Sobre El Punto de Partida de Marta Traba

Marta Traba en línea: Crítica de Arte Latinoamericano Reproducción digital con autorización Museo de Arte Moderno de Bog

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Marta Traba en línea: Crítica de Arte Latinoamericano Reproducción digital con autorización Museo de Arte Moderno de Bogotá - MamBo

Sobre el punto de partida de Marta Traba Aun no repuesto del shock que me produjo la muerte de Marta Traba en plena juventud, me piden que escriba sobre su iniciación aquí, en Buenos Aires, cuando apenas salía de la adolescencia. No recuerdo la fecha, habría sido a mediados de los años 40, cuando se presentó aspirando a una beca para participar en los Cursos de Verano organizados por la Universidad de Chile. Yo era el corresponsal de esta Universidad que debía elegir a los becarios argentinos. Inmediatamente advertí que poseía una inteligencia lúcida, fuera de lo común, y le otorgué la beca. Entonces parecía obsesionada por la literatura, a la que por cierto cultivaba con sorprendente agilidad. Entre tanto, al ser declarado cesante en todas mis cátedras por el gobierno de Perón, me vi obligado para subsistir a organizar cursos privados de estética e historia del arte, en una librería de Buenos Aires. Al regresar Marta de Santiago de Chile, hice de ella mi secretaria para dichos cursos, en un corto período, durante el cual asimiló conocimientos a los que no estaba acostumbrada, interesándose desde entonces en los problemas artístico–visuales. Ella decía, muy generosamente, que había sido mis discípula, pero en verdad, más que una discípula fue una colaboradora eficientísima cuando a consecuencia del primer curso fundé la revista Ver y Estimar, de la que fue secretaria de redacción. Recuerdo, como anécdota, que al oírnos hablar de Rodin a quienes hacíamos la revista, ella se expresó con desprecio del gran escultor francés. Le propuse entonces que fuéramos a Palermo, donde se halla la estatua de Sarmiento hecha por Rodin, y llegando al pie le di una clase práctica sobre su escultura (ante el obstinado silencio de Marta). Consecuencia: a los pocos días me trajo un estupendo artículo sobre Rodin, en el que manifestaba la más absoluta comprensión de cuanto le había enseñado. Y no sólo por obra de su inteligencia sino de su imaginación fecunda, como lo demostró en otros trabajos publicados en la revista. Al final del año 48 me dijo que se iba a Europa, junto con otra mujer de gran talento, Alicia Penalba (ninguna de las dos volvería al país). Allí empezó otro periplo de Marta, transformándose en crítico de arte, incansablemente viajera, sin que hayamos tenido sino esporádicos encuentros. Nunca me escatimó su cariño, aunque se colocó teóricamente en la ribera opuesta a la mía, combatiéndome implacablemente sea dicho en su honor, pues defendía su personalidad indiscutible.

Marta Traba en línea: Crítica de Arte Latinoamericano Reproducción digital con autorización Museo de Arte Moderno de Bogotá - MamBo

Jorge Romero Brest Buenos Aires, marzo, 1984