Valores humanos

Valores humanos, ¿qué son? Thomas Williams Los valores humanos son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra

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Valores humanos, ¿qué son? Thomas Williams Los valores humanos son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra naturaleza como personas y que, en cierto sentido, nos humanizan, porque mejoran nuestra condición de personas y perfeccionan nuestra naturaleza humana. La libertad nos capacita para ennoblecer nuestra existencia, pero también nos pone en peligro de empobrecerla. Las demás criaturas no acceden a esta disyuntiva. Un gato siempre se comportará como un felino y no será culpado o alabado por ello. Nosotros, en cambio, si prestamos oídos a nuestros instintos e inclinaciones más bajas, podemos actuar como bestias, y de este modo, deshumanizarnos. Boecio, el filósofo y cortesano del siglo V, escribió: El hombre sobresale del resto de la creación en la medida en que él mismo reconoce su propia naturaleza, y cuando lo olvida, se hunde más abajo que las bestias. Para otros seres vivientes, ignorar lo que son es natural; para el hombre es un defecto. Si no descubrimos lo que somos, tampoco descubriremos qué valores nos convienen. Cuanto mejor percibamos nuestra naturaleza, tanto más fácilmente percibiremos los valores que le pertenecen. Alimentación y naturaleza Hay una diferencia entre los valores humanos en general y nuestros propios valores personales. El concepto de valores humanos abarca todas aquellas cosas que son buenas para nosotros como seres humanos y que nos mejoran como tales. Los valores personales son aquellos que hemos asimilado en nuestra vida y que nos motivan en nuestras decisiones cotidianas. Podríamos comparar la diferencia entre los valores humanos en general y los valores personales con la diferencia que hay entre ciertas comidas y su respectivo valor nutricional para el cuerpo humano. La nutrición es para el cuerpo lo que los valores son para la persona humana. El cuerpo humano tiene sus requerimientos: algunos alimentos son muy nutritivos; otros complementan la alimentación; otros son al menos tolerables en pequeñas cantidades. Todos necesitamos una alimentación balanceada en vitaminas, fibra, minerales y proteínas para mantener una buena salud. Algo parecido sucede con los valores humanos: nos nutren, nos benefician como seres humanos en diversa medida. Así tenemos toda una gama de valores culturales, intelectuales y estéticos que promueven nuestro desarrollo humano y enriquecen nuestra personalidad. Cuando se habla de la nutrición corporal hay espacio para las preferencias personales. Entre comer coliflor, chícharos o judías verdes, cada uno puede escoger a su gusto; el número de calorías apenas varía. Nuestro organismo asimilará estos alimentos y se nutrirá más o menos igual. Se insiste, más bien, en que la dieta sea balanceada. El organismo cubre tus necesidades y se mantiene en forma en la medida en que el alimento es sano y la dieta equilibrada. En la esfera de los valores humanos se requiere también un equilibrio y que cada uno de los valores, tomado individualmente, sea saludable. Así como ciertos alimentos son esenciales y otros sólo sirven para adornar algún platillo, así también los valores tienen una jerarquía, según favorezca más o menos nuestro desarrollo humano. Una porción discreta de pastel de zanahoria con helado de vainilla es un excelente postre para una comida familiar, pero no se nos ocurriría comer pastel y helado tres veces al día y terminar con una discreta porción de carne con papas. Nuestro organismo no lo soportaría (nuestra línea tampoco). Los valores humanos también pueden ordenarse y clasificarse de acuerdo con los beneficios que nos proporcionan. Algunos son esenciales; otros son más periféricos. Una jerarquía de valores Entre los valores objetivos existe una jerarquía, una escala. No todos son iguales. Algunos son más importantes que otros porque son más trascendentes, porque nos elevan más como

personas y corresponden a nuestras facultades superiores. Podemos clasificar los valores humanos en cuatro categorías: 1) valores religiosos, 2) valores morales, 3) valores humanos inframorales y 4) valores biológicos. 1. Los valores biológicos o sensitivos no son específicamente humanos, pues los compartimos con otros seres vivos. Entre ellos están la salud, el placer, la belleza física y las cualidades atléticas. Desafortunadamente, muchos ponen demasiado énfasis en este nivel. No es raro escuchar frases como ésta: Mientras tenga salud, todo lo demás no importa. Según esto, uno lo pasaría mejor siendo un saludable jefe de la mafia que un enfermizo hombre de bien. No eres más persona porque seas sano o bien parecido. Eso no aumenta tu valor. 2. Los valores humanos inframorales son específicamente humanos. Tienen que ver con el desarrollo de nuestra naturaleza, de nuestros talentos y cualidades. Pero todavía no son tan importantes como los valores morales. Entre éstos están los intereses intelectuales, musicales, artísticos, sociales y estéticos. Estos valores nos ennoblecen y desarrollan nuestro potencial humano. 3. Los valores morales o éticos son superiores a los ya mencionados. Esto se debe a que tienen que ver con el uso de nuestra libertad, ese don inapreciable y sublime que nos permite ser constructores de nuestro propio destino. Estos son los valores humanos por excelencia, pues determinan nuestro valor como personas. Incluyen, entre otros, la honestidad, la bondad, la justicia, la autenticidad, la solidaridad, la sinceridad y la misericordia. Cada valor apoya y sostiene a los demás; juntos forman esa sólida estructura que constituye la personalidad de un hombre maduro. 4. Hay todavía un cuarto nivel de valores, el más elevado, que corona y completa los valores del tercer nivel, y que nos permite incluso ir más allá de nuestra naturaleza. Son los valores religiosos. Éstos tienen que ver con nuestra relación personal con Dios. El mundo de hoy pasa por alto un hecho muy sencillo: la persona humana es religiosa. Aunque seguramente será difícil encontrar esta afirmación en un texto de sociología, no ha habido en la historia una sola sociedad que no haya sido religiosa. Preguntar por la existencia de Dios es algo que está íntimamente unido al por qué de la existencia humana. Buscamos de forma natural la trascendencia, porque es lo que da sentido y significado a nuestra vida sobre la tierra. Si el hombre cultiva los valores religiosos con tanta tenacidad, es porque ellos corresponden a la verdad más profunda de su ser. Ciertas cosas son buenas para nosotros porque nos ayudan a alcanzar nuestro fin u objetivo. Si acertamos a descubrir a dónde vamos como hombres, cuál es nuestro objetivo, podremos entonces saber qué es bueno para nosotros en ese sentido. Tomado del libro: Construyendo sobre roca firme Moral Es un conjunto de valores y cualidades o criterios propios que nos guían en la vida sobre como obrar correctamente o no, por lo menos en aquello que nos hace sentir mejor que nos da sentido a lo que hacemos. Quizás otros lo ven como un conjunto de normas que nos rigen, nos guían y que determinan nuestro comportamiento. Por lo tanto es muy importante tener valores para integrarnos a la sociedad y ser más felices. No nacemos con ellas pero tenemos la posibilidad de aprenderlas e intégralas a nuestras vidas. Orden Aquí ya no hablamos sobre el orden de sus cosas, y de como esta su casa, o su oficina o su armario, mas bien al orden interno. Si dejamos que nuestra vida sean actos sin conexión, desordenados al azar es probable que nos perdamos. El desorden provoca confusión, tanto internamente como externamente. Madurez

Creemos que la edad no es el factor decisivo para la madurez, sino aquellas experiencias que han configurado a una persona alo largo de su experiencia y que aprendizaje ha sacado de ellas, mas bien de como las interpreta y como las resuelve, cual es su actitud, también la capacidad de ser leal y fiel a sus convicciones y Asís criterios. quizás cuando uno es mas joven es mas difícil pues nos dejamos llevar mas por la moda y por la peña de los amigos, pero aun así siendo jóvenes podemos ser firmes como el roble y no dejarnos llevar por caminos que no sean los nuestros incluso sacrificando la amistad. Todo depende del amor que nos tengamos a nosotros mismos. Voluntad Es una energía, capaz de llevarnos a alcanzar aquello que parece inalcanzable. ¿De donde proviene esta energía? De la pasión, de el deseo de conseguir aquello que queremos. Se genera sola, solo con un deseo muy determinado. A veces requieres esfuerzo, se vences obstáculos y se van dando pasos hacia la consecución de lo que queremos. La voluntad se debilita cuando no estamos muy seguros de aquellos que queremos. Cuando dudamos, cuando nos dejamos influenciar por otros o por situaciones. Entonces perdemos la fe y nos sentimos débiles: hemos perdido la fuerza de voluntad. Tenemos que estar muy atentos ante estos signos enemigos de nuestra felicidad y objetivos. Debemos de ser más fuertes que ellos. Auto confianza Algunos dicen que es la primera cualidad para tener éxito. En realidad, mantener la confianza en nosotros mismos nos puede conducir al éxito y a salir adelante en todo lo que nos proponemos. La mayoría de las veces solemos ser más flexibles a la hora de emitir juicios sobre otros que sobre nosotros mismos. Debemos pues creer en nosotros. La confianza tiene mucho que ver con nuestros valores. Por eso es muy importante adquirir una guía de valores y hacernos con ello. Nos hará más confiados y daremos más credibilidad hacia los otros. La confianza nos da fe y valor. Autoestima La autoestima tiene mucho que ver con el respeto que nos tenemos a nosotros mismos, de como nos vemos, esta ligado a la auto confianza y a nuestros valores. Ya ala autoimagen que tenemos de nosotros. Cuando te encuentres bien contigo mismo tienes la felicidad ganada seas como seas. Creatividad Piense por un momento como puede Ud. llegar a ser mas creativo en cualquier cosa, ¿Es la creatividad una cualidad, o un talento con el que nacemos, o lo podemos desarrollar? Quizás podríamos decir que la creatividad es esa cualidad que a veces aparentemente aparece y nos hace ser más flexibles ante las ocasiones haciéndolas diferentes o inventar otras estrategias para llegar a un fin. Quizás Ud. esta haciendo lo mismo toda la vida de una misma forma, ¿Por qué no tratar otra?, la creatividad es una cualidad que debemos alimentar y fomentar siempre, sobre todo en los niños. Bueno, ellos ya la tienen innata. Seamos como ellos. ¿Quien nos lo impide? Arriesguémonos. A ser diferentes. Necesitamos desarrollar nuestra imaginación. A veces las personas creativas se sienten un poco fuera de lo común porque son individualistas e inconformes, pero esta muy bien son los que mueven el mundo. Además también tienen una enorme sensibilidad hacia todo lo hermoso y una gran facilidad para establecer relaciones con los demás. Una persona se demuestra creativa cuando es flexible y tolerante, cuando tienen un criterio absoluto, cuando tienen libertad de expresión y no critican a priori a nadie ni a nada. Disciplina La responsabilidad, el esfuerzo, la rectitud, en fin, estas cosas que a veces parecen tan difíciles de conseguir, en algunos casos no es tan difícil como parece, todo depende de lo que quiera conseguir, y con que ansias lo desea. Lo que esta claro que la permisividad total para conseguir cosas no es buena, a nadie le ha dado resultados. Creo que el ser humano necesita sentir un límite. Esto no significa necesariamente que debamos ser siempre así. Hay momentos en la vida que nos dejamos llevar por algo, pero si en nuestra esencia dentro de nosotros tenemos los valores importantes, al cabo del tiempo volvemos al camino correcto para nosotros. Lo importante es no sentirse culpable, ser flexible, entendernos, comprendernos y perdonarnos. Fe

Desgraciadamente, hoy día en este mundo que se mueve mas por el dinero y por las apariencias tener Fe en algo sobre humano, místico o espiritual parece casi irrisible, pues no, cada ves mala gente tiene fe en algo superior que nos mueve nos alienta y nos da vida, pero es otro tipo de fe, mas, digamos permisiva, con menos dogmas, mas configurada a la vida moderna de hoy a nuestras mentalidades, con lo cual a mi me parece bien, porque así todos el mundo lo entiende. Hoy e día tenemos que hablar en nuestro idioma todo aquello que tienen que ver con lo místico y loo espiritual. Y ese sentimiento de la fe no es solo para aquello espiritual o religiosos sino también para creer en nosotros mismos. En sentirnos capaces de lograr grandes cosas, sentidlo antes de hacerlo. Eso es fe. Humor y optimismo Las personas que tienen sentido del humor, suelen tener una actitud positiva ante las cosas y no se dejan llevar fácilmente por el fatalismo. No viven prisioneros del tiempo y de la agenda. No se marcan objetivos inalcanzables y sobre todo no tienen miedo al fracaso. Evitan tener pensamientos negativos acerca del futuro. Hay dos clases de personas en el mundo: una feliz y otra desgraciada. Su diferencia nace de la forma que tienen de ver las cosas y a las personas y del efecto que sus interpretaciones les afectan. Las felices se fijan en lo positivo de las situaciones, las desgraciadas solo ven las contrariedades de las cosas, por eso siempre están descontentos consigo mismos. Criterio propio (No dejes que te hipnoticen. ) Reflexiona antes de actuar o elegir, desarrolla tu sentido crítico, tu capacidad para discernir sobre las cosas; ser bueno no necesariamente te tiene que hacer dócil y sometido. No te conformes, piensa y actúa, la sumisión no es buena, no aceptes cualquier opinión a priori, verifica y contrasta lo que te digan. Acostumbra a analizar. Valores para relacionarnos Amor Intentar explicar lo que es el amor no resulta una tarea simple. El amor admite muchos matices. Pero sobre todo debe tener estos componentes: puro, desinteresado, incondicional, inagotable y evidentemente, sin fecha de caducidad. La intolerancia, la falta de dialogo y la ausencia de respeto es el autentico motivo a la falta de verdadero amor. El amor es a toda prueba, por esa razón, la persona siempre encentra el motivo para perdonar, dialogar y dar marcha atrás. El amor real exige fundamentalmente: compromiso, falta total de condiciones y dedicación, porque si bien alguien dijo una vez: " el amor, cuando no crece es porque disminuye" Generosidad La generosidad es la cualidad que capacita al ser humano para dar, para ponerse a disposición de quien lo necesita, sin esperar por supuesto nada a cambio y no solo cosas materiales sino también afecto y comprensión. La generosidad no es un monopolio de los ricos y poderosos, sino una obligación para cualquier ser humano. No hay nadie en este mundo que sea tan pobre que no tenga nada que ofrecer, ni nadie tan rico que no tenga nada que recibir. Gratitud Es una virtud que a menudo olvidamos, conviene retroceder y recordar esta frase tan olvidada: "Gracias". si de verdad reflexionáramos un momento nos daríamos cuenta de la cantidad de veces al día que tendríamos motivos para dar gracias, nos daríamos cuenta de que somos seres claramente privilegiados y mil y una razones para expresar nuestra gratitud. La gratitud no es solo una norma de educación, es una forma de hacer justicia a los esfuerzos de todos aquellos que, con su cariño o trabajo, intentan hacer la vida más agradable a los demás. Precisamente por eso, las personas siempre desean rodearse de gente agradecida porque su compañía es mas grata. Humanidad Cuando la conducta de alguien es cercana, compasiva y benévola con quienes lo rodean podemos decir que adopta una actitud humana. Desgraciadamente, los avances tecnológicos han deshumanizado al hombre y minimizado la principal de sus virtudes. Esta deshumanización entraña un grave peligro, ya que la humanidad no es otra cosa que "la dignidad del hombre". No nos convirtamos en maquinas, viviendo

ajenos a los demás y a lo que pasa a nuestro alrededor. Ocupémonos, de nosotros y de los demás. Paciencia Es la virtud que permite al ser humano reflexionar pausadamente antes de tomar una decisión o actuar, evitando males mayores, tensiones y crispaciones. Desarrollar esta cualidad es una cuestión de tener voluntad. Esta unida a la calma y reñida con la precipitación. Las prisas en la toma de decisiones constituyen una muestra muy clara de impaciencia, de intentar un beneficio rápido y raramente conducen al éxito. Por ello la tranquilidad es inteligente y más adecuada. Responsabilidad "Somos el único autor de nuestros pensamientos el único pensador en nuestras vidas". Es cierto, sin lugar a dudas, que existen influencias externas; pero tenemos libertad para disponer de como pensar y actuar, tomar nuestras propias decisiones. La responsabilidad es aquella virtud que le permite al ser humano hacer algo determinado o dejar de hacerlo. Sinceridad Cuando una persona es capaz de expresar sin engaños lo que piensa y se mantienen fieles a sus principios y opiniones, independientemente de cual sea la consideración de las personas que la rodean, podemos afirmar que da muestras de sinceridad. Ahora bien, la sinceridad no debe jamás ser una excusa para justificar un comentario grosero, o algo humillante por más confianza que se tenga con alguien. La sinceridad no es ser cruel o maleducado. Tolerancia La tolerancia es la virtud que permite al ser humano ser respetuosos con aquellas personas que por su condición o su modo de pensar, son diferentes a el. En este sentido se trata de una muestra de respeto al pluralismo y, muy especialmente al prójimo. Vivimos en una sociedad en que cada vez se hacen más llamamientos a la tolerancia con el fin y como mejor modo de garantizar la convivencia pacifica entre hombre y mujeres de diferentes culturas y razas, condición social y religión diferentes. El siglo XXI será el más plural de todos y eso requiere un compromiso por parte de todos con una actitud abierta y respetuosa. Eso evitará que esas diferencias se conviertan en problemas. Solidaridad Es una llamada de conciencia para poder hacer algo para evitar la marginación o falta de recursos de otros. Es la prueba de fuego contra el egoísmo. Afortunadamente, parece ser que la sociedad cada vez mas vamos tomando conciencia de la necesidad de luchar contra las desigualdades de los pueblos. Comprensión Es respetar la individualidad y originalidad de todas y cada una de las personas que nos rodean y ser capaces de amarlas en su calidad de seres humanos únicos e irrepetibles. Comprender significa respetar y con este sentimiento estamos abriendo las puertas de nuestro corazón a otros valores como la hermandad, la tolerancia, el perdón y en consecuencia la convivencia pacifica. Amistad Las características que definen este tipo de relaciones entre las personas son tan evidentes que casi todo el mundo es consciente de ellas desde la niñez. Pero podríamos decir que se basa en el mutuo respeto y consideración fortaleciéndose con el paso del tiempo. A pesar de que esto es claro para la mayoría, ocas veces se puede decir que disponemos de excelentes amigos. Muchas personas carecen de ellos desgraciadamente. En la amistad, como en la mayoría de las cosas, lo que cuenta es la calidad y no la cantidad. La autentica amistad nunca tiene fin. Si concluye nunca fue verdadera. La Honestidad Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma). Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna

para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer. Lo que no es la honestidad: - No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos. - No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio. - No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos. - No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden. Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad. La Puntualidad El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado. El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar. El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza. La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde. En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona –según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da...? Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario. Otro factor que obstaculiza la vivencia de este valor, y es poco visible, se da precisamente en nuestro interior: imaginamos, recordamos, recreamos y supuestamente pensamos cosas diversas a la hora del baño, mientras descansamos un poco en el sofá, cuando pasamos al supermercado a comprar "sólo lo que hace falta", en el pequeño receso que nos damos en la oficina o entre clases... pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando "despertamos" y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para remediar el descuido.

Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un familiar o compañero que nos recuerde la hora (algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible. Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten "distinguirse" por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: "si quieren, que me esperen", "para qué llegar a tiempo, si...", "no pasa nada...", "es lo mismo siempre". Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió. Podemos pensar que el hacerse de una agenda y solicitar ayuda, basta para corregir nuestra situación y por supuesto que nos facilita un poco la vida, pero además de encontrar las causa que provocan nuestra impuntualidad (los ya mencionados: interés, importancia, distracción), se necesita voluntad para cortar a tiempo nuestras actividades, desde el descanso y el trabajo, hasta la reunión de amigos, lo cual supone un esfuerzo extra -sacrificio si se quiere llamar-, de otra manera poco a poco nos alejamos del objetivo. La cuestión no es decir "quiero ser puntual desde mañana", lo cual sería retrasar una vez más algo, es hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas... Para crecer y hacer más firme este valor en tu vida, puedes iniciar con estas sugerencias: - Examínate y descubre las causas de tu impuntualidad: pereza, desorden, irresponsabilidad, olvido, etc. - Establece un medio adecuado para solucionar la causa principal de tu problema (recordando que se necesita voluntad y sacrificio): Reducir distracciones y descansos a lo largo del día; levantarse más temprano para terminar tu arreglo personal con oportunidad; colocar el despertador más lejos... - Aunque sea algo tedioso, elabora por escrito tu horario y plan de actividades del día siguiente. Si tienes muchas cosas que atender y te sirve poco, hazlo para los siguientes siete días. En lo sucesivo será más fácil incluir otros eventos y podrás calcular mejor tus posibilidades de cumplir con todo. Recuerda que con voluntad y sacrificio, lograrás tu propósito. - Implementa un sistema de "alarmas" que te ayuden a tener noción del tiempo (no necesariamente sonoras) y cámbialas con regularidad para que no te acostumbres: usa el reloj en la otra mano; pide acompañar al compañero que entra y sale a tiempo; utiliza notas adheribles... - Establece de manera correcta tus prioridades y dales el lugar adecuado, muy especialmente si tienes que hacer algo importante aunque no te guste. Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas digna de confianza. La Responsabilidad La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses. Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.

La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido. La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias. ¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal. Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante. El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo. La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple. El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel. La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral. Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación. Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos los sentidos. Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra responsabilidad? El primer paso es percatarnos de que todo cuanto hagamos, todo compromiso, tiene una consecuencia que depende de nosotros mismos. Nosotros somos quienes decidimos. El segundo paso es lograr de manera estable, habitual, que nuestros actos correspondan a nuestras promesas. Si prometemos "hacer lo correcto" y no lo hacemos, entonces no hay responsabilidad.

El tercer paso es educar a quienes están a nuestro alrededor para que sean responsables. La actitud más sencilla es dejar pasar las cosas: olvidarse del carpintero y conseguir otro, hacer yo mismo el trabajo de plomería, despedir al empleado, romper la relación afectiva. Pero este camino fácil tiene su propio nivel de responsabilidad, porque entonces nosotros mismos estamos siendo irresponsables al tomar el camino más ligero. ¿Qué bien le hemos hecho al carpintero al despedirlo? ¿Realmente romper con la relación era la mejor solución? Incluso podría parecer que es "lo justo" y que estamos haciendo "lo correcto". Sin embargo, hacer eso es caer en la irresponsabilidad de no cumplir nuestro deber y ser iguales al carpintero, al gobernante que hizo mal las cosas o al marido infiel. ¿Y cual es ese deber? La responsabilidad de corregir. El camino más difícil, pero que a la larga es el mejor, es el educar al irresponsable. ¿No vino el carpintero? Entonces, a ir por él y hacer lo que sea necesario para asegurarnos de que cumplirá el trabajo. ¿Y el plomero? Hacer que repare sin costo el desperfecto que no arregló desde la primera vez. ¿Y con la pareja infiel? Hacerle ver la importancia de lo que ha hecho, y todo lo que depende de la relación. ¿Y con el gobernante que no hizo lo que debía? Utilizar los medios de protesta que confiera la ley para que esa persona responda por sus actos. Vivir la responsabilidad no es algo cómodo, como tampoco lo es el corregir a un irresponsable. Sin embargo, nuestro deber es asegurarnos de que todos podemos convivir armónicamente y hacer lo que esté a nuestro alcance para lograrlo. ¿Qué no es fácil? Si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo en vivir y corregir la responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo serían diferentes. Sí, es difícil, pero vale la pena.