Terapia Estructural ENSAYO

MODELO ESTRUCTURAL DE TERAPIA FAMILIAR DE SALVADOR MINUCHIN El modelo estructural es un modelo en el que se puede aprec

Views 90 Downloads 7 File size 94KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

MODELO ESTRUCTURAL DE TERAPIA FAMILIAR DE SALVADOR MINUCHIN

El modelo estructural es un modelo en el que se puede apreciar una practicidad alentadora para los terapeutas que tienden a ser directivos. Minuchin se especializó en el estudio de la estructura familiar y tomando como base la teoría de que la familia encuentra su funcionalidad en una adecuada estructura, diseño la terapia estructural con sus técnicas de intervención y con la idea de que la familia se observa en movimiento y el contexto es afectado por el ser humano. Las técnicas de evaluación y de intervención de este modelo se basan en el enfoque de que la experiencia del hombre es determinada por su interacción con el medio. Menciona Sánchez (2000) que Minuchin es conocido como el artista de la terapia familiar y su modelo se ha convertido en uno de los mas aplicados debido a que sus técnicas son tan sencillas y claras que pueden emplearse en cualquier contexto familiar y social, además nos brindan una organización y señalización de la estructura de la familia para su tratamiento. Minuchin (2004) describe que el objetivo del terapeuta de familia y la técnica a la que recurre están determinados por su marco teórico. La terapia estructural de familia es una terapia de acción. La herramienta de esta terapia consiste en modificar el presente, no en explorar e interpretar el pasado. El pasado influyó en la creación de la organización y funcionamiento actual de la familia; por lo tanto, se manifiesta en el presente y podrá cambiar a través de intervenciones que cambien el presente. El objetivo de las intervenciones en el presente es el sistema familiar. El terapeuta se asocia a este sistema

y utiliza a su persona para transformarlo. Al cambiar la posición de los miembros del sistema, .cambia sus experiencias subjetivas.

Antecedentes Teniendo como principal expositor a Salvador Minuchin, este modelo nació a partir de las recaídas de los jóvenes de una correccional en la que Minuchin trabajaba junto con Braulio Montalvo, se observaba que los jóvenes después del tratamiento reincidían por problemas familiares. Se empezaron a realizar interacciones breves en las que la consigna era “más acción y menos habla” (Sánchez, D., 2000). Desde sus primeros estudios Minuchin se interesó en la estructura y publicó un estudio que hizo en familias de muchachos delincuentes, uno de los objetivos fue tipificar a las familias. Encontró que las familias tenían dos tipos de comportamiento y la dividió en: familia apartada y la familia enredada. Las familias apartadas manifestaban ausencia relativa de conexiones poderosas, y los nexos de relación entre los miembros de la familia son débiles e inexistentes. Por su parte la familia enredada se caracteriza por una intima interrelación de sus miembros, su calidad de conexión es tal que si un miembro quiere cambiar provoca automáticamente resistencia complementaria departe de los demás miembros. En una familia enredada busca de tal forma su homeostasis que puede llegar a presentar falta de diferenciación entre miembros individuales de la familia. (Hoffman, L., 1994) De 1970 a 1979 este modelo se convirtió en sobresaliente para la terapia familiar. En 1972 Minuchin publicó su primera obra sobre terapia familiar: Structural family therapy, en ella se presentó la delimitación de la estructura familiar. Más tarde, en 1974, con la ayuda

de Haley y Montalvo, publicó Families and family therapy esta obra difundió aún más el modelo estructural. (Sánchez, D., 2000). El modelo estructural El modelo estructural contempla tres elementos significativos en el sistema familiar: la estructura, los subsistemas y los límites (Sánchez, D., 2000). La estructura es la forma en que la cual interactúan los miembros de la familia. . Esta estructura define las secuencias y establece reglas que rijan sus transacciones. La estructura de una familia se forma por los principios universales en cuanto al modelo familiar y también por la propia idiosincrasia de los individuos. Al observar la estructura familiar es importante tener en cuenta es aspecto sistémico, es decir el que explica la estructura familiar, y al mismo tiempo observar a la familia en acción. En la familia se pueden identificar subsistemas. En la unión conjunta de los miembros para desarrollar ciertas funciones, cada individuo o dos o más formarán un subsistema, estos son determinados generacionalmente es decir serán: parental, fraterno, familia extensa. Cada miembro de la familia desarrolla diferentes roles y puede formar parte de dos subsistemas al mismo tiempo. Cada individuo y al mismo tiempo cada subsistema esta interrelacionado a través de límites, los limites son barreras invisibles que delimitan las relaciones entre ellos y definen la autonomía de cada uno de ellos. Los limites pueden ser rígidos o difusos: los rígidos serán restrictivos y permitirán poco contacto con los subsistemas, estos límites producen aislación en personas y subsistemas y pueden producir también incomunicación entre ellos, por otra parte los límites rígidos producen independencia, crecimiento. Los límites difusos tienen un alto

grado de apoyo mutuo, pero a costa de la independencia y la autonomía, las familias con límites difusos son cariñosas, pasan mucho tiempo juntas fomentando la dependencia, la autoestima y las dificultades para socializar fuera de la familia. Salvador Minuchin citado por Sánchez (1995) determina varias etapas del desarrollo de la familia de acuerdo con el crecimiento de los hijos, en cada una de las cuales la familia tendrá que hacer ajustes para adaptarse a los cambios que cada etapa traiga consigo, las etapas son cuatro y van desde la formación de la pareja hasta la ida de los hijos del hogar para formar sus propios hogares. Terapia estructural La terapia estructural evalúa las fallas en la estructura de la familia y trata de reestructurar el sistema familiar en la medida en que la familia lo permita o lo resista, la familia reestructurada logrará funcionar de manera más funcional, para ello el terapeuta interactúa con la familia introduciéndose a veces como un miembro más y otras veces como un espectador. Sánchez, D.(2000) citando a Haley (1980) menciona que se podría definir el modelo estructural como la acción de desviar y minimizar las funciones de reto y alimentación de los síntomas presentes y la necesidad de sacudir hacia afuera de esta mala interacción establecida. Las variables estructurales específicas en las que se centra son los límites, que implican reglas de participación, y las jerarquías que implican reglas de poder. El acento recae en la organización jerárquica del sistema familiar y en la descripción de las distintas estructuras que de comunicación que conllevan los tipos de límites. La modificación de las reglas concernientes a los límites y a las jerarquías impacta profundamente las transacciones familiares, produciendo y desequilibrio en los patrones de interacción que

contienen y mantienen en síntoma. Tales alteraciones obligan a la familia a reestructurarse sobre una base menos patológica (Ochoa, I., 1995). Ochoa (1995) menciona que con fines estrictamente pedagógicos podemos considerar que el proceso terapéutico se desarrolla fundamentalmente en tres etapas: en la primera el terapeuta se «une» a la familia desde una posición de liderazgo; en la segunda se «desliga» y evalúa la estructura familiar subyacente, y, en la tercera, crea las circunstancias que permitirán transformar dicha estructuración del modelo. Evaluación En la intervención hay un primer momento de evaluación, en que el terapeuta observa a la familia y decide sobre su estructura y sobre otros factores del contexto. El sistema familiar según Minuchin no se puede evaluar como si fuera una unidad estática por eso es necesario observar el centro de la interacción familiar con el terapeuta como agente de cambio, mediante ese proceso deben suscitarse las estructuras tanto manifiestas como latentes que gobiernan el sistema familiar. Sanchez (2000) menciona que en terapia lo que importa es la dinámica de la acción y no lo que la familia dice que pasa o lo que el terapeuta cree que pasa. La familia tiene que hablar de ella para que emerja la dinámica. Por ello, la evaluación parte de una serie de hipótesis sobre la interacción sistémica entre el contexto familiar total y las conductas sintomáticas de sus miembros individuales y continúa poniendo a prueba dichas hipótesis mediante un proceso interaccional del terapeuta con la familia denominado «coparticipación», que permite además crear una fuerte relación terapéutica. (Ochoa, 1995). Las hipótesis se van confirmando a lo largo de la terapia y van dando las pautas para la reestructuración.

Hay varios conceptos que el terapeuta debe tomar en cuenta para la evaluación. Las variables que el terapeuta evalúa son: el momento del ciclo evolutivo que está atravesando el sistema familiar y su rendimiento en las tareas apropiadas a ese estadio; las interacciones que sus integrantes despliegan en la entrevista; las alianzas y coaliciones familiares; los problemas de la distribución jerárquica del poder; el tipo de límites intra y extra familiares; las pautas de transacción alternativas disponibles de acuerdo a la flexibilidad del sistema al cambio, las fuentes de apoyo y estrés dentro y fuera del grupo familiar y finalmente la forma en que el síntoma es aprovechado por la familia para mantener sus pautas transaccionales. Las conductas sintomáticas se explican en términos de ciclo vital y de acuerdo con un retraso o detención en el desarrollo del sistema familiar. A ello se añade -especialmente en los pacientes crónicos- la intervención de las instituciones que se erigen como expertos. La familia se concibe como un sistema sociocultural abierto y en transformación, que afronta una serie de tareas evolutivas. La reestructuración familiar propia de los períodos de transición de una etapa del ciclo a otra puede producir un alto nivel de estrés. Minuchin dice que aunque la mayoría de las familias cambian sus pautas de conducta de forma adaptativa, algunas responden al estrés de un modo disfuncional aferrándose a las antiguas, debido a lo cual en numerosas ocasiones las tensiones transicionales se asocian a la aparición de síntomas, que crean movimientos centrípetos en el sistema familiar e impiden la evolución normativa. Por consiguiente, se considera que un patrón de interacción es funcional cuando la organización estructural de un sistema se adecúa a las exigencias de los contextos evolutivos y sociales que le corresponden. Una de las vías para determinar la adecuación es observar si las conductas, tareas o privilegios existentes son acordes a las edades cronológicas de los integrantes de la familia. Otro elemento esencial para evaluar la disfunción es el ritmo de cambio durante las transiciones. Si es demasiado lento o demasiado rápido, la adaptación será problemática. Por ejemplo, las reorganizaciones

posteriores a un divorcio no pueden acelerarse, pero tampoco pueden prolongarse indefinidamente (Ochoa, 1995).

Intervención La terapia estructural no sitúa la intención de intervenir exclusivamente al final de la entrevista. El cambio se efectúa en la propia sesión, empleando técnicas como el desafío, la exageración, ridiculización y desautorización de patrones transaccionales, la reestructuración y la modificación cognitiva, y se consolida mediante tareas para casa. Se utilizan redefiniciones, connotaciones positivas y tareas directas, y sólo ocasionalmente intervenciones paradójicas.

El desafío es una técnica que se divide en tres fases, la escenificación, la focalización y la intensificación. La primera fase es la escenificación, en esta fase el terapeuta pide a la familia que interactúen en el consultorio, la interacción puede ser espontanea o provocada, durante las interacciones el terapeuta se mantiene fuera, ya que su papel es observar la estructura. La segunda fase es la focalización, aquí es terapeuta decide que tema es importante para trabajar, para lo cual tiene que prestar atención a una información e ignorar otra. La tercera fase del desafío es la intensificación, el terapeuta debe dar al mensaje de cambio con la intensidad suficiente para que la familia aún no teniendo conciencia de que es un mensaje nuevo, porque no están consientes de su realidad familiar, puedan captarlo, para darle intensidad al mensaje se puede recurrir al humor, la exageración y la repetición. Ochoa (1995) menciona en cuanto a la intensidad que la necesidad de recurrir a la repetición se debe a la inercia de los sistemas familiares que les hace resistirse al cambio. Por ello, generalmente, se requiere interrumpir con insistencia determinadas secuencias críticas hasta que surjan nuevas conductas para solucionar el problema.

Después de inducir a una crisis mediante el desafío, la familia se ve obligada por el terapeuta a buscar nuevos patrones conductuales que sustituyan a los antiguos patrones disfuncionales.

Entre las técnicas reestructurantes se encuentran la fijación de límites, el desequilibrio, el aprendizaje de la complementariedad, modificación de los constructos cognitivos y las intervenciones paradójicas.

Al trabajar con los límites se pretende acercar a los subsistemas en caso de límites difusos o acercarlos y acrecentar sus interacciones en caso de que presentes límites rígidos. “Al cambiar los límites cambian las reglas que rigen las relaciones, posibilitando que el sistema familiar ayude al crecimiento psicosocial de sus miembros” (Ochoa, 1995). El desequilibrio tiene como finalidad modificar la jerarquía familiar, para lograrlo es terapeuta se alía con algún miembro jerárquico de la familia para lograr que la familia note el desequilibrio y reaccione ante él. El terapeuta también puede relegar o ignorar a una persona, esta puede revelarse y buscar una coalición de la familia contra el terapeuta, favoreciendo un reajuste de las jerarquías familiares. El aprendizaje de la complementariedad consiste en que la familia comprenda que los síntomas no tienen una causalidad lineal sino circular, “la conducta sintomática solo se puede producir en el contexto de otras conductas a las que la familia globalmente contribuye” (Ochoa, 1995).

La modificación de los constructos cognitivos consiste en presentar a la familia una nueva visión del mundo el clínico apoyado en su condición de experto le da a la epistemología

familiar un nuevo significado, remueve ideas y pensamientos preestablecidos y las modifica con nuevas ideas y pensamientos.

Las intervenciones paradójicas por su parte consisten en dar a la familia un mensaje contrario a lo que espera escuchar, el terapeuta les dice por ejemplo que la eliminación del síntoma traerá consecuencias negativas en la dinámica familiar, les enumera esas consecuencias y los trata de convencer que desistan de su objetivo de cambiar la estructura. Para la familia el síntoma deja de ser un elemento aislado y se convierte en parte de ellos, después el síntoma deja de tener el mismo efecto porque ahora se presenta con la posibilidad de un control voluntario de parte de la familia, si la familia mas se niega a retirarse y decide llevar a cabo el cambio, ha empezado a cambiar su forma habitual de manejar su problema.

Una última técnica reestructurante es la de las facetas fuertes Ochoa la define como una forma de utilizar la connotación positiva y se basa en que en la familia existe una parte potencial de cambio que no vemos, lo que vemos es el síntoma.El terapeuta debe activar las áreas o facetas dormidas, enfatizando la fortaleza familiar, para que sus miembros las apliquen en la resolución del problema (Minuchin, 1984b). El objetivo terapéutico es lograr lo mejor que cada familia pueda dar y no que sus miembros se ajusten a una familia «ideal», lo cual crearía una mayor dependencia del terapeuta, impidiéndoles generar sus propios recursos y estableciendo un juego de poder y resistencias en la terapia.

Al hacer uso de estas técnicas el terapeuta confía en algunas propiedades del sistema. Minuchin (2004) las presenta en el siguiente orden: en primer lugar, una transformación de su estructura permitirá al menos alguna posibilidad de cambio. En segundo lugar, él sistema de la familia está organizado sobre la base del apoyo,

regulación, alimentación y socialización de sus miembros. Por lo tanto, el terapeuta se une a la familia no para educarla o socializarla, sino, más bien, para reparar o modificar su funcionamiento para que ésta pueda desarrollar estas tareas con mayor eficacia. En tercer lugar, el sistema de la familia tiene propiedades de autoperpetuación. Por lo tanto, el proceso que el terapeuta inicia en el seno de la familia será mantenido en su ausencia por los mecanismos de autorregulación de ésta. En otras palabras, una vez que se ha producido un cambio, la familia lo preservará, proveyendo una matriz diferente y modificando el feedback que continuamente califica o valida las experiencias de sus miembros.

Conclusión En la terapia estructural, Minuchin propone técnicas directivas sencillas y a la vez complejas que se combinan para evaluar a la familia, identificar síntomas y patrones de comportamiento, e intervenir directamente en la estructura de la familia.

Referencias

Hoffman, L. (1994) Fundamentos de la terapia familiar, un marco conceptual para el cambio de sistemas, México: Fondo de cultura económica. Minuchin, S.(2004) Familias y terapia familiar. México: Gedisa. Ochoa, I. (1995) Enfoques en terapia familiar sistémica. Barcelona: Herder. Sánchez, D. (2000) Terapia familiar, modelos y técnicas. México: Manual moderno.