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bfó 33pú b'r.Gs. 60 (Z..¡ la serie de documentos Estudios Sociales es editada por la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales, LACSO, Sede Chile. Las opiniones vertidas en ellos, así como sus análisis e interpretaciones, son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de esta Facultad.

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...

BIBLIOTECA

F L Ae s o SANTIAGO

Serie Estudios Sociales NQ 60 . Santiago, diciembre de 1994.

LAS POBLACIONES CALLAMPAS Una expresión de la lucha social de los pobres, Santiago, 1930-1960 Primera Parte

Juan Carlos Gómez Leyton

~C) .

...-

iNDICE

PRESENTACION

5

INTRODUCCION

9

1. Volver a los barrios de ayer

9

2. La vivienda y la lucha por la reproducción

12

3. El historiador y los callamperos

17

CAPITULO l 1. Las poblaciones callampas: origen y desarrollo, 1930-1960

21 21

1.1 Acerca del origen de las poblaciones callampas

24

1.2 Desarrollo de las poblaciones callampas

26

2. La conquista de los espacios libres

27

3. La conquista de los espacios privados

32

CAPITULO 11

49

1. La situación laboral en las poblaciones callampas

50

2. La población "Nueva Matucana". Algunos datos básicos

50

3. El empleo callampero

52

4. Los ingresos de los callamperos

57

ANEXOS 1. "A 500 metros del corazón de Santiago" Nicomedes Guzmán

63

2. Poblaciones callampas del gran Santiago, 1958

65

3. Poblaciones callampas en el país (excluido el Gran Santiago), 1958

66

4. Datos demográficos generales de la ciudad de Santiago

68

REFERENCIAS BIB(IOGRAFICAS

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RESUMEN El presente estudio es la primera parte de una investigación sobre las condiciones de vida los sectores populares urbanos en Santiago de Chile durante el siglo XX. En él se analiza la forma como el "bajo pueblo" resuelve el problema de la vivienda, es decir, dónde vivir en la ciudad, cuando el mercado de la vivienda lo excluye sistemáticamente. El acceso a una vivienda para los sectores populares ha sido y es un problema permanente en la formación social capitalista chilena. Las respuestas generadas tanto por los propios populares han sido variadas, así como también la forma como el mercado ha respondido a la demanda por una vivienda en la ciudad. Durante el siglo XIX, primero fue el "rancho"; luego, durante el cambio de siglo, el "conventillo"; desde la tercera década del siglo XX, las poblaciones "callampas"; y en la convulsionada década de los sesenta, los "campamentos", etc. En este trabajo se analiza el origen y desarrollo de las poblaciones "callampas". La constitución de estas poblaciones es la respuesta social-urbana de los sectores populares que se ven imposibilitados de participar en el mercado capitalista de la vivienda. Su establecimiento es una dimensión más de la lucha social que desarrollan los sectores populares por la reproducción de su fuerza de trabajo en el espacio urbano. Sus acciones generan movimiento social popular. Al mismo tiempo, construyen ciudad y moldean un nuevo tipo social popular, o sea, a un sujeto popular específico: el callampero, el que habita una "callampa". Este trabajo es la historia social de este sujeto popular.

PRESENTACION

Qué linda es la democracia en este lindo país. Qué hermosas son las callampas que se pueden construir...

Democracia Angel Parra

El presente trabajo, analiza la constitución y desarrollo de las Poblaciones "Callampas" en la ciudad de Santiago desde 1930 hasta 1960. Las poblaciones "callampas" fueron, durante esas décadas, la expresión del asentamiento urbano de los sectores populares excluidos del mercado capitalista de la vivienda. Ellas se constituyen a partir de la movilización social de los sectores populares "sin casa" e imposibilitados de participar en el mercado habitacional debido a sus escasos recursos económicos. Esas poblaciones pasan a constituir el paisaje urbano-periférico característico de la primera etapa del crecimiento urbano de Santiago provocado por el desarrollo de la industrialización sustitutiva de importaciones (lSI). El surgimiento de estas poblaciones ha sido, tradicionalmente, explicado como consecuencia del proceso migracional campo-ciudad, activado por la ISI. Siendo, dicho proceso un elemento central en el acelerado crecimiento urbano de la ciudad Capital y de otras ciudades chilenas. Este trabajo desea discutir o relativizar dicha explicación. En el entendido, de que el "problema habitacional" popular no es producto, exclusivo, de la migración campo-ciudad. Sino, más bien. él es consecuencia de la exclusión que experimentan los sectores populares del mercado habitacional. Pues, la producción de viviendas se dirige hacia los sectores medios y de alto ingresos. Por lo tanto, el déficit de viviendas, es producto de una forma específica de operar de dicho mercado. El no acceso de los sectores populares al mercado de la vivienda ya la incapacidad del Estado por solucionar el problema habitacional popular impulsa a los populares a desarrollar una serie de movilizaciones sociales en torno a conquistar el derecho de habitar una vivienda en la ciudad. Estas movilizaciones sociales: traducidas en la "ocupación" o "invasión" paulatina y "espontánea", primero y después, la "toma organizada" de terrenos darán origen a este nuevo tipo de hábitat popular, denominadas: poblaciones callampas, y por ende, de un nuevo sujeto popular: el callampero. El presente documento de trabajo, constituye la primera parte del estudio hist6rico de estas movilizaciones populares. Se centra en el desentrañar el origen y desarrollo de estas poblaciones populares. En su segunda parte, estudia al sujeto popular, o sea, al callampero. La historia de las poblaciones populares es una historia en construcción. Diversos aportes se han hecho en los últimos años, esencialmente. han sido esfuerzos realizados por los propios protagonistas de la historia poblacional. Destacan los trabajos producidos por los propios pobladores recogidos en libro: Constructores de Ciudad: nueve historias del primer concurso "Historia de las Poblaciones" editado por Sur ediciones; en esa misma línea de trabajo histórico encontramos los dos volúmenes de Historia Locales, editados por JUNDEP & CIC. Tan sólo por nombrar dos de una larga e importante lista de contribuciones historiográficas, realizadas tanto por historiadores profesionales como por historiadores populares. De manera que este trabajo, se enmarca en la línea de construir la historia de los "de abajo" que con su acción social han sido y son, constructores de ciudad.

5

Para finalizar esta presentación, quisiera señalar que este trabajo tiene su origen en un curso que dictará el historiador Gabriel Salazar en el Magíster Artium en Historia de la Universidad de Santiago de Chile, en el segundo semestre de 1991. Sus exposiciones y reflexiones teóricas y metodológicas fueron un permanente estímulo y desafío para la realización de esta investigación. En el transcurso del año y medio que duro la investigación varias personas colaboraron directa o indirectamente en su realización: Don Guillermo Rosemblüth, de la División Desarrollo Social de la CEPAL, quien fue uno de los primeros en estudiar, en su tesis de titulación, el problema de las poblaciones callampas. A las bibliotecarias del Centro de Documentación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, a las bibliotecarias de la sección tesis de la Universidad Católica de Chile, de la escuela de Servicio Social del IPS, de la biblioteca de la CEPAL, que se extrañaban que alguien solicitara documentación tan antigua. A todos ellos, un agradecimiento muy cordial y sincero. También deseo agradecer la colaboración de un amigo permanente, Luis Moulián; a Claudio Robles, cuyos comentarios fueron pertinentes y oportunos; y en forma especial a María Orietta por su paciencia en las transcripciones de las grabaciones de las clases de Salazar. y por cierto, a Tomás Moulián y a FLACSO por la posibilidad de dar a conocer una historia que es parte de la historia de mis viejos. A quienes dedico este trabajo.

Juan Carlos Gómez Leyton Puente Alto, octubre de 1994.

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INTRODUCCION

Derrochados, barbudos, hambrientos y cansados con los hombros cargados de ásperas verdades . Silenciosos. indemnes . remendados ... enfermos de futuro. Con los trajes gastados... Volver, volver sedientos Volver al sitio de amar Volver buscando una raíz Volver al verde que nos vio partir Volver al barrio de ayer Volver al territorio de nacer Volver sin equipaje y razón Volver desnudo como cada vez Volver Quilapayún

1. VOLVER A LOS BARRIOS DE AYER Pedro González, Víctor Sánchez, Juan Gutiérrez y otros se sentaron a las afueras del campamento salitrero. Contaron las escasas monedas que les quedaban. Se miraron, en sus ojos era posible observar la tristeza y la incertidumbre del momento. Habían sido despedidos. La producción del "oro blanco" estaba paralizada. No había mercado comprador y la compañía trabajaba a pérdida. Debían marcharse, "la compañía no tenía forma de pagarles los días trabajados" -les dijo el empleado, con tono seco y autoritario- y les advirtió que: "la oficina estimaba inconveniente que se quedaran, deben irse de inmediato". Ellos, trabajadores curtidos en estas lides del orden capitalista, lo miraron con desprecio, calaron sus sombreros, dieron media vuelta y dejaron al empleado con su rosario explicativo. El despido no causó asombro en los pampinos; fue la ratificación de un despido anunciado: los numerosos trabajadores que habían transitado por la oficina en los días pasados fueron el aviso. El fantasma de la cesantía estaba cerca de ellos y de sus familias. La crisis, que afectaba a la producción salitrera, era de una magnitud nunca antes vista. Para muchos pampinos fue el anuncio del fin de la aventura nortina. En las noches, reunidos en torno a un vaso de aguardiente, la conversación giraba, una y otra vez, sobre lo que pasaba. Para la mayoría de los pampinos cesantes, a igual como Víctor, Pedro y Juan, la única opción que les dejaba la crisis era el regreso. Volver a sus lugares de origen, regresar a Val paraíso o Santiago. El volver a sus lugares de origen siempre fue una posibilidad abierta en sus pensamientos. En los sueños del pampino, el volver se había asociado a la imagen del "enganchador", es decir, con la imagen del triunfador, volver vestido con traje de casimir inglés y cadenas de oro y zapatos brillantes, con muchos pesos para gastarlos con amigos y mujeres. Pues para eso habían marchado al norte cargados de pobreza y de sueños; para "volver millonarios". Sin embargo, para los sujetos populares, como en muchas otras ocasiones, el volver era sinónimo de derrota, de fracaso, de manos vacías. Esta no fue la excepción.

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Sentados en el suelo, los trabajadores contemplaban lá inmensa sequedad pampina. Lentamente se pusieron de pie, arreglaron sus "pilchas", se despidieron secamente de los otros, que aún no se decidían a partir. Tal vez, por los niños y las mujeres. Miraron, por última vez la oficina en silencio; ella les había consumido por algunos años sus fuerzas y, lo más importante, sus sueños de fortuna; la miraron con desprecio, con rabia, con altivez, escupieron el suelo reseco y sin volver la vista atrás iniciaron la marcha sin prisa; no tenían ningún apuro por llegar: 1.840 kilómetros los separaban de Santiago. El regreso se había iniciado. Miles y miles de trabajadores pampinos, la mayoría solos, otros con sus mujeres y chiquillos, realizaban por diferentes puntos del desierto nortino el mismo ritual. Había que bajar al puerto grande, allí los embarcarían al sur. El regreso se hizo a través de los medios de transporte ofrecidos por las autoridades gubernamentales de la época -que con bastante desidia- ofrecían a los pampinos cesantes para que volvieran al sur. Sin tener claridad a qué volvían. Las cosas en Santiago o en Val paraíso no eran mejores que en Iquique o en Antofagasta. Juan, Víctor y Pedro, apiñados en la cubierta del barco, observaban la rada de MPancho· y sus cerros. No hace mucho tiempo habían dejado Val paraíso con la esperanza de transformarse en "futuros millonarios". Ahora volvían cansados, barbudos, hambrientos, más miserables que cuando habían partido. El puerto grande no les podía ofrecer nada. Siguieron viaje a Santiago. Para trasladarse a la ciudad-capital no contaban con pasajes cedidos por el gobierno. Tuvieron que caminar. La huella estaba marcada por cientos de caminantes que por caminos terrosos o por la línea férrea iban llegando, hombres, mujeres y niños, en una peregrinación triste y miserable se acercaban a la ciudad de Santiago. Sus rostros y vestimentas denunciaban en un grito silencioso el hambre y el cansancio de la larga jornada. A lo largo del trayecto habían ido trabajando mentalmente una y otra vez la esperanza: en Santiago pondrían fin a sus desgracias. Aquí, en la gran capital, encontrarían trabajo, abrigo y pan. Sin embargo, Santiago no estaba en condiciones de recibirlos, los observó con indiferencia, con miedo, con desprecio. La ciudad estaba convulsionada; la caída del dictador Ibáñez, en Junio de 1931, dio inicio a un período de inestabilidad política que evidenciaba la profunda crisis económica por la que atravesaba la dominación capitalista nacional. El gobierno de JUi,ln Esteban Montero, con mucha voluntad pero sin recursos económicos suficientes trataba de sacar al país de la crisis. Los problemas eran agobiantes, el desempleo afectaba al 31.9% de la fuerza de trabajo 1. En el poco tiempo que llevaba la crisis actuando sobre la sociedad chilena, ésta se había vuelto violenta. La violencia social se expresaba en un incremento de la criminalidad, de la delincuencia infantil y adulta, de los delitos económicos, de la prostitución, de la mendicidad, de alcoholismo y de la vagancia, de tomas de terreno, de asaltos, de robos y de desórdenes callejeros, y por sobre todo, de HAMBRE colectiva2 . La sociedad se sentía amenazada: "una doble amenaza se cernía sobre ella: los levantamientos en masa de la clase obrera cesante y a los ataques individuales de los desocupados que han entrado al rango de vagos y hacen atentados contra la propiedad privada llevados por la necesidad que tienen de comer, ante la tristísima situación de verse sin recursos, sin reservas para el porvenir y sin esperanzas de encontrar trabajo"3. La llegada de cientos de obreros cesantes tornaba la situación más angustiante aún. Se calcula que cerca de 125.000 personas regresaron imprevistamente a Santiago, entre 1931-1932. Pedro, Víctor y Juan percibieron que las esperanzas fraguadas durante el viaje no eran más que un espejismo que quiso abandonar el desierto y acompañarles hasta Santiago. Tenían hambre; por las calles

1. Ver Gómez L., Juan Carlos, "Crisis, hambre y socialismo: Chile 1931-1932", en Revista Andes, Año V, NQ 7, 1988, pág. 111. 2. Ibídem. 3. Picó Cañas, Germán, "El delito como producto social y económico", Santiago, 1930, pág. 143, citado por Gómez Leyton, op. cit.

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por donde caminaban observaron a otros como ellos, armados de un tarro golpeaban puertas de las casas y pedían comida. Cada uno pensaba: cuál de ellos sería el primero en iniciar la procesión. Fue Pedro. Recogió un tarro, lo limpió, con los ojos llenos de vergüenza, sin poder detener a un par de lágrimas que rodaron por sus mejillas, golpeó la puerta de una casa de calle San Pablo. La puerta se abrió, y con un nudo en la garganta pidió un poco de comida para él y sus amigos que sentados en la vereda contemplaban con asombro y con ansia la escena. Pocos minutos después, en silencio, los tres ex-trabajadores pampinos comían. Era el primer paso en el tránsito de convertirse en "vagos" o en "masa marginal". En Santiago, los trabajadores salitreros como Pedro y sus amigos iniciaron un proceso social en donde sus valores éticos y morales perdían total validez frente al hambre y la miseria que les provocaba la desocupación. Por ese camino, el trabajador cesante inició un tránsito que lo situó, primero en la mendici.dad, que: "Ejercían ... diariamente, a la mañana y al atardecer: horas en que salían aislados a recorrer las calles de la ciudad pidiendo de puerta en puerta"4. Según las informaciones de la época, una verdadera horda de mendicantes recorrían las calles en demanda de pan y de dinero: "Al principio pedían y aceptaban lo que buenamente se les daba. Más tarde, al pedir, insinuaban que la limosna fuera una moneda... luego no aceptaban otra cosa que dinero"5. La mendicidad pronto abrió la puerta a la delincuencia, al delito, al robo: "Yo soy quien se robó el chancho ... en casa había hambre, por necesidad robé"6. El hambre resultó ser el tobogán por donde se deslizaba el trabajador, el cual se transformaba sucesivamente de desocupado en mendigo, éste en vago y el vago en delincuente. Es decir, de masa trabajadora en masa marginal. Santiago, Val paraíso y otras ciudades del país vieron crecer, en la década de los treinta, el número de vagabundos, de mendigos y de ese sujeto popular caricaturizado como el "verdejo". Que no es otro que el obrero salitrero devenido en "marginal". El "verdejo", conocido también como el "torrante", es un sujeto popular, diríamos la expresión del vagabundo colonial o del afuerino del siglo XIX en el siglo XX; no tiene domicilio fijo, se desplaza por la ciudad buscando trabajo intermitentemente, tan sólo con un paquete de efectos personales al hombro y un tarro como principal utensilio para su alimentación diaria. Este sujeto popular será quien dará origen al sujeto de esta historia: el cal lampe ro. El problema más urgente que enfrentaban las autoridades del Gobierno de Juan Esteban Montero era dar respuesta a las necesidades básicas de la "horda de mendicantes" que vagaba por la ciudad. Para tal afecto, el Gobierno, a través, del Ministerio de Trabajo, abrió albergues para cobijar a los "cesantestorrantes" y "ollas del pobre" para darles de comer. Entre agosto de 1931 y el año 1933 funcionaron en Santiago, Valparaíso, Iquique, Antofagasta e incluso en la lejana ciudad de Valdivia alrededor de 15 albergues y más de medio centenar de "ollas del pobre". Estos albergues y "ollas del pobre" recibieron a las víctimas de la crisis. Sin embargo, no sólo fueron el refugio de los cesantes salitreros sino también de numerosas familias populares santiaguinas y porteñas afectadas por la depresión económica. Las cuales, imposibilitadas de pagar el arriendo de sus viviendas fueron lanzadas a la calle con sus enseres y sus chiquillos. El albergue vino a reemplazar a la casa, al cuarto del conventillo, a las piezas del cité en donde acostumbraban a vivir los populares urbanos. Los albergues no fueron suficientes, en Santiago alojaron sólo a una parte muy reducida de los cesantes sin casa. Hemos calculado que los albergues santiaguinos dieron alojamiento a alrededor de 6.000 personas mensuales (Ver Cuadro Nº 1). Con todo, se convirtieron transitoriamente en una nueva realidad habitacional en la capital, constituyendo la pre-historia de las "poblaciones callampas".

4. 5. 6.

Revista Sucesos, 1931. Ibídem. Ibídem.

9

CUADRO NI! 1 ALBERGUES DE SANTIAGO

NOMBRE

HOMBRES

MUJERES

NIÑOS

TOTAL

El Salto Santa María Bascuñán Esperanza

1.140 314 251 233

1.260 280 140 97

800 508 232 510

3.200 1.102 623 840

TOTAL

1.938

1.777

1.720

5.435

Fuente: Los Cesantes, Año 1, No. 4, 26 de octubre de 1931, en Gómez L; op. cit.

Los albergues fueron concentrando a los afectados por la crisis; en ellos las condiciones de vida no distaban mucho de las que habían tenido los trabajadores nortinos en sus viviendas de calamina o en los conventillos y piezas (tugurios) los cesantes santiaguinos. Hacinamiento, promiscuidad, mugre, epidemias, hambre, parasitismo, robos, homicidios, etc., eran las características más relevantes de los albergues. Nuestros amigos, Juan, Víctor y Pedro, luego de haber comido la ración solidaria encaminaron sus pasos al albergue de El Salto con la intención de pasar allí la noche. Para ingresar a él tuvieron que cruzar por un puente de maderas y palos viejos, el sucio zanjón que flanqueaba la puerta principal del albergue. El zanjón arrastraba aguas malolientes y servidas, y al cruzarlo pudieron observar las letrinas construidas con materiales en desuso y a un grupo de niños jugando alegremente en las pestilentes aguas del zanjón. A la entrada fueron recibidos por un teniente de Carabineros. El recibimiento no fue del todo caluroso, pero sí cordial. El teniente, un joven carabinero, estaba a cargo del orden del recinto y para tal efecto, comandaba un piquete de 20 hombres. Les dijo con tono suave, pero firme: "el albergue está completo, que es imposible recibirlos. Que debían dirigirse a otro, tal vez, en el de Santa María, en Bellavista podría haber cupo. Este está completo". En once pabellones que el gobierno dictatorial de Ibáñez había construido para un cuartel militar, vivían más de 4.000 personas. "Es una verdadera ciudad"? Su interior, es un movimiento continuo de hombres, mujeres y niños que se mueven en todas direcciones. Los expampinos, observaban vivamente el interior del albergue. Sin decir, palabra alguna convencieron al Teniente quien los autoriza a quedarse sólo por esa noche, anota sus nombres y los deja pasar. Avanzan, se topan con grupos de hombres, todos llevan, el símbolo de la crisis económica, un tarro vacío en su manos. •...Ias salas del albergue se hacen estrechas para contener a cuatro, cinco o seis familias." los catres, agrupados uno cerca del otro, casi no dejan espacio .. ."a, ·Allí hombres, mujeres madres, esposos, hermanos. hijos en un solo haz de tiras y de mugre dormían con la esperanza de un luminoso destino"9, Fueron dichas condiciones las que movieron a las autoridades del gobierno de Arturo Alessandri, a cerrar estos recintos. De modo que el problema de donde vivir se volvió angustiante, explosivo.

7. Revista Sucesos, 31 de diciembre de 1931. 8. El Mercurio de Santiago, 22 de octubre de 1931. 9. Guzmán, Nicomedes, La sangre y la esperanza, Tomo 11, pág. 118.

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Los pobres de la ciudad, sin trabajo y sin casas ni lugar donde vivir, se lanzaron a la conquista de los espacios libres. Espacios donde pudieran levantar una "vivienda" para pasar las noches. Durante el día la familia entera se diseminaba por las calles de la ciudad a pedir trabajo y para comer se dirigían a las diversas "ollas del pobre" de las parroquias o a los restaurantes populares. El problema era dónde vivir. Sin dinero como para pagar un arriendo, ni para pagar una pieza en una hospedería o en los albergues privados. Las plazas, calles, parques, los bajos de los puentes del río Mapocho y los cerros de la ciudad se convirtieron en los espacios libres donde pasar la noche y en muchos casos se transformaron, por largos años, en la "casa" de los "sin casa". Los que noche a noche transitan por las inmediaciones del Parque Forestal, habrán visto esos cesantes nortinos, entristecidos y derrotados, que, faltos de hogar, duermen "bajo la luz de las estrellas"1o. Han merodeado todo el día por calles y plazas... en la noche, como quien regresa a su casa, vuelven al sitio elegido y ahí, equidistantes unos de otros, se acuestan y duermen. "Desde hace dos días no tenemos casa. He quedado solo con mi padre ... ¿Cuando llegue el invierno? ... ahí veremos"11. El Cerro Blanco y el San Cristóbal comenzaron a poblarse con los pobres de la ciudad, con los cesantes del norte y con los ex-albergados. Allí, en las grietas y cuevas del cerro Blanco viven desde su arribo a Santiago: Pedro González, Víctor Sánchez, Juan Gutiérrez y sus nuevos amigos Pedro Lizama, Gustavo Yáñez, Luis Bustos, Carmen Herrera y Rita Badilla y su hija Mercedes Rojas Badilla, esta dos últimas ex-empleadas domésticas expulsadas de sus trabajos, pues las familias a las que servían debieron hacer economías en sus gastos. Quedando ellas sin trabajo y sin casa donde alojar, vagando por los barrios capitalinos habían tropezado con la solidaridad popular: "Aquí dormimos con mi hija y estos amigos con quienes nos hemos reunido para acompañarnos en nuestras penurias"12. En las cuevas vivían y dormían más de doscientas personas entre hombres mujeres y niños, observándose la más alarmante promiscuidad y miseria: "Padres e hijas, hermanos y hermanas forman un sólo montón de carne humana"13. Esta forma de vivir constituye, en opinión de un contemporáneo, "una vergüenza nacional". Con los años, la "vergüenza nacional" fue en aumento. Un matutino capitalino informaba: en las laderas del Cerro San Cristóbal por Bellavista se ha levantado un campamento de chocitas en las que habitan las familias lanzadas a la calle luego de la clausura del Albergue Santa María. En carpas levantadas con trapos, colchas viejas, frazadas con hoyos y sábanas que perdieron su pureza y blancura o en ·chocitas" levantadas con materiales en desuso los ex-albergados han construido sus nuevas casas. Espontáneamente cerca de 600 personas llegaron silenciosamente y se instalaron a vivir en la ladera del San Cristóbal. Ha surgido una de las primeras "poblaciones callampas". El cierre de los albergues decretado por el gobierno de Arturo Alessandri, por insalubres y refugio de activistas, delincuentes, de pobres. Lanzó a miles de miserables a vagar por todos los rincones de la ciudad. Comenzaron a buscar dónde vivir, buscaron lugares donde no molestar a nadie, sitios no aptos para vivir, pero que ellos transformarían en espacios adecuados y óptimos para habitarlos y para vivir. En aquellos espacios libres, en las "tierras de nadie", los ex-salitreros, y ahora, ex-albergados, los pobres de la ciudad y algunos años más tarde, los pobres del campo, construirán sus casas y una nueva identidad

10. 11. 12. 13.

Revista Sucesos, 14 de enero de1931. Ibídem. La Opinión, marzo de 1932. Ibídem.

11

popular: la del "callampero", o sea, el que habita en una "población callampa". Uno de los antecesores directos del actual poblador popular. Ciertamente, los pobladores de hoy tienen un origen habitacional dual. Muchos de ellos provienen de los conventillos santiaguinos y también de las "poblaciones callampas" que florecieron desde 1930 en adelante, otros provienen de los "campamentos" surgidos de "tomas de terreno" realizadas, en la década de los sesenta, por conventilleros y callamperos. Cuando los pobres de la ciudad pasaron del ocupamiento pacífico y silencioso de terrenos baldíos, sin valor económico, perdidos en los extramuros de la ciudad, a ocupar por la fuerza terrenos con valor comercial y dentro de la ciudad. La solución ideada y practicada por ex-trabajadores salitreros, la ocupación de espacios libres, de las "tierras de nadie" para levantar sus "casas". Se constituyó con el tiempo en una estrategia de sobrevivencia y una forma de enfrentar uno de los problemas centrales de la reproducción de la fuerza de trabajo de los sectores populares de la ciudad. Por otra parte, se transformó en un tipo especial de movilización social reivindicativa por parte de los sectores populares. En efecto, como veremos más adelante esta acción social "espontánea" de los ex-albergados por dar solución al problema habitacional que los afectaba va a dar origen a un movimiento social popular: el movimiento social poblador (o debiéramos decir, callampero) que desde la década del cincuenta y, sobre todo, durante los sesenta luchará activamente a través de acciones directas como las tomas de terreno, por conquistar el derecho a la vivienda. Esta lucha y el movimiento generado por los callamperos la entendemos como una parte de una lucha social mayor que libran los sujetos populares al interior del capitalismo, por mejores condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo, o sea, la lucha social por mejores condiciones de vida.

2. LA VIVIENDA Y LA LUCHA POR LA REPRODUCCION La historia del pueblo, de los trabajadores, de los pobres se encuentra y se desencuentra en múlti· pies procesos sociales, económicos y políticos. En el capitalismo los puntos de conjunción de los sectores populares son dos: la produ~ción y la reproducción. La problemática de los sectores populares "sin casa", de los callamperos, la ubicamos enla esfera de la reproducción 14 . La esfera de la reproducción comprende varios contextos diferentes, según los cuales adquiere alcances diferenciados. a) Reproducción social. Se refiere a la estructura global de una sociedad que asegura su continuación material, inclusive sus condiciones sociales. A nosotros no nos interesa este término global sino uno de sus aspectos parciales: desde un punto de vista económico-social, se refiere a la sobrevivencia de los agentes sociales de la producción. En las sociedades capitalistas ello implica primero, la reproducción del capital y, segundo b) La reproducción de la fuerza de trabajo. Este es el aspecto que nos interesa. La fuerza de trabajo se encuentra transformada en mercancía, por tanto, el problema se presenta objetivado como:

14. Las páginas que siguen se han construido siguiendo las ideas y definiciones de: Tilman Evers, Clarita Müller-Plantenberg, Stefanie Spessart, "Movimientos barriales y Estado. Luchas en la esfera de la reproducción en América Latina", en Revista Mexicana de Sociología, año XLIII, NQ 4, ocl/dic. 1984.

12

b.1 La reproducción de la mercancía fuerza de trabajo, en el sentido de una disponibilidad continua de ella en cantidad y calidad requerida y en condiciones provechosas. b.2 La reproducción individual, que por lo normal se organiza en forma de reproducción familiar. Es aquí donde por lo general se originan las luchas por la reproducción. Las cuales se pueden situar en dos aspectos de la reproducción familiar: la biológica y la física. Y es en esta última la que nos interesa destacar en este trabajo. La reproducción física determina el mínimo de subsistencia indispensable en términos de la existencia: alimentación, vivie'lda y salud. En la sociedad capitalista, estas dos formas de reproducción, se encuentran interrelacionados e interdependientes. El hecho de que la fuerza de trabajo se convierta en mercancía hace caer la responsabilidad de su reproducción en sus propios vendedores: son ellos quienes deben preocuparse de mantener su fuerza de trabajo a un nivel cualitativo vendible, tratándose de su única propiedad y por lo tanto de su única posibilidad de participar en la riqueza de la sociedad. De esta manera, su interés en una reproducción individual adecuada se convierte en la obligación de reproducir su propia capacidad de trabajo. Bajo esta obligación también se encuentran los que no venden su fuerza de trabajo a un capitalista, pero se reproducen como trabajadores (formalmente) independientes (desde el lustrabotas hasta el artesano). Como es sabido, en el capitalismo es el salario el que cumple la función de pagar aquella parte de los medios reproductivos que pueden ser producidos y adquiridos como mercancías (consumo familiar: alimentos, vivienda, ropa, etc.) y aquella parte, que no puede hacerse en forma privada, es delegada a la responsabilidad del Estado. En este trabajo nos interesa analizar la esfera de la reproducción cotidiana (familiar) de la fuerza de trabajo, en los sectores populares, en forma especial, de los "callamperos". La reproducción cotidiana de la .fuerza de trabajo, se encuentra directamente relacionada con la alimentación, la viVienda, la salud, como también con el descanso y la recreación. Ahora bien, estos medios reproductivos están determinados principalmente por el proceso global de reproducción social de la sociedad, el cual tiene como eje principal, el proceso de producción capitalista. Por último, el proceso se encuentra condicionado por la reproducción general del capital, o sea, con el proceso de acumulación. En lo específico, la suma de medios reproductivos está determinada por las condiciones históricas concretas y, fundamentalmente, por la capacidad de lucha de los trabajadores y por el límite de explotación del capital sobre la fuerza de trabajo, o sea, una explotación que no ponga en peligro su disponibilidad permanente. En síntesis, la reproducción cotidiana de la fuerza de trabajo está condicionada por cuatro factores: a. b. c. d.

El monto del salario percibidos por los trabajadores. El rol del Estado (beneficios sociales, políticas sociales, etc. El trabajo doméstico, es decir, el trabajo que desempeña la proletaria. Las reservas de fuerza de trabajo existentes.

El monto del salarlo. Como es sabido, el salario no es otra cosa que el precio de la fuerza de trabajo expresada en una suma X de dinero. Será esa cantidad de dinero la que determinará la cantidad de mercancías que el trabajador podrá comprar para satisfacer sus necesidades propias y las de su grupo familiar. Se comprende entonces que su existencia, permanencia y continuidad en el tiempo es vital para la reproducción cotidiana. De modo que no interesa la apreciación de la cantidad de dinero que reciben los trabajadores, no el dinero en sí, sino la cantidad real de medios de existencia que ese dinero representa. El rol del Estado. Los beneficios, políticas sociales desarrolladas por el Estado constituyen un "salario indirecto" que también contribuyen a la reproducción cotidiana. Como veremos en este estudio, el rol del Estado en la preservación y reproducción de la fuerza de trabajo en general adquiere dimensiones nunca antes desarrolladas por dicha estructura de poder. El Estado Capitalista de Compromiso, forma esta-

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tal que se constituye y se desarrolla en el período de estudio, respondiendo a las presiones sociales que fue sometido desde diversos sectores sociales, asumió el desarrollo de aquellos medios reproductivos que las clases trabajadoras y populares no estaban en condiciones de hacerlo por sí mismas. Para tal efecto, se pusieron en práctica un conjunto de políticas sociales tendientes a solucionar las graves deficiencias en las condiciones generales de reproducción de la mercancía fuerza de trabajo. Centrando su atención en los problemas de alimentación salud y vivienda. El trabajo doméstico realizado predominantemente por la mujer popular, es un factor imprescindible, pues el trabajo femenino al interior de la unidad doméstica familiar posibilita y ayuda a la reproducción cotidiana de la fuerza de trabajo en todos sus aspectos centrales. No hay reproducción de la fuerza de trabajo posible sin el trabajo doméstico. Los alimentos deben ser cocinados, la ropa lavada, la vivienda aseada, los niños cuidados y educados, etc. La encargada de realizar dicha labor es, por lo general, la mujer. Ya sea en el rol de esposa o de doméstica. En las sociedades capitalistas, es la mujer proletaria la que asume dicha labor, la cual, muchas de las veces es combinada con el trabajo productivo.

Las reservas de fuerzas de trabajo. Sin duda que la cantidad de trabajadores dispuestos a trabajar condicionará las condiciones general del proceso de reproducción de la mercancía fuerza de trabajo. Afectando, sobre todo, a los salarios pagados en la esfera de la producción. Por otro lado, la disponibilidad de fuerza de trabajo determinará los límites de explotación de dicha fuerza. Al interior del proceso de reproducción cotidiana familiar es posible distinguir algunos elementos que son fundamentales para la realización efectiva del proceso antes aludido, a saber: a. b. c. d.

Alimentación. Vivienda. Salud. Descanso y recreación.

¿Cuál de estos cuatro elementos es el más importante, el más esencial? No es posible jerarquizarlos. Los cuatro son fundamentales. Sin embargo, el orden de presentación constituye una ordenación aceptada por la mayoría de los economistas, sociólogos y otros cientistas sociales como real. El que nos interesa estudiar en este trabajo es la vivienda. La vivienda constituye, sin duda, uno de los derechos sociales más urgentes de los seres humanos. La vida de relación familiar exige un espacio físico que proporcione protección del medio ambiente, intimidad, tranquilidad, seguridad, confort, salubridad y un acceso fácil a los servicios comunales. Por tanto, la vivienda es ~na necesidad básica de cada familia; no sólo es fundamental para el desarrollo adecuado de la reproducción de la fuerza de trabajo sino para la realización misma de la familia en cuanto a su desenvolvimiento físico y mental. Una vivienda no es sólo un techo. Garantizar una vivienda para cada familia es una obligación de la sociedad y no del mercado, del Estado en cuanto representación política de la sociedad civil. A pesar de ello, en nuestra sociedad y en muchas otras, la vivienda no es un derecho social sino un bien económico transable en el mercado. Por tanto, sometido como cualquier otra mercancía a las leyes de la economía capitalista. Al estar regida por las leyes del mercado, la vivienda debe ser adquirida (en cuanto bien económi-

co, y esto no supone solamente la propiedad sobre él sino otras formas de adquisición como es el arrendamiento u otras) a través de los ingresos/salarios que perciben las diversas clases sociales existentes en la sociedad. El problema económico que representa la compra de una vivienda para los sectores populares se vincula estrechamente con los salarios percibidos por éstos, por lo tanto, con sus empleos o actividades económicas. Pero no tan sólo con los salarios y el empleo sino, también con las condiciones generales de desarrollo del proceso de acumulación capitalista que ha pasado por diferentes etapas. Es así como los

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procesos de transición de un modo de producción a otro, de industrialización, de las crisis cfclicas de la economía capitalista, de las migraciones campo-ciudad y por sobre todo, por el proceso de urbanización, fueron plasmando el problema de la vivienda en la sociedad capitalista. El cual se constituye, específicamente, a partir de la imposíbilidad de "acceder" (comprar o arrendar) a una vivienda por parte de los sectores populares, en una sociedad, como la capitalista, que no piensa la vivienda como un derecho sino como una mercancía. Será entonces la capacidad de compra o de pago por este bien económico lo que determinará que algunas familias habiten en verdaderos palacios, amplios, luminosos, y lujosamente amcblados. Y que muchas otras familias habiten en viviendas estrechas, oscuras y en lugares inhóspitos e insa'ubres. Con todo, el problema de la vivienda no se reduce sólo al problema de la casa-hogar sino se relaciona con otro: el acceso a la propiedad privada por parte de los asalariados. Sin duda que este último problema constituye, a nU8'stro parecer, el meollo mismo del problema habitacional al interior de las sociedades capitalistas. El acceso de todas las familias a la vivienda significa en última instancia un acto de igualdad social, en términos que se reconoce un derecho y, segundo, los asalariados acceden a la propíedad, se transforman en propietarios de un bien capitalizable, en cuanto este puede producir, en un momento determinado, una renta. El constituirse el sujeto popular asalariado en propietario de su vivienda le fignifica varias cosas, entre ellas, tal vez, lo más importante sea el de establecerse definitivamente en un lugar, echar raíces, edificar una identidad colectiva, desarrollar historia, construir sociedad. La vivienda se transforma así en una de las principales reivindicaciones de los sectores populares . La lucha por la "casa propia" pasa a constituirse en uno de los ejes centrales de los movimientos sociales populares que luchan por mejores condiciones de vida. La "casa propia" se transforma en la aspiración de todos. Para su realización efectiva es necesario modificar los patrones de acumulación capitalista y, sobre todo, llevar a cabo una redistribución de la propiedad poniéndola a disposición de todos. Puesto, que esta aspiración no afecta solo a las clases populares, sino igualmente a la pequeña burguesía. El problema de la vivienda no sólo se reduce al problema de acceder a ella, sino también a la calidad de la vivienda, es decir, a un conjunto de cualidades que esta debe poseer. Tales como, la calidad de los materiales de construcción, el espacio, metros construidos, números de piezas, amplitud de dormitorios y otros compartimentos, ventilación, luminosidad, patio, jardines, etc. De modo, como decíamos más arriba, la vivienda no es sólo un techo. Para las clases populares el acceso a la vivienda no pasa por el mercado, sino por la lucha por conquistar un derecho que el capitalismo les niega. Hecho que explica las diversas movilizaciones sociales ·impulsadas por los "sin casa" a lo largo del presente siglo. Ahora bien, la lucha por la vivienda se inserta en la lucha general por la reproductividad de la fuerza de trabajo. Y esta lucha puede tomar diversas manifestaciones sociales y políticas, como en el plano de las acciones: estas pueden ser directas o pasivas. Las manifestaciones sociales de la lucha por la vivienda pueden ser como la "huelga de arrendatarios de 1925"15, o las acciones directas como las tomas de terrenos durante la década de los sesenta. Pero también, la acción silenciosa de ocupación de "terrenos de nadie" como expresión de denuncia de un problema que la sociedad no enfrenta como es debido y que su sola presencia exige su pronta solución. Las "poblaciones callampas" son la expresión de esta denuncia pasiva pero eficaz, como veremos más adelante, para exigir al Estado una intervención más directa en la resolución del problema habitacional.

15. Espinoza, Vicente, Para una historia de los pobres de la ciudad. Ediciones Sur, Santiago, agosto de 1988, pág. 81.

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El problema de la vivienda popular en la formación social chilena se remonta al siglo XIX16. Se debe entre otras causas al crecimiento acelerado de las ciudades (proceso de urbanización) que se vieron afectadas por las transformaciones económicas y sociales que conllevo el proceso de modernización del modo de producción capitalista nacional. Las ciudades mercantiles e industriales, como Santiago, Valparaíso, (quique y otras del país fUeron concentrando la población que se desplazaba desde las zonas rurales atraídas por el mercado laboral capitalista en formación. El elevado y permanente número de migrantes más el crecimiento de la población sobrepasó la oferta de trabajo y, sobre todo, la oferta de viviendas adecuadas para alojar a los que llegaban, produciéndose un déficit de viviendas en el mercado habitacional. Por otro lado, la creciente demanda por la vivienda provocó una revalorización comercial de todos los espacios habitables al interior de la ciudad. Sobre todo, en los sectores centrales. Por lo tanto, los nuevos moradores populares, con menor capacidad de pago que los migrantes no-populares que se quedaron en las zonas céntricas, fueron siendo desplazados del centro hacía la periferia de la ciudad donde se encontraban sitios sin valor comercial o con un valor comercial más bajo, por ende más adecuado para los sectores populares. En efecto, Santiago, la ciudad capital, comenzó hacia la segunda mitad del siglo XIX a rodearse de suburbios populares. Lentamente, la ciudad comenzó a alojar una población popular flotante entre rural y urbana. Al fin del siglo, la transformación de Santiago en un ciudad "industrial" se había llevado a cabo conjuntamente con el proceso de proletarización de su población popular, la cual no sólo era fuerza de trabajo, o sea trabajadores, sino también poblador de la ciudad capital. Este poblador es, por lo general, un trabajador que habita en un conventillo. Es el conventillero. La modernización capitalista decimonónica produjo un tipo de habitación popular propia de dicho proceso, ese fue el conventillo. El conventillo era un conjunto de cuartos redondos, alineados a lo largo de una calle interior. Entre dos hileras de piezas había un patio angosto que servía de espacio común. Esta propiedad estaba destinada al arrendamiento por piezas a los proletarios. Esta vivienda pasó a ser la habitación característica y generalizada de los sectores populares en las décadas finales del siglo XIX y en los cuatro primeros decenio del siglo XX17. ¿Quiénes vivían en los conventillos?, trabajadores, ya sea dependientes como los independientes, sectores populares en general, allí residía el "bajo pueblo". Según Isabel Torres, todos los testimonios de la época permiten verificar que los conventillos era la habitación característica de los sectores populares, ya fueran éstos trabajadores independientes u obreros asalariados, categorías que eran, en aquella época, especialmente fluctuantes. Con lo cual habría que descartar la idea de que el conventillo era el lugar de habitación de los sectores marginados del sistema de producción capitalista 18 . La crisis del proyecto modernizador mercantil abrió paso a un nuevo proceso de acumulación capitalista centrado en la industrialización. Dando origen por cierto a nuevos problemas sociales o potenciando otros. La crisis económica y social que medió entre ambos proyectos permitió el reacomodo de las condiciones sociales para la reproducción de la fuerza de trabajo, tanto a su nivel de mercancía como de su reproducción familiar. Uno de los reacomodos principales tuvo que ver con la vivienda popular. El conventillo dio paso a las poblaciones callampas. A nuestro juicio, las poblaciones callampas son las viviendas de la crisis y de la

16. Romero, Luis A., "Condiciones de vida de los sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895 (Vivienda y Salud)", en Nueva Historia, Año 3, NQ 9, Londres, 1984. 17. Sobre el tema de los conventillos, véase a: Torres Dujisin, Isabel, Los Conventillos en Santiago (1900-1930), en Cuadernos de Historia, NQ 6, julio de 1986,pág. 67-85. De Ramón, Armando, "La población informal. Poblamiento de la periferia de Santiago de Chile, 1920-1970·, Revista EURE, Vol. XVI, pág. 5-17, Santiago, 1990. 18. Torres, Isabel, op. cil. pág. 77.

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transición entre cada proyecto modernizador. Es decir, la industrialización como proceso de producción global del capitalismo generó las poblaciones populares. Estas poblaciones serán producto de dos vías: una institucional, estatal y la reivindicativa. Es decir, la primera se refiere a las pclíticas habitacionales puestas en práctica por el estado que cubren la fase industrial del capitalismo criollo, específicamente, desde 1946-1973; y la segunda, es producto de la lucha emprendida por los sectores populares para dar solución a sus problemas habitacionales, no resueltos por, dichas políticas sociales. La vía reivindicativa, se traduce en la "invasión" yen "tomas" de terrenos. Surgiendo de estas modalidades de acción social popular, dos tipos de hábitat popular diferente, las invasiones de terrenos: producen poblaciones callampas. Las "tomas" a los "campamentos". Desde ellos, a las pohlaciones populares. Tanto los pobladores de las poblaciones institucionales, aquellas nacidas bajo el impulso de una política de vivienda del estado, como los de los campamentos provienen ya sea de los conventillos en decadencia durante la década de los cuarenta y cincuenta o de las "poblaciones callampas", surgidas también en esas décadas. Por eso sostenemos lo siguiente: las "poblaciones callampas" son una solución transitoria para el sujeto popular en cuanto éste desea abandonar su condición de arrendatario, allegado, y pasar a la condición de propietario de su vivienda, o sea, acceder a la casa-propia. El surgimiento de las "poblaciones callampas" a principio de la década de los treinta constituye una de las fases de la lucha de los sectores populares por convertirse en propietarios de una vivienda. La crisis económica de 1931-1932 expulsó a miles de conventilleros de sus cuartos redondos y piezas, pues no tenían con que pagar el alquiler. Estos fueron a parar a los albergues y de los albergues a las "callampas" y de allí fueron erradicados a poblaciones populares transformándose en propietarios de su casa. La lucha por la vivienda no terminó allí, sino que continuó, por mejorarla, por urbanizar el sector, etc. En este estudio queremos desarrollar justamente esta idea y también descartar la idea generalizada de que las poblaciones callampas surgieron como producto de la migración campo-ciudad. Sino el sostener que las "callampas" surgen, como consecuencia directa de la crisis económica de 1931-1932 y de las nuevas condiciones materiales producidas por el proceso de industrialización. Donde la migración campociudad juega un rol fundamental. A nuestro parecer las "poblaciones callampas" constituyen una manifestación de la lucha de los sectores populares en la esfera de la reproducción de su fuerza de trabajo. La "poblaciones callampas" surgen como resultado de la imposibilidad de los sectores populares de participar en el mercado de la vivienda. Por lo tanto, ellas no concentran a la "masa marginal" ce mo lo sostuvieron las corrientes marginalistas de la década de los sesenta vinculados a la CEPAL o la DES,I\L; sino a la sectores populares, integrados ya sea formal o informalmente al sistema económico capitalista urbano. Así, lo confirman las diversas investigaciones realizadas por asistentes sociales, ya sea de la Universidad de Chile o de la Universidad Católica, como del Hogar de Cristo o de la Corfo-Corvi, que sirven de base documental a la presente investigación. Todos ellos, tienden a probar que la mayoría de estas poblaciones estaban habitadas por trabajadores urbanos, que por múltiples razones, destacándose la no poder pagar un arriendo o por no encontrar una vivienda adecuada para la familia popular, se vieron en la imperiosa necesidad de establecer su vivienda en una "callampa", solamente la minoría estaba constituida por sujetos sociales, que podrían ser señalados, como masa marginal.

3. EL HISTORIADOR Y LOS CALLAMPEROS En la primavera de 1991 iniciamos la aventura de estudiar a las "masas marginales", la teoría fue expuesta por el historiador Gabriel Salazar palabras y exposiciones fueron quedando atrapadas en varias cintas de casettes que han acompañado, al autor de este trabajo, en varias oportunidades a lo largo de estos años. Una y otra vez, he escuchado las cintas y leído las transcripciones, realizadas pacientemente por María Orietta en aquellos espacios libres de las madres en su post-natal; al final tenemos la sensación que las teorías expuestas fueron quedando olvidadas, relegadas al baúl de los recuerdos. No porque fueran inadecuadas o no nos sirvieran para nuestro trabajo, sino porque la investigación en torno al tema elegido

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fue fascinante y, por sobre todo, porque la historia de las poblaciones callampas nos puso frente a nuestros ojos de historiador a un sujeto histórico: el Callampero, a un poblador: que dejó al desnudo nuestra propia identidad popular. Al principio de nuestra investigación escribíamos en aquellas notas que son redactadas como expresión de nuestras dudas metodológicas o teóricas lo siguiente: "estudiar la historia de las poblaciones callampas ... implica construir nuestro objeto de estudio, al cual someteremos a un examen minucioso, meticuloso ... procuremos establecer lo más "objetivamente" su origen, el por qué de su constitución o surgimiento, su localización espacial, es decir, dónde se ubicaban en Santiago, para ser preciso confeccionaremos un mapa y con una simbología adecuada, tal vez, ironizábamos con un color fuerte: rojo marcaremos su localización geográfica; luego recurriremos a las estadísticas para establecer cuantas poblaciones existieron; cómo evolucionaron, desde el momento en que las autoridades ¿alarmados? por su presencia mandaron a contarlas, y a contarlos, es decir, saber cuántas familias vivían en los callamperíos, que hacían, en qué trabajaban, cuántos niños procreaban las mujeres, cómo dormían, que comían, qué pensaban del orden establecido, etcétera. Es decir, a través de las preguntas inquisidoras de la autoridad, el historiador, o sea yo, podría construir jirones relevantes de las condiciones de la vida material de los callamperos ... ". Sin duda que muchas de las ideas señaladas se hicieron realidad en las págínas que siguen. Estimo que con las fuentes de información utilizadas en este trabajo logramos dar cuenta de esos objetivos. Sin embargo, en aquella Qcasión teníamos un temor que lo expresábamos a renglón seguido de lo que habíamos escrito "pero, todo lo anterior no alcanza a establecer la relación sujeto-sujeto, ese requisito primordial, esencial, de la actual historiografía popular, el no lograr dicha relación es estar fuera -iba escribir: de la moda- de las actuales tendencias epistemológicas. El no plantearse esa relación como posible es estar atrapado en los meta-relatos, es haberse quedado dentro de las catedrales cuando estas se vinieron abajo y, por último, es ser "ortodoxo", o sea, conservador, según la actual jerga izquierdista". Todo eso pesaba como toneladas sobre nuestros hombros de intelectual, historiador y hombre de izquierda. Muchas veces la mañana se hizo presente y no lográbamos encontrar el camino hacia el sujeto. El sujeto, o sea, el callampero desaparece -escribíamos con angustia- entre los datos cuantitativos y de alguna descripción cualitativa, sólo teníamos datos fríos ... el sujeto se nos escapaba... al final nuestra historia es sobre las "poblaciones callampas" más que sobre los "callamperos". No teníamos la solución. El tiempo pasaba, se inicia el primer semestre de 1992. Las "poblaciones callampas", objeto de estudio, yo sujeto. Las poblaciones, el objeto, es decir, relación sujeto-objeto. Historia tradicional. Desazón ... desánimo y desmotivación, pasan los meses, el Estado Nacional-populista atrapa nuestros intereses pero los callamperos rondan ... Salazar, desde el pizarrón destruía la relación sujeto-objeto, de la ciencia tradicional. Hay que plantearse la relación sujeto-sujeto para realizar una historia para la acción. Frente a esa nueva interpelación, en la tranquilidad nocturna, escribíamos: "Tal vez, la historia oral, aquella que nos permite conversar con sujetos, entrevistar aquellos sectores que fueron actores de un proceso histórico específico, en este caso que hayan sido callamperos .. ." aquí el problema es ubicar y comprometer a sujetos populares que reconozcan -después de algún tiempo- su pasado callampero y que estén dispuestos a hablar de él. .. es decir, utilizarlos como fuentes informativas para escribir nosotros una historia sobre ellos, "sería como desgarrarlos", señaló Sal azar en una clase ... "qué hacer para no cometer pecado mortal, según los mandamientos de la actual historiografía popular.. .". ¿Qué hacer? El tiempo seguía avanzando. Durante todo el tiempo transcurrido, la masa informativa crecía aceleradamente, las visitas a las Comisión Económica para América Latina, permitió conocer varios estudios realizados a comienzos de la década de los sesenta sobre las poblaciones callampas; el trabajar en la Biblioteca Central, de la Universidad Católica de Santiago, en su sección tesis puso en nuestras manos una serie de memorias de Asistentes Sociales. En ellas se estudiaban las condiciones de vida de los callamperos y transcribían conversaciones directas con los callamperos, habíamos encontrado su habla. La visita al Instituto Profesional de Santiago (IPS) fue también altamente provechosa, nuevamente las memorias de Asistentes Sociales descubrían

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nuevas facetas de los callamperos; luego dirigimos nuestros pasos a las escuelas de arquitectura de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, allí los jóvenes arquitectos habían fotografiado a los callamperos, tenramos sus rostros, sus figuras. Las Bibliotecarias del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo nos proporcionaron fuentes ministeriales inéditas, allí encontramos la preocupación y la opinión de la autoridad sobre los caJlamperos. Las visitas al Hogar de Cristo-viviendas nos entrego datos cualitativos, que resultaron valiosos para comprender la visión de los hombres de Iglesia sobre los caliamperos. Así la búsqueda para encontrar noticias, fuentes que nos permitan llegar al sujeto callampero no se ha detenido. Nuestro último hallazgo fue encontrar en el Archivo de la Universidad Católica, un documental fílmico titulado "Callampas" realizado por el Instituto fílmico de esa Universidad en 1957; que fue 'ilmado a solicitud de los mismos callamperos del incendio del Zanjón de la Aguada. Son los mismos que días después se tomaron los terrenos de la Feria, fundando la población La Victoria. Tal vez ese sea el momento más emocionante de nuestro trabajo el encuentro con sus rostros no fijos en una fotografía sino en movimiento, reflejando sus emociones. Creo que las viviré con todo de la misma forma que sentí cuando leí algunos testimonios directos de pobladores-callam¡Jeros. Seguramente, algunas lágrimas nuevamente recorrerán las mejillas de mi rostro y se perderán en la espesura de mi barba crecida desde el momento que empecé a escribir, en el verano de 1993, este trabajo. Por desgracia, razones burocráticas han impedido hasta este momento poder ver dicho documental. Por todo lo anterior y por lo que viene más adelante, siento que la lucha de los callamperos por la vivienda, es y ha sido una lucha también de nuestra familia. Aún recuerdo aquella ocasión cuando mi madre rodeada de sus hijos, cinco para ser preciso, escribía con su letra redonda y clara (letra caligráfica de las monjas auxiliadoras) una carta al Presidente de Chile, Eduardo Freí Montalva, solicitándole una casa. Puesto que donde vivíamos, la casa estaba al interior de una parcela en la Comuna de REJnca, a unos cuantos metros de la orilla norte del río Mapocho. La amenaza de una crecida del río era permanente (el invierno de ese año -1967- fue particularmente lluvioso y los temporales se sucedían uno tras otro con inusitada violencia), mi madre sufría pensando en la desgracia que ello pudiera acarrear para sus retoños. Al terminar la carta y habiéndola leído nos dijo que no le dijéramos nada a nuestro padre, pues él era allendista y no queria saber nada de Frei. Nosotros, inocentemente encantados y sorprendidos que mi madre escribiera al Presidente de Chile guardamos orgullosamente nuestro secreto, por cierto no dijimos nada. Al tiempo, no recuerdo exactamente cuanto tiempo paso, llegó respuesta, el Presidente Frei respondía favorablemente, todo alegría, mi madre como buena cristiana dio gracias a Dios y encendió un par de velas a la figura de la Virgen del Carmen en muestra de agradecimiento por el "favor concedido". Mi madre orgullosa por su acción, comunicó la noticia a mi padre. Como buen hombre popular, aceptó la situación y le prometió a mi madre que trabajaría el doble para reunir los fondos necesarios para concretizar la entrega de la vivienda. Un día 30 de agosto, para las Rosas, mis padres fueron a ver la nueva casa, era un día extremadamente lluvioso, volvieron felices. La casa era chica para ser habitada por las siete personas que integraban mi familia, pero era nuestra casa. Era la casa propia. Nos trasladaríamos a vivir a una población de nombre difícil de pronunciar: Joao Goulart, en la Comuna de San Miguel, a mi madre la comuna no le gustaba mucho, era demasiada izquierdista. Con el tiempo sabría quien fue Joao Goulart y por cierto, que en una comuna socialista, salimos socialistas, para desgracia de mi madre. Por qué traemos este relato a esta introducción. Pensamos, que la lucha de mi madre como la de mi padre (entre ellos siempre hubo disputa, anecdótica, pero que refleja las diferentes lealtades políticas, para mi madre gracias a Freí tuvimos casa, por lo tanto hasta el día de hoyes freísta; para mi padre, en cambio, la casa fue nuestra gracias a Allende, quien por intermedio de un decreto supremo permitió que los pobladores pudieran, a través del pago de cierta cantidad de dinero, pagar definitivamente la casa, quien tiene la razón, yo diría que ambos) fue diferente al elegido por los callamperos, pero esa fue también la acción de miles de mujeres y hombres que emprendieron silenciosa y anónimamente para obtener una casa. O sea, en el espacio político de la democracia nacional-populista, los caminos para llegar a la casa-propia eran diferentes. Lo más evidente era que no pasaba por el mercado. Los sectores populares recurrieron a diversas estrategias. Las poblaciones callampas fueron un camino tortuoso y dramático, pero poderoso, pues, construyo una identidad popular,

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que hasta hoy hace sentir orgullosos a los pobladores, por ejemplo, de la población San Rafael en la actual comuna de La Pintana, una de las más antiguas "poblaciones callampas" que aún queda en pie. El camino para encontrar el sujeto callampero estaba -pienso- resuelto. La historia de las poblaciones callampas no es más que la acción histórica de los sujetos populares para conquistar un derecho que el mercado capitalista de la vivienda les niega. El derecho a una vivienda. Esta es una lucha social y la única forma de establecer una relación sujeto-sujeto, es seguir la huella de esa lucha, entender sus motivos, conocer su acción, meterse en la "callampa" yeso es lo que hemos hecho en este trabajo. Al sujeto, al callampero, lo hemos sentido a nuestro lado, nos hemos reído y hemos llorado con sus éxitos y sus fracasos. Esta historia busca expresar y dar cuenta de la lucha social de esos sujetos populares. Es una historia que la hemos sentido, no lo podemos negar, porque somos parte de ella, porque fuimos, desde todos ángulos metodológicos y teóricos conocidos "callamperos" aunque no viviéramos en una población callampa. Cuando, llegamos a vivir a la pobo Joao Goulart, la gran mayoría de nuestros vecinos y amigos tenían esa identidad. De manera, que los callamperos aquí estudiados no son sujetos extraños a nosotros los conocemos, nuestras historias se unen. El sujeto, estaba, finalmente, entre nosotros.

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CAPITULO I

"Linda se ve la Patria señor turista pero no le han mostrado las cal/ilmpitas... "

Al centro de la injusticia Violeta Parra

1. LAS POBLACIONES CALLAMPAS: ORIGEN y DESARROLLO, 1930-1960. La lucha por la reproducción social de la fuerza de trabajo de los sectores populares es un aspecto que ha estado presente desde el inicio del proceso de proletarización a que fueron sometidos los sectores populares durante el siglo pasad0 19 . Las numerosas movilizaciones sociales de estos sectores durante y después de dicho proceso tiene como base las condiciones de vida y de trabajo que generó la proletarización 2o . Las constantes denuncias, protestas, motines y desórdenes varios desarrollados por los populares chilenos se pueden ubicar, ya sea en la lucha de los trabajadores en la esfera de la producción como también, en la esfera de la reproducción de la fuerza de trabajo. Por cierto, la historiografía popular chilena ha centrado sus estudios, fundamentalmente, en la lucha de los trabajadores en la esfera de la producción descuidando el análisis de las luchas de los sectores populares en la esfera de la reproducción. Esto se explica debido al hecho que esos estudios identificaban como actor principal del movimiento social popular a los sectores obreros los cuales se encuentran directamente ligados a los procesos productivos. Si bien, sus luchas sociales tienen como base las condiciones de vida y trabajo, sacar el análisis histórico de la esfera productiva trasladándolo a la esfera de la reproducción social de la fuerza de trabajo permite que emerjan otros actores sociales populares con un rol protagónico,

19. Sobre el proceso de proletarización puede consultarse a: María Angélica IlIanes, "Azote, salario y ley. Disciplinamiento de la mano de obra en la minería de Atacama (1817-1850)", en Proposiciones, N° 19, julio de 1990. Pinto Vallejos, Julio, "La caldera del desierto. Los trabajadores del guano y los inicio de la cuestión social", en Proposiciones, N° 19, julio de 1990. Pinto Vallejos, Julio, "La transición laboral en el norte Salitrero: La provincia de Tarapacá y los orlgenes del proletariado en Chile, 1870-1890", en Historia, vol. 25, 1990. Salazar Vergara, Gabriel, Labradores, peones y proletarios, Ed. Sur, Santiago, 1985. Romero, Luis Alberto, Rotos y Gañanes: Trabajadores no calificados en Santiago (1850-1895), en Cuadernos de Historia N° 8, diciembre de 1988. 20. Sobre las condiciones de vida del proletariado durante el siglo XIX puede consultarse a: Garcés Durán, Mario, Crisis Social y Motines Populares en el 1900, Ed. Documentos ECO, Santiago, agosto 1991. Romero, Luis Alberto, "Condiciones de vida de los sectores populares en Santiago de Chile, 1810-1895: Salud y Vivienda", Nueva Historia N° 9, Londres, 1981. De Ramón, A. y Gross P., "Algunos testimonios de las condiciones de vida en Santiago de Chile, 1888-1918. EURE XI, octubre de 1984. De Ramón, A., "Suburbios y Arrabales" y RenéSalinas, "Salud, ideología y desarrollo social en Chile, 1830-1950", Cuadernos de Historia 3, Santiago, julio de 1983. Gómez Ley ton, Juan Carlos, Notas para el estudio de la Fuerza de Trabajo en Chile 1890-1900. Ponencia presentada en "Homenaje a su ex-alumno y ex Presidente José M. Balmaceda" organizado por el Instituto Nacional, julio de 1991.

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como son las mujeres, los niños, los trabajadores informales, eso es por un lado, y por otro, emergen otros problemas sociales tales como: la lucha por el alimento diario, contra la enfermedad, por la cultura y por la vivienda. El análisis de la lucha social que dan los sectores populares en la esfera de la reproducción social de la fuerza de trabajo nos permite entrar a conocer, con cierta profundidad, a este vasto complejo histórico que son los sectores populares urbanos. Consideramos que a través de este enfoque podemos responder la pregunta que se formula Luis Alberto Romero cuando se interroga acerca de la posibilidad de "¿Cómo conocer a los sectores populares?"21. La movilización social por la vivienda constituye en las luchas reproductivas uno de los factores que permite el desarrollo y constitución de movimiento social popular. Además, posibilita que las luchas en la esfera reproductiva, en general, adquiera la forma de organizaciones poblacionales. Esto por dos razones: primero, la vivienda es el centro de la reproducción familiar e individual, es allí donde sus deficiencias se sienten con mayor fuerza, de manera más urgente. Segundo, la convivencia en una población, conventillo, cité o barrio con la correspondiente comunicación sobre problemas comunes representa la posibilidad de organización colectiva por la reproducción 22 . En este sentido, sostienen Evers, Müller-Plantenberg y Spessart, la movilización social por la vivienda pasa a ser el contenido primordial y el mas importante de la lucha reproductiva. Es la base para el desarrollo de otras acciones que tienen que ver con problemas de consumo colectivo en las poblaciones populares pobres sobre todo, en sus fase fundacional como son la instalación de electricidad, agua potable, transporte, alcantarillas, escuelas, etcétera y también con problemas de consumo familiar e individual como es el alimenticio el cual puede ser aliviado a través de 'acciones comunes como son, por ejemplo, las ollas comunes 23 . En consecuencia, el estudio histórico de las poblaciones callampas en cuanto a su origen y desarrollo en Chile entre 1930-1960 debe partir del supuesfo que ellas son producto, principalmente, de la lucha de los sectores populares en la esfera de la reproducción social de la fuerza de trabajo, como también de las condiciones generales que rigen la reproducción social del modo de producción capitalista. Este capítulo inicial se propone explorar los orígenes y desarrollo de las poblaciones callampas en el marco de una ciudad y un período determinado, la ciudad de Santiago entre 1930 y 1960. Como se sabe, esta ciudad capital fue uno de los principales focos del proceso de industrialización iniciado en la década del treinta-cuarenta del presente siglo. Fue aquí donde la lucha por la reproducción de la fuerza de trabajo adquirió el carácter y la importancia central en los movimientos sociales generados por los sectores populares. Al mismo tiempo, se desarrollaron en ella otros procesos sociales que permiten comprender el problema de la movilización reivindicativa reproductiva en torno de la vivienda como el eje central de la movilización social popular. Para el período indicado se destacan dos fases en la lucha social por la vivienda, claramente definidas por el tipo de movilización social generada. La primera, va desde la crisis económica de 1931-32 hasta 1945-46, aquí la lucha se dará en torno a la problemática de encontrar un "sitio" en donde vivir, lo que generará un proceso de ocupación / invasión de terrenos fiscales, semi-fiscales, privados o "tierras de nadie" en forma "espontánea" por sujetos populares, sin casa (cesantes, lanzados, ex-albergados, migrantes,

21. Luis Alberto, Romero, "Los sectores populares urbanos como sujetos históricos", en Proposiciones, NQ 19, julio de 1990, pág. 268-278. 22. Gómez Ley ton, Juan Carlos, "La rebelión de los barrios: Santiago, octubre de 1946, Una expresión de la lucha contra el hambre", mimeo, Puente Alto, julio-agosto de 1992. Este trabajo forma parte del proyecto de investigación, Hambre, Políticas Estatales y Movilización Popular: Chile 1935-1955. Actualmente en desarrollo. 23. Evers, Tilman, Müller-Plantenberg, Clarita y Spessart, Stefanie, op. cit., pág. 719.

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vagabundos). Los cuales carecen de organización social previa. Lo característico de este primer período es lo supuestamente "espontáneo" del proceso y la debilidad de la solución habitacional gestada por los sujetos populares. La segunda fase de 1946-1960 es mucho más significativa, desde el punto de vista político como social, que la anterior principalmente por dos razones: primero, las ocupaciones de terreno se llevan a cabo a partir de movilizaciones sociales populares que tienen como objetivo central la s,Jlución del problema habitacional que afecta a dichos sectores. En la organización de estos sectores intervienen los partidos políticos populares. Otorgando al movimiento poblacional y su lucha una faceta política que en la fase anterior estaba ausente. (Un paréntesis antes de continuar, el hecho que desde 1945-6 en adelante la lucha por la vivienda adquiera una dimensión política no quiere decir, de ninguna manera, y todo lo contrario, que es sólo con la intervención de un partido político en la organización y conducción de la lucha por la vivienda o la reproducción de la fuerza de trabajo, ésta adquiera dicha dimensión. Toda lucha social que se de en la esfera reproductiva es parte de la lucha de clases por ende, compromete al poder estatal como el poder social que se manifiesta en la sociedad civil, por tanto, es política. Las reivindicaciones por condiciones adecuadas para la reproducción de la fuerza de trabajo de los sectores populares son por lo general incompatibles con el desarrollo capitalista, tales reivindicaciones están, en su última consecuencia, dirigidas contra el capital como relación social de dominación. Con todo, .el destinatario primordial de estas demandas es el Estado y es sólo mediante el enfrentamiento con él, como adversario y a través de la lucha social se logran resultados concretos. Por lo tanto, los enfrentamientos de clases a este nivel se dan como conflicto político al interior del Estado. Esto se presenta claramente en el período estudiado por el hecho que el Estado nacional-populista asume la calidad de representante de los intereses capitalista por un lado y por otro, la preservación de la fuerza de trabajo a nivel nacional. La segunda razón, se desprende del comentario anterior. Las continuas tomas u ocupaciones de terrenos por parte de los "sin casa" dan origen a nuevas poblaciones callampas que crecen y se multiplican rápidamente durante las décadas de los 40 y 50. Las pésimas condiciones materiales de ellas, el grado de pobreza extrema que concentraban obligan a actuar al Estado, ya sea como adversario o como garante. En efecto, frente a la situación creada por el movimiento poblacional el Estado tuvo dos respuestas: • La integración de las masas populares "sin casa", satisfaciendo sus demandas. Ya sea reconociendo la ocupación de la propiedad ilegal, convirtiendo a sus ocupantes en propietarios legales, o procediendo a erradicar a los pobladores del sitio ocupado a poblaciones de emergencia, o la construcción de viviendas populares definitivas. La lucha por la vivienda llevó a que el Estado reestructurará, a inicios de la década de los cincuenta, cabal y completamente sus políticas habitacionales como también los organismos estatales llamados a ponerlas en prácticas. • La represión de las demandas populares. En muchas ocasiones el estado actuó como adversario directo en contra del movimiento poblacional. Asumiendo la defensa irrestricta de la propiedad privada ocupada por los pobladores. Numerosas "tomas" de terreno terminaron en verdaderas batallas entre los pobladores y las fuerzas del orden. Batallas donde los muertos y heridos no estaban ausentes. Sin embargo, esta respuesta tuvo el costo político de ir acelerando los procesos de desilusión y pérdidas de legitimidad que sentían las masas populares con respecto a un Estado que se mostraba incapaz de satisfacer adecuadamente sus demandas y, lo que es más, sus derechos económicos y sociales. Proceso que se va a acentuar y a profundizar durante la década de los sesenta. Cuando el movimiento social poblacional pasa a ser uno de los actores protagónicos en la crisis del Estado Capitalista de Compromiso. En las páginas que siguen se analizará el origen y desarrollo de las poblaciones callampas teniendo presente lo anteriormente expuesto.

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1.1 Acera del origen de las poblaciones calfampas Tengamos presente lo siguiente, en las sociedades capitalistas prevalece la tendencia a que sea el salario que perciben los trabajadores pague aquella parte de los medios reproductivos que son adquiridos como mercancías a través del consumo familiar. Y, aquellos que no pueden ser adquirido de esa forma es delegada a la responsabilidad del Estado. Ahora bien, en las condiciones materiales en que se da el desarrollo capitalista industrial chileno desde la década del treinta en adelante, la capacidad de consumo de los salarios percibidos por los trabajadores no permitía ni aseguraba una adecuada reproducción de su fuerza de trabajo, tanto individual como familiar. Para ellos este mínimo de subsistencia constituyó un motivo y una poderosa razón para emprender diferentes acciones sociales de protesta y de lucha social durante el período en estudio. Esta lucha social que se desarrolló por diversos canales y de diferentes formas se dirigió principalmente hacia el Estado. El Estado, presionado por las masas populares urbanas organizadas en partidos políticos, en sindicatos, en juntas vecinales, o sea, a través de canales institucionalizados; pero también a través de acciones sociales directas, tales como: protestas, manifestaciones, tomas de terrenos, saqueos, motines, etc., o sea, acciones sociales no institucionalizadas, es decir, movimientos sociales, debió desarrollar e implementar diversas políticas sociales en aquellas áreas en donde el salario capitalista no era capaz de pagar o de comprar los medios reproductivos necesarios para una adecuada reproducción de la fuerza de trabajo. En efecto, las políticas sociales desarrolladas e implementadas por el Estado chileno se dan conjuntamente con el proceso de industrialización obedecen en parte a las propias deficiencias del proceso económico puesto en marcha; por los desequilibrios estructurales del capitalismo nacional y por las condiciones materiales paupérrimas de explotación en que se desarrolló el proyecto industrializador como producto de los efectos sociales y económicos de la Gran Depresión. El traslado de la dinámica acumulativa desde la producción minera salitrera para el mercado externo con relativamente intenso empleo de mano de obra hacia la producción de bienes de consumo liviano, con mano de obra calificada y/o en proceso de calificación interna (el aprendizaje del obrero industrial en la propia industria o fábrica) trajo consigo una disminución del empleo minero, que desde el siglo pasado había sido el descompresor social del excedente de fuerza de trabajo en las zonas agrarias centrales. Provocó la sobredimensión de la mano de obra disponible en las ciudades industriales, sobre todo en Santiago, con la llegada de los salitreros cesantes. Todo esto produjo la reducción del salario real y la pauperización masiva de las clases asalariadas. Las consecuencias de este proceso fueron múltiples y de diferentes tipos haciéndose manifiestas en las diversas ciudades industriales del país. La pobreza se expresó en la mala calidad del vestuario, en la vivienda, en la salud, en el bajo nivel de alimenticio de los sectores populares y por las ocupaciones informales de los pobres urbanos. La pobreza se expreso a nivel de todos los indicadores sociales como el salario real, la mortalidad infantil, la morbilidad, etc. Demostrativo de esto, son las cifras que comparan el salario mínimo obrero con las necesidades mínimas de una familia de cuatro personas, se constata un déficit creciente entre el un 40 y un 70%, por tanto, no logran suplir las necesidades históricas de reproducción por medio de la venta de su fuerza de trabajo en el mercado y, lo que es peor, tampoco lo logran aquellos trabajadores que se autoexplotan en el trabajo ínformal 24 . Una de las expresiones más visibles de la pobreza y de las condiciones materiales que debían soportar los sujetos populares fue el crecimiento permanente de las poblaciones callampas, primero en la periferia urbana, luego en los espacios libres dentro de las ciudades. Estimamos que son tres situaciones las que obligan a los sectores populares a vivir y a fundar dichas poblaciones:

24. Los párrafos anteriores son el producto del proceso investigativo realizado en torno a la problemática de la alimentación popular de los sectores populares entre 1935-1955. Y constituyen parte del primer capítulo de un trabajo actualmente en elaboración.

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a. Primero, se trata de la masa de desocupados, expulsados de los centros mineros salitreros que tuvieron que regresar desde el norte al centro del país. Los cesantes salitreros al carecer de ingresos no tenían la posibilidad de arrendar algún cuarto, pieza u otro lugar quedándoles como única opción levantar "mejoras" en espacios vacíos de la periferia urbana. Por tanto, diríamos que una primera situación que origina las "poblaciones callampas" es la crisis económica que afecta al país durante los años 1931-1934. b. Segundo, ellas también surgen por la acción de aquella parte de la fuerza de trabajo disponible que dentro de las condiciones del mercado de trabajo saturado, no encuentran:;omprador. Y la única vía para asegurar apenas sus subsistencia física consiste en trabajar en los empleo informales, logrando un ingreso mínimo que de ninguna manera le alcanza para pagar un arriendo. Por tanto, la población callampa es la solución más factible al problema de dónde vivir de estos sectores que son, generalmente, migrantes rurales, trabajadores sin calificación 25 • c. Pero también por aquella parte de la fuerza de trabajo que se encuentra incorporada al sector formal o moderno de la economía, es decir, de los que trabajan en la naciente industria, ellos perciben un salario, pero este no les alcanza para cubrir los costos de la reproducción del grupo familiar, y sobre todo el costo de un arriendo o alquiler de una vivienda. O sea, a muchos trabajadores el salario "normal" pagaba la comida, algo de ropa, y nada más26 . Entonces, el vivir en una población callampa constituía una solución económica y una forma de reducir los costos de mantención de la unidad familiar, pues, así se ahorraban ciertos gastos, tales como arriendo, agua potable, electricidad, etc. Por esta razón, encontramos en estas poblaciones familias populares que cuentan con trabajo estable e ingresos continuos en el tiempo, pero no les alcanza para pagar un arriendo. Pero también, encontramos familias populares que cubren con sus ingresos los costos de la reproducción de la fuerza de trabajo pero que no encuentran una vivienda a precio "razonable" donde vivir. Debido a la escasez especulativa de viviendas en el mercado inmobiliario capitalista. La vivienda como toda "mercancía" rentable ha sido siempre un bien de consumo duradero que se produce y se comercia sólo o preferentemente para los sectores de más altos ingresos. De manera, que el mercado capitalista de vivienda no produce habitaciones para los sectores populares. Por lo tanto, los sectores populares impedidos de participar en este tipo de mercado solucionan su problema de dónde vivir habitando una población callampa. En resumen, las "poblaciones callampas" pensamos que tienen su origen, principalmente, en la falta de recursos económicos por parte de los sectores populares para participar en el mercado de la vivienda. Los bajos salarios que reciben los trabajadores populares no le permiten pagar un arriendo o alquiler por una vivienda adecuada. Menos para comprar una casa. Están excluidos del mercado de la vivienda. Por lo tanto, la única forma de obtener una casa-habitación fue la ocupación de terrenos vacíos o disponibles con o sin el consentimiento del Estado. Además, el mercado capitalista de vivienda no tiene ningún interés de ofertar casas para los sectores populares. A pesar de que la demanda de esos sectores es, permanentemente alta, debido, esencialmente, al proceso migratorio. Pero, el problema central es que los migrantes son pobres, o sea, carecen de medios económicos para participar en el mercado de la vivienda. Por consiguiente quedan fuera de él. De ahí, quien deba resolver el problema sea el sujeto popular en forma privada: allegarse a una familia, alquilar un cuarto en algún conventillo, una pieza en alguna casa popular, o invadir un terreno para levantar su "casa". Por todo lo anterior, las poblaciones callampas constituyen una solución privada de los sectores populares al problema habitacional que les impone el mercado capitalista de la vivienda. Por esa razón, como veremos más adelante, la constitución de este tipo de asentamiento urbano no tiene nada de espontáneo, ni se liga estrictamente al problema migratorio, por cierto, que este último tiene importancia en el proceso de urbanización y del crecimiento acelerado de la ciudades, pero no es la causa del permanente déficit de viviendas para los sectores populares.

25. Cfr. Capítulo N° 1I de este trabajo. 26. Cfr. Capítulo NQ 111 (en preparación).

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1.2 Desarrollo de las poblaciones callampas La forma concreta en que se desarrolla el capitalismo industrial chileno va produciendo una estruc~ tura urbana de características espaciales donde resalta la alta concentración de la población en las ciudades. En el caso nacional con el predominio absoluto de la capital Santiago sobre resto de las ciudades del país. La ciudad de Santiago desde el siglo XIX se había transformado en un polo de atracción para las poblaciones rurales. Su crecimiento desde 1880 en adelante fue vertiginoso y desde 1930 en adelante se aceleró al máximo disminuyendo su intensidad solo después de 1959 27 . Sin embargo, Santiago no ha dejado de crecer. Hoyes una urbe que concentra alrededor del 30% de la población nacional. Lo que ha sucedido es que la población de Santiago ha crecido más rápidamente que la del país. Entre 1875 y 1959 la población no alcanzó a cuadruplicarse, mientras que la del gran Santiago se multiplicó por diez. De este crecimiento desigual resulta quela población de Santiago constituía el 25% de la población del país en 195928 . De esta forma, el proceso de industrialización y de urbanización acelerada de Santiago provoca grandes migraciones, al tiempo que las condiciones de tenencia de la tierra y el estancamiento agrícola van expulsando población campesina. Por otra parte, cabe señalar que desde 1931 en adelante la fuerza de trabajo que se concentraba en las zonas mineras en crisis, sobre todo la nortina-salitrera, se trasladó a Santiago. En consecuencia, crisis minera, industrialización y crisis agrícola son los factores que posibilitan la formación de un gran ejército de reserva. Por otro lado, la creciente incapacidad del sector formal de la economía, esto es la industria y/o de los aparatos de servicios modernos, de absorber la mano de obra disponible excluyendo a un porcentaje importante de la población económicamente activa. Produciendo una población laboral flotante dedicada a trabajar en el "aparato informal" de la economía. Una masa marginal semiintegrada a la estructura laboral citadina. La concentración de población en Santiago provoca una gran demanda por bienes y servicios, tales como vivienda, salud, alimentos, etc. Por cierto, la mayoría de estos bienes y servicios deben ser adquiridos en el mercado por parte de los consumidores. Para tal efecto, aunque parezca una obviedad tenemos que señalarlo, los consumidores necesitan contar con ingresos permanente y continuasen el tiempo para poder participar en el mercado, o sea, en otros términos, los consumidores deben tener dinero "contante y sonante". Y la única forma que les deja el capitalismo a los grupos sociales que no son propietarios de medios de producción es la venta de su fuerza de trabajo en el mercado laboral. Esto significa trabajar por un salario. De modo entonces si un porcentaje significativo de la población carece de ellos, o aquellos que lo perciben, tienen salarios insuficientes quedan automáticamente marginados del mercado y de los beneficios de la sociedad. Los diversos estudios realizados en nuestro país desde la década del veinte en adelante comprueban la deficiencia del salario. Por cierto, las Comisiones de Salario Vital y las Oficinas de la Inspección General del Trabajo indicaron en su momento el fuerte déficit presupuestario familiar en los obreros de la industria y del comercio y también de los trabajadores agrícolas 29 . Según los estudios de época y los nuestros podemos sostener que alrededor del 70% de los trabajadores urbanos de Santiago recibían salarios/ingresos inferiores al necesario para costear adecuadamente

27. Sobre el proceso de crecimiento de la ciudad de Santiago consúltese: Instituto de Economía, Universidad de Chile, La migración interna en Chile en el período 1940-1952. Publicación NQ 20, Santiago, 1959. Instituto de Economía, Universidad de Chile, La población del gran Santiago, Publicación NQ 19, Santiago, 1959. 28. Véase cuadros del anexo 4. 29. Sobre el tema de los salarios véase a: Allende, Salvador, La realidad médico-social chilena, Santiago, 1939. Allende, Salvador y Palma C., Jorge, Panorama bío-demográfico, económico y cultural de Chile, Santiago, 1944.

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los requerimientos de la reproducción social de su fuerza de trabajo como de su grupo familiar. Tenían verdaderos salarios de hambre 30. Por cierto, la ley enunciada por el economista alemán Engel (1882) se cumplía a cabalidad entre los asalariados chilenos. Según Engel, la proporción del gasto alimenticio en el presupuesto familiar obrero es mayor cuando los ingresos son bajos o sufren una disminución drástica 31 . En efecto, una de las conclusiones generales de nuestras investigaciones sobre las condiciones de vida de los :;ectores populares en Santiago entre 1935-1955 es la siguiente: el rubro alimentación representaba cerca ( el 80% de la inversión del ingreso popular 32 . Cabe señalar que un ingreso es suficiente cuando con só!;) el 50% o menos es posible adquirir una alimentación adecuada. Nuestros cálculos establecen que entre alimentación y vivienda los sectores populares gastaban la totalidad de sus ingresos. Y esto no significaba que se alimentaban adecuadamente y habitaran una casa digna. Todo lo contrario. Las deficiencias alimenticias eran de tal extremo que es posible sostener que sólo el 30% de los sectores populares se alimentaban adecuadamente 33 . Un testimonio de la época confirma esto último:

"En esos días (1937), el obrero que ganaba 8 a 10 pesos diarios debía reducir sus régimen alimenticio, a una comida diaria, al almuerzo yen la noche, debían conformarse, él y los suyos, con una taza de té o café y un pedazo de pan. Por su parte, el empleado debía sufrir continuas molestias ante la estrechez permanente de presupuesto, puesto que el valor adquisitivo del dinero se hacía, cada vez, más insignificante'1J4. En este contexto la lucha por una alimentación adecuada pone en marcha durante las tres décadas en estudio una serie de movilizaciones sociales en demanda de mejores salarios, contra las alzas de los artículos de primera necesidad, contra la especulación y el acaparamiento, marchas contra el hambre, etc. 35 . Conjuntamente con esta lucha, los sectores populares despliegan sus demandas y acciones por una vivienda digna.

2. LA CONQUISTA DE LOS ESPACIOS LIBRES La lucha por una vivienda digna se traduce en la década del treinta y cuarenta en conquistar un sitio urbano, por lo general en la periferia, donde levantar una casa. Allí, los sectores populares "sin casa" ocupan las llamadas "tierras de nadie". Se ubican en terrenos insalubres, en los bordes de ríos y canales, cerca o encima de basurales, en las faldas de los cerros, en sitios eriazos fiscales o privados; en terrenos desconectados del tejido urbano existente 36 . Esta ocupación de carácter ilegal es puesta en marcha por aquellos sectores populares afectados por la crisis económica, tanto salitrera como por la Gran Depresión Mundial de los años treinta 37 .

30. Gómez Ley ton. Juan Carlos, "Dos décadas de salarios de hambre: 1935-1955". mi meo. Puente Alto. septiembre-octubre 1992. Estudio que forma parte del proyecto de investigación: Hambre, políticas estatales y movilización popular. Chile 1935-1955 en desarrollo. 31. Citado en Friedman. Georges y Naville, Pierre, Tratado de Sociología del Trabajo, Tomo 11, págs. 329-340, F.C.E. MéxicoBuenos Aires, 1963. 32. Cfr. nota N2 6 Y 12. 33. Cfr. nota N2 6. 34. Gómez Leyton. Juan Carlos. "Dos décadas op. cil. pág. 10 ss. 35. Gómez Leyton, Juan Carlos, "La rebelión , op. cil. pág. 7 ss. 36. Espinoza. Vicente. "Para una...... op. cit., pág. 245 ss. 37. Giusti. Jorge, "La formación de las 'poblaciones' en Santiago: aproximación al problema de la organización y participación de los pobladores". en Revista Latinoamericana de Ciencia Política, agosto. Vol. 11. N2 2. 1971, pág. 372. Una extensa bibliografía sobre la crisis de 1929 y una buena síntesis de la repercusión macroeconómica de la Gran Depresión Mundial en Chile se encuentra en Fuentealba Montalva, María Orietta: La Crisis de 1929. Memoria de Prueba. Instituto de Historia. Universidad Católica de Val paraíso. 1987. Consúltese también a: Ortiz. Eduardo, La Gran Depresión y su Impacto en Chile, 1929-1933. Vector. Santiago 1982.

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En efecto, la crisis económica expulsó de las oficinas salitreras a miles de trabajadores. Pero al mismo tiempo condenó a la miseria a centenares de artesanos, pequeños industriales, comerciantes minoristas, trabajadores portuarios, etcétera; los cuales habiéndose radicado en la zona norte para atender las necesidades de la producción minera, al desencadenarse la paralización de las faenas y la consecuente despoblación de la zona, en otras palabras, al desaparecer el mercado al que atendían se dispusieron a regresar al centro del país especialmente se dirigieron a la ciudad capital. Esa misma opción había sido tomada por los trabajadores cesantes 38 . El regreso masivo de la población nortina salitrera provocó un gran problema habitacional. La demanda por una vivienda superó rápidamente a la oferta, elevando los arriendos a sumas impagables para los sectores populares sin trabajo y sin ingresos. Por otro lado, el conventillo, el cité o el tugurio u otras formas de habitación popular se saturaron 39 . La respuesta frente al problema habitacional provino desde los propios afectados y desde el Estado. Por cierto, los primeros iniciaron la ocupación de lugares públicos, plazas, parques y otros para pasar las noches mientras se ubicaban en la ciudad. Por su parte, el Estado, a través del Comité de Ayuda a los Cesantes organizó y puso en funcionamiento diversos albergues para dar alojamiento a los cesantes y a sus familias, como también a aquellas familias que eran lanzadas a la calle por no pago del arriend0 4o .Sin embargo, los albergues tuvieron una corta existencia. Tras su clausura, durante el Gobierno de Alessandri Palma, el Estado se desentendió del problema habitacional de los sectores populares afectados por la crisis. Frente a esta situación la respuesta de los ex-albergados y cesantes en general no se hizo esperar. El camino elegido fue la ocupación de espacios urbanos libres para levantar sus casas. Una de las primeras acciones dirigidas en ese sentido fue la ocupación de una de las laderas del Cerro San Cristóbal, por un grupo de ex-albergados del albergue San Cristóbal. Estos levantaron, al final de la Calle Bellavista, un campamento de chocitas 41 . Meses más tarde otro grupo de ex-trabajadores salitreros se arrimaron a un grupo de familias dedicadas a extraer arena del río Mapocho, dando vida a una de las "poblaciones callampas" más antigua y de mayor permanencia en el tiempo: la Población Arenera 42 . Esta población "situada en Avda. Costanera al llegar a Vitacura" en la Comuna de Las Condes, se estableció alrededor del año 1929-30 por la acción de un grupo de trabajadores que se dedicaban a extraer arena y ripio del río. Posteriormente, con la llegada de "elementos venido del norte procedentes de algunas salitreras" la ocupación aumentó considerablemente. Al principio se establecieron alrededor de 50 familias, entre hombres, mujeres y niños eran alrededor de 300 personas. En 1941 eran 700 personas que se distribuían en 121 viviendas; cuatro años más tarde, 1945, las familias llegaron a 320, viviendo en 280 casas lo que hacían un total aproximado de 2.000 personas 43 . Por último, en 1952, cuando la población es erradicada por la acción de la Fundación Viviendas de Emergencia, siendo sus pobladores instalados en la "moderna" población "Quinta Bella", en la Comuna de Conchalí, el número de habitantes había llegado a los 3.620. Constituyendo alrededor de 600 familias. De

38. 39. 40. 41.

Fuentealba, M. O., op. cit., pág. 83-84. Cfr. Introducción I de este trabajo. Gómez Leyton, J.C., "Hambre..... op. cit., pág. 127 ss. Cfr. Introducción. Las informaciones de prensa que consignaron este acontecimiento son bastante escasas. Solo disponemos la información que recogimos en el diario La Opinión. Por desgracia dicho periódico se encuentra en tal estado de destrucción que la Biblioteca Nacional ha prohibido su consulta, así que no fue posible seguir el rastro de la noticia en los días o meses después. 42. Sobre esta población hemos encontrado mayor información. Ella se encuentra tanto en la prensa de la época como en dos Memorias de Titulación de Asistentes Sociales de la Universidad Católica de Chile: López González, Elena: Población Arenera, Tesis, U.C., 1945; Rojas de la Fuente, Sonia: Estudio Comparativo de la Situación de 100 familias de la Población Callampa "Areneros" antes y después de trasladadas a Quinta Bella, Tesis, U.C., 1952. 43. López G., Elena, op. cit., pág. 6.

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las familias fundadoras solo quedaban 17. Todas ellas ex-salitreros. Los areneros propiamente tales se habían desplazado hacia otros lugares, obligados por razones de su trabaj 0 44. El caso de la población arenera es demostrativo del proceso de formación y crecimiento de las poblaciones callampas durante esta época. Además el crecimiento del número de pobladores da cuenta de las condiciones generales de la economía chilena en el período. El fuerte crecimiento que se observa entre 1941-1945 y 1945-1950 puede ser explicado por los efectos económicos y sociales que produjo en Chile el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial 4s . Cabe señalar también que la actividad productiva que da origen a la población, la extracción de arena y ripio, es una actividad que dará origen a otras poblaciones a lo largo del río Mapocho producto del desplazamiento obligado de los productores de este tipo de material para la construcción. En efecto, los areneros del Mapocho posibilitaran la construcción de otra famosa "población callampa": La Población El Pino, ubicada en la ribera norte del río Mapocho, entre Bulnes y M. Rodríguez. Dejemos que la pluma de Nicomedes Guzmán nos relate su historia. "Es una historia oscura" nos advierte: "Primero, un rancho, habitado por areneros, P9' recolectores de trapos y papeles. Luego pampinos cesantes, arrojados de un medio al cual tienen más derechos que muchos otros ciudadanos. Más tarde, las gentes que el conventillo no quiso admitir porque 'tienen muchos niños.. .">46. "Muchos construyeron alli sus propios ranchos o pocilgas con su propias manos... Construidos con latas, desechos de ladrillos, con tablas podridas, con alambres: ranchos construidos con muerte, con muerte venida de no se sabe donde... '>47. Hasta aquí Guzmán. La Población "El Pino" se constituyó alrededor de 1938-41, en una enorme extensión de terrenos cubiertos de maleza, enormes hoyos llenos de basura y escombros. Estos terrenos olvidados por sus propietarios, por carecer de valor comercial, fueron siendo paulatinamente ocupados por sectores populares sin casa. Tal como nos dice Guzmán, primero fueron los areneros y cachureros 48 y posteriormente los salitreros cesantes y los demás pobres de la ciudad. Hacia 1945, según el Comité de Pobladores, habitaban alrededor de 1.000 personas 49 . Cuatro años más tarde, 1949, la población contaba con 550 familias con 1.591 habitantes so . Los pobladores de esta población, durante la década del cuarenta, especialmente entre los años 1945-1949, debieron luchar activamente por su derecho a tener una vivienda, ya sea en ese lugar u otro. Los terrenos que ocuparon tenían dueño, su propietario era Juan Garrido, quien cobraba un arriendo por la ocupación del sitio donde los pobladores levantaban sus "ranchos". Al parecer este individuo vendió los terrenos a la Caja de Habitación Popular. Y ésta proyectó construir la Población Juan Antonio Ríos. De modo que sus pobladores fueron notificados a abandonar el lugar. La notificación provocó la reacción inmediata de los pobladores de El Pino, los cuales iniciaron una serie de movilizaciones para conseguir, de las autoridades una solución a su problema.

44. 45. 46. 47.

Ibídem. Rojas de la Fuente, Sonia, op. cit., pág. 28. Guzmán, Nicomedes: La Población "El Pino" o el despeñadero de la ilusión, El Siglo, 1945. Guzmán Nicomedes: A 500 metros del corazón de Santiago, la más espantosa de las miserias es dueña y señora, El Siglo, 1945, Véase Anexo NQ 1. 48. Sobre el tema de los cachureros hemos tenido la suerte de encontrar un estudio sobre ellos, que es una valiosa pieza de información para el conocimiento de una de las actividades populares más características del trabajo informal. Además, el estudio sobre los "cachureros y su activídad" permíte poner en duda la tesis de la marginalídad de su trabajo: González Viscarra, Ruth: Los Cachureros, Tesis U.C., 1960. 49. El Siglo, septiembre de 1945. 50. Datos tomados de la Encuesta del Servicio Social de la Dirección General del Trabajo, agosto de 1949, citado por Sepúlveda Guzmán, Sara Eliana, Población Callampa (estudio realizado en la población callampa "Nueva Matucana"). Memoria de titulo, Universidad de Chile, 1952.

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Los 1.500 callamperos se pusieron en movimiento en viejas carretelas cargadas de niños, ancianos, mujeres y acompañados por sus animales domésticos (perros y gatos) marcharon hacia el centro de la capital. Desfilaron delante de La Moneda para presionar a las autoridades y obtener una digna solución a su problema. La solución propuesta fue trasladarlos a unos terrenos fiscales ubicados en el Zanjón de la Aguada, entre Gran Avenida y San Ignacio. Dicha solución fue rechazada por los pobladores 51 . Los callamperos de la población El Pino perdieron su batalla y debieron trasladarse a otras poblaciones o construir otras. Como fue la población callampa "El Pino Bajo", ubicada en Vivaceta con Cdte. Canales, otros, se trasladaron a la población callampa Nueva Manuel Rodríguez o a la popular "Colo-Colo". Poblaciones ubicadas en la ribera sur del río Mapocho, entre los puente Manuel Rodríguez y Bulnes. La mayoría se trasladaron a lo "Acevedo"52. Estos traslados, obligados o no, eran una de las características principales de esta fase de constitución de las poblaciones callampas. Más tarde, el asentamiento de los callamperos como producto de una acción concertada y con un mayor grado de organización -donde la elección del sitio se hace previamente y con cierta planificación- permitirá a estos un asentamiento más estable. Incluso en algunos casos su instalación definitiva, otros serán erradicados hacia poblaciones de emergencias o se les entregarán sitios urbanos por parte de las autoridades estatales correspondientes. Es por la permanente movilidad territorial de los callamperos en esta fase que no es posible identificar poblaciones callampas establecidas durante estos años que hayan permanecido hasta el día de hoy. Con excepción de un sector de la Población La Legua. Sin embargo, es posible hacerlo para las poblaciones surgidas en el período 1946-47 en adelante a pesar de las erradicaciones efectuadas por el Estado. La "espontaneidad" de este proceso inicial de ocupación de las "tierras de nadie" se puede apreciar en el tipo de sitio elegido para levantar "una choza o callampa" o simplemente para vivir. Ya hemos hecho mención a la ocupación de las cavernas y cuevas existentes en el Cerro Blanco, por parte de los "populares" sin casa. También resultaron adecuadas para vivir una serie de "cavernas" ubicadas en la calle San Pablo a la altura del 6.000. Donde vivían 14 persona53 . En la población "Gabrjela Mistral" existía otro grupo de cavernas en las cuales vivían 6 familias, con niños pequeños. El testimonio de María Mardones ahorra comentarios: ..... en este hueco vivo con mi marido y con mis hijos más de seis años... no tenemos a donde irnos, porque no podemos pagar arriendos, ya que ni para comer nos alcanza.. .'54. La ocupación de este tipo de sitios por parte de los "sin casa", preferentemente trabajadores cesantes, implicó-un proceso de dispersión de las masas populares por la ciudad de Santiago. Profundizando el proceso de ocupación de la periferia urbana iniciado a fines del siglo pasado. Acelerando el crecimiento y desarrollo de la ciudad en sus contornos o incorporando a poblaciones sub-urbanas a la red citadina. Como son los casos de las poblaciones callampas ubicadas en "El Salto" y de las poblaciones Modelo y Anexo Modelo ubicadas, primero, en la Comuna de La Cisterna y más tarde incorporadas a la Municipalidad de La Granja (creada en 1941). Dichas poblaciones se localizaban al norte y al sur de Santiago, respectivamente, pero la ciudad también crecía hacia el poniente y al oriente. En efecto, pero las diferencias entre ambos sectores son radicales. Al oriente se trasladan los sectores, digamos, "decentes" -para utilizar un concepto muy usado en la época del cambio de siglo- que comienzan a abandonar sus palacetes y mansiones del centro de la

51. 52. 53. 54.

Gómez Leyton, J.C., "El 'Bajo Pueblo' en el Estado Nacional Desarrollista, Chile 1945-1947", mimeo, 1992. El Siglo, 7 de octubre de 1945. El Siglo, 3 de julio de 1947. El Siglo, 4 de julio de 1947.

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fuerza de trabajo. La decisión que toman los pobladores de invadir un espacio urbano para levantar su casa, es por lo general desconocida por el gran público, ello no quiere decir que el proceso sea espontáneo. Lo "espontáneo" esta siendo determinado por el mercado capitalista de la vivienda. Por ello, lo único espontáneo del surgimiento y desarrollo de las poblaciones callampas es el momento en que los pobres deciden formar su población, ya que una vez establecidos y el modo como se desarrolla la población una vez formada son procesos conocidos y socialmente predecibles. La mal entendida espontaneidad responde a una estrategia de muchos planificadores, pues es la mejor justificación de su fracaso en planear el crecimiento de la ciudad y en apoyar a la vivienda popular consistió en señalar que las poblaciones callampas son "espontáneas", esto es, fuera de su decisión y, por tanto, fuera de su apoyo. Dado que estas poblaciones surgen espontáneamente "':'nos dirán las autoridades de la empresa de agua potable y los responsables del control urbano- es culpa de sus propios habitantes el que esas autoridades no puedan resolver sus problemas. Detrás de la pretendida espontaneidad de la urbanización popular se esconde la explicación tradicional: "en Chile al finalizar la segunda guerra mundial, sufre el crecimiento acelerado de las ciudades, como consecuencia, de la migración campo-ciudad". Afirmar que el crecimiento de los pobres es espontáneo y no planificado sólo constituye una disculpa que a fuerza de repetirse es creída por todos. Se ha tratado de un argumento -sostiene Gustavo Riofríoque sólo comenta un aspecto del crecimiento de nuestras ciudades 56 olvidando que también migraron a Santiago, por ejemplo, los ricos, quienes descapitalizaron sus lugares de origen al migrar a la ciudad. La pregunta que surge ¿por qué los sectores de altos ingresos no tuvieron problemas de vivienda, si eran tan migrantes como los sectores populares? La respuesta es obvia, el mercado de la vivienda ofrecía casas y habitaciones para ese grupo social, sin mayores limitaciones. Se trata de un argumento, entonces, que pretende transformar el efecto en causa, y así inocentar a la sociedad y al mercado que han originado que en menos de 40 años los pobres rurales se conviertan en pobres urbanos, sin casas. Todo lo anterior nos permite descartar la espontaneidad en el proceso de constitución de las poblaciones callampas. En la fase siguiente, serán las condiciones materiales y de vida que se van a generar como consecuencia de dos hechos diferentes, pero temporalmente unidos, las que van a profundizar el fenómeno de la exclusión de los sectores populares del mercado de la vivienda acrecentándose la constitución de dichas poblaciones. Nos referimos al proceso industrializador fomentado desde el Estado y al impacto social y económico de la Segunda Guerra Mundial sobre la formación social capitalina. Estos procesos van hacer que la lucha social por la vivienda pase de su fase silenciosa, con su pretendida "espontaneidad" y de conquistas de espacios libres, sin provocar conflictos directos, ya sea con el estado o con los propietarios. A una fase donde la movilización social por la vivienda, por su envergadura pondrá en peligro a la propiedad privada y llevara a actuar enérgicamente al Estado.

3. LA CONQUISTA DE LOS ESPACIOS PRIVADOS Esta fase de la lucha por la vivienda desplegada por los sectores populares se ubica temporalmente entre los años 1946-1973. A lo largo de este peiíodo es posible identificar a lo menos tres subperíodos, a saber: 1945 - 1960 1960 - 1964 1964 - 1973 Los subperíodos están determinados por las acciones realizadas por los sectores populares que provocan determinadas respuestas por parte del Estado. El primer subperíodo se abre en 1946 cuando los conventilleros/pobladores de Santiago, organizados en el Frente Nacional de la Vivienda llevan a cabo las primeras tomas de terreno al interior de la ciudad, obligando a intervenir a la autoridad estatal por primera

56. Riofrío, Gustavo, Producir la ciudad (poplilar) de los '90. Entre el mercado y el Estado, DESeO, Lima, 1991. págs. 28 y ss.

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vez frente a la formación de las poblaciones callampas. Cierra este subperíodo la toma de terrenos donde se levantara la población La Victoria en 1957. Esta toma es la primera gran toma masiva de terrenos realizada por más de 10.000 callamperos santiaguinos. Entre 1960-1964, el movimiento de pobladores mantiene su movilización pero debe hacer frente a un Estado que en vista del fracaso de las políticas de vivienda desarrolladas desde 1952 en adelante puesto en evidencia tras la toma de La Victoria, recurre a la "respuesta represiva" para frE:nar la lucha social de los sectores populares. Sin embargo, el problema habitacional y la existencia cada \'ez más numerosa de las poblaciones callampas que se constituyen en una de las instituciones más características de la pobreza y del paisaje urbano chileno; extendiéndose incluso, a las zonas rurales. Se transforma en un poderoso problema político y social que convoca a todos los actores políticos e intelectuales del país tras su solución. La existencia y presencia masiva de los callamperos/pobladores cobra una mayor relevancia desde 1964 a 1973, cuando su lucha social pasa a ser uno de los ejes principales en los proceso de cambios sociales, económicos y políticos que impulsan los Gobiernos de Eduardo Frei y Salvador Allende. Durante este subperíodo la lucha por la vivienda se intensifica al máximo, el movimiento poblador popular alcanza niveles superiores de organización política y social. Las poblaciones callampas dan paso a los "campamentos· y a las poblaciones marginales. Hacia fines de 1970, es decir, al comienzo del Gobierno de Salvador Allende, el movimiento poblador popular es parte de la lucha política global que buscaba la conformación de un poder popular urbano. Esta lucha social será frenada en septiembre de 1973, cuando el golpe militar de las Fuerzas Armadas chilenas pusieron fin al gobiernó de Salvador allende y cancelaron cualquier tipo de manifestación social popular. De estos tres subperíodos vamos a exponer y analizar el primero, 1946-1960. Los factores sociales y económicos que inciden en la formación de poblaciones callampas a lo largo de este período están relacionados con dos eventos. Uno de carácter internacional, el inicio desarrollo y fin de la Segunda Guerra Mundial de fuerte impacto en la sociedad chilena y, el otro a nivel nacional, el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones puesta en marcha por el Estado desde 1938 en adelante. Con respecto al primero es poco lo que sabemos. Pues, la historiografía nacional no ha prestado mucha atención ni ha estudiado con profundidad el impacto social y económico sobre las condiciones materiales de los sectores populares del conflicto mundial. Pero sin duda, que las condiciones económicas internacionales creadas por la Guerra Mundial, el cierre de los mercados y la falta de provisión de los artículos de consumo de primera necesidad (alimentos, azúcar, té, aceite y otros) como la escasez de divisas unidas a las políticas austeras en materia social seguidas por los gobiernos radicales del período frentista. Fueron factores que produjeron fuertes repercusiones sobre las condiciones materiales para la reproducción de la fuerza de trabajo. La literatura económica existente para el período señala que las consecuencias más graves se vieron cuando se puso término al conflicto bélico. En efecto, Aníbal Pinto sostiene, "que la producción (nacional) se acrecienta a razón de un 4.8 por ciento anual (en el período 1939-1945) ... En cambio, resalta la insatisfactoria cadencia del desarrollo de la producción en los años 1945-1950. Ausentes -continúa Pinto- los estímulos derivados de la guerra, la economía chilena parece perder el impulso que había adquirido que no le permitieron continuar desenvolviéndose al mismo paso"57. La economía nacional entre 1945-1950 se ve afectada por un ciclo recesivo que se hará sentir con fuerza sobre los sectores populares. Al producirse una contracción de la producción se ven de inmediato afectados los salarios y, por ende, el consumo de las masas asalariadas. Pero también, a la oferta de productos de primera necesidad se reduce alzándose los precios. Dando paso a una espiral inflacionaria que eleva el costo de la vida a niveles superiores de los requeridos por una adecuada reproducción social de la fuerza de trabaj 0 58.

57. Pinto, Aníbal, Chile, un caso de desarrollo frustrado, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1959, pág. 114. CEPAL, Antecedentes sobre el desarrollo de la Economía Chilena, 1925-1952, U.I., Ed. del Pacífico, Santiago de Chile, 1954. 58. Gómez Leyton, J.C .• "Dos décadas... ", op. cil.

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Todo lo anterior se tradujo en hambre y miseria para los sectores populares. La lucha por la reproducción comenzó a tomar su lugar en el movimiento popular. Desde 1946 en adelante, las movilizaciones populares contra la especulación, los acaparamientos, los lanzamientos y en contra del hambre predominarán en la lucha social. Destacándose, sobre todo, la lucha emprendida por los pobladores organizados en los Comités de Subsistencia de fas diferentes barrios capitalinos y, por cierto, la lucha por la vivienda. Desde fines de la década del treinta el Estado, a través del Gobierno del Frente Popular encabeza, do por Pedro Aguirre Cerda, inició el proceso de Industrialización Sustitutiva de Importaciones. Este proceso recibió un fuerte impulso a raíz de la Segunda Guerra Mundial, el cierre de los mercados externos alentó el proceso de substitución de importaciones, principalmente de bienes de consumo masivo. Estas industrias se concentraron en Santiago, donde se encontraba el más importante mercado local para tales productos. Con esto se reforzó el carácter de "imán" que la ciudad ejercía para el resto del país. Transformándose en el lugar de llegada de los migrantes rurales. La llegada de miles de migrantes rurales a lo largo del período 1938-1945, atraídos por la oferta de trabajo industrial y de la construcción, sobre saturó rápidamente el mercado laboral. Muchos de los recién llegados engrosaron las filas del ejército de reserva industrial, los cuales para sobrevivir trabajarán en el denominado sector informal de la economía. Podemos afirmar que la constitución de este sector económico se inicialos años cuarenta, producto de la incapacidad del sector industrial de absorber la gran cantidad de mano de obra disponible. Por cierto, desde 1946-1950, la formación del sector informal se ve acelerado debido a la contracción productiva de esos años. Más tarde, 1955, cuando el modelo industrial entra en crisis global la informalidad pasa a ser un aspecto característico de la economía subdesarrollada chilena. Los sectores populares informales serán actores principales en la formación y constitución de las nuevas poblaciones callampas. Desgraciadamente, hasta el momento, no hay estudios históricos del desarrollo de este sector que pueda informarnos acerca de su composición social y estructura laboral como de su dimensión cuantitativa. De modo entonces, que precisar con exactitud su participación cuantitativa y cualitativa en el proceso de formación de las poblaciones callampas resulta bastante difícil. Sin embargo, según lo que presentamos en el Capítulo 11 de este trabajo, en donde analizamos la estructura laboral de la Población "Nueva Matucana", los sectores informales constituían alrededor del 50% de la fuerza de trabajo, por lo tanto, de los habitantes de la población. Este guarismo, sin duda, confirma la importancia de este sector en la lucha por la vivienda emprendida por los sectores populares. La importancia del sector informal no debe extrañarnos, todo lo contrario, ella confirma una de los aspectos centrales y característicos de las luchas emprendidas por los sectores populares en la esfera reproductiva, esta es su amplitud social. En efecto, la amplitud social del movimiento social popular cuando emprende luchas en la esfera de la reproducción es manifiesta. Los ejemplos históricos a lo largo del siglo XX son lo bastante numerosos y significativos para aprobar esta aseveración. Esta amplitud social no solo hay que observarla en cuanto a los protagonistas directos de ella, es decir, los diversos grupos sociales populares que participan, sino también por aquellos grupos sociales que solidarizan activamente con la lucha emprendida por los sujetos populares. En consecuencia, podemos sostener que este tipo de lucha social posee y entraña un potencial político superior para la constitución de movimiento social, que las luchas sociales que se libran en la esfera de la producción, las cuales tienen un carácter más restringido. Sin duda que la potencialidad política del movimiento popular poblador en su lucha por la vivienda es clara en el período que estamos analizando, como en los períodos ulteriores. Pero volvamos a los factores socio-económicos que posibilitan la constitución y desarrollo de las poblaciones callampas y al movimiento social popular que generan. Habíamos señalado que se dieron dos factores principales, el proceso de industrialización, por un lado, que aceleró el proceso migratorio hacia la ciudad de Santiago. Concentrando a la fuerza de trabajo. Posibilitando la formación de un gran ejército de trabajo, el cual terminó conformando, al no integrarse al sector industrial, un importante y significativo sec-

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tor informal. Por otro lado, estaban los efectos económicos del inicio, desarrollo y, sobre todo, el fin de la Segunda Guerra Mundial. Traducidos en graves problemas sociales y económicos para los sectores populares, afectando directamente dos aspectos centrales del proceso reproductivo, como son la alimentación y la vivienda. En el caso de .este último, los problemas ligados a la habitación popular se venían presentando desde comienzo de siglo. Sin embargo, desde 1930-2 en adelante, producto de la migración nortina, expuesta en el apartado anterior, el problema de vivienda se volvió angustiante. Desde 1940 el problema habitacional fue agravado por dos factores. Ligados directamente a los dos ya antes mencionados. Primero el crónico y permanente déficit de habitaciones para los sectores populares. El cual ha sido explicado, hasta el día de hoy, por el hecho de que la construcción de vivienda no ha sido paralela al aumento de la población. En verdad, esta explicación debe ser analizada con cuidado. Es claro que en una ciudad como Santiago, sometida a un largo proceso de crecimiento producto tanto del aumento demográfico de su población como del sostenido proceso migratorio, el ritmo de la construcción de viviendas no fue similar al de la población. Ello no se discute. El problema a dilucidar es otro. Es saber cómo y de qué manera funciona y opera el mercado de la vivienda en las sociedades capitalistas subdesarrolladas; identificar sus principales mecanismos de desarrollo, caracterizar los diferentes actores sociales que intervienen en su financiamiento, el rol del sector público, o sea, del estado y del sector privado. En fin, por los objetivos que debiera tener un estudio de esa naturaleza, permitiría comprender las causas de ese crónico y permanente, por tanto, histórico déficit de viviendas. La Asociación de Arquitectos de Chile en 1934 señalaba: "1. Que la tercera parte de la población de Santiago y asimismo de todo el pafs habita en viviendas malsanas; 2. Que un millón quinientos mil chilenos carecen de viviendas; 3. Que hay necesidad de construir 300.00 viviendas higiénicas"59.

Diez años más tarde, en 1944, los doctores Allende y Palma sostenían: "Que anualmente no aumenta en Chile el número de viviendas necesarias para satisfacer plenamente el aumento vegetativo de la población, lo que hace que año en año adquiera este problema mayor gravedad'6o. Hacia 1946 se consideraba que el déficit de viviendas era de 400.000 61 • Llegando a un punto crítico en la década de los cincuenta, sobre todo, cuando el modelo de sustitución de importaciones entró en crisis. En 1955 el déficit absoluto de viviendas en Chile ascendía a 407.500 unidades, lo que sumado a los 235.000 viviendas en mal estado, arrojaba un déficit total de 642.000 viviendas 62 . Este déficit de viviendas, producto de la especulación mercantil como del creciente flujo de población rural hacia la ciudad capital, provocó la saturación del conventillo en que habitaba la mayoría de los sectores populares. Según informes de la época, como el de la Dirección General de Sanidad calculaba que en la capital existían alrededor de 4.000 conventillos en donde vivían entre 300.000 a 350.000 personas, o sea, más o menos el 40% de la poblacíón 63 . Carlos Charlín Ojeda, comentando una encuesta realizada por el Departamento de Salubridad e Inspección de la Municipalidad de Santiago, que comprendió la inspección sanitaria de 891 habitaciones, de las que 232 eran cites y 659 conventillo, expresa: "Los 659 conventillos dieron un total de 8490 piezas, es decir, un promedio de 10.74 piezas por cada conventillo; yen los 232 cites existen 3.982 casitas a razón de 17.16 casitas por cité. En las

59. Citado por Allende, Salvador y Palma Jorge, -Panorama bio-demográfico, económico y cultural de Chile", en Salvador Allende G., Obras Escogidas, 1933-1948. Vol. 1, Compilada por Patricio Quiroga, lEC-LAR, Santiago, 1988, pág. 293 ss. 60. Ibídem. 61. Luengo Escalona, Luis Fernando. El Problema de la Habitación, Memoria de Prueba, Universidad de Chile, 1946, pág. 36 ss. 62. Ramírez Díaz, Norma, Poblaciones Callampas, Tesis U.C. 1957. 63. Citado por Luengo, op, cit. pág. 38.

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891 habitaciones colectivas vive una población de 43.086 habitantes; cifra fantástica si se toma en cuenta que el más grande los 'cartuchos' del conventillo no alcanza al minimum de superficie de 9 metros cuadrados exigidos para la vida común de dos seres y que el promedio de los casos inspeccionados da 5 habitantes para cada cuarto. El 12% de los conventiffos estaba superpobJado alcanzando un promedio de 8 personas por pieza '64. Saturado el conventillo los sectores populares iniciaron la conquista de las tierras privadas, invadiendo diversos terrenos de propiedad de particulares o del estado. La lucha por la vivienda inicia una nueva fase, Santiago se va a llenar de poblaciones populares, que surgirán como hongos en diversos lugares, de allí su nombre: Poblaciones "Call.ampas". El segundo factor que durante la década de los cuarenta agrava el problema de la vivienda es la remodelación urbana de Santiago centro. Desde 1938-1940 Santiago comienza a cambiar su rostro, se inicia la construcción de una serie de edificios públicos y particulares, lo que conlleva una revalorización de los sitios y propiedades del sector central de la ciudad. Lo que se traduce en un encarecimiento de los valores del arriendo como de las propiedades. Haciendo atractivo el negocio inmobiliario. La venta de sectores habitacionales completo, la demolición de otros provoca la destrucción de cientos de conventillos y cites. Dejando en la calle a miles de conventilleros y pobladores. En efecto, desde 1940 en adelante una noticia habitual, reiterativa, fue la referida al lanzamiento (desalojo) de cientos de familias de sus hogares. La prensa de la época, en especial diarios como El Siglo y la Opinión debían dar cuenta de esta verdadera "plaga social" que azotó a los sectores populares por aquellos años. Los lanzamientos dieron origen a una movilización social popular que se desarrolló en dos planos: • En un movimiento de arrendatarios en favor de sus derechos a permanecer en el lugar donde se residía, cuando las razones de su desalojo obedecía a fines especulativos por parte de los propietarios. Para tal efecto, los afectados recurrían a las autoridades, en forma especial al Comisario de Subsistencia y Precios 6S • Aquí se buscaba el apoyo del Estado; y • Los pobladores de los diferentes conventillos y cites comenzaron a invadir terrenos para levantar su casa. Esta acción llevó en muchas ocasiones a un enfrentamiento con las autoridades estatales. El proceso de remodelación urbana de Santiago expulsó del centro de la ciudad a los sectores populares; los cuales se fueron a habitar a las poblaciones periféricas existentes o a fundar nuevas. Mientras en el centro de la ciudad se alzaban los nuevos edificios, macizos, espaciosos, acogedores, a las afueras se multiplicaban las "callampitas". En efecto, en 1949, según una encuesta del Servicio Social de la Dírecci6n General del Trabajo, efectuada en el mes de agosto de ese año; que constituye la primera y más antigua estadística sobre poblaciones callampas que hemos podido obtener, estableció un total de 32 poblaciones, en donde vivían 5.139 familias 66 (Véase cuadro siguiente).

64. Citado por Luengo, ¡dem. 65. El desarrollo de este movimiento social poblador ha sido trabajado y expuesto su desenvolvimiento en el libro de Vicente Espinoza Para una historia de los pobres de la ciudad. varias veces citado. 66. Sepúlveda Guzmán, op. cil. pág. 6 ss.

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CUADRO Nº 2 POBLACIONES CALLAMPAS DE SANTIAGO 1949

NOMBRE

Nº PIEZAS

UBICACION

FlIAS.

HAB.

TERRENO

550 59 73 318 6 182 1.188

2.591 295 338 1.569 47 1.107 5.947

Fiscal Fiscal Fiscal Fiscal Particular S/d

599 11 610

2.747 30 2.777

Fiscal Particular

1.710 24 40 70 1.844

7.588 138 172

Fiscal Fiscal Fiscal S/d

COMUNA DE SANTIAGO El Pino Colo-Colo San Eugenio Mapocho S. P. Aguirre C. C. Blanco TOTAL

Ribera N. del Río Mapocho Ribera S. del Río Mapocho Lado S. Zanjón de la Aguada Lado S. del Río Mapocho Avda. PAC, altura 3769 Recoleta No. 1200

829 150

7 307 1.293

COMUNA DE QUINTA NORMAL Nva. Matucana Los Sauces TOTAL

Ribera S. del Río Mapocho

890

890 COMUNA DE SAN MIGUEL

Z. de la Aguada Ochagavía Maule San Manuel TOTAL

-

Ochagavía San Miguel Lado P. de Bascuñán

-

-

7.868

COMUNA DE CONCHAL! E. Matte Los Canales Palais Royal Cancha El Rayo Bajos de Jiménez

Reina María y B.Jiménez Teniente Ponce Independencia, altura 3700 Independencia, altura 2800 Bajos de Jiménez

TOTAL

-

-

-

-

176 176

938

147 64 11 20 242

113 44 17 13 187

663 254 153 108 1.178

103 103

483 483

396 38 63 497

2.019 186 336 2.541

-

938

-

S/d S/d Particular S/d S/d

COMUNA DE MAIPU Lota El Sauce C. Melipilla Particular TOTAL

Camino Camino Camino Camino

Melipilla, MeJipiJla, Melipilla, Melipilla,

altura 2103 altura 2187 altura 2093 altura 2209

Particular Particular Particular Particular

COMUNA DE BARRANCAS San Pablo TOTAL

-

Comuna de Barrancas

-

S/d

COMUNA DE LAS CONDES Areneros Río Mapocho San Pascual TOTAL

Av. Vitacura Sur Río Mapocho Lo Bravo Barrio El Golf

-

91 91

Municipal S/d S/d

(continúa)

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CUADRO N° 2 (continuación)

NOMBRE

UBICACION

Nº PIEZAS

FLlAS.

HAB.

TERRENO

927 415 466 432

Municipal Particular Particular Particular S/d

COMUNA DE ÑUÑOA Oriente Macul Lo Encalada Parrao Santa Julia TOTAL

Los Guindos, Los Molineros Los Olmos, Las Palmeras Sector Tobalaba Tres Antonios esq. Los Espinos

-

-

165 103 91 75 41 475

2.240

35 24 59

234 129 363

5.139

24.335

-

COMUNA DE SAN BERNARDO Areneros Rlo Maipo Lo Herrera TOTAL

-

San Bernardo Pasado de Nos

-

2.516

TOTAL GENERAL

S/d S/d

FUENTE: Encuesta del S. Social de la Dirección General de Trabajo, agosto de 1949.

En slntesis, escasez especulativa de vivienda, arriendos caros, demoliciones e ingresos bajos son las causas directas que obligan a los sectores populares a invadir, ya sea por la fuerza o en forma pasiva, terrenos para levantar sus mejoras, rucas o chozas 67 . Estas son también las causas que señalan los propios callamperos. En efecto, tanto los pobladores de la población callampa Colo-Colo y Lo Saldes indican como causas de su ingreso a la población las antes expuestas. A pesar de que las poblaciones se formaron con una diferencia de 10 años a lo menos, las causas señaladas por los pobladores son las mismas. La población Colo-Colo se comenzó a poblar a m!3diados de la década del cuarenta y Lo Saldes hizo su aparición en 1956. La primera, ubicada en la Comuna de Santiago en la ribera sur del rlo Mapocho entre Bulnes y Brasil y la segunda se encontraba en la Comuna de Las Condes. Los datos que disponemos nos permiten conocer el año de ingreso a la población como el motivo que tuvo la familia para instalarse en ella. También el oficio desempeñado por los pobladores, número de hijos, la escolaridad, ingresos, etc. La muestra contiene información para 100 familias de la Colo-Colo y 50 familias de Lo Saldes. Como se puede apreciar en los cuadros que siguen:

67. En varios trabajos de la época, sobre poblaciones callampas, hacen referencia -señalando que se trataría de la primera población de este tipo en constituirse- a la establecida por obreros del salitre aventados por la cesantía, en la Comuna de San Miguel hacia 1931, que daría origen años más tarde a la población La Legua (vieja). Sin embargo, hasta el momento ha sido infructuosa la búsqueda de mayor información sobre la constitución de dicha población, como de su desarrollo posterior. Este punto queda en suspenso.

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'CUADRO N9 3 AÑO DE INGRESO A LA POBLACJON COLO-COLO - LO SALDES AÑO

COLO-COLO No. de familias

-

1 10 14 8 8 15 10 12 11 5 6

1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 TOTAL

LO SALDES No. de familias

-

9 34 7 50

100

FUENTE: Ramírez, Norma: Poblaciones Callampas, Tesis U.C., 1958.

CUADRO N9 4 CAUSAS DEL INGRESO A LA POBLACION COLO-COLO y LO SALDES, 1947-1958.

CAUSA

COLO-COLO Familias

LO SALDES Familias

29 40 9 7 5 3 1 6 100

21

Escasez de vivienda Imposibilidad de pagar un arriendo Familia numerosa Demolición Para poder trabajar Para poder vivir cerca del trabajo Incendio Otras TOTAL

17

5 3 2 1

1 50

TOTAL % No.

50 57 14 10 7 4 1 7 150

FUENTE: Ramírez, Norma: Poblaciones Callampas, Tesis, U.C. 1958.

CUADRO N95 OFICIOS POBLADORAS POBLACION COLO-COLO y LO SALDES 1958 OFICIO

COLO-COLO

Comerciantes Cocinera Clases particulares Empleadas Domésticas Garzona Lavandera Obrera Tejedora Modista

"Dueña de casa" TOTAL

2

2 -

10 2

1 1 82 100

FUENTE: Ramrrez, Norma, op. cil.

39

LO SALDES

-

1 1 3 1 4 1

-

1 38 50

TOTAL

2

1 1 5 1 14 3 1 2 120 150

33,3 38,0 9,3 6,6 4,6 2,6 0,6 4,6 100,0

CUADRO Nº 6 OFICIO DE LOS POBLADORES HOMBRES EN LA POBLACION COLO-COLO y LO SALDES 1958 OFICIO/OCUPACION

COLO-COLO

LO SALDES

TOTAL

4 13 1 3 3 3

4 4

8 17 1

Albañiles Comerciantes Cerrajeros Carpinteros Choferes Empleados Garzones Hojalateros Jardineros Jornaleros Jubilados Matarifes Mecánicos Mueblistas Obreros Obrero Construcción Obrero Fundición Obrero Textil Obrero Maderero Ocasionales Panificadores Pintores Pionetas Suplementeros Tapiceros Tejedores Talabarteros Vendedores Ambulantes Zapateros Cesantes Sin dato TOTAL

-

-

3 3 17 9 2 1 1 4 3 3 3 1 1 1 1 1 2

5

1 2 1 1

3 3 1 2 1 2 1 1

-

1 1

2

-

1 2 1 1 6 2 7

5 1

2 3 1

-

4

2 1

11 100

50

-

5 4 18 15 4 8 1 9 4 3 5 4 2 1 1 1 4 5 11 150

FUENTE: Ramírez, Norma, op. cito

Es claro que las razones que impulsan a estas familias a ocupar y a poblar estas poblaciones tienen que ver con sus bajos ingreso; el 38% de ellas llegaron a la población porque los arriendos que pagaban eran demasiado caros para el presupuesto familiar. Un 33,3% ingresaron a las poblaciones por no encontrar una casa o pieza donde alojar. Otras llegaron allí porque su prole era muy numerosa. La negativa de aceptar familias con niños en pensiones o casas de arriendo era uno de los mecanismos de operación del mercado de la vivienda durante este período, dicho mecanismo usado por los propietarios de las viviendas servía para impedir a las familias populares numerosas (5 o más personas) el acceso a una vivienda digna, aunque pudieran pagar el precio del arriendo fijado por el propietario. La existencia de varios niños en una familia constituía, también, una razón para desalojar y lanzarlos a la.calle, un 9,3% de las familias que ingresaron a la población Colo-Colo como a Lo Saldes, argumentaron esta razón (ver siguiente cuadro).

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CUADRO N2 7 FAMILIAS NUMEROSAS DE LA POBo COLO-COLO y LO SALDES FAMILIAS NUMEROSAS Familia con Familia con Familia con Familia con Familia con Sin datos

9 8 7 6 5

hijos hijos hijos hijos hijos

PADRES

TOTAL GRUPO FAMILIAR

AMBAS POBLACIONES

2 2 2 2 2

11 10 9 8 7

2 1 2 5 2 2

-

-

FUENTE: Ramírez, Norma, op. cit.

El bajo porcentaje 6,6% de la causa de ingreso "demoliciones" se explica el fin del proceso de modernización urbana del centro de Santiago. Una de las razones que es importante destacar es la argumentada por mujeres jefes de hogar. Un 5% de ellas ingresaron a la población callampa buscando un espacio que les permitiera no sólo vivir, sino y sobre todo para trabajar. Todas ellas eran lavanderas que no podían ejecutar dicha labor en las piezas que anteriormente arrendaban; decidieron trasladarse a la población dónde, por lo menos, tendrían libertad para efectuar su trabajo. En este caso la lucha por la reproducción se daba a dos niveles, por un lado se buscaba un lugar donde vivir y por otro, un espacio para poder trabajar, y así obtener ingresos para la mantención familiar. Sin duda que estos casos son tan solo un botón de muestra de lucha que emprenden las mujeres en laesfera reproductiva social. Entre las diversas causas señaladas por las familias callamperas debemos mencionar una, que nos parece muy interesante. Pues, la razón argumentada es posible entenderla como una táctica dentro de la estrategia desarrollada por los sectores populares en su lucha por conquistar una vivienda. Una familia se traslada a vivir a la población callampa, específicamente a la Colo-Colo, para poder optar a un sitio urbanizado otorgado por el Estado. Para entender esto debemos exponer los siguientes antecedentes. Desde 1949 el Estado comenzó a preocuparse del problema social que significaba el surgimiento de las poblaciones callampas. Para tal efecto se estableció la "Fundación de Viviendas de Emergencia". La cual inició un proceso de erradicación de las poblaciones callampas a poblaciones de emergencia y a sitios semi-urbanizad0 68 . Quienes podían postular a este beneficio social eran principalmente pobladores de callampas. La familia a que nos estamos refiriendo, arrendaba una pequeña casa en un barrio capitalino la cual había sido solicitada por su dueño en repetidas ocasiones. Al tener conocimiento de que en la población Colo-Colo se había formado un Comité de la Vivienda que gestionaría la entrega de sitios para los pobladores decidieron trasladarse a la población con la esperanza de obtener la casa propia. Sin embargo, su postulación fue rechazada por no reunir uno de los requisitos indispensables: tener cuatro hijos como mínim0 69 . Una paradoja, por un lado, el mercado de la vivienda excluía a las familias populares numerosas y, por otro, es Estado a través de su política habitacional no beneficiaba a aquellas que tenían pocos hijos. Con todo, el ejemplo citado nos permite postular la siguiente hipótesis: dada la respuesta desarrollada por el Estado durante la década del cincuenta, que consistía en erradicar a los pobres de las poblaciones callampas, otorgándoles casas de emergencia o casas definitivas o un sitio urbanizados; muchos pobladores-arrendatarios se trasladaron a vivir a esas poblaciones para ser beneficiados por dicha política, y así obtener su casa-propia. Un caso que viene a confirmar esta hipótesis, es el traslado masivo de callamperos

68. La política habitacional desarrollada por el Estado será analizada en otro trabajo. De modo que dicha información está en proceso de elaboración. 69. Ramírez Díaz, Norma, op. cit.

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implementar y desarrollar políticas sociales en torno al problema de la vivienda. El otro, fue la represión, el enfrentamiento directo con los pobladores. Estas dos respuestas implican un reconocimiento taxativo a la presencia política y social de los pobladores, de los callamperos, al interior del sistema. Esto suponer reconocer sus demandas, su accionar social, sus derechos políticos, etc. ¿Cuándo se inicia esta acción directa por parte de los pobladores? La's razones que explican el desarrollo de este movimiento popular ya han sido expuestas. Cuándo comenzó a desarrollarse la "acción directa", según los estudios existentes sobre este tema, todos en general sostienen que se inició a mediados de la década del 1940. El testimonio de Juan Araya, dirigente poblacional del Partido Comunista, señala que:

"Este movimiento comenzó por el año 1946, cuando las primeras familias desplazadas de los conventillos comenzaron a ocupar los terrenos del Zanjón de la Aguada. En ese mismo tiempo nacieron otras poblaciones en Ñuñoa, "los Piños" nos decían. Allí nos toma710S unos terrenos del Servicio de Seguro Social y se formaron las poblaciones "Lo Encalada", c.on 200 familias; "San Eugenio", 220 familias, "San Nicolás", con 120 familias y otra más con 100 familias. Instalamos como 700 familias en esos terrenos. Cuando vieron que no lograban echarnos, la Caja de Habitación tomó el asunto en sus manos y nos construyó la población Exequiel González, que está detrás de la Villa Olímpica"73. Las "tomas de terrenos" como también la toma de poblaciones ya edificadas 74 constituyeron la respuesta, eficaz, necesaria para resolver ellos mismos el problema de dónde vivir. Estas se multiplicaron en los años siguientes a 1946. En 1952, cuando se llevó a cabo el primero Censo de Poblaciones Callampas este arrojó un total de

41 poblaciones en todo Santiago. La mayoría de ellas habían sido producto de una "acción directa" de los sujetos populares sin casa. Un problema central para poder conocer más de estas acciones es el referido a la información disponible, ésta no existe en abundancia, diríamos que es, más bien, escasa. La prensa de la época no ayuda mucho. Tal vez los archivos policiales, especialmente de Carabineros de Chile, podrían contener información para dilucidar la forma de operar de los grupos que se tomaban los terrenos; conocer, tal vez, los nombres de sus dirigentes; número de participantes, etc. Con respecto a esto último debemos conformarnos con el relato del recién citado dirigente poblacional Juan Araya. Este nos dice:

"Primero constituíamos comités a través de las Juntas de Vecinos u otros organismos que empadronaban a las familias. Llegamos a tener hasta veinte comités en Santiago que agrupaban a 5.000 familias. Estos comités se reunían los días domingo a las cuatro de la tarde. De los comités se formaban comandos que salían a buscar un terreno apropiado para que estas familias construyeran sus familias ... Ahí decidíamos la toma y comenzaba la organización de la misma... Nuestro lema era: Conquistar la vivienda"75.

73. Urrutia, Cecilia, op. cit.. pág. 51. 74. Si bien esta modalidad de "toma" por parte de los populares sin casa es una de las acciones emprendidas, preferentemente, durante la segunda initad de la década del 60 y a comienzo de la década del 70. no era una acción desconocida por los sujetos populares durante el periodo en estudio. En efecto. en enero de 1946, el mismo día de la matanza de la Plaza Bulnes, varias familias pobres del sector de la Avda. General Velásquez se tomaron 51 casas construidas por la Caja de la Habitación Popular, destinadas a obreros y empleados. Llegaron hasta la población ubicada en Chorrillos y General Velásquez con sus muebles y demás enseres caseros y procedieron a instalarse en las habitaciones por la fuerza. Fueron desalojados violentamente por Carabineros. El incidente fue reporteado por el diario El Mercurio. La prensa popular dedicó sus páginas a denunciar a la vil matanza de la plaza Bulnes. El Mercurio, 29 de enero de 1946. 75. Urrutia, Cecilia, op. cit., pág. 74.

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Para el período estudiado no tenemos relatos directos de pobladores que hayan participado en una toma antes de la gran toma de la Victoria. De modo que sus impresiones han quedado olvidadas en el tiempo. Sin embargo, el relato de un poblador de la década del sesenta nos permite recrear las emociones del sujeto popular al enfrentar la decisión de ir a poblar una población callampa, que es el punto de partida para convertirse en poblador propietario. Relato del poblador:

"Al poco tiempo vino mi mamá corriendo a avisarle a mi señora t:¡ue se había hecho una toma... ah( en el terreno de los curas. Yo no estaba -estaba trabajando- cuando llegué encontré la casa con llave. Una amiga me dice "tu señora está... en una toma, anda para allá para que te de la llave". Me fui para allá y vi tantas ruquitas, vi tantos palitos parados, que me afirme en un eucaliptus que había botado y los empecé a observar y dije yo: iPucha a donde vino a caer aquí/; peor todavía, estaba mojado, recién llovido esta cuestión ino puede ser!, cuando me vio ella me dijo: "pasa pa' dentro... " llegó y me dijo: "yo me tomé esto y pucha no lo vamos a perder". Yo le dije: iPucha es que estoy trabajando de noche y como te vas a quedar tú en esta humedad! Había una compañera que estaba alIado y también arrendaba junto alIado de nosotros, entonces me dijo: "No pues compañero, tenemos que luchar". No, le dije yo, si yo estoy de acuerdo con que luchen, pero iPucha! ¿y para dormir yo? iYo tengo que trabajar de noche y no vaya dormir colgado del eucaliptus! le dije. Mi señora respondió con firmeza: "de alguna manera lo arreglamos". Bueno ya -le dije YO-, ya estoy aquí. Fui a comprar una pocas tablas y maderas y levanté una ruquita iCOmo iba a estar ahí a todo el sereno y a la intemperie! Bueno los primeros días observaba y decía yo: ipucha el sacrificio grande!, pero poco a poco empecé a pensar -dije yo dentro de mi-: no soy yo nada más, aquí hay cientos de personas y yo creo que si están todos aquí, es porque necesitan un terreno donde vivir. Di vuelta a mi pensamiento y me hice ca/lampero76 . Este extenso relato nos permite señalar a lo menos cuatro aspectos sobre los cuales habría que profundizar en otra oportunidad. Primero, la decisión de participar en una toma es bastante difícil para aquellos sujetos pobladores que no tenían un problema habitacional agudo. Segundo, la decisión de trasladarse a una toma provenía muchas veces de las mujeres, otros testimonio nos indican que la mujer popular tenían una activa participación, no sólo en la lucha por la vivienda, sino en la lucha social reproductiva. Tercero, el hombre popular es más preocupado por el trabajo, por lo tanto, de la esfera productiva. Esto último puede aparecer como que estamos proponiendo una división sexual en la lucha social popular. En realidad, los hechos históricos al parecer apuntan en esa dirección. Sin embargo, estamos convencidos que la lucha social en la esfera de la reproducción compromete a ambos sexos. Lo que sucede es que cuando el análisis de esas luchas, como de otras acciones históricas y sociales, abandona la esfera productiva, en donde el trabajador, el hombre popular tiene un rol protagónico, y se traslada hacia otras esferas como en este caso la reproductiva, emerge como figura central al mujer popular. No como un complemento, una adicción de las luchas de los hombres, sino como un actor social capaz de generar movimiento social, no sólo de carácter feminista, sino un movimiento social popular en donde el carácter sexista se diluye y emerge con fuerza de identidad que se construye en el caso que nos ocupa: el "callampero", es decir, el habitante de una población callampa. Las diversas "tomas" se multiplicaron a lo largo de 1946-1957 dispersando a los callamperos por toda la ciudad de Santiago. Sin embargo, las "poblaciones callampas" no solo fueron una realidad urbana sino también una realidad rural. Esta variante es posible detectarla hacia fines de la década de los cuarenta; las causas que la produjeron tienen que ver con procesos de modernización en las labores agrícolas y la

76. Relato de un poblador anónimo, extraído del Departamento de Estudios y Planificación Urbano Regional (DEPUR). Organización y Lucha Poblacional en el Proceso de Cambios. La experiencia del Campamento "Nueva Habana". Mimeo, agosto 1972, sin número de páginas.

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fijación de salarios mínimos campesinos lo que provocó la expulsión de grupos campesinos, labradores inquilinos de los fundos; estos grupos que no estaban en condiciones ni deseaban incorporarse a la vida urbana permanecieron en el campo, ocupando riberas de ríos u otros sitios. Para ilustrar esta variante de población callampa rural quiero exponer el caso ocurrido a la orilla del sur del río Maule, hacia el oriente del camino longitudinal. Allí a lo largo de varios kilómetros se fueron instalando espontáneamente, nos dice la fuente que nos sirve para dar cuenta de esta situación que es un estudio en terreno de un planificador del Ministerio de Vivienda, una franja de viviendas; algunas de mediana calidad y otras, la mayoría, de pésima calidad. En esta fila de viviendas vivían 3.269 habitantes en 621 "casas". Eran simplemente chozas, constituidas por un solo cuarto de 3 x 3 metros, de menos de 2 metros de altura, con un sólo hueco que constituye la puerta; u otras con muros de piedra rodada de río, sin argamasa, más baja que la anterior cuya puerta es tan pequeña que la única forma de entrar era "a gatas". En esos cuartos vivían entre cuatro a cinco personas. Estos callamperos se comunicaban con el "mundo" a través de un viejo ómnibus, antiguo y en mal estado, o simplemente caminando, en un largo y lento recorrido por un camino en mal estado. El viejo ómnibus, además del transporte de pasajeros, cumplía con el servicio de correos, encargos y encomiendas y eventualmente ayudaba al abastecimiento y reparto de productos producidos por los escasos habitantes que poseían terrenos productivos. Todos los habitantes de esta población callampa eran ilegales y la mayoría de los trabajadores con empleo se desempeñaban como jornaleros o temporeros en los predios cercanos a sus viviendas. Un alto porcentaje de ellos permanecían cesantes: "En todo caso en el mes de septiembre, en día de trabajo, entre 3 y 4 de la tarde había gran número de varones jóvenes en las puertas conversando, durmiendo la siesta o simplemente asoleándose". En el Censo de Población y Vivienda de 1952 esta población no figura como una unidad, ya que abarca varios distritos y aún comunas. Para calcular aproximadamente el número de habitantes hubo que sumar las entidades de población que figuran con los siguientes nombres: CUADRO Nl! 8 POBLACIONES CALLAMPAS RURALES REGION DEL MAULE 1952 NOMBRE

VIVIENDAS

Orilla del Maule (C. San Javier) San Pablo Orilla del Maule (C. San Javier) Flor de Maule Flor de Maule (C. Yerbas Buenas) Flor María Isla de Maule Basáez (C. Yerbas Buenas) Orilla del Maule (C. Yerbas Buenas) Santa de Querí Basáez (C. Colbún) Orilla de Maule (C. Colbún) TOTAL

159 9 70 15 7 20 11 40 28 84 31 137 621

HABITANTES 792 51 431 83 62 102 53 244 127 467 170 687 3.269

Fuente: Johanna Zeppelin Sch., Poblaciones Callampas en estructuras en estructuras agrarias: Una agrupación urbana espontánea en las riberas del rio Maule, Mimeo, pág. 45 1958.

Consultadas las autoridades de la época por la situación de éstos habitantes, el Alcalde de Colbún, una de las comunas en donde se localizaba la población, respondió vagamente que:

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"Son pequeños propietarios agrícolas y que en la comuna no hábia problemas de habitaciones cal/ampas". Sin duda que el caso presentado no fue el único. En la comuna de Graneros el Alcalde sostenía que su gestión comunal había terminado con el problema de las poblaciones callampas. Sin embargo, a orillas del estero de Codegua "espontánea" e inesperadamente para el esforzado edil, surgió una "numerosísima población callampa de pésima calidad, alineada remedando manzanas y calles angostas sobre el pedregal que forma el lecho del estero". Hemos creído oportuno señalar la existencia de las poblaciones callampas en el ámbito rural, puesto que se ha señalado con repetida insistencia que las poblaciones callampas surgieron a partir de la migración rural-urbana. Como veremos más adelante, las poblaciones callampas concentran un número importante de migrant8s rurales que no son producto directo de ese proceso. Sin embargo, es interesante constatar que dicha forma de abordar el problema habitacional era conocida y practicada en el ámbito rural. Lo que queremos señalar con esto es que para muchos migrantes vivir en las urbes, en una población callampa no constituía ninguna novedad o un deterioro de sus condiciones materiales de vida, a lo más, era una prolongación de su antiguo hábitat 77 . A comienzos de 1952, las autoridades alarmadas por la proliferación de estas poblaciones dispusieron las medidas pertinentes para saber quienes eran los sujetos sociales que las habitaban, cuántos eran, en qué trabajaban, dónde trabajaban, cuánto ganaban, etc. Por Decreto Supremo Nº 6077 se nombró una Comisión especial cuyos objetivos eran: • Elaborar un • Proposición • Proposición construir su

informe sobre las condiciones de las poblaciones callampas; de un plan de ayuda técnica y sanitaria; de un programa de construcciones a todas "aquellas personas" o familias que deseen propia casa de emergencia y no tenga los recursos.

La Comisión, compuesta de cuatro personas, y presidida por el Director General del Servicio Social del Trabajo Sr. Exequiel Solar, recurrió a funcionarios de la Jefatura Sanitaria Provincial de Santiago (ingenieros, técnicos y personal administrativo), a Asistentes sociales del Hospital Clínico Roberto del Río y del Departamento de la Vivienda del Comisariato General de Subsistencias y Precios, para cumplir el mandato supremo. Una vez que todo estuvo dispuesto los cientos de funcionarios, armados de lápices y encuestas previamente elaboradas, se dirigieron a las poblaciones callampas a cumplir con la misión encargada, traer la mayor información sobre estos sujetos populares que estaban desde 1930, y sobre todo, desde 1946 amenazando el orden público y la tranquilidad ciudadana. El Censo se realizó en Santiago co,.., prolija profundidad, al término de él la autoridad tenra antes sus ojos los siguientes datos de cada población callampa existente para la fecha. • • • • • •

Número de familias, número de personas, número de ranchos. Número de personas que trabajan (hombres, mujeres y niños). Profesiones y salarios (número de personas y salario medio). Lugar del trabajo (fuera o dentro del sector) Cesantes, jubilados, acogidos a Medicina Preventiva. Legalidad de la constitución de los grupos familiares.

La información contenida en dicho censo quedo, guardada, seguramente, en el archivo del Ministerio del Interior. Pues, sólo ha sido posible conocer los datos gruesos, es decir, número de mejoras: 5.835; grupos familiares: 7.329 Y el número de personas 35.611 repartidas en 41 poblaciones78 (Véase Anexo Nº 2).

77. Zeppelin Sch., Johanna, -Poblaciones Callampas en estructuras en estructuras agrarias: Una agrupación urbana espontánea en las riberas del río Maule", mimeo, pág. 45, 1958. 78. Ibídem.

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Considerando la encuesta realizada por el Servicio Social de la Dirección del Trabajo en 1949, en tres años, los callamperos habían aumentado en un 46%. Seis años más tarde, en 1958, se estableció un total de 81.216, es decir, un aumento de nada menos que un 128%. Según Juan B. Astica, que nos informa de las conclusiones de la Comisión, hay una que nos interesa destacar, se refiere a los habitantes de las poblaciones callampas: "son obreros, trabajadores manuales, aunque no se dejan de apreciar otras formas de asalariados de las capas inferiores de empleados de ciertos servicios"79.

El informe insiste en que las condiciones verificadas en las poblaciones callampas, respecto a la constitución familiar ya la responsabilidad social de los individuos es satisfactoria y dice que casi no existen elementos indeseables (ladrones o asaltantes, pungas o cogote ros) ya que "el mismo conglomerado humano al organizarse, los ha eliminado"so. Además, estas poblaciones no viven en la anarquía, la mayoría se autogobiernan, a través de las Juntas de Vecinos o directivas. Los cal lampe ros al momento de ser encuestados no perdieron la oportunidad de plantear sus reivindicaciones, las cuales pueden ser expuestas en el orden siguiente: • • • • •

Deseo de tener terreno propio pagado con facilidades. Necesidades de que el terreno tenga superficie. Un terreno de10 x 20 m. (200 m2 ). No desean casas provisorias ni arrendadas. Prefieren construcción sólida y entregada en venta con facilidades. Deseo de que si no se les construyen casas, se les entreguen materiales para construir ellos sus viviendas. • Si se les traslada se haga dentro del radio de la comuna donde trabajan. • Tener un solo organismo estatal con quien entenderse 81 •

Las medidas adoptadas por las autoridades estatales, a partir del diagnóstico antes expuesto, no fueron del todo suficientes para dar solución al problema habitacional de los sectores populares. Los callamperos se fueron multiplicando año tras año. Hasta que un día de octubre de 1957, alrededor de 10.000 callamperos de todo Santiago procedieron a tomarse unos terrenos ubicados en el sector Sur Poniente de nuestra ciudad, en la Comuna de San Miguel. Allí nació la Población "La Victoria". Empecemos a poner fin a este capítulo con el relato del poblador Luis Caballero, quien participó en la gran toma de "La Victoria". "Marchando hacia un nuevo horizonte, un grupo de hombres, mujeres y niños llegaron un treinta de octubre en busca de un sitio que más tarde hiciera realidad el sueño de la casa propia, en la chacra de "La Feria", Los relojes marcaron las dos y media de la mañana. Madrugada fresca de primavera; todo era silencio, un grupo de camiones ligeramente cargados con los enseres más indispensables de la casa comenzaron a cruzar las calles, sus focos apagados, los hombres cansados, pero sus rostros reflejaban esperanza de un día mejor para sus hijos. Es el comienzo de esta aventura, aventura de hombres desesperados por la falta de habitación digna de seres humanos; otros siguieron el ejemplo y tomando en un brazo a un hijo yen la mano un tricolor, emblema de nuestra Patria, siguieron los camiones, dejando atrás una vida de míseras viviendas a orillas del Zanjón, otros dejando sus hogares donde arrendaban' o eran allegados, llegaron a los terrenos que tenía la Corporación de la Vivienda en la Feria Norte. El yuyo pasaba los dos metros, las zanjas y surcos eran obstáculos que se presentaban ante estos nuevos conquistadores de terrenos, pero no importaban esto tropiezos, se continuaba adelante, dispuestos a conquistar lo que estimaban su derecho y cada uno clavó el pabellón nacional en señal de victoria.

79. Ibídem. 80. Ibídem. 81. Ibídem.

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Han pasado las primeras seis horas y /lega el día treinta de octubrE!, hora de desayunar pero no hay agua; los niños piden pan, no se encuentran; desesperación en las madres, llanto en los niños hacen más dramática la situación. Quema el sol, la sed reseca las gargantas. Los Carabineros no permiten la entrada de madera o materIales de .construcción. Sin embargo, pronto aparecen las primeras ramadas de yuyo y yerbas crecidas. Transcurridas las horas, la fuerza pública cerca la entrada para impedir la ocupación ilegal de terrenos. Todo es suspenso en los ocupantes, hay carreras, amenazas para ellos, pero no ceden y defienden con gritos y agitando banderas, no entregan lo que es suyo y de sus hijos. El Excelentísimo Monseñor Cardenal José María Caro, realiza gestiones gubernamentales obteniendo autorización para entrar materiales, como también cubas de agua de la Municipalidad de San Miguel. Los pobladores sin distinción de religión ni de credos políticos, eligen una directiva que se encarga, entre otras cosas, de la delimitación de los terrenos y entrega a cada poblador un sitio de 8 m. de frente por 16 de fondo y se comienzan a levantar las casas hechas de adobes. Todos cooperan, hombres, mujeres y niños, todos ocupados, con sus rostros tostados por el sol pero alegres porque es despertar al sueño de la casa propia. En menos de cinco meses yen lo que solo era yuyos, cardos, surcos y zanjas, se transforma en una solución para el problema de la habitación de más de 8.000 familias. Esto es la Población "La Victoria '82. La toma de La Victoria puso fin a treinta años de desarrollo histórico social popular. La lucha reproductiva de los sectores populares por alcanzar mejores y más adecuadas condiciones materiales para su reproducción alcanzó a niveles superiores. Esta lucha no era la expresión de una masa social marginal, sino de un grupo social que participaba tanto del sistema político como del aparato productivo, en tanto clase trabajadora, ya sea formal o informal, que tenía participación en la mayoría de los mercados y que había conquistado una serie de derechos, carecía de uno, el más elemental, vivir en una vivienda digna. Cuando un derecho es negado no queda otro camino -los sectores populares lo saben muy bien su historia así lo demuestra- que conquistarlo por la fuerza. En los años siguientes las tomas se multiplicarán, llegando a ser, sin lugar a dudas, la forma más infecciosamente utilizada por el movimiento popular en el período 1948-1973 83 . Sin discusión alguna, las "tomas" son la manifestación en donde los actores sociales populares buscaban no sólo dar cuenta de su problema habitacional, sino de la transformacióh del sistema político dominante y la tendencia a fundar nuevas relaciones políticas, económicas e institucionales 84 . Las "tomas" atentaban contra el orden establecido, eran ilegales. Su multiplicación puso en jaque al Estado Capitalista de Compromiso, los pobladores, como los estudiantes universitarios reformistas, más los campesinos fueron actores principales de la crisis de dicha forma estatal. Había en la lucha emprendida por los callamperos la tendencia más bien "intuitiva" dice Salazar, yo diría "certera" de que su lucha pugnaba por consolidar una suerte de derecho social historicista, que hacía socialmente legítimo lo que era, desde el punto de vista sistémico, institucionalmente ilegal. Su lucha desde abajo buscaba construir un nuevo orden social.

82. Sotomayor M., Hilda, "Fisonomía y valores de una Población Callampa", tesis. Universidad Católica de Chile, 1957, págs. 9-10. 83. Salazar, Gabriel, Violencia Política Popular en las "Grandes Alamedas", Santiago de Chile, 1947-1987, Ed. Sur, Santiago, pág. 311. 84. Ibídem.

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CAPITULO 11 "...exuberante industria donde laboran por unos cuantos reales muchas señoras.

y así tienen que hacerlo porque al marido no le alcanza pa'l mes corrido... " Al centro de la injusticia Violeta Parra

En este capítulo abordaremos las condiciones materiales de reproducción cotidiana (familiar) de la fuerza de trabajo que tienen los callamperos al interior de las poblaciones cal lampas. Las condiciones materiales para la reproducción de la fuerza de trabajo (rft en adelante) están determinadas por tres factores principales; primero, por el monto del salario e ingreso percibido por los callamperos. Esto, a su vez, nos permitirá conocer el tipo de empleo (trabajo) que desempeñan, y a través del trabajo realizado podremos establecer el tipo de inserción, de los callamperos, en la estructura laboral y, por ende su participación en la esfera de la producción. Ello nos conducirá a fijar la condición de marginalidad de estos sujetos populares con respecto a la sociedad global. Un segundo factor que determina las condiciones materiales de rft., son los beneficios sociales que canalizados a través de organismos estatales perciben los callamperos. Se ha sostenid0 85 repetidas veces que las políticas sociales implementadas por el Estado constituyen uno de los factores de mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares. Támbién se sostiene que dichas políticas se mostraron sistemáticamente incapaces de llegar con sus beneficios a los grupos más pobres de la población. Los principales beneficiarios del inmenso esfuerzo que desplegó el Estado a través de su acción social eran los grupos medios y medios-bajos, sin que sus efectos se hicieran sentir de manera significativa en los sectores más pobres. El análisis de este factor desde los callamperos nos permitirá establecer sucintamente la veracidad de las afirmaciones antes señaladas. Las preguntas a responder aquí son: ¿recibían los callamperos algún tipo de beneficio social? ¿Desde qué momento el estado genera beneficios sociales hacia dicho sector? ¿Cuál es su cobertura?, y por último, ¿Estos beneficios sociales son producto de la política benefactora del estado o es producto de las presiones, movilizaciones de los pobres, dirigidas hacia el poder político? El último factor que tiene incidencia sobre las condiciones materiales para rft es el trabajo doméstico, es decir, el trabajo que realiza la mujer callampera. Por cierto, esta labor llevada a cabo por las mujeres populares diaria y cotidianamente desde la perspectiva de la lucha por la reproducción de la fuerza de trabajo se transforma en un elemento indispensable y fundamental para entender el complejo de rft. Este trabajo doméstico, realizado por la mujer popular, tiene dos dimensiones; uno de carácter interno, el que desarrolla al interior de la familia, que tiene que ver con la alimentación, el cuidado de los hijos, el aseo y lavado de las ropas y vestimentas de los miembros de la familia, etcétera. El otro, es de carácter externo, la mujer popular sin perder su condición de "dueña de casa" realiza una serie de trabajos por los cuales percibe un "salario" que lo utilizará para mejorar las condiciones familiares de reproducción. Este trabajo muchas de las veces se transforma en fundamental cuando el hombre popular es un alcohólico, un padre ausente o se encuentra cesante. 0, cuando la mujer popular asume la condición de jefa de hogar. 85. Véase a Vergara, Pilar, Políticas hacia la extrema pobreza en Chile, 1973· 1988, FLACSO, Santiago, 1990.

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Estos tres factores, si bien determinan las condiciones materiales en donde se desarrolla el proceso de rft, este en forma precisa, condiciona la calidad de la alimentación, la situación de salud, las formas de descanso y de recreación y, por supuesto, la calidad de la vivienda popular. Por tanto, nuestro análisis de los callamperos y sus condiciones de vida partirá desde los factores más arriba señalados para luego entrar en el estudio específico de los últimos aspectos aquí mencionados.

1. LA SITUACION LABORAL EN LAS POBLACIONES CALLAMPAS La historia laboral de los callamperos estuvo íntimamente ligada al acelerado y desparejo crecimiento urbano, por un lado y, al proceso de industrialización a que fue sometido Santiago y otras ciudades del país desde las décadas del 30 y 40 en adelante, por otro. Los callamperos -de los que dan cuenta las fuentes y la literatura de la época- tuvieron y ejercieron distintos trabajos durante su estadía en la callampa. Muchas veces la callampa surgió por la movilización de cesantes sin casa, como fue el caso de los albergados del Albergue Santa María que constituyeron sus habitaciones en las laderas del Cerro San Cristóbal. Con el tiempo, las callampas fueron surgiendo por la movilización de trabajadores dependientes o independientes que por diversas razones habían quedado sin vivienda. La toma de un espacio urbano libre les permitía solucionar su problema habitacional. Para responder la interrogante en qué trabajan los callamperos, lo haremos utilizando dos tipos de fuentes que cubren períodos diferentes de la historia de las callampas. Las primeras, esencialmente Memorias de Titulación de Asistentes Sociales que realizaron su práctica profesional en una población callampa a comienzo de la década del cincuenta. En el preciso momento en que las autoridades estatales comenzaban a tomar decisiones para la solución-erradicación de las poblaciones callampas. Estas memorias nos proporcionan información directa sobre las diversas ocupaciones de los callamperos. De ahí su utilidad para este trabajo. La segunda son diversos estudios realizados por profesionales ligados a la CEPAL, los cuales utilizando los datos recogidos en una encUesta levantada en diversas poblaciones callampas de Santiago pro dicho organismo internacional dan cuenta de la realidad poblacional callampera. Cabe señalar que esa encuesta, fue realizada en 1962 y utilizada profusamente por DESAL (Centro de Desarrollo Económico y Social de América Latina), la cual fue complementada por otros estudios del Centro permitiendo a sus profesionales construir la noción de marginalidad que alcanzó rápidamente una gran popularidad entre los cientistas sociales del Continente. Para dar respuesta a la pregunta inicial presentaremos a continuación el caso de la Población Callampa "Nueva Matucana"86. En ella la Asistente Social Sara Eliana Sepúlveda Guzmán llevó a cabo una encuesta social que nos permite establecer cual era la estructura laboral de los callamperos y cuales eran los oficios por ellos desempeñados y sus ingresos aproximados. Lo meritorio de esta encuesta es que se realizó en 1950, es la fuente más antigua que nos permite conocer la realidad de los callamperos.

2. LA POBLACION NUEVA MATUCANA. ALGUNOS DATOS BASICOS.. Ubicación: La población callampa "Nueva Matucana" estaba situada en la Comuna de Quinta Normal, al norte de Santiago y al sur del río Mapocho. Se encontraba localizada en terrenos fiscales a orillas del río, nación como producto de las movilizaciones de los "sin casa" durante los años 45-46. Al momento de la . encuesta tenía cuatro años de existencia. La población estaba organizada y constaba con dos directivas vecinales, una de las cuales se denominaba "Nueva Matucana", era la más numerosa y estaba afiliada al Frente Nacional de la Vivienda, organización del Partido Comunista de Chile; esta directiva se encargaba de entregar los sitios, solucionar problemas internos de la convivencia diaria. La otra directiva conocida con el nombre de población "Nueva Matucana-Yungay" era menos numerosa y menos organizada. 86. Sepúlveda Guzmán, Sara, Población Callampa (Estudio realizado en la Población Callampa "Nueva Matucana").

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Datos demográficos: Al momento del estudio de Sepúlveda Guzmán habitaban la población Nueva Matucana 602 familias con un total de 2.747 personas. Esta cifra fue aumentando, incluso durante el estudio de terreno efectuado por Sepúlveda Guzmán, esto nos evidencia el constante movimiento interno de las poblaciones callampas, el flujo permanente de nuevos habitantes, de ahí que las estadísticas sobre esta materia sean de difícil precisión. La composición demográfica de la población la podemos apreciar en los siguientes cuadros: CUADRO NI! 9 DISTRIBUCION POR EDADES Y POR SEXO DE LOS POBLADORES DE POB."NUEVA MATUCANA" EDAD

HOMBRES

MUJERES

TOTAL

0-4 5-7 7 - 14 15 - 19 20·24 25 - 29 30 - 34 35 - 39 40 - 44 45·49 50 - 54 55 - 64 65 - 74 75 Y más TOTAL

186 163 300 123 107 89 95 81 80 73 41 59 20 6 1.423

186 129 263 97 102 83 96 95 70 74 44 57 21 7 1.324

372 292 563 220 209 172 191 176 150 147 85 116 41 13 2.747

FUENTE: Sepúlveda GUZmán, Sara, op. cit. pág. 43.

CUADRO NI! 10 D1STRIBUCION ETARIA DE LOS POBLADORES POB "NUEVA MATUCANA" NQ Menos de 4 años Entre 5 . 14 años Entre 15 - 24 años Entre 25 - 64 años Mayores de 63 años TOTAL

O/o

372 855 429 1.037 54 2.747

13,54 31,12 15,64 37,75 1,96 100,00

FUENTE: Sepúlveda, op. cit.

CUADRO Nº 11 COMPOSICION DE LA POBLACION POR SEXO DE LOS POBLADORES POBo "NUEVA MATUCANA" (porcentajes) Hombres Mujeres

51,8 48,2

FUENTE: Sepúlveda, op. cit.

51

CUADRO NI! 12 POBLACION y FUERZA DE TRABAJO DE LA POBo "NUEVA MATUCANA"

Menores de 15 años Población de 15 años y más Fuerza de Trabajo . Ocupados Desocupados Estudiantes Jubilados Dueñas de casa

Nll

O/o

1.227 1.520 1.466 959 565 563

44,66 55,34

20 508

FUENTE: Sepúlveda. op. cit.

3. EL EMPLEO CALLAMPERO El 34% de la población total trabajaba en la "Nueva Matucana", el 44,66% lo constituye la población infantil, el resto son "dueñas de casa" y ancianos. La cesantía, aunque los datos aportados por Sepúlveda Guzmán no son del todo precisos nos permiten sostener que afectaba tan sólo al 2,7% de la fuerza de trabajo cal/ampera. Sin embargo, este guarismo tendía aumentar durante los meses de invierno cuando los obreros de la construcción paraban sus actividades. A pesar de la escasa cesantía observada y que la mayoría de los jefes de hogar (hombre o mujer) tenía trabajo, la pobreza y la falta de recursos materiales era evidente en la población. Su explicación se encuentra ligada al tipo de trabajo desempeñado por los callamperos, que por lo general no es calificado debido a la falta de preparación de los mismos. Se logró establecer que sobre un total de 351 personas mayores de 16 años, o sea de un 12,77% de la población total, el 19,08% son analfabetos. Para dar una visión global de los trabajos desempeñados por los cal/amperos haremos la siguiente clasificación simple, dividiremos a los trabajadores en dependientes, es decir, a los "apatronados" e independientes, trabajadores por cuenta propia. (Ver cuadro Nll 13) El empleo remunerado constituye el másnormal de IQs mecanismos para obtener un salario (ingreso) por parte de los sectores populares. La única forma de obtenerlo es vendiendo su fuerza de trabajo en el mercado laboral capitalista. Ahora bien, según las características que tenga el mercado laboral, amplitud, necesidades permanentes de mano de obra, es decir, la elasticidad del empleo, etc., dependerá la incorporación de nuevos sectores al trabajo asalariado. Ciertamente el mercado laboral ,está condicionado por la estructura económica en cuanto a su desarrol/o productivo como tecnológico, lo cual determinará la demanda portuerza de trabajo, ya sea calificada o no, al mismo tiempo las necesidades de la estructura productiva en lo referido a los costos de producción determinará el precio que están dispuestos a pagar por la fuerza de trabajo los capitalistas, otro elemento que condiciona también al mercado laboral es la oferta de mano de obra, es decir, la cantidad de trabajadores que están dispuestos a vender su trabajo a cambio de un salario. Este factor también tiene una incidencia fundamental en el valor de la fuerza de trabajo en el mercado laboral. Serán, en definitiva, las condiciones generales de la estructura económica las que estarán determinando el tipo de ocupación y el valor de la fuerza de trabajo de los sectores populares. No es posible entrar en un análisis profundo y detallado de esas condiciones en este momento, sin embargo, podemos señalar que ellas estaban determinadas por el proceso de industrialización sustitutiva de importaciones que se traducía en la formación de industrias de diferentes rubros y tamaños que demandaban mano de obra no calificada como especializada; por al formación de un gran contingente de mano de obra no calificada producto de un constante proceso migratorio, abierto en la década de los treinta. Estos dos procesos tuvieron un fuerte impacto en el mercado laboral repercutiendo directamente en el valor de la fuerza de trabajo,

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CUADRO Nº 13 POBLACION ACTIVA DE LA "NUEVA MATUCANA" 1950 TRABAJADORES DEPENDIENTES

TRABAJADORES INDEPENDIENTES

EMPLEADOS: Públicos Cajeros Auxiliares de tienda TOTAL

COMERCIANTES

OBREROS: Agrícolas Mineros Industriales: -Mecánicos -Metalúrgicos -Gráficos -Construcción -Del mueble -Del vidrio -Del cuero -Textiles y costuras -Panificadores -Pasteleros -Del transporte Municipales Jornaleros, cargadores Peones TOTAL SERVIDUMBRE Domésticos Garzones Repartidores Mayordomos Jardineros TOTAL APRENDICES TOTAL TRABAJADORES DEPENDIENTES

1 1

ARTESANOS Carpinteros Hojalateros, gasfiteres y electricistas Cesteros Zapateros Costureras Herreros TOTAL

2 4

2 3 35 17 4 72 20 4 13 27 12 2 7 14 78 175 485

OTROS Contratistas Carreteleros Areneros Lustrabotas Suplementeros Lavanderas No clasificados TOTAL RENTISTAS Pensionados y jubilados Por ayuda particular TOTAL

26 7 3 4

198 3 16 14 12 14 2 91 1 9 18 6 7 65 4 110 13 7 20

TOTAL TRABAJADORES INDEPENDIENTES

419

43,7

TOTAL GENERAL

959

100,0

2 42 9 540

56,3%

Fuente: Sepúlveda, op cil.

por lo tanto, en los ingresos percibidos por los trabajadores. Los trabajadores que ingresaban al aparato productivo industrial -calificados o no- obtenían bajos salarios producto de las condiciones generales en que se desarrollaba el proceso industrial chileno y por el tipo de mercado laboral constituido. Por lo general, dicho mercado estuvo sobredimensionado, siempre hubo un "ejército de reserva de mano de obra" muy superior a las necesidades del capital. Por lo tanto, los capitalistas pudieron contar permanentemente con una mano de obra excedente producto de la corriente migratoria. Al no encontrar, los migrantes, un empleo industrial terminaron por agrandar el ejército de desocupados y subempleados, aumentando la presión sobre el nivel salarial de la mano de obra existente. En otros términos generando pobreza. Son estas razones las que nos permiten entender el cuadro de ocupaciones (Cuadro Nº 13) antes expuesto. En él podemos apreciar la estructura laboral dual de los sectores populares callamperos; la cual se encuentra corroborada en el Cuadro NQ 14. El empleo industrial recibe al 49,8% de la fuerza de trabajo y

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CUADRO Nº 14 ESTRUCTURA OCUPACIONAL DE LA POBLACION ECONOMICAMENTE ACTIVA EN LA POBLACION "NUEVA MATUCANA" ENCUESTA SOCIAL DE 1950 NQ

O/o

RAMA PRIMARIA Trabajadores agrícolas Trabajadores mineros TOTAL RAMA PRIMARIA

2 3 5

0,20 0,30 0,53

14 27 20 72 52 13 4 4 262 458

1,50 2,80 2,10 7,6'0 5,50 1,40 0,40 0,40 28,20 49,84

198 3 201

21,10 0,30 21,40

15 7 91 42 155

1,60 0,70 9,70 4,40 16,50

TOTAL

110

11,70

TOTAL RAMA TERCIARIA

466

49,63

TOTAL GENERAL

939

100,00

RAMA SECUNDARIA Trabajadores alimentación y tabaco Trabajadores confección y textiles Trabajadores madera y carpinteros Trabajadores construcción Trabajadores metales Trabajadores del cuero del vidrio gráficos de industrias varias y peones TOTAL RAMA SECUNDARIA RAMA TERCIARIA RAMA TERCIARIA - COMERCIO COMERCIANTES Dependientes empleados TOTAL COMERCIO RAMA TERCIARIA - SERVICIO Trabajadores Públicos Transporte Artesanos Servicios doméstico TOTAL SERVICIOS RAMA TERCIARIA - SERVICIOS INFORMALES

Fuente: Este cuadro ha sido construido a partir de los datos que entrega Sepúlveda Guzmán, op. cil.

el empleo en el sector terciario, en donde los trabajadores por cuenta propia y subempleados predominan, recibe el 49,6% de la fuerza de trabajo. Es decir, el empleo formal -entendiendo por tal, el trabajo que se realiza en el sector moderno de la economía, esto es en la industria manufacturera-, es igual al llamado empleo informal, es decir, aquel que desempeñan aquellos sectores que no lograron insertarse en el empleo asalariado; son aquellos trabajadores que para obtener los medios de subsistencia se explotan a sí mismos, son trabajadores por cuenta propia dedicados a la actividad comercial y de servicios 87 • 87. Sobre el tema véase a: Schkolnik, Mariana, Pobreza y desempleo en poblaciones. La otra cara del modelo neoliberal, Colección Temas Sociales, 2. Programa de Economía del Trabajo, Academia de Humanismo Cristiano, enero de 1988, Santiago de Chile.

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Este trabajo o empleo informal posee las siguientes características: • Concentra a trabajadores con baja o escasa calificación y nivel educacional, en especial mujeres, jóvenes, niños y personas mayores; • Estos empleos coinciden con actividades de baja productividad, o con pequeñas empresas (talleres); • Todo ello lleva naturalmente a que los ingresos medios del empleo informal son menores a los del sector formal; • Mayor inestabilidad laboral; • Por último, se constataba una fuerte superposición o asociación entre el sector informal y el subempleo, entendiendo este último como "el bajo grado de utilización de capacidad laboral y, por ende, generador de íngresos suficientes"88. El empleo informal en la población "Nueva Matucana" está constituido por los siguientes oficios u ocupaciones:

Empleados domésticos: - Domésticos - Garzones - Repartidores - Mayordomos y cuidadores - Jardineros

Servicios Informales: - Carreteleros - Areneros - Lustrabotas - Suplementeros - Lavanderas - Comerciantes (vendedores ambulantes)

Servicios artesanales: - Carpinteros - Hojalateros, gasfiteres y electricistas - Cesteros - Zapateros - Herreros - Costureras

En estos empleos domésticos, los trabajadores son formalmente asalariados, pues percibían una remuneración por el trabajo que realizan y ésta recibía el nombre de salario. Se trata, sin embargo, de sectores regidos por leyes propias, diferentes de las que determinan la acumulación capitalista y con una dinámica de empleo distinta. Aunque los vaivenes de la ocupación y la magnitud de los salarios estaban influidos por lo que ocurría en el sector capitalista, no necesariamente seguían las pautas de aquel 89 . En estos empleos informales, son fundamentalmente "trabajadores por cuenta propia", esto significa que para su subsistencia deben generar sus propios ingresos, por lo tanto, no tienen ingresos permanentes y estables en el tiempo, este está directamente ligado a la capacidad del trabajador, etc. En estos casos los trabajadores poseen un oficio especifico, lo que les permite desempeñarse, ya sea como "trabajadores por cuenta propia" o como asalariados. Por lo general, por el tipo de oficio que desempeñan, característicos de una situación pre-industrial, sus posibilidades de inserción en el sector modernb es más bien limitado, por lo tanto, trabajan en pequeños talleres artesanales o semi-industrializados. De modo que sus ingresos tienden a ser bastante precarios e inestables en el tiempo. Las características de la estructura laboral de la población callampa "Nueva Matucana" son también de las demás poblaciones callampas. En efecto, según datos aportados por el primer censo sobre poblaciones callampas, es posible afirmar que sobre el 30% de la fuerza de trabajo de las poblaciones callampas de Santiago en 1952, el 49,8% lo hacía en el sector formal y el 50,0% trabajaba en el sector informal 90 .

88. Tokman, V., Dinámica del mercado de trabaJo urbano: el sector Informal en América Latina, PREAIC- OIT, Santiago de Chile, citado por Schkolnik M., op. cil. 45. 89. Sábato, Hilda y Romero, Luis Alberto, Los trabajadores de Buenos Aires. La experiencia del mercado 1850-1880, Ed. Sudamericana, 1992, págs. 89 y 90. 90. Ver los datos entregados por: Vargas P., Lucía, "Poblaciones Callampas· en Servicio Social, NQ 2, año XXVII, 1953, págs. 37 ss.

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Sin embargo, una década después la encuesta de CEPAL9' que se mencionó más arriba, estableció que el 56% de la fuerza de trabajo tenía un trabajo remunerado en el sector formal y, que la proporción de personas que trabajan en el sector informal solo era del 33%. Ciertamente, los que trabajan en el sector informal eran mayor que en otras poblaciones, ver Cuadro Nº 15. A pesar de lo anterior, la distribución de la población trabajadores entre los tres sectores principales de la actividad económica demuestra que la proporción en el sector terciario (servicios y comercio), que en variados estudios se ha señalado como el refugio del sector informal, mantiene su equivalencia o su igualdad con el sector secundario. El 3% de los trabajos de la callampa pueden clasificarse de "primarios", el 45% de secundarios y el 45% de terciarios. En el sector secundario predomina los empleados en la construcción, el 23%, y sólo el 19% en la industria de la manufactura. El hecho es que el trabajo de la construcción es en general una ocupación no especializada de bajos salarios que en determinados momentos acusa tasas altas de desemple0 92 .

CUADRO N!! 15 CATEGORIAS OCUPACIONALES % EN POBLACIONES CALlAMPAS SEGUN ENCUESTA CEPAL FAMILIAS DE LAS CALLAMPAS Empleados a sueldo Obreros asalariados Trabajan por su cuenta Sin información

4 52 33 11

COMUNA DE SAN MIGUEL 16 57 24

3

GRAN SANTIAGO 30 48 17 5

CHILE

21 54 20 5

FUENTE: CEPAL, La urbanización en América Latina. Resultado de un trabajo sobre el terreno acerca de las condiciones de vida de un sector urbano, marzo 1963, pág. 27.

Con todo, la fuerza de trabajo en las poblaciones callampas probablemente está menos circunscrita a ocupaciones específicas, la movilidad laboral es alta y muchos callamperos asalariados pasan rápidamente al trabajo por cuenta propia, lo que se traduce en ingresos irregulares además de bajos. Pero al establecer una comparación entre las cifras de la encuesta social de 1950 Y del censo de 1952 con las cifras del trabajo de la CEPAL es posible advertir que la estructura económica industrial moderna fue capaz de absorber a un significativo sector de callamperos, bajando de 50% a 33% la fuerza de trabajo ocupada en el sector informal. Es más, numerosas poblaciones callampas surgirán cerca de industrias, es el caso de la población Nueva Matucana y otras localizadas en la Comuna de Quinta Normal, pues allí residían: Socometal, Hirmas, Sodimac, Chiteco y varias otras industrias 93 . Esta tendencia a la reducción del sector informal, es posible también observarlo en los datos que nos entrega el estudio de dos poblaciones callampas durante el año 1958. Según la encuesta laboral a 150 callamperos efectuada por la asistente social Norma Ramírez en las poblaciones Colo-Colo y Lo Saldes es posible establecer que el 55% de los pobladores trabajaban en el sector formal de la economía, un 25% se desempeñaba en el sector informal, es decir, eran trabajadores

91. CEPAL: La urbanización en América Latina. Resultados de un trabajo sobre el terreno acerca de las condiciones de vida de un sector urbano, marzo de 1963, pág. 26. Guillermo Rosenblüth, Problemas socio-económicos de la marginalidad y la integración urbana (el caso de "Las Poblaciones Callampas" en el Gran Santiago), Memoria de Prueba, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Chile, 1963, pág. 73 ss. 92. CEPAL, op. cit., pág. 28. 93. Sepúlveda Guzmán, op. cit. pág. 16. Ruth Scholz Tapia y Raquel Garrigó Ch., "La Población Callampa Costanera y algunos de sus problemas derivados·, Memoria de Prueba, Escuela de Servicio Social de Concepción, Universidad de Chile, 1953.

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por cuenta propia, pequeños artesanos y comerciantes. Un 20% eran trabajadores ocasionales o estaban cesantes. Un dato interesante de resaltar, el 85% del total de los trabajadores que se desempeñaban en el sector formal de la economía lo hacen en la actividad secundaria, y tan sólo el 15°/, lo hace en el sector terciario. De estos el 55,5% son obreros. Lo cual viene a confirmar lo señalado en el capitulo anterior cuando señalamos que la base de las poblaciones callampas esta dada por sujetos populares ligados al sector formal de la economía y no son sectores marginados de la economía urbana. Otro dato interesante de mencionar es la presencia social-laboral de los "peones". Recordemos que un peón, es un trabajador inexperto, joven que viaja o vaga por campos y ciudades en busca de un trabajo ocasional. Trabaja por un salario de subsistencia o por una ración de alimentos. Según Salazar, es el típico trabajador de la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, su presencia social-laboral se proyecta en el siglo XX. En la estructura laboral de la población callampa "Nueva Matucana" la presencia de los peones es significativa el 18% de la fuerza laboral son señalados como "peones". Sin embargo, en las poblaciones callampas Colo-Colo y Lo Saldes, su presencia es relativamente baja. Si traducimos, la denominación laboral de "ocasionales" por peones. Estos son el 6% de la fuerza laboral encuestadas en ambas poblaciones. Si comparamos las cifras de la Nueva Matucana que son de 1950 con las de las poblaciones recién señaladas, que son de 1958. Podemos apreciar una drástica disminución de este sujeto popular. Frente a lo cual podemos plantear lo siguiente: el "peón" el sujeto social representativo del "bajo pueblo", con una presencia histórica permanente en la sociedad popular desde el siglo XVII en adelante, pare:::e, que a fines de la década de los '50 se encuentra en un proceso de transformación social. Podríamos, postular que el peón a dejado de andar la tierra, ha dejado la huella, y se ha asentado en la ciudad. La población callampa es un lugar de parada inicial de los peones en su "viaje" que lo lleva desde el "nomadismo" al sedentarismo citadino, se transforma en poblador. Es decir, el que habita un lugar, el que puebla y hecha raíces. De trabajador ocasional pasa ha convertirse en un trabajador estable, incorporado al sisrema productivo y/o a la economía urbana. Volviendo a nuestro tema central hemos sostenido que la ocupación del callampero es vital para establecer el ingreso disponible por el grupo familiar para sostener el proceso de rfl. Veamos pues este problema en lo específico.

4. LOS INGRESOS DE LOS CALLAMPEROS Establecer, con una mediana exactitud, los salarios como los ingresos globales percibidos por los callamperos es bastante difícil. Debido, fundamentalmente, a que no disponemos de fuentes primarias confiables, ni tampoco existen estudios históricos sobre salarios en los sectores populares. Existen estudios sobre distribución del ingreso a nivel general 94 , sin embargo, insuficientes para dar cuenta de la realidad de los sectores más pobres. Ciertamente que el problema salario-ingreso obrero como de los sectores informales requiere investigaciones más profundas y detalladas para tener una mejor comprensión de las ccndiciones materiales de los sectores más pobres de la sociedad. Constituye este aspecto uno de los puntos débiles de este trabajo. Con todo, algo diremos sobre esta problemática. La muestra que vamos a usar esta tomada de la población "Nueva Matucana", comprende un total de 959 trabajadores, tanto activos como pasivos, que se desempeñan en el sector informal como en el formal. De los cuales un 74,7% eran hombres y un 24,8%

94. Ver L10na B., Agustín y Uthoff Andras, El problema de la distribución del ingreso. El caso chileno 1940/1975. Treinta y cinco años de distribución económica, ICHEH, 1i! Edición, Santiago, julio de 1978. CEPLAN, Bienestar y Pobreza, Editorial Nueva Universidad, 1i! Edición, Santiago, agosto de 1974.

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mujeres. La información sobre ingresos -que proviene de declaraciones de los encuestados por Sepúlveda Guzmán- no señala si los encuestado eran jefes de familia. En todo caso el número de familias encuestados fueron 599; y la población presenta un 17% de allegados adultos (parientes, amigos o arrendatarios sin familia, es decir hombres y mujeres solas) lo cual nos permite sostener que en cada familia el 1.6 de los integrantes de ella aportaban ingresos diarios o mensuales 95 . Cabe señalar aquí, como lo demuestra el Censo de Poblaciones Callampas de 1952, que la fuerza de trabajo en estas poblaciones la integraban no solo los adultos en edad de trabajar, sino también los niños; en dicha ocasión el 3% de la masa trabajadora callampera eran niños. Por tanto, es plausible sostener que el ingreso de la familia callampera se veía incrementado en un porcentaje, no despreciable del todo, por el trabajo de los menores de la casa. Que por lo general son lustrabotas, suplementeros, cartoneros (cachureros), etc. En síntesis, el ingreso que obtiene la familia callampera no proviene solo del trabajo del jefe de familia, que tradicionalmente es el hombre sino hacen aportes significativos al presupuesto familiar la mujer que trabaja ocasionalmente, los niños, los familiares allegados o amigos en esa misma condición, etc. En consecuencia, el ingreso familiar puede ser más alto que el declarado sólo a partir de lo que gana el jefe de familia. Es solo teniendo esta consideración presente, es posible entender la sobrevivencia de estos sectores, pues con los recursos disponibles por el salario del jefe de familia teóricamente no podrían reproducir mínimamente sus fuerzas de trabajo. Para el análisis de los ingresos de los trabajadores-callamperos hemos utilizado como referencia el salario vital obrero o salario mínimo, pues este corresponde, según la legislación chilena, al ingreso mínimo legal que puede recibir un obrero (trabajador) en el país. Da el caso que la ley sólo establecía el monto de los sueldos para las diferentes zonas del país. El sueldo vital -equivalente, en teoría, a un ingreso de subsistencia, es decir, el ingreso necesario para satisfacer las necesidades indispensables para la vida del trabajador, alimentación, vestuario y habitación y también las que requiera su integral subsistencia- es la remuneración mínima que se puede pagar a un trabajador en Chile. Este era fijado por Ley de la República. Mientras que el salario mínimo para los obreros se regía por las disposiciones del Código del Trabajo, el cual en Artículo 44, señalaba:

"Se entenderá por salario mínimo aquel que no sea inferior a los dos tercios ni superíor a los tres cuartos del salario norma/,96. Si entendemos bien, el salario vital obrero correspondería entre el 60% y el 75% del sueldo vital fijado por ley. Por lo tanto, el salario mínimo obrero para 1950,1952 y 1962, años que disponemos información sobre ingresos callamperos, serían de, considerando el mínimo del mínimo, o sea, el 60% del sueldo vital, 2.280 pesos; 3.462 pesos y 48.5 escudos respectivamente (Ver Cuadro Nº 16). El concepto de ingreso con que aquí se trabaja se podría definir como "renta familiar líquida". Se trata de los ingresos en dinero -sueldo, salarios, ganancias o utilidades- percibidos por los trabajadores callamperos, a estos ingresos no es necesario traducirlos a términos "líquidos" puesto que los descuentos son marginales y prácticamente no afectan la cifra bruta. Podemos sostener que el ingreso declarado por el callampero es su ingreso gastable que posee el grupo familiar.

95. Sepúlveda Guzmán, S.. op. cit. pág. 43 ss. 96. Gaete Berrios, Alfredo, Código del Trabajo, Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 1943, pág. 50.

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CUADRO N!! 16 SUELDOS VITALES DEL DEPARTAMENTO DE SANTIAGO, 1949 - 1965 (Para obreros) AÑOS 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965

SUELDO VITAL

$



SUELDO MINIMO OBRERO (60%) 1.824 2.280 2.802 3.642 4.530 6.960 11.040 16.173 21.051 25.261 34.530 39.708

3.040 3.800 4.670 6.070 7.550 11.600 18.400 26.956 35.086 42.103 57.550 66.180 77,17 80,91 103,32 150,23 207,92

46,30 48,54 61,99 90,13 124,75

FUENTE: Universidad de Chile, Instituto de Economra: "La Economía en el período 19501953", Tomo 11, Cuadros Estadísticos, NQ 58, pág. 46. Caja de Previsión de EE. PP. de Chile: "Sueldos Vitales años 1937-1965, todas las provincias", Oepto.. de Beneficios, 1965.

Para 1950, el salario mínimo obrero lo hemos establecido en 2.280 pesos el ingreso promedio del universo en estudio fue de 1.560 pesos mensuales. Ello significa que el 82,69% de los trabajadores callamperos tenían un ingreso inferior al salario mínimo legal; un 15,32% tenían un ingreso que era superior al sueldo vital, deducidos los descuentos legales. Y sólo un 1,98% de ellos superaban al sueldo vital. En otras palabras, sólo el 17,31% de los trabajadores callamperos percibían un ingreso superior al mínimo obrero. En un escala de por lo menos 500 pesos a 5.000 pesos y más, el ingreso callampero se distribuye de la forma que lo indica el Cuadro Nº 17. Un 32,9% percibe menos de la mitad del salario mínimo obrero, el 38,7% obtiene menos de 2.000 pesos mensuales; un 11% se encuentra cercano y levemente superior al salario mínimo y tan solo el 16,8% se ubican en el tramo de los 2.500 pesos a los 5.000 pesos mensuales. Por cierto que sólo el 0,4% recibe ingresos superiores a los 5.000 pesos. La distribución por tramos de ingresos según sexo exhibe una diferenciación muy pronunciada, como se aprecia en el Cuadro Nº 18. Mientras sólo un 22,9% de los hombres está en el tramo inferior, entre las mujeres ese porcentaje casi se triplica; el 62,5%, por otra parte, el 92,6% de las mujeres perciben ingresos inferiores a 2.000 pesos, en los tramos que agrupan a quienes perciben más de 2.000 pesos figuran el 35,4% de los hombres y apenas el 11,3% de las mujeres.

59

CUADRO Nº 17 DISTRIGUCION DEL INGRESO CALLAMPERO POR TRAMOS INGRESOS

TRABAJADORES Nº

O/o

0-500 501 - 1.000 1.001 - 1.500 1.501 - 2.000 2.001 - 2.500 2.501 - 3.000 3.001 - 3.500 3.501 - 4.000 4.001 - 4.500 4.501 - 5.000 5.001 Y más

134 181 199 173 106 83 39 25 9 6 4

14,0 18,9 20,7

TOTAL

959

100,0

18,0

11,0 8,7 4,0 2,6 0,9 0,6 0,4

FUENTE: Sepúlveda Guzmán, op. cit. pág. 97.

CUADRO Nº 18 DISTRIBUC/ON POR TRAMOS DE INGRESO SEGUN SEXO. POBo NUEVA MATUCANA (% sobre el total de cada sexo) TRAMOS DE INGRESOS EN PESOS SEXO

Masculino Femenino Ambos

HASTA 1000 22,9 62,5 32,8

1001 a 2000 41,6 30,4

38,7

2001 a 3000

3001 a 4000

24,5 5,4 19,7

8,4 1,2 6,6

4001 a 5000 1,9 0,4 1,5

5001 Y más

CIFRAS ABSOLUTAS

0,6

719 240 959

0,4

FUENTE: Cuadro elaborado según datos aportados de Sepúlveda Guzmán, op. cit. pág. 97.

En 1952 cuando el salario mínimo del departamento de Santiago era de 3.642 pesos, e196% de los trabajadores de las poblaciones callampas percibían un ingreso inferior al necesario para satisfacer sus necesidades básicas. El 2% eran fuerza de trabajo cesante, en consecuencia tan solo el 2% restante superaba levemente el salario mínimo pero no alcanzaban al sueldo vital, la diferencia o el rango diferencial era del orden del 30%. Para el año 1962 la situación ha cambiado sustantivamente, pues ese año se pudo establecer que en promedio los trabajadores de las poblaciones callampas recibían mensualmente la cantidad de 48.6 escudos, según cifras establecidas por Rosemblüth 97 , mientras que la CEPAL, trabajando con idénticas cifras, señala que fue de 46 escudos 98 . Con todo, ambos estudios señalan que dicha cantidad no refleja fielmente la situación general ya que existen algunos grupos con salarios inferiores al mínimo obrero y que alcanzó a ser un 43% de los 97. Rosemblüth, Guillermo, op. cit. pág. 82 ss. 98. CEPAL, op. cit. pág. 29 ss.

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callamperos ocupados, mientras un 57% tiene un ingreso mensual que va desde 1 a 2 vitales obreros 99 . El vital obrero para ese año lo hemos calculado en 48 escudos mensuales, o sea, más o menos, el promedio establecido por Rosemblüth y dos escudos superior al señalado pro la CEPAL. En resumen la situación referente a los niveles de ingreso en 1962, fue la que se indica en el Cuadro Nº 19. En definitiva en 1962 el 57% de los trabajadores callamperos habían alcanzado el salario mfnimo en contra del 82,6% de 1950 y el 96% de 1952 que no lo percibían. Este mejoramiento se podría explicar por la mayor integración a la economía formal que se observa en 1962, recordemos que sólo el 33% de los trabajadores callamperos se ubican en el sector terciario. Sector en donde se concentraban, por lo general, las ocupaciones informales, tales como vendedores ambulantes, artesanos, reparadores, suplementeros, cachureros, etc., los cuales se encuentran al margen de las política sociales que buscan mejorar sus condiciones de vida e incorporarlos a los beneficios.del sistema económico. CUADRO NI! 19 NIVELES DE INGRESO EN LAS POBLACIONES CALLAMPAS, 1962 43% con salario inferior al vital obrero 49% con salarios que oscilan entre 1 a 2 vitales 8% con salarios superiores al sueldo vital FUENTE: Rosemblüth, op. cit.

Con todo, los ingreso que obtienen los callamperos'siguen siendo inferiores con respecto a otras áreas poblacionales, ya que sólo alcanzan a percibir la mitad de lo que indicaba el promedio nacional yeran un 30% inferiores al salario que obtenían los trabajadores de la Comuna eminentemente obrera industrial como era San Miguel, como se indica en el Cuadro Nº 20. CUADRO Nº 20 COMPARACION DEL INGRESO EN DIFERENTES AREAS POBLACIONALES AREA DE POBLACION

INGRESO MENSUAL POR PERSONAS (precios de 1958)

Todo el país Comuna de San Miguel Población callampa

51,5 36,4 25,6

FUENTE: Rosemblüth, op. dI. pág. 83.

Lo anterior deja al descubierto la insuficiencia de los ingresos percibidos por este sector de la población urbana de Santiago. Los bajos salarios que obtenían trabajadores sin mayor calificación y, sobre todo, la desigualdad abismante entre los ingresos de las mujeres en relación a los hombres. Pero también nos permite sostener a un nivel hipotético, por cierto, que las poblaciones callampas al principio de sus constitución concentraban población informal pero con el tiempo fueron el refugio de los trabajadores vinculados al sector formal de la economía que debido a una multiplicidad de razones, desde las económicas a las de convivencia social, tenían que dejar la habitación que los cobijaba y levantaban su "casa" en una de estas poblaciones. Por otra parte, hacia 1962, cuando se efectúael estudio de la CEPAL estos sectores poblacionales han merecido la atención por parte de las autoridades públicas, los que han generado polfticas sociales 99. Rosemblüth, Guillermo, op. cit. pág. 85.

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para ellos, en lo que respecta a la vivienda, salud y educación. Además, el hecho que la mayor parte de los trabajadores ocupados trabajen en el sector formal de la economía pone a su alcance los beneficios del sistema. En efecto, según Rosemblüth y el estudio CEPAL, un 40% de la masa trabajadora declararon estar acogidos a alguna Caja de Previsión. Cabe señalar que sólo un 31 % de las personas encuestadas declararon no pertenecer a ningún sistema previsional. Y un 30% no declararon nada. Por tanto, una o las dos cifras anteriores puede estar subvaluada. Las personas que declararon pertenecer a alguna Caja de Previsión Social se encontraban, especialmente, en el Servicio Seguro Social, tal como lo indica el Cuadro Nº 21;

CUADRO Nº 21 D1STRIBUCION DE IMPONENTES EN POBLACIONES CALLAMPAS 1962 CAJA

%

Servicio Seguro Social Empleados Particulares Otras Cajas

92 3 5

FUENTE: Rosemblüth y CEPAL, op. cil.

Para 1950 hemos podido establecer que el 33% de la población ocupada de la Nueva Matucana estaba acogida a algún sistema previsional, preferentemente el Servicio Seguro Social. Para el año 1952, con los datos que disponemos no ha sido posible establecer este tipo de afiliación, pero debe haber sido cercano al 36% de la fuerza de trabajo. Ahora bien, si los datos estadísticos que hemos expuesto en las páginas anteriores nos sei'íalan que un alto porcentaje de los trabajadores de las callampas, siempre superior al 50% percibía salarios bajos, incluso más bajo que el salario mínimo obrero y que los beneficios sociales establecidos por el Estado eran de escasa cobertura, sobre todo hacia estos sectores que tan sólo desde 1952-53 fueron tenidos en cuenta por las autoridades y por otras organizaciones de ayuda social. Las interrogantes que se abren de inmediato se relacionan con la forma cómo estos sectores lograban reproducir sus fuerzas de trabajo, las estrategias por ellos desarrolladas para la sobrevivencia diaria y cotidiana. En el primer capítulo, de la segunda parte, trataremos de dar respuesta a estas interrogantes.

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ANEXOS

1.