Mariategui

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN FACULTAD DE PSICOLOGIA, CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN Y RELACIONES INDUSTRIALES ESCUEL

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN FACULTAD DE PSICOLOGIA, CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN Y RELACIONES INDUSTRIALES ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

SOCIOLOGIA JOSE CARLOS MARIATEGUI ALARCON VILLANUEVA, JEFFERSON BORJA YALTA, MARIA CHIPANA MAMANI, ANDERSON ESPINOZA AVENDAÑO, DENNIS FLORES VELA, SOL MEDINA AMES, ANA CECILIA AREQUIPA- PERU

2014 1) BIOGRAFIA Ensayista peruano, uno de los pensadores más influyentes en el ámbito de la reflexión sobre la cultura y sociedad de su país. Destacado activista político, fue además el fundador del Partido Socialista Marxista Peruano. Nació en Moquegua el 14 de junio de 1894. Sus padres fueron María Amalia La Chira Ballejos y el vasco Francisco Javier Mariátegui Requejo. Tuvo varios hermanos de los cuales sobrevivieron sólo dos: Guillermina y Julio César. Abandonados por el padre se ven obligados a buscar mejor fortuna en Lima. En 1899, sin embargo, la familia se traslada a Huacho. En 1902, tras un accidente en la escuela, es internado en la Maisón de Santé, de la Capital. Esto marcará el principio de su enfermedad en la pierna izquierda. Apenas pudo cursar estudios primarios. En 1909, a los 14 años, ingresó a trabajar al diario La Prensa, primero como alcanzarrejones, y luego como ayudante de linotipista. A pesar de no haber culminado sus estudios escolares, Mariátegui llegó a formarse en periodismo y a partir de 1914 trabajó como redactor en el periódico La Prensa y colaboró con la revista Mundo Limeño entre otras. Pero es en Colonida y El Tiempo en 1916 donde afirmaría su personalidad en esta primera etapa de su itinerario vital. Cultivó varios géneros literarios. En 1918 colabora con el diario Nuestra Épocadonde critica la estructura social vigente. En 1919 creó el diario La Razón desde donde apoyó la reforma universitaria y las luchas obreras. Critica al presidente Augusto B. Leguía y se vuelve la voz de los obreros al fundar la Federación Obrera Regional Peruana. Viajó por Europa gracias a una beca que le fue entregada por el gobierno de Leguía como una forma encubierta de deportación. Viaja por Francia, Alemania, Austria e Italia. En Italia se casa con Anna Chiappe. Estuvo presente durante la ocupación de las fábricas en Turín, así como en el Congresos del Partido Socialista Italiano, en enero de 1921, donde se produce la escisión histórica y se conforma el Partido Comunista Italiano. Durante su estadía en Italia asume el marxismo como método de estudio. Cuando sale de Italia, Musolini estaba a punto de tomar el poder. En sus escritos de este periodo, constata que el fascismo es una respuesta de la burguesía a una crisis social profunda, que se apela a las masas y se apoya en un culto a la violencia. Según su análisis, la victoria del fascismo es el precio que un país debe pagar por las contradicciones de la izquierda.

El 17 de marzo de 1923 regresa a Lima, comienza a escribir artículos acerca de la situación social en Europa y a estudiar la sociedad peruana desde un enfoque marxista. También retoma el contacto con Víctor Raúl Haya de la Torre, futuro líder del APRA. En octubre de 1923 Haya viaja a México en calidad de exiliado, dejándole a Mariátegui la dirección de la revista Claridad, cuyo quinto número fue dedicado a Lenin. Durante ese periodo también se convirtió en profesor de la Universidad Popular González Prada. En 1924, debido a una antigua lesión, debió amputarse la pierna. En septiembre de 1926 funda la revista Amauta (Del quechua hamaut'a, que significa sabio o maestro), donde publicó algunos artículos que pasarían luego a formar parte de su obra cumbre 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, publicada en 1928. Algunos de sus artículos serían publicados en el diario El Perú dirigido por el controvertido intelectual cajamarquino Nazario Chávez Aliaga con quien compartía muchas de sus ideas. La revista estaría destinada a convertirse en expresión de un socialismo incluyente, de la cultura peruana y de toda América Latina en general. Pluralista por esencia, esta publicación acogió a las voces más diversas, sin importar credo político ni origen social. Prueba de ello lo dan las distintas contribuciones de pensadores e intelectuales tan sobresalientes en su tiempo como José María Eguren, Martín Adán, Luis Alberto Sánchez, entre otros distinguidos escritores. Fue puesto en prisión en 1927 durante el proceso contra los comunistas, pero luego le dieron arresto domiciliario. En 1928 rompe con el APRA del líder Víctor Raúl Haya de la Torre y funda el Partido Socialista Peruano. Este partido se consolidó en octubre de ese año y Mariátegui se convertirá en su Secretario General (Luego de su muerte el partido cambiará de nombre y se llamará Partido Comunista del Perú). Durante el mismo periodo, funda la revista proletaria Labor. Ese año se publican los 7 ensayos...'. La obra es considerada como el primer texto dedicado al análisis de la sociedad latinoamericana. Al año siguiente, 1929 funda la Confederación General de Trabajadores del Perú. Finalmente fallece el 16 de abril de 1930, casi en vísperas de su esperado viaje para radicar en Buenos Aires, debido a complicaciones ligadas a la amputación de su pierna. Su labor política en defensa del sindicalismo y el proletariado es muy importante, así como su innovador pensamiento político para la época. De hecho el gran Amauta (como también se le conoce) es considerado como uno de los primeros científicos sociales del continente americano y uno de los más importantes del siglo XX. Muere en su casa por no poder caminar, ya que perdió la dos piernas. Fue enterrado en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Lima bajo una gran roca, al igual que su compañero de polémicas Víctor Raúl Haya de la Torre.

Apuntes autobiográficos "Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo mismo algunos datos sumarios. Nací el 95. A los 14 años entré de alcanza-rejones en periódico. Hasta 1919 trabajé en el diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El Tiempo", finalmente en "La Razón". En este último diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de política criolla me orienté resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923 viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época señalan estas estaciones de mi orientación socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud espiritual me lo consienten. No he publicado más libros que el que Ud. conoce. Tengo listos dos y en proyecto otros dos. He aquí mi vida en pocas palabras. No creo que valga la pena hacerla notoria; pero no puedo rehusarle los datos que Ud. me pide. Me olvidaba: soy un autodidacta. Me matriculé una vez en letras en Lima, pero con el solo interés de seguir el curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuenté algunos cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extrauniversitario y tal vez, si hasta anti universitario. En 1925 la Federación de Estudiantes me propuso a la Universidad como catedrático en la materia de mi competencia; pero la mala voluntad del Rector y, seguramente, mi estado de salud, frustraron esta iniciativa."

2) PENSAMIENTO Hasta 1919, fecha en que volvió al Perú después de permanecer tres años en Europa, duró lo que él llamó su "edad de piedra" para referirse a la evolución de su pensamiento. De regreso a Lima, inició la ya relatada campaña de proselitismo ideológico, hasta declararse "marxista convicto y confeso": en esa época fundaría la Confederación General de Trabajadores y el Partido Socialista. Un hito fundamental de su trayectoria fue la fundación de la famosa revista Amauta (1926-1930), que contribuyó a difundir no sólo el ideario socialista, sino también las principales manifestaciones de la vanguardia, y que propició la discusión de los problemas más sensibles del Perú de entonces, como la cuestión indigenista, en la que tomó partido concibiendo el indigenismo dentro de un contexto más amplio, alejándose de la ortodoxia de considerar a este movimiento la única vía posible de expresión para el arte y la literatura peruana. Sus ideas en esta etapa tienen dos claros referentes doctrinarios: el materialismo histórico y el socialismo marxista; con ellos, articuló de manera sólida y coherente una visión del Perú que hasta hoy sigue siendo referencia obligada. En ese sentido, uno de sus libros más difundidos, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928), representa un auténtico paradigma de análisis político, social y cultural, y coloca a Mariátegui como iniciador del ensayo como materia y estructura en la literatura nacional.

En el primer ensayo de los contenidos en dicha obra, se estudia brevemente la evolución de la economía peruana, subrayando la influencia negativa que para el desarrollo de la economía capitalista en el Perú ejerce el régimen feudal imperante. En el segundo se ocupa del problema del indio y propugna un nuevo planteamiento que lo vincule al de la propiedad de la tierra. El régimen de propiedad agraria es el tema del tercer ensayo. En él se hace un profundo y minucioso examen de la situación de la economía agrícola en las diversas regiones del Perú y de los problemas jurídicos y sociales ligados a ella. El cuarto, titulado "El Proceso de la Instrucción Pública", constituye una contribución al análisis de los problemas que plantea la educación peruana, desde la perspectiva del socialismo. El quinto de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana estudia la función que la religión ha tenido en la vida peruana. En el sexto, titulado "Regionalismo y Centralismo", el autor toma posición en el debate entre los defensores de la organización central y los federalistas. Frente a ellos, defiende un nuevo regionalismo, opuesto tanto al centralismo que olvida los intereses de las provincias, cuanto al regionalismo de cepa feudal. En el séptimo y último ensayo se hace una revisión del proceso de la literatura peruana. Mariátegui señala la dependencia de ésta respecto a la organización económica del Perú en sus diversas etapas históricas y destaca, como rasgos característicos de la literatura de la época, la liberación del espíritu colonial, la tendencia creciente a aproximarse a la vida nacional y la influencia del espíritu cosmopolita. Su posición marxista decidida y apasionada lo llevó con frecuencia a la polémica, y fruto de ella fue su trabajo titulado Defensa del marxismo, frente a la posición revisionista del político y teórico belga Henri de Man. Cabe anotar un rasgo peculiar de su pensamiento marxista, al que él consideraba no calco ni copia, sino "creación heroica": su heterodoxia, especialmente en el terreno del análisis literario. En efecto, Mariátegui rebasó las fronteras del historicismo positivista y los límites que imponía el marxismo al arte, y al mismo tiempo concibió la literatura como un fenómeno estético, histórico y social. Asimismo, es valiosa su periodización de la literatura peruana en tres fases: colonial, cosmopolita y nacional. Fue por tanto un agudo crítico de la cultura de su tiempo y mantuvo siempre una sensibilidad despierta y entusiasta ante las nuevas formas artísticas surgidas entre las décadas de 1920 y 1930. Su prematura muerte truncó su obra.

El aspecto filosófico del pensamiento de Mariátegui es indesligable de su pensamiento económico y político. Hay que ver por ello que bases filosóficas están contenidas en su pensamiento. Para los pensadores burgueses es acto inútil hablar de filosofía en el pensamiento de Mariátegui, y es que para ellos hacer filosofía es escribir extensos tratados metafísicos. Hay que entender que la filosofía esta en todo, desde el modo como analizamos e interpretamos la realidad. Más que el contenido, la filosofía es el método. Así el método de Mariátegui es materialista, es dialéctico, no porque hable de la materia, de la dialéctica, sino porque analiza de manera real y concreta los hechos sociales. Mariátegui nos habla de dos concepciones de la vida, de dos concepciones del mundo, ¿Qué es una concepción del mundo? Es la manera como concebimos al mundo, a la realidad, pero a su vez, es la manera como lo transformamos. Lenin y Mao postulaban que existen dos concepciones del mundo: la metafísica y la dialéctica. La metafísica postula solo cambios cuantitativos, y la dialéctica ve cambios cuantitativos y cualitativos. Es así que la concepción metafísica postula evolucionismo, reformismo, y la dialéctica postula revolución y lucha. Ver así la posición de clase de estas concepciones.

Mariátegui presenta estas dos concepciones en un momento histórico: posterior a la 1º guerra mundial. Nos dice que las ideas reformistas dentro de las masas están siendo dejadas de lado, que la revolución es la tendencia principal, y ello se ve en la lucha que se desenvolvió en todo Europa. , especialmente Rusia, Hungría y Alemania. Esta crisis de la concepción burguesa es producto así de su quiebra política y económica.

“La guerra mundial no ha modificado ni fracturado únicamente la economía y la política de occidente. Ha modificado o fracturado, también, su mentalidad y su espíritu”. La quiebra de la estructura deviene así en declive de la superestructura, pero hay que entender que esto no es algo mecánico, sino que hay una tendencia a que ocurra ello. El marxismo: Mariátegui se adscribe, desde su regreso de Europa, al marxismo, en la versión leninista de la III Internacional, encontrándose notables similitudes con el pensamiento de Antonio Gramsci, especialmente en lo que atañe a la importancia de la superestructura cultural no como mero "reflejo", sino desde la valoración de sus potencialidades revolucionarias para generar contrahegemonía. Fruto de dicha noción será su revista teórica Amauta y el órgano revolucionario Labor, que será clausurado por el régimen de Leguía. Crítico incansable del reformismo de la II Internacional y de la socialdemocracia, Mariátegui es considerado el primer marxista de América Latina, al enfatizar al papel de las masas indígenas como el auténtico "proletariado" del continente y pregonar la necesidad de una revolución socialista, influenciado por el sindicalismo radical de Georges Sorel.

3) INFLUENCIA La influencia que ha tenido y tiene el pensamiento de José Carlos Mariátegui se ha puesto de manifiesto en las ciencias sociales y puede según el autor David Sobrevilla, comprobársela en dos momentos: habiendo por una parte una influencia

inmediata que se apagaría muy rápidamente luego de publicarse el libro “Siete ensayos de la Realidad Peruana” y de otra parte una influencia muy posterior desde la década del 50 y que dura hasta hoy. La influencia nace de las reacciones políticas que provoca el mencionado libro, algunos de los planteamientos más discutidos sobre esta obra son los siguientes: Uno de ellos es el de la reflexión sobre la evolución económica del Perú. Mariátegui pensaba que en el Perú de su época coexistían elementos de tres economías diferentes: en la sierra residuos vivos de la economía comunista indígena, en ella y en la costa elementos de la economía feudal nacida de la conquista, y en esta última región y sobre estos elementos crecía una economía burguesa" que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada". Mariátegui pensaba que aun después del fin del Virreynato se había proseguido el feudalismo en el Perú, que la Independencia había sido decidida "por las necesidades del desarrollo de la civilización occidental o, mejor dicho, capitalista"; y que en la época del guano y del salitre habíamos pasado de un capitalismo mercantilista a otro industrial, de la dominación de España a la de Inglaterra. La guerra del Pacífico habría sido tan sólo una consecuencia de la explotación del guano y del salitre, y al perder el Perú estos recursos se habría descubierto que la prosperidad que proporcionaron fue falaz.

Las ideas de Mariátegui sobre la evolución y naturaleza de la economía peruana han dado lugar a múltiples discusiones recientes en las ciencias sociales en el Perú. Por una parte, se ha discutido su caracterización del Imperio Incaico como habiendo tenido una economía socialista, lo que constituyó un debate en el que otros autores como Carlos Núñez Anavitarte consideraban que la existencia del esclavismo en la época imperial permite asimilar a la economía incaica más bien a la fase que Marx denominaba del "despotismo oriental", por lo que bien podría hablarse en el caso peruano de un "esclavismo patriarcal". Otra discusión en cuanto a este tema fue la discusión sobre el carácter de la economía colonial peruana. Siendo este planteamiento sobre el carácter semifeudal de J. Carlos Mariátegui, el que más discusión e influencia ha provocado. Es que según Virgilio Roel, aunque hay un pequeño margen de duda, Mariátegui tenía razón: la economía del Perú republicano ha sido semifeudal, o sea ni completamente feudal ni completamente capitalista y lo sigue siendo hasta hoy la noción de feudalidad hay que entenderla con un criterio señorial. Es decir que Mariátegui habría hablado de la feudalidad del agro peruano sólo considerándolo aisladamente; ubicado dentro del conjunto del movimiento antiimperialista el Perú sería una sociedad semi-feudal. Se atrevió, desde su lógica marxista, a dar una interpretación sobre lo que él llamaba “el problema del indio”, que hacía eje en la cuestión económico-social en relación al estudio de la civilización incaica, el pueblo habitante del actual territorio peruano. Su preocupación nace al proponer una visión para solucionar el problema del indio y su relación agraria, que se constituía a la vez, según el mismo Mariátegui, en el problema nacional.

González Prada fue uno de los primeros intelectuales pro-indígenas que marcan la diferencia. Su visión no era caritativa ni compasiva, y creía que la población indígena tenía un potencial que había estado en letargo desde el proceso de la conquista. Consecuentemente, se puede afirmar que Mariátegui fue un continuador de su obra. Lo más saliente en esta cuestión fue que Mariátegui desmintió los absurdos argumentos de los ideólogos de la burguesía que presentaban la conquista de las civilizaciones indígenas como un problema “étnico” y lo llevó a un plano de análisis económico social con base, fundamentalmente, en el problema de la tierra, de vital importancia para los pueblos originarios. “El problema indígena en América Latina” explica que “el problema indígena, en la mayoría de los casos, se identifica con el problema de la tierra. La ignorancia, el atraso y la miseria de los indígenas, no son sino la consecuencia de su servidumbre. El latifundio feudal mantiene la explotación y la dominación absoluta de las masas indígenas por la clase propietaria. La lucha de los indios contra los gamonales ha estribado invariablemente en la defensa de sus tierras contra la absorción y el despojo. Existe, por tanto, una instintiva y profunda reivindicación indígena: la reivindicación de la tierra” La reivindicación del problema de la tierra, nace de la esencia cultural y económica del indio, pues las comunidades indígenas reposan sobre la base de la propiedad común de sus tierras y en el trabajo cooperativo de las mismas. Mariátegui, consciente de tal condición, entiende que el “Estado Demoburgués” es incapaz de solucionar aquel problema y por ello es que lleva dicha reivindicación a un plano de concreción real “La reivindicación carece de concreción histórica mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirir realidad, necesita convertirse en reivindicación económica y política”. Otra de las influencias de Mariátegui sobre las ciencias sociales en el Perú es en el de su planteamiento sobre "Regionalismo y Centralismo" que constituye el penúltimo de los 7 Ensayos. El federalismo no aparecería en el Perú como una reivindicación popular, sino del gamonalismo o sea de los grandes terratenientes y de sus clientes. La solución al centralismo no residiría por lo tanto en un federalismo de inspiración feudal, sino en una íntegra revisión política y económica de la realidad del Perú. Sus bases debían ser los "naturales cimientos biológicos": las regiones. Los "departamentos" existentes hasta hoy se derivarían de las antiguas intendencias.

En su época encontraba Mariátegui que era pertinente preguntarse si Lima, la capital de la Colonia, debería seguir siendo la capital del Perú. Tanto así que en la Constitución Política del Perú de 1979 se estableció la descentralización, gobiernos locales y regionales y que actualmente se está implementando esta disposición constitucional. Además el ex Presidente del Perú, Sr. Alan García Pérez, sugirió pensar en la posibilidad de cambiar la ubicación de la capital del Perú. Siendo así que plantearse la discusión sobre regionalización en los últimos años siempre se ha traído a colación el nombre y las ideas de Mariátegui. Otra clara influencia en las ciencias sociales alrededor del pensamiento de Mariátegui se ha dado en base a su planteamiento sobre la literatura peruana. “La literatura indigenista no puede darnos una visión rigurosamente verista del indio. Tiene que idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de mestizos. Por eso se llama indigenista y no indígena. Una literatura indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los propios indios estén en grado de producirla” Según Mariátegui "La literatura nacional es en el Perú, como la nacionalidad misma, de irrenunciable filiación española. Es una literatura escrita, pensada y sentida en español, aunque en los temas, y aun en la sintaxis y prosodia del idioma, la influencia indígena sea en algunos casos más o menos palmaria e intensa". La literatura colonial fue, según Mariátegui, urbana, centralista y limeña; Mariano Melgar le parece representar, por el contrario, el primer momento genuinamente peruano de nuestra literatura por ser su obra más bien de tendencia andina, provinciana y popular. En suma, Mariátegui encontraba que en la poesía peruana se podía distinguir -como en toda literatura-tres períodos: colonial, cosmopolita, período en el cual la literatura peruana todavía estaría en tiempos de Mariátegui, y nacionalista, período del cual ya habrían algunos signos como Melgar, Vallejo, el Indigenismo, entre otros. “El problema indígena, tan presente en la política, la economía y la sociología no puede estar ausente de la literatura y el arte”

4) IMPORTANCIA 4.1 IMPORTANCIA DE LA VIDA DE MARIATEGUI En 1899, se trasladó con su madre y sus hermanos a Huacho y en 1902, tras un accidente en la escuela, fue internado en la clínica Maison de Santé de Lima. Su convalecencia fue larga y quedó con una anquilosis en la pierna izquierda que lo

acompañaría el resto de su vida. Por haber quedado inhabilitado para las recreaciones propias de su edad, frecuentó desde entonces la lectura y la reflexión. Viajó a Europa gracias a una beca que le fue entregada por el gobierno de Leguía como una forma encubierta de deportación. En Europa, a decir de él mismo, fue donde hizo su mejor aprendizaje. Se vinculó con escritores representativos, estudió idiomas, inquirió sobre las nuevas inquietudes intelectuales y artísticas y concurrió a conferencias y reuniones internacionales. Mariátegui fundó un Partido Comunista (dio el nombre de Partido Socialista Peruano), organizó sindicatos obreros, se conectó al movimiento campesino que luchaba por la tierra de forma altamente radical y se opuso activamente a la dictadura de Leguía. Todos sus escritos fueron en el sentido de elaborar una teoría revolucionaria. Él quería conocer la realidad peruana, pero el objetivo del conocimiento de la realidad peruana era el de la transformación revolucionaria de la sociedad para organizar una sociedad socialista. Mariátegui funda el Partido Socialista Peruano que después cambia de nombre para Partido Comunista del Perú, pero él funda un partido que se autodenomina marxista-leninista. Es simplemente ver el programa del Partido, allí está escrito. 4.2 IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO DE MARIATEGUI Mariátegui estudió profundamente el marxismo y buscó, inspirado por la Revolución Bolchevique de 1917, construir una sociedad socialista en el Perú. Al depararse con el movimiento campesino e indígena, que en 1923 vivía una elevación de su organización, buscó comprender la realidad particular del Perú, su desarrollo histórico y político para elaborar un programa, una estrategia revolucionaria para el Perú y para América Latina. Al estudiar sobre la realidad peruana, percibió que en el interior del país, en la tradición comuna lista del Ayllu, el nombre quechua de las comunidades indígenas, existe el embrión de un tipo de relación social que podría ser aprovechada en un futuro Estado Socialista, en cooperativas y soviets. De la misma manera, por ser tres cuartos de la población peruana, los descendientes indígenas deberían componer la base cultural de la Nación. En el Perú, el racismo, sutil o no, es muy fuerte y los gobernantes siempre negaron la herencia cultural indígena. Mariátegui con otros intelectuales y artistas rescataron elementos de la cultura indígena para una nueva propuesta de identidad nacional peruana, opuesta al europeísmo dominante en la década de 1920.

También existen múltiples razones para considerar a José Carlos Mariátegui como uno de los pensadores emblemáticos de la moderna historiografía nacional, viéndose en él, además del político iniciador del socialismo en el Perú, a uno de los principales gestores intelectuales del indigenismo peruano, corriente de reivindicación étnica y cultural que convulsionara las artes, letras y vida social y política del país, a lo largo del siglo XX. Mas, esa filiación de Mariátegui al indigenismo, quizá pueda ser atribuida, además de su estrecha colaboración con las vanguardias indigenistas del sur –como el Grupo Resurgimiento del Cusco, u Orkopata, de Puno, editores del Boletín Titicaca–, a su enérgica intervención en la llamada "Polémica del indigenismo", realizada durante los primeros meses de 1927, debate en el que participaron, además de las figuras centrales de José Carlos Mariátegui y Luis Alberto Sánchez, autores como José Ángel Escalante, Enrique López Albújar, Luis E. Valcárcel, y otros. 4.3 IMPORTANCIA DE SU OBRA PRINCIPAL La primera cosa que es importante decir sobre José Carlos Mariátegui es que su principal obra, los Siete ensayos de la realidad peruana, es el libro más vendido en el Perú y continúa siendo hasta hoy. Es el libro escrito por un peruano que tiene el mayor número de traducciones en un mayor número de idiomas. Entonces en el aspecto académico, literario o de divulgación, él es el autor peruano con mayor importancia. El segundo aspecto importante es que él era un militante comunista y tal vez el único militante comunista latinoamericano que consiguió ese reconocimiento nacional. La historia de su obra es compleja, porque él muere en 1930, pero el reconocimiento — como importante teórico de la izquierda peruana — sólo acontece a partir de la década del cincuenta, que es cuando la familia de él rescata sus libros. De la década de cincuenta en adelante es que comienza a existir un interés mayor por la obra de Mariátegui. Actualmente es lectura obligatoria en las escuelas y universidades peruanas. Sus libros son vendidos hasta en quioscos de periódicos.

5) VIGENCIA Extracción y posición de clase. El primer marxista de América Latina fue hijo de una familia pequeño-burguesa empobrecida, de ahí que José Carlos, desde los quince años tuvo que truncar sus estudios de primaria para emplearse como obrero alcanza-rejones, oportunidad que le servirá para tomar contacto con la clase trabajadora del país y lograr información autodidacta. Unos años después se le verá dirigiendo revistas, periódicos y una prensa de prestigio internacional. Desde su adolescencia, confinado por su penuria Mariátegui asumirá posiciones proletarias e internacionalistas. En opinión de Basadre, José Carlos fue un “genio” que no habiendo concluido su educación escolar se convirtió en uno de los jóvenes literatos más importantes y más leídos, de más calidad y con propios méritos. Es un caso sin precedentes por su autodidactismo y

lo paradójico es que el Perú tuvo en él una personalidad que la Universidad no pudo producir. Su pensamiento. A despecho de García Calderón, Belaúnde, Deústua y otros ideólogos peruanos que para madurar en su verdadera posición tuvieron que hacer periplos por distintas corrientes de la filosofía, en el caso de José Carlos Mariátegui se produce un acto peculiar, cual es que por el propio contacto con los operarios y empleados del diario “La Prensa” fue asumiendo desde sus años mozos, una postura diáfamente socialista; es verdad que al comienzo su ideología es espontánea y se diría inclusive instintiva, pero es encomiable que a los veinticuatro años ya tuviera definida su orientación socialista. Mas meritoria es aún el hecho de que desde temprano haya podido advertir la inutilidad de las doctrinas anarquistas y burguesas que por entonces estaban fuertemente en boga en el sindicalismo y en los círculos intelectuales, a tal extremo que eruditos como Prada, Abelardo Gamarra, Lévano, Fonkén fueron convencidos por las hojas ácratas. El recorrido de José Carlos en la evolución de sus ideas tienen así claramente dos fases: la primera, que él mismo ha denominado su “edad de piedra”, el cual se contrae a los años que sirviera primero como obrero y después redactor en diversos periódicos. Es la época comprendida entre 1909 - 1919, al término del cual viajará a Europa. La segunda fase corresponde al período de 1919 a 1930, donde valiéndose de una excelente capacidad interpretativa aplica los principios de la filosofía marxista a la realidad peruana. Como queda dicho, el primer período está caracterizado por su labor de redactor, articulista y cronista parlamentario en los periódicos: La Prensa (1909), El Tiempo (1916), Nuestra Epoca (1918) y La Razón (1919) a raíz de cuyas actividades tendrá enfrentamientos con el gobierno e incluso detenciones por la defensa de una serie de reivindicaciones sociales, entre las que destacan el movimiento de la Reforma Universitaria, la huelga por la Jornada de 8 horas, lucha por la rebaja de las subsistencias, lo que motivará inclusive su extrañamiento del país en el régimen de Augusto B. Leguía. En esté mismo período, Mariátegui escribe poemas de contenido social. El segundo período constituye para José Carlos un momento valioso en la forma de su concepción del mundo, pues toma contacto con lo más graneado de los intelectuales de Europa, entre ellos: Barbusse, Rolland, Crose, Papini, Turati, Gobetti, D´Annunzio, Marinetti, Nitti, Sturzo, Serrato, Gramsci, Gorki, Sorel y otros, entre 1920 a 1923. Visita varios países del viejo mundo, asiste a Congresos de orientación marxista. A su retorno se incorpora inmediatamente como docente en la Universidad Popular “Gonzales Prada” para dictar clases sobre la situación del proletariado mundial, y asume la dirección de la Revista Claridad (1923), pero nuevamente es encarcelado y acusado de subversivo; en 1925 funda la Editorial Minerva y en ese mismo año, dada su indiscutible calidad es propuesto por los estudiantes de San Marcos a regentar una cátedra, cuyo ejercicio se lo niegan por mezquindades; en 1927, polemiza con Luis Alberto Sánchez en torno al problema del indio y el mismo año es detenido e internado en el hospital “San Bartolomé” bajo la acusación de preparar un complot; en 1926, funda la revista Amauta donde publica entre otras cosas la serie de artículos que luego aparecerá en los Siete Ensayos de Interpretació n de la Realidad Peruana; contribuyen en la revista intelectuales europeos, norteamericanos, latinoamericanos y peruanos; en 1928, interviene en la formación del Partido Socialista del Perú y ese mismo año funda el periódico Labor; en 1929, organiza la Confederación de Trabajadores del Perú. En este mismo trecho puede notarse en el Amauta la vena marxista de sus

artículos. Salen a publicidad dos libros de Mariátegui: inicialmente La Escena Contemporánea (1925) y Siete Ensayos de Interpretació n de la Realidad Peruana (1928). Su Filosofía. Incuestionablemente la filosofía que profesa José Carlos es el materialismo dialéctico, cuya versación esta trasuntada (copiar un escrito) no sólo en su obra cimera: Los 7 Ensayos, sino en otras como Defensa del Marxismo, que se publicó póstumamente en 1934. Con posterioridad a su fallecimiento (1930), sus herederos publicaron las obras completas del Amauta, reuniéndolas con diversos nombres, entre las que están: El Alma Matinal y Otras Estaciones del Hombre de Hoy (1950); La Novela y la Vida (1955); El Artista y la Epoca (1959); La Historia de la Crisis Mundial (1959); Signos y Obras (1959); Temas de Nuestra América (1960); Temas de Educación (1970); Ideología y Política (1969), Cartas de Italia (1969); Peruanicemos el Perú (1970), Figuras y Aspectos de la Vida Mundial (3 tomos) (14970). Del conjunto de estas obras –sin contar los 7 ensayos- es en La Escena Contemporánea y en Historia de la Crisis Mundial, donde puede captarse su destreza en el manejo del Materialismo Histórico y del socialismo científico. En Temas de la Educación y en Idelogía y Política se refleja meridianamente el excelente manejo de la correlación de estructura y superestructura. A la muerte de Mariátegui, algunos intelectuales con el propósito de echar sombras sobre el bien ganado prestigio de nuestro ensayista, surgieron voces aisladas denominándolo “populista”, ñ“bergsoniano”, “soreliano”, etc. Tal es el caso de Mirochevski, que al haber leído en los 7 Ensayos una encendida defensa del aborigen, apresuradamente califica a Mariátegui de “populista”; a pesar de que José Carlos en ninguna página sostiene que el campesinado puede ser la clase social conductora de la revolución; de otro lado, Robert Paris quiere ver en Mariátegui un “soreliano”; Haya de la Torre lo ha motejado de “europeizante” ; Víctor Andrés Belaúnde lo tilda de “ortodoxo” y Juan José Vega, magnificando las menciones que hace el Amauta sobre Sorel, Bergson y Nietzsche, ha querido demostrar que Mariátegui en verdad no es tal marxista, sino una suerte de ecléctico o idealista, no faltan pensadores que quieren despojar a José Carlos de su filiación marxista, para destacar en él que era mítico y religioso. La Evolución de la Sociedad Peruana. Para Mariátegui el incanato fue una sociedad de economía comunista agraria que tenía asegurado el bienestar material de sus habitantes. Al irrumpir la conquista, sobre esa economía de carácter colectivista, los españoles implementaron un modo de producción distinto: el feudal, incluso mal articulado, porque sus protagonistas no fueron individuos aptos para hacer brotar una economía progresiva, antes bien lo conformaron personas entrenadas para actividades militares o religiosas. España reemplazó así la comunidad con el latifundio de cepa individualista (Finca rústica de gran extensión), pero aún así las comunidades subsistieron al lado del latifundio y con el correr del tiempo fueron lo único positivo que quedó de la sociedad colonial, en tanto que el latifundio se desarrolló a su lado, prolongándose nocivamente hasta el período republicano, con grave detrimento para nuestro desarrollo, porque será un factor retardatario para la inauguración de un modo de producción burgués como hubiera sido de esperar. Si bien es verdad que algunos rasgos del modo de producción capitalista se manifestaron después de la emancipación, pero la aparición de esas señales no fue fruto del crecimiento de las fuerzas productivas propias de nuestro medio. Obedeció más bien a intereses foráneos de los británicos que querían contar a nuestro

territorio como una suerte de mercado y por otro lado, ciertas fracciones de clases sociales estimaban a la metrópoli colonial como una traba que debía ser reemplazada. Por ello, en el Perú no se asistió a ningún proceso revolucionario burgués de tipo feudal, pues ningún grupo pudo alzarse como interesado en el desarrollo capitalista. Es que la clase terrateniente continuó influyendo en el manejo del poder. Por esa razón cuando se inaugura el período republicano, los gobernantes dejan intacto el latifundismo, de manera que no pudo florecer sobre este aparato ninguna institución de corte capitalista. Como secuela de la organización colonial, el Perú siguió explotando la tierra y la mina hasta mediados del siglo XIX, en que se presenta la posibilidad de disfrutar los recursos guaneros con los que algunas fracciones de clase se enriquecen y logran organizarse en una burguesía incipiente. Pero la guerra con Chile nuevamente nubló el porvenir de nuestra nación al quedar endeudada. Sólo al amanecer del siglo XX empezará a recuperarse, siempre bajo la dirección de una casta terrateniente que esta vez entró en alianza con el imperialismo para hipotecar nuestros recursos naturales y armas una economía de exportación. Caracterización de la Sociedad Peruana. Mariátegui tipifica la sociedad nuestra como semifeudal fundamentándose en que la actividad más importante es la agrícola y en el hecho de que en el campo predominan las relaciones de servidumbre. Si bien es verdad que nuestras instituciones se preciaban de ser democráticas, mas esto sólo existía en lo formal, ya que incluso en la franja de la costa donde se afirmaba que empezaba el capitalismo no ocurría tal cosa, porque supervivían sistemas propios de la servidumbre. En el feudo continuaba administrando el gamonal. Al margen de las disposiciones de la metrópoli, al extremo de no permitir siquiera la actividad comercial dentro de la hacienda. Empero lo paradójico del caso es que en medio de esta asfixiante feudalidad las comunidades continuaban desenvolviéndose y produciendo aun mejor que en las propias haciendas. Pero la sociedad peruana no es sólo semifeudal, es también semicolonial por que tanto Inglaterra como Norteamérica redujeron al Perú a una condición tal de impotencia para el autodesarrollo, que no podía encontrar salida para su desenvolvimiento autónomo por la vía capitalista; muy al contrario, el Perú fue constreñido como una especie de depósito de materias primas para el beneficio del mercado capitalista exterior. Por otro lado, la clase terrateniente, en lugar de optar por el salto cualitativo a un modo de producción burgués, se circunscribió a servir de intermediario a favor de empresas imperialistas o dueñas de los enclaves. Sobre el Problema de la Nación. La coexistencia en nuestra patria de dos espíritus opuestos, no permite galvanizar el sentimiento nacional; los unos, denominados criollos, siguen sintiéndose hispanos como recuerdo del pesado lastre de la dominación ibérica; los otros, los aborígenes, mantienen lazos fuertes hacia lo telúrico sin poder participar de los adelantos de la tecnología, porque se sienten discriminados por quienes en nombre de la cultura los desprecian, cual si fuesen nuevos conquistadores. Esta sobrevaloració n de los criollos dimana también del espíritu feudal que en el Perú está asociado a la condición de clase gobernante o poseyente desde la época de la conquista, con desmedro del indígena a quién se le mira como un paria. La oposición de esos dos espíritus, según nuestro ensayista será superada cabalmente luego de la socialización de los medios de producción que colocará a los peruanos en condiciones realmente democráticas. Pero esto sobrevendrá todavía con el socialismo.

Sobre el Carácter de la Revolución. En el Perú, a decir de José Carlos, ya no es hora de hablar de revoluciones burguesas, pues la época propicia para este tipo de acciones ya pasó. Ahora lo único que queda es transitar del régimen semifeudal al régimen socialista; lo que significa que la revolución ya no la podrán dirigir los capitalistas sino las clases marginadas, debidamente organizadas en una alianza obrero campesina bajo una dirección proletaria. Tampoco es momento de invocar el retorno a la dorada época del Tawantinsuyo, porque las nuevas técnicas creadas por la humanidad no compatibilizan con estadios económicos ya superados. El Papel de las Clases Sociales. Mariátegui fue claro en desconfiar de la burguesía nacional y la pequeña burguesía tratándose de movimientos revolucionarios, pues ambas miran sólo a occidente y sus proezas; dan las espaldas al Perú profundo; de ahí que al campesinado que constituye las cuatro quintas partes del país no le toca sino realizar la hazaña heroica de la revolución, premunido (proveer de algo como prevención o cautela para algún fin) de una conciencia de clase proletaria, que debía asimilar a través de la práctica política y la teoría en su propio idioma. Así se organizaría el Frente Unico de clases oprimidas, bajo la conducción de una vanguardia proletaria. Tales son los temas centrales que Mariátegui contribuyó en su afán de ver la construcción de una patria nueva. Para diferenciarse claramente de las tesis confusionistas del APRA en torno a las clases medias, subrayaba: “Política y socialmente, la clase media, la pequeña burguesía, han jugado siempre un papel muy subsidiario y desorientado en el Perú. El proletario manual, que, por nuestro escaso industrialismo, tenía que desprenderse penosa y lentamente de la tradición degenerada del artesano, empezó a afirmar su sentimiento y su autonomía de clase, en una época en que la mesocracia carecía del menor atisbo ideológico” (6). "PROLETARIOS DEL MUNDO UNIOS"