Tripticos Belaunde

A Loret de Mola le marcó la vida lo que sucedió esa madrugada. El 13 fue un día suspendido en el tiempo, pues fue con Be

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A Loret de Mola le marcó la vida lo que sucedió esa madrugada. El 13 fue un día suspendido en el tiempo, pues fue con Belaunde a Talara, a la toma simbólica de La Brea y Pariñas, y a la firma del Acta de Talara, que no era más que el inventario de lo entregado. Los diarios y la TV mostraron la bandera peruana flameando ante las torres.

INSTITUCIÓN EDUCATIVA

“San Andrés”

Pero Loret de Mola sabía que era una farsa. La IPC seguía controlando las bocas de salida del petróleo y había desaparecido la página 11 del contrato. El funcionario lo denunció a cuanta autoridad pudo. Pero los ministros belaundistas no le hicieron caso; estaban hasta el copete manejando su crisis de gobernabilidad. Entonces fue a la televisión y contó, en los canales 4 y 5, que funcionarios corruptos se habían confabulado con la empresa extranjera.

En 1963, durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry, se llevan a cabo por primera vez en todo el Perú las elecciones municipales directas y universales. Anteriormente era el gobierno central el que designaba a los representantes ediles, extendiendo así su presencia a los gobiernos locales. Es así que en estas primeras elecciones es elegido para ocupar el sillón del Municipio de Lima Luis Bedoya Reyes, quien es apoyado por Acción Popular y la Democracia Cristiana.

INTEGRANTES:      

Gianmarco Córdova Roberto Padilla Italo Mesías Pablo Molina Gustavo Villanueva Santiago Tocto

Fernando Belaúnde Terry, líder de Acción Popular, ganó las elecciones del 28 de julio de 1963 con el apoyo de la Democracia Cristiana y el tácito respaldo de las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica e importantes medios de comunicación. Sin embargo, Belaúnde no obtuvo mayoría en el Parlamento, pues este se encontraba, en su mayoría del Partido Aprista Peruano y de la Unión Odriísta.

En la década de 1960, la industria petrolera del Perú era controlada por la International Petroleum Company (IPC). La cual extraía el 85 % del petróleo peruano de los campos en la Brea y Pariñas (Piura) y Lobito (Tumbes), refinando al mismo tiempo el 65% de la producción nacional en la refinería de Talara. La IPC operaba en el Perú con base en un acuerdo de 1922 firmado con el presidente Augusto B. Leguía

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Durante su mandato, Fernando Belaúnde Terry propuso la explotación de los recursos naturales de la selva. Para ello se proyectó la construcción de la Carretera Marginal de la Selva, que empleó muchos recursos financieros pero que no alcanzó los resultados esperados. En las ciudades, se construyeron complejos de viviendas y se reformó la administración económica como la creación del Banco de la Nación. Sin embargo, estas políticas tuvieron un alto precio. El costo de vida subió casi un 50 %, se incrementó la deuda externa del país, y la moneda nacional inició un proceso de devaluación.

Durante su campaña electoral, Belaúnde prometió que lograría un acuerdo con la International Pretoleum Company negociando los derechos de propiedad y los impuestos atrasados. El 28 de julio de 1968, en su mensaje al Congreso, Belaúnde anunció la solución para el problema de la Brea y Pariñas. Así, se suscribió el Acta de Talara el 13 de agosto de 1968. Pero pocos días después un funcionario denunció la pérdida de la página once de este acuerdo en la que, supuestamente, se habían establecido una serie de beneficios económicos y logísticos para la International Petroleum Company.

La IPC tenía, desde 1922, condiciones en extremo ventajosas para explotar petróleo en el norte peruano. Poseía los yacimientos de La Brea y Pariñas, y controlaba todas las instancias del mercado. Era una situación insostenible para cualquier gobierno de relente nacionalista. El de Belaunde lo era. Algunos medios periodísticos lo alentaban a que tomara los yacimientos y renegociara con la IPC. Quien más reclamaba una salida nacionalista era Carlos Loret de Mola, el gerente de la EPF. Hasta que fue llamado a Palacio en la noche del 12 de agosto de 1968. Allí encontró a Belaunde con varios ministros y a Fernando Espinosa, el jefe de la IPC, con ejecutivos de su empresa y diplomáticos gringos. En “La página once” (Ed. Libre1, 1978), cuenta de las idas y venidas de ambos bandos, con las hojas del contrato. La entrega de La Brea y Pariñas ya estaba asegurada, pero Loret de Mola bregó hasta que anotó de puño y letra, en la última página, la 11, el precio mínimo garantizado (US$1,0835) que la IPC le cobraría por barril a la EPF.