Sistema Limbico y Emociones

El Sistema límbico como base cerebral de las emociones. Realizado por Kassandra Alfaro Grupo 102 Neuroanatomía Funciona

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El Sistema límbico como base cerebral de las emociones.

Realizado por Kassandra Alfaro Grupo 102 Neuroanatomía Funcional Mexicali, B.C a 13 de noviembre de 2017.

1. Resumen El presente trabajo tiene como objetivo, explicar de una manera clara el funcionamiento y estructura principal del sistema límbico, abordando aspectos como la importancia que tiene en nuestra vida, la manera en que se relaciona con las emociones, etc. Dichos aspectos nos darán a conocer y nos brindarán las bases para lograr comprender esta estructura cerebral y como puede influir en el sentido emocional, ya que, cabe destacar que el sistema límbico incluye varias estructuras que están implicadas en la emoción. Además, mencionaremos las partes principales, su función, consideraciones anatómicas entre otras. Por último, se concluye reconociendo la importancia que esta estructura nos aporta, ya que mucho de lo que nos constituye como persona depende de este dicho sistema.

2. Introducción En el amplio espectro de la conducta del humano, las emociones han representado un tema interesante para el análisis, en primer lugar, debido a que controlan conductas complejas en el humano como la motivación y el aprendizaje (Purves, 2004), y en segundo lugar porque la mayoría de las enfermedades psiquiátricas más devastadoras (por ejemplo: depresión, esquizofrenia y trastornos afectivos) involucran desordenes emocionales (Kandel, 2000). Las respuestas emocionales que conocemos en los humanos son una variedad de felicidad, sorpresa, enojo, miedo y tristeza. El conjunto de núcleos cerebrales que regulan las emociones forma el Sistema Límbico (área ventral tegmental, núcleo accumbens, hipocampo, núcleos septales laterales, corteza frontal). Recientemente, otras estructuras han sido adicionadas al sistema límbico tradicional (Gelder, Morris & Dolan, 2005). Éstas son la amígdala y la corteza orbito-frontal. El sistema límbico junto con las estructuras de la corteza frontal, procesan los estímulos emocionales y los integran a funciones cerebrales complejas, las cuales incluyen: decisiones racionales, expresión e interpretación de conductas sociales e incluso la generación de juicios morales, entendiéndose estos últimos como los actos mentales que afirman o niegan el valor moral frente a una situación o comportamiento (Kandel, 2000).

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La primera vez que se habló del sistema límbico, aunque de una manera menos conceptualizada y más primitiva de lo que lo conocemos ahora, fue gracias a Paul Broca quien nombró a una zona situada cerca de la glándula pineal, es decir en el limbo o borde, la zona de “el gran lóbulo límbico”. De ahí viene la lógica de su nombre, porque se sitúa en el limbo o borde de otras estructuras ya conocidas en ese momento. Pero el sistema límbico, tal y como lo conocemos actualmente, fue conceptualizado por el fisiólogo Paul MacLean en 1949. Amplió la conceptualización primaria de este sistema que inició Papez en 1939, dándole su nombre actual. MacLean decidió la ampliación del número de estructuras que lo componen porque consideraba que en nuestra evolución fue igual de importante el desarrollo de la corteza cerebral que el desarrollo de nuestro cerebro emocional. Por otra parte, nos encontramos con las emociones que se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno. Un mismo objeto puede generar emociones diferentes en distintas personas. La emoción es un concepto multidimensional que se refiere a una variedad de estados, muchos de ellos solapsados, pero con distinto contenido. Por eso se habla de emociones en plural. De otra manera, nos referimos a las emociones en plural, para hablar del conjunto de las emociones en plural, para hablar del conjunto de las emociones discretas (ira, tristeza, alegría, etc.). El uso del lenguaje permite distinguir cuando nos referimos a la emoción como concepto genérico, y cuando nos referimos a una emoción en concreto. (Bisquerra, 2009).

3. Marco Teórico 3.1 ¿Qué es el sistema límbico? El Sistema Límbico está formado por una serie de estructuras complejas, que se ubican alrededor del tálamo y debajo de la corteza cerebral. Estamos hablando de una parte del cerebro compuesta por varias estructuras interconectadas anatómica y funcionalmente que participan en el procesamiento de las emociones. Muchas de estas regiones se encuentran en el interior de nuestro cerebro, lo que se conoce como estructuras subcorticales (debajo de la corteza cerebral). La misión del sistema límbico es controlar aquellos aspectos relacionados 2

con la preservación de uno mismo y la supervivencia de la especie. Por ejemplo, las respuestas emocionales, la motivación, el nivel de activación, e incluso algunos tipos de memoria como la anterógrada y la episódica. Es el responsable principal de la vida afectiva, y es partícipe en la formación de memoria, en las que participan el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala, entre otras. Según Diaz (1989) se le denomina también sistema límbico hipotalámico, debido a que las estructuras límbicas propiamente tales y el hipotálamo se mantienen en una relación tan estrecha que en realidad constituyen una unidad funcional. Este sistema tiene una gran función general, que es la transducción psicofisiológica, y en esta función el hipotálamo desempeña un papel preponderante. El sistema límbico está constituido por: áreas corticales propias o exclusivas que forman el lóbulo límbico y que comprende diversas estructuras como la formación del hipocampo, la amígdala y componentes como hipotálamo, núcleos anteriores del tálamo, etc. Recibe tres principales fuentes de entrada cortical: corteza de asociación posterior vía la circunvolución cingulada, el hipocampo y el fórnix, la que conecta al hipocampo con los cuerpos mamilares en el hipotálamo posterior; desde la corteza inferotemporal vía la corteza enterrorial; y desde la corteza prefrontal. Cada una de estas fuentes de entrada portan información desde las cortezas de asociación y proporcionan al sistema límbico información altamente procesada acerca del ambiente. Existen tres fuentes principales de eferentes límbicos hacia la corteza. La circunvolución cingulada recibe entrada desde los cuerpos mamilares hacia el tálamo anterior: Además, la corteza prefrontal recibe la entrada límbica desde el hipotálamo y desde la amígdala. En 1937, Papez propuso que la expresión emocional está controlada por varias estructuras neurales interconectadas a las que denominó sistema límbico. Propuso que los estados emocionales se expresan a través de la acción de las estructuras límbicas sobre el hipotálamo y que se experimentan a través de la acción de las estructuras del sistema límbico sobre la corteza. (Pinel, 2007). La primera evidencia que relacionó al sistema límbico con las emociones se tiene registrada en 1955, cuando Heinrich Klüver y Paul Bucy describieron un síndrome conductual inducido en el laboratorio, el cual incluía un cambio sustancial en la conducta emocional. En sus 3

experimentos observaron que los monos, que eran con los que se trabajaban en ese entonces pudieron percatarse que eran tranquilos en extremo, sufrían cambios emocionales como: agresividad y pérdida del miedo luego de ser sometidos a una lobotomía bilateral de los lóbulos temporales, la cual también incluyó la amígdala, la formación parahipocampal y una estructura hasta el momento no considerada como estructura límbica: la corteza temporal. (López, 2009). Por su parte, Paul MacLean también propone como principal responsable de las experiencias emocionales al sistema límbico. Considera este autor, además, que el cerebro humano puede considerarse como si estuviese compuesto por tres capas desarrolladas evolutivamente. La más antigua, a la que denomina “cerebro reptiliano”, sería la responsable de las respuestas innatas automáticas y acciones mecánicas como las de respirar. La siguiente capa la denomina “cerebro mamífero antiguo” y estaría implicada en la conservación de la especie e incluiría estructuras neurales implicadas en las emociones básicas y, por tanto, relacionadas con la lucha, la huida o la búsqueda del placer. La tercera capa, denominada “cerebro mamífero nuevo”, es la más evolucionada y sería la responsable de las estrategias racionales, así como de la capacidad verbal. 3.2 Funciones Acorde a Waxman (2011), nos dice que el sistema límbico integra funciones cerebrales y diencefálicas, participando en las emociones y respuestas viscerales y conductuales asociadas, por ello participa activamente en mecanismos de auto conservación como por ejemplo alimentación, lucha, miedo, así como en conductas de apareamiento, procreación, expresando conductas de motivación, percepción, pensamiento, autoconciencia. Las funciones principales del sistema límbico son la motivación por la preservación del organismo y la especie, la integración de la información genética y ambiental a través del aprendizaje, y la tarea de integrar nuestro medio interno con el externo antes de realizar una conducta. En concreto, el sistema límbico es el centro de la generación de conductas límbicas y comportamientos básicos como la alimentación y ciclos de hambre y saciedad; conductas instintivas, como la reproducción; emociones y conductas emocionales, como la agresividad 4

y el temor; ritmos biológicos; control superior endocrino; integración de impulsos viscerales y origen de respuestas víscero-motoras; regulación de temperatura. 3.3 Componentes Cabe recordar que el sistema límbico no es exactamente una región anatómicamente exacta del encéfalo, sino que es más bien una red de neuronas distribuidas por el cerebro y que quedan mezcladas entre muchas estructuras diferentes, esto hace que sea complejo determinar con precisión qué estructuras lo forman y el trabajo concreto de cada una de ellas pero. Es decir, que el concepto de sistema límbico tiene más que ver con la función que tienen estas zonas que con su naturaleza como parte concreta y bien delimitada del cerebro. Sin embargo, sí se pueden señalar partes del encéfalo que tienen un papel de suma importancia dentro de la red de interconexiones que es el sistema límbico y que, por tanto, sirven para hacernos una idea sobre cuáles son las zonas por las que pasa este circuito. Las partes del sistema límbico son las siguientes: Hipotálamo. Situado en la base del encéfalo, por debajo del tálamo. En concreto se encuentra a ambos lados de la porción ventral del tercer ventrículo. Es una estructura cerebral pequeña, pero compuesta por multitud de núcleos y fibras que resulta esencial para garantizar nuestra supervivencia, pues se encarga de nuestro sistema nervioso autónomo y nuestro sistema endocrino. El hipotálamo se considera una de las zonas del diencéfalo más involucradas en la regulación de las emociones, por su conexión con la glándula pituitaria y por lo tanto con el sistema endocrino y todas las partes del cuerpo en el que se liberan todo tipo de hormonas. Es una de las partes más ocupadas del cerebro y está relacionada principalmente con la homeostasis. Regula, y tiene el control último, de las funciones del sistema nervioso simpático y sistema nervioso parasimpático, recibe información desde varias fuentes. (Pinel, 2007.). Además, organiza las conductas más importantes ligadas a la supervivencia de la especie: lucha, alimentación, huida y reproducción. Una de las estructuras del hipotálamo más importantes en el funcionamiento del sistema límbico son los cuerpos mamilares. Los cuerpos mamilares son una profusión del fondo del 5

encéfalo en el extremo posterior del hipotálamo. Contienen varios núcleos hipotalámicos importantes y se encargan de la recepción de los impulsos procedentes de la amígdala y del hipocampo, y el reenvío de estos impulsos hacia el tálamo. Esto los convierte en una importante vía de recepción y transmisión de la información. Hipocampo. Es una estructura del prosencéfalo, situada en el lóbulo temporal, que tiene una forma característica de “caballito de mar”. Es una de las regiones más ancestrales del encéfalo humano y por ello es la principal estructura ligada al hipotálamo en la regulación de los procesos básicos de nuestra supervivencia. En cuanto al sistema límbico, el hipocampo es el principal encargado de la memoria emocional. Esto quiere decir que cada acontecimiento que hemos vivido, sentido y experimentado es filtrado por el hipocampo, que, junto con el hipotálamo, hace que podamos recordar no solo las experiencias, sino también lo que sentimos asociadas a ellas. Amígdala La amígdala o complejo amigdalino es una masa con forma de dos almendras que se sitúan a ambos lados del tálamo, en el extremo inferior del hipocampo, situada en el ventrículo lateral del lóbulo temporal. Forma parte del llamado cerebro profundo, ese donde priman las emociones básicas o el instinto de supervivencia. Está compuesta por tres núcleos principales: núcleos basolaterales, núcleo central y núcleos cortico mediales. Su principal función es la de integrar las emociones con los patrones de respuesta correspondientes a nivel fisiológico y conductual. Sus conexiones no solo producen una reacción emocional, sino que debido a su estrecha vinculación con el lóbulo frontal también permite la inhibición de conductas. Dentro del sistema límbico, no solo es la capitana de nuestras emociones, también, asociada al hipocampo, genera los recuerdos emocionales. La amígdala está considerada el elemento central del puzle de las estructuras implicadas en la gestión emocional. Anatómicamente, la amígdala, que se encuentra situada internamente en la parte anterior del lóbulo temporal, es el eje de las conexiones múltiples. Recibe de esta manera aferencias corticales somáticas y sensoriales, está conectada directamente o por medio del tálamo con la corteza ventral medial, pero también con el hipocampo, núcleos 6

grises centrales y núcleos septales. Sus eferencias hipotalámicas, confirman su papel en la iniciación y como desencadenante de manifestaciones neurovegetativas y neuroendocrinas de las emociones. De esta forma, la amígdala, debido a sus conexiones, sería el lugar de integración del componente emocional de las informaciones transmitidas por vías sensitivas y sensoriales, en las cuales la amígdala permitiría, en relación con la memoria, desprenderse del significado y modular las respuestas biológicas y del comportamiento. (Gil, 2007).

Fórnix. El fornix o también llamado trígono cerebral es un conjunto de axones en forma de arco que conecta el hipocampo con otras regiones encefálicas. Para el funcionamiento del sistema límbico, destaca su conexión con los cuerpos mamilares y con el hipocampo. Así, este arco es el principal encargado de la transmisión de información entre las principales estructuras del sistema límbico. Corteza límbica La corteza límbica se localiza en el lóbulo temporal medial de nuestro cerebro. Muy relacionada con la memoria, en concreto, con la consolidación y recuperación de memorias declarativas: tanto episódicas como semánticas. Además, al igual que el Fórnix, es una vía de conexión de información entre las diferentes estructuras cerebrales. Otras estructuras asociadas al sistema límbico… Circunvolución del cíngulo; que es aquella que proporciona una vía desde el tálamo hasta el hipocampo y está asociada con la memoria olfativa y el recuerdo del dolor. El Área septal la cual participa en la inhibición del sistema límbico y el nivel de alerta cuando la atención selectiva así lo requiere. Además, parece intervenir para relacionar de la memoria, motivación, la emoción y el estado de alerta. El Área tegmental ventral: considerada uno de los centros del refuerzo, interviniendo así en la regulación del placer y las adicciones. La corteza prefrontal, que es la parte racional por excelencia de nuestro cerebro y la que nos distingue de los animales. Su funcionamiento relacionado con el sistema límbico es silenciar o parar los “impulsos” emocionales provenientes del mismo. Es la que se encarga de controlar 7

nuestros impulsos y su desarrollo es uno de los que más tarde se completa en el desarrollo de nuestro cerebro. 3.4 ¿Que son las emociones? Etimológicamente emoción proviene de moveré que significa moverse, más el prefijo "e" que significa algo así como "movimiento hacia". Las emociones son un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo. Estas respuestas son producidas por el cerebro cuando detecta un estímulo emocionalmente competente, es decir, cuando el objeto o acontecimiento, real o rememorado mentalmente, desencadena una emoción y las repuestas automáticas correspondientes. Por otra parte, los sentimientos son la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional. Los sentimientos son conscientes, objetos mentales como aquellos que desencadenaron la emoción (imágenes, sonidos, percepciones físicas). Se puede decir que la emoción es momentánea y el sentimiento dura más tiempo a causa de la gravedad de la emoción. (Belmonte, 2009). Actualmente se está de acuerdo en considerar que las emociones constituyen una serie de mecanismos corporales desarrollados durante la historia evolutiva de los organismos, susceptibles de modificarse -al menos en parte- mediante el aprendizaje y la experiencia, cuyo principal objetivo es aumentar la homeostasis, la supervivencia y el bienestar del organismo (Adolphs, 2002). Genéricamente, podemos establecer tres funciones principales de la emoción: Adaptativa: Facilitan el ajuste del organismo a nuevas condiciones ambientales. Cada emoción, tanto las consideradas positivas como las negativas, tendría una utilidad determinada. Motivacional: Potenciando y dirigiendo conductas (en la dimensión atracción-repulsión). Comunicativa: La cual se divide en 2 niveles: Intrapersonal: como fuente de información. 8

Interpersonal: en una dimensión social, comunicando sentimientos e intenciones (principalmente de manera no verbal), influyendo en la conducta de otros y potenciando las relaciones. Las emociones nos mueven hacia aquello que se evalúa como agradable y nos apartan de lo que nos resulta aversivo, adquiriendo un papel fundamental en la toma de decisiones y la solución de conflictos. Así, las reacciones emocionales resultan de especial utilidad cuando nos enfrentamos a información variada e incompleta o a situaciones demasiado difíciles como para ser resueltas exclusivamente a través de razonamientos. De hecho, las emociones parecen tener la capacidad de modular la actividad del resto de funciones cognitivas pudiendo llegar incluso a tomar un papel dominante en la estructuración de los de procesos cognitivos. 3.5 Clasificación Aunque no existe un consenso general sobre la clasificación de las distintas emociones, podemos distinguir una serie de dimensiones a partir de las cuales estructurar la gran variedad de experiencias que se catalogan como tales, existen emociones: -

Primarias (innatas o universales): entre las que generalmente se cuentan seis: alegría, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa. Serían emociones independientes de la cultura, con una organización más bien innata, en las que existe una continuidad filogenética entre los tipos de estímulos que las provocan y los tipos de comportamientos con los que se asocian (Adolphs, 2005).

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Secundarias (socioculturales): dentro de esta categoría podríamos encuadrar experiencias como la culpa, el orgullo, la vergüenza, la felicidad, o el amor, las cuales, se hipotetiza, podrían ser el resultado de fusiones entre emociones primarias (Plutchik, 2006). Estas emociones secundarias adquirirán infinidad de matices en función de las diferentes influencias socioculturales a las que los individuos se vean expuestos. Dependerán, por tanto, de la adquisición de conocimientos en el seno de una cultura (principalmente en las relaciones familiares), y su aparición será más tardía en el desarrollo del individuo.

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Como se menciona, hay multitud de emociones y actualmente no hay una idea clara de cuáles podrían de sus clasificaciones, aunque autores como Daniel Goleman se han encargado de proponer las siguientes principales familias de emociones. -

La ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, hostilidad y en el caso más extremo, odio y violencia

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Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desesperación, y en caso patológico, depresión.

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Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y en el caso que sea psicopatológico, fobia y pánico.

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Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis, y en el caso extremo, manía.

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Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento y ágape.

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Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.

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Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.

- Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción. A partir de estas principales familias puede darse también una combinación de varias de ellas como podría darse por ejemplo con los celos que sería una combinación de emociones como la ira, la tristeza y el miedo. Cada una de estas familias de emociones se agrupa en torno a un núcleo fundamental a partir del cual emanan todas las demás emociones derivadas de ellas. En este núcleo estaría por un lado los estados de ánimo que son variables y perduran más tiempo que las emociones y por otro lado el temperamento o la tendencia innata de una persona a expresar una u otra emoción. (Carbajal, 2013). 3.6 Componentes Las emociones son, en esencia impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución y que nos permiten afrontar situaciones verdaderamente difíciles; un sistema con tres componentes (Kolb, 2005): 10

Fisiológicos: Son aquellos procesos involuntarios como el tono muscular, la respiración, secreciones hormonales, presión sanguínea, etc., que involucran cambios en la actividad del sistema

nervioso

central

y autónomo,

así

como

cambios

neuroendocrinos

y

neuromoduladores. Cognitivos: Se tratan de el procesamiento de información, tanto a nivel consciente como inconsciente que influye explícita e implícitamente en nuestra cognición y en nuestra vivencia subjetiva de los acontecimientos. Conductuales: Son todas aquellas expresiones faciales, movimientos corporales, tono de voz, volumen, ritmo, etc., que determinan conductas distintivas de especial utilidad comunicativa. 3.7 Teorías de la emoción Teoría de Darwin sobre la evolución de la emoción. El primer acontecimiento importante en el estudio de la biopsicología de la emoción fue la publicación del libro de Darwin ‘La expresión de las emociones en el hombre y los animales’, en 1872. Darwin sostenía en este libro, basándose en gran medida en evidencias anecdóticas, que determinadas respuestas emocionales, tales como las expresiones faciales humanas, tenían tendencia a ir acompañadas de los mismos estados emocionales en todos los miembros de una especie. Darwin pensaba que la expresión de la emoción, como la de otras conductas, era el resultado de la evolución; por tanto, trató de comprenderlas comparándolas entre diferentes especies. A partir de estas comparaciones entre especies, Darwin elaboró una teoría de la evolución de la expresión emocional que se componía de tres ideas principales: 1) Que las expresiones de la emoción evolucionan a partir de conductas que indican lo que probablemente el animal vaya a hacer a continuación; 2) Que, si las señales que proporcionan dichas conductas son beneficiosas para el animal que las muestra, evolucionarán de forma que aumentará su función comunicativa y puede que su función original se pierda, y

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3) Que los mensajes opuestos a menudo se indican por movimientos y posturas opuestas. Como resultado, evolucionaron las manifestaciones elaboradas de amenaza y disminuyó el combate real. Teorías de James-Lange y Cannon-Bard La primera teoría fisiológica de la emoción fue propuesta independientemente por James y Lange en 1884. Según la teoría de James-Lange, la corteza recibe e interpreta los estímulos sensoriales que provocan emoción y produce cambios en los órganos viscerales, a través del sistema nervioso neurovegetativo, y en los músculos esqueléticos, a través del sistema nervioso somático. Posteriormente, las respuestas neurovegetativas y somáticas provocan la experiencia de la emoción en el cerebro. Así, lo que hizo la teoría de James-Lange fue invertir la forma de pensar habitual del sentido común sobre la relación causal que existe entre la experiencia de la emoción y su expresión. James y Lange sostenían que la actividad neurovegetativa y la conducta provocada por el acontecimiento emocional (por ejemplo, la aceleración del ritmo cardiaco y salir corriendo) producían la sensación de emoción, y no al revés. A principios de siglo, Cannon (1915) propuso una alternativa a la teoría de JamesLange de la emoción que posteriormente amplió y difundió Bard. Según la teoría de Cannon-Bard, los estímulos emocionales tienen dos efectos excitadores independientes: provocan tanto el sentimiento de emoción en el cerebro como la expresión de la emoción en el sistema nervioso neurovegetativo y en el somático. Por consiguiente, la teoría de Cannon-Bard, a diferencia de la teoría de James-Lange, considera que la experiencia emocional y la expresión emocional son procesos paralelos que no guardan una relación causal directa. Las teorías de James-Lange y Cannon-Bard hacen diferentes predicciones sobre el papel de la retroalimentación de la actividad de los sistemas nerviosos somático y neurovegetativo en la experiencia emocional. Según la teoría de James-Lange, la experiencia emocional depende totalmente de la retroalimentación de la actividad del sistema nervioso neurovegetativo y el somático. Según la teoría, la experiencia emocional es totalmente independiente de dicha retroalimentación. Se ha demostrado que estas dos posturas extremas son incorrectas. Por un lado, para que se produzca la experiencia de la emoción parece que no es necesaria la retroalimentación neurovegetativa y somática: los pacientes humanos cuya retroalimentación 12

neurovegetativa y somática se ha visto eliminada en gran medida por la fractura del cuello son capaces de tener toda una gama completa de experiencias emocionales (por ejemplo, Lowe y Carroll. 1985). El hecho de no haber encontrado apoyo sin restricciones tanto a la teoría de James-Lange como a la de Cannon-Bard ha llevado a la idea de que cada uno de los tres factores principales de la respuesta emocional —la percepción del estímulo que provoca la emoción, las respuestas neurovegetativas y somáticas al estímulo, y la experiencia de emoción— influye en los otros dos. (Pinel, 2007).

4. Discusión Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan un modo de adaptación a ciertos estímulos, así bien el sistema límbico es el que se encarga de la gestión de dichas emociones y de dar un valor positivo o negativo a las experiencias que vivimos. Para muchos autores resulta un término completamente correcto puesto que la función principal del Sistema Límbico, como se presentó a lo largo del documento, es la regulación emocional. De hecho, históricamente la función principal asignada a este sistema solo contemplaba la gestión de las emociones. Pero actualmente, en cambio, se considera que la visión de este sistema como el cerebro emocional resulta muy reduccionista. Esto es así porque, como hemos visto, se han descubierto multitud de funciones asociadas a las diferentes estructuras que lo componen y a su funcionamiento conjunto. Es más, se considera que este sistema está implicado no solo en las emociones, sino que también resulta de vital importancia la motivación, el desarrollo de aprendizajes y la memoria, por eso, al pensar en el sistema límbico debemos de ir más allá de la consideración del mismo como cerebro emocional. Hoy en día se asume que cualquier experiencia emocional posee sus propios mecanismos y correlatos cerebrales que en algunos casos pueden verse solapados. El conocimiento sobre estos procesos es cada vez más profundo y las nuevas técnicas neurofisiológicas están proporcionando nuevos indicios sobre el funcionamiento, tanto normal como patológico, de los fenómenos emocionales. El sistema límbico desempeña un papel fundamental en la arquitectura y en los procesos biológicos como memoria, cognición, aprendizaje, emociones, 13

adicciones y estados de alerta; además, el hombre es un ser esencialmente emocional que logra a través de los filtros emocionales de su cerebro poder llevar a cabo los procesos cotidianos de la vida.

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