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Retrognatismo y embocadura ODONTOLOGÍA · ALEXANDRE DE ALCÂNTARA

Cualquier instrumentista de viento podría decir que el arco dental juega un papel secundario respecto al sonido que sale por la campana de su instrumento; y en muchos casos yo afirmo que tienen razón. Entonces ¿por qué hablar de dientes? Porque, sea secundario o no, lo cierto es que los dientes juegan un papel que influye en varios requisitos importantes para el buen desempeño del músico, como la articulación, la emisión o la flexibilidad, entre otros. Imagina que durante años has desarrollado una embocadura ideal, has estudiado y practicado, y emites las notas con facilidad. Un día sufres una caída en una calle llena de baches y, desgraciadamente, te rompes los incisivos centrales superiores (las famosas ‘paletas’). ¿Qué pasaría entonces? Seguramente buscarías un dentista de inmediato, para que te lo arreglase de alguna manera. ¿Dirías entonces que los dientes tienen un papel secundario? No. Porque en ese momento se volverían prioritarios. Sin ellos no existirían los graves y los agudos perfectos; sin los dientes perderías tu embocadura, o ésta se vería profundamente alterada, y seguramente también ocurrirían otros problemas que se te pasan por la cabeza. El propósito de este artículo es recordar al músico de viento que el mantenimiento de sus dientes —y no me refiero sólo a la higiene bucal— es parte integral de su día a día musical, y por lo tanto no debe descuidarse. Procura hacerte un chequeo semestral de tu dentadura, mantén una adecuada higiene bucal, y pide a tu dentista de confianza que tome moldes de tu arco dental para guardarlos en casa, con la finalidad de prevenir en caso de sufrir algún accidente; sin ellos, es muy

difícil para un cirujano-dentista reparar una dentadura de la forma más anatómica posible y/o más musicalmente funcional. Hay otros temas que podríamos abordar en este artículo y que tal vez no te parecen tan obvios, pero los discutiremos en otra ocasión. De lo que hablaremos aquí es de un problema que afecta a más músicos de los que creemos: el retrognatismo.

¿QUÉ ES EL RETROGNATISMO? El retrognatismo es una deformidad maxilomandibular, por la cual una mandíbula está retrasada respecto a la otra. Dicha deficiencia, pues, impide que los dientes superiores e inferiores entren en contacto.

Estudios demuestran que el individuo con desproporción maxilomandibular ha hecho a lo largo de su vida adaptaciones posturales en su manera de comer, beber, respirar y hablar. Para él, la única forma posible de realizar estas funciones es la que conoce, la única con la que se siente capaz. Además de la obvia alteración estética de la cara de la persona, el retrognatismo causa serios problemas funcionales como la falta de contacto de los dientes superiores e inferiores, la modificación del espacio anatómico de la cavidad oral y una mala posición de la lengua, pudiendo producir alteraciones en la voz y en la pronunciación de determinadas sílabas como las labiales, las linguodentales y otras. También puede alterarse la respiración, e incluso contribuir a los famosos ronquidos nocturnos o a la apnea del sueño. Este retrognatismo es el resultado de una deficiencia en el desarrollo de la mandíbula. Labios entreabiertos: el superior con hipofuncionalidad —poca funcionalidad y demasiado delgado— y el inferior ocupando el espacio colindante con los incisivos superiores. Los labios no se cierran totalmente. En cuanto al habla, se producen distorsiones de los fonemas sibilantes o fricativos, que se acompañan de un deslizamiento mandibular excesivo y se articulan con la lengua proyectada entre los dientes, en lugar de permanecer en contacto con la región alveolar de

los incisivos inferiores, lo que se asocia frecuentemente a un patrón de deglución similar, o sea, a la interposición de la lengua.

LA EMBOCADURA DE UN MÚSICO CON RETROGNATISMO La dificultad de tocar un instrumento de boquilla, en caso de sufrir retrognatismo, no está tanto en el apoyo de la boquilla, sino en la poca tonicidad del labio superior. Al abrir la boca para emitir la columna de aire, ésta entra en la boquilla —generalmente de tamaño algo mayor— y con la boquilla ligeramente inclinada hacia abajo (o incluso recta) el músico puede tocar sin problemas.

Pero cuando la boquilla es más grande —por ejemplo la de la tuba—, el espacio entre los dientes dificulta la emisión de las notas graves, debido a la posición de la lengua y a la necesidad del músico de adelantar la mandíbula, forzando a los músculos a llevar a la mandíbula hacia la boquilla. Existe vibración, pero por lo general ésta se ayuda del músculo de las mejillas —el músculo buccionador—. Es decir, el músico se ve obligado a complementar la vibración con el músculo de las mejillas, con el fin de alcanzar ciertas notas, e ir variando la posición del instrumento para buscar la comodidad. Debemos recordar que la imagen de la derecha es una simple ilustración. El músico se adapta a diferentes situaciones para poder tocar, y también hay diversos grados de retrognatismo, donde unos tienen poco y otros tienen bastante espacio horizontal entre los dientes de arriba y de los de abajo (lo que se denomina overjet).

El tratamiento más adecuado para los casos más graves es la cirugía ortognática, acompañada de ortodoncia, aunque en nuestro consultorio odontológico de São Paulo (Brasil) estamos probando un dispositivo de acrílico que llena este espacio, ayudando al músico de viento a apoyar la boquilla sin cirugía.