46529481 La Educacion Ciudadana

FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA Diplomado a Distancia Módulo I La Educación Ciudadana Elaboración de la guía Ana Corina Fern

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FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA Diplomado a Distancia

Módulo I

La Educación Ciudadana

Elaboración de la guía Ana Corina Fernández Colaboración especial José Woldenberg Pedro Salazar

Primera edición: Nexos Sociedad Ciencia y Literatura, S. A. de C. V., octubre 2008 Colaboración especial: José Woldenberg y Pedro Salazar Diseño: Cristina García Autor de la guía: Ana Corina Fernández Coordinación académica del diplomado: Silvia Conde Edición: Aurora Tejeda García © 2008, Nexos Sociedad Ciencia y Literatura, S. A. de C. V. Mazatlán 119, Col. Condesa. Delegación Cuauhtémoc, México 06140, D. F. Esta publicación es propiedad de Nexos Sociedad Ciencia y Literatura, S. A. de C. V. Registrado con el No. 03-2008-052712175200-01 (INDAUTOR / SEP) Reservados todos los derechos. El contenido de este libro no podrá ser reproducido total ni parcialmente, ni almacenarse en sistemas de reproducción, ni transmitirse por medio alguno sin el permiso previo, por escrito, de los editores.

IMPRESO EN MÉXICO

Contenido

Presentación

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Primera Parte: Encuadre

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Objetivos Módulo 1

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Contenidos

9

Competencias cívicas y éticas relacionadas

9

Forma de trabajo

9

Evaluación

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Jornada presencial

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Segunda parte: Contenidos y actividades del módulo

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I. La construcción de una sociedad democrática

19

El fortalecimiento de la democracia en México

19

Los valores de la democracia

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II. Estado de derecho, justicia y legalidad

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III. Formar ciudadanía

28

La condición ciudadana

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Enfoques de la educación cívico política

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Dimensión ética de la educación ciudadana

39

Aspectos pedagógicos de la educación ciudadana

43

La construcción de un nuevo vínculo pedagógico en el proceso de formación

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Bibliografía

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Presentación

El diplomado a distancia Formación Cívica y Ética es una más de las acciones que realiza la Secretaría de Educación Pública para promover la formación ciudadana desde la educación básica. En esta ocasión, se despliega gracias a la colaboración entre la Dirección General de Formación Continua de Maestros en Servicio de la Subsecretaría de Educación Básica y Nexos. Sociedad, ciencia y literatura. Está dirigido a asesores técnico pedagógicos de todo el país y su objetivo general es el de fortalecer las competencias profesionales de los participantes para la implementación didáctica, asesoría, apoyo y gestión escolar en procesos relacionados con la Formación Cívica y Ética en educación básica. Consta de cinco módulos, el último considerado transversal pues se abordará a lo largo de todo el diplomado. Módulo 1: Educación Ciudadana Módulo 2: Educación en Derechos Humanos: un enfoque incluyente Módulo 3: Salud, sexualidad y género Módulo 4: Convivencia escolar y valores Módulo 5: Planeación curricular y didáctica: pedagogía por competencias. (Módulo transversal) El propósito de la Guía del Módulo 1 es orientar y apoyar el proceso de educación a distancia, que se realiza a través de una plataforma tecnológica, en ésta encontrarán las lecturas básicas y complementarias del módulo, ligas a sitios de interés, cuestionarios, wikis, glosarios, foros y otras actividades que habrán de realizar para el logro de los propósitos del módulo. En la guía, la Dra. Ana Corina Fernández aborda de manera sintética los contenidos del Módulo 1, describe la manera como se trabajará la asesoría a distancia con el apoyo de la plataforma tecnológica, detalla las tareas mediante las cuales las y los tutores evaluarán el módulo y señala el vínculo existente con el módulo transversal.

5

Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

La información general sobre el uso de la plataforma, la relación con los tutores, los criterios de evaluación y otros elementos, son abordados con más detalle en el Manual del participante. Este primer Módulo consta de tres unidades. Inicia con el análisis del cambio político en México y los valores democráticos, reflexión que permitirá a los participantes comprender el proceso vivido en nuestro país para avanzar hacia un sistema político democrático, así como dimensionar los desafíos que enfrentamos en ese proceso y en el fortalecimiento de la cultura política democrática. Posteriormente se revisan los principales componentes de un Estado de derecho democrático y la vinculación que éste tiene con la cultura de la legalidad y la justicia. En este apartado se revisa el papel de la autoridad en la construcción de la democracia así como la importancia de que la ciudadanía comprenda y aplique los recursos con los que cuenta para vigilar el ejercicio del poder público. Finalmente, estos referentes conceptuales se articulan en la praxis ciudadana, pues se analiza el proceso de construcción de ciudadanía desde la infancia, las implicaciones de este proceso en el conocimiento e intervención en el entorno con el propósito de lograr su transformación. Esperamos que este diplomado represente para las asesoras y los asesores una experiencia enriquecedora y un espacio para discutir y analizar con sus colegas los temas fundamentales y los desafíos de la educación ciudadana. 6

Coordinadora académica del diplomado. Nexos

Primera Parte

Encuadre

Objetivos Módulo 1 Comprender los fundamentos, bases conceptuales y procedimentales de la educación ciudadana y de la cultura de la legalidad. Analizar las implicaciones educativas de los procesos de construcción de ciudadanía en educación básica. Articular en propuestas didácticas, de asesoría o de gestión escolar, los referentes metodológicos y conceptuales de la educación ciudadana.

Contenidos 1. La construcción de una sociedad democrática 1.1 El cambio democrático y la educación cívica en México 1.2 Principios y valores democráticos 2. Estado de derecho, justicia y legalidad 2.1 El Estado de derecho democrático 2.2 Cultura política y cultura de la legalidad 2.3 La importancia de la legalidad en una sociedad democrática 2.4 Marco jurídico nacional: leyes, instituciones y procedimientos 3. Formar ciudadanos 3.1 La condición de ciudadanía 3.2 Género y ciudadanía 3.3 Enfoques de la educación cívico política 3.4 La dimensión ética de la educación ciudadana 3.5 Aspectos pedagógicos de la educación ciudadana: contenidos, fines, métodos y ambiente de aprendizaje 3.6 La construcción de un nuevo vínculo pedagógico en el proceso de formación

Competencias cívicas y éticas relacionadas En este Módulo se abordan las competencias comprensión y aprecio por la democracia, apego a la legalidad y sentido de justicia, así como la participación social y política.

Forma de trabajo Para el logro de los objetivos del Módulo 1, se propone iniciar cada tema con la recuperación de los conocimientos, creencias y opiniones de las y los participantes. La importancia de esta actividad radica en que la construcción del sujeto democrático es un proceso permanente e inacabado, que no tiene un inicio y un fin determi-

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Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

nados. Como no se parte de cero, en este proceso formativo es fundamental hacer dialogar la cultura ciudadana real, con la cultura ciudadana deseable. De poco sirve hacer acopio de información sobre el significado de la democracia o la ciudadanía si no se movilizan las propias creencias y disposiciones o si se omite la problematización sobre las propias prácticas ciudadanas y docentes. Después de este ejercicio inicial, en cada tema se revisan los siguientes documentos. El texto completo de los documentos se incluye en la plataforma, en la sección Documentos. En esta guía se recuperan algunos fragmentos.

Lecturas básicas El cambio democrático y la educación cívica en México. José Woldenberg Democracia y (Cultura de la) legalidad. Pedro Salazar La Formación de una ciudadanía resignificada. Ana Corina Fernández Rasgos de la Educación para la democracia. Silvia Conde

Lecturas complementarias Apuntes para una microética del valor. Carlos Cullen Sujeto y eticidad. Teresa Yurén Camarena En ciertos temas, se presenta una sección llamada “Para reflexionar y responder” con preguntas y ejercicios que serán insumos para la realización de las tareas con las que se evaluará el Módulo. Algunas de ellas están enlazadas con los cuestionarios

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incluidos en la parte de las actividades de la plataforma o con tareas. Se recomienda revisar el Manual del participante, incluido en la plataforma, para consultar los criterios y mecanismos de evaluación y calificación.

Evaluación El desempeño en este módulo será evaluado a partir de: • Elaboración de un mapa conceptual • Tres tareas de respuesta en línea • Cuatro cuestionarios • Tarea de cierre: cuadro sinóptico sobre la educación ciudadana Con excepción de los cuestionarios, las tareas serán enviadas por las y los participantes a su tutor o tutora por medio de la plataforma, quien retroalimenta por esa misma vía y asigna una calificación en una escala de 5 a 10. Los cuestionarios no son enviados, sino que la calificación se asigna de manera automática a medida que se responde en línea. Para este Módulo 1, cada tarea tiene un peso distinto, como consta en la siguiente tabla:

Encuadre

Tarea

Porcentaje

Elaboración de mapa conceptual

30%

Respuesta en línea (3)

30%

Cuestionarios (4)

10%

Cuadro sinóptico (tarea de cierre)

30%

A continuación se describen las tareas del módulo:

En la plataforma, en la parte inferior de la descripción de cada tarea se señala la fecha de entrega. Además existe un calendario general y esos plazos se recuerdan en esta guía.

Mapa conceptual Esta tarea implica el análisis de varios documentos y la elaboración de un mapa conceptual que será enviado en archivo adjunto. El sistema permite sólo dos intentos, es decir, enviar sólo dos archivos adjuntos. Cada archivo adjunto es considerado un intento. Si envía la tarea antes de la fecha límite, podrá comentar con su tutor o tutora los detalles de la misma y recibir orientaciones para mejorarla, en caso necesario. No

Para hacer el mapa conceptual, sugerimos que elabore una lista de ideas y conceptos clave, los jerarquice para después establecer las relaciones entre éstos.

es posible enviar la tarea después del límite establecido en el calendario del Módulo. Descripción de la tarea: mapa conceptual Elabore un mapa conceptual sobre los procesos y fundamentos involucrados en el análisis del fortalecimiento de la democracia en México. Tome en cuenta lo que usted sabe del tema, así como lo que presentan en sus textos José Woldenberg, Pedro Salazar y Ana Corina Fernández, este mapa debe articular: a) Los principales procesos que confluyen en el fortalecimiento de la democracia en México. b) Las principales nociones implicadas y sus relaciones entre ellas: democracia, ciudadanía, legalidad, Estado de derecho, valores, principios y procedimientos democráticos. c) Condiciones, prácticas y creencias que obstaculizan la cultura política democrática así como aquellas que la favorecen. d) Los rasgos de la condición ciudadana que demanda la sociedad contemporánea.

Respuesta en línea Se incluyen tres tareas que se deben responder de manera inmediata. En cada caso sólo se tienen 10 minutos para enviar la respuesta y un solo intento. En este tipo de tareas no se envían archivos adjuntos, sino que se da una respuesta breve de dos o tres párrafos (máximo 300 palabras).

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Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

Descripción de las tareas en línea. Primera respuesta en línea 1. Describa los principales rasgos de la democracia como forma de gobierno y como forma de vida. Anote algunos ejemplos de su presencia en México. 2. Explique qué posibilidades ofrece la escuela para desarrollar una cultura política democrática. Ilustre su respuesta con ejemplos de la vida escolar. Segunda respuesta en línea 1. Hemos aprendido que la corrupción es un mal en cualquier caso. Pero tal vez las cosas no sean así. ¿Podemos reprobar los actos del Señor Oskar Schindler que corrompía a los oficiales nazis durante la Segunda Guerra mundial para salvar de los campos de concentración a algunas personas judías? En su argumentación incluya los criterios que emplea para emitir su juicio o tomar postura. Tercera respuesta en línea 12

1. Considerando lo planteado por Carlos Cullen, ¿cuál cree que sea el tipo de educación en valores que se desarrolla con más frecuencia en nuestras escuelas? ¿Educamos para ser camello, para ser león o para ser niños? 2. ¿Cómo podemos fortalecer una educación en valores en la que eduquemos para pensar, para tomar la palabra y para hacernos cargo del otro y de nosotros mismos? 3. En su argumento se debe reconocer su postura ante la educación ciudadana y los fines que ésta debe perseguir en la escuela básica mexicana. Cuestionarios Respuesta a 4 cuestionarios de opción múltiple o de respuesta cruzada. Tiene 5 minutos para responder y un solo intento. Los cuestionarios tienen el siguiente nombre: • Legalidad • Ciudadanía • Enfoque educación ciudadana • Ambientes

Encuadre

Tarea de cierre del módulo: Cuadro sinóptico sobre educación ciudadana Esta tarea implica la elaboración de un cuadro sinóptico en el que se recuperarán los saberes y concepciones previas del participante, el contenido de los documentos básicos, así como su postura sobre la educación ciudadana. Al igual que el mapa conceptual, el trabajo será enviado en archivo adjunto. El sistema permite sólo dos intentos, es decir, enviar sólo dos archivos adjuntos. No es posible enviar la tarea después del límite establecido en el calendario del módulo. Descripción de la tarea de cierre

Elabore los mapas, esquemas y cuadros con el software a su alcance o escanee esquemas hechos a mano. Para asegurar que su tutor o tutora lo pueda leer, recomendamos que lo envíe como imagen. Si tiene alguna duda, consulte el Manual del participante.

A partir de la lectura de los textos de Corina Fernández y Silvia Conde, elabore un cuadro sinóptico con los siguientes elementos: a) Principios, valores, procedimientos y condiciones que integran el horizonte ético de la democracia. b) Rasgos de la educación ciudadana: fines, contenidos, métodos, estrategias y naturaleza del vínculo pedagógico. c) Desafíos que pueden enfrentar los colectivos docentes para crear ambientes democratizadores en las escuelas. 13

Criterios de evaluación Tarea

Criterios e indicadores de evaluación

Mapa conceptual

Integración de nociones, conceptos e ideas claves Jerarquización y los vínculos entre conceptos e ideas. Claridad del mapa (que no requiera explicación). Sentido lógico de las articulaciones entre elementos. Aspectos formales de un mapa conceptual (que no serepitan elementos, que no queden sueltos, que no sean sólo una secuencia lineal).

Cuestionarios

Se califica automáticamente según las respuestas correctas planteadas por el titular del Módulo.

Respuesta en línea Estas actividades se evaluarán considerando: - La suficiencia y pertinencia de los rasgos y ejemplos planteados. - La evidencia de la apropiación de las nociones. - Los fundamentos empleados en su argumentación. - La claridad del posicionamiento ético. Cuadro sinóptico

Esta tarea se evaluará considerando que esté completo el cuadro y que los elementos incluidos sean congruentes con el enfoque de ciudadanía activa.

Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

Actividades de construcción colectiva Más allá de las tareas que implican una calificación, el diplomado pretende que las y los participantes se involucren en un proceso colectivo de reflexión y construcción de referentes teóricos y metodológicos. Para ello esperamos que aprovechen en cada grupo y en el grupo general las herramientas que para ello ofrece la plataforma, tales como glosario, foros, chats y wikis. Como actividades de fortalecimiento del proceso de reflexión, de construcción colectiva y de intercambio, no se califican pero pueden ser tomados en cuenta por el tutor o la tutora para evaluar el trabajo general de cada participante, comprender su proceso de aprendizaje y brindarle retroalimentación. En este primer Módulo se proponen las siguientes actividades de esta naturaleza:

a) Glosario general El glosario es una herramienta de construcción colectiva en la que las y los participantes pueden enviar varias definiciones del mismo concepto, las cuales pueden ser comentadas por sus colegas o complementadas. Se trata de definiciones personales, pues las de diccionario no reflejan el proceso personal y colectivo de construcción. En este Módulo, se incia la definición de los principales conceptos incluidos en la dimensión ética y cívico-política de la educación ciudadana, tales como democra14

cia, ciudadanía, educación ciudadana, legalidad, cultura política, Estado de derecho, sobreranía popular, entre otros. Este glosario se continuará trabajando en el Módulo 2 e incluso hasta el final del diplomado. Se complementará con otros glosarios relativos a los temas de los demás módulos.

b) Chats y foros por grupo Se han programado dos chats en línea con los siguientes temas: • Los valores de la democracia • La cultura de la legalidad

Jornada presencial El Módulo inicia con una jornada de dos telesesiones en las que se abordarán los fundamentos, bases conceptuales y procedimentales de la educación ciudadana. Tendrán una duración de dos horas, serán transmitidas y retransmitidas mediante una señal televisiva. Así mismo estarán en la plataforma en fechas preestablecidas. En cada sede, los participantes recibirán la señal y enviarán sus preguntas y comentarios a la plataforma mediante un foro general. Algunas de las preguntas serán contestadas posteriormente.

Encuadre

La programación de la jornada presencial se dará a conocer con oportunidad y abordarán los siguientes temas: • Cambio político y valores democráticos • Democracia y cultura de la legalidad • Educación ciudadana • (Módulo transversal) Planeación curricular y didáctica. La pedagogía por competencias.

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Segunda Parte

Contenidos y actividades del módulo

I. La construcción de una sociedad democrática Recupero mis saberes, creencias y opiniones En su opinión: ¿Cuáles son los rasgos que definen a un gobierno democrático? ¿Por qué se dice que la democracia es una forma de vida? ¿Qué cambios tendrían que operarse en la forma de pensar y de ser de las y los mexicanos para que participen de manera activa en el fortalecimiento de la democracia?

El fortalecimiento de la democracia en México En el texto El cambio democrático y la educación cívica en México, José Woldenberg destaca los rasgos que caracterizan el proceso de transición a la democracia. Realiza un recuento de los profundos cambios en la esfera política de la sociedad mexicana en la última década del siglo pasado, destacando que este proceso es largo y accidentado. En ocasiones se logran avances en la construcción de instituciones democráticas, pero prevalecen inercias autoritarias. Esto es así porque el ritmo de la

Lecturas básicas Woldenber, José, Cambio político y valores democráticos. Videos Conferencia de José Woldenberg Cambio político.

transformación de la cultura política suele ser más lento que los cambios en otras esferas de la vida política del país. Woldenberg explica así este proceso. 19

No obstante, la cultura política –sus principios y valores– no se transforma tan rápido como las reglas y las instituciones. Las concepciones hegemónicas sobre la política (las relaciones de poder, los lazos entre gobernantes y gobernados, los derechos y obligaciones de los ciudadanos, etcétera,) no se modifican “de la noche a la mañana”. Por el contrario, perviven en medio del proceso de cambio democratizador. Por ello, resulta necesario un esfuerzo específico y consistente para intentar que los valores que ponen en pie el entramado democrático sean asumidos por franjas crecientes de la población. Porque como ya han alertado diferentes instituciones multinacionales como el

pnud

(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) o la

cepal

(Co-

misión Económica para América Latina), diversos fenómenos (la pobreza y la desigualdad, el déficit en el Estado de derecho, la desigual apropiación de los derechos por parte de la ciudadanía, el comportamiento de partidos políticos y medios de comunicación, los problemas de gobernabilidad, la deficiente cohesión social, el precario crecimiento económico), tienden a reblandecer el apoyo y adhesión hacia la democracia. Woldenberg, José, El cambio democrático y la educación cívica en México, Cal y arena, México, 2007, p. 14.

Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

Los cambios que han dado lugar al fortalecimiento de la democracia en México fueron producto de conflictos y movimientos sociales que, gracias a la capacidad organizativa de la ciudadanía, expresada en el impulso de organismos políticos y redes de organizaciones de la sociedad civil, desembocaron en la reformulación y fortalecimiento de normas y organismos electorales. Este proceso fue fundamental para las transformaciones que se suscitaron en la esfera política de nuestro país. Gracias a ello fue posible asegurar, a finales del siglo pasado, procesos electorales confiables. Pese a este impulso democratizador que se expresó en el pluralismo de la oferta electoral, así como en un considerable incremento de ciudadanos que acudieron a las urnas a emitir su voto, es necesario hacer frente a las muchas carencias que todavía prevalecen para que se pueda hablar de que nuestra sociedad posee una cultura política democrática. Entre los muchos aspectos pendientes se destaca, Tarea: Mapa conceptual Esta lectura puede servir como referente para la construcción de su en su mapa conceptual. 20

por señalar sólo uno, el papel que deberían de jugar los medios de información en la construcción de una ciudadanía informada y crítica capaz de asumir la democracia, no como un fin en sí mismo, sino como un medio de mayor realización humana. En su texto, Woldenberg analiza las condiciones en las que se ha venido desarrollando la democracia en México, desde la perspectiva de los procesos electorales, para después poner el acento en la necesidad de extender estos cambios a la cultura política a fin de que la ciudadanía se inscriba de manera más activa y responsable en el fortalecimiento de la democracia en todas sus esferas, inclusive en la vida cotidiana, es decir, en lo que se ha llamado democracia como forma de vida. Si pensamos en la democracia como “forma de vida” que se aprende en la familia, en la escuela, en las organizaciones sociales de toda índole, en los medios o sencillamente por el “efecto demostración” de quienes, partidos o individuos, asumen responsabilidades públicas, es obligado admitir que sigue abierta, al menos en las condiciones mexicanas, una extensa agenda relacionada con diferentes aspectos de la formación y el fortalecimiento de la “cultura cívica”, para hacer del respeto a la ley y la tolerancia una suerte de segunda naturaleza de cada ciudadano por el solo hecho de serlo. Esta cultura requiere, además, de información y discusión sistemáticas y permanentes tanto acerca de los valores y principios de la democracia como acerca de sus formas de realización institucionales. Se trata de una labor a realizar no sólo por y en las escuelas públicas y privadas, sino también en y por los partidos políticos, por y en las instancias gubernamentales y por y en las organizaciones sociales en su conjunto. El objetivo de la educación cívica es, justamente, crear esos circuitos de entendimiento entre ciudadanos que sostienen y defienden puntos de vista

Contenidos y actividades del Módulo

diferentes, dándole credibilidad y legitimidad a los procedimientos propiamente democráticos que deben aplicarse con ánimo tolerante, responsabilidad y solidaridad, que son valores orientadores de la vida política de hoy y mañana. Si esos impulsos se conjugan, puede ser posible la consolidación de la democracia en un marco de fuerte pluralismo, no sólo de convivencia sino de concordia y de respeto a la ley. Woldenberg, José. El cambio democrático y la educación cívica en México, Cal y arena, México, 2007, p. 29.

Como educadoras y educadores, este texto nos confronta con el desafío de, desde la escuela, aportar al proceso de formación de una base ciudadana con una sólida cultura política, que conozca cómo funciona un gobierno democrático, asuma la corresponsabilidad ciudadana ante los asuntos públicos, ejerza sus derechos y valore la democracia como la mejor forma de gobierno. Los programas de Formación Cívica y Ética promueven que el alumnado comprenda que la democracia en México es un producto histórico y cultural, en el que se dan cita movimientos de larga data, desde el movimiento insurgente, los primeros procesos electorales, los esfuerzos por constituir un sistema de partidos desde el siglo XIX, las luchas opositoras de la izquierda y de derecha durante el siglo XX, los movimientos sociales de reivindicación de los derechos civiles y políticos, las luchas agrarias e indígenas, así como las reformas electorales, entre otros procesos. La cultura política dominante en México se ha visto retada por elementos de la cultura política alternativa. Si bien la nuestra ha sido considerada durante mucho tiempo una sociedad autoritaria, ello no niega el papel de la lucha que no pocos sectores han emprendido, desde hace más de cincuenta años, por democratizar las formas de ejercicio del poder. Aunque no hayan logrado permear la sociedad en su totalidad, estas luchas han dejado su impronta en la idea de democracia, entendida como un campo utópico de organización de imaginarios sociales que se posicionan frente a los hábitos del autoritarismo. Los primeros promotores de una ciudadanía democrática efectiva, no abstracta, fueron aquellos actores que enarbolaron las banderas de la oposición a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Empezando por las luchas en contra de los fraudes electorales a las que se les sumaron las batallas por la independencia sindical y en contra del corporativismo y el clientelismo político. Sistemáticamente, el partido del Estado se ocupó de sancionar, incluso con violencia, a los disidentes y ello representó una gran enseñanza práctica. Las exigencias ciudadanas de los 70s, gestadas a partir de la lucha estudiantil de 1968, se centraron en los derechos democráticos que desembocaron, hacia

Tareas: Módulo transversal El proceso de construcción histórica de la democracia en México es uno de los temas que deberá ubicar en el mapeo curricular que se realizará en la tarea 1 del Módulo transversal.

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Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

1977, en una Reforma Política que demandó de sus promotores un esfuerzo de convivencia al interior de la pluralidad. Durand sostiene que la educación política se ha ido aprendiendo por el contacto con las luchas sociales y políticas que se han hecho cargo de la educación cívica de amplios sectores de la población para crear una específica cultura ciudadana.1 Durante los años 80s la crisis económica activó nuevos movimientos sociales que lograron atrincherarse en frentes y coordinadoras. Algunos de estos movimientos empezaron a tomar en sus manos la formación de sus miembros y la educación de los hijos de las familias que los integraban, como una primera forma de contrarrestar la retirada del Estado nacional de sus tareas sociales. El despliegue de poder, capacidad que operó a través de la acción de estos colectivos, los puso en condiciones de reconstruir saberes destruidos por el neoliberalismo.2 Fue en ese contexto que el llamado el sector informal de la educación desplegó, entre los sectores marginados, un fuerte impulso para la alfabetización concientizadora inspirada en los trabajos de Paulo Freire. Al tiempo que aprendían a leer, los pobladores de zonas marginadas aprendían también a organizarse y a desarrollar mejores instrumentos para la lucha popular. El efecto educativo que generó la participación en movimientos sociales (incluso en aquellos que no se propusieron educar) se nutrió de la apertura del espectro

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de posibilidades de incidencia a partir de la lucha por el reconocimiento de nuevos derechos. A este efecto no explícito, se sumaron los esfuerzos de algunas organizaciones populares que se conformaron en verdaderas escuelas para la organización participativa y para la construcción de una identidad ciudadana fortalecida por las muchas formas de resistencia civil que se desplegaron en las siguientes décadas. Respuesta en línea Después de que reflexione sobre estos puntos, conteste la tarea: Democracia: sistema de gobierno, forma de vida y práctica escolar. Debe dar respuestas cortas y concretas.

Esta dimensión histórica, favorece que el alumnado reconozca que la democracia no es construida por héroes o próceres, sino por ciudadanas y ciudadanos que en cierto momento tienen un papel central en la esfera pública, pero que no provienen sino del pueblo. Como señala Woldenberg, este largo proceso encuentra un punto cumbre en el año 2000, momento en el que se consolidan sueños largamente acariciados y duramente trabajados. Para reflexionar y responder 1. ¿Cuáles son los principales rasgos de la democracia como forma de gobierno? ¿Por qué se habla de la democracia como forma de vida? ¿Qué rasgos de la democracia están presentes en México? 1

Durand, V. M., “Cultura política de masas y el cambio del sistema político: el papel de la ambigüedad cultural”, Revista Mexicana de Sociología, enero-marzo de 1997, pp. 19-35. 2 Cfr: Dávalos, 2002, p. 89 citado por: Zibechi, Raúl, “Los movimientos sociales como espacios educativos”, revista Otros caminos... un reencuentro pedagógico, Revista de Pedagogía y Educación, No. 3, abril-junio, México 2007.

Contenidos y actividades del Módulo



Puede ilustrarlos con situaciones que recupere de la información que ofrecen los medios.

2. Explique qué posibilidades ofrece la escuela para desarrollar una cultura política democrática. Ilustre su respuesta con ejemplos de la vida escolar.

Los valores de la democracia En el texto, “Los valores de la democracia”, José Woldenberg describe un entramado de condiciones, principios, estrategias y procedimientos deseables para la construcción de la democracia para destacar dos de sus valores sustantivos: la tolerancia y la igualdad. Considera que el cambio político sólo será posible si se da un cambio ético, es decir, si los principios, criterios y valores que orientan los actos y decisiones relacionados con lo público se basan en el horizonte ético de la democracia.

Lecturas básicas Woldenberg, José, Cambio político y valores democráticos. Lecturas complementarias Carlos Cullen, Apuntes para una microética del valor.

Este cambio fue posible por la disposición al diálogo y al acuerdo; por el reconocimiento de que ningún partido o ideología podía pretender abrogarse la representatividad de la nación entera; por asumir, entonces, la legitimidad de “los otros”; por una voluntad de apego a la legalidad; por el rechazo a la violencia como vía de cambio político; por la renuncia a privilegios autoritarios y también por la renuncia al cambio cataclísmico; por la construcción gradual y pacífica de un marco legal fundado en el respeto al voto para encauzar y reproducir la vasta pluralidad de la sociedad mexicana, es decir, por la edificación de un auténtico régimen democrático. Ciertamente, reivindicar la posibilidad de hacer política a partir de otros valores y principios implicaba quebrar inercias institucionales, vencer particularismos y conductas que se tenían como inamovibles y peculiares y aceptar nuevos códigos de conducta tanto en el ámbito público como en el privado. De ese modo, las reformas que rigieron los cambios democráticos a lo largo de dos décadas se apoyaron en un destacable esfuerzo intelectual y ético que finalmente consiguió cambiar mentalidades, inercias y costumbres, remodelar las orientaciones éticas que estaban más profundamente arraigadas en la cultura política nacional a lo largo del siglo XX. Dicho de otra manera: la reforma institucional sería inconcebible sin la reforma moral de la sociedad que la transición propiciaba. Woldenberg, José. El cambio democrático y la edicación cívica en México, Cal y arena, México, 2007, pp. 60-61.

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Guía Módulo I. La Educación Ciudadana

Tareas: Módulo transversal La identificación de los valores de la democracia, así como los procedimientos de la misma son aspectos que deberean ubicar en el mapeo curricular que se solicita en la tarea 1 del Módulo transversal.

Por esta y por otras razones, la formación en valores es uno de los pilares de la Formación Cívica y Ética en México. Contamos con una importante tradición filosófica y pedagógica de construcción de fundamentos y métodos orientados al desarrollo moral autónomo en la educación básica. Algunas de las principales discusiones que en este sentido alimentan esta línea educativa aluden a la noción de valor y a la comprensión de la articulación entre la ética pública y la privada. Por ello, para leer a Woldenberg desde la perspectiva de la educación en valores, es necesario dilucidar brevemente la noción de valor a fin de distinguirla de los principios, procedimientos, condiciones, procesos y dispositivos que favorecen la realización de los valores de la democracia. Los valores aluden a aquello que preferimos, que estimamos y elegimos en virtud de nuestra condición de seres libres. Se trata de “…cualidades que nos permiten acondicionar el mundo para que podamos vivir en él plenamente como personas”,3 pues un mundo injusto, poco solidario, sin libertad y sin belleza, carece de las condiciones indispensable para ser habitado por seres humanos. Los valores, entonces, son cualidades que no son físicas, pues no son captadas por los sentidos, pero, no por ello dejan de ser componentes ineludibles de nuestra realidad y de aquello que nos constituye como seres humanos. Existen distintos tipos de valores, entre ellos están: los útiles, como la capaci-

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dad o la eficacia; los estéticos, como la belleza o la armonía; los intelectuales, como la verdad o la falsedad, pero, cuando hablamos de valores de la democracia, como la libertad, la igualdad o la tolerancia, nos referimos a valores morales los cuales se caracterizan por tres rasgos: 1. Dependen de la libertad humana pues su realización está en nuestras manos. 2. Debido a que dependen de aquello que elegimos para orientar nuestros actos, no se atribuyen a objetos, ni animales o plantas pues se refieren a la conducta humana. 3. En virtud de que la humanidad a lo largo de su historia va construyendo consensos respecto a los valores fundamentales que aseguran las condiciones de habitabilidad de lo humano, es que estamos dispuestos a universalizarlos, es decir, a exigirlos a cualquier persona. Además de los valores, en el horizonte ético de la democracia concurren principios, valores de segundo nivel, procedimientos y hábitos que junto con ciertas condiciones favorecen y propician la realización de los valores de la democracia y los valores propiamente dichos. 3 Citado por Cortina, Adela, El mundo de los valores., “Ética mínima” y educación, El Búho, Santa Fe de Bogotá B. C., 1998, p. 30.

Contenidos y actividades del Módulo

Veamos algunos ejemplos de cómo se articula este horizonte ético en un gobierno democrático y por qué se habla de la democracia como forma de vida. Para que el valor de la tolerancia sea real, hacen falta prácticas como el diálogo, la construcción de acuerdos y el reconocimiento de la pluralidad; para que se sostenga el valor de la igualdad en la conformación de un gobierno con una democracia representativa, se recurre al principio de mayoría, al de derechos de las minorías y a la competencia regulada. Estos últimos no son valores, pero hacen posible su realización. Todo el conjunto de procedimientos, prácticas, principios y valores mencionados por Woldenberg en su texto representan una propuesta del autor respecto de un conjunto de elemento que deberían servir como sustento moral de la acción pública, pero ¿son éstos y no otros los valores? En un contexto de crisis de valores, ¿desde dónde definir la moral pública que habrá de orientar la construcción de una ciudadanía democrática y el fortelacimiento de la democracia en el gobierno y en la sociedad? Cullen plantea dos puntos de partida para responder esta pregunta. [Ante la crisis de valores] hay dos posturas muy fuertes, que tiene entre sí una tensión. La “ética mínima”. Ante la crisis se propone un minimalismo ético, expresión propuesta por Adela Cortina, en el que se trata de acordar algunos principios básicos de la conviviencia que nos permitan resolver en forma dialógica y argumentativa los conflictos. En realidad lo que estas posturas (incluiría dentro de esto a Rousseau, a Habermas) sostienen es que no importa la crisis de valores ni las dispersión de valores mientras haya un acuerdo en principios básicos de convivencia. Es lo que en una expresión feliz Rousseau llama “consenso superpuesto a los disensos”. No importa que cada uno tenga el valor que quiera, mientras sobre ese disenso de valores tengamos un consenso superpuesto que son las reglas de juego de la sociedad que quiere convivir cooperativamente. A esto le llama Rousseau “los principios de justicia”. Mientras acordemos esos principios no importa el resto. Habermas avanza un poquito más porque dice: Importan los disensos pero lo que importa es que acordemos reglas para resolver esos disensos. Reglas racionales, argumentativas, etc. [...] A esta línea no le importa discutir “acordemos valores, acordemos ideales de vida”. No, lo que le importa es que acordemos principios normativos de justicia básicos y después dejemos que cada uno elija su escala de valores, etc.

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Las “las éticas densas” plantean que no es suficiente acordar ciertos principios generales, sino que es necesario volver a entender la pertenencia a una tradición axiológica, de valores. Es necesario volver a entender valores concretos y poder compartir valores concretos con otros. [...] lo que nos dan los valores de algunas tradiciones es arraigo, pertenencia, identidad desde la cual es más fácil salir a resolver problemas y entender al diferente. [...] La primera posición permite que respetemos las diferencias de valores porque acordamos principios de justicia pero las respetamos en los términos mínimos. ¿Y cuáles son los términos mínimos? Que te tolere. La tolerancia es un tema sumamente importante, pero es lo mínimo. Las éticas densas están tratando de plantear que hay que ir más allá de la tolerancia: Una cosa es que te diga: piensas distinto, valoras distinto, te tolero. Pero me importa un comino. A que yo diga: ¿piensas distinto? Te tolero, pero no sólo te tolero: Quiero aprender de ti. ¿Por qué no me dices cómo son tus valores que yo te digo cómo son los míos, porque no vaya a ser que yo esté perdiendo un poco de humanidad y tú estés periendo un poco de humanidad. Esto trasládenlo a los pueblos, al diálogo de las culturas. Es un tema muy fuerte y son dos maneras diferentes de plantear las cosas. Habría una tercera propuesta, que yo llamaría la microética del valor

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que consiste en darnos cuenta crítica, quizá deconstructivamente, de los costos de haber confundido la ética solamente con principios racionales o normas incondicionadas olvidándonos, por decirlo a lo Kant, de las inclinaciones naturales, de los valores sociales, o bien, haber confundido la ética solamente con la utilidad o la renta, o sea, el valor como precio, o haber confundido la institución con la mera legitimidad formal. Adaptación de la versión estenográfica de Carlos Cullen, Microética del valor. Pp: 8 -11, en www.uccor.edu.ar/reduc/conferencias2002/Cullen.doc, fecha de consulta 20 julio 2008.

Foros y chats Su tutor o tutora organizará un foro para debatir sobre el horizonte ético de la democracia. El grupo tomará postura al respecto y seleccionarán a un miembro del grupo para que participe en un chat en vivo.

Para debatir 1. A partir de lo aquí expuesto y de la lectura de “Los valores de la democracia” reflexione sobre lo siguiente:

- ¿Cuáles cree que son los valores de la democracia?



- ¿Cuáles son los valores que debemos promover en las escuelas? ¿Cómo se han definido? ¿Se trata de una ética mínima, de una ética densa o de un proceso de microética del valor?



- ¿Cuáles de los elementos del horizonte ético de la democracia propues-

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tos por Woldenberg están claramente presentes en nuestro país y en las escuelas?

- ¿Qué desafíos enfrentamos en México para fortalecer este horizonte ético de la democracia?



- ¿Cómo se puede contribuir desde la escuela a este proceso?

2. Exprese sus opiniones al respecto en el foro organizado por su tutor.

II. Estado de derecho, justicia y legalidad Recupero mis saberes, creencias y opiniones ¿Cuál es la función de la ley en una democracia? ¿Es suficiente con la existencia de las leyes para vivir en un Estado de derecho? Para constituirnos como sujetos requerimos de la ley pues para que nuestra libertad exista, es indispensable que exista para los demás. La ley no es una abstracción que simplemente proviene de afuera para imponerse sobre la persona. La conformación de seres libres es impensable sin la construcción de un tipo de relación con la ley. El reto fundamental de la convivencia en todos los ámbitos radica en la aspiración de que las muchas libertades puedan coexistir. Al analizar las

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narraciones de jóvenes de secundaria en torno a la ley y la justicia en el espacio escolar, Elizondo (2007) encontró que ellos atienden a las normas para evitar la sanción de la autoridad y no porque reconozcan su papel en la construcción de un sentido comunitario. La escuela tiene la tarea de desarrollar en sus estudiantes un tipo de relación con la ley que vaya más allá de un sentido utilitario que permita evadir el castigo y esto sólo es posible si el estudiantado logra desarrollar un aprecio por la ley en la medida en que pueda reconocerla como indispensable para ejercer su propia li-

Tarea: Mapa conceptual Esta lectura servirá como referente para elaborar el mapa conceptual.

bertad. Este aprecio y adhesión al ordenamiento jurídico constituye un componente sustancial para desarrollar una cultura de la legalidad. A fin de ofrecer un acercamiento al espectro conceptual implicado en las relaciones entre democracia, cultura de la legalidad y Estado de derecho, es que se ofrece la lectura del texto de Pedro Salazar, Democracia y (Cultura de la) legalidad. Para reflexionar y responder ¿Cuáles son los componentes de una cultura de la legalidad? ¿Es posible contribuir, desde el espacio escolar a la construcción de una cultura de la legalidad congruente con los derechos humanos y los principios de la democracia? ¿Qué hacer frente a la necesidad de establecer una normatividad que haga

Cuestionario Esta reflexión puede contribuir para responder el cuestionario Cultura de la legalidad, incluido en la plataforma.

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posible la convivencia al interior de la escuela y el derecho de los estudiantes a la participación en la resolución de asuntos comunes? ¿Qué lugar da la escuela, y, en particular el docente, al reclamo de los estudiantes de que la normatividad sea cumplida por todos, incluyendo la autoridad?

III. Formar ciudadanía La condición ciudadana Recupero mis saberes, creencias y opiniones Defina con sus propias palabras lo que es para usted un ciudadano. Desde esa concepción de ciudadanía, ¿es posible que la escuela básica forme ciudadanas y ciudadanos? ¿Por qué? Además de los procesos electorales, ¿en qué otros ámbitos cree usted que se puede ejercer la condición de ciudadano o ciudadana? La noción de ciudadanía ha servido como herramienta política o como medio de despolitización; como principio organizador tanto para incluir como para excluir4. En un intento de síntesis de los cambios que ha sufrido este concepto, Cullen5 28

ofrece una clasificación de los distintos tipos de ciudadanía que se han construido desde la antigüedad hasta nuestros días. Restrictiva Niega a los niños, las mujeres, los esclavos y a los no atenienses esta condición. Minimizada Reduce a la idea de que cada uno debe buscar su felicidad sin que importen las responsabilidades públicas, porque traen perturbación. Estoica Sabiduría interior, aquella que es indiferente a lo externo, a lo que acontece. Construida sobre la base del contrato social: Ciudadanía Nacional Hacia los siglos XVII y XVIII la idea de individuo como sujeto de derechos tomó impulso en la cultura política de las teorías contractualistas y con ello se ofrecieron 4 Yuval Davis (1995) Citado por: Carreño, Gabriela, “La Cultura Ciudadana en el Estado de México. Una perspectiva desde los docentes en formación”, Ponencia presentada en el IV Congreso Estatal de investigación educativa. 28, 29 y 30 de marzo de 2001, p. 7. 5 Cullen, Carlos, “La ciudadanía como problema educativo”, conferencia presentada en el Coloquio para la presentación de resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2003, IFE, agosto, 2003.

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las bases para delinear los rasgos del ciudadano moderno que se afirma como miembro de la comunidad política. Así, como efecto del contrato social, surge una idea de ciudadanía construida que se sostiene en la garantía y legitimación de los derechos individuales y en la institución de un espacio público encargado de definir y gestionar la cosa pública para asegurar el clima social necesario para el ejercicio de lo privado. En el siglo XIX la libertad económica individual abrió la posibilidad de consolidar los derechos políticos y los derechos sociales al abrigo, estos últimos, del desarrollo de la educación elemental pública. Ciudadanía global minimizada-ampliada Si bien las luchas sociales del siglo pasado crearon las condiciones para el desarrollo de la conciencia nacional, del sentimiento de pertenencia a una comunidad y a un patrimonio común, ello no fue suficiente para trastocar la estática y casi vacua noción de ciudadanía que imperó durante la primera mitad del siglo XX y que más bien representó un recurso retórico de la clase política. Esta idea de ciudadanía nacional entró en crisis hacia finales del siglo pasado, a partir del auge de la globalización económica pues empezó a ser cuestionada tanto la viabilidad del Estado de bienestar, como la de los Estados nacionales mismos, así como la idea de la igualdad ciudadana, entendida como integración homogénea a la nación de acuerdo con las pautas del grupo hegemónico. El principal cuestionamiento a esta noción de ciudadanía se centró en que este concepto de inclusión obliga a la exclusión, a la negación de la diferencia que empezó a ser combatida por los nuevos movimientos sociales como el feminismo, las luchas por los derechos de los pueblos indígenas y en general la lucha por el reconocimiento de los derechos para todos, incluyendo los de la infancia y la adolescencia.

Ciudadanías

Antigüedad

Modernidad

Globalización

Restringida o estoica

Construida sobre la base del contrato social

Minimizada para algunos ampliada para otros

Por ser la noción de ciudadanía, al igual que la de democracia, un concepto dinámico, y sociohistóricamente contextualizado, no está exenta de debates. Entre ellos, uno de los más significativos es el que se presenta entre las tesis liberales y

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las comunitaristas de la democracia y la ciudadanía. Los teóricos de la ciudadanía liberal, entienden la ciudadanía como la capacidad de cada persona para formar, revisar y perseguir en términos racionales su definición del bien. En este sentido los ciudadanos hacen uso de sus derechos para promover sus intereses, encontrando como límite el derecho del otro. Ello supone el reconocimiento de distintas concepciones de bien en donde la justicia se erige como el principio regulador. La debilidad de esta postura ha sido ampliamente demostrada en la práctica social, sobre todo en la medida en que la responsabilidad social se ha visto minimizada frente a un énfasis desmedido en los derechos individuales. Por su parte, las tesis comunitaristas enfatizan la noción del bien público como elemento que trasciende los deseos e intereses individuales, que pone en tensión las nociones de bien y de derecho. Esta tesis no resuelve con claridad la actual imposibilidad de definir un bien común, claro, delimitado, último, pues el bien, como todo lo humano, se replantea de manera permanente. Reconocidos los límites de ambas tesis, habrá que asumir que, además de la justicia como virtud principal de las instituciones sociales y políticas, también hace falta una perspectiva de pluralidad y de respeto a los derechos humanos que no puede reducirse ni a la cuestión de la cohesión social o del compromiso colectivo, ni 30

al vaciamiento de la democracia real por el individualismo. Este reconocimiento pone en el centro de la reflexión sobre la democracia y la ciudadanía el debate entre la diversidad y el integrismo como otra vuelta de tuerca de la tensión entre bien común y libertad. Una ciudadanía activa Nicel6 señala que la ciudadanía implica la articulación entre la búsqueda del interés individual y la preocupación por el bien común. Para ello hace falta que el ciudadano desarrolle su capacidad para juzgar las realidades sociales y políticas; que comprenda y acepte las normas y principios de la democracia y que asuma su condición de persona con derechos así como su compromiso para participar en la construcción del bien común. El reto está, entonces en encontrar formas de vida que permitan vivir juntos a individuos y grupos que son a la vez diferentes y semejantes. Se trata de la construcción de un “nosotros” capaz de trascender lo individual pero sin silenciar la diversidad. Por ello son insostenibles tanto los poderes comunitarios antidemocráticos como la sociedad política entendida como un mercado de transacciones vagamente reglamentadas entre comunidades cerradas. 6

Nicel, Norman, et. al. Education and Democratic Citizenship in America, The University of Chicago Press, Chicago, 1996.

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Se trata, en fin, de la búsqueda de formas de convivencia que den lugar tanto a la libertad privada como a la integración social. Desde esta concepción integradora de ciudadanía, es claro que su papel en la construcción y fortalecimiento de la democracia tiene su expresión más básica en la elección periódica de los gobernantes, pero no se agota ahí, sino que es más abarcadora porque “significa involucrarse de manera activa y consciente en la eliminación de los obstáculos de la igualdad, en la tarea de garantizar la plena vigencia y protección de los derechos humanos y la vida democrática, así como en la construcción de una igualdad real para todas las personas que integran la sociedad”7. Como señala Conde8 “más allá de los rasgos formales, ser ciudadano supone un conjunto de valores, actitudes, habilidades y conocimientos que configuran una cultura política que se despliega en el conocimiento de los principios democráticos y de sus derechos; en la capacidad y disposición para participar en la vida pública, para dialogar, tomar decisiones, organizarse y resolver los conflictos de manera no violenta; implica el ejercicio de los derechos y la vivencia de valores como la justicia, la tolerancia, la libertad o la equidad, así como la capacidad de juicio político”. Una cosa es disponer de unos derechos y otra ser un ciudadano y para saber serlo hace falta volver a pensar la ciudad9 y la legitimación de la política más allá de las teorías del contrato social; pensarla desde una revitalización del espacio público y del poder actuar y poder tomar la palabra. Una ciudadanía reconstruida, que alude más bien a una forma de ser y de estar con los demás, pues implica un tipo de vínculo social y un horizonte de referencia al cual tender. Así, al poner el acento en el status ciudadano del hombre, lo define por su vinculación con la ciudad. Una ciudad libre del miedo de cada cual con

respecto al otro, que aspira a ser habitada, mediante la participación. Desde esta perspectiva la ciudadanía representa, entonces, una forma de entender el mundo y la vida, una manera de gestionar la convivencia entre los seres humanos y por lo mismo, una forma de ejercer entre ellos las formas de poder. Victoria Camps señala que, más que una condición de derecho, la ciudadanía es una práctica política entendida como la participación en un compromiso colectivo, un compromiso cívico de deliberación colectiva sobre asuntos que afectan a la comunidad política10. En este contexto la política se asume como el lugar en donde nos podemos reconocer como integrantes de una comunidad capaz de incluir el reconocimiento a la pluralidad. Desde esta perspectiva, el ciudadano no es el individuo, pues este último no puede ser sacrificado por aquél, la pluralidad de las formas 7 IIDH, Participación ciudadana. Serie módulos educativos, número 2. Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Costa Rica, 1997. 8 Conde Silvia, Educar para la democracia. la educación ciudadana basada en el desarrollo de competencias cívicas y éticas, Instituto Federal Electoral, México, 2004. 9 Bárcena, al usar aquí el vocablo ciudad, no intenta restringir su planteamiento sólo al ámbito urbano. 10 Camps, Victoria, “Universalidad y mundialización”, en: Pensar en el siglo, Taurus, España, 1999, pp. 26-27.

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de identidad que nos constituyen y que responden a la multiplicidad de espacios y relaciones sociales en las que nos desenvolvemos debe tener posibilidad de ser en el mundo, y la tensión que ello implica debe ser reconocida y legitimada. Así, la ciudadanía constituye una identidad política creada a través de la identificación con la república y no sólo un estatuto legal11. El ciudadano, entonces, no sólo es aquella persona que cumple la mayoría de edad, sino la que posee una identidad política compartida con otras personas que pueden tener diferentes concepciones del bien, pero que se someten a las reglas prescritas por la república en la búsqueda de sus satisfacciones y en sus maneras de actuar. Esto sólo es posible en la medida en que se logre transitar de un “yo” a un “nosotros” que dé lugar a la diversidad y, al interior de ella, poder establecer planos de identificación en torno a lo compartido. A diferencia de las definiciones universalistas y abstractas de lo público como opuesto al dominio de lo privado, esta noción de ciudadanía permite entender a los deseos, las opciones y las decisiones como privadas en tanto atañen a la responsabilidad de cada individuo, mientras que las actuaciones son públicas porque requieren suscribirse a las condiciones especificadas por la república. Así, más que oponer lo privado y lo público, hace falta enfatizar la tensión 32

permanente entre individuo y ciudadano; entre libertad individual y compromiso social. La ciudadanía como invención es una conquista cultural con carácter provisional pues requiere de un esfuerzo permanente que la reavive y que demuestre su utilidad. Así, la condición del ejercicio ciudadano habrá de ser sometida a una permanente resignificación a través de las tensiones que surgen de la densidad del concepto, asumiendo que los dos elementos constitutivos de la ciudadanía son la pertenencia y los derechos, el primero ligado a la identidad y el segundo a la dignidad. Esto plantea el desafío de trabajar sobre las representaciones mentales que el ciudadano se hace de la práctica política para que pueda pasar a la acción ciudadana, a la participación y el interés por los asuntos que afectan a la comunidad política, entendida ésta como el espacio para encontrar bienes en común desde la diferencia; un espacio abierto que no pertenece a nadie pues es potencialmente de todos.12 A fin de cuentas la democracia no está al servicio, ni de la sociedad ni de los individuos, está para garantizar nuestra condición de sujetos creadores de nosotros mismos, de nuestra vida personal y colectiva, así, irremediablemente unidas pues el sujeto no puede ser entendido en una relación pura y directa consigo mismo; la organización social le penetra completamente, aun hasta para tener conciencia de sí. 11

Moufeé, Chantal, La paradoja Democrática, Barcelona, Gedisa, 2003 p. 117. Cansino, César y Ortiz Leroux, Sergio, “Nuevos enfoques sobre la Sociedad Civil”, Revista Metapolítica, Vol. 1, Núm. 2, México, 1998, p. 224. 12

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Como se puede advertir, las aspiraciones implicadas en esta noción de ciudadanía plantean severos desafíos a la compleja tarea de educar al ciudadano de hoy. Educar para la ciudadanía activa supone mucho más que el mero reconocimiento de la igualdad de derechos. Implica un esfuerzo explícito y permanente para lograr un ejercicio de la ciudadanía en condiciones de equidad. Por ello no se puede concluir la reflexión sobre el concepto de ciudadanía sin hacer referencia al género. La lucha de las mujeres por el reconocimiento de la igualdad de sus derechos ha sido fundamental en la evolución de la ciudadanía. Dentro de los diversos movimientos sociales por el reconocimiento de los derechos, la lucha por defensa de la equidad de género ha sido una de las más afortunadas pues hoy se cuenta ya con una gran cantidad de instrumentos jurídicos que velan por el respeto a la igualdad entre hombres y mujeres. A pesar de ello, todavía queda mucho por hacer para que ésta sea una realidad de la vida cotidiana y para que los actores de los procesos educativos se involucren en el empeño de fortalecer la igualdad en todos los espacios de la vida social, sobre todo, porque las mujeres siguen siendo objeto de importantes discriminaciones. La aspiración de que el reconocimiento de la plena igualdad entre el hombre y la mujer sea una práctica generalizada demanda profundos cambios culturales para que se logren superar las concepciones tradicionales en torno al papel del

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hombre como el de la mujer en la sociedad. Hace falta una educación con perspectiva de género que no se agota en el trabajo con los contenidos o en el espacio del aula sino que atraviesa todos y cada uno de los ámbitos de convivencia de la vida escolar. Para ello hay que ofrecer y aprovechar las condiciones propicias para que el estudiantado pueda apreciar y descubrir la necesidad de una distribución equitativa de roles, funciones, tareas y responsabilidades públicas y privadas; de un comportamiento igualitario y solidario entre hombres y mujeres en todas las interacciones de la vida cotidiana. Esta tarea demanda, necesariamente una educación que favorezca la eliminación de estereotipos que refuercen la discriminación, la exclusión y la desigualdad por razones de género. En los siguientes módulos profundizaremos sobre este tema. Para reflexionar y responder Con base en la lectura del texto anterior responda a las siguientes preguntas: ¿Por qué la condición ciudadana no se agota en su participación en procesos electorales? ¿Es suficiente con que el ciudadano se haga cargo de su propio bienestar y sea respetuoso de las leyes?

Cuestionario Esta reflexión puede contribuir para responder el cuestionario Ciudadanía incluido en la plataforma.

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¿Qué es la ciudadanía activa? ¿Cuáles son las principales cualidades que debe poseer el ciudadano activo?

Enfoques de educación cívico-política Recupero mis saberes, creencias y opiniones Responda a las siguientes preguntas con sus propias palabras. Incorpore en sus respuestas no sólo su saber teórico o conceptual sino también el experiencial. ¿Qué significa para usted la educación ciudadana? ¿Cuál cree que es su finalidad última? ¿Cómo cree que debería de enseñarse? ¿Qué piensa de la forma en que actualmente se enseña? El siguiente apartado revisa la diversidad de propósitos y concepciones sobre la Lectura básica La formación de una ciudadanía resignificada. Ana Corina Fernández. 34

educación del ciudadano a lo largo de la historia a fin de de ilustrar el hecho de que se trata de un empeño que siempre estará en revisión para adecuarlo a las necesidades que demandan las condiciones sociales, culturales y políticas de cada época. Atenas y Roma marcaron en la Historia del pensamiento occidental el momento fundador de la ciudadanía, de tal manera que la reflexión actual necesariamente se remonta a dicha época y pasa por la Ilustración. Sin embargo, desde entonces se han generado distintas concepciones y prácticas alrededor del ciudadano y su educabilidad. A fin de ilustrar esta diversidad, se destacan a continuación algunas concepciones significativas que, a lo largo de la Historia han ido dejando su huella en las diversas miradas contemporáneas de la educación ciudadana. En la Grecia antigua, Platón sostenía que antes de educar la inteligencia había que recurrir a la belleza y al arte que exalta los corazones. Así justificaba el papel de la sugestión estética en la educación moral mediante las prácticas de encantamiento en una pedagogía de la interioridad. En cambio para Aristóteles, la ética refiere a la acción y por ello la práctica es el principio educativo por excelencia de la formación ética y de ahí que las virtudes ciudadanas se adquieran ejercitándolas. Hacia el siglo XVII Hobbes partía de una concepción del hombre como un ser negativo, incapaz de alcanzar el autodominio y por ello planteó la necesidad de un Estado coercitivo y de una educación que permitiera establecer el orden mediante el temor, el castigo y la obediencia a través del conocimiento de las leyes y de los castigos que trae consigo su infracción. Locke, en ese mismo siglo, y desde una perspectiva muy diferente a la Hobbes, sostuvo que el papel del maestro no era transmitir conocimiento, sino propor-

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cionar una atmósfera en la cual el entendimiento del niño pudiera desarrollarse sin ser indoctrinado por las opiniones de los demás, e instar en ellos los hábitos que les hicieran capaces de alcanzar el conocimiento por sí mismos y aprender las reglas o el sentido de la autoridad por medio de la práctica. Ya en el siglo siguiente, en la Ilustración, la educación se constituyó en un asunto público, es decir, en obligación ciudadana y en tarea del Estado que puso en el centro el valor de la libertad que dio lugar a la figura de la opinión pública. Ello planteó la exigencia de educar por igual a todos los miembros de las nuevas generaciones a fin de sostener un mínimo de gobernabilidad. Esta educación, que dejó de preocuparse por la salvación de las almas, se planteó la orientación de la libertad en aras del servicio al Estado y al fortalecimiento del espíritu nacional. Por ello Montesquieu13 sostenía que el contenido primordial del proyecto educativo debía ser “el amor a las leyes y a la patria, pues todas las virtudes particulares vienen dadas por añadidura ya que todo depende“... de instaurar este amor en la República, y precisamente la educación debe atender a inspirarlo.” Por su parte, Rousseau, planteaba que todo hombre que vive en sociedad tiene deberes hacia quienes le rodean, por ello debe aprender a luchar contra sí mismo, a vencerse a sí mismo y a sacrificar sus intereses ante el interés común. Cabe destacar que, pese a que en el siglo XVIII se sientan algunas de las bases de la educación ciudadana moderna, la mujer quedó claramente excluida de la condición ciudadana y por ello no se le contempló como parte de esta aspiración educativa. De ahí que Rousseau planteara en su libro Emilio que La educación de las mujeres siempre debe ser relativa a los hombres. Agradarnos, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos jóvenes y cuidarnos de adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables; estas son las obligaciones de las mujeres durante todo el tiempo y lo que debe enseñárseles en su infancia.

A principios del siglo XX, John Dewey, planteó que para construir una sociedad democrática, hace falta que la educación promueva el desarrollo moral por medio de la experiencia conjunta a partir de situaciones problemáticas pues únicamente se adquiere una personalidad moral madura cuando se ha vivido de modo libre, creativo y cooperativo una cantidad suficiente de experiencias sociales. Por ello Dewey asignaba un fuerte papel al ambiente escolar que debe ser diseñado particularmente para influir de cierta forma sobre las disposiciones morales y mentales de los miembros de una sociedad concreta así como para eliminar, hasta donde sea 13 Citado por Rodríguez, Pedro. “La educación ciudadana Estado del conocimiento”, en: Estudio para el diseño de la estrategia de un programa de educación cívica del instituto Federal Electoral 1998-2000, Centro de Estudios Educativos-IFE, México, 1998., p. 37.

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posible, los rasgos perjudiciales e indeseables del medio ambiente existente. De aquí la necesidad de crear un ambiente escolar que permita reconocer la influencia de los aprendizajes espontáneos, la importancia de la comunicación y de las actividades sin intención consciente en la formación de disposiciones. Con esta idea, Dewey prefiguró lo que después se denominaría currículum oculto. La escuela vista como un ambiente especial, democrático, basado en la participación de todos los agentes del proceso educativo, en la adopción de normas en forma razonada, con una corresponsabilidad en la comunidad educativa, exige a los docentes la permanente reflexión sobre su quehacer. Ya en los años 60 y 70 del siglo pasado, en el marco de grandes movimientos sociales que lucharon contra la desigualdad y la cultura autoritaria, se gestaron nuevas teorías como la de la reproducción social y cultural que incorporó una dimensión crítica de la educación de los ciudadanos. Los teóricos de esta perspectiva señalaron que es mediante la educación formal que se reproducen las desigualdades de riqueza y poder que caracterizan a la sociedad. Según esta mirada, la escuela permite que se mantenga la ideología dominante en la sociedad pues contribuye a la reproducción de la estructura de la distribución del capital cultural entre las clases. Desde esta perspectiva se puede inferir que la escuela no necesariamente contribuye a la formación de una base ciudadana libre, igualitaria, justa y crítica, ya que 36

en ciertas condiciones no distribuye de manera equitativa los conocimientos, las habilidades y virtudes necesarias para la participación y el compromiso democrático. Frente al excesivo determinismo que supone asignar a la desigualdad económica todo el peso de la dimensión cultural sin dar lugar al papel que pueda jugar la voluntad y la autonomía de los sujetos, se incorporan al discurso de la educación para la democracia los argumentos post-reproduccionistas y postmarxistas que dieron origen a la teoría de la resistencia que fue inicialmente configurada por M. Apple y H. Giroux, quien después sumó a investigadores como Mc Laren, Aronowitz, Conell y Willis. Ellos “ofrecieron descripciones y nuevas conceptualizaciones justo en aquellos puntos donde se cruzan las determinaciones estructurales con los procesos cotidianos y las prácticas de los sujetos”.14

Los teóricos de la resistencia, al cuestionar la concepción del ser humano como un ente pasivo que sostenía el reproduccionismo, hicieron frente al pesimismo político y su incapacidad para resaltar las contradicciones y tensiones que caracterizan al lugar de trabajo y a la escuela. Destacaron la necesidad de desarrollar una teoría de la reproducción capaz de explicar cómo las escuelas, en sus relaciones con otras instituciones, producen tanto estabilidad como diversas formas de resistencia.

14

Rockwell, Elsie “Cómo observar la reproducción” en La práctica docente y su contexto institucional y social. Rockwell y Ezpeleta (Codirección), Informe Final, Vol. 1, Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, México, 1987, p. 2.

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Para ello fue necesario ver más de cerca las condiciones de las prácticas escolares, para valorar cómo las contradicciones pueden ser abordadas de forma realista para promover alternativas educativas que ayuden a promover una reconstrucción social y política15. Esta perspectiva permitió hacer más visible el valor de la intervención humana para desafiar y cambiar las características represivas de la escolaridad, de tal forma que los sujetos ya no se ven como simples portadores de papeles sociales preestablecidos, sino como productores y consumidores de conocimiento. Las teorías de la reproducción y de la resistencia han sido, según algunos educadores para la democracia y los derechos humanos, un referente de la visión que se tiene de las escuelas y de los sujetos, de sus procesos de constitución y transformación, así como de sus dimensiones ideológica y política. Por ello representan una base conceptual para comprender los mecanismos que hacen posible o dificultan el desarrollo de la educación para la democracia, al explicar la forma en que las escuelas y el currículum mantienen y dan continuidad a los esquemas sociales de desigualdad y de cómo podrían producirse cambios deseables al respecto. Las teorías de la reproducción social y cultural han sido un soporte conceptual para comprender los mecanismos que hacen posible o dificultan el desarrollo de la educación para la democracia. Dan cuenta de cómo operan las escuelas y el currículum para mantener y dar continuidad a los esquemas sociales prevalecientes y de cómo podrían producirse cambios deseables al respecto... Hacer que las escuelas abandonen las prácticas autoritarias para que disminuyan los grados de dependencia estudiantil y rompan con los esquemas jerárquicos para introducir modalidades democráticas, participativas y heteronómicas, significa desligarse de las modalidades de reproducción tan enraizadas desde siempre en la educación16.

Si bien actualmente se reconoce que la educación tiene un papel importante en la formación de una base ciudadana que sustente los Estados nacionales, particularmente después de los procesos de independencia, de las crisis políticas o de las grandes guerras, hoy adquiere más sentido sostener esta perspectiva crítica que adquiere nuevos bríos en el marco del debate mundial en torno a los efectos de la globalización en la cultura política y en los diversos ámbitos de convivencia. Esta visión crítica de la educación nos obliga a reconocer que no cualquier proceso educativo contribuye a la formación de competencias para la vida demo15

Giroux, Henry “Más allá de la teoría de la correspondencia. Notas sobre la dinámica de la reproducción y la transformación” en La nueva sociología de la educación, SEP-Ediciones El Caballito, México 1986, p. 27-49. 16 Magendzo, Abraham, Currículum. Educación para la democracia en la modernidad, Programa Interdisciplinario de Investigaciones y Educación, Instituto para el Desarrollo de la Democracia Carlos Galán, Bogotá, 1996, p. 32, 33, 37.

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crática pues que no todos fortalecen la cultura democrática. La educación puede contribuir tanto a mantener los aspectos indeseables de los sistemas políticos como a impulsar la creación de nuevos espacios políticos en los que se involucren ciudadanos activos y responsables. Como señala Conde, resulta relevante analizar el enfoque con el cual se despliegan los procesos de formación cívico-política, así como la concepción de ciudadanía que subyace a éstos. Una concepción restringida, formal, mínima de ciudadano se corresponde con una formación ciudadana minimalista, como se aprecia en el siguiente comparativo.17 Concepto de ciudadanía

Minimalista 38

Maximalista

Características

Características de la educación cívica

La ciudadanía es un estatus No se necesita una educación cívica compleja, pues sólo es necesario contar jurídico. con información esencial sobre el funcionamiento de las instituciones, sobre Un ciudadano es todo aquel las obligaciones ciudadanas e informaque tenga 18 años y un modo ción local inmediata. honesto de vivir, que goza en esa calidad de sus derechos Favorece un sistema democrático formalista porque: políticos. • La participación ciudadana es casi inexistente o de muy poco alcance. Su tarea en el ámbito cívico político se circunscribe a ele- • Las élites políticas no tienen contrapeso gir juiciosamente a sus repre- y operan conforme a su propia lógica e intereses. sentantes. • Propicia el ejercicio autoritario del poder púiblico. No requiere más virtudes que Este tipo de educación cívica prevaleció apegarse a la legalidad, resen México hasta los años 70. La visión petar la autoridad y ejercer ética estaba ausente, se centraba es sus obligaciones, entre ellas, aspectos formales, en las instituciones, el derecho al voto. pero alejada del México real. La ciudadanía es un estatus político, pero también es una identidad cívico-política. La persona requiere involucrarse sistemáticamente en la esfera pública. Implica amplias exigencias a los ciudadanos, pues plantea que éstos estarán interesados permanentemente en lo político.

Debe saber no solamente cómo funciona el sistema, sino cómo puede insertarse y participar en él. Exige un programa educativo de largo aliento de amplio espectro, que le proporcione un cúmulo de conocimientos, de valores, de habilidades y destrezas, y le permita construir un referente más amplio.

17 Conde, Silvia, “Construcción de ciudadanía desde una pedagogía por competencias”. Trasatlántica de educación, Año 4, Vol. 4, Santillana, México, D.F., julio 2008.

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Enfoque intermedio

Concepción amplia del ciudadano, que trasciende en enfoque legalista, no ignore las satisfacciones que la gente tiene de la vida privada, considere que a la vez le dé la satisfacción la participación de forma continua en el espacio público, la cual no se restringe a la participación en los procesos electorales.

La educación cívica debe desarrollar cuatro competencias básicas: • Reconocer y respetar los derechos de los demás. • Capacidad de autocontención y sentido de la responsabilidad. • Capacidad de participar en el debate público y por esa vía en el proceso de la toma de decisiones. • Capacidad de evaluar a quienes desempeñan los cargos públicos: rendición de cuentas e imposición de costos políticos.

Desde una perspectiva ampliada de ciudadanía, es preciso construir ciudadanía, pues la condición jurídica de ciudadano no basta para fortalecer la democracia y combatir el autoritarismo, la violencia de Estado, las violaciones a los derechos humanos y tomar parte activa de los asuntos públicos. Para reflexionar y responder Después de esta breve revisión de los diversos enfoques desde los cuales se ha pensado la educación del ciudadano. ¿Qué planteamientos considera clave para hacer

Cuestionario Esta reflexión puede contribuir para responder el cuestionario Enfoque educación ciudadana.

de la vida escolar un espacio generador de ciudadanía democrática?

Dimensión ética de la educación ciudadana Para reflexionar y responder Hay quienes sostienen que el desarrollo moral de una persona debe estar en manos de la familia y no de la escuela. ¿Qué piensa usted al respecto? Algunos maestros consideran que la escuela no puede formar la dimensión ética de sus alumnos mientras no cuenten con una sociedad, y/o unos padres congruentes con los valores de la democracia. Señale si está usted de acuerdo o no con esta afirmación. Fundamente su respuesta. Los esfuerzos por educar al ciudadano de hoy plantean la necesidad de fomentar la responsabilidad, la conciencia individual y la identidad colectiva en torno de los valores de la democracia en todos los ámbitos. Más allá de promover el nacionalismo y los valores patrios, es urgente sustituir el corporativismo por una perspectiva de responsabilidad social; fomentar el reconocimiento de la diversidad y el conflicto en oposición a la tendencia a la homogeneización. El logro de estos propósitos depende de qué tanto seamos capaces de mirarnos a nosotros mismos y

Lecturas básicas Rasgos de una educación para la democracia. Silvia Conde.

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a la sociedad con los ojos del otro, identificando parcialmente nuestra visión con la ajena18. Generar las condiciones para ello, señala Schmelkes19, …requiere de una formación que se plantee la exigencia de la ética en los procesos de desarrollo social, político, económico y cultural en donde se ponga límite a los fraudes electorales, a la marcha suelta del consumismo desenfrenado, al abuso de las posiciones de poder para enriquecerse personalmente, a la defensa de los intereses personales por encima del bienestar de otros, a la distribución de los recursos humanos y materiales que hace que toque lo menos y lo peor a los más necesitados; al crecimiento del país a costa del agravamiento de la pobreza de las grandes mayorías.

No hay leyes para castigar los errores en el rumbo que toman de los procesos de desarrollo, esas faltas sólo las señalan los pueblos, los individuos organizados. Pero si el pueblo, añade Schmelkes, no ha sido formado valoralmente en procesos que le permitan asumir los valores conscientemente, convertirlos en orientadores de actos y decisiones, y compartirlos con otros, se debilita su fuerza por no contar con criterios de referencia colectivamente asumidos. Reconocida la necesidad de la dimensión ética en la educación ciudadana, 40

habría que detenerse un poco a esclarecer la diferencia entre Ética y moral pues etimológicamente significan lo mismo y en el lenguaje coloquial se usan por igual para designar, como dice Cortina20, a “un tipo de saber que nos orienta para forjarnos un buen carácter que nos permita enfrentar la vida con altura humana”, pero más allá de lo coloquial no significan lo mismo y el reconocimiento de su diferencia es crucial para la educación ciudadana. La moral es un saber que se forma y forma parte de la vida cotidiana de las personas y de los pueblos. Se sostiene en las costumbres, creencias y tradiciones y por eso se le considera como la “moral vivida”. La Ética, en cambio, es un saber filosófico que se ocupa de reflexionar sobre la moral. Su tarea consiste en averiguar qué rasgos deben reunir los valores, las normas o los principios para que puedan ser considerados “morales” y en buscar las razones que fundamentan lo moral. De ahí que a la Ética también se le conoce como “la moral pensada”. Para educar al ciudadano resulta indispensable ofrecerle las condiciones que le permitan hacer uso de su razón de modo que puedan reflexionar sobre la moral, sobre las costumbres, en especial aquellas que se aprecian como algo “natural” y que por ello no resulta visible su carácter excluyente o injusto. En este sentido, Cullen dice: 18

Villoro, Luis, “Igualdad y Diferencia: Un dilema político”, en Básica, Fundación SNTE, México, 1998. Schmelkes, Op. cit. p, 2. 20 Cortina, Op. cit., 1998, p, 42. 19

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Finalmente comento un texto profético, un discurso de Zaratustra en el que cuenta las tres metamorfosis del hombre. El hombre comenzó siendo camello que carga obedeciendo a los dioses, por miedo, por culpa. Se transformó en león que se revela y domina, pero queda solo en el desierto porque su fuerza es el “no”, que es la oposición. Rey de la selva hay uno sólo, pero solo. Y finalmente el niño, que simplemente juega, hace de nuevo los valores, los transmuta porque su fuerza es una afirmación creadora. No es ni la mera carga ni la mera rebelión, es co-creador. Me pregunto: ¿Educamos hoy, en esta crisis de valores, para construir sujetos que sepan cargar valores que otros les imponen, disciplinándolos por el miedo y la culpa?, ¿o educamos para construir sujetos que sepan negar valores que otros les imponen disciplinándolos para que vivan solos y construyan cada uno su desierto, en el ciberespacio o en el espacio de la desocupación, de la miseria y de la exclusión?, ¿o queremos construir sujetos que sepan crear jugando con otros valores nuevos porque se animan a poner en común el poder de la información y la riqueza? ¿Será posible favorecer a los hombres, crear cultura, sin negociar con los dioses? Este es el desafío de la educación. Tarea contradictoria como dice Rousseau, tarea imposible como dice Freud. Tarea insistente como decimos todos los que estamos acá, que seguimos insistiendo. [...] Educar en valores, yo creo que tiene que ver con educar para pensar, para animarse a tomar la palabra, y seguramente desde ahí, recuperar toda una historia y tejer esperanza. Adaptación de la versión estenográfica de Carlos Cullen, Microética del valor., Pp: 2122, en www.uccor.edu.ar/reduc/conferencias2002/Cullen.doc, fecha de consulta 20 julio 2008.

Para reflexionar y responder Analice lo planteado en el texto anterior sobre las tres metamorfosis del hombre y su relación con la educación ciudadana. ¿Cuál cree que sea el tipo de educación en valores que se desarrolla con más frecuencia en nuestras escuelas? ¿Educamos para ser camello, para ser león o para ser niños? ¿Cómo podemos fortalecer una educación en valores en la que eduquemos a pensar, para tomar la palabra y para hacernos cargo del otro y de nosotros mismos?

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Algunos maestros consideran que la escuela no puede formar la dimensión ética de sus alumnos mientras no cuenten con una sociedad, y/o unos padres conRespuesta en línea Esta reflexión puede contribuir para responder la tarea Camellos, niños o leones.

gruentes con los valores de la democracia. Señale si está usted de acuerdo o no con esta afirmación. Fundamente su respuesta. El alumno debe aprender a usar su propia capacidad de poner en duda, de reflexionar y de analizar para reconocer, por ejemplo, aquellas costumbres que, siendo aceptadas por la mayoría, atentan contra la dignidad humana. Para ello necesita aprender a argumentar racionalmente, es decir, críticamente las opciones axiológicas y las formas evaluativos de las acciones que conforman las diferentes morales. Al respecto Cullen21 señala: Se trata de enseñar cuáles son los tipos básicos de argumentación moral que nuestra tradición de pensamiento ha ido formulando. En qué se basan nuestras preferencias, por qué podemos diferenciar meras prescripciones de obligaciones morales, por qué no es lo mismo actuar por uno mismo que actuar por presiones de otros, por qué es legítimo ponerse fines para las acciones y por qué debemos discutir esos fines y sus relaciones con las acciones concretas y sus evaluaciones.

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La moral, entonces, está ligada a la acción inmediata y a las normas de la acción humana en su contexto concreto, se refiere al conjunto de concepciones de vida o valores que sustentan las normas, usos y costumbres culturalmente reconocidas, algunas de las cuales han cristalizado en normas legales y forman parte del sistema de leyes que gobierna la sociedad. Por su parte, la Ética designa la rama de la Filosofía que estudia las acciones morales y en la que se reflexiona sobre la moralidad en busca de fundamentaciones, prescripciones y evaluaciones de las acciones morales. Es precisamente para formar en el alumno su capacidad para hacer frente y cuestionar, de manera razonada, crítica y argumentada, la validez de las normas que se dan, por la vía de los hechos, como obligaciones morales, que hace falta enseñarlo a pensar en términos éticos. Para superar las prácticas de inculcar dogmáticamente una moral o de abandonar al alumno al arbitrio de cualquier moral, es que hay que recurrir a la Ética, en tanto que es una disciplina que incluye saberes enseñables que le instrumentarán con principios racionales y fundamentados para la construcción autónoma de sus valores. De otro modo seguirá orientando sus actos con base en el temor al castigo o a la culpa y con ello se cancelará la posibilidad de que ejerza su libertad y reconozca la de los demás. 21

Cullen, Carlos, Autonomía moral, participación ciudadana y cuidado del otro. Novedades educativas, Buenos Aires, 1996. p. 107.

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Aspectos pedagógicos de la educación ciudadana Recupero mis saberes, creencias y opiniones Describa en pocas palabras los principales rasgos de la educación que usted recibió para el ejercicio de su condición de ciudadano. ¿Qué le aportó esa educación? ¿Qué cree que hubiera debido modificarse o incorporarse a esa educación que recibió? La constitución de un ciudadano activo y democrático no es resultado ni de un proceso natural, ni de uno de transmisión de deberes y derechos. Si fuera así, lo más natural es que todos fuéramos buenos ciudadanos, una vez que hubiéramos leído

Lecturas básicas Rasgos de una educación para la democracia. Silvia Conde.

nuestros deberes y derechos. Entonces no habría guerras, ni abusos, ni corrupción y este espacio formativo saldría sobrando. Para que existan sujetos capaces de pensar y decidir, de cuestionar lo dado; de respetar las leyes; de cooperar con otros; de asumir sus responsabilidades y su compromiso con la democracia como forma de vida, hace falta un proceso de construcción de largo aliento, sistemático y sostenido desde edades tempranas, hace falta, en fin, un proceso de formación. Desde el plano jurídico, en nuestro país, el ciudadano es aquel mexicano de 18 años cumplidos que tenga un modo honesto de vivir. Si con eso bastara sería su-

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ficiente con esperar a que nuestros estudiantes llegaran a la mayoría de edad y que no cometieran ningún delito, pero como esto no es así, tenemos que enfrentar la tarea de construir a ese ciudadano deseado mucho antes de que cumpla 18 años. De cara a la necesidad de iniciar la educación del ciudadano desde el inicio de su inclusión el proceso de escolarización, es que algunos autores como García, Micco, Cussianovich, Conde, Corona, Linares, entre otros, utilizan la noción de preciudadanía para referirse a “…las representaciones mentales de los niños, sus actitudes y sus valoraciones afectivas que tienen relación con el sistema político y su sustentación.”22 Para abordar la dimensión pedagógica que demanda la diversidad de planos formativos implicados en la educación de este preciudadano, es que se presenta el texto de Silvia Conde, “Rasgos de una educación para la democracia”23. En este texto se despliegan y problematizan las diversos componentes de los fines, los contenidos y métodos de la educación del ciudadano, desde un enfoque que pueda hacer frente a la complejidad que demanda la sociedad contemporánea. En la última parte de este texto se plantea la necesidad de crear ambientes de

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Conferencia Internacional “Niñez, Democracia y Socialización Política”, convocada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en San Salvador el 5 de marzo de 1998. 23 Conde, Silvia, Op. cit.

Tareas Esta reflexión le ayudará a realizar la tarea de cierre. Cuadro sinóptico de la educación ciudadana.

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aprendizaje propicios para la conformación de una vida escolar signada por los valores de la democracia y para ello, se ofrecen también estrategias y recomendaciones que favorezcan la creación de un clima escolar congruente con las aspiraciones arriba señaladas.

La construcción de un nuevo vínculo pedagógico en el proceso de formación Recupero mis saberes, creencias y opiniones ¿Qué diferencia hay entre enseñar y formar? ¿Cómo debe entenderse la relación entre el docente y sus alumnos en el contexto de la educación ciudadana? Es necesario distinguir la noción de formación del mero ejercicio de transmisión de información o aún del plano de la enseñanza. No se puede enseñar a ser ciudadano o ciudadana desde la posición de alguien que sabe algo y se dirige a alguien que supuestamente no sabe nada. ¿Qué significa, en el contexto de la educación ciudadana, la noción de formación?, ¿qué implicaciones tiene para la identidad, las creencias y la práctica educa44

tiva de las y los docentes? En un intento de abordar las respuestas a tales preguntas es que se ofrece el texto de Ana Corina Fernández “La Formación de una ciudadanía resignificada.”24 Para reflexionar y responder Después de leer el texto anterior. Analice sus propias disposiciones, creencias y prácticas respecto a sus alumnos o al personal al que usted brinda apoyo y orientación y haga una lista de aquello que hay que modificar para favorecer la construcción de una ciudadanía activa. Tarea de cierre A partir de la lectura de los textos de Cullen, Fernández y Conde, elabore un cuadro sinóptico con los siguientes elementos: a) Principios, valores, procedimientos y condiciones que integran el horizonte ético de la democracia. b) Rasgos de la educación ciudadana: fines, contenidos, métodos, estrategias y naturaleza del vínculo pedagógico.

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Fernández, Alatorre, Ana Corina, “La formación de una ciudadanía resignificada”, en: Vidales, Delgado, Ismael y Maggi Yañez, Rolando (compiladores) La democracia en la escuela. Un sueño posible, Centro de Altos Estudios e Investigación Pedagógica, Monterrey. Nuevo León, 2007, pp. 27-37.

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c) Desafíos que pueden enfrentar los colectivos docentes para crear ambientes democratizadores en las escuelas.

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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2008. El tiraje consta de 1 500 ejemplares.