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Cómo se perdió Occidente Cincuenta años de locura económica y los duros retos del futuro (How the West Was Lost: Fifty Years of Economic Folly – and the Stark Choices Ahead) por Dambisa Moyo FSG © 2012 240 páginas

Enfoque Liderazgo y Gestión Estrategia Ventas y Marketing Finanzas Recursos Humanos TI, Producción y Logística PYME Economía y Política Industrias Negocio Global Desarrollo Profesional Conceptos y Tendencias

Ideas fundamentales • La dominación de la economía nacional depende de tres factores: capital asignado adecuadamente, tecnología de máxima calidad y adaptable y mano de obra experta. • Estados Unidos y otras potencias occidentales ya no poseen esos vitales recursos en cantidad y calidad suficientes para mantener la supremacía económica. • China encabeza a las naciones de “el resto de promesas emergentes”; sus colegas incluyen a Brasil, Sudáfrica, Rusia, India y algunas naciones del Medio Oriente, sudamericanas y de Europa Oriental. • Esos países tienen el capital, la mano de obra y la habilidad tecnológica para impulsar sus economías, mientras que Occidente los tenía, pero los “despilfarró”. • Las malas decisiones políticas sentenciaron a EE.UU. a una futura posición económica de segunda clase. • Estados Unidos podría ir a la bancarrota y declarar la moratoria en algún momento. • A medida que las economías de Occidente se contraen, también su calidad de vida. • Las generaciones occidentales futuras estarán sepultadas bajo una deuda ruinosa. • Las naciones del resto de promesas emergentes están empezando a conferenciar y colaborar entre sí, mientras bloquean o ignoran a las potencias occidentales. • China dominará la economía mundial en el futuro.

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Relevancia ¿Qué aprenderá? En este resumen usted aprenderá:r1) Por qué la economista Dambisa Moyo cree que Occidente enfrenta una decadencia económica; 2) Por qué las naciones de “el resto de promesas emergentes”, encabezadas por China, serán las centrales económicas mundiales del futuro y 3) Cuáles son los posibles escenarios geopolíticos y económicos para los siguientes decenios. Recomendaciones Muchos creen que Occidente estará siempre al frente de la economía mundial, como lo ha estado durante los últimos 500 años; sin embargo, según la economista Dambisa Moyo, si la competencia por la dominación de la economía mundial fuese una carrera de caballos, Europa tendría pocas probabilidades de lograr el primer lugar, Estados Unidos podría quizás terminarla y China sería el favorito. Moyo explica por qué cree que la fortuna financiera de Estados Unidos y de las otras potencias occidentales se está debilitando y por qué las apuestas están a favor de que China, India y las otras economías de “el resto de promesas emergentes” estén entre los ganadores. Aun cuando getAbstract no suele extraer conclusiones políticas, recomienda la presentación de Moyo a los interesados en considerar varias hipótesis sobre el futuro de la economía mundial.

Resumen              

                 

               

“El financiero mundial es el que decide quién ejerce el poderío militar y político”.

“Durante los últimos 500 años, la dominación económica de las potencias de Occidente ha sido una historia de crueldad y egoísmo”.

Occidente a la baja; “el resto de las promesas emergentes”, al alza En el 2008, la organización de inversiones del gobierno de Abu Dhabi gastó US$800 millones en una de las estructuras más simbólicas de Estados Unidos, el Edificio Chrysler, en Nueva York; y, sólo en la primera mitad del 2008, los inversionistas del Medio Oriente gastaron otros mil millones de dólares en otros bienes raíces de EE.UU. Probablemente las compras de bienes estadounidenses y occidentales hechas por inversionistas no occidentales continúen aumentando como secuela de la crisis del 2008. En los últimos decenios, las potencias occidentales han dilapidado su riqueza y sus posiciones mundiales dominantes. Ahora, las naciones no occidentales están expandiendo rápidamente sus economías. Considere estas tendencias: •

EE.UU. y las potencias de Occidente han perdido gran parte de su influencia sobre las naciones emergentes que ahora tienen una economía dinámica.

•

Los avances económicos y tecnológicos que impulsaron el desarrollo de las potencias de Occidente benefician ahora también a los países en desarrollo.

•

Desde mediados del siglo XX, las potencias occidentales han aplicado políticas económicas contraproducentes que han dañado su antes inexpugnable posición como líderes mundiales.

Las naciones de “el resto de promesas emergentes” (Brasil, India, Rusia, Sudáfrica, las de Europa Oriental y algunas naciones del Medio Oriente y sudamericanas), con China como el líder, aguardan para reemplazar a EE.UU. y las otras potencias de Occidente. Por necesidad, estas potencias emergentes están dispuestas a comerciar con las de Occidente; sin embargo, cuando ya no tengan que depender de él, estarán contentas de dejar de hacer negocios con esas naciones que se apagan. Cómo se perdió Occidente

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“Ningún país ha llegado a simbolizar mejor que China la profunda transformación económica del último medio siglo”.

“La economía china ha explotado; y, como sus legendarios fuegos artificiales, la explosión ha sido deslumbrante”.

“A medida que las compañías de Occidente se debilitan, las compañías ricas en efectivo del mundo emergente se fortalecen”.

“Pese a que lo que llevó a la crisis financiera del 2008 fue una deuda ruinosa, lo que los gobiernos han ofrecido como la panacea para salir del atolladero es precisamente más deuda”.

La debacle financiera mundial del 2008 Durante decenios, las potencias de Occidente estuvieron seguras de que su sistema financiero podía soportar cualesquier choque temporal; entonces, las golpeó septiembre del 2008 y cada día de ese mes pareció acarrear un nuevo desastre financiero: Lehman Brothers, uno de los bancos más respetables de EE.UU., quebró; y el gigante de los seguros, AIG, casi se derrumbó. El gobierno estadounidense nacionalizó Fannie Mae y Freddie Mac, las más destacadas compañías hipotecarias del país, e inyectó US$85 mil millones a AIG; el Reino Unido sacó de apuros a dos centrales financieras, el Royal Bank of Scotland y el Lloyds TSB; y billones de dólares más se desvanecieron en las valuaciones que el mercado de valores hacía de las compañías del mundo industrializado. En todo el mundo, millones veían que los ahorros de toda su vida y sus pensiones adquirían el aspecto de una atenazadora apuesta. La crisis del 2008 representó la culminación de las decisiones políticas de los líderes de Occidente y sus gobiernos: si Occidente, especialmente EE.UU., hubiese manejado sus economías de otra manera, podría haber impedido el desastre financiero o, al menos, reducir sus efectos, que ahora auguran su decadencia y el histórico surgimiento de “el resto de promesas emergentes”. A menos que las potencias occidentales adopten políticas económicas diferentes, su deterioro continuará.

Cambio de lugares Los economistas clasifican a las naciones por la suma de valor, o dinero, que producen. El producto interno bruto (PIB), la principal medida, representa la generación corriente de bienes y servicios de un país en un período de tiempo dado. La medida del PIB representa una estadística “de flujo”, no una estadística estática o de “existencias” del total acumulado de bienes de un país. Las potencias de Occidente no tuvieron el dominio económico a todo lo largo de la historia escrita. En realidad, los últimos 500 años, en los que se mantuvieron en la cima, representan una especie de aberración: durante los dos mil años anteriores, Asia impulsó la economía mundial; pero, aun durante esos 500 años, Occidente no siempre gobernó la economía mundial: las investigaciones muestran que China encabezó al mundo en 1820, eclipsando la proporción del PIB de Europa, EE.UU. y Japón. En 1950 el PIB combinado de EE.UU. y Europa subió al 60% del total, mientras que la proporción de China cayó al 5.3% y la de Japón al 3.4%. Hoy, la economía china es la segunda mayor del mundo, la más dinámica, y es la principal exportadora mundial. Las exportaciones del resto de las promesas emergentes también están al alza. ¿Cómo afectan esas economías a las potencias occidentales? Para empezar, reclamarán una proporción creciente de los menguantes recursos mundiales, por lo que las potencias occidentales tendrán menos. El resultado será una disminución del estilo de vida de los habitantes de esas potencias a medida que éstas permitan que su capital, su mano de obra y su tecnología disminuyan; en cambio, el surgimiento del resto de promesas emergentes en esas áreas de crecimiento las ayudará a progresar.

Las interrogantes del capital En los últimos decenios, las potencias occidentales han desperdiciado su capital bajo la influencia de unas políticas económicas que fueron introducidas por la malinterpretación que sus líderes han hecho de la economía y sus principios. La confusión entre los líderes de Occidente sobre las cuestiones del capital y la deuda han tenido consecuencias desastrosas para sus economías nacionales. Cómo se perdió Occidente

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“A los gobiernos no debería importarles que sus ciudadanos alquilen o compren”.

“Olvídese de Bernie Madoff, olvídese de Allen Stanford, el mayor esquema Ponzi tiene que ser el desastre que se cierne sobre las potencias de Occidente debido a los fondos de pensiones”.

“Todos los licenciados en ingeniería y los biotécnicos se dirigen a Wall Street: parece que cada vez más gente quiere ser inversionista en los fondos de especulación, en lugar de maestros, doctores o ingenieros”.

“Debido a los pronósticos sobre los recursos disponibles (en energía y agua), no es posible que mil millones de chinos vivan como 300 millones de estadounidenses”.

El principal ejemplo de ese impacto es el mercado de la vivienda de EE.UU. El gobierno fomentó la política de la “propiedad para todos”, que incorporó las “hipotecas subsidiadas y la ayuda fiscal sobre los intereses hipotecarios” para los propietarios de una casa, mientras apoyaba las inversiones de los garantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac. Así, el gobierno fomentó una “cultura de deuda” entre los propietarios de una casa que terminó en el colapso del mercado de la vivienda de ese país. El gobierno estadounidense debió endosar la idea de que los propietarios debían vivir en concordancia con sus medios económicos, no tomar préstamos hipotecarios sobre casas que no podían pagar. Algunas de las políticas económicas de otras potencias occidentales han sido igualmente miopes.

Dolores laborales Tres problemas principales afectan a los mercados de mano de obra de Occidente: 1. El costo – En la fijación actual de los precios de la mano de obra, no se toma en cuenta el gasto de los planes de pensión de los trabajadores, por lo que, históricamente, las estimaciones de los costos de la mano de obra han sido significativamente menores que lo que dicta la realidad y, debido a la jubilación en masa de los nacidos en la posguerra, las obligaciones por las pensiones están llegando a término. 2. Compensaciones – El marcado énfasis de Occidente en los empleos del sector de servicios significa que los principales incentivos económicos (salarios más altos y paquetes de compensación) van ahora en una gran medida a los especialistas que contribuyen poco al mejoramiento de la sociedad o a la productividad económica: los atletas, los presidentes ejecutivos y los gerentes de fondos de especulación son ejemplos perfectos. 3. Inmigración – Dado que “la migración mundial de la mano de obra” continúa, EE.UU. está haciendo más rígidos los requisitos para los trabajadores extranjeros, en gran detrimento del país. Las potencias de Occidente tienen también problemas demográficos: su población envejece, mientras que los ciudadanos de las economías emergentes son uniformemente más jóvenes. A diferencia de Occidente, esas naciones contarán con mano de obra joven a medida que se desarrollen. Antaño, las potencias de Occidente educaban más rigurosamente a sus ciudadanos, pero ahora hacen menos énfasis en la educación y capacitación científica y de ingeniería; en cambio, los abogados tienen una gran demanda, pese a que no generan valor. China, por otra parte, premia la educación en ingeniería y técnica. ¿Cómo podría Estados Unidos competir en el mundo si la mayoría de sus ciudadanos careciese de los conocimientos y habilidades básicos para los exigentes puestos de alta tecnología del futuro?

Las inquietudes de la tecnología Los países del resto de promesas emergentes están superando a sus contrapartidas occidentales en otro campo crítico: “la productividad total de los factores” (PTF), que representa casi el 60% del crecimiento económico de un país. La PTF comprende factores dispares que influyen en la economía, como la geografía, los derechos humanos, las normas legales y el grado de tecnología compleja. Las potencias de Occidente han sido la principal fuente de desarrollo tecnológico nuevo durante siglos; los inventores más famosos – de Alexander Graham Bell a Nikola Tesla y Cómo se perdió Occidente

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Tomás Alva Edison – fueron occidentales; pero las cosas están cambiando: los científicos tailandeses desarrollaron una vacuna contra el VIH; China y Perú son líderes en la investigación de células madre, y China también está avanzando para desarrollar métodos de control del clima. La PTF está al alza en China y en los otros países del resto de promesas emergentes, pero se mantiene estática en Occidente. “China está empezando a imitar a Occidente en un gran número de frentes, se podría decir que en su propio perjuicio”.

¿Qué nos depara el futuro? Desde mediados del siglo XX, las entidades supranacionales más prominentes han sido encabezadas por las potencias de Occidente: “el G8, las juntas directivas del FMI y el Banco Mundial” y otros grupos de gobernanza mundial. Esas potencias han excluido en una gran medida a las otras naciones de esas organizaciones; pero ahora la marea está cambiando: en el 2008, Brasil, Rusia, India y China (las naciones BRIC) crearon su cumbre internacional, que cerraron a las potencias de Occidente; y otros países del resto de promesas emergentes están consultándose entre sí, mientras bloquean o ignoran a Occidente. Se trata de un mundo nuevo, perturbador para las potencias occidentales. Entonces, ¿qué augura el futuro para Occidente? Considere cuatro escenarios:

“Se cree que el gobierno estadounidense intercepta hasta 40 mil intentos diarios de piratas informáticos chinos para ingresar en sus sistemas de tecnología de la información”.

1. “El statu quo” – A menos que Estados Unidos y Europa introduzcan cambios radicales, es casi seguro que se convertirán en “economías secundarias” para finales del siglo XXI. 2. “China titubea” – Nadie puede dudar de que el crecimiento económico de China en los años recientes ha sido espectacular; no obstante, algunos observadores ponen en duda que China pueda alcanzar a EE.UU. en un tiempo razonable y otros citan los problemas políticos y sociales de ese país como impedimentos para su dominio económico; sin embargo, las apuestas están a su favor; es sólo cuestión de tiempo. 3. “Estados Unidos contraataca” – Para mantenerse a la cabeza, EE.UU. tendrá que luchar sobre todo consigo mismo: necesita tener la voluntad política de cambiar su manera de conducir sus asuntos básicos; pero, lo más importante, debe empezar a operar sobre una base de pago inmediato, en lugar de apilar sus deudas, reorganizar radicalmente sus prioridades e invertir en la educación de sus trabajadores.

“Si bloquea las eventualidades imprevistas, China va a ganar. Puede tardar 10 años, tal vez 20, pero va a ganar”.

4. Estados Unidos decide tomar “medidas drásticas” – EE.UU. podría salvarse si adopta una política proteccionista severa; por ejemplo: podría combinarse con Canadá para crear una zona de comercio norteamericana autosuficiente; otra opción sería que declarara la moratoria, perspectiva catastrófica no sólo para EE.UU. sino también para China, que posee la mayor parte de la deuda de EE.UU. y depende de los mercados de éste para sus exportaciones. A menos que las potencias de Occidente, específicamente Estados Unidos, adopten políticas drásticamente diferentes en lo concerniente a los tres factores de crecimiento económico – capital, mano de obra y tecnología –, es casi seguro que su decadencia continuará. ¿Puede cambiar EE.UU.? No contenga la respiración; por el contrario, espere que se convierta en un “estado de bienestar socialista” en algún momento de este siglo.

Sobre la autora Dambisa Moyo es una economista internacional especializada en asuntos macroeconómicos y mundiales. Es autora también de Cuando la ayuda es el problema: hay otro camino para África. Cómo se perdió Occidente

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