• Author / Uploaded
• rakeru

Citation preview

UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN COMUNICACIÓN SOCIAL SEGUNDO SEMESTRE

Análisis “El indomable Will Hunting”

Raxel Andara

CARACAS, JUNIO 2015

Domando lo indomable La historia se centra en Will Hunting un joven genio que trabaja como personal de mantenimiento en una prestigiosa universidad. Ahí un profesor avanzado de matemáticas descubre el potencial de este muchacho y con ayuda de un colega psicólogo intentan domar al indomable Will Hunting. Will resultó ser un joven con una gigantesca dimensión racional, que desbordaba un conocimiento científico inigualable por la cantidad de textos, ecuaciones, formulas y datos que absorbió de los libros de las bibliotecas públicas durante tantos años. Su mente causaba un fervor en aquellos que le rodeaban; los sorprendía con su inmensa habilidad. Sin embargo, padecía de una crisis a nivel emocional. Por ser un huérfano no tuvo un lugar estable, iba de casa en casa en donde recibió graves maltratos en contra de su cuerpo por parte de quienes le cuidaban: apagaban cigarrillos en su cuerpo, le golpeaban e incluso lo apuñalaban. Todo esto se resume en un maltrato doméstico severo que se alojó en la cabeza de Will como un constante remordimiento de dolor causado por aquellos que debían de quererlo. Por ende, era un joven con brillantes conocimientos en cualquier área pero cargaba un peso emocional que no le permitía desenvolverse, relacionarse ni confiar. La desconfianza que nació debido a los maltratos ocasionados generó un problema de autoestima; pero no a un nivel académico ni racional, sino a un nivel emocional. Will era incapaz de confiar en los demás porque suponía que él iba a ser abandonado, creía que iba a ser lastimado, herido y traicionado. Creó un concepto sobre sí mismo en donde las personas iban a descubrir sus imperfecciones, sus fallas e iban a abandonarlo y con esto abrirían la herida que nunca terminó de cerrar. Claro, también proyectó este fenómeno en los demás: él descubriría sus defectos, defectos que terminarían lastimando su relación y con eso a él. Se plantó en su independencia y negó una relación de interdependencia con los demás, se cerró a toda posibilidad de relación o compromiso por miedo a llegar ser dependiente del cariño y el afecto de esa persona; se negó a confiar en los demás, incluso en aquellos que lo querían. Skylar fue un claro ejemplo, con quien Will tenía un inmenso miedo de avanzar pensando que descubriría sus fallas y ella las de él, y esto se manifestaría en un dañino ciclo en el que solo se haría daño el uno al otro. Tuvo miedo de que el cariño, el amor, la diversión, todo lo que hacía de Skylar la mujer perfecta se convirtieran en su piso, en su sostén para luego derrumbarse y dejarlo flotando en un inmenso dolor.

Otro problema que presentaba Hunting era su motivación: no poseía un objetivo claro y propio; solo vivía el día a día trabajando como conserje, constructor o cualquier empleo que se le presentara, evitaba trabajos de “alta clase” que implicaran usar sus dones intelectuales. Cuando el profesor Lambeau

descubre su intelecto lo impulsa para que trabaje en las organizaciones matemáticas y académicas más prestigiosas; intenta volver de Will el genio del siglo, un genio que llegue a tener comparación con Einstein o Newton. No obstante, Willl no quiere desenvolver ese papel, más bien, no tiene claro que papel quiere desenvolver. Su psiquiatra Sean McGuire nota que el chico no quiere cumplir el sueño de otra persona, quiere hacer algo que a él le parezca adecuado le parezca correcto y así se lo expone al profesor: “Deja que decida que quiere hacer por sí mismo”. Debido a su desconfianza no poseía un fin en la mente, no tenía un propósito; improvisaba el día a día y se negaba a usar sus dotes intelectuales para hacer un trabajo que los demás consideraban “digno”.

Su optimismo estaba destruido, el maltrato doméstico recibido de niño provocó en él una actitud pesimista, una actitud taciturna ante todos aquellos que intentaban acercársele. Daba por hecho que lo iban a lastimar y por eso los apartaba, usaba su intelecto para alejarlos, herirlos o insultarlos; subestimaba a las otras personas como “idiotas que me tienen lástima”. Con una diminuta cantidad de empatía soltaba frases y oraciones para apartar a la gente de su entorno y no sabía cuánto los hería porque no los conocía, porque no se dignaba a entenderlos ni a saber si lo que les dijo les podía quitar el sueño en una noche de tortuosa reflexión. No se dignaba a entender que tal vez la esposa de ese sujeto no lo dejó sino que murió. El único que pudo atravesar la barrera de Will Hunting fue Sean. Con una serie de difíciles sesiones le hizo comprender que las personas que lo rodean no están para lastimarlo, están para relacionarse para interdependizarse con él, para ayudarlo, para apoyarlo, para impulsarlo en el camino que él decida. Le enseñó que no sabía todas las respuestas, que no conocía a todo el mundo, que no podía saber los problemas por los que ha pasado la gente y que él no era el único con problemas. Le hizo ver que conocer las respuestas no es vivir; es importante saber cuántos cuadros tiene la capilla sixtina y cuáles son los pintores en ella; pero es más importante saber cómo huele, como se siente caminar por ahí y lo que esto genera. Pero sobretodo, le hizo saber que no era su culpa. Will todo ese tiempo se culpó así mismo por lo que le había pasado, pensó que todo eso le sucedió por el mero hecho de ser él; por eso alejaba a las personas, por eso se encerró en un cuarto abstraído de todo el mundo para evitar causarse más daño y a los demás con él. Con esto, Will pudo atravesar todos sus problemas; tuvo la capacidad de romper todas las ataduras que le negaban el futuro tan brillante como él mismo lo deseara. Tuvo el coraje de salir de esa solitaria independencia y se lanzó a las relaciones, a las relaciones mutuas, de interdependencia.