Tauromaquia

INDICE DE CONTENIDO ¿QUE ENTENDEMOS POR TAUROMAQUIA?......................................1 Origen e historia...........

Views 26 Downloads 0 File size 392KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

INDICE DE CONTENIDO ¿QUE ENTENDEMOS POR TAUROMAQUIA?......................................1 Origen e historia..................................................................................2 ¿POR QUÉ FILOSOFAR SOBRE LOS TOROS?...................................3 FRANCIS WOLFF, UN FILÓSOFO A FAVOR DE LAS CORRIDAS DE TOROS.................................................................................................... 5 JESÚS MOSTERÍN, UN FILÓSOFO EN CONTRA DE LAS CORRIDAS DE TOROS..............................................................................................6 ¿QUÉ OPINA LA SOCIEDAD QUE NOS RODEA?................................8 DEBATE TAURINOS VS ANTITAURINOS..............................................9 LECTURAS COMPLEMENTARIAS.......................................................10 CONCLUSIÓN.......................................................................................11

QUE ENTENDEMOS POR TAUROMAQUIA? La tauromaquia se define como el arte de lidiar toros tanto a pie como a caballo, y se remonta a la Edad de Bronce. Su expresión más moderna y elaborada es la corrida de toros, una fiesta que nació en España en el siglo XII y que se practica también en Portugal, sur de Francia y en diversos países de Hispanoamérica: como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador y Costa Rica. Es también espectáculo de exhibición en China, Filipinas y Estados Unidos. Las corridas de toros han despertado diversas polémicas desde sus comienzos entre partidarios y detractores. En sentido amplio, la tauromaquia incluye además todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional. Los toros son una de las tradiciones españolas más conocidas en todo el mundo y al mismo tiempo la más polémica. Esta fiesta no existiría si no existiese el toro bravo. El origen de esta raza de animales se la encuentra en el primitivo Urus o Uro que no habitó exclusivamente en España, pero sí es en este país donde encontró su mejor asentamiento. Un importante precedente histórico se considera a los ejercicios de la caza del uro en la que se dieron los primeros enfrentamientos, en ellos, más importante que la propia fuerza física, eran la habilidad y destreza. Es quizás en estas tradiciones tan antiguas donde se puede encontrar el origen de las corridas de toros. Los aficionados taurinos comprenden a las corridas de toros como una fusión entre el toro y el torero, y al mismo tiempo cada uno representa algo grandioso, como por ejemplo, el torero representa a un héroe o una figura en esencia mitológica, mientras que el toro representa la bravura, la virilidad, la nobleza y la belleza. Así mismo, las corridas de toros envuelven ciertos aspectos que las hacen ser consideradas por ciertas personas como una obra de arte. Por ejemplo, los trajes de luces utilizados por los toreros, los cuales son elaborados minuciosamente por sastres, los diferentes lances maniobrados a lo largo de la corrida, que representan para los taurófilos movimientos valientes, elegantes y exuberantes de masculinidad, y las grandes creaciones arquitectónicas que constituyen las plazas de toros. Es por todo esto que grandes autores como Goya, Hernest Hemingway, y Federico García Lorca han escrito, hablado y representado en pintura a la tauromaquia.

-1-

Origen e historia El origen de las corridas de toros en España hunde sus raíces en la cultura grecolatina que es introducida en el proceso de romanización. El culto al toro como divinidad y su sacrificio ritual está constatado en las civilizaciones minoícas (Perteneciente o relativo a la antigua Creta.) y otras del mediterráneo oriental desde al menos la edad del bronce. Los romanos, que incorporan a su propia cultura los mitos y divinidades de su zona de influencia, comienzan la conquista de Hispania con su desembarco en Ampurias, en la actual Cataluña, en el contexto de las Guerras Púnicas. La romanización, que comienza en la Tarraconense y se extiende con los siglos a toda Hispania, instaura en la cultura local los juegos y luchas de fieras, en las que el toro era un animal de frecuente intervención, existiendo constancia de luchas contra osos, leones y por supuesto seres humanos. Durante la ocupación visigoda y en los primeros tiempos del califato omeya, hay cierta oscuridad sobre espectáculos taurinos, aunque la persistencia de los mismos en etapas posteriores dan idea de que la arraigada costumbre pervivió intacta a través del tiempo. Hay noticias documentadas sobre fiestas de toros en Cuéllar (Segovia) en el año 1215, año en el que su obispo decretó "que ningún clérigo juegue a los dados ni asista a juegos de toros, y sea suspendido si lo hiciera". En el mismo siglo Alfonso X El Sabio prohibió que dichos juegos se celebrasen por dinero, lo cual apunta a la existencia de una "profesionalidad" incipiente entre los dedicados a lidiar reses bravas. Y es que recorrían los pueblos de España los llamados «matatoros» o «toreadores», divirtiendo al público (y cobrando por ello) mediante la práctica del toreo a pie de forma más o menos rudimentaria (sorteando o recortando a los toros, dándoles lanzadas o saltos, etc.). Además, estaban los pajes que, como parte de su servicio, ayudaban a los caballeros a lancear o rejonear a caballo, realizando los quites cuando fuera necesario. Igualmente en el reino nazarí de Granada también se documentan ciertos "juegos de fieras" en la que es probable que participaran toros. Ya en el renacimiento, en 1542 la ciudad de Barcelona homenajea al príncipe Felipe, futuro Felipe II de España, con "luminarias, danzas, máscaras y juegos de toros". Miguel de Cervantes deja constancia de la cría de reses bravas para estas fiestas en el incidente que sufre Don Quijote de la Mancha quien grita a quien los transporta "¡Ea, canalla, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas!", apuntando la existencia de explotaciones ganaderas de intrínseca finalidad taurina. La prohibición de torear a caballo que en 1723 Felipe V impuso a sus cortesanos, acarreó que los modestos matatoros y los pajes empezaron a torear por su cuenta en las ciudades más importantes y a desatar el entusiasmo del gran público.

-2-

¿POR QUÉ FILOSOFAR SOBRE LOS TOROS? Es verdad que la fiesta no necesita filosofía, tampoco la necesitan la pintura, la música o la poesía. Necesitamos hablar sobre este tema en el idioma de la razón aunque no necesitamos habar de toros en términos racionales pero, ¿qué sentido tiene filosofar sobe un arte por muy serio que sea? No es que haya temas inconvenientes o asuntos demasiado fútiles para la filosofía. Por lo demás, la corrida de toros no es ni inconveniente ni fútil, sino, si acaso, edificante y grave más bien. Infunde a quienes la aman y la comprenden, emociones y alegrías tan profundas y refinadas como las artes más estéticamente correctas. Es más bien que no se sabe cómo podría la filosofía abordar la corrida de toros. Dicen que la filosofía se esfuerza por responder a dos preguntas fundamentales: la pregunta “¿qué es?” y la pregunta “¿por qué?”. Ahora bien. ¿Qué es la corrida de toros? Nadie lo sabe. Nadie puede responder a esa pregunta. Pero quizá se puede filosofar sobre este mismo hecho: la corrida de toros no puede ser definida. Se puede hacer su historia, describir sus fases, determinar sus reglas, pero no se puede decir lo que es. ¿Por qué? Porque no encaja en ninguna categoría definida. De hecho, la fiesta no es ni un deporte, ni un juego, ni un sacrificio, y no es exactamente un arte ni verdaderamente un rito; toma algo de todas esas prácticas, que son la cultura misma, y hace de todo eso una creación original y, por así decirlo, única. Con un poco de todas las grandes prácticas humanas, por más superficial que sea ese “poco”, hace su propia profundidad. De las bellas artes, toma lo esencial: la transformación de una materia bruta en una obra humana, armoniosa, templada, como en la doma, se humaniza al animal. De los cultos toma la obsesión de los signos, y por ellos mantiene el hipertrofiado ritual que le caracteriza. Al juego le toma prestado la gratuidad y la finta. Hace la tragedia real, porque se muere de verdad, pero sin embargo teatraliza la lucha a muerte, porque vida y muerte se juegan disfrazadas en traje de luces. De un juego hace un arte, porque no tiene otra finalidad que su propio acto; de un arte, hace un juego porque entrega su parte al azar. Espectáculo también lo es, por supuesto, quizás el más aparatoso de todos. Pero es el espectáculo de la fatalidad y, al mismo tiempo, de la incertidumbre (donde todo parece necesario y posible), donde todo es imprevisible y el final conocido de antemano. De tal forma que la corrida no pertenece a ninguna categoría predefinida. Por eso, en todas las civilizaciones humanas donde hubo toros bravos, se inventó una tauromaquia. La segunda pregunta filosófica es la cuestión “¿Por qué?”. Tampoco se puede responder a esa pregunta, pues sería saber responder a la pregunta “¿qué es el hombre?”, como acabamos de observar. Pero hay una manera indirecta de responder al “¿por qué”, que es determinar “¿para qué?”. O sea los valores. Por lo tanto, ¿Cuáles son los valores de la fiesta?

-3-

Hay muchos. Valores ecológicos: biodiversidad, cría extensiva, equilibrio del ecosistema de la dehesa, respecto de la naturaleza del animal en sus condiciones de vida, etc. Valores humanistas: grandeza del hombre, victoria de la inteligencia sobre la fuerza, de la cultura sobre la naturaleza, etc. Valores éticos: el coraje, la abnegación, la lealtad, el desdén del sufrimiento, la señoría del cuerpo por la mente, etc. Valores estéticos, lo bello y lo sublime: lo bello, o sea la mesura, la disposición de todas las partes en un todo; lo sublime, o sea la desmesura, el exceso de todas las partes en el todo. Y la corrida de toros, por veces, nos ofrece lo bello, por veces lo sublime. Pero quizás no lo más importante, sino lo más aparente, entre todos esos valores, sea la fusión singular de ellos que proporciona la fiesta de los toros. Se trata de una práctica, de un espectáculo, de un arte, de un rito en el cual los valores estéticos se confunden con los valores éticos. Y es la única práctica viva de este tipo, no veo otras. En general, en nuestra época, está por un lado el arte (que produce, a veces, obras bellas o emocionantes, a veces trastornante), y está, por otro lado, la vida. Pero el arte siempre se opone a la vida. La corrida de toros es, precisamente, la fusión de los valores estéticos del arte con los valores éticos de la existencia. Y esto nos remite al origen mismo del arte, o mejor dicho a su mayor razón de ser, en el cual el es al mismo tiempo gesto moral (por lo que muestra de valentía, de generosidad, de grandeza, y sobre todo de lealtad para con el adversario), y también gesto artístico. Los griegos tenían una sola palabra para designar lo que admiramos en una persona: kalon, que significa al mismo tiempo bello y bueno. La tradición, la ética y el simbolismo no se pueden perder. El ejemplo más reciente puede ser el festejo taurino que se ha pretendido ofrecer en Las Vegas, con rehiletes que se prenden al lomo del bravo mediante esas tiras auto adherentes que coloquialmente se identifican como “velcro”. Sin autenticidad y sin verdad, lo que se ha celebrado ha sido un espectáculo circense, anodino y patético sin ni siquiera rozar el adjetivo de “comercial”, pues la taquilla apenas facturó “tickets”. En plena corriente de coexistencia social, diversidad cultural, tolerancia, y respeto de identidades, una vez más el concepto de globalización, que todo lo absorbe, quiere imponer lo que se presume como una política correcta que quizá no sea nada más que otra rama de la filosofía de la vida: el animalismo que pretende camuflarse con el fundamentalismo puro y riguroso de la ecología. Habría que recordar que tienen los hombres un máximo derecho, el de la libertad y, por ende, diversas maneras de entender la vida, diversas interpretaciones de existir y coexistir, y diversas concepciones del universo y la naturaleza. No existe ni existirá una directriz universal, absoluta, verdadera e incuestionable sobre lo que está bien o mal. No se pueden imponer unas únicas argumentaciones moralistas. De la misma manera que los animales no se pueden divinizar. Y el filósofo, como dice Francis Wolff “siempre tuvo el deber de analizar la realidad en toda su complejidad y de luchar contra las ideologías dominantes”. Y, de la mano de Félix Moreno y Manuel Serrano, me gustaría añadir aquí una de sus frases: “Parece disparatado abrir al templo filosófico un ventanal taurino; pero si bien se mira, filosofar es pensar, buscar las raíces de las cosas, y se dice que filosofa quien conversa a solas, cavilando todas las posibles modalidades, todos los puntos de vista que puedan presentar un orden cualquiera de cosas”. -4-

FRANCIS WOLFF, UN FILÓSOFO A FAVOR DE LAS CORRIDAS DE TOROS El filósofo francés y pregonero taurino de la Feria de Abril de Sevilla en 2010, Francis Wolff, es autor del libro dentro de su colección Taurología, '50 razones para defender la corrida de toros', ensayo en el que argumenta el "valor cultural" de una Fiesta presidida por una cuestión "política más que ética" en España. Francis Wolff, que ha conseguido que los toros sean declarados Patrimonio Cultural Inmaterial en el país desde este pasado viernes 22 de abril, ha explicado que se trata de un reconocimiento a la tauromaquia, presente en Francia desde mitad del siglo XIX, la cual, además, "forma parte de la historia del país y de la propia cultura de algunas regiones, en particular del sur de Francia", donde se celebra este tipo de festejos en ciudades como Nîmes, Arles, Beziers, Bayona, Dax y Mont de Marsan. Wolff no ataca los motivos de esta movilización prohibicionista y cree que su fundamento es generoso, pero alega que este mismo movimiento no tiene en cuenta los riesgos ni contradicciones que pregona la «pretendida liberación animal» frente a la cultura humanista, entre otros, los perniciosos efectos ecológicos de la prohibición. Además le achaca un profundo desconocimiento de los valores y de todo aquello que surge de la tauromaquia. Si sólo fuera por el magnífico espectáculo de las corridas, no habría tantas excusas para evitar su supresión. Según Wolff, hay que defender este espectáculo porque es bueno moralmente, y para entenderlo nos ofrece sus 50 razones” En una de sus entrevistas ha asegurado que ha aseverado que el mayor argumento para defender las corridas de toros es, entre otros muchos motivos éticos, históricos, culturales, humanistas y ecológicos, "el concepto de bravura dada la condición natural del toro, pues es un animal que tiene que vivir en bravo, libremente en el campo y combatiendo y defendiendo su libertad, que es precisamente lo que hace" más tarde en los cosos taurinos donde es lidiado. Pero este filósofo, a parte de expresar sus 50 razones para defender la tauromaquia también tiene un único argumento en contra, un argumento que se puede resumir en una sola palabra, sensibilidad. Para Wolff, "el único argumento, si así se puede considerar", para mostrarse en contra de los toros es la "sensibilidad", con respecto a la cual entiende que haya "muchas personas que no pueden soportar la idea de un animal herido muriendo", aunque, ha puntualizado que se trata de "una cuestión de identificación con el toro en el espectáculo de la corrida de toros". Al hilo, ha señalado a Europa Press que "es más fácil identificarse con un toro de lidia que con un pez, que también sufre cuando es pescado, si bien, no se prohíbe la pesca". De manera que, para el profesor francés, "es más un factor de sensibilidad que de razón", añadiendo que, tanto los antitaurinos como los pro taurinos, "sienten compasión por el toro, pero una compasión distinta" y ha aludido a que "el aficionado no experimenta ningún placer con el sufrimiento de los animales". Por último, Wolff ha concluido la entrevista haciendo hincapié en que "ni unos ni otros soportarían hacer sufrir, o incluso ver hacer sufrir, a un gato, a un perro, a un caballo ni a cualquier otro animal", y es que, el aficionado "tiene que respetar la sensibilidad de todos y no imponer sus gustos ni su propia sensibilidad", de igual forma que el antitaurino "debe admitir, a cambio, la sinceridad del aficionado". -5-

Retrato de Francis Wolff

JESÚS MOSTERÍN, UN FILÓSOFO EN CONTRA DE LAS CORRIDAS DE TOROS. Mosterín parte de la base de que los defensores de la lidia desconocen la realidad de los toros. Piensan que este noble animal es una formidable máquina de matar cuyas embestidas buscan masacrar a todo bicho viviente que se le acerque. Nada más lejos de ello. El toro es un animal pacífico, un herbívoro y un rumiante que simplemente quiere disfrutar de sus pastos mientras se solaza en la dehesa. Solo si se siente acosado reacciona embistiendo. Con sus razonamientos, el filósofo prosigue derribando otros tantos tópicos que buscan apoyar el arte del toreo: que los toros no sufren; que el espectáculo no es cruel, puesto que da opción a que el toro se defienda; que el toro de lidia es una especie única y que si no hubiera corridas desaparecería… Así descubrimos que el toro no es exclusivamente español, sino que existe en más países. Tampoco la fiesta cruel es autóctona: desde la Edad Media hasta la Ilustración se practicaba en el resto de Europa algo parecido al toreo; se lanceaban toros o se masacraban en público de alguna forma. Lo que sucedió es que dichos espectáculos terminaron prohibiéndose. Actualmente tan sólo en México y Colombia perviven las corridas de toros. El mundo civilizado las abomina.

-6-

Jesús Mosterín afirma que es partidario de la máxima libertad en todas las interacciones voluntarias (comerciales, lingüísticas, sexuales, etcétera) entre ciudadanos, sin embargo es contrario a todo prohibicionismo, excepto en los casos extremos, como la violación de niños o la tortura de animales. Pero es que las corridas de toros son un caso extremo. Por muy liberales que seamos, si no tenemos completamente embotada nuestra sensibilidad moral y nuestra capacidad de compasión, tenemos que exigir el final de esta salvajada. Según Mosterín no existe argumento alguno para mantener las corridas de toros. En su defensa se alternan las chorradas ampulosas (como que el hombre necesita torturar al toro para autoafirmarse como hombre, y supongo que necesita maltratar a la mujer y apalear al inmigrante para autoafirmarse como macho y como patriota) con la crasa apelación al interés de los toreros, que necesitan ganarse la vida. También el atracador de la sucursal bancaria de Alicante recientemente pedía comprensión, pues era atracador de oficio y atracar era su manera de ganarse la vida. La corrida de toros es una lacra cultural que ya ha sido abolida en casi todas partes. Cada vez más españoles (y, desde luego, la gran mayoría de catalanes, según todas las encuestas) nos sentimos avergonzados y embarazados por la pervivencia entre nosotros de esta anacrónica bolsa de crueldad. En el siglo XXI hay mil posibilidades de entretenerse sin torturar a nadie. Espero que las divisas, garrochas, banderillas y espadas de la tauromaquia ya pronto solo sean visibles en los museos de la tortura y la inquisición. Mosterín es autor del libro “A favor de los toros” y los artículos reunidos en este volumen son muy convincentes. Ni siquiera habrá que leerlos todos, pues unas cuantas páginas bastarán para que quien todavía albergue dudas apueste por la razón y la ética, en contra de la crueldad festejada. Lo importante es que, con la contundencia de sus proclamas, Mosterín ha llamado la atención de la sociedad española sobre el desconocimiento reinante respecto a la atávica realidad de las corridas de toros; y ha dado un paso más hacia un horizonte que algunas veces se vislumbra más cercano: el olvido definitivo de esa España «devota de Frascuelo y de María» que tan reacia se muestra a desaparecer. Por último nos gustaría añadir unas de sus palabras más llegadas “No, el llamado toro bravo no es bravo, no es una fiera agresiva, sino un apacible rumiante, más proclive a la huida que al ataque. Dos no pelean si uno no quiere, y el toro nunca quiere pelear. Como la corrida de toros es un simulacro de combate y los toros no quieren combatir, el espectáculo taurino resultaría imposible, a no ser por toda la panoplia de torturas (los golpes previos en riñones y testículos, el doble arpón de la divisa al salir al ruedo, la tremenda garrocha del picador, las banderillas sobre las heridas que manan sangre a borbotones) a las que se somete al pacífico bovino, a fin de irritarlo, lacerarlo y volverlo loco de dolor, a ver si de una vez se decide a pelear.”

-7-

¿QUÉ OPINA LA SOCIEDAD QUE NOS RODEA? A continuación hemos visto conveniente introducir en este trabajo las opiniones de las personas de esta sociedad, para ello no hemos estado informando en foros y presentaremos las opiniones de algunas de estas personas. “La tauromaquia no es más que un obsceno negocio que trafica con la tortura y la crueldad. Por mucho que algunos quieran disfrazarlo, las corridas de toros constituyen un crimen, un asesinato a sueldo donde se martiriza a seres vivos por diversión a la vez que se ensanchecen los bolsillos de los empresarios taurinos.“ -Blonde280101 “Mi comentario no es solo por ser aficionado a los toros,creo que tanta protesta contra todo,no es lógica,porque después ellos no solucionan nada,ni hacen nada por los demás. Deberían hacer manifestaciones contra la crisis en el mundo,para pedir ayudas contra la gente de Ahití,contra los niños que mueren diariamente en África por el sida..........y así no terminaríamos de ofrecerles proyectos para salvar a la humanidad,no para salvar a unos animales que nacen,crecen,se les cuida de la mejor manera,para ser lidiados en una plaza. Antes de arreglar el problema de unos animales que viven como reyes,arreglemos la humanidad.” -Jocker411 “Pero sería absurdo entrar en un debate para arreglar una cosa que lleva muchos años siendo la fiesta nacional,nosotros no vamos ha hacer nada para cambiar o no esto,pero al comentario tanto tuyo como de otros muchos,les digo:AL QUE NO LE GUSTEN LOS TOROS QUE NO VAYA A LA PLAZA ,NI LOS VEA EN LA TELE,a nadie se le obliga ha hacer nada que no quiera en esta vida,pues si no te gustan los toros,pues no vayas,a mi no me gusta el tenis y no voy,ni lo veo,pero no por ello me monto en cólera y reivindico los derechos de las raquetas y el como son golpeadas las pobres en el transcurso de un partido,que algunas llegan hasta romperse y todo.” -Rotciv2 “Creo que es exhibición obscena de la maldad humana, que no es ninguna novedad que somos malos y capaces de maldades aterradoras, pero esta es obscena, una maldad impúdica y jactanciosa.” -Occam “Estoy de acuerdo en mucho de lo que se dice, a mi en lo personal es algo que me gusta, pero podrían ponerse de acuerdo ambas partes, con tal de que no desaparezca, y considerar las peleas de gallos, la cacería y la charrería (es un circo), entonces reflexionar como se mata todo lo que la humanidad consume para alimentarse y me refiero a todo si a esas vamos, todo se muere, vivimos en un mundo vitalmente finito, asi deberíamos comer seres vivos hasta que se mueran de viejos, después de leer todas las razones que esgrimen para que ningún ser vivo sufra, vacas,pollos, conejos, puercos, peces, etc... y las plantas no son seres vivos también, y los animales de laboratorio conejillos de indias para usarlos para probar medicinas para salvar o curar a la raza humana, de que se trata toda esta palabrería sin meditar a fondo e integralmente toda esta cuestión. Y termino mi comentario que los manifestantes también lo hagan contra laboratorios experimentales, fiesta de charrería, torneos de pez vela, palenques, etc..., no solo contra los taurinos, mejor respeten, no agredan y hagan una ley amplia que abarque todo esto, eso si tendría peso pero que abarque todo y quiero ver hasta donde llega esto. (serán más papistas que el PAPA)” -Anónimo -8-

A continuación añadiremos una gráfica en la que podremos observar claramente la afición por los toros según la sociedad actual.

DEBATE TAURINOS VS ANTITAURINOS Existe un largo y tendido debate, que se encuentra en boca de todos hoy en día, con relación a la prohibición de las corridas de toros. Así que tendríamos que empezar por investigar el significado cultural del mundo del toreo y su evolución a lo largo de la Historia de España para, al menos, poder llegar a una verdad más o menos objetiva. El toro ha formado parte de la cultura mediterránea desde tiempos inmemoriales. Ya en la Antigüedad, especialmente en la cultura greco-latina, este animal, icono de divinidades, fue protagonista de celebraciones festivas. Nos han llegado claros testimonios arqueológicos; frescos y cerámicas con representaciones de acróbatas saltando sobre los lomos del animal. Desafortunadamente no tenemos apenas testimonios escritos sobre la forma en que se libraban aquellas ceremonias. Ahora bien, vayamos al grano del asunto, es decir, lo que taurinos y antitaurinos argumentan para defender su posición. La cuestión se centra en el proceso de la lidia, si es necesario que el animal sea martirizado mediante lanzadas, banderillas y estocadas, si el toro sufre o no. Una vez explicado, llegaremos a una conclusión. Los Pro-taurinos dicen: - Las corridas de toros son parte indisoluble de nuestra cultura tradicional, y no podemos abolirla porque acabaríamos con lo que consideran como un “arte” ancestral. - Es una Institución que da cuantiosos puestos de trabajo. Según ellos, existen 17.000 festejos taurinos, en 5.000 pueblos y ciudades. 200.000 familias viven de ello, siendo un fenómeno de masas. - Defienden que los toros, animal-fósil viviente, se extinguirían si se prohibiesen las corridas. – Recurso medioambiental: Las dehesas, lugar donde nacen y crecen los toros, son baluartes únicos de gran valor ecológico. Sin corridas de toros no habría toros, ni dehesas, y desaparecería este genuino ecosistema. -9-

- Sin los tercios (de varas, de banderillas y de muerte) el rito no tiene sentido. - Los tercios son necesarios para lidiar el toro, lo que explica que sin ellos la bravura y fiereza del animal serían ilimitadas y nadie podría torearlo. Los Antitaurinos dicen: - La cultura de los toros está ligada a la España “vieja y negra”, símbolo del franquismo, por lo tanto su abolición sería un punto a favor en el progreso idiosincrático del país. – Desde diferentes sectores, se critica la inversión con dinero público en tales festividades taurinas (sólo en el 2008 se estima que casi 600 millones de euros, en parte procedentes de los fondos europeos destinados a la ganadería). Por otro lado, según la encuesta promovida por la empresa Gallup, en el 2006 sólo un 26% estaba a favor de las corridas de toros y la cifra sigue bajando, ya que la concienciación para la protección de los animales es cada vez mayor. – Niegan que si se prohibiesen las corridas, el toro llegará a extinguirse. Con unas leyes de protección idóneas, el toro sería una especie autóctona protegida, además de salvaguardar su hábitat, las dehesas, las cuales serían protegidas como cualquier otro parque natural.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS DELGADO RUIZ, MANUEL. De la muerte de un Dios. La fiesta de los toros en el universo simbólico de la cultura popular. DELGADO RUIZ. “El toreo como arte o cómo se desactiva un rito”. DELGADO RUIZ, MANUEL. “La tauromaquia de Leiris hecha carne entre nosotros”. GIL CALVO, ENRIQUE. “Tauromaquia y Religiosidad”. HOLGUÍN, ANDRÉS Y CARLOS. Cultos religiosos y corridas de toros. RENAUT, ALAIN. L’espirit de la corrida, la regle du jeu. . ROMERO DE SOLÍS, PEDRO. “El ritual de la Tauromaquia”. SÁNCHEZ DEL ARCO, MANUEL (“GIRALDILLO”). Filosofía del toreo: (España, Portugal, Francia, América). SAVATER, FERNANDO. De los dioses y del mundo. SAVATER, FERNANDO. La tarea del héroe. SAVATER, FERNANDO. “Aproximación a la Tauroética”.

-10-

WOLF, FRANCIS. “Elementos para una estética de la corrida (De la belleza en el toreo)”. WOLF, FRANCIS. “Tiempo de la Corrida y Tiempo Tauromáquico”. WOLFF, FRANCIS. 50 Razones para defender las corridas de toros. ZUMBIEHL, FRANÇOIS. “¿Por qué la Fiesta de los toros es un patrimonio inmaterial? ZUMBIEHL, FRANÇOIS. “Le sens de la mort dans la corrida” (“El sentido de la muerte en la corrida”).

CONCLUSIÓN Para finalizar este trabajo ambos hemos conseguido llegar a la misma conclusión y una frase con la que podamos decir lo que sentimos es que a pesar de no estar a favor de dicho “arte” lo respetamos y entendemos que los taurinos lo vean como cultura. Tanto taurinos como antitaurinos tienen puntos de vistas distintos y a ninguno se le debería cuestionar sus decisiones, desde nuestro punto de vista este tema está un poco sobrevalorado. Desde el punto de vista ético hay que decir que algunos parecen incapaces de quitarse sus orejeras tribales a la hora de considerar el final del maltrato público de los toros. No les importa la lógica ni la ética, ni el sufrimiento ni la crueldad, sino sólo el origen de la costumbre. A pesar de la defensa de los taurinos a partir de su propia justificación por medio de la tradición, palabras que desde sus principios han marcado a los antitaurinos ha sido que la tradición no justifica nada. En definitiva , cada uno puede mostrar su opinión pero deber saber aceptar que otros no opinen igual que él y que quieran seguir manteniendo esta costumbre en su país o vida social. Finalmente, por un lado entendemos la fiesta taurina como un espectáculo, en el que los toreros se comportan como artistas en la plaza; al igual que en otros espectáculos (circos, actuaciones musicales…) en el toreo se debe valorar al torero, la valentía con la que enfrenta la toro y la elegancia y perfección en sus movimientos. Pero por otra parte, me conmueve ver al toro sufrir antes de morir y que esto sea festejado.

-11-