Al Filo Del Espejo

1 Por : Gerardo Bloomerfield y María García 2 Al filo del Espejo Por : Bloomerfield y María García Gerardo Editado

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Por : Gerardo Bloomerfield y María García 2

Al filo del Espejo Por : Bloomerfield y María García

Gerardo

Editado en el 2004 Libro editado en Pdf (especialmente para ser impreso) por : José Cadaveria . Diseño y dibujo de la portada José Cadaveria .(“Pesadilla”) Esta edición fue terminada el 10 de diciembre del 2011.

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Contiene:

Introducción a la edición Cadaveria Gerardo Bloomerfield Introducción A La Presente Obra Casandra Bösch Gog de Magog Por Gerardo Bloomerfield Gog de Magog (sírvame otra copa mix) Por María García SPAMM Por Gerardo Bloomerfield SPAMM (Home sweet home MIX) Por María García Plantas Carnívoras Por María García Carne Vegetariana (Plantas Carnívoras COVER) Por Gerardo Bloomerfield 4

Bolivian Bondage Por María García

Bolivian Bondage (Golden ass mix) Por Gerardo Bloomerfield

a) b)

Fotografías: Fotografías: Cámara Gerardo Bloomerfiel, modelo María García Cámara María García, modelo Gerardo Bloomerfiel

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Introducción a la edición Cadaveria

Leí mis letras vestidas con otra ropita: los años pasaron. Pero la tinta y la sangre no hieden con el tiempo. Y aquel siamés parido a dos orillas me vino a reclamar la paternidad: AL FILO DEL ESPEJO. Fue una sombra eléctrica la que me la puso en la mesa: José Cadavería. Me golpeó la pantalla del lado de adentro, y me la mostró adornada de huesos.

Y la sentí diferente.Había crecido. Sola por el mundo, esa nena de varias páginas MI OBRA, había crecido manoseada por los ojos de tantos silencios y tantos dedos. Promiscua MI OBRA nunca se negó a nadie. Cobró por dejarse usar, pero pocas veces. Auténtica libertina prefirió siempre entregarse por el placer de ser recorrida.

Y José Cadaveria, una sombra eléctrica con nombre apto para todo cuento, me la viste y la presenta. Y le quiero dar la pensión alimenticia atrazada. Pero no es necesario: la nena MI OBRA creció. La siamesa, la primera de las dos siamesas. Parte Bloomerfield, parte Garcia.

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Una versión es una puta vestida con diferentes ropas, dispuesta a ser tocada por nuevos ojos. Vaya pues un brindis de caramelos de uva por el modisto, por el modesto modisto que la vistió tal como otro por la madre que la parió y este padre irresponsable que en lugar de tirada la dejo a merced de ese grupo de anónimos lectores capaces de intimidar a cualquier reflejo.

Tuyo afectisimo Gerardo Bloomerfield Buenos Aires, diciembre de 2011 A la edición José Cadaveria de AL FILO DEL ESPEJO.

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Introducción A La Presente Obra María García y Gerardo Boomerfield son dos escritores de un mismo origen, el rio de la Plata, que se encuentran fortuitamente en un mismo espacio y a la misma edad, es decir en el mismo lugar temporal: Los 30años. Él regresa de su exilio, ella a punto de partir y se toman un instante para reflexionar acerca de sus respectivos senderos. Al mirarse mutuamente descubren el uno en el otro una realidad alternativa y cercana , como un fantasma de sí mismos… están al filo del espejo, al borde de una imagen simétrica y parados a la misma altura de un camino tortuoso y confuso. Uno como hombre y otro como mujer. Una como argentina… el otro como uruguayo. Uno de partida, otro de regreso . Uno como un escritor de horror de estilo cuasi poético… la otra como una poeta descarnada y cruenta. Al filo del espejo es el dialogo literario que se entabla entre ambos, escrito a dos orillas, cada cual dando versiones alternativas (Mixes, Covers) de la obra del otro a manera de homenaje-desafío, de rivalidad fraterna, de acompañamiento halagador, planteando una parábola viviente sobre las relaciones humanas entre el hombre y la mujer que compartiendo una misma esencia difieren en forma… dibujando una reflexión sobre el dialogo histórico entre Uruguay y Argentina, dos países que compartiendo una misma cultura y un mismo transcurso,

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abordan la realidad desde dos idiosincrasias alternativas y a veces antagónicas… Cierra la obra una serie de fotos que uno tomó del otro durante el encuentro, para ejemplificar este curioso experimental proceso creativo plasmado en “AL FILO DEL ESPEJO” Casandra Bösch

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Gog de Magog Por Gerardo Bloomerfield “Y el Dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciera” (apocalipsis 12,4)

Embarazada y en el otro cuarto… y la sed. La sed lo cubre todo, ¡la sed es como una placenta que infecta mi aire! Una sed…dos, tres, cuatro horas. El reloj me acusa. - ¡No haces nada, no haces nada! No le contestó porque sé perfectamente que el día que le conteste a un reloj estaré en grabes problemas: aquí lo dice, la página 256 de este tratado sobre Psicología: “El habla con objetos inanimados es un síntoma de esquizofrenia…” Aunque el reloj no está inanimado, se mueve. Mueve sus brazos, los agita, me acusa… me mira. - No haces nada… no haces nada. Y ella está embarazada en el otro cuarto… y la sed. La sed es como el aire, solo que del aire se escapa, aunque sea muriendo se escapa. Se escapa el aire, se escapa del aire… pero yo, no estoy seguro de morir d esta sed. La sed me tortura pero no me mata. Y lo que no me mata me hace fastidioso. 10

Aunque muriera no sé si moriría con sed. No quiero averiguarlo así. La voz de ella interrumpió al reloj, deliran, siempre deliran por muy “apagadas” que estén: -¿Estás bien? No le respondí. Es una estupidez preguntarle a un tipo que no sale de su cuarto por cinco lunas seguidas si está bien. Me he alimentado de todas las flautas de pan que traje a mi encierro, me he alimentado de los frutos del trigo molido y del sudor…hasta la primera luna, pan blando… fruta fresca… después… después… La sed. -No haces nada… El reloj me seguía acusando. Ella me llamaba. Embarazada y desde el otro cuarto. Debía romper el encierro, mío y de él. Romper la placenta. El hachazo cayó con todo el peso de mi cuerpo en la pared, las casas no se construyen ya, ni siquiera se fabrican. Se pre-fabrican. Se pre-destruyen. Se destruyen. Se desmoronan. - Tengo que hacer algo… y lo sabes… La mirada de ella no pareció sacudirme. Estaba indiferente acostada sobre la cama, más gorda y repugnante que nunca. Había adquirido el tono verde característico de las embarazadas. Había adquirido esa indiferencia… esa omnipotencia, a costa de mi esperma. Mi esperma… su placenta.

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- Lo sé siempre haces algo. Siempre tenés que hacer algo, nunca me escuchás, nunca me prestás atención. Ya lo decía mi madre, los hombres… Es irónico que deje de escucharla justo cuando me recriminaba que no la escuchaba. Mentía al decir que no la escuchaba y por eso deje de escucharla. Porque no era a mí que me hablaba, sólo deliraba. Pero mi hacha aun tenía algo que decir… El filo se desplomo sobre su vientre hinchado, en el medio de su asqueroso vientre hinchado, mordió sus entrañas ahogándose en algo que parecía liquido de tal forma que no pude retirarla hacia mí. No puedo afirmar que dejo de hablar por su propia voluntad, ni me importa. No la pensaba escuchar… tenia sed. Y la sed me nubla la vista, los oído…el tacto. Sus ojos enormes parecieron salirse mientras aferraba el palo de madera, mango del hierro hundido en su panza. Y yo me arrodillé. Me incliné, me incliné, me sometí a la sangre que nacía a la luz de la tarde. Las ventanas…las ventanas de su cuarto nunca estaban cerradas del todo. Si ella fuera una ventana, no hablaría tanto. - Ahora debo beber…y lo sabes… Pero ni ella hablaba ni yo escuchaba. Me incline sobre su vientre herido, y apoyando la boca contra una cara del hacha, sorbí aquel liquido único y placentero. Placentero en dos sentidos… de placer y de placenta.

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Lo sorbí ruidosamente. Las manos de ella ya no aferraban la madera, ni su cuerpo se movía de forma alguna. Sólo su vientre parecía dar pequeños saltos. Pero no era ella. Hundí la mano en la yaga y revolví en las entrañas buscando ya calmada mi sed. El mango de madera cayó a un costado de la cama justo cuando alce por lo que parecía ser una pierna algo que no era un cuerpo completo. De haber sido en un hospital hubiera llorado. Los fetos son prejuiciosos. Como si un medico fuera superior a mí. Lo tiré lejos y fue por azar que golpeo el televisor. Y se encendió, estaban pasando el aburrido programa de preguntas y respuestas de siempre.

-… le preguntamos a 100 distraídos, cual era la mejor forma de cortar la carne… Mis manos se aferraron a cada uno de los labios de aquella herida. El vientre, había perdido parte del liquido en mi boca, y parte del feto al quitarlo, estaba más desinflado…

-… la respuesta uno fue, ¡siiii, con un cuchillo! La abrí, como una vagina antes de ser chupada la abrí y pude ver restos, y liquido y sangre fluyendo. Pero la sangre me era indiferente. Le grite al reloj: - Estoy haciendo algo, ¿lo ves? Lo hago… lo hago Pero sólo el televisor parecía querer hablarme. Sólo la moribunda luz del sol parecía prestarme atención. 13

Hundí mi cara en aquel nido, en aquel criadero de plagas, y bebí más y mastiqué menos. - y la respuesta NO ES con una hoja de papel, no.

Lamentablemente… Los huesos son tiernos. Pero los escupo. Estoy suplicando. Estoy suplicando a las sombras de cada pared. Y sé que yo mismo debo convertirme en una. Ya quedaba poca luz del sol, así que me levanté satisfecho y me paré ante la ventana para que el atardecer o lo poco que quedaba de él dibujara mi silueta en aquella pared blanca. Y comencé como de costumbre a ser absorbido. Mi cuerpo comenzó a opacarse. La sombra comenzó a identificarse. Y luego lo de siempre. Ya no estaba allí, sino en la pared. Y de la pared al suelo y me arrastré por los suelos apresuradamente, ya que quedaba poca luz diurna. Y sin luz no hay sombras. Y sin sombras yo no existo. Lo adivinaría cualquiera: soy Gog,

Ignoro quién fue el primer Gog sobre la tierra. Supongo que las leyendas de vampiros se basan en esta existencia, aunque con muchísimas modificaciones. Hablan de la oscuridad como si la amara…¡pero si yo soy la oscuridad! Y la oscuridad no puede existir en la oscuridad... es precisamente lo único que puede 14

matarme ya que en las sombras no puedo proyectar mi sombra y mi sombra se diluye. Gog existe sólo en su sombra, yo soy una sombra y el cuerpo que ellos ven es mi reflejo en el mundo real. Nadie me contagio tampoco ni me hizo lo que soy. Naci así, mi madre humana, claro está, había sido embarazada en el transcurso de una violación. Lo descubrí como Gog a los 13 años, supongo. Cuando sentí por primera vez la sed … sólo hay algo capaz de calmarla: el liquido amniótico. Tampoco es algo que me hayan enseñado, lo supe por instinto tal y como el bebé sabe por instinto que la leche materna es lo único capaz de calmar su llanto. Lo del Gog supongo que alguien lo tomo de la biblia que cuenta que un Gog era una especie de dragón que se sentaba ante las piernas de una mujer a punto de dar a luz, para esperar a que pariera y devorar a la criatura. Desde luego no soy un dragón, y el devoramiento de la criatura es circunstancial. Si mastico esos pequeños huesos es para no perder ni una sola gota del liquido del cual están empapados. No poseo un paradero fijo, pero en cada cuarto que moro enciendo decenas de velas. Pero tengo una sola sombra… un Gog sólo puede proyectar una única sombra no importa de cuantas luces reciba la dirección. Mis dos necesidades… calmar mi sed, mantened mi sombra. 15

Y por eso me acerco a ellas… la rutina es siempre la misma. Me invitan a sus casas, ahí es donde percibo si tienen liquido o no, es como un sentido adicional…si lo tienen las “apago” por decirlo de alguna manera, es una forma de decir que quedan en una especie de viaje y me encierro a comer pan durante días. Hasta que los relojes me hablan, y es la hora. Si no comiera pan antes, no retendría el liquido en mi cuerpo. Esto lo comprobé pero no necesitaba hacerlo: era otra cosa que sabia por naturaleza. La pared comienza a llamarme… me siento cómo viajando a través de las paredes. A veces creen verme pasar, a veces creen escuchar mis movimientos.

“Mami, vi una sombra” Los niños son sumamente perceptivos…¿será instintivo? ¿Me verán como un enemigo? Nunca lo supe. Solo me alimento, que me de placer o no es ajeno a mi necesidad. Es irrelevante. Es irreverente. Es la sombra de mi sombra, el reflejo de mi sombra que nuevamente busca en las ventanas abiertas, el olor del néctar, la fragancia del liquido que gesta vida, que perpetua mi vida. Paredones de ladrillos decorados de musgo, marcos de madera roída por el descuido… la veo cansada de su propio vientre, la veo a pocos pasos, la veo cerca. Mi sombra se refleja delante de ella. - ¿Dónde vivís? – le digo mirándola a los ojos.

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Su mirada queda cautiva, su cuerpo es mío, el interior de su cuerpo. - Cerca..sígueme… La tomo de la mano pero ella no puede sentir mi mano, yo me veo tomándola de la mano. Me veo desde la pared, me veo reflejado caminando a un lado de ella. Esquiva esquinas, va directo, llega a la entrepierna de la puerta, abre la entrepuerta y de la pierna mueve un poco el apuro…la escalera la invita y la acompaño. Ella no está consciente. Subimos, me hace pasar y siento el olor a pan fresco, el inconfundible olor a pan fresco… - ¿y todo este pan? - Es mi trabajo…- confirmó ella decenas de barra de pan sobre la mesa…¿ puede llamarse suerte a eso? Una guarida donde me espera incluso el pan que necesito mientras la apago unos cuantos días a que su liquido amniótico cuaje. Comienzo a desvestirla y la llevo a su dormitorio, a su litera, a su futuro sepulcro. Me abalanzó con mi reflejo a colores sobre las barras y las devoro.. luego llevo algunas hacia mi nido. Hare mi nido en el baño, un lugar húmedo pero antes tomo el reloj de la sala para que me indique el momento. Los días pasan, los días son severos…soberanos nos saludan con pasos de dioses. Embarazada y en el otro cuarto …y la sed. La sed lo cubre todo, ¡la sed es como una placenta que infecta mi aire! 17

Un hambre… dos, tres, cuatro días. El reloj me invita. -¡No haces nada, no haces nada! No me enojo porque sé perfectamente que el día que me enoje con un reloj estaré en graves aprietos: aquí lo dice, la pagina 257 de este tratado de filosofía:

“Los que se enfadan con el tiempo, no hacen mas que culparse de su mal empleo…” Aunque el reloj no está inanimado. Como siempre, se mueve. Mueve sus brazos, los agita, me invita…me mira. -No haces nada… no haces nada. Y ella embarazada y cerca de este baño… y el hambre. El hambre es como el tiempo, solo que del tiempo se escapa, aunque sea muriendo se escapa. Se escapa el tiempo, se escapa el tiempo…pero yo, no estoy seguro de morir de este hambre. El hambre me seduce pero no me sacia. Y lo que me sacia me vuelve inútil. Me arrastre por la pared hacia el cuarto donde ella esperaba para ser bebida, y elegí un abanico esta vez. Los Gog tornamos filosos todos los objetos que tocamos con nuestro reflejo. A partir de su pecho desnudo, dibuje un poema recto hasta su ingle. Las arterias cortadas se contrajeron bruscamente como un resorte que se libera y comenzaron a manar sangre en abundancia, pero no era sangre lo que yo necesitaba. Vi la enorme bolsa palpitar sobre sus vísceras y me incline, queriendo rasgarla con delicadeza…decidí 18

apoyar mi cara, la cara de mi reflejo en ese pequeño mundo… sentí la tibieza de aquella fuente en mi rostro, sentí que lo pinchaba con mi barba. Podía ver al pequeño contraerse, a medio formar, ante mi presencia. Tome un alfiler de mi bolsillo e hice una pequeña perforación en la bolsa y comencé a lamer… una gota escurría, no estallan como un globo, no…ni se desinflan como un condón lleno de agua. No. Las bolsas dejan gotear su liquido amniótico como si fueran naranjas jugosas, pinchadas, con delicadeza. Pinche otra vez… -Jajaja…mira como te escondes pequeñín…- bromeé al ver los intentos del feto por evitar la punta de mi aguja. ¡Y pensar que hay humanos que creen que no son capaces de sentir dolor! Monstruos desaprensivos. Seguí persiguiéndolo con mi pequeña aguja, fui cómplice de su juego por primera vez, se sacudía demasiado, su madre tenía la vista fija en el techo “apagada” como la había dejado. No pude resistir más, la fuerza del Gog se imponía… las paletas de mi boca comenzaron a afilarse y a crecer y mordí como a una fruta aquella placenta y arranqué un trozo de ella y entonces sí pude ver como se desmoronaba empapando el resto de esas entrañas, mientras la masticaba como un chicle. Y hundí mi cara mordisqueando aquel feto que ya era capaz de acompañar mi alimento con su llantito dulce y melancólico, no perdería una gota de licor, de mi vida.

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Y bebí y mastique… hasta que la garganta comenzó a arderme. Eso no era habitual… me lleve las manos al cuello, por instinto como todo lo que hago. El ardor comenzaba a cerrarme la boca y no entendía que sucedía. Escupí pero los Gog solo escupimos aire. La mujer parecía sonreír, parecía consciente. Nunca recuperan la consciencia estando apagadas. -El pan … siempre te olvidas del pan, ya sabes que es lo más importante- dijo ella y mis cejas se concentraron. ¿El pan? ¿Qué era el pan? ¿El pan sobre la mesa? Lo había devorado todo… el reloj lo sabía. Ellas deliraban y repetían frases de su memoria aunque yo creía entender sus mensajes. - Devoré, devoré el pan…pero…¿Qué sucede? Corrí hacia la mesa donde plagadas de migas podridas se adivinaba la ausencia de aquellas robustas barras de pan y con la garganta hecha un fuego comencé a arañar aquel mantel. Solo entonces comprendí que debajo de aquella mesa había algo, y quite la tela para ver. Eran paquetes de Aropetina, cuidadosos, cuidados, apilados… debajo de aquel pan. Ella era una traficante de Aropetina, y sin duda usaba ese pan para trasladarla de un país a otro disimuladamente. Pero el pan… el pan que yo había probado estaba intacto… la droga está allí no lo había rellenado… - El pan… todo bebé traer el pan debajo del brazo Gulio…-murmuraba ella desde el cuarto. Y entonces

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recordé que muchos traficantes la pasaban diluida en el liquido amniótico de una embarazada. Mi reflejo comenzaba a desvanecerse, la Aropetina provoca alucinaciones, pero en grandes dosis lleva a la ceguera. Intenté volver a la sombra en la pared y me lleve a la ceguera conmigo, ya no solo era una sobra sino que sombras era todo lo que veía. El que obtiene el reflejo de un Gog se torna permanente en las paredes viviría por siempre en la ceguera....Huí a tientas `por los revoques, cabalgando por los muros…no tenía forma de saber donde había luz y donde no. No tenia forma de saberlo…corrí hacia donde escuchaba voces…si había voces había luz… eso era… el calor… ¿Cuántas calles había dejado atrás? No lo sabía…ahora estaba dentro de un cuarto, podía escuchar la música… -¡Hay una sombra en la pared, mira! Me veían y no los veía, eso era peligroso… me arrastre por otros muros, solo podía escuchar la ciudad más abajo, me sentía desvanecer por momentos, señal de que pasaba por zonas oscuras donde mi sombra dejaba de existir… me arrastré… ¿Cuántas calles había olvidado atrás? No lo podía saber… ahora estaba dentro de una especie de fábrica, escuchaba las maquinas. - Línea uno, proceso cuatro… Estaba en el techo, temía descender más, me podría ver en sus paredes…mi reflejo…no quería proyectarlo… 21

- Línea dos, proceso cinco… ¿Cómo pude ser tan estúpido? Había quedado ciego… había hecho de mi cuerpo un paisaje permanente, las sombras… - Línea tres, proceso seis… Y ahora…ahora no tenía forma de ampararme en luz alguna, no sabía cómo buscarlas. Sin luz no hay sombras. - Línea cuatro, corten toda la energía. La frase se escuchó de golpe y luego el sonido de maquinas que se apagan. El click de focos que van cediendo a las sombras uno a uno..clik, clak, clok… la garganta ya no me ardía. Dejaba de sentir… dolor… y dejaba de sentir personalidad… la oscuridad… la oscuridad… en la oscuridad no hay sombras. Sin sombras no tengo cuerpo, sin cuerpo no hay existencia. La nada mas absoluta …la…línea…la… - Línea de producción, verificados los sistemas se cierra la cadena. Seguridad puede retirarse… Apagaron sus linternas al marcharse y me desplomé desde lo alto. Caí hacia el suelo. El estruendo los sobresaltó, mis heridas los sobresaltaron. -¿Se encuentra bien…? No podía responderle, un Gog que muere se transforma en carne, pero pierde la voz. Hice una seña.

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Habían encendido todas las luces. Y me marché llorando mi no existencia de carne y de huesos, quebrado y sangrante. Un día o dos a lo sumo… y todo terminaría. Miré con nostalgia a la pared, un foco de la fabrica alumbraba el asombro de aquellos hombres y mi nueva figura. Pero no tenia sombra. No tendría sombra ni reflejo ya nunca más.

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Gog de Magog (sírvame otra copa mix) Por María García [Entrar en el universo de Gerardo Bloomerfield es exponerse a que una esquirla de un meteorito furioso se clave en el ojo. Nunca más vas a ver las cosas iguales...]

Historias se contaban entre sí, pero eran historias de borrachos. Los borrachos todos saben cómo alegrar el mundo, quieren a todos y cuentan historias, hasta los más tímidos. Es notable cómo se les suelta la lengua. Así es como me enteré de la casa. Y de las paredes que hablaban. Pero tuve que ir a averiguarlo por mí misma. Un tanto aséptica al comienzo me dirigí al lugar sola. Si algo había tenía que verlo sola y si nada había no necesitaba ninguna compañía.

Todos ellos Vivian en las paredes: el Gog, o la sombra del Gog, o la ultima molécula de su sombra, sobreviviendo moribundo y famélico, ni que decirlo, hacía tiempo que no se alimentaba. Gog, sí, el que había desaparecido al quedar ciego, tras beber liquido amniótico contaminado. También los gases de hidrogeno y metano expelidos por las asquerosas embarazadas, todas paridoras de fracasados, de inútiles trabajadores tras sus escritorios. 24

¿Gases de hidrogeno y metano? Sí bueno, son los componentes de las flatulencias que te tiras todos los días. ¿Qué otra cosa se puede recordar de una embarazada que no sea, a honrosa excepción, de mi propia madre? Y los gritos, también estaban los gritos. En las paredes se guardaban los gritos y los susurros, y se cuenta que en esta casa más que nada se escuchan aun más fuerte los susurros que los gritos, si uno presta atención en los siete minutos que dispone de duerme vela, entrando en la etapa 1ª del sueño. Cuando el ritmo de ondas theta se apodera de uno, en el apacible y milagroso umbral entre el sueño y la vigilia, la espiral descendente, el plano inclinado hacia el estado inconsciente. Este experimento lo pueden hacer en casa. Pero bien, los susurros se escuchan más fuerte, como una especie de revancha, la ancestral virtud de las paredes que guardan secretos cae desmoronada ante esta verdad que el vulgo bien sabe: Las paredes escuchan, pero también hablan, habría que agregar. Por eso es que los susurros y los gritos se escuchan. Las paredes no son mudas. Así es como me enteré de las masacres, masacres a paso de hormiga, no habría que culparlo al Gog, era su naturaleza, como es la naturaleza de una huella ser descubierta, sino no es huella. Tampoco podría culpar a las embarazadas, aunque conservo rencor hacia ellas. ¿Por qué dar más vida con la superpoblación mundial? ¿Cuántas lo hacen para encarcelar a un hombre? ¿Capricho, descuido, rutina biológica, aburrimiento? 25

¿Cuántas detestan a sus retoños? ¿Cuántas no acceden a ver en ellos la continuación de sus sueños frustrados? En fin, creo que no deben escucharme, es que no me gustan las preñadas. Así supe que el reloj hablaba, primero se me antojo monótono, monotemático, me aburría, hasta que me di cuenta que nunca decía lo mismo, marcaba las horas, sí, pero siempre eran de un día distinto, lo que parece igual, mirado de cerca, tiene imperceptibles variaciones, es como los japoneses, si no los miras bien, parecen todos iguales, si te acercas un poco, sólo un poco, vas a ver cómo son todos diferentes. Lo que el reloj decía era esto: “No hacés nada. Pasa el tiempo y no hacés nada”. Yo entendí lo que decía, se escuchaba clarito, pero para mí no tenía sentido. Así es que deje de escucharlo. Después escuché los gritos y susurros. Primero los gritos, que se escuchan mas quedo, por una cuestión de llevar la contra. Porque me gusta lo que se susurra, aunque no lo que se murmura, y menos lo que de mí se cuenta murmurando. ¿Sabes Bloomerfield? Sí, vos sabías, que no es lo mismo un susurro que un murmullo, el único murmullo que me gusta es el del rio, el de la gente tiene algo de sucio, de impuro, sí, no hay con que darle a la gente. Murmuran, pero poco susurran. Un susurro es como algo que podrías gritarlo, pero sé lo decís a una sola persona. Un murmullo no evoluciona. 26

Digo entonces, que escuche los gritos con la voz de las paredes. Tuve que acercarme. Gritos de horrores inenarrables, gritos desprolijos, de voces quebradas, no como los de las scream queens que son agudos, sostenidos y hasta serenos. Gritos quebrados, voces fumadoras, bebedoras, histéricas. Ahí me quedé escuchando un rato. Gritaban parecía a algo que no podían ver, tal vez lo olieran, un olor a trigo muy suave. El olor de su propia sangre, el olor de su miedo. Decían: “Nnnooooooooo” y “Aaaahhhhh” y otra vez “Nnnooooooooo” y “Aaaahhhhh” y después de casi aburrirme escuché uno que decía: “Nooooooaaahhhh”. Fue el único interesante. Al parecer era una mezcla entre “no” y “ah” o algo intermedio. Vaya a saber, las paredes hablan, pero si les preguntás algo, no te responden. ¿Qué creés que son? ¿Un maestro de escuela? ¿Una enciclopedia parlante, o algo parecido? No, en ese caso las paredes son mudas. Seguí con los susurros, que eran los que más fuertes se escuchaban. Mientras lo que quedaba de la sombra del Gog se revolvía inquieto esperando una eterna calma que pronto llegaría. Aparté mi vista de ella, a mí también me inquietaba su soledad sempiterna, me daba cierta nostalgia. Lo que escuché es de fabula, de escritor de novela. Yo creo en los vampiros, creo que ellos existen, creo que creer es crear… Lo que pasa es que estoy recomponiéndome con lo absoluto, con lo imposible, me estoy arreglando con lo irracional. Habíamos estado peleados por algún tiempo, pero he vuelto a tener fe, y 27

digo a ciencia cierta, sin la ciencia tener mucho que ver por cierto, que necesitamos de vuelta una religión, que necesitamos ser creyentes, que vamos a ser salvos por una religión nueva. Entonces escuché una escupida, eso nada me decía, pero seguí escuchando. Escuché un “¿estás bien? muy anodino, muy de compromiso, sonidos muy apagados de descarga estática, posiblemente un televisor al terminar las transmisión. El ruido a fritura, sonidos del espacio. Y entonces fue cuando el Gog me contó su historia. Tal vez porque no se lo había perdido, tal vez porque quisiera contársela a alguien. Tal vez le caí simpática. Larga y tendidamente, de cómo hacen las cosas filosas con su reflejo, de su necesidad de comer pan antes de empacharse con el liquido amniótico, de su nacimiento, de sus instintos. Cuando ya casi no le quedaba aliento me narró su última partida y de cómo la había perdido con una traficante. De cómo lo había envenenado con la Aropetina. No pude menos que sentir un poco de tristeza. Trataba de alumbrarlo con unas velas que se encontraban desparramadas por el cuarto, trataba de reanimarlo, pero era inútil, ya nunca tendría vida. En poco tiempo desapareció finalmente. Y entonces fue cuando la oscuridad se hizo negrura, hay una diferencia, el Gog lo sabía, lo sabe Burke. Creerán que les mentí al principio, dije que las paredes hablan, pero que no responden. Que sólo conservan lo que se ha dicho y gritado en su nicho, y ésta estaba 28

reproduciendo por primera vez su historia… Bueno, la ciencia es tan imperfecta. Los dichos populares a veces se equivocan un poco, y deben reformarse con nuevos descubrimientos. Cuando el Gog se fue, quedé sola en la negrura, de puertas y ventanas cerradas. Por eso es que en esta oscuridad habita la sombra permanente, una sombra desdibujada ya, casi desecha, casi esperándome a mí para contarme, para que les contara esta historia. Había permanecido bebiéndose los últimos despojos de luz que encontraba en cualquier lado, luz de las luciérnagas macho de la noche, luz de las fosforescencias de las calaveras de animales, luces infraterrenas, infraluces, luces que los humanos no podemos distinguir, como no podemos distinguir los sonidos fuera del rango de percepción humana.

Entonces salí y me alejé un poco de la casa. Había envases de cervezas sin una sola gota, como lamidos por dentro. Hummm…esos no me servían. Sacrifiqué una damajuana pequeña de buen vino tinto que aún le quedaba casi un cuarto porque la historia del Gog merecía un final un tanto más heroico que la simple desaparición. Puse un trapo que por ahí encontré en el cuello de la botella y encendí la mecha. La tiré con tanta buena suerte que entró por una de las ventanas. Y la casa empezó a prenderse fuego.

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Ah …¿No lo sabías? El hidrógeno inflamables.

y el metano son

Si no sabias lo del Gog, al menos eso… deberías saberlo. ¿Por qué no me creés…porque la damajuana era mía?

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SPAMM Por Gerardo Bloomerfield -¡Chevallier, Chevallier! Llamó Mister Ron, mientras agitaba su campanilla de cristal con aquel aire distinguido, inherente a los trajes de casimir oscuro. El círculo lo completaban otros cuatro caballeros dispuestos en orden y todos con la copa de jalea mineral en la mano, vaciado a diferentes niveles. El Negro apareció desde detrás de una de las cortinas aterciopeladas de la recepción, y sus dientes aparecieron detrás de él arqueándose en una sonrisa artificial. -Esta hora de servicio está auspiciada por Jalea Mineral Boquette… “La Jalea con la que el estomago no se pelea”… ahora sí, ¿Dígame señor?- dijo haciendo una forzada reverencia. El anciano Mister Ron dejó caer la campanilla de cristal al suelo, donde se estrelló estrepitosamente en mil fragmentos como una flor transparente que se deshojaba. Los sirvientes de financiamiento parcial por publicidad lo ponían nervioso. Aspirando hondo para calmarse, miró a cada uno de sus cuatro invitados y sus respectivas copas antes de ordenar: -Llénenlas… y barran además esa copa que acabo de tirar… presto y alegre. -Claro señor…- asintió el Negro- me retiro brevemente con el suspicio de… déjeme ver… “de Zapatos Lion Sion, atendiendo siete casas al día y son tan cómodos casi como el transporte privado”. El moreno exhibió sus zapatos apresuradamente a todos los presentes y fue en busca de una pequeña pala. El 31

brillo era impecable y despertó una exclamación de admiración en los presentes. Pero eso no tenía importancia. Mister Ron suspiró unas gotas de hastío. Lo dicho, esos lo ponían mal. Pero contratarlos financiados parcialmente por publicidad, era una forma de reducir costos. Y reducir costos era parte de la política de su compañía y de su vida privada. -Es bastante eficiente… cuando no le tocan publicidades de seguros de accidentes…- le comentó a los otros- Le llamó “Chevaller” porque es anciano y está enamorado de una autentica puta pero de bella voz… ya saben… como Maurice y la Piaf… El señor de la izquierda interrumpió: -¿Quién es la puta en cuestión Mister Ron? -La mucama desde luego… ¿Acaso no lo sabe? La mucama siempre es puta, el chofer cría cuernos en la cabeza de los amos, el ama de llaves es vieja y fea, y el mayordomo es el asesino si aparece un cadáver. Son las cuatro realidades del servicio doméstico…- replicó el anciano, revolviendo lo que aún le quedaba de Jalea con su dedo índice haciendo sonar la copa con el roce. El invitado de la derecha preguntó curioso: -¿Quiere decir que ese negrazo está enamorado de su mucama? El silencio invadió al grupo entero, seguido de un leve siseo. No estaban acostumbrados a hablar de amor. -¡Caballeros, caballeros, caballeros!... Ese es el asunto que nos reúne precisamente. Pero debemos encontrar una solución sin exaltarnos. 32

El muchacho que tenía exactamente enfrente tras aclarar su garganta de un trago miró a Mister Ron a los ojos: -¿Quiere decir que nos reunió para hablar de la vida de su sirviente parcialmente financiado por publicidad? ¡Mon Dieu! Tenía demasiadas cosas más intrascendentes que hacer hoy señor Ron como para invertir tiempo en algo tan puro… y discúlpeme pero, debo aclarar antes de callar que mi comentario fue auspiciado por Pasta Dental “Frigia”, no sé si han notado el aliento perfumado que me sale de la boca cada vez que hablo… El señor Ron detestaba que sus socios concurrieran parcialmente financiados. Pero no los culpaba. La vida era dura últimamente, durísima debido a la alta competitividad. El muchacho que tenía exactamente en frente era un joven prometedor, le caía bien, así que pasó por alto su falta de cortesía al meter un anuncio en su comentario y siguió: -Bien, creo que se les escapan dos hechos fundamentales… primero el amor afecta negativamente la capacidad destructiva de un hombre… segundo ese sirviente, ese negrazo, Chevallier era la persona que yo tenía destinado para hacer… el “Trabajito”… ¿Me comprenden? Todos dejaron caer las copas al piso, que se llenó de cristales rotos y jalea mineral. La cacatúa blanca que había permanecido indiferente a toda la reunión abrió los ojos y voló pegando un graznido desde el cuadro de marco dorado hacía el suelo picoteando los cristales y lambisqueando el líquido. Y mirándola desde arriba algo asqueado, pues no le agradaban los animales fue ese señor Bites quien abrió la boca ahora: 33

-Esto sí que es preocupante… casi tan preocupante como el resultado de la última guerra… había apostado la mitad de mi dinero a los Bengalíes… -Pero… ¡Pero si los Bengalíes ganaron, se independizaron de Malasia!- dijo Míster Ron que era ahora el único que tenía una copa sana en la mano. -Precisamente- continuó el señor Bites- Tendría que haber apostado no la mitad, sino TODO mi dinero y ahora sería el doble de rico… pero no quiero distraer del tema. Lo que usted nos plantea Míster Ron es grava… -Y que lo diga…- cerró la frase el señor de la Izquierda y todos asintieron. Tras lo cual se limpiaron al unísono las manos en sus pantalones uniformes de casimir oscuro y guardaron silencio, pues el Negro había vuelto a entrar con la pala en la mano y una pequeña escobilla. Se arrodilló en medio de ellos y sonriendo les dijo: -No se preocupen… limpiaré este desastre… gracias a que tengo escobillas “Cleanx”·, firmes, resistentes y duraderas… Pasando a otro tema: Señor su Cacatúa parece atragantada con un cristal. ¿Quiere que le preste asistencia veterinaria financiada por un par de comentarios sobre semillas de girasol “Lorobello”? -No es necesario Chevallier, no me joda…- dijo ya molesto del todo Míster Ron-. Limpie y luego que lleve toda esa inmundicia al vertedero de la cocina, regrese que justamente estábamos hablando de usted… pero denos una hora de privacidad antes. El Negro asintió y continuó barriendo los cristales apartando la cacatúa que ya convulsionaba, delicadamente con cuidado de no golpearla, dado que podía ser demandado en caso de que pudiera escupir el trozo de cristal y muriera. 34

Y cuando se retiró comenzó la hora de privacidad. Una hora es tiempo suficiente para muchas cosas importantes. Para fornicar por ejemplo, al parecer es suficiente por eso los burdeles tienen turnos de una hora. Para comer media hora en una jornada laboral se considera el tiempo adecuado y todos saben que un obrero come la mitad de una comida apropiada… por lo que se podría decir que una hora es tiempo suficiente para comer bien. Así que tenían que encontrar una solución en ese lapso al problema planteado. Necesitaban al Negro para el fin de semana, “para aquel trabajito”… pero no lo quería enamorado y menos de una puta de voz bonita. Eso lo volvería sumamente distraído y poco destructivo. Eso afectaría el “trabajito”. Comenzaron a lanzar sus propuestas a Míster Ron en orden de aparición de ideas: -¿Y si contratamos a otra persona?- comenzó el señor de la izquierda. -No es posible alguien de tal corpulencia, y conocimientos de la materia como Chevallier… no hay tiempo además para buscarlo…- respondió Míster Ron. -¿Es seguro que está enamorado? ¿No es posible que se trate de un periodo de celo? Recuerde que los negros están emparentados con la fauna africana…- dijo el caballero de la derecha. Ya cogieron mi querido, ya cogieron… y abundantemente, créanme. ¿No le digo que es una puta? No necesitaba que la quisieran para dejarse coger hasta por las uñas… pero no aún la sigue amando. Le escribe frases tontas en las servilletas de tela así ella las lee cuando las recoge para llevarlas a la lavandería…

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-¿Y si le damos “Paxil” al negro para bajarle la libido? Aclaro que fue un comentario personal, no publicitario Míster Ron…- dijo por decir algo el señor Bites. -Bueno…- dijo Ron que estuvo a punto de ofuscarse, era habitual que metieran anuncios disimulados inclusoComo le digo lo que él siente es amor de índole romántica, idealista, no carnal. Por otra parte si le bajamos la libido, ¿Como carajo quiere nos haga el trabajo bien? La contundencia de Míster Ron los dejó a todos exclamando “es cierto”. Finalmente el muchacho de directamente enfrente exclamó: -Con esta voz clara producto de las gárgaras que me hago día a día con “Mistique Gel”, para personas que saben lo que dicen que auspicia mi comentario… bueno les digo que tengo la solución a nuestro problema… y con el auspicio de café colombiano “Despertares”, cocainado y descocainado que uno mantiene despierto y lúcido para encontrar soluciones, permítanme contarles… Y todos escucharon atentamente, mientras sus sonrisas de satisfacción crecían al conocer el plan…

El moreno estaba atado a una de las sillas lujosas y tapizadas de aquella suave tela plagada de arabescos. Los rostros de sus captores estaban emocionados. Fue Mr. Ron el primero que hizo la pregunta: -¿Qué piensas de la mucama Chevallier?

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-¡No me llamo Chevallier!... y de ella bueno… creo que es adorable… ¡la amo! -¿Algo más?- preguntó Míster Bites. -Bueno, si… que esta declaración de amor está auspiciada por florería “El Remordimiento”… ¿Sabían que siempre le compro allí las flores? Queda en la avenida… -¡Basta de publicidad!- interrumpió el señor a la izquierda de Míster Ron- procedamos… La mucama fue traída desde la cocina por el señor de la derecha y el muchacho de exactamente enfrente. Estaba amordazada ya y sólo faltaba atarle los pies. De hecho no se los habían atado porque de hacerlo deberían cargarla ya que no podría caminar sola… a los empujones la movieron hasta la sala y la tiraron en un sillón exactamente enfrente del negro, donde cayó parcialmente sentada. -¿Qué es ese cartel que llevan engrapado en su pecho?Preguntó Míster Ron. El muchacho de exactamente enfrente, sonrió. -Bueno… es un anuncio de Copsi Cola… porque todo este forcejeo y el golpear a una mujer, me ha dado sed y nada como una buena Copsi Cola para… -¡He dicho que basta de publicidad!...- volvió a quejarse el señor de la izquierda-… por ahora debemos seguir el plan… hable usted Míster Ron. -Gracias…- dijo Míster Ron tomando la palabra- Como ve Chevallier esta es la mujer que usted dice amar… -Si… Siii- dijo el negro intentando liberarse de sus propias ataduras, sin éxito y dolorido al ver a su amada en aquella situación. 37

-¿Qué es lo que ama de ella?- preguntó el muchacho de exactamente enfrente desafiando al negro con la mirada, mientras acariciaba el pelo de aquella mujer que abría los ojos horrorizada. -Bueno… es difícil de determinar… pero sin duda que… que sus ojos… son algo que… -¿Estos ojos, dices? Exclamó el muchacho de exactamente enfrente mientras sacaba algo de su bolsillo. Era un alicate de uñas… lo clavó primero en el derecho y hubo un pequeño chasquido tras el cual el líquido comenzó a brotar como si fueran lagrimas. La sorpresa a veces mitiga un poco el dolor, y la mujer se empezó a sacudir como una gallina recién cuando la esquilas del ojo ya eran parte de una mancha que le caía por el torso. -Sosténgala bien…- le dijo al señor de la derecha el hábil joven. Y la segunda vez lo clavó en el globo izquierdo, que estalló con igual facilidad escurriendo todo su contenido, por sobre los pechos, el escote y el cartel de Copsi Cola que llevaba la mucama. Comenzó a retorcerse… movía su cabeza a un lado y otro y salpicaba a los presentes con sus fluidos sanguinolentos. El señor de la izquierda miró su camisa blanca algo preocupado. No le agradaban los estampados y menos aún abstractos de color rojo. -No se preocupe… no es sangre pura, es liquio ocular… y además con el nuevo jabón “Albiniveo”, esa camisa quedará como… nue… va… mfff…- Le tranquilizó el muchacho de exactamente enfrente tomando ahora dos corchos de su otro bolsillo e introduciéndolos en las cuencas vacías… ¡Pof! Al 38

izquierdo. De no tener la boca firmemente tapada el grito de la mujer se hubiera escuchado en varios kilómetros. ¡Pof! Al derecho. Se cercioró de que los corchos penetraran a presión y sin salirse, atornillados en los huesos inferiores de la frente. Míster Ron ni se inmutó, quería ver los resultados. El negro estaba boquiabierto, asombrado… y confundido. -Pero… pero…- exclamó en un balbuceo. -Pero nada Chevallier… usted no me dirá que ama a una mujer que tiene corchos de champagne barato en lugar de ojos. El Negro comenzó a llorar. Ella se veía ridícula con aquellos dos tapones. Horrible. -Es cierto lo admito pero sus labios… Todos sonrieron mirando al unísono al muchacho de exactamente enfrente. -¿Estos labios? Y diciendo esto y haciéndole gestos de que sujetara mejor aquella cabeza al señor de la izquierda, tomó un encendedor de tipo zippo de su otro bolsillo y lo encendió. Lo acercó a los labios de la mucama, estos se contrajeron ante la llama… pero el acercó la llama más aún y el labio comenzó a recibir directamente el fuego. Tras algunos segundos en los cuales los corchos de los ojos de la mucama parecían a punto de salirse de tanta tensión en aquel rostro, primero un labio luego el otro comenzaron a hincharse y ampollarse y a estallar de su piel. Nuevamente la mujer salpicó… y nuevamente el señor de la izquierda miró preocupado su camisa… no confiaba mucho en el jabón “Abiniveo”. Y estaba seguro de que esta vez se trataba de sangre… de autentica y pura al cien por ciento sangre. 39

El negro se mordió sus propios labios de furia y miró con odio al señor Ron que sonreía satisfactoriamente. -Supongo que no amaría a una mujer que tiene los labios carbonizados, grotescamente ampollados… y sin forma… ¿Cierto Chavollier? El negro asintió con la cabeza. Su amo tenía razón… la mucama, se veía horrible con aquellos corchos grotescos y aquellos labios quemados… aún amaba sus pechos pero no se animaba a decirlo. Sin duda que tras algún tipo de truco del muchacho de exactamente enfrente, quedarían igual de deformes. -Lo admito…- dijo el negro- Ya no la amo… y me siento deprimido… y hago esta confesión auspiciado por “Paxil” el antidepresivo más recetado por los médicos del mundo… El señor de la izquierda esta vez no protestó por la publicidad, ya que sintió un poco de piedad por Chevallier. Y el grupo dio un hurra felicitando al muchacho de exactamente enfrente por su idea. -Gracias… gracias… era obvio que las cosas sólo inspiran lo que se merecen, y hay que mostrarlas en su verdadera esencia… para enfatizar mas la idea terminaré mi labor sobre esta mucama dándole algunas pinceladas de ácido Sulfúrico en los senos… pero lo importante es que Chevallier está listo para… el “trabajito”. -El “trabajito”- dijo el señor de la derecha. -Si…- dijo el Míster Bites. -¡Así es! Dijo el señor de la izquierda limpiando su camisa con un kleenex. -Me parece estupendo, ajustemos los detalles para el sábado…- exclamó Míster Ron. La cacatúa no dijo nada… hacia unos segundos que se había muerto 40

atragantada por un trozo de cristal de copa sucio de jalea mineral.

El escenario era multicolor, los almohadones eran flui y había una mesa grande anaranjada al fondo. La niña lamía su paleta con gozo. Era una paleta multicolor y a cada lamida movía sus pelos atados en dos colitas rubias que le caían sobre los hombros. Era una niña pequeña de la calle, pero estaba feliz de poder probar aquel dulce por primera vez en su vida. El Negro apareció por un costado vestido elegantemente con un traje color rojo y con la cara maquillada. Mirando fijamente hacia delante dijo: -Hubo un tiempo en que los caramelos eran tan aburridos como esta paleta… Sus pies se acercaban a la niña. Esta dejó de lamer y lo miró, frotándose sus manos en su vestidito rosa. -Hola señor payaso… ¿Quiere un poco de mi dulce?Le preguntó sonriéndole. El negro volteó la vista y le arrebató la paleta de las manos groseramente apretándole los deditos. -No, no quiero este caramelo… es horrible y pasado de moda…- le gritó. La niña comenzó a llorar. Y miró hacia adelante asustada. -Este señor al quitarme la paleta me lastimó la mano, yo no quiero seguir jugando me quiero ir.

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El negro la tomó por ambos hombros y la dio vueltas. La niña no tenía un cuerpo demasiado desarrollado como para resistirse. La empujó contra la enorme mesa, golpeando su cintura contra el filo de esta y le levantó el vestido desde atrás, acostándola hacia adelante y moviendo luego su ropa interior a un costado con su grueso dedo. El Negro bajó el cierre de su propio pantalón y un enorme pene salió a relucir de entre las ropas, un pene capaz de despertar la admiración de cualquiera. Enorme grueso y palpitante… tomó la lata de pegamento y lo untó con él… luego quebró una de las copas de la mesa, sin soltar a la niña ni por un instante y se frotó algunos de los vidrios en el miembro cuidando de no poner demasiados en el glande ya que podría desangrarse. Sopló un poco para que se adhirieran y acercó la punta al apretado orificio de la chiquilla. La niña no podía ver que sucedía detrás de ella, pero sintió aquel enorme trozo de carne entrando sin hacer demasiadas ceremonias en su culo, sin permisos, sin reverencias… rasgando las paredes del ano y haciéndolas sangrar profusamente en su largo trayecto. Un agudo grito de dolor escapó de su pequeña garganta. Y comenzó a moverse como una gelatina intentando liberarse. El negro comenzó a empujar más y a golpearla ocasionalmente para que se quedara quieta, y la niña simplemente no soportaba aquel dolor adentro de ella, se sacudía terriblemente hacia un lado y otro para escaparse. Pero cada movimiento que hacía sólo lograba que la enorme verga del negro se hundiera más en su pequeño culo abriéndole nuevas heridas internas. La sangre se escurría por sus piernas pálidas, mojando sus medias rosas y sus zapatitos de ballet blancos. Y finalmente el 42

negro, un autentico animal lanzó un gemido difícil de determinar, tras lo cual junto con la sangre, el ano de la niña comenzó a gotear una sustancia blanca. -Así es pequeña… así es… bien…- le dijo acariciando su espalda. Una vez se escuchó desde la oscuridad delante, más allá de los reflectores… -¡Maldición! Dejó de llorar Chevallier… es importante que esté llorando, recuerde. ¡Hágala llorar! El negro protestó contrariado. Tenía que hacerla llorar, quitó su pene hacia afuera y la niña sintió que los vidrios la rasgaban de nuevo… pero estaba en shock, ni una lagrima. Había agotado su capacidad de dolor y su llanto sólo gemía. -Vamos Chevallier, usted puede… vamos… hágala llorar… El negro volvió a embestir sin piedad y a quitar. Su propia verga estaba sangrante por el roce de los vidrios. La golpeaba con su cadera en cada embestida clavándole más la mesa en las piernitas. -¡Llora puta, llora de una buena vez!- dijo el negro golpeando un poco su espalda ahora con aquella mano gruesa y grotesca, abierta. La niña no comprendía lo que le pasaba, pero se sintió terriblemente mal y lloró… las lagrimas se volvieron incontenibles. -Eso es Chevallier, bien… bien… Y entonces el negro sonrió. Tras hacerla llorar se retiró completamente y subiéndose el cierre miró hacia adelante y poniendo voz seria, dijo: 43

-Esta niña ha sufrido un severo trauma, físico y emocional… ha sido violada y castigada… su ano ha sido desgarrado completamente… es difícil imaginar una situación más extrema en un niño… Y entonces se acercó por un costado de la mesa al rostro de la niña que no cesaba de llorar sin poder moverse de esa posición inclinada hacia adelante, ya que cada movimiento que hacía la removía los vidrios del intestino y le hacía sentir ardor. Debería apresurarse o se desangraría antes de terminar el trabajito… El negro tomó aquella otra paleta, completamente azul de su bolsillo y la acercó a la gimiente boca… -Toma, come… come te dije… -Si… pero… pe pero… ya no me lastime…- dijo la rubiecita, ahogando en su propio llanto y comenzó a morder aquel dulce, dejando de llorar brevemente para hacerlo. Todo iba a la perfección. El negro miró hacia adelante y dijo: -“Blue Sweet”… un dulce único… si es capaz de calmar el llanto de una niña como esta a la que acaban de ultrajar así… ¡Imagine su magnífico sabor! Se hizo un pequeño silencio mientras el negro miraba con los ojos bien abiertos y desafiantes hacia la cámara. -¡Corten!- se escuchó la voz de Míster Ron y las luces se encendieron todas. La cámara dejó de filmar. -Perfecto señores, perfecto… tenía razón Ron, Chevallier era el adecuado para el spot- dijo el muchacho de exactamente enfrente. -Si… el contraste entre el tamaño de él y la pequeña, así como los colores… ella rubia, él negro… ¡Perfecto!dijo aplaudiendo el señor de la izquierda. 44

El Negro estaba agotado…, se comenzó a limpiar el maquillaje de payaso. Aún estaba triste por el desengaño amoroso sufrido con la mucama. Sólo quería cobrar aquel trabajito e irse. -Pase por la oficina del fondo Chevallier… que mi asistente parcialmente pago con publicidad le dará un cheque auspiciado por el Bank Boston… y en cuanto a nuestro spot señores, será un éxito… el lunes mismo lo pondremos a circular… Los cuatros directores de aquella compañía fabricantes de dulces indicaron a los asistentes de cámara que retiraran a la pequeña y la arrojaran disimuladamente en algún río ya contaminado para no afectar la ecología. -Lleven también el cuerpo de la cacatúa blanca que quedó en la sala de reuniones, por favor… Habían recurrido muchas veces a la publicidad extrema para los rubros y productos anteriores de la compañía, haciendo circular videos ilegales los cuales eran reproducidos vez tras vez en cada programa amarillista y computadora del mundo: niños ejecutados con revólveres “Taurus”, bebés ahorcados con cinturones de cuero legítimo “Cuadra”… Las ventas de cada producto subían tanto, que si acaso aparecía alguna demanda legal por parte de algún familiar conocido de las víctimas, el gasto quedaba ampliamente cubierto con el beneficio. -Por Sweet Blue, ¡Nuestro caramelo estrella!- dijo Míster Ron. Y todos bebieron jalea mineral, en unos vasos de cristal fino que lucían pequeños carteles con anuncios clasificados.

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Spamm (Home sweet home MIX) Por María García -Tengo que llegar a casa antes de que se prendan las luces. Tengo que llegar antes que las luces. Tengo que llegar a casa antes que se prendan las luces …- Repetía como un mantra la pequeña de cabellos rubios. Su mueca desencajada, un rostro de anciana en una piel de tan solo diez años, su ano dilatado brutalmente como una flor carnívora granate. Caminaba por el medio de la calle luego de que los asistentes de cámara del nuevo centro comercial la dejaran simplemente en un callejón para ahorrarse el trabajo, y los costos de tirarla en cualquier rio contaminado. Sus ojos desorbitados, chorreando aún sangre por los cristales enterrados en su recto, el vestido rosa con un manchón tendiente al negro, los ojos colorados ya sin lagrimas, casi una película de Fellini. Un palito de lo que fuera una paleta fuertemente asido por su mano derecha como si soltarlo se le fuera la vida en ello, como el último salvavidas de un naufragio. Tal vez finalmente termine uno ahogado pero el salvavidas no puede ser tan mentiroso. Recordemos que había sido fuertemente violada, para curar sus heridas se necesitaría más coraje que el que 46

tiene una enfermera geriátrica, pero curar sus otras heridas más años que la más vieja secuoya. O sea, incurable. Las luces externas de los monoblocks del suburbio se prendían aleatoriamente, a veces haciendo dibujos geométricos que se podían apreciar desde el aire, a veces formaban el logo de una marca auspiciante de la electricidad fría. Detalles de los diseñadores para hacer la vida más agradable. -Antes que las luces, luces, luces…- Empezó casi canturrear cuando solo faltaban dos cuadras para acceder al monoblock A9. No había casi autos en la calle. No era por el frio, no. Era porque esa noche se estrenaba el nuevo spot publicitario de la FYH. Era casi una obligación moral mirar los nuevos comerciales, un ritual social que permitía tener tema de conversación en las reuniones. Para los más pequeños era obligatorio al menos cuatro horas por día ya que adelantaba el estudio de las materias del colegio para la semana siguiente. Los programas escolares cambiaban continuamente debido al apogeo de tal o cual corporación, pero sin duda era mejor que tener largas huelgas de maestros y niños y niñas estudiando matemáticas, historia y literatura. Así que andaba tiritando en estado de shock ora en contramano, ora por la vía rápida, sola violada a una cuadra de su casa. Las luces empezaron a titilar tímidamente, como titila el alumbrado público mientras se decide a encenderse, como lo ha hecho siempre. -Ahí estás…ahí estás mocosa… ¿Dónde te habías metido desde ayer?- Le espeta la madre agarrándola de la oreja 47

y casi arrastrándola por el corredor de la casa la sienta en el sofá frente al televisor prendido. -Vos me vas hacer la tarea ahora, antes de comer nada. Me vas a salir buena mocosa, no como los pendejos de tus hermanos. Todos carne molida. Nadie quiere auspiciarlos. Así que sentate ahí y mira bien, que ya empieza el programa. Por supuesto el programa era la tanda publicitaria. Había en capítulos, unitarios y hasta novelas. Se seguía en todas las casas. Los espacios no auspiciados eran tres minutos entre bloques de cualquier viejo programa de ficción de la antigua televisión o educativos desglosando las virtudes de tal o cual producto del mercado. -¡Ahí empieza, ahí empieza…!- Se volvió excitadísimo el mayor señalando con el dedo el monitor de la pantalla plana. Sin duda era una familia muy fértil. Tres hijos teniendo en cuenta la continua exposición desde el nacimiento a los rayos catódicos de la televisión produce infertilidad, sumado a las horas frente a los otros monitores. Tres hijos, con genitales marchitados de cuarta generación, ¡Todo un prodigio! Por eso es que tal vez la habían elegido a ella, además por cierto de su rostro de ángel y el numero bajo de su carnet de identificación: número bajo significaba actividad cerebral paterna configurada y estable, memoria ROM limitada y secuencias emocionales controladas. Pero claro, siempre estaban las leyes de Mendel que jodían un poco las cosas. Estos genes que siempre saltaban… pero era poco probable. 48

El sonido era impecable gracias al sistema de Maravillización .La televisión era la reina de los electrodomésticos. Por los parlantes se escucho claramente el mensaje comercial:

-Esta niña ha sufrido un severo trauma, físico y emocional… ha sido violada y castigada… su ano ha sido desgarrado completamente… es difícil imaginar una situación más extrema en un niño… (Primer plano de la cara de la niña, sonido de fondo de lágrimas que caen a primer plano, luego primer plano a fondo, fundido de azul. Aparece la paleta desde la mano del payaso negro y parlamento:)

-“Blue Sweet”… un dulce único… si es capaz de calmar el llanto de una niña como esta a la que acaban de ultrajar así… ¡Imagine su magnífico sabor! (Silencio. Primer plano el negro. Fundido al logo de “Blue Sweet” y jingle cantado por la Gospel Saint´s Band: When you´re feeling blue, all you have to do, it´s take a “Blue Sweet” candy, then you´re not so blue…) Apenas terminó el comercial comenzó un educativo sobre las bondades del azúcar y su adecuado empleo adictivo en los niños. La madre de la pequeña saltó exaltada. -Celestita… sos vos, ¡Salís en la televisión! ¿Por qué no me habías dicho nada? A mamá …Ay …¡Que buena noticia! Cuando se entere mis amigas…Celestín… Cele… Venga con mamá. No podía la niña retirar su traumada vista de la pantalla, repitiendo como un eco despiadado los sucesos de la víspera. Miraba el palito que llevaba en su mano, 49

no sabía si reír o llorar. Al final esbozo una sonrisa que tiritaba indecisa en sus labios partidos. Todos estaban exultantes porque ella había salido en la tele. La madre sólo repetía cada vez más autoritaria: “Venga con mamá…” Cada vez más enojada: “Vení acá…” El padre entró en la cocina a preparar un café descocainado “Despertares” para festejar. Ya casi no le dolía, si se movía poco hasta podía olvidarlo. Pero cuando se levantó para recibir el abrazo de su madre sintió agudísimas punzadas de dolor que no admitían censura y con un grito apagado dijo: -Mamá, mi cola… -¿Qué le pasa a tu cola? Vení con mamá… -Mi cola mamá… -Ay sí, definitivamente.- Dijo la madre mientras la apretaba con fuerza desmesurada en amoroso abrazo. -Algo le pasa…dejaste el sofá todo manchado de sangre-. Una mueca de disgusto se pintó en su cara, pero no olvidemos que una madre todo lo perdona por eso su rostro se alumbró de ternura y agregó finalmente: -Ay Celeste, aun así yo te perdono mi vida. Y como premio por haber salido en el comercial mañana mismo te compro paletas para toda la semana. Mi estrellita.

“…all you have to do, it´s take a “Blue Sweet Candy” na, na, na,na…” dijeron a coro el padre y los dos hijos antes de acomodarse nuevamente ante el sofá para degustar el riquísimo café colombiano. 50

-¡Cojten, cojten!- Disgustado gritó el director francés. –Todo merde. ¿Poj qué a moi? ¿Poj qué a moi?- Repetía agarrándose la cabeza - ¿A quién se le ocurje ponejle vidrios al pene del negro? La sola penjtración erja suffisante… Ese guionista de la UNICEF no lo quierjo más… Muchos cabos sueltos…El jingle no rima…- Cada vez alzaba más la voz mientras los actores se sacaban el maquillaje o se encendían un cigarrillo. – ¡LA SANGRE SECA NO DEJA MANCHA EN EL SOFÁÁÁ….!! -Está bien François, yo lo vi bien…- Dijo tratando de calmar los ánimos la actriz que había representado a la madre. -No, no… todo merde. Y tú también… la pojósima no digas “los pendejos de tus hejmanos”, es un institucional contra la pedofilia parja toda Améjica Latina…parja Méjico hasta el suj de Ajentina…Bom, vamos a jetomar los intejiores…y que Catherine Deneuve nos ayude.

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Plantas Carnívoras Por María García Los bebés nacen, se bautizan, los bebés se miman, s los viste bonitos, son limpitos, rosaditos. Las mamis dan la teta, adornan el cuarto del bebé, las mamis dejan de trabajar, las mamis cocinan, no cocinan más, limpian, limpian, cuidan del bebé. Las mamis acompañan a las cenas de trabajo de los papás, las mamis cocinan para los colegas de los papis, las mamis se lucen. Las más logran adelgazar el primer embarazo, visitan a los suegros. Los papis cumplen dos años de casados, se van de vacaciones, la panza de la mami se hincha de nuevo, los antojos aparecen, los papis consiguen otro trabajo, a veces no. Las mamis vuelven a engordar, los bebés nacen los papis se pelean, las ex primerizas ya tienen experiencia, cocinan, limpian, cuidan del bebé y ya se aburren en las casas. Los papás se pelean, la mamá empieza a vender ropa, llama a las amigas del secundario, los que se pelean se aman, que frio que hace ¿no? En verano lo que mata es la humedad. Los papás salen de compra juntos los fines de semana, los asados son para el domingo. El papá se compra un auto mejor, de la mamá también es, ella trabaja en casa, mira la televisión y hay que ver como se quema el horno, como se llora con la cebolla, como se empecina el polvo con los muebles, cuanto ensucian los chicos y lo que dicen los políticos. Ella no tendrá un titulo como papá pero hay que llevar una

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casa y aprender a usar todos los artefactos eléctricos y electrónicos. El papá asciende, la mamá también, los chicos crecen, las amistades se mantienen, la papa hincha, el voto es universal y secreto. Dios es amor, las Malvinas son argentinas, Coca Cola es como somos. Los papás se van a Miami, las vacaciones se filman, los chicos siguen creciendo, las filmaciones se muestran se vuelven a mostrar y se archivan, la comida se compra hecha, las novelas fueron, las miniseries siguen. Los papás van al club, las mamás al pelotero del shopping con los chicos, los pinos de navidad llevan nieve, las ventanas tienen cortinas, las escuelas educan, la educación empieza en marzo. Los papás van a buscar a los chicos a la escuela, las mamás tienen más tiempo para ellas, los suegros vienen, la escoba se pone detrás de la puerta, los suegros se van. Los nenes aprenden computación y van al club con los papás. Las mamás aprovechan para mirar revistas tranquilas, ponerse cremas, hablar por teléfono, probarse ropa de joven (o colgar cuadros con flores). Al papá no le molesta, no le importa. Los papás putean, las mamás lloran. Los papás se bañan seguido y los chicos también. ¡Qué grandes que están los chicos!, los vecinos miran, los chicos vuelven tarde, las chicas entran, la música está muy fuerte, los adolescentes se revelan, los psicólogos los entienden, las malas palabras las aprendieron en la calle, son cosa de la edad. Las mamás se aburren, van a aprender óleo o acuarela, los estantes se llenan con libros de pintura sobre tela o batik, las mamas se ponen fofas, los papás no porque siguen yendo al club, las mamas se van a hacer 53

gimnasia moderadora al club o compran un video, tiran los libros de batik y ponen pesas en su lugar. Los chicos desobedecen, los papás van a hablar al colegio, los chicos copian, se hacen sincolas, los chicos quedan libres. Los papas se asustan, dicen trabajás o estudiás. Los papás educan, los papás reprimen. Los papas cumplen 20 años de casados, hacen una gran pollada, los papás no se hablan, los chicos no van de vacaciones con los papás, la mamá archiva las pesas ( o descuelga los cuadros con flores). Los papás deben enseñarle a sus hijos el mundo: los chicos vuelven a ir de vacaciones, pero con sus novias, los tiempos cambian, los hombres con corbatas son responsables, las mujeres no fuman pipa, la ropa sucia se lava en casa, los hombres cogen arriba. Los hijos se casan, los nenes se van, las nueras son torpes, son complacientes, las nueras piden recetas, llaman para cumpleaños y aniversarios. Los padres se cansan, los padres se desconocen, tanto tiempo a solas y nada para matar el tiempo, las madres consiguen un perro faldero, los hombres no lloran. Los hijos los visitan los domingos, y…¿para cuándo los nietos?, los hijos piensan: que sabio era mi padre, los viejos se tratan de Usted. Los hijos se reproducen. Los bebés nacen, se bautizan, los bebés se miman, se los visten bonitos, son limpios y rosaditos. Las mamis dan la teta, adornan el cuarto del bebé, las mamis dejan de trabajar, las mamis cocinan, no cocinan más, limpian, limpian, cuidan del bebé. Los abuelos mueren. 54

Carne Vegetariana (Plantas Carnívoras COVER) Por Gerardo Bloomerfield El condón se rompe las pastillas se olvidan. El semen se escurre por en medio de dos piernas indiferentes, el espermatozoide es terco. El ovulo se fertiliza. La Vagina rechaza, el pene se retira y se aleja y se pierde en un sueño profundo.

….y hay un placer que se va tiñendo inconscientemente de molestia …cuando: La mujer adquiere rostro, el vomito sale por la boca. El inodoro se llena…de “lasagna” a medio digerir, de saliva, de bilis. La bilis amarga la boca, la boca no se llena pero la panza se hincha. El “eva test” no miente, las dos rayas aparecen.

…y hay un dato que recuerda que en el fondo de cualquier revolcada siempre hay un pedazo de carne impaciente por formarse… El aborto no es una elección, el aborto es una sentencia, el aborto es un procedimiento. El doctor discute el precio, las luces se apagan. El dinero es poco. El aborto es de mala calidad… el aborto fracasa.

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…y hay un llanto que nace envuelto en una frazada vieja y sin nombre, con un “es varón” que huele a derrota…y: El aborto nace herido por una sustancia salina, el aborto desconoce las caricias. El aborto crece indiferente, el aborto se arrastra. El aborto trae recuerdos. El aborto dice las primeras palabras: el aborto es un niño ahora.

… y hay un par de lejanías que ignoran el color de un balbuceo. Pero: El niño come, la comida cuesta, el precio sube, el sueldo baja. La pareja discute, la discusión es eterna, la eternidad no tiene piedad, la piedad no existe. -La plata no alcanza, ¿sabes? ¡El niño bebe leche! -La paciencia se termina… El niño cumple años pero no crece, se gasta pero no madura, se estira, se alarga, engorda. La calle espera.

…y hay una sombra que tiñe las ciudades que parece viva y afilada esperando hincar un futuro en la piel transparente del que aparece en el mundo sin pedir permiso…y: La madre golpea duro. El padre ignora certero. La madre y el padre detestan. El niño llega a una edad de dos dígitos y le llaman hombre. Las puertas se cierran. Las espaldas reciben el eco de las puertas. -Los hombres no lloran, los hombres se arreglan solos…la salida está acá….

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La calle no pide permiso, la inocencia se roba todos los días, el frio abraza cualquier esperanza, la esperanza se pierde en un cubo de basura.

…y hay un nuevo habitante del portal plantado a las orillas de las luces de neon que riegan el odio haciéndolo crecer. Y: El cubo de basura se abre, la basura se esconde, la comida se escapa, la cara se endurece, los recuerdos duelen. La lluvia golpea, la calle se inunda, el hogar se olvida, el paradero se desconoce. El niño se pierde entre las baldosas, las baldosas le marcan el paso, los arboles le escupen las hojas. Los años arremeten.

…y hay un niño que nunca lo fue, y que será siempre un llanto envuelto en una frazada sin nombre… Las manos tiemblan con el agua, la furia compite con el frio, las calles se recuerdan cuando son parte del hogar y no del paisaje. Las pisadas son lentas, el camino es conocido. El niño regresa, el aborto golpea la puerta, la puerta se abre, la madre ya es la madre (ahora sí: ya es la madre), el padre es otro (ahora sí ya es otro), los hermanos ignoran, los años pasaron, la lluvia no cesa, la sonrisa pregunta, pero los ojos… los ojos no siempre responden.

… y hay una sombra que exige con la fuerza de los ojos una explicación piadosa…y: La puerta amenaza, los dedos se crispan. La garganta grita, la voz reprocha, el aborto llora…y el cielo 57

comprende. La sangre se calienta, el odio alimenta… cuando no hay otra cosa, el odio también alimenta. El cuello está cerca, el aborto lo inunda, los testigos gritan, las manos se cierran, la tráquea se parte, la mirada se pierde, el cuerpo se desploma. El aborto ya es hombre. El aborto no es niño, el aborto no es joven. Los cadáveres nacen, las sirenas aturden…

…y hay un relámpago azul y rojo que arremete con la fuerza del acero sobre las manos del olvido… -El cuello está partido… La mujer está muerta…El chico está loco… Las madres se hacen, las madres deshacen. Las madres olvidan, las madres se olvidan. Las esposas duelen, la patrulla acelera, las lágrimas se secan, las preguntas no alcanzan. Se mira las manos, se toca los dedos, se hunde silencio. La ciudad es su madre. Las madres se matan.

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Bolivian Bondage Por María García “Conozco a mi mamá desde el día que nací y no está loca”, solía repetir a mis compañeros de clase como una gran verdad a la que ellos jamás podrían haber arribado cuando me hostigaban con falsas acusaciones de mi madre. Acto seguido me reía burlonamente en sus narices y los asustaba con un pequeño alicate del cual sacaba la inútil lima amenazándolos con clavársela en el corazón si no me dejaban tranquilo. Claro, en aquel entonces yo no sabía que nunca podría haber alcanzado su corazón con una punta de cinco centímetros y también que carecía de fuerza para incrustarlo incluso ese largo. También debo admitir que desconocía a mi madre, y que sólo pude llegar a conocerla bien el día que dejé de verla como madre para verla solo como una persona. Bien luego superé el estadio de culpa y como conceptos relacionantes nos necesitábamos uno al otro para existir. Era tan fuerte el vinculo que nos unía y sus invariables torturas diarias, sus azotes e ingeniosos y siempre sorprendentes dolores que me causaba me hacia tan feliz, porque era yo, sólo yo el único objeto de sus ataques, y era mío, sólo mío, el inmenso placer que sentía al ver sus ojos brillantes y desvariados.

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Ella me enseñó que el umbral del dolor es mucho más distante, más inalcanzable, y su camino más rico y diverso que el umbral del placer. Cuando la mayoría de las personas no pueden soportar la picadura de una abeja o un dolor de muelas, yo me enfrento estoicamente a agujas de coser, aceite caliente, cacerolas candentes, comida en mal estado, y aun más, a la insoportable omisión, al negativo, al menos que cero de permanecer atado a la cama durante días sin ser merecedor siquiera de su mirada, a la privación de luz y alimento, a la incertidumbre de quedar solo en casa si saber si volvería entera o completamente pasada, como la ultima que regresó para no regresar más. Entre los matices de la omisión de la tortura física conocí las incluso más sutiles, infinitas y tormentosas variantes de la manipulación psicológica. La tortura psicológica se convirtió en mi deseo obsesivo, la más acuciante de mis necesidades casi diría biológicas. Mi madre me enseño todo lo que precisaba saber, pero yo la adelanté rápidamente, como buen alumno y fue cuando empecé a verla como la pobre mujer que era, alcohólica, sola, abandonada por mi padre…enferma. Puedo decir con orgullo que reconozco todo intento de control en cualquier persona que se me acerque a diez metros a la redonda, por el mismo hecho soy capaz de ejercerlo en casi todo ser humano, sé reconocer la debilidad y la templanza y me introduzco como cuña desapercibida para tejer por dentro las redes de mi antojo.

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Pero, como soy una persona, aún para mi sorpresa, tremendamente fuerte, he reconocido en estas artimañas sólo terreno fértil para la psicosis y decidí sublimar todo mi potencial en el arte. Bella y versátil creación humana si las hay, antipragmatica, manipuladora, tan orgánica. Me dediqué tras largas reflexiones a algo que consideré muy original, y , sin querer sonar pedante, genial. Siempre había admirado las delicadas imágenes, las innúmeras variantes pero de fuerza erótica constante de las fotos de bondage japonés. Esas dulces criaturas, tan indefensas en su desnudez, tan poderosas en su entrega, no hacían sino despertar en mí los más intensos anhelos de amarlas y protegerlas. Tan pequeñas, lisas, tenues, pulidas, tan gradualmente variadas. Todo lo opuesto a lo sublime. Un compendio de hermosura. Los estándares de la belleza occidentales son tan aparatosos y desproporcionados. Son tan necrófilos los ideales que la propaganda propone y el publico compra, tan… imbéciles. Desde entonces comencé una búsqueda infructuosa en tratar de primero, encontrarlas, y en segundo lugar, fotografiar sus cuerpos amordazados. Pero, como anticipé, mi búsqueda fue infructuosa, no había muchas japonesas dispuestas a posar para mí, ni siquiera había muchas. Coreanas, chinas, hasta me topé con una filipinas. Continuas frustraciones que podría haber sido esplendidas experiencias de no ser porque el objeto de mi búsqueda era otro. Con razón dice el Tao que es feliz el que nada desea. 61

Muy alterado volví a mi casa, mi razón pendiente de un hilo, y ahí la vi, con su piel aceitunada, sus maneras dulces, la lindura de sus rasgos resumidos en esos ojos rasgados tan llenos de arcano y sigilo. Su breve estatura…Todo me hacia acordar a las orientales que había estado buscando. Tan iluminado como estaba me acerqué con una sonrisa resplandeciente a la boliviana que vendía ropa interior a la entrada de un mercado. Ciertamente su piel era dura y curtida, ¡Ya podía imaginar las fotos que le haría! Le hice todo tipo de nudos, marineros, de alpinismo. Para empezar un nudo margarita atado a sus tobillos, lo que se convertiría casi en un ritual en mis posteriores sesiones de bondage, seguían hermosos nudos y lazos y vueltas y más vueltas sobre el cuero tirante en cintura, entrepiernas, axilas y muñecas. Sus pieles contrastaban con suaves cuerdas blancas o con otras moteadas. A veces empezaba haciendo un nudo chino que taparía su ombligo y remataba con cuatro nudos de aferrar en brazos y piernas. Así andaba caminando un rato por la casa luego de las fotos hasta que se adormecían sus miembros y debía sacárselos. Una vez simulé una tela de araña y otra dibuje con sogas sobre el cuerpo de una particularmente alta una cadena de ácido nucleico, o por lo menos así me lo pareció. Aprendí con maestría a atarlas a sillas, escaleras, postes, árboles y columnas.

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También le hice a una, en una sola ocasión, un nudo corredizo y confieso que sentí tremendas ganas de ser el verdugo. Pero yo estaba ya más allá de todo eso. Estaba satisfecho. Era una persona socialmente adaptada y artísticamente disfrutaba de alguna notoriedad en publicaciones europeas especializadas. La página ABCduBondage había hecho un especial con mi trabajo. Todo iba tan bien. Yo estaba curado. Todos contentos. Yo sacaba mis fotos y ellas no solo cobraban muy bien sino que siempre las traté con cariño y respeto. ¡Tanto afecto despreciado! ¡Tan en mi cara se habían burlado de mi! Fue una tarde muy fría de otoño que descubrí por casualidad del que tal vez toda la raza humana éramos victimas… y al que yo debía poner remedio. Estaba sacando fotos con una nueva modelo cuando una sustancia pastosa, purulenta y verdosa empezó a fluir de su ombligo manchando mis cuerdas, mi alfombra y dejándome perplejo por entero. La mujer simplemente se levantó corriendo, se vistió y salió sin dar explicaciones. Yo había quedado petrificado esos cinco o seis minutos que ella había tardado en vestirse y salir por mi puerta, uniendo cabos sueltos, razonando lo motivos de este acontecimiento. Y entonces fatalmente la verdad se descubrió a mis ojos. Su pretendida aptitud sumisa tan bien estudiada, sus camarillas, sus bailes demoniacos, su música lastimera, 63

su tolerancia al dolor, no era más que una pantalla para encubrir sus auténticos planes. Sin duda una poderosa raza intraterrestre que pretendía colonizarnos, dominar a la raza humana y finalmente destruirnos para imperar sobre la faz del planeta. Primero comenzarían con nuestro país, al cual accedían libremente, después con seguridad seguirían por toda América y de ahí invadirían los otros continentes. Pero nos habían elegido a nosotros para empezar a estudiarnos. Esa sustancia viscosa que había salido del ombligo de una de las de su especie debería ser de lo que estaban hechos, algún material incandescente del magma de la Tierra. Todo encajaba a la perfección. Tenía que poner fin a sus malévolos planes. Debía destruir a cuanto espécimen tuviera a mi alcance y para eso estaba en una posición privilegiada. Debía destruir a todas las hembras que pudiera de esa especie macabra. Era una solitaria tarea a la que me enfrentaba, pero no podía contársela a nadie, temía que me creyeran un desquiciado. Mi historia clínica, mi madre, heridas que había causado a otros niños en la escuela, las mascotas de mis vecinos degolladas que había encontrado la policía al registran en mi casa en busca de evidencias de que mi madre era un dealer. Fue entonces que decidí con premeditación, en silencio y sistemáticamente, comenzar a ahorcarlas.

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Bolivian Bondage (Golden ass mix) Por Gerardo Bloomerfield Detesto cuando me llaman “hijo de puta”…así ligeramente, al pasar, ¡como si conocieran a la puta de mi madre! Que por otra parte de puta no tenía mucho, si hubiera sido puta seguro que lo que le sobraba de puta le hubiera faltado de loca. Y de loca no le faltó casi nada. Y es que a más se piensa en la entrepierna menos se piensa en el cráneo, y cuando el cráneo ya ni lo recordamos mejor… ¿me explico? Para ser loca hay que acordarse de que se piensa. Cuando se coje no se piensa, las putas disminuyen el tiempo disponible de cerebro aumentando la frecuencia de un deporte que lo anula. O algo así. Como sea mamá eligió ser loca en lugar de puta, y me parió en un rincón de su demencia y no de su indecencia. Tomaba Altivan y Rehypnol en lugar de anticonceptivos y penicilina. A lo mejor eso me favoreció, porque los psicofármacos son más baratos… a lo mejor por ser loca en lugar de puta me puso un plato de comida más en la mesa. O a lo mejor no. A lo mejor me puso un útil menos en la cartera de la escuela… y por eso terminé siendo pescador de rambla y no ingeniero naval.

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A lo mejor lo que le sobraba de loca, le faltaba no solo de puta, sino de plata. Porque las putas cobran bien…Bueno, las prostitutas en realidad. Una puta es una prostituta de cobro diferido. Como sea una vagina siempre tiene un precio y averiguarlo siempre implica una sorpresa desagradable. Todavía no me terminaba de sacar el condón sucio de caca, todavía no enciendo mi cigarro negro post coital y me lo tiró encima: -Cuatrocientos pesos…- me dijo aquella ramera de rasgos indígenas mientras se colocaba su bracier estirado de pie al lado de la cama. No fue justa: el gobierno tenía tarifado el sexo anal en 200, impuesto incluido. Y se lo dije… conozco mis derechos, pero lo peor es que conozco mi escasez de dinero lo cual provoca casi la misma vehemencia al defender un precio que conocer un derecho. -Mira nene… No me tomes por boluda…me acabaste dos veces en el culo, te sentí clarito… así que te echaste dos polvos…Son 400. Intenté razonar con ella: en la escuela me habían enseñado que las inmigrantes indígenas razonan casi también como nosotros… La primera vez fue un chorro de orina, sufro de orina compulsiva pero ella lo confundió con una eyaculación. Se lo plantee fácil de entender, pero no tuvo caso. ¡Jodido sistema educativo nacional! Me amenazó con pasarme vía celular al clearing de informes… y levantó el Nokia 66

3000 con la mano izquierda. Y la verdad, si pasaba mis datos al clearing de informes no iba a tener más crédito para comprar carnada y lombrices a 30,60 y 90 días. Y yo me calenté. Invertí la situación… yo me incorporé al lado de la cama y la volví a acostar a ella, pero de un “saque” en los dientes, en medio de las paletas. La mano me quedó punzando de dolor. -¿Qué te pensas? ¿Qué estas hecha de oro? ¿Qué tienes el culo de oro? Y la seguí golpeando pero con la otra mano. No por ponerme violento me iba a poner estúpido. -Pará nene…pará…¡hijo de puta!- me decía desde su boca sangrante. Y a mí me revienta que me digan hijo de puta…¡Como si conocieran a la puta de mi madre! Si ni siquiera es puta… yo sí que la conozco desde el día que nací. No me gusta que se hagan pasar por conocidos de ella, menos una ramera boliviana, así que la tome de un hombro y la di vuelta. El culo quedo apuntando el techo color pastel de aquella habitación de quinta, de hotel de cuarta… estaba dilatado por la penetración reciente, todavía… no parecía ser de oro…no. El oro brilla. Dicen que no todo lo que brilla es oro… pero el oro brilla. Y aquel agujero negro no brillaba. -¿Vez lo que te digo? No lo tienes de oro…¡Es un culo nena, es un simple culo! Ni siquiera uno demasiado deseable. 67

Ya hasta la tarifa del gobierno, de solo 200 pesos me parecía demasiado precio para aquel culo. Como pescador no gano mucho…200 pesos para mí es un buen día de pesca en la rambla, y de mucha generosidad por parte de los turistas que paran en las esquinas. Todo un día vendiendo sonrisas, merluzas y pejerreyes entre los autos cuando el semáforo se pone en rojo, para que una prostituta que ni siquiera es loca me quiera estafar cobrándome el doble… Y haciéndose pasar por conocida de mi madre. Creo que del miedo ya no se movió, se puso a llorar temblando levemente sobre aquel acolchado floreado. A lo mejor le había remordido la conciencia. El arrepentimiento es una forma de llamar virtud al dolor. -Arrepentida o no… No lo tienes de oro…¿entendés? Tu culo si acaso sale 200…y aunque fueras conocida de mi madre de verdad, de la puta de mi madre… bueno, que en realidad es loca… y no puta.. no te pagaría dos días de mi trabajo…¿entendés? Siempre llevaba en mi cadenita colgada del cuello un anzuelo, como símbolo de mi profesión… y como homenaje. Me quité la cadenita, era bastante larga… y firme. Es de acero inoxidable, no me alcanza la plata para comprar plata. Ni siquiera para colgar un recuerdo de familia de ella. Y el anzuelo lo dejé caer como pescando, justo dentro de aquel culo dilatado, abierto como una boca asombrada hacia el techo color pálido. Y emboqué justito. -No es de oro tu culo nena… no es de oro… 68

Pero no fue fácil sacar aquel talismán, regalo de mi madre. Porque los anzuelos una vez que se enganchan en un tejido no lo largan, abrazan la carne de adentro hacia afuera en un camino sin retorno. Si no fueran fáciles de zafarse la pesca seria escasa. Las tarariras se irían con la carnada y un trozo de boca menos, pero se irían. Cuando tironeé de la punta de la cadena, la manguera de carne comenzó a asomarse para afuera. ¡Una manguera de carne una cinta rosada y viscosa! ¡Y si era de carne no era de oro! Yo tenía razón… no era de oro. -Pará hijo de puta… Para…-dijo tratando de quitar el culo, aquella gorda parda de rostro anguloso, casi asiático …¿No digo yo que la gente es terca? Y seguía insistiendo en ser una conocida de mi madre. Tuve que golpearla nuevamente. Y lo hice bien… Estaba acostumbrado a desmayar tiburones a piñazos cuando por casualidad se enredaban en algunas de mis redes. Y el anzuelo no salía de aquel culo…tironié, tironié..y siguió saliendo algo extraño. De carne…largo …largo… como una media que se desenrollaba hacia afuera… seguí tironeando y en el piso se comenzó a formar como una rueda, como una larga cuerda que salía de aquel culo, que de oro no tenía nada. Como una ristra de chorizos de campo. Era como una serpiente, sanguinolenta, apestosa… inundada en mierda… y fue entonces que temí, porque la serpiente se movía. La pisé…apretándola contra el piso y jalando de mi cadena para recuperar mi anzuelo, porque si mi madre 69

me veía llegar a casa sin mi anzuelo me pegaría con un remo en la cabeza. La prostituta recuperó el conocimiento. Y gritaba…Y miró al piso… -Pero…pero… es mi intestino ¿¡Que haces con mi intestino hijo de puta!? A una mina así tan recurrente en una mentira, no se le puede creer nada… así que no me dejé engañar. Aquello no era el intestino. No. Nunca había visto un intestino humano pero sé igual que aquello no lo era. Era un parasito, un ser vivo que moraba en el interior de aquel culo que no era de oro… de donde y a que había venido no lo sabía. Pero nada bueno llega a la tierra adentro de un culo de una puta barata y boliviana, eso estaba claro y lo pisotié, y empezó a escupir mierda por cada lugar que se reventaba… y me fui huyendo del lugar una vez que estaba bien aplastado. Y pronto supe que aquella alimaña no era la única: cada prostituta que me levantaba, cuando le metía un anzuelo en el culo y tironeaba largaba una larga especie de serpiente sanguinolenta. Seres amorfos… ellas insistían que eran sus intestinos, gritaban incluso… pero si me llamaban hijo de puta… si insistían en conocer a mi madre, sin conocerla…¿Cómo les iba a creer algo? De pescador pasee a ser cazador de aquellas alimañas que por alguna razón habían elegido vivir dentro del culo de la prostitutas, y me divertía haciéndolo, claro… una prostituta da más lucha que una corvina…y lleva más dinero en su cartera. Eso sí, ya no soportaba que me 70

llamaran hijo de puta. Ya no soportaba que me mintieran así. Por eso para no tener que escuchar más mentiras, se me hizo costumbre ahorcarlas… antes de las dos cosas claro. Como dije, me divertía. Antes de cojerlas… Y de usar el anzuelo.

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Cámara: G. Bloomerfield Modelo: M. García

“Recostada en el tiempo…”

“Sorprendida por un sol olvidado…”

“Reconciliada de mala gana…”

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Cámara: M. García Modelo: G. Bloomerfield

“Serio en las puertas del rio”

“Sálvame del cielo”

“Alguien me está mirando…”

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