Tribus de La Biblia

AARONITAS Los descendientes de Aarón reciben este nombre y con él son designados en diversas partes de la Biblia (1 Cr.

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AARONITAS Los descendientes de Aarón reciben este nombre y con él son designados en diversas partes de la Biblia (1 Cr. 12:27; 27:17). A los descendientes de Aarón fueron asignadas trece ciudades en Judá y Benjamín (Jos. 21:13-19; 1 Cr. 6:57-60). AGARENOS Tribu nómada de Arabia, contra la que hicieron guerra las dos tribus y media al este del Jordán. Los grandes despojos capturados evidencian que era una tribu muy rica (1 Cr. 5:10, 19-22; Sal. 83:6). Se desconoce el origen de este nombre. En el salmo mencionado son distinguidos de los ismaelitas. Un administrador de David era de esta nación (1 Cr. 27:31). AMALECITAS Descendientes de Esaú (Gn. 36:12). Moraron durante mucho tiempo en las cercanías de Cades-barnea. Se hallaban por estos parajes en la época del éxodo (Nm. 13:29; 14:25). Desde las cumbres de los montes de Abarim se podía ver el territorio que habitaban (Nm. 24:20; Dt. 34:1-3). En su época jugaron un importante papel (Nm. 24:20). Un redactor posterior al éxodo, relatando los acontecimientos sobrevenidos en este país, podía referirse a él como «el país de los amalecitas». El relato de la incursión de Quedorlaomer y de sus aliados habla de los invasores del oriente, que «vinieron... a Cades y devastaron... » no a los amalecitas, sino «por todo el país de los amalecitas» (Gn. 17:7), esto es, el país que el lector podía identificar en su época con el de los amalecitas. No se afirma aquí, pues, que los amalecitas existieran en la época anterior, sino que aquel país, ahora de los amalecitas, fue devastado. La expresión es voluntariamente imprecisa. Desde su centro, cercano a Cades, estos nómadas se dedicaban a lanzar incursiones y a saquear. Los amalecitas atacaron la retaguardia de los israelitas, que salían de Egipto y entraban en el desierto. En Refidim, al oeste del Sinaí, lucharon contra los israelitas, y fueron vencidos. A causa de ello, Israel recibió la orden de destruirlos completamente (Éx. 17:8-16; Dt. 25:17-19). Un año después, Israel llegó a Cades y, desobedeciendo a Dios, intentó penetrar en Canaán. Los amalecitas se opusieron y los rechazaron (Nm. 14:43-45). Es posible que fuera en esta época, o más tarde, que se dio el nombre de los amalecitas a una región montañosa de Efraín (Jue. 12:15; cp. Jue. 5:14). Poco después de la época de Moisés y de Josué, dieron ayuda a Eglón, rey de Moab, para arrebatar Jericó a los israelitas. Algunas generaciones después, se unieron a los madianitas para oprimir a los israelitas del norte (Jue. 3:13; 6:3, 33). Es evidente que se abrieron camino hacia el oriente, manteniendo relaciones amistosas con los otros moradores del desierto. Al final de la época de los Jueces, el rey Saúl aplastó totalmente su poderío (1 S. 15:33; 1 Cr. 4:43). Cuidadosos estudios de las evidencias históricas, arqueológicas y etnográficas identifican a los amalecitas con los hiksos. (Ver EGIPTO) AMONITAS Nombre de los descendientes de «Ben-ammi», el hijo menor de Lot con su hija menor, nacido en una cueva de un monte cerca de Zoar, ahora llamado «Zi'ara», unos pocos kilómetros al norte de Hesbón. Sus descendientes eran vecinos de Israel al oriente, entre el Arnón y el Jaboc, y tuvieron mucha relación con la historia de Israel. Dios había ordenado a Moisés que no tocara a los amonitas; la tierra de ellos no podría ser poseída por Israel (Dt. 2:19, 37). Dios la había dado a los hijos de Amón. La capital de ellos era Rabat-amón, que fuera quizá su única ciudad, puesto que eran una nación nómada. A ninguno de esta nación se le debía permitir la entrada en la congregación de Israel hasta la décima generación, esto es, nunca (Dt. 23:3; Neh. 13:1). Juntamente con Amelec, ayudaron al rey de Moab contra Israel, y Jericó cayó en poder de ellos (Jue. 3:13). Israel sirvió a sus dioses, y Dios entregó a las tribus de ambas riberas del Jordán para que sirvieran a los amonitas. Al clamar los israelitas a Jehová, los hijos de Amón fueron derrotados por Jefté. En los primeros días del rey Saúl asediaron Jabes-galaad, y solamente estaban dispuestos a firmar la paz bajo la condición de que se arrancaran los ojos derechos de sus habitantes, a fin de arrojar deshonra sobre Israel. Saúl se lanzó apresuradamente en su ayuda, y lanzó a los amonitas a la desbandada (1 S. 11:1-11; 12:12). El oro y la plata que les fue arrebatado en la batalla fueron dedicados a Jehová por David. Su rey insultó a los siervos de David cuando envió mensajeros a consolarle por la muerte de su padre, de la misma manera que el mundo rehúsa la bondad del rey de parte de Dios, y ello atrae juicio sobre él (2 S. 10:1-10; 11:1; 12:26-31). Por otra parte, Sobi, de Rabá, trajo provisiones cuando David huía de Absalón (2 S. 17:27), y Selec, amonita, es contado entre los treinta valientes de David (2 S. 23:37). Salomón amó a algunas de sus mujeres, y la madre de Roboam, su sucesor, fue Naama, amonita (1 R. 14:21, 31). Hostigaron a Israel con suerte diversa hasta los días de Joaquín (2 R. 24:2).

Al ser Lot padre de Moab y de Amón, no es sorprendente que ambas naciones se coligaran con frecuencia en sus ataques contra Israel. El aborrecimiento del pueblo de Dios los unía en un deseo común de borrar el nombre de Israel como nación (Sal. 83:4-8). Tobías, un amonita, fue un perturbador adversario de los judíos a su retorno del cautiverio babilónico (Neh. 2:10, 19; 4:3, 7). Sin embargo, los judíos «mezclaron el linaje santo» con esta nación (Esd. 9:1, 2; Neh. 13:23-25). Toda la historia nos da instrucción con respecto a la imperativa necesidad de mantenerse separados de las contaminaciones del mundo a fin de poder caminar con Dios, y recibir bendición de Él. Cuando el rey del norte, en un día futuro, entre en «la tierra gloriosa», Edom, Moab y Amón escaparán de su mano (Dn. 11:41); son reservados para que sean sometidos por Israel, a quien habían seducido y perseguido en el pasado (Is. 9:14). Milcom y Moloc eran los dioses de los amonitas; Salomón fue seducido a darles culto por sus esposas extranjeras (1 R. 11:5, 7). AMORREOS (heb. «emori» = montañés). Una tribu o nación que descendía de Canaán, cuarto hijo de Cam, el más joven hijo de Noé (Gn. 10:16). Grupos de ellos moraban en Hazezontamar, o En-gadí, al oeste del mar Muerto, y fueron atacados por Quedorlaomer en los días de Abraham (Gn. 14:7). En aquel entonces, la iniquidad de los amorreos no había llegado aún a su colmo (Gn. 15:16, 21). Siendo la tribu más dominante y la gente más corrompida, algunas veces son tomados como representantes de los cananeos en general (Gn. 15:16; 1 R. 21:26). Estando Abraham en Hebrón, algunos se confederaron con él (Gn. 14:13). Así vemos a un remanente de entre las naciones asociado con el heredero de la promesa, aunque Lot (un tipo del Israel en la carne) se había separado de él. Cuando Israel, después del éxodo, se acercaba a la tierra prometida, ellos habían extendido sus dominios hacia el Este, y rehusaron dejar paso a los israelitas; fueron vencidos, sus ciudades tomadas, y el pueblo pasado a cuchillo, juntamente con Sehón, el rey de ellos (Nm. 21:21-26; Dt. 2:24; Am. 2:9, 10). Algunos deben haber escapado, porque leemos más tarde acerca de ellos; una de las controversias de Jehová con Israel fue debido a que adoraban a sus falsos dioses (Esd. 9:1, 2). Salomón los hizo tributarios (1 R. 9:20, 21; 2 Cr. 8:7, 8). Los gabaonitas eran un resto de los amorreos (2 S. 21:2). Después de esto, nada más se oye de ellos. Se describe la baja posición de Jerusalén (Judá) por naturaleza presentando su origen, habiendo sido su padre amorreo, y su madre hetea, pero en Su gracia Dios tuvo compasión de ella en su degradación, y la levantó a gran gloria; dolorosamente, ella se mostró vergonzosamente infiel (Ez. 16:3-43). ANACEOS = «cuello largo». Pueblo de alta estatura, que habitaba Canaán. Los expedicionarios enviados por los israelitas a explorar la tierra que habían de ocupar, vinieron alarmados al ver a estos gigantes, que en hebreo se llamaban «nefilim» (Jos. 11:21, 22). Vencidos por los israelitas en la conquista de la tierra prometida (Jos. 14:6-14; 15:13-19; 21:11) quedó un resto de ellos en tierra de los filisteos. El gigante Goliat era probablemente uno de ellos (Nm. 13:23, 34; Jos. 10:36; 11:22). ARABES (a) ARABIA: Por Arabia se entiende un país muy grande al sur, sureste y este de Palestina. En la antigüedad era, y hasta hace relativamente poco por los nativos, dividido en tres distritos: (A) La Arabia propia, que era la antigua Arabia Félix, que abarca la península que se extiende por el sur hacia el mar de Arabia y por el norte en dirección al desierto. (B) Arabia occidental, lo mismo que la antigua Arabia Pétrea, que abarca el Sinaí y el desierto de Petra, extendiéndose desde Egipto y el mar Muerto hasta cerca de Petra. (C) La Arabia septentrional, adyacente a la Arabia occidental y que se extiende por el norte, hacia el Éufrates (1 R. 10:15; 2 Cr. 9:14; Is. 21:13; Jer. 25:24; Ez. 27:21; Gá. 1:17; 4:25). (b) ÁRABES: Los árabes tienen también a Abraham como padre. Leemos que Abraham envió a los hijos de Cetura y de sus concubinas «hacia oriente» (Gn. 25:6). También había los descendientes de Ismael y los de Esaú. Muchos de éstos vinieron a ser «jefes», y no puede dudarse que son sus descendientes los que siguen poseyendo la tierra. Los hay que se llaman a sí mismos árabes ismaelitas, y en el sur hay aún árabes joctanitas. Salomón recibía tributos de los reyes de Arabia (1 R. 10:15). Josafat lo mismo (2 Cr. 17:11); en los días de Joram atacaron Judá, saquearon la casa del rey y se llevaron a sus esposas y a algunos de sus hijos (2 Cr. 21:17; 22:1). Fueron vencidos por Uzías (2 Cr. 26:7). Durante el cautiverio de los judíos en Babilonia, algunos árabes se establecieron en Palestina y posteriormente se enfrentaron contra Nehemías (cp. Neh. 2:19; 4:7; 6:1). Los árabes se hallan entre las naciones que tenían relación con Israel y sobre las que se pronuncia juicio (Is. 21:13-17; Jer. 25:24). Su conflicto contra el Israel restaurado, hasta la intervención divina directa, está profetizado en diversos pasajes de las Escrituras (cp. Sal. 83). En el NT aparecen los árabes entre los presentes en el día de Pentecostés, pero no se especifica si se trataba de judíos habitantes en Arabia o prosélitos (Hch. 2:11).

ARAMEOS Grupo étnico semítico entre Siria y el Éufrates, mencionado en las cartas de Amarna y en una inscripción de Tiglatpileser I. El Antiguo Testamento da el nombre de «Aram Naharaim», «Aram de los dos Ríos», al territorio comprendido entre los cursos superiores del Éufrates y del Tigris (Gn. 24:10; Padán-aram, Gn. 25:20, etc.). Allí estuvo Harán, la patria de Abraham. La tradición une a Jacob con esta región, que en Dt. 26:5 es llamada de los arameos. En tiempos de David y Salomón existían, entre otros, los siguientes estados arameos: Samal, en el norte de Siria; Sobá, entre el Antilíbano y el desierto sirioárabe y en el valle superior del Leontes (2 S. 8:3 ss); Bet-rehob (2 S. 10:6), Maaca, Guesur y Damasco. Los asirios pusieron fin a la independencia de estas tribus y estados, también a la del reino de Damasco en el año 732 a.C. Los arameos lograron una gran influencia en Asiria. Su lengua se convirtió en la lengua del comercio, y más tarde en la lengua común. Entretanto, el pueblo arameo de los caldeos se había asentado en la región de la desembocadura del Éufrates y del Tigris y había aumentado más y más su poderío. Este grupo arameizó el reino y, a partir de la dinastía neobabilónica, consiguió también el poder político. BUZ = «desprecio». (a) Tribu aramea (Gn. 22:20, 21) que moraba en Arabia en tiempos de Jeremías (Jer. 25:23). (b) Un gadita, fundador de una familia o casa (1 Cr. 5:14). CAFTOREOS Tribu originaria de Egipto, que habitaba Caftor (Gn. 10:14; Dt. 2:23). En 1 S. 30:14, Ez. 25:16 y 2 S. 8:18, kereti o cereteos. CANANEOS Los descendientes de Canaán, hijo de Cam, agrupados en las distintas ramas de los jebuseos, amorreos, gergeseos, heveos, araceos, sineos, arvadeos, zemareos, y hamateos. Su territorio era «desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa» (Gn. 10:15-19). En Gn. 15:18-21, donde la tierra prometida a Abram se extiende al río Éufrates, se mencionan diez naciones: los ceneos, cenezeos, cadmoneos, heteos, fereceos, refaítas, amorreos, cananeos, gergeseos y jebuseos (cp. Dt. 7:1; Jos. 3:10). Aquí y en otros pasajes los cananeos son solamente un pueblo entre varios; en otros pasajes el término cananeo parece incluir a cualquiera de los habitantes de Canaán, como en Jos. 17:12, 13; Neh. 9:24; Abd. 20; Zac. 14:21. Este mismo término es traducido «mercader» en Jb. 41:6; Pr. 31:24; Is. 23:8; también en Zac. 14:21 podía significar «no habrá más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos» (como lo traduce la versión RV 1960; cp. Jn. 2:16). CEDAR El segundo de los hijos de Ismael, como también de sus descendientes; la tribu de nómadas o beduinos que habitaban una región al norte de Arabia (Gn. 25:13; Ez. 27:21; Jer. 49:28), y que fue célebre por sus manadas de borregos y sus camellos, por sus tiendas de campaña, sus arqueros y sus telas (Sal. 120:5; Cnt. 1:5; Is. 21:16). Algunos eran nómadas; otros habitaban aldeas (Jer. 49:28; Ez. 42:11). Sus grandes riquezas quedan confirmadas por las crónicas de la campaña del rey asirio Assurbanipal. CENECEOS = «cazadores». Tribu cananea (Gn. 15:19), probablemente descendiente de un «duque» de Edom, Cenez, ancestro de Caleb (Jue. 1:13; Jos. 15:17); en ese caso, sería un clan del sur de Palestina, absorbido en parte por Israel y en parte por Edom. CENEOS = «herreros». Parece que hubo diferentes pueblos que recibían estos nombres. (a) Los que había en la tierra cuando fue prometida a Abraham (Gn. 15:19). (b) Jetro, o Reuel, el suegro de Moisés, es llamado ceneo (Jue. 1:16), es también llamado madianita (Nm. 10:29). Los madianitas eran descendientes de Abraham por medio de Cetura (Gn. 25:2), de manera que estos ceneos eran probablemente una rama de los madianitas. Heber el ceneo se dirigía hacia el norte y aparentemente era neutral entre Israel y sus enemigos; pero su mujer Jael dio muerte a Sísara cuando éste buscó refugio en la tienda de ella (Jue. 4:11, 17; 5:24). Otros se quedaron en el Negev, porque cuando Saúl fue a destruir a los amalecitas, dio aviso a los ceneos para que se apartaran de ellos, que no sufrieran su suerte. Esto fue porque a diferencia de los amalecitas, los ceneos habían mostrado una actitud amistosa hacia los israelitas cuando salieron de Egipto (1 S. 15:6).

(c) Unos ceneos que Balaam vio morando en las peñas iban a ser llevados cautivos por los asirios (Nm. 24:2122). (c)

Descendientes de Hamat, padre de la casa de Recab (1 Cr. 2:55).

CERETEOS (prob. cretenses). Nación o tribu que moraba en Filistea o en su región meridional (1 S. 30:14; Ez. 25:16; Sof. 2:5, 6). Es posible que puedan ser identificados con los filisteos venidos de Caftor, o que fueran un grupo emigrado directamente de Creta. Cereteos eran los constituyentes de la «guardia de corps» del rey David (2 S. 8:18; 15:18; 23:23). En tres pasajes el texto hebreo menciona, en lugar de los cereteos, a los carianos (2 S. 20:23; 2 R. 11:4,19). CUS (hebreo, «negro»). (a) Hijo de Cam y sus descendientes. Formaron pueblos de Arabia y la costa africana (Gn. 10:6-8). (b) El país que habitaban los cusitas; designa generalmente a Etiopía o Abisinia actual (Sal. 68:31; Is. 18:1), aunque parece que hubo una Cus o Etiopía en Mesopotamia (Gn. 2:13). Herodoto dice que en el ejército había etíopes. CUTA Nombre bíblico de una ciudad de Babilonia, centro del culto idolátrico al dios Nergal (2 R. 17:29-30). Sargón II, rey de Siria, expatrió a los habitantes de Cuta y los distribuyó en Samaria, dando origen así a la mezcla entre los judíos y los habitantes de Cuta (2 R. 17:24-30). Flavio Josefo menciona también a los cutitas, que son citados en el Talmud (Antigüedades de los Judíos, 9:14, 3; 13:9, 1). EDEN = «delicias». (a) El huerto de Edén, donde moraron Adán y Eva durante el espacio de tiempo antes de que pecaran. Allí Dios hizo crecer todo árbol placentero a la vista y bueno para comer. Allí se hallaban también el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:8-15). Un lugar fructífero es comparado como el huerto de Edén (Is. 51:3; Ez. 36:35; Jl. 2:3). La caída de Faraón, bajo la figura de un árbol exaltado, es mencionada como consoladora para los árboles de Edén, que recibe el nombre de «huerto de Jehová» etc. (Is. 51:3; Ez. 28:13; 31:9, 16, 18). Habiendo sido plantados por Dios, los árboles de Edén se usan en este último pasaje como símbolo de las varias naciones plantadas por Dios en la tierra, siendo Israel el centro (Dt. 32:8). Adán fue puesto en el huerto de Edén para cuidarlo; pero en su caída fue echado fuera, y fueron puestos querubines para cerrar el acceso al árbol de vida (Gn. 3:23, 24). Un río salía de Edén, que luego se dividía en cuatro. Se han hecho muchos intentos de identificarlos, pero han fracasado, lo mismo que los intentos de situar el Paraíso. Como bien afirma Leupold, «la solución al problema evidentemente está en el hecho de que lo que el relato describe fue realidad en el pasado, aunque no podamos nunca llegar a identificar los dos primeros ríos. Pero los extensos cambios provocados en la geografía terrestre por aquel inmenso cataclismo, el Diluvio, han perturbado totalmente el antiguo orden» (Leupold, H. C.: «Exposition of Genesis», Baker Book House, Grand Rapids, 1942/1981, vol. 1, p. 124). (Véanse DILUVIO, PARAÍSO). (b) Una nación llamada «los hijos de Edén» que moraba en Telasar, territorio conquistado por Asiria. Suministraban a Tiro telas de gran precio (2 R. 19:12; Is. 37:12; Ez. 27:23). Su situación es desconocida. (c) Casa de Edén o Bet-Edén (Am. 1:5). Parece que era una residencia de los reyes de Damasco, probablemente situada en algún lugar placentero. (d) Hijo de Joa, gersonita; posiblemente el mismo que ayudó en la distribución de las porciones (2 Cr. 29:12; 31:15). EDOMITAS Nombre dado a los descendientes de Edom (Gn. 36:1-19) y a todos los que se incorporaron a ellos. Tan pronto como Jacob regresó de Mesopotamia, Esaú ocupó la tierra de Edom (Gn. 32:3; Dt. 2:4, 5). Al principio se gobernaban por medio de jefes de tribu, pero al surgir la monarquía hebrea, gobernados por reyes (Gn. 36:31-39). Saúl peleó en contra de los edomitas, y David puso guarniciones en Edom después de conquistar el país (1 Cr. 18:13). Los edomitas ayudaron a Israel y a Judá en su lucha contra el rey de Moab, pero bajo el reinado del hijo de Jeroboam se rebelaron. Joram no pudo dominarlos (2 R. 8:20-22); Amasías lo logró en el valle de la Sal y tomó Sela, la capital (2 R. 14:7; 2 Cr. 25:11, 12). Juan Hircano obligó a los edomitas a circuncidarse y a incorporarse al pueblo judío. Los herodianos eran edomitas y muchos de los zelotes que tomaron parte en la defensa de Jerusalén. Después de este acontecimiento la historia dice muy poco de ellos.

ESCITAS Como raza, los escitas estaban situados al norte de los mares Caspio y Negro. Los antiguos los consideraban como muy inferiores en inteligencia y cultura. Esta palabra, asociada con el término «bárbaro», denota a una persona ínfimamente instruida (Col. 3:11). Pero en la gracia de Dios, todos tienen la misma recepción: «En Cristo» todas las distinciones se desvanecen. FEREZEOS Una de las antiguas naciones de Palestina. En algunos pasajes, son la única nación mencionada juntamente con los cananeos. Josué ordenó a las dos tribus de la casa de José que tomaran la tierra de los ferezeos, y son allí clasificados con los gigantes (Jos. 17:15). Aunque fueron echados de la tierra o muertos en buena proporción, algunos de ellos moraron con los hijos de Israel, y se mezclaron con ellos (Jue. 3:5, 6). En los días de Salomón, los que quedaban en la tierra fueron sometidos a servidumbre. No se sabe de manera concreta en qué parte de Canaán se hallaban originalmente, pero a la luz de Jos. 17:14-18 es posible que su zona se hallara cerca de la heredad de Manasés, a occidente. FILISTEOS Descendientes de Filistim a través de Casluhim, hijo de Mizraím (Gn. 10:13, 14). Procedían de Caftor, que probablemente es Creta (Jer. 43:4), la egipcia Kefti o Keftiu, aunque hay eruditos que sitúan su origen en Capadocia. Ya cuando Abraham fue a morar en Gerar se encontraban en el suroeste de Palestina (Gn. 20); tanto Abraham como Isaac tuvieron ciertos problemas con ellos por unos pozos que habían cavado (Gn. 21:25-34; 26:1-18). Eran una nación guerrera, siendo ésta la razón por la que Dios no llevó a los israelitas por tierra de ellos al sacarlos de Egipto (Éx. 13:17). En época de Josué, el territorio de Filistea estaba dividido en cinco ciudades-estado con sus territorios, con un rey o señor en cada una (Gaza, Asdod, Ascalón, Gat, Ecrón: Jos. 13:2, 3). En época de los jueces oprimen a Israel, interviniendo Samgar contra ellos (Jue. 3:31). Hubo entonces guerras intermitentes entre filisteos e israelitas. Su conocimiento de la metalurgia del hierro, desconocida por los israelitas, los dotó de una enorme superioridad militar sobre estos últimos (1 S. 13:20). En los primeros tiempos de la monarquía israelita hubo un fuerte choque con ellos, en el que Saúl perdió la vida (1 S. 31). David los sometió (2 S. 5:25); bajo Salomón quedaron reducidos a la condición de tributarios (1 R. 4:21). Al dividirse el reino bajo Roboam, los filisteos consiguieron recobrar mucho de su antigua independencia. Uzías (2 Cr. 26:6, 7) y Ezequías (2 R. 18:8) los quebrantaron. A la caída del reino norteño de Israel en el año 721 a.C. los filisteos se dedicaron a hostigar al rey Acaz, dándose asimismo una fuerte tensión entre ellos y los asirios en su competencia por el control de Judá (inscripciones de Tiglat-pileser y Sargón). El final definitivo de los filisteos tuvo lugar bajo uno de los reyes de la XXVI dinastía egipcia (Jer. 47:1-5), aunque no puede descartarse que asirios o babilonios tuvieran su parte en su extinción. Los problemas cronológicos que afectan a la reconstrucción de la historia de Egipto (véase EGIPTO) tienen su reflejo en el tratamiento que se da a la historia de los filisteos. Según el marco cronológico comúnmente difundido, se identifica a los filisteos con los llamados «Pueblos del Mar», desembarcados en las costas de Canaán en el año 1.200 a.C., y siendo posteriormente rechazados por los egipcios, acaudillados por Ramsés III. Sin embargo, el estrecho examen de la llamada nueva cerámica no permite la identificación de los Pueblos del Mar con los filisteos. Por otra parte, la destrucción de Ascalón por Senaquerib (705-681 a.C.) en una expedición de castigo se halla arqueológicamente en el nivel inmediatamente inferior al de la ocupación de esta localidad por los Pueblos del Mar. Así, la irrupción de los Pueblos del Mar no tuvo lugar en 1.200 a.C. sino, siguiendo la cronología revisada de Egipto, alrededor del año 700 a.C. Estos Pueblos del Mar fueron una migración de pueblos helénicos muy posterior al establecimiento en Palestina de los filisteos. La identificación de los filisteos con los Pueblos del Mar no solamente contradice a las Escrituras, sino también la evidencia monumental de la existencia anterior de adoradores de Dagón en Ascalón. Esta identificación de los Pueblos del Mar con los filisteos reposa en una mera suposición que su originador, Brugsch, abandonó posteriormente, pero que parece tener una fuerte tendencia a perpetuarse. Los filisteos eran idólatras. Tenían diversos centros de culto dedicados a varios dioses: Gaza y Asdod eran centros del culto a Dagón; Ascalón era un centro de adoración para Astoret, y Ecrón era la sede de Baal-zebub (1 S. 5:2; 2 R. 1:1-16).

GERGESEOS Pueblo descendiente de Canaán (Gn. 10:16), relacionado con los cananeos en la lista de tribus o naciones que moraban en el país (Gn. 15:21; Dt. 7:1; Jos. 3:10; 24:11; Neh. 9:8). Los hay que suponen que este nombre sobrevivió en el de «gadarenos». Sin embargo, Josefo afirma que no se sabía nada de cierto (Ant. 1:6, 2). Las identificaciones con los Qarquish de los registros egipcios de Ramsés II y con los Kirkishati de una tableta asiria son dudosas. Probablemente estaban emparentados estrechamente con los heteos. HEVEOS (cfr. heb. «hawwãh», «pueblo de tiendas»; ár. «hiwã», «grupo de tiendas»). Una de las razas de cananeos que ocupaban el país antes de la conquista israelita (Gn. 10:17; Éx. 3:17; Jos. 9:1, 2). Se dividían en muchos grupos. Uno de éstos moraba en Siquem en la época de Jacob (Gn. 33:18; 34:2). Muchas generaciones después de la conquista, sus descendientes seguían ejerciendo su influencia en esta ciudad (Jue. 9:28). Había también un grupo de ellos en Gabaón y alrededores. Josué, víctima de una treta de ellos, formalizó un tratado de paz y alianza con ellos. Cuando se descubrió su engaño, quedaron sometidos a la condición de siervos (Jos. 9). Parece que la colonia hevea más importante se hallaba al pie del Líbano; se extendía desde el Hermón hasta la entrada de Hamat (Jos. 11:3; Jue. 3:3). Hasta la misma época de David, los heveos tuvieron sus propios pueblos en estos montes septentrionales. Los que permanecieron dentro de la Palestina propia se vieron obligados, como los otros cananeos que se hallaban en el país, a tomar parte en las grandes construcciones de Salomón (1 R. 9:20-22; 2 Cr. 8:7, 8). Puede suscitarse la cuestión de si los heveos formaron alguna vez un pueblo con características propias. Se ha especulado que en épocas remotas los horeos, que hay quien los identifica con los hurritas, fueran equivalentes en Gn. 36:2, 20, 29; Jos. 9:7 y 13; LXX. Es posible que los heveos fueran una subdivisión étnica de los horeos. (Véase HOREOS.) ITIAS (heb. «Hittï», pl. «Hittïm») o HETEOS (del heb. «Het»). Durante muchos años, los orientalistas no se ocuparon más que de dos imperios importantes, el del valle del Nilo y el de las cuencas del Tigris y el Éufrates. Después del descubrimiento en Carquemis, en 1871, de inscripciones desconocidas, se llegó a reconocer el papel de los hititas como fundadores de un tercer gran imperio oriental, que floreció en el Asia Menor entre 1400 y 700 a.C. (La cronología convencional los sitúa entre 1900 y 1200 a.C., hallándose en conflicto con inscripciones asirias. La cronología revisada sitúa el imperio hitita dentro del marco cronológico de sus relaciones con Asiria, y concuerda con la cronología revisada de Egipto; véase EGIPTO.) (a) Los hititas en la Biblia. El nombre hitita aparece, en singular y plural, 47 veces en el AT, en tanto que el nombre Het, de sentido análogo, se encuentra 14 veces. (En nuestras versiones se transcribe generalmente como «heteo».) En la extensa confederación de estos pueblos, es posible que ambos términos no se relacionen siempre con el mismo grupo. Los heteos son frecuentemente mencionados en la lista de pueblos que moraban en Canaán antes de su conquista por los israelitas (cfr. Gn. 15:20; Éx. 3:8; Dt. 7:1; 20:17; Jos. 3:10; 11:3; 24:11). Abraham compró la cueva de Macpela a Efrón heteo (Gn. 23:10-20). Esaú se casó con dos mujeres heteas (Gn. 26:34). Más tarde, también hubo israelitas que hicieron lo mismo (Jue. 3:5, 6). Ezequiel, lanzando sus reproches a la Jerusalén infiel le dice (Ez. 16:3): «Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo y tu madre hetea» (cfr. Ez. 16:45). David se relacionó con heteos (1 S. 26:6), se caso con Betsabé viuda de Urías heteo (2 S. 11:2-27). Había mujeres heteas en el harén de Salomón (1 R. 11:1), este monarca sometió a los heteos y a otros pueblos extranjeros a prestar servicio de trabajo obligatorio (1 R. 9:20-22; 2 Cr. 8:7-9). Los hebreos no consideraban a los heteos como apátridas sin hogar. Conocían su país (Jos. 1:4). Los reyes de los hititas son mencionados junto con los de Siria (1 R. 10:29; 2 Cr. 1:17). En 2 R. 7:6 figuran al lado de los egipcios, lo que indica la importancia que tenían. Todas estas alusiones de la Biblia fueron tratadas con gran escepticismo, hasta el día en que se pudo acudir a la exhumación arqueológica de esta gran nación que desde entonces ha llegado a ser famosa. (b) Los descubrimientos arqueológicos. W. Wright, misionero en Damasco, y el orientalista A. H. Sayce estuvieron entre los primeros investigadores que comenzaron a reconstruir la imagen del imperio hitita, al unir las piezas de un inmenso rompecabezas esparcido por diversos monumentos (Wright: «The Empire of the Hitites», 1884; Sayce: «The Hitites, the Story of a Forgotten Empire», ed. revis. 1925). Entre 1906 y 1912, Hugo Winckler, de Berlín, descubrió alrededor de 10.000 tabletas de arcilla en Boghaz-koi, capital hitita situada sobre el río Halys, a 150 Km. al este de Ankara. Gracias a los trabajos de varios lingüistas, entre ellos el checo

F. Horzny, se llegó a descifrar el cuneiforme hitita, con lo que se llegó a tener acceso a una vasta literatura: anales, textos religiosos y míticos, secciones de códigos y leyes, etc. Las evidencias documentales, arqueológicas y monumentales examinadas conducen a la conclusión de que el imperio hitita en Asia Menor se formó en base a las migraciones de los hititas expulsados de Canaán en la época de su conquista por Josué. Al cabo de unos 50 años, unos pueblos de origen indoeuropeo conquistaron y absorbieron esta antigua raza hitita, adoptando su civilización. Esto llevó a la formación del llamado Imperio Antiguo, que llegó a su fin bajo el embate asirio dirigido por Tiglat-pileser (1114-1076 a.C.). El Imperio Antiguo había sido fundado sobre las ruinas del antiguo imperio de Babilonia y la aniquilación de la dinastía de Hammurabi (aprox. 1265 a.C.). Después de la caída del Imperio Antiguo en el año 1110 a.C., el Imperio Nuevo vio su ascensión, y también reveses y guerras con Salmanasar III de Asiria (825 a.C.), con Ramsés II (786 a.C.), a lo que siguió un pacto de no agresión entre Ramsés II y el rey hitita Hatusilis II, sellado con el matrimonio de la hija primogénita de éste con el faraón. Hacia el año 700, el Imperio Nuevo hitita se derrumbó con la invasión de los Pueblos del Mar, y la capital, Boghazkoi, fue tomada. (Véanse ASIRIA, EGIPTO, FILISTEOS.) HOREOS Moradores del monte de Seir, llamados también hijos de Seir (Gn. 36:20). Quedorlaomer y sus aliados los vencieron (Gn. 14:6). Eran dirigidos por jefes de clanes (Gn. 36:29, 30). Más tarde, los descendientes de Esaú exterminaron a los horeos (Dt. 2:12, 22). La etimología de este nombre se remonta al heb. «hõr» («hoyo, caverna»), lo que ha hecho pensar que los horeos eran un pequeño grupo de trogloditas, esto es, hombres de las cavernas. En la actualidad, se identifica a los horeos con un pueblo llamado hurritas, en base a una diversidad de hallazgos arqueológicos, en Mari, sobre el Éufrates (a unos 10 Km. de Abou Kemal), que han dado numerosas tabletas que se han adscrito a un pueblo llamado «hurritas». Otros textos similares han sido hallados en la capital hitita de Boghaz-koi en Asia Menor, y en Nuzu, que hoy recibe el nombre de Yorgan Tepe, a unos 18 Km. al suroeste de Kirkuk. Esta identificación horeos = hurritas se ha hecho en base a la aceptación de la cronología convencional de Egipto y de las asociaciones sincrónicas en el tiempo con esta cronología, que como se ha indicado en otros artículos, presenta graves problemas (véanse EGIPTO, FILISTEOS, HITITAS, CRONOLOGÍA BÍBLICA, JOSÉ (EL PATRIARCA), FARAÓN, etc.). Velikovsky documenta, en relación con estos hechos, cómo la identificación de los «khar» o «jar» de las tabletas cuneiformes de Ras Shamra (véase UGARIT), o de los «khr» o «jr», o el «kharu» de documentos egipcios, debe ser hecha con los «kari», «kreti», que son los carios o carianos, también conocidos en las Escrituras como «cereteos». Así se debe desechar como insostenible la popular identificación horeos = hurritas. Se trata de una identificación falsa provocada por la adhesión a un marco cronológico que resulta erróneo. HURRITAS En base a una serie de inscripciones que nombran a un pueblo con las consonantes «khr», se ha supuesto que pertenecían a una antigua civilización, a la que se asignó el nombre de hurritas, identificándolos con los horeos de la Biblia. (Véase HOREOS.) ISMAELITAS Descendientes de Ismael, tenían sangre egipcia y de Abraham. Ismael dio origen a doce tribus (Gn. 17:20; 25:12-16). Moraban en el norte de Arabia, entre Havila, Egipto y el Éufrates (Gn. 25:18; Ant. 1:12, 4). Alguna tribu, como la de los nabateos, se volvió sedentaria, pero la mayor parte de estos pueblos mantuvo el carácter nómada, permaneciendo en el desierto. Los hermanos de José lo vendieron a ismaelitas que viajaban con sus camellos entre Galaad y Egipto. El texto precisa que José fue sacado de la cisterna por «los madianitas mercaderes» (Gn. 37:28); indudablemente, formaban parte de la caravana. El Sal. 83:6 menciona a los ismaelitas junto con los edomitas, moabitas y agarenos. En un sentido más extenso, «ismaelitas» designa a las tribus nómadas del norte de Arabia. La liga ismaelita llegó a incluir a tribus de otras razas (Jue. 8:24; cfr. Jue. 7:25; 8:22, 26). Todos los árabes, siguiendo a Mahoma, se proclaman descendientes de Ismael. ISTOB = «hombre de Tob». Algún pequeño reino de Aram o Siria. Doce mil hombres de Tob se unieron a los amonitas en la guerra contra David y fueron derrotados (2 S. 10:6, 8). JEBUSEOS Descendientes de Canaán, hijo de Cam (Gn. 10:16; 15:21). Poco es lo que se conoce de ellos, sólo que moraban en Jebús. Josué dio muerte a su rey (Jos. 19:23-26) y su territorio fue asignado a Benjamín (Jos. 18:28). Hallándose en la frontera de su tribu, los de Judá se apoderaron de la ciudad y la incendiaron (Jos. 15:8; Jue. 1:8).

Pero los jebuseos, o bien se hicieron fuertes en la ciudadela (Ant. 5:2, 2) o bien recuperaron la ciudad después. Moraban, como extranjeros, entre los hijos de Judá y Benjamín (Jos. 15:63; Jue. 1:21; 19:11). Después de la conquista de David, quedaron jebuseos morando en Jerusalén. Arauna jebuseo poseía el territorio donde más tarde se construyó el Templo (2 S. 24:16, 18; 2 Cr. 3:1). Salomón sometió a levas para las obras públicas a los jebuseos que habían quedado (1 R. 9:20, 21). LUD (a) Pueblo considerado semítico (Gn. 10:22) y que se cree eran los lidios (véase LIDIA). (b) Un pueblo relacionado con los egipcios (Gn. 10:13) y el país que habitaban, famosos como arqueros (Jer. 46:9, traducido «Lut»; Ez. 27:10, traducido «lidios»; Ez. 30:5, traducido «Lidia»). MADIAN = «disputa». (a) Hijo de Abraham y Cetura; su padre le dio presentes y lo envió «al país de oriente», hacia el desierto; el nombre Madián designa a la vez al hijo de Abraham y a la tribu que surgió de él (Gn. 25:1-6). (b) Región que ocuparon los madianitas al norte del desierto de Arabia, cerca del golfo de Ákaba. Madián estaba limitado al noroeste por Edom. Sus límites, que no han sido nunca determinados, variaron indudablemente en gran manera a lo largo de la historia. La totalidad de los territorios sometidos a los madianitas en la época del AT ocupaba un espacio de alrededor de 280 Km de norte a sur. En la época del éxodo, Madián controlaba las tierras de pastos situadas al este de Horeb, en la península del Sinaí (Éx. 3:1). Los madianitas se apoderaron de un territorio donde habían residido un tiempo; este distrito lindaba con Moab y era también fronterizo con el reino de los amorreos, cuya capital era Hesbón (Gn. 36:35; Nm. 22:4; 25:1, 6; Jos. 13:21). El país al este de Edom, hasta el mar Rojo, pertenecía a los madianitas. Vencidos en el valle de Jezreel, huyeron hacia oriente. Gedeón, persiguiéndolos, llegó a Sucot y a la ciudad gadita de Jogbeha (Jue. 8:5, 10, 11; cfr. Gn. 37:25, 28). En la época de David, un fugitivo edomita de sangre real vivió en Madián, probablemente al sureste de Edom, antes de dirigirse a Egipto (1 R. 11:17, 18). Los madianitas residieron sobre todo al este y sureste del golfo de Ákaba. Se halla el nombre de Madián en algunas de las ruinas llamadas de «Madyan». MAGOG Pueblo descendiente de Jafet (Gn. 10:2), morando en un país del norte (Ez. 38:2, 15). Josefo identifica Magog con los escitas (Ant. 1:6, 1). Ezequiel proclama proféticamente el triunfo final del programa de Dios: el rey de Magog y sus hordas son destruidos al invadir las tierras de Israel. Otra vez aparece Magog en Ap. 20:8, 9. (Para más detalles, véase GOG, donde se trata el tema de su situación cronológica.) MAON = «morada». (a) Población en la zona montañosa de Judea (Jos. 15:55; 1 S. 23:24, 25; 25:2), hoy Main, al sur de Hebrón. (b) Un jefe de familias de la tribu de Judá (1 Cr. 1:8, 9, 11, 13); en 1 Cr. 2:45 el nombre parece usarse como gentilicio. (c) Pueblo árabe que oprimió a Israel (Jue. 10:12; 1 Cr. 39:41), y cuya residencia parece haber sido casi al este de la actual Petra. Se les llama «amonitas» en 2 Cr. 26:7. MEDAN Tribu árabe descendiente de Abraham, de un hijo tenido con Cetura; aparece junto a Madián (Gn. 25:2; 1 Cr. 1:32). MOABITAS (a) Los descendientes de Moab hijo de Lot. Estaban muy estrechamente relacionados con los amonitas (Gn. 19:37, 38). Ya muy numerosos para la época del cruce del mar Rojo por parte de los israelitas (Éx. 15:15), los moabitas ocupaban la región que se extendía desde la llanura de Hesbón hasta el wadi Seil el-Kerãhi, en el extremo meridional del mar Muerto, que separaba Moab de Edom. Asociados a los amonitas, absorbieron y destruyeron a los supervivientes de la fuerte raza que había ocupado antes que ellos el país del este del Jordán (Dt. 2:10, 11, 19-21; cfr. Gn. 14:5). Poco antes de la llegada de los israelitas, Sehón, rey de los amorreos, arrebató a Moab las tierras de pastos del norte del Arnón, que siguieron siendo llamadas «campos de Moab», aunque los moabitas quedaran limitados por un tiempo al sur del Arnón (Nm. 21:13-15, 2630). Estos últimos querían comerciar con los israelitas (Dt. 2:28, 29), pero les rehusaron el derecho de paso por su tierra (Jue. 11:17; cfr. Dt. 23:4). Bajo órdenes de Jehová, Moisés prohibió a los israelitas que atacaran a Moab, indudablemente por su grado de parentesco (Dt. 2:9; cfr. v. 19). Inquieto a la vista de los campamentos israelitas, el rey de Moab pidió a Balaam que maldijera a los recién llegados (Nm. 22-24; Jos. 24:9). Jehová ordenó a Israel que excluyera de su asamblea a los moabitas y a los amonitas hasta la décima generación; el pueblo de Dios no debía asociarse con ellos (Dt. 23:3-6; Neh.

13:1). El último campamento antes de cruzar el Jordán fue establecido en Sitim, en las llanuras que habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; Jos. 3:1). Allí mujeres amonitas y moabitas sedujeron a los israelitas a la impureza y a la idolatría (Nm. 25; Os. 9:10). Al comienzo de la época de los Jueces, Eglón, rey de Moab, invadió Canaán, haciendo de Jericó su capital y oprimiendo a los israelitas de la meseta vecina durante 18 años, siendo después asesinado por Aod (Jue. 3:12-30). Elimelec emigró al país de Moab; Orfa y Rut, sus nueras, fueron moabitas. Rut se casó con Booz y vino así a ser la bisabuela del rey David (Rt. 1:22; 4:3, 5, 10, 13-17; Mt. 1:5-16). Saúl luchó contra los moabitas (1 S. 14:47). David, proscrito, puso a su padre y a su madre bajo la protección del rey de Moab (1 S. 22:3, 4). Después de su accesión al trono, David venció a los moabitas, los sometió bajo tributo y dio muerte a un gran número de ellos (2 S. 8:2, 12; 1 Cr. 18:2, 11). Sometidos a Omri y a su hijo, los moabitas se sublevaron después de la muerte de Acab. Ni Ocozías, enfermo debido a una caída accidental, ni Joram pudieron vencer a los moabitas (2 R. 1:1; 3:4-27; cfr. artículo MESA [Estela]). Josafat era entonces rey de Judá. Los moabitas se aliaron con los amonitas, edomitas y otros pueblos, a fin de invadir el territorio de Judá; sin embargo, los coaligados se mataron entre sí, y Judá se vio librada del peligro que se cernía sobre ella (2 Cr. 20:1-30; cfr. Sal. 60:8; 83:7; 108:10). En el año de la muerte de Eliseo, hordas de moabitas invadieron el reino de Israel (2 R. 13:20); tributarios de Tiglat-pileser y de Senaquerib, reyes de Asiria, penetraron en Judá bajo el reinado de Joacim (2 R. 24:2). Entonces cayeron en poder de Moab numerosas localidades al norte de Arnón (cfr. Is. 15). Los profetas denunciaron con frecuencia y duramente a Moab, tipo de los enemigos del reino de Dios (Is. 15; 16; 25:10; Jer. 9:26; 25:21; 27:3; 48; Ez. 25:8-11; Am. 2:1, 2; Sof. 2:8-11). Algunos judíos abandonaron Jerusalén al acercarse Nabucodonosor, refugiándose en los campos de Moab, pero volvieron a Judá cuando Gedalías fue nombrado gobernador (Jer. 40:11 ss.). Nabucodonosor sometió a los moabitas (Ant. 10:9, 7). Dejaron de tener un papel importante en tanto que nación, pero su raza no se extinguió (Est. 9:1; Neh. 13:1, 23; Ant. 1:11, 5). Alejandro Janneo los sometió a tributo (Ant. 13:13, 5) (b) El país ocupado por los moabitas. Los limites de Moab eran al oeste el mar Muerto. El Seil de Kerãhi era su limite al sur, separándolos del territorio de Edom. En su parte superior este wadi recibe el nombre de el-Hesã. La exactitud de estas fronteras queda confirmada por la mención de las ciudades moabitas. Al este se hallaba la tierra de nadie del desierto (Nm. 21:11) y los amorreos e israelitas reconocieron el Arnón como frontera septentrional de Moab (Nm. 21:13; Dt. 2:36; 3:12; Jos. 12:1; Jue. 11:18). Pero los moabitas habían ocupado anteriormente un vasto territorio al norte de Arnón (Nm. 21:26) que ocuparon con frecuencia y que siempre reivindicaron como suyo (Is. 15; cfr. también MESA [Estela de], líneas 8-30). La mayor parte de Moab está constituida por una accidentada meseta a unos 975 m. por encima del nivel del Mediterráneo; tierra de pastos. La linde occidental cae a plomo hacia el mar Muerto. Valles profundos cortan este acantilado. La fortaleza de Maqueronte donde, según Josefo, Juan el Bautista estuvo encarcelado y fue decapitado (véase sin embargo MAQUERONTE), se hallaba en Moab, al este del mar Muerto y al norte de Arnón. Numerosas fuentes dan una relativa feracidad a esta parte costera del mar Muerto. La expresión «campos de Moab» significa «territorio de Moab» (Gn. 36:35; Nm. 21:20). Frente al Jordán se hallaban unas planicies que también habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; 33:48, 49). Estas llanuras se extendían al este del río, frente a Jericó, y a lo largo de la ribera oriental del mar Muerto. NABATEOS Pueblo de origen árabe, y que hablaban y escribían también en arameo. Entre los siglos VI y IV a.C. se desplazaron hacia el norte, apoderándose de las plazas fuertes de Edom y de Moab. Al controlar las rutas de las caravanas del Oriente Medio, llegó a un notable grado de influencia y de civilización. Su apogeo se sitúa entre el año 200 a.C. y el 100 d.C. Llegó un momento en el que su poder se extendía al norte, hasta Damasco (2 Co. 11:32) y a la Coelosirua, al sur hasta Madã in Sãlih (al-Hijr), en el Hedjaz septentrional (1 Mac. 5:25; 9:35; Ant. 13:15, 2, y diversas inscripciones). Los nabateos establecieron su capital en Petra, a 90 Km. al sur del mar Muerto; en el AT esta ciudad era conocida bajo el nombre de Sela (Is. 16:1). Los nabateos tenían artistas, arquitectos, ingenieros y ceramistas notables. En la misma roca de Petra, de manera muy particular, tallaron casas, templos y tumbas. Más que nadie en aquella época, desarrollaron la agricultura hasta en el mismo desierto. Fueron maestros en el arte de excavar cisternas y depósitos, y de traer, de lejanas fuentes, mediante acueductos, el agua necesaria para la irrigación. Petra, la ciudad rosa, permaneció desconocida en Occidente hasta el año 1812. Más adelante, en 1900, se descubrieron lugares altos establecidos al aire libre. Los nabateos adoraban al sol y a la luna. Con frecuencia, sus deidades evocaban un culto a la fertilidad; sus dioses principales eran Dusares (Dionisos, Baco) y la diosa Alat. Hacia el año 312 a.C., Antígono, uno de los sucesores de Alejandro Magno, dirigió dos expediciones contra los nabateos, que resistieron con éxito. El rey Aretas III (entre el año 85 y el 60 a.C.) entró por primera vez en estrecho contacto con los romanos. En el año 47 a.C., Julio César exigió a Malco I que le diera jinetes. El país conoció la realidad de su poderío bajo Aretas IV (4 a.C. a 40 d.C.), cuyo etnarca intentó arrestar a Pablo en Damasco (2 Co. 11:32). En el año 105 de nuestra era, Trajano puso fin a la autonomía de los nabateos; al año siguiente, su territorio vino a ser una provincia romana bajo el

nombre de Arabia Pétrea (la Arabia de Petra). Hay autores que sitúan el origen de esta nación en Nebaiot, hijo de Ismael (Gn. 25:13). (Véanse ARETAS, NEBAIOT, SELA.) NAFTUHIM Tribu egipcia mencionada entre los libios del Bajo Egipto y los Patrusim del Alto Egipto. Se les ha identificado como habitantes del Delta del Nilo (Gn. 10:16). NETINEOS = «dados, dones». Sirvientes que David y los príncipes dieron a los levitas para los servicios humildes del templo (Esd. 8:20). Anteriormente, dicho trabajo había sido hecho por madianitas (Nm. 3:47) y por gabaonitas (Jos. 9). Después del cautiverio, un número bastante grande de ellos regresó con Esdras (Esd. 2:55-58) y con Nehemías (Neh. 7:57-60). Los netineos parecen haber sido extranjeros nacionalizados y no judíos legítimos (1 Cr. 9:2; Esd. 2:59). Como el trabajo de los netineos tenía relación con el servicio del templo, quedaron exentos de tributo (Esd. 7:24). Hicieron pacto con Dios juntamente con el resto del pueblo (Neh. 10:28, 29). OBAL(o EBAL). Pueblo descendiente de Joctán (Gn. 10:28). Una de las más antiguas tribus de Arabia se llama «'Abil» (Delitzsch) y es también el nombre de un distrito del Yemen (Helevy). Según Bochart se trata de los Avalitae, de la costa africana adyacente al estrecho de Bab el-Mandeb. En 1 Cr. 1:22 aparece con la forma Ebal. OFIR Tribu surgida de Joctán (Gn. 10:29; 1 Cr. 1:23) y el país ocupado por ella; era una región famosa por su oro (1 Cr. 29:4; Jb. 22:24; 28:16; Sal. 45:10; Is. 13:12). Hiram y Salomón enviaron una flota de Ezión-geber a Ofir (1 R. 9:26-28); de allí también se trajeron maderas perfumadas (posiblemente sándalo), además del oro (1 R. 10:11). También es probable que fuera de Ofir que viniera la plata, el marfil, los monos y los pavos reales de 1 R. 10:22 (cfr. 1 R. 22:49). Josafat intentó imitar esta empresa, pero sus naves naufragaron en Ezión-geber (1 R. 22:49) en el golfo de Ákaba. Por ello, es evidente que la ruta de Ofir pasaba por el mar Rojo, no por el Mediterráneo. Ofir no ha sido identificado de una manera cierta. Josefo asimila la tierra del oro con la India (Ant. 8:6, 4), afirmando que se trataba posiblemente de la cuenca del río Cofenes (Ant. 1:6, 4). Por ello, los hay que han pensado en la desembocadura del Indo, en la región de Abhira. También se ha sugerido la Arabia meridional, el golfo Pérsico, en la Arabia oriental, y África, quizá la zona de Somalia. La localización de la India es bastante plausible, teniendo en cuenta que la travesía duraba tres años, aunque también se ha señalado, recientemente, la región del Transvaal, en Suráfrica. RAAMA Nombre colectivo de un pueblo descendiente de Cus y asociado con Seba (Gn. 10:7; 1 Cr. 1:9). Hombres de estas dos tribus vendían piedras preciosas y oro en los mercados de Tiro (Ez. 27:22). RECABITAS Rama de los ceneos que vivía entre los israelitas. Jonadab, el jefe de ellos, les ordenó que se abstuvieran de vino y de toda bebida fermentada; que no vivieran en casas, y que no cultivaran viñas ni campos, sino que vivieran en tiendas. Estas normas tenían por objeto lograr preservar la simplicidad de la vida nómada. Mucho tiempo después, el profeta Jeremías puso a prueba a los recabitas, constatando que eran fieles al mandato recibido. El Señor prometió a los recabitas que su linaje no se extinguirla (Jer. 35:1-19). Sigue habiéndolos en la actualidad en Mesopotamia y en el Yemen. REFAITA Pueblo de elevada estatura; existentes ya antes de Abraham, los refaítas moraban en Palestina y en las regiones más al este del Jordán (Gn. 14:5; 15:20; Dt. 2:11, 20; 3:11; Jos. 17:15). Cuando los heb. entraron en Canaán, los supervivientes de los refaítas se refugiaron, por lo que parece, entre los filisteos (2 S. 21:16, 18, 20, 21). SEMITAS Descendientes de Sem (véase SEM), que recibió una especial bendición (cfr. Gn. 9:26, 27). Por esta bendición, Dios se reveló por medio de los descendientes de Sem, a través de Abraham; los hijos de Jafet (los gentiles) reciben la bendición por medio de Sem. Las tierras ocupadas por los descendientes de Sem se extienden desde el Mediterráneo al océano Índico. Sem tuvo cinco hijos: Elam: cuyos descendientes se asentaron originalmente en la provincia de Persia, cuya capital era Susa. Asur, estrictamente Asiria, pero en cuyo sentido extendido puede haber incluido Babilonia y la tierra de los caldeos.

Arfaxad es reconocido por Josefo y otros autores como padre de los caldeos. Se supone que su nombre se halla preservado en la provincia Arrapachitis en el norte de Asiria. Lud, que según Josefo fue padre de los lidios de Asia Menor (son distintos de los Lud y Ludim de África). Aram, el nombre de Siria, pero refiriéndose más especialmente a las tierras altas del Líbano (Gn. 5:32; 9:18-27; 10:21-31; 11:10, 11; 1 Cr. 17:24). SINEOS Tribu cananea, citada entre los araceos y los arvadeos (Gn. 10:17). Jerónimo menciona Sini, ciudad al pie del Líbano, no lejos de Arka en Fenicia. Estrabón menciona la fortaleza de Sinna, en el Líbano. SUQUIENOS Los hebreos dieron a este nombre el significado de nómadas. Eran unas gentes que suministraron soldados a Sisac, rey de Egipto, para invadir Palestina. Eran de raza africana (2 Cr. 12:3). TEMAN Tribu surgida de Esaú y el territorio que ocupaba en Edom (Gn. 36:11, 15, 34; Jer. 49:20; Am. 1:12), aparentemente hacia el norte (Ez. 25:13). Esta tribu tenía reputación de sabiduría (Jer. 49:7). Elifaz, el amigo de Job, pertenecía a esta tribu (Jb. 2:11). TIRAS Territorio y sus habitantes, descendientes de Jafet (Gn. 10:2). Los antiguos lo identificaban con Tracia (Ant. 1:6, 1). También se ha propuesto el río Tiras y el pueblo de los tiritas (Herodoto 4:51). No obstante, la identificación más plausible parece ser con los Tyrsenoi (tirrenos), que vivían en las islas y costas del mar Egeo (Herodoto 1:57, 94). TUBAL Tribu surgida de Jafet (Gn. 10:2), y mencionada junto con Javán (Is. 66:19) y Mesec (Is. 32:26); comerciaba con esclavos y metales en los mercados de Tiro (Is. 27:13). Gog era príncipe de Ros, de Mesec y de Tubal (Is. 38:2, 3; 39:1). Los Tibareni o Tibarenoi, descendientes de Tubal, trabajaban el hierro; son citados por los autores antiguos. UZAL Pueblo de Arabia, descendiente del sexto hijo de Joctán (Gn. 10:27; 1 Cr. 1:21; Ez. 27:19). Según los autores árabes, éste era también el antiguo nombre de San'ã, la capital de la República Árabe del Yemen, llamada Azal en la antigüedad. ZEMAREOS Tribu cananea, nombrada entre los arvadeos y los hamateos (Gn. 10:18; 1 Cr. 1:16); ocupaba el emplazamiento de la moderna Sumra, anteriormente Sumur, Simirra (gr. «Symira»), sobre el litoral mediterráneo, entre Arvad y Trípoli. ZIMRI «perteneciente a un antílope» (a) Hijo de Zera y nieto de Judá (1 Cr. 2:6); en Jos. 7:1, 17, 18 lleva el nombre de Zabdi (b) Príncipe de la tribu de Simeón. Culpable de haberse entregado al desenfreno y a la idolatría, fue muerto (Nm. 25:14; 1 Mac. 2:26). (c) Benjamita, descendiente de Jonatán el hijo de Saúl (1 Cr. 8:36; 9:42). (d) Comandante de la mitad de los carros de guerra de Ela, rey de Israel. Asesinó a su soberano, aniquilando, según la profecía de Jehová, toda la casa de Baasa, y proclamándose rey de Tirsa. Zimri reinó sólo siete días. Israel proclamó rey a Omri, que marchó contra el usurpador y se apoderó de Tirsa. Al ver que su capital había sido tomada, Zimri incendió su palacio y se suicidó. Estos acontecimientos tuvieron lugar en el año 885 a.C. (1 R. 16:8-20). Se ha supuesto que Zimri era descendiente de Saúl (1 Cr. 8:36) y que por ello quiso apoderarse del trono. (d) Pueblo sólo conocido por Jer. 25:25; quizá descendiente de Zimram. ZUZITAS Raza de gigantes que vivían en el distrito posteriormente tomado por los moabitas. La identificación de los zuzitas de Gn. 14:5, derrotados por Quedorlaomer, con los zomzomeos de Dt. 2:20 se ve apoyada por un targum de Gn. 14 de los rollos del mar Muerto. Debilitados por la anterior campaña, los moabitas los exterminaron después, ocupando su territorio. Estos términos son de significado incierto. Según Gesenio, «zuzitas» quizá se refiera a la fertilidad de su país, y el segundo puede significar naciones ruidosas. Otros hebraístas y eruditos han hecho otras suposiciones.