Simon Radowitzky

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EL CASO RADOWITZKY Buenos Aires 1928

Por el Dr. Ramón Doll*    * Crítico y escritor argentino nacido en 1896 y fallecido en 1970. De sus libros se destacan: "Liberalismo acerca de una política nacional" y "Policía intelectual", entre otros.

Simón Radowitzky a los 17 años

 

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ANTECEDENTES Simón Radowitzky dio muerte al coronel Falcón y su secretario Lartigau, en el día 14 de noviembre de 1909, siendo condenado por el delito de doble homicidio, según sentencia de la Cámara Criminal de la Capital fecha 16 de Diciembre de 1910, a la pena de penitenciaría por tiempo indeterminado. Desde hace tiempo, algunos centros libertarios, tratan de agitar el ambiente pro liberación del recluso de Usuahia y como creo que con el indulto o conmultación (sic) de la pena, que sufre Radowitzky, la opinión pública act relacionando el delito con la pena ya sufrida, el ambiente de aquella época con el d actual y los aspectos que ofrecía el caso en 1909, con los que ofrece en 1928, no sentiría tan irritada, ni tan alarmada como lo creen algunos, deseo bosquejar algu consideraciones en apoyo de la modificación de aquella pena.

LAS VÍAS DE LA LIBERTAD Sólo por dos vías podrá obtener Radowitzky su libertad. Por la judicial o por la indulto presidencial. La primera podrá solicitarla a los jueces, una vez cumplidos los requisitos del art. del Código Penal. En efecto: por le argumento del art 305 del Código Penal, la pena penitenciaría por tiempo indeterminado, aplicada durante la vigencia del cód anterior, debe ser traducida hoy por la reclusión perpetua, que determina el art. 80 Código Penal actual. Y de acuerdo con el art. 13 de éste, cumplidos 20 años de reclusión, Radowitzky podrá solicitar a sus jueces la libertad condicional y los jue podrán acordarla en las condiciones que prevee dicha disposición legal. En tal sent y haciendo una liquidación sumaria de la pena que lleva cumplida, computando mitad del término de la prisión preventiva que sufrió, tal cual lo establece el art. 24 Código Penal, creo que Radowitzky podría solicitar la libertad condicional del art. recién a mediados de 1930 más o menos. Como nos interesa la exactitud del cómpu paso por cualquier error de detalle. Pero lo que me interesa hacer notar es que a mi juicio, ese procedimiento liberato por vía judicial ha de resultar poco menos que inútil y no ha de dar ningún resulta pues el art. 13 del C. Penal, impone requisitos al reo, pero no obliga a la Cám Criminal, tribunal que debe entender en el pedido. La libertad condicional facultativa de los jueces que han de acordarla y pueden concederla o no, una cumplidas las condiciones externas de la ley, por razones que quedan libradas arbitrio judicial, según sea la clase del delito, la calidad de las personas, etc. Y bien; creo que es inútil pedir a los jueces que ejerciten la facultad que les confier art. 13 del C. Penal: 1° por la idiosincrasia del poder judicial y 2°, porque los jue tiene prejuicios contra los casos judiciales que se presentan como la consecuencia la llamada cuestión social, tanto en lo criminal como en lo civil.

PSICOLOGÍA DE JUEZ

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Con respecto a lo primero, no puedo detenerme en el examen de las característ del Poder Judicial, pero sí he de hacer notar que es un lugar común en la literat jurídica el espíritu rutinario, reaccionario, conservador que posee por lo general a hombres dedicados a la función judicial. ¿Cuáles son las causas de que el funcionario judicial devenga generalmente el hom más incomprensivo y menos tolerante con todo lo que significa evolución, reform progreso social? Será tal vez al decir de Lambert, porque los jueces representan la mentalidad me de la profesión legal, y ésta ha sido siempre la mentalidad social menos permeab los fermentos revolucionarios o aun reformistas. En algunos países, como Norte América, habrá que buscar la causa con Henry Geo (hijo) en que los jueces son elegidos entre los abogados de las grandes empre capitalistas, que no pueden menos de ser conservadores y resistirse a los cambios sino, diremos con Elihú Root que los abogados, y por lo tanto los jueces, educación y por ambiente, devienen siempre celosos defensores del individualis que considerado como principio económico, es hoy la fortaleza, cuyo sitio estrec más y más las nuevas ideas de justicia social. Pero no solamente esos factores externos o locales hacen generalmente del juez fuerza estática en la sociedad: las características, las modalidades de la func judicial, producen ese misoneísmo en los hombres que la ejercen. Mientras la socie cambia incesantemente, la norma jurídica se fija mediante la ley, a través de generaciones, en un marco demasiado rígido para abarcar ese continuo devenir soc en vano, en nombre dela equidad o del derecho natural, adquiere a veces cie flexibilidad en su aplicación práctica, pues siempre deberá existir esa discrepan entre la ley y la opinión pública de un momento dado, aunque sea ese momento mismo en que la ley se sanciona. Nada extraño tiene que el juez a quien le está vedado referirse a otras normas que del derecho positivo, desconfíe de toda otra voz que no se la de la ley, dogm oráculo cuya autoridad no puede discutir. Y nada de extraño tiene, que quien consa su vida a hacerse el intérprete de la ley, especializándose en el estudio del texto, q maneja con eficacia y se adentra y se identifica en él conociendo las autorida doctrinarias y jurisprudenciales al dedillo, termine por simpatizar con el sistema que él resulta su mejor expositor y termine también por desconfiar de todo o sistema legal que trate de sustituir al que tan bien él conoce. ¿Por pereza de troca revisar nuestras ideas? ¿O porque no deja de ser un desencanto haberse quemado cejas en el estudio de un derecho que resulta a los ojos de los nuevos, cadu arcaico, injusto? Sería interesante plantear el estudio del misoneísmo judicial, de ese punto de vista estrictamente psicológico. ¡Cuántas sugestiones para la pluma un jurista que fuera también un buen psicólogo proporcionaría el análisis de la cr de un juez que, por ejemplo educado en el ambiente retórico, charlatanes semicatólico y burgués de nuestra Facultad de Derecho de hace cuarenta o cincue años, en que era autoridades José María Moreno y Estanislao S. Zevallos, se encuen con las nuevas generaciones socialistas, reformistas, que abominan de un derecho privilegio, enseñado por profesores de relumbrón...! Pero todo esto nos alejaría de

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cuestión. Sea lo que fuere, y dejando para otro momento las causas del misoneísmo judicia cierto es que para quienes conocemos a los hombres de la justicia, no es una nove ese espíritu de traición y de respeto al colega, al Tribunal Superior y al au doctrinario, que termina por helar con una resolución llena de arcaísmos forenses más cálida, la más apasionada y justiciera de las peticiones. Pues bien; la liberación de Radowitzky, no pueden concederla hombres que de bu fe creen que un homicidio social es un hecho simple que en 1928 tiene las mism proyecciones que en 1909, que dada su idiosincrasia creen que los hechos que juzg no tiene matices, "nuances", formas, mucho más sutiles, más inasibles que las q suelen aparecer en los papeles de un expediente. Y en consecuencia, si la liberac debe fundarse en consideraciones sobre los sacudimientos sociales ocurridos en últimos 20 años y particularmente en que el crimen de Radowitzky, debe contemplado como un desprendimiento teratológico, pero asimismo derivado corrientes de progreso, de anhelos de reforma y de justicia social reconocidos co legítimas pretensiones, es difícil que los jueces perciban esos matices, porque aplicación diaria de la ley anestesia la sensibilidad del funcionario y dentro de tribunales, esos hechos nuevos, esos ideales, sólo por excepción encuentran homb que los perciban.

DELITO SOCIAL En segundo lugar, he dicho que sería inútil intentar la vía judicial, dada la clase delito de Radowitzky. Es éste un crimen de los llamados sociales, quizás porque so desviación, el caso patológico, deforme, que necesariamente debe producir to proceso de lucha y más cuando ésta tiene toda la pasión y la emoción de la act lucha de clases. No es un crimen pasional o de un mercenario; es un crimen soc nace o mejor dicho, aborta como un cuerpo amorfo o monstruoso engendrado en escisión honda, que trasciende a todas las sociedades y que las hiende en la mode guerra de clases. He aquí, pues que los jueces a estos casos judiciales que se presentan co ineludibles aberraciones de todo fenómeno social, pero aún así, anuncian el despe de las clases explotadas, en el futuro vuelco de todo el contenido social en los mol del nuevo Estado y del nuevo Derecho, suelen encararlo con doble severidad: prim por ser crímenes y después porque son cometidos por un individuo de la cl adversaria a la que pertenece el juez. Es evidente que un juez pertenece siempre a la burguesía y que por lo tanto todos intereses, prejuicios, su comodidad misma, lo llevarán a solidarizarse con su clase y con los de la clase proletaria, de tal modo que a la intolerancia que debe tener p todo crimen, dóblase la que puede tener para el criminal que además es adversario.

OBJECIONES

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Pero Se dirá: el juez no hace sino aplicar la ley, es su portavoz imparcial, que se abstrae de sí mismo, de modo que no tiene ninguna importancia su actitud persona frente al hecho y las palabras tolerancia o intolerancia así como el antagonismo de clases están fuera de lugar, como factores que puedan influenciar su ánimo. Es ello así?...En otro lugar nos hemos de ocupar con más detenimiento de e asunto; pero considerándolo sumariamente ¿quién no sabe que el juez se encuentr cada momento con textos oscuros, con lagunas de la ley que debe interpretar y q esa interpretación de objetiva que debe ser, se cambia a menudo en exége subjetiva como decía Cosentini? Es decir, que el juez no es siempre un traductor, vulgar instrumento de la ley, sino que es su persona, sus prejuicios, quizás hasta sentimientos (y no subalternos sino los que él cree de buena fé, que son de justi los que animan sus considerandos en la sentencia. Pero si eso ocurre en todos fueros ¿qué decir del fuero criminal, donde la ley y la categoría de los asuntos perm al juez a cada momento resolver de acuerdo con la impresión personal, esa sínte oscura del caso que marca repentinamente la conciencia del juez? Los antecedentes personales, la naturaleza del delito, dice, por ejemplo, a c momento la ley de fondo y de forma, facilitan o dificultan una medida judicial. Por se presta al más franco de los subjetivismos, porque ¿no observamos a cada paso cuan distinto criterio un hecho es más o menos grave según la situación social de persona, la experiencia de quien lo juzga? Ahora bien, un crimen común, un homic pasional no encuentra sino el juez; un crimen social encuentra al juez y detrás del j puede también encontrar al hombre que es rico, que pertenece a las cla acomodadas y que es burgués. No será siempre así, dependerá de la cultura y de conciencia del funcionario, pero desgraciadamente no hemos podido sino compro una mayor severidad con los delitos de orden social que con los de otro orden y b podríamos hacer nuestras aquellas palabras amargas de Turari, cuando refiriéndos los presos, llamados en el lenguage (sic) policíaco argentino, sociales, decía: gastado años enteros de mi juventud, militando en el foro, para disputar cuantas esas víctimas pude al dragón judicial y he concluido por ceder las armas en la lu judicial. Ni la evidencia de los hechos ni la generosidad del ánimo, ni la energía defensor, nada hay que pueda, no ya vencer, sino al menos amortiguar un poco, esta lucha, la ferocidad refinada del poder judicial...El órgano más ejercitado y pote de la clase dominante para esta obra de selección servil". Y cuando el preso o el litigante tiene la desgracia de caer en manos de jueces que saben sustraerse al espíritu de clase, a la influencia de la clase prepotente que domina y a la que perteneces, si la ley que los ampara no es suficientemente clar terminante y le impone al funcionario un mandato inevitable, si un texto oscuro h posible aquella exégesis subjetiva de que habla Cosentini y permite al juez imponer voluntad personal, entonces debe perder toda esperanza el preso o el litigante, porq el juez resulta doblemente peligroso creyendo que en ese caso no solamente cast un crimen sino defiende a la sociedad, la sociedad a la que él pertenece, en incólumes principios.

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Carruaje en el que viajaban el Cnel. Ramón L. Falcón y su Secretario, Juan Lartigau, con muestras de los destrozos causados por la bomba de Radowitzky

EL INDULTO PRESIDENCIAL La modificación de su pena o la libertad de Radowitzky debe obtenerse del Presiden Es posible que el Presidente se coloque en un plano más elevado para apreciar el c Radowitzky y no padezca de esa miopía que produce la labor liliputiense que se lla administrar la justicia legal. He dicho que los jueces son misoneístas que no tienen la costumbre de percibir anhelos, los ideales nuevos, obsesionados en auscultar la imagen grotesca de la ley Presidente en cambio, no es un legista, no tiene su alma apergaminada, laminada, el papeleo diario de los expedientes. Aunque abogado puede ser que no sufra de fetichismo ante la ley escrita, del que un síntoma que no puedo menos de señalar, las palabras del Profesor de Derecho Constitucional Dr. González Calderón, cuando pesadez plúmbea suele decir que dentro de nuestra Constitución, todos los ma sociales, encuentran remedio. Es necesario salvar el escollo de hombres así, que a cuando no son jueces, son los profesores de los jueces, hombres a los que habría q hacerlos de nuevo, para extirparles esa superstición de la organización política act que apoya un puntal de Marshall y otro en los ciento y tantos tomos de los fallos d Suprema Corte Norte Americana, arca santa del privilegio y del más fe individualismo. Con respecto a las observaciones, que hice sobre los jueces, se me podrá decir que

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presidente pertenece también a las clases burguesas y que por lo tanto, concient inconcientemente opondría las mismas resistencias al indulto o conmutación de p por un delito social. Es cierto, pero como los jueces están obligados a fundar resoluciones, es claro que se verán más precisados a nutrirse en los principios que rutina de años les sirve para respaldar una justicia de clase, en consecuencia es m fácil que el espíritu de clase, la influencia de hecho de las clases a que pertene resulte el verdadero fundamento de la negativa. En cambio la espontaneidad q caracteriza la gracia presidencial, permite al funcionario a quien otras razones lo llevado al convencimiento del perdón, pasar o sustraerse a esa influencia por innecesaria. ¿Qué motivos, qué razones podrían influir en el ánimo del Presidente para indulta Radowitzky? Porque sería pueril que los indultos se hicieran al azar, sin ningún fin motivados por razones que buenas o malas han causado el indulto. No he de expresar razón o motivo alguno en tal sentido; no se mueven las almas compasión, con frases mendicantes. El que no sabe ser magnánimo y gra espontáneamente ¡peor para él! En cambio, sino he de ser yo quien se encargue de inyectar humanidad en funcionarios trataré, eso sí, de indicar el estado de la opinión pública, respecto a e asunto.

LOS AÑOS SUFRIDOS En primer término la opinión pública, comprendería que si el Presidente indultara ho a Radowitzky no haría más que adelantarse a conceder por gracia, lo que en rigor podría obtener Radowitzky por derecho en 1930, solicitando su libertad condicional. Implicaría una disminución de dos años, prácticamente uno, si se liquidan sus años cárcel con arreglo al sentido común y no con arreglo a ese cómputo, chocante para concepto popular, del art. 24 del C.P. que quiere que un día entero de prisión preventiva no sea más que medio día de reclusión.

LA CUESTIÓN SOCIAL Otra razón es el profundo cambio de la opinión pública argentina en los últimos 20 años, sobre el concepto de la cuestión social. En 1909, aunque teóricamente la Constitución amparaba la libertad de pensamient el derecho del sufragio, en realidad solo las oligarquías burguesas podían pen libremente. No ya el anarquismo, el socialismo por pálido que fuera, era acorral por las autoridades. Estoy afirmando un hecho que todo el mundo con perfectamente. En realidad, la falta de libertad de sufragio, el desinterés del pue ante la función pública, hacían que mientras en Europa ya el ardor de la lucha clases había trascendido a la lucha política, en la Argentina aún estábamos en creencia de que no había clases y de que la sociedad argentina podía divid verticalmente entre bando pos cuestiones nimias de colores o de vagas declaracio pero que era inaudito; era miserable y suicida, presentarse al terreno de la acc económica o política, invocando una escisión horizontal de clases opresoras oprimidas, que el argentino no concebía.

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¡Bien fue esgrimida más tarde y con malicia la frase de Ferri cuando dijo que socialismo no tenía razón de ser en la Argentina! Era tal la incomprensión de la lu de clases, que se llegó a sostener que el socialismo no era un partido constitucion todos los dirigentes actuales del socialismo que peinan canas, pueden aseverar si su juventud no se han preguntado alguna vez si eran parias o ciudadanos. Es c que no en ese estado de la conciencia social, en ese concepto de iniquidad que lucha de clases tenía para el nacionalismo pueril de la época, un atentado ácra embebido de ideología libertaria producía un doble exacerbamiento. Primero, porq era un crimen, un desgarramiento y después porque anunciaba la existencia antagonismo de las clases. Es cierto que la lucha de clases, fenómeno universal q engendra la revolución conciente de sus fines o el avance del proletariado en la política, al engendrar un atentado ácrata, no hace más que abortar un monstruo, p el aborto es signo de fecundidad y anuncia el laboratorio de concepciones mejore eso era quizás lo que irritaba más. Pero hoy los tiempos han cambiado. Los parti de clase, de ideas "avanzadas" han hecho irrupción entre las fracciones de burguesía. El proletariado tiene personería propia en el pleito económico y político, nadie asusta de la lucha de clases sino tal vez los parásitos que bajo la ruda ley del trab se encuentran indefensos y atrofiados. Ya no hay machete ni nadie lo pide, para socialistas, comunistas y anarquistas y los estudiantes de derecho que en 1909 presentaban babeantes de servilismo a pedir puestos honorarios de pesquisas en Departamento, para incendiar bibliotecas hoy en plena Facultad han manifestado repugnancia por la intromisión "académica" de los militares en las aulas. El Preside puede indultar como se ha indultado a criminales mucho más feroces, la opin pública no tiene ya hoy ningún prejuicio contra el criminal social que venga a dupl el odio que en principio necesariamente sentimos todos contra el que mata, cualqu sea el motivo.  

Simón Radowitzky en el prontuario policial

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CRIMEN SOCIAL, CRIMEN POLÍTICO Por último creo que si se consulta a la verdadera opinión pública contestaría que crimen de Radowitzky no es ni más ni menos horrendo que los crímenes que a dia se cometen con motivo de las luchas electorales argentinas, ambas nacen con mo de los antagonismo que dividen a la sociedad, antagonismos de clase, que la divid horizontalmente, unos; antagonismos de facciones o de banderías que la divid verticalmente, otros. El crimen no tiene porque aparecer revestido de tintes m sombríos en uno que en otro caso; en los dos es igualmente repulsivo y en los puede encontrar iguales circunstancias que lo atenúen. Ahora bien, el crimen llamado político, el asesinato del adversario en la pre y p elección, no es algo que a los argentinos nos tome completamente de sorpresa ¿ y lenidad del castigo, la impunidad policial y judicial asegurada generalmente a matones de la política criolla nos causaría mayor asombro? Apasionamiento partidario, imperfección de nuestra incipiente cultura democrática, dice generalmente y quizá buscando cohonestar el crimen, los funcionarios q contemplan esos hechos con más parsimonia no sufren el total repudio de la opin pública, porque se considera que el crimen en ese caso es producto de incultura que los dos bandos políticos tienen igual cantidad de culpa. Y ya que cuando se tr de fracciones políticas de la burguesía, los funcionarios tiene en cuenta el ambient implícitamente parece que considerarían que todo crimen encuentra cierta justificac en el estado de exacerbamiento político que provocan todas las fracciones por ig ¿por qué el crimen social no se ha de encarar con el mismo espíritu, considera también ese natural exacerbamiento? Se dirá que el funcionario lo es de un Est que se supone ordenado jurídicamente y que por lo tanto no puede considerar ot escisiones que las que dirimen sus antagonismo por los medios legales y como anarquismo no toma parte ni intenta tomar parte en semejante liza política, mal pu considerarse un homicidio ácrata como nacido en un ambiente de lucha legal, aunq exacerbado, como sería el crimen cometido por un individuo de los bandos q ejercitan sus derechos políticos. Pero eso sería juzgar lo sustantivo y fundamental lo adjetivo y accidental. El anarquismo, al que por un ejercicio deductivo que intentaré desarrollar, se puede llegar a un tiempo mismo siguiendo la derecha o izquierda de la sociedad, no es un partido político, pero pretende ser un ideal y forma de liberación de clases y como tal exterioriza también como hecho y co teoría, una posición de lucha entre el proletariado y la burguesía. Y como e escisión, este antagonismo es el que deben contemplar los funcionarios y no accidente de que la fórmula anarquista no trascienda a la acción política, creo que crimen debe así situarse en el mismo plano que el producido en los partidos. To recordamos con que tolerancia policial, judicial y parlamentaria se juzgaron los hec criminosos cometidos en 1905 (tanto los delitos políticos como los comunes cometi en ocasión de la asonada radical). Sin embargo los radicales en esa época abstenían de participar en la acción política, de modo que la ausencia de las urnas ha sido en la Argentina la causa que empeorara el crimen en ocasión de las luchas tendencias.

LA PALABRA DEL PUEBLO Y DE LA BURGUESÍA

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Es hora, pues, de escuchar la verdadera voz del pueblo en estos crímenes que burguesía pretende revestirlos de una aparatosidad trágica, nada más que porq entre el humo y la sangre de un homicidio repugnante y estúpido se recuerdo lo q en realidad sí es trágico para la burguesía, el movimiento hondo, serio, irresistible la lucha proletaria. Obsérvese la actitud de la burguesía frente a dos críme igualmente nauseabundos – un atentado anarquista y un asesinato nocturno- . caso del segundo, se comenta, se critica quizás apasionadamente, pero siempre termina dejándolo librado a la "serena majestad de la justicia"; en el primero burguesía toma parte en su represión, se producen razzias policiales, se agitan guardias blancas. Y parece que mientras el segundo obra en la digestión de satisfechos, como amable distracción que la facilita, el primero produce asient perturba el trabajo gástrico y origina dificultades posteriores. Reconocido que en uno y otro no hay, no puede haber ninguna diferencia, que los dos son igualme brutales, que como decía un diputado en el Congreso Nacional al discutirse la antig ley de Defensa Social, uno no debe perturbar más que el otro, el reconocimiento parte del Presidente, de que ello sea realmente así, dentro de la masa del pue aunque entre los banqueros, los obispos y los generales ocurra algo distinto, permit reconsiderar el caso Radowitzky.

FIN   Volver atrás

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