Resumen de La Autoestima

LA GÉNESIS Y EL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA. Los Cuatro Principales Ingredientes De La Autoestima. Se ignora casi todo

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LA GÉNESIS Y EL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA.

Los Cuatro Principales Ingredientes De La Autoestima. Se ignora casi todo en relación al origen y génesis del autoestima así como los factores involucrados en su desarrollo. El autoestima tiene mucho que ver con el desarrollo personal, pero no solo con ello. Las relaciones afectivas, entre padres e hijos, etc. Contribuyen a la génesis de la autoestima, que esas relaciones no actúan como causas determinantes de la autoestima. No obstante, hay hijos con una baja autoestima cuyos padres se han implicado mucho y bien en sus relaciones efectivas con ellos, y viceversa. La actitud de los padres en el desarrollo de la autoestima de los hijos debe expresarse en los sig. Puntos:

 Aceptación incondicional de los hijos.  Los padres respecto a la persona del hijo.

 Coherencia personal.  Disponer de un estilo educativo presidido por unas expectativas muy precisas.

 Establezca unos límites.

Existen modelos a los cual admiramos y los queremos imitar. Estos modelos son parte inspiradora de lo que quiero ser, se manifiestan

atreves de ciertas características, como las aspiraciones a las cuales quero llegar. En todo caso, importa mucho el modo en que se realiza la atribución de valor al modelo, porque de ese valor dependerá en muchos casos el criterio por el que se opte para evaluar la autoestima personal.

Este modelo de tipo admiración se presenta más comúnmente en la adolescencia. Otro factor del desarrollo de la autoestima es el cuerpo, la preocupación del propio cuerpo, del cómo somos, como nos vestimos etc.

La autoestima no tiene un concepto estable, se va modificando al paso de la vida. No solo por las constantes transformaciones que sufren las personas, sino también por el ambiente social que nos roda. Influye trayectoria biológica de cada persona, es un rasgo vinculado desarrollo autobiográfico y de la transformación de los factores contextuales.

AUTOESTIMA Y FACTORES COGNITIVOS. EL CONOCIMIENTO PERSONAL, LOS VALORES Y LAS DISTORSIONES COGNITIVAS. El primer factor del que depende la autoestima, es lo que piensa la persona acerca de sí misma, el autoestima es un la función propia del conocimiento, acerca de lo que nos conocemos. El mejor modo de conocimiento personal constituye, en la práctica, nadie se atreve a enseñar a pesar de su enorme interés y de lo imprescindible que resulta para conducirse mejor a sí mismo en libertad. El conocimiento personal manifiesta la inmensidad de la condición humana y lo limitado de nuestros conocimientos.

Ni aunque acabe la vida, ni por más viejo que seas acabas de conocerte. De ahí se desprende que uno no acaba de conocer a las personas. La autoestima de una persona esté bien fundada ha de estar basada en la realidad, lo que supone la necesidad de apoyarse en un conocimiento real de la realidad de sí mismo. En ausencia de esto, la autoestima se auto constituye como un amor irracional, que sería muy difícil de distinguir de los prejuicios, sesgos y estereotipias, y en el que, con facilidad, harían presa las propias pasiones. Toda persona debe saber, pero es más importante el conocimiento propio. la mayoría de las persona, no se conoce, pero hacen el esfuerzo para ello. Sin conocerse es mui difícil que alguien pueda amarse, por que nadie puede amar lo que no conoce. El gran negocio del mundo consistiría en vender a las personas por lo que creen que valen y comprarlas por lo que realmente valen. La profunda tarea de conocerse a sí mismo exige tratar de percibir el propio comportamiento. Aprender de la propia experiencia almacenada en nuestros recuerdos; asumir ciertos puntos de vista acerca de nosotros, tal y como han sido formulados por las personas que mejor nos conocen y quieren; apelar a lo que los padres y profesores opinaban sobre nosotros; reflexionar sobre los aciertos y desaciertos, alegrías y tristezas, fracasos y éxitos, habilidades y limitaciones, capacidad de resolver problemas, respuestas de egoísmo y altruismo que con mayor frecuencia nos caracterizan. Estos datos no son suficientes, pero sí muy necesarios. Especialmente vinculadas a ciertas funciones psíquicas, como por ejemplo, capacidad de trabajo, apertura hacia los amigos, habilidades sociales, tolerancia a las frustraciones, posibilidades de empalizar o no con personas desconocidas, compañerismo, tendencia a la soledad o a la comunicación.

Si el juicio que una persona tiene acerca de ella misma es positivo, lo lógico es que experimente también sentimientos positivos acerca de sí misma. Hay personas que cuando comienzan a emocionarse lo advierten enseguida a través de los gestos del rostro que no pueden controlar y, en consecuencia, se emocionan todavía más. La autoestiman también más en función de que manifiesten mejor sus emociones. La expresión de los propios sentimientos es algo muy vinculado a la autoestima, especialmente entre las personas más jóvenes, tantos adolescentes por miedo a hacer el ridículo no pueden, no saben o no quieren manifestar sus sentimientos en público. En la comunicación gestual casi no necesitamos analizar conscientemente. Por el contrario, los mensajes verbales exigen, normalmente, una secuencia de codificación y descodificación de la información más concienzuda y detallada. Las señales y signos gestuales nos informan de aspectos que son tal vez difíciles de comunicar de forma verbal. La autoestima depende no sólo de los gestos, sino de lo que cada persona hace especialmente con su vida. La afirmación pragmática la persona es lo que la persona hace nunca me pareció suficientemente rigurosa y exacta, a pesar de que tenga por fundamento una cierta verdad. En esta perspectiva, la autoestima también depende de lo que la persona hace, especialmente con aquello que, hecho por ella, tiene una mayor incidencia en el hacerse a sí misma. No obstante, si se toma como el todo humano a cada una de esas partes, de seguro que se incurrirá en otros reduccionismos como, por ejemplo, el intelectualismo, el emotivismo, etc.

En realidad, este factor comienza desde antes del nacimiento porque los padres ya estiman al hijo que vendrá, antes de su alumbramiento-, aunque de ello las personas no tengan ninguna experiencia. Luego, una vez que el niño nace, sí que experimentará de continuo la estima de sus padres. A esto se le conoce hoy con el término de apego infantil, del que ya se trató por extenso en otro lugar. Un proverbio ruso dice que el que persigue varias liebres a la vez no caza ninguna. La ciencia me ordena amar a mi propia persona más que a nada en el mundo, ya que aquí abajo todo descansa en el interés personal. No creo que haga falta mucha inteligencia para comprenderla. Sin embargo, ha necesitado mucho tiempo para abrirse camino entre los sueños y las quimeras que la ahogaban. Sin duda alguna, la mejor economía, la mejor autoestima y la mejor justicia social son aquellas que arrancan del esfuerzo personal realizado por cada persona para llegar a ser la mejor persona posible.