Album de Aves Cubanas

ливим DE; AVES •JEtASA» Cf 56 ALBUM DE REUJYIDAS D U R A N T E EL VIAGE DE D. RAMON DE L A SAGRA. IDeiJiiraJJ

Views 117 Downloads 6 File size 4MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ливим DE; AVES

•JEtASA»

Cf 56

ALBUM DE

REUJYIDAS D U R A N T E

EL

VIAGE

DE

D. RAMON DE L A

SAGRA.

IDeiJiiraJJo

IMPKENTA Y L1TOGRAFIA DE MAIJLDE Y RENOli, CA1XE

ISAILLECL,

1842

fi"

fl

Y

II.

I)K

la Providencia Divina embellecer la isla de Cuba, la dotó de elementos fecundos para la producción y vigorosos para el sostenimiento de la vida de los seres; á saber: de terreno fértil, de humedad permanente, y del calor y la luz tropical. El concurso de estos agentes cubre su superficie de una vegetación lozana, donde hallan abrigo y alimento numerosas especies de animales , ya tímidos e inocentes ya valientes y atrevidos, pero ninguno dotado del pérfido veneno que intimida al hombre. De todo este conjunto de seres, cuyas escenas de amistad y de amor, de gracia y de energía, de dulzura y de fiereza, forman el cuadro animado de la naturaleza en aquella región venturosa, las aves parecen haber sido preferidas para alegrar las campiñas y amenizar la soledad de los bosques. En efecto, las que se reúnen bajo el hermoso cielo cubano, por ser UERIENDO

6

ALliUM

procedentes de distintas regiones ofrecen mas diversidad en las formas, en la gracia de los movimientos y en los matices del colorido; siendo comunes en las legiones del pueblo alado los del rubí y de la esmeralda, de la púrpura y de la nieve, con los reflejos del nácar, del oro y de la plata. Sin salir de este gracioso atributo vemos que la variedad es su carácter, puesto que no se halla solo en las especies sino también en las edades y en los sexos, apareciendo el plumage de los machos mas engalanado y su voz mas armoniosa en la estación de los amores, cual si un aumento de atractivos fuera preciso para vencer la natural esquivez de las hembras. Los colores, lo mismo que el canto, varian también conforme á las costumbres y en razón de las circunstancias en que el animal se encuentra. Aquellos no son siempre brillantes y bellos, pues muchas especies nocturnas los tienen grises y oscuros y en las grandes aves marítimas, que viven en medio de las borrascas del Océano, abundan los matices pálidos y sombríos. De la misma manera el canto no siempre expresa la pasión tierna y cariñosa, pues la modulación dulce y sonora se trasforma ó en chillido agudo y penetrante cuando un enemigo amenaza la vida de la tierna prole, ó en voz de alarma y grito de guerra si con previsión admirable las centinelas anuncian algún peligro á las bandadas viageras. La naturaleza, tan simple en sus leyes como pródiga en sus resultados, ha dotado á las aves cubanas de igual variedad en sus costumbres y movimientos, á la que ofrecen los colores de su plumage. Unas son ligeras, gentiles y graciosas, como las Vigiritas,

los Tordos y los Zorzales;

Corúas y los Alcatraces:

otras lentas y pesadas, como las

ya alegres, festivas y parleras, como las

los Sarapicos y las Cotorras;

Gallinuelas,

ya graves y silenciosas, como los Guanabas y las

Sevíllas. Unas tiranas y sanguinarias, persiguen á los débiles y perturban la paz de las parejas amorosas; otras tímidas é inocentes, son símbolos fieles de pasiones tiernas. Ya sedentarias é inmóviles atisban el movimiento de la futura víctima en la laguna, ya recorren ágilmente las orillas, ya rastrean por entre las yerbas y matorrales, ó liban en los vergeles la miel de las flores, ó se encaraman en los árboles para perseguir los insectos y los reptiles, ó se lanzan al tempetuoso Océano para sorprender en sus agitadas olas los incautos pececillos. Unas, como las Auras, amigas inseparables del hombre, le siguen en sus emigraciones; reunidas en innumerables bandadas limpian los campos de insectos destructores, y constituyéndose en agentes de la salubridad pública hacen desaparecer hasta los restos de la muerte; al paso que otras, como los Toties, compañeras interesadas del cultivador, ó se encaraman sobre el lomo de los bueyes para vivir de sus

DE AVES CUBANAS.

7

insectos parásitos, ó bajan al surco que abre el arado para devorar los granos de la siembra. Unas huyen de la sociedad humana y gozan en el seno de los bosques la independencia salvage, sin prestarse jamás á la esclavitud doméstica; otras se habitúan fácilmente con ella, y hasta cambian sus hábitos feroces, como algunos Gavilanes,

huyendo de las Gallinas cuyo terror habian sido. Cada clase, cada

familia, cada tribu, tiene sus costumbres particulares y desempeña en el gran sistema atribuciones exclusivas é interesantes, desde el sencillo Flamenco, dócil compañero de los niños en los jardines, hasta el atrevido Pájaro del Trópico, que abandona las costas de Cuba y anuncia con su presencia sobre el Océano, al navegante europeo, la vecindad de las regiones afortunadas del Nuevo Mundo; desde el diminuto Zun Zun, que vive de la miel de las flores, hasta la corpulenta y cobarde Caraira,

que destroza los cadáveres y huye de todo pajarillo vivo; desde

la tímida Tórtola, que arrulla en los bosques sombríos, hasta el valiente Pelícano, que fija su morada sobre las rocas combatidas por las olas agitadas. Pero además de estos hábitos variados, hai dos órdenes de fenómenos interesantes en la vida de las aves, dependientes de dos grandes necesidades; á saber, el y el

AMOR:

HAMBRE

destinada la una para la conservación del individuo; establecido

el otro para la perpetuidad de la especie. La primera da origen á los grandes viages de muchas aves del orden de las Zancudas,

que abandonan los terrenos

inundados de la isla de Cuba en la estación de las lluvias excesivas, atraviesan el golfo, pasan el ecuador y penetran en el vasto continente meridional americano, lejos de las costas, en busca de la laguna Ibera. El admirable instinto las predice que reinando en aquel hemisferio una estación enteramente opuesta á la que dejan, hallarán en los grandes depósitos de reptiles y peces de los lagos desecados un apetecido y abundante alimento. Igual sentimiento lleva del sur bandadas semejantes, y así se encuentran numerosas tribus de especies análogas sobre un mismo parage, distantes centenares de leguas de su respectivo origen, al paso que en los bosques y en las sábanas otras asambleas no menos numerosas de aves de rapiña de distintas regiones forman en las soledades del Nuevo Mundo, en torno de cuadrúpedos muertos, esos grandes banquetes que han descrito con tanta verdad como interés los viageros naturalistas. Tal es el origen de algunas grandes emigraciones temporales de aves de la isla de Cuba, que á su vez recibe bandades inmensas de otras que habiendo pasado el verano en las regiones septentrionales, huyen de ellas al principio del invierno, acercándose á la zona calurosa. Entonces, es decir, en los meses de octubre y noviembre, es cuando se vén llegar verdaderos nublados de Zancudas y

Nadadoras,

que por horas consecutivas cubren grandes espacios del firmamento y descienden

8

ALMJM

las unas sobre las ciénagas y marismas, las otras sobre los bosques y sábanas que alegran con su llegada. Por esto es que en la estación invernal hai mayor número de aves en aquellas comarcas que en el verano, porque esta época las es mas propicia en los climas templados y fríos donde ni el calor ni la humedad son tan excesivos como en la isla. Por el contrario , en Cuba la naturaleza parece vigorizar con aquellos agentes la vida vegetativa y la procreación de los animales acuáticos, con la mira tal vez de preparar una gran diversidad de alimentos á los numerosos huéspedes que deben llegar en el invierno, huyendo de las regiones en que reinan la esterilidad y el reposo. Lo cierto es que durante aquella estación tienen lugar en Cuba las numerosas y variadas reuniones de aves del norte que van en busca del calor que falta en su patria, y también de pájaros del sur evitando los ardores excesivos del sol de su hemisferio. Una nueva vida se esparce entonces por las comarcas cubanas, donde los frondosos bosques, las vastas lagunas, las dilatadas sábanas, las extensas costas y los peñascosos y agrestes islotes y cayos, presentan á la emigración alada de los dos extremos del mundo, toda la variedad de parages, de condiciones y de alimentos análogos con sus respectivas costumbres. Algunas de las aves viageras del norte se detienen poco tiempo y pasan al medio dia en solicitud de los nidos que dejaron; otras hacen los suyos durante la emigración, en la patria provisional que elijieron; pero las mas reusan pagarle este tributo de reconocimiento y permanecen de un modo transitorio, sin anidar durante meses consecutivos, privándose de los goces de la familia. Así esperan por la estación propicia en que las aguarda el amor en los naranjos de la Carolina, en los bosques de la Pensilvania, en las márgenes frondosas del Delaware y hasta en las incultas orillas de la bahía de Hudson. Mas no todas las aves que habitan la isla de Cuba tienen estos hábitos viageros; muchas, contentas con los calores que modera la frondosidad de los bosques y la frescura de las brisas, permanecen allí constantemente, y en unión con las transeúntes la hacen teatro de sus escursiones y cazerías. De este modo vimos al Flamenco ostentar tranquilo sobre los islotes el color rojo de su librea, sin que ningún navegante se alarme creyendo sus bandadas inmóviles, compañías de soldados de la Gran Bretaña, como sucedió en los tiempos en que esta nación sagaz y previsora tenia menos simpatías que ahora sobre el mar de las Antillas; y al triste Guanabá pasearse á las orillas de las ciénagas sombrías, ostentando en vano las gentiles plumas de su cabeza, menospreciadas desde que la caprichosa moda ha conquistado en el África los céfiros del Marabú y los penachos del Jve del

Paraíso.

Mientras tanto que estas especies sedentarias y pacíficas, semejantes á los ociosos

l)K AVES CUBANAS.

9

de la sociedad h u m a n a , pasan su tiempo gozando de las bondades del clima, las activas é industriosas recorren las sábanas, penetran en las poblaciones, asedian los corrales, persiguen las bandadas de pajarillos, ó se lanzan en los mares en busca de un alimento peligrosamente disputado. Entonces también llega para muchas la época de los amores, y las bandadas antes reunidas por el instinto del alimento, se dividen en parejas de macho y hembra para comenzar, dominadas por otro sentimiento mas tierno, á trabajar en la construcción del lecho y de la cuna. En estas tareas la Providencia Divina se muestra tan previsora como variada en los medios que suministra para la conservación y la seguridad de la prole. Cada especie construye su nido, pero de diversa forma y de distinto modo situado y guarnecido, sin que sea posible decidir cual es mas útil y conveniente, pues todos son sabiamente adecuados, desde el pequeñísimo de seda vegetal que teje entre las flores el pajarillo Mosca hasta el crecido de dos pies de altura que fabrica con fango y ramas sobre las aguas estancadas el gigantesco Flamenco. Unas especies, como los Mayos,

le hacen con cerdas y fibras en lo mas elevado de

las palmas; otras, como los Carpinteros,

le sitúan en los troncos de los árboles,

en agugeros que horadan con el auxilio de su lengua y de su pico, verdadero estuche de instrumentos mecánicos. Las Tórtolas salvages le visten interiormente con pelo y algodón y le fijan en la lifurcacion de las ramas; los Sabaneros y las Codornices, le confeccionan con hojas y yerbas secas y le confian al suelo; las aves de laguna los construyen sobre las mismas aguas, aunque algunos patos cubanos, como el Yuyuyo y la Guayaza,

ofrecen la particularidad de fabricarlos

sobre los árboles. Por lo común el macho y la hembra alternan en el cuidado y la vigilancia de los huevos y de la joven familia; pero algunas especies, como los Judoís,

constantemente en bandadas inseparables, unidos por un lazo de

amistad que no alcanza el amor á debilitar, construyen inmensos nidos donde muchas hembras encuban sus huevos. El exmero con que protejen sus polluelos es igualmente eficaz en éstas que en los machos de todas las especies; mas por lo común se encargan los segundos de la guardia exterior del nido, ya colocándose en centinela, ya revoleteando y gritando en torno para ahuyentar á los importunos. Entonces se vén entre débiles paj arillos y corpulentas aves luchas bien desiguales, donde el arrojó y el furor de los primeros vence al vigor de las segundas, quedando victorioso el sentimiento paternal de aquellos sobre la fuerza brutal de éstas. El celo y la vigilancia duran tanto tiempo cuanto reclama la conservación de la nueva familia, permaneciendo los padres constantemente ó sobre el nido ó en sus cercanías. Pero algunas especies, como los Gallitos,

le

abandonan durante el dia á la acción benéfica del sol sobre las yerbas flotantes 3

10

ÁLBUM

de las lagunas, y le cobijan solo cuando la frescura nocturna hace preciso el caloroso abrigo de su pluma ge. Mientras que estos y otros pájaros amantes cuidan así su prole en la ausencia del astro del dia, el silencio de los bosques es perturbado por los gritos y silvidos extraños de las aves cazadoras, que recorren los tortuosos senderos y el laberinto de las enramadas en busca de los murciélagos y reptiles nocturnos, ó celebran bulliciosas el triunfo conseguido sobre el incauto pez que salta en la laguna. Entonces también el solitario Guanabá entona su canto melancólico, anuncio de muerte ó desventura para el indio del continente, pero que el campesino cubano, incrédulo á preocupaciones, oye con indiferencia. Al mismo tiempo otras especies pequeñas cruzan el aire con la rapidez de la flecha para cazar al vuelo las Falenas,

las Noctuas

y los Coleópteros

fosfóricos,

que cual

estrellas

errantes repiten en el bosque la bóbeda del firmamento. Pero con mas praticularidad al terminarse la noche es cuando aumentan su actividad y energía las aves madrugadoras, en perseguimiento de los numerosos insectos, reptiles y peces que huyen al amanecer á esconderse en sus guaridas, después de haber ofrecido en la oscuridad que prefieren, un cuadro de animada vigilia desconocido en Europa. Entre las especies sedentarias que no abandonan jamás el suelo de la preciosa isla, unas le son peculiares, otras se encuentran también en climas análogos del Nuevo Mundo, y algunas cosmólitas, como la Garza blanca y la Gallareta de pico blanco, son igualmente conocidas del labrador europeo y del negro cultivador de las Antillas. Pero el número mas considerable abandonan aquellos bosques y lagunas al aproximarse la estación de los calores, y emprenden á las regiones septentrionales los largos viages que dejamos indicados. Durante ellos, el mismo instinto de previsión demuestra la sabiduría de la Providencia y el origen divino de sus admirables leyes. Las ancianas de cada tribu reúnen en determinados parages los escuadrones del egército viagero, y en el dia y en la hora conveniente, por causas aun al hombre desconocidas, hacen resonar el grito de partida y se remontan en los aires, dirijiéndose al punto del firmamento que corresponded la región que las espera. Unas especies, como los Cocos, forman en dos alas un ángulo sumamente abierto, cuyo vértice avanzado ocupan los viejos, prácticos en estas caravanas, para dar la señal de alarma cuando algún enemigo se descubre; otras, como las Garzas,

describen con sus legiones un extenso arco de frente,

donde se sitúan las vigilantes centinelas. Al anuncio de algún peligro cambian de dirección repentinamente, sin alterar su orden ni perder de vista el término del viage. Igual sagacidad demuestran en sus paradas, escojiendo los parages mas

DE AVES CUBANAS.

II

propicios y no confiándose jamás en el silencio ni en la soledad aparentes, sino en la vista penetrante de sus guias apostadas sobre los picos de las rocas ó las cimas de los árboles. Así abandonan la región venturosa de las brisas, donde van á reinar el calor y la humedad, agentes activos de la vida vegetal, justamente cantados por Lucrecio, y dejan tranquilos por algunos meses los habitantes de las lagunas y marismas, que á su vez se entregan al solaz y al contento; así alterna la naturaleza las escenas en aquel pais, sin reposo para la vida y el movimiento. Las aves hermosearon sus campiñas en la estación seca, cuando la vegetación daba sus azucarados y suculentos productos; y ahora que las ramas brotan de nuevo, las enredaderas se cruzan, las plantas parásitas inundan las cimas de los árboles y las flores se anuncian en innumerables botones, los huéspedes alados parten á regiones remotas en busca de las condiciones que les son mas propicias. El viagero religioso, rodeado de tantos prodigios, al ver pasar sobre su cabeza aquellas bandadas dirijidas por la Providencia, se postra para bendecirla reconocido de ser también objeto de su solicitud divina.

wv vwv\\v\\v\\vv\vv\vv\wv\v\

V W V W V W W V \ VY W W W W M V W

de hacer participar al mayor numero posible de amigos de la naturaleza tropical de la pintura de sus mas bellas producciones, hemos creido conveniente presentar reunidas en u n A L B I I I H las A V E S del atlas ESEOSOS

general de la Historia física,

política

y natural

de la isla

de Cuba,

en cuya

publicación nos ocupamos desde nuestro regreso. Estas son treinta y dos; por que no hicimos representar mas que las especies nuevas, las defectuosamente descritas antes y algunos tipos de órdenes útiles para el estudio de la ciencia en España: pero las que de nuestro viage hemos traido á Europa, ascienden al número de ciento veinte y nueve, mayor en ochenta y cuatro del que era conocido

por el catálogo de M. Vigors, que precedió á nuestra publicación. Insertamos á continuación el cuadro sinóptico de todas las especies cubanas que ha descrito en nuestra obra general el distinguido naturalista M. Alcides d'Orbigny, con la indicación de los nombres vulgares y la cita de las láminas de las

ALBUM DE AVES

12

representadas en este

Á L B U M ,

CUBANAS.

á fin de proporcionar á los que le adquieran un

conocimiento mas completo de la ornitología cubana. Al momento mismo de terminar este trabajo, hemos podido enriquecerle con una lámina de huevos de pájaros de la isla, remitidos por el presbítero D. José Ramón de la Paz Morejon á nuestro respetable amigo el Sr. barón Delessert, que se apresuró en ponerlos á nuestra disposición.

{Jaris 1° i»e enero fce 1843.

UK l . \ S

$lt>cs

ÍTe

la

tela

ÍTe

(Tuba.

Í I O I M » SU.

ACCIPITRES. — AVES DE RAPIÑA,

P YSSERES. — P A J A R I L L O S ,

VULTURIDiE. .Nombres H LTILMIO C A T H A R T E S aura

IAN1ADE2.

Nombre; v 111 cf.-I rf Aura tinosa.

Nomljrcs latinos. 12.

FAICONIDEX. POI.ITÍOBUS mk/aiis...

TURBIDE3!.

Caraira.

IIIIFA'OS, lám.

WXÍI,

fiq.

.Vombn's vul^atv^.

VÍREO güvm

I T U R D U S rubripes \\.

Zorzal de patas coloradas.

l.t'im. iv: IS minoi-

H uevos.

\h.

TL'RIH

1.").

T U R D U S mustelimis

Nissus

Guincho.

fringilloides...

16.

O R PH E U S carolinensis

C I R U S cyanm

FALCO sparvcrius FALCO sparreriodes

•.

Cernícalo.

17.

O R PH E U S polyglotm...

....

Cernícalo.

17.

SCIURUS

. . Cernícalo. Lám. i.

18.

S C I U R U S ¡¡nlfurascem

O T U S siguapa

Siguapa. l.ám.

Lám. S T R I X furcaia

ii.

Lechuza.

Zorzal gato. vn. Sinsonte.

aurocapillus. .

Lám. vi. SI1VIDJE

19.

SILVIA corónala

20.

S I L V I A palmarum....

Sijú. — Cuco.

n i ; H IEVOS, lám. XXXII, fiy.

.

Lám.

STRIRIDEJE.

NOCTUA Sij ú

.. .

Gavilán.

FALCO columbarius.

\ t \ i i . /?//. f>.

Lám. \.

AQUILEIDEX HoSTRAMOS sociabilü.

It'mt.

Bijirita. Bijirita. /.