Sindicalismo en Mexico

ÍNDICE EL SINDICALISMO EN MÉXICO..............................................................................2 ANTECEDE

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ÍNDICE EL SINDICALISMO EN MÉXICO..............................................................................2 ANTECEDENTES..........................................................................................................2 LA HUELGA DE CANANEA Y DE RÍO BLANCO...................................................2 PRIMERAS ASOCIACIONES......................................................................................5 LA CONFEDERACIÓN REGIONAL OBRERA MEXICANA................................6 LA CONFEDERACIÓN GENERAL DE TRABAJADORES..................................11 LA CONFEDERACIÓN GENERAL DE OBREROS Y CAMPESINOS DE MÉXICO........................................................................................................................12 LA CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE MÉXICO..............................13 LA UNIÓN DE OBREROS Y CAMPESINOS DE MÉXICO..................................13 EL CONGRESO DEL TRABAJO...............................................................................14 SINDICALISMO EN LA ACTUALIDAD..................................................................14 OPINIÓN PERSONAL.................................................................................................15 BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................16

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EL SINDICALISMO EN MÉXICO

ANTECEDENTES LA HUELGA DE CANANEA Y DE RÍO BLANCO.

Desde principios de 1906 en Cananea se había prendido el fervor revolucionario, Lázaro Gutiérrez de Lara, que sostenía relaciones epistolares con Ricardo Flores Magón y recibía el periódico Regeneración, organizo el "Club Liberal de Cananea", donde se propagaban ideas que no solamente eran contrarias al régimen de dictadura de Porfirio Díaz, sino que expresaban principios de transformación social profunda, influidos por los ideales del socialismo, que entonces aún no se había dividido por estas latitudes en socialismo autoritario y socialismo libertario, sino que se hablaba de reivindicaciones sociales inmediatas y de luchas encaminadas a la Revolución Social finalista.

En Cananea había descontento entre los trabajadores de la empresa norteamericana que explotaba las minas de cobre - The Cananea Consolidated Cooper Company - que pagaba unos salarios bajisimos y permitía que a los trabajadores inhumanamente

se por

les parte

tratara de

los

empleados norteamericanos, especialmente por algunos capataces. La situación era cada vez más difícil y la tiranía en las relaciones entre obreros y patronos era cada vez mas critica. Al fin, como había de suceder, el día 1º de junio de 1906 comenzó la huelga. El pliego de condiciones que presentaron a la empresa los obreros huelguistas condiciones que el abogado patronal califico de absurdas - decía: 1. Queda el pueblo obrero declarado en huelga. 2. El pueblo obrero se obliga a trabajar bajo las condiciones siguientes:

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La

destitución

del

empleo

del

mayordomo

Luis

(nivel

19).

El mínimo sueldo del obrero será de cinco pesos, con ocho horas de trabajo. En todos los trabajos de "Cananea Consolidated Cooper Co.", se emplearán el 75% de mexicanos y el 25% de extranjeros, teniendo los primeros las mismas aptitudes que los segundos. Poner hombres al cuidado de las jaulas que tengan nobles sentimientos para evitar toda clase de irritación. Todo mexicano, en los trabajos de esta negociación, tendrá derecho al ascenso, según se lo permitan sus aptitudes." William Green, gerente de la empresa, más que responder al memorándum, se preparo para atacar por la fuerza a los huelguistas. Armó a sus trabajadores norteamericanos y pidió refuerzos a las autoridades del otro lado de la frontera, las que no tardaron en enviarle parque y fusiles. En las primeras horas de la tarde se organizó una manifestación en la que participaron unos tres mil trabajadores, que desfilaron por las calles de la población y se dirigieron hasta la maderería de la Cananea Cooper para invitar a los obreros que todavía trabajaban a que se les unieran al movimiento, cosa que éstos hicieron inmediatamente, provocando este hecho la ira de los jefes norteamericanos. Los hermanos Metcalf, desde un balcón arrojaron agua con una manguera sobre los manifestantes, quienes respondieron con una lluvia de piedras... y la contrarrespuesta fue un tiro que mató instantáneamente a un obrero. Se desencadeno entonces la lucha y los hermanos Metcalf y diez trabajadores resultaron muertos en el primer encuentro. La lucha se reanudó en más de una ocasión durante ese día y el siguiente. León Díaz Cárdenas, en su libro "Cananea primer brote del sindicalismo en México", describe así aquella lucha: "Los obreros, indignados, no podían repeler la agresión. Inermes, contestaban a los disparos con maldiciones y con piedras, trabándose una lucha desesperada y desigual, como que de un lado estaban el gobernador de Estado de Sonora -mexicano-, Rafael Izábal, que, como es de suponer, estaba de parte de los patronos norteamericanos, que había llegado a Cananea con cerca de cien hombres armados, las autoridades locales, los empleados extranjeros de la compañía y 275 soldados norteamericanos, que llegaron al mando del coronel Rining,

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que había cruzado la frontera a petición del propio gobernador Izábal, del otro lado estaban los cinco mil trabajadores de las minas de cobre. La huelga de Cananea fue el primer suceso de importancia capital en las luchas obrero-patronales, tanto por los ideales que se manifestaban en el proletariado, ideales de innegable esencia libertaria y anarquista, como por sus consecuencias inmediatas y la influencia que posteriormente había de tener en el desarrollo del movimiento obrero mexicano. A mediados de 1906 se había creado en Río Blanco una "Sociedad de Obreros Libres". Bien pronto se fundaron círculos afines en Puebla, Querétaro, Jalisco, Oaxaca y Distrito Federal, los cuales reconocían al de Río Blanco como centro director. El órgano periodístico Revolución Social sostenía ideas inspiradas en los principios del programa del Partido Liberal de los Flores Mágon, principios radicales y de abierta y decidida oposición al régimen del general Díaz. Las opiniones revolucionarias del periódico alarmaron con sobrada razón a los capitalistas..."

Como el conflicto que se iniciaba amanazaba la tranquilidad del país y representaba un ejemplo revolucionario ante el cual no podía permanecer impasible el régimen porfirista, el gobierno central intervino, y sus obreros y patronos sometieron sus querellas al arbitraje del dictador. Porfirio Díaz, el dictador, dio un laudo - que fue hecho público en el Teatro Gorostiza, de Orizaba, con presencia de delegaciones de los trabajadores de las fábricas de Orizaba, Río Blanco y los alrededores el cual no era más que una serie de amenazas para los trabajadores y una suma de privilegios para los capitalistas. Don Porfirio, una vez más, afirmaba su posición al lado de los privilegiados. Los trabajadores, indignados, rechazaron el laudo presidencial y se decidieron a emprender una lucha sin cuartel contra sus explotadores y contra el dictador. El día 7 de enero de 1907 no entraron los obreros a trabajar. Por distintos rumbos de la ciudad fueron apareciendo compactos grupos de trabajadores que se concentraron frente a la fábrica mostrando su firme decisión de huelga.

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PRIMERAS ASOCIACIONES El 5 de marzo de 1876, fue fundada la Confederación de Asociaciones de Trabajadores de los Estados Unidos Mexicanos, la cual fortaleció la unidad de los trabajadores, constituyéndose después, en 1890, en la Orden Suprema de Empleados Ferrocarrileros Mexicanos, la Unión de Mecánicos Mexicanos, la Sociedad de Hermanos Caldereros Mexicanos, la Liga Mexicana de Empleados de Ferrocarril y otras más. En Cananea se fundó la Unión Liberal Humanidad y, en Orizaba, Veracruz, el Gran Círculo de Obreros Libres, ambos organismos fueron los protagonistas de las huelgas de Cananea y Río Blanco. En 1911 se constituyó la Confederación Tipográfica de México. En 1912 se fundó el Departamento del Trabajo y se estableció la Casa del Obrero Mundial que en 1913 conmemoró "por primera vez en el país, el 1o. de mayo, exigiendo la jornada de ocho horas y el descanso dominical".1 La idea de fundación de la Casa, partió de los líderes españoles Juan Francisco Moncaleano y Eloy Armenta, en cuyo derredor se agruparon Rosendo Salazar, Celestino Gasca, Antonio Díaz Soto y Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia, Rafael Pérez Taylor, etcétera. El fin de los fundadores fue crear un órgano orientador de las masas obreras que empezaban a sindicalizarse y a luchar por la unificación del movimiento obrero. La Casa del Obrero Mundial, con tendencias ideológicas anarquistas, procuraba agrupar a los trabajadores en sindicatos y asociaciones profesionales. Sus métodos tácticos de lucha consistieron en el sabotaje, el boicot y la huelga general. La primera huelga en que tomó parte la Casa del Obrero Mundial fue declarada en el café inglés, durante la cual, pintorescamente, los obreros, para colaborar en ese acto con los meseros huelguistas, ocuparon las mesas del establecimiento en calidad de clientes.

En febrero de 1916, se llevó a cabo en Veracruz, un Congreso obrero convocado por la Federación de Sindicatos del Distrito Federal, al que se negó a concurrir el general Heriberto Jara, quien era, en aquel entonces, el gobernador del estado. En tal Congreso se acordó formar un organismo sindical obrero llamado Confederación del Trabajo de la Región Mexicana. En su declaración de principios establecía, como objetivo principal de los trabajadores, el de la lucha de clases y, como finalidad suprema para el movimiento del proletario, la socialización de los medios de producción. Se usaría como medio la llamada acción directa, quedando

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excluida del esfuerzo sindicalista toda clase de acción política, entendiéndose como tal, el hecho de adherirse oficialmente a un gobierno, a un partido o personalidad que aspira al poder gubernativo. Quien aceptase un puesto público, quedaría automáticamente fuera de la Confederación. Serían aceptados tanto los trabajadores manuales como los intelectuales, siempre y cuando acatasen los principios y estatutos. El 13 de octubre de 1917, se reunió en Tampico otro congreso obrero; concurrieron a él delegados de todas las organizaciones de importancia. Se aprobaron resoluciones que asentaban el derecho de libre asociación, recomendaban la organización sindicalista y se aconsejaba a los obreros limitar la familia, cuando la situación económica fuera grave. Las organizaciones obreras de Tampico se congregaron el 13 de diciembre de 1917 y acordaron convocar a la realización de un Congreso Obrero para formar una organización nacional. Este Congreso se reunió el 1o. de mayo de 1918, en la ciudad de Saltillo, ahí se fundó la CROM... en su declaración de principios se destacan los siguientes aspectos: reconocimiento de la existencia de dos clases: explotados y explotadores; esta situación es injusta, la clase explotada tiene el derecho de establecer una lucha de clases. Se adoptó el nombre de Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), pues los anarquistas y socialistas propugnaban el título de regional de México, pensando que podrían ser sección de una central internacional. En cambio los reformistas propugnaban la supresión del título de regional y agregar el de mexicana, significando este último término, que era una organización nacional desvinculada de las demás. Su lema era: salud y revolución social, lema anarquista.

LA CONFEDERACIÓN REGIONAL OBRERA MEXICANA En febrero de 1916, se llevó a cabo en Veracruz, un Congreso obrero convocado por la Federación de Sindicatos del Distrito Federal, al que se negó a concurrir el general Heriberto Jara, quien era, en aquel entonces, el gobernador del estado. En tal Congreso se acordó formar un organismo sindical obrero llamado Confederación del Trabajo de la Región Mexicana. En su declaración de principios establecía, como objetivo principal de los trabajadores, el de la lucha de clases y, como finalidad suprema para el movimiento del proletario, la socialización de los medios de

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producción. Se usaría como medio la llamada acción directa, quedando excluida del esfuerzo sindicalista toda clase de acción política, entendiéndose como tal, el hecho de adherirse oficialmente a un gobierno, a un partido o personalidad que aspira al poder gubernativo. Quien aceptase un puesto público, quedaría automáticamente fuera de la Confederación. Serían aceptados tanto los trabajadores manuales como los intelectuales, siempre y cuando acatasen los principios y estatutos. El 13 de octubre de 1917, se reunió en Tampico otro congreso obrero; concurrieron a él delegados de todas las organizaciones de importancia. Se aprobaron resoluciones que asentaban el derecho de libre asociación, recomendaban la organización sindicalista y se aconsejaba a los obreros limitar la familia, cuando la situación económica fuera grave. Las organizaciones obreras de Tampico se congregaron el 13 de diciembre de 1917 y acordaron convocar a la realización de un Congreso Obrero para formar una organización nacional. Este Congreso se reunió el 1o. de mayo de 1918, en la ciudad de Saltillo, "ahí se fundó la CROM... en su declaración de principios se destacan los siguientes aspectos: reconocimiento de la existencia de dos clases: explotados y explotadores; esta situación es injusta, la clase explotada tiene el derecho de establecer una lucha de clases".6 Se adoptó el nombre de Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), pues los anarquistas y socialistas propugnaban el título de regional de México, pensando que podrían ser sección de una central internacional. En cambio los reformistas propugnaban la supresión del título de regional y agregar el de mexicana, significando este último término, que era una organización nacional desvinculada de las demás. Su lema era: salud y revolución social, lema anarquista.7 Posteriormente, la llamada acción directa del anarquismo fue abandonada y sustituida por la acción múltiple, dando paso así a la participación en las actividades políticas, que en un principio se pensó desligar de esta organización. La fundación de la CROM representa el triunfo del reformismo, en el movimiento obrero de México. Desde la realización del congreso de 1916, en Veracruz, se descartó la lucha política y se maniató a la clase obrera, condenándola a la lucha económica; se prohibía a los miembros de los organismos sindicales apoyar a algún partido político e, implícitamente, se les impedía la formación de un partido obrero. El congreso de Saltillo, en 1918, hizo sentir la lucha de nacionalistas contra una tendencia de afiliarse a la internacional. Los principios que sustentaba en su inicio el movimiento obrero, van poco a poco degenerando. De la socialización de los medios de producción,

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propugnada en Veracruz, se pasa a la lucha por la descentralización de la propiedad, cayendo en una posición agraria reformista que sólo buscaba el reparto de la tierra, pero no la desaparición del sistema. La CROM tuvo nexos con la American Federation of Labor (AFL), dirigida por Samuel Gompers, quien tenía conocimiento del movimiento obrero panamericano desde 1883, "cuando trabajaba en una fábrica de cigarros en Nueva York, conoció a tres trabajadores mexicanos que -según él- le dieron una idea bastante exacta de la situación política e industrial en el régimen de Díaz".8 El líder estadounidense señala haber visitado tres veces México y que, en varias ocasiones, algunos mexicanos acudieron a verlo para pedirle consejo sobre sus proyectos de derrocar al general Díaz. Esta comisión prestó muy buenos servicios, pues según los proyectos que se habían estado estudiando durante meses se utilizarían todos los contactos amistosos posibles para convocar una conferencia encaminada a la organización de la Federación Panamericana del Trabajo. Fue significativa la ceremonia en que se inauguró el Congreso, en Nuevo Laredo, con participación de Luis N. Morones y Gompers.

Posteriormente,

Gompers

prestó

sus

servicios

a

la

Federación

Panamericana como presidente, aun cuando el presidente De la Huerta, en 1923, en una conferencia que se celebró con representantes de las organizaciones obreras mexicanas, en El Paso, se inconformó y protestó, a través de sus partidarios, por el interés que Gompers manifestó públicamente por Calles, expresándole su simpatía para las próximas elecciones. Esta actitud intervencionista de la AFL, por medio de Gompers, fue sin duda lo que originó la conducta de De la Huerta en esas conferencias, en las que, según el líder de la AFL, De la Huerta adoptó una actitud de superioridad altanera, no obstante que el líder norteamericano expresa... no tener el menor deseo de intervenir en los asuntos internos de México. La integración de la CROM a la Federación Americana del Trabajo fue duramente criticada por los sectores más radicalizados del movimiento obrero mexicano quienes vieron en la presencia de los representantes norteamericanos a agentes de la Casa Blanca con el propósito de atraer al movimiento sindical mexicano, a la órbita de influencia estadounidense. Cuando Obregón terminó su mandato, a finales de 1924, la CROM ya había recorrido un largo trecho en su cambio de orientación de los grupos obreros a los agrarios. Obregón y sus seguidores agraristas llegaron a formar una facción durante la

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administración de Calles, y éste y los grupos de la CROM, otra. Si bien la política general de ambos seguía siendo la misma, sus respectivos centros de fuerza provenían de grupos divergentes y cada vez más hostiles. El Partido Nacional Agrarista, de Obregón, estaba claramente en desgracia con Calles, mientras que el partido oficial de éste, es decir, el Laborista Mexicano, entraba cada vez más en conflicto con Obregón. Hasta 1925, el Partido Nacional Agrarista y el Partido Laborista, conciliaron intereses y trabajaron juntos en una aparente amistad. Sin embargo, poco tiempo después del ascenso del sector obrero al poder, con Calles todo cambió, hubo pugna entre ellos. Los líderes agraristas pedían que la CROM se limitara en sus tareas de acción social con los campesinos a los trabajadores agrícolas de las haciendas y dejar los ejidos al Partido Agrarista. Pero Morones replicaba que los jornaleros y los ejidos tenían los mismos problemas y se negaba a reconocer las diferencias entre las dos clases sociales del campo y la ciudad. El resultado de esta controversia fue que el Partido Laborista se retiró del bloque radical en la Cámara de Diputados que había estado compuesto por laboristas, agraristas e independientes. “En 1926, la CROM afirmaba contar con dos millones de adherentes, cifra evidentemente exagerada, "pero difícil de ratificar por la falta de buenas fuentes".2 Morones aparentaba indiferencia respecto al tema de la reelección, pero entre las masas obreras había un resuelto sentimiento en contra de la misma; una facción quería apoyar la candidatura del general Francisco Serrano; otros buscaban ampliar el mandato presidencial a seis años, para que Calles pudiera permanecer dos años más en el cargo, y otros proponían como candidatos presidenciales de la CROM a Morones o a Gasca. No obstante, el Grupo Acción (de la CROM), utilizando mano dura, pudo imponer su voluntad a los diferentes elementos y evitar una escisión en el partido. La convención aceptó a Obregón como candidato obrero, pero con una reserva. Apoyarían su candidatura en la inteligencia de quedar en libertad de retirarle este apoyo en el momento que juzgaran prudente hacerlo. Y, el 30 de abril de 1928, el Partido Laborista le retiró su apoyo, para dejar en entera libertad a la mesa directiva de escoger su candidatura, lo cual significa, finalmente, que no se declararon obregonista. Morones renunció a las actividades gubernamentales y justificó su actitud en un discurso que tuvo amplia difusión entre los miembros del Partido Laborista, en el que expresaba: Una organización obrera tiene todo el derecho a ser política cuando existe una corriente de franqueza, basada en hechos innegables, la cual puede otorgar a los

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hombres que dirigen la acción política de nuestro país, todo el prestigio y las garantías necesarias para ganarse la confianza de las masas obreras; cuando hay un hombre como Calles; con él se puede ser político, ir en cualquier dirección, guiado por él, pero cuando hay otras circunstancias, es preferible repetir el cadalso: la vieja guardia muere, pero no se rinde. La crisis de la CROM, en 1928, marca el fin del periodo formativo del sindicalismo mexicano, pues, durante este lapso se ensayan las modalidades de organización cuyos rasgos esenciales marcarían el desarrollo posterior de dicho sindicalismo, y es cuando se establecen los primeros eslabones de la cadena que acabó por atar definitivamente los sindicatos al Estado. En el caso de la CROM, observamos cómo la candidatura de Obregón fue la causa de las primeras divisiones. Después, el descontento acumulado por las limitaciones y fracasos del proyecto sindical cromista y por las alianzas políticas de sus líderes alcanzaría mayores dimensiones, al coincidir con las estrecheces impuestas por las crisis económicas. La ruptura definitiva de la CROM tuvo lugar con la salida del grupo lombardista en 1932, año en el que la crisis alcanzó sus niveles más altos. En medio de estas circunstancias, la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) (actualmente Partido Revolucionario Institucional PRI), y la expedición de la Ley Federal, en 1931, acabarían por transformar las relaciones obrero-patronales y los vínculos entre las organizaciones obreras del Estado. Cuando en 1928 desaparecieron las condiciones que habían hecho de la CROM, la organización social hegemónica, los resultados fueron la salida de los líderes cromistas del gobierno y la desafiliación de un número importante de sindicatos y de federaciones obreras. Aun así, las cosas no hubieran seguido ese rumbo, si a pesar de los compromisos políticos de sus representantes la CROM hubiera llevado adelante su proyecto obrero. Con la CROM, los trabajadores tuvieron la oportunidad de consolidar sus agrupaciones sindicales y hacerlas extensivas a todas las ramas de las ocupaciones y a gran parte del territorio nacional. Bajo estas circunstancias crecieron y se desarrollaron. Sin embargo, con esta Confederación, también enajenaron su autonomía y la de un proyecto sindical independiente del Estado.

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LA CONFEDERACIÓN GENERAL DE TRABAJADORES La Confederación General de Trabajadores (CGT) es una expresión de la corriente anarcosindicalista en México. Surge como respuesta del movimiento obrero en contra de la legitimación de las organizaciones de trabajadores ante el Estado. Sin embargo, su evolución se ubica en un periodo en el que ya existe aceptación oficial del sindicalismo, se discuten los proyectos de reglamentación al artículo 123 constitucional y se plantea una opción que abre la CROM: el sindicalismo y la política juntos. El anarcosindicalismo, variante del anarquismo, plantea una estructura económica basada en el sindicato, el cual -a través de organizarse en federaciones y agruparse éstas en una confederación general- logrará la reorganización de la sociedad. Para ello, se vale de acciones directas y revolucionarias, cotidianas, que lleven, finalmente, a la huelga general, con la cual se consolidará la revolución social. La nueva sociedad podrá organizarse de manera federalista y se basará en una cooperación

sistemática,

según

líneas

generales

determinadas

y

bajo

el

mantenimiento de los compromisos contraídos. La libertad individual, con base en los contenidos y principios del anarquismo, constituye un gran atractivo para los artesanos, quienes son dueños de sus medios de producción y que en el momento histórico del desarrollo del capitalismo están ante una disyuntiva: o se vuelven proletariado industrial, alquilando su fuerza de trabajo o bien, se convierten en patronos de una de las recientes fábricas, para lo cual requieren medios de producción modernos. Los socios fundadores fueron: José C. Valadés, Manuel P. Ramírez, Alberto Araoz de León y Edmundo Solís. El 15 de septiembre de 1923 se adhirió esta central a la Asamblea Internacional de Trabajadores, con sede en Berlín, Alemania. Los integrantes de la CGT fueron reclutados entre las viejas agrupaciones radicales, principalmente entre los trabajadores de la industria textil y de transportes, pero su volumen no llegó nunca a ser muy numeroso, debido, tal vez, a la cerrada hostilidad de la CROM y los gobiernos que veían un serio peligro en la propagación de las ideas anarcosindicalistas, que, además no eran compatibles con la estructura jurídicopolítica del Estado mexicano. Muchas fueron las huelgas patrocinadas por la CGT que fracasaron y muchos de

sus

líderes

sufrieron

persecuciones

injustas,

incluso

persecuciones

y

deportaciones. En ocasiones, cuando esta organización trataba de obtener la afiliación

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de otros sindicatos y su apoyo en la lucha, Morones la obstaculizaba y aprovechaba su influencia política para impedir la circulación de los periódicos y material de propaganda. LA CONFEDERACIÓN GENERAL DE OBREROS Y CAMPESINOS DE MÉXICO La Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), fue otro intento de unificación del sector laboral, dirigida por Vicente Lombardo Toledano, en opinión de Severo Iglesias: no representó un cambio en la conciencia del movimiento obrero. En junio de 1933 se reunieron en el Distrito Federal, una serie de organizaciones obreras independientes para firmar un pacto de unificación. Tal reunión explicaba la carencia de unidad obrera, por falta de ideología y conciencia de clase. Para octubre, se convocó un congreso obrero, en el cual se constituyó la CGOCM, que habría de sacar al movimiento de la crisis. Es un hecho bastante conocido que el movimiento obrero llegó a la etapa cardenista dividido, pero independiente del Estado, pues, salvo la Cámara Nacional del Trabajo, que intentó formarse como organización obrera con la protección de Abelardo L. Rodríguez, el resto de las organizaciones estaban libres de la tutela estatal; unas, porque les parecía la línea correcta -tales como la CGOCM-, otras ligadas al Partido Comunista Mexicano -como la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM) y los grandes sindicatos electricistas, mineros y ferrocarrileros- y otros organismos, como la CROM y, en menor medida, la CGT eran independientes, no porque así lo desearan, sino debido a que el Estado los rechazaba como posibles aliados. La CGOCM celebró su primer Congreso en diciembre de 1935, ya bajo la presidencia de Cárdenas, el segundo, según veremos, fue el último, debido a que en él se disolvió para dar paso a la fundación de la Confederación de Trabajadores de México. La CGOCM es, prácticamente, un organismo de transición entre dos momentos cruciales del movimiento obrero: “...el primero con la desintegración de las dos centrales más importantes emanadas de la Casa del Obrero Mundial, la CROM y la CGT y, el segundo, la incorporación de los trabajadores al Estado, a través de una central más sólidamente constituida, como ha sido demostrado a lo largo de cincuenta años... la CTM”.3

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LA CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE MÉXICO Posteriormente, el 21 de febrero de 1936, se inauguraron los trabajos previos del Congreso Nacional de Unificación, presididos por el Comité Nacional de Defensa Proletaria. En este Congreso también se propuso la unidad de acción en todos los campos, la creación de centrales únicas en cada país y de centrales internacionales igualmente únicas. Además, se expresó que el éxito de toda lucha del proletariado iba íntimamente unido a la creación de la alianza con el campesino trabajador y con las masas más importantes de la pequeña burguesía urbana. De acuerdo con estos lineamientos, la CTM convocó a los principales organismos obreros y campesinos y a los partidos políticos para formar el Frente Popular Mexicano. La Confederación Nacional Campesina, la Confederación General de Trabajadores, la Confederación Regional Obrera Mexicana, fueron invitadas, así como el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el PNR, este último, árbitro único de la vida política del país. Las pugnas intergremiales y el inevitable choque de ideologías e intereses hicieron que fracasara el intento del Frente Popular Mexicano. “La decisión de la CTM a participar en las elecciones fue criticada por los miembros del PCM, que pertenecían al Comité Nacional de la Confederación, lo mismo que por algunos sindicatos que veían en esta decisión el regreso a los errores que había cometido la CROM.”4 En marzo de 1938, pocos días después de la expropiación petrolera, se celebró la Convención Constituyente del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), el cual quedó formado por cuatro sectores: el obrero, el campesino, el popular y el militar. En el sector obrero participaron la CTM, la CROM, la CGT, el SME y otros; es decir, la CTM tuvo que compartir su posición con organizaciones que le eran opuestas, como la CROM y la CGT, así como los sindicatos independientes de la industria. El frente popular quedaba finalmente constituido a la mexicana, sin embargo, estaba muy lejos de asemejarse a las ideas primeras que sus precursores habían propuesto. LA UNIÓN DE OBREROS Y CAMPESINOS DE MÉXICO Nacida en mayo de 1949, esta Unión queda integrada por el Sindicato de Mineros y otros de menor importancia, prohijada por Vicente Lombardo Toledano.

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A fines de marzo de 1959 el movimiento fue aniquilado, los líderes fueron encarcelados y fueron despedidos varios miles de trabajadores con el fin de restablecer el orden. Este suceso es un amargo retroceso en las luchas proletarias de México. EL CONGRESO DEL TRABAJO El Congreso del Trabajo (CT) ha sido el último intento para unificar el movimiento obrero organizado en México. Su formación es resultado de la fusión de las confederaciones y los sindicatos de industria nacionales. El CT ha seguido, en general, la orientación marcada por la CTM de alianza con el Estado. Sin embargo, también es notable que algunos de sus integrantes expresen corrientes mucho más radicales. El CT es un intento más de organización promovida por el gobierno con objeto de mantener el control del movimiento obrero. Fue fundado en 1966, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. El CT respeta la autonomía de acción de cada sindicato, aunque establece un programa general de acción para todos sus integrantes, cuyo contenido debe respetarse por encima de los programas individuales. SINDICALISMO EN LA ACTUALIDAD Merced a que ciertamente en tiempos pasados los trabajadores fueron objeto de multiplicidad de vejámenes y exacciones, se crearon los sindicatos como medio de propugnar por condiciones dignas y humanizar el desempeño laboral de sus agremiados. Paulatinamente, fueron obteniendo prestaciones mas y mas ventajosas que se plasmaron de tal suerte en los contratos correspondientes. Pero hemos llegado a tales situaciones en las llamadas “conquistas sindicales”, que no nos queda mas que sorprendernos e indignarnos. De su primigenia condición marginal, los obreros (básicamente sus líderes) se han convertido en una casta que ha obtenido privilegios inusitados e inmerecidos a todas luces. Los sindicatos se han transformado de agrupaciones concebidas para defender los derechos de sus integrantes en auténticas mafias que no tienen otros fines diferentes que solapar atrocidades como la improductividad, la grosería y la ineficiencia, cuando no las corruptelas de sus miembros. Baste para ello, visitar cualquiera de las clínicas del Seguro Social, donde podremos encontrar a las secretarias, intendentes y hasta

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médicos faltando flagrantemente al cumplimiento de sus obligaciones. Si preguntamos porque prevalece este orden de cosas, nos argumentarán que esos empleados son sindicalizados y que nada se puede hacer contra ellos, so pena de crear un conflicto laboral. Los sindicatos son en la mayoría de los casos, auténticos cotos de poder en los que se practica de forma indiscriminada el compadrazgo a través de la asignación discrecional de plazas a allegados y corifeos, la corrupción por medio de la ya citada venta de plazas. OPINIÓN PERSONAL Es cierto que el Sindicalismo en México hace ya más de un siglo tuvo conquistas que eran justas y necesarias para los trabajadores, ya que ellos prevalecían en condiciones casi infrahumanas: jornadas extenuantes de horas, pocos ó nulos días de descanso, salarios que hacían que permanecieran en la miseria, y trabajando de por vida con el mismo patrón debido a las tiendas de raya, etc. Eran necesarios los sindicatos: asociaciones afines a los intereses de los trabajadores y que les concedieran derechos a los cuales eran merecedores. La verdad es que los trabajadores en México actualmente no gozan de un salario mínimo que realmente sea justo, y en algunos sectores el trabajo es por de más pagado en relación a los riesgos y trabajo al que se enfrentan (como en el sector minero); pero también es cierto que sindicatos como el del Seguro Social o el Sindicato de Maestros han promovido huelgas por caprichos e intereses de unos cuantos. Mientras existan desigualdades tan grandes entre los trabajadores, las prestaciones que algunos gozan de más siempre serán injustas, más aún cuando hacen peticiones que resultarían costosas al país, al extremo de provocar crisis en el Seguro Social como la que se vive hoy en día en nuestro país. Los Sindicatos defienden los derechos de los trabajadores, eso resulta obvio, pero creo que deberían trabajar en esos derechos y no en lo que al final resultan ser sablazos en contra del bien de nuestro país.

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BIBLIOGRAFÍA 1

Trueba Urbina, Alberto, Nuevo derecho del trabajo, 3a. ed., México, Porrúa, p. 351. Meyer, Jean et al., Historia de la Revolución mexicana, México, El Colegio de México, núm. 11, 1977, p. 77. 3 Anguiano Rodríguez, Guillermo, Las relaciones industriales ante la insurgencia sindical, México, Trillas, 1985, p. 34. 4 Durand, Víctor Manuel, op. cit., p. 20. www.comunistas-mexicanos.org/index.php?option=com_content&task=view&id=108&Itemid=6 http://www.larevista.com.mx/ver_nota.php?id=1189&seccion=colaboradores 2

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