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• Angel Valencia

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TRAGICOMEDIA MEXICANA (PARTE 2)1. De José Agustín Valencia Hernández Luis Angel Licenciatura en sociología Taller de redacción Resumen Esta segunda parte de la “tragicomedia mexicana” se centra en el acontecimiento de la nacionalización de la banca en México por López Portillo, a partir de este hecho, tomado como referencia para aludir lo sucedido en el país en materia económica y financiera en los años ochenta, el autor José Agustín nos expone los actores, actos y diálogos que configuraron la representación teatral de la realidad que la política es capas de montar; donde el publico que presencia el show y no participa activamente ni habla, termina siendo el protagonista del hurto, tema de la obra aquí esbozada. México –para no variar- se hallaba inmerso en conflictos económicos derivados de una deuda acumulada por años, además de una desacreditación política tanto interna como externa, en síntesis el país estaba en una etapa de inestabilidad social. Las copulas políticas de los variados ámbitos de decisión tanto públicos como privados, se debatían en la confrontación propia de la búsqueda de satisfacción de sus intereses individuales, el Estado pretendía una estabilidad social que le brindara los usufructos políticos de utilización de las masas populares, por su lado los privados esperaban la más amplia desregulación de todo lo que tuviera que ver con sus negocios.

Además, hay que tener en cuenta que todo este montaje particular pertenecía (continua siendo) parte de una compañía teatral de carácter magnánimamente internacional, donde organismos como el F.M.I. (Fondo Monetario Internacional) toman papeles importantísimos en las decisiones internas de los países supuestamente independientes, llevando a cabo recomendaciones con el matasellos de los países hegemónicos.

1

Agustín, J. (1992.). Tragicomedia Mexicana 2. México: Editorial Planeta Mexicana.

Dentro de todo lo anterior nuestro señor presidente López Portillo, cansado de sufrir

bullying político, y de haber perdido el lustre de la banda presidencial, decide en los últimos mese de su mandato decretar la nacionalización de la banca, más que como una acción de carácter estructural de política y economía encausada a solventar problemas reales y graves del país, fue una demostración estéril de su impotente autoridad frente a los verdaderos soberanos dueños de

México, entiéndanse los propietarios del capital privado (banqueros, industriales) que nos superaban los 300 pares de manos. Se podría resumir este acto en una sesión de pastelazos que son lanzados de un lado al otro del escenario, por un grupo de amigos que se decidió jugar a las guerritas y donde, una vez terminado el juego, el público tendría la oportunidad de lamer del suelo los desperdicios.