CONCLUSION

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BIBLIOGRAFIA 

BAQUERIZO, Manuel. “Sergio Quijada Jara y la cultura popular andina”. En Kachkaniraqmmi II Época. Abril – 1991, No 5, pp.61- 67.



ESPINO, Gonzalo. “Así no es el indígena, así no somos nosotros”. En Kachkaniraqmmi II Época. Abril – 1991, No 5, pp.68–70.



http://www.huachos.com/detalle/el-ritual-de-bienvenida-a-los-visitantes-vipen-tierras-huancavelicanas-noticia-4768

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