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R E V I S T A #17 m a y o / 2 0 1 5 John Terry. El último superviviente Charla con Diego Latorre El día del Caníbal M

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R E V I S T A

#17 m a y o / 2 0 1 5

John Terry. El último superviviente Charla con Diego Latorre El día del Caníbal

MARCELO BIELSA, Un defensor del juego Ilustración: Jim Ort

EDITORIAL

TALIBANES DEL ÉXITO ¿Disfrutamos las victorias? ¿O simplemente las engullimos? La cultura del éxito está tan implantada que nos hemos convertido en talibanes de la victoria. Nada importa, salvo el triunfo. Ya no es la duda sobre qué medios emplear para obtener los fines, sino algo mucho más profundo: despreciamos todo cuanto no sea el éxito. A poder ser, el éxito absoluto. Somos fundamentalistas del éxito y no nos vale nada más. Ni el que se esfuerza, ni el que pierde. Ni las razones por las que perdió. Las destruimos de inmediato, triturándolas, ridiculizándolas a la categoría de excusas. Da igual que sean razones poderosas y rotundas: no las queremos escuchar. Éxito, éxito, éxito. Y cuanto más éxito, más fútil es el propio éxito, hasta el punto que ninguna victoria acaba por satisfacernos. Hemos acabado siendo bulímicos del triunfo: engullimos victorias, ni siquiera las disfrutamos. Nos llenamos los ojos de historiales repletos de cifras exitosas y nada nos parece suficiente, con lo que tampoco nadie nos resulta necesario. Todos son sospechosos de flaquezas o debilidad, de una posible derrota. Todos son futuros derrotados, así que ninguno es de fiar. Perdonen que me rebele ante esto y reivindique el valor de la derrota y del derrotado. La vida es un fracaso en el que viajamos, transitando de derrota en derrota. Perdonen que rechace el éxito como santo grial de nuestras vidas deportivas y apueste todo al caballo perdedor.

Martí Perarnau

CLUB PERARNAU / REVISTA #17 MAYO 2015 Este es el número #17 de la revista del Club Perarnau. Se publica en mayo de 2015. Como todos los contenidos del Club, esta revista es exclusiva para los socios.

Editorial Primera Impresión

ÍNDICE

LA MEMORIA ES EL ÚNICO PARAÍSO DEL QUE NO PODEMOS SER EXPULSADOS������������������������ 4 JOHN TERRY. EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE�������������������������20 ENTREVISTA A CARLES ROMAGOSA������������������������������������29 MARCELO BIELSA, UN DEFENSOR DEL JUEGO���������������39 CHARLA CON DIEGO LATORRE…�������������������������������������������58 ESTADIOS MÍTICOS ���������������������������������������������������������������������68 EL AÑO DEL “URRUTI, T’ESTIMO”�����������������������������������������103 EL DÍA DEL CANÍBAL�����������������������������������������������������������������116 AUTORES����������������������������������������������������������������������������������������124

LA MEMORIA ES EL ÚNICO PARAÍSO DEL QUE NO PODEMOS SER EXPULSADOS Álex Couto Lago

El nuevo siglo trajo consigo una nueva multiplicación de los panes y los peces, la era digital, la posibilidad de conocer más y mejor aquellas disciplinas que nos interesan. Disponemos de los mecanismos para analizar, estudiar y ampliar conocimientos en casi cualquier materia, disciplina o deporte. El siglo XXI nos ha regalado otra manera de gestionar la información y sobre todo de acceder a ella. Se ha evolucionado tanto en un registro antaño tan limitado que nos hemos pasado de rosca y en poco tiempo hemos llegado a la sobreinformación, al exceso de datos y contenidos que nos abruma y nos imposibilita el manejo de los mismos. Es por ello que debemos recurrir a mecanismos que nos permitan filtrar los datos y desechar aquellos contenidos que no se ajusten a nuestra búsqueda, para así poder dominar la parte relevante de la información que nos interesa y darle la forma necesaria para su uso.

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l exceso de contenidos nos ha acercado a otros problemas hasta ahora desconocidos. La relación con el tiempo ha variado, la búsqueda y el acceso casi inmediato nos han abierto nuevas posibilidades, pero también nos han empezado a mostrar ciertas limitaciones. No necesitamos recordar dónde, cuándo, cuánto y por qué, simplemente sabemos cómo acceder a todas las respuestas que provocan dichas preguntas y nuestro cerebro se adapta, se amolda y nuestras costumbres varían. Y es ahí, en el terreno de las costumbres donde los malos hábitos entran y se convierten en protagonistas. El criterio que nos permite marcar la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, lo debido e indebido, lo cierto o incierto se relaja, se acomoda y entonces no solo empezamos a pagar las consecuencias de dicho relax, sino que la sobreinformación y el exceso de posibilidades nos llevan a un concepto históricamente conocido pero aún no resuelto: el error. Ha sido una monja, Jean Paul, quien ha regalado la frase que da título a esta reflexión, una religiosa que entendió que la memoria es el único lugar propiamente nuestro en el que lo ocurrido se almacena con el objetivo de recordarnos por qué somos humanos. Recordar por qué somos como somos y no de otra manera. La memoria es una de las grandes olvidadas de este comienzo de siglo, una de las virtudes más destacadas del ser humano ha empezado a verse condicionada por la facilidad y la comodidad de acceder a los datos y contenidos, a la imagen, la película, la información en su sentido más amplio. Nuestro cerebro dispone de un mecanismo extraordinario que nos permite definir cómo hemos llegado hasta aquí, por qué se han elegido unos caminos en lugar de otros, cuánto nos ha costado o cuáles han sido las consecuencias. Muchas disciplinas del saber se han cuidado muy mucho de salvaguardar este tipo de información porque representa el punto de partida del conocimiento. La tecnología nos ha permitido acumular todo el proceso a través del cual algo nace, crece y evoluciona. ¿Por qué en el mundo del deporte y en particular en el fútbol esta memoria ha dejado de considerarse y la información básica de cómo somos como deportistas ha dejado de tener importancia? No se puede entender la economía sin haber estudiado a los mercantilistas, a Adam Smith, Malthus o Keynes. Es imposible comprender la medicina sin empezar a pensar en Hipócrates o Galeno. Si hablamos de física clásica no hacer mención de Isaac Newton sería un sacrilegio, no conocer los estudios de Volta, Galileo, Kepler, Tesla, Pascal o Becquerel sería un absurdo. En el arte y la música sabemos quiénes han sido los grandes compositores y artistas que han permitido la evolución de su disciplina hasta llevarla a su máxima expresión plástica y armónica. Bach, Mozart y Beethoven o Velázquez, Caravaggio y Rembrandt reflejan cada uno en su arte lo más significativo y relevante de sus disciplinas y son una pequeña muestra de un elenco incontable de talento. ¿Podríamos decir lo mismo del fútbol? Me temo que no, aún no. El paso del tiempo ha sido una acumulación de experiencias y dinámicas que poco a poco se han ido incorporando en las nuevas corrientes, que a la vez se han complicado hasta llegar a situaciones de confluencia de tal cúmulo de disciplinas que no hemos tenido ganas ni tiempo para acomodar a nuestros clásicos en el lugar que se merecen, y así ocurre lo que ocurre. ¿Se puede concebir la formación de un entrenador de fútbol sin conocer de dónde proceden

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los grandes movimientos evolutivos de su deporte? ¿Puede un entrenador transmitir las bases fundamentales de su deporte a sus jugadores y a los componentes de su staff técnico sin saber o tener constancia de cómo ha sido el proceso de constantes cambios que ha sufrido su disciplina a lo largo de la historia? Parece ser que sí porque las escuelas de formación, sean del pelaje que sean, federativas, privadas, vinculadas a alguna entidad de élite o incluso de carácter universitario, han obviado de manera manifiesta la enseñanza de un proceso en el que el fútbol ha pasado de ser un deporte rudimentario a convertirse en una complejidad en sí mismo. Llegados a este punto, ¿podríamos encontrarnos con entrenadores titulados con la máxima referencia académica que no conozcan cómo han surgido los grandes movimientos que han dado forma a su deporte? Me temo que sí. Diría más, tengo la sensación, por no decir la completa seguridad, de que una gran mayoría tendría serios problemas para explicar cómo el fútbol ha pasado de ser un deporte de contacto y de impactos directos a una manifestación de interacciones y sinergias derivadas de las mismas. Pero lo que aún resulta más doloroso, sería posible encontrar una gran masa de técnicos UEFA Pro que no tuviesen constancia de quiénes fueron los principales dinamizadores del deporte que ellos dicen dominar. ¿Permitiríamos a un físico de la NASA que no supiese quién fue Einstein y que desconociese la Teoría de la Relatividad, controlar cohetes que salen al espacio exterior? Evidentemente no, ninguna universidad del mundo obviaría dicha información en su temario, en su oferta de enseñanza. Pero en cambio permitimos a cualquier entrenador del mundo que desconozca quién fue Jimmy Hogan y no nos alteramos para nada. Este es un ejemplo de los miles que podríamos poner para demostrar que las enseñanzas deportivas, y en especial la enseñanza del fútbol, han obviado lo fundamental, el respeto a la memoria. Y las consecuencias se notan.

Las enseñanzas deportivas, y en especial la enseñanza del fútbol, han obviado lo fundamental, el respeto a la memoria. Y las consecuencias se notan. LA IMPORTANCIA DE SABER DE DÓNDE VENIMOS Me temo que los mejores y más reputados estudiosos del fútbol y su evolución a día de hoy no son, en su mayoría, entrenadores. A lo largo de los últimos años me he encontrado auténticos eruditos del fútbol en su manifestación histórica y metodológica y prácticamente ninguno de ellos es entrenador. Tenemos la suerte de disponer de organizaciones que se encargan del estudio y la transmisión de información de todos los grandes movimientos futbolísticos que se han dado en la historia del fútbol y, en dichas organizaciones, pocos son entrenadores. Disponemos de instituciones capaces de compartir información impagable que no está registrada en otros países y en los procesos de enseñanza-aprendizaje del deporte fútbol en sus múltiples manifestaciones no son ni tan siquiera consideradas.

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Como entrenador y como deportista amante de mi profesión no tengo por más que sentirme agradecido a todos aquellos que desde su iniciativa personal han ahondado en la recopilación e implementación de estudios que nos han permitido acercarnos a conocer las bases sobre las que se fundamenta nuestro deporte y, que a partir de ellas, nos han posibilitado evolucionar el juego hasta el punto de convertirlo en algo tan complejo y dinámico que hoy día supone todo un reto afrontarlo en toda su extensión. Investigadores que han empleado su tiempo y su paciencia en regalar información que estaba oculta, escondida, olvidada porque el paso del tiempo ha hecho mella. En España disponemos de organismos como el CIHEFE (Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español) y a nivel internacional disponemos del IFFHS (International Federation of Football History & Statistics) que nos ofrecen impagable información de cómo nuestro deporte ha ido guardando una historia en la que se recogen las grandes revoluciones estratégicas, los grandes eventos en los que se produjeron los mayores adelantos tácticos, técnicos, condicionales o psicológicos de la historia del fútbol. Con ellos, miles de iniciativas privadas nos permiten acceder a la información a través de la cual explicar cómo y por qué determinados entrenadores a lo largo de la historia entendieron el juego de una manera tan particular que posibilitaron con su visión adelantos estructurales que hoy a su vez permiten al fútbol ser la maravilla que es. La RSSSF (The Rec. Sport Soccer Statistics Foundation) se ha encargado de recopilar datos trascendentes que nos han permitido abrirnos al estudio de miles de particularidades relacionadas con los grandes eventos en los que se han producido la mayoría de los avances más significativos del fútbol en el último siglo. Podríamos encontrar en diferentes países organismos, fundaciones o instituciones de diferente calado que motu proprio han investigado y ampliado los estudios a niveles insospechados. ¿Por qué no se utiliza dicha información, dichos estudios, todo el análisis llevado a cabo por tantos profesionales, para la enseñanza del fútbol al más alto nivel? ¿Cómo es posible que prácticamente todos los entrenadores salgamos de las escuelas de formación sin conocer las bases sobre las que se ha cimentado un deporte de la incidencia del fútbol? ¿Cómo se puede entender que en función de una trayectoria en una parcela definida del deporte, como puede ser la de haber accedido a jugar de forma profesional, pueda habilitar a alguien a reducir sus horas de estudio para acceder a una titulación de máxima exigencia? Y lo más flagrante, ¿cómo se pretende que el fútbol se difunda a través de estas personas, privilegiadas por haber tenido un talento para la práctica, sin haber certificado su talento para la transmisión e implementación, gestión y administración de todos los contenidos hacia terceros? ¿Son nuestros planes de estudio los más adecuados para convertir a cualquier ciudadano capaz en un entrenador de élite tal y como se están desarrollando hasta el momento? Si España pasa por ser una de las mejores escuelas de formadores del mundo y obvia una parte trascendente de la información sobre la que radica la evolución del fútbol, ¿cómo estarán las demás? La memoria es la capacidad mental que permite a un sujeto registrar, conservar y evocar experiencias, ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, emociones pasadas que posibilitarán una evolución futura, de tal manera que

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nos permite interactuar socialmente, comunicarnos a través de los diferentes canales conocidos, realizar actividades motrices y convertirlas en procesos iniciáticos de otros más complejos, vivir desde la emoción y las sensaciones miles de experiencias vitales que regarán las raíces de nuevas tendencias, expectativas y razones. La memoria histórica nos permitirá entender y entendernos, nos facilitará un camino para hacernos más conscientes de nuestras limitaciones y nos regalará la posibilidad de elegir una vía en la que la humildad se manifieste no como una cualidad, sino como una certeza de lo mucho que nos falta por conocer y de cómo otros fueron capaces de abrirnos paso a tantas complicaciones relacionadas con el conocimiento.

Nereo Rocco

Herbert Chapman

Jack Reynolds

Hugo Meisl 8 Índice Revista#17 PerarnauClub

¿UNA FORMACIÓN INSUFICIENTE PUEDE DEPARAR UN FUTURO BRILLANTE? El fútbol se ha convertido en todo un universo en el que confluyen infinidad de disciplinas que se han ido acercando y asentando para mejorar el juego, el espectáculo y el propio negocio. Pero la base sobre la que se asienta el fútbol es y siempre será un triunvirato inamovible: jugadores, juego y dinámica. Si obviamos alguno de estos tres aspectos innegociables todo el gigante se caerá, a pesar de que a veces es lo menos importante, en apariencia, de todo el entramado que hoy día significa el planeta futbolístico. Los jugadores: sin ellos esto no es posible. Sin su talento, su capacidad para improvisar desde la inconsciencia una acción impensada, su percepción de todas las posibilidades posibles y la elección de la correcta en el momento oportuno, la vivencia de interactuar con otro jugador, la posibilidad de medirse a un adversario y vencerlo en el duelo individual o ser vencido, la respuesta al error, la respuesta a la pérdida. Mil facetas englobadas en un ser que unido a otros diez conforman un equipo con vida propia. El juego: la confrontación de dos masas de individuos con objetivos comunes que tratan de dirimir su fortaleza a través de la gestión de una pelota en un espacio y a lo largo de un tiempo. La interacción de sus partes y el contraste directo con un adversario cohesionado igualmente en torno a una idea. El ajuste, el reajuste de intenciones, acciones y omisiones a lo largo de todo un partido como consecuencia del impacto, de las reacciones químicas y físicas que se producen con motivo de un choque futbolístico. La creatividad colectiva nacida de la suma de creatividades individuales que se multiplican hasta llegar a valores exponenciales de cualificación. Un universo alrededor del que se mueven decenas de disciplinas, todas ellas tendentes a valorar al hombre como especie, como dinamizador de un entorno de valor incalculable. La dinámica del juego: la capacidad de llevar una actividad recreacional a un deporte profesional. La evolución a través de la interacción compleja y no lineal de intenciones y acciones propias y ajenas que confluyen en un entorno común, un campo de fútbol. La capacidad de un deporte para evolucionar en términos físicos, psíquicos, químicos, contextuales, coordinativos y artísticos hasta llevar dicho deporte a convertirse en una manifestación humana de primer orden como nunca se produjo a lo largo de la historia. El jugador, el juego y la dinámica del juego son algo que crece, se reproduce y evoluciona en el tiempo. Su unión, su contextualización dentro de variables definidas de antemano, ha permitido que el juego se fuese acotando en espacios y parámetros identificables. Su universalidad y su capacidad para la incorporación de improvisaciones, acciones impensadas, intervenciones en unidades de tiempo infinitesimales, decisiones conscientes e inconscientes e infinitas circunstancias aún por conocer hacen del juego y del deporte algo inabarcable en términos de cuantificación. Es por ello, por esa universalidad y por su capacidad para sorprender que el fútbol tiene un futuro aún más brillante que su pasado. Pero, volvemos al inicio, ¿podríamos aventurarnos hacia ese futuro incierto y desconocido sin saber cómo hemos llegado hasta aquí, hasta este momento?

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Analicemos qué era este juego, cómo se inició en sus bases y cómo ha ido cambiando a lo largo de las décadas del último siglo. Abordar un estudio como este requeriría varios tomos de miles de páginas de estudio. Trataré de sintetizar en sus aspectos básicos para dar a entender lo importante que resultaría incorporar a la formación de todo aquel que quiera acercarse al fútbol las bases evolutivas de este deporte en el transcurso de los años y aprovechar desde este foro para rogar, pedir, solicitar, invitar, para que el fútbol como disciplina propia pueda tener su sitio en el marco universitario y así poder dotar a quien quiera zambullirse en él del mayor argumento posible para acceder a su comprensión, conocimiento, difusión e investigación.

DE LAS ISLAS BRITÁNICAS A LA ESCUELA DANUBIANA El fútbol moderno nació de la confrontación directa de dos equipos encaminados a marcar gol. El objetivo principal era llevar la pelota para ser introducida en la portería rival. Llevar la pelota en sentido amplio, sin más. Dos equipos trataban de encontrar el camino para lograr dicho objetivo. A partir de aquí y condicionado por aspectos geográficos, medioambientales y culturales, el fútbol inició su proceso evolutivo de una manera lenta y hasta cierto punto inflexible con ciertos parámetros que a la postre resultarían determinantes. Nos encontramos en las islas británicas y allí la meteorología influye sobremanera en el ejercicio de actividades al aire libre. Jugar al fútbol con lluvia y barro supone adaptarse al entorno para cumplir con los objetivos propios de este deporte. La naturaleza de los practicantes y sus particularidades culturales influyen en la forma en que este se desarrolla y nos encontramos, por lo tanto, con un juego viril, de contacto, en el que las capacidades atléticas tienen una preponderancia sobre cualquier manifestación creativa posible. Es por ello que la manera de distribuirse espacialmente en el terreno de juego busca la forma de acceder al objetivo final, el gol, desde caminos directos, físicos, rudos, condicionados por todas las acotaciones que acabamos de mencionar a grandes rasgos.

La organización del fútbol vive una evolución continua hasta lograr un consenso que permitirá practicarlo de manera uniforme a nivel internacional. Pero el fútbol como manifestación social de una metrópoli que se expande logra llamar la atención de la gente que recibe las influencias, sobre todo comerciales, de quienes son los más grandes exportadores del juego, los ingleses. Y es aquí donde las manifestaciones futbolísticas empiezan a desarrollarse paralelamente a los principios fundamentales definidos en las islas. La organización del fútbol vive una evolución continua hasta lograr un consenso que permitirá practicarlo de manera uniforme a nivel internacional y ello provocará que el juego se difunda como un elemento básico del ocio y del progreso asentado en un modo de producción muy determinado.

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El impacto de Hogan es determinante para entender el fútbol desde el punto de vista colectivo que tenemos hoy. Él fue el primero en razonar y poner en acción el aspecto cooperativo del fútbol en términos de ataque y con ello su influencia en los desarrollos ofensivos.

El juego sale de las islas y allí se reivindica la presencia de quienes lo han institucionalizado, y así nos vamos a encontrar en el período previo a la Primera Guerra Mundial con un personaje que ha quedado sepultado por el implacable paso del tiempo: Jimmy Hogan. Un futbolista inglés que entiende el juego de una manera particular y trata de transmitir sus conocimientos en la Europa Continental. Inicia su proceso en Países Bajos y posteriormente irá viajando hacia el este, pasando por Alemania hasta llegar a Austria. Allí conocerá a Hugo Meisl y entre ambos empezarán un proceso fundamental en la evolución del fútbol a nivel continental. Nace la Escuela danubiana y el fútbol entendido como algo más que una manifestación física para gestionar un elemento aleatorio como es la pelota. Surge el fútbol “on the carpet”, como lo decidió llamar Hogan, y a partir de ahí se definen una serie de principios de cooperación que permitirán entender el juego de diferente forma. El juego empieza a comprenderse como la interacción entre diferentes elementos del equipo que se comunican a través de la pelota. La influencia de la tendencia escocesa a la socialización a través del fútbol se hace patente de manera manifiesta en el juego de los futbolistas austríacos que comprenden el fútbol desde una perspectiva diferente a los jugadores ingleses. El impacto de Hogan es determinante para entender el fútbol desde el punto de vista colectivo que tenemos hoy. Él fue el primero en razonar y poner en acción el aspecto cooperativo del fútbol en términos de ataque y con ello su influencia en los desarrollos ofensivos. La Primera Guerra Mundial lo sorprende en pleno Imperio Austro-Húngaro y se le impide salir a cumplir con sus obligaciones para con su patria. Es retenido y enviado a Hungría, hecho que posibilita la dinamización del fútbol a niveles de carácter superior. Allí, en Budapest, contacta con mucha gente vinculada al nuevo deporte y los influencia de tal manera que su forma de entender el juego y su didáctica para transmitirlo a los demás impacta de manera particular. Hungría acaba de acoger el estilo de Jimmy Hogan como un elemento diferencial para comprender la implementación del deporte del fútbol. No vamos a contar toda la historia de Jimmy Hogan y sus avatares futbolísticos, simplemente hacer mención de su impacto en Holanda, gracias al cual Jack Reynolds pudo aplicar sus principios en el Ajax de Amsterdam y un jugador suyo, Marinus Michels, pudo llevarlos a un nivel superior hasta convertirlos en toda una filosofía. Si además consideramos que entre sus aventajados alumnos se encontraba un señor llamado Gustav Sebes, influenciado enormemente por la manera en que Hogan había transmitido el fútbol en su país, veremos que este inglés de los Midlands tiene una relevancia fundamental en la evolución del juego.

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Sebes llevaría hasta la máxima expresión la mayor revolución del fútbol ofensivo en la primera mitad del siglo y daría base al trabajo de Michels para completar una tarea que viene evolucionando hasta nuestros días. Jimmy Hogan es un verdadero desconocido dentro del ámbito académico del fútbol. No podemos seguir permitiendo que nuestros entrenadores sigan saliendo de las escuelas de formación con su título habilitado para entrenar en cualquier parte del mundo sin saber quién fue Jimmy Hogan y qué representó para el fútbol, cómo fueron sus aportes y a quiénes empapó con una manera de entender el fútbol que nos ha permitido llegar al juego de posición como máximo exponente del fútbol artístico.

Bela Guttmann

Jimmy Hogan

Boris Arkadiev

LA FORMACIÓN ESPACIAL Y LA IMPORTANCIA DE LA DEFENSA En contraposición a esta filosofía, en los años veinte y treinta, sin ánimo de servir de contraste, sino como una manera de tratar de sobrevivir a la ausencia

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de capacitación y talento, se fue manifestando otra manera paralela de entender el juego. Aquellos países que carecían de los mecanismos y medios para crecer a través del juego entendido como una manifestación de talento y cooperación a través de la pelota en un juego corto y sobre la hierba empezaron a idear la forma de competir y no perder ante equipos más atléticos, basados en la filosofía de fútbol puramente inglesa o ante equipos creativos y coordinados como los que nacieron tras la influencia de Hogan en Centroeuropa. Se empieza a valorar la distribución espacial generalmente aceptada como la formación básica de desarrollar el juego a lo largo y ancho del terreno de juego. La distribución piramidal toma forma y se presenta como la más ortodoxa y aplicada. La formación 1-2-3-5 es la más común, pero esta manera de relacionarse en el espacio fomenta la ventaja para aquellos equipos más fuertes y resistentes. La condición física marca una diferencia notable entre unos equipos y otros, por lo que en algunos lugares, sin tener conexión entre ellos, se empiezan a manifestar variaciones en la distribución espacial que hacen que se fortalezcan determinadas conductas aplicadas en espacios muy definidos del terreno de juego. Robert Accard y posteriormente Karl Rappan, austríaco radicado en Suiza, deciden retirar a un efectivo de los tres que forman el medio del campo y colocarlo entre los dos defensas marcadores y, a la vez, retrasar a los dos jugadores interiores que flanquean al delantero centro para ayudar al resto de centrocampistas. Nace la figura del hombre libre, el “verrouillier” que dará forma a una manera de entender el juego que llegó a denominarse “el derecho de los débiles”, definido así por carecer de la calidad futbolística para organizarse en torno a la pelota y de la fortaleza atlética inherente al propio juego. Los equipos que practican esta manera de entender el juego se harán más defensivos, retrocederán alrededor de su propia área para hacerse fuertes todos juntos y como consecuencia de ello se verán obligados a sorprender a su oponente a base de ataques largos con pocos efectivos. En definitiva, nacen los contraataques asociados a una manera de defender pragmática y ordenada, como objetivo de primer orden estratégico. Se produce otra revolución estratégica: la defensa es el mejor ataque. Nace el “Verrou”, la base sobre la que se asentará posteriormente el Catenaccio. En la Unión Soviética, Alexander Abramov realiza una actividad similar. Sus estudios de especialista en gimnasia lo llevan a desarrollar métodos de entrenamiento que permiten a un equipo más humilde y débil que los de la capital competir con garantías de obtener victoria. Surge, a través del Krylya Sovetov, lo que se conocería como Volga Clip, un “Verrou” con acento soviético.

Nuevamente dos corrientes contrapuestas evolucionan a través de postulados revolucionarios que hacen que el fútbol crezca y se complique en su forma, pero fundamentalmente en su fondo. 13 Índice Revista#17 PerarnauClub

En esa época se da en Italia una situación similar, siendo Gipo Viani el precursor. Su equipo, más débil, peor preparado físicamente y con jugadores sin la presencia física adecuada para competir con equipos centroeuropeos o de influencia británica, necesita organizarse para afrontar dichos retos. La formación vuelve a evolucionar en las islas a través de la figura histórica de Herbert Chapman y esta se exporta como base que fundamenta el orden dentro del terreno de juego. La WM de Chapman se institucionaliza a partir de los años treinta en el continente y en los años cuarenta Viani, en Italia, decide modificarla para incorporar un elemento más a su línea defensiva, creando la figura del líbero al estilo de Karl Rappan y altera la organización espacial del equipo y la funcionalidad del mismo. Si a ello unimos el deseo de hacerse fuerte en posiciones defensivas y la aplicación de las bases de la guerra de guerrillas para afrontar un ataque, estamos ante la manifestación básica del Catenaccio italiano. De las aplicaciones de Viani a las implementaciones de Nereo Rocco en Trieste, esta tendencia se va asentando gracias a la prédica de Gianni Brera, comunicador de excepción de la postguerra italiana, y nos encontramos con una nueva filosofía aplicada a la manera de entender el juego que se consolidaría con el tiempo a través de las figuras exitosas de Nereo Rocco y el Milan y la adaptabilidad competitiva del inteligente Helenio Herrera en el Inter de Milán. Nuevamente dos corrientes contrapuestas evolucionan a través de postulados revolucionarios que hacen que el fútbol crezca y se complique en su forma, pero fundamentalmente en su fondo.

Somos lo que aprendemos y lo que no sabemos no se puede enseñar. Es imperdonable que todas las derivaciones nacidas de la primera mitad del siglo xx y principalmente de los períodos entreguerras no sean dominadas y transferidas por entrenadores formados al más alto nivel y, sobre todo, que no formen parte de su currículum personal. Somos lo que aprendemos y lo que no sabemos no se puede enseñar.

NUEVOS CAMINOS Y MÁS TÉCNICA El fútbol, al igual que evoluciona en Europa, también lo hace en América Latina, especialmente en países como Brasil, Argentina y Uruguay, y desde aquí se dinamiza hasta convertirlo en sello de identidad propio de cada país sudamericano. El juego evoluciona y trasciende a lo meramente deportivo para convertirse en un fenómeno social y en un producto de identidad nacional. Brasil lleva el juego a su propio estilo de vida y el Jogo Bonito no tarda en convertirse en toda una manifestación de arte popular. Argentina y Uruguay se distancian hermanándose con el fútbol y la pasión como elementos básicos de convivencia. La rivalidad entre ambos países encuentra en el campo de fútbol el lugar ideal para batallar entre mate y mate. 14 Índice Revista#17 PerarnauClub

En la Unión Soviética se estudia la posibilidad del “desorden organizado”, toda una búsqueda de independencia individual dentro de un contexto abocado a entenderse en términos colectivos, y Boris Arkadiev trata de facilitar contextos para que esto se manifieste. Y el fútbol crece y sigue su curso como un elemento básico de la convivencia tradicional que se va incorporando en los diferentes países a lo largo del S. XX. Se razona y se analiza en función de las personalidades de sus practicantes y sobre todo se implementa con la intención de aumentar las probabilidades de victoria en cada partido. El deseo de ganar lleva a las cabezas pensantes a tratar de encontrar caminos que diferencien y signifiquen ventajas competitivas que faciliten el acceso a la victoria. Entre el fútbol auspiciado bajo los principios de Hogan y los practicados bajo los preceptos de Rappan, se manifiestan cientos de procedimientos tendentes a mejorar las prestaciones de los equipos. En la Unión Soviética se estudia la posibilidad del “desorden organizado”, toda una búsqueda de independencia individual dentro de un contexto abocado a entenderse en términos colectivos, y Boris Arkadiev trata de facilitar contextos para que esto se manifieste. A medida que el fútbol amplía su gama de opciones, se abren otras nuevas. El tiempo de ejecución se empieza a considerar como elemento de análisis y Viktor Maslov lo lleva a máximos al incorporar la presión como elemento determinante de su proceso defensivo. La técnica evoluciona para resolver los problemas cada vez más complejos que plantea la estrategia futbolística y que la táctica obliga a aplicar en el terreno de juego. El fútbol, al igual que el cuerpo humano, tiende a buscar soluciones para adaptarse a las realidades a resolver. Si “la función hace al órgano”, que se dice en medicina, en el fútbol la técnica obliga a adaptar las capacidades físicas y coordinativas a las exigencias del juego. El fútbol a medida que avanza implica a más especialistas, más modalidades, más necesidades. El jugador y el juego se ven abocados a entrar en nuevas dinámicas que vienen condicionadas por un deseo básico y primitivo: querer ganar. Los tres pilares del deporte fútbol crecen, evolucionan y se complican hasta llegar al nivel actual. ¿Seríamos capaces de entender el fútbol sin habernos percatado de las aportaciones de Hogan, Reynolds, Sebes, que han facilitado la presencia de Michels, Weisweiler, Cruyff, Sacchi o Guardiola? ¿Podríamos permitirnos el lujo de obviar a Rappan, Viani, Rocco, quienes dieron rienda a que otros entrenadores llevasen sus postulados a niveles superiores? ¿Qué hubiese sido del fútbol sin Zubeldía, Trappatoni, Clemente, Mourinho o Simeone? 15 Índice Revista#17 PerarnauClub

Gusztav Sebes

Gipo Viani

Viktor Maslov

¿Habríamos disfrutado tanto del juego si Maslov y Arkadiev no hubiesen servido de base para que Lobanovsky, Beskov, Miljanic o Boskov sublimasen sus propuestas e incidiesen en otros entrenadores de corte más occidental como Clough, Guy Thys o Raymond Goethals? ¿Sin Sebes podríamos haber comprendido la evolución de Inglaterra en el fútbol, con figuras como Alf Ramsey? Seguro que sin la debacle inglesa en Wembley en 1953 no hubiese sido posible. Por lo tanto, la evolución de técnicos como Bill Shankly, Bob Paisley, el propio Brian Clough o los coetáneos actuales se habría visto seriamente condicionada.

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¿Y qué decir de los exportadores de fútbol? Bela Guttmann, “Dori” Kutchner, Emérico Hirsch, base de la transmisión del fútbol desde el centro de Europa a Sudamérica o tantos técnicos ingleses que llevaron el fútbol a lo largo y ancho de sus colonias. El fútbol es el sustento de un movimiento universal que se ha patentado de forma tácita a lo largo de todo el S. XX: la convivencia a través del juego. Con dicho movimiento se ha impulsado la cooperación y la evolución de una disciplina que se ha enriquecido gracias a la aportación de personas con nombres y apellidos, profesionales que antes de tener los medios de comunicación de masas que existen actualmente fueron capaces de sortear todos los impedimentos para hacer llegar la prédica futbolística allí donde era estimado llegar. Profesionales que defendieron intereses colectivos aún a costa de sus propias vidas o lo que es peor, de la estabilidad de sus propios familiares; si no, que se lo digan a Gustav Sebes en los Juegos Olímpicos de Helsinki o en el extraordinario mundial de Suiza. Que le pregunten a la selección yugoslava por el recibimiento tras su medalla de plata en los Juegos de Helsinki, perdida ante los magiares mágicos. El fútbol ha evolucionado bajo medidas de presión que en nada se parecen a las actuales. Ningún entrenador actual tiene amenazada la estabilidad familiar ante el resultado en un evento deportivo. Antes era algo que se sabía de antemano y aun así se iba a competir, asumiendo las consecuencias como algo consustancial al propio reto.

La gran panacea del fútbol actual, la sobreinformación, el dominio del dato, la cuantificación de contenidos, el análisis de un momento infinitesimal en el contexto general de un partido, captado en una imagen, en una foto que se estruja entre flechas y sombras para denotar la existencia de un posible principio táctico mal ejecutado, dentro de los millones de momentos infinitesimales que conforman un partido en su conjunto. DE AHORA EN ADELANTE El fútbol busca actualmente nuevos modos de evolución que permitan incrementar los niveles de probabilidad de victoria. Se hace uso de la tecnología, se incorporan al cuadro técnico a nuevos especialistas en visualizar y cuantificar situaciones que a fuerza de repetirse tienden a convertirse en norma de análisis y estudio. Reputados cuantificadores de información y manipuladores de herramientas informáticas pasan por cualificados técnicos que acceden al más alto nivel; algunos lo son realmente, otros aprovechan la propia coyuntura del mercado para acceder a posiciones de ventaja. La gran panacea del fútbol actual, la sobreinformación, el dominio del dato, la cuantificación de contenidos, el análisis de un momento infinitesimal en el contexto general de un partido, captado en una imagen, en una foto que se estruja entre flechas y sombras para denotar la existencia de un posible principio táctico mal ejecutado, dentro de los millones de momentos infinitesimales que 17 Índice Revista#17 PerarnauClub

conforman un partido en su conjunto. La cuantificación y la imagen como elementos diferenciadores pasan nuevamente por tener en cuenta la base sobre la que se sustenta este deporte: el jugador, el juego y la dinámica de juego.

Hoy en día cuantificamos para cualificar, pero seguimos cometiendo el mismo error, no consideramos la cualificación del máximo responsable como algo determinante, el conocimiento de todo lo que acontece alrededor del fútbol, y que debe ser dominado por un entrenador como jefe principal de un staff, se sigue dejando en un segundo plano.

Helenio Herrera y Nereo Rocco

Karl Rappan

Rinus Michels

Al contrario que nuestros antecesores, estamos ante la compleja tesitura de desechar información en lugar de tratar de encontrarla y tenemos a nuestra disposición mecanismos, herramientas, que nos facilitarán el acceso a nuevas vías de información y, sobre todo, filtros para separar lo relevante de lo intrascendente. Pero nuevamente nos veremos obligados a partir de una base de conocimiento fundamental, entender el juego a través del entendi-

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miento de las personas que conforman un equipo y las dinámicas evolutivas propias de cada equipo en particular para tratar de sacarles el máximo rendimiento a través de la competición. Hoy en día cuantificamos para cualificar, pero seguimos cometiendo el mismo error, no consideramos la cualificación del máximo responsable como algo determinante, el conocimiento de todo lo que acontece alrededor del fútbol, y que debe ser dominado por un entrenador como jefe principal de un staff, se sigue dejando en un segundo plano. Cualificamos a cuantificadores y analistas de imágenes y pensamos que ellos nos permitirán definir las bases del problema, cuando el problema es cualificar las aptitudes y actitudes de un grupo de futbolistas que deben competir juntos para alcanzar un objetivo común. Hogan no disponía del software actual, Sebes no necesitó de toda la tecnología accesible al fútbol para romper con la dinámica competitiva imperante, eran otros contextos en los que la parcela cualitativa del juego era determinante. Cambiaron métodos y con ellos, perspectivas. Hoy en día el juego sigue siendo trascendental, pero disponemos de nuevos mecanismos para elevarlo a un grado superior. Muchos lo consiguen y nos aportan luz a este nuevo mundo complejo, otros nos entorpecen el camino con tecnicismos y tecnocracias innecesarias. Todos, absolutamente todos, estamos necesitados de dominar unos conceptos básicos que nos permitan interpretar este deporte de manera que podamos ofrecer el mejor camino para sacar el máximo rendimiento a nuestros jugadores y una parte fundamental del mismo pasa por nuestro conocimiento, el cual se fundamenta en nuestro estudio, el adquirido motu proprio y el institucionalmente establecido de común acuerdo por los organismos destinados a la formación al más alto nivel profesional. Necesitamos incrementar nuestra iniciativa personal para ser mejores cada día pero, sobre todo, necesitamos incorporar una nueva línea de adquisición de conocimiento a través de los organismos pertinentes a fin de evitar que la memoria futbolística deje de formar parte de la base fundamental de nuestro saber. Somos, queramos o no, parte fundamental de la dinamización del triunvirato innegociable del fútbol, el jugador, porque somos formadores de nuevos talentos futbolísticos que se incorporan generación tras generación; el juego, porque forma parte de nuestra responsabilidad básica de entrenadores; y de la dinámica de juego porque es nuestro fin común, hacer crecer las posibilidades para que se incrementen las probabilidades de victoria. Somos facilitadores de contextos que a su vez generan nuevas vías de expresión que no pueden detenerse en lo que sabemos, sino que deben dirigirse hacia lo que debemos saber.

Álex Couto Lago. @AlexCoutoLago

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JOHN TERRY.

EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE Agustín Galán Ilustración: Alex Santaló 20 Índice Revista#17 PerarnauClub

La temporada 2014-15 termina con una Premier League y una Capital One Cup nuevas en su museo personal; figura en dos onces ideales, el seleccionado por los jugadores y por la prensa especializada; desde su posición de central zurdo ha conseguido anotar ocho goles y se ganó la renovación en el mes de marzo, aún con la fase crítica de los torneos por disputarse. Podría parecer el perfil de un jugador en la plenitud de sus 27 o 28 años, pero su ficha señala 34. La figura de John Terry luce más radiante que nunca, contradiciendo todas aquellas voces que anunciaban un temprano declive. Juega todos los partidos, minimiza hasta la vulgarización a los delanteros con más renombre del planeta y se impone en una gran cantidad de apartados estadísticos —el último, el de defensa con mayor número de goles en la historia de la Premier League, dejando atrás al ex del Everton, David Unsworth—. Pero este guión no era el que se hubiera presumido en los meses de junio y julio, cuando José Mourinho preparaba la planificación de una temporada en la que tenía que dar obligatoriamente un paso adelante después de haber retornado al Chelsea y luchar por los títulos. El fichaje del lateral izquierdo Filipe Luís supuso automáticamente un desarrollo lógico respecto a la plantilla, seguido por multitud de analistas. El carrilero brasileño venía de haber sido pieza fundamental en el Atlético de Diego Simeone que rozó con la punta de los dedos la Champions League, por lo que su rol de titular parecía asegurado una vez se hubiera adaptado a las rutinas del Chelsea. Su lugar en el once lo vino ocupando César Azpilicueta con un gran rendimiento, pero la posición natural del navarro fue siempre la de lateral derecho, que a su vez estaba ocupada por Branislav Ivanovic, un portento físico innegociable en un equipo aspirante a todo en Inglaterra. La bestia serbia también resultaba necesaria en todo once, y su adaptabilidad a la posición de central permitiría que Azpilicueta y Filipe Luís se ocuparan de las bandas. Con el 75 % del rompecabezas armado, faltaba saber quién sería el perjudicado entre Gary Cahill y John Terry, la pareja de centrales. Por cuestiones de edad, era Terry el que parecía como primer damnificado con el banquillo a la mínima que su rendimiento se resintiera, dado que Cahill es más joven y tiene reservado un papel preponderante en el futuro inmediato del Chelsea y de la selección inglesa. Esta era la secuencia lógica que llevaría a Terry, con 33 años en el verano de 2014, a comenzar una etapa en la que su papel en los blues debería mantener su importancia en el vestuario, pero no en el césped, donde sus minutos comenzarían a menguar de forma inevitable.

Junto a Petr Cech, Frank Lampard y Didier Drogba conformó durante una década la columna vertebral de un Chelsea que suspiraba permanentemente por la Champions League. 21 Índice Revista#17 PerarnauClub

De haberse producido los acontecimientos tal como se indicaban en aquellos análisis que finalmente resultaron ser de fútbol-ficción, nadie hubiera podido reprochar nada al capitán del equipo del oeste de Londres. Su trayectoria, a falta de la guinda del Mundial de Clubes y un éxito con su selección, había colmado las ambiciones que cualquier futbolista profesional pudiera tener. Junto a Petr Cech, Frank Lampard y Didier Drogba conformó durante una década la columna vertebral de un Chelsea que suspiraba permanentemente por la Champions League, y fue el liderazgo de estas cuatro figuras el que consiguió, tras una década de excesiva inversión y frecuentes sinsabores europeos, que el Bayern hincara la rodilla y la orejona llegara por fin a las instalaciones del club. Pocos meses después se anunció de forma oficial que Terry abandonaba la selección inglesa, y unido el gran éxito de su carrera con el adiós al brazalete de capitán de los pross —del que llegó a ser desposeído en dos ocasiones—, las bases para ir preparando el adiós de Terry a la primera plana del fútbol de élite parecían asentadas.

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Esta despedida se ha pospuesto de forma indefinida a pesar de que Filipe Luís se integró bien en las rutinas de entrenamiento del Chelsea y con sus nuevos compañeros, pero el rendimiento que han mostrado todos los componentes de la zaga blue, en especial el de Terry, no le han permitido disfrutar de minutos en su primera experiencia en el fútbol inglés. Para que Terry llegara a este punto le hizo falta una inyección extra de motivación, algo que parecía complicado una vez conquistada la Champions League. La filosofía del club londinense desde la llegada del magnate ruso Roman Abramovich giraba de forma casi exclusiva en torno a este torneo, y una vez conseguido fue inevitable la sensación de que faltaba poner alguna otra meta que diera sentido al día a día competitivo. La figura del entrenador que estaba al frente cuando el Chelsea se coronó campeón de Europa era la de Roberto di Mat-

teo, pero éste nunca caló ni supo cómo convertirse en una seña de identidad del club, a pesar de haber conseguido algo que se resistió a figuras de primera línea como José Mourinho, Carlo Ancelotti, Guus Hiddink o Luiz Felipe Scolari. Di Matteo supo aprovechar el hambre y las dotes de mando de Cech, Terry, Lampard y Drogba y remar a favor de corriente mientras ellos lideraban la plantilla para evitar terminar sus días profesionales sin contar con la joya de la corona en sus vitrinas. Con el objetivo conseguido, la relajación fue inevitable y el Chelsea no dio la talla en la fase de grupos de la temporada siguiente, llevando a la destitución a Roberto di Matteo tras una derrota frente a la Juventus que hacía casi imposible la clasificación para octavos de final.

Teniendo en cuenta sus 32 años y la reciente lesión de rodilla, el técnico español dejó de considerar al defensa de Barking apto para aguantar durante una temporada completa un ritmo constante de partidos los miércoles y los domingos.

EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL

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Llegó Rafa Benítez para suplir al hoy entrenador del Schalke 04, y su interinato fue siempre concebido en el entorno blue como un medio para terminar de forma digna la temporada y buscar el modo de volver a empezar. Aunque la temporada terminó con la conquista de la Europa League, el rendimiento de los jugadores distaba de ser espectacular, y su no continuidad era algo barruntado por todos. Terry estuvo fuera de los terrenos de juego durante varios meses por una lesión de rodilla, y cuando estaba disponible no fue uno de los intocables para el entrenador español. La prensa británica no tardó en airear una presunta mala relación entre ambos y, a pesar del título conquistado, Benítez puso rumbo a Nápoles después de varios meses en los que el

ambiente en torno a la ciudad deportiva de Cobham desprendía puro negativismo. Con Drogba ya fuera del club, los rumores sobre la salida de las dos principales vacas sagradas —el propio Terry y Frank Lampard— se hacían cada vez más persistentes, y la plaza vacante en el banquillo quedaba desierta, aunque la vuelta de José Mourinho cada vez se veía más factible en el horizonte. No obstante, hubo en aquel tormentoso fin de temporada un detalle que hoy revela su tremenda importancia. Sin saberlo, Rafa Benítez había clavado en el orgullo de John Terry una puya que terminaría desencadenando una reacción que hoy lo lleva a disfrutar de su segunda juventud. Teniendo en cuenta sus 32 años y la reciente lesión de rodilla, el técnico español dejó de considerar al defensa de Barking apto para aguantar durante una temporada completa un ritmo constante de partidos los miércoles y los domingos. Ese pensamiento quedó latente en lo más profundo de John Terry. Quería desmentirlo a toda costa, pero necesitaba herramientas que se lo facilitaran. Después de varios años, Abramovich optó por no adentrarse más en territorio desconocido en lo relativo a entrenadores y volvió a poner el destino del club en manos de José Mourinho, desencantado tras tres exigentes años en lo deportivo y lo psicológico al frente del Real Madrid. Volvía a Cobham el técnico portugués que devolvió al Chelsea a la élite europea, y lo hizo fiel a sus principios. Desde 2013, en el oeste de Londres volvía a reinar el salvaje concepto de meritocracia del entrenador portugués, en el que la jerarquía se gana más desde el sudor de los entrenamientos que desde el grosor del palmarés. Mourinho conocía perfectamente a Terry de su anterior etapa y viceversa. Con aquel retorno, el capitán blue fue consciente de la oportunidad que se le presentaba. El Chelsea volvía a tener unas señas de identidad y él el escenario perfecto para recuperar el ardor competitivo y el nivel que lo auparon a la más alta consideración entre los centrales del mundo. La temporada 2013-14 no supuso ningún título para el Chelsea, pero esto no preocupó en exceso a José Mourinho, quien defendía públicamente que este proyecto comenzaba desde cero y que el equipo debía aprender a volver a competir de tú a tú con los grandes, aunque realmente nunca dejara de hacerlo. La metáfora del poni que tenía que aprender a saltar frente a los caballos de competición ya curtidos pareció ser bien asumida por el vestuario, especialmente por Terry, que mostraba una versión mucho más centrada de sí mismo de la que era habitual.

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Su trayectoria como profesional ha estado salpicada constantemente, desde su aparición en la primera plantilla del Chelsea, de escándalos de todo tipo, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Su imagen pública dista muchísimo de ser la de un chico ejemplar y le granjeó no pocas enemistades entre los colegas de profesión. Siendo uno de los centrales más duros de su generación no se esperaba que fuera considerado un modelo de conducta, pero sus excesos iban mucho más allá de la esfera deportiva. Sus altercados con Wayne Bridge y Anton Ferdinand llevaron a la FA a retirarle en dos ocasiones la condición de capitán de la selección inglesa, un rol que en la cultura inglesa tiene una importancia mucho mayor que en otros países europeos. Las constantes apariciones en tabloides de corte sensacionalista tiene un precio demasiado alto en Inglaterra, donde no son pocos los deportistas cuya labor sobre el césped ha quedado olvidada a base de titulares a

cinco líneas describiendo comportamientos poco decorosos y completamente fútiles en lo relativo a su campo profesional. Esta versión de Terry parece haber quedado definitivamente aparcada desde que José Mourinho volvió a vestir el chándal del Chelsea en los entrenamientos. En su entorno se destaca que durante los días de descanso que concede el portugués, las alternativas para el capitán se reducen a dos: jugar al golf o entrenar en el gimnasio. Con su etapa en la selección inglesa cerrada de forma definitiva, en su mente ya está exclusivamente la competición con su club; y en el recuerdo, de forma permanente, las dudas sobre su edad y la condición física.

John Terry, sin embargo, ha conseguido mantener su puesto en el once titular del Chelsea, seguir siendo relevante y, desde la condición de capitán, volver a levantar trofeos para el club de su vida.

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El paso del tiempo resulta implacable, especialmente en el fútbol de élite, y para los cuatro puntales en los que se sostuvo el Chelsea campeón de Europa en 2012 resulta cada vez más complicado mantenerse como una referencia. Didier Drogba, aunque regresó a solicitud de José Mourinho y ha contado con minutos como refresco de Diego Costa, dejó atrás sus grandes días después de haber experimentado dos experiencias: una exótica y más mediática que deportiva en el Shanghai Shenhua; y otra en el Galatasaray turco, potencia en su país pero lejos de los cabezas de cartel europeos. Frank Lampard aguantó lo suficiente como para convertirse en el máximo goleador histórico del Chelsea, pero para Mourinho no pasó la criba necesaria para renovar una temporada más y terminó firmando por la nueva franquicia de la MLS New York City, que paradójicamente le ha permitido tener una prórroga inesperada en la Premier League, aunque con la camiseta del Manchester City, que ha demostrado estar un escalón por detrás de los blues esta temporada. Petr Cech nunca dejó de estar considerado como uno de los mejores porteros de Europa, pero la evolución de Thibaut Courtois en su cesión en el Atlético hizo inaplazable el retorno del belga a su club propietario, obligándolo a aceptar un rol secundario que redujo su protagonismo al vestuario. John Terry, sin embargo, ha conseguido mantener su puesto en el once titular del Chelsea, seguir siendo relevante y, desde la condición de capitán, volver a levantar trofeos para el club de su vida. Para que Terry alcanzara su mejor nivel no ha bastado únicamente con que recuperara la autoestima y se viera capaz de seguir ofreciendo altas prestaciones, sino que también ha sido importante la reconstrucción del primer equipo, más allá de la llegada de Filipe Luís anteriormente mencionada. La evolución de Eden Hazard, que debe situar al belga como un serio aspirante al Balón de Oro en años venideros, y las sonadas llegadas a Londres de Diego Costa y Cesc Fàbregas, los encargados de firmar la mayoría de goles y asistencias del Chelsea esta temporada, han permitido que el equipo se viera poderoso y capaz de pelear por los títulos. Este año, el Chelsea dejó de ser el poni que Mourinho decía que estaba aprendiendo a saltar y se ha convertido en un feroz caballo de competición al que muy pocos han osado hacer frente en Inglaterra —sí en Europa, donde el PSG lo eliminó en octavos—. Con jugadores de tan alto nivel acompañándolo semana tras semana en el once titular, el hambre por los títulos tenía que llegar de forma automática, algo que reconoció el propio Terry, cuando destacaba que Fàbregas le reveló a principio de temporada que estaba sorprendido por el fútbol que estaba desarrollando el Chelsea, prácticamente sin fisuras y sumando de forma constante mientras sus teóricos rivales se dejaban puntos en empates y derrotas frente a equipos de menor pedigrí. “Que habiendo estado [Fàbregas] en el Barcelona y en algunos de los mejores equipos del mundo diga eso, hace que todos presten atención”, destacó el capitán.

UN SITIO EN LA HISTORIA DE LA PREMIER LEAGUE

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A José Mourinho no le duelen prendas en alabar a un jugador cuando siente que se está vaciando semana tras semana en el césped, por lo que esta temporada ha sido habitual verle alabando a John Terry, siendo la última ocasión

en el 0-0 firmado por el Chelsea en el Emirates frente al Arsenal, un partido deslucido que supuso uno de los últimos pasos para que los blues se aseguraran la Premier League con varias semanas de adelanto. “Ha sido el mejor partido que ha jugado nunca (…) Hoy ha estado fino en todo: dando coberturas, en la línea defensiva, recuperaciones, lectura del juego, recuperaciones con pase… El equipo estuvo fenomenal, pero John ha ido un paso más allá que cualquier otro jugador”, comentó el portugués en la rueda de prensa posterior al choque.

Su compañero en el centro de la defensa, Gary Cahill, no duda tampoco en elogiar a su capitán siempre que tiene un micrófono, aunque en este caso Terry echa rápidamente balones fuera, consciente de que es Cahill quien probablemente recoja su testigo como capitán cuando él no esté. Cuando se hizo público el Equipo del Año por parte de la Asociación de Futbolistas Profesionales, la pareja de centrales ideal era precisamente la formada por Terry y Cahill, y el ‘26’ defendió públicamente que dentro de ese dúo, el que tiene mayores cualidades como defensa central es su compañero y no él. Los hechos no le han dado la razón, ya que ha sido Cahill el que ha protagonizado algún que otro partido que ha costado puntos de forma directa al Chelsea en la Premier League, y ha sido Cahill el que ha ido al banquillo cuando José Mourinho ha estimado oportuno darle minutos a Kurt Zouma, el central de recambio blue. Mientras Terry apura su recta final, Cahill toma nota de todos los gestos que debe tener un capitán hacia los compañeros y hacia los propios rivales. No tendrá fácil tomar el relevo de una sombra tan alargada tanto en Stamford Bridge como en Wembley cuando defienda la camiseta de los tres leones, pero para Terry no hay duda de quién debe ser su sucesor en ambas plazas. 27 Índice Revista#17 PerarnauClub

Tras la retirada, uno de los destinos más golosos que pueden tener los jugadores de la Premier League es el de comentarista. Los poseedores de sus derechos de retransmisión llegan a formar verdaderos dream teams que desmenuzan desde su conocimiento del oficio los secretos del fútbol jornada tras jornada. Estas leyendas del fútbol tampoco han obviado la temporada que ha llevado a cabo Terry a sus 34 años, resaltando especialmente los comentarios de Jamie Carragher, como él, portador durante muchos años de un brazalete de capitán en uno de los clubes que más trascienden al propio fútbol en Europa, el Liverpool. “Estaremos hablando de la posición de John Terry dentro de veinte y treinta años. Nunca hemos visto a nadie mejor en la lectura del juego y en la defensa del primer palo”, reflexionó en los micrófonos de Sky Sports quien también será recordado con el paso de las décadas como uno de los mejores defensas que el fútbol inglés haya visto. Ese reconocimiento unánime del que hoy goza Terry y el hecho de volver a celebrar títulos sólo tuvo un pequeño lunar en la temporada, cuando en la Champions League él y Cahill se anularon mutuamente en un saque de esquina que terminó significando el gol de Thiago Silva que eliminó al Chelsea de Europa en octavos de final. No obstante, en el cómputo global tienen que pesar más otros factores: responder a la exigencia de José Mourinho en su retorno a Londres, dejar atrás a David Unsworth con 39 goles en su cuenta personal, ser la referencia absoluta para su compañero de zaga o que jugadores en el punto álgido de su carrera se sorprendan del nivel que ha alcanzado este Chelsea liderado por un chico de Barking de expresión pétrea rumbo a los 35 años que se gana su renovación con el hambre de un joven de 22. La historia de John Terry es de las que termina haciéndose un hueco propio en la memoria del aficionado, que ve en su imperfección y posterior redención un reflejo humano que merece la pena valorar. Eric Cantona, Roy Keane o el uruguayo Luis Suárez son otros ejemplos de jugadores que alguna vez cruzaron las líneas rojas del deporte, pero consiguieron que fuera finalmente su fútbol el que terminara imponiéndose. “Una persona dijo que no podría jugar dos veces por semana. Él sabe quién es. Yo sigo aquí, sigo luchando”, proclamó el capitán del Chelsea entre papelitos azules, gritos de sus compañeros y salpicaduras de champán, aliviado por sacarse la daga que hería su orgullo mientras los aficionados se rinden ante su capitán, el eterno ‘26’ que defiende la camiseta azul de forma ininterrumpida desde hace quince años y que seguirá haciéndolo, al menos, uno más.

Agustín Galán. @Agustin_Galan

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“Luis ENRIQUE HA ADAPTADO EL MODELO BARÇA A SUS TRES DELANTEROS" Jaume Marcet

Carles Romagosa conoce los entresijos del modelo de juego del Barça gracias a su amplia trayectoria como técnico en la cantera, en la que dirigió entre muchos otros a Jordi Alba, Piqué, Cesc o Bojan Krkic. Su dedicación actual es la de asesor de clubes y jugadores aprovechando los grandes conocimientos futbolísticos que también ha desarrollado durante años en la Universidad de Vic. Ocasionalmente ejerce de comentarista de partidos de fútbol base en Barça TV. Con él hemos querido analizar la evolución de juego del Barça desde Guardiola hasta Luis Enrique. Romagosa advierte una evolución sustancial en algunos conceptos del juego del conjunto azulgrana. 29 Índice Revista#17 PerarnauClub

Pregunta.- Antes de analizar qué cambios ha introducido Luis Enrique en el Barça, ¿cómo definirías las características esenciales del juego del Barça en la era Guardiola? Respuesta.- Cuando llegó Pep se encontró con un equipo que con Rijkaard había destacado por el talento descomunal de los jugadores a los que el técnico holandés organizó con cuatro premisas tácticas básicas y, sobre todo, con una enorme libertad para desarrollar la enorme calidad individual de los futbolistas. Eso funcionó durante un tiempo, pero luego se colapsó y entonces fue cuando llegó Guardiola. Con Guardiola lo esencial era buscar la superioridad en el centro del campo y obtener ventaja con la circulación del balón, además de conceptos conocidos como la presión alta y un equipo compacto y junto que permitía recuperar el balón rápido y arriba. P.- ¿En los cuatro años de Guardiola observas unos conceptos de juego idénticos o aprecias una evolución en el juego que desarrolla su Barça? R.- En la idea básica de la superioridad numérica en el centro del campo él intenta buscar diferentes soluciones, pero siempre mantiene la misma idea de controlar la zona ancha; él aplicaba lo que durante décadas ha sido el método del fútbol base del Barça, los juegos de posición y conservación de balón: los famosos rondos de los entrenamientos los trasladaba a los partidos. Busca situaciones que domina desde hace años, aunque en ataque los mecanismos sean diferentes, la generación de espacios arriba sí que varía mucho dependiendo del tipo de delantero que alineas. Eto’o te generaba unos movimientos diferentes a Ibra o la apuesta de falso 9 de Messi cambia mucho. Los fichajes de delanteros iban cada temporada encaminados a encontrar una solución al problema que se había encontrado el equipo en la generación de espacios.

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P.- Cuando te refieres a que Pep buscaba siempre superioridad numérica en el centro del campo, alguien puede pensar cómo era esto posible si el Barça solía alinear tres medios y los rivales con el 4-23-1 llegaban a acumular cinco centrocampistas. R.- Me refiero a la zona central del campo, no a la línea de medios. Además de los centrocampistas puros hay que sumar cuando Messi retrocedía o las incorporaciones de los laterales o las subidas de los centrales; el Barça de Pep lograba ahí una superioridad que le permitía atacar los espacios.

Y con Tata Martino volvimos a un entrenador del perfil de Rijkaard. Un técnico que gestiona el talento del jugador, busca que el futbolista se sienta a gusto y cómodo, pero quizá es un tipo de entrenador menos preocupado en los aspectos de organización del juego o en encontrar mecanismos y soluciones tácticas. P.- Antes de la llegada de Luis Enrique el Barça es entrenado por Tito Vilanova y Tata Martino. ¿Adviertes alguna variación sustancial en el juego de los azulgranas en estas dos temporadas? R.- En el año de Tito Vilanova mi análisis es el de un juego totalmente continuista y sin cambios respecto a la etapa de Pep. Tito era el segundo de Guardiola y su visión del juego era coincidente y por ello me parece un año en el que se mantuvo la misma línea de trabajo. Después de cuatro años trabajando con un entrenador tan sistemático, en la temporada siguiente a pesar del cambio de técnico se mantienen muchas inercias y rutinas, todo sigue rodando durante un cierto tiempo, aunque luego se vaya degenerando. Y con Tata Martino volvimos a un entrenador del perfil de Rijkaard. Un técnico que gestiona el talento del jugador, busca que el futbolista se sienta a gusto y cómodo, pero quizá es un tipo de entrenador menos preocupado en los aspectos de organización del juego o en encontrar mecanismos y soluciones tácticas. P.- Después de Martino, el Barça se decide por un Luis Enrique con tres años de bagaje en el Barça B, una temporada en la Roma y otra en el Celta. Analizando estos cinco años como técnico, ¿qué esperabas de Lucho como entrenador? R.- Respecto a Guardiola observo una primera diferencia. Pep escuchaba a todo el mundo, pero él marcaba las decisiones importantes desde el punto de vista táctico. En Luis Enrique observo, en cambio, más capacidad para delegar funciones en sus ayudantes. El asturiano busca en su cuerpo técnico características profesionales concretas y luego intenta entenderse y formar un grupo técnico cohesionado. Guardiola en cambio busca ayudantes competentes, pero sobre todo gente de su 31 Índice Revista#17 PerarnauClub

máxima confianza, personas muy cercanas a él con las que ya haya desarrollado amistad antes de trabajar. Lucho en cambio tiene más distribuidas las responsabilidades; en el Barça B se veía que él era consciente de estar en una época de aprendizaje en la que necesitaba la colaboración de técnicos muy competentes que le ayudaran a crecer.

P.- En el inicio de la pretemporada las ideas de Luis Enrique en el juego del Barça sorprenden con una distribución de los jugadores diferente, sin extremos, con laterales largos y un Messi más centrocampista que delantero. ¿Cómo lees estas variantes? R.- Veo un dibujo diseñado y pensado para sacar el máximo provecho de los tres puntas, pensando que Messi, un poco más retrasado de mediapunta, puede generar mucho juego, y que colocando a Suárez y Neymar cerca de la portería rival puede dañar mucho a cualquier contrincante. También es cierto que en las primeras semanas sin Suárez entran en juego los jóvenes Sandro y Munir, y hay que reconocer que dieron la talla. El problema es que ante tanta presencia de delanteros en el área, los rivales tratan de cerrarse por el medio y provocan un embudo, pero el cuerpo técnico del Barça aunque detecta problemas con ese posicionamiento espera con paciencia la reaparición de Luis Suárez, con la esperanza de que el uruguayo pueda desatascar el ataque con su potencial rematador. Con la aparición del ‘9’ uruguayo persisten los graves problemas para superar ese embudo en el área y Luis Enrique y sus auxiliares constatan que este modelo tiene graves deficiencias, no se generan espacios por dentro y la única solución pasa por la incorporación por fuera de los laterales, que acaban centrando en situaciones de desventaja. La virtud del Barça no es nunca física en lo que se refiere a sus puntas, lo que beneficia a las defensas rivales. Este problema no impide que el equipo 32 Índice Revista#17 PerarnauClub

gane muchos partidos, pero sí se puede observar que esta apuesta no genera los desequilibrios ofensivos que deseaba el cuerpo técnico. P.- ¿Entiendes entonces que el gran problema fue el rol que debían cumplir los laterales? R.- Con Guardiola siempre se buscaba superioridad por dentro, intentando estirar el equipo. Por ejemplo, con Pedro y Villa abiertos, Messi encontraba espacios entre líneas. Con Luis Enrique los rivales se cierran muy bien por dentro y ahí los laterales son los elementos que pueden generar desequilibrio. Alves y Alba tienen muchos metros a recorrer y una gran responsabilidad ofensiva constatando las dificultades del juego interior. La solución más natural sin espacios interiores pasa por enviar balones a las zonas libres donde aparecen los laterales, pero cuando se incorporan y envían centros los rivales están más que avisados para defender y neutralizar cómodamente estas acciones. P.- Esta propuesta inicial afectaba también a los interiores, más preocupados a veces de las coberturas a los laterales que en ser protagonistas en ataque. R.- El centrocampista del FCB en ese momento tenía que asumir una exigencia defensiva mayor que en la época de Guardiola. Los interiores tenían el rol de controlar las transiciones del rival y este papel minimizaba su capacidad y protagonismo creativo. P.- ¿En qué momento crees que Luis Enrique cambia esta propuesta inicial al considerarla menos eficaz de lo previsto? R.- El cambio es muy importante. Se dan cuenta de que aunque dispongas de grandes jugadores la aglomeración en el centro no es beneficiosa, y se vuelve al modelo de un equipo más ancho para generar más espacios. Se busca encontrar los espacios en las bandas. Con Guardiola, la circulación rápida del balón pretendía encontrar espacios interiores. Con Luis Enrique, se intenta llevar el balón a la banda y desde ahí trasladarlo al área. El juego ha variado mucho. Con Guardiola, la figura de Busquets era clave en la circulación del balón, mientras que ahora si juega Mascherano o Busquets no hay mucha diferencia entre ambos, porque el inicio del juego es más simple, ya que se busca un pase a la banda, algo mucho menos complejo que buscar superioridad en el juego por dentro. Por tanto, con Luis Enrique, a Mascherano o Busquets se les pide un pase a Messi o Neymar en los costados que no es tan exigente como los que tenía que buscar antes el mediocentro azulgrana. Cambia mucho, porque de buscar el juego por dentro se pasa a buscar el juego por fuera y esto provoca que las posesiones sean más cortas, sin buscar como antes circulaciones más largas y complejas. Los ataques del Barça siguen siendo más largos que los del resto de equipos, pero son mucho más cortos de cómo eran en la época de Pep y Tito. Ahora se busca generar espacios con la creación de situaciones 33 Índice Revista#17 PerarnauClub

que dependen de las características de los jugadores. En la derecha, con Messi, se busca ofrecerle la posibilidad de la diagonal hacia dentro. Con Xavi de interior no se facilita esta diagonal hacia dentro de Messi. En cambio aquí encaja más la figura de Rakitic, que se encuentra cómodo moviéndose mucho lateralmente pensando en generarle un espacio a Messi para que el argentino pueda hacer daño desde fuera hacia dentro. Rakitic está pendiente de las necesidades en el juego de Messi, a veces se le ve de segunda punta intentando generar paredes de cara o situado en la banda para que Leo pueda ir por dentro. Rakitic encaja mejor en este rol complementario que Xavi, quien obviamente tiene otras virtudes. Alves también ha variado su función para beneficiar las incursiones de Messi. Neymar en la izquierda, en cambio, tiene otras necesidades y mezcla mejor con Iniesta o Xavi.

Los ataques del Barça siguen siendo más largos que los del resto de equipos, pero son mucho más cortos de cómo eran en la época de Pep y Tito. Ahora se busca generar espacios con la creación de situaciones que dependen de las características de los jugadores. P.- ¿Ves a este Barça más cómodo que nunca con las transiciones rápidas? R.- Luis Enrique está más cómodo con las transiciones que Guardiola, que requería de un equipo muy junto y corto para tener posesiones largas y un estricto control del juego. Ahora se buscan jugadas más cortas. Se sigue moviendo el balón y circulando cuando inician el juego por el medio. Mientras que antaño se intentaban evitar las transiciones defensivas y ofensivas, ahora al equipo ya no le preocupa tanto buscar estas transiciones vertiginosas, ya que por el perfil de los jugadores el Barça genera mucho peligro en estos ataques y le compensa que los rivales también le lleguen más a menudo en ataques verticales. 34 Índice Revista#17 PerarnauClub

P.- ¿Disponer un doble pivote sería un sacrilegio futbolístico del modelo Barça? R.- En absoluto. Solo sería así si con ello se renuncia a los conceptos esenciales del juego del Barça, entonces sí. Si con ello renunciamos a la posesión del balón y al protagonismo en el juego me parecería relevante, si no es así me parece anecdótico.

P.- ¿Crees que el Barça de Luis Enrique puede llegar a evolucionar hacia una propuesta donde se priorice el contragolpe y la posesión del balón ya no sea la primera opción? R.- No. Este Barça ha mejorado mucho en su faceta ofensiva respecto al modelo inicial de Luis Enrique de los primeros meses, pero donde le encuentro mucho margen de mejora es en la defensa posicional, no así en la defensa en las transiciones. El sufrimiento de este Barça en defensa posicional a causa del perfil de los jugadores que dispone es grande, y por tanto veo inviable centrar toda la fuerza en las contras, porque si le das el balón al contrario en transiciones rápidas el Barça tiene mucho peligro, cierto, pero con el balón en posesión del rival el Barça sufre mucho en defensa y ante equipos de nivel jugar así supondría un riesgo muy alto. P.- ¿Este tipo de ataques más directos crees que responden más a la idea de Luis Enrique o a las características de los jugadores? R.- Yo interpreto que empezó con una idea en la que los jugadores tenían que encajar en sus esquemas, pero Luis Enrique ha variado su plan inicial. Creo que ha analizado a fondo cuáles son las grandes virtudes de sus futbolistas y cómo puede sacarles el máximo rendimiento. Este segundo modelo le está funcionando mejor. ¿Que Messi busca la diagonal hacia dentro? Pues lo sitúo a la derecha. Xavi prefiere gestionar el espacio con la pelota, entonces la lógica indica que hay que situarlo más cerca de uno que busca el dribbling, como Neymar. Creo que Lucho 35 Índice Revista#17 PerarnauClub

quiere potenciar básicamente las virtudes de los tres puntas y ha construido el modelo de juego intentando priorizar las tres piezas clave: Messi, Suárez y Neymar. Incluso no es ningún secreto que este Barça prefiere decantarse claramente hacia la banda derecha buscando más a Messi que a cualquier otro jugador. Antes, el director de orquesta del Barça era Xavi y ahora ha evolucionado hasta ser Messi el jugador que marca la pauta del juego. Luis Enrique está intentando de manera inteligente generarle situaciones para que Leo se encuentre cómodo.

Creo que Lucho quiere potenciar básicamente las virtudes de los tres puntas y ha construido el modelo de juego intentando priorizar las tres piezas clave: Messi, Suárez y Neymar. P.- Si este Barça está variando tanto su plan de juego adaptándose a las virtudes de sus futbolistas, ¿cabe esperar por tanto que a medio plazo mute aún más dejando atrás el famoso juego de posición? R.- Yo diferenciaría dos aspectos, por un lado los conceptos del juego que creo que tienen que ser irrenunciables para el Barça: tener ventaja con la posesión y la circulación del balón son conceptos que tienen los niños que juegan en el Barça en cualquier categoría y que desde prebenjamines hasta el primer equipo aplican con naturalidad. Estas premisas del juego son las más básicas y a la vez esenciales e indiscutibles. Pero, por otro lado, hay que encontrar cuando compites, en base a esos conceptos que trabajas en tu fútbol base, cómo acomodar a tus jugadores en cuestiones concretas. Cesc era más competente con movilidad, encontrando espacios, mientras que Xavi rinde con circulación de balón. Y aunque los dos comparten conceptos, tienen un talento diferente y se encuentran más cómodos en situaciones distintas del juego. Por lo tanto, aunque se hayan formado en la misma idea de juego, un centro del campo con uno u otro hay que plantearlo de manera diferente, acorde a sus características concretas. El cambio de Luis Enrique entiendo que no provoca una pérdida de la esencia del juego del Barça. Guardiola también variaba su manera de atacar en función del tipo de jugadores de los que disponía en ataque. Los mecanismos que tenía el Barça con los movimientos de Ibrahimovic no se parecían en nada a las soluciones que se buscaban en función de lo que ofrecía Eto’o. Pienso que mantener el estilo es a mi juicio innegociable, pero a partir de aquí hay que ajustar los mecanismos y soluciones en ataque en función de los jugadores. P.- ¿Es lógico, por lo tanto, considerar que Luis Enrique con sus peculiaridades sigue la línea histórica del Barça de Michels, Cruyff, VanGaal, Rijkaard o Guardiola? R.- Hay entrenadores que han respetado más y otros menos la línea de trabajo del Barça, pero en general entiendo que se ha seguido un patrón 36 Índice Revista#17 PerarnauClub

coherente que tiene su base en La Masia. Luis Enrique respeta la esencia de este modelo, pero aportando sus variaciones y retoques, igual que Guardiola intentó evolucionar, ya que los equipos rivales se ajustan a tu manera de jugar y encuentran antídotos que tienes que descifrar. La innovación táctica es innegociable, cada año es necesario implementar soluciones a los diferentes problemas que te van planteando los rivales. P.- El dibujo táctico básico del Barça en los últimos años ha sido el 1-4-3-3. ¿Es también innegociable este sistema? R.- La disposición táctica o posicional de los jugadores es, a mi juicio, muy secundaria y mucho menos importante que la idea de juego. Cómo quieres jugar es el quid de la cuestión, no si pones tres o cuatro jugadores en una línea.

Me parece imposible que un equipo sea excelente en todas las fases del juego. Ser un diez en ataque posicional, en transiciones y en repliegue me parece inviable. Las características de los jugadores son muy diferentes, las necesidades son opuestas y no hay ningún jugador muy bueno en todo.

P.- ¿Este Barça puede llegar a la excelencia en el juego de posición y a su vez dominar las transiciones? ¿Ves posible dominar todas las facetas del juego? R.- Me parece imposible que un equipo sea excelente en todas las fases del juego. Ser un diez en ataque posicional, en transiciones y en repliegue me parece inviable. Las características de los jugadores son muy diferentes, las necesidades son opuestas y no hay ningún jugador muy 37 Índice Revista#17 PerarnauClub

bueno en todo. Pongo el ejemplo de Xavi, el ‘6’ del Barça es excelente en la circulación del balón, pero no le pidas largos recorridos en defensa. Los equipos apuestan por la fase de juego que dominan y en la que se sienten cómodos, el Barça actual se siente más incómodo en el ataque posicional y trabaja más la transición, pero por ejemplo no domina la defensa posicional. No hay equipo potente que quiera tener un 6 en todas las fases, ese equipo no sería tan competitivo como el que saca un 9 en una o máximo dos fases del juego. Dominar ataque posicional, transicióno fensiva, defensa posicional y transición defensiva me parece utópico, ningún equipo lo ha conseguido.

El nivel de los cuerpos técnicos ha crecido tanto que los análisis del juego son cada día más certeros y rápidos y todo evoluciona a una velocidad sorprendente. Los estudios del juego de los rivales ganan en peso conforme pasan los años. P.- ¿La evolución en el modelo que ha encontrado Luis Enrique puede ser sostenible en el tiempo? ¿Cuándo tendrá que variar de nuevo su plan? R.- Luis Enrique está logrando soluciones tácticas que no eran fáciles de lograr. Unas soluciones que eran difíciles de avanzar, pero a las que veo fecha de caducidad. Si las soluciones tácticas de Guardiola funcionaron de maravilla durante un tiempo, pero al final murieron colapsadas, a Luis Enrique le pasará lo mismo y tendrá que volver a reinventar su modelo de juego. Los equipos rivales contrarrestan muy rápido las soluciones tácticas. El nivel de los cuerpos técnicos ha crecido tanto que los análisis del juego son cada día más certeros y rápidos y todo evoluciona a una velocidad sorprendente. Los estudios del juego de los rivales ganan en peso conforme pasan los años.

Jaume Marcet. @jaumemarcet

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Ignacio Benedetti

MARCELO BIELSA, UN DEFENSOR DEL JUEGO

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Ilustración: Jim Ort

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Marcelo Alberto Bielsa nació en Rosario, un 21 de julio de 1955. Como futbolista pasó por varios equipos antes de tomar la decisión de ser entrenador de fútbol. Sus limitaciones técnicas promovieron una búsqueda del conocimiento que aún no cesa. Durante su carrera ha gozado de momentos triunfales (Newell’s y Vélez Sarsfield), etapas emocionalmente irrepetibles (Chile, Bilbao y Marsella), y también ha protagonizado fracasos (Argentina), aunque quienes entienden el deporte como una actividad formativa y competitiva no se atrevan a utilizar un calificativo como ese. Lo cierto es que de ninguna manera el paso del argentino deja indiferente a quienes lo viven de cerca. ¿Qué hace del rosarino un entrenador tan peculiar? En este trabajo indagaremos en algunas de las razones por las que es tan venerado por los futbolistas y los equipos por los que ha pasado y dejado su huella.

1. ESTUDIO DEL CONTEXTO

“Aceptar la proposición de dirigir en este país porque creo que es un sitio donde me volveré a sentir cómodo ejerciendo mi trabajo del mismo modo que me sentí en mi país. Tengo la ilusión de hacerlo bien”. El discurso es el de cualquier entrenador que llega a una selección distinta a la propia. Lo que diferencia a Marcelo Bielsa del resto de sus colegas es que justamente se prepara a conciencia para la responsabilidad que asume. Para ello, es de conocimiento público el énfasis que pone en conocer a cada uno de los jugadores que va a entrenar, así como la historia del lugar que va a habitar. Cuando llegó a Chile, el argentino expresó cómo fue el proceso que lo llevó a tomar la decisión de dirigir al país trasandino: “Utilicé mucho el análisis para valorar el material humano del que dispone el fútbol chileno… Me pareció que había jugadores y que había posibilidades de ofrecerle a esos jugadores una organización que los contuviera”. Pero además, Claudio Vivas, quien fuera su ayudante durante ese período, destacó otra de las razones que motivaron a Bielsa: “Es un país que está en orden, con una camada de jugadores que viene surgiendo desde el año 2003”. Durante su vida en Chile, Bielsa fue un asiduo visitante a una tienda de videos en la que rentaba todo tipo de documentales que explicaran la historia de aquel país. Para el rosarino, al jugador de fútbol no se lo puede comprender si no se tiene una idea clara de dónde viene, y por ello debía adentrarse en su historia, en sus batallas, sus logros y sus derrotas. Así lo hizo. 40 Índice Revista#17 PerarnauClub

Pero el ejemplo de su paso por la selección “Roja” no fue una excepción.

Durante su campaña electoral, Josu Urrutia presentó la carta Bielsa como una de sus más importantes promesas. Dado el hermetismo que caracterizaba hasta entonces al entrenador argentino, el ex jugador y aspirante a la presidencia del Athletic Club de Bilbao logró que Bielsa aceptara realizar una presentación, vía Skype, de sus planes de trabajo. En ella, Marcelo dejó frases como las siguientes: • “Lo primero que hice fue ver la cantidad de partidos que ha jugado la plantilla en la temporada 2010-2011. Los partidos de pretemporada, de Liga, de Copa y algunos amistosos que se dieron en el curso del año posteriores a la pretemporada,. Yo a los partidos que más atención le puse fue a los de Liga, Copa y a los amistosos de pretemporada”. • “Analicé los ciclos que se fueron dando a lo largo de la temporada, también para visualizar las rachas, victoriosas o de derrotas, como un dato más para ir visualizado el comportamiento que tuvo el equipo el año anterior”. • “Analicé los 42 partidos desde el punto de vista táctico, posicional, estratégico. Yo he visto cada uno de esos 42 partidos dos veces para profundizar los datos que busco, que necesito. Titulares, suplentes, cambios de posición, variantes, esquemas, entrenadores”. • “Todas estas observaciones generales las fui acompañando con algunos señalamientos individuales de cada jugador, que reúna lo más importante y saliente de cada uno, para luego, en algún contacto en la pretemporada, ir comentando y viendo con los futbolistas los aspectos más fundamentales”. Durante casi una hora, Bielsa expuso a los asistentes a aquella charla (que aún puede ser repasada en el siguiente link: https://youtu.be/XCo6vWWW6Ds) cómo había estudiado al que aún no se sabía si iba a ser su equipo, ya que Urrutia se encontraba en el final de la campaña por la presidencia. Vale acotar que durante ese tiempo, el argentino recibió una importante oferta del Inter de Milán, la cual rechazó por haberse comprometido anteriormente con la causa vasca.

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No lo dirá en público, pero entre sus mayores condicionantes a la hora de elegir donde desarrollar su profesión está dirigir jugadores hambrientos de triunfos y de enseñanzas, algo que él no cree que abunde en grandes equipos. La excepción que confirma la regla fue su llegada a Vélez Sarsfield. El equipo argentino venía de quedar campeón de todo de la mano de Carlos Bianchi, incluyendo la Copa Intercontinental ante el por entonces todo poderoso AC Milan. Aún así, Bielsa se sintió motivado de asumir semejante reto, y luego de un semestre lleno de conflictos y discusiones con buena parte del plantel multicampeón, consiguieron salir primeros en el Clausura 1998. Aguantó apenas un año y renunció. También puede considerarse un caso aislado su aceptación del cargo de seleccionador argentino, labor que iba a desarrollar con jugadores de primerísimo nivel, que ya tenían por lo menos un mundial de experiencia, pero obligaba a Bielsa a enfrentarse al gran enemigo de todo entrenador: el poco tiempo para enseñar. Pero hay que volver al presente y revisar su llegada a Marsella. En su primera comparecencia pública, Bielsa afirmó haber aceptado dirigir al Olympique: “Por los jugadores que tiene; porque para los que amamos el fútbol dirigir algún partido con el Vélodrome lleno es una ilusión y porque interpreto que Marsella es una ciudad con mucha diversidad, que sin embargo logra avanzar en un sentido común, único, colectivo, y mi oficio es justamente eso, darle dirección única a las diversidades que tiene un plantel. Y me pareció una experiencia muy enriquecedora ver cómo funciona Marsella, que actúa como aspiran actuar los líderes”. El conocimiento de las aptitudes de esos futbolistas hizo más sencilla su decisión de aceptar el cargo de entrenador del primer equipo, sólo un año después de su llegada a la institución. Para el rosarino es sumamente importante tomarse el tiempo necesario antes de aceptar una oferta de trabajo. Por ello es normal que la prensa y algunos actores del fútbol muestren su nerviosismo ante la cautela del argentino. Bielsa estudia a sus futuros dirigidos con la misma pasión con que se empapa del lugar en el que va a vivir. En sus decisiones son muy importantes las opiniones de su mujer y su hija

2. EQUIPO DE TRABAJO

“Trabajo con diez personas viendo partidos, e intentamos sacar conclusiones, ideas verificables. Cuando digo que hay una matriz para llegar al gol, estoy seguro de eso. Pero no importo yo, importa el procedimiento. Los medios tratan de antagonizar personas, nunca ideas. Yo entiendo que el fútbol no es mecánico, ni que son sólo muñecos o máquinas que se mueven. Mis análisis no son una pretensión: es un ejercicio que hasta el más negado podría hacer”. 42 Índice Revista#17 PerarnauClub

Marcelo Bielsa es un tipo de carácter duro, muchas veces exagerado en sus reacciones, no en vano es él mismo quien se encarga de resaltar esa carac-

terística. Por ello no debe sorprender que durante su larga carrera hayan sido muchos los cambios que ha realizado en sus cuerpos técnicos, pero durante todas sus aventuras, salvo su actualidad en Marsella, hubo una constante: Luis María Bonini (https://www.youtube.com/watch?v=4Tc2E2vpOO0). Bonini hizo siempre de vínculo afectivo con los futbolistas que integraban los equipos de Bielsa. Es tal su personalidad que incluso, durante el Mundial de Japón y Corea de 2002, fue el encargado de hacerle llegar al rosarino el pedido de que los entrenamientos en la concentración previa al inicio del torneo eran demasiado intensos para unos jugadores que llegaban exhaustos de una larga temporada europea. En Chile y Bilbao también fue reconocido y querido por los jugadores. Pero todo tiene su final. Una vez terminada la estancia en el País Vasco, Bielsa y Bonini decidieron separarse en buenos términos: “Fue una cuestión de ciclos. Tras los dos intensos años que vivimos en Bilbao, Marcelo se acercó un día y me dijo ‘Luis, ya somos dos elefantes viejos que estamos chocando nuestras cabezas’”.

¿Por qué hacer especial énfasis en la figura del preparador físico? Bielsa mismo lo explica: “Yo soy docente, profesor de educación física. Fui un futbolista frustrado y fracasado. Tras jugar cuatro o cinco partidos en la primera de Newell’s me di cuenta de que no podía ser futbolista de nivel. Me propuse entonces ser un entrenador de nivel. Y para lograrlo comprendí que el primer paso era convertirme en un especialista de la educación física, porque esa es la especialidad que se ocupa del movimiento del cuerpo humano. Sabía que en ese aspecto radicaba todo el secreto del fútbol. No tengo ninguna aspiración docente, porque no me interesa nada de la educación física que no sea estar mejor preparado para formar futbolistas. Estudié cinco años de fisiología para entender la conducta del cuerpo, desde la óptica de la medicina”.

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Su actual mano derecha es el belga Jan van Winckel, reconocido por su trabajo con en el Brujas de su país, clubes de cuatro continentes o por su paso en el Al Ahli de Arabia Saudita, formando parte del proyecto BFCPro, con otros entrenadores de su misma nacionalidad. Se conocieron cuando el argentino

visitó las instalaciones del proyecto saudí y luego mantuvieron varias charlas que cimentaron la relación. Es coautor, junto a David Tenney, Kenny McMillan, Werner Helsen, Paul Bradley y Jean-Pierre Meert, del libro “Fitness in soccer: the science and practical application”. Pero además, para tener una idea más clara de los requerimientos contractuales del argentino en cuanto a la conformación de su cuerpo de trabajo, vale la pena revisar el testimonio del chileno Eduardo Rojas. Periodista y ex dirigente de fútbol, Rojas es autor del recientemente publicado “Marcelo Bielsa: los 11 caminos al gol”. En él, el escritor hace un repaso sobre lo que fue la etapa del rosarino al mando de la selección chilena. La lectura de este ejemplar es obligatoria para quienes desean ahondar en la metodología de Bielsa y no en las leyendas. En el caso de estas letras, Rojas aporta qué puestos son indispensables en su equipo de trabajo: • • • • •

Un entrenador. De dos a cinco ayudantes de campo. Un entrenador de arqueros. Tres preparadores físicos. Un director técnico de las divisiones inferiores.

• Dos o tres fisioterapeutas. • Un podólogo. • Masajistas (o lo que dispongan los servicios médicos). • Dos o tres utileros. • Un jefe de prensa.

La cifra ideal es de diecinueve personas sin contar los masajistas. Para muchos puede parecer una cifra un tanto exagerada, pero hay un antecedente bastante interesante que ayuda a comprender la complejidad del trabajo de un cuerpo técnico y cómo este debe estar conformado por una amplia gama de especialistas. Días después del Mundial Brasil 2014, el neerlandés Louis van Gaal ofreció una conferencia en la que explicó a empresarios su modelo de conducción y cómo estaba conformado su equipo de trabajo. Más allá de los nombres, lo interesante del testimonio del míster del Manchester United es descubrir justamente la complejidad a la que hacía referencia anteriormente. En dicha presentación (https://youtu.be/Ac7Bk7fhbb4?t=2m43s), Van Gaal confiesa haber trabajado con un staff de hasta 37 personas. Claro que en su esquema hay que considerar que estaban incluidos los chef, dietistas, camarógrafos, editores de video y algunas ocupaciones más que son tradicionales en un club y por ello Bielsa no los mencionó en la exposición que luego rescató Rojas para beneficio de quienes desean conocer más allá de lo evidente. El organigrama actual del Olympique de Marsella confirma que el equipo de trabajo de Marcelo Bielsa está integrado por diecinueve personas, un número idéntico al que proponía el argentino en sus apuntes “chilenos”. Pero vale hacer una aclaratoria: estos son apenas los que el club paga, porque en el caso de Bielsa, en cada trabajo ha contado con asesores externos que él mismo se encarga de reclutar y pagar. Diecinueve entrenadores conforman el cuerpo técnico que lidera. Muchos no llegan con él, pero todos deben contar con su aprobación para formar parte de esa pequeña familia. 44 Índice Revista#17 PerarnauClub

3. IMPLICACIÓN EN EL PROYECTO CLUB

“Yo había quedado con él que cuando viniera a Argentina lo iba a traer a ver el hijo de él, porque él tiene dos nenas, pero el hijo es esto (La Villa Olímpica Raúl Héctor Gámez de Parque Leloir). Cuando él estuvo acá (Vélez Sarsfield) y visitábamos el terreno vacío –acá había nada sino un campo- él dijo ‘qué lugar hermoso para construir la concentración’. Le mostraron los planos y opinó sobre cosas que él consideraba, de acuerdo a su jerarquía de técnico, que harían falta, y se fueron corrigiendo los planos, y hoy, esto es lo que es gracias a los pedidos de él y la aprobación de los planos de él”. (Bernardo Becker, Secretario Técnico de Bielsa en Vélez Sarsfield).

La carrera de Marcelo Bielsa se ha caracterizado, entre muchas cosas, por la intensidad con la que asume sus labores de entrenador. Quizá por ello, por moverse en una sociedad que llama a la calma y a la relajación, el argentino no ha vivido períodos mayores a los dos años en todos los clubes que ha dirigido, con la excepción de los procesos con selecciones, esto motivado en las diferencias que existen entre el míster de clubes y el de los equipos nacionales. Aún así, su legado en los lugares por los que ha pasado va más allá de lo futbolístico.

NEWELL´S OLD BOYS Es su lugar en el mundo. No Rosario ni Argentina. El entrenador es hincha feroz del equipo rojinegro, en el cual hizo todo lo posible por ser jugador profesional y luego de disputar algunos encuentros con el primer equipo y aceptar que no tenía cualidades para mantenerse al más alto nivel, inició un proceso formativo con el objetivo de dirigir a su Newell´s. A finales de la década de 1980, Bielsa vuelve a Rosario, ya convertido en preparador físico, y con la intención de trabajar en La Lepra. Se acerca a Jorge Griffa, ex jugador del Atlético de Madrid y uno de los más reconocidos entrenadores de divisiones inferiores en Argentina, quien además es considerado uno de sus maestros, y le pide que trabajar con él porque lo que desea es ser entrenador de fútbol: “Lo primero que vas a hacer es empezar a aprender”, fue la respuesta de Griffa. “Vas a hacer un trabajo que te voy a decir yo, y luego de determinado tiempo, vas a llegar, con este grupo de chicos que te voy a dar, a primera división”. El veterano entrenador recuerda: “A cambio de lo que le prometí, casi a modo de fantasía, Bielsa salió a recorrer todo el país para que consolidáramos todos los puntos estratégicos del país para que los chicos, en vez de ir a jugar fútbol en Buenos Aires, fuesen a Rosario”. Daniel Carmona, Secretario Técnico de Newell´s, explica un poco aquel proceso que iba a dejarle al club rojinegro una histórica camada de futbolistas: “Yo lo planifiqué con un escalímetro (o escala de arquitecto), es decir, yo calculaba desde Rosario cuantos kilómetros tenía que recorrer hasta cierta localidad. Le decía: ‘Marcelo, esta semana tienes que recorrer 1500 kilómetros, te va a 45 Índice Revista#17 PerarnauClub

esperar alguien que luego te va a llevar a un entrenamiento con 200 jugadores. Al finalizar la práctica, él me llamaba y me confirmaba cuántos de esos futbolistas iban a ir a Newell´s a probarse”.

En aquel grupo que Griffa ayudó a seleccionar y que acompañaron a Bielsa hasta las horas más memorables de la historia del club rosarino estaban futbolistas como Darío Franco, Mauricio Pocchetino, Eduardo Berizzo, Fernando Gamboa, Abel Balbo, Gabriel Batistuta y Roberto Sensini. Todos unos chicos que crecieron bajo sus instrucciones y que luego se convirtieron en figuras mundiales.

ATLAS En México repitió su metodología de trabajo. Según Fernando Acosta, ex presidente del equipo, Bielsa “organizó una red de captación de jugadores muy importante, y que todavía existe, en 92 ciudades de México”. Los resultados y los futbolistas que comenzaron con el argentino ya fueron mencionados al inicio de este trabajo.

CHILE Su paso por el país austral, aunque haya sido en el equipo nacional, dejó mucho de lo que aún disfrutan en el fútbol de aquel país. Juan Pinto Durán es el centro de entrenamiento de la selección chilena. En 2007, como una de las condiciones que puso el argentino para dirigir el equipo nacional, y bajo la batuta y complicidad de Harold Mayne-Nicholls, presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), aquel complejo fue remodelado en su totalidad. Aquellas mejoras fueron costeadas gracias a los ingresos por patrocinios que supusieron la llegada del argentino y sus posteriores resultados con la selección austral, así como lo que se recaudó de varias presentaciones ante empresarios en las que Marcelo Bielsa exponía su método de conducción. Gracias a un trabajo especial del diario La Tercera, la influencia de Bielsa en esta área puede ser conocida: 46 Índice Revista#17 PerarnauClub

• Se asesoró con un paisajista que amplió ambos campos de juego y construyó un sendero de un kilómetro, perfectamente señalizado en madera, el cual tiene postas para realizar ejercicios de diferentes tipos. • Refaccionó las 17 habitaciones (nueve en el primer piso y ocho en el segundo) donde concentran los seleccionados. Cada una consta de dos camas de dos plazas, un televisor LCD de 21 pulgadas, baño, y sistema Wi-Fi que es apagado en las noches. • Renovó todas las máquinas del gimnasio y a la salida colocó material sintético recortán para que los jugadores realicen el trabajo regenerativo dentro de una zona de contacto flexible • Se construyeron tres camarines, destinados para los jugadores, los sparrings y el cuerpo técnico. En la sala adjunta están los dos jacuzzi, y además, una habilitación de una tina con agua fría que sirve de contraste, para luego acceder a la sala de masajes • En el segundo piso de este edificio están ubicadas las oficinas donde trabajaron los asistentes del DT revisando y editando videos • Al lado se encuentra la sala de reuniones, donde Bielsa organizaba y distribuía el trabajo de sus colaboradores. Otro de los aportes del rosarino al complejo Juan Pinto Durán fue una cámara de frío, que sirve, según la explicación de Luis Bonini, quien en una presentación para el canal de TV Canal 13 explicaba: “Es lo último que hemos incorporado. La temperatura acá desciende hasta seis grados bajo cero y el jugador, después del viaje, para evitar efectos del jet lag, se mete dos o tres minutos y realmente le produce una sensación de normalidad muy buena. A veces el jugador, después de hacer una ducha, hace un toque de frío y realmente revitaliza mucho”.

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Para la construcción de aquel sauna frío, la ANFP y Bielsa dieron varias charlas por el país para así recaudar fondos que permitieran la construcción de esta herramienta. Y para abaratar los costos, fue la esposa del argentino la que se encargó de diseñar los planos de la obra, algo que ha sido recurrente en todas las remodelaciones en las que ha participado el “Loco”.

BILBAO Tras rescindir su contrato en Chile, Bielsa pasa un semestre sin trabajo y luego aceptó la propuesta del Josu Urrutia para, en caso de ganar las elecciones, asumir la conducción del equipo vasco. Su primer año en España no pasó desapercibido. Los leones alternan grandes actuaciones domésticas e internacionales con el dolor de perder las dos finales que disputaron (Copa del Rey y Europa League). Aún así, y a pesar de algunos desencuentros con la directiva, el argentino decide cumplir su contrato y además, supervisar las renovaciones que se iban a producir en Lezama, lugar en donde están los campos de entrenamiento, la escuela de fútbol de las categorías inferiores y la cantera del Athletic Club. Nuevamente Bielsa se involucra en el proyecto del club sin que esto tenga que ver con la duración o el cumplimiento de sus obligaciones contractuales. Pero lo que se vivió al regreso de las vacaciones puede constituir uno de los episodios más surreales en la historia de este deporte. Según La Voz de Galicia, “Bielsa ofreció una rueda de prensa de 70 minutos, convocada «a título personal» y al margen del club, en la que sugirió la existencia de discrepancias con sus dirigentes, además de acusar de «estafa, robo y engaño» a la empresa que trabaja en la remodelación de Lezama”. El argentino dijo haber propuesto “un plan austero para remodelar Lezama. La planificación de obras tenía unos plazos de entrega y uno de ellos se cumplió el 2 de julio. Yo me reuní unas 30 horas con los responsables. Hacer la pretemporada en estas condiciones de Lezama me desprestigia como entrenador”. Y continuó asegurando que “El trabajo no es que no se terminara, sino que se hizo mal sabiendo que se hacía mal. Cuando vi como estaba, me indigné. Ofendí a la persona encargada y él me contestó también mal”. Todo continuó con una autodenuncia del argentino por agredir al encargado de las obras, una comunicación oficial del club desligándose de los dichos de Bielsa, un comunicado, a través de Facebook, del “Loco” reafirmando sus acusaciones y una temporada en la que Javi Martínez prácticamente se escapó del equipo y Fernando Llorente no quiso ser más por problemas contractuales. Pero lo que realmente es importante para este trabajo es recuperar la influencia del rosarino en el proyecto club. Durante aquella particular comparecencia ante los medios, recordada más por su confesión que por lo que realmente importaba, el argentino explicó las motivaciones de su implicación en la remodelación de Lezama, a pesar de que únicamente le quedaba un año de contrato y la historia nos enseña que no pasa más de dos en un mismo lugar:

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• “Me hice las preguntas: ¿Todavía no maduramos? ¿Llegamos a un nivel que está por encima de mis posibilidades? Yo elegí que todavía no maduramos, así que diseñé un proyecto para eso. Mi primer diagnóstico fue mejorar las condiciones de trabajo. Dije: “Vamos a parecernos a los grandes”. Armé un proyecto para, entre otras cosas, mejorar eso. Son los pequeños matices con los que uno va constituyendo”.

• “Al respecto de los campos quiero decir otra cosa. El Athletic tiene jugadores como por ejemplo Javi Martínez. Un día en ese campo apoyó el pie, el pie quedó fijo en el barro y él giró. Exactamente lo que genera la lesión más temida por los futbolistas. A partir de este momento empecé a gestionar, tú no puedes tener un plantel de 300 millones de euros y no tener un campo acorde a esos jugadores”. • “Cuando diseñé el proyecto que me interesaba desarrollar en el Athletic, consideré que acabábamos de terminar una temporada de casi 70 partidos. Soy una persona que por mi intervención en relación al equipo, termino necesitándolo, tengo una vinculación muy invasiva, y considero como un exceso de mi parte pero que también me constituye como entrenador. Quise desarrollar un programa que oxigenara esa relación que estableció durante un año con este tipo de jugadores ponderando mis exigencias”. • “Una de las cosas que quise acentuar es la calidad del servicio que recibe el jugador para el desarrollo de sus actividades profesionales. Siempre llevo conmigo una foto de unos chicos africanos que están jugando en una mesa hecha de barro, donde la bola está hecha y donde los palos son varillas afinadas. Eso lo tengo porque cada vez que me toca dar una charla los que escuchan inmediatamente me dicen: los planes que usted propone no los puedo desarrollar por ausencia de recursos. Inmediatamente saco la foto. Considero que todo se puede hacer proporcionadamente”.  • “Había términos de entrega, uno de los términos de entrega era el 2 de julio. Me fui sabiendo que el 2 de julio un segmento iba a ser entregado. A la mitad del tiempo me anunciaron que ese segmento iban a cumplir solo con el 50 por ciento. Esto dentro de un contrato con penalidades, etcétera. Yo estaba condicionando una pretemporada muy importante. Tomé todas las medidas del caso.”

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La autodenuncia del argentino fue la noticia que ocupó los titulares de diarios, telediarios y páginas web, pero lo que realmente quedaba era simplemente una muestra más de que con sus errores, virtudes y exageraciones, el entrenador se involucraba en algo mucho más profundo que el manejo de la primera plantilla.

MARSELLA La muestra más reciente de lo que Bielsa entiende como una interrelación impostergable (Club-Equipo-Conducción Técnica) la constituye la herramienta “Rodania Móvil”, que no es más que, según el diario argentino Olé, “un cubo tecnológico situado sobre un carrito de golf, que posee un LED y una pizarra con la canchita de fútbol. Es una idea del propio entrenador, que le permite grabar 147 minutos de videos de la práctica y verlo ahí mismo”. El “Bielsamóvil” fue descrito por Franck Passi, asistente del argentino, de la siguiente manera: “La tecnología está cada vez más presente en el deporte. Este cubo Rodania será único y hará los entrenamientos más eficaces. Es ayudar a acelerar la progresión del jugador y que sean más atentos durante las sesiones. Esta es una herramienta muy interesante y diseñada por un entrenador”. Bielsa no se presentó para dar detalles de su creación. Por otro lado, y según reportes de la emisora radial RMC Sport, el club consiguió la autorización para comercializar la imagen del entrenador en bufandas y camisetas con su imagen, “a cambio de que parte de los beneficios obtenidos por las ventas se destinen a organizaciones de carácter solidario”, constituyéndose este gesto en una muestra más de lo que deja el rosarino en sus clubes y el porque de la fuerte identificación de cada hinchada con sus procederes y su persona.

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¡NEWELL´S, CARAJO! El 22 de diciembre de 2009, el estadio del club rojinegro fue oficialmente bautizado como Estadio Marcelo Bielsa, luego de que la hinchada leprosa aprobara el cambio tras una especie de referendo. “El Loco”, como el mismo confiesa, es apodado de esa manera porque “algunas de las respuestas que elijo para resolver no coinciden con las que se eligen habitualmente”. Más allá de que el término locura esté más asociado a la privación del uso de la razón o del buen juicio, quizá lo de Bielsa pase más por el rechazo al pensamiento tradicional, lo que podría suponer un desafío o rechazo a las normas sociales establecidas, sin que esto suponga alguna conducta contraria al ordenamiento legal, sino sencillamente es la búsqueda de soluciones por otros caminos distintos . La insensatez que le adjudican al argentino está representada en su más reciente aporte a la institución que tanto le dio y que no podrá ser jamás superada en la calificación de sus afectos, salvo por su familia. Para la construcción de un hotel que sirva de concentración para el equipo rosarino, Marcelo donó la suma de dos millones de dólares. Según el diario Clarín, las condiciones del entrenador para aportar ese dinero fueron muy sencillas: que su nombre no apareciera en ningún lado y que fuese un edificio “moderno, austero, durable y de bajo mantenimiento”. El periódico explicaba que “el hotel tendrá cuatro pisos y podrá albergar hasta 36 jugadores. En la planta baja habrá un amplio hall de ingreso y el estacionamiento para los autos de los jugadores. El primer piso contará con un comedor, una cocina para la preparación de las comidas, los sanitarios, un balcón con parrillero y un mirador a las canchas donde practica la primera división. La segunda planta tendrá un auditorio, una sala de videos, oficinas para el cuerpo técnico y un salón de juego. En los pisos superiores estarán todas las habitaciones”. Como ya es una costumbre, y según el mismo medio de comunicación, Bielsa se implicó directamente en el diseño de esta obra, manteniendo conversaciones periódicas con los jugadores más experimentados de ese equipo para conocer de primera mano las necesidades que estos sentían debían ser cubiertas.

EL JUEGO, SU VERDADERA PASIÓN

“Creo en el protagonismo, en tener la iniciativa, en tratar de que el partido suceda en campo rival, en poseer el balón y evitar que el contrario se lo apropie, en recuperarlo rápidamente y quitarle el minuto de posesión. Todo lo que tiene que ver con el protagonismo, que es lo contrario a jugar al contragolpe, a ceder el elemento. Creo en poner todos los esfuerzos en ese sentido”.

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La frase se encuentra en ese magnífico recopilatorio del periodista chileno Eduardo Rojas, pero no es exclusividad de su paso por la selección de aquel país. Quizá el mejor ejemplo de cómo vive el fútbol Marcelo Bielsa se encuentre en una rueda de prensa de hace ya un par de años.

A los días de empatar a tres goles con el Espanyol de Barcelona en febrero de 2012, el argentino se presentaba ante los medios de comunicación para hablar sobre el próximo encuentro del Athletic ante el Betis. El diálogo lo reproduzco exactamente como sucedió: Periodista: ¿No cabe otra forma de reaccionar en los últimos minutos y conservar el balón, o conservar el balón de una forma más eficaz, señor Bielsa? Bielsa: ¿Una forma más…? P: Eficaz B: Pero, ¿cuándo usted dice eficaz, a qué se refiere? ¿Qué no ataquemos? P: Eso lo ha dicho usted B: No, no, yo no lo digo. Le pregunto si usted dice ‘mire, le falta eficacia a un equipo que…’ Bueno, la pregunta la verdad es que… Lo que nosotros hicimos fue seguir atacando. Así fue. Entonces, usted que ha visto que seguimos atacando considera que no es eficaz seguir atacando cuando uno tiene una ventaja. No seguir atacando quiere decir o darle la pelota al rival o sostenerla en propio campo, haciéndola circular sin posibilidades de crecer en el campo rival. Yo de lo que estoy seguro es que no hay mejor forma de defenderse que obligar al rival a que se adapte a un equipo que a pesar de que gana sigue atacando. Si usted analiza que creamos 15 situaciones de gol y el rival creó 5, ¿no le parece que eso es suficientemente contundente como para no buscar explicaciones diferentes? Eso se traduce en que es la forma de jugar del equipo. Los partidos no se analizan en su totalidad; un equipo que crea 15 opciones de gol y recibe 5 está clarísimo porque no ganó.

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P: Refiriéndose a la última acción, ¿en lo que pudo fallar el equipo es que fueron a presionar tres jugadores y ahí se desequilibró el equipo? B: No, no se desequilibró ahí. Fueron a presionar tres jugadores al arquero, que es muy cierto lo que usted dice. Claro que lo ideal hubiese sido que esos tres jugadores estuvieran en el sector derecho de nuestra defensa, cerrando el pase que dio el lateral izquierdo rival… Usted me propone que resuelva una jugada, pero nosotros defendimos el 3-2 no en el último minuto sino desde que lo convertimos hasta el final del partido. Entonces, la tentación de obturar todos los caminos de llegada del rival también significa multiplicar la cantidad de pelotas de las que van a disponer, ¿me entiende? Porque si usted no ataca y no quiere poner en riesgo la pelota cerca de su arco, termina tirándola lejos y dándosela al rival con pelotas divididas. Yo no adhiero a eso. Ahora, claro, cómo se han dado las cosas, pareciera que es cierto que está mal ir a presionar. ¿Usted vio lo que hizo el arquero cuando recibió la presión de tres jugadores? P: Se la ha quitado de encima. B: Se la quitó de encima, y la recibió casualmente un jugador de ellos, este abrió de centroderecha a centroizquierda, nosotros compensamos ese lugar defensivamente, pero no perdimos, ni impedimos un pase vertical, que en el fútbol no es una tragedia que haya un crecimiento en el campo de un equipo que aparte está jugando con seis atacantes. Finalmente, ¿sabe por qué se produce el gol? Porque en la línea del último pase había un jugador parado y se cayó. Si hubiera estado parado en la línea de pase, donde la pelota prosperó… ¿Usted a qué le da más importancia, a que tres jugadores fueron a buscar el cuarto gol o a que se cayó un jugador? Pero de todos modos, no es nuevo que si usted juega noblemente y no obtiene un triunfo que mereció, va a ser criticada la nobleza y propuesta la especulación, y si usted especula e igual le empatan va a ser criticada la especulación y reclamada la nobleza, por lo cual toda esta conversación es inútil, porque usted sabe que la próxima vez que especulemos no va a haber una referencia a la recomendación de especulación que cierra esta conversación, sino va a haber una crítica. Usted sabe, todos sabemos que se bendice todo aquello que te acerca al triunfo y se rechaza todo aquello que te lo impide, aunque sean valores antagónicos que se van negociando de acuerdo a como se dan los resultados. Aquella intervención sólo fue una de muchas en las que Bielsa quiso hacer válido otra de sus convicciones, una que dio a conocer hace un par de meses en Marsella: “A mi lo único que me interesa es que el público sea más culto. El periodismo al público lo único que le ha enseñado de fútbol, en líneas generales obviamente porque hay sabios dentro del periodismo a los que yo leo semanalmente para nutrirme, es sólo sobre geometría: 4-3-1-2; 4-4-2; 3-4-1-2, o 53 Índice Revista#17 PerarnauClub

siglas de esa naturaleza que no necesitan ser explicadas más allá de los números”. Volviendo al libro Los 11 caminos al gol, Marcelo Bielsa asegura que el fútbol no posee más de 29 esquemas de juego y cada jugador profesional debe haber pasado por cada uno de ellos en su formación para que luego, ante cualquier eventualidad, puedan adaptarse. Estos esquemas serían: 1) 1-5-4-1

16) 1-3-4-3

2) 1-5-2-3

17) 1-4-1-4-1

3) 1-5-2-1-2

18) 1-4-2-2-2

4) 1-5-3-2

19) 1-4-4-2

5) 1-5-2-2-1

20) 1-4-1-3-2

6) 1-3-5-2

21) 1-4-2-3-1

7) 1-3-1-4-2

22) 1-4-3-2-1

8) 1-3-3-1-3

23) 1-4-1-2-3

9) 1-3-3-2-2

24) 1-4-3-3

10) 1-3-1-2-4

25) 1-4-5-1

11) 1-3-2-1-4

26) 1-4-1-2-1-2

12) 1-3-2-2-3

27) 1-4-2-1-3

13) 1-3-1-3-3

28) 1-4-3-1-2

14) 1-3-4-2-1

29) 1-4-4-1-1

15) 1-3-3-3-1 Pero para comprender con mayor profundidad las ideas futbolísticas de Marcelo Bielsa, no hay mejor fuente que él mismo. Por ello vale repasar algunos de los conceptos que ha ido entregando a lo largo de los últimos 30 años: • “Decido la elección de los intérpretes para cada posición priorizando las características ofensivas sobre las defensivas, sin dejar de considerar las exigencias de la función. Una función predominantemente defensiva está vinculada con la recuperación del balón, pero también quiere decir que al volante que juega delante de la línea defensiva le tiene que gustar hacerlo, y, además, tiene que saber quitarle la pelota al rival”.

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• “Los dos jugadores que tienen más tiempo el balón y que pueden elegir durante todo el partido el pase que van a dar son los dos centrales… A los centrales les digo que defiendan, que cabeceen, que recuperen, que sean feroces, pero que tengan buen manejo de la pelota para que la salida sea más clara. Entonces, si tengo que postergar

algunos elementos inherentes a la función específica -que es la recuperación- para ganar otros perfiles que tienen que ver con un aspecto menos frecuente en la función, pero que aportan a la belleza de lo que construye el equipo, me inclino por ceder ferocidad defensiva y ganar mejor trato de la pelota”. • “A mi, como a cualquier entrenador, me gusta defender en espacios reducidos y atacar en espacios amplios. Pero cuando uno observa el fútbol con grandeza e interpreta el equipo que dirige, y sobre todo cuando tiene mejores jugadores que los demás, está, desde mi punto de vista, obligado a una actitud más generosa y más vinculada con la belleza del juego, por lo que seguiremos intentando en mejorar nuestra capacidad para defender en espacios amplios y para atacar en espacios reducidos. Eso es lo que hacen todos los equipos grandes del mundo, porque para hacer lo contrario hay que tener enfrente un equipo generoso, y eso no sucede”. • “Prefiero el protagonismo con la pelota antes que la especulación y estar en el campo rival antes que en el propio. Más tiempo en posesión de la pelota antes que intentando recuperarla; utilizar el reglamento para que el juego sea mejor y no para sacar ventaja. Y, en la medida de lo posible, anticipación de todas las líneas en el desarrollo del juego”. • “No puedo pretender que todos mis jugadores sean iguales y piensen igual. Si en el minuto 85, empatando 0-0 de local, con el rival atrás, le pedís a tus jugadores que ´inventen´ y no le diste lugar a su creatividad, no le vas a encontrar la vuelta” . • “Cuando el gol no llega, la sensación que tengo no es que hay que poblar más el área sino que hay que manejar más la elaboración para que la pelota llegue al área. Siempre que un equipo al que dirijo le falta gol sitúo más la observación en cómo se elabora la pelota previa a la definición. Esa es mi inclinación. Pero no descarto que a veces el problema está en que haya más presencia en el centro del área. Si fuera así, lo más aconsejable es darle al equipo dos presencias centrales en el área”. • “El problema de jugar con dos ‘9’ no es ubicarlos juntos sino decidir que aspecto del juego se posterga poniendo dos atacantes centrales. Si usted pone dos atacantes centrales sin un volante creativo les resta quien los abastezca, quien le de los pases verticales. Y si para poner dos nueve saca a un extremo, se pierde la llegada de balones desde los costados. Y si conserva los dos wines y el volante ofensivo, debe restarle un componente a la estructura defensiva. No es una decisión sencilla para los que reflexionan más de lo conveniente. Puede ser ‘Parálisis por exceso de análisis’”. • “Cuando dos centro atacantes juegan juntos, alguno desciende o alguno se abre para no sobreponerse. Al que le toque descender o abrirse va a jugar peor porque su mejor versión es en el  centro del 55 Índice Revista#17 PerarnauClub

campo y cerca del arco. Pero en ocasiones, jugando peor uno de los dos, la suma de ambos mejora el equipo. Lo difícil es lograr comodidad en aquel que hace concesiones a sus mejores posibilidades y abandona su puesto. Hace 15 años que reflexiono sobre ese tema”. • “Yo siempre les digo a los muchachos que el fútbol para nosotros es movimiento, desplazamiento. Que hay que estar siempre corriendo. A cualquier jugador, y en cualquier circunstancia, le encuentro un motivo para estar corriendo. En el fútbol no existe circunstancia alguna, escúchame bien, no existe motivo alguno para que un jugador esté parado en la cancha”. • “Un ‘plan B’, que apunte solamente a ser eficaz, en concretar las opciones que uno posee, no sería un ‘plan B’, sería un plan aplicable a cualquier situación” • “La elección del sistema táctico no es una cosa importante. Ha tomado mucha repercusión, mucha resonancia, como es una cuestión que tiene que ver con la geometría, con el armado de líneas, es accesible a todo el mundo. Como todos aspiramos a poder hablar de lo que nos gusta, hablamos de los aspectos que nos resultan más accesibles o más entendibles, pero eso no quiere decir que sean los más importantes”. • “El objetivo fundamental de que la pelota vaya por las puntas es que haya desborde o centro intencionado. El primero permite que haya pase hacia atrás, lo cual es complicadísima para el rival. Y el segundo es cuando no hay desborde pero la pelota puede llegar al área hacia alguien que marca la jugada” • “El excesivo intervencionismo termina por joder al jugador”. • “Un entrenador no es mejor por sus resultados ni por su estilo, modelo o identidad. Lo que tiene valor es la hondura del proyecto, los argumentos que lo sostienen, el desarrollo de la idea. No hay que juzgar la idea, sino el sustento. Yo puedo valorar proyectos antagónicos. Lo que nunca se puede hacer es sustituir las convicciones”. • “El liderazgo está directamente relacionado con la derrota. Porque es ahí cuando se verifica la consistencia del conductor. Una de las claves que tiene que tener un líder, es que necesita ser querido para ganar, y no ganar para ser querido”. • “Sea ese el argumento, o el que fuere, siempre hay que ganar, y no recurro a alguna situación puntual para acentuar la búsqueda de la victoria porque me parece inherente a la competencia. Competir para ganar, y que no haga falta ningún agregado para estar siempre con toda la disposición en la superficie porque, de algún modo, el día que no haya argumentos parecería que no va a ser indispensable ganar y para mí siempre lo es”.

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• “Mi carrera ya está construida, para bien y para mal. Yo he tenido muchos más fracasos que éxitos, y los fracasos me han marcado mucho

más que lo que me han distinguido los éxitos, los pocos que obtuve. Nadie se acuerda, sobre mí, algo más vinculado a Japón-Corea, que fue un fracaso deportivo grandísimo. Ya por lo peor he pasado. También sé que, en esto, protegerse no ayuda: todos finalmente perdemos, hoy, dentro de un año, ayer”-

TODO LO QUE LES PUEDA DECIR LO LEÍ EN ALGÚN LADO Esto es Marcelo Bielsa y esto es lo que recibe un club o una selección cuando se entrega a su conducción. El rosarino elige muy cuidadosamente el destino porque es consciente de que son pocos en los que tendrá posibilidades de desarrollar sus ideas. Su implicación en la vida del club, su gusto por entrenar futbolistas con hambre y ganas de aprender, la curiosidad por la historia y la cultura del lugar al que irá, pero más que nada, la manera como se vive el fútbol son los ingredientes para que Bielsa se sienta atraído. No es el dinero ni las posibilidades de triunfo sino lo humano. A estas alturas, Marcelo Bielsa no ha definido su continuidad en Marsella. Puede que lo veamos en otro club, en otra selección, o quien sabe si algún día de estos se decida a recorrer el mundo dictando charlas y comandando la lucha por el juego ante el negocio y la banalidad. Quién sabe…

Ignacio Benedetti. @ibenedettip

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CHARLA CON DIEGO LATORRE… Alberto López Frau

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Pregunta.- Diego, 18 de octubre de 1987… Respuesta.- Ja ja ja ja, el día de mi debut con Boca Juniors, el día de la madre además en Argentina. Un día muy especial y repentino. Era una época de crisis en Boca, el martes o miércoles estaba entrenando con el primer equipo y ese domingo debuté, fue algo inolvidable. P.- Leí en una entrevista que le hicieron a Ángel Cappa que Menotti y él tuvieron la idea de hacer un Sub 21 de Boca para descubrir nuevos talentos, ¿Es así? R.- Sí, así es. Además era una división que no existía. Yo salí de ahí. Y fue una fórmula para que los profesionales no jugaran ilimitadamente en 3ª división. El partido se jugaba en el mismo estadio antes de que lo hiciera el primer equipo, se jugaba en estadios con mucha gente, lo que nos ayudaba a estar más preparados para el debut con los mayores. Se arreglaron varios problemas de golpe. Los profesionales que bajaban al 3ª lo hacían desmotivados y obstaculizaban el ascenso de los chicos jóvenes… Aquella Sub 21 fue una bocanada de aire fresco. P.- Eran tiempos de crisis en Boca, ¿Te costó mucho adaptarte a la presión? R.- Sí, me costó adaptarme a la Primera División, además el momento del fútbol argentino era malo a nivel de clubes, exportaba pocos jugadores y subían pocos de la cantera. No se apostaba por la cantera, al revés, Boca intentaba comprar lo mejor del país, pero no daba bola a los chicos jóvenes. Encima, cuando se fueron Menotti y Cappa aquella división Sub 21 se destruyó, volvió el club a la mecánica de antes, bajar profesionales a 3ª… sólo quedamos un grupito entrenando con las grandes, pero jugando con el Tercera… P.- Llega el Profe Tabárez, aquel Clausura 91, tu dupla con Batistuta, cambia todo… R.- Sí, pero el principio no fue fácil tampoco. Tabárez toma dos decisiones clave: Pone a Batistuta de ‘9’, porque venía jugando en izquierda y le estaba costando mucho adaptarse. Además venía de River, con lo que eso suponía… Y a mí me coloca detrás de Bati, más cerca del área. Yo sufría mucho cuando me alejaban del área. Tabárez puso a Tapia de enganche y a Graciani, que era delantero, le tiró 59 Índice Revista#17 PerarnauClub

a un costado abierto a la derecha. Eso me dio a mi libertad en ataque y cercanía al área. En defensa sí tenía que cerrar en banda izquierda, pero me venía bien porque me ayudaba a ordenarme. Sabía que tenía que volver a mi refugio. P.- Fue una época bonita, ¿no, Diego? Luego llega Basile a la selección sustituyendo a Bilardo y aquella Copa América del 91 en la que vas convocado, pero en la que tuviste algún problema físico… R.- Sí, se me juntaron varias cosas… Tenía 21 años lo primero, con todo lo que ello supone. Llegaba de jugar seis meses extenuantes con Boca entre Libertadores y campeonato local, hacía diez partidos que un emisario de Italia me seguía para ojearme, me controlaba, me generó una ansiedad tremenda. Después, tuve un problema en la planta del pie, jugué los últimos cinco partidos infiltrado con Boca, no llegué muy bien. Y además, Basile me colocó de enganche, me sacó de la posición en la que yo jugaba en Boca para jugar por detrás de Caniggia y Batistuta. Yo ahí rendía menos. P.- ¿Te colocó en la posición de Maradona, verdad? Diego no fue a aquella Copa América. Y debía ser difícil pelearle a Caniggia la segunda punta ya que venía de hacer un gran Mundial el verano antes en Italia. R.- Sí, exacto. Jugábamos 4-3-1-2 y yo era ese uno. No estaba cómodo, tenía que lanzar a los puntas, recibir de espaldas… Es muy común en los entrenadores confundir al habilidoso con el tipo capaz de jugar en zonas creativas, olvidando que yo tenía mucho gol.

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Caniggia le dio mucho resultado porque en esa época volaba y después Leo Rodríguez era mejor que yo de enganche. Aquella Argentina no elaboraba mucho y a Cani y Bati les venía mejor un lanzador como Leo ahí. Jugué y rendí menos de lo que podía haber jugado por todas estas circunstancias. P.- Llega el verano del 92, la Fiorentina… pero las cosas no salen como esperabas. R.- Salió todo fatal. A mi representante lo llevaron preso y todo comenzó del revés. Llegué a Italia, me había llevado Settimio Aloisio. Estábamos en Roma para firmar el contrato con la Fiore en un hotel, estaba también Simeone, que se iba del Pisa al Sevilla, Caniggia, Carnevale, Boskov, Mijhailovic… vino la Policía y se lo llevó, le metieron preso por evasión fiscal en el pase de Caniggia y Troglio al Hellas Verona unos años antes. El club no se hizo cargo de mí, me desamparó… me vi con 22 años sólo, iba de cuarto extranjero… Fue muy duro. Llamé a Boca para que me ayudara y había cerrado el mercado de pases y tras unos meses, y gracias a Batistuta, puedo entrenarme con la Fiore, hago tres goles en una práctica y me hicieron un contrato para jugar con el equipo primavera… Entonces llegan Valdano y Cappa y la llamada de Ángel para ir a Tenerife.

El Tenerife era el orgullo de la isla, salía a jugar igual en todas las canchas, teníamos soluciones individuales, jerarquía, el plantel hablaba el mismo idioma

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P.- Aquel Tenerife de tu primer año era un equipazo: Antonio Mata en la salida de balón, Redondo en el eje, Chano en la derecha, Ezequiel Castillo tirado a la izquierda para armar desde allí, Felipe de enganche, tú en la segunda punta y Dertycia arriba. Cuartos de Copa contra el Madrid, muy buena liga… R.- Sí, fue una maravilla, fue fantástico. Además llegué ya a un equipo armado que venía de arrebatarle la liga al Madrid en la temporada anterior en la última fecha, que ya sabía a lo que jugaba. Quique Estebaranz salió hacia el Barcelona y yo pude ser titular enseguida y en la posición que más me gustaba, por detrás del ‘9’. El equipo era el orgullo de la isla, salía a jugar igual en todas las canchas, teníamos soluciones individuales, jerarquía, el plantel hablaba el mismo idioma. Para mí fue una salvación, venía de un año durísimo, desarraigado en Italia y fue una alegría inmensa. Llegamos a semifinales de la Copa del Rey, a octavos de la Copa de la UEFA… P.- Valdano y Cappa emprenden viaje a Madrid, les acompaña Redondo… y llega Vicente Cantatore. ¿Eran distintos Valdano y Cantatore? R.- Sí, diametralmente. Además, la marcha de Redondo deja un gran vacío, la sensación que ya nada podía ser igual. El equipo perdió gente emblemática y volvimos a ser el Tenerife que fue toda su historia. Los entrenamientos con Cantatore eran más mecánicos, rutinarios, el equipo tenía un perfil más defensivo… P.- ¿Aquella eliminatoria de la UEFA ante la Juve fue darse de bruces con la realidad? R.- Es que nosotros no estábamos para pelear en ese nivel. Nos iban mejor los equipos grandes, pero no les podíamos ganar siempre. Y eso que en aquella eliminatoria dimos la cara. Fíjate lo que tenían: Kohler, Möller, Roberto Baggio… Ellos nos marcaron hombre a hombre y a partir de ahí nos anularon. Luego fueron más contundentes, pero no nos avasallaron jugando y eso ya fue todo un reconocimiento. P.- La noche del 0-3 en Copa ante el Madrid yo estaba en el estadio y recuerdo bien aquél gol en el que te vas de Alkorta y bates a Buyo por arriba tras hacerle un regate de cuerda. Siempre he pensado que aquel gol te define bastante como futbolista, ¿Es así? R.- ¡Sí, es así! Felipe me la da larga, yo insinúo ir a por la pelota pero me quedo, la dejo correr y así dejó detrás a Rafa Alkorta, me fui en carrera y coloqué el cuerpo para poder gambetear bien. Entere el cuerpo y el arco pude engañar. Le saqué el balón a Buyo hacia fuera para que no me la pudiera manotear y el remate, que no fue simple, lo pude colocar con la zurda firme al primer palo. 62 Índice Revista#17 PerarnauClub

P.- Se fue Cantatore y llegó Heynckes, que venía de cambiar el estilo histórico del Athletic de Bilbao jugando con un mediocampo en rombo y dos puntas. Podrías haber encajado perfectamente en aquel sistema como segundo punta y, sin embargo, dejó de contar contigo… R.- Sí, fue raro lo que me pasó con Heynckes. Nada más llegar llegó con un prejuicio, no quería jugadores sudamericanos, prefería europeos, jugadores más duros, con otra mentalidad… Pero como a mí me quería mucho la afición y yo había terminado bien con Cantatore la campaña anterior haciendo goles, colaborando a salvar al equipo del descenso, la gente me quería mucho y prescindir de mi de inicio hubiera sido muy impopular. Esperó seis meses y me fue desgastando. Lo curioso es que en los entrenamientos me ponía de ejemplo con los compañeros, pero no me ponía después el domingo. Yo no le monté ningún berrinche y me fui en silencio a Salamanca, en una decisión que después lamenté mucho, porque aunque me eligió Lillo tenía que haber esperado un poquito más, otros seis meses, pero yo quería jugar y fui a un equipo que ya estaba condenado al descenso. Pero al final me decidí, estaba Chemo del Solar, excompañero mío en el Tenerife… Fui y me equivoqué. P.- Lillo causa mucha controversia en España. Nunca entrenó a un grande, pero por su estilo y forma de entender el fútbol despierta admiradores y detractores a partes iguales. ¿Qué concepto te quedó de Lillo? R.- ¿Sabes qué pasa? Cuando un entrenador te pone poco y eres jugador en activo te da un poco igual su idea futbolística. Y Lillo tenía tanto agradecimiento al grupo que había ascendido con él que quería morir con ellos, y yo lo entiendo. Jugué poco, pero sí aprendí cosas de él.

¡Y Samuel! ¡Qué defensa era aquel Samuel! En los entrenamientos no me podía ir de Samuel, y yo era bueno en el mano a mano, pero tenía rapidez, anticipación, concentración y en el uno contra uno era buenísimo. La llegada de Samuel y el ingreso de Román le dieron el vuelo definitivo a Boca. P.- Vuelves a Boca, está Diego Armando Maradona, Caniggia, tú… Estuviste cuatro torneos, dos años… pero fue una época muy difícil; con River es una época impresionante de la mano de Ramón Díaz, ¿Cómo viviste todo aquello? R.- Fue una época difícil. En lo deportivo, River era un equipazo con Francescoli, Gallardo, Ortega… y en Boca ganar era más obligación que 63 Índice Revista#17 PerarnauClub

nunca. Teníamos una presión bárbara. Estaba todo muy convulsionado en el país y en Boca particularmente. Había asumido la Presidencia Macri, que ya por entonces tenía muy claro que quería hacer carrera política y Boca era su mejor escaparate. Había mucha política en el ambiente, una necesidad de éxito impostergable. Para Macri, Boca era una plataforma política para un cargo público, tal es así que ahora se postula para Presidente de Argentina. En aquellos momentos ganar para él no era una opción, era una necesidad y eso trajo conflicto, apresuramiento, caos… y todo sin un criterio deportivo claro. Me acuerdo que con Bilardo se depuró el plantel, se fueron 20 y vinieron otros 20, algo tremendo. Y todo coincidió con el River que vos decís. Después llegaría Bianchi y recogió los frutos. Pero los cimientos se pusieron entre aquél equipo de Bilardo primero y del Bambino Veira. Hubo uno de los cuatro torneos que hicimos 44 puntos, quedamos segundos a un punto de River, ahí se estaba gestando el gran Boca del 98-2001. P.- Aquel Boca sólido de Bianchi en el banco y jugadores como el Patrón Bermúdez, el Chicho Serna, Román, Guillermo Barros Schelotto, Palermo… R.- ¡Y Samuel! ¡Qué defensa era aquel Samuel! En los entrenamientos no me podía ir de Samuel, y yo era bueno en el mano a mano, pero tenía rapidez, anticipación, concentración y en el uno contra uno era buenísimo. La llegada de Samuel y el ingreso de Román le dieron el vuelo definitivo a Boca.

P.- Sin embargo, llega de nuevo Cappa a tu vida y esa llamada para jugar en Racing en 1998. Un equipo, aquella Academia, que si no recuerdo mal juntaba al Mago Capria, Marcelo Delgado, Diego Latorre. R.- Sí, y llegó en un momento que yo ya me quería ir a México, a un fútbol más tranquilo que recibe bien a la gente de fuera, lo tenía casi decidido pero sentí que me tenía que ir con Ángel y la pasamos bien. Salimos terceros, hicimos un fútbol precioso, llegábamos en oleadas al ataque, hicimos goles… Los primeros seis meses con Cappa fueron extraordinarios. 64 Índice Revista#17 PerarnauClub

P.- Vamos a pasar a repasar un poco la actualidad, el fútbol y los medios, donde tú colaboras actualmente. ¿Por qué crees que cada vez hay más distancia entre los medios y los futbolistas? ¿De quién es la culpa? R.- Hay varias teorías. En un marco donde uno es juez y otro es juzgado se genera a veces rechazo y antipatía. Siempre hay una rivalidad entre los periodistas y los deportistas y, además, estamos viviendo una época de frivolidad y espectáculo donde el jugador ya no es el genuino que juega por amor al fútbol y el periodista no es, en líneas generales, ese analista concienzudo y objetivo del juego, entonces por ahí surgen los problemas. Perdió la función de observador para formar parte y yo creo que eso es un error. Y el futbolista ha perdido su rol central, perdió pasión por el juego, por la institución, compromiso… Y luego está el público, que forma parte de un papel en el que es fácil ser engañado y a veces no sabe discernir entre qué textos le quieren condicionar y cuáles no… Entonces se le miente fácil, se hace un mensaje fácil para un público fácil. Y la gente pierde juicio crítico, no tiene barreras; si se critica a su equipo es porque el periodista es anti tal o anti cuál, le pierde su parte pasional. Entonces, la mezcla de todo es peligrosa. El jugador empieza a jugar para tener dinero, el periodista escribe para la gente con unas intenciones u otras y el público se vuelve fanático. El periodista es hincha, el jugador una celebridad, el público se cree parte directa del vestuario… Todo el mundo adquiere un rol equivocado.

Yo entiendo jugar bien elaborando, el juego es una integración y luego hay que definir (…) Por eso creo que la consagración de jugar bien fue el Barça de Guardiola porque hacía todo eso. P.- Diego, ¿Qué es jugar bien para ti? En España hay un agrio debate en los últimos años en torno a qué es jugar bien, si la posesión define al equipo que juega bien o no… En los últimos años hemos tenido la suerte de ver equipos probablemente irrepetibles como la selección española de 2008-10 o el Barça de Guardiola. ¿Puede cualquier equipo aspirar a jugar así? ¿Sólo hay una forma de jugar bien? R.- Hay acciones indispensables para jugar bien. Lo otro puede ser cumplir eficazmente un plan de juego. Yo hago siempre esa salvedad. Creo que jugar bien es defender bien, en zona, hacer una distribución equitativa y racional de los espacios, defender recuperando la pelota; eso no es interrumpir y no es solamente defender el arco, es recuperar la pelota como acción en sí y después elaborar. Yo entiendo jugar bien elaborando, el juego es una integración y luego hay que definir. Después ya están los matices. Pero, básicamente, un equipo completo es el que hace bien todo eso. 65 Índice Revista#17 PerarnauClub

Un equipo puede contragolpear de maravilla y entonces domina esa faceta concreta del juego, pero eso sólo no se puede considerar jugar bien. Para mí, el Atlético de Madrid no juega bien, por ejemplo. Cumple eficazmente un plan y eso es tan válido como cualquier otra forma de jugar, pero para mí eso no es jugar bien. Es una valoración que hago o y eso no significa que sea la verdad. Por eso creo que la consagración de jugar bien fue el Barça de Guardiola porque hacía todo eso. Y luego está el talento individual, porque no siempre aparece la inspiración colectiva y aquél Barça tenía un talento individual descomunal, pero sobre todo cumplía las cuatro normas: defender para recuperar, presionar, elaborar y definir. Es muy importante defender bien a nivel global, no sólo defender bien dentro del área.

Estamos acostumbrados a vivir en crisis y cuando vivimos un periodo de estabilidad nos metemos otra vez en la crisis, es algo muy social, muy nuestro a todos los niveles y el fútbol no escapa a ello. P.- ¿Está mejor el fútbol argentino? El River de Gallardo, el buen hacer, en otro estilo, del Vasco Arruabarrena en Boca, el torneo pasado de Independiente, la aparición de Mancuello, el propio Racing campeón, con un equipo que llegaba mucho, la selección en la que Martino está intentando hacer un bloque equilibrado… ¿Cómo lo ves? R.- Yo creo que estaba mejor hasta que han hecho el engendro este del torneo de 30 equipos. Nos encanta complicarnos la vida. Habíamos vivido una resurrección interesante, con una corriente de técnicos muy fresca con nuevos estilos y métodos de entrenamiento. El significado de varios equipos buenos europeos que están influyendo positivamente... Un fútbol más versátil, atacar mucho, salir jugando, robar en campo contrario… Y cuando recuperamos parte de la genética del fútbol argentino hacemos este torneo en el que se pierden muchas virtudes. 30 equipos, un calendario terrible, un torneo local que no respalda la Sudamericana y la Libertadores, equipos que no cumplen los requisitos mínimos, no se juega en Primerapor méritos… es un desastre. Estamos acostumbrados a vivir en crisis y cuando vivimos un periodo de estabilidad nos metemos otra vez en la crisis, es algo muy social, muy nuestro a todos los niveles y el fútbol no escapa a ello. P.- ¿Te identificas con algún jugador en concreto de la actualidad? R.- Yo tenía cosas de Agüero, algunas, él es mucho más jugador, pero en cuanto a la clase de jugador teníamos cosas parecidas. Quizá yo tenía algo más de capacidad para tirar pases un poco más retrasado y él, para el gol, pero siendo él mucho mejor teníamos similitudes 66 Índice Revista#17 PerarnauClub

Me hubiera gustado tener la perseverancia de Suárez, la magia constante de Messi… Me gusta mucho Modric, también. Jugadores que no sólo tienen condiciones naturales, saben jugar, saben cómo aprovechar sus condiciones. Y que compiten durante muchos años, viven sometidos a juicios constantes y si uno no pone su cabeza dura todo son distracciones. Y a pesar de que ganan millones no caen en la complacencia y van y van y van. Es muy difícil mantenerse así en la élite. Yo jugar con ruido y marketing me costaba, la cabeza te estalla. Yo admiro a la gente que lo consigue.

Maradona era una onda expansiva que llegaba a todo el equipo. Eso no se hereda, no se copia. Nació, creció, sobrevivió, forjó un carácter así. Tenía habilidad, pegada, visión rápida de juego, talento, velocidad corta, gol, coraje para jugar en todas las canchas, con un equipo debilitado, con un equipo peor, con uno mejor, con una idea, sin una idea, con compañeros mejores, con otros peores… No le hacía falta tener un Barça detrás, lo hacía con su Napoli… P.- Es imposible no preguntarte por Maradona. Siempre pensé que además de sus condiciones naturales, cuando estaba bien físicamente, marcaba las diferencias por su entendimiento del juego. ¿Estás de acuerdo? R.- ¡Sí, claro! Tenía un impacto impresionante en la personalidad del equipo. Era superior, transmitía su personalidad, era una onda expansiva que llegaba a todo el equipo. Eso no se hereda, no se copia. Nació, creció, sobrevivió, forjó un carácter así. Tenía habilidad, pegada, visión rápida de juego, talento, velocidad corta, gol, coraje para jugar en todas las canchas, con un equipo debilitado, con un equipo peor, con uno mejor, con una idea, sin una idea, con compañeros mejores, con otros peores… No le hacía falta tener un Barça detrás, lo hacía con su Napoli… Fue algo extraordinario. P.- ¿Cómo ves a la selección argentina? ¿Qué le añadirías? R.- Yo le daría el ‘10’ a Pastore, le pondría dos volantes que trabajen por detrás y a él detrás de dos puntas y libertad absoluta para jugar. Es un jugador inmenso, ideal para armar el juego de la selección en ataque. P.- Muchísimas gracias por este rato, Diego, ha sido un honor y un gran placer poder hablar de fútbol contigo. R.- Gracias, ha estado muy bien.

Alberto López Frau. @Albercampeontv

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ESTADIOS MÍTICOS Alberto Cosín

En su interior se disputaron encuentros legendarios, grandes figuras del balompié pisaron el césped con sus borceguíes y miles de espectadores abarrotaron las gradas los días de partido. Sin embargo, esos templos futbolísticos no lograron evitar el paso del tiempo y ya son historia del deporte rey.

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LES CORTS

Les Corts fue el primer gran estadio moderno que tuvo el F. C. Barcelona. Empezó a construirse en febrero de 1922 y en un tiempo récord de tres meses fue inaugurado en un choque entre el conjunto blaugrana y el Saint Mirren escocés. Ubicado en el barrio de Les Corts, en las confluencias de las calles Numància, Vallespir y Marqués de Sentmenat, tenía en principio un aforo para 25.000 espectadores y unas dimensiones de 101x62 metros. Los arquitectos encargados de la obra fueron Santiago Mestres y Josep Alemany, que además diseñaron una tribuna cubierta en la zona del Jardín de los Infantes. El traslado al campo sentó de manera extraordinaria a las filas culés, que a partir de entonces vivieron unos años de esplendor en el terreno deportivo. El equipo donde figuraban Alcántara, Zamora, Samitier, Piera o Planas encadenó unos grandes años 20 con varias victorias en el Campeonato de Cataluña y la Copa. Además, estos éxitos obligaron a que el aforo fuese ampliado en 1926, momento en el que Les Corts podía reunir a 45.000 personas. Sin embargo, no todo fueron buenas noticias, y en plena dictadura de Primo de Rivera el feudo fue clausurado tras un incidente en un partido contra el CE Júpiter. En el encuentro, que servía como homenaje al Orfeó Catalá, sonaron los himnos español y británico, recibiendo una sonora pita el primero, algo que no gustó a los gobernantes y que tuvo como castigo una sanción de seis meses, aunque posteriormente se quedó en la mitad de tiempo. A finales de la década se creó el Campeonato Nacional de Liga. El F.C. Barcelona coronó una gran etapa con la conquista de este título, siendo Les Corts el primer estadio que acogió al campeón de la competición doméstica. Los blaugranas que inauguraron su participación en casa contra el Real Madrid no se llevaron buen recuerdo de aquella cita, puesto que cayeron por 1-2,

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teniendo que esperar hasta la jornada 6 para celebrar su primer triunfo, en un derbi ante el CE Europa. Hasta después de la Guerra Civil el Barça no volvió a celebrar grandes victorias. En los 40, la entidad renació con tres entorchados ligueros tras unos años muy duros en todos los aspectos. Y la incorporación de Ladislao Kubala, una de las leyendas culés, cambió la historia del club. Su impacto en el ámbito deportivo fue extraordinario y ello también se notó en Les Corts, puesto que muchos días se quedaba pequeño.

F.C. Barcelona-Sevilla en Les Corts en 1946

El equipo de las Cinco Copas con Kubala, Ramallets, Segarra, Gonzalvo III o Basora obtuvo numerosos títulos tanto nacionales como internacionales durante un fabuloso trienio (1950-1953) y forzaron al nuevo presidente Francesc Miró-Sans a tomar la decisión de construir otro coliseo de mucha más capacidad, pese a que el campo contaba ya con 60.000 asientos. El último partido del conjunto barcelonista se celebró contra el Sevilla en mayo de 1957 y Kubala hizo el tanto con el que los catalanes se despidieron de su casa.

El último partido del conjunto barcelonista se celebró contra el Sevilla en mayo de 1957 y Kubala hizo el tanto con el que los catalanes se despidieron de su casa. Les Corts, además de ser la residencia del F.C. Barcelona durante más de tres décadas, tuvo la fortuna de ser la sede de otros eventos tanto futbolísticos como de otras disciplinas. Acogió la final de Copa del año 1923 donde el Athletic Club se impuso al CE Europa; dos choques de la selección española de fútbol, el primero ante Austria en 1924 y el segundo contra Bélgica en 1953; o dos partidos de Cataluña en los que se enfrentó a España y a Brasil. Además, otros deportes tuvieron cabida, como el boxeo con un combate valedero para el título europeo del peso welter entre Alís y Hobin, el hockey hierba o el rugby.

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El final del mítico estadio llegó a principios de 1966 cuando se iniciaron las obras de demolición. La junta directiva sacó a subasta los terrenos y finalmente los vendió por 226 millones de las antiguas pesetas. En la actualidad, en esa zona hay un complejo deportivo, dos bloques de viviendas y una placa que indica que allí estuvo presente el campo de Les Corts.

VIEJO CHAMARTÍN

El Real Madrid a mediados de los años 20 necesitaba disponer de un estadio en propiedad y se lanzó a la aventura de construir un nuevo campo. La idea fue de Carlos López-Quesada, un antiguo jugador y directivo que eligió para diseñarlo al arquitecto José María Castell, otro exfutbolista de la casa blanca. Para ello compraron unos terrenos en un municipio entonces a las afueras de Madrid, de nombre Chamartín de la Rosa, por 642.000 pesetas y solicitaron un crédito de un millón para las obras. Situado entre la calle Alfredo Calderón, camino del Arenal y camino de Maudes, el plan consistía en un campo para 15.000 espectadores, 4.000 de ellos bajo una tribuna cubierta, de césped natural (dimensiones de 105x68 metros) y además un complejo con un campo de entrenamiento, piscina, pistas de tenis, frontón y un club social. La prensa de la época lo calificó como una obra faraónica hasta que llegó su inauguración en 1924. El equipo invitado para el estreno del nuevo feudo blanco fue el Newcastle inglés y ambos se vieron las caras el 17 de mayo. El resultado fue de 3-2 a favor del Real Madrid, con el interior Félix Pérez como primer goleador, y con un lleno absoluto en las gradas. Además, desde aquel día se hizo famoso el tendido de los sastres, un montículo a las afueras del estadio donde la gente se reunía para poder ver gratis cómo se desarrollaba el juego. Por entonces solo faltaba poner nombre al nuevo hogar merengue y en este aspecto decidió la afición, que bautizó al estadio como Chamartín pese a que en un principio iba a ser llamado Campo del Real Madrid Fútbol Club. 71 Índice Revista#17 PerarnauClub

Final de Copa en Chamartín entre Athletic Club y Betis en 1931

En los primeros años, al Real Madrid no le fue muy bien y salvo algún Campeonato Regional y una Copa Federación no llegaron muchos títulos a las vitrinas del club. Todo cambió con los fichajes, ya iniciada la década de los 30, de los Zamora, Luis Regueiro o Quincoces. Se conquistaron dos Ligas de forma consecutiva y aunque en la primera el alirón fue lejos de Madrid, en la segunda se proclamaron campeones en casa. Concretamente, tuvo lugar en la penúltima jornada en un duelo ante el Arenas al que apabullaron con dobletes de Hilario y Olivares y un hat-trick del Corzo Regueiro. Lo peor para el campo madrileño llegó con la Guerra Civil, cuando fue utilizado para reuniones de las fuerzas republicanas y como centro de detención de presos políticos. El panorama al final del conflicto era tremebundo, al haber sido desmanteladas las tribunas para coger la madera y quedando el terreno de juego totalmente destrozado. Por suerte para el club, varios dirigentes realizaron un estupendo trabajo consiguiendo dinero para asear el coliseo blanco y este pudo abrir sus puertas con la reanudación de la competición doméstica a finales de 1939. Un lustro más tarde, bajo el impulso del presidente Santiago Bernabéu, comenzaron las obras del nuevo Chamartín en una zona anexa al viejo estadio y en 1946 el antiguo campo fue demolido. El primer equipo tuvo la oportunidad de despedirse de su casa el 16 de mayo, en un amistoso lleno de goles ante el CD Málaga que acabó perdiendo por la mínima. Para la historia del balompié español cabe destacar que en el feudo madrileño también se disputaron cinco finales de Copa (1931, 1932, 1935, 1941 y 1942) y la selección española fue anfitrión en tres encuentros. El primero fue el célebre 13-0 ante Bulgaria, hasta la fecha la mayor victoria del combinado hispano; el segundo choque correspondió a la clasificación para el Mundial de 1934 contra Portugal; y el tercero y último les enfrentó en un amistoso con Francia en 1935. 72 Índice Revista#17 PerarnauClub

METROPOLITANO

Uno de los estadios más legendarios en la Península durante más de 40 años en el siglo xx fue sin duda el Metropolitano. El recinto fue construido para que lo pudiesen utilizar todos los equipos madrileños (el Real Madrid declinó la opción al preferir un campo propio), aunque finalmente fueron el Athletic de Madrid, el Racing, la Gimnástica y el Unión Sport los que celebraron allí sus encuentros como local (a partir de 1924 únicamente lo utilizó el Athletic). La idea partió de los hermanos Otamendi (Miguel, Joaquín, José María y Julián), que habían fundado la Compañía Metropolitana. El arquitecto de la obra al igual que el estadio de Chamartín fue el exjugador del Real Madrid José María Castell, quien diseñó un campo de 105x67 metros, con una pista de atletismo alrededor del césped de 7,5 metros de anchura y cuya capacidad sería de 35.800 espectadores. Situado en la Avenida de Reina Victoria, entre las calles Beatriz de Bobadilla, Santiago Rusiñol y el Paseo de Juan XXIII, disponía de una morfología irregular. Se construyó en una hondonada y mientras que un fondo era muy grande, el otro era mucho más pequeño. Varias zonas del campo se hicieron muy célebres con el paso de los años y recibieron distintos apelativos, a la zona este se le conoció como “La gradona”, que era el lugar donde se instalaban los aficionados rivales; a la zona norte se le bautizó con el nombre de “La jaula”, por encontrarse allí los socios y aficionados locales; y luego en la parte más alta del estadio, un pasillo con una anchura de diez metros por donde se charlaba antes del inicio y en el descanso del choque recibió el sobrenombre de “El paseo”. La inauguración del coliseo madrileño se produjo el 13 de mayo de 1923 en un partido entre el Athletic de Madrid y la Real Sociedad, al que asistieron los Infantes don Juan y don Gonzalo y las Infantas doña Isabel, doña Cristina y doña Beatriz. El duelo se lo llevó el cuadro rojiblanco y el primer tanto sobre el césped del Metropolitano fue obra de Monchín Triana. 73 Índice Revista#17 PerarnauClub

En los años 20, el Athletic, que contaba en sus filas con Pololo, Desiderio Fajardo o los hermanos Olaso, Luis y Alfonso, se proclamó en un par de ocasiones vencedor del Campeonato Regional Centro y fue uno de los equipos fundadores de la Liga. El Metropolitano acogió por primera vez un choque liguero en febrero de 1929, donde la Real Sociedad se llevó el triunfo con claridad ante los colchoneros. La Guerra Civil, al igual que le sucedió a otros muchos campos, fue de infausto recuerdo para el estadio Metropolitano. En las proximidades del recinto tuvo lugar una cruenta batalla y el coliseo del Athletic quedó en unas condiciones pésimas. Tuvo que ser restaurado y el encargado de volver a hacerlo brillar fue Javier Barroso, un arquitecto que fue delantero, medio y portero del club. La reinauguración fue el 21 de febrero de 1943 en un duelo en el que el Atlético Aviación (tras la Guerra se unieron Athletic y Aviación Nacional) doblegó a su eterno rival en la vigésima jornada del Campeonato de Liga.

Encuentro entre el Athletic de Madrid y la selección uruguaya en 1924

En los años posteriores el campo sufrió distintas remodelaciones, entre otras se aumentó el aforo hasta las 35.000 localidades y además se instaló la iluminación artificial, todo un hito en aquella época en España. Ya en 1950 y con dos títulos de Liga bajo el brazo con el genial Helenio Herrera en el banquillo, el Atlético compró el estadio a la Sociedad Stadium de los hermanos Otamendi por un montante de 11.800.000 pesetas. La llegada a la presidencia del Marqués de la Florida en 1954 provocó nuevas reformas y al césped reimplantado se unió un nuevo graderío en torno al terreno de juego, otro en la tribuna lateral de los socios, un nuevo fondo y una reducción del nivel del suelo. Todo ello en un breve espacio de tiempo que hizo que en aquel instante pudiesen entrar al Metropolitano cerca de 60.000 personas (aforo orientativo, puesto que había un gran número de localidades de pie). Sin embargo, en 1958 la Asamblea de Socios tomó la decisión de construir otro terreno de juego y el estadio madrileño adquirió fecha de caducidad. En 1963 el club vendió el campo por 100 millones de pesetas y el equipo continuó jugando allí mientras se realizaban las obras del nuevo recinto. En ese tiempo se obtuvieron victorias en la Copa y la Recopa y en la temporada de

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la mudanza se logró la Liga como gran despedida al Metropolitano. El último choque que vivió aquel césped fue en los cuartos de final de la Copa frente al Athletic el 7 de mayo de 1966, siendo el hondureño Cardona el artífice del último gol que presenciaron los espectadores rojiblancos. A lo largo de 43 años de existencia el estadio también fue utilizado como canódromo, para acoger las Semanas deportivas de atletismo, como recinto para choques de rugby, campeonatos de tenis universitarios y carreras de motos o como llegada de una etapa de la Vuelta Ciclista a España en 1936. Además, también fue sede de la final de Copa del año 1943 entre Athletic Club y Real Madrid, y de tres partidos de la selección española, uno de ellos mítico contra Inglaterra en 1929, en lo que supuso la primera derrota de los pross fuera de las islas británicas. La demolición se inició el 18 de mayo de 1966 y en la actualidad aquella zona la ocupan varios edificios de viviendas y oficinas.

TORRERO

El campo zaragozano de Torrero fue construido en 1923 gracias a un grupo de socios del Iberia S.C., el club por entonces con más fama de la ciudad. Se edificó en un monte, concretamente entre las calles actuales de Lasierra Purroy, Monzón y Honorio García Condoy. El terreno de juego de tierra podía alojar a un total de 8.000 personas en todo el graderío de cemento que se encontraba alrededor del campo, donde se incluían cinco largas gradas con doce palcos. El choque inaugural tuvo lugar el 7 de octubre de 1923, cuando se vieron las caras el Iberia y el Osasuna, con un resultado de 1-4 a favor de los navarros. Un año más tarde se implantó el césped y allí disputó sus encuentros el Iberia hasta que se fusionó con el Zaragoza Club Deportivo y nació el Real Zaragoza actual. Los maños, que jugarían 34 años en el feudo de Torrero, jugaron su primer choque el 20 de marzo de 1932, con un triunfo ante el Valladolid.

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La Guerra Civil no hizo demasiada mella en el campo y el único problema que hubo fueron las granadas de mano que se tuvieron que retirar del terreno de juego. Nada más concluir el conflicto el Zaragoza se estrenó en Primera División y el primer club que visitó Torrero fue el Celta de Vigo. Su permanencia en la máxima categoría solo duró dos años, pero entonces ya se planeó un aumento del aforo que se hizo efectivo en 1943. La capacidad creció hasta los 15.000 asientos, unos 5.000 sentados.

Inauguración del campo de Torrero entre el Iberia S.C. y Osasuna en 1923

A nivel deportivo las cosas no fueron tan bien como se esperaba y tras varios años en Segunda descendieron a Tercera, lo que provocó un cisma en el club. Además, y para rematar una mala época, en 1949 se produjo una desgracia en el estadio zaragozano. Una enorme tromba de agua cayó el 11 de septiembre, poco antes de un Zaragoza-Badalona, y una de las tapias generales se vino abajo causando un muerto y siete heridos. Con la llegada de los 50 el Zaragoza regresó a la élite del fútbol hispano de la mano del técnico Juan Ruiz Cambra y a renglón seguido el presidente de la entidad, el Dr. Abril, y el alcalde Francisco Caballero acordaron la construcción de un estadio más moderno y amplio. En 1954 el Zaragoza vendió su campo y ello le dio la posibilidad de acabar con su deuda y poder fichar a jugadores de buen nivel. Permanecieron tres campañas más mientras finalizaban las obras en La Romareda y, en un choque de Copa frente a la Real Sociedad el 28 de abril de 1957, Torrero quedó jubilado. El coliseo maño, que entre otras disciplinas acogió la final de Copa de 1927 entre el Real Unión y el Arenas de Getxo y un amistoso de la selección española en el que apabulló a Francia por 8-1 en 1929, se mantuvo en pie hasta finales de los años 70, cuando resistía una de las imponentes gradas de cemento. Poco después, esta desapareció y en la actualidad se alzan varios bloques de viviendas y una biblioteca municipal. 76 Índice Revista#17 PerarnauClub

ATOCHA

En San Sebastián, a los aficionados aún se les iluminan los ojos cuando se les menta el estadio de Atocha. En 1913 en el barrio de Eguia, en los terrenos donde se encontraba el antiguo velódromo, se construyó el feudo donostiarra. El estadio era de un estilo muy parecido al de los clubes ingleses, con una grada principal construida en madera y numerosas columnas que se utilizaban con pilares. En la parte de enfrente había una grada con una gran terraza y los fondos los ocupaban dos pequeños graderíos. La inauguración se produjo el 5 de octubre de 1913 y en el famoso choque se enfrentaron la Real Sociedad y el Athletic. El partido según las crónicas fue hermoso y concluyó en tablas con el célebre Pichichi como primer goleador. En la posterior década la Real se hizo con tres Campeonatos Regionales de Guipúzcoa y en 1929 fue uno de los clubes que empezó en Primera División en la recién creada competición liguera. Además, el destino quiso volver a unir a txuri-urdines y bilbaínos y el debut en la máxima categoría de ambos tuvo lugar en Atocha. La estabilidad del equipo entres los mejores conjuntos del país trajo consigo algunas novedades en el estadio. Una de ellas fue que la tribuna principal fue sustituida por una sección central con tres plantas de asientos algo estrechos y también se instaló el palco. Tras la Guerra Civil, la Real Sociedad conoció lo que era la categoría de plata con varias campañas en Segunda, aunque en la mayoría de los casos lograba retornar a Primera muy pronto. A partir de 1950 ,con un plantel con Ignacio Eizaguirre, Marculeta, Igoa, Ontoria o Epi, se recuperó la solidez y el cuadro donostiarra se convirtió en uno de los fijos de la división de honor. Atocha siguió tomando forma y, tras comprar el consistorio los terrenos donde se ubicaban los fondos, se levantaron las gradas definitivas. La zona del fondo norte adquirió el nombre de “La portería de las frutas” y su opuesto se ganó el apodo de “Fondo de Mujika” por la cercanía de una fábrica de muebles que tenía como dueños a los hermanos Mujika. 77 Índice Revista#17 PerarnauClub

Ya en los 70, y después de unos años difíciles en la década anterior en los que no consiguieron subir a Primera, se cubrió la grada secundaria, se terminaron de completar las zonas que aún no disponían de graderío y se colocaron las míticas vallas por una exigencia de la UEFA, alcanzando en los días de lleno un aforo para casi 27.000 personas. Las líneas que delimitaban el terreno de juego se encontraban a escasos centímetros de los aficionados y eso dio una gran ventaja al equipo en sus encuentros como local. La presión de los hinchas acogotaba al rival y visitar Atocha se convertía en un suplicio para los contrarios. Antes de dominar el fútbol español la Real ya debutó en Europa con varias participaciones en la Copa de la UEFA, en las que disfrutó de eliminatorias ante el Liverpool de Keegan y Paisley o el Inter de Milán de Oriali y Altobelli. Con la llegada de los años 80 el equipo de los Arconada, Zamora, López Ufarte, Kortabarria o Satrústegui conquistó el título liguero de forma consecutiva en 1981 y 1982 y eso permitió que otros clubes europeos como el CSKA de Sofía, Celtic de Glasgow, Sporting de Portugal o Hamburgo aterrizasen en Donosti.

Derbi vasco en Atocha en los años 80

Sin embargo, un duro golpe para el club fue que Atocha no estuvo entre los campos elegidos para ser sede del Mundial de España. Esta exclusión fue un claro indicativo de que el coliseo se estaba haciendo mayor y las primeras voces para construir un estadio más moderno comenzaron a surgir. En 1987 se obtuvo la segunda Copa de la historia del club, con un recordado partido ante el Mallorca Atlético, al que se aplastó por 10-1, y una campaña más tarde se disputó la Recopa. En la competición europea se cayó en segunda ronda pero no se logró ganar en Atocha ni a Slask Wroclaw ni Dinamo Minsk.

Un duro golpe para el club fue que Atocha no estuvo entre los campos elegidos para ser sede del Mundial de España. 78 Índice Revista#17 PerarnauClub

El fin del campo guipuzcoano llegó en el año 1993. El último partido oficial fue un Real Sociedad-Tenerife el 13 de junio con Océano como último goleador, aunque días más tarde se enfrentaron dos combinados de veteranos de Real y Athletic y la Real contra una selección de jugadores del País Vasco. Como homenaje al exfutbolista donostiarra Sagarzazu, que había fallecido con 29 años, su hijo se encargó de meter el último esférico en una de las metas de Atocha. Con la despedida del feudo donostiarra quedaba atrás el famoso marcador simultáneo en el que se ponían los resultados de otros encuentros con una tabla de diez anunciantes, el conocido aficionado que tocaba el acordeón para amenizar la espera de los partidos, la megafonía con un sonido clásico que hacía sonar el himno del club, el conserje del terreno de juego y exjugador Amadeo Labarta, que vivía dentro del recinto, o el histórico momento en que jugadores de Real y Athletic saltaron al césped con la ikurriña en 1976. La selección española únicamente jugó un partido en el césped de Atocha y fue diez años después de abrir sus puertas, concretamente el 28 de enero de 1923, cuando se vieron las caras España y Francia. Un año más tarde la Federación española tomó la decisión de que allí tuviese lugar la final de Copa y en 1924 se dieron cita el Real Unión y el Real Madrid. En cuanto a otras disciplinas, dentro del estadio se celebraron carreras de karts, partidos de rugby, campeonatos de atletismo o un final de etapa de la Vuelta a España que ganó Bahamontes. La demolición se postergó hasta 1999 y en la actualidad en ese espacio hay una zona residencial con viviendas, terrazas y un parque.

SARRIÁ

En la vieja carretera de Barcelona a Sarriá se construyó en 1923 el mítico estadio del RCD Espanyol. Fue tras adquirir un solar de nombre Can Ràbia a las afueras de la ciudad mientras que el precio de la obra ascendió a 170.000 pesetas, lo que provocó que el equipo realizase una gira por Sudamérica para conseguir tanto dinero. En un principio las previsiones más optimistas eran levantar un campo con un aforo de 40.000 personas, pero finalmente el feudo se quedó en 10.000 localidades. El arquitecto encargado de dar forma a todo este proyecto fue Matías Colmenares.

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El campo se inauguró el 18 de febrero de 1923 con un enfrentamiento entre el Espanyol y la UE Sants y el primer artillero de Sarriá correspondió al delantero Tonijuan. También el coliseo perico tuvo el honor de ver el primer gol de la historia de la Liga española varios años más tarde, cuando en un EspanyolReal Unión el 10 de febrero de 1929, Pitus Prat logró batir al arquero irundarra Antonio Emery. Ese curso, además, el cuadro blanquiazul ganó la Copa en un torneo en el que Sarriá fue un fortín en el que cayeron equipos como el F.C. Barcelona, el Athletic de Madrid o el Arenas de Getxo. Tras la Guerra Civil el Espanyol volvió a ganar de nuevo la Copa en 1940 con otra destacada actuación en casa. Varios años más tarde un problema entre el club y la familia La Riva, propietaria de los terrenos, se resolvió con la compra del estadio por 5 millones de pesetas cuando el presidente de la entidad era Paco Sáenz. Después de esta adquisición se realizaron reformas, como tirar la grada situada en la zona sur para levantar otra en 1952, se edificó un nuevo anfiteatro en 1956 y además se instaló la luz artificial en 1960. En el aspecto deportivo se bajó a Segunda División en 1963, pero tras ascender al año siguiente la parroquia perica pudo deleitarse con ver en su terreno de juego a Alfredo Di Stéfano, Kubala o a la delantera de los “Cinco Delfines” que integraban Amas, Marcial, Re, Rodilla y José María. Las remodelaciones prosiguieron en los años 70 con la construcción de una tribuna con localidades de asiento y tras confirmarse que sería sede en el Mundial de España con una mejora en muchas de las instalaciones del estadio como el césped, vestuarios o zonas para los medios de comunicación. De este modo logró alcanzar su aforo máximo con capacidad para 44.000 espectadores. En la Copa del Mundo se disputaron en Sarriá un total de tres partidos, todos ellos correspondientes a la segunda ronda del grupo 3. En esa liguilla se encontraban Italia, Argentina y Brasil y los partidos que jugaron entre ellos fueron de enorme calidad y vistosidad. Sin duda, el triunfo de Brasil ante Argentina con Maradona expulsado o la victoria azzurra con un hat-trick de Paolo Rossi contra Brasil son momentos históricos de los Mundiales.

Último partido en Sarriá entre Espanyol y Valencia 80 Índice Revista#17 PerarnauClub

Una década más tarde el campo también fue sede de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, con cinco encuentros de la primera ronda, y a lo largo de su historia la selección española actuó como local en tres ocasiones, dos amistosos contra Alemania Occidental y Polonia y un duelo de la fase de clasificación para la Euro’76 ante Dinamarca. También en una ocasión se eligió el feudo perico como recinto para organizar la final de Copa de la España Libre, aunque tuvo lugar en 1937, en plena Guerra Civil y al choque entre Valencia y Levante no se le ha dado carácter oficial. En cuanto al Espanyol y su estancia en Sarriá en los últimos años de existencia del coliseo hay que destacar lo acaecido en la campaña 87-88. El equipo de Javier Clemente hizo una Copa de la UEFA maravillosa donde se impuso al Gladbach, Inter y AC Milan o el Brujas tras una memorable remontada en casa y llegó a la final contra el Bayer Leverkusen. En Sarriá, con un público volcado, se apabulló a los alemanes, pero en la vuelta los teutones igualaron la final y la tanda de penaltis evitó el éxito perico. En los 90 dos artistas de reconocido prestigio como Sting y George Michael tocaron en las entrañas de Sarriá, pero el hecho que marcó aquellos años fue el suceso luctuoso ocurrido durante un Espanyol-Cádiz. El 15 de marzo de 1992 un aficionado lanzó una bengala con una dirección equivocada y fue a impactar contra un niño que falleció poco después camino del hospital. Una grave crisis económica a mediados de la década obligó a la entidad blanquiazul a vender los terrenos donde se encontraba Sarriá a una inmobiliaria y el equipo se despidió del campo en 1997. El encuentro lo jugaron Espanyol y Valencia el 21 de junio y, pese a que venció el cuadro perico, el último gol lo anotó el valencianista Iván Campo. En septiembre, 78 kilos de explosivo Goma-2 acabaron con todo rastro del estadio para levantar con posterioridad 450 viviendas, repartidas en casas plurifamiliares y bloques de pisos.

VIEJO LAS GAUNAS

Estadio muy popular, sobre todo en la década de los 90, coincidiendo con la mejor etapa del CD Logroñés y con el recordadísimo grito radiofónico de “¡¡¡Goool en Las Gaunas!!!”. El club nació tras la Guerra Civil y comenzó a disputar sus 81 Índice Revista#17 PerarnauClub

encuentros allí en 1940, pero el campo estaba en pie desde 1924, cuando fue inaugurado con un partido entre el CD Logroño y el Vie au Grand Air galo el día 15 de junio. El tanteo fue de 3-0 a favor de los locales y la autoría del primer gol correspondió a Castroviejo. El recinto pronto se convirtió en un referente de la ciudad y además se levantaron instalaciones para la práctica de otros deportes como el baloncesto, el atletismo, el tenis o la natación. Ubicado en un terreno propiedad de las hermanas Gaona al sur de la ciudad, la obra se adjudicó al industrial Pablo Marín y en unos meses vio la luz. En 1944 colocaron vallas, asientos en las gradas y además se diferenció entre la zona de preferencia y la parte de grada general. Las siguientes remodelaciones, ya en los 50, fueron la instalación de rótulos de publicidad y la construcción de la tribuna del gol sur. En el plano deportivo el equipo deambula por las categorías inferiores del fútbol español y solo alcanza la Segunda División durante un par de años en los 50 y una temporada en la década de los 60. En ese periodo el Ayuntamiento compró el estadio a Simeón Tejada, propietario del feudo, quedando el club vinculado a partir de entonces a cualquier decisión que tomase el consistorio, y en 1969 llega la luz artificial al estadio antes de un choque frente al Elche. Los años 70 se iniciaron con el cuadro blanquirrojo en Segunda División, lo que trajo una ampliación en Las Gaunas de 5.000 espectadores con la edificación del fondo general cubierto en la zona este del campo. Sin embargo, las deudas acuciaron a la entidad las posteriores temporadas y cerca estuvo de desaparecer si no llega a ser por la ayuda del presidente Lázaro Carasa, que liquidó la millonaria deuda. El equipo pagó toda esta incertidumbre y durante más de una década no regresó a la división de plata del fútbol español. El gran momento para la institución riojana llegó en 1987. Por fin se lograba el ansiado objetivo de alcanzar la Primera División tras un curso largo e intenso en Segunda. El 14 de junio, Logroñés y Valencia jugaron en Las Gaunas y el cuadro dirigido por Jesús Aranguren doblegó al che gracias a un tanto de Noly, confirmando de este modo un puesto en la élite del balompié nacional. En verano se crearon las tribunas del fondo norte y el lateral norte, y en 1988 tras permanecer en Primera se colocaron asientos de color blanco y rojo y se amplió la tribuna del gol sur para conseguir una capacidad de 14.825 personas.

Rául y Rubén Sosa en un Logroñés-Real Madrid de los 90

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La afición del cuadro blanquirrojo vio en su ciudad a los mejores clubes y pudo disfrutar con figuras internacionales como Romario, Laudrup, Hugo Sánchez o Maradona. El club encontró la estabilidad en Primera con ocho temporadas seguidas, con planteles competitivos que incluían a jugadores de la talla de Ruggeri, Alzamendi, Abadía, Polster, Setién o Salenko y el descenso no se produjo hasta 1995. Sin embargo, la tristeza apenas duró una campaña, puesto que con el gran trabajo de Juande Ramos el Logroñés retornó a Primera al curso siguiente. Era la temporada 96-97, bautizada como la Liga de las Estrellas, la cual sería la última hasta la fecha del equipo riojano en la máxima categoría. Un par de años más tarde, en 1998, la promesa del mandatario Eguizábal que tras conseguir el ascenso prometió que el club construiría un nuevo estadio se hizo realidad. Las obras terminaron en el año 2002 con el equipo en 2ªB y el viejo Las Gaunas fue demolido. Para la historia queda el último partido del club contra el Hospitalet el 15 de febrero, en el que se obtuvo la victoria por la mínima con una diana de David Martín. La afición no quiso marcharse sin un recuerdo del mítico coliseo y tras el pitido final cientos de personas saltaron al terreno de juego para llevarse un trozo de césped o parte de la red de las porterías. La afición no quiso marcharse sin un recuerdo del mítico coliseo y tras el pitido final cientos de personas saltaron al terreno de juego para llevarse un trozo de césped o parte de la red de las porterías. Hoy en día el nuevo estadio se encuentra muy próximo al terreno en el que figuraba el antiguo campo, donde ahora hay un parque y edificios de viviendas.

CARLOS TARTIERE

El Oviedo jugó sus encuentros como local en el campo de Teatinos hasta 1932, momento en que se trasladó a un nuevo campo. Un año antes, el presidente del club y el alcalde de la ciudad habían acordado la construcción del estadio de Buenavista. El arquitecto al que se encargó el diseño fue Juan 83 Índice Revista#17 PerarnauClub

Junquera y una de las tribunas fue obra del ingeniero Ildefonso Sánchez del Río, que ideó una tribuna techada de 100 metros de longitud sin ninguna columna, algo original en la época. Las dimensiones del terreno de juego eran 105x68m y el aforo en los primeros tiempos, de 22.000 espectadores. La inauguración del feudo asturiano correspondió a la selección española, que se enfrentó al combinado yugoslavo el 24 de abril de 1932. El conjunto español se hizo con el triunfo y el primer gol además lo marcó un jugador mítico del Oviedo, el delantero Lángara. Un año después el cuadro oviedista consiguió el ascenso a Primera División después de vencer al Atlético de Madrid en Buenavista por un apabullante 5-1 y en su debut en la máxima categoría se vio las caras con el F.C. Barcelona, al que remontó un 0-2 para obtener la victoria por 7-3. Fueron años en que la afición asturiana tuvo la fortuna de disfrutar de las dos primeras delanteras eléctricas formadas entre otros por Casuco, Gallart, Emilín, Lángara o Herrerita. La Guerra Civil supuso una terrible noticia también para el estadio de Buenavista, que tras el conflicto quedó totalmente en ruinas. Se cavaron trincheras para dar refugio a los soldados y varias bombas cayeron en el recinto, con lo que la infraestructura del campo tuvo que ser restaurada. Se invirtió un gran dinero en la reconstrucción y la Federación le guardó plaza en Primera al no poder disponer de su campo en la reanudación de la competición doméstica. El césped fue reimplantado y se reconstruyó de nuevo la gran tribuna, la torre del marcador, los vestuarios y el aseo y, además, se cubrió la grada de la zona oeste.

Se invirtió un gran dinero en la reconstrucción y la Federación le guardó plaza en Primera al no poder disponer de su campo en la reanudación de la competición doméstica. En la década de los 50 el campo pasó a ser propiedad del Ayuntamiento y en 1958 se decidió cambiar el nombre de estadio Buenavista por el de estadio Carlos Tartiere, en honor al primer mandatario del club azulón. La luz artificial tardó en llegar aún un tiempo y el equipo no pudo disputar encuentros de noche hasta 1968, cuando en un Real Oviedo-Real Madrid se paró el choque en el minuto 33 de la primera mitad para que tres operarios del club pulsaran el botón de la luminiscencia.

Un partido de la Copa de la UEFA en el Tartiere entre el Oviedo y Genoa

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Las reformas continuaron en la década de los 70 y 80 al cubrir la antigua grada general y tras ser elegido el terreno de juego como una de las sedes del Mundial de España, con el montaje de cuatros torretas de iluminación en las esquinas del campo y la modernización de las tribunas. Se derribaron cada una de ellas por fases y se levantaron unas nuevas para dotar al coliseo de un aforo para 23.500 personas y de un aspecto compacto, sin la posibilidad de ver el campo desde la calle. La obra además la llevó a cabo un antiguo colaborador de Sánchez del Río, el ingeniero Florencio Muñiz-Uribe. En la Copa del Mundo acogió tres partidos del grupo 2 aunque en ninguno de ellos estuvo incluida Alemania. Austria derrotó a chilenos y argelinos y sudamericanos y africanos, también se desenvolvieron en el césped del Tartiere con victoria para los Zorros del Desierto. No fue la única vez que se celebraron allí partidos internacionales, puesto que además del duelo inaugural la selección fue local en dos amistosos contra Yugoslavia en 1988 y Uruguay en 1991. El conjunto de la ciudad volvió a Primera en 1988 después de una emocionante promoción con el RCD Mallorca y vivió un lustro con grandes momentos. En 1990 con Irureta en el banquillo y Carlos, Berto o los croatas Jerkan, Gracan y Jankovic, el club finalizó en sexta posición en Liga y se clasificó para la Copa de la UEFA. En la competición europea cayeron a las primeras de cambio, pero en el partido de ida contra el Genoa en casa logró el triunfo por la mínima. El principio del fin del estadio tuvo lugar en 1998, cuando la normativa de la UEFA obligó a mejorar la seguridad en todos los campos e instalar asientos para no tener ninguna localidad de pie. De este modo el aforo se redujo a 13.000 personas y la idea de construir un feudo más moderno fue tomando forma. Con la llegada del nuevo milenio el Oviedo disputó su último duelo en las entrañas del Tartiere frente a la Real Sociedad el 20 de mayo, partido que concluyó con victoria para los donostiarras con gol de Barkero. Sin embargo, fue el equipo juvenil un mes después el que se encargó de echar el cierre al mítico recinto en la final del Campeonato Regional de la categoría contra el Sporting. A lo largo de los 71 años en que el estadio de Buenavista/Carlos Tartiere se mantuvo en pie también se celebraron mítines políticos, competiciones hípicas y numerosos conciertos, siendo los más recordados uno de Michael Jackson en 1992 en el que actuó con el guitarrista de Gunsn’Roses Slash, otro de Elton John pocas fechas antes y el del grupo Beach Boys en 1990. El campo tardó dos años en ser demolido y en ese espacio en la actualidad se encuentra el Palacio de Congresos de la ciudad asturiana, un edificio que fue diseñado por el conocido arquitecto Santiago Calatrava.

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ESTADIO INSULAR

El templo futbolístico de Las Palmas de Gran Canaria durante más de medio siglo fue el estadio Insular. El campo fue una idea del Marino CF, que tomó la decisión de edificarlo entre los barrios de Las Palmas y Puerto de la Luz. Parte del dinero lo dio el presidente del club y, aunque el nombre que se dio al terreno de juego fue de Estadio de Las Palmas, los aficionados del Marino lo llamaban campo del Marino al haber pagado la entidad los gastos de construcción. La obra se encargó al arquitecto Fernando Delgado y al constructor Fernando Farray y en un tiempo de siete meses se levantó el nuevo feudo en la isla. Con unas dimensiones de 105x68m y terreno de tierra, en un principio el aforo contaba con 8.000 localidades. El estreno del nuevo recinto tuvo lugar el día de Navidad de 1944 con un acto religioso a las 12 de la mañana y un choque entre una selección de Las Palmas y una selección del Puerto. Un lustro después, el Marino CF se fusionó con el CD Gran Canaria, el Atlético Club, el Real Club Victoria y el Arenas Club para ver nacer la actual UD Las Palmas. El primer partido de la que sería casa del club amarillo les enfrentó a la selección del Puerto el 9 de octubre de 1949. Dos años más tarde se acometieron importantes reformas tras comprar el Cabildo el estadio y bautizarlo como Insular. La primera fue dotar al campo de césped natural y la segunda, ampliar la capacidad del estadio hasta los 22.000 espectadores. El equipo ascendió con gran rapidez por las categorías del fútbol español y gran parte de la década de los 50 la vivió en Primera División. Fueron tiempos en los que Pepín, Juan Vázquez, Ricardo o Macario eran los protagonistas de un conjunto amarillo que se mantuvo en mitad de la tabla durante varias campañas. Sin embargo, la mejor etapa de la institución empezó en 1964 y duró casi veinte años. La UD Las Palmas compitió de tú a tú con los mejores equipos y para muchos de ellos visitar el Insular era un dolor de muelas. Alcanzaron su mejor posición en Primera en el curso 1968-69 con una tercera plaza y en tres ocasiones disputaron competición europea. En la Copa de Ferias y en la Copa de la

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UEFA se enfrentaron entre otros equipos al Hertha de Berlín, Torino, Slovan de Bratislava o el Twente. Varios de sus jugadores como Germán, Guedes, Castellano, Tonono o Martín Marrero llegaron a ser internacionales por España aunque también conocieron la tragedia en un breve espacio de tiempo con el temprano fallecimiento de Guedes y Tonono, este último un día después de que el cuadro gran canario apabullase al Real Madrid en casa en los cuartos de Copa de 1975. Tras la retirada de la mayoría de futbolistas nacionales se inició otro ciclo en el que predominaron jugadores argentinos como Carnevalli, Teodoro Fernández, Verde, Wolff, Morete o Brindisi, con los que se llegó a una final de Copa en 1978 y se consiguió un cuarto, un séptimo y un sexto lugar en el Campeonato de Liga entre 1976 y 1978. La posterior década de los 80 estuvo marcada por la irregularidad en el aspecto deportivo y tras su segundo descenso en esa etapa en 1988 el club vivió a partir de entonces momentos muy delicados. Se llegó a pisar la Tercera División del fútbol español, aunque a mediados de los años 90 se volvió a Segunda previo paso por la 2ªB. En ese periodo se cambiaron los asientos en tres de las cuatro gradas del campo y la fachada del estadio fue pintada estilo Art-Decó de color amarillo y con revestimientos azules. Con el inicio del nuevo siglo se determinó la necesidad de levantar otro estadio, puesto que el Insular ya no disponía de las mejores infraestructuras.

Un UD Las Palmas-Mérida en los años 90

La Unión Deportiva subió a Primera y aún disputó tres campañas más en su mítico coliseo, dos de ellas en la máxima categoría. Consiguieron derrotar en su santuario al Deportivo, Real Sociedad, Real Madrid o Sevilla y en 2003, ya en la división de plata, disputaron su último encuentro oficial contra el Elche el 29 de junio. Tras el verano aún jugaron un partido de pretemporada contra el Peñarol uruguayo que les derrotó por 1-3, pero el equipo encargado de clausurar el campo fue el conjunto filial con un choque ante el Laguna de la Tercera División. También la selección española tuvo su hueco en la extensa vida del Insular, donde jugó cuatro duelos internacionales. El primero correspondió a la fase de clasificación para el Mundial de Alemania 1974 ante Alemania y los otros

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tres fueron amistosos contra la URSS en 1986, México en 1993 y el combinado de Noruega en 1996. En estas mismas fechas las excavadoras trabajan a pleno rendimiento para derruir lo que queda del campo y construir en la zona un parque deportivo.

SAN MAMÉS

Conocido como La Catedral, el estadio bilbaíno perduró en el tiempo durante un siglo en el que se vivió mucho fútbol dentro de sus cuatro paredes. La construcción del campo y la colocación de la primera piedra se produjeron a principios del año 1913. Se eligieron unos terrenos al final de la Gran Vía, cerca del asilo de San Mamés y la ermita dedicada al santo. En agosto concluyeron las obras dirigidas por el arquitecto Manuel María Smith y el feudo bilbaíno fue inaugurado con un partido entre el Athletic y el Real Unión el día 21. El primer gol lo marcó Pichichi (aunque otros se lo atribuyen a Zuazo) y el coliseo quedó bautizado con el nombre de San Mamés en honor al santo. Disponía de un aforo para 3.500 personas, aunque con las localidades de pie se podían llegar a reunir cerca de 7.000. Una de las tribunas estuvo techada desde el primer momento mientras que la otra era descubierta, siendo las dos de madera. Una década después, y tras haber logrado el equipo varios campeonatos regionales y cinco Copas, el estadio sufrió su primera gran remodelación. Se levantó la Grada de Capuchinos, se amplió la tribuna y la preferencia y se dotó de mayor capacidad a la grada general, logrando de este modo un aforo para 9.500 espectadores. Además, en 1926 se colocó el famoso busto en homenaje a Pichichi, fallecido en 1922, y en 1929 se cubrió la Grada de los Bonis, quedando toda esa tribuna cubierta. 88 Índice Revista#17 PerarnauClub

Con todas estas modificaciones se dio el pistoletazo de salida de la recién creada Liga en el coliseo vizcaíno. El Athletic avasalló al Espanyol por 9-0 y Carmelo tuvo la ocasión de marcar el primer gol rojiblanco en la competición doméstica. El equipo no fue campeón ese año pero tras la llegada del célebre Mister Pentland se dominó en el balompié hispano durante varias campañas. Antes de la Guerra se obtuvieron cuatro títulos de Liga y tres de Copa y en Bilbao sufrieron derrotas severas el Atlético de Madrid, la Real Sociedad, el F.C. Barcelona con el mítico 12-1 del año 1931 o el Real Madrid, que cayó por 5-1 en 1933. Después del conflicto bélico se quiso agrandar el campo para dar cabida a todos esos aficionados que no podían disfrutar de su equipo dada la estrechez de las instalaciones. En 1945 el club compró el estadio a la Caja de Ahorros Vizcaína por 1.229.263 pesetas y se aprovechó la circunstancia para proyectar una ampliación del campo. Se edificó la tribuna principal con dos anfiteatros y el famoso arco de acero coronando la obra y también se aumentó el tamaño de la tribuna de Misericordia. Todo se llevó a cabo entre 1950 y 1952 con la participación de los arquitectos Carlos de Miguel, José A. Domínguez y Ricardo Magdalena y el ingeniero Carlos Fernández. Tras la conclusión de las obras el templo bilbaíno era uno de los más modernos del país y era capaz de alojar a 48.000 hinchas los días de partido. Mientras tanto la ciudad tenía la fortuna de disfrutar de una de las mejores delanteras que han existido en el fútbol español, la formada por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza. Los trofeos volvieron a las vitrinas de la entidad tras varios años de sequía de la mano del técnico Daucik con el que se logró la Copa en 1955 y la temporada siguiente el doblete de Liga y Copa. Ese curso además San Mamés, que estaba en continua evolución, vio nacer la tribuna sur, la correspondiente a la zona de Capuchinos. Y en 1957 la Copa de Europa llegó a Bilbao. Los vascos realizaron un torneo excepcional y en casa derrotaron a grandes cuadros como el Oporto, el Honved o el Manchester United. Ya en la década de los 60 después de la venta de Jesús Garay al F.C. Barcelona se remodeló con ese dinero la tribuna de Misericordia, bautizada desde entonces como tribuna Garay, y se celebraron las bodas de oro del feudo bilbaíno con un triangular entre el Athletic, el Sporting de Lisboa y el Fulham. Restaba únicamente la mejora de la zona este del campo y llegó en 1972, cuando se agrandó la tribuna y se alcanzó el aforo máximo de 47.000 personas. También en esa etapa se mejoró la iluminación artificial del terreno de juego y se instaló la megafonía. En el viejo continente el club tras la disputa de la Copa de Europa pudo actuar en la Copa de Ferias y la Recopa, donde se encontró como rivales al Estrella Roja, Ferencvaros, Liverpool, Glasgow Rangers, Manchester City y Sparta de Praga. Pero fue la Copa de la UEFA la competición que estuvo más a su alcance en 1977. El plantel de los Iribar, Villar, Dani o Rojo levantó a su afición de los asientos con remontadas contra el Ujpest Dozsa y Basilea, triunfos históricos ante Milan o F.C. Barcelona o, sobre todo, en la final frente a la Juve, en la que se quedaron a un gol de la gloria. 89 Índice Revista#17 PerarnauClub

Mítico partido en San Mamés entre el Athletic y el Manchester United en 1957

San Mamés fue otro de los campos elegidos para el Mundial de España 82 y, como la mayoría, se vistió para la cita con sus mejores galas. Se ganó visión desde los fondos con la supresión de los torreones, se remodelaron parte de las tribunas laterales con su correspondiente cubrición, en cada fondo se construyó un segundo anfiteatro, se instalaron el videomarcador y vallas de protección y las líneas del terreno de juego se modificaron para pasar de 104x70m a 105x68m. La reforma salió cara, en torno a los 700 millones de pesetas, de los que el club pagó la mitad y la capacidad del campo quedó en 46.000 espectadores, 12.000 de ellos aún en localidad de pie. El campo acogió partidos del grupo D y en su césped se vieron las caras Inglaterra y Francia, Inglaterra y Checoslovaquia e Inglaterra y Kuwait, con una media de asistentes de 41.665 personas. Hasta entonces San Mamés había celebrado otros partidos internacionales de la selección española, concretamente seis. El primero fue un España-Bélgica en 1921, el segundo otro amistoso contra Italia en 1931, el tercero un choque ante Portugal en 1941, el cuarto un partido frente a Suecia en 1953, el quinto un duelo de la fase de clasificación para la Euro’64 contra Irlanda del Norte y el último otro enfrentamiento de calificación para una Eurocopa ante Turquía en 1967. Además, la final de Copa tuvo como sede el feudo vizcaíno en una ocasión, cuando el Athletic se impuso al Athletic de Madrid (actual Atlético) en 1921 con gran actuación de Gómez-Acedo y Laca, que firmaron sendos dobletes. Otra selección que ha disputado numerosos choques en las instalaciones de San Mamés fue el combinado de Euskadi, que en sus clásicos partidos en Navidad eligió Bilbao en 16 oportunidades. En cuanto a otros actos en el corazón de La Catedral se jugó al rugby, fue final de etapa en la Vuelta a España y tocaron artistas de la talla de Bruce Springsteen, AC/DC o los Rolling Stones. Después del Mundial, el Athletic vivió un bienio de ensueño con la consecución de las Ligas de 1983 y 1984 aunque solo en esta última fecha el alirón se produjo en San Mamés al imponerse a su gran rival, la Real Sociedad, por

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la mínima. La Copa de Europa regresó a Bilbao, pero apenas se disputaron tres partidos contra Lech Poznan, Liverpool y Girondins de Burdeos al ser apeado el cuadro rojiblanco muy pronto. La siguiente y última ocasión en que la máxima competición europea se dio cita en San Mamés fue en la campaña 1998-99 con Luis Fernández en el banquillo. Por entonces el templo futbolístico ya se había amoldado a la normativa de la UEFA, que obligó a eliminar las localidades de pie en 1997. San Mamés vio reducida su capacidad a 40.000 personas y las cubiertas de las gradas tuvieron que ser reformadas.

El templo futbolístico ya se había amoldado a la normativa de la UEFA, que obligó a eliminar las localidades de pie en 1997. Con el nuevo siglo, el alcalde de la ciudad y el máximo mandatario, Fernando Lamikiz, firmaron el acuerdo por el cual a escasos metros del campo se levantaría un flamante nuevo estadio. Aún dio tiempo, eso sí, a que se respiraran noches míticas de fútbol como en las semifinales de Copa en 2009 con remontada incluida al Sevilla o en la Europa League del curso 2011-12, cuando PSG, Lokomotiv de Moscú, Manchester United o Sporting de Portugal salieron escaldados de San Mamés. En 2013, en la penúltima jornada de Liga el día 26 de mayo, se disputó el último encuentro en La Catedral, con el levantinista Juanlu como gran protagonista al conseguir el único gol del partido. El estadio fue demolido en siete fases y del antiguo feudo queda intacto el famoso arco de acero, que en las últimas fechas ha sido instalado en el complejo deportivo de Lezama.

OTROS ESTADIOS PATRONATO OBRERO

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El Betis Balompié ganó en 1935 su único Campeonato de Liga hasta la fecha, y por entonces el estadio que acogía sus encuentros era el Patronato Obrero. El campo nació en el lejano 1918 para cobijar al Betis que se había quedado sin terreno de juego por la ampliación del recinto de la Feria de Abril. Se encontraba en el terreno conocido como La Huerta del Fraile, entre una fábrica de la Unión Española, la Pirotecnia Militar y una barriada de casas baratas. La inauguración tuvo lugar el 1 de noviembre de 1918 y el primer partido enfrentó a los dos grandes clubes de la ciudad, el Betis y el Sevilla, llevándose el triunfo el conjunto blanco. Seis años más tarde el mandatario verdiblanco Ramón Navarro Cáceres ordenó una amplia remodelación por el estado ruinoso en que se encontraba. Se instaló una valla de ladrillo, una doble pista de bancos alrededor del terreno de juego, una caseta para que se cambiasen los jugadores y se construyó una gran tribuna. Las obras concluyeron a finales de año y el Betis invitó para la reinauguración al conjunto catalán de la US Sants. El club estaba muy contento con su hogar y en los años sucesivos continuaron las reformas. A finales de los 20 se amplió el aforo hasta las 9.000 personas con otra gran tribuna cubierta, se situó un marcador con cronómetro y en la zona anexa al estadio levantaron unas pistas de tenis pertenecientes al Real Club de Tenis Betis. El cuadro sevillano ascendió a Primera División en 1932 y contra el Valencia se vivió el primer choque de la entidad en la máxima categoría del fútbol español. El equipo cada temporada fue adquiriendo mejor nivel y en el curso 1934-35, contra todo pronóstico, alzaron el título. Los Lecue, Areso, Aedo, Unamuno o Adolfo hicieron del Patronato Obrero un fortín y aquella temporada únicamente cedieron dos puntos en los partidos disputados como local. Un año más tarde, el Betis llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para dejar el Patronato Obrero y jugar sus encuentros a partir de entonces en el Stadium de la Exposición (actual Benito Villamarín). Sin embargo, estalló la Guerra Civil y después del conflicto aún jugaron varios duelos en su antiguo recinto hasta su cierre a principios de 1939. Ya en los 70 en el lugar donde estaba el Patronato Obrero se edificaron las cocheras de la empresa de autobuses TUSSAM. En la actualidad ya no existen las cocheras y en su lugar hay un colegio público y unas viviendas de protección oficial.

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NERVIÓN

Al igual que su gran rival bético, el Sevilla tiene una única Liga en su palmarés, conseguida a mediados de los 40 cuando su residencia era el estadio de Nervión. La Exposición Universal de 1928 que organizó la ciudad hispalense obligó al Sevilla a buscar un nuevo estadio en el que disputar sus partidos. El presidente del club, Juan Domínguez Osborne, le alquiló al Marqués de Nervión una parcela a las afueras de la ciudad y allí se construyó el campo. Con un aforo para 12.000 personas el terreno de juego se inauguró contra el Real Betis el 7 de octubre de 1928. Al igual que pasó con el duelo en el Patronato Obrero, la victoria fue para el equipo visitante, teniendo el honor de marcar el primer gol el bético Carrasco. Una década más tarde y cuando podía acoger a 20.000 espectadores, el mítico mandatario Ramón Sánchez Pizjuán firmó las escrituras del estadio y de un solar anexo al estadio con una extensión de 42.000 metros cuadrados por una cantidad de 429.000 pesetas. Tras la Guerra, el Sevilla permaneció veinte años más en el estadio de Nervión, tiempo en el que además de la Liga con los Busto, Araujo, Arza, Alconero o Joaquín, conquistó tres Copas y seis Copas de Andalucía. Además, antes de trasladarse al actual Ramón Sánchez Pizjuán, el campo de Nervión disfrutó de un amistoso de la selección española ante Francia en 1942 y fue la sede de los partidos del Sevilla en la Copa de Europa del curso 1957-58. Abrió sus puertas por última vez en esa campaña, concretamente un 25 de mayo de 1958 en un encuentro copero entre el Sevilla y la UD Las Palmas.

IBAIONDO El Arenas de Getxo gozó de su etapa dorada entre los años 20 y 30, periodo en el que tenía el campo de Ibaiondo como hogar para disputar sus partidos. El terreno de juego que se inauguró el 13 de septiembre de 1925 con un encuentro entre los guechotarras y el Athletic Club se en93 Índice Revista#17 PerarnauClub

contraba en el límite de los municipios de Getxo y Leioa. De forma ovalada y con una pista de ciclismo que circundaba la hierba, disponía de un aforo para 12.000 aficionados. El conjunto arenero, uno de los más fuertes del país gracias a la aportación de futbolistas como Jáuregui, Yermo, Careaga, José María Peña o Vallana, alcanzó la final de Copa en 1925 y 1927 y conquistó varios Campeonatos de Vizcaya y una Copa Vasca. Además, fue uno de los clubes que jugó la primera Liga en la máxima categoría, aunque en el estreno no le fue muy bien al perder en casa contra el Real Unión. Estuvo con los mejores conjuntos del país un total de siete cursos hasta que descendió en 1935. La campaña siguiente se quedó a las puertas de ascender, pero tras la Guerra Civil la trayectoria del equipo ya no volvió a ser la misma. En 1948 dejaron de jugar en Ibaiondo, aunque la S.D. Leoia, que también usó el campo entre 1925 y 1928 y desde 1949, aguantó varios años más y no se despidió del feudo vizcaíno hasta 1974. Hoy en día hay allí un polígono industrial al norte de la ría del Nervión. El estadio además fue un espacio muy utilizado sobre todo para el atletismo y el ciclismo. El Arenas cada cierto tiempo organizaba pruebas atléticas, puesto que contaba con un equipo y la Vuelta al País Vasco celebró allí varios finales de etapa.

ALTABIX

El Elche C.F. utilizó el célebre campo de Altabix durante 50 años en el pasado siglo. Ubicado en el barrio del mismo nombre, el estadio fue construido en la década de los 20 y fue inaugurado el 17 de octubre de 1926 con un encuentro entre el Elche y el Levante. Con un aforo de 12.000 personas y una dimensiones de 105x65m, una de las características del terreno de juego fue lo cerca que estaba la grada de los límites del césped. 94 Índice Revista#17 PerarnauClub

Durante muchos años el Elche pagó religiosamente un alquiler hasta que con Manuel Martínez Valero en el cargo de presidente se compró la totalidad del feudo franjiverde. Fue una etapa en la que por fin el Elche llegó a lo más alto del panorama futbolístico nacional. Se ascendió en 1959 y durante más de diez años permaneció en Primera, siendo un quebradero para los “grandes” visitar Altabix. El Elche adquirió fama de matagigantes y con los Cardona, Iborra, Pazos, Vavá, Quirant o Asensi derrotó en varias ocasiones a los mejores equipos de la categoría.

El Elche adquirió fama de matagigantes y con los Cardona, Iborra, Pazos, Vavá, Quirant o Asensi derrotó en varias ocasiones a los mejores equipos de la categoría.

Una de las razones por las que se trasladaron posteriormente al actual Martínez Valero fue la necesidad de poder acoger a más gente, puesto que pese a realizar una ampliación del aforo a 18.000 asientos, cada vez que jugaba en casa el Elche el campo se quedaba pequeño. La despedida de Altabix en Liga se produjo contra el Athletic Club en mayo de 1976, aunque aún dos años después el Elche disputó allí contra Os Belenenses un amistoso en pretemporada. El derribo del campo dio comienzo el 18 de agosto de 1981 y en la actualidad parte de donde se encontraba el estadio es un terreno sin edificar.

ANTIGUO CASTALIA

El CD Castellón debutó en Primera División cuando aún jugaba en el campo de El Sequiol, pero tras llegar a lo más alto del fútbol español decidió que debía tener un estadio acorde a la categoría y por entonces, en 1943, comenzó la construcción de Castalia. El lugar elegido fueron unos terrenos junto al río seco, a un kilómetro al norte del centro de la ciudad. Las obras para nivelar el suelo tardaron más de lo debido, pero en 1944 pudo abrir sus puertas el nuevo feudo del Castellón. El terreno de juego de 105x70m podía reunir a 25.000 almas y tenía forma de

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herradura, una pista de atletismo, fosos para los saltos y tras las porterías varias canchas de baloncesto y balonmano. Además, una esplendorosa torre de 40 metros de altura coronaba el campo en su parte oeste. El primer partido sobre aquel césped tuvo lugar el 4 de noviembre de 1944 con un amistoso frente al Atlético Aviación, mientras que el primer gol fue obra del jugador local Soria. Por la mañana había sido bendecido el estadio por parte del Arcipreste y se realizaron varias exhibiciones de gimnasia ante la atenta mirada del Delegado de Deportes José Moscardó. La razón del nombre de Castalia se debió a los orígenes de la ciudad y por honrar al deporte de la Antigua Grecia, dado que Castalia era una fuente que se situaba en el santuario de Apolo en Delfos. Sin embargo, el traslado desde Sequiol no fue definitivo hasta 1947. Durante unos años el cuadro blanquinegro solo utilizó el campo de Castalia cuando visitaba la ciudad uno de los equipos grandes del país y necesitaba de más capacidad para atender todas las peticiones de localidades. Esa etapa coincidió con el descenso a Segunda División y algún periodo posterior también en Tercera. Tuvo que pasar un cuarto de siglo para que de nuevo retornasen a la máxima categoría gracias al trabajo de hombres como Araquistain, Babiloni, Planelles, Clares o el técnico galo Lucien Muller. Castalia vivió dos ascensos en 1972 y 1981, pero los orelluts no lograron la estabilidad de mantenerse entre los mejores del fútbol español y se convirtieron en un clásico de la división de plata. La primavera de 1986 vio como el estadio ya viejo tenía su fin cerca y entre mayo y junio se iniciaron las obras de demolición. El Castellón pudo despedirse de su santuario con un gran triunfo ante el Recreativo de Huelva el 11 de mayo, teniendo Totó el honor de ser el último jugador en perforar las redes de aquel mítico campo. En la actualidad, en ese espacio se encuentra el Nuevo Castalia, aunque la orientación del mismo es diferente y lo único que queda en pie a las afueras del campo es la gran Torre Maratón.

ANTIGUO JOSÉ ZORRILLA

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El primer gran coliseo vallisoletano fue el estadio José Zorrilla, que vio su nacimiento en 1940. Ubicado en el Paseo de Zorrilla, entre las calles Puente Colgante y La Rubia, se construyó en un tiempo récord de nueve meses. La obra ascendió a un total de casi un millón de pesetas bajo la dirección del arquitecto Baz García y el campo contó en un principio con un aforo para 10.000 aficionados y unas dimensiones de 105x68 metros. La inauguración se produjo con un partido entre el Real Valladolid y el Arenas el 3 de noviembre de 1940 correspondiente a la categoría de plata del fútbol español, y el autor del primer tanto fue el jugador local Joaquín Lizosoaín. Por entonces el campo fue conocido como Estadio Municipal y no fue hasta 1951 cuando el Ayuntamiento le dio oficialidad al nombre de José Zorrilla. Los blanquivioletas a finales de la década de los 40 lograron ascender por primera vez a la élite del balompié nacional y en 1948 el José Zorrilla acogió un choque de la máxima categoría. El contrincante fue el Celta de Vigo y en la alineación ya empiezan a aparecer jugadores importantes de los próximos años como Coque, Lasala o Babot, además de Helenio Herrera en la parcela técnica. Un par de cursos más tarde el Valladolid sorprendió en la Copa llegando hasta la final ante el Athletic. Para ello hizo de Zorrilla un fortín en el que cayeron consecutivamente Real Sociedad, Sevilla y Real Madrid. Poco tiempo después el coliseo vallisoletano empezó a sufrir sus primeras reformas con la edificación de una planta más en las gradas y con ello la capacidad ascendió hasta los 18.000 espectadores. El equipo además se convirtió a partir de 1958 en un equipo ascensor y combinó años en los que militó en Segunda y otros en Primera, logrando en el curso 1962-63 la mejor clasificación histórica del club en la división de honor con un sensacional cuarto puesto. Los siguientes tres lustros el Valladolid militó asiduamente en la categoría de plata, pero poco antes de jubilar el viejo Zorrilla se consiguió ascender en 1980. En ese momento ya había tomado cuerpo la idea de construir un nuevo estadio que además fuese sede del Mundial que organizaría España en 1982. El antiguo campo fue el hogar del Valladolid hasta la campaña 198182, año en que se instalaron gradas supletorias para conseguir un aforo máximo de 22.000 personas en un encuentro contra el Real Madrid. El choque con el que se despidió el primer equipo de su querido feudo tuvo lugar en la vigésimo tercera jornada de Liga ante el Osasuna, al que vencieron por 2-0, con el medio Gail como último artillero. La afición blanquivioleta pudo disfrutar un par de años más del antiguo Zorrilla, puesto que el conjunto filial y los juveniles continuaron disputando allí sus encuentros hasta 1984. La selección española no actuó nunca en Zorrilla aunque sí lo hizo la Sub21 en 1978 ante Yugoslavia. Tras la demolición del terreno de juego se levantó en la zona un edificio de El Corte Inglés y un parque de nombre Juan de Austria.

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ANTIGUOS CAMPOS DE SPORT DE EL SARDINERO

Otro de los equipos fundadores de la Liga española de fútbol fue el Racing de Santander. El club cántabro, que nació en 1913, empezó a jugar desde ese mismo año en los Campos de Sport de El Sardinero. La inauguración se produjo en un torneo local y el primer partido lo disputaron el Strong y el Nueva España. El Racing tuvo que esperar una semana para debutar y lo hizo frente al Strong. El primer gol de los santanderinos en el estadio lo logra Mariano Zubizarreta. A partir de 1916 el Racing alquila el campo de manera habitual y se convierte en su sede para los partidos como local. El club decidió entonces acometer nuevas reformas y se instalaron una nueva tribuna de madera, sillas en los palcos y duchas en los vestuarios. En el aspecto deportivo todo cambió con la llegada de Mister Pentland en la década de los 20. El conjunto santanderino con Pagaza, Óscar, Santiuste o Luis Álvarez pudo competir de tú a tú con los mejores clubes de la Federación Norte hasta que se produjo una escisión y entró a formar parte de la Federación Cántabra. En su región fue netamente superior a clubes como la Gimnástica Torrelavega y conquistó en su campo un total de nueve campeonatos regionales. En 1929 se estrenó en la nueva competición liguera contra el Barcelona con derrota y El Sardinero lució nuevo aspecto. El dinero ganado en años anteriores se invirtió en el coliseo santanderino, donde se levantaron gradas cubiertas en ambos fondos (la del Norte, tiempo después fue la famosa Gradona de los malditos) y además se amplió la grada del lateral Este, la que está pegada a la playa. La Guerra Civil dejó muy tocado al club y en la primera temporada tras el conflicto se descendió de categoría. En los 50 se logró el primer ascenso de la historia y empezaron a acometerse numerosas reformas en El Sardinero. Lo primero fue comprar el estadio por 3.250.000 pesetas en 1954, y a partir de 1961 se levantó una moderna grada hecha de hormigón y con un grandioso techo ondulado, se amplió y se orientó el terreno de juego unos metros hacía el oeste, se instalaron torretas de luz artificial y se demolió la vieja grada que ya estaba obsoleta. Con ello se logró alcanzar un máximo de aforo de 20.000 espectadores. Con la adjudicación del Mundial de España se intentó que Santander fuera una de las sedes, pero el viejo estadio no estuvo entre los elegidos. Eso hizo que se plantease la posibilidad de construir un nuevo coliseo que sustituyese

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al de 1913. El Ayuntamiento en 1983 compró el recinto por 175 millones y a 150 metros de distancia dieron inicio las obras, donde se sitúa el actual feudo del Racing. El equipo cántabro jugó allí su último partido frente al Granada el 15 de mayo de 1988, aunque la despedida tuvo lugar tras un choque entre las leyendas del Racing y un combinado de antiguos futbolistas internacionales españoles, en un acto organizado por el futbolista Quique Setién. Semanas más tarde las excavadoras iniciaron su trabajo de demolición. Hoy en día y después de que ese espacio fuese un solar durante muchos años, se halla en la zona el conocido Parque de Mesones. En un rincón y en honor de los partidos allí jugados, incluido uno de la selección española en 1927 ante Suiza, hay una réplica en mármol de uno de los córners del antiguo campo.

VIEJO LOS CÁRMENES

El Granada CF, fundado en 1931 como Recreativo Granada, empezó jugando en categoría regional, pero rápidamente fue ascendiendo al mismo tiempo que su campo de las Tablas se hacía pequeño. Por ello mientras militaban en Tercera se pensó en construir un nuevo estadio. En un solar de la Casería de los Pecos, una zona cercana a la Plaza de toros, se adquirió a finales de 1933 un terreno de 20.000 m2 por 110.000 pesetas. La obra se presupuestó en 150.000 pesetas y el feudo granadino fue inaugurado el 23 de diciembre de 1934 en un partido de la categoría de plata contra el Malacitano (actual Málaga). Los locales se hicieron con la victoria y el honor del primer gol en Los Cármenes correspondió al delantero del Granada Antonio Calderón. El coliseo no tenía ninguna zona cubierta en sus cuatro lados y en la parte sur se ubicaban el palco, las oficinas y los vestuarios. Tras la guerra, los granadinos ascendieron a Primera División, pero como ocurriría en el futuro con otros éxitos no se pudo celebrar en Los Cármenes, al tener lugar la confirmación en un choque fuera de casa. Durante los siguientes treinta años el club vivió épocas muy buenas con etapas en Primera y otras más complicadas en las que cayeron en el pozo del fútbol español. En 1959 se logró una de las mayores gestas cuando accedieron a la final de Copa, donde perdieron frente al F.C. Barcelona. El Elche, Cádiz, Plus Ultra o el Valencia sucumbieron en Los Cármenes en aquel torneo, aunque el paso a la final tuvo lugar tras un desempate con los che en Madrid.

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El mejor periodo y el más recordado en la ciudad por el desempeño de su equipo fue en la década de los 70, cuando además se produjo una remodelación del estadio. Se levantaron en un lateral dos plantas más y se cubrió con un techo sostenido por unos delgados pilares, lo que hizo que el aforo llegase a los 22.000 espectadores de pie. En la parcela deportiva con Ñito, Pedro Fernández, Aguirre Suárez, Porta o el austriaco Parits se derrotó en varias ocasiones al Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid o Athletic de Bilbao y en dos oportunidades se alcanzó un muy meritorio sexto lugar en Liga. Pero en 1976 se regresó a Segunda y el viejo Los Cármenes no volvió a disfrutar de los mejores del balompié nacional. El último partido se jugó el 21 de mayo de 1995 con el Sevilla B como rival de los granadinos en un duelo de la 2ª División B. La selección española también tuvo su hueco en la historia de Los Cármenes con cuatro partidos, dos del equipo “B” ante Marruecos e Inglaterra, uno de la fase de clasificación para la Eurocopa de 1972 frente a Chipre y otro amistoso contra México en 1978, que concluyó con victoria por 2-0. En el terreno en el que se encontraba el campo ahora hay varias urbanizaciones de casas y hace unos años se situaba un parking.

ANTIGUO COLOMBINO

El club decano del fútbol español, el Recreativo de Huelva, ocupó el antiguo estadio Colombino desde 1957 hasta 2001. La idea surgió en 1955, cuando se compró por 69.000 pesetas un espacio de cuatro hectáreas cerca de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en el barrio de Isla Chica. Los arquitectos fueron Miguel Rodríguez Cordero y Ricardo Anadón y el diseño se componía de un terreno de juego con pista de atletismo alrededor del césped y una tribuna techada, con lo que el aforo del campo podía reunir a 17.000 personas de pie. El primer partido que se jugó allí fue el 6 de septiembre de 1957 y lo disputaron el Recre y el Athletic de Bilbao, con un resultado de 3-4 a favor de los rojiblancos. Por entonces se bautizó al campo como estadio Municipal, aunque muchos onubenses lo llamaron “Pequeño Chamartín” por las similitudes con el coliseo madridista. No fue hasta principios del año 1987 cuando se aprobó el nombre de estadio Colombino. El Recre únicamente jugó en Primera en la temporada 1978-79 tras un inolvidable ascenso y durante muchas décadas acogió a lo más granado del

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fútbol mundial en el célebre trofeo veraniego. Además de los mejores clubes españoles como Real Madrid, Barcelona, Athletic, Atlético de Madrid o Valencia, participaron conjuntos como el Anderlecht de Van Himst, el Derby County de Brian Clough, el Bayern Múnich de Beckenbauer, el River Plate de Passarella o las selecciones de Chile y Uruguay en 1992. El cierre del estadio tuvo lugar en 2001 tras la disputa de un partido de la Segunda División española entre el Recreativo y el Levante. El campo estaba vetusto, apenas se habían hecho reformas en cuatro décadas (se colocaron asientos y el aforo se redujo a 13.000 espectadores) y en caso de regresar a Primera no era un feudo acorde a la máxima categoría. Desde principios de 2015 el solar del viejo Colombino es un aparcamiento gratuito de 350 plazas y está previsto también que se habilite un parque público.

LUIS SITJAR

El RCD Mallorca tuvo en el campo de Luis Sitjar su hogar durante casi 55 años. Construido en 1945 y ubicado en el barrio de Es Fortí, el césped tenía unas dimensiones de 103x69 metros y capacidad para 15.000 personas. En principio, se bautizó al terreno de juego con el nombre del barrio, pero a partir de 1955 pasó a llamarse Luis Sitjar, en honor al presidente del club que ideó la edificación del campo. El primer partido que se jugó sobre aquel césped lo disputaron el RCD Mallorca y el Xerez, en un choque de la Segunda División el día 23 de septiembre de 1945. Los bermellones se impusieron a los jerezanos y el hombre que inauguró las redes del estadio fue Miguel Sans, un mito del club mallorquín. Años más tarde se consiguió ascender junto a los mejores después de liderar la tabla de Segunda con el técnico argentino Juan Carlos Lorenzo en el banquillo. El gran éxito además influyó en la ampliación del campo, donde se agregó un anfiteatro y una planta más en la zona oeste, elevando el aforo hasta los 31.000 espectadores. El Mallorca estrenó el Luis Sitjar ante el Racing de Santander en la máxima categoría en el curso 1960-61 y lo hizo con un triunfo en el que tuvo mucho que ver Juan Forteza, con un tanto histórico en el minuto siete del choque. En temporadas venideras la entidad alternó etapas en lo más alto del fútbol español con otras en las que regresó a la segunda categoría. Sin embargo,

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con la llegada de la década de los 70 el equipo bajó hasta Tercera División y hasta mediados de los 80 no se codeó con la élite del balompié español. La estancia no fue muy próspera y en ello tuvo que ver un desgraciado suceso en la celebración de un gol del norirlandés Armstrong, al ceder un foso y caer al suelo 40 aficionados que sufrieron distintas lesiones, aunque ninguna de gravedad. Eso hizo que la entidad fuese sancionada y castigada a jugar varios encuentros en Barcelona y Alicante. Fue a finales de la década de los 80 cuando se empezaron a vivir momentos gloriosos en la isla. Un histórico ascenso a Primera en una promoción contra el Espanyol en 1989 o una inolvidable semifinal de Copa ante el Sporting de Gijón en 1991 fueron el preludio de un Mallorca que llegó a despuntar en Europa. Bajo la dirección de Héctor Cúper se alcanzó otra final de Copa en 1998 tras doblegar al Alavés en semis y ello le dio la posibilidad de jugar la Recopa el año siguiente pese a no alzar el trofeo. Además, antes de derrotar en casa en la competición europea a equipos como al Varteks y al Chelsea, se conquistó la Supercopa española al vencer en el Luis Sitjar y en el Camp Nou al F.C. Barcelona. Por entonces, las nuevas normas que regían los estadios obligaron a reducir el aforo a las 18.000 localidades, pero eso no impidió numerosos llenos a lo largo del curso. En verano de 1999 el equipo se mudó al actual Son Moix y para el recuerdo queda el partido frente al Celta de la penúltima jornada de Liga de la campaña 1998-99 como el último en el coliseo bermellón de la primera plantilla. El tanteo fue de 2-0 a favor de los locales y el serbio Stankovic se encargó de perforar las redes mallorquinas por última vez, en una tarde en la que se confirmó la clasificación del equipo para la previa de la Champions League. La selección española también tuvo su hueco en los más de 50 años en los que el estadio estuvo activo. Jugó un total de dos encuentros aunque en ninguno de ellos se hizo con el triunfo, el primero fue un amistoso ante Irlanda del Norte en 1985 y el segundo otro duelo no oficial contra Rumania en 1997. Entre las curiosidades que rodearon a Luis Sitjar hay que destacar dos apagones en un partido contra el Real Madrid en 1997, una caída de la portería del fondo sur ante el Lleida con el Mallorca en Segunda División o cuando el jugador del Salamanca Giovanella luchaba por un balón y acabó en uno de los fosos del terreno de juego. Hasta 2007 el Mallorca B siguió disputando sus partidos en el Luis Sitjar, pero desde entonces el campo quedó en estado de abandono, incluso hubo un incendio en 2011. En noviembre de 2014 comenzaron las obras de demolición y se espera que a mediados de 2015 finalicen. En los planes está mantener una puerta original de la calle Gómez Ulla, un recuerdo topográfico de la situación de los cuatro córners y un mural donde figure el primer ascenso de la entidad a Primera en 1960.

Alberto Cosín. @albertocosin 102 Índice Revista#17 PerarnauClub

El año del

“Urruti, t’estimo” Davis Valero

El pasado mes de marzo se cumplieron treinta años de una efeméride histórica para el barcelonismo, como fue la consecución del título de Liga de la temporada 1984-85. Probablemente no sea la victoria de la que más hayan oído hablar las nuevas generaciones, pero para mí resulta transcendente, entre otras cosas porque fue mi primera Liga, o sea, la primera vez que vi al Barça vencer en una gran competición más allá de las clásicas Copas o Recopas. Once años llevaba el FC Barcelona sin imponerse en la máxima competición nacional, puesto que el último título databa de la temporada 1973-74, con Johan Cruyff liderando el equipo y Francisco Franco encabezando la dictadura que gobernaba el país. 103 Índice Revista#17 PerarnauClub

A

mí, todo aquello de la liga de Cruyff y del 0-5 en el Bernabéu me sonaba a prehistoria y jamás había visto jugar a aquel holandés volador del que tanto hablaban los mayores. La liga 1984-85 fue la décima en la historia del Club y aparentemente ponía fin a una travesía del desierto, aunque luego descubrimos con tristeza que ese título no sería más que un pequeño oasis en el trayecto, porque una vez conquistado volveríamos a hundirnos en el lodo durante seis largos años. No creo que traicione a la verdad si afirmo que aquella temporada se presentaba con muchas incógnitas, puesto que era el Año I después de Maradona y el proyecto iba a estar encabezado por un entrenador desconocido para el gran público. Era Terry Venables, un inglés de currículum poco brillante —al menos comparado con sus predecesores Udo Lattek y César Luis Menotti— que se había formado como futbolista en un club escasamente popular por estas tierras llamado Chelsea. Nadie podía imaginar que ese equipo londinense se convertiría veinte años más tarde en uno de nuestros más duros y pertinaces rivales en competición europea. Cuando Venables fue fichado por el Barça, estaba entrenando al Queens Park Rangers, un conjunto de nombre exótico para el culé medio de la época. Y por si fuera poco, el novato entrenador inglés había rechazado a la estrella del Atlético de Madrid, Hugo Sánchez, porque prefería a un escocés rubio y endeble llamado Steve Archibald, a quien la mayoría tampoco conocíamos. A todo esto cabe añadir que Diego Armando Maradona había dejado el club en verano en dirección a Nápoles. El equipo que comenzó la temporada era fundamentalmente una mezcla de tres bloques de jugadores: los veteranos (Alexanco, Carrasco, Esteban, Gerardo, Migueli, Manolo, Moratalla, Schuster, Sánchez, Urruti y Víctor), los que quedaban del alud de fichajes del verano del 1982 (“Periko” Alonso, Julio Alberto, Marcos, “Pichi” Alonso y Urbano) y unos ilusionantes jóvenes de la cantera, que se habían consolidado recientemente en el primer equipo (Clos, Rojo y Calderé). A estos había que añadir al ya mencionado Archibald, al portero suplente Amador (en una época en que los guardametas reservas criaban telarañas en el banquillo) y a Salva, un líbero prometedor, del que todo el mundo hablaba maravillas, pero que por una razón u otra pocos habían visto jugar con continuidad.

La incertidumbre y la angustia que rodeó a los jugadores durante el mes en que Quini estuvo en manos de sus captores sumieron al equipo en una espiral de malos resultados suficiente para perder el título de Liga. TEMPORADAS VASCAS Las cuatro temporadas anteriores habían estado marcadas por el hecho insólito de que el título de liga hubiese estado monopolizado por equipos vascos: la modesta Real Sociedad de San Sebastián venció en las dos primeras ediciones (1980-81 y 1981-82), mientras que el histórico Athletic Club de Bilbao se llevaría a la capital de Vizcaya las otras dos ligas (1982-83 y 1983-

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84). En esos cuatro años el destino había sido muy cruel con nosotros, los culés, puesto que un cúmulo de circunstancias desgraciadas y, por qué no decirlo, insólitas se cebó en el club azulgrana para hacerlo naufragar una y otra vez. A finales de la temporada 1980-81 se produce el secuestro de Quini, el delantero centro goleador del equipo, cuando el FC Barcelona se postulaba para el título y él lideraba la carrera por el Pichichi. La incertidumbre y la angustia que rodeó a los jugadores durante el mes en que Quini estuvo en manos de sus captores sumieron al equipo en una espiral de malos resultados suficiente para perder el título de Liga. Mientras el goleador asturiano estuvo fuera del once, el equipo solo sumó un punto de ocho posibles.

Migueli

Alexanco

Calderé

Schuster

La temporada siguiente el golpe fue aún más duro, ya que a falta de seis jornadas, el FC Barcelona marchaba líder destacado con cinco puntos (más el goal-average) sobre la Real Sociedad. Parecía imposible que los donostiarras recuperasen esos seis puntos de distancia en tan breve periodo de tiempo, pero de forma inexplicable el equipo azulgrana se desconectó y únicamente sumó dos puntos de los doce posibles, lo que puso en bandeja el título al equipo vasco, que de esta forma conseguía la segunda Liga de toda su historia. Las cosas se empezaron a torcer una tarde de marzo, cuando una Valencia en plena resaca fallera vio cómo su equipo le endosaba un contundente 3 a 0 al Barça. Cabe decir que a los tres meses de iniciada la temporada, la

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estrella alemana Bernd Schuster había caído lesionado frente al Athletic de Bilbao, víctima del ímpetu de Goicoechea, defensa central de los vizcaínos. El alemán tardaría un año en recuperarse, circunstancia que, sin duda, también contribuyó a que los azulgranas perdiesen el título. En la temporada 1982-83, el fichaje de Maradona, junto con la contratación de lo más destacado del fútbol español, situó al club catalán como favorito indiscutible para alcanzar el título, pero de nuevo la mala fortuna conspiró para que se nos escapase el triunfo final. En esta ocasión fue una hepatitis que dejó al astro argentino fuera de juego durante tres largos meses. Aun así, el equipo luchó hasta el tramo final, pero todo fue en vano. Finalmente, el último capítulo de la tetralogía vasca, la liga 1983-84, estuvo marcado por la brutal entrada del defensa del Athletic de Bilbao Goicoechea, que destrozó el tobillo de Maradona y lo envió al dique seco por más de tres meses. Sí, el mismo que había dejado fuera de combate a nuestro balón de plata germano, Bernd Schuster. Parecía cosa de brujas, pero una vez más el FC Barcelona veía cómo el mal fario se interponía en su camino para hacerle fracasar. No obstante, los azulgranas tuvieron opciones de lograr el título hasta la última jornada, pero por azares del calendario el Athletic se jugaba el triunfo en un partido final contra sus compatriotas de la Real Sociedad. Por supuesto, vencieron los rojiblancos.

Maradona lesionado tras la entrada de Goicoechea

EMPIEZA LA TEMPORADA En medio de este ambiente de desilusión continuada y escepticismo general, se inició la temporada 1984-85, que después de todo lo visto se percibía como llena de incógnitas. Pero muy pronto saltó la banca; en la primera jornada los catalanes vencieron de una forma tan rotunda como inesperada en el campo del Real Madrid por 0-3. Parecía que definitivamente algo había cambiado. Además, una de las jóvenes promesas, Ramón María Calderé, había

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hecho un partido memorable con un gol y dos disparos al poste, en el que era su debut en Primera División. Lamentablemente, las imágenes televisivas que han quedado de ese encuentro histórico son escasas y de mala calidad, grabadas por una cámara del propio club blanco. La causa es que en esa temporada se vivió un conflicto de grandes dimensiones por los derechos para la televisión, y por lo visto, la única forma de negociar que tenían los clubs —encabezados por José Luis Núñez— era causando un daño irreparable a todos los aficionados del momento, y también a los de décadas posteriores. Yo, con doce años de edad, no era capaz de entender el porqué de ese tipo de actitudes tan nocivas. Ahora, treinta años más tarde, sigo sin entenderlo. El asunto de los derechos de televisión no fue el único conflicto “político” que se produjo, ya que en una temporada especialmente convulsa se solaparon el contencioso que mantenía el sindicato de jugadores con la patronal, que desembocó en una huelga, con otro motivado por el reparto del dinero de las quinielas, que hizo que el calendario de la competición fuese ocultado por la asociación de clubs durante la primera fase de la temporada. El partido del Bernabéu no sería flor de un día, sino que permitió abrir una racha espectacular de quince partidos invictos, con diez victorias y cinco empates. Un hecho insólito de aquella temporada —uno más— fue que en la segunda jornada se produjo la ya mencionada huelga de futbolistas, a lo que los clubs respondieron alineando a sus jugadores aficionados, en el caso del FC Barcelona el tercer equipo, el ya desaparecido Barcelona “Amateur”. Los azulgranas superaron la contingencia con un holgado 4-0 frente al Real Zaragoza, en un partido en el que se pudo ver sobre el césped del Camp Nou a un joven de La Masia que años más tarde saltaría a la fama: el turolense Luis Milla, que logró un espectacular gol de cabeza. La siguiente jornada no llegó a disputarse debido a la huelga, y el partido correspondiente —en campo del Elche— se desplazó de septiembre a noviembre.

Barça 1985

Aquel Barça clandestino, al que nunca veíamos por televisión, llegó al ecuador de la competición lanzado hacia el título con unas señas de identidad que se resumían en un neologismo que iba de boca en boca: el pressing. Aquel esquema diseñado por Venables tenía como elemento clave una intensa presión arriba, lo que daba lugar a un dinamismo en el juego poco

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visto por estas tierras. El fútbol que habíamos sufrido en los años inmediatamente anteriores era aburridamente conservador y anodino, en cambio el Barça de Venables proponía algo diferente, que nos ofrecía unos partidos con más intensidad y vistosidad. El balance a mitad de competición —entonces se jugaban 34 jornadas— era casi inmejorable: once victorias, cinco empates y una única derrota, cómo no, en San Mamés, el feudo del temible —en todos los sentidos—Athletic de Bilbao. De entre las victorias de esta primera vuelta, recuerdo con especial intensidad las conseguidas en el Calderón frente al Atlético de Madrid (1-2) o en casa frente al Valladolid de “Pato” Yáñez y “Polilla” Da Silva por 4-2, después de remontar un 0-1 adverso que se transformaría en 4 a 1 a favor recién comenzado el segundo tiempo. También es digna de mención la victoria por 3-1 frente al Sevilla, en la que la tarde inspiradísima de Paco Buyo evitó una goleada de escándalo. La única derrota, la de San Mamés, llegó por un solitario tanto del entonces rojiblanco Julio Salinas. El once que se había consolidado hasta la fecha estaba formado por Urruti bajo los palos, Gerardo en el lateral derecho, posición que había arrebatado contra pronóstico al capitán Sánchez; Julio Alberto en el lateral izquierdo; los centrales eternos Migueli y Alexanco; Víctor y Schuster en el medio campo, a menudo acompañados por Calderé; y delante Carrasco en banda, Archibald como delantero centro y Rojo en la mediapunta. También tenía mucha participación Marcos, aunque a menudo partiendo desde el banquillo.

Maradona y Schuster

DESPIDIÉNDOSE DE LA MALA SUERTE En la segunda vuelta de la competición llegó el festival. El equipo alcanzó su nivel óptimo y las victorias se producían incluso con aparente comodidad. El Real Madrid cayó en el Camp Nou por 3 a 2, con un golazo de Esteban disfrazado de Messi avant la lettre: arrancó desde la banda, recorrió la frontal del área sorteando rivales y acabó enviando el balón al fondo de la red, ajustado al poste. El estadio entero estalló ante la belleza y transcendencia

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del tanto. El siguiente partido se convertiría en una de las mayores demostraciones de superioridad de la temporada, pero poco antes se produjo un hecho que hacía pensar que la mala suerte no había abandonado del todo el Club. En la previa del desplazamiento a la capital del Ebro, “Lobo” Carrasco estampó su flamante BMW contra un árbol y fue ingresado en el hospital con heridas de poca importancia, pero suficientes como para no permitirle viajar con el resto del equipo. Visitar La Romareda siempre había sido una asignatura complicada, pero con un 2 a 4 inapelable el equipo superó con creces el examen. Se hizo patente una de las características azulgranas de la temporada, la capacidad de superar adversidades y remontar encuentros que comenzaba perdiendo. En esta ocasión, el Zaragoza se había adelantado a los siete minutos, pero un cuarto de hora después el Barça ya vencía por 1 a 3 gracias a los goles de Clos, Esteban y Archibald. A estas alturas, la confianza del equipo era tal, que incluso se superó un gafe histórico como era El Sadar, el campo del CA Osasuna. Después de años de derrotas, algunas de ellas trascendentes, a los azulgranas no les tembló el pulso y vencieron a los navarros por 1 a 2. La goleada de la temporada se la llevó el Murcia CF, que llegó al Camp Nou en medio de una profunda crisis interna —los jugadores no cobraban y, por lo tanto, tampoco entrenaban— y se volvió a casa con un 6 a 0. En este partido, y ya con 4 a 0 en el marcador, Steve Archibald intentó conseguir un gol directo de saque de centro, pero el balón salió alto por poco. Otro de los grandes rivales, el Atlético de Madrid, que aún contaba con Hugo Sánchez en sus filas, no pasó del empate en el Camp Nou gracias a un penalti que el gran Urruti logró detener al mexicano. Una acción premonitoria de lo que ocurriría un mes más tarde. El momento cumbre de la temporada —junto con la victoria en Zaragoza— llegó la semana siguiente al choque con los rojiblancos. El FC Barcelona visitaba el Luis Casanova de Valencia, uno de los campos más difíciles de la competición, pero fue precisamente ahí donde Schuster y sus compañeros dibujaron la obra maestra de aquella Liga, dejando un 2 a 5 para la historia y que incluía un gol del alemán robando un balón en medio campo, y lanzándose hacia la portería contraria perseguido de forma infructuosa por varios rivales. Cuando llegó al área, colocó un balón lejos del alcance de Sempere, sin dar muestras de cansancio tras un sprint de cincuenta metros. Una vez más, el rival se había adelantado en el tanteador, en esta ocasión gracias a un gol tempranero obra de Roberto Fernández —años más tarde jugador del Barça— que había perforado la portería azulgrana en el minuto 12. Pero de nuevo una reacción fulgurante del Barça permitía que veinticuatro minutos después el luminoso ya indicase un 1-4 espectacular. Este fue otro partido que no pudimos ver y que hoy debería estar en todas las videotecas. Ignoro si se conservan únicamente los goles o el partido completo. En esa temporada sin fútbol televisado y con resúmenes rácanos, la radio fue más importante que nunca; ya podía ser sintonizando a Fernández Abajo en Cadena Catalana o a Joaquim Maria Puyal en Ràdio Barcelona, el transistor era una herramienta indispensable en unos tiempos en que internet no existía y menos aún las apps y los teléfonos móviles. Lo cierto es que para ver imágenes del Barça existía una alternativa curiosa y bastante popular en aquellos tiempos: una pequeña productora llamada Video Soncosa grababa todos los partidos en vídeo desde unas localidades de la grada, para después editar las

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imágenes, ponerles sonido ambiente enlatado y añadir unos comentarios bastante sui generis. Estos vídeos se comercializaban bajo el lema “El vídeo-club del Barça” y fueron desapareciendo conforme el mercado de los derechos de imagen se consolidaba. A mí aún me faltaban algunos meses para hacerme socio, de forma que, salvo contadas excepciones, ni siquiera podía ver los partidos de casa. Mi alta en el club —como infantil— no llegaría hasta mayo de 1985, fecha en que recibí el carnet con el número 110.681.

UN DURO CAMINO PLAGADO DE DUDAS Avanzando en el calendario, nos encontramos que una victoria en el Camp Nou frente al Málaga nos otorgó el primer match point de la temporada. No podía evitar la sensación de estar a las puertas de un momento histórico, largamente deseado por todos los culés tras once años de angustiosa espera. Esa primera opción llegó el domingo 17 de marzo, cuando los azulgrana viajaban al Rico Pérez de Alicante a enfrentarse al débil Hércules. El Barça podía resultar campeón tanto empatando como ganando, pero no dependía de sí mismo, sino que estaba a expensas de lo que hiciera el Atlético de Madrid frente al Valladolid. Al final, se dio la peor de las combinaciones, puesto que el FC Barcelona perdió, mientras que los rojiblancos se hacían con los dos puntos. Algunos aficionados pudieron ver en directo los minutos finales del encuentro, ya que TVE conectó por sorpresa por si se producía el alirón culé. A dos minutos del final, y con empate a cero en el marcador, una caída teatralizada de un jugador local tras una carga de Schuster sirvió para que el árbitro señalase penalti. Urruti no pudo hacer nada y el equipo local se anotó el primer y único gol del partido, que provocaría la segunda derrota del barcelonista en el campeonato. Los viejos fantasmas volvieron a asomar la nariz por Can Barça, en forma de miedos ancestrales por títulos perdidos de forma poco clara en los que, a menudo, los árbitros tenían un papel determinante. Uno de los mantras de la temporada volvía a estar en boca de todos: “Este club solo puede ganar la liga si saca muchos puntos de ventaja a sus perseguidores, porque en caso contrario se la birlan impunemente”. Perdida la oportunidad de Alicante, quedaba un segundo match ball y de nuevo fuera de casa. La ocasión sería el 24 de marzo, en el José Zorrilla de Valladolid contra el equipo de la capital del Pisuerga. Los castellanos, que ya habían dado muchos problemas a los azulgranas en el partido de la primera vuelta, no iban a ser un rival fácil dado que se estaba jugando la permanencia en Primera División. La diferencia con el segundo clasificado, el Atlético, era de ocho puntos más el goal-average y tras el partido de Valladolid quedarían únicamente cuatro jornadas, de forma que bastaba con mantener esa diferencia para proclamarse campeones matemáticamente. Obviamente, el modo de asegurar que la diferencia de puntos no decreciera era ganar el partido, independientemente de lo que hiciesen los “colchoneros”. El Barcelona saltó al campó ese día con Urruti; Gerardo, Migueli, Alexanco, Julio Alberto; Víctor, Schuster, Rojo; Clos, Archibald y Marcos. Más tarde intervendrían también Calderé y Carrasco. Por parte del Valladolid ya no estaba el “Polilla” Da Silva, pero sí “Pato” Yáñez y, por encima de todo, el genio hondureño Jorge “Mágico” González, incorporado a media temporada, a modo de exilio en el frío de la Meseta. Su compor-

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tamiento indisciplinado en el Cádiz —en aquel momento en Segunda División— había motivado que lo facturasen a Castilla en lo que parecía un castigo para un hombre tan amigo del clima y la cultura sureña. En los últimos instantes de aquel encuentro intervino también una joven promesa de los vallisoletanos llamada Eusebio Sacristán. A los nueve minutos de iniciarse el partido, un córner servido por Schuster era rematado de forma acrobática por Clos, que introdujo el balón en las mallas golpeándolo con alguna parte del cuerpo indeterminada entre el hombro y el pecho. Los jugadores locales salieron en tropel a rodear al árbitro reclamando una mano que no se había producido. Como era de esperar no consiguieron que el árbitro modificase su decisión, pero sí lograron que los medios de comunicación nacionales repitiesen una y otra vez la jugada buscando una mano del ariete mataronense con que desvirtuar la victoria del Barcelona. Solo tres minutos después, en un magistral lanzamiento de falta, “Mágico” González lograba el empate y alejaba el título de las manos azulgranas. No sería hasta el minuto diecinueve del segundo tiempo en que llegaría el deseado gol de la victoria que, como ocurrió en el primer tanto, vendría a la salida de un córner. En este caso fue Víctor quien ejecutó el lanzamiento desde la derecha del ataque barcelonista, para que Alexanco, aprovechando su altura, rematase limpiamente de cabeza y enviase el balón a las mallas. Era el gol que daba la Liga después de más de una década de espera y de una temporada memorable. Hércules vs Barcelona

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La antena de Ràdio Barcelona emitía una declaración de amor que hizo fortuna, un cántico que llegó para instalarse de forma definitiva en el corpus mítico del barcelonismo, el “Urruti, t’estimo!!!” de Joaquim Maria Puyal. Una expresión improvisada, salida del alma del periodista barcelonés que con los años ha servido para etiquetar una temporada entera. Pero claro, se trataba del Barça, y por lo tanto nada podía ser fácil: en el minuto 88, exactamente el mismo que una semana antes en Alicante, el árbitro señalaba un penalti a favor del Valladolid. Los fantasmas volvían a campar a sus anchas por las mentes de jugadores, aficionados y periodistas: “¿Quedará el alirón pospuesto otra semana más?”, “¿Será posible que no nos dejen ganar la Liga, maldita sea?”. La pena máxima iba a ser ejecutada nada menos que por “Mágico” González, pero enfrente tendría a otro González, Urruti, gran atajador de penaltis. En ese momento, TV3, la televisión autonómica, ya había conectado con el Nuevo Zorrilla —de forma totalmente clandestina— con la intención de ofrecer a todos los hogares catalanes el primer alirón azulgrana de la democracia. Aquel penalti podía frustrarlo todo. El hondureño lo tiró flojo, a la derecha del portero vasco que se lanzó como un felino y atrapó el balón. Literalmente. No lo despejó, sino que se quedó aferrado a él como si fuese el mismísimo trofeo de campeón de Liga. Mientras tanto, la antena de Ràdio Barcelona emitía una declaración de amor que hizo fortuna, un cántico que llegó para instalarse de forma definitiva en el corpus mítico del barcelonismo, el “Urruti, t’estimo!!!” (Urruti, te amo) de Joaquim Maria Puyal. Una expresión improvisada, salida del alma del periodista barcelonés que con los años ha servido para etiquetar una temporada entera, como luego lo fueron las “Ligas de Tenerife” o “la del penalti de Djukic” y antes lo había sido “la Liga de Cruyff”. Alineación contra Valladolid

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El tiempo se detuvo en la mente de todos culés, pero cuando la realidad se descongeló hubo más gestos que pasaron a la historia. La primera reacción de Urruti después de esos pocos segundos que parecieron eternos fue dar un puntapié al balón con todas sus fuerzas, luego abrazarse efusivamente con sus compañeros y finalmente, ya en solitario, ejecutar una colosal botifarra (corte de mangas) al viento. Más tarde le preguntaron si aquel gesto iba dirigido a alguien en especial, pero era una pregunta retórica porque todos habíamos sentido esa botifarra como propia y sabíamos que iba dedicada a todos los obstáculos que se había encontrado el club en sus intentos sucesivos por ser campeón: a la mala suerte, a los rivales violentos, a los arbitrajes nefastos, a las cacicadas del sistema. Los dos minutos finales se hicieron muy largos, pero no alteraron el marcador. Cuando el árbitro señaló el final, se produjo la segunda explosión de la tarde, Barcelona saltó por los aires como una olla a presión que llevaba demasiados años sin poderse liberar. Los culés se lanzaron a las calles en dirección a Canaletes con el mismo ímpetu con que los jugadores suplentes saltaron al césped a abrazarse con sus compañeros. La décima Liga ya estaba aquí, ganada por aplastamiento, con un fútbol de otro nivel, porque como ya se sabe “si no la ganamos con mucha diferencia, nos la birlan”. Penalti parado por Urruti

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LOS DÍAS POSTERIORES Recuerdo mi primer día de clase después de la victoria en Valladolid, mi obsesión era esperar la llegada de un compañero que alternativamente apoyaba al Real Madrid y al RCD Español, pero que en cualquier caso siempre estaba en contra del Barça. Cuando por fin traspasó la puerta, me quedé atónito al verlo entrar puño en alto cantando “Barça! Barça!” y con un escudo del club cosido en la mochila. Treinta años más tarde seguimos siendo amigos y yo sigo sin saber realmente cuál es su equipo, pero él no tiene inconveniente en asegurar que el Barça de Guardiola es el espectáculo más grande que ha visto jamás. Pasada la euforia y las celebraciones multitudinarias por la ciudad, el equipo dejó de pisar el acelerador, como exhausto por lo que había hecho en las primeras treinta jornadas del campeonato. Los últimos cuatro encuentros se saldaron con una victoria y tres empates, un pobre balance que, no obstante, permitió a los azulgranas igualar el récord histórico de puntos, establecido por el Real Madrid de la temporada 1979-80 con 53. Además, la diferencia de goles a favor y en contra mostró un saldo tan elevado (44), que no se veía uno mejor precisamente desde la Liga de Cruyff, la temporada 1973-74. El máximo goleador del equipo fue Steve Archibald, con 15 dianas, seguido por Bernd Schuster con 11. Hoy en día pueden parecer cifras bajas, pero hay que tener en cuenta que en aquella temporada el pichichi fue el mexicano Hugo Sánchez con 19 goles. Llama la atención que entre los dos centrales titulares (Migueli y Alexanco) consiguiesen nada menos que siete tantos, prueba de la importancia de las jugadas de estrategia en el modelo Venables. El fútbol que el entrenador inglés propuso aquella temporada, con evidente éxito, se basaba en una disposición 4-3-3, cuyo eje atacante estaba formado por un extremo (inicialmente Carrasco, más tarde Clos), un mediapunta (Rojo) y un delantero centro clásico (Archibald). También era muy frecuente la presencia de Marcos. La característica principal era, como es sabido, el célebre pressing que asfixiaba a los rivales, junto con los desplazamientos largos de balón de Schuster, que reinaba en el centro del campo con ayuda de sus escuderos Víctor y Calderé, aunque este último solía tener más proyección ofensiva que el aragonés. Finalmente, la guinda de todo aquello eran los goles a menudo estrambóticos del rubio escocés Steve Archibald. Los jugadores más utilizados por líneas fueron Urruti bajo los palos; Gerardo (en el primer tercio de competición su lugar en el lateral derecho lo ocupó Sánchez), Migueli, Alexanco y Julio Alberto, en la defensa; Schuster, Víctor y Calderé, en el centro del campo; y en el ataque los minutos estuvieron mucho más repartidos entre Archibald (el que más jugó), Rojo, Carrasco, Esteban y Marcos. Las escasas rotaciones en el once, propias de la época, provocaron que algunos jugadores se quedasen inéditos o casi inéditos: Amador (portero suplente), Salva, Moratalla y Manolo (defensas), Urbano y Periko Alonso (centrocampistas, y este último padre de Xabi Alonso) y “Pichi” Alonso (delantero). Al final, tan solo dos derrotas en toda la competición, la primera en San Mamés (1-0), un campo extremadamente complicado en aquellos tiempos y la otra en el partido ya reseñado de Alicante, con un penalti seguramente inexistente. 114 Índice Revista#17 PerarnauClub

UNA GLORIA CONTAGIOSA Aquella temporada, de alguna manera, el club entero estuvo tocado por una varita mágica. Cinco días antes de la tarde gloriosa de Valladolid, el equipo de baloncesto había logrado su primer título europeo, una Recopa, tras vencer en un emocionante y emotivo partido disputado en Grenoble al Zalguiris de Kaunas, conjunto lituano en el que despuntaban unos todavía poco conocidos Sabonis, Homicius, Kurtinaitis y Iovaisha. La final se decidió en los últimos segundos y sirvió para consolar a aquel fabuloso equipo de los Epi, Solozábal, Sibilio y compañía de la dolorosa derrota sufrida un año antes en la final de la Copa de Europa. Pero esto no era todo, ya que el destino reservaba a los culés más emociones fuertes con final feliz. El 20 de abril, menos de un mes después del “Urruti, t’estimo!!!”, el equipo de balonmano debía disputar en el Palau Blaugrana el encuentro de vuelta de la final de la Recopa de Europa (¡otra vez la Recopa!, no hay historia de amor igual entre un club y una competición) frente al CSKA de Moscú. En el partido de ida, en la capital de la URSS, se había producido una abultada derrota azulgrana por nada menos que siete goles de diferencia, en medio de un festival de exclusiones y lanzamientos de siete metros en contra. Pero el Palau se llenó hasta la bandera con la intención de lograr el hito y su cúpula de hormigón resonó como tantas veces la hemos oído en las grandes ocasiones. A falta de diez segundos, aún faltaba un gol para hacer inútil la victoria soviética en el partido de ida, pero el Barça debía poner el balón en juego mediante un golpe franco. Diversos pases en corto para consumir el tiempo y a falta de uno o dos segundos, la estrella azulgrana Eugeni Serrano colgó un balón imposible al extremo, que el veloz Joan Sagalés cogió al vuelo en un fly casi irreal para flotar sobre el área enemiga y depositar el balón en el fondo de la portería soviética. La alegría fue indescriptible, con invasión de pista incluida.

Equipo de Baloncesto Campeón de la Recopa

Por si fuera poco, el 30 de junio la sección de hockey patines logró su décima Copa de Europa —octava consecutiva— tras vencer al FC Porto en el partido de vuelta de la final por 6-4, remontando el 5-4 que traían los portugueses de tierras lusas. De igual modo que en el baloncesto y el balonmano, el título se decidió en los últimos instantes: el partido había finalizado con el mismo resultado que en la ida, pero con los papeles invertidos, motivo por el cual se tuvo que recurrir a la prórroga. Cuando ambos equipos parecían encaminarse hacia la tanda de penaltis, surgió el stick siempre oportuno de Joan Ayats, quien a falta de solo 46 segundos para la finalización, logró el sexto y definitivo tanto para los azulgranas. De nuevo, el Palau Blaugrana estalló con miles de culés gritando como un solo hombre para celebrar una nueva y agónica victoria de este club mágico. Una temporada para no olvidar, aquella 1984-85… David Valero. @Davy1972 115 Índice Revista#17 PerarnauClub

EL DÍA DEL

CANÍBAL Marcos Pereda

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Es 14 de julio en Francia, el Día Nacional, el más importante, el día en que los galos se sacudieron las cadenas hace casi 200 años. Es 14 de julio de 1975 y parece que en este caso la Bastilla aguantará, la tiranía va a continuar, el nuevo orden nunca terminará por imponerse. Aquel día el tirano viste de amarillo, y su reinado bascula sobre el ciclismo mundial desde al menos el año 1969, cuando el hombre llegó a la Luna y un belga inició el mayor control que jamás se haya ejercido por parte de un deportista sobre su disciplina. Aquel día, el 14 de julio de 1975, un corredor fuerte y moreno, en cuyo rostro comienzan a notarse las huellas de los muchos años en la cumbre, avanza radiante por las carreteras de los Alpes. Ha atacado sin necesidad de hacerlo, como hace siempre, como le pide de forma inmisericorde el demonio que lleva dentro, aquí, en el pecho, y que es su propia ambición, la necesidad de ir en cabeza, de arriesgar un poco más, de llegar hasta el límite del dolor y, luego, traspasarlo. Ha atacado en un poderoso demarraje cuesta arriba, inclemente, aporreando los pedales como decían que García Márquez aporreaba en París su vieja máquina de escribir, aquella que tuvo que llevar a arreglar porque no aguantaba su ritmo de escritura. Ha atacado moviendo los hombros con violencia, la boca muy abierta, los ojos inyectados en sangre, la mirada asustada de sus rivales a la espalda. Ha atacado en el último kilómetro de un puerto enorme, áspero, uno de esos colosos de los Alpes que comunican valles poco importantes, desde cuya cima se puede llegar a atisbar la mancha azul del Mediterráneo. Es el Col d’Allos, y parece que se convertirá en el punto culminante de la historia más fantástica que el Tour jamás haya dibujado desde su creación.

EL MERCKXISMO Porque es él, el belga Eddy Merckx, el que asciende con fuerza por las mucho menos empinadas pendientes de Pra-Loup, una pequeña estación de esquí que, sin saberlo, está a punto de hacerse inmortal. Asciende decidido después de haber protagonizado uno de esos descensos que solo él sabe hacer, una ruta frenética, alocada, por carreteras alucinantes no aptas para agorafóbicos. Un todo o nada ante el destino del que parece haber salido ganador el ciclista que todo lo gana, en aquella bajada asesina en la que el coche de la Bianchi se sale de la carretera y acaba en el fondo de un barranco cuando los perseguidores del ciclista del Molteni, amarilla la tela sobre su pecho, caminan ya a más de dos minutos en el valle que precede a la subida final, aquella donde Merckx, el gran Merckx, está sentenciando el Tour de Francia. El que hará el sexto de su cuenta particular. Hasta que ocurre. Normalmente los grandes momentos tienen estas cosas, que pasan de un instante a otro y parecen haberse escurrido entre los dedos. Y más tarde los que los presencian no saben decirte muy bien cuándo acabó de joderse el Imperio 117 Índice Revista#17 PerarnauClub

Romano, cuál fue el primer bárbaro que saltó el Limes o en qué instante se nos fue de las manos el poder que le dábamos a Napoleón. Y seguramente por eso son tan míticos, por su propia inexactitud. Eso es lo que ocurre con Merckx, no se sabe muy bien cuándo. El ocaso. Porque lo cierto es que el belga empieza a cabecear un poco más, solo un poco más. Sus ojos empiezan a entornarse, pero es apenas perceptible. La boca, quizás unos milímetros más abierta. Las rodillas, puede que medio centímetro más separadas del cuadro de la bicicleta. Sus ruedas, en suma, moviéndose a una velocidad un poco inferior. Solo un poco. Suficiente. Un mundo. Todo. Un instante. Al siguiente, Eddy Merckx, el Caníbal, el hombre que todo lo puede, el glotón de victorias, aquel a quien llaman el deportista más grande de todos los tiempos, aparece clavado sobre la carretera, la mirada perdida en el gris asfalto. Y entonces el sol empieza a calentar más fuerte, y las moscas se pasean por su rostro como si oliesen la muerte, y las plumas de los periodistas, cansados de escribir la misma crónica desde hace años, se afilan como garras de felinos que huelen sangre. La suya, la de todos. El primero que le pasa como una exhalación es Felice Gimondi, el italiano elegante y un poco pusilánime que ha hecho del ir a rueda de Merckx un arte de estética poco valorada. Es él, tantos años bajo el puño de su dictadura, el que adelanta al belga sin creérselo, mirando de reojo al león herido, temiendo que sea solo una estrategia para asestar el zarpazo definitivo, el mortífero. Pero no, el león languidece, le pesan los esfuerzos de tantas carreras, de tantas batallas.

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Ilustración: Xavi Salvador

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Gimondi se pierde, curva arriba, en dirección a la meta, como lo hará después Bernard Thévenet, un francés espigado y de aspecto torpón, con su maillot ajedrezado del Peugeot y su organismo cargado de cortisona, según declarará años después. Será precisamente el galo quien termine ganando en aquella dramática etapa, quien herede de Merckx esa túnica dorada que había vestido de forma casi ininterrumpida desde 1969, Ocaña mediante, quien eche tierra encima del cadáver deportivo del hombre que más cadáveres sembró por las carreteras de la Europa ciclista. Cuando llega a la meta, derrotado y roto, Merckx no quiere buscar excusas, no quiere hablar del golpe que un energúmeno le dio dos días antes, en plena ascensión al Puy de Dôme, no quiere hablar de esfuerzos mal medidos, de la intensísima primavera de clásicas que sus rivales han obviado y que él ha completado de la forma más brillante hasta entonces vista. No, no se le ocurre al belga buscar pretextos, como no los buscará al día siguiente, cuando sufra una tonta caída en Valloire, en la neutralizada, que le impedirá ingerir alimentos sólidos durante lo que resta de carrera. Él calla, no se retira, se resiste a abandonar. “Mi lugar está en el pódium detrás de Thévenet, honrando su victoria”, dice. Y así continúa, atacando cada día, contorsionando su maillot arco iris de campeón del mundo en cada puerto, intentando sorprender al francés en la bajada de Vars, en la recta de Arvieux previa a la Casse Desserte, en la subida moderna y algo anodina a Avoriaz. Atacará incluso en la última etapa, en esos Campos Elíseos que acogen por primera vez una llegada del Tour de Francia, ese terreno sagrado que verá a Eddy Merckx devorar sus adoquines con furia, como si fueran los de su amada Roubaix, los de su esquivo Flandes, intentando lo que es un imposible. Y entonces, el hombre que todo lo gana, pierde. Y, sin embargo, sigue ganando.

LOS COMIENZOS DEL VEHEMENTE CICLISTA La historia de Merckx, esa década fabulosa que parece tocar a su fin en PraLoup (pese a haber algunos coletazos posteriores de grandeza y, sobre todo, rabia) se había iniciado en 1965 de la forma menos halagüeña posible. En ese año un joven Merckx, recién cumplidos los veinte, pasa a profesionales en las filas del poderoso Solo Superia. Su palmarés como aficionado es bueno (Campeón del Mundo de la categoría), pero en modo alguno epata, y además el joven Eddy tiene la suerte de caer en el mejor equipo del mundo en el peor momento posible. Porque el Solo Superia es el equipo de Rik Van Looy. Y es también el equipo de un crepuscular Rik Van Steenbergen. En otras palabras, es un conjunto que reúne en sus filas a los tres ciclistas con más victorias de todos los tiempos. A dos de los tres únicos en vencer en los cinco monumentos del ciclismo. A dos de los cuatro únicos con un triple campeonato del mundo. Pero, en aquel 1965, el Solo es sobre todo el equipo de Van Looy. Y, con él, el equipo de los flamencos. Y eso es un problema para un flamenco como Merckx.

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Porque Merckx ha nacido en Flandes, en un pueblecito llamado MeenselKiezegem. Y tiene antepasados flamencos. Y habla a la perfección flamenco. Pero vive desde los diez años en la parte francófona de Bruselas. Y en su casa se expresan en francés. E incluso hace sus votos matrimoniales en

francés, herejía en el corazón de Flandes. Van Looy es el corazón de Flandes entonces, el flamenco entre los flamencos. Aquí empezará la particular relación de Eddy con Flandes y sus habitantes, esa que le llevará a enfrentarse en encarnizadas batallas a los más grandes campeones de la zona, a los De Vlaeminck, a Maertens, a Godefroot, a Monseré. Esa que hará que muchos de ellos creen lo que se llamó “la brigada antimerckx”: si no gano yo, al menos que gane uno de los nuestros, al menos que no gane él. Y es que Van Looy no entendía a Merckx. Le tachaba de triste, de paleto, se metía con él por tímido, decía que nunca sería un ciclista campeón. Quizás, y solo quizás, el campeón viejo fue el primero en apreciar la verdadera magnitud del hombre que tenía delante. Quizás, y solo quizás, supo desde ese momento que su nombre iba a quedar relegado como “mejor ciclista de siempre en las clásicas”. Quizás por eso siempre le ninguneó. Primero dijo que no podría ganar una gran Clásica, luego que jamás triunfaría en Roubaix, después que nunca entraría vencedor en De Ronde, y más tarde que no podría compaginar Grandes Vueltas con Clásicas de forma exitosa. Y siempre acabó por equivocarse, claro. Vamos a 1967. En aquel año un joven Merckx es ya referencia absoluta en carreras de un día. Con su nuevo equipo, Peugeot, triunfa en Gante, en San Remo, en Flecha Valona. Llega al Giro y se impone en dos etapas, pero flaquea en montaña, solo puede ser noveno en la general. Bruno Raschi, periodista de La Gazzetta dello Sport es concluyente: “El joven belga ha demostrado sus limitaciones en la montaña y jamás podrá imponerse en una gran vuelta por etapas…”. Para demostrar lo equivocado de esa profecía Merckx vuelve al Giro en 1968 y regala una etapa legendaria en las Tres Cimas de Lavaredo, en la que será, posiblemente, su mejor ascensión, la más potente, la que mayores diferencias deja con los demás. En mitad de una intensa nevada (las condiciones meteorológicas adversas siempre acaban sacando lo mejor del belga, hasta hacer una constante en su carrera su imagen en cabeza en mitad de la ventisca, con el maillot manchado de barro y agua) deja de rueda a todos los escaladores y se lanza a la cima con ese estilo tan característico suyo, pisando con fuerza y rabia los pedales. Tan diferente del anterior as, del pedaleo fluido, casi bailarín, de ese adonis que era Anquetil. Tan distinto, Merckx es impulso, es determinación. Son las ganas enormes de victoria que le comen por dentro. Es un ciclista, en esa primavera de 1968, perfecto.

SUS ÚLTIMAS APARICIONES Julio de 1977. Un Merckx maduro se presenta con la intención declarada de vencer en su sexto Tour. Su rostro refleja las arrugas de esfuerzos pasados, su pelo es más crespo, aun más negro, sus patillas se ensortijan con más fuerza sobre la quijada. Es un Merckx de 32 años que apenas recuerda a aquel de hace doce. Demasiadas batallas, demasiadas guerras, demasiadas heridas. En el pecho ya no está su maillot legendario de la Molteni, negro y marrón tabaco. Ni siquiera aquel Faema que paseara por las rutas francesas en sus primeras victorias. No. Viste una maglia azul con banda blanca, la pa121 Índice Revista#17 PerarnauClub

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labra Fiat en negro cruzándola. Le dirige desde el coche un viejo zorro como es Raphael Geminiani, el Gran Fusil, el viejo sueño del auvernés hecho realidad por mor de la desaparición de la empresa Molteni. Es, pues, un Merckx distinto, muy alejado del que asombrara al mundo. Como es distinto el Tour, atípico como solo puede serlo uno con un recorrido en el que los Pirineos se pasan en dos etapas muy tempranas (primera y segunda) y sin apenas peligro para los de la general por la lejanía de los puertos a meta. Pero ya allí, en ese Tourmalet desangelado por no resultar decisivo, en esas rampas que en 1969 le ayudaron a entrar en la leyenda camino de Mourenx, Merckx sufre, se descuelga del grupo de los mejores, empieza a cabecear fatigosamente con la única aspiración de volver a entrar entre los más fuertes. Y el público sufre con él, anima a aquel hombre al que llegaron a odiar cuando dominaba, al que aman ahora que no puede vencer. Porque el héroe caído es siempre, siempre, más querido que el dictador. Y eso es ahora Merckx. Una sombra del pasado. Subiendo el Tourmalet se encuentra el belga con Luis Ocaña, su archienemigo, su gran rival, aquel con el que estuvo sin hablarse durante años antes de zanjar sus diferencias en un avión que quiso sentarles juntos, en una noche en la que cerraron todos los bares de los alrededores de Bruselas. Y en los ojos de Luis se ve reflejado a él mismo. Su impotencia, su falta de fuerzas. Quizás también ese deje irónico que se le pone a los que estuvieron en lo más alto cuando saben que nunca podrán volver a alcanzar la cima. Quizás. Ese viejo zorro de Ocaña mira a Merckx, que mira a Ocaña, que mira a Merckx. Y los dos, claro, sonríen. Qué van a hacer. Dioses caídos, pero dioses, al fin y al cabo. Más tarde ambos empalmarán, pero ya todos saben que no cuentan, que su tiempo ha pasado, que fueron pero no son. Aún le quedaría a Merckx un último calvario, camino de Alpe d’Huez. Un puerto joven, ajeno a la historia del ciclismo, a la mística, que jamás había subido anteriormente. Curvas llenas de público, el templo de la publicidad, del marketing. Y allí, de forma simbólica, Merckx desaparece. Desaparece un viejo modo de entender el deporte, desaparece el barro, el correr todo el año, el ciclocross. Llega la televisión, el color, la modernidad. Se van las patillas, llegan los peinados a la última. Y allí no está Merckx, que se pasa toda la jornada sufriendo, persiguiendo desde el primer puerto, dejando instantáneas que hablan de agonía, de puro dolor físico. De un motor que ya no funciona, que está demasiado castigado. Allí deja Merckx sus imágenes más impactantes, las que lo visten bajo un sol de justicia con el rostro desencajado, con la mirada perdida. Las del hombre impotente que fue el Dios omnisciente. Principio y final, claro. Pero entre medias nada menos que cinco Tour de Francia, cinco Giros de Italia, una Vuelta a España, siete Milán-San Remo, dos Tours de Flandes, tres París-Roubaix, cinco Lieja-Bastoña-Lieja, dos Tour de Lombardía y tres Campeonatos del Mundo. Entre otras cosas. Hasta sumar 525 victorias… El deportista más grande de todos los tiempos. Él. Eddy Merckx.

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Marcos Pereda. @MarcosPereda2

AUTORES

Álex Couto Lago

@AlexCoutoLago

Jaume Marcet @jaumemarcet Marcos Pereda @MarcosPereda2 Alberto Cosín @albertocosin David Valero @Davy1972 Ignacio Benedetti @ibenedettip Agustín Galán @Agustin_Galan Alberto López Frau

@Albercampeontv

ILUSTRADOR Álex Santaló @alexsantalo Jaime Ortega @jimort99 Xavier Salvador

DIRIGE

Martí Perarnau

COORDINA

Eric Pujol

EDITA

María Victoria Hernández @ehmaribrie Darío Ojeda @DarioOjeda

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Hormigas y Cigarras @HoryCig

Para consultas o intercambio de opiniones, escribir a: [email protected]

A T S I V E R

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LA MEMORIA ES EL ÚNICO PARAÍSO DEL QUE NO PODEMOS SER EXPULSADOS JOHN TERRY. EL ÚLTIMO SUPERVIVIENTE ENTREVISTA A CARLES ROMAGOSA MARCELO BIELSA, UN DEFENSOR DEL JUEGO CHARLA CON DIEGO LATORRE ESTADIOS MÍTICOS EL AÑO DEL “URRUTI, T’ESTIMO” EL DÍA DEL CANÍBAL AUTORES