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Tema 31. Los reinos peninsulares en los siglos XIV y XV. Conflictos Sociales. Diversidad Cultural. 1– Introducción: Cris

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Tema 31. Los reinos peninsulares en los siglos XIV y XV. Conflictos Sociales. Diversidad Cultural. 1– Introducción: Crisis y renovación en los siglos XIV y XV. Las sociedades peninsulares viven en los siglos finales de la Edad Media una crisis que manifiesta sus primeros síntomas a mediados del siglo XIII y que señala el paso de la plenitud a la decadencia del mundo medieval. Se han dado muchas interpretaciones sobre el carácter de la crisis. Tal vez la más acertada sea la de Julio Valdeón, que considera que ésta tiene una dimensión social y estructural, y que no es suficiente explicarla en función de factores externos. Las malas cosechas, las hambrunas, la Peste y la guerra inciden en una sociedad con graves desajustes sociales y económicos. La constante de la historia política serán los problemas dinásticos y las guerras civiles. Pero la crisis tuvo matices diferentes en los distintos reinos peninsulares,en función de las características previas de cada uno de los Estados. La Corona de Castilla sufre más tempranamente los problemas,dado el desequilibrio entre una ganadería, predominante, y una agricultura poco tecnificada, y por la importancia de las oligarquías, especialmente la nobleza. Se produjo un quebrantamiento del poder monárquico y el ascenso de la aristocracia laica que se convierte en hegemónica después de la guerra civil, creciendo los señoríos territoriales y jurisdiccionales de la nobleza espectacularmenter. Castilla saldrá también antes de la crisis, convirtiéndose con los Trastámara en el estado hegemónico de la Península. En la Corona de Aragón, Cataluña tuvo hasta mediados del siglo XIV una prosperidad basada en las actividades comercial. En este período empiezan a aparecer las primeras crisis de subsistencia.. La conflictividad social derivada de la mala situación económica se traducirá a mediados de aquella centuria en sublevaciones campesinas y guerra civil. En la misma Corona, el Reino Aragonés, con una economía basada en la agricultura y la ganadería, resistió mejor los efectos de la crisis y en la segunda mitad del siglo XIV y primera del XV sustituirá a Cataluña en la dirección política de la Confederación, imponiendo en el trono a Fernando de Antequera. El reino de Valencia, con importantes recursos mineros y agrícolas, superó las dificultades del siglo XIV y se convirtió en la segunda mitad del XV en el más importante de la Corona de Aragón en el plano económico. Así pues, podemos decir que los núcleos cristianos de la Península Ibérica experimentarán importantes transformaciones en los siglos XIV y XV. La expansión demográfica, económica y militar de los siglos anteriores quedó detenida, dando paso a una etapa de crisis general que alcanza su culmen a mediados del XIV. La incorporación al dominio cristiano de todas las tierras peninsulares sometidas al poder islamita, no pudo consumarse, lo que permitió la pervivencia del reino nazarita de Granada, en medio de conflictos entre diversos reinos cristianos y luchas sociales. Pero a través de la crisis se alumbraron soluciones nuevas, como la reconstrucción agraria del siglo XV, el

fortalecimiento de los poderes monárquicos, etc. a parte de los caracteres culturales propios de la personalidad de cada uno de los reinos.

2. Castilla Con Fernando III y Alfonso X se había concluido la gran expansión territorial del reino castellano a costa de las tierras musulmanas. El final de la etapa expansiva coincide en el reinado de Alfonso X con el intento de fortalecer el poder monárquico a costa de la nobleza. Los sueños imperiales del rey y el problema sucesorio con la muerte del infante Fernando de la Cerda, provocan una guerra civil que deja en suspenso la aplicación de las Partidas y sumen al reino en una crisis general. La guerra civil que enfrente al rey con su hijo Sancho concluye en 1282 cuando en las Cortes de Valladolid se le reconoce a este en el gobierno de Castilla. Sancho IV (1284-1295) ejercerá el gobierno apoyándose en las ciudades castellanas, a las que concede varios privilegios, como el de formar Hermandades. La reunión de Cortes es frecuente en este reinado. Sin llegar a ejercer una política antinobiliaria, sí marginó a las dos familias más importantes, los Haro y Lara. Su matrimonio con María de Molina fue considerado ilegítimo por el Papa, ante lo cual los infantes de la Cerda vuelven a reclamar la corona . La minoría de edad de Fernando IV (1295-1312) es aprovechada por los nobles para tratar de recuperar los privilegios perdidos y acrecentarlos. La regencia la ejercen la madre del rey, María de Molina y el infante Enrique, hermano de Alfonso X, mientras por otro lado los infantes de La Cerda reclaman el trono y Jaime II de Aragón aprovecha para ocupar parte de Murcia. Cuando El rey es declarado mayor de edad (1301) la crisis se atenúa, al admitir el Papa la legitimidad de la sucesión y crear un importante patrimonio nobiliar para Alfonso de La Cerda. Se acaban los conflictos fronterizos con Aragón en la Concordia de Ágreda (1304), donde Castilla cede Alicante, Orihuela y Elche a Aragón. Al final del reinado se logra la conquista de Tarifa, impidiendo así la comunicación por el estrecho entre el reino de Granada y el norte de África. La temprana muerte del rey, da inicio a una nueva minoría. Alfonso XI apenas cuenta un año cuando es proclamado rey. Su abuela María de Molina custodia al rey-niño y comparte regencia con los infantes Juan y Pedro, dividiéndose el reino tres zonas, administradas por cada uno de los regentes de maneras diferentes. La guerra civil vuelve en los términos anteriores de linajes reales secundarios en busca de poder, nobles que quieren más extensos territorios y ciudades que desean mayor influencia en la monarquía. Se agrava la situación al morir en 1319 los regentes Juan y Pedro, y en 1321 María de Molina. Son ahora los infantes don Juan Manuel, Felipe y Juan quienes luchan por hacerse con el gobierno. Solo con la mayoría de edad del rey en 1325 se reconduce la situación. Durante su reinado la institución regia recupera mucho poder, sobre todo en el control político de las ciudades, con el nombramiento de corregidores. El Ordenamiento de Alcalá (1348) completa la uniformización legal castellana que se establece en las Partidas de Alfonso X. . Los principales problemas de la política exterior son el difícil equilibrio que mantiene entre franceses e ingleses en los inicios de la Guerra de los Cien Años, debido a que su marina de guerra, cada vez más importante, es deseada por ambos contendientes, y el problema del acceso al estrecho de Gibraltar, por donde los benimerines entran impunemente, poniendo en peligro los territorios castellanos fronterizos de Granada. La derrota en la batalla del

Salado (1340) y la conquista de Algeciras, dejan abierto el estrecho a la navegación castellana. El rey muere cuando se dispone a proseguir sus campañas militares en el estrecho a causa de la Peste Negra en 1350. Alfonso XI tuvo un solo hijo varón legítimo, Pedro I (1350-1369), y una multitud de bastardos con Leonor de Guzmán, de los cuales el mayor era Enrique, conde de Trastámara. Pedro I continuó con la política de su padre y profundizó más en el fortalecimiento del poder real, apartando del poder a la nobleza y el cleropoder, en favor de burgueses y judíos. Al verse los intereses de las clases privilegiadas amenazados, apoyarán las reivindicaciones de Enrique de Trastámara, que aspira a convertirse en rey. La alianza con Francia cambia cuando el rey rechaza a su esposa Blanca de Borbón y Enrique de Trastámara se refugia en Francia. Pedro I busca entonces la alianza con Inglaterra. La guerra civil se ve complicada por la intervención de las Compañías Blancas de Bertran Du Guesclin en el bando Trastámara, y el Príncipe Negro al lado de Pedro I, reflejo de la Guerra de los Cien Años. Al final, Pedro I cercado en Montiel, es hecho prisionero y muerto a manos de Enrique de Trastámara. Castilla quedará devastada por la Peste Negra y por las depredaciones de los soldados extranjeros en el reino. Con la nueva dinastía, llega también una nueva nobleza de servicio, que sustituye a la nobleza antigua. Enrique II (1369-1379) será llamado el de las mercedes, por todas las concesiones que tiene que hacer a los nobles que le ayudaron a llegar al trono. La alianza con Francia no variará ya hasta el final de la Guerra de los Cien Años, participando la marina castellana en la batalla de La Rochela donde los ingleses son derrotados, empleándose luego los marinos cántabros en incursiones de saqueo en las costas del sur de Inglaterra. Juan I (1379-1390) recupera parte del terreno perdido en el poder monárquico, creando dos instituciones, el Consejo Real y el principado de Asturias. El Consejo Real es un órgano de gobierno y judicial donde los letrados tienen que ceder protagonismo a los miembros del clero y nobleza. Si bien es una institución de centralización del poder, concede grandes parcelas a los estamentos privilegiados y relega en cierta medida a las Cortes. El título de Príncipe de Asturias se otorga al heredero de la corona de Castilla, consolidándose la sucesión dinástica. Los problemas con Portugal vienen relacionados con la Guerra de los Cien Años. Juan I deseaba hacer valer los derechos de su esposa Beatriz sobre el trono portugués enviando un ejército castellano que recibe apoyo de la nobleza portuguesa. Las ciudades apoyan a Juan de Avis, que cuenta también con un ejército inglés con el duque de Lancaster. Los castellanos son derrotados en la batalla de Aljubarrota (1385), tras la cual renuncia Juan I a sus aspiraciones sobre Portugal y se acuerda el matrimonio de la hija del duque de Lancaster con Enrique, recién nombrado príncipe de Asturias. Enrique III se revelará como un monarca modélico. Restablece el poder real, equilibra la Hacienda y somete las ciudades al gobierno real. El final de los conflictos peninsulares de la Guerra de los Cien Años permite un crecimiento económico importante gracias a la alianza con Francia y las buenas relaciones con Inglaterra. Castilla se convierte en la fuerza hegemónica en la península. Inicia las navegaciones atlánticas al apoyar la expedición de Bethencourt a las islas Canarias. En los últimos años, ya muy enfermo, se

apoya para el gobierno en su hermano Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón. El reinado de Juan II (1406-1454) comienza con una larga minoría y el enfrentamiento entre Catalina de Lancaster, madre del rey, y Fernando de Antequera, tío y regente. Después las luchas nobiliarias se van a centrar en las disputas entre don Álvaro de Luna, favorito de Juan II y gran artífice del fortalecimiento de la institución real y los infantes de Aragón, los hijos de Fernando de Antequera, que ocupan destacados señoríos castellanos. Al final los infantes de Aragón son desterrados, y don Álvaro de Luna separado del poder y ajusticiado por la intervención del Príncipe de Asturiaues Enrique en 1453. El rey morirá al año siguiente. El reinado de Enrique IV (1454-1474) se divide en dos partes bien diferenciadas. La primera década es de prosperidad económica gracias al comercio atlántico y la producción de lana, además de paz gracias a las compensaciones dadas a los nobles y la desaparición de los infantes de Aragón y de Álvaro de Luna. La campaña contra Granada,supone el inicio de nuevas ligas nobiliarias, temerosos de los nuevos colaboradores del rey que no eran de extracción noble. El antiguo favorito, Juan Pacheco marqués de Villena, se une a Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo y lideran una liga nobiliar que cuestionaba el poder monárquico. Enrique IV practicó una política exterior que atacaba a Juan II de Aragón, apoyando en Navarra al Príncipe de Viana y en Aragón a los catalanes rebeldes que llegaron a nombrarle rey de Cataluña. Buscó apoyo en Beltrán de la Cueva, secundado por los Mendoza. Las ciudades volvieron a formar la Hermandad General para defender el orden público. Los enemigos del rey declararon la ilegitimidad de Juana, la hija de Enrique IV, acusándole a él de impotente. El bando nobiliario proclama rey al infante Alfonso, que muere poco después. Se fijan en Isabel que logra que su hermano la reconozca como legítima heredera. El matrimonio de Isabel con Fernando, hijo de Juan II de Aragón, invierte los bandos, pasando los nobles a apoyar a la nuevamente legitimada Juana, mientras los Mendoza y las ciudades defienden a Isabel. A la muerte Enrique IV estalla la guerra civil, por un lado Isabel apoyada por parte de la nobleza, las ciudades y Aragón, mientras a Juana la defiende la liga nobiliar de Villena y Carrillo con Portugal. Isabel I (1474-1504), será la reina que fortalezca definitivamente el poder real frente a la nobleza, aprovechando la derrota de parte de ella en la guerra civil que hay al inicio de su reinado. Llevará a cabo el afianzamiento del poder monárquico mediante organismos ya existentes, reforzando unos, como el Consejo, que se multiplica; debilitando otros, como las Cortes, que contarán con una mayor presencia en Aragón y creando otros nuevos, como las Audiencias o Chancillerías; la Santa Hermandad, laInquisición o el inició de la formación de un ejército profesional. Completa la reconquista con la toma de Granada en 1492 y abre un nuevo mundo con el descubrimiento de América. Iabel supo aunar esfuerzos y debilitar a la nobleza, la que sin embargo siguió teniendo gran importancia, tanto en el terreno económico como en el político y social. Junto con su marido Fernando, los Reyes Católicos suponen la entrada de Castilla en la modernidad.

3. Aragón Una vez completada en el reinado de Jaime I la conquista de los reinos de Valencia y Mallorca, a finales del siglo XIII se iniciará la expansión mediterránea. En 1283 entran los aragoneses en Sicilia, abriendo la puerta del comercio con el Mediterráneo oriental, dando lugar a un conflicto con s genoveses y pisanos, por el comercio con Constantinopla y el dominio de las islas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, que se complicará por la rivalidad entre güelfos y gibelinos en Italia. Los monarcas aragoneses Jaime II y Alfonso IV se apoyan en una fuerte armada y en la presencia de los almogávares en Sicilia y luego en Grecia. El área comercial del mediterráneo occidental se cierra por el sur con acuerdos con el sultán de Marruecos y el intento, fracasado, de tomar Almería. Sí consigue extender el reino de Valencia hacia el sur, con la incorporación de Alicante, Orihuela y Elche en 1305. Las disputas con Génova concluyen con las treguas de 1336 y la anexión definitiva de Mallorca, Rosellón y Cerdaña a la corona de Aragón en 1344 con Pedro IV, finalizando la expansión aragonesa por el Mediterráneo. Estos años no dejaron de ser conflictivos en el reino de Aragón que durante el reinado de Pedro III (1276-1285), debido al cuestionamiento por parte de la nobleza de la política exterior del monarca que los había enemistado con Francia, que amenazaba con invadir el reino y al no obtener beneficio de la expansión mediterránea o, por lo que presionarán para lograr más privilegios territoriales y la intervención directa en las decisiones de gobierno. La nobleza aragonesa estaba acostumbrada a la lucha contra los musulmanes y no a la política frente al resto de estados de la Cristiandad, y además veía como un peligro el desplazamiento del centro político de la corona aragonesa hacia oriente. Las Cortes de Zaragoza de 1283 fueron una auténtica revolución ya que contra la voluntad del rey, el Privilegio General de Aragón, que recoge la salvaguarda de los privilegios y particularidades del reino, amenazará con el destronamiento y la negación a la sucesión del hijo del rey. En el reinado de Alfonso III (1285-1291) las concesiones serán aún mayores, convirtiendo al Justicia de Aragón y las Cortes en auténtico poder contrapuesto al del rey. Ya con Jaime II (1291-1327) se consigue la pacificación del reino de Aragón, el recorte de los privilegios y la participación de los aragoneses en la conquista de Cerdeña. Valencia comienza en los años finales del siglo XIII una recuperación económica y demográfica que será clara en el primer cuarto del siglo XIV, gracias al crecimiento urbano paralelo al aumento de la actividad artesanal y comercial, y a la introducción de nuevos cultivos . En el plano político hay una pugna entre los aragoneses que reclaman la extensión de su fuero a Valencia y el rey que quiere mantener un fuero propio. Cuando en la segunda mitad del siglo XIV Aragón y Cataluña estén en crisis, Valencia logra superarla prósperamente. El reinado de Jaime II supone el final de la etapa expansiva de la corona de Aragón, mientras que con su hijo Alfonso IV (1327-1336) comienza la crisis generalizada de la corona, llegando incluso a peligrar la unidad de la

herencia. Los catalanes tienen que replegarse por los ataques de los genoveses que logran bloquear la salida del trigo siciliano en 1333 provocando una crisis alimentaria en Cataluña y algunos desórdenes por esta causa. . Casado en segundas nupcias con Leonor de Castilla, el hijo de esta nueva unión Fernando será motivo de disputa con los dos hijos del anterior matrimonio, Pedro, heredero de la corona y Jaime, conde de Urgell. Quiso separar parte de Valencia para dejar una herencia separada a su hijo Fernando. Al final, Leonor huye con sus hijos a la muerte del rey para evitar represalias de sus hijastros. Los aragoneses desconfiaban de la hermana del rey castellano, sabiendo que estos no habían renunciado a tener una salida al Mediterráneo por Valencia. El reinado de Pedro IV el Ceremonioso verá el final de la pugna entre nobleza y monarquía, que protagonizaba desde el siglo anterior la Unión aragonesa. La pretensión de transgredir el orden sucesorio para poder heredar la corona Constanza, la hija del rey, en lugar de su hermano, unido a los desafueros cometidos por los oficiales reales en Valencia, provoca la formación de nuevo de la Unión de nobles aragoneses, y la Unión valenciana, dominada por elementos populares. Al frente de los unionistas se ponen los hermanos y hermanastros del rey. Entre 1347 y 1348 se desarrolla una guerra civil que concluye en la batalla de Epila. Tras ella, Pedro IV, castiga ejemplarmente a los unionistas y revoca los Privilegios de la Unión, quedando la nobleza aragonesa pacificada definitivamente. El Privilegio General queda entonces como fuero y se el Justicia de Aragón queda como principal institución defensora de las leyes y costumbres aragonesas. Coincide el final del conflicto unionista con la entrada de la Peste Negra que supone una pérdida entre un 15-20% de la población, y una incidencia grave sobre una economía ya en crisis desde el bloqueo del trigo siciliano de 1333. Pedro IV luchará en dos frentes, por un lado continúa la pugna con Génova por los intereses del comercio catalán en Sicilia y Cerdeña. Por otro, interviene en Castilla, primero con la Guerra de los dos Pedros, y después apoyando al pretendiente Enrique de Trastámara. Los sucesores del Ceremonioso, Juan I y Martín el humano , se limitaron a contener la inflación y los conflictos político-sociales. Al morir sin descendientes, hay un interregno entre 1410 y 1412, donde se revela la madurez política de los responsables de cada reino, que controlan la consiguiente inestabilidad. En 1412 tiene lugar e Compromiso de Caspe donde se reúnen tres representantes de Aragón, Cataluña y Valencia para establecer entre varios candidatos quién debe ser el rey, siendo elegido Fernando de Antequera, hijo de Juan I de Castilla y regente de Castilla en la minoría de Juan II, su sobrino. El candidato derrotado es el conde de Urgell, que protagoniza una revuelta contra el nuevo rey. La dinastía de Trastámara llega a Aragón con un gran patrimonio e intereses en Castilla. Repercute esto en la trayectoria de Fernando I y Alfonso V que pretenden actualizar el sistema constitucional del pactismo y el progresivo control sobre Cortes y Diputaciones permanentes, lo que lleva a la ruptura institucional de Juan II. El año 1442 marca un punto de inflexión en el reinado de Alfonso V, al entrar en Nápoles y abandonar definitivamente sus

territorios peninsulares. Este alejamiento entre gobernante y gobernados favorece la contestación social de la Remensa y de la Biga y la Busca de Barcelona. Juan dedica estos años a intervenir en Navarra para impedir que su hijo Carlos, Príncipe de Viana se convierte en rey. Cuando muere Alfonso V separa de la herencia que deja a su hermano Juan, Nápoles para su hijo bastardo Fernando. En el reinado de Juan II estallan los conflictos que llevan a la guerra civil motivados por la intención del rey de introducir nuevas formas de gobierno de tendencia absolutista y por el anquilosamiento de instituciones medievales. Si bien los conflictos se centraron en Cataluña, se extienden al resto de la Corona y Navarra, donde Juan II actúa como rey desde la muerte de su esposa en 1441, hasta la de su hijo Carlos en 1461. Los problemas entre Juan II y su hijo Carlos, Príncipe de Viana, se extienden a Aragón cuando muere Alfonso V. Cataluña se subleva para conseguir que el rey libere al Príncipe que estaba preso desde su regreso de Sicilia, a la vez que los beaumonteses y que Enrique IV de Castilla se prepara para intervenir. Ante tantos enemigos libera al Príncipe y firma la Concordia de Vilafranca del Penedés. La muerte del Príncipe y el incumplimiento de la Concordia son el desencadenante final de la guerra civil que dura diez años (1462-1472). En ella se enfrenta la Biga y la Busca por el gobierno municipal de Barcelona, la monarquía contra la nobleza y contra la burguesía, lo que se mezcla con las reivindicaciones de los Remensa. La Capitulación de Pedralbes (1472) pone fin a la guerra, pero los proyectos iniciales de Juan II han quedado desbaratados y los condados ultrapirenaicos ocupados por Luis XI de Francia. La herencia que le queda a Fernando II no resulta cómoda, con el problema Remensa sin resolver. Tiene, sin embargo, una gran ventaja, la unión dinástica con Castilla por su matrimonio con Isabel I. Los problemas de Aragón se van a mezclar ahora con los destinos de la que será llamada Monarquía Hispánica. 4. NAVARRA Tres casi sucesivas dinastías francesas aislan a Navarra de España, con los Champaña (1234-1309), los Evreux (1309-1425) y los Foix (1479-1512), que se relacionan dinásticamente con la corona francesa. Sólo rompe esta continuidad un periodo aragonés (1425-1479). El matrimonio de Blanca de Evreux con Juan II de Aragón pone otra vez una dinastía hispánica en el trono, dividiéndose el país en dos bandos: agramonteses (partidarios de Aragón) y beamonteses (partidarios de Francia). La guerra civil en Navarra entre Juan y su hijo Carlos, príncipe de Viana, será un episodio más de la lucha entre ambos partidos. Carlos había heredado la corona en 1441, por testamento de su madre Blanca, pero con la cláusula de contar con el consentimiento paterno, que no recibió. La muerte de Carlos (1461) resolvió el conflicto hasta 1479, con la muerte de Juan, con lo que el reino pasa a la dinastía francesa de Foix, con Francisco Febo (1479-83) y Catalina (1483-1512). A la muerte de Catalina en 1512, Fernando el Católico invade Navarra y la incorpora (1513) a la corona de Castilla, basándose en sus derechos

matrimoniales tras su boda con Germana de Foix, y en su propia ascendencia, pues era hijo de Juan II. El territorio mantuvo intacta su autonomía, pero la pequeña parte norpirenaica, la Baja Navarra, pasó a la familia Albret y luego a los Borbones, integrándose en Francia en 1589. 5. CONFLICTOS SOCIALES Aunque los conflictos sociales son recurrentes durante toda la Edad Media , los más significativos estallaron a partir de la crisis del siglo XIV y se prolongaron durante el siglo XV. El fenómeno se da en toda Europa: la “Jacquerie” en la Francia de la Guerra de los Cien Años, la sublevación de Wat Tyler (1381) en Inglaterra, los Ciompi en Florencia. El problema fundamental era la apropiación de las rentas por las clases privilegiadas mediante deudas, impuestos, etc. Se desarrollaron en tres frentes: la Burguesía contra nobleza; los Campesinos contra nobleza; y la pequeña burguesía contra la oligarquía municipal, coincidiendo en ocasiones los intereses de éstos últimos con la nobleza, polarizándose la lucha entre ricos y pobres. En Cataluña estos enfrentamientos coincidieron durante la segunda mitad del siglo XV, en la posiblemente primera “revolución social” de Europa, cuando se opusieron los intereses político-autoritarios de la monarquía (Juan II), los intereses político-económicos a favor del liberalismo comercial y la monarquía pactista que compartían la oligarquía feudal y urbana, y los intereses populares del campesinado y del pueblo urbano. a. La burguesía contra la nobleza. El enfrentamiento, con numerosos casos locales de conflictos jurídicos, en los que la nobleza utiliza la violencia, se resolvió a favor de la nobleza en Castilla, debido a la poca fuerza de la burguesía, mientras que en Cataluña lo hacía a favor de la burguesía de Barcelona, cuyo patriciado se alió con la alta nobleza en contra de la pequeña burguesía. b. Los campesinos contra la nobleza: Cataluña, Mallorca y Galicia. Surgió después de la Peste Negra (1348), cuando los señores perdieron rentas al bajar los precios y quedar despobladas muchas tierras, por lo que exigieron un aumento de los derechos señoriales y jurisdiccionales. Hubo tres grandes conflictos: - El movimiento remensa de Cataluña. Los payeses de la remensa eran 1/4 de la población. Después de 1348, al quedar despobladas muchas tierras, consiguieron mejores arrendamientos por parte de la nobleza que quería evitar su marcha, por lo que algunos payeses se enriquecieron. Pero desde 1380 los señores aumentaron sus exigencias, los malos usos, y los campesinos reaccionaron, los ricos defendiendo su libertad, y los pobres ocupando los tierras y atacando al sistema feudal. Desde 1447 el conflicto fue abierto y coincidió con la lucha política entre Juan II y la Generalitat(burguesía) de Barcelona, que apoyaba al príncipe de Viana. El Sindicat de los payeses y la pequeña y mediana nobleza apoyaron al rey, mientras la alta nobleza apoyó a la burguesía, en la guerra de 1462-1472. El enfrentamiento remensas-señores se prolongó hasta la promulgación de la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486) por parte de Fernando el Católico, que medió entre ambos intereses, aboliendo los malos usos a cambio de una compensación económica. Desde

entonces se desarrolló una estable clase social media de propietarios y arrendadores agrarios. – La revuelta foránea de Mallorca (1450-1452) se produjo entre los municipios del campo (foráneos) y la ciudad de Palma, que administraba toda la isla. Los intereses de los campesinos se unieron a los de los menestrales (artesanos) de Palma, contra la nobleza. Alfonso V sometió el movimiento e impuso una dura multa que arruinó a los campesinos. – – El movimiento irmandiño de Galicia. En el siglo XV hubo varios levantamientos de campesinos y burgueses contra la alta y pequeña nobleza. Destacan en la primera mitad del siglo los de 1431-1432 y, sobre todo en 14671469, cuando sus enemigos debieron huir, pero el movimiento se radicalizó y dividió, y por ello la nobleza consiguió finalmente aplastar a los campesinos más radicales. – La pequeña burguesía contra la oligarquía municipal: los partidos de Busca y Biga en Barcelona. El foco más representativo del conflicto es Barcelona, donde desde el siglo XIII se habían formado dos grupos, que en el siglo XV evolucionaron a partidos, la Busca (Sindicat dels Tres Estaments: pequeña burguesía, menestrales, oficiales) y la Biga (oligarquía municipal: alta burguesía, nobleza, judíos, clérigos). La Busca era democratizadora de la administración y proteccionista de la industria textil; la Biga era conservadora y defendía las rentas y el libre comercio. El conflicto se sumó a la guerra civil de 1462-1472, en que la Biga se enfrentó al rey y arrastró a una parte de la Busca, que al final sólo logró un cierto proteccionismo textil. 6. DIVERSIDAD CULTURAL Si la cultura en la Alta Edad Media había sido predominantemente rural y relativamente homogénea, desde el siglo XIII ésta adquiere un carácter urbano y diversificado, siendo imprescindible para ello la consolidación desde el siglo XIII de las lenguas romances en detrimento del latín, reducido al ámbito eclesiástico y universitario. La diversidad cultural había sido muy beneficiosa en la Edad Media desde el punto de vista económico y cultural. Numerosos intelectuales desarrollaron una cultura plural, notablemente avanzada para su tiempo, especialmente en al-Andalus. Pero la relativa tolerancia que se disfrutó en los primeros siglos fue sustituida por una creciente agresividad desde el siglo XI, que alcanzó su cima después de la crisis del siglo XIV. Pese a la diversidad existente, la realidad se muestra alejada del mito de la convivencia entre culturas. La población judía fue perseguida de modo contínuo, debido a su impopularidad por labor como prestamistas y recaudadores de impuestos, su apoyo a Pedro I de Castilla y al ser considerados responsables de la Peste Negra y de la muerte de Cristo y. Los sangrientos progroms de 1356, 1369 y 1391 provocarán su emigración fuera de la península y conversiones en masa. La población musulmana residía en Castilla en aljamas en ciudades del valle del Guadalquivir y Murcia, poseyendo en la Corona de Aragón un carácter más rural, constituyendo la fuerza de trabajo básica para las áreas agrícolas del valle del Ebro y la huerta Valenciana. La población de etnia gitana llega a la península desde 1415 en

pequeños grupos, en una larga emigración comenzada en el siglo X, hasta llegar a constituir desde el siglo XVI una minoría muy importante. La Iglesia cristiana mantuvo su papel hegemónico en la cultura, a través de las escuelas de las parroquias y catedrales, las cátedras de teología y filosofía en las universidades, los studia monásticos y los encargos de obras de arte religioso. Las Universidades se multiplicaron y engrandecieron, siendo los estudios más concurridos los de Teología, Filosofía, Derecho y Medicina. En Castilla destacaron la Universidad de Salamanca (1218), seguida por Sevilla y por Alcalá de Henares desde principios del siglo XVI. En la Corona de Aragón las de Lleida (1300), Huesca, Barcelona... En Portugal la universidad de Coimbra (1290) fue trasladada a Lisboa en 1308. El Humanismo se convirtió en la ideología cultural de la élite, con Antonio de Nebrija y una gran generación de literatos, historiadores y filólogos, que emprendieron la edición de las Sagradas Escrituras. La incorporación de nuevos agentes y nuevos ambientes, al margen de la iglesia, llevo a aumentar el espíritu laico y superar la visión principal de la muerte, dando lugar a cierta relajación moral, aunque la iglesia continuaría durante siglos controlando la vida cultural en los reinos hispánicos. En los siglos bajomedievales surge una literatura de carácter moralista, amorosa y simbólica. Destacan en castilla las figuras de Don Juan Manuel, Marques de Santillana, Jorge Manrique, Antonio de Lebrija o Juan de la Encina; y en Aragón, Ausias March, Juanot Martorel y Bernat Metge. El Gótico es el movimiento artístico propio de la Baja Edad Media. Se caracterizó por una arquitectura urbana de iglesias y palacios construidos con bóvedas de crucería, arcos apuntados y amplias vidrieras, en busca de la altura y la luz, y una pintura y escultura que avanzaron hacia al naturalismo y un mayor interés por el hombre. El mudéjar-gótico se formó en este periodo al unir el gótico con influencias del arte islámico. Ambos estilos se difundieron por toda la Península, mientras aparecían a finales del reinado de los Reyes Católicos las primeras manifestaciones del Renacimiento, gracias al mecenazgo de la Iglesia, los reyes y los nobles.

BIBLIOGRAFÍA GARCÍA DE CORTAZAR, José Ángel, La época medieval, Historia de España de Miguel Artola, tomo II, Madrid, Alianza Editorial, 1988. IRADIEL,P., MORETA, S., SARASA,E., Historia medieval de la España cristiana. Madrid, Cátedra, 1989. VALDEÓN, Conflictos sociales en el mundo hispánico, Avila 1989. VALDEÓN,J., SALRACH,J.M., ZABALO,J., Feudalismo y consolidación de los reinos hispánicos. Barcelona, Lábor, 1980.