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DISCURSO COMUNICACIÓN ÁNGEL DAVID GALVÁN MARTINEZ La pena de muerte, el castigo del que no se aprende. La pena de muerte, es el castigo establecido por un juez o un tribunal de acuerdo a lo estipulado por la ley, y que tiene como fin sancionar a aquel que haya cometido un delito o una falta. Como su nombre lo indica, la pena de muerte consiste en quitar la vida de la persona que, de acuerdo al juez, es considerada culpable de una falta grave. Cada día, los estados ejecutan a alguien como castigo por una variedad de delitos. En algunos países puede ser por su sexualidad; en otros, por actos de terrorismo o asesinato, por problemas mentales entre otros casos. A menudo, antes de ser ejecutadas, estas personas están encarceladas durante años sin saber cuándo llegará su hora, o si podrán volver a ver a su familia antes de morir. La pena de muerte es cruel, inhumana y degradante. Muchos en el mundo se oponen a la pena de muerte en todos los casos, independientemente de quién sea la persona acusada, de su culpabilidad o inocencia, del delito cometido o del método utilizado para la ejecución. Este controversial tema ha centrado la atención de todas las personas sin importar la religión, raza o identidad sexual, pues hoy día puede afectar a cualquier miembro del estado donde exista esta ley como castigo. Hay quienes están a favor o en contra de esto. Yo como miembro de una sociedad estoy en desacuerdo con esta técnica de castigo; pues considero que la pena de muerte no es la solución al alto índice de criminalidad en el mundo, ya que no ejemplariza, ni intimida al criminal. Esto se ve reflejado en el hecho de que en muchos de los países donde es aplicado, se siguen cometiendo delitos de igual o mayor magnitud, aumentando así la cifra de víctimas. Así entonces, podemos observar que la pena de muerte, con todo lo que ha pasado hasta hoy es irreversible y se cometen errores; la ejecución es la máxima pena y es irrevocable, y no se puede descartar nunca el riesgo de ejecutar a personas inocentes. Desde 1973, en estados unidos se ha exonerado a 150 personas que habían sido condenadas a muerte. A otras personas las han ejecutado a pesar de las serias dudas existentes sobre su culpabilidad. Por otra parte, no disuade contra el crimen: los países que mantienen la pena de muerte suelen afirmar que es una forma de disuasión contra la delincuencia. Esta postura ha sido desacreditada en repetidas ocasiones. No hay pruebas que demuestren que es más eficaz que la cárcel a la hora de reducir el crimen. En otros casos, los sistemas judiciales como se ha observado fallan, o son muy injustos. En los tres países donde más se usa la pena capital, se han dictado sentencias a muerte tras juicios injustos y Muchas condenas de muerte se basan en “confesiones” obtenidas mediante tortura. Se aplica de forma discriminatoria, y generalmente sobre clases más vulnerables; si eres pobre o perteneces a una minoría racial, étnica o religiosa, tienes más probabilidades que el resto de personas de ser condenado a muerte. Además, los colectivos pobres o marginados tienen más

dificultades para acceder a los recursos legales que necesitan para defenderse, mientras que los poderosos económicamente y con mayor influencia son los que mejor beneficiados salen, pues en sistemas judiciales deficientes y corruptos, esta es la única forma que encuentran de salir beneficiados y limpios de culpa. Definitivamente, la pena de muerte, a pesar de ser un castigo tan denigrante, poco ejemplar, y cruel, es usado en la sociedad actualmente, llevando entre sus pasos a muchos inocentes y personas que por fallos en los sistemas de justicia son culpados, mientras que muchos de los criminales a los que se les intenta dar ejemplo con esta técnica de castigo, siguen haciendo de las suyas en las ciudades del mundo. Finalmente considero que la pena de muerte es una medida extremista, y que no es la solución a la problemática de criminalidad.