Tema 24. La coherencia textual

TEMA 24. COHERENCIA TEXTUAL: DEIXIS, ANÁFORA Y CATÁFORA. LA PROGRESIÓN TEMÁTICA. ÍNDICE. 1. INTRODUCCIÓN. 2. HACIA UNA D

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TEMA 24. COHERENCIA TEXTUAL: DEIXIS, ANÁFORA Y CATÁFORA. LA PROGRESIÓN TEMÁTICA. ÍNDICE. 1. INTRODUCCIÓN. 2. HACIA UNA DEFINICIÓN DE COHERENCIA. 3. NIVELES DE COHERENCIA. 4. DEIXIS, ANÁFORA Y CATÁFORA. 5. LA PROGRESIÓN TEMÁTICA. 6. CONCLUSIÓN. 7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA. 1. INTRODUCCIÓN. El análisis lingüístico tradicional se realiza dentro de los límites de la oración, y se reduce a un análisis morfosintáctico. De esta forma, se olvidan otros factores, como los motivos por los que un hablante construye su mensaje de una forma determinada: de qué habla, a quién habla, para qué habla o en qué circunstancias. Tampoco se contempla en estos estudios gramaticales (morfosintácticos) la coherencia de la sucesión de oraciones. Esta carencia ha intentado ser resuelta en las últimas décadas por unas corrientes lingüísticas que defienden que “el lenguaje debe ser estudiado también en su funcionamiento, o sea, considerando la situación comunicativa y dando mucha más importancia al proceso que lleva a cabo el emisor en el momento de construir su discurso. La moderna pragmática estudia este proceso, no a partir de oraciones, sino de textos. 2. HACIA UNA DEFINIFICIÓN DE COHERENCIA. Enrique Bernárdez (Introducción a la lingüística del texto, Madrid, Espasa, 1982) opina que para definir el término no es suficiente con ceñirse a las relaciones entre unidades lingüísticas (representantes de la estructura superficial del texto), sino que hay que considerar el proceso total desde la intención comunicativa misma del hablante hasta las estructuras lingüísticas en que se manifiesta finalmente esta intención. Si la coherencia no se encuentra en la estructura superficial, habremos de indagar en la estructura profunda para buscarla. Lo que llamamos coherencia correspondería al proceso prelingüístico que se inicia con la intención comunicativa del hablante. Un texto llega a ser coherente, y a reflejarse superficialmente en una sucesión lineal de unidades lingüísticas relacionadas, debido a la existencia de un plan global previo a la articulación. Podemos resumir en la siguiente forma el proceso: a) El hablante tiene una intención comunicativa b) El hablante desarrolla un plan global que le permitirá, teniendo en cuenta los factores situacionales conseguir que tenga éxito su texto, es decir, que se cumpla su intención comunicativa. 1

c) El hablante realiza las operaciones necesarias para expresar verbalmente ese plan global de manera que a través de las estructuras superficiales el oyente sea capaz de reconstruir o identificar la intención comunicativa inicial. Un texto puede ser incoherente en cualquiera de las tres fases anteriores. La incoherencia menos frecuente se supone en la primera, pues nos referíamos a personas con problemas psíquicos o neurológicos. La segunda fase puede resultar incoherente si el hablante no ha considerado correctamente la situación comunicativa (tipo de oyente, por ejemplo). Los errores de la última nos llevarían a una formulación lingüística gramaticalmente incorrecta o carente de sentido, con lo cual estaríamos hablando más bien de una falta de cohesión. Estos errores son muy frecuentes cuando se está aprendiendo un nuevo idioma, pero también en la lengua materna: ese “saber es que se quiere decir, pero no saber cómo decirlo”. Nogales y Fernández (Pensar y decir, Tarragona, Tárraco, 1981) manifiestan que las oraciones que forman parte de un texto se conectan entre sí cuando se respetan determinadas condiciones de origen lógico. Independientemente de las marcas externas que se adopten en el discurso, consideran que son cuatro las condiciones necesarias para la conexión textual: 1) Identidad de referente ! es una condición tan básica como elemental. Los procedimientos lingüísticos para el mantenimiento de un referente son muchos (sinónimos, pronombres,.). 2) Relación entre los hechos ! esta relación no depende de la identidad de referente, pues a veces ésta existe pero no es suficiente para la unidad textual, precisamente por la falta de relación entre los hechos. 3) Ordenación temporal ! de extraordinaria complejidad en los textos literarios, es fácil ver la inaceptabilidad de ciertos “textos” cuando carecen de ella: *Me dormí y me acosté. 4) Identidad de mundos o, por lo menos, cierta coherencia al conectarlos ! es un aspecto que adquiere gran complejidad; a veces es objeto de cierto “juego” literario, como sucede en algunos cuentos de Cortázar en los que se mezclan mundo real y mundo soñado: Inventé una guardia y me puso una multa. 3. NIVELES DE COHERENCIA. En un texto hay varios niveles de coherencia: a) Coherencia local ! viene dada por las oraciones que constituyen un texto: las estructuras de modo, tiempo aspecto de los verbos; la presencia de artículos, índice previo del sustantivo al que acompañan; los pronombres, o palabras mostrativas, que señalan el sujeto o el objeto del discurso; la concordancia de género y número,..; son elementos que contribuyen a la coherencia superficial o sintáctica de un texto. b) Coherencia lineal ! permite la relación entre frases mediante conjunciones y partículas sexuales, que contribuyen a dar continuidad al significado que se va actualizando en el discurso. Los pronombres, anafóricos y catafóricos, establecen relaciones con lo dicho anteriormente, lo que se está diciendo y lo que se dirá más 2

adelante en la cadena del discurso. La coherencia lineal, a nivel semántico, permite que en cada secuencia del texto se despliegue un tópico o subtema, es decir, que aflore la estructura profunda de tipo lógico-semántico o temático de que está constituido el texto. c) Coherencia global ! define la representación semántica de un texto concebido como un todo único, dotado de un significado que es común y está presente parcialmente en cada una de las secuencias. Por tanto, un texto no es la suma de sus oraciones, es algo más y ese algo viene dado por la superestructura temática. Ésta no sólo contribuye a esa totalidad significativa llamada texto, sino que hace posible la coherencia local y lineal del mismo. El texto tiene también una coherencia interna que es estudiada mediante el concepto de isotopía, es decir, la repetición a lo largo del discurso de una serie de elementos de significado y de construcción gramatical que permiten que haya continuidad se consigue mediante la permanencia de una serie de tópicos a lo largo del texto. La isotopía se establece mediante redundancias, iteraciones, repeticiones de elementos similares o compatibles. 4. DEIXIS, ANÁFORA Y CATÁFORA 4.1. DEIXIS. La deixis es la parte de la estructura gramatical más pragmática. Los deícticos tienen como función codificar la relación entre la lengua y la situación de uso. Un deíctico es un señalador: señala hacia las personas (yo, tú), hacia los objetos del entorno (este, ese, aquel), hacia el lugar (aquí, allá, acá, allá), hacia el tiempo en que tienen lugar los actos lingüísticos (ayer, mañana). estos índices, muy frecuentes en la conversación presencial, anclan los enunciados con el entorno en que se produce la comunicación. Son deícticos los pronombres personales, los morfemas de tiempo de los verbos, los adverbios de lugar y tiempo... La deixis proporciona en la interacción la asunción de la orientación mutua, permite indicar a los sujetos del discurso (mediante los índices pronominales), señalar el entorno inmediato (deixis ad oculos), situarnos en un campo mostrativo imaginario (deixis en fantasma) y hacer referencia a lo ya dicho (anáfora) o a lo que se va a decir (catáfora). Fue Benveniste el primero que señaló que la deixis está organizada de modo egocéntrico: “la deixis es contemporánea de la instancia de discurso que porta el indicador de persona”. Los deícticos nos remiten siempre a un sujeto que observa o que habla poniéndose como punto de origen (yo, aquí, ahora, esto). La deixis nos permite observar la relación dialógica entre locutor-interlocutor. Para Benveniste, el acto individual de apropiarse de la lengua del que habla se introduce en el habla: “El enunciado que contiene yo pertenece a ese nivel o tipo de lenguaje que Morris llama pragmático, que incluye, con los signos, a quienes los usan”. Graciela Reyes (Ejemplos de pragmática II), también señala que todos los tipos de deixis se organizan en forma egocéntrica. El “centro deíctico” está constituido por la persona central, que es el hablante (ego), por el tiempo (nunc) en que el hablante emplea 3

la palabra y por el lugar en que se encuentra al hacerlo (hic). En el discurso, el centro deíctico es el lugar (del texto) en que se encuentra el hablante, y en la deixis social el centro es el hablante y su posición relativa respecto al oyente. El centro deíctico puede sufrir, sin embargo, desplazamientos muy interesantes: el hablante puede adoptar el papel del oyente, o establecer como centro no el presente sino el pasado. El conocimiento de estos desplazamientos es indispensable para comprender, por ejemplo, los usos de las formas verbales, especialmente los usos que Andrés Bello llamó “metafóricos”, y también el significado de verbos como ir, venir, llevar, traer, que tienen un componente deíctico. 4.1.1. Las categorías deícticas. Las circunstancias mencionadas anteriormente en las que se “ancla” el acto lingüístico llevan a establecer tres tipos fundamentales de información deíctica: deixis personal, deixis espacial y deixis temporal. La primera relaciona el mensaje con las personas que intervienen en el proceso de comunicación. La segunda, con el lugar en que se verifica tal proceso, y la tercera, con el momento en que tiene lugar ese proceso. Estas tres funciones pueden realzarse en el ámbito nominal y en el ámbito verbal. Además, en los estudios sobre esta cuestión se mencionan otras categorías deícticas como: deixis social, deixis empática y deixis gestual. " Deixis personal Por deixis de persona se entiende el conjunto de expresiones que gramaticalizan la referencia de las funciones de los participantes en el acto lingüístico. Se incluyen en todas sus formas y sus usos personales diferentes, los adjetivos posesivos, los pronombres posesivos y los morfemas de persona de la morfología verbal. Como indica Graciela Reyes (Ejercicios de pragmática II), la deixis de persona indica los papeles de los participantes en el acto de habla: hablante y oyente. “Yo” es la codificación gramatical del modo que tiene el hablante de referirse a sí mismo en cuanto hablante; “tú” codifica la referencia al oyente, y “vosotros” a los oyentes. La tercera persona “él” señala a quien no es participante, es decir, el ausente del acto de comunicación. “Usted” y “ustedes”, es sus usos no dialectales, se refieren a los participantes como si no lo fueran, son tratamientos distanciadotes, dedicados a expresar la diferencia. La tercera persona, por ser la ausente del acto de comunicación, sufre un proceso de “cosificación” (convertir algo en cosa): en tercera persona gramatical se exponen siempre las cosas y la persona no participante. Ésta no es la única diferencia: si en la primera y la segunda personas la función deíctica es indiscutible, en la tercera hay que distinguir entre valor deíctico y mera forma morfosintáctica de tercera persona gramatical. Así, cuando decimos “Llueve” no hay ninguna referencia deíctica implícita en esa tercera persona, sino más bien lo contrario: se trata de una construcción impersonal (sin referencia deíctica), expresada en tercera persona del singular. La comparación con el francés y el inglés demuestra más claramente este hecho, pues ambas lenguas explicitan un sujeto que no tiene referencia deíctica ninguna: Il pleut / It is rainning. Además, en español los

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participantes en el diálogo pueden señalarse mediante vocativos: señora, tío, colega, amigo, Carlos,.. A propósito de la concordancia, el plural de los pronombres personales es solamente regular en la tercera persona, pues nosotros no es un plural de yo (algo imposible), sino que equivale a yo+tú o yo+él (entre otras posibilidades). En vosotros, las posibilidades son menos, pero también múltiples. Por último, hablaremos de los grados de deixis personal. La persona más deíctica sería yo, seguida de tú. Ambas son formas deícticas directas. En oposición, la tercera persona no suele tener una deixis directa (puede ponerse como excepción cuando presentamos a una persona: Él es mi hermano), sino que se emplea sobre personas que han sido presentadas antes: es lo que se llama una deixis retrospectiva o anafórica. A pesar de que el demostrativo establece una mostración espacial y temporal, siempre hace referencia a la primera persona, podemos también hablar de una deixis personal, por su posibilidad de alternancia con la tercera persona (este, ese y aquel pueden sustituir a él en su función deíctica). De este modo, completaríamos el siguiente esquema de los deícticos personales, en gradación ascendente de izquierda a derecha. Consideramos también el artículo, por ser un determinante anafórico deíctico de 3ª persona (incluso convierte una primera persona en tercera: El yo es intransferible). Al llamar artículo indeterminado lo situamos en un extremo, como referencia de la ausencia de deixis: Ausencia de deixis Un

Deixis máxima

DEIXIS El

Él

Este Ese Aquel



Yo

Deixis anafórica Deixis directa Actante ausente de la interlocución: 3ª persona Actante presente " Deixis espacial La deixis espacial se produce cuando se denotan lugares determinados a partir de su distancia respecto a uno de los protagonistas del discurso. Así, cada protagonista determina un lugar específico. Existirá, pues, un lugar-yo (aquí, este), un lugar-no-yo (ahí, ese) y un lugar-no-yo-no-tú (allí, aquel). No todas las lenguas establecen esta triple distancia relativa. Por ejemplo, el inglés sólo establece dos (here y this, frente a there y that); otras lenguas más alejadas de nuestro entorno presentan cinco o incluso más distancia. Existe también una deixis espacial de carácter verbal. En español, se da en pares de verbos tales como ir/venir o llevar/traer. El primer elemento de cada par denota un movimiento de alejamiento del que habla y el segundo, un movimiento de acercamiento hacia el que habla.

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En español, los adverbios y pronombres demostrativos pueden tener usos gestuales o simbólicos, como en: “Ponga la bandeja aquí, por favor” (uso gestual) o En este país no se puede vivir (uso simbólico). En el uso simbólico, la referencia se establece a partir del conocimiento del lugar en que se encuentra el hablante. " Deixis temporal La deixis temporal permite “especificar el momento en que se realiza lo relatado según sea anterior, simultáneo o posterior al momento en que se da el acto comunicativo. De modo que el momento en que se realiza el acto lingüístico es el centro a partir del cual se especifica la localización temporal de lo referido en el discurso”. Este tipo de deixis también se puede manifestar de forma nominal o verbal. La “nominal” se manifiesta en español mediante adverbios: hoy, mañana, ayer, ahora,.. La manifestación verbal de esta deixis está condicionada por la relación entre las formas de la conjugación, pero condiciona a su vez esa deixis nominal: el paso de la actualidad a la inactualidad obliga a una serie de “traducciones”: ayer (la víspera/el día anterior), ahora (entonces), hoy (aquel día), mañana (al día siguiente)… " Deixis social Se ejerce mediante determinados signos y expresiones que poseen las lenguas para aludir al rango de los participantes en la situación comunicativa. En algunas lenguas hay hasta seis pronombres de segunda persona para mencionar el rango relativo entre el hablante y el oyente, tal es el caso del tamil rural. En nuestra lengua, existe el pronombre de cortesía “usted” para indicar la diferencia o la distancia entre los interlocutores. Los vocativos se emplean a veces como formas de tratamiento: “señoras y señores”, “señorías”,.. En la lengua escrita se han conservado una gama más amplia d honoríficos: majestad, excelencia, ilustrísimo, vuecencia,.. La deixis social se manifiesta también mediante otros procedimientos, como los niveles de formalidad, los honoríficos de audiencia (señor presidente, señores ministros...), los honoríficos de referente (don, doña, señor, señora)... Las fórmulas corteses pertenecen también a este uso deíctico. " Deixis endofórica: anáfora y catáfora La deixis endofórica es aquella forma de deixis con la que un hablante hace referencia al discurso desde el discurso mismo. Halliday y Hasan distinguen entre la deixis exofórica, mediante la que se indica al oyente que debe buscar fuera del texto para identificar aquello de que se habla, y la deixis endofórica, en la cual se indica al oyente o lector que debe buscar dentro del texto para encontrar el objeto de referencia. La deixis endofórica se expresa mediante términos cronodeícticos (como dijimos antes, como diremos después), y topodeícticos (aquí, allí, arriba, anteriormente, en el capítulo próximo, más abajo,.) y tiene la función de orientar al lector/oyente en el desarrollo del texto, constituyendo así una técnica de organización del mismo.

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La anáfora, o alusión a lo ya dicho, y la catáfora, o referencia a lo que se dirá más adelante, son formas de la deixis endofórica. La referencia anafórica se suele realizar en los texto mediante los pronombres y adverbios relativos, que representan a su antecedente en la proposición subordinada; mediante los pronombres átonos de tercera persona, que hagan referencia a algo ya dicho previamente. La deixis catafórica es menos frecuente, los pronombres átonos de tercera persona pueden adelantar de manera pronominal la mención de un complemento cuya forma nominal aparecerá más adelante en la oración: “le dije a Pedro que no viniera hoy”. Los cronodeícticos y los topodeícticos realizan tanto la función anafórica como la catafórica. En un solo deíctico se pueden acumular la deixis espacial y la anafórica: “Este fin de semana he estado en Madrid. Allí he visto la película que me recomendaste”. " Deixis empática La denominada deixis empática o deixis afectiva es conceptualmente correlativa de la deixis del discurso. Con este término se hace referencia al uso de algunas expresiones deícticas, sobre todo, esto, eso, aquello, y los pronombres personales, para indicar una cercanía o lejanía más bien emotiva que espacial o temporal. La deixis empática alude a la aparición en el discurso de una dimensión afectiva que se extiende desde la complejidad y simpatía hasta el distanciamiento y el desprecio. A veces, la deixis protocolaria puede utilizarse como deixis empática cuando se emplean tratamientos afectivos o distanciadores; “usted” puede emplearse eventualmente para mostrar la enemistad surgida entre quienes se han tuteado previamente. La ironía es una figura de la distancia discursiva, en la que mediante un determinado tono llamado irónico se quiere hacer participar al destinatario de una impresión del emisor, actúa como una forma de guiño al público. Por ejemplo, cuando en medio de una tempestad de nieve se dice “qué calorcito estamos pasando”. " Deixis gestual Las lenguas tienen una estructura conversacional básica y se ayudan de índices gestuales y referencias situacionales. Levinson pone el siguiente ejemplo: si alguien enuncia la siguiente frase “Oigan, yo no discrepo con usted sino con usted, y no acerca de esto sino acerca de esto”, en el momento en que se va la luz no podríamos comprender el significado preciso del enunciado. La deixis gestual sólo puede interpretarse en función de un control audio-visual-táctil del evento de habla. 4.2. ANÁFORA Y CATÁFORA. Los términos de anáfora y catáfora van íntimamente unidos al de deixis (de hecho más arriba nos hemos referido ya a la deixis endofórica). En teoría, existe una diferencia entre anáfora (o catáfora) y deixis: la anáfora haría referencia a algo ya mencionado en el contexto lingüístico (la catáfora se produce cuando el elemento “anafórico” aparece antes que su referente), mientras que la deixis tendría su significado referencial dado por el contexto de situación. Pero esta definición nos haría limitar la función deíctica a la primera y a la segunda personas (las que tienen más grado de deixis) y al lenguaje oral en 7

el caso de la tercera, pues el contexto de situación sólo puede servir de referente en la comunicación oral: Alcánzame eso que está allí. No obstante, conviene precisar algunos conceptos que no se han desarrollado al hablar de la deixis. Para ello, seguiremos a Brown y Yule, aunque ellos incluyen estos conceptos dentro de la cohesión. Para estos autores, las formas correferenciales son aquellas que no se interpretan por sí mismas, sino que hacen referencia a algo más para su interpretación. Estas formas inducen al oyente o lector a buscar su interpretación en otro lugar, fuera de ellas. Si la interpretación está fuera del texto, en el contexto de situación, se dice que la relación es una relación exofórica que no participa en la cohesión textual. Si la interpretación reside dentro del texto, se denominan relaciones endofóricas y forman lazos cohesivos dentro de él. Las relaciones endofóricas son de dos tipos: las que obligan a retroceder en el texto para su interpretación, que Halliday y Hasan denominan relaciones anafóricas y las que obligan a avanzar en el texto, que reciben el nombre de relaciones catafóricas. De esta forma (y si sustituimos cohesión por coherencia) tenemos una definición en la que identificaríamos deixis con exófora, mientras que endófora sería un término que (en sus dos variantes: anáfora y catáfora) serviría para aplicar a los ejemplos de deixis que henos señalado más arriba. Como siempre, no hay unidad terminológica. Nos interesa, no obstante, reproducir aquí algunos procedimientos de endófora (ejemplificados con anáforas) que no hemos recogido en el apartado de la deixis. Respetamos la terminología de Brown y Yule, pero sustituimos sus ejemplos, pues aparecen en inglés en su libro (traducidos, pero poco claros en español). Otras formas de correferencia serían: a) Forma repetida = El Presidente recibió a la prensa. El Presidente estuvo muy elocuente en todo momento. b) Forma parcialmente repetida = El doctor don Santiago Ruiz acudió a la conferencia como invitado. El doctor Ruiz estuvo en todo momento acompañado por sus ayudantes. c) Sustitución léxica = Julia llegó aquel día tarde a la oficina y entró sin mirarnos, como avergonzada. La eficiente secretaria no solía incurrir en esas “faltas”. d) Forma sustituta (forma pronominal) = Juan ha comprado un coche nuevo. Yo necesitaría comprar uno también. e) Forma elidida = Juan la vio de repente. Se acercó a ella y le dijo que se detuviera. 5. LA PROGRESIÓN TEMÁTICA. El discurso puede ser perfectamente coherente, aunque no presente elementos de cohesión sintáctica, cuando se añaden nuevas informaciones sobre un tema dado. Cada nueva información puede dar pie a otra información, y así sucesivamente, sin que haya entre ellas nexos gramaticales. Decimos entonces que va progresando la información referida al mismo tema. En la descripción y en la exposición encontramos, a menudo, esta forma de coherencia.

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La progresión temática puede ser explicada a partir de los conceptos de tema y rema. Estos conceptos se deben a la Escuela de Praga y hoy día son unos conceptos fundamentales en lingüística. Cuando se aplican a una estructura oracional, el tema suele coincidir con el sujeto y el rema con el predicado, lo que produce una identificación errónea. Por supuesto, no siempre es así: La niña (tema) mira la luna (rema) / En mi casa (tema) estuvieron todos (rema) No obstante, nos interesa más el concepto aplicado al texto: Tema (o tópico) y rema (o comentario) son conceptos que hacen referencia fundamentalmente a la perspectiva comunicativa del hablante. No son fenómenos superficiales, aunque tengan diversas realizaciones en los niveles inferiores, sino que actúan en los niveles profundos de las estructuras comunicativas. En general, según Enrique Bernárdez, en el texto, se considera tema aquello que, o bien ya ha sido presentado en el mimo texto y, en consecuencia, resulta conocido al oyente, o bien, si se trata de un elemento no aparecido explícitamente, aquello que el hablante presupone perfectamente conocido por el oyente, es decir, que forma parte de sus conocimientos extralingüísticos o conocimientos del mundo. Por lo tanto, la progresión temática (esto es, progresión del tema) se realiza por medio del rema. La llamada, en terminología rusa, “articulación real de la frase”, no es otra cosa que la contraposición constante entre lo “nuevo” y lo “viejo”, lo desconocido y lo conocido. El esquema del desarrollo informativo de un texto es el siguiente: introducción de un elemento que va a servir de inicio y eje de la comunicación; desarrollo del mismo por medio de la transmisión de informaciones nuevas, sucesivas acerca de ese objeto (o suceso) ya conocido. Es decir, planteamiento del tema y desarrollo. [..] (Enrique Bernárdez, Introducción a la lingüística del texto). 6. CONCLUSIÓN. Normalmente, la oración se define como unidad de sentido completo. No obstante, el hablante no se expresa con oraciones independientes, sino que las va relacionando en función del mensaje que quiere emitir. De esta manera, crea un texto, que es, en realidad, la unidad máxima de comunicación verbal, y lo que estrictamente tiene sentido completo. Los textos pueden ser breves (Prohibido aparcar) o muy amplios (capítulo de una obra, una novela,..). De esta forma se llega a una nueva definición de texto: “Un texto es una oración o conjunto de oraciones que se ordenan con coherencia y sentido”. La gramática del texto tiene como fin establecer cómo se conectan las oraciones en la mente del emisor, o dicho de otra forma, qué componentes gramaticales, semánticos o fonológicos dan textura a un enunciado. Sin embargo, no podemos decir que todo acto de habla se constituye en un texto. Para que un enunciado pueda considerarse un texto ha de haber coherencia semántica entre las ideas expresadas, cohesión sintáctica, y subordinación a una idea sintetizante. 7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA. El presente tema es aplicable a todos los cursos de Secundaria y Bachillerato, pues es un contenido al que se recurre en el último año de la secundaria y el Bachillerato para 9

trabajar con los alumnos la coherencia textual, aunque en diferentes grados de dificultad según los cursos implicados. La bibliografía que hemos consultado para la realización del tema, es la siguiente: - Beaugrande y Dressler, Introducción a la lingüística del texto, Barcelona, Ariel, 1981. - Eco, U., Los límites de la interpretación, Barcelona, Ed. Lumen, 1992. - Lotman, Y., Estructura del texto artístico, Madrid, Istmo, 1988. - Lozano, Peña-Marín y Abril, Análisis del discurso. Hacia una semiótica de la interacción textual, Madrid, Cátedra, 1989. - Van Dijk, Texto y Contexto. Semántica y pragmática del discurso, Cátedra, 1980. - Van Dijk, La ciencia del texto (un enfoque interdisciplinario), Barcelona, Paidós, 1983.

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