Teatro Hasta 1936

1.1.- Teatro benaventino Jacinto Benavente es la figura más representativa de las posibilidades y limitaciones del momen

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1.1.- Teatro benaventino Jacinto Benavente es la figura más representativa de las posibilidades y limitaciones del momento. Tuvo un comienzo audaz con El nido ajeno. sobre la situación opresiva de la mujer casada en la sociedad burguesa. Los jóvenes inquietos aplauden su carga crítica y, a la vez, lo saludan como un renovador del lenguaje teatral. Pero la comedia fue un fracaso: tuvo que retirarse del cartel ante la indignación del público. Se vio entonces Benavente ante un dilema: mantener la carga crítica y verse rechazado, o aceptar los límites impuestos. Al fin, escogería lo segundo. En efecto, el tono va atemperándose en sus obras siguientes: La noche del sábado, Rosas de otoño… Sigue retratando, en general, a las clases altas, con sus hipocresías y convencionalismos; sabe que al público burgués le gusta sentirse criticado hasta cierto punto, que se cuida de no traspasar. Y así, no sólo es tolerado, sino aplaudido. Sus obras se mantendrán en la línea de la llamada “comedia de salón”, salvo algunas. La excepción más notable es Los intereses creados, su obra maestra. También intentó el drama rural. Y aquí, su mayor éxito sería La Malquerida, sobre una devastadora pasión incestuosa. En esa segunda década de siglo, la fama de Benavente ya se ha consolidado. Le corresponde el haber barrido los residuos del drama posromántico, proponiendo un teatro sin grandilocuencia, con una fina presentación de ambientes cotidianos. Destacan su habilidad escénica, su ingenio y la fluidez de sus diálogos. Nos los alejan, en cambio, ciertas caídas en el sentimentalismo y el lastre que su obra debe a los condicionamientos citados. La línea benaventina se prolonga en los años 30 e incluso en la posguerra, con figuras como Juan Ignacio Luca de Tena, Joaquín Calvo Sotelo, etc.

1.2. El teatro cómico Serán sobre todo: la comedia costumbrista Los hermanos Álvarez Quintero, Serafín y Joaquín, llevan a escena una Andalucía tópica y sin más problemas que los sentimentales. Para ellos, todo el mundo es bueno y reina la gracia salerosa. De su extensa producción, sobresalen los sainetes y “juguetes cómicos en un acto”, o ciertas comedias que vienen a ser “sainetes en tres actos”. Obras como El patio, El genio alegre, Las de Caín, etc. Carlos Arniches ha merecido mayor interés de la crítica. Dos sectores presenta su producción. De una parte, los sainetes de ambiente madrileño, interesante por un habla castiza en parte creada por el autor y en la que se basa la gracia del diálogo. En cambio, los ambientes y tipos (chulapos y chulapas) no escapan a cierto convencionalismo. Títulos como: El santo de la Isidra, Los milagros del jornal, La chica del gato o Don Quintín el amargao. Su otra vertiente, dominante a partir de, es lo que él llamó “tragedia grotesca”, tímido pero interesante intento de un género nuevo. Son obras en las que se funden lo risible y lo conmovedor. Ejemplo de ello es La señorita de Trevélez sobre una sangrante broma de unos señoritos provincianos. La visión social alcanza cierta agudeza en Los caciques. En un nivel de inferior calidad –no de éxito-, cabe situar el género cómico llamado “astracán”. cuyo creador fue Pedro Muñoz Seca. Son piezas descabelladas, sin más objetivo que arrancar la carcajada, pero no puede olvidarse un título como La venganza de don Mendo, parodia de dramas románticos y neorrománticos y, de rechazo, del teatro en verso de aquellos años.

1.3. Ramón María del Valle-Inclán La evolución del teatro valleinclanesco es similar a la del resto de su obra: desde una literatura cercana a la estética modernista hasta una obra cada vez más crítica y original, que en el teatro se resuelve sobre todo en el esperpento. La producción dramática de Valle anterior al esperpento puede ordenarse en dos ciclos: El ciclo mítico, formado por la trilogía Comedias Bárbaras y Divinas palabras. En ambos casos, se centra en el ambiente rural gallego. En las tres Comedias presenta un mundo de pasiones y violencia, un mundo mítico, feudal, primitivo y en descomposición, dominado por un aristócrata mujeriego y despótico. En Divinas palabras, con una palabra cada vez más dura y desgarrada, intenta mostrar lo irracional, la superstición, la crueldad o los instintos enraizados de forma natural en unas gentes elementales y primitivas. El ciclo de las farsas, transición del modernismo al esperpento. En Farsa y licencia de la reina castiza, Valle mueve ya a sus personajes como muñecos grotescos y distorsiona su palabra para degradar y deformar con intención crítica la corte de Isabel II.

Los esperpentos.

Esperpento es la palabra valleinclanesca para denominar a unas obras creadas mediante una estética dramática personal y renovadora que pretende llegar a una “superación del dolor y de la risa” y mostrar lo absurdo, exponer el “sentido trágico” de la vida y su disconformidad con la vida española de su tiempo. Entre otros aspectos, el autor se sirve de la deformación de las situaciones y de la realidad (quizás de la deformación de la apariencia percibida para llegar a captar la auténtica realidad); de la distorsión del lenguaje, a veces vulgar, pero rico y elaborado; de la degradación de los personajes, vistos desde arriba; no, por tanto, como héroes épicos y míticos, sino animalizados, “cosificados”, como muñecos grotescos, peleles; y, por último, de la presencia simultánea de aspectos trágicos y paródicos; del absurdo; de la intensificación e hipérbole de elementos, etc. Luces de bohemia, la mejor obra dramática de Valle-Inclán, multiplica sus personajes y espacios para, a través de las últimas horas y del último peregrinaje nocturno de un poeta ciego, Max Estrella, y de su acompañante, don Latino, mostrar una visión caleidoscópica y esperpéntica de la vida madrileña y española, que también satiriza en las tres obras de Martes de carnaval.

1.4. Federico García Lorca. La obra dramática de Lorca puede agruparse en tres grandes bloques: a)Primeras piezas teatrales: En 1920 estrena “El maleficio de la mariposa”, obra de influencia modernista sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa. El estreno fue un fracaso del que Lorca se resarció pronto con “Mariana Pineda”, drama histórico basado en la heroína ajusticiada por Fernando VII en Granada por haber bordado una bandera liberal. A estas dos obras se unen las farsas trágicas sobre amores desgraciados de “La zapatera prodigiosa” y “Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín”. En esta primera época también compone varias piezas breves de teatro de marionetas, al que dio al denominación de “Los tííteres de cachiporra”; en ellos desarrolla otro de los temas nucleares de su dramaturgia: el conflicto autoridad/libertad. b) Teatro vanguardista: las comedias imposibles o misterios. Lorca dio este nombre a las comedias creadas bajo el influjo surrealista. La técnica surrealista le vale para explorar en los instintos ocultos del hombre. Así en “El público” (incompleta) Lorca defiende el amor como un instinto ajeno a la voluntad, que se manifiesta de formas muy diversas, entre ellas, la homosexual; y critica a una sociedad que condena a todo el que es diferente. c) La etapa de plenitud. Lorca escribe durante los años treinta obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial: “Bodas de sangre”, “Yerma”, “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores” y “La casa de Bernarda Alba”. Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres, cuya situación de marginación social es tema común en las cuatro. “Bodas de sangre” y “Yerma” son dos tragedias de aire clásico, en las que Lorca mezcla la prosa y el verso, utiliza coros como en la tragedia griega para comentar la acción, maneja elementos simbólicos y alegóricos... En “Bodas de sangre” (una novia huye con su antiguo novio el día de su boda”) aparecen temas conocidos de Lorca (el amor, la violencia, la muerte, las normas sociales que reprimen los instintos). “Yerma” aborda otros temas muy lorquianos: la esterilidad, la opresión de la mujer, el anhelo de realización que choca con la moral tradicional... “Doña Rosita la soltera” es un drama urbano, también en prosa y verso -aunque aquí el verso sirve para satirizar y parodiar-, que trata de las señoritas solteras de

provincias condenadas a esperar inútilmente el amor en un medio burgués mediocre que ahoga sus deseos de felicidad; el drama de “la cursilería española, de la mojigatería española” como señala el propio Lorca. “La casa de Bernarda Alba” suele señalarse como la cumbre del teatro de Lorca. Es una obra en prosa. Los temas: la libertad frente a la autoridad, el deseo erótico y los instintos naturales enfrentados a las normas sociales y morales, la esterilidad y la fecundidad, la frustración vital, la condición sometida de la mujer; pero, sobre todo, una reflexión sobre el poder. Bernarda es una mujer que impone por la fuerza todo un código de conducta represivo a unas hijas que, con excepción de la menor, aceptan estas reglas que su madre ha recibido de la tradición heredada y que ellas están dispuestas a perpetuar. Sobresale también la figura de Ramón Gómez de la Serna, precursor de la vanguardia en España, quien escribió numerosas piezas teatrales, irrepresentables. La más conocida es “Los medios seres”.