TEMA 31 SECUNDARIA

Tema 31. La comprensión y expresión de textos orales. Bases lingüísticas, psicológicas y pedagógicas. 1. Introducción 2.

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Tema 31. La comprensión y expresión de textos orales. Bases lingüísticas, psicológicas y pedagógicas. 1. Introducción 2. Diferencias lengua escrita-lengua oral. 3. La comprensión y expresión de textos orales. 4. Bibliografía 1. Introducción Este tema y el siguiente están íntimamente unidos, por lo que deberán prepararse conjuntamente, ya que son múltiples las intersecciones y, por tanto, inevitables las redundancias. Estos dos temas, que tienen un enfoque claramente didáctico, no pueden evitar un acercamiento multidisciplinar, ya que son diversas las materias que han de considerarse tal como están enunciados. Además, hay que considerar su inserción en el llamado "enfoque comunicativo", que concede una importancia esencial en la enseñanza de la lengua (en su origen extranjera, pero hoy también nativa) al desarrollo de las llamadas cuatro destrezas básicas: comprensión y expresión orales y comprensión y expresión escritas. Por otro lado, son obvias las conexiones con otros temas que afectan a la comunicación oral. Hay que tener en cuenta, pues, que por lo que se refiere a la comunicación oral y a la relación entre lenguaje y pensamiento hemos de remitirnos a conceptos ya vistos, que deberán ser revisados de nuevo para una preparación global de la oposición. Los tres puntos de vista propuestos por el cuestionario oficial se entremezclan a lo largo de todo el tema. 1.1.

Monólogo y diálogo en la lengua oral

Unidades monologales El acto de habla es la unidad mínima monológica. La intervención es el conjunto de actos de habla proferidos por un emisor en un momento de la interacción. Es la unidad máxima monológica. Cada intervención suele tener un constituyente director y uno o varios constituyentes subordinados. Por ejemplo, en la intervención - ¿No has hecho los deberes? Ayer me prometiste que los harías, diferenciamos:  Un constituyente director, que expresa la fuerza ilocutiva, marca, de forma directa o indirecta la intención comunicativa del hablante - ¿No has hecho los deberes? Una intención de reproche  Un constituyente subordinado: Ayer me prometiste que los harías.

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Además, en toda conversación, hay una intervención, denominada intervención iniciativa, que dirige el intercambio y que suele ser la primera. Como sabemos, el objetivo que los hablantes pretenden conseguir mediante la comunicación, puede estar elíptico. Por ejemplo, si en el transcurso de una conversación entre amigos sobre una excursión al campo alguien dice Los demás compañeros ya han ido y lo han pasado muy bien, el elemento directivo (Proponemos ir al campo), está implícito. Unidades dialogales Kerbrat-Orecchioni (1990) describe la conversación como la forma más común de interacción verbal cuya organización obedece a reglas de encadenamiento sintáctico, semántico y pragmático. La conversación se articula en cinco niveles, organizados jerárquicamente, que mantienen una relación de inclusión y subordinación. Asimismo, distingue unidades dialogales: interacción, secuencia, intercambio y unidades monologales: intervención, acto de lenguaje. Según Silvia Elstein, “la noción de interacción es un concepto importado por la lingüística de otras disciplinas, en particular, de la biología, la sociología, la antropología y psicología, que comienzan a interesarse por los individuos como el resultado de un proceso de cooperación constante. La escuela de Palo Alto, desde un enfoque psicoterapéutico, la Etnografía de la comunicación o la Etnometodología se identifican como los primeros en desarrollar la noción de interacción así como los pioneros en aplicarla al dominio de lo verbal.” El intercambio es la unidad mínima conversacional; está constituido por al menos dos intervenciones de distintos interlocutores. Las secuencias dialogales están constituidas por un conjunto de intercambios con un tema o finalidad común. Algunos autores distinguen secuencias fáticas y secuencias transaccionales. Interacción: la interacción, en este esquema de análisis, se entiende como el intercambio conversacional completo. 2. Diferencias lengua escrita-lengua oral. Una cuestión a la que dedicaremos una cierta atención son las relaciones y diferencias entre lengua hablada y lengua escrita, para delimitar cómo la escuela tiene que abordar la conexión y las especificidades de estos dos tipos de habla. Podemos citar lo que dice Vigner sobre los modelos de relación entre la lengua oral y la escrita sobre la enseñanza de la lengua. Para este autor hay tres concepciones: 1) la tradicional, que entiende la lengua escrita como modelo normativo, con un enfoque prescriptivo, de gramática oracional, que toma la lengua como un todo unitario, sin atender ni los registros ni las variedades funcionales y dialectales de la lengua. 2) una visión basada en algunas interpretaciones del estructuralismo, que atribuye una prelación absoluta al plano oral y que relega la normatividad prefiriendo la pura descripción de la lengua tal como se usa en las situaciones comunicativas cotidianas.

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3) otra visión, que incorporaba las gramáticas del texto y del discurso y la pragmática, según la cual el plano oral y el escrito son dos códigos distintos de la misma lengua. Esta división constituye una muestra de la simplificación con la que habitualmente operan las doctrinas que han predominado en la teoría didáctica de la lengua, que tienen en cuenta sólo muy parcialmente todos los aspectos teórico-prácticos implicados en la relación lingüística-enseñanza. Al respecto cabe recordar lo que dijimos en el tema de la norma lingüística, en el que veíamos la enorme complejidad de la cuestión. En principio, la norma escrita es un modelo de transcripción de la lengua oral, pero con el paso de los tiempos, al menos en las lenguas de ortografía fonetista -como es el caso del español-, termina ejerciendo un factor de nivelación que favorece el mantenimiento de la unidad del sistema. Por otro lado, también es perceptible cómo la lengua culta se refleja (en su ordenación lógica, en determinadas estructuras gramaticales, en su léxico preciso y hasta en parte de su ordenación) en la oratoria académica y en el sermón más alejado de la lengua vulgar. Por el contrario, es característica de la lengua coloquial hablada una sintaxis entrecortada, una continua elipsis y una referencia contextual extraverbal, que en la lengua escrita no es ni común ni admisible. Por otro lado, es conocida la prioridad de la oralidad para el estructuralismo de Saussure. Pero habría que matizar esta afirmación con la distinción formulada por Coseriu y otros estudiosos entre sistema, norma y habla que sitúa la relación entre norma y habla como una mutua interdependencia dialéctica. Desde una perspectiva psicolingüística Scinto aporta tres modelos (todos ellos estructuralistas) de la relación entre lengua oral y lengua escrita. Este autor habla de un modelo dependiente, en el que la lengua escrita es una mera transcripción gráfica de la oral, que es anterior tanto ontogenética como filogenéticamente. Para este enfoque, el lenguaje oral sería la expresión natural de la facultad del lenguaje y el escrito una creación cultural. También de un modelo independiente, el de la glosemática, que concibe ambos códigos como entidades independientes y como meras manifestaciones del lenguaje. Sin embargo, también se habla de un modelo "equipolente", el del Círculo de Praga, para el que el código oral y el escrito poseen rasgos estructurales comunes (correspondencia sonido-grafía), pese a desempeñar funciones diferenciadas y complementarias. Podemos aportar nuestros propios puntos de vista sobre las mutuas interdepedencias. El modelo de la glosemática es exagerado, porque es una división metodológica muy útil sólo para delimitar campos de estudio, pero resulta obvio que tanto las primeras visiones del estructuralismo como la visión del funcionalismo se aproximan bastante a la complejidad del asunto. Hasta bien entrada la edad contemporánea, una gran mayoría de hablantes de las lenguas usadas en el mundo occidental era analfabeta; mientras no se generalizó la educación pública la lengua escrita sólo fue conocida y usada por una minoría. La

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prioridad de la lengua hablada procede de su antigüedad. Hay lenguas que no tuvieron tradición escrita durante siglos, como es el caso del vasco. Por este motivo, muchas modalidades lingüísticas no han logrado salir de sus límites geográficos y de su empleo en registros coloquiales. La lengua escrita no es estrictamente paralela a la lengua hablada. Aun siendo su reflejo, la lengua escrita experimenta menos cambios, es más cuidada; el habla es más espontánea, cambia con más rapidez. Por eso, mientras que las formas habladas de los idiomas tienden a la diversidad, las formas escritas son más unitarias: operan sobre la conciencia de los hablantes como un modelo común (en todos los órdenes: léxico, gramatical, ortográfico, como veíamos antes). Una pregunta teórica es si se puede alcanzar un dominio de uno de los dos planos independientemente del otro. Es obvio que la experiencia demuestra que sí, sobre todo en el caso de lenguas nativas, en las que podemos ver casos extremos de traductores que trabajan con textos escritos y que no necesitarían ni demostrar ninguna destreza fónica ni tampoco rasgos de expresividad ni eficacia oratoria. También es posible comprobar cómo personas que han alcanzado en la comunicación ordinaria (en la calle, con sus amigos, oyendo la radio o la televisión, etc.) un dominio de una lengua extranjera incluso sin saber leer pueden llegar a ser excelentes comunicadores, hasta con las técnicas ya un poco arcaicas de los antiguos "charlatanes de feria", que en ocasiones eran casi analfabetos y dominaban el ritmo, el gesto, el tono, la linealidad discursiva y la atracción del auditorio. Pero, aunque esto sea posible, didácticamente sería un error desarrollar sólo una de estas dos destrezas verbales, porque es fácil ver cómo se pueden ayudar mutuamente, sobre todo en los niveles de la lengua culta, que trasladan esquemas gramaticales y textuales procedentes de la lengua escrita. Dentro de la ciencia del lenguaje tenemos que la didáctica de la expresión oral se basa fundamentalmente en la retórica y en la pragmática. Es conocida la tradición histórica del discurso oral en Grecia y Roma: el desarrollo de la retórica clásica, que es el arte de la persuasión por medio de la palabra, especialmente en el discurso argumentativo. La comprensión y expresión de textos orales desde una perspectiva lingüísticopragmática arroja mucha luz sobre cómo se produce la comunicación oral y cómo pueden incidir determinados factores en lograr una mayor eficacia comunicativa. Así, las diferencias de código retórico-estilístico, derivadas de la situación comunicativa y las distintas convenciones sociales que, como diría Searle, gobiernan el uso de una lengua, son esenciales para entender el significado social de un texto oral y para adecuar el registro a la situación comunicativa. Una persona, en situaciones de comunicación ordinaria y no solemne, no debe hablar igual que un libro, como decía Unamuno, quien proponía un estilo oratorio despojado de la artificial y ampulosa retórica del siglo XIX. Igualmente, tampoco sería aceptable que, excepción hecha de ciertos registros literarios y notas muy personales -como el "chat"- una composición se escribiera como se habla en la lengua coloquial. Al mismo tiempo, es perceptible que hay

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informaciones que se pueden expresar con más facilidad en un medio oral (sarcasmo, excitación) que en uno escrito y a la inversa (reflexión, invitación a la relectura). También está claro que cada uno de ellos tiene unos procedimientos diferenciados de expresión. Además, no todas las informaciones de la lengua hablada las puede expresar exactamente igual la lengua hablada (todos los signos enunciativos, por ejemplo...). Sin embargo, habría que hacer algunas matizaciones: la inmediatez de la comunicación oral sólo se da en la escrita con las nuevas tecnologías, como el ´chat´ y los mensajes SMS. He aquí un conjunto de diferencias comúnmente aceptadas entre lengua oral y lengua escrita, que se refieren sobre todo a la lengua oral espontánea, no a la oratoria cuidadaLA LENGUA ORAL 1. Es la primera manifestación del lenguaje humano. 2. La adquieren y la desarrollan todos los hablantes por el sólo hecho de convivir con una determinada comunidad lingüística. 3. Se manifiesta por medio de sonidos articulados producidos por el aparato fonador. 4. Utiliza como canal o vía de transmisión el aire. 5. El mensaje se codifica, por lo tanto, haciendo uso de las cualidades físicas del sonido : timbre, tono, intensidad y cantidad. 6. Es de mayor uso, práctica y frecuencia que la lengua escrita. 7. Es fugaz y, por consiguiente, posee poca duración en el tiempo. 8. Tiene un número limitado de receptores. 9. Permite una modificación inmediata del mensaje y está sujeta a interrupciones. 10. Debido generalmente a la presencia del interlocutor, permite una interacción continua y un proceso permanente de “feed back” (señal retorno o realimentación) : un simple gesto del interlocutor, por ejemplo, le puede indicar al hablante que debe replantear lo que está diciendo. 11. El mensaje se refuerza con recursos adicionales, como pausas, cambios de ritmo, de entonación, de tono. La información se complementa con gestos, ademanes, movimientos (códigos extralingüísticos). 12. Con frecuencia, su planificación y organización son simultáneas con su producción. 13. No demanda una esmerada organización gramatical. 14. Es menos refinada, más espontánea y más descuidada que la lengua escrita ; esto conlleva a que los errores cometidos durante su emisión posean poca censura social. 15. Siempre tiene lugar en un contexto situacional, es decir, está enmarcada por un conjunto de circunstancias de carácter social, psicológico, cultural, espacial, etc. Este contexto situacional determina el acto lingüístico, y es por ello que gran parte de la significación en la lengua oral se encuentra por fuera del texto. En muchas ocasiones, cuando hablamos, no necesitamos ser demasiado explícitos, ya que parte de la significación de lo que decimos está en el contexto situacional. 16. Es más dinámica e innovadora que la lengua escrita, debido a que facilita el uso

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de palabras nuevas (neologismos) y de expresiones coloquiales. 17. Cuando hablamos, no tenemos la manera de operar una reflexión metódica sobre lo que decimos. La lengua oral no nos permite autoanalizar nuestro propio pensamiento. LA LENGUA ESCRITA 1. Aunque aceptamos que no es la primera manifestación del lenguaje humano sino un “sistema secundario de modelado”, la lengua escrita NO ES UN SIMPLE SUCEDÁNEO de la lengua oral. 2. Se adquiere a partir de una instrucción especial. Para aprender a escribir, es necesario someterse a un largo proceso de formación, de entrenamiento y de práctica. Ese largo proceso exige dedicación y constancia. En contraste con la lengua oral, la lengua escrita es completamente artificial, no hay manera de escribir “naturalmente”. Esto se debe a que la lengua escrita está regida por unas reglas que han sido ideadas conscientemente y que son, por tanto, definibles. 3. Se manifiesta por medio de signos gráficos: grafemas y signos de puntuación. 4. Normalmente utiliza el papel como canal o medio. 5. Por consiguiente, el mensaje se codifica mediante esos signos gráficos, esos grafemas y signos de puntuación que se trazan en el papel. 6. Es de menor uso, práctica y frecuencia que la lengua oral. 7. Es duradera o estable porque se conserva a través del tiempo y del espacio. Ha permitido fijar una norma culta escrita. 8. Puede tener un número ilimitado de receptores. 9. Si el mensaje ya ha sido emitido, no permite una corrección inmediata. 10. La relación entre el emisor y el receptor (o destinatario) es indirecta y mediata1. 11. Los elementos de los que se dispone para construir el mensaje son de carácter estrictamente lingüístico (grafemas) o paralingüístico (signos de puntuación, espacios, sangrías, negrilla, subrayado, etc.). La información que se trasmite no se puede complementar con el recurso de códigos extralingüísticos. 12. Exige una planeación previa y una organización cuidadosa. Su ejecución siempre debe ser posterior a unas etapas previas de planeación. La planeación debe considerar no únicamente lo que se va a decir, sino también cómo, para qué y a quién se le va a decir. Lo anterior nos recuerda que la lengua escrita es un proceso semiótico complejo que requiere de unas fases o subprocesos cíclicos, de unos momentos creativos que no siguen una secuencia lineal. Esas fases pueden denominarse: invención, redacción de borradores, evaluación, revisión y edición. 13. Demanda una esmerada organización gramatical. Está mejor estructurada que la lengua oral. He aquí la explicación de por qué nadie puede pretender escribir de la misma forma como habla. 14. Por ser más refinada y más estructurada que la lengua oral, los errores que se cometen en la elaboración de textos escritos tienen una censura social mucho mayor. 15. Carece de un contexto situacional, es preciso crearlo lingüísticamente. La escritura establece lo que se ha llamado un lenguaje “libre de contextos” o un discurso “autónomo”. El escritor sabe que por estar aislado de su lector en el 1

Excepto en los mensajes SMS o los chats.

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tiempo y en el espacio, debe ser lo suficientemente explícito, pues la significación de lo que desea comunicar radicará enteramente en el texto, el cual deberá concentrar, mediante el código lingüístico, todas las pistas que permitan al lector interpretar debidamente la finalidad comunicativa del escritor. 16. Es más conservadora y menos dinámica que la lengua oral. El hecho de ser más estable y selectiva en el empleo de palabras y expresiones, hace que la lengua escrita se caracterice por su discreción para aceptar neologismos y formas coloquiales. La escritura ha transformado la conciencia humana, la ha vigorizado. En palabras de Walter Ong : “ Para vivir y comprender totalmente, no necesitamos sólo la proximidad, sino también la distancia. Y esto es lo que la escritura aporta a la conciencia como nada más puede hacerlo” . 3. La comprensión y expresión de textos orales. El sistema de reglas formulado por Van Dijk se propone extraer las ideas globales, capta las relaciones jerárquicas, elimina la información accesoria. Van Dijk pretende desarrollar los procesos mentales que subyacen a la comprensión de textos orales y escritos, mediante la determinación de las reglas y estrategias que rigen su funcionamiento. Un concepto crucial de la gramática del texto es el de macroestructura, que genera macrorreglas lingüísticas de producción y de comprensión. Dichas reglas son: la omisión de elementos no relevantes, la generalización de significados particulares y la construcción (deducciones, inferencias) del significado global del texto. Las macrorreglas de producción (a partir de macroestructuras memorizadas) se clasificarían, para este autor, en: adjuntar (se añaden y se completan ideas y detalles) particularizar (concretar contenidos) especificar. Según Van Dijk, las normas de la comprensión y las de la expresión son inversamente proporcionales. Al estudio de las gramáticas textuales hemos de añadir la importancia de las aportaciones de la psicología cognitiva. Van Dijk sostiene que el hablante no interpreta de forma mecánica los mensajes verbales -tanto orales como escritos-, sino que construye el significado del texto en su mente. Y durante esa "construcción" el oyente o el lector se anticipa, deduce, supone sobre aquello que está leyendo y escuchando y construye el significado global del texto. En el plano de lo didáctico durante las últimas décadas ha sido crucial la influencia del constructivismo en psicología del aprendizaje. Así, Luci Nussbaum, sostiene que "Al hablar de contextos significativos hemos introducido un elemento clave que implica tomar en consideración las posibilidades reales de comprensión y de expresión del individuo en un momento dado para que, a partir de ellas, pueda elaborar nuevos saberes y nuevas competencias.". El constructivismo influye, siempre según este autor, en la didáctica de la lengua contemporánea, porque "comparte los grandes postulados de esta teoría general que considera el aprendizaje como un proceso interactivo a través del cual el individuo construye su propio conocimiento".

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Para Sánchez Miguel, por su parte, la comprensión de un texto supone varios procesos: 1. Análisis perceptivo de señales (auditivas o visuales). 2. Reconocimiento de dichas señales. 3. Atribución de un significado a las señales escritas. 4. Organizar estos significados en proposiciones 5. Reconstruir las relaciones entre proposiciones 6. Extraer el significado general de una secuencia de proposiciones 7. Asignar las proposiciones a una categoría funcional 8. Construir un modelo de situación en el que los hechos denotados tengan alguna virtualidad. Ángel López postula la asimetría de los procesos de comprensión y expresión de textos, lo que no implique que no estén relacionados. Este autor habla de las siguientes fases: Comprensión fonológica Comprensión y producción morfológica Comprensión sintáctica Comprensión y producción semántica Para A.López, el reconocimiento de las palabras en la comprensión es operado mediante un diccionario mental que contiene información sobre pronunciación y escritura del término, sobre su clase sintáctica, indicadores de sentido. En esta fase de reconocimiento son muy importantes los datos del contexto. El reconocimiento se produce en dos etapas: 1. momento de acceso léxico: en el que se eligen varios candidatos. 2. reconocimiento léxico propiamente dicho: la mente se queda con el candidato apropiado. En la comprensión de palabras se perciben varios efectos: 1. efecto de frecuencia: las palabras más frecuentes en los textos se reconocen antes. 2. efecto de inclusión: normalmente las letras que se encuentran en el interior de una palabra se reconocen mejor que las de los extremos. 3. efecto de contexto: el contexto favorece la comprensión. 4. efecto de degradación: una mala audición dificulta la comprensión. 5. efecto de analogía: lleva a conocer palabras posibles, aunque no existan en la lengua. - La adquisición de las reglas es un proceso gradual para los alumnos que están aprendiendo aún los mecanismos orales de la lengua. - La cuestión de la comprensión sintáctica de mensajes la tenemos en el ciclo transformacional (Miller, Isard) y en la estructura superficial (Kimball, Frazier, Fodor), dentro del modelo generativista. Los generativistas se refieren al proceso parsing para identificar los procesos implicados en la captación de la organización formal de un

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enunciado: "tras el reconocimiento fonológico/ortográfico de las palabras del texto, y después de haberles asignado una categoría gramatical es necesario reconocer la estructura en la que se insertan y conforme a la que han sido agrupadas". Para Miller e Isard, el grado de dificultad en la captación sintáctica está directamente relacionado con la longitud de su historia derivativa que lleva de la estructura profunda a la superficial; para los restantes, los datos necesarios para comprender una lengua se encuentran en la estructura superficial. En la práctica, sin embargo, observamos que esta generalización no siempre funciona, pues la comprensión del significado oracional de los mensajes orales es un asunto que depende del tipo de oraciones. No todas las oraciones son igualmente inteligibles. Así, las que expresan razonamientos lógicos más abstractos son más arduas. Las oraciones con elementos de relación y rección más explícitos son más asimilables, pero no sucede lo mismo con aquellas que tienen más elipsis, etc. - La comprensión y producción semántica es un asunto del que se ocupa la semántica lingüística y otras disciplinas, como la sociolingüística, la pragmática y la psicología cognitiva. La categorización y percepción de la realidad es una cuestión que depende del significado sistemático de los signos en cada lengua en particular. Los signos léxicos se articulan de forma sistemática en oposiciones y campos léxicos mediante conjunción y disyunción de rasgos, tal como veíamos en el tema correspondiente. Cómo se articula esa especie de diccionario o lexicón mental es lo que estudia A.López, que formula la siguiente clasificación: a) El modelo de rasgos El análisis componencial, mantenido tanto por generativistas como por estructuralistas distingue rasgos inherentes y secundarios de los signos léxicos. La cuestión de cómo funciona en la mente del hablante esta clasificación ha sido, sin embargo, motivo de controversia en las discusiones de semántica léxica. La idea conceptualista, más próxima a ciertas posiciones filosóficas, partiría de un esquema semasiológico, según el cual los hablantes distinguirían esos rasgos inherentes por razones de prominencia, como recuerda Lyons. Sin embargo, para la lexemática, el modelo de rasgos es una consecuencia de las relaciones estructurales que mantienen los signos entre sí, de manera que lo importante es distinguir los rasgos pertinentes de cada lexema en función de la distintividad derivada de las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas que dicho lexema contrae con las demás unidades de un campo. En la práctica, las oposiciones que se producen para la mayoría de los hablantes se dan entre los lexemas del centro del campo y sólo son dicotómicas, en contra del criterio de Jakobson, en un pequeño segmento del vocabulario. b) El modelo de prototipos Las asociaciones de palabras con prototipos, que son cognitivos y sociológicos desempeñan una función esencial en la captación de los mensajes verbales. En puridad, este esquema no es contradictorio con el anterior, porque el prototipo de cada signo está relacionado con la imagen mental que el hablante tiene de la denotación de la misma y la denotación sistemática está condicionada a su vez por la

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forma del contenido. Por tanto, pese a que muchos textos presentan estos dos enfoques como antagónicos, en la práctica son complementarios. c) La teoría de las redes, debida a Bendix, formulada dentro de la gramática generativa, guarda una relación con una visión de teoría de conjuntos, basada en el álgebra de Boole. Tal como señala Lyons, esta dependencia de la lógica de clases es un "a priori" conceptual, que sólo sirve para formalizar ciertas relaciones lógico-semánticas entre determinados segmentos del vocabulario. Sin embargo, como demuestra la arbitrariedad de la lexicalización y de la captación de la realidad en los distintos sistemas verbales, las estructuras lógicas de inclusión, disyunción, etc. sólo explican una parte del vocabulario, que es, además, la menos idiomática de las lenguas naturales. d) Teorías que sostienen el carácter oracional del significado en la comprensión y producción, como las formuladas por Fillmore en el generativismo y Tesnière en el estructuralismo en parte han sido incorporadas por Chomsky y otros autores en las dependencias entre semántica y sintaxis. En el primer caso tendríamos que hablar de restricciones selectivas y en el de Coseriu de solidaridades léxicas, de las que ya nos ocupamos en el tema correspondiente. e) El texto como unidad de comprensión y producción. Kintsh y Keenan se acercan a la noción de texto como unidad de comprensión: en textos de la misma longitud, del mismo número de palabras, pero con estructura más compleja en uno de ellos, diferían de forma clara los tiempos de comprensión o decodificación. En los dominios morfológico y semántico-léxico, la producción lingüística puede representar la inversión de la comprensión verbal; pero no ocurre lo mismo en el de la fonología y la sintaxis. De ahí que los psicolingüistas se planteen: a) ¿Cuándo empieza el procesamiento? b) ¿Existe retroalimentación de la información? y si se da, ¿en qué niveles? Desde el punto de vista de las bases pedagógicas, hemos de referirnos a múltiples factores dignos de consideración: competencias, factores, errores Hay que tener en cuenta las distintas competencias del hablante en la comprensión de textos orales: semántica, sintáctica, y textual, pragmática, selectiva y fonética. Dependiendo del tipo de texto, el alumno deberá acostumbrarse a escuchar o a interactuar mediante el intercambio de papeles. La competencia del hablante en la producción de textos orales la podemos clasificar en competencia inventiva, pragmática, sintáctica y textual y semántica.

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Hemos de tener en cuenta los rasgos del discurso oral que el hablante ha de reconocer en la comprensión y en la expresión. Los rasgos proxémicos, quinésicos, paralingüísticos y contextuales de los que nos ocupamos en el tema correspondiente son esenciales para determinar el valor del significado global del discurso oral y también son esenciales para su producción, para diseñar estrategias comunicativas. La retórica clásica aporta innumerables recursos estilísticos para la elaboración del discurso oral, que sigue, en términos muy abstractos, los mismos mecanismos que el discurso escrito. Los mecanismos psicológicos no sólo se refieren a los procesos de aprendizaje, sino también a la interacción entre los participantes en un acto verbal, que tienen una evidente eficacia en la comunicación oral. En un esclarecedor artículo situado en el plano de la ciencia del lenguaje y su relación con la enseñanza, Bustos enmarca el estudio de la oralidad en tres planos: 1) la consideración diatópica; 2) la diferenciación diastrática y 3) el plano del discurso. Según este autor, "en el ámbito de las variantes fónicas la acción de la enseñanza debe proyectarse en tres direcciones: 1.- atención fundamental a la nitidez articulatoria; 2.- la preferencia, dentro de la misma variedad, por las variantes de ámbito territorial más amplio; 3.- la referencia a los usos vigentes de la lengua ejemplar en todo el mundo hispánico. El equilibrio entre estos tres criterios permite respetar la legitimidad de los usos lingüísticos autóctonos en el marco de un ideal de lengua que no otorga superioridad a una determinada variedad sobre otras, pero reconoce la pertenencia de todas ellas a una lengua común". Respecto del segundo criterio, sobre la enseñanza de la lengua, Bustos entiende que "cumplido el requisito de inteligibilidad articulatoria y tonal, lo importante es distinguir entre esos "estilos de lengua", adecuar la elección entre uno y otro a la situación comunicativa y construirlos según los moldes culturales del prestigio lingüístico". Sobre "la oralidad como forma de enunciación", Bustos sostiene que no hay oposición dicotómica entre oralidad y escritura, sino que se trata de "los dos extremos de una gradación determinada por la inmediatez comunicativa y por la distancia comunicativa". Pero este autor responde a la pregunta de "¿qué vías ofrece la lingüística para abordar el estudio de la lengua hablada con la finalidad de mejorar la competencia lingüística de los hablantes? Este autor menciona cinco posibilidades: a) "Un enfoque meramente empírico destinado a poner de relieve los hallazgos expresivos que se producen en la lengua hablada". Lo define como una "estilística de la lengua hablada". b) "Un planteamiento basado en la lingüística variacional." Se trata de determinar las invariantes gramaticales que se producen en el discurso coloquial. Este planteamiento exigiría, como reconoce el autor, la interrelación entre gramática y pragmática.

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Al respecto tendríamos que decir que habría que considerar la existencia de un diasistema en la estructura de la lengua, por lo que no habría sólo una gramática de la lengua coloquial, sino tantas como lenguas funcionales pudieran localizarse en la lengua hablada. c) El estudio de los marcadores del discurso como forma de coherencia discursiva sería otro aspecto, de naturaleza pragmática. Igualmente, "los elementos organizadores del discurso oral, analizando la naturaleza lingüística de las llamadas marcas de cohesión y de los llamados turnos de palabra". Bustos se refiere a las muletillas de la lengua hablada. Nosotros pensamos que en un nivel avanzado de la didáctica de la expresión oral se trata justamente de superar dichas muletillas. d) La aplicación del análisis del discurso a la didáctica de la expresión oral, con las diferenciaciones de tema y rema que ya hemos visto en el tema correspondiente. e) Finalmente, se refiere a la aplicación de la teoría de los actos de habla: representativos, directivos, comisivos, expresivos y declarativos. Desde un punto de vista pedagógico, para concluir, es interesante referirse a las técnicas de aprendizaje de la comunicación oral. Por lo que se refiere a la comprensión, es preciso distinguir: 1. Un plano semántico, del significado literal de las expresiones utilizadas en la lengua oral, que no difiere en exceso, salvo en la multitud de elipsis y expresiones idiomáticas, de la técnica de interpretación de la expresión escrita. 2. Una competencia fónica, de reconocimiento de las unidades distintivas, así como de los valores expresivos del signo enunciativo. 3. Un análisis del significado global a través de la captación de la intención comunicativa y de los elementos contextuales que dan valor al acto de habla proferido en una situación comunicativa dada. 4. Reconocimiento de la estructura del texto, de los marcadores discursivos y de cómo el autor ha organizado el discurso oral. Estos aspectos los podríamos aplicar al análisis de la radio, la televisión o el lenguaje coloquial, mediante un desarrollo de procedimientos como la realización de una ficha de trabajo en la que se distinga explícito de implícito, resumen del significado textual, determinación de la intención comunicativa a través de determinados factores (como el reconocimiento de los ´trucos´ y de los recursos), con objeto de fomentar tanto la asimilación de los mensajes orales como el desarrollo de un espíritu crítico. Pero lo que más nos interesa es desarrollar técnicas de expresión oral, asunto que ha estado ausente de la enseñanza de la lengua en España. Para ello, hay que distinguir diferentes tipos de trabajos: exposiciones, debates, argumentaciones, presentaciones

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sociales, dramatizaciones y declamaciones poéticas. Las técnicas que han de desarrollarse han de trabajar los siguientes aspectos: 1. La ortología y la dicción. 2. La estructuración del discurso oral. 3. El empleo de recursos expresivos fónicos. 4. La quinésica y expresión corporal y gestual. 5. La adecuación al contexto y a la situación comunicativa 6. La imitación de diferentes discursos, tras el análisis de los recursos empleados. 4. Bibliografía - Bustos Tovar, Jesús. El aprendizaje de la lengua oral en la enseñanza de la lengua y la literatura. Actas del 3er simposio de la Asociación Andaluza de Profesores de Español, Almería, 1997. CASSANY, Daniel. Describir el escribir. Barcelona : Paidós, 1993. - Expresión oral. Larousse. Manual práctico. 1995. - López García. Psicolingüística. Ed. Síntesis. 1988. - Nussbaum, Luci. La didáctica de la lengua: temas y líneas de investigación e innovación. (En "La educación lingüística y literaria. ICE Universidad de Barcelona, 1996). - ONG, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México : Fondo de Cultura Económica, 1987.

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