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INTERVENCIÓN SOCIOCOMUNITARIA

TEMA- 46

INTERVENCIÓN SOCIOCOMUNITARIA TEMA-46 DESARROLLO PSICOMOTOR: PROCESOS QUE LO INTEGRAN. EVOLUCIÓN HASTA LOS 6 AÑOS. FACTORES CONDICIONANTES. EL ESQUEMA CORPORAL Y EL DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO. EL ESTABLECIMIENTO DE LA PREFERENCIA LATERAL. ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN Y RECURSOS. LA PSICOMOTRICIDAD EN EL CURRICULUM DE LA EDUCACIÓN INFANTIL. LA REEDUCACIÓN PSICOMOTRIZ.

1. INTRODUCCIÓN Existe una estrecha relación entre actividad motriz y actividad psíquica. Las actividades motoras del recién nacido, son involuntarias, pero la maduración progresiva del cerebro permitirá que los movimientos se vayan haciendo intencionales y que la actividad generalizada deje paso a una identificación progresiva de las diferentes partes del cuerpo y de sus posibilidades. Tanto el desarrollo madurativo del cerebro como la predisposición a atender a los estímulos que más favorezcan la adaptación del medio, están predeterminados por la herencia filogenética. No hay que enseñar a un bebé a levantar la cabeza; cuando su sistema nervioso, sus músculos y sus huesos no hayan madurado lo suficiente, si le colocamos boca abajo, levantará la cabeza él solo como algo natural. También como algo natural preferirá la presencia de personas a la de objetos. Las personas encargadas de la educación del niño/a han de conocer la influencia de la educación psicomotriz sobre la inteligencia, la afectividad y el rendimiento. Con sus conocimientos y con su actitud de búsqueda continua de lo que desconocen tienen la bonita, apasionante, exigente y difícil tarea de potenciar al máximo las posibilidades del niño/a, adecuándose a su ritmo particular de desarrollo y en bastantes ocasiones anticipándose a él. 2. DESARROLLO PSICOMOTOR: PROCESOS QUE LO INTEGRAN. EVOLUCIÓN HASTA LOS 6 AÑOS. Durante los primeros años de vida, el desarrollo motor y el desarrollo mental del niño van íntimamente relacionados. El comportamiento sensoriomotor de la primera infancia constituye el punto de partida de la formación del conocimiento: el niño conquista el espacio y extrae su conocimiento a partir de su interacción con el medio, es decir, gracias a sus movimientos, a sus manipulaciones de los objetos y a sus percepciones de todo el mundo físico que le rodea. El desarrollo psicomotor sería el paulatino control que el niño ejerce sobre su expresión motora. A lo largo de este desarrollo psicomotor, el niño va tomando poco a poco conciencia del espacio que le rodea, y sólo puede hacerlo en relación con su propio cuerpo. Si el niño no tiene un conocimiento suficiente de su cuerpo, del espacio, de su derecha e izquierda, no puede situarse en el mismo, ni fuera de sí. El desarrollo psicomotor implica una diferenciación progresiva de funciones, así como la discriminación perceptiva y sensorial. La mayor parte de los autores tratan de definir la psicomotricidad a partir de la idea propuesta por J. Defontaine de analizar por separado los dos componentes de la palabra "psicomotricidad". Psico hace referencia a la actividad psíquica en la que se incluye lo cognitivo y lo afectivo;

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Motricidad se relaciona con la función o actividad motriz, y se manifiesta a través del movimiento. Así pues, relacionando los dos componentes de la palabra, cabe afirmar que la psicomotricidad es el movimiento en relación íntima e inseparable con el psiquismo, constituyendo ambos una unidad psicomotora. Aunque la base de la psicomotricidad es el movimiento, éste, antes de ser acto, es actividad psíquica consciente. La psicomotricidad es la integración de la motricidad elevada al nivel de deseo y de querer. Hay diferentes dimensiones en las que se manifiesta el desarrollo psicomotriz. Dicha manifestación será secuencial y progresiva en cada dimensión. a) EL ESQUEMA CORPORAL. Esquema corporal es la representación simplificada que se tiene del propio cuerpo, de su estructura anatómica y funcional, de sus partes y de su relación con la totalidad. Es la percepción consciente que tenemos de él. Está relacionado con las experiencias que se tienen de las partes, de los límites y de la movilidad de nuestro cuerpo. La experiencia se adquiere progresivamente, a partir de múltiples impresiones sensoriales, propioceptivas y exteroceptivas. Un esquema corporal bien integrado permite sentir el cuerpo disponible y mantener una buena relación con los demás. La formación e integración del esquema corporal es muy importante, sobre todo, en el niño, si está mal estructurado se producen déficits manifiestos en la relación del sujeto con el medio en cuanto a: - Percepción (problemas de estructuración espacio temporal). - Motricidad (torpeza, incoordinación). - Relación con los demás. Existen numerosas expresiones que hacen referencia al esquema corporal: imagen corporal, imagen espacial del cuerpo, esquema postural del cuerpo, representación del cuerpo propio,.... Muchos autores las diferencian entre sí, y otros las utilizan indistintamente, pero todas hacen referencia al cuerpo. El conocimiento del cuerpo comprende: concepto corporal, imagen corporal y esquema corporal. Las diferencias entre estos conceptos son: o

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La imagen corporal es la experiencia subjetiva de la percepción del propio cuerpo y los sentimientos que se tienen respecto a él. Se trata de la impresión que cada cual tiene de sí mismo y depende de la experiencia con otras personas, del estado emocional, de las expectativas y de la pertenencia a una determinada familia y grupo social. Es posible saber de la imagen corporal de otra persona, a través de sus verbalizaciones, de sus dibujos, etc. El concepto corporal es el conocimiento intelectual del cuerpo, de sus funciones y de cada una de sus partes. Se adquiere más tarde que la imagen y de forma consciente. Los niños, excepto los que tienen déficits mentales, aprenden muy pronto cómo se llaman las partes de su cuerpo y para qué sirven. El esquema corporal es la representación mental del cuerpo, una especie de "fotografía instantánea” de uno mismo, del espacio corporal, de los movimientos y posturas que puede adoptar el cuerpo en el espacio. Cada cual tiene un modelo postural de sí mismo que cambia constantemente.

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Etapas de evolución y formación del esquema corporal. La mayoría de los autores citan al profesor Ajuriaguerra para defender que el esquema corporal evoluciona lentamente en los primeros años, y que no termina de completarse hasta los 11 o los 12 años, pasando su formación por tres etapas: 1. Etapa o nivel del cuerpo vivido (hasta los 3 años): En este momento, el niño empieza a tomar conciencia de su cuerpo y a querer moverlo. A lo largo de toda la etapa se enriquece de información a través de sus sentidos y de los movimientos de su cuerpo, Desde los 6 meses, cuando logra sentarse, adquiere mayor dominio del espacio que le rodea, y entra a dominar el "espacio próximo". Antes de los 8 meses, el pequeño mira sus manos como si fueran objetos y no las reconoce como partes de sí mismo. Según Piaget, sólo hacia los 9 meses comienza a diferenciarlas de otros objetos. Poco a poco, empieza a discriminarlas y a integrarlas dentro de su espacio corporal, posteriormente, hará lo mismo con sus miembros inferiores. Hacia los 2 años, toma conciencia del cuerpo como totalidad, pero la relación de las partes entre sí es más tardía. 2. Nivel del cuerpo percibido o de discriminación perceptiva (3-7 años): Entre los 2 años y medio y los 3 años, el niño supera la crisis de oposición y a partir de ella, organiza su personalidad nueva, autónoma y separada de la madre. Esto le permitirá vivir su imagen corporal de una forma más independiente. La motricidad global del pequeño se perfecciona, lo que se refleja en las posturas, que serán más ajustadas, en el tono, que aparecerá más regulado, y en el equilibrio, que será más armonioso. También la percepción del propio cuerpo evoluciona de una manera significativa en este estadio. El niño ya puede utilizar el lenguaje para nombrar las partes del cuerpo; hacia los 6 años tiene una buena representación topográfica del mismo. Por otra parte, el niño accede al espacio orientado, pues la orientación espacial es paralela a la estructuración del esquema corporal. Hasta los 3 años, el espacio del pequeño es un espacio vivido afectivamente en función de sus necesidades, sólo comprende de él las relaciones de proximidad, lejanía, separación, continuidad, etc.; únicamente a partir de los 4 años puede ir conquistando el espacio orientado, a partir de la orientación de su propio cuerpo y del dominio de las nociones espaciales (cerca, lejos, dentro, fuera, más alto, más bajo, etc.), mediante el lenguaje. Al final de la etapa, el niño afirma su lateralidad. 3. Nivel del cuerpo representado (7-12 años): En esta etapa el niño logra representar mentalmente su cuerpo, pero sólo al final pasa de una imagen reproductora o estática a otra anticipadora o dinámica. Es posible ver esto reflejado en sus dibujos, que dejan de ser estáticos y rígidos en sus formas y se hacen dinámicos y flexibles. b) ORIENTACIÓN Y ESTRUCTURACIÓN ESPACIAL. El esquema corporal está íntimamente relacionado con la orientación y la estructuración del espacio, por tanto una correcta orientación espacial dependerá del conocimiento y la estructuración del esquema corporal, ya que el niño no puede saber si los objetos están arriba o abajo, o delante o detrás, si antes no ha aprendido que la cabeza está arriba, los pies abajo, la espalda detrás y la barriga delante. El dominio del espacio "vivido" implica: - La apreciación de las direcciones (orientarse en el espacio). - La distinción de las distancias (puntería). - La localización de un objeto en movimiento (darse cuenta de la trayectoria y la velocidad del objeto). La noción de espacio no es innata, sino que se construye a través de la acción y de múltiples datos sensoriales. Unas nociones presentan menor dificultad y otras, más complejas, no se adquieren hasta el período de las operaciones concretas.

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Orientación: Supone determinar la posición de un objeto con respecto a unas referencias espaciales que están en el propio cuerpo (ejes verticales, horizontales y puntos cardinales). A partir de ellas se puede localizar arriba-abajo, alto-bajo, delante-detrás, derecha-izquierda. Organización: Es la manera de disponer los elementos en el espacio o en el tiempo, o en los dos a la vez; es decir, saber cómo se establecen relaciones espaciales, temporales o espacio-temporales entre elementos que son independientes. Es posible organizar los elementos en el espacio y en el tiempo determinando relaciones de proximidad, lejanía, orden, anterioridad, etc. Estructuración: Se trata de establecer relaciones entre los elementos que han de formar un todo significativo. Tales elementos no son independientes; por tanto, se tiene que respetar un orden para que la estructura espacial no pierda el significado exigido. Los niños que tengan problemas de estructuración espacio-temporal, tendrán dificultades para organizar las palabras de una frase si se les presenta desordenada.

La evolución del espacio en el niño. El espacio no es solamente un espacio de acción y desplazamientos; es necesario interiorizarlo para poder convertirlo en un espacio de representación y, para ello, se requiere:  Su organización a través del esquema corporal y de la experiencia personal.  Sistemas receptores sensoriales que informen de las propiedades espaciales del medio; para ello, se dispone del sistema visual y del sistema táctil-kinestésico, que permiten percibir las características de los objetos.  Capacidad de simbolización y madurez mental para acceder al espacio conceptual. Para comprender la evolución del espacio en el pequeño, hay que tener en cuenta la evolución y construcción del mismo a partir de dos planos: un plano perceptivo o sensoriomotor y un plano representativo o intelectual. Estos planos dan lugar a dos etapas: -

Etapa del espacio perceptivo (hasta los 7 años): El espacio perceptivo es un espacio "práctico" elaborado a partir de las acciones y exploraciones sensoriales, pero no es un espacio representado intelectualmente. Durante los 2 primeros años, el espacio del niño es un espacio vivido afectivamente y orientado en función de sus propias necesidades. En los primeros meses de vida se reduce a exploraciones bucales, visuales, táctiles, etc. Entre los 18 meses y los 2 años aparece la permanencia de objeto y, con ella, la memoria espacial: el niño puede buscar un objeto desaparecido, aunque se cambie de lugar sin que él lo vea. Esto indica que puede representarse el "trayecto invisible" recorrido por el objeto. A partir de ahora, sabrá que las cosas están en un espacio exterior a él, reconocerá los, lugares que ha recorrido, sabrá adónde va y dónde están ubicadas las cosas, y las reclamará aunque estén fuera de su alcance, lentamente irá accediendo al espacio total. Aunque el espacio va siendo interiorizado y representado, sin embargo, antes de los siete años todavía permanece ligado a las acciones y las exploraciones, no está suficientemente interiorizado; es un espacio "concreto", y sólo cuando finalice el período preoperacional, el niño podrá manejarlo mentalmente, a través de operaciones y abstracciones reflexivas. Se servirá también del lenguaje que, poco a poco, irá adquiriendo, y comprenderá lo que es alto, grande, ancho, la izquierda, la derecha, etc.

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Etapa del espacio representativo (hasta los 11/12 años): También llamado "intelectual" o "racional", se construye a partir de los 7 u 8 años, cuando el pequeño logra desligarlo de las acciones y exploraciones e interiorizarlo. A partir de este momento se puede hablar de un espacio intelectualmente representado, pero no será en la etapa de la educación infantil. c) LA LATERALIDAD.

La lateralidad, igual que el espacio, está íntimamente relacionada con la estructuración del esquema corporal, por tanto, su formación requiere integración y dominio de las partes del cuerpo. El proceso de lateralización es lento y requiere madurez neurológica; por esa razón hay Página 4 de 12

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que respetar el ritmo madurativo del niño en la etapa infantil, de esta manera no se perturbará su educación y espontaneidad. Podemos definir la lateralidad como la el conjunto de predominancias particulares de una u otra de las diferentes partes simétricas del cuerpo, consiste en el dominio funcional a nivel de las manos, pies, ojos y oídos. La lateralización es el proceso de formación y desarrollo de la lateralidad, consiste en la aprehensión de la idea de derecha e izquierda, conocimiento que debe ser automatizado lo más tempranamente posible, a fin de que el niño pueda orientarse en el espacio. d) TIEMPO Y RITMO. De todos los contenidos tratados en un programa de psicomotricidad, el tiempo es el que resulta más difícil de asimilar para los niños de la Escuela Infantil, porque requiere una considerable capacidad de abstracción y no se puede percibir como el espacio. Solamente a partir de los acontecimientos (nos levantamos, vamos de paseo, comemos....), de los movimientos y acciones, y de sus velocidades y resultados, se podrá ayudar al niño a captar y asimilar el tiempo. Según esto, cabe definir el tiempo como un intervalo entre dos acontecimientos o la duración de una acción (una carrera, una palmada,...). Orientarse en el tiempo es situar el presente en relación a un antes y a un después. Más tarde, viene la situación respecto a un ayer y a un mañana, un pasado y un futuro, etc. El niño tendrá que ir viviendo acontecimientos significativos para él y ordenándolos en su mente para adquirir poco a poco la idea de tiempo. En el período sensoriomotor el tiempo, igual que la inteligencia, es una acción pura o práctica, relacionada con las actividades y acciones del niño, y ligado a sus necesidades biológicas. El tiempo se puede definir también como un dato matemático (se puede medir), cíclico y regular (siempre transcurre igual, a la misma velocidad). Sin embargo, la percepción del tiempo es relativa, pues un acontecimiento corto puede resultar largo, por ser aburrido. Así, cabe diferenciar un tiempo subjetivo, relacionado con la vivencia que se tiene de un determinado acontecimiento (un paseo por el campo se hace corto y una clase puede resultar muy larga), y un tiempo objetivo, que es el tiempo matemático, el que es siempre igual, el que no puede modificar nuestra mente. Para poder acceder al tiempo objetivo, el pequeño tiene que realizar las siguientes operaciones mentales: - Clasificar por orden las sucesiones de acontecimientos: mañana, tarde, noche; desayuno, comida, cena, etc. - Encajar la duración de los acontecimientos. Etapas en la organización de las relaciones temporales. El tiempo se transforma poco a poco en un esquema de pensamiento, es decir, se puede empezar a representar mentalmente. Para su representación y objetivación el niño ha de pasar por dos niveles:  

Nivel de percepción inmediata: El pequeño puede organizar experimentalmente acontecimientos sucesivos: se levanta, se viste, desayuna,.... Nivel de representación mental: Supone la interiorización ordenada de acontecimientos, hechos o situaciones. El niño puede comprender y ordenar una secuencia temporal (por ejemplo, estructurar viñetas).

El ritmo. En la construcción del espacio interviene la vista; en cambio en la percepción del tiempo participan, fundamentalmente, el oído y el ritmo. Por eso, muchas nociones temporales se van asimilando a través del ritmo.

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El ritmo se puede entender como una sucesión de sílabas acentuadas (sonidos fuertes) y de sílabas no acentuadas (sonidos débiles) con determinados intervalos (por ejemplo, mesa, ca-sa, pa-lo, lu-na). El ritmo está constituido por estímulos que se suceden según una periodicidad y una estructura dadas. e) LA COORDINACIÓN MOTRIZ. Realizar movimientos finos y gruesos requiere control y dominio de los distintos grupos musculares que van madurando a lo largo de las etapas transcurridas entre el nacimiento y los 14 años. Pero, además, los movimientos coordinados precisan un buen control tónico-postural, por eso, este contenido de la psicomotricidad se ha de considerar separando la actividad tónica de la actividad de relación. La coordinación ofrece la posibilidad de contraer diferentes grupos musculares de forma independiente, así como de inhibir movimientos parasitarios, tales como las sincinesias. La coordinación permite llevar a cabo movimientos que implican a varios segmentos corporales para efectuar una acción previamente representada. Por tanto, se puede definir como el trabajo conjuntado de varios músculos o grupos musculares para llevar a cabo un movimiento complejo y voluntario por parte del sujeto. Una buena coordinación implica adaptar un movimiento a un objetivo que se trata de conseguir (escribir, recortar según unas pautas...). La calidad de los movimientos coordinados expresa la madurez y la calidad afectiva e intelectual de una persona; por el contrario, una mala coordinación dificulta cualquier nivel de actuación y actividad. La coordinación es un proceso que asegura la combinación de mensajes cerebrales hasta los órganos efectores, posibilitando, además, que los músculos cooperen en la respuesta que se ha de dar. Las condiciones que son necesarias para una buena coordinación son:  Un buen funcionamiento de los sistemas motores y del cerebelo, que organiza la acción coordinada de los músculos, asegura el tono de base y mantiene el equilibrio y las posturas.  Control vestibular, gracias a la acción de los canales semicirculares, situados en el oído interno.  Control visual y de la sensibilidad propioceptiva profunda.  Suficiente grado de madurez de los mecanismos musculares. Tipos de coordinación general.  

Coordinación estática: La base está en el tono, que se manifiesta en las posturas, actitudes, gestos y equilibrio. El recurso más utilizado para trabajarlo desde la psicomotricidad es la relajación. Coordinación dinámica: Comprende estos aspectos:  Dinámica corporal o global: marchas, carreras, saltos y otras formas de desplazamiento.  Dinámica manual: a) Movimientos de brazos y manos: dinamismo manual. b) b) Movimientos de dedos: motricidad digital. c) Ajuste o cálculo entre el ojo y la mano o el pie: motricidad viso-motriz.

El tono es un contenido importante de la psicomotricidad, por ser inseparable del esquema corporal. Prepara los músculos y los vuelve aptas para la acción. Para tomar conciencia de la propia tonicidad basta con observar el grado de tensión de los músculos; aumenta en los momentos de excitación, de angustia y ansiedad, disminuye al relajarse y durante el sueño.

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Se puede definir como el estado permanente de ligera contracción muscular en el cual se encuentran los músculos estirados. Puede ir desde una contracción exagerada y, por tanto, patológica, hasta una decontracción (hipotonía). Cuando el grado de contracción es fuerte, se habla de hipertonía y una tonicidad armoniosamente equilibrada es la eutonía. En cada sujeto la tonicidad es diferente, ya que varía según la forma de ser y la personalidad de cada uno. En los primeros años de la etapa, los movimientos del niño carecen de precisión, lo que no significa incoordinación. A medida que su sistema nervioso madura, aumenta la precisión, y los movimientos se vuelven seguros y menos vacilantes. Al finalizar la etapa, los movimientos, hechos a un ritmo normal (sin exigencias de rapidez) adquieren precisión y seguridad; para ello los grupos musculares se han ido independizando y ha aumentado su capacidad para inhibir o relajar los músculos que no entran en acción. Se le debe dejar trabajar lentamente. Es importante respetar al niño desde la educación psicomotriz y mediante la práctica del movimiento, trabajar la independencia y disociación de unos segmentos corporales con respecto a otros, tanto a nivel de coordinación dinámica corporal, como en la dinámica manual. f) EL CONTROL RESPIRATORIO. Se ha observado a través de las experiencias de muchos especialistas que existe una relación muy firme entre las dificultades psicomotrices y la mala respiración. Los problemas respiratorios varían en cada caso en intensidad y características, pero en general se manifiestan provocando ansiedad, cansancio e incapacidad para una buena concentración. La reeducación de la función respiratoria, así como la adecuación de ésta al movimiento, es fundamental en todos los casos, evitando fatigas indebidas y determinando la dinámica y el ritmo orgánico de aquél. Cada movimiento, elementalmente, tiene una parte activa y otra pasiva. La fase activa es la que está realizada por sucesivas contracciones musculares que desarrollan una o varias energías. La fase pasiva corresponde a la decontracción controlada de los músculos trabajados en la fase anterior. Cuando se coordina un movimiento con la respiración, fisiológicamente la fase activa va unida a la inspiración y la fase pasiva a la espiración. Básicamente los tipos de respiración son tres: abdominal, torácica y clavicular. Estos tipos no son siempre totalmente puros, pues en la respiración torácica también existe un poco de elevación abdominal y viceversa. La respiración abdominal sería la más adecuada, aunque la mejor es la más completa. La respiración clavicular es la que se produce en estados de tensión, entra poco aire en la parte alta del pulmón; no hay buena oxigenación. Durante una respiración normal, sin esfuerzo extra, no hay trabajo muscular activo, sino que la salida del aire es el resultado de la elasticidad del tejido de los alvéolos pulmonares. 3.

FACTORES CONDICIONANTES.

Para explicar el movimiento se han de considerar los siguientes aspectos necesarios para su correcta ejecución: -

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Bases neurológicas: Cualquier acto motor tiene su origen en el sistema nervioso central (áreas cerebrales y núcleos subcorticales). De ahí, el impulso nervioso desciende por las vías motoras (sistemas piramidal y extrapiramidal) hasta el órgano efector (mano, pie, boca,...). Por tanto, los movimientos voluntarios precisan del sistema piramidal; y los automáticos, del extrapiramidal. El equilibrio, la coordinación y la armonía de todos los movimientos están controlados por el cerebelo. Bases anatómicas: La actividad motriz necesita un aparato locomotor (sistema muscular y óseo) en perfectas condiciones, que es el armazón del movimiento.

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Funciones perceptivas y sensoriales (visión, audición y sistema táctil-kinestésico). Intervienen y contribuyen al equilibrio del cuerpo. Funcionamiento y maduración de todos los componentes orgánicos. Si hay unas bases neurológicas, anatómicas y sensoriales en perfecto estado, pero no funcionan correctamente, no sería posible ejecutar la acción. 4. EL ESQUEMA CORPORAL Y EL DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO.

El Esquema Corporal es la conciencia que tenemos de nuestro cuerpo, de la situación y relación entre los diferentes segmentos que lo componen y de como el sujeto lo va percibiendo a lo largo de su vida. Se trata de un concepto de carácter dinámico, se va formando y evolucionando de modo lento y global con los años que abarca a todas las capacidades del movimiento. Podemos, afirmar que el esquema corporal equivale a la representación mental de nuestro cuerpo, con lo que éste se convierte en objeto de conocimiento de sí. Un esquema corporal mal estructurado se manifiesta en un déficit en la relación niño-mundo exterior:  Déficit motórico: torpeza. lentitud, incoordinación, mala lateralización.  Déficit perceptivo: mala organización espacial y estructuración espacio-temporal, coordinación visomotora.  Déficit afectivo: inseguridad, baja autoestima, insociabilidad, etc. La noción de esquema corporal se halla también regida por los estados emocionales del individuo como consecuencia de sus experiencias vividas. En el plano escolar, la mayoría de las veces los trastornos en la configuración del esquema corporal se traducen en problemas para el aprendizaje de las técnicas instrumentales (lectura, escritura y cálculo). El esquema corporal es parte de la construcción del concepto de imagen corporal que es considerado crucial para explicar aspectos importantes de la personalidad como la autoestima o el autoconcepto. 5. EL ESTABLECIMIENTO DE LA PREFERENCIA LATERAL. Lateralidad se puede definir como el predominio motor relacionado con las partes del cuerpo que integran la mitad derecha e izquierda, determinada por la supremacía de un hemisferio sobre otro. Depende de la herencia y del aprendizaje. Es importante una adecuada lateralización, previa al aprendizaje de la lecto-escritura y a la completa madurez del lenguaje. En cuanto a la formación de la lateralidad, hay varias hipótesis o perspectivas:  Las posturas neurofisiológicas. Parten de las tesis de Brocca que defiende que el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro queda determinado, no por la educación, sino por el dominio congénito de un hemisferio cerebral sobre el otro. Se relaciona el dominio hemisférico con la lateralidad de un lado u otro del cuerpo. El predominio del hemisferio izquierdo determina el lado derecho, y al revés, ya que cada lado está dirigido por el hemisferio opuesto, debido al cruce de las vías motoras. Esta hipótesis resulta insuficiente.

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Según las investigaciones filogenéticas, no se sabe con certeza si el origen de la lateralidad es innato o ambiental. Los trabajos genéticos parten de estudios descriptivos de la psicología infantil, y consideran la afirmación de la lateralidad como un proceso gradual de lateralización en el que intervienen:  Cierta determinación en el nacimiento.  La maduración neurológica.  El refuerzo de los efectos de la maduración a partir de la práctica.

Esta última teoría parece ser la más completa, ya que varios autores han demostrado que en el proceso de lateralización intervienen factores innatos o hereditarios que persisten a pesar de la presión social y educativa, pero, sin embargo, en muchas personas se encuentran las huellas de la educación. Evolución de la lateralidad. La evolución de la lateralidad se ha analizado fundamentalmente observando el uso de una u otra mano desde los primeros meses de vida. Las fluctuaciones de los primeros años indican que la lateralidad está condicionada por el ambiente. En el primer año, niños que serán diestras manipulan los objetos con la izquierda o utilizan las dos manos. Entre los 18 y los 36 meses aparecen períodos de empleo de una u otra mano, A partir de los 4 años parece que la mano dominante es la más usada en algunos casos. Los diferentes autores sitúan entre los 4 y 5 años la edad en la que se establece de forma definitiva la lateralidad. Entre los 6 y 7 años, el niño adquiere las nociones de derecha-izquierda en sí mismo y entre los 8 y 9 años sabe señalar la derecha y la izquierda en los demás. A partir de esta edad, es capaz de indicar la derecha y la izquierda en niños colocados frente a él. Así pues, la formación de la lateralidad atraviesa tres fases: 1. Fase de indefinición o indiferenciación (0-2 años): La lateralidad no está definida. 2. Fase de alternancia (2-4 años): Alterna la utilización de la mano derecha y la izquierda. 3. Fase de automatización (4-7 años): Poco a poco automatiza los gestos y actividades que realizará con su mano dominante. Clases de lateralidad. Es posible establecer una primera clasificación de lateralidad reflexionando y analizando los conceptos y definiciones de los distintos autores. Así, cabe distinguir:  Lateralidad de utilización: Se comprueba observando qué mano utiliza el niño al realizar actividades comunes. (¿Con qué mano come?).  Lateralidad espontánea o gestual: Si se observa al pequeño cuando hace gestos espontáneos, se sabrá con que mano recoge la pelota que se le tira, o con qué pie chuta el balón. Este tipo de lateralidad sería la neurológica. Generalmente coinciden las dos clases de lateralidad, pero no siempre ocurre así, es el caso de trastornos en los aprendizajes escolares. Es indispensable que el niño automatice su lateralidad, pues con ello está sentando las bases de una buena orientación espacial y podrá ubicarse de forma segura en el mundo que la rodea. La educación de la lateralidad en la Escuela Infantil es inseparable de la educación del esquema corporal. En estas edades hay que estimular la actividad de ambas partes del cuerpo y en ambas manos, a fin de ayudar al niño a optar por la mano preferente. 6. ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN Y RECURSOS. La psicomotricidad es una técnica básica para el desarrollo integral del pequeño en el centro infantil. Podemos distinguir:

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Ejercicios del esquema corporal, tonicidad y posturas: experimentar sensaciones relativas al cuerpo, como globalidad y segmentariamente; sentir las distintas posiciones que puede adoptar el cuerpo. Ejercicios para descubrir el eje corporal y las posturas que se pueden adoptar con los miembros superiores e inferiores Ejercicios de lateralización a partir de 5 años, para tomar conciencia de las manos derecha e izquierda y sentir que hay una parte derecha y una parte izquierda. Ejercicios y actividades espaciales, tomando conciencia del espacio corporal y del aula y adquirir nociones de la situación de los objetos con relación al cuerpo y viceversa. Ejercicios de tiempo, en educación infantil se desarrollan a través de las rutinas

La metodología a seguir en la psicomotricidad es motivar por lo que deben estar los ejercicios en consonancia con las necesidades e intereses de los niños. Por lo que se deben presentar de formal lúdica. Dar instrucciones claras, reforzar y evitar el castigo. Orden y organización espacial y temporal en el aula. Las actividades se presentarán en orden de dificultad creciente, teniendo en cuenta el nivel de desarrollo psicomotriz del niño. Es conveniente que el centro exista un aula de psicomotricidad, en ella disponen del material necesario para el desarrollo de diversas actividades, además dispone de equipos audiovisuales, tanto de sonido como de vídeo. Entre los materiales para trabajar la psicomotricidad tenemos: - Todo tipo de juegos y materiales en goma espuma recubierta en tela plástica. Diferentes densidades y tamaños de acuerdo a las necesidades específicas de quienes los utilicen. - Colchonetas en variados tamaños y densidades. - Pelotas de distintos tamaños y texturas - Rampas y barras de equilibrio de goma espuma - Aros y bastones para realizar circuitos - Túnel de gateo - Cojines 7.

LA PSICOMOTRICIDAD EN EL CURRICULUM DE LA EDUCACIÓN INFANTIL.

Según el DECRETO 12/2008, de 14 de febrero, por el que se determinan los contenidos educativos del primer ciclo de la Educación Infantil en la Comunidad de Castilla y León y se establecen los requisitos que deben reunir los centros que impartan dicho ciclo. En las finalidades del primer ciclo de EI se señala: 1. – La finalidad de la Educación Infantil es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y las niñas. 2. – En el primer ciclo de la Educación Infantil se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, al movimiento y los hábitos de control corporal, a las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, a las pautas elementales de convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y sociales del medio en el que viven. Además se facilitará que niñas y niños elaboren una imagen de sí mismos positiva y equilibrada y adquieran progresivamente autonomía personal. El desarrollo psicomotor se engloba fundamentalmente en el área de Conocimiento de sí mismo y autonomía personal, teniendo en cuenta que las áreas deben entenderse como ámbitos de actuación, como espacios de aprendizajes de actitudes, procedimientos y conceptos, que contribuirán al desarrollo de niños y niñas y que las áreas deberán concebirse con un criterio de globalidad y de mutua dependencia.

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Los bloques de contenidos trabajados en esta área son: 1. – El cuerpo y la propia imagen. 2. – Juego y movimiento. 3. – La actividad y la vida cotidiana. 4. – El cuidado personal y la salud. También se relaciona con el área de Lenguajes: Comunicación y Representación, a través del lenguaje corporal. El lenguaje corporal tiene que ver con la utilización del cuerpo, sus gestos, actitudes y movimientos con una intención comunicativa y representativa. Especialmente interesante resulta la consideración del juego simbólico y de la expresión dramática como modo de manifestar su afectividad y de dar cuenta de su conocimiento del mundo. DECRETO 122/2007, de 27 de diciembre, por el que se establece el currículo del segundo ciclo de la Educación Infantil en la Comunidad de Castilla y León. La finalidad en el segundo ciclo de EI es: 1. La finalidad de la Educación Infantil es contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños y las niñas. 2. En el segundo ciclo se atenderá progresivamente al desarrollo afectivo, al movimiento y los hábitos de control corporal, a las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, a las pautas elementales de convivencia y relación social, así como al descubrimiento de las características físicas y sociales del medio. Además se facilitará que niñas y niños elaboren una imagen de sí mismos positiva y equilibrada y adquieran autonomía personal. El desarrollo psicomotor igual se engloba en el área de Conocimiento de sí mismo y autonomía personal, teniendo en cuenta que las áreas deben entenderse como ámbitos de actuación, como espacios de aprendizajes de actitudes, procedimientos y conceptos, que contribuirán al desarrollo de niños y niñas y que las áreas deberán concebirse con un criterio de globalidad y de mutua dependencia. Esta área hace referencia, de forma conjunta, a la construcción gradual de la propia identidad, al establecimiento de relaciones sociales y afectivas, a la autonomía y cuidado personal, y a la mejora en el dominio y control de los movimientos, juegos y ejecuciones corporales, todos ellos entendidos como procesos inseparables y necesariamente complementarios. Durante estos años se produce un significativo avance en el nivel de autonomía personal y en la independencia con respecto a los adultos. Adquiere hábitos de salud, higiene, nutrición, seguridad y prevención que contribuyen al cuidado del propio cuerpo y de los espacios en los que transcurre la vida cotidiana, y a la progresiva autonomía. Además de un concepto positivo de sí mismo, de una ajustada autoestima y un buen nivel de autonomía hay que tener en cuenta que gran parte de las relaciones que se establecen con el entorno se realizan a través del cuerpo, de ahí la importancia de conocerlo y controlarlo en todas sus dimensiones. Los contenidos se relacionan con los bloques: Bloque 1. El cuerpo y la propia imagen. Bloque 2. Movimiento y juego. 2.1. Control corporal. 2.2. Coordinación motriz. 2.3. Orientación espacio-temporal. 2.4. Juego y actividad.

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INTERVENCIÓN SOCIOCOMUNITARIA

TEMA- 46

LEGISLACIÓN EDUCACIÓN INFANTIL EN LA COMUNIDAD VALENCIANA DECRETO 37/2008, de 28 de marzo, del Consell, por el que se establecen los contenidos educativos del primer ciclo de la Educación Infantil en la Comunitat Valenciana. DECRETO 38/2008, de 28 de marzo, del Consell, por el que se establece el currículo del segundo ciclo de la Educación Infantil en la Comunitat Valenciana. 8. LA REEDUCACIÓN PSICOMOTRIZ. Nace con los planteamientos de la neuropsiquiatría infantil francesa de principios de siglo y se desarrolla a partir de las ideas de Wallon, impulsadas por el equipo de Ajuriaguerra, Diatkine, Soubiran y Zazzo, que le dan el carácter clínico que actualmente tiene. Se trabaja con individuos que presentas trastornos o retrasos en su evolución y se utiliza la vía corporal para el tratamiento de los mismos. La intervención debe ser realizada por un especialista, (psicomotricista) con una formación específica en determinadas técnicas de mediación corporal. La intervención psicomotriz en su dimensión terapéutica seguirá los pasos propios del ámbito clínico-sanitario: exploración psicológica, elaboración de un diagnóstico, pronóstico, aplicación de un tratamiento y seguimiento. Irá dirigida al abordaje de un trastorno psicomotor para llegar a la desaparición de un síntoma o superación de un déficit. CONCLUSIÓN Este tema se relaciona con el ciclo de grado superior de Educación Infantil, y dentro de este con el módulo de Desarrollo Cognitivo y Motor, este módulo tiene 4 partes claramente diferenciadas: - Desarrollo sensorial - Desarrollo cognitivo - Desarrollo motor - Desarrollo psicomotor Todos estos aspectos muy importantes en el desarrollo del niño/a de 0 a 6 años, que el futuro Técnico Superior en Educación Infantil debe conocer para poder contribuir de forma adecuada a su desarrollo. En este tema hemos caracterizado el desarrollo psicomotor, donde se integran lo cognitivo y lo motor, en un todo que favorece la adquisición de un adecuado esquema corporal y un concepto positivo de si mismo. BIBLIOGRAFÍA Desarrollo cognitivo y motor. Elena Antoranz, José Villalba. Ed. Editex Desarrollo cognitivo y motor. Gema Larrey Lázaro y otras. Ed. Mc Graw Hill

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