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Los Frutos del Espíritu Santo INTRODUCCIÓN: Una planta es la evidencia de una semilla que fue sembrada, y el fruto es la

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Los Frutos del Espíritu Santo INTRODUCCIÓN: Una planta es la evidencia de una semilla que fue sembrada, y el fruto es la evidencia de ambas cosas, hay una gran similitud entre lo material con lo espiritual ya que de la misma manera o el mismo proceso que ocurre con la una ocurre con la otra, hay una ley en la naturaleza que toda semilla del fruto regrese a la tierra para que siga la reproducción y la existencia de tal genero, en la vida cristiana un día nos sembraron la semilla del Evangelio, nosotros no somos dueños de la semilla, pero si podemos bendecir con el fruto que demos; Ahora entre mas fruto demos más semilla habrá para sembrar, por eso la voluntad de Dios es que llevemos Fruto, mas fruto y mucho fruto (Juan 15:2, 8), esto solo se logra si permanecemos unidos a la vid Verdadera y la sabia corre en nosotros, ahora para que un fruto brote y salga a la luz debe de haber algo externo de donde dependa el fruto en este caso es la planta, pero dentro de la planta corre la sabia la cual es la vida de la planta y es esta sabia la que produce el fruto en la planta así es el Espíritu Santo en la vida del Creyente el quiere producir fruto en nosotros pero nosotros debemos permanecer en una vida ligada al Espíritu para que esto se haga realidad. Este tema lo dividiremos en dos partes para entenderla mejor; La primera parte veremos la importancia del fruto del Espíritu en Nustras vida como hijos de Dios, veremos que entre los frutos de los cuales nos habla la Epístola del Apóstol Pablo a los Galatas, distinguiremos que tres tiene que ver con el carácter como un estado Interior, otras tres son la expresión del carácter hacia nuestro Prójimo, las ultimas tres de estas 9 gracias o dones es el carácter de una expresión hacia Dios. estas nueve representa el carácter moral de Cristo y es la Explicación del Apóstol Pablo cuando dijo a Los Galatas en el capitulo 2:20 “no yo, sino Cristo en mi

I. El CARÁCTER COMO UN ESTADO INTERIOR

(Amor, Gozo, Paz) Estas tres son la base sólida de los demás por que Dios primeramente esta interesado en restaurar el Interior de Nosotros y lo primero que el Espíritu tiene que producir en nosotros es amor, gozo y paz en nuestro interior esto solamente se logra cuando vivimos en el Espíritu y nos negamos a las obras de la carne.

II. EL CARÁCTER COMO UNA EXPRESIÓN HACIA EL PRÓJIMO (Tolerancia, Benignidad, Bondad) Estos frutos son la expresión de nuestro carácter hacia nuestros semejantes, estos vienen como consecuencia de una buena salud interior, esto no requiere de esfuerzo humano sino es la expresión externa del Cristo que mora en Nosotros. III. El CARÁCTER EN UNA EXPRESIÓN HACIA DIOS ( Fe, Mansedumbre, Templanza) Estos son ubicados en nuestra relación con Dios por según la Palabra de Dios no hay cosa que impresione a Dios del hombre sino su Fe ( Lucas 7:7-9), Su Mansedumbre (Isaías 66:2; Santiago 4:6; Números 12:3), su templaza como la de José (Génesis 39:7-12) CONCLUSIÓN: esta es la más corta biografía de Cristo que jamás se ha escrito, es la realización de la experiencia a la que el Apóstol se refirió cuando dijo: “para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21) en la próxima lección veremos la definición de cada uno de los Frutos del Espíritu

Prueba de Aprendizaje · ¿Dónde encontramos la biografía de Cristo? · ¿Cuáles son los Frutos de carácter Interior? · ¿Cuáles son los frutos de carácter hacia nuestro prójimo?

· ¿Cuáles son los frutos de carácter hacia Dios? · ¿Qué es lo que impresiona a Dios?

INTRODUCCION: En este tema seguiremos considerando los frutos del Espíritu los cuales son de vital importancia en nuestra relación con nosotros mismos, y con nuestros semejantes, como también con Dios en este tema estudiaremos cada uno de los frutos del Espíritu: · Amor: el amor es supremo entre todos los dones, es razonable que aparezca en primer lugar en la lista del fruto múltiple del Espíritu, porque tanto en la dispensación de la ley como la de la gracia el amor es el cumplimiento de ambos ya que en el se lleva acabo el plan redentor de Dios para el hombre. Dios designó su amor para el mundo (Juan 3:16; 1Juan 2:2). Dios canalizó ese amor hacia la tierra por medio de la persona de su Hijo. Encauzo ese amor dentro de nuestros corazones a través de la persona del Espíritu Santo. El canalizo ese amor hacia los hombres necesitados en todas partes a través de sus redimidos. Así el amor es la clave de su programa redentor: recibido, es nuestra salvación; respondiendo a él, viene a ser nuestra santificación; manifestado a otros, se convierte en nuestro servicio. Concluimos que el amor es la esencia de Dios, y el amor no tiene sustituto. El cristiano que ha sido bendecido por la llenura del Espíritu amara lo que Dios ama y aborrecerá lo que Dios aborrece. · Gozo: el gozo mencionado en segundo lugar no es otra cosa que el gozo celestial divino pasando por, o reproducido en el hijo de Dios. No es el gozo humano estimulado o aumentado por la influencia divina. Es el gozo del Espíritu Santo mismo y de Cristo y del Padre, operando como una experiencia en el creyente. Nehemías declaró “El gozo del Señor es vuestra fortaleza” (Neh. 8:10) del gozo impartido, Cristo dijo: “…para que mi gozo este en vosotros y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11). El apóstol Juan, habiendo declarado la comunión entre Dios, padre e Hijo y el Creyente, afirma: “estas cosas os escribimos, para que vuestro

gozo sea cumplido” (1 Juan 1:40). · Paz: así mismo como Cristo nos legó su gozo, de la misma manera nos lego su paz (Juan 14:27. Aquí se hace referencia a la paz divina que no puede ser reducida en el corazón humano. El Apóstol Pablo la definió al Decir: “Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7),hay una diferencia entre “la paz de Dios”, que es una experiencia operada interiormente, y la “paz con Dios” que es la consumada por Cristo (Romanos 5:1), la paz de la cual hablamos la que Cristo heredo es una experiencia constante de paz que siente el corazón es directa y depende de la misma naturaleza del Carácter de Dios. Y no la asegura, ni la mengua la fuerza de la voluntad humana · Paciencia: cada fruto del Espíritu es opuesto a un aspecto no espiritual del corazón humano. La cura para las condiciones materiales no es el intento de dejar de hacer lo malo, sino él sustituirlos con los frutos del Espíritu, esto es todas las virtudes que Dios imparte. La paciencia por ejemplo es el antídoto divino para la impaciencia, no es meramente la paciencia humana que tiene sus limites sino la Paciencia de Dios operada internamente y esta es infinita no conoce limites. Solamente cuando somos llenos de su gloria podemos experimentar esta paciencia (Colosenses 1:11) este fruto es muy necesario en la vida delos que predican o enseñan (1 Timoteo 4:2). Para espera la venida de Cristo requiere de paciencia (Santiago 6:7-8), la paciencia nos ayuda a alcanzar las Promesas (Heb 6:15). · Benignidad: en otras palabras ser bueno veamos un ejemplo: un hombre justo puede despedir de su hogar a una viuda sin recursos cuando se atrasa con la renta, en tanto que un hombre bueno hallaría la manera de evitarlo. · Bondad: en la persona de Dios la bondad alcanza el infinito, el mismo mundo depende de la bondad de Dios, nadie puede imaginarse como seria el mundo si Dios fuera malo El salmista

declara algo muy verdadero (Salmo 27:13) esa misma bondad le seguirían todo los días de su vida(salmo 23:6) · Mansedumbre: La mansedumbre de Dios no implica debilidad. El cordero mudo ante sus angustiadores es una demostración que en Dios, como Él lo es según lo demande la ocasión, es no resistencia; Pero esto no nos lleva a la conclusión de que también no hay otros atributos en Dios que no defiendan su Santidad y Su gobierno de justicia; ni que el creyente lleno del Espíritu manifestara solo mansedumbre. El también puede conocer el poder de la indignación, pero así mismo será manso, este fruto se requiere a todos los que han de manifestar la gracia de Dios en el servicio (2 Timoteo 2:24-26) además hay una recomendación mas del Apóstol Pablo (Tito 3:2) el corazón ansioso de la amable mansedumbre de Cristo se le anima a creer que puede llegar a obtenerla, no por el esfuerzo humano, o por una inútil imitación, sino como un fruto directo del Espíritu. · Fe o Fidelidad: la palabra usada en Gálatas 5:22 no es fe sino fidelidad Dios es fiel y esta fidelidad es reproducida por el Espíritu en la vida del Creyente. La huella humana de infidelidad es corregida únicamente por la más grande manifestación de fidelidad de Dios. Este atributo pertenece solamente a Dios, pero puede ser reproducido, y lo será en el creyente consagrado, por el Espíritu. Tal fidelidad se manifestara en las relaciones del creyente con Dios, con sus semejantes y consigo mismo. Honradez, sinceridad y devoción sacrificial son factores en esta fidelidad divina manifestada. Esta gracia impartida será dirigida hacia aquello a que el mismo Dios es fiel. · Templanza: Dominio Propio esto es cuando el creyente se ajusta a la mente de Dios y su voluntad. La llenura del Espíritu, se ve en los frutos del Espíritu, lo que Dios es, naturalmente, es lo que él requiere, y ciertamente sus atributos, hasta donde puedan adaptarse a la vida humana, han de ser reproducidos en el creyente por el Espíritu. La vida que hay que vivir no podría ser más divina si el creyente tuviera que salir su cuerpo y quedara

solo el Espíritu como el ocupante, sino fuera por el hecho de que el Espíritu hace uso de todas las facultades como lo hace el cuerpo del creyente. Entonces también las manifestaciones directas de las características divinas no son estorbadas por la presencia de las facultades humanas existentes, entonces es claro que el Espíritu Usa de todas las facultades del ser humano para manifestar las características de Dios. Conclusión: La Voluntad de Dios es que seamos conformados a su imagen y que en nuestra existencia terrena manifestemos su personalidad a los que no pueden percibir su Presencia, Nosotros somos los inmediatos responsables de Enseñar al mundo lo que Dios es por medio de Un testimonio Fructífero saturado con los frutos del Espíritu. "A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó" (Romanos 8:29-30). Antes que el mundo existiera, Dios había ideado nuestra salvación; una salvación que nos haría semejantes a su Hijo. Dios creó a hombre para que estuviera identificado con él, para que tuviera su carácter, para que fuera capaz de sentir y actuar como él. Esta identificación, distorsionada por el pecado, fue restablecida por la obra redentora de Cristo. En su vida, Cristo se identificó con nuestra condición humana; en su muerte, se identificó con las consecuencias de nuestro pecado; y en su

resurrección triunfante, hizo posible que por la fe volviéramos a nuestra identificación con Dios. Por el Justo, somos justificados; por el Hijo somos hechos hijos; por el Santo, somos santificados; por el Glorificado, somo glorificados. Dios nos va conformando progresivamente a la imagen de su Hijo, y este proceso -que la Bíblia llama santificación- es obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo está formando en nosotros el carácter del Señor Jesús. "Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Co.3:18). El proceso culminará en la perfección anhelada de la glorificación, cuando veamos cara a cara a nuestro Señor. "Amados ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2). Antes de volver a su Padre, nuestro Señor Jesús prometió que Dios, por su Espíritu, moraría en nosotros y entre nosotros, y que por medio de nosotros continuaría la obra del Hijo. "Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad…Mora con vosotros, y estará en vosotros… El me glorificará; porque tomará de lo mio, y os lo hará saber" (Juan 14:16-17; 16:14). Pablo señala que

somos, individual y colectivamente, la morada -"el templo"- del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16; 6:19; 2 Corintios 6:16). Entonces en un sentido la encarnación de Dios sigue en nosotros y entre nosotros. Reiteramos que lo que es Espíritu Santo crea en nosotros es el carácter de Cristo. somos muy diferentes, física y mentalmente, en nuestras capacidades, temperamentos y personalidades. Dios no nos conforma al mismo molde humano, y esta diversidad es la riqueza de la iglesia. Pero hay otro molde al cual Dios sí nos desea conformar, a todos por igual: el molde del carácter divino de su Hijo, lo que la Bíblia llama "fruto". Dios es amor; su carácter es amor; todo lo que hace procede de su amor; y desea reproducir este amor -este "fruto" en nosotros. El Señor Jesús dice: "En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor…Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado…No me elegísteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca… Esto os mando: Que os améis unos a otros" (Juan 15:8-10, 12,16-17). "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, f, mansedumbre, templanza" (Gá.5:22-23). Quizás sea mejor

puntuarlo: "El fruto del Espíritu es amor: gozo, paz…"; el verbo está en singular, y todas las cualidades mencionadas son aspectos del amor.) Nuestro Señor Jesucristo es Dios; Dios es amor; el fruto del Espíritu es amor; el fruto del Espíritu es Cristo Jesús reproducido en nosotros. Recordemos un detalle muy importante. En la Bíblia, el amor no es principalmente una emoción. Amar como Dios es pensar como él, sentir como él, y luego actuar como él. Amar es decisión y acción. Amar es buscar el bien del otro antes que el mío. Amar es un acto de la voluntad llevado a la práctica. él fruto que el Espíritu produce en nosotros se ve en la práctica de nuestra vida. "Hijitos míos -nos dice Juan- no amemos de palabra, ni de lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Juan 3:18). El fruto del Espíritu Santo de Dios es el carácter de nuestro Señor Jesucristo -el amor encarnado- reproducido en nosotros.£ Esta es la manifestación por excelencia de la presencia de Dios y del poder de Dios en nuestra vida. Esta es la manifestación de la plenitud del Espíritu Santo. Con esta manifestación, no hace falta otra. Sin ella, toda otra "manifestación" es hueca, es "como metal que resuena, o címbalo que retiñe" (1 Co.13:1)