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REALISMO, RACIONABILIDAD Y MORALIDAD EN EL CONOCIMIENTO. LIBERAR LA RAZÓN. Seminario sobre El Sentido Religioso de Luigi

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REALISMO, RACIONABILIDAD Y MORALIDAD EN EL CONOCIMIENTO. LIBERAR LA RAZÓN. Seminario sobre El Sentido Religioso de Luigi Giussani

“Personalmente me gusta definir esta cualidad del pensamiento de Giussani con un adjetivo: original. Este pensamiento, en su calado profundo, no es el resultado de las contribuciones de otros autores, que sin embargo él ha estudiado y conocido personalmente, adelantándose de manera sorprendente a su tiempo a través de los más diversos campos del saber; tampoco podemos considerar su pensamiento como la desembocadura de un río, cuyas aguas son el resultado de los afluentes que se han ido incorporando, sino que, en cuanto original, su pensamiento debe valorarse en su origen, en la fuente y por sí mismo. El pensamiento original es como un número primo: no se puede descomponer. Las deudas y las aportaciones que confluyen en él no pueden explicar su forma profunda; pues ésta no es mera síntesis de reflexiones y estudios de otros, sino que, por un carisma singular, nace de la directa y original penetración de la experiencia misma” SCOLA, A., Luigi Giussani, un pensamiento original, Madrid, Encuentro, 2004.

A lo largo de estos años, muchos de los profesores de La Asociación para la Investigación y la Docencia “Universitas” hemos podido sorprendernos de la originalidad y fecundidad de la experiencia y el pensamiento de Luigi Giussani, especialmente de los contenidos en su obra El sentido religioso

(Encuentro, Madrid, 19871, 20057); hemos visto su pertinencia para la aventura del

conocimiento y de su comunicación.

El sentido religioso nos ha ayudado en varios sentidos: -en el trabajo docente, a la hora de explicar las disciplinas y de sintonizar con los alumnos, así como en la elaboración de los proyectos docentes, ya que las reflexiones de Luigi Giussani nos han ayudado en el replanteamiento de nuestras materias y sus diversos métodos.

-en el trabajo de investigación, de uno u otro modo, hemos tenido que afrontar el debate epistemológico actual y afrontar la crisis de la ciencia, así como el relativismo y el nihilismo difusos que dañan toda labor universitaria, acogiendo muchos e interesantes interrogantes y desafíos que plantea el libro: sobre el papel de la afectividad en el conocimiento, la interpretación, la posibilidad de adquirir certeza, la pluralidad de métodos frente a la tendencia al universalismo científico, la posibilidad de una comunicación veraz, la ideología, el diálogo desde la identidad, etc.

-en el encuentro con maestros en los que hemos admirado la libertad de espíritu, la agudeza de juicio y la mirada positiva sobre la realidad entera que han aprendido de Giussani. Desde Massimo Borghesi (profesor extraordinario de Filosofía Moral de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Perugia y profesor de Estética y de Ética de la Pontificia Universidad “San Bonaventura” en Roma) a Marco Bersanelli (profesor de Astrofísica en la Universidad degli Studi de Milán y colaborador científico del Instituto Nacional de Astrofísica italiano), desde Eddo Rigotti (catedrático de Lingüística y Semiología y ex decano de la Facultad de Comunicación en la Universidad de Lugano) a Angelo Scola (ex-rector de la Pontificia Universidad Lateranense y actual Patriarca de Venecia), de Francesco Botturi (profesor de Filosofía Moral en la Università Cattolica Sacro Cuore de Milán), pasando por Carmine di Martino (profesor de Filosofía de la Università degli Studi di Milano) a Giorgio Vittadini (investigador y profesor de Estadística en la Universidad de los Estudios de Milán-Bicocca, presidente de la “Fondazione per la Sussidarietà”). Son algunos de sus discípulos que han puesto ante nosotros un modo francamente atractivo y persuasivo de usar la razón y de relacionarse con el mundo actual y sus desafíos.

-en el diálogo y encuentro con maestros del mundo universitario, cultural y científico español e internacional de los que hemos aprendido y con los que hemos podido verificar la utilidad y originalidad de las hipótesis metodológicas del pensamiento de L. Giussani: Mª Dolores de Asís (catedrática Emérita de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid), José Barea Tejeiro (catedrático Emérito de Hacienda Pública de la Universidad Autónoma de Madrid), José María Barrio Maestre (profesor de Antropología pedagógica de la Universidad Complutense de Madrid), Juan Manuel Blanch (catedrático de Derecho Romano y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad San Pablo-CEU), Mª del Carmen Bobes Naves (catedrática Emérita de Literatura de la Universidad de Oviedo), Antonio Fernandez-Rañada Menéndez de Luarca (catedrático de Mecánica teórica y de Física teórica de la Universidad Complutense de Madrid), Ángel Gabilondo Pujol (Rector de la Universidad Autónoma de Madrid), José Andrés Gallego (catedrático de Historia Contemporánea y Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid), Charles Glenn (catedrático de la Boston University de EEUU), Elena Hernández Sandoica (catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid), José Iturmendi Morales (Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid), José Jiménez Lozano (periodista y escritor, premio Cervantes de las Letras), Nicolás Jouve de la Barreda (catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá), Jon Juaristi (catedrático de Literatura española de la Universidad de Alcalá y escritor), Nikolaus Lobkowicz (director del Centro de Estudios para Europa central y oriental y profesor de Teoría política y Filosofía en la Universidad de Munich), Francisco

Michavila (catedrático de Matemática Aplicada y director de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid), Pedro Morales Vallejo (profesor Emérito de la Facultad de CC Humanas y sociales de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid), José Morilla Critz (catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alcalá), Rafael Navarro-Valls (catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid y Secretario General de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España), César Nombela (catedrático de Microbiología y Director de la Cátedra Extraordinaria de Genómica y Proteómica de la Universidad Complutense de Madrid), Raffaella Pagani Balleti (profesora de Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid y Asesora del Área de Convergencia Europea de la ACAP), Mª del Pilar Palomo (catedrática de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid), Juan Manuel de Prada (escritor y articulista del diario ABC), Carlos Sambricio R. Echegaray (catedrático de Historia de la Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid), Ignacio Sánchez Cámara (periodista y catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de A Coruña), Constantino Tsallis (científico responsable del Centro de Estudios Avanzados del CBPF, en Río de Janeiro), etc.

Desde este acervo de experiencias y relaciones, el deseo de hacer más nuestra esta inteligencia y esta pasión por la realidad nos ha llevado a organizar este primer seminario sobre las tres premisas con las que Giussani inicia El sentido religioso: el realismo, la racionabilidad y la moralidad en el conocimiento. Adelantamos una breve síntesis de las mismas:

PRIMERA PREMISA: EL REALISMO. En esta primera premisa Giussani señala algo que parece obvio: parte de la constatación de que cualquier conocimiento nace de la atención al hecho que se quiere conocer. En un segundo momento, insiste en la urgencia de valorarlo y evaluarlo todo a la luz de la experiencia, es decir, desde el conjunto de evidencias y exigencias básicas –de verdad, de justicia, de belleza– que denomina el “corazón” humano, recogiendo el sentido bíblico del término. Se trata de un criterio inmanente y, al mismo tiempo, dado, es decir, interior al sujeto y universal, objetivo, común a todos los hombres. Un criterio que se reconoce observando al yo en acción y cuyo uso es el inicio de la liberación frente a criterios sobrevenidos que puedan sustituir el trabajo sobre la propia experiencia o que nieguen su objetividad y el juicio que lleva implícita. En nuestro tiempo, marcado por alternativas como el relativismo o el integrismo, el universalismo científico o la deconstrucción, el idealismo o la sospecha, bienes tan caros como la ciencia, la comunicación intercultural, el arte o la democracia... dependen del redescubrimiento de este

realismo de nuestra tradición occidental que tan originalmente plantea Giussani y que puede ser punto de partida para romper esas alternativas excluyentes y terminar con la confusión que domina en algunas áreas de conocimiento cuando se olvidan estas evidencias.

SEGUNDA PREMISA. LA RACIONABILIDAD. En este segundo capítulo, Giussani define la razón como “capacidad de darse cuenta de la realidad conforme a la totalidad de sus factores”. A partir de esta definición que muestra la agilidad y riqueza de la razón, muchas veces cercenada en su recorrido, observa la pluralidad de métodos que existen según el objeto que se desea conocer, así como la necesidad de apoyar nuestro obrar en razones adecuadas si queremos ser enteramente libres. En este contexto, hay un método decisivo para la vida y, en consecuencia, para las otras formas de conocimiento que se apoyan en él: el método que permite adquirir certezas existenciales o morales sobre las relaciones humanas. Estas certezas son decisivas para realizar una lectura crítica del cientificismo, el constructivismo o el irracionalismo, por ejemplo, y aportan luz para comprender la inseguridad vertiginosa, la fragilidad y la desconfianza que caracterizan las relaciones humanas en la actualidad.

TERCERA PREMISA: LA MORALIDAD. En este capítulo sobre la moralidad, Giussani rescata la unidad orgánica y profunda del yo, cuya actividad cognoscitiva es a la par inseparablemente afectiva. La aventura del conocimiento resulta, así, un drama protagonizado por la libertad, que entra más en juego cuanto mayor es el interés que suscita en nosotros la realidad de que se trate. Nuestra libertad debe tomar posición y decidir si ama más la verdad del objeto que penetra en la propia experiencia como un acontecimiento que despierta la pregunta, o los propios prejuicios o intereses sobre el mismo. Nuestra razón, para permanecer fiel a su naturaleza de ventana abierta a la realidad total, nos exige aprender a amar más la verdad que a nosotros mismos, o mejor, un verdadero “amor a nosotros mismos como destino”. La fragmentación del sujeto, es decir, la escisión entre la fría racionalidad calculadora e instrumental y un emotivismo carente de juicio, pueden impedir al hombre hacer una experiencia íntegramente humana. El llamado “fracaso escolar”, el desinterés por la res publica, la violencia creciente, el reto de la multiculturalidad y de la integración, la dificultad para entablar un diálogo auténtico, la actividad frenética y la ausencia de contemplatio, las amenazas de una tecnocracia inhumana y de una mercantilización de la vida, pero sobre todo la confusión, la inconsistencia y el desinterés son algunos de los factores de nuestro presente que demandan la existencia de espacios de humanidad en los que sea posible redescubrir la unidad de ese “caballo a la carrera hacia su destino que es el hombre”.