Accidente

S E R I E COLECCIÓN ESTUDIOS E INFORMES Y D E S P U É S D E L A C C I D E N T E ¿ Q U É ? INMARK Estudios y Estra

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S E R I E

COLECCIÓN ESTUDIOS E INFORMES

Y

D E S P U É S

D E L

A C C I D E N T E

¿ Q U É ?

INMARK Estudios y Estrategias, S.A. José Antonio Barragán López María Luisa Villén Rivas y otros

SECRETARIA GENERAL DE ASUNTOS SOCIALES

MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES

INSTITUTO DE MIGRACIONES Y SERVICIOS SOCIALES

E S T U D I O S

S E R I E

COLECCIÓN ESTUDIOS E INFORMES

Y DESPUÉS

DEL ACCIDENTE

BSERVATORIO DE LA DISCAPACIDAD

E S T U D I O S

N.º 4

¿QUÉ?

Diseño de la colección: Nuria Antolí.

EQUIPO DE TRABAJO

Investigación realizada por INMARK Estudios y Estrategias, S.A.

Equipo de trabajo: Dirección:

José Antonio Barragán López

Coordinación:

María Luisa Villén Rivas

Equipo de redacción: José Antonio Barragán López, María Luisa Villén Rivas, Mónica de Usera Mujica, Silvia Lozano Calatayud, Ignacio Madrid Ortega y Blas Rodríguez Eguizabal

1.ª edición: 2000

© Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO)

Edita: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Secretaría General de Asuntos Sociales Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO) Avda. de la Ilustración, c/v. a Ginzo de Limia, 58 28029 Madrid. Tel.: 91 347 89 35 NIPO: 209-0050-5 Depósito Legal: BI-3043-00 ISBN: 84-8446-024-X Imprime: GRAFO, S.A.

ÍNDICE

5

PRESENTACIÓN .......................................................................................

7

INTRODUCCIÓN ....................................................................................

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1. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA......................................................... 1.1. Objetivos y planteamiento general.......................................... 1.2. Diseño metodológico ..............................................................

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2. LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS:

UNA VISIÓN DE LA PROBLÉMATICA DESDE LA PERSPECTIVA

DE LOS EXPERTOS ........................................................................... Introducción...................................................................................... 2.1. Tráfico y seguridad vial ........................................................... 2.1.1. El valor de la conducción en la sociedad actual........ 2.1.2. El contexto del tráfico: el concepto clásico del

sistema de circulación .............................................. 2.2. El accidente de tráfico en España como agente lesivo ........... 2.2.1. Características de los accidentes de tráfico ............... 2.2.2. Los factores de riesgo ............................................... 2.2.3. La lesividad en los accidentes: una caracterización de

las circunstancias que confluyen en los accidentados

graves ......................................................................... 2.2.4. Las políticas de actuación en la prevención de

accidentes .................................................................. 2.2.5. Los sistemas de actuación tras los accidentes ............ 2.2.6. El marco social de los accidentes de tráfico .............. 2.3. Los afectados por los accidentes de tráfico ............................. 2.3.1. Dimensionamiento y análisis del colectivo ................ 2.3.2. Las repercusiones del accidente................................. 2.3.3. La vivencia personal y el entorno próximo ................ 2.3.4. Las necesidades básicas del accidentado...................

2.4. La respuesta social .................................................................. 2.4.1. El papel de las instituciones....................................... 2.4.2. El asociacionismo ...................................................... 2.4.3. Adecuación de la oferta asistencial ..........................

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3. LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS

DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO.................................................. Introducción ..................................................................................... 3.1. El impacto del accidente.........................................................

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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3.2.

3.3. 3.4.

3.5.

3.6.

3.1.1. El primer impacto: el conocimiento de las lesiones... 3.1.2. La etapa hospitalaria .................................................. 3.1.3. El impacto económico ............................................... La salida del hospital .............................................................. 3.2.1. La inminencia del alta hospitalaria ............................ 3.2.2. La estrategia para la salida del hospital .................... La estancia en centros especializados tras la salida

del hospital ............................................................................. La vuelta a casa ...................................................................... 3.4.1. El impacto de la vuelta .............................................. 3.4.2. El marco relacional .................................................... 3.4.3. El apoyo externo ........................................................ La reinserción/normalización .................................................. 3.5.1. La salida al exterior.................................................... 3.5.2. El proceso de integración........................................... La protección social y sus deficiencias estructurales ............... 3.6.1. Las carencias y déficits detectados en las instituciones

y servicios públicos y privados ...................................

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255

4. TRATAMIENTO MEDIÁTICO DE LA PROBLEMÁTICA

DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDADES SOBREVENIDAS

A CAUSA DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO ................................. Introducción...................................................................................... 4.1. Las personas con secuelas derivadas de los accidentes

de tráfico como material informativo ...................................... 4.1.1. El interés mediático de las personas con secuelas

derivadas de los accidentes de tráfico........................ 4.1.2. Evaluación y caracterización del tratamiento

mediático ................................................................... 4.2. Los sujetos de la noticia.......................................................... 4.2.1. Los agentes resaltados en la noticia ........................... 4.2.2. Valoración de los sujetos ........................................... 4.3. Los contenidos mediáticos ...................................................... 4.3.1. Los objetivos informativos .......................................... 4.3.2. Los contenidos de la normalización .......................... 4.3.3. Valoración mediática de los contenidos ....................

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5. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS .................................................... 5.1. Conclusiones generales ........................................................... 5.2. Síntesis y orientaciones ...........................................................

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P R E S E N TAC I Ó N

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P R E S E N TAC I Ó N

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Los accidentes de tráfico son hoy día un grave problema en las sociedades desarro­ lladas. Constituyen una de las principales causas de mortalidad y de discapacidad, especialmente entre las poblaciones jóvenes. Las estadísticas nos confirman que los accidentes de tráfico aumentan cada año y por consiguiente también las personas con discapacidad, procedentes de tales ac­ cidentes. El 10% de los heridos graves por accidentes de circulación padecen se­ cuelas graves, y consiguientemente una discapacidad. A estas cuestiones ha querido responder el IMSERSO con la investigación que aho­ ra se presenta: Y después del accidente ¿qué? Se trata de una primera aproximación al tema, de un estudio cualitativo, que no agota ni mucho menos el tema de refe­ rencia. Esperamos que este estudio sea el inicio de otras investigaciones que faciliten un conocimiento más profundo de los accidentes de tráfico, de sus necesidades y de­ mandas. Esta es la única manera de poder establecer programas y recursos ade­ cuados, que respondan con garantía a las necesidades del colectivo. Dirección General del IMSERSO

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE ¿QUÉ?

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INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

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)

El tráfico constituye un fenómeno cuya presencia en la vida cotidiana es cada vez más relevante. De forma más global, la circulación de vehículos viene desempe­ ñando un importante papel en distintos ámbitos de la vida económica de los paí­ ses industrializados contribuyendo a incrementar el bienestar y el progreso de la sociedad. En España circulan más de veinte millones de vehículos, habiéndose incrementado el parque en un 29,2% en el período 1990-1997. Dicho en otras palabras, en la ac­ tualidad circulan cuatro millones y medio vehículos más de los que lo hacían en 1990. Pero tal progreso conlleva indeseables efectos de diversos órdenes (costes econó­ micos, deterioro ecológico, etc.) siendo no obstante los accidentes de tráfico, con la consiguiente pérdida de vidas humanas y lesiones permanentes, el que tiene peores consecuencias. Los accidentes de tráfico vienen siendo a lo largo de los últimos años uno de los elementos más cotidianos con los que se enfrentan las sociedades más desarrolla­ das. Su incidencia es de tal calibre que se sitúan entre las causas principales de la mortalidad en Europa, con elevados niveles en el colectivo juvenil. Las cifras al respecto son absolutamente irrefutables: en 1999, se produjeron en Es­ paña 86.067 accidentes con víctimas, que provocaron que 5.604 personas perdie­ ran la vida y que 125.247 sufrieran heridas de diferente consideración La situación se ha hecho tan habitual que las cifras de accidentes que reflejan las estadísticas y sobre las que informan los medios de comunicación han dejado de causar sorpresa y el riesgo ante el accidente se ha instaurado de forma natural en­ tre los conductores de vehículos. Sin embargo, las consecuencias de los mismos son significativas y deben dar lugar a una profunda reflexión. Basta observar diferentes estadísticas para evaluar las consecuencias de esta problemática: • Una de cada tres muertes que no son por enfermedad —la mayoría, per­ sonas entre 15 y 24 años— son causadas por un accidente de tráfico. • Cuatro de cada diez minusvalías se producen por accidentes de tráfico, una circunstancia que cada año deja parapléjicas a 500 personas.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE ¿QUÉ?

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A pesar de este grave problema, las investigaciones realizadas al respecto no han sido muy abundantes, sobre todo en el caso de aquellas personas que sufren las se­ cuelas permanentes de los accidentes y que han visto transformarse de forma bru­ tal todo su esquema de vida, tornando a un mundo donde su realidad se asocia a una grave discapacidad. En este contexto, y conscientes de la importancia y problemática especial que tie­ nen las víctimas de los accidentes de tráfico, así como su entorno más inmediato, el IMSERSO diseñó un proyecto de investigación titulado «Y después del acciden­ te ¿qué?», cuyos resultados se recogen en el presente documento. Con este estudio se pretende abrir una vía de esclarecimiento teórico y empírico sobre la problemática que subyace en el tiempo a las consecuencias graves de los accidentes de tráfico, que permita, por un lado, construir el marco de referencia ge­ neral y elemental de las personas que se encuentran en dicha situación y los itine­ rarios vitales desde la ocurrencia del accidente. En tanto que, por otro, analizar y valorar la eficacia y alcance de los recursos públicos y privados disponibles por este colectivo que permita ofrecer pautas de optimización de los mismos cara a cu­ brir las principales necesidades de estas personas. Una vez finalizada la investigación, en este documento se presenta a modo de re­ sumen, los principales resultados y conclusiones obtenidos en el proceso. El infor­ me, además de este capítulo introductorio, se ha estructurado en tres grandes apar­ tados de exposición de la situación y otro conclusivo. En el primero se realiza una aproximación a la problemática analizada desde una perspectiva externa configurada desde las aportaciones cualificadas de un conjun­ to de expertos y profesionales que desarrollan su experiencia y actividad en dife­ rentes ámbitos temáticos en el campo de la discapacidad y la accidentalidad del tráfico. Estas opiniones se han enriquecido con el estudio de las fuentes que, a lo largo de los últimos años, han indagado en esta materia. En el siguiente capítulo se realiza un acercamiento al sentir directo de las personas afectadas y su entorno relacional. A lo largo del mismo se profundiza en la viven­ ciación e interiorización que realizan los accidentados en cada una de las diferen­ tes fases y procesos que tienen lugar desde el momento en que se produce el acci­ dente y cambia de forma traumática su escenario vital. A lo largo del mismo se abordarán secuencialmente las circunstancias que rodean la estancia en el hospi­ tal, la salida del mismo y la vuelta a casa, así como el proceso de normalización desarrollado. En el capítulo cuarto se analiza el impacto social de las consecuencias de los acci­ dentes de circulación desde la perspectiva de su impacto mediático, en el conven­ cimiento de que la presencia en los medios constituye el verdadero reflejo de la

INTRODUCCIÓN

asunción de la sociedad de un tema concreto. En el mismo se recogen los resulta­ dos de un análisis de los contenidos en prensa que hacen referencia a la discapaci­ dad sobrevenida a consecuencia de los accidentes de circulación y su tratamiento. Por último, se ofrece un apartado conclusivo en el que se resaltan aquellos aspec­ tos de la investigación que resultan más significativos para llegar a comprender el contexto en el que se desenvuelve la realidad y la problemática del colectivo ana­ lizado y se exponen las conclusiones definitivas de la investigación. Asimismo, en dicho apartado se apuntan diferentes orientaciones y líneas de ac­ tuación, susceptibles de ser valoradas por los organismos e instituciones compe­ tentes en cuanto a su pertinencia y viabilidad. Hay que reseñar que, además de este informe resumen, el estudio ha generado otros documentos, en los que se amplía de forma significativa cada uno de los as­ pectos abordados en el presente informe.

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OBJETIVOS Y METODOLOGÍA 1.1.

Objetivos y planteamiento general

1.2.

Diseño metodológico

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OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

1.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

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1.1. Objetivos y planteamiento general

)

El objetivo general del estudio ha sido conocer de una manera retrospectiva los efectos producidos por los accidentes de tráfico a la población que ha sido víc­ tima de ellos, con especial atención a los comprendidos entre los 18 y los 40 años. Para abordar este objetivo se planteó una investigación pluridireccional, enfocada a obtener resultados prácticos y operativos desde diferentes perspectivas. En este sen­ tido, la ocurrencia de un accidente de tráfico con consecuencias graves para las personas implica la interacción de un gran número de perspectivas que inciden so­ bre el accidentado y su familia. De forma sintética, se puede hablar de un marco legal, de un marco sanitario, de un plano psicológico, del entorno económico-la­ boral, de un plano familiar y de una integración social. Es más, desde una visión más global, el contexto de la accidentalidad vial se pue­ de articular en cuatro grandes constelaciones en la que se ubican de manera coor­ dinada las diferentes partes implicadas en la problemática de las personas que han tenido un accidente de tráfico y sufren sus consecuencias.

GRÁFICO N.º 1 LOS ACTORES IMPLICADOS INTERVIENEN EN LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

20

Desde la perspectiva de INMARK, difícilmente se puede abordar la problemática de un colectivo como el estudiado sin ir profundizando secuencial y progresivamente en cada una de las partes implicadas, de tal manera que en la concatenación del conocimiento aportado por cada una de ellas, permita un mayor grado de com­ prensión de los siguientes protagonistas hasta alcanzar el núcleo central de la pro­ blemática: la víctima del accidente. De esta manera, el abordaje realizado se ha estructurado sobre la base de un acer­ camiento progresivo a cada uno de los contextos. Partiendo de un marco general constituido por la «sociedad» y los agentes que la representan, conforman y carac­ terizan, se han ido recogiendo las diferentes posiciones mantenidas al respecto (ins­ tituciones, expertos, entorno familiar y social) hasta alcanzar la visión personal de los afectados directos por el accidente. Lógicamente, la profundización en el qué ocurre después de que se produce un acci­ dente ha implicado ahondar en las diferentes líneas y actores implicados, dando res­ puestas a los diferentes interrogantes que se plantean desde tres diferentes perspectivas:

GRÁFICO N.º 2 PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA IVESTIGACIÓN

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

El desarrollo de los planteamientos globales propuestos anteriormente permitió de­ finir, con una mayor concreción, los objetivos específicos a los cuales se han dado

respuestas en los diferentes procesos metodológicos realizados.

En concreto, la investigación ha abordado las siguientes tareas/objetivos: • Establecer y cuantificar el marco en el que se inserta la problemática

de las personas que han sufrido un accidente de tráfico con secuelas

graves.

• Profundizar en el impacto social de los accidentes de tráfico y su influen­ cia en el modelo de comportamientos de asimilación y prevención que se

derivan de los mismos.

• Indagar en el conocimiento profundo de las consecuencias psicológicas,

sanitarias, laborales, etc., que tienen los accidentes de tráfico en la vida de

los accidentados, de sus familias y, en general, de su entorno.

• Valorar los itinerarios vitales de las personas que han sufrido un accidente

de tráfico con secuelas físicas y/o psíquicas posteriores.

• Evaluar los servicios recibidos, los apoyos prestados y los déficits detecta­ dos en el transcurso vital de la problemática personal del colectivo.

• Establecer una serie de orientaciones y recomendaciones de actuación a

las instituciones públicas y privadas ante la problemática presente y futura

del colectivo estudiado.

1.2.

)

Diseño metodológico

La investigación realizada se inscribe en el ámbito de lo que se ha dado en llamar sociología básica y conceptual. Básica en tanto que aborda elementos esenciales de las actitudes humanas. Conceptual porque trata de explicar de forma singular e integrada acontecimientos plurales que son percibidos e interpretados, a su vez, desde percepciones y expectativas personales diferentes. En consecuencia con la naturaleza del marco teórico y el proceso metodológico,

las técnicas utilizadas no han supuesto una batería de herramientas aplicadas sobre

un objeto, sino que incluyen procesos de retroalimentación en la forma de un plan

establecido en el tiempo.

Desde estas premisas, la investigación se ha llevado a cabo mediante la aplicación

de técnicas cualitativas complementadas con técnicas documentales.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

22

En concreto, se ha planteado la siguiente estructura metodológica:

CUADRO N.º 1 DISEÑO METODOLÓGICO Diagnóstico de la situación • Análisis documental. • Explotación estadística de bases de datos de accidentes de tráfico con víctimas graves. • Entrevistas documentales. Análisis del impacto social de las consecuencias de los accidentes de tráfico en las víctimas y su entorno • Diagnóstico de la imagen mediática (DIME). Prospectiva en las repercusiones y consecuencias de las víctimas de los accidentes de tráfico y sus itinerarios vitales • Grupos de discusión. • Entrevistas en profundidad. • Historias de vida.

Seguidamente se detallan brevemente las características de cada una de las técni­ cas utilizadas en las diferentes fases de la investigación.

Diagnóstico de la situación En esta primera fase se procedió a desarrollar un breve marco conceptual con el objetivo de definir la estructura y soportes que caracterizan el mundo de las perso­ nas con discapacidad a consecuencia de los accidentes de circulación. Para ello se han combinado las técnicas de análisis documental y entrevistas docu­ mentales a expertos y profesionales de la materia. La técnica de análisis documental consiste en la recogida, tratamiento y análisis de toda la información de carácter secundario (estadística, bibliográfica y documen­ tal), publicada o no, y vinculada con la temática objeto del estudio. Se han consultado las publicaciones y fondos bibliográficos de aquellas institucio­ nes sensibles o implicadas en el tema estudiado. Entre otras: IMSERSO, Dirección General de Tráfico, Fundación Mapfre, Instituto Nacional de Estadística, Colegio de Psicólogos... Los datos recogidos han sido objeto de un análisis pormenorizado comprendiendo, fundamentalmente, las comparaciones cruzadas, la elaboración de matrices y la in­ terpretación de los hechos característicos.

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

En este contexto, se ha procedido a explotar la base de datos de accidentes de la Dirección General de Tráfico correspondiente a los años 1998 y 1999, dispo­ niendo de un total de 466.157 registros de accidentes. La DGT maneja tres tipos de bases de datos, una de carácter general y otras dos centradas en personas y vehículos, respectivamente. A partir de la fusión de las tres bases de datos se ha obtenido una base de síntesis sobre la que se ha procedido a realizar el análisis de los datos. Dicha base se ha circunscrito exclusivamente a aquellos casos en los que a causa del accidente se había registrado una lesión diagnosticada como grave, disponien­ do de 68.319 casos. La explotación de la misma se ha realizado mediante la aplicación de diversas téc­ nicas estadísticas, bivariantes y multivariantes, profundizando en detectar las cir­ cunstancias que confluyen en la lesividad derivada de un accidente de tráfico. La entrevista documental consiste en la solicitud de datos e información a los ex­ pertos en la materia investigada sobre una serie de aspectos concretos y su inter­ pretación sobre ellos. Las informaciones que se solicitan son objetivas, intervi­ niendo menos la personalidad y actitud del entrevistado que en otros tipos de en­ trevistas. Estas entrevistas son abiertas, personales y de larga duración. Las mismas han sido realizadas por técnicos superiores con experiencia en la aplicación de este tipo de técnicas de investigación. Para alcanzar el nivel de profundización previsto en los objetivos, se han realizado un total de 23 entrevistas, distribuidas de la siguiente manera:

CUADRO N.º 2 DISTRIBUCIÓN DE LAS ENTREVISTAS DOCUMENTALES Colectivos

N.º de entrevistas

Instituciones públicas y privadas

9

• Instituciones públicas (central, autonómica y/o local)

3

• Asociaciones de afectados, fundaciones, etc.

6

Expertos

14

• Ámbito asistencial (médicos, psicólogos, etc.)

5

• Ambito social (asistentes sociales, animadores socioculturales, etc.)

4

• Ámbito laboral (orientadores profesionales, sindicatos, etc.)

3

• Ámbito de la seguridad vial

2

23

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

24

Prospectiva en las repercusiones y consecuencias de las víctimas de los accidentes de tráfico y sus itinerarios vitales El objetivo primordial buscado en esta fase es el de trazar los ejes donde se verte­ bra toda la problemática relacionada con la accidentalidad de tráfico y sus reper­ cusiones en las víctimas con graves lesiones, desde la perspectiva directa y perso­ nal de ellos mismos y de su entorno relacional más cercano. Más en concreto, se ha buscado ofrecer respuestas en diferentes direcciones: • Ahondar en las actitudes y comportamientos que mantiene la población afectada por la problemática analizada, aportando sus opiniones y valo­ rando su experiencia personal y los apoyos y ayudas recibidos. • Analizar el entorno relacional de la población objetivo en tanto que parte implicada de forma directa en las consecuencias de los accidentes de trá­ fico en la vida de los accidentados • Ejemplarizar la problemática descrita mediante la profundización biográfi­ ca en los itinerarios vitales seguidos por las personas que sufren una defi­ ciencia derivada de un accidente de tráfico. Para abordar estos objetivos se han utilizado tres técnicas cualitativas: entrevistas en profundidad, grupos de discusión e historias de vida. La entrevista en profundidad a los accidentados y su entorno relacional se ha uti­ lizado con el objetivo de acceder a la valoración de la problemática por parte de las víctimas directas de la misma. Esta herramienta posibilita la exploración de los contenidos de valor y actitudinales presentes en el hablar individual como reflejo conformado y conformable del decir social. La utilización de los grupos de discusión tiene como objeto profundizar en el en­ torno más cercano a la víctima y que configuran el colectivo de afectados indirec­ tos del accidente de tráfico. Este dispositivo de investigación permite poner en in­ teracción a un grupo de individuos que, a partir de un estímulo inicial, van trans­ formando sus opiniones personales en un discurso social asumido por el grupo y que pretende representar el sentir colectivo. Por último, las historias de vida son relatos biográficos en donde se recoge la ex­ periencia vital de los protagonistas, dando lugar a un documento autobiográfico a través del cual se describirán los cambios en las vivencias sociales y las prácticas cotidianas del accidentado. La distribución de las entrevistas y grupos realizados ha sido la siguiente:

OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

CUADRO N.º 3

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DISTRIBUCIÓN DE LAS ENTREVISTAS A AFECTADOS, FAMILIARES Y R E L A C I O N E S D I R E C TA S Colectivos

N.º de entrevistas

Accidentados

25

• Entrevistas en profundidad

15

• Historias de vida

10

Familiares y parejas

11

• Grupos de discusión

2

• Entrevistas en profundidad

7

Entorno relacional amplio (amistades, compañeros de trabajo)

2

• Grupos de discusión

1

• Entrevistas en profundidad

1

Con el fin de disponer opiniones que reflejen la pluralidad del colectivo, se esta­ blecieron cuotas en función del: • Tipo de lesión padecida: lesiones medulares, trastornos craneoencefálicos, daño cerebral, lesiones sensoriales y amputaciones. • Áreas geográficas: Madrid, Cataluña (Barcelona), País Vasco (Bilbao), Castilla-La Mancha (Toledo y Guadalajara), Andalucía (Sevilla) y Comunidad Valenciana (Valencia). • Tipo de persona: según relación familiar (solteras, casadas sin hijos, casa­ das con hijos), edad (jóvenes hasta 30 años y personas con edades supe­ riores) y género (varones y mujeres). • Hábitat de residencia: capitales y municipios no capitalinos. • Lugar de residencia: en el hogar familiar y en centros asistidos.

Análisis del impacto social de las consecuencias de los accidentes de tráfico en las víctimas y su entorno El impacto social de los accidentes de tráfico viene derivado de los niveles de ex­ posición de la ocurrencia y consecuencias de la misma. Diversas teorías confirman que el conocimiento de las consecuencias puede ser un elemento de prevención de las mismas. La inclusión en la investigación de una técnica de indagación del impacto mediá­ tico del colectivo investigado completa el enfoque integral y dinámico del estudio. La técnica aplicada es la denominada DIME (Diagnóstico de la Imagen Mediática), que se corresponde a un desarrollo interno de INMARK.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

26

Básicamente, consiste en la combinación de diversas técnicas de análisis de la co­ municación social (análisis semiótico, análisis del discurso y análisis estructural), que alcanza su expresión más formalizada en el diseño y realización de un análi­ sis de contenido sistemático y completo. Este tipo de análisis se aborda desde dos perspectivas: • Una perspectiva cuantitativa: se diseñó una ficha con las variables más im­ portantes consideradas y se registraron con el objeto de su posterior pro­ cesamiento estadístico. • Una perspectiva cualitativa: se realizó un análisis de contenido para ilus­ trar y complementar la información procesada de forma cuantitativa. El universo de la información ha venido constituido por un censo de todas las no­ ticias de la prensa escrita (periódicos, agencias y revistas) referidas a la rehabilita­ ción física, psicológica o social de los discapacitados físicos. Sobre la selección se insertaron todas aquellas que hacían mención específica a este colectivo y las que tomaban como referente al conjunto de discapacitados siempre y cuando incorpo­ raran posibles lesiones generadas en accidentes de tráfico, incluidas las lesiones ce­ rebrales. Quedaron excluidas las noticias cuyo tema eran las barreras físicas para el colecti­ vo de los discapacitados físicos, por considerar que se desvía del objeto de estudio de la investigación. En el análisis con el número de noticias el censo es de 188 noticias y en el análi­ sis del contenido de las noticias es de 145 informaciones. El período registrado ha sido el comprendido entre diciembre de 1999 y abril de 2000.

L O S AC C I D E N T E S D E T R Á F I C O

Y SUS CONSECUENCIAS: UNA

VISIÓN DE LA PROBLEMÁTICA

D E S D E L A P E R S P E C T I VA

DE LOS EXPERTOS

Introducción 2.1.

Tráfico y seguridad vial

2.2.

El accidente de tráfico en España como agente lesivo

2.3.

Los afectados por los accidentes de tráfico

2.4.

La respuesta social

2

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LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

2.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN

DE LA PROLEMÁTICA DESDE

D E L A P E R S P E C T I VA D E L O S E X P E R TO S

)

Introducción

)

El planteamiento de la investigación ha contemplado un análisis dinámico y se­ cuencial de la problemática de las personas que han sufrido un accidente de tráfi­ co y a consecuencia del mismo padecen en la actualidad graves secuelas derivadas del mismo. En una investigación como la que se presenta en este documento, parece básico

disponer de un gran marco contextual de la situación de los diferentes aspectos y

visiones que confluyen en el colectivo estudiado, de tal manera que permita cons­ tituir el soporte teórico básico para el desarrollo de la investigación.

Las informaciones que se recogen en las páginas siguientes provienen de la con­ junción de dos diferentes fuentes:

• Por un lado, de la realización de una profunda revisión bibliográfica, pu­ blicada o inédita respecto al tema abordado, procediendo a su agrupación

y sistematización.

• Por otro, recabando la opinión de profesionales y expertos que desarrollan

su actividad en el marco de la discapacidad y/ la accidentalidad del tráfico.

De esta manera, en este apartado se analizan las informaciones obtenidas y se ofre­ ce una visión externa de la problemática de las personas afectadas por un acciden­ te grave de tráfico desde una visión multidisciplinar, así como una caracterización

de los conceptos que aparecen presentes en el mundo del colectivo estudiado.

Los objetivos específicos a los que se intenta dar respuesta en este capítulo son los

siguientes:

• El tráfico en España: el valor de la conducción en la sociedad actual. • El accidente de tráfico: su contexto, caracterización y factores asociados a

la lesividad.

• Los lesionados en los accidentes de tráfico: perfiles y necesidades básicas

en diferentes áreas de intervención (legal, sanitaria, social, laboral...).

• La visión y percepción de las personas que han sufrido un accidente de

tráfico.

• Evaluar los servicios recibidos, los apoyos prestados y los déficits detecta­ dos en el transcurso vital de la problemática personal del colectivo.

29

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

2.1. Tráfico y seguridad vial

30

2.1.1. EL valor de la conducción en la sociedad actual

)

A lo largo de las tres últimas décadas, el acceso de los españoles a los automóviles y, por lo tanto, al mundo de la conducción se ha ido generalizando hasta alcanzar la casi totalidad de la población. Esta aseveración, que parece tan obvia, ha traído consigo una serie de consecuencias que hacen de la conducción actual un ejercicio absolutamente diferente del que podía hacerse en España hace treinta años. Teniendo en cuenta el poco tiempo que ha transcurrido desde que se generalizó el uso del coche, las posibilidades de que se transmitan de generación en generación ciertos usos y costumbres en la materia han sido bastante escasas, lo que ha difi­ cultado el aprendizaje e interiorización de algunos factores asociados a la misma. Nuestra sociedad está aún en proceso de asimilación de todos los aspectos que im­ plican los desplazamientos en automóvil: condiciones personales y ambientales, estado de las carreteras, mantenimiento del coche, consecuencias de una conduc­ ción arriesgada, ya sea por exceso de velocidad como por llevar a cabo acciones indebidas... parecen existir ciertas carencias en nuestra cultura de conducción. Pese a todo, las últimas promociones de conductores noveles, al contrario que sus antecesores, sí han tenido la oportunidad de conocer e interiorizar el mundo de la conducción a través de referentes familiares próximos. Esta posibilidad incide, de manera positiva la mayor parte de las veces, en la for­ mación vial de la persona, previa al momento de la obtención del carné de con­ ducir y, por lo tanto, en su conducta posterior.

«La formación que han recibido quizá sea mejor que la formación que han recibido los jóvenes de hace 15-20 años. Formación vial, porque ya cual­ quier chaval que se saca el carné de conducir tiene un referente próximo fa­ miliar de un conductor. Hace 15 años, todavía era probable que el padre no fuera conductor, que fuera el primer conductor de la familia. Al día de hoy es muy raro que el padre no haya sido conductor; y ya desde pequeños han te­ nido un ejemplo: en algunos casos bueno, en otros no tan bueno. Pero ya es­ tán más metidos en la motorización.»

Pero desde los años setenta se han producido otros cambios, además de la incor­ poración masiva de conductores: también ha cambiado la «filosofía de la conduc­ ción», que ha dejado de ser un lujo, o una acción asimilada a los momentos lúdicos o de ocio, y se ha convertido en una necesidad para una gran parte de la pobla­ ción, lo que se hace mucho más patente en las grandes ciudades.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

La obligación de cubrir largas distancias para desplazarse cada día al lugar de tra­ bajo y la débil cultura de transporte público existente en nuestro país han favoreci­ do enormemente el desarrollo del transporte privado y el lógico aumento de los flu­ jos de automóviles en las grandes urbes, así como en las carreteras que las unen con poblaciones de un «extrarradio» cada vez más amplio. Desde que conducir se ha convertido en una exigencia para un gran número de personas, el tiempo que se invierte en desplazarse desde el lugar de residencia a donde se desarrolla la labor profesional y viceversa es asumido como tiempo dedi­ cado al trabajo y, por lo tanto, la mayoría de las veces no resulta placentero, lo que provoca el intento de cubrir las distancias en el menor tiempo posible. A esto hay que añadir la merma de los reflejos, la facilidad para la distracción y el exceso de confianza que se pueden producir cuando se cubre habitualmente un iti­ nerario marcado de antemano y que raramente se trastoca. Si, además, se está re­ cién levantado o muy cansado, la atención del conductor disminuye y se multipli­ ca el riesgo de accidentes.

«Accidentes de tráfico no son sólo los que ocurren los fines de semana, o en

vacaciones, sino que un gran número de accidentes son accidentes de traba­ jo; de hecho, una de las primeras causas de muerte en nuestro país por acci­ dentes de trabajo son los accidentes de tráfico, en el camino de ida y vuelta

al trabajo o en las misiones encargadas por la empresa.»

En este aspecto, se puede diferenciar un estereotipo de conductor que es, además, uno de los que cuentan con un mayor riesgo de sufrir o provocar un accidente si nos atene­ mos a la siniestralidad urbana: el varón de más de 30 años, sano y con experiencia en la conducción, cuyo riesgo va ligado al número de horas que permanece al volante. En cierto modo, este perfil podría asociarse a la velocidad y al poder, y entenderse como un indicativo de status socioeconómico, aspectos que suelen estar implícitos en la sociedad de consumo y que son alimentados constantemente por la publicidad.

«Cuantas más horas al volante o al manillar, más riesgo se tiene. Y de hecho,

el que más se accidenta es el varón con este perfil. Efectivamente se asocia la

velocidad y el poder con la sociedad de consumo a la que estamos tan acos­ tumbrados y con la sociedad mercantilista, es verdad que damos mucha im­ portancia al vehículo, al volumen.»

Otro de los estereotipos de conductor es el del chico joven, que no conduce a dia­ rio pero sí cuando sale los fines de semana, con poca pericia en el manejo de un automóvil que, en numerosas ocasiones, no le pertenece.

31

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

32

Todo estas características hay que sumarlas, en muchas ocasiones, a la noche, la di­ versión y estimulantes como el alcohol u otras drogas. Aunque existen conductas de riesgo que se pueden presentar en todas las edades y resulta complicado definir unos patrones concretos para todos los conductores de un grupo de edad, sí se puede hablar de determinadas maneras de conducir y de estereotipos como la velocidad o la irresponsabilidad asociados no tanto a la ju­ ventud como a la finalidad de la conducción. «Pero hay determinadas conductas que se dan con mayor frecuencia: la ve­ locidad, que se pueda dar con mayor frecuencia al principio de la conduc­ ción, la irresponsabilidad propia de las actividades en las que desempeñan la conducción. No es lo mismo conducir para ir a trabajar, que para ir de copas por ahí, ya tú mismo estás predispuesto de otra forma; no es lo mismo ir tran­ quilo a tu casa sabiendo que te espera tu mujer y tu niño que ir con prisas sa­ biendo que te esperan tus amigos para irte de juerga. Es muy distinto.»

2.1.2. El contexto del tráfico: el concepto clásico del sistema de circulación Que el tráfico es un fenómeno social de primera magnitud es un axioma consen­ suado por toda la población. Buena prueba de ello es el gran número de estudios, investigaciones y publicaciones que abordan esta problemática desde múltiples en­ foques. El tráfico es un sistema complejo, integrado por múltiples elementos interdepen­ dientes que, en su conjunto e interacción, definen los escenarios donde se produ­ cen las situaciones más cotidianas. En efecto, los incidentes de tráfico tienen lugar por la confluencia de una multiplicidad de factores que pueden agruparse en tres fundamentales: • El factor mecánico, simbolizado en los vehículos u otros medios de des­ plazamiento mecánico (bicicleta, etc.), define el «arma» sobre el que des­ cansa el elemento de riesgo implícito e inherente del tráfico. Aspectos ta­ les como el estado del vehículo, antigüedad del mismo, elementos de se­ guridad o mecanismos de control, pueden y de hecho tienen una elevada influencia en la seguridad vial. • El factor estructural define el marco en el que se desarrolla la actividad vial. La amplitud y adecuación de las vías, el estado del pavimento, las se­ ñalizaciones, la anchura de las aceras, los elementos ornamentales y la ubicación de los mismos, y muchos otros aspectos que, individualmente o en su conjunto, condicionan e influyen en la movilidad y accidentalidad.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

GRÁFICO N.º 3 EL SISTEMA DE CIRCULACIÓN

• Por último, el tercer elemento del esquema expuesto, y el más importante, es el factor humano. El tráfico es «un fenómeno humano en su origen y de­ sarrollo, que se apoya y utiliza unos elementos materiales de acuerdo con unas posibilidades, unas aptitudes, unos conocimiento y en especial con una determinada actitud tanto individual como social». Una perspectiva más completa la aportan Enrique Carbonell y Luis Montoro, los cuales afirman1 que los accidentes, y con mayor amplitud, el comportamiento vial «está claramente influido por al menos los siguientes factores: entorno físico, facto­ res cognitivos y motivacionales, factores socioculturales y normativo legales».

2.2. El accidente de tráfico en España como agente lesivo 2.2.1. Características de los accidentes de tráfico

)

Los accidentes de tráfico constituyen en nuestros días un problema de enormes proporciones en los países más desarrollados, y originan gran número de pérdidas de vidas humanas, daños elevados a las personas e inmensas pérdidas económicas. Baker ha definido la causa del accidente de tráfico como «cualquier comporta­ miento, condición, acto o negligencia sin el cual el accidente no se hubiera pro­ ducido», por lo que se baraja un abanico de posibilidades en relación a la respon­ sabilidad del suceso. Si se acude al diccionario de la Real Academia de la Lengua

1

«Seguridad Vial en Europa». Papeles del Psicólogo, n.º 62.

33

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

34

Española, «accidente» se define como «suceso imprevisto que causa trastorno en la marcha normal o prevista de las cosas». De lo que se trata es de estudiar todas las posibles causas que producen los accidentes y procurar dejar el menor número de dichos sucesos a la imprevisión. El concepto de accidente de tráfico como algo fortuito debe ser descartada. Los ac­ cidentes responden a una serie de patrones en los que los grupos de población, el tiempo o el lugar tienen gran relevancia. Con independencia de las circunstancias asociadas a cada accidente concreto, en general, los accidentes de tráfico, como otros tipos de accidentes, presentan ciertas características que condicionan en gran medida su estudio y reconstrucción. En concreto, se pueden señalar: • Son acontecimientos inesperados. No es posible predecir el momento o el lugar en que se producen. • Suceden en intervalos de espacio y tiempo muy cortos. Una colisión pue­ de situarse entre 100 y 300 metros. Y los movimientos completos de los vehículos previos y posteriores a la colisión, relacionados con el acciden­ te, muy pocos segundos. • El sistema conductor-vehículo-carretera incorpora a la circulación normal un gran número de variables que permiten innumerables combinaciones entre ellas sin que se produzca un accidente. Cuando éste tiene lugar, alguna combinación entre las variables rebasó el umbral de circulación segura. Sin embargo, ha de reconocerse que, aunque los comportamientos peligrosos en tráfico son abundantes, estadísticamente, los accidentes son eventos relativamente infrecuentes. Algunos autores (Prieto Zamora, 1985) han ampliado el marco en el que se desa­ rrolla la seguridad del tráfico y el accidente hacia un concepto denominado el con­ flicto de tráfico. Los conflictos equivalen a accidentes fallidos o cuasi-accidentes, es decir, cual­ quier evento que se pueda producir durante la conducción como consecuencia de cualquier actuación o circunstancia insegura que podría haber conducido a un accidente pero que finalmente no ha conllevado ningún tipo de daños o le­ siones. Esta situación supone asumir la existencia de múltiples conflictos en el tráfico dife­ renciados por un continuo de gravedad. En esta idea, Hydén (1987) presentó un modelo, denominado «Modelo para la evaluación de la seguridad», en el que se desarrolla el continuo de gravedad partiendo de los eventos que se desarrollan inin­ terrumpidamente hasta los accidentes.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

GRÁFICO N.º 4

35

LA PIRÁMIDE DE SEGURIDAD (HYDEN, 1987) Accidentes Casi accidentes Conflictos leves Fatal

Conflictos potenciales

Heridos de gravedad Levemente heridos Daños materiales

Acontecimientos no interrumpidos

Fuente: «Seguridad Vial: del factor humano a las nuevas tecnologías». Varios autores, 1996.

2.2.2. Los factores de riesgo Al hablar de factores de riesgo, se hace referencia a las causas que provocan y mo­ tivan los accidentes de circulación para, desde su conocimiento, poder profundizar en sus posibles medidas preventivas. Al abordar los principales factores de riesgo que pueden incidir en la conducción y, por ende, en la siniestralidad, parece existir unanimidad a la hora de enumerar­ los: el factor humano, seguido a mucha distancia por la red vial y el parque auto­ movilístico. Según los expertos y la bibliografía consultada, más del 83% de los accidentes de tráfico serían imputables al factor humano, el 13% correspondería a problemas me­ cánicos y un 4% al estado de la carretera. Sin embargo, aun a pesar de esta realidad contrastada, la percepción que tienen los conductores españoles sobre su participación en los accidentes no parece estar to­ talmente asumida. En concreto, en un reciente estudio promovido por la compañía de seguros Línea Directa Aseguradora denominado «El conductor a examen», los resultados obteni­ dos corroboran la tesis señalada anteriormente. De hecho, los conductores españo­ les piensan que el componente humano influye en sólo el 61,5% de los casos, en tanto que elevan la responsabilidad de los factores mecánicos del vehículo hasta el 21,7%, y sitúan en el 17,8% al estado de las carreteras.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

36

GRÁFICO N.º 5 LOS FACTORES DE RIESGO DE LOS ACCIDENTES

100,0

83,0

80,0 61,5

60,0

Expertos Estudio LDA

40,0 21,7

17,8 13,0

20,0

4,0

0,0 Error humano

Estado de la carretera

Problemas del vehículo

Fuente: «El conductor a examen», Línea Directa Aseguradora, y elaboración propia sobre datos bibliográficos y opiniones de expertos.

Esta percepción induce a pensar que los propios conductores no son conscientes en su justo valor del papel humano en los accidentes, lo que en cierta medida pue­ de conducir a una mayor relajación en el proceso de conducción y, consiguiente­ mente, un incremento en el riesgo vial. Seguidamente se exponen los elementos de riesgo asociados a cada uno de los as­ pectos intervinientes en los accidentes de tráfico.

Causas imputables al factor humano Como se ha comentado anteriormente, el elemento humano constituye el principal factor de riesgo en los accidentes de tráfico en España. De hecho, en aproximada­ mente 8 de cada 10 accidentes las causas que los han desencadenado están rela­ cionadas con el comportamiento de los conductores y/o los peatones. Entre las causas imputables al factor humano, se pueden distinguir dos grupos: • Los que debido a su comportamiento antisocial, efectúan maniobras peli­ grosas o provocan infracciones a las normas de circulación, poniendo en peligro su vida y la de los demás. • Los que son consecuencia de un estado psicofísico, que pudiera ser la cau­ sa real de un comportamiento determinado. El hombre sería partícipe en el tráfico en una triple faceta de conductor, pasajero o peatón.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

La desatención, el sueño, el cansancio o las drogas suponen las razones más im­ portantes en relación con las causas del accidente provocadas por un conductor en lo que se refiere a su estado psicofísico. Otra variable a cuantificar serían los comportamientos incorrectos de los conductores durante la conducción, tales como la velocidad, los adelantamientos o los giros incorrectos. En los dos aspec­ tos tratados, se verían implicados tanto el conductor como sus posibles acompa­ ñantes o pasajeros. En lo que se refiere a los peatones, la forma más habitual de accidente sería la co­ lisión entre en vehículo y el peatón, lo que vulgarmente se denomina atropello. Suele producirse, como es normal, en vías urbanas, siendo el máximo perjudicado, también y por motivos obvios, el peatón. Según algunos datos estadísticos, entre los comportamientos incorrectos de los peatones destacaría sobre todo el cruzar fuera o a destiempo de la zona señalada.

CUADRO N.º 4 PRINCIPALES FACTORES Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO PEATÓN

• Irrumpir en la vía antirreglamentariamente. • No utilizar el paso de peatones. • No respetar las señales de peatones. • Andar por la calzada de forma antirreglamentaria. • Ir por el arcén. • Subir o bajar del vehículo.

CONDUCTOR­

Comportamiento incorrecto

PASAJERO

• No utilizar los cinturones de seguridad. • Conducir de forma distraída o desatento. • Velocidad peligrosa e inadecuada. • No respetar las señales de tráfico. • No mantener la distancia de seguridad. • Girar incorrectamente. • Invadir el sentido contrario. • Adelantar antirreglamentariamente.

Estado psicofísico

• Alcohol y drogas.

del conductor

• Sueño o somnolencia. • Cansancio y fatiga. • Preocupación.

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos de personas accidentadas en 1999 de la Dirección General de Tráfico

• Un factor de riesgo especialmente significativo es el consumo de alcohol y otras drogas. De hecho, los problemas de la salud relacionados con las drogas constituyen una de las principales preocupaciones para la salud pú­ blica de la mayor parte de los países de nuestro entorno.

37

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

38

Particularizando en el consumo de fármacos y otras drogas entre los conductores españoles, un estudio realizado en 19962 muestra lo habitual que es conducir bajo el efectos de sustancias psicoactivas. Según este estudio, casi la mitad (45,1%) de los conductores españoles consumió medicamentos en el último año y un 17,3% consumió fármacos de manera crónica. Más elocuente son los resultados proporcionados por la encuesta realizada en el estudio paneuropeo SARTRE sobre «La investigación de actitudes y comporta­ miento frente al riesgo vial de los conductores españoles». Según este estudio, el 21,8% de los conductores conducen al menos una vez a la semana, después de haber bebido.

Causas imputables al vehículo El vehículo es el instrumento puesto a disposición del hombre para facilitar su mo­ vilidad. Los principales vehículos implicados en los accidentes de circulación son los de dos ruedas (bicicletas, ciclomotores y motocicletas) y los de cuatro, espe­ cialmente los turismos. Según las últimas estadísticas, los fallos o defectos de fabricación de los vehículos son cada vez menores, debido a las constantes inspecciones técnicas (ITV) que de­ ben pasar y al desarrollo de una normativa cada vez más exhaustiva. En aquellos casos en lo que esto sucede, las causas del accidente suelen estar liga­ das al estado de neumáticos, amortiguadores o alumbrado. Particularizando especialmente en la figura del turismo como principal implicado en los accidentes, según los datos de accidentes de la Dirección General de Tráfi­ co correspondientes a 1999, casi una tercera parte de los siniestros se han produ­ cido por vehículos matriculados en los tres últimos años, presumiblemente debido al mayor número de kilómetros/año que realizan. En el cuadro 5 se sintetizan las principales causas imputables al vehículo, si bien debe señalarse que su incidencia en la accidentalidad durante el año 1999 es mínima.

Causas imputables a la vía La vía debe cumplir todas las exigencias en relación con su trazado, firme, ancho, o iluminación para minimizar el posible riesgo o peligro de la conducción.

2

Del Río y Álvarez: «Medication use by the Spanish driving propulation».

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

CUADRO N.º 5

39

PRINCIPALES CAUSAS IMPUTABLES AL VEHÍCULO • Fallos en ruedas: pinchazos, reventones o pérdida de la rueda. • Neumáticos gastados o en malas condiciones. • Frenos defectuosos o gastados. • Fallos en luces anteriores o posteriores. • Dirección defectuosa o rota. • Carga mal situada. Fuente: Elaboración propia sobre la explotación de la base de datos de vehículos accidentados de la Dirección General de Tráfico (1999).

Entre las causas imputables a la vía como causante indirecto de un accidente de tráfico, se podrían destacar: • Elementos fijos: que devengarían de la configuración de la vía, tales como rectas, curvas, cambios de rasante, adherencia o tipo de pavimento. • Elementos variables: tales como el nivel de luminosidad (día, noche, ama­ necer o atardecer) o las condiciones meteorológicas o ambientales (lluvia, nieve, viento, polución, polvo, etc.).

CUADRO N.º 6 PRINCIPALES TIPOLOGÍAS Y CAUSAS IMPUTABLES A LA VÍA CARACTERÍSTICAS DE LA VÍA

• Ancho de la vía. • Ancho de los arcenes. • Ancho de la mediana.

TIPO DE VÍA

Las más seguras

• Autovía. • Autopista.

Las más inseguras

• Carretera local. • Carretera comarcal. • Carretera nacional.

TRAMOS DE TRAZADO

• Cuanto más largos sean los tramos de carretera donde se efectúan los cambios de carril o adelantamientos, mayor será la seguridad de la maniobra.

INTENSIDAD DE TRÁFICO

• Cuanta mayor sea la intensidad del tráfico se incrementa la inseguridad, la dificultad en la conducción y como consecuencia los siniestros.

ILUMINACIÓN

Tramos horarios más seguros

• Día.

Tramos horarios más inseguros

• Noche. • Amanecer. • Atardecer.

Fuente: Factores de riesgo y medidas preventivas institucionales. Jesús Mª Oliveras Morales.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

40

Existen numerosas variables que pueden hacer que una vía sea más o menos peli­ grosa o tendente a accidentes de tráfico. En cuanto a las características de la vía, el ancho de ésta, la anchura de los arcenes o la anchura de la mediana, son impor­ tantes en relación con la seguridad y comodidad en la conducción. El tipo de vía sería también un elemento principal, ya que según las estadísticas de tráfico, el tipo de carretera con menor índice de peligrosidad es la de cuatro carriles, dos para cada sentido, divididos por un muro y con control de accesos. Entre otros factores que posibilitan la seguridad vial, deben destacarse igualmente la longitud de los tramos del trazado, la intensidad del tráfico y la iluminación.

2.2.3. La lesividad en los accidentes: una caracterización de las circunstancias que confluyen en los accidentados graves La accidentalidad en España Como complemento al apartado anterior, y con el fin de caracterizar las circuns­ tancias que confluyen en la accidentalidad se han analizado las bases de datos de accidentes y accidentados en España durante los años 1998 y 1999 procedentes de la Dirección General de Tráfico. La DGT maneja tres tipos de bases de datos, una de carácter general y otras dos centradas en personas y vehículos, respectivamente. A partir de la fusión de las tres bases de datos se ha obtenido una base de síntesis sobre la que se ha procedido a realizar el análisis de los datos. Así, la DGT tendría registrados para esos dos años un total de 466.157 accidentes, de los cuales algo más de un tercio no tuvieron repercusiones para las personas im­ plicadas en los mismos (35,7%), casi la mitad provocaron lesiones de carácter leve (46,7%), otro 14,7% de carácter grave —los cuales han descendido entre 1998 y 1999— y un 2,1% tuvieron resultado de muerte.

CUADRO N.º 7 D I S T R I B U C I Ó N D E L O S A C C I D E N T E S E N E S PA Ñ A S E G Ú N S U G R AV E DA D ( 1 9 9 8 - 1 9 9 9 ) 1998 n Muerto Herido grave Herido leve Ileso Se ignora Total

1999 %

n

Total %

n

%

5.032

2,17

4.891

2,09

9.923

2,13

35.589

15,32

32.730

13,99

68.319

14,66

106.713

45,94

111.011

47,46

217.724

46,71

83.272

35,85

83.108

35,53

166.380

35,69

1.669

0,72

2.142

0,92

3.811

0,82

232.275

100,00

233.882

100,00

466.157

100,00

Fuente: Dirección General de Tráfico.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Dadas las características de la presente investigación (el análisis de las personas con graves lesiones derivadas de los accidentes de tráfico) se ha considerado como universo de referencia los heridos graves, es decir, aquellos que por sus especifici­ dades son susceptibles de tener mayores secuelas a la hora de afrontar la reincor­ poración a la vida cotidiana tras el accidente. A los efectos del análisis hay que señalar que se han eliminado de la base final de heridos graves aquellos registros correspondientes a accidentados para los cuales no figuraba la lesión concreta que habían sufrido (4.222 individuos). Atendiendo a los datos de la base analizada correspondiente a los años 1998 y 1999, se puede destacar las circunstancias que confluyen en mayor medida en la ocurrencia de los accidentes de tráfico con heridos graves se da en: ✓ ✓ ✓ ✓ ✓

Personas sin defectos físicos conocidos (79,6%).

Entre 18 y 34 años (45,5%).

Varones (69,8%).

Residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes (61,9%).

Conducen en trayectos cortos (el 69,8% llevaba menos de 30 minutos

conduciendo). ✓ En el caso de los peatones, la mayor parte (64,9%) infringía las normas, fundamentalmente cruzando la calzada fuera de la intersección. ✓ En el 26,5% de los casos la velocidad no era la adecuada para las condi­ ciones existentes, si bien sólo en el 5,7% de los casos se sobrepasaba la velocidad establecida. ✓ El tramo horario en el que se registra un mayor número de lesionados gra­ ves es el comprendido entre las 18 y las 24 horas (el 26,9% de los heri­ dos). ✓ Uno de cada tres accidentados (35,4%) tuvieron el accidente en el fin de semana (sábado o domingo). ✓ El 73,7% de los accidentes con heridos graves se produce en carretera. ✓ La mitad de los heridos tienen el accidente en una vía convencional. ✓ Aun a pesar de la mayor peligrosidad de la noche, el 59,2% de los heri­ dos se accidenta en pleno día. ✓ Los factores atmosféricos tienen poca incidencia en los accidentes graves. En el 84,4% de los casos hacia buen tiempo. No obstante, cuando lloviz­ na, se incrementa el riesgo del accidente (9,0%). Una vez contextualizado el universo de análisis, y en base a los objetivos e interés del estudio, se procedió a caracterizar los accidentes graves en función de la loca­ lización de las lesiones. En el período considerado, lo más habitual es que estas le­ siones tuviesen repercusiones en la cabeza (21,6%) y las extremidades inferiores (18,5%), mientras que un 14,4% afectaron a todo el cuerpo del accidentado. Las menos habituales incidieron sobre abdomen, cara, cuello y espalda.

41

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

Hay que reseñar también que un 16,2% de los accidentes graves carecen de una identificación de las partes del cuerpo afectadas, por lo que estos registros no se tendrán en cuenta en el posterior establecimiento de las tipologías de lesiones.

GRÁFICO N.º 6 LOCALIZACIÓN DE LAS LESIONES EN LOS ACCIDENTES GRAVES ' ' ' ' ' '

21,4

18,1

15,5

9,4

6,4

3,7

3,7

3,6

2,4

16.0

1999 (Base: 30.677) Total (Base: 64.097)

21,8 21,6

19,0 18,5

13,3 14,4

8,9 9,2

7,2 6,7

3,8 3,7

3,9 3,8

3,4 3,5

2,5 2,4

16,5 16,2

'

Se ignora

Abdomen

1998 (Base: 33.420)

Extremidades inferiores

Cuello

'

Espalda

'

Cara

'

Pecho

Extremidades superiores

Todo el cuerpo

' Cabeza

42

Segmentación de las lesiones Metodología utilizada y criterios de segmentación El análisis pormenorizado de los accidentes graves en función de la localización de las lesiones responde al objetivo final del análisis que es establecer una serie de seg­ mentos de riesgo según su mayor exposición a determinado tipo de lesiones. Es de­ cir, lo que se ha intentado mediante el análisis de los datos de accidentalidad es, por un lado, determinar las variables que inciden en dicha accidentalidad para, poste­ riormente, pasar a considerar cuáles son los elementos que influyen en cada lesión. Se ha procedido a realizar un análisis de segmentación mediante la técnica CHAID (Chi Square Automatic Interaction Detection), técnica multivariante de clasificación que trabaja con grupos de sujetos que presentan características significativamente distintas en una o varias variables dependientes. Para establecer la segmentación, utiliza un algoritmo de cálculo mediante el cual va aislando las variables que, des­ de su significación estadística, resultan más determinantes en la identificación de los accidentes. Puesto que las variables que se van a introducir en el modelo de análisis son fun­ damentalmente categóricas, el algoritmo CHAID, basado en el estadístico O2 (ji­

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

cuadrado), resulta especialmente adecuado para la selección de los mejores pre­ dictores de la variable dependiente, es decir, la localización de las lesiones que de­ terminan la caracterización de un accidente como grave. Las variables incluidas que se han considerado relevante para el análisis han sido las siguientes: • • • • • • • •

Sexo. Edad. Posición en el vehículo en el momento del accidente. Accesorios de seguridad utilizados en el vehículo. Tipo de accidente. Infracciones del conductor. Infracción de velocidad. Tipo de vía.

A los efectos del análisis no se han incluido aquellos registros en los que no esta­ ba identificada la localización de la lesión. Características generales del árbol de segmentación obtenido Del conjunto de aspectos considerados en el análisis, la variable que resulta más determinante a la hora de establecer los tipos de lesiones es la posición en el ve­ hículo de la persona afectada. Esta característica establece tipologías diferenciadas especialmente relevantes para: • Los conductores y pasajeros en vehículos de cuatro ruedas (ya sean pasa­ jeros delanteros u otros pasajeros). • Los conductores de vehículos de dos ruedas. • Tanto los pasajeros de estos últimos vehículos como los peatones repre­ sentan grupos en sí mismos, los cuales se ven sobre todo afectados por le­ siones en la cabeza y extremidades inferiores (peatones) y extremidades superiores (pasajeros de vehículos de dos ruedas). A partir del segundo nivel de segmentación los grupos obtenidos resultan mejor discriminados por variables diferentes: • La variable determinante de las lesiones entre los ocupantes de la posición del conductor son los tipos de accidentes, y a partir de éstos, los acceso­ rios de seguridad y la edad del accidentado. • Mientras que para los ocupantes de la posición de acompañante del con­ ductor de vehículos de cuatro ruedas resultan más discriminantes los ac­ cesorios de seguridad disponibles en los vehículos y que estaban siendo utilizados en el momento del accidente, aunque posteriormente, entre los

43

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

usuarios del cinturón de seguridad, es nuevamente el tipo de accidente el que mejor caracteriza los diferentes tipos de lesiones. • Entre los otros pasajeros de vehículos de cuatro ruedas no parecen ser tan influyentes el tipo de accidente y los accesorios, y sí la edad y el sexo de los afectados. • Por su parte, las lesiones sufridas por los conductores de vehículos de dos ruedas se encuentran asociados en mayor medida con los accesorios de seguridad utilizados y las infracciones cometidas por el conductor. • El tipo de vía sólo parece haber sido un factor de exposición mayor para los peatones, los cuales resultan divididos en función de los accidentes en autopistas y autovías frente al resto de vías de circulación.

44

Grupos que definen la lesividad El análisis de segmentación realizado ha proporcionado 29 grupos de riesgo, para cada uno de los cuales se presentará a continuación una descripción detallada de las variables que mejor los caracterizan, así como el peso que representan respec­ to al universo investigado (heridos graves) y los mayores riesgos de lesión.

CUADRO N.º 8 TIPOLOGÍAS QUE CARACTERIZAN LOS ACCIDENTES CON HERIDOS GRAVES N

Principales características

% sobre total

Principales factores de riesgo

1

Conductores implicados en colisiones frontales y otros tipos de accidentes, con edades entre 18 y 34 años

3,2%

• • • •

2

Conductores implicados en colisiones frontales y otros tipos de accidentes, con edades superiores a 34 años

3,3%

• Pecho (15,9%)

3

Conductores implicados en colisiones frontolate­ rales o laterales, con edades entre 18 y 34 años

3,8%

• Cuello (8,9%)

4

Conductores implicados en colisiones frontolate­ rales o laterales con edades entre 35 y 54 años

3,0%

• Pecho (15,8%) • Cuello (7,5%) • Abdomen (4,4%)

5

Conductores implicados en colisiones frontolate­ rales o laterales con más de 54 años

2,0%

• Cabeza (27,5%) • Pecho (17,3%) • Abdomen (5,1%)

6

Conductores implicados en accidentes por coli­ sión por alcance o por colisión múltiple o en ca­ ravana

4,2%

• Cuello (10,5%) • Pecho (13,4%)

Todo el cuerpo (21,7%) Extremidades inferiores (25,3%) Pecho (10,5%) Cara (6,5%)

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

CUADRO N.º 8

45

TIPOLOGÍAS QUE CARACTERIZAN LOS ACCIDENTES CON HERIDOS GRAVES (Cont.) N

Principales características

% sobre total

Principales factores de riesgo

7

Conductores implicados en accidentes por coli­ siones con vehículos averiados/estacionados, con animales, por salidas de la calzada con despeñamiento o por otro tipo de salidas de la calzada (generalmente con choque con algún objeto)

2,2%

• • • • •

8

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que llevaban puesto el cinturón de seguridad (o se desconoce si utilizaban medidas de seguridad), con menos de 34 años

3,5%

• Cabeza (28,1%)

9

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que llevaban puesto el cinturón de seguridad (o se desconoce si utilizaban medidas de seguridad), con más de 34 años

2,5%

• Pecho (14,0%) • Espalda (6,6%)

10

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que no utilizaban ningún elemento de seguridad

2,1%

• Cabeza (42,4%) • Cara (7,9%)

11

Conductores implicados en atropellos de peato­ nes, vuelcos en la calzada y salidas de la vía con vuelco, que llevaban puesto el cinturón de segu­ ridad

4,0%

• • • •

12

Conductores implicados en atropellos de peato­ nes, vuelcos en la calzada y salidas de la vía con vuelco, que no utilizaban elementos de seguridad o se desconoce si los utilizaban

2,0%

13

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con vehículos estacionados/parados) o salidas de la calzada con despeñamiento, con edades entre 18 y 34 años

2,7%

• Cuello (8,6%) • Pecho (11,5%) • Abdomen (5,0%)

14

Acompañantes del conductor, que llevaban pues­ to el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con ve­ hículos estacionados/parados) o salidas de la cal­ zada con despeñamiento, con más de 34 años

3,8%

• Cuello (8,0%) • Pecho (19,2%) • Todo el cuerpo (19,7%)

15

Acompañantes del conductor, que llevaban pues­ to el cinturón de seguridad, implicados principal­ mente en salidas de la calzada con choque y en colisiones con vehículos estacionados/parados

2,2%

• Pecho (10,9%) • Espalda (6,2%) • Extremidades superiores (12,2%)

Todo el cuerpo (30,9%) Cara (6,8%) Cuello (6,5%) Pecho (10,9%) Espalda (7,3%)

Cabeza (34,3%) Cuello (6,9%) Espalda (6,4%) Extremidades superiores (13,1%)

• Cabeza (36,7%) • Espalda (7,0%)

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

46

CUADRO N.º 8 TIPOLOGÍAS QUE CARACTERIZAN LOS ACCIDENTES CON HERIDOS GRAVES (Cont.) N

Principales características

% sobre total

Principales factores de riesgo

16

Acompañantes del conductor, que llevaban pues­ to el cinturón de seguridad, implicados sobre todo en salidas de la calzada con vuelco, vuelcos en la calzada, colisiones con animales, atropellos a peatones y otras salidas de vía

2,1%

• Cuello (7,5%) • Espalda (9,9%) • Extremidades superiores (16,0%)

17

Acompañantes del conductor que no utilizaban medidas de seguridad en el momento del acci­ dente o se desconoce si las usaban

3,9%

• Cabeza (30,2%) • Cara (8,2%)

18

Mujeres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros

3,0%

• Cara (6,8%) • Espalda (7,9%) • Todo el cuerpo (24,8%)

19

Hombres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros

3,4%

• Todo el cuerpo (24,4%)

20

Pasajeros traseros y otros pasajeros con más de 34 años

3,5%

• • • •

21

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, que tuvieron una distracción como causa del accidente

2,8%

• Cara (6,8%) • Extremidades

22

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco y que circulaban o invadieron el carril contrario, giraron incorrectamente o no respeta­ ron las normas o señales

2,3%

• Extremidades superiores (12,9%) • Extremidades inferiores (45,5%)

23

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, y realizaron adelantamientos antirre­ glamentarios o sus accidentes no están asociados a ningún tipo de infracción

7,9%

• Extremidades superiores (18,0%) • Extremidades inferiores (40,0%)

24

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lle­ vaban casco, y que tuvieron accidentes como consecuencia de no mantener el intervalo de se­ guridad, no cumplir las indicaciones del semá­ foro/paso de peatones u otras infracciones

3,7%

• Extremidades superiores (15,9%) • Extremidades inferiores (31,3%) • Todo el cuerpo (24,6%)

25

Conductores de vehículos de 2 ruedas que no lle­ vaban ningún tipo de elemento de seguridad (cas­ co, etc.)

6,2%

• Cabeza (51,9%)

26

Conductores de vehículos de 2 ruedas de los que se desconoce si utilizaban algún tipo de medida de seguridad

2,2%

• Extremidades superiores (14,1%) • Extremidades inferiores (37,8%)

27

Pasajeros de vehículos de 2 ruedas

3,5%

• Extremidades inferiores (39,0%)

28

Peatones atropellados en autovías y autopistas

7,1%

• Cabeza (28,4%) • Extremidades inferiores (33,0%)

29

Peatones atropellados en el resto de vías de trán­ sito, principalmente vías convencionales

4,0%

• Cabeza (34,9%) • Extremidades inferiores (32,6%)

Espalda (8,4%) Abdomen (4,5%) Extremidades superiores (12,1%) Todo el cuerpo (23,5%)

GRÁFICO N.º 7 SEGMENTACIÓN DE LAS LESIONES SEGÚN SU POSICIÓN LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Tipo de lesión n = 53.719

Conductor (veh. 4r) n = 19.232

Colisiones frontales Otros accidentes n = 3.477

Colisiones frontolaterales y laterales n = 4.738

Colisión por alcance, múltiple o en caravana n = 2.239 Grupo 6

Copiloto (veh. 4r) n = 7.872

Colisión coches parados Salida calzada despeñ. n = 1.162 Grupo 7

Pasajero atrás (veh. 4r) n = 5.322

Sin elementos de seguridad n = 3.344 Grupo 25

Autopistas/Autovías n = 3.749 Grupo 28

Cinturón de seguridad n = 5.786

Menos de 34 años n = 3.442

Se desconoce si utilizaban elementos de seguridad n = 1.184 Grupo 26

Resto de vías, sobre todo vías convencionales n = 2.149 Grupo 29

Mayores de 34 años n = 1.775 Grupo 2

Entre 34 y 54 años n = 1.588 Grupo 4

Salida calzada con choque Colisiones veh. parados n = 1.201 Grupo 15

Mujeres n = 1.615 Grupo 18

Mayores de 54 años n = 1.085 Grupo 5

Salidas calzada con vuelco, vuelcos calzada, atop. peatón n = 1.116 Grupo 16

Hombres n = 1.827 Grupo 19

Cinturón de seguridad/ Se desconoce n = 3.255

Menos de 34 años n = 1.892 Grupo 8

Cinturón de seguridad n = 2.166 Grupo 11 Sin elementos de seguridad/se desconoce n = 1.073 Grupo 12

Peatón n = 5.963

Más de 34 años n = 1.880 Grupo 20

Menos de 34 años n = 2.065 Grupo 3

Atropellos de peatones Vuelcos en la calzada y salidas con vuelco n = 3.239

Pasajero (veh. 2r) n = 1.862 Grupo 27

Sin elementos de seguridad Se desconoce n =2.086 Grupo 17

Menores de 34 años n = 1.702 Grupo 1

Colisiones con vallas de defensa o con otros objetos n = 4.377

Conductor (veh. 2r) n = 13.468

Colisiones y salidad de la calzada n = 3.469

Menos de 34 años n = 1.454 Grupo 13 Más de 34 años n = 2.015 Grupo 14

Llevaba casco n = 8.940

Conducción distraída n = 1.488 Grupo 21 Invade carril contrario, giro incorrecto, no res. señales n = 1.254 Grupo 22 Adelantam. antirreglamentario Ninguna infracción n = 4.233 Grupo 23 No mantener distancia seg. No seguir indic. señal/semaf. n = 1.965 Grupo 24

Más de 35 años n = 1.363 Grupo 9 No utilizaba elementos de seguridad n = 1.122 Grupo 10

47

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

48

Características que tienen mayor incidencia en las lesiones graves Una vez definidas las variables y las tipologías presentes o que ejercen mayor in­ fluencia en la accidentalidad con resultado de heridos graves, seguidamente se pre­ sentan aquellas que tienen una mayor incidencia en cada uno de las lesiones pro­ ducidas en el accidente. CUADRO N.º 9 LESIONES EN LA CABEZA Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

25

Conductores de vehículos de 2 ruedas que no lle­ vaban ningún tipo de elemento de seguridad (cas­ co, etc.)

6,2%

51,94%

10

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que no utilizaban ningún elemento de seguridad

2,1%

42,4%

12

Conductores implicados en atropellos de peato­ nes, vuelcos en la calzada y salidas de la vía con vuelco, que no utilizaban elementos de seguridad o se desconoce si los utilizaban

2,0%

36,7%

CUADRO N.º 10 LESIONES EN LA CARA Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

17

Acompañantes del conductor que no utilizaban medidas de seguridad en el momento del acciden­ te o se desconoce si las usaban

3,9%

8,2%

10

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que no utilizaban ningún elemento de seguridad

2,1%

7,9%

18

Mujeres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros,

3,0%

6,8%

7

Conductores implicados en accidentes por colisio­ nes con vehículos averiados/estacionados, con ani­ males, por salidas de la calzada con despeñamien­ to o por otro tipo de salidas de la calzada (general­ mente con choque con algún objeto)

2,2%

6,8%

21

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, que tuvieron una distracción como causa del accidente

2,8%

6,6%

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

CUADRO N.º 11

49

LESIONES EN EL CUELLO Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

6

Conductores implicados en accidentes por colisión por alcance o por colisión múltiple o en caravana

4,2%

10,5%

13

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con vehículos estacionados/parados) o salidas de la calzada con despeñamiento, con edades entre 18 y 34 años

2,7%

8,6%

3

Conductores implicados en colisiones frontolatera­ les o laterales, con edades inferiores a 18 y 34 años

3,8%

8,2%

14

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con vehículos estacionados/parados) o salidas de la calzada con despeñamiento, con más de 34 años

3,8%

8,0%

CUADRO N.º 12 LESIONES EN EL PECHO Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

14

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con vehícu­ los estacionados/parados) o salidas de la calzada con despeñamiento, con más de 34 años

3,8%

19,2%

5

Conductores implicados en colisiones frontolatera­ les o laterales con más de 54 años

2,0%

17,3%

2

Conductores implicados en colisiones frontales y otros tipos de accidentes, con edades superiores a 34 años

3,3%

3,3%

4

Conductores implicados en colisiones frontolaterales o laterales con edades entre 35 y 54 años

3,0%

15,8%

9

Conductores implicados en colisiones con vallas de defensa/barreras u otro objeto material, que lle­ vaban puesto el cinturón de seguridad (o se des­ conoce si utilizaban medidas de seguridad), con más de 34 años

2,5%

14,0%

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

50

CUADRO N.º 13 LESIONES EN LA ESPALDA Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

16

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados sobre todo en salidas de la calzada con vuelco, vuelcos en la calzada, colisiones con animales, atropellos a pea­ tones y otras salidas de vía

2,1%

9,9%

20

Pasajeros traseros y otros pasajeros con más de 34 años

3,5%

8,4%

18

Mujeres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros,

3,0%

7,9%

7

Conductores implicados en accidentes por colisio­ nes con vehículos averiados/estacionados, con animales, por salidas de la calzada con despeñamiento o por otro tipo de salidas de la calzada (ge­ neralmente con choque con algún objeto)

2,2%

7,3%

12

Conductores implicados en atropellos de peato­ nes, vuelcos en la calzada y salidas de la vía con vuelco, que no utilizaban elementos de seguridad o se desconoce si los utilizaban

2,0%

7,0%

CUADRO N.º 14 LESIONES EN EL ABDOMEN Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

5

Conductores implicados en colisiones frontolatera­ les o laterales con más de 54 años

2,0%

5,1%

13

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados en algún tipo de colisión (a excepción de aquellas con vehículos estacionados/parados) o salidas de la calzada con despeñamiento, con edades entre 18 y 34 años

2,7%

5,0%

20

Pasajeros traseros y otros pasajeros con más de 34 años

3,5%

4,5%

4

Conductores implicados en colisiones frontolaterales o laterales con edades entre 35 y 54 años

3,0%

4,4%

2

Conductores implicados en colisiones frontales y otros tipos de accidentes, con edades superiores a 34 años

3,3%

4,3%

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

CUADRO N.º 15

51

LESIONES EN EXTREMIDADES SUPERIORES Grupo

% sobre total

% sobre el grupo

7,9%

18,0%

16

Acompañantes del conductor, que llevaban puesto el cinturón de seguridad, implicados sobre todo en salidas de la calzada con vuelco, vuelcos en la calzada, colisiones con animales, atropellos a pea­ tones y otras salidas de vía

2,1%

16,0%

24

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, y que tuvieron accidentes como conse­ cuencia de no mantener el intervalo de seguridad, no cumplir las indicaciones del semáforo/paso de peatones u otras infracciones

3,7%

15,9%

21

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, que tuvieron una distracción como causa del accidente

2,8%

15,5%

23

Principales características Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, y realizaron adelantamientos antirre­ glamentarios o sus accidentes no están asociados a ningún tipo de infracción

CUADRO N.º 16 LESIONES EN EXTREMIDADES INFERIORES Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

22

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco y que circulaban o invadieron el carril contrario, giraron incorrectamente o no respetaron las normas o señales

2,3%

45,5%

23

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, y realizaron adelantamientos antirre­ glamentarios o sus accidentes no están asociados a ningún tipo de infracción

7,9%

40,0%

27

Pasajeros de vehículos de 2 ruedas

3,5%

39,0%

26

Conductores de vehículos de 2 ruedas de los que se desconoce si utilizaban algún tipo de medida de seguridad

2,2%

37,8%

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

52

CUADRO N.º 17 LESIONES EN TODO EL CUERPO Grupo

Principales características

% sobre total

% sobre el grupo

18

Mujeres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros

3,0%

24,8%

24

Conductores de vehículos de 2 ruedas, que lleva­ ban casco, y que tuvieron accidentes como conse­ cuencia de no mantener el intervalo de seguridad, no cumplir las indicaciones del semáforo/paso de peatones u otras infracciones

3,7%

24,6%

19

Hombres con menos de 34 años, que viajaban como pasajeros traseros y otros pasajeros

3,4%

24,4%

20

Pasajeros traseros y otros pasajeros con más de 34 años

3,5%

23,5%

1

Conductores implicados en colisiones frontales y otros tipos de accidentes, con edades entre 18 y 34 años

3,2%

21,7%

2.2.4. Las políticas de actuación en la prevención de accidentes Un elemento en el que coinciden las diferentes fuentes consultadas es que las me­ didas preventivas deberían comenzar por el conductor o el peatón, a través de la concienciación y de la seguridad de que determinados comportamientos o actitu­ des en la circulación son muy peligrosos. Desde la absoluta percepción del riesgo y de las causas que se pueden derivar del mismo, sería el punto de partida de cual­ quier otro tipo de acción institucional. Desde hace algunos años se han desarrollado en España y Europa una serie de iniciativas tendentes a potenciar acciones en materia de seguridad vial. Partiendo de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos y Seguridad Vial de 1990, se han desarrollado posteriormente diferentes reformas legislativas de una normati­ va que en algunos aspectos se había quedado obsoleta. Por ello se reformó el Re­ glamento de Circulación en 1992, el Reglamento Sancionador, así como las tasas de alcohol en aire espirado de 1994. En 1997 se reformó la propia Ley y la pro­ mulgación del Reglamento General de Conductores, contribuyendo a dar res­ puesta satisfactoria a una realidad cada vez más dinámica y compleja. Planes de renovación del parque de vehículos, mejora de la red de carreteras o la intensifi­ cación de la publicidad en los medios de comunicación, son algunas acciones destacables al respecto.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

La accidentalidad tiene solución, es evitable en gran medida, por lo que habría que tener en cuenta la interacción entre la carretera, el factor humano, el vehículo y el control policial. En este sentido, se han mantenido diferentes acuerdos entre la Dirección General de Tráfico con distintas áreas de circulación de las diferentes provincias con mayo­ res índices de accidentes de tráfico: Almería, A Coruña, Barcelona, Huesca, islas Baleares, Lugo, Pontevedra y Soria. A través de estos acuerdos se intentó estudiar la situación de seguridad vial en estas provincias y proponer medidas para atajar los problemas detectados en cada una de ellas. Como resultados de los acuerdos se decidió aunar esfuerzos para la adopción de medidas de carácter general que me­ joren la seguridad de la circulación (Cuadro 18). Por último, cabe resaltar algunas de las medidas planteadas en la Unión Europea para intentar prevenir los accidentes de tráfico: • Evaluación del impacto sobre la seguridad en nuevas carreteras, a través

de estudios obligatorios sobre el impacto sobre la seguridad.

• Creación de auditorías de seguridad y gestión de la seguridad urbana. • Acción sobre la instalación de luces de día para automóviles y motos. • Mejoras en la normativa para regular el permiso de conducir a conducto­ res noveles.

• Límite superior de alcohol en sangre de 0,5 mil.

53

54

LAS MEDIDADES PREVENTIVAS DIRIGIDAS A MEJORAR LA SEGURIDAD DE LA CIRCULACIÓN

Relacionadas con la carretera • Mejora y refuerzo de la señalización en los tramos de carretera en que se hubieran detectado deficien­ cias en las mismas. • Implantar firmes drenantes, antideslizantes y rugosos como forma de mejorar la seguridad y ayudar a mantener la atención en la conducción rompiendo la monotonía de la circulación. • Mejora de los arcenes para permitir la circulación de ciclistas y peatones por ellos, manteniéndolos lim­ pios de vegetación. • Refuerzo de la señalización previa de curvas y pun­ tos peligrosos, limitando la velocidad con señales lu­ minosas y bandas sonoras. • Creación de áreas de descanso o de servicios, que faciliten la parada a los conductores. • Prever la existencia de ampliaciones de la platafor­ ma, que faciliten la ubicación de radares fuera de la calzada y estudio de posibles ubicaciones de cabi­ nas fijas en zonas peligrosas para el control de velo­ cidad. • Mejora de la señalización provisional en zonas de obras en fase de ejecución. • Implicar a los organismos titulares de las vías en la mejora de la seguridad vial de sus carreteras, me­ diante la firma de convenios de colaboración.

Relacionadas con el comportamiento del conductor y la vigilancia • Incremento de la presencia en carretera de agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, cubrien­ do determinados servicios con un solo agente, utili­ zando en la realización de tareas burocráticas a agen­ tes que ya se encuentren en la segunda actividad, y, en colaboración con la Dirección de la Guardia Civil, for­ mar patrullas de vigilancia que actuarán en carretera con Agentes de Tráfico y de las Comandancias.

Divulgativas y de conciencia • Sensibilizar a la sociedad de los riesgos de la circu­ lación y de los derivados de la comisión de conduc­ tas infractoras, así como reforzar las actividades orientadas a la formación vial infantil. • Intensificar las campañas de divulgación preventivas en temas relacionados con los riesgos de la conduc­ ción bajo influencia de bebidas alcohólicas.

• Utilización de vehículos dotados de paneles informati­ vos para avisar de la existencia de radares en la zona. Y ubicación de radares en cascada en tramos peligrosos.

• Elaboración de folletos informativos, en diversos idiomas extranjeros, sobre aspectos básicos de segu­ ridad vial para su distribución en las empresas de vehículos de alquiler.

• Modificación sobre la interpretación sobre el seguro obligatorio, de tal forma que se califique como san­ ción administrativa, ya que en la práctica se observa que en esta materia las sanciones previstas suelen te­ ner suficiente carácter ejemplarizante.

• Fomentar, mediante campañas concretas, el uso de material reflectantes que hagan más visibles durante la circulación de los ciclistas, así como la utilización del casco.

• Incremento de la colaboración entre Policías Locales para el mantenimiento de la disciplina vial en zonas li­ mítrofes de competencia. • Incremento del número de controles preventivos de al­ coholemia durante los fines de semana, dando a esta labor la mayor difusión posible. • Inmovilizar los vehículos denunciados por la no utili­ zación del casco de protección, hasta que se subsane la deficiencia.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

CUADRO N.º 18

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Las sugerencias de los «expertos» en materia de prevención Desde diferentes colectivos implicados en los accidentes de circulación, se insta a las instituciones con competencias en la materia a que caminen hacia un concep­ to más amplio de la prevención, que abarque toda una serie de factores que van mucho más allá de las Campañas de Concienciación y Educación. Desde esta perspectiva, el tema de la prevención debería ser multifactorial, exi­ giendo de manera más contundente que todos los conductores y peatones cumplan con sus obligaciones. Se insta a una mayor participación de todos los colectivos de alguna manera impli­ cados en la siniestralidad en las carreteras, tales como asociaciones de afectados o profesionales de la medicina. «Creo que todos los colectivos que tienen algo que decir, deberían participar;

insisto en que las campañas deben estar dirigidas y lideradas desde la Admi­ nistración, pero que es bueno que al mismo tiempo, las asociaciones de mi­ nusválidos, los profesionales de la medicina y desde cualquier otra institu­ ción u organismo, apoyen estas campañas y se organicen cursos y foros de

debate, y se divulguen medidas que promuevan que la gente sea más pru­ dente a la hora de conducir.»

Asimismo, se hace un llamamiento a la mayor sensibilización y participación de los medios de comunicación en la difusión de todos los factores de riesgo relativos a los accidentes. En este sentido, se enfatiza la importancia de que no se lancen men­ sajes generalistas, sino especialmente diseñados para los diferentes grupos de ries­ go. «Creo que los medios de comunicación tienen mucho que decir, porque nor­ malmente estas campañas se divulgan a través de los medios y el interés que

los medios le presten es fundamental. La televisión es un medio insustituible

porque une la información hablada con la imagen que es muy importante

por el impacto que causa; también otros medios como la prensa escrita, la ra­ dio, cualquier medio es bueno para que se haga difusión de lo que represen­ tan los accidentes.»

En relación a la formación que se imparte en las autoescuelas, desde los colectivos implicados en la prevención de los accidentes de tráfico se vierte una crítica sobre el actual modelo de enseñanza de las mismas, ya que parece estar demasiado cen­ trado en los aspectos descriptivos y memorísticos de las normas, y no tanto en el porqué de las mismas y las consecuencias de no cumplirlas.

55

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

56

También se sugiere la conveniencia de aplicar políticas de actuación destinadas a la rehabilitación de conductores reincidentes en conductas de riesgo, como com­ plemento de la retirada temporal del carné de conducir. Respecto a la implantación de nuevas normas tendentes a conseguir una mejora de la seguridad vial y reducir los índices de siniestralidad, se plantean dos líneas de actuación claramente diferenciadas: reducción de los límites de velocidad, para quienes creen en la posibilidad de la modificación de conductas, y reducción de la potencia de los automóviles, para los escépticos. En cuanto a la reducción de los límites de velocidad permitidos, estas medidas ya se han adoptado en otros países de Europa y la experiencia demuestra que están funcionando positivamente. «En cuanto a control de velocidad también, el índice de accidentes no baja, las lesiones son muy graves, y ves que la autocontención cuesta. Creo que en otros países lo han resuelto de una manera más contundente. Creo que la li­ bertad está muy bien; pero llega un momento en que la libertad no se utiliza bien. Nos autoperjudicamos.»

La reducción de los límites de velocidad unido a acciones punitivas es un plantea­ miento que parece estar dando buenos resultados en el Reino Unido, que es el segun­ do país de Europa, detrás de Suecia, en cuanto a índices más bajos de siniestralidad. Gran Bretaña cuenta con unos límites de velocidad más bajos que España y, sobre todo, con un sistema judicial por el que una infracción de tráfico puede llevar al conductor, con mucha probabilidad, ante un juez. Algunos expertos consultados no dudan de la efectividad de estas medidas, pero para adoptarlas en España deberían modificarse algunos aspectos de la regulación jurídica actual. «Las medidas restrictivas y punitivas funcionan, en otros países está demostra­ do que sí funcionan. Y aquí también funcionarían. Pero nosotros tenemos un sistema jurídico que es el nuestro, es el que hay, obviamente yo no lo hago y la DGT tampoco lo hace. Creo que la vigilancia es importante y el tener un sistema que castigue severamente a los que pongan en riesgo la vida de los demás pues es importante. La justicia social de la posibilidad de ser pillado haciendo alguna infracción y de sufrir una sanción severa es muy escasa.»

Ante tal dificultad, se propone también la reducción de la potencia de los coches, pero esta medida supondría casi una revolución de la filosofía de vida actual, ya que significaría guiarse por unos parámetros muy diferentes de los que rigen la so­ ciedad de consumo: haría falta un cambio radical de mentalidad.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

«Creo que a una persona le pones un vehículo que puede ir a 220 por hora,

y ya le puedes poner un límite de velocidad que se lo salta perfectamente.

Perdemos el control, la contención; yo pienso que no basta con las campa­ ñas de prevención; hay que hacerlo porque hay que introducir el concepto

de prevención y hay que intentar que la persona se autocontrole, pero hay

que hacer cosas más intensivas.»

Desde la mayor parte de los colectivos implicados en la problemática de los acci­ dentes de tráfico, se habla sobre todo del factor humano, pero también se alzan vo­ ces críticas que llaman la atención sobre la importancia del entorno: un entorno cada vez más complejo y que, sin embargo, no parece caminar parejo al esfuerzo por dotar a las personas de herramientas necesarias y suficientes para relacionarse de manera correcta con él. Para ayudar a que este cambio de mentalidad se produzca, sería necesario fomen­ tar el transporte público para que llegara a convertirse en la base del desarrollo de las comunicaciones. Esta línea de actuación, sin embargo, no deja de tener un ca­ rácter utópico, dado que parece chocar con intereses económicos establecidos y obligaría a replantearse el marco social actual y el significado del concepto de es­ tado de bienestar. «Fomentar el transporte público y penalizar el individual excepto en casos

puntuales. Pero claro, el sistema económico no está montado así. El consumo

de automóviles, el consumo de gasolina, los impuestos que se obtienen de la

gasolina, todas las industrias subsidiarias, las compañías de seguros, los hos­ pitales,... Hay unos intereses creados de economía, de estilo de vida. Hay

que plantearse si vale la pena. Un cambio de estilo, sistemas que sean soste­ nibles. Nos estamos equivocando, nos hemos tendido una trampa. Hemos

equivocado un poco el tema de la sociedad de bienestar; lo que es calidad

de vida. Lo que son los valores. Hay que hacer como una reconducción,

¿no?, porque nos jugamos muchas cosas importantes.»

2.2.5. Los sistemas de actuación tras los accidentes El que los efectos de un accidente sean de mayor o menor gravedad (y en algunos casos conduzca a la muerte o a la discapcidad) dependerá, lógicamente, de la in­ tensidad de la lesión, pero también en la acción específica sobre la secuela o de la rapidez y habilidad en la atención recibida en el momento del accidente. En este sentido, en España, el 60% de los fallecidos en accidente de circulación muere durante la primera media hora después de producirse el accidente, mientras

57

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

58

que ese porcentaje se reduce al 40% en Francia y al 20% en Estados Unidos. Esa diferencia se debe esencialmente al retraso con que llegan los equipos adecuados de socorro al lugar del siniestro. En esta línea, la asistencia sanitaria de calidad «in situ», es la estrategia más eficaz para reducir la mortalidad y mitigar la lesividad. La existencia de un sistema de emergencias médicas reduce la mortalidad entre un 20 y un 30%, según diferentes autores. En el gráfico siguiente se puede ver cómo la intervención sucesiva de los diferentes equipos antes de llegar al hospital, va interfiriendo en la curva de mortalidad espe­ rada, retrasando su ascensión y permitiendo, en consecuencia, salvar gran número de vidas.

CUADRO N.º 8 L A I N C I D E N C I A D E L A I N T E RV E N C I Ó N E N L A S C O N S E CUEN-

Fuente: «Seguridad vial y equipamiento de la carretera» Libro de Ponencias de las Jornadas Técnica Trafic 97. 20 al 24 de Oc­ tubre de 1997.

De la figura se desprende que no sólo el equipo medicalizado puede dar solución al problema, la actuación adecuada de las unidades de primera intervención (fuer­ zas del orden, bomberos, ambulancias) tiene un papel decisivo en los primeros mo­ mentos. Por ejemplo, en situaciones de paro cardiorrespiratorio los cuatro primeros minutos son vitales; la correcta movilización del accidentado puede evitar secuelas irreversibles, etc. No obstante, la actuación posterior al accidente es uno de los aspectos en los que se puede apreciar una mayor unanimidad entre los diferentes colectivos entrevista­

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

dos: la sensación generalizada es que los sistemas de atención de urgencia han evolucionado de manera muy positiva en las dos últimas décadas. Un aspecto fundamental es la evolución en la «cultura de la ayuda»: los conducto­ res están cada día más concienciados de los problemas que puede acarrear una movilización errónea y de que puede resultar mucho más seguro y efectivo avisar a los servicios de urgencias. En este sentido, el desarrollo de las comunicaciones también ha jugado a favor, ya que la popularización del uso del teléfono móvil permite contactar con los servi­ cios de asistencia sanitaria de urgencias casi en el momento mismo del accidente, lo que agiliza de manera importante la llegada de los profesionales.

«Hasta no hace muchos años, había un accidente, y lo primero que se le

ocurría a la gente era coger al herido, meterle en el coche y llevarlo al hos­ pital. Ahora, al día de hoy, a casi nadie se le ocurre porque llamas por el te­ léfono móvil y en poco tiempo tienes una UVI, perfectamente equipada, con

médicos y con los mejores sistemas para reanimar y mantener el soporte vi­ tal de esa persona y conseguir estabilizarla hasta el hospital.»

En esta mejora sustancial que han experimentado los servicios asistenciales han in­ fluido diferentes factores, tales como la ampliación de la red de hospitales, tanto públicos como privados, lo que supone una mayor cercanía a un punto de asisten­ cia desde casi cualquier lugar donde se produzca un accidente. Otro factor importante lo constituye la evolución positiva de los dispositivos de emergencias sanitarias, que cuentan cada día con mejores medios a su disposi­ ción (aunque este aspecto resulta todavía un tanto desigual, ya que depende de los presupuestos que se destinen a tal efecto en las diferentes Comunidades Au­ tónomas). Parece ser que las pautas de actuación están lo suficientemente estandarizadas, tan­ to en la asistencia en el lugar del accidente, como en el traslado de las víctimas y en los posteriores cuidados que recibe en el centro hospitalario. La extensión de la implantación de las normas generales de atención a los acci­ dentados graves en los centros sanitarios permite que éstos sean tratados por profe­ sionales lo suficientemente preparados y especializados como para que no empeo­ ren las heridas sufridas. En una ciudad como Madrid, los Servicios de Atención Médica de Urgencias (SAMUR) han alcanzado un tiempo medio de intervención de seis minutos, lo que supone un gran avance hacia la supervivencia de los accidentados.

59

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

60

Esta atención de urgencia rápida y de calidad está permitiendo no sólo salvar un mayor número de vidas sino también que la supervivencia de las víctimas se pro­ duzca en las mejores condiciones posibles. Tanto los primeros minutos en el lugar del accidente como las primeras horas en los centros hospitalarios resultan esenciales, ya que el paciente requiere que le sea realizado un diagnóstico certero lo más rápidamente posible. Esto es así porque lesiones que, en un principio, pudieran parecer de escasa grave­ dad pueden presentar complicaciones o pueden presentarse lesiones internas que no se aprecien a simple vista. «El demorar la asistencia puede causar fallecimiento del paciente, o en el mejor de los casos, si la asistencia tarda, pueden derivarse situaciones más incapacitantes, o situaciones de pérdida de capacidad, de pérdida de algún órgano como consecuencia de una demora en la asistencia. Aquí los minutos tienen un valor incalculable. Cuanto antes se acceda al centro, antes se diag­ nostique y antes se trate, mucho mejor, sobre todo para salvar la vida y ata­ jar las lesiones que en ocasiones su gravedad hace que tengan que ser ataja­ das inmediatamente.»

En la práctica, esta mejora en la primera asistencia, supone que consecuencias gra­ ves como traumatismos craneoencefálicos severos o lesiones medulares presenten mayores expectativas de supervivencia. Asimismo, la posibilidad de que le sea reimplantado el miembro a la persona que ha sufrido una amputación depende en gran parte de la rapidez con la que actúen los servicios de urgencia, aunque la probabilidad de recuperar ese miembro tam­ bién está en función del estado en que se encuentre y de la «limpieza» del corte sufrido en el accidente.

2.2.6. El marco social de los accidentes de tráfico Los accidentes de tráfico representan en España un relevante problema de salud pública, tanto por la importante morbi-mortalidad que producen como por los cuantiosos costes que generan. La incidencia de este fenómeno en la economía y en la sociedad es considerable. Algunos ejemplos ilustran su importancia: • Contribuye en una importante medida a la explotación de los costes de los sistemas sanitarios y de seguridad social.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

• Es perjudicial para la productividad de la economía y de las empresas. Son

muy elevada las horas de trabajo perdidas por estas causas.

• Dejan secuelas de orden psicológico en el entorno familiar y de amigos. • El coste de rehabilitación de señales de tráfico, ayudas de compañías de

seguros, reposición de los daños materiales, representa unas cantidades

cuantiosas.

• La población más afectada corresponde a los niños y jóvenes, datos muy

preocupantes si se tiene en cuenta que con el descenso de la natalidad, la

población tiende a disminuir.

Cuando se habla de costes, no sólo debe simplificarse la cuestión a una visión es­ trictamente económica, sino ir más allá y evaluar aquellos otros costes no mensu­ rables como son las pérdidas humanas, las secuelas de las mismas en las personas y el sufrimiento que acarrean en el entorno directo del afectado. Desde esta perspectiva, es realmente dificultoso llegar a estimar con un mínimo grado de exactitud los costes que suponen para la sociedad los accidentes de tráfi­ co. A la hora de realizar estimaciones al respecto se utilizan fundamentalmente tres diferentes métodos de valoración3: • Método de los Costes de Indemnización. Este método se basa en la cuan­ tificación y valoración monetaria de los recursos empleados para corregir

los efectos de un accidente. Permite considerar un numeroso grupo de fac­ tores, pero no la pérdida de capacidad productiva.

• Método del Capital Humano. A través del mismo se calcula el coste que

supone para la sociedad la muerte o la discapacidad de uno de sus miem­ bros, basándose en el valor del tiempo de trabajo o en el valor de la pro­ ducción del individuo. Incorpora la pérdida de producción (bruta y neta) y

el valor de los años de vida perdidos.

• Método de la Disposición a Pagar. Este método se utiliza fundamentalmente

para evaluar el coste de los elementos que no tienen un precio de mercado,

lo cual resulta altamente aconsejado para cuantificar el coste humano.

Diversos estudios han profundizado en los costes sociales de los accidentes de trá­ fico. Así, en un estudio realizado en 1993 por E. M. Brooks4 calcula unos costes so­ ciales totales (sin incluir las indemnizaciones por daños personales) de 811.137, 73 millones de ptas.

3 «Análisis económico de los estudios de vida: esternalidades y coste social». Coordinador: Francisco Javier Bra­ ña, 1997.

4 «Análisis de los costes por accidentes de tráfico en España en 1993». E. M. Brooks y S. Rubio. Escuela Nacio­ nal de Sanidad, MSP, 1994.

61

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

62

Otro estudio posterior realizado en 1995 por el Ministerio de Obras Públicas, Trans­ porte y Medio Ambiente, eleva dicha cantidad hasta 958.947,39 millones de ptas. En este sentido, la situación en España se sintetiza en las siguientes frases: • El coste humano se traduce en la cantidad de víctimas mortales, heridos graves, y heridos leves, así como la repercusión en su ámbito familiar y so­ cial en general. Se ha calculado que por cada muerto en accidente de trá­ fico se producen entre dos y tres lesionados con minusvalía permanente o definitiva. • En términos económicos y desde la óptica de la salud pública, los acci­ dentes de circulación suponen un gasto del orden del 1% al 2% del PIB. Los ingresos en hospitales por accidentes de circulación emplean más del 10% de las camas hospitalarias disponibles en el sistema de salud español. El coste económico de los accidentes de circulación se estima entre uno y dos billones de pesetas anuales, tras el cómputo de costes sanitarios, ma­ teriales, administrativos, sociales (pérdida de producción) y personales. • Más de 22.000 millones de pesetas han sido destinados a la realización de programas sociales en las distintas Comunidades Autónomas. En concreto, al Plan de Discapacitados se destina la cantidad de 600 millones de ptas. En cuanto a las compañías de seguros, cabe decir que el año 1998 arrojó un resultado agridulce para el ramo del automóvil. Mientras que el creci­ miento de la facturación del ramo se sitúa entre el 5% y 6%, el conjunto de coberturas ligadas al seguro del automóvil podría colocarse en torno a los 1,1 billones de pesetas. Únicamente los siniestros del automóvil vincu­ lados a los convenios CIDE/ASCIDE, en los que sólo se producen daños materiales y están implicados dos vehículos con diferencias de interpreta­ ción sobre la culpabilidad, suponen en torno a 3.400.000 ptas. al año. Con los antecedentes que se han analizado, referidos a los avances técnicos en ma­ teria de seguridad activa y pasiva de los vehículos, así como su potencia, la mayor cantidad de coches circulando, las mejoras en cuanto a asistencia sanitaria, etc., re­ sulta evidente que los costes sociales que se derivan de los accidentes de tráfico presentan cada día una cuantía económica más elevada, porque cada vez hay más accidentados graves, cuya esperanza de vida es más elevada y cuyos cuidados tam­ bién han ido evolucionando y se han encarecido. Una de las paradojas que provoca este encarecimiento del coste económico de los accidentes, debidos al mayor número de supervivientes, es que a las aseguradoras les resulta más barata la muerte de una persona que su supervivencia.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

«Muertes probablemente habrá cada vez menos, pero cada vez más tendremos

el riesgo de que si ahora con cinturones de seguridad, airbag, vehículos más re­ sistentes, sistemas sanitarios también más efectivos, que actúan más rápidamente,

etc., si ahora en vez de un muerto tenemos un superviviente, y este supervivien­ te está gravemente discapacitado, ¿qué estamos haciendo?, no estamos mejoran­ do nada. Aquella expresión de “es mejor estar vivo aunque seriamente tocado

que muerto”... Pero el impacto, el coste social de esto, es mucho más alto; esto

lo sabemos. Una compañía de seguros está mucho más tranquila con un muerto,

que le va a costar 3- 4 millones, que no con un discapacitado que va a tener de­ recho a unas indemnizaciones, que hay unos costes sociales y sanitarios.»

Aunque parezca difícil de asumir, es cierto que la cuantía económica de los heri­ dos graves resulta mucho más elevada que la de los fallecidos. Sin embargo, no se pueden analizar los costes exclusivamente desde el punto de vista económico, ya que el coste en vidas humanas no tiene precio. Desde el punto de vista de los gastos sanitarios, no son sólo los accidentados gra­ ves quienes engrosan las cuentas de gastos sociales, también hay que considerar los costes ocasionados por heridos menos graves, pero que conservan cierta discapaci­ dad, ya sea temporal o definitiva. Asimismo, hay que tener en cuenta que las personas que sufren secuelas discapa­ citantes «menos graves» forman la parte más sustancial del cómputo total de disca­ pacitados por accidentes de tráfico, así como de los costes laborales y sanitarios. «Una fractura complicada de rodilla, nadie, evidentemente, se muere de esto;

pero volver a una mínima actividad habitual... éstos no salen en ningún sitio.

Y, bueno, el retorno a la vida normal, esto no lo hemos estudiado demasia­ do, pero ahí sí que hay un impacto social, sanitario, económico, psicológico

brutal. Los más graves, en términos evidentemente parapléjicos, tetrapléjicos,

por decirlo así, son muy importantes; pero es que hay una parte tremenda,

que tiene un impacto sanitario y social tremendo, y que son éstos; y éstos son

la parte más sustancial de todos los discapacitados.»

Al respecto del coste socioeconómico de los accidentes de tráfico, la Dirección General de Tráfico ha realizado una investigación, a instancias de la Unión Euro­ pea, en la que se llega a la conclusión de que dichos costes rondan entre el 1,5 y el 2% del Producto Interior Bruto del país. En conclusión, los accidentes de tráfico resultan muy caros a todos los españoles, sobre todo atendiendo al coste en vidas humanas. Y cabe pensar, con la mirada puesta en el futuro, que son costes que, en gran medida, se pueden evitar.

63

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

64

«No es que salga caro tener un accidente; es que caro nos sale a todos los es­ pañoles, a todos los ciudadanos, que se produzcan accidentes. Le sale muy caro al que lo sufre, a ése le sale carísimo, porque en muchos casos se pier­ de la vida, que es el mejor bien que hay; pero luego ya haciendo una ex­ tracción de lo que es la vida, que es lo más valioso, si nos bajamos ya a las cosas más de detalle, pues sí, sale muy caro, pero sale muy caro para toda la sociedad. Es un coste además inaceptable, y también hay que pensar que es un coste que se puede fácilmente evitar» (E. n.º 18).

2.3. Los afectados por los accidentes de tráfico 2.3.1. Dimensionamiento y análisis del colectivo

)

Es difícil estimar la situación en España de las personas que padecen secuelas a causa de los accidentes de tráfico. Las consultas realizadas a través de diversas fuentes, e incluso las indagaciones efectuadas con diferentes asociaciones de dis­ capacitados señalan las lagunas existentes en esta materia y, ni ellos mismos, dis­ ponen de una estadística fiable de sus asociados. En este sentido, expertos en la materia subrayan que a pesar de la multiplicidad de las fuentes que aportan información sobre los accidentes, sus circunstancias y sus consecuencias en términos de morbimortalidad y discapacidad, las principales li­ mitaciones informativas no han experimentado ningún cambio sustancial en los úl­ timos años y se adolece de la falta de datos fiables. Esta limitación se extiende a la información de las altas hospitalarias, que no suelen cumplimentar el código co­ rrespondiente, con lo cual se hace imposible conocer la etiología de los traumatis­ mos y lesiones ingresados, a pesar de que suponen una de las primeras causas de hospitalización5. Algunos estudios realizados al respecto aportan indicios de la situación de las per­ sonas heridas graves por accidentes de tráfico. Sin embargo, estos estudios son par­ ciales o se encuentran contaminados por otros contenidos. Así, en la Encuesta Nacional de Salud de 19976, el 9% de los encuestados declara haber sufrido algún accidente en los últimos doce meses. La mayor parte de ellos (30%) se producen en el domicilio habitual del entrevistado, mientras que un 22% son accidentes de tráfico, siendo el porcentaje restante accidentes en la calle, en el trabajo u otros lugares.

5 6

«Accidentes». Ponencia presentada por A. Plasencia y S. Moncada, en el VIII Congreso SESPAS 1999. «Encuesta Nacional de Salud de España 1997». Ministerio de Sanidad y Consumo.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

GRÁFICO N.º 9

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FUENTES DE INFORMACIÓN SOBRE ACCIDENTES

ACCIDENTE

Compañías aseguradoras

Mutuas Patronales Acc. trabajo

Policia Local Tráfico

Juzgado

Centro Sanitario, Centro de A.P., Hospital

Registro mortalidad morbilidad

Cruz Roja

Registro Invalidez Seg. Social

Forense

nFuente: te: «Intervención comunitaria en educación vial en la Ciudad Elche». Tuells y J.otros. Ponencia el Seminario Internacio «Intervención comunitaria en educación vial en lade ciudad deJ.Elche». Tuells y otros.presentada Ponencia en presentada en el Semina­n y el entorno social: agentes, sectores opinión, medios de comunicación». Dirección General de T e «El joven rioconductor Internacional sobre «El joven conductor y eldeentorno social: agentes, sectores de Madrid, opinión,1995. medios de comunicación». Madrid, 1995. Dirección General de Tráfico.

Algo más de la mitad (55%) de los entrevistados que sufrieron un accidente tuvie­ ron que acudir a un centro de urgencias para ser atendidos y un 6,7% tuvo que ser ingresado en un hospital. Conjugando los datos de la Encuesta Nacional de Salud, con las cifras de acciden­ tes proporcionadas por la Dirección General de Tráfico, se ha llegado a estimar que en España por cada muerte por accidente de tráfico se producirían 14 ingresos hos­ pitalarios, 66 casos atendidos en urgencias y 80 casos que requieren algún tipo de atención sanitaria7. En este mismo artículo, se señala que en España, el 15% de las discapacidades se deben a traumatismos, la mitad de los cuales fueron resultados de un accidente de tráfico. Un reciente estudio realizado en Barcelona indica que, cada año, al menos dos de cada 1.000 habitantes presentan algún tipo de discapacidad temporal o permanen­ te como resultado de una lesión por accidente de tráfico8.

7 «Fármacos y conducción de vehículos». F. J. Álvarez, 1996. Referencias tomadas del capítulo «Las lesiones por accidente de tráfico en España: un problema de salud prioritario», de A. Plasencia y J. Ferrando. 8 «Discapacidades en una cohorte de lesionados por accidente de tráfico: incidencia y factores asociados». J. Fe­ rrando, A. Plasencia, C. Borrell, M. Orós y P. Arribas. Gaceta Sanitaria, 1995.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

66

No obstante, para poder establecer un mapa cuantitativo de la situación de las personas con discapacidades derivadas de un accidente de tráfico hay que re­ montarse a la «Encuesta Nacional de Discapacidades, Deficiencias y Minusvalías» de 1986. Según esta encuesta, en España había 83.229 personas que padecen deficiencias cuyo origen se encuentra en un accidente de circulación. Tomando como referente el total de personas con deficiencias, se puede afirmar, según los datos de esta en­ cuesta, que el 1,1% de los discapacitados españoles padecen su discapacidad por un accidente de circulación. Dentro de los mismos, el grupo más representativo es el formado por las personas entre 6 y 64 años (el 68,0%), en tanto que la incidencia en los menores de 6 años es muy reducida (sólo suponen el 0,6%).

CUADRO N.º 19 D I M E N S I O N A M I E N T O D E L A D I S CA PA C I DA D S O B R E V E N I DA A CONSECUENCIA DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Discapacitados a consecuencia de accidentes de tráfico Número de personas

% sobre total

% sobre total discapacitados en cada tramo

488

0,6

1.04

De 6 a 64 años

56.595

68,0

1.62

Más de 64 años

26.146

31,4

0.63

TOTAL

83.229

100.0

1.08

De 0 a 6 años

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la «Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y minusvalías», INE, 1986.

Atendiendo a un contexto geográfico, la problemática de los accidentes de tráfico en el colectivo analizado es más acusada en Andalucía y Cataluña, situándose Ma­ drid en un plano ligeramente inferior. No obstante, estos datos deben tomarse con la cautela que les confiere su escasa vigencia, ya que es previsible que en los últimos catorce años la situación habrá cambiado de forma notable. En este sentido, debe señalarse que en la actualidad se está realizando una nueva encuesta sobre discapacidades, deficiencias y minusva­ lías, estando previsto disponer en los próximos meses de sus resultados, lo que ofrecerá un mayor acercamiento a la situación, dimensionamiento y caracteriza­ ción del colectivo y su incidencia actual sobre el conjunto de la población. El conocimiento de estos datos permitirá a los organismos e instituciones compe­ tentes poder diseñar una política real y territorializada, tanto en programas como

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

en inversiones, dirigida a ofrecer soluciones y alternativas tendentes a mejorar la vida de este colectivo social.

2.3.2. Las repercusiones del accidente Las lesiones que se producen Volviendo nuevamente a la «Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Mi­ nusvalías» de 1986, el 74,1% de las personas discapacitadas a causa de los acci­ dentes de tráfico padecen una deficiencia física, frente al 19,2% que son sensoria­ les y el 5,9% psíquicas.

GRÁFICO N.º 10 LAS DEFICIENCIAS ORIGINADAS POR ACCIDENTES PSÍQUICAS Retraso mental Enfermedades mentales

Otras

SENSORIALES De la audición

De la vista

Lenguaje c/audición normal

FÍSICAS Apar. circulatorio

Apar. respiratorio

Apar. digestivo

Apar. genito-urinario

Sistema nervioso

Endocrino-metabólicas

Aparato locomotor Otras

MIXTAS Parálisis cerebral

Otras

5,9 1,1

2,7

2,1

19,2

7,3

11,5

0,4

74,1

2,1

1,2

0,4

0,5

2,7

0,3

66,0

1,0 0,8

0,4

0,4

0,0

20,0

40,0

60,0

80,0

100,0

Base: 82.757 personas

Fuente: «Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y minusvalías». INE, 1986.

Concretando un poco más en la lesividad que se deriva de los accidentes de tráfico, dos de cada tres discapacitados padecen lesiones en el aparato locomotor, frente al 11,5% cuyas secuelas del accidente se localizan en la vista y el 7,5% en la audición. El resto de las lesiones tienen una incidencia mucho menor, destacando entre las mismas las enfermedades mentales (2,7%) y las del sistema nervioso (2,7%). Desde una perspectiva más amplia, las lesiones más habituales que se producen después de un accidente de tráfico se recogen en el cuadro siguiente.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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CUADRO N.º 20 L A S L E S I O N E S F Í S I CA S M Á S H A B I T U A L E S D E S P U É S D E U N ACCIDENTE DE CIRCULACIÓN TIPOS DE LESIÓN

CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

Heridas

• Cortantes. • Con pérdida de sustancia muscular. • Punzantes. • Desgarros. • Con aplastamiento.

Quemaduras

• De primer grado. • De segundo grado. • De tercer grado.

Traumatismos oculares

• Contusiones causadas por objetos romos. • Heridas perforantes por rotura de parabrisas, gafas o cuerpos extraños.

Lesiones craneoencefálicas

• Fracturas de cráneo. • Conmoción cerebral. • Amnesia postraumática.

Lesiones de columna vertebral

• Lesiones en zona torácica o lumbar. • Lesión en zona cervical.

Lesiones toracicoabdominales

• En región torácica: contusión, compresión, fractura del tórax. • En región abdominal: hígado, riñón, bazo, cápsulas suprarrenales, páncreas o intestino.

Fracturas de pelvis

• Fracturas por compresión anteroposterior. • Fracturas por compresión bilateral. • Fracturas con cizallamiento vertical. • Fracturas del acetábulo.

Lesiones coxofemorales

• Luxación o fractura-luxación posterior. • Fractura-luxación central.

Lesiones de rodilla

• Fractura. • Luxación.

Lesiones en pierna o pie

• Fractura. • Luxación.

Lesiones en los miembros

• Fractura de la zona media de la diáfisis humeral.

superiores

• Fractura conminuta del olécranon. • Fractura del codo.

Fuente: Elaboración propia.

Desde el punto de vista de los expertos, las lesiones graves más habituales en víctimas de accidentes de tráfico se presentan inscritas en las tres grandes ca­ tegorías (física, psíquica y sensorial), sin bien se hace constar el carácter transversal de los traumatismos craneoencefálicos que puede tener repercu­ siones en la funciones físicas y sensoriales, además de los trastornos neuroló­ gicos.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Desde una perspectiva funcional, los expertos sitúan a los traumatismos craneoen­ cefálicos severos y las lesiones medulares como las lesiones más graves de los ac­ cidentes de circulación, ya que siempre ocasionan discapacidad, en mayor o me­ nor grado, de por vida. En este tipo de lesiones surge la discrepancia a la hora de situar a uno de ellos como el de mayor gravedad.

«Evidentemente, ante un TCE grave y ante una lesión medular grave, posible­ mente haya casos en que un TCE grave sea más grave; porque si es un lesio­ nado que está en coma, en estado vegetativo crónico, evidentemente es un

lesionado que está postrado en la cama y con ayuda de tercera persona para

todo, hasta para sus actividades de vida diaria mínimas. Sin embargo un me­ dular, a pesar de la gravedad, si la lesión medular es baja, un parapléjico,

pues puede hacer muchas cosas. Si es una tetraplejia, una lesión medular

alta, va a poder hacer menos cosas, pero siempre más cosas que un TCE gra­ ve. La gravedad depende de la intensidad del TCE y de la intensidad de la le­ sión medular.»

También se consideran de las más rigurosas las amputaciones, la cegueras y los grandes quemados. A partir de ahí, el resto de las secuelas se entienden como me­ nos graves, tanto las hemorragias internas y externas como las lesiones neurológi­ cas leves y las articulares o las fracturas múltiples de los huesos largos, que provo­ can rigideces o artrosis. El resto de las lesiones se consideran leves, como las fracturas que no dejan lesio­ nes articulares. En este nivel ya no se habla de discapacidades, sino, en todo caso, de secuelas que pueden ser anatómicas, pero no funcionales. Sin embargo, la ley exige igualmente su valoración.

CUADRO N.º 21 L A I N C I D E N C I A F U N C I O N A L D E L A S L E S I O N E S P R O D U C I DA S POR ACCIDENTES DE TRÁFICO Gravedad funcional

Tipos de lesiones Traumatismos craneoencefálicos severos. Lesiones medulares. Amputaciones. Cegueras. Grandes quemados. Hemorragias internas y externas. Lesiones neurológicas leves. Lesiones articulares. Fracturas múltiples de huesos largos.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

70

Los expertos consultados han señalado la existencia de varios factores que pueden influir en la evolución y posible rehabilitación de lesiones causadas por accidentes de tráfico: • La edad. Las personas mayores pueden sufrir pérdida de calcio en los hue­ sos, lo que determinaría una mayor fragilidad y posibilidades de ruptura (así como altas dificultades en soldarse), a lo que se une un debilitado es­ tado físico y disminuida capacidad de recuperación del organismo. • El sexo del lesionado. Las mujeres tienen una estructura ósea más frágil, especialmente tras la menopausia. • La fractura de las extremidades inferiores conlleva una rehabilitación más larga y compleja que las superiores, y la pérdida de sus funciones resulta más invalidante. • Los viandantes, al recibir el choque directamente, sin ninguna protección, tienen altas probabilidades de sufrir graves lesiones.

Las lesiones medulares La lesión medular es uno de los traumatismos que pueden producir un mayor nú­ mero de discapacidades y su ocurrencia está fuertemente ligada a los accidentes de circulación. De hecho, según un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca9, en el 54,8% de los casos la lesión ha venido pro­ ducida por un accidente de tráfico. Sus secuelas no sólo son físicas, sino también entran en juego otras, tales como las interpersonales o las emocionales. Se puede definir la lesión medular como una contusión, compresión, laceración o transección del cordón medular que da como resultado una pérdida de las funcio­ nes neurológicas por debajo del nivel de lesión. Es uno de los traumatismos que mayores limitaciones producen, ya que sus secuelas son permanentes. Cuanto más cerca de la cabeza se produzca la lesión más incapacidad se deriva de ella, así como dependiendo de si la médula ha quedado seccionada total o par­ cialmente. De manera que una lesión, cuanto más baja y más incompleta sea, me­ jor pronóstico presenta y más posibilidades tiene la víctima de alcanzar un mayor grado de autonomía personal. La lesión medular ocasiona al accidentado una serie de cambios, algunos de agu­ da resonancia interpersonal. Las secuelas puedan variar dependiendo de la intensi­ dad del traumatismo en parálisis de los miembros inferiores y superiores, de los de­

9 «Perfiles diferenciales interpersonales en personas con lesión medular traumática». E. Felipe Castaño y A. Ávila Espada. Mapfre Medicina, vol. 10, n.º 3, 1999.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

dos de las manos y pies, del sistema respiratorio, acompañados de una pérdida de las funciones intestinales y del control vesical.

«La lesión medular es un síndrome; y un síndrome en medicina es un con­ junto de síntomas y alteraciones. Como consecuencia de una lesión medular,

no solamente hay una falta de movilidad en las piernas; hay alteraciones de

la sensibilidad, alteraciones respiratorias, digestivas, sexuales..., de todo tipo,

y todas hay que intentar prevenirlas y tratarlas en caso de que aparezcan.»

Igualmente, los afectados por este tipo de lesiones son un grupo de alto riesgo a la hora de sufrir problemas psicológicos en tres áreas de su vida de relaciones: perso­ nal, social y familiar. Las lesiones medulares más frecuentes que se derivan de los accidentes de circula­ ción se recogen en el cuadro siguiente.

CUADRO N.º 22 LESIONES MEDULARES MÁS FRECUENTES

CERVICAL

COMPLETAS

INCOMPLETAS

PENTAPLEJIA

TETRAPARESIA

TETRAPLEJIA DORSAL O LUMBAR

PARAPLEJIA

PARAPARESIA

Las características que definen a cada una de ellas son: • La pentaplejia, aunque este término no está generalizado, consiste básica­ mente en una tetraplejia pero muy alta, que provoca, entre otras secuelas, problemas de respiración en quien la sufre. Además, estas personas sólo tienen movilidad en los ojos y están «sujetas» a una especie de respirador mediante el que dan órdenes soplando (así manejan, por ejemplo, su silla de ruedas). • La tetraplejia es una lesión medular completa a la altura de las cervicales, pero dependiendo de qué cervical esté dañada, la víctima va a conservar mayor o menor movilidad: tetraplejia no significa necesariamente no con­ servar el movimiento de los miembros superiores ni cierta funcionalidad en los órganos que se encuentran por debajo del cuello. Cuanto más baja sea la lesión cervical, más posibilidades tiene la víctima de mover brazos, muñecas, manos y dedos.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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• La paraplejía es una lesión medular que se produce a la altura de las dor­ sales o lumbares y que impide la movilidad de las extremidades inferiores y suele afectar también a la vejiga y las funciones sexuales y reproductoras. • La tetraparesia y la paraparesia son lesiones medulares incompletas, lo que permite conservar cierta movilidad y funcionalidad de algunos miem­ bros y órganos por debajo de la lesión, por lo que se consideran menos graves. Afortunadamente, gracias a las mejoras (tanto en tiempos de actuación como en medios) en materia de prevención secundaria, es decir, en la primera atención sa­ nitaria que reciben las víctimas de accidentes de tráfico, cada vez son más fre­ cuentes las lesiones incompletas.

Los traumatismos craneoencefálicos (TCE) y lesiones cerebrales Frente a las lesiones medulares, presentes desde que se empezaron a utilizar los au­ tomóviles, el traumatismo craneoencefálico severo constituye una lesión relativa­ mente nueva, en parte por la velocidad más elevada a la que se conduce y en par­ te porque hasta hace una década aproximadamente este tipo de víctimas no sobre­ vivía. Diversos expertos consideran que el daño cerebral está constituyendo en la actua­ lidad lo que algunos autores llaman la «epidemia silenciosa». Algunos datos ilus­ tran la importancia de esta lesión: ✓ En estos momentos tres de cada 1.000 habitantes sufren al año un TCE que requiere atención médica. ✓ El 70% de todos los TCE que se producen en España provienen de acci­ dentes de tráfico. ✓ La franja comprendida entre los 18 y 35 años es el principal grupo de riesgo. ✓ En la actualidad es una lesión predominantemente masculina10, aunque el hecho de que el número de mujeres que conducen sean cada vez mayor está disparando la incidencia de las mismas. ✓ En España, por accidentes de tráfico, laborales y deportivos, se registran anualmente de 20.000 a 30.000 TCE que necesitan hospitalización. El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una agresión sobre la cabeza que produ­ ce una lesión en el cerebro que puede alcanzar diferentes grados de intensidad.

10 Según datos de la Asociaci;on Catalana de TCE, el 87% son varones, mientras que el número de mujeres as­ ciende al 13%.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

La característica de esta lesión, y a su vez su gran problema, es su carácter trans­ versal, afectando tanto a las esferas física y cognitiva de la persona, como a su comportamiento y control emocional.

«El daño cerebral afecta cada día a un número más importante de personas,

además, cada día más a gente joven, que son grupos más vulnerables y afec­ tados por los accidentes de tráfico, y que compromete al cerebro, y el cere­ bro es el gran órgano que nos gobierna, que nos dirige, que organiza y pro­ grama nuestra conducta, nuestro comportamiento, etc.»

En la esfera física se registran alteraciones en la movilidad general (silla de ruedas, problemas de equilibrio, coordinación, lentitud...) que en muchos casos, se une a problemas de rigidez en brazos o piernas, limitación de movimientos y pérdida de fuerza y movilidad. En el capítulo de los posibles problemas psíquicos de los afectados por un TCE, és­ tos suelen ser muy diversos. Destaca la pérdida del lenguaje, problemas de atención y concentración, pérdida de memoria, dificultades para el aprendizaje, deterioro de la capacidad de razonamiento, etc. Puede, a veces, desembocar en alteraciones emocionales como la depresión, impulsividad exagerada, ansiedad, descontrol emo­ cional y comportamental, agresividad... En buena parte de los casos, las secuelas físicas no son demasiado evidentes, pero las secuelas psicológicas pueden resultar muy invalidantes, porque van a impedir, entre otras cosas, una integración social y laboral adecuadas. De hecho, algunos

CUADRO N.º 23 NECESIDADES BÁSICAS DE LOS LESIONADOS CEREBRALES SANITARIAS

• Unidades de Daño Cerebral intermedias entre la UCI y la planta. • Servicio de Rehabilitación Especializado cuando estén médicamente estables. • Equipo de Rehabilitación Multidisciplinar al salir del coma. • Centros Especializados para rehabilitación y después del alta médica y hospitalaria.

EDUCATIVAS

• Equipo multidisciplinar de pedagogos, psicólogos, profesores, etc. • Centros de Educación Especial. • Profesorado de Apoyo en Centros Normalizados.

REINSERCIÓN SOCIO-LABORAL

• Centros de Día para los casos en los que no sea posible la reinserción laboral. • Residencias Asistidas donde se preste una rehabilitación de empleo.

Fuente: Minusval, n.º 116.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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estudios señalan cifras de desempleo en estos colectivos que superan el 70% siete años después de haber sufrido el accidente. Esta situación genera una serie de necesidades para este colectivo que abarca des­ de las puramente sanitarias, a las educativas y de reinserción sociolaboral.

Las amputaciones Las amputaciones constituyen una de las consecuencias graves más habituales en los accidentes de circulación. Cuando la víctima tiene un siniestro con el coche, lo más usual es que la amputación se produzca por encima de la rodilla, mientras que si el accidente es de moto, lo más frecuente es que ésta sea tibial. Son los atropellos los que suelen producir amputaciones a mayor altura, llegando a provocar incluso desarticulación de cadera. La amputación de brazos, a distintas alturas, es menos frecuente en siniestros de circulación, dándose sobre todo en ac­ cidentes laborales. En el cuadro siguiente, se pueden observar, en negrita, las amputaciones más fre­ cuentes producidas por accidentes de circulación.

CUADRO N.º 24 LOS PRINCIPALES TIPOS DE AMPUTACIONES AMPUTACIONES DE MIEMBROS INFERIORES

AMPUTACIONES DE MIEMBROS SUPERIORES

METATARSIANA

DESARTICULACIÓN DE MUÑECA

TRASMETATARSIANA

ANTEBRAZO

CHOPAR

DESARTICULACIÓN DE CODO

DESARTICULACIÓN DE TOBILLO

HÚMERO

INFRACONCILIAR

DESARTICULACIÓN DE HOMBRO

DESARTICULACIÓN DE RODILLA SUPRACONCILIAR

DESARTICULACIÓN CADERA

Politraumatismos En los últimos tiempos no sólo se asiste a la aparición cada vez más frecuente de víctimas politraumatizadas, sino que también se aprecia la aparición de una serie de lesiones combinadas que demandan tratamientos y abordajes desconocidos has­ ta ahora.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

«Las lesiones que se originan son muy graves, no responden a los patrones

característicos de lesiones que hasta ahora venían en los libros, porque en

muchos casos son traumatismos a alta velocidad que originan múltiples frac­ turas, daño cerebral, lesiones muy graves, lesiones medulares, amputaciones

de miembros. Y no suelen originar una sola lesión, sino que originan varias.»

Los politraumatismos pueden llegar a generar situaciones gravemente invalidantes, como la combinación de lesiones cerebrales y medulares, lesiones cerebrales y ce­ guera, etc. Pero es necesario indicar que el grado de invalidez de una persona de­ penderá en gran medida de las características de su lesión y las consecuencias que se deriven de la misma.

2.3.3. La vivencia personal y el entorno próximo Las etapas de reacción ante las secuelas de un accidente de tráfico y su impacto en la salud Partiendo de la base de que, hasta el momento del accidente, la mayor parte de los afectados disfrutaba de una existencia normalizada, esta circunstancia clave en su vida originará, cuando menos, una crisis en su estilo de vida que afectará a todos los aspectos que constituyen su identidad como ser social. Los accidentes de tráfico suponen, en primera instancia, una grave agresión a la in­ tegridad física de la persona, originando en ella importantes lesiones y, en segundo lugar, representan un fuerte envite a su integridad mental, debido al impacto emo­ cional de situaciones tan traumáticas. La superación de este fuerte impacto emocional requerirá de todos de los recursos que sea capaz de desarrollar la persona afectada.

«En términos mentales, el accidente de tráfico sitúa a la persona ante una ex­ periencia límite, cuya probable resolución le exigirá dedicar gran parte de sus recursos y energía al afrontamiento de ésta.»

La normalización, siempre relativa, de las secuelas del accidente por el lesionado y su entorno, atraviesa una serie de fases que los profesionales de la psicología han venido definiendo de manera muy similar y que se identifican muy sucintamente en el cuadro 25. Tras el fuerte choque inicial, tanto el lesionado como sus familiares más cercanos suelen atravesar una fase de negación que, en función de sus conocimientos, ni­

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ETAPAS DE REACCIÓN A LAS SECUELAS DEL ACCIDENTE Fases

Comportamientos asociados ✓ Impacto emocional.

Shock o conmoción inicial

✓ Desconocimiento. ✓ Angustia.

Negación o inhibición defensiva

✓ Hiperactividad familiar. ✓ Búsqueda de soluciones imposibles.

✓ Reconocimiento de la evidencia. Cólera y/o duelo

✓ Preguntas sin respuestas. ✓ Autoculpabilidad.

Depresión

Adaptación

✓ Ausencia de expectativas. ✓ Disminución de autoestima.

✓ Cambios de personalidad. ✓ Búsqueda de salidas adecuadas a la nueva situación.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

CUADRO N.º 25

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

vel cultural y poder adquisitivo, les impulsa a llevar a cabo todo tipo de iniciati­ vas orientadas a la posible recuperación total del mismo (pedir la opinión de otros profesionales, buscar diagnósticos en centros extranjeros, someterse a ope­ raciones de dudoso resultado, etc.), para finalmente rendirse a la evidencia de la lesión.

«Creo que la gente que tiene más nivel cultural y más conocimiento de que

hay más centros, de que hay investigaciones en marcha, de que incluso en el

extranjero hay centros especiales, pues es la gente que, con más dinero, tie­ ne menos reparo en asumir un gasto para intentar otras posibilidades. Hay

otras personas que por carencias de medios o por el choque emocional no

buscan más alternativas. Se conforman con haber salido con vida y con tener

posibilidad de rehabilitarse.»

Comienza en ese momento una etapa de cólera, de rebeldía contra las circunstan­ cias, de preguntarse una y otra vez «¿por qué me ha pasado esto a mí?», sin en­ contrar la respuesta. En esta fase, se pueden albergar incluso sentimientos de culpabilidad, tanto por parte del lesionado, si ha causado perjuicios a otras personas, como por parte de sus familiares.

«En algunos se presentan sentimientos de culpabilidad, en algunos lesiona­ dos, en algunos familiares. Tenemos algún caso de un familiar que se le ha

accidentado un hijo con una moto. Si tus padres te facilitan que tengas moto

y luego, te accidentas, pues pueden aparecer sentimientos de culpabilidad.

Los hemos vivido aquí.»

Es igualmente en esta etapa en la que se elabora lo que se denomina el duelo, que se define como el impacto emocional que produce en las personas el hecho de perder a alguien o algo importante en la vida. Es necesario elaborar el duelo para que el lesionado llegue a ser totalmente cons­ ciente de lo que le ha pasado y, a partir de ese momento, pueda empezar a luchar por seguir adelante y recuperar las riendas de su proyecto personal. En este sentido, los expertos consultados han indicado una serie de factores que pueden ayudar a la elaboración y superación del duelo: la percepción de proximi­ dad de los allegados, la oportunidad de expresarse, o la presencia de un amigo o confidente pueden contribuir a disminuir los efectos negativos asociados a las se­ cuelas del accidente.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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Sin embargo, el factor que parece influir de manera determinante en la manera de afrontar el duelo es el de la edad. En líneas generales, los profesionales tienen la impresión de que a mayor edad más difícil resulta el afrontamiento de la lesión. Asimismo, depende de la edad el desigual apoyo familiar que parecen recibir los afectados, lo que puede contribuir a acentuar las diferencias.

«Lo mismo ves personas mayores que lo llevan muy mal, la gente mayor lo lleva muy mal generalmente, también puede ser que el apoyo familiar en la gente mayor sea peor, que a un joven siempre se le protege más. Das por su­ puesto que la gente mayor tiene que tener problemas y hay igual menos apo­ yo familiar. Igual la gente joven tienen mayor protección familiar, que a ve­ ces no es bueno, porque a veces cuesta despegar a la familia y que los dejen solos, y de estar solos depende lo que él consiga, eso es fundamental.»

A tenor de la opinión de algunos expertos, también se afronta de distinta manera dependiendo del género del lesionado, asociado en cierta medida a los roles tradi­ cionales que desempeña cada sexo en la sociedad: los hombres se van a preocupar más por la dificultad o imposibilidad de obtener un empleo remunerado, mientras que para las mujeres la mayor preocupación puede estribar en la dificultad de lle­ var adelante una familia, de criar unos hijos. La siguiente fase vendría determinada por la depresión, en la que parece desapare­ cer cualquier expectativa de futuro. Este desaliento puede presentarse también en diferentes momentos del proceso y se suele acompañar de factores como una disminución de la autoestima, una autopercepción más negativa o se puede llegar incluso a la desesperación existencial.

«Te das cuenta de que tu vida va a cambiar mucho y encima en ese momen­ to no sabes siquiera cómo ni de qué forma ni cuándo ni dónde. Te dejas lle­ var por el miedo y la angustia que te produce lo desconocido. Hay miedo por seguir viviendo; incluso puedes plantearte que no merece la pena prolongar tu vida. En esa situación, piensas que es mejor morirse.»

Finalmente, resulta difícil hablar de aceptación de la lesión, por lo que la mayor parte de los expertos prefieren referirse a la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias de la persona. «Hay un concepto que no comparto con casi ningún minusválido, el concepto de “asumir” la lesión. La lesión no se asume en la vida; eso es una estupidez como un piano. Ser parapléjico, ir en una silla de ruedas, es una putada.»

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

En esta fase, se hace patente la importancia de una rehabilitación psicológica que ayude al lesionado a afrontar su situación y que le muestre las posibilidades que conserva, o incluso se le ofrecen por primera vez, en todos los ámbitos de la vida.

«El apoyo psicológico es fundamental porque, ante las pérdidas que tiene

que asumir, depende mucho que esté adaptado. Entonces, si él se adapta a su

situación, le da posibilidades, y el verlas es importantísimo, porque si ve las

posibilidades que tiene, tenga la lesión que tenga..., es muy importante la re­ habilitación psicológica para tener una calidad de vida.»

De hecho, ante lesiones de las magnitudes que se están tratando, algunos profesio­ nales afirman que es frecuente que se produzcan cambios en la personalidad de los afectados, que normalmente tienen un cariz negativo. El afectado está sujeto a una serie de alteraciones en todos los ámbitos de su vida que en algún momento se tienen que ver reflejados en su personalidad. Frente a esta posición, parece haber otra corriente que insiste en que cambiarán al­ gunos aspectos, pero no el carácter de la persona. El proceso sería el contrario: el carácter, las circunstancias personales del afectado en el momento del accidente, o su historia vital, van a influir de manera determinante en la forma en que los afec­ tados afrontarán un cambio tan drástico como repentino en su trayectoria. Sí se reconoce que puede manifestarse cierta tendencia a la tiranización con respec­ to a las relaciones que se mantienen con el entorno más próximo. En términos colo­ quiales, se podría decir que el afectado se torna más exigente y algo «caprichoso». Básicamente, el proceso descrito parece asociarse a la vivenciación personal y familiar que se desarrolla con posterioridad al accidente de tráfico. Sin embargo, las personas que han sufrido un traumatismo craneoencefálico severo no pasarán, en general, por estas etapas y no podrán, por tanto, alcanzar esta fase de asunción o adaptación. Al no ser conscientes, habitualmente, de su propia lesión, no llegan ni a planteár­ seles un conflicto, por lo que no tienen nada que resolver a ese nivel.

Posibilidades de alcanzar un status de independencia La posibilidad de llevar a cabo una vida independiente va a estar condicionada, en gran medida, del grado de autonomía de la persona, tanto física como mental. En cuanto al nivel de movilidad, tanto los amputados como los ciegos y los para­ pléjicos van a poder alcanzar un grado de autonomía prácticamente total, mientras

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que quienes hayan sufrido lesiones medulares altas van a presentar un mayor índi­ ce de dependencia de terceras personas.

CUADRO N.º 26 FAC TO R E S Q U E I N T E RV I E N E N E N L A S P O S I B I L I DA D E S D E A L ­ CA N Z A R U N S TAT U S D E I N D E P E N D E N C I A Lesiones físicas ✓ Nivel de movilidad

Lesiones sensoriales

● •

✓ Autonomía mental ✓ Recursos económicos

Lesiones psíquicas

● • ● •

● •

● •

En lo que se refiere a la autonomía mental, las personas que hayan sufrido un TCE severo van a presentar muchas dificultades. En gran parte de las ocasiones no van a poder desarrollar una vida independiente, sino que van a necesitar la tutela de padres, hijos o cónyuges si los tuviera, o, en último término, de las instituciones creadas a tal efecto. Otro factor que influye directamente en el grado de autonomía que es posible al­ canzar es el económico: si la persona cuenta con recursos económicos suficientes, su integración en la comunidad va a resultar más fácil, ya que podrá adquirir o adaptar una vivienda cercana a la de sus familiares, poder contratar a personas que le ayuden, etc. En el caso de no contar con recursos económicos suficientes, el afectado tendrá que depender de un sistema público de prestaciones, calificado por algunos profe­ sionales de «sistema de mínimos», lo que dificultaría en gran medida la consecu­ ción de una existencia independiente.

«Si tú eres una persona que has conseguido que, por lo que sea, te den una pensión elevada de seguro social porque cotizabas, y tienes derecho a una pensión, y tienes una buena base reguladora que te permite tener una pen­ sión mensual, si además esto te ha pasado ocupante de un vehículo, o con­ ductor, y había un tercer vehículo o un tercero responsable y una compañía aseguradora que te indemniza de acuerdo con unos baremos y te da unos cuantos millones, pues muy bien, porque dependerá de ti mismo y de tu ca­ pacidad económica. Pero si esto no es así y tienes que depender de un siste­ ma público de prestaciones de mínimos, como tenemos, es muy difícil la vida independiente.»

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Las repercusiones familiares Como se ha venido sosteniendo, las graves lesiones derivadas de un acciden­ te de tráfico no afectan sólo a la víctima del mismo, sino que también supo­ nen un importante menoscabo para la salud de las personas de su entorno más próximo. La realidad pone de manifiesto que la familia se constituye en el principal, y mu­ chas veces único, sostén de los afectados por los accidentes de tráfico. Desde esta primera premisa, y en el terreno de lo práctico, la familia nuclear se ve profunda­ mente afectada, ya que alguno o algunos de sus miembros van a tener que dedicar parte de su tiempo (a veces todo) al cuidado de su familiar. El ritmo normal de la familia se ve totalmente alterado, así como sus costumbres, sus ratos de ocio..., todo gira en torno al miembro accidentado.

«Los familiares, dentro de que los haya más altruistas y menos altruistas, y

que de repente dedican su vida o su cruzada a luchar por los intereses de

ellos, pues sacan su tiempo de su familia, de su trabajo, las horas que pue­ den, para dedicarse a este tema.»

La atención del lesionado dependiente supone una presión brutal sobre la familia cuidadora, que se ve convertida de pronto, y sin la formación suficiente, en médi­ co, enfermero, fisioterapeuta, camillero, psicólogo..., lo que puede perjudicar la buena marcha del grupo familiar. Además, no se pueden permitir hundirse psicoló­ gicamente, porque arrastrarían al lesionado, lo que hace que la carga sea aún ma­ yor y aparezcan sentimientos de culpabilidad. Este esfuerzo se hace todavía más patente en el caso de los familiares de afectados por TCE: resulta habitual que sean ellos quienes se ocupen del mantenimiento del lesionado, asumiendo una especie de cruzada, ya que no todas las familias tienen el nivel adquisitivo suficiente como para encargar estos cuidados a un profesional de la empresa privada, mientras que la oferta pública, en este sentido, parece estar muy poco desarrollada. Este escenario en el que se establecen las relaciones del lesionado con sus familia­ res más cercanos, más agudo en los TCE, aunque se ve reproducido igualmente en el resto de las graves lesiones que se derivan de los accidentes de tráfico, conlleva, a tenor de la opinión de los profesionales, un riesgo muy elevado de que se cree una enorme interdependencia entre el afectado y el familiar que lo cuida, que pue­ de llegar incluso a sentirse culpable si se toma un descanso y deja al lesionado a la asistencia de otra persona.

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Los cuidadores corren el riesgo de sentirse imprescindibles, lo que no beneficia ni al lesionado ni a ellos mismos, que convierten muchas veces esta tarea en la razón de ser de su existencia. El desgaste familiar que supone el manejo de esta situación implica, en muchas ocasiones, que la familia anule totalmente su vida social y dedique todas sus estra­ tegias vitales a la persona accidentada. El estrés, el cansancio, el abandono de la propia salud, unido en ocasiones a la ne­ cesidad de abandonar el trabajo o reducir el horario laboral, van produciendo un desgaste tan importante en el núcleo familiar que puede derivar en una completa desestabilización —sobre todo si había problemas antes de que ocurriera el acci­ dente— y terminar por destruirlo. La pregunta que en estos momentos cabe realizarse, ante la constatación de estos problemas, es: ¿quién cuida al cuidador? En este sentido, es necesario que los fa­ miliares «cuidadores» aprendan a gestionar de forma adecuada su tiempo y a dosi­ ficar su esfuerzo y que asuman que el lesionado puede estar bien atendido por otra persona, para que puedan aliviar un poco la carga psicológica que se les ha im­ puesto y el tremendo estrés que puede generar la situación.

«Llega un momento en que la vinculación psicológica es tan grande que yo ya no sé si depende más el afectado del familiar o el familiar del afectado. Hay que aprender a que con otra persona también puede estar bien y, esas horas que esté con otra persona, el tiempo, lo que sea, puede emplearlo en algo positivo, no en estar pensando “estará bien, estará mal”, eso crea más estrés. El problema es que el familiar realmente aprenda a utilizar el respiro, y eso es muy duro por esa carga psicológica que se ha creado.»

En este sentido, es una tarea pendiente por parte de los organismos e instituciones implicadas la necesidad de ofrecer alternativas prácticas y operativas a las personas y familias que se encargan del cuidado de los lesionados por accidentes de tráfico que evite la aparición de un nuevo conflicto (familiar, personal) añadido al genera­ do por el accidente de tráfico.

Las relaciones de pareja En el caso de que la persona lesionada tuviera pareja con anterioridad al acciden­ te, su cónyuge va a ser la persona sobre la que recaiga un mayor cúmulo de res­ ponsabilidades. La mayor parte de las tareas y problemas que antes se compartían van a recaer ahora sobre el cónyuge, lo que le va a afectar tanto en un plano físi­ co (cansancio, fatiga), cognitivo (estrés) y emocional (desaliento). Esta panorámica,

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

si bien es extensiva a las lesiones de mayor gravedad, vuelve a ser entre los lesio­ nados con TCE donde, por las razones anteriormente señaladas (desconocimiento, incomunicación, incapacidad psíquica) la problemática es más aguda. En este contexto, los efectos que un accidente de las magnitudes que se están pre­ sentando pueden tener sobre el entorno próximo de la víctima van a depender, en parte, del tipo de relaciones que mantuviera con anterioridad.

CUADRO N.º 27 LAS CONSECUENCIAS MÁS HABITUALES DE LAS SECUELAS DE LOS AC CIDENTES DE TRÁFICO EN LAS RELACIONES DE LA PAREJA Tipo de relación

Relación poco estructurada, sin lazos de convivencia

Consecuencias de la discapacidad sobrevenida por el accidente de tráfico Ruptura de la relación.

Relación estructurada y estable

Estabilidad. Asunción de la situación.

Relación estructurada con problemas latentes

Precipitación de conflictos. Ruptura.

• En caso de que el lesionado mantenga una relación de pareja poco estructu­ rada, es decir, si no existen lazos de convivencia ni de compromiso anterio­ res, es posible que éste decida romper sus vínculos, en parte para liberar a esta persona de una carga que el accidentado no cree que deba asumir, y en parte porque no se sienta capaz de seguir haciendo feliz a otra persona. «Muchos son los que dejan a sus novias porque creen que van a estar con ellos por pena, que ya no las van a poder hacer felices, y antes de que la novia tome la decisión o no, la toman ellos por miedo y luego se arrepienten. Hay gente que va echando y echando en el hospital y cuando le dan el alta ha echado a todos.»

• Si la relación de pareja está suficientemente estructurada y asentada no es probable que las secuelas de accidente provoquen su ruptura. Parece que los índices de divorcio se mantienen en las mismas proporciones que en la po­ blación general. «Cada pareja es un mundo, no hay más separaciones que en la población normal, la media de separación es la misma, puede que incluso sea menor. Lo que es verdad es que estas situaciones, o separan, o unen muchísimo.»

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• Si la relación de pareja está asentada, pero existen problemas latentes de importancia, el cónyuge se puede sentir más vulnerable y descompensarse fácilmente. En este caso, lo más probable es que el accidente sirva de de­ tonante del conflicto y precipite unos acontecimientos que podrían haber llegado de todas formas, aunque, tal vez, más tarde. En cuanto a las posibilidades de formar una familia propia tras el accidente, exis­ ten grandes diferencias, dependiendo de la lesión: para un amputado o un ciego, las posibilidades van a ser mayores que para un parapléjico. Los lesionados medulares altos se van a enfrentar con enormes dificultades para en­ contrar pareja, ya que tienen escasas posibilidades de insertarse en el ámbito social por sus dificultades de movilidad. Finalmente, para quienes han sufrido daño cerebral, las puertas hacia una relación de pareja y la constitución de una familia propia van a quedar prácticamente cerradas.

El efecto sobre los hijos y sus relaciones con el lesionado Cuando la persona que sufre el accidente es padre o madre de familia, las relacio­ nes con sus hijos se van a ver afectadas, en un sentido u otro. Si los hijos tienen edad suficiente para entender y asumir el problema, este vínculo puede mejorar en algunos aspectos, intensificándose los lazos de afecto, incluso. Pero si se tienen hijos de corta edad, sin la capacidad suficiente para entender lo que ha pasado y la magnitud de sus consecuencias, los problemas del lesionado pueden afectarles seriamente. A ciertas edades, la diferencia puede suponer más un foco de frustración que una cualidad o reivindicación, sobre todo en una sociedad tan escasamente educada en torno a la discapacidad.

«Depende de la edad de los hijos, la capacidad que tengas para explicarles el problema. Siempre se crea conflicto. Lo he vivido con mis hijas, una de mis hijas me dijo un día “una compañera de clase me ha dicho que mi ma­ dre es tonta porque está en una silla de ruedas”. Ese rechazo que tiene la so­ ciedad hace que los hijos puedan acomplejarse del familiar. Son niños que sufren, que pueden ver que la madre tiene que quitarles atención porque se lo tiene que dar al otro (en el caso de que el padre sea el accidentado).» Los niños también pueden verse afectados en aspectos más prácticos, como la obli­ gación de cambiar de amigos, colegio, barrio o incluso población, si la familia tie­

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

ne que adquirir una nueva casa, adaptada, o si es necesario apoyarse en la familia extensa para que aporte una ayuda en el quehacer diario. En estos casos, la discapacidad repercute no sólo a nivel individual, sino también sobre otros miembros de la familia, creando una problemática sobreañadida a la ya existente.

El entorno relacional Más allá del entorno familiar directo del lesionado por un accidente de tráfico apa­ rece un elemento de vital importancia para la normalización de la personas acci­ dentada: el núcleo relacional previo del afectado (los amigos, los compañeros de estudios o de trabajo...). La trascendencia de este colectivo es elevada, en tanto y cuanto constituye el eslabón del lesionado con su realidad social. En este sentido, las relaciones del lesionado van a pasar por una serie de fases, y a la vez depender del tipo de lesión padecida, distinguiéndose en un primer mo­ mento por la cercanía, por «arroparlo y ayudarlo a superar el momento de profun­ da crisis». Durante esta fase, los amigos acuden con frecuencia al hospital a visitar al lesionado, le animan, le muestran su apoyo y solidaridad. Pero una vez que éste se va recuperando es habitual que las personas de su entor­ no vuelvan a hacer su vida y se alejen progresivamente del lesionado. En este ale­ jamiento parece contribuir el elevado número de obstáculos que pone la sociedad para permitir una plena integración social de las personas con discapacidad: cines sin adaptar, bares con escaleras, discotecas con acceso restringido...

«Sigue habiendo sitios en que, de una manera sutil, te dicen que está reser­ vado el derecho de admisión y que no pases. Como que le estropeas el pa­ norama que quieren para el sitio...»

CUADRO N.º 28 LAS RELACIONES CON EL ENTORNO SOCIAL Cercanía Fase aguda (hospital)

Apoyo Solidaridad

Fase de normalización (regreso al hogar)

Alejamiento Enfriamiento de las relaciones

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En este momento, dentro del núcleo relacional surge el dilema de continuar con su estilo de vida o una transformación adaptada a las condiciones del lesionado, re­ nunciando a una serie de actividades. Y en estos casos la decisión suele decantar­ se por la primera de las opciones. Como ya se ha comentado anteriormente, las relaciones de los lesionados varían en función del tipo de lesión padecida. En este sentido: • Tanto los amputados como los ciegos tienen bastantes posibilidades de se­ guir realizando, a grandes rasgos, gran parte de las actividades que desa­ rrollaban con anterioridad al accidente. • En el caso de los lesionados medulares se incrementan las dificultades, moti­ vadas fundamentalmente por las limitaciones de movilidad que genera su si­ tuación y las múltiples barreras arquitectónicas con las que se encuentran. • En el caso de los lesionados cerebrales la situación parece más grave, ya que suelen desvinculares totalmente de su entorno relacional, debido so­ bre todo a sus problemas cognitivos. Los problemas de comunicación ha­ cen muy difícil la continuidad de una relación con el lesionado en los tér­ minos en los que estaba establecida con antelación al accidente. «Los amigos y la relación de pareja suelen fallar bastante. Al fin y al cabo con la familia hay una ligadura que es difícil cortar. En los TCE, en casi todos los casos; en estos lesionados neuropsicológicamente graves, la repercusión a nivel de pareja, amigos y social es del 100%. En los medulares menos, pero también ocurre.»

2.3.4. Las necesidades básicas del accidentado El accidente de tráfico con consecuencias graves para la persona que lo sufre conlle­ va, fundamentalmente, un cambio. Además de su propia condición corporal, su vida cambia de inmediato y, con ella, el nuevo esquema de necesidades que, a partir de ese momento, va a requerir en un proceso de «normalización», adaptado lógicamen­ te a su nueva situación y condicionamientos físicos, psíquicos y/o sensoriales. En la base de la pirámide aparecen como necesidades primordiales la atención sa­ nitaria urgente para el accidentado y, al mismo tiempo, la información y el apoyo a sus familiares. Después vendrán las necesidades de tratamiento y rehabilitación, dentro y fuera del hospital. Una vez recibida el alta hospitalaria definitiva, aparecerán las dificultades econó­ micas para hacer frente a todos los cambios que tendrá que realizar el accidenta­ do, tales como vivienda y coche adaptados, elementos ortoprotésicos, etc.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

GRÁFICO N.º 11

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LA PIRÁMIDE DE NECESIDADES BÁSICAS DEL ACCIDENTADO

Necesi­ dades de formación e inserción laboral Necesidades de inserción social Necesidades económicas Necesidades sanitarias y de rehabilitación Necesidades de información apoyo y afrontamiento Necesidad de atención sanitaria urgente

A la vez, será necesario insertarse de nuevo en el ámbito social y laboral, para lo que muchas veces hay que reorientar la formación/estudios que se estuvieran cursando o la carrera profesional del accidentado y que éste regrese al status de estudiante. En todo este proceso, el accidentado va a necesitar de las instituciones para que le guíen y le apoyen en el arduo, y no siempre productivo, proceso de recuperación de su proyecto vital. «El ingresado que ha tenido un accidente de tráfico o laboral va a necesitar lo mismo que necesitaba antes, es decir, unos recursos económicos, va a ne­ cesitar una actividad laboral, si puede incorporarse al trabajo, y si no, esos ingresos derivan de una pensión de invalidez permanente; va a necesitar una vivienda que le permita tener unas mínimas condiciones; va a necesitar unas ayudas de los recursos sociales de las instituciones de su medio que antes no necesitaba.»

Necesidades de información, apoyo y afrontamiento Aunque se han conocido casos de intentos de suicidio encubiertos, o bien de con­ ductas y comportamientos conduciendo que hacen que la probabilidad de que ocurra el siniestro sea mayor, el accidente de tráfico es, en la mayoría de los casos, un hecho inesperado, imprevisto y brusco, tanto para la persona que lo padece como para su entorno familiar más próximo.

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Un acontecimiento inesperado y, hasta cierto punto fortuito, que, en demasiadas ocasiones, acarrea un perjuicio irreversible para las víctimas y sus familias, tanto en el plano físico como en el psicológico.

«Un siniestro de tráfico resulta un acontecimiento vital muy traumático, por­ que son golpes muy aparatosos, a alta velocidad, que significan una agresión muy grave para el individuo. En ocasiones mueren personas que viajaban con el conductor, o muere alguno de los ocupantes del vehículo, a veces mueren familias enteras, o sólo sobrevive un miembro de la familia, que a veces es un niño o un adolescente.»

Las lesiones causadas por un accidente de tráfico aparecen de pronto y sin previo aviso, alterando en unos instantes la vida del accidentado y de su entorno más pró­ ximo y situando a los afectados en una contexto desconocido y unas circunstancias para las que no han recibido ningún tipo de preparación. Los cambios que se derivan de este tipo de accidente son, a menudo, tan drásticos que se hace tremendamente difícil afrontarlos. Tan dificultoso resulta afrontar lo sucedido y sus terribles consecuencias que, en ocasiones, los familiares cierran de alguna manera las puertas de su entendimiento y necesitan que se les explique todo varias veces y en diferentes momentos, hasta que son capaces de reaccionar.

«Entonces los familiares dicen “es que esto no me lo ha explicado nadie”... imagínate lo que es de entrada, te llaman, ha tenido un accidente, se ha roto una vértebra y te dicen que a lo mejor va a ser dependiente de una silla. Eso, por muy consciente que quieras ser, es tan fuerte lo que te están diciendo que yo creo que la familia, inconscientemente, se defiende de lo que está oyen­ do y hasta que no se los explicas muchas veces no te lo entiende.»

Los afectados, o en un principio sus familiares, van a precisar de profesionales que, en primera instancia, les informen correctamente de la situación de la persona afectada y de las secuelas que le van a quedar y, además, les ayuden a afrontar la situación. Los expertos en la materia concentran las necesidades de información en dos frentes: • Por una parte, en el derecho del accidentado o sus familiares a ser infor­ mado de las lesiones que sufre, así como de la evolución de las mismas, aunque la gravedad de los daños haga difícil, en gran parte de las ocasio­ nes, ofrecer un diagnóstico rápido y certero.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

«Las familias son las grandes olvidadas del sistema sanitario, las fa­ milias apenas reciben ningún apoyo o ayuda u orientación, nada en

absoluto. Como familiar puede tener acceso a una breve información

que el médico le pueda dar acerca de cómo se encuentra y del tra­ tamiento, las intervenciones, el pronóstico.»

• Por otra parte, el entorno cercano de la víctima necesita, y tiene derecho a

ello, acceder al conocimiento de los recursos que ponen a su alcance tan­ to las Administraciones públicas como diversas entidades privadas.

Se coincide en que la información debe ser clara, completa y centralizada, ofre­ ciendo un referente que permita canalizar las dudas que les surjan en el proceso de asimilación. En este sentido, el hospital resulta la institución más cercana al acci­ dentado y sus familiares, por lo que deberían ser los profesionales que trabajan en quienes atendieran estas necesidades.

«Me parece que lo fundamental es una buena información, que sepan a dón­ de tienen que dirigirse, que no estén danzando por todo Madrid de organis­ mo en organismo a ver quién les puede..., sino que tengan un organismo de

referencia y una información real de lo que hay.»

Igualmente, es importante no crear en los lesionados o sus familiares falsas expec­ tativas con respecto a los recursos que pueden poner en marcha, para que sean conscientes desde el principio de las carencias con las que se pueden encontrar. Ante un hecho tan fortuito y grave al mismo tiempo, la familia queda destrozada y hace evidente su necesidad de apoyo profesional en el afrontamiento de una situa­ ción tan extrema. Las líneas básicas sobre las que deben enfocarse estas actuaciones son, fundamen­ talmente: • Comprender lo que ha supuesto el accidente y lo que supone la hospitali­ zación.

• Asimilar las alteraciones en el ritmo de vida familiar. • Abordar los problemas laborales que se puedan producir. • Conocer los gastos que se derivan de estar fuera del domicilio. • Planificar la atención de los restantes miembros de la familia, sobre todo si

hay hijos de corta edad.

Desde el punto de vista de los profesionales y expertos, no parece haber una gran diferencia en el afrontamiento de la nueva situación con relación a las lesiones es­

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pecíficas que se presenten. Siempre que éstas sean graves (TCE, lesión medular, amputación, ceguera...) suponen para la familia un duro golpe al que, la mayor parte de las personas, no sabe cómo enfrentarse. Sin embargo, sí se encuentran diferencias en la asunción de las diferentes afeccio­ nes, derivadas, en parte, del tiempo que se tarda en tener un diagnóstico claro. En los casos de amputación de algún miembro, las consecuencias del accidente re­ sultan muy evidentes desde el momento en que se puede realizar la operación, que suele ser durante las primeras horas posteriores al accidente. Igualmente, en el caso de los lesionados medulares también suele ser bastante claro el diagnóstico, al me­ nos en lo que se refiere a la altura de la lesión. Si ésta no es completa, la dificultad vendrá al medir el grado de preservación.

«En medicina no hay nada que sea, que puedas decir, esto es así, pero sí que es verdad que una lesión que ingrese completa y que en las 48 primeras ho­ ras no tenga ningún cambio, tiene muy pocas posibilidades de mejorar. Ya no digo ninguna, porque la experiencia te va enseñando que tienes que ser un poco más cauta, pero sí que es verdad que si en los primeros días no hay ningún cambio, es muy difícil que haya una recuperación. En el 99,9% no cambian.»

En estos casos, el conocimiento de la lesión permite a los afectados, así como a sus familiares, iniciar la fase de afrontamiento con mayor rapidez. No ocurre así en los casos de ceguera o traumatismo craneoencefálico, dado que las lesiones neurológicas son más difíciles de detectar y su evolución sigue siendo, en parte, un misterio. Pero dentro de este cuadro de lesiones profundas existen otra serie de parámetros que también afectan a la manera en que accidentados y familiares afrontan las cir­ cunstancias. Factores importantes a la hora de enfrentarse a lesiones tan invalidantes van a ser la estructura de la personalidad previa y la fortaleza del individuo, así como los apoyos humanos y familiares con los que cuente y la respuesta profesional que en­ cuentre. Aun así, en la mayoría de las personas se van a originar grandes desequi­ librios y dificultades, dando lugar a problemas de muy diversa naturaleza. Asimismo, la actividad laboral desempeñada es un factor condicionante de afron­ tar la nueva situación. Personas que han venido desempeñando trabajos que re­ querían esfuerzos o habilidades físicas se ven absolutamente apartadas del mundo laboral cuando sufren lesiones medulares, así como la mayor parte de las amputa­

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ciones o ceguera, lo que supone otro duro obstáculo en el complicado proceso de afrontamiento. En el caso contrario, los graves lesionados físicos con un nivel formativo elevado van a presentar una mayor capacidad para afrontar la lesión e iniciar un nuevo pro­ yecto vital, ya que las posibilidades de mantener su actividad profesional anterior son elevadas. Sin embargo, también se indica que un mayor grado de ejercicio ra­ cionalizador puede generar frustraciones personales más profundas, al permitir al individuo una mayor consciencia de las consecuencias y pérdidas que supondrá la vida a partir del accidente. Igualmente, variables como la edad, el sexo, el estado de salud previo y la resolu­ ción positiva del duelo son elementos clave para el lograr el «bienestar» físico y psi­ cológico del lesionado. En este sentido, los hombres se suelen aislar más, sus redes sociales suelen ser más restringidas, conservan unos lazos familiares más débiles y cuentan con menos posibilidades de desahogarse con una persona de confianza.

Necesidades sanitarias y de rehabilitación De forma prácticamente generalizada, la gravedad de las lesiones producidas en el accidente de tráfico conducen al herido a las unidades de cuidado intensivo, don­ de fundamentalmente se trabaja para salvar su vida, dejando a un lado otra serie de cuidados que, aun de menor trascendencia, no dejan de ser importantes para el bienestar personal, el freno en el deterioro físico y la recuperación del afectado. En líneas generales, se pueden distinguir dos fases: • Una primera fase sanitaria aguda, y en función de las lesiones padecidas, los accidentados requerirán diversos tratamientos tendentes a amortiguar las lesiones producidas: ingreso de los lesionados en reanimación (lesiones medulares altas o traumatismos torácicos fuerte), respiración asistida me­ diante intubación o la traqueotomía (paso intermedio entre la intubación y la respiración normal), nutrición adecuada para evitar pérdida de masa muscular (ingresados en UCI). • Una fase de tratamiento y rehabilitación, bien en el mismo hospital o in­ gresados en un centro sanitario especializado (esto, sobre todo, en el caso de los lesionados medulares). En este momento, se produce el tratamiento de las lesiones, lo que incluye operaciones quirúrgicas, fisioterapia, tratamiento psicológico, terapia sexual y terapia ocupacional fundamentalmente. De forma específica para cada tipo de lesión, en el cuadro de la página siguiente se re­ cogen sintéticamente las actuaciones y necesidades básicas de las personas que han sufrido un accidente de tráfico, diferenciadas en función del tipo de lesión padecida.

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L A S N E C E S I DA D E S S A N I TA R I A S Y R E H A B I L I TA C I Ó N E N F U N C I Ó N D E L T I P O D E L E S I Ó N TIPO DE LESIÓN Traumetismo craneoencefálico

Lesión medular

ACTUACIONES

OBJETIVOS

• Identificación y atención precoz de la lesión. • Atención por parte de un equipo especializado que coordine el acceso a otras especialidades médicas. • Tratamiento psicoterapéutico específico. • Elementos ortoprotésicos (férulas). • Rehabilitación cognitiva.

☛ Facilitar la recuperación de la lesión. ☛ Evitar altas prematuras.

• Atención en centros u hospitales con unidades especializadas.

☛ ☛ ☛ ☛

• Disponer de profesionales (o familiares formados) que efectúe cambios posturales. • Información sobre pautas de conducta para adaptación a la nueva situación. • Llevar a cabo medidas profilácticas, tales como tratamientos fisioterapéuticos, utilización de férulas o almohadas. • Información clara y total sobre los procesos a realizar (operaciones, tratamientos, etc.). • Rehabilitación activa en el gimnasio del hospital.

• Rehabilitación de mantenimiento. • Tratamiento orgánico y psicológico de recuperación de funciones sexuales.

☛ Impedir el agarrotamiento definitivo de los músculos y articulaciones, sobre todo en manos y pies. ☛ Superar los problemas habituales tales como fallos de memoria, de orientación o lesiones en las funciones ejecutivas (capacidad de organizar, planificar o tomar decisiones).

☛ ☛ ☛ ☛

Lograr una mayor rapidez en la adaptación a su nuevo estado. Aprender a funcionar sin las «órdenes del cerebro». Evitar tratamientos inadecuados. Evitar que se produzcan escaras (úlceras de decúbito que se forman en zonas de apoyo, como el sacro, los ísquiones o las caras internas de las rodillas. Prevenir problemas de espasticidad y rigidez en los músculos y articulaciones. Recuperación del control de esfínteres y del funcionamiento de la vesícula. Evitación de enfermedades urinarias. Evitar la aparición del «pie equino».

☛ Reducir el riesgo de generar falsas expectativas de recuperación. ☛ Aprender y realizar ejercicios recomendados para su adaptación a la nueva situación física y le permitan sacar el máximo partido de las funciones que han quedado preservadas. ☛ Automovilizaciones tendentes a frenar el deterioro de las articulaciones, así como para el mantenimiento de la masa y fuerza muscular. ☛ Conseguir una sexualidad satisfactoria para el afectado y su pareja.

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CUADRO N.º 29

CUADRO N.º 29 L A S N E C E S I DA D E S S A N I TA R I A S Y D E R E H A B I L I TA C I Ó N E N F U N C I Ó N D E L T I P O D E L E S I Ó N ( C o n t . )

Amputación

ACTUACIONES • Rehabilitación física.

• Prótesis adaptada que no le cause molestias ni heridas. Que los encajes estén bien hechos y los componentes perfectamente alineados para que la presión del muñón se reparta equitativamente. Ceguera

• Terapia ocupacional.

OBJETIVOS ☛ Ejercitar y desarrollar fuerza en los brazos, para poder andar con muletas, que le sirvan de ayuda al levantarse y acostarse, al entrar y salir de la bañera, etc. ☛ Desarrollar la musculación de la pierna sana, o menos dañada (en el caso de amputaciones en las extremidades inferiores). ☛ Rehabilitar el muñón, desarrollando los músculos que le queden activos y potenciar al máximo su movilidad. ☛ Permitir al lesionado recuperar cuanto antes el ritmo normal de su vida.

☛ Preparar al lesionado para que pueda desenvolverse en la vida diaria: aprender a comer, a realizar su aseo y cuidado personal, a manejar utensilios y electrodomésticos en la cocina o en el resto de la casa y, lo que es más importante, adquirir autonomía personal en la calle (manejar dinero, orientarse por el sol, guiarse por el oído para esquivar a la gente, saber en qué dirección va el tráfico, etc.

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TIPO DE LESIÓN

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Necesidades económicas Una situación imprevista y traumática como es un accidente de tráfico conlleva, inevitablemente, un descalabro económico para las economías familiares de los afectados y su entorno relacional. Todo cambio, en cualquier aspecto de la vida, conlleva, en línea generales, un importante gasto económico, máxime cuando el mismo no es voluntario, implica cambios estructurales primarios (cambio/reforma de vivienda, necesidades de prótesis o sillas de ruedas, etc.) y a la vez lleva apare­ jado grandes estancias fuera del hogar (largos períodos de hospitalización, necesi­ dad de buscar centros especializados de rehabilitación, etc.).

CUADRO N.º 30 P R I N C I PA L E S PA RT I DA S D E G A S TO S E C O N Ó M I C O S D E R I VA D O S D E L O S AC C I D E N T E S D E C I R C U L AC I Ó N



GASTOS SANITARIOS.



GASTOS DE REHABILITACIÓN.



GASTOS DE ADQUISICIÓN DE ELEMENTOS DE AYUDA.

✓ ✓

GASTOS DE ADAPTACIÓN DE ELEMENTOS ESTRUCTURALES. GASTOS PARA DESENVOLVERSE EN LA VIDA DIARIA.

En líneas generales, las principales partidas en las que se encuadran los gastos de­ rivados del accidente de circulación son las siguientes: • Gastos sanitarios. La sanidad pública, prácticamente universalizada en Es­ paña, cubre todos los gastos sanitarios básicos que necesita el afectado para superar la enfermedad sobrevenida a causa del accidente. Sólo en aquellos casos en los que el afectado no disponga de cobertura sanitaria pública u opte por su recuperación en centros privados, los gastos derivados de la misma correrán por su cuenta, lo que origina cuantiosos desembolsos. En este contexto, y si bien queda fuera del mismo, las largas estancias hos­ pitalarias y la necesidad de un acompañamiento continuado genera una ingente cantidad de gastos: comer/cenar fuera del hogar, tener que trasla­ darse a una ciudad diferente al municipio de residencia, disponer de al­ guien que se ocupe del hogar familiar, etc. • Gastos de rehabilitación. Una vez concedida el alta hospitalaria, la sani­ dad pública dispone de medios para ofrecer la rehabilitación al afectado. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, éstos no alcanzan o logran la

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plena recuperación de la persona accidentada. Es más, en muchos casos esta recuperación (física o psíquica) debe prolongarse de por vida, por lo que los afectados deben recurrir a profesionales . En estos casos, los afec­ tados deben recurrir a profesionales o empresas privadas especializadas para conseguir mantener el proceso de recuperación y/o mantenimiento que reclama su lesión. En el caso de los lesionados cerebrales, deberán afrontar cuantiosos gastos para la recuperación de algunas de las funciones neurológicas y cognitivas perdidas, en caso de sufrir lesiones de gravedad. Necesitan, generalmente, acudir a profesionales privados, como el logopeda y el neuropsicólogo, para recibir tratamientos que suelen ser lentos y prolongados. • Gastos de adquisición de elementos de ayuda. En la mayor parte de las le­ siones físicas, es necesario la adquisición de prótesis y aparatos de ayuda, tanto para la rehabilitación en el propio hogar (tales como bipedestrado­ res, barras, pesas, etc.) como para el desenvolvimiento en la vida diaria (si­ llas de ruedas, muletas, etc.). La Seguridad Social paga en muchos casos estos aparatos (no todos, pero si los más básicos), si bien el usuario debe adelantar el dinero, que le será reembolsado, en el mejor de los casos, un año después. • Gastos de adaptación de elementos estructurales. Los lesionados medula­ res y también algunos amputados, van a necesitar una vivienda adaptada, tanto en el exterior como en el interior, es decir, van a tener que adquirir una vivienda en un edificio sin barreras arquitectónicas, o eliminarlas si no se quiere o puede cambiar de domicilio. «Este sería un capítulo; el otro importantísimo es el tema de la vi­ vienda. Este es un tema que hay que abordar, porque tal como está ahora el suelo, y lo que se han encarecido las viviendas, hay un sec­ tor de población que no puede llegar a ellas; por lo tanto la promo­ ción de viviendas de protección oficial para un sector de economías más débiles de viviendas adaptadas esto sería una cosa importantísi­ ma, porque la mayoría de personas que tienen una gran discapaci­ dad tienen que adaptar la vivienda o cambiar de vivienda. Fíjate que para cualquier vivienda de nada te piden 25-30 millones.»

Los ciegos también tienen que realizar unas pequeñas adaptaciones en la casa, que van desde la necesidad de adquirir electrodomésticos ma­ nuales, en lugar de digitales, hasta los detalles más pequeños como un reloj sonoro, un enhebrador de agujas o etiquetas en braille para la ropa.

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• Gastos para desenvolverse en su vida diaria. En casos de lesionados me­ dulares altos, va a ser necesario disponer una tercera persona que les cui­ de o, como mínimo, les ayude a movilizarse, a realizar transferencias, a asearse, vestirse, comer, etc. Esta ayuda de una tercera persona no siempre puede partir de la familia, ya que muchas veces ésta no existe o no pue­ den dedicarse en exclusiva a un miembro de la misma. Aunque se ha es­ tablecido la figura de Ayuda Domiciliaria como una prestación pública que se gestiona desde las entidades locales, no siempre es concedida a los accidentados que la solicitan, por lo que en el caso de su denegación la única solución será contratar a un profesional, lo que origina unos gastos elevados, que no siempre se pueden afrontar. En muchos casos, y con el fin de mitigar y disponer de los recursos que ponen a su disposición las diferentes instituciones públicas, el lesionado o, de forma más afinada, su familia tendrá que realizar una serie de trámites administrativos, algunos obligato­ rios y otros optativos, para conseguir apoyos en la difícil tarea de retomar su vida. En este sentido, parece que, en un primer momento, deben ser los centros hospita­ larios, a través de sus unidades psicosociales (no todos los hospitales las tienen, sólo los más grandes o con una amplia trayectoria, ya sean públicos o privados), los que se encarguen de asesorar a las víctimas o, sobre todo, a sus familiares, acerca del procedimiento legal que se deriva del siniestro de tráfico. Uno de los primeros pasos que deberán darse es dar parte en el plazo reglamenta­ rio a la compañía aseguradora del siniestro, de tal manera que se pueda poner en marcha la tramitación jurídica del caso. Parece que el procedimiento habitual es que no se celebre el juicio, sino que la compañía aseguradora responsable y la víctima del accidente suelen llegar a un acuerdo mediante el cual se estipula la indemnización que le corresponde. Sin embargo, resulta cada vez más frecuente, y en muchos casos recomendable, que los lesionados contraten a un abogado para que les tramite todas las cuestio­ nes legales y, en particular, les asesore sobre la conveniencia de aceptar la indem­ nización que ofrece la aseguradora o llevar el caso a juicio. «En la mayoría de los accidentes, no hay juicio. En el sector a nivel nacional, solamente en un 25-30% de los accidentes, al final hay un juicio. Pero en el 90% sí que hay una repercusión jurídica, hay un abogado por medio, hay una compañía que tiene que pagar, hay un abogado de la compañía que te dice cuánto te tienen que pagar, tu abogado que te dice si lo de la compañía es lo correcto. Sobre todo en los casos graves, la mayoría de los lesionados se buscan su abogado.»

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

A pesar de la orientación que se les presta (no en todos los hospitales), no todas las víctimas provienen de un entorno socioeconómico acomodado y es fácil que se de­ jen deslumbrar por las cifras millonarias que les ofrecen los abogados de las ase­ guradoras. Evidentemente, la decisión final es de los accidentados. Esta realidad plantea un debate sobre la igualdad de derechos en el sistema jurídi­ co español: el derecho a la información, a un juicio rápido y justo, así como a una asistencia letrada competente, pero no abusiva en sus honorarios, son temas que invitan a la reflexión.

Necesidades de inserción social Una vez que el accidentado abandona el hospital, termina su tratamiento de reha­ bilitación en centros sanitarios y concluye el proceso legal en lo relativo a indem­ nizaciones, se enfrenta, por fin, a la vida, a su futura realidad cotidiana. El primer choque que se produce tiene que ver con las barreras arquitectónicas. En las ciudades españolas, según los expertos, se aprecia una gran carencia de concien­ ciación, tanto desde el punto de vista urbanístico como desde una perspectiva cívica. En España, hay unas pocas ciudades que gozan de buenas condiciones arquitectóni­ cas para los lesionados medulares y los ciegos, en las que se ha avanzado en la im­ plantación de medidas para la accesibilidad, pero la mayor parte de los núcleos ur­ banos están pensados únicamente para personas sin dificultades de movilidad.

«¿Por qué tiene que haber tantísimas dificultades?, porque los poderes públi­ cos no se preocupan. Y, cuidado, hay ciudades en España que son un emble­ ma, Albacete probablemente sea la mejor capital del mundo, la capital hecha

con más accesibilidad para todos, el paraíso de una silla de ruedas. Y eso lo

tenemos en España. O Valencia, Valencia es una ciudad magnífica, también.

Sin embargo, Toledo, horroroso.»

En lo que se refiere a educación ciudadana, parece que los españoles no están a la altura del resto de los países de Europa, donde se respetan los espacios reservados para el aparcamiento de minusválidos, así como los pasos acondicionados para las sillas de ruedas. «Es impensable que un belga, un holandés, un alemán, un austriaco... aparque

en un sitio específico para minusválidos; en España es la norma. Hay poca for­ mación; y la educación y la formación es lo que determina la solidaridad, la

convivencia y el que todos podamos desenvolvernos normalmente.»

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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Igualmente, se recogen los problemas de accesibilidad de los edificios públicos, así aquellos de marcado carácter cultural. Este es un aspecto que supone una restric­ ción del derecho de todo ciudadano a obtener un trato no discriminatorio por par­ te de la instituciones y poderes públicos. Por lo que se refiere a centros sanitarios, los profesionales coinciden en afirmar que ha mejorado mucho su accesibilidad. Dependiendo de las lesiones sufridas, algunas personas van a poder afrontar la vida desde la normalidad, teniendo en cuenta estos «pequeños» obstáculos. Los exper­ tos consideran que quienes parecen tenerlo más fácil, en principio, son los ampu­ tados de un solo miembro y los lesionados medulares bajos.

CUADRO N.º 31 LAS POSIBILIDADES DE AUTONOMÍA E INSERCIÓN SOCIAL Bajo

Medio

Alto

Amputados de un solo miembro Lesionados medulares bajos Lesionados sensoriales (ciegos) Tetrapléjicos Trastornos craneoencefálicos

Por el contrario, gran parte de los tetrapléjicos y los afectados con trastornos cra­ neoencefálicos severos van a necesitar apoyos adicionales, que pueden provenir de sus familias, de voluntarios o de profesionales. En este sentido, y sintetizando las opiniones manifestadas por los diferentes exper­ tos y profesionales consultados, en líneas generales, las principales necesidades del colectivo se centran en: ✓ Necesidades de apoyos condicionales, ya sea a través de sus familias o mediante la contratación/apoyo de profesionales especializados. ✓ Infraestructuras alternativas al marco familiar (residencias, centros de aten­ ción, centros de día...), bien para aquellos que no cuenten con familia o que ésta no quiera o no pueda hacerse cargo del mismo. ✓ Posibilidad de acceso a un vehículo, que les permita disponer de inde­ pendencia y autonomía, circunstancia que parece contrastada como in­ cremento en las posibilidades de reinserción social y familiar. ✓ Infraestructuras urbanas y de movilidad adaptadas a los condicionantes fí­ sicos del colectivo: transporte adaptado.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Necesidades de formación e inserción laboral La plena integración social de las personas pasa, en la mayoría de las ocasiones, por el derecho y la posibilidad de acceder a una actividad laboral remunerada, de­ recho de difícil ejercicio para gran parte de las personas que sufren graves lesiones por accidente de circulación. En líneas generales, los profesionales relacionados con este aspecto cifran entre un 15% y un 20% el montante de las personas con discapacidad que ocupan un pues­ to de trabajo, sea éste el que desempeñaban con anterioridad u otro distinto. Un aspecto importante lo constituye tanto la formación como la ocupación previas de la persona que sufre un accidente grave. Cuanto más alto sea el nivel de forma­ ción previa del accidentado, más fácil le va a resultar continuar con su actividad profesional, o realizar otra, siempre desde una perspectiva intelectual: su grado de información, su abanico de posibilidades y las estrategias que es capaz de desple­ gar ante su situación son mucho más amplias que las que puede desplegar una per­ sona que carezca de formación previa. Por lo tanto, van a ser los accidentados con un menor nivel cultural quienes más necesiten de cursos de formación orientados a la inserción profesional, además de mucho mayor apoyo para que se vean incentivados a reciclarse. Igualmente, las personas que antes del accidente realizaban trabajos físicos van a tener más dificultades para volver a trabajar y van a presentar, por tanto, una ma­ yor necesidad de formación para su reinserción. Mundos como el de la hostelería, la construcción, la agricultura, etc., van a quedar vetados para las personas que han sufrido un accidente, pero no otros muchos puestos de trabajo en la rama de los servicios o en el ámbito de las profesiones li­ berales. «Entramos en el problema de la formación, reciclar a un mecánico o a un al­ bañil, o a un agricultor, que después de un accidente tiene que manejarse en

una silla de ruedas y no puede desempeñar esas tareas que eran puramente

físicas y no intelectuales, depende qué edad tengas te puedes reciclar o no, a

lo mejor uno de veintitantos o de treinta le puedes meter en el mundo de la

informática, pero a lo mejor uno de cincuenta o cuarenta y tantos la infor­ mática ya le pilla grande.»

Las posibilidades de reintegrarse en el mundo laboral van a ser muy desiguales, te­ niendo en cuenta las diferentes lesiones que se están tratando: en primera instan­ cia, la gran diferencia estriba en si se trata de una lesión física o psíquica.

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CUADRO N.º 32

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LAS POSIBILIDADES DE INSERCIÓN PROFESIONAL Bajo

Medio

Alto

Amputados Lesionados medulares bajos Lesionados sensoriales (ciegos) Tetrapléjicos Trastornos craneoencefálicos

En líneas generales, las personas que hayan preservado intactas las funciones cog­ nitivas van a tener más posibilidades de volver al mundo laboral, aunque muchas de ellas necesiten formación específica.

«Los lesionados medulares, por muy grave que sea, pueden seguir trabajan­ do, en una u otra actividad. Sin embargo un TCE con una lesión y una fun­ ción motora superior, léase atención, memoria, inteligencia, muchas veces por poco que esté afectada esa lesión, ya no va a poder realizar su trabajo anterior o ninguno. De hecho, las asociaciones que se dedican a reinsertar y adaptar a pacientes al trabajo, no admiten a lesionados cerebrales con afec­ tación neuropsicológica.»

Desde la perspectiva de los expertos en la materia, muchos de estos lesionados, so­ bre todo los que tienen daño cerebral, no van a poder reintegrarse nunca al ámbi­ to laboral normalizado. Cuanto antes se afronte esta realidad y la demanda que ac­ tualmente se está generando en este sentido, antes se pueden poner en marcha otros recursos y buscar soluciones adecuadas.

2.4. La respuesta social 2.4.1. El papel de las instituciones La protección legal y económica

)

Lógicamente, y como ya ha quedado de manifiesto en las páginas anteriores, la pri­ mera respuesta institucional es la sanitaria: hay que salvar la vida o reducir las secue­ las que ha dejado el accidente en la persona afectada. Pero los mecanismos legales y económicos y las instituciones públicas y privadas que están en estrecha relación con ellos deben ponerse en marcha desde un principio, ya que se trata de iniciar cuanto antes el arduo camino de la reinserción social y realización personal del afectado.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Las indemnizaciones No siempre las coberturas contratadas en las pólizas de seguro del automóvil cu­ bren las secuelas del accidente. A pesar de ello, desde las aseguradoras se sostiene que siempre hay una compañía que tiene la responsabilidad, y que siempre paga, aunque esto no quita para que se cobren otro tipo de indemnizaciones proceden­ tes de otras instituciones. De hecho, en algunas ocasiones en que no existe un responsable del accidente que se haga cargo de los gastos, interviene un fondo de riesgos de circulación. La opinión de estos profesionales es que todos los lesionados, en función de cuál sea su responsabilidad en el acto, tienen derecho a una indemnización, en mayor o menor medida. También señalan que esta remuneración está muchas veces fir­ mada previo contrato. En este sentido, lo que sí parece probado es que, aunque se tenga contratado un seguro a todo riesgo, las indemnizaciones para los responsables de los accidentes están muy por debajo de las que cobran las víctimas sin responsabilidad en el si­ niestro.

«Pero no todos los tráficos son afortunados, el tráfico motorista si es respon­ sable igual tiene un millón en el seguro; en el tema de que eres conductor, conductor del propio vehículo y eres responsable del accidente, tienes una indemnización mínima. Aunque tengas el seguro a todo riesgo, si tú ibas con­ duciendo y eres culpable, tienes el tope que tenga tu seguro.»

Cuando las compañías no llegan a un acuerdo sobre la incumbencia en el sinies­ tro, todas ellas, junto con los lesionados y los abogados acuden a juicio, defienden sus posturas y es el juez quien decide la culpabilidad de los implicados. Actualmente, las indemnizaciones por accidente de tráfico están reguladas por las Ley 30/95 de Ordenación y Supervisión de Seguros Privados, aprobada en noviem­ bre de 1995, donde se contemplan las cuantías de las indemnizaciones en función del fallecimiento, las lesiones, los días de baja, etc. Esta ley ha generado posturas encontradas entre los diferentes colectivos y profe­ sionales que actúan en la materia, provocando tanto adhesiones incondicionales como posturas contrarias. Algunos jueces, incluso, la han calificado de inconstitu­ cional. Los argumentos que esgrimen los defensores y detractores de esta ley se resumen en el cuadro siguiente.

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CUADRO N.º 33 LA CONTROVERSIA DE LA LEY DE ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN DE SEGUROS PRIVADOS: ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA A FAVOR

EN CONTRA

• Homogeneización de los criterios de valoración de las indemnizaciones. • Democratización/Igualación de acceso a indemnizaciones justas. Menor discriminación producida por diferencias en las posibilidades (mejores abogados, mayores recursos, etc.). • Primera organización y estructuración de las secuelas derivadas de los trastornos craneoencefálicos.

• Rigidez en la aplicación. Baremos vinculantes. • No tiene en cuenta circunstancias individuales del accidentado (salario, tipo de trabajo...). • Deja vacíos médico legales: no define conceptos, no contempla todos los daños personales, no explica el procedimiento a seguir en la valoración de los daños...

Los objetivos de esta ley se centran en valorar los daños y perjuicios causados a las personas —previstos y previsibles—, tomando como referente el valor de la pérdi­ da sufrida y de la ganancia dejada de obtener. El sistema de valoración de daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación hace principal­ mente referencia a tres situaciones: • Por incapacidad laboral, en función del número de días que tarda en sanar la lesión. • Por incapacidad permanente, valorándose desde el punto de vista físico y funcional, teniendo en cuenta el grado de limitación que se haya generado. • Por daño moral. En cualquier caso, si la cuestión llega a juicio, es al médico forense a quien co­ rresponde decidir el alcance de las secuelas y su traducción en una indemnización económica, valorándolas siempre según la ley. «La valoración médico-legal de las características de las discapacidades y de las secuelas resultantes de los accidentes de tráfico compete a los médicos forenses, que se basan en los informes y evaluaciones técnicas para determi­ nar la duración de la incapacidad y la magnitud de las secuelas. Ambos as­ pectos inciden directamente en el cómputo del baremo que permite cuantifi­ car el importe de la posible indemnización.»

Todos los aspectos que pueden dar lugar a indemnización están recogidos en unas tablas. En una de ellas se contemplan las posibles secuelas que le pueden quedar a la víctima —más de 600 en total—, y su tasación en un porcentaje de discapaci­ dad que se traduce en pesetas.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Además de las secuelas, que constituyen la indemnización básica en función de la discapacidad resultante, y de otras variables como la edad, se tienen en cuenta una serie de factores de corrección que suelen engrosar la indemnización. Estos factores son, entre otros, los días que el accidentado ha permanecido de baja, la incapacidad para volver a desempeñar el trabajo que se realizaba con anteriori­ dad al accidente, los daños morales, tanto a la víctima como a su familia, u otras cuestiones como la adaptación de la vivienda, el transporte, la ayuda a terceras personas, etc. Dentro de los lesionados por siniestro de circulación, las indemnizaciones más ele­ vadas corresponden a: • • • • •

Traumatismos craneoencefálicos severos. Lesiones medulares. Amputaciones. Cegueras. Grandes quemaduras.

No obstante, por cuantiosas que sean algunas de las indemnizaciones recibidas, y teniendo en cuenta que constituyen una importante ayuda, nunca pueden com­ pensar pérdidas tan graves. De hecho, se entienden como un apoyo importante para que el accidentado pueda acometer la nueva situación desde una posición económica holgada, ante la elevada cuantía de los gastos que va a tener que afrontar. En cuanto a la actuación de los médicos forenses, se han recogido críticas vela­ das que giran en torno a la práctica de una estimación «conservadora» (es decir, a la baja) de la duración de la discapacidad de los lesionados por accidente de tráfico. Igualmente parece existir cierto desconocimiento, o falta de voluntad, a la hora de evaluar los daños neuropsicológicos de las víctimas, ya que los médicos forenses no son especialistas en estas secuelas, especialmente difíciles de contrastar. En estos casos, se propone que se realice una valoración conjunta en la que parti­ cipe un médico forense y un especialista en neuropsicología, para obtener una va­ loración completa de las lesiones físicas y psicológicas. Si aparece alguna secuela con posterioridad a la celebración del juicio existe la po­ sibilidad de reabrir el caso y, si se demuestra que, efectivamente, el problema ha sido causado por el accidente de tráfico, volver a indemnizar a la víctima. Sin em­ bargo, es muy excepcional que se produzca esta situación, principalmente porque estos procesos conllevan una duración muy larga.

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Las prestaciones Toda persona que haya sufrido una discapacidad a causa de un accidente de tráfi­ co, además de las indemnizaciones que le correspondan dispondrá, en función de su situación laboral previa, de unas prestaciones económicas. Para que el lesionado pueda solicitar y cobrar una pensión (contributiva o no con­ tributiva), así como el resto de las prestaciones que dependen de la Seguridad So­ cial y de otros organismos públicos y privados, necesita obtener el Certificado de Minusvalía. La tramitación de este certificado se realiza a través de los Centros Base de Aten­ ción al Minusválido, que cuentan con un equipo multidisciplinar que realizará la valoración y, si se considera necesario, el tratamiento, ya que las funciones de es­ tos organismos van más allá de la expedición del certificado.

CUADRO N.º 34 L A C O M P O S I C I Ó N D E L O S E Q U I P O S D E L O S C E N T R O S BA S E B A S E D E AT E N C I Ó N A L M I N U S V Á L I D O EQUIPO MULTIPROFESIONAL ÁREA DE VALORACIÓN

ÁREA DE TRATAMIENTO

MÉDICO REHABILITADOR

LOGOPEDA

PSICÓLOGO

FISIOTERAPEUTA

PEDAGOGO

PSICOMOTRICISTA

ASISTENTE SOCIAL

ESTIMULACIÓN PRECOZ

MONITOR ACUPACIONAL TÉCNICO EN ORIENTACIÓN LABORAL

Desde los Centros Base se asegura que se valoran todo tipo de secuelas que se padecen en el momento de la valoración, independientemente del origen de las mismas y de si va a poder llevar a cabo o no el mismo trabajo que realiza­ ba antes. El procedimiento que se sigue es la petición del informe médico de todas sus do­ lencias, así como el informe del psicólogo o psiquiatra, si está recibiendo este tipo de tratamiento. A estos datos se añaden los procedentes del equipo de valoración del centro y se decide el porcentaje de minusvalía. Además de la certificación, el usuario también recibe orientación acerca de las po­ sibilidades que le proporciona el certificado y del tipo de rehabilitación que nece­ sita seguir recibiendo, si es que esta fase no se da por concluida.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

«Se hace una reunión, una junta y se ofrece una visión global de esta perso­ na y se le emite el certificado de grado de la discapacidad. Al mismo tiempo

que se le da ese certificado se le dice para qué le sirve ese certificado, y se

le orienta si tiene que recibir tratamiento, de qué tipo, si nosotros se lo po­ demos ofrecer, se lo ofrecemos y si no lo remitimos donde sea oportuno. Fun­ damentalmente esta es la misión de los Centros Base.»

Del discurso de los expertos que trabajan en estos centros se desprende que están siendo infrautilizados en estos momentos, principalmente por falta de personal, mientras que se considera, como ya se ha expresado antes, que muchos lesionados no reciben la suficiente rehabilitación. Algunos centros están funcionando a medio rendimiento, cuando la infraestructura y las instalaciones están preparadas para so­ portar una mayor explotación. Particularizando en las prestaciones a las que tienen acceso las personas que se han visto afectadas por una grave lesión a causa de los accidentes de tráfico, se se­ ñalan principalmente las siguientes: ✓ Por incapacidad transitoria o permanente, así como las ayudas por hijo a

cargo, derivadas del accidente de tráfico sufrido.

De esta prestación se hace cargo bien el Instituto Nacional de la Seguri­ dad Social, bien la Mutua con la que se tuvieran contratados los seguros

sociales. La actuación de una entidad excluye la participación de la otra,

puesto que existe una única prestación en función de un único hecho

causante.

Estas prestaciones públicas por baja transitoria o incapacidad permanente

están tasadas por ley, por lo que, en opinión de los expertos, no se pres­ tan a valoración alguna por parte del juez que instruya el caso.

A juicio de algunos expertos entrevistados, el cálculo de las prestaciones,

basado en el 55% de la base reguladora, así como el hecho de que, en caso

de invalidez temporal, no se cobren los veinte primeros días y después sólo

el 75% de la base reguladora, da como resultado que el montante de la

pensión resulte muy por debajo del sueldo que se estaba cobrando antes del

accidente, lo que puede provocar un descenso en el status socioeconómico

del accidentado y, por tanto, un deterioro de su calidad de vida.

En estos momentos, se habla de un sistema de prestaciones de mínimos,

ya que las pensiones más bajas no superan las cuarenta mil pesetas men­ suales: un sueldo que, en la mayoría de las ocasiones, no es suficiente

para vivir.

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✓ Subvenciones a la adquisición de material ortoprotésico que están con­ templadas en su catálogo de prestaciones. Para una segmento de profesionales, estas ayudas han ido mejorando con el tiempo, tanto en calidad como en amplitud, pero aún falta mu­ cho por hacer, ya que todavía un gran número de aparatos necesarios y vitales para la realidad cotidiana (como por ejemplo una grúa para le­ vantar de la cama a un tetrapléjico) aún no están contemplados en di­ cho catálogo. Otro de los cuestionamientos al catálogo se refiere a la rigidez del mismo, ya que, generalmente, no se puede solicitar ningún artículo que no esté contemplado en él, aunque el precio sea similar. En cuanto a las prestaciones ortoprotésicas, existen diferencias entre Co­ munidades Autónomas: en Cataluña, por ejemplo, el usuario adelanta el pago de la prótesis, que le es reembolsada al cabo de un año, mientras que en otras Comunidades como la valenciana, la andaluza o la castella­ no-manchega se pagan directamente a las ortopedias. ✓ Dietas por acompañante cuando la víctima está hospitalizada El INSALUD de cada provincia es el responsable de estas dietas, si bien no se conceden en todas las Comunidades Autónomas. Para poder acceder a las mismas, se deberá presentar un justificante de que algún familiar ha estado residiendo en la ciudad donde se encuentre el hospital para acompañar al usuario, junto con las facturas y el informe médico. Al respecto de la cuantía de las ayudas, existen grandes diferencias, de­ pendiendo de la Comunidad de origen: Castilla-La Mancha es una de las que no contemplan estos gastos, mientras que en Alicante se abonan has­ ta 5.000 pesetas diarias, siempre que se justifiquen los gastos.

La atención sanitaria Los recursos sanitarios que las instituciones ponen a disposición de las personas que han sufrido un accidente de tráfico actúan en paralelo a las diferentes fases por las que pasa el accidentado. En concreto, se pueden distinguir diferentes elementos: • Tratamiento sanitario en la fase aguda. • Rehabilitación hospitalaria.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

• Hospitales de día. • Residencias asistidas. • Centros de Atención a Minusválidos Físicos (CAMF). Tratamiento sanitario en la fase aguda Si bien ya se ha comentado con suficiente profusión en apartados anteriores el mar­ co de la atención sanitaria, sí es conveniente resaltar el hecho de la práctica uni­ versalización de las coberturas sanitarias en España. De esta manera, cuando una persona sufre un accidente grave, se le suele trasladar al hospital más cercano al lu­ gar del siniestro. Una vez que se ha evaluado su estado, existen varias posibilida­ des: puede quedar ingresado en urgencias del mismo hospital o puede ser trasla­ dado a otro centro sanitario especializado o que cuente con una unidad especiali­ zada en la lesión del accidentado. En este sentido, es unánime la opinión de la conveniencia de que se actúe con cri­ terios de cercanía al domicilio del lesionado, ya que esto le va a facilitar las salidas de fin de semana y, posteriormente, la rehabilitación ambulatoria. Además, va a permitir que los familiares y amigos puedan acudir al centro sanitario con más asi­ duidad y que, por tanto, el afectado se encuentre más arropado. Como ya se ha comentado, la primera atención al lesionado ha mejorado mucho, desde el punto de vista de los profesionales. Sin embargo, sí se recogen ciertos ele­ mentos críticos que hacer referencia a la calidad de la prestación sanitaria. En con­ creto, se cuestiona: ✓ La actuación en las unidades de cuidado intensivo de los hospitales de agudos, donde los esfuerzos se orientan a salvar la vida del accidentado, dejando en un segundo plano otros protocolos que también son impor­ tantes y que pueden incidir negativamente en las posibilidades de recupe­ ración o en la generación de discapacidades. De esta manera, se conviene que para que estas personas sobrevivan en las mejores condiciones posibles, es necesario que se actúe con criterios de prevención desde el primer momento, teniendo en cuenta los protoco­ los elaborados al respecto. En esta línea, y como fruto del Programa Europeo Helios II, el IMSERSO publicó en 1997 la Guía de Buenas Prácticas para el Traumatismo Cra­ neoencefálico, dirigida tanto a usuarios como a profesionales de los dife­ rentes servicios de rehabilitación. ✓ Se ha constatado que es generalizada la falta de asistencia psicológica en hospitales de agudos pertenecientes a la red sanitaria pública, lo que su­

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pone para el lesionado y sus familiares tener que iniciar solos el largo y ar­ duo camino del afrontamiento. En este sentido, una corriente de expertos llama la atención sobre la con­ veniencia de que personas con los mismos hándicaps que los accidenta­ dos formaran parte del equipo de atención psicológica de los hospitales, ya que se generaría un mayor grado de empatía con los usuarios, lo que podría mejorar el resultado de su trabajo.

«Es importante que haya en el equipo un psicólogo y alguna persona discapacitada, en el equipo multidisciplinar que siempre se habla pero que luego no es tan multidisciplinar. Haces de modelo, ellos intentan ver lo que va a ser su vida después e intentan ver a alguien que lo haya resuelto positivamente, porque les es mucho más fácil el camino.»

A tenor de la opinión de los profesionales, cuando la asistencia mental y psicológica es precoz, y comprende a las familias, se consigue mejorar las capacidades y recursos de los afectados para hacer frente a las conse­ cuencias de los accidentes. ✓ Una exigencia que se considera razonable es que en todos los hospitales se trabaje desde una perspectiva global, en la que la totalidad de los pro­ fesionales participen en la atención de manera conjunta. Sin embargo, el enfoque de muchos centros pequeños, ya sean públicos o privados, suele ser eminentemente médico, ya que carecen de esta perspectiva. En el caso específico de quienes han sufrido daño cerebral, se presenta una carencia triple: • Una parte, parece que en los hospitales públicos de agudos no se pro­ porciona tratamiento fisioterapéutico a los lesionados desde el primer momento. • También se han detectado carencias en la formación de los fisiotera­ peutas, quienes, en líneas generales, no cuentan con conocimientos necesarios que le permitan tratar correctamente el daño neurológico. • Además, en la sanidad pública se echa en falta un trabajo en coordi­ nación con los especialistas en neuropsicología, con lo que no se lo­ gran los resultados que se podrían conseguir. La rehabilitación hospitalaria En esta fase, los lesionados medulares y cerebrales son tratados en centros especia­ lizados o, en su defecto, en unidades específicas de hospitales generales. No se tie­

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ne conocimiento de la existencia de unidades de amputados o de afectados senso­ riales. En el caso de los lesionados medulares, el centro sanitario público y especializado de referencia es el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, que cuenta con una dilatada experiencia en el tratamiento y la rehabilitación de este tipo de afec­ tados, independientemente del origen de la lesión. Es, por tanto, un centro para­ digmático, pero que no representa a la generalidad, ni en lo que se refiere a recur­ sos, tanto económicos como de personal, ni en lo tocante a conocimientos. Se trata de un centro sanitario con una perspectiva integral de la atención al acci­ dentado, con la que se pretende que normalice en todo lo posible su vida y recu­ pere su poder de decisión sobre la misma, para lo que es necesario ofrecerle alter­ nativas. Un hospital de estas características cuenta con todos los profesionales que pueden intervenir en la recuperación de lesionados medulares: equipo de médicos espe­ cialistas en rehabilitación, equipo de psicología y psiquiatría, unidad de trabajo so­ cial y servicios centrales de diagnósticos, así como diferentes especialidades qui­ rúrgicas que se ocupan de las intervenciones necesarias (cirugía general, traumato­ logía, urología, cirugía plástica, anestesia) y unidades especiales que se encargan de tratar problemas específicos, tales como la unidad del dolor, de electroestimula­ ción o de rehabilitación sexual. Los médicos rehabilitadores se ocupan de coordinar la actuación de todos los es­ pecialistas consultores que participan en la recuperación del lesionado medular, ta­ les como cirujanos, especialistas en medicina interna, etc. Y lo hacen desde una perspectiva multidisciplinar, ya que, al tratarse de una discapacidad física, es nece­ sario tener en cuenta todo el entorno de la víctima, para ayudarle a conseguir la máxima funcionalidad e independencia, dentro de su nivel de lesión. En este sentido, hay que atender a todas las complicaciones físicas que puedan sur­ gir, al trauma emocional que supone sufrir una lesión de estas características y al momento de reintegrarse a su vida personal, familiar y social. El hospital de Toledo cuenta, desde hace más de veinte años, con una Unidad de Rehabilitación Sexual y Reproducción Asistida, en la que se aúnan los esfuerzos de ginecólogos, expertos en anatomía patológica, psiquiatras, psicólogos, urólogos, médicos rehabilitadores y expertos en radiología. Esta unidad, pionera en su momento, se ha convertido en una importante referen­ cia para otros centros sanitarios, tanto públicos como privados, y aquí se atiende a gran parte de los lesionados medulares que necesitan orientación y tratamiento se­ xual, destinado o no a la reproducción.

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GRÁFICO N.º 12 L A F I L O S O F Í A D E A C T U A C I Ó N D E L H O S P I TA L N A C I O N A L D E PA R A P L É J I C O S D E T O L E D O

Lesiones físicas

Trauma emocional

TRATAMIENTO

Integración social

En el caso de los amputados, no existen unidades específicas para su tratamiento, aunque se conocen algunos médicos especialistas en reimplante de miembros. En cuanto a la rehabilitación, para algunos profesionales relacionados con este tipo de lesionados, existe una fuerte carencia de médicos rehabilitadores y fisioterapeu­ tas que tengan conocimientos específicos en el tratamiento de muñones. Además de esta aparente falta de especialización, también se llama la atención so­ bre la necesidad de dedicar más tiempo a la rehabilitación de los muñones, ya que las carencias en este sentido se van a tener que suplir fuera del hospital, con lo que la recuperación del lesionado se va a ver retrasada. «Lo que pasa es que siempre hay demasiada gente: hay tres fisios y cincuen­ ta personas esperando. Entonces el tiempo que les dedican es poco; y un mu­ ñón mal rehabilitado, cuando llega aquí es más difícil poner una prótesis. En­ tonces ayudamos a rehabilitar nosotros pero perdemos mucho tiempo; en vez de una semana, hay que invertir un mes.»

Por otro lado, parece ser que una gran parte de las prótesis no funcionan como de­ berían, por lo que muchas de ellas terminan en el «fondo de un armario», a pesar del enorme gasto que suponen para el Instituto Nacional de la Seguridad Social. En el caso de daño cerebral, una vez que se tiene el alta del hospital existen pocas posibilidades de recibir atención neuropsicológica, así como en logopedia, por par­ te de las instituciones públicas. Y no todas las familias tienen recursos suficientes

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para llevar al lesionado a un centro privado, donde estos tratamientos resultan muy caros. Se trata de una necesidad que se debería cubrir cuanto antes, ya que el lesionado cerebral va a tardar mucho más tiempo que otro tipo de accidentados en recupe­ rarse, por lo que resulta conveniente que continúe la rehabilitación durante más tiempo, aunque no parezca que avanza demasiado. «Es fundamental, porque esta lesión tarda más tiempo en estabilizarse y es importante trabajar en ello durante más años, dedicarle tiempo. Si tú mejoras la atención y cualquiera dice “no ha mejorado mucho”, que mejore un pun­ to o dos puntos en mejora de la atención y memoria supone que esa perso­ na puede ser más independiente, supone que a lo mejor pueda salir ella sola a comprar el pan o a hacer un recorrido. No mejora tanto aparentemente, pero le da independencia para poderse asear, para poderse vestir, para hacer un recorrido, para hacer unas tareas más mecánicas; son logros que parecen pequeños pero que no lo son para la vida de esa persona y sus familias.»

Para los lesionados sensoriales afectados en la visión, la ONCE cuenta con varios Centros de Rehabilitación Básica, que sustituyen el período de rehabilitación am­ bulatoria habitual y lo concentran en un internamiento de tres meses de duración. Estos centros se ocupan sobre todo de la terapia ocupacional, con la que se ense­ ña a la persona que ha perdido la visión a manejarse sin ella en todos los ámbitos de la vida: desde el aseo y cuidado personal, hasta la orientación espacial en la ca­ lle, pasando por el manejo de todos los electrodomésticos que pueden existir en una casa.

«La labor fundamental de un rehabilitador es la autonomía personal en la ca­ lle: te enseña a manejarte con dinero, te enseña a manejarte fijándote en co­ sas que hasta entonces no te has fijado, que puede ser la orientación, la po­ sición del sol, el tráfico de la calle.»

Para realizar esta labor, los Centros de la ONCE cuentan con Técnicos en Rehabili­ tación Básica (TRB), que se ocupan de lo que se ha venido explicando; y Técnicos en Rehabilitación Visual (TRV), para quienes conservan algún resquicio de visión. Ambos tipos de profesionales han sido formados dentro de la organización y se van a unificar próximamente, dando lugar a una nueva figura: el Técnico en Autonomía Personal. La duración del período de rehabilitación en hospitales públicos está regulada por la Ley de la Seguridad Social y tiene un tope de seis meses. A partir del alta, se pue­

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de acudir a los centros de salud sectoriales, si bien no todos estos centros tienen servicio de rehabilitación y los que disponen de él muchas veces no cuentan con recursos suficientes para atender a todos los usuarios que lo necesitan. Es un tiempo que se considera adecuado para que el lesionado medular consiga cierto nivel de recuperación. Sin embargo, en el caso de quienes sufren daño cere­ bral, no parece ser suficiente, por lo que, para algunos profesionales, sería aconse­ jable la creación de centros sanitarios especializados donde se pudiera continuar la rehabilitación neuropsicológica. «En un lesionado cerebral, las secuelas físicas han sido suficientes, pero se­ guramente las secuelas neuropsicológicas no le han dado la atención sufi­ ciente, y como tardan más en estabilizarse que las físicas, necesitan más tiempo de tratamiento de esas secuelas, necesitan centros, una vez que le den el alta, a nivel privado, porque no hay a nivel público, para seguir esta rehabilitación neuropsicológica, para llegar a ese tope, entre comillas, y lue­ go mantenerlo. El problema es que a nivel público hay muy pocos sitios don­ de puedes hacer ese mantenimiento.»

Si se trata de un paciente que no tiene dónde ir, que carece de recursos económi­ cos y existe una gran lista de espera en el centro donde se ha solicitado su ingreso tras la hospitalización, para los servicios sociales es «un alta difícil» y se empieza a trabajar con él desde el momento mismo en que se detecta esta situación pro­ blemática. En opinión de los expertos, la red sanitaria pública es suficientemente amplia y cuen­ ta con un nivel de calidad aceptable, tanto en lo que se refiere a la atención prima­ ria como a la especializada. Pero parece haberse priorizado esta fase y queda por atender esta otra parte, una vez que se recibe el alta en el hospital, que no es sólo una competencia sanitaria, sino también social. Ni existen centros sociosanitarios su­ ficientes ni se dispone de los medios económicos necesarios para mantenerlos.

«El problema tal vez venga en la fase posterior: una vez el paciente se ha es­ tabilizado, ha salvado su vida, pero queda con unos déficits muy grandes; y es la familia la que tiene que asumir y buscar una alternativa para que esa persona pueda rehabilitarse en la medida de lo posible y pueda ganar capa­ cidades. Y eso es lo que hoy en día no está bien resuelto.»

Diferenciando por Comunidades Autónomas, Cataluña parece ser la zona donde existe un mayor número de hospitales de larga estancia, donde los lesionados reci­ ben una asistencia necesaria. En el resto del país, parece indispensable que se po­ tencien este tipo de centros.

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La escasez de centros y plazas es generalizada, si bien parece ser que son quienes sufren daño cerebral quienes encuentran mayores trabas a su ingreso en un centro de estas características. El hecho de que no los admitan ni en residencias del IMSERSO ni en centros pri­ vados está provocando un colapso de camas en hospitales de rehabilitación, ya que, en gran parte de los casos, sus familias no pueden hacerse cargo de ellos. De esta manera, se constatan las fuertes carencias de la red de apoyo social. Los hospitales de día Los hospitales de día significan una especie de puente entre la fase hospitalaria y el regreso a la vida «normal», que en muchos casos supone la vuelta a casa, adop­ tando un papel de ayuda a los accidentados a superar el estrés que les produce en­ frentarse con el día a día sin el apoyo de los profesionales sanitarios.

«Creo que el paciente tiene que aprender a estar en su casa, mientras apren­ de a estar en su casa tiene que tener el apoyo de la unidad. Cuando un pa­ ciente ha aprendido lo mínimo para poder dormir en casa, yo creo que... al

principio, cuando les dices, vas a ir a casa ¡horror!, pero creo que a la larga

el período de adaptación lo hacen mejor, porque tú le estás enseñado lo que

realmente ven dificultad en casa.»

Al servir de puente entre el hospital donde han estado ingresados y su propia casa, los profesionales siguen un proceso en el que van desconectando al lesionado, poco a poco, de la atención sanitaria, intentando que tome contacto con otras co­ sas, fuera del hospital, que vuelvan a relacionarse con la gente y a retomar lo que hacían antes. En la actualidad, son escasos los hospitales de día que existen en España, lo que provoca largas listas de espera que retrasan mucho el ingreso de los lesionados y, sobre todo, influyen de manera negativa en su integración social después del acci­ dente, si el accidentado no tiene la suerte de contar con uno de estos centros en su ciudad o en su pueblo. «Aquí en Cataluña, hay centro de día para los discapacitados que viven cer­ ca, pueden ir allí unas horas al día, pero todavía hay lista de espera muy lar­ ga, cuesta conseguir una plaza, no están diseminados por todo el territorio,

muchas veces la gente se tiene que ir muy lejos de donde ha vivido siempre,

y esto va en contra de los postulados de evitar el desarraigo. Tendría que ha­ ber casi en cada ciudad mínimamente importante estos equipamientos, que

fueran todos accesibles, con autobús.»

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Otras iniciativas institucionales dependientes de Servicios Sociales hablan de pro­ yectos de puesta en marcha de centros de día, donde podrían ingresar lesionados graves, que necesitan atención específica en diferentes áreas, siempre desde una perspectiva de rehabilitación integral, no sólo médica. Estos centros atenderían a una doble vertiente: usuarios con secuelas establecidas que pasarían allí la mayor parte del día y realizarían todo tipo de rehabilitación; y usuarios que acudirían a servicios puntuales de tratamiento o mantenimiento, en régimen de ambulatorio, una vez que se hubieran agotado las posibilidades de re­ habilitación en otros centros. Para el mantenimiento del lesionado grave se contemplan tratamientos de fisiotera­ pia, logopedia y terapia ocupacional, además de la asistencia de un trabajador so­ cial y un psicólogo experto en psicología cognitiva, con lo cual los centros podrían (y, según los expertos, deberían) ser utilizados por todo tipo de discapacitados físi­ cos por accidentes de tráfico. Igualmente, se defiende el beneficio de que este tipo de centros acoja a diferentes discapacitados, sea cual sea el origen de su lesión y sean cuales sean las secuelas. Se trata de no hacer guetos, de que las personas que están siendo atendidas allí puedan relacionarse con otras que no estén en una situación similar a la suya. Así se consigue enriquecer las relaciones humanas y, además, optimizar los recursos. El equipo básico deberá estar formado por un rehabilitador, un psicólogo y un tra­ bajador social que estaría en colaboración con los médicos del sistema de salud y con los Centros Base, que determinarían el programa de rehabilitación de cada le­ sionado y les realizarían las revisiones oportunas. Las residencias asistidas Desde el discurso de los expertos, parece que los conceptos de normalización, in­ tegración, apoyo familiar, etc., están suficientemente interiorizados, pero no pre­ sentan un reflejo suficiente en la práctica. Un ejemplo de estas carencias es la escasez de residencias asistidas y las listas de espera que hay que soportar para poder acceder a ellas. «Hay residencias asistidas, pero siempre hay listas de espera; desde el punto de vista de conceptos, analizas lo que dice el IMSERSO, las asociaciones, todos es­ tos conceptos de normalización, de integración del propio entorno, de apoyo fa­ miliar, todo esto está ya asumido desde el punto de vista conceptual; pero la prác­ tica, las respuestas organizadas, sistemáticas ya sea con dinero público, gestiona­ das por lo privado pero con apoyo público, eso está todavía poco desarrollado.»

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Dado que la esperanza de vida de este colectivo es ahora mucho mayor y que al­ gunos lesionados graves no tienen posibilidad alguna de volver a su entorno, este tipo de centros son una necesidad real que hay que cubrir lo antes posible. Como ya se ha comentado, en la actualidad las residencias asistidas con que cuen­ ta el sistema sociosanitario español son muy escasas y no están dando respuesta a la creciente demanda que se está produciendo entre accidentados de tráfico con le­ siones muy graves. «Si el nivel de lesión no es suficiente como para vivir solo, pues ahí es cuan­ do entra la asistente social para intentar buscar que posibilidades tiene ese

hombre, o bien de una ayuda domiciliaria, o según las posibilidades, si pre­ vés que ese hombre nunca se va a valer solo y que realmente su vida va a de­ pender siempre de otras personas y no tiene posibilidades nunca de irse a su

casa, pues tendrás que buscarle un centro alternativo, y aquí estamos muy

mal de centros alternativos.»

Un ejemplo podría ser la residencia de Lardero, en Logroño, donde no sólo se hace mantenimiento sino que también se pueden cursar estudios de electrónica, infor­ mática, etc., teóricamente destinados a la reinserción laboral. Otra opción interesante y necesaria sería que estas residencias tuvieran la capaci­ dad suficiente como para atender a cierto número de lesionados en régimen tem­ poral, es decir que, una o dos veces al año, el accidentado pudiera ingresar unas semanas, propiciando el respiro y descanso de su familia. Los Centros de Atención a Minusválidos Físicos El IMSERSO posee una red de Atención a Minusválidos Físicos formada por cinco centros que se encuentran en las provincias de Guadalajara, Cáceres, Córdoba, A Coruña y Madrid. En estas instituciones, como en todos aquellos servicios públicos orientados a la atención de discapacitados, no se establecen diferencias según el tipo de patología, lo que puede verse reflejado en que en el centro de Guadalajara existan hasta 34 minusvalías con etiologías diferentes.

«Los CAMF fueron creados con el objetivo de ofrecer una atención integral a

las personas con minusvalías físicas graves en los que no se detectan posibi­ lidades de recuperación profesional e integración laboral, y en cuyo entorno

familiar y social existen importantes dificultades para ser atendidos.»

Los servicios que ofrecen los CAMF incluyen la atención médico sanitaria, la aten­ ción psicológica, los cuidados fisioterapéuticos, el trabajo social, la posibilidad de

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asistir a talleres ocupacionales, la vida en un entorno adaptado a las discapacida­ des de cada usuario a través de las ayudas técnicas necesarias, la realización de ac­ tividades culturales de ocio y tiempo libre y la residencia (habitación individual, comida y aseo). Los minusválidos físicos pueden acudir a estos centros en régimen de residentes de carácter fijo, residentes de carácter temporal o, para quienes residen en la misma ciudad, bajo la modalidad de centros de día. Sin embargo, los profesionales de los CAMF resaltan la reducida movilidad que se observa en sus usuarios, lo que se refleja en el escaso número de lesionados que se han dado de baja en los últimos años. Asimismo, es posible encontrar internos cuya razón de estar en el centro sea una carencia económica o de apoyo de su entorno familiar, mientras otros deciden ale­ jarse voluntariamente de su hogar porque la minusvalía les supone una fuerte ten­ sión y frustración.

La atención psicológica En los primeros días de estancia en el hospital, son los familiares quienes van a so­ portar todo el peso de las consecuencias del accidente, ya que a ellos se les man­ tiene informados desde el principio. Con el accidentado se intenta que vaya dán­ dose cuenta poco a poco, sin engañarle, pero sin facilitarle, de entrada, todo el al­ cance de su lesión. Este choque va a requerir, en opinión de los profesionales implicados, de apoyo psicológico o incluso tratamiento psiquiátrico, para lo que se organizan grupos de terapia, así como tratamiento individualizado. En estas entrevistas se incide en las consecuencias que el accidente va a tener en el seno familiar del usuario y se puede empezar ya, si todos están de acuerdo, con la orientación y el apoyo que necesiten. Los aspectos psicosociales son optativos: los profesionales proponen las líneas de actuación más convenientes en cada caso, pero son los usuarios quienes tienen la última palabra. «Normalmente suelen aceptarla la mayoría; ya se ve que es un enfoque insti­ tucional. Les da cierta seguridad saber que pueden tener acceso a esta varie­ dad de apoyos. Tienen la oportunidad de hablar de lo que les preocupa, ver si necesitan un apoyo más especializado, y con este apoyo complementario.»

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En el centro sanitario de Toledo, uno de los proyectos con las familias más signifi­ cativos y que mejores resultados están dando es el de tutorías, que consiste en que los familiares de los lesionados que llevan un tiempo en el hospital actúen como apoyo de familiares de accidentados recién ingresados. Normalmente, se procura poner en contacto a familias de la misma Comunidad Autónoma, intentando establecer algún nexo que facilite la ayuda mutua en los momentos en que los profesionales no pueden intervenir. A pesar de que, en el proceso de afrontamiento, los problemas psicológicos y men­ tales se podrán solventar mejor si se cuenta con ayuda especializada, en muchos hospitales no disponen todavía de un equipo de psicólogos que realice el trabajo que se ha venido describiendo. Es una de las carencias más notables del sistema sanitario español, en este mo­ mento, que afecta tanto a centros de titularidad pública como privada que cuentan con una unidad de lesionados medulares o de daño cerebral. «Nosotros lo que no tenemos es psicólogo, hay muchas unidades de medulares que no hay psicólogo. Lo tenemos prometido hace muchísimo tiempo. Hace dos años se ha creado una unidad de psiquiatría, porque antes sólo había psi­ quiatría en forma ambulatoria, pero ahora hay una unidad con camas, y está previsto que cuando esté cubierta la dotación de psiquiatras, que haya psicólo­ gos y que trabajen con las unidades especiales. Estamos en la lista de espera.»

Por esta razón, los profesionales lanzan una crítica sobre el hecho de que, en este país, la atención médica se centre, generalmente, en los problemas físicos y no se confiere al apoyo emocional, tanto al propio lesionado como a su familia, la im­ portancia que merece.

«Esta área se atiende muy poco. Hay trabajadoras sociales que orientan hacia los recursos, orientan hacia las ayudas económicas y sociales, pero ese es otro trabajo y otro tema; yo estaría defendiendo la orientación emocional, el apoyo emocional, la ayuda al restablecimiento, a la resolución de la crisis que en todas las familias se origina cuando hay un miembro enfermo o una persona que va a sufrir una discapacidad.»

Cuando se trata de lesionados cerebrales, es importante la figura del neuropsicólo­ go, ya que es quien mejor puede orientar a la familia en lo referente a las relacio­ nes interpersonales. Conociendo bien los déficits del accidentado, este especialista podrá dotar a los familiares de valiosas pautas de conducta destinadas a no acen­ tuar los conflictos, qué actitud mantener con el lesionado, etc.

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«Las familias tienen que recibir asesoramiento. No puedes dejar que se las apañen, porque muchas veces estas situaciones se van deteriorando y llega un momento que son insostenibles» (E. n.º 18).

El ámbito social La respuesta a las necesidades de información y orientación Como ya se ha comentado en capítulos anteriores, tras producirse el accidente, tanto los lesionados como sus familiares presentan una elevada necesidad de in­ formación y orientación, ya que están viviendo una situación completamente nueva y diferente. En este sentido, la primera fuente de conocimiento para los afectados la representan los profesionales de los hospitales donde están siendo atendidos, aunque gran parte de ellos no cuenta con personal especializado en esta función. En un hospital como el de parapléjicos de Toledo, donde ya se ha comentado que se pretende una rehabilitación integral del lesionado medular, la labor que desem­ peñan los especialistas del Servicio de Trabajo Social es fundamental. Es una perspectiva que también preside la labor que desarrollan los profesionales de otro centro sanitario paradigmático en la rehabilitación de lesionados medulares y cerebrales, esta vez de titularidad privada: el Instituto Guttman. Desde la Unidad Psicosocial se enfoca la rehabilitación desde una perspectiva glo­ bal y, en esta dirección, se trabaja con el usuario desde el principio. Básicamente, los procesos de atención son los siguientes: • De admisión o llegada al centro, donde se le toman los datos más impor­ tantes, ya que no es momento de profundizar en este aspecto. Una traba­ jadora social mantiene una primera entrevista con los familiares, más que nada para escuchar su experiencia en torno al accidente y ofrecerle el apoyo emocional que necesitan. • Estudio sociofamiliar, donde se indaga no sólo todos los detalles relativos al accidente que ha sufrido el lesionado, sino también sus circunstancias sociales anteriores al mismo, para decidir en qué direcciones hay que tra­ bajar. Se trata de atender a los posibles cambios referentes a su forma de organizarse, su proyecto vital, sus actividades, etc. En este sentido, la orientación más general la realiza el trabajador social.

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Esta unidad especializada cuenta con una escala de valoración social, que se aplica a todos pacientes cuando ingresan. Consta de tres categorías (de menor a mayor problemática social) y en función de las mismas se traba­ ja con el usuario.

«La categoría “1” es cuando no hay problemas en: situación personal, de tra­ bajo, de estudio, situación económica, de familia, de vivienda, y la red so­ cial; establecemos la categoría “1” cuando es aceptable; la categoría “2” que tiene cierto riesgo social al alta, pero que trabajando con ellos tienen una buena cohesión como grupo social y familiar y se puede llegar a resolver. Luego, la categoría “3”, es cuando hay un problema social grave, cuando el alta es difícil; ahí empezamos a trabajar desde el momento que ingresa pen­ sando en que es una tarea difícil desde nuestro punto de vista.»

Dentro de las funciones de este departamento se encuentran las de: • Informar, tanto al paciente como a su familia, de todos los derechos socia­ les con que cuentan y enseñarles a utilizar los recursos que las institucio­ nes públicas y privadas ponen a su disposición. • Iniciar los trámites para la obtención de todo tipo de certificados, ayudas, subvenciones..., se trata de asistir a los familiares, que no están acostum­ brados a toda esta burocracia, con el fin de agilizar el papeleo para que el lesionado pueda beneficiarse de todo tipo de ayudas desde el principio. En este sentido, los profesionales del Instituto Guttman intentan que la familia mis­ ma ponga en marcha sus recursos y sean lo más autosuficientes que las circunstan­ cias les permitan. Sólo cuando los encuentran muy bloqueados o despistados adop­ tan con ella una actitud algo más proteccionista. Una vez que el usuario recibe el alta en el hospital se le hace entrega de un infor­ me en el que figuran todos los trámites que se han llevado a cabo, las instituciones en las que se han tramitado dichas solicitudes y el momento en el que se encuen­ tran, así como lo que queda por hacer y cómo hay que hacerlo. En este sentido, los profesionales consultados insisten en que habría que trabajar en el ámbito de la información, para que ésta pudiera llegar igualmente a todos los acci­ dentados, en lugar de que sean aspectos como el azar (que te permita ser tratado en un gran hospital que cuente con un departamento psicosocial) o las circunstancias so­ cioeconómicas o culturales anteriores al accidente, los que decidan sobre el acceso al conocimiento de todo un mundo nuevo en los momentos posteriores al siniestro. Una vez superada la estancia hospitalaria, otro de los organismos públicos estre­ chamente vinculados a la información y orientación es el Centro Base de Atención

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al Minusválido. Aunque los profesionales consultados no están seguros de que en todos los casos estén transferidas las competencias, la mayor parte de estos centros depende de las Administraciones autónomas. Todas las Comunidades cuentan con, al menos, uno de ellos.

CUADRO N.º 35 L A S F U N C I O N E S D E L O S C E N T R O S BA S E D E AT E N C I Ó N A M I ­ NUSVÁLIDOS

✓ ✓

INFORMACIÓN GENERAL Y ASESORAMIENTO. DIAGNÓSTICO Y VALORACIÓN DE DÉFICITS FÍSICOS, PSÍQUICOS Y SENSORIALES.

✓ ✓

EMISIÓN DEL CERTIFICADO DE MINUSVALÍA. TRATAMIENTO DE REHABILITACIÓN INTEGRAL.

En este tipo de centros se ofrecen, además de la tramitación del certificado, otra se­ rie de servicios, entre los que destaca por su importancia la información que se presta, sobre todo los recursos sanitarios a los que el usuario tiene derecho y pue­ de acceder. Desde los Centros Base se ponen de manifiesto las lagunas de información que pre­ sentan los posibles usuarios, ya que algunos de ellos desconocen la existencia de este organismo y, en consecuencia, no se pueden beneficiar de una serie de ayudas y subvenciones públicas y privadas que están pensadas para facilitar la integración social y el bienestar personal de los lesionados. Este reconocimiento es necesario a efectos de que se perciban ayudas públicas y privadas (procedentes de la ONCE, por ejemplo), para eliminar barreras fun­ cionales en la vivienda o adquirir y adaptar un vehículo. También se tramita des­ de el Centro Base el posible ingreso en un Centro de Atención de Minusválidos Físicos, trámite para el que también es necesario presentar el Certificado de Mi­ nusvalía. Igualmente, las personas que desconocen este trámite o no han querido cumpli­ mentarlo, también están dejando de acceder a tratamientos rehabilitadores de los que se podrían beneficiar desde el principio, como fisioterapia, logopedia, etc. Es conclusión, los canales de información no están lo suficientemente desarrollados como para que quede garantizado el derecho de todos los lesionados al acceso a este tipo de recursos.

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La ayuda a domicilio Aunque no hay duda de la idoneidad de los centros alternativos para personas sin hogar, no todos los profesionales están de acuerdo en que las residencias asistidas constituyan la panacea para una gran parte de lesionados graves que, teniendo una familia o un hogar, no pueden vivir allí porque necesitan cuidados muy específicos. En estas situaciones, los servicios de ayuda a domicilio constituyen una alternativa integradora, en tanto y cuanto, propicia que el lesionado continúe viviendo en su medio social, con sus vecinos y sus costumbres, de una manera lo más parecida posible a como lo hacía antes del accidente. En la actualidad, los Servicios de Ayuda a Domicilio para este tipo de lesiona­ dos graves no parecen estar suficientemente desarrollados, encontrándose en­ focados fundamentalmente hacia otro colectivo necesitado de este soporte, los ancianos. «El servicio a domicilio existe, es verdad que está mucho menos desarrollado

que la ayuda a domicilio a personas mayores. El problema es que es el mis­ mo sistema y que para este tipo de personas no sirve la ayuda a domicilio de

tipo normal, sino que tiene que ser una ayuda a domicilio más especializada:

a personas con discapacidad lo que hay que hacer son transferencias, movili­ zaciones, evitación de escaras, a lo mejor el personal de ayuda a domicilio

en discapacitados debería ser más especializado de lo que ahora mismo es.»

En este sentido, y con vistas a una mayor eficacia en sus prestaciones hacia los le­ sionados graves por accidentes de tráfico (u otras causas), el servicio de ayuda a do­ micilio debería desarrollarse en dos frentes: • Aumentando el número de horas y días en que se preste esta asistencia (los

ancianos son atendidos dos días por semana, pero los lesionados graves

necesitan atención diaria).

• Mejorando la formación de los profesionales que se dedican a ello, para

que puedan ir asumiendo mayores competencias.

Sin embargo, y aun a pesar de los aspectos claramente diferenciales de una aten­ ción domiciliaria dirigida a la tercera edad y aquella enfocada a graves lesionados, la experiencia y el bagaje acumulado en los últimos años por el Servicio de Ayuda Domiciliaria del IMSERSO y la FEMP puede constituir un punto de partida para un servicio optimizado de atención domiciliaria.

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La respuesta al problema de la vivienda El problema de la vivienda genera bastante unanimidad entre los diferentes colec­ tivos de profesionales relacionados con la recuperación de los lesionados graves por accidente de tráfico. La mayoría están de acuerdo en afirmar que, en el caso de personas discapacitadas, el derecho a la vivienda no está siendo suficientemente respetado y promovido por las instituciones públicas competentes. Desde una perspectiva institucional, el acceso a la vivienda está contemplado a tra­ vés de diferentes medidas: • Programas municipales de construcción de viviendas sociales. • Obligación de reserva legal de un 2% de las viviendas de protección ofi­ cial para discapacitados, pero no siempre se cumple • Reserva de viviendas en promociones privadas cuando el número de vi­ viendas sea superior a treinta. A pesar de estas medidas, el acceso a las viviendas adaptadas está resultando muy difícil, ya que la oferta se encuentra claramente por debajo de la demanda.

«Están las viviendas de protección oficial que hay gente que consigue pero que es muy difícil acceder a ellas. Es difícil encontrar casas accesibles, incluso dentro de las viviendas de protección oficial. A nivel de viviendas, es verdad que hay pocas viviendas de protección oficial y la verdad es que el lesionado se busca la vida como cualquier comprador de piso, lo que pasa es que tienes que mirar más que no tengas barreras en el portal, que en el garaje entres bien, que en el as­ censor entres bien, y que luego en la casa, con las reformas pertinentes, puedas hacer la casa accesible, aparte de más dinero, te cuesta muchísimo encontrarla.»

Una alternativa lo constituye la adaptación de la vivienda habitual, si bien resulta muy costoso hacerlo. Para las modificaciones dentro de la vivienda, existen diferentes organismos que conceden ayudas, entre los que se encuentra el IMSERSO. El problema estriba en que éstas son muy inferiores al coste real de las adaptaciones y en que el lesiona­ do tiene que adelantar el importe de las mismas. La cuantía de las ayudas que se conceden está en proporción de los ingresos del solicitante, pero desde los colectivos de profesionales se advierte que, en algunas ocasiones, se acude a la picaresca para acceder a una serie de subvenciones a las que no se tiene derecho.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

La ONCE también concede ayudas para la eliminación de barreras en los edificios y las viviendas, así como para la adquisición de la casa, pero no parece existir nin­ gún organismo público que conceda apoyos a la adquisición, fuera del marco de la protección oficial. En el terreno legal, parece que se ha mejorado algo en cuanto a la posibilidad de adaptar el edificio (rampas, ascensores, etc.), ya que antes se exigía unanimidad en cualquier cambio y ahora basta con que estén de acuerdo tres quintas partes. Sin embargo, presenta la contrapartida de que los vecinos no tienen la obligación de contribuir económicamente con los gastos que origine la adaptación, extremo ante el que algunos profesionales solicitan una modificación de la Ley de Propiedad Ho­ rizontal. La formación La formación constituye un factor clave para favorecer los procesos de inserción social de las personas con una discapacidad sobrevenida a causa de un accidente de tráfico. Su papel en la adquisición de nuevos hábitos, en la preparación de ha­ bilidades profesionales adecuadas a su situación física y/o psíquica y su valor como elemento de normalización es, en muchos casos, de absoluto protagonismo. Conscientes de esta situación, diferentes instituciones, tanto públicas como priva­ das, ofrecen cursos y becas para apoyar la formación de las personas con graves le­ siones.

«Hay becas que convoca todos los años FREMAP, que allí tienen cursos re­ glados, se solicitan desde aquí, les hacen una entrevista y pueden hacer al­ gún curso siempre que sean independientes en las actividades de la vida dia­ ria. También el INEM tiene cursos de formación muy interesantes, que los suele haber en todas las capitales de provincia y también se les informa so­ bre ello. Hay otra asociación, ESCAFIN, a través de la ONCE, que organiza cursos.» Cualquier lesionado que pretenda acceder a formación especial debe hacerlo a tra­ vés de instituciones públicas, como los Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos (CRMF) o los Centros Especiales de Empleo (CEE); o privadas, como la Fun­ dación ONCE. Según los expertos consultados, los Centros de Recuperación de Minusválidos Físi­ cos cuentan con un nivel académico bastante bajo entre su alumnado, en el que resulta prácticamente testimonial la presencia de titulados. Los contenidos de los cursos que se imparten en estos centros tratan que adaptarse a las carencias forma­ tivas de sus alumnos, invirtiendo muchos esfuerzos en nivelación cultural.

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Estos centros cuentan con un gran número de alumnos lesionados medulares y al­ gunos traumatismos craneoencefálicos con daños físicos derivados del siniestro (aunque, la visión de los profesionales que trabajan en ellos es que no están pre­ parados para formar a personas con daño cerebral) ya que los amputados no sue­ len hacer uso de estas vías de integración y los ciegos lo hacen a través de la ONCE. Los Centros Especiales de Empleo (CEE) también cuentan con diferentes acciones de formación, que se diseñan en función de los perfiles profesionales demandados por las empresas, tanto públicas como privadas, que se perciben mediante pros­ pecciones de mercado. Los cursos son gratuitos, se realizan en locales accesibles y se adoptan diferentes lenguajes, si es necesario (como, por ejemplo, el de signos). Su objetivo fundamental es la inserción laboral de las personas con discapacidad. En este sentido, si bien parece que su efectividad es buena en cuanto a los lesio­ nados físicos, no ocurre lo mismo respecto a los que sufren daños cerebrales, orientando a estos lesionados hacia áreas de tipo manipulativo (cadenas de mon­ taje, actividades simples y repetitivas) lo que, en cierta medida, es ineficaz, ya que estas tareas son justamente las menos indicadas para una persona con trau­ matismo cráneo encefálico, en la que la capacidad de concentración se ve gra­ vemente afectada.

«Luego dices, pues vamos a orientarlos hacia un curso más manipulativo, pero es que muchas veces tienen temblores, tienen hemiparesias, tienen difi­ cultades a la hora de motricidad, entonces tampoco tienen cabida ahí, ¿dón­ de? Es un colectivo que todavía está muy poco trabajado.»

Otros organismos locales y autonómicos, así como algunas academias, reservan determinadas plazas en sus cursos para los minusválidos que estén interesados en alguna de las enseñanzas que imparten. Desde la vertiente privada, la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) cuenta con un programa formativo muy amplio, al que pueden acceder no sólo invidentes, sino otros discapacitados sensoriales, físicos y psíquicos. El programa está adaptado a las posibilidades y necesidades de cada Comunidad Autónoma y cuenta con cursos que van desde todas las materias relacionadas con la informática y las comunicaciones, tales como ofimática, grabador de datos, teleoperador o diseñador de páginas web, hasta los oficios más manuales como man­ tenimiento de edificios, jardinería, pastelería o soldador. Dicha organización concede diferentes becas y prestaciones al estudio, tanto para alumnos de enseñanza media como universitaria, cuya cuantía varía según el nivel

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del curso. Igualmente, aporta distintos complementos al transporte, alojamiento y ayuda familiar, así como dotación de materiales de adaptación en régimen de prés­ tamo, tales como impresoras braille, magnetófonos, etc. Sin embargo, y a pesar de los avances que los expertos aseguran que se han pro­ ducido en la eliminación de barreras en los centros de formación normalizada de cualquier nivel, aún siguen existiendo impedimentos de acceso a la misma para los lesionados con importantes problemas de movilidad.

El ámbito laboral En el caso de los lesionados graves por accidente de tráfico, la posibilidad de ac­ ceder a un puesto de trabajo no significa sólo un medio de subsistencia, sino que puede representar para ellos una vía de integración social importantísima. Para los profesionales implicados, el desempeño de una actividad laboral en con­ tacto con otras personas les puede ayudar a reconciliarse con sus circunstancias y a continuar, con fuerzas renovadas, con su proyecto vital. «Yo el trabajo lo recomiendo siempre, sea la situación económica que sea,

no sólo el trabajo sirve para ganar dinero, el trabajo sirve para encontrarte

bien contigo mismo, para un montón de cosas. Si a una persona queremos

integrarla y que supere esta situación, tenemos que darle medios para que su

vida sea lo más parecido a la vida anterior.»

Desgraciadamente, las posibilidades con que cuentan los lesionados graves para in­ tegrarse en el mundo laboral son bastante escasas. En general, el colectivo de dis­ capacitados presenta un porcentaje de paro en torno al 85%.

CUADRO N.º 36 LOS FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO DE INSERCIÓN LABORAL DE LOS AFECTADOS POR UN ACCIDENTE DE TRÁFICO



LA RESPUESTA DE LA EMPRESA EN LA QUE TRABAJABA ANTES DEL ACCIDENTE.



EL TIPO DE LESIÓN PADECIDA Y LOS NIVELES DE DISCAPACIDAD QUE CONLLEVA.



LOS CONDICIONAMIENTOS DEL ACCIDENTADO.



EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES.

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En opinión de los expertos y profesionales relacionados con la discapacidad, las cotas de inserción laboral resultan poco relevantes, debido a las numerosas trabas y condicionantes que presenta el mundo de los discapacitados. La respuesta de la empresa En general, se entiende que existe suficiente respaldo institucional de carácter eco­ nómico a la integración laboral de este colectivo. Estos incentivos comprenden tan­ to las subvenciones a las cuotas de la seguridad social como las ayudas a fondo perdido, cuya cuantía depende de la duración del contrato.

«Hay una serie de incentivos, normalmente son en términos de subvenciones en las cuotas empresariales a la seguridad social, dependiendo de si son me­ nores de 45 años, creo que es el 70%, y si son mayores de 45 años el 90%. Luego las subvenciones a fondo perdido está sujeto a la duración del contra­ to, si es un contrato de fomento de un año o cuando un contrato se hace in­ definido. Eso son un poco los dos conceptos.»

Es más, según la ley, toda empresa cuya plantilla supere los cincuenta trabajadores debe reservar entre un 2% y un 3% de los puestos de trabajo (en función de su ca­ rácter privado o público) para la integración laboral de discapacitados. Sin embargo, frente a estos mecanismos económicos y jurídicos integradores, faltan todavía por derribar las barreras psicológicas, lo que no parece que se pueda con­ seguir mediante incentivos económicos. De hecho, lo más habitual es que tras el período de baja, la primera respuesta del empresario ante el grave accidente de tráfico de uno de sus trabajadores suele ser el despido. La sociedad española no parece estar preparada aún para la integración laboral de los discapacitados, sea cual sea el origen de esta discapacidad. Teniendo en cuenta que el accidentado grave va a tardar entre seis meses y dos años de media en recuperarse, lo más probable es que el empresario para el que trabajaba antes contrate a otra persona para cubrir su puesto. Esto hace difícil que el lesionado pueda finalmente volver a trabajar en la empresa, incluso en un puesto de trabajo diferente. Y no parece existir un verdadero interés por parte del empresario en que esto suceda. Dado que la presencia y la participación de los discapacitados en la sociedad no está, de momento, totalmente asentada en la mentalidad de los españoles, la res­ puesta de la empresa ante un candidato de estas características no es sólo de sor­ presa, sino que esta circunstancia condiciona profundamente su decisión.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

Provocar un cambio en la mentalidad de los empresarios resulta verdaderamente difícil, ya que se trataría de convencerlo de que un discapacitado puede ser igual de rentable que cualquier otro trabajador.

CUADRO N.º 37 L A S BA R R E R A S D E L O S E M P R E S A R I O S A L A C O N T R AC I Ó N D E A F E C TA D O S P O R U N A C C I D E N T E D E T R Á F I C O



Miedo al absentismo.



Convicción de menor rentabilidad del discapacitado.



Rechazo a eliminar barreras arquitectónicas.



Preferencias por discapacitados menos graves, que aportan similares incentivos.



Temor a la imposibilidad de realizar trabajos con componentes físicos.

El problema se agrava si, como se desprende del discurso de los profesionales, las instituciones también están impregnadas de estos prejuicios, o, al menos, no lu­ chan con la suficiente fuerza como para que sean erradicados. La mayoría de los empresarios no parecen entender todavía que, adaptando el en­ torno, una persona con problemas de movilidad puede desempeñar casi cualquier trabajo que no requiera un esfuerzo físico. Como elemento añadido, el empresariado no parece dispuesto, en líneas generales, a subsanar las barreras arquitectónicas en las empresas, y prefieren contratar a mi­ nusválidos cuyos problemas de movilidad no impliquen la remodelación del espa­ cio físico. En este sentido, los expertos denuncian una discriminación legal de los discapaci­ tados leves a favor de los discapacitados graves, ya que una vez superado el 33% de minusvalía las exenciones fiscales son las mismas. «Lo que pasa es que en la situación actual de exigencia de las empresas que es tan excesivamente alta y tan competitiva que eso rompe la demanda que existe por parte del empresario con la situación real de un grupo de discapa­ citados y se rompe también porque existe lo que yo llamo una discrimina­ ción, en este caso legal, porque el empresario tiene las mismas ayudas y las mismas ventajas fiscales y laborales si contrata a una persona con una disca­ pacidad pequeña, pongamos un 30 o 33%, que con una discapacidad muy alta, con un 55% o 100%».

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Esta realidad favorece la contratación de personas cuya discapacidad resulta no sólo menos invalidante, en cuanto a movilidad, sino también menos perceptible a la vista, ya que el empresario español se rige por los mismos criterios de imagen y competitividad que cuando contrata a una persona sin discapacidad. Además de las reticencias de los empresarios a realizar cualquier tipo de adapta­ ción del puesto de trabajo, los expertos hacen hincapié en el sentimiento generali­ zado de temor hacia la posibilidad de que los índices de absentismo laboral sean más elevados entre este colectivo. La influencia del tipo de discapacidad Como se ha venido observando en otros aspectos, los diferentes tipos de lesiones van a determinar en gran medida las posibilidades de inserción laboral de quienes las sufren, así como la dirección que puede seguir dicha integración. No todos los lesionados pueden albergar las mismas perspectivas de pertenecer a ese 15% privilegiado que consigue la integración laboral, ya que los tetrapléjicos y los lesionados cerebrales van a tener serias dificultades para ser contratados en el ámbito de la empresa privada. Son, por tanto, los amputados, parapléjicos y lesionados sensoriales quienes pue­ den conseguir más fácilmente reinsertarse en el mundo laboral «normalizado». En el caso de quienes han sufrido daño cerebral es muy rara su integración laboral, debido a sus profundas dificultades cognitivas. Esta limitación se puede traducir en un mayor aislamiento del mundo exterior y un estancamiento en la situación de de­ pendencia. En general, existen una serie de secuelas que se desprenden de esas lesiones y que van a condicionar el desarrollo profesional de los afectados, tales como la mayor o menor apariencia de discapacidad, la movilidad restringida, los problemas de salud que pueden desencadenar un mayor grado de absentismo laboral, etc. Desde una perspectiva amplia, los factores más invalidantes para las posibilidades de acceso a un empleo son los siguientes:

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

CUADRO N.º 38

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L O S FAC TO R E S M Á S I N VA L I DA N T E S PA R A L O G R A R L A I N S E R ­ CIÓN LABORAL

✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓

Problemas de comunicación expresiva.

Falta de polivalencia.

Dificultades de memoria y concentración.

Deterioro de las funciones de coordinación motora.

Apariencia física.

Problemas de salud.

En este sentido, una de las vías de inserción para personas con discapacidad que parece estar teniendo una proyección considerable es la derivada del desarrollo tecnológico, que permite al trabajador ejercer como tal sin desplazarse de su lugar de residencia: es el teletrabajo. Sin embargo, no todos los profesionales están de acuerdo en la conveniencia del teletrabajo para personas con discapacidades, ya que, con este sistema, se puede solventar la cuestión económica, pero no se cumplen los objetivos de inserción so­ cial de los accidentados. Desde esta perspectiva, el teletrabajo significa un factor más de los que conducen al lesionado grave al aislamiento. Condicionamientos del accidentado Del discurso de algunos profesionales que desarrollan su actividad en el ámbito de la inserción laboral de personas con discapacidad sobrevenida se desprende que gran parte del éxito de esta reinserción se basa en la motivación que tenga el le­ sionado.

«Las discapacidades están pero... hay discapacitados que quieren llegar a pe­ sar de su dificultad a algunas cosas, tienen algunas ideas, buscan recursos todo lo que puedan y ahí están, y gente que aun siendo menos discapacita­ dos que ellos ni siquiera se lo plantean.»

Desde esta perspectiva surge la idea de que una parte de los lesionados no mues­ tra interés en recuperar o acceder por primera vez a un puesto de trabajo, sobre todo si se está en período de formación o se cobra una pensión lo suficientemente cuantiosa como para que no compense, en términos económicos, volver a trabajar. Esta línea de pensamiento subraya que, teniendo cubiertas las necesidades básicas, —lo que se produce en el caso de que hayan recibido una elevada indemnización

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o perciban una pensión contributiva lo suficientemente alta—, algunos lesionados graves no encuentran motivaciones para reincorporarse al mercado de trabajo o ini­ ciar una actividad laboral. No obstante, no parece que esta sea la tendencia generalizada dentro del colectivo analizado, donde las penurias económicas se encuentran en muchos casos a la or­ den del día. En este sentido, se apuntan otras causas que restringen y condicionan las posibilidades de inserción laboral de los lesionados por accidentes de tráfico, tales como: • La desinformación juega en contra de la reinserción laboral, ya que algu­ nos discapacitados no buscan un puesto de trabajo por miedo a perder la pensión de invalidez que están cobrando. • La presencia en la sociedad de múltiples barreras arquitectónicas —algu­ nas tan determinantes como el transporte— no favorece suficientemente el acceso de este colectivo al mercado laboral, y hace que, en muchas oca­ siones, trabajar se parezca más a un sacrificio que a una manera de inser­ tarse en la sociedad y crecer como persona.

«Estamos encerrados en una dinámica en la que por un lado se quiere pero los recursos o los condicionamientos para hacerlo es­ tán estancos: no tengo transporte, el salario es bajo, me incentivan económicamente. Parece una contradicción el pretender que lle­ guemos al mundo del trabajo cuando todo lo que nos rodea no nos favorece.»

• El proceso de alejamiento de un núcleo familiar sobreprotector, clave en el crecimiento y maduración de cualquier persona, constituye muchas veces un camino difícil y que a veces es incluso rechazado. La integración laboral y el papel de las Instituciones La constatación de que si se siguen los cauces laborales «normales», la integración del lesionado grave suele resultar muy lenta y poco exitosa, conduce a pensar que, el camino más fácil hacia la integración laboral surge de la mano de las institucio­ nes públicas y privadas. Uno de los más adecuados parecen ser los Centros Espe­ ciales de Empleo, ya señalados anteriormente. Los CEE se crearon como centros de tránsito para la integración laboral de disca­ pacitados en la empresa ordinaria, si bien están chocando con la escasa apertura del mercado laboral ordinario, ante la cual, los CEE intentan ofrecer alternativas, como son mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, así como sus ho­ rarios y sus retribuciones salariales, para que se puedan mantener en ellos durante

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

más tiempo, e incluso indefinidamente —situación que parece darse comúnmente en los afectados por traumatismos craneoencefálicos—. Algunos trabajadores no se sienten suficientemente preparados o independientes como para emprender su andadura laboral en el mercado normalizado, por lo que intentan lograr la estabilidad laboral dentro del CEE. Esta labor de creación directa de puestos de trabajo, como sistema de adquisición de experiencia y plataforma de salida hacia el mercado laboral, se compagina, en ocasiones, con otras acciones que permiten la integración laboral de discapacita­ dos en empresas ordinarias. Para ello se han creado los Centros de Dinamización Laboral, que se presentan como una plataforma de servicios que permite favorecer el acceso al empleo en ge­ neral, casi siempre en empresa ordinaria pero también en empresa pública. Para ello, cuentan con un paquete de servicios que intentan cubrir las diferentes etapas de los itinerarios laborales. Entre el personal de estos centros se encuentran los orientadores laborales, que acompañan a los solicitantes en la búsqueda de empleo, asesorándoles durante todo el proceso. También cuentan con profesionales que realizan labores de infor­ mación y prospección de demandas en las empresas, así como informes de accesi­ bilidad de las mismas. Estos centros suelen colaborar también con el INEM o los servicios de empleo de las Comunidades Autónomas. Los tipos de contrato que se realizan responden a la misma movilidad, precariedad, u otras características que pueda presentar el mercado laboral ordinario: contratos de sustitución, de fin de obra, temporales por cuotas altas de producción, o indefinidos. Al contactar con centros de integración laboral, el empresario ya sabe que se trata de personas discapacitadas, por lo que en los procesos de selección se va a centrar más en las competencias y habilidades del trabajador que en su minusvalía. Desde las instituciones públicas se está auspiciando la creación de empresas priva­ das que actúan de forma similar a la labor que realizan los CEE. En Madrid existen unas cuantas empresas de este tipo, auspiciadas por la Consejería de Economía y Empleo, que emplean a una cantidad importante de accidentados graves, sobre todo lesionados medulares. Los Centros Base de atención al minusválido cuentan con un orientador laboral que se ocupa de realizar una valoración de las capacidades laborales del trabajador con hándicaps susceptible de ser contratado, a petición del empresario interesado.

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En el Centro Base se valora, así, la capacidad laboral de esa persona, no su disca­ pacidad. Parece ser que esta reciente vía de integración laboral está dando buenos resultados, ya que los empleadores que solicitan este tipo de servicio suele tener en cuenta las consideraciones que de él se deriven. En los Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos no sólo se imparte forma­ ción, sino que se promueve el empleo a discapacitados. Con esta finalidad se creó la figura del Gestor de Empleo, que realiza la transición entre el Centro y el mun­ do empresarial, contactando con empresas privadas, así como diferentes organis­ mos, como las Cámaras de Comercio, los Ayuntamientos, las Universidades, etc., dando a conocer el colectivo y las posibilidades que ofrece. El Gestor de Empleo se ocupa, además, de dotar a los alumnos de recursos para op­ timizar su currículum y aprender una serie de habilidades sociales necesarias para acceder y, sobre todo, mantenerse, en el mundo de la empresa. En este sentido, se trabaja con aspectos personales, comportamentales y actitudinales hacia el mundo laboral, ayudando a superar los condicionamientos de los alumnos, así como sus conflictos psicológicos. La ONCE, sobre todo a través de FUNDOSA, es una de las organizaciones que más empleo genera, para todo tipo de lesionados. Una de las vías de integración se rea­ liza a través de la colaboración con el INEM, además de generar empleo directo en las diversas empresas que conforman la organización. Para fomentar la contratación de personas ciegas en empresas externas a la organi­ zación, la ONCE cuenta con un Departamento de Integración Laboral. Desde su experiencia, se viven igualmente las dificultades de integración de lesionados sen­ soriales graves en el mundo de la empresa privada, lo que se achaca a la falta de preparación y sensibilización de los empresarios en este sentido.

«Nos encontramos con situaciones de gente con muy buenos currículums en las carreras, que les llaman para trabajar, pero que cuando se dan cuenta que son ciegos, cogen a uno a lo mejor con un currículum peor, porque el empresario tie­ ne miedo y ya basta que uno sea bizco, para que cojan a otro que no sea bizco.»

En la ONCE también se desarrollan proyectos de investigación en torno a lo que se denomina «adaptación de puesto de trabajo», investigaciones que llevan a la prác­ tica facilitando a las personas ciegas o con problemas de visión todos los aparatos específicos que necesite para trabajar, tales como escáneres, pantallas en braille, etc., es decir, todo lo referente a la tiflotecnología. Con todas estas medidas, la Organización Nacional de Ciegos Españoles ha conse­ guido erradicar el desempleo entre sus afiliados. Además, de los 50.000 trabajado­

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

res con que cuenta la ONCE y FUNDOSA, unos 10.000 presentan minusvalías di­ ferentes a los problemas de visión. MAPFRE participa también de la integración laboral de lesionados graves a través de la concesión de becas para su reciclaje y de la financiación de proyectos de rea­ daptación profesional. A modo de conclusión, en el cuadro siguiente se sintetizan los recursos menciona­ dos junto con las acciones que, desde la perspectiva de los expertos y profesiona­ les, pueden llegar a incidir positivamente en la integración laboral de las personas con discapacidad sobrevenida a causa de un accidente de tráfico.

CUADRO N.º 39 LOS RECURSOS INSTITUCIONALES PARA LA INTEGRACIÓN LABORAL INICIATIVAS/RECURSOS

ASPECTOS A MEJORAR

Centros Especiales de Empleo. Centros de Dinamización Laboral. Orientadores laborales en los Centros Base. Gestores de Empleo en los Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos. • Empresas privadas potenciadas desde las Administraciones públicas. • Departamento de Integración Laboral de la ONCE. • Concesión de becas.

• Concienciación de la sociedad del valor laboral de los discapacitados. • Flexibilidad en torno a las pensiones, que permita recuperar automáticamente la prestación económica si se pierde el puesto de trabajo. • Ayudas a los empresarios para la adaptación de los puestos de trabajo. • Transporte público accesible.

• • • •

2.4.2. El asociacionismo La valoración que se realiza desde todos los colectivos implicados en la rehabilita­ ción integral de los lesionados graves por accidente de tráfico, acerca de las aso­ ciaciones de afectados, resulta unánimemente positiva. Tanto desde la empresa privada como desde los organismos públicos, se considera muy importante la labor que están realizando, así como óptima la utilización de los recursos con que cuentan. «Creo que están haciendo una labor ingente; hay organismos como la ONCE, como la propia asociación ASPAYM, que están dando apoyo de todo tipo y sobre todo buscando la inserción social y laboral de la persona. Están ha­ ciendo una labor importantísima, y hay que alabarlas y fomentarlas. Sin enti­ dades como éstas, la persona discapacitada estaría de otra forma. Estas aso­ ciaciones saben organizar muy bien los recursos.»

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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Desde algunos ámbitos institucionales se hace hincapié en la escasez de recursos económicos con que cuentan este tipo de asociaciones, por lo que se demanda una mayor aportación de los presupuestos generales del Estado a estas iniciativas. «Son asociaciones que se las están viendo y deseando muchas veces para autofinanciarse. Se financian a costa de aportaciones privadas. De hecho, las dos instituciones de las que hemos hablado, para mí las dos más importantes: AESLEME, para los medulares, y APANEFA, para los cerebrales, están finan­ ciadas por instituciones privadas. De hecho, nosotros financiamos a ambas. El Estado tiene que hacerse cargo de este tipo de asesoramiento.» «Estas cosas deberían estar apoyadas por el Estado. Lo que no se puede ha­ cer es dejarlas al libre albedrío. Una asociación no funciona si no tiene el apoyo de la Administración. Los recursos con los que cuentan son los que sa­ len de los socios. Y eso no es suficiente.»

A tenor de la opinión de los expertos, las asociaciones de afectados cognitivos es­ tán más desarrolladas y cuentan con más recursos que las asociaciones de lesiona­ dos medulares o amputados, ya que el movimiento asociativo de los familiares de lesionados cerebrales tiene una gran fuerza, así como una mayor tradición en nues­ tro país. Las labores que se realizan desde estas asociaciones son múltiples, destacando en­ tre las mismas las recogidas en el cuadro siguiente.

CUADRO N.º 40 LAS PRINCIPALES LABORES DESARROLLADAS POR LAS ASOCIACIONES DE AFECTADOS POR ACCIDENTES DE TRÁFICO



Asesoramiento mucho más rico y positivo que el devenido por la sanidad pública.



Apoyo psicológico a los lesionados y las familias en las diferentes fases del proceso de recuperación e inserción social.



Labores reivindicativas, fundamentalmente ante la Administración, en apoyo del colectivo.



Convenios de colaboración con hospitales para proporcionar información a los recién lesionados y a sus familias.



Gestión y tramitación de certificados, ayudas, subvenciones...



Participación en proyectos de prevención de accidentes de circulación.



Promoción de investigaciones científicas en colaboración con hospitales y universidades.



Participación en congresos, convenciones.

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

En líneas generales, los objetivos fundamentales de las asociaciones se centran en cubrir todos aquellos aspectos que están menos atendidos por las instituciones, re­ cordándole a la Administración que este colectivo existe y tiene una serie de nece­ sidades que no están cubiertas en su totalidad. En este sentido, una de las labores más valoradas de entre las muchas que desem­ peñan estas asociaciones es la información y el asesoramiento, tal vez porque, como ya se ha comentado, los profesionales encuentran carencias en este sentido por parte de la Administración. El asesoramiento que reciben por parte de estas asociaciones, tanto los afectados como sus familias, se considera mucho más rico y positivo que el devenido de la sanidad pública, a todas luces insuficiente.

«La asociación de lesionados medulares ASPAYM, la que nos representa, se creó para que resolviera las dudas, para que nos informe con los avances, etc. Esa es la tarea del asociacionismo dentro de los hospitales, así como, por ejemplo, en el Instituto Guttman, en Barcelona, está institucionalizado que un día a la semana está ASPAYM y un día a la semana vienen los de TRACE, que es la asociación de daño cerebral. Un día a la semana las familias saben que tienen a esa asociación para preguntar todo lo que quieran, eso en Toledo más o menos puede existir con ASPAYM, que tiene la sede dentro del mis­ mo hospital, pero no ocurre en otros hospitales, en La Paz no viene X días a la semana tal, ni en Cruces, ni en otro.»

Algunas de estas asociaciones cuentan con profesionales especializados, tales como psicólogos y abogados, que suelen trabajar en ellas como voluntarios y que pueden asesorar y tratar al usuario en temas muy específicos. Sin embargo, sus dirigentes no parecen estar satisfechos, ya que no se cuenta entre las filas de la asociación con suficientes miembros cualificados, lo que impide que se desarrollen los programas de la mejor manera posible. A esto parece contribuir la ya mencionada limitación de recursos económicos con los que cuentan. Ello a pesar de contar con numerosas fuentes de financiación, ta­ les como el IRPF, las subvenciones del IMSERSO o las Consejería de Bienestar So­ cial de las Comunidades Autónomas y las ayudas de empresas privadas. De hecho, desde las mismas se comenta que de aumentar los ingresos, se po­ dría mejorar la infraestructura necesaria para llegar a todo el territorio español; pero también existen déficits que no se pueden cubrir únicamente con dinero, tales como el difícil acceso al mercado laboral del colectivo de lesionados me­ dulares.

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«Hay carencias que se solventarían con recursos económicos, y hay situacio­ nes que ni con millones... El poder tener una mayor infraestructura para tra­ bajar, eso sería fácil con más subvenciones; y llegaríamos a más sitios; y los programas serían ejecutados más ágilmente y con más eficacia. A mí me po­ drías dar todo el dinero del mundo para que yo diera subvenciones a mis pro­ pios socios; mientras que mis propios socios, por muchas subvenciones que yo les dé no tengan la capacidad de tener un trabajo remunerado por ellos mismos, poco vas a hacer; no es cuestión de eso; es cuestión de que todos nos rompamos la cabeza para ver cómo lograr eso.»

Tampoco se puede solucionar con dinero el escaso espíritu de colaboración y lu­ cha que presentan la mayor parte de los asociados. Se trata, básicamente, de una falta de estímulos. Dentro del marco específico de los accidentes de tráfico, destacan algunas asocia­ ciones por su mayor énfasis y trascendencia entre ellos. En este sentido, se pueden señalar por su actividad: • ASPAYM, una federación creada en Toledo que lleva trabajando a favor de la integración social de este tipo de discapacitados desde 1978. • AESLEME, creada en Madrid en 1990 y formada por profesionales para co­ laborar en todos los aspectos que contribuyen a la integración social de los lesionados medulares, sea cual sea el origen de la misma. • FEDACE es la Federación Española de Daño Cerebral, a la que pertenece APA­ NEFA, la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Madrid, creada en 1994 como Organización No Gubernamental y formada por personas que han sufrido este tipo de lesión, así como sus familiares y socios colaboradores. • ASOCIACIÓN DE AMPUTADOS DE CATALUÑA, que aparece como una isla dentro del asociacionismo en el colectivo de amputados. • ORGANIZACIÓN NACIONAL DE CIEGOS DE ESPAÑA (ONCE), con su continua labor no sólo dentro de los lesionados sensoriales, sino con el conjunto de personas con discapacidad Estas asociaciones constituyen solamente un ejemplo de la red de apoyos generada en el entorno de las secuelas de los accidentes de tráfico. Pero, afortunadamente, hay muchísimas más que están actuando día a día en favorecer y mejorar las con­ diciones de vida de las personas que sufren discapacidades sobrevenidas.

2.4.3. Adecuación de la oferta asistencial A lo largo de este capítulo, ha quedado patente el discurso de los profesionales en torno a la evolución de la oferta asistencial, tanto pública como privada, a los le­

LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Y SUS CONSECUENCIAS: UNA VISIÓN DE LA PROLEMÁTICA...

sionados graves por accidente de circulación, en todos los aspectos relacionados con su rehabilitación integral. A pesar de que la crítica desde dentro siempre resulta difícil, del discurso de los profesionales implicados, de una manera u otra, en el tratamiento y la rehabilita­ ción de lesionados graves a causa de accidentes de circulación, se desprenden al­ gunas valoraciones sobre déficits detectados en la respuesta de los organismos que desarrollan su actividad en torno a este colectivo. «Creo que en los últimos veinte años, la Administración ha hecho muchas

cosas. El discapacitado hoy tiene voz y voto, estamos en la Administración,

lo que sucede es que la Administración cubre pocas demandas. Faltan recur­ sos económicos y de servicios. En Madrid no hay ningún centro de rehabili­ tación para crónicos. Ha habido un tiempo en que la Administración ha apo­ yado mucho el tema de la discapacidad, en que las asociaciones se han mo­ vido mucho, y ahora por un lado se recorta y por otro no se mueve nadie.

Hacen falta más centros, más residencias, más recursos.»

Como punto final a este apartado que ha profundizado en la respuesta social a la situación y problemática de las personas que sufren graves secuelas a consecuen­ cia de los accidentes de circulación, en el cuadro de la página siguiente se sinteti­ zan las demandas expresadas por los diferentes profesionales y expertos entrevista­ dos en las diferentes áreas de intervención social.

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SUGERENCIAS DE ACTUACIÓN PLANTEADAS POR LOS PROFESIONALES Y EXPERTOS Sugerencias de actuación

Ámbito Aspectos legales y económicos

• Solventar déficits del sistema jurídico español (lentitud de la justicia, escasez de información a las víctimas, intervención de intermediarios, comisiones de abogados...). • Revisión de la Ley de Seguros Privados, especialmente en relación a una mayor flexibilidad en la aplicación de los baremos. • Revisión al alza de las pensiones, sobre todo las no contributivas, adecuándolas al precio real de la vida. • Potenciar la construcción de viviendas accesibles, a costes asumibles por los afectados, a la vez que obligando a que se cumplan los porcentajes de reserva prescritos por la ley. • Incremento de las ayudas y subvenciones destinadas a facilitar la accesibilidad de la vivienda, bien como compra o como adaptación de la que residen.

Aspectos sanitarios

• Mejorar la coordinación entre los diferentes servicios médicos, potenciando la cercanía al domicilio del afectado. • Mejorar las relaciones y mecanismos de coordinación entre instituciones. • Estandarizar los protocolos de actuación en las Unidades de Cuidados Intensivos, traspasando el umbral de «salvar la vida». • Potenciar la creación de unidades especializadas en el tratamiento del daño cerebral. • Desarrollar el trabajo con familiares, tanto en su vertiente de contenidos como en la manera de exponerlos. • Implementar servicios de atención psicológica y neuropsicológica, tanto para el lesionado como para los familiares, que aborden los problemas emocionales. • Inclusión de afectados en los equipos de tratamiento psicológico. • Mejora en la formación y especialización de profesionales en el tratamiento fisioterapéutico de los lesionados cerebrales y amputados. • Adecuar al tiempo necesario la rehabilitación hospitalaria. • Desarrollar la red de centros sociosanitarios en España, adecuándola a las necesidades reales existentes. • Ofrecer alternativas liberalizadoras a los familiares-cuidadores que les permita desarrollar una vida más normalizada.

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CUADRO N.º 41

CUADRO N.º 41 SUGERENCIAS DE ACTUACIÓN PLANTEADAS POR LOS PROFESIONALES Y EXPERTOS (Continuación)

Aspectos sociales

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Ámbito

Sugerencias de actuación • Desarrollar el Servicio de Ayuda a Domicilio para discapacitados. • Incrementar los Centros de Atención a Minusválidos Físicos, así como adecuar los recursos humanos de los mismos. • Controlar la fabricación y venta de elementos ortoprotésicos, asegurando la calidad de los mismos. • Vigilar los intereses personales en las prescripciones profesionales (prótesis). • Establecer acuerdos con empresas ortopédicas que eviten que los afectados tengan que adelantar el coste de los mismos. • Flexibilidad en el uso de los materiales especificados en el catálogo de prestaciones.

La información

• Diseñar una formación específica para los lesionados cerebrales, adaptada a sus necesidades y capacidades cognitivas.

La inserción laboral

• Crear vías especiales de integración laboral para personas con traumatismo craneoencefálico. • Mayor esfuerzo institucional en el fomento de los centros especiales de empleo, dentro de empresas «normales». • Mayor flexibilidad en las incompatibilidades entre el desarrollo de un puesto de trabajo y las pensiones otorgadas por el Instituto Nacional de Seguridad Social. • Fomentar la eliminación de barreras arquitectónicas en empresas y la adaptación de puestos de trabajo. • Realizar campañas de concienciación entre el empresariado que permita reducir los frenos y resistencias ante la contratación de personas con discapacidad.

La información

• Revisar los canales de información al usuario, asegurando el conocimiento y, consiguientemente las posibilidades de acceso, a los recursos institucionales desarrollados para este colectivo. • Apoyar a las asociaciones de lesionados que continúen con mayor efectividad y conocimientos la labor de información que realizan en la actualidad. • Informar con claridad de las incompatibilidades laborales con la pensión concedida por el INSS.

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LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Introducción 3.1.

El impacto del accidente

3.2.

La salida del hospital

3.3.

La estancia en centros especializados

3.4.

La vuelta a casa

3.5.

La reinserción/normalización

3.6.

La protección social y sus deficiencias estructurales

3

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LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

3.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO

)

Introducción

)

Una vez analizado la percepción que de la problemática de las personas con dis­ capacidad sobrevenida a consecuencia de un accidente de tráfico tienen los ex­ pertos que trabajan en ella, así como los estudiosos de la misma, a lo largo de este capítulo se profundizará en la visión y opiniones de las víctimas y otros actores im­ plicados en los accidentes, a través de una perspectiva en la que se combinan plan­ teamientos descriptivos sobre la situación del colectivo y una perspectiva evaluati­ va de los recursos que las instituciones ponen a su alcance, y comprensivos, dado que busca penetrar en la vivencia directa de la víctima del siniestro. En esta fase de la investigación se ha pretendido estudiar, de forma amplia y pro­ funda, el contexto en el que se enmarca el mundo de las personas que han sufrido un accidente de tráfico, con el fin de extraer conclusiones definitivas y elaborar re­ comendaciones de actuación adecuadas a las necesidades y expectativas de este colectivo. El planteamiento general llevado a cabo intentará responder a los siguientes objeti­ vos específicos: • La discapacidad sobrevenida a causa del accidente y los efectos de la misma. • Las transformaciones y cambios en las relaciones derivados de la discapa­ cidad sobrevenida a causa del accidente de tráfico. • La respuesta de la sociedad ante las necesidades generadas por las secue­ las de los accidentes de tráfico. • Las deficiencias estructurales en los procesos de apoyo e inserción a las personas que sufren secuelas derivadas de un accidente de tráfico.

3.1. EL impacto del accidente

) Los accidentes de tráfico son acontecimientos traumáticos en los que nadie imagi­

na encontrarse un día envuelto, pero lo cierto es que son hechos cada vez más fre­ cuentes que van poco a poco formando parte de los «desastres» que pueden afec­ tar a cualquier individuo o familia y adquieren una creciente presencia en la so­ ciedad española. Esta presencia se refleja en los medios de comunicación, tanto por las campañas publicitarias, cada vez más numerosas e impactantes, como por las noticias que aparecen sobre el número de accidentes y muertos en la carretera, sobre todo en períodos vacacionales, en los que se multiplica el número de des­ plazamientos.

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Este nuevo objeto de información y mentalización se dirige especialmente a mos­ trar las consecuencias más graves de lo que se interpreta como resultado de una conducta peligrosa, con una consiguiente lectura de posible «evitabilidad» y, por tanto, culpabilidad del accidentado. La muerte, las familias rotas, son el resultado de estas faltas, pero los otros protagonistas, los sobrevivientes lesionados, aparecen de forma marginal, cuando tal vez deberían ser los protagonistas. Su escasa presencia en los medios —como ya se verá en el capítulo siguiente—, así como la mezcla de secretismo, vergüenza y hasta culpabilidad con la que se sue­ len vivir las desgracias, han contribuido a que los graves lesionados en accidentes de tráfico se hayan considerado como grupo desconocido y anónimo, muchas ve­ ces perdido entre el colectivo de los discapacitados, y del cual se ignora práctica­ mente todo. A pesar del significativo aumento del número de accidentes, así como de su reper­ cusión en la vida diaria, muchos de los lesionados y su entorno más próximo tie­ nen la sensación de que una buena parte de la población desconoce el alcance que puede tener un traumatismo craneoencefálico e, incluso, las amplias repercu­ siones de una lesión medular. La denominación de las lesiones suena extraña a los oídos de alguien ajeno y se ignoran, asimismo, las secuelas físicas y psicológicas y los múltiples obstáculos que deberán afrontar los accidentados con lesiones graves en su camino de vuelta al hogar y en su intento de llevar una vida lo menos alejada posible de la que disfrutaban con anterioridad. Este es un trayecto que, en ocasiones, resulta imposible. Al impacto del accidente y todo lo que conllevará deberán enfrentarse tanto el ac­ cidentado como las personas de su círculo familiar y su entorno relacional más próximo. La inseguridad que supone no saber qué puede ocurrir; el desconoci­ miento del lenguaje médico y las consecuencias de los diagnósticos, la vida en el hospital, la dependencia de los profesionales sanitarios, la ansiedad ante una situa­ ción inesperada y dolorosa, la impotencia ante las pérdidas y el miedo a los cam­ bios y la inmersión en un mundo de burocracia que parecen tan ajenos al dolor sentido; son sólo algunos de los sentimientos que a partir de entonces tendrán que afrontar. La profundización en todos y cada uno de los aspectos que rodean a los afectados directos y a su entorno más próximo en el período que se extiende desde ese pun­ to de inflexión, de cambio, que simbolizará el accidente, hasta la salida del acci­ dentado del hospital, constituye un punto de partida determinante para compren­ der las vivencias de este colectivo.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

3.1.1. El primer impacto: el conocimiento de las lesiones El recuerdo del accidente El accidente de tráfico se vive como un acontecimiento imprevisible, inesperado y fruto de la acumulación de una serie de circunstancias que llevaron a un desenla­ ce por nadie deseado. Este es un momento al que los accidentados y familiares o amigos entrevistados no otorgan un significado especial por sí mismo, tal vez por­ que entre las causas que han llevado hasta él pueden combinarse conductas irres­ ponsables o aparentemente tan inocentes e irrelevantes por parte del conductor como una distracción al poner una cinta, un adormecimiento por cansancio, o puede que la causa del siniestro sea debida a la intervención de una segunda per­ sona. También se encuentran circunstancias adversas independientes del comporta­ miento de los conductores (la pérdida de control del vehículo debido al mal esta­ do de las carreteras, etc.). Sin embargo, sea cual sea la causa del accidente, las consecuencias posteriores son tan terribles que las cadenas de acontecimientos que las originaron pierden peso en la memoria de quienes lo vivieron, aun en el caso de personas que mantuvieron la consciencia en todo momento. Sólo aquellos que en ningún momento pierden el sentido de la realidad pueden, por tanto, reproducir cómo se desarrollaron los hechos desde el momento del su­ ceso, hasta la llegada de la ambulancia y su posterior traslado e ingreso en el hos­ pital. Sin embargo, esta claridad en la evolución de los acontecimientos no en­ cuentra paralelismos en la percepción de las consecuencias que puede tener, ya que la persona que ha sufrido un accidente se encuentra de golpe en unas cir­ cunstancias inesperadas y desconocidas, y ese contexto extraño hace que la apa­ rente facilidad con la que percibe ciertos cambios en su propio cuerpo no lleguen a tener para él el significado que más tarde adquirirán. «Tuve el accidente y yo nunca perdí el conocimiento, era consciente de lo que tenía, no sentía las piernas, ¡qué cosa más rara! Llegué al hospital y na­ die quería decir nada, en cuanto pasa un tiempo prudencial ya te dicen lo que... aunque tú no tienes ni zorra idea de lo que es una lesión medular in­ tuyes que algo pasa y fuerte.» «Nada más levantarme, lo vi. Estaba el pie cogido por dos tiras de piel, pero estaba en estado de shock, semiconsciente, estaba como flotando.»

En otras ocasiones, puede provocarse cierta amnesia «selectiva» que impide el re­ cuerdo del accidente, sobre todo cuando en el mismo siniestro se ha producido el fallecimiento de alguna otra persona.

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«Tengo pánico a que un día se me encienda la bombillita y acordarme del accidente; solamente de imaginarme cómo mi amigo saldría por el cristal y... no; aparte de que es que yo, a lo mejor, ni lo vi, a lo mejor yo me quedé in­ consciente antes de que él se saliera, no lo sé. Pero que si me acordara, sería algo también horrible para mí.» También se dan casos en que los accidentados son incapaces de reconstruir los hechos ocurridos y su desarrollo. Cuando el impacto provoca inmediatamente un estado de inconsciencia o se inicia un período de coma, los afectados des­ piertan tiempo después del accidente; la vuelta a la realidad se producirá en distintos momentos dependiendo de la rapidez con que se estabilicen sus cons­ tantes vitales (en el caso de traumatismos internos) o cuando el cerebro inicie su lento despertar. En tales circunstancias, los hechos que generaron el acci­ dente, el propio accidente y la asistencia recibida inicialmente se irán recons­ truyendo a través de las informaciones que se reciben de los familiares o seres cercanos.

«Yo no me acuerdo de nada, todo lo que sé es porque me lo han contado y por el parte de la policía.»

En la mayor parte de los siniestros, los afectados dan un gran valor a la actuación de la Guardia Civil y del servicio de atención en carretera de la Cruz Roja: su ra­ pidez y adopción de los procedimientos adecuados son muy importantes para el futuro de las lesiones de los accidentados. Igualmente, en muchos siniestros se observa la existencia de un tercer protagonis­ ta: las personas anónimas, testigos del accidente, que llevan a cabo la comunica­ ción del mismo a los cuerpos de atención en carretera. En ocasiones, estas perso­ nas serán una pieza clave no sólo en la suerte que correrán los accidentados, ya que cuanto antes sean atendidos menores serán los riesgos para su salud, sino tam­ bién en el momento de la reconstrucción del accidente y posible juicio ante las compañías de seguros. En este sentido, parece haberse producido un cada vez mayor conocimiento y apli­ cación de las buenas prácticas que deben seguirse, entre los que se incluirían la no movilización del accidentado, la realización de torniquetes ante amputaciones, etc., comportamientos que no sólo se observan en el personal de las instituciones que intervienen en este momento de primera atención, sino entre los propios acciden­ tados y sus acompañantes.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Me sacaron, me tumbaron en el suelo, mucha gente paró, querían llevarme

en otro coche y entonces yo no sabía lo que era esto pero yo, por películas,

sabía que cuando uno se rompe el cuello se quedaban quietos y yo dije que

no me movieran y llamaron una ambulancia y estuve esperando un cuarto de

hora o así, hasta que llegó la ambulancia y me recogieron en una camilla y

me llevaron a un puesto de la Cruz Roja y para Madrid.»

La notificación del accidente y el ingreso en el hospital Son los familiares y personas próximas (parejas, novios) los que sufren de forma más violenta ese primer impacto que supone la notificación del accidente. A veces, la comunicación se produce mediante una llamada de teléfono desde el hospital donde ha sido ingresado el accidentado, otras es la Guardia Civil la que acude al domicilio del afectado, pero nunca en ese momento se comunica el tipo o grave­ dad de lesión que ha supuesto el accidente, información que transmitirán los mé­ dicos en los centros hospitalarios, por lo que la llegada hasta éste constituye un via­ je lleno de angustia e incertidumbre. De hecho, el momento de la llegada al hospital supone, para las familias, un fuer­ te choque emocional; es aquí cuando se conoce y se debe afrontar la gravedad del accidente y de la lesiones producidas. Asimismo, enfrentarse a la visión del fami­ liar afectado como un cuerpo inerte rodeado de toda la «parafernalia» de medios desplegados en el tratamiento inicial, en ocasiones se trata de salvarle la vida, im­ plica una situación difícil de asumir y un fuerte estrés.

«Ya me recibió el médico, me subieron a la planta, y antes de entrar a verle,

él estaba en cuidados intensivos, me lo dijeron. Tenía bastantes lesiones, te­ nía lesiones en las costillas, rotas, lesión pulmonar, pero que eso era lo que

estaban tratándole, y que además tenía afectada la médula. Me dijeron que

era la vértebra 8 dorsal, que la tenía destrozada, ¿usted sabe lo que significa?,

pues una paraplejía.»

«Me avisan desde el 12 de Octubre a las 4 de la tarde, ¿qué ha pasado?,

nada, usted venga, y cuando llego y entro, está en la UVI, y aquello no era

mi hijo, aquello era todo cables, máquinas, todo entero. De momento me di­ jeron que no esperaban que saliera.»

El recuerdo de esta primera etapa, de la comunicación del accidente y de la llega­ da al hospital, está marcado por las sensaciones de temor y angustia ante la posi­ bilidad de muerte y la incertidumbre/espera del diagnóstico clínico y sus conse­ cuencias.

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Este momento de la llegada al hospital y del conocimiento de las lesiones produci­ das, representa el inicio de un profundo cambio en las vidas de los próximos (fa­ milias y parejas) al accidentado. Al impacto psicológico que provoca el enfrentarse al accidente sufrido y sus terribles consecuencias, deben afrontarse, desde un pri­ mer momento, cuestiones de orden práctico que alteran el ritmo y normal desen­ volvimiento de la vida familiar, como se señalará más adelante (acompañamiento y vigilancia del familiar lesionado, trámites burocráticos a seguir, etc.).

El diagnóstico y la comunicación de las lesiones En la emisión del diagnóstico médico se observan diferencias, en función del tipo de lesión derivada del accidente, siendo determinante el hecho de que se trate de lesiones cerebrales o físicas (en las que se incluyen, a partir de ahora en este do­ cumento, las medulares, sensoriales y amputaciones). • En caso de daños físicos, los profesionales de la salud pueden comunicar con rapidez el tipo y grado del daño sufrido, y por lo tanto prever en gran medida la evolución del accidentado, las intervenciones necesarias, etc. • Por el contrario, en el caso de traumatismo craneoencefálico resulta, ge­ neralmente, imposible establecer con exactitud el alcance y las conse­ cuencias del daño producido: el período crítico, en el que los médicos no pueden asegurar la supervivencia, además, puede prolongarse y no se pue­ de predecir el momento que, una vez estabilizadas las constantes vitales, se iniciará el despertar del accidentado. Todo accidente supone un fuerte impacto para la estructura familiar y relacional que rodea al afectado de lesiones graves, ya que significa la inmersión en un estado de in­ certidumbre, angustia, temor, espera y lento descubrimiento de la que será una nueva situación a la que hacer frente. El tiempo y forma en que se asume la nueva situación, lógicamente, es muy variable pero parece que la posibilidad de un casi inmediato co­ nocimiento del carácter y posibles consecuencias de las lesiones derivadas del sinies­ tro, así como el logro de la estabilización vital más rápida, proporciona al entorno del accidentado mayores mecanismos de apoyo para hacer frente a la situación de estrés, al minimizar el estado de incertidumbre en el que se encuentran sumidos. Por tanto, cuanto más rápidamente se disponga de un diagnóstico que permita cono­ cer el alcance y consecuencias de las lesiones producidas en el accidente, antes se llevará a cabo el duelo interno y se iniciará la aceptación de los cambios, situación que hoy en día beneficia al entorno de los lesionados físicos frente a los cerebrales. Pero, ¿quién informa y cómo? Los familiares y seres próximos a los lesionados son informados de las consecuencias del accidente en el momento de la llegada al cen­

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

tro hospitalario por el personal médico, lo que no quiere decir que en ese primer momento se sepan siempre con exactitud las secuelas de la lesión y cómo afecta­ rán a la vida del lesionado.

«En un día estaba visto todo, tenía un golpe frontal en el pecho y, a conse­ cuencia del golpe, se le habían hundido las vértebras y no daba ninguna

reacción desde la fractura para abajo, por lo tanto, nos dijeron que se había

quedado, creían, parapléjico, porque no daba reacciones a las pruebas. Le

metieron una sonda, como un drenaje, pues en los pulmones, tenía charcos

de sangre del golpe y en doce días salió para Toledo.»

En el caso de traumatismo craneoencefálico, sobre todo, la falta de un diagnóstico preciso sobre el grado de la lesión, sus consecuencias y su posible evolución, ge­ nera una gran desconfianza hacia el equipo médico y hacia el conocimiento y for­ mación que tiene sobre este tipo de lesión. La mayoría de los familiares de afectados por daño cerebral consideran que «los médicos» no poseen los conocimientos necesarios y que, por tal motivo, se produ­ cen situaciones como la predicción de una muerte que no llega a ocurrir o, por el contrario, la tardía detección de la gravedad de la lesión.

«Mi marido tuvo el accidente hace dos años, entró en La Fe y nada, dijeron

que se accidentó, que tenía una conmoción cerebral y nada, dijeron que en

una semana o 15 días que se le pasaría y nada, a casa, con lo cual pasaron

esos 15 días y pasaron 16 y pasaron 18 y él no conocía, estaba con una

conmoción pero tremenda y estaba muy mal, psíquicamente estaba muy

mal.»

«A las 7 de la mañana ingresó en el Clínico con fractura de cráneo y me di­ jeron que no tenía mayor importancia, más que 48 horas que estuviera en ob­ servación. A las 24 horas cayó en coma profundo, gracias a que mi marido

estaba con él, y les dio la paliza hasta que vino un neurólogo.»

Las diferencias entre lesionados cerebrales y lesionados físicos se multiplicarán a partir de entonces. A la falta de un diagnóstico claro se une una recuperación impredecible y larga, dependiendo de la prolongación del estado de coma, la existencia de otras lesiones, etc. Sólo de forma muy lenta los afectados por TCE irán recuperando en diferente medida sus capacidades cognitivas; proceso que, si llega a realizarse, se suele producir una vez fuera del hospital. Esta situación de alta tensión y sentimiento de desprotección suele generar una actitud más crítica respecto a los centros sanitarios y hacia los profesionales que trabajan en él.

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«Yo al principio era un vegetal; a mis padres les llegaron a decir que segura­ mente me quedaba en estado vegetativo. No daban un duro por mi vida, no daban un duro. No daban un duro por mi vida, los médicos ni nadie.» La comunicación de las lesiones a los accidentados varía igualmente en función del tipo de lesión —en algunos afectados con daño cerebral puede que nunca lle­ gue a producirse— pero la forma, el momento e incluso la primera reacción varia­ rá mucho, dependiendo esencialmente del estado psíquico del lesionado y su vo­ luntad de conocer o no las consecuencias que ha tenido el accidente. De hecho, no parecen existir pautas que establezcan, cómo, cuándo y por quién se llevará a cabo la comunicación de las lesiones a los accidentados con secuelas físicas. Dependerá mucho de factores como la tipología y gravedad de las lesiones sufridas, el tiempo de permanencia en la Unidad de Cuidados Intensivos, el posible suministro de fármacos que mantengan al accidentado en un estado de semiinconsciencia o, in­ cluso, la voluntad del propio accidentado de conocer las secuelas sufridas. Distinguiendo por el tipo de lesiones, aquellos que han sufrido amputaciones o da­ ños sensoriales parecen enfrentarse más rápidamente a la pérdida, ya que las posi­ bilidades de «ignorar» el cambio producido son menores y su período de convale­ cencia hospitalaria, y por tanto de vida en un entorno protector, por lo general, es mucho menor que en los lesionados medulares.

«Vino el médico y me dijo que tenía que decirme algo, que me habían teni­ do que cortar la pierna. Y yo le dije qué había hecho con ella. Luego cuando me desperté, tampoco me preocupé mucho más de... la pierna, jugaba con ella, la enseñaba, vacilaba, empecé a andar con muletas.»

En cambio, los lesionados medulares, incluso cuando han percibido desde un pri­ mer momento la pérdida de sensibilidad y movimiento, afrontan más tardíamente su lesión. Esta lenta concienciación puede explicarse por la confluencia de varios factores: por un lado, el período de convalecencia que acompaña a posibles inter­ venciones quirúrgicas y, por otro, el escaso conocimiento de lo que significa una lesión medular, que puede llevarles a pensar que los cambios observados son de carácter temporal.

«Ahí te das cuenta de que cómo te miman, algo malo debe pasar; tú desde la cama no te das cuenta de que los pies no los mueves, tú crees que estás en un trance de rehabilitación y que es pasajero. Tú crees que vas a recuperar, que vas a volver a andar y que no vas a necesitar la silla, porque es imposible que te pase a ti eso. Ese trance, que a algunos le dura días y a otros les dura años.»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Por otra parte, la capacidad de darse cuenta de los cambios, de percibir lo que les ha ocurrido, lo que les rodea, puede tardar mucho en llegar, debido tanto al im­ pacto psicológico como al físico que se derivan del accidente: la estancia en una Unidad de Cuidados Intensivos supone la inmersión en una situación «irreal», mar­ cada por la debilidad física y la falta de claridad mental, lo que imposibilita recibir la comunicación de las lesiones en un estado de plena consciencia.

«Del hospital lo único que tengo son los sueños medianamente que debía te­ ner, y alguna percepción del tiempo... yo qué sé; estuve 40 días. Tengo cier­ tas imágenes de la clásica escalera del hospital, y tú viendo ahí a toda la gen­ te, que ni eres consciente total de por qué estás ahí ni nada de eso; me de­ cían que de vez en cuando hacía algún gesto, que levantaba la mano.»

A diferencia de la comunicación efectuada a familiares sobre el tipo y grado de daño sufrido, que siempre es realizada por personal médico, en el caso de los ac­ cidentados no siempre son estos profesionales los que hablan con los lesionados. En este punto, igualmente la ausencia de pautas es evidente: hay médicos que se dirigen al paciente aunque no se les pregunte, otros en cambio prefieren esperar a que sea el interesado el que tome la iniciativa.

«Llega el médico un día y te dice: “¿quieres que te diga la verdad?”, y yo le decía que más o menos ya tenía una idea, así que te dicen que ya sabes lo que hay y que trabajes y que pongas interés y a vivir con ello, ya no puedo llevar otra clase de vida, así que a disfrutar lo que pueda.» «Tampoco me dirigí mucho a los médicos a preguntarles qué es lo que tenía en realidad y qué capacidad de recuperación podía tener; ellos estaban en su pa­ pel, a quien preguntaba, le decían y al que no preguntaba no le decían nada, y sí eran claros pero no del todo; no todo el mundo está preparado al principio para saber que se va a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas.»

En ocasiones es alguien cercano, un familiar o la pareja, el que se hace cargo de comunicar las lesiones sufridas al accidentado. A veces es el propio accidentado el que se dirige a su familiar con la voluntad de saber en qué estado se encuen­ tra, por qué está hospitalizado, otras se trata de una decisión de la pareja o pro­ genitor que prefiere ser el mensajero de una información tan delicada, como una forma de proteger y dar apoyo. Por último, también los médicos, al observar el comportamiento o estado psíquico de rechazo del paciente, pueden llegar a su­ gerir esta posibilidad. En este sentido, a tenor de la imprevisión que en muchos casos rodea este mo­ mento tan importante para los afectados, parece necesario, si no imprescindible,

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analizar cuál es la mejor manera de comunicar a los afectados las consecuencias que el accidente ha tenido para su vida. Aspectos tales como: ¿cuál es el momento más adecuado para informarle?, ¿quién debe ser la persona que lo haga: los médicos o profesionales especializados debi­ damente preparados para estas situaciones?, o ¿qué papel debe darse a la familia: trasladarla la pesada carga de informarles de las lesiones o ser un eslabón de apo­ yo? Son preguntas para un debate que permita establecer de forma coordinada mo­ delos y pautas de actuación ante este tipo de situaciones cada vez más frecuentes en la sociedad española actual.

La reacción ante el conocimiento de las lesiones La información sobre la lesión sufrida no es asimilada de igual manera por todos los accidentados, como tampoco existe una norma que señale los factores que van a influir en una mejor asunción de las consecuencias. Ni el sexo, ni la edad, o la formación son elementos determinantes; ni siquiera la gravedad de la lesión dará una medida y sentido de la reacción del accidentado. Pero si no se puede señalar un único factor determinante, sí es necesario mencionar que la combinación de va­ rios elementos, tales como la fortaleza de carácter, la sensación de respaldo fami­ liar, etc., van a ayudar a que la asunción de las lesiones se produzca de una ma­ nera más rápida y positiva. Es importante señalar que esta primera reacción es sólo un primer paso en todo el proceso que experimentará el accidentado (como ya se puso de manifiesto en el apartado anterior), ya que se producirá una evolución a lo largo del tiempo, cuan­ do el lesionado inicie su período de rehabilitación, cuando se plantee el momento de volver a su entorno doméstico, etc. Entre las posibles reacciones se encuentra en un extremo la negación de las lesio­ nes, lo que suele estar provocado por el profundo impacto y la incapacidad de aceptar un acontecimiento tan traumático.

«No te das cuenta ni de lo que te ha pasado. Cuando me dijeron que me ha­ bían amputado la pierna, como si me hubieran dicho que me había tocado la lotería, pues igual. Estás tan arropada de la gente que yo no me hice car­ go de lo que había pasado.»

Hay que señalar no sólo el impacto emocional que supone conocer que las lesio­ nes sufridas serán permanentes, sino también el desconocimiento que suele exis­ tir sobre el mundo en el que se encuentran súbitamente inmersos: el de los disca­ pacitados.

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«Se te viene todo el mundo encima, la verdad que yo nunca había oído de esto

de lesión medular, yo cuando veía a alguien en silla de ruedas pensaba que era

de nacimiento y luego los médicos te van explicando qué es la lesión medular

y las enfermeras te dicen que posiblemente te tengas que quedar en una silla

de ruedas para toda la vida y, siendo tan joven, se te cae todo encima.»

La reacción más habitual es la tristeza, el desánimo y a veces el inicio de una depre­ sión. Es un momento súbito, difícil y doloroso, en el que se suele producir un volun­ tario aislamiento del mundo exterior, debido a las dificultades de aceptación de los cambios. Los sentimientos de rechazo, rebelión y frustración por la imposibilidad de volver atrás, irán poco a poco desapareciendo, a medida que el accidentado acepte su nueva situación y empiece, a partir de ahí, a llevar a cabo nuevos proyectos.

«El que más duro me lo dijo fue el que más daño me hizo y el que más me

benefició. Fue a los 10-15 días, le pregunté a uno que cuánto tardaría en sa­ lir bien de allí; y ya me explicó que mi lesión era muy fuerte y que segura­ mente saldría de allí en silla de ruedas. Duro.»

«Al principio te quieres morir, no quieres vivir en silla de ruedas para el res­ to, si dices que dentro de un tiempo te puedes recuperar pues bueno, pero

como te dicen que es para toda la vida y es así, se te cae el mundo y pien­ sas que te quieres morir, para vivir en silla de ruedas prefiero morirme, luego

vas hablando, la vas asimilando y pues nada...»

«Hay dos formas de asimilar las cosas: a muy largo tiempo y demasiado

pronto. Entonces lo pasé muy mal, me quería morir... hasta que toqué el sue­ lo, y cuando tocas el suelo, sólo puedes subir, no bajar. Y hay quien se que­ da flotando mucho tiempo. Yo vi lo que tenía y que tendría que tirar con eso,

y no pensé más en lo anterior.»

Pero si bien la comunicación del tipo de lesión supone un fuerte impacto, éste se va amplificando a medida que van descubriendo sus consecuencias, la repercusión de ese nuevo estado en su vida. Esta toma de conciencia se manifiesta con toda su fuerza en el período de rehabilitación, donde el lesionado tendrá que aprender a manejar nuevas herramientas que a partir de entonces serán esenciales en su vida: la silla, la prótesis, el bastón... A lo que habrá añadir el resto de consecuencias fí­ sicas que se derivan de la lesión.

«Empiezas a coger conciencia en el momento en que te traen la silla y em­ piezas a levantarte, y ves que por ti mismo no recuperas; y más que darte

cuenta de golpe, te das cuenta poco a poco. Pienso que nadie tiene la capa­ cidad suficiente como para conocer un mundo en el que nunca ha estado.»

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Para los familiares, también el momento clave en que toman plena conciencia de la nueva situación es el de la aparición de la silla de ruedas u otras herramientas de apoyo, en tanto y cuanto son elementos que tangibilizan la profunda repercusión que la lesión va a tener en la vida futura del accidentado.

«Yo, el momento más duro de la silla fue, porque mientras estuvo tres me­ ses que estuvo boca arriba tumbado, lo sabía lo que iba a pasar; pero como estaba tumbado, no te haces la idea y no quieres hacerte a la idea. Pero el día que ya le trajeron la silla y la pusieron allí para levantarlo al día si­ guiente, no se cómo no me caí al suelo; las piernas me temblaban. Hasta entonces, no me di yo verdadera cuenta de que iba ya para toda la vida a estar así.»

El apoyo externo, en estos momentos, resulta esencial. El accidentado puede con­ tar con el apoyo de la familia o de personas allegadas; pero, en muchas ocasiones, los familiares se encuentran desorientados y desasistidos. En el caso de familiares de afectados por traumatismo craneoencefálico, la sensa­ ción de incertidumbre es mucho más elevada y no termina con la comunicación de las lesiones, ya que resulta muy difícil prever su evolución, así como el grado de autosuficiencia que puede alcanzar.

«En esos momentos, no; en esos momentos, lo único que te dicen es que hay que esperar 48 horas hasta antes de volver a hacer un escáner para ver cómo está; y una persona que está en ese estado, nunca sabes lo que va a pasar. Si va a salir del coma, si no va a salir, si va a vivir.» «Yo es que ahora no puedo casi llorar; he llorado tanto, que ya no me salen las lágrimas. Ya no puedo; ya no tengo fuerzas; cuántas veces he estado en casa, dándole vueltas al coco, lamentándome, es que no puedo, es que ya no puedo.»

En estos caso, la desesperación se acentúa, ya que el accidentado no suele ser consciente ni siquiera de haber sufrido un accidente y, por lo tanto, no es capaz de dar una respuesta emocional a la situación.

GRÁFICO N.º 13 E L I M PA C T O D E L A C C I D E N T E

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ACONTECIMIENTO TRAUMÁTICO IMPREVISIBLE

DIFERIDO

INMEDIATO CHOQUE EMOCIONAL

ACCIDENTADO

FAMILIA

EN EL MOMENTO DEL ACCIDENTE O TRAS DESPERTAR: ✓ IDENTIFICACIÓN DEL DAÑO • Inmovilidad. • Pérdida de miembros/Funciones sensoriales. ✓ DIFICULTAD INICIAL DE COMPRENSIÓN DEL SIGNIFICADO DE LOS DAÑOS OBSERVADOS

NECESIDAD APOYO PSICOLÓGICO

✓ INCERTIDUMBRE/ANGUSTIA • Notificación del accidente. • Llegada al hospital/Espera de primeros diagnósticos (supervivencia o muerte). ✓ ESTRÉS • Estrategia familiar: apoyo/acompañamiento. • Abandono otras actividades/Ruptura familiar. • Turnos. ✓ DESORIENTACIÓN • Compresión significado lesiones. • Inmersión en la discapacidad.

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3.1.2. La etapa hospitalaria El tiempo de estancia en el hospital varía según el tipo de lesiones sufridas y la evo­ lución del accidentado. Incluso el tiempo de permanencia en la Unidad de Cuida­ dos Intensivos, donde ingresan de urgencia los accidentados, es muy variable, ya que pueden ser necesarias intervenciones quirúrgicas para tratar daños o secuelas del accidente distintos de las lesiones medulares, sensoriales, cerebrales o amputa­ ciones de miembros. • Suelen ser los l esionados medulares los accidentados que permanecen más tiempo ingresados en instituciones sanitarias. Una vez superada la fase aguda y sufridas posibles intervenciones de tratamiento de fracturas u otro tipo de daños internos, pasan a planta en la que el accidentado se es­ tabilizará e iniciará el proceso rehabilitador en el hospital de acogida o será trasladado a distintas instituciones (hospitales con unidades especiali­ zadas en lesiones medulares o centros de rehabilitación). • Los lesionados sensoriales, por el contrario, no necesitan prolongar mucho tiempo su estancia en el hospital, si no existen complicaciones de otro tipo. Este tipo de lesiones, por lo general, necesita únicamente un período de recuperación de las posibles intervenciones y cicatriza­ ción de las heridas. Además, estos lesionados no reciben rehabilitación en los hospitales, ni siquiera de forma externa, por lo que su relación con estos centros es corta y limitada a la etapa de intervenciones qui­ rúrgicas. • La estancia hospitalaria de los accidentados que hayan sufrido amputación variará también, dependiendo de las características de la sección del miembro y las complicaciones que han podido acompañar a la lesión (pa­ radas cardiorrespiratorias por pérdida de sangre, etc.). Una vez dados de alta, inician la rehabilitación en el hospital. • Los lesionados cerebrales que, en ocasiones, sufren también otras lesiones de gravedad, permanecerán en UCI/UVI un tiempo variable, tanto en fun­ ción del estado de coma como de la necesidad de realizar intervenciones quirúrgicas. Su estancia en el hospital puede prolongarse mucho tiempo, pero sus familiares expresan reiteradamente su crítica a la corta estancia en el hospital, dado que la salida del mismo se produce cuando aún no han iniciado su rehabilitación. En este sentido, el choque entre el hospital y la familia de los afectados es un as­ pecto crítico y que, en líneas generales, se observa en un gran número de casos de afectados por accidentes de tráfico. Desde los hospitales se justifica esta decisión bajo el argumento de que, a partir de un determinado momento, las tareas médicas

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han finalizado, y deben ser otros profesionales o instituciones extrahospitalarias las que continúen con el proceso de recuperación. Desde la perspectiva de los familiares, la situación es distinta. Ellos no saben quién debe ser la institución que debe hacerse cargo del proceso de recuperación del ac­ cidentado, pero lo que sí tienen claro es que, primero, el afectado no está bien y, en segundo lugar, que ellos no reúnen las condiciones (personales y estructurales) para ofrecer la atención que necesita el enfermo. Ambas visiones son perfectamente válidas y justificables, por lo que parece echar­ se de menos en una sólida infraestructura sanitaria intermedia que sirva de nexo de unión entre la salida del hospital y la llegada al hogar. En este sentido, y de hecho parece haber iniciativas al respecto en el caso de los lesionados con daño cerebral, las diferentes Administraciones públicas deberían buscar o destinar recursos para ofrecer unos centros suficientemente preparados para canalizar esta problemática que, no sólo concierne a los lesionados por accidentes de tráfico, sino también por otros tipos de accidentes u enfermedades. De hecho, el tiempo de estancia es considerada por los afectados y sus familias, una variable fundamental a la hora de analizar cómo se ha vivido esta etapa y la valoración que accidentados y personas de su entorno familiar/próximo realizan de estos centros y de la atención recibida; cuanto más tiempo haya durado esta etapa, más información poseerán y mayores serán los matices que puedan percibir. Asimismo, es necesario señalar que tanto amputados como lesionados sensoriales, tal vez debido a las características de su estancia hospitalaria, por lo general muy reducida en el tiempo, presentan un discurso que contrasta fuertemente con los jui­ cios exhaustivos y de tono crítico que se observan en los lesionados medulares y cerebrales o en sus familiares. En el caso de amputación o lesión sensorial no se suele conceder a la estancia hospitalaria la importancia que sí adquiere el período posterior de rehabilitación y de adquisición de nuevas habilidades que permitirán el desarrollo de una vida normalizada.

El apoyo familiar Es en las situaciones extremas cuando el grupo familiar pone en funcionamiento to­ dos los mecanismos de solidaridad y ayuda de que dispone. La puesta en marcha de mecanismos de protección y cuidado que se activa a raíz de la comunicación del accidente se repite con mucha frecuencia, lo que contrasta con las escasas situaciones encontradas en que un lesionado por accidente atraviesa esta etapa de hospitalización en solitario. Este fenómeno parece constatar que la institución familiar continúa siendo uno de los más fuertes pilares de solidaridad y ayuda mutua.

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Durante todo el período de ingreso en el hospital, la norma general es la presencia de la familia junto al accidentado. Son los familiares más próximos, sobre todo pa­ rejas y padres, figuras esenciales para el lesionado y espectadores y protagonistas a la vez de los acontecimientos y circunstancias de la etapa hospitalaria. En las familias cohesionadas, el ingreso en el hospital de un miembro de la unidad a causa de un accidente de tráfico, especialmente si es el hijo o la hija, supone la total transformación del orden de vida normal del resto de los miembros y, en la mayoría de las ocasiones, se produce una desviación del centro familiar del hogar al hospital. Además de la tensión psicológica que supone afrontar un choque tan fuerte, la es­ tructura familiar tendrá que tomar medidas que le permitan llevar a cabo un acom­ pañamiento intensivo del lesionado: se organizan turnos para acompañarlo las 24 horas del día.

«Mis padres estuvieron ahí en todo momento, mis tíos también; yo creo que es cuando más cuenta te das de la importancia que tiene la familia. Y estuvie­ ron todos al lado, y creo que eso es lo que más valoras... Luego, dejaron que mi familia estuviera conmigo constantemente; yo, en la UCI, a partir de que me desperté, solamente se podía entrar tres horas al día de visita, y yo tuve conmigo a alguien 24 horas. Conmigo había alguien siempre, de mi familia.»

Este acompañamiento sin descanso al accidentado supone la asunción de unas condiciones de vida que, tanto en su aspecto psicológico como físico, represen­ tan un gran esfuerzo y estrés para los miembros de la familia: dormir en sillas de plástico al lado de la cama, no descansar, comer «en bares» o alejarse del entor­ no relacional, son cambios que alterarán de forma drástica el ritmo normal de la vida. Son normalmente las mujeres (madres o esposas), las que asumen de forma más in­ tensa la tarea del cuidado y acompañamiento del lesionado, lo que puede suponer, en ocasiones, el abandono de cualquier otra actividad como el cuidado del resto de la familia o la propia actividad laboral o profesional de forma temporal o, in­ cluso, definitiva. «Tienes que dejar de trabajar porque estás con la cabeza pensando en que hoy le han operado de esto o ayer tuvo un mal día y quiero ir a verle. Yo pedí dos años de excedencia.» «Ella valoró que la necesitaría yo más que el dinero que podíamos tener; de hecho es mejor así. Yo lo prefiero así, más que por mí, por ella.»

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La presencia de hermanos en el hospital suele estar condicionada tanto por su edad como por su condición de independencia o no del núcleo familiar. Cuanto mayor sea la edad y su pertenencia al núcleo familiar más protagonismo adquieren. La red familiar más extensa y las amistades de los familiares y del propio lesionado suelen colaborar y ayudar en lo que sea necesario, especialmente durante el tiem­ po inicial de la etapa hospitalaria. En este sentido, y aunque no asuman el peso de permanecer todo el día al lado del accidentado, sí realizan una importante función en el acompañamiento y apoyo psicológico al familiar.

«En el hospital me llamaban el peluches, no cabían en la habitación; en fin, yo a la semana podía tener perfectamente gente que viniera de Burgos... Diez visitas; fijas todas las semanas, seis; y el fin de semana que aparecía alguien, bueno, y gente de irse a pasar las vacaciones a Toledo, y estar allí todos los días a verme y por la noche ya hacían su vida. O sea, que no me podía que­ jar para nada.»

La protección familiar que se despliega durante la etapa hospitalaria, especial­ mente cuando se trata de un hijo o hija joven, puede llegar a tener un carácter contradictorio respecto a la actitud que esperan del entorno relacional próximo. Por un lado, la familia espera una implicación fuerte que se refleje en el acompa­ ñamiento, las visitas, el interés por el accidentado pero también se muestra rece­ losa del papel que pueden jugar otras personas cercanas, como novios/as o ami­ gos/as íntimos.

«Al principio a sus padres les costó mucho aceptarlo porque, hombre, yo en parte me sentía mal pero en parte lo entendía; porque yo decía: bueno, se preguntarán tantas cosas y dirán por qué, esta chica, qué va a pasar. Ellos es­ taban viendo que él me estaba cogiendo tanto cariño y estaba tan cegado conmigo que les daba miedo de que yo cuando realmente me diera cuenta de lo que había, pues dijera: aquí cierro la puerta y me voy.»

Los servicios asistenciales La asistencia sanitaria Como ya se ha señalado, el tiempo de permanencia en el hospital es muy varia­ ble y condiciona, en gran medida, la valoración y recuerdo de todo lo vivido en el mismo. A la hora de valorar los servicios sanitarios recibidos, el discurso de los accidentados y sus familiares/entorno próximo, se centra en las carencias perci­ bidas.

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Una de las más reiteradas entre los grupos de lesionados que sufren una larga hos­ pitalización, sobre todo medulares y cerebrales, se refiere a la falta de cuidados es­ pecíficos al accidentado que debe pasar un largo período de tiempo inmovilizado y que se atribuye, en ocasiones, a una falta de formación y de conocimientos del personal sanitario. Las principales carencias percibidas, en este sentido, son la inexistencia o escasez de cambios posturales, lo que favorece la aparición de escaras en la piel, y la no utilización de férulas en prevención de las «manos de águila» y «pie equino». Es­ tos cuidados deben adoptarse desde el inicio de la hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos, lo que no siempre sucede. En muchas ocasiones, la priorización de salvar la vida del accidentado, hace que las medidas necesarias para evitar daños físicos se toman demasiado tarde, cuando se han producido deformaciones irreversibles y fuertemente invalidantes. Esta falta de cuidado señalada por los familiares está especialmente presente en los casos de traumatismo craneoencefálico, ya que la ausencia de expectativas de vida o de sa­ lir del coma genera falta de atención de los especialistas sanitarios hacia las lesio­ nes físicas de los accidentados. «A mi hermano se lo hicieron cuando ya tenía las manos así. Se lo hicieron cuan­ do ya vieron que vivía, cuando llevaba 50 días o 40, mes y pico en reanimación, “como ya va a vivir, va a ser una maceta pero va a vivir, se las ponemos”.» «Pero de quienes tenemos queja es de los de neurocirugía; como él era una persona que se veía que lo daban por perdido que se iba a quedar hecho un vegetal, pues no manifestaron interés ni atención con él; los traumatólogos también hubo que perseguirlos porque a ver qué pasa con este codo, se le quitó la escayola pero ese brazo se dejó así, y... “¿para qué vamos a operar si se va a quedar hecho un vegetal?”; esa era su idea.»

Por otra parte, se considera que la especialización del personal de enfermería en los diferentes tipos de lesión resulta imprescindible para que el accidentado reciba una atención sanitaria de calidad. En este sentido, se vierten ciertas críticas hacia algunos hospitales privados cuyo personal no está suficientemente motivado/remunerado ni tiene formación/experiencia específica para el trabajo que tienen encomendado.

«El problema de los hospitales privados es que la enfermera está peor pagada que en un hospital público; hace más horas y atiende todo tipo de patologías, con lo cual no tiene especialidad. Eso sí, mucha tontería de habitación indivi­ dual, mucha tontería de qué es lo que le gusta comer a usted... La única que funciona como Dios manda, con un estilo integral de tratamiento, es Navarra.»

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Otra de las críticas reiteradas a la atención sanitaria recibida en hospitales, en este caso expresada por lesionados medulares, se refiere a la ausencia de me­ dios y ayuda necesaria para paliar los problemas derivados de la parálisis, como por ejemplo, la falta de control de esfínteres que afecta seriamente a la calidad de vida del lesionado medular; es especialmente grave que esta crítica se ex­ tienda, incluso, a las unidades especializadas en lesiones medulares de determi­ nados hospitales. «Nosotros evacuamos en la cama. La orina es con una sonda exterior, no fija.

Y las mujeres llevamos pañales; males mayores se hacía en la cama. El que

podía, sabía y se atrevía y aprendía pues se pasaba al cuarto de baño, que

tampoco estaba bien. Eso era tercermundista, vamos, la unidad de parapléji­ cos de aquí era tercermundista.»

De forma más secundaria, aunque significativa, se expresan comentarios negati­ vos acerca de las instalaciones y recursos técnicos no adaptados para pacientes obligatoriamente «encamados». Hay que tener presente que algunos accidenta­ dos pueden pasar cerca de un año viviendo en el hospital, lo que supone una larga temporada de sus vidas y este internamiento puede vivirse como una si­ tuación de indefensión y dependencia del entorno, ya que el accidentado pier­ de toda capacidad de decisión sobre su vida, como la ha perdido en parte sobre su cuerpo.

«Las camas que teníamos eran pésimas, nos ponían unas tablas para comer,

nos incorporaban en la cama, nos ponían una tabla con unas almohadas,

mal, mal, a la noche nos daban a todos Meleril en gotas, para tenernos allí

atontados, para que no diéramos mucho la lata.»

Por otro lado, también se considera inadecuada la atención prestada en los hospi­ tales en lo que se refiere a la alimentación del interno. Se estima que deben darse una serie de prescripciones dietéticas para pacientes en coma y/o inmovilizados orientadas a que el lesionado conservase el equilibrio de vitaminas y minerales adecuados en su estado. En general, se observa un discurso mucho más crítico respecto a la atención sani­ taria recibida en hospitales, entre las personas próximas a lesionados cerebrales que entre familiares y accidentados con otro tipo de lesión. A la inexistencia de cuidados específicos, hay que añadir, las críticas hacia la persistencia de trata­ mientos que se califican de «desfasados», como el «coma barbitúrico» provocado a este tipo de lesionados o la prescripción de determinados fármacos para evitar la aparición de ataques epilépticos.

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«Antiguamente se provocaban los comas barbitúricos para evitar mayores da­ ños al cerebro, eso no es real, pero se sigue haciendo, es decir, hay médicos, que son la mayoría, que lo siguen utilizando.» «Los comas barbitúricos que siguen provocando, y en el congreso los médi­ cos te dicen que eso está desfasado hace quince años.» «Hemos acudido a un congreso de epilepsia, porque muchos padecen ataques de epilepsia, y los médicos, lo primero que hacen cuando sales del hospital es recetarte un medicamento para toda la vida. Eso no se puede hacer y se hace, y se los estamos quitando por nuestra cuenta, con control médico de otro mé­ dico. Los médicos dicen que “por si acaso” y eso no es verdad, en el congreso descubrimos que los medicamentos de la epilepsia, si se toman sin más ni más, y cuando pasa cierto tiempo, lo que hacen es que te la provocan.» Los familiares de lesionados cerebrales interpretan que esta situación no es sino un reflejo de la falta de conocimientos de los profesionales sanitarios sobre la lesión en sí y sobre la evolución de los afectados por daño cerebral. El avance técnicocientífico ha conllevado la supervivencia tras lesiones cerebrales que hasta muy re­ cientemente causaban la muerte; cambio al que no parecen haberse adaptado ni el personal sanitario ni los recursos disponibles. Es destacable el conocimiento que algunos familiares demuestran acerca del trau­ matismo craneoencefálico, de sus secuelas y las posibilidades reales, aun limitadas, de tratamiento y recuperación. Dicho conocimiento se debe a una búsqueda de in­ formación desarrollada de forma incansable, ante la falta de orientación y de alter­ nativas a la que se han visto enfrentados y ante pronósticos que no daban ninguna esperanza de recuperación para el accidentado que irremediablemente viviría como «un vegetal».

«Nosotros somos familiares y hemos tenido que aprender y vamos a congre­ sos con médicos, y los médicos te preguntan de qué especialización eres.»

En este sentido, se señala la necesidad de creación de un protocolo de actuación específico para afectados de traumatismo craneoencefálico, por el que pudieran guiarse médicos, enfermeras y demás personal hospitalario para evitar otras lesio­ nes derivadas de una atención inadecuada y favorecer la rehabilitación posterior a la etapa hospitalaria.

«Como no hay un protocolo que te dice, en el momento que entra un pa­ ciente a la UVI, o a reanimación, inmediatamente un fisio aquí, indepen­ dientemente de un neurólogo, independientemente de un psicólogo.»

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CUADRO N.º 42 E L E M E N T O S C R Í T I C O S A L A A S I S T E N C I A S A N I TA R I A ✓ Falta de cuidados específicos a lesionados que deben pasar largo tiempo hospitalizados. ✓ Retrasos en el tratamiento de lesiones «secundarias» que pueden producir deformaciones irreversibles y fuertemente invalidantes. ✓ Falta de motivación del personal de enfermería. ✓ (Lesionados medulares) Ausencia de medios y ayuda para paliar problemas derivados de la lesión (control de esfínteres...). ✓ Instalación y recursos técnicos no adaptados para pacientes «encamados». ✓ Inadecuada dieta alimentaria. ✓ (Lesionados cerebrales) Persistencia de tratamientos desfasados, derivados de la falta de conocimientos de los profesionales sanitarios.

Respecto al trato personal recibido, se han recogido experiencias muy diferentes de actitudes y comportamientos por parte del personal del hospital tanto hacia el ac­ cidentado como hacia el familiar que lo acompaña. Son los trabajadores más pró­ ximos al internado, los profesionales de enfermería, con los que los accidentados comparten más tiempo y con los que tienen un mayor trato, los que dejan un re­ cuerdo más intenso. Por esta cercanía e intensidad de trato, la calidad de la aten­ ción prestada por estos profesionales viene a representar la calidad del servicio del hospital e, incluso, del sistema de salud, público o privado. Ello no es óbice para que se hayan detectado situaciones en la que los familiares re­ latan haberse visto obligados a atravesar momentos de fuerte tensión emocional en un ambiente que poco contribuye a hacer menos traumática su estancia hospitalaria.

«Yo estaba con un señor que tenía demencia, y pasaba día y noche gritando. Fui a quejarme y dije que por favor me cambiaran de habitación, que yo no lo podía soportar, yo le dije: yo no sé si mi hijo se enterará, porque el pobrecito está, según dicen ustedes en coma, pero yo estoy desesperada, yo no puedo más... pero este señor era una cosa exagerada, gritaba y gritaba... y me dijeron: señora, ustedes no puede quejarse porque su hijo está donde le co­ rresponde, está con un señor que está como su hijo. Entonces, yo también era persona, estaba deshecha, no te hacen caso, a tu enfermo te lo tratan que está muerto y no hay nada que hacer, así me trataban a mí.»

Desde una perspectiva relacional —factor que entra lógicamente en su esfera pro­ fesional—, las principales críticas vertidas hacia los profesionales médicos se cen­ tran en la falta de atención a la hora de informar a los familiares sobre el estado y evolución del lesionado y en las condiciones inadecuadas en que esta información se lleva a cabo, en muchas ocasiones.

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«Las enfermeras y el personal de planta se han portado de maravilla; pero los neurocirujanos, que para que te dieran información de lo que pensaban ellos de cómo estaba él en esa fase y qué opinaban, tenías que pedir una cita con el jefe de los neurocirujanos, por que si no, la información, ninguna formalidad, en el pasillo. En UVI estuvo tres días; y claro, también era un poco chapuzas, porque te daban la información en el pasillo de la entrada de la UVI, nada de despacho.» «En el trato médico, en la atención al paciente y el trato a los familiares, pa­ tético.»

Asimismo, se han expresado críticas hacia la organización interna de los hospita­ les, en relación a la distribución de tareas del personal auxiliar. Tanto por falta de personal («celadores»), como por un inadecuado reparto del trabajo que deben realizar, en ocasiones son los propios familiares los que deben realizar determina­ das tareas y/o vigilar de que éstas se lleven a cabo. «Le dejaban sentado, después de lavarle, en la silla de ruedas para que su madre, que era la que estaba de mañanas, o su prima, le subieran a rehabili­ tación; porque si no, si dependía de los celadores que subieran la cama, no iba al gimnasio.»

En muchos casos, se percibe que el hospital delega en los familiares un gran nú­ mero de obligaciones que les correspondería realizar. Aspectos tales como ayudar de comer al enfermo o establecer las alturas de la cama son funciones que asumen, en un gran numero de casos, los propios familiares. La rehabilitación La rehabilitación en los centros hospitalarios se inicia una vez estabilizado el acci­ dentado de sus diversas lesiones y cuando su vida no corre peligro. Es una rehabi­ litación centrada en el aspecto físico, en la recuperación de movilidad, de la masa muscular, en la adquisición de nuevas habilidades que han podido verse afectadas como consecuencia del daño sufrido por el accidente. En líneas generales, todas las lesiones derivadas de accidentes de tráfico necesitan, en mayor o menor medida, de: • Un proceso de cuidados hospitalarios. • Recuperación de las secuelas físicas. • Terapia ocupacional, que consistiría en el aprendizaje de pautas y com­ portamientos nuevos que ayuden al lesionado a realizar las tareas propias de una vida autónoma (desplazarse, movilizarse, lavarse, vestirse, etc.).

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En el caso de lesión medular, este proceso de rehabilitación es especialmente largo debido a la forma en que afecta a la capacidad de autonomía y a las múltiples se­ cuelas que, más allá de la falta de movilidad, se derivan del daño medular (cuida­ do para evitar infecciones urinarias, posibles pautas para controlar los esfínte­ res, etc.). Los afectados por este tipo de lesión realizan la mayor parte de la rehabilitación du­ rante su etapa de estancia hospitalaria, que se cierra con la rehabilitación externa, en la que el accidentado inicia su vuelta al hogar de una forma progresiva, prime­ ro los fines de semana y luego yendo a dormir cada noche a su domicilio. Son escasos los hospitales de la red pública que poseen unidades especializadas para el tratamiento y rehabilitación de este tipo de lesiones, lo que origina una di­ ficultad añadida para estos lesionados que, o bien tienen que trasladarse a las ciu­ dades en las que se encuentran estos centros, o bien utilizar otros medios alterna­ tivos. En ambos casos, el factor económico aparece como condicionante en este tema. No obstante, la experiencia de los lesionados con mayor antigüedad pone de relie­ ve que los procesos de rehabilitación que se dan en la actualidad han mejorado sensiblemente. Las plantillas de profesionales se han ampliando, se han incorpora­ do nuevas especialidades y la rehabilitación se lleva a cabo de forma más integral e intensiva, lo que beneficia en gran medida la adquisición de fuerza y autonomía y posibilidades de un mejor desenvolvimiento posterior en su vida futura. «Ahora funciona todo mejor: tienen psicólogo, tienen logopeda, una infraes­ tructura más completa que antes; antes los fisioterapeutas te movilizaban un poco las piernas y nada más. Lo que sí te llevaban era al gimnasio todas las mañanas a coger algo de fuerza; pero después de estar dos o tres meses en la cama y todas las mañanas de gimnasia, qué peso puedes coger..., cinco o seis kilos cada brazo, nada más, que a la hora de moverte no te sirve de nada.»

Además, se ha ido incorporando la terapia ocupacional como un servicio orien­ tado a la adquisición de habilidades en el desempeño de tareas cotidianas que deberá realizar el lesionado una vez se encuentre en su domicilio. Se trata de lle­ gar al punto máximo de autonomía personal en la movilidad, aseo, alimenta­ ción, etc. Los lesionados sensoriales, por su parte, no reciben rehabilitación en los hospitales, sino que su proceso de adaptación, de conocimiento de nuevas herramientas, de adquisición de habilidades que les permitan desarrollar una vida autónoma, se de­ sarrollará, en el caso de los ciegos, en la red de centros especializados que pone a su disposición la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE).

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«Solicité la rehabilitación básica y en el mes de septiembre la inicié. Pedí ha­ cerla en Sabadell, en un centro que tiene la ONCE en Sabadell. Es un centro que en vez de una rehabilitación ambulatoria, es una rehabilitación de tres meses allí.» Respecto a los lesionados que han sufrido la amputación de algún miembro, no existe una rehabilitación específica para ellos, sino que se lleva a cabo, al igual que otros lesionados físicos, en el área de traumatismos de los centros sanitarios. Esta falta de especificidad genera problemas, especialmente en el caso de las amputa­ ciones de miembros inferiores, teniendo en cuenta tanto el hecho de que deben desarrollar fuerza en la pierna que se ha salvado como en las dificultades que pue­ den surgir en la adaptación a las prótesis (posibles lesiones, incompatibilidad, etc.).

«Al principio en el hospital, bien, lo que no vi bien es que no había un ser­ vicio de rehabilitación para el amputado; a mí no me rehabilitaron; fui dos veces para ver cómo iba y ya está.»

Estas críticas van dirigidas en especial hacia el personal fisioterapeuta y hacia cier­ tos médicos, a los que se percibe más preocupados por obtener un beneficio eco­ nómico derivado de la recomendación de empresas a sus pacientes, que por ofre­ cer una orientación adecuada a hacer de la prótesis un elemento de ayuda del que se pueda servir el amputado. «Los fisios no saben tratar amputados, y luego el médico estaba más intere­ sado en enviarme a la ortopedia y cobrar la comisión que no de preocupar­ se realmente si luego la prótesis me funcionaba o no [...] en la mayoría de los hospitales no saben tratar un muñón, te rehabilitan la pierna buena para que cojas fuerza y vayas bien con muletas, pero el muñón en sí no saben rehabi­ litarlo.»

La percepción de alianzas e intereses entre el personal médico y ciertas empresas dedicadas a la fabricación de prótesis está muy extendida entre este tipo de acci­ dentados que consideran que se vulnera su derecho a la información y a la libre elección de ortopedia.

«El problema es que en el mundo de la ortopedia hay comisiones, esa es la verdad, y dentro de las comisiones, te obligan a ir a un sitio determinado [...]; nadie te explica que tú tienes derecho a ir a la ortopedia que te dé la gana; nadie te puede decir dónde tienes que ir. Que te den el máximo abanico de posibilidades.»

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El otro gran grupo de lesionados de tráfico, aquellos que han sufrido traumatismo craneoencefálico, no disponen de servicios de rehabilitación de sus capacidades cognitivas dentro de la red sanitaria pública española, lo que supone una falta de cobertura sanitaria de un segmento de la población cada día más amplio, ya que no sólo repercute en los afectados por un accidente de tráfico, sino por todos aque­ llos individuos que, por diversas razones (caídas/zambullidas, accidentes laborales, embolias, infartos cerebrales, etc.), necesitan una atención orientada a la rehabili­ tación de sus facultades cognitivas. Únicamente en ciertos centros privados, algunos de los cuales son de muy recien­ te creación, se ofrece actualmente un cuidado integral a los lesionados cerebrales. Pero sólo personas con capacidad adquisitiva elevada pueden acceder a estos ser­ vicios, por lo que una gran parte de los accidentados quedan excluidos. A las carencias en rehabilitación neurológica y sus fatales consecuencias para este tipo de lesión hay que añadir los problemas generados por la inmovilización pro­ longada del período de coma: se pueden producir calcificaciones, así como espas­ ticidades y agarrotamientos de los músculos que necesitan un tratamiento de reha­ bilitación específico. Al igual que en el caso de los amputados, son reiteradas la críticas acerca de la fal­ ta de conocimientos del personal fisioterapeuta sobre el trato que deben recibir las lesiones físicas derivadas de daño neuronal y la deficiente rehabilitación que se realiza en numerosas ocasiones. Una rehabilitación contraproducente puede pro­ vocar luxaciones y fracturas óseas, además de un dolor adicional e innecesario para el accidentado. «Una rehabilitación exagerada, lo movilizaban, él estaba muy espástico, en­ tonces se quedan agarrotados, entonces a lo mejor le cogían de un brazo y le pegaban un tirón y le oías al chaval chillar como un loco [...] creo que la re­ habilitación que están haciendo en el hospital no es la que deberían hacer a ese tipo de pacientes.» «La típica imagen de que cuando se está trabajando algo, duele, eso no es real, eso es mentira, no es real que un fisio tenga que hacer daño cuando está curando. En La Fe le han roto los hombros y los brazos, ¿cómo puede ser eso?» «Y es que para los pacientes de daño cerebral consiste en que primero rela­ jes el miembro, que casi cuesta más relajarlo que lo que luego vas a trabajar. Pero si no lo has relajado, que si la rehabilitación dura una hora relajarlo cuesta más de media, no puedes trabajar lo que toca. Allí no, llegas todo es­ pástico y tirón, y te rompen todo.»

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Al estar alterada la capacidad de entendimiento y, por tanto, de respuesta a los es­ tímulos y órdenes que provienen del exterior, los accidentados que sufren esta le­ sión deberían contar con especialistas rehabilitadores con conocimientos en el tra­ to a personas con dificultades cognitivas, profesionales que no parecen encontrar­ se en las plantillas de los hospitales actualmente. Por ello una de las demandas reiteradas por los familiares de estos afectados es que durante la rehabilitación se trabaje simultáneamente la estimulación física y men­ tal, en definitiva que se dispense un tratamiento rehabilitador integral

«La mayoría de los fisios que hay, hoy por hoy, en la sanidad pública, sólo saben curar roturas como que se ha roto un brazo o poco más, pero nada neurológico, además no saben tratar con daño neurológico. A un paciente cerebral no le puedes decir “haz esto en tres segundos”, necesi­ tas explicárselo, convencerlo, crear el clima adecuado, hay días que es­ tán más trabajadores, hay días que menos, es importante que hablen, pero eso se hace con un trabajo en equipo, que para el daño cerebral es imprescindible, no me vale que la psicóloga esté por un lado y la fisio por otro.»

Por último, los familiares de los lesionados cerebrales no sólo critican la reha­ bilitación física por su falta de adaptación a los problemas cognitivos de los afectados, sino porque se realiza durante un período de tiempo excesivamente breve. Consideran que la rehabilitación debe finalizar cuando el accidentado ha llegado al punto más alto de recuperación, cuando se hayan agotado todas las posibilidades de restablecer movilidad, agilidad o masa muscular, nunca antes.

«Tienes una ambulancia que te vienen a buscar al chico y otra que te le trae, pero cuando se acaba la rehabilitación en el 12 de Octubre, son tres meses, y te dicen ya no podemos hacer más por este chico, y sí pueden, porque gen­ te hay y preparada, pero te echan porque no eres hijo o sobrino de fulano de tal y ese chico hay que echarle y que venga otro...»

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CUADRO N.º 43

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P R I N C I PA L E S P R O B L E M A S D E L A R E H A B I L I TAC I Ó N D E L O S L E ­ S I O N A D O S P O R A C C I D E N T E S D E T R A F I C O 11 Lesionados físicos ✓ Escasa cobertura de hospitales de la red pública que cuenten con unidades especiales para el tratamiento de lesiones medulares. ✓ Ausencia de tratamientos de rehabilitación específicos para las personas que han sufrido una amputación. ✓ Alianzas del personal médico con empresas dedicadas a la fabricación de prótesis.

Lesionados cerebrales ✓ Inexistencia en la red pública de servicios de rehabilitación de las capacidades cognitivas. ✓ Ausencia de profesionales especializados (al menos en los hospitales públicos) en la atención de las lesiones cerebrales. ✓ Excesiva brevedad en el proceso de rehabilitación, finalizando antes de haber llegado a su punto más alto de recuperación.

La asistencia psicológica El servicio profesional de atención psicológica a accidentados y familiares no está presente, como tal, en todos los hospitales de la red pública de salud española, ni siquiera en aquellos con unidades específicas de lesionados medulares, ocupadas fundamentalmente por personas que han sufrido esta lesión a causa de accidentes de tráfico. Esta situación parece poner de manifiesto que no se da en la actualidad una línea de tratamiento integral que contemple todas las necesidades de las per­ sonas que sufren lesiones discapacitantes, a causa de accidentes de tráfico. Se ha detectado, incluso, algunos casos en que ha sido denegada la solicitud de asistencia psicológica para afectados de daño cerebral, de nuevo los más perjudi­ cados. «En algunos momentos que estaba un poco más lúcido decía: “Yo me tengo que matar”. Pues entonces yo pedí psicólogo o un psiquiatra o lo que sea, porque yo pensaba que necesitaba esa ayuda y me dijeron que no, que no lo necesitaba, que si él estaba hablando conmigo y a los diez minutos no sa­ bía lo que había hablado conmigo, o sea, para qué quería yo ni psicólogo ni psiquiatra, ni nada, porque a los diez minutos no iba a saber lo que le ha­ bían dicho.»

11 Lógicamente, la problemática señalada no es exclusiva de las personas que han sufrido su lesión por acciden­ te de tráfico, sino que es extensible al conjunto de afectados por estas graves lesiones discapacitantes, ya sean so­ brevenidas por situaciones traumáticas o a consecuencia de una enfermedad.

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Sin embargo, la actitud de los afectados y sus familiares hacia la atención psicoló­ gica profesional pone de relieve la existencia de posturas y percepciones discre­ pantes. Por un lado, un grupo mayoritario que manifiesta un fuerte rechazo a esta atención. De hecho, los ofrecimientos en este sentido, cuando se producen, suelen ser rechazados. Por el contrario, otro grupo considera esencial e imprescindible la presencia de ayuda psicológica profesionalizada.

GRÁFICO N.º 14 A C T I T U D E S D E L O S A F E C TA D O S Y S U S FA M I L I A R E S A N T E L A AT E N C I Ó N P S I C O L Ó G I CA P R O F E S I O N A L I Z A DA

AFECTADOS Y FAMILIARES

PROFESIONALES DE LA ATENCIÓN PSICOLÓGICA

POSICIÓN DE RECHAZO

POSICIÓN DE ADHESIÓN

✓ Miedo. ✓ Desconocimiento de objetivos y métodos. ✓ Percepción negativa de estos profesionales. ✓ No aceptación de la nueva situación .

✓ Imprescindible para asumir la lesión/discapacidad. ✓ Facilita el proceso de adaptación .

Como se puede comprobar en el gráfico anterior, las posibles causas de esta per­ cepción negativa y desconfiada acerca de la efectividad de la atención psicológica, pueden encontrase, entre otras, en la no aceptación de la nueva situación, del do­ lor, de la necesidad de ayuda, y el real desconocimiento de los objetivos y méto­ dos que utiliza un profesional al que todavía se asocia con enfermedades mentales y, por tanto, vergonzantes. Se afirma, incluso, que otros profesionales cumplen con mayor eficacia la función que consideran debe tener el psicólogo, la de escuchar y dar consejos. Así, en mu­ chas ocasiones, se menciona a los propios médicos, al personal de enfermería, fi­ sioterapeutas, etc., como profesionales que han prestado un apoyo psicológico efectivo y beneficioso al accidentado.

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«A mí el psicólogo no me ayudó mucho; venía con unas encuestas, unas his­ torias, en ningún momento me animó, venía y me hacía preguntas, y yo tam­ poco tenía mucha gana de contestar; me encontraba fatal y en ningún mo­ mento me animó; me ayudaron mucho más otras personas, ATS, médicos...

No creo en la ayuda psicológica.»

«Pues no me ha tratado un psicólogo, cuando estaba en Toledo al principio

vas pero luego lo dejas ya que hablabas con el fisio; el psicólogo te da áni­ mos al principio pero la charla que te da te la puede dar cualquiera y enton­ ces dejé de ir a los dos o tres días, mejor con el fisio hablando.»

Asimismo, pueden darse resistencias por parte de los accidentados para abordar te­ mas que suponen un fuerte conflicto emocional y por tanto, no quieren/pueden afrontar. En estos casos, se rechaza toda «ayuda» que venga de un profesional que obliga a enfrentarse con aspectos conflictivos aunque esenciales para una vida fu­ tura normalizada.

«Yo con la psicóloga no quería hablar, no me gustaba; pasé dos veces, empe­ zó a hablar de sexo y cosas de esas y yo ya pasé de hablar con la psicóloga.»

Pese al rechazo generalizado a toda ayuda psicológica profesionalizada, también se han detectado casos en que se considera que ésta resulta esencial e imprescindible para la asunción de la lesión/discapacidad y para emprender el proceso de adapta­ ción a la nueva situación creada tras el accidente.

«Lo más importante para mí es cuando una persona tiene un trauma, un

shock, desde el principio hay que ayudarle en todo; si esa persona vive inde­ pendiente, tiene coche propio y 200 millones en el banco, recursos econó­ micos no va a necesitar, pero psicológicos sí.»

Dentro de este grupo, una corriente considera que esta atención adquiere mayor im­ portancia cuando se inicia el período de rehabilitación o cuando se lleva a cabo el proceso de salida del hospital. Piensan que, en estos momentos, es cuando el lesio­ nado afronta su discapacidad y percibe todas las dificultades/obstáculos a las que de­ berá hacer frente y necesita todo el apoyo que se le pueda prestar, en este sentido.

«Veo bien que lo ofrezcan, que esté disponible, es un servicio más; en mu­ chos casos supongo que es necesario, pero no creo que en el mismo momen­ to del accidente. Creo que es más necesario el psicólogo a los tres o a los cin­ co meses, cuando la persona reacciona, y vuelve a la vida, con las cosas dife­

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rentes; pero al momento del accidente no ha dado tiempo a asimilarlo, te quedas un poco en una nube, y parece que no te hace falta nada; además, en esos momentos, sé de compañeros que lo del psicólogo se lo han tomado mal.» Por otro lado, la asistencia psicológica a familiares es aún más escasa. Se mencio­ na únicamente el Hospital de Lesionados Medulares de Toledo donde se ofrece este servicio a familiares, con aplicación de terapia/reuniones de grupo; lógicamente sólo aquellos que se desplazan a Toledo tienen acceso al mismo. Pese a que los fa­ miliares, por lo general, no solicitan o rechazan una atención psicológica específi­ ca, también se expresan opiniones acerca de su necesidad y del beneficio que ob­ tendría el propio accidentado cuando sus familiares o personas próximas reciben una ayuda externa y profesionalizada, en este sentido.

«La asistencia psicológica de la red sanitaria se le ofrece al lesionado, y mu­ chas veces se le tiene que ofrecer a los familiares, casi más que al lesionado; tendrían que preparar más al entorno que no en sí al lesionado.»

La presión psíquica que soportan los familiares, especialmente aquellos más direc­ tos que hacen una ruptura en su vida para atender al accidentado, como ya se ha comentado anteriormente, les convierte en un colectivo de alto riesgo de sufrir tras­ tornos psicológicos graves, que pueden condicionar no sólo sus comportamientos en los momentos más duros de la atención a su ser querido, sino su propia exis­ tencia vital. En este sentido, no debe olvidarse que las infraestructuras disponibles para estos colectivos son en la actualidad muy precarias, con lo que la familia asu­ me su atención y cuidado, lo que en cierta medida suple las carencias existentes. La asistencia social hospitalaria Son muy pocos los accidentados o familiares que mencionan espontáneamente la figura de los asistentes sociales como profesionales clave dentro del servicio que prestan los hospitales, lo que resulta significativo, dada la importante función que pueden cumplir en la labor de información y orientación/asesoramiento respecto a trámites administrativos y alternativas de distinto tipo a las que pueden optar los ac­ cidentados. Por otra parte, aquellos que sufrieron el accidente al menos hace diez años afirman que estos trabajadores no estaban presentes en las plantillas de los centros sanitarios o no los recuerdan. Se han recogido valoraciones positivas acerca de la labor realizada por las asisten­ tes sociales de los hospitales, en la medida en que han informado acertadamente sobre las posibilidades que se presentan ante el lesionado una vez que se les con­ ceda el alta hospitalaria.

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«Teníamos una asistente social en La Fe, fue divina la chica, y ella nos abrió

los ojos de llevarlo a la ONCE, de que lo valoraran cómo estaba, ahí en San

José de la Montaña.»

Sin embargo, también se han expresado fuertes críticas hacia esta figura por diver­ sos motivos: incomparecencia, visitas entendidas como meramente protocolarias, falta de información sobre servicios sociales y recursos o alternativas públicas o pri­ vadas a las que podría tener acceso el accidentado, etc. «Cuando yo estuve en el Ramón y Cajal la asistente social no vino, y debería

haber ido. Porque su labor, si es asistente social en un hospital, en una per­ sona con un accidente de tráfico y que se ha quedado ciega, digo yo que

algo tendrá que decir allí, por lo menos a los padres, y luego a la persona en

concreto.»

«Sí, vino la asistente social, pero más que nada para ver cómo me encontra­ ba , cómo lo veía... y ya está... la asistente social comentó a mis padres que

si necesitaban alguna cosa, que la llamaran.»

«Pregunté en Toledo, la asistente social no tenía mucha idea de que existía,

sólo que desde allí no había que hacerlo... entonces nos mandaron al centro

base de Madrid.»

Por otra parte, la complejidad de los trámites burocráticos necesarios en el ac­ ceso a los servicios sociosanitarios públicos, contribuye también a la percepción de que el accidentado y su familia no obtiene una adecuada atención en este sentido. En cualquier caso, de forma general se considera que el papel de los trabajadores sociales en los hospitales debería ser más relevante de lo que es en la actualidad. Se sugiere, incluso, aunque de forma aislada, un servicio de asistencia social de mayor amplitud y funciones, con una orientación similar a la que tienen determi­ nadas asociaciones de afectados de distintas lesiones discapacitantes: además de información y orientación sobre ayudas y recursos existentes, tal servicio debiera ofrecer al lesionado una visión completa de los obstáculos y dificultades que va a encontrar tras la salida del hospital, de las posibles soluciones o vías de enfrentar­ se a ellos, de los logros que puede alcanzar, de favorecer el contacto con otros le­ sionados que ya hayan emprendido el proceso de integración social y lleven una vida normalizada, etc.

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«Esto es importante, quien se ponga primero en contacto con el amputado, que puede ser asistencia social, pero un poco que también les den esa información directa de lo que es su vida, de lo que va a ser el proceso de su vida, de lo que va a costar más o menos, que tenga relación con otros amputados con los que se pueda ver, pero que no venga cualquier amputado, un amputado que perci­ ba bien cuál es el proceso, no sólo de él, sino de los amputados.»

Otras instituciones de apoyo Las asociaciones de lesionados tanto cerebrales como medulares están cada día más presentes en los hospitales públicos y privados. Tanto en el Hospital de Lesio­ nados Medulares de Toledo, donde la mayoría de los accidentados llegan tras su es­ tabilización en otros centros sanitarios, como en el Instituto Guttman, se recoge la presencia de asociaciones de dañados medulares (en estas entidades no se realizan distinciones sobre el origen de la lesión). Respecto a los lesionados cerebrales, las asociaciones dirigidas a esta población son de más reciente creación y su presencia en los hospitales se está llevando a cabo de una forma más progresiva. Tienen como objetivo principal realizar tareas de información y apoyo a familiares de accidentados en el propio centro sanitario, desde los primeros momentos de ingreso del accidentado en el mismo, cuando los familiares y seres cercanos pasan por una extrema confusión y estrés. La diferencia entre unas y otras estriba no sólo en el hecho de que las orientadas a lesiones medulares tienen más experiencia a sus espaldas, sino en que en éstas el número de trabajadores o voluntarios pertenece en su mayoría a la población a la que van dirigidas, mientras que en las asociaciones relacionadas con el traumatis­ mo craneoencefálicos son los familiares de los afectados por esta lesión quienes las han creado y hacen funcionar con su trabajo, remunerado o no. Según afirman los propios accidentados y sus próximos, a través de la presencia de asociaciones en los centros sanitarios y del voluntariado que trabaja con ellas, se cu­ bren lagunas de información y asesoramiento, apoyo psicológico y orientación que deberían encontrase dentro del servicio integral que ofrece un centro hospitalario. Si bien la asunción de estas tareas por parte de las asociaciones deja entrever las carencias de este servicio, desde un punto de vista operativo su función es alta­ mente positiva. En este sentido, y en busca de optimizar la efectividad en la orien­ tación a los familiares y afectados, podría considerarse la posibilidad de delegar esta tarea en estas organizaciones (cosa que en muchos casos ya se hace de hecho). Lógicamente, esta posibilidad debe realizarse apoyando a estas organizaciones, no sólo en materia económica, sino en aspectos tales como coordinación con hospi­ tales, formación y reciclaje continuados, etc.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Es más, este primer contacto con el mundo asociativo en el hospital, con indepen­ dencia de que tenga o no continuidad tras el alta hospitalaria y una vez iniciado el proceso de normalización y de integración social, resulta muy beneficioso para el accidentado y sus familiares que tienen, así, la oportunidad de intercambiar expe­ riencias, de sentirse acompañados y apoyados en unos momentos en que se en­ cuentran bajo los efectos de un fuerte choque emocional.

3.1.3. El impacto económico Una de las más importantes consecuencias que tiene una lesión grave sobre los ac­ cidentados de tráfico es la repercusión económica. Las lesiones padecidas pueden resultar invalidantes tanto por la incapacidad real que sufre el accidentado para la realización de determinados trabajos, como la limitación y dificultad de su inserción laboral, en aquellos caos en los pueda desempeñarse una actividad productiva. Dependiendo del tipo y grado de lesión, si el accidentado trabajaba, la lesión pue­ de llegar a suponer la interrupción de la vida productiva, la salida del mercado la­ boral y la consecuente pérdida de ingresos. Igualmente, si no estaba en activo, el accidente representa un obstáculo o la imposibilidad de iniciar una vida laboral. Por otra parte, en bastantes ocasiones, el cuidado y atención del accidentado pue­ de requerir una dedicación intensiva, situación que llega a prolongarse durante años o toda la vida. Una vez más, en estas situaciones de desprotección, aparece la familia como institución de apoyo y solidaridad, siendo las mujeres, normal­ mente madres o esposas, quienes asumen esta función, llegando a abandonar toda actividad laboral o profesional que realizaran antes del accidente. Al hecho de que el número de hombres accidentados sea mayor que el de mujeres, hay que sumar que las mujeres parecen más dispuestas que los hombres a abandonar sus activi­ dades profesionales para volcarse en el cuidado del accidentado, tanto si se trata de un hijo como de un marido.

«Bueno, nos quedó la pensión de él, trabajábamos los dos y yo tuve que de­ jarlo y, bueno, pues de lo que te dan, más toda la rehabilitación que ellos ne­ cesitan y eso... es duro, pero bueno lo que pasa es que yo, gracias a Dios, tengo la familia que me ha ayudado mucho.»

En esta situación de disminución o pérdida de los ingresos familiares hay que afron­ tar, además, cuantiosos gastos para múltiples cuestiones: atención sanitaria privada total o complementaria a la recibida en la sanidad pública, adaptación/compra de vivienda o vehículo, gastos de farmacia, ayudas técnicas, etc., por lo que la econo­ mía familiar se desequilibra gravemente o queda en precario y necesitada de ayuda económica externa.

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Generalmente, tras el accidente de tráfico tiene lugar un juicio donde se establecen las causas del siniestro y la obligación por alguna de las partes implicadas de pagar una indemnización a la víctima. En este punto hacen su aparición las compañías aseguradoras y los abogados, que son, junto con el juez que instruya el caso, figu­ ras clave en la concesión o no de una indemnización y en el volumen de la misma. Pero ni familiares ni accidentados parecen en un principio dar gran importancia a es­ tas figuras, el juicio es un trámite largo y a veces complejo, en el que participan sólo de una manera tangencial y del que manifiestan desconocer los mecanismos. Sin em­ bargo, más adelante se descubrirá la importancia de todo este entramado para la concesión o no de indemnizaciones que serán fundamentales para la vida futura. En ello parece influir que los primeros trámites a realizar por parte de los familia­ res coincidan con la fase aguda hospitalaria del accidentado. En estos momento, y en un gran número de casos, la atención al familiar accidentado y la presión psi­ cológica que se sufre impide a sus seres próximos informarse y hacerse cargo de este aspecto legal e incluso delegar en amigos u otros parientes.

«Es que aparte de lo que tienes, resulta que te ves inmersa en que tienes que ir a poner una denuncia a la que ha atropellado a tu hija; porque si no, sa­ bes que tu hija se va a quedar a dos velas; por lo menos, que paguen lo que... El hospital es carísimo; las medicinas carísimas.»

Pero por lo general, la carencia de un asesoramiento especializado, la necesidad de recibir ayudas económicas, la ignorancia sobre el ritmo y reglas del juego de la nego­ ciación entre abogados, así como la falta de ánimo y energías suficientes para luchar por una indemnización alta, lleva a que a veces las cantidades recibidas sean mucho menores de las que podrían haber conseguido o incluso a no percibir ninguna. «Yo sería capaz de haber conseguido mucho más con el seguro, pero claro, las circunstancias en personas obreras de gente de trabajo, pues obligan. Si yo tengo que esperar a que en cuatro años salga un juicio, alguien que me lo defienda y pueda sacar más... pero no le puedo tener en la casa que tengo... Pues me tengo que anticipar a un acuerdo que... vamos, un mutuo acuerdo.» «Me podría haber llevado una tajadita buena si me hubiese movido con abo­ gados... Cuando en una familia pasa esto, dejas de ver un poco el dinero y te centras en el problema físico. Lo fácil que hubiera sido cambiar la posición, por ejemplo: yo voy detrás y él delante; porque él iba conduciendo y yo no; y son un montón de millones de pesetas; al cabo de los años me he entera­ do que si el conductor de la moto no tiene seguro se pueden pedir una serie de indemnizaciones al consorcio de seguros...»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Pasado el tiempo, una vez fuera del hospital, la existencia de una indemnización se percibe como una ventaja que influye decisivamente en la mejora de la cali­ dad de vida, ya que la carencia o escasez de las ayudas públicas puede suplirse con la inversión privada en ayudas técnicas, rehabilitación, compra de mejores prótesis, etc.

«Hay gente que te dice: como ya te ha pasado, pues cuanto más dinero pue­ das conseguir, mejor. Porque es verdad; porque de eso depende una mejor

calidad de vida...; es secundario, porque yo lo cambiaría todo por volver a

tener mi pierna, y estar en el paro, y no tener trabajo, y tener mi pierna...; el

daño ya te lo han hecho, y ahora lo que tienes que intentar es que tu vida

sea, dentro de lo malo, lo mejor. Entonces, si tienes más dinero, puedes tener

una pierna mejor. Si tienes menos, te tendrás que conformar con la que te dé

la seguridad social.»

«En este tipo de secuelas tienes indemnizaciones bastante fuertes que de al­ guna manera te ayudan económicamente a todos los gastos que te originan

una secuela de este tipo: tienes que cambiarte de piso, tienes que comprar un

vehículo, tienes que adaptar el vehículo, tienes una serie de gastos económi­ cos, a parte de otras historias, pero eso te ayuda a hacerlo mejor o a inte­ grarte lo antes posible en tu nueva vida.»

Algunos lesionados llegan incluso a afirmar que sólo aquellos accidentados que han recibido una cuantiosa indemnización podrán llevar a cabo una vida normali­ zada, sólo una situación económicamente fuerte puede permitir la rehabilitación integral de un minusválido.

«Los tienen al alcance los que hemos salido bien, los que hemos tenido in­ demnizaciones, los que hemos tenido buenas pagas... Y esos son los que ves

en la calle bien rehabilitados y que causan menos problemas a la seguridad

social.»

«Yo pude elegir la vivienda adecuada porque tuve una buena indemnización,

porque tenía ese apoyo.».

Pero frente a los afortunados se encuentra una larga lista de accidentados que, por diversas razones, no han recibido indemnizaciones millonarias o incluso nin­ guna indemnización. Estos lesionados tendrán una situación de partida peor y deberán afrontar su vida futura con unos recursos económicos no siempre sufi­ cientes.

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«Yo por el accidente, yo era el conductor, cobré un millón de pesetas y has­ ta ahí llegó el asunto. Yo es que no tenía opción de hacer un juicio; allí esta­ ba estipulado: por muerte o invalidez, usted tiene derecho a cobrar esta in­ demnización; estaba firmado. Luego, me quedé con una pensión por gran in­ validez y con eso es con lo que vivo.» Al margen del cobro de indemnizaciones por el siniestro, el accidentado puede so­ licitar las prestaciones económicas a las que tenga derecho, según el sistema de protección social español, para lo que será determinante el reconocimiento del gra­ do de su minusvalía. Si tiene derecho a una pensión contributiva, por haber trabajado con anterioridad al accidente durante el período de tiempo requerido legalmente, podrá disponer de unos ingresos fijos más o menos elevados, según el grado de minusvalía y de los períodos y cantidades cotizadas a la Seguridad Social en su vida laboral. Si por el contrario no se había iniciado ninguna actividad laboral o profesional, el acciden­ tado sólo tendrá derecho a una pensión no contributiva, de escasa cuantía. «La pensión es una guarrería, tienes que pagar aquí más de la mitad y no te queda nada para vivir, yo creo que esto [el centro] debería pagarlo el Go­ bierno, ya que el dinero que te queda no da ni para pipas. No tengo otro in­ greso, cuando compras cualquier cosa te van ayudando tus padres, te van dando de vez en cuando pero no es. La pensión mal, mal.»

Son los jóvenes, colectivo que registra el mayor número de accidentes de tráfico y, por tanto, con un gran número de lesionados graves, los accidentados que quedan más desprotegidos económicamente. De hecho, el no haber iniciado su trayectoria laboral/profesional antes del accidente, llevar un corto período de tiempo trabajan­ do o realizar trabajos muy precarios (no declarados/sin alta en la S.S.) son las si­ tuaciones más habituales presentes en este colectivo. Esta situación conduce a que sólo tengan derecho a pensiones, contributivas o no, de escasa cuantía. Muchas veces, además, los accidentes de los jóvenes se producen en situaciones de las que no se deriva el cobro de fuertes indemnizaciones (falta de un seguro que cubra al conductor o a los ocupantes del vehículo, accidentes de moto, etc.). Para los jóvenes lesionados de mayor discapacidad, esta situación determina la de­ pendencia económica de la familia que asume el cuidado y mantenimiento del jo­ ven. En este punto cabe plantear la siguiente pregunta: ¿qué ocurrirá cuando falte la familia? En este sentido son escasos los casos detectados de personas que no tienen a nadie que los sustente. El ingreso en centros especializados, inscritos más en un ámbito

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

benéfico que en el propiamente asistencial, puede llegar a ser, en el mejor de los

casos, el destino de estas personas.

En definitiva, el accidente genera unas consecuencias muy negativas de orden eco­ nómico: a la disminución de ingresos hay que sumar los cuantiosos gastos que de­ ben efectuarse por diversos motivos, y es general la percepción de que la ayuda

económica prestada por los distintos organismos públicos (estatales, autonómicos y

municipales) son insuficientes para cubrir las necesidades derivadas del propio ac­ cidente.

3.2. La salida del hospital

) Si la estancia en el hospital presenta rasgos heterogéneos dependiendo del tipo de lesión, la gravedad de la misma, la complejidad de las heridas sufridas y la rapidez con que el individuo recupera su estabilidad, el alta hospitalaria es un paso inevi­ table que todos deberán afrontar más tarde o más temprano. Cuando el accidentado recibe el alta médica de manos de los profesionales se pro­ duce un punto de inflexión importante, ya que representará el abandono de un uni­ verso ficticio y el inicio del regreso, pero ¿regreso a dónde? y ¿en qué condiciones?

En la descripción y análisis de las vivencias de los accidentados en el momento del

alta hospitalaria es clave tener presente la relación que cada accidentado y su en­ torno ha establecido con el centro sanitario, relación que será más profunda y de

mayor dependencia cuanto mayor sea el tiempo pasado en sus instalaciones. En al­ gunos casos, como los lesionados sensoriales y amputados, esta partida suele llegar

con rapidez, mientras en los lesionados cerebrales y medulares se alargará más en

el tiempo.

Pero también es preciso llevar a cabo una segunda distinción entre lesiones físi­ cas y cerebrales. Para el primer grupo el alta hospitalaria es un momento de

cambio, se deja atrás el mundo ficticio y protector al que se han visto abocados

tras el accidente, cuyas fronteras están establecidas por las paredes del centro,

cuyos habitantes son los compañeros de habitación, el personal sanitario y los

familiares y amigos que vienen del exterior a cuidar y dar ánimos, y donde las

acciones de todos los que le rodean giran en torno a su cuidado. La salida del

hospital es, por tanto, el punto de partida de un viaje exterior e interior, más o

menos largo, más o menos difícil, hacia la consecución de la normalización de

la vida.

En el caso de los lesionados cerebrales la salida del centro hospitalario se ha teni­ do que enfocar desde la perspectiva de los familiares. Esto es debido a que en la

mayoría de los accidentados la vuelta al hogar se ha llevado a cabo en un estado

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de falta de conciencia y capacidad de reflexión que unas veces se ha superado pro­ gresivamente con el paso del tiempo pero otras ha continuado hasta la fecha, por lo que no son capaces de generar un discurso sobre esta etapa de su convalecen­ cia. Son por tanto los familiares o personas muy cercanas los únicos que pueden relatar cómo se produjo y qué significó para ellos el alta. En las páginas siguientes se va a realizar una descripción de las distintas formas en que los accidentados y sus seres cercanos afrontan el alta hospitalaria, al mismo tiempo que se intentará identificar los diferentes factores que influyen en esta vi­ vencia.

3.2.1. La inminencia del alta hospitalaria La vivencia de la proximidad del alta La salida del hospital, como ya se ha señalado con anterioridad, supone un pun­ to de inflexión en la vida del accidentado de tráfico, momento de tránsito de un estado a otro nuevo, en el que el lesionado vislumbra el regreso a su antiguo en­ torno pero en condiciones distintas a las que se encontraba la última vez que lo abandonó. La vivenciación de este momento presenta características diferenciales en función del tipo de lesión padecida. Así, parece que tanto los lesionados sensoriales como los amputados no experimentan grandes tensiones ante la proximidad del alta. Su período de convalecencia hospitalaria es reducido y su retorno al hogar, aunque re­ presente el inicio de un largo proceso de adaptación, se enfrenta en general con ánimo. Además, y como factor de notable importancia, estos lesionados no se ven abocados, normalmente, a cambiar de residencia, lo que puede llegar a suponer un fuerte trastorno, aunque sí tendrán que enfrentarse a otros cambios en su desarro­ llo laboral, personal, afectivo, etc. Igualmente, la menor estancia clínica no ha permitido el establecimiento de de­ pendencia afectiva o el desarrollo de una cotidianeidad que sustituya a la anterior. Estos accidentados no llegan por lo general a percibir el hospital como un lugar protector y seguro, para ellos es sólo «un sitio de paso». En ocasiones, el alta es percibida como un momento en el que prima el sentimien­ to de optimismo. Se deja atrás el hospital, que nunca perdió su carácter de lugar ajeno y extraño, en el que se han atravesado difíciles momentos, y se inicia una nueva etapa. Por eso algunos opinan que la vuelta a casa debe producirse en cuan­ to el lesionado se encuentre estable, acelerando el proceso de enfrentamiento con el exterior.

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«Mi opinión es que cuantos menos días estés en el hospital, mejor. Si la per­ sona está bien, cuanto antes entre en contacto con la vida normal otra vez,

con sus dificultades, porque, claro, es que en un segundo te cambia la vida

completamente; tenía 22 años recién cumplidos, y hace ocho. Te parte... a mí

no me la partió, porque estaba estudiando para funcionario y he continuado.»

El caso de los lesionados medulares es muy distinto: la vuelta de este accidentado a su hogar se produce tras una larga estancia en uno o varios hospitales, lo que le puede llevar a estar fuera de su hogar durante un año o más tiempo. Esto significa también más tiempo aislado del mundo exterior, debido a que la gravedad de sus lesiones exige un mayor período de adaptación. No obstante, dentro de este grupo se observan dos procesos diferenciados: • Una vuelta progresiva de aquellos que se encuentren internos en unidades

especializadas, lo que ayuda en cierta medida a su proceso de aclimatación.

«Primero te dan el alta de cama, te levantas, vas al gimnasio, em­ piezas a moverte; a los cinco meses ya me mandaron a casa e iba al

gimnasio por las mañanas; ya no dormía en el hospital. Y a los siete

meses, el alta total.»

• Una vuelta de forma más brusca por parte de aquellos cuyas residencias se

encuentren alejadas de los hospitales especializados.

«Cuando tú ya estás en un determinado período que ya estás más o

menos bien, empiezan a mandarte los fines de semana a casa, en­ tonces te vas los viernes y vuelves los lunes. Cuando estás todavía

mejor, pasas a la siguiente etapa, que es que ya te vas a casa y sólo

vienes a rehabilitación por las mañanas, con lo cual es mucho más

fácil hacer el proceso de vuelta a casa progresivamente. Si estás fue­ ra de tu domicilio y de tu ciudad tienes que quedarte allí un año y

medio, desplazarte, y más alejado de los familiares.»

Pero el tiempo pasado en el protector ambiente hospitalario y los cambios sufridos a causa del accidente generan sentimientos contradictorios en los lesionados: por un lado desean abandonar un espacio que les es ajeno, en el que se ven obligados a convivir con gente extraña, pero a la vez experimentan temor y ansiedad frente al exterior. Desconocen cómo podrán desarrollarse sus vidas a partir de entonces, saben que sus casas, que antes constituían su espacio más privado, pueden haber­ se convertido en trampas, que ya no podrán moverse con libertad por la calle, etc.

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Cuando se les pregunta por sus actitudes ante el alta definitiva se pueden encontrar posturas opuestas, por un lado aquellos que afirman que, al igual que nadie quie­ re entrar en el hospital, tampoco nadie querrá después salir de él, mientras otros afrontan el cambio con mayor optimismo.

«Cuando realmente te das cuenta es cuando sales del hospital y llegas a casa y es distinto, al hospital nadie quiere ir, pero tampoco quiere salir nadie.»

Detrás de estas actitudes se encuentran tanto variables psicológicas, como puede ser la aceptación o no de la lesión y sus consecuencias, así como otro tipo de cir­ cunstancias: el hecho de saber que a la salida del hospital le está esperando un mundo llenos de obstáculos tangibles, fundamentalmente concretado en un hogar no adaptado a su nueva situación.

«Y fuimos a casa y... vi la casa y yo era el que se quería ir; volví y yo creo que fue por las ganas que yo tenía que las vio la doctora y dijo: en lugar de tenerlo un mes más, le mandamos ahora aprovechando que tiene ganas; vi la casa y dije: no, no, yo aquí no quiero estar más.» «Cuando tuve el accidente, se estaba haciendo una obra en mi casa: habita­ ciones, cuarto de baño, y ampliar una tienda que teníamos. Cuando yo lle­ gué estaba ya hecha la obra y no valió para nada. Entonces yo tuve la mala suerte que no me indemnizaron, no tuve derecho a nada. Mi padre pidió un préstamo al banco y adaptaron la casa a mis circunstancias.»

Si se tiene en cuenta que en muchas ocasiones la aceptación psicológica de la le­ sión necesita un período más largo que la propia rehabilitación física, se compren­ derá por qué ciertos lesionados rechazan ese regreso al hogar cuando consideran que todavía no han recuperado lo suficiente, que queda aún alguna posibilidad de volver a ser como antes del accidente. En numerosas ocasiones, la salida del hospital se produce cuando el accidentado se encuentra todavía en la fase calificada por los profesionales en psicología como de rechazo o negación, lo que le impide afrontar el abandono del centro sanitario como un reto al que debe afrontarse. «Es duro porque al principio no quieres tener contacto exterior, no quieres sa­ lir, te crees el ombligo del mundo. Es la primera fase, tú llegas a casa después del hospital, incluso no quieres que te den el alta del hospital, y cuando te dicen, después de dos meses que llevas ingresado, que tienes un 99% de posibilidades de que te queden estas secuelas, y la primera reacción tuya es

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“a mí esto no me puede pasar, no me va a pasar ni por el forro”, y luego re­ sulta que sí, que te va a pasar y que lo ves. Es sorprendente ese mecanismo

de defensa que tiene el organismo de no creértelo.»

Por ello, sería necesaria una preparación psicológica tanto del lesionado como de su entorno próximo que les ayude a superar el choque que conlleva el enfrentarse a un mundo exterior repleto de obstáculos. En este sentido, algunos lesionados re­ fieren la experiencia positiva que constituye el contacto entre accidentados recien­ tes y otras personas con el mismo tipo de lesión que ya han recorrido una gran par­ te del proceso de adaptación y consecución de una vida normalizada. Esta comu­ nicación podría, y de hecho se está demostrando que así es, no sólo proporcionar información muy valiosa para los recién lesionados, sino convertirse en un impor­ tante estímulo para afrontar el momento del alta.

«Es una cosa que con la doctora Jáuregui siempre estamos hablando, que un

grupo de veteranos vayamos con la gente nueva, porque se ve de otra mane­ ra que se lo expliques tú, que te vean lo que haces y lo que no haces, que se

lo explique una persona que puede ser igual de coherente pero... lo ven de

otra manera.»

«El programa que él hizo de tutorías..., ese programa está bastante bien; se

han recogido resultados muy positivos con respecto a personas que no tenían

ni idea de lo que hacer, estaban muy perdidos, como perdidos en el desier­ to. No sabían por dónde tirar, dónde acudir.»

Pero no sólo los afectados sufren ante la inminente salida del hospital. También los familiares y seres cercanos ellos experimentan los temores y tensiones que supone el abandono del hospital. Al ser una cuestión difícil de asumir, se puede tender a pensar que mientras está en el hospital existen esperanzas de recuperación. En este sentido, el alta se puede vivir como el fin de esa esperanza, la constatación de que la lesión es irreversible. En parte por esta razón, en algunos familiares cercanos se llega a traslucir cierto de­ seo de que el lesionado hubiese permanecido en el hospital, en un ambiente de semejantes, lo que supone tanto una protección para el accidentado como para su propia familia.

«Allí [hospital] había otro ambiente: como estaban todos iguales, se liaban de

guasa, y eran todos jóvenes, y se liaban de guasa. Y claro, el venir a casa, a

lo mejor nos veía serios, a mí, yo no podía reír; es que por mucho que quie­ ras tú hacer de tripas corazón, cuando no se puede, no se puede.»

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Un caso diferente es el de los accidentados que han sufrido traumatismo craneoencefálico grave. Por lo general, no son capaces de recordar ni la etapa hospitala­ ria ni el momento del alta; en la fase inmediatamente posterior al despertar del coma se encuentran limitados a sus funciones más básicas.

«Cuando fui al chalet, esa época la tengo como olvidada. Tengo memoria de cosas de antes de la mili, de antes del accidente, de la niñez; sin embargo esa etapa de cinco-seis años atrás, no me preguntes nada. Sin embargo me acuerdo de mi comunión, del traje.»

Sin embargo, los familiares y seres cercanos a estos lesionados sí pueden llevar a cabo un relato sobre su experiencia del proceso de abandono del hospital. El alta hospitalaria se vive de forma especialmente traumática: por un lado, observan las malas condiciones, tanto físicas como psicológicas, en las que se encuentra el ac­ cidentado, ya que éste no se ha recuperado totalmente del coma, no es capaz de valerse por sí mismo, de comunicarse, de realizar las funciones básicas de forma autónoma (alimentación, deposición, cuidado personal, etc.); por otro lado, no en­ cuentran en los profesionales sanitarios orientaciones claras sobre la posible evolu­ ción del accidentado, sobre sus necesidades en rehabilitación integral, ni se les ofrece ninguna esperanza de que recupere sus funciones cognitivas. Asimismo, es necesario contemplar la presión psicológica que supone para un nú­ cleo familiar el hecho de volver al hogar con uno de sus miembros totalmente de­ pendiente tanto en su vertiente física como psicológica. Porque también en este caso, como en todos los accidentados graves, la salida del hospital tiene un matiz de solución definitiva, de que a partir de ahí lo único que queda es acostumbrarse a vivir con la lesión. Se produce, además, el temor ante la imposibilidad de aten­ der adecuadamente al lesionado y ante las repercusiones que esto puede tener so­ bre el orden doméstico, ya que se trata de una atención que debe realizarse du­ rante las 24 horas del día. Son las familias de estos afectados las que han manifestado mayor malestar respec­ to a todas las circunstancias que rodean el alta hospitalaria. No sólo se cuestiona la información recibida en el hospital, ya que tras su vuelta al hogar muchas per­ sonas que han sufrido traumatismo craneoencefálico han experimentado una evo­ lución y una notable mejoría que había sido descartada por los médicos, sino la forma en que ésta se lleva a cabo, el tono, las palabras, la dureza. «En el hospital me dijeron que si un vegetal: ¿tú sabes cuando tienes un niño pequeño? Bueno, pues cuando lo tienes en grande, te lo vas a llevar, pero aquí estás muy bien, porque te lo hacemos todo, y tal y cual pero cuando te lo lleves a casa, pues vas a saber...»

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Entre los familiares de daños cerebrales hay un sentimiento muy extendido: es la percepción de que han sido expulsados del centro sanitario. Las razones que se esgrimen para justificar el alta hospitalaria se centran, la mayor parte de las ve­ ces, en el estancamiento de evolución del lesionado y su incierta recuperación en el centro sanitario, por lo que deben ser los familiares quienes se hagan car­ go de él. «Pero como no volvía en sí ni sabía nada, entonces los médicos nos dijeron

que nos lo lleváramos a casa, a ver si viendo sus cosas y viendo a sus her­ manos, y relacionándose más con la familia y los amigos, pues se despejaba.

Como vivíamos en un piso sin ascensor, nos fuimos al chalet, a la casa de

campo. Y allí nos dijeron que en cuanto viéramos cualquier cosa, que él

arrancaba, que llamáramos.»

En ocasiones, incluso, se utiliza por parte del hospital el argumento de la falta de camas para nuevos ingresados, lo que supone una forma de proyectar en los afec­ tados un problema de funcionamiento y dotación del sistema sanitario que debería serles ajeno. Se detectan casos, además en que esta «expulsión» se ha realizado de forma especialmente desatenta y sin ningún respeto al protocolo que debiera se­ guirse en la salida de un paciente de un centro sanitario.

«Es que el hospital te da el alta, te van haciendo revisiones y al final acabas...

hay tanta cama por pedir. Ya te van diciendo: “El alta, pronto”. “Tengo una re­ visión más...”, “Javier, el alta”. Hombre, tienen que darte el alta, hay que sa­ lir del hospital; pero no estás aún para tu vida normal; tienes que ir a centros,

gimnasios, yo me fui aparte a un gimnasio particular.»

«Mientras yo fui con mi hija a hablar con la asistente social de allí, con

atención a paciente, pues cuando subimos a la habitación a mi hijo lo ha­ bían sacado al pasillo y estaba sentado en una silla, como se sentaba en­ tonces él, porque estaba recién salido del coma, y una enfermera le estaba

dando de comer ahí. Y el médico ahí vociferando que se tenía que ir. Ha­ bían cogido todas las cositas que tenía mi hijo en la habitación y las ha­ bían metido en una bolsa de la basura y le habían dado la habitación a otra

persona.»

Estas situaciones resultan, afortunadamente, cada vez más anecdóticas, ya que los flujos de información se van «democratizando», en gran parte gracias a la labor de concienciación y apoyo que realizan las asociaciones de afectados.

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3.2.2. Las estrategias para la salida del hospital Los preparativos para la vuelta a casa Como ya se ha venido apuntando a lo largo del presente documento, la «preocu­ pación» y diseño de estrategias para la vuelta a casa va a depender del tipo de le­ sión padecida. Parece evidente que, a mayor cambio físico o psíquico de las per­ sonas, la percepción y adopción de estrategias de actuación se incrementa. En este sentido, los amputados y lesionados sensoriales, así como sus familias o se­ res cercanos, por lo general no llevan a cabo muchos preparativos para su vuelta al hogar. Tal vez más adelante iniciarán una serie de adaptaciones que les faciliten la vida diaria, tales como cambiar de vivienda si para acceder a la anterior era nece­ sario subir muchos escalones, en el caso de los amputados, o incorporar a los elec­ trodomésticos un sistema de signos táctiles en los ciegos. Son los lesionados medulares los accidentados que se encuentran con más graves problemas cuando se acerca el momento de la salida hospitalaria. Numerosos hoga­ res se tornan completamente inaccesibles para este tipo de lesiones, pocas casas es­ tán diseñadas para que una silla de ruedas se pueda desplazar entre una habitación y otra y los baños son demasiado estrechos para que sea posible entrar en ellos y mo­ verse, por lo que su utilización les quedará vetada o seriamente dificultada. Dado que el período de rehabilitación de estos accidentados es largo, previendo estas dificultades de accesibilidad y movilidad, algunas familias o parejas inician, durante ese tiempo en que el lesionado se encuentra interno en un centro sanita­ rio, la preparación del hogar. Esta preparación suele consistir en la búsqueda de una solución para las barreras ar­ quitectónicas, proceso que, en función de los recursos económicos de los que dispo­ ne, supone la compra de una nueva vivienda accesible, la petición de una vivienda de protección oficial, o, cuando no es posible llevar a cabo una inversión de tal cali­ bre, la realización de reformas, tanto en el interior como en el acceso a la casa. «Yo vivía en un tercero, no había ascensor, incluso algún día de permiso que te daban en el hospital, me subían arriba escalón a escalón, y cuando llegaba arriba, me quedaba los dos días metido en el piso; una persona con veinte años esto es duro. Entonces cambiamos de piso; pusieron en venta mi piso, y entre mis padres y yo compramos este piso nuevo; y como está adaptado, no necesito que nadie me ayude; era una gozada entrar con tu llave y moverte sin depender de ayuda. Y aunque en aquella época yo me creía indepen­ diente y apto para hacer cualquier tipo de cosa, no era cierto, pero era una forma de mentalizarme para poder adquirir una normalización en mi vida.»

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«Donde él vivía, un cuarto sin ascensor en Argüelles, sin posibilidades de

nada... Yo empecé a buscar creo que al día siguiente. Empecé con Internet a

buscar direcciones.»

La posibilidad de llevar a cabo estas inversiones dependerá tanto de la situación económica del accidentado y su familia, así como de la posible recepción de una indemnización de las aseguradoras, lo que muestra hasta qué punto contar con recursos económicos puede facilitar los medios para llevar a cabo una vida nor­ malizada. Cuando no se presenta ninguna de estas dos circunstancias, las fami­ lias se ven obligadas a recurrir a préstamos, ya sea de familiares o de entidades bancarias.

«Cuando le pasó a él esto, hicimos la reforma de la casa, las puertas grandes,

el baño, con bañera; total, que nos empeñamos y tuvimos que hipotecar la

casa; y aún está, como no había dinero... Pues hay que pagar poquito a poco,

y esto dura.»

Pero en la mayoría de las ocasiones las posibles soluciones no se consiguen antes de que el lesionado reciba el alta en el centro hospitalario, por lo que muchos le­ sionados deben volver, aunque sea de una forma temporal, a viviendas no adap­ tadas. Ante esta situación, los familiares y seres próximos pueden llegar a desplegar estra­ tegias intensivas de búsqueda de soluciones, en las que explorarán todos los me­ dios posibles. Uno de ellos será la solicitud de plaza en residencias permanentes que se quedan libres durante los períodos de vacaciones. Todo con tal de que el ac­ cidentado no se vea encerrado en una habitación.

«Entonces hay una residencia que ahora debe estar un poco liada la cosa. En

Navidad, como los que estaban allí en la residencia se iban de vacaciones,

pues hubo la posibilidad de estar allí una semana, las vacaciones que le die­ ron en Toledo.»

Los familiares y seres cercanos de lesionados cerebrales no realizan, por lo general, ningún tipo de preparación en el hogar de cara a la salida del hospital del lesiona­ do, salvo que concurra también una lesión medular. Cuando se trata de una lesión grave, las capacidades cerebrales se encuentran tan afectadas que la movilidad vo­ luntaria del accidentado es casi inexistente, por lo que las barreras arquitectónicas no se suelen percibir como un elemento central.

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Los recursos sanitarios y sociales Las graves lesiones producidas por los afectados por los accidentes de automóvil comportan, en un gran número de casos, cuidados sanitarios relacionados con la evolución de sus traumatismos. Son especialmente los amputados y lesionados me­ dulares los que más posibilidades tienen de sufrir complicaciones: heridas en los muñones debidas a las prótesis en el caso de los amputados o infecciones urinarias en lo medulares. Los discapacitados sensoriales, en especial los ciegos, son tal vez los accidentados con menor probabilidad de complicaciones sanitarias derivadas de la lesión. En este sentido, los lesionados se verán abocados a dirigirse a los centros de sa­ lud/ambulatorios públicos, de la misma forma que lo haría una persona sin sus le­ siones. En estos centros no se recibe una atención especializada y son objeto de di­ versas críticas, sobre todo por parte de afectados por lesión cerebral y medular, que demandan una atención más adecuada a sus necesidades. Se señala, fundamental­ mente: • La carencia de profesionales con conocimientos sobre el daño cerebral/neu­ rológico y la ausencia de una rehabilitación adecuada y orientada a la recu­ peración de las facultades cognitivas dañadas.

«Al ser una discapacidad diferente, entonces los servicios conven­ cionales que hay en la sanidad no valen; no valen los psicólogos que hay en ambulatorio; porque antes de venir aquí nos estuvimos enterando; psicólogos en ambulatorio son para depresiones, neuro­ sis, anorexias y casos así.»

• La inexistencia de un «servicio de mantenimiento» que permita al lesiona­ do medular continuar su rehabilitación física. Gran parte de los lesionados medulares consultados cuestionan la opinión de médicos y profesionales sanitarios que consideran que únicamente necesitan una gimnasia de man­ tenimiento como cualquier otra persona que no haya sufrido ningún tipo de lesión. «El problema es que a nivel público hay muy pocos sitios donde pue­ des hacer ese mantenimiento y luego lo de siempre, si tienes dinero te lo pagas privadamente. Cuando se supone que tú ya has llegado a tu tope es difícil que en un ambulatorio te admitan como paciente cró­ nico. Cuando te dan el alta clínica te consideran un paciente crónico y, hoy por hoy, no hay ninguna estructura del Estado que te dé esa po­ sibilidad de ese mantenimiento en el sistema público.»

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«Una persona que se cuida, que haga gimnasia de mantenimiento,

que se mueva, no va a tener escaras, no va a tener problemas circu­ latorios, va a estar mucho mejor, no va a tener calcificaciones en los

huesos, cosa que uno que es inactivo totalmente lo va a tener.»

Asimismo, tras el alta hospitalaria, el accidentado o sus familiares deben tomar contacto con la red de asistencia social y sanitaria exterior al hospital. El primer paso se orientará hacia el Centro Base que les corresponda por su domicilio, des­ de el que se gestionará a partir de entonces las posibles ayudas que pueda solicitar el lesionado. La complejidad de determinados trámites a seguir, vienen a agravar la desorienta­ ción generalizada que se tiene en esos momentos. En ocasiones se producen si­ tuaciones dantescas, en las que la lentitud de los trámites burocráticos, como pue­ de ser el traslado del expediente del accidentado de un centro hospitalario a un Centro Base, puede impedir llevar a cabo la solicitud de una plaza en un centro público.

«¿Qué hay que hacer para conseguir una plaza? “Pues en el Centro Base se

lo dicen”, pero oiga que el Centro Base... “¿Dónde tiene el expediente?”,

pues en Toledo, es que está en Toledo; “Pues entonces cuando venga a Ma­ drid”, pero es que no puede venir a Madrid porque no hay sitio dónde vivir.»

Respecto a la atención en los Centros Base, los usuarios consideran que las funciones de ayuda en lo que se refiere a papeleos y trámites se cumple con eficacia. Sin em­ bargo, la información disponible no parece llegar a ser lo exhaustiva que desearían.

«Antes de ir al Centro Base, ahí fue mi padre, tuvo que ir a la asistente social

que nos perteneciera o que nos pertenecía, una de la calle Carrero Blanco; y

ésa fue la que nos rellenó los papeles para que nos dieran el visto bueno para

el Centro Base. Y de información, nada, nada.»

En ocasiones parece que esa falta de información disponible se suple por los servi­ cios sociales a través de las asociaciones de afectados. Algunos profesionales de instituciones públicas, incluso, encaminan a los familiares hacia estos organismos, ya que parecen disponer de mayores recursos e información más exhaustiva y ac­ tualizada. «Fui un día al ambulatorio y me dicen ¿porqué no vas a ASPAYM?, la de aten­ ción al paciente del ambulatorio, me dio el número de teléfono.»

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Como se desprende de lo expuesto anteriormente, son los lesionados medulares y cerebrales, así como sus familiares, los que se encuentran con mayores carencias en el momento de abandonar el hospital. Carencias tanto referidas a los cuidados rehabilitadores como a las condiciones que les permitan emprender una vida nor­ malizada. Existen una serie de alternativas que se presentan ante el accidentado y sus fami­ liares, tanto públicas como privadas, que pueden cubrir las demandas recogidas. En el caso de los lesionados medulares, y en lo que se refiere al problema de la vi­ vienda, el IMSERSO posee diversos centros a los que el accidentado podrá acudir: ✓ Por un lado, se encontrarían los Centros de Atención a Minusválidos Físi­ cos, orientados a ofrecer un servicio integral de cuidados a personas cuyo estado físico y medios económicos les impiden vivir autónomamente. ✓ Por otro, los Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos, orientados fundamentalmente a la formación, aunque en ocasiones pueden también cumplir la función de domicilio temporal mientras el lesionado soluciona el problema de adaptación o compra de su vivienda. Las funciones y valoración de estos servicios serán analizados en el siguiente capí­ tulo. Otras alternativas de recursos tras el alta son aquellas que ofrecen las asociaciones de afectados por lesiones físicas o cerebrales. Estas entidades pueden llegar a suplir la falta de información con la que se encuentran los lesionados y próximos, así como proporcionarles posibilidades de realizar actividades de rehabilitación física y neurológica. En este sentido, se han nombrado tanto asociaciones que en un principio no esta­ rían directamente relacionados con los accidentes y las lesiones tratadas, como puede ser la asociación de espina bífida, como asociaciones centradas en los da­ ños medulares o cerebrales: todas aquellas integradas en la Federación Española de Daño Cerebral Adquirido y las múltiples asociaciones de minusválidos físicos, en­ tre las que se encontraría la que parece ser de mayor presencia entre lesionados medulares: APANEFA. «Hay un gimnasio, hace logopedia, que es lo que él hacía en APANEFA que iba por la tarde, iba tres días a la semana.»

Los lesionados sensoriales tienen en la ONCE su principal referente. Esta organiza­ ción ofrece a sus asociados todos los servicios de rehabilitación, asesoramiento o incluso inserción en el mundo laboral.

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Por último, existe la posibilidad de acudir a los medios privados existentes. Por un lado se encontrarían los hospitales o centros sanitarios de rehabilitación, como se­ rían aquellos destinados a la atención de personas con traumatismo craneoencefá­ lico o medular, y las empresas aseguradoras de salud, siempre que estuviese abo­ nado a estas compañías.

«Seguimos yendo a Pamplona una vez al año, no es más caro que otro sitio,

lo que pasa es que gastas. Porque la persona que nos atendió resulta que era

una persona muy humana y que conecta y que cuando llamamos por teléfo­ no sabe de qué va la cosa y se acuerda, eso es importantísimo. Los médicos

debían darse cuenta del factor humano lo importante que es para todos, para

los enfermos y para los familiares.»

A estos centros se acudiría tanto buscando nuevos diagnósticos sobre la lesión del accidentado como posibles curaciones. Son búsquedas de mejoras que responden a la dificultad de aceptar y asumir lesiones tan graves, y que a veces sólo generan sentimientos de frustración y engaño en personas que tal vez están llevando a cabo un gran esfuerzo económico para conseguir mejorar la salud de su familiar.

«Hemos ido a médicos hasta Barcelona y nos han sacado por una visita has­ ta 50.00 pesetas, engañándonos, que si lo iban a colocar en una clínica para

hacerle rehabilitación y hacerle una preparación para que ganara más. Para

decirte lo que ya sabíamos.»

Es importante señalar que, en ocasiones, los lesionados llegan a los centros privados después de haber llevado a cabo y finalizado su proceso de rehabilitación y adquisi­ ción de habilidades como una forma de buscar una última oportunidad a su total re­ cuperación. En muchos casos, son los familiares los que se resisten a aceptar los cam­ bios sufridos tras el accidente y emplean cualquier medio para agotar las posibilidades.

«Y al cabo de tres años de estar en la silla, mis padres oyeron el Instituto

Guttman, que es un centro que sólo se dedica a gente con lesión medular.

Para ellos fue una ventana abierta, pensando que si yo ingresaba allí, pues

como padres que eran, harían el milagro.»

Por último, se ha recogido, especialmente por parte de los familiares y cercanos a personas afectadas por daño cerebral, el recurso a profesionales privados que lle­ ven a cabo labores de rehabilitación neuronal y física en los accidentados. En este sentido, y tal vez por ser los más afectados por una falta de cobertura pú­ blica a las necesidades de los lesionados cerebrales, son los que se muestran más

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críticos hacia la necesidad de recurrir a medios privados para cubrir una prestación que se entiende como un derecho y, por tanto, debería correr a cargo de la sanidad estatal.

«Aparte pago un logopeda, privado, pero yo siempre digo lo mismo, aunque uno pueda, ¿cuál es el grado de responsabilidad de la Administración?, hay que hacerlo sudar, hay que exprimirlo. Y hay que intentar que ellos se res­ ponsabilicen de su grado. Eso es igual que las compañías de seguros, si yo pago un seguro por unas cosas, su obligación es a mí. Yo económicamente estoy bien, y puedo soportar muchos gastos, pero yo me he dado cuenta que como siga así, tengo que empezar a hipotecar el patrimonio.» «Le metimos en un sitio y resulta que no era el adecuado. Luego le llevamos a una fisioterapeuta adecuada porque encontramos a un señor que a su hijo le pasó más o menos, nos dio la fisioterapeuta que le iba bien y ha ido todo de pago. Tres cuartos de hora de rehabilitación valen 7.000 pesetas.»

3.3. La estancia en centros especializados tras la salida del hospital

) La persona que ha sufrido una lesión grave a raíz de un accidente de circulación recibe en un primer momento los cuidados sanitarios destinados a estabilizar sus constantes vitales, así como detectar y curar los diversos traumatismos que haya po­ dido sufrir debidos al impacto. Como se ha visto en los capítulos anteriores, el ac­ cidentado es trasladado al centro hospitalario más próximo al lugar del accidente, aunque posteriormente pueden producirse cambios a otros centros cercanos a su lugar de origen o con más recursos para tratar sus dolencias. Pero, tras la estancia hospitalaria, el camino del accidentado puede ser variado: volver a su hogar y continuar durante un período de tiempo la rehabilitación de for­ ma externa en el hospital, acudir a un centro de rehabilitación público o privado, ingresar en un Centro de Atención a Minusválidos Físicos, buscar plaza en una re­ sidencia, intentar ser aceptado en un Centro de Recuperación, etc. En este recorrido incidirá, en mayor o menor medida, además del tipo de lesión pa­ decida, una serie de factores, como el acceso a información, el nivel económico, etc. Sin embargo, y una vez más, se percibe la existencia de distintas opciones de cen­ tros de rehabilitación según el tipo de lesión causada. También en este punto habrá que partir de la diferencia entre lesionados físicos y lesionados cerebrales, y esta­ blecer las distintas opciones a las que puede acceder cada tipo de lesionado, ya que los recursos disponibles en lo que se refiere a centros de tratamiento o acogi­ da variará para unos y otros.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

En este contexto, surge de forma nítida la existencia de una red privada de sa­ lud. De hecho, ya no se trata sólo de profesionales privados que acuden a la casa del lesionado, sino que aparecen centros que ofrecen un tratamiento y po­ sibilidad de ingreso a aquellos que puedan hacer frente a los gastos que esto conlleva. La presencia cada vez mayor de estos centros privados en la actualidad puede obe­ decer a varios factores, entre los que cabría destacar la existencia de una creciente población que demanda servicios no contemplados en la red pública de asistencia sociosanitaria. Esta creciente demanda se observa especialmente en lo que se refiere a daños ce­ rebrales, los lesionados que se encuentran más desprotegidos en cuanto a diagnós­ tico, tratamiento y centros especializados.

Lesionados físicos Como se ha indicado en el capítulo correspondiente a la etapa hospitalaria, existen varios hospitales repartidos por la geografía nacional en los que se han creado uni­ dades especiales de lesionados medulares. Esto supone la posibilidad de iniciar un período de rehabilitación dentro del propio hospital de acogida, así como de realizar la vuelta al hogar de forma progresiva, primero los fines de semana y luego en un régimen de visitas dia­ rias, lo que beneficia en gran medida la adaptación del accidentado a su en­ torno inicial. La creación de estas unidades permite mantener al accidentado dentro de su en­ torno más próximo, a la vez que posibilita que los familiares o seres más cerca­ nos permanezcan junto al internado, lo que ayudará a unos y otros en este gran cambio. También se están llevando a cabo algunas nuevas experiencias con la creación y puesta en marcha de los Hospitales de Día, como es el caso del Hospital Cruces (Bilbao). Estas instituciones obedecen a un intento de continuar la relación con el lesionado una vez que éste ha vuelto a su hogar, para propiciar que el abandono del centro sanitario se lleve a cabo de la forma menos traumática posible para el lesionado y su entorno, al permitir realizar un seguimiento de la incorporación de éste a su entorno, a la vez que se llevan a cabo actividades de rehabilitación y te­ rapia ocupacional.

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«Ahora, en el momento en que ya te puedes levantar de la silla, vas al hos­ pital de día, te enseñan a reeducar la vejiga, el manejo de las sillas, el bajar un escalón, el subirte solo a la silla, una serie de cosas que antes lo hacías por sentido común, pero no porque nadie te dijese cómo lo tenías que hacer y ahí perdías un tiempo bastante fundamental, y sobre todo psicológicamen­ te también te afectaba mucho.» «El hospital de día creo que ha sido positivo; estabas relacionándote con gen­ te parecida a ti, con otro tipo de minusvalía, rehabilitándote de alguna ma­ nera y procurando hacer algo con lo que te había quedado, y a su vez luego ibas a casa y estabas en tu entorno, donde te ibas a quedar, donde ibas a vi­ vir, y te ibas acostumbrando al día a día de tu vida, a tu casa, a la gente que te rodeaba y a lo que tenías en casa.» Pero más allá de estas unidades especializadas dentro de los hospitales, existen otros centros pensados exclusivamente para estas lesiones que, dependiendo de sus objetivos, se pueden clasificar en: centros de rehabilitación, residencias y centros de formación. Dentro de los centros de rehabilitación existe un único centro público especializa­ do en España, es el Hospital de Lesionados Medulares de Toledo. Mientras que, desde la oferta privada, se encuentra el Instituto Guttman, en Barcelona, si bien a este centro se puede llegar a través del sistema de conciertos que ha establecido el Instituto con la Seguridad Social. «Es privado, pero tiene convenio con la Seguridad Social. Entonces, bueno, entra por la Seguridad Social. Es que en el caso que fuese solamente privado, mi padre se cae del golpe; o no sé, a lo mejor se empeña el buen hombre... Pero no, tiene convenio con la Seguridad Social.»

CUADRO N.º 44 R E C U R S O S E S P E C I A L I Z A D O S P O S T H O S P I TA L A R I O S PA R A L O S LESIONADOS MEDULARES Recursos especializados posthospitalarios

Públicos

Privados

Hospital de Lesionados Medulares de Toledo

Fundación Guttman

Residencias

Centros de Atención a Minusválidos Físicos (CAMF)

Residencias privadas

Centros de formación

Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos (CAMF)

Centros de rehabilitación

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Tanto las unidades especializadas creadas dentro de los hospitales, como los cen­ tros de rehabilitación de lesionados medulares, se han constituido para cubrir dos necesidades fundamentales: lograr la máxima recuperación física y ayudar a la ad­ quisición de habilidades destinadas a alcanzar el mayor grado de autonomía del in­ dividuo. El acceso a los mismos no está en manos de los deseos del lesionado o su familia, sino que son los profesionales médicos los que deben evaluar y llevar a cabo este primer paso. Una vez que esta solicitud se recibe en Toledo, el equipo de admisión evaluará la situación del mismo y decidirá si es aceptado o no. Es necesario señalar que los accidentados con traumatismo craneoencefálico que además sufran lesiones medulares no podrán acceder a este centro ya que no se considera que puedan aprovechar de forma plena la rehabilitación, debido a sus dificultades de comprensión, así como de integrarse en el conjunto de los lesio­ nados, dados los trastornos de comportamiento que muchas veces acompañan esta lesión. No existe, por lo tanto, un centro público en el que se imparta una rehabilitación a aquellos que son, simultáneamente, lesionados cerebrales y medulares; la Sani­ dad Pública no dispone de los profesionales adecuados que puedan combinar téc­ nicas de recuperación física y mental. En lo que se refiere a la rehabilitación, aun considerándose más completa que la realizada en otros hospitales, se juzga muy duramente. En este apartado, los usua­ rios del centro consideran que la calidad del tratamiento recibido depende en gran medida del especialista encargado, lo que puede provocar que al lesionado se le conceda el alta cuando todavía no ha alcanzado el nivel más alto de movilidad y sensibilidad de que hubiese sido capaz con un seguimiento y trabajo adecuados. Esto puede llegar a influir de manera decisiva en la calidad de vida que desarrolla­ rá el lesionado fuera del hospital. «No ha sido todo lo buena que hubiese podido ser, ¿por qué? Pues eso es

como todo, depende con la persona que des; entonces, diez días antes de

darle el alta, cambió de fisio, porque el personal cambia, se dio cuenta, y

se lo dijo a la doctora, que no había adelantado nada de lo que podía ha­ ber hecho. Por ejemplo, tiene muy poca estabilidad, tiene el equilibrio...

se mueve mucho, y con la lesión que tiene debería tener mucho mejor

equilibrio. Pero como también está estipulado el tiempo que tiene que es­ tar, así que... Ahora se le nota, desde que salió, no que ha empeorado,

pero sí que le cuesta más trabajo hacer las cosas. Luego se tendrá que bus­ car un gimnasio.»

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«De terapia, el mejor recuerdo fueron los últimos cinco días de agosto, que fue una chica nueva, con la cual me pasé al coche, me pasé al baño, me pasé a la cama; con ésta otra no, decía que yo necesitaba grúa para todo; yo sin una grúa no podía pasarme a ningún lado. Cosa que hoy en día, yo no utilizo la grúa más que para meterme en la bañera en casa, y ya está.» Esta crítica es especialmente grave si se tiene en cuenta que al hospital de Toledo se le considera el mejor centro para el cuidado de lesionados medulares de España, en el que se encuentran las mejores terapias y los tratamientos más innovadores. Por el contrario, es destacable la excelente valoración que alcanza la Fundación Guttman: no sólo se valora muy positivamente la atención médica y psicológica re­ cibida, fruto de la perspectiva de rehabilitación integral que preside la filosofía del centro, sino que se entiende como una institución de referencia en cuanto a la in­ formación de que disponen y ofrecen a sus usuarios, incluso una vez que han abandonado el hospital. Este aspecto pone de manifiesto la existencia de serias carencias a este nivel en las diferentes instituciones públicas que se relacionan, en algún momento, con el pe­ riplo que siguen los lesionados en su proceso de rehabilitación.

«Hay una asistenta que a nosotros muchas veces nos ha echado una mano, si queremos para arreglar el piso y todo esto pues a veces te encuentras un poco que no sabes por dónde ir y en Guttman te asesoran.»

Debe destacarse en relación a este tipo de centros, que son los únicos donde se lle­ van a cabo de forma abierta acciones de información a los lesionados medulares, en lo referido a las relaciones sexuales, estén encaminadas a fines reproductivos o no. Igualmente, en ambos centros también se ofrece a los accidentados y a sus fa­ miliares la posibilidad de recibir atención psiquiátrica y psicológica. Como se ha señalado anteriormente, en esta etapa, es habitual que los accidentados y sus fami­ liares se nieguen a admitir que necesitan un apoyo psicológico, lo que les lleva a rechazar la posibilidad del servicio. «En Toledo primero te hacen la prueba de cómo funcionas; en aquella épo­ ca, el Viagra no existía, te daban la inyección de Flapoverina, que aparte de ser un engorro, era complicado... Luego te hacen la prueba de la extracción seminal, que puede ser interesante para formar una familia; yo no la veo mal en ningún momento... Independientemente de la terapia sexual o de la reha­ bilitación sexual, la psiquiatra también me dio un «tocho» así de cómo podía ser tu vida sexual a partir de ese momento sin necesidad de tener una erec­ ción o de disponer de tu miembro viril como disponías de él antes.»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Nosotros fuimos allí, y ya nos informaron; ya aquí la doctora Barrera nos dio

un pequeño informe, pero nos dijo que era conveniente que fuéramos allí,

porque allí era donde había una sala de paternidad y sexualidad; sólo un ala

para esto; y que allí nos iban a informar mejor.»

La terapia sexual y la posibilidad de que los familiares de lesionados reciban orienta­ ción y apoyo psicológico a través de la realización de terapias de grupo constituyen, tal vez, uno de los aspectos más innovadores en el tratamiento de estos lesionados. Dentro de la red pública de atención sociosanitaria se encuentran también los lla­ mados Centros de Atención a Minusválidos Físicos, que están destinados a atender de forma integral a personas con minusvalía física grave sin posibilidades de recu­ peración profesional e integración laboral. Estos centros, dependientes del IMSERSO, tienen un sistema de funcionamiento equiparable al de las residencias para la tercera edad: los internos cuentan con ha­ bitaciones propias y reciben un cuidado integral en el que se incluye aseo, ali­ mentación, ayuda psicológica y rehabilitación. La gran parte de minusválidos físicos ingresados en los que el origen del traumatis­ mo ha sido un accidente de tráfico poseen una lesión medular de diverso grado (te­ traplejia, paraplejía). Los Centros de Atención han representado, en ocasiones, la única alternativa posible para lesionados que carecen de un entorno que les pueda acoger en condiciones en las que desarrollar una vida con niveles suficientes de movilidad y autonomía (casas sin posibilidad de adaptaciones, etc.), y que por tan­ to han supuesto la única alternativa a una vida dependiente y llena de obstáculos. «En casa estaba tan ahogado, que cuando llegué aquí, de momento bien, es­ tuve muy bien, me sentí aquí estupendo, con la habitación enorme y en casa

tenía una habitación pequeña con un ventanuco a la calle, ahora una habi­ tación grande con dos ventanas; me gustó mucho.»

Asimismo se han observado casos en que los que el ingreso en el centro suponía una huida de la presión del entorno, incluso del más cercano, lo que puede llegar a constituir un escape para el propio lesionado y un alivio para su familia.

«Al jubilarse empezaba a pesarle más el estar allí metido, no podían salir y la

cosa no iba muy bien y entonces mi padre tomó la determinación de buscar

un sitio. Me apuntó aquí y al año cuando empezaron a admitir me vine aquí

y ya llevo diez años, estoy adaptado a esto y mis padres también y ya lo de­ más que sea lo que sea.»

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«Yo dije de quedarme todo el día y mejor, mi padre tenía que trabajar, mi ma­ dre es cada vez mayor, mi hermana se había casado y estaba solo en casa, entonces me hablaron de cómo era esto y preferí el centro. Al principio mis padres se lo tomaron mal, sobre todo mi padre y mi madre, estaban acos­ tumbrados a tenerme todo el día en casa y al verme aquí, pues como en una residencia de la tercera edad, un chico tan joven como yo, pero luego ven la realidad y lo mejor es estar aquí.» La valoración realizada por los usuarios de los Centros de Atención es positiva. El funcionamiento del mismo, las instalaciones o la atención recibida por parte de profesionales sanitarios y psicológicos, son todos aspectos sobre los que los lesio­ nados muestran satisfacción. Especialmente importante para ellos, dado que se trata de lesionados medulares, es el hecho de que las instalaciones se encuentren adaptadas y se haya construido un espacio donde poder desenvolverse sin dificultad.

«En casa no hacía nada, por la calle no puedes salir solo, no hay nada adap­ tado y tienes que salir siempre con una persona a cualquier sitio y aquí ha­ blas con más gente, haces más cosas.»

No obstante, a estos centros tienen acceso discapacitados por muy diversas etiolo­ gías y en ellos conviven minusválidos congénitos y sobrevenidos, así como perso­ nas con enfermedades degenerativas que afectan a sus capacidades psíquicas. En este sentido, se demandan centros específicos para lesionados medulares, pues lle­ ga a respirarse cierto clima de «psiquiátrico», perjudicial para personas que tienen sus facultades mentales intactas.

«Al principio pensaba que era como en Toledo pero en residencia para para­ pléjicos, que no hubiera gente de enfermedad tan mal, conforme avanza la enfermedad la cabeza al principio cuando vienes de puta madre, pero luego cada vez estás peor. Eso lo cambiaría, dejaría un centro nada más que para parapléjicos y con gente bien de la cabeza y de enfermedad en otro lado.»

También dentro de la red pública de atención a lesionados físicos de encuentran los Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos (CRMF), dependientes igual­ mente del IMSERSO. Estos centros no se limitan a proporcionar un espacio en el que vivir, lo que puede llegar a considerarse como «guetos», sino que buscan su in­ tegración en la sociedad a través del mercado laboral. Con el objeto de alcanzar este objetivo, los CRMF imparten formación de diverso tipo a los minusválidos; para facilitar el seguimiento de los cursos se ofrece la posibilidad de acudir de for­

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ma externa o interna, lo que implica la existencia de habitaciones y profesionales que atiendan a los lesionados. En este sentido, hay lesionados que encuentran en el centro una estimulación psi­ cológica gracias al establecimiento de unos objetivos que debe cumplir, la salida del hogar y la posibilidad de relacionarse con un entorno amplio, formado tanto por profesionales como por otros afectados.

«Nos enteramos que había estos centros pero que son para estudiar, entonces

es muy pronto para buscar si hace algo en el mundo laboral, pero esto era

necesidad de vivir, era necesidad de estar un tiempo, por lo menos tener algo

adaptado.»

Si se tiene en cuenta que, por lo general, los lesionados no encuentran posibilida­ des de integración tanto formativa como laboral en el mundo normalizado, la exis­ tencia de centros como estos representa una de las pocas oportunidades en las que llevar a cabo actividades con un fin definido.

«La verdad es que muy bien; lo que estoy aprendiendo aquí, la verdad es que

muy interesante, para estar ocupado y sentirme un poco más útil, o que pue­ da hacer algo que no sea estar mirando la tele o leyendo un libro, la verdad

es que muy importante. Cuanto más pasa el tiempo, más importancia le es­ toy dando.»

«Él ha cambiado muchísimo, desde que está en este centro está muchísimo

mejor, ha cambiado de la noche a la mañana. Porque está con gente como

él, tiene amigos que están como él. Los hay que están mejor y otros que es­ tán peor.»

Los accidentados y sus familiares han conocido los CRMF a través de distintas fuen­ tes de información, algunas de carácter informal o de forma fortuita: amigos y co­ nocidos durante su estancia en centros especializados en lesiones medulares. Muy pocos han llegado a conocer el centro mediante el asesoramiento recibido por el que parecería ser el profesional más adecuado: las trabajadoras sociales que les co­ rresponden por su Centro Base. «Este amigo que me informó me dijo: oye, tú puedes aprender alguna cosita;

evidentemente venía al pelo, porque yo aparte de lo que te he dicho que sa­ bía hacer, y que no podía hacer, pensaba: ¿y ahora, qué hago?»

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«A través de uno que hizo una revisión me dijo que me vendría muy bien que fuese a Logroño al centro de Lardero, que hay un centro de recuperación de físicos, hay cursos. Te va a ir muy bien, psicológicamente vas a estar más centrado, me dijo.» Familiares y accidentados han manifestado la necesidad de que sean creados más centros de este tipo, pues existen muy pocas plazas en la actualidad. Pero esta de­ manda no sólo obedece a un interés por que todo el colectivo de minusválidos pueda recibir la formación que se imparte; detrás de esta petición se encuentra el deseo de que existan instituciones en las que el lesionado pueda acudir de forma continua, donde permanezca activo, que tenga una posibilidad de salir del hogar y sentirse útil y ocupado. «Centro como el de Vallecas tendría que haber en Madrid tres o cuatro, por­ que sobra gente para estar metida en estos centros.»

Sin embargo, otros accidentados, mirando con cierta distancia su propia experien­ cia, consideran que la estancia en el CRMF debe enfocarse como una etapa de adaptación pero no como un fin en sí mismo.

«De alguna manera, aquello, desgraciadamente es un gueto, porque la reali­ dad es de puertas a fuera. Lo que hay dentro es muy bonito, todo adaptado, todo perfecto, pero no es la realidad, es una fase más de tu vida que la tie­ nes que pasar porque te viene muy bien pero había mucha gente allí que se quería quedar “estoy depresivo, vivo en un segundo piso, mis padres son ma­ yores”, y qué pasa, ¿por que estés un año más tus padres van a ser más jóve­ nes y se va a solucionar el problema de tu vivienda? Esto es una fase más de tu vida, tienes que aspirar a más.»

Lesionados cerebrales Si bien existe la red de servicios públicos para la rehabilitación, atención y forma­ ción de minusválidos físicos en la que encuentran cabida los lesionados medulares, no ocurre lo mismo con otro tipo de lesiones. Un ejemplo es el daño cerebral: en este caso no hay servicios públicos para una rehabilitación dirigida al tratamiento cognitivo. Sólo a través de centros privados el lesionado podrá iniciar un trata­ miento rehabilitador. Las alternativas que se les han presentado en ocasiones a los familiares de trauma­ tismos craneoencefálicos han sido el internamiento en geriátricos o centros psi­

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

quiátricos, ninguno de los cuales parece ser el más adecuado para este tipo de le­ sionados. «El 12 de Octubre es como cualquier hospital, a los tres meses te lo mandan a la SEA, es un sitio donde hay personas que se defienden un poquito y otras no. Yo me colé, ¿y allí qué había?, había personas que le ponían la comida y si no se defendían ellos solos pasaban y ya habían comido, esa comida al cubo de la basura.»

Pero si bien es cierto que muchas familias recurren a los servicios de profesiona­ les privados para que éstos realicen la estimulación necesaria al lesionado, no pa­ recen muy extendidos los conocimientos sobre la posibilidad de acudir a centros privados. Asimismo, se percibe la sospecha de que el status económico del núcleo familiar deberá ser muy alto para poder hacer frente al internamiento del acci­ dentado. «A lo mejor de pagar, pero como comprenderás, nosotros no somos tan pu­ dientes como para meterlo en un sitio que te sale a 200.000 pesetas cada mes, no creo que valga menos. Es que ni me molesto, porque no puedo.»

Esta falta de cobertura encuentra su respuesta en una fuerte demanda por parte de los familiares y próximos a los lesionados cerebrales para que se cree una gama de centros como los que existen dedicados a las lesiones físicas: por un lado centros de rehabilitación, por otro centros de formación con una terapia pedagógica adap­ tada a sus necesidades, al igual que centros de día para aquellos que carecen de posibilidades de inserción. «Se trata de que una persona que tenga daño cerebral, tenga algo similar a los tetrapléjicos de Toledo, en sus distintas fases de evolución porque esto es muy largo; y haya centros por parte de la Administración pública, que los atiendan como es debido, que les den toda la terapia multidisciplinar que ne­ cesita.»

En definitiva, pese a la posibilidad de acceder, en determinados casos, a alguno de los centros mencionados, el número de plazas es siempre limitado y se presentan ocasiones en que el grave lesionado por accidente de tráfico se ve abocado a per­ manecer inactivo en su hogar o a ingresar en instituciones de acogida para perso­ nas en situaciones de dependencia y desprotección como podrían ser geriátricos o psiquiátricos. En estas ocasiones suelen coincidir una serie de factores adversos para el lesionado:

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• Falta de una estructura familiar o de pareja que sea capaz de acoger al le­ sionado. • Ausencia de recursos económicos. • Falta de información y desconocimiento de los trámites y procedimientos necesarios y de las instituciones/organismos a que dirigirse. Estas situaciones, unido a que estos lesionados son los que, en el momento del alta hospitalaria, necesitan mayores cuidados y cuya rehabilitación es más lenta y pro­ gresiva, con el añadido de ser, además, el colectivo sobre el que se posee menos información y se da menos orientación a familiares, muestran un panorama deso­ lador y constituyen un elemento crítico de la atención asistencial por parte de los organismos competentes de este grupo social que, día a día, y desgraciadamente, va aumentando en la sociedad española.

3.4. La vuelta a casa

) La vuelta a casa supone siempre el punto y final de una etapa y el inicio de otra nueva. Es el momento en que el accidentado y su entorno empiezan a afrontar las consecuencias que se derivan de las lesiones fuera del marco protector del hospital. El regreso al entorno doméstico supondrá todo un reto, tanto por la necesidad de adaptarse a lo que antes era el ámbito más íntimo y que ahora deja de serlo a te­ nor de los cambios sufridos a causa de las lesiones, como por la forma en que la vida social y laboral pueden verse afectadas. En las páginas siguientes se profundizará en los diferentes aspectos que configuran el retorno al hogar (psicológico, físico), el afrontamiento de la situación (cambios en los roles, influencia en el carácter del lesionado...) y las relaciones con el mar­ co externo.

3.4.1. El impacto de la vuelta El impacto psicológico Para los accidentados y sus familiares, la vuelta es un acontecimiento cargado de significado, ya que supone la «normalización» de la pérdida, la aceptación del ca­ rácter permanente del cambio sufrido por el lesionado. El regreso representa un proceso que se iniciaría con el choque y toma de conciencia de las dificultades que entraña el mundo exterior y que debería finalizar con la asunción de la nueva situación.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Si bien todos los accidentados sufren en menor o mayor medida un fuerte impacto psicológico derivado de su lesión, muy pocos han requerido voluntariamente, o re­ cibido, un tratamiento profesional que les ayude a superar el fuerte choque que su­ pone una pérdida y transformación como la que han tenido que vivir. «Luego cogió una depresión muy grande, porque, claro, de la noche a la ma­ ñana, cuando él ya se empezó a abrir un poco, tenía su oficio, estaba para

mecánico dentista, tenía su novia, estaba en la mili, le había tocado marines,

tenía su carnet de conducir, y, claro, cuando él se dio cuenta que no tenía

nada en un minuto, pues entonces cogió una depresión muy grande.»

Este es un rechazo o freno que se observó ya en la estancia hospitalaria y continúa una vez que el accidentado regresa a su hogar. Sólo algunos entrevistados han re­ latado experiencias de ansiedad o depresión, y muy pocos han reconocido el re­ curso a psicólogos o psiquiatras y el uso de medicamentos tranquilizantes. «Empezaron en Toledo a llevarme al psicólogo, psiquiatra, a darme tranquili­ zantes y sedantes de todas clases, pero seguía sin dormir, era todo de los ner­ vios, pero al mentalizarte te tranquilizas y vas cogiendo el sueño; aunque to­ davía tomo pastillas pero son mínimas, una por la noche ya que no tengo tan­ tos problemas para dormirme, ya piensas pues me ha tocado y me ha tocado.»

En el momento de la vuelta a casa, al impacto que ya de por sí supone una lesión grave, especialmente si es física, en la imagen que el accidentado tiene de sí mis­ mo, debe unirse el desánimo producido por la irreversibilidad del daño, el temor ante el futuro y la rebelión ante una situación que se considera injusta. Todos estos sentimientos forman parte de la reacción habitual del accidentado, lo que propicia un estado anímico especialmente sensible, pueden inducir, incluso, a la aparición de sentimientos suicidas en el accidentado. Cada paso adelante se convierte, así, en una nueva prueba difícil de superar. «Hay una primera etapa donde cuando te das cuenta de que tu vida va a

cambiar mucho y encima en ese momento no sabes siquiera cómo ni de qué

forma ni cuándo ni dónde, te dejas llevar por el miedo y la angustia que te

produce lo desconocido. Hay miedo por seguir viviendo; incluso puedes

plantearte que no merece la pena prolongar tu vida. En esa situación, piensas

que es mejor morirse.»

Para los lesionados medulares, sensoriales y amputados, la llegada al hogar es en la mayoría de los casos el punto de inflexión definitivo para aceptar que su estado no

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variará, lo que supondrá llevar a cabo un nuevo proyecto de vida, renunciar a vie­ jas aspiraciones cuando éstas se vuelven inalcanzables, buscar nuevos objetivos con los que sentirse realizado, etc. También para los lesionados cerebrales que llegan a recuperar sus funciones cognitivas, la vuelta a casa habrá simbolizado la normalización y estabilización de sus vidas y la necesidad de hacer frente a las secuelas derivadas de su acci­ dente. Pero en muchas otras ocasiones, en las que el lesionado no alcanza un nivel de consciencia que le permita reconstruir el pasado como una línea continua que lle­ va hasta el presente y que desemboca en el futuro, son las personas cercanas las que deben, de alguna manera, reorganizar sus vidas en torno a un ser totalmente dependiente. La evolución psicológica del accidentado que conlleva la aceptación del cambio sufrido, constituye un largo proceso por el que se atravesarán diferentes fases: eta­ pas que se iniciaron en el hospital y que deberán cerrarse en el hogar, hasta llegar a la normalización. Rechazo, rebelión, aceptación y autonomía son los pasos da­ dos por muchos de los que finalmente han conseguido adaptarse con éxito a su nueva situación. «Cuando perdí la vista pasé por una fase de que no quería ver a nadie, de una siguiente fase de empezar a salir más a la calle y una tercera fase de aceptación y necesidad de conseguir autonomía personal.»

Algunos accidentados han señalado la existencia de multitud de factores que pueden influir en que se produzca la normalización de la lesión y sus conse­ cuencias: el nivel económico del accidentado y su entorno, la edad, el sexo, el nivel cultural y formativo, el ámbito geográfico al que pertenezca o la fortaleza de carácter. El ámbito geográfico puede llegar a ser una variable importante a la hora de consi­ derar las posibilidades de adaptación del lesionado a su lesión. En los grandes cen­ tros urbanos se encontraría la mayor concentración de recursos, tanto públicos como privados, que pueden orientar y ayudar al accidentado y sus familiares, mientras que en las poblaciones rurales los accidentados tendrían mayores dificul­ tades para acceder a la información, a los profesionales rehabilitadores, así como a los recursos sanitarios y sociales.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«A la hora de asumir, hay muchos factores que influyen: vivir en Madrid; no

es lo mismo cuando te pasa esto, vivir en un pueblo de Teruel que en Madrid.

Ni los recursos, ni la información son los mismos. Nivel cultural, queramos o

no queramos es muy importante. Luego las expectativas: yo era una persona

con 26-27 años y con un título superior, y lo único que me planteé fue que

tenía que darle sentido a ese título; es verdad que no podía volver a ejercer

medicina clínica; digamos que podría dedicarme al campo de la psiquiatría,

al campo de la medicina alternativa...»

Respecto al nivel cultural y formativo, cuanto mayor sea éste más recursos estarán a disposición del accidentado para reorientar su vida, mayor será su capacidad de movilizar una amplia gama de estrategias y, por tanto, contará con más posibilidad de normalización, lo que afectará en gran medida su confianza ante el futuro. La variable nivel cultural y formativo que representa una ventaja en los lesionados fí­ sicos no lo es tanto para aquellos que han sufrido lesiones cerebrales, ya que son jus­ tamente las capacidades intelectuales las que se ven más dañadas y alteradas, lo que puede llegar a suponer la pérdida de conocimientos, habilidades y destrezas mentales. La edad y el sexo han sido señalados en diversas ocasiones como factores impor­ tantes que pueden influir en la aceptación psicológica de las lesiones derivadas de los accidentes de circulación. Los más jóvenes, con un proyecto de vida todavía en ciernes, serían más capaces de elaborar un nuevo proyecto vital, mientras los acci­ dentados de mayor edad se caracterizarían por su menor capacidad de adaptación al cambio.

«Yo, cuando estaba en el hospital, la gente que peor lo llevaba era la gente

que mejor estaba situada: el señor de 35 o 40 años, con dos hijos, accidente

de trabajo, y estaba hecho polvo. Y los que tenían un accidente de moto, o

yo de coche, éramos más jóvenes y los que mejor lo llevábamos. La gente

que tiene la vida hecha, como que les cuesta más rehacer su vida. Gente que

igual no tenemos la vida tan hecha, o que no tenemos encauzada nuestra

vida, aunque nos toque una edad más joven, ¡ojalá me hubiese pasado a los

cuarenta, porque es eso que he vivido mejor!, pues parece que luchas más

por rehacer tu vida, por estar a gusto.»

En cuanto al género de los accidentados, varios lesionados han hecho referencia a la mayor importancia que tiene sobre las mujeres el hecho de sufrir una lesión físi­ ca que afecte a su aspecto externo. Algunos accidentados lo explican desde la constatación de que los valores que se proyectan sobre la mujer corresponden a es­ tereotipos de belleza física, lo que puede llegar a generar una fuerte presión psico­ lógica sobre la accidentada.

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FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO DE ACEPTACIÓN DE LAS LESIONES

ÁMBITO GEOGRÁFICO NIVEL CULTURAL

Grandes centros urbanos (+) vs. Ámbito rural/pequeños municipios (–)

Acceso a información y recursos sanitarios y sociales.

A mayor grado de formación, más posibilidades de desarrollar estrategias pertinente y de utilizar recursos disponibles.

EDAD

Los jóvenes tienen una mayor capacidad para emprender/variar proyectos vitales.

SEXO

Las mujeres conceden una mayor importancia a los estereotipos de belleza.

CARÁCTER/ PERSONALIDAD

Fortaleza/Fuerza de voluntad/espíritu independiente favorecen la búsqueda de autonomía personal.

ENTORNO FAMILIAR

Un entorno que acepta las lesiones, apoya y estimula y no sobreprotege favorece el proceso.

GRADO DE INVALIDEZ

A menor discapacidad, mayores posibilidades de acceder a un empleo y a actividades de ocio con sus iguales.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

GRÁFICO N.º 15

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Ir a la playa; ya he decidido que no voy a volver a la playa. Yo me niego a

que todo el mundo me vea. Llámame coqueta, presumida, me niego. Enton­ ces, la playa ya...»

También el carácter del accidentado, su capacidad para asumir las contrariedades que se le presenten, su fuerza de voluntad, puede llegar a constituir un elemento esencial en el proceso de reformulación vital que deberá llevar a cabo.

«La psique de uno: no todos somos iguales, no todos reaccionamos de la

misma forma ante el dolor o las situaciones drásticas. Yo siempre he sido muy

autosuficiente, muy independiente, y nunca me ha gustado el cortejo familiar

ayudándome en todo, creo que lo asumí antes que mis padres.»

«Yo cuando llegué a casa me planteé, una tarde estuve pensando “esto no

puede ser, yo no me voy a quedar en casa, ¿pero qué es esto? Tengo 22 años,

no puedo estar así toda la vida”, entonces tienes dos salidas, o amargarte y te

amargas tú y amargas a los que están a tu alrededor, o salir adelante.»

Este factor es tal vez al que se le concede mayor importancia en el proceso de asi­ milación de la lesión y reconstrucción de la vida. Sin él, sin la decisión y energía suficientes para afrontar los problemas, el lesionado no podrá superar ninguna con­ trariedad. Esta falta de capacidad para aceptar las lesiones puede desembocar en que una persona con un daño objetivamente poco invalidante (como puede ser una ampu­ tación) tenga una imagen de sí misma como gravemente lesionado. «Yo voy a la ortopedia, y los ves tan felices, y los ves tan bien; y yo creo que

cuando se quedan solos, no piensan igual. Ellos se ríen mucho, y dicen que

hay que reírse; pero yo no creo que sea cierto. ¿Que lo hagan para que yo lo

vea, que llevan más tiempo y que lo tienen más asumido que yo?, sí; ¿y que

lo hagan para que yo intente bromear del tema?, sí. Pero ver que los amigos

se van a la playa y tú te quedas fuera; aunque he ido a la playa con pantalón,

y con mi pierna, y no me he quitado el pantalón; así nadie sabe si me he roto

una pierna o qué.»

Asimismo, la posición que el accidentado ocupa dentro de la estructura familiar puede influir de manera determinante en el proceso de asunción y enfrentamiento de la lesión. Un padre de familia puede asumir como un deber ante sus hijos la ne­ cesidad de salir adelante psicológicamente, por lo que se puede decir que los de­ beres paternos se transforman, en gran parte de las ocasiones, en un estímulo.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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«Yo he tenido una ayuda que no han tenido ellos, que es mi hijo. Yo no he querido que mi hijo me vea como un inútil; mi hijo a mí me ve como un hombre normal; yo hago de todo con él, incluso juego al fútbol.» Pero también un hijo, cuando se trata de una personalidad altamente responsable, puede llegar a percibir como una obligación moral el salir adelante y evitar mayor dolor a sus progenitores, convirtiendo un objetivo personal en un bien del grupo. «Yo la verdad es que me lo tomé muy bien. Desde el momento en que me trajeron la silla, me propuse que tenía que salir de ésta, no ya por mí, sino por mi familia, porque es que tú ves y vives con ellos lo que padecen, lo que sufren y quieras que no les debes algo, y a su apoyo y a sus atenciones les dedicas la garantía de salir adelante, y en esos momentos lo que más te con­ viene o lo que más te interesa es intentar darles alguna alegría. Y la mejor alegría es recuperarte e ir hacia delante.»

La familia también puede convertirse en un foco de tensión si no acepta la disca­ pacidad del accidentado. Para algunos lesionados la frustración familiar se convier­ te en un obstáculo, no se sienten apoyados sino presionados por las ansias de re­ cuperación que proyectan sobre ellos sus padres. Una situación en la que un hijo percibe descontento e insatisfacción paternos genera sentimiento de culpa y de fra­ caso, ya que no puede llegar a satisfacer las expectativas que sobre él se proyectan.

«Mi padre, que era con el que me llevaba mejor, nunca lo ha asimilado. Mi padre y mi hermana iban los fines de semana y les comentaba lo que había, pero ellos nunca lo han asimilado, tenía que andar y que tenía que andar. Tienen en la cabeza que algún día te puedes recuperar, lo paso mal y les digo que no que no hay solución y hablo con ellos. Es la ilusión de ver que algu­ na cosa que te puede ayudar para que te recuperes y hablas un poco y siem­ pre queda la esperanza de que algún día sacarán algo y te recuperaras pero de donde no hay no puedes sacar nada.»

Hay que señalar que, en ocasiones, la aceptación de la lesión y sus consecuencias puede verse determinada por otros elementos. Por ejemplo, hay lesionados medu­ lares para los que el ingreso en un centro especializado marcará el cambio defini­ tivo; en otros casos, será la sentencia del juicio en el que se decida la indemniza­ ción del accidentado el momento en el que iniciar un proceso de reflexión hacia el futuro y dejar de estar anclados en el trauma del siniestro. Si se hace un recorrido cronológico por el proceso de vuelta a la casa y asunción de la lesión, los relatos de los primeros momentos en el hogar están llenos de sen­

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

timientos de incertidumbre, temor y frustración ante las limitaciones que impone la lesión. Estos instantes iniciales son especialmente duros para los lesionados sensoriales y medulares, ya que ambos se encuentran con grandes obstáculos para desenvolverse como lo hacían antes, puesto que las secuelas derivadas del accidente limitarán de forma radical sus posibilidades de percepción y movilidad respectivamente. De esta forma, se topan con que el entorno que había constituido su parcela más ínti­ ma y segura se torna súbitamente extraño e inaprensible. Si nos centramos en los ciegos dentro de los daños sensoriales, ya que son aquellos que tienen la lesión más invalidante, al principio se encuentran con la imposibili­ dad de sustituir el sentido que había sido la principal fuente receptora de estímu­ los, la vista, por otros sentidos hasta ese momento secundarios y que les permitan desenvolverse con autonomía. Estos accidentados deberán iniciar un proceso de aprendizaje en el que desarrollar fundamentalmente el tacto, el oído y el sentido de la orientación espacial, lo que supondrá aprender a reconocer nuevos estímulos que antes se manejaban de forma marginal. Estas dificultades en el ámbito más íntimo se multiplican cuando se plantea la sali­ da al exterior, por lo que el accidentado deberá esperar un tiempo hasta poder lle­ var a cabo por sí solo una vida normalizada. La vulnerabilidad y dependencia iniciales pueden resultar altamente frustrantes en personas acostumbradas a desenvolverse autónomamente, por lo que esperará con ansiedad el aprendizaje del uso de herramientas que les faciliten la movilidad per­ dida. «A mí me quemaba la casa; en esos ocho meses, yo ya estaba hasta las nari­ ces de estar allí dentro, pero hasta las mismísimas narices de estar allí dentro; deseando tener un bastón para salir por la puerta.»

Dentro del conjunto de las lesiones graves estudiadas, la medular es aquella que debe enfrentar mayores dificultades en el regreso al hogar. Del discurso elaborado por los lesionados medulares se desprende que el impacto psicológico que se produce en el retorno al hogar está estrechamente vinculado con las dificultades de movilidad y accesibilidad. Súbitamente, se darán cuenta de que todo está hecho a la medida de los demás; incluso los objetos de la casa pa­ recerán estar colocados de forma inaccesible.

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«Yo el recuerdo más triste que tengo es el primer fin de semana que estando en el hospital fui a mi casa, fue bastante cerca, volver a tu casa... y sobre todo la altura, vas a tu habitación y todo lo ves a diferente altura, luego al baño no podías entrar, las puertas son estrechas.» «La casa, tienes que arreglarla, no cabes por ningún lado, empiezas a salir pero tú ves a todo el mundo de pie, como tú estabas antes. Ahí sí te pega el bajón duro.» Dentro de las personas con traumatismo craneoencefálico se encuentran algunas cuya lesión les capacita para realizar un discurso sobre el antes y después del ac­ cidente. Son aquellos que perciben las diferencias, aunque por lo general no re­ cuerden el período inmediatamente después del siniestro ni la vuelta a casa. Los lesionados cerebrales señalan cambios sufridos que alteran sus capacidades cognitivas, como la pérdida de memoria remota o reciente, capacidad de con­ centración, etc., transformaciones que les generan inseguridad, pérdida de con­ trol sobre sus vidas y desorientación. Estas secuelas les obligarán a depender de la utilización de herramientas para retener la información que deben usar en su vida diaria.

«Incluso, ahora mismo, estoy aquí en clase y yo me doy cuenta que no ten­ go la misma retentiva que tenía antes. Se me olvidan más las cosas. Antes, por ejemplo, para estudiar me lo leía un par de veces y ya me lo sabía; aho­ ra, para estudiar, me lo tengo que leer yo no sé cuánto. Yo soy consciente de que no tengo la cabeza como la tenía antes.»

Cuando los lesionados cerebrales son conscientes de las secuelas derivadas del ac­ cidente esto les genera grandes dosis de inquietud, ya que no son capaces de con­ trolar el alcance de las mismas, el momento en el que aparecerán nuevas limita­ ciones, la evolución que sufrirán y si serán alguna vez capaces de recuperarse to­ talmente.

«Me han quedado secuelas, del tipo que tengo algún tic, alguna historia de esas raras; cuando estaba ahí en el hospital, me veía un coche que se me ti­ raba encima; ahora ya llevo meses sin verlo, menos mal. Estoy hablando con alguien y de golpe y porrazo hago así, y me dan tics, ataques raros. La me­ moria se me va un montonazo.» «La memoria fatal; ahora tengo que ir con la agenda encima, porque si no voy con la agenda no me acuerdo de las cosas.»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Más allá de la propia estructura física del hogar, un factor de impacto psicológico importante que refleja la ruptura con los hábitos y costumbres anteriores al acci­ dente es el abandono del trabajo que se realizaba por la imposibilidad de llevarlo cabo a causa de las lesiones. Esta fractura en la trayectoria laboral se produce en mayor medida en los acciden­ tados que llevaban a cabo actividades de carácter manual y que requerían baja cualificación, y son también éstos quienes tienen menores posibilidades de adapta­ ción a nuevas tareas del mismo campo. Pero también las dificultades de accesibilidad que acompañan a las lesiones me­ dulares o la necesidad de adaptar las herramientas de trabajo a las lesiones senso­ riales —circunstancia a la que, en líneas generales, no están dispuestas a realizar las empresas en las que trabajan—, pueden ser factores que influyan en el abando­ no del trabajo que se llevaba a cabo. «Por ahora no tengo ni siquiera posibilidades de trabajar en ningún sitio. El

nivel de estudios que tengo también es pésimo; y con la limitación que ten­ go encima, que también es muy importante, pues es que ni me atrevo a bus­ car faena.»

La imposibilidad de seguir realizando una actividad laboral supone la desapari­ ción de la fuente de ingresos, la renuncia a un proyecto de vida y la exclusión de un entorno relacional, que constituye una parte fundamental de la existencia del individuo. El empleo es un medio de subsistencia pero también es un elemento que define a la persona frente a los demás, por lo que su desaparición deja al accidentado ais­ lado, sin objetivos de realización y sin una de sus principales señas de identidad, lo que puede causar un fuerte impacto psicológico en la autoestima e imagen del individuo.

«No hay manera de que alguien pueda entender lo que para mí significa re­ gular el tráfico. Eso no lo puede entender nadie. Si yo digo: es que el daño

estético, eso sí podrán entender que para mí el daño estético es algo valora-

ble. Pero yo le digo a alguien que lo he pasado muy mal porque no voy a ser

policía, y la gente es que no me toma en serio. Puedes hacer otras cosas; es

que no es eso. Para mí, ser policía, era mi vida. Es que yo, el día que entré

en la policía a trabajar, me sentí la persona más feliz del mundo. Y para mí

era mi vida.»

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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«De tener una situación laboral, de repente no la tienes, y aunque sigas co­ brando lo mismo y sigas teniendo medios económicos aceptables pues no los tienes mentalmente; ese cambio brusco daña la psicología a la hora de co­ municarte, la autoestima, a la hora de tú mismo realizar alguna actividad.» El accidentado no sólo se ve afectado psicológicamente por la desaparición de su trabajo, sino que hay otros hábitos que deben variar o desaparecer. En este plano se encuentran las actividades que se realizan en el tiempo libre, en las que el individuo establece vínculos con otros iguales y forman su espacio de so­ ciabilidad. Este cambio es especialmente traumático para los jóvenes ya que para ellos los momentos de ocio son el espacio en el que se crean y se alimentan las relacio­ nes sociales. Todos los lesionados se ven afectados de alguna manera en este marco que se lleva a cabo en bares, cafés o discotecas: los sensoriales y medula­ res por sus dificultades para moverse con autonomía y los cerebrales por la prohi­ bición de beber o fumar, dos prácticas sin las que parece no entenderse el ocio juvenil. «Yo por salir, ningún problema. El problema está en que salgo yo solo y qué hago?; ¿dónde voy yo solo?, ¿a que me salga cualquiera y me atra­ que?; encima no veo ni la cara que tiene. Solo a los sitios no voy. Y si sal­ go, un rato, tomo algo y para casa; y ya está. De marcha, no; de marcha hace meses.» «Como yo antes estaba acostumbrado a beber, pues luego hacía lo mismo: a lo mejor, salía con algún amigo, o alguna amiga, y yo, en el momento que me tomo una cerveza, esa cerveza me pedía otra; y cuando me bebía la se­ gunda ya, apaga y vámonos: perdía la noción del tiempo, no sabía lo que ha­ cía, no me acordaba de lo que debía, llegaba a casa siempre sin un duro; yo no sé si es que me lo gastaba, si es que me lo quitaban..., no me acuerdo.»

La realización de actividades deportivas es otra de las áreas de ocio que pueden verse afectadas por las lesiones derivadas de accidentes de tráfico. Cuanto mayor sea el grado de inmovilidad causado por el traumatismo, más reducidas serán las posibilidades del afectado de llevar a cabo ejercicios gimnásticos. Para los ciegos desaparecen muchos hobbies y actividades lúdicas para las que es necesaria la vista: el cine, los vídeo juegos, etc. Es necesario señalar que en todos los hábitos de ocio relacionados con el desarrollo de nuevas tecnologías e Internet la vista es un elemento insustituible, por lo que les queda prácticamente vedado un medio que ha adquirido una vigencia y presencia importantísimas.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Sí que íbamos al cine o algo así; pero tampoco era una cosa que me apa­ sionara. Lo que sí me gustaban mucho eran las consolas; y eso sí que está to­ talmente muerto y enterrado. No hay ningún tipo de juego que sirva.»

Algunos lesionados señalan cómo la irreversibilidad de la lesión termina conlle­ vando una normalización de la vida del afectado y una asunción psicológica del trauma. Las secuelas, los inconvenientes, siguen estando presentes, pero la vida del accidentado continúa a pesar de todo. Es una respuesta adaptativa, lejos del triun­ falismo. «Pero que lo asimilas, al final lo asimilas. Bueno, ¿lo asimilas?, lo tragas, ¿me

entiendes? Podemos seguir sonriendo y contando chistes. Tú verás a un gru­ po de gente en silla y dirás: «encima esa gente se ríe”; no tenemos más re­ medio que reírnos; si no...»

Otros, en cambio, no consiguen superar el impacto psicológico que conllevan los cambios operados en su vida, permanecen anclados en los recuerdos y añorando el pasado. «Yo estoy segura que algún día me haré un mausoleo, con todas las fotos que

tengo de policía. Porque lo necesito; porque me gusta sentirme...; tengo los

uniformes guardados; que no podría, pero los tengo. Tengo todo lo que pue­ do recordar de esa época, lo tengo guardado como si fuera... Y eso no lo pue­ de entender nadie.»

Para muchos lesionados graves, la aceptación resulta un tanto relativa, ya que con­ sideran que nunca se acaba de asumir lo que ha pasado: como mucho, se puede hablar de adaptación, más o menos exitosa, a la nueva realidad.

«Hay un concepto que no comparto con casi ningún minusválido, el concepto

de “asumir” la lesión. La lesión no se asume en la vida; eso es una estupidez

como un piano. Ser parapléjico, ir en una silla de ruedas es una putada.»

Impacto físico El análisis del impacto físico que causan sobre el accidentado sus lesiones es un as­ pecto que incluye tanto las dificultades de movimiento en el hogar como las que se encuentran en la realización de actividades cotidianas, como el aseo personal.

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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Tal vez sean los lesionados medulares los que sufren en mayor medida el impacto físico derivado de los obstáculos y barreras arquitectónicas. La necesaria utilización de la silla de ruedas hace que las escaleras y escalones que están presentes en ma­ yor o menor medida en los accesos a las casas se transformen en obstáculos insal­ vables que imposibilitan la entrada en el hogar de forma autónoma. «Nosotros habíamos comprado un piso, y ese piso tenía escaleras, un ascen­ sor pequeño, las puertas eran estrechas, el problema que surgió nada más lle­ gar a casa fue que la casa no era accesible con una silla de ruedas. Entonces nos vimos en el problema de qué hacemos, qué determinación tomamos; y a nivel económico no estábamos muy boyantes.» Incluso una vez superada la entrada a la finca, cuando se dirigen a utilizar el ascensor, pueden descubrir que la estrechez del mismo impide la entrada de la silla de ruedas. «Para entrar en el ascensor, me cogían de la silla, me pasaban a una silla pe­ queña de oficina que tenía yo, y me metían en el ascensor, sentado en la si­ lla; me encajaban allí, le daba al mando y subía. Y luego arriba me estaban esperando; venga, me sacaban, me pasaban de la silla de oficina a la silla de ruedas y en la sala me quedaba como un pajarito, viendo la tele.»

Si bien existe una normativa que regula la posibilidad de realizar reformas en el edificio con el fin de hacerlo más accesible a los lesionados medulares, muchos de éstos se han encontrado en situaciones de falta de entendimiento y apoyo por par­ te del vecindario, lo que ha podido llegar a suponer que las obras necesarias no se hayan llevado a cabo y, por tanto, la casa continúe siendo inaccesible. «Antes del accidente vivía con mis padres en Baracaldo, en un edificio de sie­ te plantas. A raíz de tener yo el accidente, pues con más fuerza, la gente que en su día quería el ascensor, más mi padre..., yo estaba en el hospital durante ese año. Al final conseguimos que la mayoría aceptase poner el ascensor me­ nos tres vecinos, los tres del primer piso. Mi padre les comentó: autorizarme y os pago la parte correspondiente, simplemente con autorizar, yo me hago car­ go de la parte económica. Pues aun así se negaron. Por eso me fui de allí.» En este sentido, la ley tampoco parece ayudar mucho en esta materia, dejando la potestad a las comunidades de vecinos la ejecución de obras de accesibilidad12

El artículo 17 de la Ley de Propiedad Horizontal de 1999 señala al respecto que «La realización de obras o el establecimiento de nuevos servicios comunes que tengan por finalidad la supresión de barreras arquitectónicas que dificulten el acceso o movilidad de personas con minusvalía, incluso cuando impliquen la modificación del título constitutivo o de los estatutos, requerirá el voto favorable de la mayoría de los propietarios que, a su vez, re­ presenten la mayoría de las cuotas de participación.

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LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Una vez que se ha conseguido llegar a la entrada del hogar y penetrar en él, hay que tener en cuenta que las viviendas actuales no están construidas pensando en que alguien que se encuentra en silla de ruedas pueda moverse en su interior. Las puertas son demasiado estrechas para pasar por ellas, los baños pequeños e inac­ cesibles, etc. Por lo que si mientras para algunos la entrada en el hogar se vuelve imposible, para otros la vuelta a casa se torna el encierro en una habitación de la que saldrá en pocas ocasiones.

«Yo la casa no la tenía adaptada, no teníamos dinero para cambiar de piso o

hacer obras, vivía en un segundo piso y no había ascensor. Vivía en la Caste­ llana al final y allí con mis padres me he tirado doce años, ellos trabajando

mucho, sin salir, mi padre trabajaba todavía y gracias que trabajaba al lado y

tenía permiso, salía, me daba un bocadillo, me levantaba, también iba a co­ mer, me echaba, en fin... en eso tuve un poco de suerte y así doce años como

quien no quiere la cosa...»

Las soluciones a esta situación pasan por: • Cambiar de residencia. • Realizar obras de adaptación de su vivienda. Sin embargo, estas posibles soluciones implican llevar a cabo una fuerte inversión económica, que no siempre es posible de realizar. Las indemnizaciones del seguro y la solicitud de préstamos constituyen las salidas más habituales para solucionar este problema, que, en caso de no disponer de la misma, supondrá el aislamiento y la inmovilidad del afectado. «Sus padres vivían en un tercer piso sin ascensor; entonces, mientras él estu­ vo en el hospital, pues su hermano y su padre buscando piso rápido; pero

cuando a él le dieron el alta, el piso no estaba terminado; y era un problema

porque cada vez que teníamos que salir, entre su hermana y yo teníamos que

bajarlo tres pisos. Juan siempre ha sido una persona que todo lo que se base

en su problemática, como por ejemplo el ir a un sitio, si él no lo puede ha­ cer por sí mismo, no le gusta, no quiere obligar a los demás, aunque para los

demás no sea una obligación y él lo sepa.»

«Entonces yo tuve la “mala suerte” que no me indemnizaron, no tuve dere­ cho a nada. Mi padre pidió un préstamo al banco y adaptaron la casa a mis

circunstancias.»

«Eso lo ha financiado el seguro. Nosotros vivíamos en un cuarto piso, él pesa

cien kilos, más alto que yo y fuerte, no hay forma humana de subirlo a casa.

Mientras él estaba en Toledo compramos esta casa.»

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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«El abogado nos comentaba los problemas: que podía salir mal, que podía tardar mucho, que no sabía el tiempo que podía tardar el juicio y luego cuan­ do salió me indemnizaron y me cambié de casa con eso.» Se han recogido casos en los que la protección familiar facilita soluciones tempo­ rales hasta que se resuelve el problema de la vivienda adaptada.

«Yo cuando salí del hospital, no vine aquí directamente; yo fui a casa de mi tía, que vive más arriba; yo no podía entrar en el ascensor. La pierna no me cogía: todavía no la doblaba del todo y entonces la silla de ruedas no cogía en el ascensor. Hasta que no pude doblar la pierna, que entonces sí, hacien­ do maniobras con la silla así asá conseguí entrar en mi casa. Pero yo no po­ día; yo estuve, después del hospital, yendo a casa de una tía mía. Pues estu­ ve igual cuatro-cinco meses. Hasta que conseguí doblar la pierna. Claro, yo y mi marido, los dos. Mi tía cogió, compró dos camas y dijo: aquí no hay ningún problema, a vivir todos. Yo tenía a mi tía que lo hacía; ¿y si no la ten-

En resumen, el factor económico se torna por tanto para estos lesionados en un ele­ mento fundamental del que dependerá en gran parte su calidad de vida y las posi­ bilidades de inserción y normalización que se derivan de una situación de inmovi­ lidad y dependencia. En los lesionados medulares la vuelta a casa también supone afrontar las conse­ cuencias de una parálisis. A la silla de ruedas se suma la falta de control de esfín­ teres, frecuentes infecciones urinarias y la insensibilidad en la zona genital. Estas secuelas no sólo generan malestar en el accidentado sino que condicionan en gran medida su vida social, hasta tal punto que algunos lesionados preferirían recuperar la sensibilidad y el control antes que la movilidad.

«Yo preferiría antes de andar sentir que te pudieras controlar como una per­ sona normal y corriente más o menos y que tuvieses un control y no pen­ diente de si te meas, si te haces caca, que puede pasar en cualquier momen­ to al no sentir nada. Los problemas que vienen luego, que no puedes estar mucho tiempo en silla de ruedas por las heridas que te salen, las infecciones y todo, te cambia toda la vida y tienes que llevar una vida con poco tiempo en la silla por las heridas, controlarte las infecciones.» «No sabía todo lo que conlleva eso, pero al final, lo del andar, casi es lo de menos. Todo lo que es el control de esfínteres, etc., como es de la cintura para abajo, nada, para él es mucho peor, él lo lleva mucho peor que estar sentado en la silla.»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Asimismo, es necesario señalar que la inaccesibilidad del baño en muchas casas conlleva la imposibilidad de que el lesionado medular pueda realizar de forma au­ tónoma y satisfactoria tanto el aseo personal como la defecación, viéndose obliga­ do a utilizar el dormitorio u otra habitación. Esto supone, una vez más, la limita­ ción de la calidad de vida. Otro grupo de lesionados físicos es el formado por aquellos accidentados que han sufrido la amputación de algún miembro. Para estos, el primer problema al que se enfrenta en la vuelta a casa es la prótesis. La inadecuación de la misma produce úl­ ceras, heridas y puede llegar a convertir al lesionado en un inválido. «Cuando estás en el hospital todo el mundo te dice que no te preocupes, que

te pondrán una prótesis, tu vida será igual, vas a hacer lo mismo, y dices que

bueno, que vale. Y cuando te pones la prótesis y ves que no andas... te sien­ tes un poco engañado; luego te das cuenta de que no, de que hay muchas

que no funcionan, y lo que pasa es que la prótesis hay que hacerla bien.»

Por lo que se refiere a los lesionados cerebrales, la mayor parte de ellos encuentran graves problemas para valerse por sí mismos en su vuelta a casa y son incapaces de llevar a cabo de manera autónoma las funciones básicas como cuidado personal, alimentación, aseo, etc. Estas dificultades se derivan del daño sufrido por el cerebro, lo que provoca no sólo pérdida de memoria sino incapacidad para llevar a cabo acciones de manera vo­ luntaria. Son los familiares o seres cercanos los que deberán encargarse de su cui­ dado y reeducarle en el control de sus necesidades. «Nos lo trajimos a casa, haciéndose caca, haciéndose pis, y haciéndose todo. Le tuvimos que atender hasta que le enseñamos y, por lo que sea, cortó.»

A modo de resumen, en el gráfico de la página siguiente se recoge de forma sinté­ tica los principales factores que inciden en el impacto de la vuelta a casa por par­ te de los lesionados a causa de un accidente de tráfico.

3.4.2. El marco relacional La familia La familia es, en la mayoría de los casos, la institución social que acoge al lesiona­ do una vez que éste sale del hospital. Su atención, apoyo y estímulo serán siempre importantes para la evolución y el equilibrio psicológico del lesionado. Únicamen­

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218 Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

GRÁFICO N.º 16

EL IMPACTO DE LA VUELTA A CASA

LAS PRINCIPALES DIFICULTADES PARA LA VUELTA A CASA

PRESIÓN PSICOLÓGICA

✓ PERSONAL: • Aceptación/asunción de las lesiones. ✓ FAMILIAR/RELACIONAL: • Reorganización doméstica. • Proceso de adquisición de nuevas actitudes/comportamientos en la relación entre el accidentado y su familia (Actitudes recíprocas de dependencia, rechazo, protección...) y con el entorno de amigos y conocidos (dificultades de trato...).

IMPEDIMENTOS FÍSICOS

✓ BARRERAS ARQUITECTÓNICAS /INADAPTACIÓN DE VIVIENDAS. ✓ NO SE HAN ADQUIRIDO AÚN LAS HABILIDADES Y DESTREZAS NECESARIAS.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

te cuando antes de producirse el accidente ésta se hallaba desestructurada y desu­ nida podrán observarse situaciones de desamparo hacia el familiar accidentado. Cabe señalar, sin embargo, que cuando es un hijo el accidentado la protección fa­ miliar se desplegará en mayor medida que en el caso de que éste hubiese sido uno de los progenitores. Los padres serán capaces de volcarse totalmente en el cuidado del hijo accidentado, lo que conllevará profundos cambios en el orden y la estruc­ tura familiar. En estos casos, es habitual observar actitudes de los padres que manifiestan una so­ breprotección hacia los hijos accidentados. Ésta se debe al impacto psicológico que ha supuesto el accidente, ya que para muchos éste ha estado muy cerca de re­ presentar la pérdida de la persona, por lo que la reacción instintiva se dirige al ma­ yor cuidado y vigilancia del lesionado. Este comportamiento empieza a presentarse desde el momento del accidente, pero se hace más evidente en la vuelta a casa, en la «normalización» de la vida del lesionado. Hay que tener en cuenta que, en numerosas ocasiones, los acci­ dentados son jóvenes que se encuentran en el período de independencia y aleja­ miento del control paterno y que la lesión supondrá un salto atrás en este proce­ so de separación. La actitud sobreprotectora puede ir cambiado, transformándose, en la medida en que la situación se vuelve cotidiana. Muchas veces esta evolución se lleva a cabo de la mano del propio lesionado, que va indicando las pautas que deben seguir sus padres.

«Con mis padres a veces, no es que haya llegado a tener discusiones, pero sí

les dejaba las cosas claras: yo estoy en esta situación pero como antes, a mí

nada de llevarme el desayuno a la cama porque no; sí, estoy malo, pero

como antes. Tienden a protegerte y están preocupados por ti. Una vez que

ven que te desenvuelves, pasan un poco más de ti, pero todavía siguen...»

En este sentido, algunos progenitores han expresado su desorientación ante las reacciones de independencia que observan en sus hijos. En ocasiones no logran entender cuándo desean que estén cerca y cuándo lejos, lo que genera cierto sen­ timiento de culpabilidad. «Al principio todo eran contrastes, se le caía algo, íbamos a cogerlo y él se

enfadaba, y ahora ya el apoyo es de otra forma. Te llama menos veces pero

cuando vas es fructífero lo que quiere o lo que hace, sea comer o sea otra

cosa.»

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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En sentido contrario, hay accidentados que perciben la tensión y frustración que ha generado en sus padres la situación en la que se encuentran: ellos también han te­ nido que renunciar a proyectos, modificar su vida y centrarla en el lesionado, lo que puede llegar a causar malestar en el hogar. «Con mis hermanos igual, puede que por lástima se hayan arrimado un poco más a mí, pero ellos han seguido haciendo su vida. Con los padres sí que cambiaron mucho las cosas, de no parar en casa a tener que estar todo el día con ellos cambia mucho, a veces para bien y otras para mal, según se pien­ sa. Reconoces que es una carga y que trabajan mucho, pero no comprendes que tengan que tomárselo mal o que tengan que estar machacando y que­ jándose continuamente, eso es para vivirlo.»

En este sentido, son las madres los miembros de la familia que se perciben en ge­ neral más afectadas por los cambios sufridos en el lesionado. En muchas se obser­ va una actitud compasiva que provoca el malestar de los hijos, que no quieren ver­ se como unas víctimas y que entienden que hacerse dependientes no les favorece en ningún aspecto.

«Hay gente de mi familia que aún no lo ha aceptado. Las madres no lo acep­ tan. Ella no lo acepta: cuando ella pide un deseo, pide que vuelva a andar. Mi padre está más conmigo, sabe cómo estoy, hablo mucho con él, sabe que estoy contento, que tengo mis problemas. Y mis hermanos, el que era más chico ha vivido con eso siempre. Y los grandes, mi hermana psicóloga ya no vive en casa. En un principio les oí decir que yo los animaba a ellos. Ellos en ningún momento creían que una persona así pudiera salir adelante, y en poco tiempo, el carnet, entrenar, y se dieron cuenta de que no necesitaba a nadie para hacer algunas cosas, y de que era feliz.»

Pero es que los familiares sufren también graves impactos psicológicos que pueden llevar a sumergirlos en fuertes depresiones. «Mi mujer, hace siete años que mi hijo está lesionado, todavía no lo ha su­ perado. Y lleva una cruz ahí, siempre está con una depresión, cuatro días bien, otra vez vuelve a caer, lo asume mejor mi hijo que mi mujer. Yo hay ve­ ces me voy fuera de casa, tengo una pariente ahora en correos trabajando y me pongo a llorar todavía y hace siete años.»

Es más, se han llegado a detectar situaciones en las que la familia es incapaz de aceptar la lesión y vive traumatizada bajo la amenaza de que puedan llegar a su­ ceder más desgracias.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Creíamos que a nosotros nunca nos iba a pasar nada; una familia que éra­ mos la mar de felices todos. No había ningún problema; todos nos quería­ mos, todos nos llevábamos bien, nos juntábamos de vez en cuando y hacía­ mos carne a la brasa, y todo eso. Ahora lo seguimos haciendo también, pero

ya no es lo mismo. Ni lo será. Ni lo será, porque siempre pensamos, ya no

en ella, es en el otro hijo. Tarda cinco minutos, y ya estamos con miedo.»

Dentro del impacto psicológico que provoca en la familia la vuelta al hogar del ac­ cidentado, las lesiones craneoencefálicas causan un fuerte estrés en sus miembros, a la vez que pueden llegarse a crear situaciones de dependencia respecto al lesionado. Es el momento de utilizar el respiro, pero muchos familiares no saben cómo ha­ cerlo: por lo general, ningún profesional les ha proporcionado herramientas para enfrentarse a todo este tipo de cosas. Nadie les ha dicho que no son imprescindi­ bles y que no le conviene sentirlo así. Para estas familias, la llegada del accidentado representa la entrada de un miembro gravemente incapacitado, el establecimiento de cuidados intensivos en el hogar pero sin profesionales, ya que a partir de ese momento ellos se volverán los cuida­ dores intensivos. Esta etapa sin un fin claro es la que realmente provoca los más graves cambios en las estructuras familiares.

«La parte complicada viene en el momento crónico, en la parte aguda es

complicadísima, pero bueno se ha salvado, vale está vivo, pero y luego, lue­ go te lo llevas a casa, tienes que estar constantemente inventando cosas, le

sientas al sillón como un vegetal, porque él se queda atado al sillón, salió del

hospital y se caía para adelante, para atrás, no se podía tener de pie. Enton­ ces necesitas estar todo el día jugando con él, o sea de manera que él no se

aburriera, pero tenía que estar todo el día trabajando con él, eso es criminal

para toda la familia, mi hija dejó sus estudios.»

Las familias viven esta experiencia como las salvadoras: es gracias a ellas, y no a la sanidad pública, por lo que sus familiares se han recuperado. La sanidad y los ser­ vicios asistenciales que se ofrecen para estos lesionados no son los adecuados, ya que no ofrecen ningún tipo de rehabilitación ni estimulación cognitiva, sino exclu­ sivamente su mantenimiento físico, como sería en el caso de que fuesen ingresados en un geriátrico. La vuelta del lesionado al hogar puede suponer la activación de redes de solidari­ dad entre miembros del mismo grupo. La necesidad de un cuidado continuo, la im­ posibilidad de dejar solo al accidentado en la casa, son circunstancias que pueden llegar a causar fuertes transformaciones en el orden doméstico.

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«Pasas de Toledo, si lo normal es que tengas una familia, tengas una casa y te vayas en malas condiciones pero poco a poco se va arreglando, y de hecho se vino cuatro días, pero cuatro días en casa. Yo trabajo, tenía que ir la her­ mana por la mañana para ayudarle a levantarse, y luego ya está, lavarse en la cama, hacer las necesidades en la cama, y eso cuatro días te arreglas, pero no puedes vivir así.» En este sentido, en ocasiones la vuelta a casa del accidentado puede conllevar el abandono de la actividad económica de uno de sus miembros, especialmente en el caso de esposas o madres, que asumen el cuidado y atención del lesionado como una tarea propia. Otro de los impactos observados en las unidades familiares es el que hace referen­ cia a la degradación de las condiciones físicas de los progenitores, tanto a causa de la tensión emocional como a los esfuerzos que en ocasiones se ven obligados a realizar para movilizar a su familiar inválido, cuando no se cuenta con los ele­ mentos ortoprotésicos destinados a tales fines. «Mi marido ahora se ha tenido que operar de dos hernias de las fuerzas que ha hecho, porque claro yo tengo fuerza de espíritu, pero no tengo fuerza de fuerza, mi marido es el que tiene que cogerlo, levantarlo de la silla y llevar­ lo a rastras.»

En general, se ha detectado una resistencia a hablar de los cambios producidos en el interior de la familia, tanto de los lesionados cerebrales como de los físi­ cos. Los familiares evitan hablar de dolor, como si no quisiesen quejarse del es­ fuerzo realizado, de las desgracias que han vivido, de las tensiones. Prefieren hablar del familiar accidentado, de cómo ha cambiado, de lo que han conse­ guido. En cierta medida, imponen unas barreras que actúan como mecanismos de defen­ sa, potenciando los logros y minimizando las consecuencias negativas que ha su­ puesto. De hecho, vuelve a aparecer el espectro de «hecho vergonzante» del acci­ dente y sus consecuencias. Respecto al papel de los hermanos, éste será mayor en la medida en que se en­ cuentren viviendo en la casa paterna y hallan dejado atrás la adolescencia. Éstos pueden llegar a representar un fuerte apoyo para los padres en el cuidado del le­ sionado, la búsqueda de ayudas o recursos y vivir de forma casi tan traumática como ellos la lesión y el proceso de recuperación del accidentado.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Aquí también tuvo mucha ayuda, son cinco hermanos, más o menos de la mis­ ma edad, y el contacto, el cariño, las bromas, esto y lo otro, también le sirvió de

que las cosas no fueran tan difícil como eran. Ver al chavalín aquí, con 18 años,

con 1,90, y verlo al otro día sin posibilidades ninguna de nada es muy duro.»

Una situación especial se encuentra cuando el accidentado es padre de familia: la aceptación de los hijos. Algunos accidentados han señalado la mayor facilidad con que los niños pequeños se adaptan a los cambios, mientras que los mayores, al ser más conscientes y ver de forma más clara las diferencias, se sentirían desorientados y serían más sensibles a las transformaciones del orden doméstico. «Los niños, el mayor no lo termina de asimilar, la pequeña, pues como era

muy pequeña, tenía tres años, ha sido la que mejor lo ha asimilado, y el otro

pues todavía pues no. No concibe que su padre no sea como antes.»

También es importante la forma en que los niños se ven influidos por el rechazo so­ cial que genera cualquier tipo de lesión. Cuanto más pequeños, menores son las posibilidades de que perciban las diferencias y de que las vean como algo negati­ vo, pero según crecen pueden verse afectados en mayor medida por un entorno en el que se rechaza lo distinto y, por tanto, a sus padres. En este sentido, también se reclama una atención psicológica para los hijos peque­ ños o adolescentes, que se encuentran sin recursos para afrontar los enormes cam­ bios que ha sufrido alguno de sus progenitores y las consecuencias que ello va a traer en el desarrollo de la vida familiar.

«Una atención a los niños, para que entiendan que su padre no es el mismo,

no va a ser el mismo, y que son ellos los que deben de hacerse cargo, una

formación, algo [...] mis hijos pues no entienden por qué no se tiene que po­ der ir como los amigos se van de vacaciones, pues no nos podemos ir porque

nuestro caso es así y no puede ser.»

Carácter Dentro de los factores que influyen en las variaciones que sufre el entorno relacio­ nal hay que tener en cuenta los cambios en el carácter que se observan en ciertos accidentados. En el grupo de los lesionados físicos, los cambios estarían motivados por el impacto psicológico que genera el accidente sobre el lesionado y su entor­ no, mientras en el cerebral las familias encuentran una explicación a estas transfor­ maciones en las consecuencias del daño craneoencefálico.

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Dentro de los lesionados físicos, son los medulares los que muestran una mayor probabilidad de experimentar modificaciones en el carácter. La dependencia de los demás, que se verá incrementada según la gravedad de la lesión, puede llegar a ge­ nerar un rechazo a las ayudas, a la atención excesiva y la protección de que se sienten centro, ya que constituye un reflejo constante de su desprotección y falta de autonomía. «Soy más agonías, no quiero ayudas, y muchas veces muy radical, aunque si no eres así, te acostumbras a que te ayude todo el mundo; y muy quisquillo­ so, me enfado, me mosqueo mucho.»

Muchos de estos lesionados han elaborado un discurso muy crítico y reflexivo so­ bre la modificación de su comportamiento con los demás a raíz del accidente. Si por un lado pueden llegar a acostumbrarse a depender y demandar la ayuda de los que les rodean, por otro reconocen excederse en la utilización de su imagen de vulnerabilidad, hasta el punto de llegar a comportarse de una forma que son cons­ cientes no sería aprobada en una persona sin su discapacidad.

«Me he vuelto por una parte más paciente, pero más intransigente; paciente, porque estoy acostumbrada a que me tienen que ayudar; si quiero un libro, espero a que alguien me venga a ayudar; pero intransigente, entiendo que voy en una silla, pero generalmente la gente que va en una silla, van por el mundo, creo, como si tuvieran que ser los primeros. Creo que vamos con un despotismo demasiado arraigado. Voy en una silla, yo en la cola no hago cola, que me dejen pasar primero, y yo soy el pobre que a mí la gente me tie­ ne que dejar hacer lo que yo diga.»

También en el discurso de los familiares se recoge la percepción de estas transfor­ maciones derivadas de la experiencia del accidente: egoísmo, necesidad de llamar la atención, sentimiento de victimismo, acomodamiento, etc. Aunque los seres cercanos entienden esta actitud, les demandan un esfuerzo de superación en este sentido.

«Se vuelven más comodones; lo que pasa es que tú tienes que estar ahí e in­ tentar frenar un poco esa comodidad que él crea.»

Los propios lesionados han señalado la importancia de la familia en el papel de volver al accidentado a la realidad y a la necesidad de llevar a cabo los esfuerzos necesarios para realizar sus objetivos.

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«Se complica muchísimo dependiendo de si eres espástico, qué tipo de le­ sión tienes, qué movilidad, que no es simplemente decir que te acomodas. Yo

le digo a mi mujer que lo que me conviene es que se pelee conmigo, que me

obligue a hacer cosas que me cuesta trabajo hacer. El realizar una actividad

completa y que te salga bien, da muchos enteros. Te realizas como persona,

te normalizas y te adaptas.»

Por su parte, también en los lesionados sensoriales se pueden observar este tipo de reacciones en las que el accidentado exige la atención y cuidados de su entorno como una especie de compensación a la situación en la que se encuentra. Depen­ de, en parte, del carácter y de la respuesta de la familia, que esta actitud se perpe­ túe o erradique. En los lesionados cerebrales, una de las secuelas más señaladas por parte de fami­ liares es la transformación del carácter del accidentado, que lo llevaría hacia una mayor pasividad, comportamiento acomodaticio, falta de iniciativa, desinterés, etc.

«Está muy pasivo, era una persona que tenía una vida en la calle, ahora tie­ ne que depender...; es que tiene que ser muy duro, muy triste, para una per­ sona joven, que él esté aquí conmigo, porque a cierta edad las madres somos

unos plomos, él ha estado acostumbrado a otra vida, pero ahora no puede

tener otra.»

Los propios afectados han mencionado también cómo su carácter se torna más iras­ cible después de haber sufrido el accidente. «Claro, también tienes demasiado mal genio; cuando te pasa algo de esto...;

yo siempre he tenido mal genio, pero a raíz del accidente, más aún.»

Las amistades Una vez más, en el análisis del impacto que las transformaciones sufridas por el ac­ cidentado van a tener sobre su entorno relacional, habrá que tener en cuenta una variedad de factores como el tipo de lesión, la gravedad de la misma, las limita­ ciones que ésta conlleva, la edad del lesionado, así como el estado psicológico del afectado. Cuanto menos invalidante sea la lesión más posibilidades tendrá el afectado de continuar sus relaciones de amistad ya que será más fácil continuar realizando las actividades que antes llevaba a cabo. En este sentido, los amputados serán en prin­

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cipio los lesionados con mayores probabilidades de mantener intacto su círculo de pares, mientras los lesionados medulares, con graves problemas de movilidad, ve­ rán levantarse montañas de obstáculos en esta faceta de su vida. Comentario aparte merecen los traumatismos craneoencefálicos graves que no lo­ gran recuperar la capacidad de reflexión y conciencia o que sufren alteraciones en el comportamiento, ya que sus relaciones con el entorno se ven dificultadas de for­ ma radical. La relación con estos lesionados no podrá ser posible, dados los daños que ha sufrido el cerebro y las capacidades de interaccionar con el exterior. La edad también constituye un factor importante a la hora de analizar la evolución del entorno de amistad de los lesionados. Parece que cuanto mayor es el acciden­ tado más elevadas son las posibilidades de que se mantengan y conserven estas re­ laciones, mientras que en la gente joven la amistad estaría más ligada a un contac­ to continuo e intenso, a los momentos de ocio, que al verse interrumpidos provo­ caría el alejamiento y la ruptura. Hay que tener en cuenta que la adolescencia es un momento en el que la imagen juega un papel fundamental en la relación con los otros y el hecho de que ésta se vea afectada puede generar mayor rechazo que en el caso de que se produzca en la madurez.

«La amiga dejó de llamarla y tal; eran amigas del alma, que se iban a la dis­ coteca juntas y todo; y cuando tuvo Maite el accidente, dejó de salir con ella y un día le dijo: no, es que si voy contigo no ligaré, y no quiero que salgas más conmigo.» Si se analiza el impacto que sobre un grupo de amigos provoca la lesión de uno de sus miembros, habría que señalar en primer lugar la sorpresa y desorientación ante el accidentado.

«El amigo, cuando sale contigo, intenta ser excesivamente sobreprotector, pero le vas tú marcando la pauta de cuál debe ser su comportamiento hacia ti. Que no debe cambiar en nada, tiene que seguir siendo una persona nor­ mal, y tu relación. Si paseas con él, vas cogido de su brazo, no va él por un lado y tú por otro con el bastón.»

Los lesionados, especialmente aquellos que son jóvenes, perciben temor entre su círculo relacional. Éstos se sienten cohibidos y dudan entre mostrarse naturales o expresar pena. Entonces son ellos los que deben demostrar que no han cambia­ do, que la lesión sufrida no influye en su forma de ser ni en el trato que deben recibir.

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«Les costó entrar; no sabían qué hacer conmigo, cómo manejarme con la si­ lla, cómo hablarme, como si me fuera a romper. Hasta que poco a poco,

cuando vieron que la cosa iba tirando, y que yo fui la que di más que ellos,

pues la cosa fue tirando.»

Pero el alejamiento y desaparición de algunos amigos es algo que ocurre frecuen­ temente en estos lesionados jóvenes y en ocasiones se vive de forma más crítica por parte de la familia que del propio afectado. Esta desaparición se produce de forma gradual: mientras en el hospital se suele re­ cibir la visita de este círculo relacional, cuando el lesionado vuelve al hogar y sur­ gen las dificultades de movilidad o entendimiento, cuando éste rompe con la ruti­ na que realizaba anteriormente, alejándose de los espacios que compartía con las amistades, es el momento en que los amigos van desapareciendo. «Al principio muy bien, te van a ver al hospital y luego en casa todo el mun­ do te ve y te tomas algo con ellos, pero poco a poco cada uno va teniendo

novias y es natural, tenían entre 18 y 20 años y luego dices de tomar algo y

te dicen que han quedado con la novia y te vas dando cuenta que cada uno

se va solo y se casan y los pierdes.»

Este cambio en la vida del lesionado, especialmente cuando no ha podido llevar a cabo un posterior proceso de normalización que le integre nuevamente en círculos de amistades, trabajo o formación, ahonda la soledad y aislamiento en la que están sumergidos un gran número de discapacitados. Muchos expresan cierto rencor y resentimiento, se sienten traicionados por los que pensaron eran amigos incondicionales. Pero parece que siempre quedan algunos que siguen visitando y acompañando al lesionado: éstos son los que se consideran verdaderas amistades. «La mitad han desaparecido. Por no decir tres cuartas partes, pero bueno.

Ahora realmente veo quiénes eran amigos, y quiénes sólo conocidos. Esto sí

que va por fases, aquí sí: primera fase: todo el mundo se preocupa; segunda:

todo el mundo se despreocupa; y la tercera: es cuando realmente ves tú

quién vale la pena.»

Por el contrario, cuando el lesionado ha iniciado un proceso de reinserción tras su rehabilitación y ha reconstruido o creado nuevas amistades, la ruptura con las del pasado puede llegar a verse como parte de la evolución natural de la vida, en la que unas amistades van relevando a otras.

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«Todos nos convertimos en adultos y todos vamos relevando amigos. Los del colegio relevan a los de la universidad, los de la universidad por los compa­ ñeros de trabajo, los de trabajo por los del matrimonio, y los del matrimonio por lo que sea. Digamos que eso pasa en todo el mundo.» Dentro de las relaciones entre iguales también se encontrarían aquellas que se es­ tablecen con los compañeros de trabajo. La situación más habitual es que, rota la relación laboral desaparece el nexo de unión que mantenía esas amistades y, tras unos primeros momentos de apoyo y estímulo, cada uno vuelve a su tarea y la re­ lación desaparece.

«Y al principio todos los compañeros venían a verme. Pero claro, si estás tres meses en el hospital, no van a ir... Tienen mujer, tienen hijos; entonces, ¿quié­ nes van?, pues la familia y los cuatro amigos que siempre has tenido, no to­ dos, sino los de siempre; que al fin y al cabo, es lo suyo.»

3.4.3. El apoyo externo El papel de los servicios sociales La necesidad de apoyo externo dependerá en gran medida de la discapacidad que vaya asociada a la lesión. En la vuelta a casa hay lesionados, como serían los am­ putados, que cuando la prótesis se adapta adecuadamente a su cuerpo pueden lle­ var a cabo una vida normal en la que no necesitarán ayudas específicas. Por el con­ trario, en aquellos lesionados con secuelas más invalidantes surgen profundos cam­ bios que afectan tanto a su vida en el interior del hogar como en el exterior. Las ayudas que existen se centran en la solución de problemas de accesibilidad y movilidad dentro del domicilio, el transporte y el cuidado personal. Respecto al primer apartado, parece existir una considerable falta de recursos públicos destina­ dos a los lesionados que se ven en la necesidad de adaptar su vivienda o cambiar de hogar. Pero también se desprende de las entrevistas realizadas otros elementos que expli­ carían que en la mayoría de los casos se hayan llevado a cabo las inversiones ne­ cesarias de una forma particular: no existe información disponible para que el le­ sionado o sus seres cercanos sepan dónde dirigirse para solicitar ayudas, cuáles son las condiciones de éstas, etc. Parece un tanto absurdo que, los programas de ayudas diseñados por las diferentes instituciones en el apoyo de este colectivo tan necesitado de las mismas, no alcan­

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

ce sus objetivos a causa de una falta de comunicación de los mismos. En una épo­ ca en la que la información no tiene barreras, no deja de ser paradójico que la au­ sencia de la misma sea uno de los frenos más determinantes en las posibilidades de mejora de la calidad de vida de los discapacitados a causa de un accidente de cir­ culación. Aquellos que superan esta falta de información e intentan acceder a los recursos de las Administraciones públicas, deberán enfrentarse a la lentitud de los trámites ad­ ministrativos o la dificultad de pedir una subvención cuando se posee un nivel eco­ nómico por encima del mínimo, obstáculos que retrasan la adaptación de la vi­ vienda o compra de una nueva y, por tanto, influyen en la calidad de vida del ac­ cidentado. Los familiares y discapacitados han señalado la existencia de un única posibili­ dad de recibir ayuda en el cambio de domicilio: se trata de las casas de protec­ ción oficial adaptadas. Según los lesionados, esta concesión se lleva acabo a tra­ vés de concursos en los que se prioriza el nivel económico del posible receptor frente a lo que consideran debería ser el criterio fundamental: el grado de mi­ nusvalía.

«Yo ahora al comprarme el piso he visto algunas cosas muy extrañas, como

que para una vivienda adaptada hayamos concursado cuatro minusválidos, y

ninguno de ellos iba en silla de ruedas. Uno tenía problemas en una mano,

pero es injusto e innecesario que por eso ocupe una vivienda adaptada para

una silla de ruedas.»

También se ha recogido la existencia de ayudas de la ONCE en los lesionados sen­ soriales que necesitan adaptar sus viviendas a causa de lesiones físicas. «La primera rampa, la que hay dentro, ésa es por mediación de la ONCE; una

asistente social preciosa, la chica, porque me mandó, y te mandan y te enre­ dan, un albañil, el albañil que le dijera lo que tenía yo en el... unas tonterías;

y cuando me cansé de rodar y buscar, cayó una compañía que ya ha desapa­ recido y que no me acuerdo cómo se llama, y la chica se encargó de todo.»

En lo que se refiere al cuidado personal, una de las funciones que puede verse gra­ vemente afectada por las lesiones, existe la posibilidad de recurrir a los servicios de ayudas a terceras personas que gestionan los ayuntamientos. También existe la posibilidad de recurrir a los servicios no profesionales constitui­ dos por objetores que envían el ayuntamiento o voluntariado, aunque éstos suelen estar vinculados a la asociaciones de afectados.

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Estos voluntarios llevan a cabo labores de acompañamiento destinadas a romper el aislamiento en el que suele vivir un lesionado grave, por lo que su función psico­ lógica es primordial. «Sí, como te he contado antes, entré en una asociación, se llama Auxilia, esta asociación tiene voluntarios, que vienen a dar aquí clases de todo. Vienen y se hacen amigos; unos días los sacan y se los llevan, los traen...»

Estos servicios, a los que suelen recurrir los lesionados gravemente afectados que tienen un grado de dependencia de su entorno muy elevado, representan un gran beneficio psicológico para los familiares, ya que constituyen un espacio de respiro y descanso.

El asociacionismo La falta de recursos públicos o su desconocimiento se suple, en ocasiones, con la ayuda de las asociaciones de afectados. Éstas cumplen no sólo funciones de orien­ tación y asesoramiento sobre los servicios existentes a los que pueden acceder los lesionados y su tramitación, sino que desempeñan una labor de atención, presta­ ción de servicios profesionales y apoyo psicológico fundamental. «Pues aquí hay una serie de actividades, de lunes a viernes, una serie de ac­ tividades manuales, de informática, y poco más. Luego organizan algún via­ je, alguna salida; y eso es lo que hay. Luego, a nivel de ayudas técnicas te pueden informar; hay un abogado que te puede atender en caso de que ten­ gas alguna complicación; un asistente social que te puede ayudar a la hora de hacer alguna petición de alguna ayuda.»

Pero su importancia variará, una vez más, dependiendo del grado de invalidez aso­ ciado a la lesión. Son, por tanto, los amputados, los lesionados que recurren en menor número a asociaciones de afectados físicos, mientras los medulares lo hacen especialmente durante la etapa hospitalaria y en la vuelta a casa, pero se van dis­ tanciando a medida que su vida se va estabilizando, ya sea mediante su integración o su aislamiento. En los lesionados sensoriales se observa una fuerte relación con la ONCE: ésta no sólo lleva a cabo labores de orientación sino que proporciona las herra­ mientas que permitirán al lesionado desenvolverse en el interior y exterior de su hogar.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Esta es una gran casa y un seguro de vida para todas las personas que pue­ dan quedar ciegas en este país. En este sentido, la ONCE lo está haciendo

perfectamente.»

«Te enseña a manejarte con dinero, te enseña a manejarte fijándote en las co­ sas que hasta entonces no te has fijado, que puede ser la orientación, la posi­ ción del sol, el tráfico de la calle.»

Por último, son las asociaciones de daño cerebral las que parecen mantener una unión más estrecha entre sus miembros. En éstas, la información y orientación se ve completada con una función de acogida en la que se ofrece el cuidado profe­ sional de que se carece en la sanidad pública: logopedas y psicólogos especialistas en daño neurológico, etc. La importancia que para las familias de traumatismos craneoencefálicos llegan a te­ ner estas asociaciones es muy elevada, al representar el único lugar donde son orientadas acerca de la evolución del afectado y las secuelas de la lesión y se sien­ ten apoyadas y escuchadas.

«Yo llegué a la asociación porque casi me hacía más falta a mí, porque ya lle­ gas a un momento que ya no sabes qué hacer, ni dónde, y me dijeron que exis­ tía, y entonces pues vinimos aquí, y ya pues aquí pues conoces a más gente y

dices pues bueno mira hay más y menos, hay que llevarlo, hay que soportarlo.»

A las asociaciones se llega a través de distintos caminos: unas veces son las traba­ jadoras sociales de los Centros Base las que orientan al lesionado o sus familiares sobre su existencia y utilidad; otras veces se trata de informaciones obtenidas de manera informal a través de amigos o conocidos o actos fortuitos, como ver un pro­ grama en la televisión.

«Me llamaron por teléfono porque en el hospital les dieron el listado de to­ dos los lesionados medulares que habíamos pasado por ahí, me llamaron y

me dijeron que estaban creando la asociación de lesionados medulares de

Vizcaya, nos gustaría asociarnos, hacer un grupo, reivindicar.»

«Después ha estado yendo también a APANEFA, que fue donde yo me ente­ ré que había algo de daño cerebral, lo oí en un programa de la televisión de

Nieves Herrero, cogí el teléfono y llamamos.»

En ocasiones, la vinculación con la asociación se va transformando y de ser un miembro afectado, el lesionado pasa a convertirse en un voluntario o trabajador

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

más. Esto refleja el papel integrador que pueden llegar a tener estas instituciones en la reconstrucción de la vida del accidentado y en la importancia que juega la utili­ zación de modelos en la estimulación de los mismos.

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«A mí ASPAYM me ha ayudado mucho; tenemos lo de las tutorías; tutoría sig­ nifica que el tutor, yo ya soy tutor, ayuda a los nuevos, en cuestión de pape­ leo, manejo, salir de su casa para que no se aíslen. La mayoría se quedan en su casa mirando las paredes, porque no asimilan su paraplejía.»

Esta posible utilización de modelos de integración a través de otros afectados que han llevado a cabo sus proyectos vitales se encuentra muy presente en la ONCE, donde el ciego entra desde el primer momento en contacto con otros lesionados sensoriales que desempeñan funciones profesionales dentro de la organización. «Lo que más me sorprendía era... la ayuda moral, la ayuda psicológica que te da el ver que hay gente como tú trabajando: fisio, psicólogo, vendedor, ofici­ nas. Y ver que han perdido la vista pero que están trabajando, que son feli­ ces, que son alegres.»

Se ha recogido una crítica al panorama actual de las asociaciones: se trata de su atomización. Esta heterogeneidad de instituciones representaría una división de es­ fuerzos en el objetivo común de mejorar las condiciones de vida del lesionado, sea éste físico o psíquico. «El problema de este país es que las asociaciones de minusválidos casi nin­ guna se ha unificado, y existen asociaciones de Down y muchas de físicos, y en cambio sólo existe una asociación de ciegos.» «Y luego hay miles, en toda España hay miles de asociaciones, de disminui­ dos físicos es que hay un montón, entonces cada uno tira piedras para su lado y es muy difícil conseguir avances, presionar a las instituciones públicas, aunque se están consiguiendo cosas. Por ejemplo en el tema de supresión de barreras se están haciendo cosas, pero falta mucho por hacer, y es porque hay mucha desunión.»

3.5. La reinserción/normalización

)

Después de la estancia hospitalaria de los lesionados, donde se incluye su curación y rehabilitación, y tras la vuelta a casa, la reinserción será el tercer y último gran período que deberá afrontar el lesionado grave por accidente de tráfico.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

En este apartado se trataran los aspectos que incumben a esta fase de normaliza­ ción de la vida de un accidentado. Los proyectos que se llevan acabo, el abando­ no o transformación de anteriores objetivos, y los obstáculos derivados tanto de su propia lesión como del entorno, a los que deberá hacer frente para llevar a cabo su proyecto vital.

3.5.1. La salida al exterior Momento en que se inicia La posible inserción en la sociedad para aquellos accidentados con secuelas graves se inicia para los lesionados físicos en el momento en que abandonan los centros hospitalarios para volver a su hogar o ingresar en centros adaptados a sus condi­ ciones. Para los que han sufrido un daño craneoencefálico, ésta tendrá lugar cuan­ do, tras un largo período de rehabilitación, llevado a cabo la mayoría de las veces en el hogar, se inicia un proceso de lenta recuperación que, en ocasiones, nunca se completa. Existe, sin embargo, un grupo de lesionados graves para los que la reinserción nunca llegará a realizarse: son, en el caso de los lesionados medulares, aquellos cuyas vi­ viendas se tornan una cárcel a causa de la falta de accesibilidad de las mismas y la imposibilidad de adaptarlas debido, en la mayoría de los casos, a la falta de recursos económicos. Asimismo, las posibilidades de inserción se verán condicionadas por la gravedad de las lesiones, especialmente en el campo de la integración laboral. En el caso de los lesionados sensoriales, especialmente para los ciegos, la posibilidad de reinserción se verá en gran parte condicionada por el acceso a unas herramientas (actitudinales, de trabajo, etc.) que le permitan adaptarse a la pérdida de visión. En principio, los amputados son los lesionados graves que menos obstáculos suelen encontrar en su normalización. A favor de este proceso juegan aspectos tan impor­ tantes como la conservación de un mayor grado de autonomía, a pesar de los pro­ blemas de movilidad que se presentan; y el menor grado de visibilidad de su le­ sión, a pesar de lo cual se verán excluidos de ciertos trabajos. En los lesionados cerebrales la normalización se convertirá en un objetivo inalcan­ zable cuando el accidentado permanezca en un estado de coma vigil o semiin­ consciencia o cuando, una vez consciente, las secuelas derivadas se conviertan en un impedimento para su relación con el exterior, es decir, hayan afectado grave­ mente a sus capacidades comunicativas y su comportamiento. A pesar de estas diferencias, hay que tener en cuenta, una vez más, que cada acci­ dentado parte de una situación anterior y un contexto que condicionará en gran

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medida sus expectativas y posibilidades de normalización. Al igual que en las fases anteriores, el status socioeconómico, el apoyo familiar o la edad son factores con los que se combinarán las barreras exteriores (arquitectónicas, sociales, etc.) y que ayudarán a salvarlas o, por el contrario, se sumarán como un obstáculo más. Asimismo, es necesario señalar que la inserción supone en numerosas ocasiones la entrada en el mundo, en estos momentos marginal, de los discapacitados, no una vuelta a la vida que se desarrollaba antes del accidente. La inserción en la socie­ dad se produce de la mano de asociaciones de afectados, de instituciones destina­ das a la atención de las necesidades de los lesionados, pero contadas veces éstas sirven de puente hacia el mundo que se podría calificar de normalizado.

Las barreras arquitectónicas Si entre los afectados se perciben barreras, obstáculos que provienen de la propia imagen que tienen de sí mismos como minusválidos, éstas no hacen sino incremen­ tarse en el momento en que inician su salida al exterior. Estas trabas pueden llegar a suponer el primer e insalvable freno a su integración: ¿cómo plantearse conseguir un puesto de trabajo si es imposible llegar hasta la empresa y acceder a ella?, ¿cómo formarse si las aulas no están adaptadas?, ¿cómo mantener o crear nuevas amistades cuando no se puede acceder a los lugares donde se establecen esas relaciones? La salida al exterior supone, en primer lugar, abandonar la casa y enfrentar la ca­ lle. Este es el primer paso, y uno de los más difíciles, en el proceso de normaliza­ ción de la vida del lesionado grave. No hay que olvidar que muchas de las lesiones derivadas de accidentes de tráfico implican la dependencia de sillas de ruedas, en los lesionados medulares; de bas­ tones o perros guías, cuando se trata de ciegos; de muletas u ortopedias, en ampu­ tados y graves traumatismos. Todas estas consecuencias representan dificultades de movilidad, a veces de equilibrio, de orientación, secuelas que afectarán al desen­ volvimiento de la persona en la vía pública. Las barreras arquitectónicas se pueden definir como todos aquellos obstáculos físi­ cos que limitan la libertad de movimientos de las personas y se refieren tanto a las urbanísticas, es decir, de accesibilidad en las vías públicas, espacios libres y edifi­ cios, así como el movimiento en el interior de los mismos, dificultado por pasillos y puertas estrechas, ascensores y servicios pequeños, etc.; y las barreras de despla­ zamiento, que incluyen tanto la imposibilidad de utilizar el autobús, el metro o el tren, como las dificultades para el uso del vehículo propio. A pesar de que la sensación mayoritaria es de que se ha trabajado intensamente en la eliminación de barreras arquitectónicas, todavía queda mucho por hacer hasta

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conseguir ciudades accesibles, que son aquellas en las que sus habitantes, todos, tienen garantizado algo tan básico como la libertad de movimientos.

«Las cosas están mejorando mucho, en todos los sentidos y en todos los cam­ pos, pero aún queda mucho, muchísimo por hacer, en cuestión de barreras

arquitectónicas, que puedas ir a los sitios, que puedan atenderte en una ven­ tanilla, que puedas entrar en un servicio de hotel, de un hospital...»

«Entonces no vas donde querrías ir, sino que vas donde puedes ir, y eso es

importante, lo que pasa es que te acabas acostumbrando y ya es automático.»

Cuando una persona acusa problemas de movilidad, casi cualquier elemento de las aceras y edificios de la mayor parte de las ciudades españolas va a constituirse en barrera arquitectónica: bordillos, boquetes, muebles urbanos mal diseñados, anda­ mios y otros elementos de las obras, postes de teléfonos, coches y motos mal apar­ cados, etc., suponen una amenaza constante, y muchas veces innecesaria, para este segmento de la población.

«Lo que es lamentable es que siga habiendo postes de teléfono, con una em­ presa como Telefónica, que sigue teniendo el típico poste de madera con el

cable de teléfono, por allí en mitad de la acera.»

Como ya se ha apuntado, las barreras arquitectónicas no sólo afectan a la posibili­ dad de desplazarse libremente por la vía pública, sino que pueden llegar a repre­ sentar la imposibilidad de acceder a servicios públicos a los que tienen derecho to­ dos los ciudadanos, y que provocan la exclusión o restricción del accidentado de derechos como la educación, la sanidad, la cultura... En este sentido, la inadapta­ ción de las ciudades conduce a: • Dificultades para el acceso a la mayoría de los colegios, institutos y facul­ tades. Este problema parece estar influyendo en que continúe resultando

excepcional que personas con dificultades de movilidad consigan terminar

sus estudios superiores.

• Grandes dificultades para acceder a la cultura, ya que en muchos casos,

resulta difícil, así como costoso económicamente, adaptar sus entradas sin

alterar la estética. En otros muchos no se tienen en cuenta criterios de ac­ cesibilidad.

• Escasos número de locales de ocio accesibles. • El acceso de edificios públicos como ayuntamientos o sedes de la policía

está vetado para este colectivo.

• Escasez de aparcamientos reservados para minusválidos. • Dificultades para salir de viaje o vacaciones. A la dificultad de encontrar

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hoteles accesibles, se choca con la realidad de que aquellos que sí lo son no suelen tener menos de cuatro estrellas. La actitud de la sociedad en general tampoco ayuda mucho. Haber sido educados en la compasión hacia los discapacitados, en lugar de hacerlo en la conciencia so­ lidaria orientada al respeto y la ayuda, hace que les resulte aún más difícil inte­ grarse en un entorno que no está pensado para las minorías. Para los ciegos, los mayores problemas se presentan cuando se topan con elemen­ tos imprevistos en las aceras, que no siempre son detectados por el bastón, lo que les puede generar accidentes perfectamente evitables si estuviera instaurado un comportamiento más cívico. «Peligros de la gente guarra son las cacas de los perros, descuidos de la gen­ te de poner la motito en la acera pegadita en la pared, el bastón no detecta el manillar de una moto y se te clava en el muslo o dónde sea.»

El transporte, la movilización Uno de los grandes caballos de batalla para lesionados medulares y amputados lo constituye la falta de respeto de una gran parte de los ciudadanos por los aparca­ mientos reservados a minusválidos. La perpetuidad de este comportamiento parece responder tanto a la falta de concienciación al respecto como a la aplicación poco estricta de las medidas punitivas contempladas en las leyes. «Lo que hay que adaptar es la cabeza de la gente, de no aparcar en las baja­ das de bordillo, en los huecos de minusválidos, nosotros no podemos apar­ car en cualquier sitio; Madrid comparado con Sevilla es horrorosa, nefasta. Sin embargo Sevilla, a casi todos los sitios se puede entrar. Sevilla está muy bien adaptada, pero hay poca concienciación.» «Deberían de darle más caña, y sobre todo darle más caña a esas cosas que hace la gente; si un coche está aparcado en una plaza de minusválido, no tengo yo por qué denunciarlo, que venga la grúa y se lo lleve. Como hace con los otros que están mal aparcados.»

Tanto para los parapléjicos como para los amputados, la posibilidad de contar con un medio de transporte privado es uno de los ejes fundamentales de su integración social y de la consecución de grandes cotas de autonomía, ya que significa la po­ sibilidad de realizar cualquier tipo de desplazamiento sin la necesidad de contar con nadie para ello.

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«Pues importante es poder moverse, creo que todos los parapléjicos hacemos

lo posible por tener movilidad, o se compran un coche, o una moto, algo que

les permita ir de un sitio a otro, porque ya la gente no es como antes que se

agobiaba y estaba todo el tiempo metida en casa y ni siquiera su familia que­ ría que saliera porque era un bicho raro.»

Además de la posibilidad física de desplazarse de un sitio a otro, el coche supone para este tipo de lesionados una oportunidad de sentirse psicológicamente libres de sus limitaciones. Verse obligados a vivir y desenvolverse en un entorno casi siem­ pre adaptado aboca a quienes padecen estas situaciones al recuerdo constante de su lesión, mientras que tener la oportunidad de desplazarse a voluntad y conducir su coche puede ayudar a los lesionados a sentir que forman parte de la sociedad, como miembros de pleno derecho. «¿Has visto el coche con una placa, blanco?, es que me da mucha alegría, me ayudó mucho, no porque el coche sea lo máximo, pero puedes ir a todos lados, te vas, te piras, eso me ayudó mucho.»

En este sentido, y en aquellos que disponen de automóvil, la necesidad de autono­ mía parece sobreponerse a la visión del coche como el «instrumento agresor» que ha conducido al lesionado a la situación en la que se encuentra en la actualidad. De hecho, son escasas las referencias a este aspecto, si bien debe considerarse que sólo un reducido número de los mismos reúne las condiciones físicas o psicológi­ cas para ponerse al volante de un automóvil. Por otro lado, y a pesar de que la Ley de Integración Social del Minusválido, aprobada a principios de los ochenta, prevé la adopción de medidas técnicas para ir adaptando progresivamente los transportes públicos colectivos, éstos se encuentran todavía escasamente adaptados a las necesidades de los lesionados medulares. Además de que son escasos los autobuses que cuentan con plataforma elevadora para sillas de ruedas, y de que en algunas ciudades hay líneas que no están cu­ biertas por este tipo de vehículos públicos, muchas veces resulta imposible acceder a ellos a causa de la proliferación de coches mal aparcados en el carril-bus, por lo que los afectados acaban desistiendo de utilizarlos13.

13 En este sentido, las conclusiones del estudio realizado por el IMSERSO sobre la «Evaluación del Programa de Transporte Accesible del IMSERSO», IMSERSO, 1999, ponían de manifiesto que «tres aspectos inciden de forma notoria en las limitaciones de este colectivo para desplazarse: la planificación institucional del transporte, el dise­ ño urbano y las actitudes sociales de la población».

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En ocasiones, el taxi se convierte en la única alternativa, pero no todo el mundo se puede permitir su uso, ya que las ayudas destinadas a ello no parecen tener en cuenta el grado de minusvalía, sino el nivel de renta, lo que algunos lesionados consideran injusto. «En el taxi; antes no tenía coche y el taxi cuesta un dineral. Y tenía que sa­ lir; te daban unos bono-taxi; yo ahí si tuve una queja, porque te dan bonotaxi según la renta, y no le miran el grado, que es lo que deberían mirar; quizás uno tiene menos renta que yo, pero lleva muletas, se puede subir en un autobús; yo no puedo. En vez de mirar el dinero que cobra uno, deben mirar el grado de minusvalía, investigar quién está en silla de ruedas y quién no.»

Además, en muchos casos un taxi normal no reúne las condiciones para el trasla­ do de lesionados medulares, por lo que deben acceder a los denominados «taxis adaptados» o «eurotaxis». La situación revela que, por un lado, son escasos e in­ cluso no universalizados (sólo algunas ciudades disponen de ellos) y, por otro, vuelve a ponerse de manifiesto la vertiente económica y la ausencia o dificultad de recibir de ayudas específicas para su uso.

3.5.2. El proceso de integración En el momento de enfrentarse con la vida, fuera del hospital, las expectativas ini­ ciales de integración, así como de consecución de un alto grado de autosuficiencia se presentan, en general, como bastante escasas, sobre todo para los lesionados medulares y los familiares de quienes han sufrido daño cerebral. Los accidentados miran al futuro con miedo, se encuentran un poco perdidos ante el enorme trabajo de recomponer su vida que se inicia en este momento. La con­ fianza en uno mismo, por lo general, es escasa. En este sentido, el trabajo que haya realizado el psicólogo del hospital, si el lesio­ nado ha tenido la suerte de ser tratado en uno de los escasos centros hospitalarios que cuentan con este servicio, va a resultar esencial para afrontar este nuevo reto. De conseguir que el accidentado grave recupere la confianza en sí mismo y en su capacidad de remontar las adversidades y normalizar su vida en lo posible, va a in­ fluir en gran medida el éxito de tan ardua empresa. Por desgracia, en la mayor parte de las ocasiones, el proceso de integración va a depender más del empeño y de los recursos personales que el lesionado sea capaz de poner en marcha que de un apoyo social al que no siempre tiene acceso.

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«Yo no me imaginaba cuando salí de Cruces que iba a poder conducir ni que

iba a poder trabajar, ni que iba a poder hacer una vida normalizada, ni que

iba a poder ser independiente. Nadie me informó y yo tampoco...»

En este proceso de recuperación del proyecto vital, la consecución de un puesto de trabajo se presenta como uno de los factores claves, pero no sólo por la necesidad de ganar un sueldo, que en muchos casos existe, sino también por lo que repre­ senta para un lesionado grave sentirse productivo, necesario. El empleo también es importante como fuente de relaciones sociales: la posibilidad de que los compañeros se conviertan en nuevos amigos o de encontrar entre ellos una nueva pareja se entiende como una recompensa añadida, casi tan importante como el propio desempeño del trabajo.

«Mi ilusión en la vida es conseguir un trabajito para ser el día de mañana una

persona de bien, amiguetes, y hacer una vida social; poder comprarme un

piso algún día, y eso es lo que busco.»

De hecho, en el proceso de obtención de mayores cotas de independencia, hay dos aspectos importantísimos: el apoyo de la familia y la situación económica del le­ sionado. Si cuenta con un entorno cercano que le apoya y que no tiende a sobre­ protegerlo, algo que ocurre con frecuencia, sus posibilidades de conseguir una vida independiente serán mayores. Asimismo, si el lesionado cuenta con una buena indemnización y/o una pensión contributiva suficiente, podrá plantearse proyectos vitales para una existencia autó­ noma. En caso contrario, le va a resultar muy difícil llevar a cabo este proceso. Es el caso de accidentados jóvenes, de los que gran parte no ha cotizado antes de sufrir el accidente y, por ello, perciben pensión no contributiva: para ellos, el pro­ ceso de integración puede llegar a resultar imposible, si no se cuenta con la ayuda de los familiares más allegados.

«Gracias a mis padres, no me hubiese podido independizar hasta que no en­ contrase trabajo, es más, no hubiera encontrado trabajo porque no puedes

realizar un trabajo que te suban y te bajen...; necesitas una vivienda a la que

accedas por ti mismo, ser lo más autónomo y lo más independiente posible,

si no es imposible realizar una vida medianamente coherente y normal.»

Para que todos los lesionados puedan, pues, alcanzar cierto status de independen­ cia, sería necesario establecer ayudas para la adquisición o cambio de una vivien­

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da, así como promover el alquiler de casas adaptadas, un aspecto cuya importan­ cia resulta obvia y que, sin embargo, en este momento no está contemplado en la legislación al respecto. «Mis padres me ayudaron a comprar el piso, pedimos un préstamo, luego yo empecé a trabajar y lo fuimos pagando, pero yo no me podía independizar antes. Con 17.000 pelas ya me dirás tú, es imposible con ese dinero.»

Factores que inciden en la integración del lesionado Hay que tener en cuenta varios factores a la hora de plantearse la posible integra­ ción del lesionado grave a una vida normal. En primer lugar, cada tipo y grado de lesión representa unas posibilidades y limitaciones diferentes. En una lesión medular, cuanto más bajo sea el daño y, por tanto, mayor movilidad haya conservado el accidentado, más elevado será su grado de autonomía y sus po­ sibilidades de valerse por sí mismo. La reinserción/normalización del lesionado no es posible sin autonomía. En el caso de los lesionados medulares con paraplejía, así como los ciegos y los amputados, ésta se puede conseguir; pero una tetraplejía convierte a la persona en dependien­ te, y un daño cerebral medio o severo, puede llegar a ser altamente invalidante.

«Yo siempre he dicho que para una buena rehabilitación de alguien que pasa por este trauma, primero mentalizarlo, luego dejarle los medios suficientes como para que pueda ejercer esa rehabilitación, porque es super caro; tienes que cambiar de domicilio o adaptar el tuyo, tienes que adquirir vehículo pro­ pio porque el transporte público no está adaptado. Y si tú le das los medios suficientes, lo puede tener un poco más fácil.»

A las dificultades específicas que presenta cada lesión hay que sumar aspectos tan importantes como la eliminación de barreras (en una casa inaccesible el lesionado puede permanecer encerrado y sin posibilidad de salir) o el carácter del lesionado, que va a determinar una mayor o menor voluntad de superación, de recuperación de su proyecto vital y, por lo tanto, las metas que se alcancen. El proceso de integración es también el proceso de aceptación de uno mismo y de su nueva situación; de normalización de la vida del accidentado. Para afrontar este proceso, se pueden desarrollar diferentes estrategias: una de ellas es luchar por conseguir que la vida actual difiera lo menos posible de la que se tenía antes del accidente.

GRÁFICO N.º 17 EL PROCESO DE INTEGRACIÓN

✓ DISPONER DE AUTONOMÍA. ✓ POSIBILIDADES DE REDUCCIÓN DE LAS BARRERAS ARQUITECTÓNICAS. ✓ VOLUNTAD DE SUPERACIÓN.

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FACTORES QUE INCIDEN EN

LA INTEGRACIÓN

ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL PROCESO DE INTEGRACIÓN

✓ LUCHAR POR CONSEGUIR QUE LA VIDA ACTUAL NO DIFIERA DE LA ANTERIOR AL ACCIDENTE. ✓ NO VOLVER LA VISTA ATRÁS. VALORAR LO QUE SE PUEDE LLEGAR A CONSEGUIR Y NO LO QUE SE HA PERDIDO.

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«Mi mayor motivación, desde el principio, era el hecho de que yo me dije a mí mismo: Miguel, tienes que hacer lo que se pueda, lo que sea, lo que haya, tengo que hacer lo que sea para volver a ser el que era antes del accidente. Tengo que conseguirlo como sea. Y aún sigo ahí. Para volver a recuperar tam­ bién todo lo que tenía antes; sé que todo no se puede recuperar. Si no algo de lo que tenía, algo que sea paralelo a lo que tenía antes.» Y otra estrategia muy diferente consiste en no volver la vista atrás, no detenerse en pensar en la vida que se hubiera podido llevar, en lo que se ha perdido a cau­ sa del accidente, sino trabajar con las posibilidades que ofrecen las nuevas cir­ cunstancias en las que le va a tocar vivir, intentando sacar de ellas el mayor par­ tido posible.

«Yo, mi vida es ésta y no pienso en lo que podría ser. Ni lo echo de menos ni lo quiero. En mi cumpleaños, lo típico: soplo las velas, pido un deseo y la gente piensa que pido volver a andar. No pido eso, lo tengo asimilado; no es­ taría mal, pero no es lo más importante.»

En los lesionados cerebrales se presentan graves dificultades de integración, tanto en el aspecto personal como en el profesional. En algunas ocasiones, las lesiones les impiden ser conscientes de su situación, por lo que el nivel de sufrimiento, en este sentido, es menor. Sin embargo, cuando el daño afecta a sus capacidades cognitivas pero no a las re­ lacionales, cuanto mayor es la capacidad para analizar su estado, más se elevan las posibilidades de generar situaciones de fuerte frustración debido a la imposibilidad de llevar a cabo proyectos de futuro.

«Quizás él recuerda cómo estaba y cómo está o qué ha mejorado y no se de­ sespera de esa forma, pero claro lo que él ve es todo lo que los demás están haciendo que es trabajar, que es a la edad que tiene ya, que es 33 años, que no se ha casado, que bueno, que lo que ve es todo lo que no puede hacer, y es muy triste.»

Relaciones «sentimentales» y formación de una familia A la hora de afrontar los cambios producidos por una lesión grave dentro de una pareja establecida, así como en el caso de que se plantee el establecimiento de nuevas relaciones sentimentales, los accidentados señalan la existencia de claras diferencias, en función del género de la persona afectada.

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Aunque una lesión grave de uno de los cónyuges siempre supone la alteración del ritmo de la pareja o la familia y la aparición de nuevos problemas en el seno de la misma, en el caso de parejas ya establecidas parece ser mayor el número de matri­ monios que se mantienen cuando es el hombre el accidentado, incluso en el caso de que las consecuencias de la lesión grave alteren la autonomía física y la capa­ cidad cerebral del lesionado. En estas situaciones parece que las mujeres, como se vio en la etapa hospitalaria, muestran una mayor facilidad para asumir y aumentar su rol de cuidadora ante su marido, adquiriendo funciones que podrían ser asimiladas a una madre. Su grado de aceptación del cambio, así como la necesidad de hacer frente a una transformación radical de su vida en la que su posible grado de autonomía se va a ver radicalmente reducido, es afrontado en muchas ocasiones como si se tratase de una etapa más del matrimonio. Algunos de los accidentados reconocen incluso que, si se cambiaran las tornas, ellos no mostrarían la capacidad de abnegación y de renuncia que diariamente les regalan sus esposas.

«A veces pienso que si la accidentada hubiera sido mi mujer, no lo llevaría­ mos así. No lo llevaría tan bien como lo puede llevar ella.»

Pero cuando ya existían problemas latentes en la pareja, el accidente se convierte en una especie de catalizador que los deja al descubierto, dificultando seriamente la continuación de la relación. En otras ocasiones, la falta de madurez se erige en obstáculo insalvable ante la asimilación de la discapacidad, y permite creer en la posibilidad de rehacer la vida alejándose del problema. El desconocimiento de las repercusiones de este tipo de lesiones y de las posibili­ dades, cada vez mayores, de vivir una existencia plena juega también en contra de la supervivencia de la pareja, ya que en muchas ocasiones se entiende que la per­ sona que ha sufrido un accidente grave va a ver su vida y la de sus próximos tan condicionada que no va a ser viable que ésta se desarrolle de manera positiva, es decir, se siente que la posibilidad de ser feliz se ha convertido en una quimera. «Estábamos bien; tuve el accidente y creo que ella no lo asimiló, tan joven,

no asimiló vivir con una persona que, creía ella, quedaría inútil. Creo que se

está arrepintiendo bastante, porque me ve que estoy muy bien, que sigo ade­ lante, que no necesito a nadie, tengo mi coche, salgo cuando quiero, mi hijo

está conmigo loco, me quiere a rabiar, y se está dando cuenta de que hizo lo

peor que pudo hacer.»

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Ante el deseo de tener hijos, también se plantean diferencias de género. En el caso de los hombres, aquellos con amputaciones o lesiones sensoriales no tienen nin­ guna limitación física en las posibilidades de reproducción, mientras que cuando se trata de lesionados medulares lo más habitual es que se produzcan serias difi­ cultades a este respecto. Sin embargo, la evolución de las técnicas de reproduc­ ción asistida hace posible solventar este hándicap con elevadas posibilidades de éxito. En el caso de las mujeres, a pesar de que no suele presentar ningún problema de concepción, sí se suelen sufrir alteraciones a lo largo del embarazo, como las referi­ das a la circulación o un parto sin síntomas ni contracciones. Algunas de estas com­ plicaciones son normales en todas las mujeres, pero en el caso de las lesionadas me­ dulares se pueden complicar, por lo que se considera un embarazo de riesgo.

«Un embarazo, en su situación es muy complicado; sabe que los últimos me­ ses puede ser que se tenga que estar estirada, y sin moverse, sabe que le va a tocar una cesárea segura, que puede tener problemas circulatorios; en fin, un montón de problemas; y le da miedo, le da miedo.»

No obstante, y a pesar de los avances en materia de reproducción asistida, este mé­ todo no siempre resulta infalible, por lo que algunas parejas optan por la adopción. Existe la posibilidad de recurrir a la adopción nacional o internacional, pero los fu­ turos padres deben tener en cuenta que en este proceso pueden encontrar más obs­ táculos que otro tipo de parejas. Por lo que se ha podido constatar, aún existen profesionales que hacen evidente la consideración del lesionado medular como un ser «enfermo» y, por lo tanto, no re­ comendable para desempeñar la figura de padre.

«Dice: hombre no, yo lo que digo que, claro, los niños intentan encajar, son suyos, y ellos los intentan encajar en las familias más idóneas y en los am­ bientes más sanos. Bueno, digo, es que no puedo creer lo que estoy escu­ chando. Digo: ¿usted que me está tratando a mí de decir, que mi ambiente no es el más sano?... lo que usted me quiere decir es que como mi marido es pa­ rapléjico, va en una silla de ruedas, no tiene derecho a tener un hijo, ni tie­ ne derecho a comer, ni a vivir, no tiene derecho a la vida; usted sí, sus hijos, su familia. Todos los que nos rodean; pero él no tiene ningún derecho.»

También a la hora de establecer relaciones con posterioridad al accidente, ya sea después de una ruptura matrimonial o, en el caso de accidentados jóvenes, por primera vez en su vida, se observan diferencias según se trate de hombres o mujeres.

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Ellos se muestran más optimistas a la hora de calibrar sus posibilidades de iniciar nuevas relaciones sentimentales, y parecen tener muchos menos complejos, ya que la sociedad no les presiona tanto como a las mujeres en lo relacionado con el as­ pecto físico y éstas no parecen tenerlo tan en cuenta cuando se trata de acercarse a un hombre con este hándicap.

«Se casan más hombres en esta situación que mujeres, somos muy pocas las

que nos logramos casar así, porque es más fácil encontrar a una mujer que

atender al marido una o dos horas al día no le supone nada. No valoramos

tanto la parte física, valoramos más a la persona, y el tema de atención no

nos supone nada. Es cierto que hay más matrimonios en parapléjicos varones

que en mujeres, y que hay más separaciones por parte de que es el hombre

el que deja a la mujer, que la mujer la que deja al hombre, a no ser que hu­ biera un problema anterior, aquí es muy difícil juzgar.»

«Yo estaba muy preocupado por las mujeres; porque yo sabía que antes o

después, mi relación iba a terminar, porque se veía venir. Y pensaba: ¿rompo

con ésta y qué hago yo?; y me dijeron: tú no te preocupes que sentado se liga

más que de pie. Y es más verdad que un santo. Quiero volver a casarme otra

vez, y tener más hijos, pero... ahora estoy bien.»

Cuando se plantean nuevas relaciones, sobre todo entre personas jóvenes que aún dependen del núcleo familiar de origen, además de las lógicas diatribas iniciales de la persona «sana» acerca de la idoneidad de la elección de una pareja con estas características, surgen por parte de la familia miedos y temores al posible status so­ cio económico bajo que puede ofrecer un lesionado grave a su futura pareja o fa­ milia, además de un cierto rechazo motivado por condicionamientos sociales y educacionales, según los cuales, en ocasiones, continúa pareciendo vergonzante ser, o compartir la vida, con un discapacitado.

«Si por ejemplo empieza a salir una chavala conmigo tiene que aceptar mu­ chas cosas de mí, que yo ya he aceptado y asimilado, pero ella no; necesita

su tiempo, y supongo que tiene que ser duro. Y hay mujeres que no lo acep­ tan. Lo último ha sido con la chavala que estoy ahora, nunca me había pasa­ do, porque mi antigua suegra me quería muchísimo, me adoraba; y ésta no

me quiere ni ver, no por nada, sino porque voy en silla de ruedas. Y no quie­ re que su hija pase por esto; ha llegado incluso a insultarme, a decirme que

la deje, que no voy a hacer feliz a su hija..., un montón de cosas que me han

dolido mucho; y esto ha pasado hace quince días».

En el terreno de la sexualidad se ha experimentado un gran avance: hasta hace po­ cos años, una década como máximo, la desinformación entre los lesionados me­

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dulares era bastante generalizada, ya que estos temas se suelen abordar durante la estancia en entidades hospitalarias y no se trataban con la suficiente profundidad en todos ellos. El accidentado se encontraba, así, perdido ante una más que probable nueva se­ xualidad y sin los recursos y conocimientos suficientes para abordarla.

«Yo, cuando tuve el accidente te empiezan a explicar todo, y ese tema ni se tocaba. Yo tenía muchas erecciones, y le preguntaba a los médicos que el tema ese cómo iba; y ellos me negaron en un principio que pudiese tener re­ laciones, e incluso que pudiese tener hijos. Y yo estando en mi casa, y por lo menos, seis o siete meses después del accidente comprobé que no eran es­ pasmos y lo consulté; y me confirmaron que se daban algunos casos. Por lo menos eso se avisa. Y ahora se ha avanzado; incluso el impotente tiene me­ dicamentos para tratarlo, y sobre todo para poder tener relaciones.»

Actualmente, los lesionados medulares tienen la sensación de que se ha evolucio­ nado bastante, tanto en lo que se refiere a la información que se les proporciona en los centros hospitalarios como en lo tocante a la investigación de nuevos métodos para facilitar la erección, la eyaculación y la fecundación. En este sentido, la Viagra se está convirtiendo en un aliado generalizado para el mantenimiento de relaciones sexuales con penetración. Aunque facilita la erec­ ción, este sistema no soluciona el problema de falta de sensibilidad de quien su­ fre la lesión.

«Al principio había inyecciones, pastillas, han sacado la Viagra que la utilizan algunos parapléjicos, no sienten nada pero la toman por si quieren mantener relaciones; pero de sentir, nada. Yo por ejemplo no siento y el trabajo es para la mujer, han sacado cosas, estoy informado de algo, pero si no sientes no...»

Por este motivo, los medicamentos destinados a provocar la erección se utilizan como complemento de una sexualidad «diferente», más focalizada en zonas don­ de se mantiene sensibilidad, o como medio para satisfacer a la pareja. «Yo he probado el potenciar mi miembro viril hace dos meses; o sea, he es­ tado perfectamente viviendo un año con más o menos relaciones, de una ma­ nera diferente y creo que disfrutándolas; hay otras maneras, pero si a la vez la puedes compaginar con ésta, ésta evidentemente no es aquí te pillo, aquí te mato y ya está. Todo requiere una preparación, hay que hacerlo de una manera, se requiere paciencia, tienes que esperar un tiempo a que funcione,

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en fin, tiene su preparación y no puedes ir a matacaballo. Necesitas una pa­ reja más estable, que puedas hablar tranquilamente de ello, echarte unas ri­ sas si hace falta, ah!, pues parecía que sí, pues no, en fin.»

La integración laboral Cuando se produce un accidente de tráfico con las consecuencias que se están abordando, uno de los mayores hándicaps que se presentan a los lesionados graves lo constituye el regreso al mundo laboral. En la mayor parte de las veces, el lesionado se ve obligado a abandonar el tra­ bajo. Es más, cuando su situación es tan grave que necesita de los cuidados permanentes de otra persona, puede que incluso su pareja deba abandonar también su actividad laboral, por lo que los ingresos se verían seriamente mer­ mados. Aun a pesar de que la integración laboral constituye un evidente proceso de nor­ malización de las vidas de los accidentados por automóvil, la intensidad en la bús­ queda parece venir condicionada por la necesidad económica en la que se en­ cuentre el lesionado. De hecho, los lesionados que no cobran pensión alguna, per­ ciben una diferente actitud en los que tienen «su vida resuelta», en el sentido de que no presentan la misma urgencia por recuperar la actividad laboral que quienes no han corrido la misma suerte. «Yo ahora mismo he hecho aquí cursillos de informática, e incorporarme al

mundo laboral, ni lo he pensado; en la situación en la que me encuentro yo,

ni me lo he planteado. Yo tampoco me he planteado el buscar algo para tra­ bajar, porque entre lo limitado que estás y que luego tienes para vivir con la

pensión que tienes...»

«Lo que pasa es eso, los demás no quieren trabajar, claro, todos tienen su

pensión; no es que yo me alabe; pero tienen su pensión, no se preocupan.

Van allí [a la asociación], pintan, charlan un poco, van allí a pasar el día, tie­ ne su mérito también. Pero yo no tengo ingresos; yo, aparte de recuperarme,

tengo que pensar en el futuro también; cuando mis padres fallezcan, a ver de

qué vivo; hombre, tengo lo del accidente, pero todo se va gastando: me he

gastado mucho en físicos, en psicólogos, en médicos.»

En boca de algunos de los lesionados consultados, los Centros Especiales de Em­ pleo se constituyen en verdaderos guetos, como una manera más de mantener al discapacitado fuera del mercado normalizado de trabajo.

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A pesar de que no se trata de una vía que responda a una filosofía de promoción de la integración en el mercado de trabajo normalizado, también se le reconocen aspectos positivos, ya que constituye una opción válida para aquellos trabajadores que no cuentan con otros recursos económicos.

«Creo que no deberían existir porque no es nada integrador, porque el que haya un centro especial para los pobres discapacitados no me parece justo. También es cierto de que mientras no se normalice la integración laboral en las empresas y no se cumpla la legislación vigente, pues es una salida para gente que no tenga otros recursos económicos.»

A tenor de las experiencias de algunos lesionados contratados por este tipo de em­ presas, las condiciones de trabajo que presentan algunos de estos centros se expli­ can en términos de explotación, ya que resulta habitual que la jornada de trabajo se alargue, rebasando las horas establecidas y que los sueldos que se perciben re­ sulten bastante bajos. Esta sensación es puesta en evidencia por lo medios de comunicación, ya que cada cierto tiempo salen a la luz informaciones en las que se describen las prácticas «poco ortodoxas» que se siguen en algunas empresas que cuentan con dicho status, basándose en las denuncias presentadas por los trabajadores o, lo que es más ha­ bitual, por sus familiares, ya que muchos de ellos presentan deficiencias psíquicas.

«Es un contrato fijo; no pagan bien, es una empresa de fundación ONCE; son buenos para conseguirte un trabajo, pero después no es lo mismo, te pagan muy mal y te explotan un poquito. Yo gano 100.000 pts. Veo que hay gente allí que hace lo que yo y gana el doble. Y yo sé que mi empresa está co­ brando por mí por mandarme allí mucho más. Nos explotan un poquito.»

También se entrevé una acusación velada en el sentido de que estas empresas se aprovechan de las dificultades de este colectivo en el acceso a un puesto de traba­ jo, lo que a veces se utiliza como medio de presión para que los trabajadores acep­ ten las condiciones de trabajo, bajo la amenaza de ser despedidos. «A la mínima están diciendo que echan a la mitad a la calle. Lo veo injusto. Las empresas de fundación ONCE están muy mal pagadas y explotan: explo­ tan en temas de horarios, tema de vacaciones..., todo.»

En algún caso, se llega a insinuar que las condiciones laborales de los trabajadores que presentan alguna discapacidad se rigen por un convenio diferente del que dis­ frutan el resto de los trabajadores de la empresa.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Los casos que conozco, y conozco a bastante gente, el 90% están muy ex­ plotados en los CEE, les pagan el salario mínimo y cuatro perras más, y unas

condiciones laborales inimaginables con respecto a sus jefes o a otro tipo de

trabajadores que no tienen ningún tipo de discapacidad. Tienen incluso, creo

,que el convenio aparte, me parece muy discriminatorio ese funcionamiento,

y encima que los organismos estatales lo subvencionen.»

Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los trabajadores de estos Centros Especiales presentan un perfil profesional bajo, ya que normalmente carecen de es­ tudios y resulta muy extraño encontrarse con un empleado que cuente con prepa­ ración universitaria, ya que quienes presentan una mayor cualificación suelen se­ guir vías de inserción laboral ordinarias. Este aspecto puede explicar, en parte, las bajas remuneraciones que se suelen obtener en estos centro. Otro factor a tener en cuenta son las situaciones laborales que presentan ciertas «irregularidades», a las que se suele llegar mediante un acuerdo entre ambas par­ tes buscando, por parte del lesionado, seguir cobrando la pensión y por parte del empresario, ahorrarse un dinero.

«También es cierto que un alto porcentaje de los que están en Centros Espe­ ciales de Empleo tienen una cualificación media-baja, con estudios superio­ res o gente cualificada pocos encontrarás. O gente con un tipo de pensión

que... porque también hay muchos de ésos, con un tipo de pensión incom­ patible con trabajo remunerado, pero como es menor lo que le van a pagar

que su pensión, pues es compatible, están a cambalaches de esos, o están

dos horas al día o cinco horas a la semana, que también he conocido, y se

junta con el sueldito, la pensión y lo otro por el otro lado.»

Pero el trabajo, como ya se ha apuntado, no constituye sólo una fuente de ingresos, sino que también presenta una gran importancia para el lesionado en el aspecto psicológico. En la mayor parte de las ocasiones se entiende como una forma de normalizar la vida, constituyendo una pieza clave en la integración e independen­ cia del accidentado grave.

«La colocación fue... Aunque gana muy poco y está protestando de lo que

gana, en un principio fue muy importante colocarse porque salía ya, era más

independiente.»

Los accidentados deben enfrentarse también al hándicap de la imagen y de los estereotipos creados en torno a la figura de los discapacitados. En el primero de los casos se da con más frecuencia en empresas que mantienen una relación más

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o menos estrecha con los clientes o usuarios, es decir, las inscritas en el sector servicios.

«No, primero me dijeron que no daba la imagen que tenía que dar un moni­ tor de natación; que los niños se podían asustar viendo la pierna y tal; pero generalmente el problema es de los padres, de los adultos y de los coordina­ dores; un niño no tiene ningún problema.»

En el segundo, todavía prima en el empresariado la percepción de que una perso­ na discapacitada sólo puede desarrollar trabajos en parcelas muy limitadas de la actividad laboral y, curiosamente, no en las que se realizan en su empresa. En este sentido, cuando el acceso al mercado laboral se produce a través de los cauces normalizados, el empresario no suele estar preparado para atender, en sus procesos de selección, la oferta que pueda provenir de una persona discapacitada, por lo que dichos procesos se acaban centrando en los hándicaps del candidato al puesto de trabajo, eclipsando las habilidades o aptitudes que pueda presentar para acceder al mismo.

«Tú vas a buscar un trabajo y en un momento dado, te pregunta: ¿tienes al­ guna enfermedad que quieras que sepamos, o que tengamos que saber, algún tipo de baja, de minusvalía, algún problema físico, algo?; y ¿qué le vas a ha­ cer?, pues les tienes que decir que sí, que tengo una baja. ¿Pues qué baja tie­ nes tú, que no se te nota nada?; pues yo tuve un daño cerebral adquirido... Y a partir de ahí se pone con la calculadora... “ay, éste; a ver si va a venir aquí algún día, y nos va a hacer esto, y nos va a hacer esto otro”... No sé qué es lo que les pasa a los empresarios; pero en cuanto les dices que has tenido un daño cerebral, se retrotraen un poquito.» «La ONCE tiene un departamento entero de integración laboral para in­ tentar buscar nuevos puestos de trabajo y fomentar la integración de per­ sonas ciegas en empresas externas a la ONCE, pero no es fácil. Nos en­ contramos en situaciones con gente con muy buenos currículum en las ca­ rreras, que les llaman para trabajar, pero cuando se dan cuenta que son ciegos cogen a lo mejor a uno con un currículum peor, porque el empre­ sario tiene miedo.»

A todas estas dificultades, se añade el miedo a que los lesionados presenten un ab­ sentismo laboral superior a la media. Esta actitud se entiende y disculpa incluso desde el ámbito familiar cercano a la víctima, ya que resulta patente que muchas de ellas siguen un proceso de rehabilitación muy dilatado en el tiempo y/o necesi­ tan acudir a revisiones con cierta periodicidad, etc.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Desde esta perspectiva, el empresariado privado no tiene por qué asumir los gastos derivados del mayor absentismo laboral de sus trabajadores discapacitados.

«Y a las empresas yo pienso que les da un poco de miedo coger a personas

como éstas. El empresario está para ganar y si pone a una persona de estas

que un día tiene que ir al médico, a lo mejor lo tienen que ingresar para ha­ cerle..., como a mi hijo le han ingresado tantas veces.»

Este obstáculo lleva consigo, en muchas ocasiones, la imposibilidad de volver a la actividad laboral anterior o iniciar una nueva actividad, por mucho que, desde una perspectiva operativa, la lesión no dificulte el desempeño del puesto. En general, se ha percibido un importante problema de desinformación al respecto de la posibilidad de cobrar una pensión contributiva, trabajar o solicitar trabajo en el INEM y perder la pensión. El esfuerzo, tanto por parte de instituciones públicas como de entidades privadas, destinado a solventar estas lagunas, facilitaría el acceso de este tipo de lesionados por accidente de tráfico a un mercado laboral cerrado y escaso en ofertas de tra­ bajo.

«Yo a lo que le tengo un miedo atroz, es como dice Juan Carlos: hay que

apuntarse al paro; digo: eh, cuidado, al paro, sí, pero a mí, mi pensión que

ni me la toquen.»

La desmotivación del propio discapacitado es un factor importante a la hora de analizar la posible inserción laboral, ya que ésta puede influir en su falta de volun­ tad ante la realización de ciertos esfuerzos en el trabajo. Este aspecto también puede formar parte de las repercusiones psicológicas o com­ portamentales que suele conllevar la lesión, algunas de ellas derivadas de actitudes negativas como la sobreprotección familiar y otras motivadas por circunstancias de aislamiento, etc.

«Ahora, el discapacitado que, bueno, que se cansa porque son muchas ho­ ras, y uf!, qué aburrido es esto de estar grabando datos y atendiendo una lla­ mada, cuándo me vuelvo, es que esto ya... en el fondo son situaciones per­ sonales en que hay falta de ganas, de ilusión, de motivación.»

En el caso de los lesionados sensoriales, también se presenta una crítica a la ONCE, ya que parece buscar perfil de trabajador un poco elitista, en el sentido de que, aun

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presentando una lesión importante, ésta represente el menor impedimento posible en la práctica. Es decir, se buscan personas que sepan desenvolverse perfectamente en la vida dia­ ria, autónomas y con recursos de todo tipo, incluidos los referentes a la formación previa al acceso al puesto de trabajo.

«La ONCE tiene una bolsa de trabajo, FUNDOSA, y todos los que buscan son gente con recursos, que sepan moverse, sepan hacérselo todo ellos, como también he pasado por el centro y hay muchas cosas que no las sé ha­ cer..., y segundo, con un nivel de estudios y de algo a lo que agarrarse.»

De entre todos los accidentados graves, son los lesionados cerebrales quienes en­ cuentran mayores dificultades de acceso al mercado laboral, no sólo normalizado, sino también protegido, ya que las características cognitivas y actitudinales que suelen presentar resultan incompatibles con gran parte de los trabajos existentes.

«Y luego qué, vamos a suponer que consiguiera sacar el curso. Si eres una persona normal vas a pedir trabajo y no lo hay para ti, ¿cómo se lo van a dar a David? Tú quieres una persona espabilada, que te solucione, que no sea tonto y que te lo lleve bien. Tendrías que meter a dos personas como David para que te sacasen el trabajo de una normal.»

En el caso de los lesionados cerebrales, no parecen existir centros de trabajo espe­ cíficos para este tipo de patología. Un lesionado cerebral no se debe equiparar a un discapacitado psíquico, ya que no presentan similares patologías. El TCE no presenta un retraso mental, sino falta de memoria, de orientación, con­ centración y capacidad de atención, por lo que su inclusión en este grupo puede llegar a provocar graves daños. En el caso de los amputados de extremidades inferiores, la falta de adaptación de la prótesis, que puede provocar no sólo dolor y constantes heridas en el muñón, sino tam­ bién problemas de columna, puede desembocar en cierta inestabilidad en todos los ámbitos de la vida, que también se ve reflejada en su capacidad de integración laboral. «La prótesis, como no me funcionaba, como no estaba normalizado, todos los palos de ciego que iba dando de trabajo en trabajo, teniéndolos que de­ jar por la prótesis, esto sí que fue un verdadero problema. Y la seguridad que encontré al funcionar la prótesis me fue ayudando a estabilizarme, a tranqui­ lizarme, a estar más en la tierra, sin tanta angustia salvaje.»

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La formación La formación es reconocida en la actualidad como un instrumento vital para incre­ mentar las posibilidades de entrar y mantenerse en puestos de trabajo. La evolución en los conocimientos y en los instrumentos utilizados para el desempeño de pues­ tos de trabajo, hace necesario un constante y continuo reciclaje y adaptación a los nuevos procesos y demandas laborales. Si bien la aseveración hecha anteriormente es válida para toda la población, mucho más parece ser para aquellas personas que, a causa de las lesiones re­ gistradas por un accidente de circulación, deben empezar un nuevo camino labo­ ral y, en muchos casos, depender de instrumentos adaptados para poder desem­ peñarlo. Desde esta perspectiva, el camino de la reinserción laboral debe iniciarse me­ diante procesos formativos. Esta vía resulta necesaria tanto para los accidentados que poseían una vida laboral anterior y cuyas lesiones les impiden volver a su an­ tigua actividad, como para aquellos que todavía no habían iniciado su carrera pro­ fesional. En el primero de los casos, destacan los trabajadores manuales y con baja cualifi­ cación, colectivo que suele tener graves problemas en su intento de volver al mun­ do laboral, ya que los esfuerzos físicos les suelen quedar vetados. «El maldito problema que yo tengo es que el trabajo que hacía antes, no lo

puedo hacer ahora; necesito formación para cualquier otro tipo de trabajo.

Pero no por ser minusválida, quiero decir, sí que está claro que no podré ha­ cer muchos trabajos; pero si no puedo hacer un trabajo de oficina es porque

no estoy formada para ello. Pero no porque sea minusválida ni porque no lo

sea.»

Respecto al segundo, generalmente jóvenes con procesos formativos incompletos en el momento del accidente, la falta de conocimiento del mundo laboral, unido a la lesión derivada del siniestro, complican su acceso al trabajo. Pero aquellos que ya cuentan con formación y quieren reciclarse mediante vías normalizadas se van a encontrar con que la mayoría de los centros de formación no están adaptados a sus limitaciones, por lo que se ven abocados a acudir casi siempre a cursos dirigidos especialmente a minusválidos en los que no siempre se consigue un nivel de conocimientos suficientemente satisfactorio para quienes cuentan con una base sólida.

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«Quise hacer cursos de reciclaje, en el INEM, como no eran accesibles no los podía hacer. Yo ahora mismo estoy trabajando y sabes que para los traba­ jadores hay formación continua y reciclaje, yo llevo todo el tema de nóminas y es un tipo de trabajo que cada año la legislación va cambiando, los tipos de contratos y todo eso, te tienes que reciclar, pero no puedo acceder a nin­ gún curso porque los sindicatos, cuando los hacen, es en un quinto piso, el otro no puedo acceder, entonces a base de lectura me tengo que ir reciclan­ do, no puedo acceder a un reciclaje normalizado, eso es un verdadero pro­ blema. Por eso creo que las barreras es el mayor problema que te encuentras para hacer una vida normalizada.» «El IMSERSO organizaba cursos para disminuidos en Burgos, eran todos ridí­ culos; el último era de joyería; íbamos avanzando muy bien, había un profe­ sor joyero que nos iba enseñando muy bien; pero hubo una reunión entre los joyeros y bajó de nivel; acabamos sabiendo nada: trabajar mínimamente la plata, pero tan mínimamente que no servía para nada el curso, no podías en­ trar ni de ayudante de joyería. Luego hice otro de administrativo, creo. Para entrar a oposiciones. No siento que sirvieran para nada.» No parecen evidenciarse problemas en cuanto a escasez de oferta formativa; muy al contrario, se constata que la formación abunda, tanto la que parte de las asocia­ ciones como la que responde a la iniciativa de las instituciones públicas. Pero la percepción es que toda esta oferta formativa no tiene un reflejo directo en la creación o el acceso al mercado de trabajo. En estas condiciones, se dan casos de «cursillitis», accidentados que inician una larga carrera de cursos sin llegar nun­ ca a reinsertarse en el mercado laboral. En este sentido, la formación es considerada como un proceso importante, no sólo por los posibles conocimientos que pueden llegar a permitir la inserción laboral y social de los lesionados de tráfico, sino porque, en la actualidad, se ha convertido en una de las escasas vías que existen para facilitar el descanso de sus familiares y que los accidentados se independicen psicológicamente de sus hogares gracias a lo que supone la persecución de objetivos, la relación con los compañeros de clase y los formadores, etc. Un caso específico es el que atañe a los afectados que han sufrido TCE, para los que no existe una formación adaptada a las lesiones cognitivas que padecen, por lo que su capacidad de aprovechamiento de estos cursos se ve muy reducida. De hecho, dicha formación debería ser impartida por profesionales con conocimientos específicos al respecto y mediante la aplicación de una metodología determinada.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

3.6. La protección social y sus deficiencias estructurales

)

Este último capítulo tiene como objetivo describir las necesidades sociosanitarias que demandan los graves lesionados en accidentes de tráfico y que actualmente no se hayan cubiertas por los servicios públicos o privados. Guiada por este objetivo se realizará una exposición que busca seguir un hilo conductor de carácter crono­ lógico, a través del cual se irán descubriendo las deficiencias estructurales que han ido encontrando los accidentados y sus familias o seres cercanos en el proceso de hospitalización, rehabilitación y normalización de la vida. Las carencias y déficits detectados en los sectores público y privado se hallarán re­ partidos en los diversos ámbitos que conforman las necesidades y experiencia del

lesionado: el sanitario, el jurídico, el económico y el social.

En cada uno de estos apartados se combinará el análisis de la protección pública

existente con el recurso a servicios privados o a los que ofrecen la red de asocia­ ciones de afectados, con la intención de descubrir las lagunas que ninguno de es­ tos sistemas llega a cubrir.

3.6.1. Las carencias y déficits detectados en las instituciones

y servicios públicos y privados

La asistencia sanitaria El discurso sobre las carencias del sistema sanitario varía radicalmente cuando opi­ nan los lesionados físicos o los cerebrales. Asimismo, dentro de los lesionados físi­ cos cabe destacar que son los medulares, aquellos cuya relación con el sistema

hospitalario es más intensa y larga, los que llevan a cabo una exposición más com­ pleja sobre los posibles déficits.

En concreto, para los lesionados medulares, las deficiencias en la asistencia sanita­ ria se centrarían en el período de rehabilitación. Mientras el internamiento en las

Unidades de Cuidados Intensivos y el tratamiento en planta es valorado en general

positivamente, es en la etapa en la que deben adquirir las habilidades y destrezas

necesarias para lograr el mayor grado de autonomía posible cuando consideran que

no se está llevando a cabo de forma satisfactoria la plena recuperación del indivi­ duo lesionado.

Consideran que en numerosos centros o unidades especializadas la terapia ocupa­ cional es deficiente, a pesar de que se haya visto muy desarrollada en los últimos

años. Esta carencia estaría causada no tanto por el tiempo empleado en la rehabi­ litación (muchas veces no se considera suficiente) sino por la falta de competencia

e interés demostrado por algunos profesionales.

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En este sentido, también se han recogido críticas a la masificación de los servicios de rehabilitación hospitalarios en traumatología y a la falta de personal necesario para atender adecuadamente a los lesionados. Esto puede provocar rehabilitaciones incom­ pletas, que en el caso de los amputados pueden llegar a generar graves problemas en los muñones, lo que a la larga puede significar la imposibilidad de llevar una prótesis.

«Lo que pasa es que siempre hay demasiada gente: hay tres fisios y cincuen­ ta personas esperando. Entonces, el tiempo que les dedican es poco; y un muñón mal rehabilitado, es más difícil poner una prótesis.»

Una vez fuera de hospital, muchos lesionados físicos, especialmente los medulares, han denunciado la falta de un servicio de mantenimiento que ayude al accidenta­ do a conservarse en un buen estado físico, lo que podría reducir los riesgos de po­ sibles problemas de salud, así como de un más estrecho seguimiento de la evolu­ ción del lesionado por parte del equipo médico.

«No entiendo cómo la Seguridad Social no crea un sistema de... creo que está mal llamado rehabilitación, pero sí, de gimnasia de mantenimiento para lesionados medulares, porque, a la larga es menos problemas que van a te­ ner de atender.» «Tienes que tener un contacto vital médico-paciente, debido a los riesgos como infecciones de orina, de riñón, descalcificación ósea fuerte, retención de orina... Pero eso necesariamente no tiene que ser una revisión, no necesa­ riamente tiene que darte una cita hoy para el año que viene. Tú qué sabes cómo vas a estar el año que viene; eso es lo que encuentro yo improcedente.»

El caso de los lesionados cerebrales es muy distinto. Los familiares han llevado a cabo fuertes críticas respecto a la atención y servicios que reciben los internos. Si se empieza por el ingreso del accidentado en la Unidad de Cuidados Intensivos, és­ tos han detectado tanto la falta de una información veraz sobre el estado del lesio­ nado como, en ocasiones, la ausencia de cuidados adecuados. Los familiares de traumatismos craneoencefálicos consideran que la falta de cono­ cimientos médicos sobre el cerebro lleva a los profesionales sanitarios a establecer diagnósticos erróneos, en los que se suele predecir el próximo fallecimiento del ac­ cidentado, que se verían desmentidos por la posterior evolución del lesionado. «Los médicos necesitan formarse, y eso es una demanda que hay que hacer, es decir, habrán avanzado mucho en salvarle la vida a una persona, pero de qué te sirve salvarle la vida a una persona si lo vas a dejar en un rincón.»

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Estos diagnósticos incorrectos causan no sólo un fuerte impacto psicológico sobre la persona cercana, sino que también repercuten en la falta de cuidados apropia­ dos que se dispensan al interno. Asimismo, durante la etapa en que el accidentado permanece en estado de coma o inconsciencia, no se llevan a cabo los cuidados fisioterapéuticos que serían re­ comendables en este tipo de lesionados, lo que genera pérdida de masa muscular y atrofia de las articulaciones. Una vez superado el coma, los lesionados cerebrales no reciben en la sanidad pú­ blica la necesaria rehabilitación neuronal. El tratamiento rehabilitador se limita en los hospitales de la red de asistencia publica a la recuperación física, lo que supone una gran laguna en los servicios a la población. A esto hay que añadir que los lesionados cerebrales, debido a las limitaciones que impone el daño cognitivo, no son capaces de entender y llevar a cabo las instrucciones que les comunican los rehabilitadores, lo que en ocasiones provoca su exclusión de las terapias de recuperación físicas. Teniendo en cuenta que cada vez es mayor el número de politraumatismos, entre los que se pueden presentar lesiones cerebrales y físicas como las medulares, la fal­ ta de un tratamiento en el que se contemple tanto las dificultades neurológicas como físicas supone la marginación de un creciente número de accidentados. Las familias de los lesionados cerebrales critican que la concesión del alta hospita­ laria a los afectados se produzca en el momento en que los profesionales sanitarios observan que el accidentado ha entrado en una etapa de estabilización, lo que no significa recuperación. Estos usuarios reclaman la responsabilidad que tiene la sanidad pública de atender a personas que no están en el pleno uso de sus facultades y para las que todavía queda un largo camino que recorrer. Al dar de alta al lesionado los servicios sani­ tarios están desviando el problema a las familias, lo que representa una falta de protección pública.

«Asistencia profesional total, dentro, fuera del centro hospitalario hasta que

se estabilice la persona: si se necesita un año, o dos años, hay personas que

lo consiguen en un año, hay personas que lo consiguen en nueve. Después,

con relación entre los centros hospitalarios y la familia, hasta la total estabi­ lización de la persona afectada, asistencia psicológica a la familia, que es la

que lo tiene que soportar.»

La falta de servicios sanitarios para este tipo de lesiones se refleja también en la inexistencia de centros especializados públicos donde el afectado pueda llevar a cabo un tratamiento rehabilitador.

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«Tenía que haber un centro donde hubiera todo, todo lo que mi hijo necesi­ ta, quien dice mi hijo, todos los que tenemos el problema como el que ten­ go yo, es decir si hay un centro donde hay logopedas, una piscina para nata­ ción es decir, hay todo lo que un enfermo como éste necesita.» Todas estas deficiencias provocan en los familiares de los lesionados craneoencefá­ licos la necesidad de dirigirse a los servicios privados, ya sea a través de profesio­ nales o de centros hospitalarios. Los escasos centros privados que se han detallado no siempre resultan accesibles para la familia del accidentado, sobre todo si no ha obtenido indemnización algu­ na por las lesiones sufridas en el accidente.

«Necesitamos un centro porque los hay, porque yo sé que los hay, en Mondragón hay uno buenísimo para mi hijo, y quien dice para mi hijo para una gran mayoría de personas que hay aquí, pero te cuesta un millón de pesetas al mes, ¿cómo puedes pagar eso?, es que no hay derecho.»

También en estos lesionados se ha observado el recurso cada vez mayor a las aso­ ciaciones de afectados. Éstas les ofrecen los servicios de logopedas, rehabilitadores y demás personal profesional necesario, y la atención y asesoramiento que no les brinda la sanidad pública, así como apoyo psicológico a los familiares. Dentro de la protección sanitaria se encontrarían las ayudas técnicas y ortopro­ tésicas destinadas a los minusválidos físicos, que se consideran de todo punto insuficientes. Se denuncian los continuos recortes en el catálogo de prestaciones técnicas que ofrece la sanidad pública, lo que supone no sólo menos variedad entre la que elegir, sino también un equipamiento anticuado que no refleja los avances llevados a cabo en beneficio de la comodidad y adaptabilidad del le­ sionado. Un ejemplo lo constituyen las sillas de ruedas: las que se contemplan en el catálo­ go de prestaciones son grandes y pesadas, lo que dificulta la movilidad e indepen­ dencia del lesionado, por lo que tendrá que llevar a cabo un fuerte gasto econó­ mico si quiere acceder a una herramienta más moderna y funcional. Algunos amputados han señalado la manipulación de que son objeto a la hora de elegir la ortopedia que llevará a cabo su prótesis. Estos lesionados consideran que en ocasiones existe una complicidad entre el personal rehabilitador y las empresas ortopédicas, lo que lleva a los profesionales sanitarios a no transmitirles de forma clara información sobre el derecho de libre elección de ortopedia y sobre las múl­ tiples posibilidades que se presentan ante el amputado.

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Los amputados de algunas Comunidades Autónomas han criticado un sistema por el que se ven obligados a desembolsar personalmente el pago de la prótesis para luego, mediante justificante, recibir el importe del sistema público de prestaciones sanitarias. Éstos consideran que el lesionado no debería verse en la obligación de realizar esta inversión a priori para acceder a la prótesis.

«Que tú tengas que adelantar el dinero no me parece bien, y más cuando en otras Comunidades Autónomas no se hace y se demuestra que funciona. Y funciona mejor.»

A modo de resumen, en el cuadro siguiente se recogen de forma sucinta las prin­ cipales carencias y déficits expresados por los afectados y su familiares acerca de los aspectos relacionados con la atención sanitaria recibida.

CUADRO N.º 45 P R I N C I PA L E S CA R E N C I A S Y D É F I C I T S D E T E C TA D O S E N L A A S I S ­ T E N C I A S A N I TA R I A LESIONADOS FÍSICOS ✓ Terapia ocupacional deficiente. ✓ Masificación de los servicios de rehabilitación y falta de personal necesario para atender adecuadamente a los lesionados. ✓ Falta de un servicio de mantenimiento que ayude al accidentado a conservarse en un buen estado físico. ✓ Escasa accesibilidad de la mayor parte de los hospitales privados y un amplio número de los públicos. ✓ Escasez de ayudas técnicas y ortoprotésicas. Catálogo de equipamiento anticuado. LESIONADOS CEREBRALES ✓ Falta de información veraz sobre el estado del lesionado. ✓ Inadecuación en los cuidados dispensados. ✓ Falta de conocimientos de los profesionales sanitarios que conducen a diagnósticos erróneos. ✓ Inexistencia en la sanidad pública de rehabilitación neuronal. ✓ Ausencia de un tratamiento integral conjunto de lesiones neurológicas y físicas. ✓ Concesión del alta hospitalaria cuando entran en una etapa de estabilización, lo que no sig­ nifica recuperación. ✓ Dejación de funciones de atención a las familias y/o a las asociaciones de afectados.

La protección jurídica En general, no se percibe la protección jurídica como un servicio que debería in­ cluirse en la red de atención pública, a pesar de constituir uno de los elementos a

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los que en numerosas ocasiones tendrá que hacer frente la persona que se ha visto envuelta en un accidente de circulación. Los trámites legales que deben llevarse a cabo con el objeto de cobrar una indem­ nización o el seguro de un coche son procesos que se enfrentan de forma indivi­ dual, recurriendo a los servicios privados de un abogado, lo que puede suponer un nuevo gasto para el afectado o su unidad familiar. Únicamente algunos lesionados han reclamado la falta de un asesoramiento espe­ cializado que ayude al accidentado a hacer frente al proceso jurídico en que se verá envuelto. Este sería un servicio equiparable con el de los profesionales sanita­ rios y se encontraría en el mismo centro sanitario.

«En el mismo hospital, igual que hay psicólogo, fisioterapeuta, terapia ocu­ pacional..., debería haber alguien que asesorara jurídicamente.»

El desconocimiento general mostrado por los accidentados y sus familiares respecto al funcionamiento de los seguros de los automóviles se ve raras veces roto por una crítica a la cobertura que actualmente existe para los lesionados a causa de siniestros de tráfico. Cuando ésta se produce, se dirige a señalar la ausencia de una evaluación real de las necesidades que llega a generar el daño causado por el accidente, lo que se verá reflejado en una insuficiente cobertura.

«Respecto al tema de los seguros, no están mentalizados de este tipo de le­ siones, ni les cubre las necesidades; a lo mejor ellos cubren un año de reha­ bilitación, cuando estas personas necesitan años; yo he leído por ahí casos de países que cuando se paga el seguro del coche, por ejemplo, ya una parte va destinada a los gastos de rehabilitación.»

La protección económica Los ingresos económicos que establece el sistema público de protección social a lesionados graves, a través de las pensiones, se consideran insuficientes. Dentro de las llamadas pensiones contributivas, los accidentados que han cotizado durante una larga vida laboral reciben una cuantía que podrá permitirles sufragar los gastos diarios; no ocurre lo mismo con aquellos que cuya vida laboral es escasa o no han trabajado nunca, es decir, los jóvenes. Los lesionados y sus familiares han señalado que el cobro de pensiones contributi­ vas bajas y el establecimiento de pensiones no contributivas para aquellos que no

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

llevaron a cabo actividades económicas con anterioridad al siniestro, coloca a este segmento de los accidentados, población mayormente afectada por los siniestros en carretera, en una situación de indefensión y desprotección económica. A esto hay que sumar que las pensiones no contributivas son incompatibles con la realización de un trabajo remunerado y por sí solas no resultan suficientes para lle­ var a cabo un proyecto de vida independiente. Esto supone que muchos jóvenes le­ sionados graves cuyas secuelas les invalidan para la vida laboral se vean abocados a la dependencia indefinida de su entorno familiar. Aquellos que reciben pensiones contributivas han realizado críticas a la normativa existente que les impone la prohibición de llevar a cabo a actividades económicas en el mismo sector en el que desarrollaban su actividad productiva antes del si­ niestro si quieren conservar esta prestación. Consideran que eso les obliga a llevar a cabo un nuevo proceso formativo, en lugar de poder aprovechar los conocimien­ tos y habilidades ya adquiridas. Asimismo, los lesionados que se benefician del cobro de las pensiones contributi­ vas indican la falta de claridad en la normativa que establece la posibilidad de al­ ternar períodos de trabajo remunerado, en los que se suspendería la recepción de la pensión, con la recuperación de esta prestación en el momento en que la activi­ dad remunerada tocase a su fin. Esta desinformación produce temor en el lesiona­ do y puede llegar a disuadirle de intentar su inserción en el mercado laboral. También se ha criticado la falta de ayudas económicas destinadas a llevar a cabo adaptaciones del hogar u otros gastos derivados de la lesión, como son el transpor­ te en los lesionados medulares, para los que no existiría una cobertura pública su­ ficiente.

CUADRO N.º 46 P R I N C I PA L E S CA R E N C I A S Y D É F I C I T S D E T E C TA D O S E N L A P R O ­ T E C C I Ó N E C O N Ó M I CA ✓ Terapia ocupacional deficiente. ✓ Bajas pensiones no contributivas que dejan, fundamentalmente a los jóvenes, altamente desprotegidos. ✓ Incompatibilidad de las pensiones no contributivas con la realización de un trabajo remunerado. ✓ Falta de claridad e información en las condiciones para alternar períodos de trabajo remunerado y recuperar la pensión una vez finalizado el mismo. ✓ Falta de ayudas económicas para adaptar el hogar.

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En este punto, el haber recibido una buena indemnización puede suponer una gran ayuda para los accidentados, ya que con ella se podrán realizar las inversiones ne­ cesarias para cubrir las necesidades del accidentado: gastos cotidianos que permitan la manutención del lesionado y su entorno cuando de él dependen otros miembros de la familia, compra de una casa adaptada, pago de profesionales privados, etc.

La protección social Dentro de los servicios de protección social de la red pública, la crítica más repetida es la falta de información, aspecto que parece común a todos los ámbitos expuestos. Los lesionados y sus familiares consideran que esta desinformación se inicia en el hospital y continúa cuando el accidentado vuelve a casa. En los centros sanitarios, los lesionados afirman no recibir información, tanto acerca de las secuelas físicas y psicológicas que tendrá la lesión en el accidentado, como de los posibles servicios sanitarios y sociales públicos y privados que están a su disposición. Los afectados señalan que la desinformación puede llegar a afectar tanto al cono­ cimiento de la existencia de la red pública de centros de atención, formación y re­ cuperación para minusválidos, como a las alternativas existentes para cambiar de domicilio cuando éste se hace inaccesible, o a la posibilidad de solicitar ayudas económicas o el papeleo necesario para recibirlas. Indican la conveniencia/necesidad de que se llevasen a cabo, desde el hospital, los necesarios esfuerzos para que el lesionado y sus familiares puedan acceder al co­ nocimiento de todos los servicios que pueden beneficiarles en su inserción y nor­ malización vital tras el abandono del centro sanitario.

«Yo creo que tendría que haber una persona allí, aparte de un psicólogo, un sexólogo, una persona que te orientase en todo: mira, tienes una asociación aquí, una coordinadora allá, tienes que hacer esto, tienes que hacer lo otro. Que te abriera un abanico de posibilidades. Eso para mí, debería ser funda­ mental.»

Esta ausencia de asesoramiento y orientación adecuados parece deberse a la falta de suficientes recursos profesionales en los centros hospitalarios, lo que se refleja­ ría en la imposibilidad de facilitar la presencia e información adecuada por parte de los trabajadores sociales. Se ha señalado, asimismo, que la ausencia de información se produce también en las ocasiones en las que el accidentado lleva a cabo su contacto periódico con el servicio de atención sanitario a través de las revisiones médicas.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«En las revisiones anuales, podrían informar de cómo y dónde podemos ir,

pero se limitan a decirte: ¿cómo estás?, muy bien; pues hasta el año que vie­ ne. Y tampoco es eso. Hay gente que está perdida y se queda en su casa sin

saber qué hacer. No todo el mundo tiene acceso a esa información.»

Este desconocimiento de los recursos existentes no sólo supone una violación del derecho de todo ciudadano a conocer los servicios que le corresponden por ley, sino que puede llegar a provocar secuelas tan graves como el aislamiento del acci­ dentado, especialmente cuando sufre lesiones graves y no cuenta con un respaldo económico que le permita hacer frente de manera privada a los gastos derivados de su lesión. Son las asociaciones las que estarían cubriendo este servicio. En este sentido, los familiares de afectados por traumatismos craneoencefálicos contraponen el trabajo de apoyo e información realizado por las asociaciones con el de una Administra­ ción caracterizada por su falta de presencia.

«La Asociación se ha preocupado de nosotros, de informarnos, de todo, por­ que aparte de que ya tuviera conocimientos en daño cerebral, evidentemen­ te nos ha seguido informando la Asociación, ¿eso no lo puede hacer una Ad­ ministración?, ¿no puede una Administración crear centros específicos en

daño cerebral?»

También se han recogido críticas a cerca del sistema de evaluación de minusvalías. Por un lado, se considera que los criterios para la concesión del certificado de mi­ nusvalía no obedecen a la realidad, están anticuados y deben modernizarse, ajus­ tándose a las lesiones que realmente causan invalidez.

«En este país lo de las minusvalías es una vergüenza. Ves certificados de mi­ nusvalía... gente que es minusválida porque tiene limitada la movilidad en el

codo, gente minusválida porque le han quitado el útero y los ovarios, esa

persona no puede tener hijos pero nada más. Las tablas de valoración del

IMSERSO son una vergüenza, están atrasadísimas, están basadas en unas ta­ blas americanas muy anticuadas y malas.»

En segundo lugar, los baremos tampoco se hayan adaptados a las nuevas lesiones causadas por accidentes de tráfico. Las lesiones neurológicas y los efectos que pro­ ducen sobre el individuo no se encuentran contempladas como causa de minusva­ lías, lo que representa la marginación de estos afectados.

263

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

264

«La seguridad social no tiene contemplado en sus baremos las deficiencias neurológicas, sólo los problemas neurológicos que repercuten en lo físico. Resulta que no contemplan en sus baremos las lesiones neurológicas en el sentido puro y duro; por ejemplo, que esa persona, por su lesión neurológi­ ca no se pueda orientar en la calle y no pueda ir sólo a un sitio. Eso no lo mi­ den, no está contemplado en sus baremos; sólo cuando repercute en lo físi­ co; entonces ellos piensan: pero si la persona puede andar sola, pues anda sola; no consideran una discapacidad el hecho de que esa persona sea inca­ paz de orientarse sola.» Tras la falta de información, la escasez de servicios destinados a los lesionados es la otra gran demanda de los afectados y sus familiares. Se considera que la actual red de centros de atención a lesionados físicos es insuficiente, especialmente para aquellos que se ven imposibilitados a volver a sus hogares. En este sentido se de­ manda la creación de más residencias donde los lesionados puedan acudir una vez reciban el alta en el hospital.

«Debería haber más residencias, es que no está más que ésa y son treinta pla­ zas, entonces quien pilla una no la suelta, además treinta plazas en Madrid. Yo no sé, pero por lo que he oído es el peor sitio para estar parapléjico.»

Otro servicio demandado tanto por los lesionados físicos como cerebrales es el de la creación de una red de Centros de Día a los que puedan acudir los lesionados con graves problemas de normalización e integración. Estos centros permitirían romper con el aislamiento en que viven estos afectados, brindándoles la posibilidad de realizar diferentes actividades de ocio; y supondrían un descanso para muchas familias, lo que beneficiaría la convivencia y calidad de vida de todos ellos.

«Un centro de día, en el cual la gente estuviera desde la mañana hasta la tarde-noche haciendo las actividades que quisiera, gimnasia, porque aquí no hay donde poder hacer absolutamente nada, tener un local apropiado para poder hacer una serie de actividades que ahora mismo pues aquí no se pueden hacer. Por ejemplo, gimnasio, una especie de rehabilitación, que para nosotros es fun­ damental, si no, nosotros nos vamos anquilosando en una silla de ruedas; se podrían hacer charlas, coloquios, una sala de música, una biblioteca.»

La existencia de estos Centros de Día se hace especialmente urgente para los trau­ matismos craneoencefálicos, ya que de esta forma podrían recibir el tratamiento rehabilitador del que carecen en la actualidad.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

Asimismo, sería muy beneficioso para sus familiares, ya que la ausencia de cober­ tura sociosanitaria en estos accidentados y las secuelas que en sus capacidades mentales tienen el accidente conlleva la necesidad de realizar considerables gastos económicos para su atención, así como, desde el aspecto psicológico, un fuerte es­ trés en aquellos que les rodean.

«La mayor laguna que existe ahora mismo para las personas que, como yo,

han sufrido un daño cerebral, por accidente de tráfico, por tumor, por lo que

quieras; para las personas que sufren un daño cerebral, que van a más de una

forma vertiginosa, creo que lo principal que se debería hacer ahora mismo,

es crear un centro de día; para este tipo de personas específicamente; con un

grupo de médicos especializados en este problema.»

En la actualidad, son igualmente las asociaciones de afectados las que están cu­ briendo esta demanda, ofreciendo una amplia gama de actividades a los lesionados (formación, manualidades, gimnasia, terapia ocupacional, ocio, etc.). Pero por lo general, estas entidades, que se nutren de las cuotas de sus miembros y de subvenciones públicas, carecen de suficientes recursos económicos y materiales para establecer una atención diaria e integral. Si uno de los objetivos de los servicios sociales es la plena integración del minus­ válido, la formación se ha transformado en una herramienta destinada a facilitar su inserción laboral. Pero mientras las necesidades formativas de los lesionados físicos parecerían cubiertas con la cada día mayor oferta de cursos, no ocurre lo mismo con los lesionados cerebrales. Éstos se verían una vez más excluidos de los servi­ cios destinados a lesionados, ya que no existen en la actualidad cursos que con­ templen las dificultades de aprendizaje que padecen. Por tanto, únicamente los lesionados cerebrales cuyas secuelas sean leves podrán beneficiarse de la formación existente para minusválidos físicos, pero carecerán de una ayuda y seguimiento adecuado para el tipo de daños que sufren: alteraciones del carácter, pérdida de memoria, incapacidad de concentración, etc. Por su parte, aquellos traumatismos craneoencefálicos más severos permanecerán al margen de estos servicios. «David tiene un golpe en la cabeza, no es como personas que tiene que ir en si­ lla de ruedas, no pueden andar pero la cabeza la tienen bien. Entonces se po­ nen los dos a estudiar en distintos ordenadores pero haciendo lo mismo, éste si

avanza pero le pasa lo siguiente: avanza más que David pero luego tiene que ir

en silla de ruedas; David se vale por sí solo pero va más lento. Él lo intenta pero

le falta alguna terapia, igual que hay para todo, pues eso es lo que le falta.»

265

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

266

La carencia de un sistema formativo en el que se integren los profesionales y co­ nocimientos pedagógicos necesarios para afrontar las dificultades que sufren los traumatismos craneoencefálicos en el aprendizaje supone el primer obstáculo en el camino hacia su integración laboral. Obstáculo que, sumado a la falta de reha­ bilitación adecuada, frena casi toda posibilidad de incorporación al mundo del trabajo. Respecto a la posible integración laboral de los lesionados físicos, se han detecta­ do grandes barreras que dificultan este paso hacia la plena inserción social. En este punto los afectados por accidentes de tráfico se encontrarían con los mismos obs­ táculos que se detectan en el conjunto de minusválidos: • Desconfianza del empresario sobre el rendimiento del minusválido. • Incumplimiento de la normativa existente acerca del derecho al trabajo de los minusválidos y el mantenimiento de cuotas por parte de las empresas, tanto públicas como privadas. • Las barreras arquitectónicas que impiden el acceso a aquellos con dificul­ tades de movilidad, etc. Dentro de las medidas destinadas a fomentar el trabajo de las personas con disca­ pacidad se encontraría la creación y funcionamiento de los Centros Especiales de Empleo (CEE). Llama la atención el desconocimiento por parte de los lesionados de esta alternativa al mercado normalizado: sólo aquellos que han llevado a cabo un proceso de búsqueda de empleo, normalmente los más jóvenes y sin ingresos eco­ nómicos que les permitan vivir, han mencionado los CEE entre los posibles cami­ nos de inserción. Aquellos que los conocen se muestran muy críticos con su funcionamiento. Han señalado la existencia de condiciones de trabajo desfavorables y clara­ mente inferiores a las que se encuentran en el mercado normalizado. Asimismo, estos centros habrían perdido su función de punto intermedio entre la inactivi­ dad y la inserción laboral del minusválido y se habrían constituido en pequeños guetos. Por último, lesionados y familiares han señalado la necesidad de llevar a cabo una exhaustiva eliminación de barreras arquitectónicas que permitan la movilidad de aquellos accidentados que han sufrido secuelas físicas. Este constituiría uno de los mayores déficits detectados, debido a las repercusiones que puede acarrear sobre la consecución de una vida normalizada. No existe hoy en día un real cumplimiento de la legislación sobre supresión de aquellos elementos arquitectónicos que pueden suponer la falta de accesibilidad del lesionado a los espacios y servicios públicos, lo que también conllevaría la marginación del lesionado a actividades laborales, de ocio, etc.

LA VIVENCIA PERSONAL Y FAMILIAR DE LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACCIDENTES...

«Madrid como capital, como ciudad, es malísima, no puedes ir por ningún

sitio, están todas las obras, las papeleras, las baldosas levantadas.»

CUADRO N.º 47 P R I N C I PA L E S CA R E N C I A S Y D É F I C I T S D E T E C TA D O S E N L A P R O ­ TECCIÓN SOCIAL ✓ Ausencia/escasez de información y asesoramiento sobre recursos sociosanitarios y económicos. ✓ Criterios desfasados en la evaluación de las minusvalías: – No contemplan lesiones neurológicas. – Se cuestiona la combinación de economía familiar y grado de invalidez. ✓ Escasez/ineficiencia de medidas orientadas a la inserción laboral: – Centros/Posibilidades de formación. – Pensiones incompatibles con actividad laboral.

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TRATAMIENTO MEDIÁTICO DE LA PROBLEMÁTICA DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD SOBREVENIDA A CAUSA DE LOS ACCIDENTES DE TRÁFICO Introducción 4.1. Las personas con secuelas derivadas de los accidentes de tráfico como material informativo 4.2. Los sujetos de la noticia 4.3. Los contenidos mediáticos

4

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T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

4.

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M AT I CA D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PA C I D A D S O B R E V E N I D A A CAU S A D E L O S AC C I D E N T E S

)

Introducción

)

La opinión pública ha llegado a ser una instancia de enorme peso para determinar la evolución de los acontecimientos sociales y políticos en las democracias desa­ rrolladas, no solamente por medio de su expresión institucionalizada en los proce­ sos electorales, sino también por la creación de un clima o atmósfera ciudadana que puede experimentar variaciones bastante apreciables en períodos de tiempo más o menos cortos. Así como las actitudes y los posicionamientos ideológicos de los ciudadanos son más estables en el tiempo, modificándose de manera pausada, las opiniones, entendidas como juicios provisionales sobre asuntos de los que se posee una información incompleta pero creciente, se elaboran y modifican con re­ lativa rapidez, pues estos juicios son muy sensibles a la aportación de nuevos da­ tos o a la experiencia de nuevas situaciones. En este contexto, y pensando en los efectos o consecuencias, se puede distinguir la opinión pública entendida como «instancia receptiva» o como «instancia crítica». En el primero de los casos predomina el papel pasivo de los ciudadanos que se li­ mitan a reproducir los principios difundidos desde las instituciones y agentes so­ ciales. En el segundo, el papel de los ciudadanos es activo y licita el ejercicio de su poder político. En los últimos años, se ha prestado especial atención, no tanto a la naturaleza o las consecuencias de la opinión pública, sino a su proceso de formación. En este sentido, coexisten perspectivas encontradas sobre el papel y la influencia de los medios de comunicación como modeladores de la opinión, que van des­ de una visión del ciudadano como mero usuario de los medios (y por tanto no sujeto a sus dictados), hasta las ópticas que mantienen que la misma individua­ lidad del ciudadano es un producto de la omnipresencia mediática y su univer­ so simbólico. Entre ambos extremos, se admite generalmente la influencia de los medios de comunicación para establecer la «agenda» (los temas importantes, sobre los que se opina, y los marginales, sobre los que no se opina), así como su poder normativo para marcar los límites de lo socialmente aceptable en tér­ minos de opinión. En otras palabras, no es suficiente con conocer «lo que opina la población» sino también cómo se «forma la opinión», no por un deseo de acumular más precisión sociológica, sino porque en la sociedad actual ambos aspectos se han vuelto ana­ líticamente inseparables.

271

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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Dentro del marco de la investigación desarrollada, el impacto social de los acci­ dentes de tráfico viene derivado de los niveles de exposición de la ocurrencia y consecuencias de la misma. Diversas teorías confirman que el conocimiento de las consecuencias puede ser un elemento de prevención de las mismas. Un ejemplo claro de esta situación, y aun a pesar de las controversias que suscitan, lo constituyen las campañas publicitarias realizadas en los últimos años por la Di­ rección General de Tráfico. En aquellas en las que optaron por campañas publici­ tarias donde se reflejaban con un fuerte dramatismo e impacto visual las conse­ cuencias de los accidentes de tráfico, sus mensajes alcanzaron una gran notoriedad y, si bien es difícil establecer una relación causa-efecto, sí parece que las cifras de siniestralidad descendieron. Dentro del planteamiento integral y dinámico que ha animado la presente investi­ gación, se consideró de interés profundizar en el impacto mediático de los acci­ dentes de tráfico y su influencia en el moldeo de comportamientos de asimilación y prevención que se derivan de los mismos. Los objetivos buscados a través de la misma han sido: • Cuantificar y describir el tratamiento mediático que se da a los accidentes de tráfico y las consecuencias e implicaciones para las víctimas que se derivan de los mismos: alcance, impacto geográfico, ubicación e importancia, etc. • Analizar los modelos de información de las consecuencias y derivaciones de los accidentes de tráfico en las personas accidentadas y su influencia en los niveles de vida de las mismas: contenidos que prevalecen, modelos de tratamiento, conceptos transmitidos, escenarios hipotéticos. El fundamento metodológico del presente informe es un análisis mediático sobre el proceso de rehabilitación de los discapacitados físicos y psíquicos en España du­ rante un período de cinco meses. El recurso utilizado ha sido la metodología DIME (Diagnóstico de la Imagen Me­ diática). Básicamente consiste en la combinación de diversas técnicas de análisis de la comunicación social (análisis semiótico, análisis del discurso y análisis es­ tructural) que alcanza su expresión más formalizada en el diseño y realización de un análisis de contenido sistemático y completo. Este tipo de análisis se aborda desde dos perspectivas: • Una perspectiva cuantitativa: se diseñó una ficha con las variables más im­ portantes consideradas y se registraron con el objeto de su posterior pro­ cesamiento estadístico. • Una perspectiva cualitativa: se realizó un análisis de contenido para ilus­ trar y complementar la información procesada de forma cuantitativa.

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La simultaneidad analítica de ambas perspectivas es el resultado final de este capítulo.

Perspectiva cuantitativa Las características más importantes del proceso metodológico seguido con el son­ deo de prensa escrita son las siguientes: • Universo: censo de todas las noticias de la prensa escrita (periódicos, agencias y revistas) referidas a la rehabilitación física, psicológica o so­ cial de los discapacitados físicos. Sobre la selección se establecieron tres criterios: Se consideró la noticia desde dos perspectivas: ✓ El número de noticias: son todas las noticias aparecidas en la prensa es­ pañola sobre el objeto de estudio considerado, independientemente de que estén repetidas en varios periódicos u otros medios escritos. Esta pers­ pectiva se utilizará en la primera parte del análisis: el proceso de rehabili­ tación y los sujetos de la misma. ✓ El contenido de las noticias: Se ha comprobado que las noticias repetidas tienen la misma estructura, puesto que provienen de agencia, así que para abordar el análisis de contenido en la última parte del informe se consi­ deró a cada noticia como una entidad informativa, registrándola una sola vez y obviando la repetición de la misma. El procedimiento fue seleccio­ nar la información de mayor tamaño con el objeto de tener más material para el análisis de contenido. Se insertaron todas aquellas que hacían mención específica a este colecti­ vo y las que tomaban como referente al conjunto de discapacitados siem­ pre y cuando incorporaran posibles lesiones generadas en accidentes de tráfico, incluidas las lesiones cerebrales. Quedaron excluidas las noticias cuyo tema eran las barreras físicas para el colectivo de los discapacitados físicos, por considerar que se desvía del objeto de estudio de la investigación. • Censo: en el análisis con el número de noticias el censo es de 188 no­ ticias y en el análisis del contenido de las noticias es de 145 informa­ ciones. • Periodo registrado: cinco meses, de diciembre de 1999 a abril de 2000

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

• Soportes de la información: noticias, artículos, crónicas, entrevistas y edi­ toriales de la prensa escrita (diarios, revistas, prensa económica, etc.).

274

• Ámbito geográfico: toda la prensa escrita de ámbito nacional y la más re­ levante de cada Comunidad Autónoma.

Perspectiva cualitativa El análisis cuantitativo se complementa con un análisis de los contenidos de las no­ ticias centrado en tres aspectos: • El carácter de la noticia: se presta atención a aquello de lo que trata, a los objetivos que persigue, al tipo y forma de las demandas y reivindicaciones. • El sujeto de la noticia: se aborda, asimismo, la valoración de los sujetos que participan de los hechos relatados en función del rol que desempeñan en ella. • La proyección de la noticia: se hace una valoración de las noticias de acuerdo con las actitudes que transmiten y el posicionamiento, crítico o no, que toma el periodista respecto al asunto tratado.

4.1. Las personas con secuelas derivadas de los accidentes de tráfico como material informativo 4.1.1. El interés mediático de las personas con secuelas derivadas de los accidentes de tráfico

)

Sondeadas todas las noticias aparecidas en la prensa española durante el período ana­ lizado (diciembre de 1999 a abril de 2000), se puede afirmar que la trayectoria vital de los accidentados de tráfico después del accidente no es motivo de interés informativo. La noticia de mayor seguimiento es el propio accidente: el relato del mismo o el balance conjunto. Prácticamente todos los siniestros de tráfico tienen su referencia en los medios de comunicación locales, regionales o nacionales, bien en el mo­ mento del accidente mismo o como balance global de un período de tiempo regu­ lado (fin de semana, vacaciones, año, etc.). El número de noticias que abordan el recorrido que los accidentados transitan has­ ta conseguir el mayor grado de normalización personal y social es muy poco rele­ vante. El «Después del accidente, ¿qué?» no existe desde el punto de vista mediá­ tico, como lo prueba el hecho de que en el período analizado, que consta de 149 días, sólo se han encontrado siete noticias que tratan este tema: esto representa una media de 1,4 noticias al mes.

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Las siete noticias publicadas abordan tres ámbitos: • La rehabilitación médica y funcional (cuatro noticias): es decir, la fase in­ mediatamente posterior al accidente. • La superación personal (dos noticias): experiencias individuales después del accidente hasta conseguir la normalización. • Los seguros (una noticia): los derechos a seguros por invalidez que cubren el momento del accidente. Más en concreto, las noticias referidas al «después del accidente» más «numero­ sas» están asociadas a una corriente informativa, muy activa en la prensa española, de avances médicos y técnicos. En los casos recogidos, se contemplan experiencias científicas de gran utilidad para la rehabilitación médico-funcional de las discapa­ cidades (siempre físicas) que producen los siniestros de tráfico. Concretamente se informa sobre experimentos realizados en Londres, Bruselas y Madrid (este último financiado por el padre de un accidentado) para la regeneración de la médula y re­ cuperación de la movilidad y motricidad de los parapléjicos. Estas noticias tienen en común el tono optimista y poco evaluativo de los avances científicos: se trans­ mite absoluta confianza en la ciencia para solucionar la discapacidad física de los accidentados aunque no se informa sobre los obstáculos o efectos secundarios de las técnicas utilizadas. Las noticias que se refieren a la superación personal se acercan a las experiencias personales, con nombres y apellidos, de discapacitados físicos que han sabido in­ vertir el trauma inicial y rehabilitarse funcionalmente para conseguir una vida nor­ malizada a pesar de sus deficiencias. La proyección de estas noticias es formativa, pues transmiten el mensaje del ejemplo para la sociedad, del «Más difícil todavía» o de que «Los límites los pones tú». Son noticias que evitan la neutralidad para evocar un tono positivo y optimista acerca de las posibilidades de los discapacita­ dos en la sociedad. Sin embargo, aunque el interés mediático explícito sobre el «después del acciden­ te» es casi inexistente, se observa que sí existe un significativo interés implícito. Lo que ocurre con el colectivo de personas con discapacidad sobrevenida es que no tiene entidad mediática: es decir, su identidad en lo informativo se diluye en el marco de la discapacidad en un contexto general. Desde esta conclusión, y a efectos de la investigación, sólo existe posibilidad de análisis mediático de los accidentados de tráfico tomando como elemento de refe­ rencia el contexto en el que se desenvuelve su trayectoria vital después del sinies­ tro: el de la rehabilitación. El proceso de rehabilitación como el universo donde se desarrolla el «después qué» de los accidentados y que consta de tres fases conse­ cutivas: la física, la psicológica y la social. Así pues, la lógica de lo implícito para abordar a este colectivo ha sido observarlo:

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Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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• En cuanto que persona accidentada: a través de su condición de discapa­ citado (fundamentalmente físico) y, por tanto, • En cuanto que discapacitado físico: a través del proceso de rehabilitación después del accidente que es compartido, en su totalidad o en alguna de sus fases, por todos los discapacitados. Desde esta realidad constatada, el objetivo de análisis es, entonces, poner de ma­ nifiesto, desde una perspectiva mediática, el contexto de rehabilitación física, psí­ quica y social en España en el que se inserta la trayectoria vital de un accidentado de tráfico. En este marco, el análisis se ha centrado en detectar el tratamiento de los procesos y medios que la sociedad pone a disposición de los discapacitados para que éstos alcancen el máximo nivel de desarrollo personal e integración social. Desde una perspectiva operativa, se han diferenciado cuatro fases dentro del pro­ ceso de rehabilitación de una discapacidad sobrevenida: rehabilitación médicofuncional, tratamiento y orientación psicológica, educación general y especial y re­ cuperación profesional.

GRÁFICO N.º 18 PROCESO DE REHABILITACIÓN DE LOS DISCAPACITADOS REHABILITACIÓN MÉDICO-FUNCIONAL

RECUPERACIÓN PROFESIONAL

PROCESO DE REHABILITACIÓN DISCAPACITADOS

TRATAMIENTO Y ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA

EDUCACIÓN GENERAL Y ESPECIAL

Son las informaciones referidas a alguna o algunas de estas cuatro fases las que se han seleccionado en la prensa española, constituyendo, de esta manera, el censo de noticias acerca del contexto de rehabilitación entre los meses de di­ ciembre de 1999 y abril de 2000. Los factores más importantes que se tienen en cuenta son:

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4.1.2. Evaluación y caracterización del tratamiento mediático La intensidad de las noticias que hacen referencia a los procesos de rehabilitación de las personas discapacitadas es baja. En concreto, y tomando como referencia el total de días analizados (149 días) y las noticias censadas en ese período (188 no­ ticias), se concluye que, como promedio, se pública sólo algo más de una noticia diaria (1,26 noticias/día). La producción de noticias ha sido irregular a lo largo de todo el período y parece guardar una relación indirecta con el interés mediático del momento. Así, los me­ ses con más acontecimientos informativos, como diciembre (Navidad) y abril (Se­ mana Santa), son los que menos noticias sobre rehabilitación de discapacitados editan: en torno a 0,5 noticias/día. Por el contrario, los meses en apariencia menos cargados de acontecimientos generales, como enero (1,7 noticias/día) y febrero (2,3 noticias/día), es en los que se observa una mayor concentración de noticias re­ lacionadas con el tema investigado.

GRÁFICO N.º 19 L A E D I C I Ó N S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A B I L I TA C I Ó N D E D I S C A P A C I TA D O S F I S I C O S

1,26

TOTAL PERÍODO

Diciembre

0,5

1,7

Enero

2,3

Febrero 1,3

Marzo

Abril

0,4

Base: 188.

La frecuencia de aparición de las noticias tiene que ver con el volumen de las mismas que se editan. Así, la intensidad informativa más alta corresponde a las noticias que tratan sobre la inserción social de los discapacitados físicos: 4,4 noticias/mes tratan sobre recuperación profesional de las personas con disca­ pacidad.

277

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

278

Las noticias sobre el resto del proceso de rehabilitación son de 1,7 noticias/mes so­ bre educación y sobre rehabilitación médico-funcional, y de 1,0 noticia/mes sobre tratamiento psicológico. Atendiendo a la geografía del interés, la primera conclusión es que el interés me­ diático por estos temas es mayor cuanto más cercano territorialmente se encuentra al lector: los periódicos locales y regionales han editado más de la mitad (57,1%) de estas noticias, mientras que la prensa de ámbito nacional distribuyó el 42,4% de las mismas.

GRÁFICO N.º 20 Á M B I TO G E O G R Á F I C O D E L A S N OT I C I A S E D I TA DA S S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A B I L I TAC I Ó N D E D I S CA PAC I TA D O S F Í S I C O S Prensa local y regional 57,1%

Otras 0,5%

Base: 188.

Prensa nacional 42,4%

Sin embargo, cuando se analiza en función de las fases a las que hace referencia la noticia, la afirmación anterior debe ser matizada. Así, las noticias referidas a la re­ habilitación personal son editadas, en mayor medida, en la prensa nacional: 55,3% de las que tratan sobre rehabilitación médico-funcional y el 63,6% de todas las que tratan sobre tratamiento psicológico. Las noticias sobre rehabilitación social son publicadas, sin embargo, en mayor medida en la prensa local y regional: 64,9% de las noticias sobre educación de discapacitados físicos y el 61,6% de las que tratan sobre recuperación profesional. Las noticias que en España se editan sobre el proceso de rehabilitación de disca­ pacitados tienen una significativa relevancia mediática, puesto que al menos una tercera parte de las publicadas en el período contemplado ocupaban el tamaño de una página completa o más. Además, otro 21,5% fue de media página.

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GRÁFICO N.º 21

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ÁMBITO GEOGRÁFICO DE LAS NOTICIAS EDITADAS SEGÚN LA FASE DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE DISCAPACITADOS FÍSICOS

38,9

Recuperación profesional Educación gral. y especial

61,1 35,1 64,9 55,3

Médico-funcional

42,1 63,6

Tratamiento psicológico

36,4 52,9

Otras

47,1

Nacional Base: 188.

Local/regional

Sin embargo, esta proyección varía en función de la temática de la noticia. De esta manera, las que relataban aspectos de la rehabilitación médico-funcional fueron las de mayor tamaño (el 61,1% ocupaba una página completa o más), circunstancia que parece asociada a que noticiaban fundamentalmente avances científicos en torno a las paraplejías y discapacidades físicas que se consideran de impacto y son tratados de una forma amplia. Las otras fases de rehabilitación son tratadas con un tamaño menor, siendo las re­ feridas al tratamiento psicológico y las de recuperación profesional las menos extensas (sólo el 36,8% y 31,3% ocupaban una página completa o más respectiva­ mente). Por último, y de forma general a los diferentes meses analizados, la prensa diaria es la que se ocupa de distribuir la mayor parte de la información sobre el tema inves­ tigado: al menos tres de cada cuatro noticias son editadas en este tipo de prensa (78,1%). Si además a este porcentaje se incorpora el 10,2% de noticias provenien­ tes de agencias (y que, con más probabilidad, acaban siendo publicadas en prensa diaria), se puede decir que la ventana para asomarse a esta información se en­ cuentra en este medio cotidiano. La prensa económica tiene una distribución pequeña de noticias sobre rehabilita­ ción de discapacitados (8,0%) y, además, muy poco regular en el tiempo. Las re­ vistas y otros tienen porcentajes poco significativos.

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

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GRÁFICO N.º 22 TIPO DE PRENSA QUE INFORMA SOBRE EL PROCESO DE REHA­ B I L I TA C I Ó N D E D I S CA PA C I TA D O S F Í S I C O S

Prensa diaria

78,1

Agencia

10,2

Prensa económica Revista

8,0

2,1

Otros

0,7

Ns/Nc

1,1

Base: 188.

4.2. Los sujetos de la noticia 4.2.1. Los agentes resaltados en la noticia

) Se considera sujetos de la noticia a todas aquellas personas, colectivos, asociacio­ nes, instituciones y empresas que participan, por activa o por pasiva, en los hechos y acontecimientos que fundamentan la información. Los sujetos más importantes que se mueven en el contexto de la rehabilitación de personas accidentadas son: los propios discapacitados, los familiares de éstos, las asociaciones que se ocupan de los dos colectivos anteriores, la Administración (donde se considera también a la Universidad) y la empresa privada. La participa­ ción mediática de cada uno de ellos se refleja en el grafico 23. Los discapacitados, por ser el propio objeto de estudio, están presentes en prácticamente todas las noticias censadas (95,2%). Sin embargo, un elemento destaca de forma contundente en la observación de las noticias seleccionadas: la ausencia total de informaciones referidas a la recuperación de lesionados ce­ rebrales, colectivo con una alta incidencia dentro de las secuelas producidas por los accidentes de tráfico. En este sentido, el interés mediático se centra ex­ clusivamente en los elementos físicos, dejando a un lado todas las referencias a la discapacidad psíquica. En cierta medida, esta situación detectada enlaza con la menor presencia de informaciones referidas al tratamiento psicológico

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

GRÁFICO N.º 23

281

L O S S U J E TO S D E L A N OT I C I A S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A ­ B I L I TA C I Ó N D E D I S CA PA C I TA D O S F Í S I C O S

Discapacitados

95,2

Administración pública

29,3

Asociaciones

25,0

Empresa privada

18,1

10,6

Universidad Familiares

1,1

Base: 188.

de las personas con discapacidad, con apariciones muy por debajo del resto de áreas. Más allá de los propios discapacitados, el segundo sujeto que adquiere un mayor protagonismo es la Administración pública, que aparece como agente activo en el 29,3% de todas las noticias. Si además se contabiliza la Universidad (10,6%) —en cuanto que institución pública— este porcentaje se eleva hasta el 39,9%. La labor programática que desarrolla la Administración en todo el ámbito de las discapaci­ dades, y que se ha incrementado en los últimos años, ha sido, consecuentemente, objeto de mayor producción informativa. De hecho, es el sujeto que tiene una ma­ yor estabilidad informativa. Durante todo el período considerado mantiene prácti­ camente estable, mes a mes, su peso en el conjunto de noticias sobre el proceso de rehabilitación de las personas con discapacidad. Las otras dos figuras que tienen una presencia significativa son las asociaciones (25,0%) y las empresas privadas (18,1%). El primer caso muestra el auge y capaci­ dad asociativa del colectivo de los discapacitados y sus familiares. En el caso de la empresa privada, su presencia viene reforzada fundamentalmente por la ONCE, empresa muy activa informativamente, pero también por la respuesta del sector pri­ vado a la legislación que regula el cupo de discapacitados que deben tener las em­ presas a partir de cierto tamaño. Los grandes ausentes son los familiares, presentes solamente en el 1,1% de las in­ formaciones. Esto, desde una justificación mediática, es debido al peso que la recu­

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

282

peración profesional y la educación tienen sobre el conjunto de las noticias, ya que se trata de ámbitos en los que los familiares no participan como agentes activos, al contrario de lo que ocurre en las primeras fases del proceso de rehabilitación. Así, en la rehabilitación médico-funcional los familiares suben su participación al 2,6% de las noticias y en el tratamiento psicológico hasta el 4,5%. Sin embargo, en los ámbitos de la rehabilitación social (educación y empleo) este agente no participa.

CUADRO N.º 48 L O S S U J E TO S D E L A N OT I C I A S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A ­ B I L I TAC I Ó N D E L A S P E R S O N A S C O N D I S CA PAC I DA D

TOTAL

Médico- Tratamiento funcional psicológico

Educación general y especial

Recuperación profesional

Otras

Discapacitados

95,2

94,7

86,4

86,5

97,8

94,1

Administración pública

29,3

10,5

18,2

29,7

38,7

29,4

Asociaciones

25,0

26,3



13,5

32,3

11,8

Empresa privada

18,1

23,7

22,7

18,9

21,5

11,8

Universidad

10,6

21,1

9,1

27,0

1,1

5,9

1,1

2,6

4,5







Familiares Base: 188.

Sin embargo, este resultado no deja de mostrar una realidad importante e injusta del papel poco gratificante que se asocia a los familiares y entorno doméstico de los accidentados, aun a pesar de, como ha quedado claramente evidenciado en los apartados anteriores, constituyen el auténtico, y en muchos casos único, apoyo y soporte vital con el que cuentan las personas que han sufrido una discapacidad so­ brevenida como puede ser un accidente de circulación.

4.2.2. Valoración de los sujetos La manera que se ha utilizado para valorar a los sujetos que participan en las noti­ cias sobre el proceso de rehabilitación de las personas con discapacidad ha sido evaluando su posicionamiento en los acontecimientos de la noticia. Cuando los he­ chos son reconstruidos mediáticamente, a los sujetos se les asigna un rol que es la imagen con la que se les presenta a la sociedad. Desde esta perspectiva, seguidamente se analiza la imagen asociada a cada uno de los sujetos contemplados en el apartado anterior.

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

Discapacitados El victimismo es el rol más común que se asigna a las personas cuando han sufri­ do un accidente de tráfico. Personas antes capacitadas para una vida normal, cuan­ do se accidentan se convierten en discapacitadas y por lo tanto son víctimas de una tragedia. Cuando los medios de comunicación se adentran en el «Después qué» y relatan aspectos relacionados con el proceso de rehabilitación, dimensionan la no­ ción de víctima desde dos perspectivas: • Víctima de una tragedia personal: es el rol tradicional de víctima, el que está impregnado de la pena por una desgracia personal. El discapacitado in­ merso en una tragedia individual que sólo afecta a sí mismo y a los suyos. • Víctima de una tragedia social: es el rol más reciente de víctima, el que es consecuencia de una tendencia social producida por unas condiciones y un estilo de vida. El discapacitado inmerso en una tragedia colectiva que tiene consecuencias sociales. La primera dimensión de víctima de una tragedia personal no es la habitual en el tratamiento mediático del proceso de rehabilitación de los discapacitados físicos. Sólo en el 8,5% de las noticias donde el sujeto es el discapacitado se le asigna esa condición de víctima de una tragedia personal. Este rol se deriva, en mayor medi­ da, sobre el tratamiento psicológico, de las que tratan otro tipo de noticias y, en menor medida, de la rehabilitación médico-funcional. La condición más asumida mediáticamente para este colectivo es la de víctima de una tragedia social a través del rol de beneficiarios, es decir receptores de progra­ mas, ayudas, actuaciones y avances científicos llevados a cabo por los sujetos ins­ titucionales y privados. Este rol, que aparece en el 91,0% de todas las noticias cen­ sadas, en realidad no apaga la situación de víctimas de las personas con discapa­ cidad, pero marca un ambiente de época en la que se asume que es el resultado de un problema social abierto a cualquier ciudadano y de difícil solución. Es por eso que, además de medidas para evitar que continúe produciéndose, el «Después qué», es decir la normalización social de este colectivo, se ha convertido en tema de interés informativo y, por tanto, de la propia sociedad. En realidad, el discapa­ citado no es un sujeto mediático activo, él aparece como un pasivo receptor de ac­ tuaciones que nacen de su derecho social a la normalización. Derecho social que moviliza a los emisores de medidas desde una actitud de corresponsabilidad más que de paternalismo. El rol tradicional de víctima está muy asociado todavía a la discapacidad de tipo fí­ sico. Así, cuando los sujetos de la noticia aparecen explícitamente como discapa­ citados físicos o parapléjicos (11,8% y 12,5%, respectivamente), en la prensa escri­ ta se les asigna en mayor medida que la media la condición de tragedia personal. Sin embargo, cuando los discapacitados físicos aparecen bajo el paraguas del con­

283

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

284

junto de discapacidades se le asigna en mayor medida la condición de víctima de una tragedia social (92,4%).

CUADRO N.º 49 LA VALORACIÓN DEL DISCAPACITADO EN LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCESO DE REHABILITACIÓN SEGÚN LA FASE DEL MISMO Discapacitados Discapacitados TOTAL

en general

físicos

Parapléjicos

Otros

91,0

92,4

85,3

87,5

100,0

Víctimas

8,5

7,6

11,8

12,5



Culpables

0,5

0,8

2,9





Beneficiarios

Base: 176.

El papel mediático de víctima como tragedia personal proviene fundamentalmente, como ya se comentó anteriormente, de las noticias sobre el tratamiento psicológi­ co (15,8%) y otras noticias anexas a la rehabilitación (25,0%). Además también sur­ gen en mayor medida en la prensa escrita local o regional (9,9%) que en la de ám­ bito nacional (9,4%). El rol asignado del discapacitado como víctima de una tragedia social aparece con más intensidad en las noticias que tratan del la recuperación o inserción profesio­ nal (92,2%) y de la educación y formación (100%), publicadas en la prensa de ám­ bito nacional (93,1%).

CUADRO N.º 50 LA VALORACIÓN DEL DISCAPACITADO EN LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCESO DE REHABILITACIÓN Fase del proceso de rehabilitación Médico- Tratamiento funcional psicológico

Educación gral. y Recuperación especial profesional

Ambito geográfico

Otras

Prensa local y regional

Prensa nacional

Beneficiarios

91,7

89,5

100,0

92,2

75,0

89,1

93,1

Víctimas

5,6

15,8



6,7

25,0

9,9

6,9

Culpables







1,1



1,0



Base: 176.

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

Administración pública

285

Las Administraciones públicas son el segundo sujeto más importante en el conjun­ to de noticias censadas sobre el proceso de rehabilitación de las personas con dis­ capacidad. Los derechos de este colectivo pasan por la sensibilidad y receptividad de la Administración, que es a quien corresponde la responsabilidad de que los dis­ capacitados puedan ponerlos en práctica. Este sujeto mediático adquiere en las noticias los siguientes roles: • Activismo: gestionan el derecho a la normalización del colectivo con pro­ gramas institucionales para los discapacitados.

• Corresponsabilidad: cuidan de que se cumpla el derecho a la normaliza­ ción apoyando las medidas que tienen ese objetivo.

El rol mediático más común de las Administraciones es el de la corresponsabilidad: es el caso del 87,7% de todas las informaciones en las que participa este sujeto. El activismo es un rol más secundario que sólo aparece en el 7,7% de esas noticias.

GRÁFICO N.º 24 VA L O R AC I Ó N D E L A A D M I N I S T R AC I Ó N E N L A S N OT I C I A S S O ­ B R E E L P R O C E S O D E R E H A B I L I TAC I Ó N D E D I S CA PAC I TA D O S

Corresponsable

87,7

Activa

Ineficaz

Paternalista

7,7

4,6

1,5

Base: 55.

Además de estos dos roles principales y de carácter positivo, hay que anotar que también de las Administraciones públicas existen otros dos papeles mediáticos, me­ nos relevantes y de carácter negativo. Se trata de una imagen de ineficacia (4,6%) y de paternalismo (1,5%), que muestran, quizás, el bajo nivel crítico que existe to­

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

286

davía en torno a las actuaciones con los discapacitados. No sería de extrañar que a medida que avance la normalización la mirada crítica desde lo mediático hacia las actuaciones y actitudes de la Administración sea mayor. La crítica hacia las Administraciones públicas en el proceso de rehabilitación de los discapacitados está condicionada por el tamaño de la Administración y por el ám­ bito geográfico de la prensa. En el apartado dedicado a los sujetos de la noticia se concluyó que eran tres las Ad­ ministraciones que participan en lo noticiable dentro del proceso de rehabilitación de los discapacitados físicos: la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento y la Uni­ versidad. Entre ellas existe una relación de mayor o menor cercanía al ciudadano en función de su tamaño: pues bien, a medida que el sujeto administrativo es de menor dimensión (Universidad), en mayor medida tienen roles mediáticos positivos (corresponsabilidad y activismo), mientras que según se incrementa la dimensión de la Administración (Comunidad Autónoma) más se le adscriben roles negativos (ineficacia y paternalismo).

Asociaciones Las asociaciones de discapacitados físicos o de familiares de los mismos son un ins­ trumento muy importante para la inserción social de este colectivo. Ellos son el ca­ nal para demandar y ejercer el derecho social a la normalización. Desde el punto de vista mediático, estas asociaciones son posicionadas en los mismo roles que la Administración pública: • Activismo: ejercen el derecho a la normalización del colectivo llevando a cabo actuaciones para las personas discapacitadas que mejoran su rehabi­ litación y calidad de vida. • Corresponsabilidad: demandan el derecho a la normalización reivindicán­ dolo y apoyando las medidas para alcanzar aquélla. Como la mayor parte de las asociaciones que aparecen en las noticias censadas han nacido para luchar por mejorar las condiciones de vida de los discapacita­ dos físicos, la actualidad de las mismas está dominada por roles activos, funda­ mentados en la corresponsabilidad (63,4%) y el activismo (36,6%). Este sujeto es presentado de manera emprendedora y dinámica, poniendo en práctica alguna actuación dirigida a la rehabilitación de sus asociados o discapacitados físicos en general. La valoración de las asociaciones en su rol de corresponsable ocurre, en mayor me­ dida, en las noticias sobre rehabilitación médico-funcional y sobre recuperación profesional. La dimensión activista de las asociaciones adquiere una mayor proyec­

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

ción mediática en las noticias sobre educación general y especial. Así como, en la

prensa escrita local y regional, donde adquiere una proyección mediática la di­ mensión activista de las asociaciones (36,4%).

Empresas privadas La empresa privada es el agente que puede ayudar a culminar la normalización de

las personas discapacitadas mediante su incorporación al medio laboral, protago­ nista último en muchos casos de este proceso de normalización. La incorporación

de la empresa a esta corriente de solidaridad social es tan reciente, que mediática­ mente es adscrita a un rol de corresponsabilidad y es muy difícil saber dónde está

la frontera entre la responsabilidad social y el oportunismo.

Son tres los roles que la prensa escrita adjudica a la empresa privada en el proce­ so de rehabilitación de las personas discapacitadas: corresponsable, activa y apro­ vechada. Casi todas las noticias en las que aparece este sujeto presenta una imagen

positiva, mayoritariamente de corresponsabilidad (90,5%). El rol de activismo re­ presenta el 9,5%. Sólo una pequeña parte presenta con claridad la imagen de em­ presa que se aprovecha de este colectivo para intereses propios (4,8%).

De las dos grandes empresas que más presencia tienen como sujetos en las noti­ cias censadas, la ONCE y Telefónica, la primera es la única que asume el papel

del activismo (28,6% de todas las noticias donde aparecen este agente), puesto

que su naturaleza es de servicio a los discapacitados. Telefónica, por otra parte,

tiene también una imagen positiva a través de un rol de corresponsabilidad

(100,0% de todas las noticias donde es agente protagonista), mientras que los ca­ sos de oportunismo se presentan en empresas aisladas y no conocidas en el ám­ bito nacional.

4.3. Los contenidos mediáticos

)

En los apartados anteriores se han abordado los aspectos del cómo (la descrip­ ción mediática de las noticias) y del quién (los sujetos que participan). No hay que olvidar, sin embargo, que toda noticia trata de dar una información o de crear opinión respecto a algún tema o hecho: este capítulo cerraría el ciclo ocupándo­ se del qué, es decir del carácter de las noticias, de los contenidos que cualifican a los discapacitados en su rehabilitación. Para ello se analizan tres aspectos: los objetivos informativos o áreas de interés de las que se ocupa la noticia, los con­ tenidos referentes a la normalización social de los discapacitados y su carácter y, por último, las actitudes e imagen mediática que proyecta la rehabilitación de este colectivo.

287

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

288

4.3.1. Los objetivos informativos El primer aspecto del análisis de contenido de las noticias sobre el proceso de re­ habilitación de las personas con discapacidad es saber de qué se ocupan, cuál es el núcleo de la noticia. Los objetivos informativos de la prensa escrita se interpre­ tan como las áreas de interés mediático y, por tanto, de interés social. Así pues, se puede afirmar que el interés mediático y social acerca de la normalización de este colectivo se concentra en mayor medida en las dos áreas que están relacionadas con la rehabilitación social: la inserción laboral y la formación. La integración laboral es la prioridad mediática, puesto que constituye el objetivo informativo del 44,3% de las noticias censadas. Además habría que asociar a este porcentaje las noticias cuyo objetivo es la formación (16,4%), un área que está re­ lacionada con la primera ya que se ocupa de preparar a los discapacitados para en­ frentarse al mercado de trabajo. La presencia más continuada de noticias sobre la inserción laboral de los discapacitados en la prensa escrita está convirtiendo la bús­ queda de empleo para los integrantes de este colectivo en un área de interés social. La integración laboral como prioridad informativa tiene otra lectura: los aspectos relacionados con la rehabilitación personal, tanto médico-funcional como psicoló­ gica, tienen menos interés desde el punto de vista mediático y, por tanto, su per­ cepción social es menor. Así, el resto de objetivos informativos sobre el proceso de rehabilitación de discapacitados, fundamentalmente físicos, están presentes en me­ nos del 15% de las noticias censadas: el más importante es el apoyo psicológico (14,3%), seguido de la integración social (10,0%), la reivindicación de los derechos del colectivo (7,9%) y la calidad de vida de los discapacitados (6,4%).

GRÁFICO N.º 25 O B J E T I VO S I N F O R M AT I VO S D E L A S N OT I C I A S S O B R E E L P R O ­ C E S O D E R E H A B I L I TAC I Ó N D E D I S CA PAC I TA D O S F Í S I C O S 44,3

Integración laboral Formación

16,4

Apoyo psicológico

14,3

Integración social

10,0

Reivindicación derechos

7,9

Calidad vida discapacitados Equipamiento Otras Base: 145.

6,4 0,7 1,4

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

Contrastando los objetivos informativos con las diferentes fases del proceso de rehabilitación se observa una alta correlación entre los mismos. Así, las informa­ ciones sobre esas fases generan, en mayor medida, los siguientes objetivos infor­ mativos: • Fase de recuperación profesional: el objetivo informativo son los aspectos relacionados con la integración laboral (79,7%). • Fase de educación general y especial: los objetivos informativos más im­ portantes son los que tienen que ver con la formación (61,8%) y la inte­ gración laboral (23,5%). • Fase de rehabilitación médico-funcional: el objetivo informativo principal es la rehabilitación y apoyo psicológico (78,9%). • Fase de tratamiento psicológico: sus objetivos informativos son más diver­ sificados y destacan tres, la rehabilitación y apoyo psicológico (25,0%), la calidad de vida del discapacitado (25,0%) y la integración social (16,7%). • Otros aspectos relacionados con las fases de rehabilitación: los objetivos más importantes son la reivindicación de los derechos del colectivo (41,2%), la integración social (29,4%) y la calidad de vida del discapacita­ do (11,8%).

CUADRO N.º 51 L O S O B J E T I VO S I N F O R M AT I VO S D E L A S N OT I C I A S S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A B I L I TA C I Ó N S E G Ú N L A FA S E D E L M I S M O

Médicofuncional

Tratamiento psicológico

Educación general y especial

Recuperación profesional

Otras

Beneficiarios

91,0

92,4

85,3

87,5

100,0

Integración laboral

79,7

23,5

5,3

8,3

11,8

Formación

4,3

61,8

5,3

8,3



Apoyo psicológico

1,4



78,9

25,0

5,9

Integración social

4,3

11,8



16,7

29,4

Reivindicación derechos

5,8







41,2

Calidad vida

4,3

5,9

5,3

25,0

11,8

Equipamiento

1,4



5,3

8,3









8,3

5,9

Otras

La relación entre los sujetos de las noticias y los objetivos informativos de éstas está fundamentada en la siguiente premisa: cuanto más cercano es el sujeto de la noti­ cia al discapacitado en mayor medida esa noticia tiene como objetivo informativo aspectos relacionados con la rehabilitación personal del mismo; por otro lado,

289

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

290

cuanto más lejano está el sujeto al discapacitado el objetivo informativo de la no­ ticia se asocia con la rehabilitación social del mismo. Obviando a los propios discapacitados como sujetos de la noticia, puesto que es el agente más presente y están relacionados con todos los objetivos informativos, la relación del resto de los sujetos se resumiría en el siguiente gráfico:

GRÁFICO N.º 26 L A R E L AC I Ó N E N T R E L O S O B J E T I VO S I N F O R M AT I VO S D E L A S N OT I C I A S Y L O S S U J E TO S D E L A S M I S M A S

Empresa privada (68,1%)

Administración pública (28,6%)

(51,8%)

Asociaciones

Familiares (Más cerca de los discapacitados)

(50%)

(50%)

(13%)

REHABILITACIÓN

PERSONAL

Apoyo psicológico

Integración social

Reivindicación derechos

(21,7%)

Formación

(47,8%) Integración laboral

(Más lejos de los discapacitados) REHABILITACIÓN SOCIAL

OBJETIVOS INFORMATIVOS

Por último, hay que señalar que existen diferencias en los objetivos de las noticias que aparecen en la prensa local y regional de las que edita la prensa de ámbito na­ cional. Es esta última la única que aborda de manera significativa objetivos infor­ mativos que tienen que ver con las fases de rehabilitación personal de los discapa­ citados, como el apoyo psicológico (25,5%) y la integración social (10,9%). La prensa local y regional está menos interesada en estas fases y su interés mediático se inclina por objetivos centrados en las fases de rehabilitación social: es decir, la integración laboral (47,4%) y la formación (24,4%).

4.3.2. Los contenidos de la normalización Si en el apartado anterior se concluyó que la principal área de interés mediático en la prensa española en relación a la rehabilitación de los discapacitados es todo lo que se refiere a su inserción profesional, los contenidos informativos más numero­ sos son, lógicamente, los que se asocian a aquella área, tal y como se puede ob­ servar en el siguiente gráfico:

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

GRÁFICO N.º 27

291

CONTENIDOS SOBRE NORMALIZACIÓN EN LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE DISCAPACITADOS FÍSICOS

Empleo

20,0

Convenios, ayudas Formación para empleo

12,4 11,0

Servicio de empleo

9,7

Avances rehabilitación Superación personal

9,0 6,9

Tecnología y educación

6,2

Derechos

6,2

Acceso enseñanza

5,5

Deportes Equipamiento Tecnología y trabajo Apoyo psicológico, asistencia Otros

3,4 2,8 2,1 1,4 4,1

Base: 145.

El contenido informativo sobre normalización social más tratado por la prensa es­ crita española es el del empleo: una de cada cinco noticias censadas informan so­ bre trabajo o iniciativas de empleo para personas discapacitadas (20,0%). Son no­ ticias acerca de áreas profesionales, puestos de trabajo y promoción laboral mane­ jada, en su mayor parte, por la Administración pública, aunque con una presencia significativa de la empresa privada. También recoge el trabajo generado por inicia­ tiva de las asociaciones. Además, los dos contenidos que siguen en importancia al empleo también tienen que ver igualmente con la integración laboral: los conve­ nios y ayudas (12,4%), la formación para el empleo (11,0%) y el servicio de em­ pleo (9,7%). El resto de contenidos sobre la normalización social son muy variados y ninguno de ellos supera el 10,0% de todas las noticias censadas. Éstos se refieren a distintos aspectos relacionados con el proceso de rehabilitación, tales como avances cientí­ ficos en la recuperación física, aspectos de superación personal, la tecnología y su uso en educación de discapacitados, los derechos del colectivo, el acceso a la en­ señanza, etc.

Los contenidos informativos de cada fase de rehabilitación Cada contenido sobre la normalización social de los discapacitados se encuentra asociado, en mayor o menor medida, con una o varias fases del proceso de reha­

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

292

bilitación de éstos, de manera que cualifican informativamente a cada una de ellas. Así, la correlación entre fases y contenidos es como se observa en la siguiente tabla:

CUADRO N.º 52 L O S O B J E T I VO S I N F O R M AT I VO S D E L A S N OT I C I A S S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A B I L I TA C I Ó N S E G Ú N L A FA S E D E L M I S M O

TOTAL

Médico- Tratamiento funcional psicológico

Educación general y Recuperación especial profesional

Otras

Convenios, ayudas

12,4

10,5

18,8

11,4

20,3

11,8

Formación para el empleo

11,0

5,3

6,3

28,6

8,7



Servicio de empleo

9,7







20,3



Avances rehabilitación

9,0

68,4









Superación personal

6,9

5,3

25,0

8,6

1,4

11,8

Tecnología y educación

6,2





22,9

1,4

5,9

Derechos

6,2







4,3

35,3

Acceso enseñanza

5,5





22,9





Deportes

3,4



25,0





5,9

Equipamiento

2,8



6,3



2,9

5,9

Tecnología y trabajo

2,1





2,9

2,9



asistencia

1,4

5,3

6,3







Otros

4,1

5,3

12,5



2,9

5,9

(145)

(145)

(145)

(145)

(145)

(145)

Apoyo psicológico,

Los resultados de la tabla anterior, analizados desde una perspectiva cualitativa de los datos cuantitativos permiten destacar los elementos referenciales de cada fase: • Rehabilitación médico-funcional: los contenidos sobre normalización rela­ cionados con esta fase se refieren en su mayor parte a los avances científi­ cos para personas con falta de movilidad funcional (68,4% de todas las noticias referidas a rehabilitación médico-funcional) que abren expectati­ vas muy esperanzadoras para ellos. Los más importantes avances producidos en este período que han sido ob­ jeto de interés informativo son los relacionados con las paraplejías: experi­ mentos españoles, británicos y europeos han alumbrado la posibilidad de devolver la movilidad funcional a este colectivo.

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

• Tratamiento psicológico: la fase de tratamiento psicológico es la que más diversificación de contenidos posee sobre normalización social de disca­ pacitados. En mayor medida que la media general agrupa noticias sobre: • Superación personal (25,0% de todas las noticias referidas a la fase de tra­ tamiento psicológico): noticias sobre personas concretas que han superado el trauma de la discapacidad y han conseguido normalizar su vida coti­ diana y social. — Deportes (25,0%): noticias sobre actividades deportivas y competicio­ nes para discapacitados como terapia de normalización. — Convenios y ayudas (18,8%): noticias sobre acuerdos firmados por la Administración pública, en solitario o con otras instituciones y empre­ sas, para apoyar la rehabilitación personal de este colectivo. — Apoyo psicológico (6,3%): noticias sobre programas de ayuda psicoló­ gica a discapacitados físicos. — Equipamiento (6,3%): noticias sobre centros de tratamiento psicológico y asistencia para discapacitados. • Educación general y especial: los contenidos sobre normalización social relacionados con esta fase de rehabilitación tienen dos dimensiones: — La formación para conseguir empleo (28,6% de todas las noticias de educación general y especial): noticias sobre programas, cursos y pro­ yectos de formación ocupacional con el objetivo de que los discapaci­ tados encuentren empleo. — Acceso a la enseñanza (22,9%): noticias sobre actuaciones y facilida­ des con colegios y universidades para que este colectivo puede acudir a una enseñanza reglada. — Tecnología y educación (22,9%): noticias sobre el ámbito de las nuevas comunicaciones, con un destacado papel de Internet, y las posibilida­ des que abre a los discapacitados para su formación on-line. • Recuperación profesional: los contenidos informativos sobre normaliza­ ción de discapacitados físicos centrados en la fase de recuperación profe­ sional son los comentados anteriormente, en tanto en cuanto son los más numerosos del conjunto de noticias censadas. Se trata de contenidos sobre el empleo (36,2% de todas las noticias referidas a la fase de recu­ peración profesional), convenios y ayudas para promocionarlo (20,3%) y servicios de empleo de la Administración o asociaciones para conse­ guirlo (20,3%). La relación entre los contenidos informativos sobre normalización de las personas con discapacidad y las fases del proceso de rehabilitación de este colectivo se pue­

293

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

294

de resumir en el siguiente gráfico, en el que se muestra también la frecuencia me­ diática de cada contenido:

GRÁFICO N.º 28 CONTENIDOS SOBRE NORMALIZACIÓN EN LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCESO DE REHABILITACIÓN SEGÚN LA FASE DEL MISMO Frecuencia mediática

MÉDICO­ FUNCIONAL

EDUCACIÓN GENERAL Y ESPECIAL

TRATAMIENTO PSICOLÓGICO

RECUPERACIÓN PROFESIONAL

OTRAS

(% noticias editadas) FRECUENCIA ALTA (51%-100%)

FRECUENCIA MEDIA (26%-50%)

Avances rehabilitación

Tecnología y educación

FRECUENCIA BAJA

(1%-25%)

Empleo

Formación para el empleo

Acceso a la enseñanza

Superación personal

Convenios y ayudas

Deportes

Servicio de empleo

Derechos

Superación personal

Convenios y ayudas Apoyo psicológico Equipamiento

Base: 145.

La proyección mediática del proceso de rehabilitación a través de los contenidos Detectados los contenidos informativos más numerosos se puede reconstruir cuál es la estructura informativa en torno al proceso de rehabilitación de los discapaci­ tados. Es decir, cuál es la relación entre las fases del proceso de rehabilitación, las áreas de interés mediático y los contenidos sobre la normalización que editan. El gráfico 29 sintetiza este análisis. En él se observa, de nuevo, cómo existe una separación muy clara entre la rehabi­ litación personal (médico-funcional y tratamiento psicológico) y la rehabilitación social (educación y recuperación profesional). En ambos casos, si bien internamen­ te, comparten entre sí áreas de interés informativo, sin embargo entre los dos tipos de rehabilitación no existe ninguna proyección mediática común. Cada fase del proceso de rehabilitación tiene un contenido mediático que represen­ ta su dominio informativo. Es decir, el contenido proyectado con mayor intensidad y, por tanto, del que mayor percepción social existirá. Éstos serían los siguientes:

GRÁFICO N.º 29

FASES DEL

PROCESO DE

REHABILITACIÓN

ÁREAS DE INTERÉS MEDIÁTICO Y SOCIAL

CONTENIDOS

SOBRE

NORMALIZACIÓN

REHABILITACIÓN MÉDICO-FUNCIONAL

TRATAMIENTO PSICOLÓGICO

REHABILITACIÓN Y APOYO PSICOLÓGICO

Avances rehabilitación

CALIDAD DE VIDA

INTEGRACIÓN SOCIAL

EDUCACIÓN GENERAL Y ESPECIAL

FORMACIÓN

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

LA PROYECCIÓN MEDIÁTICA DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE LOS DISCAPACITADOS FÍSICOS

RECUPERACIÓN PROFESIONAL

INTEGRACIÓN LABORAL

Acceso a Apoyo Deportes enseñanza Formación para Convenios Servicios psicológico y Superación personal el empleo y ayudas de empleo Equipa­ Tecnología y asistencia miento educación

Empleo

295

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

296

• Fase de rehabilitación médico-funcional: la proyección informativa domi­ nante es la referida a los avances científicos en la rehabilitación funcional de los discapacitados físicos. • Fase de tratamiento psicológico: la proyección informativa está constituida, en mayor medida, con noticias sobre la superación personal. • Fase de educación general y personal: la proyección informativa dominan­ te en este caso son las noticias sobre formación para el empleo. • Fase de recuperación profesional: la proyección informativa de esta fase es, en mayor medida, el conjunto de noticias sobre el empleo para los dis­ capacitados físicos. Estos cuatro dominios informativos (avances en la rehabilitación física – superación personal – formación para el empleo – empleo) constituyen, desde el punto de vis­ ta mediático, una tendencia social. Son los temas que más preocupan del proceso de normalización del colectivo de discapacitados, aunque el predominio corres­ ponde en mayor medida a los contenidos que tienen que ver con la integración la­ boral: la formación y el empleo.

Proyección mediática de los sujetos de la noticia a través de los contenidos Otro aspecto importante en el análisis mediático del proceso de rehabilitación de las personas discapacitadas es conocer cuál es la estructura de relaciones entre los contenidos y los sujetos de las noticias. Es decir, se trata de saber cuáles son los contenidos informativos asociados a los distintos sujetos que participan de este ám­ bito mediático. Para ello se ha procedido a construir un análisis factorial de correspondencias, que es una técnica que permite el tratamiento cualitativo de lo cuantitativo. El objetivo de este análisis es descubrir y describir, dentro de un contexto espacial de carácter euclidiano, la existencia de estructuras de relaciones (de semejanza o diferencia) entre variables que interaccionan entre sí. Así, se caracteriza por analizar una ma­ triz de datos amplia (V) para suministrar una representación simplificada de la mis­ ma, cuidando siempre de reducir al mínimo la pérdida de información y, por el contrario, maximizar la significación. El análisis factorial de correspondencias construye, de esta manera, un contexto fijo (un espacio con sentido social) en el que pueden interaccionar variables y permite explicar las relaciones que se esta­ blecen entre ellas. Está especialmente indicado en situaciones en las que las varia­ bles intervinientes en el análisis son de carácter nominal (categorías) u ordinal (es­ calas semánticas). En la construcción de la matriz que sirve de base para este tipo de análisis se han tomado en cuenta los siguientes criterios:

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

• Se ha abstraído la participación de los propios discapacitados como suje­ tos de la noticia por cuanto que es un sujeto universal que, a nivel infor­ mativo, se relaciona con todas las facetas de los contenidos.

• Se ha desagregado de la Administración pública el sujeto Universidad, por

cuanto es una institución con entidad propia muy vinculada a una de las fa­ ses del proceso de rehabilitación y por considerar que su relación con los dis­ capacitados puede ser diferente a la de la Administración pública en general.

• Por tanto, los sujetos contemplados son los siguientes: Administración pú­ blica, Universidad, Asociaciones y Empresas privadas.

• No se ha considerado al sujeto Familiares por el bajo número de casos que

aparecen.

La matriz de análisis y el resultado factorial son los siguientes:

GRÁFICO N.º 30 RELACIÓN ENTRE LOS CONTENIDOS Y LOS SUJETOS DE LA NOTICIA Apoyo psicológico/ asistencia Derechos

Formación para el empleo

ASOCIACIONES

Superación personal

Deportes ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Empleo

62.89

25.52

Tecnología y educación

UNIVERSIDAD

Servicio de empleo

Acceso enseñanza

Convenios, ayudas Equipamiento EMPRESAS PRIVADAS

Tecnología y trabajo

De la observación del mapa factorial se puede concluir que los sujetos del proce­ so de rehabilitación de las personas discapacitadas generan tres áreas de conteni­ dos informativos: ❏ ÁREA INFORMATIVA N.º 1: Contenidos que proyectan AYUDA Son contenidos informativos que relatan actuaciones y ejecuciones con el objetivo de allanar el camino hacia la normalización de los discapacitados. El contexto in­

297

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

298

formativo de estas noticias es el discapacitado como alguien a quien se le ayuda: no se trata de una actitud paternalista sino de corresponsabilidad, es decir la que toma al discapacitado como un colectivo marginado que tiene sus derechos y al que hay que ayudar en el camino de la igualdad y la normalización, pues su situa­ ción es de desventaja social. Los ámbitos donde ocurren son fundamentalmente el laboral (con programas de formación como condición para conseguir empleo y con la convocatoria de pues­ tos de trabajo específicos para discapacitados), el ámbito de la atención psicológi­ ca (con programas de apoyo y asistencia) y el ámbito de los derechos (reivindica­ ción y apoyo de los mismos). Los contenidos informativos que proyectan ayuda están asociados, en mayor medi­ da, a los sujetos de la Administración pública y a las Asociaciones. ❏ ÁREA INFORMATIVA N.º 2: Contenidos que proyectan PROMOCIÓN Son contenidos informativos que relatan actuaciones con proyección laboral para las personas discapacitadas. El contexto informativo de estas noticias es el discapa­ citado como alguien a quien se le fomenta: se trata de noticias sobre tendencias so­ ciales en las que se considera a los discapacitados como un colectivo con poten­ cial para el mercado laboral. La actitud que se refleja no es, por tanto, la de un co­ lectivo marginado sino la de un grupo social con capacidades aprovechables para el mercado de trabajo y que hay que impulsar. Los ámbitos informativos que sirven a este objetivo de promoción de los discapaci­ tados son el de las nuevas tecnologías y el de los convenios. Con los convenios se dan facilidades a las empresas privadas para que sean capaces de asumir las capa­ cidades de este colectivo. Con las nuevas tecnologías se abren nuevas y múltiples posibilidades profesionales pues no se requiere de la movilidad funcional y además se puede trabajar desde casa. Los contenidos informativos que proyectan promoción están asociados, en mayor medida, al sujeto de la Empresa privada. ❏ ÁREA INFORMATIVA N.º 3: Contenidos que proyectan SUPERACIÓN Son contenidos informativos que relatan actuaciones de normalización social de la discapacidad. El contexto informativo de estas noticias es el discapacitado como al­ guien a quien se evidencia: se trata de noticias sobre hechos en los que queda pa­ tente y manifiesto la certeza de que los discapacitados son personas como los de­ más y así lo muestran. La actitud que se refleja es, por tanto, la de un colectivo na­ tural que pueden llegar a donde se lo proponga y, por supuesto, a realizar una vida cotidiana normal.

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Los ámbitos informativos que sirven para mostrar la superación, las posibilidades de llegar a conseguir evidenciarse como personas «normales», son el de la educa­ ción, los deportes y el ámbito laboral. En la educación se trata de noticias sobre el acceso a la enseñanza superior, sobre todo, de los discapacitados físicos y las po­ sibilidades que para ellos abre la enseñanza a través de las nuevas tecnologías. En los deportes se muestra cómo las limitaciones físicas no son impedimento para de­ sarrollar actividades que suelen ser metáfora de salud. Y en lo laboral son noticias sobre experiencias personales de recuperación profesional. Los contenidos informativos que proyectan superación están asociados, en mayor medida, al sujeto de la Universidad. De forma sintética, en el cuadro de la página siguiente recoge las tres principales áreas o contextos informativos de la prensa española en torno al proceso de reha­ bilitación de los discapacitados.

299

300 Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

GRÁFICO N.º 31 CONTEXTOS INFORMATIVOS DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE LOS DISCAPACITADOS FÍSICOS

Proyección informativa

AYUDA

PROMOCIÓN

SUPERACIÓN

Actitudes

Alguien a quien se ayuda

Alguien a quien se fomenta

Alguien a quien se evidencia

Imagen

COLECTIVO MARGINAL

COLECTIVO POTENCIAL

COLECTIVO NATURAL

Sujetos

Administración pública Asociaciones

Empresa privada

Universidad

Empleo Servicio de empleo Formación para empleo Derechos Apoyo psicológico

Convenio y ayudas Tecnología y trabajo

Superación personal Tecnología y educación Acceso a la enseñanza Deportes

Contenidos

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4.3.3. Valoración mediática de los contenidos

301

Hasta ahora se ha puesto de relieve la estructura informativa de la prensa española en torno al proceso de rehabilitación de los discapacitados por medio de sus áreas de interés informativo y sus contenidos. El objetivo de este último apartado es eva­ luar esos contenidos y valorar la imagen que se transmiten de aquel proceso y de sus protagonistas. Para ello se van a tener en cuenta tres aspectos: • Los valores que proyectan: es el «color» de la noticia que marca la per­ cepción que los lectores tengan del colectivo discapacitado. Los valores

son transmitidos a través de los hechos noticiosos. Los valores se consig­ nan en tres categorías de noticias: POSITIVA – NEUTRA – NEGATIVA.

• Las actitudes que encierran: es el «tono» de la noticia que marca la sensa­ ción que los lectores tengan del proceso de rehabilitación. Las actitudes

son transmitidas a través de la opinión del periodista. Se consignan en tres

categorías de noticias: OPTIMISTA – NEUTRA – PESIMISTA.

• El carácter con el que se escribe: es el «embalaje» de la noticia que mar­ ca la intención con la que el periódico quiere que sea recibida por los lec­ tores. El carácter es transmitido a través del estilo de la noticia. El carácter

se consigna en tres categorías de noticias:

FORMATIVA – INFORMATIVA – SENSACIONALISTA

GRÁFICO N.º 32 LÍNEAS DE VALORACIÓN MEDIÁTICA DE LOS CONTENIDOS INFORMATIVOS DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE LOS DISCAPACITADOS FÍSICOS VALORACIÓN MEDIÁTICA DE LOS CONTENIDOS

LOS VALORES

LAS ACTITUDES

EL CARÁCTER

De la noticia

que encierra

con el que se inscribe

Los hechos noticiosos

La opinión del periodista

El estilo de la noticia

Positiva

Optimista

Formativa

Neutra

Neutra

Informativa

Negativa

Pesimista

Sensacionalista

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

302

El posicionamiento valorativo de la prensa española La prensa española proyecta poca imagen cualitativa del proceso de rehabilitación de las personas discapacitadas, en tanto y cuanto que el tratamiento informativo que de él hace no se ocupa de manera relevante de transmitir valores, actitudes o carácter. En el conjunto de noticias censadas, la proyección valorativa que predo­ mina es la neutralidad: tanto los valores como las actitudes y el carácter de las no­ ticias se muestran indeterminados porque la mayor parte de las noticias se reducen al relato de hechos, sin entrar en la valoración de los mismos. Así, el 53,8% de todas las informaciones analizadas adoptan una posición neutra general, es decir, tanto en los valores, en las actitudes y en el carácter de la noticia, mientras que el 46,2% toman posición, positiva o negativa, en al menos uno de esos tres aspectos valorativos de la imagen del proceso de rehabilitación.

GRÁFICO N.º 33 POSICIONAMIENTO VALORATIVO DE LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCE­ DIMIENTO DE REHABILITACIÓN DE LAS PERSONAS DISCAPACITADAS

Se posicionan 46,2%

Son neutros 53,8% Base: 145.

De los tres aspectos que entran a formar parte de la valoración, el más proyectado hace referencia a los valores: el 44,1% de todas las informaciones censadas trans­ miten valores (lo que representa el 95,4% de todas las noticias que se posicionan frente al proceso de rehabilitación), es decir que no se posicionan en la neutrali­ dad, mientras que sólo ocurre lo mismo con el 21,7% de las noticias en el caso de las actitudes (46,9% de todas las noticias que se posicionan) y sólo el 8,3% en el caso del carácter (18,0% de todas las noticias que se posicionan).

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La orientación predominante que toma el posicionamiento de la prensa hacia este tema es de una valoración de tintes positivos, sobre todo en lo que se refiere a va­ lores y actitudes, pues el carácter de la noticia es, casi en su totalidad, neutro. El resultado es el que se muestra a continuación:

GRAFICO N.º 34 VA L O R AC I Ó N D E L A S N OT I C I A S S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A ­ B I L I TAC I Ó N D E D I S CA PAC I TA D O S VALORES Positiva

39,3

Neutra Negativa

55,9 4,8

ACTITUDES Optimista

18,9

Neutra Pesimista

78,3 2,8

CARÁCTER Formativa

7,6

Informativa Sensacionalista

91,7 0,7

Base: 145. Base: 145

De hecho, no llegan al 5,0% en ningún caso las noticias que transmiten valores, actitudes o carácter negativo.

Perspectivas valorativas Sin perder de vista que la mayoría de las noticias no construyen activamente ima­ gen, es decir no transmiten valores, actitudes o carácter, del proceso de rehabilita­ ción de los discapacitados, no hay que olvidar que hay otra parte que sí lo hace. Y son estas noticias las que están creando una perspectiva valorativa de este proceso marcada por la idea de progreso. La prensa española está presentando la normali­ zación social de los discapacitados físicos bajo un contexto de tendencia de pro­ greso, bajo la idea de que se están superando las barreras, de que se está comen­ zando a solventar una deuda social con ellos. A través de los contenidos informativos que tienen un posicionamiento valorativo, fundamentalmente positivo, se observa que la idea de progreso está presente en va­ rias dimensiones:

303

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

304

GRÁFICO N.º 35 NOTICIAS QUE EN CADA CONTENIDO INFORMATIVO SE POSICIONAN VALORATIVAMENTE FRENTE AL PROCESO DE REHABILITACIÓN Contenidos informativos Superación personal Apoyo psicológ./asisten. Avances rehabilitación Tecnología y trabajo Deportes MEDIA GENERAL Tecnología y educación Servicio de empleo Empleo Convenios, ayudas Otros Equipamiento Formación para el empleo Acceso enseñanza Derechos

100,0 100,0 84,6 66,7 60,0 46,2 44,4 42,9 41,4 38,9 33,3 25,0 25,0 25,0 11,1

Base: 145.

• Progreso científico y tecnológico: son las noticias que relatan hechos acerca de los avances en la rehabilitación funcional de los discapacitados y también de las posibilidades que abre la tecnología para el acceso al mercado laboral de este colectivo. • Progreso social: son las noticias que muestran el nivel de sensibilidad des­ de la Administración pública hacia los discapacitados mediante el relato de actuaciones de asistencia y apoyo psicológico llevadas a cabo.

GRÁFICO N.º 36 I M AG E N M E D I Á T I CA D E L A N O R M A L I Z AC I Ó N S O C I A L D E L O S D I S CA PAC I TA D O S F Í S I C O S Los discapacitados en un contexto de:

EL PROGRESO PROGRESO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO

PROGRESO SOCIAL

PROGRESO PERSONAL

POSIBILIDADES CIENCIA

SENSIBILIDAD SOCIAL

SUPERACIÓN PERSONAL

Avances rehabilitación Tecnología y trabajo

Asistencia y apoyo psicológico

Superación personal Actividad deportiva

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• Progreso personal: son las noticias que cuentan procesos de superación

personal de los discapacitados en el camino hacia la normalización. Uno

de los caminos presentados como modélicos es la actividad deportiva para

este colectivo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el posicionamiento de la prensa espa­ ñola frente al proceso de rehabilitación de los discapacitados es distinta según la fase de rehabilitación de la que se ocupe la noticia. La relación es la siguiente: • Cuando la información trata sobre el proceso de rehabilitación personal

(médico-funcional y tratamiento psicológico), en mayor medida la prensa

toma una posición respecto a la noticia.

• Cuando la información es sobre el proceso de rehabilitación social (edu­ cación general y especial y recuperación profesional), hay una tendencia a

adoptar un posicionamiento neutro respecto a la noticia.

Es lo que se puede observar en el siguiente gráfico:

GRÁFICO N.º 37 NOTICIAS QUE SE POSICIONAN SOBRE LA VALORACIÓN DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE DISCAPACITADOS FÍSICOS SEGÚN FASE

78,9

Médico-funcional

75,0

Tratamiento psicológico

Educación gral. y especial

37,1

Recuperación profesional

37,7

Otras

35,3

Base: 145.

Tanto en las noticias que hablan de la rehabilitación médico-funcional como en las que lo hacen del tratamiento psicológico, al menos en tres de cada cuatro de ellas se transmite algún elemento valorativo, sobre todo valores positivos y actitu­ des optimistas. Se trata de noticias que relatan avances científicos en la rehabilita­ ción funcional de los discapacitados y también casos de superación personal en el

305

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

306

camino hacia la normalización social. Es decir, las noticias sobre rehabilitación personal están impregnadas de la perspectiva del progreso, de todo lo que se pue­ de conseguir para el colectivo discapacitado a partir de la ciencia, tanto en lo fun­ cional como en lo psicológico. Por eso, las noticias de estas fases del proceso de rehabilitación muestran, en mayor medida que la media, un carácter formativo, de ejemplo y promoción del proceso de normalización social a través de las posibili­ dades del desarrollo científico. En las noticias que hablan de la educación general y especial y de la recuperación profesional, sólo son algo más de un tercio de ellas las que toman posición frente al proceso de rehabilitación del colectivo discapacitado. En la normalización social predomina un relato neutro de los hechos, sobre todo en las que tratan sobre la re­ cuperación profesional. Entre las que sí se posicionan, la mayor parte transmiten valores positivos y actitudes optimistas generadas en mayor medida a partir de no­ ticias que también tienen la perspectiva del progreso científico, pues son las que tienen contenidos relacionados con la tecnología y su relación con la educación y el empleo. También en este caso adquieren posición positiva las noticias con una perspectiva de progreso social, es decir las que tratan un contenido en relación a convenios y ayudas de la Administración para este colectivo. Por último, apuntar que las noticias que tratan otros temas relacionados con las cuatros fases del proceso de rehabilitación, como los derechos, son las más críticas y proyectan valores más negativos y actitudes más pesimistas de aquél.

CUADRO N.º 53 L O S S U J E TO S D E L A N OT I C I A S O B R E E L P R O C E S O D E R E H A ­ B I L I TA C I Ó N D E L A S P E R S O N A S C O N D I S CA PA C I DA D

TOTAL

Médico- Tratamiento funcional psicológico

Educación general y especial

Recuperación profesional

Otras

VALORES Positivos

39,3

63,2

68,8

37,1

31,9

23,5

Negativos

4,8

5,3

6,3



4,3

11,8

55,9

31,6

25,0

62,9

63,8

64,7

Optimistas

18,9

50,0

33,3

20,0

11,9

5,9

Pesimistas

2,8

5,6

6,7





11,8

78,3

44,4

60,0

80,0

88,1

82,4

Formativo

7,6

10,5

12,5

11,4

2,9

11,8

Sensacionalista

0,7



6,3







91,7

89,5

81,3

88,6

97,1

88,2

Neutros ACTITUDES

Neutras CARÁCTER

Informativo/neutro

T R ATA M I E N TO M E D I Á T I C O D E L A P R O B L E M Á T I C A D E L A S P E R S O N A S C O N D I S C A PAC I DA D E S . . .

La valoración mediática y los sujetos de la noticia

307

Los sujetos de la noticia condicionan también el tipo de posicionamiento que la prensa escrita toma respecto al proceso de rehabilitación de los discapacitados. La relación que se observa es que las dos ramas de la Administración que se han seg­ mentado en este estudio son las que producen mayor y menor grado de posiciona­ miento. Así, cuando el sujeto de la noticia es la Universidad en mayor medida hay una carga valorativa en la noticia, mientras que cuando es la Administración públi­ ca la proyección del contenido es neutra. En el siguiente gráfico se presentan las noticias que muestran implicación valorati­ va según el sujeto de la misma, aunque se ha obviado a los propios discapacitados que, al ser universales en las noticias censadas, se ajustan a la media general, y a los familiares, con escasa presencia en el marco informativo analizado.

GRÁFICO N.º 38 NOTICIAS QUE SE POSICIONAN SOBRE LA VALORACIÓN DEL PROCESO DE REHABILITACIÓN DE DISCAPACITADOS FÍSICOS SEGÚN SUJETOS

Administración pública

Asociaciones

Empresa privada

Universidad

27,3

37,1

43,5

46,2

Base: 145.

Sólo en las noticias en las que participa la Universidad como sujeto de la misma se produce un posicionamiento valorativo superior a la media. Esto ocurre porque este sujeto aparece en pocas noticias (15,8% de todas las censadas) y la mayor parte de ellas muestran un contenido de progreso personal (superación personal, deportes) y de progreso social (acceso a la enseñanza, convenios y ayudas). Con la Administración pública, sin embargo, ocurre que la mayor parte de las no­ ticias no valoran los hechos y se mantienen en una posición neutra. La naturaleza

Y DESPUÉS DEL ACCIDENTE, ¿QUÉ?

308

de la noticia cuando el sujeto es la Administración se parece más a un boletín de noticias que a un artículo de prensa. Se plasma mediáticamente como una infor­ mación más de tantas como genera este sujeto y no se entra a valorarla. Esta afir­ mación cobra fuerza, además, si se tiene en cuenta que los contenidos principales de las noticias en las que el sujeto es la Empresa privada son los mismos que en el caso de la Administración pública (empleo, servicios de empleo y convenios), sin embargo en aquéllas se hace mayor valoración, tal y como se puede ver en la si­ guiente tabla:

CUADRO N.º 54 LA VALORACIÓN DEL DISCAPACITADO EN LAS NOTICIAS SOBRE EL PROCESO DE REHABILITACIÓN SEGÚN LA FASE DEL MISMO Administración

Empresas

TOTAL

pública

Asociaciones

privadas

Universidad

Positivos

39,3

22,7

34,8

39,1

46,2

Neutros

55,9

72,7

60,9

60,9

53,8

4,8

4,5

4,3





Optimistas

18,9

6,8

4,5

9,1

23,1

Neutras

78,3

93,2

90,9

90,9

76,9

2,8



4,5





7,6

2,3

4,3



7,7

91,7

97,7

95,7

100,0

92,3

0,7









(145)

(55)

(47)

(34)

(20)

VALORES

Negativos ACTITUDES

Pesimistas CARÁCTER Formativo Informativo Sensacionalista

CONCLUSIONES Y P R O P U E S TA S 5.1.

Conclusiones generales

5.2.

Síntesis y orientaciones

5

309

aaaaaa

C O N C L U S I O N E S Y P R O P U E S TA S

5.

C O N C L U S I O N E S Y P R O P U E S TA S

)

5.1. Conclusiones generales

)

El objetivo general del estudio ha sido conocer de una manera retrospectiva los efectos producidos por los accidentes de tráfico a la población que ha sido víctima de ellos, con especial atención a los comprendidos entre los 18 y los 40 años.

Los accidentes de tráfico y sus consecuencias: una visión de la problemáticas desde la perspectiva de los expertos • El estudio de los accidentes de tráfico y sus consecuencias debe empezar por el análisis de tres elementos: la conducción, los vehículos asociados a ésta y las vías. A través de la conducción se descubren los hábitos, costumbres y maneras de actuar de los automovilistas, mientras en el análisis del vehículo se hallan tanto los usos del mismo como los valores que se le asocian. Las vías constitu­ yen la confluencia de las dos variables anteriores. – Analizar la conducción supone poner en combinación múltiples variables que inciden en que ésta se lleve a cabo de una forma responsable y ajustada a las normas o que, por el contrario, se adopten conductas de riesgo que pueden poner en peligro la integridad del conductor y de otras personas. – Por otro lado, el coche es un elemento fundamental a la hora de encontrar la causa de los accidentes. En primer lugar, hay que tener en cuenta su papel hoy en día, tanto desde el punto de vista cuantitativo, lo que se reflejaría en el aumento del parque automovilístico español, como del cualitativo, en el que los coches han pasado de ser artículos de lujo a convertirse en un pro­ ducto de consumo masivo y de uso cotidiano. – Para entender por qué y por quién se producen los accidentes es necesario romper con las cuadros únicos de causa efecto. De esta forma, aunque es cierto que la combinación de las variables conductor joven, inexperiencia, noche, alcohol, riesgo, se observa en muchas ocasiones, y es la causa de gran parte de los siniestros, también hay numerosos casos de accidentes en que los protagonistas han sido adultos experimentados, confiados, distraídos. • Existen numerosos factores de riesgo de cuya combinación puede resultar un si­ niestro, pero es necesario señalar que en torno al 90% de estas combinaciones el factor humano se encuentra presente. Entre las conductas más frecuentes que se hallan dentro del llamado factor humano están: el consumo de sustancias alu­ cinógenas, la velocidad (no siempre excesiva sino inadecuada), la irresponsabi­

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lidad, la distracción (conversaciones, teléfono móvil, etc.), las condiciones psi­ cológicas del conductor, realización de maniobras antirreglamentarias y el des­ conocimiento de la normativa. Últimamente se ha observado un aumento del consumo de hipnóticos, aunque su peso todavía es menor. • No existe un acuerdo generalizado sobre la efectividad de las campañas desti­ nadas a la prevención de accidentes, aunque sí se han recogido recomendacio­ nes en el sentido de elaborar mensajes orientados a segmentos definidos de la población automovilística, evitando los discursos generalistas. • Las lesiones más graves derivadas de los accidentes de tráfico son aquellas que afectarán de forma decisiva la vida del siniestrado: las lesiones medulares, las amputaciones, las lesiones sensoriales y los traumatismos craneoencefálicos. – Las lesiones medulares se producen por la sección total o parcial de la médu­ la espinal, lo que causa la pérdida de movilidad y sensibilidad de parte del cuerpo, dependiendo de la altura a la que se haya producido la lesión, pu­ diendo producirse paraplejías, tetraplejías, etc. Estos accidentados se ven abocados al uso de la silla de ruedas y a sufrir secuelas secundarias derivadas de la pérdida de sensibilidad que afectan al control de esfínteres. – Las amputaciones suponen la pérdida de alguna extremidad. En los acciden­ tes de tráfico suele tratarse de las inferiores, lo que conllevará pérdida de mo­ vilidad del individuo y la necesidad de ayudarse de prótesis. – La lesión sensorial más frecuente en los accidentes de tráfico es la ceguera. – El traumatismo craneoencefálico presenta diversos niveles de gravedad y pue­ de llegar a ser la lesión más invalidante, ya que afecta a las capacidades cog­ nitivas y actitudinales del individuo. Hay que tener presente que, en muchos casos, los accidentes no generan una sola lesión sino que dan lugar a politraumatismos, generando nuevos cuadros médicos y necesidades de atención diferenciada a la actualmente seguida para lesiones individuales. • Pero los accidentes no suponen únicamente lesiones físicas, sino también psicoló­ gicas, dado su carácter de experiencia límite. Una vez que el accidentado conoce la lesión sufrida puede pasar por diversas etapas, que no siempre se suceden cro­ nológicamente, con tiempos diferenciados y que puede no llegar a tener fin: – El estado de shock, caracterizado por el impacto emocional, el desconoci­ miento, la angustia ante una situación nueva e imprevista. – La negación del daño, etapa marcada por una hiperactividad familiar y la bús­ queda de soluciones imposibles. – La cólera contra la situación en la que se ve inmerso de golpe y, en su caso, el duelo, la autoculpabilidad.

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– La depresión constituye el momento de oscuridad, de ausencia de expectati­ vas y pérdida de la autoestima. – La adaptación, o la búsqueda de salidas adaptadas a su nueva situación. En este sentido, los expertos señalan que la superación del impacto psicológico causado por una grave lesión puede incluso llegar a ser más lento que la adap­ tación física. • De las lesiones físicas y psicológicas se desprenderán una serie de cambios en la vida del accidentado y su entorno más próximo. Las transformaciones en el nú­ cleo familiar se dejarán sentir con especial fuerza, máxime teniendo en cuenta que la realidad pone de manifiesto que es la familia el principal y muchas veces único sostén de los afectados por los accidentes de tráfico. Desde una perspectiva individual, como repercusiones más importantes de las lesiones graves sobre el individuo se pueden señalar la pérdida de independen­ cia y autonomía, la pérdida de entorno social, la ruptura con el proyecto de vida anterior y la necesidad de reconstruirlo. También se va a producir un fuerte impacto sobre la familia y otros seres cerca­ nos, sobre todo la pareja, tanto económico y psicológico. Se van a sufrir cam­ bios profundos en el funcionamiento y organización del núcleo familiar, espe­ cialmente si el lesionado/a es un hijo/a, ya que la vida familiar pasa a tener un único punto de gravitación en torno al afectado. Es necesario indicar que las familias o parejas, no siempre responden positiva­ mente a las consecuencias de los accidentes. Una familia o pareja cohesionada puede reforzar sus lazos a partir de una situación traumática, pero en situacio­ nes de desestructuración los impactos tienden a profundizar las brechas existen­ tes, pudiendo llegar a ser detonantes de la ruptura. • En el caso de los traumatismos craneoencefálicos graves, el impacto sobre la fa­ milia es tal vez más profundo que en los otros casos, debido tanto a la despro­ tección existente por parte de los servicios sanitarios y sociales hacia este tipo de lesionados, como a la extensión en el tiempo de las etapas crítica y crónica, y el carácter de las secuelas sobre el individuo. • A partir del accidente, los lesionados van a presentar una serie de necesidades que han puesto de manifiesto los profesionales que se encargan de su atención: – En cuanto a las necesidades sanitarias, es importante que les sean realizados cambios posturales con el objeto de evitar la aparición de llagas, así como la aplicación de férulas para prevenir deformaciones en aquellos que deben per­ manecer inmovilizados un prolongado período de tiempo.

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– También van a necesitar ser informados al respecto de las características de la lesión y sus consecuencias posteriores, así como de las pensiones que pueden solicitar y los trámites burocráticos necesarios para conseguirlas. También de­ berán conocer los recursos disponibles en ayudas ortoprotésicas, para adaptar la vivienda, el coche, etc. – Se van a producir necesidades de atención psicológica, tanto por parte del ac­ cidentado como por su entorno próximo, destinada a afrontar la pérdida y los cambios que se van a producir a partir de entonces. – En el ámbito sociolaboral, los lesionados van a necesitar, en muchos casos, formación específica, con el fin de propiciar su integración laboral, así como facilidades para el acceso al trabajo: empresas y puestos adaptados, orienta­ ción, etc. • Entre los elementos que inciden en la respuesta del accidentado ante la lesión y sus consecuencias, los expertos han señalado una serie de variables: – Nivel educativo: los accidentados con mayores posibilidades de afrontar de forma exitosa las lesiones sufridas son aquellos con un mayor nivel educativo y cuyas actividades eran de tipo intelectual, ya que van a tener una mayor fa­ cilidad de reintegrarse en el mundo laboral del que provenían que quienes es­ tuvieran realizando un trabajo físico. – Estructura de la personalidad: las características psicológicas del acciden­ tado serán un factor clave para afrontar el cambio. Quien cuente con una personalidad fuerte e independiente, seguramente seguirá mostrándose así y pretenderá alcanzar el mayor grado de autosuficiencia que le permita su lesión. – Edad y sexo: cuanto más joven sea una persona, mejor va a afrontar su nueva situación. Asimismo, parece que son las mujeres quienes peor asimilan y se adaptan a las lesiones. – Entorno del accidentado: un entorno de apoyo y estimulación será también un elemento crucial en la reformulación de la vida. • Las posibilidades de reinserción de un lesionado grave se verán condicionadas por diversos factores: – El grado de autonomía física y mental que conserva el individuo. – Los recursos económicos que le permitan hacer frente a los gastos que se de­ rivan de la lesión: adaptaciones de la vivienda, adquisición de transporte adaptado, etc. – Las posibilidades de acceso a la información y a recursos como la rehabilita­ ción y la formación. • El impacto del accidente sobre el ámbito relacional del individuo se enfoca des­ de dos aspectos fundamentales:

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– Social: las lesiones sobrevenidas en accidentes de tráfico muchas veces conlle­ van la pérdida del entorno social, lo que implica el aislamiento del individuo. – Laboral: en este aspecto, los mayores obstáculos se encontrarán tanto en el mundo empresarial (la actitud de los empresarios es todavía reacia a contratar minusválidos, lo que se refleja en el incumplimiento de la legislación vigente sobre contratación de personas con discapacidades); en el propio lesionado (las graves limitaciones que imponen muchas lesiones, la falta de formación, el temor a perder la pensión derivada de su grado de minusvalía, etc.); y, por úl­ timo, en el entorno físico (dificultades de transporte, barreras arquitectónicas). • En cuanto a los aspectos legales, cada vez resulta más frecuente que los familia­ res de las víctimas contraten a abogados independientes y que éstos opten por no pactar y llevar el caso a juicio. Aun así, ya que el primer contacto de los fa­ miliares con las consecuencias del accidente se establece a través del personal del hospital donde se encuentra ingresada la víctima, sería conveniente que to­ dos los centros sanitarios contaran con profesionales que pudieran ofrecer una primera orientación en este sentido. La cuantía de las indemnizaciones varía de manera sustancial dependiendo de la responsabilidad del accidentado en el siniestro y de las lesiones producidas por el mismo, recogidas por ley. Se observa, entre los expertos consultados, dos líneas de opinión diferenciadas respecto a la cuantía de las indemnizacio­ nes y los baremos establecidos: para una parte, los baremos que se contem­ plan son suficientemente extensos y permiten igualar las indemnizaciones, sin que éstas dependan del criterio de los jueces, lo que se considera más equita­ tivo; para otra parte, los baremos se consideran tan estrictos que no permiten flexibilidad alguna sobre aspectos tan difíciles de evaluar como el daño moral causado. La tendencia hacia una estimación conservadora, por parte de los médicos fo­ renses, en torno a las secuelas sufridas por el accidentado, una cierta incapaci­ dad o falta de voluntad a la hora de valorar los daños neuropsicológicos, la cuantía excesivamente baja de las pensiones, sobre todo las no contributivas, o la inflexibilidad del Catálogo de Prestaciones de la Seguridad Social, son otros de los aspectos que también se han puesto de manifiesto. • En cuanto a los primeros cuidados, se considera que ha habido una evolución importantísima, que está permitiendo la supervivencia de personas con lesio­ nes que, hasta hace muy pocos años, resultaban mortales. Sin embargo, tal vez por atender a la supervivencia, no siempre se tienen en cuenta otros cuidados que mejorarían las condiciones de vida de los lesionados graves. Por todo ello, se hace un llamamiento para que se tengan en cuenta toda una serie de pro­ tocolos de actuación, ya establecidos en el tratamiento en UCI de lesionados muy graves.

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• Otro hándicap importante con respecto a la atención sanitaria gira en torno al trabajo que se hace en los centros sanitarios con las familias. En estos momen­ tos, exceptuando los grandes hospitales, bien exclusivos o bien con unidades es­ pecializadas, se registran importantes carencias en torno a la información y a la atención psicológica que se está prestando tanto al accidentado como a las fa­ milias: es un aspecto muy poco desarrollado en el sistema sociosanitario espa­ ñol que, a juicio de los profesionales implicados, merecería mucha más impor­ tancia de la que se le está concediendo. A tenor de la opinión de los expertos, cuando se presta una asistencia psicológica desde el principio y se cuenta para ello con las familias, se consigue mejorar las capacidades y recursos de los afec­ tados para hacer frente a las consecuencias de los accidentes. • Otro déficit que se ha detectado en la sanidad pública se refiere a la carencia de hospitales monográficos, así como la escasez de unidades especializadas, en el tratamiento de traumatismos craneoencefálicos severos. La positiva evolución en la primera actuación de los servicios sanitarios, que ha favorecido la superviven­ cia de víctimas con este tipo de lesiones, no se ha visto aún reflejada en un de­ sarrollo de la fase de rehabilitación posterior. Para conseguir mejores resultados en la rehabilitación de los lesionados graves, los profesionales consultados abogan por un inicio de la rehabilitación lo más precoz posible, así como un mayor conocimiento y especialización de los fisio­ terapeutas en torno a las diferentes lesiones: se considera que el tratamiento de lesionados medulares está suficientemente contrastado, pero no así el de los am­ putados y lesionados cerebrales. Una crítica específica en torno a la actuación con los amputados, estriba en lo que parece una práctica común: la imposición de un determinado experto ortoprotésico, vulnerando así la libertad de elección del lesionado. En numerosas ocasiones, estos profesionales carecen de la formación que sería exigible para el desempeño de su trabajo. • Algunos de los profesionales involucrados en la rehabilitación de lesionados gra­ ves advierten que el período estipulado para ello es, en muchas ocasiones, insu­ ficiente para conseguir una rehabilitación completa, sobre todo en el caso de quienes sufren traumatismo craneoencefálico, lo que obliga a muchos lesiona­ dos a continuar con su recuperación en neuropsicología y logopedia en centros privados, demasiado caros para que pueda acceder a ellos la totalidad del co­ lectivo. • Una vez que los lesionados reciben el alta en el hospital, se encuentran con cierta escasez de recursos sociosanitarios, tanto públicos como privados, para continuar con su proceso de rehabilitación integral e integración social y labo­ ral. No parecen existir suficientes Centros de Día para que acudan a ellos todos

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los lesionados que lo necesitan, a pesar de que este tipo de centros deberían

constituir un puente entre la hospitalización y el regreso a casa, en los casos en

que tal regreso es posible.

El Servicio de Ayuda a Domicilio para discapacitados tampoco se encuentra lo

suficientemente desarrollado y sería interesante que se dedicaran a ello más re­ cursos, ya que supone una alternativa muy válida al internamiento definitivo de

los lesionados que necesitan cuidados muy específicos o cuyas familias no pue­ den dedicar todo el día a su atención.

• En lo que se refiere a la formación e integración laboral, se presentan diferentes líneas de actuación: por un lado, se asegura que sería necesaria la creación de una vía específica de formación e integración laboral para personas con daño cerebral, ya que sus expectativas, en todos los sentidos, no son homologables a las de los lesionados físicos y sensoriales. Por otro lado, se presenta la idoneidad de la integración de los lesionados graves por accidente de tráfico en los circui­ tos de formación normalizada, evitando así la existencia de los denominados «guetos». Para ello, sería necesario promover la eliminación de barreras, tanto arquitectónicas como de pensamiento. En este aspecto, se considera positiva la labor que están realizando tanto los

Centros de Recuperación de Minusválidos Físicos como los Centros Especia­ les de Empleo, aunque resultan escasos en número y en personal y recursos

asignados.

• Se ha manifestado la importancia de una vivienda adaptada como uno de los pi­ lares de la recuperación del lesionado, sobre todo medular, aunque también el sensorial. Y, al mismo tiempo, se denuncia la escasez de viviendas públicas adaptadas, por lo que sería necesario promover su construcción y vigilar los cri­ terios de adjudicación. También se demanda un aumento de la cuantía de las subvenciones destinadas a la adaptación de la vivienda, así como su pago por anticipado, para que el lesionado no tenga que adelantarlo (no siempre se dis­ pone del dinero necesario). • En comparación con el resto de Europa, los servicios sociosanitarios españoles, tanto públicos como privados, parecen haber evolucionado favorablemente, pero aún quedan muchos aspectos por mejorar, que responden más a la escasez de recursos económicos que al cuestionamiento de la profesionalidad de quie­ nes trabajan en ellos. Desde este punto de vista, sería necesario destinar más re­ cursos a la reinserción global de los lesionados graves por accidente de tráfico, con especial interés en la atención psicológica, para estar a la altura de los paí­ ses más desarrollados de Europa.

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La vivencia personal y familiar de las consecuencias de los accidentes de tráfico • Cuando se analiza el momento inmediatamente posterior al accidente, cabe se­ ñalar que los lesionados y familiares han mostrado satisfacción tanto con los servicios de atención y socorro en carretera, que llevarían a cabo su labor de una forma correcta y rápida, como con las personas anónimas que en ocasio­ nes se ven envueltas en los siniestros de tráfico. En este sentido, se detecta un cada día mayor conocimiento de los cuidados adecuados en caso de producir­ se un accidente. • Existe la creencia de que detrás de todo accidentado se encuentra una familia que va a estar a su lado hasta que finalice su recuperación, pero esto no siem­ pre es así. Si bien la familia todavía constituye un fuerte pilar de ayuda y pro­ tección, los accidentes constituyen siempre acontecimientos traumáticos para és­ tas, por lo que hay que tener en cuenta que sólo la existencia de sólidas bases podrá hacer que soporten el impacto. Asimismo, los mecanismos de protección que despliegan las estructuras familia­ res son mayores cuando el accidentado es un menor o un joven no independi­ zado del hogar paterno. En estos casos, los padres todavía se encuentran de­ sempeñando su rol de cuidadores. • Respecto a la etapa hospitalaria, es necesario tener en cuenta ciertas diferencias entre los distintos tipos de lesión: – No todas las lesiones precisan del mismo período de tiempo de internamien­ to hospitalario, siendo las lesiones medulares y cerebrales aquellas cuya es­ tabilización y rehabilitación conllevará una estancia mayor en los centros sa­ nitarios. Por lo tanto, son éstas en las que el impacto sobre la organización familiar será mayor, ya que sus miembros adaptarán sus obligaciones y tiem­ po libre al objetivo fundamental constituido por el acompañamiento al lesio­ nado. – Asimismo, las diferencias entre las lesiones físicas y cerebrales se hacen pa­ tentes desde el momento del ingreso hospitalario. Mientras en las primeras el diagnóstico puede llevarse a cabo con precisión, en las segundas los profe­ sionales sanitarios serán incapaces de establecer el tipo de secuelas y evolu­ ción del accidentado, lo que sume a los familiares en un estado de incerti­ dumbre. • La comunicación de las lesiones a los accidentados es siempre un momento de­ licado y muchas veces temido por los implicados. Se ha observado la inexisten­ cia de una norma que regule, aunque sea de una manera informal, cómo, cuán­ do y por quién se transmitirá esta información.

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– Puede afirmarse sin embargo que aquellos que sufren amputación de algún miembro o lesiones sensoriales se enfrentan de forma más rápida con el cambio sufrido, lo que también puede ayudarles a iniciar antes el proceso de aceptación. – Por el contrario, en los lesionados medulares, debido en parte al largo proce­ so de rehabilitación, el descubrimiento del alcance real del daño sufrido, así como de las secuelas y consecuencias en el desarrollo de su vida, se llevarán a cabo más lentamente, a través del período rehabilitador e incluso una vez que han vuelo a su hogar. – En los lesionados cerebrales, debido a los daños sufridos en sus funciones cognitivas, no es posible hablar de la consciencia de la lesión ya que vivirán un lento despertar que suele producirse una vez han vuelto a sus hogares. No se produce por tanto en ellos el impacto que sufren los lesionados físicos. • El conocimiento de la irreversibilidad de las lesiones provoca en mayor o menor medida un fuerte choque emocional que puede sumir al lesionado en un estado depresivo. A este primer impacto se irán sumando los descubrimientos de las li­ mitaciones que conlleva la lesión, lo que suponen un largo camino a recorrer. • Las estructuras familiares se verán fuertemente afectadas por el internamiento hospitalario de uno de sus miembros, en especial cuando éste es prolongado. El impacto sufrido desvía el centro de gravitación de las familias del hogar al hos­ pital, lo que provoca que todos los recursos se dirijan al cuidado y atención del lesionado. Esta transformación puede llegar a causar el abandono del trabajo, en mayor número de ocasiones de la mujer, que sustituirá su actividad laboral por el acompañamiento del accidentado. Este abandono puede llegar a tener un ca­ rácter definitivo cuando las lesiones sean gravemente invalidantes. Si bien las madres parecen entregarse en su gran mayoría al cuidado de sus hi­ jos accidentados, existen casos de esposas o compañeras sentimentales que no abandonan sus trabajos para cuidar de los lesionados. • Respecto a los servicios recibidos durante la etapa hospitalaria, los lesionados medulares y cerebrales han expresado críticas a cerca de los cuidados de que han sido objeto durante el período en el que se encontraban inmovilizados. – La falta de cuidados adecuados ha generado en muchos casos la aparición de escaras en el cuerpo, heridas que más adelante necesitarán un proceso de cura que puede retrasar el inicio de la rehabilitación. – También la ausencia de servicios correctos podrá generar en aquellos lesionados cerebrales que permanecen largo tiempo en estado de coma la aparición de malformaciones en manos y pies, las llamadas manos de águila y pie equino. • Como ya se ha comentado, la atención psicológica es un servicio que no se en­ cuentra hoy en día totalmente extendido en la red de hospitales públicos, por lo

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que no todos los accidentados tienen la posibilidad de beneficiarse de él. Sin embargo, entre aquellos accidentados que han podido contar con este servicio se ha percibido un amplio rechazo a la figura de este profesional. Esto podría deberse a la existencia de una imagen distorsionada de sus funciones y objeti­ vos, a la falta de voluntad de los lesionados a reconocer la necesidad de ayuda o a la inoportunidad del momento en que ésta se ofrece. Asimismo, es necesario señalar que, según los accidentados, en la red de hospi­ tales públicos sólo el de Lesionados Medulares de Toledo ofrece atención psico­ lógica a familiares, lo que supone una grave carencia en la asistencia sanitaria. • La rehabilitación constituye la fase continua a la estabilización del lesionado. Ésta tiene en la actualidad un carácter exclusivamente físico, lo que conlleva que los accidentados que han sufrido traumatismos craneoencefálicos no reciban la atención adecuada para sus lesiones. Únicamente mediante el recurso a profe­ sionales u hospitales privados podrán llevar a cabo el itinerario rehabilitador apropiado para su traumatismo. Pero tampoco en el caso de rehabilitación física se están prestando los servicios adecuados para las necesidades que presentan los lesionados cerebrales. Éstos, debido al largo tiempo que permanecen inmovilizados, sufren contracciones musculares, espasticidades y calcificaciones, secuelas que precisan un trata­ miento fisioterapéutico específico. – La rehabilitación llevada a cabo en los hospitales públicos consiste tanto en la recuperación del tono muscular como en la adquisición de nuevas habilida­ des y destrezas que permitan al lesionado llegar a alcanzar el mayor grado de autonomía posible. En este sentido, algunos medulares y amputados consideran que, en ocasio­ nes, los procesos de rehabilitación no se llevan a cabo con el rigor necesario, lo que provocaría que el accidentado no consiguiese alcanzar ese tope de in­ dependencia posible. Algunos amputados señalan la existencia de convenios entre médicos rehabi­ litadores y empresas dedicadas a la fabricación y venta de elementos ortoprotésicos, que se reflejarían en las recomendaciones e incluso imposiciones que los primeros hacen de estos negocios a los lesionados, lo que estaría ge­ nerando beneficios económicos a los profesionales sanitarios. Esta actuación iría en detrimento de la libertad de elección y el derecho a la información que deberían tener los lesionados. – Los lesionados sensoriales, y en concreto los ciegos, llevan a cabo su rehabi­ litación en centros distintos a los hospitales. Su rehabilitación, que más que

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una recuperación física consiste en el desarrollo de los sentidos que puedan sustituir a la vista y el aprendizaje del manejo de herramientas, como los bas­ tones, se realizará por entero en la ONCE. • Los servicios de atención social que reciben los accidentados en los hospitales no son siempre bien valorados. En ocasiones se considera que no cumplen la función de informar al lesionado o sus familias de las distintas alternativas de re­ cursos y ayudas a las que pueden optar una vez recibida el alta hospitalaria. A su vez, es necesario indicar que numerosos accidentados no eran capaces de re­ cordar esta figura en su estancia hospitalaria, ya que suelen ser los familiares quienes se ocupan de estos asuntos en la etapa hospitalaria. • Tras la rehabilitación se lleva a cabo el alta hospitalaria, este es siempre un hito para el lesionado, tanto para aquellos cuya estancia hospitalaria ha sido corta, como amputados o lesionados sensoriales, como para los que el ingreso en los centros sanitarios se ha extendido durante varios meses (lesionados medulares y cerebrales). – En el caso de los lesionados medulares se ha observado que el largo período pa­ sado en el centro hospitalario, así como la conciencia de las lesiones sufridas, puede llegar a generar en ellos cierto miedo y sentimiento de desprotección. Al temor al regreso se suman hechos como el que numerosos hogares se tor­ nan completamente inaccesibles, pocas casas están diseñadas para que una silla de ruedas pueda desplazarse de una habitación a otra y los baños son en general demasiado estrechos para que sea posible entrar en ellos y moverse, por lo que su utilización les quedará vetada. De esta manera, la adaptación de la vivienda o el cambio por una nueva se convertirán en necesidades prioritarias si se quiere evitar el aislamiento del le­ sionado. Estas son inversiones que a las que únicamente podrá hacer frente el lesionado que posea los recursos económicos necesarios. Si no es así, cabe la posibilidad de solicitar una vivienda adaptada de protección oficial, un servi­ cio escaso y que puede llegar a tardar años en materializarse. – Los familiares de los lesionados cerebrales viven de forma especialmente trau­ mática el momento del alta. Observan las malas condiciones, tanto físicas como psicológicas, en las que se encuentra el accidentado y no desean en­ frentarse en solitario, sin la ayuda de profesionales, a la llegada del lesionado al hogar. Para ellos, el alta supone el traspaso de responsabilidades sobre el cuidado y evolución del lesionado del hospital a los familiares. • Una vez fuera del hospital, los lesionados recibirán los mismos servicios sanita­ rios ambulatorios destinados a la población en general. Estas prestaciones se

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consideran insuficientes, tanto por parte de los lesionados medulares como de los cerebrales, que reclaman una mayor atención a la evolución de los acciden­ tados. • El Centro Base será a partir del alta hospitalaria el lugar donde el accidentado hallará los servicios sociales a su disposición. Si bien se considera que los trá­ mites burocráticos que efectúan son satisfactorios, la información disponible no llega a satisfacer completamente a los usuarios. • Existe en la red pública de salud y protección social una serie de centros o uni­ dades especializadas en las que el lesionado físico puede recibir rehabilitación, atención y formación. Hay diversos hospitales repartidos por la geografía estatal en los que se han crea­ do unidades especializadas en lesionados medulares, así como también existe el mayor centro al que pueden acudir estos accidentados: el Hospital de Lesiona­ dos Medulares de Toledo. Por otra parte, el IMSERSO posee una red de Centros de Recuperación de Mi­ nusválidos Físicos y Centros de Atención a Minusválidos Físicos. En los primeros se imparte formación de diverso tipo, con el objetivo de conseguir la integración laboral del minusválido, mientras que los segundos están destinados a atender de forma integral a personas con minusvalía física grave sin posibilidades de re­ cuperación profesional e integración laboral. Por su parte, los lesionados cerebrales deberá acudir a centros privados o profe­ sionales si desean llevar a cabo un tratamiento rehabilitador, debido a la inexis­ tencia de estos servicios en la red pública. • La vuelta a casa debería terminar con la asunción del cambio provocado por el accidente en el lesionado. Esta aceptación forma parte de un largo proceso en el que factores como el nivel económico del accidentado y su entorno, la edad, el sexo, el nivel cultural y formativo, el ámbito geográfico al que pertenezca o la fortaleza de carácter jugarán un papel importante. A las secuelas físicas del accidente habrá que añadir otra serie de secuelas que pueden irse presentando conforme el accidentado vaya normalizando su vida y conllevarán un fuerte impacto psicológico (pérdida de trabajo, desaparición de amistades, rupturas de parejas, replanteamiento de los objetivos vitales, etc.). En los lesionados medulares existen secuelas derivadas del traumatismo sufrido como son la imposibilidad de llevar a cabo un control de los esfínteres (lo que resulta altamente invalidante) o las dificultades en la realización de relaciones sexuales cuando se carece de sensibilidad y control en la zona genital.

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• La llegada de un miembro de la familia con una lesión grave ocasiona un fuerte impacto emocional y en ocasiones un cambio en los roles, orden y objetivos de la familia. El lesionado pasa a estar en el centro de las atenciones, lo que puede llegar a conllevar una sobreprotección que en vez de estimular al lesionado lo encierre más en su propia tragedia. • Tras la vuelta a casa tendrá lugar el llamado proceso de reinserción o normali­ zación del accidentado. No obstante, es preciso indicar que la existencia de le­ siones altamente invalidantes, como sería el caso de la tetraplejía, o que afecta­ sen gravemente las capacidades cognitivas y relacionales del individuo, en el caso de los traumatismos craneoencefálicos, pueden impedir la llegada a esta etapa final. La reinserción plena del lesionado no es posible sin cierto grado de autonomía. – La inserción supone en numerosas ocasiones la entrada en el mundo, en es­ tos momentos marginal, de los minusválidos, no una vuelta a la vida que se desarrollaba antes del accidente. – Para los lesionados medulares deben cumplirse unas condiciones materiales a priori que posibiliten su inserción: la ausencia de barreras arquitectónicas y la posibilidad de desplazarse a través del espacio urbano. – Tanto para los parapléjicos como para los amputados, la posibilidad de con­ tar con un medio de transporte privado se constituye en uno de los ejes fun­ damentales de su integración social y de la consecución de grandes cotas de autonomía. – En el proceso de normalización de la vida del lesionado la consecución de un puesto de trabajo se presenta como uno de los factores claves, no sólo por la ne­ cesidad de ganar un sueldo, sino el hecho de sentirse productivo, necesario, y de establecer nuevas redes de relaciones sociales en las que verse integrado. Para conseguir la integración laboral, el Estado ha establecido dos tipos de me­ didas: el apoyo a la contratación de discapacitados en empresas ordinarias me­ diante «descuentos» en las cotizaciones de la Seguridad Social; y el estableci­ miento de empresas destinadas exclusiva o eminentemente a discapacitados, que conforman los llamados Centros Especiales de Empleo. Es preciso señalar que uno de los hándicaps que dificultan la integración labo­ ral y social del lesionado grave puede estar constituida por el hecho de cobrar una pensión o haber recibido un fuerte indemnización, ya que estos ingresos le permitirían abstenerse de acceder al mercado de trabajo, renunciando así a las ventajas psicológicas y de desarrollo personal que suele presentar el desempeño de una labor profesional. • Por otra parte, se han puesto en funcionamiento numerosas ayudas a la forma­ ción de minusválidos encaminadas a facilitar su integración laboral. Pero éstas

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se hallan dirigidas exclusivamente a los lesionados físicos, quedando una vez más al margen los traumatismos craneoencefálicos, que necesitarían una aten­ ción ajustada a sus carencias cognitivas. La formación es considerada como un proceso importante, no sólo por los posi­ bles conocimientos que pueden llegar a permitir la inserción laboral y social de los lesionados de tráfico, sino porque, en la actualidad, se ha convertido en una de las escasas vías que existen para facilitar el descanso de sus familiares y que los accidentados se independicen psicológicamente de sus hogares gracias a lo que supone la persecución de objetivos, la relación con los compañeros de cla­ se y los formadores, etc. • El sistema de protección estatal establece la existencia de varios tipos de presta­ ciones a aquellos accidentados cuya lesión provoca una minusvalía. Por un lado se encontrarían las pensiones contributivas, cuando el accidentado cuenta con una vida laboral anterior, y las no contributivas, en el caso de que el lesionado nunca hubiese cotizado en la seguridad social como trabajador. Mientras las primeras se establecen según el tiempo y tipo de cotización efectuado, por lo que pueden lle­ gar a alcanzar altas sumas, las no contributivas no superan las 40.000 pesetas men­ suales, lo que conlleva la imposibilidad de llevar a cabo una vida autónoma. También existen ayudas que suponen la concesión de un servicio gratuito o la reducción del coste del mismo. Entre éstas se encontraría la Ayuda a Tercera Per­ sona, la posibilidad de beneficiarse de un aparcamiento reservado para minus­ válidos, la subvención del transporte o la reducción en el pago de impuestos. • El sistema público de protección social establece una serie de ayudas destinadas a cubrir las necesidades, tanto sanitarias como técnicas, que tiene el lesionado físico en el desarrollo de su vida. Las ayudas ortoprotésicas (silla de ruedas, grúa, pierna ortopédica, etc.) se encuentran recogidas en un catálogo de prestaciones, que es considerado insuficiente y anticuado por accidentados y familiares, por lo que éstos se verían abocados a realizar gastos económicos extras si desean ad­ quirir productos que no se hallan catalogados. Se han establecido también ayudas a la compra de un vehículo para aquellos le­ sionados con problemas de movilidad. Una vez más, la cobertura económica es­ tablecida resulta siempre insuficiente, por lo que el lesionado se ve obligado a llevar a cabo un nuevo gasto económico. • Existe una amplia red de asociaciones de afectados, entre las que destaca el gran número de ellas orientadas a los lesionados físicos, mientras que las dedicadas al traumatismo craneoencefálico serían menores en número y de más reciente creación. Los ciegos, por su parte, se caracterizarían por ser el único colectivo con una sola y poderosa asociación, la ONCE.

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Muchas de estas entidades cubren a través de sus servicios las lagunas de ase­ soramiento, apoyo psicológico y orientación que deberían encontrarse dentro del servicio integral que debe ofrecer un centro de salud.

La amplitud social del problema: tratamiento mediático de las personas con discapacidades sobrevenidas a causa de los accidentes de tráfico • La trayectoria vital de los accidentados de tráfico después del accidente no es motivo de interés informativo. El «Después del accidente, ¿qué?» no existe des­ de el punto de vista mediático, al contrario que el propio accidente que está am­ pliamente reproducido. En el período analizado, que consta de 149 días, sólo se han encontrado siete noticias que tratan este tema, lo que representa una media de 1,4 noticias al mes. Sin embargo, se observa que sí existe un significativo interés implícito, lo que significa que su identidad en lo informativo está sobreentendida. Desde esta conclusión, sólo existe posibilidad de análisis mediático de los accidentados de tráfico tomando como objeto de estudio el contexto en el que se desenvuelve su trayectoria vital después del siniestro: el de la rehabilitación (la física, la psico­ lógica y la social). Así pues, la lógica de lo implícito para abordar a este colec­ tivo ha sido observarlo: – En cuanto que persona accidentada: a través de su condición de discapacita­ do (fundamentalmente físico) y, por tanto, – En cuanto que discapacitado: a través del proceso de rehabilitación después del accidente que es compartido, en su totalidad o en alguna de sus fases, por todos los discapacitados. • El proceso de rehabilitación de los discapacitados se ha considerado que consta de cuatro etapas o fases: rehabilitación médico-funcional, tratamiento psicológi­ co, educación general y especial y recuperación profesional. Desde el punto de vista mediático, en la prensa española existe una preeminencia informativa de los aspectos sociales de la rehabilitación (recuperación profesional —59,6% de to­ das las noticias— y educación —24,5%—) sobre los aspectos personales (médi­ co-funcional —23,4%— y tratamiento psicológico —20,2%—). • El interés mediático hacia el proceso de rehabilitación de las personas discapa­ citadas ha sido medido a través de tres variables: – La intensidad informativa: se refiere a la edición de noticias sobre este tema en España. El total de ellas publicadas en el período de cinco meses considerado (149 días) es de 188 noticias, lo que supone una media de 1,26 noticias/día.

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– La geografía del interés: es decir, cómo se reparte en la geografía del Estado la inclinación informativa hacia el proceso de rehabilitación de las personas dis­ capacitadas. El interés mediático es mayor cuanto más cercano, físicamente, es el hecho al lector, por eso la mayor parte de estas noticias se publica en la prensa local y regional (57,1% de todas las editadas). – El tamaño de la noticia: las noticias sobre este tema tiene una significativa re­ levancia mediática, pues al menos una tercera parte de ellas tenían la exten­ sión de una página completa o más. Esta proyección, sin embargo, es distinta según la fase del proceso a la que se refiere la noticia: así, las que relatan as­ pectos de la rehabilitación médico-funcional son las de mayor tamaño (el 61,1% ocupaba una página completa o más). • Los sujetos que aparecen en las noticias sobre el proceso de rehabilitación de las personas que han sufrido alguna discapacidad son los siguientes: los discapaci­ tados (aparecen en el 92,5% de las noticias), la Administración pública (29,3%), las asociaciones (25,0%), la empresa privada (18,1%), Universidad (10,6%) y los familiares (1,1%). – Los discapacitados aparecen identificados presentados en la prensa nacional a través de dos roles posibles: Víctima de una tragedia personal: es el rol tradicional de víctima, el que está impregnado de la pena por una desgracia personal. El discapacitado inmerso en una tragedia individual que sólo afecta a sí mismo y los suyos. Este rol está asignado en mayor medida a discapacitados identificados como físicos o pa­ rapléjicos y es tratado en mayor medida por las noticias sobre tratamiento psi­ cológico y por la prensa local y regional. Víctima de una tragedia social: es el rol más reciente de víctima, el que es consecuencia de una tendencia social producida por unas condiciones y un estilo de vida. El discapacitado inmerso en una tragedia colectiva que tiene consecuencias sociales. Este rol está asignado en mayor medida al conjunto de discapacitados en general y es tratado en mayor medida por las noticias so­ bre recuperación profesional y educación y por la prensa nacional. – Los papeles asociados a la Administración pública son los de corresponsabili­ dad (87,7%), activismo (7,7%), y de forma marginal, ineficacia (4,6%) y pa­ ternalismo (1,5%) – Las asociaciones también tienen los roles mediáticos de la corresponsabili­ dad (63,4% de todas las noticias donde aparecen como sujeto) y del acti­ vismo (36,6%). El primero aparece asociado a las noticias que tratan sobre rehabilitación médico-funcional y recuperación profesional; el rol del acti­ vismo lo está, por otra parte, a las noticias sobre educación general y es­ pecial.

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– La empresa privada repite los roles de corresponsabilidad y activismo. El pri­ mero está más asociado a Telefónica y el segundo más a la ONCE.

– La Universidad aparece, en mayor medida, en las noticias que tratan sobre la

recuperación médico-funcional y sobre educación general y especial.

• Los objetivos informativos de la prensa escrita se interpretan como las áreas de in­ terés mediático y, por tanto, de interés social. La prioridad mediática acerca de la

normalización de este colectivo se concentra en mayor medida en las dos áreas

que están relacionadas con la rehabilitación social: la inserción laboral y la for­ mación. De la rehabilitación personal, existe, por tanto, menor percepción social.

– Cuanto más cercano es el sujeto de la noticia al discapacitado, el objetivo in­ formativo o área de interés al que está asociado es, en mayor medida, la re­ habilitación personal. Cuanto más lejano, está en mayor medida asociado a

las noticias sobre rehabilitación social.

– Los contenidos de las áreas de interés más numerosos son, lógicamente, los

que están asociados a las noticias sobre la rehabilitación social, sobre todo los

contenidos sobre empleo (20% de todos los contenidos).

La relación entre las fases del proceso de rehabilitación, las áreas de interés

mediático y los contenidos sobre la normalización que editan muestran que

existe una separación muy clara entre la rehabilitación personal (médico-fun­ cional y tratamiento psicológico) y la rehabilitación social (educación y recu­ peración profesional). Las primeras comparten entre sí áreas de interés infor­ mativo, tal y como ocurre con las segundas entre sí, sin embargo entre los dos

tipos de rehabilitación no existe ninguna proyección mediática común.

• La imagen mediática de las personas con discapacidad se compone de dos di­ mensiones:

– El contexto de Imagen del Proceso de Rehabilitación: es la orientación me­ diática general, el sentido del que se contaminan las noticias que se publican

sobre el proceso de rehabilitación de los discapacitados físicos.

– Los contenidos de Imagen del Proceso de Rehabilitación: son las distintas varia­ ciones de imagen que la prensa española proyecta sobre el proceso de rehabili­ tación de los discapacitados físicos dentro del contexto general de progreso.

5.2. Síntesis y orientaciones

)

A lo largo del presente informe se ha procedido a analizar los resultados del estu­ dio llevado a cabo, y como es lógico, se han ido plasmando diferentes opiniones y elementos conclusivos que se derivan de los mismos.

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No obstante, se ha considerado conveniente dedicar un apartado final que, a modo de síntesis resuma los aspectos más característicos que se evidencian en el proceso de la investigación y también las acciones que, a tenor de la situación detectada, podrían incidir en una mejora de la situación y la problemática en la que desarro­ llan su existencia vital las personas que sufren graves secuelas derivadas de los ac­ cidentes de tráfico. En las páginas siguientes se irán aportando, a modo de flash los aspectos conside­ rados de mayor relevancia de la investigación. La situación de las personas con discapacidad sobrevenida a causa de los ac­ cidentes de tráfico es ya en la actualidad, por su impacto y volumen un pro­ blema de gran magnitud, pero que se verá ampliamente incrementado en los próximos años, lo que generará un mayor grado de necesidades del colectivo.

Diferentes aspectos avalan la afirmación realizada: • El parque de vehículos en España va aumentando de forma progresiva, con el consiguiente incremento de los niveles de exposición al accidente y, ló­ gicamente, mayor nivel de riesgo de su ocurrencia. • Los avances realizados en la seguridad de los vehículos (airbarg, frenos ABS, tracción a las cuatro ruedas...) suponen un importante logro en la lu­ cha contra las consecuencias de los accidentes de tráfico. De hecho, la tasa de mortalidad de los accidentes se reduce progresivamente, pero tie­ ne el efecto perverso de generar un mayor número de discapacitados. En otras palabras, personas que hace unos años sufrían un accidente de coche y morían, en la actualidad, y mucho más en años venideros, salvarán su vida pero, en muchos casos, arrastrarán secuelas de por vida. • En esta misma línea, las infraestructuras viales han experimentado una pro­ funda transformación en los últimos años y, previsiblemente, continuarán en los venideros. Día a día, las kilómetros de autovías y autopistas son más nu­ merosos, los «puntos negros» se van reduciendo y el estado de los pavimen­ tos van mejorando. En consecuencia, la seguridad de las carreteras españolas es cada día me­ jor. Pero a la vez, presenta efectos perversos en la accidentalidad: permite a los conductores desarrollar más velocidad, así como facilita la conduc­ ción, lo que puede llevar a un relajo en la misma, con el consiguiente in­ cremento del riesgo. • Los avances médicos han incrementado las posibilidades de salvación de muchos accidentados, así como la mejora de los medios utilizados para el traslado de las personas (UVI móvil, helicópteros, etc.).

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En consecuencia, todo parece apuntar a que en los próximos años las estadísticas de accidentalidad del tráfico reflejarán un descenso en la pérdida de vidas huma­ nas y, por el contrario, un incremento en el número de personas que padecerán se­ cuelas permanentes derivadas de los accidentes de tráfico. Desde estas premisas, todo hace prever una mayor incidencia de personas que se verán afectadas por los accidentes de tráfico, por lo que parece conveniente que las instituciones implicadas prevean políticas de actuación que tengan en cuenta el previsible incremento en el número de discapacitados y las peculiaridades de los mismos (politraumatismos, trastornos craneoencefálicos...). En este sentido, se sugiere: • Analizar la actual oferta de servicios desde una perspectiva integral, profun­ dizando en todas y cada una de las áreas implicadas (sanitaria, social, jurí­ dica, asistencial, laboral...), detectando las carencias existentes en la actuali­ dad y los márgenes de maniobra que las mismas permiten. • Crear infraestrucutras adecuadas y específicas para este colectivo. Cada vez más están apareciendo nuevos cuadros diagnosticados (politraumatis­ mos, etc.) que requieren en muchos casos un conocimiento y tratamiento específico de los mismos. • Es necesario, desde una perspectiva económica, analizar las consecuen­ cias futuras que sobre las personas tiene un accidente de tráfico. No sólo existe un condicionante físico, sino que en un gran número de casos vie­ ne acompañado de un condicionante económico, debido a los en muchos casos gastos inducidos a causa de la enfermedad.

En la actualidad existe una preocupante falta de información del alcance y di­ mensionamiento real de las personas afectadas por los accidentes de tráfico.

El desarrollo de actuaciones sociales y asistenciales dirigidas a segmentos de po­ blación concretos deben realizarse acorde con una premisas y datos actualizados que las sustenten y avalen. Desde esta premisa, la investigación realizada ha constatado la precariedad en cuanto a las informaciones y estadísticas relativas al colectivo analizado. De hecho, los datos más fiables proceden de 1986, es decir, de hace catorce años. Cabe pen­ sar que, desde entonces, la situación haya cambiado de forma notable. En este sentido, se considera que difícilmente se pueden establecer políticas de ac­ tuación eficaces si se desconoce cuál es la realidad del grupo social al que se diri­ gen. En otras palabras, la falta de información introduce fuertes dosis de incerti­ dumbre en la planificación social, de tal manera que pueda llegar a establecer prio­ ridades inadecuadas a la realidad y necesidades urgentes del colectivo.

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En este sentido, se considera que la actualización de la Encuesta de Discapacida­ des, Deficiencias y Minusvalías de 1986, que han realizado IMSERSO, INE y Fun­ dación ONCE y cuyos resultados se publicarán próximamente, es un paso impor­ tante en el conocimiento de la realidad de la discapacidad en España. Desde el punto de vista del colectivo analizado, parece conveniente no sólo cono­ cer su número sino: • Profundizar en el segmento concreto de la discapacidad cuyo origen se encuentra en los accidentes de tráfico. Por ello, se sugiere la conveniencia de «trabajar» los datos correspondientes a este grupo social profundizando de forma individual y conjunta en la etiología de las lesiones y la inciden­ cia geográfica del colectivo. Sólo desde este conocimiento se podrán establecer acciones de adecua­ ción de los recursos disponibles y establecer las prioridades de actuación en base a las necesidades específicas de la misma. • Igualmente, y sin menoscabo de la línea expuesta anteriormente, parece conveniente establecer mecanismos que permitan disponer de actualiza­ ciones periódicas de los datos, evitando llegar nuevamente a la situación actual. En este marco, la coordinación y trasvase de información entre di­ ferentes organismos implicados en la materia (IMSERSO, Ministerio de Sa­ nidad y Dirección General de Tráfico, así como sus homólogos correspon­ dientes en las Comunidades Autónomas con competencias transferidas) y el desarrollo conjunto de acciones de investigación, que evite la dispersión de los datos y la minusvaloración de los recursos, debe constituir un pun­ to de partida para favorecer un adecuado nivel de información base de este colectivo. La institución familiar constituye el pilar fundamental, y a veces único, de las personas que sufren secuelas a causa de los accidentes de circulación.

La familia contribuye a que la problemática de las personas que sufren un acci­ dente de tráfico y a consecuencia del mismo padecen lesiones graves quede es­ condida y oculta en el sufrimiento interno del pequeño grupo que la compone y ejerce de amortiguador de las carencias, frustraciones y penas del colectivo. El núcleo familiar directo adquiere desde el mismo momento del accidente un pa­ pel protagonista en el presente y futuro de las personas accidentadas. La situación es tal, que los roles se transforman, las prioridades se desfiguran y se asumen fun­ ciones desconocidas hasta ese mismo momento.

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En este punto, cabe hacerse la pregunta de ¿qué es lo que ocurriría si la familia no se encargase del cuidado y mantenimiento de las personas accidentadas? La res­ puesta parece sencilla: un gran caos asistencial y, como consecuencia, un gran número de ellas no podrían vivir, o al menos, desarrollar un proceso de normali­ zación. Como ya se ha comentado, desde el mismo momento en que se produce el acci­ dente asumen funciones directas en el cuidado del familiar: • En el hospital, organizando turnos de atención y acompañamiento al le­ sionado, aliviando en muchos casos la propia labor asistencial del hospital (ayuda a comer, a incorporarse, etc.) y, lo que es más importante, aportan­ do cercanía, apoyo y solidaridad al accidentado, supliendo carencias asis­ tenciales. • En la salida, transformando su esquema vital (cambio u adaptación de do­ micilio, abandono de trabajos, penuria económica...) y adaptándolo al mundo del lesionado, no sólo en su atención y cuidado, sino en sus pro­ pios esquemas de valoración. Es impensable que personas sin conoci­ mientos médicos vayan a congresos especializados para informarse y co­ nocer la problemática de su familiar. • En el plano relacional, abandonando su marco de actividad y constriñén­ dolo a las premisas que se derivan de la lesión del afectado. En este sentido, las instituciones competentes deben, desde un punto de vista prác­ tico y operativo, asumir el papel primordial de la familia, desarrollando programas y actuaciones de ayuda que mejore la situación tanto del afectado, como de los fa­ miliares que se hacen cargo del mismo. En este sentido, se proponen las siguientes acciones: • Apoyar psicológicamente al grupo familiar que asume el cuidado del lesio­ nado. En este sentido, esta es una de las carencias más expresadas tanto por los profesionales como, en algunos casos, por los propios familiares. • Establecer mecanismos de información que faciliten la «gestión» de la atención de lesionado (trámites a realizar, posibles ayudas, servicios o re­ cursos existentes, etc.). En este sentido, se considera conveniente una ac­ titud activa de las Administraciones, desarrollando mecanismos de infor­ mación directa (mailing, contactos con los trabajadores sociales, médi­ cos...) e indirecta (campañas publicitarias en mass media, etc.). • Promover servicios que «sustituyan» la labor continuada y sin descanso de los familiares a cargo de las personas afectadas. En esta línea podría ins­ cribirse – La expansión y creación de nuevos Centros de Día y de Centros de Atención a Minusválidos Físicos.

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– La adaptación del Servicio de Ayuda a Domicilio a las necesidades es­ pecíficas del colectivo.

Los afectados por las lesiones son un colectivo oculto y, aparentemente, de escaso interés social.

Es conocida la frase de que «sólo existe aquello que sale en televisión». Y lo más grave del caso es que en un gran número de ocasiones es una realidad el significa­ do de la misma. Esto parece estar afectando al colectivo de discapacitados a con­ secuencia de los accidentes de tráfico. En la investigación realizada ha quedado patente el escaso impacto mediático que tiene este amplio grupo de personas, que alcanza protagonismo cuando tienen el accidente —si bien mucho menor que los fallecidos por esta causa— y que des­ pués se diluyen en un continuo ostracismo social. La ausencia de notoriedad de la «fealdad» de las consecuencias del accidente no es agradable desde la sociedad, al menos desde sus formadores de opinión. Esta ausencia de escena impide tomar conciencia de una problemática existente, y a la vez, elimina los posibles efectos preventivos —en tanto que imagen disuasoria— de los mismos. En este sentido, se considera conveniente, exponer a la sociedad las consecuencias de los accidentes y, a la vez, sacar a la luz la problemática del colectivo, en tanto que pueda llegar a eliminar un cierto ocultismo existente en el entorno familiar de asunción del accidente y sus consecuencias como una «historia vergonzante». Desde un punto de vista operativo, en esta línea se sugiere: • Establecimiento desde las diferentes instituciones, tanto públicas como pri­ vadas, que trabajan con el colectivo, de acciones que fomenten la presen­ cia de la problemática del colectivo en la sociedad. Aspectos tales como ofrecer conferencias de prensa sobre investigaciones en el tema, insertar anuncios informativos, promover charlas, conferencias, exposiciones, etc., pueden ser y de hecho son en otras áreas vías de dar a conocer y con­ cienciar a la población de la existencia de un problema social. • Establecer campañas informativas —como las realizadas la pasada prima­ vera por la Dirección General de Tráfico— en la que se resalte la existen­ cia de unas secuelas irreversibles a consecuencia del accidente. Lesiones que tienen nombres y apellidos y una historia vital tras de sí. • Potenciar la imagen del discapacitado (en general) como una persona que puede realizar múltiples tareas de forma idéntica a la población «normal». La concienciación de la sociedad y, dentro de ella, del empresariado, es

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un elemento clave en la reinserción social de los afectados por un acci­ dente de tráfico. Es un hecho constatado que la sociedad no está suficientemente preparada para asumir a las personas con discapacidad producida a consecuencia de un acciden­ te de circulación.

La falta de información constituye un hándicap importante para los afectados por lesiones que son un colectivo oculto y, aparentemente, de escaso interés social. La información y el asesoramiento, al igual que en todas las facetas de la vida, es un derecho por parte de los afectados de disponer de la misma de forma clara y completa, sino también es un deber por parte de los profesionales, de suminis­ trarla. En el caso del colectivo investigado, la importancia de este factor se am­ plifica: • Por un lado, el accidente es una situación altamente traumática e impre­ vista, donde la desinformación conlleva irremediablemente múltiples dosis de angustia e incertidumbre por parte, tanto de los afectados como de sus familiares, que no sólo es en muchos casos gratuita, sino que sus conse­ cuencias pueden implicar un avance o retroceso en el proceso de recupe­ ración e inserción del discapacitado. • Por otro, la creación de recursos y actuaciones dirigidas hacia estos colec­ tivos es una tarea primordial y sobre la que se centran de forma prioritaria las instituciones públicas y privadas que trabajan en el marco de la disca­ pacidad. Sin embargo, es de reconocer que de nada valen las mismas, si los potenciales usuarios o beneficiarios de ellas no llegan a conocer su existencia. Difícilmente van a utilizarlas si no la conocen, por lo que, por un lado, se desaprovechan importantes recursos de gran utilidad para el colectivo. Por otro, los afectados y sus familiares deben suplir la carencia de servicios apoyándose en entidades/profesionales privados, con el consiguiente coste para unas economías precarias. Las opiniones de los profesionales y los familiares coinciden en señalar dos vías de actuación: • Información sobre las secuelas físicas y psicológicas que se derivan de las lesiones causadas por accidentes de tráfico. • Información sobre los recursos sanitarios y sociales existentes a los que pueden tener acceso el lesionado y sus familiares.

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Es opinión unánime, que la información debería suministrarse en el hospital, por parte de personas preparadas y con la suficiente sensibilidad acorde con la situa­ ción y el momento que se vive. En la actualidad, esto no es así, y en muchos ca­ sos, son las asociaciones de afectados las que están cubriendo esta parcela. En el marco de actuaciones concretas, se sugiere: • Establecer líneas de actuación coordinadas entre las diferentes institucio­ nes implicadas, de tal manera que permitan crear en los hospitales unas Unidades de Información, compuestas por personal cualificado e implica­ do en el tema (médicos, psicólogos, asistentes sociales), que actúen «de oficio» en todos los casos que se presente una lesión derivada de los acci­ dentes de tráfico. En este sentido, algunos profesionales consideran conve­ niente incluir en dicho equipo personas afectadas que ya hayan superado las diferentes fases del proceso de normalización. Su apoyo y experiencia pueden ser vitales. • Creación de una línea de información permanente, bien sea telefónica, personal o a través de Internet, donde cualquier persona afectada pueda disponer de forma instantánea de información respecto a recursos, trami­ taciones, etc. • Analizar la posibilidad de automatizar los procesos administrativos que afecten a las personas con esta discapacidad sobrevenida. Aspectos ta­ les como la tramitación de la pensión, la certificación de la minusvalía, la concesión de ayudas podrían entrar dentro de esta línea de actua­ ción. • Aprovechar la experiencia y el saber hacer de las asociaciones de afecta­ dos, delegando en las mismas, mediante acuerdos de colaboración, las ta­ reas de información y asesoramiento al colectivo. Aun teniendo en cuenta la gravedad de todos las lesiones derivadas de los ac­ cidentes de tráfico, la situación de los afectados por daño cerebral alcanza niveles importantes.

A lo largo de la investigación ha quedado patente, que si bien todos las lesiones graves tienen unas consecuencias importantes, las situación de los lesionados cere­ brales alcanza niveles que rozan el patetismo: • En el plano sanitario, las dificultades de diagnóstico inicial y la consi­ guiente incertidumbre que se deriva. • En el plano asistencial, la ausencia de rehabilitación específica para el co­ lectivo, la falta de preparación de los fisioterapéutas no acostumbrados al tratamiento de estas lesiones. • En el plano familiar, la «ingratitud» de no disponer de la colaboración del

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propio afectado, con pérdidas de memoria, ausencia de lenguaje, falta de

entendimiento...

• En el plano formativo, ausencia de recursos formativos adaptados a las le­ siones cognitivas de este colectivo.

• En el plano laboral, difícil integración en la actual red de protección pú­ blica de empleo asistido, a la vez que una práctica imposibilidad de in­ corporarse al mercado de trabajo.

Lógicamente, esta es una situación en el que las instituciones públicas deben afron­ tar de forma urgente y aportar soluciones a este colectivo de afectados y a sus fa­ miliares que viven el día a día con los mismos. En este sentido, las sugerencias aportadas por los lesionados craneoencefálicos y sus familiares son, tal vez, los puntos de partida sobre los que se debería incidir de manera prioritaria. En concreto: • Formación del personal médico y sanitario en el conocimiento de las le­ siones craneoencefálicas y los cuidados necesarios.

• Desarrollo de investigación científica sobre el funcionamiento y conse­ cuencias de las lesiones cerebrales.

• Elaboración y aplicación de un protocolo de cuidados médicos a los trau­ matismos craneoencefálicos.

• Necesidad de ampliar el cuerpo de profesionales con el objeto de que se

traten los daños neuronales sufridos por los accidentados.

• Ampliación del tiempo de estancia en instituciones sanitarias hasta el mo­ mento en que el lesionado finaliza su proceso rehabilitador.

• Creación de unos servicios de rehabilitación que vayan más allá del aspec­ to físico, recogiendo las necesidades neurológicas de estos accidentados.

Los recursos destinados a favorecer la normalización de las personas con dis­ capacidad sobrevenida presentan un gran número de lagunas.

Tanto entre los profesionales y expertos consultados, como los propios afectados y sus familiares, existe y se trasluce la convicción de importantes lagunas y hándicaps pre­ sentes en los recursos con los que cuentan para el desarrollo de las diferentes fases y procesos por los que deben pasar para procurar llegar a una «plena» normalización. Tanto desde un plano económico, como sanitario, como social en el amplio senti­ do de la palabra los resultados del estudio evidencian que queda todavía un largo camino por recorrer. Desde una perspectiva operativa, las principales carencias y, consiguientemente, elemento prioritarios a la hora de actuar se recogen seguidamente:

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En la protección económica, las demandas y sugerencias van siempre orientadas a la ampliación de cobertura económica a los lesionados: • Del presupuesto destinado a las pensiones, en especial de las no contribu­ tivas y a aquellos que reciben bajas pensiones contributivas y carecen de recursos que les permitan valerse por sí solos. • Mayor claridad e información sobre las condiciones de recepción o pérdi­ da del derecho a recibir las pensión. • Establecimiento de un sistema más flexible, en el que la realización de un trabajo remunerado no suponga la retirada de la pensión o su imposibili­ dad de recuperarla. • Ampliación y aumento de los gastos en ayudas económicas a los lesiona­ dos: adaptación de viviendas, coste del transporte, etc. • Mayor cobertura para todos los lesionados, estableciendo parámetros más flexibles a la hora de establecer quién tienen derecho a recibir ayudas, apli­ cando criterios que prioricen el grado de minusvalía frente a los ingresos. En la prestación social, las sugerencias centradas en los servicios dirigidos a la atención de los lesionados son las siguientes: • Mayor información y orientación de los trabajadores sociales sobre los recursos existentes, así como sobre los trámites necesarios para solicitar ayudas. • La ampliación de los servicios sociales a los accidentados que sufren se­ cuelas invalidantes a través de la creación de Centros de Día. Esta es una sugerencia que se encuentra presente tanto en los graves lesionados físicos como en los familiares de traumatismos craneoencefálicos. • Ampliación de la red de centros dirigidos a la atención, formación y vi­ vienda de minusválidos físicos y creación de una red paralela para los traumatismos craneoencefálicos. • Extensión de la concesión de ayudas a terceras personas. • Aumento del número de viviendas de protección oficial destinadas a per­ sonas con minusvalías y establecimiento de criterios estrictos de conce­ sión de las mismas a los lesionados con mayores problemas de movi­ lidad. En lo que se refiere a la norma que rige el reconocimiento del grado de minusva­ lía y su aplicación: • Modificación de los criterios que se utilizan para establecer la concesión del certificado y el grado de minusvalía, en el sentido de priorizar el gra­ do de discapacidad frente al nivel económico. • Adopción de criterios más flexibles para conceder los grados mayores de discapacidad. Grado que después influirá en la concesión de ayudas.

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• Inclusión de las secuelas neuronales dentro de los baremos utilizados para

la concesión del certificado de minusvalía y su grado.

Respecto a la integración laboral: • Creación de una formación adecuada para aquellos que sufren lesiones

cerebrales.

• Sanción a las empresas que incumplan la normativa sobre el apoyo a la in­ tegración laboral del minusválido.

• Apoyo de la Administración pública a la creación de puestos de trabajo de

media jornada para minusválidos.

• Creación de centros de empleo especiales o apoyo al trabajo tutelado para

los traumatismos craneoencefálicos.

De cara a su desenvolvimiento en los espacios públicos: • Real eliminación de barreras arquitectónicas en vías públicas, accesos a

servicios públicos o privados (administración, formación, etc.), así como a

áreas de ocio y de trabajo.

• Adaptación de las señales y estímulos necesarios para que los invidentes

puedan desenvolverse en los espacios públicos (semáforos con sonidos,

señales táctiles en ascensores, etc.).

• Trabajo a favor de una concienciación y educación de la población basa­ da en el respeto y apoyo a las personas con minusvalías.

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COLECCIÓN ESTUDIOS E INFORMES Serie Estudios 1. Francisco Alvira Martín, Ana Cruz Chust, Francisca Blanco Moreno [Investiga­ ción, Planificación y Desarrollo, S.A. (IPD)]. Los problemas, necesidades y deman­ das de la población con discapacidad auditiva en España: Una aproximación cua­ litativa. 2. EDIS. Equipo de Investigación Sociológica, S.A. Necesidades, demanda y situa­ ción de las familias con menores (0-6 años) discapacitados. 3. Fernando Alonso López. Los beneficios de renunciar a las barreras. Análisis económico de la demanda de accesibilidad arquitectónica en las viviendas. 4. INMARK Estudios y Estrategias, S.A. José Antonio Barragán López, Maria Luisa Villén Rivas y otros. Y después del accidente, ¿qué?

aaa

ISBN 84-8446-024-X

SECRETARIA

GENERAL DE

ASUNTOS SOCIALES

MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES

INSTITUTO DE MIGRACIONES Y SERVICIOS SOCIALES

P.V.P. 2.000 PTAS. 12 EUR.