La Literatura Infantil y Juvenil

LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III TEMA 4. LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL TEMA 4. LA LITERATURA INFAN

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LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III

TEMA 4. LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

TEMA 4. LA LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL.

III- Literatura Infantil y Juvenil

ÍNDICE LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III ......................................... 1 4.1 CARACTERÍSTICAS. ................................................................................................... 3 4.2 TIPOLOGÍAS. ...............................................................................................................9 4.3 SIMBOLISMO Y FANTASÍA..................................................................................... 10 4.4 VALORES EDUCATIVOS ......................................................................................... 13 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 17

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4.1 CARACTERÍSTICAS. Durante el periodo medieval y el Siglo de Oro no existe una literatura destinada específicamente al público juvenil e infantil. En la Edad Media los cuentos y las fábulas son los representantes de la literatura oral más extendidos, debido en gran manera a su valor informativo y educativo. Estos textos iban dirigidos a un público amplio que era analfabeto en su mayoría. Los cuentos y romances populares se han adaptado en la historia de la literatura infantil y juvenil al lenguaje escolar. De hecho, estos textos clásicos fueron recopilados de manera masiva hasta la década de los años 80 del pasado siglo. Será a partir del siglo XVIII cuando comience a hablarse propiamente del nacimiento de la literatura para niños, ya que es en este momento cuando la infancia comienza a considerarse un estadio diferenciado de la vida adulta. La visión de la infancia con intereses y necesidades formativas propias hizo posible la creación de libros especialmente dirigidos a este público. Inicialmente, los libros infantiles fueron vistos como un instrumento educativo, pero el gran consumo infantil de colecciones populares, de novelas, leyendas y cuentos hizo que comenzarán a editarse libros pensados directamente en el ocio y el placer, aunque siguiesen manteniendo una función moral. Habrá que esperar hasta el siglo XIX para que la infancia se constituya como un gran público lector. Ello es debido a la gran extensión de la alfabetización que se produjo en la sociedad occidental. La novela, un género literario despreciado por las élites, tuvo gran éxito en las colecciones infantiles. Así Julio Verne adquirirá gran popularidad. Durante la segunda mitad del siglo se impone de manera progresiva la obligatoriedad de la escolarización. De esta manera, comienzan a editarse los libros de texto y lecturas para niños. La escuela comenzó a ser, desde ese momento, un gran pilar al que satisfacer con criterios pedagógicos. A lo largo del siglo XIX fueron naciendo distintos géneros entre los libros infantiles. Durante esta etapa, que se extiende hasta la segunda guerra mundial, nacen los clásicos consagrados de la literatura infantil y juvenil. A partir de los años 70 comienza lo que se ha venido a considerar el nuevo panorama actual de la literatura infantil y juvenil.

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Martín Vegas (2009:288) establece algunas de las obras fundamentales de la literatura infantil y juvenil:

Siglo XVIII

Siglo XIX

Siglo XX

Los cuentos de Perrault y Cuentos de Nerda de la Condesa Aulnoy. Aventuras de Telémaco (1699) de Fenelón. Robinson Crusoe (1719) de Defoe. Los viajes de Gulliver (1726) de Swift. Fabulas morales (1781) de Samaniego. Veladas del Castillo (1784) de Madame de Genli. Robinson Suizo (1812) de Wyss. El último Mohicano (1826) de Cooper. Ben Hur (1880) de Wallace. De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del Capitán Grant (1867), La vuelta al mundo en 80 días (1873), La isla misteriosa (1874), Miguel Strogoff (1876), Viaje al Centro de la Tierra(1864) de Julio Verne. La montaña de oro de Karl May. La isla del Tesoro (1883) de Stevenson. Tom Sawyer (1876) de Mark Twain. Heidi (1880) de Johanna Spyri. Mujercitas (1868) de Alcott. Oliver Twist (1838) de Dickens. Cuentos de Hadas de los Hermanos Grim (Blancanieves, Hansel y Gretel), El Patito Feo, El nuevo traje del Emperador de Andersen. Alicia en el País de las Maravillas (1865) y A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871) de Lewis Carroll. Pinocho (1878) de Collodi. El maravilloso Mago de Oz (1900) de Baum. Peter Pan (1904) de Barrie. Tarzán de los monos (1914) de Burroughs. Bambi: historia de una vida en el bosque (1923) de Salten. Mary Poppins (1934) de Travers. El principito (1943) de Saint-Exupéry. Los Cinco, El Club de los siete secretos (1949) de Enid Blyton. El Hobbit (1954), El señor de los anillos (1955) de Tolkien. Marcelino pan y vino (1952) de Sánchez Silva. El niño, la golondrina y el gato (1959) de Miguel Buñuel. Los cuentos que Celia cuenta a la niña (1951) de E. Fortún. El hombrecito vestido de gris (1978) de Fernando Alonso. Escenarios fantásticos (1979) de Joan Manuel Gisbert. James y el melocotón gigante (1961), Charlie y la fábrica de chocolate (1964), Las brujas (1983), Matilda (1988) de Roald Dahl. La tierra del Sol y la Luna (1984) de Concha López Narváez. La princesa que quería ser pobre (1942), Canciones para niños (1952) de Gloria Fuertes. 4 LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III Profesora Soraya Salazar Puerta

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Podemos destacar los cuatro objetivos principales de la literatura infantil y juvenil: 1. Divertir y educar a los niños. 2. Fomentar la capacidad de la lectoescritura, especialmente de la lectura en edades iniciales. 3. Acercar la realidad social y fomentar destrezas sociales: escuchar, respetar, opinar, ser crítico, dialogar, etc. 4. Desarrollar el hábito y el placer por la lectura.

Díaz-Plaja Taboada y Prats I Ripoll (1998) definen a la literatura infantil y juvenil como: 1. Literatura escrita por niños o jóvenes (con más valor psicopedagógico que literario). 2. La literatura destinada a niños y adolescentes. 3. Literatura adaptada a la comprensión de la infancia y al mundo que les interesa a los niños y adolescentes. La Literatura infantil y juvenil se caracteriza principalmente por estar escrita deliberadamente para niños y adolescentes. Aunque tenemos que señalar que también engloba aquella que, sin tener a los niños como destinatarios únicos o principales, ellos la han hecho suya con el paso del tiempo. La literatura infantil y juvenil tiene un gran componente popular, de ahí que muchas de sus características coincidan con las que son propias de la literatura de tradición popular. Históricamente en la literatura infantil y juvenil se han representado valores negativos y positivos, que fomentaban una tendencia al adoctrinamiento. Sin embargo, poco a poco, la literatura infantil y juvenil se ha ido desprendiendo de esta característica, incorporando, al mismo tiempo, temas actuales y socialmente importantes. Para ello, utiliza un lenguaje sencillo adaptado al tono y al nivel propio de la lengua de los niños y los jóvenes. La narración suele ser lineal, progresiva y centrada en estructuras clásicas (planteamiento de situación, nudo y desenlace).

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En lo que respecta a los temas son variados: aventura, vida cotidiana de niños y adolescentes, amor adolescente, fantasía, miedo, intriga, búsqueda de la identidad, arquetipos, etc. Cerrillo (2007:45-47) destaca las siguientes características de la literatura infantil y juvenil. Características referidas a los contenidos: 1. Es frecuente la presencia de elementos no normales, alejados de la realidad. Estos elementos producen un choque que llama la atención del destinatario. Así encontramos ejemplos como Pulgarcito, El Gato con botas, o Alicia en el País de las Maravillas, entre otros. 2. Tendencia a la personificación y humanización. El ejemplo más popular son las fábulas, cuyos animales tienen la capacidad de hablar. 3. Ausencia de complicación temática y argumental. Sin embargo, si existe una serie de elementos argumentales recurrentes: el viaje a través del tiempo, los cambios de suerte, el premio al bueno y el castigo al malo, etc. 4. Tiene una importante carga afectiva. 5. La literatura infantil goza en sus libros de cierto simbolismo. 6. Presencia de contenidos fantásticos y fabulosos. 7. En lo que respecta a los personajes suele haber un protagonista que destaca por encima del resto de personajes. Muchos de las protagonistas son niños o adolescentes. Características referidas a la técnica y a la estructura literaria. 1. La acción suele estar estructurada en tres partes: exposición, desarrollo y desenlace, siendo muy breves la primera y la tercera. 2. Ambigüedad en la localización temporal de los hechos que se narran. Este hecho provoca una frecuente extratemporalidad ya que las localizaciones temporales son muy amplias e imprecisas. Ejemplo: “Érase una vez…”, “Había una vez…”.

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3. Ambigüedad en la localización espacial de los hechos que se narra. “En un lugar lejano…”, “En un país remoto…”, etc. 4. Diálogos frecuentes y rápidos. 5. Las condiciones humanas de los personajes suelen ser muy rígidas: el bueno siempre es muy bueno; el feo siempre es muy feo, etc. 6. Las descripciones suelen ser escasas y breves. 7. Suele ser muy habitual el uso de estructuras de corte repetitivo. Para ello se utilizan principalmente tres procedimientos: la enumeración de elementos, el encadenamiento de elementos o las estructuras binarias (pueden ser diálogos, preguntas y respuestas, en las que dos o más voces desarrollan la acción). Características referidas a las formas. 1. Claridad en la exposición de las acciones. 2. Sencillez expresiva, tanto léxica como sintáctica. 3. Ritmo muy vivo y ágil, sobre todo en los textos en verso. 4. La métrica de la lírica infantil suele ofrecer unas características constantes: preferencia por el verso de arte menor, tendencia al anisosilabismo, frecuente uso del octosílabo y del hexasílabo, y rimas reguladas. 5. Las agrupaciones estróficas más empleadas son: la cuarteta, el pareado, la seguidilla, la redondilla y el romance. Características referidas a las ediciones. 1. Las ediciones dirigidas a las primeras edades van acompañadas de numerosas ilustraciones que, en la mayor parte de los casos, cuentan por sí mismas la historia. 2. Los paratextos tienen una gran importancia, orientando la elección del libro para una determinada edad. 3. La extensión de los libros suele ser pequeña o media, aumentando a medida que los destinatarios son lectores de más edad.

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Los libros infantiles y adolescentes prestan una especial atención a la imagen y al aspecto externo de los libros. Por ese motivo, las editoriales se preocupan de manera especial por cuestiones como el soporte. Esta es una manera de motivar a los más pequeños y de introducirlos en el mundo del libro desde su propio mundo de juguete. Martín Vegas (2009:283) destaca algunas características propias de los libros de la literatura infantil y juvenil: 1. Material: papel, cartón (cuentos infantiles), tela, plástico… Son materiales muy utilizados en aquellos libros destinados a niños de entre cero a seis años. Los niños de estas edades se familiarizan con el libro como si fuese un juguete más. 2. Tamaño y forma de la letra. Hay que tener en cuenta el proceso lector de los niños y su ritmo de ejercitación visual y mental. Por tanto, los primeros libros serán de tipografías grandes, a medida que el niño crezca la tipografía seguida se irá de reduciendo. 3. La cubierta. La portada y el título sirven de gancho para motivar a una posible lectura. Dominan los títulos con el nombre del protagonista seguido de la aventura o del tema que se proponga resolver. Los títulos nominales sirven para acercar la historia al niño o adolescente, que busca protagonistas en los que se vea reflejado e identificado. 4. La ilustración. Es algo fundamental en la literatura infantil. Aparte de ayudar a la lectura y a la comprensión de la historia sirve para embellecer las obras y atraer el interés del pequeño. 5. El índice. Es importante en el caso de que el libro esté estructurado en capítulos, sobre todo, en las ediciones para primeros lectores, pues les ayuda a situar cada uno de estos capítulos. 6. Edad recomendada. Pretende ser una información de referencia a la hora de adquirir el libro. 7. Prólogo. No son muy habituales en la literatura infantil y juvenil. Pero existen autores que suelen incluirlo en sus libros con el objetivo de acercar el texto al lector. Son interesantes cuando dan información acerca de la intencionalidad del autor o sobre el proceso de escritura. 8 LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III Profesora Soraya Salazar Puerta

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4.2 TIPOLOGÍAS. Gran parte de las publicaciones de la literatura infantil y juvenil son adaptaciones de las obras clásicas y cuentos populares. En las últimas décadas se han publicado muchos libros basados en historias originales ambientadas en la sociedad moderna y actual o en mundos fantásticos o exóticos. Los géneros de la literatura infantil y juvenil, como en todo tipo de literatura son: la lírica, la narrativa y la dramática. Sin embargo, no hay prácticamente estilos puros: las historias infantiles y juveniles son hibridas, por tanto, mezclan distintos temas y tonos de narración. Según Martín Vegas (2009:281-281) los tipos más importantes de literatura infantil son: -Historias épico narrativas: son historias de héroes y heroínas que tienen que superar un camino lleno de obstáculos para conseguir un objetivo. Un claro ejemplo sería la adaptación de Hércules. -Narrativa propia de la transmisión oral: cuentos (populares, de animales, de hadas, maravillosos), leyendas, mitos, fábulas, romances. Son historias breves y sencillas con un único tema en el que se mezcla fantasía y realidad, generalmente con una moraleja explícita. -Lírica infantil o juvenil: nanas, trabalenguas, adivinanzas, canciones, romances, retahílas, canciones de amor , etc. -Teatro: obras pensadas para la representación en el centro escolar. La temática es sencilla, breve con cortas intervenciones de los personajes y una escenografía parca en elementos. -Novela juvenil policíaca, de ciencia-ficción, de aventuras, psicoliteratura, historianovelada… Este tipo de novela se ha desarrollado los últimos años. El protagonista suele ser un niño o un joven que se ve envuelto en una situación fortuita en la que tiene que actuar como detective. -Obras didáctico-ensayísticas: fábulas, refranes, comics, artículos periodísticos, biografías, etc. Este tipo de textos son fáciles de trabajar en el aula por su brevedad. Además, sirven de modelo para creaciones literarias de los alumnos. 9 LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III Profesora Soraya Salazar Puerta

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4.3 SIMBOLISMO Y FANTASÍA Los símbolos y los mitos aparecen de manera constante en la literatura infantil y juvenil. A través de la fantasía los niños se sumergen en un mundo imaginario que estimula su creatividad y su imaginación. La repetición de algunos personajes fantásticos convierte estos elementos en símbolos que el niño reconoce, aunque sea de forma subliminal. Los más destacados son los representados por animales, que se repiten en las fábulas populares y parten de la tradición grabada en los “bestiarios” medievales. A través de este mundo fantástico, el niño comprende los comportamientos humanos y el funcionamiento de la sociedad, que en esencia es el mismo en el mundo fantástico que en el mundo real. La cuarta acepción del término fantasía en el diccionario de la RAE es: “Grado superior de la imaginación; la imaginación en cuanto inventa o produce”. Sigmund Freud definió la fantasía como un fenómeno inseparable del pensamiento, como una actividad psíquica que está en la base del juego de los niños y en el arte de los adultos. La fantasía recoge su material de la realidad interna y externa, con el cual se concibe una realidad distinta, revirtiéndola o reformándola. Para Montoya (2003) la literatura infantil ayuda a la formación ética y estética del niño, al ampliarle su incipiente sensibilidad y abrirle las puertas de su fantasía. La fantasía ocupa un lugar privilegiado dentro de la literatura infantil. Según Davis (2000), la crítica distingue habitualmente dos tipos de fantasía en la literatura: la denominada «fantasía doméstica» y la «alta fantasía». Las dos poseen características comunes, aunque la diferencia fundamental es la forma en la que el autor presenta el mundo secundario. La fantasía doméstica comienza con una representación realista de nuestro mundo; tiene sus raíces en un mundo reconocible. Existen dos formas de introducir la fantasía doméstica: haciendo que elementos de la fantasía entren en el mundo real o haciendo

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que los niños entren en un mundo secundario. En la primera de ellas los elementos fantásticos aparecen en el mundo real, un claro ejemplo puede ser Mary Poppins. La segunda forma de fantasía doméstica consiste en que un niño o grupo de niños viajan de un mundo real a uno de fantasía; el mundo fantástico está enmarcado en el mundo real. En estos casos, existe una frontera clara entre nuestro mundo y el fantástico. Un claro ejemplo puede ser Alicia en el país de las maravillas. A partir de la entrada en ese otro mundo, el autor crea lo que es propiamente el mundo secundario, con sus propias reglas y formas. Cuando el mundo secundario es el único mundo representado en la obra, el género se denomina «alta fantasía». El mundo secundario de la fantasía se sitúa en un lugar que se podría calificar de atemporal: no se suele identificar la época en que se desarrolla la acción, aunque sí las características de ese otro mundo. Los cuentos infantiles, así como también la mitología y la literatura clásica, describen en forma simbólica el camino del héroe, o sea, los obstáculos que el hombre tiene que sortear en la vida, la lucha entre el bien y el mal, el miedo al cambio, el desafío que representa el crecimiento y la transformación, el descubrimiento de la propia identidad y del propósito de la vida. La literatura infantil refleja las experiencias, pensamientos y sentimientos de los niños. Bettelheim (1986:12-14) afirma que los cuentos populares reflejan la evolución física, psíquica, intelectual y social del niño, así, encontramos en los cuentos algunas de las preocupaciones de los niños como el fracaso del egocentrismo, la soledad y falta de afecto, la satisfacción del deseo (casa de chocolate) y el triunfo sobre el peligro (Hansel y Gretel), el complejo de Edipo (Blancanieves), la pubertad (Caperucita Roja), la rivalidad entre hermanos (La Cenicienta), etc. Montoya (2003:147-149) destaca el enorme simbolismo que se concentra en el cuento de “Blancanieves”; en el momento en el que Blancanieves yace en el ataúd tres pájaros acuden a llorar junto a los siete enanitos: la lechuza (pájaro de la muerte y la sabiduría), el cuervo (pájaro de Odín, jefe de las fuerzas oscuras) y la paloma (pájaro de Afrodita,

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de la inocencia y el amor). Los tres pájaros simbolizan un número mágico que también aparece en otros cuentos. El siete es otro de los números mágicos en los cuentos populares. Ahí tenemos a los siete enanitos en el cuento de “Blancanieves”, quien se convierte en una niña hermosa a los siete años. Siete son los colores primarios, siete los días de la semana, siete las virtudes, siete los pecados capitales, siete los misterios y, según el mito de creación, el séptimo día es sagrado y de descanso. Los animales salvajes simbolizan los conflictos no resueltos y los instintos de agresión. Mientras que la manzana es un símbolo del peligro y el pecado. De otro lado, el color rojo o colorado de la manzana -simbolismo extensamente repetido en ritos primitivos de la pubertad- representa la menstruación, la culminación de la etapa latente y la maduración sexual; lo mismo que la caperuza roja es un atributo de la primera menstruación de Caperucita Roja, quien, aparte de sentirse acosada por la sexualidad masculina, es capaz de concebir y ser madre desde el punto de vista biológico. La belleza está simbolizada por el color rojo, blanco y negro. Por otro lado, encontramos el narcisismo de la madrastra de Blancanieves simbolizado en el espejo mágico.

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4.4 VALORES EDUCATIVOS Bazantes (2000:48) manifiesta que “La literatura infantil nace, crece y se desarrolla en el medio social; perdura a través de la misma sociedad que la realiza otorgándole la filosofía imperante en la época, los acontecimientos, formas de pensar y vivir, acciones que responden al momento histórico que, siendo transitorias, se eternizan mediante la literatura escrita, queda así grabado el pensamiento que no es literario, se hace literario por la calidad estética del lenguaje en su expresión escrita.” Los valores son claves para la formación del comportamiento humano desde un punto de vista socio-educativo. Se trata de referencias correctas, necesarias para la vida en sociedad. Al igual que la literatura clásica, la literatura infantil y juvenil transmite también una serie de valores educativos. En gran medida la pedagogía ha hecho uso de la literatura infantil y juvenil para educar y formar a los niños como buenos ciudadanos. La solidaridad, la libertad, la convivencia, la honestidad, el respeto a la diversidad y el respeto a la vida son los valores triunfantes en las historias de la literatura infantil y juvenil, pues son las características del protagonista y de aquellos personajes considerados “buenos”. En las narraciones infantiles y juveniles también aparecen lo que podríamos denominar como los “antivalores”: la esclavitud, la tortura, la intolerancia, la corrupción, la xenofobia…; pero estos siempre van asociados a los personajes “malos” y siempre acaban vencidos por los buenos valores. Los objetivos de la literatura infantil y juvenil pueden ser psicoafectivos (educación para la sensibilidad), cognoscitivos (referidos al conocimiento que puede abarcar desde el conocimiento de la sociedad, la naturaleza, etc.), y morales (educación para la convivencia). En los años setenta se produjo una etapa de desarrollo económico y cultural en la que surgió una nueva visión del mundo y de la infancia, que generaba y requería nuevas formas de educar a los ciudadanos. La literatura infantil y juvenil comenzó una nueva etapa con el objetivo de adecuar su propuesta literaria y educativa a los lectores nacidos

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en el seno de esta sociedad. A partir de los años setenta, la literatura pasa a reivindicar la fantasía, la complejidad de las relaciones personales y de los conflictos vitales. En una sociedad, más basada en los conflictos interpersonales, que en la luchas externas por las condiciones de vida, se reivindican unos valores basados en la necesidad de verbalizar los problemas, la negociación moral, la adaptación personal a los cambios externos, la imaginación compartida o la anulación de determinadas fronteras entre el mundo infantil y el mundo adulto. De esta forma, los libros infantiles se llenarán de humor y de imaginación, de personajes ociosos, tiernos y disparatados. Con la llegada de estos nuevos valores, se pasó a considerar que los niños deben ser educados en la complejidad de la vida, ya no se creerá la existencia de un camino prefijado de normas para resolver unos problemas. La literatura infantil proporciona así enseñanzas útiles para la vida real. A partir de los años setenta, los autores de libros infantiles abordaron todos los temas tradicionalmente silenciados. Un claro ejemplo supone el prólogo del Juan Farias en su libro Años difíciles: Así que el autor, Juan Farias, tomó la decisión de explicar a los niños que hay guerras y muertes. Los nuevos temas de literatura infantil significarán especialmente una invitación al lector para que considere el conflicto como una parte propia de la vida. De esta manera, temas como el dolor, la minusvalía, la enfermedad, la locura, de comunicación van tomando forma. Frente al mundo de jerarquías y convenciones sociales plasmado en épocas anteriores, los libros infantiles actuales se han convertido en un medio de plasmación de la actitud vitalista, del derecho individual, de la libertad y del placer. También cobran fuerza la lucha contra la discriminación de raza o género, la búsqueda de relaciones tolerantes o pacíficas, o la defensa de la propia forma de ser. A través de la literatura infantil se intenta fomentar el conocimiento y el respeto de las razas y culturas. Este valor educativo se ha visto incrementado en aquellos países en los que el flujo migratorio ha provocado problemas de discriminación. De esta forma la literatura reivindica nuevos temas sobre la necesidad de tolerancia e integración social. 14 LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III Profesora Soraya Salazar Puerta

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Un valor muy importante de la literatura infantil y juvenil es el de la memoria histórica, es decir, el recuerdo del pasado que se desea traspasar a las jóvenes generaciones. El género por excelencia del traspaso de la memoria histórica es, sin duda, la narración histórica. Este género se dirige principalmente a los adolescentes, a causa de los problemas de comprensión derivados de la débil representación del tiempo durante la infancia. Los conflictos psicológicos también tienen una gran presencia en la literatura infantil y juvenil actual. Los temas tratados se diferencian según la edad de los destinatarios. En las obras destinadas a niños y adolescentes abundan los problemas derivados de las crisis de madurez propias de estas edades. Así, los problemas de los pequeños protagonistas provienen de su interior, de su aprendizaje de normas o de su control de sentimientos como la rabia o el temor. A medida que el niño madure estos problemas se trasladarán a la amplia gama de relaciones humanas y a los efectos del mundo exterior. El objetivo de este tipo de temáticas es dar solución a los conflictos según las edades de los destinatarios. El maestro debe utilizar y trabajar todos estos aspectos en clase para educar y formar a los alumnos en el respeto y la tolerancia. El acercamiento de los valores o de la temática de la obra a la realidad del alumno a través del juego o diversas actividades (teatro, dibujos, ejercicios de expresión oral…) es una buena metodología para que los niños adquieran conocimientos basados en los valores, sean capaces de resolver situaciones y conflictos, y de reaccionar acertadamente en sus actos de su vida cotidiana. Sánchez Pérez (2008:41) afirma que el campo de acción de la literatura infantil es múltiple y establece los siguientes valores: 

Valores éticos: entre los cuales se incluyen

el respeto, disciplina, justicia,

honestidad, verdad, equidad y libertad. 

Valores espirituales: como la tolerancia, generosidad, comprensión, amor, y caridad.



Valores lingüísticos: permiten adquirir nuevo léxico, enseñan mediante la lectura, aumentan la fluidez en la expresión, etc. 15 LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS Y SU DIDÁCTICA III Profesora Soraya Salazar Puerta

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Valores estéticos: desarrolla el gusto estético al crear en el niño/a una conceptualización de lo bello, aprende a apreciar la combinación de líneas, colores, el espacio a través del lenguaje gráfico de los cuentos, poesías fábulas, etc.



Aspecto psicológico: la literatura le conduce a un equilibrio emocional, le motivará para un cambio de actitudes, adquiere seguridad al demostrar en público canciones, poemas, adivinanzas.



Aspecto social: facilita su adaptación al grupo social escolar y comunitario, comprenderá mejor el mundo que le rodea.



Área cultural: el niño aprende a

valorar la acción patriótica, científica

y

literaria. 

Aspecto intelectivo: desarrolla las facultades de atención, memoria, la actitud crítica, etc.

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BIBLIOGRAFÍA BAZANTE, Ruth (2000): Filosofía, Axiología y Praxis de la Literatura Infantil. Quito: Editorial Instituto Andino De Artes Populares. BETTELHEIM , Bruno (1986): Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Grijalbo. CERRILLO, Pedro C (2007): Literatura Infantil y Juvenil y educación literaria. Barcelona: Recursos 107. Octaedro. DAVIS, Rocío G. (2000): “Mundos paralelos: un acercamiento a la fantasía en la Literatura Infantil”. Universidad de Navarra. DÍAZ-PLAJA TABOADA, Ana Y PRATS I RIPOLL, Margarita (1998): Literatura infantil y juvenil. En Antonio Mendoza Fillola (coord.), Conceptos clave en Didáctica de la Lengua y la Literatura. Barcelona: SEDLL, ICE, Horsori. MARTÍN VEGAS, Rosa Ana (2009): Manual de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Madrid: Síntesis. MONTOYA, Víctor (2003): Literatura Infantil lenguaje y fantasía. Bolivia: La hoguera SÁNCHEZ PÉREZ, Marlene (2008): “Estrategias metodológicas, para el fortalecimiento de valores, en niños y niñas de 4 a 5 años, mediante la Literatura Infantil en Centros Educativos del Sector Sur de Quito”. Directora: Rosario Terán Misle. Universidad Tecnológica Equinoccial.

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