Embocadura para metales

Embocadura Traducción al castellano: Alejandro López S. Definición La palabra embocadura viene del vocablo francés: bou

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Embocadura Traducción al castellano: Alejandro López S.

Definición La palabra embocadura viene del vocablo francés: bouche – que significa boca. El Nuevo Diccionario Aurélio define el término como “el acto o efecto de embocar”, o sea, “aplicar la boca a un instrumento, para producir sonidos”. Para los instrumentistas de metal, una definición aceptable sería: la forma en que los músculos de la boca, labios, quijada y rostro se posicionan cuando colocamos la boquilla en los labios para la producción de sonido en el instrumento. Embocadura Eficiente La embocadura, actuando en armonía con una columna de aire correcta, debe ayudar al instrumentista a expresar todas sus ideas musicales. Una embocadura eficiente debe ser capaz de producir una buena sonoridad, un gran registro, variación de dinámicas, flexibilidad y articulaciones diversas. Además de todo eso, la embocadura debe soportar diariamente una carga de estudio, ensayos y presentaciones que podrían durar muchas horas.

Los extremos de la boca son los puntos más importantes de una embocadura eficiente. Se puede notar que grandes artistas de instrumentos de metal siempre tienen los extremos de la boca firmes, funcionando como soporte para la presión que la boquilla ejerce sobre los labios. Algunos profesores acostumbran usar la analogía de que los extremos de la boca actúan como los postes que sostienen los cables de electricidad. Para comprobar que los extremos de la boca están cumpliendo correctamente la tarea de “soportar” la presión, fíjese en lo que sucede cuando se toca alguna obra larga: Una sinfonía de Bruckner o Mahler para los instrumentistas en las orquestas, o una obra significativa del repertorio de su banda. Si después de esta actividad, los músculos de los extremos de la boca se sienten “ejercitados”, diría que la utilización de los mismos fue correcta. El cansancio no debe ser sentido en los labios. Ellos deben ser preservados, caso contrario la emisión del sonido será perjudicada.

Verdaderos Problemas de Embocadura Observando muchos trompetistas e investigando sobre el tema, puedo afirmar que existen algunas situaciones que realmente pueden ser llamadas “problemas de embocadura”.

La primera de ellas, respecta a apoyar el aro de la boquilla en la parte roja del labio superior. Normalmente el individuo que apoya el aro de la boquilla en esa región tiene problemas serios de emisión, registro, articulación y resistencia. El labio superior es el responsable de la vibración. La boquilla colocada muy abajo disminuye el área de vibración del labio superior y, sin vibración, no hay sonido. Se puede comprobar esto haciendo un “buzz” (vibración) sin la boquilla (vibración libre). Si coloca el dedo índice en el centro del labio inferior durante el “buzz” el sonido puede disminuir, pero la vibración no parará. Haga ahora la misma prueba y coloque el dedo índice en el centro del labio superior. La vibración cesa inmediatamente. Obviamente la solución es subir la boquilla de modo que el aro se apoye fuera de la parte roja del labio superior. La segunda situación que debe ser evitada es la “embocadura sonriente”, que ocurre cuando los labios son estirados para producir el sonido. Para corregir ese problema, la mayoría de los profesores orientan a los alumnos a buscar algo como una “sonrisa arrugada”. Explicando mejor: La persona debe arrugar los labios (proyectarlos para el frente) y posteriormente intentar sonreír. De esta forma, obtendrá un mejor equilibrio de los músculos, logrando como resultado una mejor sonoridad. Posición de la Boquilla Las reglas con relación a la colocación de la boquilla son absolutamente individuales. Cada persona posee dientes, labios y estructuras óseas diferentes. Sería poco práctico obligar a un instrumentista a colocar la boquilla en un lugar que no es cómodo y/o eficiente. Un pequeño desvío en el posicionamiento de la boquilla para la izquierda o la derecha es absolutamente normal. Desafortunadamente algunos instrumentistas intentan crear la “embocadura de portada” como yo acostumbro a llamar. Es aquella embocadura absolutamente linda, perfecta y exactamente en el centro de los labios. Sólo existe un problema: Ésta puede ser ineficiente. De esta forma, no recomiendo

que se desperdicien valiosas horas de estudio en frente al espejo intentando ajustar la apariencia de la embocadura. En realidad nuestra preocupación debe ser siempre el cómo la embocadura suena, y no como esta se ve.

Cuando hago estas afirmaciones quiero dejar bien en claro que, un chequeo eventual frente al espejo es normal y saludable. Es importante también que los profesores estén atentos, investiguen y auxilien en busca de soluciones sobre problemas de embocadura reales. Creo que orientar al alumno a buscar un buen sonido es más adecuado que intentar explicar como cada músculo de la embocadura debe funcionar.

¿Problemas de Embocadura? Si sólo existen tan pocos problemas, ¿qué es lo que entonces causa tantas dudas y mal entendidos sobre la embocadura? El gran artista y profesor Arnold Jacobs definió muy bien la situación diciendo que “la embocadura es el resultado de los requerimientos musicales a los que esta es expuesta” (Frederiksen, 1996, p. 142).

Jacobs decía que muchos de los alumnos que se quejaban de problemas de embocadura en realidad tenían dificultades con la columna de aire y con el posicionamiento de la lengua. Esos son asuntos para futuros artículos, pero es fácil entender que los frágiles labios van obviamente a sufrir si la persona toca con poco aire, o estudiar por diversas horas sin un descanso adecuado. Imagine también la dificultad de articular si la lengua constantemente estorba la salida de la columna de aire. Ejemplos como los mencionados, podrían ser fácilmente confundidos con problemas de embocadura, aunque en realidad no lo sean.

Otro aspecto extremadamente importante es el mensaje que enviamos a nuestros labios cuando tocamos. Además del aire, tenemos que “contar un cuento” como diría el gran trompetista Adolph Herseth. En lo que se refiere a embocadura, es esencial que olvidemos qué músculo hará el trabajo, pero si cómo queremos sonar. En otras palabras, no son los músculos los que controlan el sonido, es el sonido el que controla a los músculos.

Tengo experiencias muy interesantes con relación a esa idea. En mi trabajo tenemos siempre un ensayo general los jueves por la mañana y un concierto en la noche. En varias ocasiones, cuando tocamos programas pesados, es inevitable un cierto cansancio antes del concierto. En esos momentos, la mejor opción es pensar en el mensaje musical a ser transmitido, y usar el aire de la forma más eficiente posible. Sería absolutamente inútil e improductivo pensar sobre el cansancio.

Conclusión

Mi intención es de que este texto pueda ayudar y sirva como una referencia más a los instrumentistas de metal. Para más información, recomiendo a todos estos tres excelentes libros:

■The Art of Brass Playing, de Philip Farkas ■Arnold Jacobs: Song and Wind, de Brian Frederiksen ■Mastering the Trombone, de Edward Kleinhammer y Douglas Yeo En estos libros, podrán ser encontradas explicaciones detalladas sobre diversos temas que cité. Es muy interesante observar en el libro de Philip Farkas las fotos de las embocaduras de grandes artistas de la sección de metales de la Orquesta Sinfónica de Chicago (1962).