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INDICE INTRODUCCIÓN................................................................................................... 2

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INDICE INTRODUCCIÓN................................................................................................... 2 Bambi.................................................................................................................. 3 LA CIGARRA Y LA HORMIGA................................................................................ 4 DEBAJO UN BOTÓN.............................................................................................. 5 EL BURRO ENFERMO........................................................................................... 6 EL CARACOL Y EL ROSAL..................................................................................... 7 LA ZORRA Y EL LEÑADOR.................................................................................... 8 EL ÁGUILA Y LOS GALLOS.................................................................................... 8 EL CABALLO Y EL ASNO....................................................................................... 9 LA GOLONDRINA Y EL HIJO PRÓDIGO..................................................................9 LAS CABRAS MONTESAS Y EL CABRERO...........................................................10 EL SOMBRERON................................................................................................ 11 LA LLORONA...................................................................................................... 12 LEYENDA DE UN BOSQUE.................................................................................. 13 LEYENDA DEL CADEJO....................................................................................... 14 LEYENDA DEL CERRO TOLOCHE........................................................................15 AGUILA O GALLINA............................................................................................ 16 A QUIEN ALIMENTAS.......................................................................................... 16 ACTO DE SOBERBIA........................................................................................... 17 AFILE LA SIERRA................................................................................................ 17 AMA SIN CONDICION......................................................................................... 18 COMENTARIOS................................................................................................... 19 EPIGRAFIA......................................................................................................... 20

INTRODUCCIÓN Hay una gran variedad de temas literarios los cuales nos ayudan a comprender de una mejor manera cada uno de los textos, entre ellos tenemos los cuentos que nos permiten vivir un mundo de fantasías pero con contextos reales, también las fabulas, ellas nos dejan un buen legado, asimismo las leyendas y parábolas que nos dan a entender como realmente nos debemos de comportar.

CUENTOS Bambi

Érase una vez un bosque donde vivían muchos animales y donde todos eran muy amiguitos. Una mañana un pequeño conejo llamado Tambor fue a despertar al búho para ir a ver un pequeño cervatillo que acababa de nacer. Se reunieron todos los animalitos del bosque y fueron a conocer a Bambi, que así se llamaba el nuevo cervatillo. Todos se hicieron muy amigos de él y le fueron enseñando todo lo que había en el bosque: las flores, los ríos y los nombres de los distintos animales, pues para Bambi todo era desconocido. Todos los días se juntaban en un claro del bosque para jugar. Una mañana, la mamá de Bambi lo llevó a ver a su padre que era el jefe de la manada de todos los ciervos y el encargado de vigilar y de cuidar de ellos. Cuando estaban los dos dando un paseo, oyeron ladridos de un perro. “¡Corre, corre Bambi! -dijo el padre- ponte a salvo”. “¿Por qué, papi?”, preguntó Bambi. Son los hombres y cada vez que vienen al bosque intentan cazarnos, cortan árboles, por eso cuando los oigas debes de huir y buscar refugio. Pasaron los días y su padre le fue enseñando todo lo que debía de saber pues el día que él fuera muy mayor, Bambi sería el encargado de cuidar a la manada. Más tarde, Bambi

conoció a una pequeña cervatilla que era muy muy guapa llamada Farina y de la que se enamoró enseguida. Un día que estaban jugando las dos oyeron los ladridos de un perro y Bambi pensó: “¡Son los hombres!”, e intentó huir, pero cuando se dio cuenta el perro estaba tan cerca que no le quedó más remedio que enfrentarse a él para defender a Farina. Cuando ésta estuvo a salvo, trató de correr pero se encontró con un precipicio que tuvo que saltar, y al saltar, los cazadores le dispararon y Bambi quedó herido. Pronto acudió su papá y todos sus amigos y le ayudaron a pasar el río, pues sólo una vez que lo cruzaran estarían a salvo de los hombres, cuando lo lograron le curaron las heridas y se puso bien muy pronto. Pasado el tiempo, nuestro protagonista había crecido mucho. Ya era un adulto. Fue a ver a sus amigos y les costó trabajo reconocerlo pues había cambiado bastante y tenía unos cuernos preciosos. El búho ya estaba viejecito y Tambor se había casado con una conejita y tenían tres conejitos. Bambi se casó con Farina y tuvieron un pequeño cervatillo al que fueron a conocer todos los animalitos del bosque, igual que pasó cuando él nació. Vivieron todos muy felices y Bambi era ahora el encargado de cuidar de todos ellos, igual que antes lo hizo su papá, que ya era muy mayor para hacerlo.

LA CIGARRA Y LA HORMIGA Había una vez, una alegre y despreocupada cigarra, a la que le encantaba pasar el verano cantando, sin pensar en nada más. En el lado contrario, se encontraba su vecina, una trabajadora hormiga, que tan solo vivía para trabajar y recolectar comida. Cansada de ver a la hormiga trabajar, la cigarra le dijo: -Querida hormiguita ¿Por qué trabajas sin descansar un momento? Siéntate conmigo un rato y disfruta del verano. -Cigarra imprudente, más te valdría dejar tu pereza a un lado y empezar a acumular comida para el largo invierno que se avecina. Una advertencia, que la cigarra se tomó a broma y a la que no hizo el menor caso. Cuando el invierno, hizo acto de presencia, la cigarra se encontró con que nada había previsto para calentarse, ni alimentarse durante esta gélida estación. Muerta de hambre y de frío, recordó a aquella pequeña hormiguita, que siempre pasaba por su casa, cargada de comida, a la que decidió pedir ayuda, para aliviar su penosa situación.

-Pequeña hormiguita, tu que tanta comida tienes guardada desde el verano ¿podrías darme algo para que mi estómago deje de rugir? -Me gustaría ayudarte cigarra, pero ¿no te reías de mí, mientras trabajaba en el verano? ¿Qué te impedía imitarme? - Cantar y disfrutar del verano. -Pues en lugar de hacer tanto el vago, mejor te hubiera valido dedicar un poco de tu tiempo a guardar para el invierno. Tras decir estas palabras, cerró la puerta de un portazo, dejando a la cigarra, lamentándose por su mala conducta.

DEBAJO UN BOTÓN

Debajo un botón, ton, ton, del señor Martín, tin, tin, había un ratón, ton, ton, iay! qué chiquitín, tin, tin. ¡Ay! qué chiquitín, tin, tin, era aquel ratón, ton, ton, que encontró Martín, tin. tin, debajo un botón, ton, ton. Es tan juguetón, ton, ton, el señor Martín, tin, tin, que metió al ratón, ton, ton, en un calcetín, tin, tin. En un calcetín, tin, tin, vive aquel ratón, ton, ton, lo metió Martín, tin, tin, porque es juguetón, ton, ton. Debajo un botón, ton, ton, del señor Martín, tin, tin, había un ratón, ton, ton, iay! qué chiquitín, tin, tin. ¡Ay! qué chiquitín, tin, tin, era aquel ratón, ton, ton, que encontró Martín, tin, tin, debajo un botón, ton, ton...

EL BURRO ENFERMO

A mi burro, a mi burro le duele la cabeza y el médico le ha dado una gorrita gruesa, una gorrita gruesa, mi burro enfermo está, mi burro enfermo está. A mi burro, a mi burro le duelen las orejas y el médico le ha dado un jarro de cerveza, un jarro de cerveza, mi burro enfermo está, mi burro enfermo está. A mi burro, a mi burro le duele la garganta y el médico le ha dado una bufanda blanca, una bufanda blanca,

mi burro enfermo está, mi burro enfermo está. A mi burro, a mi burro le duele el corazón y el médico le ha dado gotitas de limón, gotitas de limón, mi burro enfermo está, mi burro enfermo está. A mi burro, a mi burro le duelen las rodillas y el médico le ha dado un frasco con pastillas, un frasco con pastillas, mi burro enfermo está, mi burro enfermo está.

EL CARACOL Y EL ROSAL Había una vez... ... Una amplia llanura donde pastaban las ovejas y las vacas. Y del otro lado de la extensa pradera, se hallaba el hermoso jardín rodeado de avellanos. El centro del jardín era dominado por un rosal totalmente cubierto de flores durante todo el año. Y allí, en ese aromático mundo de color, vivía un caracol, con todo lo que representaba su mundo, a cuestas, pues sobre sus espaldas llevaba su casa y sus pertenencias. Y se hablaba a sí mismo sobre su momento de ser útil en la vida: –¡Paciencia! –decía el caracol–. Ya llegará mi hora. Haré mucho más que dar rosas o avellanas, muchísimo más que dar leche como las vacas y las ovejas.

–Esperamos mucho de ti –dijo el rosal–. ¿Podría saberse cuándo me enseñarás lo que eres capaz de hacer? –Necesito tiempo para pensar –dijo el caracol–; ustedes siempre están de prisa. No, así no se preparan las sorpresas. Un año más tarde el caracol se hallaba tomando el sol casi en el mismo sitio que antes, mientras el rosal se afanaba en echar capullos y mantener la lozanía de sus rosas, siempre frescas, siempre nuevas. El caracol sacó medio cuerpo afuera, estiró sus cuernecillos y los encogió de nuevo. –Nada ha cambiado –dijo–. No se advierte el más insignificante progreso. El rosal sigue con sus rosas, y eso es todo lo que hace. Pasó el verano y vino el otoño, y el rosal continuó dando capullos y rosas hasta que llegó la nieve. El tiempo se hizo húmedo y hosco. El rosal se inclinó hacia la tierra; el caracol se escondió bajo el suelo. Luego comenzó una nueva estación, y las rosas salieron al aire y el caracol hizo lo mismo.

FABULAS LA ZORRA Y EL LEÑADOR Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña. Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra. El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido. Los cazadores no comprendieron la señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra. La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada.

Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió: Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras

EL ÁGUILA Y LOS GALLOS Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro. Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo. Mas no tardó un águila en caerle encima y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se quedo con todo el gallinero A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate

EL CABALLO Y EL ASNO Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo: Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida. El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo. Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo: ¡ Qué mala suerte tengo ! ¡ Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima ! Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a tí mismo

LA GOLONDRINA Y EL HIJO PRÓDIGO Un hijo pródigo, habiendo derrochado su patrimonio, sólo le quedaba un manto. De repente vio a una golondrina que se había adelantado a la estación. Creyendo que ya llegaba la primavera, y que por lo tanto no necesitaría más del manto, fue también a venderlo. Pero regresó el mal tiempo y el aire se puso más frío. Entonces, mientras se paseaba, halló a la golondrina muerta de frío. ¡ Desgraciada ! le dijo nos has dañado a los dos al mismo tiempo Toma nota de si es la hora correcta antes de ejecutar una decisión. Una acción a destiempo puede ser desastrosa

LAS CABRAS MONTESAS Y EL CABRERO Llevó un cabrero a pastar a sus cabras y de pronto vio que las acompañaban unas cabras monteses. LLegada la noche, llevó a todas a su gruta. A la mañana siguiente estalló una fuerte tormenta y no pudiendo llevarlas a los pastos, las cuidó dentro. Pero mientras a sus propias cabras sólo les daba un puñado de forraje, a las monteses les servía mucho más, con el propósito de quedarse con ellas. Terminó al fin el mal tiempo y salieron todas al campo, pero las cabras monteses escaparon a la montaña. Las acusó el pastor de ingratas, por abandonarle después de haberlas atendido tan bien; mas ellas le respondieron: Mayor razón para desconfiar de tí, porque si a nosotras recién llegadas, nos has tratado mejor que a tus viejas y leales esclavas, significa esto que si luego vinieran otras cabras, nos despreciarías a nosotras por ellas Nunca confíes en quien pretende tu nueva amistad a cambio de abandonar a las que ya tenía

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LEYENDAS EL SOMBRERON El sombreron es otra de las leyendas que están muy arraigadas en las costumbres y tradiciones de Guatemala,…. Un día, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por allí dos vecinas y una de ellas dijo: "¡Qué raro! ¿No serán las mulas del sombrerón?". "¡Dios nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo. A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se sentía muy cansada. Entonces comenzó a oir una música muy bonita y una voz muy dulce que decía: "eres palomita blanca como la flor de limón, sino me das tu palabra me moriré de pasión" Desde ese día, todas las noches, Celina esperaba con alegría esa música que sólo ella escuchaba. Un día no aguantó la curiosidad y se asomó a la ventana y cual siendo la sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana. Desde entonces, Celina no dejó de pensar en aquel hombrecito. Ya no comía, sólo vivía esperando en momento de volverlo a escuchar. Ese hombresito la había embrujado.

Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende". Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada día seguía más triste, extrañando las canciones y esa bonita música. Mientras tanto el hombrecito se volvía loco, buscándola por todas partes. Por fín la bella Celina no soportó la tristeza y murió el día de Santa Cecilisa. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuchó un llanto muy triste. Era el sombrerón, que con gran dolor llagaba a cantarle a su amada: "ay...ay... mañana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pañuelo de lágrimas y suspiros". Los que vieron al sombrerón cuentan que gruesas lágrimas rodaban mientras cantaba: "estoy al mal tan hecho que desde aquí mi amor perdí, que el mal me parece bien y el bien es mal para mi". Toda la gente lloraba al ver sus sufrimiento. Y cuentan que para el día de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: "corazón de palo santo ramo de limón florido ¿por qué dejas en el olvido a quien te quiera tanto?" Y es que se cuenta que el sombrerón nunca olvida a las mujeres que ha querido.

LA LLORONA La Llorona es una de las leyendas con más fuerza en nuestro país. Hoy día su presencia sigue causando tanto pavor como hace siglos. La gente del pueblo no duda en afirmar su existencia e incluso los más instruidos temen objetar algo ante quien afirma haberla visto, pues está tan imbuida en el pensar del guatemalteco que forma parte misma de su existencia y se le otorga el carácter de realidad. Tenemos un gran número de versiones sobre su presencia y lo que la obliga a lanzar ayes lastimeros por la noche, pero lo que nadie puede negar es que ha trascendido las barreras del espacio y el tiempo hasta llegar a ser parte de la idiosincrasia de un pueblo. Es lo cotidiano de lo sobrenatural y la representación de la desesperanza. La leyenda "…Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto con velo levísimo que revoleaba en torno suyo al fino soplo del viento, cruzaba con lentitud parsimoniosa por varias calles y plazas de la ciudad, unas noches por unas, y otras, por distintas; alzaba los brazos con desesperada angustia, los retorcía en el aire y lanzaba aquel trémulo grito que metía pavuras en todos los pechos. Ese tristísimo ¡ay! mis hijos... Levantábase ondulante y clamoroso en el silencio de la noche, y luego que se desvanecía con su cohorte de ecos lejanos, se volvían a alzar los gemidos en la quietud nocturna, y eran tales que desalentaban cualquier osadía.

Así, por una calle y luego por otra, rodeaba las plazas y plazuelas, explayando el raudal de sus gemidos; y, al final, iba a rematar con el grito más doliente, más cargado de aflicción, en la Plaza Mayor, toda en quietud y en sombras. Allí se arrodillaba esa mujer misteriosa, vuelta hacia el oriente; inclinábase como besando el suelo y lloraba con grandes ansias, poniendo su ignorado dolor en un alarido largo y penetrante; después se iba ya en silencio, despaciosamente, hasta que llegaba al lago, y en sus orillas se perdía; deshacíase en el aire como una vaga niebla, o se sumergía en las aguas (…) No sólo por la ciudad de Santiago de los Caballeros andaba esta mujer extraña, sino que se la veía en varias ciudades de la Guatemala de antaño.

LEYENDA DE UN BOSQUE A pesar de su aspecto enfermizo, el prudente ciervo Homero consigue alejar del lugar al terrible lobo gris; los demás ciervos lo admiran pero el violento Zoltan lo envidia y trama un plan para acabar con su fama acusándole de ladrón. En el juicio, el ciervo Homero se niega a declararse culpable y lo condenan al destierro. Camina durante varios días y se encuentra con la garrapata Abel que se lanza sobre su cuello, Homero la riñe y ella le cuenta su problema: es vegetariana y por ese motivo su familia la rechaza. El ciervo herido y la garrapata deciden huir juntos hasta llegar al Bosque sin nombre. En aquel Bosque, Homero sorprende al cuervo Basilio entre las ramas de un pino muy peculiar: se llama Egoistón, se considera sublime y deja morir de sed a otros pinos porque acumula toda el agua en sus raíces; además rechaza la amistad del cuervo Basilio y lo expulsa de entre sus ramas, aunque pronto se arrepiente de su mala acción y le ofrece de nuevo su copa. Hasta el bosque sin nombre llega también el escarabajo Anaxágoras, que almacena gotas de todas clases para crear paisajes de colores y enseñarlos a sus compañeros, pero casi nadie entiende su arte y se ríen de él, por tanto Anaxágoras tiene que huir. En el bosque se entera de que Homero, el ciervo, está muy enfermo y sólo sanaría con un antídoto a base de gotas de resina. Anaxágoras consigue esas gotas para curar a Homero. Y se queda a vivir allí. Hasta ese mismo bosque también llegan los tres ratones más famosos del lugar, Luna, Igor y Atila, los hermanos Merak huyendo de la guerra y de los enfrentamientos entre los ratones de hocico rosado y los de hocico negro; en aquel bosque, encontraron el apoyo que cualquier refugiado necesita. También en aquel bosque se encontraba perdido el cangrejo Lorenzo, que pidió ayuda a los animales para llegar al mar y conocer sus orígenes. Y así fue: camuflado bajo un disfraz de monstruo para inspirar respeto a otras especies, llega al mar pero se da cuenta de que añora el bosque sin nombre y los amigos que allí ha dejado. Algo parecido le sucedió a Elsa, la avispa, con vocación de guerrera y cantante; por su prudencia y habilidades empezó a ser envidiada por sus compañeros; al negarse a atacar a un cachorro de oso, Elsa fue desterrada al bosque sin nombre. Y para terminar estaba Alfonsina, la oca, que a pesar de ser torpe y voluminosa, quiso convertirse

en exploradora para conocer las costumbres de otros animales. El lagarto Mortimer la humilla constantemente y le propone como reto visitar el alto de las Hienas y después los territorios de la Gran Catástrofe. Está convencido de que Alfonsina moriría entre los dientes de las hienas o cualquier bestia del bosque. Alfonsina acepta encantada y en los dos lugares hace buenos amigos. Ya de vuelta, llega al Bosque sin nombre y allí conoce al ciervo Homero, a la garrapata Abel, al pino Egoistón, al cuervo Basilio, a los ratones Merak, a Lorenzo el cangrejo y a Elsa la avispa. Y empiezan a vivir felices aunque ignoran que un ejército secreto de animales envidiosos planifica destruir la vida en aquel lugar. Y cuando el temible ejército secreto llega al bosque no encuentra a nadie... ¿y si aquella historia del Bosque sin nombre hubiera sido una leyenda?

LEYENDA DEL CADEJO Por la noche, después de darle cuerda a mi Longines, de acondicionar mis vestimentas en la silla y de percatarme de sí habían dejado agua, suficiente en la garrafa, me acosté. A la luz del quinqué, que despedía un penentrante olor a gas, me enfrasqué en la lectura de una novela de don Pepe Milla. “Los Nazarenos” eran, hermano. Iniciaba la lectura del capítulo en que don silvestre de Alarcón enseña a los iniciados en Santo y Seña, aquel de “malo Mori”, al cual responden, “Quan Phoedari”, cuando, no se por qué estraña asociación de ideas –la lectura del bien escrito pasaje, tal vez-, vino a mi mente el recuerdo del Cadejo. Un intenso calofrío recorrió todo mi cuerpo, hermano. Más al instante, sobreponiéndome a mis mervios excitados, continué la lectura. “Don Silvestre exhortaba a los Nazarenos a ser fieles a su juramento”, tal el pasaje que leía en ese instante, cuando escuché, nítido en el silencio de la noche, un ruido semejante al que hace un cuerpo pesado al arrastrarse sobre un entarimado. ¡Deben ser ratas!, pensé, Pero el ruido se hizo más fuerte, dandome la sensación de que se iba acercando. (¿Para que te voy a engañar viejito? Ya el susto me iba entrando en ese instante.) Decidí, haciendo un gran esfuerzo de voluntad, levantarme e inquirir, como era natural hacerlo, la causa que lo motivaba. Antes de hacerlo introduje la mano bajo la almohada para savar mi “cuete”, e iba a incorporarme cuando al volver mi vista hacia la puerta, en ella, ocupándola en toda su totalidad, estaba un cuerpo extraño y feroz, semejante al de un chivo grande y peludo, con cachos de toro y cola de león, echando espumarajos por la trompa y cuyos ojos que eran dos brasas echando chispas, me miraban en una forma penetrante y aguda que no la olvidaré jamás.

¡El Cadejo auténtico, similar al del retrato que del mismo me había hecho el Chus, estaba frente a mi! ¡Tuve aún alientos para intentar ponerme “las de hule” por la ventana, pero, no bien lo hube pensado, el Cadejo, que lo sigue a uno con el pensamiento, estaba frente a ella obstruyéndome el camino…! ¡No supe más de mi! ¡Solo recuerdo que sentí los pies como de plomo y que di un grito feroz, salvaje! Cuando volví en ní, estaba rodeado por los mozos que, como vos sabés, duermen “jateados” y envueltos en sus “chamarras”, en los corredores del primer piso. Uno de ellos, creo que fue el Chon Almendáez, el mismo que nos enseñó a montar a caballo, contemplaba el potrero de las vacas paridas y les decía a los otros. -¡Mírenlo, Muchá, allá va tu’vía el Cadejo! ¡El susto que le metío al patroncito…! ¡Bueno está que les pase a estos “Chanclecitos” por meterse a faroleros y creer que con el “cachudo” se puede jugar…! ¡En efecto, viejito, en el potrero se divisa una masa informe balanca, que camina lentamente…! -¿Entonces, Juan Luis, la daga de cruz no te sirvió de nada? -Vaya si no, viejo, más tarde supe que con ella fue con lo que lo logró espantar el Chon Almendáez. Fuente: Cuentos y Leyendas de Guatemala Francisco Barnoya Gálvez LEYENDA DEL CERRO TOLOCHE La leyenda del cerro Toloche. Cerca de la ciudad de Toluca, se encuentra un cerro en el cual existe una cueva, esta cueva se dice que contenía grandes cantidades de oro, pero que era custodiado por el mismo diablo y por una oveja negra en la entrada, cuando las personas intentaban pasar debían pedir permiso a la oveja la cual se los permitía. Cuando las personas entraban y se llenaban las manos de oro e intentaban salir, la oveja les decía “todo o nada” y como era imposible llevarse todo el oro una solo persona, debían dejarlo todo atrás. Por mucho tiempo las personas hablaban de esta cueva, un día un grupo de amigos hicieron una apuesta, el ganador era aquel que entrara y saliera con una naranja de los árboles frutales que decían se encontraban dentro de la cueva. Al día siguiente uno de ellos entro muy temprano en la mañana, cuando lo hizo se encontró con dos catrines, el les dijo a lo que iba y ellos le ofrecieron también oro, pero el solo quería una naranja, los catrines aceptaron pero solo si dejaba su nombre escrito con sangre en la pared, el sin pensarlo lo hizo y salió de la cueva. Al hacer presumió lo que había logrado pero a los pocos días desaparecio. Sin saberlo había entregado su alma al haber firmado su nombre con sangre. Poco tiempo después la cueva fue cerrada con piedras y bendecida por un sacerdote.

La leyenda del cerro de la vieja Oaxaca. En el estado de Oaxaca, México, existía una pequeño pueblo llamado Cerro de la Vieja, este era habitado por muy pocos habitantes, la mayoría de ellos se dedicaba al cuidado de ganado. Un día uno de los pobladores decidió ir al bosque en busca de uno de su animales. Mientras buscaba por el bosque se percato de una pintura en una gran roca, al acercarse y ver bien la pintura, se dio cuenta que era la pintura de una india, al acercarse un poco mas descubrió grandes cantidades de plomo alrededor de la piedra, de inmediato tomo unos trozos de plomo y regreso corriendo al pueblo. Al llegar compartió su hallazgo con el resto del pueblo, de inmediato salieron personas a buscar más plomo, pero después de un tiempo todos regresaban desilusionados porque no habían logrado encontrar nada. Al poco tiempo las personas comenzaron a llamar al hombre mentiroso pero pronto se dieron cuenta que muchos de los hombres que habían salido a buscar la pintura y el plomo ya no regresaron, desde entonces algunas personas al pasar por el bosque puede ver que una figura flotando persigo a hombres dentro del bosque, pero cuando se acercan a ver no encuentran nada.

PARABOLAS

AGUILA O GALLINA Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos. Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas. Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado. Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire. -¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?

-Aguila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella. El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención. Murió creyendo que era gallina.

A QUIEN ALIMENTAS Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores: - Dentro de mi existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando... Entonces le preguntaron cual de ellos era el que acabaria ganando. El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos respondió: - Aquel a quien yo alimente.

ACTO DE SOBERBIA Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida. El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle. "Dime, víbora, quien es el rey de la selva? le preguntó el leon. 'Tu, por supuesto' le respondió la víbora, alejándose del leon a toda marcha. El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca. El león se acercó y le preguntó'Cocodrilo, dime ¿quien es el rey de la selva?' '¿por qué me lo preguntas? le dijo el cocodrilo, si sabes que eres tu el rey de la selva' Así continuó toda la mañana, a cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la

selva era el. Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante. Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido ¿sabes quién es el rey de la selva?' Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata. 'Muy bien, basta ya, lo entiendo' atinó a farfullar el dolorido león. 'pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta.

AFILE LA SIERRA Cierto día, Un señor que iba paseando en el campo se encontró frente a un leñador que afanosamente estaba cortando un tronco, y el paseante le preguntó: -Disculpe señor, usted luce exhausto..., ¿cuánto tiempo ha estado trabajando? -Más de seis horas -fue su respuesta. -¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho? El hombre responde: -No... no tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar. -Pero si afila su sierra cortará más rápido, y si descansa, tendrá fuerzas para cortar más. El hombre se quedó pensativo, como dando la razón a aquel señor, pero miró para su reloj, luego para la leña, y se puso a cortar leña olvidándose del consejo de aquel hombre le había dado.

AMA SIN CONDICION Una historia que fue contada por un soldado que pudo regresar a casa después de haber peleado en la guerra de Vietnam: Un soldado le habló a sus padres desde San Francisco.

- "Mamá, Papá. Voy de regreso a casa, pero les tengo que pedir un favor: Traigo a un amigo que me gustaría que se quedara con nosotros." - "Claro," le contestaron, "Nos encantaría conocerlo." - "Hay algo que deben de saber", - el hijo siguió diciendo, "él fue herido en la guerra. Piso en una mina de tierra y perdió un brazo y una pierna. Él no tiene a donde ir, y quiero que se venga a vivir con nosotros a casa." - "Siento mucho el escuchar eso hijo. A lo mejor podemos encontrar un lugar en dónde él se pueda quedar." - "No, Mamá y Papá, yo quiero que él viva con nosotros." - "Hijo," le dijo el padre, "tú no sabes lo que estás pidiendo. Alguien que esté tan limitado físicamente puede ser un gran peso para nosotros. Nosotros tenemos nuestras propias vidas que vivir, y no podemos dejar que algo como ésto interfiera con nuestras vidas. Yo pienso que tú deberías de regresar a casa y olvidarte de esta persona. Él encontrará una manera en la que pueda vivir él solo." En ese momento el hijo colgó la bocina del teléfono. Los padres ya no volvieron a escuchar de él. Unos cuantos días después, los padres recibieron una llamada telefónica de la policía de San Francisco. Su hijo había muerto después de haber caído de un edificio, fue lo que les dijeron. La policía creía que fue un suicidio. Los padres destrozados por la noticia volaron a San Francisco y fueron llevados a la morgue de la ciudad para identificar a su hijo. Ellos lo reconocieron, para su horror descubrieron algo que no sabían, su hijo tan solo tenía un brazo y una pierna.

COMENTARIOS Es muy reconfortarle dedicar un tiempo a la lectura y conocer y determinar cómo es que está constituida, así nos relaja y alegra el poder leer un bonito cuento, vemos cómo se van formando lindos escenarios que desencadenan situaciones muy complejas pero seguramente con un final feliz, así también determinar las fabulas como es que estas nos pueden dar una buena enseñanza y esta misma la podemos aplicar en nuestras propias vidas, también es muy bonito leer las leyendas, vivirlas y sentir que somos parte de la lectura, asimismo las parábolas nos dejan una bonita reflexión en nuestras vidas.

EPIGRAFIA

http://cuentosparadormir.com/ http://www.fabulascortas.net/ http://www.taringa.net/comunidades/chapines/3820300/Leyendas-de-Guatemala.html http://www.agustinos-es.org/parabolas/002/a%20quien%20alimentas.htm