025 La Perseverancia 2 JN 15

25. Ciclo Pascua: Domingo1 Ev. Jn 15 La Perseverancia I. Introducción: - Los Ejercicios son una gracia enorme (Predile

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25. Ciclo Pascua: Domingo1

Ev. Jn 15

La Perseverancia I. Introducción: - Los Ejercicios son una gracia enorme (Predilección; Bien para hacer a los hombres; tentaciones grandes). - Luz del mundo y sal de la tierra. II: Enemigos del alma: Satanás: No se les aparecerá como un maestro: como león rugiente; Uds. Son la presa mas codiciada; bajo ángel de luz, por lo mas débil. La carne: Tira para abajo los propósitos. Busca lo mas fácil y placentero. Evita el sacrificio y la mortificación. Huye de la cruz. El mundo: No ha hecho los ejercicios. Siempre tiene lugar para los mediocres. Contradice las enseñanzas de Cristo. las bienaventuranzas. III. La virtud de la perseverancia: En Jesucristo; en S. Pedro; en el niño de la tempestad. En la Santísima Virgen. IV. La misericordia. Si es difícil comenzar a hacer algo arduo como lo es por ejemplo el no pecar, ¡cuanto lo es el permanecer en este estado de gracia! Si es difícil nomás el hacer el bien ¡cuánto mas difícil es perseverar en el bien! Si es difícil el hacer propósitos al terminar un ejercicio espiritual, porque cada propósito es como un desgarro de algo a lo que yo estaba apegado, y me desprendo, ¡cuanto mas difícil es cumplir ese propósito al salir de los ejercicios y durante el resto de mi vida! Por eso siempre al que comienza algo se le ofrece un premio, pero solo se le da al que persevera hasta el fin. Corred hasta el fin para alcanzar la corona... (1Cor 9,24). Corred hasta el fin... El que quiere de verdad alcanzar esa corona de la gloria sabe por su propia experiencia que es difícil... y si no pregúntenle al rey Saúl o a Judas que empezó bien, siendo discípulo y termino siendo un traidor. Es difícil cumplir con lo que Dios le ha pedido a cada uno de ustedes en un ejercicio espiritual cuando hay que encontrarse al salir, con las ocupaciones de siempre, con la familia, los amigos... Resulta que me había propuesto ser paciente en mi trabajo (un consultorio medico, por ejemplo) y resulta que viene la vieja de siempre con el mismo drama de siempre y que me he cansado de decirle lo que tiene que hacer... y bueno... caigo. Resulta que me había comprometido firmemente a rezar antes de acostarme y a hacer un examen particular todas las noches, pero pasa que ahora estoy muy cansado y no tengo ganas de hacer otra cosa que dormir... O me había propuesto dominar las miradas a las mujeres por la calle porque se que después me traen problemas (las miradas) y resulta que veo pasar una y bueno... me olvide... 1

20 – V - 90. Retiro espiritual. 1

O porque soy un tanto perezoso me había propuesto levantarme temprano y hacer tales trabajos pero... es tan lindo el dormitar... además... nadie sabe acá en casa que hice el propósito. Nadie excepto Dios. Estos son los peligros que podríamos llamar internos, porque nacen de nosotros mismos; somos débiles y creemos que cuando perdemos el fervor sensible con el que se sale de ejercicios, ya no hay motivos para cumplir la palabra dada a Dios. Creemos que porque hicimos tal propósito, Dios esta obligado a darnos consuelos espirituales y no es así. Pero también hay otros peligros aparte de nosotros mismos que podríamos llamar externos: el demonio y el mundo. El demonio es el que nos proporcionara miles de razones para que dejemos de hacer lo que debemos hacer por obligación de amor. Es el que nos atacara por nuestro lado mas débil. A algunos por el lado de la carne (impurezas), a otros por el de la gula; a otros por el de la mentira; o la vanidad o la avaricia o la envidia; al ocioso, al que no tiene que hacer será el mismo Satanás quien le proporcione ocupación. Y Satanás tienta bajo especie de bien como ya lo habrán escuchado decir. Y el mundo, que no ha hecho los ejercicios como ustedes. Los querrá hacer suyos, si a el pertenecieron antes de convertirse los llamara con sus atractivos y los reclamara suyos. Porque el mundo siempre tiene lugar para los mediocres y nunca para los buenos que son una censura, ni para los malos porque son molestos. El mundo quiere ser feliz, pero el camino para llegar a serlo, que Cristo les ha marcado a cada uno de ustedes es totalmente distinto y opuesto a los caminos del mundo. Ese camino es el camino de las bienaventuranzas, que es el que quiere y debe seguir todo aquel que llego a comprender que el hombre ha sido hecho para amar, hacer reverencia y servir a Dios en esta vida y gozar de El en la vida eterna. Pero estas enseñanzas de Cristo no cuajan sino en los héroes, en los grandes hombres y en los santos, en fin, en todo aquel que se juega por ser sal de la tierra y fermento de una sociedad que en la practica es atea y liberal. Y si no creemos que este camino es difícil: a. “Dejemos que Aquel que dice Bienaventurados los pobres en espiritu venga al mundo que cree en la primacía de lo económico – dice Fulton Sheen-, dejémosle que entre en el mercado donde algunos hombres viven para el provecho colectivo, mientras que otros afirman que los hombres viven para el provecho individual, y veamos que le ocurre. Será tan pobre que durante su vida no tendrá donde reclinar la cabeza; morirá sin poseer ningún valor económico ni siquiera su ropa y un extraño tendrá que prestarle el sepulcro cuando tenga que morir. O si no dejémosle que venga a nuestro mundo que ridiculiza la idea de pecado como algo morboso, que considera la penitencia que se hace por ellos como un complejo de culpa, y dejemos que predique Bienaventurados los que lloran sus pecados, y recibirá burlas cual si se tratara de un loco. Tomaran su cuerpo y le azotaran hasta que puedan contarse sus huesos; le coronaran de espinas hasta que empiece a llorar, pero no lagrimas saladas sino gotas de sangre carmesí, mientras ellos se ríen de la debilidad de aquel que no quiere bajar de la cruz, de aquel que quiso perseverar hasta el fin.

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b. Y dejémosle que venga a un mundo que cree que toda nuestra vida debe estar dedicada a adular a las personas y a influir en ellas para alcanzar provecho y popularidad. Y dejémosle que diga Bienaventurados cuando os odian, persiguen, injurian, y se encontrara sin un amigo en el mundo, proscrito en la montaña con multitudes que claman por su muerte, y su carne colgando de su cuerpo como jirones de púrpura. Y aquí tenemos un modelo para imitar que no es otra que la escuela de la cruz. Miremos un Crucifijo y contemplemos a un Hombre que aunque su carne se revelaba sudando gotas de sangre; Satanás lo creía estar venciendo, y el mundo le gritaba que bajara de la cruz, no se bajo, y no se bajo porque estaba prendido al madero por el amor que a cada uno de nosotros nos tenia. Y aquí está el secreto de la perseverancia: Solo puede vencerse a si mismo, vencer la debilidad que nos pesa para seguir las cosas de Dios; solo se puede vencer al mundo que le grita que se baje de la cruz de la perseverancia; solo puede vencer digo, aquel que es capaz de amar como solo se ama desde la cruz, es decir con el Amor de Dios, es decir, con la gracia. Por eso, si queremos perseverar y se supone que todo el que tiene dos dedos lo quiere, porque el don de la perseverancia final, completamente gratuito, esta muy ligado a esta perseverancia, debemos saber que solos nada podemos: “Pedro, en un arrojo de fervor –como si recién hubiese salido de un ejercicio espiritual – cuando Cristo anuncio la pasión se levanto y le dijo aunque todos te dejaren yo no te dejare. Y cuando llego el momento negó cobardemente por tres veces. Y se lo permitió el Maestro para enseñarle a no poner la confianza en si mismo. Pedro aprendió la lección y murió crucificado cabeza abajo por la gracia de Dios. Porque con ella se puede decir con san Pablo Todo lo puedo en aquel que me conforta (Fil 4,13). El hombre mas fuerte en la vida del espiritu es aquel que mas se une a Dios, confía en El y participa de su gracia. Porque jamas el niño teme si su padre le tiene de la mano. En una tempestad en el mar... Pidamos entonces a la Santísima Virgen que nos ayude a perseverar en los propósitos que en este retiro he hecho o voy a hacer; pidámosle que podamos seguir viniendo a estos retiros que alimentan nuestras almas. Y pidámosle en fin, alcanzar algún día la gloria eterna, la corona que no se marchita, el premio que mi Padre me tiene guardado para mi desde el día que me pensó, es decir, desde siempre.

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